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Y , NOVIEMBRE 2010 ABRIL 2011 4 7 7 PRAGMA, ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL n°7 CONTENIDO DISEÑO EL ESTANQUE DEL PATIO DE LAS OLLAS DE BARRAGÁN, UN REMANSO PARA LA CREATIVIDAD The pond of the patio de las ollas of Barragan, A heaven for creativity Hermógenes Castellón-Campos, Guadalupe Ma. Milián-Ávila TECNOLOGÍA-CONSTRUCCIÓN CRITERIOS TÉCNICOS PARA LA APLICACIÓN DE ENFOQUES DE REDUCCIÓN DE DESASTRES NATURALES EN EL PLANEAMIENTO Y DISEÑO URBANOS DE ASENTAMIENTOS HABITACIONALES Technical criteria for the application of approaches to reduce natural disasters at the planning and urban design of housing settlements Andrés Olivera-Ranero, Dora María Artiles-López, Silvana Calderón-Cabrera TEORÍA-HISTORIA-PATRIMONIO EDIFICADO IDENTIDADES CULTURALES, SUB-URBANIZACIÓN Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL: UN ESTUDIO DE CASO EN URUGUAY Cultural identities and territorial ordering: Case study in Uruguay Ingrid Roche DE LA HOMOGENEIDAD FORMAL DECIMONÓNICA A LA HETEROGENEIDAD URBANA DE LAS DENOMINACIONES EVANGÉLICAS EN MÉXICO From ninetheenth formal homogenity to the urban heterogeneity from evangelical designation in México Iván San Martín-Córdova COMUNICACIÓN VISUAL LA COHERENCIA DEL CONSTRUCTO DIAGRAMÁTICO COMO DISPOSITIVO DE COMUNICACIÓN VISUAL EN EL PROYECTO ARQUITECTÓNICO CONTEMPORÁNEO The coherence of diagrammatic construct as device of visual communication in the project architectural contemporary Víctor Manuel Martínez-López, Joan Puebla-Pons José Manuel Falcón-Meráz Pág. 2 24 41 59 80

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Revista Pragma no.7 Espacio y Comunicación Visual

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Y,

NOVIEM

BRE 2010

ABRIL 2011

477

PRAGMA, ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL n°7

CONTENIDO

DISEÑO

EL ESTANQUE DEL PATIO DE LAS OLLAS DE BARRAGÁN,UN REMANSO PARA LA CREATIVIDADThe pond of the patio de las ollas of Barragan, A heaven for creativityHermógenes Castellón-Campos, Guadalupe Ma. Milián-Ávila

TECNOLOGÍA-CONSTRUCCIÓN

CRITERIOS TÉCNICOS PARA LA APLICACIÓN DEENFOQUES DE REDUCCIÓN DE DESASTRES NATURALESEN EL PLANEAMIENTO Y DISEÑO URBANOS DE ASENTAMIENTOS HABITACIONALESTechnical criteria for the application of approaches toreduce natural disasters at the planning and urbandesign of housing settlements Andrés Olivera-Ranero, Dora María Artiles-López, Silvana Calderón-Cabrera

TEORÍA-HISTORIA-PATRIMONIO EDIFICADO

IDENTIDADES CULTURALES, SUB-URBANIZACIÓN Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL: UN ESTUDIO DECASO EN URUGUAYCultural identities and territorial ordering:Case study in UruguayIngrid Roche

DE LA HOMOGENEIDAD FORMAL DECIMONÓNICA A LA HETEROGENEIDAD URBANA DE LAS DENOMINACIONES EVANGÉLICAS EN MÉXICOFrom ninetheenth formal homogenity to the urban heterogeneity from evangelical designation in MéxicoIván San Martín-Córdova

COMUNICACIÓN VISUAL

LA COHERENCIA DEL CONSTRUCTO DIAGRAMÁTICO COMO DISPOSITIVO DE COMUNICACIÓN VISUAL EN EL PROYECTO ARQUITECTÓNICO CONTEMPORÁNEOThe coherence of diagrammatic construct as device of visual communication in the project architectural contemporaryVíctor Manuel Martínez-López, Joan Puebla-Pons José Manuel Falcón-Meráz

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DIRECTORIO

Dr. Roberto Enrique Agüera IbañezRector

Dr. José Ramón Cuenca Eguibar Secretario General

Dr. Pedro Hugo Hernández TejedaVicerrector de Investigación y Estudios de Posgrado

Mtro. Arcadio Hernández AguilarDirector de la Facultad de Arquitectura

C. Mtro. Rafael Cid MoraSecretario Académico

Mtro. Elio Rojas MezaSecretario Administrativo

C. Dra. Lina Marcela Tenorio Téllez Secretaria de Investigación y Estudios de Posgrado

Dr. Juan Manuel Guerrero BazánCoordinador de Planeación Académica

Dra. Anelis Marichal GonzálezUniversidad de Camagüey, Cuba

Dr. Horacio Gnemmi BohoguUniversidad Nacional de Córdoba, Argentina

Dr. Manuel Martín HernándezUniversidad de las Palmas, Gran Canaria, España

Dr. Marc GosséInstituto de Arquitectura de La Cambre, Bruselas, Bélgica

Mtra. Marie LessardUniversidad de Montreal, Canadá

Dr. Michel GuenetUniversidad de Montreal, Canadá

Mtro. René AzcuyEncuadre-CUBA

Dra. Rosa María ChacónUniversidad Simón Bolívar, Caracas, Venezuela

Dr. William SiembiedaCal-Poly, California, USA

Dr. Yves BussiereUniversidad de Montreal, Canadá

Arbitraje Internacional

Comité Editorial

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Dra. Ma. Cristina Valerdi NochebuenaCoordinadora Editorial

Dra. Julia Judith Mundo Hernández Dra. Adriana Hernández SánchezApoyo Editorial

Mtro. Obed Meza RomeroDiseño Editorial

Mtro. Obed Meza RomeroDiseño de Portada

Dr. Carlos Contreras CruzDirección General de Fomento Editorial BUAP

Dra. Aurora Roldán OlmosBenemérita Universidad Autónoma de Puebla

Dra. Guadalupe Milián ÁvilaBenemérita Universidad Autónoma de Puebla

Dr. Iván San Martín CórdovaUniversidad Nacional Autónoma de México

Dr. José de Jesús Jiménez JiménezUniversidad Autónoma del Estado de México

Dr. Julio de Jesús Mendoza JiménezUniversidad de Colima

Dra. Ma. Isabel Martínez CadenaUniversidad Autónoma de San Luis Potosí

Dr. Nicolás López TamayoUniversidad de las Américas-Puebla

Dr. Rafael López RangelUniversidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

Dr. Sergio Flores GonzálezBenemérita Universidad Autónoma de Puebla

Dra. Virginia Cabrera BecerraBenemérita Universidad Autónoma de Puebla

PRAGMA, ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL, Año4, No.7, noviembre 2010–abril 2011, es una publicación semestral editada por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, a través del Departamento de Fomento Editorial de la Facultad de Arquitectura con domicilio en la 4 sur 104, colonia Centro, CP 72000, Puebla, Pue., Tel. 229-5500. [email protected] Editor responsable: Dra. María Cristina Valerdi Nochebuena. Reservas de Derechos al uso exclusivo

, ISSN en trámite, otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de autor. Certificado de licitud de titulo y contenido, número 15164, ambos otorgados por la Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa por Talleres Koinonia, avenida Margaritas 108, colonia Bugambilias, tel. 2462606, Puebla, Pue., este número se terminó de imprimir el 30 de octubre de 2010 con un tiraje de 1,000 ejemplares.

Nº 04-2008-090320255300

PRAGMA, ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL es una publicación académica que tiene el objetivo de difundir resultados de proyectos de investigación teórica, científica y tecnológica relacionados con el campo del diseño y la comunicación visual que desarrollan los académicos y otros actores sociales en las instituciones de enseñanza de educación superior y centros de investigación y desarrollo tecnológico y está dirigida a académicos, estudiantes e interesados afines con la temática con el propósito de fortalecer los procesos de formación y consolidación de su actividad profesional.Los artículos publicados son arbitrados por pares académicos en su mayoría externos a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, bajo la modalidad de árbitros y autores anónimos.Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación.Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional de Derechos de Autor.

Y,

PRAGMA, ESPACIO Y COMUNICACION VISUAL n°. 7consta de 1000 ejemplares y fue impresa en

Talleres Koinonia. Avenida Margaritas 108, colonia Bugambilias,Puebla, Pue. México el mes de marzo de 2011

“PRAGMA, ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL” REVISTA DE INVESTIGACIÓN DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA DE LA BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA (FA-BUAP)Convoca de manera permanente a la comunidad de la FA-BUAP, así como a miembros de otras instituciones académicas nacionales e internacionales a presentar artículos para ser publicados en la revista.

Éstos serán dictaminados y en su caso, publicados de acuerdo al orden de recepción y en las siguientes secciones: Diseño, Tecnología- Construcción, Teoría-Historia, Patrimonio Edificado y Comunicación Visual.Los temas a tratar incluyen entre otros: arquitectura, conservación del patrimonio edificado, construcción y medio ambiente, diseño gráfico, estudios del territorio, sostenibilidad, tecnología, urbanismo y áreas afines

ŸSe publicarán principalmente artículos producto de investigación inéditos sujetos a un arbitraje de pares de acuerdo al sistema conocido como de árbitros (modalidad doble ciego) y autores anónimos, de tal manera que en los comunicados que el editor responsable haga a los árbitros serán omitidos los datos de identificación del autor(es). ŸLa extensión será de 15 a 30 páginas tamaño carta numeradas, en todos los casos el número de páginas incluye texto, figuras, tablas y referencias bibliográficas. Se adquiere el compromiso de NO publicar el mismo artículo en otro medio, previa carta de cesión de derechos.ŸSe deben presentar tres originales impresos en papel bond y un CD que contenga el trabajo a publicar. ŸSe entregarán en la Dirección General y en el Departamento de Fomento Editorial de la FA-BUAP, o podrán ser enviados por paquetería a Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ciudad Universitaria. Boulevard Valsequillo s/n. CP 72570. Tel. 01(222-2295500, ext. 7950)ŸSe solicita su envío en forma digitalizada (archivo de Word 97) a: ŸSe recibirán artículos en español, inglés, francés y portugués.

Estructura de los artículosPortada, Resumen, Introducción, Método(s), Resultados, Discusión, Conclusión, Bibliografía citada.

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Por motivos de uniformidad de presentación, el estilo de redacción de la bibliografía de los textos se ajustará al sistema American Psychological Association (APA), tanto en fuentes documentales como electrónicas.

INSTRUCTIONS FOR AUTHORSThe Editorial Borrad Of. PRAGMA, ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL, permanently receives papers from authors. Collaborations are revised and Publisher following the recpetion order. Papers are Publisher according to the following sections:Design, Technology-Building, Theory and History, Built Heritage and Visual Communication.

Papers must contain work Developer in the following areas: architecture, building technology, conservation of the built heritage, construction and environment, graphic design and communication, sustainability, urban studies and related areas.

ŸSUBMISSION OF PAPERSŸAcceptance for publication is subject to the manuscript being an unpublished research work.ŸThe manuscript length shuld be between 20 and 30 letter size pages. All pages must be numbered; text, figures, tables and referentes must be included within tose 20 to 30 pages. The metric system is to be used troughout and if it is necessary to quote other units then these should be added in parentheses.ŸThe autor acquires the commitment of NOT publishing this work in any other journal or media.ŸThree painted copies of the manuscript and an electronic copy in a CD should be provided.ŸManuscripts should be submitted by courier delivery or in person to Dirección General or Departamento de Fomento Editorial of the Facultad de Arquitectura, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ciudad Universitaria. Boulevard Valsequillo s/n. CP 72570. Tel. 01(222-2295500, ext. 7950)ŸElectronic copies (Word file 97) should be emailed to [email protected]ŸManuscripts can be submitted in Spanish, English, French or Portughese

[email protected]

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“El estanque del patio de las ollas” de Barragán,un remanso parala creatividadHermógenes Castellón-Campos Facultad de ArquitecturaBenemérita Universidad Autónoma de [email protected]

PRAGMA ESPACIO Y COMUNICACIÓN VISUAL 7: 2-22 (2011)

DISEÑO

“The pond of the patio de las ollas” of Barragán, a haven for creativityGuadalupe Ma. Milián-ÁvilaFacultad de ArquitecturaBenemérita Universidad Autónoma de [email protected]

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ResumenEl agua constituye un elemento valioso en la composición espacial; sin embargo su intro-ducción en entornos arquitectónicos en algunos casos aparece deslucida. En la obra de Luis Barragán, los estanques son una particular reflexión sobre las múltiples dimensiones de este elemento “natural” que valen la pena examinar. Para ello, tomando como referencia el trabajo de Susuki y Maeda (1981), hemos formulado la categoría: imágenes acuáticas ar-quitectónicas y su complemento el concepto: recorte compositivo (o unidad de análisis), me-diante los cuales analizaremos una obra paradigmática: “el estanque del patio de las ollas” de la casa del propio Barragán. Pretendemos poner en evidencia la creatividad y destreza en el uso del agua desarrollada por este arquitecto mexicano, resaltando las potencialidades que guarda este elemento vivo, en términos compositivos y del cumplimiento de las necesi-dades emotivas, mentales y espirituales, propias de las actividades humanas.Palabras Clave: agua, composición espacial, estanque del patio de las ollas, imagines acuáti-cas arquitectónicas, recorte compositivo.

AbstractWater is avaluable element inthespatial composition, but their introduction into archi-tectural environments in some cases appears lack luster. In the work of LuisBarragán, ponds are a particular reflection on the many dimensions of this “natural” element that are worth to be examined. To do this, we take as a reference the work of Suzukiand Mae-da (1981), we have formulated the category: architectural aquatic images and its com-plement concept: a compositional cutting(or unit of analysis),through which we analyze a paradigmatic work, “the pond of the pots patio” of Barragán’s house. We intend to bring out the creativity and skill in the use of water developed by this Mexican architect, high lighting his potentialities that keep this living element in compositional terms and the fulfillment of emotional needs, mental and spiritual characteristics that are proper of human activities.Keywords: water, spatial composition, pond of the patio de las ollas, aquatic architectu-ral images, compositional cutting.

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Castellón, H.; Milián, G. M.: “El estanque del patio de las ollas” de Barragán, un remanso para la creatividad.

DISEÑO

Introducción“…En la vigilia y en el sueño me ha acompañado a lo largo de mi vida el dulce recuerdo de fuentes maravillosas: las que marcaran para siempre mi niñez, los derramaderos de aguas sobrantes de las presas, los aljibes de las haciendas, los brocales en los pozos en los patios conventuales; las acequias por donde corre alegremente el agua, los pequeños manantiales que reflejan las copas de los árboles milenarios, y los viejos acueductos que desde lejanos horizontes traen presurosos el agua a las haciendas con el estruendo de una catarata...” Luis Barragán

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DISEÑO

Existen ejemplos exitosos del uso del agua como elemento en la composición espa-

cial. Destacan las experiencias de la Alham-bra y la Villa d’Este por la gran variedad y ri-queza de diseño que contienen; el complejo Awaji Yumebutai por ser una interpretación contemporánea japonesa del funcionamien-to de la Alhambra (Castellón, 2010); La Villa Malaparte de Libera en España, por el dramá-tico encuentro entre el cielo, la tierra y el mar. Recordemos la casa de la cascada de Wright, E.U.A, cuyo emplazamiento hace sentir el flui-do de la naturaleza en su constante movimien-to; la Unidad habitacional de Marsella de Le Corbusier en Francia, y sus metáforas acuáti-cas. Otros ejemplos interesantes son: la Villa Waterglass de Kuma en Japón, que patentiza el principio de penetración de la casa en la na-turaleza y con ella de las estaciones del año; la biblioteca universitaria de Souzhou de Shu, Ming y When-Yu en China con la integración paisajística del agua y la idea de la casa puen-te, ilustrada con el pabellón de Middelburg de BAR, Holanda (Parra, 2001).

En México cabe destacar la obra de Luis Barragán. Al observar sus áreas acuáticas, es posible distinguir una composición arquitec-tónica, un orden o estructura espacial; fuen-tes y estanques provocan emociones y reac-ciones psicológicas. Estos cuerpos de agua, sin duda recrean una ambientación armónica entre naturaleza y arquitectura expresando una estética conformada por una belleza in-sólita. Su obra comprende una serie de estan-ques, como ejemplo: el de la casa Ortega (fig. 1); el del patio de las ollas, de la casa-estudio de Barragán (fig. 2); el de la sala de la Familia Gálvez (fig. 3); el de la Cuadra San Cristóbal, de la familia Egerstrom (fig. 4); el de la Fuen-te de los amantes (fig. 5); el de la Plaza y la Fuente del Bebedero (fig. 6); el del Campana-rio (fig. 7); y el de la Capilla de las Capuchinas Sacramentarias (fig. 8).

Figura 1. Estanque de la Casa OrtegaFuente: http://www.loreakmendian.com/v06/pv02/magazine/LB4.html

Figura 2. Estanque del Patio de las ollasFuente: http://www.elclima.com.mx/casa_estudio_de_luis_barragan_parte_ii.htm

Figura 3. Estanque de la Casa GálvezFuente: http://www.anxo.org/artigos/030700.html

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DISEÑO

Figura 4. Estanque de la Cuadra San CristóbalFuente: http://aedesign.wordpress.com/2009/08/28/cuadra-san-cristobalegerstromhouse-mexico-city/

Figura 5. Estanque de la Fuente de los amantesFuente: http://www.epdlp.com/arquitecto.php?id=12

Figura 7. Estanque de la Fuente del CampanarioFuente: http://1.bp.blogspot.com/_pjdZTOTOTt8/ScHI-SJIpMI/AAAAAAAABHg/QX9F4sitJZ4/s1600-h/Aniv+Barragan+27.jpg

Figura 8. Estanque de la Capilla de las Capuchinas SacramentariasFuente: http://www.loreakmendian.com/v06/pv02/magazine/LB4.html

Figura 6. Estanque de la Fuente del bebederoFuente: http://www.epdlp.com/arquitecto.php?id=12

Castellón, H.; Milián, G. M.: “El estanque del patio de las ollas” de Barragán, un remanso para la creatividad.

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1 Interrogantes sobre percepción-Fenomenología de la arquitectura

También existen intervenciones desafor-tunadas, Particularmente en las plazas, en los centros comerciales y en otros lugares públicos, la incorporación del agua aparece deslucida, aunque ésta sea el único elemento decorativo destacable. No se explotan ni sus capacidades expresivas ni los impactos que se pueden generar en la percepción del espacio y en los estados mentales de los espectadores.

La importancia de la obra acuática barra-ganiana y la escasez bibliográfica al respecto, invitan a la ampliación de estos estudios que pueden enriquecer la práctica de la composi-ción espacial.

Tomando como referencia el trabajo de los japoneses Suzuki y Maeda (1981), para esta presentación se construyó el concepto de imágenes acuáticas arquitectónicas mediante el cual se examinará un caso: el estanque del Patio de las ollas. Se pretende poner en evi-dencia la creatividad y conciencia en el uso del agua que desarrolló Luis Barragán, así como la potencialidad de este elemento vivo para la composición arquitectónica. Esperamos des-pertar en los profesionales del diseño el deseo de tomar ejemplo de este creador reconocido internacionalmente.

El concepto de imagen acuáticaarquitectónicaEn los ámbitos europeo y norteamericano hay publicaciones sobre la relación de la arquitec-tura con el agua, como son: Juegos de agua, de Plumptre (1994); El agua y los sueños, de Bachelard (1978); El agua mitos, ritos y reali-dades, de José A. González (2003); Water and architecture de Moore (1994); Arquitectura para el agua: apuntes para un estudio, de Icaza

(1990); Questions of perception-Phenomenolo-gy of architecture,1 de Pallasmaa, Holl y Pérez-Gómez (1994); Cuestiones fenoménicas del agua, de Wolff y Gleik (2006); Agua, la crisis del siglo XXI, de National Geographic (2006); Fuego, Agua, Tierra, Aire, una historia cultural de los elementos de los Böhne (1998); El agua, cultura y vida, de Teixido (1985), El poder cu-rativo del agua, de Fliege (2006) y Diccionario de los símbolos de Jean Chevalier (1986).

En el mundo oriental son interesantes los trabajos de: Michico Sakae (1981): El agua, el hombre, y la arquitectura en el mundo; Ma-sahiko Ito (1981): El agua de la arquitectura islámica en España; Kenji Horigome y el grupo acuático de la universidad de Nihon (1981): Los espacios acuáticos en la arquitectura con-temporánea japonesa; Kuo Chung Twn y el grupo acuático de la Universidad de Waseda (1981): El espacio acuático en la arquitectu-ra contemporánea; Tomio Watanabe (1981): El espacio acuático y el desarrollo de la vi-vienda; Okiro Harano (1981): El rol del agua en los parques y las plazas; Michie Tanakaque (1981): La relación agua y escultura; Yoshiya-suIto (1981): Carlo Scarpa y el agua.

Como sabemos, en Japón, desde hace mucho tiempo, se conocen las técnicas para integrar el agua con los espacios habitables, así como los propósitos que con ella se pueden evocar psicológicamente, tales como el frío, la quie-tud, o la belleza, entre otros. El espacio acuá-tico del Estilo Shinden (periodo Heian japonés, 794–1185) es el ejemplo más relevante; re-presenta no sólo el origen del espacio acuático de ese país sino también los principios com-positivos, aplicables al diseño arquitectónico, vigentes hoy en día.

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Contemporáneamente, los japoneses Su-suki y Maeda, bajo el título Las imágenes del agua y el Diseño de los espacios acuáticos pro-ponen una tipología muy interesante en torno a los efectos que pueden producir los cuerpos de agua, dependiendo de ciertas característi-cas o condicionantes físicas.2

Bajo el concepto, por demás interesante, imágenes del agua, los autores hacen referen-cia tanto a los elementos naturales y construi-dos -componentes de un escenario acuático-, como a los efectos producidos en el sujeto que se expone a éste. Se trata, nos dicen, “de la in-teracción entre la mente de las personas, y las formas particulares del agua” (Susuki y Mae-da, 1981: 10). El conocimiento de estas imá-genes, es decir de la escena que se forma en la mente de los observadores y de las transfor-maciones ocurridas en sus estados de ánimo y en sus funciones mentales, puede traducirse sin duda en una poderosa herramienta para ordenar, distribuir o definir el espacio.

La propuesta está basada en una muestra -amplia y diversa- de cuerpos de agua loca-les y extranjeros, relativos a paisajes y a es-pacios urbanos; no se abordan los interiores arquitectónicos. A partir de un esquema ela-borado ex profeso examinaron las relacio-nes entre ciertas cualidades o condiciones físicas y geométricas de los cuerpos de agua -en su contexto-, y determinadas percepcio-

nes3 visuales (agrandamiento del espacio, separación o conexión entre áreas, etc.), emotivas (alegría, sorpresa, tranquilidad, etc.) e intelectuales (reflexión, remembran-za, etc.) que pueden despertarse en el obser-vador, a ellos expuesto. El esquema consiste en un recorte espacial que incluye: 1) el es-pacio acuático (es decir, el área de influencia del cuerpo acuático); 2) el dominio acuático y su dirección (es decir, el espacio ocupado por el agua y la dirección que toma por su forma o por el movimiento del líquido), y 3) el espacio ocupado por el observador y la di-rección de su mirada.

Como resultado de sus análisis y a la luz de otros estudios, los autores proponen diez tipos de imágenes de agua categorizadas a partir de lo que denominan su constituyente esencial (es decir, el efecto principal causado por una determinada forma del contenedor del líquido). En otras palabras, nos ofrecen una serie de efectos perceptivos ocasiona-dos por el agua4. Así, una línea de agua pue-de direccionar el espacio; un plano puede actuar como soporte o bien dar la impresión de expansión espacial. Nos muestran imáge-nes de agua que dan profundidad; otras que ayudan a delimitar, conectar o yuxtaponer espacios visualmente. Hablan también de la capacidad de incidir en el mundo mental de los espectadores.

2 Los autores observaron directamente el empleo del agua en los espacios paisajísticos, urbanos y arquitectónicos modernos y contemporáneos, nacionales e internacionales; las cualidades propias de las aguas según sus características específicas. Además, consideraron las Imágenes acuáticas proporcionadas por la literatura clásica japonesa y otros documentos antiguos importantes de su cultura.3Según el Diccionario Akal de Estética, percepción, es “… la función por la cual las sensaciones provocadas en nosotros por los objetos sensibles son recibidas, organizadas, interpretadas para facilitarnos una representación de estos objetos con impresión inmediata de su realidad” (Souriau, 1998). “La percepción depende en gran parte de la experiencia anterior del sujeto y actitud hacia la cosa que percibe”(Olivares, 2001, pág. 452). 4 Suzuki y Maeda clasificaron diez tipos de éstas imágenes acuáticas, organizándolas en tres categorías. Cada una de estas imágenes tiene una imagen del agua como “Constitu-yente esencial”, así como su respectivo esquema tipológico. Primera categoría: Las Imágenes espaciales acuáticas relacionadas a la dirección espacial;1) la línea de agua que da dirección al espacio (Flujo) –Constituyente esencial; 2) el plano de agua que soporta el espacio (Superficie plana); 3) el plano de agua que expande el espacio (Expansión horizontal); 4) el plano de agua que yuxtapone el espacio (Superficie de menor escala); 5) la masa de agua que da profundidad al espacio (Profundidad).Segunda categoría: Las Imágenes espaciales acuáticas relacionadas a la delimitación espacial:6) la masa de agua que delimita el espacio (Difícil de penetrar); 7) la masa de agua que separa el espacio (Difícil de penetrar)Tercera categoría: Las Imágenes espaciales acuáticas relacionadas a la unidad espacial;8) el punto de agua que une el espacio (Continuidad); 9) la línea de agua que une el espacio (Continuidad)10) la línea de agua que conecta el espacio (Continuidad).

DISEÑOCastellón, H.; Milián, G. M.: “El estanque del patio de las ollas” de Barragán, un remanso para la creatividad.

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Al respecto dicen los autores:“Hay aguas de los mares agitados que son amena-zantes, que evocan los sentimientos de fortaleza y miedo, que conmueven profundamente. Hay aguas primaverales que refrescan del fuerte sol del vera-no, que evocan la amabilidad y la gentileza, y que to-can suavemente. Hay aguas que fluyen, aguas claras, aguas que traen pétalos de flor y remolinos de agua; Hay aguas que conectan o separan los espacios. Éstas últimas son las aguas que influyen con su contenido intelectual a los seres humanos, ya que los motivan sutilmente en lo profundo de su ser. El agua llega a sus mentes, definiéndoles una imagen específica del agua. Sus mentes cambian constantemente, influen-ciadas por la expresión del agua, de un humor emo-cional violento, pueden pasar a uno intelectualmente gentil” (Susuki y Maeda, 1981:10). A diferencia de Susuki y Maeda que nos pro-

porcionan un conjunto de imágenes del agua, como herramientas esenciales para un manejo consciente del agua, nuestra presentación se propone analizar las diversas dimensiones que puede ofrecer un cuerpo de agua al interior de una obra arquitectónica cuando su integración se realiza orientada por un propósito específi-co. Por ello, en nuestro estudio, retomamos el concepto de imagen del agua -en el entendido de que se identificarán las cualidades propias de un cuerpo acuático y los efectos percepti-vos (emocionales y mentales) que se provocan en la interacción con los usuarios, visitantes o espectadores-; pero además hemos agregado la categoría arquitectónica, integrando así al análisis el papel que cubren estos cuerpos de agua al interior de una obra, en términos de la composición espacial, ambiental y estética.

Para nuestra exploración proponemos la categoría imagen acuática arquitectónica considerando con ello una multiplicidad de efectos emanados de un espacio acuático y

otros elementos compositivos asociados cuya conjunción permite cumplir exitosamente una determinada función. La función, en-tendida en un sentido amplio, es decir, no el reduccionismo dictado por la necesidad tra-ducida a metros cuadrados; sino entendida como actividad humana multidimensional en la cual se contemplan las necesidades psico-lógicas, mentales y espirituales. Se trata en-tonces de determinar recortes compositivos o unidades de análisis a partir del cuerpo de agua identificando, además, la función des-tacada que éstos cumplen. Así, una imagen acuática arquitectónica considerará además de los cuerpos de agua, las áreas físico-espa-ciales asociadas y los estados emocionales y mentales requeridos, para cumplir esa deter-minada actividad humana.

Como se verá en el siguiente apartado, el análisis para la obra barraganiana compren-derá observaciones de carácter compositivo o de ordenamiento espacial, ambiental y es-tético relacionados con el cuerpo de agua y sus funciones. De igual forma basados en el perfil profesional de Barragán, en sus pro-pias declaraciones y las de sus críticos, en las experiencias vividas por quienes escriben y sus alumnos –durante las visitas al “estanque de las ollas”5, proponemos una lectura de los posibles efectos emocionales e intelectuales desencadenados en los espectadores a partir de estas espacialidades.

Las posibilidades del agua en la arquitec-tura de Luis Barragán“Barragán es un creador de ambientes, en los que indis-tintamente se escucha la voz embullecente del chorro de sus fuentes; al viento irisando los espejos de agua de sus patios y a los pájaros, habitantes de los árboles, que contemplan estos espacios mágicos.

5 Años 2009 y 2010.

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Pero no es tan solo el sentido del agua, del viento y del ave que ahí se identifican. Es uno mismo que desea encontrarse en esa luminosa soledad y divagar en el color de los gruesos muros que circundan e imparten serenidad a un espacio.” Armando Salas Portugal

La obra de Luis Barragán6 tiene un reco-nocimiento internacional por su estilo muy personal, inspirado en la arquitectura meso-americana, en los conventos y monasterios co-loniales, así como en las haciendas mexicanas.

Fue quizá la naturaleza de la explotación agrícola paterna lo que inclinó a Barragán a escoger el aspecto hidráulico como su especia-lidad: el agua, elemento fundamental de vida, constituye una presencia constante en su obra. El mismo arquitecto comenta: “En los ranchos mexicanos siempre se oyen chorros de agua; nunca he podido hacer una casa o un conjun-to arquitectónico sin incluir un estanque o un chorro de agua o un fragmento de acueducto” (Pauly, 2002:18).

Escuchando a Emilio Ambasz acerca de la distribución del agua en Mazamitla-pueblo cercano a la finca familiar-, se torna compren-sible la inclinación de Barragán por el agua. Dice: “…consistía en la colocación de grandes troncos huecos en forma de canalones que se apoyaban en una estructura de horquilla cin-co metros arriba de los techos. Este acueduc-to atravesaba el pueblo y llegaba a los patios con enormes fuentes de piedra que recibían el agua…”(1976: 9). Con tales recuerdos de infancia en los que están presentes las fuen-tes, el sistema vernáculo de transportación del agua, los manantiales y todo tipo de flui-

6 Luis Barragán nace en Guadalajara, en 1902, y muere en 1988. Recibió el premio Pritzker en 1980. Su educación en arquitectura proviene de la escuela de ingeniería civil, de otros arquitectos y de su práctica. A los 20 años viajó a Europa como parte de su proceso formativo y, posteriormente, viajó por África y los Estados Unidos de Norteamérica. En Francia encontró los escritos de Ferdinand Bac, un arquitecto del paisaje, sus ideas sobre los jardines y la meditación, ejercieron una gran influencia en él. Después de su incursión en edificios al estilo internacional ya instalado en México, en los cuarenta empezó a descubrir un estilo más personal por el que sería reconocido internacionalmente.Actuó como arquitecto paisajista-urbanista diseñando varias casas para el pedregal. Su amistad con el artista y anticuario Chucho Reyesactúa como un catalizador en la meta-morfosis radical del estilo de Barragán (Zanco, 2001).7 Fuente es la obra de arquitectura hecha de fábrica, piedra, hierro, etc., que sirve para que salga el agua por uno o muchos caños dispuestos en ella(Diccionario, 2001).8 Estanque significa un hueco del terreno que se llena de agua, natural o artificialmente; construido para recoger el agua, con fines utilitarios, como proveer al riego, criar peces, etc., o meramente ornamentales(Diccionario, 2001).9 Se encuentra ubicada en los números 12 y 14 de la calle General Francisco Ramírez, colonia Daniel Garza, Tacubaya, en la ciudad de México (1947).10 Orgánico en el sentido de que atañe a la constitución de corporaciones o entidades colectivas o a sus funciones o ejercicios.

dos, y con una práctica cotidiana, Barragán contribuye significativamente al diseño de áreas acuáticas.

En su obra se puede apreciar una profunda y cuidadosa creatividad; sus fuentes7 y estan-ques8 son una particular reflexión sobre las posibilidades del agua, como elementos de di-seño. Colocadas como espejos, remates o con-tinuidades visuales; combinaciones de muros, volúmenes, juegos de agua y vegetación apa-recen como elementos musicales orquestados.

“El estanque de las ollas” de lacasa-estudio de Luis BarragánLa casa-estudio fue la residencia de Barragán. Construida en 1947,9 muestra ya las caracte-rísticas distintivas de la etapa de madurez de su arquitectura. A decir, de González (2001:10) “… posee una riqueza arquitectónica iniguala-ble: se vive, se siente, se mira; se disfruta sen-tado en uno de sus muebles o caminando para descubrir nuevos puntos de vista. La emoción lo recorre todo, el trasfondo de cada pared, piso y ventana”. Cada una de las actividades a las que responde la casa parecen estar pensa-das cuidadosamente para cubrir plenamente las distintas funciones. Superando el funcio-nalismo ortodoxo, Barragán respondió a sus necesidades espirituales, emocionales, y esté-ticas. Sus espacios evocan ambientes intimis-tas, monásticos, austeros y silenciosos, en los cuales, la naturaleza (el cielo, la vegetación, el agua, el viento, la luz) y otros elementos y ob-jetos decorativos se integran orgánicamente10 (fig. 9).

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Figura 9. Planta arquitectónica de la casa estudio, Elaboración propia. Fuente: http://www.casaluisbarragan.org/

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El estanque, eje de un recorte compositivo Este estanque -aparentemente alejado de las habitaciones convencionales de una casa-, cons-tituyen un elemento esencial de la unidad arquitectónica dirigida a la actividad principal de Luis Barragán, la creatividad arquitectónica. Como señalamos en el esquema de análisis que a conti-nuación se presenta, forma parte de un recorte compositivo integrado por el estudio, el patio y el jardín(fig. 10).

Figura 10. Recorte compositivo, “Esquema del análisis”Elaboración propiaFuente: http://www.casaluisbarragan.org/

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El patio consiste en una superficie (de poco más de veinte metros cuadrados) flanqueada por muros de doble altura rús-ticos, lisos y blanqueados. La atmósfera, tranquila, calmada y fresca se encuentra rematada por el azul del cielo. Sobre el piso de piedra volcánica negra se recorta un rectángulo hacia el rincón del lado derecho: el llamado “estanque de las ollas”. Se trata de un plano acuático11, alimentado por un discreto y silencioso chorro de agua, es decir, un nappe (en la clasifica-ción de Plumptre (1994); de aguas calmadas (según Bachelard (1978); (fig. 13, 14 y15).

Figura 11. El estudio: a la derecha la ventana lateral; a la izquierda el muro que separa al estanque.Fuente: http://www.skyscraperlife.com/ciudades-y-arquitectura-la/22379-mexico-patrimo-nios-de-la-humanidad-10.html

Figura 12. Iluminación cenital del estudio.Fuente: http://www.skyscraperlife.com/ciudades-y-arquitectura-la/22379-mexico-patrimo-nios-de-la-humanidad-10.html

6 El plano acuático forma parte de la terminología de Susuki y Maeda, sin embargo, nuestro análisis es diferente, ver nota número 6.

El estudio es un espacio rectangular, de doble altura, con un ventanal (contrario a la vista del estanque) apoyado en un an-tepecho que enfoca la mirada hacia las copas de los árboles de la calle, ocultando así azoteas y antenas vecinas. En el techo hay una abertura que da paso a la iluminación cenital. No exis-te ninguna ventana desde la cual pueda observarse el estanque (figs. 11 y 12).

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13Figura 13. El estanque del patio de las ollas Fuente: Archivo personal, Hermógenes Castellón o_de_luis_barragan_parte_ii.htm

Figura 14. Vista del estanque desde el jardínFuente: Archivo personal, Hermógenes Castellón

Figura 15. Vista del estanque desde el pasillo que atraviesa el patio de las ollasFuente: Archivo personal, Hermógenes Castellón

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El jardín, por sus dimensiones -equivalen-tes a la construcción- crea la sensación en el usuario de encontrarse en una gran habita-ción de triple altura, sin techo; la saturación de ramas de enormes árboles tamizan la visión del cielo, brindando una escena dramática. La profusa vegetación de distintos tonos de ver-des emeja una selva impenetrable. Un sendero serpenteante invita a recorrerlo (figs. 16 y 17).

Figura 16. Vista del jardín desde la salaFuente: http://3.bp.blogspot.com/_J0XsQeUu1tE/SUJ1WW3Ve4I/AAAAAAAAIfE/GB6Ldoh-Z13E/s1600-h/estancia1.jpg

Figura 17. Sendero serpenteante del jardínFuente: http://www.skyscraperlife.com/ciudades-y-arquitectura-la/22379-mexico-patrimo-nios-de-la-humanidad-10.html

La creatividad, un trasfondo subyacenteAl observar la planta arquitectónica tanto como al recorrer la casa, es fácil percibir una unidad compositiva liderada por el estudio, la cual guarda una cierta autonomía en rela-ción con el resto de las habitaciones. No nos referimos a lo obvio, es decir al conjunto de habitaciones (servicios propios de un estudio u oficina) que complementan esta actividad profesional. La interrelación entre el estudio, el patio y el jardín invitan a un recorte analí-tico más profundo. Esta unidad cobra cohe-rencia si recordamos la actividad central de

Barragán y particularmente la curiosa inter-conexión guardada entre estos tres elemen-tos. Atendiendo a nuestro esquema de análisis se puede observar que el estanque carece de vínculos directos; tal parece que la observa-ción del agua y su pequeño entorno estuvie-sen reservados para un momento particular y predeterminado. Esta exclusividad se deduce si reflexionamos sobre la actividad que desem-peñaba Barragán y si recordamos atentamente algunas de las características compositivas del estudio, del patio, del estanque y del jardín.

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Por lo que toca a la actividad principal, es decir la prefiguración y edificación de las obras arquitectónicas, sabemos que requiere de dos momentos fundamentales: el conformado por el aislamiento, la concentración y la buena iluminación, proporcionados por el estudio. Recordemos: esta habitación es cerrada, sin distracciones externas y se encuentra ilumi-nada estratégica y naturalmente, desde arriba. El segundo momento está constituido por la calma y la relajación –estados propicios para la expansión del espíritu y de la inspiración in-telectual-, proporcionado por el patio con su atractivo estanque y el exuberante jardín.

La articulación de estos tres elementos me-diante accesos reducidos e indirectos, parece ser parte de un montaje escénico vivenciado dramáticamente en tres fases progresivas o escenarios cuyo fin consistiría en alternar las actividades de trabajo y concentración con re-lajamiento, descanso e inspiración.

Primer escenario Frente a la puerta que da acceso al patio nos encontramos con el primer escenario: el usua-rio se enfrenta con un sector del patio, a la ma-nera de un pasillo rematado por un conjunto de ollas de barro -colocadas armoniosamente sobre la piedra negra- al fondo coronadas por hiedras colgantes. Estas ollas pulqueras cuya finalidad parece ser eminentemente estética, se ve expandida: el barro al absorber el agua proveniente de los desbordamientos del es-tanque (figs. 18,19 y 20), opera como un re-frescante del ambiente.

Figura 18. Vista desde la puerta que da al jardín,Fuente: http://www.skyscraperlife.com/ciudades-y-arquitectura-la/22379-mexico-patrimo-nios-de-la-humanidad-10.html

Figura 17. Sendero serpenteantedel jardínFuente: http://www.skyscraperlife.com/ciudades-y-arquitectura-la/22379-mexico-patrimo-nios-de-la-humanidad-10.html

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Figura 20. Casa-estudio, planta arquitectónica;Primera fase/escenarioElaboración propiaFuente: http://www.casaluisbarragan.org/

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Segundo escenarioAvanzando por el pasillo y gi-rando hacia la izquierda apa-rece el segundo escenario: el estanque, un paralelepípe-do rectangular, con una geo-metría sencilla, pura, escue-ta, y coincidiendo con Icaza (1990:18) con una armónica “arquitectura para el agua”, muy propia de su contexto ar-quitectónico, sorprendiendo a la persona con un espacio de frescor, libertad, paz e ins-piración; es el momento de la contemplación, del descanso mental y de la reflexión. Las aguas casi quietas, apenas movidas por la suave caída del pequeño chorro, consti-tuyen un remanso de calma (figs. 21, 22 y 23).

Figura 21. La fuente; un nappeFuente: http://www.skyscraperlife.com/ciudades-y-arquitectura-la/22379-mexico-patrimonios-de-la-humanidad-10.html

Figura 22. Las ollas de barroFuente: http://www.skyscraperlife.com/ciudades-y-arquitectura-la/22379-mexico-patrimonios-de-la-humanidad-10.html

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Figura 23. Segunda fase/escenarioElaboración propiaFuente: http://www.casaluisbarragan.org/

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Tercer escenarioGirando hacia la izquierda se abre el acceso hacia la terce-ra escena: los misterios del jardín. Entre enormes árboles y tupida vegetación se pre-sentan los senderos serpen-teantes cuyos recorridos se ven acompañados del canto de los pájaros, del sonido del viento, de la luz solar que se filtra entre las ramas y de los perfumes emanados de la ve-getación, toda una poética es-pacial a la manera de Bache-lard (2000). Ahí se continúa el momento de la reflexión y de la creatividad (figs. 24,25 y 26).

Figura 24. Puerta que da al jardínFuente: http://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2008/12/la-casa-estudio-de-luis-barragn.html

Figura 25. Puerta que da al jardínFuente: Archivo personal, Hermógenes Castellón

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Figura 26. Tercera fase/escenarioElaboración propiaFuente:http://www.casaluisbarragan.org/

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Observando el jardín con mayor detenimien-to, resulta interesante su conexión/desconexión con respecto a la casa. Aunque se presenta como la vista para las habitaciones en donde se reali-zan las principales actividades (sala, comedor, desayunador y los dos dormitorios) este parece más un escenario para la contemplación que un complemento funcional de alguna de las activi-dades propias de estos espacios.

Al recorrer y examinar lo que hemos lla-mado unidad compositiva estructurada por la creatividad es fácil constatar la sensibilidad estética de Barragán. Cada elemento tanto na-tural como arquitectónico y artesanal, cobra su propio protagonismo: la hiedra que cuelga, en ramas que acarician la superficie acuática que la refleja y con ello la prolonga; a la vez, el

agua opera fenoménicamente como un espejo que nos entrega el movimiento de las nubes y del cielo; las ollas de barro, en su agrupamien-to compositivo recrean un orden escultórico y artístico. Los colores en los muros (blanco y rosa), los matices oscuros del estanque evo-cando el misterio y tal vez el miedo que se ex-perimenta al atardecer, evidencian el manejo genial de una estética emanada del mundo metafísico de Barragán. Tal parece como lo di-jera el propio arquitecto a Elena Poniatoska, al observar la obra de Giorgio de Chirico: “esto es lo que yo puedo hacer” (Pauly,2002: 204-210). Seguramente se refiere a los ambientes re-creados por el pintor italiano en sus cuadros, y que Barragán magistralmente traspone en su arquitectura.

ConclusiónComo hemos pretendido mostrar, Barragán realizó un trabajo genial con el “estanque de las ollas”; lejos de ser un impulso meramente caprichoso, el agua constituye un elemento compo-sitivo estructurador de otros espacios para cumplir con una la actividad central en la vida del morador de ese recinto. Todo indica que el diseño barraganiano se basa en un conocimiento profundo y vivencial de los impactos que provoca el agua en el ambiente y en los seres humanos; y también en el dominio del conocimiento de la proyectación arquitectónica: la geometría, las dimensiones, el suave movimiento del agua, asignados al estanque son elocuentes al respecto.

En cuanto a lo ambiental, el análisis hace referencia a la capacidad de crear un ambiente pre-tendido, intencional. En este sentido Barragán con el estanque de las ollas, el jardín y el estudio ha logrado concebir atmósferas (Zumthor, 2006) intimistas, de claustro, encaminadas a la intros-pección, a la reflexión, y a la creatividad. La vegetación, la iluminación, la temperatura que ahí se despliegan y las dimensiones de los espacios no son una casualidad; hablan de un manejo cons-ciente y experto de estos elementos. Sin duda que el silencio, el misterio, la soledad y la sorpresa logrados en estas áreas caracterizan un determinado ambiente especial para la creatividad.

Para concluir queremos destacar la fecundidad del concepto de imágenes acuáticas arqui-tectónicas y su complemento, los recortes compositivos o unidades de diseño. Esta herramienta construida con la finalidad de examinar los valores contenidos en el estanque de las ollas, de Barragán, puede resultar a su vez una herramienta valiosa para la práctica del diseño arquitec-tónico acuático. Recordemos: se trata de identificar una función compleja, es decir una actividad en que se consideren los aspectos emotivos y mentales además de los estrictamente espaciales, y atenderlos tomando en cuenta la potencialidad del agua como elemento estructurador de una unidad compositiva y generador de efectos emocionales e intelectuales, en sus espectadores.

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Hermógenes Castellón-CamposArquitecto, Doctor en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid, Profesor Investigador de la Facultad de Arquitectura-BUAP, integrante del Cuerpo Académico de Diseño y Tecnología del Proyecto Arquitectónico

Guadalupe Ma. Milián-Ávila,Arquitecta, Doctora en Urbanismo por la UNAM, Profesora- Investigadora de la Facultad de Arquitectura-BUAP, Líder del Cuerpo Académico de Sustenta-bilidad y Desarrollo Urbano sustentable, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I.

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Andrés Olivera-RuanoFacultad de Arquitectura Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, [email protected]

Dora María Artiles-LópezFacultad de Arquitectura Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Mé[email protected]

Silvana Calderón-Cabrera Empresa de Proyectos de Obras de Arquitectura N° 9Santa Clara, Villa Clara. Cuba

Criterios técnicos para la aplicación de enfoques de reducción del riesgo de desastres naturales, en el planeamiento y diseñourbanos de asentamientos habitacionalesTechnical criteria for the application of approaches to reduce natural disasters at the planning andurban design of housing settlements

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ResumenLa entrada al siglo XXI enfrenta a la humanidad ante viejos y nuevos problemas que siguen pendientes de solución. Los desastres, tan antiguos como la civilización humana, siguen hoy cobrando víctimas y causando verdaderas catástrofes en extensas regiones, como evidencia del mantenimiento de condiciones de vulnerabilidad.

El medio construido, consistente en las construcciones de todo tipo, las ciudades, asentamientos e infraestructura edificada, es uno de los escenarios de desastre, moti-vado por la concentración de personas y bienes y la existencia de múltiples problemas que se convierten en condiciones propiciatorias para una mayor vulnerabilidad, sobre todo a los fenómenos naturales extremos.

La reducción de la vulnerabilidad es uno de los objetivos del desarrollo sustentable de la sociedad y a pesar del desarrollo que ha tenido el tema, la vulnerabilidad al desas-tre se ha constituido en una variable importante, al valorar el déficit de la calidad de la vida de las comunidades, en el marco de su medio construido.

En el artículo se aborda la vulnerabilidad del medio construido, enfocándose en la vulnerabilidad urbana y se brindan recomendaciones sobre criterios técnicos que se aplican para el planeamiento y diseño urbanos de asentamientos de viviendas, desde la perspectiva de la reducción de las condiciones proclives al desastre. Se expone además como caso de estudio el proyecto de diseño urbano de un asentamiento de viviendas en la ciudad de Santa Clara, capital de la provincia de Villa Clara, ubicada en la región central de Cuba.

Palabras claves: Vulnerabilidad del medio construido, Planeamiento y diseños urba-nos, Criterios técnicos.

AbstractThe entrance to the twenty-first century humanity faces to old and new problems that remain to be solved. Disasters, as old as human civilization, are now taking their toll and cause real disasters in large regions, as evidenced by the maintenance of conditions of vulnerability. .

The built environment consisting of buildings of all types, cities, settlements and infras-tructure built, is one of the disaster scenarios, motivated by the concentration of people and goods and the survival of many problems that become enabling conditions for increa-sed vulnerability, especially to extreme natural phenomena.

Reducing vulnerability is one of the objectives of sustainable development of society and despite the development that has taken the issue of vulnerability to disaster has beco-me an important variable in assessing the deficit in the quality of life communities, within the framework of its built environment. .

The article discusses the vulnerability of the built environment, focusing on urban vul-nerability and provides recommendations on technical criteria to be applied to urban planning and design of housing settlements from the perspective of reducing disaster-pro-ne conditions. It also exposes as a case study of urban design project of a settlement house in the city of Santa Clara, capital of the province of Villa Clara, located in central Cuba.

Key words: Vulnerability of constructed means, planning and designs urban, Tech-nical Criteria.

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Introducción

En el Informe Mundial sobre Desastres 2010, el crecimiento demográfico, la polarización

social y económica hacia las principales ciuda-des y otros procesos de dinámica social que se manifiestan en los diferentes escenarios y re-giones, se refieren como un factor generador de desastre. Paralelo a esto, también tienen lugar problemáticas que no encuentran aún una so-lución adecuada, como es el agrandamiento de la brecha de desarrollo entre países, el aumen-to de la pobreza y el hambre, la falta de acceso a condiciones dignas de habitabilidad y otros flagelos de la sociedad.

Igualmente se puede señalar que a partir de la segunda mitad del siglo XX se percibe una tendencia al incremento de los efectos de los desastres naturales, que reportan nume-rosas pérdidas de vidas humanas y económi-cas (CEPAL, 2010) principalmente en países subdesarrollados. Esto sucede producto de las insuficientes acciones para frenar la magnitud de la vulnerabilidad, por lo que se ha dado un proceso de construcción de riesgo al cual es-tán integrados todas las formas de actividad humana en diversos grados, un ejemplo está en el diseño y la construcción, que constituye un eslabón frágil cuando se trata de desastres naturales y que disparan la vulnerabilidad del medio construido, como son: el diseño inco-rrecto y la deficiente calidad de las construc-ciones, el mantenimiento insuficiente, la falta de correspondencia entre la planificación del desarrollo y el uso del territorio, problemas de legalización del suelo o institucional, que hacen que se realicen las construcciones sin la calidad necesaria y en terrenos menos re-comendable, el crecimiento incontrolado de las ciudades y los asentamientos humanos y la ausencia de una acertada y previsora gestión del riesgo urbano.

La reducción de riesgos de desastres es ac-tualmente uno de los desafíos para el desarro-

llo, donde la reducción de la vulnerabilidad al desastre se ha constituido en una variable im-portante, al valorar el déficit de la calidad de la vida de las comunidades, en el marco de su medio construido.

El presente trabajo está enfocado en la vul-nerabilidad urbana y se brindan recomenda-ciones sobre criterios técnicos que se aplican para el planeamiento y diseño urbanos de asentamientos de viviendas, desde la perspec-tiva de la reducción de las condiciones pro-clives al desastre en el medio construido. Se expone además como caso de estudio el pro-yecto de diseño urbano de un asentamiento de viviendas, en la ciudad de Santa Clara, capital de la provincia de Villa Clara, ubicada en la re-gión central de Cuba.

Amenazas naturales y riesgos en el medio construidoEn América Latina y el Caribe se ha venido elevando la frecuencia con que se producen situaciones de desastres; existiendo eviden-cia científica verificada que confirma que el cambio climático ha provocado el aumento de la intensidad y recurrencia de los fenómenos naturales, a través de la elevación de la tem-peratura atmosférica y el nivel del mar, esto ha permitido a los gobiernos identificar con mayor claridad, el incremento de la vulnera-bilidad social, económica y ambiental en los grupos sociales. (CEPAL, 2010)

En las próximas décadas, se superará la cifra de 500 millones de latinoamericanos y caribe-ños que vivan en áreas urbanas; lamentable-mente muchos de ellos en situación de pobre-za, insalubridad y desprotección. A inicios del 2000, un reporte del Banco Mundial reconocía que 330 millones de habitantes en el planeta desarrollaban su existencia en situación de pobreza, 600 millones en condiciones peligro-sas para sus vidas, mientras que 800 millones residían en viviendas inadecuadas. América

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Latina y el Caribe, con más del 75% de su po-blación aglomerándose en sus núcleos urba-nos, constituye un ejemplo de este sombrío panorama, una de cuyas consecuencias direc-tas es el incremento de la vulnerabilidad a los desastres naturales.

El medio construido, en tanto entorno físico edificado por la actividad humana y sustrato donde se desarrollan las actividades colec-tivas e individuales de todo tipo; constituye no sólo la base para el funcionamiento de la sociedad en sus diferentes escalas y manifes-taciones; sino que ha devenido en uno de los principales escenarios del desastre.

De este modo, los eventos desencade-nantes, son factores necesarios pero no son condición suficiente ni predominante para la existencia de un desastre en el entorno edificado, partiendo del enfoque de Wilches-Chaux (1993), compartido por Herzer (1998, 2000), Cardona (2003) y otros, que reconoce el grado de vulnerabilidad del medio cons-truido, en un momento dado y para peligros identificados, como una acumulación de vul-nerabilidades. No se puede ignorar que los desastres ponen de manifiesto la relación extrema entre los eventos desencadenantes y la estructura y organización de la sociedad, de tal manera que se constituyen en procesos y momentos críticos que superan la capaci-dad material de la población para absorber, amortiguar o evitar los efectos negativos del acontecimiento físico.

Los desastres son naturales cuando el fenó-meno externo detonante o la amenaza tienen origen en la dinámica natural y difícilmente pueden ser intervenidos para neutralizarlos. Los fenómenos naturales se transforman en amenazas para el contexto construido cuan-do las edificaciones, las instalaciones de in-fraestructura se encuentran expuestos a su influencia. La mayoría de estos sucesos se manifiestan de manera súbita o repentina,

como huracanes, sismos y tsunamis, aunque también la ocurrencia del desastre puede ser lenta como los producidos por la degrada-ción ambiental.

A los efectos del medio construido, las ame-nazas naturales son:1.Amenazas geodinámicas: Sismos, tsuna-

mis, deslizamientos (deslaves, avalanchas, grandes deformaciones del suelo), erup-ciones volcánicas.

2.Amenazas hidrológicas: Desbordamientos de ríos y embalses, sequías, desertifica-ción, sedimentación y salinización de los suelos.

3.Amenazas meteorológicas: Huracanes y tormentas tropicales, tornados, eventos asociados a El Niño y fenómenos comunes, grandes heladas.

Vulnerabilidades del medio construidoEl presente trabajo parte del concepto expre-sado por Cardona (2001, 2003) sobre vulne-rabilidad urbana, definida como el factor in-terno de riesgo de un elemento o grupo de elementos expuestos a una amenaza; exposi-ción que no solamente se refiere a la suscep-tibilidad física de los elementos expuestos a ser afectados, sino también con las fragili-dades sociales y la falta de resiliencia de la comunidad; así como de entender el riesgo como la probabilidad que se presente un ni-vel de consecuencias económicas, sociales o ambientales en un sitio particular durante un período de tiempo definido.

Para el caso específico del medio construi-do, tales conceptos encuentran una precisión más apropiada, tal como se expresa por Wil-ches-Chaux (1993), que comprende la vul-nerabilidad como la condición en la cual los asentamientos humanos o las edificaciones se encuentran en peligro en virtud de su proxi-midad a una amenaza, la calidad de la cons-trucción o ambos factores.

TECNOLOGÍA-CONSTRUCCIÓNOlivera, A.; Artiles, D.M.; Calderón, S.: Criterios técnicos para la aplicación de enfoques de reducción del

riesgo de desastres naturales, en el planeamiento y diseño urbanos de asentamientos habitacionales

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Esto es abordado por Arguello-Rodríguez (2004) quien señala que la satisfacción de la necesidad de vivienda lleva a una serie de ac-ciones constructivas que incluyen el uso de tierras inadecuadas para habitar, el uso de edificios urbanos en malas condiciones y la generalizada autoconstrucción. Llama la aten-ción también a la diversidad de condiciones de riesgo derivadas tanto de los sistemas cons-tructivos como de la gestión del uso del suelo, sobre todo en la localización de las construc-ciones en territorios de alto riesgo, en la baja calidad de materiales, su uso inadecuado y el desconocimiento de las técnicas.

Un número importante de las ciudades, se ubican en zonas propensas a un amplio surtido de amenazas físicas naturales, cuyos impactos se hacen más notorios por los niveles de po-blación e infraestructura ahí concentrados y los niveles de vulnerabilidad social existentes. Además, de forma cada vez más relevante, el mismo proceso de urbanización y los cambios que suscita en las regiones que circundan las ciudades, modifica y transforma los elemen-tos físico-naturales existentes, creando nue-vas amenazas o amplificando en intensidad y recurrencia las ya existentes.

El medio construido se distingue en dos escalas o planos de complejidad y dimen-sión, por una parte, el medio urbano, que está constituido por la aglomeración de construcciones, infraestructura y otros ele-mentos edificados que se interrelacionan como un sistema, conformando las ciudades de diferente magnitud e importancia y otros asentamientos edificados. En otro sentido, por las construcciones específicas en sí mis-mas, en tanto viviendas, edificios sociales, industriales y de otra índole, obras viales y de ingeniería infraestructural, las cuales pueden formar parte de ciudades y núcleos urbanos o asentarse en zonas rurales, mon-tañosas y otros escenarios.

La vulnerabilidad al desastre está relacio-nada con un contexto natural y construido específico y con un momento dado; consti-tuyendo un fenómeno complejo, por cuanto posee un carácter multidimensional, enmar-cado en un proceso de causa-efecto, donde se gestan y pueden ir acumulándose progresiva-mente, situaciones de riesgo y de vulnerabili-dad progresiva.

La problemática de la vulnerabilidad ur-bana, es muy estudiada en la actualidad y tie-ne muchos enfoques. Sería conveniente, por tanto, definir primeramente qué se entiende como vulnerabilidad urbana en este trabajo.

Varios autores, especialistas en la temática han expuesto sus ideas con relación a la vul-nerabilidad urbana abordando su concepción, características y causas.

Lungo (2004) plantea en su libro: Centro-américa. La ciudad y sus vulnerabilidades, que toda modalidad de urbanización implica una relación entre sociedad y territorio que, ine-vitablemente, genera riesgos de distinta índo-le y diverso grado; pero también es claro que hay modos y umbrales de urbanización que provocan más riesgos. Esta afirmación que pa-rece trivial no lo es si se incorporan factores que van más allá de los aspectos geográficos y se articulan a factores sociales, económicos, políticos o culturales. Otros autores ven el fe-nómeno de la vulnerabilidad urbana muy re-lacionado con la sociedad (Patiño, 1999).

En la Guía Práctica para la Identificación de Áreas de Riesgo y Vulnerabilidad en Centros Urbanos a través de la Regulación del Uso de Suelo, documento de la Secretaría de Desarro-llo Social en México (SEDESOL), se analiza la vulnerabilidad urbana desde otra perspectiva, este estudio se enfoca más en aspectos físicos de la ciudad, constituye una metodología para determinar la vulnerabilidad de los llamados componentes urbanos que son el suelo, la in-fraestructura, el equipamiento, los servicios,

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la vivienda, la industria, la imagen urbana y el medio ambiente con el fin de prevenir los desastres.

La vulnerabilidad del medio urbano no es la suma de las vulnerabilidades de sus construc-ciones componentes, por cuanto depende de una gran variedad de factores y relaciones que tiene lugar en su interior.

A la vulnerabilidad urbana, debe otorgárse-le un enfoque integral abarcando varias esca-las de la sociedad, constituyendo una acertada forma de analizar la ciudad ya que se logra ver de forma general su problemática, pero tam-bién es necesario profundizar y estudiar por separado cada una de las dimensiones para obtener resultados más completos.

Factores de la vulnerabilidad urbanaEn el estudio del riesgo urbano, Lungo (2000) y Lavell (2000) coinciden en caracterizar las fuentes de vulnerabilidad urbana, precisándo-las como: la concentración, densidad y centra-lización de la ciudad y sus actividades, la com-plejidad e interconectividad de los procesos urbanos, la informalidad e ilegalidad presente que eleva el riesgo y la gestión descontrolada de la ciudad y la degradación del medio am-biente. A tales problemas, les adicionan otros factores, como la debilidad política e institu-cional; así como la falta de participación social en la política y la planificación.

Lavell (2000) valora la capacidad de dis-minuir la vulnerabilidad urbana, a partir del diseño y el planeamiento, asignando más importancia a los procesos que contribuyen a su crecimiento.

Entre los elementos de la configuración ur-bana que influyen con mayor fuerza en la vul-nerabilidad de la ciudad a las amenazas natu-rales, se pueden mencionar los siguientes:1. Morfología urbana2. Estructura y zonificación de la ciudad3. Infraestructura urbana

4. Vegetación y áreas verdes5. Tecnologías de construcción 6. Emplazamiento de las edificaciones y

sus conjuntosLa morfología o trazado urbano tiene una

responsabilidad esencial en la capacidad de la ciudad de resistir las acciones extremas de las amenazas naturales, como por ejemplo, las inundaciones causadas por fenómenos hidro-meteorológicos u otras causas.

En ciudades de litoral, con asentamientos edificados en zonas bajas, o emplazadas en las áreas de riesgo provenientes de corrientes de agua procedentes de terrenos altos o elevacio-nes, el trazado urbano debe facilitar el curso de las aguas, impidiendo las inundaciones intra-urbanas y su expansión hacia zonas ries-gosas de elevada densidad poblacional.

El trazado debe favorecer también la inter-conexión y la accesibilidad. Es necesario tener en cuenta en este factor las dimensiones, las tipologías viales, así como su relación de dis-tancia con las edificaciones.

Respecto a la estructura urbana, que se re-fiere al uso de suelo de la urbanización, a la zo-nificación de la misma en sector habitacional, la industria, servicios, espacios públicos y las áreas verdes. Es tendencia ubicar en espacios de mayores ondas sísmicas o de inundaciones, por ejemplo, las áreas de reserva natural, es-pacios públicos, como plazas y parques, con el objetivo de que cuando ocurra un evento na-tural, las pérdidas humanas y materiales sean menores. Con respecto a la vegetación en los centros urbanos se deben estudiar los tipos, las alturas y las funciones para que en las si-tuaciones de crisis no sean un obstáculo sino un elemento que apoye y ayude a la organiza-ción de la urbanización.

Varios autores (Urbina, 2005; Rodríguez, 2007) exponen experiencias de adecuación de los proyectos urbanos a su marco geográ-fico, evaluando oportunamente los factores de

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riesgo de zonas singulares, como los bordes de ríos, frentes costeros y tierras ganadas al mar.

La infraestructura urbana es decisiva en el comportamiento de la ciudad ante los fenó-menos naturales extremos y llegan a decidir el grado de daños y pérdidas resultantes. La interconexión o dependencias de una misma fuente puede provocar que una rotura en un lugar puntual que afecte varios sectores que de otra forma estarían fuera de la acción del evento, por eso muchas veces en necesario di-señar varios tipos de soluciones y fuentes de abastecimiento y evacuación.

La ubicación o emplazamiento es el factor más abordado por los autores que se refie-ren al tema. Para realizar los emplazamien-tos adecuados, varios autores, como Kuroiwa (1991), proponen la realización de la micro-zonificación que no es más que la realización de investigaciones de todos los tipos de even-tos sucedidos y probables a partir de estu-dios de distintas disciplinas y luego se super-ponen los efectos de los desastres y se hallan las zonas vulnerables y seguras. Sin embargo no siempre se tienen opciones para escoger el emplazamiento.

Se puede apreciar que cuando no es posible evitar un emplazamiento riesgoso es necesa-rio prestar atención a otros factores del pla-neamiento, en las edificaciones y tecnologías de construcción. En estos aspectos se deben estudiar las ubicaciones de las obras, las dis-tancias entre las mismas, la forma volumétrica y espacial, la altura, así como los materiales que son necesarios proponer. Es válido seña-lar que estos criterios estarán muy relacio-nados con las características de la zona y los tipos de fenómenos naturales predominantes.

Estos son claves para evitar el diseño o pla-neamiento de urbanizaciones vulnerables al desastre natural. A partir del análisis y el plan-teamiento de los conceptos y la problemática de la vulnerabilidad urbana es que se pueden

abordar los factores de diseño urbano para la reducción de la vulnerabilidad a esta escala.

Concepto y alcance del planeamiento y el diseño urbanosEl ordenamiento territorial es la actividad que regula y controla el uso y transformación del territorio radicando su aporte principal en la capacidad para relacionar variables y pro-cesos económicos, sociales y ambientales en el territorio y los asentamientos, y ponerlos en función de sus objetivos físicos espaciales (Muñiz, 1999).

Actualmente se desarrolla en cada munici-pio del país el Plan General de Ordenamiento Territorial como instrumento del planeamien-to. Este documento de ordenamiento terri-torial y urbano, resulta fundamental para la reducción de los desastres naturales pues los objetivos de este plan son, adecuar el destino del suelo rural y el uso del suelo en los asen-tamientos poblacionales, a los requerimien-tos de su mejor aprovechamiento, así como la apropiada localización de las actividades económicas y sociales, teniendo en cuenta sus implicaciones ambientales y la mitigación de las efectos de los desastres, también desarro-llar una estructura físico- espacial de los asen-tamientos poblacionales de manera que éstos mejoren su integración, funcionamiento y acce-sibilidad, en correspondencia con el desarrollo económico, social y ambiental de la localidad. Además se pretende con relación a la morfolo-gía, proteger y rehabilitar el patrimonio cultu-ral y ambiental existente, así como la calidad de los nuevos desarrollos, de manera que el paisa-je rural y urbano, los espacios públicos natura-les y edificados, y las nuevas edificaciones y la arquitectura integren un conjunto de creciente calidad funcional y visual.

Es posible expresar, por tanto, que el pla-neamiento es el marco donde se estudia y se planifica el desarrollo del territorio a partir

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de políticas, regulaciones, acciones y metodo-logías, además está muy relacionado con las características de la sociedad. Luego el diseño urbano es la escala donde se estudia y se dise-ña el territorio teniendo en cuenta las disposi-ciones del planeamiento y mayor detalle en el trabajo de los elementos del espacio urbano.

Los conceptos de desastre, amenaza, vulne-rabilidad y riesgo, tienen una relación muy es-trecha. Los factores de riesgo en sí son los pro-blemas principales, el desastre es un problema mayor o menor en la medida en que el riesgo esté presente. Es posible plantear, por tanto, que para prevenir los desastres es necesario reducir el riesgo para lo cual debe intervenirse en sus factores. Cardona (2003) refiere que al intervenir uno o los dos componentes del ries-go se está interviniendo en el riesgo mismo. Sin embargo, dado que en muchos casos no es posible intervenir la amenaza, para reducir el riesgo no queda otra alternativa que modifi-car las condiciones de vulnerabilidad de los elementos expuestos.

Estudio de aplicación de enfoques de reducción de desastres en proyectos seleccionados de diseño urbano de asentamientos habitacionales en la ciudad de Santa Clara. Cuba.En Cuba, el medio construido presenta en la actualidad una gran deuda con la conserva-ción. Las ciudades muestran señales de cre-ciente degradación física, sobre todo en zonas tradicionales compactas, donde se concentran las edificaciones de mayor antigüedad y pa-ralelamente con ello, aumentan los factores de vulnerabilidad ante desastres naturales. El hábitat en riesgo también es propio de los nuevos asentamientos habitacionales en zo-nas sub-urbanas y rurales, donde existen tipo-logías constructivas de mayor precariedad con deficiente estado técnico, haciéndose sentir la carencia de criterios con enfoque de reduc-

ción de vulnerabilidad a los desastres natura-les, a tener presentes al planear o diseñar los asentamientos.

La caracterización de la problemática con respecto al uso de los criterios técnicos para el planeamiento y diseño urbanos con enfoque de reducción de desastres naturales, se realizó a través del estudio de entidades y especia-listas responsabilizados con la realización de proyectos de planeamiento y diseño urbanos, la revisión del marco normativo y regulador del ámbito del planeamiento y diseño urbano y el estudio de aplicación de enfoques de re-ducción de riesgos al desastre en proyectos se-leccionados de diseño urbano de asentamien-tos habitacionales en la ciudad de Santa Clara.

De manera general el ámbito normativo para el planeamiento y diseño urbanos con enfoque de reducción de desastres, se identi-fica la Directiva No. 1 del Vicepresidente del Consejo de Defensa Nacional de Cuba como uno de los documentos rectores más impor-tantes para la planificación, organización y preparación del país para las situaciones de desastres. Este documento faculta, en una de sus ordenanzas, a los organismos de la Admi-nistración Central del Estado, en coordinación con el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, para emitir indicaciones, instrucciones y regulaciones sobre las actividades de reduc-ción de desastres que serán cumplidas por los organismos y órganos estatales, entidades económicas e instituciones sociales. Al Minis-terio de Economía y Planificación se le asigna la organización de la planificación económica de las medidas de reducción de desastres y en la determinación de las fuentes y vías de satis-facción de estas necesidades, así como la orga-nización y perfeccionamiento de las normati-vas para el empleo de las reservas materiales y financieras para situaciones de desastres, el uso del suelo y el ordenamiento territorial. Al Ministerio de la Construcción se le indi-

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ca la elaboración de documentos normativos del proceso constructivo del país. Además en este documento se realiza una descripción de cada uno de los peligros probables para el país y clasifica los territorios más expuestos a las amenazas (Directiva No. 1, 2005)

Además en la Guía de Estudios para la Ges-tión de Riesgos de Desastres, elaborada por el Grupo de Servicios Ambientales y Evaluación de Riesgos del Ministerio de Ciencia, Tecno-logía y Medio ambiente, se propone la reali-zación de la evaluación de los peligros y de la vulnerabilidad física para la escala de territo-rio, abarcando lo urbano y lo rural, para luego definir las zonas de riesgos al desastre.

Otro documento regulatorio lo constituye la Guía para la elaboración del Plan General de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, donde se trazan objetivos para apoyar la definición de la propuesta de utilización y ocupación del suelo, en función del grado de vulnerabi-lidad a los peligros naturales y tecnológicos, y el riesgo, a que están sometidos el territorio y los asentamientos urbanos; contribuir a la reducción de la vulnerabilidad de los territo-rios y la mitigación de los desastres así como establecer las regulaciones y acciones necesa-rias para proteger, conservar o rehabilitar, los sitios sometidos a desastres potenciales, o ya ocurridos, especialmente en los asentamien-tos, fundamentadas en los criterios inherentes a su mitigación. (Padrón, 2000)

El Decreto Ley No. 262, Reglamento para la compatibilización del desarrollo económico-social del país con los intereses de la defensa, establece la consulta obligatoria de todas las inversiones realizadas en el país al correspon-diente nivel de Defensa Civil, con el fin de in-corporar las medidas de reducción de riesgo de desastres. Esto incluye a los planes, pro-gramas y proyectos de desarrollo nacional.

Además hay otros reglamentos y normativas, a nivel sectorial, que se refieren a aspectos particulares relacionados con la reducción de riesgo de desastres, tales como: 1. Norma cubana de Cargas de Vientos:

Establece las cargas básicas de viento en cada región del país que deben to-marse para los cálculos estructurales de los edificios.

2. Norma cubana de Carga para Sismos: Fija los parámetros de cálculo de edificios se-gún la zonificación sísmica del país.

3. Norma Técnico Ingeniera de Defensa Civil: Establece las medidas que deben cumplirse referentes a los principales aspectos económicos y constructivos, relativos a la prevención de desastres.

Luego de abordar y caracterizar el marco normativo y regulador del ámbito del planea-miento y diseño urbano, con respecto al enfo-que de reducción de riesgos, es posible arribar a las siguientes conclusiones: • El PGOTU1 para la ciudad de Santa Clara

tiene en cuenta los suelos urbanizables para realizar el plan, sin embargo den-tro de los lineamientos no se encuentra un enfoque con reducción de desastres.

• Las Regulaciones Urbanas y las leyes, si bien trata algunos factores importantes del urbanismo para la reducción de de-sastres, su enfoque es principalmente ambiental.

• Las normas y regulaciones estudiadas sobre el planeamiento y el urbanismo del Ministerio de la Construcción solo abordan algunos elementos para la re-ducción de desastres desde el diseño y el planeamiento.

• Las Normas Técnico Ingenieras del Es-tado Mayor de la Defensa Civil hacen un gran aporte al tema de estudio ya que

1 Plan General de Ordenamiento Territorial y Urbanismo

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proponen y regulan muchos aspectos de la reducción de los riesgos de desas-tres naturales desde el planeamiento y el diseño urbanos.

Como parte de la investigación el estudio en un grupo de empresas del sector de la pla-nificación física territorial y el diseño urbano de la provincia de Villa Clara, se encuestó a planificadores y urbanistas seleccionados, así como a directivos técnico-administrativos, re-conociéndose las insuficiencias existentes en

Figura 1. Asentamiento “La Granjita”, ciudad de Santa Clara, Cuba.Fuente. Elaboración por autores, 2009

el dominio y aplicación de criterios técnicos sobre vulnerabilidad y riesgos de desastres en el medio arquitectónico y urbano, incluyendo la vivienda.

La investigación aplicó el instrumento de indagación a tres proyectos, pero en el artículo por razones de espacio, se expone el proyecto de urbanización del asentamiento de vivien-das La Granjita, ubicado en la ciudad de Santa Clara, capital de la provincia Villa Clara, con 6.4 hay un total de 370 viviendas. (fig. 1)

CARACTERIZACIÓN URBANÍSTICA DE LA ZONA HABITACIONAL

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Instrumento de indagación para losproyectos seleccionados de diseño urbano de asentamientos habitacionales en laciudad de Santa Clara.El instrumento de análisis para poder evaluar el proyecto de planeamiento y diseño urbanos y así conocer las vulnerabilidades y en dónde radican los principales problemas en relación con la prevención de riesgos de desastres na-turales, fue una Lista de Chequeo aplicada al proyecto, por lo que tal análisis no implicó un trabajo de campo, este método ampliamente difundido para detectar elementos o situacio-nes problémicas antes de iniciar un proceso y poder realizar su actualización aplicando solu-ciones adecuadas, en función de lo detectado, en este caso el planeamiento y diseño urbano de asentamientos habitacionales con enfoque de reducción de riesgos.

En el formato de Lista de Chequeo se mane-jan las siguientes categorías:Criterio de evaluación: Se señala el criterio o factor de planeamiento o diseño urbano que se analiza.Variable: Aspectos que definen un criterio de evaluación, en este caso del planeamiento o diseño urbano del asentamiento habitacional.Parámetro: Condición o requisito que debe cumplir una variable para que el planeamien-to o diseño urbano del asentamiento tenga en cuenta favorablemente la reducción de vulne-rabilidad al desastre natural.Marca: Ocurrencia de una desviación o incum-plimiento, total o parcial, del parámetro esta-blecido para la variable por el proyecto objeto de evaluación.

La lista de chequeo debe ser particular y en este caso de estudio se listaron los ítems que conformaron la lista de chequeo, sobre la base de un detallado análisis de las normas existentes, la literatura internacional y nacio-nal y criterios aportados por los especialistas encuestados.

Los criterios de evaluación y variables, in-cluyen factores de diseño factibles de tenerse en cuenta en la etapa inicial del proyecto de planeamiento y diseño urbano del asenta-miento, obtenidos de la literatura revisada y de las encuestas realizadas a especialistas.

Las Normas Técnico Ingenieras (NTI) pro-puestas por el Estado Mayor de la Defensa Civil fue el documento que aportó los parámetros a revisar en el proyecto del asentamiento habi-tacional seleccionado como caso de estudio.

Cada uno de los Criterios de Evaluación se organizó en forma de cuadros, de los cuales se muestra en el artículo a modo de ejemplo, el resultado de una parte de la Lista de Chequeo, aplicada al factor de infraestructura urbana.

Criterio de evaluación:Infraestructura urbanaVariables/parámetros:1. Grado de impermeabilidad del área construida.En el anexo no. 1 de la NTI se demuestra median-te una tabla que él % de agua a escurrir en caso de inundaciones en zonas rurales es bajo, menor al 50 %, sin embargo en zonas impermeabili-zadas el agua a escurrir es mayos al 85 %. Esto quiere decir que las zonas altamente construi-das son más vulnerables a inundaciones.

Parámetros de la Variable 1:1. Más del 85 % construido2. Entre 50 % y el 85 % construido3. Menos del 50 % construido

2. La interconexión o dependencias de una mis-ma fuente o depósito.En la NTI se plantea que se deben garantizar más de una fuente de abastecimiento para el caso del agua y la electricidad y más de una alternativa de depósito para los residuales.

Parámetros de la Variable 2:1. Una solución2. Dos o más soluciones

3. Pendientes de las vías vehiculares.Según el estudio realizado por González ti-

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tulado, Drenaje vial. Métodos de diseño, en el 2004, las pendientes de las vías deben favore-cer la evacuación de las aguas y su valor debe estar entre el 1 y el 3 % para que no requieran de mayores tratamientos y perfeccionamien-tos en el sistema de evacuación de las aguas.

Parámetros de la Variable 3:1. Menor que 1 %2. Entre 1 % y 3 %3. Mayor al 3 %

4. Redes técnicas para la evacuación superficial de las aguas. Para realizar el diseño de los sistemas de dre-najes superficiales. Se debe realizar un estudio de la topografía del terreno y las rasantes de las calles para conocer las direcciones de las aguas de escurrimiento. Por lo tanto, el sistema de eva-cuación superficial de la aguas debe realizarse en el sentido de la pendiente natural del terreno o del escurrimiento natural de las aguas.

Parámetros de la Variable 4:1. Todo el sistema de evacuación superfi-

cial en el sentido del escurrimiento na-tural de las aguas.

2. El 50 % del sistema de evacuación su-perficial en el sentido del escurrimiento natural de las aguas.

3. Menos del 50% del sistema de evacua-ción superficial en el sentido del escu-rrimiento natural de las aguas.

Resumen de vulnerabilidades registradas en la Lista de Chequeo aplicada al asentamiento La Granjita:Criterio: Estructura urbanaNo se utiliza la vegetación en función de ba-rreras protectoras a la acción de los fuertes vientos. Se incumple la recomendación de distanciamiento de arbolado a las edificacio-nes. Algunas de las edificaciones se ubicaron próximas a la ceiba y a los pinos, unas a 10m. y otras a 4m. aproximadamente lo cual en puede resultar un peligro. (figs. 2 y 3)

Figura 2. Cercanía de árboles grandes a las edificaciones, constituyendo elementos peligrosos.Fuente. Elaboración por autores, 2009

Figura 3. Árboles de gran altura próximo a las viviendas.Fuente. Elaboración por autores, 2009

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Criterio: Infraestructura urbanaLos sistemas electroenergético y alcantarillado presentan muchas dependencias a una misma red y solo se propuso una solución para el abasto de agua, lo que puede provocar que una rotura en un lugar puntual afecte a la mayoría del conjunto, que de otra forma estarían fuera de la ac-ción del evento. Instalaciones eléctricas exteriores no soterradas y transformadores de corrien-te próximos a las viviendas. (fig. 4)

Criterio: Morfología o trazado urbanoLa accesibilidad al núcleo habitacional es insuficiente, solo quedó la urbanización con una sola vía, la Carretera a Camajuaní, que puede evacuar a los habitantes en el caso de desastres.Criterio: EdificacionesLas edificaciones tienen una volumetría irregular y se ubican incumpliendo las distancias reque-ridas entre ellas, no favoreciendo que los fuertes vientos pasen sin causar daños severos. (fig. 5)

Figura 4. Instalaciones eléctricas y transformadores cercanos a las viviendas.Fuente. Elaboración por autores, 2009

Figura 5. Incumplimiento de distancias requeridas entre edificios para que los fuertes vientos pasen sin causar daños severos.Fuente. Elaboración por autores, 2009

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Recomendaciones técnicas para reducir lavulnerabilidad a los desastres naturaleshidrometereológicos.Se formulan recomendaciones generales, a modo de criterios técnicos, que contribuyan a elevar la efectividad del planeamiento y diseño urbanos de los asentamientos habitacionales, en función de su reducción de la vulnerabilidad a los desastres naturales hidrometereológicos.

Las recomendaciones que se le hacen al proyecto no están dirigidas a su corrección en la obra construida, sino que las mismas se ex-ponen a manera de alternativas que pudieron haberse aplicado en la fase de planeamiento o diseño urbano para evitar que sus proyectos permitieran determinados factores de vulne-rabilidad al desastre natural.Recomendaciones técnicas:1. Los árboles, para que mitiguen los fuertes

vientos, deben estar ubicados a siete veces su altura. Es válido aclarar que el área que se destina a los proyectos no es suficiente para poder insertar esta función a la vegeta-ción. Este criterio, por tanto, se debe incluir en una escala de diseño mayor. Tanto en la realización de los planes parciales como en los especiales sobre las áreas verdes, sería válida la propuesta de la ubicación de la vegetación formando algunos macizos ubi-cados a las distancias requeridas, en puntos estudiados y estratégicos, para que se cum-pla la función de protección contra el viento de una forma natural y efectiva.

2. Con relación a la accesibilidad es necesario que las nuevas zonas habitacionales tengan una buena conexión con el resto de la ciudad, que se pueda acceder por varios puntos.

3. Los edificios deben comunicarse, en la me-dida de lo posible directamente con la red vial, en caso de no ser así las aceras o paso peatonales inmediatos a las edificaciones deben ser racionales y dirigirse a zonas se-guras o de evacuación.

4. Es preciso que la distancia entre los edi-ficios y la línea de tráfico cumpla con los requerimientos del cono de derrumbe o estar cercano a estos valores.

5. Para evitar efectos indeseables de los fuer-tes vientos en las edificaciones es necesario velar por el cumplimiento de las correctas separaciones entre los mismos.

6. La configuración de las edificaciones tanto planimétrica como volumétrica debe evitar el efecto de los vientos por los cambios grandes de volumen e irregularidades en la planta.

7. Las nuevas edificaciones deben presentar ti-pologías constructivas resistentes, en caso de que la solución de cubierta sea con materia-les ligeros, estas deben ser bien ejecutadas.

8. Se deberá prestar atención a los elemen-tos riesgosos que se presentan, los tipos y distancias de las edificaciones, las cuales no serán menores a los 10m, como árboles, instalaciones eléctricas exteriores no sote-rradas, transformadores.

9. La mayoría de los proyectos tratan sobre pequeños núcleos habitacionales. A pesar de esta situación sería conveniente incluir en los proyectos de diseño urbano una so-lución de abastecimiento de agua alternati-vo, realizando una distribución de las redes en la cual no se propongan tantas depen-dencias a una misma conductora o colector.

10.Las pendientes de las vías deben estar en el rango del 1% al 3% para que ocurra el escurrimiento del agua sin problemas, sin embargo en ocasiones no es posible lograr estos valores por las características del te-rreno. En el caso de que la vía tenga pen-dientes mayores al 3% pueden suceder desprendimientos del terreno por el fuer-te escurrimiento, para esto es necesario una pavimentación de las vías y un recu-brimiento del sistema de drenaje superfi-cial más riguroso. Para las vías que tienen valores bajos de pendientes se necesita

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acudir al diseño de sistemas de drenaje su-perficial más complejos pues resulta difícil evacuar las aguas.

Conclusiones• El medio construido, contexto esencial

donde se desarrolla la actividad humana y complejizado por la tendencia a la urba-nización concentrada que se viene produ-ciendo en los últimos años, se constituye en uno de los escenarios principales del desastre natural, agudizado por el aumen-to de vulnerabilidades en muchos casos por la no observancia de criterios que inci-den en la reducción del riesgo al desastre.

• Las amenazas naturales de mayor peligro-sidad para el medio construido, en nuestra región centroamericana-caribeña, son los eventos geodinámicos y los hidrometeo-rológicos, que muchas veces encuentran condiciones propicias al desastre, en vul-nerabilidades evitables, como la falta de una gestión urbana basada en el enfoque de riesgo e insuficiencias en el respeto a las normativas en el diseño, la construcción y el mantenimiento de las edificaciones.

• A pesar de que el estado de vulnerabilidad del medio construido con mayor significa-ción se condiciona por factores de tipo fí-sico, para su estudio se deben lograr enfo-

ques holísticos que relacionen de manera sostenible y eficaz las consideraciones eco-nómicas, sociales, culturales, políticas, ju-rídicas, tecnológicas y medio ambientales.

• En el proceso de planeamiento y microloca-lización, diseño y construcción de los asen-tamientos, se manifiesta un conjunto de in-suficiencias relacionadas con la creación y mantenimiento de situaciones de riesgo de dichas viviendas y asentamientos, que pue-den ser evitadas (prevención del riesgo) o reducidas sustancialmente (mitigación del riesgo) en las diferentes fases de la creación y gestión habitacional local.

• El diseño urbano, aplicado a nuevas ciuda-des, poblados y sectores urbanos, prácti-camente no se está realizando, entre otras cosas, por la fuerte influencia de la situación económica del país y la prioridad de otros sectores del desarrollo social y constructivo.

• Junto a las urgentes necesidades de accio-nes emergentes e intervenciones técnicas para la reparación y rehabilitación de las construcciones, actualmente en las fases de planeamiento y diseño urbanos de los nuevos asentamientos habitacionales de la ciudad de Santa Clara, se hace sentir la ca-rencia casi total de criterios con enfoque de reducción de la vulnerabilidad a los desas-tres naturales.

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Andrés Olivera-RaneroArquitecto, Doctor en Ciencias, Profesor titular de la carrera de Arquitectura en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV), Santa Clara, Cuba. Presidente del Instituto Virtual de Estudios sobre Desastres (IVED) de la UCLV.

Dora María Artiles-LópezArquitecta, Doctor en Ciencias Técnicas en el tema de la Vivienda Social.Profesora-Investigadora de la Facultad de Arquitectura de BUAP, Integrante del Cuerpo académico de Diseño y Tecnología del Proyecto arquitectónico

Silvana Calderón-CabreraArquitecta. Proyectista de la Empresa de Proyectos No 9 de Villa Clara. Cuba. Realiza investigaciones sobre la prevención y mitigación de desastres natu-rales en el tema de la vivienda y a escala urbana.

TECNOLOGÍA-CONSTRUCCIÓNOlivera, A.; Artiles, D.M.; Calderón, S.: Criterios técnicos para la aplicación de enfoques de reducción del

riesgo de desastres naturales, en el planeamiento y diseño urbanos de asentamientos habitacionales

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Identidades culturales, Sub-urbanización yOrdenamientoterritorial: Un estudiode Caso en UruguayIngrid Roche Facultad de Arquitectura Universidad de la República, Montevideo, [email protected]

Cultural identities and territorial ordering: Case study in Uruguay

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ResumenEn Uruguay, con sólo tres millones y medio de habitantes, predominan bajísimas densida-des de población, estimándose que una quinta parte está radicada fuera del país.

Sin embargo por las atractivas características identitarias de sus costas, en los días de máxima afluencia del verano, los turistas provenientes del exterior aumentan en varios cen-tenares de miles esta cantidad. Su importancia figura en las cifras macroeconómicas -segun-do rubro después de los agropecuarios tradicionales-, muchos traen sus capitales a invertir en el sector. Ha llamado la atención últimamente, el fenómeno de familias o parte de ellas que pasan a residir en forma semi -estable. En virtud de ello, se ha acuñado el concepto de que la costa sur uruguaya tiende a constituirse en sector de residencia privilegiado del Cono sur, y posee condiciones para serlo, al menos por disponibilidad de espacio, stock habitacio-nal vacante y otras características favorables.

Las figuras contemporáneas del Ordenamiento Territorial, con legislación recientemente aprobada en 2008, deben responder a dos grandes desafíos: contrarrestar, amortiguar y re-dirigir las tendencias -efectos neoliberales- que se han manifestado hacia la fragmentación socio-territorial; y alentar propuestas sustentables de desarrollo turístico y/o residencial, que valoricen las identidades morfológicas existentes y eviten la explotación masificada de recursos por extensión de modelos inapropiados.

La visión desde el enfoque de los paisajes culturales, incluyendo producción, residencia y turismo responsable, es imperiosa y no imposible. La costa atlántica, con reducidas áreas edificadas, parajes apenas antropizados de interés paisajístico y reservorios naturales, per-mite ensayarla: proyectar priorizando intereses públicos, son objetivos declarados, legisla-dos y alcanzables, aprovechando nuestras aparentes desventajas de localización periférica.

Palabras claves: Uruguay, territorio, recursos, proyectar, patrimonio

AbstractMost of Uruguay has a very low population density, with a total population of 3.5 million and about one fifth of the Uruguayans living abroad. However, in the summer most crow-ded days the foreign tourists increase the population figures by hundreds of thousands due to the attractive distinguishing attributes of the coast. The importance of tourism is reflected in the macro-economical figures -second after traditional agriculture and lives-tock; consequently many foreigners bring their capital to this sector. The trend of families becoming permanent or semi-permanent inhabitants has attracted considerable atten-tion lately. The perception of the Uruguayan cost as the “South Cone privileged residen-tial region” has gained considerable acceptance; and it has the actual attributes, at least regarding space availability, vacant housing stock, and other favorable characteristics.The contemporary instruments of territorial planning, with the legislation just passed in 2008, have to address two main challenges: to restrain, mitigate and redirect the trends (neoliberal effects) that have driven towards social and territorial fragmentation, and to encourage sustainable approaches to tourism and/or residential development, which va-lue the existing morphological identities, and avoid the massive exploitation of resources by translation of inappropriate models. The cultural landscape viewpoint, including res-

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ponsible production, residence, and tourism, is mandatory and not impossible at all. This approach is realistic in the Atlantic coast, with its reduced built areas, natural resources, and many scarcely antrophized locations of landscape interest. The priorization of public interests has been declared and legislated; and these goals are within reach making the best of the alleged disadvantages of a peripheral location.Keywords: Uruguay, territory, resources, planning, heritage

Introducción

En el panorama latinoamericano, las inte-rrogantes sobre la posible aplicación de

Planes de Ordenamiento Territorial, o ya últi-mamente de las recomendadas Evaluaciones Ambientales Estratégicas u otros instrumen-tos similares son múltiples. La mera intención de intervenir sobre realidades metropolitanas caóticas y complejas, amerita escepticismos y abre discusiones.

Se integran al debate contemporáneo más general, sobre la posibilidad de anticipar y limi-tar crecimientos urbanos mediante regulacio-nes jurídico-técnicas. Adquiere fuerza con las alertas eco-ambientales, cada día más vigentes por los eventos catástroficos que los medios, -informando y amplificando- nos recuerdan, sobre nuestro destino terráqueo común.

La necesaria contextualización histórica y socio-geográfica de esta discusión, implica empero, variadas respuestas, a estas interro-gantes. El ámbito europeo ha permitido visua-lizar numerosas experiencias de crecimiento urbano, derribo sucesivo de fronteras físicas y últimamente la conformación de regiones urbanas que exceden notoriamente la antigüa concepción de ciudad netamente diferenciada de lo rural.

Los instrumentos de planificación urbano-territorial han debido evolucionar, ya desde los años 80s se empieza a reclamar el uso de metodologías y herramientas similares a las del urbanismo-urbano o defensivo para la con-sideración de los territorios rurales. Corboz y los geógrafos franceses plantean la riqueza del

territorio como patrimonio marcado por las huellas humanas y la visión desde la produc-ción social para los continuos urbano-rurales.

Últimamente la noción de Paisajes cultura-les amplía las de patrimonio para sitios de es-pecial valor, cultural, histórico o natural y las de incorporación del patrimonio inmaterial, ratificadas por la UNESCO.

Ante la expansión urbana incontrolada, surge con fuerza la legislación sobre áreas no urbanizables, por sus valores paisajísticos, de reserva ecológica o arqueológica, sin desme-dro de intensos debates sobre regulación-des-regulación y otros aspectos polémicos.

Las nuevas tendencias de emigración a las periferias y a las poblaciones menores, ahora integradas en territorios metropolitanos, con primeras o segundas residencias en baja den-sidad y en muchos casos, con despoblamiento de los Centros Antiguos, imponen nuevas re-conceptualizaciones.

En las grandes urbes de América Latina (AL) el fenómeno se presenta con sesgos dra-máticos, al ser producto fundamentalmente del crecimiento de los asentamientos pobres y otras formas de segregación social.

Con escasa o nula tradición en cuanto a instru-mentos de Planificación y valoración de recur-sos patrimoniales, paisajísticos o productivos, con escaso control del uso del suelo e inadecua-da atención de las necesidades sociales, las po-blaciones se dispersan sobre costas, montañas o terrenos cultivables en las peores manifestacio-nes de agresión mutua con el ambiente.

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En el caso de existir, ha resultado muy di-fícil aplicar legislaciones o instrumentos de ordenamiento territorial que impidan los cre-cimientos indeseados, en especial los protago-nizados irregularmente por los sectores socia-les que resultan excluídos de la ciudad formal. Tampoco se practica habitualmente el control sobre los de nivel alto, derivados del uso irra-cional del vehículo privado y el deseo de vivir en barrios cerrados o campestres, que es otra de las modalidades de extensión urbana y cu-yos costos infraestructurales finalmente son pagados por la sociedad en su conjunto.

En los casos latinoamericanos esta formación de regiones urbanas, no presenta para las ma-yorías las ventajas de algunas situaciones euro-peas, de mayor contacto con la naturaleza con ni-veles altos de confort e incluso posibilidades de trabajo a distancia con reducción de traslados.

Aunque presentes en el imaginario colec-tivo de vastos sectores, las imitaciones de los

suburbios al estilo norteamericano vienen acompañados de sus peores defectos, ya apre-ciables y descritos en la matriz californiana. Los intentos, donde los ha habido, de limitar la extensión de las urbes son contradecidos por importantes crecimientos poblacionales y también por intereses especulativos, con fuertes riesgos para las calidades de vida, la subsistencia alimentaria y el consiguiente de-terioro ambiental.

El caso de Montevideo y la costa sur uru-guaya es -sin embargo- demostrativo de que si bien los fenómenos y sus raíces pueden gene-ralizarse, la extensión se produce aún cuando no existe presión poblacional. Se aprecian en este caso, interesantes y particulares para-dojas, ya que las tendencias contemporáneas se han presentado con algunos matices dife-renciales caracterizables como: extensión por fragmentación social sin crecimiento poblacio-nal significativo. (fig. 1)

Figura 1. Mapa Político Uruguay. Fuente: Facultad de Ciencias- U dela R

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La conformación identitaria del territorioEn el siglo XXI se ha reafirmado la Costa Sur -650 kilómetros desde el río Uruguay limitan-te con Argentina hasta Rocha, frontera con Brasil- como espacio regional privilegiado, concentrador de actividades, población y flu-jos (Bervejillo y Lombardi,1999), incluyendo la consolidación simultánea de procesos de conurbación y metropolización. (fig. 2a-b-c-d)

Con fuerte identidad, respecto a otras ca-pitales y ciudades latinoamericanas, Colonia, Montevideo y la conurbación de Maldonado -Punta del Este- San Carlos, son puntos rele-vantes del conjunto urbanizado-costero en proceso de reestructuración, cuyas caracterís-ticas destacables son: • pérdida poblacional y deterioro de la

mayoría de las áreas urbanas consolida-das, con algunos procesos de incipiente gentrificación y animación recreativo-turística en Colonia del Sacramento, Ciudad Vieja y Centro de Montevideo;

• decaimiento de pueblos y sectores ur-banos desarrollados alrededor de anti-guas fábricas por desindustrialización y vaciamiento de sus contenedores edili-cios en sectores o barrios con impor-tante cobertura de servicios;

• modificaciones del sistema de centralida-des metropolitanas, asociadas a la locali-zación de grandes superficies comerciales;

• en clave de sub-urbanización reciente, desplazamientos poblacionales intraur-banos con expansión de las periferias relacionada con altos índices de preca-rización nueva;

• incorporación de viviendas y sectores de balnearios como barrios en prolongación de la urbe, con usos residenciales estables;

• dinámicas rítmicas de población de carácter temporario o estacional que se traslada, superpone a la residente y ejerce pulsaciones territoriales;

• creciente segmentación socio-cultural por áreas territoriales, engendrando procesos denominables como de latinoamericani-zación sin crecimiento y fragmentación en baja intensidad y densidad de vivienda.

Lo que se inició como modalidad radial de poblamiento y extracción de producción, por corredores viales y ferrocarrileros, estructu-rantes del territorio nacional hacia el puerto exportador de Montevideo, signó el temprano proceso de urbanización del país.

La población urbana ya es francamente mayoritaria en los años 60, y desde los años 90s mayor al 90%, con macrocefalia capita-lina y muy bajas densidades de población en áreas rurales -mayoritariamente ganaderas- (menor a 1 habitante y mayor de 4 animales, bovinos u ovinos por Km2). Desde 2004, se detectan tasas críticas de reposición demo-gráfica a escala nacional y saldo migratorio negativo de Montevideo, acompañado de un 70% de población concentrada en los depar-tamentos de la costa sur. Afortunadamente en 2011 las tendencias económicas positivas en el Sur, han traído aparejado retornos y so-licitudes de radicación inesperadas.

Figura 2 a-b-c-d. Antiguas Imágenes del Puerto de Montevideo. Obtenidas del Archivo de Intendencia Municipal de Montevideo IMM (anterior a1915) e Instituto de Historia de Facultad de Arquitectura – U. de la R. (S.XIX)

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Desde el tardío inicio colonizador -Colonia es a fines del siglo XVII la primer ciudad por-tuguesa, y del siglo XVIII la fundación españo-la de Montevideo-, primó la preferencia hacia el asentamiento costero. Estos y otros poblados surgieron como fortificaciones, puertos, lugares de comercio y de establecimientos manufactu-reros, sobre el Río de la Plata y el Río Uruguay, acompañados después por algunos de protec-ción fronteriza y/o sobre otros ríos menores.

La escasa población indígena, casi total-mente exterminada, mestizada o expulsada violentamente hacia algunas zonas de la cam-paña -o a lo que después se convirtieron en te-rritorios de países vecinos- fue dominada por apenas unos miles de europeos y criollos que constituían la totalidad de habitantes en el si-glo XIX.

Durante todo el primer siglo independien-te, signado por luchas civiles propias y su-pra-nacionales, los pobladores de esta Banda Oriental, fueron muy pocos, recién en el siglo XX empiezan a llegar los grandes contingentes inmigratorios de Europa. Poco tardó sin em-bargo, para que una nueva oleada emigratoria, esta vez expulsora, se produjera conjuntamen-te con la sacudida crítica de los años 60s.

La crisis financiero-económica, la desindus-trialización extranjerizante y los movimientos sociales, que condujeron a duras represiones masivas y al sistema dictatorial que abarcó al Cono sur, llevaron a miles de familias y jóvenes hacia otras tierras.

A inicios del siglo XXI, quizás por algún designio de localización y origen, se constata que esta emigración expulsora se ha hecho es-tructural y ha dejado casi estanca la cantidad de habitantes. Con sólo tres millones y medio de residentes en un territorio de 187.000 km2 sin accidentes geográficos ni zonas improduc-tivas, predominan bajísimas densidades de población, estimándose que otra quinta parte se ha radicado fuera del país.

Sin embargo por sus atractivas característi-cas identitarias, durante el verano y en los días de máxima afluencia, los turistas provenientes del exterior llegan a aumentar en varios cen-tenares de miles esta población (fluctuante anualmente alrededor de 500.000 visitantes y en ascenso, según Ministerio de Turismo. Mu-chos traen sus capitales a invertir en el sector y/o en otros rubros y últimamente aumenta el fenómeno de familias o parte de ellas que pasan a residir en forma estable. En virtud de ello, se ha acuñado el concepto de que la costa sur uruguaya tiende a constituirse en sector de residencia privilegiado del Cono sur.

Valores de identidad costeraSobre el Rio de la Plata, especialmente las pla-yas de los Departamentos de Colonia y San José, fueron desde los inicios lugares de ex-tracción de material para la construcción, no sólo del país, sino aún en mayores cantidades de lo que fue la gran capital del Virreinato del Plata y hoy ciudad global: Buenos Aires. Las decisivas e imbricadas relaciones de esta gran capital – puerto, con la actividad económica y social del Uruguay, se iniciaron con estas par-ticularidades, incidiendo incluso en la trans-formación de la geomorfología costera y la afectación de sus paisajes. (fig. 3a-b)

El fácil deterioro de estos ecosistemas por su fragilidad, en las primeras etapas de pobla-miento y expansión de la urbanización fue un efecto socialmente desapercibido; la calidad ambiental era totalmente secundarizada res-pecto a los valores productivos que arena, cali-za y agua proveían a las manufactureras.

Aún cuando en la segunda década del si-glo XX, el turismo relacionado con el baño de playa empieza a convertirse en actividad re-levante en Uruguay, y las costas cambian en significación en el imaginario colectivo para amplios sectores de las sociedades montevi-deana y bonaerense, la gran disponibilidad de

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recursos y los paradigmas europeizantes im-pidieron cualquier consideración naturalista del paisaje.

La artificialización urbanizadora de la na-turaleza costera, donde el agua era fuente de riqueza y amenaza a la vez, fue la actitud lógi-ca en los puertos, en los muelles de saladeros y otras industrias, en los diques de conten-ción, pero también en los paseos de Ramblas y construcciones relevantes.

El proceso iniciado en el Este de Montevi-deo, continuado luego en gran parte de la cos-ta de los Departamentos de Canelones y Mal-donado y algo en Rocha, de forestación con especies exóticas de pinos y eucaliptos para afirmar las dunas y permitir los fracciona-

mientos balnearios, es un interesante ejemplo de aculturación o modificación simbólica del paisaje (Gilmet, 2001) a gran escala.

En los departamentos del Oeste rioplatense, con mayor uso del suelo en productividad agrí-cola, este fenómeno se redujo a algunas zonas cercanas a los pequeños poblados existentes. En el Este se generalizó, surgiendo así la exten-sa faja de urbanizaciones destinadas a residen-cia de descanso de familias con capacidad de ahorro. Estas, que primeramente eran las capas sociales altas, a mediados del s XX incluían a los amplios sectores medios de trabajadores y em-pleados, importantes numéricamente y -casi exclusivamente en Latinoamérica- característi-cas de las sociedades rioplatenses.

Figura 3 a-b. Calle típica y puerto antiguo de Colonia.(I. Roche, 2008), Instituto deTeo-ría de la Arquitectura y Urbanismo (ITU) , Facultad de Arquitectura, U. de la R. –3 c. Foto Aérea Google earth, 2008

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Los más cercanos a Montevideo, crecen den-sificándose con edificaciones sobre dicha faja costera de paisaje natural dunar convertido en zona de bosques y barrios de trazado ajardi-nado, imaginados para actividades recreativas de fin de semana o veraneo. La acción visiona-ria de rematadores, agrimensores y fracciona-dores, que vendieron, generalmente en cuotas, parcelas medianas de lo que fueron predios rurales de escasa productividad, con mínima inversión en calles u otras infraestructuras fue un excelente negocio. Los balnearios con nom-bres sugerentes, alimentaron las aspiraciones de los referidos sectores medios nacionales, y captaron el turismo y ahorro argentino.

Algunas poblaciones originariamente sur-gidas entorno a las estaciones de tren, se ex-tendieron hacia y/o por la costa, y empezaron a adquirir el cáracter de ciudades turísticas, potenciadas por dichos contingentes exóge-nos. Atlántida, Piriápolis, Punta del Este y La Paloma son los más antiguos e importantes ejemplos, y los pocos donde la hotelería ad-quirió significación, así como el urbanismo paisajista y las arquitecturas residenciales modernas reflejan el esplendor de sectores más adinerados.

La mayor parte de los balnearios, fueron du-rante mucho tiempo un trazado de calles, un parcelario con viviendas subutilizadas en pre-dios potencialmente ajardinados, difícilmente distinguibles en sus límites. Precisamente es-tas características, fueron las que, en un rela-tivamente corto lapso de tiempo, mediante la agilización de los medios de transporte y las nuevas rutas carreteras produjeron su trans-formación, primeramente como viviendas de alquiler temporario para otras familias, com-partidas por las propietarias.

Más avanzada la segunda mitad del siglo, las razones económicas, sobretodo las sucesivas crisis y el decaimiento de las expectativas de prosperidad para los sectores medios, empe-

zaron a forzar su utilización permanente para miembros de distintas generaciones -sobreto-do hijos y a veces abuelos- separados por los nuevos modelos de familia, pero sin capacidad de obtener vivienda propia.

En los años 80s y 90s, además de estos fe-nómenos, se ocupan también los numerosos predios vacíos y se construyen ex-profeso vi-viendas permanentes, buscando el ideal del suburbio ajardinado a imagen del norteameri-cano, incluyendo el uso del automóvil privado.

Los balnearios cercanos se convirtieron en barrios dormitorios de Montevideo, la franja costera se ensanchó hacia el interior, con de-crecientes niveles sociales, la denominación de Ciudad de la Costa en Canelones, se super-pone a las antiguas, ahora unificadas.

En el W. próximo de San José la reciente-mente designada Ciudad del Plata presenta características deficitarias, con mayores ca-rencias de calidad ambiental. La mayoría de las viviendas no surge en el proceso antedi-cho, sino como hábitat auto-construído de sec-tores trabajadores en industrias y canteras allí asentadas. Se fraccionan incluso zonas muy fácilmente inundables, admitiéndose la trans-gresión de las reglamentaciones urbanísticas existentes desde mitad de siglo. (fig.4a-b)

Regulación y normativa en Montevideo: Paisajes culturalesEn ambos departamentos vecinos, estas mo-dalidades de expansión de la ciudad capital, generadas mayoritariamente con la secuencia de: a) ejecución del parcelamiento b) cons-trucción edilicia y c) muy posterior dotación de infraestructura urbana (AA VV, 2007), fue-ron facilitadas e impulsadas por sus adminis-traciones. Desconociendo la legislación nacio-nal vigente desde que fue aprobada la Ley de Centros Poblados en 1946 y de facto entregan-do la potestad del ordenamiento territorial a los agrimensores –fraccionadores.

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Figura 4a-b. Ciudad de la Costa, plano: Libro Blanco Área Metropolitana –Vértice Territorial . 2007. Presidencia de la República-Agenda MetropolitanaFoto: Google earth, 2008

Pero en las últimas décadas del siglo, también en Montevideo departamental, con autoridades mucho más respetuosas de las normativas, se agregan fenóme-nos crecientes de irregularidad por ocupación, transacciones ilegales y asenta-mientos precarios.

Montevideo, en sus orígenes desarrollada entorno a la Bahía portuaria, con tejido en cuadrícula limitada a fines del s XIX por el Boulevard Artigas de dos tramos, N -S y E -W, y extendida sobre las rutas ferroviarias o carreteras de pe-netración al territorio y conexión con las localidades próximas, ha tendido un brazo costero continuo al Este con imagen suburbana balnearia.

Esta característica identitaria, del frente costero sur, balcón al río-mar, le confiere el perfil propio que sus otras extensiones no presentan, mucho más

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semejantes a las otras poblaciones de la región. Los barrios antiguos, que con fraccionamiento similar, aunque algunos amanzanados rectangulares, disfrutaron tempranamente de infraestructura sanitaria, servicios públicos y arbolado, a fines de siglo XX se empobrecieron y prolongaron hacia el NW, N y NE, ocupando incluso las cuencas bajas de los cursos de agua, con construcciones irregulares y precarias.

Figura 5 a-b. Fotos aéreas actuales Puerto y Bahía.Servicio de Medios Audiovisuales SMA - Facultad de Arquitectura, 2011

En la región urbanizada costera, actual-mente la aglomeración principal –Montevideo departamental- puede caracterizarse como postexpansiva: por metropolización y conur-bación sobre departamentos vecinos, con es-tancamiento poblacional. (fig. 5a-b)

Con sucesivos Planes Reguladores y Direc-tores de carácter urbanístico, la capital no ha ocupado todo su territorio departamental y desde los años 50s, se reconoce normativa-mente la existencia del suelo rural. Como tal, planificado -a modo del green belt londinense- dentro de los confines del departamento, le da un carácter particular identitario, al permitir, a escasos minutos del centro y en los inters-ticios de la urbanización, la persistencia de la

producción y la consiguiente visión de los pai-sajes de viñedos, chacras, caminos rurales en-tre predios con árboles frutales y plantaciones de verduras y hortalizas.

Durante el período dictatorial y hasta los años 90s la actuación pública se orientó única y tardíamente a aplicar la visión moderniza-dora: viales de acceso, atravesando antiguos barrios y predios rurales y grandes conjuntos habitacionales de baja calidad. El movimiento cooperativo de viviendas, que tuvo un brillan-te auge a principios de los 70s, fue ex-profeso trabado y la normativa fomentó la aparición de edificios en altura indiscriminadamente y sin mediar necesidades reales de crecimiento poblacional.

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A raíz de esta situación, que produjo des-trucción por abandono y sustitución de edifi-cación valiosa en el centro histórico y agresión a las características morfológicas de barrios tradicionales, surgen al final de la dictadura movimientos de arquitectos y vecinos que in-cluso llevan a un prestigioso Profesor de His-toria de la Facultad de Arquitectura al cargo de Intendente, en la segunda administración frenteamplista.1 Bajo ésta, en 1996 se acomete la realización del primer Plan de Ordenamiento Territorial, aprobado dos años después. La au-toridad departamental, (municipal o del Ayun-tamiento ) encargó el trabajo a la Universidad, coordinándolo el Instituto de T. y Urbanismo de la Universidad de la República (U de la R).

Actualmente en proceso de Revisión previs-ta, en el Plan se consagró la protección del sue-

lo rural, impidiéndose fraccionar, se prohibió promover modalidades residenciales como los countries o barrios cerrados -tan comunes, en todas las urbes de América-. Incluso las playas de la costa W de Montevideo, y los ba-ñados del Río Santa Lucía, que provee de agua potable a la población metropolitana, han sido consideradas en el Plan como áreas de paisaje protegido o ecológicamente significativas, por su escasa antropización y sus valores.

Su permanencia está ligada a factores de productividad, de cercanía al gran mercado consumidor y a las bajas dinámicas -de cua-si estancamiento de la población-, pero debe destacarse que la legislación nacional que norma las urbanizaciones, ha sido efectivi-zada por la gestión municipal y reforzada en los Planes. (fig.6)

1 Arq. Mariano Arana, posteriormente también designado Ministro de Vivienda, Medioambiente y Ordenamiento Territorial, en el primer período en que coinciden en signo político Gobiernos nacional y departamental capitalino

Figura 6. Plano POT c/asentamientos existentes y nuevos.Elaboración: Equipo ITU para Convenio de Revisión del Plan de OrdenamientoTerritorial de Montevideo con Intendencia Municipal. 2009

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Los asentamientos irregulares, pequeños en número y proporción, en relación a otros países, empezaron a formarse en los años 60s en terrenos fiscales abandonados y crecieron en los años 80 y 90s. En la crisis del Cono sur de 2002, su problemática hace eclosión como fenómeno socio-cultural, al apreciarse violen-tamente el ingreso de la pasta-base2 -especial-mente entre los jóvenes desocupados de estas poblaciones-.

En la Figura 6 se mapean los asentamientos, actualizados respecto a los del Plan de 1998 en negro, y con rojo los nuevos en fecha de su revisión en 2009. Las cifras refieren a un 15% de la población de Montevideo y algunos núcleos urbanos en esas condiciones, pero el agravante consiste en que un cincuenta por ciento de los niños nace en esos hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).

Las situaciones de los asentamientos pre-carios, en particular de los más recientes, ex-ceden las potestades municipales previsibles por el ordenamiento territorial. La Intenden-cia ha regularizado los más antiguos y ubi-cados en tierras fiscales, en conjunto con las acciones del Plan de Saneamiento, la obra más importante realizada, que ha conectado a la casi totalidad de la población urbana. Partici-pa, también con apoyo nacional e internacio-nal de los Programas de Intervención en Asen-tamientos Irregulares (PIAI), de integración con servicios, aportando tierras y bancos de materiales. Actualmente coordina territorial-mente con otras dependencias públicas como el nuevo Ministerio de Desarrollo Social, el de Vivienda, Ambiente y Ordenamiento territo-rial y organizaciones no gubernamentales. Se apoya en estudios sólidos sobre inundabilidad o factores de contaminación en cuanto a ne-

cesidades de reubicación, algunas efectiviza-das en el caso del Plan Estratégico del Arroyo Miguelete, incluido como tal en el Plan de Or-denamiento Territorial (POT) Montevideo de 1998.3

Tal como se aprecia también en la figura, además de la gran división entre áreas urba-nas y rurales, se han delimitado pequeños sec-tores peri-urbanos para programación con-certada por Proyecto o autorización especial -de las autoridades municipales electas- de nuevos afincamientos industriales, de logís-tica o poblacional. Revisada la incidencia de estas nuevas figuras de ordenación del uso del suelo, diez años después, puede considerarse en general acertada, dado que permitieron conducir las iniciativas hacia suelo previsto, independientemente de algunos conflictos.

Los casos de mayor trascendencia en los cuales resultó efectiva la normativa de regu-lación del suelo, además acompañada por las recientes de impacto ambiental, implementa-das por el Ministerio respectivo, fueron en el Oeste en producción rural y costa protegida. Se presentaron iniciativas para una ciudad de los malayos4, que no prosperó, y de un puerto privado, que ha quedado en la agenda retoma-do por la Administración Nacional de Puertos. Lo interesante es que las medidas regulatorias permitieron apoyarse a organizaciones de ve-cinos y a las autoridades, en aspectos técnicos generalmente poco considerados.

También en la zona peri-urbana o de suelo rural o potencialmente urbanizable, en el Oes-te montevideano, se instalaron depósitos y empresas que requieren gran accesibilidad de transporte, cumpliendo el propósito normati-vo por la positiva.

2 Estudios sobre Salud indican ese año de crisis severa como de propagación de dicha droga, residuo de cocaína de bajo costo y fuerte efecto destructivo3 Arroyo urbano, cuyos márgenes del curso inferior fueron convertidos como Parque, continuando uno existente y en la parte media implicó reubicación de asentamientos por contaminación de reciclaje de residuos. 4 Iniciativa propiciada por capitales de dicho origen, en península de ubicación privilegiada,(de la que se desistió además por crisis en la zona asiática), que no respondía a necesidad nacional y en cuyas adyacencias se ha organizado por cogestión vecinos-Intendencia Municipal, un Parque Público,

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El anillo colector vial, previsto en el POT de 1998 y actualmente casi totalmente com-pletado, une estas zonas, previendo una dis-minución sustantiva de circulación de trans-porte pesado por la zona urbana. Con criterio de economía y sensatez no se han planteado nuevos viales en la ciudad, sólo algunos de conexión a las rutas nacionales, en la zona del Aeropuerto y conglomerado de servicios lo-gísticos, propendiéndose a la mejor utilización de los existentes, para el transporte público.

En conjunto, las normativas de regulación de usos de suelo en las periferias pueden ser consistentes, en cuanto a admitir posibilida-des de crecimiento para actividades deseables, en áreas rurales potencialmente urbanizables con programas autorizados específicamente; con estricto control de las extensiones incon-venientes y apoyo político concertado para actividades de interés social en las que los ve-cinos participen.

El Plan de Ordenamiento vigente, ha incor-porado además de las nuevas figuras de pla-nificación parcial concertada, ya mencionadas para sectores periurbanos, la de calificación de suelo en régimen patrimonial para áreas caracterizadas bajo jurisdicción de Comisio-nes Especiales y otras innovaciones con in-fluencia de la legislación española de los 80s.

La Comisión de Patrimonio Nacional, enfo-cada a la preservación y conservación de Bie-nes y Monumentos históricos, (los escasos co-loniales y los del s XIX especialmente), tuvo su primer correlato departamental significativo en la Comisión de Ciudad Vieja, que ya enfo-có con el concepto más actual en los 80s, de sitios y centros de valor histórico excepcional su actuación de inventariar y posteriormente regular las edificaciones.

Desde la misma época, surgen las Comisio-nes de los Pocitos, Carrasco- Punta Gorda y otras con criterios similares en cuanto a pre-servar patrimonios culturales identificables por los montevideanos. En estas áreas, deli-mitadas por el Plan según caracteres e iden-tidades valoradas, de los conjuntos urbanos barriales de diversas épocas, se aplican dispo-siciones especiales, establecidas por vecinos y técnicos en acuerdo, sobre edificabilidad y espacios públicos.5

Asimismo, la Comisión de Montevideo Ru-ral, partiendo de la intención de proteger di-cho uso, integrada por universitarios especia-lizados, técnicos municipales y productores rurales de diferente entidad y actividad, ha aportado visiones de interés incluidas en el Plan y en las Normas Complementarias de Suelo Rural.6 Mucho más recientemente otras modalidades de patrimonio cultural natural modificado o cultivado, arqueológico, inmate-rial u otros, han entrado en la consideración del público y las Instituciones, favoreciendo el turismo en variadas formas, incluso el eco-rural productivo dentro del Departamento. Se han promovido cooperativas de vivienda con actividad agro-productiva incorporada y huer-tas comunitarias apoyadas por universitarios especialmente en la época de crisis aguda, al-gunas de las cuales perduran.

Las actividades de difusión y paseos orga-nizados desde la División Turismo de la Inten-dencia Municipal de Montevideo, por la Admi-nistración de Ferrocarriles, la Comuna Canaria -de Canelones- y Agenda Metropolitana7 hacia zonas poco conocidas se han conjuntado con las promovidas por productores, emprende-dores de ecoturismo y otros, como en la Ruta del Vino.

5 Plan Montevideo, IMM.19986 Aprobadas por Junta Departamental en 20087 Libro Blanco Agenda Metropolitana Canelones- Montevideo- San José, Edit. Presidencia. 2007

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El Ordenamiento territorial y lasidentidades costerasSi bien el Ordenamiento Territorial como dis-ciplina técnica en su versión contemporánea ha tenido escasa aplicación a escala nacional y la Ley de O. T. y Desarrollo Sustentable es de 2008, el referido Plan Montevideo diez años anterior ha servido de claro precedente.

La división en microregiones del Departa-mento vecino de Canelones y la asunción de la necesidad de sus Planes respectivos, iniciando por el Costa-plan para el brazo metropolitano Ciudad de la Costa, también son inmediata-mente anteriores a la promulgación de la Ley.

Igualmente son contemporáneos los Talle-res de Participación y Propuestas del Departa-mento de Maldonado8 y algo anterior, la Orde-nanza Departamental de Rocha.

Los referentes institucionales de estas pro-puestas de Ordenamiento, son mayoritaria-mente profesionales arquitectos, agrónomos, científicos naturales y sociales. Algunos de los que trabajaron en la Comisión de Monte-video Rural y en la definición de la normativa respectiva, están actualmente en la Dirección de Ordenamiento Territorial y en la conforma-ción del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, dentro de cuyas primeras Zonas incluídas hay varias costeras. Ello asegura cierta consis-tencia técnico-política en la instrumentación de las Directivas generales contenidas en la Ley, respecto a las Departamentales y de éstas entre si. Aunada a ello, la primer conjunción político-partidaria en 2005, de tres de los cin-co gobiernos departamentales costeros y el nacional, ha favorecido la planificación con-junta, por cuencas hidrográficas y áreas con-tinuas. Se ha creado la Dirección Nacional de Saneamiento y Aguas y el Sistema Nacional de Emergencias, que en el país implica sobretodo inundaciones de ríos urbanos.

Gran parte de la Costa departamental de Colonia y San José, mantienen vocación agro-pecuaria, con escasa población asentada, ciu-dades pequeñas y relativamente reciente de-sarrollo turístico intensivo -salvo el náutico y patrimonial más conocido- por parte de inver-sores mayoritariamente extranjeros.

El Plan de Ordenamiento para esa Región Suroeste del país, surgió tempranamente por las alternativas planteadas a raíz de la posible construcción del puente Colonia- Buenos Ai-res en los años 90s, que de haberse realizado hubiera producido enormes impactos, convir-tiéndola en suburbio bonaerense.

Incluyendo la ciudad de Colonia y su cas-co proveniente de la colonización portuguesa -gestionado y lograda su declaración como Patrimonio por UNESCO-, el Plan ha tenido un proceso intrincado de modificaciones, progre-sando lentamente.

Tan lenta, como persistente ha sido la coloni-zación costero-turística, en cuanto a residencias temporales, la hotelería tradicional tuvo un decai-miento en significación económica durante la cri-sis regional de 2002, pero últimamente se ha re-novado y aumentado las plazas, incorporándose a las cadenas internacionales. En contradicción co-nocida mundialmente, la imagen turístico-cosmo-polita y los servicios a esta demanda han despla-zado totalmente a la población antigua del Centro Histórico, modificándolo en cuanto a los usos.

Las nuevas instalaciones portuarias y el transporte de pasajeros en constante aumento uniendo permanentemente en puente virtual a las dos márgenes del Río de la Plata, ha pro-piciado iniciativas muy ambiciosas de urba-nizaciones, con puerto deportivo, incidiendo peligrosamente sobre el sector patrimonial. Sólidos esfuerzos de profesionales lo han im-pedido, haciendo primar los intereses genera-les y las disposiciones internacionales.

8 En Convenio con el Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura, al igual que el Plan de Montevideo y su Revisión.

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Los argumentos se encuentran en los po-tentes valores identitarios y el patrimonio cul-tural de las ciudades, de los pequeños puertos y pueblos, de las antiguas “colonias” de euro-peos, dedicados a la producción de lácteos y dulces, en ambientes de serenidad. Son éstos, los que atraen y pueden atraer mayores con-tingentes de visitantes desde las metrópolis vecinas: la conjunción de campo- estuario su atractivo y el peligro, la privatización extranje-rizante homogeneizadora.

En el último tramo de la costa departamen-tal de Canelones, en la de Maldonado y espe-cialmente en Rocha, persisten fraccionamien-tos de tipo balneario de los años 50s y 60s, con escasísima ocupación de todo el año.

Salvo los próximos a las ciudades, donde se encuentran servicios de dicha escala, la resi-dencia permanente es minoritaria y aparecen todavía gran proporción de predios baldíos. Algún pequeño propietario inmobiliario, resi-de en la zona y tiene una o algunas viviendas para renta temporaria, mas la identidad par-ticular está dada por la escasa población y la tranquilidad que favorece las actividades de descanso y contemplación del paisaje, varia-ble naturalmente y por las diversas interven-ciones culturales, a lo largo del tiempo.

Estas características, son consideradas un recurso de sustentabilidad a largo plazo y en los Planes así consideradas, aunque las inicia-tivas de emprendimientos como los de Colonia están surgiendo y con ellos, y las audiencias Públicas instituidas por la nueva legislación, los debates y controversias.

Intentando el aprovechamiento de las buenas condiciones no sólo para el turismo, sino para la residencia en estas costas, empresarios de mayor capacidad que los que han actuado anteriormen-te, se interesan y presionan para incidir en las de-cisiones y normativas aún en elaboración.

Apenas recientemente, en las últimas déca-das, antiguos pueblos de pesquería, aislados en

la costa, empiezan a convertirse en atractores de turismo masivo, -a escala muy pequeña com-parada con los centros propiamente urbanos-. Su gran potencial alternativo en cuanto a moda-lidades recreativas de mayor sustentabilidad-, radica precisamente en su escaso desarrollo edificatorio, aunque también puede ser objeto de grandes inversiones por su virginidad.

Los centros urbano-turísticos más impor-tantes y antiguos: Piriápolis, Punta del Este y La Paloma, se extienden, al punto de casi unir-se con las localidades próximas de Pan de Azu-car, Maldonado-San Carlos y la capital de Ro-cha. También se prolongan hacia zonas apenas roturadas, soportando variados requerimien-tos por sus excelentes aptitudes paisajísticas y como puertos entre otras.

La disparidad en las gestiones municipa-les entre las Intendencias, mayor en el pasa-do por sus diferentes orientaciones políticas, se evidencia en que habiéndose impedido los barrios cerrados en Montevideo, se han ha-bilitado barrios cerrados, clubes de campo y chacras turísticas en Canelones, a pocos kiló-metros del límite departamental. De forma similar, en Maldonado sobre costas de lagunas y playas, privatizando de hecho su acceso, se transgrede una disposición que además de an-tigua está asumida culturalmente como tradi-ción, que es el uso público de las playas.

En Rocha la Ordenanza Costera ha intentado prevenir los peores impactos, se han incorporado sectores muy amenazados como alguno de los pri-meros del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), pero su aplicación es lenta y ha generado polémicas, obligando a rever procedimientos.

Los Planes Parciales por tramos, como el de las Lagunas y otros emprendimientos parecen contradecir los propios criterios orientadores declarados en la Ordenanza, planteando par-celamientos en ecosistemas frágiles, en zonas adjuntas o integrantes de las de Paisajes Prote-gidos -como las barras dunares de la figura 7a.

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Figura 7a-b-c. Puntas y Barras Rocha. Fotos aéreas extraídas deLa Frontera del Agua Instituto de Diseño, Facultad de Arquitectura-.U. de la R. Edición IMM – Junta de Andalucía,

ConclusiónIntentando una aproximación a la totalidad en su complejidad: en esta costa se presentan sec-tores densamente urbanizados -los menos-, suburbanizados u ocupados en muy baja densidad y fraccionados como barrios jardín otros, algunos tramos en estado de baja antropización por inaccesibilidad u otras características, con variados valores de identidad morfológica e interés paisajístico.

Tal como se ha planteado, es muy reciente la aprobación de la Ley de Ordenamiento Territo-rial y Desarrollo Sustentable (LOTDS, 2008), la legislación sobre Medio Ambiente y otras simi-lares que actualizan o complementan las antiguas y la del Sistema Nacional de Areas Protegidas (SNAP) apenas se empieza a implementar. La consideración de Conjuntos Patrimoniales, o de va-lor histórico o natural relevante está poco desarrollada en el país, siendo que el ejemplo de Mon-tevideo ha mostrado su relevancia positiva, aún con dificultades.

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Aunque la población del país se ha concen-trado en la costa y el turismo atrae centenares de miles de visitantes en la misma temporada y dos millones anuales, paradojalmente, el es-tancamiento poblacional, las crisis y recesio-nes económicas, así como la segregación social -que ha alejado a los sectores más vulnerables de las tierras de mayor valor de mercado-, han impedido la urbanización costera continua y preservado de sobredensificación.

Las diversas gestiones departamentales, con amplias potestades pero escasos recur-sos y apoyos en los Ministerios y Direcciones Nacionales se han dirigido mayoritariamen-te a paliar los problemas ambientales ya ge-nerados por edificaciones o urbanizaciones inapropiadas. Su preocupación: mejorar sus ingresos mediante mayores cargas tributa-rias o emprendimientos productivos de im-pactos dudosos, en el caso más favorable, para resolver problemas sociales urgentes en zonas interiores.

La Costa Sur, cuya Directriz Nacional está siendo objeto de estudio para su respectiva formulación legislativa tal cual se prevé en la LOTDS y varias iniciativas institucionales y académicas, todavía presenta posibilida-des de ordenamiento territorial.9 Dado que las tendencias a su ocupación residencial y/o turística se intensifican crecientemente, se considera, de acuerdo a las experiencias internacionales, que es recomendable po-tenciar sus características diferenciales, del conjunto y de las partes y adoptar políticas que impidan la masificación en la explota-ción de los recursos.

Las particularidades a preservar y el poner en valor los recursos más preciados, refiere en este caso a las características naturales, los

ecosistemas frágiles, el sistema lagunar de-clarado reserva de biosfera por la Convención internacional, las playas. Demarcar zonas no edificables en las riberas, incorporar visuales dominantes a respetar, no autorizar edificios en alturas que cambien la fisonomía predo-minante de cada balneario o centro poblado. Tomando en cuenta que solamente Punta del Este en un sector específicamente autorizado, además de Montevideo, poseen características edificatorias de primacía de edificación en alta densidad, mantener las bajas intensidades de ocupación y ampliar las medidas de protec-ción de áreas caracterizadas a otros barrios y urbanizaciones. Distritos de Arquitectura mo-derna en Atlántida y Piriápolis, barrios jardín de interés en varios balnearios, las caracterís-ticas de los pueblos de pescadores con cons-trucciones en palafitos son potenciables como paisajes culturales atractivos.

Estas medidas también implican ordenar y proyectar el crecimiento para las generacio-nes futuras, mejorando las condiciones para el desarrollo a largo plazo, en el sentido de equi-librar los intereses de los pobladores locales, de los visitantes y del conjunto social.

La valoración detallada de elementos pai-sajísticos con diversos niveles de intervención humana o social, de interés histórico-cultural o arqueológico, que den cuenta e incluyan las realizaciones de los trabajadores anónimos, es una aspiración posible.10

Los desafíos contemporáneos para la plani-ficación y el ordenamiento territorial, exigen estos desarrollos y el despliegue de un varia-do instrumental: el manejo costero integrado y nuevos enfoques culturales y prospectivos.

9 Iniciativas de ECOPLATA, con cooperación PNUD; Centro y Maestría de Manejo Costero Integrado – MCIsur - UdelaR10 Instituto de Diseño, Facultad de Arquitectura. UdelaR La Frontera del Agua. Edición IMM – Junta de Andalucía 2010, es un excelente ejemplo pionero.

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Rural de Montevideo. (2008) Publicaciones oficiales, Junta Departamental de Montevideo.

Ingrid RocheArquitecta, Maestra en Urbanismo, Investigación y Docencia por la UNAM. Doctorado en curso ETSAB-UP, Cataluña, España; Profesora Investigadora de la Universidad de la República, Montevideo, Uruguay; Integrante del Con-sejo Directivo Central (sup) UdelaR y Comisión Sectorial de Investigación Universitaria CSIC.

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De la homogeneidad formal decimonónica a la heterogeneidad urbana de las denominaciones evangélicas en México

Iván San Martín-CórdovaFacultad de arquitecturaUniversidad Nacional Autónoma de Mé[email protected]

From ninetheenth formal homogenity to the urban heterogeneity from evangelical designation in México

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de las denominaciones evangélicas en México

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ResumenDurante la segunda mitad del siglo XIX y aún en las primeras décadas del siglo XX, las construcciones para las diversas denominaciones protestantes asentadas en México presentaron una notoria homogeneidad arquitectónica, que no las diferenciaba mucho de las formas utilizadas por las iglesias católicas. Tanto unas y otras expresaban su reli-giosidad en estilos neogóticos, neorománicos o neocoloniales, por citar solo algunos de los estilos compartidos más recurrentes en aquél entonces.

Ochenta años después, el panorama es muy distinto, pues la heteoregeneidad formal impera en los templos de las comunidades evangélicas, como si ya no los unificase la tradicional oposición al credo romano y como si hubiera diferencias litúrgicas o teológi-cas insalvables que los llevasen a expresarse de manera radicalmente distintas, o bien, como si la actual visibilidad de sus templos sirviese como estrategia proselitista para la incorporación de nuevos fieles, en oposición a la dramática disminución de creyentes y construcción de templos católicos que en las últimas tres décadas se ha presentado en muchos de los Estados del país. Palabras clave: protestantismo, evangélicos, estilos, homogeneidad, heterogeneidad

AbstractDuring the second half of the 19th century, and even in the first few decades of the 20th century, the buildings of temples for the assorted Protestant denominations established in Mexico displayed a notable formal homogeneity which did not make them very different from those used by Catholic churches. The former and the latter both expressed their reli-giosity in neo-Gothic, neo-Romanic and neo-Colonial styles, to mention a few of the most frequent shared styles of the time.

Eighty years later, the overall situation has changed. Formal heterogeneity prevails in the temples of the Evangelical communities, as if no longer unified by the traditional oppo-sition to the Roman creed and as if insurmountable liturgical or theological differences have led them to express themselves in radically different ways, as if the current visibility of their temples were a proselytizing strategy to incorporate new members, in contrast to the dramatic decrease of believers and constructions of the Catholic church seen these last three decades in many Mexican states.Key words: Protestantism, Evangelical, styles, homogeneity, heterogeneity

Introducción

Todas las comunidades religiosas han contado con espacios para el desarrollo de sus rituales a lo largo de la historia, en un principio aprovechando los ambientes naturales, y posterior-

mente modificándolos, hasta terminar generado construcciones específicas cuya función es pro-piciar el vínculo con sus deidades. En México, tanto la iglesia católica (Masferrer, 2000:33)1–a partir de su introducción en nuestras tierras- como las diversas iglesias que llegaron a partir

1 En México hay tres ritos católicos: el romano, que es el mayoritario; el melquita y el maronita, promovidos por la comunidad de origen libanés.

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de las Leyes la Reforma, se han procurado la disposición de los espacios idóneos para ce-lebrar sus cultos, tales como el judaísmo, el anglicanismo, la iglesia ortodoxa griega, así como varias denominaciones2 protestantes o evangélicas,3 mayoritariamente presbiteria-nos, bautistas y metodistas durante el siglo XIX (también llamados protestantes históri-cos4) a los que se sumaron en el siglo XX los evangélicos pentecostales y sus derivaciones –como la Luz del Mundo5 y la Iglesia Univer-sal del Reino de Dios-6, así como la llegada e incremento de los mormones, los adventistas y los Testigos de Jehová7(también llamadas bíblicas no evangélicas8).

Ante este complejo y variado panorama de iglesias en México, parece lógico suponer la variedad de espacios, formas y estilos arqui-tectónicos que ellas producen, tanto porque sus necesidades litúrgicas son distintas entre sí, como por las distintas etapas que ha tenido el propio desarrollo arquitectónico en los últi-mos cien años. Aún dentro de la comunidad de denominaciones evangélicas –que comparten creencias comunes- la diversidad arquitectó-nica es notoria, pues los templos actuales son completamente distintos entre sí, tanto entre una denominación y otra, como hacia el inte-rior de los templos de una misma iglesia. Cada una de ellas han resuelto de manera distinta los espacios para el desarrollo de sus cultos, si bien semejantes por compartir creencias y doctrinas similares, pero también distin-guiéndose en demandas espaciales específi-

2Evitamos usar el término “secta”, que acarrea connotaciones negativas en al ámbito cultural mexicano. El término correcto es “denominaciones”. 3 Ha de recordarse que “evangélicos” y “protestante” definen el mismo grupo, solo que el segundo fue el nombre primigenio, que fue sustituido por el de “evangélico” a raíz de una convención mundial en Panamá a principios del siglo XX4 Por “protestantes históricos” se entiende al conjunto de las iglesias herederas de la Reforma surgida en Europa en el siglo XVI, en oposición a la iglesia católica romana. 5 Cuyo nombre completo es: Iglesia de Dios Vivo, Columna y Apoyo de la Verdad La Luz del Mundo, fundada en la conservadora y católica ciudad de Guadalajara, México, a partir de las creencias evangélicas muy cercanas al pentecostalismo, pero que ha tenido un desarrollo completamente autónomo y actualmente con presencia en más de veinticinco países, con cerca de cuatro millones de fieles en el mundo6 Más conocida por su lema “pare se sufrir”, esta comunidad religiosa ha tenido un crecimiento muy importante en los últimos años, tanto en México como en el extranjero –principalmente en América Latina y en los Estados Unidos- en buena medida por los mensajes en sus programas televisivos 7 Es decir, respectivamente, la Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día, la de Jesucristo de los Últimos Días, y la de los Testigos de Jehová, por citar sus nombres completos 8 Para mayor información de los espacios de culto de los adventistas, mormones y testigos, se recomienda consultar: Ivan San Martín, “Nuevos cultos, viejos espacios, o el espectáculo de lo sagrado”, en: Peter Krieger: Ivan San Martín (comp), “Sacralización, culto y religiosidad en la arquitectura latinoamericana”, México, UNAM, 2009.

cas, derivadas de aquellas claramente funcio-nales originadas por la diferentes formas de organizarse institucionalmente como aso-ciaciones religiosas, como aquellas litúrgicas ocasionadas por sus propias formas de enten-der los dogmas teológicos, y que finalmente se traducen en su propia concepción del espacio sagrado, muy diferente al católico por cierto.

Algunas denominaciones -como los pres-biterianos y los metodistas- suelen consagrar sus espacios para el culto –adquiriendo la connotación de sagrados- mientras que otras solo los conciben como meros espacio de es-tudio y reunión. Varias de ellas observan la importancia del bautismo por inmersión en la etapa adulta, mientras que otras no lo con-sideran como un sacramento, mientras que todas coinciden en la importancia del rito de la Cena como manifestación sagrada de la divinidad. Algunas prefieren diseñar sus propios espacios, mientras que otras utilizan antiguas salas de cine. A veces los proyectos vienen del exterior, y en otras, es generado en suelo nacional, a veces son improvisados, y en otras ocasiones, son edificios prefabrica-dos que lo mismo de montan en una ciudad que en otra, por encima de consideraciones climáticas y culturales.

¿Qué es lo que ha sucedido para que hayan cambiado tanto sus expresiones arquitectóni-cas?, es que acaso, ¿han cambiado tantos los dogmas y liturgias entre los propios evangéli-cos que apenas hoy se reconocen como simi-lares entre sí?, o bien, ¿esta nueva visibilidad

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formal los identifica como tradicional oposi-ción al catolicismo romano?. Por el contrario, en sus orígenes decimonónicos los protestan-tes compartían expresiones historicistas se-mejantes, a tal grado que apenas podía distin-guirse la adscripción entre una denominación y otra. Y no solo eso, el neogótico y el neorro-mánico, lo usaban por igual los protestantes que los católicos.

Dos son los objetivos del presente texto: en primera instancia, mostrar los cambios que ha tenido la expresión arquitectónica de estas comunidades protestantes a través del tiempo, desde su primigenia homogeneidad formal hasta la actual heterogeneidad, una realidad edilicia poco conocida en los textos de historia de la arquitectura, que tradicio-nalmente abordan las construcciones cató-licas. Y como segundo objetivo, proponer al lector algunas posibles causas de esta actual dispersión formal, tales como la intensa acti-vidad proselitista evangélica que promueve la individualidad arquitectónica para una mejor identificación de su feligresía, o bien, mos-trar una autonomía nacional en la producción arquitectónica, a diferencia de las primeras obras cuyos proyectos eran importados de sus homologas estadounidenses.

Los orígenes: Los llamados protestantes históricos – bau-tistas, metodistas, presbiterianos, luteranos y nazarenos- comparten un origen reformis-ta común basado en su oposición a la iglesia católica romana, que los condujo a compartir una serie de creencias comunes, tales como la iconoclastia -es decir, la prohibición de idola-trar imágenes- y la convicción de sólo recono-cer dos sacramentos –el bautismo y la Euca-ristía por medio del rito de la Cena- además de compartir una:

“notable austeridad y solemnidad en el cul-to, que normalmente se centra en la lectu-ra de la Biblia, predicación e himnos; una orientación decididamente más cristológica frente a las diversas devociones desarrolla-das en la historia del cristianismo en torno a las advocaciones marianas y a los santos” (Gutiérrez, 2007: 50) No obstante, aún y cuando comparten es-

tas creencias entre sí, las diversas denomina-ciones evangélicas no han estado exentas de presentar diferencias teológicas entre sí –lo cual no deriva en enfrentamientos ni merma su solidaridad entre ellas- pues: “entre los elementos que las diferencia entre sí, están las discusiones en torno a la doctrina de la pre-destinación, ya diversas concepciones de la comunidad eclesial, dando lugar a múltiples formas de organización y, por tanto, separa-ciones y derivaciones entre ellas” (Gutiérrez, 2007: 50).

La llegada al país y consolidación de los protestantes históricos fue dilatada, pues se desarrolló durante varias décadas, así como su propagación en ciudades y territorios di-versos de la nación, sin embargo, tres fueron las denominaciones mayoritarias: los presbi-terianos llegaron a México en 1857, los bautis-tas en 1862 y los metodistas en 1872, aunque cada uno lo hizo en diferentes ciudades, tanto en las norteñas –por sus vínculos con los Esta-dos Unidos- como en el sur –como Chiapas- así como también, su llegada y consolidación en la propia capital (Gutiérrez, 2007: 50).

Sus primeros templos durante el siglo XIX fueron, como ocurre cuando se incorpora un nuevo credo, en espacios adaptados y un tanto improvisados,9 sin embargo, el incremento de ciudadanos extranjeros al país que profesaban alguno de estos cultos, así como el intenso y ordenado proselitismo que pronto se desarro-

9 Quizás el ejemplo más conocido en la ciudad de México es el templo metodista en la calle de Gante, cuyo espacio para el culto se destinó el antiguo claustro del Convento Mayor de San Francisco, producto del proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos que arrojara la Reforma.

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lló –sobre todo en el norte del país- hicieron que pronto se requiriesen edificaciones en si-tios definitivos y con materiales más duraderos, tales como la piedra y el ladrillo para los muros, y la madera o lámina de zinc para las cubiertas.

En términos estilísticos, estas tres iglesias de protestantes históricos optaron por expre-sarse en dos estilos historicistas: en neogótico y en neorománico, expresiones muy en boga en el XIX y aún en las primeras décadas del si-glo XX, y que también utilizaron otras iglesias, como la anglicana10y la católica, inclusive,11 se-guramente por las connotaciones semánticas acerca de la espiritualidad con que suele rela-cionares la Edad Media a la cual aludían.

Los espacios sagrados de lospresbiterianos: Los espacios de culto de la primera denomi-nación de los protestantes históricos que llegó a México, reflejan con claridad las creencias y organización religiosa de los presbiterianos, pues como su nombre lo indica, su autoridad eclesiástica y espiritual no reside en una sola persona -como ocurre con el Papa católico-, ni en los obispos –como lo hace la iglesia me-todista, como se verá un poco más adelante-, sino en un grupo de personas llamado el Pres-biterio, que representa un número determina-do de templos.

El origen histórico de esta denominación se debe al sistema teológico creado por el fran-cés Juan Calvino,12 del cual se derivaron varias corrientes protestantes, como los Hugonotes

10 Como el templo anglicano de Santa Juliana de Norwich, realizado en 1895 en la calle de Humboldt dentro del centro histórico, actualmente sin culto continuo, sino sólo para misas eventuales y actividades culturales de la comunidad anglicana en México, dependiente del Templo Christ Church ubicado en las Lomas de Chapultepec. 11 Muchos templos católicos se hicieron en neogótico, baste como ejemplo, la iglesia jesuita de la Sagrada Familia en la colonia Roma, ubicado en la esquina de la calle de Puebla y Orizaba, cuya construcción se inició en 1910 y se concluyese hasta 1925, obra del Arq. Manuel Gorozpe y Morán, y la colaboración del Ing. Miguel Rebolledo12 Nacido en Noyon, Francia, en 1509, y muerto en Ginebra en 1564. 13 El primero de ellos, entre 1741-1758, por diferencias teológicas. Más tarde, en 1810 se escindió un nuevo grupo llamado Iglesia Presbiteriana de Cumberland. Nuevamente, en 1837-1869 se sobrevino otro cisma, y en 1857 otro por diferencias acerca de la esclavitud.. 14 Párrafo de la Confesión de Westminster.15 Sostienen que los niños que fallecen sin ser bautizados, son salvados por Cristo por obra del Espíritu Santo.

en Francia, la Iglesia Reformada de Holanda, y los presbiterianos en Escocia y América (HAR-DON, 1959: 293). De hecho, fue a través de un discípulo de Calvino, John Knox, la figura que llevara las ideas protestantes a Escocia hacia mediados del siglo XVI, y a finales del siglo si-guiente a Nueva Jersey y Pensilvania, bajo la figura del escocés Francisco Makemie, quien logró en 1706 la fundación del primer presbi-terado en los Estados Unidos, iniciando así un gradual crecimiento en la Unión, no por ello exento de cismas.13

Respecto a las creencias presbiterianas, una que más debate ha causado entre las propias comunidades, es la llamada “predestinación”, es decir, la creencia de que: “Por el decreto de Dios y para la manifestación de su Gloria, algu-nos hombres y algunos ángeles están predes-tinados para la vida eterna y otros están pre-destinados para eterna condenación”(íbidem: 299),14 es decir, una condición que poca espe-ranza brinda a la feligresía, pecadora o no, de-creto que tuvo que ser suavizado por la propia iglesia presbiteriana a principios del siglo XX.

Los presbiterianos reconocen sólo dos sa-cramentos: el bautismo y la Cena del Señor, en donde el primero es administrado en dos modalidades, por inmersión o por infusión, siendo recomendable hacerlo desde la infan-cia, pero también completamente posible en la edad adulta.15 Por su parte, en el otro sacra-mento se considera que Cristo solo esta sim-bólicamente representado, sin la creencia de la transubstanciación del vino y el pan.

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El matrimonio en cambio, no es considera-do como sacramento, razón por la cual, los fie-les pueden llegar a contraer segundas nupcias, pues el único casamiento verdadero es el del propio cristiano con su Dios.

En su organización religiosa, la iglesia pres-biteriana se estructura en tres estamentos de sacerdocio: los pastores –también llamados ministros u obispos- cuya función principal es la de enseñar la palabra de Dios; los ancianos de jurisdicción, que son los representantes ele-gidos por el pueblo como instrumentos para su gobierno y disciplina; y por último, los diá-conos, que también son elegidos por el pueblo, y que son los encargados de la administración de los recursos de la iglesia. Además de estos tres niveles, suele existir una cuarta catego-ría, el de los laicos predicadores, pudiéndose ser hombres o mujeres, aunque previamente aceptados por el presbiterio.

En su organización eclesiástica, la iglesia presbiteriana se estructura en cuatro nive-les jerárquicos: la más baja se llama “sesión”, y consiste en una iglesia local, guiada por su propio pastor. Le sigue el Presbiterio, cuer-po constituido por los representantes de las iglesias locales, generalmente basados en di-visiones geográficas, aunque eventualmente en divisiones raciales de ciertas jurisdiccio-nes. La autoridad siguiente es el Sínodo, ór-gano constituido por al menos tres Presbi-terios, que se reúne al menos una vez al año para discutir o sancionar asuntos presenta-dos por las autoridades menores. Finalmen-te, la autoridad suprema es la Asamblea Ge-neral, encargada para resolver controversias y contener cismas, así como comunicarse con otras iglesias distintas.

El ritual presbiteriano es similar a otras denominaciones protestantes, imperando la sobriedad y reverencia de la feligresía. Las lec-turas de la Sagradas Escrituras se dividen en matutinas y vespertinas, así como para los ser-

vicios dominicales y los días festivos, las cua-les se intercalan en los servicios con los cantos congregacionales, parte esencial del rito pres-biteriano, basados en su Libro de Himnos, ya que la música es un elemento imprescindible dentro de la liturgia.

En México, los presbiterianos reconocen al año de 1872 como la fecha de su fundación, por el surgimiento de su primera iglesia en la Villa de Cos, en Zacatecas, aunque dos años antes ya habían llegado presbiterianos esco-ceses para hacer acción evangelizadora. Cinco años después, los presbiterianos lograron fun-dar su primer templo en la ciudad de México, en la entonces llamada calle de San Juan de Le-trán, al que nombraron El Divino Salvador, en pleno centro de la ciudad capital, cuya consa-gración ocurrió el 25 de febrero de 1877, una ceremonia simbólica muy importante por cierto, pues los presbiterianos al igual que los católicos, necesitan consagran los espacios para su culto, circunstancia que le confiere al espacio un valor inmanente y perenne, es decir, que adquiere la connotación de sacra-lidad independientemente si esta la feligresía reunida o no.

Para 1901, luego de muchos esfuerzos al interior de los Presbiterios, se logró el pro-ceso de nacionalización de esta denomina-ción, emergiendo de esta Asamblea la Iglesia Presbiteriana de México, una circunstancia que entre otras cosas, trató de disminuir las críticas al extranjerismo presente en la mayo-ría de las denominaciones protestantes. Entre los siguientes templos que se erigieron, des-taca el edificado en 1904 el entonces pueblo de Coyoacán, la Capilla Memorial Margaret Whittaker Mc Murtrie, obra del arquitecto Von Hitzel que fuera realizada mediante muros de piedra volcánica reforzado en sus cantos por ladrillo aparente, techumbre a dos aguas y un robusto campanario esquinero rematado por un esbelto pináculo. (figs. 1 y 2)

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Figuras 1 y 2. Fachada principal y planta del templo, Capilla Memorial MargaretWhittaker Mc Murtrie, Coyoacán, 1904. Fotos: Ivan San Martín Córdova (ISMC)

También en provincia, en las principales ciudades norteñas, los presbiterianos edificaron sus templos principales, como el de San Luis Potosí en 1894, en estilo neogótico, cuya solución ar-quitectónica se destaca por poseer almenado en el remate de su única torre, así como colocar centralmente y debajo de la misma, su acceso principal (fig. 3). O bien, el templo El Divino Re-dentor en la ciudad de Guadalajara, de los pocos ejemplos presbiterianos construidos en estilo neorománico, cuya robusta torre señala el acceso principal en su base, mientras que un volumen curvo prolonga la nave hacia la fachada principal, todo ello acentuado por rugosos sillares que enfatizan el carácter rural que poseía aquél estilo medieval (fig. 4).

Figuras 3 y 4. Templos presbiterianos, a la izquierda el de San Luis Potosí.Foto: Miguel Arzáte Pérez (MAP) y a la derecha El Divino Redentor en la ciudad de Guadalajara. Foto: ISMC

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En la ciudad de Monterrey los presbiteria-nos erigieron el templo de El Buen Pastor, cuya primera construcción se erigió en estilo neo-gótico y fue consagrado el 20 de abril de 1895, aún sin su torre, que fue agregada hasta 1910. No obstante, esta primera obra fue demolida tiempo después, para dar paso al segundo templo, también en estilo neogótico, en 1932, lo que muestra su identificación simbólica ha-cia las formas provenientes del período me-dieval, a tal extremo que cuando en los años sesentas se plantea la renovación de su cons-trucción, no es casual que se elija nuevamente el estilo neogótico, mismo que fue terminado hasta 1983 (fig. 5), en una etapa donde la ma-yor parte de los templos protestantes habían ya abandonado este tipo de morfologías his-toricistas, como se mencionó al inicio de este texto.

Los espacios sagrados de los bautistas: Los espacios para el culto de la segunda de-nominación de los protestantes históricos que llegó a México, reflejan perfectamente sus creencias y su organización religiosa. Las na-ves suelen ser amplias y luminosas, pues reco-nocen que, la autoridad de gobierno, la posee en primer término, la propia feligresía, pues sin su concurrencia en el templo, los ancianos o obispos no pueden hacer ninguna actividad propiamente eclesiástica. De hecho, es tal la autoridad que se le confiere a la congregación, que la autoridad de cada iglesia local es indis-cutible,16 situación que probablemente expli-ca que en más adelante, cada comunidad se expresara mediante sus propios materiales y estilos arquitectónicos.

Figura 5. Tercer templo de El Buen Pastor, Monterrey, terminado en 1983. Foto: ISMC

Los bautistas coinciden con los católicos en algunas doctrinas, como la creencia en la Tri-nidad, la divinidad de Cristo, el pecado origi-nal, la necesidad de redención y salvación, y la eternidad del Cielo y el Infierno, sin embar-go, reconocen sólo dos sacramentos: la Cena del Señor y el bautismo, siendo este último, un elemento medular que incluso los vincula con sus propios orígenes históricos. De hecho, aunque su iglesia surgió dentro de la Refor-ma, simbólicamente reconocen a Cristo como

16 “…Entre nosotros los bautistas cada iglesia local es completa en sí misma. Es un cuerpo independiente que se gobierna así mismo, arregla sus propios asuntos y no tiene que dar cuenta de sus actos y decisiones a ningún otro cuerpo eclesiástico (…) En consecuencia la Convención [se refiere a la Convención Nacional Bautista] no es un organismo jerárquico que se inmiscuya o intervenga en los asuntos internos de cada iglesia. Su objetivo no es gobernar ni dar órdenes a las iglesias locales. La Convención es un cuerpo que se compone de mensajeros de iglesias y de otras instituciones bautistas, que se reúne anualmente con el objeto de formar planes para promover el bienestar de las corpo-raciones que representa y para buscar la mejor manera de que estas cooperen para la obra bautista en México y en el extranjero”, tomado de: http://www.bautistas.org.mx/HistoriaBautistas.html

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su fundador, y a San Juan el Bautista como el enviado de Dios. No obstante, fue hasta el si-glo XVI cuando surgió su fundador histórico, el ministro anglicano Juan Smith (1570-1612), quien fundó en Holanda su primera comuni-dad, para luego sus seguidores continuar su obra en Inglaterra primero, y finalmente en los Estados Unidos, con la fundación de la pri-mera iglesia bautista en 1639 bajo la figura de Roger Williams (Hardon, 1959: 37-38).

La importancia que conceden al bautismo por inmersión es capital, por todas las creen-cias que tal acto conlleva, tales como que no borra el pecado original, que no debe adminis-trarse en la edad infantil, sino por el contrario, solo en la edad adulta, cuando el creyente ha aceptado personalmente a Cristo como su sal-vador, razón por la cual, en sus templos debe disponerse de un espacio especial para ello. El otro sacramento es la celebración de la Cena del Señor, en memoria de su pasión y muerte, ceremonia cuya frecuencia varía en cada con-gregación, pues algunas iglesias la celebran el primer domingo de mes, otras el primero cada tres meses, algunas dos veces al año, y unas mas sólo anualmente (Hardon, 1959: 52).

Las actividades rituales que llevan a cabo los bautistas dentro de sus templos suelen contener algunos de los siguientes cinco mo-mentos: primero se hace un llamamiento a rendir culto a Dios –por medio de algunos salmos o estrofas- justo cuando toda la feligre-sía se encuentra ya reunida, luego de un bre-ve preludio musical. Más tarde, se pronuncia una invocación, seguida por varios himnos, en donde nuevamente la música adquiere una presencia central. El tercer elemento lo constituye propiamente la lectura de la Biblia, pudiendo leerla el propio pastor –es decir, el sacerdote o anciano- o bien, por un grupo de

lectores previamente seleccionados. Termi-nada la lectura, se produce la Oración, en voz alta o mentalmente, así como improvisada o planeada, teniendo siempre al el sacerdote como guía. Finalmente, el último momento lo ocupan el relato de las anécdotas religiosas, las cuales pueden ser extraídas de la vida real, o de la literatura, aunque siempre cargadas siempre de contenidos éticos y morales.

Como ya se ha comentado, por el principio de la iconoclastia, el interior de los templos bautistas suelen ser austeros, y desprovistos de imágenes religiosas para adorar, sin em-bargo, comúnmente se llegan a incorporar algunos emblemas o figuras que denoten sim-bolismos teológicos (Hardon, 1959: 51), tales como el triángulo –que recuerda la Trinidad-, la estrella de siete rayos –los dones del Espí-ritu Santo-, un círculo –sinónimo de la eterni-dad-, la cruz – es decir, Cristo, pero sin su for-ma corpórea-, un libro –es decir, la Biblia-, y un estandarte –la victoria-, entre otros, todos ellos elementos simbólicos que han estado presente en los interiores de los templos bau-tistas durante décadas, desde aquellos prime-ros que se asentaron durante el siglo XIX en territorio nacional.

Ha de recordarse que los bautistas llega-ron a México procedentes de Texas, muy poco tiempo después de la implantación de las Leyes de Reforma, predicando en ciudades norteñas como Matamoros, Tamaulipas, y Monterrey, Nuevo León, hacia 1861 y 62, respectivamen-te, primero con sermones en inglés, y poste-riormente en español, para luego dos años después lograr la fundación de la Primera Iglesia Bautista de Monterrey.17 Desde enton-ces, esta iglesia ha continuado ofreciendo ser-vicios de manera ininterrumpida, aunque su construcción decimonónica fue destruida en

17 http://www.bautistas.org.mx/HistoriaBautistas.html

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1925, para dar paso al templo actual de 1926-1927, el cual luce una imponente fachada neoclá-sica (fig. 6), con un esbelto pináculo sobre la cubierta, similar a aquellos que coronaban los templos protestantes en las colonias inglesas en el actual territorio norteamericano hacia fines del siglo XVII, cuando integraban en un mismo edificio la Casa de Asambleas de vocación civil.

En Saltillo, Cohauila, los bautistas construyeron su templo en 1885, cuya construcción se mantiene impecablemente en pié, en un estilo neogótico construido por medio del caracterís-tico ladrillo compacto de color claro tan usado en aquella ciudad (fig. 7), cubierto por una sola nave de techumbre a dos aguas y acceso principal por debajo de la única torre campanario que posee, una solución que se repetirá en muchos otros templos hasta convertirse prácticamente en una tipología.

Figuras 6 y 7. A la izquierda, Primera Iglesia Bautista de Monterrey, 1926-27, a la derecha, Iglesia Bautista de Saltillo, 1885. Fotos: ISMC

El ejemplo regiomontano pronto tuvo resonancias, por lo que al finalizar el siglo XIX, los bautistas contaban ya con 150 templos repartidos por las principales ciudades del país, dirigiéndose gradual-mente hacia las ciudades del sur, como lo muestra la fun-dación del templo bautista de Morelia, en la conservadora y católica capital del Estado de Michoacán, en un estilo neo-gótico realizado con cantera y ladrillo, con un robusto to-rreón almenado localizado estratégicamente en la esqui-na del predio (imagen 8)

Figura 8. Templo bautista de Morelia, Michoacán. Foto: ISMC

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Por los mismos años también se estable-cieron los bautistas en la Ciudad de México,18 erigiendo un pequeño y modesto templo en la popular colonia Guerrero,19 que sin embargo logró permanecer en pié durante varias dé-cadas, hasta que el año de 1949 se sustituyó por el templo actual bajo el proyecto del Ing. Alberto Barocio, un ejemplo de arquitectura moderna que recuerda un poco las tipologías de las grandes salas de cine de aquél enton-ces, y cuyo análisis formal no podría avocarse aquí, orientados mas a aquellos ejemplos que siendo de denominaciones distintas, compar-tía una expresión historicista común.

Los espacios sagrados de los metodistas:Esta denominación reformista surgió alrede-dor de la figura John Wesley,20 originalmente sacerdote anglicano, a quien se reconoce como fundador de la iglesia metodista en la Inglate-rra del siglo XVIII. El propio nombre deriva de la inclinación que sentía hacia el estudio, pues tanto él como su grupo de alumnos en Oxford se dedicaban a estudiar la Biblia de manera “metódica”, actividad que Wesley combina-ba con las labores de predicación (Hardon, 1959: 246-251), sobre todo a partir de 1738, cuando hizo suyas las enseñanzas y críticas de Lutero a la laxitud de la iglesia, lo que motivó la fundación de la iglesia metodista, primero mediante pequeños grupos en las colonias in-glesas en América,21 y más tarde en Inglaterra, cuando se reconoce legalmente la iglesia me-todista en 1784.

Las normas metodistas quedaron estable-cidas en 1785, como producto de su primera Conferencia celebrada el año anterior en Balti-more, en el texto llamado Disciplina, un código pormenorizado de su doctrina, ritos y princi-pios del metodismo -ya plenamente indepen-diente de la iglesia anglicana de Inglaterra- un instrumento de unidad eclesiástica que los ha unido desde entonces, no exento de cismas y escisiones internas por cierto,22 pues fue hasta 1939 cuando en la ciudad de Kansas, se logró integrar a todas las iglesias metodistas surgi-das en los Estados Unidos,23 las cuales compar-ten creencias con el catolicismo y el anglica-nismo, tales como la Trinidad, la virginidad de María, y la Pasión y redención de los hombres por Cristo. La Biblia es su máxima autoridad, aunque excluyen siete libros del Viejo Testa-mento que no consideran fidedignos, como el Libro de la Sabiduría, y los dos Libros de los Macabeos (Hardon, 1959: 252).

La iglesia metodista presenta una gran va-riedad de símbolos, ritos y ceremonias, pues reconoce que cada nación y tiempo imprime diversidad de costumbres, pues en estricto sentido, la iglesia es esencialmente invisible, es decir, está conformada por la Fe de la feli-gresía, lo cual no es algo material. No obstan-te, esta iglesia debe guiarse por los ministros eclesiásticos, encargados de su conducción y propagación, los cuales se dividen en cuatro estamentos: tres clericales producto de la or-denación sacerdotal: los obispos, los ancianos

18 Específicamente el 14 de marzo de 1884. 19 Cuya ubicación precisa es en la calle de Francisco Javier Mina No. 123, esquina con Héroes, Col. Guerrero, Delegación Cuauhtémoc, México, .D.F.20 Inglés, nacido en Epworth en 1703, y muerto en 1791.21 En 1740, en Marilandia, se organizó la primera iglesia metodista, bajo la guía del irlandés Robert Strawbridge, y en 1741, en Nueva York, se fundó el segundo grupo, y más tarde, en 1769-1772 el propio Wesley envió un grupo de misioneros metodistas a predicar a varias colonias inglesas. 22 El primero, en 1787, por metodistas negros que alegaban discriminación de los blancos, por lo que fundaron en Filadelfia la Iglesia Episcopal Metodista Africana. Más tarde, en 1796 brotó en Nueva York otro grupo por la misma cuestión racial, la Iglesia Metodista Africana de Sión (en la actualidad, estas dos ramas aún se conservan). Posteriormente, en 1828 se fundó también la Iglesia Metodista Protestante, por disputas por el poder entre los laicos y los ministros, mientras que para 1845 nuevamente la cuestión racial, provocó la división en dos Iglesias: los metodistas esclavistas del Sur en oposición a los liberales del Norte. Las diversas iglesias metodistas se reúnen periódicamente mediante la celebración de las llamadas “Conferencias”, divididas en seis conferencias jerárquicamente ordenadas: la Conferencia General, que se reúne cada cuatro años; la Conferencia Jurisdiccional, que se reúne cada cuatro años y sólo incluye a las iglesias de los Estados Unidos; la Confe-rencia Anual, que generalmente incorpora las iglesias de los estados; la Conferencia de Distrito, que integra las iglesias de una zona; la Conferencia Trimestral, que se reúne al menos dos veces por año y que vincula a las parroquias locales; y la Conferencia de Iglesia, que celebra para sí misma cualquier iglesia en particular.

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o presbíteros, y los diáconos o diaconisas24; y uno laico, el más bajo: predicadores, que pue-den ser estables o itinerantes, todos ellos con posibilidad de administrar los sacramentos. Cabe señalar que uno de los factores que se-ñaló la autonomía de iglesia metodista de la anglicana fue la atribución “episcopal” –es de-cir, su autoridad para la Ordenación- que se tomase el propio Wesley, ante la negación de la iglesia anglicana de ordenar como obispos a sus predicadores.

Los metodistas sólo reconocen dos sacra-mentos: el bautismo y la Cena del Señor –si-milar a los bautistas, mencionados con ante-rioridad- el primero como acto que ayuda a purificar del pecado original, mientras que el segundo sacramento es sólo simbólico, pues contrario a los católicos, los metodistas nie-gan la transubstanciación del vino y el pan. 25

Respecto a la administración del bautismo, los metodistas lo permiten tanto en su edad adul-ta como en la infancia, escogiendo entre tres opciones de administración: por inmersión, por aspersión o por infusión de agua, aunque con ciertas variaciones en el ritual dependien-do si se trata de un niño, un joven o un adulto.26

El matrimonio no es considerado como sa-cramento –como el catolicismo- pues aluden que no lo instituyó Cristo -aunque su ritual es muy similar al romano- razón por la cual, no constituye una unión permanente, sino que se permite su disolución por el Estado cuando estuvo presente el adulterio, o bien por cruel-dad mental o física.

Entre los principios morales, los metodistas rechazan la venta y uso de las bebidas alcohó-

24 nteresante es que los metodistas incorporen a la mujer en sus jerarquías eclesiales. Las diaconisas son mujeres que consideran han sido inspiradas por el Espíritu Santo para dedicarse al servicio cristiano bajo la Dirección de la Iglesia. Además de este estamento, los metodistas también reconocen la participación de mujeres en el cuarto estamento: el de los predicadores laicos. 25 Es decir, niegan la creencia de que en el pan y el vino sean presencia real de Cristo. 26 Por ejemplo, si son niños, se les pide a los padres la promesa de que lo educaran en el cristianismo, mientras que si son adultos, se les pregunta si están dispuestos a abando-nar los pecados y aceptar la confesión de Fe de Jesucristo. 27 La antigua construcción virreinal fue fraccionada en varias manzanas, producto de las Leyes de Reforma, abriéndose varias nuevas calles, como la de Gante.

licas, pues es contrario a las propias convic-ciones de su fundador: “No venderemos nada que vaya a menoscabar su salud; esto vale sobre todo de ese fuego líquido llamado co-múnmente (…) licores espirituosos” (Hardon, 1959: 259), por lo que se inclinan a promo-ver su prohibición total por parte del Estado, principio por el cual, sólo usan jugo de uva sin fermentar para la celebración de la Cena del Señor.

Los servicios religiosos que los metodistas celebran dentro de sus espacios de culto se distinguen en cuatro protocolos distintos, lla-mados “Órdenes de Culto”, entre los cuales los ministros pueden elegir cuál de ellos seguir en ciertos días de la semana, y cuales el día de cul-to dominical. No obstante, cualquiera que sea la liturgia elegida, debe siempre empezar a la hora fijada, y con la feligresía de rodillas o con la cabeza inclinada para la oración privada. El servicio debe contener también el cantado de himnos, la oración verbal colectiva, lecturas de la Sagrada Escritura, el Sermón propiamente dicho, así como la entrega de óbolos y la ben-dición final.

La llegada de los metodistas a México en 1873 procedentes de las dos comunidades metodistas aún existentes de los Estados Uni-dos, estableciendo su primer templo en la misma capital, bajo el nombre de la Santísima Trinidad, en lo que fuera el claustro principal del Convento Grande de San Francisco, en la recién abierta calle de Gante, 27 en pleno cen-tro histórico, al que le adosaron una fachada neogótica en 1899 que aún se conserva en perfecto estado (fig. 9).

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71Figura 9. Fachada neogótica del templo metodista de la Santísima Trinidad, en la calle de Gante, en el centro de la ciudad capital. Foto: ISMC

Años después, lograron edificar un templo nuevo en la capital -sin abandonar el primero- bajo el nombre de El Mesías, en un estilo neo-gótico de muy buena calidad (figs. 10 y 11), localizado en la calle de Balderas, que por ese entonces estaba en los límites del centro histó-rico, y muy cercano al Paseo de la Reforma que comunicaba con las entonces lejanas colonias Juárez y Cuauhtémoc. El edificio fue conclui-do y consagrado en 1901,28 pues al igual que los presbiterianos, los metodistas también si necesitan consagrar los espacios para su culto.

28 Aunque en la fachada del templo se grabó la fecha de 1900, año que se esperaba se terminaría, en realidad se concluyó al año siguiente, el 11 de febrero de 1901, según consta en los archivos religiosos correspondientes, como fecha de su consagración.

Figuras 10 y 11. Templo metodista de El Mesías en la calle de Balderas, en el centro de la ciudad capital. Fotos: ISMC

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Esta obra siguió el diseño del ingeniero arquitecto Rus-sell C. Cook, cuyas formas que recordaban al neogótico in-glés, las cuales se identificaban entonces como una expresión plenamente contemporánea, según reconocía hacia 1898 el Reverendo Santiago G. Paz: “Se ha determinado erigir un templo nuevo y moderno para nuestra congregación en la Ciudad de México (…) Hemos visto los planos del nuevo templo y son muy hermosos” (Suárez, 2003: 29).

En provincia las fundacio-nes metodistas tampoco se hicieron esperar: en Pachuca, Hidalgo, levantaron un gran conjunto de escuela e iglesia (Katzman, 1973: 206) la pri-mera erigida en 1877 en es-tilo neogótico, y el templo en 1882-1900 en estilo neorro-mánico (fig. 12), lo cual mues-tra la identificación simbólica que sentía hacia el pasado me-dieval, cuyas formas arquitec-tónicas en su imaginario colec-tivo, dotaban de impregnadas de espiritualidad. Lo mismo ocurrió en las poblaciones norteñas, como la Iglesia Me-todista Episcopal del Sur que concluyó en 1893 su templo de El Mesías en la ciudad de Saltillo, de cuya construcción original sólo se conserva una piedra conmemorativa frente a la fachada del posterior tem-plo neoclásico, el cual se abor-dará más adelante.

Figura 12. Templo Episcopal, Pachuca, Hidalgo 1882-1900. Foto: ISMC

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En la también norteña ciudad de Monterrey, la Iglesia Metodista Episcopal del Sur construyó su templo de la Trinidad (del cual también solo se conserva la placa de la construcción original dentro del segundo templo) así como otro templo de la Trinidad en 1899 en San Luis Potosí, en estilo neogótico inglés (fig. 13) también obra del mismo Russell C. Cook29 para atender las necesidades espirituales de los empleados estadounidenses de las compañías mineras allá asen-tadas, un vínculo entre lo espiritual y lo laboral perfectamente comprensible, lo mismo que la fundación de panteones dirigidos a ciertas comunidades religiosas o de extranjeros.

Figura 13: Templo Metodista de la Trinidad, en San Luis Potosí, de Russell C. Cook (Foto: MAP)

29 Ingeniero arquitecto, quien con anterioridad ya había diseñado el templo de La Trinidad para los metodistas en San Luis Potosí, el cual fue consagrado el 26 de marzo de 1899, un año después de la muerte de su autor.

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La intensa labor evangelizadora propició la fundación de muchos otros templos por las principales ciudades de la República, inercia que se detuvo temporalmente en 1917, en vir-tud de la aplicación del “Plan de Cincinnati”, el cual dividía el territorio mexicano en varias denominaciones protestantes, con el fin de no duplicar esfuerzo y evitar fricciones en-tre ellas, sobre todo para lograr así una labor evangelizadora más eficaz.

Para la década de los veinte, las morfologías de los templos metodistas comenzaron paula-tinamente a cambiar, pues mientras algunas comunidades continuaban con los estilos me-dievalistas, otras daban paso al estilo neoclási-co que identificaban más cercano al clasicismo estadounidense. Así por ejemplo, en el mismo año de 1922, se construía el templo metodista de la ciudad de Puebla en perfecto estilo neo-gótico (fig. 14), de una sola nave de generosas proporciones, una airosa torre esquinera y un acceso de tres vanos con arcos apuntados, mientras que también se demolía el ya men-

Figuras 14 y 15: Templos metodistas, a la izquierda en la ciudad de Puebla,y a la derecha, el de Saltillo. Fotos: ISMC

30 Según información de la placa que se inserta en la fachada del actual templo, mientras que en el jardín se conserva aun la piedra con la inscripción de 1893 de la primera construcción. 31 http://www.iglesia-metodista.org.mx/

cionado templo saltillense de El Mesías, para ser sustituido por un nuevo templo neoclásico (imagen 15), una obra del arquitecto texano Alfred Giles C.,30 que muestra una portada que recuerda las fachadas de las casas principales de las plantaciones sureñas estadounidenses, a la que se inserta una sola y robusta torre, al modo de los campanarios novohispanos.

Para 1930, las dos comunidades metodistas que existían en el país –división proveniente de existencia de dos iglesias metodistas de los Estados Unidos- lograron unificarse en una sola Iglesia Metodista de México, celebrando así su primera Conferencia General, eligiendo y consagrando a su primer Obispo, el Rvdo. Juan Nicanor Pascoe Gómez,31 dando paso a una nueva etapa dentro del metodismo mexi-cano, cambio que también se manifestaría en la realización de su arquitectura religiosa, hasta llegar al heterogéneo abanico formal del siglo XX, como olvidándose que en el pasado compartieron una misma expresión formal.

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Epílogo: Se ha mostrado como durante el siglo XIX, las tres denominaciones protestantes mayori-tarias compartieron una expresión arquitec-tónica semejante, no solo por los dos estilos históricos utilizados –neogótico y neorromá-nico- sino también por consolidar incluso una tipología novedosa para las tierras mexicanas: modestos templos cubiertos por techos incli-nados, remates en forma de pináculo, preva-lencia de un solo campanario, naves luminosas y funcionales, y accesos principales no axiales. Sus respetables diferencias eclesiásticas, litúr-gicas y teológicas entre sí, no los condujeron a buscar una identidad denominacional que los enfrentase, sino al contrario, decidieron compartir una expresión arquitectónica que los identificaban en su condición de iglesias minoritarias ante la mayoría católica.

Por el contrario, en el siglo XX, y medio siglo después, el panorama expresivo ha cambiado

32 Cuya ubicación precisa es Av. Universidad esquina con Arenal, frente a la iglesia colonial de Panzacola. 33 Cuya ubicación precisa es calle Cáliz núm. 13, Col. El Reloj, Del. Coyoacán,34 Cuya ubicación precisa es calle Isabel la Católica No. 231, esquina con Lorenzo Boturini, Del. Cuauhtémoc35 Cuya ubicación precisa es av. Paseo de las Palmas No. 1919, esquina con Montañas Rocallosas, Col. Lomas de Chapultepec, Del. Miguel Hidalgo, D.F.36 Cuya ubicación precisa es Parque Vía Reforma # 1870 Esq. Montes Auvernia, Col. Lomas de Reforma, Del. Miguel Hidalgo, D.F.37 La iglesias evangélicas interdenominacionales, no de adscriben formalmente a una denominación, sino que su autonomía les permite compartir tanto elementos de protes-tantismo histórico, como de los pentecostales,

completamente, basta señalar las diferencias arquitectónicas, por ejemplo, entre el templo Puerta de Salvación (fig. 16) que los presbite-rianos levantaron en la década de los setenta en las límites de Coyoacán32 -del arquitecto José Valladares- y la solución arquitectóni-ca de la Iglesia Bautista Sinaí de la colonia el Reloj,33 realizada en el sur de la ciudad hacia 2002 (fig. 17).

O bien, las diferencias abismales entre la improvisación de la iglesia que los nazarenos levantaron en la colonia Obrera34 (imagen 18) -realizada en 1953 por el arquitecto José Luis Malo Villagrán- y los sobrios pero elegantes templos de El Buen Pastor de los luteranos en la avenida Palmas35 (imagen 19) o el conjunto religioso Union Evangelical Church36 (imagen 20) de los interdenominacionales,37 ambos en la exclusividad de las Lomas de Chapultepec.

Figuras 16 y 17: A la izquierda, templo presbiteriano Puerta de Salvación. A la derecha, Iglesia Bautista Sinaí, en la colonia del Reloj, ambas en el sur de la ciudad capital. Fotos: ISMC

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La gran diversidad formal de todos estos templos muestra el cambio radical que ha su-frido la expresividad arquitectónica de las de-nominaciones evangélicas, en contraste con la unidad que presentaban un siglo atrás. Las causas de ello, a nuestro juicio, podemos en-contrarlas en cuatro factores: a) la intensa actividad proselitista de los evangélicos pro-mueve la individualidad arquitectónica para una mejor identificación de su feligresía, b) el crecimiento exponencial de las iglesias evan-gélicas –sobre todo pentecostales- hace que ya no se perciban como una unidad minori-taria ante la mayoría católica, c) la visibilidad

Figura18. Templo de los Nazarenos, en la colonia Obrera, D.F. Foto: ISMC

Figura 19 y 20. Izquierda, templo luterano El Buen Pastor, y a la derecha,Union Evangelical Church, en las Lomas de Chapultepec Fotos: ISMC

de las iglesias evangélicas ha cambiado, pues de la discreción decimonónica se ha pasa-do a exacerbación de algunos de sus templos , como los de la Luz del Mundo (fig. 21) o la Iglesia Universal del Reino de Dios “pare de sufrir” (fig. 22), d) la antigua dependencia eco-nómica que las denominaciones tenían hacia las iglesias estadounidenses ha sido sustitui-da por una autonomía de las denominaciones mexicanas, por lo que cada una debe atenerse a sus propios recursos, situación que explica la diferencia entre sus ubicaciones, tamaños y recursos materiales.

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Figuras 21 y 22. A la izquierda, el Templo principal de La Luz del Mundo, en Vallejo. A la derecha, Santuario de la Fe de la Iglesia Universal del Reino de Dios “pare de sufrir”, que ocupa la construcción del antiguo Cine Estadio, luego Teatro Silvia Pinal. Fotos: ISMC

Entre aquellos sencillos templos neogóticos y las expresiones arquitectónicas actuales, ha pasado un siglo de consolidación religiosa de estas iglesias, muy a pesar de la todavía ma-yoría católica mexicana. No obstante, a pesar de sus diferencias aparentes, entre aquellas

Referencias• GUTIÉRREZ ZÚÑIGA, C. y R. de la Torre. (comp) (2007), Atlas de la diversidad religiosa en

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latinoamericana, México: UNAM• MASFERRER Kan, (2000), Sectas o Iglesias: viejos o nuevos movimientos religiosos, México:

Plaza y Janés.• SUÁREZ Ruiz, (2003), Cien años tomados de Su Mano, El Mesías, México: Iglesia Metodista

de México y Ediciones y Gráficos Eón. • ANÓNIMO, (1993), Religiones del mundo, España: Océano• SMART, N.(2000) Atlas Mundial de las Religiones, España: Köneman.• http://www.bautistas.org.mx/HistoriaBautistas.html, (Consultado:1º de noviembre de 2009)• http://www.iglesia-metodista.org.mx, (Consultado:1º de noviembre de 2009)

iglesias presbiterianas, bautistas y metodistas y sus homólogas actuales, en el corazón de sus fieles se percibe un mismo anhelo: la posibili-dad de una salvación eterna, cuyo camino em-pieza cuando ha decidido libremente traspa-sar el umbral hacia el espacio sagrado.

Iván San Martín-CórdovaArquitecto, Doctor en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Catalunya(UPC) España, In-vestigador titular Tiempo Completo del Centro de Investigaciones y Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I.

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La coherencia delconstructo diagramático como dispositivo decomunicación visual en el proyecto arquitectónico contemporáneo

Víctor Manuel Martínez-LópezFacultad de ArquitecturaBenemérita Universidad Autónoma de Puebla,[email protected]

The coherence of diagrammatic construct as device of visualcommunication in the project architectural contemporary

Joan Puebla-Pons Universidad Politécnica deCatalunya, [email protected]

José Manuel Falcón-MerazInstituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Guadalajara,[email protected]

“...la verdad yace en los diagramas.” Le Corbusier La Ville Radieuse, Truth form diagrams, 1922

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ResumenExiste una necesidad latente por explicar y conocer cómo es el proceso de diseño en la práctica arquitectónica profesional contemporánea, y una manera de abordar dicha labor es haciéndolo desde el punto de vista de la expresión gráfica, partiendo de lo que comúnmente se denomina como representaciones diagramáticas, es posible llegar a conocer en qué consiste la actividad proyectual de la neo-vanguardia arquitectónica en personalidades de la talla de Peter Eisenman, o arquitectos de una generación más reciente como el caso de Alejandro Zaera-Polo, entre otros, con el objetivo de comenzar a discernir qué es lo que sucede en el corazón del proceso de diseño. De tal forma que, el contenido del presente artículo comienza posicionando el papel de los diagramas como representaciones de trascendencia histórica, llegando a revelar posteriormente la especificidad de su potencial digital, y continuando con el planteamiento de unas pautas para abordar su estudio bajo tres aspectos: el representacional, el estratégico y el pragmático, terminando con la aplicación de tres hipótesis: primero considerándolos como mecanismos de representación, segundo como una forma visual de pensamiento, y tercero como prototipos de razonamiento, resultando en un análisis de dos proyectos específicos, y exponiendo algunas teorizaciones de sus propios autores, que pondrá a prueba el argumento central que sostiene a la diagramación como una estrategia con-temporánea de proyecto.Palabras clave: diagrama, medio digital, proceso de diseño

AbstractThere is a latent necessity to explain and to understand how the design process works in the contemporary practice of architecture, and one way to do so is departing from the perspective of the graphic expression, that is, starting from what is commonly known as diagrammatic representations, because by doing so it is feasible to get to know about the diagrammatic activity of the architectural neo avant-garde in personalities such as Peter Eisenman, and the work of a more recent generation, as is the case of Alejandro Zaera-Polo, among others, with the objective of reaching the heart of the design process to get to know what really happens when designing. In this way the content of the present article begins by positioning the role of diagrams as representations of historical transcendence and further revealing the current potential and specificity of its digital variant, then some guidelines are suggested for their study and comprehension under three approaches: the representational, the strategic and the pragmatic. Finally three hypotheses are proposed: the first one considers diagrams as “representation mechanism”, the second one considers them as “visual thinking forms”, and the third one assumes these as “reasoning prototy-pes”, all three are then applied analyzing two projects including the 28theoretical expo-sitions by their own authors so that this would put to the test the central argument that sustains the diagrammatic activity as a contemporary design strategy.Key words: diagram, digital media, design process

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1. Noción de una arquitecturaconstruida diagramáticamenteConsiderando que los diagramas se refieren específicamente a las relaciones materiales, en contraste con otros esquemas arquitectónicos que se refieren a rasgos más definidores de la forma, como el croquis por ejemplo, se entien-de que estos, más que representar, muestran relaciones y describen algo sin representarlo del todo (Martínez y Puebla 2007).

Aunque no es fácil delimitar que implica exactamente un diagrama de arquitectura, porque forma parte del conjunto de los múl-tiples esquemas utilizados por los arquitectos, siempre un ejemplo ayuda a dilucidar que im-plica su entendimiento con respecto a otras representaciones, tal como lo ilustra Gómez Molina y Cabezas (2001) a través de una tabla comparativa acerca de las tipologías de expre-sión gráfica1, que es pertinente para una com-prensión inicial de lo que implica un diagrama y del pensamiento diagramático, porque nos habla de los conceptos que establecemos con respecto a los dibujos, pero sobre todo de las relaciones que determinamos en la definición de un diagrama. (fig.1)

Por otro lado, es factible considerar que como sistemas de relaciones2, un diagrama es capaz de desvelar las estrategias proyectuales que habilitan la visualización mental y que hacen posible el razonamiento en la práctica proyectiva (Puebla y Martínez, 2010). De tal forma que la arquitectura pensada diagra-máticamente está definida por una primera

Figura 1. Tipologías de expresión gráfica, donde se identifican rasgos diagramá-ticos en la intersección entre “conocimiento” y “función”.(Gómez Molina y Cabezas, 2001)

1 En esta tabla, que toma como ejemplo el proyecto de Le Corbusier ‘Maison Pour Artisans’, se puede ver que las relaciones para determinar un diagrama se refieren concreta-mente a la “percepción”, el “conocimiento” y la “descripción”. 2 J.M. Montaner explica que el pensamiento diagramático aboga por dejar de entender “…la arquitectura como creadora de objetos únicos y singulares, creadora de edificios autónomos y aislados, como productos definitivos y acabados, o grandes máquinas para el consumo… (y en cambio) pasar a entenderla y a practicarla como estrategia y pro-ceso, como sistema de relaciones, como proceso en el que interviene el tiempo y el usuario, como forma cuya materia esencial es la energía, como ambiente para los sentidos y la percepción”(Montaner 2008:212). 3 Federico Soriano remarca algo importante, referido a la “…transmisibilidad, que es la capacidad para poder repetir esos procesos generadores de los espacios y materiales sin depender ni del emisor ni del productor, pues no serán importantes sólo esos datos concretos, resultado del proceso elegido, sino que la arquitectura se definirá por una primera decisión, que es posible llegar a conocer y transmitir a través de un primer diagrama abstracto” (Soriano 2004:176).4 Charles Jencks, comenta que, si el diagrama, la geometría fractal y la ciudad global son tres facetas de una nueva perspectiva emergente, también son actitudes hacia una cultura global fugitiva, donde además se percibe una nueva orientación cosmogónica y una nueva iconografía como parte de esta amalgama. Donde “El reto es alejar a la arqui-tectura de parecerse a un ‘diagrama construido’, sino que (la arquitectura) sea diagramática, pero al mismo tiempo reteniendo la coherencia visual del constructo intelectual”. (Jencks y Kropf 2006:9 ).

decisión, que es posible llegar a conocer y transmitir a través de un diagrama3, que es considerado además, como un constructo in-telectual4 a través del cual se hace explicito visualmente la coherencia del proceso de di-seño (Puebla y Martínez 2010a), ya que actúa como una cartografía/topografía que muestra unas trayectorias relacionales, siendo capaz de mostrar forma y proceso al mismo tiempo.

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visual en el proyecto arquitectónico contemporáneo

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2. Trascendencia genealógica delos diagramasAl revisitar la historia y presencia de los diagramas de arquitectura, se descubre que probablemente éstos se remonten a los pro-pios orígenes de la arquitectura misma.5 Estos han evolucionado de manera muy particular a través de su historia. Algunas aportaciones

Figura 2. Ledoux desarrolló un sistema geométrico de representación en la búsqueda por un nuevo código, considerando al círculo y al cuadrado como las “letras del alfabeto del arquitecto”. En su Ciudad Ideal de Chaux se muestra el uso de dicha geometría como un lenguaje “pictogramático” de forma tridimensional. (Carte générale des environs de la Saline de Chaux, Ledoux, 1804)

5 Knoespel sugiere que “Es igualmente apropiado cuestionarse acerca de las maneras en que la genealogía o la historia de un diagrama puede contribuir a cómo proyectamos o prefiguramos lo que puede anticiparse en el futuro” (Knoespel 2002:14). Siendo precisamente el reconocimiento de la continuidad en los patrones visuales lo que explica por-qué la tecnología de la visualización es de suma importancia en la evolución de la lógica-configuracional, tanto en arquitectura, la ciencia y la tecnología, precisamente porque nos recuerda que un diagrama ha estado presente a través de todo el continuo del diseño y la práctica de la arquitectura.

diagramáticas que pueden mencionarse son ciertos ejemplos anteriores al siglo XIX, como sucede con la búsqueda por establecer un len-guaje o gramática de la arquitectura, como la Ciudad de Chaux de C.N. Ledoux (fig. 2), o el método diagramático de Durand (fig. 3).

Figura 3. Durand desarrolló un método diagramático basado en un código de puntos líneas y planos orga-nizados en el recién implementado papel milimétrico, que implicaba no tanto simplicidad, sino más bien economía. (Précis des leçons d’architecture données à l’ecole polythechnique, Durand, 1819)

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Más adelante hay ejemplos de diagramas idealistas en la búsqueda por la utopía, como en el caso de Fourier y su Fa-lansterio (fig. 4), o los diagra-mas de E. Howard y su Ciudad Jardín (fig. 5) ambos conver-giendo en función y abstrac-ción a principios de siglo XX.

Figura 4. En términos de planeamiento urbano encontramos a los diagramas de F. M. Charles Fourier para su Falansterio, como un tipo de edificio diseñado para una comunidad utópica, basado en la idea de la falange. (Fourier, 1841)

Figura 5. En los diagramas de Ebenezer Howard y su Ciudad Jardín se representa uno de los modelos fundamentales del urbanismo, como una alternativa al caos urbano de las grandes ciudades y un retorno de las tesis utópicas del pre-urbanismo culturalista, que intentaba restablecer la unidad orgánica de la ciudad, perdida en razón del proceso de industrialización. (E. Howard, 1899)

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Así como el inicial vocabulario diagramático de Le Corbusier (1925) y su Modulor (1950) posteriormente que usaba como una especie de plantilla (fig. 6), o los métodos diagramáticos desplegados en la Bauhaus dirigida bajo la tutela de W.Gropius (fig. 7), así como algunos proyectos de Hannes Meyer (fig. 8).

Figura 6. Vocabulario de líneas y formas (Le Corbusier, 1925) y su Modulor (1950) como réplicas cercanas de un nuevo “mundo del espacio”, que buscaba disolver todo el monumentalismo, los estilos, instituciones y hábitats en el flujo universal de lo abstracto.

Figura 7. Al usar diagramas técnicos como modelos artísticos para la práctica didáctica de la Bauhaus, se lo-gro cambiar su rol como representaciones de soporte secundario o de un argumento verbal y lo convirtieron en algo esencial para diseñar, visible en las lecciones de Schmidt (Bauhaus,1919), o en el diagrama de un escenario para un gesto, según lecciones de Schlemmer (Bauhaus, 1926).

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85Figura 8. Proyectos como los de Hannes Meyer, entendían la arquitectura como un diagrama hecho de líneas, donde lo abstracto (la estética del racionalismo) y la función (la autoridad del funcionalismo) eran la premisa en la búsqueda de irrefutables leyes del verdadero diseño, donde el diagrama era usado especialmente para organizar interna y analíticamente los requerimientos del programa. Concurso para Petersschule (H. Meyer, 1927).

De igual forma las experimentaciones de Mies Van der Rohe suspendidas entre el proce-so y el diagrama (fig. 9), o el proceso diagramá-tico de liberación de muro de F.L. Wright (fig. 10), hasta llegar a las caracterizaciones analíti-co-sintéticas del posmodernismo, como en los proyectos de Louis Kahn o los Smithsons.

Figura 9. Notoria es también una experimentación diagramática en ciertos pro-yectos de Mies Van der Rohe, como en la planta del edificio de oficinas en Berlín (Edificio de oficinas en la Friedrichstrasse, (1921) o la planta del Rascacielos de Cristal (1922), cuyos trazos a manera de líneas muy delgadas, se situaban en un plano flotante y entre el espacio reticulado o universal, aunque fueron conside-rados de bajo peso como representaciones esenciales en su momento.

Figura 10. F.L. Wright centró su interés en la destrucción de la caja arquitectóni-ca y en la dispersión del espacio, inicialmente contenido, hacia el exterior o hacia compartimentos contiguos, buscando una disolución progresiva de la continuidad de los cuatro muros, primero a través de la desaparición de las esquinas y después con la intersección de unos y otros ámbitos (Wright, Diagrama de liberación del muro según Soriano, 2004).

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Así como algunos trabajos sobre urbanismo y arquitectura del paisaje relevantes, como los diagramas de Kevin Lynch (1992) (fig. 11), y los estudios paisajísticos de L. Halprin(1963) (fig. 12), llegando a comportamientos más contemporáneos, como la no-ción de proceso de la neovanguardia visible en los proyectos de Eisenman, Tschumi y Koolhaas, o el reciente estatus del diagra-ma digital en la teoría de la emergencia, acerca de los sistemas complejos auto-organizativos de proyecto (fractales, dinámica no-lineal, etc).

Figura 11. En su libro de La Imagen de la Ciudad, Kevin Lynch ilustra sus ideas del entorno construido me-diante una fascinante colección de pequeños diagramas en forma de mapas cognitivos (Lynch, 1992).

Figura 12. También son relevantes los análisis y estudios diagramáticos de Lawrence Halprin acerca del paisaje (1963).

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Actualmente podemos considerar un diagra-ma digital aquel cuya especificidad la estable-cen los nuevos repertorios iconográficos con los que trabaja, basados en una estética de da-tos y en el mapeo de información primordial-mente, que permiten visualizar las estructuras subyacentes en procesos considerados azaro-sos e impredecibles, como el mapeo potencial del espacio, el tiempo y el movimiento en tér-minos formales y visibles en proyectos de Ben Van Berkel (UN Studio), Greg Lynn (Form) o Winy Maas (MVRDV) (fig.13).

Estos, son ejemplo de una nueva visión al-gorítmica característica de nuestra actual era informatizada, donde mediante un conjunto de operadores se busca descubrir el modelo es-tructural de un problema de diseño, materiali-zado posteriormente en prototipos que permi-ten la interacción.

Figura 13. El diagrama digital como modelo informatizado de análisis prefi-gurativo del espacio (B.V. Berkel: Proyecto Rubermatt, UNStudio, Rótterdam, 1995).

3. Tres hipótesis acerca de laproyección diagramáticaPara lograr aprehender realmente las dimen-siones de lo que significa proyectar diagramá-ticamente, inicialmente y como una alternativa que aquí se plantea, podemos considerar la actividad diagramática bajo tres hipótesis: pri-mero considerándolos como mecanismos de representación (una forma de expresión, que se emplea como una técnica o clase de nota-ción), segundo como una forma visual de pen-samiento (artefactos de visualización mental que permiten desplegar tácticas y estrategias de organización), y tercero como prototipos de razonamiento (una interfase pragmática y ope-rativa para el razonamiento). De tal forma que:

A. Como forma de expresión, es posible plan-tear una categoría de análisis que permite iden-tificar un marco dinámico como soporte para un léxico diagramático de investigación y expe-rimentación arquitectural, donde a través de la representación puede verse cómo se construye un lenguaje de operaciones formales y una gra-mática teórica proyectiva.

B. Como artefactos de visualización mental, es posible plantear una categoría de análisis que permite identificar una heurística o re-glas de búsqueda que posicionan una actitud diagramática como estrategia de un estilo cog-nitivo de organización arquitectónica, para vi-sualizar mentalmente un problema de diseño y abstraerlo.

C. Como interfase pragmática y operativa para el razonamiento, es factible plantear una categoría de análisis que permite describir la derivación formal a manera de secuencia na-rrativa no-lineal, mediante dispositivos diagra-máticos que posibilitan la interacción, ya que facilitan el razonamiento pragmático a través de tres actos: la visualización mental mediante modelos/prototipos; la interacción mediante unos operadores; y la rectificación/verificación para re-originar. (Martínez, 2009)

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Estas tres categorías servirán para analizar un proyecto específico de Peter Eisenman y Alejandro Zaera-polo y observar así como su-cede la actividad diagramática en el proceso de diseño. Se han elegido deliberadamente a estos dos arquitectos por provenir de dos ge-neraciones distintas, el primero proveniente de la generación conocida como Neo-vanguardia Arquitectónica (década de finales de 1960 y 70) y al segundo por ser representativo de una generación más reciente (finales de la década de 1980 y 90).

4. Peter Eisenman y el rastro diagramático de las huellasInicialmente, en sus primeros proyectos, Eisen-man ratifica el concepto de proceso como expli-cación del proyecto, que se entiende a través de lo que ha sido la secuencia en el tiempo que lo ha hecho posible, ya que para Eisenman el ob-jeto (arquitectónico) por sí sólo, no comunica las intenciones o las ideas del arquitecto, por lo que para hacerlas perceptibles es preciso dejar constancia del proceso, entonces, representar la arquitectura significa dar cuenta de lo que fue este proceso y documentarlo para que se haga visible.

Si en una anterior etapa de su carrera estaba atento al concepto de proceso y pendiente de unas estrategias formales, en su etapa más re-ciente, es el diagrama como generador de la ar-quitectura lo que interesa a Eisenman. Teoriza sobre dos cuestiones muy importantes acerca del entendimiento contemporáneo del diagra-ma en arquitectura: primero, que “el diagrama no es solamente una explicación o algo que está por venir, sino que también actúa como un intermediario en el proceso de generación

del espacio real y del tiempo” y, segundo, que “como generador no existe necesariamente una correspondencia biunívoca entre el diagrama y la forma existente”, es decir que el diagrama no significa la directa aplicación de la abreviatura gráfica a la arquitectura, sino que más bien es el origen, la matriz generativa de la que arranca toda arquitectura (Eisenman 1999:28).6

Eisenman explica que genéricamente un diagrama es un atajo gráfico más parecido a un ideograma, pero que no es necesariamente una abstracción, sino que es la representación de algo que no es la cosa en sí misma, nunca está libre de valor o significado, aun cuando intente expresar relaciones de formación y sus proce-sos, no es ni una estructura, ni una abstracción de la estructura, aunque explica las relaciones de un objeto arquitectónico, y además no es isomórfico (igual en la forma) con el mismo.7

Al explicar cuál es la diferencia entre un diagrama y un esquema geométrico, o de cuan-do una geometría se convierte en diagramáti-ca, sugiere que históricamente los diagramas implicados en las elaboraciones arquitectóni-cas no se han hecho explícitos, porque estos esquemas diagramáticos han sido por lo ge-neral dibujados o delineados en una superficie mediante un estilete sin ser entintados, y que por ejemplo, en muchos dibujos de la etapa gó-tica tardía y hasta el Renacimiento, el recubri-miento de esta tinta no cubría de hecho todas las marcas diagramáticas (por ejemplo los pa-limpsestos), sino únicamente trazas de los mis-mos, y que por lo tanto, existe una historia de la arquitectura de las trazas, de las líneas invisi-bles y diagramas que solamente se hacen visi-bles a través de varios medios. “Estas líneas son la traza de una condición intermediaria (esto

6 Rafael Moneo explica que, para Eisenman el diagrama es a la arquitectura generada por el ordenador, lo que el parti fue para la arquitectura regida por criterios de composi-ción académicos (se hace notar aquí, el énfasis en regida contra generada, la primera es regulada, la segunda es creada) (Moneo 2004).7 Aclara que, en la arquitectura, las notaciones literales pueden producir un plano pero no tienen nada que ver con el diagrama, porque un plano es un dispositivo mnemónico (procedimiento de asociación mental para facilitar el recuerdo de algo), en cambio la idea de la traza es la importante para cualquier concepción del diagrama, porque a diferen-cia del plano, las trazas no son presencias completamente estructurales ni signos motivados; en lugar de esto, las trazas sugieren relaciones potenciales, que simultáneamente generan y emergen de figuras previas reprimidas o inarticuladas.

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es, el diagrama) que existe entre lo que puede llamarse la anterioridad y la interioridad de la arquitectura; la suma de su historia así como de los proyectos que pudieron existir, son indexa-dos en las trazas y el edificio real” (ídem). O en otras palabras que dichas trazas actúan entre una geometría de formación explicita que des-pués son transformadas por el diagrama o el proceso intermediario, en un resultado.

Otra importante aclaración que remarca, es que en su trabajo:

“…el propósito de posicionar la idea del diagrama es clara: se sostiene en contra del dibujo, que en esen-cia define una representación de la presencia y por lo tanto su metafísica…Dibujar y diagramar, y dibujar y escribir, son dos cosas diferentes. La importancia del diagrama apunta a esta diferencia: no es el dibujar un plano, o algo que se parece o representa un objeto; es una condición de la posibilidad, una ‘plantilla de inter-pretación’. La plantilla central que permite la reescri-tura es el diagrama, una compleja notación que media entre las tradiciones del pasado y el posible futuro”. (Eisenman 2005:377). 8

El libro “Diario de diagramas” (Eisenman, 1999) recopila un periodo de trabajo de 50 años y en él, Eisenman describe su trabajo a través de lo que él denomina como diagramas de interioridad, cuyos proyectos arquitectóni-cos son caracterizados por encontrar normas y mecanismos, sin pretender que tengan un significado e incluyen todos los proyectos hasta antes de las viviendas de Cannaregio, los cuales se sirven de mallas, cubos, formas en L y barras, y por otro lado los diagramas de exterioridad, proyectos que son el resultado de la conjunción de aceptar y aplicar estímulos externos (prove-nientes de textos de filosofías e investigaciones científicas, del lugar y de las matemáticas, entre

otros) a bien conocidos esquemas formales.De tal forma que el diagrama se ha posicio-

nado como esencial en el trabajo de Eisenman, al reafirmar su estatus como mediador en sus investigaciones y experimentaciones. Recien-temente ha explicado que, en su trabajo “…el diagrama ha sido una plantilla para la invención. No es una forma tipo, nueve-cuadros, o una si-militud formal, esto es, el diagrama como objeto mismo” (Eisenman 2006:204). Con ello puede afirmarse que la evolución de sus diagramas pueden localizarse en sus trabajos analíticos y proyectivos, asegurando el mismo que: “Los diagramas fueron la base para el proceso de las primeras casas, y en la medida en que el trabajo fue incrementándose en escala y complejidad, también lo hicieron los diagramas” (p.205).

A través del Biocenter de la Universidad Goethe en Frankfurt, es posible identificar como implementa el trabajo diagramático en su pro-ceso de diseño:

El proyecto consistía en un Centro Biológico de Investigación, como parte de la expansión de unas instalaciones existentes; el análisis del programa del edificio y los requerimientos del sitio revelaron que los objetivos científicos y educacionales de la universidad podían satis-facerse mediante tres criterios: primero, de la máxima interacción entre las áreas funcionales y entre la gente; segundo, la acomodación de un futuro crecimiento; y tercero, mantener el sitio como reserva verde.

“…era necesario disolver la autonomía tra-dicional de la disciplina de arquitectura. El des-dibujar los límites interdisciplinarios fue lo que nos permitió explorar las opciones formales que existen entre la biología y la arquitectura” (Eisenman 1988:39) (fig. 14).

8 De esta manera Eisenman se posiciona frente a las ideas de Colin Rowe de la década de 1950 y 60, donde argumentaba que el dibujo, y más específicamente el dibujo como un artefacto del Renacimiento, siempre superaría las alternativas diagramáticas. Ante esto Eisenman encuentra una respuesta simple “El dibujo siempre ha inscrito la forma –no la materia- y por lo tanto la presencia como una serie de convenciones conocidas con él”. Si el dibujo de la arquitectura del Renacimiento se basa en el plano –parti- extruido en la dimensión vertical (gravedad y uso), como afirma el lema de Le Corbusier “El plano es el generador”, entonces, explica Eisenman, el diagrama permite otras posibilidades porque: “El diagrama es una manera de describir el posible movimiento de fuerzas en la dimensión horizontal, que no tienen nada que ver con la gravedad. La emergencia de ese otro mundo de fuerzas es lo que el diagrama ahora diagrama” (ídem).

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Figura 14. Proyecto para la Universidad Goethe, Frankfurt, 1987 (Eisenman, 1988)

De tal forma que así como actualmente la biología disloca la tradición de la ciencia, tam-bién la arquitectura del proyecto del Biocen-ter dislocaría las tradiciones de la arquitectura (como la de acomodar el espacio y represen-tar su función), este proyecto no sólo buscaba acomodar los métodos por medio de los cuales las investigaciones de los procesos biológicos serían llevadas a cabo, sino más bien, el pro-yecto articularía estos procesos, por lo que la arquitectura de este proyecto en particular fue producida por estos mismos procesos, plas-mados por necesidad mediante diagramas.

Para lograrlo, primero se inició desde la re-presentación tradicional de la biología al ha-cer una lectura de los conceptos biológicos de los procesos del Ácido Desoxirribo Nucléico (ADN, fig. 15) e interpretados en términos de procesos geométricos, con la ayuda de diagra-mas, comenzando al mismo tiempo desde la representación tradicional de la arquitectura, abandonando la clásica geometría Euclidiana, en favor de una geometría fractal donde se descubrió que “…había una similitud entre los procesos de la geometría fractal y la geome-tría de los procesos de ADN. Esta similitud se usó para proponer una analogía entre los pro-cesos de la arquitectura y los biológicos. Esta analogía hizo posible un proyecto que no es ni simplemente arquitectónico, ni simplemente biológico, sino uno que está suspendido entre los dos” (ídem: 39) (fig.16).

Figura 15. Diagrama del modelo biológico de la molécula de ADN (Graafland en Eisenman, 1989)

Para comprender a qué se refiere esta analo-gía entre las dos clases de procesos (biológicos y arquitectónicos) e identificar hasta qué pun-to los diagramas actúan como mediadores y generadores en el proceso de diseño, nos remi-tiremos a la descripción de Eisenman explican-

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do que en lugar de simplemente representar la configuración física del ADN (es decir como un doble hélix), la forma del proyecto fue el re-sultado de la acción de los tres procesos más básicos mediante los cuales el ADN construye proteínas: replicación, transcripción, y tras-lación, sobre los diagramas que los biólogos usan para explicar estos procesos empleando cuatro figuras geométricas. Cada una con un color específico, que simboliza el código del ADN. Empleando una analogía entre la cons-trucción biológica y una construcción arqui-tectónica, esta cadena puede ser transpuesta de tal manera que produzca una arquitectura que se hace cómplice de la disciplina que al-bergara (fig. 17).

Figura 16. Diagrama del proceso proyectual (Eisenman, 1988)

Figura 17. Abstracción formal del proceso biológico: cuatro figuras, dos pares, y una cadena doble (Eisenman, 1988).

En este proyecto, las figuras biológicas se superpusieron sobre el sitio en fila, comen-zando desde el acceso principal y siguiendo una secuencia precisa de la cadena de ADN como en la proteína de colágeno, que produ-ce la necesaria fuerza de tensado de una es-tructura biológica (como espina) (fig. 18). Los cinco pares de figuras que se ubican cerca del edificio de química, se convirtieron en labora-torios para el proyecto. De esta manera, una estructura arquitectónica inicial se produjo a partir del código figurativo (diagrama) de una estructura biológica.

Figura 18. La traslación en formas arquitectónicas de la estructura biológica, y los cinco pares de edificios (Eisenman, 1988).

El proyecto se produjo entonces fijando este diagrama al propio proceso que lo descri-be, estos procesos biológicos se diagramaron arquitectónicamente mediante el uso de la geometría fractal en donde, las formas geomé-tricas crecen a partir de una forma generativa como forma base. El tamaño de la forma gene-

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rada varía en relación con el tamaño de la su-perficie de la figura base a la que se aplica. En la biología, la forma generada lee la superficie de la forma base, existiendo una posible analogía entre los procesos fractales y los procesos bio-lógicos; por ejemplo, cuando los diagramas de los biólogos se usan en ambos sentidos, como la forma base y como la forma generativa.

Los procesos de la geometría fractal pue-den describirse mediante procesos similares de replicación, transcripción y traslación, y es

a través de esta analogía que los cinco pares originales de figuras pudieron ser transforma-dos sucesivamente por los procesos fractales.

En cuanto a la replicación, dicho proceso biológico sucede cuando la cadena de ADN se separa en dos ramas que atraen a sus comple-mentarias para formar dos nuevas e idénticas cadenas, este proceso puede ser interpretado arquitectónicamente a través de la geometría fractal, usando el código del colágeno como la forma base (fig. 19).

Figura 19. Replicación (Eisenman, 1988)

En cuanto a la Transcripción biológica, la cadena de ADN temporalmente se descompri-me y una nueva rama se inserta por sí sola en el hueco resultante y hace una copia comple-mentaria de sólo una de las cadenas expuestas de ADN. Esta copia (Àcido Ribo Nucleico Men-sajero - ARNM) es llevada al lugar de construc-ción de la proteína. Este proceso es el mismo que la replicación excepto que sólo una rama

es copiada y muchas secciones de su código se omiten. Consecuentemente, es interpreta-do arquitectónicamente como una segunda iteración del primer proceso fractal aplicado únicamente a la rama más baja de los cinco pa-res originales. Los diagramas producidos en el primer proceso ahora son la forma base y sus complementos se convierten en la forma ge-nerativa (fig. 20).

Figura 20. Transcripción (Eisenman 1988)

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En la Traslación, el último proceso biológico en la producción de una proteína, es el tras-lado del código ADN dentro de la estructura física de la proteína. Esta traslación es llevada a cabo por otro tipo de rama (Ácido Ribo Nu-cléico Transferente- ARNT), que lleva el blo-que de construcción (el aminoácido) al sitio de construcción y entonces suelta ese bloque en otra cadena de bloques (o cadena poli pép-tida) depositada por previas cadenas de ARNT. Este proceso es interpretado en el proyec-to arquitectónico tratando dos grupos de las ramas superiores de las figuras originales de ARNT (fig. 21). Estos grupos son desplazados espacialmente de tal manera que en lugar de la forma figurativa, ahora sólo deja trazas del edificio biológico con las formas rectilíneas del edificio.

Figura 21. Traslación (Eisenman 1988)

Entonces el proceso de traslación permite que el edificio de química permanezca en su sitio, y sea leído como la cadena de bloques constructivos a manera de poli péptido. De esta manera, la arquitectura del Biocentro es trasladada al edificio de química. Las trazas dejadas por el ARNT se solidifican cuando los bloques de construcción son depositados en la cadena de proteínas simbolizadas por los edificios de química y se vacían cuando aquel bloque se ha depositado. De tal forma que los edificios existentes se redefinen como un pro-ducto del Biocentro, en lugar de ser figuras originales del sitio.

A. Graafland (1989) explica que la caracte-rística más impactante de este proyecto, es la copia gráfica literal de los cuatro nucleótidos, donde la línea recta discontinua de la espina, es funcionalmente una circulación del espa-cio9, el corredor por sí mismo no tiene otro va-lor que el funcional porque tampoco se hace referencia al escalonamiento del ADN, de esta manera el elemento semántico menos impor-tante no puede contarse como la construcción total del complejo, ni tampoco el modelo del doble hélix ha sido el punto de partida para el diseño. “En lugar de esto, de acuerdo con Eis-enman, además de la metáfora literal, los tres procesos del ADN, han servido como el pun-to de partida” (p.108) donde la investigación arquitectónica y el diseño arquitectónico ge-neralmente crean orígenes, que se ven refle-jados en intersecciones entre filosofía, ciencia y arquitectura de sus diseños. Siendo la clave para la interpretación del Biocenter, según Graafland, la separación y fragmentación de las formas de vida más básicas, que son anali-zables a manera de lenguaje y como un diagra-

9 La interrupción consiste en espacios comunales.

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ma, que revela ambas cosas, “…trazas de razón y la experiencia inmediata del espacio”(Ibid, p.111), que es mediada como se ha visto en el proyecto, de manera diagramática.

Es posible aplicar las categorías de análisis propuestas anteriormente en el apartado 3, ya que permiten identificar en qué consiste espe-cíficamente su actividad diagramática:

A. Generación de un léxico diagramático de investigación y experimentación arquitectural.• Este léxico operativo que desvela la

gramática teórica proyectiva, lo consti-tuyen la replicación, la transcripción y la traslación, mediante los que separa, fragmenta, conecta y transpone el espa-cio arquitectónico.

• El marco de invención que le sirve para proyectar activamente, o la situación en el sentido de Merleau-Ponty (Ma-llin, 1979), lo constituyen el análisis del programa y los requerimientos del sitio que debían obedecer a la interacción de las áreas funcionales con la gente, la acomodación de un futuro crecimiento del campus y mantener el sitio como una reserva ecológica.

• Las relaciones como generadoras de la organización espacial, o la noción de segundidad, en el sentido de C.S. Peirce (Linsey, 2001), es intuida mediante la articulación de los procesos tanto bio-lógicos como fractales en una organi-zación espacial arquitectónica, porque no se buscó simplemente acomodar los métodos por medio de los cuales las in-vestigaciones de los procesos biológi-cos serían llevadas a cabo (por ejemplo, la forma no es consecuencia de la me-táfora literal de los 4 nucleótidos, o de la estructura del doble hélix), sino más bien el proyecto articula estos procesos análogamente a los procesos fractales, por lo que la arquitectura de este pro-

yecto es producida por estos mismos procesos, combinando o indexando el diagrama de ADN a el propio proceso de diseño arquitectónico.

B. Identificación de una actitud diagramá-tica como estrategia de un estilo cognitivo de organización arquitectónica.• La visualización mental del problema

de diseño es llevada a cabo mediante la estrategia exploratoria de las intersec-ciones tanto formales como organizati-vas entre la biología y la arquitectura.

• Los procesos no-formales que hacen del concepto de diagrama o máquina abs-tracta, en el sentido de Deleuze (Knoes-pel, 2001), un modo de expresión para pensar acerca de la organización y la distribución de funciones, se verifican porque permiten extraer diagramáti-camente de los procesos de la geome-tría fractal y los procesos biológicos del ADN, el crecimiento generativo de unas formas base y la recombinación itera-tiva de las mismas. Así como la fuerza de tensado extraída análogamente de la proteína del colágeno.

• La manera en que se han establecido unas reglas de búsqueda o heurística del proyecto, que ha contribuido a la reducción de la búsqueda proyectual y que ha servido como un principio para dar sentido a la arquitectura, tiene que ver con: la representación tradicional de los procesos del ADN en la biología, la geometría fractal y el funcionamiento de la proteína del colágeno.

C. Instrumentalización de unos dispositivos que posibilitan la interacción diagramática para este proyecto, y como una triple mimesis en el sentido de Paul Ricoeur (Castrillo, 1999):• Son utilizados para visualizar a manera

de modelos o prototipos (para prefi-gurar). Por ejemplo, los diagramas del

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ADN han servido como modelos para articular análogamente un símil geomé-trico fractal, resultando en un prototipo arquitectónico que no es biológico ni matemático, sino que se encuentra sus-pendido entre ambos.

• Cuando habilitan la interacción a través de operadores (para configurar). El tipo de operaciones que realiza diagramáti-camente en el Biocenter tienen que ver con la acción de tres procesos, la repli-cación (que le permite la separación de una forma base), la transcripción (con la que propone una iteración a manera de variante espacial) y la traslación (con la que logra el desplazamiento espacial de los bloques edificados).

• Desempeñándose como dispositivos para realizar rectificaciones y verifi-caciones para re-organizar (permi-ten refigurar). Es evidente que tanto el diagrama biológico del ADN, junto con la manipulación diagramática de la geometría fractal, le han permitido re-organizar el proyecto para obtener algo distinto, verificándose que es sólo la similitud del proceso entre estos dos campos, lo que ha sido central en la ex-presión formal del edificio. También mediante la codificación diagramática del color verifica de manera espacial el rango y valor de las operaciones conce-bidas en el proceso de diseño.

5. Alejandro Zaera-Polo y la genealogía del diseño vía diagramas.Lo que distingue el trabajo de Foreign Office Architects (FOA) es fundamentalmente el pro-

ceso, ya que su prioridad es lograr una cohe-rencia entre el proceso de construcción y de la organización material, más que en los efectos plásticos o pre concepciones, explorando los materiales como fuente de ideas y efectos. La relación en la que están interesados es la crea-ción del proyecto como algo que evoluciona y que, a partir de cierto momento, se vuelve independiente de la propia voluntad, del jui-cio crítico y de las circunstancias. Argumentan que hoy día se está ya en posesión de los ins-trumentos que permiten medir o modelar las organizaciones materiales y sus procesos10, tanto si son de origen artificial como natural, donde lo importante es “…ser capaz de pro-ducir los instrumentos de análisis…animar lo artificial y construir lo natural…” (Zaera-Polo 2000:123).

De tal forma que al operar entonces des-de la producción del proyecto, sin tomar una posición a priori, FOA trata de organizar los datos de la realidad de manera que el proyec-to no requiera un juicio previo, un sistema de valores, una estructura de referencias, y sien-do la exterioridad, la alienación, la extranjería o el nomadismo algunas de las localizaciones desde las que experimentan en su práctica académica y profesional. “Una de las grandes ventajas de los diagramas, las estadísticas, las notaciones, los registros o la geometría es que nos permiten producir un estado de aliena-ción con respecto al proyecto, que a nosotros como buenos extranjeros, nos interesa mu-cho” (p.129), centrando su interés en organi-zar las cosas para que de alguna manera sean productivas, en lugar de colocarlas al principio de esa producción con respecto a los modelos existentes o a las convenciones.

10 En cuanto a los procesos de producción, éstos comienzan a parecer como una operación más adecuada que la crítica, ante el constante cambio de condiciones en que la ar-quitectura opera hoy día, pues lo hace desde una postura creativa y generadora de nuevas posibilidades, argumenta claramente Zaera-Polo, quien considera que la arquitectura es, hoy en día y más que nunca, una actividad experimental, debido sobre todo a la creciente dificultad para operar sobre juicios a priori.

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FOA cree que lo virtual abre un interesan-te abanico de posibilidades para la arquitec-tura, donde las consideraciones pragmáticas no se oponen a lo virtual, sino que ocupan un rol crítico en su elaboración, y que define un tipo particular de pragmatismo que se apoya principalmente en los diagramas. “No nos in-teresa la arquitectura virtual, sino lo virtual en la arquitectura. La materialidad es finalmente la condición necesaria de la arquitectura; y el diagrama, el instrumento que nos permi-te construir nuevos compuestos materiales” (p.131), donde lo específico en su arquitectura es que trabajan con materiales que tienen geo-metrías, organizaciones, propiedades:

“Lo interesante de operar con diagramas y abstrac-ciones es que nos permiten sintetizar nuevos mate-riales y desarrollar el proyecto como un proceso de transformación material, más que intentar traducir un discurso teórico en arquitectura. El potencial de los diagramas y de los medios informáticos no es la capacidad de producir mundos virtuales, inmateria-les, sino la posibilidad de sintetizar nuevos materia-les y trabajar con ellos con un rigor que no era posible antes de la aparición de estas herramientas”. (ídem)Para FOA, los estudios tipológicos son uno

de los instrumentos más eficaces para anali-zar estos complejos materiales, aunque son aproximaciones destinadas a procesos de re-petición más que de proliferación.

“En este aspecto, los diagramas son un instrumento mucho más efectivo para producir este tipo de nue-vos complejos materiales. Lo que hacemos dentro de esta aproximación diagramática es abstraer las pro-piedades de los materiales en parámetros para poder llevarlas a un plano de consistencia en que ya no son diagramas de circulación o de resistencia a flexión, sino una mezcla entre ambos que podemos controlar con precisión” (p.133).

Proclama abiertamente cuestionar la inde-terminación arquitectónica, que pretende que podemos producir arquitectura sin determi-nar nada, dejando las cosas potencialmente abiertas, porque pensar de esta manera so-cava el papel del arquitecto como profesional traduciéndose en una de las razones por las que tanta gente se toma poco en serio a esta profesión, pues el ámbito de la actividad ar-quitectónica está siendo invadido por otras profesiones más determinantes (ingenieros, gestores de proyectos), donde a pesar de esto, la capacidad de la disciplina de arquitectura para procesar datos complejos es potencial-mente más adecuada para afrontar los proble-mas de la construcción contemporánea que el actual sistema de responsabilidad repartida.

Zaera-Polo propone una distinción entre indeterminación y apertura, ya que una obra abierta o basada en el proceso, es capaz de incorporar singularidades y factores externos mediante un proceso de desarrollo, sin decli-nar la responsabilidad de tomar decisiones. Por lo tanto la apertura, la oportunidad, la flexibilidad y los planteamientos integradores son interesantes, al igual que ser increíble-mente precisos y aplicar ciertas determina-ciones sin saber necesariamente cuál va a ser el efecto final, porque “De hecho, las técnicas diagramáticas nos permiten elaborar un pro-yecto sin eliminar la posibilidad de incorporar cambios en el entorno a través del proyecto ni renunciar a la posibilidad de controlarlo, determinando para ello los adecuados ámbi-tos de control de modo parcial y secuencial”11 (p.138), ya que los diagramas y las computa-doras le permiten a FOA trabajar en un plano muy abstracto e integrar condiciones cam-biantes o diferenciadas a través del proceso,

11 Esta práctica diagramática, es criticada constantemente por estar demasiado interesada en los datos, en medir cosas en tener esa especie de idea moderna, positivista y cien-tífica de que se pueden determinar o producir las cosas sin tomar una postura ideológica explicita, porque pareciera que todo es incorrecto, ingenuo y estrecho de miras, pero las alternativas, según manifiesta radicalmente, como lo crítico, lo subjetivo, lo políticamente comprometido, aunque igualmente dominantes, tienen la desventaja de que son, probablemente, menos capaces de producir algo innovador ya que se basan fundamentalmente en estereotipos, convenciones, idiosincrasias u oposiciones.

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permitiendo al mismo tiempo, que las estruc-turas o contingencias locales conformen el re-sultado final.

Para FOA no hay nada más tendencioso que los datos, tal como lo puede asegurar cualquier experto en estadística, por lo que el análisis cuantitativo está lejos de ser ingenuo, insignificante y objetivo, de tal forma que or-ganizar datos en su práctica, es un proceso cargado de decisiones colectivas que requiere siempre de un sistema de valores para opti-mizarlo, por lo que:

“En cualquiera de estos procesos basados en el aná-lisis hay un momento en que se deben desplegar los datos sobre algún diagrama organizativo, formal o material para que produzca un proyecto. Los datos solos no elaboran arquitectura de abajo hacia arriba; hay que tomar un montón de decisiones organizati-vas y geométricas para transformar la información en algo que pueda funcionar como un edificio” (p.139).Entiende además el proceso como la gene-

ración de una microhistoria para un proyecto, una especie de narrativa específica en la que la entidad del proyecto constituye una secuencia donde se producen niveles en incremento de complejidad para integrar la información que se va acumulando: “Escribir un proyecto; in-troducir un desarrollo secuencial en lugar de desplegar una forma o una idea. Que prolifere, y esperar a la aparición del proyecto”, según explica Zaera-Polo, esto significa ya no estar atrapados en esa compulsión tradicional de reproducir modelos históricos, de inventarlos empezando desde cero, de producir un proyec-to como una reproducción o una derivación, ni como la invención de un modelo histórico. “No tenemos necesidad de crear complejidad haciendo collages: podemos sintetizar los pro-cesos de generación en una especie de movi-

miento acelerado, añadiendo información a la construcción de un modo integral” (p.125), de manera diagramática, expresa y afirma que: “Cuando presentamos un proyecto, empeza-mos con diagramas de flujos, estadísticas, etc. La idea es que la organización se vaya constru-yendo sobre datos factuales mediante la apli-cación de ciertas técnicas y criterios de forma-ción” (p.126), porque para una práctica como la de FOA que surge directamente de una ac-tividad académica, teórica y experimental es casi natural que se deba operar desde muchos niveles diferentes.

Por otro lado, también explica un proble-ma que es crucial cuando se trabaja con pro-yectos experimentales que tratan con orga-nizaciones complejas, y es que, comúnmente son difíciles de leer y ello termina siendo una enorme limitación:

“…si nadie te entiende, nadie te encarga proyectos, por muy interesantes que sean los procesos o las for-mas que estés planteando. Este es un problema que nos interesa especialmente, porque siempre inten-tamos producir los proyectos a base de diagramas, datos, estadísticas, técnicas, datos factuales, etc. Las metáforas están prohibidas, las analogías también”. 12 (p.127)Otra cuestión interesante en los plantea-

mientos de FOA, es la noción del prototipo como una herramienta para explorar las orga-nizaciones materiales complejas, ya que una aproximación prototípica es más adecuada que una aproximación tipológica, donde los prototipos son mediadores técnicos y mate-riales que convierten la información en forma, y a su vez conforman dispositivos sensibles entre la transferencia interna y externa de di-cha información, siendo capaces de absorber las interferencias, adaptarse a los contextos

12 Aunque el problema de esta forma de trabajar, es que el producto es difícil de comunicar, ya que comúnmente se visualizan trozos de materia ininteligible, siendo precisa-mente esto lo que causa su interés paradójicamente, ya que pueden ser entendidos como experiencia estética individual, que es fruto probablemente de una acumulación de procesos que han cristalizado en una organización de gran complejidad, siendo difícil explicárselos a alguien, darles sentido o juzgarlos. Lo que no invalida el método, sino que, de hecho demuestra su naturaleza experimental investigadora, aunque a veces sea difícil comunicarlo eficazmente. (Zaera- Polo, 2000)

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locales, posibilitan la representación, virtua-lizan y, sobre todo, exportan la información a otros compuestos materiales, otros emplaza-mientos, otras condiciones y otros proyectos. Para Zaera-Polo “[…] los datos no son el ori-gen de la organización o el núcleo material, sino el vector de diferenciación del prototi-po. Los procesos y resultados específicos se diagraman de acuerdo con las necesidades de activación y organización material del prototi-po”, donde las modalidades de diferenciación interna, la capacidad de respuesta y la proli-feración constituyen el núcleo, la relevancia y el interés del prototipo, ya que “[…] tiene un tejido asociado y se desarrolla a partir de un diagrama que procesa información específica para formar una organización arquitectónica” (p.134) y explica: quien ve en este, un enfoque que muestra su mayor eficacia cuando una práctica se ve obligada a actuar en muchas condiciones distintas, ya que se convierte en el vehículo que vincula unos proyectos con otros.

Aclara también que para hablar con propie-dad de la instrumentalidad en una disciplina como la arquitectura primero es necesario plantear una distinción entre lo que constitu-ye el arsenal esquemático de la arquitectura: el diagrama, el dibujo y el gráfico.

Los diagramas se han convertido actual-mente en un tema clave del discurso arqui-tectónico, después de unos cuantos años de olvido, y debe entenderse que “Un diagrama es esencialmente una organización material que prescribe un comportamiento. No contie-ne necesariamente datos métricos o geométri-cos: estos son fruto del despliegue de otros di-bujos o de la información”. De tal manera que un diagrama es capaz de absorber y capturar varios niveles crecientes de complejidad e in-formación, sin alterar necesariamente la natu-raleza de su comportamiento, pero lo que es crucial y que debe subrayarse siempre, es que este comportamiento esté claramente deter-

minado. Entonces una operación diagramática no debería confundirse con la arbitrariedad o la falta de control; todo lo contrario: “[…] el diagrama consiste en saber en cada momen-to con la mayor precisión, cuál es el nivel de determinación que podemos aplicar” (p.140), por lo que en un proceso diagramático, el pro-yecto desarrolla una constante capacidad de desencadenar nuevas virtualidades, nuevas posibilidades, para seguir desarrollándose.

En su práctica habitual FOA usa:“[…] los diagramas de un modo muy literal, como instrumentos para determinar el comportamiento arquitectónico. Los diagramas no contienen las deter-minaciones formales definitivas del proyecto: ha de haber varios mecanismos de mediación entre la for-ma del diagrama y la forma final del edificio”. (ídem)Por otro lado, los gráficos (estadísticos) tal

como los concibe Zaera-Polo, son una línea de información que no se actualiza en el espacio real y “Pueden considerarse una especie de diagrama que siempre describe o prescribe información actuando fuera del espacio real”, es un instrumento para desvelar virtualidades en un determinado ámbito, por lo que un grá-fico no tiene contenido plástico o visual, pues-to que no pertenece a una organización que se extiende por el espacio real, por lo que, según explica: “En la arquitectura para hacer que un gráfico sea operativo, es crucial comprender cuál es la relación dimensional entre el espa-cio del gráfico y el espacio real” (p.141).

Siguiendo al autor, un dibujo, es una orga-nización material que prescribe información métrica y geométrica en el espacio real, sien-do su precisión lo más crítico para su opera-tividad. Asegura además que los métodos ar-quitectónicos convencionales se basan en una relación indeterminada entre los diagramas (a menudo con contenido plástico o visual) y los dibujos; pero, que más que indeterminada, esa relación está determinada por las conven-ciones de la disciplina. Por lo que un proceso

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proyectual limitado a la relación entre los di-bujos y los edificios del espacio, tiende a que-dar atrapado en el proceso de actualización de las convenciones, y suele ser muy poco flexible a la integración de las especificidades locales o los cambios de condiciones, aunque al mis-mo tiempo, sólo formas muy restringidas de arquitectura pueden producirse sin dibujos, propone que “Lo realmente productivo es el proceso de retroalimentación entre el diagra-ma y el dibujo”, aunque a veces el error más habitual de la arquitectura experimental con-temporánea consiste en transformar literal-mente el espacio del diagrama o del gráfico en el espacio del dibujo y, por lo tanto del edifi-cio, asegurando que “Un diagrama o un gráfico siempre requiere una forma determinante de mediación para convertirse en un dibujo, para entrar en el espacio real” (ídem).

Finalmente expresa:“No es cuestión de oposición, sino de intentar avan-zar sobre los descubrimientos de la generación pre-cedente en respuesta a los cambios sociales, políticos, culturales y tecnológicos ocurridos a finales de los años sesenta tras el colapso de los paradigmas mo-dernos” (p.142).Por lo que FOA ha intentado construir un

discurso que es especifico a la disciplina, que es capaz de integrar las lógicas que descubrió

la generación precedente (refiriéndose a la neovanguardia encabezada por Eisenman), y que se apoya en una práctica nómada, que se enfoca en verificar las diferencias y que apren-de a entender las oportunidades específicas, es decir, que ha desarrollado una hipersensibi-lidad ante las oportunidades y que acepta des-envolverse en la realidad material teniendo en cuenta que las estructuras de producción ar-quitectónica son absolutamente determinan-tes, siendo el contexto lo indeterminado.

A través de su proyecto para la Terminal Marítima De Yokohama, es posible identificar como FOA implementa el trabajo diagramático en su proceso de diseño, veamos el ejemplo:

FOA describe el proyecto de Yokohama como la historia de una compleja organización de la materia. 13 Este proyecto surgió alrede-dor de la posibilidad de generar organización a partir de un patrón de circulación, en el que se interesaron como un intento por avanzar sobre enfoques similares ya desarrollados en la década de 1970, donde la circulación se organizaba primero y la arquitectura era des-pués desplegada sobre el diagrama de circula-ción, pero en el caso de Yokohama se intentó hacer esto de manera más consistente donde la circulación literalmente moldearía el espa-cio (Zaera-Polo, 2002) (fig. 22).

13 Que comenzó como un proyecto que nunca se planteó para ganar en el concurso, porque para ellos, la entrada para el proyecto de Yokohama era parte de tres competencias programadas como parte de unas investigaciones académicas que debían ser publicadas en la revista AA Files (la revista de la Architectural Association), de donde resultaría ganadora. La primera fue el concurso para el Glass Centre National Museum en Sunderland, la segunda para la Yokohama International Port Terminal y finalmente, el concurso para el Korean National Museum, que no llevaron a cabo por haber ganado la de Yokohama.

Figura 22. Terminal Marítima de Yokohama, 1995-2002 (Zaera-Polo 2002)

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En cuanto a la conceptualización diagramática, el primer “…movimiento fue fijar al diagrama de circulación como una estructura entrelazada por bucles que permitiese múltiples caminos de retorno” donde las circulaciones entre los ca-minos se mantuvieron como una bifurcación, para que en lugar de proponer el programa como una serie de espacios adyacentes con límites más o menos de-terminados, se articularían en cambio como una continuidad de una secuencia ramificada a lo largo del sistema circulatorio, de esta manera lo que FOA llamó “[…] el ‘diagrama de no-retorno’ fue básicamente el primer intento para pro-veer al edificio de un particular rendimiento espacial” (Zaera-Polo,2000: 11) (fig. 23).

Figura 23. Diagrama de no-retorno como generador del rendimiento espacial del proyecto. (Zaera-Polo 2002)

La segunda decisión en el proceso fue pensar que el edificio no debía sobre-salir en el paisaje, para ser consistente con la idea de no hacerlo una compuerta a un nivel semántico, es decir evitar convertirlo en un signo. En cambio, lo que se buscó era una organización que hibridizara un recinto puro con una topogra-fía. Esto condujo a FOA a la idea de hacer un edificio muy plano, y de ahí se paso a convertir el edificio en terreno.

Una vez que se decidió que el edificio se convertiría en una superficie alabea-da se necesitó de un razonamiento consistente entre el diagrama y la superficie como argumento geométrico. Este consistió en asociar una superficie a cada segmento del diagrama de no-retorno, y una superficie a cada bifurcación de la línea.

“La asociación entre los segmentos del diagrama y las superficies nos dio la métrica básica de los principales capítulos del programa: cada segmento del diagrama de no-retorno tendría un tamaño asociado en metros cuadrados que al ser divididos entre el ancho del muelle pro-veería la longitud de cada superficie de las bifurcaciones” (Zaera-Polo, 2002.13)Y al proceder de esta manera explica FOA, fueron capaces de producir la pri-

mera aproximación de la forma final del proyecto, una versión tridimensional del diagrama de no-retorno que recordaba a una especie de superficie lasaña alabeada (fig. 24).

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101Figura 24. Evolución de la organización de los espacios interiores bifurcados y secuencia de circulación con respecto al diagrama de no-retorno. (Zaera-Polo 2002)

La siguiente decisión fue cómo hacer la for-ma estructural, puesto que la decisión más ob-via era dar soporte a las superficies mediante columnas. Sin embargo, esto no habría sido consistente con el objetivo de producir el espa-cio y la organización literalmente a partir del diagrama de circulación, porque se habría re-gresado a la idea de que la arquitectura se des-pliega sobre el diagrama a posteriori como en la década de 1970, explica Zaera-Polo (ídem), quien vio una más interesante posibilidad al tratar de desarrollar un sistema estructural a partir de una superficie alabeada, y se terminó decidiendo entonces que esta superficie seria construida como un pliegue tal como sucede con el acero corrugado (fig. 25), implementán-

dole una superficie ondulada entre dos platos que le proporcionarían de la suficiente fuerza estructural.

De esta manera, las zonas altas de fuerza se producirían plegando esa superficie a gran escala, lo que inmediatamente se asoció, por cuestiones de economía, con el sistema de rampas que conectaría a los diferentes niveles del edificio:

“Esta asociación fue extraordinariamente importan-te para el proyecto, porque llevó a la conjunción del sistema estructural y de circulación a una forma que es compleja en su conjunto, efectivamente alcanzan-do nuestro objetivo primordial de hacer la circulación directamente la definición espacial” (p.15) (fig. 26).

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En cuanto a las estrategias programáticas (fig. 27) más adelante también se requirió de un nivel de refinación determinante, porque a diferencia de lo que ocurrió con el ensamblaje entre estructura y circulación, que se mezcló de manera metamórfica, el programa se inte-graría de una manera más sedimentaria, de

tal manera dichas estrategias utilizadas en el proyecto estaban relacionadas con el interés de FOA por explorar lo que ellos denominan el espacio intensivo o en otras palabras, es un es-pacio móvil que se ajusta y se mueve de acuer-do a los eventos.

Figura .25 Resonancia con respecto al pliegue estructural del acero corrugado, a la superficie de las olas de Hokusaki y a los pliegues del arte del origami.(Zaera-Polo, ob. cit.)

Figura 26. Operación diagramática entre la superficie de segmento y la superficie de bifurca-ción como primera aproximación a la forma final del puerto. (Zaera-Polo 2002)

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Figura 27. Estrategias programáticas de manera sedimentada, explorando un espacio intensivo. (Zaera-Polo 2002)

Así pues, tres fueron las estrategias que se utilizaron para explotar el potencial de cambio temporal y de la inestabilidad pro-gramática dentro de la topografía circulato-ria y estructural:

Primeramente, los bloques pequeños de programa, como cafeterías, tiendas, escrito-rios de boletos y puntos de control se desple-garon como si se tratase de mobiliario que

debía disponerse sobre la superficie alabeada, como si fueran confeti (fig. 28). Debido a que las funciones de las terminales tienen un com-portamiento por temporadas, la mayor venta-ja de esta estrategia básica de hacerlo coberti-zo/paisaje y el despliegue del programa como mobiliario es que permitía un ajuste constante del edificio a los requerimientos programáti-cos cambiantes.

Figura 28. Mobiliario programático en estrategia de “confeti” y despliegue del programa a manera de “cobertizo/paisaje”.(Zaera-Polo 2002)

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Segundo, que las zonas de control, como la línea de frontera, se convertirían en una línea móvil que permitiera un uso doméstico al completo de la terminal o por el contrario a una ocupación de flujo internacional, cambiando la línea de control de atrás hacia adelante, sobre el eje del edificio (fig. 29).

Figura 29. Línea móvil del espacio internacional y doméstico que indica la circulación de pasajeros dentro de la terminal. (Zaera-Polo 2002)

Una tercer estrategia de cambio programá-tico se produjo en el diseño de la techumbre-paisaje, donde se revisó el calendario en busca de los eventos urbanos más importantes en el transcurso de los años (el año nuevo, los fue-gos artificiales, arrojamiento de habichuelas) que se localizaron de manera ideal en relación con la topografía de la techumbre dependien-

do de las vistas, de la protección contra el viento, la proximidad con la ciudad o con el agua. Esto dictaría la ubicación preliminar del mobiliario (bancas, toldos, cercos) cuya densi-dad, orientación y cantidad dependía simultá-neamente de las distintas condiciones progra-máticas (fig. 30).

Figura 30. La techumbre-paisaje relacionando eventos y topografía, dependiendo de las vistas de la protección contra el viento o la proximidad con el agua y la ciudad. (Zaera-Polo 2002)

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Con respecto a la organización material de la construcción, esta se estructuró alrededor de la producción de paquetes, dando independencia a los diseñado-res para que investigaran, desarrollaran y produjeran los diagramas para cada paquete (particiones, acristalado, techumbre, tráfico, estructura, servicios me-cánicos, de evacuación, etc.) (fig. 31), de tal manera que se evitó el centralismo y la estratificación.

Figura 31. Diagrama o ruta de evacuación en percances contra incendio. (Zaera-Polo 2002)

En cuanto a los materiales, ya durante la fase de diseño básico se había decidido redu-cir a una pequeña paleta de materiales para preservar las principales características espa-ciales y geométricas en la determinación del proyecto, es decir la continuidad entre los ni-veles y el exterior e interior de los espacios. Con este criterio se dividieron los materiales

en dos: acero y madera para las superficies horizontales (fig. 32), que se suponía estarían manufacturadas intensivamente en cuanto a geometría y textura, y por otro lado el cristal y el enrejado, que eran parte de las superficies verticales y que tendían a desvanecerse (fig. 33). 14

Figura 32. Patrón general de la superficie con madera y estudios del panel curvo. (Zaera-Polo 2002)

14 Zaera-Polo explica que “Aunque, los enrejados eran uno de los elementos más prominentes en los dibujos del concurso, de hecho se construyeron como el elemento que le daba escala a la topografía abstracta al pasar del diagrama de no-retorno a una organización tridimensional. Antes de posicionar las barandillas en el modelo, era muy difícil de entender que la topografía era un edificio…” (2002:46-47).

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En cuanto a los materiales, ya durante la fase de diseño básico se había decidido redu-cir a una pequeña paleta de materiales para preservar las principales características espa-ciales y geométricas en la determinación del proyecto, es decir la continuidad entre los ni-veles y el exterior e interior de los espacios. Con este criterio se dividieron los materiales

Figura 33. Diagrama general para el acristalamiento de la terminal. (Zaera-Polo 2002)

Es posible aplicar entonces las categorías de análisis propuestas anteriormente en el aparta-do 3 ya que permiten identificar en qué consis-te exactamente su actividad diagramática:A. Generación de un Léxico Diagramático de In-vestigación y Experimentación Arquitectural.• Este léxico operativo que desvela la

gramática teórica proyectiva, lo cons-tituyen la circulación bifurcada y en-trelazada, el edificio como topografía, la superficie alabeada, los segmentos/superficies, la simetría topológica y la diagonal.

• El marco de invención que le sirve para proyectar activamente, o la situación, en el sentido de Merleau-Ponty (Mallin, op.cit.), lo constituyen la infraestructura de transporte marítimo, que para este proyecto es entendido menos como una

compuerta (o límite) y más como un cam-po de movimientos, sin ninguna orienta-ción estructural (como una superficie).

• Las relaciones como generadoras de la organización espacial, o la noción de segundidad en el sentido de C.S. Peir-ce (Linsey, op.cit.), es intuida mediante la generación de un patrón de circula-ción, para moldear directamente el es-pacio, siendo este carácter dinámico lo que trasciende al programa, haciendo móviles las líneas de fronteras y los ele-mentos constructivos como los rieles y barandillas.

B. Identificación de una actitud diagramática como estrategia de un estilo cognitivo de or-ganización arquitectónica.• La visualización mental del problema

de diseño es llevada a cabo mediante

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la estrategia metamórfica de la estruc-tura/circulación y de la sedimentación del programa.

• Los procesos no-formales que hacen del concepto de diagrama o máquina abs-tracta, en el sentido de Deleuze (Knoes-pel, op.cit.) un modo de expresión para pensar acerca de la organización y la distribución de funciones, permite a FOA generar todo el proyecto a través del diagrama de no-retorno, que indica unos vectores de circulación, bifurca-ción y entrelazamiento que paulatina-mente dan forma al edificio.

• La manera en que se han establecido unas reglas de búsqueda o heurística del proyecto, que ha contribuido a la reducción de la búsqueda proyectual y que ha servido como un principio para dar sentido a la arquitectura, tienen que ver con: la superficie alabeada (en re-sonancia con los dibujos de las grandes olas de Hokusaki), el pliegue de la en-volvente (en resonancia con los desdo-blamientos y plegamientos del origami) y la estructura abovedada (en resonan-cia con el modelo del acero corrugado).

C. Instrumentalización de unos Dispositivos que Posibilitan la Interacción Diagramática para este proyecto, y como una triple mimesis en el senti-do de Paul Ricoeur (Castrillo, op.cit):• Son utilizados para visualizar a manera

de modelos o prototipos (para prefigu-rar). Por ejemplo, en este proyecto de Yokohama, el diagrama de la geometría abovedada estructural es intuido direc-tamente del modelo de las placas de acero corrugado. También el diseño de las barandillas, rieles, mobiliario urba-no, y cercados, surgieron directamente de los utensilios que utilizan los pesca-dores, como las redes, las velas, mangas de viento, y los amarres, que han servi-

do como modelos para abstraer de és-tos la transparencia, el comportamiento frente al viento y la manera en que deli-mitan y confinan el espacio.

• Cuando habilitan la interacción a tra-vés de operadores (para configurar). El tipo de manipulaciones que le permiten realizar los diagramas en Yokohama tie-nen que ver con disponer del programa de manera dinámica, tratándolo como mobiliario, o al hacer de las zonas de control fronterizo una línea móvil in-teractiva, además de concebir una di-námica específica para cada zona de la techumbre/paisaje, donde se indican: flujos, vistas enfocadas, movimiento contemplativo, vistas laterales, y vistas contemplativas.

• Desempeñándose como dispositivos para realizar rectificaciones y verifica-ciones para re-organizar (permiten re-figurar). En este proyecto de Yokohama, es evidente que el diagrama de la pane-lización de la madera, le ha permitido hacer reajustes en la colocación de la dirección de las tablillas; otro ejemplo es el desarrollo del acristalamiento que le facilita la resolución en cada parte del edificio según su situación. También en el diseño de la iluminación los diagra-mas le permiten tomar decisiones en cuanto a la intensidad y para regular las intensidades de acuerdo a las normati-vas, todas manipuladas mediante simu-lación virtual del confort.

ConclusionesA través de los ejemplos anteriores se puede tener un panorama más amplio con respecto al entendimiento del diagrama de arquitectu-ra, ya que no es simplemente un dibujo, sino, más bien, es un artefacto gráfico que indica re-

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laciones y describe algo sin representarlo del todo, puesto que son una clase de visualiza-ción que muestra relaciones haciendo visible y explicito la interacción de todo lo que influye en el proyecto, desde las restricciones del en-torno, el contexto físico y cultural, y las nece-sidades del usuario, hasta llegar a la particular forma de expresión del arquitecto.

Queda demostrado que los diagramas han evolucionado de manera muy particular a tra-vés de la historia de la arquitectura, pues han servido como dispositivos para la proyección idealizada de la utopía, pasando por la abs-tracción de la modernidad y la síntesis de la post-modernidad, hasta llegar a comporta-mientos más contemporáneos, como la noción de proceso de la neovanguardia o el estatus del diagrama en la teoría de la emergencia.Los diagramas han pasado de una condición analógica -donde sólo se indicaba un proceso- a una más reciente variante, el diagrama digi-tal -donde el procedimiento es interactivo-, y revelan unos rasgos muy característicos, es-tableciendo nuevos repertorios iconográficos, basados en una estética de datos y del mapeo de información

En el corazón del proceso de diseño los diagramas sirven como puente para convertir las ideas en realidades y son herramientas que nos sirven para diseñar, anticipando y articu-lando al mismo tiempo, tal como queda de-mostrado en los casos de estudio.

En el primer caso, Eisenman entiende los diagramas como huellas indéxicas que habili-tan la manipulación formal, considerándolos como una herramienta favorable para la auto-reflexión dentro de la disciplina de arquitec-tura, además de evidenciar su uso como una técnica. Estos constituyen una herramienta de diseño y un instrumento heurístico para el análisis de las condiciones de trabajo del ar-quitecto. Una contribución importante de Eis-enman es su acercamiento morfogenético ha-

cia la arquitectura, donde el diagrama ayuda a comprender esta idea como un conjunto (o léxico) de procesos internos que son capaces de crear la forma. Sostiene al proceso como origen de las estrategias formales y al diagra-ma como generador de la arquitectura, argu-mentando que el diagrama no indetermina la forma, sino el deseo de completar el proceso y de llenar el espacio.

En el segundo caso, Alejandro Zaera-Po-lo considera la conformación de prototipos diagramáticos cómo componentes filogenéti-cos de la identidad arquitectónica, y conside-ra que los diagramas son esencialmente una organización material que prescribe el rendi-miento, y que no contienen necesariamente información métrica o geométrica. Su apor-tación relevante es que logra establecer una alternativa proyectual basada en una clasifica-ción funcional filogenética, donde es el prototi-po, o su especie la que actúa como mediador en un ensamblaje proyectual y material particular. Los diagramas le facilitan integrar un proceso de transformación en sus proyectos, para sinte-tizar nuevos materiales y también para deter-minar los ámbitos de control de manera parcial y secuencial. Se posiciona frente a la indeter-minación del dibujo, defendiendo que la forma puede determinarse virtualmente a través de diagramas y que lo realmente productivo es la retro-alimentación (o feedback) diagramático. Asocia la operación diagramática con la deter-minación de un comportamiento, y al proceso diagramático como la máquina que desencade-na nuevas virtualidades.

Puede concluirse entonces, como ambos arquitectos, comparten una preocupación por la genealogía de diseño, por el proceso y por lo diagramático. Mientras que Eisenman sos-tiene al diagrama como generador y como una plantilla sobre la cual operar las condiciones del proyecto, a Zaera-Polo le interesa avanzar sobre la noción clásica de seguir considerando

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a los esquemas arquitectónicos como necesariamente indeterminados, demos-trando que en realidad al trabajar de manera diagramática puede alcanzarse un nivel consistente de determinación material arquitectónica.

Al analizar esta actividad diagramática es posible afirmar que hay una bús-queda en el proyecto arquitectónico por conjugar la información, las relaciones o asociaciones y los fenómenos con la organización, el espacio o la materia en el proyecto arquitectónico. Lo que nos dirige a comprender finalmente que un diagrama no sólo analiza, sintetiza y abstrae en una sola configuración gráfica, como comúnmente se asume, sino que se ha llegado a constituir como una po-tente estrategia proyectiva esencial e indispensable para el proyecto arquitec-tónico contemporáneo.

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Víctor Manuel Martínez-LópezArquitecto, Doctor en Comunicación Visual en Arquitectura y Diseño Uni-versidad Politécnica de Cataluña(UPC) España, Profesor- Investigador de la Facultad de Arquitectura de la BUAP, Colaborador del Cuerpo académico de Diseño y Tecnología; Miembro del Padrón de Investigadores Institucional; Expresión gráfica, representación arquitectónica, diseño y medios digitales.

Joan Puebla-PonsArquitecto, Doctor en Representación Arquitectónica. Sistemas y Tecnología por la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) España, Profesor titular del Departamento de Expresión Gráfica Arquitectónica, ETS de Arquitectura de Barcelona, Universidad Politécnica de Cataluña–UPC. España, Represen-tación arquitectónica, diseño y medios digitales, modelos y maquetas.

José Manuel Falcón-MerazArquitecto, Doctor en Comunicación Visual en Arquitectura y Diseño por la Universidad Politécnica de Catalunya(UPC) España , Profesor-Investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Guadalajara, Expresión gráfica, representación arquitectónica, diseño y medios digitales.

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