peritaje antropológico del proceso vivido por los embera katio del alto sinú v_1

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Castañeda Carolina

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    OBJETIVO

    El propsito del peritaje antropolgico es documentar los cambios que ha sufrido la

    comunidad, en su organizacin social, poltica, econmica, familiar, y cualquier otro cambio

    documentado, con ocasin de 1. la construccin y puesta en funcionamiento de la represa y 2. de los

    asesinatos y desapariciones de los lderes. Busca entender la forma en que la comunidad en su

    conjunto se ha visto impactada y/o afectada por estos hechos, que ha representado para ellos la

    prdida del territorio; la muerte de los lderes; el cambio de los hbitos alimenticios; el cambio en

    su forma tradicional de vida.

    METODOLOGA

    El peritaje antropolgico est basado en la lectura, anlisis y recopilacin de informacin

    escrita y un trabajo de campo corto en el Resguardo Embera Katio del Alto Sin en el municipio de

    Tierralta Crdoba Colombia. Durante la estancia en campo la recopilacin de la informacin se

    hizo mediante grupos focales y entrevistas semi-estructuradas a lderes y familiares de los lderes

    embera asesinados dentro del marco de la acciones de oposicin a la construccin y operacin de la

    represa Urra I. Igualmente se acudi al registro en diarios de campo y a la observacin participante

    atendiendo al modelo etnogrfico. Se anexan los instrumentos empleados.

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    0. INTRODUCCIN

    Las familias embera katio habitantes del Alto Sin que fueron hasta 1994 ms bieninvisibles para los habitantes del municipio de Tierralta Crdoba - Colombia hoy pasean por las

    calles del casco urbano mientras son seducidos por todo tipo de productos kapurias 1con los que

    esperan lograr una igualdad basada en el consumo que de otra manera les resulta imposible. A pesar

    de las tentativas embera el desprecio hacia ellos se hace evidente aunque los comerciantes aprecien

    su dinero. Esta presencia era ms bien extraa hasta antes de aquel ao, pues desde las tierras

    embera, ubicadas en las montaas de la Serrana de Abibe, el ro Sin los llevaba directamente al

    puerto de Lorica, donde comercializaban pltano, arroz y maderas esquivando su paso por la

    cabecera municipal de Tierralta (ver Mapa 1). La presencia embera en el pueblo no fue una accin

    espontnea o voluntarista por parte de las familias embera, fue ms exactamente obligada por la

    cadena de acontecimientos que desencaden el proyecto hidroelctrico Urra I. Actualmente, los

    embera deben dejar sus tierras al menos una vez al mes para recibir el dinero de la indemnizacin

    por los daos ecolgicos no mitigables de la represa Urr I. Los embera llegan al pueblo a comprar

    provisiones alimenticias que reemplacen el autoabastecimiento que lograban mediante la pesca y la

    caza- que se constitua en su principal actividad econmica-. Llevar de vuelta a sus casas los

    alimentos adquiridos en el pueblo es una hazaa mayor, deben convencer al Ejrcito Nacional que

    sus provisiones servirn de sustento a su familia y no a la guerrilla como prejuiciosamente suponen

    los soldados2. Es decir, trasladar estos alimentos supone demostrar que no son colaboradores de

    la guerrilla. Muchos otros embera, por diversas razones, desde ms o menos el ao 2000 habitan en

    los barrios y veredas del municipio3 aunque los terrenos del Alto Sin siguen siendo su principal

    referente de identificacin.

    Tierralta es un municipio ubicado en las riveras del ro Sin, y su poblacin en gran medida

    se dedicaba a la pesca, y en menor medida, a las labores agrcolas de pan coger. Desde la dcada de

    1990 los habitantes de todo el municipio han visto como creen los terrenos de las fincas ganaderas y

    1

    Kapura: en idioma embera, persona que no es embera ni indgena.2 El Ejrcito Nacional tiene autorizacin para hacer retenes a las embarcaciones jonsons- que recorren el Embalse deUrr. Por regla general se espera que los indgenas no lleven ms de 5 kilos de arroz, un litro de aceite y est prohibida lapasta. Se infiere que la pasta no hace parte de la dieta embera y por tanto no ser consumida por ellos.3Segn el Plan de Salvaguarda encargado por el Ministerio del Interior a Cecoin y el Resguardo Embera Katio del AltoSin los embera actualmente viven en las Veredas: El Loro, Tuis tuis, Caa Fina, Palmira, Lorenzo, Quebrada Honda yLos Pollos. Y en los barrios: Esmeralda, Las Palmas, Alfonso Lpez, 20 de Julio (I y II Etapa), Nuevo Oriente, El Paraiso,Cootriagro y en reasentamiento El Despelucao (Plan de Salvaguarda tnica para el pueblo embera katio del Alto Sin2014:9)

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    desaparecen las tierras dedicadas a la agricultura. Esta poblacin que era conocida como de

    campesinos pobres o sin tierra pero que sera ms exacto denominar pescadores han ido

    desapareciendo al paso de dos eventos simultneos. Uno de los eventos es la obstruccin del ro por

    la construccin de la represa Urr I y, el otro, las mltiples articulaciones del conflicto armado que

    hacen aparecer en el escenario a ejrcitos legales, guerrilleros y paramilitares. Actualmente laeconoma formal, que no coincide con la de los lugareos, est basada en la industria ganadera y en

    la palma de aceite. No obstante, la economa circulante, asociada al conflicto armado, se basa

    principalmente en los cultivos ilegales de coca. La escases de tierras para el cultivo, la

    imposibilidad de pesca y el conflicto armado han contribuido a forzar los desplazamientos de los

    pescadores y campesinos pobres sin tierras. Ni emberas, ni campesinos, ni pescadores, ni

    pueblerinos tienen actualmente acceso al abundante y econmico o gratuito- sustento de pescados

    de ro que hasta antes de la construccin de Urra I representaba la principal fuente de alimento e

    identidad de todo el departamento4

    .

    Hasta aqu he intentado hacer una caracterizacin poblacional de las gentes que

    abstractamente he puesto como protagonistas de los hechos: emberas y campesinos/pescadores.

    Debera empezar diciendo que los embera katio son indgenas y que los campesinos y pobladores

    son, lo que en el lxico de la constitucin de la formacin colombiana de alteridad se conocen

    como, negros, mulatos, mestizos, blancos y chilapos. Para ser exacta con la matriz racial debera

    decir que campesinos y pescadores son mestizos de indio y mestizo de negro. Y para ser

    polticamente correcta debera aadir que son mestizos, blanco/mestizos y afrodescendientes. Todasestas categoras son bastante complejas de usar de forma nominal en un estudio antropolgico sin

    dejar de notar que su uso social, en tanto identitario, desvela fuertes y asimtricas relaciones de

    poder que se articulan entre reconocimientos a la diferencia cultural y ocultamientos de la notoria y

    enftica diferencia racial que las constituye. El uso social de estas categoras por supuesto no est

    nicamente dado en el lenguaje sino que constituye las relaciones sociales en que se desenvuelven y

    cuyas prcticas le confieren el sentido. Volver conceptualmente sobre este punto en el siguiente

    apartado y respecto a hechos concretos en todo el desarrollo del informe, sin embargo, vale la pena

    resaltar que las relaciones sociales asimtricas que se han tejido en la regin desde la confluencia dela construccin de la represa Urra I y el conflicto armado no puede ser analizadas sin tener presente

    la matriz de racializacin que se actualiz contundentemente desde 1990 en la regin.

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    En 1985 se consolid el proyecto de construir una represa en la regin conocida como Alto

    Sin en el departamento colombiano de Crdoba que inici obras en 1994. En 1985, la entonces

    existente empresa estatal, Corelca asign los diseos tcnicos de la represa a la empresa sueca de

    ingeniera Skanka y el estudio socioambiental a la Universidad de Crdoba. El lugar proyectado (yconcreto) para la represa se conoca como la Angostura de Urr. Urr es una palabra en idioma

    emberabedea que significa abeja. La denominacin toponmica da cuenta de la apropiacin

    territorial de la zona por parte de los embera al menos durante todo el siglo XX (algunos estudios

    resean este proyecto en esta zona desde 1920). En 1985 la zona era habitada, entre otros, por

    familias embera katio y reconocida como una zona embera por emberas de otras regiones del pas.

    Para los dems tierralteros y antioqueos del otro lado de la cordillera, era una zona selvtica donde

    vivan indios. Podramos dar datos de la presencia embera en la zona por los viajeros europeos y

    colombianos del siglo XIX, cuyos diarios de viaje contribuyeron a la consolidada idea de que el roSin, era angosto pero profundo y que la frecuencia de lluvias provocaba enormes inundaciones en

    toda la regin y baaba las tierras de oro. La imagen macondiana de la regin lluviosa habitada por

    indios que vivan en rboles y fabricaban poderoso carare (veneno obtenido de batracios) fue

    difundida incluso en Francia desde 1850. En la Ilustracin 1 se observa una de las muchas imgenes

    de la regin que circulaban en los peridicos franceses de la poca.

    Ilustracin 1. Migracin de una boa en el ro Verde.Imagen producida por un pintor desconocido en Francia durante el viaje de Charles Saffray a la Nueva Granada 1869. Todas

    las ilustraciones del viaje de Saffray fueron gracias a los relatos escritos del viajero. El Ro Verde es uno de los afluentes del Ri Sin(actualmente desemboca en la represa Urr) y el lugar de habitacin de buena parte de la poblacin embera katio.

    Fuente: Geografa Pintoresca de Colombia.

    Las lluvias en la regin junto con la idea de la fuerza caudalosa de los ro Sin y San Jorge,

    sumadas a una topografa que crea bastas reas planas, traz la imagen de una tierra inundada e

    inundable a la que le sobran las aguas. Buena parte de esta imagen que se corresponde con

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    referentes reales hizo posible la constitucin del Parque Nacional Natural de Paramillo (PNN

    Paramillo, en adelante) en 1977, lo que significaba hacer de zona un rea ambientalmente protegida

    para conservar el ecosistema de transicin entre la montaa y la selva hmeda tropical en el norte

    de la regin ambientalmente conocida como Choc biogeogrfico. La idea de zona selvtica fue

    consolidada por el continuo geogrfico con la regin Pacfica colombiana y los lmites con latambin mtica selva del Tapn de Darin entre Colombia y Panam. La imagen de selva la

    completaba la designacin racial y de clase que era asignada desde afuera a sus habitantes: indios y

    negros.

    Los indios de las selvas colombianas, son reconocidos en la antropologa clsica como

    grupos de tierras bajas y con ello se supone que son cazadores, recolectores y nmades o

    seminmades. Su organizacin poltica no pasa de las bandas en tanto que la movilidad y acceso a

    recursos crea grupos pequeos endgamos que se reproducen por exogamia con otros grupos que seencuentran en los circuitos de trnsito. Esta idea proyectada por la antropologa poltica britnica y

    enriquecida por el materialismo cultural norteamericano no pasa de ser un modelo imposible de ser

    vivido desde la conquista de Amrica e imposible de probar para antes de la misma. No obstante,

    esta vieja idea antropolgica que hoy hace parte del sentido comn de occidente ensambla

    perfectamente con las ideas de selva, habitantes racializados en ejercicios de naturalizacin de la

    diferencia y con seres ecolgicamente armnicos con la naturaleza. La ilustracin 2 muestra parte

    del ejercicio de exotizacin de la zona.

    Ilustracin 2. Habitacin en el ro Verde Ilustra los tambos o casas elevadas del suelo que evitan las inundaciones. Probablemente la expresin indios de los

    rboles hace alusin a este tipo de construccin.Fuente: Geografa Pintoresca de Colombia.

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    Estas imgenes de naturalezas y seres no domesticados corresponde con la exotizacin.

    Para Todorov (1986) uno de los sustentos bsicos de la creacin asimtrica del Otro se origin en el

    nfasis exotizante que algunos colonizadores aplicaron sobre los colonizados durante la conquista

    de Amrica. Hall (2010) completa la nocin de racializacin con la idea de estereotipo, un modeloimpuesto del cual se espera siempre el mismo comportamiento. De tal suerte, la regin y sus

    habitantes naturales quedaron compactados en ideas estereotipadas y exotizadas como selvticos.

    Esta imagen sin embargo se fue complejizando al paso de los aos y los discursos globales

    circulantes, pasando de ser una selva a ser una zona de proteccin ambiental por su basta riqueza y

    biodiversidad. Tambin ha pasado de ser una zona fronteriza poblada de seres ajenos a la nacin a

    contener ciudadanos. As, la regin ecolgicamente reconocida como una zona de cinagas y

    socialmente conocida como una zona que inunda y se seca al paso de los fenmenos climticos

    como el Nio y la Nia en la dcada de 1990 se convirti adems en un espacio de necesariaintervencin estatal social.

    Desde 1971 varios colectivos indgenas distribuidos en diferentes lugares del terreno que

    sera parque desde 1977 solicitaron la titulacin de resguardos en atencin a las leyes colombianas

    de reforma agraria y en consonancia con el ascenso del reclamo de tierras indgenas y la

    consolidacin de las organizaciones indgenas en el pas. Una de estas solicitudes fue postulada por

    los embera katio del Alto Sin. La solicitud fue negada. Aos despus, el Inderena 5(Instituto de

    Recursos Naturales) concedi la licencia ambiental para la construccin de la represa de Urrcuando ya el pas haba firmado el Convenio 169 de la OIT adoptndolo mediante la Ley 21 de

    1992 y en el mismo momento en que se declaraba el pas como el tercero en biodiversidad. Bajo la

    figura de PNN y de licencia ambiental quedaba por sentado que el gobierno nacional no reconoca

    poblacin indgena en la zona y que aceptaba el dao ecolgico reparable y no reparable que

    ocasionara una represa dentro de un rea ambientalmente protegida. Con la licencia ambiental para

    la construccin de la represa Urra I tambin se aceptaban los daos sociales a lo largo de toda la

    cuenca. Estos daos hoy son ampliamente reconocidos por el mismo Parque Paramillo:

    Dentro de los ciclos ms importantes se encuentran las migraciones reproductivas de peces, las cuales se inicianen las cinagas y terminan en los cursos del ro Verde y Esmeralda dentro del rea del PNN Paramillo. Con laentrada en funcionamiento del proyecto URRA, este proceso se ha modificado y actualmente finaliza enAngostura de URRA [lugar donde inicia la represa, ver Ilustracin 2].

    Este ciclo garantiza la reproduccin de las diferentes especies que sostienen las pesqueras de las cinagas Betancy Grande del Bajo Sin, de cuya subsistencia dependen unos 5000 pescadores artesanales. (PNN Paramillo2005:20).

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    Dicho en otras palabras, el ciclo reproductivo de los peces qued fragmentado en tanto que

    no logran llegar a la parte alta de la cuenca. Lo que no nos dice el fragmento anterior, es que ellos

    significa que los pobladores de la parte alta no tienen acceso a la pesca y que los 5000 pescadores

    de la parte media y baja han visto reducida la pesca a menos de la mitad. Tampoco el fragmento nosinforma que los cursos de los ros de los ros Verde y Esmeralda no slo estn ubicados en el

    parque Paramillo, sino que tambin hacen parte del Resguardo Embera katio del Alto Sin (Ver

    Ilustracin 3).

    Ilustracin 2. Esquema de la Cuenca del ro Sin en relacin con el embalse y el sistema de cinagasUbicacin aproximada del resguardo embera katio del Alto Sin punteada en gris. Agregado nuestro.

    Fuente: PNN Paramillo 2005. Plan de Manejo Parque Nacional Natural paramillo 2004-2011

    La represa Urr I se haba proyectado desde 1942 y su objetivo en ese entonces era producir

    la energa elctrica necesaria para la regin Caribe colombiana, cuando se dio inicio a la

    construccin en 1994 esa energa ya no era necesaria pues con el paso de los aos haba sido

    cubierta por otras fuentes. Para entonces el modelo econmico nacional se volc hacia la apertura

    econmica que en la practica signific abandonar la idea de industrializar el pas y dejar de

    depender exclusivamente de la venta de productos agrcolas. La apertura econmica, pensada como

    apertura de mercados, hizo girar el pas hacia la hasta entonces tmida economa extractiva en

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    manos de capitales privados o mixtos. Por tanto, la energa de Urr, innecesaria para el consumo

    local, se proyect hacia el mercado internacional y la provisin de energa a otras empresas mineras

    locales. Urr produce 340 MW de los cules el 50% alimenta directamente la empresa de

    ferronquel Cerromatoso, ubicada en el municipio de Montelbano en el lmite oriental de Tierralta.

    El 50% restante se suma a la interconexin elctrica nacional, donde entra a competir por suconsumo. Para la venta internacional se proyecta interconectar con el Sistema de Interconexin

    Elctrica de los Pases de Amrica Central (SIEPAC) a travs del Tapn del Darin (frontera entre

    Panam y Colombia). Otro importante cambio econmico adoptado desde esa fecha fue la divisin

    de las tareas del ciclo de la energa elctrica y sus privatizaciones con capitales extranjeros. Se

    seccion la produccin de energa de la interconexin y de la venta final en hogares e industrias.

    Urr se encargara nicamente de la produccin y no tendra ninguna incidencia en tema de

    interconexin o tarifas domiciliarias. ISA, otra empresa mixta se encarga de la interconexin. De

    este modo las expectativas locales que suponan el acceso a energa elctrica barata para impulsar laindustria local debieron ser abandonadas. Las tarifas energticas corresponden desde entonces en

    todo el pas, al comportamiento de las acciones de la bolsa de valores.

    La interconexin internacional inici en 2012 con dineros aportados por el BID con el fin

    de unir energticamente Mesoamrica con la Comunidad Andina despus de las negociaciones en

    2007 de lvaro Uribe para que Colombia fuera efectivamente incluido en el SIEPAC. El SIEPAC

    es el proyecto que anteriormente se denominaba Plan Puebla Panam y que pretende la construccin

    de una red de micro represas que acopiaran energa para venderla a Norte Amrica. Lainterconexin pretende que durante el ao 2015 finalice el Estudios de Impacto Ambiental y Social

    y se obtengan las licencias ambientales en ambos pases de tal manera que la lnea entre en

    operacin desde 2018 (EPR: http://www.eprsiepac.com/contenido/interconexion-panama-

    colombia/). Es notorio que el trazado de la lnea evita el pas por los parque naturales de Colombia

    y Panam y por ende evita tambin las tierras de resguardo.

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    Mapa 1. Proyeccin de la lnea de interconexin elctrica Colombia PanamFuente: http://www.eprsiepac.com/contenido/interconexion-panama-colombia/

    Debe considerarse que la Empresa Urra S.A. E.P.S. ha manifestado que la hidroelctrica tal

    como viene funcionando es econmicamente inviable, pues el diseo inicial completo inclua, al

    menos dos represas (Urr I y Urra II). Actualmente la empresa Urr ha abandonado la idea de

    construir Urr II y a cambio ha propuesto la construccin de un complejo de produccin energtica

    que tendr dos embalses y dos presas de control, uno de los embalses es Urra I. Este complejo se

    denomina Proyecto Hidroelctrico Ro Sin.

    Toda esta proyeccin se contradice con los propsitos de la represa Urra I pues al

    abandonar la idea de la represa como abastecedora de energa local se le empez a denominar como

    represa multipropsito. El propsito principal de la represa se ha hecho coincidir con la imagen de

    la regin necesitada de intervencin social estatal. Entre 1990 a 1993 el fenmeno climatolgico del

    Nio se present con fuerza en toda la regin ocasionando en el pas un fuerte sequa que dej todos

    los embalses energticos en sus cotas mnimas. Esta situacin hizo que se declarara la emergencia

    energtica y el gobierno nacional opt por planes de contingencia que incluyeron cortes nocturnos

    de energa y cambios horarios. Los cortes de luz, la falta de lluvias, el aumento de las temperaturas

    hicieron crecer la expectativa por ampliar la red de represas en el pas. As la idea de Urr surgi

    como solucin energtica nacional. La tarea de la represa multipropsito era el control de los flujos

    de agua. En tiempos de lluvia, la represa albergara el agua sobrante que aparentemente inunda los

    campos planos y las depresiones de la regin. Y en tiempos de sequa, como la que por entonces

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    provocaba El Nio, la represa tendra las cantidades suficientes para producir energa evitando los

    molestos cortes obligados que asumi la poblacin.

    En el orden de los acontecimientos y dentro de las lgicas de la planeacin estos

    planteamientos eran bastantes razonables, no obstante, era una verdad a medias. Primero estaimagen de una regin inundada y sufriente, que no ha cesado de producirse cada uno o dos aos, es

    propia de la configuracin geogrfica y ecolgica de la regin. Suponer que la regin es

    inundable y que esto es problemtico es ignorar que es una regin cenagosa. Por supuesto que las

    inundaciones afectan cultivos y viviendas pero esto se debe a presin y densificacin de los usos del

    suelo que primero volcaron a los campesinos y pescadores pobres a habitarlas y que por ellos son

    quienes ms deben enfrentar las situaciones en las pocas de lluvias. Sin embargo, como todo valle

    inundable, las tierras de la regin ganan su fertilidad de los flujos de inundaciones y sequas. La

    idea de una represa multipropsito fue expuesta como la posibilidad de mantener todo el ao secaslas tierras mas feraces del pas. Falta saber qu pasara con la fertilidad si la tierra no es sometida a

    los ciclos de inundacin y sequa. Por dems en la regin las tierras que desde la construccin se

    han ido secando (especialmente en la Cinaga de Betanc) han pasado a ser pastos para ganado.

    Hasta la fecha las nicas tierras secas corresponden a las extensiones terratenientes de la ganadera

    extensiva, pues en la parte ms baja de Cuenca del ro Sin, a la altura de Montera (capital del

    departamento de Crdoba) las tierras continan inundndose llevndose con el agua las pertenencia

    de los pobladores pobres que se hacinan a las afueras de la ciudad. Igualmente las tierras de cultivo

    de los campesinos pobres se inundan de la misma manera segn lo han manifestado en diversasocasiones. A estos reclamos, la respuesta de la empresa Urr S.A. es que se requiere la construccin

    de todo el complejo hidroelctrico. As pues, a la fecha, las garantas sociales de la represa no se

    han dado.

    Un ejemplo ms del saldo social negativo que ha producido la represa es que los municipios

    de la Cuenca, beneficiarios directos de la represa, a la fecha continan sin sistemas de acueducto,

    alcantarillado, agua potable y flujo constante de energa elctrica. Dentro de los compromisos de ley

    que tiene la represa es que a cada municipio le corresponde un porcentaje de las utilidades y que elmismo tiene dedicacin exclusiva para el saneamiento bsico. Este tem sigue sin ser cumplido por

    los alcaldes municipales a quince aos de operacin de la represa. La represa entr en operacin en

    2000 y segn lo proyectado tiene una vida til de veinte aos. Un compromiso importante adquirido

    entre la empresa Urr y las comunidades embera es la conciliacin para el plan de desmonte de las

    obras de ingeniera de la represa. Tema que no ha vuelto a ser abordado.

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    El segundo nfasis de Escobar, en la frase de arriba es que el desarrollo reconoce y niega

    simultneamente la diferencia. Cabe aclarar que diferencia hace referencia a diferencia cultural, la

    misma que en ese orden geopoltico se puede a la vez leer en trminos raciales. El desarrollo, infiere

    Escobar, nos anima a reconocer la diferencia en trminos culturales a la vez que la refuerza pero

    insiste en eliminarla en anhelos de igualdad. No obstante, la diferencia cultural, se nos presentacomo tal, en el orden geopoltico colonial/moderno, porque est garantizada sobre la diferencia

    racial. El desarrollo funciona como un dispositivo que es capaz de invitar a reconocer la diferencia,

    de exacerbar la diferencia, de negarse a reconocerla, de forzar su eliminacin. La simultaneidad de

    los eventos enunciados introduce una enorme contradiccin en la que se reconoce la diferencia en

    trminos raciales, se la nombra en trminos culturales y se la induce a desaparecer en funcin del

    desarrollo. La pregunta terica que se desprende de esta formulacin es si el desarrollo al invitar a

    todos a participar borra todas las formas de diferencia o borra unas mientras reactualiza otras. En el

    plano de lo concreto esta pregunta vista mediante el caso embera que nos ocupa se responde demanera harto dramtica: el desarrollo puede eliminar la diferencia, al eliminar fsicamente a los

    diferentes y puede, adems, aumentar las diferencias en trminos raciales mientras vaca de

    contenido cualquier forma de diferencia cultural.

    Para intentar eliminar, al menos en plano lingstico, esta contradiccin constantemente los

    antroplogos y los discursos de los derechos humanos han acudido al concepto de diversidad.

    Segn Fabre (2011) no se puede confundir diferencia con diversidad. La diversidad tiene por

    principio reconocer la posibilidad de muchas formas de pensar, ser, vivir, sentir y habitarcolectivamente. En tanto que al nombrar a un otro como diferente se introduce a la vez un

    referente que marca la norma. Esto es, se es diferente respecto a algo. En este sentido la diferencia

    siempre termina denotando una relacin de subordinacin de un Uno sobre otro diferente. La

    marcacin de la diferencia constituye entonces una forma de asimetra. Para Fabre esta confusin

    entre diversidad y diferencia, que atraviesa los arreglos constitucionales y jurdicos de varios pases

    latinoamericanos, pretende que con frecuencia el peritaje antropolgico demuestre que los

    implicados en un proceso son diferentes del consenso nacional o de la sociedad mayor

    pretensin que vaca de sentido el derecho a la diferencia, en tanto que la forma de reconocimientoproviene del que no es diferente. Es decir el piso epistmico del reconocimiento se da en trminos

    de suponer que hay un sujeto capaz de denotar lo que debe ser y por tanto los dems tienen dos

    opciones, o son iguales o son diferentes respecto de quin nombra. Esta discusin atraviesa buena

    parte de la literatura crtica a los modelos multiculturales que ha adoptado pases como Colombia.

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    De momento me interesa resaltar que la diferencia no existe con antecedencia a una relacin

    de desigualdad donde el encuentro crea formas de extraeza que pueden radicalizarse hasta

    convertir a las partes en una que nombra y otra que es nombra. La que nombra le atribuye al

    nombrado una diferencia constitutiva, por ejemplo en trminos culturales, tnicos, raciales o de

    clase. Este es un ejercicio de poder que crea la diferencia. Por eso, el objetivo de este escrito, antesque mostrar que los embera son diferentes, es explicitar cmo esa diferencia delimitada en trminos

    tnico-raciales ha sido construida a lo largo del proceso de construccin de la represa de Urr y la

    articulacin con el conflicto armado en la regin con base en una matriz cultural de fuertes

    expresiones raciales que opera en todo el pas y que no exclusiva de un grupo social especfico.

    Sin embargo, la diferencia no es algo que simplemente se impone, es algo que se vive y que

    trasforma y performa la experiencia, por tanto el ejercicio de construccin de la diferencia aunque

    asimtrico no constituye un actor activo y uno pasivo. La complejidad en el abordaje de los estudios

    de la diversidad cultural es intentar no reproducir una lectura que enfatice la polaridad relacionalque impone la idea de diferencia. Retomando a Escobar, si el desarrollo reconoce y la vez niega la

    diferencia qu tiene que hacer la antropologa del desarrollo para no leer desde la ptica del

    desarrollo? Si la diferencia no es constitutiva sino creada entonces no hay pueblos o culturas

    cerradas o que permanezcan inmutables a travs del tiempo. Tampoco debe considerarse que la

    incursin en procesos histricos ms grandes gener cambios culturales que sean negativos o

    positivos por el simple hecho de ser cambios. En este sentido no cabe considerar las

    trasformaciones culturales como perdidas dolorosas o ganancias exitosas. Pero la diferencia y la

    marca de diferencia no slo performa al sujeto que es nombrado como diferente sino que a la vezperforma al enunciante, por tanto el estudio de la diferencia es siempre un estudio de la identidad.

    Una de las cosas que ms importa al vivir la diferencia es que se generan formas de identificacin.

    Segn el antroplogo Eduardo Restrepo las ideas de diferencia e identidad que ms peso

    tienen en la teora contempornea son las de Stuart Hall quin explic que la identidad slo ocurre

    en relaciones de diferencia. Segn Restrepo, Hall distingue dos formas de diferencia, una

    manifiesta, que se vive en las prcticas y discursos del racismo que pretende ser fija y otra que

    remite a un interminable proceso de constitucin de significado en el cual diferencia e identidad seproducen continua y mutuamente (Restrepo 2004:62).

    En un trabajo anterior donde analic el proceso de etnizacin de los embera katio del Alto

    Sin me preguntaba justamente cmo es que la diferencia parece mostrarse trasparente ante

    nuestros ojos y por tanto re-presentarse como anterior a la relacin misma El asunto concreto que

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    me llev a la pregunta es que cuando llegu por primera vez al Alto Sin en 2004 todas las

    conversaciones y experiencias que atravesaba me indicaban de forma contunde la verdad evidente

    de que los embera eran indios. Nadie nunca habl de ellos en otros trminos o en otros sentidos.

    Esto me impuso una gran verdad: Nunca se ha dudado de que los embera son indios. Pero por qu

    no se duda? por qu no cabe la duda? Dnde radica la certeza que aparece a simple vista de quelos embera son indios? Lo que intent demostrar entonces es que la certeza de la indianidad de lo

    embera obedece a una lectura racializada de la diferencia con la que opera la formacin colombiana

    de alteridad (Castaeda 2012). Y que a partir de aquella certeza se marca la forma de

    relacionamiento con esa colectividad. Como dije anteriormente todos los actores involucrados en

    una relacin de identidad son agentes y para el caso embera propuse que su agenciamiento se dio

    mediante un proceso de etnizacin.

    Segn Peter Wade raza y etnicidad son dos conceptos bien cercanos que hablan ms de laexperiencia europea colonial que de los sujetos depositarios de esas categoras. Para l etnicidad, es

    un concepto engaoso porque aunque tiene menos profundidad histrica que la palabra raza est

    mucho ms cargado. La etnicidad, al igual que la raza son elementos de identificacin poltica. Y en

    ltimas, la etnicidad fue simplemente una palabra comodn para deshacerse de la incomoda palabra

    raza. Pero tambin adquiri un significado mucho ms cercano a la cultura, en algunas ocasiones

    vinculado a estrategias de inters en relaciones de identidad en que se deban marcar diferencias de

    forma desigual. Para Hall la etnicidad en tanto construccin social y espacio de identificacin

    poltica ha sido sometida a procesos histricos concretos durante la segunda mitad del siglo XX detal suerte que se puede pensar en viejas y en nuevas etnicidades. Las viejas etnicidades son

    formaciones polticas culturales que siguen los modelos de identificacin poltico-cultural de las

    naciones-estado mientras que las nuevas etnicidades, aunque engaosas y borrosas son espacios

    momentneos de accin poltica. La etnicidad, dice Hall es la forma en que se relaciona identidad y

    deferencia:

    No hay manera, me parece a m, en la cul las personas del mundo pueden actuar, hablar, crear, entrar desde losmrgenes y hablar, o puedan comenzar a reflejar en su propia experiencia, a menos que vengan de algn lugar, dealguna historia, de heredar ciertas tradiciones culturales. Lo que hemos aprendido acerca de la teora de

    enunciacin es que no hay enunciacin sin posicionalidad. Uno tiene que posicionarse en algn lugar en aras dedecir cualquier cosa. As!, nosotros no podemos prescindir de ese sentido de nuestra propia posicionalidad que es

    connotado por el trmino de etnicidad (Hall 2010:346).

    As pues la etnicidad no existe ni es propia de algn grupo es simplemente un lugar desde el

    cual es posible enunciarse pero para hacerlo esa etnicidad no debe ser asignada sino asumida. As

    las nuevas etnicidades son los espacios ganados conscientemente por quienes desean hacerse un

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