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10 Sn Siglo nuevo 10 Sn Siglo nuevo Placer y riesgo Para hablar de sexo no sólo hay que hacerlo con el corazón en la mano, sino con la ropa interior en la mano. Y para hablar de fantasías sexuales, no hay más que saber que es una cuestión personal, la decisión de volverla realidad o de dejarla de lado. Por: Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya Foto: Archivo Siglo Nuevo FANTASÍAS SEXUALES sexualidad

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Placer y riesgoPara hablar de sexo no sólo hay que hacerlo con el corazón en la mano, sino con la ropa interior en la mano. Y para hablar de fantasías sexuales, no hay más que saber que es una cuestión personal, la decisión de volverla realidad o de dejarla de lado.

Por: Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

Foto: Archivo Siglo Nuevo

FANTASÍAS SEXUALES

sexualidad

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da, hacer el amor en un lugar fantástico (el paraíso); entre muchas otras.

Cabe destacar que los con-tenidos homosexual, bisexual y heterosexual de las fantasías pueden ser sólo imaginación, no obligan a la persona a con-vertirlas a la realidad.

Las ensoñaciones eróticas pueden englobar todas las si-tuaciones de orden moral -pa- ra las cuales existan prohibi-ciones- y esto muchas veces les da el sabor de lo prohibido. Sin embargo, hay quien expe-rimenta inhibición en lugar de excitación durante la fanta-sía sexual, y esto ocurre por-que esa acción específica es contraria al código moral de esta persona.

Las mujeres, al igual que los hombres, fantasean sexual-

mente; sólo que el contenido por lo regular es más román-tico, tierno y ardiente. Muchas mujeres que confi esan sus fan-tasías son muy descriptivas en cuanto al físico de la persona con quien las tienen, pero ellas además exigen amor y pasión.

LLEVARLAS A LA CAMALas fantasías sexuales pueden estimular el deseo sexual tan-to con la pareja como en la au- tocomplacencia; son una for-ma segura de desahogarse sexualmente sin exponerse a un contagio sexual, cuando se tienen de manera solitaria.

Por ella misma, la fantasía no es capaz de hacer daño, esto sólo se puede dar cuando las fantasías dejan de serlo para llevarse a la práctica. Muchos

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El ser humano está dotado de la capaci-dad de ensoñar, es

decir, soñar despierto. Esta capacidad la puede usar para evadir la realidad cuando no le satisface o para crearse una nueva, aunque ésta sea sólo imaginaria.

En la adolescencia, hom-bres y mujeres recurren a la fantasía sexual para imagi-narse en situaciones eróticas con sus compañeras o compa- ñeros de salón de clases, al-gún artista de cine, o simple- mente para acompañar su masturbación y desahogar su cada día más fuerte deseo sexual. Ese mundo privado al que nadie más tiene acceso, es el territorio más disfrutado por la juventud en su erotis-mo naciente.

La fantasía sexual inicia, pues, como un ensayo de lo que será la actividad sexual futura.

Sin embargo, esta activi- dad se mantiene a lo largo de todas las etapas de la vida se-xual de hombres y mujeres. Hay quien diariamente fanta- sea con relaciones sexuales con la chica guapa que pasó cuando el semáforo se puso en rojo, o con el joven reparti- dor de las pizzas. Todos los días viven dos vidas: la real y la fantástica, y éstas incluyen el erotismo personal.

Cabe señalar que la fanta-sía como recurso humano tie-ne varios fi nes, siendo el más importante disminuir el es-trés que nos trae la vida diaria, hacernos ver en situaciones mejores a las reales y proyec-tar hacia el futuro.

LAS MÁS COMUNESLas imágenes eróticas de las que se nutren las fantasías

El riesgo en confundir y traspasar esa delgada línea entre lo real y

lo imaginario se da cuando la persona recurre habitualmente a fantasear

sexuales son muy variadas, entre las más comunes están: recordar un momento eróti-co personal o imaginario con otra persona, ya sea que se haya visto en la televisión, el cine, internet, etcétera; imagi-nar algo que se desea pero no se atreve a hacer, por ejemplo, tener sexo con alguien desco- nocido, con violencia, parti- cipar o ser espectador de un evento sexual; hacer algo pro-hibido, como tener relaciones sexuales en un lugar público, practicar la prostitución sien-do tomada o tomado como tal, imaginar sexo con animales, hacerlo con varias personas al mismo tiempo y en determi-nadas circunstancias, espiar a otros teniendo sexo; o bien, sentir o provocar dolor físico o psíquico, ser violado o viola-

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matrimonios usan los videos sexuales para lograr una exci-tación y de esta manera desem- peñarse mejor sexualmente. Sin embargo, el exponerse frecuentemente a estos videos puede llegar a contaminar a la pareja, la cual puede no con-cretarse sólo a verlos, sino pa-sar al terren o de los hechos e incluir, por ejemplo, a un ter-cero durante sus relaciones.

“Mi fantasía es tener sexo con mi compadre”, le dijo Sa-ra a su esposo Jonás, y éste se resintió con ella. Cuando ve-ían las películas eróticas, él se complacía diciéndole que ella era la mujer de la película, ahí no ponía ningún reparo, pero ahora tenía que tragarse su orgullo y aguantar que su es-posa le soltara de golpe esa fantasía con el compadre.

El riesgo en confundir y traspasar esa delgada línea entre lo real y lo imaginario se

da cuando la persona recurre habitualmente a fantasear en el momento de estar haciendo el amor con su pareja. Es po- sible que esta acción le dé una emoción adicional a la rela-ción, pero en el fondo signifi ca gozar con otra persona, y eso puede doler y lastimar el or-gullo de su pareja.

El uso de fantasías sexua-les puede ayudar a la pareja a divertirse sexualmente, a encontrar nuevas formas de procurarse placer; pero hay que tomar en cuenta que así mismo se puede provocar do-lor, cuando uno de los dos se resienta por ser sustituido por algo que no es real.

El amor y el respeto den-tro de la comunicación que tenga la pareja, le dará la me-jor orientación para decidir si la realizan o no. §Correo-e: [email protected]