preguntas clave sobre jesus

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Murray J. Harris 3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS x eltropical

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Page 1: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS
Page 2: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

3 preguntas clave sobre Jesús

Page 3: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

3 preguntas clave sobre Jesús

¿Existió Jesús? ¿Resucitó Jesús de los muertos?

¿Es Jesús Dios?

Murray J. Harris

Page 4: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

EDITORIAL ellE Galvani, 113 08224 TERRASSA (Barcelona) E-mail: [email protected] hup:! /www.clie.es

3 PREGUNTAS eLAVE SOBRE JESÚS Murray J. Harris

Publicado originalmente en inglés con el título Tbree Crucial Questions about Jesus

Copyright © 1994 by M urray J. Harris.

OriginaJly published in English under the title 7hree Crucial Questions about Jesus by Baker Books, a division ofBaker Book House Company, Grand Rapids, Michigan, 49516, U.S.A.

© 2005 por Editorial Clie para esta edición en castellano.

Todos los derechos reservados.

Director de la colección: Dr. Matt WiJliams

Traducción: Dorcas Gonzálcz BataJler

Equipo editoríal NelsonAt ...... 1

A mis hermanos

Page 5: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

COLECCIÓN TEOLÓGICA CONTEMPORÁNEA: libros publicados

Estudios bz'blicos

Michael J. Wilkins & J.P. Moreland (editores), Jesús h(~io sospecha

EE Bruce, Comentario de la Epístola a los Gálatas

Peter H. Davids, La Primera Epístola de Pedro

Murray J. Harris, 3 pref{untas clave sohre Jesús

Leon Morris, Comentario del El'al1f{elio de Juan

Estudios teológicos

Richard Bauckham, Dios Crucificado: MOlloteísmo y Cristolof{ía en el Nuevo Testamento

G.E. Ladd, Teología del Nuevo Testamento

Leon Morris, Jesús es el Cristo: Estudios sohre la teolof{ía joánica

N.T. Wright, El verdadero pensamiento de Pahlo

Clark H. Pinnock, Revelación bíblica: e1fundamento de la teología cristiana

Estudios ministeriales

Bonnidell Clouse & Robert G. Clouse, eds., Mujeres en el ministerio. Cuatro puntos de vista

Michael Green & Alister McGrath, ¿Cómo llegar a ellos? Defendamos y comuniquemos lafe cristiana a los no creyentes

Wayne. A. Grudem, ed., ¿Son vigentes los dones milagrosos? Cuatro puntos de vista

Dalias Willard, Renueva tu Corazón: Sé como Cristo

Índice

Presentación de la Colección Teológica Contemporánea .......................... 9

Prej'acio ........................................................................................................... 17 Agradecimientos ............................................................................................. 19

1. ¿Existió Jesús? .............................................................................................. 21 2. ¿Resucitó Jesús de entre los muertos? ...................................................... 37 3. ¿Es Jesús Dios? ............................................................................................ 63

Epílogo ...................................................................................................... 93 Apéndice: Una propuesta de armonización de los pasajes de la Resurrección ............................................. 95

Bibliografia ......................................................................................................... 97

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Page 6: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

Presentación de la Colección Teológica Contemporánea

Cualquier estudiante de la Biblia sabe que hoy en día la literatura cristia­na evangélica en lengua castellana aún tiene muchos huecos que cubrir. En consecuencia, los creyentes españoles muchas veces no cuentan con las herramientas necesarias para tratar el texto bíblico, para conocer el contex­to teológico de la Biblia, y para reflexionar sobre cómo aplicar todo lo anterior en el transcurrir de la vida cristiana.

Esta convicción fue el principio de un sueño: la "Colección Teológica Contemporánea." Necesitamos más y mejores libros para formar a nues­tros estudiantes y pastores para su ministerio. Y no solo en el campo bíbli­co y teológico, sino también en el práctico - si es que se puede distinguir entre lo teológico y lo práctico -, pues nuestra experiencia nos dice que por práctica que sea una teología, no aportará ningún beneficio a la Iglesia si no es una teología correcta.

Sería magnífico contar con el tiempo y los expertos necesarios para es­cribir libros sobre las áreas que aún faltan por cubrir. Pero como éste no es un proyecto viable por el momento, hemos decidido traducir una serie de libros escritos originalmente en inglés.

Queremos destacar que además de trabajar en la traducción de estos libros, en muchos de ellos hemos añadido preguntas de estudio al final de cada capítulo para ayudar a que tanto alumnos como profesores de semi­narios bíblicos, como el público en general, descubran cuáles son las ense­ñanzas básicas, puedan estudiar de manera más profunda, y puedan re­flexionar de forma actual y relevante sobre las aplicaciones de los temas tratados. También hemos añadido en la mayoría de los libros una biblio­grafía en castellano, para facilitar la tarea de un estudio más profundo del tema en cuestión.

En esta "Colección Teológica Contemporánea," el lector encontrará una variedad de autores y tradiciones evangélicos de reconocida trayecto-

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE JESÚS

ria. Algunos de ellos ya son conocidos en el mundo de habla hispana (como F.F. Bruce, G.E. Ladd y L.L. Morris). Otros no tanto, ya que aún no han sido traducidos a nuestra lengua (como N.T. Wright y R. Bauckham); no obstante, son mundialmente conocidos por su experiencia y conocimiento.

Todos los autores elegidos son de una seriedad rigurosa y tratan los di­ferentes temas de una forma profunda y comprometida. Así, todos los libros son el reflejo de los objetivos que esta colección se ha propuesto:

1. Traducir y publicar buena literatura evangélica para pastores, profe­sores y estudiantes de la Biblia.

2. Publicar libros especializados en las áreas donde hay una mayor es­casez.

La "Colección Teológica Contemporánea" es una serie de estudios bí­blicos y teoJógjcos djrjgjda a pastores, líderes de iglesia, profesores yestu­diantes de seminarios e institutos bíblicos, y creyentes en general, interesa­dos en el estudio serio de la Biblia. La colección se dividirá en tres áreas:

Estudios bíblicos Estudios teológicos Estudios ministeriales

Esperamos que estos libros sean una aportación muy positiva para el mundo de habla hispana, tal como lo han sido para el mundo anglófono y que, como consecuencia, los cristianos - bien formados en Biblia y en Teología - impactemos al mundo con el fin de que Dios, y solo Dios, reci­ba toda la gloria.

Queremos expresar nuestro agradecimiento a los que han hecho que esta colección sea una realidad, a través de sus donativos y oraciones. "Tu Padre ... te recompensará".

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Dr. MA 1TIIEW C. WILUAMS

Editor de la Colección Teológica Contemporánea Profesoren lBSTE (Barcelona)y T albot Schoolof7heology (LosAngeles, C4., EEUU) [email protected]

PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN TEOLÓGICA CONTEMPRÁNEA

Lista de títulos

A continuación presentamos los títulos de los libros que publicaremos, DM, en los próximos tres años, y la temática de las publicaciones donde queda pendiente asignar un libro de texto. E~ po~ible que h~ya algú~/cam­bio, según las obras que publiquen otras edltonales, y segun tamblen las necesidades de los pastores y de los estudiantes de la Biblia. Pero el lector puede estar seguro de que vamos a continuar en esta línea, interesándonos por libros evangélicos serios y de peso.

Estudios bz'blicos

Nuevo Testamento D.A. Carson, DougIas J. Moo, Leon Morris, Una Introducción al Nuevo

Testamento [Anlntroduction to the New T estament, rev. ed., GrandRapids, Zon­dervan, 2005]. Se trata de un libro de texto imprescindible para los estu­diantes de la Biblia, que recoge el trasfondo, la historia, la canonicidad, la autoría, la estructura literaria y la fecha de todos los libros del Nuevo Testamento. También incluye un bosquejo de todos los documentos neo­testamentarios, junto con su contribución teológica al Canon de las Escri­turas. Gracias a ello, el lector podrá entender e interpretar los libros del Nuevo Testamento a partir de una acertada contextualización histórica.

Jesús Murray J. Harris, 3 preguntas clave sobre ]esús[Three Crucial Questions about

]esus, Grand Rapids: Baker, 1994]. ¿Existió Jesús? ¿~esu~it? Je.sús de los muertos? ¿Es Jesús Dios? Jesús es uno de los personajes mas mtngantes de la Historia. Pero, ¿es verdad lo que se dice de El? 3 preguntas clave sobre Jesús se adentra en las evidencias históricas y bíblicas que prueban que la fe cristiana auténtica no es un invento ni una locura. Jesús no es un invento, ni fue un loco. ¡Descubre su verdadera identidad!

Robert H. Stein,]esús, el Mesías: Un Estudio de la Vida de Cristo Uesus the Messiah: A Survey ofthe Lifo ofChrist, Downers Grove, IL; Leicester, En­gland: InterVarsity Press, 1996]. Hoy en día hay muchos escritores que están adaptando el personaje y la historia de Jesús a las demandas de la era en la que vivimos. Este libro establece un diálogo con ~sos escritores, pre­sentando al Jesús bíblico. Además, nos ofrece un estudlO tanto de las ense­ñanzas como de los acontecimientos importantes de la vida de Jesús. Stein

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

enseña Nuevo Testamento en Bethel Theological Seminary, St. Paul, Min­

nesota, EE. uu. Es autor de varios libros sobre Jesús, y ha tratado el tema

de las parábolas y el problema sinóptico, entre otros. MichaelJ. Wilkins & J.P. Moreland (editores),jesús bajo sospecha, T erras­

sa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 4,2003. Una defen­

sa de la historicidad de Jesús, realizada por una serie de expertos evangé­licos en respuesta a "El Seminario de Jesús," un grupo que declara que el Nuevo Testamento no es fiable y que Jesús fue tan solo un ser humano

normal.

Juan Lean Morris, Comentario del Evangelio de Juan [Commentary on John, 2nd

edition, New International Commentary on the New Testament; Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishers, 1995]. Los comentarios de esta serie, New Intemational Commentary on the New T estament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y reco­mendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a conside­rar temas contextuales y exegéticos, yel sentido general del texto.

Romanos

DouglasJ. Moa, Comentario deRomanos [ CommentaryonRomans, New In­ternational Commentary on the N ew T estament; Grand Rapids, MI: W m. B. Eerdmans Publishers, 1996]. Moo es profesor de Nuevo Testamento en Wheaton College. Los comentarios de esta serie, New Intemational Commen­tary on the New T estament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextuales y exegéti­cos, yel sentido general del texto.

Gálatas

P.P. Bruce, Comentario de la Epístola a los Gálatas, Terrassa: CLIE, Colec­ción Teológica Contemporánea, vol. 7, 2004.

Filipenses

Gordon Fee, Comentario de Filipenses [ Commentary on Philippians, New In­ternational Commentary on the New T estament; Grand Rapids, MI: W m. B. Eerdmans Publishers, 1995]. Los comentarios de esta serie, New Interna­tional Commentary on the New T estament, están considerados en el mundo an­glófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Ana-

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PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN TEOLÓGICA CONTEMPORÁNEA

lizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contex­

tuales y exegéticos, y el sentido general del texto.

Pastorales Leon Morris, 1 & 2 Tesalonicenses [1 & 2 Thessalonians, rev. ed., New

International Commentary on the New T estament; Grand Rapids, MI: W m. B. Eerdmans Publishers, 1991]. Los comentarios de esta serie, New Interna­tional Commentary on the New Testament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas con­

textuales y exegéticos, y el sentido general del texto.

Primera de Pedro Peter H. Davids, La Primera Epístola de Pedro, T errassa: CLIE, Colección

Teológica Contemporánea, vol. 10, 2004. Los comentarios de esta serie, New International Commentary on the New T estament, están considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y recomenda­bles. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextuales y exegéticos, y el sentido general del texto. Davids enseña

Nuevo Testamento en Regent College, Vancouver, Canadá.

Apocalipsis . Roben H. Mounce, El Libro del Apocalipsis [The Book ofRevelatwn, rev.

ed., N ew International Commentary on the N ew T estament; Grand Ra­pids, MI: W m. B. Eerdmans Publishers, 1998]. Los come?tario~ de esta serie, New Intemational Commentary on the New Testament, estan considerados en el mundo anglófono como unos de los comentarios más serios y reco­mendables. Analizan el texto de forma detallada, deteniéndose a conside­rar temas contextuales y exegéticos, y el sentido general del texto. Mounce es presidente emérito de Whitwonh College, Spokane, Washington, EE.UU., yen la actualidad es pastor de Christ Community Church en Walnut Creek,

California.

Estudios teológicos

Cristología , . , Richard Bauckham, Dios Crucificado: MonoteTSmo y Cnstologza en el Nuevo

Testamento, T errassa: CLIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 6,

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE JESÚS

2003. Bauckham, profesor de Nuevo Testamento en Sto Mary's College de la Universidad de Sto Andrews, Escocia, conocido por sus estudios sobre el contexto de los Hechos, por su exégesis del Apocalipsis, de 2a de Pedro y de Santiago, explica en esta obra la información contextual necesaria para comprender la cosmovisión monoteísta judía, demostrando que la idea de Jesús como Dios era perfectamente reconciliable con tal visión.

Teología del Nuevo Testamento G.E. Ladd, Teología del Nuevo Testamento, T errassa: ClIE, Colección Tea­

lógica Contemporánea, vol. 2, 2002. ladd era profesor de Nuevo T esta­mento y Teología en Fuller Theological Seminary (EE. UD.); es conocido en el mundo de habla hispana por sus libros Creo en la resurrección de jesús, Críticadel Nuevo T estamento, Evangelio delReino y Apocalipsis de juan: Un comen­tario. Presenta en esta obra una teología completa y erudita de todo el Nue­vo Testamento.

Teología J oánica

lean Morris,jesús es el Cristo: Estudios sobre la Teología joánica, Terrassa: CLlE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 5,2003. Morris es muy conocido por los muchos comentarios que ha escrito, pero sobre todo por el comentario de Juan de la serie New International Commentary ofthe New Testament. Morris también es el autor de Creo en la Revelación, Las cartas a los Tesalonicenses, ElApocalipsis,¿Por qué murió jesús?, y El salario del pecado.

Teología Paulina

N.T. Wright, Elverdaderopensamiento dePablo, Terrassa: CLlE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 1,2002. Una respuesta a aquellos que di­cen que Pablo comenzó una religión diferente a la de Jesús. Se trata de una excelente introducción a la teología paulina ya la "nueva perspectiva" del estudio paulina, que propone que Pablo luchó contra el exclusivismo judío y no tanto contra ellegalismo.

Teología Sistemática

Millard Erickson, Teología sistemJtica [CJmstian 7heology, 2nd edition, Grand Rapids: Baker, 1998]. Durante quince años esta teología sistemática de Millard Erickson ha sido utilizada en muchos lugares como una introduc­ción muy completa. Ahora se ha revisado este clásico teniendo en cuenta los cambios teológicos, al igual que los muchos cambios intelectuales, polí­ticos, económicos y sociales.

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PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN TEOLÓGICA CONTEMPORÁNEA

Teología Sistemática: Revelación/Inspiración Clark H. Pinnock, Revelación bt'blica: el fundamento de la teología cristiana,

Prefacio de J.1. Packer, T errassa: ClIE, Colección Teológica Contemporá­nea, vol. 8, 2004. Aunque conocemos los cambios teológicos de Pinnock en estos últimos años, este libro, de una etapa anterior, es una defensa evangélica de la infalibilidad y veracidad de las Escrituras.

Estudios ministeriales

Apologética/Evangelización Michael Green & Alister McGrath, ¿Cómo llegar a ellos? Defendamosy co­

muniquemos la fe cristiana a los no creyentes, T errassa: CLlE, Colección T eológi­ca Contemporánea, vol. 3, 2003. Esta obra explora la Evangelización y la Apologética en el mundo postmoderno en el que nos ha tocado vivir, es­crito por expertos en Evangelización y Teología.

Discipulado Gregory J. Ogden, Discipulado que transforma: el modelo de jesús [Transfor­

ming Discipleship: Making Disciples a Few at a Time, Downers Grove, IL: Inter­Varsity Press, 2003]. Si en nuestra iglesia no hay crecimiento, quizá no sea porque no nos preocupemos de las personas nuevas, sino porque no esta­mos discipulando a nuestros miembros de forma eficaz. Muchas veces nuestras iglesias no tienen un plan coherente de discipulado y los líderes creen que les faltan los recursos para animar a sus miembros a ser verdade­ros seguidores de Cristo. Greg Ogden habla de la necesidad del discip~lado en las iglesias locales y recupera el modelo de Jesús: lograr un camblO de vida invirtiendo en la madurez de grupos pequeños para poder llegar a todos. la forma en la que Ogden trata este tema es bíblica, práctica e in­creíblemente eficaz; ya se ha usado con mucho éxito en cientos de iglesias.

Dones/Pneumatología Wayne. A. Grudem, ed.,¿Son vigentes los dones milagrosos? Cuatro puntos de

vista, Terrassa: ClIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 9, 2004. Este libro pertenece a una serie que se dedica a exponer las diferentes posiciones que hay sobre diversos temas. Esta obra nos ofrece los argu­mentos de la perspectiva cesacionista, abierta pero cautelosa, la de la Ter­cera Ola, y la del movimiento carismático; cada una de ellas acompañadas de los comentarios y la crítica de las perspectivas opuestas.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE]ESÚS

Hermenéutica/Interpretación J. Seott Duvall & J. Daniel Hays, Entendiendo la Palabra de Dios [Grasping

God's Word, rev. ed., Grand Rapids: Zondervan, 2005]. ¿Cómo leer la Bi­blia? ·Cómo interpretarla? ¿Cómo aplicarla? Este libro salva las distancias entre )os acercamientos que son demasiado simples y los que son demasia­do técnicos. Empieza recogiendo los principios generales de interpreta­ción y, luego, aplica esos principios a los diferentes géneros y contextos para que el lector pueda entender el texto bíblico y aplicarlo a su situación.

Soteriología J. Matthew Pinson, ed., La Seguridad de la Salvación. Cuatro puntos de vista

[Four Views on Eternal Security, Grand Rapids: Zondervan, 2002]. ¿Puede alguien perder la salvación? ¿Cómo presentan las Escrituras la compleja interacción entre la Gracia y el Libre albedrío? Este libro pertenece a una serie que se dedica a exponer las diferentes posiciones que hay sobre diver­sos temas. En él encontraremos los argumentos de la perspectiva del calvi­nismo clásico, la del calvinismo moderado, la del arminianismo reformado, y la del arminianismo wesleyano; todas ellas acompañadas de los comenta­

rios y la crítica de las posiciones opuestas.

Mujeres en la Iglesia Bonnidell Clouse & Robert G. Clouse, eds.,Mujeres en el ministerio. Cuatro

puntos de vista [Women in Ministry: Four Vzews, Downers Grave: IVP, 1989]. Este libro pertenece a una serie que se dedica a exponer las diferentes posiciones que hay sobre diversos temas. Esta obra nos ofrece los argu­mentos de la perspectiva tradicionalista, la que aboga en pro del liderazgo masculino, en pro del ministerio plural, y la de la aproximación igualitaria; todas ellas acompañadas de los comentarios y la crÍtica de las perspectivas

opuestas.

Vida cristiana Dallas Willard, Renueva tu Corazón: Sécomo Cristo, Terrassa: CLlE, Colec­

ción Teológica Contemporánea, vol. 13,2004. No "nacemos de nuevo" para seguir siendo como antes. Pero: ¿Cuántas veces, al mirar a nuestro alrededor, nos decepcionamos al ver la poca madurez espiritual de muchos creyentes? Tenemos una buena noticia: es posible crecer espiritualmente, deshacerse de hábitos pecaminosos, y parecerse cada vez más a Cristo. Este bestseller nos cuenta cómo transformar nuestro corazón, para que cada elemento de nuestro ser esté en armonía con el reino de Dios.

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Prefacio

Pocos son los que rebatirían que Jesucristo ha sido la figura más influ­yente de la historia mundial. Según el Anuario de la Enciclopedia Británica

de 2003, hay 2000 millones de seguidores de la religión cristiana (el 32,9% d~ la población mundial), 1200 millones de ~usu!manes (~119,8%)'y' 828 mi­llones de hindúes (el 13,3%). No ha habido mnguna figura polltica cuya

influencia se pueda comparar con la de] esucristo. Aquellos que quieren desacreditar el cristianismo se c~ntran, nor~almente,

en tres cuestiones relacionadas con la persona de] esus. A veces, mtentan probar que no existió, y que no se trata más que de un mito. En oc~siones, reconocen que fue un personaje histórico, pero niegan que resucitar~ d~ entre los muertos, por lo que fue un mortal como todos nosotros. Por ulti­

mo, intentan negar su deidad, diciendo que sol~ fue una figur~ human.a .. , Este libro pretende tratar estas tres acusaCiOnes: que J esus no eXiStio,

que no resucitó de entre los muertos, y que no es Dios. He intent~do exa­minar los datos y la información relacionada con estas tres cuestiones de forma imparcial y sosegada. Los capítulos 1 y 2 tienen un tono apologético, defendiendo la existencia y la resurrección de Jesús. El capítulo 3 presenta el testimonio del Nuevo Testamento en cuanto a la deidad de Jesucristo, y deja que las evidencias hablen por sí mismas. El capÍtulo 2 tiene u~ for~a­to especial. U na de las formas más emocionantes de evaluar las eVidenCias

es escuchar a ge?te enzarzada en el debate fo~~al de una proposición .. ~res expositores estan de acuerdo con la acusaCiOn tal cual. la he~os reCibido Qes llamaremos el grupo afirmativo). Otros tres expositores mtentan des­acreditar dicha acusación Qes llamaremos el grupo negativo). Para tratar las evidencias históricas sobre la resurrección de] esús de la forma más equita­tiva posible, presento dichas evidencias en forma de debate. Así, mi deseo es lograr que los argumentos tanto a favor como en contra de la resurrec­

ción sean convincentes. Quien lea este libro enseguida se dará cuenta de que estoy convencido

de que Jesucristo es una figura histórica, inmortal y divina. Puedes ver esta

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

convicción como una fría propiedad intelectual o, por otro lado, puedes dejar que te lleve a aceptar la salvación de Jesucristo y a arrodillarte ante Él para adorarle. "Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo" (Ro. 10:13). Y, como Tomás, podremos decide al Jesús resucitado: "Señor mío y Dios mío" On. 20:28).

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Agradecimientos

Le debo mi más calurosa gratitud a Michael Vanlaningham quien, a pesar de estar cursando un doctorado, pasó a limpio mi manuscrito de forma muy cuidadosa. También estoy muy agradecido a Jim Weaver y a David Aiken de Baker Book House, por los consejos y la guía que me ofre­cieron durante el proceso editorial.

La editorial Sheffield Academic Press me concedió permiso para usar en el capítulo 1 un material que apareció por primera vez en Gospel Perspec­tives, vol. 5: Tbe Jesus Tradition outside the Gospels (1985, ed. D. Wenham); también Zondervan Publishing House me permitió reproducir (en el capí­tulo 2) un material que había sido publicado en mi libro From Grave to Glory (1990). El capítulo 3 es, en parte, un resumen de mi libro Jesus as God: Tbe New T estament Use ofTbeos in Reference to Jesus (Baker Book House, 1992) y, en parte, una ampliación del apéndice 2 de ese libro.

El presente libro es la reelaboración de unas conferencias que pronun­cié por primera vez en noviembre de 1992 en las Berean Lectures en De­troit, Michigan, a las que había sido invitado por Richard J ones, director de Bridge Ministries; en junio de 1993 volví a utilizar ese material en las Open Lectures en la University of Auckland Conference Centre, generosamente patrocinadas por el Bible College ofNew Zealand y su director nacional, el Dr. JohnHitchen.

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¿Existió Jesús?

La Historia está llena de engaños: algunos cómicos, otros malignos; unos insignificantes, otros altamente peligrosos. U no de los engaños más humorísticos y más extendidos de esta generación tiene que ver con dos pintores británicos, David Chorley y Douglas Bower. Durante un período de trece años (1978-91) vagaron furtivamente por las plantaciones de ce­reales del sur de Inglaterra, convirtiendo cada temporada entre veinticinco y treinta campos de cultivo en campos repletos de círculos misteriosos. Lo hacían usando una bovina de cuerda, unas tablas de madera y una barra de béisbol con una mirilla. Este engaño provocó una avalancha de explicacio­nes. Algunos creyeron que las formas circulares se debían al aterrizaje de unos ovnis. Otros, que los causantes habían sido unos relámpagos circula­res creados por unas minúsculas ondas atmosféricas. jA raíz de todo esto surgió una nueva ciencia llamada "cereologÍa" y una nueva academia llama­da "The Circles Effect Research Unit"!!

Éste fue un engaño cómico. Pero, ¿qué ocurriría si tuviéramos que en­frentarnos a un engaño peligroso? Por ejemplo, ¿qué haríamos si se descu­briera que el cristianismo está basado en un engaño? ¿Qué pasaría si saliera a la luz que Jesús no existió? Después de todo, ya han pasado dos mil años desde el supuesto nacimiento de Jesús. ¿Cómo podemos estar seguros de que ese suceso tan remoto ocurrió en realidad? ¿Qué ocurriría si millones de cristianos a lo largo de los siglos hubieran sido engañados al creer que Jesús de N azaret fue una figura histórica?

En este capítulo quiero responder a todas estas preguntas. Podríamos empezar dirigiéndonos al Nuevo Testamento y examinando las evidencias que aparecen en los cuatro evangelios. Pero algunos podrían decir: "Esos documentos fueron obra de los primeros cristianos, a quienes les interesa­ba sostener que su fundador había sido un personaje real que había vivido

1 Esta información está sacada de un artículo titulado "It Happens in the Best Circles", Time, 23 Sept. 1991,59.

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Page 13: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

en la Palestina del siglo primero. Por eso, no creeré que el cristianismo tiene una base fiable hasta que no me muestres un testimonio independiente:

• , • • I • ,

escntores contemporaneos que no eran cnstlanos, que no teman nmgun interés personal y que, no obstante, sabían que Jesús había existido". Es una afirmación muy comprensible. Acepto el reto. Llamo a declarar a cua­tro no cristianos, a un escritor de nacionalidad desconocida que estaba en Grecia, y a tres escritores romanos.2

Talus

Uno de los hechos frustrantes de la Historia es que la mayoría de los libros escritos en la Antigüedad no han sobrevivido. Por ejemplo, no se ha encontrado ninguno de los treinta y siete libros escritos por el emperador romano Claudia. Sabemos que existieron porque otros libros los mencio­nan o contienen citas de esos libros perdidos. Ese es también el caso del historiador T alus. 3

2 En cuanto al contenido de este capítulo encontrará más detalles en mi artículo "References to Jesus in Early Classical Authors", en Gospel Perspectives, vol. 5: 1he jesus Tra­dition outside the Gospels, ed. D. Wenham (Sheffield: JSOT, 1985), 343-68. El que quiera hacer un estudio exhaustivo de las evidencias que respaldan la historicidad de Jesús, tendrá que evaluar la autenticidad y el significado de las referencias aJesús que aparecen enAntigüedades de los judíos de J osefo, y en la versión eslava de Las Guerras de los judíos, también de J osefo, en el Talmud, en la tradición musulmana, en los padres apostólicos, en los evangelios apócrifos, en las obras heréticas, en la Acta Pilati, en la carta de Mara bar Serapión a su hijo Serapión, en las cartas apócrifas de Pilato al emperador Tiberio y de Lentulo al Senado romano. La mayoría de estos textos forman parte de la colección de J .B. Aufhauser, A ntike jesus-Zeugnisse (Bonn: Marcus & Weber, 1913). Luego, obviamente, contamos con el tes­timonio de los documentos del Nuevo Testamento. Un erudito judío, D. Flusser de la Universidad Hebrea de Jerusalén ha destacado que "la naturaleza misma del Nuevo T esta­mento, especialmente los cuatro evangelios, prueban la historicidad de Jesús" ("Jesus", en Encyclopaedia judaica, ed. C. Roth U erusalén: Keter, 1971 l, 10:1 O). Además de las evidencias que encontramos en estos documentos tanto cristianos como no cristianos, también encontramos evidencias "institucionales" y algunas consideraciones psicológicas que apoyan la existencia de Jesús. La existencia y persistencia de la iglesia cristiana es una de estas evidencias, porque los "papeles de incorporación" de la Iglesia (el Nuevo Testamento) están basados en la existencia de su fundador y 19 siglos de Historia de la Iglesia no pueden estar fundados en un mito. También contamos con la improbabilidad psicológica (1) de que un grupo de judíos del primer siglo, para quienes la crucifixión era una maldición (Dt. 21 :23), inventara una religión cuyo fundador fue crucificado por los romanos, acusado de sedición y alboroto político y (2) de que estos mismos judíos muriesen por algo que creían ser un tremendo engaño, una mentira que ellos mismos habían creado.

3 No se sabe nada a ciencia cierta sobre la nacionalidad de T alus. Ver el artículo de H. A. Rigg, Jr. que recoge los datos: "Thallus: The Samaritan?", Harvard 7heologicalReview34 (1941): 111-19.

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¿EXSTIÓ JESÚS?

Julio Africano, que vivió aproximadamente entre 160-240, era un cro­nógrafo cristiano que elaboró en cinco volúmenes una Cronografía hasta el 217 de. De esta obra solo se conservan fragmentos, pero en uno de ellos se describe el terremoto y las tres horas de oscuridad que siguieron a la crucifixión de Jesús. Dice así:

En el tercer libro de su historia T alus llama a estas tinieblas un eclipse de sol, lo cual es, en mi opinión, un error.4

Según Eusebio, historiador de la iglesia primitiva, T alus escribió (en griego) una historia del mundo en tres volúmenes. No podemos estar se­guros del momento en que Talus escribió sus Crónicas, pero lo más proba­ble es que fuera a mitad del primer siglo de nuestra era.5

¿Qué podemos concluir de este fragmento de Julio Africano sobre el contenido de la afirmación de T alus? Está claro que T alus no escribió aquello simplemente para registrar que durante el reinado de Tiberio hubo un eclipse del sol, como G. A. Wells cree.6 Lo que estaba haciendo era describir "estas tinieblas", las extraordinarias "tinieblas" que cubrieron la Tierra cuando Jesús murió (d. Le. 23:44-45), las cuales, de paso, define como un eclipse solar. Si Africano solo estuviera cuestionando la exactitud de los detalles que Talus ofrece (que un eclipse había tenido lugar en un momento con­creto), no habría rechazado esa información con una expresión como "es, en mi opinión, un error". Lo que Africano estaba rechazando era la expli­cación naturalista que T alus intenta dar, no el eclipse solar en sí. Asegura que la explicación de Talus no es satisfactoria porque los eclipses solares no pueden darse en época de luna llena. Gesús fue crucificado durante la Pascua, que coincide con la luna llena). Está claro que tanto T alus como Africano dan por sentado que cuando crucificaron a Jesús hubo unas tinie­blas fuera de lo normal.

Por tanto, T alus conocía algo la tradición cristiana de la Pasión de Jesús, yen sus Crónicas menciona las tinieblas preternaturales, que él aceptó como

4 Este fragmento ha sido preservado por el historiador bizantino Sincelos. Ver F. J acoby, Die Fragmente der griechischen Historiker II B (Berlín: Weidmann, 1929), 1157, #256.

5 R. Eisler aboga por esta fecha en su obra 'Ir¡oov¡; BaOLAéJ¡; 0& BaoLAfVOa¡; (Heidelberg: Winter, 1930),2: 141,435; ídem, 1he Messiah jesus and fohn the Baptist (Londres: Methuen, 1931),298; M. Goguel, 1he Lifeoffesus (Londres: Allen & Unwin, 1933),93; F. F. Bruce,jesus and Christian Origins outside the New Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1974),30.

6 G.A. Wells, Didjesus Exist? (Londres: Pemberton, 1975), 13.

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE JESÚS

un hecho, aunque las veía como un fenómeno que podía explicarse sin recurrir a lo sobrenatural, como hacían los cristianos. Obviamente, un his­toriador que hace alusión y que acepta como fiable la tradición de que la muerte de Cristo estuvo acompañada de unas tinieblas fuera de lo común, también acepta la existencia de Cristo. Así, que sepamos, T alus es el primer escritor no cristiano que hace referencia a la figura de Jesús.

Plinio el Joven

Pasamos al siguiente testigo. Ahora sí que podemos recurrir directa­mente a su obra, y podremos analizar un pasaje mucho más largo que el del autor antenor.

Plinio el Joven (61-112 de. aprox.) se formó en Roma en la abogacía, trabajó en los tribunales civiles y ocupó una serie de cargos administrativos (entre otras cosas, fue pretor y cónsul). En el año 110 el emperador Trajano le encargó que restaurara el orden en la desorganizada provincia de Ponto y Bitinia. Entre el 100 y el 109 Plinio publicó nueve compilaciones de cartas, entre las cuales había desde notas personales hasta breves ensayos. El déci­mo libro de sus cartas, que cubre el periodo entre el 110 y el 112, contiene su correspondencia oficial con el Emperador referente a varios problemas administrativos que surgieron en la región de Ponto y Bitinia.

En la carta 96 del libro 10, escrita alrededor del año 111, Plinio informa a Trajano de que el cristianismo se está extendiendo tan rápidamente en su provincia, tanto en la ciudad como en las zonas rurales, que los templos están "siendo abandonados" y que las ventas de forraje para los animales de los sacrificios han bajado en picado. Ya hacía algún tiempo que se pre­sentaban acusaciones formales contra los cristianos y, probablemente, por parte de los comerciantes, y Plinio había presidido los juicios. Como el nú­mero de acusaciones estaba creciendo de una forma desmesurada, consul­ta a Trajano sobre las siguientes cuestiones: ¿debo discriminar en función de la edad?; ¿renunciar al cristianismo se premia con la indulgencia?; ¿debo castigar a todos los que profesen ser cristianos, o solo cuando realicen las "escandalosas prácticas" que les caracterizan?7

7 La autenticidad de esta carta está sobradamente probada. Ver las discusiones de J .B. Lightfoot, 1be Apostolic Fathers (Londres: Macmillan, 1885), 2/1:54-56; E.e. Babut, "Remarques sur les deux lettres de Pline et de T rajan relatives aux chrétiens de Bithynie", Revue d'Histoire et de Littérature Religieuses 1910: 289-307; K. Link, De Antiquissimis Veterum quae ad Iesum Nazarenum Spectant Testimoniis (Giessen: Topelmann, 1913), 32-60, esp. el

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¿EXSTIÓ JESÚS?

Mientras revisa los primeros procesos en los que juzgó acusaciones anónimas, Plinio informa a Trajano de que algunas personas, a quienes pa­rece ser que se les ha acusado falsamente de ser cristianas, invocaron a los dioses del Estado cuando se les ordenó, adoraron la imagen del Empera­dor con incienso y vino, y también "maldijeron a Cristo". Otros, que de­cían que habían renunciado a la fe cristiana que antes profesaban, también adoraron la imagen del Emperador y las estatuas de los dioses y "maldije­ron a Cristo". Plinio continúa:

Pero sostenían que su única adpa o errorconsistíaen lo siguiente: tener la costumbre dereunirseun día concreto antes delamanecery cantar un himnoantifonal a Cristo como si cantaran a un dios. (Epístolas 10:96:7)

Así, vemos que esta carta contiene tres referencias a "Cristo" (en latÍn, Christus). Algunos han sugerido que aquí el término se usa como un tÍtulo ("Mesías"), y no como un nombre propio que hace referencia a una perso­na ("Cristo")8 . Pero esta es una afirmación sin fundamento. ¿Qué sentido tendría pedir a alguien, judío o no judío, que para probar su retractación maldijera a una figura que no era más que un objeto de esperanza? ¿Y por qué iban a cantar los cristianos un himno de alabanza a un Mesías que solo era una esperanza, y no un personaje histórico? No hay evidencias de la existencia de una secta mesiánica cristiana o judía cuyo objeto de adoración fuera una figura de leyenda o un mito. No, el "Cristo" que algunos creyen­tes de Ponto tenían que maldecir no era otro que Jesucristo de N azaret.

cuidadoso análisis lingüísitico de pp. 43-35; A.N. Sherwin-White, 1be Letters 01 Pliny (Oxford: Clarendon, 1966),691-92, que ofrece una lista de toques estilísticos típicos de Plinio, y pregunta (p. 691), "¿Dónde podía haber oído un impostor sobre un edicto especial contra collegia (asociaciones privadas)?" mencionado en 96:7. Tanto el estilo como el tono son incuestionablemente de Plinio; la carta está escrita en su prosa florida inimitable, y las preguntas que le hace a Trajano están escritas haciendo uso de un tono muy jurídico, que también es un rasgo muy característico de Plinio. Hay que decir que la respuesta de Trajano (Epístolas 10:97) también es muy formal; sorprende si tenemos en cuenta la sequedad con la que solía escribir. En cuanto al contenido de la carta de Plinio, un impostor no iba a testificar sobre la apostasía de sus "hermanos" y que así hubiera un crecimiento de la adoración pagana, mucho menos predecir que "una multitud de gente" se convertiría a la religión del Estado "si se les diera la oportunidad de renunciar al cristianismo". Ni tampoco permitiría a un gobernador romano que hablara en términos despreciativos del cristianismo, como "encaprichamiento" (amentia), como "superstición excesiva y depravada" (superstitio prava, immodica) y como" esta superstición contagiosa" (superstitionis istius contagio).

8 P.L. Couchoud, 1be Enigma olJesus (Londres: Watts, 1924),24; G.A. Wells, 1be Jesus 01 the Early Christians (Londres: Pemberton, 1971), 185).

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

Plinio afirma que estos cristianos tenían la costumbre de cantar un him­no Christo quasi deo. Tuviera el significado que tuviera esta expresión latina para aquellos que un día habían sido cristianos, y que ahora declaraban ante Plinio, no creo que Plinio entendiera "a Cristo como si cantaran a un dios"9 . Si Plinio hubiera considerado aJesús como a un dios comparable con As­clepio o Osiris, habría escrito Christo deo o deo Christo ("a Cristo el dios" o "al dios Cristo"). La palabra quasi ("como si" o "casi") evidencia la pecu­liaridad de Jesús en relación con los otros dioses. ¿En qué consistía esa pe­culiaridad? En que, a diferencia de otros dioses a los que se rendía adora­ción, Cristo era una persona que había vivido en la Tierra.

En ocasiones, se dice que esta referencia a la adoración de Cristo no es una "evidencia independiente" puesto que Plinio solo se está haciendo eco de la creencia cristiana! 0. Sin embargo, esta información sobre la adoración a Cristo venía de personas que ya habían abandonado la fe cristiana cuando declararon ante Plinio (es decir, la evidencia de la que estamos hablando)!!; por lo que es casi imposible que crearan evidencias que pudieran usarse en su contra, pues aún les podían acusar de adorar a una figura no reconocida como un dios del Estado. Más aún, las dos referencias anteriores a "malde­cir a Cristo" que aparecen en esta carta son de la pluma de Plinio, quien había descrito la acción de maldecir a Cristo como una de las tres maneras en las que los cristianos podían probar que habían renegado de su lealtad a Cristo.

Por tanto, Plinio nos ofrece un testimonio suficientemente claro de que Jesús fue una figura histórica cuya influencia aún era palpable en la provin­cia romana de Ponto y Bitinia unos ochenta años después de su muerte.

9 Es imposible saber las palabras exactas y e! orden exacto de la información que Plinio recoge. Si los cristianos apóstatas habían descrito justamente la genuina convicción cristiana, lo más probable es que usaran Christo Deo ("a Cristo que es Dios") (cf. expresiones similares en documentos cristianos contemporáneos: Ignacio, A los Efesios 18:2; A los Romanos 6:3; A los Esmirnios 1:1). Si, por otro lado, aquellos ex-cristianos estaban reflejando la nueva visión que tenían de Cristo o si estaban amoldando e! lenguaje cristiano al pensamiento pagano, sí podrian haber usado en su declaración la expresión Christo quasi deo.

10 G. Bornkamm, Jesus ofNazareth (Londres: Hodder, 1960), 28. 11 Plinio dice (Epístolas 10:96:6) que estos acusados "se confesaron cristianos, pero

luego lo negaron". Al parecer habían mal interpretado la naturaleza de! cargo de! que se les acusaba, creyendo, quizá, que todo e! que había abrazado e! cristianismo estaba obligado a confesar esa fe. Plinio continúa: "Lo que querían decir (según ellos) es que en el pasado habían sido cristianos, pero que luego habían abandonado esa fe, algunos tres años atrás, otros unos cuantos más, y unos pocos hasta veinte años atrás".

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¿EXSTIÓ JESÚS?

Tácito

El siguiente testigo secular que aporta evidencias que demuestran la existencia de Jesús puede describirse como el historiador más distinguido de la Antigüedad.

Camelia Tácito nació aproximadamente en el año 56 de. y es posible que viviera hasta el reinado de Adriano (117-138). Sirvió como consul sufJectus en el año 97 bajo el poder de Nerva y como procónsul de Asia entre el 112 y el 113. Compuso dos grandes obras: Anales, que cubre los reinados de Tiberio, Gayo, Claudia y Nerón (14-68) en dieciocho volúmenes, de los cua­les aún se conservan la mitad, e Historias, que abarca desde el 69 al 96 de., en doce volúmenes, de los que solo tenemos del 1 al4 y una sección del 5.

En los Anales, escritos alrededor del año 115, cuando en el libro 15 está describiendo los sucesos del año 64, Tácito explica de forma muy viva cómo diez de los catorce distritos de Roma fueron arrasados por incendios que duraron más de seis días y que superaron todas las estratagemas (15:38-40). Como la gente creía que Nerón tenía el afán de fundar una nueva capital y llamarla con su nombre (15:40), enseguida empezó a propagarse el rumor de que Nerón mismo había provocado el incendio. Según Tácito, el Emperador intentó eliminar aquel rumor echando la culpa de aquel desastre a los cristianos. Empezaron a arrestar a cristianos y con la in­formación que algunos de ellos dieron (probablemente bajo tortura), siguieron arrestando a muchos más. Todos fueron castigados "con los instrumentos de crueldad más refinados" (15:44).

En cuanto a este grupo de gente a los que «popularmente se llamaba 'cristianos'», Tácito observa lo siguiente:

Su nombreprovienede Cristo, a quien el procurador Poncio Pilato condenóa la pena capital durante el reinado de Tiberio (15:44).

No hay evidencias que respalden a aquellos que dicen que este pasaje no es auténtico. El estilo en el que está redactado este fragmento es clara­mente de Tácito. Además, las referencias a los cristianos y a Cristo que aparecen en el episodio del gran incendio concuerdan con el contexto. Tácito relata la estratagema final de Nerón para ahogar el escándalo y recu­perar la aprobación popular. Después de destinar las riquezas del Imperio a la reconstrucción, de formular rigurosas normas de construcción y pre­cauciones contra los incendios, y de intentar aplacar a los dioses, acabó "fabricando cabezas de turco". Tácito también sugiere que los cristianos se

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

merecían el mismo destino que el fundador de su movimiento, la ejecu­ción. Finalmente, en su afán por encontrar en la Historia relaciones de causa-efecto y, en particular, por descubrir el origen de sucesos importan­tes en incidentes aparentemente insignificantes, Tácito revela el origen de esa secta religiosa odiosa que en el año 64 se ganó la atención del mismo Emperador. Esa "superstición perniciosa" había sobrevivido al "revés tem­poral" de la crucifixión de su fundador en Judea en los años 30 "para, a partir de ahí, empezar a extenderse, no solo en Judea, de donde vino el mal, sino también en la capital" (15:44) en los 60. Y, para Tácito, los sucesos que

afectaban en Roma a su Emperador eran de importancia universal, ya que Roma era el centro del mundo y el Emperador, el centro de Roma.

Así, es casi imposible que un cristiano falso se inventara una historia que incluyera a cristianos soplones cuya traición convenciera a una "vasta multitud" de cristianos. También es muy poco probable que un impostor ejerciera una influencia tan grande sobre el mayor historiador romano has­ta lograr que éste hablara del cristianismo de forma tan despreciativa. La descripción que hace de los cristianos en el capítulo 44 es hostil y desdeño­sa: es gente "odiada por sus vicios", "que odia a la raza humana", y cuya culpa ha quedado saldada al recibir el castigo que merecía. El cristianismo era una "superstición perniciosa", una "enfermedad" que debía clasificarse entre "las cosas degradadas y vergonzosas del mundo".! 2

12 En este debate sobre la autenticidad, seguimos teniendo dos cuestiones problemá­ticas. En primer lugar, ¿por qué llama Tácito a Poncio Pilato "procurador" de Judea cuando sabemos, gracias a una inscripción hallada en Cesarea en 1961, que su título oficial era e! de "prefecto"? Puede ser que Tácito use este término de forma anacrónica, sea cons­ciente o inconscientemente, y use para Pilato (como para Gesio Floro, Historias 5: 10) e! título de un gobernador ecuestre (procurador = gr. epitropos) que se usaba en sus días. Pero como Filón (Embajada a Gayo 38) y Josefa (Guerras de los judíos 2:169) usan epitropos ("procurador") para referirse a Pilato y como J osefo usa o epitropos o eparchos ( = praefectus) para e! gobernador de Judea, parece razonable suponer que había cierta flexibilidad terminológica en cuanto a los títulos para e! gobernador de Judea, al menos en el uso popular, durante el periodo de! 6 al 66 de., pero que de! 6 al41 los títulos prefecto o pro· legado predominaban, mientras que después de la reconstrucción de la provincia, de! 44 al 66, e! término procurador se convirtió en e! título más común. La segunda cuestión problemática es la siguiente: a veces se ha afirmado que si e! testimonio de Tácito fuera fiable lo normal sería que e! prefecto de Judea enviara a las autoridades imperiales de Roma algún informe oficial de! juicio y la ejecución de Jesús de Nazaret. Por eso, algunos dicen que la ausencia de este tipo de informe nos debe hacer dudar de la fiabilidad o exactitud de Tácito. Pero, de hecho, no se ha encontrado ningún informe oficial de ningún gober­nador romano de Judea dirigido a las autoridades de Roma. Por tanto, e! hecho de que no tengamos un informe de Pilato dirigido a Tiberio no sirve para tratar la cuestión de la fiabilidad de Tácito.

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¿EXSTIÓ JESÚS?

De las tres principales fuentes literarias del periodo del Imperio Roma­no temprano, Tácito supera a Suetonio y a Dión Casio no solo en cuanto a la excelencia literaria, sino en cuanto a la exactitud histórica. Por tanto, creemos que su afirmación es de especial importancia, información que según el gran especialista de la obra de Tácito, Sir Ronald Syme, está reco­gida con una gran "precisión documental"! 3: que Cristo fue ejecutado bajo el mandato de Poncio Pilato y que fue el fundador de un grupo de sectarios que llevaron su nombre.

Suetonio

Por último, llamo a declarar al romano cuya extensa obra abarca el cam­po de la Historia, la Biografía, la Historia natural, las Antigüedades y la Gramática.

Sabemos muy poco sobre la vida y la profesión de Suetonio. Probable­mente nació en Hipona, Numidia Qa actual Annaba, Argelia) y vivió del año 69 ala década del 130 de. Durante un breve periodo, del 119 al 121, trabajó como secretario del emperador Adriano. La única de sus obras que se ha conservado casi en su totalidad es Vidas de los doce césares, las biografías de Julio César y de los primeros once emperadores romanos hasta Domi­ciano, que fue publicada alrededor del año 120.

El Libro 5 de Vidas se titula "El Claudia divinizado". En una enumera­ción de las acciones administrativas de Claudia en el Imperio y más allá de sus fronteras, Suetonio hace el siguiente comentario:

ÉI[Claudio} expulsó a los judíos de Roma, porque siempre estaban alborotándose instigados por Chrestus (Impulsare Chresto). (25:4)

En ocasiones se ha cuestionado la autenticidad de este pasaje, pues contiene dos claros errores: deletrea Chrestus en lugar de Christus (supo­niendo que se esté refiriendo a Cristo) y da por sentado que Cristo, como cabecilla de los alborotadores, vivió en Roma durante el mandato de Clau­dia (41-54). ¿Qué pensar de estos errores que aparecen en la obra de Suetonio?

13 R. Syme, Tacitus (Oxford: Clarendon, 1958),469.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

Existen varias consideraciones convincentes que respaldan que Chrestus se refiere aJesucristol4

• En primer lugar, Chrestus era una forma muy co­mún y natural de escribir Christusl5

• Sustituir una "e" por una "i" era un error muy común a la hora de escribir nombres propiosl6

• En segundo lugar, si Suetonio se estaba refiriendo a un agitador judío desconocido o a un líder cristiano llamado Chrestus, habría escrito "instigados por un tal Chrestus" (impulsore Chresto quodam). La ausencia de la expresión "un tal" (quodam) indica que Suetonio esperaba que sus lectores identificaran sin problemas a la persona a la que se estaba refiriendo. Solo había un Chrestus que encajara con esa descripción en la época en la que Suetonio escribía (120 de): el Chrestus cuyos seguidores eran conocidos como los chrestiani ("cristianos"). En tercer lugar, es normal encontrar una alusión poco espe­cífica al fundador del cristianismo en la obra de un escritor que ya ha men­cionado a los cristianos en varias ocasiones. En su obra Vula de Nerón (16:2), Suetonio recoge que bajo el reinado de Nerón "se castigaba y torturaba a los cristianos, grupo que se había entregado a una nueva y nociva supersti­ción". Por último, a principios del siglo IV, el escritor latino y cristiano

14 Por ejemplo, E. Schürer, the History olthe Jewish People in the Age olJesus Christ (175 aC-135 dC), rev. & ed. G. Vermes, F. Millar y M. Goodman (Edimburgo: Clark, 1986), 3/1 :77-78; H. J anne, "Impulsare Chresto", en A nnuaire de l'Institu de Philologie et d'Histoire Orientales, vol. 2: Mélanges Bidez (Bruselas: University Library of Bruxelles, 1934), 537-46; H.J. Cadbury, 1he Book 01 Ads in History (Londres: Black, 1955), 115-16; A. Momigliano, ClaudiustheEmperorandHisAchievement, 2ded. (Cambridge: Heffer, 1961),32-33; F. F. Bruce, New TestamentHistory (Londres: Nelson, 1969),281.

15 La palabra Chrestus es la transliteración latina del adjetivo ~riego chrestos, que podía aplicarse a un dios propicio, a una persona afable, a un buen CIUdadano, a un guerrero valiente, o a un esclavo útil; ver H. G. Liddell, R. Scott y H.S. Jones, A Greek-English Lexicon (Oxford: Clarendon, 1968), 1741-42. Mientras que ~a~a los griegos, Chri:foS era u~ n<?I?bre de sonido extraño perteneciente al campo de la Medlcma o la Construcclon, que slgmftcaba "ungido" o "enyesado", la palabra latina Chrestus (= gr. Chrestos) era un nombre propio común, sobre todo entre los esclavos ("útil"). J ustino el Mártir, escritor griego y cristiano, introduce en su Apología (1:4) escrita alrededor del 152 un juego de palabras con Christos y chrestos: "Se nos acusa de ser cristianos (christianoz), pero odiar lo que es excelente (chrestos) es injusto".

16 Por ejemplo, la pluma original del manuscrito sinaítico del Nuevo Testamento griego escribió chrestianos las tres veces que en el NT se usa el término cristianos (Hch. 11:26; 26:28; 1 P. 4: 16). Y detrás de este frecuente error de escritura hay un error de pronunciación muy extendido. El escritor cristiano y latino Tertuliano, escribiendo alrededor del 197, observa que christianus deriva de la palabra que usaban para decir "unción", pero que cuando la pronunciaban mal ("crestianos", de cherstianus), derivaba de "dulzura" o "bon­dad". Concluye lo siguiente: "así que de los hombres inocentes odias incluso el nombre inocente" (¡Ipología 3:5). Portanto, es razonable concluir que Chrestus en la obra de Suetonio es simplemente una variante de Christus.

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¿EXSTIÓ JESÚS?

Lactancia habla "del error de los ignorantes, que al cambiar una letra se acostumbraron a llamarle [a Jesús] Chrestus".l 7

La errónea presuposición de que Cristo estaba en Roma en el periodo de los alborotos delata la segunda inexactitud de Suetonio. Esos alborotos podían haber sido manifestaciones violentas organizadas por judíos roma­nos que estaban en contra de la comunidad cristiana burguesa de Roma, pero lo más probable es que fueran discusiones violentas entre judíos y cristianos sobre la afirmación de los misioneros cristianos de que Jesús de Nazaret era el Mesías judío, discusiones comparables a las que Pablo se debió de encontrar en su actividad misionera 1 8. A diferencia de su buen amigo Herodes Agripa J, que vio claramente la diferencia entre el cristia­nismo judío y el judaísmo normativo (Hch. 12: 1-4), Claudia vio los alboro­tos como un asunto puramente judío o, si no, no creyó necesario distinguir en los procesos jurídicos entre el cristianismo y el judaísmo, por lo que decretó una orden de expulsión contra "todos los judíos" (Hch. 18:2) en Roma, tanto cristianos como no cristianos. El edicto de Claudia que Sue­tonio menciona podría fecharse en el año 4919

• Sabemos que Jesús fue ejecutado en Jerusalén en el año 30 o quizá en el 33; entonces, ¿por qué Suetonio ubica a Cristo en Roma en el año 49? Quizá solo estaba reprodu­ciendo fielmente una fuente que no había tenido acceso a la referencia cristiana, por lo que sería una fuente no fiable en cuanto a esa informa­ción en concreto (Suetonio solía citar las fuentes en su forma original, ya fuera en griego o latÍn, en verso o en prosa). "Si sus fuentes apuntaban a que los alborotos que provocaron el edicto de Claudia de expulsión se debían a la introducción y propagación del cristianismo en la capital, era normal que llegara a la errónea conclusión de que habían sido introducidos por Cristo en persona".20 Pero este error no invalida la referencia a Cristo. Está claro que Suetonio o su fuente (probablemente la versión de un histo­riador anterior sobre los alborotos, basada en los informes de la policía local) veía a Cristo como una figura histórica, capaz de fomentar dis­turbios.

17 Lactancio, Instituciones divinas 4:7:5, escrito alrededor del 311. Dado el testimonio de Tertuliano mencionado anteriormente (nota 16) y dado que en el siglo 11 había mucho itacismo Qa sustitución de "i" por "e"), podemos concluir que lo que ocurría a principios del siglo IV ya era cierto también a principios del siglo 11 cuando Suetonio escribió su obra, es decir, que era una costumbre extendida llamar Chrestus aJesús.

18 Por ejemplo, Hch. 13:32-39,50; 14:1-6, 19; 17:1-8; 18:5, 12-16. 19 Ver la discusión de Bruce, New Testament History, 279-83, 286. 20 Ibíd., 281.

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE JESÚS

A pesar de las incoherencias, esta referencia que encontramos en Sue­tonio apunta a Jesús como el fundador del cristianismo o, como mínimo, como el líder de una banda de disidentes judíos.

Objeciones

Antes de redactar las conclusiones a este capítulo, debemos considerar dos objeciones generales que se usan en contra de estas evidencias. La primera objeción dice que si el Jesús que se describe en los cuatro evange­lios hubiera existido, no solo tendríamos el breve testimonio de cuatro autores tempranos no cristianos, sino que muchos más habrían escrito so­bre Él, y de forma mucho más extensa.

En primer lugar, debemos recordar que nuestro conocimiento sobr.e cualquier aspecto de la historia del siglo I está basado en muy pocos testI­gos, de cuya obra, además, solo nos han llegado fragmentos. En segundo lugar, los escritores romanos no podían haber previsto la posterior influen­cia del cristianismo en el Imperio Romano, por lo que no dieron prioridad a recoger información sobre el nacimiento de esta nueva religión ni sobre su profeta nazareno. Al contrario, tal como observa M. Goguel:

Para toda lasociedad romana del siglo 1, el cr7sti4nismo noera mdsque unasupers­tición oriental despreciable. Normalmente se ignoraba su existencia, a menos que fuera causa de algún problema social o político. Debemos recordarque los escritores latinos hablan del cristi4nismo desde esta perspectiva, por lo que era natural que no se preocuparan de recoger y examinar las tradiciones fu:ticias o reales a las que se reforían aquellos que ellos veían como agitadores. 2

1

En tercer lugar, la provincia romana de Judea estaba en un rincón re­moto del Imperio y tenía, para Roma, muy poca importancia. La ejecución de un agitador mesiánico en Judea no merecía una mención especial en la Historia de aquel gran imperio. J osefo nos dice que "alrededor de dos mil" insurgentes judíos fueron crucificados por el legado de Siria, Quintilio Varo, después de los muchos disturbios que siguieron a la muerte de Herodes el Grande en el año 4 aC.22

Detrás del deseo de encontrar más testimonios no cristianos que den evidencias de la existencia de Jesús está el rechazo a aceptar el testimonio

21 Goguel, Life oflesus, 98-99. 22 J osefo, Guerras de los judíos Il, 75

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¿EXSTIÓ JESÚS?

de los cuatro escritores con los que contamos. ¿Tendríamos que rechazar a estos cuatro porque no hemos hallado cuarenta más? El silencio de la ma­yoría imaginaria no puede eliminar el claro testimonio de unos pocos. Esta demanda de otros testimonios me recuerda una anécdota sobre un hom­bre que fue acusado de robo. En el juicio, el fiscal llamó a cuatro testigos que le habían visto cometer el robo, mientras que la defensa presentó a catorce personas que no le habían visto hacerlo. ¡No hace falta decir que aquel hombre fue declarado culpable! Contamos con cuatro testimonios extrabíblicos que dan evidencia de que Jesús sí que existió. ¿Por qué de­beríamos desecharlos si otros cuatro, o catorce, o los que sean, no lo men­cionan? Cabe decir también que, si tenemos en cuenta el ámbito y el propósito de las obras de los autores griegos o romanos del siglo I, ningu­no (excepto Talus) tenía razones para escribir sobre Jesús. 2 3 Por otro lado, T alus es conocido por su esfuerzo en mostrar los puntos de contacto entre la historia greco-romana y la oriental.

Esto nos lleva a la segunda objeción, que dice que no hay ningún escri­tor no cristiano contemporáneo que testifique de la existencia de Jesús.

Admito que ninguno de los cuatro testigos tempranos, a excepción de Talus (fechas desconocidas), era contemporáneo de Jesús. Es probable que T alus fuera de mitad del siglo I, mientras que Plinio, Tácito y Suetonio escribieron a principios del siglo n. No obstante, este deseo de encontrar testigos contemporáneos es totalmente artificial, pues en aquel entonces los historiadores eran bien pocos. Incluso si un escritor no era contempo­ráneo a los sucesos que describía, sus obras podían ser fiables si las fuentes que usaba lo eran y si las usaba de forma responsable.

Esto se puede ilustrar haciendo referencia al contemporáneo de Jesús más conocido: el emperador Tiberio, que gobernó del 14 al 37. Nuestro conocimiento sobre su reinado, reconocido por todos como fiable, deriva principalmente de cuatro fuentes romanas. La menos satisfactoria es, pre­cisamente, un documento contemporáneo escrito alrededor del año 30 por el historiador amateur Velleius Paterculus, mientras que las fuentes más respetadas sobre la vida de Tiberio fechan entre ochenta y doscientos años después: los Anales de Tácito (115 aprox.), la vida de Tiberio por Suetonio (120 aprox.) y la historia romana de Dión Casio (230 aprox.).2 4 (Dos de estos tres autores, Tácito y Suetonio, mencionan a Jesús). Si el mejor testi-

23 Ver T. R. Glover, 7he Jesus ofHistory (Londres: SCM, 1927), 7; E.M. Blaiklock, W1Jo wasjesus?(Chicago: Moody, 1974), 11-17.

24 Ver A.N. ShetWin-White, Roman Society and Roman Law in the New T estament (Oxford: Clarendon, 1963), 187-88.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

monio sobre Tiberio es de dos siglos después a los años en los que este reinó, esto no quiere decir que Tiberio es una invención ~e la i~aginación de los historiadores. Lo mismo ocurre en el caso del Rabmo Itmerante de Nazaret: ningún escritor contemporáneo a él le menciona, pero eso no

prueba que no existiera.

Conclusiones

Cuatro autores clásicos tempranos dan testimonio de la existencia de un personaje histórico llamado Cristo: T alus, Plinio el J oven, Tácito y Sue­

tonio. Es cierto que algunos escritores modernos han presentado en con­tra de esta conclusión algunas objeciones, pero sus esfuerzos por desechar

las evidencias no son nada convincentes. Estos cuatro escritores clásicos también nos ofrecen alguna informa­

ción sobre la vida y la influencia de Jesús, información que concuerda con el testimonio del Nuevo Testamento. Podemos resumir estos datos en seis apartados y presentar una selección de pasajes del Nuevo Testamento, que

son así corroborados.

1. Tácito: Cristo llamaba la atención lo suficiente para ser juzgado ante el procurador de Judea (Mt. 27:11-26; Mr. 15:1-15; Le. 23:1-7; Jn. 18:28-19:16; 1 Ti. 6:13), quien le condenó a la pena capital (Mt. 27:26;

Mr. 15:15; Le. 23:23-24;Jn. 19:16). 2. Tácito: Cristo fue crucificado (Mt. 27:35,50; Mr. 15:24; Lc. 23:33, 46;

Jn. 19:18,30) cuando Pilato era procurador de Judea (26-36 de.) y Tiberio, Emperador (14-37 de.) (d. Lc. 3: 1). Por lo tanto, podemos concluir que Jesús vivió en Judea a principios del siglo 1 de.

3. T alus: Cuando Jesús fue crucificado hubo una oscuridad sobrenatural

(Mt. 27:45; Mr. 15:33; Lc. 23:44-45). 4. Tácito: Cristo atrajo a un grupo de seguidores (Lc. 6:13-16; 10:1; Hch.

1: 13-15) que, en la época de Nerón, era lo suficientemente n~mero~o y odiado (1 P. 1:1; 4:12-16) como para ser acusado del gran lllcendlO

de Roma.

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5. Tácito: los seguidores de Cristo se llamaron "cristianos" en honor a

su líder (Hch. 11:26; 26:28; 1 P. 4:16). Suetonio: eso indica que él fue el fundador (o "instigador") de una

secta que salió del judaísmo (Lc. 23:2-3; Hch. 24:5).

¿ExSTIÓ JESÚS?

6. Plinio el Joven: unos ochenta años después de la muerte de Cristo, los cristianos de Ponto y Bitinia solían dirigirse a Él como a una deidad (d. Jn. 20:28; 1 P. 1:1; 3:15).

Si resumimos estos datos en términos más generales, dos de los cuatro autores describen ciertas circunstancias de la muerte de Jesús, una refirién­dose a que el gobernador local fue el responsable de su ejecución (Tácito), y otra refiriéndose a las tinieblas que sobrevinieron en aquel momento (Talus). Los otros dos escritores hacen mención de la influencia de Jesús, ya sea como líder de una secta religiosa asociada con unos alborotos (Sue­tonio), o como objeto de adoración de sus seguidores (plinio).

Pero, ¿la fe cristiana necesita a un Jesús histórico? ¿Importa el testimo­nio que puedan dar de Jesús los autores no cristianos?

La respuesta a estas dos preguntas es un "Sí" rotundo. Si los historiado­res lograran probar de forma razonable que Jesús no existió, los seres humanos aún tendrían un objeto atractivo o conveniente sobre el cual de­positar su fe, pero el cristianismo se reduciría a una mera fantasía, ya que el Cristo que los apóstoles proclamaban era aquel Jesús de Nazaret resucita­do. Pablo lo habría expresado de la siguiente manera: "Si Jesús no existió, nuestra predicación es inútil y también nuestra fe"2 5. Un descubrimiento así no sería tan solo un inconveniente teológico; sería una catástrofe reli­giosa, la muerte del cristianismo histórico. No obstante, las evidencias his­tóricas más importantes fuera del Nuevo Testamento validan los cuatro evangelios en esta cuestión de la existencia de Jesús de N azaret. Los cristia­nos no son los devotos de un mito creado por el ser humano a partir del folklore o las leyendas; son seguidores de una figura histórica, un carpin­tero de Nazaret y rabino ambulante del siglo 1 de., que fue crucificado durante el reinado de Tiberio y, como veremos en los capítulos siguientes, resucitó de entre los muertos y tiene la naturaleza de Dios mismo.

25 Comparar con 1 Ca. 15: 14: "Si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe",

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Page 20: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

¿Resucitó Jesús de entre los muertos?

Moderador

Bienvenidos a este especial encuentro centenario de la Sociedad de Debate de la Universidad de Oxford. La proposición gue se va a debatir es la siguiente: "Jesucristo no resucitó de los muenos". Los tres expositores que van a defender esta postura son Philip Caner, que encabeza el equipo, J anice Miller y Eugene Sanderson. Los que estarán a favor de la negación de esta proposición, es decir, que defenderán que Jesús sí resucitó de los muen os, son Alice J onson, a la cabeza, Daryl Hildebrandt y Susan AdaIns. Todos los expositores cuentan con diez minutos y, a continuación, los ca­pitanes de cada equipo tendrán tres minutos para extraer las conclusiones. ¡Empieza el debateP

Primer expositor del grupo afirmativo: "Jesucristo no resucitó de los muertos": Philip Carter

Nadie puede negar que los primeros cristianos daban mucha imponan­cia a la resurrección de Cristo. Eso era lo más imponante del mensaje (lue tenían para el mundo. Como afirma el libro de los Hechos (4:33; 17.18), dondequiera que predicaran el Evangelio, ya fuera en Jerusalén o en Ate­nas, la esencia de éste era la resurrección. En 1 a Corintios 15:3-8, Pablo menciona los cuatro pilares sobre los que se levanta la fe cristiana: la mUer­te, la sepultura, la resurrección y las apariciones de Jesús. Estamos de acuetdo con Pablo - y con el grupo negativo - en que sin la resurrección, el Nu~vo Testamento pierde toda su alma y la fe de los cristianos, su máximo pilar.

1 Los nombres de los participantes en este debate son puramente ficticios.

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Page 21: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

Sin un Cristo resucitado, el mensaje cristiano pierde todo su sentido y la fe cristiana se vuelve inútil. Como declara 1 a Corintios 15: 14: "Si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también nuestra fe". ¡Exacto! Y vamos a intentar demostrar que la fe de los cristianos en un Jesús resucitado es vana, y que el cristianismo es uno de los mayores enga­ños de la Historia. El cristianismo está basado en un mito y los cristianos

han sido engañados. Dejadme empezar explicando este mito del sepulcro vacío, que consti­

tuye un elemento muy importante de las defensas de la resurrección. Dos estudiosos alemanes a principios del siglo XIX dieron la explicación defi­nitiva. C.HG. Venturi en su Natürliche Geschichtedes grossen Prophetvon Naza­reth (Historia natural del gran profeta de Nazaret) (1800) y HE. G. Paulus en su Das Leben Jesu (La vida de Jesús) (1828) demostraron de forma concluyente que Jesús se desmayó en la cruz, la gente se pensó que estaba muerto, pero deI entierro, en la fría atmósfera del sepulcro, revivió, escapó de la tumba, y se "apareció" a sus discípulos, quienes quedaron convencidos de que había resucitado de los muertos.

El exponente más actual de una perspectiva similar esJ.D.M. Derrett, antes profesor de leyes orientales en la Universidad de Londres. Dice en

referencia con la experiencia de Jesús, que la palabra griegaanastasis significa "revivir" en un sentido físico, no "resurrección" en un sentido teológico. Derrett afirma: "La creencia religiosa en la resurrección estaba ligada a la fuerza a una anastasis histórica de un individuo". Distinguiendo entre la muerte cerebral y la muerte clínica, es decir, el cese aparente de la respiración y del pulso, Darrett sostiene que en el sepulcro, lugar frío, Jesús revivió de la muerte clínica que había experimentado en la cruz, una muerte que había sido "en­mascarada, quizá, por un trance auto inducido". Y aguantó hasta el momen­to antes de llegar a una fiebre insufrible y de gangrenarse, trastornos que le habrían llevado directo a la muerte cerebral. Es probable que sus discípulos incineraran su cuerpo en el lugar de incineración en el valle del Cedrón, donde sus cenizas se habrían mezclado y perdido para siempre entre los restos de los animales sacrificados para la Pascua2

• Así, Derrett cree que Jesús sufrió una muerte clínica, pero no una mUerte real, luego revivió, y más adelante experimentó una muerte cerebral o real; también cree que sus discí­pulos prefirieron interpretar que aquella recuperación fue una resurrección.

2 l.D.M. Derrett, 7he Arutstasis: 7he Resurrection offesus as an Historical Event (Shipston­on-Stour, Warwickshire: Drinkwater, 1982), 1-2,38-45,71,85-86,130-32 Qas citas son de la p. 2 Y de la 71).

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

Tengo ahora en mis manos un ejemplo moderno que ilustra la facilidad con la que se puede extender la creencia de que una persona que se creía muerta, revive. La primera página del Weekly World News del 21 de agosto de 1990 presentaba el siguiente titular: "¡JFK ESTÁ VIVO!". El periódico publicaba en aquel número fragmentos de una carta escrita por una neuro­cirujana polaca, la Dra. Sonya Faron, que decía que el presidente Kennedy sobrevivió al atentado de DalIas de 1963, y que desde entonces había estado viviendo escondido en un centro de rehabilitación en Polonia. En la carta que la doctora escribió al periódico, con fecha del 11 de junio de 1990, comenta lo siguiente:

La historia que les voy a contar es verídica. John Fitzgerald Kennedy, el trigésimo quinto presidentede los Estados Unidos, no fue asesinado en 1963. Está vivo y vive en Polonia. Lo trajeron aquí para prevenir un segundo intento de asesinato. Desde entonces está custodiado por la CIA. Lo séporque foi la dOdora del sr. Kennedy desde el 1963 hasta el 1989 ... el sr. Kennedy tenía daños en el cerebro. Su lado izquierdo quedó paralizado de cintura para abajo. Pero sigue lúcido y ha seguido participando en la política americana desde su supuesto funeral, en 1963.

El artículo del periódico continúa:

Según laDra. Faron,Kennedyconodalaprobabilidaddequeatentasencontra su vida, y lo dejó todo planrudo para vivirensa:reto si un día le intentarunasesinar. Pareceserque elpresidente creía que el asesino o asesinos nopararían hasta lograr suobjetiw.

Para evitar un segundo intento, Kennedy foeenviado a un centro derehabi1ita­ción en Polonia unos días después derecibir los disparos, y la tumba del Cementerio NacionaldeArlingtonestáocupadaporunafiguradecera. Unos 16políticosy hombresdenegocios, ademásdela CIA, tuvieron parteen el engaño.

Todos sabemos que el contenido de esta carta es pura invención. Todos sabemos que Kennedy murió en noviembre de 1963. Murió, y los muenos no resucitan. Los evangelios que cuentan que Jesús estaba vivo también son un engaño; la única diferencia es que Jesús no murió cuando los discí­pulos pensaban, sino que murió más tarde.

Pero imaginemos por un momento que Jesús sí experimentó una muer­te real cuando estaba en la cruz y que, después de un tiempo, el sepukro donde había sido enterrado fue encontrado vacío. En mi opinión, hay tres explicaciones perfectamente plausibles.

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE JESÚS

En primer lugar, la declaración de las mujeres que encontraron el sepul­cro de Jesús vacío no nos sirve, porque lo que ocurrió es que fueron a la tumba equivocada. El eminente erudito americano en Nuevo Testamento Kirsopp Lake lo explica de la siguiente manera:

Creo que debemos dudarseriamente de que las mujeres estuvieran en posición de sahera ciencia cierta que la tumba que visitaron era la misma en laquehabían visto aJosédeArimateaenterrarelcuerpodelSeñor.LosalrededoresdeJerusalénestán plagados de tumbas en las rocas, y no debía de ser fácil distinguir una de otra ... Tampoco sabemos si en el momento del entierro ellas se encontraban cerca de la tumba ... Lo más probable es que estuvieran observando desde lejos, y que José de A rimatea fuera un representante de los judíos, y no de los discípulos. Si es asícomo fUe, no tenían mucho criterio para distinguir entre una tumba en la roca y otra que estdhaallado.Portanto,hayquereconocerlaposibilidaddequeseequivocarande tumba, lo cual es un dato importanteporque ofrecería una explicación natural de que la tumba que habían visto cerrar, ahora estaba abierta. ..

Si no foeronala misma tumba, todo parece irencajando. Las mujeres se acero caron muy de mañana a una tumba en laquepensaban que habían enterrado al Señor. Pensaban que la encontrarían cerrada, pero estdha abierta;y un joven, que debióadivinarel errorde las mujeres, lesdijoquese habían equivocado de lugar. Les dijo: "No estáaqul" ... "Ved ellugardondeyacfa': quizá señalando a la tumba de aliado. Pero las mujeres al darse cuenta de su error, salieron corriendo.3

Una segunda explicación de por qué el sepulcro estaba vacío es la si­guiente. Es probable que los discípulos de Jesús robaran el cuerpo de su maestro; debían de estar completamente descorazonados, y decidieron ro­bar el cuerpo para decir que Jesús había resucitado y tener un mensaje que predicar. Otra posibilidad sería que los judíos mismos robaran el cuerpo en un intento de "herir a aquella secta donde más les iba a doler", o para impedir que aquel sepulcro se convirtiera en un lugar de peregrinación para los seguidores de Jesús. O el robo lo podría haber perpetrado José de Arimatea, dueño del sepulcro y que se había encargado del entierro como dicen los Evangelios, quien después de pensárselo mejor y de decidir que no estaba dispuesto a que en el sepulcro de su respetable familia hubiera el cuerpo de un crucificado, lo sacó de allí y se lo llevó a una tumba perma­nente. Como vemos, varios grupos de personas tenían razones suficientes

3 K. Lake, 7he Historical Evidence for the Resurrection offesus (New York: Putnam, 1907), 251-52.

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

como para retirar el cuerpo del Jesús crucificado de su sepulcro. Cualquier detective o investigador que se precie daría espacio a cada una de estas hipótesis.

Finalmente, sugiero que la tradición de que el sepulcro estaba vacío puede tratarse de una leyenda creada por la Iglesia en un estadio relativa­mente tardío, para dar peso a la creencia de que varios testigos habían visto al Jesús resucitado. O quizá fue un esfuerzo para expresar en términos materiales la comprensión espiritual original de la resurrección de Cristo como la victoria de Dios mediante la cruz de Cristo. Fuera como fuera, la historia del sepulcro vacío pertenece a la categoría de leyenda o mito.

Primer expositor del grupo negativo: No es verdad que "Jesucristo no resucitó de los muertos": Alice Johnson

Me alegro, sr. Carter, de que empezara su exposición hablando de una cuestión sobre la que los dos equipos estamos de acuerdo: que "Jesucristo, resucitado de los muertos" (2 Ti. 2:8), es el centro del Nuevo Testamento y del cristianismo. Es mi propósito demostrar que la fe cristiana y la resu­rrección de Jesús están firmemente basadas en la Historia; tanto como, por ejemplo, los asesinatos de Julio César en el 44 ac' y el de J.F. Kennedy en 1963, o la muerte de unos seis millones de judíos en el Holocausto.

Ahora pasaremos a responder a sus argumentos. En primer lugar, trata­ré la teoría de que Jesús se desmayó o desvaneció. Incluso bajo el moderno y sofisticado disfraz propuesto por el profesor Derrett, esa teoría no logra explicar los hechos de forma seria.

Primero, y aparte del testimonio uniforme del Nuevo Testamento de que Jesús murió y su cuerpo fue llevado a un sepulcro4

, hay otras eviden­cias convincentes ajenas al Nuevo Testamento que testifican de la muerte real de Jesús. El historiador romano Tácito, en el libro 15 de sus Anales, escrito alrededor del año 115, habla de los cristianos diciendo: "cuyo nom­bre proviene de Cristo, que fue ejecutado por orden del procurador Poncio Pilato durante el reinado de Tiberio" (15:44).

En segundo lugar, es imposible que Jesús se recuperara de forma rápida y sencilla, como defiende esta teoría, de los azotes de los romanos (Mr. 15:15) y de la crucifixión (Mr. 15:24), por no hablar de la lanza que le clavaron en el costado a n. 19:34). Además, el propósito de atravesar a la

4 Ver, p. ej., Mt. 27:50, 57-66; Hch. 13:28-29; 1 Co. 15:3-4; 1 P. 3:18.

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Page 23: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE J ESL¡S

víctima con una lanza era asegurarse de que estaba muerto. Otro argumen­to a favor de nuestra postura es que Pilato pidiera al centurión explicacio­nes de la muerte relativamente rápida de Jesús, antes de que se llevaran el cuerpo para enterrarlo (Mr.15:42-45).

En tercer lugar, ¿cómo iba a convencer Jesús a sus desconsolados se­guidores de que había vencido a la muerte y que era digno de adorar (Mt. 28: 16-20; Jn. 20:19-29) si su aspecto después de la crucifixión debía de ser deplorable?

La analogía con el caso de Kennedy, por muy fascinante que sea, pierde su valor en la cuestión más importante, ya que nos sugiere que Jesús no murió inmediatamente, pero Kennedy sí.

¿Visitaron las mujeres el sepulcro equivocado? ¿Es válida la teoría de Lake? Éste apela a las palabras de Marcos 16:6, texto en el que el "joven" se dirigió a las mujeres diciendo: "No os asustéis. Buscáis a Jesús nazareno el crucificado. Ha resucitado. No está aquí; mirad el lugar donde le pusie­ron". Lake de forma arbitraria omite la referencia a la resurrección ("ha resucitado"); tampoco tiene en cuenta el pasaje de Marcos 15:47, donde dice que María Magdalena y María la madre de José estuvieron observando para ver dónde le ponían; además, da por sentado que neaniskos ("el joven") es una referencia al jardinero o al guardián de los sepulcros, mientras que la descripción que Marcos hace de él, "vestido con ropaje blanco" (ver Ap. 6: 11; 7:9, 13) y dando un mensaje divino (Mr. 16:6-7), muestra que está convencido de que es un ángel (comparar con Mt. 28:5); por último, Lake da por sentado que las mujeres y el joven guardaron en secreto la verdadera explicación de por qué estaba vacío el sepulcro. Sea como sea, si las muje­res se equivocaron de sepulcro porque llegaron cuando aún era oscuro, era demasiado temprano para que el guardián o jardinero estuviera trabajando. y si ya era de día, no se debieron de equivocar de sepulcro.

¿Robaron el cuerpo de Jesús? Son muchas las dificultades de esta teoría. ¿Cómo iban los discípulos a sortear o a reducir a la guardia judía, apostada en la puerta precisamente para que nadie robara el cuerpo (Mt. 27:62-66)? ¿Por qué se iban a molestar los ladrones en desenvolver el cuerpo y en doblar cuidadosamente la larga envoltura de lino que cubría el cuerpo del muerto (ver Jn. 20:6-7)? Además, ya es suficientemente difícil creer que unos discípulos descorazonados, que eran incapaces de recordar las pre­dicciones que Jesús había hecho de su resurrección (Mr. 8:31-32; Le. 24:6-8, 11) tuvieran las fuerzas y la capacidad necesarias para planear el robo del cuerpo, la promesa de que nunca divulgarían la verdad, y la determinación de proclamar la resurrección de su Maestro. Y lo que es aún más increíble

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

es que aquellos hombres estuvieran dispuestos a morir por algo que sabían que era mentira, un engaño, y que la verdad nunca saliera a la luz, o al me­nos que se la contaran a otros discípulos de Jesús. En vez de un milagro físico, la resurrección de Jesús de los muertos, ¡los defensores de esta teoría nos piden que aceptemos un milagro psicológico!

Si fuera cierto que algunos judíos o José de Arimatea como miembro del Sanedrín (Mr. 15:43) robaron el cuerpo, habrían sido capaces de refutar la afirmación de los cristianos de que Jesús estaba vivo mostrando su cuer­po o, al menos, haciendo testificar a la persona que robó el cuerpo. Si, por otro lado, José actuó como un discípulo secreto (ver Jn. 19:38) y trasladó el cuerpo de aquel sepulcro a otro después del Sabat, ¿por qué lo hizo de noche y por qué no informó a los discípulos?

¿La tradición del sepulcro vacío es una leyenda? Hemos de reconocer que ni en Hechos ni en las Epístolas encontramos la idea de que los cristia­nos, en sus primeras predicaciones, proclamaran la resurrección como una victoria espiritual sin relacionarla con la resurrección física de Jesús. ¡Al contrario! Según las fuentes que tenemos, la resurrección fue proclamada como una victoria precisamente porque el cuerpo de Jesús venció a la muer­te (Hechos 2:24-32; 13:34-37; y también Ap. 1:17-18). Además, si la tradi­ción del sepulcro vacío fue un invento con propósitos apologéticos, llama la atención que los primeros cristianos no intentaran eliminar las aparentes discrepancias que surgen al comparar los cuatro evangelios, y que éstos recojan que la reacción de los discípulos al descubrir que el sepulcro estaba vacío fue de temor (Mt. 28:5, 8), de temblor y espanto (Mr. 16:8), de perple­jidad (Lc. 24:4) y de burla e incredulidad (Lc. 24:11). Asimismo, esta teoría nos deja con el problema del traslado del cuerpo de Jesús. Si sus enemigos 10 colocaron en un sepulcro comúns , y el lugar donde lo enterraron pasó al olvido, ¿cómo explicar el relato de la sepultura que encontramos en los cuatro evangelios que asocia a José de Arimatea con el entierro de Jesús, o cómo explicar el silencio de los judíos cuando los cristianos proclamaron públicamente que el "Dios de Abraham, Isaac y J acob" había contradicho el rechazo que Jesús había sufrido por parte de los judíos, levantándolo de entre los muertos, como se afirma en Hechos 2:23-24; 3: 13-15?

Vaya acabar presentando las evidencias a favor de la tradición del se­pulcro vacío. En primer lugar, esta tradición ha quedado recogida en los cuatro

s Algunos hacen esta sugerencia basándose en Juan 19:31 y Hechos 13:29. Ver, p. ej., H. Grass, Ostergeschecheb und Osterberichte (GOttingen: Vandenhoek & Ruprecht, 1956), 176-77, 179-80.

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Page 24: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

evangelios. Es cierto que un testimonio amplio no puede probar cien por cien que algo es verdadero. Una mentira no se convierte en algo verdadero simplemente porque cuatro personas den testimonio de ella. Pero el ele­mento importante sobre la tradición de los Evangelios del sepulcro vacío es que la encontramos en tres o cuatro materiales independientes: Marcos 16: 1-8, Mateo 28: 11-15 (considerado como un material especial, pues no aparece en Marcos ni en Lucas), Juan 20: 11-18 y, probablemente, Lucas 24:1-12. Cuando recordamos el gran número de "hechos" de la Historia Antigua que se basan en un solo testimonio literario, este cuádruple testi­monio literario de que el sepulcro estaba vacío resulta un argumento muy poderoso.

En segundo lugar, los primeros mstúmos no podrían haber continuado procla­mando la resurrección de Jesús en la ciudad de Jerusalén o no ¡xxlrían habersobrevivido allí como comunidad, a menos queel sepulcro hubiera estado vacío. Es inconcebible que, cuando los cristianos proclamaban públicamente en Jerusalén que "el Dios de Abraham, Isaac y J acob" se había pronunciado en contra del re­chazo que los judíos habían mostrado hacia Jesús levantándolo de entre los muertos, los judíos de Jerusalén se mantuvieran en silencio si sabían que la tumba aún contenía el cuerpo de Jesús o si podían presentar testigos de la desaparición y el traslado del cuerpo. La atrevida declaración de los judíos enseguida se hubiera venido a tierra si alguien pudiera haber testifi­cado: "Sabemos dónde fue enterrado Jesús. Hemos ido a investigar el lugar, y el sepulcro está intacto"; o "He aquí unos testigos que saben dón­de está el cadáver de Jesús". La declaración de que el sepulcro estaba vacío estaba abierta a lo que algunos llaman "falsificación empírica". La cues­tión es la siguiente: "El silencio de los judíos es tan significativo como las declaraciones de los cristianos"6 .

En tercer lugar, en su lucha contra los primeros cristianos, los judíos dieron por hecho que el sepulcro estaba vacío. Mateo 28: 11-15 narra una transacción entre los guardas que habían sido enviados para vigilar la tumba de Jesús y las autoridades judías:

y mientras ellas iban, algunos de la guardiaJueronala ciudadeinfonnaron a los principalessacerdotesdetodoloquehabíasucedido. Ydespuésdereunirseconlos ancianosy deliberarcon ellos, dieron una gran cantidad de dinero a los soldados, diciendo: ccDecidesto: 'Sus discípulosvinierondenochey robaron el cuerpo mientras

6 Esta declaración se atribuye a A.M. Fairbairn (1838-1912), el teólogo congregacional escocés.

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

nosotros donníamos~ Ysi esto llegaa oídos del gobernador, nosotros lo convencere­mos y os evitaremos dificultades'~ Ellos tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Yeste dicho se divulgó extensamente entre los judíos hasta hay.

La última frase indica que cuando Mateo escribió su evangelio muchos judíos buscaban la manera de negar las afirmaciones cristianas sobre Jesús diciendo que el sepulcro estaba vacío porque el cuerpo "había sido roba­do". Esta explicación presupone que el sepulcro ciertamente estaba vado. Es obvio que esta tradición judía seguía viva en el siglo II y posteriormen­te, pues tanto Justino Mártir, que escribió sobre el año 155, en su Diálogo con Trifón (108) como Tertuliano, sobre el 200, en suDe Spectaculis (30), acusan a los judíos por haber dicho que los discípulos de Jesús robaron el cuerpo de su Maestro. No podemos dudar de la exactitud de los testimonios de Mateo, Justino y Tertuliano, pues escriben como cristianos y, por tanto, recogen las evidencias «hostiles" .

En cuarto lugar, para losprimeros cristianos, como judíos que eran, era lógico que una resurrección poco después de la muerte dejara un sepulcro vacío. Para los judios del siglo 1 dC., la idea de una resurrección poco después de la muerte supo­nía la resurrección del cuerpo físico y, por tanto, que la tumba donde ese cuerpo estaba quedara vacía. Los judíos contemporáneos de Jesús sabían que Lázaro no podía ser resucitado hasta que alguien corriera la piedra que cerraba el sepulcro (ver Juan 11:38-44). No concebían la idea de que al­guien pudiera resucitar de una muerte reciente si su cuerpo seguía en la tumba. Así que la afirmación de los primeros cristianos de que Jesús estaba vivo implicaba que su cuerpo ya no seguía en la tumba. Del mismo modo, cuando Pablo afirma, por un lado, que a Jesús le pusieron en un sepulcro (Hch. 13:29) y que fue sepultado (1 Co. 15:4a) y, por otro lado, que fue resucitado de entre los muertos (Hch. 13:30; 1 Co. 15:4b), está dando por sentado que el sepulcro en el que fue enterrado estaba vacío.

Porúltimo,nohayevidenciasdequeelsepulcrodeJesúsfoeraveneradoom:eren­ciado. Los judíos de la Antigüedad veneraban las tumbas de los profetas y de otras personas santas como, por ejemplo, los mártires piadosos (Mt. 23:29; Hch. 2:29; 1 Mac. 13:25-30). Llama la atención que los primeros cristianos no le dieran una importancia especial a la tumba de Jesús, dado que veían a su Maestro no como un profeta más o como un hombre santo, sino como el Hijo de Dios. Llama la atención, a menos que la tumba estu-

• I

vlera vaCla. Aquí tenemos, pues, un formidable abanico de argumentos que, suma­

dos, prueban de forma razonable que el sepulcro de Jesús estaba vacío la

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3 PREGUNTAS CLA VI' SOBRE JESÚS

mañana del domingo, es decir, unas treinta y seis horas después de que le

enterraran. Pero aún queda la pregunta: ¿quién vació el sepulcro?

Segunda expositora del grupo afirmativo: J anice Miller

Mi colega, el señor Carter, ha tratado el tema del sepulcro vacío de forma muy convincente. ¡Solo me gustaría añadir que lo único que prueba el hallazgo de un sepulcro vacío es que el sepulcro está vacío! Después de todo, si un cuerpo desapareciera del depósito de cadáveres, el hecho de que el cuerpo ya no estuviera en el depósito no sería una evidencia de que ha resucitado. Lo más probable es que haya una explicación más simple, más natural, como por ejemplo que un necrófilo lo ha robado. Para que la fe cristiana se sostenga, tienen que encontrar la manera de explicar que las apariciones postmortem de Jesús no eran imaginarias, sino reales. Así que empezaré mi presentación mostrando que las llamadas apariciones no fue­

ron más que fenómenos psicológicos, reales, pero que solo se produjeron en las mentes de algunos. El teólogo y orientalista francés J oseph Renan (1823-92) proponía esta idea de forma muy persuasiva ya en el siglo XIX:

Las llamadas apariciones del Cristo resucitado se debieron al estado mental exdtado en el que se encontraban los disápulos después de la muerte de su Maestro. Abatidos y mentalmente destrozados por el choque que supuso su muerte, y deseando tener su presencia, vieron visionesy apariciones de su Líder. Pero éstas fueron totalmente sub­jetiws:Jantasmas o alucinaciones mentales. Q!terían 'W"Ie;esperaban 'W"Ie;ycreyen:m verle. Su creencia foepeifectamente honesta, pero eso no cambia el hechodeque fueran alucinaciones. Para personas que están en un estado mental inusual de emoción y expectación, sobre todo si tienen un temperamento muy nervioso, estas visiones son fenómenos comunes de la historia religiosa, y suelen ser contagiosas. Esto fue lo que ocurrió en el caso de las apariciones de jesús. Las primeras fueron las de las mujeres, probablemente la deMaríaMagdalena, una persona muy nerviosa. La historia de que María vio al Señor fue aceptada sin problemas, y se extendió tan rápidamente como seextiende una epidemia. La demás gente acabó creyendo 'ro" lo que ella creía haber visto. Estas visionessedieron debido a quelos seguidores dejesús se centraron tanto en rememorar a suMaestro que, atando vencieron el primer ataquededesespe­ración, empezaron a creer que su Líder tenía que haber sobrevivido a la muerte.'

7 Este elocuente resumen de la opinión de Renan ha sido extraído de J.M: Shaw, 7be Resurrection ofChrist (Edimburgo: Clark, 1920), 165-66.

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

Pero también es posible que los discípulos experimentaran visiones objetivas. En este caso podemos apelar a Karl Keim (1825-78), el raciona­lista protestante que escribió tres extensos volúmenes titulados Die Geschi­chte jesu von Nazara (La Historia de Jesús de N azaret) (1967-72). Este desta­cado autor sugiere que las apariciones "no fueron puramente subjetivas (resultado del entusiasmo y de un estado mental concreto de los discípu­los), sino que fueron manifestaciones objetivas del Cristo resucitado". Su teoría es la siguiente: "mientras que el cuerpo del Jesús crucificado seguía en la tumba, su espíritu viviente enviaba telegramas a los discípulos para asegurarles de que seguía vivo, telegramas o manifestaciones sobrenatura­les que los discípulos interpretaron bona fide como apariciones corporales de su Maestro resucitado"8 .Así que podemos ver que hace ya más de cien años teólogos alemanes y franceses dieron respuestas aceptables sobre las llamadas apariciones de Jesús.

Pero dejemos ahora el tema de las apariciones, y fijémonos en las increí­bles discrepancias entre las narraciones de la resurrección que aparecen en los cuatro evangelios. Veamos, por ejemplo, la supuesta duración de las apariciones: en Mateo y en Lucas duran solo un día; en Juan, unos ocho días; en Hechos, cuarenta días. En cuanto a la ubicación, en Mateo, Marcos

y Juan 21 tienen lugar en Galilea; en Lucas y Juan 20, en Jerusalén. Por lo que al número de apariciones se refiere, Mateo habla de dos, Lucas men­ciona cinco y Juan, cuatro; mientras que Marcos, en la versión más breve, que es probablemente la original, ¡no recoge ninguna! O veamos el caso del número de personas que se encuentran las mujeres en el sepulcro: en Ma­

teo un ángel, en Marcos un joven, en Lucas dos hombres, y en Juan dos án­geles. Etc., etc. Esta espectacular incoherencia entre estas fuentes de infor­mación supuestamente fiables muestra lo poco fiables que son. Por ello no es sorprendente que el teólogo alemán Willi Marxsen llegara a la siguiente conclusión: "Estas historias son contradictorias, no pueden armonizarse y, por tanto, no se puede decir que son documentos históricos"9 .

Si pensamos, por un momento, en las narraciones de la resurrección como un todo, nos encontramos claramente en una tierra de fantasía, en la tierra de la Mitología, en la que aparecen ángeles en la Tierra, rocas que se mueven por sí solas, y terremotos que ocurren en el momento climático del argumento narrado. De hecho, la idea de la resurrección es un mito religioso que el cristianismo tomó prestado de otras religiones antiguas

8 La teoría de Keim aparece resumida en Shaw, 7be Resurrection ofChrist, 168. 9 W. Marxsen, 7be Resurrection onesus ofNaZAreth, transo M. Kohl (Londres: SCM, 1%3), 1: 185-86.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

para atraer a una clientela acostumbrada a dioses que morían y resucitaban. En su obra de 1906, Sir James Frazer recogió evidencias que mostraban que en el mundo antiguo estaba muy extendida la ~doració? a un .d~os q~e había muerto y resucitado: T amuz en Mesopotamla, AdoOls en Sma, Aus en Asia Menor, Osiris en Egipto; y podríamos añadir, Jesús en Judea.

Para ilustrar mi planteamiento sobre la Mitología, vamos a ver el relato de la resurrección en el Evangelio de Pedro (35-42), de mitad del siglo II:

Empero, en la noche tras la cual se abría el domingo, mientras los soldados en facción montaban dos a dos la guardia, una gran voz se hizo oír en las alturas. y vieron los cielos abiertos, y quedos hombres resplandecientes de luz se aproxima­ban al sepulcro. Yla enonnepiedra que se había colocado asu puerta se mavió por sí misma, poniéndose a un lado, yelsepulcroseabrió. Ylos dos hombres penetraron en él. y, no bien hubieron visto esto, los soldados despertaron al centurión ya los ancianos, porqueellos también hacían la guardia. Y, apenas los soldados refirieron lo que habían presenciado, de nuevo vieron salir de la tumba a tres hombres, ya dos de ellos sostener a uno, ya una cruz seguirlos. Y la cabeza de los que sostenían al otro llegaba hasta el cielo, mas la cabeza de aquel que conducían pasaba más allá de todos los cielos. Yoyeron una voz, quepref}tntaba en las alturas: ¿Haspredicado a los que están dormidos? Yse escuchó venir de la cruz esta respuesta: Sí. l o

¡"Fantástico"! Dos hombres que descienden del cielo, una piedra que se mueve por sí sola, cabezas que llevar hasta los cielos o que los sobrepasan, y una cruz que habla y camina. ¡Increíble!

Segundo expositor del grupo negativo: DaryI Hildebrandt

He estado escribiendo a toda prisa, señora Miller, intentando seguirla, para poder responder a cada uno de los temas que ha sacado: las aparicio­

nes, las discrepancias y la Mitología. Si las apariciones fueron visiones subjetivas, como propone Renan, lo nor­

mal sería que los discípulos hubieran estado en una condición psicológica relacionada con las alucinaciones. Pero lejos de estar expectantes y absor­tos en oración, los discípulos que habían mal interpretado las profecías que Jesús había hecho sobre su resurrección, se habían escondido todos juntos por miedo a los judíos, como vemos en Juan 20:19. Tenían el semblante

10 Evang. de Pedro en castellano

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

triste (Le. 24:17; cfr. Jn. 20:11) porque la crucifixión había echado por tie­rra su esperanza mesiánica (Lc. 24:19-21). Más aún, las primeras noticias que les llegaron de la resurrección les parecieron "disparates" (Lc. 24: 11). Por otro lado, si las alucinaciones se debieron a condiciones físicas como la falta de alimentación o de sueño, ¿cómo explicar que las visiones duraran cuarenta días (Bch. 1:3)? Cuando alguien tiene una visión o alucinación, percibe patrones de luz u objetos que los demás no pueden ver. Es un fe­nómeno individual, privado. Pero los Evangelios recogen "apariciones" a un grupo de gente, en diferentes momentos, y en diferentes lugares: dos en el camino a Emaús por la tarde, siete junto al mar de Galilea por la mañana, diez en una casa por la noche. Y si pensamos en la aparición a más de quinientas personas a la vez, preguntémonos si las alucinaciones psicológi­cas idénticas y simultáneas son posibles. Además, las alucinaciones sirven para explicar las apariciones visuales, pero no para explicar el sonido. En los relatos de las palabras del Jesús resucitado ocupan un lugar prominente. Sus discípulos le vieron y le oyeron. ¿Y por qué les fue difícil reconocerle en, al menos, tres ocasiones (Lc. 24:13-31;Jn. 20:14-15; 21:4)? ¿Por qué las apariciones cesaron de forma abrupta después de cuarenta días?

Ahora bien, en cuanto a la teoría de Keim, de que Jesús introdujo visio­nes objetivas en las mentes de sus discípulos para convencerles de que su resurrección era una realidad espiritual, si es que Jesús envió esos "telegra­mas desde el cielo" (como se les ha llamado), podría ser acusado de enga­ño, ya que lo que los discípulos vieron según esta teoría (el cuerpo de Jesús) no era real, pues el cuerpo de Jesús estaba descomponiéndose en un sepul­cro de Jerusalén o ya se habían deshecho de él incinerándolo. Esta teoría tampoco concuerda con los aspectos quinéticos y auditivos de las aparicio­nes. Por lo que sabemos, cuando Jesús se aparecía no se mantenía callado ni inmóvil, sino que llevaba a cabo acciones tales como caminar, hablar, enseñar, preparar comida y alimentarse.

En cuanto a las supuestas discrepancias, debemos reconocer que es muy difícil armonizar todos los detalles y construir un solo relato, pero es posi­ble, y se han realizado muchas reconstrucciones.! ! El hecho de que dos

11 Ver,p. ej., los esfuerzos de H. Latham, 7heRisenMaster(Cambridge: Bell, 1917),225-29 (y las notas explicativas que aparecen a continuación: 229-41); GD. Yamold, Risen lruleed (Londres: Oxford University Press, 1959), 7-8, 4447, 81-82, 121-23, 126-27;j. Lilly, " Alleged Discrepancies intheGospeIAccountsoftheResurrection", CatholicBiUicalQuarterly2 (1940): 98-111;j. Wenham, Easter Enigma: Do theResurrectionStories Contradict OneAnother?(Exeter: Patem6ter, 1984); y MJ. Harris,From Grtm?to Glory:Resumrtinn inthe New T estament(GrandRapids: Zondervan, 1990), 1(JJ. 63, que hemos incluido en este volumen como apéndice.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

esfuerzos de armonización no concuerden de forma exacta no es testimo­

nio de que los documentos sean contradictorios entre sí, sino más bien habla de la escasez de información y la ausencia de confabulación entre los testigos. De hecho, podríamos decir sin titubear que esa dificultad a la hora de armonizar los diferentes relatos muestra su fiabilidad, porque normal­mente las historias inventadas se armonizan antes de ser publicadas. Aún podemos apuntar a un argumento más. Aún en el caso de que hubiera contradicciones entre los relatos de la Resurrección, eso no es razón para desechar la resurrección corporal de Jesús, como ilustro a continuación. Entre los autores antiguos que recogieron lo ocurrido en el gran incendio de Roma del año 64 dC, no hay un acuerdo sobre el paradero preciso de Nerón cuando éste "se entretenía" mientras Roma ardía en llamas. Tácito recoge que estaba en el escenario de su teatro privado; Suetonio ubica la escena en la torre de Mecenas; y Dión Casio dice que "la diversión" tuvo lugar en el tejado de palacio.! 2 Sin embargo, a pesar de estas diferencias irreconciliables, ningún historiador del principado de Nerón pone en duda que el Emperador se dedicara a tocar la lira y cantar mientras la ciudad se convertía en un mar de llamas.

Mitología. Hay ciertamente algunas similitudes entre los Evangelios y los

mitos sobre un redentor que encontramos en otras religiones. Pero las evi­dencias que presenta Frazer no tienen mucho valor, pues están basadas en paralelos superficiales e imprecisos, y algunas de ellas son fuentes postcris­tianas. Por ejemplo, de entre los dioses que menciona solo Osiris de Egipto "resucitó" de los muertos, yeso ocurrió porque su mujer Isis le reanimó para que viviera en el reino de los muertos, donde ahora reina como mo­mia, así que la "nueva vida" de Osiris no es más que una réplica de la vida en esta tierra. Pero, según el Nuevo Testamento, Jesús fue resucitado de entre los muertos por Dios, su Padre, y no solo le resucitó, y le resucitó con un cuerpo transformado para que reinara sobre los vivos y los muertos desde su trono celestial.! 3 Es decir, entre esos dioses y Jesús hay más dife­

rencias que similitudes, lo que apunta a que el origen de los Evangelios es totalmente diferente, y que es un origen basado en la Historia. Ninguna otra religión del mundo, ni pasada ni presente, defiende que su fundador fuera un ser divino que estuvo en esta tierra como un ser humano comple­to, que murió, que volvió a la vida y apareció en esta tierra antes de volver a los cielos.

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12 Ver M. Grant, Nero, Emperor in Revolt (New York: American Heritage, 1970), 152. 13 Ver Ro. 14:9; 1 Co. 6:14; Ef. 1:20; Fi!. 3:21; 1 P. 1:3; 3:22.

¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

Para acabar, vaya dar cuatro razones por las cuales podemos confiar en la exactitud de los relatos de la Resurrección y de las apariciones de Jesús que aparecen en los Evangelios.

En primer lugar, los cuatro relatos de la resurrección tienen "un toque de credibi­lidad". Cualquiera que lea estos relatos quedará impresionado por la extraor­dinaria sobriedad con la que los autores de los cuatro evangelios recogen lo que desde cualquier perspectiva debió de ser, si es verdad, el hecho más estupendo de la historia de la Humanidad. El relato de Marcos (16: 1-8)! 4, el más antiguo, se caracteriza por ser muy comedido e indirecto. No explica cómo o por qué se movió la piedra. No menciona explícitamente que el sepulcro estuviera vacío, sino que lo da por sentado. N o describe cómo fue la resurrección, pues ningún ser humano estuvo presente. Si los Evangelios fueran invenciones o leyendas, os aseguro que alguno de los evangelistas hubiera añadido cómo fue la resurrección, o adornos con detalles fantásti­cos, como los que aparecen en el Evangelio de Pedro que la señora Miller nos leyó anteriormente. Este documento es del siglo n, y queda patente la cantidad de elementos legendarios que contiene; los cuatro evangelios son del siglo 1 y son los relatos más antiguos sobre la Resurrección.

En segundo lugar, según estos relatos, las apariciones de Jesús después de su Resumx:ción fueronextraordinariamentevariadas, lo cual habladesuautenticidad. En los relatos de la resurrección no nos encontramos con una única aparición de Jesús, o con el testimonio de alguien que solo le vio de lejos. Encontra­mos muchas apariciones: a personas de forma individual, a grupos pe­queños de gente (desde dos personas hasta once), y al menos a un grupo numeroso. Los cristianos decían que apareció tanto ante hombres como mujeres fuera del sepulcro, en el monte, en la ciudad, en el campo, a orillas del lago, y en un aposento alto. Además afirmaban que hubo apariciones breves y largas, que apareció por la mañana, por la tarde y al anochecer, y que cuando aparecía realizaba diferentes actividades como enseñar, cami­nar y conversar, preparar el desayuno y comer.

En tercer lugar, contamos con testigos oculares de que Jesús estaba vivo después de la Resurrección. Es verdad que el apóstol Pablo es el único autor del Nuevo Testamento que utiliza la primera persona del singular para decir: "Se me apareció también a mí" (1 Ca. 15:8); o para preguntar: "¿N o he visto a Jesús nuestro Señor"? (1 Ca. 9:1). Pero el Nuevo Testamento recoge las declara-

14 Es probable que el Evangelio de Marcos finalizara, originalmente, en 16:8; ver mis comentarios sobre este tema en Raised Inmortal: Resurrection and Immortality in the New Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1985), 14-16.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

ciones de varios cristianos que decían haber visto a Jesús personalmente después de su resurrección, haber hablado con Él, y haber comido con Él. Sería difícil sobrestimar la importancia de este testimonio. En 1 a Corintios 15:6, Pablo habla de unos quinientos testigos, la mayoría de los cuales aún vivía cuando él escribió esa carta (sobre el año 55), unos veinticinco años después de la Resurrección. Esta presencia continua en la Iglesia de testigos oculares durante dos o más décadas después de la Resurrección sirvió para garantizar la fidelidad y exactitud de las tradiciones durante el período en que cristalizaron y se extendieron ampliamente, y también sirvió para estar alerta ante cualquier tendencia a embellecer, adornar o añadir a la tradición. Al oír que alguien negaba la Resurrección, o que alguien transmitía un rela­to fantástico sobre las actividades de Jesús después de la Resurrección, cual­quier testigo podía refutarle haciendo una simple afirmación: "Yo sé que eso no es cierto: ¡lo vi con mis propios ojos!".

En este sentido, la situación de los testigos que vieron a1]esús resucita­do es muy parecida a la de los que sobrevivieron al Holocausto del siglo xx. En 1981 se celebró en Jerusalén un encuentro de cuatro días para judíos supervivientes de los campos de concentración nazi. A este evento de "celebración de la vida" asistieron 3.000 israelíes y 800 hijos de los su­

pervivientes, a los que se unieron 6.000 provinentes de 23 países. Ernest Michel, presidente del comité organizador y superviviente de Auschwitz y Buchenwald, en una entrevista para la televisión atacó a aquellos que de­fienden que nunca hubo un holocausto. "Estas manos han arrastrado y enterrado un sinfín de cadáveres. ¡Y algunos se atreven a decir que no fue un holocausto! Nosotros sabemos lo que ocurrió, ¡porque estábamos allí!". Las palabras que en boca de los testimonios judíos del siglo xx suena a dolor, en boca de los testimonios judíos del primer siglo suena a victoria: "N osotros sabemos lo que ocurrió, ¡porque estábamos allí!".

En cuarto lugar, otro elemento de los Evangelios que les confiere un "toque de credibilidad" es el lugar prominente que se les da a las mujeres en los pasajes de la Resurrección. Tres mujeres fueron las primeras que vieron el sepulcro vacío (Mr. 16: 1-4). Dos de ellas fueron testigos de la primera aparición angélica y del anuncio (Mt. 28:5-7; Mr. 16:5-7), y María Magdalena tuvo el privilegio de ser la primera persona en ver a Jesús ano 20:11-17). Entre los judíos de aquella época no se aceptaba el testimonio de una mujer como una prueba o evidencia jurídica excepto en situaciones muy concretas.' 5 Si todas las

15 Ver el debate que aparece en L. Swidler, Women in fudaism (Metuchen, N.J.: Scarecrow, 1976), 115-16.

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

tradiciones o escritos de las apariciones de Jesús fueran inventadas, no les habrían otorgado a las mujeres aquel gran privilegio, sino a los apóstoles o, en todo caso, al apóstol Pedro en particular. Así que la existencia misma de las tradiciones que recogen la presencia y el testimonio de las mujeres con­

firma su fiabilidad.

Tercer expositor del grupo afirmativo: Eugene Sanderson

Una sábana de lino, de aproximadamente 4,36 por 1,10 metros, con una imagen impresa, dorsal y frontal, de un crucificado caucásico de 1,78 metros de altura y unos 80 kilos de peso. ¿Se trata del sudario que envol­vía el cuerpo del Jesús crucificado, o del engaño más grande de todos los

tiempos? La catedral de San Juan el Bautista de T utÍn, Italia, alberga esta famosa

reliquia de la Cristiandad desde 1578. Para celebrar el cuarto centenario de la llegada del santo sudario a Turín, se organizó en la catedral una exposi­ción pública de la reliquia que duró seis semanas, tiempo durante el cual más de tres millones de personas pudieron ver ese tesoro de valor incalcu­lable. Cuando la exposición fue clausurada, el 8 de octubre de 1978, un equipo de cuarenta científicos de Europa y los EE.UU. sometieron al suda­rio a una gran cantidad de pruebas durante 120 horas seguidas, aprove­chando los cinco días que les habían concedido para realizar las investiga­ciones. Entre los científicos había representantes de varias disciplinas, como la Química, la Física, la Tecnología Informática, la Aerodinámica, la T er­mografía por infrarrojos, la Biofísica, y la Patología forense.

Encontrará un informe no oficial sobre los descubrimientos de este equipo (Shroud ofTurín Research Project) en el libro Veredict on the Shroud [El veredicto del sudario], de K.E. Stevenson y G .R. Habermas. El subtítu­lo de esta obra, Evidence for the Death andResurrection offesus Christ [Eviden­cia a favor de la muerte y la resurrección de Jesucristo], refleja las conclu­siones de estos dos autores, es decir, que el sudario en cuestión se trata en verdad de una pieza de ropa que cubrió el cadáver de un judío del siglo 1,

que es probable que ese judío fuera Jesús, y que Jesús resucitó de entre los muertos.' 6 En el artículo que apareció en el mismo año, Habermas, basán­dose en las investigaciones sobre el sudario, presentó tres nuevos argu-

16 K.E. Stevenson y G .R. Habermas, Verdict on the Shroud: E vidence for the Death and Resurrection offesus Christ (Ann Arbor, Mich.: Servant, 1981), 111-29, 155-59, 176-79.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

mentos a favor de la historicidad de la resurrección.! 7 En primer lugar,

mientras otros sudarios solo tienen manchas de sangre y del proceso de descomposición, éste tiene una imagen doble Qa de delante y la de detrás), aparentemente causada por una ráfaga de luz o radiación de calor despren­dida del cuerpo. En segundo lugar, como este sudario no tiene evidencias de descomposición, el cuerpo no pudo estar en contacto con esa pieza de ropa "durante más de dos o tres días". En tercer lugar, los coágulos de sangre están intactos y los bordes secos de las manchas de sangre no han sido alterados lo cual es evidencia de que no movieron el cuerpo ni lo desvendaron. Habermas concluye que las evidencias del sudario a favor de

la resurrección de Jesús son tan poderosas que "si Jesús no fue sepultado en este sudario, podríamos estar ante un serio problema, porque parecería que alguien más podría haber resucitado de entre los muertos"! 8.

Vaya citar dos interpretaciones más de dos autores cristianos. Ian Wil­son, de la BBC Radio, escribió en 1978 un libro sobre el sudario, en el que dice lo siguiente:

Hipotéticamente, podemos 'lRrundestellodel,poderqueoperá en el momento en que la imagen del crucificado se imprimro en elsudario. En la oscuridad de aquel sepul­cro de Jerusalén yacía el cuerpo inerte de Jesús, sucio, cubierto de sangre, sobre la roca. De repente, unpodermisteriosoempezáaactuar. En aquel instante, la sangre se desmaterializó, quizá disuelta por el destello, mientras su imagen y la del cuer­po se fusionarrm de forma indeleble con la tela, preservando para la posteridad una "instantánea" de laResurrección.

No importa cómosefonnara la imagen. Podemosseguirimpresionadosantela sábana de Turín, pues si la reconstrucción del autor es exacta, el sudario hasobrevi­vido a la persecución de los cristianos del siglo l, las repetidas inundaciones y el ten"emoto de Edesa, la iconoclastia bizLlntina, la invasión musulmana, los saqueos de las Cruzadas, la destrucción de los caballeros templarios, por no mencionar el incendio de 1532 que lo agujereó por tres lugares, y el intento dequemarlo en 1972. Es una ironía que todos los edificios en los que se supone que ha estado el sudario antes del siglo XV no hayan sobrevivido al paso del tiempo y, sin embargo, esta frágil sábana de lino nos ha llegado casi intacta. 1 9

17 G.R. Habermas, "The Shroud ofTurin and Its Significance for Biblical Studies", ¡oumal ofthe Evangelical Theological Society 24 (1981): 47-54.

18 Ibíd. 54. 191. Wilson, 1he Shroud ofTurin (Garden City, N.Y.: Doubleday, 1978),211.

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¿REsucrró JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

Geoffrey Ashe, un periodista británico, escribió lo siguiente en Sindon, revista especializada en la investigación sobre el sudario y sus orígenes:

Es posible queen el cambio físico de la resurrección el cuerpo desprendiera deforma vioIentaalgún tipo deirradüu:ióndiferenteal calor-seacientfjiramenteidentifo:able ono-quequemóelsudario.Enestecaso,elsudarioescasiunafotografíadeCristo en elmomentoenquevolvíaala vida,pmducidaparuna radüu:ión o "incandescen· da" en parte análoga al calory sus efectos ... En conclusión, la aceptación del santo sudario como una 'Joto" - sea cual sea el modo concreto de creación -justifica la siguientedeclaración: "Elestado delsudario[solo]tiene una explicación si en algún momentoenvolvióun cuerpohumanoalquelesucedroalgo extraordinario. Nohay ninguna otra explicación '~2 o

Pero estas dos interpretaciones son anteriores al 1988.2 ! Ese año se

llevó a cabo la prueba que determinaría la antigüedad del sudario: la prueba del carbono 14. Hasta entonces el guardián del sudario, el cardenal Anasta­sia Ballestrero, había prohibido que se le sometiera a ese tipo de prueba porque para ello los investigadores tenían que cortar muestras del sudario del tamaño de un pañuelo. Pero el avance de la técnica fue reduciendo la medida de las muestras, hasta reducirla a la dimensión de un sello. Fue en­tonces cuando el cardenal les concedió el permiso necesario. La revista Time publicó los procedimientos de la prueba:

Las pruebas se realizaron de forma simultánea en las universidades deA rizona, Oxford, y en el Instituto Federal de Tecnología de Zurich. Todos los lal:xYratorios recibieron cuatro muestras sin marcar: un trocito del sudario, y tres piezas de con­trol, una de las cuales era del siglo l Limpiaron las muestras clínicamente, las quemaron paraproducirdroxidodecarbonoquedeformacatalíticaseconvirtroen grafito, el cual fue sometido a una prueba para determinar los isótopos de carbono 14. Así, se podía conocer la focha de cada muestra, calculando la cantidad de deterioro radioactivo. EIMuseo Británico de Londres, que coordinó estas pruebas, era el único queconoda la identidadde las muestras.

U na vez se realizó la correlación y la media de los datos obtenidos por estas tres instituciones, se pudo hacer público el sorprendente resultado.

20 G. Ashe, "What Sortof Picture?" Sindon 1966: 15-19;J. Nickell,Inquest on the Shroud ofTurin (Búfalo: Prometheus, 1983), 86.

21 La información en los tres próximos párrafos está sacada de un artículo titulado "Debunking the Shroud ofTurin", Time, 24 oct. 1988,81.

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE JESÚS

Hay un 95% de probabilidad de que el sudario date entre el 1260 y el 1390, y una certeza prácticamente total de que no sea anterior al 1200. Estos descubrimientos han sido reconocidos y aceptados por el cardenal Balles­tero y el papa Juan Pablo n.

¡Los cristianos no sois más que una pandilla de supersticiosos! Vuestra defensa de la resurrección de Jesús es tan débil que necesitáis reforzarla presentando un sudario que no es anterior a la Edad Media.

Tercera expositora del grupo negativo: Susan Adams

El señor Sanderson se lo ha pasado bien con el argumento del sudario, ¿verdad? Sepa que nosotros aceptamos los resultados más recientes de la prueba del carbono 14, y que estamos de acuerdo con usted en que ese sudario no es la sábana que envolvió aJesús y, por tanto, creemos que no tiene ninguna relevancia para la cuestión del sepulcro vacío o de la resu­rrección. Es cierto que muchos se han dejado llevar por un celo fanático y se han aferrado a ese elemento para defender su postura, pero no lo han hecho porque su postura necesite de ese elemento, sino por su devoción a aquello que defienden. De hecho, dos de los autores que se han citado, Stevenson y Habermas, hacen una lectura más cautelosa de los datos cuan­do escriben sobre el sudario después de las pruebas de 198822

, Está claro que la fe cristiana no se basa en una reliquia, sino en una persona viva, cuya resurrección descansa en hechos verificables.

Pero sí contamos con una pieza arqueológica relevante para el tema que nos ocupa. En 1930 un francés, Franz Cumont, publicó el texto de una inscripción de N azaret, Galilea2

3, La inscripción está en griego, pero pro­bablemente se trata de una traducción de un texto que originalmente esta­ba en latín. En esas líneas, el emperador Claudio, que gobernó desde el41 al 54, decreta la pena de muerte para todo aquel que profane tumbas y sepulcros:

22 K.E. Stevenson y G.R. Habermas, 7he Shroudand the Controversy (Nashville: Nelson, 1990), 134-47.

23 F. Cumont, "Un rescrit impérial sur la violation de sépulture", Revue Historique 163 (1930): 214-66. En cuanto a esta inscripción, A. Garzetti comenta: "Su autenticidad ya ha sido admitida universalmente, también se reconoce que procede de Nazaret, que data del periodo entre Augusto y Claudio y que lo más probable corresponda con el reinado de éste último" (From Tiberious to the A ntonines: A History 01 the Roman Empire A.D. 14-192 [Londres: Methuen, 1974), 604). Encontrará bibliografía sobre la inscripción en p. 604-5.

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

Es mi deseo que los sepulcros y las tumbas, que secomtnryen como monumentos solemnes a nuestros ancestros, hijos o parientes, se conserven intactos. Sise demues­tra que alguien los destruye o saca los cuerpos enterrados o se los lleva a otro lugar con intencionesmaliciosas,esdecir, quealguien comete un crimen contraloscuerpos enterrados, ordeno quesobredicha persona caiga la pena de muerte, por respeto a los monumentos solemnes a los hombres allí enterradosy por respeto a los dioses. Que nadielosprofanehtjoningúnconcepto. Sialguiencometeestecrimen, mi deseo esque se le sentencie a la pena capital por el crimen de saqueo o expolio de tumbaS 4,

De aquí surgen dos preguntas: ¿qué hizo que un emperador romano se preocupara de forma personal del problema de la profanación de tumbas que se estaba dando de forma aislada en Galilea (o quizá en toda Palestina), y que se desmarcara de la tradición jurídica romana instituyendo la pena de muerte para el saqueador de tumbas? y ¿por qué Claudia impuso esta se­vera sentencia solo en una parte del imperio, concretamente, la parte a la que pertenecía Jesús?

Sabemos que en el año 49, Claudia expulsó a todos los judíos (incluso a los judeocristianos) de Roma porque causaban mucho alboroto, probable­mente a causa de las declaraciones de los judeocristianos de que Jesús era el Mesías2 5, Como resultado de la llegada del cristianismo a Roma, o quizá en relación con este edicto de expulsión, Claudia se había informado sobre el origen del movimiento cristiano. Ese interés concuerda con el carácter del emperador Claudio. Su interés por todo lo antiguo era bien conocido y, como su deseo era continuar las reformas religiosas de Augusto, se intere­só por las cuestiones y los problemas religiosos de todo el Mediterráneo. Además, Claudio era amigo de Herodes Agripa 1, que tenía un gran cono­cimiento del origen del cristianismo y un odio terrible hacia los cristianos (Hch. 12:1-5). Claudia sabía que los judíos acusaban a la secta nazarena, que estaba causando grandes disturbios en las sinagogas de Roma, de ha­ber comenzado a raíz del robo de un cadáver, cuando los discípulos de Jesús de N azaret entraron en su tumba, robaron el cuerpo, y empezaron a proclamar que estaba vivo. Así, Claudio habría asociado la profanación de tumbas con la aparición de movimientos religiosos sediciosos, yeso sería lo que le habría llevado a formular el drástico edicto, y a promulgarlo por toda Galilea o Palestina, o al menos en lugares relacionados con Jesús, como por ejemplo N azaret.

24 Esta es la traducción de F.F. Bruce, New Testament History (Garden City, N.Y.: Doubleday, 1971),301, que habla de la inscripción en las p. 301-3.

25 Ver cap. 1, el apartado sobre Suetonio.

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE J ESÚS

Yo concluyo que el decreto de Nazaret es un testimonio de la amplia circulación y la influencia de la explicación que los judíos le daban a la supuesta resurrección de Jesús, explicación que queda reflejada en Mateo 28:13: "Sus discípulos vinieron de noche y robaron el cuerpo mientras nosotros dormíamos". Pero esta explicación, y también la acción de Clau­dio que se basa en ella, dan por sentado que el sepulcro sí que estaba vacío. ¡Tanto los amigos como los adversarios de Jesús están de acuerdo en que el sepulcro estaba vacío!

Voy a acabar presentando cuatro argumentos más que apuntan a que Jesús sí resucitó de entre los muertos.

En primer lugar, la resurrección es la única respuesta que explica la existencia y la supervivencia de la Iglesia. Cuando se investiga el comienzo de cualquier moviITÚento, uno de los elementos a tener en cuenta y a tomar en serio son los "documentos de institución". Los primeros cristianos basa­ban el origen de su movimiento en un solo evento: la resurrección de Cris­to. Esta explicación debería tomarse en serio hasta que la investigación histórica demuestre que no es válida. Cualquier otra explicación se descarta por sí sola. Ni en la filosofía griega, ni en la teología judía encontramos una motivación o estÍmulo como la de la fe en la resurrección. Los filósofos gentiles ridiculizaban el concepto de la resurrección, mientras que el pen­samiento judío no tenía ningún precedente de resurrección permanente antes del Día Final. La duda de los discípulos cuando las mujeres les habla­ron de la Resurrección (Le. 24: 11) y el persistente escepticismo de Tomás ano 20:25) nos llevan a descartar la idea de que los discípulos fueran un

e soña ore in enuos cuyas fan asías crearon a un . tado. No fue la Iglesia la que dio a luz a la Resurrección Resurrección la . Divinidad

... ~.~~.J=~. el siguiente ~m(!!IlI(TleerlCJ' en la resu­

para que la

¿RESUCITÓ JESÚS D E EN TRE LOS MU ERTO S?

En segundo lugar, también debemos tener en cuenta la transformación de los discípulos. Tiene que haber una causa poderosa que explique la conversión radical de los discípulos de Jesús, que explique que el grupo de cobardes que huyó cuando arrestaron a su Maestro (Mr. 14:50) pasó a ser un grupo valiente y decidido al que el Sanedrín judío no podía frenar (Hch. 5:17-41). En 1 a Corintios 15:5 aparece cuál es esa causa: "Se apareció ... a los doce". El famoso erudito de Cambridge, T.R. Glover, dijo en una ocasión:

Los grandes resultados son producto de grandes causas. En algún lugar entre la crucifixiónylaprimerapredicacióndelosdiscipuk>senJerusaléndelx!haheralgoque cambió porcomp/etoel carácterdeaquellos hombres ... La evidencia de faResumx­ción no es tanto lo que leemos en los Evangelios, sino loqueencontramos en el resto del Nuevo Testamento: la nuewvidadelos discipulos. 27

¿De qué otra forma podría explicarse el cambio espectacular que expe­rimentó Saulo de Tarso, exterITÚnador de los cristianos (Hch. 26: 11) que, de repente, se convirtió en defensor de la divinidad de Jesús yen un incansable mensajero de su Evangelio (Hch. 9:1-30)? En efecto, la única explicación que tiene sentido es que el Jesús resucitado se le apareció (1. Ca. 15:8).

En tercer lugar, también hace falta alguna razón para explicar por qué los primerascristianoscon.stituJmmeldomingocamodíaprincipaldeadoración,sustituyen­do el Sabat judío. La fidelidad con la que los judíos guardaban el Sabat puede ilustrarse con dos elementos. El primero es que las veinticuatro horas des­de las seis de la tarde del jueves hasta las seis de la tarde del viernes recibían el nombre de "Día de la Preparación" (Lc. 23:54;Jn 19:31,42; cf.Jubilees Jub. 2:29), es decir, el día en el que se desempeñaban las tareas (incluyendo tareas tan básicas como cocinar) que no debían realizar el día de descanso. El segundo sería que con el paso del tiempo se habían creado un sinfín de reglas para que a la gente le fuera imposible violar el cuarto mandamiento. En un periodo posterior, el Talmud recoge una lista de treinta y nueve tareas que no se podían realizar el Sabat. La razón por la cual los cristianos cambiaron el día de reunión es la Resurrección. El domingo pasó a llamar­se "el Día del Señor" (Ap. 1:10) porque fue el día en que el Señor Jesús resucitó y el día en el que los cristianos se reunían para adorar a Dios. El cambio fue tan radical, la Resurrección fue tan poderosa que Pablo, un ardiente fariseo que había recibido una buena educación en la ley judía ancestral (Hch. 22:3), llegó a relacionar el Sabat semanal con las fiestas

27 T.R. Glover, 1he Jesus ofHistory (Londres: SeM, 1927), 188-89.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

anuales y mensuales de la luna nueva, diciendo que todas esas celebracio­nes "solo son sombra de lo que ha de venir" (Col. 2: 16-17).

Antes de acabar, no podemos olvidar el testimonio de los creyentes cristianos. Hist6ricamente hablando, esta es quizá la raz6n que ha llevado a más perso­nas a convertirse a Cristo y al cristianismo, más que todas las evidencias de la Resurrecci6n juntas. Y es que la Resurrecci6n queda impresa para que todos la puedan ver en las tablas vivas de las vidas de los creyentes. Los cristianos declaran que Jesús vive porque produce un cambio beneficioso en todas las áreas de sus vidas, desde el pensamiento y los sentimientos, hasta la voluntad y la conducta.

Resumen del grupo que afirma "que Jesucristo no resu­citó de entre los muertos": Philip Carter

En cierta ocasi6n, H. G. Wells coment6lo siguiente: "Cuando pienso en la Resurrecci6n, siempre me acuerdo de los finales felices que los editores o productores suelen imponer a las obras o novelas trágicas". Nosotros creemos que la vida de Jesús fue extremadamente trágica: un brillante rabi­no judío de Galilea, de unos treinta y cinco años, cuya carrera se vio corta­da por la envidia religiosa de los judíos y un juicio injusto por parte de los romanos. La leyenda de la resurrecci6n fue simplemente un valiente inten­to de los cristianos para salvar algo de lo que sigue siendo una de las más grandes tragedias de la historia mundial.

Pero, ¿c6mo explicar la gran influencia de Jesús durante veinte siglos? En la obra Julio César de Shakespeare, en el acto 3, escena 1, cuando su asesino está a punto de clavarle la daga fatal: "¡Oh, poderoso César! ¿Y yaces tan abatido? Todas tus conquistas, glorias, triunfos, despojos, ¿han venido a reducirse a esta mezquina condici6n?". Pero dos actos después (acto s, escena 3), se oyen otras palabras dirigidas al César: "¡Oh, Julio César! ¡Aún eres poderoso! Tu espíritu nos persigue" [N de la T. Traduc­ci6n de J .A. Márquez. Madrid, 1981; Ed. ED AF]. Estas dos citas también se pueden aplicar a J.F. Kennedy, de quien ya hablé anteriormente. Mien­tras estaba tendido en su coche presidencial, a punto de rendirse ante la bala del asesino, podríamos haberle dicho: "¡Oh, poderoso Kennedy! ¿Y yaces tan abatido? Todas tus conquistas, glorias, triunfos, despojos, ¿han venido a reducirse a esta mezquina condici6n?". Pero el espíritu de Kenne­dy sigue viviendo en las mentes de los dem6cratas, y especialmente en las mentes de sus familiares, que piensan: "¡Oh, Kennedy! ¡Aún eres podero-

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¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

so! Tu espíritu nos persigue". Lo mismo ocurre en el caso de Jesús. Mien­tras estaba moribundo en la cruz romana, podríamos haberle dicho: "¡Oh, poderoso Jesús! ¿Y yaces tan abatido? Todas tus conquistas, glorias, triun­fos, despojos, ¿han venido a reducirse a esta mezquina condici6n?". Pero la personalidad de Jesús vivirá para siempre. Su influencia persiste entre sus seguidores en todo el mundo, mientras se dan en un servicio entregado por la Humanidad. "¡Oh, Jesús! ¡Aún eres poderoso! Tu espíritu nos persigue". Jesús "resucit6" en la mente de sus discípulos, por lo que lo incluyeron en su amor, en su servicio y en su predicaci6n. ¡Pero es evidente que no esta­mos ante una resurrecci6n física!

Resumen del grupo que niega "que Jesucristo no resuci­tó de entre los muertos": AliceJohnson

¿Podemos probar la resurrecci6n de Jesús? Tanto como podemos pro­bar la existencia de Dios; pero hay un sinfín de evidencias que hablan tanto de una realidad, como de la otra. Es cierto que una evidencia no es lo mismo que una prueba, pero aún así apunta a un hecho o realidad. Cuando el hecho o la realidad a la que la evidencia apunta es aceptada, la evidencia se convierte en una "prueba convincente". Pero la gente puede aceptar y experimentar la realidad de que Jesús está vivo sin ni siquiera considerar las evidencias hist6ricas de la Resurrecci6n. Por otro lado, independiente­mente de lo claras que sean estas evidencias, la gente que no quiere aceptar un hecho o realidad lo rechazará a pesar de las evidencias. Por ejemplo, imaginaos que encontramos una copia original del certificado de defun­ci6n de Jesús firmado por Pilato. Este hecho seguiría sin convencernos si estuviéramos empeñados en creer que Jesús nunca existi6. Lo mismo ocu­rriría si estuviéramos convencidos de que un muerto no puede volver a la vida, por más que se hubiera encontrado una declaraci6n bajo juramento del representante jurídico del Sanedrín o del presidente de la sociedad de Patología de Jerusalén diciendo que Jesús de N azaret resucit6 de los muertos.

Nosotros defendemos que si se evalúan las evidencias hist6ricas rele­vantes con una mente abierta uno llega, inevitablemente, a la conclusi6n de que el sepulcro en que Jesús fue sepultado estaba vacío el tercer día des­pués de su crucifixi6n, y que Jesús se apareci6 a diversas personas después de su muerte en una forma física reconocible.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

Pero uno puede preguntarse: ¿cómo puede afectarnos hoy un suceso que ocurrió hace dos mil años? ¿Cuál es la importancia de esta evaluación de datos históricos? ¿Otra lección irrelevante de la Historia?

Los sucesos del pasado pueden tener consecuencias en el presente. La era del Watergate ha pasado, pero sus consecuencias pueden verse en el presente: los políticos norteamericanos nunca volverán a actuar del mismo modo, es decir, no grabarán sus conversaciones cuando estén tentados a participar en asuntos turbios. Pero en el caso de Jesús, no estamos hablan­do solo de un suceso pasado que tiene una influencia en el presente, no solo estamos hablando de la influencia que su vida y su enseñanza tienen en las generaciones siguientes. El Nuevo Testamento asegura que la perso­na que resucitó de los muertos hace dos mil años vive aún, en el poder de una vida sin fin. El Jesús resucitado proclama: "Yo soy el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos" (Ap. 1:18). Nadie ha dicho que César o Kennedy resucitaran de la tumba y que están vivos para siempre. Es incongruente comparar a Jesucristo con Julio César o John Kennedy. Comparar aJesucristo con meros seres humanos, por influ­yentes y poderosos que hayan sido, es empequeñecerle. Él es único: una figura histórica sin igual, y la única persona que siempre estará presente. Si César o Kennedy entraran en esta habitación, todos nos pondríamos de pie de inmediato. Pero si Jesús entrara, todos nos arrodillaríamos de forma instintiva. Cuando el Jesús resucitado viene a nuestro encuentro, lo hace como Aquel que vive para siempre, el que ha vencido a la muerte. En consecuencia, nuestra reacción es la de una admiración reverente; la de una

adoración en humildad; la de una fe sencilla, sin ningún tipo de compleji­dades. La única respuesta apropiada es la que pronunció el apóstol Tomás: "S N I D' '1" i enor miO y lOS mIO. ,

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¿Es Jesús Dios?

Mi objetivo en este capítulo no es otro que el de resumir el testimonio de los autores del Nuevo Testamento que hace referencia a la deidad de Cristo. En el capítulo 1 revisamos las evidencias de autores clásicos que apuntaban a que Jesús vivió y murió en el siglo 1 de. En el capítulo II nos centramos en el debate en torno a la resurrección de Jesús. Teniendo en mente este hecho extraordinario, no estaríamos haciendo justicia a la per­sona de Jesús si solo habláramos de su humanidad. En este tercer capÍtulo investigaremos lo que el Nuevo Testamento dice sobre la otra dimensión de la persona de Jesús: su deidad. Mi propósito no es descubrir cuándo surgió entre los primeros cristianos la creencia de que Jesús era Dios, o cómo desarrollaron este tema los autores del Nuevo Testamento. Mi pre­tensión aquí es sintetizar, no analizar; reflejar cuál es el testimonio general del Nuevo Testamento, no considerar la contribución de cada uno de los autores.!

¿Es verdad que Jesús es Dios? ¿Cómo podemos estar seguros? ¿Cómo podemos saber que una persona concreta es, por ejemplo, el Presidente de los EE. UU. en lugar de un impostor? Básicamente, hay tres formas de ave­riguar la verdad. En primer lugar, porque disfruta de un estatus y de unos privilegios reservados a los presidentes, como por ejemplo vivir en la Casa Blanca o viajar en el avión presidencial. En segundo lugar, realiza varias funciones que corresponden exclusivamente a la presidencia, como pro­nunciar el discurso del Estado de la Unión, o asumir el rol de Comandante en Jefe. En tercer lugar, la gente se dirige a él como "Señor Presidente", y sus conciudadanos le llaman "el Presidente", Lo mismo ocurre en el caso de Jesús. Podemos saber que es Dios viendo si cumple estos tres elemen­tos: si disfruta de un estatus divino; si realiza varias funciones que corres-

1 Si su interés es analizar los diversos desarrollos del testimonio de la deidad de Cristo que aparecen en el Nuevo Testamento, consulte V. Taylor, 7he Person ofChrist in New Testament Teaching (Londres: Macmillan, 1958); y la obra más reciente de R.L. Reymond, jesus, Divine Messiah (phillipsburg, N.J.: Presbyterian & Reformed, 1990).

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

ponden exclusivamente a Dios; y si la gente le llama "Dios". Estas tres categorías son las que vamos a tener en cuenta para considerar la posición del Nuevo Testamento en torno a la deidad de Jesucristo: el estatus divino que Jesús mismo se atribuyó y que la gente le dio, las funciones divinas que realizó, yel título divino "Dios" que recibió.

l. Estatus divino que Jesús mismo se atribuyó, y que la gente le dio

A. En relación con Dios el Padre ...

1. JESÚS POSEE LOS ATRIBUTOS DIVINOS

Hay un versículo del Nuevo Testamento que explica mejor que ningún otro que todos los atributos divinos se encuentran en Jesús: "Toda la pleni­tud de la Deidad reside corporalmente en Jesús" (Col. 2:9). Pablo no solo dice "la plenitud de la Deidad", sino "toda la plenitud de la Deidad". Deja claro que no le falta ningún elemento de esa plenitud. Todas las caracterís­ticas de Dios residen en Cristo, lo cual incluye tanto la naturaleza de Dios como sus atributos. En el texto griego el verbo "residir" (tiempo presente) y el adverbio que hemos traducido por "corporalmente" no aparecen el uno alIado del otro, lo que sugiere que se están haciendo dos afirmaciones distintas: que toda la plenitud de Dios reside en Cristo eternamente y que esa plenitud reside ahora de forma permanente en Cristo de forma corpo­ral. Así, Pablo expresa tanto la deidad eterna como la humanidad perma­nente de Cristo.

En cuanto a los atributos concretos, varios pasajes reflejan que antes y después de su vida en la Tierra Jesús es Omnisciente crn. 21:17; Hch.l:24), Omnipresente (Ef. 4: 10), e Inmutable (He. 13:8).2 Además, durante su vida en la Tierra no tuvo pecado y fue Santo (Hch. 3:14; 2 Ca. 5:21; He. 4:15; 7:26; 1 P. 2:22; 1 Jn. 3:5), del mismo modo que Dios el Padre es Santo (Lv. 19:2; Is. 6:3; 57:15).

2 En cuanto a la vida de Jesús en la Tierra, podemos decir que, en ocasiones, estos atributos no eran operativos, no que los hubiera perdido, o que los poseyera en una potencia concentrada en lugar de en una realidad o actualidad pura (por usar categorías aristotélicas).

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¿Es JESÚS DIOS?

2. JESÚS EXISTE ETERNAMENTE

Hay dos versículos que hablan de la existencia o la actividad de Cristo antes de la Encarnación:

Esto dijo 1saías porque vio su gloria, y habló de Él (jn. 12:41; ver 1s. 6:1-3)

y todos [los israelitas} bebieron de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo (1 Ca. 10:4)

También hay muchos pasajes que hablan de que el Padre envió a su Hijo al mundo (p. ej.,Jn. 3:17; Ro. 8:3; Gá. 4:4; lJn. 4:9) o de que el Hijo vino al mundo (p. ej.,Jn. 1:9; 2 Ca. 8:9) o de que se ha manifestado en la Tierra (p. ej., He. 9:26; 1 P. 1:20); todos estos versículos dan por sentado su preexistencia.

Otros versículos afirman que Cristo existía antes de la Creación:

En el principio existía el Verbo (jn. 1:1)

Yahora, glorifícame Tú, Padre,junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera (jn. 11·5)

En los últimos días [Dios] nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el Universo (He. 1:2)

Estos versículos apuntan a la preexistencia eterna de Jesús, aunque no la afirmen explícitamente. La forma más explícita en la que el Nuevo T estamen­to se expresa en cuanto a esta verdad es usando el tiempo presente atemporal:

Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Élle ha dado a conocer(fn. 1:18)

Jesús les dijo: "En 7:erdad, en 7:erdad os digo: antes queAbraham naciera, yo soy" (Jn. 8:58; cf Éx. 3:14)

[Cristo}, aunque existía en fonna de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse (Fil. 2:6)

Él es antes de todas las cosas (Col. 1:17)

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE JESÚS

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos (He. 13:8; el verbo en tiempo presente está elidido en el texto griego)

3. JESÚS ES IGUAL EN DIGNIDAD

La oraci6n del rey David después de haber ofrecido su fortuna personal para la construcci6n del templo es el ejemplo más claro de todo el Antiguo Testamento sobre la dignidad consumada del Dios de Israel:

Tuya es, oh Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria Y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la Tierra; tuyo es el dominio oh, Señor, y Tú te exaltas como Soberano sobre todo (1 Cr. 29:11)

Pero el Nuevo Testamento le otorga a Jesús la misma dignidad que al Dios de Israel. Juan recoge las palabras de Jesús mismo, cuando éste dijo: "Porque ni aún el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confia­do al Hijo, para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envi6" Gn. 5:22-23). Yen el mismo sentido, encontramos que tanto el Padre como el Hijo poseen:

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a. el nombredivino: "bautizándolos en el nombre del PadreydelHijoy delEspíritu Santo"(Mt. 28:19)

b. nombres específicos: &flor

Señor de señores

Pastor

AlJayOmega

c. el Espíritu (Ro. 8:9)

para Dios (Éx. 6:2;15. 45:5) para]esús(Hch. 2:36; 1 Ca. 12:3) para Dios (Dt. 10:17; Sal. 136:3) para]esús(Ap.17:14; 19:16) para Dios (Sal. 23:1; Ez. 34:11-31) para]esús(Jn. 10:11-16; He. 13:20; 1 P. 5:4) paraDios(Ap. 1:8; 21:6) para]esús (Ap. 22:13; d. 1:17)

d. el Reino (E! 5:5;Ap. 11:15) e. el Trono(Ap. 22:1,3)

¿Es JESÚS DIOS?

4. JESÚS ES UNIVERSALMENTE SUPREMO

Una de las ideas que más se repite en el Antiguo Testamento aparece resumida en las siguientes palabras del salmista: "Porque Tú eres el Señor, el AltÍsimo sobre toda la tierra, muy excelso sobre todos los dioses" (Sal. 97:9). Los primeros cristianos le atribuyeron aJesús la misma supremacía universal. Pedro afirma que Jesús "está a la diestra de Dios, habiendo subi­do al Cielo después de que le habían sido sometidos ángeles, autoridades y potestades" (1 P. 3:22). Pablo dice que "Cristo muri6 y resucit6, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos" (Ro. 14:9). Y Juan observa que Jesús es "el Soberano de los reyes de la Tierra" (Ap. 1:5). Pero Jesús no es soberano solo sobre los seres celestiales y los seres terrenales, vivos o muertos. Gobierna y tiene autoridad sobre todo el Universo, animado o inanimado. Él está "sobre todas las cosas" (Ro. 9:5) y "es antes de todas las cosas" (Col. 1: 17) por lo que al tiempo y al estatus se refiere. En estos dos versículos, la palabra griega que nosotros traducimos por "todas" es ambi­gua, ya que puede ser masculino ("todos los seres humanos") o neutro ("todas las cosas", animadas o inanimadas). Y lo más probable es que la interpretaci6n más acertada sea la segunda.

Encontramos todos estos énfasis recogidos en Efesios 1:20-22:

[el poder de Dios], el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertosy le sentó a su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad,poder,dominioydetodonombrequesenombra¡ nosoloenestesiglo,sino también en el venidero. Ysometió todo bajo sus pies, y a Ello dio por cabezasobre todas las cosas a la Iglesia.

5. JESÚS ES LA REVELACIÓN PERFECTA DE DIOS

La tradici6n cristiana recoge la creencia de que a Dios nadie le ha visto; de hecho, nadie le puede ver, pues es invisible (1 Ti. 1:17; 6:16; 1Jn. 4:12). Pero el cristiano también tiene la convicci6n de que, en Cristo, Dios el Pa­dre se ha manifestado de forma perfecta. En Jesucristo podemos ver de forma completa y exacta la naturaleza invisible de Dios:

Nadie ha visto a Dios jamás. El Hijo unigénito, que es Dios mismo y resiJeen el corazón del Padre, Él le ha dado a conocer (Jn. 1:18, traducción del autor)

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRJ: JESÚS

El único cualificado para revelar al Padre de forma personal y completa es su Hijo, pues comparte su naturaleza divina ano 1:1). El verbo compues­to que Juan usa (exegesato, "ha dado a conocer") evoca la perfecta revelación que Dios ha efectuado, al elegir manifestarse en Cristo. Cuando Felipe le pide a Jesús: "Señor, muéstranos al Padre y nOS basta" ano 14:8), éste res­pondió: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" a n. 14:9).

El apóstolJuan no es el único que describe este aspecto de la persona de Jesús. Pablo se refiere a Él como "la imagen del Dios invisible" (col. 1: 15). Es decir, Él es la expresión visible y exacta de un Dios que nadie ha visto y que nadie puede ver. Asimismo, el autor de Hebreos declara: "el Hijo es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de 'u naturaleza" (He. 1:3). Los dos términos griegos clave de este versículo tienen mucha fuerza. Apaugasma ("resplandor") describe a Cristo como el "brillo" o el "destello" de la gloria inherente de Dios el Padre. Charakter ("expresión exacta") habla de que Cris­to es \a expresión perlecta ae \a natura\eza ae Dios, una expresión que coin­cide de forma impecable con el carácter de Dios.

6. JESÚS ES LA REPRESENTACIÓN DE LA VERDAD

En todo el Antiguo Testamento se describe al Señor como "el Dios de verdad" (p. ej., Sal. 31:5; Is. 65: 16). Entre otras cosas, esta expresión impli­ca que su carácter es recto e íntegro, se puede confiar en su palabra, y sus acciones son coherentes.

Juan y la iglesia primitiva reconocían a Jesús como "la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre" ano 1:9), como "el pan verdadero" "que baja del cielo y da vida al mundo" ano 6:32-33), y como "la vid verdadera" que nutre las ramas y hace que éstas den fruto ano 15: 1, 4). Además, entendieron que, como Jesús enl el enviado de Dios (Hch. 4:27; 10:38), lo que enseñaba sobre Dios correspondía con la realidad y era totalmente fiable (Mt. 22:!6; Lc. 20:21;Jn. 8:30,45). Pero la cuestión no es solo que Jesús hablara la verdad o que fuera el t:ransmisor de la verdad a n. 1:17). En dos grandes afirmaciones Juan decbra que Jesús "está lleno ~e verdad" ano 1:14) y que, de hecho, El mismo "es la verdad" ano 14:6). El personifica la verdad que lleva a Dios y entrega la vida eterna: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida" ano 14:6).

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¿Es JESÚS DIOS?

B. En relación con los seres humanos ...

1. JESÚS RECIBE LA ALABANZA YLA ADORACIÓN

En el siglo 1 de., los religiosos judíos recitaban Deuteronomio 6:4 Qa shema') dos veces al día, por la mañana y al atardecer: "Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor, uno es". Esta confesión de fe afirma que solo hay un Dios, que es único en el Universo. Pero también recoge que Dios es el único que merece adoración; adorar a la criatura en lugar de adorar al Creador es blasfemia. Los primeros cristianos compartían este mismo sentido de repulsa ante la idea de adorar al ser humano. Cuando los habitantes de Listra intentaron ofrecer sacrificios a Bernabé y a Pablo, los apóstoles "rasgaron sus ropas y se lanzaron en medio de la multitud gritando y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros tllm­bien somos hombres como vosotros'" (Bch. 14: 14-15). Rechazaban lnduso la adoración a los ángeles. Cuando el apóstol Juan cayó a los pies de un ángel para adorarle, recibió una amonestación bien clara: "No hagas eSO •••

¡Adora a Dios!" (Ap. 19:10). Partiendo de este trasfondo, debemos tener en cuenta dos momerltos

diferentes, pero igual de extraordinarios. En primer lugar, cuando Jes~s estaba en la Tierra, recibió la alabanza y la adoración que la gente le rerldla sin amonestarles por actuar de esa manera:

Entonces todos los que estaban en la barca le adoraron, diciendo: CCEn verdad eres Hijo de Dios"(Mt. 14:33)

Pero cuando los principales sacerdotesy los escribas vieron las maravillas que Jesús había hecho, y a los muchachos que gritaban en el templo: 'íHosanna al Hijo de David/" se indignaron. Yle dijeron: '¿Oyes lo que éstos dicen?" YJesús les respon­dió: ccS~ ¿nunca habéis leído 'de la boca de los pequeños y de los niños de pecho te haspreparadoalabanza'?"(Mt.21:15-16)

Yhe aquí que Jesús les salió al encuentro [de las mujeres], diciendo: 'íSalvef". y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y le adoraron (Mt. 28:9)

Cuando [los oncedisdpulos]levieron, le adoraron; mas algunos dudaron (Mt. 28:17)

Respondió Tomás y le dijo: 'í'Señor mío y Dios mío!" (Jn. 20:28; cf. 5:22-23)

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3 PREGUNTAS CLA VE SOBRE JESÚS

En segundo lugar, cuando Jesús ya está de nuevo en los Cielos como Señor exaltado, la alabanza y la adoración a Él aún es más intensa:

Cantad y alabad con vuestro corazón al Señor(Ef 5:19)

Por lo cual Dios también leexdtó hasta lo sumo, y le confirió el nombrequees sobre todo nombre, para que al nombre de jesús se doble toda rodilla de los queestán en el Cielo, y en la Tierra, Y debajo de la Tierra, y toda lengua confiese que jesucristo es el Señor, para glorió de Dios Padre (Fi/. 2:9-11)

Cuando[el OJrdero]tomóellíbro, los cuatro serrsvivientesy los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; ... Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: "Digno eres- .. .': Y[muchos ángeles] decían a gran voz: ''El Cordero ... , digno es': Y toda cosa creada que está en el Cielo, sobre la T zerra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: ";11 que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la glorid y el dominio por los siglos de los siglos': Los cuatros seres vivientes decían: ''Amén': Ylosanaanossepostraronyadoraron(Ap. 5:8-9, 12-14)

Todos estos pasajes del Nuevo Testamento justifican la observación de J. R.W. Stott: "Nadie puede llamarse así mismo cristiano si no adora a Jesús. Si no es Dios, adorarle es idolatría; pero si es Dios, no adorarle es apostasía". 3

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2. JESÚS RECffiE ORACIONES

Todas las oraciones fonnales recogidas en el Nuevo Testamento están dirigidas a DioselPadre.4 Pero en alguna ocasión vemos grupos de cristianos que oraban dirigiéndose a jesús:

Yorando, dijeron: "Tú, Señor, que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de esosdoshasescogido[cf.l:2]paraocuparesteministerioyapostolado"(Hch.1:24-25)

''A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo jesús, llamados asersantos, con todos los que en cualquierparte invocan el nombre de nuestro Señor jesucristo, Señor de ellos y nuestro (1 Co. 1:2; cf. Ro. 10:13, citando joeI2:32)

J j.R.W. Stott, 7beAuthenticjesus (Londres: MarshaIl, Morgan & Seott, 1985),34. • Por ejemplo, Ef. 3:14-19; Fil. 1:3-6; Col. 1:9-12.

¿Es JESÚ~ DIos?

Si alguno no ama al Señor, sea anatema. ¡Ven, Señor! (1 Ca. 16:22)

El que testifica de estas cosas dice: "S~ vengo pronto': Amén. V en, Señor jesús (Ap.22:20)

Además, también encontramos personas que, de forma individual, ora­ban aJesús:

y mientras apedreaban aEsteban, él invocaba al Señory decía: "Señor jesús, recibe miespíritu': Y cayendoderodillas, clamóenaltavoz: "Señor, no les tomes en cuen­taestepecado"(Hch.7:59-60)

Había en Damasco un cierto discípulo llamadoAnanías;y el Señor ledijo en una visión: 'jAnaníasr Y él dijo: "Heme aqu~ Señor': .. Ananías respondió: "Señor, heoídodemuchosacercadeestehombre,cuántomalhahechoatussantosenjeru­salén"(Hch. 9:10, 13;cf. 9:15-17)

y acontecióquecuandongreséajernsalénymehallabaorandoeneltemplo,caíen un éxtasis, y vi al Señor que me decía ... y yo dije: "Señor, ellos saben bien que en una sinagoga tras otra, yo encarcelaba y azotaba a los que creían en ti" (Hch. 22:17-19)

Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que quitara [el aguijón de la came]demí(2Co.12:8)

Los seres humanos solo orarían pidiendo salvación, perdón, que les libre del mal, sanidad, misericordia, guía o protección y seguridad después de la muerte a alguien que fuera divino.

3. JESÚS ES EL OBJETO DE LA FE QUE SAL V A

Una de las ideas más recurrentes del Antiguo Testamento es la que aparece en las siguientes expresiones: "la salvación es del Señor" a n. 2:9); "Solo Él es ... mi salvación" (Sal. 62:2, 6); "mi salvación y mi gloria descan­san en Dios" (Sal. 62:7). Sin embargo, el Nuevo Testamento añade a la fe salvífica un objeto más:

Creed en Dios, creed también en mí (Jn. 14:1)

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

De éste D,esús} dan testimonio todos los profetas, de que por su nombre, todo el que cree en El recibe el perdón de los pecados (Hch. 10:43)

Cree en el Señor jesús, y serás salvo (Hch. 16:31)

Porqueno hay distinción entre judío y griego, pues el mismo SeñorUesús; 7X7'V. 9] es Señorde todos, abundando en riquezaspara todos los que le invocan;porque: '7 odo aquel que invoque el nombre del Seño1'Será salvo" (Ro. 10:12-13)

De hecho, en el Nuevo Testamento, pocas veces se menciona a Dios mismo como el objeto de la fe (solo en doce ocasiones).s Esto no es por­que Jesús haya relegado a Dios el Padre, sino porque Cristo es Aquel por el que Dios nos salva. No se trata de una cuestión de competencia, o de tener que decidir creer en uno o en otro. La razón por la que Jesús es un objeto legítimo en el cual depositar nuestra fe es la siguiente: Él es comple­tamente divino, e intrínsecamente tiene la misma naturaleza y los mismos atributos que Dios.

4. JESÚS ES FUENTE DE BENDICIÓN JUNTO CON DIOS

Al comienzo de todas las epístolas de Pablo encontramos una saluta­ción que acaba con la siguiente fórmula: "Gracia y paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo".6 El apóstol no está diciendo que la Gracia y la Paz ema­nan de dos fuentes diferentes, una divina y otra humana; véase que la preposición "de" (en griego) no vuelve a aparecer delante de "el Señor Jesucristo", sino que Padre e Hijo juntos constituyen una fuente única. De ningún otro ser humano se puede decir que es, junto con Dios, una fuente de bendición espiritual. Pablo solo podía expresarse así si Jesús era real­mente completamente divino.

Hay dos pasajes de las epístolas a los Tesalonicenses que expresan esta conclusión teológica de forma muy clara:

5 Jn. 12:44; 14:1; Heh. 16:34; Ro. 4:3, 5,17,24; Gá. 3:6; 1 Ts. 1:8; Tit. 3:8; He. 6:1; 1 P. 1:21.

6 Ro. 1:7; 1 Ca. 1:3; 2 Ca. 1:2; Gá. 1:3; Ef. 1:2; Fil. 1:2; 1 Ts. 1:1; 2 Ts. 1:2; Flm. 3; similar en 1 Ti. 1:2; 2 Ti. 1:2; Tit. 1:4.

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¿Es JESÚS DIOS?

Ahora, pues, que el mismo Dios y Padre nuestro, y jesús nuestro Señor, dirijan nuestro camino a vosotros(l Ts.3:11)

Aquí encontramos dos sujetos (Dios y Jesús), pero sin embargo, solo aparece un verbo (dirijan) y, en griego, ¡está en singular! Esto no demuestra que Pablo igualara a Dios con Jesús, como si se tratara de la misma perso­na, pero sí apunta a que aceptaba la deidad de Jesús y creía que esa acción provenía de una sola fuente.

y que nuestro Señor jesucristo mismo, y Dios nuestro Padre, que nos amó y nos dio consuelo eterno Y buena esperanza por gracia, consuele vuestros corazonesy os afirme en toda obra y palabra buena (2 Ts. 2: 16-17)

En griego, los verbos que aquí aparecen en cursiva están en singular, aunque estén precedidos por un sujeto doble. Es posible que los cuatro verbos se refieran solamente al Padre, pero a la luz del paralelo tan cercano que acabamos de considerar, 1 Ts. 3: 11 (donde el orden de los sujetos es el contrario), es mucho más probable que una vez más Pablo esté presentan­do al Padre y al Hijo como un solo sujeto, dado que Jesús es divino.

S. JESÚS ES EL OBJETO DE LAS DOXOLOGÍAS

Una doxología es una atribución: forma de alabanza, honor y gloria, o una bendición dirigida a una persona divina, nunca a una figura humana. Las doxologías del Nuevo Testamento normalmente están dirigidas a Dios7

,

en ocasiones "por medio de Cristo".8 Pero encontramos, al menos, cuatro doxologías dirigidas directamente a Cristo:

El Señor [Jesús} me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén (2 Ti. 4:18)

Antes bien, creced en la Gracia Y el conocimiento de nuestro Señory Salvador jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén (2 P. 3:18)

7 Le. 2:14; Ro. 11:36; 2 Ca. 11:31; Gá. 1:5; Ef. 3:21; Fil. 4:20; 1 Ti. 1:17; 1 P. 5:11; Jud. 24-25; Ap. 5:13; 7:12.

8 Ro. 16:27a; 1 P. 4:11; Jud. 25.

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Page 39: PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESUS

3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecadns con su sangre, e hizo de nosotros un reino y sacerdotes para su Diosy Padre, a Él sea la glorid y el dominio por los siglos de los siglos. Amén. (Ap. 1:5·6)

Ya toda cosa creada que está en el Cielo, sobre la Tierra, debajo de la Tierra y en el mar, ya todas las cosas que en ellos hay, oí decir: ''Al que está sentado en el trono, yal Cordero, sea la alabanza, la honra, la glorid y el dominio por los siglos de los siglos"(Ap.5:13)

Todos estos pasajes neotestamentarios dejan bien claro que los prime­ros cristianos creían que Jesús de N azaret tenía la misma naturaleza que el Dios de Abraham, de Isaac y J acob. Pero la idea de naturaleza, de estatus, suele ser una idea o concepto estático. ¿Qué indicaciones encontramos en el Nuevo Testamento de que Jesús actuó y actúa igual que Dios? ¿Qué funciones dinámicas de las que Jesús realiza prueban que es inherentemen­te divino?

11. Funciones divinas que Jesús desempeña

A. En relación con el Universo ...

1. JESÚS ES EL CREADOR

En el Antiguo Testamento, a Dios se le presenta como el Creador de todo el Universo, animado o inanimado, y como el que sostiene constante­mente lo que ha creado. Dos salmos ilustran el doble papel de Dios, el de Creador y Sustentador de todo:

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Desde la Antigüedad tú fundaste la Tierra, y los cielos son la obra de tus manos (Sal. 102:25)

¡Cuán numerosas son tus obras, oh Señor! Con sabiduría las has hecho todas: llena está la Tierra de tus posesiones ... Todas ellas esperan en ti, para que les des comidaasu tiempo ... Cuando envías tu Espíritu, son creadas, y renuevas la faz de la Tierra (Sal. 104:24,27,30)

¿Es JESÚS DIos?

En el Nuevo Testamento volvemos a encontrar este énfasis en la obra creadora y sustentadora de Dios (Hch. 17:24-25,28; Ro. 11:36; He. 2: lO).

No obstante, en el prólogo del cuarto evangelio, Juan dice que "por medio de Él [el verbo eterno] todas las cosas fueron hechas; y sin Él, nada de los que ha sido hecho, fue hecho" ano 1:39. La palabra griega que tradu­cimos por "todas las cosas" (¡Janta) habla de la multiplicidad y diversidad de la Creación. Por otro lado, en Colosenses 1:161a expresión griega que se usa para referirse a "todas las cosas" (ta panta) significa "todas las cosas de forma colectiva", es decir, el énfasis está en la realidad total o completa: "Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la Tierra visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o auto-, , , ridades; todas las cosas han sido creadas por medio de El y para El" (tra-ducción del autor). En este versículo podemos ver dos cuestiones intere­santes. En primer lugar, el sintagma preposicional "en Él" indica que en la misma persona de Cristo r;side la energía creadora que produjo el Univer­so. Juan solo dice que "en El estaba la vida" a n. 1:4), pero Pedro añade que Él es "el autor de la vida" (Hch. 3: 15). Yen segundo, Pablo hace una distin­ción muy sutil entre los dos tiempos verbales que usa al hablar de la Crea­ción (ektisthe ... ektstaz). Vaya parafrasear el versículo, para que la distinción se vea de forma más clara:

En su persona fueron una vez creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la Tierra, visibles e invisibles;ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todas estas cosas fueron creadas, y ahora existen, por Él y para Él.

El Universo tiene una relación continua con Cristo, lo cual nos lleva directamente al siguiente punto.

2. JESÚS ES EL SUSTENTADOR

El Universo no solo le debe a Jesús su existencia, sino que también le debe su consistencia o coherencia. Pablo dice que "En Él todas las cosas permanecen o subsisten" (Col. 1:17): ~o que Cristo creó.e~ el pasado aho­ra lo sostiene en un orden, una estabilIdad y una productIVIdad permanen­tes. Él es la fuente de la unidad y la cohesión de todo el Universo. Este concepto dual de la Creación y de su mantenimiento aparece como ya he­mos visto en Colosenses 1, y también en Hebreos 1:

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

[el Hijo de Dios], a quien [Dios} constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el Univmo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder (He. 1:2-3)

Por la misma palabra de poder que creó el Universo, Jesús continúa sosteniendo y dirigiendo todo el orden creado.

JI. En relación con los seres humanos ...

1. JESÚS ENSEÑÓ Y SANÓ CON AUTORIDAD

En el Evangelio de Mateo se dice dos veces que Jesús iba por las ciuda­des y aldeas de Galilea "enseñando en sus sinagogas, y proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia" (Mt. 4:23; 9:35). Estos dos versículos están colocados en el Evangelio de forma con­cienzuda, pues son (por el recurso literario llamado inclusio) un ejemplo clásico de la enseñanza de Jesús en el Sermón del Monte (caps. 5-7) y un ejemplo ilustrativo de las curaciones de Jesús (caps. 8-9). Es cierto que los doce discípulos de Jesús fueron enviados a "sanar toda enfermedad y toda dolencia" (Mt. 10:1) ya enseñar (Mt. 28:20), pero la diferencia con Jesús es que ellos recibieron la autorización y el poder para hacer esas cosas de Jesús mismo. Como en el caso del cojo que se sentaba a la puerta del tem­plo de Jerusalén, el poder de los apóstoles para sanar provenía de Jesús. Pedro dijo: "No tengo plata ni oro, mas lo que tengo, te doy: en el nombre de Jesucristo el nazareno, ¡anda!" (Hch. 3:6; d. 4: 10). Lo mismo ocurrió en Lida, donde Pedro le dijo a Eneas el paralítico: "Jesucristo te sana; levánta­te, y haz tu cama" (Hch. 9:34). Ylo mismo podemos decir de la enseñanza de los apóstoles. Su poder se debe a dos hechos: fueron a enseñar enviados por Jesús, quien había recibido "toda autoridad en el Cielo y en la Tierra" (Mt. 28: 18), y Jesús les dijo que lo que debían enseñar a sus discípulos de todas las naciones era a obedecer todo lo que él les había mandado (Mt. 28:20), es decir, "las buenas nuevas del reino" que giraban en torno a Él y a su sacrificio en la cruz. Era un mensaje poderoso debido a la fuente de la que emanaba, y debido a su contenido.

Por eso, no es de extrañar que los contemporáneos de Jesús se admira­ran al escucharle enseñar y al verle sanar a la gente, pues realizar repetidas curaciones de forma instantánea y enseñar con aquella autoridad eran casi

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¿Es JESÚS DIos?

prueba infalible de que aquel maestro y curandero tenía un poder superior al de cualquier ser human09

: "Y se admiraban de su enseñanza: porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas" ((Mr. 1:22; d. Mt. 7:28). Mientras que los rabinos de la época habían estudiado mu­cho tiempo y transmitÍan las tradiciones que habían heredado, este maestro galileo enseñaba apoyándose en la autoridad de su persona como "el Santo de Dios" (Mr. 1:24). Como Él mismo expresó más adelante, "Los cielos y la tierra pasarán, pero mi palabra no pasará" (Mr. 13:31). La gente también se admiraba o sorprendía al ver las curaciones que Jesús realizaba. Después de ordenarle al paralítico de Capernaúm que se levantara, "al instante se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa glorificando a Dios. Y el asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios, y decían: 'Hoy hemos visto cosas extraordinarias'" (Lc. 5:25-26). Mateo recoge que las multitudes "se llenaron de asombro, y glo­rificaron a Dios, que había dado tal poder (o autoridad) a los hombres"

(Mt.9:8).

2. JESÚS DIO EL ESPÍRITU

Según el pensamiento del Antiguo Testamento, la nueva era llegaría cuando Dios enviara su Espíritu, derramándolo sobre los hombres:

Ysucederá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda came; y vuestros hijosy vuestras hijas profetizarán, vuestrosancianossoñaránsueños, vuestros j6wu:sw-án visiones. Yaun sobre los siervos y las siervas Derramaré mi Espíritu en esos días (JoeI2:28-29)

Pedro reconoció que esta profecía se había cumplido en Pentecostés, ya

que cita este pasaje al principio de su sermón en el día de Pentecostés, sustituyendo la expresión "después de esto" por "en los últimos días", y añadiendo "dice Dios". Está claro que la entrega del Espíritu es una fun­ción exclusivamente divina. No obstante, en el mismo sermón, Pedro ex-

9 Pasajes que enfatizan la naturaleza instantánea de las curaciones milagrosas de Jesús: Mt. 8:13; 17:18;Jn. 4:52-53.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

plica que Jesús, resucitado a la vida y exaltado a la diestra del Dios, fue el que recibió del Padre la promesa del Espíritu Santo y el que lo derramó (Hch. 2:32-33). Esa acción de Jesús también cumple la profecía de Juan el Bautista sobre el que iba a venir después de Él: "El os bautizará con el Es­pÍrituSanto" (Mt. 3:11).

3. JESÚS RESUCITÓ DE LOS MUERTOS

El Antiguo Testamento deja claro que Dios es el único que puede le­vantar a alguien de los muertos. Tanto la resurrección de los muertos para volver a la vida mortal en la Tierra, como para ser transformado para la vida eterna en el cielo, ambas son obra de Dios: "El Señor da muerte y da vida; hace bajar al Seol y hace subir" (1 S. 2:6).

Los cuatro evangelios recogen tres casos en los que Jesús aevolvió la vida a a alguien: el hijo de la viuda de Naín (Lc. 7:11-17), la hija de Jairo (Mr. 5:21-24, 35-43)10, Y Lázaro Gn. 11:1-44)11. pero el Nuevo Testamento también le da a Jesús un rol muy importante en h1 resurrección del día final:

Porque así como el Padre levanta a los muertosy les da vida, asimismo el Hijo también da vida a los que Él quiere ... V zene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz[del Hijo], y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrec­ción de vida, y losquepracticaron lo malo, a resurreecióndejuicio(Jn. 5:21,28-29)

En el capítulo siguiente del Evangelio de Juan encontramos es?- recu­rrente declaración que hace referencia a Jesús y todo el que cree en El: "Yo mismo lo resucitaré en el día final" Gn. 6:40; d. 6:39, 44, 54).

4. JESÚS PERDONA PECADOS

Los enemigos de Jesús, al preguntarle" ¿quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?", expresaron una gran verdad bíblica (Mr. 2:7). Le lanza­ron esas palabras después de que Jesús le dijera al paralítico de Capernaúm:

10 Este milagro también aparece en Mt. 9:18-19, 23-26; Lc. 8:40-42,49-56. 11 En cuanto a la fiabilidad histórica de estos tres episodios, ver mi libro From Grave

to Glory: Resurrection in the New Testament (Grand Rapids: Zondervan, 1990),84-85, 87-88, 89-90.

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¿Es JESÚS DIOS?

"Hijo, tus pecados te son perdonados" (Mr. 2:5). Jesús no estaba ofrecien­do perdón a alguien que le había fallado. Tampoco estaba anunciando que Dios había perdonado los pecados de aquel hombre. Estaba proclamando su "autoridad en la Tierra para perdonar pecados" (Mr. 2: 10). La respuesta a la pregunta "¿quién puede perdonar pecados, sino el Dios del Cielo?" es "el Hijo del Hombre en la Tierra". En un episodio similar, Jesús le dice a una mujer pecadora: "Tus pecados han sido perdonados". Lucas recoge que los invitados de Simón el fariseo "comenzaron a decirse entre sí: '¿quién es éste que hasta perdona pecados?'" (Lc. 7:48-49).

Cuando Jesús volvió al Cielo, no perdió el ejercicio de su derecho divi­no. Pedro declaró en Jerusalén ante los judíos del Sanedrín que "Dios exaltó [a Jesús] a su diestra como Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados" (Hch. 5:31). Y Pablo animó a los colosenses a que se perdonaran los unos a los otros "como Cristo os per­donó" (Col. 3:13).

s. JESÚSDASALVACIÓNOVIDAETERNA

Desde el principio hasta el final del Antiguo Testamento, se nos presen­ta al Señor Dios como la única fuente de salvación física y espirituaL El salmista dijo: "Solo Él es mi roca y mi salvación" (Sal. 62:2, 6), "la roca. de nuestra salvación" (Sal. 95:1). La salvación, que "es del Señor" Gonás 2:9), ", . "(I 51 6) sera para Siempre s. : .

Cuando los autores del Nuevo Testamento hablan de los beneficios del Nuevo Pacto, los relacionan tanto con Jesús como con Dios. Quizá doode más claro puede verse es en los tres capítulos de Tito, donde usa la misma expresión "nuestro Salvador" primero para referirse a Dios (Tit. 1:3; 2:10; 3:4) y, casi de forma inmediata, para referirse aJesús (Ti. 1:4; 2:13; 3:6). De igual modo, el autor de Hebreos puede afirmar que después de que Jesús hubiera cumplido su ministerio sufriendo, "vino a ser fuente de eterna sal­vación para todos los que le obedecen" (He. 5:9). Dios el Padre es quien ha rescatado a los creyentes del dominio de las tinieblas (Col. 1: 13); pero Jesús el Hijo los rescatará de la ira venidera (1 Ts. 1:10). En el corpus joánico, la vida eterna se ve como un regalo que Dios da (1 J n. S: 11) o que Jesucristo otorga Gn. 10:28; 17:2). Y ya hemos visto al principio de sus cartas que Pablo deja claro que "la gracia y la paz" emanan conjuntamente de Dios el Padre y de Jesús.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

6. JESÚS JUZGA

En toda la Escritura encontramos afirmaciones tales como" el juicio es de Dios" (Dt. 1:17), "el Señor ... entra en juicio con toda carne" Oer. 25:31), y "todos compareceremos ante el tribunal de Dios" (Ro. 10: 14). El nuevo elemento que introducen los autores neotestamentarios es que Dios juzga­rá a todos los seres humanos a través de su Hijo. Cuando Pedro habla con Camelia en Cesarea, el apóstol le dice al centurión que "Jesús es el que Dios ha designado como Juez de los vivos y de los muertos" (Hch. 10:42). Cuando Pablo habló en el Areópago de Atenas, afirmó que Dios "ha esta­blecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado" (Hch. 17:31). Así, vemos que Pablo habla tanto del tribunal de Dios (Ro. 10:14) como del tribunal de Cristo (2 Ca. 5: 10), y no lo hace para describir dos juicios distintos, sino que se trata del mismo juicio: el juicio de Dios por medio de Cristo. El apóstolJuan expre­sa esta idea de forma aún más directa: "Porque ni aún el Padre juzga, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo, para que todos honren al Hijo así como honran al Padre" On. 5:22-23). Como agente de Dios, Jesús juzgará a todas las personas (Mt. 7:22-23; 16:27) y los que se condenen quedarán eternamente excluidos de su presencia (2 Ts. 1:8-9; d. Mt. 7:23; 25:41).

e.Jesús y Yahveh

Yahveh es el nombre hebreo del Dios de Israel. A veces aparece escrito en el formato artificial "Jehová"12, y otras aparece como Señor (en alguna versión, escrito en letras mayúsculas, SEÑOR).

En este capítulo he mostrado que los autores del Nuevo Testamento le dan a Jesús el mismo estatus que el Antiguo Testamento le concede a Dios, y aseguran que realiza funciones que solo le corresponden a Dios. Esta correlación entre el estatus y las funciones de Jesús y el estatus y las funcio­nes de Dios se ve aún más si miramos algunos pasajes veterotestamenta­rios, pasajes que en su forma original se refieren a Yahveh, pero que el Nuevo Testamento usa para referirse a Jesús, con lo que H.R. Mackintosh

12 "Jehová" es una palabra creada artificialmente; los documentos más antiguos en los qu~ aparece fechan del siglo XII de. Se formó añadiendo (con las modificaciones nece­sanas) las vocales de la palabra hebrea Adonai ("Señor") a las cuatro consonantes hebreas y·h-w-h, dando como resultado Yehowah, y de ahí, Jehová en castellano.

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¿Es JESÚS DIos?

llama "una atrevida sencillez".l 3 Para que esta correspondencia entre los TestamentoS sea más visible, vamos a comparar algunos de estoS pasajes, colocándolos en dos columnas.

1. ELCARÁCTERDEYAHVEH

y Dios dijo a Moisés: "YO SOY EL QUE YO SOy. Así dirás a los hijos de Israel. 'YO SOY' me ha enviado a vosotros" (Éx. 3:14)

Así dice el Señor, Rey de Israel, y su Redentor, el Señor de los ejércitos: "Yo soy el primero y yo soy el últi­mo, y fuera de mí no hay Dios" (Is.

44:6)

Ellos [cielos y tierra] perecerán, pero Tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán

cambiados. Pero Tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin (Sal. 102:26-27, Septuaginta)

Por tanto, así dice el Señor Dios: "He aquí, pongo por fundamento de Sion una piedra, una piedra pro­bada, angular, preciosa, fundamen­tal, bien colocada. El que crea (en ella [Septuaginta] no será perturba­do" (Is. 28:16)

Jesús les dijo: "En verdad, en ver­dad os digo: antes de que Abraham naciera, yo soy" On. 8:58)

Cuando lo vi [a Jesús], caí como muerto a sus pies. Y Él puso su mano derecha sobre mí, diciendo: "N o temas, yo soy el primero y el último" (Ap. 1:17)

Ellos [cielos y tierra] perecerán, pero Tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se envejecerán, y como un manto los enrollará; como una vestidura serán mudados. Pero Tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin (He. 1: 11-12)

el que crea en Él U esús el Señor] no será avergonzado (Ro. 9:33; 10:11; 1 P. 2:6)

13 H.R. Mackintosh, 7he Doctrine ofthe Person offesus Christ, 2a edición (Edimburgo:

Clark, 1913),419.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

2. LA SANTIDAD DE YAHVEH

No temáis lo que ellos temen, ni os aterroricéis. Al Señor de los ejércitos es a quien debéis tener por santo (Is. 8: 12-13)

3. LA ADORACIÓN DE YAHVEH

Por mí mismo [el Señor] he jurado, ha salido de mi boca en justicia una palabra que no será revocada: Que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua jurará lealtad gs. 45:23) Adoren [ al Señor] todos los ángeles de Dios (Dt. 32:43; Septuaginta) Adórenle [ al Señor] todos los dioses, y vosotros todos sus ángeles (Sal. 97:7, Septuaginta)

"Y no os amedrentéis por temor a ellos, ni os turbéis", sino santificad a Cristo como Señor (1 P. 3:14-15)

Que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el Cielo, y en la Tierra, y debajo de la Tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor (pil. 2:10-11) Y de nuevo, cuando trae al Primo­génito al mundo, dice: "Yadórenle todos los ángeles de Dios" (He. 1:6)

4. LA OBRA CREADORA DE YAHVEH

En el principio, oh Señor [Dios ], Tú pusiste los cimientos de la Tierra, y los cielos son la obra de tus manos (Sal. 102:25, Septuaginta)

5. LA SAL VACIÓNDE Y AHVEH

Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo Goe12:32)

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Tú, Señor, en el principio pusiste los cimientos de la Tierra, y los cielos son obra de tus manos (He. 1: 10)

Porque no hay distinción entre ju­dío y griego, pues el mismo Señor U esús] es Señor de todos, abundan­do en riquezas para todos los que le invocan; porque: "Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo" (Ro. 10:12-13 [Hch. 2:21]

¿Es JESÚS DIOS?

Una voz clama: "Preparad en el de­sierto camino al Señor; allanad en la soledad calzada para nuestro

Dios" (Is. 40:3)

6. EL JUICIO DE YAHVEH

Entonces Él [el Señor T odopode­roso] vendrá a ser santuario; pero piedra de tropiezo y roca de escán­dalo para ambas casas de Israel (Is.

8:14)

7. EL TRIUNFO DE YAHVEH

Tú [Dios el Señor] has ascendido a lo alto has llevado en cautividad a , tus cautivos; has recibido dones entre los hombres (Sal. 68:18)

Éste Uuan el Bautista] es aquel a quien se refirió el profeta Isaías, di­ciendo: "Voz que clama en el de­sierto: "Preparad el camino del Se­ñor U esús el Mesías], haced dere­chas sus sendas (Mt. 3:3)

U na piedra Uesucristo] de tropiezo, y roca de escándalo (1 P. 2:8 [Ro. 9:33]

Por tanto, dice: "Cuando [Cris­to] ascendió a lo alto, llevó cautiva una hueste de cautivos, y dio dones a los hombres" (Ef. 4:8)

Si hay varios pasajes del Antiguo Testamento que hablan de Yahveh que los autores del Nuevo Testamento aplican directamente a Jesús, .qué conclusión sacaremos en cuanto a la relación entre Jesús y Yahveh? Los cristianos han respondido de dos formas a esta pregunta. Algunos hacen una ecuación directa: "Jesús es Y ahveh". Eso implica que Y ahveh es un nombre personal que puede aplicarse tanto a Dios el Padre como a Jesús. "El nombre ... sobre todo nombre" que Dios le dio a Jesús en la Resurrección (pil. 2:9-11) es Kyrios ("Señor"), que en el Antiguo Tes­tamento griego representa el ~on:bre pers?nal del Dios de Israe.l, Yahveh. Otros creen que aunque J esus tiene ~l ~l1smo estatus y las ~Is~as fun­ciones de Yahveh, es una persona dlstlllta aY ahveh. Eso ImplIca que Yahveh es un nombre personal que solo se refiere al Padre y, por tanto, la distinción del Nuevo Testamento entre Padre e Hijo corresponde exactamente con la distinción entre Yahveh y Jesús. Sea como sea, la igualdad en estatus y funciones de Jesús y Yahveh apunta a su naturale-

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

za. 14 Lo que se destaca en los pasajes del Nuevo Testamento, donde a Jesús se le da el título de "Dios" es, precisamente, esa naturaleza. Vamos a ver esos pasajes.

111. El título divino "Dios" referido a Jesús

El Nuevo Testamento está repleto de títulos que se le aplican a Jesús, términos descriptivos que indican su estatus, su carácter, o sus funciones. 1 s Pero tan solo uno de estos títulos describe de forma explícita su carácter o naturaleza: el término griego teso ("Dios"). Hay, al menos, siete pasajes neotestamentarios en los que Jesús recibe el nombre de "Dios".1 6

Juan 1:1

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.

El primer versículo del Prólogo (1:1-18) al cuarto evangelio es, clara­mente, una tríada: todas las frases tienen el mismo sujeto (" el Verbo") y el mismo verbo (en griego, en). El término griego que traducimos por Verbo o Palabra es logos, que recoge la idea tanto de razón como de discurso, por lo que, como dice un comentarista, "el apóstol declara que Cristo es a la

14 De igual mod?, cuando Jesús declaró "Yo y e! Padre somos uno" ano 10:30), no estaba diciendo que El y e! Padre son idénticos, la misma persona, y que "uno" es neutro (hen), no masculino (heis).1.' ampoco está simplemente afirmando una unidad de voluntad, propósi}o o acción entre El y e! Padre, en el sentido de que lo que e! Padre quiere, eso quiere El, yeso hace. En ese contexto Jesús acaba de decir que nadie arrebatará a sus ovejas de su mano (10:28) o de la mano de su Padre (10:29). Esa igualdad en e! poder divino habla de una unidad en cuanto a la esencia divina: "Yo yel Padre somos uno".

15 Ver V. Taylor, Names ofJesus (Londres: Macmillan, 1953); y L. Sabourin, The Names and Titles ofJesus (Nueva York: Macmillan, 1967). Debemos reconocer que hay una diferencia entre 'nombres' y 'tÍtulos'. Un nombre (es decir, un nombre propio) es una marca identificadora que pertenece solo a una persona o a un grupo de personas, mientras que un título es una descripción basada en la naturaleza, carácter, función, estatus o capaci­dades, que puede aplicarse a un número indeterminado de personas. Por ejemplo, en la frase "Yahveh es mi pastor" (Salmo 23:1, Biblia de Jerusalén), "Yahveh" es un nombre y "pastor", un título.

16 Los otros pasajes en los que Jesús muy posiblemente recibe e! nombre de "Dios" son Hechos 20:28; He. 1:9; 1 Jn. 5:20. Los veintiún versículos o pasajes de! Nuevo Testamento que quizá apliquen e! título theos a Jesús aparecen comentados en mi libro Jesus as Cod: The New Testament Use ofTheos in Reference to Jesus (Grand Rapids: Baker, 1992).

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¿Es JESÚ~ DIOS?

vez el pensamiento interno y el pensamiento explícito de la mente eter­na".17 Aunque Jesucristo no aparece de forma explícita hasta el versícu­lo 17, está claro que el evangelista da por sentado que el Logos no es otro que el mismo Jesucristo, el "Unigénito Hijo" (1:14,18).

Este versículo hace tres afirmaciones sobre el Verbo: ya existía en el momento en que empezó la Creación (v. la); siempre ha estado en comu­nión con Dios el Padre (v. lb); siempre ha sido parte de la deidad (v. lc). El versículo empieza hablando de la preexistencia eterna, para pasar a la inter­comunión personal y acabar con la deidad intrínseca del Verbo. En la terce­ra frase, "el Verbo era Dios", la palabra theos ("Dios") no lleva el artículo definido griego, lo cual indica tres cosas: (a) que "Dios" no es el sujeto, sino el atributo; (b) que no se trata de una estructura recíproca, es decir, que es cierto que" el Verbo era Dios", pero no es cierto que Dios en su totalidad sea el Verbo; (c) que el término griego theos no está concretando cuál es la persona del Logos, sino que simplemente está describiendo su naturaleza. Jesús como el Logos es una persona distinta a la persona del Padre (v. lb), pero en cuanto a su naturaleza divina es uno con el Padre (v. lc).

Juan 1:18

Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Hijo, que es Dios y reside en el corazón del Padre, Élle ha dado a conocer (traducción del autor)

En Juan 1: 18 hay una importante variante textual. En muchos manuscri­tos leemos ho monogenes huios ("el unigénito Hijo") en lugar de monogenes theos ("el unigénito Hijo, Dios"). Pero la mayoría de los críticos textuales están de acuerdo en que monogenes theos era lo que aparecía en el texto original. El uso de monogenes en el resto del Nuevo Testamento y el orden de las palabras en el texto griego nos sugieren que traduzcamos de la siguiente manera: "el unigénito Hijo, Dios"; así, la palabra Dios explica quién es "el unigénito Hijo". Así es como he llegado a la traducción que propongo más arriba: "el unigénito Hijo, que es Dios". Lo que Juan quiere expresar en este versículo es que, aunque no hay nadie en este mundo que pueda decir que conoce a Dios de forma perfecta, Jesucristo, el unigénito Hijo, ha dado a conocer a Dios de forma plena a toda la Humanidad, ya que Él mismo es Dios (por su naturaleza) y conoce de forma íntima al Padre (por su experiencia).

[7 H.R. Minn, The Co/den Prologue (Me!bourne: Bacon, n.d.), 17.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

Juan 20:28

Respondió Tomásy ledijo: 'í'Señor mío y Dios tllío!"

A veces se ha interpretado esta declaración de Tomás como una excla­mación que expresa su adoración a Dios por el nlÍlagro de la resurrección deJesús: "¡Alabado sea mi Señor y mi Dios!". Pero las palabras "le dijo [a Jesús]" (eipen auto) revelan que esa interpretación no es correcta. Estas pala­bras tienen un paralelo tanto en el versículo antet"Íor como en el posterior: ""Uesús] dijo a Tomás" (v. 27) y "Jesús le dijo [a T'omás]" (v. 29). Lo que te­nemos en el versículo 28 no es una exclamación causada por oír lo que Jesús ha dicho, sino una exclamación dirigida a Él Tomás está diciéndole: "Tú eres mi Señor y mi Dios". Reconoció que Jesús, que había resucitado de entre los muertos, estaba por encima de toda vida física y espiritual ("Señor") y era de natura\e2.a divina ("Dios').

¿Fue una exclamación extravagante, fruto de la emoción del momento, que nada tiene que ver con el sentido teológico de lo que ocurrió? En absoluto. Juan no recoge que Jesús amonestara ;l Tomás por la adoración que le rindió. El silencio de Jesús es significativo, y sabemos que si un hom­bre aceptaba la adoración de otro, los judíos lo acusaban de blasfemia. Las palabras de Jesús "has creído" (v. 29a) indican que aceptó la confesión de fe de Tomás, y por si eso fuera poco, la recomietlda a todos (v. 29b). Ade­más, Juan mismo aprueba la confesión de Tomás, porque este suceso cons­tituye su última y mayor afirmación sobre cristo antes de explicar el propósito por el que ha escrito el Evangelio (vrs. 30-31).

Romanos 9:5

A ellos [los israelitas} pertenecen los patriarcas y de ellos, según la carne, precede el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.

En los primeros cinco versículos de Romanos 9, Pablo expresa su dolor porque la mayoría de sus compatriotas judíos no abrazan la salvación que se encuentra en Cristo. Para explicar por qué esd tan apenado, Pablo hace una lista de los incomparables privilegios judíos, el mayor de los cuales es que "hablando en términos humanos, el Mesías proviene de su pueblo" (v. Sa). Llegado este punto, algunos editores y traductores ponen un punto y coma, o un punto, lo que convierte a la última parte del versículo en una

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¿Es JESÚS DIOS?

doxología dirigida a Dios el Padre: "Dios, que está sobre todas las cosas, sea bendito por los siglos. Amén". Sin embargo, si consideramos el orden de las palabras en el texto griego nos daremos cuenta de que es mucho más natural ver las palabras finales del versículo como una descripción del Me­sías o una doxologíadirigida aÉl, aJesucristo. Al final de Romanos 9:1-5, el apóstol Pablo está afirmando que a pesar de que la mayoría de los judíos ha rechazado a su Mesías, Jesucristo sigue estando sobre todo el Universo, animado e inanimado, y como el Dios por naturaleza, es y siempre será objeto de adoración.

Recientemente ha habido un cambio en la opinión que los eruditos tienen sobre este versículo, un versículo que es crucial a la hora de estudiar la comprensión que Pablo tiene de Cristo. En los dos textos estándar del Nuevo Testamento griego (el texto Nestle-Aland, ya en su 26a edición, y el texto de las Sociedades Bíblicas Unidas, en su 4a edición), los editores han cambiado la puntuación, por \0 queya no tenemos que e\ versículo 5b es una descripción de Dios, sino de Cristo (el Mesías, que está sobre todas las cosas, el Dios bendito por los siglos"; o "el Mesías, que es Dios sobre todas las cosas, sea bendito por los siglos").

Tito 2:13 y 2a Pedro 1:1

Aguardando la esperanza biena7.mturada: la manifestación de la gloria de nuestro gran Diosy Salvador, Cristo Jesús.

A los que mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han recibido una focomo la nuestra.

Vamos a considerar estos dos versículos juntos porque usan la mis­ma fórmula para referirse a Jesús: "Dios y Salvador". En el primer siglo esta fórmula de terminología religiosa era muy común. La usaban los ju­díos palestinos y de la diáspora para referirse aY ahveh, el único Dios ver­dadero, pero también lo usaban los gentiles cuando hablaban de un Dios individual o de un gobernante deificado. En todos estos usos, la expresión Dios y Salvador habla solo de una deidad, no de dos, así que cuando Pablo y Pedro usaban esta fórmula y a continuación escribían Jesucristo, los lectores siempre entendían que se estaban refiriendo a una sola persona, Jesucristo. No se les ocurría pensar que "Dios" hacía referencia al Padre, y "Salva-d "J . or ,a esucnsto.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JIoSÚS

Hebreos 1:8a

Pero al Hijo [Dios} le dice: "Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos"

Hebreos 1:8 es una cita del Salmo 45:6, donde vemos a un rey de la línea de David el día de su boda; a este rey se le dice "Dios" porque era el repre­sentante de Dios ante su pueblo y porque era un anticipo del Mesías y Rey que había de venir, que desempeñaría de forma perfecta el ideal dinástico como se describe en el salmo. En los dos primeros capítulos de Hebreos el autor demuestra la superioridad de Jesús sobre los ángeles, primero como Hijo de Dios (1:5-14), y luego como Hijo del Hombre (2:5-18). El contras­te entre 1:7 y 1:8 no se centra solo en el servicio temporal de los ángeles frente al dominio permanente del Hijo, sino qlle también destaca la no permanencia de la forma angeEca frente a la divinidad de la persona de) Hijo. Los ángeles a veces son "espíritus" o "vientos", y otras, "llamas de fuego" (1:7), pero la persona del Hijo es divina. Dios el Padre solo puede llamar "Dios" a una persona que posee una natu(aleza totalmente divina. La superioridad de Jesús sobre los ángeles no se debe solo a que posee tÍtulos importantes, como "Hijo" (1:5), o "Primogénito" (1:6a), o a que es el objeto de la adoración de los ángeles (1:6b), o a que es el Inmutable Señor de la Creación (1:10-12) yel ca-regente de Dios que ha sido exaltado (1: 13). También se debe a que pertenece a una categoría de ser diferente, a la categoría de la deidad. La expresión "oh Dios" que era figurada e hiper-

.... ~~--,r-;

ólica cuando el Salmo 45la aplica a un rey mortaÍ, forma literal al Hijo '

Observaci

¿Es JESÚS DIOS?

una misma región geográfica, o de una línea teológica particular. Lo enCon­tramos en literatura escrita en Asia Menor Qúan, Tito), Grecia (Romanos), y posiblemente Judea (Hebreos) y Roma (2 a Pedro), y que estaba dirigida a personas que vivían en Asia Menor Quan, 2a Pedro), Roma (RomarlOs, Hebreos), y Creta (Tito). También, el uso aparece en un contexto teológico que es judeocristiano Quan, Hebreo, Pedro) o cristiano gentil (Romat10S, Tito). En cuarto lugar, las tres veces que este uso aparece en el Evangelio de Juan está colocado de forma estratégica. El cuarto evangelio empieza (1:1) y acaba (20:28), y el prólogo empieza (1:1) y acaba (1:18), con una clara afirmación de la deidad de Cristo: "El Verbo era Dios" (1:1); "ellllli­génito Dios" o "el unigénito Hijo, que es Dios" (1:18); "¡Señor mío y Dios mío!" (20:28).18 Jesús es Dios en su estado antes de la Encarnación (1:1), en su estado encarnado (1: 18) yen estado resucitado (20:28). Para Juat1, el reconocimiento de la deidad de Cristo es la marca principal del cristiano.

.l\bm~ bien, uno podTÍ~ pregunt~r: <por qué 'n~)' tan pocos e)emp\os de este uso en el Nuevo Testamento? Si Jesús es Dios, ¿por qué no se le ll;tma "Dios" con mayor frecuencia? Después de todo, la palabra griega theos apa­rece en el Nuevo Testamento más de 1.300 ocasiones. Hay varias razones que responden a esta pregunta.

En primer lugar, en todo el Nuevo Testamento el término theos sllele hacer referencia al Padre. En muchas ocasiones, encontramos la expresión Dios el Padre, que indica de forma bien explícita que Dios es el Padre.1

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Asimismo, en las fórmulas trinitarias, "Dios" siempre se refiere al Padre, no al Hijo o al Espíritu. Por ejemplo, 2 a Corintios 13: 14 dice: "La Gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros". Además, en las salutaciones que aparecen al principio de las epístolas neotestamentarias, se hace una diferencia eIltre "Dios" y "el Señor Jesucristo". Las cartas de Pablo normalmente empie­zan de la siguiente forma: "Gracia y paz a vosotros de Dios nuestro P<tdre y del Señor Jesucristo". Como consecuencia de todo esto, en el Nuevo Testamento el término theos en singular casi se ha convertido en un nombre

18 En un sentido, la confesión de Tomás es el clímax y el final del cuarto evangelio, ya que está seguida de la declaración de propósito del autor On. 20:30-31) yel capitulo 21 es un epílogo que compensa con el prólogo (1:1-18)

19 En más de treinta ocasiones, Pablo une los términos theos ("Dios") y pater ("Padre") para formar un apelativo compuesto.46 Generalmente la opinión de Napier se acepta: «Mucho antes de la época de Jesús, la profecía había dejado de existir en Israel (Sal. 74:9; 1 Macabeos 4:46; 9:27; 14:41), aunque una forma especial continuó apareciendo e/llos escritos sobre visiones apocalípticas. Los judíos, no obstante, esperaban este reavivamiento en la época de la venida del Mesías a oel2:28-29; Zaca. 13:4-6; Mal. 4:5-6; Test. Leví: S: 14;

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

propio que designa al Padre trinitario.2 o Si a Cristo en todo el Nuevo Testa­mento se le llamara "Dios", por lo que el término ya no sería un tÍtulo sino que pasaría a ser un nombre propio, como el de "Jesús", en todo lugar nos encontraríamos con una difícil ambigüedad lingüística. ¿Qué haríamos en­tonces con una declaración como la de "Dios estaba en Dios reconciliando al mundo consigo mismo" o "el Padre estaba en Dios reconciliando al mundo consigo mismo" (2 Ca. 5: 19)?

En segundo lugar, otra razón por la que "Dios" suele hacer referencia al Padre, y al Hijo solo en raras ocasiones, es que este tipo de uso sirve para proteger la distinción entre la persona del Hijo y la persona del Padre, distinción que se mantiene en todo el Nuevo Testamento. Donde más cla­ra se ve esta distinción es en pasajes donde al Padre se le llama "el Dios de nuestro Señor Jesucristo" (Ef. 1:17) o "su Dios y Padre" (Ap. 1:6), y donde Jesús habla de "mi Dios". 2

I

La tercera razón está estrechamente relacionada con la segunda. EL Nuevo Testamento indica claramente que Jesús está subordinado a Dios. Aunque los dos tienen naturaleza divina, existe un orden de desempeño de actividades. Los teólogos hablan de subordinación en cuanto a las funcio­nes y de igualdad en cuanto a la esencia. Por ello, se puede decir que Cristo pertenece a Dios (1 Ca. 3:23) y que está sujeto a Dios (1 CO. 15:28). Así, al reservar por regla general el término theos para referirse al Padre, los auto­res neotestamentarios enfatizan la subordinación del Hijo al Padre, donde no hay lugar para entender que el Padre está subordinado al Hijo. A menu­do, encontramos la expresión Hijo de Dios donde Dios es el Padre, pero nunca encontramos Padre de Dios donde Dios es el Hijo.

En cuarto lugar, si los primeros cristianos hubieran tenido la costumbre de hablar de Jesús usando el término "Dios", sus esfuerzos evangelísticos habrían creado mucha confusión. Los judíos habrían pensado que los cris­tianos habían abandonado el monoteísmo, porque hablaban de dos "dio­ses": Y ahveh y Jesús. Por otro lado, sus vecinos gentiles habrían visto a Jesús como una deidad más, otro dios que podrían añadir a la larga lista de dioses que ya tenían.

Por último, los autores del Nuevo Testamento generalmente reservan el término theos para el Padre con el objetivo de salvaguardar la humanidad

20 Digo "casi" porque tenemos los siete usos de theos en singular como título genérico para ref~rirse a]e.sús (ver apartado 1II), dos usos figurados (2 Ca. 4:4; Pi!. 3: 19), y varias referenCIas a un dIOS concreto (Hch. 7:43) o diosa concreta (Hch. 19:37) o a un ser divino digno de adoración (Hch. 12:22; 17:23; 28:6; 1 Ca. 8:4; 2 Ts. 2:4).

21 Mt. 27:46 = Mr. 15:34;]n 20:17; Ap. 3:2,12 (cuatro veces).

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¿Es JESÚS DIOS?

de Jesús. Si el término "Dios" hubiera pasado a ser un nombre de Cristo, al mismo nivel que el nombre "Jesús", la tendencia habría sido la de eclipsar la humanidad de Jesús; muchos lo habrían visto como un ser humano fal­so, irreal, un ser divino que visitaba este mundo disfrazado de mortal.

Conclusiones

Entonces, si el Nuevo Testamento no usa por lo general el término Dios como nombre propio de Jesús, ¿cuál es la importancia de los siete usos aislados que hemos encontrado? El término theos aplicado a Jesús es un tÍtulo genérico, una descripción que indica a qué clase o categoría (genus) pertenece. Jesús no solo es la manifestación de Dios, el encargado de reve­lar a Dios (tÍtulo oficial), sino que es Dios mismo. Jesús no solo hacía las obras de Dios y hablaba las palabras de Dios, sino que la naturaleza de Jesús es la misma que la naturaleza de Dios. Jesús es Dios, tanto en su naturaleza, como en sus acciones. Otros tÍtulos que el Nuevo Testamento otorga aJesús como por ejemplo "Hijo de Dios", "Señor" o "Alfa y Ome­ga", apuntan a la divinidad de Jesús, pero el tÍtulo Dios afirma de forma explícita e innegable su deidad.

Veremos una ilustración para acabar de entender la distinción que estoy haciendo entre "nombre propio", "tÍtulo genérico" y "tÍtulo oficial". Vea­mos estas dos frases: Winston Churchill era británico y primer ministro del Reino Unido. J ohn Kennedy era estadounidense y presidente de los EE.UU. En estas frases, "Winston Churchill" y "John Kennedy" son nombres pro­pios; "británico" y "estadounidense" son tÍtulos genéricos; "primer minis­tro" y "presidente" son tÍtulos oficiales. Volviendo a nuestro tema, una frase equivalente sería la siguiente: "Jesús es Dios y el que revela a Dios".

Entonces, ¿podemos decir que el Nuevo Testamento enseña que Jesús es "Dios"? ¡Claro que sí! Pero siempre que tengamos en cuenta algunos factores.

Primero, decir que "Jesús es Dios" está en línea con el pensamiento neotestamentario, pero va más allá del lenguaje del Nuevo Testamento. Las declaraciones más cercanas son las siguientes: "el Verbo era Dios" ano 1: 1), "el unigénito Hijo, que es Dios" ano 1:18) y "el Mesías, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos" (Ro. 9:5). Así que debemos recordar que la proposición teológica "Jesús es Dios" es una inferencia de las evidencias que encontramos en el Nuevo Testamento, una inferencia verdadera y sobradamente evidente, pero aún así, tan solo una evidencia.

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

Segundo, si pronunciamos la declaración "Jesús es Dios" sin ninguna calific~ción, corremos el peligro de no hacer justicia a toda la persona de Jesús: El era el Verbo encarnado, un ser humano, yen su existencia presen­te en los cielos sigue teniendo su humanidad, aunque ahora en forma glo­rificada.Jesús no era un simple "ser humano", y tampoco podemos decir que solo era Dios. Jesús es Dios hecho hombre.

Tercero, en la tradición monoteísta judeocristiana, es fácil que el uso de la palabra Dios en la afirmación "Jesús es Dios" no se entienda de forma plena. Para nosotros, Dios es un nombre propio, es decir, lo identificamos con una persona concreta, no con un nombre común que designa una clase o una naturaleza particular. Dios es el Padre de Jesús y de los cristia­nos, es la cabeza de la Trinidad. Por ello, cuando hacemos la ecuación "Je­sús es Dios", corremos el peligro de sugerir que estos dos términos, "J e­sús" y "Dios" son intercambiables, que hay una identidad numérica entre los dos. Pero aunque es cierto que Jesús es Dios, no es cierto que Dios es Jesús. El término Dios se aplica a otras personas, al Padre y al Espíritu. Jesús es Dios, pero no podemos decir que Dios es Jesús a secas. La persona de Jesús no es la única que posee la categoría de la deidad. Por tanto, cuan­do decimos "Jesús es Dios", debemos recordar que el significado del tér­mino Dios es "esencia divina" o "naturaleza divina", y no el significado menos amplio que predomina en nuestra cultura.

Aquí finaliza mi análisis de las evidencias que encontramos en el Nuevo Testamento a favor de la deidad de Cristo. Las tres secciones de evidencias que hemos examinado apuntan en la misma dirección. Ya sea que conside­remos el estatus de Jesús, o las funciones que realiza, o el título que ostenta, no hay duda de que los primeros cristianos creían en su plena divinidad, y ésta era un aspecto fundamental de su enseñanza. Como consecuencia, cualquier forma moderna de cristianismo que no defiende la plena divini­dad de Jesús se ha alejado de los orígenes, y habiendo perdido sus raíces, va derecha a la muerte. Por otro lado, cuando nos arrodillamos ante el Jesús resucitado y hacemos nuestra la confesión de Tomás, estamos firmemente enraizados en la tradición cristiana uniforme y, lo que es más, en la Persona divina que es el centro de dicha tradición. ¿Puedes dirigirte a Jesús diciendo "¡mi Señor y mi Dios!"? ¿Lo harás?

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Epílogo

La respuesta que he dado a las tres preguntas ha sido rotundamente afirmativa. No obstante, en un sentido la respuesta a esas tres preguntas también podría haber sido: "Sí, pero ... ".

Sí, Jesús existió, pero también preexistÍa, porque ya existía en los cielos antes de encarnarse. Jesús mismo lo expresó con una paradoja lingüística: "Antes de que Abraham naciera, yo soy" a n. 8:58). Siempre ha existido con el Padre.

Sí, Jesús resucitó de entre los muertos, pero nunca más se va a tener que enfrentar a la muerte. Pablo lo explica de la siguiente forma: "como Cristo resucitó de entre los muertos, no puede volver a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre Él" (Ro. 6:9). Jesús existirá para siempre, del mismo modo que existe desde siempre.

Sí, Jesús es Dios, pero también es humano. Una vez más encontramos en palabras de Pablo la explicación de esta realidad: "Toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Cristo" (Col. 2:9). Cristo no ha preexisti­do como ser humano, pero sí existe ahora como forma humana glorifica­da. Porque es el Dios hecho hombre exaltado, es el único Mediador entre Dios y los seres humanos (1 Ti. 2:5), el único que ofrece perdón a todo aquel que confía en él como Salvador y se convierte en su seguidor, pues "todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo" (Ro. 10:13).

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Apéndice

Una propuesta de armonización de los pasajes de la Resurrección

1. Después de la Resurrección, pero antes del amanecer, hubo un terre­moto, un ángel movió la piedra de la entrada del sepulcro, y los guar­dias temblaron y huyeron (Mt. 28:2-4)

2. El domingo al amanecer, María Magdalena, María la madre de Jacobo y José, y Salomé se acercaron al sepulcro, para ungir el cuerpo de Jesús con el aceite perfumado que iban a traer otras mujeres que apa­recen más tarde (ver núm. 7). Asombradas, vieron que alguien había movido la piedra (Mt. 28:1; Mr. 16:1-4;Jn. 20:1).

3. Una o más mujeres entraron en el sepulcro y anunciaron que el cuerpo no estaba allí (una inferencia de Jn. 20:2, donde es evidente que María Magdalena no solo dice: "La piedra ha sido quitada del sepulcro").

4. María Magdalena va de inmediato a decirles a Pedro y a Juan que el cuerpo ya no está allí ano 20:2).

5. María Qa madre de Jacobo y José) y Salomé vieron un ángel ( = "un joven" en Marcos) dentro del sepulcro, que les anuncia la Resurrec­ción y les dice que les digan a los discípulos que Jesús les encontrará en Galilea (Mt. 28:5-7; Mr. 16:5-7).

6. Estas dos mujeres volvieron a la ciudad sin detenerse por el camino a saludar a la gente, porque lo que habían visto las había dejado maravi­lladas, y habían perdido el habla temporalmente (Mt. 28:8; Mr. 16:8).

7. Algunas mujeres de Galilea, junto con Juana (d. Le. 8:3), llegaron al sepulcro llevando el aceite perfumado para ungir el cuerpo de Jesús. Allí encontraron a dos "varones" ( = "ángeles"; d. Le. 24:4,23) y fueron a contarles el mensaje de los ángeles sobre la Resurrección "a los once y a todos los demás" (Le. 24:1-9, 22-23) que ya se habían reunido (d. Mt. 26:56).

8. Mientras tanto, informados por María Magdalena, Pedro y Juan (¿y otros?; Le. 24:24) corrieron hacia el sepulcro (sin encontrarse a María

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3 PREGUNTAS CLAVE SOBRE JESÚS

ya Salomé), vieron el sudario, y volvieron a casa ano 20:3-10; y Le. 24: 12, si ésta es la frase original).

9. María Magdalena siguió a Pedro y a Juan hasta el sepulcro, vio a los ángeles dentro, y luego se encontró con Jesús a n. 20: 11-17; d. Mr. 16:9).

10. María Magdalena volvió a informar a los discípulos de que Jesús ha­bía resucitado ano 20:18; d. Mr. 16:10-11).

11. María Qa madre de J acabo y José) y Salomé se encontraron con Jesús y éste las envió a decirles a sus hermanos que fueran a Galilea (Mt. 28:9-10).

12. Los discípulos ya habían oído de tres fuentes diferentes que el sepul­cro estaba vacío y que Jesús había resucitado (de María Magdalena, de Juana y las mujeres de Galilea, y de María [y Salomé]), pero se negaban a creerlo (Le. 24:10-11; d. Mr. 16:11).

13. Por la tarde Jesús se apareció a dos discípulos en el camino a Emaús. Éstos volvieron a Jerusalén a contárselo a los once y a los demás (Le. 24:13-35; d. Mr. 16:12-13).

14. Jesús se aparece a Pedro (Le. 24:34; 1 Ca. 15:5). 15. Al anochecer, Jesús se apareció a los once ya los demás (Le. 24:33),

cuando Tomás no estaba con ellos (Le. 24:36-43;Jn. 20:19-23; 1 Co. 15:5;d.Mr.16:14).

16. Una semana después, Jesús se volvió a aparecer a los once, y esta vez Tomás estaba presente ano 20:26-29).

17. Siete discípulos tuvieron un encuentro con Jesús junto al mar de Tiberias en Galilea ano 21:1-22).

18. Los once se encontraron con Jesús en un monte en Galilea (Mt. 28:16-20; d. Mr. 16:15-18).

19. Jesús se apareció a más de quinientas personas (Le. 24:44-49; 1 Ca. 15:6).

20. Se apareció aJacobo (1 Ca. 15:7). 21. Justo antes de la Ascensión, Jesús se volvió a aparecer a los once

cerca de Betania (Le. 24:50-52; Hch.l:6-11; 1 Co. 15:7; d. Mr.16:19-20).

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