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Programa de Cultura Institucional con Equidad de Género GUIA CONCEPTUAL Y METODOLOGICA PARA SU ELABORACION

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Programa de Cultura Institucional con

Equidad de Género

GUIA CONCEPTUAL

Y METODOLOGICA PARA SU ELABORACION

2

Índice

Introducción

3

El concepto de género

7

Directrices Internacionales para la transversalidad de género.

11

Directrices Nacionales para la transversalidad de género.

19

La Normatividad Estatal

28

La perspectiva de Género

30

Retos de la Transversalidad

34

La Transformación o el Reencausamiento del Estado

39

El papel de las mujeres en la transformación del Estado

40

Cultura institucional con perspectiva de género

41

El papel de los Institutos de las Mujeres

48

Diagnóstico sobre Cultura Institucional con Perspectiva de Género en Chiapas

49

Metodología y herramientas para la elaboración del Programa de Cultura Institucional con Perspectiva de Género a través de la Planeación Estratégica Participativa

77

Recomendaciones

104

Referencias Bibliográficas

108

3

INTRODUCCIÓN

La desigualdad en las sociedades actuales, se manifiesta a partir de patrones

culturales que reproducen las condiciones para perpetuarla.

Pobreza, inequidad, violencia, discriminación, opresión, injusticia, son rostros de la

desigualdad que se resumen en la falta de acceso a oportunidades y en la

carencia de los derechos más elementales de personas y comunidades.

La desigualdad de género es una de estas manifestaciones qué más impacto

tienen en todos los ámbitos de la vida; las familias; las comunidades, los pueblos y

las personas humanas.

Las mujeres y las niñas, históricamente se desenvuelven en relaciones de poder

que subordinan sus derechos por su condición de género, imposibilitando así su

propio desarrollo y el desarrollo de sociedades más justas y equitativas.

Las aspiraciones de los pueblos de alcanzar mejores condiciones de vida, de

desarrollo humano, en democracia, tolerancia y respeto, no serán posibles

mientras la desigualdad de género, continúe normando las relaciones entre

hombres y mujeres.

Los Estados y gobiernos, cómo máximas instancias para regir la vida en sociedad,

tienen la responsabilidad de generar los instrumentos para que todos los

individuos, hombres y mujeres y sus comunidades, tengan igual acceso a las

oportunidades, para elegir en libertad y con dignidad su proyecto de vida.

Las Naciones han construido los mecanismos para proteger de manera común la

vida de los pueblos y sus entornos, de esta forma la Organización de las Naciones

Unidas, desde la Declaración de los Derechos Universales del Hombre, hasta las

posteriores generaciones de Derechos consagrados, han definido los marcos

normativos y compromisos para construir igualdad, justicia y dignidad para todos y

todas.

4

Cada gobierno de cada Estado parte, suscribe, ratifica y establece compromisos a

partir de acuerdos internacionales, que se traducen en un marco legal que

mandata la actuación de las instituciones respecto de temas específicos.

De esta forma los gobiernos nacionales, locales y municipales, tienen por

obligación construir un andamiaje de instituciones y un cuerpo de políticas

públicas para garantizar condiciones de vida apegadas a los acuerdos suscritos

internacionalmente y que den respuestas a las aspiraciones de los pueblos.

La igualdad de género, el pleno disfrute de los derechos de las mujeres desde la

infancia y el acceso a la igualdad de oportunidades forma parte de las

aspiraciones de las sociedades desde una perspectiva progresista, y es, en

México un mandato desde la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos y el cuerpo de leyes que de ella emanan. Por tanto las entidades

federativas, en concordancia han elaborado sus cuerpos normativos acordes con

los mandatos federales.

Sin embargo, es necesario insistir en profundizar los logros, en impactar en una

transformación cultural que modifique prácticas, patrones y expresiones de

subordinación de las mujeres y construya sociedades donde mujeres y hombres

vivan en igualdad, en libertad, con dignidad, libres de violencia y discriminación.

Esto requiere de un programa sostenible en el largo plazo, programa que involucre

a la sociedad organizada, a los gobiernos municipales, estatal y federal, a los

poderes del Estado y, a cada individuo desde su formación temprana, hasta las

edades más avanzadas; del campo y las ciudades, indígenas, mestizos; que sume

esfuerzos, potencie y multiplique a través de las experiencias acumuladas, la

cooperación y la formación de un capital social sólido y una ciudadanía

demandante del cumplimiento de sus derechos.

El programa deberá basarse en un marco de derechos, en la obligatoriedad del

Estado y sus instituciones de promover, respetar y hacer valer estos derechos, y

deberá utilizar herramientas que le permitan diseñar, ejecutar, dar seguimiento y

5

evaluar planes y acciones encaminadas a lograr la igualdad entre mujeres y

hombres. Una de las principales herramientas es la perspectiva de género,

categoría que permite comprender e incidir en la transformación positiva de las

relaciones entre géneros.

La construcción de una cultura institucional con equidad de género, -en referencia

a las instituciones de gobierno- es motivo de este documento, y es un aspecto que

ha ido adquiriendo mayor importancia por estar ligado a los cambios sociales

actuales, así como a las preocupaciones por buscar que las instituciones sean

más eficientes y democráticas. Incorporar la perspectiva de género en el quehacer

gubernamental significa impulsar programas y acciones que den respuesta a las

particulares necesidades de las mujeres y que les garanticen una mejor calidad de

vida en el marco del reconocimiento y respeto a sus derechos, pero también,

generando, fortaleciendo y garantizando la igualdad de condiciones y

oportunidades en todas las prácticas, dinámicas, rutinas y actividades

institucionales entre hombres y mujeres.

El documento facilita así el diseño y puesta en marcha del Programa de Cultura

Institucional retomando los principales resultados del Diagnóstico sobre la

Situación de las Mujeres y los Hombres en la Administración Pública Estatal, que

profundiza sobre las percepciones de género al interior de las instituciones y

proporciona elementos fundamentales para ser discutidos e incorporados en la

planeación institucional. Pretende así a resaltar la importancia de contar con un

andamiaje institucional capaz de contribuir a la generación de igualdad de

oportunidades entre mujeres y hombres, desde la perspectiva de género.

Está estructurado en una primera parte, para la mejor comprensión conceptual de

género, la perspectiva de género y su manejo como herramienta metodológica

para la comprensión y la acción; incorpora una síntesis de los marcos normativos

internacional, nacional y local que mandatan a las instituciones la construcción de

igualdad de oportunidades.

6

En una segunda parte, el documento presenta una breve reflexión sobre la

transversalidad de la perspectiva de género en las políticas públicas y la actuación

de las instituciones y las personas responsables de ejecutarlas.

La tercera parte incorpora los resultados del Diagnóstico de Cultura institucional

con perspectiva de género realizado en el año 2008 por el Instituto Nacional de las

Mujeres y el Instituto de la Mujer del estado de Chiapas, como soporte para la

generación de una cultura institucional hacia la igualdad y se proporcionan las

herramientas metodológicas de la planeación estratégica participativa para que

con base en los resultados del diagnóstico se construya el Programa de Cultura

Institucional adaptado a las características de cada una de las instituciones en

cuestión.

Es importante anotar que, el documento es una herramienta de trabajo que deberá

ser parte de un conjunto de instrumentos que consideren la participación activa de

los diferentes actores institucionales involucrados en un proceso permanente que

permita sentar las bases de una cultura institucional para la igualdad entre los

géneros.

Finalmente, en el documento se presentan algunas recomendaciones para

orientar las acciones desde las instituciones de gobierno dese la perspectiva de

género y la formación de funcionarios capaces de conducirlas.

7

I. EL CONCEPTO DE GÉNERO

Seguramente en muy diversas ocasiones y por un número afortunadamente

cada vez mayor de personas, empleados y empleadas del servicio público,

muchos de nosotr@s hemos escuchado hacer referencia al concepto de

género y a una cada vez más obligada aplicación de una perspectiva de

género en nuestro quehacer. ¿Qué es esto?, ¿A qué hacemos referencia

cuando, inclusive de manera a veces mecánica, hablamos de género, de

diferencias de género? ¿Cuáles son los impactos y las ventajas que

conlleva en la sociedad y en particular en las relaciones laborales al interior

de nuestro centro de trabajo?. En esta parte del documento encontrarás

respuesta a estas preguntas y, luego de su lectura, contarás con

información suficiente y actual que te ayudará en adelante a vigilar e

impulsar en tu trabajo cotidiano, la incorporación y el manejo de estos

conceptos.

Uno de los avances más importantes dentro de la teoría feminista ha sido

sin duda la construcción de la categoría de género. Si bien las ciencias

sociales siempre han mostrado interés por las diferencias en los sistemas

de representación sociocultural entre hombres y mujeres, no es sino en los

años setenta cuando aparece la noción de género como categoría de

análisis. Esta categoría surge, en un principio, como respuesta a la

necesidad de la teoría feminista de deslindar la división sexual del trabajo y

la subordinación femenina del campo de lo “natural”, de lo “biológico”.

Mientras las diferencias entre los sexos estuviesen fundadas en la

naturaleza y fuesen consideradas por tanto como inmutables, el avance en

el análisis de esta desigualdad seguiría tropezando con serios obstáculos.

La perspectiva de género permite poner en evidencia que las diferencias

biológicas entre hombres y mujeres se traducen en desigualdades sociales.

Estas desigualdades, producto de construcciones culturales e históricas,

8

ubican a la mujer en un plano de inferioridad con relación al varón, lo que

constituye el fundamento de la subordinación femenina1. El hecho de que

las diferencias biológicas, cualquiera que estas sean, se interpreten

culturalmente como una diferencia importante que marcará el destino de las

personas, con una moral diferenciada para unas y para otros, es el

problema que subyace a la discusión sobre las diferencias entre los

hombres y mujeres.

El enfoque de género da visibilidad a distintas formas de poder que

permean la interacción social en general, sobrepasando las relaciones entre

hombres y mujeres, lo que posibilita no solo el acercamiento a la

inferioridad relativa de unas mujeres con respecto a otras, sino el análisis

de un sinnúmero de asimetrías relacionales que atraviesan otras

dimensiones de la estructura social2.

La disciplina que introdujo a las ciencias sociales la utilización del concepto

de género como construcción social fue la psicología3. Robert Stoller en su

obra Sex and the Gender establece claramente la diferencia entre sexo y

género a partir del estudio de los trastornos de la identidad sexual. Los

casos que estudió hicieron que Stoller concluyera que lo que determina la

identidad y el comportamiento de género no es el sexo biológico, sino el

hecho de haber vivido desde el nacimiento experiencias, ritos y costumbres

atribuidas a cierto género. Y afirma que la asignación y adquisición de una

identidad es mayor que la carga genética, hormonal y biológica. Dese esta

perspectiva psicológica, género es una categoría en la que se articulan tres

instancias:

1 Marta Lamas, “La antropología feminista y la categoría de género”, en: Nueva Antropología, Vol. VIII, No. 30,

México, 1986.

2 Conway, Jill; Susan Burque y Joan Scott, “The concept of gender”, en: Deadalus No.4, Massachuussets,

1987 3 Marta Lamas, ibidem

9

1. La asignación de género.- Se realiza en el momento en que nace el

bebé a partir de la apariencia externa de los genitales.

2. La identidad de género.- Se establece más o menos a la misma edad

en que el infante adquiere el lenguaje (entre los dos y tres años de

edad) y es anterior a un conocimiento de la diferencia anatómica

entre los sexos.

3. El papel (rol) de género.- Se forma con el conjunto de normas y

prescripciones que dicta la sociedad y la cultura sobre el

comportamiento femenino o masculino. Pese a que existan

diferencias dependiendo de la cultura, la clase social o el grupo

étnico, se sostiene una división básica que corresponde a la división

sexual del trabajo más primitiva.

La categoría de género replantea así la forma de entender cuestiones

fundamentales de la organización social, económica y política, ubicando la

determinación de las diferencias convertidas en desigualdades entre los

sexos en un plano social y simbólico, susceptibles de ser transformadas.

Teresita de Barbieri, retomando la definición que Gayle Rubin hace de los

sistemas de género/sexo, señala que estos sistemas son los conjuntos de

prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores sociales que las

sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual anátomo-fisiológica y

que dan sentido a la satisfacción de los impulsos sexuales, a la

reproducción de la especie humana y en general al relacionamiento entre

las personas”4.

Para esta autora, el explorar el significado que dan los individuos a las

prácticas derivadas de su identificación dentro de un género u otro es

primordial. Sin embargo, de Barbieri señala que las prácticas derivadas de

4 Barbieri, Teresita: “Sobre la categoría de género. Una introducción teórico-metodológica”, en: Revista

Interamericana de Sociología, No.2, mayo-agosto, México, 1992

10

la adscripción a un determinado género no son siempre las mismas, está

cruzada por muchas otras dimensiones como son: el contexto económico,

la etapa del ciclo vital, la identidad étnica y la conformación de la unidad

doméstica a la que se pertenece, son elementos que introducen diferencias

sustanciales en las prácticas y representaciones de los individuos en su

vida cotidiana como hombres y mujeres.

Por su parte, Marcela Lagarde nos muestra un mundo de cautiverios en los

que las mujeres han vivido por el hecho mismo de ser mujeres, en un

mundo predominantemente patriarcal:

“El cautiverio caracteriza a las mujeres por su subordinación al poder, su

dependencia vital, el gobierno y la ocupación de sus vidas por las

instituciones y los particulares (los otros), y por la obligación de cumplir con

el deber ser femenino de su grupo de adscripción, concretado en vidas

estereotipadas, sin alternativas. Todo esto es vivido por las mujeres desde

la subalteridad a que las somete el dominio de sus vidas ejercido sobre

ellas por la sociedad y la cultura clasistas y patriarcales, y por sus sujetos

sociales”5.

Lagarde y Basaglia comparten la visión de que la cultura de género es la

condición que ha expropiado a la mujer de su propio cuerpo en tanto que

solo ha existido para otros: los hijos e hijas, el marido y los viejos y esto se

refleja en la mayoría de los programas dirigidos a mujeres, que son vistas

como medios para el cuidado de los hijos, para el cuidado de los adultos

mayores, para el cuidado de las finanzas familiares, pero casi no son

observadas en sí mismas, con sus necesidades, intereses y derechos.

5 Marcela Lagarde, op.cit.

11

La condición genérica de las mujeres está estructurada en torno a dos ejes

fundamentales: la sexualidad escindida de las mujeres y la definición de las

mujeres en relación con el poder (como afirmación y como sujeción). Surge

en el plano de las relaciones sociales y se encuentra en la reproducción

privada y pública de los sujetos sociales. Retomando la posición de Max

Weber, “el poder consiste en la posibilidad de imponer la propia voluntad,

dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que

sea su fundamento de esa posibilidad”6. Decidir sobre la vida del otro, en

los actos de intervención que obligan, circunscriben, prohíben o impiden y

puede ser ejercido a través de la violencia física o simbólica, que en última

instancia, es el tipo de poder predominante en las relaciones entre los

géneros.

II. DIRECTRICES INTERNACIONALES PARA LA TRANSVERSALIDAD DE

GÉNERO

Como se puede apreciar, han sido profundas y constantes las reflexiones que han

llevado a especialistas a construir el concepto de género en los diferentes

contextos de nuestra historia moderna y más aún, a diseñar y operar las

estrategias para disminuir las brechas de la desigualdad entre los géneros, como

para ampliar las posibilidades de las mujeres en la ocupación de espacios de

participación política, social, económica y cultural que por derecho les

corresponden.

Todos estos esfuerzos obligaron a que los gobiernos y los organismos

internacionales responsables de vigilar por el respeto a la dignidad y los derechos

de los pueblos, conformaran un marco normativo que diera sustento a estos logros

y que propiciara que cada vez un mayor número de sociedades vigilarán e hicieran

respetar el cumplimiento de los derechos de las mujeres y erradicaran la

discriminación y la violencia que desafortunadamente aún prevalecen.

6 Max Weber, Economía y Sociedad, FCE, México, 1984.

12

Es con base en estos marcos normativos que los gobiernos estamos obligados y

comprometidos en la lucha contra la discriminación y la violencia contra las

mujeres, impulsando procesos que apuntan, entre otros resultados, hacia una

cultura institucional con perspectiva de género. En esta parte del documento te

presentamos los principales componentes del marco normativo internacional,

nacional y estatal que permitirán fundamentar las propuestas y las modificaciones

que son necesarias para que, en adelante, en las instituciones y dependencias del

gobierno del estado, sea incorporada la perspectiva de género y el reconocimiento

y respeto a los derechos de las mujeres como parte fundamental de un Estado

democrático.

En el plano mundial los movimientos de mujeres en su lucha por la igualdad y el

respeto de sus derechos, impulsaron ante la comunidad internacional y la

Organización de las Naciones Unidas, el reconocimiento de la necesidad de incluir

la participación de las mujeres desde un plano de derechos, de esta forma en

1975 en México, se desarrolla la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer,

seguida de las conferencias de Copenhague en 1980, de Nairobi en 1985 (que

incluye por primera vez la discusión sobre la violencia contra las mujeres) y la de

Beijing en 1995 (en cuya plataforma se incluye un capítulo especial sobre

violencia)

En 1979 en la ONU se aprueba la Convención sobre la Eliminación de Todas las

Formas de Discriminación Contra las Mujeres (CEDAW); en 1993 la Declaración

Sobre la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres; en 1994 se da el

nombramiento de la Relatora Especial para Violencia Contra las Mujeres

(SRVAW) y en 1999 se aprueba el Protocolo Facultativo de la CEDAW.

En la Declaración del Milenio, los Estados parte de Naciones Unidas reafirmaron

los compromisos contraídos durante los últimos 25 años del siglo XX, de luchar

13

contra todas las formas de violencia contra las mujeres y la aplicación de la

CEDAW.

En el plano regional en 1990 la Asamblea de Delegadas de la Comisión

Interamericana de Mujeres (CIM) aprueba la Declaración para la Erradicación de

la Violencia Contra las Mujeres; en 1994 la Comisión Interamericana para los

Derechos Humanos crea la Relatoría sobre los Derechos de la Mujer; ese mismo

año (1994) la Asamblea de Estados Americanos (OEA) adopta la resolución

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia

Contra la Mujer o Convención Belém Do Pará que entró en vigor en 1995. En

México se aprobó a través del Senado de la República en 1996.

La actuación del Estado Mexicano para la promoción y defensa de los derechos

de las mujeres, así como para el diseño, planeación e instrumentación de políticas

públicas y de gobierno, tiene sustento en la suscripción y ratificación de diversos

instrumentos internacionales, de los cuales ha derivado el marco normativo

nacional vigente.

Por tanto las entidades federativas mexicanas y los municipios, tienen la

obligación de retomar estos marcos normativos internacional y nacional,

salvaguardando su soberanía y derecho de los pueblos a la autodeterminación,

para la definición de sus propios marcos normativos, que guíen y den mandato

sobre su actuación a favor de los derechos de las mujeres, la equidad de género y

la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres; en este sentido el

estado de Chiapas deberá considerar en la elaboración de los productos para la

acción a favor de las mujeres, los siguientes instrumentos internacionales

ratificados por México:

La Plataforma de Acción de Beijing define la incorporación de una perspectiva de

género de la siguiente manera:

14

“…como el proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los

hombres de cualquier actividad planificada, incluidas las leyes, las políticas y los

programas, en todos los ámbitos y a todos los niveles. Es una estrategia para

hacer de las preocupaciones y de las experiencias de la mujer, así como de las del

hombre, un elemento integrante de la elaboración, la aplicación, la supervisión y la

evaluación de políticas y programas con el fin de que la mujer y el hombre se

beneficien por igual y no perdure la desigualdad.

Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres CEDAW y su Protocolo Facultativo

Adoptada en 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y ratificada

por México en 1981, la Convención expresa con claridad los principios y medidas

para el diseño y desarrollo de políticas públicas, políticas afirmativas e iniciativas

para una legislación que garantice el pleno disfrute de los derechos de las mujeres

y las niñas. El protocolo facultativo adoptado por la asamblea de las Naciones

Unidas en 1999 y ratificado por México en 2002 provee de los instrumentos para la

supervisión y vigilancia, otorgando a personas u organizaciones de la sociedad la

facultad para denunciar y solicitar investigaciones respecto de violaciones o

incumplimiento de un Estado parte, al mandato de la CEDAW.

Es importante señalar que los Estados son responsables de las violaciones a la

CEDAW cometidas en su territorio sin importar la esfera (pública –federal, regional

o municipal- o privada) en que se haya producido. La CEDAW en su articulado

define los derechos que tutela así como los compromisos contraídos por los

estados parte.

En los artículos primeros se condenan todas las formas de discriminación contra

las mujeres, y las partes se comprometen a tomar medidas para evitar que se

sigan violando sus derechos.

15

En su artículo 6º la CEDAW ordena la supresión de todas las formas de trata de

mujeres y explotación de la prostitución de las mismas. El artículo 14º reconoce

las formas especiales de vida de las mujeres rurales y obliga a adoptar medidas

para el respeto de sus derechos.

Respecto de los derechos civiles y políticos, los artículos 7º y 8º establecen la

igualdad de derechos en la vida política: a votar y ser votadas; ocupar cargos

públicos; participar en el diseño y ejecución de políticas públicas, entre otros; los

artículos 10º, 11º, 12º y 13º obligan al cumplimiento de los Derechos Económicos,

Sociales y Culturales (DESC) de las mujeres: educación, trabajo, salud, y a su

plena inserción en la vida económica y social.

La CEDAW establece que los Estados deberán vigilar y asegurara que las leyes y

las políticas públicas no discriminen a las mujeres.

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Belén Do Pará) y su Mecanismo de Seguimiento

La convención de Belén Do Pará parte de que “La violencia contra la mujer es una

ofensa para la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder

históricamente desiguales entre hombres y mujeres”

Es un instrumento normativo que establece quela violencia contra las mujeres es

una violación a los derechos humanos, consagrados en la Declaración Americana

de los Derechos y los Deberes del Hombre y en la Declaración Universal de los

Derechos Humanos, tanto en la esfera pública como en la privada, es el único

instrumento en el mundo con carácter vinculante sobre violencia de género.

Busca la extinción de toda clase de conducta que atente contra la integridad física

o psicológica de las mujeres, con el fin de posibilitar su libre desarrollo; para

conseguirlo la Convención en sus primeros artículos determina el ámbito de su

aplicación y define que la violencia contra las mujeres como “cualquier acción o

16

conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico,

sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como el privado”. En su

artículo 4º enuncia los parámetros mínimos que deben ser garantizados por los

Estados para el ejercicio libre de sus derechos, enunciando los derechos

protegidos, como:

a) El derecho a que se respete su vida;

b) El derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;

c) El derecho a la libertad y a la seguridad personales;

d) El derecho a no ser sometidas a torturas;

e) El derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y a que se

respete a su familia;

f) El derecho a la igualdad de protección ante la ley y de la ley;

g) El derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes,

que la ampare contra actos que violen sus derechos;

h) El derecho a la libertad de asociación;

i) El derecho a la libertad de profesar la religión y las creencias propias dentro

de la ley; y

j) El derecho a tener igualdad de acceso a funciones públicas de su país y a

participar de los asuntos públicos, incluyendo la toma de decisiones

En el artículo 7º se enumeran las principales medidas que los Estados deben

adoptar “por todos los medios y sin dilaciones” para prevenir, sancionar y erradicar

la violencia contra las mujeres, y abstenerse de cualquier “acción o práctica” de

violencia contra las mujeres y a “actuar con la debida diligencia” para prevenir,

investigar y sancionar esta violencia.

En sus artículos del 10 al 12 la Convención establece 3 mecanismos de

protección:

17

Los Estados deberán incluir en sus informes a la Comisión Interamericana

de Mujeres, las medidas adoptadas para prevenir y erradicar la violencia

contra las mujeres.

Los Estados y la Comisión Interamericana de Mujeres podrán recurrir a la

Corte Interamericana de Derechos Humanos para la interpretación de la

Convención.

Cualquier persona o grupo de personas y organización no gubernamental

legalmente reconocida puede presentar ante la Corte Interamericana de

Derechos Humanos quejas y denuncias de violación al artículo 7 de la

Convención

Para garantizar el cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados

parte de la Convención de Belén Do Pará, así como para promover la

implementación de la Convención, y establecer un sistema de cooperación técnica

entre los Estados parte se creó el mecanismo de seguimiento.

Declaración del Milenio

En el año 2000 los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas,

reunidos en la Cumbre del Milenio, ratificaron su fe en la Organización y su Carta

para lograr un mundo más pacífico, más justo y más próspero.

En la Cumbre se redactó el documento de la Declaración del Milenio, documento

en el que se exponen valores y principios esenciales para las relaciones

internacionales en el siglo XXI:

La libertad. Los hombres y las mujeres tiene derecho a vivir su vida y criar a

sus hijos con dignidad, libres del hambre y del temor a la violencia, la

opresión o la injusticia.

18

La igualdad. Debe garantizarse la igualdad de derechos y oportunidades de

hombres y mujeres.

La solidaridad. Los que sufren o los que menos se benefician, merecen la

ayuda de los más beneficiados.

La tolerancia. Los seres humanos se deben respetar mutuamente, en toda

su diversidad de creencias, culturas e idiomas.

El respeto de la naturaleza. Actuar con prudencia en la gestión y ordenación

de todas las especies vivas y todos los recursos naturales, conforme a los

preceptos del desarrollo sostenible.

Responsabilidad común. La gestión del desarrollo económico y social del

mundo, lo mismo que las amenazas a la paz y a la seguridad

internacionales, debe ser compartida por las naciones del mundo.

Para plasmar en acciones estos valores y principios, se formuló una serie de

objetivos, conocidos como “Objetivos de Desarrollo del Milenio” (ODM) que deben

ser observados en la construcción de políticas públicas promovidas por los

gobierno de los Estados parte, particularmente aquellas orientadas a la promoción

de la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres.

Para evaluar los objetivos y obtener resultados, se formularon 18 metas y 48

indicadores para medir el progreso en la consecución de los (ODM).

Objetivos y Metas de Desarrollo del Milenio:

Objetivo 1. Erradicar la pobreza y el hambre

Meta para el 2015: reducir a la mitad el porcentaje de personas con ingreso

menor a 1 dólar diario y las que padecen hambre.

Objetivo 2. Lograr la enseñanza primaria universal

Meta para el 2015: velar porque todos los niños y las niñas alcancen un

ciclo completo de educación primaria.

Objetivo 3. Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer

Meta para el 2015: eliminar las desigualdades de género en todos los

niveles de enseñanza.

19

Objetivo 4. Reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años

Meta para el 2015: reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad de

los niños menores de 5 años.

Objetivo 5. Mejorar la salud materna

Meta para el 2015: reducir la tasa de mortalidad materna en tres cuartas

partes.

Objetivo 6. Combatir el VIH sida, el paludismo y otras enfermedades

Meta para el 2015: detener y comenzar a reducir la propagación del VIH

sida y la incidencia del paludismo y otras enfermedades graves

Objetivo 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente

Meta para el 2015: reducir a la mitad el porcentaje de personas que

carecen del acceso al agua potable.

Meta para el 2020: mejorar considerablemente la vida de por lo menos 100

millones de habitantes de tugurios

Objetivo 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo

Los ODM expresan el compromiso de los gobiernos de asumir responsabilidades

para mejorar las condiciones de sus pueblos, para lograrlo es necesaria la

participación de las organizaciones internacionales y de la sociedad civil.

III. DIRECTRICES NACIONALES PARA LA TRANSVERSALIDAD DE GÉNERO

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

Desde la Constitución Mexicana, máximo documento normativo de la vida civil en

México, hasta diversas disposiciones jurídicas expresadas en reformas

constitucionales, leyes, reglamentos y planes; así como los compromisos

contraídos en pactos, convenciones, protocolos, mecanismos y demás

20

disposiciones internacionales suscritos, conforman el cuerpo normativo del

Estado Mexicano en materia de protección y garantía de los derechos de las

mujeres y las niñas.

Este marco da lugar a la instrumentación de políticas públicas; leyes nacionales y

locales; mecanismos de participación de la sociedad civil organizada y de

personas; planes de acción gubernamental; procuración y administración de la

justicia.

Desde los primeros artículos la Carta Magna de la República Mexicana, define con

claridad un marco de igualdad para todas y todos:

Artículo 1. Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o

nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las

condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o

cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o

menoscabar los derechos o las libertades de las personas.

Artículo 4. El varón y la mujer son iguales ante la ley. Ésta protegerá la

organización y el desarrollo de la familia.

Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada,

sobre el número y el espaciamiento de sus hijos.

Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y

modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia

de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general,

conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución.

Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y

bienestar.

21

Toda familia derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá

los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo.

Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de

alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral.

Los ascendientes, tutores y custodios tienen el deber de preservar estos derechos.

El Estado proveerá lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad de la niñez

y el ejercicio pleno de sus derechos.

El estado otorgará facilidades a los particulares para que coadyuven al

cumplimiento de los derechos de la niñez.

Ley del Instituto Nacional de las Mujeres

La ley que crea el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) data de

diciembre del año 2000 y establece que sus disposiciones son de orden público y

observancia general en toda la República, en materia de género e igualdad de

derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, en los términos del Artículo

Cuatro párrafo segundo de la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos (artículo 1).

En su artículo 4 esta ley define el objeto general del INMUJERES como promover

y fomentar las condiciones que posibiliten la no discriminación, la igualdad de

oportunidades y de trato entre los géneros; el ejercicio pleno de todos los

derechos de las mujeres y su participación equitativa en la vida política, cultural,

económica y social del país, bajo los criterios de transversalidad, federalismo y

fortalecimiento de vínculos entre los poderes del Estado.

El artículo 6, define con claridad los objetivos del Instituto en su tarea de:

promoción, protección y difusión de los derechos de las mujeres y las niñas; la

22

promoción, seguimiento y evaluación de políticas públicas y participación de la

sociedad para asegurar la igualdad y no discriminación de las mujeres; la

coordinación, seguimiento y evaluación de programas y proyectos y la

concertación social para su implementación; la promoción de la cultura de la no

violencia, la no discriminación contra las mujeres y de la equidad de género para

el fortalecimiento de la democracia; la promoción y monitoreo del cumplimiento de

los tratados internacionales así como la difusión e información de los derechos de

las mujeres, procedimientos de impartición de justicia y sobre el conjunto de

políticas públicas y programas de organismos no gubernamentales y privados para

la equidad de género.

La Ley del INMUJERES con claridad mandata las competencias, alcances e

instrumentos de esta institución para salvaguardar y promover los derechos de las

mujeres a la igualdad de oportunidades y trato, por lo que es un marco de

referencia obligado para la definición de programas y acciones afirmativas a favor

de las mujeres y las niñas en los ámbitos público privado, establece también la

obligación del Estado en convocar y promover la participación de la sociedad civil

para la incidencia en políticas públicas.

Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y su Reglamento

La Ley para la Igualdad entre Mujeres y Hombres fue decretada por el Congreso

de la Unión en agosto del año 2006 y tiene por objeto regular y garantizar la

igualdad entre mujeres y hombres y proponer los lineamientos y mecanismos

institucionales que orienten a la Nación hacia el cumplimiento de la igualdad

sustantiva en los ámbitos público y privado, promoviendo el empoderamiento de

las mujeres (artículo 1).

En su artículo 2, la ley de igualdad define sus principios rectores: la igualdad, la

no discriminación y la equidad.

23

Artículo 3. Son sujetos de los derechos que establece esta ley, las mujeres y los

hombres que se encuentren el territorio nacional, que por razón de su sexo,

independientemente de su edad, estado civil, profesión, cultura, origen étnico o

nacional, condición social, salud, religión, opinión o capacidades diferentes, se

encuentren con algún tipo de desventaja ante la violación del principio de igualdad

que tutela esta ley.

Artículo 6. La igualdad entre mujeres y hombre implica la eliminación de toda

forma de discriminación en cualquiera de los ámbitos de la vida, que se genere por

pertenecer a cualquier sexo.

Esta disposición normativa establece puntualmente las competencias de los tres

órdenes de gobierno, entre las instituciones de los tres poderes del Estado, las

facultades de las instancias federales para la coordinación de acciones y el

seguimiento del cumplimiento de la ley.

El artículo 17 establece lo que deberá ser la Política Nacional en materia de

igualdad entre mujeres y hombres, para que las acciones instrumentadas

conduzcan a lograr una igualdad sustantiva en lo económico, político, social y

cultural. De tal forma que la Política Nacional que el Ejecutivo Federal impulse,

considere:

I. Fomentar la igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de la

vida

II. Asegurar que la planeación presupuestal incorpore la perspectiva de

género, apoye la transversalidad

III. Fomentar la participación y representación política equilibrada entre

mujeres y hombres

IV. Promover la igualdad de acceso y el pleno disfrute de los derechos sociales

para mujeres y hombres

V. Promover la igualdad entre mujeres y hombres en la vida civil

VI. Promover la eliminación de estereotipos establecidos en función del sexo

24

Artículo 18. Define los instrumentos de la Política Nacional en materia de igualdad

entre mujeres y hombres:

I. El Sistema Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres

II. El Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres

III. La Observancia en Materia de Igualdad entre Mujeres y Hombres

En el nivel estatal, únicamente el Distrito federal y 4 entidades federativas cuentan

con leyes para la igualdad entre mujeres y hombres: Campeche, Coahuila,

Morelos, Tamaulipas.

Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fue

expedida en febrero del año 2007, que tiene por objeto establecer la coordinación

entre los tres órdenes de gobierno, para prevenir, sancionar y erradicar la violencia

contra las mujeres, así como los principios y modalidades para garantizar su

acceso a una vida libre de violencia, que favorezca su desarrollo y bienestar

conforme a los principios de igualdad y no discriminación, así como para

garantizar la democracia, el desarrollo integral y sustentable que fortalezca la

soberanía y el régimen democrático establecidos en la Constitución Política de los

Estados Unidos Mexicanos (artículo 1).

Artículo 2. La Federación, las entidades federativas y los Municipios, en el ámbito

de su competencia expedirán las normas legales y tomarán las medidas

presupuestales y administrativas correspondientes, para garantizar el derecho de

las mujeres a una vida libre de violencia.

Artículo 4. Este artículo establece los principios para la formulación de políticas

públicas federales y locales para el acceso de las mujeres a una vida libre de

violencia:

I. La igualdad jurídica entre la mujer y el hombre

II. El respeto a la dignidad humana de las mujeres

25

III. La no discriminación, y

IV. La libertad de las mujeres

Artículo 5. Este artículo define, entre otros aspectos, a la violencia contra las

mujeres como: cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause

daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte,

en los ámbitos público o privado.

A los derechos humanos de las mujeres como: los derechos que son parte

inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales,

contenidos en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de

Discriminación contra la Mujer (CEDAW), la Convención sobre los Derechos de la

Niñez, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la

Violencia contra la Mujer (Belém Do Pará), y demás ordenamientos

internacionales en la materia.

Por perspectiva de género: una visión científica, analítica y política sobre las

mujeres y los hombres. Se propone eliminar las causas de opresión de género

como la desigualdad, la injusticia y la jerarquización de las personas basada en el

género. Promueve la igualdad entre los géneros a través de la equidad, el

adelanto y el bienestar de las mujeres; contribuye a generar una sociedad en la

que las mujeres y los hombres tengan el mismo valor, la igualdad de derechos y

oportunidades para acceder a los recursos económicos y a la representación

política y social en los ámbitos de la toma de decisiones.

Al empoderamiento de las mujeres como: un proceso por medio del cual las

mujeres transitan de cualquier situación de opresión, desigualdad, discriminación,

explotación o exclusión a un estadio de conciencia, autodeterminación y

autonomía, el cual se manifiesta en el ejercicio del poder democrático que emana

del goce pleno de sus derechos y libertades.

26

Define misoginia como: conductas de odio hacia la mujer, que se manifiesta en

actos violentos y crueles contra ella, por el hecho de ser mujer.

Los artículos 6 al 20 definen con claridad los tipos de violencia contra la mujer,

incluyendo la violencia familiar y determinan las competencias institucionales y de

los tres órdenes de gobierno para prevenirla y sancionarla.

En el capítulo V, artículos 21 y 22, se establece lo relativo a la violencia feminicida

y a la alerta de violencia de género contra las mujeres.

Violencia feminicida: es la forma extrema de violencia de género contra las

mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos

público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden

conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en el homicidio y otras

formas de muerte violenta de las mujeres.

Alerta de violencia de género contra las mujeres: conjunto de acciones

gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida

en un territorio determinado, ya sea ejercida por individuos o por la propia

comunidad.

Los artículos posteriores determinan las competencias, las acciones y sistemas

para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, poniendo

énfasis en la administración y procuración de la justicia y en la participación de los

tres órdenes de gobierno.

El Reglamento de la Ley General para el Acceso de las Mujeres a Una Vida Libre

de Violencia, contiene las disposiciones para dar cumplimiento a lo establecido por

la ley, en lo relativo al Poder Ejecutivo Federal, y las bases de coordinación entre

éste, las entidades federativas y los Municipios, necesarias para su ejecución.

27

Hasta el 2008 son 21 entidades federativas y el Distrito Federal, que cuentan entre

sus marcos normativos Leyes Estatales para el Acceso de las Mujeres a Una Vida

Libre de Violencia: Aguas Calientes, Baja California Sur, Campeche, Chiapas,

Chihuahua, Durango, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Puebla,

Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y

Yucatán.

Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) es el instrumento rector de la actuación del

poder ejecutivo federal y sus instituciones, en el que se definen los principios,

criterios y propuestas para la acción en todos los ámbitos de la vida pública y las

instituciones de gobierno, es un instrumento formal de obligación del poder público

con el pueblo de México establecido en el artículo 26 de la Constitución Política de

los Estados Unidos Mexicanos y normado por la Ley General de Planeación.

El PND 2007-2012 presentado por el presidente de la República establece 5 ejes

rectores:

1. Estado de Derecho y Seguridad

2. Economía competitiva y generadora de empleos

3. Igualdad de Oportunidades

4. Sustentabilidad ambiental

5. Democracia efectiva y política exterior responsable

Dentro del eje rector 3: igualdad de oportunidades, se encuentra contenido el

punto 3.5 igualdad entre mujeres y hombres, que refiere “…es tiempo de afirmar

clara y distintamente que la mujer mexicana tiene un papel central en el proceso

social del Desarrollo Humano Sustentable; esto quiere decir, que, al participar

activamente en diferentes esferas de la vida como lo hace hoy en día, comparte

generosamente todo su tiempo y esfuerzo con la familia y la comunidad”.

28

“Es doblemente injusto que las mujeres sigan sufriendo desigualdad,

discriminación, violencia y maltrato. Es necesario que sociedad y gobierno asuman

la obligación de terminar con esta situación y lograr la igualdad efectiva entre los

géneros”.

“El Gobierno de la República se compromete a promover acciones para fomentar

una vida sin violencia ni discriminación, así como una auténtica cultura de la

igualdad”. “el gobierno participará activamente en la implantación de políticas

públicas encaminadas a defender la integridad, la dignidad y los derechos de

todas las mexicanas. Es bajo esta inteligencia que se incorpora la perspectiva de

género de manera transversal en cada uno de los ejes que conforman este plan”.

Objetivo 16. Eliminar cualquier discriminación por motivos de género y garantizar

la igualdad de oportunidades para que las mujeres y los hombres alcancen su

pleno desarrollo y ejerzan sus derechos por igual.

Las estrategias de la 16.1 a la 16.9 definen claramente las propuestas del PND

para alcanzar el objetivo trazado en los ámbitos de políticas públicas; difusión y

divulgación; educación; salud; trabajo; pobreza y participación política.

IV.MARCO NORMATIVO ESTATAL

Plan Estatal de Desarrollo, Chiapas Solidario 2007-2012

El estado de Chiapas, de acuerdo con lo establecido en su Constitución Política,

construyó y presentó a la sociedad chiapaneca, su Plan Estatal de Desarrollo

denominado (PED): Chiapas Solidario 2002-2012, como el instrumento rector de la

acción de poder ejecutivo y sus instituciones.

El PED Chiapas Solidario, contempla 5 ejes:

1. Gobierno de unidad y promotor de la democracia participativa

2. Desarrollo social y combate a la desigualdad

29

3. Chiapas competitivo y generador de oportunidades

4. Gestión ambiental y desarrollo sustentable

5. Estado de derechos, seguridad y cultura de paz

Dentro del eje desarrollo social y combate a la desigualdad, el plan determina “El

reto de este gobierno es trabajar conjuntamente con la sociedad en la disminución

de las desigualdades socioeconómicas, de género, étnicas, por edad y entre

regiones, en el marco de los derechos”.

En el apartado 2.4 Igualdad de oportunidades y equidad de género, se determina

que “se observarán los objetivos y principios contenidos en el Acuerdo Estatal por

la Igualdad entre Mujeres y Hombres y la Ley General para el Acceso de las

Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, así como lo estipulado en los compromisos

internacionales suscritos por el Estado Mexicano en la materia”

El PED en materia de igualdad de oportunidades y equidad de género, marca 8

metas:

1. Ser partícipe de la política estatal de igualdad entre mujeres y hombres

2. Considerar la política de igualdad entre mujeres y hombres cómo política

pública

3. Procurar que en el ámbito privado y social se elaboren acciones para

garantizar la igualdad entre mujeres y hombres y una vida libre de violencia

para las mujeres

4. Formar parte activa del Sistema Estatal para la Igualdad entre Mujeres y

Hombres

5. Implantar los mecanismos institucionales para necesarios para la atención

de los temas de género

6. Implantar un programa de institucionalización de la perspectiva de género

en las unidades administrativas del Poder Ejecutivo y promoverlo en el

Legislativo y el Judicial

7. Garantizar la concordancia de las leyes y normas en torno a los postulados

establecidos en materia de igualdad entre mujeres y hombres

30

8. Promover la eliminación de cualquier tipo de violencia generada por motivos

de género

Plan de Derechos y de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres

de Chiapas

El Plan de Derechos y de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres de

Chiapas, es una de las metas del plan de desarrollo Chiapas solidario 2007-2012,

que para cumplir sus objetivos define cinco políticas públicas prioritarias: defensa

de los derechos de la mujer; igualdad de oportunidades; incorporación a la

economía; pleno ejercicio de los derechos y transversalización de la perspectiva

de género.

El plan cuenta con seis ejes estratégicos: pleno acceso y ejercicio de los derechos

de las mujeres; participación corresponsable de la sociedad en las políticas

públicas con equidad de género; institucionalización de la transversalidad de la

perspectiva de género en los tres poderes del estado; desarrollo social, económico

y político de las mujeres; igualdad entre mujeres y hombres en la política estatal; y

combate a la violencia de género.

Marca los objetivos y metas a alcanzar en el periodo de gobierno 2007-2012,

medibles y cuantificables. Asimismo establece el compromiso de dar cumplimiento

al Acuerdo Estatal por la Igualdad entre Mujeres y Hombres.

Este marco normativo nos permite visibilizar la importancia que tiene el tema de

género tanto en el plano internacional, nacional y estatal y crear las condiciones

para la diminución de las desigualdades entre los géneros.

V. LA PERSPECTIIVA DE GÉNERO

31

La incorporación de la perspectiva de género en el quehacer institucional del

Estado, nace de las Conferencias Internacionales de la Mujer y busca hacer

comprensible el género como una categoría de análisis social con implicaciones

concretas en la manera en que se conciben los problemas públicos y se planifican

las políticas para abordarlos.

La teoría que alimenta la perspectiva de género proporciona recursos ausentes en

otros enfoques, para comprender la complejidad social, cultural y política existente

entre mujeres y hombres. Propone una visión de la humanidad diversa y

democrática que requiere que las mujeres y los hombres seamos distintos a lo

que somos y éramos, como único camino para la construcción de una democracia

genérica que nos reconoce en nuestra diversidad.

Uno de los primeros objetivos de la perspectiva de género es participar en la

construcción de una “nueva configuración de la historia, de la sociedad, de la

cultura y de la política desde las mujeres y con las mujeres” (Lagarde). Desde

luego, revelar esta nueva configuración de la realidad nos obliga a plantearnos

nuevos problemas y alternativas, y a incluir a las mujeres dentro de la sociedad, el

proceso de desarrollo, la política, el estado y la vida en democracia.

Para Teresa Incháustegui, la perspectiva de género en políticas públicas se

traduciría en incorporación de la equidad entre los sexos no sólo en los métodos

de análisis y de diagnóstico de la realidad social, que sirven de base para la

elección y formulación de aquéllas, sino también en los procedimientos de

programación, evaluación, y desempeño global de las mismas. “Y lo que es más

importante, en los mecanismos institucionales, formales e informales, que regulan

la asignación de oportunidades y la distribución de cargas sociales entre los

32

sexos, tanto en lo que toca a las estrategias y programas de política económica

como a las políticas sociales, la política de derechos y la distribución de poder”7.

La idea de la perspectiva de género tomó fuerza y consistencia como una

estrategia del movimiento internacional de mujeres a partir de la IV Conferencia

Internacional de la Mujer, celebrada en 1995, en Beijing, China, cuando se

identificó al Estado como un campo estratégico para la incidencia política a favor

del cambio en las relaciones de género. Esta definición estratégica fue concebida

a lo largo de una intensa discusión conceptual y política sobre la democracia, el

desarrollo y la justicia.

En este marco, los estudios de la mujer que ya avanzaban en la conceptualización

del género como una categoría para el análisis de la diferencia sexual, aportaron

elementos teóricos y metodológicos para cuestionar los sesgos androcéntricos de

las instituciones y sistemas sociales y promover la incorporación más activa de las

mujeres en el desarrollo. De esta forma, se ha ido dando cuerpo a todo un cúmulo

de experiencias de cambio institucional que hoy nos permite extraer algunas

reflexiones sobre su implementación.

Mujeres de todo el mundo que se han dedicado al estudio, análisis y denuncia de

ésta problemática definen la transversalidad de la perspectiva de género como un

enfoque de política pública que busca la (re)organización, el mejoramiento y el

desarrollo de procesos rutinarios de planeación y evaluación de las políticas

públicas, para incluir criterios de la equidad de género en los distintos niveles y

fases del proceso de planeación.

Como se advierte, se trata de una tarea compleja que requiere tanto el desarrollo

de una capacidad técnica para incidir en la reorganización de los procesos de

7 Teresa Incháustegui Romero: La institucionalización del enfoque de género en las políticas

públicas. Apuntes en torno a sus alcances y restricciones, LA VENTANA, NÚM. 10 / 1999

33

formulación a implementación de políticas, como de la deliberación y el consenso

público sobre ciertos valores relacionados con la igualdad y la equidad de género.

La “perspectiva de género” puede dar cabida a investigaciones en las que dichas

diferencias se consideren como un dato de “naturaleza”; a otras que las entiendan

como un dato de “cultura” que debe respetarse; y a otras que, desde perspectivas

feministas, las analicen como consecuencia de unas relaciones de poder entre

mujeres y hombres (y entre las propias mujeres) que estructuran lo social.

Con la finalidad de tener mayor claridad en conceptos clave sobre género,

presentamos el cuadro siguiente:

La igualdad de género permite a las mujeres y los hombres gozar de los mismos derechos humanos, de los bienes que la sociedad valora, de las oportunidades, los recursos y los beneficios de los resultados de desarrollo. El hecho de que las categorías de género cambien con el transcurso del tiempo significa que la programación del desarrollo puede tener un impacto en la desigualdad de género, ya sea aumentándola o reduciéndola.8

La integración de una perspectiva de género significa tomar en cuenta tanto las diferencias como las desigualdades entre las mujeres y los hombres en la planificación, la implementación y la evaluación de programas. Los roles de las mujeres y los hombres y su poder relativo influyen en lo que cada uno hace en la realización de una actividad y determinan quién sale beneficiado. Tener en cuenta las desigualdades y diseñar programas para reducirlas debe contribuir no sólo a programas de desarrollo más eficaces sino también a una mayor equidad/igualdad social. La experiencia ha demostrado que los cambios sostenibles no se realizan mediante actividades centradas sólo en las mujeres ni sólo en los hombres.

La equidad de género es el proceso de ser justo con las mujeres y los hombres. Para lograr justicia, deben

8 OECD DAC, DAC Guidelines for Gender Equality and Women’s Empowerment in Development

Cooperation (Paris, 1998): p. 13.

34

existir medidas para compensar las desventajas históricas y sociales que impiden a las mujeres y los hombres funcionar sobre una base equitativa. Las estrategias de equidad de género se usan para lograr con el tiempo la igualdad de género. La equidad es el medio; la igualdad es el resultado.9

VI. LOS RETOS DE LA TRANSVERSALIDAD La transversalidad del género constituye un enfoque sobre la igualdad de

oportunidades entre los sexos que pretende integrar la perspectiva de género en

los diversos ámbitos (social, económico y político) de la vida humana y en las

esferas públicas y privadas. Surge de las reflexiones, análisis y valoraciones de

las prácticas y políticas llevadas a cabo para lograr la igualdad entre hombres y

mujeres que han puesto de manifiesto que, si bien se han logrado avances

importantes en este terreno, no se está logrando modificar los elementos o

factores estructurales que configuran la desigualdad.10

La comprensión de la traducción al español, de “gender mainstreaming” como

“transversalidad del género”, ha sido problemática, ya que se produce un traslape

entre dos conceptos que apuntan a procedimientos distintos.

Por una parte, “gender mainstream” significa hacer ingresar el género para

modificar la corriente principal de las políticas de desarrollo. Se refiere a una

operación de desmontaje conceptual para terminar con la invisibilidad de género

en las políticas públicas. Por otra, la transversalidad es un método de

planeación horizontal que se usa tanto para cuestiones de género como para

9 Canadian International Development Agency, Guide to Gender-Sensitive Indicators (Ottawa:

CIDA, 1996). 10

El término fue propuesto durante la Tercera Conferencia Internacional de la Mujer (Nairobi, 1985) cuando las participantes

señalaron que había que superar las acciones específicas para las mujeres y adoptar un enfoque que modificara el

“mainstream”, esto es, la corriente o dirección principal de las políticas de desarrollo.

35

otros temas en los que se requiere la aplicación de enfoques integrales que

rompan la rigidez de las políticas sectoriales.

Los alcances más importantes de este enfoque son:

1) Incorporar el enfoque del género de manera transversal, para remontar la

exclusión y parcialización de las acciones a favor de las mujeres. Así se

consideró que la planeación debería ser transversal para cruzar las políticas

sectoriales y atravesar el conjunto de los procesos de diseño, ejecución y

evaluación de las políticas públicas, y

2) Desmontar el androcentrismo que subyace en los programas y acciones de

política pública, forjados en un espacio social dividido y organizado según

las necesidades e intereses del dominio masculino.

El origen de la definición institucional puede encontrarse en la comunicación de la

Comisión Europea de 1996 sobre “La incorporación de la igualdad de

oportunidades para hombres y mujeres en todas las políticas y actividades de la

Unión Europea”, la cual define la transversalidad de género como la integración

sistemática de las situaciones, prioridades y necesidades de mujeres y hombres,

respectivamente, en todas las políticas y actividades, con vistas a promover la

igualdad entre ambos sexos, y a movilizar todas las políticas y las medidas

generales con el propósito específico de alcanzar la igualdad, teniendo en cuenta,

de manera activa y abierta, durante la fase de planificación, sus efectos sobre las

situaciones respectivas de mujeres y hombres durante la ejecución, el control y la

evaluación11.

La transversalidad de género plantea un nuevo modelo de análisis, de intervención

y de gestión que reconoce que mujeres y hombres, debido a sus diferencias

biológicas y roles de género tienen necesidades, obstáculos y oportunidades

diferentes que deben ser identificados y tratados para corregir el desequilibrio

11

Tomado de Dora I. Munévar y Marta L. Villaseñor, Transversalidad de género. Una estrategia para el uso

político educativo de sus saberes, L A V E N T A N A , N Ú M . 2 1 / 2 0 0 5

36

existente entre los sexos. La transversalidad requiere igualmente conocimientos

interdisciplinares sobre las desigualdades entre mujeres y hombres y las

relaciones de género. Por tanto, es imprescindible la formación de quienes van a

integrar la perspectiva de género en las distintas áreas del saber, así como el

conocimiento de las técnicas y herramientas adecuadas para incorporarla.

También se requiere de cambios en los procedimientos administrativos y en

definitiva en la cultura organizativa que implique nuevos canales para el

intercambio y la cooperación12.

El compromiso y el reto que representa la responsabilidad de conseguir la

institucionalización de la perspectiva de género en el Estado, presenta, sin

embargo, distintos obstáculos. Por un lado, la incapacidad de los mecanismos de

género para traducir los intereses de las mujeres en directrices y estrategias de

programas y acciones públicas, sobretodo al interior de las propias instituciones.

Con frecuencia las voluntades políticas, así como los recursos presupuestales

representan intereses sexenales y en la mayoría de los casos, resultan

insuficientes para lograr los impactos deseados.

La presencia del tema en el debate público no significa que hoy sea aceptado

como para integrarlo a la agenda política pues en numerosos círculos, los

intereses relacionados con el género son percibidos como asuntos particulares,

como cosas de mujeres. O incluso como tabúes cuando el discurso apunta a la

sexualidad, o a la autonomía de la mujer en cuanto a su vida reproductiva,

matrimonial o familiar Esto obedece a que hay instituciones muy conservadoras

pero también al hecho de que a los hombres en el poder les cuesta dejarlo,

incluso, cuando para ser políticamente correctos, aceptan que deberían hacerlo

pues refiere a valores superiores vinculados con la convivencia democrática13.

12

Dora I. Munévar y Marta L. Villaseñor, Transversalidad de género.. Una estrategia para el uso político educativo de sus saberes, L A V E N T A N A , N Ú M . 2 1 / 2 0 0 5 13

María Luisa Tarrés Barraza, Algunos desafíos para imaginar una cultura política con perspectiva de género, Ponencia para el Foro “La cultura política con perspectiva de género para la gobernabilidad democrática”, CEPAL-INMUJERES, 04-12-03

37

El desafío es enorme, pues si bien hay acuerdos nacionales e internacionales para

democratizar la sociedad y el sistema político desde una perspectiva de género, la

cultura prevaleciente en la sociedad tiende a excluir o a invisibilizar a las mujeres.

Para traducir los intereses y necesidades de las mujeres y encontrar en cada área

de política e incluso en cada programa los contenidos específicos que tendría que

adoptar la equidad de género, es necesario fortalecer nuestra capacidad de

reconocimiento e interpretación de las inequidades de género en la estructura

social, pero también al interior del propio sistema político-institucional y fortalecer

las capacidades del Estado en la definición de una agenda pública en equidad. Se

trata de generar procesos de empoderamiento estructural que fortalezcan la

posición de negociación de las mujeres frente a sí mismas, a la familia, a la

comunidad, en el mercado y frente al Estado.

Por otro lado, se reconoce que la mayoría de estas experiencias han fallado en

articular proactivamente la fuerza de las mujeres con las instituciones públicas

establecidas. Lo que indica, entre otras cosas, la debilidad de la agenda de género

en la agenda pública.

Para el movimiento internacional de mujeres, la tarea de la transversalidad ha

significado un reposicionamiento en el sistema político e institucional del Estado,

considerado por décadas como una entidad patriarcal y machista que oprimía a

las mujeres y con la cual no se debían establecer relaciones políticas de

colaboración. Por suerte, estas nociones han dado paso a formas más complejas

de comprender cómo el género se articula con el poder y la construcción de las

instituciones públicas, lo que ha permitido acercamientos más productivos de parte

del movimiento hacia el Estado.

En relación a esta agenda, entre los actores políticos tradicionales del sistema

(partidos políticos, sindicatos) prevalece una ambigua actitud oportunista y

38

dadivosa que se mueve de lo "políticamente correcto" a la sutil resistencia al

cambio, generando desconfianza en las feministas. Esta mutua desconfianza,

hace efímeros y vulnerables los momentos de encuentro y alianza proactiva, a

impone el desafío de construir consensos políticos alrededor de las demandas

más urgentes de las mujeres.

Superar estas limitaciones no es tarea sencilla. Se requiere generar condiciones

políticas, institucionales, teóricas y culturales para cambiar el rumbo y la

racionalidad de la planeación pública. En este sentido, se hace necesario contar

con un vasto conocimiento sobre la desigualdad de género y su expresión en la

dinámica social.

Cabe señalar que si bien la discriminación de la mujer se expresa en

prácticamente todas las esferas de la sociedad, los procesos de modernización,

las rupturas y crisis han permitido su integración creciente pero generalmente

subordinada.

Es sobre todo en la esfera de las instituciones formales donde las mujeres

encuentran más obstáculos para su integración no sólo en el país sino en toda

América Latina (ver CEPAL-FLACSO: 2000). Aunque hoy existen decisiones

orientadas a aumentar su representación en los diversos niveles de las

instituciones, la cultura sexista invade de tal forma los valores, las normas y las

prácticas en el ámbito de lo político, que es aquí donde se aprecia con mayor

claridad que en otros espacios las dificultades de la integración de la mujer.

El problema no es nuevo y está tan enraizado que finalmente el analista no logra

discernir cuál es la causa del problema. ¿Es la cultura sexista que permea las

instituciones la que explica el distanciamiento de las mujeres o es la condición

subordinada de las mujeres en otras esferas de la vida social la que hoy día

impide que no aprovechen las oportunidades que ofrece un sistema político que se

moderniza y que en última instancia las necesita porque son la mayoría electoral?

39

No hay duda que la exclusión está marcada por la interrelación de estas dos

dimensiones14.

El principal reto de estos procesos consiste en construir consensos sólidos

respecto a la equidad de género y garanticen la asimilación de valores de

igualdad y respeto a las diferencias, que sin duda beneficiará la vida de mujeres y

hombres que trabajan en las instituciones de gobierno.

VII. LA TRANSFORMACION O REENCAUSAMIENTO DEL ESTADO

Si aceptamos esta perspectiva, el reto de la reforma del estado implica un cambio,

una "transformación" profunda, más que una "reforma". El nuevo enfoque sobre

crecimiento, desarrollo y cohesión social debe basarse en la igualdad de géneros,

en la creación de nuevos mecanismos institucionales, un consenso social, y de

mejores políticas públicas para mejorar la provisión de servicios sociales por parte

del Estado.

Las dimensiones, funciones, papeles, fundamentos del estado, y las relaciones

entre los actores deben cambiar. En cuanto a la perspectiva de género, cada

sociedad, pueblo, grupo y persona tiene su particular perspectiva basada en su

cultura e informada por su historia y tradición. Por lo tanto, la estrategia de cambio

social de acuerdo con la perspectiva de género empieza con la identificación de

diversas cosmovisiones (valores, normas, y maneras de juzgar los hechos; es

decir, los distintos aspectos de la institucionalidad informal) que coexisten en cada

sociedad, y luego procede a detectar las posibilidades vitales y los conflictos

institucionales y cotidianos que enfrentan los hombres y las mujeres.

14

María Luisa Tarrés Barraza, ALGUNOS DESAFÍOS PARA IMAGINAR UNA CULTURA POLÍTICA CON

PERSPECTIVA DE GÉNERO, Ponencia para el Foro “La cultura política con perspectiva de género para la

gobernabilidad democrática”, CEPAL-INMUJERES, 04-12-03

40

A partir de esta comprensión social, se pueden estimular y desarrollar ciertas

herramientas para fomentar capacidades de acción y transformación arraigadas

en la institucionalidad vigente, a la vez que lograr una mejor percepción de las

posibilidades de futuro con cambios en esa institucionalidad.

Esta reforma exige cambios en cuanto a la administración pública y al papel del

Estado en la economía, las relaciones con la sociedad civil, la impartición de

justicia, la igualdad de oportunidades y la participación ciudadana.

Hablamos de la conformación de un Estado regulador, ágil, supervisor, que se

involucra de modo directo en funciones y responsabilidades que la sociedad civil

no puede, ni debe, asumir. Puede compartir con la sociedad civil ciertas

competencias que eran tradicionalmente suyas, tal como la seguridad y la justicia,

donde la sociedad civil puede asumir un papel más activo, pero debe mantener

ciertas funciones de regulación y supervisión que sólo el estado puede cumplir.

Es menester incorporar la perspectiva de género en el proceso de creación de

esa nueva realidad. De hecho, sin las mujeres cualquier avance será a medias, se

estaría desaprovechando una nueva oportunidad.

La participación de las mujeres en el Estado es un medio, no un fin en sí mismo;

el objetivo es conseguir una transformación social profunda que incida en un

cambio en las mentalidades de los individuos y las instituciones básicas de la

sociedad. En fin, sólo un Estado que es representativo de las mujeres, que las

escucha e incluye en la toma de decisiones, y que elabora políticas públicas que

responden a sus demandas especiales para transformar las diferencias entre los

géneros, será efectivo y eficiente, equitativo, justo y sobre todo legítimo.

VII. EL PAPEL DE LAS MUJERES EN LA TRANSFORMACION DEL ESTADO

41

La participación de las mujeres activa la exigencia de la rendición de cuentas a los

gobernantes en la formulación de políticas públicas, y en la aplicación y

efectividad de la política, favoreciendo la creación de derechos y de

responsabilidades ciudadanas. La legitimidad de la democracia se ve afectada al

incluir y considerar una porción más que importante de la población y que tiene

necesidades distintas.

El proceso de reforma del estado considera a las mujeres y hombres, como

ciudadanos con derechos y responsabilidades, que tienen cada uno problemas y

necesidades diferentes a atender. Sin escuchar su voz, no se sabrá la realidad

que enfrentan, y las políticas promovidas no presentarán soluciones contundentes

y eficientes. El impacto y efectividad de la gestión pública serán limitados si los

sesgos de género, tanto dentro del aparato estatal, cómo en la cosmovisión de la

sociedad misma y en los servicios ofrecidos por el estado, no se superan.

El objetivo macro de transformación institucional se alimentará de y contribuirá al

cambio del modelo estatal y al aumento de la participación de las mujeres. Dentro

de este objetivo, la perspectiva de género funciona como una herramienta para ver

la realidad diferenciada de mujeres y hombres y para resaltar la relevancia de

dichas diferencias en el cumplimiento de las metas del estado y sus instituciones

públicas.

VIII. CULTURA INSTITUCIONAL CON PERSPECTIVA DE GENERO

Las instituciones son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente,

son las limitaciones formales o espacios de permisibilidad ideadas por el hombre

que posibilitan la interacción humana. Desde ellas, el Estado construye y

estructura su quehacer a partir de, entre otros elementos, una serie de normas y

leyes y la definición de políticas que operan al interior de las propias instituciones y

42

que para efectos de este trabajo podemos reconocer como política institucional o

interna y política pública.

“Mediante estas reglas escritas y no escritas, de sus rutinas, valores, significados

y creencias que les dan identidad, las instituciones encausan la acción

restringiendo su libre flujo, delimitan las claves de interpretación de las situaciones

a las que se enfrentan y, por ende, fijan lo que es deseable o indeseable de

acuerdo con un modelo previo. Así pues, sesgan la selección de alternativas de

solución de lo que reconocen como “problemas” de su competencia, delimitan

estas competencias entre ámbitos y actores, fijando los tiempos y las alternativas

“apropiadas” para tomar ciertas decisiones, así como las rutinas del aprendizaje

institucional”15. Esta cultura institucional incluye “el conjunto de las

manifestaciones de poder, de características de interacción y de toma de

decisiones que, a lo largo del tiempo, se convierten en hábitos y en parte de la

‘forma de ser’ de éstas”.

La cultura institucional es, entonces, la personalidad de una institución y determina

las convenciones y reglas no escritas de la institución, sus normas de cooperación

y conflicto, sus canales para ejercer influencia. 16 Es así que las organizaciones no

son neutrales al género y su visión de cómo deben ser y hacerse las cosas,

condiciona los comportamientos y las elecciones individuales.

Las instituciones proporcionan una estructura a la vida cotidiana, otorgando así

certidumbre en la vida social, constituyen una guía para la interacción humana, por

ello, muy comúnmente, cuando por diversas razones, en contextos históricos

propicios, el Estado voltea la mirada hacia el reconocimiento de la prevalencia de

una histórica y sistemática inequidad de género en las estructuras sociales y en la

política pública, bien sea desde sí mismo o a partir de las presiones y exigencias

15

Teresa Incháustegui Romero: La institucionalización del enfoque de género en las políticas públicas. Apuntes en torno a sus alcances y restricciones, LA VENTANA, NÚM. 10 / 1999

16 Cfr. Hola,Eugenia, y Rosalba Todaro, 1992

43

de una sociedad cansada y en la búsqueda de transformaciones que permitan

mejores condiciones de vida. Inclusive se llega a reconocer cómo es que esta

inequidad presenta efectos importantes en los diversos sistemas de esta

estructura social, para generar una política pública con equidad y con base en el

respeto ejercicio de los derechos humanos.

De esta manera, y aunque falta mucho por hacer, podemos decir que hoy en día

se empieza a construir paulatinamente una política pública que considera la

equidad de género en los espacios educativos, en el acceso a los servicios de

salud, a las oportunidades de empleo, en la impartición de justicia, en la

precepción de ingresos, por lo que se norma y legisla de manera tal que las niñas

y las mujeres participen de la vida social en igualdad de condiciones con respecto

de los hombres y en un maro de reconocimiento y respeto de sus derechos.

Sin embargo, al desarrollar e impulsar cambios en el quehacer gubernamental, no

se observa una misma intención ni intensidad cuando se refiere al reconocimiento

de la existencia de una condición de inequidad de género al interior de las

instituciones. Pareciera como si las necesidades de cambio y superación de esta

condición social de vida existieran y se pudieran dar tan solo hacia afuera de las

instituciones y que en su interior, por tratarse de instancias que se presentan como

brazos operadores del Estado, se reconocieran tan solo de espacios en el mejor

de los casos asexuados, sin reconocer que en realidad contienen en su interior

dinámicas de interrelación que para poder existir, reproducen situaciones diversas

de inequidad en las que la mujer es relegada, abusada, violentada, invisibilizada y

minusvalorada siempre.

Podemos entonces decir que las dinámicas que se reproducen al interior de las

instituciones, son un reflejo de las dinámicas que como sociedad reproducimos en

nuestra cotidianidad y que se traducen en una permanente discriminación de

género hacia la mujer: acoso sexual, acoso laboral, sin reconocimiento ni respeto

44

de sus derechos, cosificada, a quien se le asignan las tareas más elementales,

con limitada o nula participación en la toma de decisiones, expropiada de sí misma

y puesta al servicio y las voluntades de los hombres.

Como ya hemos visto en el apartado en que se habla del concepto de género

como una construcción social, no debemos olvidar que “históricamente hemos

condicionado a las mujeres ha realizar tareas vinculadas con el orden reproductivo

fundamentado en la diferencia sexual, ligada a la naturaleza y ajena a la razón.

Desde este punto de vista, las condiciones de subordinación de las mujeres

producen al menos dos respuestas que han sido detectadas por diversas

investigaciones:

a) Mujeres individualizas, con habilidades para crear espacios de interacción

alternativos y paralelos a los que ofrecen las instituciones y entidades del

gobierno, que por lo general no las reconocen o no les satisfacen las necesidades

propias de su género.

b) Mujeres subordinadas, cuyo ámbito de acción se reduce al ámbito doméstico,

no se interesan ni conocen sobre política y evitan participar más allá de lo que

exige la ley.

La exclusión de las mujeres produce un círculo vicioso de apatía y obediencia

pasiva al mismo tiempo que genera redes de solidaridad y cooperación paralelos a

las instituciones, orientados a la obtención de bienes que les son negados por el

discurso político hegemónico (masculino). Aunque este razonamiento podría

aplicarse a otros sectores subordinados o marginados de la esfera política

institucional, en el caso de la mujer cobra eficacia ya que ubica la discusión en un

45

terreno poco transitado. Y en efecto, las mujeres se abstienen porque evitan jugar

un juego que de antemano pueden no ganar”17.

Las instituciones, como la realidad social, están en constante cambio, son

dinámicas y se amoldan a las exigencias del contexto histórico. Aunque las

limitaciones formales o, dicho de manera más apropiada, las normas formales

pueden cambiar de la noche a la mañana como resultado de decisiones políticas o

judiciales, las limitaciones informales, que tienen que ver más con la costumbre y

las tradiciones son mucho más resistentes al cambio. Estas limitaciones conectan

al pasado con el presente pero sobretodo, nos proporcionan una clave para

descubrir los caminos que nos conducen hacia las transformaciones históricas.

La vía resultante del cambio institucional está conformada por: el entrelazamiento

entre las instituciones del Estado y las organizaciones de la sociedad18 y por el

proceso de retroalimentación por medio del cual las personas percibimos y

reaccionamos a los cambios que se dan en el conjunto de oportunidades. El

cambio institucional conforma el modo en que las sociedades evolucionan a lo

largo del tiempo, por lo cual es la clave para entender el cambio histórico.

De acuerdo con esto, institucionalizar la perspectiva de género en los modelos de

las decisiones públicas supone, de entrada, hacer visible, contable y evaluable un

conjunto de variables sociales y económicas referentes al mundo femenino, buena

parte de ellas excluidas actualmente del funcionamiento de las instituciones

públicas y de los modelos de política, por lo que, en muchos aspectos,

institucionalizar esta perspectiva implica desplegar un nuevo paradigma de política

pública, con el correspondiente desarrollo del instrumental teórico-conceptual,

metodológico y operativo; éstos serían los indicadores, las bases de datos, el

17

María Luisa Tarrés Barraza, “Algunos desafíos para imaginar una cultura política con perspectiva de

género”, Ponencia para el Foro “La cultura política con perspectiva de género para la gobernabilidad

democrática”, CEPAL-INMUJERES, 04-12-03 18

Las limitaciones institucionales formales e informales dan como resultado organismos particulares de cambio.

46

desarrollo de instrumentos de política y los mecanismos de gestión (incluyendo los

de gestión financiera).

Y otro tanto en lo que hace a leyes, normas y procedimientos de regulación de

derechos, oportunidades y conflictos, por lo que en conjunto la institucionalización

en política pública de esta nueva perspectiva implicaría una reforma institucional

de vastas proporciones del aparato público y de las culturas institucionales que

permiten su reproducción”19.

La reforma del Estado y la perspectiva de género son dos medios

interdependientes para promover el desarrollo. Es más, sin la perspectiva de

género, la reforma del Estado no se va a dar dentro del espíritu democrático

contemporáneo. Dicho espíritu implica participación ampliada para incluir actores,

medios y estrategias políticas no-tradicionales. Por un lado, si la reforma del

Estado no incorpora la perspectiva de género, será un esfuerzo a medias al obviar

los cambios de la capacidad de la sociedad para formular demandas y terminará

exacerbando o afianzando las relaciones de poder existentes. Y, si la perspectiva

de género no cuestiona la construcción actual del Estado y no intenta

transformarla, el concepto será vacío, carente de peso político, al no enfrentarse a

la estructura y eje articulador del poder, el Estado, la contraparte institucional de

la sociedad.

El proceso de transformación institucional cruza necesariamente por dos ejes: el

de las ideas y el político. Con respecto a las ideas, tiene que ver con comprender

la relación que existe entre la perspectiva de género, que establece a las mujeres

como sujetos activos (como ciudadanas) y la reforma del Estado, como algo

fundamental y necesario si lo que se quiere es, precisamente, impulsar políticas

de desarrollo con equidad.

19

Teresa Incháustegui Romero: La institucionalización del enfoque de género en las políticas públicas. Apuntes en torno a sus alcances y restricciones, LA VENTANA, NÚM. 10 / 1999

47

Por lo que toca a lo político, las ideas se articulan y se ponen en práctica desde

los espacios de toma de decisión y desde "abajo" a partir de las demandas de la

sociedad impulsadas y del reconocimiento de las desigualdades entre mujeres y

hombres.

En sociedades como la nuestra, en donde se comienzan a percibir señales de una

democracia incipiente no suele haber tradición de participación. Las mujeres

están ante una situación de doble desventaja porque en nuestra sociedad en

general no tenemos cómo defender nuestros derechos adecuadamente, y porque

las mujeres en particular comienzan la vida en condición de desigualdad. Como

se ha dicho repetidas veces en otras oportunidades y a través de diversos

informes y estudios, las mujeres trabajan más, ganan menos, sufren más de la

violencia y se escuchan y participan con mayor dificultad que los hombres y los

retos ahora planteados al final de este milenio requieren una transformación del

vínculo Estado-Sociedad.

La transversalidad se presenta, entonces, como una estrategia necesaria para

incorporar las metas de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en

todas las áreas de la vida social; circula por espacios de tensiones y de conflictos

dada su naturaleza controvertible que se requiere reconocer y asumir. Su

instrumentación exige la integración sistemática de la categoría de género en

todas las estructuras gubernamentales y académicas; en todos los programas; en

todas las acciones, procesos y proyectos concretos y en todas las

responsabilidades sociales.

La transversalidad de género queda entonces delimitada como una estrategia para

promover tanto la perspectiva de género como la igualdad entre géneros. Es una

estrategia que tiene como propósito la inclusión del análisis de género como parte

fundamental de cualquier proceso de diseño, mejora, seguimiento y evaluación de

políticas, proyectos y programas mediados por consultas entre mujeres y hombres

para integrar necesidades, puntos de vista y preocupaciones en todos los

48

procesos de toma de decisiones que traten esos temas. Y la inclusión de los

saberes de género que exigen la ruptura de la organización vigente para asegurar

puntos de encuentro y de negociación.

La transversalidad de género es el enfoque que no se queda con la presencia

femenina en el espacio de toma de decisiones, sino que aspira a que en todas

esas decisiones, en todas las políticas, sea quien sea que las formule, se tome en

cuenta el enfoque de género. Las mujeres ya no demandan solamente ser

ministras, diputadas, senadoras, síndicas, juezas, dirigentas de los partidos en los

que militamos, sino que exigen la consideración general de la perspectiva de

género en todas las áreas políticas, científicas, académicas, sociales, en toda

acción, en toda circunstancia. Lo que importa es que se asuma y que se aplique el

principio de la transversalidad de género, en cada espacio público y privado en el

que se diseñen planes, programas y proyectos20.

IX. EL PAPEL DE LOS INSTITUTOS DE LAS MUJERES

En esta compleja tarea de hacer posible la transversalidad de género, los

Institutos de las Mujeres tienen la responsabilidad de promover y fomentar

acciones en el gobierno para incorporar los criterios de equidad de género en sus

planes, programas y acciones.

Entre sus acciones se encuentran las siguientes:

Establecen programas estatales para la igualdad de Oportunidades en los

que marcan objetivos, estrategias y líneas de acción.

Llevan a cabo procesos de sensibilización, formación y capacitación a

servidores públicos.

20

Dora I. Munévar y Marta L. Villaseñor, Transversalidad de género. Una estrategia para el uso político

educativo de sus saberes, La Ventana , NÚM . 21/2005

49

Realizan investigaciones sobre problemáticas específicas de las

condiciones de las mujeres en la entidad.

Promueven la gestión y concertación de acciones interinstitucionales, entre

diferentes órdenes de gobierno y con organismos internacionales.

Realizan el monitoreo y la evaluación de programas.

X. DIAGNÓSTICO SOBRE CULTURA INSTITUCIONAL CON PERSPECTIVA DE GENERO EN CHIAPAS

Como se ha venido desarrollando a lo largo de este documento, la importancia de

la institucionalización de la perspectiva de género en la construcción de la política

pública, en la conformación de marcos normativos y legales que garanticen al

interior de las propias instituciones dinámicas laborales en equidad, pasa de

manera necesaria por generar las condiciones que propicien la no discriminación,

la igualdad de oportunidades y de trato entre los sexos, el ejercicio pleno de los

derechos de las mujeres y su participación equitativa en la vida política, social,

cultural y económica.

Las prácticas culturales, laborales e institucionales que discriminan a las mujeres

afectan el desarrollo y la eficiencia institucional. Para transformar esta realidad,

como en todo proceso, se requiere comenzar por la importante expresión de

voluntad política para impulsar las transformaciones necesarias que permitan la

conformación de una cultura institucional que considere la equidad de género, y

contar con información que permita dar cuenta de las características y las

condiciones en que las mujeres desempeñan su trabajo en las instituciones del

gobierno estatal.

Como parte de este proceso de transversalizar la perspectiva de género en el

estado y el Instituto Nacional de las Mujeres en colaboración con el Instituto

Estatal de las Mujeres, dispuso un fondo para realizar diversas acciones cuyo

objetivo se encamina a promover acciones que fomenten una vida sin violencia ni

discriminación y una auténtica cultura de la igualdad de oportunidades entre

mujeres y hombres.

50

Entre las acciones más relevantes del Fondo mencionado, se considera la

realización de un Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de

Género que tiene como finalidad conocer la percepción del personal de las

instituciones públicas sobre la situación de igualdad entre mujeres y hombres al

interior de la administración pública, como base para la conformación del

Programa de Cultura Institucional con Perspectiva de Género que permita dar

cumplimiento al Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012.

La importancia del Programa radica en que pueden ser incorporados elementos

fundamentales tanto en términos de igualdad de oportunidades como de la propia

cultura institucional que favorezca un clima laboral en pro del respeto y la igualdad

para avanzar en la construcción de una sociedad democrática.

Este Diagnóstico fue realizado por el Centro de Investigaciones en Salud de

Comitán, (CISC) a finales del 2008, bajo el encargo del Instituto Estatal de las

Mujeres. Sus principales resultados a continuación los presentamos como base

del Programa de Cultura Institucional con perspectiva de género en Chiapas, para

posteriormente presentar la propuesta metodológica y herramientas básicas para

el proceso de planeación que nos permita completar el programa con un enfoque

participativo, en el que se incluyan tanto hombres como mujeres de los diferentes

niveles jerárquicos de la institución.

El diagnóstico se basó en el levantamiento de una encuesta vía internet en la que

participaron 2,450.servidores públicos, 1,254 hombres (51.2%) y 1,196 mujeres

(48.8%) de 10 instituciones de la Administración Pública del estado de Chiapas, de

todos los niveles jerárquicos, con la finalidad de conocer su percepción sobre la

situación de igualdad entre mujeres y hombres.

Las instituciones participantes corresponden a 3 sectores de la Administración

Pública Estatal:

Sector de Desarrollo Social y Asistencia

Secretaría de Desarrollo Social

51

Secretaría de Economía

Secretaría del Campo

Secretaría de Educación

Secretaría de Salud

Secretaría de Infraestructura

Secretaría de Transportes

Sector de Justicia:

Seguridad Pública

Sector Normativo:

Secretaría de Hacienda

Secretaría de Administración.

Perfil sociodemográfico de la población encuestada

La mayoría de las personas que participaron en la encuesta son casados (64% y

42% respectivamente), jefes de familia (73% de los hombres y 53% de las

mujeres). La mitad de la población encuestada, tanto hombres como mujeres,

tienen estudios de licenciatura completos 57% y 48% respectivamente y sólo el

10.8% de los hombres cuenta con estudios de posgrado, en tanto que en las

mujeres representa el 9.6%). Actualmente la mitad del universo considerado para

esta encuesta, declaró que no continúa estudiando ni recibió ninguna capacitación

durante el 2007. Apenas tres de cada diez personas empleadas en las 8

instituciones del gobierno del estado son mujeres.

52

Personal por sexo

Mujeres

35%

Hombres

65%

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

La Secretaría de Educación es la única en la que se distribuye el personal en 50%

hombres y 50% mujeres. De cerca le siguen la de Economía, Hacienda,

Administración y Desarrollo Social. Dentro de las más masculinizadas se

encuentran la de Seguridad Pública, la de Infraestructura y la del Campo.

53

Distribución porcentual por sexo e institución del personal

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

ADMINISTRACION

CAMPO

ECONOMIA

EDUCACIÒN

HACIENDA

INFRAESTRUCTURA

SEDESO

SEGURIDAD

%

Mujeres Hombres

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Distribución de la población por situación familiar y sexo

Frecuencia Porcentaje Hombres Mujeres

Casado(a) 1321 53.9 64.4% 42.9%

Divorciado(a) 106 4.3 3.0% 5.7%

Separado(a) 95 3.9 2.0% 5.9%

Soltero(a) 704 28.7 22.1% 35.7%

Unión libre 201 8.2 8.1% 8.4%

Viudo(a) 23 .9 .4% 1.5%

Total 2450 100.0 100.0 100.0 Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Poco más de la mitad (51.1%) tiene entre 1 y 2 hijos; y casi una tercera parte

(31.9%) no tiene hijos.

54

Nivel del puesto que desempeña actualmente ¿Es usted jefe o jefa de familia?

No Si

Asesor 3.5 3.0

Mando Medio (Director de Área, Jefe de Unidad) 2.4 3.3

Mando Operativo (Jefe de Departamento, Jefe de Área) 13.0 21.9

Mando Superior (Secretario, Subsecretario, Director, Coordinador General)

1.7 1.4

Operativo Administrativo 64.2 49.7

Operativo de Campo 15.2 20.7 Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

El 73.5% de las personas tiene entre 21 a 40 años, 31.6% entre 21 a 30 años y

40.9% entre 31 a 40 años y sólo el 20.3% tiene entre 41 a 50 años. Resalta que

casi una tercera parte (32.6%) de las personas que trabajan en la Administración

Pública estatal son jóvenes de entre 15 a 29 años.

Distribución por edad de la población encuestada

55

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Escolaridad

Poco más de la mitad (53.1%) de las personas tiene licenciatura o estudios

profesionales completos y sólo 10.2% tienen estudios de posgrado. En tanto que

el 8.7% tiene estudios incompletos desde primaria hasta licenciatura.

Nivel escolar Frecuencia Porcentaje

Doctorado 1 0.04

Estudios técnicos 270 11.02

Licenciatura o Estudios Profesionales completos 1302 53.14

Maestría 249 10.16 Ninguno 5 0.20

Normal 18 0.73

Otro 20 0.81 Preparatoria o similar completa 286 11.67 Secundaria completa 70 2.85 Primaria completa 14 0.57 Total 2235 91.22

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

56

Total de personas con estudios incompletos

Nivel escolar Frecuencia Porcentaje

Licenciatura o Estudios Profesionales incompletos 150 6.12 Preparatoria o similar incompleta 45 1.83

Secundaria incompleta 15 0.61

Primaria incompleta 5 0.20

Total 215 8.77

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

El 78.2% no realizan ningún tipo de estudios actualmente.

Horas de capacitación

Casi la mitad (48.1%) de las personas no llevaron ningún curso de capacitación

durante el 2007; el 11.5% realizaron más de 40 horas y se capacitan más hombres

(56.1%) que mujeres (47.4%).

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

57

Por lo que toca al tipo de puesto en que se desempeña la población encuestada

tenemos que, para el caso de los hombres, el 4.6% de quienes respondieron la

encuesta trabajaban como asesores, como mandos medios (director de área y jefe

de unidad) el 4.6%, mando operativo (jefe de departamento, jefe de área) el

22.8%, como mando superior (secretario, subsecretario, director y coordinador)

2.6%, operativo administrativo el 47.6% y operativo de campo el 17.%.

En puestos estratégicos y de toma de decisiones

Por categoría de empleo, se observa una división del trabajo que responde a la

normativa genérica, destacando profesiones tradicionalmente desempeñadas por

las mujeres y por los hombres. Así por ejemplo, lo puestos de enfermería, de

secretaria, de cuidado de infantes, casi su totalidad son ocupadas por mujeres.

Versión contraria a las categorías de albañil, operador de maquinaria pesada,

vigilante o policía, ocupadas por varones.

Lo anterior no ocurre cuando se examinaron las categorías que corresponde a

responsabilidades y toma de decisiones. Según los resultados de la encuesta el

100% de los mandos superiores están ocupados por varones, en el Mando Medio

Superior hay apenas 12% de mujeres, observándose inequidades que son

importantes de considerar a la hora de diseñar políticas de discriminación positiva.

58

Plantilla de personal por categoría y sexo (mandos)

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

MANDO MEDIO "B"

MANDO MEDIO "E"

MANDO MEDIO SUPERIOR

MANDO OPERATIVO "D"

MANDO OPERATIVO "F"

MANDO OPERATIVO "G"

MANDO SUPERIOR

%

Mujeres Hombres

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

En términos generales se observó la inequidad en la representación de las

mujeres en 8 instituciones del poder ejecutivo del gobierno del estado, ya que sólo

ocupan el 35% de los mismos. Inequidad en el ejercicio del poder, la autoridad y la

jerarquía de las mujeres en las 10 instituciones estudiadas. La desigualdad se

agudiza a medida que avanza la jerarquía. A mayores niveles jerárquicos, menor

número de mujeres, es así que sus intereses estratégicos y sus necesidades

prácticas permanecen invisibles numérica y simbólicamente.

Antigüedad y puesto

Una cuarta parte (25.2%) de las personas que respondieron el cuestionario han

trabajado de 6 a 10 años en su institución, seguidas por las que han trabajado 1

año (15.4%) y las que han trabajado de 16 a 20 años (10.9%).

59

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

La promoción y la movilidad en la ocupación de los cargos, así como su relación

con los años de experiencia, nos hablan de las oportunidades de movilidad

laboral. Como se puede apreciar en la tabla cerca del 60% de los encuestados,

tanto hombres como mujeres, mantienen el mismo puesto en el que comenzaron,

aunque se puede observar que los hombres presentan una movilidad mayor.

60

¿En cuántos diferentes niveles de puesto ha estado usted en su institución?

Niveles de puesto Hombre Mujer

En 3 niveles de puesto 12.1 9.6

En 4 niveles de puesto 2.7 2.8

En 5 niveles de puesto o más 2.1 1.2

En dos niveles de puesto 27.2 27.3

En el mismo nivel de puesto 55.9 59.0

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Por su parte, poco más de la mitad (61.4%) de las personas ingresaron a su

institución por contratación directa, más hombres (63.4%) que mujeres (59.3%).

Del 23.2% que ingresaron a través del instituto de profesionalización, el 25% son

mujeres y el 21.5% son hombres. Es decir que todavía se requiere trabajar en el

servicio civil de carrera que permite tanto la continuidad como el ascenso a

puestos de mayor nivel jerárquico, a partir criterios de competencias laborales.

61

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Conocimiento y manejo de un Marco Jurídico para el ejercicio de los Derechos de las Mujeres

En relación al conocimiento del marco jurídico de género que tiene que ver con la

Igualdad entre hombres y mujeres; el acceso por parte de las mujeres a una vida

libre de violencia, así como del Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres

y Hombres, solamente la mitad de la población encuestada reporta conocer su

existencia (51%, 52% y 37% respectivamente), lo que significa que un amplio

número de empleados y empleadas del gobierno desconocen la existencia de

instrumentos legales que, por un lado, obligan a los varones a tratar a la mujer en

condiciones de igualdad, pero sobretodo nos muestra cómo las mujeres, ante el

desconocimiento de estos instrumentos, se ven limitadas en el ejercicio pleno de

sus derechos.

62

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Otro elemento importante a destacar y que sin duda representa una línea de

trabajo a considerar al momento de conformar los programas de cultura

institucional con perspectiva de género, tiene que ver con la capacitación que

recibe el personal en estos temas, encontrando que en porcentajes muy bajos se

reconoce haber recibido cursos y talleres sobre perspectiva de género, con tan

sólo un 29% de empleados y empleadas que han recibido esta capacitación, aún y

cuando más del 80% del personal respondió tener interés por recibir capacitación

en este sentido. Es decir que existe un desencuentro entre los intereses

institucionales y los de su personal en cuanto al reconocimiento de necesidades

de capacitación para un mejor desempeño laboral, en donde cerca del 100% de

las mujeres y más del 90% de los hombres que respondieron el cuestionario,

manifestaron su interés por capacitarse en perspectiva de género.

63

Por su parte, la mayoría de los encuestados (70.8%) desconoce la existencia de

instancias administrativas encargadas de la equidad de género en sus

instituciones lo que repercute en las limitaciones para avanzar de mejor manera en

la transversalización de la perspectiva de género a su interior, que tenga por

mandato tanto la capacitación, la difusión y divulgación así como el

acompañamiento de estos procesos.

Conciliación vida laboral, familiar y personal

Este aspecto es importante para el desarrollo armónico tanto del individuo como

de las familias pues evalúa el balance entre las esferas pública (trabajo) y privada

(familia y personal). Seis de cada 10 personas están muy de acuerdo en que en su

institución se otorgan permisos considerando las necesidades familiares de

mujeres y hombres y más hombres (65.5%) que mujeres (60.2%) opinan en este

sentido.

64

Sin embargo 4 de cada 10 (38.8%) personas están muy en desacuerdo o algo en

desacuerdo en que en su institución se agendan reuniones de trabajo fuera del

horario laboral y/días laborales.

Es decir que se necesita hacer un esfuerzo mayor en la conciliación de la vida

privada y la vida pública, ya que repercute en la calidad y desempeño mismo del

trabajo. Algunas personas que contestaron el cuestionario comentaron que el

horario se ha extendido, en ocasiones sin tener horario de salida, lo que repercute

tanto en el desgaste físico de las personas, como en la dinámica familiar. Lo

mismo ocurre con las reuniones de trabajo fuera del horario laboral y días

laborales, en el que hay un desacuerdo en que esto se lleve a cabo, lo que obliga

a las personas a hacer acomodos y dinámicas familiares que se adapten a esta

situación.

Respecto a los permisos para atender asuntos familiares o personales, resulta que

la mitad (54%) está muy de acuerdo o algo de acuerdo en que en su institución se

considera negativo solicitar permisos para atender asuntos familiares.

Respondieron así más hombres (32.6%) que mujeres (31%).

En el mismo sentido, resulta que seis de cada 10 está muy en desacuerdo en que

en su institución sólo se otorga a mujeres autorización para atender asuntos

familiares y son más mujeres (67.6%) que hombres (62.5%) comparten esta

respuesta, lo que nos está indicando la necesidad de que tanto hombres como

mujeres puedan atender asuntos familiares sin distinción de sexo.

Acoso y Hostigamiento Sexual

Respecto al tema de hostigamiento o acoso sexual en los centros de trabajo, el

8% de las personas que contestaron el cuestionario dijeron haber sido víctimas de

hostigamiento o acoso sexual en su centro de trabajo, más mujeres (13%) que

65

hombres (3.1%). Las mujeres presentan un riesgo de hasta 6.7 veces más que los

varones de ser hostigadas en las instituciones (p=0.000).

8 de cada 10 mujeres no denunció ese hostigamiento o acoso sexual ante las

autoridades y mecanismos competentes y del restante 17.8% que sí denunció,

sólo 2 (20.2%) quedaron conformes. Por su parte casi 9 de cada 10 hombres

(88.7%) no denunció ese hostigamiento o acoso sexual, de los que sí lo hicieron

también sólo 2 (23.9%) quedaron conformes.

Este problema existe en las instituciones y cobra dimensiones aún desconocidas,

debido a que no se cuenta con estudios cualitativos suficientes que nos indiquen

tanto la dinámica en que éste se lleva a cabo, como por los impactos que conlleva.

En su mayoría, no son denunciados y al decir de los y las entrevistadas “pareciera

que son parte de los costos que las mujeres tienen que pagar por trabajar”.

Podríamos decir que se encuentra naturalizado el problema en la dinámica

institucional y se prefiere no denunciarlo por el temor a perder el empleo,

reproduciendo así círculos viciosos de silencio, malestar y complicidad. Al parecer

se agudiza en las instituciones más masculinizadas por lo que deberá ser un

problema prioritario a atender por el Programa de Cultura Institucional para que el

hostigamiento sexual sea reconocido plenamente como una violación a los

derechos tanto de las mujeres como de los hombres.

Al decir de algunas mujeres, se desconoce la instancia gubernamental encargada

de atender estas denuncias, además de que existe desconfianza en la resolución

positiva de la misma.

Ese desencuentro evidencia que pese a los esfuerzos que se han realizado en

posicionar como parte de la agenda los temas de género, todavía falta mucho por

hacer en términos de inclusión y respeto a los derechos de las mujeres pero

también, evidencia una ausencia de instrumentos y mecanismos normativos y

legales internos, así como acciones de promoción, capacitación sobre el tema

66

para desnaturalizarlo y de difusión sobre las instancias responsables de la

atención de este tipo de delitos.

Víctimas de Hostigamiento sexual

Sexo

Total Hombre

Mujer

He sido víctima de hostigamiento o acoso sexual en mi centro de trabajo No 1215 1040 2255

Si 39 156 195

Total 1254 1196 2450

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Denuncias de Hostigamiento Sexual

Sexo

Total Hombre

Mujer

Denuncié mi caso ante las autoridades y mecanismos competentes No 110 166 276

Si 14 36 50

Total 124 202 326

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Conformidad por la atención a las denuncias

Sexo

Hombre Mujer

Quedé conforme con la respuesta dada por la

institución a mi denuncia

Quedé conforme con la respuesta dada por la

institución a mi denuncia

% %

No 76.1% 79.8%

Si 23.9% 20.2%

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

67

Fomento Institucional para una Interacción del Personal con Equidad de Género

Si abrimos la lente de la investigación y el análisis podemos también observar

cuáles son las condiciones que posibilitan el impulso de estrategias de acción que

apunten hacia la conformación de una cultura institucional con perspectiva de

género, y reconocer también las principales líneas de acción a considerar al

momento de diseñar las políticas y planes institucionales. En este sentido, y

continuando con la encuesta a que se hace referencia, encontramos que al

preguntar a los empleados y empleadas respecto a si en las instituciones y

entidades del gobierno del estado, se motiva la participación equitativa del

personal, sin distinción de sexo, en órganos de representación, actos

protocolarios, reuniones, eventos y conferencias, el 78% de los varones y el 68%

de las mujeres respondieron de manera afirmativa.

Por lo que respecta a reconocer si en sus centros de trabajo se utiliza y promueve

un lenguaje no sexista en la comunicación interna, lo hombres respondieron que

no se promueve en un 31% y en las mujeres se incrementa a un 37%. Es decir,

que en un porcentaje importante empleados y empleadas del gobierno reconocen

que existe un lenguaje sexista en la comunicación entre hombres y mujeres.

Cuando se les preguntó si en sus centros de trabajo se brindan oportunidades, a

las mujeres para que, como sucede en la actualidad con los varones, ocupen los

puestos de mandos medios y superiores. El 84% de los varones y 80% de las

mujeres respondieron de manera afirmativa, y cuando se les pide que comenten si

las mujeres tienen las mismas oportunidades que los hombres para ocupar cargos

de toma de decisiones y que las mujeres y los hombres que ocupan el mismo

puesto perciban el mismo salario, los porcentajes más elevados correspondieron a

respuestas afirmativas. Sin embargo llama la atención que, contrario a lo que se

pudiera esperar, los porcentajes más altos de respuestas afirmativas a cambios

que apuntan hacia una equidad laboral de género los encontramos en las

68

respuestas que dan los varones, lo que refuerza la necesidad de fomentar tanto en

hombres como en mujeres una cultura que incorpore los intereses estratégicos de

las mujeres y no sólo las necesidades prácticas con la finalidad de desnaturalizar

las desigualdades prevalecientes y hacia los cuales dirigir esfuerzos de

sensibilización y capacitación en temas de perspectiva de género, así como en el

conocimiento de los derechos de las mujeres y del marco legal que vigila y

garantiza el cumplimiento de estos derechos.

Lenguaje no sexista en las instituciones públicas

Sexo

Hombre Mujer

Estoy de acuerdo en que en mi institución se utiliza y promueve un

lenguaje no sexista en la comunicación interna

Estoy de acuerdo en que en mi institución se utiliza y promueve un

lenguaje no sexista en la comunicación interna

% %

Muy en desacuerdo

6.1% 7.8%

Algo en desacuerdo

3.6% 4.4%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

11.2% 12.0%

Algo de acuerdo 20.3% 20.6%

Muy de acuerdo 49.4% 43.1%

No deseo contestar

9.3% 12.2%

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

Selección de personal

Evalúa factores relacionados con la transparencia y eficacia en los procesos de

selección de personal, incorporando en sus criterios de selección el principio de

igualdad de oportunidades para mujeres y hombres. Casi la mitad (48.6%) de las

personas están en desacuerdo en que en su institución sólo ingresa personal

masculino para ocupar los cargos de toma de decisión; más mujeres (49.5%) que

hombres (47.8%), lo que da pauta para realizar acciones encaminadas al

69

fortalecimiento de las mujeres para la ocupación de dichos cargos en

cumplimiento a las cuotas de género.

Salarios y prestaciones

Se refiere al nivel de equidad en la asignación de remuneraciones que recibe el

personal por sueldos y salarios, así como prestaciones sociales y económicas

(servicio médico, guarderías, despensa, etc.)

En cuanto a igual salario para mujeres y hombres que ocupan el mismo puesto, 7

de cada diez personas (70.2%) están muy de acuerdo en que así sucede en su

institución; más hombres (73.6%) que mujeres (66.6%). Y casi 9 de cada 10 opina

que en su institución se respeta la licencia por maternidad; más mujeres (88.9%)

que hombres (86.2%).

En contraste, 4 de cada 10 (37.3%) están muy de acuerdo en que en su institución

existe el permiso o licencia por paternidad, sumado al 9.5% de quienes están algo

de acuerdo resulta que casi la mitad (46.8%) están muy de acuerdo o algo de

acuerdo en la existencia de este permiso o licencia en su institución. Si bien aún

no está incorporada la licencia como un derecho de los servidores públicos

varones, puede significar que al interior de las instituciones se lleven a cabo

acuerdos no formales para que puedan atender a la familia unos días.

Por último, casi 7 de cada 10 (67.2%) consideran que en su institución se otorgan

las mismas prestaciones a mujeres y hombres.

70

Promoción vertical y horizontal

Este indicador se refiere a la transparencia con la que se llevan a cabo las

promociones del personal en igualdad de oportunidades por mérito, sin distinción

para mujeres y hombres.

Casi 7 de cada 10 personas (66.9%) están muy de acuerdo en que en su

institución se promueve el acceso de mujeres y hombres a puestos de mandos

medios y superiores; más hombres (68.5%) que mujeres (65.3%).

Casi seis de cada 10 (58.8%) está muy de acuerdo (36.6%) o algo de acuerdo

(14.2%) en que en su institución importa el que seas mujer u hombre para

ascender o ser promocionado, más hombres (52.9%) que mujeres (47.3%).

En relación a si la gente considera que en su institución se otorgan promociones

con base en la apariencia física, relaciones afectivas o influencia política

responden cuatro de cada 10 (42.9%) está muy en desacuerdo en esta práctica

(35.6%) y así opinan más mujeres que varones.

Promoción de acceso a hombres y mujeres a puestos de mandos medios y

superiores

Sexo

Hombre Mujer

Estoy de acuerdo en que en mi institución se promueve el acceso de

mujeres y hombres a puestos de mandos medios y superiores

Estoy de acuerdo en que en mi institución se promueve el acceso de

mujeres y hombres a puestos de mandos medios y superiores

% %

Muy en desacuerdo

4.3% 6.9%

Algo en desacuerdo

3.0% 5.8%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

5.9% 4.6%

Algo de acuerdo 15.4% 14.4%

Muy de acuerdo 68.5% 65.3%

No deseo contestar

2.9% 3.0%

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

71

Si bien 7 de cada 10 personas está de acuerdo con que en su institución tanto

hombres como mujeres que ocupan el mismo puesto ganen el mismo salario,

existe una proporción interesante que no opina lo mismo y sobre todo son más las

mujeres (20.6%), sumando los acuerdos, las no respuestas y las aparentes

respuestas neutrales. Si observamos en cada una de las preguntas hay no

respuestas y las opiniones neutras que para el caso del análisis de género es

importante porque es un dato que de igual manera nos habla de un cierto

distanciamiento de lo ocurre en las instituciones.

Puesto igual, salario igual sin distinción de sexo

Sexo

Hombre Mujer

Estoy de acuerdo en que en mi institución las mujeres y los hombres

que ocupan el mismo puesto perciben el mismo salario

Estoy de acuerdo en que en mi institución las mujeres y los hombres

que ocupan el mismo puesto perciben el mismo salario

% %

Muy en desacuerdo

4.9% 7.5%

Algo en desacuerdo

2.6% 4.3%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

4.9% 5.8%

Algo de acuerdo 11.9% 12.8%

Muy de acuerdo 73.6% 66.6%

No deseocontestar 2.2% 3.0%

Instituto Nacional e Instituto Estatal de las Mujeres. Diagnóstico de Cultura Institucional con Perspectiva de Género, 2008.

72

Indices de género

Con la finalidad de analizar la penetración en las instituciones de la perspectiva de género

y el avance de la cultura institucional es que se construyeron estos índices que serán

utilizados para la formulación del programa de cultura institucional.

La construcción del índice de perspectiva de género incluye temas como la forma de

ingreso a las instituciones, el conocimiento de la normatividad de género, la existencia de

un área administrativa encargada de los temas de género, capacitación e interés en

temas de género y haber sido víctima de hostigamiento o acoso sexual.

Indicador Variables valores

Perspectiva Género

Cómo ingresó a la institución 0=contratación directa 1=profesionalización y otros

Conoce la existencia de: Ley General para la igualdad de hombres y mujeres. Ley General de acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia. Programa Nacional para la Igualdad de Mujeres y hombres 2008-2012

0=No 1=Si

Hay un área específica para género en su institución

0=No 1=Si

Ha recibido cursos género 0=No 1=Si

Me interesa recibirlos 0=No 1=Si

He sido víctima de hostigamiento

o acoso sexual

0=No

1=Si

21

21

La calificación del indicador va desde 0.000 como valor mínimo negativo hasta 1.000 como valor máximo

positivo. Las respuestas agrupadas se dividieron en la siguiente escala: De 0.000 y hasta 0.420 como una percepción de ausencia de perspectiva de género institucional; de 0.421 y hasta 1.000 como la percepción de la inclusión de la perspectiva de género a nivel institucional. Esta división se realizó con base en la medía aritmética del indicador.

73

El segundo índice “Cultura Institucional” se elaboró con base en las preguntas del

cuestionario que se refieren a las percepciones sobre el avance de condiciones de

igualdad de oportunidades y del clima laboral.

Indicador Variables valores

Cultura institucional

Pregunta 27 a 69 4=Muy de acuerdo

3=Algo de acuerdo

2=Ni de acuerdo ni en desacuerdo

1=Algo en desacuerdo

0=Muy en desacuerdo

6=No deseo contestar esta pregunta (missing data)

Estar “muy en desacuerdo” o “algo en desacuerdo”, da cuenta de la NO

percepción de dichas accones y/o procedimientos, mientras que estar “algo de

acuerdo” o “muy de acuerdo” se refiere a la percepción positiva de quien

responde. La respuesta “ni de acuerdo ni en desacuerdo” se consideró como

visión neutra y la respuesta “no deseo contestar esta pregunta” como dato perdido

para fines analíticos.

Resultados a partir de los Indices

Perspectiva de género

Para las diez instituciones participantes, el cincuenta y tres punto ocho por ciento

de las personas encuestadas califican de ausente la perspectiva de género a nivel

institucional. Las calificaciones obtenidas para cada institución fueron:

74

Institución Ausencia (%) Presencia (%)

Secretaría de Administración 66.7 33.3

Secretaría de Desarrollo Social 27.2 72.8

Secretaría de Economía 64.8 35.2

Secretaría de Educación 72.0 28.0

Secretaría de Hacienda 67.3 32.7

Secretaría de Infraestructura 68.9 31.1

Secretaría de Salud 30.4 69.6

Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana 56.8 43.2

Secretaria de Transportes 64.2 35.8

Secretaría del Campo 65.5 34.5

Es así que la Secretaría de Desarrollo Social y la de Salud, presentan una mejor

calificación en relación a las otras ocho dependencias.

Cultura Institucional

En relación al índice de cultura institucional, casi siete de cada diez personas

encuestadas, refieren percibir una cultura institucional que promueve la equidad

entre los géneros. Sin embargo el veintidós por ciento se posiciona neutralmente

ante esa cultura y el ocho por ciento se posiciona en la no percepción de esa

cultura, lo que significa que prácticamente el 30% duda o no percibe dicha cultura

de la equidad. Las variaciones entre dependencias son pocas, pero se distingue a

Educación y Seguridad y Protección Ciudadana, con mayor porcentaje de

respuestas negativas.

75

Percepción de la Cultura Institucional hacia la equidad de género por

institución

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Secretaría de Hacienda

Secretaría de Administración

Secretaría de Desarrollo Social

Secretaría de Infraestructura

Secretaria de Transportes

Secretaría del Campo

Secretaría de Salud

Secretaría de Economía

Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana

Secretaría de Educación

NO percibida Neutra SI percibida

Si observamos estas diferencias por sexo resulta que más varones que mujeres

consideran que hay una cultura hacia la equidad.

76

Percepción de la Cultura Institucional hacia la equidad de género

entre sexos

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

NO percibida

Neutra

SI percibida

Hombre Mujer

Hasta aquí hemos presentado la información más relevante que tiene que ver con

el contexto prevaleciente en las instituciones y dependencias del gobierno del

estado y en el que hombres y mujeres se desempeñan y establecen sus

relaciones personales y de trabajo de manera cotidiana. Esta información, como

ya se ha venido señalando, es la materia prima de los planificadores al interior de

estas instituciones, como componentes de una planeación estratégica con

perspectiva de género que permitirán la conformación de acciones dirigidas a la

construcción de espacios y condiciones de trabajo en equidad.

En términos generales podemos decir que se requiere un reforzamiento del

acceso de las mujeres en condiciones de equidad a puestos de mandos medios y

superiores, mejorar el clima laboral en pro de la equidad de género que incluye

tanto la dinámica de interacción entre hombres y mujeres basada en el respeto,

como el uso de un lenguaje no sexista en la comunicación interna y una mayor

armonización entre la vida laboral y familiar. Se reconoce que en todas las

77

dependencias continúan presentándose condiciones de inequidad sobre las cuales

habrá que trabajar en el diseño de política pública, planes, programas y acciones

institucionales, con énfasis en las instituciones más masculinizadas.

XI. METODOLOGÍA Y HERRAMIENTAS PARA LA ELABORACIÓN DEL PROGRAMA DE CULTURA INSTITUCIONAL CON ENFOQUE DE GÉNERO, A TRAVÉS DE LA PLANEACIÓN ESTRATÉGICA PARTICIPATIVA

El objetivo de este apartado es proporcionar una propuesta metodológica para la

elaboración participativa del programa de Cultura Institucional con equidad,

tomando los aspectos organizacionales más importantes susceptibles de

transformar para erradicar la discriminación y la subordinación de las mujeres.

Se propone que los equipos institucionales retomen los principales resultados del

diagnóstico que aquí se presentan para que sean analizados y puedan ser

trabajados a partir de la metodología de la planeación estratégica participativa que

a continuación se presenta con la finalidad de construir el programa de Cultura

Institucional.

Se propone trabajar sobre las siguientes líneas estratégicas en dos ejes

temáticos:

1) Perspectiva de género: Promoción de la igualdad de oportunidades

laborales (salario, prestaciones, promociones de ascenso y de ocupación

de puestos de toma de decisiones).

• Conocimiento del marco jurídico

• Fortalecimiento del área administrativa de género.

• Formación y capacitación: Fortalecimiento de capacidades individuales y

sociales.

78

• Prestaciones sociales desde la equidad de género (licencia de paternidad)

• Cuotas de género en puestos de toma de decisiones.

2) Cultura Institucional: que incluye los siguientes temas:

• Proyecto sobre Información, Educación y Comunicación (IEC) con

perspectiva de género.

• Ética y valores desde la equidad (lenguaje, respeto a los valores

femeninos, interacción entre hombres y mujeres)

• Prevención y atención al hostigamiento y acoso sexual.

• Clima laboral: organización, dinámica, rutinas y valores en la interacción

entre hombres y mujeres.

• Programa de difusión y divulgación de resultados

• Fortalecimiento de liderazgos pro equidad con titulares, mandos medios y

superiores.

Estos temas se sugieren a partir de los resultados del diagnóstico y pueden ser

incoporados otros que sean importantes para el personal de la institución con la

finalidad de cumplir de mejor manera la institucionalización de la perspectiva de

género.

En capítulos anteriores se han planteado aspectos conceptuales que enfatizan la

importancia y la necesidad de incorporar la perspectiva de género en las políticas

públicas. En este capítulo se propone una forma de hacerlo. Se ofrece una

orientación general no esquemática de la manera en que este proceso puede

llevarse acabo, sin que pretenda ser definitiva.

Como hemos hecho mención, la transversalidad de género en las instituciones es

una estrategia que contempla dos eje fundamentales: 1) El de la política pública,

que incluye las concepciones de equidad como los bienes y servicios que oferta o

debe ofertar la institución, tomando en cuenta tanto las necesidades prácticas

79

como estratégicas de género para hacer esta oferta diferenciada y pertinente

según sea el género; y 2) y el de la vía organizacional, que incluye los aspectos

relativos al método de trabajo, los procesos administrativos y la cultura laboral.

Se parte del supuesto que diseñando cambios en ambas vías se pueden generar

transformaciones trascendentales en la racionalidad de las políticas públicas a

largo plazo, incorporando el género como parte sustantiva de las mismas.

Para el caso que aquí nos ocupa nos orientaremos a incorporar algunos aspectos

centrales que salieron del diagnóstico, pero falta la discusión con los enlaces

institucionales y la elaboración de los siguientes pasos de la planeación

estratégica participativa que aquí se enunciarán y se darán ejemplos. Sin

embargo es importante mencionar que el alcance del programa depende de la

capacidad y voluntad política de los actores involucrados, no es un proceso que

pueda obtener buenos resultados si se hace sólo por mandato.

¿Por qué es importante hacer un Programa?

Cuando una institución gubernamental decide asumir el compromiso de impulsar

una estrategia de transversalidad de género, es necesario contar con un plan o

programa para orientar la voluntad política, plasmar los objetivos que se

pretenden y monitorear los avances. Un programa como el que se plantea,

permite a su vez:

Coordinar las acciones de diversas oficinas al interior de la misma

institución

Generar corresponsabilidad en la tarea de la transvsersalización de la

perspectiva de género al interior de las instituciones.

Detectar necesidades de formación y capacitación.

80

Planear significa prever, tener la capacidad de ajustar, documentar los logros y

analizar las lecciones aprendidas de este proceso. La planeación como proceso

político entiende como parte de su tarea el manejo de conflictos y la búsqueda de

consensos con diferentes actores. Tendrá que facilitar la aclaración de roles y

modalidades de interacción entre distintos intereses públicos y privados que

actúan en el espacio institucional que queremos transformar.

Modelos de Planeación

La planeación estratégica es una filosofía que dirige las acciones a partir del

análisis del presente, pero con una perspectiva hacia el futuro. Es también un

proceso y una herramienta de trabajo que nos permite tomar decisiones al

identificar los problemas, las oportunidades presentes y próximas del entorno; así

como acordar objetivos, metas, estrategias, programas y proyectos. Asimismo, la

planeación estratégica es un método para comunicar e involucrar a los distintos

actores que intervienen en la planeación, de tal manera que promueve la

deliberación, el diálogo y el establecimiento de responsabilidades de estos

actores construyendo consensos alrededor del programa.

Modelo Asistencial

Identificación interna de

opciones

Decisiones unilaterales

Anuncios de

transformaciones

Enfoque pasivo

Defensa

Modelo Participativo

Identificación colectiva de

opciones

Consultas abiertas

Decisiones internas

Implementación colectiva

Propuestas consensadas

Legitimación del proceso

81

Pero no hay que confundirnos, la planeación no es un fin en sí mismo, más bien

podemos hablar de un proceso en permanente construcción, en el que sus etapas

se retroalimentan y se adaptan constantemente a los cambios del entorno, a los

nuevos acuerdos de los actores involucrados. Entonces tenemos que la

planeación estratégica favorece la conformación de un plan de acción para

asegurar que lo que deseamos se cumpla.

La planeación participativa

Características del enfoque de la planeación participativa:

Parte del principio de que quienes viven y actúan en una realidad, en este caso

en las instituciones de gobierno, son quienes deben planearla porque sólo

estos actores la conocen más de fondo y al hacerse corresponsables en

buscar, proponer e instrumentar alternativas para transformarla dotan a este

proceso de mayores posibilidades de obtener resultados positivos de mayor

impacto y permanencia.

Crea relaciones de horizontalidad y su propósito es el análisis y reflexión

conjunta de la realidad y la construcción de estrategias consensuadas.

Requiere de facilitación y ésta debe promover la participación activa, el

respeto en la comunicación y que las reglas se establezcan por

consenso;

Se basa en un enfoque abierto para la elaboración de planes (desde la

identificación colectiva de opciones hasta la elaboración e

instrumentación de propuestas político-estratégicas) e incluye

aproximaciones metodológicas como la mediación o los diálogos

políticos;

La propiedad sobre los resultados emerge del proceso comunicativo y

corresponde a los actores participantes. El consenso es primordial, la

exclusión no es una opción.

82

Con la finalidad de avanzar en el ejercicio de planeación incorporando la

perspectiva de género, retomamos la propuesta metodológica de Caroline

Moser, que parte de la identificación de necesidades prácticas y estratégicas

de género. (Moser, 1991 y Kabeer, 1994).

Las necesidades prácticas están vinculadas a la condición de la mujer. Pueden

ser fácilmente identificadas y por lo general, se relacionan con condiciones se

vida insatisfactoria y falta de recursos, aunque dichas necesidades varían

dependiendo del contexto, se refieren generalmente a la obtención de

alimentos y agua, salud y educación de sus hijos y niveles más elevados de

ingreso.

Con la satisfacción de estas necesidades se mejora la vida de las mujeres (u

hombres), sin cambiar la división existente de género o de trabajo, ni desafiar la

posición subordinada de la mujer en la sociedad. Satisfacer necesidades prácticas

es una respuesta a una necesidad inmediata percibida; las intervenciones que lo

hacen, se centran fundamentalmente en las desigualdades de condiciones de

vida como abastecimiento de agua, atención de la salud y empleo".

(www.idrc.ca/uploads/user-S/10383633780Conceptos_d_genero_s.doc)

En cambio Los intereses estratégicos para las mujeres surgen de su posición

subordinada en la sociedad y se relacionan a largo plazo con el mejoramiento de

la posición de la mujer. Estos intereses se relacionan con la división de género en

cuanto a poder y control laboral.

Son los que identifican las mujeres como asuntos de derechos legales, violencia

doméstica, salarios iguales y el control de la mujer sobre su cuerpo. El acceso a la

igualdad de género, el empoderamiento de la mujer para que tenga más

oportunidades, mayor acceso a recursos y una participación más igualitaria con el

hombre en la toma de decisiones. Y son estratégicos precisamente porque si

83

estas necesidades se satisfacen, las relaciones existentes entre el hombre y la

mujer se transforman. Por ello retomar las necesidades prácticas y los intereses

estratégicos resulta importante a la hora de hacer planeación y tenerlas presentes

a lo largo del proceso.

Estos últimos tocan los siguientes aspectos: igualdad en la división del trabajo

dentro de la unidad doméstica, igual control de los recursos y poder en la toma de

decisiones en la familia, igualdad en el control de los recursos y poder en el

trabajo remunerado y finalmente la igualdad en los procesos políticos. Para lo cual

se requiere identificar los roles de género y las necesidades de las mujeres, así

como la asignación de los presupuestos públicos con perspectiva de género, con

la finalidad de saber con precisión el monto de recursos que se dispone para las

mujeres, a qué tipo de programas se orientan, a qué tipo de mujeres y cuáles son

las disposiciones para el otorgamiento de esos recursos.

Los elementos de la planeación estratégica participativa son:

1. Diagnóstico y análisis FODA

2. Planteamiento de la visión y misión

3. Elaboración de objetivos y estrategias

4. Definición de los planes, programas y proyectos

5. Monitoreo y Evaluación.

Partimos de la planeación estratégica participativa, ya que consideramos que

cualquier proceso de planeación serio, debe contemplar la participación activa de

los diferentes actores involucrados en cada una de las fases, con

responsabilidades y compromisos concretos. Un proceso participativo tiene la

enorme ventaja de vincular las diferentes visiones, crear relaciones de

horizontalidad que hace posible la construcción colectiva de significados que den

orientación a su actuar de manera consensada y legitimada. Los requisitos

básicos para emprender esta tarea es la voluntad política y entregarse a la

aventura de que este proceso de planeación participativa, es posible.

84

El proceso de planeación estratégica participativa comprende varias etapas:

Etapa 1. Organización y Método de Trabajo

Que consiste en la creación de las condiciones necesarias para llevar a cabo la

planeación que involucre la participación articulada de los diferentes actores

involucrados. Debe garantizar desde el inicio la voluntad de los actores de abrir

espacios y participar activamente en el proceso, de otra manera no podría

calificarse de “Participativo”. Por otra parte, la responsabilidad sobre la

implementación del programa requiere del compromiso y apropiación de las

autoridades, para generar un proceso de construcción colectiva consensado que

de voz a mujeres y hombres de la institución.

Para ello es necesario:

Integración de un equipo coordinador

Este equipo deberá contar con una representación plural que permitirá una

identificación consensuada tanto para la elaboración del diagnóstico como para la

construcción del programa en sí, cuya base sea la equidad de género. Este

equipo coordinador será también responsable de crear y dar seguimiento a las

Comisiones de Equidad de Género, con una visión participativa, corresponsable y

solidaria que permita al Estado una coordinación de la gestión pública con

transversalidad de género.

Estas comisiones o unidades al interior de las instituciones deberán ser

integradas por hombres y mujeres sensibilizados, capacitados y actualizados en

estos temas y en el manejo de metodologías participativas quienes serán los

responsables de diseñar los instrumentos y herramientas para el diseño,

operación y evaluación del programa con perspectiva de género.

85

Es importante crear una dinámica y sinergia de trabajo al interior de las

instituciones con la finalidad de garantizar la articulación de la perspectiva de

género en cada una de las acciones y no crear una instancia profesionalizada a

su interior, separadas de la dinámica institucional, sino por el contrario vincular

permanentemente los procesos de la institución con este enfoque. Por lo que una

de las principales tareas será de asesorar y acompañar a las distintas áreas para

el diseño de objetivos, estrategias, construcción de indicadores y la realización de

procesos de evaluación con enfoque de género.

Diseño de talleres

Como parte de la metodología se contempla la realización de una serie de talleres

organizados al interior de la institución con enlaces (hombres y mujeres) de las

diferentes áreas y con ellos construir paulatinamente el programa. Es importante

que haya estos enlaces en las áreas operativas para facilitar tanto el diseño como

la operación del programa con un enfoque de corresponsabilidad.

La propuesta de talleres tienen que ver con los siguientes temas:

1. Construcción colectiva del diagnóstico, que retome tanto los resultados del

diagnóstico que aquí se presenta, como información adicional importante

de la institución, tanto información estadística como información cualitativa;

El análisis de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas

existentes en la institución que se requiere tomar en cuenta para el proceso

de planeación y realizar la priorización de problemas que se requiere

atender.

2. Definición estratégica

La finalidad de este taller es la elaboración de objetivos, estrategias,

programas, acciones que permitan la incorporación de la equidad de

86

género en acciones sustantivas de la cultura organizacional de la

institución, que retome los principales problemas detectados en el

diagnóstico,

3. Definición de criterios de evaluación y construcción de indicadores.

Se sugiere la incorporación de metodologías tanto cuantitativas como

cualitativas para la realización de la evaluación, ya que la finalidad de la

evaluación que proponemos es obtener lecciones para mejorar

paulatinamente y lograr nuestros objetivos a corto, mediano y largo plazo.

Etapa 2. Construcción del Diagnóstico

Esta etapa considera la recopilación de datos y sistematización de información

mediante la utilización de fuentes primarias y secundarias por sexo, que permitan

un conocimiento lo más cercano a las condiciones reales de vida de la población

objetivo, así como del personal adscrito a la institución, que servirán de soporte

para el reconocimiento de problemas, la formulación de estrategias y la toma de

decisiones para atenderlos. El objetivo central será la consecución de la igualdad,

la equidad y empoderamiento de las mujeres.

Este diagnóstico deberá someterse a procesos de validación social a partir de la

creación de espacios de reflexión colectiva que lo enriquezcan, a partir de los

aportes de la población objetivo, respetando la autonomía y las capacidades

locales para el establecimiento de compromisos de corresponsabilidad.

Etapa 3. Análisis y priorización de problemas

Hasta esta etapa se tiene una visión general de la situación. Durante el proceso

de análisis del diagnóstico es importante tener en claro qué o cuáles son los

problemas. Un principio clave para definirlos es tener siempre presente que la

ausencia o carencia de algo no siempre equivale a un problema. De la lista de

87

problemas que surjan, se deben identificar colectivamente sus efectos, lo que nos

permitirá conocer su grado de impacto en la sociedad y nos proporciona

elementos para definir la importancia de la gravedad y la magnitud, como insumos

fundamentales para la planeación y priorización de acciones.

En caso de identificar un número grande de problemas, se recomienda agruparlos

para ayudar al establecimiento de prioridades, buscando sus causas, que muchas

veces no aparecen a simple vista, por lo tanto es preciso descubrir lo que

realmente origina el problema, a partir del desarrollo del árbol de problemas,

herramienta útil de la Metodología del Marco Lógico.

Si tenemos una comprensión correcta de las causas de los problemas, será más

fácil diseñar la forma de atenderlo. Una vez que hemos identificado los problemas

y las causas que los ocasionan, podemos establecer prioridades con base en el

impacto que ocasionan y la importancia que representa para los actores su

atención.

El diagnóstico deberá también arrojar información que nos permita identificar la

viabilidad política de lo que se propone, los aliados y las fuerzas negativas que

operan al margen de la voluntad institucional para lograr los objetivos planteados.

Etapa 4. Análisis de FODA

El FODA comprende el análisis de factores internos y externos que los

participantes necesitan tener claros: en el primero se aborda la realidad interna de

la institución y en consecuencia se consideran las fortalezas y las debilidades,

mientras que en el segundo se observa la realidad externa la institución, en el

gobierno, y las condiciones sociales y económicas en las que se encuentra el país

y que puede repercutir en nuestra planeación y que está fuera nuetro control, para

identificar las oportunidades y amenazas.

88

AMBITO INTERNO

a) FORTALEZAS

En esta columna deberán quedar visualizados los recursos humanos, materiales y

tecnológicos, así como los logros, experiencias y aciertos relevantes de que

dispone y detectar cuáles son las ventajas competitivas a nuestro alcance.

De la lista identificada de fortalezas, los participantes deberán identificar las tres

más importantes.

Ejemplo: La falta de experiencia del personal para reconocer la inequidad de

género en su quehacer, lo cual puede resolverse mediante procesos de

sensibilización y capacitación.

b) DEBILIDADES

De la misma manera se continúa con la identificación de las principales

debilidades que a juicio de los participantes, se adolece y que obstaculizan o

limitan las posibilidades de desarrollo del mismo. Igualmente que con las

fortalezas, podemos hacer referencia a las ventajas comparativas (¿qué nos falta

para competir?) para completar la identificación de las debilidades más

importantes, luego de lo cual, los participantes deberán identificar las tres de

mayor importancia.

AMBITO EXTERNO

c) OPORTUNIDADES

Esta columna permite la identificación de las posibilidades que ofrece el medio

externo a la institución aprovechables para mantener, reforzar y desarrollar sus

fortalezas, disminuir o superar sus debilidades, o para implementar nuevas

iniciativas para el desarrollo y fortalecimiento del sector.

89

Ejemplos usuales de oportunidades para distintos sectores analizados son el

acceso a vías de comunicación nacionales o internacionales, la presencia de

agencias de cooperación financiera o técnica en el estado o la región, las remesas

familiares de los residentes chiapanecos en el exterior, entre otras.

Igualmente que en los casos anteriores, se procede a la identificación de las tres

oportunidades más importantes.

d) AMENAZAS

Dentro del diagnóstico deben identificarse también las variables o situaciones

externas que puedan constituir amenazas para su desarrollo o fortalecimiento, en

el sentido de oponerse a sus fortalezas, relevar sus debilidades e incluso

amenazar su existencia o sustentabilidad en el futuro inmediato.

Ejemplo: Los sistemas de valores comunitarios que relegan y marginan a las

mujeres de oportunidades para el desarrollo por su condición de género.

Recomendaciones para la facilitación de esta primera parte:

La persona encargada de la facilitación debe estar especialmente pendiente de

que los aportes queden colocados y visibles para todos en papelógrafos y en la

columna correspondiente. Es bastante usual que, a pesar de las indicaciones y

aclaraciones iniciales sobre los conceptos, los y las participantes confundan

fortalezas con oportunidades y debilidades con amenazas. Preguntar a los

participantes si lo que están identificando está bajo su control o no es un elemento

que ayuda a su correcta ubicación.

En el desarrollo del análisis FODA, es importante la realización de esta matriz con

los diferentes aspectos a considerar.

90

ÁMBITO INTERNO

FORTALEZAS DEBILIDADES

Social Social

Económico Económico

Cultural Cultural

Político Político

ÁMBITO EXTERNO

OPORTUNIDADES AMENAZAS

Social Social

Económico Económico

Cultural Cultural

Político Político

Etapa 5: Integración del Diagnóstico

El equipo coordinador deberá integrar en un solo documento el diagnóstico ya

procesado y sistematizado tomando en cuenta tanto la información estadística, la

identificación y priorización de problemas, así como la obtenida a partir del

análisis FODA y ese documento servirá de base para las siguientes etapas de la

Metodología para la planeación Estratégica Participativa.

Etapa 6: Definición Estratégica

Una vez realizado el diagnóstico, se pasará a la definición de los propósitos,

proyección de escenarios posibles, construcción de objetivos, estrategias y metas,

identificando inicialmente ¿cómo somos, dónde estamos, cuáles son los

problemas y los obstáculos a enfrentar y qué nos hace falta para superarlos? Y

91

encaminarnos a definir qué queremos ser, hacia dónde vamos, qué hacer, cómo

conseguirlo, con quien hacerlo, con qué recursos y cuándo hacerlo.

Esta etapa comprende 7 fases a desarrollar:

Los objetivos de equidad/igualdad de género e indicadores para medir el éxito promueven: ■ La medición de la participación y resultados equitativos;

■ La sostenibilidad de los resultados

■ La reducción de las barreras basadas en el género que se oponen al acceso

equitativo de oportunidades y cultura laboral basada en el respeto.

La misión.

Es la base para la definición de los objetivos, formular estrategias, y reflejar las

expectativas y los intereses institucionales, así como los beneficios que recibirá.

La misión debe redactarse de manera precisa y enunciar conceptos y situaciones

posibles de realizar. En la misión se delimita la responsabilidad institucional a

partir de la cual se asumirán los compromisos tanto a dentro como fuera de la

institución que estarán presentes para orientar la toma de decisiones.

Para construir la misión se deberán plantear las siguientes preguntas:

Objetivo 3

Proyecto

s Proyecto

s Proyecto

s

Programa 1

Programa 2

Programa 3

Estrategias

Estrategias

Estrategias

Estrategias

Objetivo 1

Objetivo 2 MISION VISION

Proyección

de

Escenarios

92

¿Quienes somos? Que nos permite reflexionar sobre nuestra identidad

institucional y la legitimidad de nuestro quehacer.

¿Qué buscamos?- Propósitos.

¿Por qué lo hacemos? En donde retomamos nuestros valores, principios y

motivaciones.

¿Para quienes trabajamos? que nos permite reconocer y delimitar nuestros

sujetos de atención?

Ejemplo:

Impulsar una política pública de respeto y garantía en el cumplimiento de los

derechos de las mujeres, que considere la equidad de género para el desarrollo e

implementación de sus planes y programas, a través de la formación y

capacitación de los servidores públicos y el fomento en la sociedad de valores que

tiendan al reconocimiento y respeto de las mujeres.

La visión

Nos indica hacia donde queremos llegar en un futuro deseado y en lo que nos

queremos convertir en el corto, mediano y largo plazo. La construcción de la

visión tiene sus bases en principios ideales y valores de la institución que son

compartidos por nuestros sujetos de atención. A través de la visión definimos

prioridades y objetivos que nos permitirán colocarnos en el lugar hacia el cual

deseamos llegar y sus principales características son: que debe ser propia,

integradora, realista, amplia.

Debe ser positiva y alentadora de una transformación con una dimensión en el

tiempo y debe proyectar los sueños y las esperanzas de la institución.

Para la construcción de la visión resulta de gran ayuda la siguiente pregunta:

93

¿Cómo queremos ver a nuestra institución dentro de 15 años?

Ejemplo:

Ser una instancia gubernamental que reconoce, respeta y hace valer el

cumplimiento de los derechos de las mujeres, que desarrolla programas y

acciones públicas con apego estricto a la equidad de género, en un marco de

honestidad y transparencia sociales, para ofrecer mayores oportunidades de

desarrollo a la población , traduciéndose en mejores niveles de vida de la sociedad

chiapaneca.

Proyección de escenarios:

Son las posibles trayectorias de distintas variables clasificadas en orden de

importancia, a partir del diseño de escenarios previsibles a futuro: posibles

cambios económicos, políticos y sociales que influyan de manera positiva o

negativa en la realización de nuestros objetivos.

La proyección de escenarios puede ser:

a) Escenario Tendencial: No se contemplan cambios de importancia.

b) Escenario probable: Parte del supuesto de que en el futuro se producirán

ciertos cambios de manera aislada.

c) Escenario Deseable: Parte del supuesto de que se concretarán las

principales estrategias planteadas de inicio y la consecución de los

objetivos.

Estos escenarios son opciones que significan el mantenimiento, retroceso o

avance con respecto a la situación presente en el punto de partida.

Objetivos estratégicos

94

Son enunciados breves escritos claramente que nos indican qué es lo

fundamental que se tiene que hacer para superar el problema de la inequidad de

género, asegurando que se tenga un impacto real.

Su redacción debe contener enunciados precisos, comprensibles, viables y

susceptibles de ser valorados. Deben describir lo que se quiere o lo que se debe

de lograr detallando de manera clara los fines hacia los cuales se deben orientar

las acciones y los recursos. Estos últimos deberán observar una coherencia entre

el diagnóstico, las estrategias, los resultados y las metas.

¿Cómo se construyen los objetivos?

Deben contener un verbo (comenzar siempre con una acción), un elemento a

medir y un área de énfasis:

Verbo Elemento Medir Territorio o área de

énfasis

Erradicar La violencia hacia

las mujeres

En las instituciones

del gobierno del

estado.

Incrementar La participación de

las mujeres en los

espacios de toma

de decisión de la

sociedad

Al interior de los

espacios de

organización

prevalecientes en

los municipios del

estado.

OBJETIVOS

ESTRATEGICOS

PROBLEMAS

PRIORITARIOS

VISIÓN Y MISIÓN

95

Para verificar si un objetivo está bien construido, se pueden contestar las siguientes preguntas: Objetivo: Erradicar la violencia hacia las mujeres en las instituciones del gobierno

del estado.

Preguntas de calidad Análisis Si No

Está orientado a resultados

¿Está definido de manera clara el propósito, estado esperado, producto final o logro a seguir?

Erradicar la violencia hacia las mujeres X

Está bien construido

¿Incluye un verbo en infinitivo, un elemento a ser medido y área de enfoque?

Verbo: Erradicar Elemento a ser medido: La violencia hacia las mujeres. Área de enfoque: Las instituciones del gobierno del estado.

X

Es una idea singular

¿Constituye una idea principal o área de logro?

En términos de derechos de las mujeres X

Se puede lograr

¿Se puede lograr?

Programas de justicia X

Se puede medir

¿Su progreso puede ser medido u observado?

Número de mujeres violentadas X

Estrategias

Se diseñan para lograr nuestros objetivos. Son nuestras acciones o caminos a

seguir e integran actores y acciones que se articularán en un contexto

determinado. Cuando se ha completado la identificación y priorización de las

principales fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas, se procede a

identificar con los y las participantes estrategias.

Las siguientes preguntas generadoras son de mucha utilidad para su

identificación:

96

¿Qué se puede hacer para potenciar nuestras fortalezas?

¿Qué se debe hacer para disminuir nuestras debilidades?

¿Cómo podemos aprovechar las oportunidades?

¿Qué podríamos o deberíamos hacer para neutralizar las posibles amenazas?

Los aportes se recogen en tarjetas y se van ubicando en la columna

correspondiente.

Un objetivo tendrá una o varias estrategias y deberán apoyar la visión así como

delimitar el enfoque y contexto para tomar decisiones. Para que una estrategia

sea exitosa debe considerar criterios políticos, sociales, culturales, económicos y

tecnológicos; así como condiciones internas y factores del entorno.

La definición de una estrategia responde a la siguiente pregunta: ¿cómo hacerlo?

Identificación de Líneas Estratégicas:

En concordancia al objetivo general, deben plantearse líneas estratégicas (buscar

diferentes caminos) a partir de las cuales se puede conseguir su logro completo.

Indican el tipo de acciones que deben ser ejecutadas y responden a la

interrogante ¿qué habría que hacer para cambiar la situación de desigualdad que

tenemos las mujeres en la institución por la que deseamos?

Reglas de sintaxis para construir el enunciado de una estrategia

Verbo

Qué

Para Quién

Por Qué

Erradicar La violencia hacia las mujeres

Para las mujeres que trabajan en las instituciones del gobierno del estado

Por los altos índices de violencia hacia la mujer

97

Para verificar si una estrategia está bien construida, se pueden contestar las siguientes preguntas:

Líneas Estratégicas

Preguntas para verificar la calidad

¿Si? ¿No?

Direccional ¿Ofrece un camino claro o dirección a seguir?

Bien Construida Satisface las reglas de sintaxis?

“Cómo vs. Qué” ¿Define el enfoque general o estrategia a seguir para el “como” será alcanzado un objetivo?

Apoya ¿Apoya la visión, misión y prioridades institucionales?

Enfoque ¿Delimita el enfoque y provee el contexto para tomar decisiones?

Identificación de Programas y Proyectos:

Para cada línea estratégica y siempre con el propósito de contribuir al logro del

objetivo es necesario definir programas y proyectos que permitan operativizar lo

planificado.

La definición de las estrategias nos llevan a la conformación de uno o de más

programas de los que derivan proyectos que permitirán poner en operación las

estrategias y conseguir nuestros objetivos, cumpliendo así con la visión y la

misión. Los programas nos sirven para describir las acciones previstas por la

institución en su plan de trabajo y ayudan al buen aprovechamiento de los

recursos disponibles.

Al momento de conformar los programas debemos dar respuesta a las siguiente

preguntas: ¿con quién hacerlo?, ¿qué me corresponde hacer?, y ¿cuándo bebo

hacerlo?

98

Los programas deberán identificar las fuentes de financiamiento con las que se

cuentan, considerar los recursos técnicos, humanos y materiales necesarios y el

tiempo de realización de cada acción programada. Deberá calendarizar las

actividades, precisando fechas de inicio y de terminación y definir a los

responsables del estudio, realización, supervisión y control de las acciones.

La elaboración de los programas deberá llevarse a cabo con estricto apego al

plan de trabajo institucional y deberá considerar las tareas de evaluación y control

de las acciones previstas, así como sobre los recursos financieros de que se

dispone.

Formulación de Proyectos estratégicos

En cada programa se identificarán propuestas de proyectos que serán

desarrollados y analizados de acuerdo a su viabilidad técnica y social. La

elaboración de proyectos nos permite organizar nuestras actividades de manera

ordenada para lograr resultados más concretos. Se estructuran en: Título de

proyecto, problematización, justificación, beneficiarios del proyecto, objetivos

generales y específicos, resultados, productos, metas, cronograma, presupuesto,

plazos de realización, actores involucrados, responsables, recursos necesarios y

posibles fuentes de recursos.

OBJETIVOS

ESTRATEGICOS

PROBLEMAS

PRIORITARIOS ESTRATEGIA VISION Y MISION

99

Acciones Inmediatas

En esta fase se identifican las pequeñas acciones que pueden comenzarse a

realizar para mejorar las condiciones que deseamos modificar conforme a nuestra

planeación. Esto permitirá posteriormente elaborar planes de trabajo operativos e

ir consiguiendo, a medida que se ejecutan estas acciones, la motivación de

aliados y actores estratégicos que estimulen y apoyen el proceso de planeación

iniciado.

Alianzas Estratégicas

Durante el proceso de elaboración del plan y su posterior puesta en marcha, es

importantísimo identificar socios estratégicos, y, concretar con distintos entes

públicos y privados, a nivel local, nacional e internacional convenios que

involucren a todos ellos para concretar los propósitos planteados.

En las experiencias realizadas se ha involucrado en el proceso de Planeación

Estratégica Participativa a los actores externos, lo cual ha constituido un valor

agregado, no sólo en término de la consecución de recursos técnicos y financieros

adicionales a los fondos propios, sino también en el sentido de ordenar la

cooperación, evitando duplicidad de esfuerzos y maximizar los recursos.

En resumen, los productos o insumos que se recogen de este Taller para la

formulación del Plan Estratégico Participativo son: las ventajas comparativas y

competitivas (fortalezas y debilidades), la definición de objetivos estratégicos,

propuesta de políticas, identificación de líneas estratégicas de acción, programas y

proyectos que se han considerado fundamentales para el desarrollo de programas

y servicios que se ofertan hacia afuera las instituciones desde una perspectiva de

equidad de género y programas internos que atiendan las desigualdades

observadas.

100

Metas

La meta es un objetivo cuantificado en el tiempo. Representa lo que se espera

lograr como resultado de la ejecución de una acción o proyecto que solucionará

un problema determinado. Para que se puedan cumplir las metas deben ser

medibles acordes con la visión, misión y objetivos.

Etapa 6: Monitoreo y Evaluación

Son procesos fundamentales para cerrar el ciclo del plan o programa y garantizar

la vigencia del plan de trabajo.

Seguimiento

El seguimiento debe entenderse como la supervisión del avance físico y financiero

de nuestras acciones para conocer el cumplimiento de las metas. Sirve para

disponer de información actualizada que nos permite de manera oportuna

detectar desviaciones respecto a la planificación prevista, redefinir la estrategia y

dirección del proyecto y tomar decisiones de forma rápida y adecuada. Es

importante que para el seguimiento se involucre a personas de las diferentes

áreas de la institución como de algunas personas externas que pueden ser del

Instituto Estatal de las Mujeres e involucrar a algunas Organizaciones de la

Sociedad Civil a fin de que se encuentren adecuadamente representadas y que

nos permita un análisis más objetivo y participar en la evaluación desde un

enfoque de lecciones aprendidas y que se constituya como un espacio de

concertación para la toma de decisiones. La representatividad se presenta como

un requisito indispensable para su institucionalización y el seguimiento de los

planes participativos. Si esta no se asegura, los eventuales cambios de gobierno

pueden estancarlos o revertirlos.

101

La evaluación

Es un proceso de análisis que permite reflexionar sobre la situación actual, la

situación deseable que queremos alcanzar que nos permite comprobar si se han

alcanzado los objetivos deseados, a partir de observar tanto la evolución del

proceso y como los logros obtenidos, con la finalidad de informar, tomar

decisiones, obtener lecciones aprendidas para corregir el rumbo, fortalecer áreas

de oportunidad o bien, aumentar la capacidad de alcanzar los objetivos

propuestos en el futuro.

Para dar comienzo al proceso de diseñar una evaluación es necesario establecer

los límites del ejercicio de evaluación. Las diferentes variables, recursos

financieros disponibles, presiones de tiempo, objetivos de la evaluación

convergerán de algún modo para delinear esos límites. Lo importante, entonces,

es involucrarse activamente con esas variables y definir los parámetros, o el

alcance la de evaluación, desde el mismo comienzo.

La fase inicial de planificación contempla cuatro pasos importantes:

Definir cómo y quién usará su evaluación

Identificar las problemáticas de género en el contexto de la institución.

Completar las Preguntas de Evaluación

Establecer indicadores de género y técnicas para la evaluación

Fase 2. Recolección de la información utilizando indicadores de género

En esta etapa se diseña y lleva a cabo una estrategia de recolección de la

información que tome en cuenta las consideraciones de género utilizando una o

las metodologías más convenientes de acuerdo con factores como las limitaciones

prácticas y de recursos, y el uso que se le dará a los resultados de la evaluación.

102

Los principales pasos a desarrollar en esta fase son:

Elegir los métodos de recolección de datos / herramientas

Analizar los datos desde una perspectiva de género

Fase 3. Poner en práctica los resultados de la evaluación e institucionalizar

loa aprendizajes

Uno de los principios básicos respecto de la evaluación es la importancia de usar

lo que se aprende. Este es el propósito principal en esta etapa, de modo que hay

que pensar cómo actuar respecto de los resultados obtenidos. Si del proceso que

se emprenda surgen aprendizajes claros en términos de cambios favorables en la

forma de trabajo y de convivencia de las personas, es importante

institucionalizarlos y para hacerlo se requiere incorporar los aprendizajes en los

procesos, en las normas y en las rutinas de la institución. En esta fase es

importante la difusión amplia de los resultados alcanzados, la movilización de la

voluntad política de las autoridades y el planificación de actividades subsiguientes

que fortalezcan los cambios a realizar.

Recomendaciones para la institucionalización de resultados

Para avanzar en una cultura institucional con equidad, se sugiere:

Reconocer la participación tanto de autoridades como del personal en la

construcción del programa como un logro institucional que fortalece el

trabajo en equipo, la corresponsabilidad y la legitimidad del proceso.

Diseñar una estrategia de difusión y divulgación que permita mostrar los

resultados logrados por el proceso de planeación participativa institucional,

adaptando sus contenidos a los diferentes perfiles existentes en la

institución, que implica la utilización de diversos medios audiovisuales

atractivos convencionales y/o alternativos (power point, páginas web,

revistas, trípticos, periódicos murales, obras de teatro, entre otros).

103

Incorporar los logros obtenidos en las normas y prácticas de la institución.

Aunque se empiecen con pequeñas acciones es importante incorporarlas e

institucionalizarlas, promover su fortalecimiento y difundirlas.

Adaptar el lenguaje y el contenido de la estrategia de difusión a la audiencia

a la cual va dirigida: autoridades superiores, personal operativo y personal

técnico.

La presentación de documentos ejecutivos adecuados a las autoridades

superiores, al personal técnico y al personal operativo, dando a conocer el

impacto de dichas acciones, los beneficios logrados y enfatizar las acciones

pendientes y las estrategias para lograrlas.

Indicadores de evaluación

Pueden ser cuantitativos y cualitativos y definen los aspectos relevantes sobre los

cuales se lleva a cabo la evaluación. El indicador nos permite medir el grado de

cumplimiento de un objetivo planteado en términos de resultado para facilitar la

toma de decisiones y orientar los recursos y aporta elementos para la planeación

del periodo siguiente.

Ejemplo de indicador

Objetivo Indicador Definición de indicador

Erradicar la violencia contra las mujeres en las instituciones del gobierno del estado

Índices de violencia contra las mujeres

Es el número de mujeres víctimas de algún tipo de violencia con respecto al total de mujeres que trabajan en las instituciones del gobierno del estado.

104

XII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

La incorporación de la equidad entre hombres y mujeres al interior de las

instituciones, implica una transformación total de la práctica y la cultura

institucional, promoviendo la reorganización de las formas y métodos de trabajo,

marcar prioridades, estrategias, metas y objetivos de la institución, así como

dinamizar la interacción entre hombres y mujeres con base en el respeto y la

igualdad. Comprende transformaciones tanto al interior (política, cultura y

normatividad institucional) como al exterior (políticas públicas) de las instituciones.

En esta oportunidad de cambio con equidad, se requiere repensar las formas de

hacer política, cambios en la cultura organizativa o la creación de nuevos canales

para el intercambio y la cooperación. Es importante que la propia administración

se convierta en un modelo de respeto a la igualdad de oportunidades a fin de crear

una cultura de trabajo sensible a las diferencias de género y con la que puedan

identificarse tanto las mujeres como los hombres que trabajan en ella.

Para llevar a cabo el programa de cultura institucional se requiere conocimientos

interdisciplinares sobre las desigualdades entre mujeres y hombres y las

relaciones de género. Por tanto, es imprescindible la formación de quienes tienen

la tarea de coordinar el proceso para integrar la perspectiva de género, así como

el conocimiento de las técnicas y herramientas adecuadas para incorporarla.

Resulta fundamental proponer acciones concretas y visualizar estrategias de

cambio y empoderamiento para las mujeres, generando procesos de evaluación

de los resultados y del impacto logrado con las políticas y acciones públicas

implementadas hasta ahora. Sin información clara sobre los problemas de las

mujeres y sus vías de solución, el impacto en la agenda pública será limitado.

La tarea para los institutos de las mujeres, en este aspecto es estratégica. Les

toca impulsar la consolidación de una masa crítica con experiencia y conocimiento

105

suficiente para construir la base técnica y política para la incorporación del género

en la planeación pública. Es fundamental también la investigación académica y el

trabajo de las expertas para conocer el funcionamiento de la administración

pública e identificar oportunidades para incidir en ella. Un paso estratégico en esta

dirección es lograr, a través del fortalecimiento de capacidades humanas y

sociales, la asimilación de un lenguaje común en relación a la equidad de género

que permita visualizar metas y resultados alcanzables en el corto y mediano

plazo, así como la promoción de la corresponsabilidad en el proceso de

planeación tanto a hombres como mujeres de las diferentes áreas.

Como se puede apreciar hasta aquí, existen varios e importantes temas sobre los

cuales comenzar a desarrollar ejercicios de planeación. Temas que, manejados

como indicadores, ayudarán a los responsables de la planeación y a los

tomadores de decisiones, a desarrollar las directrices para el fomento de una

cultura institucional con perspectiva de género, y que puedan ser validadas y

consensuadas con el personal a su cargo para así, de manera conjunta y

participativa, definir los objetivos, las metas, las estrategias y las acciones desde

las cuales poder plantear productos y resultados concretos en el corto, mediano y

largo plazo, y que tienen que ver con:

Analizar, difundir y asegurar la instrumentación del marco normativo y legal

que garantiza el reconocimiento y respeto de los derechos de las mujeres.

Asegurar que todo el personal adscrito a la institución tenga pleno

conocimiento de la existencia de programas nacionales, estatales y locales,

la igualdad de género, su importancia e impactos en la vida cotidiana de las

personas.

Diseñar y operar un programa de sensibilización en contra del acoso y el

hostigamiento sexual, que incluya temas de masculinidad y derechos

humanos.

Difundir el procedimiento de denuncia de hostigamiento sexual y sus

sanciones y las instituciones responsables de su atención.

106

Difundir a través de campañas en los medios de comunicación la

prevención y la denuncia del hostigamiento sexual.

Diseñar e implementar programas permanentes de formación y

capacitación en perspectiva de género, de carácter obligatorio y que incluya

al personal de todos los niveles, incluidos los mandos medios y superiores.

Generar las condiciones y establecer metas para equilibrar la ocupación de

cargos directivos y de toma de decisiones para mujeres.

Diseñar e implementar instrumentos de evaluación para evaluar las

actividades a cargo de hombres y mujeres en función a su aportación al

cumplimiento de las metas, objetivos y responsabilidades de la

dependencia.

Generar condiciones que permitan el desarrollo laboral y profesional, a

través de la equidad e igualdad de las oportunidades.

Analizar periódicamente, desde la perspectiva de la equidad de género, las

políticas, normas y procedimientos usados por la dependencia para la

revisión y evaluación de ascensos, para identificar y reducir las

valoraciones subjetivas o informales.

Por su parte, se pueden identificar los siguientes factores como condiciones

mínimos para un buen desarrollo de la transversalidad de género, a través del

programa:

El compromiso y voluntad política para superar los desequilibrios existentes

entre mujeres y hombres y eliminar las razones que los originan. Sin esta

voluntad es muy difícil que el proceso tenga el éxito deseado.

Recursos humanos y financieros suficientes para el logro de buenos

resultados y cuya distribución debe considerar tanto las necesidades e

intereses estratégicos de las mujeres.

107

Reforzar los aspectos que constituyen las políticas específicas de igualdad,

como medidas legislativas; mecanismos de defensa de la igualdad;

acciones de afirmación positiva específicas de igualdad dirigidas a mujeres

o a hombres.

Crear campañas de comunicación que rompan con los estereotipos de

género y promuevan la igualdad.

La transversalidad demanda conocimientos interdisciplinares sobre las

desigualdades entre mujeres y hombres y las relaciones de género como

base para el debate público y la toma de decisiones. En este sentido es

necesaria la formación de quienes van a integrar la perspectiva de género

en las políticas, programas y acciones.

Requiere, además, técnicas y herramientas adecuadas para incorporar la

estrategia de la transversalidad de forma adecuada, por ejemplo, el

desarrollo de estadísticas sobre la situación actual de las mujeres y los

hombres, un conocimiento comprensivo de las relaciones a través de los

estudios de género, realización de diagnósticos y evaluaciones con

perspectiva de género.

108

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