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CONTENIDO

Clave de abreviaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Enero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Eva, Sara, la esposa de Lot, la hija del Faraón, Eliseba, Maala y sus hermanas, la mujer de Sunem, Safira, Julia, Anna Larsen de Spafford

Febrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

Anna Larsen de Spafford, Ana, Mujer virtuosa, la mujer encorvada, la viuda persistente, Evodia y Síntique, Trifena y Trifosa, Susanna Wesley

Marzo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68

Susanna Wesley, Agar, Lea, las hijas de Job, María (Miriam), hermana de Moisés, la sulamita, Hulda, Gomer, María Magdalena, María y Marta, Charlotte Elliott, Fanny Crosby

Abril . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

Fanny Crosby, Dina, la hija de Jefté, la madre de Sansón, Dalila, Merab, Mical, Rizpa, la viuda de Sarepta, la esposa de Pilato, Mujeres junto a la cruz, Mujeres junto a la tumba, la viuda de Sarepta, la esposa del profeta Ezequiel, Gomer, la viuda de Naín, la viuda generosa, Dorcas

Mayo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

Dorcas, las hijas de Felipe, Mujer valdense, Elena Harmon de White, Jocabed, Penina, la adivina de Endor, Abisag, Jezabel, Febe

Junio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160

Febe, Pérsida, La esposa de Lot, Lea, Dina, La esposa de Job, Sifra y Fúa, Débora, Jael, Dalila, Ana, Gomer, María de Nazaret, La mujer que tocó el manto de Jesús, María Magdalena, Candace, Dámaris, Claudia, Elisabeth Elliot y Rachel Saint, Raquel

Julio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 190

Vasti, Ester, Salomé, Susana, Evodia y Síntique, Rode, Anne

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Sullivan, Helen Keller, Ester, Cetura, La esposa de Job, Asenat, La hija del faraón, Mical

Agosto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221

Abigail, Betsabé, Tamar hija de David, Mujer que escondió a Jonatán y Ahimaas, Las rameras ante el Rey Salomón, Elisabet, Ana la profetisa, Madres cuyos hijos fueron resucitados, Blandina, Perpetua, Felícitas, Lottie Moon, Amy Carmichael, Marian Davis, Sarepta Myranda Henry, Elisabeth Elliot, Las Patronas, Rebeca, La sierva de Naamán

Septiembre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252

Mujer despiadada, La madre del rey Belsasar, La samaritana, Las madres que llevaron a sus niños a Jesús, La mujer cananea, La madre de Santiago y Juan, María la esposa de Cleofas, Lidia, Marie Durand, Susan B. Anthony, Florence Nightingale, Clara Barton, Amy Carmichael, Rosa Parks, Dolores Huerta, Catalina, Laura Lazo, Bacilia, Suzanne Somers, Ellen Ochoa, Mujer misionera, Rigoberta Menchú, Wendy J. Collins, Niña sin padres, Zilpa

Octubre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 282

Tamar la nuera de Judá, Débora, Rizpa, Salomé, La mujer que tocó el manto de Jesús, María y Marta, Priscila, Berenice, Ana Stahl, Noemí, Rut

Noviembre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313

Rut, Hepsiba, Hamutal, Lo-ruhama, Evodia y Síntique, Loida, Eunice, Florence Nightingale, La esposa de Potifar, Séfora, Rahab

Diciembre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343

Rahab, La reina de Sabá, Las rameras ante el Rey Salomón, La suegra de Pedro, La esposa de Pilato, La esposa de Job, Elisabet, María de Nazaret, Sifra y Fúa, La sierva de Naamán, Zeres esposa de Amán, Teresa de Calcuta

Biografías de las autoras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 374

Índice de personajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 378

Índice de textos bíblicos iniciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 380

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1O DE ENERO

Eva

La madre de todosToda tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha. Cantares 4:7.

Eva es nuestra madre. Una mujer especial. Creada de una costilla del hombre, vino a ser su compañera, su ayuda idónea. Aunque muchos

historiadores y escritores la hayan asociado con la maldad, yo prefiero pensar que Eva es la mujer más bella e inteligente que ha existido, la primera hija del Rey en este mundo.

Aunque el Génesis habla poco de Eva, hoy muchos la desprecian. Y tú, ¿la desprecias también? Tal vez no, porque no te detienes ante los yerros y pecados sino ante las virtudes de las personas. Tal vez no, porque llevas su nombre. A mí me gusta recordarla como la compañera de Adán, nuestro primer padre. Esta es la parte de la historia que da fundamento y valor a mi vida: Saber que mi origen se remonta a aquel día cuando el Dios de amor creó a dos seres bellos y perfectos que encabezan nuestro linaje.

El texto bíblico de hoy registra las palabras del novio del Cantar de los cantares, quien ve a su amada bella e inmaculada. Así nos ve Dios cuando le permitimos al Espíritu Santo entrar en nuestra vida para ayudarnos a establecer una relación personal con Jesús. A través de los méritos de Cristo, el Creador te describe tal como fue esa primera mujer al salir de sus manos: ¡perfecta y sin mancha! ¡Su hija amada!

Este año conoceremos un poco más a fondo la vida de Eva y la de muchas otras mujeres que vivieron antes que nosotras. El ángel caído desea que nos enfoquemos en sus tropiezos, en sus extravíos, en el daño causado por sus pecados; pero Jesús, que pagó por nuestra redención con su sangre, quiere que veamos su gloria. Él nos purifica del mal y nos devuelve la dignidad mientras nos va regenerando a su imagen y semejanza. Por eso adoramos al Creador, porque nos va recreando mediante la acción del Espíritu Santo.

¡Eva salió directamente de las manos del Creador, y en sus genes estába-mos tú y yo! Cuán importante es recordar nuestro glorioso linaje: ¡Somos hijas del Rey! —LF

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2 DE ENERO

Eva

Creada para reinarY los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,

y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:28.

A lo largo de la historia, las civilizaciones se han compuesto de sociedades humanas, y estas a su vez de unidades familiares. Dentro de estas unida-

des familiares, el núcleo del hogar ha sido siempre el compromiso entre un hombre y una mujer, en el que la mujer era considerada la “reina del hogar”. No nos enfocaremos en los intentos de destruir o tergiversar el núcleo ori-ginal; solo pensaremos en esta sagrada posición.

El texto bíblico de hoy nos indica que esta labor u orden social le fue encomendada directamente por Dios a la mujer en el momento de la creación. Junto a su flamante esposo, a Eva le fue asignada la crucial tarea de encabezar, dirigir y cuidar al resto de la hermosa creación de Dios. Es decir, desde el comienzo fuimos empoderadas para realizar tareas de liderazgo, supervisión, coordinación y responsabilidad. Para ello era necesario que Eva adquiriera conocimiento diario de su entorno. Era imprescindible que junto con su esposo observara, aprendiera, analizara y llegara a conclusiones razonables respecto al manejo y la dirección del precioso mundo creado para ellos.

Ahora trasladémonos al tiempo presente. ¿Qué estás haciendo con los talentos que el Señor te ha confiado? ¿Eres una sierva fiel de tu amante Creador? Tal como Eva, tú y yo fuimos creadas para reinar. Estés donde estés, en la situación que te encuentres, alza tu rostro hacia el cielo, clama a Jehová y pídele que te indique el camino a seguir para retomar no solo tu posición real, sino también para que en ti se cumpla el propósito para el que fuiste creada. No te conformes con las migajas que ofrece este mundo. No escuches la voz del enemigo de Dios que quiere verte derrotada, pisoteada y abusada. En medio de las dificultades, cuando esta vida acelerada y vacía te grita que eres inútil e incompetente, vuelve a la casa de tu Padre. ¡Él guarda tu corona! —LF

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3 DE ENERO

Eva

Procura no ser engañadaPero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros

sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 2 Corintios 11:3.

E l apóstol Pablo, bajo la inspiración del Espíritu Santo, nos advierte ante uno de los instrumentos predilectos de Satanás: el engaño. Esta fue el

arma mortal utilizada en el Edén, y continúa siendo hoy tan letal como lo fue al principio. Una y otra vez la Palabra de Dios nos advierte en contra del engaño. El mismo Señor Jesús advierte a sus discípulos diciéndoles: “Mirad que nadie os engañe” (Mateo 24:4).

Eva fue creada sin defecto, pero en el momento decisivo no se dio cuenta de que la serpiente le estaba tendiendo una trampa. El razonamiento humano no bastaba para enfrentar a un astuto y despiadado enemigo. Eva no advirtió que en un instante sus pensamientos se apartaron de los dos grandes prin-cipios de la ley de amor: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente… y… amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39).

En primer lugar, Eva no debió haber dudado de las palabras de adver-tencia de su Creador: “Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17). En segundo lugar, no debió haber olvidado que ella formaba parte de una uni-dad llamada humanidad. Ella era el complemento de Adán, la mitad de un todo. Adán necesitaba a Eva como ella a él. Eran dos seres con capacidades independientes pero interconectadas, creados para dar gloria a Dios y ayu-darse mutuamente.

Las consecuencias del engaño aún persisten, pero el Espíritu Santo trae la verdad de Jesús a nuestros corazones. Decide hoy que le permitirás a Dios cumplir su voluntad en tu vida, reconociéndote como su hija y heredera del reino. Decide también retomar tu verdadero lugar como miembro esencial de la sociedad. Hay ciertas cualidades, habilidades y virtudes que el Señor, en su sabiduría, te concedió solo a ti que eres mujer.

Es tiempo de utilizar nuestros talentos en todo lugar donde él nos llame y nos lleve, ya sea en el hogar, en el lugar de trabajo, y sobre todo, en la pro-clamación del evangelio. ¡Escucha la voz de Dios! —LF

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4 DE ENERO

Eva

Madre de todos – 1 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca… Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió.

Salmo 33:6, 9.

Cuando salió de las manos del Creador, la tierra era sumamente hermosa… Una vez creada la tierra… fue introducido en el escenario el hombre,

corona de la creación para quien la hermosa tierra había sido aparejada. A él se le dio dominio sobre todo lo que sus ojos pudiesen mirar; pues, “dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree… en toda la tierra… Y creó Dios al hombre a su imagen… varón y hembra los creó” (Génesis 1:26, 27).

Cuando el hombre salió de las manos de su Creador, era de elevada estatura y perfecta simetría. Su semblante llevaba el tinte rosado de la salud y brillaba con la luz y el regocijo de la vida. La estatura de Adán era mucho mayor que la de los hombres que habitan la tierra en la actualidad. Eva era algo más baja de estatura que Adán; no obstante, su forma era noble y plena de belleza. La inmaculada pareja no llevaba vestiduras artificiales. Estaban rodeados de una envoltura de luz y gloria, como la que rodea a los ángeles. Mientras vivieron obedeciendo a Dios, este atavío de luz continuó revistiéndolos…

Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó de una “ayuda idónea para él”, alguien que realmente le correspondía, una persona digna y apropiada para ser su compañera y que podría ser una sola cosa con él en amor y simpatía. Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella no debía dominarlo como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus plantas como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él. Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esa relación… “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). —Elena G. de White, HD, 18-20

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5 DE ENERO

Eva

Madre de todos – 2Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.

Y fue la tarde y la mañana el día sexto. Génesis 1:31.

E l Edén florecía en la tierra. Adán y Eva tenían libre acceso al árbol de la vida. Ninguna mácula de pecado o sombra de muerte desfiguraba la

hermosa creación. “Alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios” (Job 38:7).

Nuestros primeros padres, a pesar de que fueron creados inocentes y santos, no fueron colocados fuera del alcance del pecado…

Los ángeles habían prevenido a Eva que tuviese cuidado de no separar-se de su esposo mientras este estaba ocupado en su trabajo cotidiano en el huerto; estando con él correría menos peligro de caer en la tentación que estando sola. Pero distraída en sus agradables labores, inconscientemente se alejó del lado de su esposo… muy pronto se encontró extasiada, mirando con curiosidad y admiración el árbol prohibido. El fruto era bello, y se pregun-taba por qué Dios se lo había vedado. Esta fue la oportunidad de Satanás… El tentador afirmó que jamás llegaría a cumplirse la divina advertencia; que les fue hecha meramente para intimidarlos.

Eva creyó realmente las palabras de Satanás, pero esta creencia no la salvó de la pena del pecado. No creyó en las palabras de Dios, y esto la condujo a su caída. En el juicio final, los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad…

Una expresión de tristeza cubrió el rostro de Adán… [Pero] resolvió compartir la suerte de Eva; si ella debía morir, él moriría con ella…

Si Adán y Eva no hubieran desobedecido a su Creador; si hubiesen per-manecido en la senda de la perfecta rectitud, hubieran conocido y entendido a Dios. Pero cuando escucharon la voz del tentador y pecaron contra Dios, la luz de las vestiduras de inocencia celestial se separó de ellos. En su lugar, fueron rodeados del oscuro manto de la ignorancia de Dios. La luz clara y perfecta que hasta entonces los había rodeado, había iluminado cada cosa a la que ellos se acercaban; pero privados de esa luz celestial, los descendientes de Adán ya no pudieron percibir el carácter de Dios en sus obras creadas. —Elena G. de White, HD, 20-22

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6 DE ENERO

Sara

Madre de naciones – 1Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré,

y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Génesis 12:2.

A Abraham se le dio la promesa, muy apreciada por la gente de aquel en-tonces, de que tendría numerosa posteridad y grandeza nacional: “Y haré

de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12:2). Además, el heredero de la fe recibió la promesa que para él era la más preciosa de todas, a saber que de su linaje descendería el Redentor del mundo. “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (vers. 3). Sin embargo, como condición primordial para su cumplimiento, su fe iba a ser probada; se le exigiría un sacrificio.

El mensaje de Dios a Abraham era: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (vers. 1).

Durante su estada en Egipto, Abraham dio evidencias de que no estaba libre de la imperfección y la debilidad humanas. Al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, reveló desconfianza en el amparo divino, una falta de esa fe y ese valor elevadísimos tan noble y frecuentemente manifestados en su vida. Sara era una mujer “hermosa en gran manera” (Génesis 12:14), y Abraham no dudó que los egipcios de piel oscura codiciarían a la hermosa extranjera, y que para conseguirla, no tendrían escrúpulos en matar a su esposo. Razonó que no mentía al presentar a Sara como su hermana; pues ella era hija de su padre, aunque no de su madre. Pero este ocultamiento de la verdadera relación que existía entre ellos era un engaño. Ningún desvío de la estricta integridad puede merecer la aprobación de Dios. A causa de la falta de fe de Abraham, Sara se vio en gran peligro. El rey de Egipto, habiendo oído hablar de su belleza, la hizo llevar a su palacio, pensando hacerla su esposa. Pero el Señor, en su gran misericordia, protegió a Sara, enviando plagas sobre la familia real. Por este medio supo el monarca la verdad del asunto, e indignado por el engaño de que había sido objeto, devolvió su esposa a Abraham reprendiéndole así: “¿Qué es esto que has hecho conmigo?… ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete” (vers. 18, 19). —Elena G. de White, HD, 23, 24

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7 DE ENERO

Sara

Madre de naciones – 2Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo,

y llamarás su nombre Isaac. Génesis 17:19.

Cuando Abraham tenía casi cien años, se le repitió la promesa de un hijo, y se le aseguró que el futuro heredero sería hijo de Sara. Pero Abraham

todavía no comprendió la promesa. En seguida pensó en Ismael, aferrado a la creencia de que por medio de él se habían de cumplir los propósitos mi-sericordiosos de Dios. En su afecto por su hijo exclamó: “Ojalá Ismael viva delante de ti”. Nuevamente se le dio la promesa en palabras inequívocas: “Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él” (Génesis 17:18, 19).

El nacimiento de Isaac, al traer, después de una espera de toda la vida, el cumplimiento de las más caras esperanzas de Abraham y Sara, llenó de felicidad su campamento.

La instrucción impartida a Abraham tocante a la santidad de la relación matrimonial, había de ser una lección para todas las edades. Declara que los derechos y la felicidad de estas relaciones deben resguardarse cuidadosamente, aun a costa de un gran sacrificio. Sara era la única esposa verdadera de Abra-ham. Ninguna otra persona debía compartir sus derechos de esposa y madre. Reverenciaba a su esposo, y en este aspecto el Nuevo Testamento la presenta como un digno ejemplo. Pero ella no quería que el afecto de Abraham fuese dado a otra; y el Señor no la reprendió por haber exigido el destierro de su rival.

Tanto Abraham como Sara desconfiaron del poder de Dios, y este error fue la causa del matrimonio con Agar. Dios había llamado a Abraham para que fuese padre de los fieles, y su vida había de servir como ejemplo de fe para las generaciones futuras. Pero su fe no había sido perfecta. Había ma-nifestado desconfianza para con Dios al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, y también al casarse con Agar.

La herencia que Dios prometió a su pueblo no está en este mundo. Abra-ham no tuvo posesión en la tierra, “ni aun para asentar un pie” (Hechos 7:5). Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de Dios y para el bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo como su hogar… Su única posesión en la tierra prometida fue aquella tumba cavada en la peña en la cueva de Macpela. —Elena G. de White, HD, 25, 26