pero y los hongos… ¿qué? - cienciacompartida.mx · comido un hongo al menos una vez en ... mos...
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Todos hemos visto, o mejor aún,
comido un hongo al menos una
vez en nuestras vidas. Esos seres
pequeños y singulares que encon-
tramos en el jardín, en el bosque y hasta en
la quesadilla nos pueden llegar a sorprender
mucho más de lo que te imaginas.
Cuando los seres vivos comenzaron a cla-
sificarse, se tenía la idea de que los hongos
eran parte de las plantas, incluso algunas
etnias de nuestro país los llaman “florecillas
de la tierra”. No obstante, con los avances de
la ciencia ahora estamos seguros de que los
hongos son precisamente eso… HONGOS.
Pero y los hongos… ¿qué?
Pues bueno, estos organismos los encontra-
mos clasificados en el Reino Fungi, que en
latín significa “hongo”; y de manera sencilla
se pueden dividir en dos grandes grupos. El
primero lo conforman los macromicetos, es
decir, aquellos que podemos ver a simple
vista y que su parte reproductora con fre-
cuencia tiene forma de sombrero; por ejem-
plo, cuando pensamos en el hongo que hace
crecer a “Mario Bros” -un video juego popular
hace unos cuantos años- estamos hablando
de la especie Amanita muscaria.
La otra categoría la constituyen los llama-
dos micromicetos, unos hongos tan pequeños
que en ocasiones necesitarías un microsco-
pio para observarlos o mucha curiosidad para
encontrarlos en la tortilla abandonada en el
refri de tu casa o en la de tu vecino.
¿Sabías que al beber cerveza, tomar anti-
biótico o comer una rica “concha” esponjadita
la acción de los hongos ha estado presente
en la elaboración de esos productos? Por in-
creíble que parezca, los micromicetos -como
las levaduras- están presentes en la indus-
tria, por ejemplo en la producción de cerveza
y vino o en la panificación. Algunas sustan-
cias como el ácido cítrico se obtienen por la
fermentación, en la cual intervienen hongos
como Aspergillus niger, comúnmente llama-
do moho. Y qué decir cuando te enfermas
de la garganta: lo primero que te receta el
médico es una buena dosis de penicilina o
cefalexinas (para los que ya son resistentes,
como el autor de este articulo); es en la pro-
ducción de antibióticos como estos en donde
destacan las especies de hongos Penicillium
notatum y Cephalosporium acremonium,
entre otros.
Los macromicetos no se quedan atrás en
importancia, pues en las zonas boscosas,
además de alimentarse de materia orgánica
muerta como hojas, madera y cortezas, con-
tribuyen a su descomposición devolviendo los
nutrientes al suelo. Estos hongos, llamados
saprótrofos, se han especializado tanto en su
alimentación que algunos sólo se nutren de
raíces -como los Armillariella mellea- o piñas
caídas, como los Auriscalpium vulgare.
Existe también una gran cantidad de espe-
cies que son micorrizógenas, es decir, que
forman asociaciones de beneficio mutuo con
los árboles y otras plantas a través de sus
raíces, con lo cual ambos tienen un mejor
crecimiento. La planta proporciona al hongo
azúcares y alimento elaborado. Por su parte,
el hongo ayuda a la planta a tomar el agua
y los nutrientes del suelo, como si fuera una
extensión de sus raíces, a las que protege
del ataque de otros organismos. El mice-
lio (cuerpo filamentoso del hongo que está
bajo tierra) invade las raíces del árbol gene-
rando una unión provechosa para ambos.
Los “cemitorios” (Boletus spp.) tienen una
asociación de este tipo con los pinos (Pinus
spp.). La mayoría de las plantas se asocia a
diferentes especies de hongos para conse-
guir un mayor desarrollo.
Los ecosistemas en los que habitan los ma-
cromicetos son muy diversos dada su gran
variedad y sus diferentes formas de alimenta-
ción, siendo las zonas boscosas del país las
más representativas para este grupo.
Castro-Santiuste, S. & Sierra, S. (2010). ¿Qué hongo con los hongos? [Versión electrónica], Ciencia Compartida, 2, 20-23. Recuperado el (día) de (mes) de (año), de (dirección electrónica).
¿Qué tanto los conocemos?
México se halla dentro de los 5 países me-
gadiversos del mundo, ya que en un territorio
de casi 2 millones de km2 se encuentra el
10% de la biodiversidad de todo el mundo.
Sin embargo, el conocimiento de lo que te-
nemos en nuestro país aún es incompleto.
Se estima que debemos tener alrededor de
140 000 especies de hongos... ¡y tan solo se
conocen 7 000!, lo que equivaldría a tener
lleno todo el Estadio Azteca y sólo saber el
nombre de poco más de 5,000 aficionados.
Es alarmante ¿no crees?
Hongosa biodiversidad capitalina
A pesar de que muchos bosques del país
han sido explorados, nuestro conocimiento
sobre los hongos aún no es completo. Exis-
ten regiones o estados del país en los cuales
se tiene la idea de que han sido “mejor es-
tudiados”, pero eso no es del todo cierto: un
ejemplo claro es el Distrito Federal.
La Delegación Milpa Alta es una de la zo-
nas más rurales de la capital y es el lugar
donde se conserva el más alto porcentaje de
zona boscosa de la ciudad; debido a la di-
versidad de su ecosistema, a la abundancia
de materia orgánica y a sus características
climáticas, es en este sitio donde podemos
encontrar una gran riqueza de hongos, so-
bre todo macromicetos.
Actualmente llevamos a cabo en el labora-
torio de hongos Tremeloides de la Facultad
de Ciencias (UNAM) el proyecto titulado
“Contribución al conocimiento taxonómico
de los macromicetos de las zonas boscosas
de la Delegación Milpa Alta, México, DF”,
en el cual trabajamos con este impresio-
nante grupo de organismos dentro de los
últimos bosques conservados del Distrito
Federal. Durante 2008, 2009 y 2010 hemos
recolectado alrededor de ¡300 macromice-
tos! Si tomamos en cuenta que solamente se
habían reportado dos especies del género
Amanita en la delegación y que actualmente
tenemos enlistados 70 géneros, podemos
tener una idea de la magnitud del descono-
cimiento de la biodiversidad que existe con
relación a los hongos en la demarcación.
Así, tenemos que, relacionados de acuerdo
con su importancia dentro de la comunidad,
hay varias especies de los géneros Helvella
(tripitas), Morchella (elotitos), Boletus spp.
(cemitorios), Lyophyllum decastes (clavitos
y ocoxuleme), Amanita gpo. caesarea (pe-
loncos), Ramaria (escobetas) y Cantharellus
(xochilitos), entre otros, que la gente del lugar
nos ha señalado como comestibles, y algu-
nos ejemplares tóxicos también del género
Amanita.
Pasemos la voz
Como podemos apreciar, es imprescindible
la realización de inventarios fúngicos, así
como guías ilustradas con imágenes y datos
de las especies de hongos con el objetivo
de dar a conocer y difundir esta información
para prevenir posibles intoxicaciones por el
consumo erróneo de alguna especie tóxica
confundida con una comestible.
Desafortunadamente, por falta de coordi-
nación entre los programas para el estudio
de la biodiversidad en general (no sólo hon-
gos) y el escaso apoyo que se ha recibido,
la labor de realizar inventarios para conocer
nuestra biodiversidad se ha visto seriamente
afectada.
Sería de gran ayuda para nosotros que
compartas esta información con tus amigos
y familiares, y así comenzar a darles su lugar
de importancia como parte de la gran biodi-
versidad que nos rodea. Y ahora sí ya sabes
que hongo con los hongos, ¿verdad?
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