reseña de la sagrada biblia, versión oficial de la conferencia episcopal española

37
SAGRADA BIBLIA VERSIÓN OFICIAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID - 2010

Upload: antonio-guillo

Post on 24-Sep-2015

44 views

Category:

Documents


6 download

DESCRIPTION

Sagrada Biblia, Teología Cristiana, Sagradas Escrituras

TRANSCRIPT

  • SAGRADA BIBLIA

    VERSIN OFICIAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA

    BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID - 2010

  • PRESENTACIN

    Antecedentes: las traducciones bblicas para la liturgia

    La Conferencia Episcopal Espaola perfila su identidad como institucin permanente al servicio de los obispos y de las iglesias diocesanas de Espaa en 1965, ao de la clausura del Concilio Vaticano II, y adquiere personalidad cannica propia en 1966. Se puede decir que ya antes de su constitucin formal, la Conferencia Episcopal se haba preocupado de ofrecer a los fieles una traduccin adecuada de los textos de la Sagrada Escritura que se proclaman en la liturgia. Porque el 3 de diciembre de 1964, el Consejo encargado de llevar adelante la reforma litrgica ordenada por el Concilio daba su aprobacin a un Leccionariodominical y festivo en espaol. El ferial y santoral aparecera en 1967. Se trataba de la traduccin de las lecturas bblicas del misal de san Po V, en su ltima revisin por el beato Juan XXIII. No era todava el actual leccionario, ms desarrollado y ordenado en un ciclo trienal dominical, del que no se iba a disponer hasta los aos 1969 (B), 1970 (C) y 1971 (A). Pero la traduccin era bsicamente la misma, es decir, la que haban preparado, desde octubre de 1963, Luis Alonso Schkel, ngel Gonzlez Nez, Jos Mara Gonzlez Ruiz y Jos Mara Valverde; Juan Mateos se incorporara ms tarde al equipo de revisin. La iniciativa haba partido del Secretariado Nacional de Liturgia, rgano asistente de la Comisin Episcopal de Liturgia, creada en 1960 por la Conferencia de Metropolitanos. El 7 de diciembre de 1966, la Biblioteca de Autores Cristianos publicara el Salterio del Breviario Romano, una traduccin espaola, de Luis Alonso Schkel, presentada por la Comisin Episcopal de Liturgia como texto experimental, y que es bsicamente la misma que se adoptara en la Liturgia de las Horas reformada, que habra de ver la luz primero en tres volmenes, en 1972, y ms tarde en cuatro, en los aos 1979-1981. Las traducciones bblicas para uso litrgico se fueron completando con las misas feriales, del propio y del comn de los santos, las rituales y votivas, entre otras. Su uso las acredit como textos por lo general muy bien logrados, pues, siendo fieles a los originales, vertan los diversos gneros de los libros sagrados de acuerdo con el genio propio del espaol de nuestro tiempo. Debe hacerse constar con gratitud el gran servicio prestado por aquellos traductores.

    Oportunidad y conveniencia de una traduccin bblica completa

    Sin embargo, se echaba en falta que la Conferencia Episcopal no hubiera procurado una traduccin completa de la Sagrada Escritura elaborada con criterios semejantes a los empleados en la versin de los textos bblicos utilizados en los libros litrgicos. Tal propsito fue tomando cuerpo en los aos noventa, hasta llegar a su feliz realizacin en la obra que el lector tiene hoy en sus manos: la Sagrada Biblia. Versin oficial de la Conferencia Episcopal Espaola. Los motivos y los hitos principales del trabajo realizado son los siguientes. La conciencia de que era conveniente, y aun necesario, acometer la elaboracin de esta Biblia fue propiciada por diversos factores, entre los que parece obligado mencionar al menos tres: la necesidad de revisar la traduccin de los textos bblicos que se vena utilizando en la liturgia, el deseo de seguir avanzando en la fructfera utilizacin de la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia y la oportunidad de contar para ello con un instrumento de referencia. En efecto, ya algunos de los autores de las traducciones litrgicas mencionadas haban continuado por su cuenta el trabajo, llegando a publicar el texto completo de la Biblia en dos recensiones: primero, la llamada Nueva Biblia Espaola (1975) y, ms tarde, la titulada Biblia

  • del peregrino (1993). En estas obras introducan ciertas correcciones elementales y se hacan eco de los avances logrados en el mejor conocimiento de los textos sagrados. Pero, adems, desde la experiencia en la utilizacin de los libros litrgicos, pastores y fieles laicos haban ido haciendo llegar a la Conferencia Episcopal no pocas sugerencias para la revisin de las traducciones empleadas. Por otro lado, la lectura y la meditacin de la Sagrada Escritura se haba ido extendiendo cada vez ms en toda la Iglesia, segn el deseo del Concilio. La proliferacin de traducciones de todo tipo era, por una parte, testigo de esa evolucin positiva y, por otra, signo del desafo planteado a la formacin exegtica y espiritual, imprescindible para que el uso de la Biblia resultara verdaderamente fructfero como alimento de la fe. A este respecto, el documento de la Pontificia Comisin Bblica La interpretacin de la Biblia en la Iglesia, de 1993, se revel como un instrumento de gran valor para el necesario discernimiento del camino recorrido, evitando tendencias improductivas y promoviendo una comprensin de la Sagrada Escritura acorde con su espritu y con su fin.

    Sujetos e hitos de un largo y esmerado trabajo

    En el encuentro de obispos y telogos que tuvo lugar en Madrid en septiembre de 1995, precisamente sobre el documento La interpretacin de la Biblia en la Iglesia, emergi con fuerza la demanda de una versin completa de la Sagrada Escritura en la que se integraran, con las necesarias revisiones, los textos bblicos ya traducidos y utilizados en la liturgia, y realizada segn el espritu que haba guiado la traduccin de estos textos treinta aos antes. Se pensaba que tal versin de la Sagrada Escritura, promovida por la Conferencia Episcopal y, llegado el momento, asumida por ella como texto oficial, habra de mostrarse como un instrumento de referencia para toda la labor evangelizadora de la Iglesia en su ineludible raigambre bblica. La Comisin Episcopal para la Doctrina de la Fe, impulsora principal de aquel encuentro de 1995, y la Comisin Episcopal de Liturgia hicieron suya la demanda sentida, por lo dems, desde tiempo atrs y la presentaron a los rganos competentes de la Conferencia Episcopal. Estos crearon en 1996 una Comisin a la que se encarg la puesta en marcha y luego la supervisin de los trabajos de elaboracin de la Sagrada Biblia que habra de ser la oficial de la Conferencia. Dicha Comisin coordinadora estaba constituida por los presidentes y los secretarios de las mencionadas Comisiones Episcopales, dos biblistas, un liturgista y un telogo. La Comisin coordinadora propuso la creacin de un Comit Tcnico, aprobado tambin en 1996 y constituido por un Presidente, el Prof. Dr. D. Domingo Muoz Len; un Secretario, el Prof. Dr. D. Juan Miguel Daz Rodelas, y tres vocales. El Comit elabor los criterios que habran de guiar todo el trabajo y que fueron aprobados por la Comisin Permanente de la Conferencia Episcopal en febrero de 1997. A propuesta del Comit Tcnico, colaboraron en el trabajo veinticuatro especialistas procedentes de los diversos centros de estudios superiores de Espaa, Pars y Roma: Rafael Aguirre Monasterio, ngel Aparicio Rodrguez, Gonzalo Aranda Prez, Antonio Artola Arbiza, Jess Mara Asurmendi Ruiz, Nuria Calduch Benages, Jos Cervantes Gabarrn, Francisco Contreras Molina (), Juan Miguel Daz Rodelas, Alfonso de la Fuente Adnez (), Jorge Juan Fernndez Sangrador, Flix Garca Lpez, Jess Garca Recio, Santiago Garca Rodrguez, Andrs Ibez Arana (), Juan Antonio Mayoral Lpez, Fernando Morell Baladrn, Vctor Morla Asensio, Domingo Muoz Len, Antonio Rodrguez Carmona, Horacio Simian-Yofre, Julio Trebolle Barrera, Jos ngel Ubieta Lpez, Jaime Vzquez Allegue. A todos ellos, nuestro reconocimiento y gratitud.

  • En junio de 2007 se pudo contar con un primer texto completo de la Biblia, llamado provisionalmente definitivo. Haba sido revisado por el Presidente y el Secretario del Comit Tcnico, con la ayuda de un Secretario tcnico, y sometido a revisin literaria y, parcialmente, a experimentacin litrgica. Este texto fue enviado en la fecha mencionada a los obispos miembros de la Comisin Permanente de la Conferencia Episcopal y de las Comisiones Episcopales para la Doctrina de la Fe y de Liturgia, as como a otros cuatro obispos nombrados ad hoc, y a todos los que desearon estudiarlo. El Comit Tcnico fue recibiendo de ellos, durante un ao, numerosas observaciones, de cuya evaluacin dio cuenta en un informe presentado a la Comisin Permanente de junio de 2008. Introducidas las enmiendas de dicho informe aprobadas por la Comisin Permanente y atendidas las indicaciones de esta, el llamado texto revisado fue enviado en septiembre de 2008 a todos los obispos miembros de la Conferencia Episcopal Espaola. En noviembre del mismo ao, la Comisin Permanente dio su aprobacin al conjunto de la Biblia texto, introducciones y notas y la Asamblea Plenaria al texto bblico solo, con la mayora cualificada necesaria para que pudiera ser utilizado en el futuro en los libros litrgicos, previo su reconocimiento por la Congregacin para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El texto fue sometido a la Congregacin en julio de 2009. Mejorado con no pocas observaciones que la Congregacin tuvo a bien hacer tras un detallado estudio, la traduccin recibi la recognitio el 29 de junio de 2010, solemnidad de los santos apstoles Pedro y Pablo. A modo de autorizada introduccin general, esta Biblia lleva una sustanciosa Instruccin pastoral de la XCI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espaola, titulada La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia. Quiera el Seor que como desean los obispos esta Sagrada Biblia, preparada con tanta paciencia y esmero en prolongacin del tradicional servicio de nuestra Conferencia Episcopal a la Palabra de Dios en la mesa eucarstica, ampliado ahora a toda la obra evangelizadora de la Iglesia, contribuya al encuentro vivo de cuantos la lean con el Verbo de Dios hecho carne. Madrid, 30 de septiembre de 2010, fiesta de San Jernimo.

    + Juan Antonio Martnez Camino Obispo Auxiliar de Madrid

    Secretario General de la Conferencia Episcopal Espaola

  • 7XCI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA

    INSTRUCCIN PASTORAL LA SAGRADA ESCRITURA EN LA VIDA DE LA IGLESIA

    El nico depsito de la Palabra de Dios

    1 Lmpara es tu palabra para mis pasos (Sal 119,105). Dios, que habita una luz inaccesible (1 Tim 6,16), dispuso en su sabidura infinita revelarse a s mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, para que el hombre, creado a su imagen y semejanza, llegara a participar de su misma vida1. Esta revelacin no fue interrumpida por el pecado de nuestros primeros padres, sino que, despus de la cada, Dios reiter su alianza a los hombres y los fue guiando, por los profetas, con la esperanza de la salvacin2. Mediante palabras y obras ha ido comunicando gradualmente su designio salvfico a travs del Pueblo elegido, a fin de que la Palabra de Dios, como antorcha que brilla en las tinieblas, guiara sus pasos. Al cumplirse la plenitud de los tiempos (cf. Gl 4,4), envi Dios a su Hijo, la Palabra nica, perfecta e insuperable del Padre3. En Cristo, Palabra de Dios hecha carne, el Padre nos lo ha dicho todo4. Gracias al Misterio de la Encarnacin, la luz de la gloria divina ha brillado ante nuestros ojos con nuevo resplandor, de modo que conociendo a Dios visiblemente, podemos ser llevados al amor de lo invisible5. La comunicacin que el Padre ha hecho de s mismo por su Verbo en el Espritu Santo sigue presente y activa en la Iglesia: Dios, que habl en otros tiempos, sigue conversando siempre con la Esposa de su Hijo amado; as el Espritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero, va introduciendo a los creyentes en la verdad plena y hace que habite en ellos intensamente la palabra de Cristo6. Sin embargo, la fe cristiana no es una religin del Libro7. El cristianismo es la experiencia de la verdad y de la vida que se nos comunica en el acontecimiento no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo8.

    2 La Iglesia, cumpliendo el mandato de su Esposo (cf. Mt 28,19), ha transmitido desde la poca de los Apstoles el testimonio de Cristo a todos los hombres, a travs de la predicacin, el testimonio, las instituciones, el culto y los escritos inspirados. Los Apstoles, sabiendo que Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2, 4), transmitieron a sus sucesores, los obispos, y, a travs de estos, a todas las generaciones de todos los tiempos todo lo que haban recibido de Cristo y aprendido del Espritu Santo9.Esta transmisin viva, llevada a cabo en el Espritu Santo, es llamada Tradicin en cuanto

    1 Cf. CONCILIO VATICANO II, Constitucin dogmtica sobre la Divina Revelacin Dei Verbum (= DV), 2.

    2 Cf. Misal Romano, Plegaria Eucarstica IV. 3 Catecismo de la Iglesia Catlica (= CEC), 65. 4 Cf. SAN JUAN DE LA CRUZ, Subida al Monte Carmelo, 2, 22; CEC 65. 5 Cf. Misal Romano, Prefacio de Navidad I. 6 DV 8; CEC 79. 7 CEC 108. 8 SAN BERNARDO, Hom. miss. 4, 11; cf. CEC 108. 9 Cf. Compendio. Catecismo de la Iglesia Catlica (= CCEC), 12.

  • 8distinta de la Sagrada Escritura, aunque estrechamente ligada a ella10. La Sagrada Tradicin y la Sagrada Escritura estn ntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiracin del

    la palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Seor y por el Espritu Santo para que, con la luz del Espritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicacin; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espritu de piedad11. La Sagrada Escritura y la Sagrada Tradicin constituyen el nico depsito de la Palabra de Dios que Cristo entreg a la Iglesia a travs de sus Apstoles. En l, como en un espejo, la Iglesia peregrinante contempla a Dios, fuente de todas sus riquezas12.

    La Sagrada Escritura: Palabra de Dios en lenguaje humano

    humana, para que el intrprete de la Sagrada Escritura comprenda lo que l quiso comunicarnos, debe investigar con atencin lo que pretendieron expresar realmente los hagigrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos13. La Sagrada Escritura est formada por los cuarenta y seis escritos del Antiguo Testamento y los veintisiete del Nuevo. El Antiguo Testamento prepara el Nuevo mientras que este da cumplimiento al Antiguo; los dos se esclarecen mutuamente; los dos son verdadera Palabra de Dios14. A pesar de la diversidad de libros que la componen, la Escritura es una porque nica es la Palabra de Dios, nico el proyecto salvfico de Dios y nica la inspiracin divina de ambos Testamentos15. Al estar compuesta por muchos libros, recibe con frecuencia el nombre de Biblia, palabra formada a partir del plural del trmino griego biblon, que significa libro. Algunos de sus libros se fueron configurando como obras literarias en un largo proceso que dur aos e incluso siglos. Otros fueron escritos como obras unitarias en un espacio de tiempo mucho ms breve. Todos llevan el sello del autor o autores humanos que intervinieron en su composicin, de la lengua en que fueron escritos originalmente, de la cultura, las costumbres y usos de las comunidades en cuyo seno nacieron y para las cuales fueron compuestos. Tambin dejaron su impronta en los libros de la Biblia las circunstancias histricas de su composicin. La Sagrada Escritura es, pues, palabra humana, que, tanto en la singularidad de los distintos libros como en su conjunto, puede compararse a otras obras literarias e histricas que ha producido el espritu humano.

    4 Ahora bien, la Sagrada Escritura es, ante todo, Palabra de Dios, pues, en la condescendencia de su bondad, Dios mismo ha hablado por medio de hombres y al modo humano16. El Espritu Santo inspir a los autores humanos de la Sagrada Escritura, los cuales escribieron lo que el Espritu ha querido ensearnos. Por eso afirmamos que Dios mismo es el

    10 CEC 78. 11 DV 9. 12 Cf. DV 7; CEC 97. 13 Cf. DV 12. 14 CEC 140. 15 CCEC 23. 16 Cf. DV 12.

    3 Habiendo hablado Dios en la Sagrada Escritura por hombres y a la manera

    Espritu Santo, y la Sagrada Tradicin transmite ntegramente a los sucesores de los Apstoles

  • 9autor de las Escrituras, que estn inspiradas y que ensean sin error las verdades necesarias para nuestra salvacin17. Porque son Palabra de Dios, el Pueblo de la Antigua Alianza ya dio a estos libros el apelativo de sagrados y denomin al conjunto Sagrada Escritura, un nombre que se impuso desde el principio entre los cristianos, pues haba sido utilizado tambin por Nuestro Seor Jesucristo y por los Apstoles. Porque son Palabra de Dios, el antiguo pueblo de Israel primero y la Iglesia despus, han ledo, proclamado, venerado y transmitido los libros de la Biblia de generacin en generacin. Israel lo hizo con los del Antiguo Testamento. La Iglesia, con los del Antiguo Testamento y con los del Nuevo. Su conjunto es reflejo vivo de la Alianza de amor que Dios ha querido mantener con la humanidad y que alcanz su cumplimiento, consumacin y superacin en Jesucristo, la Palabra de Dios hecha carne.

    Cristo, Palabra nica de la Sagrada Escritura

    5 Cristo es a un tiempo mediador y plenitud de toda la Revelacin18, por eso, quien ignora a Cristo se cierra a la comprensin de las Escrituras19. El Seor Jess, Verbo encarnado, ha llevado a plenitud la obra de la salvacin, realizada con gestos y palabras, y ha manifestado plenamente el rostro y la voluntad de Dios, de modo que hasta que venga de nuevo en gloria y majestad no hay que esperar ninguna nueva Revelacin pblica20. En consecuencia, la Iglesia ensea que a travs de todas las palabras de la Sagrada Escritura, Dios dice solo una palabra: su Verbo nico, en quien l se dice en plenitud21. Para leer con provecho las Escrituras es necesario contemplar en ellas el rostro de Cristo22. Si hablamos de la Biblia como de un solo libro es porque todo l nos habla de Nuestro Seor: Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, porque toda la Escritura divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo23. La Iglesia sabe bien que Cristo vive en las Sagradas Escrituras24. Precisamente por eso ha tributado siempre a las divinas Escrituras una veneracin semejante a la que reserva al Cuerpo mismo del Seor25. Como si de una sola palabra se tratara, los autores sagrados hacen resonar en sus bocas al nico Verbo de Dios. De ah que sea siempre actual la exhortacin de san Agustn de Hipona: Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se extiende en todas las Escrituras, que es un mismo Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados, el que, siendo al comienzo Dios junto a Dios, no necesita slabas porque no est sometido al tiempo26.

    6 En cuanto Palabra de Dios en lenguaje humano, la interpretacin de la Escritura exige que se reconozca en ella tanto la accin del Espritu Santo como la de los diferentes autores humanos que han escrito bajo su inspiracin. Consiguientemente, es preciso estudiar

    17 Cf. DV 11; CEC 105-108; CCEC 18.18 DV 2. 19 Cristo permanece oculto para ti. Lees sin entender (SAN JUSTINO, Dial. 113, 1). 20 Cf. DV 3; BENEDICTO XVI, ngelus (6-11-2005). 21 CEC 102; cf. Heb 1,1-3. 22 La contemplacin del rostro de Cristo se centra sobre todo en lo que de l dice la Sagrada

    Escritura que, desde el principio hasta el final, est impregnada de este misterio, sealado oscuramente en el Antiguo Testamento y revelado plenamente en el Nuevo (JUAN PABLO II, Carta apostlica Novo millennio ineunte [6-1-2001], 17).

    23 HUGO DE SAN VCTOR, Noe 2, 8; cf. CEC 134. 24 BENEDICTO XVI, Discurso al Congreso internacional en el XL aniversario de la Constitucin

    conciliar Dei Verbum (16-9-2005). 25 Cf. DV 21. 26 SAN AGUSTN DE HIPONA, Psal. 103, 4, 1.

  • 10

    el modo de composicin de los libros, la intencin de los autores, y otros muchos elementos literarios e histricos. Las aportaciones de la exgesis, en este punto, han supuesto una gran riqueza, pero, al mismo tiempo, no debemos olvidar que, en cuanto Palabra inspirada, la Sagrada Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espritu con que fue escrita; por tanto, para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener muy en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, habida cuenta de la Tradicin viva de toda la Iglesia, y de la analoga de la fe27. El rigor en la aplicacin del mtodo histrico para conocer la intencin de los autores, el contexto en el que escribieron y sus peculiaridades lingsticas no es un obstculo para situarse ante el texto sagrado con actitud creyente. La Iglesia ha recordado que la Sagrada Escritura debe ser leda e interpretada con la ayuda del Espritu Santo y bajo la gua del Magisterio de la Iglesia, segn tres criterios: 1) atencin al contenido y a la unidad de toda la Escritura; 2) lectura de la Escritura en la Tradicin viva de la Iglesia; 3) respeto de la analoga de la fe, es decir, de la cohesin entre las verdades de la fe28. Resuenan en estos criterios la enseanza de los Santos Padres, en quienes encontramos un modelo siempre vlido de lectura e interpretacin de las Escrituras. San Gregorio Magno, por ejemplo, afirma reconocer diversos sentidos en el texto bblico cuando nos acercamos a l con los ojos de la fe, es decir, cuando confesamos que la realidad no se agota en lo que captan los sentidos. La Sagrada Escritura no se agota en la materialidad de sus letras, sino que ha sido escrita por la accin del Espritu Santo29. En ella, por tanto, se deben reconocer dos estratos: el interior y el exterior30. Entregarse a la tarea de interpretar la Palabra de Dios es saberse invitado al Banquete del Seor y estar dispuesto a saciar el alma con la variedad de alimentos que l mismo nos sirve31.

    La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia y la familiaridad con ella

    7 En los sagrados libros el Padre que est en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual32. La Iglesia no vive de s misma, sino del Evangelio, y en el Evangelio encuentra siempre de nuevo orientacin para su camino33. Es, por ello, necesaria la familiaridad con las Escrituras santas para adquirir la excelencia del conocimiento de Cristo Jess (Flp 3, 8), pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo34. De ah que la Iglesia

    27 DV 12. Cf. LXXXVI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CEE, Instruccin Pastoral Teologa y secularizacin en Espaa. A los cuarenta aos de la clausura del Concilio Vaticano II (30-3-2006), 18.

    28 CCEC 19. 29 Se cree por la fe que el autor de este libro es el Espritu Santo (GREGORIO MAGNO, Mor Praef 2:

    CCL 143, 8; BPa 42, 75). 30 El libro de la Sagrada Escritura est escrito por dentro alegricamente y por fuera histricamente;

    por dentro, en sentido espiritual, y por fuera, en el sentido corriente y llano de la letra (GREGORIO MAGNO, Hom Ez I, 9, 30: CCL 142,139; BAC Normal 170, 339).

    31 Abundar de delicias junto al Omnipotente significa saciarse de su amor en el banquete de la Sagrada Escritura. En l encontramos tantas alegras como interpretaciones se ofrecen para nuestro progreso espiritual. Para alimentarnos, unas veces es suficiente slo el sentido literal, otras veces nos recrea interiormente con el sentido moral y alegrico que est escondido en el texto (GREGORIO MAGNO, Mor 16, 24: CCL 143A,812-813).

    32 DV 21. 33 BENEDICTO XVI, Discurso al Congreso internacional en el XL aniversario de la Constitucin

    conciliar Dei Verbum (16-9-2005). 34 SAN JERNIMO, Com. in Is., Prol.: PL 24, 17; BAC Normal 667, 5; cf. DV 25; CEC 133.

  • 11

    recomiende de modo especial e insistentemente a todos los fieles la lectura asidua de las divinas Escrituras35. Recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompaar la oracin para que se realice el dilogo de Dios con el hombre, pues a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras36. Esta recomendacin, ampliada con la necesidad del estudio, se dirige de forma particular a todos los clrigos, especialmente a los sacerdotes, diconos y catequistas dedicados por oficio al ministerio de la Palabra37. El ministerio de la Palabra, que incluye la predicacin pastoral, la catequesis, la instruccin cristiana y, en puesto privilegiado, la homila, encuentra en la Sagrada Escritura su principal alimento, a partir del cual est llamado a dar frutos de santidad38. Tambin los candidatos al sacerdocio, para poder ser un da buenos pastores de almas, a ejemplo de Jesucristo, Sacerdote, Maestro y Pastor, deben buscar a Cristo en la fiel meditacin de la palabra de Dios39. La misma recomendacin se extiende a cuantos viven su vocacin cristiana con una consagracin especial en el mbito de la vida consagrada: tengan ante todo diariamente en las manos la Sagrada Escritura, a fin de adquirir, por la leccin y la meditacin de los sagrados libros, el sublime conocimiento de Jesucristo40.

    8 En el empeo de hacer crecer entre los fieles la valoracin de las Sagradas Escrituras tienen los telogos una tarea imprescindible. La Teologa, en cuanto vive de la fe de la Iglesia y est al servicio de su misin41, ha de encaminar a los fieles hacia la comprensin ms profunda del mensaje de Cristo. De los telogos espera la Iglesia oracin y rigor cientfico, adhesin fiel al Magisterio y dilogo atento con la cultura contempornea; todo lo cual ser posible si hacen del estudio de la Sagrada Escritura el alma de su labor teolgica42. Como la Teologa, tambin la catequesis est llamada a extraer siempre su contenido de la fuente viva de la Palabra da Dios, transmitida mediante la Tradicin y la Escritura43. Y es que, la Sagrada Escritura, leda e interpretada en el seno vivo de la Tradicin eclesial, es fuente de la catequesis en cuanto proporciona sus contenidos doctrinales (catequesis como historia de la salvacin), inspira sus actitudes (catequesis como formacin a la vidaevanglica) e introduce en la comunin viva de la Iglesia (catequesis como mistagogia bblica y litrgica).

    9 El fuerte impulso dado por el Concilio Vaticano II a la valoracin de la Palabra de Dios nos ha permitido conocer en los ltimos aos una verdadera primavera bblica44 en la vida de la comunidad eclesial. Al inicio del nuevo milenio, el gran papa Juan Pablo II, ha recordado la necesidad de mantener con vigor la orientacin conciliar para seguir cosechando frutos de renovacin: La Sagrada Escritura ha recibido el honor que le corresponde en la oracin pblica de la Iglesia. Tanto las personas individualmente como las comunidades recurren ya en gran nmero a la Escritura, y entre los laicos mismos son muchos los que se dedican a ella con la valiosa ayuda de estudios teolgicos y bblicos. Hace falta [...] consolidar y profundizar esta orientacin, incluso a travs de la difusin de la Biblia en las familias. Es necesario, en particular, que la escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital, en la

    35 Cf. DV 25; CEC 133. 36 CEC 2653; DV 25. 37 DV 25. 38 Cf. DV 24. 39 CONCILIO VATICANO II, Decreto Optatam totius, 4. 8. 40 CONCILIO VATICANO II, Decreto Perfectae caritatis, 6. 41 Cf. JUAN PABLO II, Exhortacin apostlica postsinodal Ecclesia in Europa (28-6-2003), 52. 42 Cf. DV 24. 43 JUAN PABLO II, Exhortacin apostlica postsinodal Catechesi Tradendae (16-10-1979), 27. 44 Cf. BENEDICTO XVI, ngelus (6-11-2005).

  • 12

    antigua y siempre vlida tradicin de la lectio divina, que permite encontrar en el texto bblico la Palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia45. La Iglesia siempre debe renovarse y rejuvenecerse, y la Palabra de Dios, que no envejece ni se agota jams, es el medio privilegiado para este fin46.

    El acceso a las Sagradas Escrituras en la Liturgia

    10 A la preocupacin por animar a la lectura de la Sagrada Escritura y a hacer de ella instrumento privilegiado del encuentro con Dios en la oracin, ha corrido parejo el inters y el esfuerzo por que los fieles cristianos tengan fcil acceso a la Escritura. El espacio sagrado de la Liturgia es el mbito privilegiado donde este acceso se realiza de forma viva y eficaz47,pues en la mesa del Cuerpo y la Sangre del Seor y en la mesa de la Palabra se ofrece permanentemente a la Iglesia el nico Pan de vida que es Cristo48. Ciertamente, ha sido preocupacin constante de la Iglesia, desde sus orgenes, que el pueblo cristiano gozase en la mayor medida posible de la facultad de comprender la Palabra de Dios, principalmente en la Sagrada Liturgia, en cuya celebracin la importancia de la Sagrada Escritura es sumamente grande49. La Palabra de Dios escrita resuena de manera especial cuando las palabras de los Profetas, de los Evangelistas y de los Apstoles se proclaman en la Liturgia y muy especialmente en la celebracin de la Eucarista. En efecto, la economa de la salvacin, que la Palabra de Dios no cesa de recordar y de prolongar, alcanza su ms pleno significado en la accin litrgica, de modo que la celebracin litrgica se convierte en una continua, plena y eficaz exposicin de esta Palabra50. Por eso, cuanto ms profunda es la comprensin de la celebracin litrgica, ms alta es la estima de la Palabra de Dios, y lo que se afirma de una se puede afirmar de la otra, ya que una y otra recuerdan el misterio de Cristo y lo perpetan cada una a su manera51.

    11 El Concilio Vaticano II dispuso que los tesoros de la Biblia se abrieran con mayor amplitud, de modo que la mesa de la Palabra de Dios se preparara con mayor abundancia para los fieles52. Este mandato del Concilio lo concret la reforma litrgica posconciliar aumentando notablemente las lecturas obligatorias u opcionales que se incluyeron en los leccionarios de la Misa y de la Liturgia de las Horas. Se logr as que, en el ciclo litrgico trienal (leccionario dominical) y en el bienal (leccionario ferial), como en los restantes leccionarios, el pueblo cristiano pueda escuchar en la Liturgia las partes ms significativas de la Sagrada Escritura53.

    45 JUAN PABLO II, Carta apostlica Novo millennio ineunte (6-1-2001), 39; cf. PONTIFICIA COMISIN BBLICA, La interpretacin de la Biblia en la Iglesia (15-4-1993), especialmente la parte IV: Interpretacin de la Biblia en la vida de la Iglesia.

    46 BENEDICTO XVI, Discurso al Congreso internacional en el XL aniversario de la Constitucin conciliar Dei Verbum (16-9-2005); cf. Audiencia General (25-4-2007).

    47 El lugar privilegiado de la lectura y de la escucha de la palabra de Dios es la liturgia, en la que, celebrando la Palabra y haciendo presente en el sacramento el Cuerpo de Cristo, actualizamos la Palabra en nuestra vida y la hacemos presente entre nosotros (BENEDICTO XVI, Audiencia General [7-11-2007]).

    48 Cf. DV 24. 49 SC 24; cf. JUAN PABLO II, Constitucin apostlica Scripturarum thesaurus (25-4-1979). 50 Leccionario de la Misa, Introduccin de la editio typica altera (21-1-1989), 4. 51 Leccionario de la Misa, Introduccin de la editio typica altera (21-1-1989), 5. 52 Cf. SC 51. 53 SC 51.

  • 13

    Al impulso de los decretos conciliares54, la Congregacin para el Culto Divino elabor nuevos leccionarios, que los Obispos de todo el mundo procuraron traducir cuanto antes a las muchas lenguas vernculas en que la Iglesia, extendida por toda la tierra, celebra su liturgia y expresa su fe. En Espaa, la Conferencia Episcopal encarg dicha tarea a un grupo de especialistas en Sagrada Escritura, de lingistas y literatos que trabajaron con ilusin, competencia y dedicacin ejemplares. Concluyeron su tarea en el ao 1967, cuando an no haban transcurrido tres aos de la Clausura del Concilio. En 1970, la Santa Sede aprob la traduccin espaola de los leccionarios. Con las correcciones y mejoras que se han introducido en las ediciones posteriores, se ha ido logrando el propsito conciliar de que el pueblo tenga fcil acceso a la Sagrada Escritura, al menos en sus partes ms sobresalientes. Tambin se ha ido avanzando en la consecucin de uno de los objetivos de la proclamacin litrgica de la Palabra: que los fieles acojan con fe y espritu agradecido el alimento que Dios les ofrece con su Palabra y respondan directamente a ella en la oracin y en toda la existencia55.

    La versin oficial de la Conferencia Episcopal Espaola

    12 Ocurre, sin embargo, que en el caso de los textos bblicos que se proclaman en la Liturgia y, de forma muy significativa, en el de los salmos, himnos y cnticos, la traduccin que se escucha en las celebraciones litrgicas difiere de la que se puede leer en las otras muchas versiones de la Biblia que se han venido realizando antes y, sobre todo, despus del Concilio Vaticano II. En relacin con estas versiones cabe afirmar que, cuando se han realizado de acuerdo con los criterios sealados por el Vaticano II, es decir, exactitud respecto de los textos originales y necesaria adaptacin al genio propio de la lengua verncula, han facilitado el encuentro de los fieles con la Palabra de Dios56. Con todo, no parece exagerado afirmar que el hecho mismo de la proliferacin de traducciones a la lengua verncula y, en particular, las diferencias ya sealadas frente a la versin que se proclama en la Liturgia no contribuyen a que las palabras sagradas se vayan grabando en el corazn de los fieles y puedan aflorar espontneamente en el estudio, la catequesis, la oracin, la celebracin litrgica y cualquier otro mbito de la existencia cristiana57.

    13 Pensando sobre todo en este objetivo, la Conferencia Episcopal Espaola aprovech la oportunidad que le brindaba la necesidad de revisar la traduccin de los actuales leccionarios, muy sentida en distintos mbitos de la vida eclesial, y cre una Comisin que, adems de llevar a cabo la citada revisin, tradujera tambin los otros textos sagrados que no se proclaman en la liturgia, aplicando los mismos criterios en ambas tareas. Se trataba ciertamente de una labor hermosa y de indudable trascendencia eclesial; por ello, el grupo de especialistas a quienes la citada Comisin invit en su momento a colaborar en el proyecto,

    54 Cf. SC 36 y 54. 55 Cf. Institutio Generalis Missalis Romani, Editio typica tertia (10-4-2000), 55, 56, 59;

    Leccionario de la Misa, Introduccin de la editio typica altera (21-1-1989), 7. 56 Cf. DV 22. 57 Para que los fieles puedan retener en su memoria al menos los textos ms significativos de la

    Sagrada Escritura, y puedan influir en su oracin personal, es muy importante que la traduccin de la Biblia, destinada al uso litrgico, goce de una cierta uniformidad y estabilidad; de modo que en cada territorio haya slo una traduccin litrgica aprobada, que se emplee en las diversas partes de los libros litrgicos. Una estabilidad de este tipo se ha de desear especialmente en aquellas partes de uso ms frecuente, como el Salterio, que es el libro fundamental de la plegaria para el pueblo cristiano (CONGR. PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Instruccin Liturgiamauthenticam [28-3-2001], 36).

  • 14

    acept gustosamente la invitacin y ha trabajado durante una dcada con ilusin, competencia y dedicacin. La Conferencia Episcopal Espaola, tras una cuidadosa revisin, se complace ahora en ofrecer a todos los fieles el fruto de ese trabajo en la esmerada edicin que ha preparado la Biblioteca de Autores Cristianos. Es la versin de la Sagrada Escritura que la Conferencia Episcopal Espaola asume como propia.

    14 La Sagrada Biblia. Versin oficial de la Conferencia Episcopal Espaola es la nica traduccin que se podr utilizar en la Liturgia formando parte de los leccionarios, una vez que la Santa Sede conceda la preceptiva aprobacin de los libros litrgicos correspondientes. Ser tambin la traduccin a la que se remitan los documentos de la propia Conferencia Episcopal y se citar en los Catecismos y otros materiales de formacin cristiana debidamente autorizados. Se acudir normalmente a esta versin en todos los actos eclesiales de piedad, enseanza y evangelizacin. Su utilizacin habitual ser tambin muy conveniente en las clases de Teologa, aunque el carcter singular de este mbito de la vida eclesial justifica, lgicamente, que en l se recurra con mayor frecuencia a otras traducciones y, sobre todo, a la Biblia Neovulgata, nica versin oficial para toda la Iglesia catlica58, adems de la debida atencin a los textos originales; de este modo resultar an ms patente la riqueza insondable contenida en los libros Sagrados, que ninguna traduccin podr agotar nunca del todo.

    Al ofrecer al pueblo cristiano esta nueva traduccin de la Sagrada Escritura, los Obispos de la Conferencia Episcopal Espaola ponemos bajo la materna intercesin de la Santsima Virgen Mara los frutos de santidad que esperamos se deriven de esta iniciativa. Ella nos recuerda constantemente que a la escucha atenta de la voz del Seor ha de seguir la obediencia fiel: Hgase en m segn tu Palabra (Lc 1,38).

    Madrid, 7 de marzo de 2008

    58 Cf. JUAN PABLO II, Constitucin apostlica Scripturarum thesaurus (25-4-1979).

  • 15

    SIGLAS Y ABREVIATURAS

    De los libros bblicos

    Abd (as) ...................................... 1535 Ag (eo) ......................................... 1573 Am (s) ........................................ 1521 Ap (ocalipsis) .............................. 2075 Bar (uc) ........................................ 1381 Cant (ar) ...................................... 1055 Col (osenses) ............................... 1967 Cor (intios) ................................... 1893 Crn (icas) ..................................... 555 Dan (iel) ....................................... 1463 Dt (Deuteronomio) ........................ 241 Ecl (esiasts) ................................ 1041 Eclo (Eclesistico) ....................... 1099 Ef (esios) ...................................... 1949 Esd (ras) ........................................ 639 Est (er) ........................................... 723 x (odo) ........................................... 79 Ez (equiel) ................................... 1395 Flm (Filemn) .............................. 2007 Flp (Filipenses) ............................ 1959 Gl (atas) ..................................... 1937 Gn (esis) ......................................... 13 Hab (acuc) ................................... 1561 Hch (Hechos de los Ap.) .............. 1811 Heb (reos) .................................... 2011 Is (aas) ........................................ 1189 Job .................................................. 833 Jds (Judas) ................................... 2067 Jdt (Judit) ....................................... 699 Jer (emas) ................................... 1283 Jl (Joel) ........................................ 1513

    Jn (Juan) ................................................ 1765 Jon (s) ................................................... 1539 Jos (u) ..................................................... 301 Jue (ces) ................................................... 343 Lam (entaciones) ................................... 1369 Lc (Lucas) .............................................. 1703 Lev (tico) ................................................ 135 Mac (abeos) ............................................. 745 Mal (aquas) ........................................... 1597 Mc (Marcos) .......................................... 1667 Miq (ueas) .............................................. 1545 Mt (Mateo) ............................................. 1613 Nah (n) ..................................................1555 Neh (emas) .............................................. 653 Nm (eros) ............................................... 181 Os (eas) .................................................. 1497 Pe (dro) .................................................. 2037 Prov (erbios) .......................................... 1005 Re (yes) .................................................... 465 Rom (anos) ............................................ 1867 Rut ............................................................ 377 Sab (idura) ............................................ 1069 Sal (mos) .................................................. 883 Sam (uel) .................................................. 387 Sant (iago) .............................................. 2029 Sof (onas) .............................................. 1567 Tes (alonicenses) ................................... 1975 Tim (oteo) .............................................. 1991 Tit (o) ..................................................... 2001 Tob (as) ................................................... 677 Zac (aras) .............................................. 1581

    Otras

    AT Antiguo Testamento lit. literalmente LXX Septuaginta, los Setenta NT Nuevo Testamento NVg Neovulgatas. siglo/s Vg Vulgata

    aadidas al final de una cita: par paralelo/s s / ss versculo/s siguiente/s (uno/varios)

  • Misin de Josu: conquistar la TierraPrometida*

    11 Despus de la muerte de Moiss, sier-vo del Seor*, dijo el Seor a Josu,

    hijo de Nun, ayudante de Moiss: 2 Moi-ss, mi siervo, ha muerto. Anda, pasa elJordn con todo este pueblo, en marcha ha-cia el pas que voy a darles a los hijos deIsrael. 3 Os voy a dar toda la tierra en la quepongis la planta de vuestros pies, como lepromet a Moiss. 4 Vuestro territorio se ex-tender desde el desierto hasta el Lbano, ydesde el gran ro ufrates hasta el MarGrande, en occidente (toda la tierra de loshititas)*. 5 Mientras vivas, nadie podr re-sistirte. Como estuve con Moiss, estarcontigo; no te dejar ni te abandonar. 6 nimo, s valiente!, que t repartirs aeste pueblo la tierra que promet con jura-mento a sus padres.

    7 T ten mucho nimo y s valiente paracumplir toda la ley que te dio mi siervoMoiss; no te desves a derecha ni a iz-

    quierda y tendrs xito en todas tus empre-sas. 8 Que el libro de esta ley no se te cai-ga de los labios; medtalo da y noche, paraponer por obra todo lo que se prescribe enl; as tendrs suerte y xito en todas tusempresas. 9 Lo que yo te mando es que ten-gas valor y seas valiente. No tengas miedoni te acobardes, que contigo est el Seor,tu Dios, en cualquier cosa que emprendas.

    10 Entonces Josu dio a los responsablesdel pueblo la orden siguiente: 11 Recorredel campamento y dad esta orden al pue-blo: Abasteceos de vveres, porque den-tro de tres das pasaris el Jordn, para ira tomar posesin de la tierra que el Seor,vuestro Dios, os da en propiedad.

    Colaboracin de las tribus de Transjordania*

    12 A los de Rubn, Gad y media tribude Manass les dijo: 13 Acordaos de loque os mand Moiss, siervo del Seor.El Seor, vuestro Dios, os da el descan-

    1 Tras la muerte de Moiss, Dios suscit un continuador: Josu. El Seor estar con el nuevo caudilloigual que estuvo con Moiss (x 3,12).1,1-11 El autor interpreta la historia que va a contar: tierra de Canan es un don del Seor, que se la entregara los israelitas, igual que les ha entregado la Transjordania que corresponda a las dos tribus de Rubn y Gad,y a media tribu de Manass (Nm 32; Dt 3,18-20). Pero el don divino no dispensa del esfuerzo humano.1,1 El ttulo siervo del Seor se le otorg a Moiss en el momento de su muerte (Dt 34,5; vase tam-bin x 14,31; Nm 12,7), pues, pese a algunos fallos pasajeros, fue un instrumento dcil del plan sal-vador de Dios. El ttulo se dar tambin a Josu cuando muera (24,29), a los profetas, a David y, sobretodo, al Siervo del Seor de Isaas.1,4 Esos lmites coinciden aproximadamente con las fronteras del imperio de David, si se incluyen lospases que someti a tributo.1,12-18 A las tribus de Rubn y Gad, y a media tribu de Manass, que se haban establecido enTransjordania (Nm 32), se les exige ser solidarias con las tribus hermanas; ms adelante se contar cmocumplieron esta exigencia (22,2-4).

    L I B R O D E J O S U

    PRLOGO DE LA CONQUISTA (1)*

    1,1: Nm 27,12-23; Dt 34 | 1,10: Dt 11,31; 16,18 | 1,12: Nm 32; Dt 3,18-20; Jos 22,1-6.

  • Rajab y los espas de Josu en Jeric*

    21 Josu, hijo de Nun, mand en secretodos espas desde Sitn*, con este encar-

    go: Id y reconoced la regin y la ciudadde Jeric. Ellos se fueron, llegaron aJeric y entraron en casa de una prostitutallamada Rajab y se hospedaron all. 2 Perolleg el aviso al rey de Jeric: Mira, unoshijos de Israel han llegado aqu esta tardea reconocer el pas.

    3 Entonces el rey de Jeric mand de-cir a Rajab: Saca a los hombres que hanentrado en tu casa, porque han venido areconocer todo el pas. 4 Pero ella metia los dos hombres en un escondite y lue-go respondi: Es cierto, vinieron esoshombres a mi casa, pero yo no saba dednde eran. 5 Y, al oscurecer, cuando seiban a cerrar las puertas, los hombres semarcharon, pero no s adnde. Si sals r-pidamente tras ellos, los alcanzaris.

    6 Rajab haba hecho subir a los espas ala azotea y los haba escondido entre unoshaces de lino que tena apilados all.7 Salieron algunos hombres en su busca ca-mino del Jordn, hacia los vados; en cuan-to salieron, se cerr la puerta de la villa.

    8 Antes de que los espas se acostaran,Rajab subi a la azotea, donde ellos esta-ban, 9 y les dijo: S que el Seor os hadado el pas, pues nos ha invadido una olade terror, y toda la gente de aqu tiemblaante vosotros; 10 porque hemos odo queel Seor sec el agua del mar Rojo antevosotros cuando os sac de Egipto, y loque hicisteis con los dos reyes amorreosde Transjordania, Sijn y Og, consagrn-dolos al exterminio; 11 al orlo, ha desfa-llecido nuestro corazn y todos se hanquedado sin aliento a vuestra llegada; por-que el Seor, vuestro Dios, es Dios arri-ba en el cielo y abajo en la tierra*.

    so, dndoos esta tierra. 14 Vuestras mu-jeres, vuestros pequeos y vuestro gana-do se quedarn en la tierra que os hadado Moiss en Transjordania; pero vo-sotros, los soldados, pasaris el Jordnen orden de batalla, al frente de vuestroshermanos, para ayudarles, 15 hasta que elSeor les d el descanso*, lo mismo quea vosotros, y tambin ellos tomen pose-sin de la tierra que el Seor, vuestroDios, les va a dar. Entonces volveris a

    la tierra de vuestra propiedad, la queMoiss, siervo del Seor, os dio aqu enTransjordania.

    16 Ellos le respondieron: Haremos loque nos has ordenado, iremos adonde nosmandes; 17 te obedeceremos a ti igual queobedecimos en todo a Moiss. Basta queel Seor, tu Dios, est contigo como es-tuvo con l. 18 El que se rebele y no obe-dezca tus rdenes, las que sean, que mue-ra. T, ten nimo, s valiente!.

    JOSU 1-2 302

    1,15 La posesin de la tierra es el descanso tras la peregrinacin hacia la patria (Dt 12,9; 25,19; Jos 21,44;22,4; 23,1; 1 Re 8,56; Sal 95,11), la seguridad de no ser turbados por los enemigos de alrededor (21,44; 22,4; 23,1), la paz en la obediencia al Seor. La carta a los Hebreos traslada el tema del descan-so a la patria definitiva (3,7-4,11).2 Que la tierra sea un don no excluye la conquista, lo cual exige la precaucin del espionaje. El pasajeexplica tambin la permanencia de la familia de Rajab en medio de Israel y, sobre todo, se desarrolla eltema del don de la tierra.2,1 Sitn (Las Acacias): la estepa al nordeste del mar Muerto (Nm 25,1).2,11 Recordando el xodo y la victoria de Israel sobre los reyes de Transjordania, Rajab, mujer cananeay ramera, hace una magnfica confesin de fe (de estilo deuteronomista) en el Seor, el Dios nico,Creador y Seor de la Historia. Mt 1,5 la incluye entre los antepasados de Jesucristo (Mt 1,5); Heb 11,31la alaba por su fe y Sant 2,25 por sus obras.

    2,1: Nm 13,1-20 | 2,8: Heb 11,31; Sant 2,25 | 2,10: Nm 21,23.35; Dt 2,26s.

    LA CONQUISTA (2-12)

  • 12 Ahora pues, juradme por el Seor que,por haberos tratado yo con bondad, vosotros tambin trataris con bondad a lacasa de mi padre. Y dadme una seal se-gura 13 de que dejaris con vida a mi pa-dre y a mi madre, a mis hermanos y her-manas y a todos los suyos y que noslibraris de la matanza.

    14 Ellos le respondieron: Nuestra vida acambio de la vuestra, con tal de que no nosdenuncies! Cuando el Seor nos d el pas,te trataremos con bondad y lealtad.15 Entonces ella los descolg con una sogapor la ventana, porque su casa estaba pegan-do a la muralla y viva en la misma mura-lla. 16 Y les dijo: Caminad hacia el montepara que no os encuentren los que os andanbuscando. Quedaos all escondidos tresdas, hasta que ellos regresen; luego podrisseguir vuestro camino. 17 Contestaron:Nosotros respondemos de ese juramentoque nos has exigido, con esta condicin:18 cuando entremos en el pas, ata esta cin-ta roja a la ventana por la que nos has des-colgado y renes aqu, en tu casa, a tu pa-dre y a tu madre, a tus hermanos y a todala familia de tu padre. 19 Si alguien sale delas puertas de tu casa, su sangre caer so-bre su cabeza. Nosotros no seremos respon-sables. Pero, si alguien pone su mano sobrecualquiera que est contigo en casa, su san-gre caer sobre nuestras cabezas. 20 En cam-bio, si nos denuncias, quedaremos libres deljuramento que nos has exigido. 21 Rajabcontest: De acuerdo.

    Y los despidi. 22 Ellos se marcharon yella at la cinta roja* a la ventana. Se me-

    tieron en el monte y estuvieron all tresdas, hasta que regresaron los que fueronen su busca; por ms que los buscaron portodo el camino, no dieron con ellos.23 Entonces los dos espas se volvieronmonte abajo, cruzaron el ro, llegaron has-ta Josu, hijo de Nun, y le contaron todolo que les haba pasado. 24 Le dijeron: ElSeor nos da todo el pas. Toda la genteest ya temblando ante nosotros.

    El paso del Jordn*

    Preliminares

    31 Josu madrug, levant el campa-mento de Sitn, lleg hasta el Jordn

    con todos los hijos de Israel y pernocta-ron en la orilla antes de cruzarlo. 2 Al cabode tres das, los responsables fueron porel campamento 3 y dieron esta orden a lagente: Cuando veis moverse el Arca dela Alianza del Seor, vuestro Dios, trans-portada por los sacerdotes levitas, empe-zad a caminar desde vuestros puestos de-trs de ella. 4 As sabris el camino pordonde tenis que ir, porque nunca hastaahora habis pasado por l; pero a una dis-tancia del Arca como de unos dos mil co-dos; no os acerquis ms.

    5 Josu orden al pueblo: Purificaos,porque maana el Seor obrar prodigiosen medio de vosotros. 6 Y a los sacerdo-tes les dijo: Alzad el Arca de la Alianzay pasad el ro delante de la gente. Ellosalzaron el Arca de la Alianza y marcha-ron delante de la gente.

    303 JOSU 2-3

    2,22 Algunos Padres ven en esta cinta roja una prefiguracin de la sangre de Cristo y en Rajab una fi-gura de la Iglesia.3,1-4,19 En primavera, con el deshielo de las nieves del Hermn, el Jordn baja imponente; ello suponaun grave problema para los humanos, no para Dios: las aguas se dividirn ante el Arca de la Alianza, tro-no visible del Seor invisible, que participa en la guerra al frente de las huestes de Israel (Jos 6; Nm10,35s; 1 Sam 4,3-8); as, la peligrosa aventura se convierte en una tranquila procesin litrgica. El re-lato procura marcar el paralelismo con el paso del mar Rojo (x 14-15). Como en Josu culmin la epo-peya del antiguo xodo, los Padres ven en l la figura de Cristo, autor del nuevo xodo: los nombres deambos son idnticos en hebreo.

    2,15: Jos 6,22-25; 1 Sam 19,12; Hch 9,25; 2 Cor 11,33 | 3,5: x 19,10-15.

  • La amada

    5 Soy morena pero hermosa,muchachas de Jerusaln,como las tiendas de Quedar,como las lonas de Salm*.

    6 No os fijis en mi tez morena,pues el sol me ha bronceado.Mis hermanos se enfadaron

    conmigo;me pusieron a guardar las vias.Y mi propia via no la guard!

    7 Dime, amado mo, dnde pastoreas,dnde sesteas al medioda,para que no sea como una errante,tras los rebaos de tus compaeros.

    El coro

    8 Si no lo sabes por ti misma,la ms bella de las mujeres,sigue las huellas del rebao,y lleva a pacer tus cabritillasjunto a las chozas de los pastores.

    El amado*

    9 Te comparo, amada ma,a la yegua de la carroza del faran.

    10 Bellos son tus flancos oscilantes,y bello tu cuello entre collares!

    11 Te haremos collarines de orocon engastes de plata.

    11 Cantar de los cantares.

    De Salomn.

    La amada*

    2 Bseme con los besos de su boca!Tus amores son ms dulces que el vino!

    3 Qu exquisito el olor de tusperfumes;

    aroma que se expande es tu nombre;

    por eso te aman las doncellas!4 Llvame contigo, corramos!;

    condzcame el rey a su alcoba;disfrutemos y gocemos juntos,saboreemos tus amores

    embriagadores.Con razn te aman las doncellas!*

    C A N TA R D E L O S C A N TA R E S

    PRLOGO (1,1-4)

    1,2-4 El presente epigrama es un verdadero proemio del libro: Presentacin de la mujer (esposa y rei-na) y del varn (que es el rey), plantas y aromas, sabores y el sentido del gusto, movimiento y pre-sura, doncellas y enamoramientos. Esta temtica ser desarrollada a lo largo del Cantar.1,4 En la traduccin se suple la elipsis del sujeto verbal desde el paralelismo con 1,3c.1,5 Quedar (y tal vez Salm) es una tribu de beduinos, descendientes de Ismael (Gn 25,23).1,9-11 Por primera vez resuena la voz de un hombre, que celebra con imgenes encendidas los encantosde su amada.

    1,4: Cant 6,8 | 1,7: Sal 23,1-3; Jn 10,1-16 | 1,8: Jer 31,21.

    PRIMER POEMA (1,5-2,7)

  • La amada*

    8 Un rumor...! Mi amado!Vedlo, aqu llega,saltando por los montes,brincando por las colinas.

    9 Es mi amado un gamo,parece un cervatillo.Vedlo parado tras la cerca,mirando por la ventana,atisbando por la celosa.

    10 Habla mi amado y me dice:Levntate, amada ma,hermosa ma y vente.

    11 Mira, el invierno ya ha pasado,las lluvias cesaron, se han ido.

    12 Brotan las flores en el campo,llega la estacin de la poda,el arrullo de la trtolase oye en nuestra tierra.

    13 En la higuera despuntan las yemas,las vias en flor exhalan su perfume.

    Do

    12 Mientras el rey yaca en su divn,mi nardo exhalaba su perfume.

    13 Bolsita de mirra es mi amado para m:

    entre mis pechos descansa.14 Es mi amado para m un manojito

    de alhea,en las vias de Engad*.

    15 Qu bella eres, amada ma,qu bella eres!Palomas son tus ojos!

    16 Qu bello eres, amado mo,cun delicioso!Y nuestro lecho es frondoso!

    17 El techado de nuestra casa es de cedro,y nuestro artesonado, de enebro*.

    21 Soy un narciso de la llanura*,

    una rosa de los valles.

    2 Como rosa entre espinases mi amada entre las mozas.

    3 Como manzano entre rbolessilvestres,

    es mi amado entre los mozos:deseara yacer a su sombra,pues su fruto me es dulce al paladar.

    4 Me llev al banquete,y enarbol sobre s la bandera de

    su amor.5 Tendedme entre las tortas de pasa,

    recostadme entre las manzanas,porque estoy enferma de amor.

    6 Su izquierda bajo mi cabezay su diestra me abraza.

    7 Os conjuro, muchachas de Jerusaln,por las gacelas y las ciervas

    del campo,que no despertis ni desvelis

    a la amadahasta que ella quiera.

    CANTAR DE LOS CANTARES 1-2 1056

    1,14 El oasis de Engad, al noroeste del mar Muerto, es proverbial por su encanto, que evoca los de laamada.1,17 Se trata de los materiales con los que se construy el templo (vase 1 Re 6,15s).2,1 Sarn es aqu un nombre comn (llanura), paralelo al valles del verso siguiente.2,8-17 La voz y el movimiento dan unidad a toda la cancin. El rumor de 2,8 se torna voz audible en2,10.13. Es la voz del amado, que manifiesta su deseo de escuchar la voz de la amada en 2,14. Acasoambas voces se fusionan en 2,15.

    2,3: Cant 8,5 | 2,6: Cant 8,3 | 2,7: Cant 3,5; 8,4 | 2,12: Ecl 12,5; Cant 6,11; 7,13s.

    SEGUNDO POEMA (2,8-3,5)

  • El poeta

    6 Quin es esta que sube del desierto,como columna de humo,perfumada con mirra y olbano,con tantos aromas exticos?

    7 Mira: La litera de la Sulamita!Sesenta valientes la escoltan,de los ms valientes de Israel.

    8 Todos ellos empuan la espada,son adiestrados guerreros:cada uno con la espada al flanco,contra las emboscadas nocturnas.

    9 El rey Salomn se ha hecho un palanquncon maderas del Lbano:

    10 hizo de plata sus columnas,de oro su respaldo,

    Levntate, amada ma,hermosa ma, y vente.

    14 Paloma ma, en las oquedades de la roca,

    en el escondrijo escarpado,djame ver tu figura,djame escuchar tu voz:es muy dulce tu vozy fascinante tu figura.

    15 Atrapadnos las raposas,las raposas pequeitas,que devastan nuestras vias,nuestras vias floridas.

    16 Mi amado es mo y yo suya,se deleita entre las rosas!

    17 Hasta que surja el day huyan las tinieblas,ronda, amado mo*,s como un gamo,asemjate a un cervatillosobre las colinas de Beter.

    31 En mi lecho, por la noche,

    buscaba al amor de mi alma;

    lo buscaba, y no lo encontraba*.2 Me levantar y rondar por

    la ciudad,por las calles y las plazas,buscar al amor de mi alma.Lo busqu y no lo encontr.

    3 Me encontraron los centinelasque hacen la ronda por la ciudad.Habis visto al amor de mi

    alma?.4 En cuanto los hube pasado,

    encontr al amor de mi alma.Lo abrac y no lo solt,hasta meterlo en mi casa materna,en la alcoba de la que me concibi.

    El amado

    5 Os conjuro, muchachas de Jerusaln,por las gacelas y las ciervas

    del campo,que no despertis ni desvelis

    a la amadahasta que ella quiera.

    1057 CANTAR DE LOS CANTARES 2-3

    2,17 Al muchacho se le invita, no a retornar, sino a dar vueltas, a girar/rondar en torno a lamujer.3,1 Herida por amor, la mujer busca con denuedo al amor de su alma. Tanto lo ama, que no se arre-dra ante los peligros de la noche. Una vez hallado, el amado se desvanece en el sueo, y la mujer con-tina con su herida.3,6-5,1 Una voz anuncia la llegada de un personaje femenino: la esposa, la Sulamita. La acompaa uncortejo bien equipado para defenderla. El esposo, Salomn, llega sin previo aviso. La plata, el oro, la pr-pura y, sobre todo, el amor realzan la importancia del palanqun. Esposo y esposa ya estn ataviados parala boda.

    2,16: Cant 6,3 | 3,1: Jn 20,13 | 3,4: Jn 20,17 | 3,5: Cant 2,7 | 3,6: Cant 6,10; 8,5.

    TERCER POEMA (3,6-5,1)*

  • de prpura su asiento;recamado de marfil en su interior*.

    11 Muchachas de Jerusaln, salid;Contemplad, muchachas de Sin,al rey Salomn con la coronaque le ci su madre,el da de su boda, da de fiesta en su corazn.

    El amado*

    41 Qu bella eres, amada ma,

    qu bella eres!Palomas son tus ojostras el velo!Tus cabellos, como un rebaode cabras que triscapor la sierra de Galaad.

    2 Tus dientes, cual hatode ovejas trasquiladas,que suben del bao;todas ellas gemelas;ninguna solitaria.

    3 Cinta escarlata tus labios,y tu habla, fascinante.Dos cortes de granada tus mejillastras el velo.

    4 Tu cuello, cual torre de David*, edificada con sillares:mil escudos penden de ella,los paveses de los valientes.

    5 Tus dos pechos, dos crasmellizas de gacelaque pacen entre rosas.

    6 Hasta que surja el da,y huyan las tinieblas,ir al monte de la mirra,a la colina del incienso.

    7 Toda bella eres, amada ma,no hay defecto en ti!

    8 Ven del Lbano, esposa,ven del Lbano, acrcate!*Desciende de la cumbre del Aman,de las cumbres del Senir y del

    Hermn,de las guaridas de leones,de los montes de leopardos!

    9 Me has robado el corazn,hermana ma, esposa;me has robado el corazncon una sola mirada tuya,con una vuelta de tus collares.

    10 Cun bellos son tus amores,hermana ma, esposa!Tus amores son ms dulces que

    el vino!ms exquisito que el blsamoel olor de tus perfumes!

    11 Nctar destilan tus labios, esposa ma,miel y leche bajo tu lengua;la fragancia de tus vestidos,cual fragancia del Lbano.

    12 Eres huerto cerrado*,hermana ma, esposa;manantial cerrado, fuente sellada.

    13 Es tu seno paraso de granados*,con frutos exquisitos:alhea con nardos,

    CANTAR DE LOS CANTARES 3-4 1058

    3,10 En este verso y en los dos que siguen traducimos segn la NVg.4,1-15 En el idilio de 2,8-17 dejbamos a la muchacha soando. Ahora se pasa de la presencia entreve-rada al encuentro. Todo el idilio es una loa de la amada, entonada por el hombre. Tal vez deberamos aa-dir a este idilio 6,4-5a, y leer estos versos desplazados tras 4,1a, con lo que quedara aislada la repeticinde 6,5b-7.4,4 Esta referencia a la torre de David debe relacionarse con 2 Sam 8,7.11.4,8 Estas palabras iniciales son una splica, a la que corresponde la invocacin de 4,16. Quien suplicaas, se confiesa cautivo del amor (4,10), remitindose al primer epigrama (1,2b). Las palabras de la es-posa virgen (4,16b) ponen algo de inspiracin al poema antolgico del esposo.4,12 El hebreo tiene ms fuerza que la traduccin castellana: cerrado por dentro y acerrojado por fuera.4,13 La traduccin de este verso es dudosa, la que proponemos se fundamenta en Neh 3,15 y en la ins-cripcin de Silo.

    4,1: Cant 4,3; 6,5-7 | 4,4: Ez 27,10s | 4,5: Cant 7,4.

  • Genealoga

    11 Libro del origen de Jesucristo, hijo deDavid, hijo de Abrahn*. 2 Abrahn en-

    gendr a Isaac, Isaac engendr a Jacob,Jacob engendr a Jud y a sus hermanos.3 Jud engendr, de Tamar, a Fares y a Zar,Fares engendr a Esrn, Esrn engendr aArn, 4 Arn engendr a Aminadab, Amina-dab engendr a Naasn, Naasn engendra Salmn, 5 Salmn engendr, de Rajab, aBooz; Booz engendr, de Rut, a Obed;Obed engendr a Jes, 6 Jes engendr aDavid, el rey. David, de la mujer de Uras,engendr a Salomn, 7 Salomn engendr aRobon, Robon engendr a Abas, Abasengendr a Asaf, 8 Asaf engendr a Josafat,Josafat engendr a Jorn, Jorn engendr aOzas, 9 Ozas engendr a Joatn, Joatn en-gendr a Acaz, Acaz engendr a Ezequas,10 Ezequas engendr a Manass, Manassengendr a Ams, Ams engendr a Josas;11 Josas engendr a Jeconas y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.12 Despus del destierro de Babilonia,Jeconas engendr a Salatiel, Salatiel engen-dr a Zorobabel, 13 Zorobabel engendr aAbiud, Abiud engendr a Eliaqun, Eliaqun

    engendr a Azor, 14 Azor engendr a Sadoc,Sadoc engendr a Aqun, Aqun engendr aEliud, 15 Eliud engendr a Eleazar, Eleazarengendr a Matn, Matn engendr a Jacob;16 y Jacob engendr a Jos, el esposo deMara, de la cual naci Jess, llamadoCristo. 17 As, las generaciones desde Abra-hn a David fueron en total catorce; desdeDavid hasta la deportacin a Babilonia, ca-torce; y desde la deportacin a Babiloniahasta el Cristo, catorce.

    Anuncio a Jos18 La generacin de Jesucristo fue de esta

    manera: Mara, su madre, estaba desposadacon Jos y, antes de vivir juntos, result queella esperaba un hijo por obra del EsprituSanto. 19 Jos, su esposo, como era justo yno quera difamarla, decidi repudiarla enprivado. 20 Pero, apenas haba tomado estaresolucin, se le apareci en sueos* un n-gel del Seor que le dijo: Jos, hijo deDavid, no temas acoger a Mara, tu mujer,porque la criatura que hay en ella viene delEspritu Santo. 21 Dar a luz un hijo y t lepondrs por nombre Jess, porque l salva-r a su pueblo de sus pecados.

    1,1 Este versculo introduce todo Mt 1, incluido 1,18-25. La genealoga de Jess responde al uso bblico(Gn 5; 10; 36) y a la importancia de las genealogas en Israel despus del exilio. Jess aparece empa-rentado con el gran patriarca Abrahn, origen del pueblo, y con el rey David, de cuya descendencia de-ba nacer el Mesas; es decir, en l se cumplen las promesas de Dios.1,20 El gnero literario de las apariciones en sueos se emplea varias veces en Mt 1-2; las revelacionesdivinas y su cumplimiento se corresponden de forma estricta (1,20-24; 2,12; 2,13s; 2,19-21).

    E VA N G E L I O S E G N S A N M AT E O

    EVANGELIO DE LA INFANCIA (1-2)

    1,1: Gn 2,4; 5,1; Lc 3,23-28 | 1,2: Gn 3,16; 22,18 | 1,3: 1 Crn 2,1-15; Heb 7,14 | 1,5: Rut 4,18-22 | 1,6:2 Sam 12,24 | 1,7: 1 Crn 3,10-16 | 1,12: 1 Crn 3,17.19; Esd 3,2 | 1,18: Lc 1,31-35; 2,1-7.

  • 22 Todo esto sucedi para que se cumplie-se lo que haba dicho el Seor por medio delprofeta: 23 Mirad: la Virgen concebir ydar a luz un hijo y le pondrn por nombreEnmanuel, que significa Dios-con-nos-otros*. 24 Cuando Jos se despert, hizo loque le haba mandado el ngel del Seor yacogi a su mujer.

    25Y sin haberla conocido, dio a luz un hijoal que puso por nombre Jess*.

    Visita de los Magos*

    21 Habiendo nacido Jess en Beln de Judea en tiempos del rey Herodes, unos

    magos* de Oriente se presentaron enJerusaln 2 preguntando: Dnde est elRey de los judos que ha nacido? Porquehemos visto salir su estrella y venimos aadorarlo. 3 Al enterarse el rey Herodes, sesobresalt y todo Jerusaln con l; 4 convo-c a los sumos sacerdotes y a los escribasdel pas, y les pregunt dnde tena que na-cer el Mesas. 5 Ellos le contestaron: EnBeln de Judea, porque as lo ha escrito elprofeta: 6 Y t, Beln, tierra de Jud, noeres ni mucho menos la ltima de las poblaciones de Jud, pues de ti saldr unjefe que pastorear a mi pueblo Israel.7 Entonces Herodes llam en secreto a losmagos para que le precisaran el tiempo enque haba aparecido la estrella, 8 y los man-d a Beln, dicindoles: Id y averiguadcuidadosamente qu hay del nio y, cuan-do lo encontris, avisadme, para ir yo tam-

    bin a adorarlo. 9 Ellos, despus de or alrey, se pusieron en camino y, de pronto, laestrella que haban visto salir comenz aguiarlos hasta que vino a pararse encima dedonde estaba el nio. 10 Al ver la estrella,se llenaron de inmensa alegra. 11 Entraronen la casa, vieron al nio con Mara, su ma-dre, y cayendo de rodillas lo adoraron; des-pus, abriendo sus cofres, le ofrecieron re-galos: oro, incienso y mirra. 12 Y habiendorecibido en sueos un orculo, para que novolvieran a Herodes, se retiraron a su tie-rra por otro camino.

    Huida a Egipto y matanzade los inocentes

    13 Cuando ellos se retiraron, el ngel delSeor se apareci en sueos a Jos y le dijo:Levntate, toma al nio y a su madre yhuye a Egipto; qudate all hasta que yo teavise, porque Herodes va a buscar al niopara matarlo. 14 Jos se levant, tom alnio y a su madre, de noche, se fue a Egipto15 y se qued hasta la muerte de Herodespara que se cumpliese lo que dijo el Seorpor medio del profeta: De Egipto llam ami hijo. 16 Al verse burlado por los magos,Herodes mont en clera y mand matar atodos los nios de dos aos para abajo, enBeln y sus alrededores, calculando el tiem-po por lo que haba averiguado de los ma-gos. 17 Entonces se cumpli lo dicho por me-dio del profeta Jeremas: 18 Un grito se oyeen Ram, llanto y lamentos grandes; es

    MATEO 1-2 1614

    1,23 Los LXX tradujeron el hebreo doncella por el griego virgen. Mateo descubre as en el texto una pro-feca de la concepcin de Jess por obra del Espritu Santo en el seno de Mara, la Virgen.1,25 La frase griega que traducimos y sin haberla conocido, dio a luz... refleja muy probablemente unaexpresin aramea, cuyo sentido es el indicado.2,1-12 Este pasaje sintetiza la teologa de Mateo: hay un conflicto entre dos realezas, la de Herodes y lade Jess; pese a conocer las Sagradas Escrituras, las autoridades judas y todo Jerusaln (4-5) se sobre-saltan ante el nacimiento del Mesas y no lo reconocen; frente a ellos, unos paganos (los Magos) lo bus-can, lo encuentran, lo adoran y le ofrecen sus dones.2,1 Tal vez se trate de astrnomos babilonios, especialistas en escudriar los fenmenos naturales.

    1,23: Is 7,14; 8,8.10 | 2,1: Lc 2,1-7 | 2,2: Nm 24,17 | 2,6: 2 Sam 5,2; 1 Crn 11,2; Miq 5,1-3 | 2,9: Nm9,17 | 2,13: Gn 46,1-7; x 1,15-22; 2,15 | 2,16: Nm 23,22; 24,8 | 2,18: Jer 31,15.

  • Comienzo del ministerio de Jess

    Presentacin y actividad de Juan el Bautista

    31 Por aquellos das, Juan el Bautista sepresenta en el desierto de Judea, predi-

    cando: 2 Convertos, porque est cerca elreino de los cielos*. 3 Este es el que anun-ci el profeta Isaas diciendo:

    Una voz grita en el desierto:Preparad el camino del Seor,allanad sus senderos*.

    4 Juan llevaba un vestido de piel de came-llo, con una correa de cuero a la cintura, yse alimentaba de saltamontes y miel silves-tre. 5 Y acuda a l toda la gente de Jerusaln,de Judea y de la comarca del Jordn; 6 con-fesaban sus pecados y l los bautizaba en elJordn. 7 Al ver que muchos fariseos y sa-duceos venan a que los bautizara, les dijo:Raza de vboras!, quin os ha enseado

    a escapar del castigo inminente? 8 Dad el fru-to que pide la conversin.

    9 Y no os hagis ilusiones, pensando:Tenemos por padre a Abrahn, pues osdigo que Dios es capaz de sacar hijos deAbrahn de estas piedras. 10 Ya toca el hachala raz de los rboles y todo rbol que no d buen fruto ser talado y echado al fuego.11 Yo os bautizo con agua para que os con-virtis; pero el que viene detrs de m es msfuerte que yo y no soy digno de llevarle lassandalias. l os bautizar con Espritu Santoy fuego*. 12 l tiene el bieldo en la mano:aventar su parva, reunir su trigo en el gra-nero y quemar la paja en una hoguera queno se apaga.

    Bautismo de Jess

    13 Por entonces viene Jess desde Galileaal Jordn y se presenta a Juan para que lobautice. 14 Pero Juan intentaba disuadirlo di-cindole: Soy yo el que necesito que t me

    Raquel que llora por sus hijos y rehsa elconsuelo, porque ya no viven*.

    19 Cuando muri Herodes, el ngel delSeor se apareci de nuevo en sueos a Josen Egipto 20 y le dijo: Levntate, coge alnio y a su madre y vuelve a la tierra deIsrael, porque han muerto los que atentabancontra la vida del nio. 21 Se levant, tom

    al nio y a su madre y volvi a la tierra deIsrael. 22 Pero al enterarse de que Arquelaoreinaba en Judea como sucesor de su padreHerodes tuvo miedo de ir all. Y avisado ensueos se retir a Galilea 23 y se establecien una ciudad llamada Nazaret. As se cum-pli lo dicho por medio de los profetas, quese llamara nazareno*.

    1615 MATEO 2-3

    2,18 Beln era el sitio tradicional de la familia de Raquel; en Ram se haban reunido los deportados quepartan para el exilio (Jer 40,1) y a quienes llora su madre.2,23 El griego usa el adjetivo nazoreo, en alusin posible al nazireo Sansn (Jue 13,5-7) o al reto-o de Is 11,1. En cualquier caso, es una forma gramaticalmente posible del gentilicio de Nazaret.3,2 En lugar de reino de Dios, Mateo usa normalmente la expresin reino de los cielos, ms judaque aquella, pero cuyo sentido es el mismo.3,3 Mateo lee Is 40,3 en la versin de los LXX. Sustituye los senderos de nuestro Dios por sus sende-ros, con lo que el texto puede aplicarse a Jess.3,11 El fuego, que puede ser smbolo de purificacin (Mal 3,2; Zac 13,9), debe entenderse aqu comosigno de castigo (vase 3,12). El Bautista anuncia as la dimensin de juicio del Dios que se acerca.

    2,20: x 4,19-20 | 3,1: Mc 1,1-8; Lc 3,1-18; Jn 1,19-28 | 3,3: Is 40,3 | 3,9: Jn 8,33-40; Rom 9,7s; Gl 3,7; 4,21-31 | 3,10: Mt 7,19 par; 12,33 | 3,11: Lc 13,6-9; Jn 1,26-33; 15,1-6 | 3,13: Mc 1,9-11; Lc 3,21s; Jn 1,29-34.

    PROCLAMACIN DEL REINO DE DIOS EN GALILEA (3-7)

  • bautices, y t acudes a m?. 15 Jess le con-test: Djalo ahora. Conviene que as cum-plamos toda justicia*. Entonces Juan se lopermiti. 16 Apenas se bautiz Jess, salidel agua; se abrieron los cielos y vio que elEspritu de Dios bajaba como una paloma yse posaba sobre l. 17 Y vino una voz de loscielos que deca: Este es mi Hijo amado,en quien me complazco*.

    Tentaciones de Jess*

    41 Entonces Jess fue llevado al desierto por el Espritu para ser tentado por el

    diablo. 2 Y despus de ayunar cuarenta dascon sus cuarenta noches, al fin sinti ham-bre. 3 El tentador se le acerc y le dijo: Sieres Hijo de Dios, di que estas piedras seconviertan en panes. 4 Pero l le contest:Est escrito: No solo de pan vive el hom-bre, sino de toda palabra que sale de la bocade Dios. 5 Entonces el diablo lo llev a laciudad santa, lo puso en el alero del templo6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, trate aba-jo, porque est escrito: Ha dado rdenes asus ngeles acerca de ti y te sostendrn en sus manos, para que tu pie no tropiececon las piedras. 7 Jess le dijo: Tambinest escrito: No tentars al Seor, tu Dios.8 De nuevo el diablo lo llev a un monte al-tsimo y le mostr los reinos del mundo y sugloria, 9 y le dijo: Todo esto te dar, si te

    postras y me adoras. 10 Entonces le dijoJess: Vete, Satans, porque est escrito:Al Seor, tu Dios, adorars y a el solo da-rs culto. 11 Entonces lo dej el diablo, yhe aqu que se acercaron los ngeles y lo servan.

    Vuelta a Galilea12 Al enterarse Jess de que haban arres-

    tado a Juan se retir a Galilea. 13 DejandoNazaret se estableci en Cafarnan, junto almar, en el territorio de Zabuln y Neftal,14 para que se cumpliera lo dicho por mediodel profeta Isaas:

    15 Tierra de Zabuln y tierra de Neftal,camino del mar, al otro lado del Jordn,Galilea de los gentiles. 16 El pueblo que ha-bitaba en tinieblas vio una luz grande; a losque habitaban en tierra y sombras de muer-te, una luz les brill*.

    17 Desde entonces comenz Jess a pre-dicar diciendo: Convertos, porque est cer-ca el reino de los cielos.

    Llamamiento de los primeros discpulos

    18 Paseando junto al mar de Galilea vioa dos hermanos, a Simn, llamado Pedro,y a Andrs, que estaban echando la red*en el mar, pues eran pescadores. 19 Lesdijo: Venid en pos de m y os har pes-cadores de hombres. 20 Inmediatamente

    MATEO 3-4 1616

    3,15 Justicia, palabra muy frecuente en Mateo, significa la adecuacin a la voluntad de Dios, verdadero objetivode la vida del creyente (vase 5,6.10.20; 6,1.33; 21,32). Aqu es Jess quien vive su condicin de Hijo de Dioscumpliendo la voluntad del Padre, que, a veces, se concreta en el cumplimiento de las Sagradas Escrituras en l.3,17 En el bautismo Jess es ungido con el Espritu y el mismo Dios lo proclama Siervo, Profeta, Mesasy su nico y amado Hijo. La voz que se escucha combina Is 42,1; Sal 2,7 y Gn 22.4,1-11 Los textos bblicos citados pretenden presentar a Jess reviviendo las tentaciones de Israel en su cami-no de cuarenta aos en el desierto; pero, a diferencia de Israel, el Nazareno se mantiene fiel a Dios, su Padre;aqu y hasta el final (vase 16,21ss; etc.) esa es la forma en que l realiza su condicin de Hijo de Dios.4,16 De forma insospechada, pero respondiendo al plan de Dios manifestado en la Escritura, Jess comien-za su vida pblica en Cafarnan, la Galilea de los gentiles; la apertura a lo universal, difcil de asimilarpara una comunidad tan judeocristiana como la de Mateo, queda as sealada como voluntad divina.4,18 La red de la que habla el texto es la llamada esparavel, que es redonda y que los pescadores arro-jaban en el mar metindose ellos en el agua.

    3,17: Mt 12,18; 17,5; Jn 12,28 | 4,1: Mc 1,12s; Lc 4,1-13 | 4,4: Dt 8,3 | 4,6: Sal 91,11s | 4,7: Dt 6,16 | 4,10:Dt 6,13 | 4,12: Mc 1,14s; Lc 4,14 | 4,15: Is 8,23-9,1 | 4,18: Mc 1,16-20; Lc 5,1-11; Jn 1,35-42 | 4,20: Mt8,19-22; 13,47-50; 19,27.

  • Por sus referencias a la prisin (1,16-20; 2,14-18), la carta a los Filipenses formaparte del grupo de escritos paulinos llamado cartas de la cautividad, si bien con ca-ractersticas peculiares.

    Circunstancias y fecha de composicin

    El tiempo de composicin de Filipenses depende de la cautividad en la cual se si-te la carta. Si se tratara de la prisin de Cesarea o de Roma, se colocara en el co-mienzo de los aos 60. En cambio, si la carta hubiera sido escrita en alguna otra pri-sin anterior (Heb 23,3; 2 Cor 11,23) podra pensarse en los aos 50.

    Frente a lo que ocurre con otras cartas de la cautividad, la autora paulina de estacarta nunca ha sido puesta en tela de juicio. Por otra parte, ha sido abundante el re-curso eclesistico a este escrito, sobre todo del himno de 2,6-11.

    Divisin

    La divisin de la carta no es fcil. Su contenido, algo heterogneo, no se presta aesquemas de desarrollo doctrinal unitario. Sin embargo la homogeneidad temtica dealgunas secciones permite esbozar una distribucin de las partes principales:

    Introduccin: 1,1-11.Datos personales y exhortaciones a la unidad: 1,12-2,30.Seccin autobiogrfica: 3,1-4,20.Conclusin: 4,21-23.

    Contenido

    A pesar de sus reducidas dimensiones, es una carta de gran importancia. Est diri-gida a la primera comunidad evangelizada por Pablo en Europa. Rebosa cordialidad,alegra y esperanza. Su verdadera joya teolgica es el pasaje sobre la humillacin ygloria de Cristo (2,6-11), el himno cristolgico ms notable de todo el NuevoTestamento. En la carta se contienen adems las primeras indicaciones sobre lo queser en decenios posteriores la estructura jerrquica de la Iglesia (obispos, diconos).Son importantes las informaciones autobiogrficas de Pablo (3,5-14). Revisten singu-lar valor las afirmaciones sobre el encuentro del creyente con Cristo despus de lamuerte (1,21-23). Las referencias a los judaizantes completan el cuadro de informa-ciones de las dems cartas sobre este penoso conflicto del cristianismo naciente. Laactividad de colaboradores como Timoteo y Epafrodito pone una nota de singular vida

    FILIPENSES

    INTRODUCCIN

  • en el escrito. La actitud de la Iglesia de Filipos en cuanto a la colaboracin econmi-ca es tambin un dato novedoso en la vida de Pablo, reacio a recibir una retribucinpor sus trabajos apostlicos.

    FILIPENSES 1954

  • Pablo en la crcel*

    12 Quiero que sepis, hermanos, que misituacin personal ha favorecido ms bien elavance del Evangelio, 13 pues el personal delpretorio y todos los dems ven claro que es-toy preso por Cristo. 14 De este modo la ma-yora de los hermanos, alentados por mis ca-

    denas a confiar en el Seor, se atreven mu-cho ms a anunciar sin miedo la Palabra. 15 Algunos anuncian a Cristo por envidia yrivalidad; otros, en cambio, lo hacen conbuena intencin; 16 estos porque me quiereny saben que me han encargado de defenderel Evangelio; 17 aquellos proclaman a Cristopor rivalidad, con intenciones torcidas, pen-

    Saludo

    11 Pablo y Timoteo, siervos de CristoJess, a todos los santos en Cristo que

    residen en Filipos, con sus obispos y dico-nos*. 2 Gracia y paz a vosotros de parte deDios, nuestro Padre, y del Seor Jesucristo.

    Accin de gracias y splica*

    3 Doy gracias a mi Dios cada vez queos recuerdo; 4 siempre que rezo por voso-tros, lo hago con gran alegra. 5 Porquehabis sido colaboradores mos en la obradel Evangelio, desde el primer da hastahoy. 6 Esta es nuestra confianza: que el

    que ha inaugurado entre vosotros estabuena obra, la llevar adelante hasta elDa de Cristo Jess. 7 Esto que siento porvosotros est plenamente justificado: osllevo en el corazn, porque tanto en la pri-sin como en mi defensa y prueba delEvangelio, todos comparts mi gracia. 8 Testigo me es Dios del amor entraablecon que os quiero, en Cristo Jess. 9 Y estaes mi oracin: que vuestro amor siga cre-ciendo ms y ms en penetracin y ensensibilidad 10 para apreciar los valores.As llegaris al Da de Cristo limpios eirreprochables, 11 cargados de frutos dejusticia, por medio de Cristo Jess, paragloria y alabanza de Dios.

    1,1 La mencin de los obispos y diconos prepara la formacin de las expresiones tcnicas con las quese designarn los ministerios en la Iglesia (vase Hch 20,28; 1 Tim 3,2.8).1,3-11 Primera Iglesia fundada por Pablo en Europa, Filipos se tom adems muy en serio la obra evan-gelizadora del Apstol; ello explica las clidas expresiones de congratulacin por esta colaboracin. Nofalta la referencia al da de Cristo (1,10) como condicin firme de perseverancia.1,12-2,30 Este pasaje contiene informaciones autobiogrficas de gran inters sobre las actividades de Pablo.

    C A RTA A L O S F I L I P E N S E S

    INTRODUCCIN (1,1-11)

    1,1: Rom 1,1-7 | 1,5: 1 Cor 1,4-9 | 1,8: Rom 1,9 | 1,9: Col 1,9s | 1,13: Ef 3,1.

    DATOS PERSONALES Y EXHORTACIONES A LA UNIDAD (1,12-2,30)

  • sando hacer ms penosas mis cadenas. 18 Qu ms da? Al fin y al cabo, de la ma-nera que sea, con hipocresa o con sinceri-dad, se anuncia a Cristo, y yo me alegro, yseguir alegrndome*. 19 Porque s que estoser para mi bien gracias a vuestras oracio-nes y a la ayuda del Espritu de Jesucristo.20 Lo espero con impaciencia, porque en nin-gn caso me ver defraudado, al contrario,ahora como siempre, Cristo ser glorificadoen mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte.

    Inters por los filipenses

    21 Para m la vida es Cristo y el morir unaganancia*. 22 Pero, si el vivir esta vida mor-tal me supone trabajo fructfero, no s quescoger. 23 Me encuentro en esta alternativa:por un lado deseo partir para estar conCristo que es con mucho lo mejor; 24 peropor otro, quedarme en esta vida, veo que esms necesario para vosotros. 25 Convencidode esto, siento que me quedar y estar avuestro lado, para vuestro progreso en laalegra y en la fe, 26 de modo que el orgu-llo que en Cristo Jess sents rebose cuan-do me encuentre de nuevo entre vosotros.

    El combate apostlico

    27 Lo importante es que vosotros llevisuna vida digna del Evangelio de Cristo,

    de modo que, tanto si voy a veros comosi tengo de lejos noticias vuestras*, sepaque os mantenis firmes en el mismo es-pritu y que luchis juntos como un solohombre por la fidelidad al Evangelio, 28 sin el menor miedo a los adversarios;esto ser para ellos signo de perdicin,para vosotros de salvacin: todo por obrade Dios. 29 Porque a vosotros se os ha con-cedido, gracias a Cristo, no solo el don decreer en l, sino tambin el de sufrir porl, 30 estando como estamos en el mismocombate; ese en que me visteis una vez yque ahora conocis de odas.

    Cristo modelo de vida

    21 Si queris darme el consuelo deCristo y aliviarme con vuestro amor, si

    nos une el mismo Espritu y tenis entra-as compasivas, 2 dadme esta gran ale-gra: manteneos unnimes y concordescon un mismo amor y un mismo sentir*.3 No obris por rivalidad ni por ostenta-cin, considerando por la humildad a losdems superiores a vosotros. 4 No os en-cerris en vuestros intereses, sino buscadtodos el inters de los dems.5 Tened entre vosotros los sentimientos

    propios de Cristo Jess*:6 El cual, siendo de condicin divina,

    no retuvo vidamente el ser igual a Dios;

    FILIPENSES 1-2 1956

    1,18 La prisin de Pablo ha sido ocasin para un verdadero discernimiento entre los cristianos: unos hantomado nuevos estmulos para continuar su obra; otros se han lanzado a la predicacin con espritu en-vidioso. A Pablo le importa sin embargo que el misterio de Cristo sea conocido de todos.1,21 La fe de Pablo en el ms all descubre en la propia muerte motivos de gran confianza: tras el de-rrumbamiento de la tienda corporal (2 Cor 5,8), espera el encuentro con Cristo, aunque no con una acti-tud pasiva, sino en el esfuerzo por aprovechar el tiempo para procurar el mayor bien a los hombres.1,27 La relacin de Pablo con sus cristianos de Filipos estuvo marcada por las continuas ausencias. Pese a todo,el recuerdo cordial y el frecuente contacto epistolar, junto con las muchas noticias que le trasmitan sus colabo-radores, formaron el vnculo de una unin eficaz entre el Apstol y los cristianos de aquella comunidad.2,2 La preocupacin que provoca en Pablo la situacin de los filipenses permite adivinar una situacinmuy humana: rivalidades, rechazos mutuos, vanidad; por ello, con amor paterno, los invita a superarse.2,5 En 2,6-11 Pablo recoge probablemente un himno, patrimonio comn de las primeras comunidades.En l se presenta a Jess en tres momentos: preexistencia divina, vida histrica en humildad y someti-miento, y exaltacin gloriosa, apareciendo as como el modelo perfecto de las disposiciones interioresque el Apstol pide al cristiano.

    1,20: 1 Cor 6,20 | 1,21: Gl 2,20; Col 3,3s | 1,23: 2 Cor 5,6-9 | 1,29: 2 Tes 1,4-7 | 1,30: Col 1,24-29 | 2,2:1 Cor 1,10-16.

  • 7 al contrario, se despoj de s mismo*tomando la condicin de esclavo*,hecho semejante a los hombres.Y as, reconocido en su condicin

    como hombre,8 se humill a s mismo,

    hecho obediente hasta la muerte,y una muerte de cruz.

    9 Por eso Dios lo exalt sobre todo10 y le concedi el Nombre-sobre-todo-

    nombre*;de modo que al nombre de Jesstoda rodilla se dobleen el cielo, en la tierra, en el abismo*,

    11 y toda lengua proclame:Jesucristo es Seor,para gloria de Dios Padre.

    Hijos de Dios sin tacha

    12 Por lo tanto, queridos hermanos, yaque siempre habis obedecido, no solocuando yo estaba presente, sino muchoms ahora en mi ausencia, trabajad porvuestra salvacin con temor y temblor, 13 porque es Dios quien activa en vosotrosel querer y el obrar para realizar su desig-nio de amor. 14 Cualquier cosa que hagissea sin protestas ni discusiones, 15 as se-

    ris irreprochables y sencillos, hijos deDios sin tacha, en medio de una genera-cin perversa y depravada, entre la cualbrillis como lumbreras del mundo, 16 manteniendo firme la palabra de lavida. As, en el da de Cristo, esa ser migloria, porque mis trabajos no fueron in-tiles ni mis fatigas tampoco. 17 Y si misangre se ha de derramar, rociando el sa-crificio litrgico que es vuestra fe*, yo es-toy alegre y me asocio a vuestra alegra;18 por vuestra parte estad alegres y ale-graos conmigo.

    Timoteo y Epafrodito colaboradoresde Pablo*

    19 Con la ayuda del Seor Jess, espe-ro mandaros pronto a Timoteo, para ani-marme yo tambin recibiendo noticiasvuestras. 20 Porque no tengo a nadie tande acuerdo conmigo que se preocupe le-almente de vuestros asuntos. 21 Todos bus-can su inters, no el de Jesucristo. 22 DeTimoteo, en cambio, conocis su probadavirtud, pues se puso conmigo al serviciodel Evangelio como un hijo con su padre.23 A l precisamente espero enviroslo encuanto vea clara mi situacin; 24 aunque,

    1957 FILIPENSES 2

    2,7 [1] La condicin divina (existir en la forma de Dios) y la categora correspondiente (ser igual aDios) no fueron para Cristo un bien al que aferrarse o una presa codiciada; frente a la actitud de Adn(Gn 3,5), l se despoj de su rango (se vaci), es decir, asumi una verdadera condicin humanacon todas sus consecuencias, o sea, hasta la muerte.2,7 [2] El trmino no tiene connotaciones sociolgicas, sino antropolgicas (el ser humano es siervo fren-te a Dios, que es su Seor) y teolgicas (Cristo es el Siervo del Seor).2,10 Frente a la condicin humana asumida libremente, Cristo recibe el nombre que le corresponde, esdecir, el nombre de Seor, un ttulo exclusivo de Dios en el AT y que, aplicado a Cristo, pone aqu demanifiesto la gloria de su exaltacin.2,10 Cielo, tierra, abismo, es decir, las tres dimensiones del cosmos segn los antiguos, doblan las rodi-llas, es decir, aceptan el seoro de Cristo sobre todo.2,17 El Apstol interpreta su situacin de acuerdo con la doctrina sobre la muerte sacrificial de Cristoen favor de los hombres: la posibilidad de un final de martirio, que l vislumbra en la crcel, es unaofrenda sacrificial, semejante a las libaciones, que caera sobre la ofrenda de la conducta cristiana de susfieles, tambin ella sacrificial.2,19-30 Reaparecen las informaciones personales de Pablo y de sus colaboradores y se describe con granviveza las condiciones en que discurra la vida del Apstol, en estrecha unin de destino con todos losmiembros activos de la Iglesia.

    2,7: Is 53,12; 2 Cor 8,9; Gl 4,4 | 2,8: Rom 5,19 | 2,9: Is 52,13 | 2,10: Is 45,23 | 2,11: Rom 10,9 | 2,15:Dt 32,5; Mt 17,17 | 2,16: Gl 2,2; 4,11; 5,7 | 2,19: Hch 16,1; 1 Cor 4,17; 16,10s.

  • Entrega de Pablo a Cristo

    31 Por lo dems, hermanos, alegraos, enel Seor. A m no me cuesta nada re-

    petiros lo ya dicho otras veces, y a voso-tros os dar seguridad. 2 Cuidado con losperros, cuidado con los malos obreros,cuidado con la mutilacin!* 3 Los circun-cisos somos nosotros, los que damos cul-to en el Espritu de Dios, y ponemos nues-tra gloria en Cristo Jess, sin confiar enla carne. 4 Aunque tambin yo tendra mo-tivos para confiar en ella. Y si algunopiensa que puede hacerlo, yo mucho ms:5 circuncidado a los ocho das, del linajede Israel, de la tribu de Benjamn, hebreohijo de hebreos; en cuanto a la ley, fari-seo*; 6 en cuanto a celo, perseguidor de laIglesia; en cuanto a la justicia de la ley,irreprochable. 7 Sin embargo, todo esoque para m era ganancia, lo considerprdida a causa de Cristo. 8 Ms an: todolo considero prdida comparado con laexcelencia del conocimiento de Cristo

    Jess, mi Seor. Por l lo perd todo, ytodo lo considero basura con tal de ganara Cristo 9 y ser hallado en l, no con unajusticia ma, la de la ley, sino con la queviene de la fe de Cristo, la justicia queviene de Dios y se apoya en la fe. 10 Todopara conocerlo a l, y la fuerza de su re-surreccin, y la comunin con sus pade-cimientos, muriendo su misma muerte, 11 con la esperanza de llegar a la resurrec-cin de entre los muertos.

    La meta*

    12 No es que ya lo haya conseguido oque ya sea perfecto: yo lo persigo, a versi lo alcanzo como yo he sido alcanzadopor Cristo. 13 Hermanos, yo no pienso ha-ber conseguido el premio. Solo busco unacosa: olvidndome de lo que queda atrsy lanzndome hacia lo que est por delan-te, 14 corro hacia la meta, hacia el premio,al cual me llama Dios desde arriba enCristo Jess. 15 Todos nosotros, los madu-

    con la ayuda del Seor, confo en ir pron-to personalmente. 25 Entretanto, me consi-dero obligado a enviaros de nuevo aEpafrodito, mi hermano, colaborador ycompaero de armas, a quien vosotros en-viasteis para que atendiera a mi necesidad.26 l os echa mucho de menos y est an-gustiado porque os habis enterado de suenfermedad. 27 De hecho, estuvo a punto demorir, pero Dios tuvo compasin de l; no

    solo de l, sino tambin de m, para que nose me aadiera una tristeza a la otra. 28 Oslo mando lo antes posible, para que vin-dolo, volvis