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66 67 BOLETÍN PROVINCIAL BOLETÍN PROVINCIAL OCTUBRE 2012-ENERO 2013 OCTUBRE 2012-ENERO 2013 pulso de la provincia pulso de la provincia RETIRO VOCACIONAL Eremitorio Santa María de Guadalupe POR: HNO. ADRIÁN MENDOZA LEAL, OFS. Los rostros que se podían ver en el grupo de aspirantes para ingresar a la Orden de los Hermanos Menores eran muestra de alegría y nerviosismo, ya que nos encontrábamos saliendo de la peregrinación anual que hace la Provincia a la Basílica de Guadalupe. Partíamos al Eremitorio, ubicado en Contla, Puebla. E l 26 de diciembre de 2012, en el Centro Vocacional Francis- cano San Felipe de Jesús, ubi- cado en Guillermo Pérez Va- lenzuela No. 11, semillero de los próximos Hermanos Menores, co- menzaba esta aventura. El día de mane- ra particular se mostraba con un viento frío que nos hacía sentir bendecidos por Nuestro Padre Celestial, tal frío más allá de ser molesto, nos hacía sentir vivos. Fray Daniel y fray Francisco, al frente de este grupo, nos llevaban a lo que sería la peregrinación anual que hace la Provin- cia a la Basílica de Guadalupe, recordan- do que hace más de cuatro siglos, unos frailes llevaron el ayate donde la Madre de Dios decidió quedarse grabada para gozo del pueblo mexicano. El recorrido hacía La Villa estuvo marca- do por el ambiente cálido y alegre que la Familia franciscana está a acostum- brada a vivir y compartir. La Celebración Eucarística, con un marco bello y majes- tuoso, estuvo adornada con la presen- cia de las diversas ramas que confor- man esta fraternidad que hace más de 800 años San Francisco y Santa Clara comenzaron en Asís, Italia. Después de esta bella ceremonia fui- mos a convivir y compartir los alimentos con los demás frailes que conforman nla Provincia del Santo Evangelio. Esta experiencia nos motiva como aspiran- tes para perseverar y poder consagrar nuestra vida a Dios. La cercanía que nos muestran los hermanos, nos hacen sen- tir de verdad que somos ya parte de la familia del Poverello de Asís. Puebla nos esperaba. El Eremitorio es- taba más que listo para nuestra llegada. Fray Pablo fue el encargado de darnos la bienvenida a lo que sería nuestra mo- rada por los próximos cinco días. El lugar era por sí mismo imponente, el Iztaccíhuatl nos custodiaba y protegía de todo el bullicio de la ciudad, por lo que el silencio empezaba llenar nuestro corazones, para así poder orar a nues- tro Padre que está ahí en lo secreto y en la intimidad (cfr. Mt 6, 6). El retiro estuvo acompañado por varios hermanos que nos fueron a compartir diversos temas para nutrir nuestra for- mación, así como de experiencias y con- sejos que en todo momento estuvie- ron presentes. De manera especial nos El encuentro con Dios Padre estará presente en nuestra vida de ahora en adelante. La forma de hacerlo será por medio de la oración, es decir, el diálogo íntimo con Cristo. En el silencio de nuestro corazón sentiremos la sutileza de su voz, la cual nos habla todos los días, invitándonos a seguir- le, a cargar nuestra cruz y poder decir un sí verdadero”.

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66 67Boletín provincial Boletín provincialoctuBre 2012-enero 2013 octuBre 2012-enero 2013

pulso de la provincia pulso de la provincia

RETIRO VOCACIONAL

Eremitorio Santa María de Guadalupe

Por: Hno. Adrián MendozA LeAL, oFS.

Los rostros que se podían ver en el grupo de aspirantes para ingresar a la Orden de los Hermanos Menores eran muestra de alegría y nerviosismo, ya que nos encontrábamos saliendo de la peregrinación anual que hace la Provincia a la Basílica

de Guadalupe. Partíamos al Eremitorio, ubicado en Contla, Puebla.

El 26 de diciembre de 2012, en el Centro Vocacional Francis-cano San Felipe de Jesús, ubi-cado en Guillermo Pérez Va-lenzuela No. 11, semillero de

los próximos Hermanos Menores, co-menzaba esta aventura. El día de mane-ra particular se mostraba con un viento frío que nos hacía sentir bendecidos por Nuestro Padre Celestial, tal frío más allá de ser molesto, nos hacía sentir vivos.

Fray Daniel y fray Francisco, al frente de este grupo, nos llevaban a lo que sería la peregrinación anual que hace la Provin-cia a la Basílica de Guadalupe, recordan-do que hace más de cuatro siglos, unos frailes llevaron el ayate donde la Madre de Dios decidió quedarse grabada para gozo del pueblo mexicano.

El recorrido hacía La Villa estuvo marca-do por el ambiente cálido y alegre que la Familia franciscana está a acostum-brada a vivir y compartir. La Celebración Eucarística, con un marco bello y majes-tuoso, estuvo adornada con la presen-cia de las diversas ramas que confor-man esta fraternidad que hace más de 800 años San Francisco y Santa Clara comenzaron en Asís, Italia.

Después de esta bella ceremonia fui-mos a convivir y compartir los alimentos con los demás frailes que conforman nla Provincia del Santo Evangelio. Esta experiencia nos motiva como aspiran-tes para perseverar y poder consagrar nuestra vida a Dios. La cercanía que nos muestran los hermanos, nos hacen sen-tir de verdad que somos ya parte de la familia del Poverello de Asís.

Puebla nos esperaba. El Eremitorio es-taba más que listo para nuestra llegada. Fray Pablo fue el encargado de darnos la bienvenida a lo que sería nuestra mo-rada por los próximos cinco días.

El lugar era por sí mismo imponente, el Iztaccíhuatl nos custodiaba y protegía de todo el bullicio de la ciudad, por lo que el silencio empezaba llenar nuestro corazones, para así poder orar a nues-tro Padre que está ahí en lo secreto y en la intimidad (cfr. Mt 6, 6).

El retiro estuvo acompañado por varios hermanos que nos fueron a compartir diversos temas para nutrir nuestra for-mación, así como de experiencias y con-sejos que en todo momento estuvie-ron presentes. De manera especial nos

El encuentro con Dios Padre estará presente en nuestra vida de ahora en adelante. La forma de hacerlo será por medio de la oración, es decir, el

diálogo íntimo con Cristo. En el silencio de nuestro corazón sentiremos la sutileza de su voz, la cual nos habla todos los días, invitándonos a seguir-

le, a cargar nuestra cruz y poder decir un sí verdadero”.

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reconstruir la Iglesia. Cada una de estas piedras que conforman esta construc-ción, a pesar de ser ásperas y muy dis-tintas una de otras, cada una de ellas es necesaria para que exista una base fir-me y solida.

Fray Sergio nos compartió la base de nuestra vida: la minoridad, parte funda-mental de nuestro carisma. El nombre que lleva la Orden por si mismo hace mención a estas características, somos Hermanos (fraternidad) viviendo como Menores. Muchas veces se ha malin-terpretado la minoridad como una con-dición social. La minoridad entendida teológicamente, la podemos entender acercándonos a la palabra de Dios. En la carta que escribe Pablo a los Filipenses, nos muestra a Dios, a Cristo, como mo-delo de minoridad, pues al ser Dios se hizo hombre (Flp 2, 6-11). Jesús, al lavar los pies a sus discípulos, es otra imagen del servicio desde la minoridad (Jn 13, 1-17). En la llamada “última cena” Jesús se entrega, se da por cada uno de no-sotros, pero no desde una postura de Dios, de rey o de alguien superior; Jesús dice: estoy en medio de ustedes como el que sirve (cfr. Lc 22, 27).

Fray Goyito, hermano al cual le agra-decemos que nos haya visitado, real-mente se volvió un ejemplo a seguir, un ejemplo para perseverar en la Orden. Reconociendo nuestra fragilidad como humanos y que estamos siempre sus-ceptibles a caer, pero siempre confian-do en Dios, debemos poner nuestra es-peranza en Él, lo cual será la clave para ser fieles a nuestro llamado.

El retiro estuvo acompañado por varios Hermanos que nos fueron a compartir diversos temas para nutrir nuestra formación, así como de experiencias y consejos que en todo momento estuvieron presentes.

acompañó fray Alberto Martínez, mejor conocido como fray Beto, ya que estu-vo con nosotros la mayor parte de esta experiencia. Nos expuso la vida misio-nera y del trabajo que realizan algunos frailes alrededor del mundo. Realmente nos entusiasmó el hecho de pertenecer a una familia que trabaja día a día sir-viendo a los hermanos para la construc-ción del Reino de Dios.

Fray José, nos habló sobre una de las ca-racterísticas que nos identifican como Orden, la fraternidad, la cual debemos aprender a vivir desde ahora, ya que cada uno de nosotros con nuestras vir-tudes y defectos nos hacen ser perso-nas, por lo que la tolerancia, el respeto y el diálogo debe estar presentes para aprender a vivir con nuestros herma-nos. Cada uno como roca viviente va-mos siendo parte de la Iglesia que San Francisco empezó a construir y que aun nosotros seguimos teniendo esa tarea:

Quizá de los momentos más significati-vos para aquellos que tuvimos la opor-tunidad de asistir al eremitorio, fueron los momentos de silencio a los cuales nos exhortó fray Pablo Ochoa. Él nos habló de la oración franciscana, la cual debe de convertirse en una necesidad. El encuentro con Dios Padre estará presente en nuestra vida de ahora en adelante. La forma de hacerlo será por medio de la oración, es decir, el diálogo íntimo con Cristo. En el silencio de nues-tro corazón sentiremos la sutileza de su voz, la cual nos habla todos los días, in-vitándonos a seguirle, a cargar nuestra cruz y poder decir un sí verdadero.

Como fraternidad celebramos nuestra cena de año nuevo, en un ambiente de

alegría y con una comida bastante de-liciosa fue preparada por doña Queta, que es la responsable de alimentarnos y de hacernos sentir como en casa con su cariño y comida.

Sin darnos cuenta habían pasado cinco días desde nuestra llegada. Llegaba el momento de regresar a nuestros hoga-res, con la firme convicción de trabajar cada día para seguir alimentando nues-tra vocación, para dejar actuar a Dios libremente en nuestras vidas y ser cual arcilla entre sus manos y dejarnos mol-dear como Hermanos Menores.