revisión idhs 31-08-2015

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Revisión IDHs 31-08-2015

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Revisin de los IDH en Chile, a la luz de la relacin territorio-proyecto.

IDH 1996

IDH 1998

IDH 2000Estructura del InformeParte 1: TericaParte 2: Estudio de las aspiraciones de los chilenosParte 3: Estudio del capital social en ChileParte 4: Estudio de las potencialidades de la ciudadana en Chile

Dimensin terico-normativaEste Informe constata que las personas hacen sus vidas algo mejor cuando tienen proyectos de vida que cuando no los tienen. Tambin, la sociedad enfrenta mejor sus desafos cuando se renen en torno a proyectos compartidos: los proyectos seran una necesidad personal y colectiva.En ese sentido, el IDH 2000 habla de aspiracin (anhelos o sueos), que se definen como representaciones que se hacen los individuos o los grupos acerca del estado de cosas, personales o sociales, que desean para el futuro y caracterzan como lo mejor[footnoteRef:1]. Este estado de cosas se cree posible porque se confa en las capacidades personales o sociales para llevarlo a cabo. Se diferencia de i) fantasa (lo deseable como inalcanzable); ii) nostalgia (no cree en la posibilidad de un futuro mejor); iii) fuga imaginaria (estados futuros fuera de la sociedad); iv) expectativas (ocurrir en el futuro por tendencias impersonales, no por deseo o disposicin a la accin). En el proceso de construccin de aspiraciones, la memoria juega un papel central; y se la define como la interpretacin en presente de las experiencias del pasado, con el fin de obtener una orientacin para el presente o un sentido para el futuro. [1: El IDH 2000 seala que Las representaciones de futuro (ya sean aspiraciones, expectativas o fantasas) son un elemento obvio y omnipresente a todas las personas (pg. 63).]

Aqu, la relacin individuo-sociedad se define de la forma: las personas necesitan recursos sociales, materiales y simblicos para construir vidas con sentido. La sociedad precisa, a su vez, del despliegue subjetivo y de la voluntad de las personas para ofrecer a esos sentidos posibilidades de realizacin mediante la prioduccin de orden, de oportunidades y de reduccin de las incertidumbres. La construccin social de aspiraciones juega un rol central en la articulacin entre sentido personal y proyectos de desarrollo social. Ellas transportan subjetividad personal a la construccin del orden social y devuelven a las personas intersubjetividad y sentido de pertenencia () Las aspiraciones son parte de una dinmica que vincula persona y sociedad y que contribuye a fortalecerlas a ambas. Nota: muy parecido al proyecto de Aedo, como expresin de la subjetividad en el mundo, o dinmica que vincula persona y sociedad.

Dimensin de resultados1. Gran valoracin de los sueos personales y colectivos, pero sobre cuestiones muy generales y abstractas (tiene sentido hablar de sueos).

Los grupos de discusin osea, lo decible a partir de sentidos compartidos y la encuesta IDH 1999, muestran que hay una gran valoracin (aunque tmida y muy general) de las aspiraciones de un futuro distinto y mejor. Los tpicos frecuentes son igualdad (donde todos tengan los mismos derechos y obligaciones), solidaridad (donde haya responsabilidad por el otro), tolerancia (donde cada uno pueda mostrar sus opiniones, sus gustos, sus visiones sin ser censurado), autenticidad (donde las cosas se digan por su nombre, y no se tenga doble discurso), calidad de vida y recuperacin del espritu, mejor relacin con el medio ambiente, y ms tiempo personal. De nuevo, se trata de sueos expresados de manera muy general y abstracta.

2. Enfrentados a la factibilidad de los sueos, estos se fracturan (esto se denomina ausencia de esperanza).En relacin a las aspiraciones para la vida personal, se observa un grado importante de esperanza. Eso se relaciona con el hecho de que se pueden nombrar aspiraciones individuales muy precisas (termianr los estudios secundarios, mejorar el ingreso, tener un hijo, entrar a la universidad, o viajar) y que, al mismo tiempo, se identifican las estrategias que podran hacerlas realidad.Distinto es lo que ocurre con las aspiraciones respecto del futuro del pas, de instituciones o del grupo al cual se pertenece. En este mbito, la conversacin revela que las aspiraciones para el futuro colectivo son problemticas. Al reflexionar sobre las aspiraciones de sociedad los participantes del grupo no van directo a su contenido, sino que conversan sobre el sentido mismo de las aspiraciones, y en este sentido se cuestiona espontneamente el sentido y viabilidad de los sueos colectivos: el habla social se refiere al bloqueo de los sueos, a la desesperanza (quien habla desde la esperanza carece de un lenguaje comn compartido por los dems): se constata la dificultad para construir una conversacin sobre las aspiraciones en sus dos aspectos indisolubles: el sueo de lo mejor y la confianza en su factibilidad.

Lo que estara en el centro de este bloqueo es la dificultad de vincular los sueos con la accin (su factibilidad), y en ese sentido, las conversaciones permite identificar dos trabas: el sistema no requiere de la accin de las personas (salvo para trabajar y consumir); y baja autoestima social (la accin social no solo sera dificil, sino tambin de baja incidencia). La memoria tambin juegara un rol central en el temor a expresar aspiraciones referidas a la sociedad. Ella activa permanentemente la imagen de las consecuencias negativas que habra tenido haber conversado en el pasado sobre el futuro colectivo, y por tanto, se despoja a la memoria su potencial de base de experiencias positivas.

3. Soar a toda costa: sucednemos de esperanza.No obstante este bloqueo, y como la gente necesita soar con un futuro mejor, se construyen sucedneos de esperanza que le permiten desplegar, a pesar de todo, sus sueos. Estos son:a) Fantasa de un futuro mejor: sueo que no requiere creer en las propias capacidades de accin transformadora para que tenga sentido. Precisamente, cuando ya no se cree que se puede cambiar el estado del mundo, entonces por lo menos se requiere percibir que se es capaz de pensar en algo mejor (v.g. ganarse el Loto).b) Fuga ms all de la sociedad: sueo que, reconociendo la imposibilidad de realizarlo aqu, busca un all idealizado donde pueda parecer realizable o, por lo menos, no aparezca negado por las condiciones efectivas del aqu y del ahora (tpicamente se asocia a salir de Santiago, la fuga a la naturaleza). c) La nostalgia: si la fuga es un salto hacia adelante porque los dems estorban, la nostalgia es un salto hacia atrs. En las conversaciones, la nostalgia es bsicamente una idealizacin de la solidaridad del pasado. Esta puede ser espacial (referido al barrio o la provincia), puede ser biogrfica (cuando se era joven o mejor), o puede ser cultural (cuando los valores en Chile eran ms slidos). Estos sucedneos dan cuenta de que las personas encuentran puntos en donde anclar sus sueos y esperanzas. Los grupos de discusin fueron en s mismos la comprobacin directa de que, como resultado de conversar y compartir, se puede soar en forma colectiva. En esto se juega un tema central del Informe: hoy da, la accin colectiva se tiene a s misma como su principal objetivo: fortalecerse como hecho relacional es su primera tarea y la gente lo cree necesario y posible. En el fondo, las conversaciones terminan ms o menos donde comenzaron: afirmando la aspiracin muy general de un estilo de relaciones sociales ms humanas. Pero, en el cierre de este crculo hay un elemento nuevo. La desesperanza original ha dejado paso a una reafirmacin, tmida an, de la esperanza en la posibilida de realizar las aspiraciones. En el centro de esta esperanza estaran la confianza en las conversaciones con los otros, y la valoracin de los sueos.

4. El Chile que desean los chilenos: los contenidos de las aspiracionesComo es claro, el bloqueo de los sueos se explica porque el habla social se concentra en las condiciones de las aspiraciones, especficamente, en las dificultades de la esperanza para afirmar la viabilidad de aquellas. De eso hablamos anteriormente, ahora quisiramos avanzar en los contenidos de las aspiraciones. El mecanismo ms recurrente para desencadenar la expresin y precisin de las aspiraciones sobre el pas, fue un proceso de contraste con los elementos que la gente aprecia en forma negativa en el presente. A partir de motivos de insatisfaccin en su experiencia actual, la gente define su opuesto en forma de un estado deseable futuro. Nota: la negatividad (no quiero esto) como matriz de la construccin de horizontes colectivos parece ser un rasgo caracterstico de la sociedad chilena. El IDH 2015 tambin da cuenta de que los chilenos saben ms lo que no quieren que lo que s quieren. En este sentido, sera interesante interrogar a los proyectos territoriales en trminos de reactividad o creatividad, negatividad o positividad. Otro mecanismo mediante el cual las personas definen sus aspiraciones es la referencia a experiencias vividas en el pasado: la experiencia vivida sirve de referencia para evaluar la situacin actual y para generar una imagen alternativa.Las imgenes de futuro deseado son:a) El deseo de una sociedad ms igualitaria: la ms fuerte y recurrente de las aspiraciones. El conjunto de sentidos y mbitos que definen la igualdad puede ordenarse en dos grupos amplios:a. Aspiracin a igualdad material o al buen desarrollo. La aspiracin de un futuro alternativo ms equitativo en lo econmico se namifiesta en un espectro de imgenes que contienen el anhelo de que se supere, por fin, i) la pobreza, ii) que exista un mayor crecomiento econmico que iii) se traduzca en ms oportunidades para todos, iii) y que exista una mejor distribucin de la riqueza. b. Aspiracin a la igualdad social o el deseo de pertenecer. Esta es una demanda de integracin que muchos desean tanto para s como para los dems. Ella se expresa de dos maneras: i) como demanda de superacin de las exclusiones sociales, en especial de aquellas que se expresan de manera territorial; ii) demanda de respeto y reconocimiento de la diversidad social.c. * Las condiciones de la igualdad: una nueva mentalidad y una nueva poltica.

b) El deseo de fortalecer lo comn:.a. El espacio comn: este es el afuera del espacio privado. Se anhela vivir en espacios a escala humana. Santiago es representado como vida urbana daada, por exceso de centralismo (concentracin de la actividad estatal); por ello, se demanda descentralizacin real, integracin, diversidad territorial, tamao adecuado, ms espacios pblicos y descontaminacin.b. La identidad comn: falta de historia y obsesin por lo extranjero. Se demanda construir identidad compartida sobre la base del respeto a la diversidad.c. Lo comn es una tarea de todos: aqu tendran un rol actores importantes como el Estado y los empresarios, pero sobre todo, las personas mismas (su participacin y potencial entrelazado). Politizacin*

c) El deseo de integracin con diversidad: las entrevistas revelaran que se percibe la existencia innegable de una multitud de identidades y realidades sociales diversas. No existira de manera importante el deseo de que la diversidad desaparezca. En este contexto, diversidad significa i) superacin de la exclusin (igualdad), y ii) reconocimiento de la diferencia en trminos de estimos de vida. Esto puede expresarse en diversidad tnica, regional, o de opinin.

d) El deseo de una vida cotidiana con rostro ms humanoa. Relaciones interpersonales ms humanas: ms y mejores encuentrosb. Vida laboral ms humana: el trabajo, ms como fuente de sentido que como fuente de ingresos.c. Ms recreacin, cultura y tiempo libre

5. En suma, puede sealarse que los entrevistados s poseen una visin de sociedad. Las aspiraciones no se refieren a temas aislados, sino que conforman constelaciones relativamente coherentes para individuos y grupos sociales. Adems, existiran distintas visiones de lo que sera un Chile mejor, las cuales son sostenidas por grupos de individuos con perfiles (6 de ellos) relativamente acotados.

6. Los espacios de las aspiraciones son la familia, el trabajo y las organizaciones.Estos aparecen como los espacios ms importantes para hablar de aspiraciones. En ellos, el factor que facilita la conversacin sera la confianza y el tiempo compartido. En estos espacios las personas con las que ms se comparte son los partientes y, dentro de stos, la pareja y los hijos. Una de las caractersticas bsicas que los entrevistados asocian a estos espacios y dinmicas conversacionales se refiere a la posibilidad de generar contactos con personas y puntos de vista diversos, aspectos considerados enriquecedores en trminos de diversidad y potencial para generar organizacin y movimientos. Respecto a los obstculos, se alude a aquellos factores que atentan contra la posibilidad de crear y mantener conversaciones sostenidas en el tiempo. Se mencionan obstculos muy generales como el estilo de vida actual, la sobrevaloracin de lo productivo y la dificultad para salir de situaciones rutinarias y cotidianas.

7. La participacin es una de las aspiraciones ms importantes entre los entrevistados.La participacin es vista como fin y medio. En s misma se valora positivamente, y se seala como la mejor forma de llevar a cabo las aspiraciones. Adems, la participacin es fuente de sentido, porque permite realizar la vocacin de responsabilidad social hacia los otros. Quienes ms participan desarrollan una mayor confianza interpersonal y poseen, adems, una mayor confianza en la eficacia de su propia accin.En este sentido, el Informe identifica tres grupos: i) ciudadanos (50%), quienes estn convencidos de poder hacer mucho para cabiar su propia vida y para cambiar la marcha del pas; ii) individualistas (34%), quienes estiman que pueden hacer mucho para cambiar su propia vida, pero no incidir sobre la marcha del pas; y iii) resignados (11%), aquellos que creen no poder influir sobre su propia vida ni sobre la marcha del pas. Marginalmente (3%) estn los colectivistas, quines no creen tener incidencia sobre su propia vida, pero s poder hacer mucho para cambiar el rumbo del pas.

8. Mapa Nacional de Asociatividad[footnoteRef:2] [2: Respecto a cmo se construy este mapa, preguntar a Sole, o IDH 2000, pginas 114-115.]

Registro sistemtico de las asociaciones existentes en el pas, su distribucin regional y clasificacin segn temas, objetivos y otras caractersticas. Se entiende por asociatividad a la organizacin voluntaria y no remunerada de individuos o grupos que establecen un vnculo explcito, con el fin de conseguir un objetivo comn. Los criterios de inclusin para el mapa se muestran en el esquema siguiente.Una conclusin importante es que Chile posee capital social, aunque su distribucin es desigual. Sin embargo, dicha disposicin a la accin colectiva no se refiere necesariamente a los problemas nacionales. Esta suele organizarse como reaccin a determinado agravio o en torno a reivindicaciones especficas. En este sentido, el capital social representa las capacidades de la gente de incidir sobre aspectos parciales de su entorno.

Comparada con otros paises, la densidad asociativa en Chile es media: con un total de 83.386, se aproxima a 56 organizaciones por cada 10.000 habitantes. Ahora, al interior del pas, la densidad asociativa regional muestra datos interesantes.Aysen, Tarapac, Coquimbo y La Araucana estn en el extremo superior. Por el contrario, la Metropolitana, Antofagasta y Bo-Bo tienen la menor densidad asociativa.

Ahora, la distribucin de las temticas a nivel regional se expresan en la siguiente tabla. El detalle de cada grupo temtico de asociatividad en IDH 2000, pg. 118-127.

9. Los temas y formas emergentes de la asociatividad reflejan los cambios en la sociedad.En los ltimos 15 aos (respecto al 2000), se observ la emergencia de los siguientes temas: derechos humanos, comits de extensionistas jurdicos, organizaios que se ocupan del SIDA, minoras sexuales, grupos ecolgicos, comits de seguridad ciudadana, lucha contra el consumo de drogas, asociaciones institucionales entre entidades de carcter pblico (por ejemplo, entre municipalidades). Nota: Qu se aparezca el territorio conllevara formas de asociatividad emergentes, o novedosas respecto a las anteriores? Otro sntoma a testear.

10. La participacin supone una descentralizacin efectiva.Esto no slo en lo administrativo, sino que tambin los mecanismos de participacin sean acordes al inters y a las experiencias de los ciudadanos. Para ello, los ciudadanos deben ser involucrados en forma temprana en el proceso y han de percibir que su colaboracin arroja resultados reales.

11. La nocin de orden social de los chilenos es ambivalente.

Si el problema del territorio es el del reconocimiento de su diversidad, parece relevante entender cul es la nocin de orden social que los chilenos manejan. En este sentido, el Informe constata que dos tercios de los entrevistados identifican el orden con una construccin social a la cual todos contribuyen (enfoque societario). Sin embargo, ms de la mitad de las personas sealan que la unidad del pas es amenazada por las diferencias de intereses y opiniones. All hay cierta ambivalencia: se visualiza el orden como una construccin colectiva, pero parecen temer la pluralidad como un factor de divisin. Adems, cruzando esta cuestin con otras variables, se seala que la pluralidad es considerada como un conflicto amenazante por quienes no creen incidir sobre la marcha del pas. Formulado en positivo: la confianza en la accin colectiva tienede a fomentar una mayor confianza en saber procesar eventuales conflictos. Y los ciudadanos que confan en las capacidades sociales de poder manejar los conflicos, suelen adoptar una actitud creativa de cara a la diversidad social. El siguiente cuadro es ilustrativo.

12. El lugar donde se vive es, al mismo tiempo, fuente de unidad y de divisin.La encuesta del Informe sugiere que la identidad nacional, la identidad con el lugar de residencia, y la identidad religiosa tienen raices fuertes. La identidad significa sentido de pertenencia, y por tanto certidumbre respecto a las consecuencias de la accin; es decir, en la participacin en la vida social.

Pero tambin, el lugar de residencia es una fuente de discriminacin, y por lo tanto, tambin divide.

IDH 2002

IDH 2004Estructura del InformeParte 1: Piso (de oportunidades) de ChileParte 2: Terica, qu es el poder segn el InformeParte 3: Los imaginarios del poder (entrevista y luego distribucin por encuesta).Parte 4: Tres casos de creacin de poder desde instituciones (educacin, emprendimiento y proteccin social).Parte 5: El poder en las elitesParte 6: El poder en la sociedad organizada (civil)Parte 7: Conclusiones a propsito de la importancia del poder para el D. Humano.

Dimensin terico-normativaEl Informe manifiesta que las personas tienen ganas de ser ms y mejores, y para ello, quieren ser protagonistas de los proyectos personales y colectivos en los que se involucran, y no meros espectadores o beneficiarios. Justamente, para crecer en trminos de desarrollo humano, se necesita que todos los habitantes del pas dispongan de las capacidades requeridas para actuar en este nuevo entorno, pero tambin que aumenten la capacidad de actuar colectivamente, esto es, que las personas dispongan de poder personal y colectivo para seguir avanzando.Lamentablemente, el Informe identifica dos dificultades: insuficiente disposicin de poder social, y desigualdad del poder de accin personal. Existira una extendida conciencia de la necesidad de un cambio tanto en las relaciones como en la cultura del poder en Chile.

Dimensin de resultados1. El poder surge de las relaciones humanas.Desde la perspectiva del Informe, tanto la capacidad de accin personal, como la organizacin estructural del poder se producen recprocamente. No hay accin que no sea posibilitada y coordinada por una estructura, ni existe estructura sin verificarse en la accin. Este punto es importante, pues uno de los factores actualmente problemticos es, precisamente, el relativo desacople entre la accin de los actores reales y las estructuras e instituciones vigentes. Sin un concepto que muestre la dependencia recproca entre actor y estructura, se hace muy difcil percibir los riesgos de su desarticulacin. Esto significa que el poder debe analizarse simultneamente en sus dos caras: persona y sociedad.

2. El proyecto es la voluntad de serHablar del proyecto es referirse a aquella dimensin del poder que tiene que ver con el querer y el desear. Proyecto es el nombre que se le da a aquella manera de ser persona que consiste en hacer de s mismo algo distinto, mejor o superior. El contenido de los proyectos vara segn i) la autoimagen, ii) el rol que cada uno se atribuye y iii) el poder del que se cree disponer.a) Los estratos a. Altos Se definen ms all de la reproduccin material. Expresan en sus proyectos el deseo de proyectarse tambin como conductores de la sociedad.b. Medios Trnsito permanente por la cuerda floja. Se saben en una situacin positiva pero inestable respecto de la propia reproduccin material, lo cual los hace temer una cada. Entre reproduccin y deseo de superacin. Sus recursos de poder son la voluntad y emprendimiento.c. Excluidos Atrapados en la reproduccin; proyectarse ms all aparece como imposible para los E y muy improbable para los D (por eso mismo se evalan como excluidos). Los E sienten que su nico poder es el aguante (no echarse a morir). Los D constituyen su proyecto de integracin social a travs de la educacin de los hijos.

b) Temporalidad y espacialidad del poder de proyectarseLa percepcin sobre cunto poder se tiene est estrechamente relacionada con la imagen del tiempo y espacio en los que uno vive, lo cual a su vez influye en el contenido de los proyectos. Mientras ms poder se tiene, ms largo es el tiempo del proyecto y ms ancho el espacio sobre el cual ste se despliega. Desde la perspectiva personal, tener poder es contar con el tiempo para actuar y con la capacidad para abarcar mbitos ms amplios que el personal. El Informe seala que, en general, todos los estratos reducen el campo temporal y espacial de sus proyectos de vida, lo cual puede interpretarse como una sensacin de impotencia hacia la accin de largo plazo y en el mbito social.

3. La voluntad de ser (el proyecto) obstaculizada.Una cosa es tener proyecto de accin y los chilenos los tienen o quieren tenerlos-, y otra es poder realizarlos. El Informe muestra un punto de inflexin en la constatacin de esta diferencia. Para llevar a cabo los proyectos hay que emprender acciones, y stas no ocurren en el vaco. En la medida en que se acta dentro de un campo de relaciones y recursos distribuidos socialmente, las personas tienden a reclamar que ese campo est minado y se haya transformado en un obstculo.a. Matriz de autoritarismoLa conversacin que reconstruy el Informe confirma la existencia de una forma tpica de organizacin de las relaciones de poder en Chile. Aunque todos reconocen la necesidad de jerarquas para funcionar correctamente, se observa que en Chile ellas definen relaciones verticales de autoritarismo y sumisin.

Las relaciones de autoritarismo y sumisin no son entendidas primeramente como una forma prctica de organizar las actividades de la sociedad, sino como un modo de diferenciar y representar el valor mismo de las personas. Por cmo se sostiene esta estructura de poder que muy pocos respaldan ilegtima? La explicacin no alude a las estructuras ni instituciones, sino a la cultura. Nota: Aqu puede haber una pista para explicar esos enunciados que seala Rodrigo: oye, si aqu no ests en Santiago. Es decir, como una referencia a formas de vida que valoran la dignidad de las personas de manera diferente, y no como un reclamo al centralismo.Estas fuentes culturales remitiran a cuatro cuestiones: i) la formacin histrica del carcter autoritarismo del conquistador y sumisin del indgena; ii) la experiencia de la dictadura refuerzo de la antigua tradicin autoritaria; iii) la insuficiencia de la individualizacin ausencia de cultura de empresa moderna; y iv) la pulsin del poder sera una caracterstica humana, y no requerira mayores explicaciones.b. Reaccin al autoritarismo: resentimiento y desquite.Frente al deseo de ser reconocido y obtener capacidad de accin en una cultura de relaciones autoritarias, emerge un poder soterrado, que se nutre de la humillacin y la autorrepresin que implica la actitud de sumisin. Dicho poder busca caminos alternativos, torcidos, para obtener el reconocimiento negado por las vas oficiales. Es una bsqueda que se expresa bsicamente a travs del desquite y del resentimiento. El desquite no revierte la matriz de autoritarismo y sumisin, pues no constituye un poder alternativo, un contrapoder o una resistencia. Es, por el contrario, la reproduccin de su ncleo lo que afirma que la nica manera aparente para realizar como ser autnomo es negndole esa misma posibilidad a otro. Por eso el desquite inventa sus propios inferiores, con pelambre y chaqueteo por medio.

4. Cambio en la matriz autoritaria.La conversacin recogida para el Informe afirma que la matriz de autoritarismo est cambiando. Esto se relacionara ms con que se est atenuando el autoritarismo de quien manda, ms que la sumisin de quien obedece. La descripcin de este cambio remite al mbito de la vida cotidiana. Las conversaciones detallan con facilidad las transformaciones ocurridas en el mundo de la familia, la empresa o el consumo, donde se afirma sin sombra de duda la existencia de cambios importantes. Sin embargo, respecto a mbitos macrosociales (Estado, relaciones entre clases, poltica, grupos de poder) reina el ms absoluto silencio. i) En la Familia: debilitamiento del poder arbitrario del padre, la ilegitimidad del machismo, y el aumento de poder y autonoma de las mujeres y los jvenes. Algunos (clase alta conservadora) ven con recelo estos cambios.ii) En el Trabajo: entrada de un modelo de gestin racional que valora la autonoma de las personas y la eficiencia de las relaciones horizontales, y que ve en el autoritarismo una estrategia ineficaz. Esto se ve ms, claramente, en los sectores altos.iii) En el Consumo: empoderamiento de las personas gracias al principio de que el cliente tiene la razn. iv) Las imgenes del poder y su efecto sobre la capacidad de accin de las personas.

5. Los imaginarios del poderSon las representaciones y predisposiciones subjetivas sobre las capacidades de accin personal y su distribucin asimtrica en las relaciones sociales.

El esquema anterior muestra los imaginarios del poder en la sociedad chilena, y su distribucin en la poblacin. En trminos generales, puede representarse la imagen del poder como una tensin entre las ganas y la dificultad de proyectarse, presente en las relaciones jerrquicas que imperan en la sociedad.La principal diferencia entre estos grupos es el tipo de funcin que cada uno le asigna al poder, as como la definicin del principio que organiza el mundo social y la posicin que los encuestados se asignan en l. Un primer grupo se define dentro de un mundo de poder externo al que se subordina, del cual demanda orden y proteccin (43%). Un segundo grupo se considera como fuera del mundo, lo rechaza, y exige de l ms libertad y lmites para las relaciones de poder (12%). Un tercer grupo se percibe a s mismo como un actor que en gran medida define la forma del mundo en que vive, y que usa el poder proactivamente para sus fines (45%).

El cuadro anterior muestra que para ningn grupo es predominante la dimensin relacional en la bsqueda de los proyectos que se proponen. El Informe concluye una asintona entre el poder personal y la organizacin social.

6. La institucionalidad es clave para coordinar el poder y posibilitar la accin de las personas.La perspectiva del Informe seala que el poder siempre se ejerce dentro del marco de las instituciones. La sociedad necesita garantizar una mnima coordinacin de acciones, y sta es ms fcil si las relaciones se institucionalizan y crean un espacio relativamente predecible de reglas del juego. Pero las instituciones son algo ms que el reflejo de los actos individuales de las personas y de las relaciones de poder imperantes. La institucionalidad crea realidades y capacidades de accin y al establecer reglas para las relaciones sociales facilita tambin el surgimiento de los actores que esas relaciones requieren. Desde esta perspectiva, se analizan tres campos de accin centrales para la construccin de desarrollo humano.a) Proceso de Reforma Educacional: aqu se muestra que para lograr los resultados de equidad y excelencia, es necesario coordinar los esfuerzos de los diversos actores del sistema escolar, pero tomando en cuenta que existen intereses que pueden ser divergentes. Se plantea que es preciso tener un proyecto comn que movilice las energas de profesores, alumnos, familias y directivos. Tambin resulta fundamental incentivar nuevas instituciones que faciliten la construccin de redes en torno a la escuela, y generar as capacidades colectivas. A continuacin, algunos datos interesantes al respecto.La educacin es vista como medio de ascenso social, pero tambin como una fuente desde la cual se nutre la dignidad propia y la de la descendencia. La poblacin considera la educacin como la principal herramienta para poder llevar a cabo sus proyectos. Es un recurso clave para el empoderamiento personal, en tanto otorga capacidades fundamentales para que un individuo pueda desenvolverse en la sociedad y aportar productivamente.

Tanto en los aspectos positivos como en los negativos, la participacin y toma de decisiones juega un rol central a nivel subjetivo.

b) Emprendimiento econmico en Chile: se constata que el entusiasmo y las ganas de emprender requieren instituciones y polticas que favorezcan su concrecin. Debe comprenderse que los sesgos institucionales contra el pequeo emprendimiento, el abuso derivado de la concentracin econmica y el burocratismo no slo conspiran contra el desempeo econmico, sino que afecta el desarrollo democrtico. El desafo es construir una mirada de largo plazo para el sector, mejorar la coordinacin de polticas e instituciones, potenciar nuevos actores sociales, y fomentar la asociatividad.

c) Proteccin social en Chile: se considera esta cuestin como un factor que incrementa (o no) el poder objetivo y subjetivo de los individuos. Los antecedentes muestran que existe un amplio segmento de la poblacin chilena que no accede a ciertos elementos de proteccin social. Se observa en los sistemas de proteccin social importantes asimetras de accin, producto tanto de la existencia de un poder atomizado de los individuos como de un poder concentrado de quienes controlan los sistemas privados de proteccin en salud y previsin. El Informe hace una pequea reflexin respecto a la concentracin del sistema previsional.

7. Para potenciar la autodeterminacin colectiva de la sociedad se requieren elites poderosas, permeables a la sociedad y conscientes de su accionar y de su responsabilidad.Este Informe entiende que la elite es aquella minora de actores sociales de un pas que cuentan con las mayores cuotas de poder, lo cual no slo les permite diferenciarse de la poblacin comn y ejercer altas funciones de conduccin, sino que les obliga a justificar de algn modo su accin. En el ejercicio de su papel conductor, la elite busca encarnar una visin de la convivencia social, sus valores y sus imgenes de futuro; y aspira a que sus ideas se vuelvan hegemnicas. Aqu se distingue entre elite econmica, poltica, simblica y social (en total 222 casos para la encuesta).De acuerdo al Informe, una mayora de la elite chilena opina que el pas requiere de dirigentes que conduzcan hacia el futuro, pues no basta con que cada persona se haga cargo de sus propios proyectos. As mismo, la mayora sostiene que Chile debe desarrollar un proyecto comn antes que una suma de proyectos individuales.

Cabe destacar la orientacin hacia la democracia de la elite chilena. Bien en trminos cuantitativos sta parece orientarse hacia una democracia abierta (78%), el dato se contradice con un discurso que marca la inferioridad del otro no elite. En la supuesta incapacidad de esa no-elite se encuentra la justificacin para el rol de conduccin ejercido por unos pocos. Nota: el mismo argumento (incluso la misma metfora familiar) ha sido puesta de relieve por actores regionalistas para denunciar la actitud de la elite santiaguina.

Luego, en trminos de concentracin de poder, la elite reflexiona de la siguiente manera (la opinin pblica, en un 44%, considera que el poder est igual de concentrado que antes).

La opinin de las elites es sumamente confiada y optimista. Por ejemplo, son pocos los encuestados que sealan haber perdido poder en el ltimo tiempo; la mayora dice haberlo mantenido o ganado. Tampoco existe la percepcin de amenaza proveniente de la eventual emergencia de nuevos poderes; antes bien, stos son ampliamente vistos como una oportunidad para el pas (85%).Cuando se les pregunta cunta influencia tienen hoy en Chile algunas entidades, la elite contesta.

Nota: Cules de estas entidades tienen anclaje territorial? Cuntas despliegue territorial?8. Sin sociedad civil, no hay poder social que resulte eficaz. En este sentido, el diagnstico es relativamente negativo.Se entiende por sociedad civil las formas de asociacin autnomas respecto al mercado y al Estado, que tienen por objetivo reivindicar derechos, expresar opiniones, influir en las decisiones que afectan a la comunidad y controlar a sus autoridades. Este Informe busca indagar en el poder de la sociedad civil en Chile, y en las modalidades de su despliegue. El Informe seala que la experiencia de asociatividad y de ciertas disposiciones subjetivas hacia la participacin no parecen relacionarse necesariamente con la capacidad de las personas para organizarse con el fin de articular, defender y movilizar sus intereses; es decir, de actuar como sociedad civil. Es ms, entre las instituciones ms influyentes para la vida cotidiana del barrio, las organizaciones sociales ocupan el penltimo lugar (solo superan al supermercado). En consecuencia, pedirle ayuda a una organizacin social no est dentro de las primeras preferencias de las personas como mecanismo til para influir en quienes toman decisiones.

En base a la encuesta, se identificaron tres grupos de sentidos que se le otorgan a la participacin social.i) Participacin como defensa de derechos (23%): gran disponibilidad a la defensa de derechos, ya sea a travs de la accin individual o colectiva. Exhibe una alta disposicin a asumir tareas como dirigente, concejal, u organizador de grupos para reclamar ante una autoridad. Gran parte de estos sujetos viven en el sector urbano de regiones. Nota: tendr que ver con el territorio, entonces? Jvenes entre 18 y 24 aos, con alta individualizacin. Creen que la mejor opcin cuando las personas con poder no toman en cuenta a los dems es organizarse para buscar nuevas formas de hacerse escuchar. En suma, poseen un alto poder subjetivo (evalan que poseen los recursos necesarios para concretar los proyectos que desean realizar).ii) Participacin comunitaria-solidaria (44%): se encuentran en todos los grupos etarios y socioeconmicos. Su sentido de participacin est ms acotado a un mbito de experiencia simblica que a la intervencin poltica en la sociedad para defender sus derechos o desafiar a la autoridad.iii) Marginados (33%): no obstante el 29% de ellos declara participar en organizaciones sociales, son personas con una nula valoracin de accin colectiva. Un 82% de ellos no estara dispuesto a asumir ningn tipo de responsabilidad organizadora. En su mayora mujeres, personas de 55 aos o ms, educacin incompleta y nivel socioeconmico medio-bajo. Declaran miedo al conflicto, ni orientacin poltica. Se sienten impotentes frente a los problemas en el mercado o los servicios pblicos. En suma, bajo poder subjetivo.

9. Ciertos aspectos de la institucionalidad chilena no estn a la altura de una democracia sana.Un aspecto que se menciona a menudo es la centralizacin del pas. Son pocas las decisiones que se toman en regiones y su relevancia es escasa. El centralismo tiene su correlato en lo que alguno tambin perciben como un acentuado presidencialismo. La gran cantidad de atribuciones del Presidente, en comparacin con las del Parlamento, limitara el que los congresistas puedan hacerles ofertas seductoras y crebles a sus electores.

IDH 2006

IDH 2008Estructura del InformeParte 1: descripcin del cambio social, econmico e histrico que ha afectado al mundo social. Adems se expone la perspectiva de D.H., en relacin a su aporte a la observacin de la ruralidad en Chile.Parte 2: descripcin de los modos de organizar la vida cotidiana de los habitantes de los territorios rurales, en campos como: trabajo e ingresos, ocupacin y desplazamiento en el territorio, formas de sociabilidad e individualizacin, entre otros.Parte 3: presenta la evaluacin subjetiva de sujetos que viven en territorios rurales- de sus trayectorias de vida, de la localidad donde viven, y del mundo rural en general. Esta evaluacin opera en tres tiempos: respecto del pasado, del momento actual, y del futuro.Parte 4: descripcin de la mirada de las elites que dirigen y deciden los destinos y recursos de los territorios rurales, diferencindolas (a las elites) entre nacional, provincial y local.Dimensin terico-normativaEste Informe trata sobre la configuracin de caminos biogrficos y estructuras sociales que han comenzado a tomar forma en los territorios rurales.[footnoteRef:3] Se afirma que la ruralidad de hoy no constituye una forma de vida y una visin de mundo totalmente opuesta o excluyente de las formas de vida y visiones de mundo de la sociedad en general o de las urbano-metropolitanas.[footnoteRef:4] La ruralidad y las grandes urbes constituiran dos lneas paralelas y conectadas de una misma historia: ni tan distintos, ni tan distantes. Pero tampoco idnticos: la ruralidad comparte con las grandes ciudades la visin positiva del progreso alcanzado, pero se separa de ellas en su visin de futuro. Se enfatiza que lo rural no es nada en s mismo, sino una construccin social; es decir, una manera en que la sociedad ha organizado la vida social y econmica en ciertos territorios (y por tanto, que puede ser distinta). [3: Aqu se (re)define la ruralidad como aquellos territorios en donde la actividad econmica predominante es la pscisilvoagropecuaria, sea en el espacio natural o en algn eslabn del proceso productivo. As, el objeto de anlisis (territorio rural) no son slo pueblos, aldeas y caseros, sino tambin las ciudades de los territorios rurales, que tejen entre s, y con sus pueblos y aldeas, redes de comunicacin e intercambio cada vez ms complejas y densas. Se seala, adems, que los parmetros econmicos y demogrficos tradicionales tienden a invisibiliza los fenmenos territoriales por ejemplo, la ruralidad.] [4: Implcitamente, se entiende el territorio como un modo de poblamiento especfico, y orgnico respecto a sus condiciones ecolgico-espaciales.]

En general, puede considerarse el argumento anterior como una invitacin a observar las dinmicas territoriales en su singularidad; de ello pueden sacarse conclusiones tanto positivas (nuevo potencial movilizador) como negativas (nuevas formas de exclusin y/o desigualdad). Estudiar la singularidad sera relevante para el desarrollo humano, pues tiene que ver con la posibilidad de construir un proyecto colectivo de futuro (nadie desea ser convocado a un proyecto desde una categora residual o impropia, como rural o regional). As, una visin ms apropiada de lo territorial es propicia para la construccin de un sujeto colectivo propiamente local territorial que hoy no existe plenamente en las sociedades rurales. En esto, el Informe propone cinco desafos: i) Entender lo rural no como perdida, carencia, o algo que va quedando atrs. Las personas y localidades s tiene un discurso de futuro que se opaca frente a la significacin negativa de lo rural.ii) Fomentar una conversacin pblica ms rica y diversa que sirva para hacer circular los diferentes discursos y voces de lo rural y no slo para amplificar los mensajes unidireccionales del Estado. El dilogo debe ser Organizacin-Estado-Empresa.iii) Promover una conversacin ms articulada, pues la conversacin rural est fragmentada. Nadie parece hablar por el conjunto ni como conjunto, y ni siquiera al conjunto. Debe reconocerse la mutua implicacin de actividades y personas que, compartiendo un territorio comn, hoy parece no compartir una visin respecto de lo que pueden hacer juntos (actores locales desarticulados).iv) Discutir la pertinencia de la escala municipio-comuna, e intendencia-regin. La combinacin comuna-regin parece ser dos veces obstculo para pensar y actuar estratgicamente en la ruralidad: la comuna no vera su entorno (se piensa hacia adentro), y la regin no vera el sistema (se piensa como totalidad). v) Hoy las elites rurales se constituyen como figuras centrales ms bien gracias a la administracin que hacen de los recursos y menos por su labor como figuras de representacin y sentido poltico en la toma de decisiones locales. Ello parece muy confortable en la reproduccin de un modo de ejercer el poder que es funcional al actual estado de cosas. Por ello, es preciso crear los incentivos necesarios para propiciar nuevas formas de representacin y liderazgo.

Dimensin de resultados1. Las condiciones de vida de los territorios rurales ya no se reflejan fielmente en aquella imagen mtica de abandono y carencia.En trminos de ingreso, la mayora de los hogares (98%) recibe ingresos en dinero efectivo, de los cuales el 88% se produce fuera del hogar o predio. Adems, un 53% de la muestra declara recibir algn subsidio del Estado, lo que demuestra su presencia activa en estos territorios.Las condiciones de vida y el equipamiento de los hogares, a travs del mayor acceso a los servicios bsicos y la consiguiente mejora de la calidad de vida de las personas han sido ampliamente documentados. En suma, el piso de oportunidades ha aumentado significativamente. Las formas de vida de las grandes ciudades penetran en los territorios rurales, abriendo nuevos espectros de posibilidades, oportunidades, pero tambin amenazas: no slo los paisajes, la estructura del empleo y las condiciones de vida han cambiado, sino que tambin lo han hecho las labores cotidianas, simplificndose en algunos aspectos y complejizndose en otros. Con ello se han transformado los usos del tiempo y del espacio, y las formas de sociabilidad pblica y familiar. Esta mejora en las condiciones de vida ha sido posible tambin por la penetracin del sector financiero en estos territorios (crditos de consumo).Otra imagen que se desmiente es la de la distancia: la condicin de ruralidad ya no parece remitir exclusivamente a la condicin de distancia, ni en el espacio ni en el tiempo. La conectividad fsica y virtual es posible, cambiando profundamente las formas de vida rurales. 70% de esta poblacin declara vivir a treinta minutos o menos de su lugar de trabajo, y una amplia mayora dice poder en el mismo lapso a servicios bsicos como un hospital, un negocio de mercadera o una oficina para realizar trmites.

2. Gracias al piso de oportunidades, la poblacin rural despliega distintas estrategias de territorializacin inscritas en prcticas cotidianas.La alta frecuencia de los desplazamientos, junto al uso racional del tiempo que esto permite, han constituido una lnea de demarcacin entre aquello que hoy est adentro de un territorio y aquello que an permanece fuera. Las formas de territorializacin se definen en gran medida por las gradientes que establecen qu es lo posible y cercano, y qu lo ajeno y lejano. Se destaca que casi la totalidad de la poblacin (89%) trabaja en su localidad, constituyndose el trabajo en la principal actividad de anclaje territorial, junto con el acceso a servicios bsicos como la salud.Los siguientes esquemas muestran prcticas de territorializacin, o ms especficamente, qu es lo que se practica en determinados territorios. Para ver cmo se construyen estas categoras, pg. 74-76 del IDH 2008.

Qu se hace dentro y qu se hace fuera de cada localidad?

3. La evidencia del Informe desmiente la concepcin que asocia la ruralidad a vnculos de tipo tradicional, y que expresaran un modo particular de vivir la vida en el marco de valores comunitarios.Si bien la densidad de la participacin en los territorios rurales es relativamente alta, se observa un escaso grado de sociabilidad de los encuestados. Conforme aumentan los grados de dispersin geogrfica los individuos tienen cada vez menos instancias de interaccin; adems, hay bajos niveles de confianza interpersonal (77% no se puede confiar en las personas). En suma, red social reducida, entorno social evaluado como hostil, bajas expectativas de encontrar apoyo en otras personas: bajo capital social.Por otro lado, a la experiencia que indica que no se puede contar con el de al lado en caso de problemas o al llevar a cabo un proyecto personal, se suma una imagen limitada de la accin colectiva: no es comn que los vecinos se ayuden mutuamente, y ni siquiera es probable que en caso de requerir colaboracin se pueda organizar a las personas (la afiliacin poltica y sindical tambin es bajsima). En general, en los habitantes de los territorios estudiados se aprecia una menor valoracin de las dimensiones colectivas o pblicas de la sociedad. Este escenario no parece el idneo para construir ni proyectos individuales y menos colectivos.

4. Las mujeres rurales se perciben como menos agentes de sus vidas.La encuesta muestra que un 56% de las mujeres sienten que el rumbo que ha tomado su vida no es producto de sus decisiones personales, sino de las circunstancias que les ha tocado vivir en comparacin a un 45% de los hombres (en las grandes ciudades no se observa esa diferencia en la respuesta de hombres y mujeres a esta pregunta). Esto podra explicarse porque las mujeres rurales tendran menos oportunidades de moverse dentro del territorio debido a que asumen la tarea de cuidar a los hijos e hijas. As, estaran ms sujetas al territorio que los hombres, y por ello ms determinadas por el tipo de oportunidades econmicas all disponibles.

5. Las evaluaciones de las trayectorias personal y territorial son ambivalentes.Existen marcadas diferencias en el perfil de satisfaccin subjetiva segn se trate de los habitantes de las ciudades de la muestra o de los otros territorios. Las ciudades tienden a concentrar a personas con mejores perspectivas sobre sus trayectorias personales. Profundizando ms: en todos los espacios hay conciencia del progreso en las condiciones de vida; las diferencias surgen al preguntarse por las actuales condiciones de vida y la evaluacin que apunta a la distancia entre los recursos disponibles y los proyectos deseados. Para observar las evaluaciones de manera ms integrada, se agruparon respuestas a fin de identificar grupos tpicos: conformes (34%), que aspiran a ms (38%), e insatisfechos (28%). El Informe considera que, en su conjunto, estos perfiles parecen desplegarse de manera similar en todos los espacios de la muestra, lo que puede implicar que la posicin ocupada en el territorio no es determinante en la autoevaluacin de las trayectorias personales.

La evaluacin respecto al lugar de residencia no es muy distinta: se reconocen importantes cambios en la calidad de vida, los que se asocian con la imagen de un mayor acceso a los servicios bsicos y a la conectividad por la va de caminos, carreteras y puentes. En una evaluacin global, la mayora de los entrevistados de todos los espacios estudiados consideran que con los cambios es ms lo que se ha ganado que lo que se ha perdido (el progreso lleg). Ahora bien, esta retrospectiva se matiza al hablar del presente: trabajo, recreacin y salud son las dimensiones ms sensibles, obteniendo en menos de un 50% de los casos notas entre 5 y 7. Esta evaluacin se especifica en algunos rangos. Por ejemplo, recreacin es el tema peor evaluado por los grupos ms jvenes, mientras que salud es peor percibida por los grupos medios y altos. Al contrario, los mbitos mejor evaluados, con un 70% de notas entre 5 y 7, son educacin y conectividad vial. Por otro lado, transversalmente (sin distincin espacial, socioeconmica y de gnero), el mbito econmico es mal evaluado en trminos de las oportunidades que ofrece el entorno (visin negativa de las oportunidades laborales = 84% es ms bien difcil tener trabajo todo el ao; 99% es difcil tener un trabajo bien pagado; 60% es difcil recibir un buen trato en el trabajo; a propsito de aquello, 77% imagina que la gente busca trabajo fuera de su localidad aunque en los hechos, el 82% trabaja en su misma localidad).No obstante lo anterior, el apego al lugar donde se vive es alto, observndose en los espacios menos densos, ms dispersos y distantes (caseros y otros), un mayor grado de apego que en los dems espacios de la muestra. As, la gran mayora de los encuestados declara que le gusta y prefiere vivir donde actualmente vive, lo cual es coherente con el hecho de que apenas un 17% ha hecho planes para irse a vivir a otro lugar. La tendencia es contraria en personas jvenes y de ingreso medio-alto.

En el Informe se indaga en la experiencia de los trabajos estacional-cclicos (temporeros/as), cual es la principal fuente de empleo en los territorios piscisilvoagropecuarios. No hay que confundir empleo de temporada (temporeros/as) con empleo temporal (inestable): el primero es estructuralmente cclico, se retoma en determinadas pocas del ao como un procedimiento normal. Esta forma de trabajo parece generar ambivalencias: al mismo tiempo integrado y excluido socialmente; haber superado la pobreza pero viviendo el riesgo de volver a ella; tener un empleo socialmente productivo, pero econmica y simblicamente desvalorizado. En suma, pareciera vivirse sin proyecto, pues el futuro sera el retorno a la fase anterior. Poder sobrevivir, no poder surgir.

6. Efectos de reterritorializacin: nuevas poblaciones rurales y su impacto en la subjetividad y la calidad de vida.Las poblaciones resultaron ser la solucin al problema de vivienda de numerosos habitantes de los territorios rurales, sea los nuevos (llegados por el trabajo de temporero), sea los antiguos (que encuentran trabajo en su localidad, sin tener que migrar a la ciudad). Este nuevo poblamiento resulta un reestructuramiento de los modos de trabajar y habitar los territorios rurales; y su evaluacin subjetiva es ambivalente: si bien estas poblaciones pueden verse como parte del progreso de una localidad y como expresin del mayor acceso de las familias de menores ingresos a la vivienda propia, por otro lado generan una opinin consistentemente negativa, porque se les considera fuente potencial de nuevos riesgos sociales (miedo al otro).

7. La conversacin reconoce dos lgicas alternativas para enfrentar los desafos de la pequea agricultura: resistencia y refundacin.La lgica de resistencia se expresa de forma suave, como demanda de proteccin y, ms aun, planificacin del mercado. Es una demanda por decir, pero que no espera propiamente ser escuchada o comprendida. Las soluciones que imagina son la planificacin central y la proteccin. La lgica refundacional, por otro lado, identifica cuatro formas de realizacin: i) innovacin conectada a nichos de mercado global; ii) bsqueda de nuevas pautas agronmicas (produccin ecolgica); iii) exploracin del turismo rural; y iv) nuevos modelos de emprendimiento.

8. Oportunidad para politizacin y accin local: una incipiente conciencia ambiental.La cuestin medioambiental se instala en la conversacin rural como un tpico reconocido y preocupante, que en la mayora de los casos no se funda en una experiencia directa sino ms bien en la adhesin a una conversacin pblica que, aunque an no alcanza una difusin amplia y consistente entre la opinin pblica rural, ya est instalada. Efectivamente, consultada a travs de la encuesta, un 27% de la muestra reconoce la existencia de actividades que amenazan el medio ambiente en el lugar donde viven. Entre los respondentes del grupo socioeconmico ms alto, esta respuesta alcanza un 40%. Esto puede representar una conversacin que permitira anunciar la formacin de una incipiente conciencia local de importantes consecuencias movilizadoras de accin colectiva.

De la mano de esta amenaza ambiental en ciernes, existira una oportunidad asociada al hecho de que esta misma amenaza posibilita o hasta presiona por una comprensin reterritorializada de la ruralidad, como un ecosistema, valle o cuenca. As, el medio ambiente se revelara como un potente analizador de la actual ruralidad y como una posibilidad de reconstitucin en clave ya no sectorial ni gremial, sino ms bien territorial. Es decir, la conciencia ambiental en formacin (hasta ahora slo como conciencia de amenaza) puede ser uno de los modos en que catalice una conciencia territorial que, en lo simblico y en lo prctico, termine por llenar el vaco nominal y conceptual de lo rural. Nota: no parece deseable que lo territorial se agote en lo medioambiental, claramente. De nuevo, qu es lo territorial de los conflictos territoriales?, ms all de lo medioambiental.

9. Las caractersticas de las elites nacionales difieren en algunos casos de las nacionales.Desde la perspectiva de este Informe, el rumbo de toda sociedad depende en gran medida de aquellos actores que tienen las mayores cuotas de autoridad y poder; ellos son quienes toman decisiones, representan intereses y proponen horizontes de futuro. La muestra se estructur incluyendo la perspectiva de los territorios indagados, es decir, a nivel local, provincial y nacional (entendiendo que el territorio no es slo el espacio fsico, sino tambin la imbricacin de los espacios culturales, ecolgicos, econmicos y sociales que los sujetos construyen en su permanente interaccin).

La nocin de elite debe entenderse en plural; esto es importante, pues se toman en cuenta los diferentes niveles territoriales donde el poder se ejerce. Esto quiere decir que no se consideran las elites como un cartel monoltico de interacciones, sino desde la pluralidad y complejidad de los territorios que las sostienen. En ese sentido, al igual que en IDH 2004, se asume a las elites como sujetos de poder y autoridad en cuatro mbitos: econmico, poltico, social y simblico.Caracterizacin de las elites rurales:Promedio de edad de 47 aos; ms joven que la elite nacional segn IDH 2004: 54 aos. Adems, la elite rural presenta una mayor apertura de gnero que la nacional. En trminos de su trayectoria y reproduccin, se observan dos tradiciones, dos mitades: i) primera generacin en ocupar puestos de conduccin social; y ii) que cuentan con familiares que han ocupado antes posiciones semejantes.La elite rural parece estar bastante arraigada en los territorios donde despliega su accin: la mitad de ellos estudi en la misma regin en la que actualmente vive (50%), y tambin lo hacen sus hijos, aun en mayor proporcin (75%). Adems, un 54% declara que su familia de origen (padres, abuelos) procede de la misma zona rural donde ellos viven. En trminos de opcin poltica, llama la atencin que un 71% de entrevistados dice identificarse con ninguna tendencia, mientras el 95% de la elite nacional toma alguna postura en el eje derecha-izquierda. Sus opciones ideolgicas generales vuelven a diferenciarla de la elite nacional, pues la rural privilegia la redistribucin por sobre el crecimiento econmico, y la regulacin del Estado sobre el mercado antes que la mayor autonoma de ste.Espacios de accin de las elites rurales:La elite provincial, sobre todo aquella relacionada con los mbitos econmico y poltico, viaja permanentemente a Santiago. La elite local, en cambio y especialmente aquella relacionada con el mbito social y econmico-, lo hace con mucho menos frecuencia; no obstante, s lo hace a otras localidades (58% dice hacerlo al menos una vez a la semana). Los motivos: elite provincial por razones asociadas a su cargo o funcin; elite local por trmites u otras actividades, menormente por el cargo.

Un 48% de la elite entrevistada declara no vivir en las zonas rurales, dato que es especialmente significativo en la elite provincial, que responde de este modo en un 67% de los casos. Sin embargo, esa misma elite provincial dice viajar frecuentemente a zonas rurales. Ahora, ms all de esto, la elite rural parece tener muy clara su tarea y su misin (al menos en lo discursivo), puesto que declara ampliamente (73%) su mayor compromiso con las zonas rurales por sobre las urbanas, y se conoce responsable de encontrar soluciones a los problemas de estos territorios (80% de los encuestados cree que lo ms probable es que en los prximos cinco aos siga viviendo en la misma localidad).Mapa subjetivo del poder en las zonas rurales:

Se observa que los promedios de influencia asignados a los 25 actores son algo ms bajos que los observados en la encuesta de elites nacional del IDH 2004. En aquel instrumento, tres actores tenan puntajes promedio sobre 8 y dos sobre 7. En el caso de la elite rural, solo un actor alcanza puntaje sobre 8, y ninguno sobre 7. Esto podra indicar una menor conviccin de los evaluadores respecto de la verdadera capacidad de modelar el curso de los acontecimientos por parte de estos actores, en el contexto del conjunto de poderes que operan a nivel nacional.

10. A nivel local, el alcalde es referido como el personaje ms influyente.Su protagonismo que se expresa en el centralismo de las decisiones y la discrecionalidad con que se desenvuelve en los territorios- sera el producto ambivalente de la crisis de representacin de las organizaciones y de los espacios pblicos en el nivel local, as como del centralismo poltico en el nivel nacional. Estos aspectos lo configuraran como una imagen poltica total, como la figura fundamental a la hora de repartir y entregar los recursos: el alcalde es definitivamente el encargado de las decisiones en el nivel local, y todas las representaciones pasan por l.

11. Las elites provincial-regionales son administradora del centralismo y del asistencialismo.Las elites provinciales, que son polticas y sociales, se caracterizan por ser ms profesionales y tcnicas; no tienen una mirada sobre el territorio temtica y poltica, lo que reduce su papel a administrar los flujos de recursos que bajan desde el Gobierno central, y por tanto no se preocupan de levantar o fiscalizar la forma en que los espacios pblicos se estn constituyendo realmente para decidir el direccionamiento de estos recursos.

12. La elite nacional como expresin del centralismo.La elite poltica nacional cumple dos roles, que al menos en la prctica son complementarios. Por un lado, se preocupa de solucionar los problemas que surgen en los territorios, sirviendo de puente y consiguiendo cosas, a travs de una relacin directa con las dirigencias locales y con las elites que asignan recursos desde el Estado. Esta elite declara que ste es un rol necesario, debido a los problemas e ineficiencias que conlleva el sistema centralizado.

Lo paradjico es que, al tiempo que la elite nacional formula esta demanda por racionalizar los problemas y generar polticas de calidad, su modo de actuar, como se desprende de sus testimonios, provoca una anomala de tipo clientelista y asistencialista. En otras palabras, a la vez que intenta componer soluciones territoriales diseadas desde espacios ciudadanos con mecanismos de participacin y transparencia, completan el crculo de la demanda con soluciones directas, de lobby, a las necesidades y demandas de la elite local.Este crculo vicioso asistencialista debilita la posibilidad de formalizar polticas pblicas exitosas, porque la solucin ms eficiente resulta ser el reclamo directo ante la elite nacional. De este modo, los dems movimientos sociales y representaciones polticas presentes en los territorios tienden a hacerse invisibles, con el riesgo de que los problemas de la gente sean nicamente aquellos que la elite local decida que son los problemas de la gente, aunque su calidad de representacin sea limitada.

13. La actual articulacin entre elites no es la ms favorable al Desarrollo Humano.Por un lado, las elites locales actan en ausencia de sus bases para conseguir flujos de recursos (puede ser el alcalde junto a los dirigentes, o slo los dirigentes) directamente con las elites nacionales. Por otro lado, las elites provinciales administran flujos de recursos hacia los territorios, de acuerdo al diseo de polticas pblicas gestionadas en el nivel nacional de las elites. En este escenario, las capacidades de desarrollo endgenas se desdibujan, toda vez que la articulacin de actores locales es una condicin central. La fragmentacin de actores es la caracterstica de estos espacios. En una palabra, los territorios rurales carecen de espacio pblico. Respecto a esto ltimo, el Informe reconstruye parte del espacio pblico de los territorios rurales, describiendo resultados desalentadores. Bien los datos obtenidos dan cuenta de una alta pluralidad de voceros en el espacio pblico rural, al revisar las frecuencias de aparicin de los sectores institucionalizados en los medios, se aprecia que el Gobierno tiene 56% de presencia. Esto manifiesta claramente que los actores gubernamentales son el principal referente en el proceso de conformacin de la opinin pblica rural. Otros actores aparecen bien atrs: empresa 21%, academia 7,5%, organizaciones sociales 5,4%, etc.

Adems, la preponderancia de los organismos dependientes de la esfera del Ministerio de Agricultura da cuenta de la relevancia del enfoque sectorial en la visin gubernamental sobre la ruralidad en Chile. Una visin en la que claramente predominan los temas asociados a la preocupacin productivista. En el mbito de los organismos gubernamentales no vinculados al Ministerio de Agronoma, en cambio, las opiniones aparecen como dispersas, tangenciales y sin una clara referencia en trminos de vocera o discurso, lo que afianza la centralidad del Ministerio y se expresa en el protagonismo de la figura del ministro del ramo. Es ms, el pluralismo de voceras no tiene correspondencia en los temas tratados, pues lo agrcola aglutina el 65% de los contenidos (en muy menor medida, otras cuestiones como aspectos socioculturales de la ruralidad con 35%).[footnoteRef:5] [5: El Informe seala que esta situacin contrasta con la evolucin que se ha producido en los espacios pblicos rurales de la mayora de los pases de la Unin Europea, donde la preponderancia relativa del tema productivo es cada vez menor, en favor de otros relacionados con la proteccin del medio ambiente o las actividades no agrarias.]

Otro antecedente muy relevante tiene que ver con el alcance territorial del debate pblico: 54% de los registros vlidos se refieren a temas de inters nacional, seguidos de aquellos sobre temticas internacionales (34,4%). Tan slo un 11,5% de las referencias aborda temticas regionales, y apenas un 0,4% temticas provinciales.En sntesis, el examen de las dinmicas del espacio pblico de las zonas rurales nos muestra cmo ste tiende a reproducir el modo de vinculacin de las elites rurales entre los distintos niveles territoriales. Con una concentracin de las voceras y los mensajes provenientes del nivel central, y un nfasis en los contenidos de tipo econmico productivo, este espacio pblico parece no expresar la diversidad de los cambios ocurridos en los territorios.

14. La percepcin de la elite rural es positiva respecto al futuro.Los entrevistados confan abiertamente que en los prximos diez aos, tanto los resultados de las empresas como la calidad de vida de los habitantes de los territorios rurales sern mucho mejor que las actuales. As mismas, las elites rurales se muestran mayoritariamente confiadas de su futuro como actores territoriales: creen que en cinco aos ms desempearn cargos de mayor (47%) o igual responsabilidad (37%), y que durante el tiempo que viene mantendrn su actual poder (50%) o bien lo incrementarn (36%). Por ello no es de extraar que muestren altas expectativas respecto del ejercicio de su rol de conduccin social: la mayora de las personas consultadas no solo sienten que tiene la obligacin de trabajar por sus comunidades, tambin confa en que sus acciones pueden efectivamente influir en el curso de los acontecimientos.Los desafos de esta elite se perfilan, principalmente, hacia el mbito econmico vinculado a la produccin piscisilvoagropecuaria (38%) y el turismo (16%). Como es de esperar, las dos reas ms identificadas como problemticas son el desarrollo econmico del territorio (34%) y los modelos de gestin del estado (19%) en esto se menciona, claro, el centralismo. As, esta elite se desempeara en un contexto de accin centralizado, sin un espacio de discusin pblica articulado y diverso, con gran discrecionalidad poltica en sus relaciones con los diferentes actores, y, por ltimo, con ciudadanos especialmente desconfiados, distantes de la poltica, escpticos de la democracia, y que privilegian los espacios meramente institucionales de participacin.

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