piedras pintadas de pandi

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LA HISTORIA EN LÁPIZ: LA "PIEDRA PINTADA" DE PANDI Y SUS VISITANTES Lorena RODRÍGUEZ GALLO GIPRI (Grupo de Investigación de arte rupestre indígena), COLOMBIA Mestre em Arqueologia Pre-Historica e Arte Rupestre. Utad/IPT, PORTUGAL European Master in Quaternary and Prehistory [email protected] Resumen Una de las preocupaciones que ha estado vinculada al trabajo de investigación del grupo GIPRI tiene que ver con la conservación de las estaciones rupestres. Factores de alteración naturales y antrópicos pueden afectar las rocas impidiendo su preservación para la investigación futura. Esto llevó a estudiar la “Piedra Pintada” de Pandi y la historia de sus alteraciones antrópicas. Se trata de un abrigo rocoso con pictografías que se encuentra ubicada en el municipio de Pandi, al sur occidente del Departamento de Cundinamarca (Colombia). Además de ser una de las primeras piedras con arte rupestre registradas en Colombia, fue también durante los siglos XIX y XX objeto de continuo vandalismo por parte de las personas que llegaban al lugar. Estos procesos antrópicos de alteración se produjeron por la costumbre de escribir sobre la roca los nombres de los visitantes. Durante más de 100 años, decenas de personas dejaron sus nombres y fecha de visita escrito en lápiz (grafito) sobre la pintura. Afortunadamente, el uso de este material hizo las alteraciones casi imperceptibles a la vista disminuyendo, así, el impacto sobre los páneles. En consecuencia, el objetivo de esta ponencia es realizar un análisis de la historia del yacimiento, a través de las innumerables firmas que aún pueden ser identificadas y del mismo registro escrito que dejaron los visitantes en sus notas de viaje, buscando comprender cómo un sitio de interés arqueológico es objetivado de diversas maneras según cada época, cómo es la estética de estas alteraciones (material utilizado, tipo de letra, mensaje escrito) y por qué las alteraciones de las pinturas y la forma de efectuarlas no variaron durante este tiempo. Abstract One concern that has been linked to the GIPRI's research work is the conservation of rock art sites. Factors of natural and anthropogenic disturbance can affect the rocks not allowing their preservation for future research. This led to the study of "Piedra Pintada” of Pandi and the history of its anthropogenic disturbances. This is a rock shelter with pictographs which is located in the municipality of Pandi, southwest of the Department of Cundinamarca (Colombia). Besides being one of the first stones of rock art recorded in Colombia, it was also during the nineteenth and twentieth centuries object of constant vandalism by many visitors. These anthropic disturbance processes were produced by the habit of writing names on the rock by visitors. For over 100 years, dozens of persons left their names and date of visit written in pencil (graphite) on the painting. Fortunately, the use of this material made the changes almost imperceptible to the eye reducing, therefore, the impact on the panels. Consequently, the aim of this paper is to analyze the history of the site, through the many signatures that can still be identified and the written record left by visitors in their travel notes, seeking to understand how a site of archaeological interest is objectified in many ways in different periods, how is the aesthetic of these alterations (material used, type of letter, written message) and why disruption of the paintings and the way of painting did not vary during this time.

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Page 1: Piedras Pintadas de Pandi

LA HISTORIA EN LÁPIZ: LA "PIEDRA PINTADA" DE PANDI Y SUS VISITANTES

Lorena RODRÍGUEZ GALLO

GIPRI (Grupo de Investigación de arte rupestre indígena), COLOMBIA

Mestre em Arqueologia Pre-Historica e Arte Rupestre. Utad/IPT, PORTUGAL

European Master in Quaternary and Prehistory

[email protected]

Resumen

Una de las preocupaciones que ha estado vinculada al trabajo de investigación del grupo GIPRI tiene que

ver con la conservación de las estaciones rupestres. Factores de alteración naturales y antrópicos pueden

afectar las rocas impidiendo su preservación para la investigación futura. Esto llevó a estudiar la “Piedra

Pintada” de Pandi y la historia de sus alteraciones antrópicas. Se trata de un abrigo rocoso con

pictografías que se encuentra ubicada en el municipio de Pandi, al sur occidente del Departamento de

Cundinamarca (Colombia). Además de ser una de las primeras piedras con arte rupestre registradas en

Colombia, fue también durante los siglos XIX y XX objeto de continuo vandalismo por parte de las

personas que llegaban al lugar. Estos procesos antrópicos de alteración se produjeron por la costumbre

de escribir sobre la roca los nombres de los visitantes. Durante más de 100 años, decenas de personas

dejaron sus nombres y fecha de visita escrito en lápiz (grafito) sobre la pintura. Afortunadamente, el uso

de este material hizo las alteraciones casi imperceptibles a la vista disminuyendo, así, el impacto sobre los

páneles. En consecuencia, el objetivo de esta ponencia es realizar un análisis de la historia del yacimiento,

a través de las innumerables firmas que aún pueden ser identificadas y del mismo registro escrito que

dejaron los visitantes en sus notas de viaje, buscando comprender cómo un sitio de interés arqueológico

es objetivado de diversas maneras según cada época, cómo es la estética de estas alteraciones (material

utilizado, tipo de letra, mensaje escrito) y por qué las alteraciones de las pinturas y la forma de efectuarlas

no variaron durante este tiempo.

Abstract One concern that has been linked to the GIPRI's research work is the conservation of rock art sites. Factors of natural and

anthropogenic disturbance can affect the rocks not allowing their preservation for future research. This led to the study of

"Piedra Pintada” of Pandi and the history of its anthropogenic disturbances. This is a rock shelter with pictographs which

is located in the municipality of Pandi, southwest of the Department of Cundinamarca (Colombia). Besides being one of the

first stones of rock art recorded in Colombia, it was also during the nineteenth and twentieth centuries object of constant

vandalism by many visitors. These anthropic disturbance processes were produced by the habit of writing names on the rock

by visitors. For over 100 years, dozens of persons left their names and date of visit written in pencil (graphite) on the

painting. Fortunately, the use of this material made the changes almost imperceptible to the eye reducing, therefore, the

impact on the panels. Consequently, the aim of this paper is to analyze the history of the site, through the many signatures

that can still be identified and the written record left by visitors in their travel notes, seeking to understand how a site of

archaeological interest is objectified in many ways in different periods, how is the aesthetic of these alterations (material used,

type of letter, written message) and why disruption of the paintings and the way of painting did not vary during this time.

Page 2: Piedras Pintadas de Pandi

Lorena RODRÍGUEZ GALLO

8/ História da Investigacão em arte rupestre:origem e debates

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El municipio de Pandi, ubicado en la vertiente

occidental de la Cordillera Oriental, en

Cundinamarca, ha sido desde principios del siglo

XIX centro de interés de académicos y curiosos

por las pictografías y grabados que en él se

encuentran, convirtiéndose de esta manera en la

primera zona del país de la que se conoce un

registro gráfico de arte rupestre, elaborado en 1837

por Riou, dibujante de la expedición realizada por

el inglés John Steuart. Se trata del yacimiento

conocido mas tarde como “piedra pintada”. Este

nombre fue dado por la Comisión Corográfica,

quien en 1855 elaboró 3 acuarelas del arte

rupestre de Pandi, incluyendo este abrigo rocoso.

A partir de este momento comenzaron a proliferar

las visitas al lugar y con ellas las interpretaciones y

registros sobre el panel principal del abrigo.

Investigaciones posteriores y el registro riguroso

elaborado por GIPRI en los últimos años ha

mostrado lo problemático de estas

interpretaciones, basadas en un registro gráfico que

no coincide con lo expuesto en el panel.

Imagen 1. Acuarela “Vista del pueblo de Pandi”.

Comisión Corográfica. 1855

Es necesario entonces realizar un análisis crítico de

los procesos investigativos que se han desarrollado

a lo largo de casi dos siglos para comprender la

importancia de un registro cuidadoso, no solo por

las interpretaciones que más tarde se puedan

derivar de él, sino porque el deterioro y

destrucción de los sitios, por causas naturales y

fundamentalmente antrópicas, pueden hacer que

en un futuro el único acceso que tengamos a las

estaciones rupestres sea a través de los

levantamientos que se hayan hecho. Este es el caso

de zonas como Bosa o Soacha donde el

crecimiento urbano ha destruido gran parte de los

yacimientos, contando hoy sólo con el registro que

realizaron anteriores investigadores. El mismo

yacimiento de Piedra Pintada ha estado expuesto

en las últimas dos centurias a una continua

alteración antrópica que pone en riesgo su

conservación.

DE LA INUNDACION AL SANTUARIO

La razón inicial de la existencia de un amplio

record de referencias respecto al yacimiento de

Piedra Pintada no se debe a un interés intrínseco

por el arte rupestre sino fundamentalmente a la

existencia del Puente Natural de Pandi–Icononzo,

tres bloques de piedra atascados en la cima de un

profundo y estrecho abismo al término del cual

corre el Río Sumapaz El lugar se volvió muy

popular a partir del estudio

que de él hizo Humboldt,

quien hizo mediciones

sobre su amplitud y

profundidad y

observaciones respecto al

material rocoso del puente

y a las razones de su

formación. La relevancia

que tomó el puente a partir

de los trabajos de

Humboldt hizo que

durante todo el siglo XIX

viajeros nacionales y

extranjeros fueran hasta

aquellos parajes a ampliar

los estudios o sólo a ver

aquel fenómeno de la

naturaleza que motivó al estudioso alemán a

aventurarse por estas tierras. El abrigo rocoso con

pictografías se encuentra ubicado en el borde del

camino que antiguamente era usado para llegar

hasta el puente, de manera que quienes hasta allí

llegaban tenían oportunidad de ver los murales. A

esto se le suma la divulgación de las acuarelas

elaboradas por la Comisión Corográfica, que

despertó el interés, ahora, por el propio

yacimiento.

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LA HISTORIA EN LÁPIZ: LA “PIEDRA PINTADA” DE PANDI Y SUS VISITANTES

Congresso Internacional da IFRAO 2009 – Piauí / BRASIL

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Imagen 2. Puente natural de Pandi. En la parte inferior

se observa el río Sumapaz.

Las visitas al yacimiento que se encuentran ligadas

al Puente Natural, en algunos casos muestran una

gran indiferencia por las pictografías, mientras se

dedican páginas enteras a la descripción del puente

natural, a la geografía, los espacios, la vegetación

que enmarcan este paraje. El mismo John Steuart

se sorprendió al comprobar que la pintura con la

que estaban hechos los dibujos no se borraba:

“Algunas partes de estas rocas muestran una

apariencia lisa, como si las hubiesen pulido. Sobre

ellas hay varias inscripciones de jeroglíficos indios

en colores rojos y negros. Nuestro guía nos

informó que habían estado siempre allí, de acuerdo

con sus tradiciones. En verdad, nos esforzamos

por remover con agua los colores y borrarlos con

caucho duro, pero fue inútil”. Montamos otra vez

en las cabalgaduras y nos encaminamos hacia el

puente…” (VELANDIA: 1968, 47)

Imagen 3. Primer dibujo del yacimiento “Piedra

Pintada”, realizado por Riou en 1837, dibujante de la

expedición de John Steuart.

Alfred Hettner apenas menciona que de camino al

puente de Pandi tuvo la oportunidad de satisfacer

la atención “atraída por la enorme roca de arenisca

con sus pinturas en rojo, emplazada al sur del

pueblo”. (HETTNER: 1997.) Este también es el

caso de Romualdo Cuervo, quien reseñó

brevemente la existencia de inscripciones

jeroglíficas en las piedras, “Frente de Pandi está un

grupo de piedras que llaman la piedra del rey; allí

hay varios jeroglíficos de los indios; en medio está

el sol, todo grabado con tinta de piedra de chica

colorada.” (VELANDIA: 1968, 83) Lo que llama

la atención de la reseña hecha por Cuervo es la

explicación que da acerca de la formación del

paisaje que circunda el lugar y del abrigo rocoso

mismo. Se trata de la acción decisiva del diluvio

bíblico en la formación del puente de Pandi, que

debido a su fuerza arrastró los bloques hasta el

lugar donde actualmente se encuentran, y con ellos

otros que se encuentran explayados por el lugar.

Esta referencia no es gratuita. Deriva de la Teoría

de los Cataclismos, con la cual se buscó explicar

los grandes cambios en la superficie terrestre

durante el siglo XIX. Formación de cañones o

cambios de curso en los ríos, por ejemplo, fueron

explicados a partir de fuerzas extraordinarias que

en un solo momento generaron grandes colapsos.

En Colombia, estas ideas fueron utilizadas no solo

para explicar la presencia de los bloques rocosos

presentes en la Sabana sino del sentido y función

del arte rupestre, testimonio claro de aquellos

fenómenos. La Comisión Corográfica misma

posiblemente inauguró esta tradición, ya que en el

Álbum que publicaron mencionan que los dibujos

del abrigo rocoso de “Piedra Pintada” se orientan

hacia el boquerón por donde desaguó el lago de

Fusagasugá al caer sobre él el lago de Sumapaz.

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Lorena RODRÍGUEZ GALLO

8/ História da Investigacão em arte rupestre:origem e debates

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Imagen 4. Acuarela “Piedra Pintada” de Pandi.

Comisión Corográfica. 1855

En 1863 Felipe Pérez viajó a Pandi con el objetivo

de conocer el célebre Puente Natural, y de paso

visitó lo que él llamó curiosos peñascos con jeroglíficos.

En su análisis sobre la geografía del lugar se puede

evidenciar estas ideas. Según su interpretación los

abrigos rocosos donde se encuentran las pinturas

fueron arrastrados allí por la fuerza de las aguas del

lago de Sumapaz que desbordándose cayeron

sobre las del lago de Fusagasugá haciendo que éste

también se desbordara y rompiera las barreras,

dando origen al imponente paisaje del abismo

extendido bajo los pies del puente natural. El

testimonio de esos eventos, percibidos en la

estructura misma del paisaje, fue probablemente

dejada por los indígenas a través de las pinturas de

este abrigo, donde, dice Pérez, está dibujada la

rana, símbolo de aguas abundantes, “además un sol

y un escorpión acompañados de muchos

caracteres, la significación de los cuales se ignora”

(VELANDIA: 1968, 79)

Viajeros extranjeros como Carlos Wiener también

usaron la Teoría de los cataclismos para explicar el

particular evento del estrecho y profundo

boquerón, flanqueado en su cima por los tres

bloques rocosos y los abrigos en rededor. “Algún

cataclismo por el estilo de la rotura de los diques

de Sumapaz, debió aterrorizar a las personas que

vivía en aquellos tiempos, pues los pueblos, aún los

más bárbaros, suelen buscar la manera de

perpetuar tales recuerdos, y lo hacen valiéndose de

inscripciones jeroglíficas… Análogo origen tienen

los jeroglíficos de Pandi.” (VELANDIA: 1968,

100)Sin embargo, lo que más llama la

atención de esta referencia es que los

autores hacen una descripción

pormenorizada del panel que pocas veces

se encuentra para el siglo XIX. Primero la

descripción morfológica del soporte, el

tipo de vegetación que lo ha invadido,

dimensiones, ubicación de las pictografías

en el abrigo, luego, tipo de trazo de los

dibujos con la anchura del mismo, colores

del tinte y la materia prima con la que se

realizó, dimensiones del panel principal

con y finalmente una clasificación de los

distintos tamaños de las figuras. Sin decir

que se trata de un registro sistemático y bajo unas

categorías precisas, es sin duda un caso excepcional

de descripción minuciosa de lo que los autores

consideraron relevante. Probablemente de haberse

realizado un registro gráfico, este habría contado

con características que solo se verán en el siglo XX

como la escala numérica, dimensiones precisas de

los dibujos y de su ubicación dentro del panel e

incluso el tipo de vegetación que podría estarla

afectando. Pero desafortunadamente no deja de ser

un dato curioso dentro de las crónicas de sus viajes

por Colombia.

Hubo también personajes que no dieron crédito a

los cataclismos, y mucho menos a una posible

interpretación del arte rupestre que memorara

eventos geológicos de gran magnitud. Ernst

Röthlisberger consideraba que nada podía decirse

con respecto a la interpretación de las pictografías.

Lamentaba que los signos impresos en la roca no

pudieran ser descifrados, salvo algunas figuras

como el escorpión, el lagarto y la rana,

(RÖTHLISBERGER: 1963, 216) aunque, vale la

pena tener en cuenta que para Röthlisberger estos

dibujos resultaban ser representaciones primitivas,

debido a que se trataba de trazos simplificados,

contrario a la explicación que se dio en Europa del

arte rupestre, donde los dibujos más primitivos

corresponderían a los que se limitaban a

“reproducir fielmente la naturaleza” y los trazos

simplificados a un estado más avanzado.

Difícilmente se habría dado este estatus al arte

rupestre colombiano, caracterizado por su

geometrismo y abstracción. En este caso habría

que voltear el argumento.

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LA HISTORIA EN LÁPIZ: LA “PIEDRA PINTADA” DE PANDI Y SUS VISITANTES

Congresso Internacional da IFRAO 2009 – Piauí / BRASIL

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Otros manifestaron de forma más explícita la

imposibilidad de que los dibujos pudieran ser

interpretados, y menos que se tratara del recuerdo

de un cataclismo. Wilhelm Reiss, vulcanólogo

alemán, ridiculizó a quienes daban crédito a tales

ideas:

“Quedamos verdaderamente desengañados. Una superficie

de pocos metros cuadrados está emborronada con dibujos

rojos e irregulares, entre los cuales se repiten con la mayor

frecuencia elementales viñetas lineales, como se encuentran en

todas las épocas sobre objetos de barro. Con todo, también se

encuentra la imagen de un sol y un escorpión, pero nos

parece el conjunto más la mamarrachada de algún aprendiz

de cerámica que los testimonios de viejas y profundas

transformaciones geológicas, como lo afirman los letrados de

Nueva Granada. Por razones geológicas, se creen estos

mismos señores con derecho a suponer el vaciamiento

intempestivo de una gran laguna en este sitio.…”. (REISS,

1994, 64)

Sin duda hubo muchas personas, nacionales y

extranjeras que consideraban el arte rupestre en

general como simples garabatos infantiles sin

ninguna valor cultural, como fue el caso de José

Vicente Restrepo (1895). Pero otros le dieron

carácter de sistema de lenguaje, aunque fuera difícil

aventurar interpretaciones: “¿Quién será capaz de

leer de un modo corriente este lenguaje primitivo

del cual han dejado sus autores tan pocas huellas,

condenado además por la barbarie de los

conquistadores a ser quizás un problema

eternamente insoluble?” (WIENER. En

VELANDIA: 1968, 101)

Imagen 5. Panel principal del yacimiento “Piedra

Pintada”. Archivo GIPRI, 2006.

Miguel Triana1, retomando estas preocupaciones,

presentó en 1922 una alternativa interpretativa para

la Piedra Pintada, que aunque explica la formación

del paisaje aún a través de un gran cataclismo,

ingresa en el mundo de lo sagrado al intentar

interpretar los dibujos. Según él, el abrigo rocoso

debía ser un adoratorio en tributo al sol, y en los

dibujos se podría identificar un pájaro en forma de

F que estaría ofreciendo las ofrendas de los indios,

consistentes en mantas, platería y otros productos

industriales. Además estaría presente grafismos “de

semblanza griega” y ranas y monos que podrían ser

los dadores de las ofrendas. (TRIANA: 1970, 232-

234) Sin embargo el registro del yacimiento

efectuado por GIPRI ha mostrado lo problemático

de estas interpretaciones, básicamente porque lo

que está, tanto en la Acuarela de la Comisión como

en la plancha de Triana, difiere bastante del dibujo

original y por tanto las construcciones explicativas

que partan de ellas conducirán necesariamente a

errores. Un ejemplo de esto son las formas que

Trina considera letras griegas y que en realidad son

líneas esquemáticas que no hacen referencia a

ningún tipo de escritura. El mismo Wenseslao

Cabrera se sorprendía en 1968 de las limitaciones

que tenían las transcripciones de Triana: “Es

incomprensible, sin embargo, que a Miguel Triana

se le hayan pasado por alto no pocas figuras dentro

de sus láminas, o las haya copiando no tan

exactamente como se presentan en la realidad”.

También Ghisletti, unos años antes, hizo la misma

critica del trabajo de Triana agregando que lo

expuesto en el panel no se podía reducir a “un

catalogo de modas” donde se muestran diferentes

tipos de mantas. (Ghisletti, 1954)

A pesar de estas criticas, la interpretación de Triana

influenció la investigación del arte rupestre a lo

largo del siglo XX, lo que está ligado a la

incomprensión de la importancia de elaborar un

1 Ingeniero civil. Aprovecho su trabajo como constructor de

caminos para estudiar y conocer el país. Registró el arte rupestre de Cundinamarca y Boyacá y además publicó en 1922 el libro “La Civilización Chibcha”, donde por primer vez se buscó mostrar a los grupos Muiscas como sociedades complejas, con alto grado de desarrollo social.

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Lorena RODRÍGUEZ GALLO

8/ História da Investigacão em arte rupestre:origem e debates

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registro sistemático que de cuenta no sólo de las

escalas y ubicación de cada panel en el conjunto,

sino que tenga en cuenta el contexto, los factores

de alteración, y que permita la comprensión del

arte rupestre como un todo, como un sistema de

lenguaje, y esto solo es posible si se deja de

fragmentar el panel en los dibujos “mas

representativos”. Hoy existe plena conciencia

respecto a la dificultad de develar el significado que

las inscripciones rupestres tuvieron para quienes

las ejecutaron, no sólo porque no tenemos la clave

para leerlas, sino porque nuestro modo de

objetivar la realidad se hace a partir de un lenguaje

construido desde referentes diferentes a los de los

indígenas de la época prehispánica. Sin embargo,

no sabemos de las posibilidades que el avance en la

investigación pueda brindar para las generaciones

futuras, y por tanto es urgente trabajar en el

registro riguroso y la conservación de las

estaciones rupestres.

150 AÑOS DE ALTERACIONES

Si bien el registro busca generar un testimonio

completo del yacimiento, previniendo cualquier

alteración o destrucción futura, la investigación en

arte rupestre debe trabajar en la conservación de

los sitios para que se preserven, pues tanto factores

antrópicos como naturales pueden llevar a su

desaparición. La “Piedra Pintada” de Pandi es un

ejemplo de estas alteraciones antrópicas que por

más de un siglo han venido, año a año, afectando

el yacimiento. A lo largo del siglo XIX y principios

del XX se generó la costumbre de dejar el recuerdo

del paso por el lugar mediante la inscripción del

nombre en lápiz. El grafito se conservó sobre la

piedra de modo que pasados más de cien años aún

muchas de esas firmas son legibles. El primer

registro en lápiz que se pudo establecer

corresponda a 1857, es decir, dos años después de

que la Comisión Corográfica registrara el

yacimiento. Pese a que las firmas perpetuaron la

memoria de muchas personas anónimas que

visitaron la piedra, y aunque el grafito resulta

incluso invisible a la simple observación o a la

fotografía, es indudable que representa un agudo

caso de alteración, máxime si se tiene en cuenta

que en muchos casos los nombres fueron

colocados sobre los dibujos mismos. Por fortuna la

pintura a base de aceite no se usaba en la época,

pero actualmente se han comenzado a dejar

algunos grafitis en aerosol en los paneles laterales

del yacimiento principal, lo que sin duda aumenta

exponencialmente el riesgo de que el yacimiento

sea destruido.

La gran afluencia de personas se puede evidenciar

en el alto volumen de firmas registradas, cuyo

número alcanza a cuarenta y ocho, además de

múltiples rayones, y otras inscripciones que, o no

se pudieron descifrar, o fue imposible registrar

debido a que las abejas han colonizado las grietas

de la roca, limitando el trabajo. A esto habría que

sumar los rayones que también se pueden observar

sobre la superficie. Los datos sobre la exactitud de

las fechas en que se visitó la piedra tiene que ver

con la costumbre de la época de dejar como

memoria de la visita el registro del nombre y de la

fecha (día, mes y año)2, bastante diferente con

relación a la práctica actual, consistente, por lo

general, en dejar mensajes a otros, hacer

manifestaciones de amor o escribir frases o lemas,

pocas veces con referencia a la persona que hace el

grafiti. El cambio en la manera como se alteró el

sitio muestra la pérdida de la importancia de la

temporalidad y de la memoria histórica en la

actualidad, dentro de un contexto en el que parece

que se viviera en un eterno presente,

descontextualizado. Las firmas con nombre y fecha

hacen de la acción un acto consiente, donde no

existe la noción de destrucción del yacimiento, por

tanto, no hay razón alguna para ocultarlo, por el

contrario, se trata de dejar la impronta de la visita.

Imagen 6. Fragmento del panel principal con nombres

en lápiz sobre la pintura. Archivo GIPRI, 2006.

2 Estos son algunos ejemplos: Abel Santos.

Diciembre 10 de 188; Ricardo Parra y sus hijos… Raul. 22de julio de 188?; Octabio Lizarazu, Ernesto Godoy. El año de 189; Luis M. Rueda / Martín J. 1919

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LA HISTORIA EN LÁPIZ: LA “PIEDRA PINTADA” DE PANDI Y SUS VISITANTES

Congresso Internacional da IFRAO 2009 – Piauí / BRASIL

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Es posible que esto se encuentre relacionado con

los antiguos procesos coloniales en los que se

buscó sobreponer al lenguaje indígena el español

como mecanismo de dominación, a través de

estrategias como la construcción de las ciudades

coloniales sobre los antiguos asentamientos

indígenas. La acción de firmar sobre la roca está

relacionada entonces con una intención de

redefinir el espacio. Además, durante el periodo

Colonial los sacerdotes estimularon la destrucción

de ciertos yacimientos rupestres porque decían que

se trataba de espacios para la adoración del

“demonio” o donde se producían manifestaciones

mágicas. El desprecio mismo por parte de la

población letrada respecto al mundo cultural

indígena hacía que no tuviera importancia la

alteración de los yacimientos rupestres.

Pero este caso no sólo corresponde a la Piedra de

Pandi. Al parecer la costumbre de dejar

inscripciones en lápiz se inauguró en el Puente

Natural, a juzgar por las afirmaciones hechas por

varios viajeros, entre ellos John Steuart y Joaquín

Rocha. Joaquín Rocha reseñó la costumbre de

grabar sobre una de las rocas del puente el nombre

de quien lo visitaba: “En las piedras de la guía,

viajeros y visitantes han inscrito sus nombres, cual

si hubieran de inmortalizarlos asociándolos a esta

obra de la naturaleza…”. En este mismo sentido se

expresó, Alfred Hettner, según el cual una de las

rocas que componen en Puente de Pandi, tenía

“infinidad de nombres rasgueados”. Steuart mismo

dejó grabada su rúbrica en un árbol que se

encontraba al lado del Puente.

Sin duda, esta tradición obedece al ámbito

exclusivo de la población letrada, nacional y

extranjera, que se reducía apenas al 5%del total de

los habitantes colombianos, por lo menos hasta

finales del siglo XIX. Esto indica que fueron

personas pertenecientes a la clase alta de la

sociedad quienes hicieron los grafitis. Además

porque buena parte de las caligrafías que se

encuentran sobre la roca de Pandi muestran que

quienes dejaron las inscripciones tuvieron acceso a

buenas clases de escritura o de castellano, pues

fueron ejecutadas con una hermosa y equilibrada

letra cursiva, a la usanza de aquellos días.

Imagen 8. Detalle de la parte superior de la Imagen 6,

donde el uso del photoshop permite ver claramente la

firma de su ejecutor: Abel Santos, septiembre 10 de 81.

Archivo GIPRI, 2006

La Piedra Pintada de Pandi es sin duda uno de los

primeros yacimientos rupestres reseñados y

interpretaciones en arte rupestre que es a su vez,

no la historia del yacimiento mismo, sino de la

forma como en cada época se ha objetivado el

mundo indígena y se ha acomodado para servir de

explicación a las ideas en boga. (LLERAS, 2005).

También permite, de manera excepcional, tener un

registro de muchos de los personajes anónimos

que año tras año pasaron por allí camino al puente

de Icononzo y por tanto de la integración del

yacimiento al espacio vital de los viajantes. Sin

embargo, es también el registro de la acción

vandálica, que año a año fue deteriorando el

yacimiento. Por fortuna el grafito no ha generado

una acción destructiva muy fuerte porque es

imperceptible a simple vista, pero una mirada más

cuidadosa revela que la mayor parte de la superficie

donde se encuentra el panel principal está

completamente rayada.

Imagen 7. Detalle de la imagen 6. registrados en el país. Sus características permiten

Archivo GIPRI, 2006 hacer una reconstrucción de la historia de las

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Lorena RODRÍGUEZ GALLO

8/ História da Investigacão em arte rupestre:origem e debates

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La asistencia masiva a la roca de personajes,

anónimos unos y célebres otros, contrasta con el

agudo abandono en que se encuentra actualmente

el arte rupestre colombiano, y con el

desconocimiento de la población respecto a la

existencia de este tipo de manifestaciones

culturales indígenas. Larga es la labor por descorrer

el velo que oculta a los nacionales la riqueza que se

encuentra dispersa sobre el territorio, y ardua la

tarea por evitar que la ignorancia o la indiferencia

continúen constituyéndose en cómplices

silenciosos de la destrucción sistemática de los

yacimientos rupestres, que una vez “descubiertos”,

caen en la incomprensión de quienes sólo ven en

ellos fuente de pequeñas ganancias económicas u

obstáculos para tales propósitos. Ardua es la tarea

por evitar que la ignorancia o la indiferencia

continúen constituyéndose en cómplices

silenciosos de la destrucción sistemática de los

yacimientos rupestres. Por supuesto la solución no

se encuentra en mantener oculto el arte rupestre a

la población. Sólo una fuerte labor educativa en la

importancia de la conservación y de

reconocimiento de nuestra herencia cultural puede

garantizar la preservación de los sitios. Pero el caso

de la “Piedra Pintada de Pandi” llama también la

atención respecto a los problemas que constituye el

estímulo del turismo mal orientado, puesto que

este mecanismo de divulgación del patrimonio

cultural puede conducir a la destrucción del

yacimiento. No deja de causar impresión la asidua

visita a la roca, pero lo lamentable es que eso lo

sabemos a causa del mismo deterioro que ha

sufrido al constituirse en libro de registro.

BIBLIOGRAFIA

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André en 1875-1876”. En Geografía pintoresca de

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CABREARA ORTIZ, Wenseslao. (1968)

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