que hay detrás de un paquete de yerba mate
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Informe N° 3 Ca.Li.S.A. Buenos Aires, junio 2014
¿Qué hay detrásde un
paquete de Yerba Mate?
catedralibredesoberaniaalimentaria.blogspot.com.ar
011 4524-4073
Av. San Martín 4453 | Bs As. Argentina | C1417DSE
Agradecemos:Por más mates compartidos!
A la Cátedra Libre de Estudios Agrarios “Ing. Agr. Horacio Giberti”. A “Re-
alidad Económica” y particularmente al Rector de la Universidad Nacional
de Misiones-UNAM, Javier Gortari, el haber posibilitado el acceso a la in-
formación original sobre la que la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria
de la Facultad de Agronomía de Buenos Aires elabora el presente Informe.
Se toma como referencia la presentación efectuada por el MsC Javier Gor-
tari “Yerba Mate: claroscuros de un negocio próspero”, publicada en “Re-
alidad Económica” N° 280 (16 nov-31 dic. 2013), pág. 11-43, que integra la
publicación de la Tercera Jornada Debate “La problemática agraria en
la Argentina. Cuestiones y perspectivas de la pequeña produc-
ción” realizada en el Centro Cultural de la Cooperación el 21 de agosto
2013.
A Lalo Mir, de cuyo “Tomamos Mate”, extrajimos las frases que incorpora-
mos para engalanar el texto.
A JEPEA Compromiso Social- Cooperativa de Trabajo Don Eduardo, de
ellos tomamos el interrogante que movilizó nuestro Informe: “Qué hay de-
tras de un paquete de yerba mate”
Informe N° 3 CaLiSA
¿QUÉ HAY DETRÁS DE UN PAQUETE DE YERBA MATE?
Coordinación de la elaboración del texto básico en
CaLiSA: Ing. Agr. Carlos J. Moreira
Diseño de la publicación: Viviana Verónica Rodriguez
Foto de Tapa: Nicolás Seba.
Buenos Aires, junio 2014
Desde los comienzos de nuestra historia
como país la yerba mate estuvo presente
como infusión, ritual, costumbre o tradi-
ción; asociada culturalmente a todo ámbi-
to social ya sea laboral, familiar o de es-
parcimiento. Pese a que existen diferentes
modos de consumir y acompañar el mate
(amargo, dulce, más o menos caliente,
con “yuyos” o cáscaras de fruta), no hay
nada que reemplace su sabor ni el placer
de compartirlo.
Los argentinos consumimos un promedio
de 6 kilos de yerba al año (unos 1.500 ma-
tes), pero somos pocos los que nos pre-
guntamos ¿Qué hay detrás de un paquete
de yerba mate? Su producción y elabora-
ción es la base de una agro industria que
moviliza miles de millones de pesos, que
no se distribuyen parejo: para algunos –
industrias, supermercados y otros gran-
des comercios- constituye un negocio muy
rentable. La creciente y sostenida deman-
da, entre otras cosas debido a la tradición
y el hábito de consumo, determina que la
yerba sea considerada parte de la Canasta
Básica de alimentos de los argentinos.
Por tratarse de un árbol autóctono de una
región de Sudamérica que incluye a la pro-
vincia de Misiones, su cultivo se consolidó
en la misma y el noreste de Corrientes,
impulsada por el Estado, siempre pre-
sente desde entonces, salvo en el período
neoliberal de la década de los ’90. Pre-
sente sí, pero no siempre hizo lo correcto,
lo necesario, o en el momento oportuno,
para que su accionar beneficiara a quienes
más lo necesitaban. No es fácil hacerlo
con una plantación que dura muchos años
y debe planificarse con cuidado y cuando
hay tantos intereses enfrentados.
Durante el siglo XX el Estado trató de re-
gular la actividad debido a que muchos
miles de personas obtenían su principal
ingreso de este cultivo que fue hasta no
hace mucho el eje de la actividad produc-
tiva de Misiones. Sin embargo no pudo
evitar crisis y conflictos, ni estabilizar in-
gresos dignos para pequeños producto-
res y trabajadores rurales. La apertura de
mercados internacionales y la posibilidad
de agregarle valor al producto mediante
inversiones de capital en el procesamien-
to industrial, estimuló el proceso de con-
centración que permite a algunos contro-
lar el “agronegocio de la yerba”.
Actualmente la yerba es producida por
¿Qué hay detrás de un paquete de Yerba Mate?
Page 3
unos 17 mil agricultores, de los cuales el 6 %
obtiene rendimientos y beneficios muy supe-
riores a los de otros 16 mil que producen en
menor escala y con menor tecnificación. Esta
diferencia de escala es la misma que explica
la concentración del 50% del secado de yerba
en 16 secaderos, del 75% de la molienda en 9
molinos y del 80% de la comercialización en
las cadenas de supermercados. El proceso de
concentración que se observa se vio favoreci-
do por la convertibilidad durante los años 90
-ya que favoreció las inversiones, maquina-
rias e infraestructura- y persiste actualmente,
como consecuencia del accionar de esas mis-
mas empresas y de los organismos y políticas
ejecutadas –u omitidas- por el Estado.
1.- Sistema Agroalimentario Argenti-
no y Sistema Agroalimentario Mun-
dial
¿Quién y cómo fija el precio al que compra-
mos un producto? ¿Ese precio es lógico y tie-
ne que ver con los costos y ganancias
razonables de todos los que participan en su
producción? ¿Quiénes son los responsables
de la producción de la materia prima, de la
elaboración posterior y en la comercializa-
ción a través de los centros de abastecimien-
to? ¿Los que intervienen en cada una de esas
etapas tienen todos similares capacidades o
hay entre ellos diferencias en el capital dispo-
nible, organización del trabajo, sistema pro-
ductivo? ¿Cómo se vincula cada uno de estos
actores con los restantes participantes en la
cadena que une producción-consumo? ¿Qué
normas públicas y relaciones de poder se es-
tablecen entre estos actores? ¿Las empresas
“integradas verticalmente” que participan en
dos o más etapas del proceso de producción
tienen mayor poder de decisión que quienes
actúan sólo en una etapa? ¿Las cadenas de hi-
per y supermercados son quienes finalmente
determinan los precios a los consumidores?
Lo que le pasa a los trabajadores y produc-
tores de la yerba mate, a sus industriales, a
quienes comercializan el producto y a quie-
nes lo consumen, no es casual ni dependiente
de la suerte, buena voluntad o simpatía de
unos u otros; tiene que ver con una serie de
interrelaciones que se fueron estructurando a
lo largo del tiempo y que funcionan como un
“sistema”. Como lo que sucede con la yerba
mate no es independiente de lo que pasa con
otras producciones de los mismos territorios
y poseen similares contextos internacionales
y locales, pueden reconocerse diversos tipos
de vínculos que nos refieren a un Sistema
más amplio y complejo que el particular de
un producto.
El Sistema Agroalimentario-SAA, según
Teubal y Rodríguez “…se remite a una serie de
actividades que involucran la producción, el
procesamiento industrial, la comercialización
y la distribución final de los alimentos, orien-
tados tanto al mercado interno como a las ex-
portaciones; incluye el sector agropecuario y
las industrias que le proveen insumos, la co-
mercialización y el procesamiento industrial
de productos de origen agropecuario y la dis-Page 4
tribución mayorista y minorista de alimentos
elaborados. Este espacio económico abarca
el proceso de transformación técnica de pro-
ductos agropecuarios –desde la semilla (o la
genética animal) a la mesa del consumidor-,
así como el conjunto de agentes económicos
y sociales y las relaciones de éstos en cada
una de las etapas del proceso de transforma-
ción, articulándose entre sí y/o con agentes
que participan en otras etapas del sistema.
Asociados al SAA se encuentran los sistemas
de soporte o de infraestructura: los sistemas
educativo y científico tecnológico (incluyen la
Universidad), los financiamientos (bancos),
los mecanismos de comercialización regula-
ción (Mercado Central de Frutos), etc.”
El Sistema Agroalimentario está conformado
por Subsistemas o “complejos agroindus-
triales”; cada uno de ellos comprende el ciclo
de cinco etapas o cadenas mencionado, como
por ejemplo puede apreciarse en el complejo
cárnico, el avícola, el lácteo, el oleaginoso, el
cerealero, el frutícola, el hortícola, el tabaca-
lero y también en el complejo agroindustrial
yerbatero. En este último –a diferencia de lo
que ocurre en la mayoría- predominan los ca-
pitales nacionales en todas las etapas.
Como se presenta en el caso de la yerba mate
el producto que adquieren los consumidores
llega a sus manos luego de atravesar una serie
de etapas, partiendo de una etapa inicial de
producción, a la que siguen las de industria-
lización, acopio, molienda y comercialización
(exportación y mercado interno). En cada una
de ellas intervienen distintos actores, que se
relacionan con participantes en las etapas an-
teriores y posteriores.
2.- La yerba mate, un árbol autóctono
El Código Alimentario Argentino denomina
yerba mate al producto desecado que pro-
viene de la cosecha de hojas y ramas verdes
y de restos florales. El consumo de sus hojas
secas como infusión ya era tradicional entre
los pueblos guaraníes, y se remonta a pe-
ríodos anteriores a la conquista española y
portuguesa que comenzó en el siglo XVI. La
palabra “yerba” proviene de hierba, o “erva”
en portugués; “mate” proviene de “mati”, el
modo en el que los quechuas llamaban a la
variedad de calabaza utilizada antiguamente
para preparar la infusión.
Es un árbol que puede crecer hasta alcanzar
los 15 metros de altura y posee hojas peren-
nes, es decir, que no se caen en los meses
fríos. Su nombre científico es Ilex paragua-
rienses y, como bien lo sugiere, es originaria
de una región comprendida por territorios
de Paraguay, Argentina y Brasil, surcada por
afluentes del río Paraguay, y las cuencas de
los ríos Paraná y Uruguay.
En su hábitat natural las plantas de yerba for-
man parte del “sotobosque”, ya que crecen a
la sombra de la copa de los árboles más altos
de la Selva Misionera, adaptándose natural-
mente a vivir en condiciones de temperaturas
templadas. Si bien en Misiones frecuente-
mente se superan los 30º diarios,
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las temperaturas que más favorecen su cre-
cimiento y desarrollo rondan los 20º. Tolera
las heladas.
Habituadas a competir por la luz con árboles
más altos, las ramas de la yerba crecen ver-
ticalmente y demandan poda continua para
evitar un crecimiento excesivo en altura, lo
que dificultaría la cosecha de la hoja verde o
“zafra”, que se extiende de abril hasta sep-
tiembre de cada año. Se prohíbe la cosecha
en octubre y noviembre, lo que puede volver a
hacerse entre diciembre y marzo, dando lugar
a la “zafriña” de verano. Esta es una cosecha
complementaria con pequeños volúmenes,
pero que aporta ingresos monetarios en una
época crítica del año. Entre enero- marzo de
2014 se cosecharon 96 millones de kilos de
hoja verde, equivalente al 14% de la cosecha
anual estimada.
El período de floración comienza en octubre y
se prolonga hasta diciembre y entre este mes
y marzo se desarrollan los frutos, se reanuda
la brotación y se puede retomar la ta-
rea de cosecha sin comprometer la vida
futura de las plantas. El Instituto Nacional de
la Yerba Mate-INYM controla –o debería- el
cumplimiento de los niveles de producción
mediante el registro de la cantidad mensual
de kilos de hoja verde cosechada y de yerba
mate canchada elaborada.
3.- Producción y elaboración de yerba
mate
Las semillas puestas en almácigo dan origen
a plantines de yerba que se llevan al terre-
no definitivo de plantación, donde se ubican a
diferentes distancias; esto en general depen-
de del tamaño de las plantaciones, con ten-
dencia en las de mayor superficie a tener más
plantas, pero de menor tamaño. Las plantas
se comienzan a cosechar cuando alcanzan
una edad de 4-5 años; a partir del año 7 u 8
alcanzan la máxima capacidad de brotación,
pudiendo extenderse la vida productiva del
yerbal por treinta o más años.
La plantación de yerba o “yerbal” se cosecha
generalmente en forma manual, con tijeras y
serruchos como principales instrumentos de
trabajo de los cosecheros o “tareferos”, quie-
nes en promedio cosechan unos 450 kilos/día
de trabajo. La tarea se prolonga dependien-
do de la capacidad de trabajo de la familia
del productor y su posibilidad económica de
contratar tareferos.
Ver Figura Nº 3.- Cosecha mecánica y
cosecha manual
Lo más pronto posible luego de cortadas o
“cosechadas”, las hojas y pequeñas ramas se
transportan a los secaderos –ubicados en las
zonas de producción- donde se inicia la etapa
o “eslabón” industrial del proceso, que cons-
ta de tres pasos sucesivos: zapecado, secado y
canchado:
-El zapecado consiste en la exposición direc-
ta de las hojas verdes al fuego, durante algu-
nos segundos. Luego de este primer paso de
transformación de las hojas verdes comienza Page 6
el secado de las hojas –segundo paso- con el objetivo de que conserven
su color verde, y evitando que se oxiden y ennegrezcan. Luego, el secado
continúa con la remoción de humedad hasta reducir aproximadamente
tres kilos de hojas verdes a un kilo de hojas secas.
-El canchado es la tercer etapa, las hojas y pequeñas ramas secas se tri-
turan y tamizan para ser embolsadas a fin de poder transportarse más
fácilmente hasta los molinos que –posteriormente- realizan la molienda
fina. Antiguamente a la yerba seca se la esparcía en “canchas”, espacios
abiertos y techados, y se la trituraba a machete. De ahí proviene el nombre
de “yerba canchada”.
Figura Nº 1 Proceso de secado de las hojas verdes
Fuente FAO
Finalmente, en la etapa de acopio, las bolsas de yerba canchada se dispo-
nen en galpones cubiertos para comenzar el estacionamiento, lo que esta-
biliza la calidad, el contenido de humedad y el sabor de la yerba. Si se rea-
liza en condiciones naturales, puede durar más de un año ya que depende
de la temperatura y la humedad del ambiente, tratando de acortarse lo
máximo posible por lo que representa en cuanto a incremento de costos,
ya que es un producto económicamente muy valioso que “está parado”. Si
se emplean métodos químicos, en cámaras que permiten controlar la tem-
peratura, humedad y composición del aire, este tiempo puede achicarse
a unas pocas semanas –reduciendo costos- aun cuando la calidad del
producto sea inferior.
Una vez estacionada, la yerba canchada se puede comercializar en bolsas
para su posterior consumo –para tereré o mate cocido por ejemplo- pero
prácticamente todo se comercializa a la industria molinera. La molienda
fina que combina los procesos de molienda, zarandeo y mezcla, genera
el producto comercial que conocemos y permite obtener yerba con o sin
palo, con diferentes sabores y aromas propios del producto original o re-
sultado de la incorporación de agregados de distinta índole. La yerba mate
molida se comercializa a nivel minorista en fracciones que van desde los
250 gramos hasta los 2 kilos, siendo el envase de 500 gramos el más so-
licitado.
Figura Nº2Molienda y
envasado en un molino
industrial
Fuente Diario La Mañana, Neu-
quén. 29/09/2013
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El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido
y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este
país nadie toma mate porque tenga sed. Es más
bien una costumbre, como rascarse. El mate es
exactamente lo contrario que la televisión: te hace
conversar si estás con alguien, y te hace pensar
cuando estás solo.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase
es 'hola' y la segunda '¿unos mates?'. Esto pasa en
todas las casas. En la de los ricos y en la de los po-
bres. Pasa entre mujeres chismosas y charlatanas,
y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa
entre los viejos de un geriátrico y entre los adoles-
centes mientras estudian o se drogan. Es lo único
que comparten los padres y los hijos sin discutir ni
echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate
sin preguntar. En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y
4.- Producción, productores y trabaja-
dores
4.1.- Producción
A nivel mundial la yerba mate se produce sólo
en un limitado territorio de América del Sur
comprendido en el sur de Brasil, Paraguay y el
norte de Argentina. La combinación de condi-
ciones sanitarias, climáticas, y los suelos colo-
rados característicos de la región en la que la
planta es autóctona, proporcionan condicio-
nes óptimas para su cultivo que no se pueden
replicar en otras regiones.
A principios del Siglo XX se estimaba que la
producción podría ser de unos 5 millones de
kilos, cuando anualmente se consumían 50
millones. Esto determinaba que, el 90% de la
yerba consumida en Argentina fuera impor-
tada de Brasil y Paraguay. El hecho de apro-
vechar solamente las plantas silvestres del
sotobosque de la Selva Misionera implicaba la
destrucción de la selva y el aprovechamiento
Figura Nº 3.- Cosecha mecánica y cosecha manual. ¿Tomamos Mate?
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El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido
y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este
país nadie toma mate porque tenga sed. Es más
bien una costumbre, como rascarse. El mate es
exactamente lo contrario que la televisión: te hace
conversar si estás con alguien, y te hace pensar
cuando estás solo.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase
es 'hola' y la segunda '¿unos mates?'. Esto pasa en
todas las casas. En la de los ricos y en la de los po-
bres. Pasa entre mujeres chismosas y charlatanas,
y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa
entre los viejos de un geriátrico y entre los adoles-
centes mientras estudian o se drogan. Es lo único
que comparten los padres y los hijos sin discutir ni
echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate
sin preguntar. En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y
los verdugos; los buenos y los malos. Cuando te-
nés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide.
Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten
grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un es-
quenuncito de tu sangre empieza a chupar mate.
Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con
los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy
caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos,
con un chorrito de limón.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te to-
mas unos mates. La gente pregunta, cuando no
hay confianza: '¿Dulce o amargo?'. El otro respon-
de: 'Como lo tomes vos'. Los teclados de Argenti-
na tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo
único que hay siempre, en todas las casas. Siem-
pre. Con inflación, con hambre, con militares, con
democracia, con cualquiera de nuestras pestes y
maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un
vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Éste es el único país del mundo en donde la decisión
de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre
ocurre un día en particular. Nada de pantalones
largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los
padres. Acá empezamos a ser grandes el día que
tenemos la necesidad de tomar por primera vez
unos mates, solos.
No es casualidad. No es porque sí. El día que un
chico pone la pava al fuego y toma su primer mate
sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que
ha descubierto que tiene alma. O está muerto de
miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es
un día cualquiera. Ninguno de nosotros nos acor-
damos del día en que tomamos por primera vez un
mate solo. Pero debe haber sido un día importante
para cada uno. Por adentro hay revoluciones.
El sencillo mate es nada más y nada menos que
una demostración de valores... Es la solidaridad
de bancar esos mates lavados porque la charla es
buena. La charla, no el mate. Es el respeto por los
tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mien-
tras el otro toma y es la sinceridad para decir:
¡Basta, cambiá la yerba!'.
Es el compañerismo hecho momento. Es la sensi-
bilidad al agua hirviendo. Es el cariño para pre-
guntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'. Es la
modestia de quien ceba el mejor mate. Es la gene-
rosidad de dar hasta el final. Es la hospitalidad de
la invitación. Es la justicia del uno por uno.
Es la obligación de decir 'gracias', al menos una
vez al día. Es la actitud ética, franca y leal de en-
contrarse sin mayores pretensiones que compartir.
¿TE SENTISTE INCLUÍDO? Compartilo entonces
con quienes alguna vez tomaste un mate.
¿Tomamos Mate?
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de los árboles nativos cada 4 años, que era lo
que tardaban en recuperarse.
A partir de 1915 se difundió la plantación de
yerbatales utilizando el método Thays: semi-
llas tratadas que dan lugar a pequeñas plantas
–plantines- luego llevados al lugar definitivo
de plantación. Entre 1915 y 1937, se desarro-
llaron 7.932 plantaciones promovidas por el
estado, 98 % en Misiones; la producción de
yerba pasó de 5 a 106 millones de kilos, lle-
gando a 63 mil ha la superficie plantada. De
este modo Argentina logró alcanzar y mante-
ner su auto abastecimiento e incluso comen-
zar a exportar, todo un hito alimentario que
contribuyó a la construcción de nuestra pro-
pia identidad como país.
Actualmente, las provincias de Misiones y los
departamentos de Ituzaingó y Santo Tomé
de Corrientes, concentran la producción na-
cional de yerba; 196 mil hectáreas y 17 mil
productores (90 % de la yerba y 97 % de
los productores en Misiones) que cosechan
anualmente 700 millones de kilos de hojas
verdes, transformados luego en 270 millones
de kilos de yerba molida. Cuarenta millones
de kilos se exportan principalmente a Medio
Oriente y al Mercosur.
4.2.- Productores
Hace unos cien años, la colonización de
Misiones favoreció el acceso a la tierra de
muchos inmigrantes y algunos agricultores
locales, que tuvieron la posibilidad de ser
propietarios de parcelas de hasta 25 hectá-
reas, estimulados para plantar yerba mate.
Actualmente, la estructura productiva sufrió
importantes modificaciones y se evidencian
contrastes importantes entre productores
familiares -con distinto grado de capitaliza-
ción- y empresas de distinta escala, en algu-
nos casos integradas verticalmente o sea que
también procesan y elaboran la yerba, que
sale con marca propia a las cadenas de dis-
tribución.
Los productores familiares representan un
poco más de 13 mil productores de hasta 10
hectáreas de yerbal y que generan el 32% de
la producción de yerba mate. En general son
“pequeños productores familiares”, debido a
su baja dotación de tierra y capital y a la pre-
dominancia de trabajo familiar; muchos con-
tratan en forma temporal trabajadores para
la cosecha y poda de los yerbatales. Si bien
predominan chacras diversificadas con va-
rios cultivos, forestación, cría de ganado y de
animales de granja, la producción del yerbal
constituye una importante fuente de ingreso
familiar.
El 68% de la yerba lo producen casi 3 mil pro-
ductores de 10 a 25 hectáreas -con explotacio-
nes donde se observan variadas proporciones
de trabajo familiar y de trabajo asalariado- y
unos 1.100 productores de perfil empresarial,
con más de 25 hectáreas de yerbal en produc-
ción. Estos últimos destinan sus campos a
cultivar yerba mate y a otras actividades eco-
nómicamente rentables como te, forestación,
piscicultura y ganadería. Con predominio de
trabajadores permanentes, esta integración
de actividades permite un mayor aprovecha-
miento de la mano de obra permanente, que Page 10
se ocupa en múltiples tareas durante el año,
aunque siempre requieren mano de obra de
terceros en los momentos con “picos” de tra-
bajo, como la poda y la cosecha
La producción de grandes volúmenes de ho-
jas verdes crea, entre las empresas de mayor
escala, condiciones ventajosas para que pue-
dan integrarse a las actividades de secado y
molienda, incrementando el beneficio econó-
mico de sus actividades.
A medida que aumenta la escala
productiva del yerbal, aumentan
los rendimientos por hectárea
plantada. La mayor disponibi-
lidad de capital de los mayores
productores, les permite incor-
porar innovaciones tecnológicas
de diversa índole que incluyen
la nivelación y preparación del
suelo para la plantación, la incorporación de
plantas genéticamente seleccionadas, mayor
cantidad de plantas por hectárea, cosecha
mecánica, etc. También disponen de mejo-
res posibilidades para contratar trabajadores
permanentes. En la actualidad, un yerbal de
más de 100 hectáreas produce, en promedio,
un 55% más de hojas verdes por hectárea que
uno de menos de 10 hectáreas, un 33% más
que uno de 10-25 hectáreas, y un 20% más
que uno de 25-100 hectáreas.
Gráfico Nº 1: “Producción de hoja verde, en ki-
los/hectárea, según la superficie del yerbal”
Fuente: Elaboración en base a Gortari J.
2013. “Yerba Mate: claroscuros de un nego-
cio próspero”
Los pequeños productores familiares en-
cuentran dificultades para mantener adecua-
damente la plantación, renovarla e invertir
en nuevas plantaciones, que mejorarían la
cantidad y calidad de hoja verde cosechada.
Sus rendimientos y sus márgenes de ganan-
cia, por lo tanto, son menores o algunos años
directamente no existen. Si reemplazaran sus
yerbales viejos y poco productivos por nue-
vos de mayor productividad, deberían espe-
rar hasta 5 años para obtener rendimientos
que justifiquen la cosecha. Duran-
te todo ese tiempo necesitan otras
fuentes de ingresos para mantener
la plantación y sostener a su fami-
lia, en un contexto de limitado ac-
ceso al crédito.
El Instituto Nacional de la Yerba
Mate-INYM tiene programas para
productores que poseen yerbales
de hasta 50 hectáreas. Consisten en
la renovación de 3 hectáreas de plantas viejas
con plantines desarrollados con semillas se-
leccionadas por el INTA (Instituto Nacional
de Tecnología Agropecuaria).
hasta 10 hectáreas;
4.381
10-25 hectáreas;
5.098
25-100 hectáreas;
5.684
> 100 hectáreas;
6.811
0
1.000
2.000
3.000
4.000
5.000
6.000
7.000
8.000
Escalas de productores
Kg. d
e hoj
a ver
de
Page 11
Esta renovación parcial del yerbal acompa-
ñada de financiamiento a baja tasa de interés
para inversiones en herramientas, mejora-
miento de la fertilidad de los suelos y de las
condiciones de cosecha. Esta posibilidad bus-
ca –pero sin éxito- atenuar la creciente brecha
existente entre los productores familiares y los
empresarios.
Fuente: INYM, 2012
Casi el 50 % de los aproximadamente 32 mil
productores de Misiones tiene yerba mate en
su explotación; el cultivo está presente en to-
dos los Municipios de la provincia, pero se
concentra tradicionalmente en algunos de la
zona centro de la misma. Va creciendo gra-
dualmente la importancia de áreas nuevas de
plantación, como Andresito en el departamen-
to de General Belgrano.
4.3.- Asalariados
A la cosecha manual de las hojas de yerba se
la denomina, “tarefa” y “tareferos” a los tra-
bajadores que la llevan a cabo. También se los
solía llamar “mensúes”, debido a la mensua-
lidad que cobraban en las primeras décadas
del siglo XX por un trabajo en condiciones de
semiesclavitud. A ellos se refiere Ramón Ayala
en la canción en la que describe el régimen de
vida y explotación existente en los yerbatales.
Desde 1935, la labor de la CRYM (Comisión
Reguladora de la Yerba Mate) recién creada
como institución pública, debía incluir inter-
venciones planificadas en la actividad yerbate-
ra para defender a los tareferos frente a con-
flictos salariales, controlar el trabajo infantil,
las condiciones laborales precarias, el trabajo
en negro, etc. Algo que se logró parcialmente,
pero sólo en algunos períodos con políticas pú-
blicas más activas y épocas con mejores precios
para la materia prima. A partir de 1991, con la
disolución de la CRYM, los tareferos queda-
ron políticamente desprotegidos y con débiles Page 12
estructuras gremiales en un contexto liberal
caracterizado por la desaparición de muchos
puestos de trabajo permanentes en los yerba-
les, la difusión de la cosecha mecánica, su re-
emplazo por mano de obra familiar y el incre-
mento de la precarización laboral. Esto obligó
a muchos a migrar a la periferia de ciudades
y pueblos cercanos, donde residen en forma
precaria. Salvo changas ocasionales continúan
dependiendo de la tarefa, que se realiza gene-
ralmente entre marzo y septiembre.
El panorama descripto, exacerbado durante la
crisis del 2001, incrementó los conflictos la-
borales de los tareferos, que se sumaron a los
reclamos de los productores por el bajo precio
percibido: esto promovió una presencia más
activa del Estado a través del INYM (Insti-
tuto Nacional de la Yerba Mate), con sede en
Posadas, creado por el Parlamento nacional.
Esta fue la primer institución pública del país
creada luego del período neoliberal, un reco-
nocimiento explícito de la necesidad de que el
Estado recupere su rol de orientador y contro-
lador en función de los intereses mayoritarios.
El accionar del INYM se demostró como to-
talmente insuficiente debido a la pugna cons-
tante que se produce entre los sectores que
participan en su Directorio, donde priman los
intereses de los actores más concentrados. Las
funciones asignadas al INYM por otra par-
te, debieron haberse articulado con políticas
públicas que hicieran posible la participación
estatal en la regulación del mercado –rol his-
tóricamente desempeñado por el Mercado
Consignatario de la Yerba Mate- ya que no al-
canza con reglamentar o fijar precios para las
distintas etapas, si no se cuenta con capacidad
para intervenir en el mercado con capacidad
de compra - fijando precios de referencia- a
fin de pautar condiciones y transparentar los
precios entre oferentes atomizados e indus-
triales concentrados.
Actualmente existen unos 15 mil tareferos re-
gistrados en el INYM, contratados temporal o
permanentemente para cosechar yerba mate,
sea a través de “contratistas” que organizan
el servicio de cosecha, o directamente –en la
menor parte de los casos- por los propios pro-
ductores. Hasta 1991 no existía la figura del
contratista, actualmente es el vínculo entre el
tarefero que vive en espacios urbanos –conse-
cuencia en muchos casos de su expulsión de
las áreas rurales- y los productores de yerba.
Se estima que la mitad de la cosecha de yerba
mate la realizan tareferos que trabajan vincu-
lados a ellos.
Estos trabajadores temporales son ocupados
principalmente en explotaciones de hasta 25
hectáreas, donde se generan la mitad de las
hojas verdes de cada zafra. Debido a que la
mayoría de los tareferos ya no vive en las zonas
de plantaciones, quienes “tercerizan” el traba-
jo - los “contratistas”- surgen como un nuevo
actor reclutándolos para trabajar en los yerba-
les. Aunque existe un registro en el INYM, se
estima que en realidad operan unos 500-700
contratistas en lugar de los 180 inscriptos. Los
productores que no pueden contratar traba-
jadores permanentes recurren a los trabaja-Page 13
dores temporarios que les proporcionan los
contratistas.
El contratista, que además dispone de vehícu-
los de carga o algún medio de transporte para
trasladar a los tareferos, negocia no solo el pre-
cio de la mano de obra sino también las condi-
ciones laborales y el costo del flete para trans-
portar la hoja verde recién cosechada hasta el
secadero. En el secadero, entrega la cosecha
que previamente acopió de todos los yerbata-
les en los que trabaja su cuadrilla de tareferos;
de este modo, también puede negociar el pre-
cio en el secadero, gracias a la entrega diaria de
grandes volúmenes de hojas.
Los tareferos, que suelen pasar semanas fue-
ra de sus hogares, reciben de los contratistas
herramientas, indumentaria de trabajo, y ade-
lantos monetarios de su paga para cubrir sus
gastos. Los ingresos del contratista aumentan
por el cobro de estos servicios.
La reciente incorporación (2014) de los cose-
cheros de yerba mate al Régimen de Corres-
ponsabilidad Gremial puede llegar a provocar
un cambio que bien podría ser estructural en
la historia del trabajo rural vinculado a yerba
mate, si se logran normalizar y cumplir con
lo firmado. Promovido por el Estado nacional,
el mismo promueve un acuerdo entre produc-
tores e industriales, por el que éstos deducen
del precio que deben abonar a los productores
el dinero para cubrir los beneficios sociales de
quienes “tarefearon” en sus yerbales.
5.- Industrialización y comercializa-
ción
5.1.- Secado
En el proceso de secado participan empresas
privadas y cooperativas. Estas últimas acopian
el 20% de la hoja verde, y procesan el 24% de la
producción de yerba canchada. Sin embargo,
de las 30 cooperativas existentes, sólo cinco
lograron desarrollar el ciclo completo de in-
dustrialización y distribución con marca pro-
pia. El resto generalmente comercializa yerba
canchada a los molinos yerbateros.
Los 16 secaderos más grandes procesan el 50%
de la yerba –unos 350 millones de kilos de hoja
verde por año- y el 50 % restante es procesado
por 150 secaderos, lo que demuestra la con-
centración existente en el proceso.
5.2.- Molienda
Entre 2005 y 2011, la cantidad total de mo-
linos se redujo de 120 a 96, favoreciendo el
aumento en la concentración en la molienda y
envasado. La cantidad producida aumentó en
un 25% para los 4 principales molinos, un 60%
para los 5 molinos medianos, un 87,5% para
los 8 molinos intermedios, y un 16% para los
79 molinos pequeños.
5.3.- Comercialización
En el mercado interno, la comercialización de
la yerba molida y envasada salida del molino
se efectúa a través de los hiper/supermercados
en un 80 %, el 11% en los autoservicios, y el
9 % restante entre comercios minoristas, al-
macenes y despensas. Con un precio de venta
de $ 42/Kg. (marzo 2014) actualmente los co-Page 14
mercios perciben el equivalente al 20,5% del
precio final. A este monto debe agregarse la
renta adicional lograda cuando aumentan los
precios por sobre este valor de referencia.
19 empresas exportan anualmente 40 millo-
nes de kilos de yerba, el 90% molida, y el resto
canchada. En estos últimos 10 años aumentó
la comercialización de yerba molida, que per-
mite agregarle más valor al producto. Según
la Subsecretaría de Programación Económica
del Ministerio de Economía, Siria es el prin-
cipal cliente, compra más del 50%. El resto es
adquirido por Chile, Brasil, la Unión Europea,
Uruguay y los Estados Unidos.
5.4.- Precios y márgenes en cada etapa del pro-
ceso de elaboración de la yerba
Desde su conformación por la Ley Nacional nº
25.564 del año 2002, el INYM fija los precios
de la hoja verde, la yerba canchada y la yerba
envasada que sale del molino. Para el período
de octubre de 2013 a marzo de 2014, el precio
del kilo de hoja verde era de $3, monto que se
repartía de la siguiente manera: $2 para el pro-
ductor, $0,50 para el contratista, $0,40 para
los tareferos, y $0,10 de carga fiscal y aportes.
En comparación con un productor de menos
de 10 hectáreas: el que tiene más de 100 hec-
táreas gana 80 veces más, el que tiene 25-100
hectáreas gana 9,5 veces más, y el que tiene 10-
25 hectáreas gana 3,5 veces más. Cada contra-
tista gana 19 veces más que un tarefero. Con
un precio fijado en $10/Kg. para la yerba can-
chada, los 4 secaderos más grandes ganaban
30 veces más que los 121 secaderos más peque-
ños. Por cada kilo de hoja verde que procesa un
secadero chico, uno grande procesa 9.
El precio de salida del molino era de $20.
Mientras los 79 molinos más pequeños ape-
nas muelen el 10% de la yerba canchada, los 4
más grandes muelen el 50%. Un molino gran-
de procesa 99 veces más yerba que uno de los
79 más pequeños, casi 7 veces más que uno de
los 8 molinos intermedios, y 2,5 veces más que
uno los 5 molinos medianos.
La diferencia entre los $20 de salida del moli-
no y el precio final que pagaba el consumidor
se repartía, por kilo de yerba envasada, de la si-
guiente manera: $0,14 en concepto de tasa fis-
calización del INYM, 25% en concepto de IVA
e ingresos brutos sobre los $20 de salida de
molino ($5), y el resto se quedaba en la inter-
mediación comercial. Para un precio de $30,
este monto es de $4,86.
A partir de abril de 2014, el INYM anunció au-
mentos del 20% para el precio de la hoja verde
(de $3 a $3,60), del 21% para la yerba cancha-
da (de $11 a $13,30), y del 33% para la yerba
molida (de $20 a $26,60).
Ver Cuadro Nº 1: Distribución del valor de 1 kilo
de yerba entre los diferentes eslabones de la ca-
dena, según precios fijados por el INYM entre
octubre del año 2013 y setiembre 2014
Con los precios actuales, en el precio final de la
yerba el monto que proporcionalmente les co-
rrespondería a los productores, contratistas y
Page 15
Cuadro Nº 1: Distribución del valor de 1 kilo de
yerba entre los diferentes eslabones de la cade-
na, según precios fijados por el INYM entre oc-
tubre del año 2013 y setiembre 2014
Fuente: INYM, 2014
tareferos va a aumentar un 20%. Sin embargo,
ese aumento va a ser un 60% mayor para los
secaderos; un 126% mayor para la industria y
los impuestos; y un 285% mayor para los co-
mercios. La industria y los comercios son los
mayores beneficiados con este aumento de
precios. Dada la escasa productividad de un
productor familiar de menos de 10 hectáreas,
en el reparto de los $6,73 a cada uno le corres-
ponde un proporcional de $0,0002. Este es un
monto 80 veces menor que el que recibe un
productor de
más de 100
hectáreas.
Si la tasa de
fiscalización
del INYM se
mantuviera
en $ 0,14, la
c o m e r c i a -
lización es el eslabón más beneficiado con el
aumento de precios. Ese beneficio sería casi 4
veces superior al de todos los eslabones ante-
riores exceptuando a la industria, a la que su-
perarían por poco más del doble.
6.- Estado y políticas públicas
La Comisión Reguladora de la Yerba Ma-
te-CRYM creada en 1935 y vigente hasta 1991,
año de su disolución, se encargó de otorgar
permisos para nuevas plantaciones, cuantifi-
car las cosechas, controlar el contenido de palo
de la yerba envasada y los precios de referencia
en las distintas etapas. De este modo, regula-
ba la oferta y la demanda evitando crisis en los
precios que percibía el productor en los años
de sobre producción, y aumentos excesivos en
los precios al consumidor en los años de caída
de producción de materia prima, por la falta
de oferta.
El Instituto Nacional de la Yerba Mate-INYM,
creado en 2002 conforme a lo estipulado en la
Ley 25.564, es el actual ente regulador de la ac-
tividad. El INYM está integrado por represen-
tantes del poder ejecutivo nacional y provin-
cial, industriales, productores, cooperativas,
secaderos y trabajadores rurales. Se encarga
por Ley de fijar los precios que perciben los
productores, secaderos, tareferos, contratistas
e industriales; inspecciona y fiscaliza la comer-
cialización a nivel nacional; lleva un registro
de operadores que censa y realiza auditorías a Page 16
todos los actores involucrados en la actividad
productiva de yerba mate.
La estructura de costos, que se toma como base
para fijar el precio de la hoja verde, considera
un rendimiento de referencia de 4.000 Kg./ha.
Este rendimiento es superado hasta en un 70%
por los productores de gran escala, muchos in-
tegrados verticalmente con la etapa industrial.
Mientras tanto, los productores familiares ob-
tienen rendimientos muchas veces cercanos o
inferiores al de referencia y sus márgenes de
ganancia son significativamente menores o
inexistentes en algunos casos.
Con un precio para la hoja verde que apenas
le permite cubrir sus costos, un productor de
hasta 10 hectáreas se ve recurrentemente en la
disyuntiva de sostener o abandonar la activi-
dad, cosechando solo cuando el precio lo justi-
fique. En promedio, la superficie de yerbatales
crece 2.300 has/año desde el año 2002. La in-
cidencia de las grandes plantaciones en el pre-
cio de referencia es muy significativa, ya que
elevan el rendimiento promedio por hectárea
y son las que emprenden la plantación de nue-
vos yerbatales.
A futuro, ante una eventual crisis de sobre pro-
ducción, una caída en el precio de la hoja ver-
de se compensaría con la producción de gran-
des volúmenes en el caso de los productores
de gran escala. Pero este escenario obligaría
a muchos pequeños productores a abandonar
definitivamente el cultivo de yerba porque es-
tarían trabajando a pérdida. Esta situación es
difícil de revertir si no se introducen cambios
estructurales de magnitud, en función de un
Plan Estratégico para el conjunto del Subsis-
tente de la Yerba Mate.
Frente al riesgo de la sobre producción y una
eventual caída en los precios de la hoja verde
en el futuro, el Plan Estratégico para la Yerba
Mate (PEYM) evaluó el desarrollo de un “Mer-
cado Consignatario” que garantice precios de
referencia a futuro, que podría posibilitar la
cupificación de cosecha para limitar la influen-
cia de las grandes plantaciones en el precio de
referencia, y/o la prohibición de nuevas plan-
taciones.
El año 2009, el Congreso Nacional aprobó la
implementación de ese “Mercado Consigna-
tario” dependiente del INYM, replicando una
figura histórica que acompañó a la Comisión
Reguladora de la Yerba Mate-CRYM. Este
mercado debería: concentrar el 40% de la yer-
ba canchada – a fin de establecer precios de re-
ferencia para el conjunto del mercado- favore-
cer la participación de pequeños productores
y secaderos, monitorear la calidad de la yerba
canchada, etc. Debería ser instrumentado por
el Estado nacional y el Estado de la Pcia. De
Misiones, Por falta de recursos económicos
–la razón formalmente expuesta- no se puso
todavía en marcha, lo que implica dejar en ma-
nos de las grandes empresas el destino de una
producción clave para el desarrollo de Misio-
nes.
No se puede desconocer los pasos que sin em-
bargo se vienen dando ni tampoco el apren-
dizaje resultante, de lo que pueden al menos
citarse tres casos en los que Page 17
Flowers
hubo intentos significativos de articulación de
actores públicos:
-El Empadronamiento Georeferenciado de
Productores, realizado en 2006, que permite
contar con una información sumamente valio-
sa sobre la situación y manejo de los yerbales;
a cargo del Ministerio del Agro y la Produc-
ción de Misiones y la Secretaria de Agricultu-
ra Ganadería y Pesca y con financiamiento del
INYM;
- El Programa Regional de Apoyo al Sector
Yerbatero, creado en el año 2007 por resolu-
ción del INYM nº 40/2007 y coordinado por el
INTA y la Universidad de Misiones, estimula
el desarrollo de nuevas tecnologías mediante
el otorgamiento de fondos no reintegrables,
a fin de mejorar la competitividad del sector
productivo e industrial; el INTA constituye la
única referencia científico-técnica del Estado
para este sector y posee una larga tradición en
el mejoramiento de la productividad de la acti-
vidad primaria.
- Las acciones sistemáticas del Ministerio de
Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Na-
ción y su contraparte de Misiones, a fin de
atender la crítica situación de los tareferos en
el período de desocupación con “Planes Inter-
zafra” que se han sucedido con distintas carac-
terísticas en los últimos años.
7.-Conclusiones
La Argentina, como principal país productor
y consumidor de yerba en el mundo, desarro-
lló un fuerte mercado interno que construyó
alrededor del mate una parte muy importan-
te de su identidad cultural. La producción de
yerba mate ha generado históricamente una
gran posibilidad de realizar negocios en base
a la expansión de la superficie implantada; el
agregado de valor con el estacionamiento, la
molienda y el fraccionamiento; la apertura de
mercados internacionales; y lo difícil de tras-
ladar su cultivo a otras regiones debido a la
combinación única de factores climáticos, bio-
lógicos, sanitarios y geográficos que se da en
Misiones y noreste de Corrientes.
En las últimas décadas, la liberalización de la
economía favoreció procesos de concentra-
ción de la actividad en manos de poco más de
1000 productores, 16 secaderos y 9 molinos.
Esto debido a la posibilidad que ofreció la con-
vertibilidad del peso con el dólar, de realizar
grandes inversiones tecnológicas orientadas a
aumentar la producción de hoja verde en plan-
taciones de más de 25 hectáreas, mecanizar la
cosecha, acelerar los procesos de secado y es-
tacionamiento e invertir en instalaciones para
aumentar la escala y la capacidad de procesa-
miento y molienda de la yerba. Este proceso
fue acompañado por otro proceso de desapa-
rición de productores familiares de menos de
25 hectáreas, migración de tareferos de zonas
rurales a espacios urbanos, y el cierre de pe-
queños secaderos y molinos.
Además de este proceso de concentración/ex-
clusión, actualmente detrás de un paquete de
yerba hay una distribución muy inequitativa
de las ganancias. Por cada paquete de yerba
pagado a $42, cada uno de los 13 mil peque-
ños productores familiares recibe 7 mil veces
menos que uno de los 4 molinos más impor-
tantes, y 42.500 veces menos que el conjunto
de supermercados que comercializa 8 de cada
10 paquetes de yerba. Sin embargo este pe-
queño productor percibe el doble de lo que
correspondería a un tarefero, que es apenas
una centésima parte de un centavo de esos 42
$/kilo.
Los organismos estatales fijan los precios de
la yerba hasta la salida de molino, sin embar-
go no fijan sino que acuerdan los precios de
comercialización en góndola, debiéndose es-
tar atentos a los resultados que podrían obte-
nerse con el nuevo sistema de “Precios Cuida-
dos”, puesto en marcha a principios del 2014.
Hasta el inicio de este nuevo Programa, los
controles permitían que la yerba aumente
en los comercios por sobre los $42 del precio
acordado, incrementando la rentabilidad del
comerciante a costa de los productores y la
industria. El último acuerdo de precios, que
rige de abril a septiembre 2014, incremen-
tó en casi un 80% el monto que perciben los
supermercados por kilo de yerba, mientras
que para productores e industria no superan
el 35%. De este modo, esta herramienta es-
tatal de control de precios no solo que falla a
la hora de corregir las asimetrías en la distri-
bución del precio de góndola entre los acto-
res de la cadena, sino que además profundiza
fuertemente las diferencias, contribuyendo al
enriquecimiento de unos pocos, al empobre-
cimiento de muchos otros, ante un consumi-
dor pasivo, por desconocimiento y desorgani-
zación.
Un rol más activo del tomador de yerba es fun-
damental para introducir cambios en el fun-
cionamiento del Subsistema de la Yerba, a lo
que aspiramos a contribuir con este Informe.
Debemos saber más sobre lo qué hay detrás
de un producto tan ligado a nuestra identidad
y cultura, pues si conocemos “¿Qué hay de-
trás de un paquete de yerba mate?” Sabremos
a quiénes comprar, qué es lo que en realidad
estamos comprando y a quiénes estamos apo-
yando. Tratemos de hacer que nuestra capa-
cidad de compra sirva al mejoramiento de la
vida de productores y trabajadores, al cuida-
do del ambiente y al desarrollo.
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