pesca de marling en australia

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Primera revista de Pesca de Altura JUNIO 2010 • Nº 178 • 3,60 PORTUGAL 3,35 178 JUNIO 2010 www.revistapescaabordo.com portada 178:0 17/5/10 15:55 Página 1

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Revista Pesca a bordo 178 narracion del viaje de Pascual Dura a Australia para desarrollar la pesca del marlin

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Primera revista de Pesca de AlturaJU

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El “Audaz”, tambiénen las Antípodas

El “Audaz”, tambiénen las Antípodas

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Page 3: PESCA DE MARLING EN AUSTRALIA

imposible de igualar es el palmarés obtenido por el“Audaz”. Pascual Durá, el patrón de la tripulación,tiene en su haber más de veinte victorias absolutas,entre las cuales destacan seis campeonatos deEspaña de brumeo, cinco nacionales Rodman, unaCopa del Rey, Campeonato europeo, Copa deEspaña de Curricán de Altura, dos LigasNacionales, un Mundial de Clubes, un Campeonatodel Mundo en cuanto a skippers, un mundialabsoluto y otro por equipos. Contamos, acontinuación, la experiencia de Durá, junto a suhombre de confianza y fiel marinero, Albert Gómez,en un viaje al continente austral.

Por Andrés Orts. www.andresylapesca.blogspot.com

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Page 4: PESCA DE MARLING EN AUSTRALIA

El viaje se realizó entre febrero y marzo deeste 2010 y contó con dos destinos depesca. Transcurrirían más de treinta ho-ras hasta el primer destino y los protago-

nistas de esta aventura deseaban aprovechar laocasión para pescar en varios spots. El primero sería en Nueva Zelanda, en el límiteentre el Océano Pacífico y el Océano Índico y,el segundo, en Australia. Con salida desde Bar-celona y, con una primera escala técnica en Mi-lán, a bordo de un Boeing 777 partieron rumboa Singapur y, tras 15 horas de vuelo, se llegó aldestino. Una vez en Singapur y con un tras-bordo que apenas duró una hora, de nuevo,Pascual y Albert embarcaron hacia Auckland,Nueva Zelanda. Esta vez el vuelo fue algo máscorto, diez horas.Al día siguiente, ya en un pequeño vuelo do-méstico (veinte pasajeros) viajaron a Kerikerisituada en Bay of Islands. Ya en el aeropuertoles esperaba Trent, el capitán del barco “Cer-veza” quien amablemente trasladó a los dospescadores al Hotel Criscon Castle, un sitiofamiliar, regentado por la propietaria, situadoen un entorno maravilloso, con el puerto muycercano, rodeado de islas y encumbrado enuna montaña, con una magnífica vista alpunto donde se funden los océanos Índicoy Pacífico.En este lugar pasarían tres días con un chártercontratado para la pesca desde las 7.30 h. hastalas 17.00 h. Tras sólo dos jornadas de pesca,pues la tercera tuvo que ser anulada por maltiempo, viajaron a Auckland de nuevo con undía más imprevisto de turismo y ya rumbo a susegunda escala, ésta en Australia. Vuelo inter-nacional desde Auckland a Brisbane, para se-

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Page 5: PESCA DE MARLING EN AUSTRALIA

guidamente tomar otro avión con destinofinal en Newcastle, ciudad situada a 200 ki-lómetros al norte de Sidney. Allí, les espe-rararía el capitán del chárter contratado, TimDean del barco “Calipso”, quien les acompa-ñaría a Anchorache Bay y se alojarían en elHotel “Pepers” durante tres días. Con losmismos horarios que en la vez anterior, estavez sí, repletos de pesca intensiva, para unavez concluido el periplo, volver a casa con laretina saturada de imágenes y el corazón sa-tisfecho por los numerosos combates, cap-turas y sueltas, tan satisfactorias como cual-quier otro campeonato, quedando este ma-ravilloso lugar marcado ya en el mapa delmundo personal de nuestros aventureros.

Pescando enAuckland, Nueva ZelandaEn el puerto de Opua, abordo del barco “Cerveza”un fantástico Riviera de 50pies de eslora, capitaneadopor Trent y acompañado por susdos marineros, nuestros protago-nistas tuvieron la oportunidad de dis-frutar de dos hermosas jornadas de pesca.

Primer día: El viaje merecía la penaSalida a primera hora de la mañana con elbarco muy bien pertrechado. El material conel que se pescó fue de primera calidad, adestacar los equipos de 50 libras y de 80 li-bras, así como los señuelos con los que setentaría al cebo vivo. En esta zona la costum-bre es la de pescar con vivo por lo que losbarcos están preparados con viveros de unaextraordinaria calidad. El vivo se capturó enBay of Islands, en poco menos de diez minu-tos; a bordo se encontraban 20 jureles debuen tamaño. De allí rumbo a los 400 me-tros de fondo, y tras navegar 12 millas, lle-garon al punto deseado por el capitán. Des-pués de navegar cerca de una hora en el lu-

gar decidido por el capitán para ese día,soltó hilo la primera caña. Eran las 11.00 h.y se veía saltar a lo lejos un precioso marlínrayado. El carrete de 50 libras sonaba confuerza y la felicidad se desató a bordo. Elviaje había valido la pena, habían logrado elobjetivo. Después de una lucha de más deveinte minutos en stand up, el animal es-taba rendido junto a la borda del barco; diomucha batalla y fue un precioso combate.Sería de unos 60 o 70 kilos y, después de de-sanzuelarlo y reanimarlo, se le concedió elindulto que darían los taurinos. De nuevo y, sin apenas tiempo para celebra-ciones, todo el equipo se puso manos a laobra, calaron las cañas y empezó una nueva

tentativa. La velocidad era de cua-tro a cinco nudos, y es que

no es fácil ir mas rápido

haciendo que el vivo navegue bien. De he-cho ya tiene su dificultad hacerlo navegandoa sólo tres nudos. Inmediatamente sonó denuevo la carraca, esta vez era en el carrete de80 libras, y lamentablemente, fue un animalde inferior peso, por lo que en apenas 15minutos habían capturado y liberado denuevo otro marlín rayado. Este segundo ron-daría los cincuenta kilos. Así se sucedió elresto del día, que para ser el primero no es-tuvo nada mal y acabó la jornada de pesca alas 17.00 h. Nuestros protagonistas se diri-gieron al hotel para descansar y estar listospara el siguiente día.

Segundo día:Marlín y cambio de tiempoEn principio parecía ser una jornada idén-tica a la anterior, pero esta vez no utilizaríancebo natural, se decantarían por el artificial.Los peces estaban más remolones y les costóaparecer. Hasta las 12.30 h. no había ni ras-tro del objetivo, pero justo a medio día, denuevo un marlín rayado. Éste parecía ser elmás grande hasta el momento y, de hecho,así fue. La lucha, quizás algo menor que elprimero y, pese a ser capturado también enstand up y, con un carrete de 50 libras, nollegó a dieciséis minutos. Si bien fue mayorque el primero, resultó ser menos peleón. El tiempo empezó a complicarse. La marparecía no querer que continuaran con lajornada por lo que tuvieron que ponerrumbo a puerto y dar por concluido el día.El tiempo no mejoraba y, de hecho, arruinóla tercera jornada en Nueva Zelanda, y setuvo que anular la salida al día siguientepor mal tiempo.

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Page 6: PESCA DE MARLING EN AUSTRALIA

Pascual Durá se ha tomado un tiemposabático y se ha alejado del estrés delos campeonatos por voluntad propia.Su firme propósito es el de disfrutarexclusivamente de los mejores spotsdel mundo para la Pesca de Altura.

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Page 7: PESCA DE MARLING EN AUSTRALIA

Pesca en Newcastle,AustraliaEn el puerto de Port-Stephen y a bordo delbarco “Calipso”, les esperaba el capitán TimDean, quien acompañado por su marinero,les brindaría la oportunidad de gozar de lassiguientes jornadas de pesca.

Primer día: Disfrute de la pescaSalida a primera hora de la mañana. Esta vezel material con el que se contaba era de in-ferior libraje; carretes y cañas de 50 libras.El tiempo, pese a haber pasado dos días yhaber cambiado de escenario, seguía re-vuelto. Tomaron rumbo al centro de la bahíay se acercaron mucho a una serie de islasmuy agrestes donde pusieron en marcha la“artillería ligera” o curris de costero para co-ger el vivo. En esta ocasión, capturaron pe-queños listados de no más de 500 gramos, yya con el vivero cargado rumbo a veinte mi-llas de distancia. La travesía era digna de losmás intrépidos marineros, pues en estas is-las salir más de cinco millas de la costa su-pone casi siempre encontrar una mar bas-tante seria. El área de pesca era una zonamuy característica, ya que es donde cae laplataforma continental de 50 a 300 metrosen apenas media milla. Este corte recorretoda la costa sur de Australia, por lo que esla zona preferida por todos los pescadoresde esta modalidad. Así que se veían variosbarcos que realizaban la misma pesca y enel mismo lugar. Esta vez, por la zona seleccionada así comopor el cebo escogido, buscaban el granmarlín negro, rey sin duda de estas costasy quizás el pescado más hermoso y difícilde capturar en el curricán de altura y queda fama al Big Game por excelencia. Eranlas 10.00 h. y saltó la primera caña. Por pri-mera vez, en Australia, el carrete ardía, eraun 50 libras, no se podía ni tocar. Se tra-taba, efectivamente, de un marlín negro,muy ágil y saltador, no de gran talla, puesse veía pequeño para lo que se espera deesta especie, que apenas rondaba los cin-cuenta kilos. Pascual tardó pocos minutosen embarcar la pieza. Desanzuelada y li-berada, de nuevo, como es costumbre enla zona, salvo en contadas ocasiones. Otravez, manos a la obra, a intentar capturaralguna pieza mayor.A las 11.45 h. y, todavía pescando con loslistados como cebo, picó un marlín rayado,que rondaría cerca de los ¡ciento cincuentakilos!. Ya era un adversario más serio, sobretodo, si tenemos en cuenta que la modali-dad era stand up y con un equipo de 50 li-bras. En el combate se peleó durante másde 30 minutos, para finalmente dar su brazoa torcer y, permitir, como de costumbre suliberación. Todavía quedaba tiempo y ga-nas, por lo que volvieron a tentar a lasuerte. El mar, sin embargo, estaba cada vez

peor, y el capitán aconsejó que se volvie-ran pescando rumbo al puerto. Al capitánno le dejaba de sorprender la entereza delos dos clientes, ya que lejos de asustarsepor el estado de la mar, ya a estas alturasmar gruesa, parecía que disfrutaban más yque se encontraban más a gusto, y es quela mala mar y nuestros protagonistas sonya viejos conocidos. De regreso a Port-Stephen a unas doce mi-llas de la costa, de nuevo el último marlínrayado del día. La pieza también pequeña,no pasaría de los setenta quilos. Esta vezfue Albert quien se hizo con el animal, ape-nas duró 15 minutos el combate, para final-mente, y por enésima vez, liberar la cap-tura. Ya sin tiempo ni cuerpo para más, re-gresaron al hotel a disfrutar del merecidodescanso.

Al capitán del “Calypso” nole dejaba de sorprender laentereza de Pascual yAlbert, ya que lejos deasustarse por la margruesa, parecía quedisfrutaban más y, es que la mala mar y nuestrosprotagonistas, son ya viejos conocidos.

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Page 8: PESCA DE MARLING EN AUSTRALIA

Segundo día: Una pieza másDe nuevo, idéntica maniobra al día anterior, pesca delistados y rumbo a la zona caliente a por el granmarlín negro, pero esta vez Eolo fue piadoso y reinóun maravilloso día de calma. A buena velocidad, 22 nudos rumbo al veril y cañas al agua. Al pocotiempo, strike y picada en una caña de 50 libras,esta vez un marlín negro, no muy grande, peropeleón. Pesaría cerca de 70 kilos, era un animalmuy luchador, que en veinte minutos estabarendido y como no, fue tributo de la libertad.El resto del día pasó sin pena ni gloria, lamen-tablemente una jornada de mar perfecto, conuna paz que no volvió a ser estropeada porninguna picada. Muchos pescadores temeny huyen de los días de calma, coinciden-cia o no, pero lamentablemente este díaacabó sin más.

Tercera y última jornada: El día amanecía complicado, amenazabatormenta y se tenía la esperanza quedicha tormenta llegara al caer la tarde.Con la misma rutina que los días an-teriores, se hicieron con listados yrumbo al veril sin perder un solosegundo.A las 9.00 h. hubo la primera pi-cada, un pequeño marlín negrode unos cuarenta kilos, que notardaría más de diez minutos enser liberado. Más tarde a eso delas 11.00 h., picada. De nuevo,otro marlín negro de pequeñatalla, unos 60 kilos, con idén-tica fortuna. Siguieron ten-tando a la suerte pero sinéxito con esta especie. Cerca de las 12.00 h. tuvie-ron una última picada conun gran marlín rayado deunos ochenta kilos. Esta

vez la tripulacióndecidió sacrificarlo

por razones pura-mente gastronómicas.

Llegados a este punto yviendo venir la tormenta,

el capitán decidió dar el díapor finalizado y poner rumbo

a puerto, con tan buen ojo, queapenas amarrados en el puerto, se

desató la misma fuertemente convientos de más de ochenta kilómetros

por hora. Febrero y marzo son en estas latitudes, fechas de

temperaturas estivales, rondando los 25º, y lo habi-tual es que con estas temperaturas piquen las espe-cies y tamaños que se encontraron. Los peces habitua-les en toda la costa australiana por esta época del añoson los marlines negros pequeños o marlines raya-dos medianos. Sin embargo, es más probable quedurante los meses de octubre y noviembre las cap-turas de los grandes marlines negros se den con másfrecuencia en la Gran Barrera de Coral, en la zonanorte de Australia, en Cairns. ¿Quién sabe? quizásel año que viene tengamos de nuevo noticias del“Audaz” por estos lares, pero ¿esta vez con algún re-cord IGFA?Cansado, por el momento, de las competiciones,nuestro campeón, Pascual Durá, se ha tomado untiempo sabático y se ha alejado del estrés de los cam-peonatos por voluntad propia. Su firme propósitoes el de disfrutar exclusivamente de los mejores spotsdel mundo para la Pesca de Altura, acompañado porsu inseparable marinero y gran amigo, Albert. �

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imposible de igualar es el palmarés obtenido por el“Audaz”. Pascual Durá, el patrón de la tripulación,tiene en su haber más de veinte victorias absolutas,entre las cuales destacan seis campeonatos deEspaña de brumeo, cinco nacionales Rodman, unaCopa del Rey, Campeonato europeo, Copa deEspaña de Curricán de Altura, dos LigasNacionales, un Mundial de Clubes, un Campeonatodel Mundo en cuanto a skippers, un mundialabsoluto y otro por equipos. Contamos, acontinuación, la experiencia de Durá, junto a suhombre de confianza y fiel marinero, Albert Gómez,en un viaje al continente austral.

Por Andrés Orts. www.andresylapesca.blogspot.com

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Page 12: PESCA DE MARLING EN AUSTRALIA

El viaje se realizó entre febrero y marzo deeste 2010 y contó con dos destinos depesca. Transcurrirían más de treinta ho-ras hasta el primer destino y los protago-

nistas de esta aventura deseaban aprovechar laocasión para pescar en varios spots. El primero sería en Nueva Zelanda, en el límiteentre el Océano Pacífico y el Océano Índico y,el segundo, en Australia. Con salida desde Bar-celona y, con una primera escala técnica en Mi-lán, a bordo de un Boeing 777 partieron rumboa Singapur y, tras 15 horas de vuelo, se llegó aldestino. Una vez en Singapur y con un tras-bordo que apenas duró una hora, de nuevo,Pascual y Albert embarcaron hacia Auckland,Nueva Zelanda. Esta vez el vuelo fue algo máscorto, diez horas.Al día siguiente, ya en un pequeño vuelo do-méstico (veinte pasajeros) viajaron a Kerikerisituada en Bay of Islands. Ya en el aeropuertoles esperaba Trent, el capitán del barco “Cer-veza” quien amablemente trasladó a los dospescadores al Hotel Criscon Castle, un sitiofamiliar, regentado por la propietaria, situadoen un entorno maravilloso, con el puerto muycercano, rodeado de islas y encumbrado enuna montaña, con una magnífica vista alpunto donde se funden los océanos Índicoy Pacífico.En este lugar pasarían tres días con un chártercontratado para la pesca desde las 7.30 h. hastalas 17.00 h. Tras sólo dos jornadas de pesca,pues la tercera tuvo que ser anulada por maltiempo, viajaron a Auckland de nuevo con undía más imprevisto de turismo y ya rumbo a susegunda escala, ésta en Australia. Vuelo inter-nacional desde Auckland a Brisbane, para se-

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guidamente tomar otro avión con destinofinal en Newcastle, ciudad situada a 200 ki-lómetros al norte de Sidney. Allí, les espe-rararía el capitán del chárter contratado, TimDean del barco “Calipso”, quien les acompa-ñaría a Anchorache Bay y se alojarían en elHotel “Pepers” durante tres días. Con losmismos horarios que en la vez anterior, estavez sí, repletos de pesca intensiva, para unavez concluido el periplo, volver a casa con laretina saturada de imágenes y el corazón sa-tisfecho por los numerosos combates, cap-turas y sueltas, tan satisfactorias como cual-quier otro campeonato, quedando este ma-ravilloso lugar marcado ya en el mapa delmundo personal de nuestros aventureros.

Pescando enAuckland, Nueva ZelandaEn el puerto de Opua, abordo del barco “Cerveza”un fantástico Riviera de 50pies de eslora, capitaneadopor Trent y acompañado por susdos marineros, nuestros protago-nistas tuvieron la oportunidad de dis-frutar de dos hermosas jornadas de pesca.

Primer día: El viaje merecía la penaSalida a primera hora de la mañana con elbarco muy bien pertrechado. El material conel que se pescó fue de primera calidad, adestacar los equipos de 50 libras y de 80 li-bras, así como los señuelos con los que setentaría al cebo vivo. En esta zona la costum-bre es la de pescar con vivo por lo que losbarcos están preparados con viveros de unaextraordinaria calidad. El vivo se capturó enBay of Islands, en poco menos de diez minu-tos; a bordo se encontraban 20 jureles debuen tamaño. De allí rumbo a los 400 me-tros de fondo, y tras navegar 12 millas, lle-garon al punto deseado por el capitán. Des-pués de navegar cerca de una hora en el lu-

gar decidido por el capitán para ese día,soltó hilo la primera caña. Eran las 11.00 h.y se veía saltar a lo lejos un precioso marlínrayado. El carrete de 50 libras sonaba confuerza y la felicidad se desató a bordo. Elviaje había valido la pena, habían logrado elobjetivo. Después de una lucha de más deveinte minutos en stand up, el animal es-taba rendido junto a la borda del barco; diomucha batalla y fue un precioso combate.Sería de unos 60 o 70 kilos y, después de de-sanzuelarlo y reanimarlo, se le concedió elindulto que darían los taurinos. De nuevo y, sin apenas tiempo para celebra-ciones, todo el equipo se puso manos a laobra, calaron las cañas y empezó una nueva

tentativa. La velocidad era de cua-tro a cinco nudos, y es que

no es fácil ir mas rápido

haciendo que el vivo navegue bien. De he-cho ya tiene su dificultad hacerlo navegandoa sólo tres nudos. Inmediatamente sonó denuevo la carraca, esta vez era en el carrete de80 libras, y lamentablemente, fue un animalde inferior peso, por lo que en apenas 15minutos habían capturado y liberado denuevo otro marlín rayado. Este segundo ron-daría los cincuenta kilos. Así se sucedió elresto del día, que para ser el primero no es-tuvo nada mal y acabó la jornada de pesca alas 17.00 h. Nuestros protagonistas se diri-gieron al hotel para descansar y estar listospara el siguiente día.

Segundo día:Marlín y cambio de tiempoEn principio parecía ser una jornada idén-tica a la anterior, pero esta vez no utilizaríancebo natural, se decantarían por el artificial.Los peces estaban más remolones y les costóaparecer. Hasta las 12.30 h. no había ni ras-tro del objetivo, pero justo a medio día, denuevo un marlín rayado. Éste parecía ser elmás grande hasta el momento y, de hecho,así fue. La lucha, quizás algo menor que elprimero y, pese a ser capturado también enstand up y, con un carrete de 50 libras, nollegó a dieciséis minutos. Si bien fue mayorque el primero, resultó ser menos peleón. El tiempo empezó a complicarse. La marparecía no querer que continuaran con lajornada por lo que tuvieron que ponerrumbo a puerto y dar por concluido el día.El tiempo no mejoraba y, de hecho, arruinóla tercera jornada en Nueva Zelanda, y setuvo que anular la salida al día siguientepor mal tiempo.

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Pascual Durá se ha tomado un tiemposabático y se ha alejado del estrés delos campeonatos por voluntad propia.Su firme propósito es el de disfrutarexclusivamente de los mejores spotsdel mundo para la Pesca de Altura.

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Pesca en Newcastle,AustraliaEn el puerto de Port-Stephen y a bordo delbarco “Calipso”, les esperaba el capitán TimDean, quien acompañado por su marinero,les brindaría la oportunidad de gozar de lassiguientes jornadas de pesca.

Primer día: Disfrute de la pescaSalida a primera hora de la mañana. Esta vezel material con el que se contaba era de in-ferior libraje; carretes y cañas de 50 libras.El tiempo, pese a haber pasado dos días yhaber cambiado de escenario, seguía re-vuelto. Tomaron rumbo al centro de la bahíay se acercaron mucho a una serie de islasmuy agrestes donde pusieron en marcha la“artillería ligera” o curris de costero para co-ger el vivo. En esta ocasión, capturaron pe-queños listados de no más de 500 gramos, yya con el vivero cargado rumbo a veinte mi-llas de distancia. La travesía era digna de losmás intrépidos marineros, pues en estas is-las salir más de cinco millas de la costa su-pone casi siempre encontrar una mar bas-tante seria. El área de pesca era una zonamuy característica, ya que es donde cae laplataforma continental de 50 a 300 metrosen apenas media milla. Este corte recorretoda la costa sur de Australia, por lo que esla zona preferida por todos los pescadoresde esta modalidad. Así que se veían variosbarcos que realizaban la misma pesca y enel mismo lugar. Esta vez, por la zona seleccionada así comopor el cebo escogido, buscaban el granmarlín negro, rey sin duda de estas costasy quizás el pescado más hermoso y difícilde capturar en el curricán de altura y queda fama al Big Game por excelencia. Eranlas 10.00 h. y saltó la primera caña. Por pri-mera vez, en Australia, el carrete ardía, eraun 50 libras, no se podía ni tocar. Se tra-taba, efectivamente, de un marlín negro,muy ágil y saltador, no de gran talla, puesse veía pequeño para lo que se espera deesta especie, que apenas rondaba los cin-cuenta kilos. Pascual tardó pocos minutosen embarcar la pieza. Desanzuelada y li-berada, de nuevo, como es costumbre enla zona, salvo en contadas ocasiones. Otravez, manos a la obra, a intentar capturaralguna pieza mayor.A las 11.45 h. y, todavía pescando con loslistados como cebo, picó un marlín rayado,que rondaría cerca de los ¡ciento cincuentakilos!. Ya era un adversario más serio, sobretodo, si tenemos en cuenta que la modali-dad era stand up y con un equipo de 50 li-bras. En el combate se peleó durante másde 30 minutos, para finalmente dar su brazoa torcer y, permitir, como de costumbre suliberación. Todavía quedaba tiempo y ga-nas, por lo que volvieron a tentar a lasuerte. El mar, sin embargo, estaba cada vez

peor, y el capitán aconsejó que se volvie-ran pescando rumbo al puerto. Al capitánno le dejaba de sorprender la entereza delos dos clientes, ya que lejos de asustarsepor el estado de la mar, ya a estas alturasmar gruesa, parecía que disfrutaban más yque se encontraban más a gusto, y es quela mala mar y nuestros protagonistas sonya viejos conocidos. De regreso a Port-Stephen a unas doce mi-llas de la costa, de nuevo el último marlínrayado del día. La pieza también pequeña,no pasaría de los setenta quilos. Esta vezfue Albert quien se hizo con el animal, ape-nas duró 15 minutos el combate, para final-mente, y por enésima vez, liberar la cap-tura. Ya sin tiempo ni cuerpo para más, re-gresaron al hotel a disfrutar del merecidodescanso.

Al capitán del “Calypso” nole dejaba de sorprender laentereza de Pascual yAlbert, ya que lejos deasustarse por la margruesa, parecía quedisfrutaban más y, es que la mala mar y nuestrosprotagonistas, son ya viejos conocidos.

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Segundo día: Una pieza másDe nuevo, idéntica maniobra al día anterior, pesca delistados y rumbo a la zona caliente a por el granmarlín negro, pero esta vez Eolo fue piadoso y reinóun maravilloso día de calma. A buena velocidad, 22 nudos rumbo al veril y cañas al agua. Al pocotiempo, strike y picada en una caña de 50 libras,esta vez un marlín negro, no muy grande, peropeleón. Pesaría cerca de 70 kilos, era un animalmuy luchador, que en veinte minutos estabarendido y como no, fue tributo de la libertad.El resto del día pasó sin pena ni gloria, lamen-tablemente una jornada de mar perfecto, conuna paz que no volvió a ser estropeada porninguna picada. Muchos pescadores temeny huyen de los días de calma, coinciden-cia o no, pero lamentablemente este díaacabó sin más.

Tercera y última jornada: El día amanecía complicado, amenazabatormenta y se tenía la esperanza quedicha tormenta llegara al caer la tarde.Con la misma rutina que los días an-teriores, se hicieron con listados yrumbo al veril sin perder un solosegundo.A las 9.00 h. hubo la primera pi-cada, un pequeño marlín negrode unos cuarenta kilos, que notardaría más de diez minutos enser liberado. Más tarde a eso delas 11.00 h., picada. De nuevo,otro marlín negro de pequeñatalla, unos 60 kilos, con idén-tica fortuna. Siguieron ten-tando a la suerte pero sinéxito con esta especie. Cerca de las 12.00 h. tuvie-ron una última picada conun gran marlín rayado deunos ochenta kilos. Esta

vez la tripulacióndecidió sacrificarlo

por razones pura-mente gastronómicas.

Llegados a este punto yviendo venir la tormenta,

el capitán decidió dar el díapor finalizado y poner rumbo

a puerto, con tan buen ojo, queapenas amarrados en el puerto, se

desató la misma fuertemente convientos de más de ochenta kilómetros

por hora. Febrero y marzo son en estas latitudes, fechas de

temperaturas estivales, rondando los 25º, y lo habi-tual es que con estas temperaturas piquen las espe-cies y tamaños que se encontraron. Los peces habitua-les en toda la costa australiana por esta época del añoson los marlines negros pequeños o marlines raya-dos medianos. Sin embargo, es más probable quedurante los meses de octubre y noviembre las cap-turas de los grandes marlines negros se den con másfrecuencia en la Gran Barrera de Coral, en la zonanorte de Australia, en Cairns. ¿Quién sabe? quizásel año que viene tengamos de nuevo noticias del“Audaz” por estos lares, pero ¿esta vez con algún re-cord IGFA?Cansado, por el momento, de las competiciones,nuestro campeón, Pascual Durá, se ha tomado untiempo sabático y se ha alejado del estrés de los cam-peonatos por voluntad propia. Su firme propósitoes el de disfrutar exclusivamente de los mejores spotsdel mundo para la Pesca de Altura, acompañado porsu inseparable marinero y gran amigo, Albert. �

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