ragalos de la historia

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De los primeros asentamientos a los edificios de vanguardia D iosas como Mari, monstruos como el Basajaun, brujas –sorginak– y ninfas –lamiak– pueblan la mitología vasca, una tierra donde las leyendas, transmitidas de generación en generación, parecen confundirse con la historia real. El viaje por Euskadi es un rito mágico en el que, con un poco de imaginación, podemos llegar a intuir las huellas de estas y otras historias entre las piedras que integran el patrimonio que la historia ha dado a esta tierra. REGALOS DE LA HISTORIA DESDE LOS ORÍGENES Este viaje debe empezar por los ves- tigios de la Edad de Piedra, que son muchos y están distribuidos por todo el país. Los más importantes son las cuevas de Ekain en Deba, Santimamiñe en Kortezubi , y Altxerri en Aia, que es- tán incluidas entre las pinturas ru- pestres de la cornisa cantábrica decla- radas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pasando fugazmente por la romanización, que nos ha le- gado yacimientos como los de Iruña- Veleia, hay que viajar hasta la Edad Media para encontrarse con el ro- mánico más puro de la basílica de Estíbaliz y San Prudencio de Armentia. Ambas iglesias se encuentran a las puertas de Vitoria, una ciudad cuyas calles, que aún conservan el traza- do medieval, están llenas de iglesias y palacios góticos como la catedral de Santa María o la Casa del Cordón. La catedral de Santiago en Bilbao o la iglesia de Santa María de los Reyes en la monumental villa de Laguardia, en el corazón de la Rioja Alavesa, son otros buenos ejemplos del gótico vas- co. El patrimonio civil del medievo tampoco se queda corto. Las casas- torreón construidas por los señores vascos –hay decenas de ellas desper- patrimonio digadas por las tres provincias– nos trasladan hasta las llamadas guerras banderizas, luchas entre clanes de nobles por el control del territorio. La de Mendoza, cerca de Vitoria, la Torre Ercilla en Bermeo o la de Luzea en Zarautz son tres excelentes ejemplos. TIEMPOS DE PROSPERIDAD Con el Renacimiento llega la paz y el esplendor al País Vasco. De esa época data el conjunto histórico renacentis- ta de Oñati, población guipuzcoana que acogió la primera universidad del País Vasco, calificada por Zuloaga como la “Toledo vasca”. Del barro- co, lo mejor son algunos ejemplos de casas consistoriales como las de Labastida o Balmaseda; templos como el dedicado a San Ignacio de Loyola, un personaje fundamental en la his- toria universal, en Azpeitia; o palacios como el de Insausti en Azkoitia, cuna del movimiento ilustrado en el País Vasco. Las guerras carlistas del siglo XIX generaron nuevas tensiones y, aunque es difícil pensar en monu- mentos que se vinculen a ellas, de esa época hay joyas neoclásicas como la Casa de Juntas de Gernika o las ele- Post scriptum Oiasso, en la desembocadura del Bidasoa, fue uno de los principales puertos romanos del Cantábrico Post scriptum gantes plazas que se abrieron en las tres capitales siguiendo el modelo de la de Salamanca. La Revolución Industrial y el progreso económico regalaron al verde paisaje muchos ejemplos de arquitectura residencial de la Belle Époque, pero también in- fraestructuras industriales que con el paso del tiempo se han incorporado a la lista de bienes protegidos. Es el caso del popular Puente Colgante de Portugalete, levantado en 1893 e incor- porado para orgullo de los vascos a la lista Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. José María de Pablo La Casa de Juntas de Gernika fue construida por Antonio de Etxebarria entre 1826 y 1833, junto al roble que fue una suerte de parlamento al aire libre desde tiempos medievales. DERECHA: Museo Chillida Leku en Hernani. R eflejo de una sociedad en continuo cambio, los monumentos incorporados durante los últimos cien años llevan la firma de grandes autores. Es el caso de la basílica de Arantzazu, cerca de Oñate, donde se reconoce la huella de la nueva ola de artistas vascos como Oteiza, Chillida y Basterretxea; del Peine de los Vientos, también de Eduardo Chillida, en San Sebastián; o del Museo Guggenheim Bilbao, que ha marcado un antes y un después en la oferta turística de Euskadi, con el que se inicia el siglo XXI apostando por ambiciosos planes de reurbanización e incorporando edificios diseñados por los arquitectos más prestigiosos del mundo. MONUMENTOS DE VANGUARDIA histórico artístico Gonzalo Azumendi Patxi Uriz

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Artículo publicado en el monográfico dedicado a Euskadi por la revista Conde Nast Traveler en España. 2010. Story about historic heritage in the Basque Country, Spain, featured by the Spanish edition of Conde Nast Traveler Basque Country special issue. 2010.

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Page 1: Ragalos de la Historia

De los primeros asentamientos a los edificios de vanguardia

D iosas como Mari, monstruos como el Basajaun, brujas –sorginak– y

ninfas –lamiak– pueblan la mitología vasca, una tierra donde las leyendas, transmitidas de generación en generación, parecen confundirse con la historia real. El viaje por Euskadi es un rito mágico en el que, con un poco de imaginación, podemos llegar a intuir las huellas de estas y otras historias entre las piedras que integran el patrimonio que la historia ha dado a esta tierra.

Regalos de la histoRia

DEsDE los orígEnEsEste viaje debe empezar por los ves-tigios de la Edad de Piedra, que son muchos y están distribuidos por todo el país. Los más importantes son las cuevas de Ekain en Deba, santimamiñe en Kortezubi, y Altxerri en Aia, que es-tán incluidas entre las pinturas ru-pestres de la cornisa cantábrica decla-radas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pasando fugazmente por la romanización, que nos ha le-gado yacimientos como los de Iruña-Veleia, hay que viajar hasta la Edad Media para encontrarse con el ro-mánico más puro de la basílica de Estíbaliz y san Prudencio de Armentia. Ambas iglesias se encuentran a las puertas de Vitoria, una ciudad cuyas calles, que aún conservan el traza-do medieval, están llenas de iglesias y palacios góticos como la catedral de santa María o la Casa del Cordón. La catedral de santiago en Bilbao o la iglesia de santa María de los reyes en la monumental villa de laguardia, en el corazón de la Rioja Alavesa, son otros buenos ejemplos del gótico vas-co. El patrimonio civil del medievo tampoco se queda corto. Las casas-torreón construidas por los señores vascos –hay decenas de ellas desper-

patrimonio

digadas por las tres provincias– nos trasladan hasta las llamadas guerras banderizas, luchas entre clanes de nobles por el control del territorio. La de Mendoza, cerca de Vitoria, la Torre Ercilla en Bermeo o la de luzea en Zarautz son tres excelentes ejemplos.

TIEMPos DE ProsPErIDADCon el Renacimiento llega la paz y el esplendor al País Vasco. De esa época data el conjunto histórico renacentis-ta de oñati, población guipuzcoana que acogió la primera universidad del País Vasco, calificada por Zuloaga

como la “Toledo vasca”. Del barro-co, lo mejor son algunos ejemplos de casas consistoriales como las de labastida o Balmaseda; templos como el dedicado a san Ignacio de loyola, un personaje fundamental en la his-toria universal, en Azpeitia; o palacios como el de Insausti en Azkoitia, cuna del movimiento ilustrado en el País Vasco. Las guerras carlistas del siglo XIX generaron nuevas tensiones y, aunque es difícil pensar en monu-mentos que se vinculen a ellas, de esa época hay joyas neoclásicas como la Casa de Juntas de gernika o las ele-

Post scriptum oiasso, en la desembocadura del Bidasoa, fue uno de los principales puertos romanos del CantábricoPost scriptum

gantes plazas que se abrieron en las tres capitales siguiendo el modelo de la de Salamanca. La Revolución Industrial y el progreso económico regalaron al verde paisaje muchos ejemplos de arquitectura residencial de la Belle Époque, pero también in-fraestructuras industriales que con el paso del tiempo se han incorporado a la lista de bienes protegidos. Es el caso del popular Puente Colgante de Portugalete, levantado en 1893 e incor-porado para orgullo de los vascos a la lista Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. —José María de Pablo

La Casa de Juntas de Gernika fue construida por Antonio de

Etxebarria entre 1826 y 1833, junto al roble que fue una suerte de parlamento al aire libre desde

tiempos medievales. DERECHA: Museo Chillida Leku en Hernani.

Reflejo de una sociedad en continuo cambio, los

monumentos incorporados durante los últimos cien años llevan la firma de grandes autores. Es el caso de la basílica de Arantzazu, cerca de Oñate, donde se reconoce la huella de la nueva ola de artistas vascos como Oteiza, Chillida y Basterretxea; del Peine de los Vientos, también

de Eduardo Chillida, en San Sebastián; o del Museo Guggenheim Bilbao, que ha marcado un antes y un después en la oferta turística de Euskadi, con el que se inicia el siglo XXI apostando por ambiciosos planes de reurbanización e incorporando edificios diseñados por los arquitectos más prestigiosos del mundo.

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