problema racial en santiago de cuba 1959 revista de la unam

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EL PRESIDIO POLITICO EN CUBA Por José MARTI PROBLEMA 34 UN Ad'l-'ertencia: Se tiene conciencia de que este problema no es exclu- sivo de Santiago, ni siquiera de Oriente, pero puede ser tomado co- mo ejemplo, porque en estos luga- res es sobresaliente. '. HAY PROBLEMA racial en Santiago ¿ de Cuba? .. Recordando el te- ma de los mitos, estos proble- mas no deben existir en rlingún itio, aun cuando en la historia encontremos pugnas como las de los judíos y los sa- maritanos, el complejo ario de los aJe- manes nazis que efectuaban una discri- minación ultraracial especialmente con- tra los judíos, o nos informemos de la segregación racial en el sur de los Esta- dos Unidos. El problema racial en San- tiago de Cuba, como en otros lugares, es más bien un problema social que tiene su origen en la discriminación padecida en tiempos pasados. En Santiago, un ne- gro es difícilmente discriminado por y como negro. Lo es posiblemente como pobre, como chusma o como feo, pero no como negro. . El problema es social, buscando su causa se aúna a las causas de la frus- tración revolucionaria que tuvo Cuba en los inicios de la vida republicana. ¿ Pudo haber una verdadera nueva estructura- ción social-político-económica de Cuba? N o; los yanquis interventores lo impi- dieron; los famosos "salvadores" con una orden conservadora hicieron que los bienes, riquezas y fuentes de trabajo que- daran en las antiguas manos. ¿ Y qué era de los negros? Seguían siendo tan esclavos, como en la época de las enco- miendas o de los patronatos, sólo que ahora tenían una carta de libertad que le concedía derechos y "personalidad" ci- vil; que en las condiciones vigentes sólo le servía para morirse de hambre con respaldo legal, pues si querían trabaja- ban para el amo, si no, pues. " seguían siendo "libres", muy libres dentro de los derechos humanos, ya que la libertad no era de ninguna manera un juego verbal y retórico; no había ninguna habilidad o finta. Sólo que en enorme mayoría ser- vían como criados, conserjes, sirvientes, porteros y empleados de menor catego- ría. Preguntándosele una vez a un ad- ministrador de un banco si allí había algún tipo de discriminación racial, e! burgués contestó: "No. Aquí no hay dis- criminación racial de ningún tipo. Mire, el conserje es de color." Por otro lado, ¿ no es un hecho sinto- de la enfermedad que la frustra- clan ha provocado, la rebelión de los ne- gr?s surgida durante el gobierno de José MIguel Gómez? ¿ Históricamente es de ellos la culpabilidad? Famoso totí, ¿ quie- res una prebenda? Así, el problema deviene social ya que quedan los hombres de color desam- parados "t en su mayoría a una ranCla mIserIa. En Santiago de Cuba los barrios más pobres son barrios donde predominan las personas de color. Quien va por los bar.rios (desde luego que los tUrIstas y vIsitantes oficiales no tienen estas oportunidades) y echa una ojeada por lugares como Llega-y-Pon Cueva de! Humo, cerca de Chicharrone; y por los de esta misma zona, notará la reahdad de este problema social, aunque SOCIAL EN SANTIAGO DE CUBA Por Alcibíades POVEDA vea que comparten la miseria personas de tez blanca, ya que nadie afirmárá que la pobreza sea un malestar social exclu- sivo de los de color. Lo mismo verá quien vaya a observar parlas Olmos y San Pe- drito. Las escenas son deprimentes; por- que la pobreza visible en las ropas y en la falta total de higiene' en la mayoría de los casos, en el raquitismo y en la avi- taminosis, en la actitud y en la ignorancia se agudiza con la visión de la prolifera- ción de la familia. Los padres que. no pueden sostenerse ellos mismos, tienen más de media docena de hijos en suce- sión regular, y aún más, a veces no sa- ben cómo evitarlos, a veces no quieren. ¿ Qué es de la asistencia médica y so- cial? Haciendo estadísticas y pagando cheques. Ni siquiera los hombres de co- lor mejor acomodados que hasta han for- mado sociedades de recreo, se ocupan de- bidamente del problema social de sus her- manos, pues aun cuando proclaman sus protestas en defensa de la "clase de co- lor", se defienden a sí mismos, al grupo aburguesado y apiñado. En fin, se ocu- pan como los demás: dando sus limos- nas benéficas. Dentro de los círculos profesionales y la clase media en general, el número de hombres de color mengua, está en franca 'minoría. Sin embargo, ya en la clase obrera, el número aumenta hasta la abier- ta mayoría, sin defecto de especificar 'que en los centros de trabajo donde hay mejores salarios que ofrecen mejor condición de vida, este número dismi- nuye, quizás una de las pocas excepcio- nes las constituyan los estibadores del puerto. QUÉ ES AQUELLO? Nada. ¿ Ser apaleado, ser pisoteado, ser arrastrado, ser abofeteado en la misma calle, junto a la misma casa, en la mis- ma ventana donde un mes antes reci- biamos la bendición de nuestra madre, ¿ qué es? Nada. Pasar allí con el agua a la cintura, con el pico en la mano, con el grillo en los pies, las horas que días atrás pasamos en el seno del hogar, porque el sol mo- lestaba nuestras pupilas y el calor alteraba nuestra salud, ¿ qué es? Nada. Volver ciego, cojo, magullado, herido, al son del palo y la blasfemia del golpe y del escarnio, por las calles aquellas que meses antes me habían visto pasar sereno, tranquilo, con la hermana de mi amor en los brazos y la paz de la ventura en el corazón, ¿ qué es esto? UNIVERSIDAD DE MEXICO o Entre los sub-empleados y desem- p)eados, la cantidad abochorna, desdice los postulados de justicia 'social y asis- tencia económica de la Constitución. Por lo general, el barrendero es de color, los basureros son de color, las criadas son de color, el limpiapisos suele ser de co- . lar; y casi toda la gama de empleos me- nos remunerados y que son objeto del prejuicio social generalizado están ocu- pados por personas de color. o Todo esto'no es por falta de espíritu de lucha y de superación y de incapa- cidad étnica. Son víctimas de una injus- ticia social que, ningún gob-¡erno pi ins- titución social se ha" decidido a subsanar con las necesarias Jortaleza, claridad y ,sinceridad. Veo, desde donde escribo, a un señor de color tecleando en una -má- quina de escribir, pero o el hombre escribe sólo con dos dedos. Y así es el panora- ma, pues por, más que quieren, en su mayoría, sólo los dejan ser lentos "me- canógrafos de dos dedos". Sin que nadie, sin que el pueblo cu- bano caiga por. esto en racismos, es nece- sario que se comprenda que este proble- ma revolucionario no se olvidará jamás, pues una integración cubana será posi- ble y completa si esta parte de nuestra vida colectiva tiene indiscutiblemente igualdad de oportunidades y condiciones. Para ello es necesario mejorar sus pa- sibilidades sociales y culturales al ritmo nacional. Entonces, no podrá pensarse Santiago los negros sólo piensan en la conga y en e! bembé, en e! baile ñáñigo y en la misa negra, en la guara- cha, en la rumba y en e! ron, o que son víctimas de los politiqueros hábiles. Ellos no necesitan ni compasión ni piedad, sino el cumplimiento de la justi- cia social, de la igualdad económica. La atención que necesitan no es una mer- ced, ni una concesión generosa y dadi- vosa, es un deber ineludible con el cual hay que cumplir, y con eIlo no se borran el abandono y la injusticia en que han vivido socialmente en los cincuenta y seis años de República que se llevó la hoz de Saturno. -'-Revolución, La Habana, 9 de febrero de 1959 N ada también. j Horrorosa, terrible, desgarradora nada! y vosotros los españoles la hicísteis. y vosotros la sancionásteis. y vosotros la aplaudísteis.. o j Oh, y qué espantoso debe ser -el re- mordimiento de una nada criminal! ' o Los ojos atónitos lo ven; la razón es- candalizada se espanta; pero la compasión se resiste a creer lo que habéis hecho, 10 que hacéis aún. O sois bárbaros, o no sabéis 10 que hacéis. o Dejadme, dejadme pensar que no 10 sabéis aún. Dejadme, dejadme pensar que en esta tierra hay honra todavía, y que aún pue- de volver por ella' esta España de acá tan injUsta, tan indiferente, tan semejante ya a la España repelente y desbordada de más aUa del mar.

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Poveda sobre el racismo en Santiago de Cuba antes de la revolución

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  • EL PRESIDIO POLITICO EN CUBAPor Jos MARTI

    PROBLEMA34

    UNAd'l-'ertencia: Se tiene conciencia

    de que este problema no es exclu-sivo de Santiago, ni siquiera deOriente, pero puede ser tomado co-mo ejemplo, porque en estos luga-res es sobresaliente.

    '. HAY PROBLEMA racial en Santiago

    de Cuba? .. Recordando el te-ma de los mitos, estos proble-mas no deben existir en rlingn itio,aun cuando en la historia encontremospugnas como las de los judos y los sa-maritanos, el complejo ario de los aJe-manes nazis que efectuaban una discri-minacin ultraracial especialmente con-tra los judos, o nos informemos de lasegregacin racial en el sur de los Esta-dos Unidos. El problema racial en San-tiago de Cuba, como en otros lugares,es ms bien un problema social que tienesu origen en la discriminacin padecidaen tiempos pasados. En Santiago, un ne-gro es difcilmente discriminado por ycomo negro. Lo es posiblemente comopobre, como chusma o como feo, pero nocomo negro.. El problema es social, buscando sucausa se ana a las causas de la frus-tracin revolucionaria que tuvo Cuba enlos inicios de la vida republicana. Pudohaber una verdadera nueva estructura-cin social-poltico-econmica de Cuba?No; los yanquis interventores lo impi-dieron; los famosos "salvadores" conuna orden conservadora hicieron que losbienes, riquezas y fuentes de trabajo que-daran en las antiguas manos. Y quera de los negros? Seguan siendo tanesclavos, como en la poca de las enco-miendas o de los patronatos, slo queahora tenan una carta de libertad que leconceda derechos y "personalidad" ci-vil; que en las condiciones vigentes slole serva para morirse de hambre conrespaldo legal, pues si queran trabaja-ban para el amo, si no, pues. " seguansiendo "libres", muy libres dentro de losderechos humanos, ya que la libertad noera de ninguna manera un juego verbaly retrico; no haba ninguna habilidado finta. Slo que en enorme mayora ser-van como criados, conserjes, sirvientes,porteros y empleados de menor catego-ra. Preguntndosele una vez a un ad-ministrador de un banco si all habaalgn tipo de discriminacin racial, e!burgus contest: "No. Aqu no hay dis-criminacin racial de ningn tipo. Mire,el conserje es de color."

    Por otro lado, no es un hecho sinto-n:~tico de la enfermedad que la frustra-clan ha provocado, la rebelin de los ne-gr?s surgida durante el gobierno de JosMIguel Gmez? Histricamente es deellos la culpabilidad? Famoso tot, quie-res una prebenda?

    As, el problema deviene social yaque quedan los hombres de color desam-parados "t so~et!dos en su mayora auna ranCla mIserIa.

    En Santiago de Cuba los barrios mspobres son barrios donde predominanlas personas de color. Quien va por losbar.rios ";pa:t~dos" (desde luego que lostUrIstas y vIsitantes oficiales no tienenestas oportunidades) y echa una ojeadapor lugares como Llega-y-Pon Cueva de!Humo, cerca de Chicharrone; y por loscon~ornos de esta misma zona, notar lareahdad de este problema social, aunque

    SOCIALEN

    SANTIAGODE CUBA

    Por Alcibades POVEDA

    vea que comparten la miseria personasde tez blanca, ya que nadie afirmr quela pobreza sea un malestar social exclu-sivo de los de color. Lo mismo ver quienvaya a observar parlas Olmos y San Pe-drito. Las escenas son deprimentes; por-que la pobreza visible en las ropas y enla falta total de higiene' en la mayorade los casos, en el raquitismo y en la avi-taminosis, en la actitud y en la ignoranciase agudiza con la visin de la prolifera-cin de la familia. Los padres que. nopueden sostenerse ellos mismos, tienenms de media docena de hijos en suce-sin regular, y an ms, a veces no sa-ben cmo evitarlos, a veces no quieren.

    Qu es de la asistencia mdica y so-cial? Haciendo estadsticas y pagandocheques. Ni siquiera los hombres de co-lor mejor acomodados que hasta han for-mado sociedades de recreo, se ocupan de-bidamente del problema social de sus her-manos, pues aun cuando proclaman susprotestas en defensa de la "clase de co-lor", se defienden a s mismos, al grupoaburguesado y apiado. En fin, se ocu-pan como los dems: dando sus limos-nas benficas.

    Dentro de los crculos profesionales yla clase media en general, el nmero dehombres de color mengua, est en franca'minora. Sin embargo, ya en la claseobrera, el nmero aumenta hasta la abier-ta mayora, sin defecto de especificar'que en los centros de trabajo dondehay mejores salarios que ofrecen mejorcondicin de vida, este nmero dismi-nuye, quizs una de las pocas excepcio-nes las constituyan los estibadores delpuerto.

    QU ES AQUELLO?Nada. Ser apaleado, ser pisoteado, ser

    arrastrado, ser abofeteado en la mismacalle, junto a la misma casa, en la mis-ma ventana donde un mes antes reci-biamos la bendicin de nuestra madre,qu es?

    Nada.Pasar all con el agua a la cintura, con

    el pico en la mano, con el grillo en lospies, las horas que das atrs pasamosen el seno del hogar, porque el sol mo-lestaba nuestras pupilas y el calor alterabanuestra salud, qu es?

    Nada.Volver ciego, cojo, magullado, herido,

    al son del palo y la blasfemia del golpey del escarnio, por las calles aquellas quemeses antes me haban visto pasar sereno,tranquilo, con la hermana de mi amor enlos brazos y la paz de la ventura en elcorazn, qu es esto?

    UNIVERSIDAD DE MEXICO

    o Entre los sub-empleados y desem-p)eados, la cantidad abochorna, desdicelos postulados de justicia 'social y asis-tencia econmica de la Constitucin. Porlo general, el barrendero es de color, losbasureros son de color, las criadas sonde color, el limpiapisos suele ser de co-

    . lar; y casi toda la gama de empleos me-nos remunerados y que son objeto delprejuicio social generalizado estn ocu-pados por personas de color.

    o Todo esto'no es por falta de espritude lucha y de superacin y de incapa-cidad tnica. Son vctimas de una injus-ticia social que, ningn gob-erno pi ins-titucin social se ha" decidido a subsanarcon las necesarias Jortaleza, claridad y,sinceridad. Veo, desde donde escribo, aun seor de color tecleando en una -m-quina de escribir, pero o el hombre escribeslo con dos dedos. Y as es el panora-ma, pues por, ms que quieren, en sumayora, slo los dejan ser lentos "me-cangrafos de dos dedos".

    Sin que nadie, sin que el pueblo cu-bano caiga por. esto en racismos, es nece-sario que se comprenda que este proble-ma revolucionario no se olvidar jams,pues una integracin cubana ser posi-ble y completa si esta parte de nuestravida colectiva tiene indiscutiblementeigualdad de oportunidades y condiciones.Para ello es necesario mejorar sus pa-sibilidades sociales y culturales al ritmonacional. Entonces, no podr pensarseque~n Santiago los negros slo piensanen la conga y en e! bemb, en e! baileigo y en la misa negra, en la guara-cha, en la rumba y en e! ron, o que sonvctimas de los politiqueros hbiles.

    Ellos no necesitan ni compasin nipiedad, sino el cumplimiento de la justi-cia social, de la igualdad econmica.La atencin que necesitan no es una mer-ced, ni una concesin generosa y dadi-vosa, es un deber ineludible con el cualhay que cumplir, y con eIlo no se borranel abandono y la injusticia en que hanvivido socialmente en los cincuenta y seisaos de Repblica que se llev la hoz deSaturno.

    -'-Revolucin, La Habana, 9 de febrerode 1959

    N ada tambin.j Horrorosa, terrible, desgarradora

    nada!y vosotros los espaoles la hicsteis.y vosotros la sancionsteis.y vosotros la aplaudsteis.. oj Oh, y qu espantoso debe ser -el re-

    mordimiento de una nada criminal! 'o Los ojos atnitos lo ven; la razn es-candalizada se espanta; pero la compasinse resiste a creer lo que habis hecho, 10que hacis an.

    O sois brbaros, o no sabis 10 quehacis.

    o Dejadme, dejadme pensar que no 10sabis an.

    Dejadme, dejadme pensar que en estatierra hay honra todava, y que an pue-de volver por ella' esta Espaa de actan injUsta, tan indiferente, tan semejanteya a la Espaa repelente y desbordadade ms aUa del mar.