reflexiones_del desierto al jardin

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  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    CUARESMA PASCUA

    editorial verbo divino

    Un itinerario del desierto al jardn

  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    madre del ciego

    CUARESMA-PASCUAUn itinerario del desierto al jardn

    Leer la Biblia es una tarea para la que necesitamos,como dice Dolores Aleixandre, una buena luz quenos haga lcidas y una escoba para barrer tanto polvoacumulado que oculta la valiosa moneda que andamosbuscando.

    Este itinerario del desierto al jardn pretende ser unaayuda en la reflexin de estos das que culminarn conel Pregn Pascual. Pedimos, para comenzar, la interce-sin de algunas mujeres bblicas que nos acompaarnen el camino:

    Que Evanos d la esperanza para escoger la viday conservarla en nuestra marcha hacia la Pascua.Que recibamos de Sarala fe para seguir nuestro sueo por el desiertoy para creer que lo imposible es posible.Que, como la Samaritana,volvamos a casa anunciando que Jessnos ha dado el agua de la vida.Que la madre del ciegonos ayude a ver al Seor,presente siempre en medio de nuestras tinieblas.Que Marta, la hermana de Lzaro,

    nos regale su fe y la valenta para expresarlaen momentos difciles.Que Mara, la madre de Jess,nos muestre el fruto bendito de su vientre,tambin en la noche de la fe.Que con Mara Magdalenano tengamos miedo a amarni a presentarnos como apstol de los apstoles. Editor ial Verbo Divino

    Equipo Eucarista

    2010

    www.verbodivino.es

  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    Del jardn al desierto (Gn 2,7-9; 3,1-7)

    1 Domingo de CuaresmaDe qu manzana comieronAdn y Eva?El fruto hermoso de ver y deseable que co-mieron Adn y Eva tiene hoy muchos nombres:

    Manzana del TENER, del consumismo gene-ralizado que se coloca sobre el ser.

    Manzana de PODER. Se da todo por adquirir

    influencias, armas, negocios, victorias. Manzana de BELLEZA. Es el culto al cuerpo.Se da todo por conseguir la juventud perenne,el encanto irresistible segn la moda.

    Todas ellas, y muchas ms, son manzanas ape-titosas, buenas para comer, hermosas de very deseables para adquirir sabidura (Gn 3,6).Pero todas ellas nos sacan del jardn y nos man-tienen en un desierto oscuro de sufrimiento.

    La opcin de Jess: ser HijoFrente a estas actitudes, el evangelio nos pre-senta a Jess en el desierto (Mt 4,1-11). Lleval desierto las opciones humanas equivocadas

    que siguen alejndonos del jardn: la bsque-da del xito en el tener, el ansia de poder y dedominar. All, rechazando la tentacin, nos hamostrado el camino para abandonar los desier-tos y volver al jardn: no olvidar que somoscriaturas, ms an, hijos de Dios, y como talnuestra vida debe estar marcada por la voluntaddel Padre.

    Mi nombre es Eva, que significa madre de los vivien-tes, un buen nombre para este relato que revela elproyecto vivificador de Dios para el mundo y para lahumanidad.

    La narracin de Gn 2,7-9; 3,1-7 sita a Dios como origen

    de todo lo creado. En esa creacin, el ser humano ocupa unlugar destacado. El ser humano (adam) es modelado del barro de la tie-

    rra (adam) y alentado por el soplo divino. Como alguienformado de la tierra, participa de la dimensin animal,pero como lleva en s el aliento divino, tiene una dignidadque no comparte con ninguna otra cr iatura. El equilibrioentre ambas dimensiones es frgil

    El Seor Dios se preocupa por preparar al ser humano unamorada cmoda. En su desvelo, el Dios alfarero se trans-forma en Dios jardinero: Plant un jardn en Edn y en lpuso al ser humano (Gn 2,8). Lo libra del rido polvo dedonde le haba formado y le introduce en un lugar frtil.

    Creado con capacidad de eleccin, el ser humano, varny mujer, se equivoca al elegir (Gn 3,1-7). De la tentacinpasa a la cada: elige una opcin contraria a la voluntad deDios.

    Podis continuar la lectura del libro del Gnesis. ElSeor Dios se convierte en sastre y en modista (Cfr.Gn 3,21). No quiso despreocuparse del ser humanodespus de su pecado, porque con el pecado Dios norompi su historia de amistad con la humanidad. Esos, el ser humano debi aceptar las consecuencias de sueleccin equivocada no en el jardn, sino en el desierto.Con todo, Dios seguir buscando un ser humano quese fe de l para iniciar el camino inverso: del desiertoal jardn.

    Verbo Eterno, Palabra de mi Dios!quiero pasar mi vida escuchndote;quiero prestar odos dciles a tus

    enseanzas,para que seas mi nico Maestro.Y, luego, a travs de todas las noches,de todos los vacos,de todas las debilidades,quiero mantener mis ojos clavados en Tiy permanecer bajo el infujo de tu luz.

    Sor Isabel de la Trinidad

    PA R A R E F L E X I O N A R

  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    La invitacin a salir del desierto (Gn 12,1-4a)

    2 Domingo de CuaresmaCmo salir del desierto? Estar a la escucha. Porque Dios, en cualquiermomento y lugar, puede dejar or su voz: Salde tus medidas, de tus miedos. Hay una palabrade esperanza y de libertad que quiero procla-mar a travs de ti.

    Qu salidas me encarga Dios hoy? Descubrirse caminante. Saberse siempre en ca-

    mino. Acompaados por Alguien que nos tomade la mano y nos lleva. Acompaando a otroshasta lograr una sociedad ms equitativa, mssolidaria, menos egosta e indiferente.

    Quines me acompaan y a quines acom-pao yo?

    Reflexionar y ahondar en la fe. En medio de tan-tas ofertas de guas, necesitamos volvernos alMaestro y dejar que l nos conduzca.

    En qu aspectos Abrahn y Sara son ejemplosde creyente para m?.

    Salir. Dejarse llevarpor la transfiguracin de JessLa oferta del evangelio este domingo es clara:ponerse en marcha, salir de las viejas conviccio-nes, dejndose arrastrar por la oferta de trans-formacin y transfiguracin de Jess. Es unaoferta que podramos expresar as:Cuando las dificultades del camino crezcan,cuando la marcha del desierto al jardn se pre-sente cuesta arriba, cuando parezca que vas aceder ante el desnimo, confa. Coloca tus piessobre las pisadas de Jess y djale que agarretu mano, quiz en silencio. El Hijo amado delPadre sabe el camino, porque l es el Camino.

    Me llamo Sara, un nombre puesto por Yav, que signifi-ca princesa. El reino del que soy heredera es el rega-lado a quienes tienen la valenta de encajar su proyectode vida en el proyecto de Dios.

    Segn el relato bblico, desde Adn, Dios busc invertir el

    signo de la historia de la humanidad. Ansiaba hacerle volveral jardn. Y eligi a la familia de Abrahn y Sara para enta-blar con ella un dilogo muy especial. Dios comienza el dilogo con Abrahn. Se adelanta a ha-

    blarnos. Nos ama y llama primero. Sal. Deja la propia tierra, el propio pas, el crculo fa-

    miliar, todo aquello que da seguridad, que hace vivir laexperiencia de estar al abrigo y guardado por una protec-cin envolvente, de estar centrado y a salvo.

    Dios se compromete. Con Dios siempre estalla el milagrode la desproporcin. Abrahn confa y Dios se compro-mete a bendecir, por l, a todos los pueblos de la tierra.

    Abrahn se pone en camino. Vivir caminando es, en de-finitiva, bsqueda de Dios y de una vida vivida desde l.

    Abrahn y Sara dejan la tierra, la patria, la casa. En elNuevo Testamento, Simn y Andrs dejan las redes, la sa-maritana abandona su cntaro, el ciego Bartimeo se des-prende de su manto...

    Mi marido Abrahn y yo misma, Sara, no somos mo-delo, somos un comienzo. Nada concluye en nosotros.Conocer las narraciones bblicas que nos perpetan esuna invitacin a ir ms all y sobrepasarnos. Iniciamosun camino, no lo consumamos, no lo concluimos, nolo realizamos. Somos germen de nueva humanidad quetendr su plenitud en Jesucristo.

    Qudate conmigo,y yo comenzar a resplandecercomo t resplandeces;a resplandecer hasta ser luzpara los otros.Sers t quien resplandezca,a travs de m, sobre los otros.

    Haz que te anuncie no con palabrassino con el ejemplo,con aquella uerza atractiva,aquella infuencia bencaque proviene de lo que lo haga(en tu nombre),con una visible semejanza a tus santos,

    y con la clara plenitud del amorque mi corazn nutre por ti.

    J. H. Newman

    P A R A R E F L E X I O N A R

    Saraprincesa

    Nada concluye en nosotros

    Estar

    ala

    escuchacaminante

    Reflexionar

    ahondar en la fe

  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    Encuentro junto al pozo (Jn 4,5-42)

    3 Domingo CuaresmaCules son nuestros maridos?(Esas realidades que nos desorientan en el ca-mino que conduce al jardn): El marido individualista que nos hace creer en

    un cristianismo sin alteridad, sin otros quemolesten. Un cristianismo de ritos de cum-plimiento, de misa dominical quiz con otros,pero a solas.

    Elmarido eternamente atareado, con tiempo paramuchas cosas, quiz necesarias, pero donde notiene cabida la dimensin espiritual, ni la for-macin religiosa, ni la fe militante.

    El marido conformista, que nos lleva a adaptar-nos a la situacin poltica, social, econmicao religiosa en la que vivimos hasta tal puntoque no la cuestionamos, no nos rebelamos, noabrimos en ella cauces de cambio y mejora.

    Qu otros maridos aadiras?

    El desierto, lugar de encuentroJess repite la misma accin que el narrador delGnesis atribuye a Dios. La samaritana, como elbarro primigenio, va siendo modelada paciente-

    mente y, lo mismo que el primer adam recibi elaliento de Dios que lo convirti en un ser vivo,ella recibe el agua de la vida.

    La samaritana, como Abrahn, ha aceptado lapalabra que le propona salir de sus esquemas yseguridades. Se ha convertido en mujer nueva,transfigurada por el agua viva, y fuente de vida.Queda constituida as como nueva creacin,como una emigrante que se dirige, con otroshermanos, hacia el jardn de la Pascua.

    Mi nombre no importa. Soy la samaritana. Desaparezcodetrs del relato evanglico para que cada uno de voso-tros y vosotras podis identificaros con mi sed, y con elencuentro que tuve con Jess, el Seor, junto al pozo.

    Observa los elementos del relato que giran en torno al

    agua.- Relee el pasaje desde las carencias: la mujer no tie-ne buena fama, no tiene marido, no tiene un agua que lesatisfaga. Podramos decir que, atrapada en lo cotidiano yen los recelos, carece tambin de profundidad.

    - Date cuenta de cmo Jess, poco a poco, en dilogo,va revelndose a la mujer como el don que quita la sed yprovoca en ella el deseo del agua viva que es plenitud.

    - Jess, superando malentendidos, respetando proce-sos, provoca que la mujer abandone el cntaro. Ha bebidodel agua viva que es Jess mismo. Ahora lleva la fuentedentro de ella.

    La mujer, prototipo del discpulo-testigo, corre al pue-blo para llevar a otros a Jess, para que estando con l yescuchando su palabra, crean. Y aquellos samar itanos re-conocieron a Jess: Estamos convencidos de que l es elSalvador del mundo.

    No cedis al abatimiento si os descubrs sedientos, sinlograr llegar al pozo de agua viva con la rapidez quequisierais. No os dejis paralizar por el desnimo sios veis no con cinco, sino con quince maridos que osempujan por itinerarios peligrosos. Tampoco yo logralcanzar por m misma la vida que buscaba. Orad poruna vida plena (Como busca la cierva corrientes deagua, Sal 42 [41]), buscad entre los olvidados y margi-nados, esperad atentos, porque de improviso, os halla-ris arrastrados por un torrente de agua viva.

    Qu de veces me acuerdo del

    agua viva que dijo el Seor a la

    Samaritana! Soy muy acionada a

    aquel Evangelio; y es as, cierto, que

    sin entender como ahora este bien,

    desde muy nia lo era y suplicaba

    muchas veces al Seor me diese

    aquella agua, y la tena dibujada

    adonde estaba siempre, con este le-

    trero, cuando el Seor lleg al pozo:

    Seor, dame de esa agua.

    Santa Teresa de Jess

    P A R A R E F L E X I O N A R

    samaritana

    No cedis al abatimiento si os descubrs sedientos

    marido

    individualistaegosta

    egocntricoeternamente atareado

    conformista

    agua viva

  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    Desierto, lugar de conversin (Jn 9,1-41)

    4 domingo CuaresmaAyudas para abrir los ojos Levantemos el corazn! El corazn, en la Biblia,

    es el lugar donde se aloja la voluntad y dondese toman las decisiones ms profundas. Delcorazn brotan las actitudes, los sentimientos,los valores que mueven la vida de cada perso-na. Toma conciencia de tu corazn.

    Levantemos el corazn! Mira hacia dnde se in-

    clina tu corazn y coteja lo que descubras conlas preferencias de Dios. Pdele que sustituyatu corazn de piedra por un corazn de carne(Cfr Ez 36,26-27).

    Levantemos el corazn! Vinclalo a tus ojos y atus odos. T, que te has dejado mirar por laLuz del mundo, pdele que te ensee a miraras a los dems. Sin condenar, sin juzgar. Miradesde un corazn, el tuyo, que ha sido traspa-sado por la misericordia de Dios.

    Levantemos el corazn! Ponlo en tus manos yen tus pies para que puedas entrar en contactocon la miseria humana sin miedo. Dirgete, ca-minando como Jess, hacia todos los abatidos,los desesperanzados, los heridos y ciegos dehoy.

    Levantemos el corazn! En plural, con otroshermanos y hermanas. Al final, con los cora-zones levantados y en vilo, nos daremos cuen-ta de que nuestra conversin a la justicia y a lafraternidad ha brotado de la iniciativa gratuitade Dios, que dio el primer paso, revelndose anosotros como la Luz.

    Recuerdo cuando en la liturgia juda se lean las pala-bras del Gnesis: Hagamos al ser humano a nuestraimagen y semejanza. Entonces yo, la madre del ciegode nacimiento, peda: Seor Dios, re-crea a mi hijo:que vea!. En cuanto mi hijo descubri a Jess comola luz del mundo, mi vida qued alterada por esa luz.

    El centro del pasaje es la persona de Jess y su manifesta-cin como Luz del mundo:

    - El ciego va reconociendo progresivamente quin esJess: Ese hombre, llamado Jess, Es un profeta..., alfinal ve quin es Jess y reacciona de acuerdo con estanueva y completa visin.

    - Al final del relato, se produce un cambio en la si-tuacin: el ciego ve y los que crean tener la luz aparecencomo ciegos.

    Observad el conjunto de tradiciones estriles, de incom-prensiones, de murmuraciones que pretenden manteneral ciego en su situacin marginal: ceguera provocada porel pecado de los antepasados; el respeto indiscriminadodel sbado; la etiqueta de pecador...

    Fijaos cmo Jess derriba fronteras: toma la iniciativa,modela el barro como Yav en la creacin, dialoga, provo-ca, escandaliza, pide que el ser humano se defina...

    Queda resonando una pregunta para el lector: Acasotambin nosotros estamos ciegos? (Jn 9,40).

    La liturgia catlica del Ciclo A est construida sobrepasajes bblicos que los primeros cristianos utilizaronen las catequesis prebautismales. Si el domingo pasadosubrayamos el elemento del agua, destacamos ahora elsmbolo de la luz. Bautizarse en Jess es acoger esa luzque todo lo ilumina y entrar en la comunidad de lostestigos de la Luz.

    Ensanos a escuchar, Seor.

    A rumiar tu Palabra

    en la lectura cotidiana,

    a ecundar la vida

    en la oracin con la Biblia.

    Ensanos, Seor,

    a escuchar tu Palabra

    en comunidad

    leyendo juntos la Biblia

    para mirar la vida

    segn tu voluntad.

    Carlos Mesters

    P A R A R E F L E X I O N A R

    quevea!

    He venido para dar la vista a los ciegos.

    Levantemos

    el corazn

  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    Encuentro en el secarral de la muerte (Jn 11,1-45)

    Domingo 5 CuaresmaCmo encaramos hoy la muerte?La muerte es un imperativo de nuestra consti-tucin humana. Jess no habla nunca de impe-dir la muerte, sino de evitar que esta tenga laltima palabra en la historia de la humanidad. La muerte duele. Porque contemplada slo

    desde un punto de vista, significa ruptura, se-paracin, final de proyectos.

    Qu pienso personalmente acerca de lamuerte? Cmo vivo un funeral? Creo en laresurreccin de los muertos?

    La muerte tiene que ver con el proyecto devida, hasta el punto de que solemos decirmorimos como hemos vivido.Considero en mi proyecto personal de vida elhecho de mi muerte? Cmo espero vivir mimuerte? Cmo puedo expresar en mi vida,desde ahora, la esperanza de la resurreccin?

    De qu manera este evangelio me (y nos) pre-para para la gran celebracin de la fe pascual enla que proclamaremos la resurreccin de Jessy la nuestra? Cmo est mi fe bautismal?

    Soy Marta de Betania, la hermana de Lzaro y de Mara.En cuanto supe que llegaba Jess, sal con presteza a suencuentro. El dilogo con el Seor fue sincero y abier-to. No poda ser menos para quienes ramos discpulosamados (Cfr. Jn 11,5).

    Este pasaje se sita en un ambiente narrativo polmico. Je-ss ha tenido un enfrentamiento con los judos (Jn 10,22-42), y este signo provoca la decisin de darle muerte (Jn11,53). Jess da vida a Lzaro jugndose su propia vida.

    Mira cmo aparece caracterizado Jess:- Se muestra entraablemente humano: amaba a sus

    amigos, siente el dolor de la prdida y llora por sus seresqueridos.

    - Antes de resucitar a Lzaro, ora. Queda clara su co-nexin con el Padre.

    - Mantiene un dilogo revelador y provocativo contodos los personajes del relato.

    - Se revela: Yo soy la Resurreccin. Observa la confesin de fe que hace Marta (Jn 9,17-27).

    Es similar a la de Pedro en los sinpticos (Mt 16,16). Ex-presa quin es Jess para la humanidad y su relacin conel Padre.

    Date cuenta ahora de las actitudes que mantienen losotros personajes del relato (Mara y el pueblo) ante Jess.

    El signo de la resurreccin de Lzaro tiene una finalidad:para que creis (Jn 11,15.42). Explicita la vida abun-dante que Jess promete a quienes optan por l.

    Como a Marta de Betania, Jess se dirige hoy a cadauno de nosotros para preguntarnos: Crees esto? (Jn11,26). Y espera que le demos la respuesta profunda ycomprometida de Marta, de Pedro, del discpulo ama-do: S, Seor, creo.

    AL FILO DE LA LUZY entonces vio la luz. La luz que entraba

    por todas las ventanas de su vida

    vio que el dolor precipit la huida

    y entendi que la muerte ya no estaba.

    Morir slo es morir. Morir se acaba.

    morir es una hoguera ugitiva.

    Es cruzar una puerta a la deriva

    y encontrar lo que tanto se buscaba.

    Acabar de llorar y hacer preguntas;

    ver el Amor sin enigmas ni espejos;

    descansar de vivir en la ternura;

    tener la paz, la luz, la casa juntasy hallar, dejando los dolores lejos,

    la Noche-luz tras tanta noche oscura.

    Jos Luis Martn Descalzo

    PA R A R E F L E X I O N A R

    L

    zaro

    Mara

    Marta

    Crees esto?m

    ue

    rteduelese maquilla

    vidafe

  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    Pasar por el Glgota para derrotar los desiertos (Flp 2,6-11)

    Domingo de RamosLa extraa lgica de Dios

    Jess, con su pasin y muerte en cruz, mostrque la desfiguracin puede estar mostrando,para quien sabe y quiere mirar, una transfigura-cin; que el vaciamiento es en realidad ensal-zamiento; que el servicio es seoro.

    Entonces, Abajarse o Ensalzarse? Entre-garse o reservarse? Servir o ser servido?

    Abajarse, entregarse y servir es aceptar la posi-bilidad de ser despojado, de fracasar, de dejar deser fuertes, de arriesgarse a no ser imprescindi-bles, o significativos; aceptar que no cuenten connosotros; admitir no tenerlo todo controlado.Es identificarse con los marginados y desampa-rados; vivir con las puertas abiertas acogiendola posibilidad de ser vulnerable. Es romper lasapariencias que no nos dejan encontrarnos conel otro desde la igualdad del t; arriesgarse aque nos alcance la herida del no aprecio.

    Abajarse, entregarse y servir es aceptar con fey serenidad las sorpresas de la vida; saber quepodemos decir una palabra tambin desde el si-lencio; que podemos ganar cuando parece que

    lo estamos perdiendo todo. Es acoger humilde-mente nuestra fragilidad y la de los hermanos.

    Cristo nos ha descubierto la fecundidad de estasactitudes que son, en palabras de Pablo, nece-dad, escndalo, debilidad y locura para el mun-do (Cfr. 1 Cor 1,18-25).

    T decides. Sigue tu vida la misma lgica deJess?

    No es fcil para una madre asistir a la pasin y muertede su hijo. Aunque siempre estuve dispuesta a acogerla voluntad de Dios, con frecuencia tuve que guardaren mi corazn los acontecimientos, buscando cmoentrelazarlos y encajarlos. El ms impenetrable de lossilencios lleg en el Glgota, y la mayor victoria, como

    madre y creyente, la maana de Resurreccin.

    Observa las dos partes en que se divide el himno:- Una habla del descenso, del abajamiento del Hijo

    de Dios (vv. 6-8).- Otra, del ascenso, de la elevacin triunfal realizada

    en Pascua (vv. 9-11). Al Hijo que, libremente y por amor, se vaca (knosis)

    de su gloria divina, el Padre, le ratifica en su dignidad deDios. El universo y la historia redimida le rinde adoracin.

    Fjate, en una nueva lectura, en la contraposicin quesubyace en el himno entre Adn y Cristo.

    - Adn prefiri subir, divinizarse, y encontr elfracaso, la expulsin del jardn, la muerte.

    - Cristo eligi descender, despojarse. Dios loexalt y nos alcanz a todos la resurreccin.

    Pablo recoge este himno para mostrar a los filipenses el

    modelo de humildad que deban seguir si queran acabarcon las disensiones comunitarias. Su exhortacin resuenatambin hoy: Tened los sentimientos que correspondena quienes estn unidos a Cristo (v. 5).

    Cada ao, en la Semana Santa, los seguidores del Resu-citado celebramos el memorial de la muerte de Cristo,desde la fe en su victoria sobre la muerte. As nos reco-nocemos y definimos como caminantes comprometi-dos con el misterio que celebramos.

    Yo me s sostenida,

    y este sostn me da calma

    y seguridad.

    Edith Stein

    PA R A R E F L E X I O N A R

    M

    ara vaciamientoensalzamiento

    AbajarseEnsalzarse

    Entregarsereservarse

    Servirser servido

  • 8/7/2019 Reflexiones_del Desierto Al Jardin

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    Del sepulcro al jardn (Jn 20,10-18)

    PascuaPalabras de mujerSi Mara Magdalena nos tomara hoy de la mano...

    Nos pedira que la acomparamos ante la tum-ba vaca. Nos hablara de cmo su vida se movientre el sepulcro y el jardn, entre el vaco yla plenitud, entre la muerte y la vida, entre ladesesperacin y la esperanza. Luego nos pre-guntara por nuestras tumbas, por nuestras es-

    peranzas, por nuestras ansias de vida. Nos recordara que no estamos solos. Su en-

    cuentro con el Resucitado se produjo cuandodej de centrarse en la tumba, cuando mir aljardn y se molest en hablarle a aquel jardinerodesconocido. Cuestionara nuestras miradas: sivan dirigidas hacia nosotros mismos, en aban-dono narcisista, o si se orientan hacia el mundoy la gente con la que vivimos y trabajamos.

    Nos contara lo que experiment cuando Jessla llam por su nombre. Y nos invitara a escu-char nuestro nombre de labios del Buen Pas-tor. Nos advertira de que es necesario educarel odo, porque escuchar no es igual que or, yporque una vez que Jess llama quedas atrapa-

    do en la danza de su voz para siempre. Adems,el mismo Jess se encarga de tenerte toda lavida danzando entre las personas del mundocon las que nadie quiere bailar.

    Ella, que se convirti en apstol de los apsto-les, tratara de convencernos de la importan-cia de acompaarnos y sostenernos en la vida yen la fe unos a otros.

    Cristoharesucitado

    ALELUYA!

    PA R A R E F L E X I O N A R

    Magaena

    Mi nombre es Mara Magdalena. Fui liberada por el Se-or, y este encuentro me marc de tal manera que meun a su grupo de seguidores. Fui una mujer fiel, inclusoante la cruz, y el Maestro me eligi como uno de losprimeros testigos de su resurreccin.

    Observa el lugar donde se desarrolla la escena: entre elsepulcro y el jardn. Entre la tentacin de permaneceren la muerte y el empuje de la vida. Entre el dolor y laalegra. Entre la soledad y el abrazo.

    - Mara est llorando, desorientada. Busca. No com-prende el sentido de la muerte de Jess. No sabe inter-pretar los signos. Est junto al sepulcro.

    - El Resucitado aparece como el jardinero, en refe-rencia al relato del Gnesis. Con la resurreccin de Jessse abre un nuevo futuro. Comienza la nueva creacin.

    Lee con atencin el dilogo entre el Resucitado y Mara.Ella se deja re-crear por Jess, que la va conduciendo,progresivamente, a una fe ms madura.

    - El evangelista presenta este proceso de reconocimien-to salpicando el relato de rasgos que, en nuestra cultura, seaplican a la mujer: llora, reconoce afectivamente a Jesspor el odo, y comunica aquello que ha experimentado.

    - Mara es prototipo de la primera comunidad que nocomprende el sentido de la muerte de Jess, que no escapaz de pasar del sepulcro al jardn.

    El Resucitado le da una misin: la enva a mis herma-nos, y ella realiza el mandato desde la experiencia per-sonal de encuentro: He visto al Seor.

    Inicibamos este itinerario cuaresmal en el desierto. Al nos llev una eleccin equivocada. Ahora, en la Pas-cua, podemos proclamar que nuestro destino est en eljardn, que Dios, de nuevo, nos lo ha vuelto a regalar enCristo resucitado.

    El camino entre el desierto y el jardn,

    que recorremos en Cuaresma y Pascua,

    es smbolo de la ruta que transitamos

    durante toda la vida. Viajemos juntos

    tras las huellas de Jesucristo, el Seor.

    Aprendamos a releer unidos lo coti-

    diano. Hagamos surgir espacios donde

    compartir experiencias, donde oremos

    los unos por los otros, donde nos com-

    prometamos por sacar de los sepulcros

    a tantos muertos vivientes. Decos con

    alegra: He visto al Seor!. Nos aguar-

    da, como don y tarea, el jardn en el que

    no habr noche, ni llanto, ni dolor.

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    Textos para facilitar las celebraciones litrgicas de la

    Semana Santa. Con las lecturas correspondientes,

    pistas para la homila, oraciones y moniciones, va

    crucis, etc.

    Subamos a Jerusaln

    Subamos a JerusalnSemana Santa - Ciclo A

    Equipo Eucarista72 pp. 14 x 21 cm rstica

    ISBN 978-84-9945-143-5

    3,85 / 4,00

    www.verbodivino.es

    CicloA

    Ao2011

    Hace dos aos, los obispos de todo el mundo se reunieron para dia-

    logar acerca de la Palabra de Dios en la vida y misin de la Iglesia.

    Ahora, el 11 de noviembre del 2010, el Papa ha publicado la exhorta-

    cin apostlica Verbum Domini, en la cual nos da a conocer las con-

    clusiones de aquella reunin.

    Es un documento hermoso que ningn catlico puede dejar de leer,

    en el que el Papa nos exhorta en cada prrafo a tener cada vez ms

    familiaridad con la Sagrada Escritura y a tomarla siempre en cuenta

    en nuestra vida ordinaria.

    Exhortacin Apostlica Postsinodal

    Verbum DominiBenedicto XVI208 pp. 12 x 21,5 cm rstica

    3,80 / 3,95

    Exhortacin Apostlica Postsinodal

    Verbum Domini