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resumen Tras el descubrimiento de Balboa, la costa panameña del Pacífico y los territorios ribereños fueron explorados y conquistados en un espacio de tiempo muy breve gracias a numerosas expediciones españolas que se desplegaron por la zona. una de ellas fue la de Gaspar de morales, quien, siguiendo el mandato que recibió de Pedrarias, llevo a cabo un provechoso viaje a la isla de las Perlas o de las Flores (actual isla del rey), descrito de forma detallada en diversas crónicas que nos sirven para reconstruirlo pormenorizadamente y apreciar los dife- rentes perfiles de la empresa. Palabras clave: Pacífico, descubrimientos, perlas. REFERENCES TO EXPANSION OF FIRST PACIFIC: THE ISSUE OF GASPAR DE MORALES IN CHRONIC. AbstrAct After the discovery of balboa, Panama's Pacific coast and coastal areas were explored and conque- red a very short space of time thanks to numerous spanish expeditions that were deployed in the area. One was that of Gaspar de Morales, who, following the mandate given to Pedrarias, we carry out a profitable trip to the Isle of Pearls or Flowers (current King Island), described in detail in various chronic that allow us to reconstruct in detail and appreciate the different profiles of the com- pany. Key words: Pacific, findings, beads. REFERENCIAS DE LA PRIMERA EXPANSIÓN HACIA EL PACÍFICO: LA EXPEDICIÓN DE GASPAR DE MORALES EN LAS CRÓNICAS Mª Luisa Martínez de Salinas Alonso Universidad de Valladolid Recibido: 27 de noviembre de 2013 Aceptado: 10 de febrero de 2014 [ Revista de Estudios Colombinos nº 10, junio de 2014 (pp. 75-82) [ [ [

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Page 1: REFERENCIAS DE LA PRIMERA EXPANSIÓN HACIA EL PACÍFICO: … · indiana y su nombre comienza a aparecer en diferentes testimonios. De la etapa previa al cruce del Atlántico solamente

resumenTras el descubrimiento de Balboa, la costa panameña del Pacífico y los territorios ribereñosfueron explorados y conquistados en un espacio de tiempo muy breve gracias a numerosasexpediciones españolas que se desplegaron por la zona. una de ellas fue la de Gaspar demorales, quien, siguiendo el mandato que recibió de Pedrarias, llevo a cabo un provechosoviaje a la isla de las Perlas o de las Flores (actual isla del rey), descrito de forma detallada endiversas crónicas que nos sirven para reconstruirlo pormenorizadamente y apreciar los dife-rentes perfiles de la empresa.

Palabras clave: Pacífico, descubrimientos, perlas.

REFERENCES TO EXPANSION OF FIRST PACIFIC: THE ISSUE OF GASPAR DE MORALES IN CHRONIC.

AbstrActAfter the discovery of balboa, Panama's Pacific coast and coastal areas were explored and conque-red a very short space of time thanks to numerous spanish expeditions that were deployed in thearea. One was that of Gaspar de Morales, who, following the mandate given to Pedrarias, we carryout a profitable trip to the Isle of Pearls or Flowers (current King Island), described in detail invarious chronic that allow us to reconstruct in detail and appreciate the different profiles of the com-pany.

Key words: Pacific, findings, beads.

REFERENCIAS DE LAPRIMERA EXPANSIÓNHACIA EL PACÍFICO:LA EXPEDICIÓN DEGASPAR DE MORALESEN LAS CRÓNICASMª Luisa Martínez de Salinas Alonso

Universidad de ValladolidRecibido: 27 de noviembre de 2013Aceptado: 10 de febrero de 2014

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Revista de Estudios Colombinos nº 10, junio de 2014 (pp. 75-82)[

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CON ocasión de la elaboración de diver-sas biografías de conquistadores caste-llanos que se incluía dentro de un pro-

yecto de investigación más amplio, tuve laoportunidad de conocer con una cierta pro-fundad a algunos protagonistas de las explo-raciones y conquistas americanas menosreconocidos que los personajes que pudiéra-mos llamar de primera fila. Hombres que notuvieron la misma relevancia que ellos peroque no por haber permanecido más oscureci-dos en la historia, bien por las duras circuns-tancias del momento que les tocó vivir o por-que la especial personalidad de las figuras conlas que compartieron el tiempo y el espacio losensombreció, dejaron de jugar un papel rele-vante en la apertura del mundo americano.Individuos cuyas acciones en ocasiones debenrastrearse en fuentes poco accesibles, indirec-tas e incluso contradictorias que dificultan elanálisis de sus actividades. Personajes a vecescon conductas poco ejemplares pero que, consus luces y sus sombras, deben darse a cono-cer como merecen.

Uno de ellos es el vallisoletano Gaspar deMorales, estrechamente vinculado al descubri-miento del Pacífico y actor destacado de lasexploraciones panameñas de principios del sigloXVI.

En realidad Gaspar de Morales no es un perso-naje totalmente desconocido. Su nombre apare-ce prácticamente en todas las obras que anali-zan el descubrimiento del Pacífico y los iniciosde la colonización en la zona, tanto por su vin-culación a Pedrarias como por sus propiasacciones personales, muy criticadas por unos,alabadas por otros pero que a pocos dejaronindiferentes. Fue en su momento un hombrepolémico, como lo era también su valedorPedrarias, y seguramente por ello sus activida-

des aparecen reflejadas de manera muy diferen-te en las fuentes, lo que me ha llevado a tratarde obtener un perfil más ajustado del personajey una mejor concreción de sus actividades a par-tir de la información que proporcionan los prin-cipales cronistas que de él se ocupan, funda-mentalmente Bartolomé de Las Casas1, Antoniode Herrera2, Gonzalo Fernández de Oviedo3 yFrancisco López de Gómara4.

Como suele ser habitual al abordar la trayecto-ria de los personajes que tuvieron una presenciaactiva en los primeros tiempos de la coloniza-ción, cuando mejor lo conocemos es a partir delmomento en el que se implicó en la empresaindiana y su nombre comienza a aparecer endiferentes testimonios. De la etapa previa alcruce del Atlántico solamente sabemos su lugarde origen, que al parecer fue la villa vallisoleta-na de Mojados5, cercana a la capital, o al menosallí era donde, según dice Fernández de Oviedo6,tenía su casa y donde regresó y murió tras supaso por las Indias. Al mismo cronista le debe-mos la noticia de que era “criado e primo dePedrarias”, lo que nos puede ayudar a entenderla vinculación entre ambos personajes y la pre-sencia constante de Morales junto al goberna-dor, de quien fue hombre de confianza inclusoantes de la partida de la Gran Armada haciaCastilla del Oro en 1514.

No obstante, la figura de Morales comienza aadquirir presencia en la documentación a partirdel momento en el que aparece como miembrodestacado del sequito de Pedrarias, con quienseguramente llegó a Sevilla el 27 de octubre de1513 para concluir los preparativos de la orga-nización de la Armada7, en lo que sin duda algu-na colaboró como pariente y servidor fiel delgobernador. Desde luego, en ese tiempo ambosmantuvieron una estrecha relación, como lomuestra el hecho de que Gaspar de Moralesaparezca no sólo como testigo del testamento

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(1) Historia de las Indias. (1994).(2) Historia General de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del Mar Océano (Décadas). (1936).(3) Historia General y Natural de las Indias. (1959).(4) Historia General de las Indias. (1946).(5) En la bibliografía aparece en ocasiones una cierta confusión en relación a lugar de nacimiento de Gaspar de Morales.

LÓPEZ DEL RIEGO (2006), p. 140 lo nombra como “Majadas”. ARTEAGA IZAGUIRRE (2012), p. 116 dice que nació en“Secados”. También, siguiendo el error que introduce HERRERA (1936), Decada II, Lib. I Capítulo III, quien dice queGaspar de Morales era natural de Segovia, se ha localizado el pueblo en esa provincia, MENA GARCÍA (2011), p. 281.

(6) Lib. XXIX, Cap. X, p. 246(7) MENA GARCÍA (1998), p. 56.

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que Pedrarias hizo en Sanlúcar el 20 de marzode 15148, sino incluso como beneficiario delmismo, ya que se recoge en él una clara y expre-sa donación que evidencia la fidelidad del criadoy el reconocimiento que el testador quiso mos-trarle en aquella ocasión, que viene a ser unaforma de premiar sus servicios, tal como quedareseñado en el documento:

“Item, mando a mi hijo Diego Arias que no despi-da a Gaspar de Morales, mi criado, que mientrasviviere el dicho Gaspar de Morales le de de comerpara él y para un caballo y un mozo, y demás deesto le de en cada un año seis mil maravedís; estosi él quisiere vivir con el dicho mi hijo Diego Arias,o con quien sucediere en el dicho mi mayorazgo, esi no quisiere el dicho Gaspar de Morales vivir eser de los que sucedieren en el dicho mayorazgo,mando que no le den nada de lo que dicho tengo eque le ayude con diez mil maravedís y no más por-que yo tengo bien descargado con él; e que mishijos siempre miren por él, e que le honren, asícomo él ha servido lealmente en mi casa e cargosmíos, que yo le debo de los cargos que ha tenidole sean pagados” 9.

Por otro lado, la fidelidad del criado y el agrade-cimiento de Pedrarias no sólo queda plasmadoen la cláusula del testamento, que ya de por siresulta significativo de los fuertes vínculos queexistían entre los dos, sino que se va a ver refle-jado también en la concesión de otras distincio-nes. En este sentido, hay que tener en cuentaque Morales fue uno de los personajes especial-mente favorecidos por Pedrarias tanto en Sevilla,antes de la salida de la Gran Armada hacia lasIndias, como posteriormente una vez que elgrupo de expedicionarios que la integraban llegóa Castilla del Oro y comenzó el asentamiento yla expansión de acuerdo con los planes delgobernador. Así, antes de la partida el fiel criadofue distinguido con la inclusión en el reducidogrupo de capitanes de Pedrarias10, que fuerondesignados directamente por el segoviano entresus allegados para recompensar su lealtad ypara poder contar así con un conjunto de hom-bres de total confianza, y deudores agradecidosal mismo tiempo que cumplirían las órdenes sinreparo alguno, cuya presencia sería fundamen-

tal en Castilla del Oro para lograr la expansióndel territorio de la gobernación y facilitar el pro-yecto político de Pedrarias. En el caso de Gasparde Morales, fue además uno de los capitanesmás beneficiados por el gobernador, ya que alparecer le concedió un salario mucho más ele-vado que al resto: 4.000 maravedís frente a lopoco más de 1.000 que recibieron la mayor partede los otros capitanes11.

Todo ello da por tanto a la figura de Gaspar deMorales una relevancia particular en la empresade Castilla del Oro junto a Pedrarias, donde, apesar de no haber permanecido mucho tiempopues regresó a España en 1516, desarrolló unaintensa actividad y logró rápidamente el enri-quecimiento que perseguía, además de haberconseguido mantener la confianza de su supe-rior y tener una cierta preminencia en la colonia.No en vano, al regreso de la única expediciónque llevó a cabo, Pedrarias le reconoció tambiénsu labor convirtiéndolo en uno de los diez escu-deros de su guardia privada12.

La razón de tales logros en tan breve tiempo hayque buscarla sin duda alguna en las ya señala-das lealtad y cercanía con el gobernador, que,más que la capacidad de Morales para la nego-ciación con los indígenas o la dirección de suspropios hombres, que al parecer no figurabaentre sus virtudes, fue lo que llevó a Pedrarias aencomendarle la realización de una de las expe-diciones más ambiciosas de cuantas se llevarona cabo en la zona del istmo en los primerosmeses de 1515. Un expedición en la que se tení-an puestas muchas esperanzas, tanto por elresultado económico que se esperaba de ellacomo por el objetivo que podíamos llamar políti-co que se perseguía, ya que Pedrarias pretendíaoscurecer el prestigio de Balboa enviando aMorales hacia el llamado archipiélago de lasPerlas, en el Pacífico frente al golfo de SanMiguel, de cuya riqueza aquel ya había obtenidonoticias y donde, según los cronistas, teníaintención de regresar13. Pedrarias pretendíaensombrecer la exploración de Balboa consi-guiendo nuevos y mayores hallazgos de perlas y

(8) Ibídem, p. 66(9) MENA GARCÍA (1992), p. 251.(10) MENA GARCÍA (2011), pág. 255.(11) Ibídem, p. 276.(12) Ibídem, p. 278.(13) MENA GARCÍA (1984), p. 137.

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logrando la incorporación a su gobernación delos cacicazgos que el descubridor del Mar delSur había dejado pacificados14.

Como es bien sabido, nada más llegar la GranArmada de Pedrarias a Panamá, el gobernadorenvió a sus capitanes hacia diferentes puntosde la zona para asegurar la soberanía y refor-zar su presencia frente a los españoles quehabían llegado con anterioridad –básicamentefrente a Núñez de Balboa–, ganarse a los indí-genas del territorio –con poco éxito en la mayorparte de las ocasiones– y lograr un botín eco-nómico que compensara el esfuerzo realizado15.Una de esas expediciones fue la que se enco-mendó a Gaspar de Morales, que debía dirigir-se hacia el Golfo de San Miguel para embarcarhacia el Archipiélago de las Perlas, tomar pose-sión de la zona y conseguir el mayor botín quefuera posible.

El desarrollo de la empresa de Morales lo cono-cemos sobre todo gracias a la información quenos proporcionan los cronistas, que nos permi-ten saber con detalle las características de latierra hacia la que se dirigieron y lo sucedidoen aquella ocasión. Los datos que cada uno deellos aporta configuran una escena bastantenítida del desarrollo de los acontecimientos, y,aunque aparezcan discrepancias en algunosaspectos, todos ellos coinciden en destacar laviolencia que se infringió a la población india yla dureza de Morales, que se nos presentacomo uno de los más crueles capitanes dePedrarias, lo cual resulta muy significativo sitenemos en cuenta que en aquel entorno pocosse caracterizaron por mostrar una ciertahumanidad. Tanto es así que el Padre LasCasas define su acción como “la langosta deGaspar de Morales” 16 que destruía sin mira-mientos cuanto encontraba a su paso.

De acuerdo con lo que nos dice Francisco Lópezde Gómara, la expedición de Morales estuvocompuesta por ciento cincuenta hombres. Uno

de ellos era Francisco Pizarro que por entoncesconocía sobradamente la zona pues habíaacompañado a Balboa en el descubrimiento delMar del Sur y en la exploración de la costa y elavistamiento de las islas hacia las que se diri-gía de nuevo el grupo de españoles17, de los quesólo sesenta embarcarían en el golfo de SanMiguel en dirección al Archipiélago de lasPerlas 18. A partir del momento en el que aban-donaron La Antigua a principios de febrero de1515 con las correspondientes instrucciones19,podemos reconstruir de forma detallada lo ocu-rrido en aquella ocasión aprovechando quecada cronista hace especial hincapié enmomentos diferentes.

La primera parte del recorrido la describe deforma detallada el padre Las Casas20, a quiensigue Antonio de Herrera en muchos aspectos.Así, por él sabemos que en el recorrido hacia elSan Miguel transitó por una serie de cacicazgosindígenas que Balboa había pacificado pocoantes pero que se encontraban de nuevo alzadospor la devastación que en ellos había realizadoposteriormente otro de los capitanes dePedrarias, Francisco Becerra, con quien Moralesse encontró pudiendo comprobar la gran canti-dad de oro y esclavos indios que había obtenido,lo que le animó a intentar conseguir lo propiohaciéndose con lo poco que Becerra había deja-do en aquella zona.

En breve tiempo la expedición llegó a la costa delMar del Sur, concretamente al señorío del caci-que Tutibrá, el cual puso a disposición deMorales las cuatro canoas más grandes de quedisponía para que los españoles pudieran llegarhasta el archipiélago que era la meta de suempresa. Dado que las embarcaciones no teníancapacidad suficiente para todos, solicitarontambién la ayuda del cercano cacique Tunaca,quien les facilitó lo que pudo. No obstante, elgrupo hubo de dividirse y únicamente embarca-ron sesenta hombres. El resto permanecieron entierra firme al mando de capitán Peñalosa.

(14) MENA GARCÍA (1992), p. 86.(15) MENA GARCÍA (2011), p. 534 y ss. analiza rigurosamente las “cabalgadas” realizadas por los capitanes de Pedrarias (16) Lib. III, cap. LXV(17) BUSTO DUTHURBURU (2001), p. 94.(18) LÓPEZ DE GÓMARA (1946), Cap. CXCVII. La división del grupo en tierra tal vez sea la razón de que LAS CASAS (1994)

Lib. III, cap. LXV, y HERRERA (1936), Década II, Lib. I Capítulo III, señalen que el grupo estaba integrado por sesentahombres.

(19) MENA GARCÍA (2011), p. 540.(20) Lib. III, cap. LXV

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Tras una accidentada travesía que el Padre LasCasas describe de forma detallada, finalmentelos expedicionarios alcanzaron la primera y másgrande isla del Archipiélago de las Perlas, cono-cida por los indígenas como Tararequí, a la quelos españoles, siguiendo las instrucciones dePedrarias, cambiaron el nombre de isla Rica quele había dado Balboa por el de isla de las Flores21

(actual isla del Rey).

Las referencias más completas de la situación dela isla así como las características de la tierra ala que llegaron y la confusión geográfica propiadel momento, pero muy indicativa del objetivofinal que pretendían conseguir, nos las propor-ciona sobre todo Antonio de Herrera:

“Está Tararequí a cinco grados de la equinoccial,y de mantenimientos y pescado es muy abundan-te; hay en ella árboles olorosos que parecían espe-cias, por lo cual creyeron algunos que estabancerca las islas de la especiería, y hubo quien pidióel descubrimiento de ellas para hacerle a sucosta…” 22.

Seguramente la inminente llegada a la “cerca-na” especiería y las ventajas de conseguirloantes que cualquier otro conquistador repre-sentó un aliciente para los integrantes de estegrupo, aunque de momento fue preciso pospo-nerlo ya que las prioridades eran otras y tam-poco tenían permiso para extenderse más alláde la zona prevista.

Tras tomar posesión de la isla, entraron encontacto con la población india, que se encon-traba en “solemnes fiestas ocupada”, dice LasCasas, lo que aprovecharon para apropiarse dealgunas mujeres y las perlas que estaban a lavista. Ello suscitó la reacción de los indígenasque “como leones bravos” atacaron a los espa-ñoles, produciéndose entonces la primera esca-ramuza seria a la que tuvieron que hacer fren-te los hombres de Morales y que, al decir de LasCasas y Herrera, sólo terminó cuando utiliza-ron como arma de guerra un enorme mastínque llevaban, que causó el desconcierto entre

los indios y los obligó a huir.

Tras el enfrentamiento con los indígenas, laexpedición de Morales se dirigió hacia otra islavecina o más bien hacia otra zona de lamisma23, en concreto al territorio del caciqueDites24, que conocía ya lo sucedido en el puebloque acababan de abandonar y que, por ello,recibió a los española con abierta hostilidad.Sin embargo, la superioridad bélica de losrecién llegados le obligó a cambiar de actitud ya ofrecerles toda la hospitalidad de que dispo-nía. Y no sólo los acogió en su casa, sino que,a cambio de algunas baratijas, les entregó elmayor botín de perlas que hasta ese momentohabían podido apreciar los españoles, entreellas la famosa perla Peregrina que tan largaproyección histórica ha tenido25.

Quien mayores noticias nos proporciona sobreel encuentro con el cacique y las característicasde las perlas que les proporcionó es de nuevoAntonio de Herrera, quien dice al respecto:

“Hizo sacar una cestilla de vergas, hecha conmucho primor, llena de perlas muy ricas, quepesaron ciento y diez marcos, y entre ellas unaque pocas como ella parece haberse hallado en elmundo, tan grande; era de veintiséis quilates26,como una nuez pequeña o como una pera cer-meña, muy oriental y perfecta, de lindo color ylustre, que pesaba diez tomines y estaba horada-da por lo alto en el pezón”27.

También sabemos por Herrera y Fernández deOviedo que dicha perla fue vendida por Moralesal mercader Pedro del Puerto por mil doscien-tos pesos de oro, cantidad en la que poco des-pués “pesándole de haber empleado tanto dine-ro en una piedra…” éste la vendió al goberna-dor Pedrarias, quien se la entregó a su esposa,Isabel de Bobadilla, que a su vez obtuvo porella cuatro mil pesos de la Emperatriz doñaIsabel.

En realidad, la riqueza y la abundancia de lasperlas de la zona fue seguramente lo que másllamó la atención de los españoles, que queda-

(21) FERNÁNDEZ DE OVIEDO (1959), Libro XXIX, Cap. X(22) Década II, Lib. I Capítulo IV, p. 26(23) LAS CASAS y HERRERA dicen que llegaron a una isla más grande pero la de las Flores es la más extensa del archi-

piélago, por lo que cabe pensar que seguramente se trata de otro ámbito dentro de la misma.(24) ARAÚZ y PIZZURNO (1992), p. 38(25) MARTÍNEZ CUTILLAS (2006)(26) FERNÁNDEZ DE OVIEDO (1959), Libro XXIX, Cap. X dice que era de treinta y un quilates(27) Década II, Lib. I Capítulo IV, pág. 24

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ron asombrados también por la destreza conque los indios las extraían del mar:

“Las perlas que se pescaban en aquella isla eranlas mayores que por entonces se descubrían; ymuchas de las que dio el cacique eran como ave-llanas y algunas mayores. Hizo pescar perlas elcacique Pedrarias a los naturales en presencia delos castellanos, que se lo rogaron. Eran los pes-cadores muy diestros en entrar debajo del agua,y, en estándose sosegada la mar, iban en suscanoas, echaban una piedra por áncora de cadacanoa, atada con mimbres, zambullíanse en elagua llevando sus talegas al cuello y de rato enrato salían cargados de ostiones. Entran algunasveces diez estados de agua porque las hostiasmayores están en lo más hondo; y si alguna vezsuben arriba es por buscar de comer, y se estánquedas mientras lo tienen, péganse tanto a laspeñas y unas a otras que es menester gran fuer-za para arrancarlas; y muchas veces aconteceque se ahogan los pescadores porque les falta elaliento forcejeando por pescar o porque loscomen los peces tiburones o marrages; las talesson para echar las hostias y llevan atada al cuer-po una cuerda con pesgas porque no los levanteel agua; hallóse concha con diez, veinte y treintaperlas y con más aunque menudas….”28.

Además, en esa ocasión, Gaspar de Morales ysus acompañantes no solamente obtuvieron unconsiderable botín, sino también la amistad delcacique, que incluso fue bautizado29 y aceptóque se le pusiera el nombre de Pedrarias y elpago a la corona de cien marcos de perlasanualmente, “no pensando que con esto sehacía tributario”, dice Herrera al respecto30, ysobre todo mucha información sobre las rique-zas de las tierras continentales próximas. Elloabría nuevos horizontes de expansión a losespañoles –en los que sin duda calaron hondotales noticias– y es posible que le fuera muyútil sobre todo a Francisco Pizarro en las expe-diciones hacia el Perú.

Con todo lo que habían obtenido, la expediciónemprendió el regreso al Darién.

Al llegar al golfo de San Miguel, comprobaronque los abusos de Peñalosa y de los españolesque Morales dejó allí cuando partió hacia lasIslas de las Perlas habían provocado continuasrevueltas indias y un ambiente de franco peligroque describen con detalle tanto el padre LasCasas como Antonio de Herrera. Así, al parecerse organizó una conjura entre los caciquesindios de la zona para terminar con los españo-les que estaban en la costa, que tan mal losestaban tratando, e igualmente con los que ibana regresar en breve de las islas. Así, la primeramuestra de la contestación que los caciquesquerían dar a los españoles y de la violencia quese había extendido por el territorio fue la muer-te de los diez integrantes de la avanzadilla queMorales envió a Peñalosa, cuya cabaña incendióla gente del cacique de Chochama. A partir deese momento, se sucedieron las represalias ylos enfrentamientos entre los indios y los espa-ñoles, tanto por parte de las gentes de Peñalosacomo del propio Morales, y dio comienzo unaespiral de violencia que ha otorgado triste famaa esta expedición.

Según sabemos por los autores que lo trasmi-ten, los españoles capturaron y esclavizaron alos diez y ocho caciques que se habían conju-rado contra ellos: “En viniendo cada uno echá-banlo en la cadena, que era un instrumento tanusado entre los españoles que nunca andabansin ella para prender indios y hacer esclavos, yen ella iban los que les llevaban las cargas por-que no se huyesen, porque aquellos eran susacémilas donde quiera que mudaban el pie” 31,y, capitaneados por Francisco Pizarro, seenfrentaron duramente a la masa de indios quepretendían liberarlos. Cuando terminó el com-bate se comprobó que eran más de 700 losmuertos que había en el campo de batalla,incluidos los diez y ocho caciques a quienMorales decidió lanzar a los perros “diz quepara meter miedo en toda la tierra”.

(28) Ibídem, p. 26. LÓPEZ DE GÓMARA (1946), Cap. CXCVIII reproduce el mismo párrafo aunque añade alguna referenciamás sobre la extracción de perlas

(29) En su descripción de estos episodios, LAS CASAS (1994) critica duramente los bautismos de indígenas que realizabanlos españoles en las entradas de conquista sin haberles proporcionado previamente la necesaria instrucción religiosa:“…siguiendo el error que los españoles, y aun clérigos y frailes algunos, siempre tuvieron, baptizando a estos infieles sindarles doctrina alguna, ni de Dios tener chico ni grande conocimiento…y así son causa que después de baptizados losindios y rescibido el carácter…que vayan a idolatrar y cometan mil sacrilegios, lo cual es certísimo hacerse, porque niantes que el bautismo les den los enseñan ni pueden enseñarles, ni entender las cosas de la fe en tan poco tiempo, ni des-pués, porque así como de antes se quedan; y esta es injuria e irreverencia que se hace al sacramento, tan intempestiva eindiscretamente.”, Lib. III, cap. LXV.

(30) Década II, Lib. I Capítulo IV, pág. 24.(31) LAS CASAS (1994), Lib. III, cap. LXVI

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El triunfo sobre los indígenas animó a Moralesa dirigirse hacia el área oriental del golfo deSan Miguel, en concreto a la tierra del caciqueBirú, de cuyas riquezas había ido recibiendonoticias a lo largo de su recorrido32. El ataque ala aldea del cacique y la muerte de gran partede sus habitantes a manos de los españolesprovocó la reacción de los cacicazcos vecinos yde los diez y ocho que previamente habían sidoarrasados, por lo que se recrudeció la violenciaen aquella zona el istmo. Tanto es así quedurante los siguientes días, los españolesintentaron huir y llegar al Darién haciendofrente a sucesivos ataques que se producían encualquier paraje al que se dirigían y les impe-dían continuar su camino. La intensidad de lasrefriegas fue tal que “estaban los españoles tancansados y apretados, y desesperados cuasi devida, que se metían por las varas de los indios ycomo atónitos no vian quien los mataba, y ellosmataban terriblemente a los indios, cuasi sinsentir ni advertir lo que hacían…” 33. En estepunto, todas las referencias son unánimes enconsiderar brutales aquellos hechos y en des-tacar las dificultades que tuvieron Gaspar deMorales y sus hombres para salir de la zona. ElPadre Las Casas y Herrera, que le sigue, des-criben diversas estratagemas con las que logra-ron ir sobreviviendo en medio de una geografíaque no facilitaba en absoluto el tránsito.

El intento de defensa desesperada de los espa-ñoles “que ya no peleaban como hombres sinocomo animales feroces y personas del todo de lavida despedidos y aburridos” 34 provocó matan-zas que se sucedieron día tras día y la disper-sión del grupo, lo que en ocasiones hizo temerpor la suerte incluso del caudillo. Durantenueve días los españoles anduvieron vagandoentre la espesa vegetación tropical, acosadospor los indios y huyendo sin rumbo. Desde elinterior del istmo, Morales se encontró denuevo en el golfo de San Miguel, desde donde,con algunos hombres, intentó infructuosamen-te retornar otra vez hacia el oeste tratando dellegar finalmente a la costa caribe. Ese tiempofue sin duda la fase más dura de la campaña ytambién la más violenta, en la que se cometie-ron atrocidades sin cuento que los cronistas

describen con detalle. Ninguno de los españo-les pensaba que podría sobrevivir, aunque alfinal, gracias al apoyo que se prestaron unos aotros y también a la colaboración de algúncacique amigo, consiguieron retornar a SantaMaría de La Antigua, donde llegaron pocosmeses después de la salida en pésimas condi-ciones.

No obstante, a pesar de la dureza de la empre-sa, la crueldad y las dificultades que el grupode conquistadores tuvo que afrontar, el resul-tado de la expedición fue bastante satisfactoriodesde el punto de vista económico. No en vanohabían llegado a una zona de cuya riqueza yase tenían noticias y que desde luego respondióa lo que de ella se esperaba. El botín de perlasque se obtuvo fue sin duda notable y puso derelieve más si cabe la fama que de su abun-dancia ya tenía el archipiélago de las Perlas dedonde se habían tomado.

Por otro lado, seguramente el hecho de que setratara de un espacio especialmente próspero yrico, al que los españoles a buen seguro conti-nuaron dirigiéndose los meses siguientes paratratar de conseguir las ansiadas perlas, fue loque movió al propio Pedrarias a dirigirse haciaallá años después para tomar posesión legaldel territorio en nombre de la Corona deCastilla. Sin duda Gaspar de Morales ya lo hizoen esta empresa de 1515, como era habitualque lo realizaran los capitanes de conquistacuando entraban en una zona inexplorada y asíse le había indicado, sobre todo porque se tra-taba de un área que con anterioridad habíaavistado Núñez de Balboa y a la que el descu-bridor del Pacífico tenía intención de regresar,aunque en realidad no llegaría a conocer nuncala isla 35. Por tanto, teniendo en cuenta la com-plejidad del gobierno del Darién y las pugnasentre los españoles que caracterizó aquel tiem-po, no es de extrañar que, para asegurar eldominio castellano y sobre todo hacer valer suautoridad como gobernador frente a los segui-dores de Balboa, que acababa de morir pocoantes, Pedrarias se dirigiera hacia elArchipiélago de las Perlas en enero de 1519para tomar posesión legal de aquella tierra en

(32) Es posible que, como dicen los cronistas y se ha transmitido a lo largo del tiempo, este sea el origen de la palabra Perúque después utilizarían los españoles para designar al imperio del sur

(33) LAS CASAS (1994), Lib. III, cap. LXVI.(34) Ibídem y HERRERA (1936), Década II, Lib. I Capítulo V, pág. 32.(35) MENA GARCÍA (1984), p. 137.

Page 8: REFERENCIAS DE LA PRIMERA EXPANSIÓN HACIA EL PACÍFICO: … · indiana y su nombre comienza a aparecer en diferentes testimonios. De la etapa previa al cruce del Atlántico solamente

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nombre la Corona de Castilla. El acto de pose-sión tuvo lugar el 29 de enero de 1519 tal comose recoge en el documento que se redactó alefecto en la isla de las Flores y que se conservaen el Archivo General de Indias 36. En él se des-cribe todo el ceremonial que se llevó a cabo y sealude a Gaspar de Morales “…capitán de susAltezas por mi elegido y nombrado para venir adescubrir e pasar a la dicha isla…”, como el pri-mero que tomó posesión de la misma.

Resulta indudable que el vallisoletano obtuvoun beneficio sustancioso con el éxito de laempresa que se le había encomendado, queademás le valió el reconocimiento de la gentede la colonia e incluso la posibilidad de másaltas distinciones. De hecho, como se ha seña-lado, Pedrarias lo distinguió incluyéndolo en elgrupo de su guardia personal y en el mes dejulio de 1515, al poco de regresar delArchipiélago, se le expidió el título de pregone-ro de la ciudad de La Antigua, con el que laCorona quería premiar su destacada participa-ción en la expansión del territorio 37. Sin embar-go, apenas pudo ejercerlo ya que algo después,debido seguramente a las secuelas físicas quele generó la dureza de la campaña, pues no esposible pensar que fuera un hombre de pocasambiciones que sin aspirar a más diera porcerrado el ciclo americano, decidió retornar aEspaña y retirarse a su pueblo de Mojadosdonde murió a los pocos meses. La informaciónsobre ello nos la proporciona Fernández deOviedo 38, quien también, recordando la cruel-dad del conquistador, añade que “plega a Diosque fuese conosçiendo sus culpas”.

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(36) Archivo General de Indias. Patronato, Leg. 18, Nº 2, R. 1. Reproducido por ARTEAGA IZAGUIRRE (2012), p. 209(37) Archivo General de Indias. Audiencia de Panamá, Leg. 233, L.1, Fol. 194R-195R. Burgos, 7 de julio de 1515(38) Lib. XXIX, Cap. X