presentac

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La pequeña muerte (Eduardo Galeano) No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande , muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.

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Page 1: Presentac

• La pequeña muerte (Eduardo Galeano)

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de suviaje,a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto,nosarranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque seajubilosodolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porquenaceres una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman enFrancia a laculminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta yperdiéndonosnos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeñamuerte, la llaman;pero grande , muy grande ha de ser, si matándonos nosnace.

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Parir con Dolor

“Cuando van a parir, las indias Huitotas del Norte de México, no piensan en la maldición bíblica que obliga a las mujeres a parir con dolor. Ellas, en cambio, se concentran en la noche de nueve meses antes para que el niño que va a nacer sea digno de la alegría que lo hizo” (Eduardo Galeano)

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• El miedo• Esos cuerpos nunca vistos los llamaban, pero los

hombres nivakle no se atrevían a entrar. Habían visto comer a las mujeres: ellas tragaban la carne de los peces con la boca de arriba, pero antes la mascaban con la boca de abajo. Entre las piernas, tenían dientes.Entonces los hombres encendieron hogueras, llamaron a la música y cantaron y danzaron para las mujeres.Ellas se sentaron alrededor, con las piernas cruzadas.Los hombres bailaron durante toda la noche. Ondularon, giraron y volaron como el humo y los pájaros.Cuando llegó el amanecer, cayeron desvanecidos. Las mujeres los alzaron suavemente y les dieron agua de beber.Donde ellas habían estado sentadas, quedó la tierra toda regada de dientes.

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• La cultura del terrorA Ramona Caraballo la regalaron no bien supo caminar.

Allá por 1850, siendo una niña todavía, ella estaba de esclavita en una casa en Montevideo. Hacía todo, a cambio de nada. Un día llegó la abuela a visitarla. Ramona no la conocía, o no recordaba. La abuela llegó desde el campo, muy apurada porque tenía que volverse en seguida al pueblo. Entró, pegó tremenda paliza a su nieta. Ramona quedó llorando y sangrando. La abuela le había dicho, mientras alzaaba el rebenque: - No te pego por lo que hiciste. Te pego por lo que vas a hacer