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ZABALA, Ignacio Política Internacional Contemporánea Powaski, Ronald E.: “Kennedy y Johnson: enfrentamiento y cooperación, 1961-1969”, La Guerra Fría Al empezar la presidencia de John F. Kennedy, los soviéticos indicaron su disposición a mejorar las relaciones con Estados Unidos. Kennedy respondió a estos gestos levantando las restricciones a la importación de carne de cangrejo soviética y proponiendo un incremento mutuo del número de consulados y de intercambios científicos y culturales. Si bien Kennedy se inclinaba a mejorar las relaciones entre los dos países, su capacidad de tomar medidas para ello se veía restringida porque estaba decidido a aparecer duro con respecto al comunismo. El 6 de enero de 1961 el dirigente soviético declaró que su país apoyaría las “guerras de liberación nacional” en el mundo desarrollado. Aunque Kennedy estaba dispuesto a negociar para poner fin a la guerra fría, primero tendría que ocuparse del desafío sobre el Tercer Mundo que le lanzó Jruschov. Miroff comenta que << en aquella época [la de Eisenhower] no hubo realmente nada comparable con la crisis de Berlín en 1961 y la crisis de los misiles cubanos en 1962 >> , las dos ocasiones en que más cerca estuvieron las dos superpotencias de un conflicto nuclear durante la guerra fría. La invasión de Bahía de Cochinos Cuba fue el escenario del primer enfrentamiento de Kennedy con la Unión Soviética en el Tercer Mundo. La invasión, que empezó el 17 de abril de 1961, terminó en un tremendo fracaso después de que en el último momento Kennedy se negara a permitir la intervención militar directa de Estados Unidos en la operación. Los invasores supervivientes estuvieron en la cárcel hasta que en diciembre de 1962 Kennedy compró su liberación proporcionando a Cuba tractores y otras maquinas muy necesarias. Castro se declaro socialista, para tener la seguridad de que los soviéticos se comprometían a defender a Cuba, Jruschov respondió prometiendo prestar a Cuba toda la ayuda necesaria. Y Kennedy intensificó los esfuerzos por derrocar a Castro. Aprobó un programa de la CIA cuyo objetivo era debilitar la economía cubana (operación Mangosta). Además, el presidente adoptó los planes que iniciara Eisenhower para una intervención militar directa de Estados Unidos contra Cuba, invasión incluida. La Alianza para el Progreso Los actos contra Cuba no fueron las únicas medidas que tomó Kennedy para contener el comunismo en el hemisferio occidental. Poco más de un mes antes de la invasión de Bahía de Cochinos, introdujo un programa llamado Alianza para el Progreso. Su objetivo era reducir la pobreza, el analfabetismo y las enfermedades en el hemisferio, para paliar de este modo las condiciones que fomentaban el crecimiento del comunismo. 1

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ZABALA, Ignacio Política Internacional Contemporánea

Powaski, Ronald E.: “Kennedy y Johnson: enfrentamiento y cooperación, 1961-1969”, La Guerra Fría

Al empezar la presidencia de John F. Kennedy, los soviéticos indicaron su disposición a mejorar las relaciones con Estados Unidos. Kennedy respondió a estos gestos levantando las restricciones a la importación de carne de cangrejo soviética y proponiendo un incremento mutuo del número de consulados y de intercambios científicos y culturales.

Si bien Kennedy se inclinaba a mejorar las relaciones entre los dos países, su capacidad de tomar medidas para ello se veía restringida porque estaba decidido a aparecer duro con respecto al comunismo.

El 6 de enero de 1961 el dirigente soviético declaró que su país apoyaría las “guerras de libe-ración nacional” en el mundo desarrollado. Aunque Kennedy estaba dispuesto a negociar para poner fin a la guerra fría, primero tendría que ocuparse del desafío sobre el Tercer Mundo que le lanzó Jruschov.

Miroff comenta que <<en aquella época [la de Eisenhower] no hubo realmente nada compara-ble con la crisis de Berlín en 1961 y la crisis de los misiles cubanos en 1962>>, las dos ocasiones en que más cerca estuvieron las dos superpotencias de un conflicto nuclear durante la guerra fría.

La invasión de Bahía de Cochinos

Cuba fue el escenario del primer enfrentamiento de Kennedy con la Unión Soviética en el Tercer Mundo. La invasión, que empezó el 17 de abril de 1961, terminó en un tremendo fracaso después de que en el último momento Kennedy se negara a permitir la intervención militar directa de Es-tados Unidos en la operación.

Los invasores supervivientes estuvieron en la cárcel hasta que en diciembre de 1962 Ken-nedy compró su liberación proporcionando a Cuba tractores y otras maquinas muy necesarias.

Castro se declaro socialista, para tener la seguridad de que los soviéticos se comprometían a defender a Cuba, Jruschov respondió prometiendo prestar a Cuba toda la ayuda necesaria.

Y Kennedy intensificó los esfuerzos por derrocar a Castro. Aprobó un programa de la CIA cuyo objetivo era debilitar la economía cubana (operación Mangosta).

Además, el presidente adoptó los planes que iniciara Eisenhower para una intervención mili-tar directa de Estados Unidos contra Cuba, invasión incluida.

La Alianza para el Progreso

Los actos contra Cuba no fueron las únicas medidas que tomó Kennedy para contener el comu-nismo en el hemisferio occidental. Poco más de un mes antes de la invasión de Bahía de Cochi-nos, introdujo un programa llamado Alianza para el Progreso. Su objetivo era reducir la pobreza, el analfabetismo y las enfermedades en el hemisferio, para paliar de este modo las condiciones que fomentaban el crecimiento del comunismo.

El programa de la Alianza para el Progreso empezó oficialmente en agosto de 1961 y conte-nía medidas como la reforma agraria, la revisión fiscal, la aceleración de la construcción de vi-viendas en las ciudades y en el campo, la mejora de la salud y la higiene pública y la eliminación del analfabetismo.

El gobierno preveía que la Alianza para el Progreso no solo impediría la expansión del comu-nismo en América Latina, sino que, además, estimularía el crecimiento de la democracia en una región que todavía estaba dominada por dictaduras militares.

Si bien la Alianza para el Progreso mejoró un poco las condiciones sociales y económicas de América Latina, no alcanzo ninguno de sus objetivos.

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De hecho, durante la presidencia de Kennedy los militares derrocaron a seis presidentes ele-gidos por el pueblo en Argentina, Perú, Guatemala, Ecuador, la Republica Dominicana y Hondu-ras.

Estados Unidos había reconstruido Europa; por tanto, no había ninguna razón para creer que era imposible reformar América Latina.

Después de la devastación que causara la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos de Europa occidental no tuvieron más remedio que aceptar el dinero y el liderazgo norteamericanos para reconstruir sus países. Pero las elites dirigentes de América Latina temían a la Alianza para el Progreso aun más de lo que temían al comunismo.

Pese a que prefería los gobiernos democráticos, Washington acepto pronto la necesidad de colaborar con regímenes militares, principalmente porque eran la barrera más fuerte que se alza-ba ante las revoluciones de estilo castrista.

La cumbre de Viena y Laos

Después del fiasco de Bahía de Cochinos, Kennedy accedió a entrevistarse con Jruschov, en Vie-na. Lo que quería el presidente, según recordó Jruschov en sus memorias, era que <<los países con sistemas capitalistas siguieran siendo capitalistas, y quería que estuviéramos de acuerdo y diéramos una garantía en este sentido>>. Mantener el statu quo.

No obstante, en Viena tanto Kennedy como Jruschov acordaron apoyar el statu quo en una nación, Laos. La intervención norteamericana en el conflicto laosiano comportaba el riesgo de una intervención de los chinos. Jruschov, por su parte, no encontraba ninguna buena razón para que los soviéticos interviniesen en Laos.

Así pues, el dirigente soviético aceptó una propuesta inglesa de declarar un alto de fuego y celebrar en Ginebra negociaciones en las que participarían las facciones comunista, neutralista y derechista.

En la conferencia de Ginebra, 1961, los participantes acordaron la neutralización de Laos y la retirada de todas las tropas extranjeras.

La crisis de Berlín en 1961

El tratado de paz que Jruschov propuso en Viena era en esencia el mismo que Eisenhower había rechazado en 1958, principalmente porque hubiese puesto fin a la presencia militar occidental en Berlín. En Viena, Jruschov amenazó de nuevo con firmar un tratado de paz por separado con la Alemania oriental. Kennedy reacciono advirtiendo a Jruschov que, si cumplía su amenaza, las relaciones entre la Unión Soviética y Estados Unidos experimentarían <<un frio invierno>>.

Para detener la fuga de alemanes orientales a Occidente, Jruschov permitió que el gobierno de la Alemania oriental empezara a construir el muro de Berlín, de triste fama, el 13 de agosto de 1961.

Por suerte, el enfrentamiento en Berlín se calmó después de que Kennedy se negara a derri-bar el muro, como algunos le aconsejaron que hiciera, y en su lugar aceptara las propuestas de Jruschov para encontrar una solución negociada de la crisis.

Para cubrir su retirada de Berlín, así como para responder al incremento del arsenal nuclear norteamericano, Jruschov anunció que la Unión Soviética iba a reanudar las pruebas de armas nucleares.

Kennedy respondió a la acción de Jruschov ordenando la reanudación de las pruebas nuclea-res norteamericanas. Tras el fiasco de Bahía de Cochinos y la construcción del muro de Berlín, Kennedy estaba seguro de que Jruschov <<quiere dar la impresión de que nos tiene dominados…>>

Una respuesta flexible

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Kennedy predijo que la utilización de armas nucleares contra la Unión Soviética provocaría una devastadora represalia nuclear contra Estados Unidos.

La estrategia de la <<respuesta flexible>> que adoptó el gobierno de Kennedy permitiría a Estados Unidos responder <<en cualquier parte, en cualquier momento, con armas y fuerzas apro-piadas a la situación>>.

Para luchar contra las guerrillas comunistas, Kennedy aprobó la creación de una nueva fuer-za antisubversiva, los <<boinas verdes>>.

Sin embargo, pese a depender más de las fuerzas convencionales y antisubversivas, tanto el gobierno de Kennedy como el de su sucesor, Lyndon Johnson, aumentaron mucho el arsenal nu-clear norteamericano.

Robert S. McNamara, el ministro de Defensa del gobierno de Kennedy, argüyó que el incre-mento del arsenal nuclear fue necesario para dar a Estados Unidos mayor flexibilidad de ataque. McNamara creía que el aumento del número de armas nucleares garantizaría que Estados Unidos tendría suficientes cabezas nucleares para responder eficazmente a un primer ataque soviético.

El aumento de las fuerzas antisubversivas de Estados Unidos contribuyó a la creciente inter-vención norteamericana en una guerra que dividiría al país como no lo había dividido ningún con-flicto desde la guerra de Secesión.

La crisis de los misiles de Cuba

En parte para compensar la superioridad nuclear de Estados Unidos, pero principalmente para impedir otra invasión de Cuba respaldada por los norteamericanos, a comienzos de 1962 Jrus-chov decidió desplegar en dicha isla 36 misiles balísticos de alcance medio y 24 misiles balísticos de alcance intermedio.

El despliegue de misiles soviéticos en Cuba compensaría la creciente amenaza que la rápida expansión del arsenal nuclear norteamericano por parte de Kennedy y estrategia de contrafuerza de McNamara representaban para el territorio soviético.

Es probable que Jruschov también buscara una forma espectacular de avanzar en el proble-ma de Berlín y quizá calculaba que el despliegue de misiles en Cuba contribuiría mucho a neutra-lizar la superioridad nuclear de Estados Unidos, lo cual permitiría a los soviéticos incrementar la presión sobre la asediada ciudad.

Después de que un avión divisara por primera vez los misiles soviéticos en Cuba, el presiden-te decidió obligar a Jruschov a quitarlos de allí. Kennedy se tomó la crisis de los misiles de Cuba como una prueba personal de su capacidad de liderazgo.

Al igual que en la crisis de Berlín, al principio Kennedy rechazó una solución diplomática de la amenaza de los misiles de Cuba.

Al mismo tiempo, sin embargo, Kennedy se negó a aprobar el método opuesto: la acción mili-tar directa contra las bases de misiles soviéticas en Cuba. Kennedy hizo caso omiso de las obje-ciones de los jefes de estado mayor conjunto, que querían destruir los misiles soviéticos por me-dio de ataques aéreos, y se decidió por una <<cuarentena>> naval o bloqueo de Cuba.

Kennedy respaldó sus palabras con medidas militares. Tropas estadounidenses en Florida empezaron a hacer preparativos para invadir Cuba.

Jruschov el 28 de octubre se echó atrás y accedió a retirar los misiles soviéticos de Cuba. A cambio, Kennedy prometió públicamente que Estados Unidos no intentaría otra invasión de Cuba y aseguró a Jruschov que, una vez terminada la crisis, retiraría los misiles Júpiter de Turquía.

Irónicamente, la mejora del prestigio a corto plazo que experimentó Kennedy a raíz de la crisis de los misiles de Cuba no hizo más que aumentar la inseguridad a largo plazo de su país. La humillación que Jruschov sufrió a manos de Kennedy durante la crisis de los misiles contribuyó a su caída del poder en octubre de 1964.

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Además, el triunfo de Kennedy en la crisis de los misiles de Cuba contribuyó a la formación de la creencia de que Estados Unidos tenía dominados a los comunistas. Esta nueva actitud expli-cita la creciente intervención norteamericana en Vietnam.

El Tratado de Prohibición Limitada de Pruebas Nucleares

La crisis de los misiles de Cuba también tuvo consecuencias beneficiosas. Jruschov envió una carta personal a Kennedy en la que le invitaba a intensificar los esfuerzos por firmar un tratado de prohibición de pruebas nucleares. Kennedy acepto la invitación de Jruschov.

Kennedy pidió al pueblo norteamericano que apoyase su esfuerzo por firmar un acuerdo para la prohibición de las pruebas nucleares. Dijo que sería un primer paso hacia la preservación de la vida del planeta.

A pesar de la naturaleza limitada de la transformación filosófica de Kennedy después de la crisis de los misiles de Cuba, su discurso en la American University tuvo un efecto sumamente favorable en los dirigentes soviéticos.

Con todo, las superpotencias no lograron firmar un tratado general para la prohibición de las pruebas nucleares. El principal obstáculo fue la imposibilidad de ponerse de acuerdo sobre el número de inspecciones in situ que se efectuarían anualmente.

En su lugar aceptaron un acuerdo limitado que prohibía efectuar pruebas nucleares en la atmosfera, en el espacio exterior y bajo la superficie de los mares. El tratado en modo alguno puso fin a la carrera de armamentos nucleares.

La ruptura chino-soviética

Los soviéticos deseaban mejorar las relaciones con Estados Unidos a finales de la presidencia de Kennedy porque querían reducir los riesgos de una guerra nuclear entre las superpotencias.

Los chinos estaban disgustados por el deslucido apoyo que habían recibido de los soviéticos durante la segunda crisis del estrecho de Taiwán en 1958. Pero los chinos se enfadaron aun mas por la interrupción de la ayuda nuclear soviética en 1959, que convenció a Beijing de que Moscú no era digno de confianza.

Los soviéticos, y Jruschov en particular, se horrorizaban ante la insistencia de Mao Zedong en que la Unión Soviética tenía que arriesgarse a provocar una guerra nuclear con Estados Unidos por la causa comunista.

Jruschov saco a la luz la ruptura entre soviéticos y chinos en el XXII congreso del partido co-munista soviético que se celebró en Moscú del 17 al 31 de octubre de 1961.

Kennedy y China

Mientras los soviéticos y los chinos iban a acercándose a una franca ruptura, el gobierno de Ken-nedy reflexionó sobre un acercamiento de China.

Los chinos parecían dispuestos a mejorar las relaciones con Estados Unidos. Sin embargo, ni Kennedy ni el Congreso pensaban abandonar a Taiwán para mejorar las relaciones con Beijing.

Kennedy incluso trató de conseguir que Jruschov apoyase una serie de medidas conjuntas contra China, incluido un ataque militar contra las instalaciones nucleares chinas en Sinkiang.

Kennedy y Vietnam

Durante la presidencia de Kennedy, el papel de Estados Unidos en el conflicto de Vietnam tam-bién se intensifico.

Al entrar en la Casa Blanca, Kennedy abrazo de forma inequívoca la teoría de Eisenhower sobre el efecto dominó. Ahora creía que una victoria comunista en Vietnam no solo aumentaría la influencia de China en el sudeste de Asia, sino que también demostraría la eficacia de la estrate-gia de Mao basada en la guerra de guerrillas, que el nuevo presidente había estudiado atenta-mente.

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Finalmente, aprobó un golpe patrocinado por la CIA que los generales sudvietnamitas dieron contra el presidente Diem y cuyo resultado no fue solo el derrocamiento de éste, sino también su asesinato cuando solo faltaba un mes para que también Kennedy fuera asesinado.

Kennedy pensaba que no podía permitir una victoria comunista en Vietnam, en particular después de que los republicanos empezaran a acusarle de que su forma equivocada de llevar la incasion de Bahía de Cochinos, su aquiescencia en la construcción del muro de Berlín y su acep-tación de un Laos neutralizado demostraban que era blando con el comunismo.

Kennedy también estaba dispuesto a enviar fuerzas terrestres de combate a Vietnam. Pero Diem rechazó el ofrecimiento del presidente porque temía que una mayor presencia militar esta-dounidense en su país le privaría de la poca independencia que le quedaba.

La crisis de Berlín le había persuadido de que Estados Unidos no tenía suficientes fuerzas de tierra para defender la Europa occidental, y no digamos Vietnam del Sur.

Algunos observadores arguyen que si Kennedy no hubiera sido asesinado, habría retirado incluso los boinas verdes de Vietnam durante su segunda presidencia.

Otros arguyen que Kennedy no tenía intención de retirarse de Vietnam, aunque le hubieran reelegido.

El programa antisubversivo de Kennedy, su estrategia basada en la respuesta flexible y su aumento del poderío militar dieron a Johnson los medios necesarios para hacer la guerra a escala mucho mayor en Vietnam del Sur.

Kennedy y África

A pesar de que durante la campaña de Kennedy prometió que evitaría que la guerra fría se ex-tendiera a África, fomentaría el nacionalismo africano y toleraría el <<autentico>> neutralismo africano, la sustancia de la política africana de Estados Unidos cambió poco durante su presiden-cia. Si bien Kennedy pensaba luchar contra el comunismo en África, no quería convertir el conti-nente africano en un importante teatro de la guerra fría.

La Unión Soviética no dio a África mucha prioridad en su política exterior hasta mediados del decenio de 1960, momento en que los chinos empezaron a competir con ellos por la lealtad de los estados africanos.

Kennedy dio el visto bueno a la concesión de un empréstito para financiar la construcción de una central hidroeléctrica y una fábrica de aluminio a orillas del rio Volta, en Ghana.

A los nacionalistas africanos como Nkrumah les exasperaba que los Estados Unidos, durante la presidencia de Kennedy, continuase respetando las decisiones de sus aliados europeos en los asuntos coloniales de África.

El motivo de la política de no intervención que Kennedy siguió con respecto a Sudáfrica no fue solo el deseo de asegurarse de que Estados Unidos siguiera siendo el principal socio comer-cial de aquel país, sino también el hecho de que Estados Unidos dependiera de valiosos minera-les sudafricanos.

Al final, la política de Kennedy con respecto a Angola y Sudáfrica demostró la amplia dispari -dad que existía entre sus palabras y su actuación en el África subsahariana. Aunque se daba cuenta de que la descolonización de África requería una diplomacia norteamericana nueva y más sensible al nacionalismo y el neutralismo africanos, no quería poner en peligro la relación preemi-nente de Estados Unidos con sus aliados europeos.

El Peace Corps

Aunque el motivo principal de las incursiones de Kennedy en el Tercer Mundo fue su impulso anti-comunista, también había en ellas un aspecto humanitario. En 1961 Kennedy puso en marcha un nuevo programa, el Peace Corps, al enviar 500 norteamericanos jóvenes a enseñar en las escue-las y trabajar en los campos de 8 países en vías de desarrollo.

El Peace Corps fue uno de los legados más significativos de Kennedy.

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La doctrina Johnson

Pero si bien Johnson era un maestro de la política interior, poco sabia del mundo fuera de Estados Unidos. Aunque su conocimiento de los asuntos exteriores era sumamente superficial, Johnson estaba tan decidido como su predecesor asesinado a contener el comunismo mundial.

La política latinoamericana de Johnson, al igual que la de Kennedy, estuvo dominada por el miedo a la expansión del comunismo.

El miedo al comunismo fue también un factor principal en la política que siguió Johnson para con Panamá, donde la agitación nacionalista provocó disturbios antinorteamericanos en enero de 1964.

En sus memorias, Johnson, recordó que la violencia no nació de la frustración de los naciona-listas panameños, sino que fue fomentada por Castro, colaborando estrechamente con el partido comunista panameño.

En junio de 1967 los negociadores norteamericanos y panameños lograron producir 3 acuer-dos nuevos. Uno de ellos daba las líneas generales para un nuevo Canal a nivel del mar. Otro preveía la defensa y la neutralidad del Canal que ya existía. El tercero reconocía de forma explíci-ta la soberanía panameña sobre la zona del Canal y su integración en Panamá.

Los disturbios de Panamá, unidos a lo poco que se avanzaba en la resolución de los proble-mas de América Latina, contribuyeron a que en Estados Unidos creciera el cinismo con que se veía la Alianza para el Progreso.

Así pues, mientras disminuía la financiación de la Alianza para el Progreso, la ayuda militar de Estados Unidos a los gobiernos latinoamericanos aumento durante la presidencia de Johnson.

El gobierno de Johnson albergaba la esperanza de que el apoyo que daba a los militares lati-noamericanos evitara la necesidad de intervenir de forma manifiesta en los asuntos internos de la región.

Generalmente, los historiadores han considerado que la responsabilidad de la guerra civil que estalló en la Republica Dominicana aquella primavera fue de la junta militar que gobernaba el país.

Johnson se jactaba de que su decisión de intervenir en la Republica Dominicana impidió que los comunistas se apoderaran del país.

La medida de Johnson hizo renacer los temores latinoamericanos de la <<política del garro-te>> que Theodore Roosvelt fue el primero en seguir. Provocó manifestaciones antinorteamerica-nas en todo el hemisferio.

La Casa Blanca de Johnson hizo poco por fomentar el crecimiento de la democracia en otros países de América Latina.

Además de los buenos resultados obtenidos en Chile y Brasil, Washington se consoló con el asesinato del lugarteniente revolucionario de Castro, Che Guevara, por el ejército boliviano en 1967.

Johnson y la intensificación del conflicto de Vietnam

Johnson estaba igualmente decidido a impedir la expansión del comunismo en el sudeste de Asia, pero el precio que Estados Unidos tuvo que pagar, en vidas y dinero, sería mucho más alto que en América Latina.

Johnson creía, probablemente con razón, que Vietnam del Sur se derrumbaría si Estados Uni-dos no aumentaba su participación en la guerra.

Poco después de hacerse cargo de la presidencia, Johnson dijo en privado: <<No voy a perder Vietnam. No voy a ser el presidente que vio como el sudeste de Asia seguía el camino de China>>.

Johnson logró que el congreso aprobara una resolución que le autorizaba a <<tomar todas las medidas necesarias para repeler cualquier ataque armado contra las fuerzas de Estados Unidos e impedir nuevas agresiones>> contra Vietnam del Sur y cualquier miembro de la Organización del Tratado del Sudeste de Asia.

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En última instancia, la decisión de aumentar la intervención militar de Estados Unidos en Vietnam no dio buen resultado. La oposición de los ciudadanos a la participación norteamericana en la guerra le obligaría a retirarse de la campaña presidencial de 1968. La victoria republicana en las elecciones de noviembre de aquel año significaría el fin del programa <<Gran Sociedad>>

de Johnson así como el comienzo de una política nueva en Vietnam.

Una estrategia defectuosa

Una de las causas del fracaso de la política vietnamita de Johnson fue la imposibilidad inherente de poner en práctica la estrategia militar de Estados Unidos.

Para hacer la guerra, Vietnam del Norte también contaba con la ayuda militar y económica de los soviéticos y los chinos.

No cabe duda de que uno de los objetivos principales de la presencia de los militares chinos en Vietnam del Norte era impedir una invasión norteamericana y es evidente que se cumplió.

Johnson no deseaba una guerra total con Vietnam del Norte y se aseguró de que el conflicto fuera una guerra de desgaste. En una guerra de estas características era forzoso que ganasen los comunistas porque estaban dispuestos a aceptar bajas muy superiores a las que hubiera acepta-do el pueblo norteamericano.

Fracaso de la diplomacia

Aunque Johnson buscó una solución negociada del conflicto de Vietnam, nunca hubo muchas pro-babilidades de que la diplomacia consiguiera poner fin a la guerra durante su presidencia.

Estados Unidos exigió la retirada total de las tropas nordvietnamitas de Vietnam del Sur y que se excluyera al Vietcong de cualquier solución política de la guerra.

Si bien el gobierno de Johnson suspendió periódicamente el bombardeo de Vietnam del Nor-te, su negativa a abandonar Vietnam del Sur a los comunistas hizo que una solución negociada del conflicto fuera imposible durante su presidencia.

No todo el mundo estaba de acuerdo con la opinión de que China era una potencia expansio-nista. Varios intelectuales argüyeron que el exterior de China era de naturaleza esencialmente defensiva, en lugar de ser implacablemente imperialista.

En 1966, Mao Zedong comenzó la llamada Revolución Cultural y a causa de ello a los nortea-mericanos les resulto prácticamente imposible aceptar la opinión de los intelectuales de que la política exterior china era benévola.

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