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RAE
1. TIPO DE DOCUMENTO: Tesis de grado
2. NIVEL DE CIRCULACIÓN: General
3. ACCESO AL DOCUMENTO: Biblioteca Universidad De San Buenaventura Seccional Cartagena
4. TÍTULO: La crisis de la parresía: posverdad, política educativa e interacción social
5. AUTOR: González Cuentas Sabas Enrique
6. UNIDAD PATROCINANTE: Universidad De San Buenaventura seccional Cartagena
7. PALABRAS CLAVE: Parresía, Alteridad, Posverdad, Interacción Social, Política Educativa.
8. LINEA DE INVESTIGACIÓN: Línea de Investigación Educación e Interculturalidad. Facultad de educación, Ciencias humanas y Sociales.
9. DESCRIPCIÓN: Tesis de grado para optar al título de Magíster en Ciencias de la Educación, cuyo objetivo principal es analizar la transición de la Parresía a la post verdad en las nuevas formas de interacción social en el contexto de la política educativa en Colombia; para ello se establecieron las circunstancias de modo tiempo y lugar en los que los distintos cambios a nivel de la interacción se han venido presentando a nivel social y desde las diferentes políticas educativas, para luego develar la importancia de los diferentes entornos y momentos dentro de los cuales se han venido presentando algunas prácticas educativas en el país, que han permitido el surgimiento de nuevas formas de interacción a nivel de la sociedad. Todo lo anterior basado en un enfoque hermenéutico interpretativo a modo de una observación documental.
10. FUENTES CONSULTADAS: Alvarado, I., Pachón, D., & Santoyo, D. (2017). Configuración de subjetividades políticas en la escuela a partir de discursos de posverdad. Álvarez, A. (1991). El maestro: historia de un oficio. Ardila, B. (5 de diciembre de 2005). Banrepcultural. Arias, R. (2000). Estado laico y catolicismo integral en Colombia. la reforma religiosa de López Pumarejo. Borda-Malo, S. (2015). La reivindicación de la parresía en el último Foucault: algunas resonancias latinoamericanas y colombianas. Calandìn, J. (2011). Individuo y sociedad en la filosofía de Charles Taylor. Una aproximación desde el enfoque hermenéutico. Contrastes. Carrillo, J. (2016). La Parresía Como Práctica Formativa No Afirmativa. Carvajal, A. (2006). “Discurso y dominación”. Castro, C. (2011). Regla cognitiva de integración de información de factores que intervienen en la detección de la mentira. Cifuentes, J. y. (2016). La historia de las reformas educativas en Colombia. Cuesta, O. (2011). Debate, reflexión pedagógica y reformas educativas. Educación y desarrollo social. Doria, J., & Benítez, O. (2017). La coexistencia de dos estatutos docentes: una aproximación desde la nueva gestión pública. Fernández, O. (2015). Levinas Y Alteridad: Cinco planos. Foucault, M. (2004). Discurso y verdad en la antigua Grecia. Foucault, M. (1994). Hermenéutica del sujeto. Madrid: Ediciones de la Piqueta. Foucault, M. (2010). El coraje de la verdad: gobierno de si y de los otros II. Fuentes, F. (2015). Una Educación Filosófica: arte de vivir, experiencia y educación. Gallego, A., Gallego, R., & Royman, Magisterio.com.co.la-formacion-de-profesores-en-colombia-una-aproximacion-historica.Garcia, A. (23 de enero de 2018).jorge-eliecer-gaitan-ayala-el-despertador-del-espiritupublico/#more García, J. (2018). La posverdad en la difusión de la información científica. En E. Morales, La posverdad y Noticias falsas: el uso ético de la información. Giraldo, C. (1994). Primera administración López Pumarejo: la revolución en marcha. En C. Giraldo, Estado y hacienda pública en Colombia 1934-1990. Haidar, J. (2018). Las Falacias de La Posverdad: desde la complejidad y la transdisciplinariedad. Jaramillo, R. (1998). Colombia la modernidad postergada. Jiménez, A. (2017). Leiria, G. (2017). En torno a Sigmund Bauman: Retrotopía. ensayo y reflexiones. Levinas, E. (1977). Totalidad e infinito, ensayo sobre la exterioridad. Lizarazo, F. (2008). Efectos del decreto 230 del 11 de febrero de 2002 en la comunidad educativa del Instituto Técnico Industrial Piloto. Bogotá. Loaiza, G. (2007). El maestro de escuela o el ideal liberal. López,”. a. (2013). Pedagogía de la humanización: hacia un proceso de fundamentación en torno al buen trato desde una perspectiva histórica. Madrid, D. (2002). La mentira infantil: Diagnostico e intervención psicopedagógica. Martinic, S. (2001). Conflictos Políticos e interacciones comunicativas en las reformas educativas en América latina. Marzo, J. (2017). Veroficción. Arte y falsedad en el sistema comunicacional contemporáneo. Méndez, D. (2016). La enseñanza de la lectura como profilaxis: el Decreto Orgánico de Instrucción Pública: entre la caridad y la instrucción. Historia y memoria, 121-149.mineducacion. Mittermeier, J. (2017). Desmontando la posverdad. Nuevo escenario de las relaciones entre la política y la comunicación. . Morales, E. (2018). Posverdad y noticias falsas: el uso ético de la información. Muller, J. (25 de mayo de 2018).la-posverdad-somos nosotros. Muñoz. (2002). Objetividad y Verdad. Revista de Filosofía, 161-190. Muñoz, P. (2017). “Medios de comunicación y posverdad: Análisis de las noticias falsas en elecciones presidenciales de EE.UU de 2016". Ospina, A. (9 de abril de 2008).sobre-el-9-de-abril-y-el-bogotazo-parte-ii-las-seis-mentiras. Pérez, F. (2015). La idea de alteridad en el pensamiento filosófico de Enrique Dussel. Ramos, A. (2018). Información liquida en la era de la posverdad. Ramos, H. (2018). La era de la posverdad en la sociedad del riesgo. En E. Morales, La posverdad y las noticias falsas: el uso ético de la información. Reyes, D. (2007). Las Políticas Educativas en la reflexión filosófica. Sánchez, D. (10 de febrero de 2019). Estructuras II. Sztajnszrajber, D. (17 de septiembre de 2018). Universidad de Antioquia. (17 de febrero de
II
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11. CONTENIDO: el siguiente trabajo tiene como objetivo la observación de diferentes aspectos relacionados con la interacción social y los cambios que sobre el particular se han venido presentando desde principios del siglo pasado hasta nuestros días, en ámbitos como el de la política educativa y los espacios donde se lleva a cabo, mismas que han posibilitado un detrimento en las mencionadas relaciones como consecuencia de actitudes que desdibujan en gran medida lo que anteriormente se denominaban relaciones sanas o adecuadas, hasta llegar a lo que hoy se conoce como el fenómeno de desmoralización de las diferentes sociedades. Para ello en el trabajo se hará énfasis en el reconocimiento del fenómeno conocido como posverdad, su aparición y desarrollo en las actuales circunstancias a nivel global y su impacto en cuanto al ordenamiento de la sociedad.
12. DISEÑO METODOLÓGICO: La investigación es de carácter cualitativo, con enfoque hermenéutico interpretativo de método descriptivo, a modo de una observación documental.
13. CONCLUSIONES: Es evidente que el fenómeno de la posverdad, la infoxicación y otros tantos elementos desarrollados en internet, siguen en auge. Desde esta investigación se develaron elementos que han coadyuvado, desde nuestro desarrollo como sociedad, evidenciado por nuestras tradiciones y los eventos históricos que han marcado nuestro devenir, el detrimento de las relaciones interpersonales en el contexto especifico de las redes sociales; mismas que a su vez han extrapolado su influencia negativa en ámbitos mucho más sensibles hacia estos cambios como son el educativo y familiar. La educación como alternativa indispensable para el mejoramiento de situaciones relativas al comportamiento y formación en valores indispensables para el desarrollo de sociedades más humanizantes. Los análisis descritos acá servirán para la toma de decisiones, la implementación y formulación de estrategias tendientes a desarrollar en los miembros de las distintas sociedades una autentica alteridad, elemento sine qua non para la consolidación de una paz estable y duradera en un país que en mora se encuentra de pasar la página de la violencia en todos los ámbitos y no necesita más espacios donde se desarrollen nuevas formas de la misma.
III
LA CRISIS DE LA PARRESÍA: POSVERDAD, POLÍTICA EDUCATIVA E INTERACCIÒN SOCIAL
Autor:
SABAS ENRIQUE GONZÁLEZ CUENTAS
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA CARTAGENA
FACULTAD DE EDUCACIÓN CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES
MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CARTAGENA – BOLÍVAR
COLOMBIA
2019
IV
LA CRISIS DE LA PARRESÍA: POSVERDAD, POLÍTICA EDUCATIVA E INTERACCIÒN SOCIAL
Autor:
SABAS ENRIQUE GONZÀLEZ CUENTAS
Trabajo de investigación presentado como requisito parcial para optar al título de
Magister en Ciencias de la Educación
Directora
PILAR GARZÓN GALINDO
Línea de investigación
Educación e Interculturalidad
Grupo de investigación
Interdisciplinario de Investigación en Educación y Pedagogía
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA CARTAGENA
FACULTAD DE EDUCACIÓN CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES
MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CARTAGENA – BOLÍVAR
COLOMBIA
2019
V
Nota de aceptación
____________________________
____________________________
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____________________________
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Presidente del jurado
____________________________
Jurado
____________________________
Jurado
VI
AGRADECIMIENTOS
A Dios, a mi tutora Pilar Garzón Galindo, a mis docentes de la maestría, compañeros de curso, mis familiares y amigos que me dieron el impulso para realizar esta breve reflexión.
VII
LA CRISIS DE LA PARRESÍA: POSVERDAD, POLÍTICA EDUCATIVA E INTERACCIÒN SOCIAL
Resumen
La intención de este trabajo, es analizar la forma en que se ha venido presentando la interacción social al interior de campos y momentos específicos en Colombia. Desde un tipo de investigación hermenéutico Interpretativa a modo de observación documental, develo su impacto en el marco de la educación, las modificaciones que ha sufrido dicha interacción y cómo en cierto modo, a partir de estos cambios en los contextos en los que hoy se presentan, se han convertido en el caldo de cultivo propicio para observar la desaparición de ciertas costumbres denominadas tradicionalmente como sanas, es decir, de aquellas relaciones basadas en la honestidad, el valor de la palabra, el hablar con la verdad y el actuar de acuerdo los principios que enmarcarían de manera ideal las mencionadas relaciones, que le han dado paso a la denominada posverdad.
Palabras clave: Parresía, Alteridad, Posverdad, interacción social, política educativa.
VIII
THE PARRHESIA CRISIS: POST-TRUTH, EDUCATIONAL POLICY AND SOCIAL INTERACTION
Abstract
The intention of this work is to analyze the way in which social interaction has been presented within specific fields and moments in Colombia. From a type of interpretive hermeneutical research as a documentary observation, it develops its impact in the framework of education, the modifications that such interaction has undergone and, in a way, from these changes in the contexts in which they are presented today, have become the breeding ground conducive to observe the disappearance of certain customs traditionally called healthy, that is, those relationships based on honesty, the value of the word, speaking with the truth and acting in accordance with principies that would ideally frame the aforementioned relationships, which have given way to the so-called post-truth.
Keywords: Parrhesia, alterity, post-truth, social interaction, educational policy.
IX
TABLA DE CONTENIDO
Pág.
Portada………………………………………………………………………………….. III
Nota de aceptación…………………………………………………………………………….. V
Agradecimientos……………………………………………………………………….. VI
Resumen…………………………………………………………………………………VII
Abstract…………………………………………………………………………………..VIII
Tabla de contenido……………………………………………………………………...IX
Introducción……………………………………………………………………………...1
Capítulo I…………………………………………………………………………………5
Planteamiento del problema……………………………………………………………5
Justificación………………………………………………………………………………9
Objetivo General…………………………………………………………………………13
Objetivos Específicos…………………………………………………………………...13
Capítulo II………………………………………………………………………………...14
Antecedentes investigativos…………………………………………………………....14
Marco Referencial………………………………………………………………............37
Parresía…………………………………………………………………………………...37
Alteridad…………………………………………………………………………………..39
Posverdad………………………………………………………………………………...42
Política Educativa………………………………………………………………………..43
Capítulo III: Aspecto relacional en la educación……..………………………………46
Vínculo Maestro estudiante….…………………………………………………………48
Reformas educativas y docencia………………………………………………………65
Capítulo IV: Interacción social y Parresía…………………………………………….77
El valor de la palabra empeñada………………………………………………………89
La verdad y la violencia en Colombia…………………………………………………94
X
Internet y Posverdad……………………………………………………………............97
Capítulo V: Normalizando la Posverdad…………………………………………….101
Sobre el decreto 0230 de 2002……………………………………………………….103
Decreto 1278 de 2002…………………………………………………………………111
Capítulo VI Discusión y Conclusiones……………………………………………….120
Discusión………………………………………………………………………………..120
Conclusiones……………………………………………………………………………122
Referencias Bibliográficas…………………………………………………………….126
1
INTRODUCCIÓN
El siguiente trabajo está encaminado a mostrar la transición que se ha venido
presentando a lo largo de procesos vinculados a la interacción social en Colombia
a lo largo del siglo veinte y de manera puntual desde hace treinta años hasta
nuestros días, basado en una tensión entre dos conceptos diametralmente
opuestos, el de la Parresía y el de la posverdad. Para ello se optó por una
metodología de investigación cualitativa, con enfoque hermenéutico interpretativo
de metodología descriptiva, desde una observación documental. Para lo anterior,
tendré en cuenta elementos epistemológicos relacionados con la filosofía y la
educación, dando de esta manera más luces sobre lo que está sucediendo con los
conceptos en conflicto, enfatizando en el ámbito educativo colombiano,
desarrollando un análisis sobre el objeto de estudio para recabar información de las
diferentes categorías, para posteriormente develar algunas de las problemáticas
generadas por el fenómeno de la posverdad y lo que, desde la educación, puede
hacerse para combatirlo.
Para el desarrollo investigativo el trabajo se divide en seis capítulos, en aras
de articular una secuencialidad indispensable en el proceso descriptivo de los
cambios descritos desde la parresía hasta la posverdad y que, a nivel de la política
educativa e interacción social se han presentado, tomando en consideración que
las dinámicas evidenciadas a lo largo del siglo pasado y la transición de la última
2
década del siglo pasado hasta nuestros días poseen unas características sui
generis en los distintos momentos.
En el primer capítulo se hace la presentación del problema, la Justificación y
la objetivación del trabajo.
En el segundo capítulo se presentarán los antecedentes investigativos
vinculados a las diferentes categorías expresadas en el trabajo; así desde los
trabajos presentados en torno a la parresia, posverdad y alteridad, se realiza un
recorrido desde distintas ópticas, transitando por las aportaciones que desde
investigaciones a nivel europeo, latinoamericano y colombiano se han realizado,
amén de la publicación de libros que desarrollan la temática a abordar en las
siguientes páginas.
En un segundo momento de este capítulo se realizará un recorrido por la
categorización del trabajo, pasando por los conceptos de parresía y posverdad, en
tensión en el trabajo; la alteridad como componente relacional entrambas y la
política educativa como elemento articulador en cuanto a contexto y componente
indispensable para el estudio de la interacción social y comunicativa, y las
propuestas que en torno a los cambios necesarios en las mismas se proponen. Para
ello desglosaremos una a una en sus características fundamentales; todo esto con
la consecuente fundamentación epistemológica que el trabajo permite.
3
En el tercer capítulo, se desarrollará el aspecto relacionado con las políticas
educativas a modo de contextualización, es decir, nos dedicaremos a mostrar el
devenir de diferentes políticas educativas a lo largo del siglo 20 y su influencia en
lo que posteriormente reconoceremos como los cambios introducidos por el
fenómeno de la posverdad, entendiéndola en el marco de las connotaciones
pedagógicas propias de los fundamentos en los que se inscribe la línea de
investigación y la maestría como tal.
En el cuarto capítulo se presenta una descripción del concepto de parresía
al interior de la interacción social y su influencia sobre la misma. Para ello se realiza
un breve recorrido por circunstancias que, al interior de las relaciones
interpersonales, de manera permanente se han venido presentando, en contextos
como el familiar, el político, el entorno educativo y cómo se ha desdibujado la
parresía entre otros aspectos, con la aparición y desarrollo de la posverdad.
El quinto capítulo está dedicado a mostrar diferentes situaciones que han
venido allanando el desarrollo ulterior del concepto de posverdad, visto desde las
políticas educativas implementadas en este nuevo siglo, y sus consecuencias a
nivel de la interacción social interpersonal, y a nivel de distintas instituciones del
orden educativo se han presentado, en aras de presentar una fundamentación
4
coherente con los propósitos y cualidades, en cuanto a la necesaria rigurosidad
académica exigida para este tipo de investigación.
En el último capítulo se muestran las discusiones y la conclusión del trabajo,
analizando la correspondencia necesaria entre la objetivación del mismo y su
desarrollo ulterior, mostrando las limitaciones, hallazgos y recomendaciones que en
torno al concepto de posverdad y la interacción social se desprenden de la puesta
en consideración de este trabajo.
5
CAPITULO I
Planteamiento del problema.
Los momentos actuales de la humanidad son los que han presentado las
transformaciones más notables en cuanto al desarrollo social, político, tecnológico
y científico. La forma de relacionarnos, marcada por las mencionadas
transformaciones, nos han conducido a establecer nuevas respuestas ante unos
contextos cada vez más complejos y que, paradójicamente pretenden volver más
sencillas nuestras vidas; caso del desarrollo de las nuevas tecnologías y la internet.
A partir de estos cambios, los espacios en los que hoy se presentan las
nuevas formas de interacción, han ejercido una influencia incuestionable; se han
venido articulando, convirtiéndose en el contexto propicio para observar la
desaparición de ciertas costumbres denominadas tradicionalmente como sanas, es
decir, de aquellas relaciones basadas en la honestidad, el valor de la palabra
empeñada, el hablar con la verdad y el actuar de acuerdo con los principios que
enmarcarían de manera ideal las mencionadas relaciones.
En este sentido podemos mencionar cómo desde la sociología
contemporánea se
6
Profundizó en lo relacionado a la interacción sociológicas, lo que, lo cual se
puede apreciar en el (…) análisis de la interacción social desde las teorías
permite mayores niveles de flexibilidad hacia la comprensión de los procesos
subjetivos y objetivos del contexto real en que se desarrollan, además del
reconocimiento de determinadas pautas culturales y modos de
comportamientos, a través de la cual se expresan e interactúan en el
contexto donde se insertan (Pino & Gallegos, 2011).
La tolerancia, la alteridad, la responsabilidad, el respeto y un largo etcétera,
son ejemplos claros de aquellos factores que, producto de la interacción social han
presentado ciertas variaciones que, por tanto, deben ser tenidos en cuenta para
aquello a lo cual se hará referencia de manera específica en las próximas páginas.
El propósito puntual es detenernos a observar una problemática importante
sobre la manera como ha ido sucumbiendo en cuanto al uso de lo que anteriormente
se denominaba parresía, un término que si bien es poco conocido en su
denominación conceptual clásica, si se ha venido desdibujado en la práctica hasta
llegar a la normalización de lo que hoy conocemos como posverdad, un término
acuñado en el contexto de las redes sociales en internet, y que ha sido incluso
impulsado de cierta manera para su desarrollo en el contexto colombiano puede ser
abordado desde las políticas educativas que en nuestro país se han presentado.
La posverdad es un concepto que a su vez aparece como generador de
ciertos cambios en las formas y los distintos contextos al interactuar, a partir de lo
7
cual también se analizarán las distintas consecuencias que de forma significativa
trae aparejadas; su incursión en las distintas sociedades, la transformación
sistemática de los procedimientos para hacer política, la manera de relacionarnos
en las redes sociales en internet y otros espacios de la web, y de manera relevante,
en el contexto educativo.
Los cambios en nuestra realidad global son insoslayables; desde la
esperanza de vida para las personas, hasta la vida misma. Hoy vivimos en unas
sociedades con unas velocidades distintas, mismas que nos convocan a realizar su
análisis desde diferentes miradas, haciendo uso de estrategias diversas que nos
permitan comprender de un modo más acertado el proceso transformador que
encierran esos cambios y las consecuencias para las civilizaciones modernas.
En este orden de ideas, es claro que la educación también sufrió
innumerables cambios: desde la forma de enseñar, hasta la manera de aprender,
pero los protagonistas siguen siendo, al menos en cuanto al proceso enseñanza
aprendizaje se refiere, los mismos: el maestro, el estudiante, los familiares, la
comunidad, hasta llegar al grueso de las sociedades. Todos con sus
especificidades, pero inevitablemente relacionados en la forma de buscar el
conocimiento o la manera de transmisión del mismo, amén de aquello que desde
siglos ha preocupado a las diferentes culturas; la busca de la verdad,
8
teleológicamente tan importante como la felicidad y otros conceptos relativos al
ideal de vida buena de los seres humanos.
La revolución científica descrita antes, las transformaciones y aportaciones
en el ámbito técnico, tecnológico e intelectual; el desarrollo del capitalismo, entre
otras circunstancias, han llevado al ser humano a un proceso de individualización
extrema al interior de las grandes civilizaciones modernas. El ensimismamiento que
paradójicamente ha generado la denominada aldea global, como consecuencia de
lo antes descrito en referencia a los cambios de velocidades y contextos en los que
se desarrollan las nuevas formas de interactuar, han propiciado el hecho de que las
personas de nuestra época sean poco sensibles ante el sufrimiento de su
congéneres, actitudes que van en clara concordancia con principios neoliberales
que niegan la posibilidad de sociedades en donde los sentimientos de solidaridad,
altruismo, filantropía o caridad, son vistos como excepciones, cuando
evidentemente deberían ser la regla. Hoy el desarrollo de la superficialidad y la gran
importancia prodigada a la materialidad parece mucho más importante que las
relaciones interpersonales, y es en este sentido por lo que se plantea la siguiente
pregunta.
¿Cómo fue la transición de la parresía a la posverdad en las nuevas formas
de interacción social y la manera en que las políticas educativas permearon este
proceso en Colombia?
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Justificación.
Nuevas dinámicas de interacción a nivel político, educativo y social se han
venido presentando en Colombia y Cartagena en diferentes escenarios, y en otras
ocasiones, los propios contextos que enmarcan las distintas maneras de
relacionarse surgen como detonantes de innumerables situaciones que pueden ser
conflictivas.
La referencia a la aparición de situaciones de conflicto que pueden generarse
en el marco de los diferentes estilos de interactuar hoy es un referente casi que
obligado en la medida en que estamos viviendo una etapa sin precedentes en el
desarrollo político y social de nuestro país, tanto desde la generalidad de la
cotidianidad en los diferentes centros urbanos y los espacios rurales, hasta la
concreción de las aulas de clase en nuestra ciudad; misma que sin lugar a dudas
genera preocupación en cuanto a las nuevas dinámicas en la manera de interactuar
de los educandos y la forma como deben ser abordados desde los distintos actores
que al interior de las escuelas y en los contextos próximos, propendemos por unas
relaciones mucho más armónicas al interior de las mencionadas instituciones
educativas.
10
Desde espacios de reflexión como la maestría en ciencias de educación y en
el entendido de la generación de análisis y la resolución de problemáticas
identificadas, amén de las soluciones planteadas para las mismas, se hace
necesario un abordaje que desde la academia coadyuve a una recuperación de lo
que hoy, en una sociedad sobre diagnosticada en cuanto a la percepción de la
pérdida de valores, es menester llevar a la practica en cuanto a la mencionada
recuperación del vínculo social.
Para muchos de los habitantes del territorio nacional y para quienes como
espectadores desde otras latitudes, ven con sorpresa, agrado y escepticismo en
algunos casos, la nueva realidad que vive Colombia luego de un proceso de paz
relativamente exitoso, logrado por el gobierno de Juan Manuel Santos con el grupo
guerrillero más antiguo del continente, ésta es una época distinta.
Esta reciente situación denominada la época el pos conflicto, ha develado, a
falta de las noticias generadas por la guerra tras su disminución, toda una andanada
de informes en torno a la problemática social y económica de nuestro país, las
narrativas sobre la verdad, investigaciones e informes sobre la comisión de la
verdad en nuestro país, han develado problemáticas que estaban siendo ignoradas,
u ocultadas para los más críticos, adquiriendo hoy un rol protagónico.
11
La corrupción, la política, las distintas formas de delincuencia en las ciudades
y otras tantas situaciones que a diario nos están abrumando desde los medios de
comunicación, si bien no son nuevas, si están ganando espacios en la cotidianidad
de los habitantes de nuestro territorio.
Es en éste sentido y en el contexto de nuestra reciente realidad en donde se
hacen necesarias ciertas miradas a otros aspectos que como se afirmó antes, de
una manera u otra generan circunstancias que se convierten en detonantes de
situaciones conflictivas a nivel de la sociedad, a nivel político y económico que den
al traste con lo que de cierta forma ha podido lograrse por medio de los diálogos de
paz.
Así las cosas, desde este proyecto de investigación se pretende realizar un
análisis de las nuevas interacciones en nuestra reciente realidad, haciendo énfasis
en el campo educativo, desde los diferentes decretos y normatividades que han
permitido de una u otra manera se presente una normalización o naturalización de
comportamientos próximos a la posverdad y por ende alejados del ideal
parresiástico que desarrollaremos en páginas posteriores, toda vez que es desde
la educación y los distintos procesos aparejados a ella, como se pueden realizar
cambios sustanciales en la sociedad, articulados obviamente con ámbitos e
institucionalidades, tanto del orden nacional; como el Ministerio De Educación
Nacional, las Secretarías De Educación y las instituciones educativas en concreto,
12
claramente establecidos para estos fines y que igualmente propenden por una
sociedad más equitativa, respetuosa y tolerante, en los diferentes escenarios en los
que se desarrollen las referidas interacciones amén de las redes sociales en
internet, que hoy son un elemento de primer orden en los procesos de interacción
social.
Analizar y reconocer los cambios que se han presentado alrededor de la
educación colombiana en el plano relacional maestro estudiante a principios del
siglo pasado con algún detalle de las normatividades vigentes para la época y que
se prolongaron en el tiempo, hasta la especificidad de los ulmos decenios para
aproximarnos a nuestra realidad actual, lo cual puede convertirse en un punto de
partida para poner en práctica diversas acciones relevantes en cuanto al quehacer
educativo como tal y su trascendencia hacia otros espacios en donde se puedan
evidenciar cambios en la manera de abordar diversas situaciones conflictivas, como
las relaciones entre estudiantes, el Bullyng las relaciones entre maestros y
estudiantes y obviamente en los contextos en donde se necesita la interacción con
otros individuos en los presentes momentos de la sociedad, e intentar darles
solución.
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Objetivo General
● Analizar la transición de la Parresía a la post verdad en las nuevas formas de
interacción social permeadas por el contexto de la política educativa en Colombia.
Objetivos Específicos
● Identificar los acontecimientos políticos que han determinado el desarrollo de las
políticas educativas en los últimos 30 años.
● Reconocer las formas de interacción social vinculadas al uso de la parresía y la
aparición de la posverdad en el contexto de la educación colombiana de los últimos
30 años.
● Develar la transición de la parresía a la posverdad en algunas prácticas
educativas que han impulsado las nuevas formas de interacción social en los
últimos 30 años.
14
CAPITULO II
ANTECEDENTES INVESTIGATIVOS
Una de las dificultades principales al momento de abordar una investigación
relacionada con un concepto de reciente cuño, como es la posverdad, radica
precisamente en ello, lo novedoso del término. Si bien podría hacerse una
descripción parcial, o apresurada y decir que ello corresponde a la mentira como
tal, el concepto, por su implicación en el mundo de las tecnologías de la
comunicación y sus consecuencias fuera de él, nos invitan a detenernos en su
análisis por la preponderancia que dentro de la comunicación e interacción social
tienen para el ser humano y su desarrollo moral y cultural, lo cual puede llegar a ser
trastocado por conceptos mal interpretados o utilizados como puede suceder con
el que nos ocupa.
El aporte teórico tras el tema de la posverdad es una articulación conceptual
de algunas investigaciones aisladas que, desde diferentes miradas pueden ser
amalgamadas en los diferentes momentos trabajados en la investigación en curso,
con la consecuente revisión de aportes y antecedentes en las diferentes temáticas
que puedan servir de insumo al momento de cruzar información y realizar las
distintas interpretaciones de las teorías y posiciones defendidas en cada trabajo.
15
Así las cosas, me detendré a abordar este concepto teniendo en cuenta
ciertas miradas previas como primer contexto que desde el continente europeo se
hacen en referencia al concepto de posverdad, como la investigación denominada
Desmontando la posverdad. Nuevo escenario de las relaciones entre la política y la
comunicación, de Johanna Mittermeier de la Universidad Autónoma de Barcelona
realizada en 2017, y que nos invita, como sugiere el título, a realizar un análisis de
la posverdad como término en boga en los últimos años para poder hacer diferentes
investigaciones en torno a ella en contextos específicos. De esta manera según la
autora de la tesis de maestría se nos muestra que:
Dado que todavía no hay consenso sobre el significado del término en su
aplicación práctica y falta una profundización académica, el objetivo general
de este trabajo es desmontar este concepto en sus diversas facetas para
ofrecer una mejor aproximación al mismo y de encontrar una respuesta a la
pregunta de si es lo mismo que la mentira de siempre. (Mittermeier, 2017,
pág. 1)
El desmonte al que hace referencia la tesista, en cuanto a desglose y
contextualización del término nos servirá, luego de aproximarnos a su análisis, para
dilucidar las implicaciones que dicho concepto ha traído a nuestro país en cuanto a
las relaciones interpersonales se refiere.
16
Las indagaciones de Johanna Mittermeier, además, son un elemento valioso
en lo que se denomina en este trabajo un desenmascaramiento que se podría
aplicar del término de posverdad, al punto de llegar a la posibilidad de realizar una
reflexión más profunda en cuanto a su uso como estrategia, ya que para muchos,
incluyendo a la investigadora en mención, es claro que el concepto de posverdad
tiene una estrecha relación con la mentira por todos conocida, por lo cual ella en su
trabajo considera necesario hacer ciertas claridades como por ejemplo:
(…) que la posverdad tiene algunos rasgos característicos, determinados por
las condiciones actuales en el ámbito social, político y mediático, que la
definen como un proceso y que la distinguen de la mentira. El análisis revela
que en los procesos de posverdad intervienen los políticos, los medios y los
ciudadanos como actores activos, siendo la mediatización uno de los
aspectos importantes que marcan la diferencia con la mentira. Relacionado
con esto, el carácter público es otra particularidad. (Mittermeier, 2017, pág.
3)
Las claridades de la autora referidas a las condiciones de actualidad del
ámbito social, determinantes para entender la posverdad como un proceso,
confluyen en los propósitos investigativos expuestos aquí, a saber, como un
horizonte al cual arribar, ya que el proceso actualizante de la posverdad en cuanto
a contextos y protagonistas, deviene en el análisis que se emprende
teleológicamente hablando, en relación a los cambios en las interacciones sociales
que en Colombia se han venido presentando.
17
Para el análisis de lo anterior se considera pertinente mencionar otro trabajo
que desde el antiguo continente se ha realizado sobre la posverdad, en este caso
el de Priscilla Muñoz Sanhueza (Muñoz 2017) quien aborda el concepto de
posverdad en relación a las elecciones bastante controvertidas en los Estados
Unidos de Norte América en 2016, mismas en donde fue electo el actual presidente
Donald Trump y desde donde se afirma se empezó a popularizar el término que nos
ocupa, en un proceso tan complejo y con un contendiente tan atípico en estas
justas, que el concepto de posverdad alcanzo a convertirse en protagonista de
primer orden.
La mirada de la autora sobre el surgimiento de la posverdad en este
contexto, sirve como elemento para establecer una diferenciación clara sobre las
características de una noticia real en contraposición a una noticia permeada por la
mentira y en pos de capitalizar beneficios, en este caso electorales, echando mano
del entramado complejo que arrastra la utilización de la posverdad y que nosotros
abordaremos desde otros espacios.
La tesis doctoral de Jorge Luis Marzo Pérez (Marzo, 2017) nos ofrece una
caracterización importante sobre el concepto de posverdad en relación con el arte
y la comunicación en nuestros días; hace en un apartado de su tesis una
conceptualización de tipo hermenéutico sobre la terminología en relación con la
18
falsedad y la desinformación en el espacio público, y el contexto especifico de
origen y desarrollo de la posverdad, es decir, las redes sociales en internet.
“Términos como pos-verdad, fake o infoxicación han agrandado el elenco
tradicional de conceptos que definían la manipulación discursiva del relato político,
como propaganda, falsificación o guerra psicológica” (Marzo, 2017, pág. 141). No
obstante, con el fenómeno de la posverdad, a decir de Julieta Haidar (Haidar, 2018,
pág. 3), “(…) surge la producción de una perversidad monstruosa, en la cual tanto
los sujetos productores de la posverdad, como los sujetos receptores se integran a
una teatralidad de la mentira.” Teatralidad y perversidad en relación con esta última
y sus secuelas que, si bien han sido abordadas históricamente y desde
innumerables disciplinas como sugestivamente lo hace el título de la tesista en
mención, resulta un estudio de trascendental importancia para la demarcación del
termino con sus peculiaridades y la relación con el componente ético y político en
los actuales momentos de llamada aldea global.
Los diferentes análisis sobre posverdad en el contexto americano no son
pocos ante un concepto tan relevante en nuestro tiempo, así como el internet y el
auge de las redes sociales en ese contexto, siendo prolijas las referencias
alrededor de este concepto, que si bien en investigaciones científicas no son
abundantes, si lo son los artículos de prensa y discusiones que mencionan el
19
término, su influencia en las redes y más allá en los diferentes espacios que nos
ocupan, si existen las múltiples reseñas antes descritas..
La mexicana Estela Morales Campos realiza la coordinación de un texto
latinoamericano en torno al tema de la posverdad (Morales, 2018), en el cual se
describen algunos rasgos relevantes sobre el uso de la posverdad en nuestro
tiempo, sus efectos desde la comunicación y sobre entornos como el universitario;
cómo se deben contrarrestar los efectos de la posverdad, sus causas, y otros
aspectos relevantes del término que nos ocupa.
De resaltar el aporte que en torno a la posverdad realiza Héctor Ramos de la
universidad Autónoma de México (Ramos H. , 2018), quien aborda el concepto que
nos ocupa en relación a sus causas y consecuencias articuladas a la vinculación
del concepto de posverdad con los aportes relacionados a los riesgos de la
sociedad posmoderna.
(Garcia J. , 2018) Considera que se hace necesario para analizar el reciente
concepto de posverdad en relación con la difusión de información científica, tema
indispensable para investigadores de todos los campos, retornar a los análisis de
conceptos estudiados desde los clásicos, como el concepto de verdad.
20
Creo, de la mano del citado investigador, no solo se debe retomar el concepto
de verdad desde los clásicos, sino que debe analizarse de igual manera su
contraparte, o lo que algunos llamarían, la otra cara de la moneda y que a todas
luces está mucho más en relación con el desarrollo de la posverdad, a saber, la
mentira.
La mentira, sin más, debe ser analizada para entender en profundidad en
que consiste, el aporte que hace al interior de la posverdad, obviamente sus
diferencias características, y el rol protagónico que tiene en la denominada mentira
decorosa de hoy.
Por lo anterior resulta imprescindible anotar que existen trabajos sobre la
mentira y varias historias sobre la misma; como la Historia de la mentira de Jacques
Derrida, por mencionar solo una, pero para nuestro objetivo y en la articulación con
antecedentes es menester fijar la vista en una tesis doctoral sobre el concepto de
mentira, abordado por Dolores Madrid Vivar en referencia a la mentira infantil y su
relación con la psicopedagogía. En la mencionada tesis existen unas miradas desde
la filosofía, la fisiología y en referencia a la conducta entre otros. Así las cosas,
para la tesista, en el concepto de mentira desde el punto de vista filosófico, los
pensadores “(…) se han preocupado por una parte, de definir qué es la Verdad y
la Mentira y, por otra, de reflexionar sobre la repercusión de este tema en el hombre”
(Madrid, 2002, pág. 30). Por lo cual desde la mirada filosófica deben, en
21
retrospectiva, observarse los elementos conducentes a un análisis más pertinente
y detallado sobre el desarrollo de la mentira y su implicación con la posverdad.
De otro lado, transitando por Latinoamérica, las tesis sobre la mentira
también nos ofrece elementos conceptuales de importancia para establecer unos
lineamientos claros sobre el rumbo de la investigación, esta vez desde la óptica de
la doctora Claudia Castro Campos quien desde su tesis doctoral, Regla cognitiva
de integración de información de factores que intervienen en la detección de la
mentira, se ocupa del concepto que nos ocupa: el problema de definirlo, el enfoque
del acto de mentir y algo muy relacionado con la posverdad y es el factor emocional
dentro del acto de mentir. Para la autora:
Respecto a las emociones que pueden surgir dentro del acto de mentir, es
interesante saber que éstas no necesariamente tienen una connotación
negativa, en algunas ocasiones la persona que miente se siente cómoda con
el acto de mentir, ya que por alguna circunstancia dicha persona considera
que decir una mentira es la mejor elección en esa situación (Castro C. , 2011,
pág. 28).
La relación con la posverdad o mentira emotiva son indiscutibles en atención
a que esta última, adjetivada por la emoción, es estudiada como medio para
alcanzar unos fines específicos, lo que aclararemos más adelante, en relación con
22
el impacto emocional que ella puede tener en el espectador o el blanco al cual va
dirigida.
Configuración de subjetividades políticas en la escuela a partir de discursos
de posverdad, es el título de maestría de Iván Alvarado, Diego Pachón y Diana
Santoyo de la universidad Javeriana en Colombia, desde la cual se aborda el tema
de la posverdad; para ellos, es importante comprender cómo los discursos de
posverdad detectables en algunos fenómenos políticos puntuales, “ (…)afectan la
configuración de la subjetividad política de los estudiantes” (Alvarado, Pachon, &
Santoyo, 2017, pág. 4), lo cual atiende a cierta particularidad de esta investigación
en torno a la relación maestro estudiante en el ámbito conceptual de la parresia y
su “tránsito” a la posverdad.
Como se ha anunciado en uno de los objetivos, en términos de transito de
un concepto a la aparición del otro, pasará por indagar sobre la pos verdad; sin
embargo el punto de partida a mostrar en el decurso por las distintas formas de
interacción, se dará desde del concepto de parresía, mismo que fue ampliamente
desarrollado por Michel Foucault,( Foucault ,2004)quien será mi principal fuente al
momento de rastrear elementos que hacen del término un profuso manantial de
situaciones tanto en el análisis cronológico de la aparición de la parresia, hasta el
surgimiento de la posverdad; pasando por la aplicación del primero en las personas
dedicadas a la formación del ser humano, bien sea como maestros, tutores,
23
preceptores, en fin, aunque no se haya utilizado de manera consciente en cuanto
a la especificidad conceptual del mismo.
El abordaje por parte de Foucault (2004) y seguido en este trabajo como un
proceso pedagógico que abarca desde la Atenas de Sócrates hasta las
formulaciones sincréticas de San Agustín de Hipona, padre de la iglesia, servirá
para realizar algunas claridades en torno a la parresia, Aunque claro está, no es
menester detenerse en toda esta especificidad de los diferentes momentos, por lo
extenso que resultaría y que deberá abordarse en otro momento.
Es fundamental tener en cuenta el pensamiento de los denominados padres
de la iglesia en relación con la parresía, toda vez que de ellos fueron heredadas
muchas de las características propias de la escuela clásica que desde Europa
permearon al continente Americano, con marcada tendencia religiosa y en torno a
ello, sus posturas evidentemente fueron influenciadas por el evangelio, lo cual
supone un acercamiento profundo al hablar con la verdad.
Para Borda-Malo (2015) el análisis de la parresia desde los padres de la
iglesia planifica el filosófico sentido de la parresia, lo cual en su descripción
desborda al mismo Foucault en sus disertaciones sobre el término y en sus
palabras se atreve a plantear la hipótesis de que Foucault
24
(…) realizó un significativo ‘salto epistemológico’ (con expresión de Gastón
Bachelard), que marca un hito sin precedentes en la filosofía occidental,
colmando un vacío de la filosofía académica reacia a expresar la verdad sin
miramientos en un mundo donde prolifera la mentira en múltiples formas, al
decir de Alexandre Koyré (Borda-Malo, 2015, pág. 137).
La apropiación de la verdad y la referencia para esta investigación se
justificará en la medida en que los modelos pedagógicos en Colombia han estado
en muchos aspectos de la administración educativa, y en distintos momentos de la
historia, manejados por los miembros de la iglesia, lo que supone un evidente
interés por el concepto de verdad, tanto desde la espiritualidad, como también en
cuanto las relaciones interpersonales, la política educativa, entre otros.
Lo anterior implica una transformación de los sujetos y de las instituciones
que deberá ser clarificada en aras de entender la dialéctica inherente a la
educación, tanto desde la comprensión de las relaciones interpersonales que
dieron sentido a los cambios que se han venido presentando en la relación maestro
estudiante en Colombia, así como aquellos que a nivel de las políticas educativas
y en otros contextos han generado el surgimiento y desarrollo de conceptos como
el de la posverdad.
25
Desde el texto de Foucault Hermenéutica del sujeto de 1994, se pueden
dilucidar algunos rasgos de la relación entre el maestro y su discípulo, o el docente-
estudiante, entendiéndose tal adjetivación en los distintos contextos a los que
hagamos referencia. Además en él se puede observar en torno a la parresia el
hecho de tener una estrecha relación con el concepto de verdad ya que en la
dinámica maestro estudiante
(…) la verdad no le es concedida al sujeto de pleno derecho, sino que por el
contrario el sujeto debe, para acceder a la verdad, transformarse a sí mismo
en algo distinto. El propio ser del sujeto está por tanto en juego ya que el
precio de la verdad es la conversión el sujeto (1994, Pag38).
Lo anterior se enmarca en una dinámica en donde la mencionada
transformación debe presentarse al momento de interactuar, es decir, los maestros
con los estudiantes establecen un vínculo conducente a un cambio que debe darse
de manera recíproca en ellos.
Es clave notar en Foucault (1994) también la importancia de la relación del
maestro estudiante, tanto desde la espiritualidad, la búsqueda de la verdad y el
cuidado de sí mismo, así lo establece al afirmar que
No existe preocupación por uno mismo sin la presencia de un maestro, pero
lo que define la posición del maestro es que aquello de lo que él se ocupa es
precisamente el cuidado que pueda tener sobre sí mismo aquel a quien él
26
sirve de guía. El maestro es quien se cuida del cuidado del sujeto respecto a
sí mismo y quien encuentra en el amor que tiene por su discípulo la
posibilidad de-ocuparse del cuidado que el discípulo tiene de sí mismo. Al
amar de forma desinteresada al joven discípulo, el maestro es el principio y
el modelo del cuidado de uno mismo que el joven debe de tener de sí en
tanto que sujeto.”(Ibíd. Pag49).
La parresía, como parte fundamental en el proceso investigativo que nos
ocupa puede ser vista en diferentes contextos desde la mirada de Foucault, tanto
desde el punto de vista genealógico como epistemológico. En su texto, producto de
unas conferencias dictadas en 1983-1984, el coraje de la verdad, el gobierno de sí
y de los otros II, en las primeras páginas retoma un estudio sobre la parresía o decir
veraz, nos muestra una clara delimitación de lo que para él y para el desarrollo del
tema en cuestión debe significar la parresia en relación con el sujeto al cual se
reconoce como parresiastés, él en este orden de ideas afirma que
Se trataría de analizar, no, en modo alguno, cuáles son las formas de
discurso que permiten reconocerlo como veraz, sino: bajo qué forma, en su
acto de decir la verdad, el individuo se auto constituye y es constituido por
los otros como sujeto que emite un discurso de verdad; bajo qué forma se
presenta, a sus propios ojos y los de los otros, aquel que es veraz en el decir;
[cuál es] la forma del sujeto que dice la verdad. (Foucault, 2010, pág. 19)
Analizar la parresía desde quien se expresa de esa forma, es decir, desde
aquel que habla con la verdad y revisarlo desde sus interlocutores nos permite
27
realizar una cronología un poco más precisa de los momentos en que aquellos
protagonistas en las relaciones interpersonales hayan dejado de percibir en los
discursos y el trato entrambos, la ausencia del hablar con la verdad y la importancia
de su falta en los actuales momentos de la sociedad.
El establecimiento de la ruta para lograr dilucidar con más claridad nuestro
objeto de estudio implica que, para alcanzar una comprensión de los diferentes
momentos que llevaron a la crisis de la parresía y la aparición de la posverdad, nos
detengamos en el indiscutible plano relacional de los sujetos sobre los cuales
nuestro trabajo girará, a saber, los docentes y su vinculación con el estudiante de
manera más particularizada en cuanto a la relación interpersonal, o las distintas
relaciones de la cotidianidad que a nivel de la sociedad son indefectiblemente
importantes al momento de afrontarlas para lograr la comprensión clara de
nuestros objetivos.
El decurso del camino investigativo pasará por lo tanto sobre el análisis de
dicha relación, la cual se observará en gran parte desde el componente ético de
los protagonistas del trabajo, por lo tanto, consideraremos relevante abordar un
tercer concepto que a modo de articulación en la virtual balanza entre parresia y
pos verdad funja como primordial elemento entrambos, en la medida en que uno y
otro no pueden ser entendidos sin el elemento que los conecte, ya desde la unidad
28
que puede establecerse al poner en práctica el concepto al que nos referiremos en
próximas líneas, o por su ausencia en el decurso de la explicitación del trabajo.
La alteridad, tercer gran concepto al cual haremos referencia en este escrito
al ser un elemento indispensable en las relaciones personales y en los procesos
educativos a los que nos referimos en el trabajo, en tanto que si se lleva una
autentica alteridad las relaciones serán por mucho más próximas al ideal de vida
buena de las sociedades. amén de la política educativa como categoría que
contextualiza mucho más específicamente el trabajo, será abordado desde la óptica
del lituano Emmanuel Levinas y el análisis que para Latinoamérica hace el pensador
argentino Enrique Dussel, para lo cual se tendrá en cuenta el texto totalidad e
infinito en referencia al primero, en donde puede verse con suficiente rigor el
concepto de alteridad como fundamental en la relaciones entre sujetos, toda vez
que desde la óptica del lituano y en opinión de Daniel E Guillot, quien realiza la
introducción de la edición traducida por él mismo en 1977 se afirma que:
La obra de Levinas ¿No consistirá, tal vez, en haber llevado a las categorías
de los profesores las reflexiones sobre el Otro que en pensadores como
Buber y Marcel se colocaban en las fronteras de lo místico? Fuera del
encantamiento del arte y en el lenguaje de Platón, Kant, Hegel, Heidegger,
Husserl y de Descartes, la articulación de la alteridad se va construyendo
hasta ensamblarse en la rica arquitectura de Totalidad e infinito (1961).
(Levinas, 1977, pág. 16)
29
El magistral desenvolvimiento del concepto de alteridad desarrollado por
Levinas, mismo que lo lleva a ser mucho más aprehensible en cuanto a las
reflexiones sobre el otro, servirán a nuestro propósito en el entendido que la ética
relacional implícita en los contextos educativos y fuera de ellos, debe
comprenderse más como una praxis necesaria que vincule dicho concepto, antes
que ser vistos desde filosofías menos inteligibles.
Para la especificidad del termino alteridad en el caso latinoamericano, como
decía, la intención es abordar los trabajos que Enrique Dussel elabora tanto desde
la perspectiva del análisis de Levinas, así como de su propia experiencia como un
filósofo que se preocupa por su región y la emancipación necesaria de los
eurocentrismos que, desde la filosofía, la política y la educación han sido la
constante en el desarrollo en los mencionados contextos a lo largo del acontecer
histórico regional.
Pero de igual forma es importante tener en cuenta la mirada que desde
Europa se hace del pensamiento Dusseliano, ya que a su vez Enrique Dussel ha
sido objeto de estudio desde el antiguo continente en una especie de analizar al
otro en cuanto a la perspectiva de la alteridad.
Es así como desde el país vasco me ocuparé de retomar la tesis doctoral de
Francisco Pérez Soriano, titulada La idea de alteridad en el pensamiento filosófico
de Enrique Dussel, génesis, constitución crítica y problemática en un mundo global.
30
En dicho trabajo el autor realiza una verificación de Dussel y su teoría como alguien
que, desde su investigación, la de Dussel;
(…) integra a su reflexión teórica una actitud de compromiso, reivindicando
al pobre como piedra angular de una alternativa liberadora ante la opresión.
En este sentido, el tema que nos ocupa, la alteridad, proporciona una vía
filosófica para articular un pensar situado ante la cuestión de la dependencia
y la identidad cultural. Todo ello alienta una “tradición filosófica” que en
América Latina (AL) ha dado origen a un pensamiento liberacionista. Así,
ante cualquier justificación y desencantamiento del mundo de hoy, marcado
por una agresiva pobreza de la mayoría de los seres humanos y el deterioro
ambiental del planeta, Dussel propone una ruptura en la historia, una
transformación social; de ahí que piense la utopía como posibilidad que se
ha de construir desde un horizonte “exterior” al sistema vigente. (Pèrez, 2015,
pág. 8).
Las reivindicaciones a las que hace referencia el autor, encaminadas al
análisis de la alteridad serán un insumo importante al momento de abordar las
particularidades de dicho concepto en torno a la educación, ya que como anotaba
antes, en esas relaciones entre personas, comunidades, maestro estudiante
gobernantes y gobernados, ricos y marginados etc., surgen diferentes elementos
indiscutiblemente relevantes para abordar el tema.
Las luchas de poder, que adquieren un tono preponderante en la filosofía
Dusseliana, amén de la visión que este último hace de Levinas y su propia
experiencia como alguien en el exilio, nos re direccionan hacia el análisis de la
31
alteridad y el trato entre seres humanos con diferentes posiciones, rangos o clases
sociales y las dinámicas que se pueden encontrar en las diferentes relaciones.
Así las cosas, el trato entre personas en espacios comunes, en contextos
definidos y con intereses disímiles, me llevan a pensar que en las relaciones en los
procesos educativos a los cuales nos referiremos en el trabajo, también deben ser
sopesados en cuanto al trato que entre los protagonistas de la mencionada relación
se den. En este orden de ideas me parece relevante una investigación realizada en
la universidad de san Buenaventura sede Bogotá en donde un grupo de
investigadores sobre el buen trato, hacen una exposición en donde, en sus
palabras, se “desarrolla un proceso de fundamentación atendiendo componentes:
filosóficos, psicológicos, pedagógicos, antropológicos, teológicos, y biológicos que
son de utilidad para comprender el buen trato a partir de una perspectiva histórica
(Lòpez, 2013, pág. 1).
Al abordar la reflexión sobre el buen trato, y el elemento histórico
indispensable en el trabajo investigación en ciernes, retornaremos al concepto de
parresía en este marco teórico para decir que me detendré en otros aspectos de la
misma, con relación a las dinámicas de poder antes mencionadas, los cuales serán
enriquecidos teniendo en cuenta una investigación de la mencionada universidad
colombiana, esta vez con sede en la ciudad de Medellín.
En el mencionado trabajo, las personas que escriben el artículo de maestría
se ocupan de manera particular, en torno a la parresia, de mostrarla en una re
32
significación del concepto en términos no afirmativos, lo cual nos redirecciona en
los aspectos de su historicidad y aquellos que a su tiempo permitan esclarecer esta
investigación.
Ver la parresia en términos pedagógicos no afirmativos les permitió a los
autores de la investigación que pasaré a citar la observación que.
Desde esta noción del concepto se establece el diálogo con Dietrich Benner
y el planteamiento de una pedagogía no afirmativa, según el cual es
necesario dejar de reproducir modelos de sujeto basados en la jerarquización
de praxis sociales para reivindicar su maleabilidad y su autonomía en el
marco de determinaciones pedagógicas. Son las cercanías conceptuales
existentes entre los planteamientos de Foucault y de Benner, tales como
Acciones sobre sí/maleabilidad, libertad/autonomía, subjetivación/formación
y Parresía/pedagogía no afirmativa, las que permiten plantear la posibilidad
de re significar la noción griega en términos de acción pedagógica sobre sí
que devienen en procesos de subjetivación no afirmativos. (Carrillo, 2016,
pág. 1).
Desde esta perspectiva, por tanto, se abre el espectro en torno a lo que en
adelante nos ocupará en la búsqueda del análisis de los procesos que llevaron a
la parresia a irse desdibujando en el desarrollo histórico social de las relaciones
interpersonales, de forma específica, en el contexto de la educación en nuestro
país, en donde las relaciones interpersonales se manifiestan como propicias para
las transformaciones necesarias en el desarrollo de las sociedades, pero que
también traen aparejadas problemáticas que deben ser estudiadas, y deben
33
ponerse en evidencia para, de manera objetiva, se enfrenten y se busquen las
mejores formas de transformarlas en pro del mejoramiento de las sociedades del
siglo XXI.
La conceptualización del trabajo investigativo que se expone, nos conduce
en cuanto a la parresia a retomar fuentes que con anterioridad se preocuparan por
desarrollar las diferentes nociones en relación a ella y su historicidad. En esa vía
me parece relevante la tesis doctoral sometida a consideración por parte de
Fernando Fuentes Mejía, allende nuestro continente; específicamente en la
universidad complutense de Madrid, Facultad de educación y su Departamento de
teoría e historia de la educación, bajo el título de Una educación filosófica: arte de
vivir, experiencia y educación. De ella me interesó sobremanera la forma de abordar
la parresia al interior de su investigación en términos de la relación Kant- Foucault,
en cuanto a que en este último
(…) el tema de la parresía se muestra como concepto clave para desarrollar
y conectar las dos grandes tradiciones filosóficas inauguradas por Kant con
su texto sobre la Ilustración. Al mismo tiempo, la parresía permite a Foucault
llevar un paso más allá su búsqueda sobre el modo en que se determinan
mutuamente gobierno de sí y gobierno de los otros, para dar lugar, con el
estudio de las artes de vivir en la antigüedad, a una compleja categorización
histórica que problematiza las formas de subjetivación (Fuentes, 2015, pág.
234).
34
La temática anotada en la segunda parte de la cita será abordada por quien
escribe, en la medida en que, en el desarrollo del concepto de autonomía expresado
por Kant en su texto sobre la ilustración, la intersubjetividad resulta muy relevante
para destacar en ellas el concepto y las características parresiásticas de los
protagonistas de dicha relación, en tanto en cuanto se desarrolle una autonomía y
su posterior salida de la minoría de edad en términos Kantianos y el manejo de la
heteronomía, también dilucidados en clave de analizar el gobierno de si, y el
gobierno de los otros, amén del consabido análisis histórico del concepto de
parresía, y la relevancia del mismo, en la dialéctica de las relaciones
interpersonales.
En referencia a las políticas educativas en Colombia, en la investigación nos
detendremos a abordarlas desde algunas reformas que en ese camino han
desarrollado los entes encargados en el tema al interior de los gobiernos de turno,
analizando las causas del surgimiento de las mencionadas políticas y su
consecuente aplicación, obviamente teniendo en cuenta sus respectivos resultados,
ya que de estos dependerá el análisis de la posible influencia que la aplicación que
las distintas reformas en este sentido han permitido ir normalizando el surgimiento
y aplicación del concepto de posverdad en nuestro país, incluso al interior de los
procesos educativos y administrativos relacionados con ellos.
En cuanto a lo anterior, para el abordaje del tema de las políticas educativas
en Colombia se tomarán en cuenta, entre otros, documentos oficiales del ministerio
35
de educación que desarrollen, de manera informativa, estadística y de otra índole,
la aplicación de unas leyes emanadas del Estado, sobre el tema.
Debe ser resaltado el análisis que se hace desde la Revista Iberoamericana
de educación, perteneciente a la red de revistas científicas de América latina y del
caribe, España y Portugal de 2001, cuando afirman que “Pese a la importancia de
las reformas educativas emprendidas y los recursos invertidos en la región sus
resultados están lejos de lo deseado.” (Martinic, 2001, pág. 17).
Colombia obviamente no se encuentra al margen, entre otras cosas, de
presentar la problemática de los pobres resultados en torno a la educación luego
de aplicar un número importante de reformas en los últimos años, tendientes a
mejorar la calidad en el espectro educativo, así como exenta tampoco está de “los
problemas de ejecución de las reformas educativas y las consecuencias
institucionales de los cambios propuestos” (Martinic, 2001, pág. 17).
Por lo anterior, en cuanto a las políticas educativas se refiere y como he
venido describiendo, las distintas situaciones se manifiestan como un contexto
propicio para las reformas en torno a la educación y los distintos cambios que se
han presentado al interior de las sociedades en la actualidad, en cuanto al
surgimiento de conductas reprochables en el accionar, o mejor aún, en la
interacción social de los individuos modernos, mismas que entre otras
consideraciones abren el espacio a conceptualizaciones y modos de actuar
36
determinadas por elementos relacionados con las características propias de lo que
se ha dado en llamar la posverdad.
La profundización de las temáticas expuestas en la hoja de ruta trazada
hasta aquí, nos darán más luces sobre las dinámicas inherentes a las relaciones de
las actuales sociedades y su relevancia en el futuro de unas actuaciones más
asertivas y deseables en torno al proceder humano con respecto al otro humano y
el ambiente, en la búsqueda de una autentica alteridad.
37
MARCO REFERENCIAL
Parresía
Quien mínimamente se haya aproximado al texto platónico la Apología de
Sócrates, deteniéndose además a analizar en él las actitudes asumidas por el
acusado ante el proceso de manifestación del delito, defensa, y sentencia, y hoy
describa los mismos a un público que bien pueden ser jóvenes estudiantes
universitarios de filosofía, adultos mayores, o estudiantes de uno de los cursos de
filosofía de una secundaria cualquiera del país, deberá por lo menos enfrentarse a
reacciones muy disimiles entre ellos, ya que si bien se escuchará un juicio real; el
contexto, la distancia cronológica, tanto de los escuchas como del relato en sí, y la
forma de abordarlo, de exponerlo y asumirlo por aquellos a quien va dirigido,
obviamente sustentarán dichas diferencias.
Sin temor a equivocarme, el adulto mayor escuchará con nostalgia la manera
en que Sócrates asume el proceso y la sentencia en sí, en cuanto al hecho de
preferir morir defendiendo sus convicciones y hacerlo por hablar con la verdad.
La nostalgia en el adulto mayor en este caso concreto estaría referida al valor
que en él y sus contemporáneos, y mucho más en la época socrática se le daba al
hablar con la verdad.
38
Si bien el mencionado texto tiene innumerables entresijos sobre los cuales
pudiéramos detenernos, el caso puntual que quiero abordar con el ejemplo es
precisamente el de hablar con la verdad, preferirla a ella, a escapar de la muerte
con una actitud falaz de prácticas sentimentalistas para ablandar al jurado, o huir
como lo propusieron algunos de sus amigos en reunión previa a la ejecución por la
cicuta.
La actitud socrática es la de un parresiastés, es decir, aquel que hace uso de
la parresía, concepto de origen griego que puede traducirse como habar con
sinceridad y que autores como el caso de Michel Foucault abordaron con fruición a
lo largo de sus disertaciones. En el texto Discurso y verdad en la antigua Grecia de
del renombrado autor, se observa con mucha mayor claridad conceptual los
términos derivados y relacionados con la parresía, para nuestro caso particular,
parresia y parresiastés. Para Foucault
La palabra parresía aparece por vez primera en la literatura griega en
Eurípides (c. 484-407 a.C.), y recorre todo el mundo literario griego de la
Antigüedad desde finales del siglo V A.C. Parresía es traducida normalmente
al castellano por “franqueza”. El parresiastés es alguien que utiliza la
parresía, es decir, alguien que dice la verdad” (Focault, 2004, pág. 36).
La referencia nostálgica del adulto mayor en relación con la verdad,
contrastaría con la posibilidad de acceder a la huida como forma de salvarse por
parte de un adolescente que esté escuchando dicho relato.
39
Si bien es claro esto nos es absolutamente cierto; nada lo es, y existen las
excepciones que confirman la regla, si puede afirmarse con cierto margen de
certeza ya que, y es lo que se pretende mostrar a lo largo de las paginas siguientes,
las costumbres y el valor que se le da al hablar en concordancia con la veridicción
han ido cambiando con el paso inexorable del tiempo.
El joven escucha de la hipotética conferencia, echaría mano de alguna
actitud “zagas”, en la posición del estimable condenado, para eludir la pena
impuesta, mucho más si para lograrlo solo tiene que recurrir a algo tan asible como
mentir.
El Sócrates parresiástico lo es precisamente porque encaja con una de las
características del parresiastés, a saber, la de alguien que habla sabiendo que al
hacerlo está poniendo en riesgo su vida.
Hoy en un mundo inmerso en la denominada por Bauman (2003),
modernidad liquida, serán muy pocos aquellos que puedan ser llamados parresios
en forma estricta.
ALTERIDAD
La reflexión sobre el concepto de alteridad, mismo que metafóricamente he
colocado como centro en el proceso de transición hacia la aparición de la
posverdad, pasa por una revisión puntual de diferentes elementos que hacen de la
40
alteridad un pilar fundamental en el subsecuente e insoslayable objetivo de dar
luces sobre el decurso del trabajo que nos ocupa.
Como primera medida, y en atención a lo expuesto unas líneas arriba, el
concepto de alteridad será entendido desde las miradas de pensadores como
Emmanuel Levinas y Enrique Dussel.
Desde el punto de vista del primero, asumiremos el componente ético hecho
manifiesto en escritos en los que se ocupa del concepto en referencia. La claridad
es necesaria en la medida en que el filósofo de Kaunas en sus textos realiza una
magistral descripción del concepto de alteridad en donde se pueden ver y analizar,
desde la óptica de Olaya Fernández Guerrero, cinco planos de la misma, ya que en
su texto, Levinas y Alteridad: Cinco planos, de 2015, así lo plantea cuando afirma
que “A partir de una lectura atenta de la obra de Levinas, pueden destacarse cinco
niveles o aspectos de la alteridad que, si bien aquí serán desglosados y expuestos
de forma analítica, aparecen estrechamente interconectados en los planteamientos
del autor” (Fernandez, 2015, pág. 424).
El desglose de los planos descritos por Fernández (2015) me permite ser
mucho más puntual al abordar el componente ético en Levinas en relación con la
alteridad ya que para mi objetivo la alteridad va a ser estudiada por la posibilidad
que presenta de mostrar al otro en el plano de la alteridad que implica una
imposibilidad de poseerlo, lo cual me llevaría a respetar al otro en su diferencia y su
ser específico.
41
Es menester en este punto realizar una descripción mucho más exacta de lo
que es la alteridad y en qué forma quiero sea entendida, para lo cual me apoyare
en el mismo autor cuando la describe desde la filosofía como
(…) una de las aportaciones más novedosas del panorama contemporáneo,
y que permite abordar la diferencia en toda su complejidad. Alter es un
pronombre latino formado a partir del sustantivo alius –otro, distinto,
diferente–, al que se añade el sufijo –ter, que diferencia a un elemento de
otro dentro de un par. Así, alter se contrapone a ego, lo otro a lo mismo, pero
ambas categorías se definen de modo relacional, remiten la una a la otra
hasta el punto de que la identidad individual no se concibe sin incluir en esa
definición la dimensión de alteridad, otredad o diferencia, con la que cada
individualidad se relaciona. El pensamiento de la alteridad pone el acento en
esta perspectiva relacional y abierta de la subjetividad, y reflexiona sobre las
dimensiones y posibilidades que se derivan de ahí (Fernandez, 2015, pág.
423).
Así las cosas, en adelante nos referiremos a esa característica relacional del
plano ético de la alteridad en Levinas, que se abre a la subjetividad como
componente fundamental del análisis de las relaciones interpersonales en nuestra
sociedad.
Las aportaciones evidentemente estarán matizadas por la alteridad en
referencia a la puesta en práctica de la misma, de una forma que yo llamaré
inauténtica cuando se vea de manera negativa, en cuanto a la posible cosificación
42
del otro y hablaré de auténtica alteridad cuando se corresponda con el carácter
positivo expuesto por Levinas Dussel y otros.
POSVERAD
Es un término de reciente cuño que encuentra su origen en la política, y
desarrollo ulterior en las redes sociales en internet y que en pocas palabras hace
referencia a “Circunstancias en las que hechos objetivos son menos influyentes en
la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y la creencia
personal” (20 minutos. es, 2016, pág. 1)
En palabras mucho más sencillas podríamos denominar la posverdad como
la mentira emotiva, en términos de la utilización de los espacios en los cuales se
desarrolla para aprovecharse de la inmediatez de la información, la poca atención
a los detalles y el afán desmedido de compartir, de dar la noticia, teniendo, o
buscando mejor, ser el primero en hacerlo, es decir, en compartir el dato, motivado
en ocasiones por el interés de ser el protagonista del evento de cualquier forma en
cuanto a su divulgación, sin consultar en muchas ocasiones fuentes confiables y sin
verificar si es cierto o no lo que se comparte.
Los temas filosóficos sobre los que se reflexionaba en siglos anteriores,
siguen siendo los mismos, la vedad, la justicia la felicidad, en fin, lo que ha
cambiado, puntualmente con respecto al respecto de la verdad y la aparición de la
posverdad, es, entre otras consideraciones, la utilización del prefijo post, si nos
43
percatamos, no es muy diferente el objetivo de alguien que asume la utilización de
la posverdad como estrategia, a lo que hace más de veinte siglos hacían la sofistica
en el ágora ateniense, es decir, usar la oratoria de manera falaz para lograr
convencer a un auditorio. Sin embargo, al hablar de posverdad a decir de Darío
Sztajnszrajber lo novedoso está vinculado a una suerte de juego de palabras, al
describir el hecho que el uso del prefijo post “de repente te arroja a lo
contemporáneo” (Sztajnszrajber, 2018) . Para Darío el prefijo post
(…) juega con lo extemporáneo, ya que toma categorías tradicionales pero las
afecta despojándola del ropaje de su tiempo, por lo cual diríamos que la posverdad,
es el clásico tratamiento sobre el problema de la verdad, revestido con la
materialidad de nuestro tiempo (Sztajnszrajber, 2018)
En estricto sentido, remite el concepto a que la verdad pierda su valor por ejemplo
“(…)como recurso para hacer política; en otros términos, para conseguir o mantener
el poder los individuos o grupos emplean ideas que impactan las creencias, los
deseos o las emociones de la gente, sin importar su nivel de certeza o verosimilitud”
(Zambrano, 2017).
POLITICA EDUCATIVA
El decurso de producción del trabajo nos lleva a realizar una aproximación
a lo que se corresponde con la estructura sobre la cual gira la investigación, toda
vez que los anteriores conceptos tendrán sentido al observarse inmersos, o en
relación con una mirada educativa, en atención a los objetivos trazados en torno a
una aportación que, desde la educación pretende realizarse.
44
Por lo anterior, es menester llevar a cabo una breve descripción de lo que
se ha dado a conocer como política educativa.
La política educativa tiene muchos aspectos que, en cuanto a su definición y
las variopintas referencias que de la misma, desde incontables ángulos se puedan
extraer de ella, bien sea sobre el proceso dialectico propio de los conceptos que la
componen, las áreas desde las cuales son estudiadas, y la influencia que en el
marco de las sociedades ejerce en su apropiación y aplicación, así como en el
contexto de la particularidad social, o el manejo que al interior los Estados se haga
de la terminología que nos ocupa.
Ejemplo claro de tal situación podemos observarla en una disertación que
desde un punto de vista filosófico de la política educativa realiza (Reyes, 2007) al
afirmar que:
Política, filosofía y educación convergen en el punto del análisis de la construcción
de lo humano y de la producción del saber que la humanidad ha elaborado en sus
procesos sociales y culturales. Temas como la libertad, la identidad y la alteridad, la
ética, la sociedad, lo que se debe transmitir a las futuras generaciones, la
problemática de cómo conoce el ser humano, la pregunta por el cómo transmitir
conocimientos para que el ser humano perdure, son problemas que tanto la filosofía,
como la política y los estudios sobre la educación trabajan desde diferentes
perspectivas (Reyes, 2007, pág. 11).
Atendiendo a la concreción necesaria en nuestro estudio, la definición que
tendré en cuenta en adelante al referirme a la política educativa, de las múltiples
que podemos encontrar en referencia a las políticas de un Estado determinado,
45
articuladas en torno a la educación, y sin descartar volver a referirme a los
componentes filosóficos antes expuestos, va en concordancia con lo que para tal
efecto describe Augusto Yanga al afirmar sobre ella que:
La política educativa, trata, esencialmente, de las directrices que señalan los
Gobiernos para organizar la educación del país, en el marco de su política
general y nacionalista, de acuerdo con el programa electoral del partido y en
cumplimiento de los `principios de la constitución (Carta Magna o leyes
fundamentales del Estado). Los criterios y orientaciones deben inspirar: los
fines, la estructura, la organización, la administración, los contenidos, los
niveles, la formación de los docentes, la financiación, etc. (Yanga, 2006, pág.
112).
Desde la perspectiva conceptual del trabajo, lo anterior nos ayudará a
comprender de mejor manera la dinámica propuesta sobre los diferentes cambios
que se han presentado en relación con las políticas educativas y la influencia que
las nuevas formas de interacción social y su consecuente dinamismo han venido
ejerciendo en la planeación y ejecución de dichas políticas, en el marco de la
construcción de sociedades cada vez mejores según su intencionalidad.
46
CAPITULO III
ASPECTO RELACIONAL EN LA EDUCACIÓN
Lejanos están los días en los que en la época de la conquista tienen su origen
las primeras instituciones de educación que para los aborígenes se crearon, allí
donde se enseñaban no solo las primeras letras, sino además la religión exportada
por los conquistadores allende los mares.
Ha sido un proceso, el del surgimiento y las prácticas en torno a la educación,
que ha costado no pocos sacrificios por parte de sus protagonistas; desde el
maestro, instructor, o docente, como se le ha llamado en determinados momentos
de la historia a la persona que imparte, guía o acompaña la adquisición de
conocimientos, hasta para el receptor de los mismos, amén de los otros actores
que intervienen en el desarrollo de las prácticas que tienen como horizonte la
educación de una persona o grupo de personas en particular.
Desde esta perspectiva, la educación en el territorio colombiano no adolece
de estudios que desde la historia, y con no pocas reflexiones filosóficas se han
ocupado de los diferentes momentos por los cuales ha pasado el ámbito educativo,
partiendo en su génesis, hasta llegar a la actualidad. Dichos estudios “(…) se
constituyen en soporte teórico para defender las reformas, contra reformas y
modificaciones a las reformas educativas del sistema educativo colombiano”.
(Cifuentes, 2016, pág. 27).
47
Al igual que muchas naciones en el mundo y en muchos otros campos
diferentes al educativo, el siglo XX fue el siglo en el que se presentaron los cambios
más asombrosos en ciencia y tecnología. Las posguerras mundiales y la carrera
espacial abrieron las puertas a muchas de las transformaciones que desde lo
científico, político, cultural y social podemos apreciar.
Fue un siglo en donde el tiempo parece haber sido más aprovechado,
encontrándonos con no pocos quienes afirman que en el siglo pasado se dieron
más avances en ciencia y tecnología que en todo lo recorrido históricamente por la
humanidad. Sin embargo, en el caso Colombiano, las mencionadas
transformaciones se dieron a un paso distinto en diferentes ámbitos de la realidad
local. Para Rubén Jaramillo Uribe:
“La peculiaridad idiosincrática de nuestro país en relación con la modernidad”
(Jaramillo, 1998, pág. 6), misma que permite el señalamiento por parte del autor de
la cita, como una de las causantes de la postergación de lo moderno, y las enormes
consecuencias que en diferentes aspectos de la realidad colombiana trajo
aparejadas; nos conduce a realizar observaciones pertinentes que, desde la
educación, específicamente en torno a la relación maestro estudiante se observaron
en el siglo pasado influenciadas en no pocos aspectos que se heredaron del siglo
anterior a este, y a partir de diferentes estamentos de la institucionalidad,
coadyuvaron al mencionado rezago.
48
Lo anterior queda evidenciado actualmente, en el ámbito escolar, por los
pobres resultados que en orden a la calidad de la educación, según las mediciones
de las pruebas tanto internas como externas han venido presentándose; existiendo
no obstante ciertas particularidades en torno a lo educativo que merecen, en
relación a esa postergación de la modernidad, ser tenidas en cuenta para no sacar
conclusiones apresuradas y encontrar culpables inmediatos en la situación descrita,
que no es ni mucho menos el rasero según el cual debe establecerse si una
educación es de calidad o no lo es.
Vinculo maestro estudiante
Si bien es cierto que el maestro de escuela hacia 1870 “se convirtió en el
modelo de ciudadano y de intelectual laico en oposición a la tradicional influencia
del sacerdote católico” (Loaiza, 2007, pág. 62).
Y como complemento a lo anterior en el siglo pasado se buscaba promover
con esto la visión del ciudadano ideal que estuviese representado en un maestro
de escuela, no es menos cierto que los intentos de lograrlo por parte de una
oligarquía liberal, fueron radicalmente coartados por los representantes de una
visión conservadora del mundo y que de manera reaccionaria trajo consigo de
vuelta, junto con el regreso de los sectores más conservadores, las ideas
hispanizantes que le devolvían a los gobernantes en torno a la iglesia la capacidad
de “volver a unir lo que en el periodo de los radicales se había desunido, volver a
49
unir la fe y la razón, la ciencia y la religión, la teocracia y la democracia” (Universidad
de Antioquia, 2019, pág. 2).
Así las cosas, el Estado colombiano transitó por no pocas reformas
educativas a principios del siglo XX que solo lograron un relativo avance en las
últimas décadas de la centuria, pasando desde el poder otorgado por el Estado a la
iglesia en el aspecto educativo, lo cual le permitirá en atención a lo establecido en
la carta magna del 86, y el concordato posterior, volver la educación religiosa
obligatoria en todas las instituciones del país y el retorno de la educación Pública a
las manos de la iglesia, hasta los eventos que dieron origen a la Constitución
Política De Colombia en 1991 y la posterior aparición de la Ley General De
Educación de 19994 que de igual manera trajo consigo transformaciones de fondo
con respecto a la política educativa y las influencias que a nivel de las relaciones
maestro estudiante y los decretos reglamentarios sobre el quehacer pedagógico
vinieron aparejados a ella.
En primera instancia la relación estrecha del Estado con la Iglesia, le permitió
a esta última una súper vigilancia por parte del clero para que la educación se
presentara según los dogmas provenientes del concordato. Coligiéndose de lo
anterior el elemento marcadamente religioso y dogmático adquirido por los
encargados de la enseñanza en aquel otrora, de acuerdo con el eclecticismo
establecido entre los dos poderes.
50
Lo cuestionable en estos sincretismos es claro el manejo que se le da al ser
humano, al otro, es decir, se presenta una cosificación de las personas en el
establecimiento de políticas, aparentemente en pro del mejoramiento de la sociedad
en general.
La articulación Estado iglesia al interior de la historicidad sobre la pedagogía
en Colombia no debe separarse, en cuanto a la relación de los protagonistas del
proceso de enseñanza aprendizaje, en este caso el maestro y el estudiante del
consabido análisis sobre el trasfondo político e ideológico coyuntural del país en
las etapas posteriores a la firma del concordato y otros acontecimientos relevantes
de nuestra historia por la época descrita antes.
La lógica de dominación en la relación maestro estudiante, descrita por
Jiménez, al plantear que:
“Las relaciones dentro del campo intelectual de la educación y la
pedagogía, como sus relaciones con otros campos, expresan una particular
lógica de dominación que se encuentra articulada a una serie de
acontecimientos históricos” (Jiménez, 2017, pág. 248).
En sentido más específico sobre esa lógica de dominación, aplicada a
ámbitos más concretos como la relación maestro estudiantes, puede ser
identificada con lo que Foucault denominaba “microfísica del poder”, (Foucault
1979), concepto con en el que se pretende dar a conocer el hecho de que en
51
sociedades democráticas, en este caso, la colombiana, el concepto de libertad, o
la libertad en sí de las personas establecido en las leyes vigentes, resultan ser muy
poco creíbles, o utópicas, ya que la realidad, a decir del filósofo estaría marcada
por lo que él llamó las “instituciones cerradas”; como cárceles, escuelas o
manicomios y en donde se presentan innumerables situaciones que van en
contravía de lo que se encuentra en la normatividad como deseable para una
democracia sana, ya sea desde la legislación humana, o lo que a partir de la
religiosidad se quiere corresponda con el accionar de una persona dedicada a las
labores de enseñanza y que está vinculada con la iglesia en su aspecto
escatológico.
Es en este sentido, en donde el peso de la modernidad postergada en el
ámbito escolar colombiano del siglo XX, deben observarse los elementos históricos
en los que se circunscribe el rol docente y la operatividad e institucionalización de
su trabajo, en el que al individuo se le “sujetó a su oficio” (Alvarez, 1991, pág. 1), en
donde los procesos dominadores establecidos nos conducen a ver las escuelas de
aquel momento no como una institución formal independiente sino como “(…)
acontecimiento. En este sentido, ella tiene sus márgenes delimitadas por un
conjunto de prácticas que le señalan sus fines, su modo de funcionar y su estructura
interna; dentro de este acontecimiento opera el maestro” (Alvarez, 1991, pág. 1).
Con respecto a lo anterior vemos pues que la sujeción del maestro de la
época estaba marcada por las tensiones políticas y las directrices del estamento
eclesial, plenipotenciario en las labores de la instrucción educativa.
52
Los sacerdotes como los más dignos representantes de la moral debían
encargarse de vigilar al maestro en sus funciones, llevándonos a reflexionar sobre
lo consecuente que debe ser el pensamiento moralizador de un maestro vigilado
por sacerdotes y sin la mencionada vigilancia, con su propio estándar de la moral
que por aquel otrora se debía estimar como muy alto.
En este contexto y en atención a las relaciones entre maestros estudiantes,
es claro que a los maestros de aquel otrora se les tenía en gran estima como
poseedores de la verdad, bien sea desde el punto de vista humano, o desde el
punto de vista teológico.
En aquellos tiempos una y otra cosa, encarnada en un maestro formado en
una vocación religiosa estricta, no dejaba espacios a la duda, y aunque las dudas
estuvieran presentes, en el nexo del poder entre maestro estudiante, es evidente
que el segundo seria, por mucho, tenido como el más próximo a faltar a la verdad,
aún más si pertenecía a una de las esferas de la sociedad profundamente
discriminadas en la Colombia de principios del siglo pasado.
Lo anterior es claro en la medida en que desde la iglesia misma como
formadora de docentes y con docentes en el campo, tenía sus claros intereses en
que los gobiernos continuaran legislando a su favor y que aunque se decía
poseedora de la verdad, nunca actuaría en consecuencia, es decir, con el máximo
53
grado de justicia y solidaridad posibles y faltando a las mismas directrices que en
torno al espectro educativo se decretaban.
Por su parte y en cuanto a la preparación de los maestros vemos que:
La falta de maestros preparados, la forma como se descentralizó el sistema
educativo, la poca prioridad que le dieron los diferentes gobiernos a la
educación y la falta de recursos fueron los obstáculos más grandes que tuvo
que enfrentar la enseñanza en el país durante la primera mitad del siglo XX
(Ramirez & Téllez, 2006, pág. 3)
La coherencia necesaria entre una labor de tal responsabilidad en cuanto a
la formación de futuras generaciones, marca un punto fundamental en el decurso
del trabajo de investigación presente en tanto que permite observar cómo se fue
diluyendo esa imagen que en algún momento tuvo el docente en relación a la falta
a la verdad de la que venimos hablando.
Es en estos ámbitos y situaciones en los que deben asumirse posiciones
críticas en torno a los sincretismos generados al interior de los diferentes
estamentos de la sociedad en cuanto a la administración del poder, tan necesarios
en aquella época como hoy para, desde la secularización de los Estados, lograr
muchos más avances que retrocesos en todos los espacios de la vida nacional.
54
El descredito por el que transita la verdad en nuestro tiempo, no es ni mucho
menos próximo a la valía que de la verdad se tenía a principios del siglo pasado,
sin embargo, es claro que se presentaban elementos que daban al traste con el
ideal parresiástico y el modelo mismo del maestro como ciudadano ejemplar.
Evidentemente para la época que nos ocupa la formación del maestro
también presentaba sus peculiaridades, ya desde la vocación misma del querer ser
docente hasta la salida facilista de aplicar en un cargo con tantas responsabilidades,
sin tener la experticia necesaria.
La situación de la Educación Secundaria en Colombia al iniciar el siglo XX
era crítica, como lo es hoy, en cuanto a los docentes que en ella prestaban
sus servicios. En la Revista de Educación de 1935, órgano de la Dirección
de Educación del Departamento de Norte de Santander, se destaca que los
profesores para este nivel son simples aficionados que solo persiguen
mejorar sus ingresos (Gallego, Gallego, & Royman, 2017).
Es claro que unos maestros con la precariedad en cuanto a su formación, sin
desestimar las responsabilidades que le competen al Estado en este sentido, no
desempeñan a cabalidad las funciones que les son encargadas, simple y
llanamente como en este caso, porque no están suficientemente preparados,
porque no tienen la vocación necesaria o por el desinterés de aquel que solo desea
ser un asalariado estatal sin pensar en las consecuencias que una decisión de tal
envergadura trae, para la formación del estudiante y para el detrimento en los
55
resultados en cuanto a la calidad, medida en resultados de pruebas internas o
externas, deseables en cualquier sociedad que pretenda desarrollarse.
En este orden de ideas es menester realizar algunas observaciones en
atención a los objetivos planteados por la investigación, y que van en este momento
a mostrar que en las relaciones de los encargados de impartir la educación en gran
parte del siglo XX en Colombia se dan las condiciones necesarias para poder
establecer cómo, desde la educación y las políticas encaminadas a mejorarla, se
inició el camino que va de una educación, con unos componentes ligados a la
parresía, en lo que respecta a una adecuación a la expresión sincera y actuar en
consecuencia, a la posterior aparición de lo que hoy conocemos como posverdad.
Lo anterior puede ser observado en las primeras páginas de una monografía
realizada por Claudia Ximena Herrera Beltrán y cuyo título, muy diciente para
nuestro momento de la investigación es: castigos corporales y escuela en la
Colombia de los siglos XIX y XX, en el que detalladamente realiza un recorrido por
aquellos momentos en los que, de una educación que propendía por el castigo físico
como medio de establecer orden y desarrollar las clases y en donde tal forma de
disciplinar “garantizaba” un mejor aprendizaje a unos momentos en los que
(…)Las propuestas más modernas para ese momento señalaban la necesidad de
transformar las prácticas, pero sobre todo la mirada sobre el alumno, un alumno al
que se le comenzaban a reconocer un potencial, un interés y unos derechos; dicho
reconocimiento permitiría formarlo para que fuera un buen ciudadano en el marco
56
de una sociedad, trabajando mancomunadamente por el progreso (Herrera, 2013,
pág. 3)
La historicidad de las relaciones de poder maestro estudiantes, el
mencionado vínculo, la sistematicidad con la que el maestro conduce para su
beneficio la práctica docente en detrimento de características que deberían ser
aplicables al estudiante; como el reconocimiento de una autentica alteridad,
tendiente a considerar al otro como un sujeto de derecho, no instrumentalizado y
cuyas acciones en su contra se normalizaron durante gran parte del siglo pasado,
nos llevan a entender que en torno a la enseñanza las prácticas educativas
presentaban por mucho una ausencia de alteridad, reconocida en la práctica por el
mal trato desde el castigo físico y sicológico, aún en contravía de las leyes que
explícitamente lo prohibían.
Las dinámicas de poder que se establecen en la relación maestro estudiante
nos permiten evidenciar a la educación como pilar fundamental en el proceso de
imposición del poder al interior de la sociedad. Teun Van Dijk analizado por
(Carvajal, 2006) en sus postulados nos muestra que “(…) el control que un grupo o
institución ejerce sobre otras personas. Puede ser coercitivo, o sea el control físico
sobre el cuerpo, o discursivo, o sea control moral” (Carvajal, 2006, pág. 363), lo
que nos permite entender que en la dinámica del proceso educativo se presentan
incluso las tres formas de control, bien sea desde las instituciones gubernamentales
y eclesiales hacia el maestro y de este último hacia el estudiante.
57
Teniendo claro lo anterior, el control sobre el estudiante era, y es aún ejercido
directamente sobre él, y la persuasión del individuo no se daba, ni mucho menos,
dando razones para que este último creyera en aquello que se le transmitía sino
que de manera coercitiva era obligado a creerlo sin la mínima posibilidad de mostrar
su opinión y posición crítica frente a ello.
Coartar las libertades del otro, practicando una inauténtica alteridad pasaba
por imponer castigos físicos en aquellos espacios en donde se presentaba el control
social por parte de los grupos dominantes de la época que permeaban, en nuestro
caso, a las escuelas.
Es evidente, para los que vivimos la edad escolar en el siglo anterior que el
castigo por parte de muchos maestros al interior de las escuelas por toda la
geografía nacional, era, en diferentes formas, un castigo físico. Quienes educaban
a principios de siglo y con posterioridad, contravinieron, entre otras, una directriz
que hacia el año 1911 por medio de la Resolución 23, que en referencia a la época
que nos ocupa era de reciente cuño, prohibía el castigo físico y el uso de la férula.
Es decir, fue casi un siglo en el que se soslayó la ley, y por qué no a la verdad en
ese aspecto, bien fueran profesores laicos o pertenecientes al clero.
El castigo físico es visto desde algunos análisis filosóficos como algo natural,
“Porque quienes ejercen el poder han convertido el derecho a castigar en una
defensa de la sociedad, una corrección orientada a reformar, a curar, a “volver
bueno” al desdichado” (Urraco & Nogales, 2013, pág. 155).
58
Desdicha que bien pudiera ser generada por el ambiente creado en los
centros educativos y la metodología establecida en los mencionados entornos. Sin
embargo, las prácticas punitivas se siguieron presentando sin tener en cuenta las
reglamentaciones instauradas para proteger la integridad de los estudiantes,
porque “El castigo se presenta como algo inextricablemente unido a la propia
naturaleza humana, a la necesidad imperiosa de corregir, de “normalizar” (Urraco
& Nogales, 2013, pág. 155).
Lo expuesto anteriormente sobre cómo se soslayaba la ley que prohibía el
castigo físico y se presentaba el adoctrinamiento, haciendo uso de estratagemas
que incluían los elementos discursivos y el castigo físico; las incoherencias entre
la legislación sobre educación, y la falta al ideal parresiástico, ya no solo por parte
del maestro al hablar con la verdad sino al observar los indiscutibles castigos a los
que eran sometidos los estudiantes, por diferentes causas, son evidencia suficiente
que desde la época se venían presentando elementos que conducirían a un proceso
de desmoralización de la sociedad a la que hoy estamos enfrentados.
Desde aquella época por tanto, se vio cómo la capacidad moral de los
maestros estaba influenciada por dinámicas de poder que obedecían a intereses
muy puntuales que obviamente no contribuían al florecimiento de una sociedad
marcada por el respeto de los intereses de las clases sociales menos favorecidas.
59
El pensamiento del gobierno a principios de siglo xx en torno a la educación
estaba claramente demarcado por las luchas partidistas y los ideales conservadores
de un Estado que debía ser regido por una normatividad encaminada a proteger los
intereses de unas elites que con miras a continuar con las riendas del poder,
protegían entre otras directrices, ciertas reglamentaciones establecidas en el siglo
anterior en cuanto a la instrucción pública, y en cuanto a la legislación sobre los
castigos corporales se vieron desde entonces, ciertas pinceladas hacia una
transformación en torno a las prácticas y la supresión del castigo físico aunque
se siguieran presentando hasta bien entrado el siglo XX.
Así las cosas la Ley 39 de 1903, que fue en el primer cuarto del siglo pasado
la instauradora de los cimientos del sistema educativo colombiano, y que a todas
luces pretendía realizar las transformaciones necesarias en el ámbito escolar del
periodo posterior a la guerra finalizada el año anterior de aquel otrora, no deja de
presentar cierta dualidad alrededor de la normatividad inherente a la ley, la
aplicación de la misma y lo consecuente que al llevarse a la práctica debería ser
una legislación sobre el tema educativo al interior de una democracia.
Una clara diferencia entre la educación rural y la urbana, entre la educación
pública y la privada, entre masculina y femenina, una inobjetable diferencia entre el
bachillerato técnico y el clásico son una clara evidencia de que aunque la
intencionalidad en el desarrollo de la sociedad es evidente, los conflictos heredados
del siglo XIX entre partidos, no permitirían un país ni mucho menos equitativo.
60
Por otra parte encontramos el aspecto de la preparación de los docentes, la
falta de coherencia debida entre su vocación al desempeñarse en la labor del
maestro y los innegables intereses económicos que, como resultado de las
dinámicas de poder de la sociedad colombiana, los intereses partidistas antes
mencionados y las pocas oportunidades ofrecidas a las juventudes de antaño,
permitieron se dieran practicas poco honorables en el ámbito educativo.
La visión bastante precaria en cuanto a la adquisición de aptitudes
necesarias para la vida de los bachilleres de aquel otrora, y de los docentes poco
preparados, contrasta en grado sumo con el ideal de la docencia, la relación con el
estudiante y la honestidad de alguien que se dice bachiller.
Lo anterior puede notarse en otro aparte de la referencia previamente citada
donde se pone de manifiesto que:
(…) en un artículo del periódico El Tiempo, del 6 de febrero de 1936, informa
de los resultados de los exámenes de revisión establecidos por el Ministerio
de Instrucción Pública. Mostraron que el 50% de los bachilleres no manejaba
el concepto de porcentaje y que, además, muchos habían comprado el título
correspondiente” (Gallego, Gallego, & Royman, 2017, pág. 1).
Bien sean maestros o estudiantes, en términos de la definición de la verdad
que surge de la teoría pragmatista por ejemplo, y no solo de ella, es decir, la
adecuación de la realidad con el objeto, ambos, docentes y estudiantes, fallan a
dicha adecuación, o en términos mucho más escuetos, faltan a la verdad.
61
Los mencionados ejemplos de la falta a la verdad, para la educación, fueron
en su momento, y guardando las proporciones, tan contraproducentes para la
misma como lo fue en su momento “(…) la guerra civil de los Mil Días (1899-1902),
la cual destruyó muchas escuelas, enseres y libros de texto; además, un gran
número de alumnos que asistía a ellas tuvo que abandonarlas” (Uribe J. , 2006,
pág. 3).
Un docente mal preparado, con un pensamiento poco ético y fundamentado
en el interés económico por encima de cualquier consideración humanística no dará
como resultado un estudiante honesto, y con claras tendencias hacia el bienestar
colectivo, sino una persona en donde los valores se desdibujan abriéndole paso a
las consideraciones mediadas por el materialismo, el egoísmo y al individualismo
radical, escindido de la denominada “dimensión dialógica” (Calandìn, 2011, pág.
195) lo cual genera en ciertas circunstancias mucho más daño que la propia guerra.
Posteriormente hacia los años del gobierno de López Pumarejo en su
primera etapa 1924-1938, durante la llamada revolución en marcha, “(…) la
educación era la piedra angular de toda transformación. Hasta entonces la cátedra
dogmática y tradicional había hecho de los alumnos gentes serviles de la
generación precedente y repetidora de las ideas recibidas en los claustros” (Ardila,
2005, pág. 2)
62
Por lo anterior en dicho periodo se establecen una serie de reformas en lo
educativo tendientes a mejorar este sector, específicamente en la educación
universitaria pero también hechas extensivas en la educación secundaria por
ejemplo: en cuanto a la laicización de la educación secundaria, la introducción de
la educación sexual y algunas cátedras de filosofía que introducían nuevos
pensadores antes limitados por el clero. Claro está, sin dejar de tener en cuenta el
trasfondo político que intentaba proteger al Estado colombiano de ideologías que
estuvieran en contravía de los intereses del liberalismo.
En cuanto a las mencionadas reformas, y atendiendo al punto importante en
la investigación: las relaciones Estado iglesia, reconociéndole a esta última un papel
esencial como gestora de la educación en nuestro territorio, y virtual poseedora de
la verdad o la correspondencia debida, entre esta última y el proceso educativo de
las juventudes colombianas, las políticas educativas de la llamada revolución en
marcha “significaban poner patas arriba el sistema empleado por la Iglesia donde
no se empezaba por las cosas que rodeaban al niño, sino por la autoridad suprema;
donde el niño no era el centro del conocimiento sino el ser más insignificante de un
orden natural regido por Dios” (Giraldo, 1994, pág. 105).
Los cambios revolucionarios en lo educativo que introdujeron las
mencionadas reformas, supusieron un gran giro en dicho sentido, ya que el niño
estaría mucho más en contacto con el mundo circundante, desde lo teórico-práctico,
despertando “(…) el interés del niño por las cosas que lo rodeaban, y
progresivamente ir ampliando su conocimiento: primero el hogar, luego el municipio,
63
y sucesivamente, el departamento, la nación, el mundo y el universo” (Giraldo,
1994, pág. 104).
Es menester aclarar por tanto la importancia que tiene la escisión entre la
iglesia y el Estado en relación al tema educativo, toda vez que la primera siempre
apareció como la “poseedora de la verdad” en los ámbitos pedagógicos y aún más
teológicos, en su correspondiente articulación, indiscutible por cierto de este último
elemento en la enseñanza en los centros escolares.
El denominado “catolicismo “integral intransigente”, que no es otra cosa que
el firme propósito de edificar una sociedad cristiana según la enseñanza y bajo la
conducta de la Iglesia católica” (Arias, 2000, pág. 69), exacerbó las problemáticas
relacionales alrededor de los actores fundamentales en el proceso educativo
llevando al traste los intentos de muchos gobiernos de llevar a cabo unas políticas
realmente laicas en el contexto educativo y en muchos otros campos que desde el
gobierno se quisieran establecer.
Los necesarios cambios que para un siglo tan prolijo en avances de todo
tipo eran menester, en lo referido a un proceso modernizador planteado por los
diferentes gobiernos y que paradójicamente contribuyeron a un aletargamiento en
el mencionado proceso, dejaron en evidencia que la educación nunca fue la más
beneficiada.
64
Desde el parresiastés expuesto por (Foucault,2004) se visibiliza o se hace
manifiesta la necesidad de evidenciar aquello que hace viable las distintas
instituciones, valores y consideraciones en que nos movemos; las condiciones
presentadas por Foucault en su filosofía, en aspectos relacionados con los
contextos en los que se presentan las dinámicas de poder; la escuela, las cárceles
y los sanatorios, son en muchos sentidos marcadamente aplicables a las
contingencias de las distintas épocas y que en torno a las relaciones de poder, son
también históricas.
Desde la dinámica del poder descrita antes, la imposibilidad de escindir
iglesia Estado durante muchos decenios nos presentó la oportunidad de vivir, de
muchas maneras, como esta relación de poder en el contexto educativo
desdibujaba al estudiante por medio del poder que se ejercía desde los docentes,
distando mucho de compromisos actuales, más próximos a la puesta en práctica de
una autentica alteridad, para conseguir una educación mucho más coherente en
torno a la creatividad y la diversidad.
Esa incapacidad de escindir completamente al Estado y la iglesia generaron
un aletargamiento característico de los procesos modernizadores en el campo
educativo, manteniéndose tradicionalismos que objetaban el desarrollo de
solidaridades auténticas, dando al traste con cualquier intento cohesionador en
torno a la sociedad y sus representantes, generando por mucho una cultura de la
minoría de edad en términos Kantianos, poco deseable en una sociedad donde la
modernidad emergía.
65
Reformas educativas y docencia
Conforme a lo expuesto anteriormente, las relaciones maestro estudiante en
condiciones idóneas para el desarrollo intelectual del educando, tanto desde
principios del siglo pasado, con las diferentes reformas que han sido presentadas a
nivel educativo en el marco relacional maestro estudiante, como las que a
continuación describiré, fundamentan, en cuanto al nivel mínimo de transformación
de dichas realidades, lo que a principios del siglo XXI hemos venido observando en
el espectro educativo y que, desde las distintas reformas, próximas a nuestra
realidad actual, han venido coadyuvando a lo que se ha querido mostrar como una
normalización de actitudes que van en contravía del ideal parresiástico, vinculado a
la alteridad y que ha dado paso a la posverdad.
La formación del educador, y las políticas adecuadas para tales efectos en
el contexto educativo colombiano, no están exentas de las dinámicas de poder
antes descritas, aunadas a referentes de tipo político y económico en los cuales se
enmarcaron las distintas reformas educativas a nivel de Latinoamérica.
La recurrente manera de trazar las distintas reformas en cuanto a la
educación, concebida a partir de personal poco preparado para tal efecto,
obedeciendo a una jerarquización en donde el docente se encuentra en la parte
final de la escala, sin un protagonismo relevante en la formulación de propuestas
en torno al quehacer de su trabajo como docente, capacitado para tal efecto, sino
obedeciendo a los tecnócratas de turno, que obedecen más a intereses políticos
66
que no de otra índole, constituyen una pilar fundamental en las calamitosas
consecuencias evidenciadas a lo largo de los años en cuanto a la calidad de la
educación.
De ser consecuentes con los planteamientos expuestos en este trabajo, la
referencia a la puesta en marcha de reformas pedagógicas por parte de personal
no capacitado y sin tener en cuenta a los docentes, en su formulación, son muestra
insoslayable de una falta a los principios de solidaridad en orden a la adecuación
deseable entre los objetivos de una reforma y su implementación, es decir, a la
verdad.
En los momentos actuales son recurrentes las quejas de este tipo de
reformas que se expresan claramente adecuadas a intereses de instituciones
internacionales como la OCDE o el FMI, desde hace décadas y que producto de
movimientos organizados de protesta se han evidenciado como perjudiciales a los
intereses de la educación en los países de la región.
Así las cosas y con estas particularidades es como se han venido
presentando las distintas reformas educativas en el país dejando a los docentes en
una situación precaria en cuanto al rol de protagonismo que en cada cambio que
se necesite a nivel educativo debe tener.
67
Es en ese contexto en el que se presentaron las reformas más importantes
en el siglo XX y de esa manera aún se siguen presentando ya avanzadas dos
décadas del siglo XXI.
Las disputas innegables entre los intereses de una educación pública y una
privada, los desdenes de la clase alta y la discriminación sufrida por las clases
populares, son un marco innegable en el contexto de las políticas educativas y su
impacto a nivel de organización de la sociedad tanto a finales de siglo XX como en
las décadas subsecuentes en donde el papel del docente siempre ha sido relegado.
Lo anterior es extendido a los otros espacios de la comunidad educativa en
la medida en que estos no revestían mayor importancia en orden a la proposición y
puesta en práctica de las diferentes políticas educativas a nivel nacional, siendo
evidenciado porque “(…) la educación no hace parte de un debate público porque
en su dinámica no entran a discutir las familias, las comunidades, los
conglomerados culturales, etc. (Cuesta, 2011, pág. 187)”.
La realidad como afirmábamos no se ha transformado en gran medida; la
participación activa de las familias y la articulación necesaria con el docente y
quienes elaboran las propuestas a implementar, presenta fallas a nivel
comunicativo, antes del advenimiento del boom de las comunicaciones que se da
en la actualidad. Como puede observarse en Cajiao (2004) citado por (Cuesta,
2011, pág. 187) “ Al parecer, para la época de los 70, los medios de comunicación
tampoco motivaban dicho debate, limitándose a realizar entrevistas a los ministros
68
que, más bien, eran publirreportajes, o se limitaban a el choque entre las
disposiciones oficiales y las reacciones del sindicato.
La comunicación como pilar fundamental en todo proceso social, y el
monopolio de la misma por medio de estamentos vinculados al poder Estatal y
religioso impidieron en la primera mitad del siglo que las reformas educativas
tuvieran éxito en su aplicación.
La mejora en la calidad de la educación pasa, por mejorar la forma de
enseñanza, con una autonomía fundamentada en el desarrollo de las libertades
debidas, tanto desde la cátedra, como por el avance intelectual del estudiante, lo
cual en el sincretismo iglesia Estado no se presentó en momento alguno.
La forma de ver la educación en Colombia presentó la oportunidad de
evidenciar que la política educativa en algunos aspectos se transformó, en la
medida en que, entre otras cosas se dejó de temer, en cierta manera, a las
oligarquías dominantes y se empezaron a cuestionar formas de educación
imperantes que contaban con el beneplácito de las oligarquías y la articulación de
la Iglesia aun con el estado en torno al proceso educativo privado, en detrimento de
la educación pública.
La democratización de la educación y la cultura son fundamentales al interior
de una política educativa. Procesos históricos relevantes como los vividos en el
69
siglo XX marcaron el derrotero de los ulteriores desarrollos en cuanto a procesos
educativos se refiere.
No obstante lo anterior el proceso de democratización planteado como una
necesidad de la educación en la formación del pensamiento crítico no presentó los
frutos deseados a mediano ni largo plazo.
El avance en cuanto al proceso democratizador de la educación, puede ser
evidenciado a medias en la ampliación de la cobertura de la misma, lo cual
constituye solo una parte en el ideal de desarrollo de una sociedad moderna
emergente que sin embargo a nivel comparativo con otros países de la región
seguía y sigue rezagada.
Una autentica democratización de la educación está vinculada a procesos
democráticos amplios en esferas distintas de la sociedad; desde la formación de
sus docentes, hasta la elección de sus gobernantes, y las decisiones que sobre
educación se tomen.
En un análisis del banco de la Republica sobre aquella época se describe
como
Las transformaciones educativas en Colombia sólo empezaron a ocurrir en
la década de los cincuenta, cuando se presentó un rápido y sostenido
crecimiento económico y un cambio significativo en la estructura económica
70
y demográfica del país. Desde 1950 y hasta mediados de los años setenta
los indicadores educativos crecieron a un ritmo nunca antes visto; el número
de alumnos matriculados tanto en primaria como en secundaria se elevó
ostensiblemente, así como el de los docentes y establecimientos educativos
(Uribe J. , 2006, pág. 3)
La ampliación de la cobertura como consecuencia del crecimiento económico
y demográfico del país trae aparejadas situaciones que en el ámbito de la
comunicación coadyuvaron a la inapropiada democratización de los procesos
educativos y de otra índole.
Los estamentos del poder con sus recursos ideológicos limitantes sobre la
participación de las bases de la sociedad, el monopolio de los medios de
comunicación, perseguían y aun lo hacen, la eliminación de una democracia en
sentido estricto, y un sometimiento del pueblo, tratando de evitar los indeseables
efectos que pudieran presentarse por una participación mayoritaria de la población,
en cuanto a los intereses de los mencionados estamentos.
Así las cosas, las prácticas políticas tradicionales, en Colombia y el resto de
países latinoamericanos de otrora en los que los recursos democratizadores han
sido débiles, parece que nos siguen llevando hacia una normalización de procesos
disolutivos sobre el ideal democrático del gobierno por parte de las mayorías a una
manipulación de las minorías. Algo que pudo ser evidenciado en la especie de burla
a la democracia que se instauró en el siglo pasado con el denominado Frente
71
Nacional, situación que ha tenido consecuencias en cuanto a la legitimidad que han
ido perdiendo los gobiernos.
El periodo denominado frente nacional empieza, en cuanto a la educación,
con algunas reformas hacia políticas establecidas en gobiernos anteriores, es así
como se crean el Sena, el ICETEX y la oficina de planeamiento educativo. En
cuanto al primero por ejemplo, “Sus funciones, definidas en el Decreto 164 del 6 de
agosto de 1957, eran brindar formación profesional a los trabajadores, jóvenes y
adultos de la industria, el comercio, la agricultura, la minería y la ganadería”
(Mineducacion, 2019), diversificando la oferta educativa y apuntando a un desarrollo
en las fortalezas que en el país, en orden al desarrollo técnico y tecnológico que la
segunda mitad del siglo se necesitaban.
El ICETEX por su parte plantea en su portal web desde una reseña histórica
que el objetivo, desde su fundación el 3 de agosto del 50 es “facilitar a los
estudiantes el acceso a los mejores programas de formación en el país y a un
número cada vez mayor de oportunidades de estudio en el exterior, en instituciones
de reconocido prestigio internacional” (Portalicetex.gov.co, 2019).No obstante lo
anterior, y con las diferentes políticas educativas previas, durante el frente nacional
según Álvaro Tirado Mejía citado por (Sanches, 2019) “ (…)la educación en
Colombia se enmarcaban claramente las diferencias entre la educación oficial y la
privada, especialmente en el nivel universitario”, como ya lo habíamos observado
anteriormente, específicamente desde la educación primaria y secundaria, donde
tal división era realmente muy marcada.
72
Dar un salto en cuanto a la política educativa y los acontecimientos políticos
que pudieron generar cambios importantes en ella, no solo es necesario por los
objetivos planteados en la investigación sino, por la economía en sí de la misma, ya
que detenerme sería un trabajo enorme que ameritaría otros espacios.
El dualismo presentado antes en torno a la educación pública y privada, en
donde dicho dualismo se da específicamente “Con un sector privado privilegiando
a clases superior y media y un sector oficial sin prestigio y dirigido a las clases
populares que no fueron la prioridad de los gobiernos desde 1958” (Sánchez, 2019),
trajo consecuencias indiscutibles a nivel de las dinámicas educativas y sobre la
comunicación, desarrollo de las individuales escindidas de cualquier tipo de vínculo
solidario y la consecuente polarización de la sociedad.
Con un aumento exponencial en cuanto a la cobertura en educación, se
fueron asimilando las distintas reformas que, al resultar más reformas que
respondían a políticas de gobiernos, que no de Estado, fueron, de la mano de los
problemas de violencia que vivía el país, exacerbando las problemáticas que la
educación presentaba.
Así las cosas “Entre 1967 y 1972 se dieron el mayor número de reformas al
sistema educativo, que se caracterizaban por su falta de coherencia y continuidad”
(Sanches, 2019), amén de otros campos con iguales rezagos, pero no tan
relevantes como el descrito, en el sentido de desarrollar el aspecto educativo para
73
propender porque la preparación de las nuevas generaciones adquirieran una
educación de calidad.
La previa descripción sobre las diferentes reformas a nivel educativo
presentadas, obviamente no todas, sirven como referencia a lo que de manera
semejante sucedió en las últimas décadas del siglo pasado.
Desde los setenta, hasta finales de siglo, en los intentos por cerrar las
brechas que a nivel educativo con respecto a lo privado y lo público, la cobertura y
otros aspectos mencionados, el país poco logró.
Un país que a todas luces presentaba altos índices de violencia, producto del
narcotráfico, una problemática armada con más de tres grupos guerrilleros,
concentraba desde los diferentes gobiernos la mayoría de sus esfuerzos en
eliminar los conflictos que en orden a la guerra intestina generaban mucha más
preocupación que la falta de educación en el resto de la población civil; o al menos
eso parecía, sin tener en cuenta que para los entendidos la falta de educación es
uno de los principales detonantes de la violencia.
Teniendo en cuenta lo anterior, y con las reformas de los años 70 marcada
por episodios de violencia y narcotráfico que trascendieron la década siguiente se
presenta en dicho contexto de crisis institucional, que ameritaba medidas
excepcionales para ser resueltas, y en ese contexto nace la nueva carta magna en
74
19991 ofreciendo ciertas garantías a nivel económico político, educativo y social,
que necesitaba el país.
Posteriormente, específicamente el 94 y con los recientes acontecimientos
que a nivel político y social se presentaron en el Gobierno, como nuevas leyes y
herramientas para los intereses de los colombianos, nace la ley general de
educación.
En el artículo 1 de la ley se establecerían entre otras cosas que la misma
(…) señala las normas generales para regular el Servicio Público de la
Educación que cumple una función social acorde con las necesidades e
intereses de las personas, de la familia y de la sociedad. Se fundamenta en
los principios de la Constitución Política sobre el derecho a la educación que
tiene toda persona, en las libertades de enseñanza, aprendizaje,
investigación y cátedra y en su carácter de servicio público” (Mineducación,
2019)
Para el editorialista de la Revista Educación y Ciudad, en su número 27, “Con
la expedición de la Ley 115 de 1994 se ponía fin a poco más de un siglo de manejo
discrecional de la educación por parte del Ejecutivo y de ausencia de una norma
general expedida por el Congreso Nacional” (Pulido, 2014, pág. 13).
A unos pocos días después de cumplir 25 años, la ley general no ha
enfrentado pocos críticos que han cuestionado su aplicación, promulgación,
75
efectividad y otros aspectos en los diferentes contextos en los que se ha analizado,
amén de los que se presentarán acá, sin embargo, la normatividad expresa en ella
puso orden a los diferentes intentos de legislación coherente que hicieran los
gobiernos anteriores a ese respecto.
El reto, ante esta situación queda establecido alrededor de la manera en que
a los protagonistas de las reformas educativas se le provea los criterios y elementos
adecuados para implementar las dichas reformas, ya que ellos, los maestros, son
los que realmente conocen las necesidades educativas de su entorno y el entorno
mismo, sus estudiantes, y las dinámicas relacionales entre pares y de los
estudiantes con el docente, ya no como una visión de poder entrambos sino como
una labor articulada en pos de alcanzar metas conjuntas en el proceso enseñanza
aprendizaje.
Lo anterior no deja de ser complejo en la medida en que es difícil la manera
de establecer adecuados mecanismos en aras de permitir el compromiso de los
docentes y que lo asuman como tal; que se apropien de la importancia de
establecer un vínculo sano entre ellos y sus estudiantes, en donde los principios de
la solidaridad y una autentica alteridad produzcan unas dinámicas más adecuadas
a los tiempos en los que nos movemos.
Si bien existe una precariedad en la participación docente en cuanto a las
políticas educativas y su definición, sigue siendo de suma importancia la
participación, en ámbitos que vayan más allá del microcosmos del aula y la
76
institución educativa, sino en la formulación de propuestas en torno a las políticas
educativas. Solo así se presentarán de manera palpable el desarrollo real en cuanto
al fortalecimiento de la democratización real de las instituciones y se presentará un
adecuado desarrollo de la sociedad, con valores bien cimentados y una idoneidad
a nivel de ciudadanía responsable.
En este orden de ideas y para finalizar este breve recorrido por las
transformaciones que a nivel de política educativa, y con la idea de realizar un
análisis posterior de algunas de las mencionadas, es menester mencionar que en
el marco de la LEY GENERAL DE EDUCACIÓN 115 y como modificaciones
expresas por el gobierno de turno, se estableció y aprobó por parte del ejecutivo,
con las funciones discrecionales de los cargos de sus miembros, el DECRETO 0230
del 11 de febrero de 2002 y 1278 del mismo año de los cuales tendré en cuenta
para el propósito investigativo ulterior el capítulo II del DECRETO 0230 que
corresponde a la evaluación y promoción y algunas características del 1278, que
los convierten en un espacio idóneo para el desarrollo del fenómeno de la
posverdad.
77
CAPITULO IV
INTERACCIÓN SOCIAL Y PARRESÍA
La parresía observada desde su espectro de aplicación, en franco deterioro,
en la mirada relacional en el entorno educativo, marcadamente influenciado por la
microfísica del poder y más allá, desde formas diversas también permeadas por
contradicciones, bien sea de clases, políticas, religiosas, en estrecha relación con
la verdad y su vinculación con el saber y el poder han sido abordadas de distintas
maneras.
La interacción social como eje primordial en el informe que se describe, no
ha escapado al proceso de cambios que a nivel del desarrollo de las distintas
sociedades se han presentado, siendo en los últimos años de nuestra modernidad
un tópico de mucho interés para las ciencias humanas, como lo describen
claramente Edmon Marc y Dominique Picard, citados por (Ramirez V. , 2002) al
afirmar que, desde diferentes disciplinas como la psicología la sociología y la
lingüística y otros campos de las ciencias humanas, “están viendo la importancia de
atender desde su enfoque la interacción como un punto de interés” (Ramirez V. ,
2002, pág. 162).
Las indiscutibles dimensiones que han adquirido las nuevas tecnologías en
la internet; el auge de las denominadas redes sociales y la accesibilidad casi sin
78
restricciones a estos espacios virtuales, mismos que hacen mucho más compleja
una regulación sobre su uso y abuso, no dejan de presentar un interés marcado por
el indefectible deterioro de las relaciones interpersonales, tanto desde la forma
irregular para escribir en las mencionadas redes, en referencia al cuidado de reglas
ortográficas y del uso del lenguaje, hasta las continuas agresiones que
indiscriminadamente podemos evidenciar a diario.
Así, la apuesta de Marc y Picard es por una compresión global de la
interacción social, a través de la multiplicidad de los puntos de vista. Al
respecto (…) analizan varias dimensiones de la interacción social y campos
de investigación (Ramirez V. , 2002, pág. 163)
Esas nuevas tecnologías, en donde se dan las actuales redes sociales, en
detrimento del sentido estricto y tradicional de una red social, compuesta por
individuos con intereses comunes y próximos en la distancia, son las que hoy, a
nivel de Latinoamérica y el mundo en general, en la época y el espacio de las redes
sociales, son las que generan grandes discusiones en el campo de la educación,
tanto por sus innegables beneficios hasta por sus aberrantes alcances al ser mal
utilizadas.
Para la autora Priscila Alexandra Pazmiño Benavides deben tenerse en
cuenta tanto para las relaciones sociales y las nuevas tecnologías, como para los
procesos educativos y en cuanto a la búsqueda de sociedades más tolerantes.
“Hay que atender la posición privilegiada que Internet y el móvil tienen
entre las tecnologías de la información y la comunicación. Se necesita una
nueva información y formación, adecuada a los jóvenes, padres y profesores,
en el ámbito de las TIC. Esa formación tiene una doble perspectiva,
tecnológica y humanística: atiende a los medios y a los fines de la educación.
79
Un gran reto pasa por tratar de convertir las TIC en cauce de aprendizaje de
participación social, de proyectos cooperativos: en los centros educativos,
las familias y otros ámbitos sociales. (Pazmiño, 2010)
En los actuales momentos de las diferentes sociedades a nivel global,
adquieren una relevancia indiscutible las palabras con las que el sociólogo Sigmund
Bauman describió las realidades presentes, marcadas por un mundo de
velocidades al cual nos ha tocado adaptarnos, siendo esto más difícil para aquellos
quienes previamente se encontraban inmersos en unos momentos específicos de
la historia que eran mucho más sólidos, en claro contraste con la denominada
modernidad liquida expuesta por el autor en mención.
El mundo descrito por Bauman (2003) ha dado paso a la precariedad, a la
provisionalidad, en últimas, a un mundo “(…) ansioso de novedades y, con
frecuencia, agotador. Un mundo que Bauman supo explicar como pocos” (Barranco,
2017, pág. 1)
El concepto expuesto de manera póstuma por el sociólogo de la modernidad
liquida, la retrotopía, Bauman (2017) está referida a una suerte de abandono por
parte del autor, ya que al parecer nos mostramos muy ilusos ante los previos
intentos de alcanzar una cierta mayoría de edad, en términos kantianos, que de
manera colectiva necesitaban las sociedades.
80
Lo que nos muestra la descripción de la sociedad liquida, alejada en gran
manera de las utopías soñadas de antaño y que está mucho más próximo a lo que
podríamos definir como distopías, nos invita a reconocer el fracaso de nuestros
sueños ilusorios, hechos manifiestos en innumerables conflictos bélicos a nivel
mundial, y otros como los que de manera intestina se presentan en nuestro país,
quizá fueron el detonante para que Bauman nos heredara el concepto de retrotopía
desde un texto identificado con el mismo nombre.
“Una de las ideas base que plantea este libro es la nostalgia por tiempos
pasados, los cuales son conceptualizados por cada vez mayores capas de la
población de un modo más positivo de lo que realmente fueron” (Leiira, 2017, pág.
102).
La frase muy conocida por nosotros categóricamente afirmada como “todo
tiempo pasado fue mejor” es el ejemplo palpable de este tipo de sentimientos, que
en una suerte de nostalgia sobre el pasado, ha venido a desplazar cualquier visión
optimista o esperanzadora sobre un futuro que como dije, aparece mucho más
distópico, y hasta apocalíptico.
La visión de las personas al reafirmarse en la añoranza de un pasado mejor,
está sustentada en las innumerables muestras de un mundo en constante
degradación en relación con los valores familiares, la perdida de la estabilidad
laboral de la que gozaron nuestros abuelos y las innegables inseguridades con las
que nos ha tocado lidiar. La corrupción, la mentira en la política, la discriminación
81
de todo tipo y un largo etcétera de situaciones que observadas detenidamente
enmarcan unas dinámicas relacionales mucho menos respetuosas y menos sólidas
que las de aquel otrora.
“El negarnos a negar la utopía” como lo ve Bauman, permite un sin número
de voces que esperan el futuro pueda encontrar el cambio de rumbo al que se
asoma al parecer de manera inevitable.
Tratar de construir una sociedad mejor, labor titánica que nos convoca a
intentar conseguir una sociedad un poco más equitativa, en donde exista estabilidad
social y se propenda por unas relaciones más armónicas y respetuosas, como la
que extrañan quienes son partidarios de la frase coloquial que antes describía, es
una tarea que todos los miembros de las diferentes sociedades debemos asumir.
Quienes toman la frase como con una especie de resignación o expiación
colectiva de los sucesos vividos en la época actual, son personas desarrolladas en
un mundo mucho más sencillo, en donde las redes sociales, mismas que hoy no
parecen ser reconocidas fuera del marco de las nuevas tecnologías, y que antes
nos identificaban con otras personas con intereses semejantes y espacios comunes
en donde poder desarrollar la interacción social; en la que cada individuo
representaba un nodo de esa red, ha dado paso a un nuevo orden cuya red
gigantesca impide el reconocimiento de cada uno de esos nodos en la mayoría de
los casos.
82
Pero, ¿Qué sucedió en el campo de la interacción social para que llegáramos
a la precariedad manifiesta en ella, al respecto de la comunicación, la verdad, su
apreciación y pérdida de valor?
Las razones por las que el ser humano debe, permanentemente, adaptarse
a las diferentes circunstancias que le presenta el entorno, son tantas como las
posibles soluciones que, para dicha adaptación asume quien de manera indefectible
debe enfrentarse a ellas. Y preguntarnos por el valor de la verdad, el respeto por el
otro y la palabra empeñada pasa por ese análisis que debemos abordar.
Los seres humanos desde tiempo inmemorable han recurrido a su ingenio
para salir avante ante los retos que la naturaleza y sus semejantes ponen en su
camino para lograr la supervivencia de la especie, siendo el equilibrio entre uno y
otro, en referencia a la naturaleza y las personas el punto álgido de su íntima
relación.
Leonardo Boof en su libro El Cuidado Necesario (Boof, 2012), nos pone de
manifiesto la urgencia que desde el desarrollo del paradigma propuesto sobre el
cuidado necesario en su texto, y que debe asumir la humanidad en torno una
sostenibilidad social y planetaria, desde el reconocimiento del otro hasta la
determinación de lograr transformaciones importantes a nivel de la ciudadanía
83
universal, así sea que esto dependa de una forma poco ortodoxa de una visión
hilozoista del mundo.
Las líneas anteriores, deben observarse como una propedéutica, a modo de
lo que se pretende concluir en las páginas siguientes, mismas que van
encaminadas a mostrar que el ser humano debe adaptarse, en sincronía con el
medio, a aspectos como dijimos, físicos y naturales, pero de igual forma a aspectos
relacionados con el intelecto, el reconocimiento y respeto por el otro, su valoración
como personas iguales en dignidad y respeto, que merecen un trato honesto y en
consonancia con el hablar de forma sincera y abandonar la cultura de la mentira,
en un consiguiente esfuerzo por el crecimiento psicológico y social de la especie.
La ciudadanía universal que plantea (Boof, 2012) nos lleva a pensar en la
globalización y todo aquello que desde diferentes puntos de convergencia nos
conducen a reflexionar sobre un mundo articulado y holístico, con múltiples
tendencias y miradas que nos invitan y retan a desarrollar nuestras posibilidades a
nivel social.
Uno de esos puntos de convergencia en la era de la globalización, lo
constituye el indiscutible avance de las nuevas tecnologías y su impacto a nivel
mundial.
84
Las computadoras de última generación, los celulares, tabletas y un largo
etcétera de instrumentos creados para suplir las “necesidades” del mundo actual,
nos amplían el espectro de los retos a los que nos referíamos antes y que debemos
enfrentar.
Pensar en los adelantos tecnológicos es pensar en una nueva generación de
ciudadanos en el mundo, una nueva forma de interactuar, de aprender y de
enseñar. Lo que nos presenta una problemática en muchos sentidos nueva, que
debemos abordar pero que sobre todo debemos entender. Las nuevas formas de
enseñar deben ser apropiadas y consecuentes con las nuevas realidades que la
denominada modernidad liquida, en términos de Bauman nos depara.
Es aquí donde se justifica la implementación de estrategias innovadoras
para lograr el mejor aprovechamiento de los recursos que a nuestro alcance se nos
presentan en el mundo tecnológico en el que nos encontramos.
Con respecto a la educación en el mundo de hoy, es indispensable que las
personas, quienes como nosotros, tenemos la función de ser un referente en cuanto
a la apropiación del conocimiento y guías o formadores de las nuevas generaciones,
85
estar en sincronía con nuestros estudiantes y las necesidades y nuevas formas de
aprender de ellos.
Considerando las tensiones que desde antaño han existido en lo referente al
uso de la escritura, en relación a una pretendida superación de la oralidad debido
entre otras cosas, a la masificación de aparatos que nos inducen a “textear” más
que a usar el lenguaje oral, el paso de la una forma de comunicarnos hacia la otra
mostró que las dos revisten la misma importancia. Hoy aunque las comunicaciones
son diferentes, con dinámicas propias de los distintos contextos en las que se den,
ambas tienen sus ventajas y desventajas para los usuarios de las mismas.
Debemos no obstante lo anterior, detenernos a pensar que una y otra no son
diferentes en tantos sentidos, por lo cual deben sopesarse en ese análisis, los
espacios de desarrollo, procesos históricos y la forma en que se producen.
Las realidades anotadas en el entorno de las redes sociales en la internet y
la masificación de los aparatos que permiten hacer uso de dichas redes, nos
conducen a pensar en nuestra realidad como docentes y el hecho de saber
aprovechar dichos cambios a nivel de la comunicación, una realidad en la que la
oralidad y la escritura se articulan de manera insospechada en el espacio del
internet y el fenómeno de las redes sociales.
86
Se trata de una transformación en los procesos de producción y recepción de
informaciones cuyo sentido más general y cuyas consecuencias en la socialización
de los niños, adolescentes y jóvenes se desconocen y generan incertidumbre y
preocupación (como en su día ocurriera con la emergencia de la imprenta, la radio
o la televisión) (Bernete, 2009, pág. 97).
La comunicación en la internet, determinada por el contexto mismo de la
virtualidad y la importancia que reside, o es asumida de ella por el participante en
la comunicación han venido transformando la manera de pensar el hecho
interactivo.
La rapidez y factibilidad inherentes a estos espacios y el carácter totalizante
en cuanto a cobertura, lo cual permite establecer unas comunicaciones
indiscriminadas en las antípodas planetarias como característica fundamental, nos
muestran las dinámicas y potencialidades que alrededor de la comunicación
efectiva se pueden obtener.
El reconocimiento de un terreno poco consolidado en algunas generaciones
de personas, denominadas en algunos casos como analfabetas digitales, en una
transición a todas luces difícil, es en donde se han presentado las mayores
polémicas en las referencias del uso de la posverdad en detrimento del hablar y
actuar con honestidad y en consonancia con una autentica alteridad.
Es menester por tanto revisar con beneficio de inventario el uso de las
nuevas tecnologías de la comunicación en sus determinados espacios, pero que en
87
ultimas están ligados, en el espectro de la red a unas dinámicas e intereses que de
una u otra manera los articulan en función de sacar el mejor provecho de la
tecnología y sus beneficios en aras del desarrollo social de los distintos pueblos.
La transmisión de la información hoy muestra una apariencia mucho más
fidedigna en internet, quizás alimentada por las creencias anteriores sobre las
publicaciones.
Anteriormente, lo que se encontraba publicado en los libros impresos y
leíamos en la prensa era considerado como muy próximo a la verdad, ya que, si
bien la mentira no ha dejado de estar presente, es claro que el cuidado prodigado
a lo que se publicaba, sin estar mediado por el afán desmedido de la transmisión
de la información de la actualidad, si nos mostraba cierto grado de credibilidad y
responsabilidad ante lo puesto a consideración de los otros, mismas que hoy ya se
han perdido. Sin embargo, existen aún quienes piensan que todo aquello que ha
tenido acceso a su publicación merece la confianza de tomarse como cierto. Y esto
es así porque a decir de Mónica Prandi
(…) “sabíamos a donde ir por buena información y eso en sí mismo es algo ya a
destacar, porque por aquella época para estar al corriente de las cosas o para
profundizar en algún tema, se requería del movimiento de dirigirse a la fuente. La
cultura occidental se supeditaba a la producción y aún era lejano este comienzo de
siglo XXI, regido por la informática.” (Moine, 2016)
88
En este sentido, hace un tiempo atrás, decidir sobre qué tipo de transmisores
de la información escoger era mucho más limitado, haciendo mucho más difícil que
circulara información falseada en la mencionada red de individuos conectados.
La verdad y la mentira, en estrecha relación con la interacción social, y su
eterna dicotomía, nos ayudan a entender cómo se han presentado los cambios en
la confianza puesta sobre lo que se lee y publica, en un claro distanciamiento sobre
los momentos de transitar por décadas anteriores a nuestro momento histórico y la
manera como se ha estado abriendo el espacio a formas de interactuar en donde
la parresia ha perdido casi toda su importancia.
La historia está plagada de inquietantes mentiras que en determinado
momento fueron tomadas en el marco de las distintas situaciones que las rodeaban
como verdades irrebatibles.
En la búsqueda de una conceptualización más específica sobre la
posverdad, al parecer, el descubrimiento de las verdades o la develación de las
mentiras, como quiera verse, puede ser aplicado a las diferentes circunstancias que
en un determinado momento nos llevan a confirmar los elementos probatorios de
un hecho y que antes fueron tomadas como ciertas no siéndolo, conduciéndonos
a que las nuevas evidencias nos enfrenten con la realidad de las cosas sin el velo
de la acomodación factual por parte de quien quiera desdibujar la verdad.
89
Es en este sentido, y no como la desestimación o la poca importancia que
tiene la verdad que hemos venido observando hasta aquí, como adquieren una
relevancia real, en cuanto allanadores del camino conducente a la aparición de la
posverdad, los acontecimientos de la historia colombiana del siglo anterior y la
política educativa descrita en el capítulo previo.
Lo anterior se puede percibir así en la descripción que sobre el concepto de
posverdad nos muestra el cineasta Steve Tesich quien al parecer por primera vez
utiliza el término “posverdad en un artículo publicado en 1992 en la revista The
Nation, en el que hablaba de la primera guerra del Golfo y en el que decía:
«Nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos vivir en
una especie de mundo de la posverdad» (Muller, 2018). Hablando en este sentido
lo que se descubre es una suerte de desplazamiento de la verdad como el resultado
de una libre elección dando muestras en cambio más a una entrega de la
ciudadanía, aceptando sumisamente que los hechos no son de cierta manera, pero
nos negamos a ver la verdad.
Es así, desde ésta mirada como deberemos entender en adelante las
circunstancias en la que los hechos, en la historia de nuestro país y en relación a la
política educativa, así como el franco deterioro, o el llamado en nuestra época el
proceso de desvalorización de las sociedades han venido presentándose como
condiciones adecuadas para la aparición de la posverdad en detrimento de la
parresía.
90
El valor de la palabra empeñada.
La añoranza descrita con Bauman líneas arriba, nos lleva en este instante a
detenernos a analizar distintas situaciones que ejemplifican muy puntualmente lo
distópico que se han vuelto las sociedades actuales al momento de pensar en el
desarrollo intelectual, económico y científico del futuro; circunstancias en las que
intentábamos acercarnos en un ejercicio imaginativo a las sociedades del nuevo
milenio.
Las personas dedicadas a la docencia como quien escribe, creo hemos sido
de esos protagonistas y testigos “privilegiados” sobre el detrimento de
comportamientos, anteriormente entendidos o calificados como coherentes con lo
deseado por unas sociedades en donde el respeto, la honestidad, la lealtad,
sinceridad y un largo etcétera, eran la regla y no la excepción.
Hoy los docentes hacemos parte de las personas que emitimos un rosario de
quejas ante las dinámicas que se nos presentan en las aulas de clase y que hoy
permiten que extrañemos tiempos pasados en donde un castigo severo por un
comportamiento inadecuado terminaba con dicha conducta o al menos sentaba un
precedente para procesos más sancionatorios, en defensa de las “buenas
maneras”.
Los llamados de atención, casi con nula recepción por los estudiantes, los
llamados al orden que resultan en una burla, el temor a violentar espacios o leyes
91
que protegen a los estudiantes ante posibles abusos de autoridad, son el pan de
cada día en las diferentes escuelas de nuestro país y a nivel mundial.
La legislación actual en defensa de los estudiantes ha limitado el espectro de
actuación con respecto a ellos; los derechos de los mismos, sin negar su
importancia, son tenidos mucho más en cuenta que los deberes que acompañan
las garantías de los derechos que los protegen.
Anteriormente y así lo describen muchos docentes, la palabra del maestro
era respetada, el saludo al entrar y el permiso al levantarse del lugar que le
correspondía, son comportamientos que extrañan quienes, dedicados mucho
tiempo a la docencia, ven cómo cada vez son menos tenidos en cuenta como
sujetos dedicados a la educación de futuras generaciones que deberán desarrollar
las ciudades y países del orbe, pasando a sentirse marginados por unas juventudes
en las que los principios y valores se han venido desdibujando con notoriedad.
Continuando con el valor de la palabra empeñada, los Colombianos hemos
vivido con relativa frecuencia, asistiendo como a un terrible circo, al tremendo
absurdo en el que se ha convertido el hecho de prometer algo sin un soporte
documental firmado y notariado para exigir su cumplimiento; apareciendo de
manera reiterativa en nuestro país, ejemplos en donde el valor de la palabra
empeñada ha perdido todo sentido; tanto para aquel que expresa el cumplimiento
de una promesa, hasta la poca fe que ponen los receptores de la misma.
92
En política nos hemos acostumbrado a observar, como testigos impotentes
y con el enojo subsecuente, como se falla a la palabra al momento de alcanzar los
objetivos propuestos, por parte del candidato que en campaña nos ofrecía bajarnos
la luna y las estrellas, para al final dejarnos solo viendo las “chispas” de la
decepción.
Los incumplimientos políticos, son sólo una parte de la gran maraña de
ejemplos en los que el faltar a la palabra se ha vuelto tan común como respirar.
Ejemplos como el “Puedo afirmar sobre piedra o mármol que no voy a incrementar
las tarifas de los impuestos durante mi gobierno” del Colombiano Nobel de paz en
campaña electoral y la consabida andanada de impuestos elevados por la reforma
tributaria en su gobierno, dan fe de lo expuesto líneas arriba.
No es descabellado afirmar por tanto que en ese proceso en el que el valor
de la palabra es relativizado, en el caso puntual de un candidato que posteriormente
va a ser presidente, degenere en un desmoronamiento de la democracia a la cual
representa y que promete por ley defender.
La mentira o incumplimiento de las promesas, como faltas a la democracia
en las interacciones gobernados gobernantes, alimentados con discursos
demagógicos, resultan, como ha sido nuestra realidad actual, en la incredibilidad y
el posterior debilitamiento de la institucionalidad.
93
La convivencia social sigue siendo afectada por la pérdida de la valía de la
palabra pactada. Así las cosas, podíamos observar en nuestros abuelos
anteriormente, que el cumplimiento de la misma era tenido por un valor incalculable
y generaba el respeto y admiración de aquellos quienes, llegando a un acuerdo
verbal, solían responder hasta con la vida misma, o en el mejor de los casos, con
el peso de la deshonra de haber fallado.
Hoy nos acostumbramos a ser víctimas de los procesos demagógicos en la
institucionalidad de nuestro país sin consecuencias para quienes, a sabiendas que
están faltando a su palabra, siguen esquilmándonos como borregos, mismos que
posteriormente iremos, de seguir así, rumbo al despeñadero.
Las relaciones interpersonales en tiempos pasados son añoradas por el valor
que se le daba a los contratos verbales en oposición a los escritos ya que hoy estos
últimos tienen mucha más aceptación por la posibilidad de evidenciar de manera
física lo que en algún momento se pactó de manera verbal. La refrendación por
parte de un documento escrito se volvió la norma o el estándar por el que se rigen
nuestras nuevas relaciones legales, lo cual nos lleva a establecer vínculos mucho
más eficaces que el de un estrechón de manos al final de un acuerdo para adquirir
la connotación de legalidad.
La palabra debería ser suficiente en unas sociedades de las que se ha
afirmado han alcanzado un alto nivel de civilización , no obstante lo cual hoy es
más seguro que firmes en mármol, al momento de hacer una promesa, que
94
simplemente prometer hacerlo y luego quedar como alguien de poco fiar, aunque
ostentes un premio Nobel.
El hablar con la verdad y su pérdida de estima, ante las transformaciones
que de tipo social y en el aspecto comunicativo en particular, han contribuido en
gran medida al desarrollo de espacios en los que mentir se vuelve tan sencillo y
aparentemente tan inconsecuente desde la moralidad que así como lo afirmaban
algunos personajes de renombre:
(…) mentimos toda la vida, especialmente a los que nos aman, precisamente porque
deseamos su estima. Por su parte, Simone de Beauvoir testifica en sus Memorias
que en su entorno se condenaba la mentira, pero se rehuía la verdad. Una renuncia
o renuencia que alaba G. Senac de Meilhan por cuanto no hay verdad absoluta; en
la misma línea se pronuncia A. Koestler cuando dice que verdad o falsedad se
refieren a las ideas y no a los sentimientos, según él nunca engañosos (Ortiz, 2016)
La verdad y la mentira como las dos caras de una misma moneda se identifican en el
dualismo inherente a su existencia, contribuyendo en gran medida a una suerte de
costumbre sobre el mentir que en espacios como las redes sociales establecerán unos
adecuados entornos para la aparición, y sobreutilización del fenómeno de la posverdad.
La verdad y la violencia en Colombia
Como se ha afirmado antes, la época actual, el entorno de las redes sociales
y otros elementos característicos de la interacción social, han derivado en nuevas
formas de conflicto que generan en muchas ocasiones reacciones violentas, o como
hemos llamado, nuevas formas de violencia en cuanto a las causas y protagonistas
95
en un país marcado desde hace dos siglos por hechos y periodos de violencia sin
parangón.
La descripción anterior sobre la pérdida del valor de la palabra y el elemento
descrito en la justificación de este trabajo, sobre las nuevas formas de conflicto que
el espacio de las redes sociales vienen emergiendo, nos llevan a reflexionar sobre
el aspecto de la denominada violencia en Colombia; relacionada con la supuesta
aparición de la misma luego de los sucesos acaecidos en el año 48 del siglo pasado
en Bogotá sirven de cierta forma para demostrar el proceso de normalización que
se ha venido exponiendo sobre la verdad y la credibilidad que sobre las noticias
divulgadas se tienen, sin una confirmación exhaustiva de los hechos.
Lo anterior es evidente alrededor de la lamentable noticia del magnicidio que
conmocionó a toda la nación por la crudeza de las imágenes que abrieron el espacio
a la especulación sobre lo que sucedió en ese momento y que aún hoy muchos de
nosotros, con base en esas especulaciones seguimos reconociendo como ciertas
luego de más de sesenta años.
En los hechos ocurridos en 1948, al igual que con muchos otros
acontecimientos que han marcado la historia de nuestro país existen incontables
ejemplos de casos a los que nos debemos acercar, como dice la frase muy común,
con beneficio de inventario, toda vez que ante hechos como el acaecido el 9 de abril
del 48 se dicen muchas cosas, se ocultan otras y de manera indefectible aparecen
los sesgos al momento de contar o describir los acontecimientos.
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Que “el servicio de tranvía se acabó luego de los desmanes contra los
aparatos en la revuelta posterior al asesinato de Gaitán”, que la violencia inicio en
Colombia luego del magnicidio y acabó con el frente nacional, y hasta el origen y el
apoyo de los políticos de turno sobre el caudillo, han sido elementos de discusión
que se volvieron verdades de tanto escucharlas.
Con respecto al tranvía el periódico el tiempo nos plantea, frente a esta
afirmación que
Tal vez sobresaltados por las imágenes de los carros en llamas, los
conmovidos ojos de observadores espontáneos de fotografías, suelen
elaborar incorrectamente la ecuación, al suponer que la flota entera de
trenecitos sucumbió ante el espíritu vandálico de la gleba furiosa.
Ospina(2008)
“La utilización del artículo determinado ‘la’ al hablar de violencia es más bien
una redundancia que una realidad histórica consecuente con los hechos”. Así lo
plantea (Ospina, 2008) de igual manera al referirse a la inconveniencia de identificar
los hechos acaecidos en el 48 del siglo pasado tras la muerte de Gaitán, ya que la
historia de nuestro país previamente estuvo marcada por diferentes conflictos
armados, mismos que sin lugar a dudas pueden servir como elemento indiscutible
de que hemos vivido en un país que no ha dejado de presentar épocas violentas,
que por distintas causas han marcado nuestra historia. Así las cosas, identificar, la
97
violencia como la época posterior, independiente de otras “violencias” es un error al
que nos han conducido a pensar las diferentes formas de comunicar un
acontecimiento y de la manera como lo hemos apropiado en nuestro acervo cultural.
Es menester por tanto plantear en este punto que indiscutiblemente los
procesos históricos de nuestro país no están exentos de ser permeados por la
mentira, o una forma no exacta de aproximarnos a la verdad de los mismos. Somos
nosotros quienes con nuestras acciones u omisiones vamos determinando el curso
que nuestra historia y la manera de contarla.
No debe perderse el horizonte al cual queremos aproximarnos y las
referencias a la violencia en nuestro país. La resolución del proceso de paz al que
nos hemos referido y las nuevas formas de violencia emergente luego del mismo,
como fue planteado al inicio, deben ser tratadas en su diferentes elementos
constitutivos, en nuestro caso puntual, debemos tener en cuenta el contexto en
donde se ha venido desarrollando el concepto de posverdad y la manera como esta
puede establecer un marco idóneo para el desarrollo de las nuevas dinámicas
conflictivas a nivel de la sociedad avocándonos a nuevas formas de violencia.
Internet y posverdad
Hemos visto antes que las redes sociales no son, como hoy identificamos
con frecuencia, producto del desarrollo exponencial de innumerables avances en
tecnología y la apertura de denominadas redes sociales en internet. Es evidente
98
que las redes sociales existen desde la aparición del hombre en el planeta, sin
embargo hoy es necesario aclararlo sobre todo para aquellos quienes no conocen
el concepto de red social sin su vínculo con la virtualidad y la digitalización de la
información.
Las redes sociales en internet hoy han ganado un espacio tan relevante en
la cotidianidad de nuestras sociedades que no es raro escuchar, que existen
enfermedades relacionadas con su uso.
La salida momentánea de una o varias redes sociales en internet ocasiona
en sus millones de usuarios caos al no poder estar conectados con el mundo de la
comunicación virtual, la caída de Facebook y otras similares como la mensajería
instantánea de WhatsAapp generan estrés en sus usuarios. Hoy estas formas de
vincularse con el mundo son, para algunos usuarios la vida misma y sin ellos se
sienten vulnerables.
En este contexto, el de las redes sociales en internet, surge la posverdad,
protagonista de nuestro trabajo y que denominamos en el mismo, como
responsable de que las diferentes sociedades en la aldea global, en cuanto a su
comunicación o interacción social, se vean en cierta forma trastocadas.
Si bien es cierto que los rumores, la opinión no fundamentada, los dichos de verdad
manipulada y las realidades a medias han formado parte del desarrollo de la historia
de la humanidad, estos elementos han tenido una resonancia mayúscula con el
surgimiento y la consolidación de las tecnologías de la información comunicación
99
(TIC) como herramientas tanto de consulta de información, de importante plataforma
del discurso político, como lugar de consulta para formación de opinión pública.
(Ramos A. 2018, pág. 284)
El acceso casi sin restricciones a estos espacios en donde se puede
encontrar infinidad de información, y hasta modificarla sin consecuencias aparentes
en el corto o mediano plazo, traen consigo aparejadas además de la aparente
impunidad sobre el hecho de que aquello que digas sea o no verdad, ha puesto a
la mano de cualquiera una suerte de patente de corso para difamar, agredir,
amenazar a quien desees, generando nuevos retos para la legislación actual en la
defensa de los derechos y libertades de las personas que acceden a estos medios.
La posverdad en el aspecto de la formación de opinión pública nos ha
mostrado las dificultades que generan las noticias enmarcadas en el ámbito de la
mentira emotiva en internet. Hoy, para poner un ejemplo, personajes relevantes de
la política nacional, haciendo uso de estas herramientas, las cuales han convertido
en su espacio favorito de comunicación, han mostrado, no pocas veces, información
que no es del todo cierta; les ha tocado retractarse.
Los defensores de este tipo de comportamientos en pos de la denominada
libertad de expresión y los contradictores, escudados en la intimidad de su hogar y
por medio de las dinámicas de la internet, se enfrascan en una nueva manera de
ofender que generan, en muchos casos, demandas de parte y parte por calumnia e
injuria; las consecuentes retractaciones por los mismos espacios, conciliaciones, o
100
fallidas conciliaciones, generadoras a su vez de nuevas demandas, hasta traspasar
las barreras de las ofensas verbales y llegar a agresiones físicas y hasta provocar
la muerte del otro en un país que día a día se ve envuelto en una de las espirales
de violencia inacabada, marcada por la intolerancia en nuestro territorio y que ha
quedado claro, no empezó a mediados del siglo pasado.
Así las cosas, en el presente texto se plantea la observación de la
información marcada por el fenómeno de la posverdad como uno de los elementos
que hoy generan cambios en la forma de relacionarnos, y a la educación como un
pilar fundamental en la búsqueda colectiva de la paz, sin embargo, es menester
detenernos a observar puntualmente, como se plantea en nuestros objetivos, que
algunas decisiones tomadas en torno a la educación en nuestro contexto nacional
han abierto espacios a que la posverdad se afiance en nuestra nueva forma de ver
al mundo.
Desde la educación resulta pertinente abordar los temas relacionados con
las formas en las que nos hemos venido acostumbrando al uso de la mentira
abriéndole espacios a la posverdad.
101
Capítulo V
Normalizando la posverdad
El filósofo Sócrates hace más de veinticinco siglos convocaba a sus
congéneres a detenerse a pensar sobre el reconocimiento de sí mismo y la
importancia de realizar un examen de nuestra vida, y lo hizo con una de sus
sentencias más famosas “Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” esta
sentencia la podemos encontrar descrita en el texto al que nos referíamos antes al
momento de describir al parresiastés; es decir en la obra Apología de Sócrates
escrita en el año 399 a. C. por su discípulo Platón ( 427 A.C. - 347 A.C.).
Como se mostraba, Platón transcribió en este texto los diálogos que Sócrates
mantuvo ante los jueces atenienses durante su sentencia a muerte por liberar a la
juventud de Atenas en su proceso de educación mayéutica.
En la sentencia descrita sobre la vida y el examen de la misma se puede
observar la justificación hecha por Sócrates sobre sus métodos y la importancia
que un autoexamen posee en aras de sostener una crítica actitud sobre nuestros
actos y nuestras vidas con el objetivo de alcanzar una evolución y ser mejores
personas.
Hoy, guardando las proporciones y a riesgo de incurrir en un anacronismo,
podríamos identificar el llamado socrático como parte de los elementos que una
evaluación integral deben poseer, a saber, el de la autoevaluación, que junto con la
102
denominada heteroevaluación y coevaluación en el ámbito educativo moderno
hacen parte de la praxis cotidiana de los maestros y maestras en Colombia en su
labor de educar y propender por el mejoramiento de los aprendizajes en la
educación de las futuras generaciones de ciudadanos.
En la literatura educativa moderna es común observar aquello de lo que
Sócrates en este dialogo nos presenta como un parresiastés consecuente, a saber,
que nuestra vida debe ser constantemente examinada e intentar abandonar las
preocupaciones que en exceso a un ser humano contemporáneo, hoy como antes,
lo agobian, es decir, los negocios, los lujos, la política en su aspecto negativo; como
la lucha por alcanzar el poder de manera maquiavélica y otros que nos invitan a
detenernos a reflexionar en lo que hacemos, porqué lo hacemos y cómo lo
hacemos.
En este sentido, en el de la evaluación de nuestras vidas de manera
permanente, y como elemento insoslayable en el particular proceso evolutivo hacia
una mejora sustancial en el desarrollo como seres humanos, sin dejarnos
contaminar por las banalidades que la vida contemporánea nos ofrece como la
panacea a todos nuestros problemas existenciales, y puntualmente en el proceso
educativo de nuestro país, nos ocuparemos de ahora en más en nuestra ruta
investigativa en torno a la problemática sobre aspectos que coadyuvan al desarrollo
de la posverdad en detrimento de la parresia.
103
Sobre el decreto 0230 de 2002.
En aras de demostrar cómo las políticas educativas en Colombia han venido
allanando el camino para el desarrollo de actitudes relacionadas con la mentira
emotiva o posverdad como la hemos reconocido aquí, se hace necesario una
mirada retrospectiva un poco más puntual sobre decisiones tomadas por los
gobiernos de turno, bien en forma decretos y otras decisiones legales que nos
ayuden a clarificar lo expuesto hasta este momento.
El decreto 0230 del 11 de febrero de 2002 fue expedido teniendo en cuenta
el ordenamiento establecido en el artículo 79 de la ley 115 de 1994, y con respecto
a los educandos por medio del decreto en mención estableció en el capítulo II
referido a la evaluación y promoción de los mismos en el artículo 9 lo siguiente:
Artículo 9°. Promoción de educandos. Los establecimientos educativos
tienen que garantizar un mínimo de promoción del 95% de los educandos
que finalicen el año escolar en cada uno de sus grados.
Al finalizar el año, la Comisión de evaluación y promoción de cada grado será
la encargada de determinar cuáles educandos deberán repetir un grado
determinado.
Se considerarán para la repetición de un grado cualquiera de los siguientes
educandos:
a) Educandos con valoración final Insuficiente o Deficiente en tres o más
áreas;
104
b) Educandos que hayan obtenido valoración final insuficiente o deficiente en
matemáticas y lenguaje durante dos o más grados consecutivos de la
Educación Básica;
c) Educandos que hayan dejado de asistir injustificadamente a más del 25%
de las actividades académicas durante el año escolar.
Es responsabilidad de la Comisión de evaluación y promoción estudiar el
caso de cada uno de los educandos considerados para la repetición de un
grado y decidir acerca de ésta, pero en ningún caso excediendo el límite del
5% del número de educandos que finalicen el año escolar en cada grado.
Los demás educandos serán promovidos al siguiente grado, pero
sus evaluaciones finales no se podrán modificar.
Parágrafo. Si al aplicar el porcentaje mínimo de promoción, es decir el
noventa y cinco por ciento, al número de alumnos de un grado y la operación
da como resultado un número fraccionario, se tendrá como mínimo de
promoción el número entero de educandos anterior a la fracción.
(Mineducacion, 2019)
Desde los inicios de su implementación, el decreto 0230 estuvo plagado de
críticas que presentaban distintos sectores afirmando una suerte de consenso con
respecto a la inconveniencia del mismo para la educación en el país.
Para muchos el decreto fue expedido desconociendo al magisterio y a la
comunidad educativa en general, en donde no existió la participación en cuanto a
su estudio de ninguno de estos sectores, así como no se presentó un intercambio
de ideas, a partir de las cuales y de unos acuerdos establecidos, dieran como
resultado unas directrices que en consonancia con nuestras realidades locales
105
fueran realmente adecuadas y en beneficio de las personas a quienes impactaba
de manera directa.
Para otros, la promulgación del decreto obedeció más a intereses
económicos, en aras de implementar políticas que parten de unas directrices
signadas por las imposiciones de ajustes y privatización emanadas de organismos
internacionales, a las cuales se han referido los sindicatos nacionales, obedecen
ciegamente los gobiernos de turno, y han enfrentados con las protestas y
movilizaciones permanentes en pos de defender una educación de calidad y
gratuidad en todos los momentos del proceso educativo de nuestros niños, niñas y
adolescentes.
Este decreto en referencia ocupó a grandes sectores de la opinión nacional
al momento de manifestar sus ideas en cuanto a los contenidos y alcances que
pudiera tener el 230 ante la evaluación en las escuelas.
El profesor universitario Francisco Azuero (2008) por medio de un artículo de
opinión en el periódico el Tiempo, luego de matizar y plantear una discusión
interesante sobre el decreto que nos ocupa, a modo de conclusión afirmaba que
Cuando los indicadores de la calidad de la educación básica son
preocupantes, según lo indican resultados de pruebas internacionales, no es
tal vez el mejor momento de mantener normas que estimulan la pereza de
los estudiantes. Señora Ministra de Educación: usted ha invitado a un debate
sobre la conveniencia del decreto 230 de 2002 con motivo de la elaboración
106
del Plan Decenal de Educación. En aras de la conveniencia pública, pero
sobre todo de los estudiantes colombianos, lo mejor es derogarlo. (Azuero,
2008)
De manera semejante a las afirmaciones expuestas por el profesor Azuero
se expresaban muchas de las personas que ante las inconveniencias detectadas
en el marco del decreto 0230 consideraban que a las instituciones educativas y a la
sociedad en general se le estaba haciendo un enorme daño al seguir aplicando un
decreto que para muchos fomentaba la mediocridad, y se presentaba como una
injusticia con aquellos estudiantes que ponían todo el empeño para aprobar el
curso, mientras que otros, escudados en los beneficios de la promoción automática
planteada en el articulado descrito antes no hacían méritos para ser promovidos.
En la complejidad de la educación, la evaluación representa un pilar
fundamental en el desarrollo de las políticas educativas que tienden a conseguir
objetivos planteados en La Ley General de Educación y que a su interior promulga
la denominada autonomía escolar, misma que con el mencionado decreto se
desdibujaba, y omitía avances que a este respecto había registrado el decreto 1860.
A través de la evaluación como decíamos con Sócrates, el individuo y en
nuestro caso las instituciones, tras analizar su praxis educativa suscita planes de
mejoramiento, se realizan autocriticas y se trazan objetivos viables a futuro, pero
siempre teniendo como elemento teleológico, el bien común y que el logro de este
107
objetivo esté fundamentado en aspectos axiológicos de equidad y justica al interior
de las instituciones educativas lo cual era trastocado por la aplicación de la
normatividad expuesta en el proceso de evaluación y promoción que planteaba el
artículo 9 del 0230.
En este sentido, la aparente autonomía que se le daba, y hoy no ha
cambiado en gran medida, no es otra cosa que nuevas maneras de controlar las
instituciones y las personas que las componen en aras de lograr el beneficio de
unos pocos en atención a las políticas económicas venidas del extranjero, haciendo
uso de una ideologización del concepto de calidad y la manera de alcanzarla.
En un sentido semejante, en cuanto a las críticas al decreto 0230 se refiere,
algunos otros opinaban que lo que generaba este decreto estaba en relación directa
con el hecho de no ser coherentes con la verdad, en este sentido expresaban que
“En una sociedad en donde se asciende no por méritos, sino por otras formas de
nefasta influencia, estamos llevando a las aulas una promoción que no está basada
en merecimientos del estudiante, sino en un arbitrario porcentaje” (Castro B. , 2002).
Las opiniones son múltiples en atención a los problemas hallados en la
implementación del decreto y las consecuencias que hoy, varios años luego de su
desmonte, por inconveniente seguimos sufriendo los que transitamos en su
implementación y desmonte para darle paso al decreto 1290 que no es ni mucho
menos la solución idónea a las múltiples necesidades educativas que poseemos
hoy.
108
Consecuencias sobre la aplicación del decreto, fueron analizadas en una
tesis magisterial que a continuación retomo en unos pocos de sus apartes para, en
atención a la rigurosidad académica, podamos vislumbrar que con la
implementación del 230 se le hizo mucho daño a la sociedad y las generaciones
actuales de jóvenes que, producto de su aplicación, se rezagaron intelectualmente,
se acostumbraron a la mediocridad y nosotros como docentes y directivos
normalizamos este tipo de estrategias que sin lugar a dudas constituyen una
andanada de mentiras, que, escudadas en la legalidad, ayudamos a desarrollar.
Flor Alba Lizarazo Castillo en su tesis titulada efectos del decreto 230 del 11
de febrero de 2002 en la comunidad educativa del instituto técnico industrial piloto
entre muchos aspectos de los que se ocupa, en relación con el decreto que nos
atañe, tiene un apartado específico al tema de la evaluación y la promoción de los
estudiantes, la automaticidad de la misma y sus consecuencias al ser aplicado.
En unas de las subcategorías trabajadas por la tesista, específicamente aquellas
relacionadas como: concepciones, percepciones y los efectos, se ocupó de analizar
el nivel de conocimiento del Decreto por parte de estudiantes, y padres de familia,
la opinión sobre el Decreto 230 por parte de directivas, de docentes y estudiantes y
en el aspecto relacionado con los efectos se ocupó de indagar, desde un
conversatorio con rector y coordinadores, la variable sobre el efecto que había
causado el Decreto 230 desde la óptica de las directivas. A su vez y por medio de
unas encuestas recabó la información relevante sobre el efecto del Decreto 230
109
desde el punto de vista de los docentes y su puesta en relación con el desempeño
profesional en el aula, el efecto del decreto 230, según los estudiantes, y aplicación
del mismo por parte de los docentes y las apreciaciones desde la mirada de los
padres de familia.
Desde la reflexión que hace la tesista, en atención a los resultados producto
de la aplicación y posterior análisis de los instrumentos, resulta interesante observar
cómo, desde los docentes, en respuesta a una de las preguntas de las encuestas,
en relación con el porcentaje de reprobación se encontró que
(…) reprobación máxima del 5% del total de estudiantes: El 100% de los
Docentes expresan su total rechazo a este porcentaje de reprobación, debido
a que conlleva a menor calidad de la educación, a la mediocridad, facilismo,
despreocupación académica, poco esfuerzo por alcanzar la excelencia,
desmotivación de los alumnos académicamente buenos. De igual forma
consideran que no hay objetividad en el momento de promover estudiantes
que han tenido un desempeño muy malo; que es nocivo para la calidad de la
educación; que es un absurdo establecer parámetros porcentuales para la
pérdida o reprobación (Lizarazo, 2008).
Notable, por decir lo menos, resulta el porcentaje arrojado en este aspecto;
del cien por ciento de los docentes consultados, de forma unánime coincidieron en
resaltar las características negativas que el decreto ponía de manifiesto al momento
de ser aplicado. Quisiera no obstante referirme en este momento, sin restar
importancia a los demás elementos, a la denominada falta de objetividad plasmada
110
en las respuestas dadas por los docentes en cuanto a la promoción de estudiantes
con un desempeño muy malo.
Si bien “la influencia de la filosofía positivista ha propiciado que, en el mundo
contemporáneo, se tienda a identificar verdad y objetividad” (Muñoz J. , 2002, pág.
161). y a su vez desde diferentes teorizaciones existen argumentos sobre una
indebida reducción de la concepción clásica de verdad, y se ha mostrado de igual
forma la necesidad de una resemantizacion de la concepción realista de la verdad
desde donde se libere a esta última del pensamiento positivista, es claro que, en el
contexto de estos resultados sobre las críticas al decreto 0230, la falta de
objetividad está ligada indefectiblemente a una falta a la verdad, en la medida
demostrable de que en cuanto quienes son promovidos reprobando varias
asignaturas no resultan ser competentes en el año siguiente al ser promovidos con
semejantes vacíos, en atención al cumplimiento de las directrices emanadas desde
el Estado.
Otros ítems tenidos en cuenta para la investigación resaltaban la opinión de
padres de familia al momento de ser interrogados sobre la promoción de
estudiantes de un grado a otro habiendo reprobado una o más asignaturas y sus
respuestas no fueron muy diferentes a las de los docentes, encontrándose al ser
analizadas que esto, “fomenta, promueve, conlleva, agrupan calificativos como:
desidia , despreocupación, pésima formación académica, desmotivación, carencia
de personalidad, irresponsabilidad” (Lizarazo, 2008, pág. 57).
111
Las limitaciones en cuanto a la preparación de estos promovidos son un
testimonio infalible, aun hoy en nuestras escuelas, de las nefastas consecuencias
dejadas por este proceso aplicado en las escuelas de nuestro país.
Fuimos quizá responsables al no actuar como ameritaba una política
educativa tan dañina al no presionar como se debía para que este adefesio, como
muchos lo llamaron, estuviera aplicándose tanto tiempo, hasta que fue derogado
por todas aquellas falencias de las cuales sólo se han presentado unas cuantas
aquí, pero que debieron bastar.
Sin embargo el daño se hizo; los estudiantes falsamente promovidos se
acostumbraron a la mediocridad en su proceso educativo y ha sido muy difícil
retomar el rumbo de lo que antes se había ganado en un imperfecto proceso
educativo, pero mucho más productivo intelectualmente que con la aplicación del
0230.
Decreto 1278 de 2002
Las implicaciones sobre las políticas educativas alrededor de su aplicación,
la coherencia en sus objetivos y los propósitos investigativos que nos ocupan tienen
otro apartado en las reglamentaciones vigentes en nuestro país en el entorno
educativo y el elemento de veridicción en las mismas.
112
Ante la usencia de impedimentos constitucionales hacia la creación de dos
decretos en donde se establezcan disposiciones a regirse los trabajadores del
sector público, y tomando en consideración que en el artículo 111 y en el parágrafo
del artículo 24 de La Ley 715 de 2001, se procedió a expedir un “segundo” Estatuto
de la profesión docente, teniendo entre otras consideraciones la “facilidad” de los
ascensos en el decreto 2277 por los cual se planteaba la “Imposibilidad de seguir
pagando a ese ritmo la nómina del magisterio.
“Es decir que hoy día, ambos estatutos gozan de validez jurídica, vigencia y
legalidad” (Doria & Benites, 2017) no obstante la coexistencia entrambos no ha sido
ni mucho menos un mar de tranquilidad, ya que desde la aparición del decreto 1278,
las bases, y las directivas sindicales mostraron su descontento ante la promulgación
y puesta en práctica del mismo.
Consideraciones sobre la violación a los derechos de los docentes
provisionales que serían destituidos en cuanto entrara en vigencia el 1278, la
diferencia salarial entrambos, la inclusión de personas “no preparadas” para ejercer
la labor docente; al no ser egresados de instituciones como las escuelas normales
y las facultades de educación, fueron en su momento, algunos de los argumentos
esgrimidos por los docentes del 2277 para que, lanza en ristre se fueran contra él.
Las comillas en cuanto a la no preparación de muchas de las personas que
entraban a concursar para aplicar por una plaza como docente en las diferentes
113
asignaturas que se ofertaban en las distintas entidades territoriales del país, están
referidas a que
Con base en lo estipulado por el Decreto 1278 de 2002, dentro del ámbito
educativo público colombiano, la profesión docente puede ser ejercida por
cualquier profesional, y con el visto bueno del Estado, lo cual no sucede en
otras esferas, en las que se respeta el saber y la experiencia, lo que induce
a suponer que el Magisterio Público se ha convertido en un ente estatal que
ofrece y provee una oportunidad laboral a todos aquellos profesionales que
cumplen con el criterio de evaluación al superar la prueba de ingreso,
independientemente si su formación básica está relacionada con la
pedagogía (Doria & Benites, 2017, pág. 54).
Así las cosas, cualquier profesional puede desempeñarse como docente, lo
cual iría en detrimento de la calidad de la educación, a decir de los detractores, y
sus argumentos son válidos al afirmar por ejemplo que: cuando se permite a
cualquier profesional que no tenga los elementos pedagógicos suficientes para
desempeñarse en esa labor, se está engañando a los estudiantes, al Estado y a si
mismo quien, en ausencia de esa preparación requerida misma que según el
decreto 1278 puede subsanarse realizando un curso en relación con la pedagogía
o una maestría en educación lo cual iría en contravía con el elemento de veridicción,
que se pretende demostrar en este trabajo y con las directrices emanadas desde
los organismos reguladores como la OIT, Y la UNESCO referidas al principio de
114
igualdad de la cual es garante la primera y las consideraciones sobre el diseño,
formulación y fortalecimiento de políticas públicas docentes desde la segunda.
Es claro que los cursos de pedagogía no son suficientes para adquirir, en un
tiempo tan perentorio como el de un año las competencias necesarias para
desempeñarse en el rol de docente, y de ser así cabe la pregunta sobre lo que
sucede durante el año de periodo de prueba mientras el profesional se está
“preparando” para ser competente y pasar la prueba a la que lo somete el decreto
1278.
Ignorar el peso de tales argumentos sería ir en contravía de toda lógica en
aspectos como el de la verdad pilar fundamental de este trabajo.
Si bien es claro existe la buena fe de los docentes que ingresan al servicio
educativo y que en este orden de ideas ella les invita a esforzarse mucho para
cumplir a cabalidad sus funciones, no es del todo adecuado a la verdad eso que
hacemos mientras nos preparamos en la “asignatura” pendiente al momento de
ingresar a esta loable labor.
La profesión docente exige una praxis y una teorización redundante en
estudios y experiencias adecuadas a los fines de la educación, que muestren en el
docente las competencias acertadas y un amplio sentido de responsabilidad y
trabajo en equipo que lo hagan merecedor, y no solo por cumplir las evaluaciones
115
del 1278, de los resultados óptimos para los cuales se preparó como profesional y
actualizó en el ámbito de la pedagogía para el ejercicio de la docencia.
Las dificultades manifiestas en la coexistencia de dos decretos para los
docentes pasa incluso por las innegables diferencias entre los que están cobijados
por uno y otro. La inclusión de nuevos profesionales a la docencia trajo no pocos
enfrentamientos al interior de las escuelas, lo que permitía se presentaran
discordias y diferencias de opinión en la creación de planes de mejoramiento,
mallas curriculares, las cuales sin el consenso adecuado de todos los docentes en
ninguna forma alcanzaría el ideal concerniente a procesos que buscaban la calidad
de la educación para nuestros estudiantes.
La fragmentación entre docentes de uno y otro decreto, en donde los del
1278 son evaluados permanentemente y los del antiguo régimen no, permite
mostrar entre otras cosas la objetividad, o la falta de ella relacionada antes con la
verdad, con la que son evaluados los interesados ya que dependiendo de la opinión
muchas veces sesgada de los evaluadores se determina si el docente cumple o no
con los requisitos dispuestos para el cargo, limitando el campo de acción muchas
veces de los evaluados y llevándolos a realizar, no de la mejor forma, su quehacer
al interior de las instituciones, por miedo a quizá no granjearse los favores de
quienes año a año los evalúan.
Atendiendo a uno de los procesos evaluativos a los que son sometidos los
docentes vinculados y regidos por la normatividad del nuevo decreto y su relación
116
con la veridicción de la misma, se ha establecido que para su permanencia
anteriormente debían realizar una prueba escrita para establecer si debían o no ser
ascendidos o reubicados salarialmente y ante las reiteradas quejas por parte de los
evaluados ante la poca objetividad como se calificaba la evaluación, atendiendo a
elementos presupuestales determinados por el Estado y sus ministros de hacienda,
dio como resultado, luego de un proceso de discusión y protestas en las calles el
cambio de la misma.
De manera acordada con Fecode en cuanto a la implementación de una
forma diferente de llevar a cabo dicha evaluación de desempeño, el resultado fue
lo que hoy se conoce como la evaluación con carácter diagnostico formativo, o por
sus siglas, ECDF.
Para el ministerio de educación nacional, Por sus siglas MEN
La evaluación de carácter diagnostico formativo implica un proceso de
reflexión e indagación, orientado a identificar en su conjunto las condiciones,
los aciertos y las necesidades en que se realiza el trabajo de los docentes,
directivos docentes, directivos sindicales, docentes tutores y orientadores,
esto con el objeto de incidir positivamente en la transformación de su práctica
educativa pedagógica, directiva y/o sindical, su mejoramiento continuo, sus
condiciones y favorecer los avances en los procesos pedagógicos y
educativos en la escuela.
En consonancia con lo anterior, esta evaluación tendrá un enfoque
cualitativo, que implicará consideraciones acerca del contexto en el cual se
desempeña el educador, se centrará en la valoración del quehacer del
educador en el aula o en los diferentes contextos en los se ponga en
117
evidencia su capacidad de interactuar con los actores de la comunidad
educativa, en el marco del Proyecto Educativo Institucional (Mineducacion,
2019).
Sin embargo la ECDF no responde a otra cosa que una filmación valorada
de una, entiéndase, una clase en caso de docentes y de una reunión en caso de
que el evaluado sea un directivo con situaciones para su filmación que obedecen
más a un montaje de laboratorio que pueden prestarse a que se den situaciones
en donde no se dan los criterios objetivos de la evaluación.
Al realizarse esta evaluación por medio de una grabación de no más de 45
minutos en la clase como tal, además del estrés generado por tener una persona
extraña a tu entorno, con una cámara que te sigue a todo momento, este tipo de
evaluación va en clara contravía a lo establecido en los objetivos antes descritos
para la misma.
Al alterarse el estatus de cosas real del espacio donde se presenta la
filmación, los estudiantes escogidos en su mayoría obedecen a un “libreto”
previamente elaborado y planificado por el docente o directivo, perdiendo toda
objetividad en cuanto a este punto y en ninguna manera permite como lo plantea el
ministerio una indagación orientada a la reflexión de la praxis del maestro en su día
a día.
118
En torno a otros aspectos de la evaluación como las encuestas a estudiante
y docentes para evaluarlos en una especie de heteroevaluación también se
presentan faltas a la verdad en la medida en que en muchas oportunidades las
encuestas puedan realizarse con el encuestado presente lo cual le resta credibilidad
al proceso; un proceso permeado por incontables irregularidades que van, desde el
posible no ascenso aunque pase su evaluación ya que existe una normatividad
expresa en el artículo 36 de dicha que condiciona el ascenso a la disponibilidad
presupuestales anuales.
La evaluación de las filmaciones las realizan pares desde la comodidad de
sus casas u oficinas sin tener en cuenta para ello de manera objetiva el contexto en
el que se presentan las dinámicas con los estudiantes, las condiciones reales de la
institución educativa, el acompañamiento de los padres o acudientes de los mismos,
en fin, una cantidad de situaciones sin las cuales no se puede hacer de manera real
y se logre el objetivo de que “se ponga en evidencia su capacidad de interactuar
con los actores de la comunidad educativa, en el marco del Proyecto Educativo
Institucional” (Mineducacion, 2019).
El Decreto 1278 de 2002 al interior de las políticas educativas se ha develado
en cuanto a la evaluación de los docentes y directivos, como un sistema en donde
la evaluación del desempeño está privilegiada en apariencia, pero que en suma y
haciendo honor a la verdad, ha transformado la valoración en este aspecto en un
simple requisito en aras de la obtención de ciertas condiciones salariales que al
final no representa realmente esas mejoras que a nivel de calidad, respeto por la
119
diferencia y la práctica de una autentica alteridad, que honre el hablar honestamente
junto con la innovación, merecen la educación de las generaciones futuras.
120
Capítulo VI
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Discusión
A lo largo del presente trabajo se evidenció que a pesar de la reciente
acuñación del concepto de posverdad y los escasos estudios científicos que a nivel
intercontinental se han desarrollado, se hace manifiesta la necesidad de un
desmonte gradual de la posverdad en los ámbitos en que ella se presenta.
Si bien los antecedentes plantearon la descripción y propiedades de la
posverdad en ámbitos específicos, en este trabajo nos encargamos de develar que,
La transición de la parresia en cuanto a su desaparición ya no conceptual, sino
actitudinal por su desuso, entre otros elementos, ha estado marcada entre otros
aspectos por el fenómeno de la posverdad, demostrándose que dicho fenómeno
tiene una connotación negativa, que para algunos su uso es consiente y que
amerita una divulgación ante sus efectos contraproducentes a nivel de relaciones
interpersonales y sobre los espacios en donde ella se desarrolla.
Si bien el trabajo no pretende un retorno del concepto de parresía en cuanto
a su utilización conceptual clásica, si nos permitió develar que la parresía es
importante y debe ser retomada como un contrapeso a los espacios que ha venido
ganando la posverdad y analizar más detenidamente las transformaciones que en
cuanto a los valores se han venido presentando es así como, de la mano de una
121
alteridad autentica se podrá ir desmontándola poco a poco como lo propone
Mittermeier (2017).
La proliferación endémica de este tipo de prácticas deshonestas nos llevan
a mostrar que en la medida en que las mismas, desde espacios educativos y
extrapolados a campos como el de la política y la justicia deben ser analizados en
relación al ser humano moderno, con las consecuencias que a nivel del
ordenamiento de la sociedad se tengan como prioridades.
La relación de la parresía, el buen trato, y la alteridad aplicada a la retoma
de la primera, en pos de derrocar el gobierno actual de la posverdad, se pudieron
retomar acá, coincidiendo en el deterioro que en cuanto a las relaciones
interpersonales se ha evidenciado desde la aparición del concepto de posverdad.
La educación como contexto primordial en los estudios sobre posverdad, nos
presenta un plus, en la medida en que es en ese elemento en el que deben
retomarse los estudios previos en aras de complementar la información que desde
diferentes miradas se han trabajado en torno al concepto mismo, y los posteriores
perjuicios que se presenten al usarla indiscriminadamente como medio para
conseguir fines de una manera maquiavélica.
122
Conclusiones.
Es evidente que desde siempre han y seguirán existiendo noticias falsas y el
sesgo en la información por parte de los medios de comunicación, sin embargo en
la actualidad el poder de las herramientas tecnológicas, con la posibilidad ilimitada
en el acceso hacen mucho más difícil la identificación de aquello que consideramos
real de lo que no lo es y es allí donde el fenómeno de la posverdad tiene su feudo,
adquiriendo las mentiras emotivas una dimensión novedosa con consecuencias
nefastas en su aplicación.
Desde la investigación se pudo observar de manera estadística con respecto
a los decretos emanados desde las instituciones encargadas de la educación en
Colombia que; se han venido realizando cambios a nivel educativo sin tener en
cuenta las voces de los docentes; que hemos venido normalizando desde los
decretos trabajados algunos elementos que se aproximan más a la mentira, en los
aspectos de promoción automática en el 0230 y en campos como el de la poca
preparación en cuanto a la pedagogía del decreto 1278.
La posverdad ha crecido en gran medida por la naturalización que hemos
presentado, ya que desde las instituciones vemos como los decretos, leyes y
ordenanzas se “acomodan” de tal manera que, para quienes se ven afectados
pierden credibilidad, tanto el Estado como las leyes, y hacer lo propio, es decir,
mentir sin consecuencias en la internet, es mucho menos perjudicial en apariencia
como lo ha venido logrando la posverdad.
123
Desde las relaciones virtuales con los riesgos para la integridad de muchos
niños, adolescentes y aun adultos que de buena fe confían en su interlocutor virtual,
hasta las conductas reprochables en las instituciones educativas, que han visto en
las TICS y el desarrollo de prácticas como la utilización de la posverdad, una nueva
arma en pos de incentivar aún más al ya por demás dañino Bullyng, deben ser
tenidas en cuenta como teatro en el que las relaciones interpersonales deban ser
analizadas en profundidad, estableciendo y midiendo el impacto que este tipo de
conductas, mediadas por el auge del acceso a las tecnologías actuales tiene, para
desarrollar planes que a futuro regulen las distintas plataformas y el acceso a las
mismas, en el entendido de tener en cuenta las libertades colectivas e individuales
a la expresión.
Así las cosas, desde este trabajo de investigación pudimos notar que el
concepto de posverdad sigue ganando espacios elevando las posibilidades de
crecimiento que le hemos otorgado al normalizar la mentira y la utilización de atajos
en nuestra cotidianidad, tanto desde las políticas educativas puestas en evidencia
aquí, hasta por elementos legislativos y judiciales que impiden que las nuevas
generaciones, noten lo dañino de la práctica de este tipo de estrategias de
manipulación le hacen a la sociedad.
El fenómeno estudiado con las consecuentes limitaciones académicas por lo
novedoso del término presentaron aspectos difíciles de sortear en el decurso
investigativo, hoy hemos ampliado nuestro horizonte con respecto a la estrategia
124
de manipulación, sus efectos, y además, se tienen elementos de juicio para
identificar sus consecuencias a nivel de la interacción social y como combatirlo.
El fenómeno de la posverdad afecta grandes espacios de la vida de las
personas, desde la salud, hasta la seguridad personal, local, nacional e
internacional, hoy de igual forma debilitada por el alcance que desde un click
tenemos y la influencia que podemos ejercer sobre los demás, por ejemplo,
llegando en casos extremos como el de inducir a jóvenes incautos al suicidio.
El sentido común nos debe servir como talanquera ante los embates de la
desinformación o la infoxicación contaminada por la posverdad. Debemos actuar de
manera oportuna, desde los espacios académicos como docentes, en el plano
familiar como padres y miembros de una familia, resguardándonos de los
dogmatismos, pero si con la intención de apegarnos a la verdad e impedir se sigan
generando situaciones conflictivas a nivel del país.
El hecho innegable de que la posverdad acuda a los sentimientos no nos
debe conducir a estigmatizar estos últimos, al contrario, en la protección de los
mismos deben generarse estrategias para contrarrestar fenómenos como el de la
posverdad.
Desde esta investigación se develaron elementos que han coadyuvado,
desde nuestro desarrollo como sociedad, evidenciado por nuestras tradiciones y
los eventos históricos que han marcado nuestro devenir, el detrimento de las
125
relaciones interpersonales en el contexto especifico de las redes sociales; mismas
que a su vez han extrapolado su influencia negativa en ámbitos mucho más
sensibles hacia estos cambios como son el educativo y familiar.
La educación como alternativa indispensable para el mejoramiento de
situaciones relativas al comportamiento y formación en valores indispensables para
el desarrollo de sociedades más humanizantes, debe ser la prioridad en el mundo
de licuefacción en el que nos encontramos.
Los análisis descritos acá servirán para la toma de decisiones, la
implementación y formulación de estrategias tendientes a desarrollar en los
miembros de las distintas sociedades una autentica alteridad, elemento sine qua
non para la consolidación de una paz estable y duradera en un país que en mora
se encuentra de pasar la página de la violencia en todos los ámbitos y no necesita
más espacios donde se desarrollen nuevas formas de la misma.
126
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