pregon ss madrid 2015

Semana Santa 2015 MADRID

Asoc. de Daimieleños en Madrid 2015 1



PREGÒN

SEMANA SANTA

DAIMIELEÑA 2015.

ASOCIACION DE DAIMIELEÑOS

RESIDENTES EN MADRID.

A Cargo de

JESÚS MARTIN DE CONSUEGRA POZUELO

Casa de Castilla La Mancha

Madrid 21 marzo 2015



Exaltación y Pregón de la Semana Santa de Daimiel en

Madrid. 2015

Señor Presidente y Junta Directiva Asociación de Daimieleños en Madrid.

Querido y Estimado D. Antonio.

Alcalde y Concejales Ayuntamiento de Daimiel.

Paisanos, familia y amigos todos que habéis tenido a bien asistir a este

Pregón del Anuncio y Proclamación de la Semana Santa de Daimiel en

Madrid.

Señoras y Señores.

Daimieleños todos, buenas noches.

Cuando me invitaron a que fuera el pregonero de este año, me eché

a temblar, por el compromiso que supone un acto así, mi mente estaba

dubitativa en aceptar, pero mi corazón siempre me ha dicho que si, a la

responsabilidad de venir a pregonar la Semana Santa, aquí, a los

Daimieleños en Madrid.

Yo no podía negarme a algo tan enraizado en mi ser, como es la

Semana Santa. Y, sí, es cierto que me he sentido especialmente

agradecido por la designación, que en verdad considero que no merezco,

pues no dejo de reconocer que realmente constituye un honor; de otra

parte temía la responsabilidad que el hecho entraña, tanto por ser

consciente de mis propias limitaciones, como por tener en cuenta la

autoridad, personalidad y competencia de quienes, hasta hoy, me han

precedido en la función de pregonar la Semana Santa de Daimiel en

Madrid. Y además, porque es cierto que de la Semana Santa en general se

ha dicho a estas alturas casi todo, también lo que es de la de Daimiel en

particular ya no queda nada nuevo que decir.



Confieso que ha resultado para mí en extremo complicado el

confeccionar este Pregón. Porque no me siento ni capacitado, ni

suficientemente documentado, como para llevar a cabo una tarea que

resulte medianamente digna.

Y a la labor de transmitirles mi Pregón me entrego con la mayor

humildad posible; aunque, desde luego, una humildad no exenta de

inevitable temeridad, que espero disculpen, perdonen y comprendan.

Y de corazón, les doy las gracias por regalarme esta emoción…

No quisiera empezar, este Pregón, sin dar las gracias a mi

presentadora Amparo Moreno….Por sus excesivas palabras, que son solo

fruto del respeto y afecto que nos profesamos… Amparo, es una persona

honesta, fiel consigo mismo y generosa con el mundo y con la vida.

Apasionada de nuestra Semana Santa; es la primera mujer que ha

desempeñado la responsabilidad de Presidir la cofradía del Cristo de la

Expiración y Ntra. Sra. de los Dolores, y haciéndolo con gran acierto.

Acompañando que es madre de familia, reuniendo las

características de madre y esposa de las de antes con mujer de hoy, es

persona inteligente, trabajadora, comunicativa, sincera, valiente y

luchadora... Teniendo un alto concepto de la familia y amistad; es difícil

encontrar gente así. Gracias, repito, por tus amables y cariñosas

palabras, me has sorprendido y emocionado… prepárate que este atril

semana santero te espera.

Permitid que este humilde pregonero ofrezca su recuerdo y

dedicatoria a varias personas:

A mi mujer, Toñi y a mis hijas, Nuria y Cristina, pues son los

pilares y la luz que iluminan el camino de mi vida.

A mi yerno Antonio por ser el corrector y confidente en este Pregón.

A mi padre, porque me inculco un profundo sentido de la

responsabilidad, del deber y del respeto. Valores presentes en mi vida y

en el trabajo cuando se viven con dedicación verdadera y honestidad, y

que me infundió el amor a alguna de las cofradías de las que él era



hermano: “los coloraos “y “los moraos”. Y a mi madre, esa mujer que me

instruyó desde niño en la fe cristiana, en el amor a los más necesitados; la

que de niño me llevó de la mano, a los oficios del Jueves Santo, a

presenciar las procesiones; a vestirme con mi primera túnica, ¡a tantas

cosas…! Estoy seguro, que hoy también me guiarán desde ese palco del

cielo, por el que seguro se asoman, para que cumpla bajo su amparo, con

la responsabilidad de pregonar nuestra festividad mayor; Padres, gracias

por sembrar en nuestra familia, esta semilla, que transmitimos a nuestros

hijos.

Contando con la benevolencia de ustedes doy inicio a este Pregón.

Hoy, habéis querido que venga a pregonar nuestra Fiesta, nuestra

Semana Santa…y digo bien: Nuestra, porque así tan acertadamente

llámanos a la Semana Mayor de nuestro pueblo. Y es así, porque esta

celebración tan específicamente nuestra, grabada a fuego en nuestra

historia, en nuestra forma de ser, de pensar, actuar y hasta la fisonomía

de las familias de nuestro pueblo; tiene que ser considerada así, de todos,

como punto de encuentro y reflexión. Sé que las gentes de mi tierra,

escuchándose al escucharme como si por milagro examinasen su propio

corazón, que desaires y soledades nos han solidarizado que cualquiera

puede hablar de todos, con tal de que sinceramente lo haga.

Pero pregonarla, no es nada fácil, os lo aseguro, Porque…

Pregonar es ir contando,

pregonar, es anunciar

aquello, que tanto esperas,

y a punto está de llegar.

Pregonar es hacer ver

lo que todavía no está,



pregonar, es darle vida

para verlo sin mirar.

Y con el corazón,

hoy os vengo a pregonar.

Ojala que lo consiga,

que lo sintáis sin mirar,

que os ponga el vello de punta,

cuando os pueda recordar

a personas y nostalgias, que en la memoria,

por siempre habréis de guardar.

Que afloren lágrimas en nuestras mejillas

no nos debe de importar,

son lágrimas de amor y ternura.

Lágrimas profundas, sentidas de verdad,

son lágrimas de tristeza y alegría,

por lo que vamos a proclamar.

Si, señoras y señores,

vivamos al recordar

en el pregón de los sueños,

la grandeza de soñar.

Y ahora soñemos,



no nos cansemos de celebrar

nuestra Semana Santa,

que hoy os vengo a pregonar.

Pues bien:

Mi pregón arranca con el recuerdo y homenaje a todos aquellos

miles de Daimieleños que a mediados del siglo pasado, abandonaron

familias, hogares, raíces… todo en busca de un futuro mejor. Las

dificultades inherentes al sistema de vida daimieleño forzaron a una

despiadada emigración que obligó a muchos Daimieleños a fabricarse el

nido lejos de su hogar. Huyendo de las necesidades, carestías y ¿por qué

no reconocerlo?, en algunos casos del hambre. A imagen y semejanza de

la huida de los hebreos de Egipto hacia Jerusalén.

Todos, con lágrimas contenidas, anhelaban un futuro mejor;

iniciaban un nuevo camino, pero no hay camino sin obstáculos, ni

desarrollo humano sin peligros. Vivir exige, además del esfuerzo de

mantenerse en pie y de echarse para adelante, sortear los unos y esquivar

los otros.

Recordar es vivir, el recordar vuestros sufrimientos, dudas,

vacilaciones, tristezas y noches de insomnio; multitud de rezos,

ofrecimientos, promesas y llantos en silencio os han acompañado en la

soledad de una humilde pensión: solicitando amparo, protección y ayuda.

Cuantos ¡MADRE AYUDAME! , han salido, con unas lágrimas en las

mejillas, de lo más profundo del corazón.

Os acompañaba en tal difícil trance, la Fe y la Esperanza. La Fe,

con más o menos religiosidad, en vuestras devociones: Virgen de las

Cruces, de la Amargura, de los Dolores, Soledad, Desolada, Jesús

Nazareno… Y la Esperanza, en cumplir vuestras promesas, en los desfiles

procesionales, acompañando el dolor de una Madre dolorosa y afligida.

Cara tapada, por el capillo, descalzos, y en silencio, pero con el corazón

agradecido, no importando el sufrimiento y el dolor.



Todo lo superasteis: soledades, silencios interiores,… como escribió

D Jacinto Benavente ,” que nada fortifica tanto las almas como el silencio;

que es como una oración intima en la que ofrecemos a Dios nuestras

tristezas”.

Sufristeis decepciones en algunos casos…, y ¡cómo no! el apoyo de

esos “cirineos” que eran los Daimieleños más antiguos (pues ya habían

sufrido la experiencia), que con sus limitaciones prestaban su apoyo

moral, metiendo el hombro al menos para que la carga fuese más

llevadera. Fueron esas personas que en las situaciones más difíciles

supieron comprender al recién llegado; quien no comprenda una mirada,

tampoco entenderá una larga explicación, supieron ponerse en su lugar y

vivir con ellos el momento del hermano. Ser cristiano y ver afligido a un

hermano ¿sin llorar con él?; eso es carecer de humanidad, es no tener

caridad, es ser cristiano en pintura o de conveniencia.

¡Cuánto se podría hablar de ese postrarse en la recién creada, en

aquellos momentos, Iglesia de las Delicias!; punto de oración, encuentro y

reunión dominguera, apoyándose y darse ánimos, ¡no era poco! Si un

miembro sufría, todos sufrían con él. Para fortalecer el corazón, no hay

mejor ejercicio que agacharse para levantar a los que están caídos.

Si tomásemos vuestro ejemplo, no resultaría difícil esquivar las

dificultades que asolan nuestra sociedad. Sírvanos de consuelo y de

ejemplo saber que, en el pasado, nos hemos enfrentado a situaciones

mucho más difíciles con muchísimos menos medios. Nuestros padres,

tíos, hermanos, ¡vosotros!, lo hicisteis a base de coraje y esfuerzo, de

trabajo y sudor. Vuestra vida fue mucho más dura y sacrificada que la

nuestra. Las circunstancias os obligaban a encerraros en vosotros mismos,

sin que pudierais echar mano más que de vuestros propios haberes y

esfuerzos.

Pero la austeridad, de los que emigraron y de los que se quedaron,

no fue impedimento para construir el rico patrimonio que nos ha llegado

muy vivo: formas de vida, tradiciones, las hermosas artesanías, hoy

desaparecidas lamentablemente en su mayoría, su laboriosidad, su

religiosidad y el fruto de sus esfuerzos.



Esta fue la vida de muchos hombres y mujeres de nuestro pueblo,

que con sus privaciones y esfuerzos, debido a la emigración, han

levantado España, pese a que nadie se lo haya reconocido y también han

levantado Daimiel.

El peligro que hoy corremos es el de dormirnos en los laureles y

atrincherarnos en perezas estivales. Ellos fueron incansables hormigas que

atesoraban día y noche, con un trabajo constante y permanente. Nosotros

tenemos el riesgo de convertirnos en cigarras indolentes, tan ruidosas

como holgazanas, amparadas por la bonanza fugaz del verano, sin

apercibirnos de que inevitablemente vendrán declives otoñales y fríos

inviernos.

Por eso pregonar, anunciar, la celebración de la Semana Santa a los

Daimieleños que se encuentran fuera de su tierra, lo hago con el corazón,

desde el sentimiento y el recuerdo, porque sé muy bien quien soy y de

dónde vengo; y recuerdo el drama ¿por qué no?, la pasión y el dolor, de

que no hay familia Daimieleña que no haya sido afectada, dolida, herida

por este “conflicto”. Un padre, un hijo, un hermano o todos y muchos

desgraciadamente no regresaron a su origen. Fue un drama, una tragedia

para miles de familias, al menos en la mía si sucedió.

Permítanme por ello el sentimiento de homenaje a todos los

Daimieleños, que pese a todo lo que soportaron en ese campo del

sufrimiento y el dolor no se quejaban nunca, ya que su actitud siempre fue

más positiva que negativa.

Nosotros somos los descendientes de aquellos hombres y mujeres,

que no debemos de permitir que una vez desaparecidos sean olvidados.

Por eso en estos días próximos a la primavera y que da inicio a la

Semana Santa, es obligado, al menos para mí, recordar a todas estas

personas.

¿Qué celebramos en estas fechas?: Pasión, Muerte y Resurrección

de Jesús. El principio de nuestra Fe cristiana.



¿PERO QUIÉN FUE JESÚS…? En estos momentos que todo se

cuestiona, se pone en duda: que si Jesús había nacido un par de años

antes, no en la fecha que se nos dice; que Jesús nació antes de Cristo, y,

si, puede ser verdad, ¡pero qué más da! ¿Es eso lo importante en Jesús, y

su mensaje?

Para unos, Jesús, era un revolucionario, pues es fácil caer en la

cuenta de que Jesús y sus seguidores cambiaron en unas centurias el

rostro del imperio y más tarde el del mundo. En aquellos días el ambiente

en Israel era un tanto convulso, con un ambiente general en pro de la

liberación política y religiosa. Según la opinión mayoritaria, el Mesías que

se esperaba habría de ser un experto militar, cuya misión era liberar a

Israel del yugo extranjero, con el fin de poder cumplir los requisitos de la

Ley de Dios y así Israel seria bendecido con toda suerte de prosperidades.

Y en este panorama surgen dos personajes que amenazan con la

desestabilización plena de la sociedad, la religión y la política de Israel

entero: Juan el Bautista y Jesús de Nazaret.

Para otros…, es un demagogo manipulador, un iluminado, un loco;

cada uno nos formamos un Jesucristo, el más cómodo para nosotros y

que mejor se adapte a nuestros intereses y comodidad, ser cristianos a la

carta ¿conocen ustedes algún grupo social, político, de opinión,

económico que no se apropie, de algún Mensaje de Jesús?...

Otros podrían pensar que era un agitador que quería cambiar,

conjuntamente con Juan el Bautista, el poder instaurado, ¿O por qué no

pensar que fue una “invención” surgida de un pequeño grupo en el siglo I?

¡Ya puestos se puede pensar cualquier cosa!

Para la humanidad una persona histórica.

¿Pero qué nos dicen los Evangelios…?:

Que Jesús es el hijo de Dios Vivo…

Y que Jesús entre otras muchas cosas fue. . .

- Un humilde artesano carpintero en Galilea.

- Que afirmaba ser hijo de Dios.



- Que manifiesta ser la Verdad y la Vida.

- Que instruye el perdonar y amar al enemigo.

- Que es apresado y juzgado por blasfemo, después de una triunfal entrada

en Jerusalén.

- Y tras una brutal paliza, muere entre burlas, crucificado junto a unos

malhechores.

Hoy, ante el problema en el que nos encontramos, donde los

hombres ya no quieren ser útiles, si no importantes, donde somos tan

materialistas, soberbios, pragmáticos, escépticos y todo lo ponemos en

duda, con una actitud egoísta y de indiferencia, nos podemos preguntar:

¿Dónde está el atractivo del “personaje”? ¿Y de los seguidores?

Algunas mentes pueden pensar que esta historia es inventada. Si fuera así,

¿por qué los seguidores-discípulos abandonan familia, hogar, posición,

oficios, propiedades…? ¡Otros perturbados! Si, unas personas que

abandonaron a Jesús, en el momento decisivo, y a la vez toman el

compromiso de proclamar, por todo el mundo, el contenido de la

“invención” y, la resurrección del personaje, de entre los muertos…. Y,

para obtener ¿qué?: Miseria, persecución, prisión y malas muertes. . . ¡y

todo por empecinarse en que su “invención” era verdad! Desde luego,

suscribieron con su sangre su trascendental testimonio…. Lo curioso es

que muchos comenzaron a seguirles repitiendo la misma historia y aun

hoy, son perseguidos y numerosos misioneros mueren, y,

hay quienes opinan que, al igual que los primeros apóstoles, ellos se lo

buscan; todo por no negar que esa historia es la verdadera.

Pero para conocer realmente a Jesús no basta únicamente con el

estudio de quién fue..., es necesario rezar, rezar con el corazón, celebrarlo

e imitarlo: YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA…

Semana Santa, gavilla donde se entrecruzan las bellas ideas, las

palabras extraordinarias y la metáfora; que excelente fecha para el

reencuentro, el perdón, la solidaridad y prodigalidad de afectos. Es el

momento, como humanos que somos, de reafirmar nuestra fe y creencias

cristianas. Así mismo es la fiesta que simboliza nuestras tradiciones,

nuestras raíces, que todos debemos de respetar y conservar.



Todos inmortalizamos tiempos vividos, recuerdos que se quedan

imborrables en nuestra retina, si retornamos al pasado, cuando éramos

niños, y prácticamente en la fecha en que nos encontramos, quinto

domingo de cuaresma, mañana; recordarán que en nuestras iglesias se

cubrían las imágenes con una tela morada, nos preguntábamos ¿por qué?

Con el transcurso del tiempo fuimos conociendo que con este acto se

recordaba que Jesús veló su divinidad antes de la semana de pasión.

Ciertamente a los más jóvenes nos sobreimponía, a los mayores los

predisponía a la celebración que se avecinaba. ¡Ya se respira en el

ambiente la celebración, todo son preparativos ¡en estos momentos

importantes, sencillos y nostálgicos: sacar de los baúles las túnicas para

vestirse de nazarenos, esas túnicas que con tanto amor y cariño nos han

sido confeccionadas para acompañar, haciendo penitencia, a nuestros

Cristos y Vírgenes. Cuanto amor había y hay en la preparación. Esos días

de nerviosismo de nuestras madres, al comprobar el “estirón” de sus hijos,

en desplegar el bajo, se han quedado pequeñas; ya no hay más donde

soltarle a la túnica. ¡Por fin!, voy a estrenar la mía, la definitiva, ya para

toda la vida.

¡Qué de recuerdos nos vienen a la mente!, yo quisiera rendir un

homenaje a todas las mujeres por su aportación a la celebración.

Las mujeres en la vida real son las más fuertes, las que mantienen

la familia unida y las que más trabajan .Por ello le doy gracias a Dios por

haber creado a la mujer, le doy gracias por mi madre, mi abuela, mi mujer,

mis hijas, mis amigas, mis primas…por todas.

Es paradójico, que en estos tiempos de la globalización, de las

nuevas tecnologías, en donde el presente y el futuro es digital; la Semana

Santa continúe teniendo una representación de localización, es decir que

su mensaje se transmita directamente en la calle a través de sus desfiles

procesionales, conservando así su presente vigencia difundida con esta

catequesis plástica, cargada de emoción y pasión.

Quisiera soñar los comienzos de la Semana Santa en Daimiel, la

primera procesión veo avanzar sólo, quizá, una cruz desnuda o tal vez un

crucifijo, austero, sencillo, humilde; como el cortejo que lo acompaña, en



oración, con recogimiento, haciendo penitencia, flagelándose…con el

alivio y el consuelo de agua, para saciar la sed, portando una calabaza;

inicio Ermita de la Vera Cruz, final estación de penitencia el pocillo” El

Trindo “.

Probablemente así surgieron las procesiones en Daimiel, las cuales

se han ido armonizando, hasta formar nuestras cofradías. Han pasado más

de cuatro siglos y ni el tiempo, las revueltas, ni los caprichos sociales han

alterado su estructura ni la pureza de su misión. Sí, cofradías de templada

estructura, sobrios conceptos, sin galas, ni alharacas; semejantes a un

racimo de uva, fruta tradicionalmente Daimieleña, hermética, celosa de su

verdad, cuajada poco a poco y amurallada en su defensa vegetal.

Porque en Daimiel se pueden cuestionar muchas cosas pero nunca

el amor de los Daimieleños, a sus Cristos y Vírgenes, los cuales

contemplan complacidos el ir y venir de sus hijos, de la totalidad de los

Daimieleños, y que siempre han estado dentro de todos los hogares y de

todos los corazones.

Daimiel, una tierra, mil historias, donde su Semana Santa, es para

todos los Daimieleños, más que un sentimiento, un orgullo; tanto para los

que están como para los que se han marchado. La Semana Santa es única,

impregnada de sus Colores, Olores y Sabores y con una sobrecogedora

celebración religiosa, que atrae a decenas de miles de visitantes, en la que

el pasado forma parte del presente.

Os contaré emocionado, cuando ya suenan brillantes las trompetas

y tambores ,con sus marchas pasionales, anunciando nuestros desfiles

procesionales .Que no hay mejor pregón de nuestra Semana Grande, que

ver cómo se siente y vive la Semana Santa, en esta Ciudad y por sus

gentes, que a mí me tienen aferrado.

Domingo de Ramos: La procesión de Las Palmas sale a la calle. Su

intenso simbolismo, su espiritualidad, los actos que se celebran este

Domingo de Ramos, desde primeras horas de la mañana con la bendición

de las Palmas y de tantos corazones participantes.



El eco de unas voces de plata y cristal que crece hasta convertirse

en algarabía infantil, de salmos, vítores y cantos de hosanna, acompañan

los niños la entrada de Cristo en un jubiloso Daimiel .Lo hace igual que la

entrada en el entusiasmado Jerusalén, en la que el pueblo judío le dio la

bienvenida, pueblo que después pediría su muerte liberando a Barrabás.

Pasa el Cristo, que sabe vino a sufrir y morir por todos, y que

recorrerá piedra a piedra durante la Gran Semana, el laberinto de Piedad

de Daimiel

El mensaje de Jesús nos propicia que sintamos nuestra infancia, que

no tengamos miedo a sacar el niño que llevamos dentro: “Dejar que los

niños se acerquen a mí. Porque de ellos es el reino de los Cielos”.

Avanza la semana y en los primeros días aparecen en nuestra

Semana Grande dos imágenes de Cristo crucificado. : Cristo de la Luz y

Cristo del Consuelo. Que significativas estas dos imágenes en estos

momentos, donde la oscuridad parece reinar en un mundo sin fe y sin

valores, surgen la Luz y el Consuelo como un hálito de espíritu que nos

hace volver a creer y renacer de nuestras cenizas.

Nos encontramos próximos a celebrar el V Centenario del

Nacimiento de Santa Teresa de Jesús. De todos es conocido que Santa

Teresa pasó por Daimiel, en varias ocasiones, y pernoctando alguna de

ellas; yo me la imagino en su salida hacia Malagón, dejar la ciudad muy de

mañana, sin sacudirse las alpargatas; tal vez su última mirada fuese a los

campos que posteriormente albergarían ese Faro y Luz que es el convento

de los PP Pasionistas, donde se encuentra la llave para abrirnos las puertas

de nuestro interior y que deja de penetrar en nosotros la grandeza de lo

extraordinario.

Santa Teresa, no fundó convento en Daimiel, pero su semilla sigue

viva a través de sus hijas, las Carmelitas Descalzas de Daimiel, que llevan

varios siglos siendo base y apoyo de la espiritualidad de los Daimieleños.

Siendo reducto de Paz, Luz y Consuelo para todos. Sus oraciones son

el mejor cobijo para nuestras angustias y desvelos; su oculta presencia se



nos hace imprescindible. Vengan estas palabras como testimonio y honra

al convento y sus monjas, mejor dicho nuestras queridas monjas. Como

pregón sin frontera, de la figura de Santa Teresa y como testimonio de fe

cristiana.

Quién no recuerda con cariño a la Madre María de los Ángeles, “la

cubana” y actualmente a la Madre Isabel, personalizando en estas dos

superioras el recuerdo a todas ellas.

Jueves Santo: Día del Amor Fraterno, Institución de la Eucaristía,

Santa Cena…

Día de familia, encuentro, de Perdón .Este día nos induce a Creer,

si, en lo que une: en la familia, creer en las personas, en el apoyo,

compartir, comprender, sonreír; en definitiva AMAR.

Amaos los unos a los otros como yo os he amado.

Que sepamos compartir nuestra vida y lo que tenemos, con esos

crucificados de hoy, para que a ellos no les falte alimento y compañía.

Dando consuelo, ilusión y confianza a tantas personas que en estos

momentos de crisis de valores y económicos, se encuentran agobiados y

con dificultades. Debemos demostrar con nuestras obras, con nuestra

solidaridad, que somos católicos, hijos de Dios , creyentes.

Jueves Santo, es el día en que el misterio se interrumpe para dar a la

Semana Santa crudeza y realismo. Es un despliegue casi completo del

retablo de la Pasión: Santa Cena, Oración del Huerto, Jesús Cautivo,

Negación de San Pedro, Flagelación y Virgen de la Amargura.

Jueves Santo, día de: la verdad, el misterio y la emoción

¡Viernes Santo en Daimiel!: Mañana de un día de tragedia,

resquebrajado, mutilado. Cuando ya las luces primeras de este viernes,

envuelven esta mística ciudad Daimieleña, lento y majestuoso el paso de

Jesús Nazareno hace su aparición en el pretil de la iglesia, que da inicio a

la procesión; donde le esperan miles de devotos. Es una emoción singular,



vieja y actual, la de esta madrugada del Viernes Santo. Asisten

sobrecogidos, un rito que se renueva cada año a la salida de la imagen del

templo. Avanza solemnemente la limpia humildad de Nuestro Padre Jesús.

Haciendo el recorrido por las calles de Daimiel.

Daimieleños, que esperáis impávidos horas y horas el paso de Jesús,

cuando le veis avanzar, tambaleándose y sin fuerzas, reclinándose sobre

ese cielo en las primeras horas de la mañana, desolado por la frustración

de su mensaje, se os llenarán los ojos de lágrimas y recibiréis un

estremecimiento tan hondo que hará que este sea el amanecer más

conmovedor de vuestras vidas.

En un íntimo silencio, quebrado en el interior por la oración y la

súplica. Jesús regresa a su ermita, acompañado por su Madre, entra

despacio, mirándonos, llega el momento de la despedida, es la despedida

a Jesús Nazareno cara a cara: Gracias y hasta el año que viene… si Tú

quieres.

El Viernes Santo es el día grande de Nuestra Semana Santa. Todo en

él es una continua procesión.

La profecía se ha cumplido. Es la hora nona… CRISTO HA MUERTO.

En las primeras horas de la tarde , cuando el sol brilla en el altozano

El Cristo de la Expiración está en la calle, conmueve y sobrecoge su

mirada en la agonía , amoratado el rostro por la fiebre de la muerte y la

mirada perdida, son los últimos momentos de Cristo : Padre perdónalos

porque no saben lo que hacen… El patetismo de la jornada no pierde ni un

momento de su gesto alucinante. De pronto, encontrándose frente a

frente con Cristo, torturado y ofendido, tan hombre como cualquier

hombre en la hora de su agonía.

Desfila la imagen con solemne y mesurado vaivén .Los ojos quedan

estáticos cuando no se vierten lagrimas a raudales .Remachan en el

adoquinado los pies descalzos de penitentes, símbolo apenado de las

adversidades vividas a lo largo del año…



Misericordia Dios mío, por tu bondad.

Por tu inmensa compasión, borra mi culpa….

El portar el Cristo de la Expiración es un honroso deber, un

irrenunciable derecho y no se subasta la sagrada carga, porque soportar

durante horas el peso y el cansancio, significa estar junto a Cristo en sus

momentos de dolor y agonía, y éste es un honor que hay que merecer…

Cristo de la Expiración, herencia y fiel testimonio del paso de los

Carmelitas por Daimiel.

Noche de Viernes Santo en Daimiel: La jornada se cierra, ya con olas

de sombras de la noche, la procesión del Santo Entierro, solemne,

silenciosa, grave… El negro guion dibuja vuelos siniestros ante los ocultos

rostros de los congregantes. Y una emoción intensa contrae los

semblantes cuando pasa Jesús yacente. Jesús muerto, llevado a enterrar

con esa sencillez humana y amorosa que no queremos perder en nuestra

tierra.

Al paso del cortejo, si se fuera personas tibias ante la doctrina de

Cristo o retirados de ella, tal vez sea bastante este momento, tal vez baste

verle así de desamparado, así de humillado, así de entregado al dolor y la

muerte, para volver amarle desesperadamente.

Estremecida de pena, queda la Virgen .Tal vez recordará pedidas

alegrías de la infancia de su hijo que le han matado .No hay mayor dolor:

Soledad de la Cruz. Soledad de Madre.

La mujer Daimieleña, acompaña, hoy, igual que, ayer y mañana, a

su Madre, de luto total y en recogimiento, con peineta y mantillas, garbo

y elegancia, y FE; así son las mujeres de nuestro pueblo.

Sábado Santo: Día de duelo, de orfandad y tristeza: jornada de

honda meditación.



Los hombre y mujeres de Daimiel se acuerdan de que una madre

ha perdido a su hijo, que se lo han arrancado de los brazos para llevarlo al

sepulcro y que está sola y afligida en medio de la tarde -noche. Daimiel

entero se echa de nuevo a la calle para acompañar a esa madre Desolada,

para acompañar en su sentimiento doliente aquella convecina sobre la

que se ha abatido la tragedia, para llorar y rezar con ella, envolverla de

ternura y compartir dolor.

Y llega por fin el Domingo de Resurrección con la postrera de las

procesiones: la del Resucitado.

Y volverán a repiquetear las campanas y estallarán los cohetes y se

llenara el aire gozoso con los sonidos musicales en la mañana radiante

¡Cristo Vive!. Los días recobraran su pulso normal, las gentes retornarán a

sus quehaceres. Ha terminado la Semana Santa de Daimiel, pero su

impacto perdurará siempre en el recuerdo.

La Resurrección es el camino. La vida está hecha de caminos.

Caminos que llevan… caminos que traen… a sueños, alegrías, tristezas,

amores, esperanzas...

Frente a una cultura de un constante fuego cruzado, la Pascua nos invita

a la PAZ. Paz que yo os deseo y que venga plena de:

ALEGRIA: Frente a la tristeza.

AMOR: Frente al egoísmo

ESPERANZA: Frente al pesimismo

PERDON: Frente al odio.

UNION: Frente al desencanto,

VALENTIA: Frente a la cobardía,

FE: Frente a las dudas

Deseo que todos estos frutos broten en vuestros corazones.

La experiencia de Jesús Resucitado, hace que nos sintamos

arropados por su Espíritu y por los deseos de crecer como creyentes



comprometidos, en pro de un orden nuevo en el mundo, desde la

perspectiva del Evangelio.

Por ello, los que amamos entrañablemente a Daimiel, una ciudad

que se desenvuelve hacia el futuro mejor y más hermoso; una ciudad que

avanza en el buen camino, que es el camino del bien autentico: el de la

Caridad y la Justicia. Los dos conceptos supremos que Cristo vino a

enseñarnos y también con su martirio y muerte. Que cada uno

descubramos nuevos avances en este camino que es el mejor futuro que

debemos de desear a la Semana Santa y a Daimiel.

Daimieleños todos, la Semana Santa esta próxima, vivámosla

intensamente, en toda su plenitud; con la esperanza de la resurrección

que nos hará un hombre nuevo.

Amigos, esta es la Semana Santa de nuestro pueblo, que os he

venido a pregonar, la que yo siento y he heredado de mis padres, de mis

antepasados: LA NUESTRA.

Me es difícil, finalizar y despedirme de vosotros, Daimieleños, que

lleváis Daimiel tan dentro del corazón, ¡la distancia incrementa el amor y

el recuerdo!

Quisiera hacerlo, tomando prestados unos versos del poeta

daimieleño Beño Galiana, que escriben:

Hay quien dice de Daimiel:

“Ni el hombre ni la mujer”.

Dijeran lo que dijeran

los que no te vieron bien.

No hay lugar tan hermoso

como el pueblo de Daimiel.



Velando todas tus cosas

Santa María y San Pedro,

las torres de tus parroquias…

¡De Daimiel lo quiero todo!

Quiero el hombre y la mujer,

quiero la tierra y el agua

y el aire si puede ser.

Virgen de las Delicias, Virgen de la Almudena, cantar con nuestra

Virgen de las Cruces, de Daimiel, Somos de Daimiel, decidlo vosotras

también.

Y como madres nuestras que sois, en el momento de vestirnos

nuestras túnicas nazarenas para el último viaje, el definitivo, ser

intercesoras nuestras; y que al ser juzgados no se nos haga por las faltas,

que como humanos que somos, hayamos cometido, que de ellas, ya nos

hemos arrepentido. Sino que seamos juzgados, con benevolencia y

generosidad, por lo que pudimos hacer y no hicimos.

Que así sea.

Este Pregón se terminó de imprimir, bajo la intercesión de Santa Teresa

de Jesús, en el día 27 de febrero del año del Señor de 2015, festividad de

San Gabriel de la Dolorosa.

pregon ss madrid 2015

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