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Relaciones. Estudios de historia y sociedad
ISSN: 0185-3929
El Colegio de Michoacán, A.C
México
Florescano, Enrique
SAHAGÚN Y EL NACIMIENTO DE LA SAHAGÚN Y EL NACIMIENTO DE LA CRÓNICA MESTIZA
Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXIII, núm. 91, verano, 2002
El Colegio de Michoacán, A.C
Zamora, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13709104
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n el siglo XVIm
uchos frailes se interesaron en la histo-ria de los pueblos indígenas y se apoyaron en códicesy tradiciones orales para reconstruir su pasado, perofue el franciscano Bernardino de Sahagún (1499-1590)quien hizo de la recolección de las antiguas pictogra-
fías y del interrogatorio a los sabios indígenas un arte refinado y un ins-trum
ento indispensable de la indagación histórica. Una prim
era dife-rencia entre Sahagún y el m
étodo adoptado por sus antecesores fue laelaboración de un cuestionario que contenía preguntas precisas para serrespondidas por sus interlocutores indígenas. El llam
ó a este catálogode preguntas “m
emoria de todas las m
aterias que había de tratar”. Coneste cuestionario inició su am
biciosa pesquisa, dirigida a colectar infor-m
ación sobre la historia, lenguas, costumbres y religión de los antiguos
mexicanos. Esta indagación, que m
ás tarde adquirió proporciones in-conm
esurables, comenzó de m
anera sencilla en el pueblo de Tepepulcoel año de 1559 y se prolongó hasta 1561. D
ice el franciscano que al lle-gar a este pueblo procedió de la m
anera siguiente:
En el dicho pueblo hice juntar todos los principales con el señor del pueblo,que se llam
aba don Diego de M
endoza […] H
abiéndonos juntado propúse-les lo que pretendía hacer y les pedí m
e diesen personas hábiles y experi-m
entadas, con quien pudiese platicar y me supieran dar razón de lo que les
E El franciscano Bernardino de Sahagún logró una recopilación am-
plísima de inform
ación sobre el México antiguo con m
étodos deinvestigación en extrem
o acuciosos y propios de un antropólogoavant la lettre. Su aportación m
ás significativa reside en la reunióny organización del m
aterial obtenido, en que ocupan un lugarcentral las tradiciones m
ás íntimas del pueblo naua acerca de sus
orígenes, cosmogonía, valores m
orales, etcétera, expresados porinform
antes nativos –en contraste con la crónica europea, en laque se exaltan los actos heroicos del individuo– (Sahagún, M
éxicoantiguo, C
ódice florentino, mem
oria indígena, historia mestiza).
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[…] por espacio de tres años pasé y repasé a m
is solas todas mis escripturas,
y las torné a enmendar y dividílas por libros, en doce libros, y cada libro por
capítulos, y algunos libros por capítulos y párrafos […] y los m
exicanosañadieron y enm
endaron muchas cosas a los doce libros […
], de manera
que el primer cedazo por donde m
is obras se cernieron fueron los de Tepe-pulco; el segundo, los de Tlatilulco; el tercero, los de M
éxico, y en todos e-stos escrutinios hubo gram
áticos colegiales. 4
Esta tarea se extendió por más de 20 años, desde 1559 hasta 1580, y
ocupó sus mejores energías. Com
o se advierte, su esfuerzo fue doble.Por un lado trabajó arduam
ente en la definición de las preguntas del cues-tionario y en ordenar las respuestas que le proporcionaban los sabios in-dígenas; luego se dedicó a revisar, corregir y solicitar una y otra veznuevos m
ateriales en náuatl, hasta obtener un texto satisfactorio. Aco-
metió m
ás tarde la traducción parcial del náuatl al español de esos ma-
teriales, esfuerzo que culminó en la m
ás conocida de sus obras: Historia
general de las cosas de Nueva España,cuya prim
era edición, reprimida y
censurada en diversas ocasiones, tuvo que esperar hasta los años de1829-30. Los estudiosos de esta m
onumental enciclopedia de la cultura
náuatl observaron que en la composición de ella estuvo “presente una
jerarquía escolástica y medieval, adaptada, claro está, a la religión y las
costumbres de los antiguos habitantes de la N
ueva España”. 5Así, en los
distintos borradores Sahagún partió primero de los dioses, continuó con
el cielo y el infierno, siguió con el reino terrestre y concluyó con una re-lación de las cosas hum
anas y naturales. Sin embargo, Sahagún no se
ajustó a los rígidos esquemas clásicos o m
edievales, pues en la Historia
generalincluyó un relato de la conquista de México elaborado por sus
colaboradores de Tlatelolco, y una verdadera novedad: la extraordina-ria colección de pictografías que reproducían las antiguas form
as indí-genas de registrar el pasado.
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preguntase. […] otro día vinieron el señor con los principales, y hecho un
muy solem
ne parlamento, com
o ellos entonces lo usaban hacer, señaláron-m
e hasta diez o doce principales ancianos, y dijéronme que con aquellos
podía comunicar y que ellos m
e darían razón de todo lo que les preguntase.Estaban allí hasta cuatro latinos, a los cuales yo pocos años antes habíaenseñado la gram
ática en el Colegio de Santa Cruz en el Tlatelolco. 1
Como se advierte, la prim
era precaución de Sahagún fue allegarselos inform
antes más com
penetrados en las antiguas tradiciones. En Te-pepulco recibió adem
ás el apoyo de “cuatro latinos”, sus antiguosalum
nos indígenas que habían aprendido latín en el Colegio de Tlate-lolco. M
ás tarde fue comisionado al convento de Santiago de Tlatelolco
y ahí llevó sus papeles y continuó su encuesta, auxiliado ahora por ochoo diez sabios, “m
uy hábiles en su lengua y en las cosas de sus antigua-llas, con los cuales y con cuatro o cinco colegiales todos trilingües, porespacio de un año y algo m
ás, encerrados en el Colegio, se enmendó,
declaró y añadió todo lo que de Tepepulco truje escrito, y todo se tornóa escribir de nuevo, de ruin letra porque se escribió con m
ucha prisa”. 2
La información recogida en Tepepulco y la colectada en Tlatelolco
(1561-1565) fue compilada en los llam
ados Primeros m
emorialesy en los
conjuntos documentales conocidos con el nom
bre de Códice matritense de
la Real Academ
ia de la Historia
y Códice matritense del Real Palacio. 3Saha-
gún fue trasladado más tarde al convento de San Francisco en la Ciudad
de México (1565-1568) y ahí revisó y llevó a cabo un tercer ordenam
ien-to y corrección de sus m
ateriales, que él mism
o relata:
1Alfredo López A
ustin, “Estudio acerca del método de investigación de fray Bernar-
dino de Sahagún”, en Jorge Martínez Ríos, La investigación social de cam
po en México, M
é-xico, U
niversidad Nacional A
utónoma de M
éxico, 1976, 9-56; y Munro S. Edm
onson(com
p.), Sixteenth-Century Mexico. The W
ork of Sahagun, University of N
ew M
exico, 1974.2Ibid., 18.3“Prim
eros mem
oriales” de fray Bernardino de Sahagún. Textos en náhuatl, traduccióndirecta, prólogo y com
entarios por Wigberto Jim
énez Moreno, Instituto N
acional de An-
tropología e Historia, 1974; Bernardino de Sahagún, Prim
eros mem
oriales, Edición facsimi-
lar, fotografías de Ferdinand Anders, U
niversity of Oklahom
a Press, 1993; y Bernardinode Sahagún, Prim
eros mem
oriales, paleografía del texto náhuatl y traducción al inglés deThelm
a Sullivan, University of O
klahoma Press, 1997.
4Sahagún, 2000, I, 130-131.5G
aribay 1954, II, 67-69; López Austin 1976, 21-22; D
onald Robertson, “The SixteenthCentury M
exican Encyclopedia of Fray Bernardino de Sahagún”, en Cuadernos de historiam
undial, s.f., vol. IX, núm. 3: 617-628; y M
iguel León-Portilla, “La investigación integralde Sahagún”, en Toltecáyotl. A
spectos de la cultura náhuatl, México, Fondo de Cultura Eco-
nómica, 1980, 101-135.
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La Historia general de las cosas de N
ueva Españaestá com
puesta portres partes que tuvieron fortuna varia en su edición y apreciación poste-riores. El llam
ado Códice florentino, considerado por los críticos como el
manuscrito original m
ás completo, está integrado por el texto naua, la
versión española de ese texto y una colección de más de 1850 ilustracio-
nes. La primera versión del texto náuatl se escribió en 1559-1561 y pos-
teriormente fue objeto de revisiones y m
odificaciones hasta 1569, año enque Sahagún hizo una copia en lim
pio dividida en 12 libros. La traduc-ción española de este texto se concluyó hacia 1579-1580 y fue la m
ás di-vulgada en los siglos XIX
y XX. Recientemente Josefina G
arcía Quintana
y Alfredo López A
ustin publicaron la mejor versión paleográfica de ese
texto. 6Pero en conjunto, el Códice florentinosólo se publicó com
pletohasta 1979, en una m
agnífica edición facsimilar. 7Esta últim
a dio a cono-cer por prim
era vez las fotos en color del extraordinario conjunto deilustraciones que Sahagún se em
peñó que acompañaran al texto bilin-
güe, y que son una muestra de la m
anera tradicional que tenían los pue-blos nauas de registrar y contar su historia.
Percibimos entonces que el Códice florentino
es un palimpsesto, un
manuscrito antiguo que conserva huella de tres versiones diferentes del
pasado naua. La primera versión es obra de Sahagún y está en castella-
no. Como advierte el padre G
aribay, si sólo esta versión “hubiera que-dado, tendríam
os ya un monum
ento perdurable de belleza y valor cien-tífico que no tiene sem
ejante en la historia de la cultura americana”.
Pero como se ha visto, el franciscano se adelantó a su época y com
o unetnógrafo avant la lettre
solicitó a los nativos que escribieran su propiaversión de la historia. “H
izo, como dice el padre G
aribay, que los indiosviejos dictaran y com
unicaran noticias; hizo que los indios jóvenes, ya
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cultivados a la manera de O
ccidente, redactaran en su lengua originalesinform
aciones y recogieran de los labios de los viejos la moribunda sa-
biduría antigua. Yceloso de sus datos inform
ativos, los hizo copiar yrecopiar […
]”8Y
a todo esto le agregó la formidable colección de ilustra-
ciones que prolongaron en la situación colonial la antigua tradición pic-tográfica de M
esoamérica.
La originalidad de la historia conservada en el Códice florentino resi-de en las tres interpretaciones del pasado que ahí conviven. Por un ladoestá el texto español, que junto con el diseño enciclopédico del libro, esobra entera de Sahagún, producto de su form
ación intelectual y de susingular m
anera de ver al nativo americano. Fray Bernardino había es-
tudiado en la universidad de Salamanca y hacia 1516 ingresó en la or-
den de san Francisco. Tenía una sólida educación religiosa y se habíaform
ado en la cultura medieval, una tradición que entreveraba la lectu-
ra de los padres de la Iglesia con la de autores griegos y romanos. D
eesta form
ación y de su inesperado encuentro con la cultura naua nacióel insólito proyecto de recoger en un libro la im
agen global del mundo
indígena amenazado de destrucción. En 1558 el provincial de la orden,
fray Francisco Toral, le pidió a Sahagún, quien ya era reconocido como
un experto en el manejo del náuatl, que escribiera en esa lengua lo que
considerara útil “para el acrecentamiento profundo del cristianism
o en-tre los indígenas y para ayuda de los m
inistros que los adoctrinaban”.El m
ismo Sahagún asentó: “a m
í me fue m
andado por sancta obedien-cia de m
i prelado mayor que escribiese en lengua m
exicana lo que me
pareciese ser útil para la doctrina, cultura y manutenencia de la cristian-
dad destos naturales desta Nueva España y para ayuda de los obreros
y ministros que los adoctrinan”. 9
Pero en el transcurso de la elaboración de esta obra Sahagún rebasóesos objetivos. Los libros I a III form
an el tratado más com
pleto de quedisponem
os sobre la religión y los dioses del panteón mexicano, e inclu-
yen una rica descripción de su calendario de fiestas y una muestra de sus
himnos rituales, m
ás la famosa saga del encum
bramiento y caída de Ce
6Sahagún, 2000.7Códice florentino, El M
anuscrito 218-220 de la colección Palatina de la Biblioteca Me-
dicea Laurenziana, edición facsimilar, A
rchivo General de la N
ación-Giunti Barbéra,
1979, 3 vols. Antes se publicó en inglés una excelente edición del Códice florentino, pero
no incluyó el total de las ilustraciones. Véase Bernardino de Sahagún, Florentine Codex,
General history of the things of N
ew Spain, traducido del azteca al inglés, con notas e ilustra-
ciones por Arthur J. O
. Anderson y Charles E. D
ibble, The School of Am
erican Researchand the U
niversity of Utah, 1950-1970, 12 vols.
8Bernardino de Sahagún, Historial general de las cosas de N
ueva España, Edición de Án-
gel María G
aribay K., M
éxico, Editorial Porrúa, 1956, 4 vols. I, Premio general, 10-77
9Sahagún 2000, I, “Estudio introductorio”, 41 y 129.
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Ácatl Topiltzin Q
uetzalcóatl enla legendaria Tula (figura 1). Loslibros IV
y Vse refieren a la as-
trología y los agüeros (figura 2).El libro V
I, uno de los más inno-
vadores, que Sahagún pensócom
o una suma de la retórica y
la filosofía moral de los m
exica-nos, es una recopilación de ora-ciones, exhortaciones y m
etáfo-ras
que muestran la excelencia
de la lengua naua. Contiene unaselección de los cantos de ala-banza a los dioses y de los dis-cursos que se hacían en las oca-siones solem
nes, como cuando
se elegía un nuevo señor, o se
amonestaba a las hijas e hijos. El
libro VIIregistra el mito del Q
uin-to Sol y las fiestas que celebra-ban el ciclo de 52 años. El libroV
IIIes un relato que reconstruyela historia de los reinos y gober-nantes de Tenochtitlán, Tlatelol-co, Texcoco y H
uexutla (figura 3).El IX
trata ampliam
ente las cos-tum
bres y negocios de los mer-
caderes (figura 4). El Xcontiene
una descripción detallada de loshom
bres y mujeres m
exicanos,de sus diferencias sociales y va-riedad de oficios, de sus vicios yvirtudes y se explaya en la defi-nición de sus enferm
edades y me-
FIG
URA
1: El dios Quetzalcóaltl en una
página del Códice florentino.
FIG
URA
2: La rueda calendárica delos aztecas. Códice florentino.
dicinas. En el libro XISahagún incluyó un sorprendente tratado de histo-ria natural al que tituló “bosque, jardín, vergel de la lengua m
exicana”.A
quí se encuentra una minuciosa descripción de la fauna del Valle de
México, así com
o de la flora, los minerales, las aguas y la calidad de la
tierra. Por último, el libro XIIcontiene el extraordinario relato de la con-
quista de México elaborado por los inform
antes de Tlatelolco, que sin-
FIG
URA
3: Página del Códice florentinoque describe la serie de gobernantesde M
éxico-Tenochtitlán.
FIG
URA
4: Descripción de las
actividades de los comerciantes.
Códice florentino.
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Una de las aportaciones m
ás significativas del Códice florentinoresi-
de en su capacidad para recoger las tradiciones más íntim
as del pueblonaua acerca de sus orígenes, concepción del m
undo y valores morales.
Estos textos, como lo declara con énfasis el m
ismo Sahagún al referirse
a la paternidad indígena de los Huehuetlatolli, son obra de la gente naua,
“porque lo que en este libro está escrito no cabe en entendimiento de
hombre hum
ano el fingirlo, ni hombre viviente pudiera fingir el lengua-
je que en él está. Ytodos los indios entendidos, si fueran preguntados,
afirmarán que este lenguaje es el propio de sus antepasados, y obras que
ellos hacían. 11
Son textos que transmiten una interpretación del pasado propia del
pensamiento m
esoamericano, com
o puede apreciarse en el libro XIIdel Códice florentino, que relata el dram
ático episodio de la conquista deTenochtitlán. A
sí como la filosofía m
oral, que expresan los cantos y dis-cursos incluidos en el libro sexto, establece una tensión con los valoresoccidentales, así tam
bién el relato de la conquista elaborado por los sa-bios de Tlatelolco crea una tensión inevitable con las versiones españo-las de ese m
ismo acontecim
iento. Este es uno de los rasgos notables delCódice florentino: la inclusión de dos o m
ás interpretaciones del mism
osuceso, la coexistencia de la concepción indígena del pasado con la in-terpretación occidental. En el relato de la conquista de M
éxico conteni-do en esta obra el lector vive el dram
a de los vencidos relatando su de-rrota y tam
bién percibe la tensión del escritor indígena cuando intentaexplicar ese acontecim
iento funesto con las categorías que antes habíanservido para dar cuenta del dislocam
iento sorpresivo del transcurrirhistórico.
Los autores del relato de la conquista comienzan la narración de ese
suceso jamás previsto con un artificio típico de la concepción indígena
para enfrentar el hecho inesperado, los augurios. 12Así com
o habían re-gistrado en sus antiguos anales que la destrucción de la legendaria To-llan-Teotihuacan fue precedida por una serie de m
alos presagios, y queel derrum
bamiento de Tula y de Ce Á
catl Topiltzin Quetzalcóatl habían
sido anticipados por augurios funestos, así también la trágica pérdida
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tetiza en forma dram
ática la visión de los vencidos. En fin, como lo de-
clara el mism
o Sahagún con su expresivo lenguaje:
Es esta obra como una red barredera para sacar a luz todos los vocablos de
esta lengua con sus propias y metafóricas significaciones y todas sus m
ane-ras de hablar, y las m
ás de sus antiguallas buenas y malas. Es para redem
irm
il canas, porque con harto menos trabajo de lo que aquí m
e cuesta podránlos que quisieren saber en poco tiem
po muchas de sus antiguallas y todo el
lenguaje desta gente mexicana. A
provechará mucho toda esta obra para co-
nocer el quilate desta gente mexicana, el cual aún no se ha conocido porque
vino sobre ellos aquella maldición que Jerem
ías […] fulm
inó contra Judeay Jerusalem
, diciendo en el capítulo quinto: “Yo haré que venga sobre vo-sotros […
] una gente muy de lexos, gente m
uy robusta y esforzada, gentem
uy antigua y diestra en pelear, gente cuyo lenguaje no entenderás ni ja-m
ás oíste su manera de hablar, toda fuerte y anim
osa, codiciosísima de m
a-tar. Esta gente os destruirá a vosotros y a vuestras m
ujeres e hijos, y todocuanto poseéis, y destruirá todos vuestros pueblos y edificios.” Esto a la le-tra ha acontecido a estos indios con los españoles. 10
La segunda versión de esta historia es la que directamente propor-
cionaron los indígenas y está escrita en náuatl con el alfabeto latino.Para aquilatar su verdadero valor se requiere una traducción com
pletade ella al español, que Sahagún no hizo y que ningún experto en la len-gua náuatl ha em
prendido hasta el mom
ento. Pero aún sin esa traduc-ción esta parte es un tesoro de la lengua y las tradiciones del m
undonáuatl, el m
ás grande repositorio del idioma de ese tiem
po y un testi-m
onio invaluable de la transformación que vivía la sociedad indígena
en la segunda mitad del siglo XV
I. Es sobre todo un testimonio precioso
de la mentalidad indígena, de sus m
odos peculiares de registrar y trans-m
itir el pasado y de sus reacciones y acomodos ante la invasión euro-
pea, pues debe recordarse que se escribe cuando apenas habían transcu-rrido tres décadas de la caída de Tenochtitlán. Es decir, el texto escritoen náuatl es una expresión directa de la cultura y la m
entalidad de losm
exicanos, no de Sahagún.
10Ibid., 62-63.
11Sahagún, 2000, “Prólogo” al libro sexto, II, 473.12Sahagún 2000, III, Libro doce, 1161-1162.
cripción de sus fisono-m
ías: “de cómo tenían las
caras blancas y los ojosgarzos, y los cabellos ro-jos y las barbas largas, yde cóm
o venían algunosnegros entre ellos que te-nían los cabellos cresposy prietos”. O
el relato decóm
o se concertaban parala guerra: “venían en gran
multitud, en escuadrones con gran
ruido y con gran polvareda, y de lexosresplandecían las arm
as y causabangran m
iedo en los que miraban. A
si-m
ismo ponían gran m
iedo los lebrelesque traían consigo, que eran grandes.Tenían las bocas abiertas, las lenguassacadas, y carleando. A
nsí ponían grantem
or en todos los que los vían”. 13
Este relato brinda entonces la vi-sión indígena de la conquista. D
escribela angustia que se apoderó del espíritude M
otecuzoma, el encuentro entre
éste y Hernán Cortés com
o una rendi-ción anticipada del reino, la m
atanzade la nobleza m
exicana en el recintodel Tem
plo Mayor, la sublevación in-
dígena y la crónica de la derrota es-pañola, cuando Cortés y su hueste sa-lieron huyendo de la ciudad por lacalzada de Tlacopan (figura 8). U
naserie extraordinaria de im
ágenes pinta
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de Tenochtitlán fue pronosti-cada por signos m
alignos. Más
adelante el texto se concentraen describir el estupor quecausó en los indígenas el arri-bo de las gentes extrañas na-vegando en casas flotantes(figura 5) y en narrar los ires yvenires de los correos que lle-vaban noticias al atribuladoseñor de M
éxico.El relato indígena de la
conquista no sigue el molde
antiguo de los anales, puesadopta la form
a europea de lacrónica de acontecim
ientos (res gestae). Es un relato centrado en el al-tépetl, que expresa el punto de vista de los dirigentes de Tlaltelolco. Encontraste con la crónica europea que exalta los actos heroicos del indi-viduo, y particularm
ente los de Hernán Cortés, el relato indígena elogia
a los defensores del altépetl. Cuando encomia las acciones personales es
porque éstas se traducen en una defensa de la comunidad representada
por el altépetl. Yconserva un sabor nativo inconfundible. A
sí, Hernán
Cortés es transfigurado en Ce Ácatl Topiltzin Q
uetzalcóatl, el mítico
fundador de las dinastíasaborígenes, el gobernan-te destronado que pro-m
etió volver y recuperarsu reino. El m
ismo m
atizim
pregna la narraciónque cuenta el azoro quesuscitó en M
otecuzoma
la llegada de los europeosa la costa (figuras 6 y 7),el envío de obsequiospara apaciguar a los su-puestos dioses y la des-
FIG
URA
5: Desem
barco de los españoles enlas costas de Veracruz. Códice florentino.
FIG
URA
7: El despliegue de las fuerzas deH
ernán Cortés. Códice florentino.
FIG
URA
8: Escenas de la derrotade los españoles en la batalla dela noche triste. Códice florentino.
FIG
URA
6: Motecuzom
a es informado del arribo
de los españoles a las costas de Veracruz. Códice florentino.
13Ibid., 1174 y 1182.
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el apresamiento, m
uerte e incineración de Motecuzom
a. El relato de lostlacuilos de Tlatelolco es una pieza única, que integra las cualidadesindígenas del registro m
inucioso de los acontecimientos con las técnicas
de la narración europea. Su mom
ento culminante es la descripción del
sitio de Tenochtitlán por las fuerzas de Cortés y sus aliados aborígenes,la construcción de los bergantines que decidieron la batalla en el lago ylos dram
áticos episodios que concluyeron con la prisión de Cuauhté-m
oc y la pérdida de la ciudad, en un paisaje de desolación y estrago aní-m
ico sobrecogedores. 14
Quizá la tercera versión de la historia contenida en el Códice florenti-
no ha sido la más descuidada y la m
enos comprendida. Se trata de la
rica colección de ilustraciones que Sahagún encargó especialmente a los
tlacuilos indígenas. El escaso interés que ha merecido quizá se explica
porque las primeras ediciones de la H
istoria general de las cosas de Nueva
Españano incluyeron el m
aterial iconográfico y las posteriores apenasdieron una idea parcial de su riqueza. D
e modo que sólo a partir de la
edición facsimilar del Códice florentinoen 1979 se tuvo una idea del volu-
men e im
portancia del material gráfico atesorado en esa obra. Los pri-
meros estudios basados en esta edición descubrieron con sorpresa la
abundancia del material gráfico que la recorre. Eloise Q
uiñones Keber
encontró que los Primeros m
emoriales incluyen 544 ilustraciones y el Có-
dice florentinola pasmosa cantidad de 1852. Q
uiñones observó que estasim
ágenes están perfectamente integradas al texto y que por eso puede
concluirse que la elaboración de este material fue de especial im
portan-cia para Sahagún. 15Él m
ismo refiere que los inform
es que recibió de lossabios indígenas se los dieron en form
a de pinturas: “Todas las cosas
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14Véanse los estudios sobre este relato y otros testim
onios indígenas de la conquistaen Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista, introducción, selección y notasde M
iguel León-Portilla, México, U
niversidad Nacional A
utónoma de M
éxico, 1959; yG
eorges Bandot y Tzvetan Todorov (comps.), Relatosaztecas de la conquista, Editorial G
ri-jalbo, 1990.
15Eloise Quiñones K
eber, “Reading images: the m
akind and meaning of the Saha-
guntine Ilustrations”, en Klor de A
lva, Nicholson y Q
uiñones, 1988: 199-210; y de la mis-
ma autora, “A
n introduction to the images, artists, and physical features of the Prim
erosm
emoriales”, en Sahagún, Prim
eros mem
oriales1997, 15-37.
que conferimos m
e las dieron por pinturas, que aquélla era la escripturaque ellos antiguam
ente usaban…”
16
Antes que Sahagún, O
lmos, Tovar y M
otolinía habían reconocido laim
portancia de las pictográficas indígenas y las recopilaron, se esforza-ron en conservarlas y las usaron en la com
posición de sus obras. Peroentre los europeos interesados en indagar la historia de los indígenasSahagún es el prim
ero en otorgarle a las pictografías una importancia
excepcional y en incorporarlas en gran escala en su propia obra. Como
observa Eloise Quiñones, el corpus de im
ágenes reunido por Sahagúnno tiene rival entre las obras pictográficas elaboradas en el siglo XV
I. 17
Las imágenes que pueblan el Códice florentino relatan en form
a plás-tica una historia diferente a la que narra el texto náuatl y el texto escritoen español. Es verdad que siguen el m
odelo de las antiguas pictografías,cuyo objetivo era representar m
ediante una figura el acontecimiento
central que se quería fijar en la mem
oria, el cual era explicado luegooralm
ente a un auditorio más am
plio. Sin embargo, en la situación colo-
nial en que se escribe el Códice florentino las imágenes ya no tienen esa
fuerza primigenia y aparecen m
ás bien como ilustraciones del texto. Sa-
bemos incluso que prim
ero se escribió el texto y luego se pintaron lasim
ágenes, un procedimiento im
pensable en la antigüedad prehispáni-ca. 18Se observa asim
ismo que estas pinturas son de m
enor calidad quelas estam
padas en los antiguos códices. Se trata, como señalan los ex-
pertos, de imágenes ya contam
inadas por la tradición iconográficaeuropea, com
o el sombreado o la perspectiva. Los tlacuilos indígenas
usaron plumas, tintas y papel europeos para com
poner sus imágenes y
el texto. 19En varias imágenes los tlacuilos denotan un grado avanzado
de occidentalización, como cuando pintan paisajes o escenarios urbanos
que parecen copiados de grabados europeos.
16Sahagún 2000, I, 130.17Q
uiñones Keber 1988a, 207-209.
18Quiñones K
eber 1988b, 269; Jeanette Favrot Peterson, “The Florentine Codexim
agine-ry and the colonial tlacuilo”, en Klor de A
lva, Nicholson y Q
uiñones Keber, 1988, 273-293.19Q
uiñones Keber, “D
eity Images and texts in the Prim
eros mem
orialesand FlorentineCodex” en K
lor de Alva, N
icholson y Quiñones K
eber, 1988, 255-272; Eloise Quiñones
Keber, 1997, 15-37.
SA
HA
GÚ
N Y
EL N
AC
IMIE
NTO
DE
LA C
RÓ
NIC
A M
ES
TIZA
91
Adem
ás de incorporar técnicas europeas el Códice florentinointrodu-ce tem
as ajenos a la tradición indígena. Como se recordará, los asuntos
centrales de los códices prehispánicos eran la creación del cosmos, el
origen de los seres humanos, la fundación del reino y la crónica de las
hazañas realizadas por los gobernantes. En la representación de estosacontecim
ientos las figuras prominentes eran los dioses y los gobernan-
tes. En cambio, en las pintu-
ras solicitadas por Sahagúnocupan un lugar destacadolas im
ágenes dedicadas a re-presentar la vida cotidiana:las m
ujeres y los hombres
ordinarios (los maceuales),
los niños y los artesanos, asícom
o las sencillas tareas delcam
pesino y los oficios detoda índole, desde los m
uyrefinados hasta los m
ás hu-m
ildes (figuras 9 y 10). 20
Así, al constatar que en
la mism
a obra conviven unahistoria narrada por los in-dígenas en lengua náuatl, laversión de Bernardino deSahagún escrita en castella-no y la historia relatada enim
ágenes por los tlacuilosindígenas con técnicas pro-pias m
ezcladas con las euro-peas, caem
os en la cuentaque el Códice florentino
es untexto híbrido, la m
ás gran-diosa crónica m
estiza escrita
EN
RIQ
UE
FLOR
ES
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NO
90
en la Nueva España y uno de los libros m
ás originales producidos porel ingenio hum
ano. El Códice florentino
es el descubrimiento de una civilización extraña
por una mente excepcionalm
ente comprensiva. Tan extraña y atractiva
resultó esa cultura para el observador europeo que progresivamente lo
seduce y lo lleva a construir una imagen anim
ada por el interés de cap-turar sus legados sustantivos. D
esde sus orígenes esta empresa es una
mixtura de dos culturas, atravesada por la tensión que destilan los polos
que la nutren. Sahagún aprende la lengua náuatl y por este medio privi-
legiado conoce una de las culturas indígenas más antiguas de M
eso-am
érica. Ypara recoger la riqueza de esa civilización no encuentra m
e-jor recipiente que el form
ato enciclopédico diseñado por Plinio o loscom
piladores medievales del saber antiguo. El cuestionario que discu-
rre para penetrar en el pensamiento náuatl es tam
bién un artefacto occi-dental, com
o lo son sus categorías para clasificar las cosas divinas, hu-m
anas y naturales, y todo el armazón teórico y técnico que nutre su in-
dagación.El Códice florentino
nace con el propósito de ilustrar a los frailes pre-dicadores sobre la naturaleza de la cultura indígena. Pero el azoro queprodujo en Sahagún el conocim
iento de los valores que sustentaban esacultura pronto dejó atrás esa m
eta. La admiración que le despierta la
cultura indígena lo empuja a colectar nuevas inform
aciones sobre susorígenes, form
as de gobierno, educación, filosofía y principios morales,
hasta que su empresa adquiere tales dim
ensiones que no se encuentraejem
plo semejante en la historia occidental.
Así, la com
pulsión de propagar el cristianismo obliga a los frailes a
indagar las tradiciones indígenas y, a su vez, el conocimiento de ese le-
gado enamora a los padres y aviva su interés por el otro. Esta contradic-
ción envuelve la obra de Sahagún. En contraste con Andrés de O
lmos,
Juan de Tovar, Motolinía o D
iego Durán, quienes tam
bién se sintieroncom
pelidos a estudiar el sustrato íntimo de la cultura indígena, Saha-
gún se reconoce incapaz de interpretar por sí mism
o ese mundo extra-
ño. Desde su llegada al país había sido educado por indígenas expertos
en sus antiguas tradiciones, de modo que en contraste con los cronistas
que le antecedieron llegó a la conclusión de que deberían ser indígenaslos relatores de su propia historia, pues nadie m
ás la conocía mejor.
FIG
URA
9: Mujeres conversando. Códice
florentino.
FIG
URA
10: Baño de los niños. Códice florentino.
20Quiñones K
eber 1988a, 207.
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En Tepepulco, en Tlatelolco, en la ciudad de México y en donde
quiera que llega a laborar, Sahagún reúne a los indígenas poseedores dela antigua sabiduría, establece un diálogo con ellos, les explica los asun-tos que quiere conocer y les proporciona el papel, las pinturas y las téc-nicas para que plasm
en sus respuestas tanto en el náuatl escrito con elalfabeto latino com
o en sus antiguas pictografías. Yescucha. Recibe
nuevas informaciones sobre asuntos que ignoraba, se asom
bra con la ri-queza m
etafórica de la lengua naua y queda sorprendido al ver cómo
los indígenas despliegan sus códices y le desvelan hechos que ignorabao no había podido com
prender. La concurrencia de dos culturas divergentes es la fuerza que anim
aesta obra. Sahagún escribe en español su gran enciclopedia de la anti-gua cultura indígena basado en los datos proporcionados por sus infor-m
antes, desde su perspectiva occidental. Pero no superpone su voz a lade los relatores indígenas, pues éstos expresan su propia interpretaciónen náuatl y a través de sus pinturas. Com
o advierte Tzvetan Todorov,Sahagún respeta la versión náuatl de sus inform
antes y se abstiene deem
itir juicios de valor en la traducción que hace de las partes más espi-
nosas del texto, como son las que se refieren a la religión y los sacrificios
humanos. 21Estas características de la m
anufactura del Códice florentinoindican que no hay base para afirm
ar que los autores de esta obra sonexclusivam
ente los colaboradores indígenas de Sahagún, o en el otro ex-trem
o, que se trata del libro de un autor único: Bernardino de Sahagún. 22
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Quizá el rasgo m
ás singular del Códice florentinoes la presencia masi-
va de la lengua náuatl vertida al alfabeto latino y la autenticidad que re-corre el discurso indígena. En un acto sin precedentes, un religioso delgrupo conquistador solicitó a la elite cultural de los vencidos escribir ensu propia lengua un tratado com
pleto sobre los orígenes, las tradicionesy la religión de su nación. Los sabios de Tepepulco, Tlaltelolco y Tenoch-titlan sin duda resintieron las naturales tensiones padecidas por quienesenfrentaron al inesperado reto de explicar sus propias tradiciones a susdom
inadores, pero aceptaron ese desafío y escribieron páginas invalua-bles sobre sus orígenes e identidades. Sahagún no estuvo de acuerdocon todas las interpretaciones suscritas por sus colaboradores indíge-nas, pero hasta donde sabem
os no las censuró ni las suprimió. Tam
pocolas pasó por alto. En la versión española del texto indígena refutó una auna las referencias a los dioses y la religión que consideró contrarias ala fe cristiana.
Por ejemplo, en el apéndice al libro prim
ero, que se refiere a los dio-ses antiguos, Sahagún acum
uló sus argumentos m
ás incisivos contra laidolatría. Inició su refutación de los dem
onios de la siguiente manera:
“Vosotros, los habitantes de esta Nueva España […
] sabed que todos ha-béis vivido en grandes tinieblas de infidelidad e idolatría en que osdexajon vuestros antepasados, com
o está claro por vuestras escripturasy pinturas y ritos idolátricos en que habéis vivido hasta agora”. Y
más
adelante asentó con energía:
Síguese de aquí claramente que H
uitzilopuchtli no es dios, ni tampoco
Tláloc, ni tampoco Q
uetzalcóatl. Cihuacóatl no es diosa; Chicomecóatl no
es diosa […] Chalchiuhtliicue no es diosa […
], Xuchipilli no es dios […];
Xipe Tótec no es dios […]; el Sol, ni la Luna, ni la Tierra, ni la M
ar, nininguno de todos los otros que adorábades no es dios; todos son dem
oni-os. A
nsí lo testifica la Sagrada Escriptura diciendo: Om
nis dii gentium dem
o-nia. Q
ue quiere decir: “Todos los dioses de los gentiles son demonios”. 23
Yen otra parte, cuando se refiere al calendario y las form
as antiguasde com
putar el tiempo y celebrar sus fiestas, arrem
ete contra Motolinía
21Tzvetan Todorov, La conquêt de L’Am
érique. La question de l’autre, Editions du Seuil,1982, 234-235.
22Donald Robertson, (s.f.: 625.) dice, en relación con esta polém
ica: “La manera usual
de escribir del canónigo Garibay y del doctor León-Portilla respecto de varios textos de
Sahagún, tiende a dar el crédito de autor, especialmente de los textos m
ás tempranos, los
Primeros m
emorialesy los Códices m
atritenses, a los ‘informantes de Sahagún’. A
un cuandoellos deban recibir algún crédito, de hecho se está dando a los ‘auxiliares de la investiga-ción’, el crédito respecto a la com
posición de la obra final, algo que no se hace en las prác-ticas bibliográficas ordinarias […
] Lo que se está pasando por alto, al dar el crédito de lostrabajos a los inform
antes de Sahagún, es que fue él mism
o quien estableció el modelo
de la obra, concibió una forma de verdadera enciclopedia y que él con sus preguntas,
obtuvo la información a través de las respuestas de los inform
antes, que siguieron losesquem
as que él les propuso, para presentar los materiales que él juzgó debían darse a
conocer”.23Sahagún, 2000, I, 112-117.
y sus informantes indígenas. Refuta expresam
ente a Motolinía, quien
afirmó que ese calendario estaba basado en la ciencia natural y no tenía
trazas de idolatría. Según Sahagún, todo ello
es falsísimo, porque esta cuenta no le llevan por ninguna orden natural,
porque fue invención del Dem
onio y arte de adivinación […] En lo que dice
[el padre Motolinía] que en este calendario no hay cosa de idolatría, es falsí-
sima m
entira, tienen muchas cosas de idolatría y m
uchas supersticiones ym
uchas invocaciones de los demonios, tácita y expresam
ente, como parece
en todo este Cuatro Libro […] 24
Así, cada vez que Sahagún percibe la antigua idolatría no vacila en
refutarla. Lo que sorprende es que haya respetado la libre expresión desus inform
antes.N
inguna otra obra entonces ni más tarde encerró en sus páginas con
igual liberalidad la sorprendente confluencia de dos tradiciones cultu-rales contrapuestas, ni recogió con tal vigor el dram
a del primer entrela-
zamiento entre la antigua cultura indígena y la civilización occidental.
Tiene la rara condición de hospedar en el mism
o recipiente dos concep-ciones del m
undo extrañas y contradictorias y de ser a la vez el primer
mortero donde am
bas empezaron a entrem
ezclarse y a forjar una nuevarealidad, una historia m
estiza.
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24Ibid., I, 423-425.