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pedro homenajes al maestro en barcelona, españa, 2010 gr a ses S Fundación Pedro Grases

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pedrohomenajesal maestro

en barcelona,españa, 2010

grasesS

Fundación Pedro Grases

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homenajes al maestro pedro grases en barcelona, españa, 2010

S

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fundación pedro grases fundación bancaribe para la ciencia y la cultura

S Homenajes al maestro

Pedro Grases

en Barcelona, España, 2010.

Hecho el depósito de ley

depósito legal: xxX

ISBN: 980-xxxxxxxx-9

edición y revisión de textos:

María A. Grases Galofré

y Carlos Maldonado-Bourgoin

coordinación editorial:

Carlos Maldonado-Bourgoin

y Cinzia Procopio

diseño:

abv Taller de Diseño

Carolina Arnal

impresión:

La Galera de Artes Gráficas

edición:

500 ejemplares

Todos los derechos reservados

Caracas, Venezuela

2014

pedrohomenajesal maestro

en barcelona,españa, 2010

grasesS

Fundación Pedro Grases

J-29439649-6

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53 Dr. Federico Mayor Zaragoza Ex-Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura Unesco y actual Presidente de la Fundación Cultura de Paz 59 Muy Honorable Sr. Jordi Pujol i Soley Ex-Presidente de la Generalitat de Catalunya 67 Homenaje al maestro Pedro Grases 1909-2009

72 Anexo 72 Carta de la Fundación Pedro Grases al doctor Federico Mayor Zaragoza

ii parte

S 76 Concierto homenaje al Dr. Pedro Grases con motivo del centenario de su nacimiento Orquesta Sinfónica del Vallés. Palacio de la Música Catalana, Barcelona. 29 de Mayo del 2010 77 Orquesta Sinfónica del Vallés (Orquestra Simfònica del Vallès) 78 Palacio de la Música Catalana (Palau de la Mùsica Catalana) 79 Palabras del programa de mano | Carlos Maldonado-Bourgoin 81 Programa 84 Darío Mariño Valero | Clarinete 86 Vanessa Pérez Zumaeta | Piano 88 David Giménez Carreras | Director

90 Pere Grases, un catalán universal 91 Curriculum de Pedro Grases

contenido

S

6 Agradecimiento 7 Ofrecimiento | Carlos Hernández Delfino 9 Pórtico | María A. Grases Galofré 12 Prólogo | Pere Molas i Ribalta

19 Homenajes al maestro Pedro Grases en Barcelona 20 Presentación | Carlos Maldonado-Bourgoin

i parte

S 25 Sesión conmemorativa por el Centenario del Nacimiento del Prof. Pedro Grases González (1909-2009) en la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Catalunya 29 Dr. Pere Molas i Ribalta Presidente de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Catalunya 31 Dr. Joan Solé i Bordes Instituto de Estudios Penedenses, Vilafranca del Penedés 41 Dr. Rafael Arráiz Lucca Academia Venezolana de la Lengua y Universidad Metropolitana de Caracas 47 Dr. Julián Isaías Rodríguez Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en España

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76

ofrecimiento

S

Con gran satisfacción y agradecimiento atendimos la solicitud de la Fundación Pedro Grases para patrocinar la edición de la obra que hoy entregamos a nuestros lectores. Expresamos esos sentimientos porque se trata de un homenaje a la obra y vida de don Pedro Grases realizado en su te-rruño de origen, y por el apoyo solidario que nos sentimos comprometidos a ofrecer a la Fundación que lleva su nombre para que esta persista en su com-promiso esencial: ser divulgadora del amplio repertorio de contribuciones que debemos a nuestro homenajeado.

Recordemos que cuando llegó a Venezuela, muy joven, en 1937, era portador de un sólido bagaje humanístico cuyas expresiones no discurrían por los senderos que luego, entre nosotros, convirtió en impronta de su tra-bajo y en dedicación al país que hizo suyo. Aquí se adentró en nuestras reali-dades, en el conocimiento y comprensión de nuestro devenir como pueblo y penetró hondamente en la obra de venezolanos de excepción: Andrés Bello, Francisco de Miranda, el Libertador Simón Bolívar.

Pedro Grases dedicó sus años en Venezuela a investigar, estudiar, ana-lizar, esclarecer nuestra historia y nuestra cultura desde diversas perspecti-vas, así como a construir efectivamente el sentido de la venezolanidad. Po-seedor de una vocación y de unas dotes inusuales de estudioso y pensador, recorrió una amplitud asombrosa de registros, la del filólogo, el historiador, el biógrafo, el bibliófilo, entre otros, con enorme pasión y oficio, de tal modo

agradecimiento

S

Agradecimiento a las siguientes entidades y personas:

Real Academia de las Buenas Letras de Cataluña

(Reial Acadèmia de les Bones Lletres de Catalunya)

Departamento de la Vicepresidencia de la Generalidad de Cataluña

(Departament de la Vicepresidencia de la Generalitat de Catalunya)

Orquesta Sinfónica del Vallés (Orquestra Sinfónica del Vallés)

Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cultura

Embajada de la República Bolivariana de Venezuela, España

Consulado de la República Bolivariana de Venezuela, Barcelona, España

Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles

e Infantiles de Venezuela «fesnojiv»

Orquesta Sinfónica de Venezuela

Fundación Pedro Grases

Daniel Danés Grases

Pedro Danés Grases

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pórtico

S

Gracias a mi amistad con el Dr. Carlos Duarte, presidente de la Fundación Jaume I, poeta y profesor universitario, tuve a bien seguir su buen consejo de continuar el contacto con la Generalitat de Catalunya, una vez terminado el período presidencial del honorable presidente Jordi Pujol, amigo y generoso colaborador de mi padre Pedro Grases.

En una de las visitas periódicas a la Generalitat de Catalunya por la Fundación Pedro Grases en su doble vertiente venezolanista y catalana, me recibió la directora del departamento de la Vicepresidencia de la Generali-tat, Sra. Margarida Aritzeta, coincidiendo en la importancia de la cercana fecha del centenario del nacimiento del maestro Pedro Grases y los actos a desarrollar para honrar su memoria además de divulgar su obra como im-portante legado.

Al tocar las puertas de la Reial Acadèmia de Bones Lletres, su presiden-te el Dr. Pere Molas i Ribalta, amigo y compañero de mi padre por varias dé-cadas, y enterado del motivo que nos movía, se ofreció de inmediato dicien-do: -«¡Es aquí donde debe hacerse! Aquí, tenemos que celebrar el centenario de su padre, aquí, en esta que fue su casa y academia». En esta sede iniciaron y terminaron la inmensa obra del Diccionario de los Catalanes en Améri-ca. El Dr. Molas con el más espontáneo y cálido de los ofrecimientos, se unía oportuna y significativamente como promotor a los actos en recuerdo a la fi-gura de las letras en el exilio que fue mi padre.

que nos deja un legado invalorable e imprescindible, expresado en una mo-numental obra de rescate y difusión, dentro y fuera del país, del acervo do-cumental venezolano, además de una producción intelectual propia de con-siderables dimensiones, alcances e influencias.

Sus incontables méritos y logros le valieron, en 1993, el otorgamiento del Premio Nacional de Literatura en reconocimiento a toda su obra, pues de él se puede decir que fue un sabio en toda la plenitud de la palabra, además de un verdadero maestro tanto en su obra intelectual como en su actividad docente en liceos, colegios, escuelas normales y universidades.

El volumen que ahora ofrecemos reúne las ponencias presentadas en el acto homenaje celebrado en Barcelona, España en 2010, así como otras contribuciones destinadas al mismo propósito. Estamos seguros que con la lectura de estas breves páginas, estaremos, una vez más, recordando con afecto y admiración al maestro y su obra.

Carlos Hernández DelfinoPresidente de la Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cultura

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1110

En la cafetería Mauri en Barcelona tuve la oportunidad de conocer al maestro David Giménez Carreras, afamado director de orquesta catalán, encuentro propiciado por la amistad que le une con la distinguida pianis-ta venezolana Vanessa Pérez Zumaeta. Allí nos prometimos programar un concierto que uniera ambas orillas de las dos tierras que encandilaron a Pe-dro Grases en todos sus proyectos de vida.

A los pocos meses de este encuentro se sentían los momentos preocu-pantes y descorazonadores de la crisis económica europea y mundial en la que dolorosamente entraría España. Sin embargo, el entusiasmo no dis-minuyó, y, de buena cepa catalana, el maestro Giménez insistió en definir las fechas y adelantar los preparativos con la Orquesta Sinfónica del Vallés (OSV) de la cual es director emérito y eventual conductor. Sus buenos ofi-cios lograron la generosa disposición de los músicos integrantes, propieta-rios de la orquesta, incluyendo la gala-concierto homenaje a Pedro Grases en su programación anual.

Se armonizaron las fechas del acto académico en la Real Academia de las Buenas Letras de Cataluña programándose el concierto dos días más tar-de en el emblemático Palacio de la Música de Barcelona.

Presentar este librillo, lleno de emoción, sentimientos de gratitud y respeto por el centenario del nacimiento de mi padre, es un placer entraña-ble: es la conmemoración de una vida fecunda en lo profesional, existencia propiciadora de discípulos y amigos, un hombre de letras y de trabajo que –según el decir de muchos de quienes lo conocieron– parecieran ser muchos «Pedro Grases» por el tamaño y la diversidad de su legado. Él mismo decía hasta la saciedad que había que honrar a la vida. Fue docencia viva y escri-ta,… «dejo caminos abiertos –señalaba– para que el talento y la sangre joven los transiten con sello propio y sentido renovado».

Pedro Grases en sí mismo fue una celebración permanente.

Me complace expresar nuestra gratitud a todas las entidades y perso-nas por la pronta y cálida respuesta en contribuir y participar en estos home-najes en Barcelona. A los homenajes sentidos y profundos se fueron suman-do, uno tras otro, personajes de distintos países, coterráneos, discípulos, amigos y familiares. En Barcelona, especial agradecimiento ameritan Al-bert Corbeto, secretario de la Real Academia de las Buenas Letras, el Prof. Albert Sampablo, presidente de la Orquesta Sinfónica del Vallés, junto a la solidaria y eficaz disposición de la señorita Nuria Llorach, protocolo de la OSV, que le dio realce y distinción a los actos.

María A. Grases GalofréPresidente de la Fundación Pedro Grases

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prólogo

S

evocación de pere grasesPedro [Pere] Grases era un catalán que siempre conservó el amor

por su tierra natal, a pesar de que salió de ella antes de cumplir 30 años. Ha-bía nacido en 1909 en la población de Vilafranca del Penedés. Pertenecía a la misma generación que el sacerdote jesuita Miquel Batllori, nacido el mis-mo año, y que Jaume Vicens Vives y Guillem Díaz Plaja, nacidos en 1910. Con todos ellos coincidió en el patio de Letras de la Universidad de Barce-lona alrededor de 1930. Fue uno de los fundadores de la revista catalana de vanguardia hélix, aventura en la que le acompañó Rudolf Llorens Jordana, también nacido en Vilafranca. Grases vivió el momento de esplendor cul-tural y de tensiones políticas de la Segunda República. Fue el momento de creación de la Universidad Autónoma de Barcelona y de grandes esperan-zas intelectuales.

En la universidad se especializó en lenguas semíticas, como el poeta Salvador Espriú lo hizo un poco más tarde en Historia Antigua. Pero ni uno ni otro pudieron vivir de su especialización universitaria, ni tampoco fue ésta la línea en la que desplegaron la obra intelectual por la que han llega-do a ser conocidos. De momento sí, Grases fue profesor de lengua árabe en la Universidad de Barcelona, y también de literatura en el Instituto Escue-la, un centro de enseñanza media creado por el entonces nuevo gobierno de Cataluña.

Nuestro personaje estuvo también vinculado a la vida política del mo-mento. Estuvo en un buen lugar para observar la tensa evolución política como secretario de Carlos Pi i Sunyer, alcalde de Barcelona. Desde su po-sición de colaborador de un importante político del partido gobernante en Cataluña, Esquerra Republicana, Grases contemplaba el choque de fuerzas políticas y sociales que llevaría al movimiento del seis de octubre de 1934, que llevó a la suspensión de la autonomía catalana por el gobierno de la Re-pública. En más de una ocasión Grases me comentaba los caminos que ha-bía llegado a hacer entre el Palacio de la Generalitat y la sede, no muy lejana, del Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, la agrupación de propietarios catalanes que había impugnado la ley del Parlamento de Cataluña sobre los contratos ante el Tribunal de Garantías de la República. Caminos hechos por indicación de Pi i Sunyer para encontrar un acuerdo entre las dos partes enfrentadas, que no se produjo.

De aquellas tensiones entre propietarios y aparceros, decía Grases con tristeza, vino la sangre derramada en el Penedés a partir de julio de 1936. Aquel fue otro momento duro por nuestro biografiado. Él participó en la en-trega de documentos en blanco firmados por autoridades del gobierno de Cataluña porque pudieran salir del país las personas amenazadas y perse-guidas por los extremistas.

La guerra civil significó para Pedro Grases el exilio. Pero él no salió de Cataluña en 1936, como la gente de derechas, ni en 1939, como la de izquier-das. Él se marchó en 1937 y se estableció en Venezuela, el país que se convir-tió para él en una segunda patria y donde comenzó una nueva carrera in-telectual y cultural, que se prolongó hasta el día de su muerte. En América, Pedro Grases se dio cuenta que no podría seguir una carrera universitaria y docente con su especialización en lenguas semíticas y se dedicó al estudio de la literatura en castellano y aún más la del país que lo había acogido. Llevó a

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do. Su inserción en la sociedad venezolana no era obstáculo para que Grases mantuviera todos los lazos posibles con Cataluña. Él fue uno de los prohom-bres del Centro Catalán de Caracas, y cuando Cataluña recuperó su gobier-no autónomo recibió la Cruz de Sant Jordi en 1982, y fue el primero en reci-bir el Premio Catalunya Enfora en 1983.

En los años ochenta del siglo xx Pedro Grases hizo frecuentes estan-cias en Cataluña. Fue investido doctor honoris causa en 1984 por la Uni-versidad de Barcelona con un discurso sobre Andrés Bello y Manuel Milá i Fontanals (que también era de Vilafranca). Fue entonces cuando propuso al presidente Pujol la idea de elaborar un diccionario de catalanes en Amé-rica. El proyecto se llevó a cabo primero en una comisión llamada América y Cataluña 92, y presidida por Pere Pi i Sunyer, Consejero de la Generalitat y sobrino del político republicano que había sido el protector del joven Gra-ses. Pi i Sunyer además había conocido a Grases en Venezuela, donde había sido profesor de Economía. Fue entonces cuando entré en contacto con él y le seguí hasta que el proyecto estuvo terminado en 1992. Primero se publi-có una selección de 200 personalidades destacadas (1988), pero cuando la obra estuvo terminada eran cuatro volúmenes. Grases estaba especialmen-te interesado en aquellos personajes que habían desarrollado una labor en Venezuela.

Hablaba con entusiasmo de Narciso Coll i Prat, natural de la pobla-ción tarraconense de Bràfim, miembro de esta Academia, Arzobispo de Ca-racas en el momento de la independencia e impulsor de una gran encuesta sociológica sobre la población venezolana. O ya en el siglo xx del explora-dor Félix Cardona Puig, el descubridor de los famosos «tepuyes», o de Llo-rens y Jordana, primer compañero de juventud y después de exilio. Paralela-mente a la redacción del Diccionario habían desarrollado unas jornadas de estudios catalano-americanos, que en sus primeras etapas trataron mucho

cabo una labor docente importante y fundó la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela. Después de muchos años de do-cencia donó su gran biblioteca a la Universidad Metropolitana de Caracas, la cual construyó un edificio especial para acoger los 70.000 volúmenes que componían el legado, entre ellos una valiosa e importante sección de libros raros y curiosos.

En Venezuela Grases dedicó buena parte de sus esfuerzos a estudiar personajes del país, como el gramático Andrés Bello, al que ya dedicó un importante estudio en 1946. Se interesó bastante por personajes de la época de la independencia del país, por precursores como Gual y España de 1797, Francisco de Miranda, Simón Rodríguez, que fue el maestro de Simón Bo-lívar y al mismo Libertador. Sus obras completas comprenden veintiún vo-lúmenes, y el número de entradas registradas en el Catálogo Colectivo de las Universidades de Cataluña es de 192.

Desde Venezuela su curiosidad y su maestría se extendieron por va-rios países del continente, incluyendo los Estados Unidos. Quedó impre-sionado por la riqueza bibliográfica de la Biblioteca del Congreso en Wash-ington. Disfrutaba explicando cómo la había enseñado a su condiscípulo Vicens Vives, venciendo la reticencia de intelectual europeo de éste a reco-nocer la preeminencia americana. Fue investido doctor Honoris Causa por las universidades de San Marcos de Lima, de Mérida, de Santiago de Chile y por la universidad norteamericana de Coral Gables, en el estado de Florida. En 1980 ingresó en la Academia Venezolana de la Lengua. Hizo el discurso de respuesta a su amigo Rafael Caldera, que había sido presidente de la repú-blica y que volvería a serlo unos años después.

También era amigo de Grases otro de los presidentes venezolanos, Luis Herrera Campíns, al que Grases siempre le recordaba que su segundo apellido era de origen catalán y le exhortaba a pronunciarlo con acento agu-

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temas de comercio, pero que en la sus últimas ediciones, y con el impulso de mantenerlo de manera permanente, se centraron más en la presencia cultu-ral catalana en América.

A Pedro Grases le gustaba el trabajo y le gustaba la conversación. En Caracas se presentaba en la biblioteca que él había donado tan pronto abrían, o incluso antes. Los empleados le llamaban «la maquinita». Durante la re-dacción del Diccionario se impacientaba por la lentitud, a su juicio, con que avanzaba la obra. Era ya proverbial el intercambio de opiniones con el inves-tigador mexicano Prócoro Hernández, uno de los coordinadores de la obra. Prócoro siempre le decía: «Paciencia señor Grases, que todo se arreglará», mientras Grases, siempre con el puro en la mano, le respondía: «Eres como el Dr. Pangloss de Voltaire, el optimismo personificado». Es posible que su edad, ya rondaba los 80, le hiciera temer no ver el final de la obra comenzada, pero más bien me parece que esta impaciencia era una manifestación más de su incansable laboriosidad. Grases ya siguió viniendo a Barcelona tanto como pudo. La última vez lo vi, ya en silla de ruedas, en el salón Torres Gar-cía del Palau de la Generalitat. Nunca dejaba de hablarme de otros catalanes en Venezuela que habían sido amigos de mis padres. Murió dejando una ex-tensa obra completa y un legado de bondad y de amistad.

Pere Molas i RibaltaPresidente de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona

Portada de la primera publicación

de la Reial Acadèmia de

Bones Lletres de Catalunya en 1756.

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1918

homenajes al maestro pedro grases año centenario de su nacimiento

S

27 de mayo y 29 de mayo del 2010Palau de RequesensPalau de la Mùsica CatalanaBarcelona, España

Fotografía Manuel Saturno, 2002

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En tan respetable marco artístico e histórico lleno de tradición y de ca-talanidad, participamos de un singular y extraordinario momento en los anales de ilustre institución. El Salón de Sesiones de la Academia de Bue-nas Letras se colmó de invitados y de participantes de España y de Améri-ca. Eran hombres públicos, académicos, políticos, diplomáticos, escritores, discípulos, familiares, amigos, estudiantes venezolanos y paisanos de la vi-lla natal del homenajeado Dr. Pedro Grases.

Participaron y rindieron emocionado y sincero tributo de respeto, ad-miración y amistad al homenajeado el Dr. Pere Molas i Ribalta, presidente de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Catalunya; el Dr. Joan Solé Bordes del Instituto de Estudios Penedenses; el Dr. Rafael Arráiz Lucca de la Acade-mia Venezolana de la Lengua, correspondiente de la Real Española, y de la Universidad Metropolitana de Caracas; el Dr. Julián Isaías Rodríguez, Em-bajador de Venezuela en España; Excm. Sr. Dr. Federico Mayor Zaragoza, ex-Director General de la Unesco y actual presidente de la Fundación Cul-tura de Paz; y el M. H. Sr. Jordi Pujol i Soley, expresidente de la Generalitat de Cataluña.

Nos honra y complace ofrecer en este libro la trascripción de los dis-cursos ofrecidos el 27 de mayo del 2010, y el programa de mano del Con-cierto Homenaje. Ambas noches el duende bajó, en la sesión traspasó los umbrales más allá de convenciones y formalidades, y el concierto fue un momento musical de excepción.

Pero antes, es necesario comentar lo que no estaba en el programa. Terminada la sesión académica, fui llamado al estrado donde presenté el libro opúsculo Homenaje al Maestro Pedro Grases (1909-2009), patrocina-do por la Embajada de España en Venezuela y demás organismos españo-les dedicados a la cooperación cultural. Dicho libro lo integran dos textos, el primero del Excelentísimo. Sr. Embajador Dámaso De Lario Ramírez y

presentación

S

En un punto de la geografía europea –con tantos aportes a la ha-zaña creadora del hombre sobre sustratos dejados por Roma en la ciudade-la medieval de Barcelona–, sucedieron los homenajes que hoy trasladamos a este libro: la Sesión académica conmemorativa por el Centenario del naci-miento del profesor Pedro Grases i González, la noche del 27 de mayo, y el concierto homenaje a Pedro Grases, la noche del 29 mayo del 2010.

Por los estrechos pasajes y callejas de la ciudad condal se erige un mo-numento arquitectónico, el Palacio de Requesens. Rumbo a la Generali-dad de Cataluña, por la calle Obispo Cazador Nº 3 está el Palacio sede de la Real Academia de Buenas Letras de Cataluña. Esta institución se encar-ga de promover el estudio y el conocimiento de la historia y de las letras, y mantiene en exposición permanente una colección de retratos de ilustres catalanes.

Fundada en 1729, la Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona, recibe el título de Reial en 1753. La ilustre corporación es considerada heredera de la llamada Academia de los Desconfiados, a la que alude en su intervención el Dr. Federico Mayor Zaragoza. Figura clave de la catalanidad y del gre-mio de los desconfiados fue Pablo Ignacio de Dalmases, marqués de Dalma-ses; (Barcelona, 1670- id., 1718) político y literato español de origen catalán. Contribuyó a fundar la Academia de los Desconfiados (1700) y fue nombra-do cronista de Cataluña.

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2322

Él, con sensibilidad y acierto vio la significación del homenaje que se iba a dar a un hijo de la España peregrina, a un miembro correspondiente de su casa, quien tendió y dejó puentes entre América y Europa.

Las efemérides del centenario del nacimiento del maestro prosiguie-ron el sábado 29 en el Palacio de la Música de Barcelona, monumento del modernismo catalán. El Concierto Homenaje al humanista venezolano-ca-talán contó con el patrocinio de la Generalidad de Cataluña, la Orquesta Sinfónica del Vallés y la Fundación Pedro Grases. En el ofrecimiento de la gala tomaron la palabra Albert Sampablo por la Orquesta Sinfónica del Va-llés, Guadalupe León, cónsul de Venezuela en Barcelona y María A. Grases Galofré, presidente de la Fundación Pedro Grases, quien habló en catalán y en español, conmoviendo al público asistente con su vivo testimonio.

La gala concierto estuvo prestigiada por la batuta del maestro David Giménez Carreras con la participación de dos solistas: Darío Mariño, cla-rinetista gallego, ganador del concurso de música del año anterior, y la afa-mada pianista venezolana Vanessa Pérez, quien viajó desde Nueva York especialmente para este concierto bajo el patrocinio de la Generalidad de Cataluña y de la Fundación Pedro Grases. Después de la excelencia del mo-mento musical anunciado en el programa vino el encore, Vanessa Pérez in-terpretó Joropo del maestro Moisés Moleiro, que produjo la ovación de pie del culto y circunspecto público barcelonés.

Después junto al vestíbulo del Palacio de la Música, se hizo la parte so-cial. Estaban presentes la junta directiva de la Orquesta Sinfónica del Vallés, el director emérito David Giménez Carreras, los solistas de esa noche, Darío Mariño y Vanessa Pérez Zumaeta y la directiva presente de la Fundación Pe-dro Grases. Junto a miembros de las familias Grases y Galofré compartimos un brindis y degustación de la novel cocina catalana. No olvidaré la cara de satisfacción de los músicos al ser obsequiados con CDs de la música acadé-

un segundo de mi autoría. El opúsculo-panegírico ha entrado a colecciones y a bibliotecas por contener cantidad de datos poco conocidos del homena-jeado Pedro Grases y de aportar una visión integral suya en la perspectiva del tiempo.

María A. Grases Galofré, presidente de la Fundación Pedro Grases, hija del maestro, seguidamente tomó la palabra para agradecer públicamen-te la hermosa sesión homenaje y las intervenciones de los participantes. A cada uno de ellos entregó una caja elaborada en maderas preciosas venezola-nas contenida de arena del soberbio río Orinoco, y producciones discográfi-cas de nuestra ofrenda musical al mundo: la Orquesta Sinfónica Venezuela y del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela.

El Dr. Pedro Juan Grases Galofré, hijo mayor del homenajeado, final-mente intervino de manera espontánea refiriendo algunas anécdotas acer-ca de la distinción con la que el presidente Jordi Pujol distinguió a la familia durante su larga e importante ejercicio en la Generalidad de Cataluña.

Reconocimiento y gratitud debemos al Dr. Pedro Molas i Ribalta, pre-sidente de la Real Academia de Buenas Letras, que inmediatamente que supo del centenario del maestro Grases, quiso dar su sede como anfitrión. Amigos y compañeros por varias décadas emprendieron ambos la monu-mental obra del Diccionario de Catalanes en América y otros proyectos.

Quisiera contar lo que presencié y por tanto, testigo. María A. Grases al final del brindis ofrecido por la Generalidad de Ca-

taluña subiendo del espléndido patio del palacio, conmovida y agradecida por el vibrante acto se acercó al Dr. Pedro Molas y él emocionado le dijo: «A mi no me agradezcan nada, él lo hizo, lo hizo todo», señalando al cielo con el dedo índice.

Debemos resaltar la contribución y cooperación de Albert Corbeto de la Academia de Buenas Letras de Cataluña, quien asumió como suyo el acto.

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2524

i parteS

Sesión conmemorativaCentenario del nacimiento delProf. Pedro Grases González(1909-2009)

Reial Acadèmia de Bones Lletres de CatalunyaPalacio de Requesens, Barcelona27 de Mayo del 2010

el president de la

REIAL ACADÈMIA DE BONES LLETRESes complau a convidar-vos a la sessió commemorativa en ocasió del centenari del naixement del Professor

Pere Grases González (1909-2004), Acadèmic Corresponent d’aquesta Corporació a Caracas des de l’any 1967.Hi intervindran el M.H. Sr. Jordi Pujol i Soley, l’Excm. Sr. Federico Mayor Zaragoza,

l’Excm. Sr. Julián Isaías Rodríguez, Ambaixador de Veneçuela, l’historiador Dr. Joan Solé Bordes, i l’escriptor i poeta Dr. Rafael Arráiz Lucca.

L’acte se celebrarà al saló d’actes del Palau Requesens, seu de la Reial Acadèmia de Bones Lletres, el proper dijous dia 27 de maig, a les 7 de la tarda.

Bisbe Caçador, 3 (Plaça de Sant Just) Barcelona, maig del 2010

mica hecha en Venezuela, las vistosas artesanías textiles de la ciudad Boco-nó (Trujillo) y ebanistería del caserío Tintorero (Lara). Se llevaban a sus ca-sas un pedazo del ánima de la tierra que acogió a Pedro Grases y que la hizo muy, muy suya.

Después de las presentes palabras descriptivas es necesario agradecer en nombre de la Fundación Pedro Grases a las instituciones que hicieron posible la realización de tan cálidos homenajes al maestro Pedro Grases en Barcelona. A la Academia de Buenas Letras de Barcelona, a la Generalidad de Cataluña, a la Orquesta Sinfónica del Vallés, a la Embajada de Venezue-la en España, al Consulado de Venezuela en Barcelona. En Venezuela conta-mos con el valioso apoyo de la Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cul-tura, la Orquesta Sinfónica de Venezuela y el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, en la figura del maestro José An-tonio Abreu. A todos ellos gracias y a quienes con reconocimiento y afec-to sintieron como suyos estos más que merecidos homenajes a un auténtico maestro y guía del gentilicio hispano.

Caracas, 27 de noviembre del 2012

Carlos Maldonado-BourgoinVice-Presidente Fundación Pedro Grases

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2726

palau de requesens

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Edificio de estructura gótica. Conserva la estructura originaria gótica, aunque ha sido reformado y ampliado posteriormente, la última vez en 1970. Fue el palacio residencial más importante de la Barcelona medieval. La mayor parte de la obra conservada corresponde a la reforma del siglo xv. Actualmente acoge la Reial Acadèmia de les Bones Lletres, una institución que promueve el conocimiento de la historia y la literatura catalanas. Tam-bién es la sede de la Galería de Catalanes Ilustres, una exposición permanen-te de retratos de personajes catalanes célebres.

Descripción:Construcción: Palacio Origen: Siglo xiii Periodo artístico: gótico Periodo histórico: Siglo xiii - Siglo xx Entorno: Catedral, Palau de la GeneralitatDirección:Calle Bisbe Caçador 308002 Barcelona (Barcelona)

Patio principal del Palau de Requesens

(Foto Paco Montoro)

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apertura de la sesión por el dr. pere molas i ribalta

S Presidente de la

Reial Acadèmia de Bones Lletres de Catalunya

Señoras y SeñoresLa Reial Acadèmia acoge hoy con gran satisfacción la celebra-

ción de este acto en homenaje al centenario del nacimiento del Dr. Pedro Grases González, que fue Académico Correspondiente de esta corporación desde 1967 hasta su muerte.

Por sobre todo, el Sr. Pedro Grases fue una gran personalidad cultural que se dio cerca de 70 años a Venezuela, sin dejar de estar siempre presente en espíritu y siempre que podría en cuerpo en Cataluña.

De la importancia del Señor Pedro Grases darán buenas pruebas las personas que componen esta mesa que intervendrán en este acto, Joan Solé i Bordes, que hablará de los orígenes y raíces vilafranquinas del señor Grases. El escritor y poeta venezolano don Rafael Arráiz Lucca, el Embajador de Ve-nezuela en España Dr. Isaías Rodríguez, el Señor Federico Mayor Zaragoza, que ha sido director general de la Unesco y el Señor Jordi Pujol i Soley, que ha sido Presidente de la Generalidad de Cataluña.

Igualmente agradezco y hago constar la colaboración de la Embajada de España en Venezuela a través del Embajador Dámaso De Lario, al donar una edición del libro Homenaje al maestro Pedro Grases, que será distribui-da al final del acto y también la colaboración de la vicepresidencia de la Ge-neralitat de Cataluña que no ha podido estar presente en este acto y que ofre-cerá el refrigerio de despedida al final del acto.

Dr. Pere Molas i Ribalta

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palabras del dr. joan solé i bordes

S del Instituto de Estudios Penedenses,

Vilafranca del Penedés

evocación de pedro grases en su centenarioDignísimas autoridades, señoras, señores.Nos complace especialmente esta conmemoración para evocar

la personalidad y la labor de Pedro Grases en el espacio vilafranquí. Lo hace-mos básicamente porque tenemos la convicción que Pedro Grases siempre fue un penedense y que por todo el mundo ejerció de vilafranquín porque su vila nativa fue donde forjó las trayectorias esenciales de su personalidad in-telectual y humana. Con una trayectoria desarrollada por todo el mundo en las más prestigiosas universidades con cátedra de hispanismo, Pedro Gra-ses continuaba siendo un vilafranquín (de la plaza), el más ilustre si se quie-re decir así, pero en el fondo sólo un hijo de la «Señora vila», casado también con una vilafraquina «del otro lado de la plaza».

El 31 de agosto de 1995, con motivo de la concesión de la medalla de la Vila, de su Vilafranca, él nos decía textualmente: «Vilafranca tiene un pro-ceder que no se repite, tiene un modo de ser que impregna a sus hijos y no se repite, porque Vilafranca es demasiado legítima para ser vulgarizada». No se trataba de una referencia añorada en los años de la vejez; porque en 1949 Pedro Grases después de haber pasado por Vilafranca escribía desde Cam-bridge a Mn. Manuel Trens, su destacado maestro vilafranquín: «La visita al Penedés me ha dejado una migaja de añoranza que Dios nos guarde que crezca, porque entonces no tendría más remedio que retornar a las colinas empolvadas, los campos y las masías».

Yo tuve la satisfacción y el honor de conocer al Señor Pedro Grases en la realización del Diccionario de Catalanes en América, bajo la presidencia del Señor Jordi Pujol y pude por tanto, conocer a este gran conversador, be-bedor de whisky y fumador de puros, fuente inagotable de anécdotas de gen-te de la República a lo largo de toda su vida y persona, como decía el profesor Juan Solé, con gran conocimiento histórico y literario, también de una gran laboriosidad.

Grases explicaba como anécdota que se presentaba temprano a la hora de abrir su biblioteca y así sus colaboradores y el personal, amistosamente y con cierta crítica lo llamaban «la maquinita», nunca paraba su acuciosidad que a veces puede parecer una características de los catalanes. Por mi par-te nada más que unirme al homenaje y darle la palabra al Señor Juan Solé i Bordes.

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Numerosas veces oí al doctor Grases, inclusive en conferencias y en el pregón de la Fiesta Mayor, hacer una evocación sincera de sus años vilafran-quines de formación en el Colegio de San Ramón de Peñafort, de la mano de un grupo de religiosos –algunos desafortunadamente muertos durante la guerra civil– que unían la voluntad pedagógica al vuelo intelectual y ten-go la sospecha de que ellos supieron despertar en aquel joven adolescente la que sería la vocación de toda su vida: la disciplina para el estudio. Lo decía en una entrevista a una revista venezolana de 1999: «dar clases no es enseñar, es preparar el alma para dedicarla a la disciplina del estudio». El vuelo del Co-legio de San Ramón en los años veinte tuvo que ser notable porque de allí sa-lieron una horneada verdaderamente excepcional, así al lado de la persona-lidad, hoy homenajeada, no podemos dejar de nombrar en aquella misma generación, entre otros, al filósofo Rodolfo Llorens, al músico Tomás Ber-dier, al abogado y al escritor Manuel Benach o al pintor Boada.

El vuelo de esta joven generación fue atrapada bien pronto por quien habría de ser uno de sus maestros más significativos, nos referimos al vila-franquín Dr. Manuel Trens, estudioso del arte sacro y de la liturgia. Una do-cena de años mayor que ellos, Trens era una personalidad reconocida como Director del Museo Diocesano de Barcelona cuando los jóvenes Grases, Llorens, Berdier, Benach y Boada tenían la nariz asomada en la vida cultu-ral vilafranquina, despierta por un acontecimiento de excepción: la organi-zación en 1926 de la Exposición de Arte del Penedés, acontecimiento del que Manuel Trens era directamente promotor y responsable.

De manera casi inmediata, llegaron las primeras colaboraciones del ilustre vilafraquín que nos ocupa los «Cuadernos Mensuales de Acción», pu-blicación cultural humilde, pero de remarcado vuelo intelectual, que capi-taneaba Trens. Casi al mismo tiempo, Pedro Mas i Perera, pocos años ma-yor que ellos, iniciaba la publicación del quincenario «Gaseta de Vilafranca»,

Dr. Joan Solé i Bordes

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una aventura cultural sin precedentes –quizás porque no provenía de los ámbitos eclesiásticos– y de la que Grases sería colaborador –como también Manuel Trens que no quería perder pie en las cosas de Vilafranca– y final-mente redactor casi único entre 1930-1931 en los que fueron los dos últimos años de vida de la publicación. Justamente entre 1931 y 1932 en los primeros brotes del entusiasmo republicano, Grases y todo su grupo generacional co-laboraron también en la Revista del Casal de La Principal que empujaba Pe-dro Mas i Perera, mientras presidía la entidad el hermano de Mn. Trens.

Entre una y otra publicación hay entre 1929 y 1930 aquella aventura de vanguardia que se llamó helix de la que era artífice intelectual Juan Ramón Masoliver, compañero universitario del grupo de Pedro Grases. Era una pu-blicación básicamente literaria y cultural que veía la luz en Vilafranca, en los mismos talleres de Cal Claret donde se imprimía la Gaseta y la Revista del Casal entre muchas otras. Pedro Mas había emparentado por matrimonio con la familia Alaio Claret y con esta benevolencia y el fuerte (duro) mensual que ponía cada uno de los redactores hicieron posible el advenimiento de los diez números de la publicación, contando también con el hecho que en Cal Claret se trabajaba con una pulcritud y un gusto tipográfico que todavía hoy es un hecho digno de admiración. Mn. Trens no les perdió el rastro y con todo y recibiendo el primer número con la displicencia que le merecía la ton-tería juvenil que era Helix (Pedro Grases me había explicado –por ejemplo– cómo había elegido el dibujo de Juan Miró por su lado priápico), y colaboró con la traducción al catalán de unos fragmentos del Ulises de Joyce, obra tan mítica ahora como entonces desconocida en todo el país.

Es evidente que al terminar los estudios universitarios y el desarrollo histórico de la II República viene para Pedro Grases años de alejamiento de su Vila natal, todo y que el grupo de la Universidad Autónoma de Barcelona mantiene una relación epistolar muy interesante, de los acontecimientos en

la biografía del Dr. Grases al lado de Carlos Pi i Sunyer, y a los que no me co-rresponde referirme. Quisiera, pero, dejar constancia que ya en esta etapa de juventud la capacidad de trabajo de Pedro Grases es sorprendente y el Vol. 16 de sus obras Horas de juventud y madurez recoge centenares de páginas que son testimonio de la constancia y disciplina de los estudios que definen ya su personalidad intelectual mucho antes que los acontecimientos de la historia lo obligaran a emprender el camino del exilio.

Cuando tuvimos la suerte de conocer personalmente a Pedro Grases y poder contar –como otros vilafranquines– con su amistad, encontramos en él por sobre todo una voluntad de magisterio, de forma y manera que nos atreveríamos a decir que, todo y que los meses del año que lo mante-nían alejado de Vilafranca, la capacidad epistolar –y conservo más de un centenar de cartas con su práctica totalidad de contenido remarcable e in-teresante– forjaron un maestrazgo en mi caso solidificado en horas de con-versación y en alguna iniciativa bibliográfica o cultural compartida. Fue el tiempo de su primera conferencia en los inicios del setenta, que en los actos de otorgamiento de los primeros premios Saint Ramón de Penyafort del Museo de Vilafranca, o en 1975 cuando, todavía en vida del Generalí-simo, pronunció el pregón de la Fiesta Mayor, de una Fiesta Mayor de Mu-seo, como dijimos «de Museo» en una edición del Museo de Vilafranca que recogía este texto y también el de la inauguración de la colección de Mn. Trens a cargo de José Perera i Ripoll, que me ha pedido que lo excuse de no poder estar en este acto hoy, en el que si no ha podido estar presente sólo por su frágil salud, y todavía el sermón del oficio de San Félix, a cargo de Juan Bonet i Baltá. Si tenemos en cuenta que en aquella Fiesta Mayor también es-tuvo presente el padre Martí Grivé, ilustre arqueólogo fundador del Mu-seo de Vilafranca, hemos de concluir que el nombre de personalidades que se juntaron justificaba que Pedro Grases afirmara que poder pronunciar el

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pregón de aquella Fiesta Mayor era «volver a casa, al fin de la jornada, y en-trar por la puerta grande».

En tierras americanas y europeas el Dr. Grases concreta su propósi-to de llevar adelante una labor de investigación bibliográfica que finalmen-te –con el soporte de una vida larga y de amplia lucidez mental– se converti-rá en inmensa y de la que son referencia los veinte y un largos volúmenes que configuran su obra completa, y que ahora están en proceso complementa-rio con la publicación de su epistolario. Esta amplia tarea, juntamente con la docente, que le ocupará toda su vida restará marcada por el reconocimien-to a esta labor, aquí en la Universidad de Barcelona («mi universidad» como decía él siempre) que a los ochenta años le concede la distinción del Docto-rado Honoris Causa, mucho después que la hubiesen otorgado universida-des europeas y especialmente americanas, tanto del lado latino como de los Estados Unidos.

A más de noventa años lo recordamos todavía en su piso vilafran-quín calle de Amalia –escondido de celebraciones y reconocimientos en tie-rras americanas– en los meses de verano revisando y corrigiendo galeradas de las ediciones de sus trabajos, con aquella letra menuda e imposible que sólo la entendía Pepita Llorens, por mucho tiempo su mecanógrafa hasta su muerte (de Pepita). Así las cosas, Grases situaba la constancia en su labor de estudio e investigación en la imagen de aquella «Vilafranca, señora vila» li-berada y feliz del primer brote republicano de los años treinta. Conocí a Pe-dro Grases a finales de los años setenta en la masía de Montaspre. Propició el encuentro del común amigo de periodistas José Ballester y el resultado fue una primera entrevista en las páginas de la prensa local. El ilustre exilia-do preparaba sus primeros volúmenes de la que sería la edición de sus obras completas. Curiosamente, pero, pretendía encontrar un joven universitario dispuesto a hurgar el Archivo de Indias, en Sevilla. Desde entonces, creo que

ninguna de sus estadías dejó de acompañarse de una entrevista o un cambio de impresiones todo hecho en conversa, un buen rato con quien les habla, primero en Montaspre posteriormente en casa de su cuñado en la calle de La Parellada –en donde un año me sorprendió entregándome varios centena-res de fotocopias con los textos que conservaba desde los años treinta corres-pondientes a sainetes o entremeses populares de nuestra tierra, textos que ahora forman parte del Archivo Histórico Comarcal y son objeto de consul-ta y estudio. Fueron los últimos encuentros en su piso de la calle de Amalia donde todavía conversamos poco antes de su muerte, durante su última es-tancia en nuestra tierra, con una lucidez mental envidiable pese a haber su-perado notablemente los noventa años y a pesar de que no podía hablar mu-cho sin emocionarse al referir detalles de un mundo del que ya sentía que se iba despidiendo.

En la década de los ochenta se constituyó la junta patronal de Fundación Antonio y Vicente Mestres i Jané, con sede en Vilafranca. Entre aquellos pri-meros patrones estaba, además de Pedro Grases, Miguel Torres Carbó, Emi-lio Giralt y José Tarín Iglesias, así como entre otras personalidades, la doctora Carmen Latorre, de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona. La presidía José Ballester y también constaba el Alcalde de Vilafranca por su cargo. Los recuerdos nos permiten dejar constancia de la labor de aquella jun-ta que libraba diversas becas de post-grado y también de las conversas que se generaban en torno a la mesa de almorzar. En el curso de cerca de dos déca-das la presencia de Pedro Grases en Vilafranca fue constante, habitualmente (excepto en los últimos tiempos) iba acompañado de la programación de una conferencia sobre algunos de los temas que estaba trabajando. El espacio de disertación era siempre el espacio del Museo de Vilafranca. No diré que sor-prendía por su erudición porque en Grases esto era proceder habitual, pero verdaderamente destacaba su energía expositiva y la constante voluntad de investigación documental de la que surgían tanto y tantos temas.

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De estos años también son buena parte sus volúmenes de obras com-pletas, en alguno de las cuales recogió estas conferencias, así como la dona-ción de las colecciones a su Vila, la preparación del Diccionario de los Catala-nes en América, en la que trabajó con intensidad aportando numerosísimas datos a un amplio equipo de redactores, y también el conjunto de gestiones que llevó a buen termino para la ubicación de la biblioteca y archivo de José Tarín Iglesias en Vilafranca, en el edificio del Museo en la calle de La Palma, instalación que se inauguró con una conferencia del mismo Grases en el es-pacio de la planta baja del inmueble. El acto más significativo de estos años, a parte de una celebración familiar, fue el que hemos nombrado el Honoris Causa de la Universidad de Barcelona, a parte también de la donación de su biblioteca a la Universidad Metropolitana de Caracas, donación que, eviden-temente, en Vilafranca se vivió con lejanía y en algún caso con cierta envidia.

Diremos que, en líneas generales, el suyo es un carácter de conviccio-nes muy firmes acostumbrado a dejarse oír e imponer sus argumentos en el debate razonado, como se hacía notar en su misma voz, afable pero firme. Y me consta también que a la muerte de Miguel Torres Carbó hacía conversa con su hijo Miguel Agustín, a quien debía preguntar por la situación del co-mercio vitivinícola del Penedés. En nuestro caso los temas recurrentes era la situación de la cultura en la Vila, la vida en el Museo, los universitarios vila-franquines (a los que seguía viendo como en los años treinta, llenos de entu-siasmo por la cultura proveedores de una inquietud cultural vilafranquina, que, evidentemente, bien a menudo no existía), el funcionamiento de la cul-tura y la iniciativa de la Casa de la Vila, y no se salvaba del repaso el alcalde y la misma Caixa del Penedés.

La universidad de su mundo, pero, siempre quedaba entre nosotros por la voluntad de maestrazgo en una obra inmensa, todo y que su imagen sea todavía aquella de aquel joven profesor que tuvo que salir a finales de los

años treinta de la revolución del espacio republicano y del fascismo que se acabaría imponiendo en su tierra.

Es cierto que Vilafranca le debe más que un nombre a una calle y tam-bién es cierto que hasta ahora su recuerdo no ha merecido un reconocimien-to que parece de obligada justicia. Pero lo cierto es que Pedro Grases su sa-ber sembrar –con todas las dificultades del tiempo y de la historia que le tocó vivir– sembró una semilla de cultura, de civismo, de diálogo y de rigor hu-manístico que, sin ninguna tipo de duda, un día acabará dando un fruto que es, sin lugar a duda, el reconocimiento más preciado que puede esperar una persona de su dimensión intelectual y humana.

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palabras deldr. rafael arráiz lucca

S Academia Venezolana de la Lengua,

correspondiente de la Real Española,

y Universidad Metropolitana de Caracas.

pedro grases, el venezolano que nació en cataluña y nos dejó una obra descomunalMuy buenas tardes, es un honor para mí participar en este ho-

menaje a don Pedro Grases con motivo del centenario de su nacimiento. Yo represento en este acto a la Academia Venezolana de la Lengua donde soy Individuo de Número, institución en la que don Pedro hizo vida durante muchos años y represento también a la Universidad Metropolitana, donde soy profesor, y es una Universidad que mucho le debe a don Pedro, como po-dré explicarlo a lo largo de mis breves palabras en homenaje a su obra y a su extraordinaria dimensión venezolana.

Cuando Pedro Grases llegó a La Guaira en el vapor «Simón Bolívar», en agosto de 1937, procedente de Boulogne-sur-mer tenía 28 años, una espo-sa con la que se había casado en 1933 en Barcelona, Asunción Galofré, y dos hijos varones tan pequeños, que apenas sabían hablar. Para entonces, ya ha-bía concluido dos carreras universitarias y se había doctorado en ambas. Era doctor en Derecho y doctor en Filosofía y Letras, y ya había sido secretario de Carlos Pi i Suñer, un eminente republicano que batallaba a diario con los asuntos de la polis y muchos otros más.

La Guerra Civil española le hizo la vida irrespirable a la joven pare-ja catalana y tomaron camino hacia Francia, en 1936, estableciéndose en La Chapelle-aux-bois antes de tomar la decisión de embarcarse en el buque

Dr. Rafael Arráiz Lucca

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con nombre de prócer y seguir su derrotero hacia un país lejano y entera-mente desconocido. En una entrevista, creo que fue la última que sostuvo don Pedro Grases, gracias a la asistencia de su hija María Asunción, nos dijo: «Cuando llegué a La Guaira me parecía que el cielo estaba abierto y la gente simpática. A los pocos días conocí al Ministro de Educación y me preguntó ¿Qué ha hecho usted? Pues estudiar y aprender –respondí–. Inmediatamen-te me nombraron profesor en el Instituto Pedagógico Nacional».

Esto me dijo Grases en junio de 2003, cuando lo entrevisté para el li-bro España y Venezuela, 20 testimonios, publicado para la Fundación para la Cultura Urbana y la Embajada de España en Venezuela, en el año 2004.

Los años de docencia de Grases entre nosotros incluyen las asignatu-ras que impartió en el Liceo Fermín Toro, la Escuela Normal Superior, el Liceo Andrés Bello, el Colegio América y las Universidades Central de Ve-nezuela y Católica Andrés Bello, y se mantuvo en la docencia, véase bien y escúchese bien, durante cuarenta y dos años, contribuyendo con la forma-ción de varias generaciones de venezolanos que lo recuerdan, sin excepción, como un profesor de vuelos muy altos.

Estos primeros años de la vida de los Grases en Caracas representaron un experimento francamente inédito entre nosotros. La familia Vallmitja-na y los Grases eran tan amigos que un buen día don Pedro preguntó algo inesperado: «¿Por qué, si nos queremos tanto, no vivimos todos juntos? Y a ustedes, se refería a las mujeres, que no les gusta cocinar, pues busquen un cocinero para ser más felices.» Y así fue, los Grases y los Vallmitjana se fue-ron a vivir en la misma casa. Vivieron juntos durante doce años y medio, con la alegría y la armonía con la que suelen vivir los espíritus superiores.

En estos años comienza la obra titánica de Grases, esa que con preci-sión digna del mismo maestro ha organizado Idelfonso Méndez Salcedo en su libro Apuntes para el estudio de una trayectoria intelectual, publicada por

la Fundación Pedro Grases, en Caracas, en el año 2003. A su trabajo el pro-pio Grases le dio organicidad al estructurar sus obras completas, publica-das en 21 tomos a partir de 1981 por Seix Barral Editores. Lo que se evidencia de ambas organizaciones es que el autor fue dibujando un plan de investiga-ción e inmersión tan completo, que nunca antes se había levantado algo así, y nadie después ha tenido la necesidad de hacerlo. Me refiero a que Grases asumió el estudio de la venezolanidad en un arco que fue desde los primeros espíritus libres, los de Gual y España, pasando por la generación constructo-ra de la República, hasta llegar a nuestros días.

Y de cada uno de estos hombres se propuso estudiar sus vidas, ordenar sus aportes, clasificar sus papeles, y hasta rescatar de librerías remotas los originales que entre nosotros se habían perdido, hasta entonces, para siem-pre. Esto, por si acaso algún lector lo no lo ha advertido plenamente, solo puede adelantarlo un hombre lleno de amor al prójimo, muy por encima del amor que se profesaba a sí mismo, que en el caso de Grases, sería una grose-ría invocarlo, ya que toda su obra está volcada en admiración a la obra ajena, tanto en filigrana de salvamento, como en esfuerzo sesudo por encontrar el orden oculto en el caos de la indiferencia.

La inmersión venezolana de Grases comienza con Andrés Bello, a quien estudia en todas sus facetas, organiza la bitácora de su biografía, indaga en su aporte filosófico, gramatical, historiográfico, de crítico literario y de poeta, así como de filósofo y de académico. Luego, estudia la generación pre-inde-pendentista, recoge el aporte de los viajeros, y culmina la etapa con la genera-ción que adelantó la independencia venezolana. Notable en esta sección es su aproximación a Miranda y a Bolívar, pero todavía más importante es su resca-te y comprensión del venezolano mejor formado de su tiempo, el que más hon-do llegó en la teorización escrita sobre los motivos de la libertad: Juan Germán Roscio. No obstante lo que digo, el estudio sobre los textos fundamentales

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bolivarianos es valiosísimo e insoslayable. Luego, hace énfasis en lo que llama-ba la tradición humanística venezolana compuesta por Sanz, Rodríguez, Var-gas, Cajigal, Toro, González, Baralt y Acosta, además de los que ya nombré.

Su historia sobre la imprenta en Venezuela es la primera de su magni-tud y significación y la monografía dedicada a Valentín Espinal es, por decir lo menos, notable. La lista de aportes no se agota allí, pero cualquier inves-tigador de la historia, o la literatura nacional sabe que es imposible acer-carse a ella sin detenerse en los estudios de Grases. Así lo afirmó Uslar Pie-tri en 1969 cuando ya buena parte de la obra venezolanista grasiana estaba consignada: «Con pedagógico tesón, con paciencia secular de forjador o de sembrador, con pasión inagotable por la cultura se entregó a la fascinante y en buena parte incierta empresa de rehacer la historia cultural del país. Toda una biblioteca de libros y de folletos es la cosecha de esa tarea inagotable y sin término. No se podrá escribir sobre las letras y el pensamiento venezolanos sin mencionar a Grases, sin servirse de Grases, sin seguir a Grases en toda la asombrosa variedad de sus pesquisas y hallazgos».

Pero si sus aportes docentes están señalados en este breve homenaje, y su obra de investigador de la historia y la literatura también, falta señalar su tarea de bibliófilo, pasión que le llevó a coleccionar durante décadas una bi-blioteca de más de 70.000 volúmenes que le donó a la Universidad Metropo-litana, institución que en homenaje al maestro llamó ese espacio central de la vida académica con su nombre. Quienes impartimos clases en esta entra-ñable universidad, contamos con la suerte de tener un tesoro de las huma-nidades a mano, –pero que también está a la disposición de cualquier usua-rio–, una de las mejores bibliotecas del país como sin duda ésta lo es. Grases acompañó a su amigo y discípulo, Eugenio Mendoza Goiticoa, en la tarea de fundar esta casa de estudios superiores, y el entusiasmo fue tanto que donó el tesoro que había acumulado durante décadas.

Todos los testimonios hablan de una virtud que Grases cultivó hasta el delirio: el arte de ser amigo, de propiciar el diálogo, por ello por más de cin-cuenta años tuvo lugar en su casa la tertulia sabatina, donde se reunieron ge-neraciones de investigadores, e incluso se llevaba un acta de lo que se discu-tía. Todos los que alguna vez nos acercamos a sus fuentes, podemos dar fe de haber sido auxiliados con la mayor generosidad, sin un ápice de mezquin-dad, como el hombre grande que fue Pedro Grases.

Encuentro tantas virtudes en su vida y su obra, tanta sabiduría acu-mulada en su dilatada existencia, que no puedo aceptar su legado sino como una proposición modélica. Cuando enterramos sus restos en La Guairita, no estábamos sino sembrando a un hombre útil e imperecedero, nacido en Villafranca del Penedés un 17 de septiembre de 1909 y rendido a la provi-dencia un 15 de agosto de 2004 a la una de la tarde, en brazos de su hija María Asunción, en la ciudad cuya montaña amaba. Sobre muy pocos venezolanos alguna otra vez podré articular estos juicios. ¿De cuántos podemos afirmar que han fallecido con el encargo cumplido?

Muchas Gracias.

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palabras deldr. raúl isaías rodríguez

S Embajador de la República

Bolivariana de Venezuela en España

pedro grases y el tiempo El concepto de tiempo es frágil. Los griegos tenían dos nociones de

esta coordenada. La primera se encuentra vinculada con los acontecimien-tos continuos de la vida. La segunda está relacionada con la eternidad o «tiempo infinito de los sucesos». La primera sirve para contar las fases en-tre un pasado lejano y un último momento. La segunda, para entender lo que Jorge Luís Borges desarrolla, con su lenguaje de tigres y de espejos, en el cuento que titula «Los inmortales». El tiempo, queridos amigos, es lo que impide que todas las cosas nos ocurran a la misma vez. Es la sorprenden-te relatividad con la cual Einstein hizo tambalear la física de Newton. Es esa energía que tiene espacio, inventada por Dios para medirlo todo. Con esa energía trataré de evocar e invocar algunos de los ratos vividos por Don Pe-dro Manuel Alberto Grases González.

Desde 1909 a 1937 cursó estudios, ejercitó el cálculo mental, fue dís-colo, jugó futbol, escribió un par de obras de teatro, se hizo abogado y filó-sofo, aprendió a hablar en lenguas semíticas, tradujo al catalán los cuentos árabes, se le ocurrió esa locura de vivir como suyas las preocupaciones de los demás haciendo de político y aún así le alcanzó el tiempo para oír lecciones de bibliografía.

La guerra civil española le marcó fríamente el destino. Con un aviso de «posición adelantada» esta guerra se interpuso entre él y sus primeros lo-

Dr. Julián Isaías Rodríguez

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gros. Con razón y sin ella, aprendió Grases que la vida mensura el azar con leyes ciegas, mediante la posición del sol y hasta la cera agotada de una vela. En efecto, la guerra civil desatada por Franco contra la República rompió una a una casi todas sus ilusiones. Con su humilde paciencia recogió solem-nemente del suelo sus afanes y, sin diferenciar destierro y soledad, de aisla-miento y exilio, arreó sus abandonos.

Esta guerra civil lo arrojó como un náufrago a Francia y luego a Vene-zuela. En un barco holandés llegó a La Guaira, en 1937. Arribó al mismo puer-to donde, cien años antes, otros catalanes habían fraguado con Manuel Gual y José María España una conspiración contra los Borbones. Las palabras del ingenioso Hidalgo lo acompañaron durante el largo trayecto. En efecto, lo condujeron «en brazos de la fortuna» a un lugar «donde fuese mejor servido».

Salió escarmentado de Barcelona y, por ello, se prometió no incursio-nar nunca jamás en la política. No volver a entrar en ese mundo que algunos llaman «el arte de las sorpresas y la ciencia de las posibilidades». «Soy libe-ral», reconoció; «creo en la adhesión franca, leal y honesta a un ideario polí-tico», pero «no me atrevería decirle a nadie que está equivocado».

Ese es el Pedro Grases González de quien quiero hablarles esta noche. Todos los cambios originan turbulencias. Con el encogimiento recata-

do que aprendió en su tierra y de sus padres, se inició como modesto vendedor de máquinas para escribir. Igual que en las historias de Macondo, un minis-tro venezolano descubrió que don Pedro pertenecía a la estirpe de los Mel-quíades de García Márquez. El tiempo infinito se encargó posteriormente de colocarlo en el camino inagotable de lo que algunos llaman «la eternidad».

Comenzó Grases a impartir clases de castellano y literatura. Los li-ceos le quedaron pequeños y el recién creado Instituto Pedagógico de Ca-racas le ofreció entonces un auditorio donde cabían enteras sus palabras. Se le abrieron las aulas de universidades venezolanas y extranjeras. En los Es-

tados Unidos lo recibieron con respeto y honores. Su sabiduría empezó a ro-dar por el mundo en otra lengua. Fue cuando decidió darle la vuelta a Amé-rica en poco menos de ochenta días y Chile le enseñó, desde unos relojes que cambiaron la brevedad del tiempo por centenas de años, que la vida es in-mensa cuando se tiene una razón para hacerla intensa.

En efecto, al azar, una librería de Santiago de Chile, colocó en las su-puestas obras completas de Andrés Bello el viejo Poema del Cid. Lo mági-co de esta contingencia le llevó a descubrir que en Venezuela y en el resto de América existía un vacío imperdonable sobre Andrés Bello. Este hallaz-go providencial lo inició en lo que sería el gran tema de su vida. No el único, pero sí el de mayor trascendencia en sus investigaciones.

Fue en este momento cuando Pedro Grases comenzó a construir su «Sagrada Familia» intelectual, el más grande templo de su obra. A partir de ese instante dedicó cada uno de sus esfuerzos a estudiar profundamente la cultura venezolana y a sembrarla en el viento, en el agua y en la tierra. A tra-vés de su acuciosa búsqueda conoció cada casa donde vivió Andrés Bello; la asidua residencia del humanista en el Bristish Museum; su tarjeta de lector en las bibliotecas, sus lecturas, las obras que escribió, donde se editaron, con cuál tinta y clase del papel y cómo era la imprenta en la cual se imprimieron.

La firma autógrafa del gran humanista, rastreada por Grases en el ar-chivo de José Manuel Restrepo en Bogotá, logró dar autenticidad a los 143 volúmenes que legó Francisco de Miranda a la Universidad de Caracas. Pero no sólo fue este el hallazgo; después, mucho después, identificó, además, 126 de esos volúmenes en la ventana de un sótano de la Biblioteca Nacional de Caracas. La edición de las auténticas obras completas de Andrés Bello fue una de sus grandes satisfacciones. En ellas estudió la trayectoria intelectual del maestro y su trascendencia. Las catalogó con esmero, erudición, perse-verancia, paciencia y precisión.

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Don Pedro nos entregó un Andrés Bello en toda su inmensa dimen-sión. Hizo del gran humanista un ser accesible y asequible a todos. El acopio de fichas y los minuciosos comentarios que realizó de cada una de las obras registradas, convirtieron a Pedro Grases en el más destacado de los biblió-grafos venezolanos. Perdón, en el más destacado de los bibliógrafos catala-nes que Villafranca le obsequió a Venezuela.

Su pericia bibliográfica no se detuvo en Bello. Tocó todo el ideario in-dependentista venezolano y sus principales protagonistas: Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Juan Germán Roscio, Rafael Ma-ría Baralt y las fuentes de la literatura venezolana. Había aprendido de la guerra y del exilio la discreción, el desinterés por lo material, la solidaridad y la lealtad.

Le conocí cuando su vejez creadora rebozaba juventud. Yo estudiaba secundaria en el Liceo Aplicación y él daba conferencias en el Instituto Pe-dagógico de Caracas. Nos separaba una calle. Le vi en esos días fugaces de la vejez cuando otros se doblan. Saludaba con la mano levantada como de-teniendo el tiempo o sosteniendo el aire. Sencillo y conversador hablaba con una lucidez acendrada. Afable en su llaneza, tenía la palabra llena de duraz-nos maduros.

Seguía con su amoroso empeño de buscar discípulos y no alumnos. Nunca pude explicarle que lo había conocido mucho antes. Uno de sus dis-cípulos, un miembro honorario de la Fundación que hoy tiene su nombre, académico de la lengua, el profesor Pedro Díaz Seijas, mi tío materno, cultor de su obra, me lo había presentado.

Quiero, con esta anécdota confesar que mi presencia en esta noche fe-liz de Barcelona no sólo se debe a mi condición de Embajador de la Repúbli-ca Bolivariana de Venezuela en el reino de España. Sino que estoy aquí por la Catalunya a quien admiro por su identidad con ella misma; por Pedro Gra-

ses y su decisión de hacerse venezolano; por Pedro Díaz Seijas, el tío materno que me inició en la literatura, y por esta vocación frustrada de poeta que me hace saltar entre geranios cada vez que una ciudad misteriosa como ésta, me llena el olvido de memoria para hacerme creer que vivo permanentemente entre emboscadas.

No es ésta precisamente una ciudad donde el miedo se convierta en odio. No es, Barcelona, una ciudad hostil al extranjero que vende su trabajo a precio de desesperación. No es Catalunya el terreno agresor que llama «in-trusos indeseables» a los suramericanos, ni tampoco los trata como «hués-pedes inevitables». No, no lo es, tengo un nieto catalán y ello me consta. No, no lo es; pero debo recordarlo esta noche, porque Pedro Grases no fue nunca para Venezuela alguien que llegó huyendo. No fue para nosotros un inmi-grante más, como aquellos a quienes el odio discrimina y a quienes defiendo como diplomático y como persona.

Una religión totalitaria persiguió a Pedro Grases. No dejemos que esa misma religión, en nombre de las máquinas que no exigen salarios, ni vaca-ciones, ni jubilaciones, ni indemnización por despido, coloque de nuevo en Europa, igual que en el campo de Auschwitz, aquel letrero nazi que decía «El trabajo libera».

No, no dejemos que nuestros inmigrantes, los de Europa y América, desfilen una vez más en bolsas negras como si fuesen basura. Se los pido, por la fuerte y definida identidad catalana; por Gabriel Armando, mi nieto, y por esas dos nociones del tiempo que los griegos inventaron para que la Re-pública Bolivariana de Venezuela pudiera, hoy, rendir en su propia tierra es-tas palabras de homenaje a la lucidez acendrada de don Pedro Manuel Al-berto Grases González.

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palabras del dr. federico mayor zaragoza

S Ex-Director General de la Organización de las Naciones Unidas

para la Educación, la Ciencia y la Cultura Unesco

y actual Presidente de la Fundación Cultura de Paz.

María Grases, hija del Dr. Pedro Grases, y demás familiares de Pedro Grases y otros que no están aquí y se complacen en este homenaje, Pre-sidente de la Real Academia de Buenas Letras, Jordi Pujol admirado amigo, Señor Embajador, Señores Académicos, Señores y Señoras, Amigos míos.

Pablo Ignacio de Dalmases(*), fundador al comienzo del siglo xviii de la Academia de los Desconfiados, fue el gran antecesor bibliófilo y bibliohe-merógrafo, como Pedro Grases, de esta Reial Acadèmia de Bones Lletres, y le quería decir, Señor Presidente de la Academia, que es un gran acierto que hayamos podido celebrar aquí a esta gran personalidad catalana universal, porque creo en la fortaleza de estas raíces de la Academia, al ser los «descon-fiados», los que se plantean preguntas, los que actúan de acuerdo a sus re-flexiones, los que finalmente son gente educada porque son capaces de di-rigir su propia vida. Son los que nos interesan más que nunca considerar semillas, semillas para los nuevos surcos que tenemos que abrir y que Pe-dro Grases cavó generosamente. Era, yo lo conocí, de estas personas que con sólo mirarlo sabías que tenía la tensión humana, la inquietud que es funda-mental para la creatividad, facultad distintiva de la especie humana.

Ya lo han dicho, era catalán, europeo, venezolano, era un hombre uni-versal. Cataluña y España eran sus naciones de origen, pero Venezuela era su nación adoptiva. Gracias por tanto a Venezuela. Creo que tenemos que sa-ber dar las gracias a América Latina. Sobre todo cuando vemos y sentimos

Dr. Federico Mayor Zaragoza

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la tragedia del exilio republicano, de aquellos años tristes, es especialmente importante saber decir a países de América Latina, como Venezuela, como México, muchas gracias, porque no solamente nos dieron la posibilidad de conservar la luz que representaban estos exiliados, estos des-terrados de los que ellos querían y de sus orígenes, sino porque después nos los devolvieron y podemos rendirles homenaje, los podemos pensar y los podemos recordar, como es hoy el caso en esta Reial Acadèmia.

Quería decirles que me interesaba mucho desde la Unesco tener la ocasión de rescatar y resaltar a grandes proyecciones intelectuales de la catalanidad. Estoy sentado al lado de uno de los catalanes más distingui-dos, que tuve la suerte de que me visitara en diferentes ocasiones durante aquel tiempo en la Unesco, privilegiada atalaya para la contemplación ge-neral del mundo, para observar y apreciar la obra de catalanes que han sido capaces de construir esta obra inmensa que seguirá iluminando durante muchos años los caminos del mañana. Ellos ya no se ven porque se han he-cho invisibles, pero a mí me gusta decir que pasa lo mismo que con las es-trellas, algunas de las cuales, que vemos durante la noche, ya no existen fí-sicamente, pero su luz si nos llega. Luz más importante cuanto más oscura es la noche.

Me encantaba cuando decían «es un catalán venezolano» pero me agradó aún más cuando oí que decían «es EL catalán, (no UN catalán) ame-ricano». Era la proyección más grande de su catalanidad, no sólo a la escala de Venezuela, sino del continente americano.

Desde Villafranca del Penedés hasta Caracas representaba esta ciuda-danía mundial, este mestizaje en sí mismo, porque su abuelo materno era de Galicia, su madre de Palma de Mallorca y su padre, catalán. Es muy bueno que se sepa que esta identidad diversa, es esta mezcla que nos hace sentir aún más la categoría suprema de ciudadanos del mundo.

Su obra, en tantos volúmenes que se exponen en la Reial Acadèmia, refleja su trayectoria. Más de veinte volúmenes que compendian sus senti-mientos y reflexiones. En uno de ellos, Horas de juventud y madurez, habla de Cataluña y de catalanes en las Américas y de su impacto en las artes, lite-ratura, en las distintas profesiones. Su extraordinaria colección de libros ce-losamente acumulados durante años y años constituye una de sus caracte-rísticas, como les decía al comienzo cuando lo comparaba con Dalmases.

Lo recuerdo en la Unesco, con el doctor Arráiz y el doctor Uslar Prie-tri, uno de los miembros del Consejo Ejecutivo que representaba con un gran nivel intelectual a Venezuela, América Latina y, por su compromiso, al conjunto de la humanidad. Uslar me hablaba con mucha frecuencia de Pedro Grases, de su prestigio internacional. Cuando yo lo vi por primera vez, barba roja y ojos verdes característicos, catalán entreverado, perseve-rante escritor a los 80 años, mis raíces se enorgullecieron. Sus reflexiones en el ocaso, me dieron la medida, que, don Joan Solé ha destacado, de su capa-cidad de trabajo, algo que me impresionó sobremanera. Leí que ponía: «he trabajado mucho y me he cansado muy poco» y esto es lo que yo creo que ca-racteriza precisamente a quienes saben que cada día más es un día menos, y que hay que aprovechar todos los instantes de este misterio, tal vez milagro, de la vida humana.

¡«He trabajado mucho y me cansado muy poco», a los 80 años! Se murió como ustedes saben con muchos años más y siempre con

la decisión de aprovechar cada instante de su vida. Su legado, es un legado enormemente denso y esclarecedor. Era un hombre polifacético: le gustaba la música, la danza, bailar; todo este bagaje imprescindible para una persona que vivió incontables turbulencias con dos carreras, Secretario del Alcalde en funciones de Barcelona, sufrió la frustración y vergüenza de compatrio-tas enfrentados no por sus ideologías y fidelidades, sino como consecuen-

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cia de una España dividida geográficamente por los sublevados. Un dispa-rate total y un riesgo. El mismo se sintió amenazado cuando marchó hacia Francia…

Le recuerdo bien, con sus ojos inquietos y serenos, como suele suce-der en la gente que tiene curiosidad, que quiere verlo todo, conocerlo todo, ¡qué bien!

Cuando vemos a gente joven con los ojos cansados ¡Qué lección la de Pedro Grases! ¡Qué esperanza! Cuando vemos a gente ya mayor con los ojos bien despiertos… sabiendo que «¡ya tendremos tiempo para descan-sar!», como decía mi madre.

El Señor Embajador dijo algo que me gustó mucho y lo quiero apli-car aquí, porque es lo mismo que sentí cuando me escribió María Grases: «nos llena el olvido de memoria», se revela poeta al mismo tiempo que em-bajador. Es verdad. Cuando uno piensa en Pedro Grases, cuando pensemos en él juntos, sí «se nos llena el olvido de memoria». En el homenaje al Dr. Grases, cuando se inauguraba la Biblioteca que lleva su nombre en la Uni-versidad Metropolitana de Caracas, acto en el que tuve el honor de partici-par, el Presidente de Fundamet, Dr. Pablo Pulido dijo: «Don Pedro oriundo de otras latitudes, de su Vilafranca del Penedés, inmigrante que llega a Ve-nezuela hace 46 años encuentra su Venezuela integral, se torna inmerso en ella y construye no sólo familia humana, sino también ésta, la otra, obra en libros, ambas parte intima de su ser.

Hoy, familia biológica y escrita, forman parte de este esfuerzo uni-versitario, contribuyendo con parámetros genéticos a propiciar réplicas de estas acciones en nuestro país».

Señoras y Señores, su reacción al conocer América se resume en sus palabras: «me ha encandilado». Des-cubrió América –descubrir quiere decir ir desvelando lo que cubre algo– y conoció la realidad americana, y se enamoró.

Antes de finalizar esta intervención quiero destacar que, como Di-rector General de la Unesco, aprecié hasta que punto era una persona que sabía unir, era como un lazo permanente, como un hilo que iba tejiendo continuamente la aproximación entre dos riberas: entre Europa, España, Cataluña y América Latina. No solamente Venezuela. Pedro Grases era en realidad una especie de «mediador» infatigable entre los mundos e identida-des que con esta profundidad conocía.

En el año 1983, el Presidente Jordi Pujol le dio el Premio Catalun-ya Enfora (Cataluña Afuera). Esto ya os lo contará el Presidente. Pero me hace mucha ilusión subrayar que dicen catalán de afuera poniendo el «lu-gar» después de la catalanidad, que es el cimiento, el sustrato.

Él fue un catalán de afuera y de adentro porque, como les he dicho, estuvo permanentemente yendo de un sitio a otro, poniendo en práctica su vocación docente: «la obra más grande que puede hacer cualquier persona es dedicarse a educar». Tenía muchos discípulos, gente a la que él educaba, es decir, a la que él liberaba. A este gran liberador quiero rendir homenaje.

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(*) Pablo Ignacio de Dalmases, marqués de Dalmases; (Barcelona, 1670- id., 1718)

Político y literato español de origen catalán. Contribuyó a fundar la Academia de los

Desconfiados (1700) y fue nombrado cronista de Cataluña. Durante la guerra de Su-

cesión militó en el bando austriacista y estuvo en Inglaterra en 1713 como embajador.

Entre sus obras destaca La patria de Paulo Orosio.

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palabras delmuy honorable sr. jordi pujol i soley

S Ex-Presidente de la Generalitat de Catalunya

Señor Presidente de la Academia, señor Embajador, buenas no-ches. Federico Mayor, señor Arráiz, señor Juan Solé y sobre todo de una manera muy especial a la familia y a todos ustedes, bienvenidos sean a este acto que nos honra a todos. Cuando se honra a alguien muy honorable, nos honra a todos.

Yo celebro poder estar aquí hoy para participar, casi lo han explica-do todo, ¿todo? ¡todo, no! porque claro para explicar todo lo que hay que ex-plicar de Pedro Grases se necesitarían… semanas, los libros, etc.

Una vez le dije a él cuando me mandó no sé cuántos libros de An-drés Bello, le dije: «oye, escucha Grases, yo, todos estos libros no me los pue-do leer». Porque Grases publicó no sé si tanto como Bello, o quizás sí, hasta tal vez más… Bien, en todo caso, expresar la simpatía y admiración por Gra-ses y por la pedagogía de lo que hizo Grases.

Tengan presente que Grases pertenece a unos años brillantes. Sus primeros años de vida pública fueron también especialmente brillantes, con problemas, pero brillantes y esperanzadores. Muy esperanzadores, brillan-tes para Cataluña y brillantes sobre todo sobre aspectos en los que él estaba más directamente involucrado, que eran el cultural y el cívico. Como uste-des saben fue víctima de la guerra y de la intolerancia, y todo un cúmulo de fallos y de cobardías. Pero él fue en un momento determinado un hombre muy involucrado y muy representativo de este período especialmente bri-

Muy honorable Sr. Jordi Pujol i Soley

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llante desde un punto de vista cultural. Y civil, desde el punto de vista ciuda-dano de la Cataluña de los años 20 y 30.

Yo conocí a Pedro Grases, no sé si fue la primera vez que volvía, no sé si fue por los años 70. Me dijeron «has de venir a una cena donde habrá muy poca gente, unas cuatro o cinco personas». Estaba Pedro Grases y esta-ba Pere Pi i Sunyer, y estaba naturalmente Trías Fargas. Venía de Madrid y Grases me impresionó y cautivó. Después tuve siempre mucha relación con él, venía con frecuencia. Siempre que lo hacía, venía a verme, me escribía de vez en cuando. De esas cartas que, antes ya lo ha dicho el Embajador, yo cada vez que tenía que leer alguna carta de Pedro Grases, buscaba una lupa… Una letra muy pequeña. ¡No se rían, no se rían!, era dificilísimo. Pero con buena voluntad las leía. El contenido valía el esfuerzo.

Bien. Entonces, Pedro Grases después de haber sido un hombre muy representativo de aquel catalanismo, de aquella ilusión democrática y «aquella ilusión republicana» («haremos esto, haremos aquello, haremos un país muy digno y muy bello», etc., etc.), también ha sido después un re-presentante, un ejemplo de la desgracia catalana, y de la desgracia españo-la. Fruto de muchas cosas, algunas de las cuales no son culpa nuestra y algu-nas sí. O sea, que con 28 años en 1937 –esto hay que pensarlo– Pedro Grases no se va específicamente por culpa del franquismo, aunque él era radical-mente antifranquista. Se va por miedo a lo que está pasando aquí. Esta es una reflexión muy seria que hay que hacer al reconstruir nuestro pasado, de tal manera que no caigamos en errores que han sido muy perniciosos. No se va porque estaba Franco, que todavía no estaba aquí en Cataluña, sino por-que tenía miedo de lo que pasaba aquí. Obviamente que lo que pasaba aquí era consecuencia de la sublevación, del totalitarismo y de todo lo que uste-des quieran. Y esto es el principal responsable, pero aquí pasó lo que pasó. Lo digo para que hagamos la reflexión nosotros mismos. Y, efectivamente,

como decía el señor Embajador, a partir de aquí él –Grases–, no se quiso in-volucrar más en política.

Él siempre me hablaba de Venezuela con gran entusiasmo. No sé si los venezolanos son tan patriotas, como lo era Pedro Grases. Pero en cambio siempre me hablaba con mucha objetividad del mundo político. Aunque se le adivinaba la tendencia. De todas formas no se manifestaba mucho con una excepción, lo he de decir. Realmente del único político del cual me ha-blaba no con objetividad sino con especial simpatía y afecto, fue de Rafael Caldera, decía: «A ver si Caldera resuelve esto».

Se marchó y salvó la vida, que ya es mucho. Y salvó más que la vida, salvó todo lo que llevaba hecho, de hombre hecho, que tenía una formación unas convicciones. Y salvó poder escribir en Venezuela. Escribió lo que no hubiera podido escribir ni enseñar aquí tal y como iban las cosas, y rehízo su vida. Entonces pasó una cosa que es muy importante. Se sintió muy agra-decido, muy agradecido hacia Venezuela. De esto el me hablaba a veces: «Yo tengo unas obligaciones hacia este país, hacia Venezuela» –ya veo que uste-des han hablado de inmigración– «mira, oye, cuando llego a Venezuela pue-do esperar y debo esperar que Venezuela tenga un trato humano. Vengo a trabajar, no vengo a crear problemas, vengo a ayudar a sacar a un país ade-lante. Venezuela tiene unas obligaciones conmigo, pero yo tengo unas gran-des obligaciones con Venezuela».

Y es que debe haber un equilibrio entre los derechos y deberes de las personas que llegan. Que quieren ser tratados como una persona, pero que han de respetar el país al cual llegan. Y, en la medida que puedan, han de mi-rar a que el país vaya adelante. Esta también es una lección que recuerdo que él daba, y esto es muy importante para Cataluña, que precisamente hacemos lo mejor que sabemos en el tema de la inmigración, siempre tan vivo entre los sudamericanos. Esa era su actitud respecto a Venezuela y la practicó has-

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ta los 90 años, porque su gran obra está dedicada a Venezuela. Yo he de res-petar a Venezuela, yo he de hacer que Venezuela vaya adelante. Y reclamar que Venezuela me respete, naturalmente.

Estos estudios –creo que usted, señor Arráiz, ha hablado de unas bi-bliografías, los llama estudios bibliográficos. Él decía lo siguiente. Me decía que era más patriota que los venezolanos, que el sufría mucho por Venezue-la, el sufría por Venezuela. Los venezolanos aquí presentes lo saben. Espero que esto no moleste a nadie, decía: «Mira, Venezuela es un país joven, muy joven, y de hecho está poco estructurado. En cambio hay gente valiosa que tiene muchas posibilidades». No se refería a la de materias primas, sino a po-sibilidades humanas. El país tiene –usted, señor Arráiz, también ha hablado de ello– de una generación constructiva. Conviene mucho, decía, que esto esté bien sistematizado, que se conozca y no se pierda. Todo lo que hago, to-dos estos estudios bibliográficos sobre los próceres –no sé si en Venezuela también lo llaman así– que son las personas que valen, las personas que han hecho cosas positivas, las personas que merecen ser recordadas, que mere-cen ser recordadas por sus enseñanzas, por los valores que han transmitido, los valores que han dejado. Que se les conozca, que sean modelos, que sean ejemplo. Y esta fue una de sus líneas de trabajo.

El tema de Bello. Era su segunda línea de trabajo: las ideas de Bello. Yo le decía: «No me mandes más libros de Bello, no puedo leerme todo». Era un en-tusiasta de Bello y de Venezuela. Explicaba que había hecho todo el recorri-do de Bello: Venezuela, Londres, Chile, y siempre pensando en América La-tina. Y probablemente pensando también en Cataluña, de la cual se tuvo que ir de una manera lastimosa. Y él decía: «Oye, se necesitan normas en un país, que sean claras y equilibradas, y sean democráticas, con una democracia en la cual todo el mundo asuma responsabilidades»– y en esto él ponía muchí-simo énfasis–. Según Pedro Grases, Bello vivió muchas años en Chile, pero

no pensando sólo en Chile y Venezuela, sino también en América Latina e in-tentando introducir el sentido y el respeto de las normas. El gran puntal, el otro gran pilar de la democracia latinoamericana debía ser la educación, la educación en general y en particular Grases insistía mucho en la enseñanza superior, la universidad. Y la cultura como base de la nación, como la base de la democracia. Él consideraba que esto era muy básico para los estados sud-americanos: la norma, la cultura y la universidad. Era un hombre normati-vo, que llegaba a la biblioteca a la hora puntual y todos decían «tenemos que ser puntuales porque Grases era muy puntual». La puntualidad es parte de la norma. Con respecto a su compromiso, por ejemplo, me decía: «Iré a ver-te tal día, me llamaba desde Venezuela, si no podía venir, me llamaba. «Oye lo siento tanto». Le preocupaba la norma, y el compromiso era una cosa sa-grada. Él lo predicó con entusiasmo y con competencia. Repito: Grases podía pensar esto no sólo pensando en Sudamérica, Chile o Venezuela, podía tam-bién estar pensando de Cataluña porque él se fue de Cataluña porque las nor-mas no eran respetadas, porque la democracia fue burlada, porque todo lo que él predicaba –y que Bello había predicado– aquí no se practicó en un mo-mento determinado. No hace falta decir que en el año 39 no se practicó en ab-soluto. Tampoco se practicó. Así que yo puedo imaginar que cuando Grases habla de esto pensaba en España y en la misma Cataluña.

Cuando volvió Grases –y les recuerdo que lo conocí en aquella cena en casa de Pere Pi i Sunyer– él seguía defendiendo lo mismo. Seguía añorando lo que fue la promesa del catalanismo de los años 30. E interrogándose so-bre como irían las cosas. Preguntándome a mí –yo todavía no era Presiden-te–, y a los contactos que tenía, cómo veían el futuro. Ilusionado y afectado. «¿Cómo irían las cosas, será serio?» Aquello que queríamos y que él había querido, muchos años en los años de helix, la época que ha estado explican-do el Prof. Joan Solé.

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Al comienzo de la guerra civil, él salvó a mucha gente de que los mata-ran. Él mismo luego tuvo que huir. La ilusión que habíamos tenido, demo-cracia y progreso. –¿Y ahora, que?». Yo le decía: lo haremos lo mejor que po-damos, pero creo que sí, que saldrá bien.

Era muy catalanista. Era venezolano, pero era, tenía, las raíces cata-lanas. Seguía teniendo el ideal catalanista más constructivo de los años 30.

Valoraba y amaba la identidad de su país y de la misma manera, valo-raba la identidad venezolana, la identidad nacional de Venezuela, que sus fi-guras más representativas fuesen retratadas a través de sus estudios biblio-gráficos. De la misma manera que había estudiado y encabezado la lengua, la cultura, la sensibilidad colectiva de Cataluña y la había animado a proyec-tarse, a no quedar encerrada en sí misma.

Esto requiere un régimen de libertad. No se puede avanzar sin un régi-men de libertad.

Y una última cosa: puede parecer casero, pero no lo es. Él quería un país ordenado, un país serio donde las cosas se hiciesen bien. Ahora que te-nemos esta crisis europea tan fuerte, todos los países europeos tienen pro-blemas, unos más que otros. Hay dos tipos de países: los que son serios y los que no lo son, los que son ordenados y los que no los son. Pues bien, él que-ría que Cataluña fuese eso, un país con identidad, constituida y reconoci-da, bien conservada y garantizador, con un régimen de libertad, ordenada y de cualidad. Él era un fanático de la cualidad. Un país, por lo tanto, con auto exigencia. Y finalmente un país que no se encerrara en sí mismo. Esto es lo que él quería.

El mejor homenaje que podemos hacer a Pedro Grases, hoy, mañana y pasado mañana, es esforzarnos primero, que esto se aplique en Venezuela. Segundo, que los que hemos venido después de Grases, lo sepamos aplicar en Cataluña. Este es el homenaje al venezolano Pedro Grases, al venezolano

patriota porque quiso corresponder al país, quiso cumplir sus obligaciones hacia el país que lo acogió y al catalán patriota que fue. Este es el mejor servi-cio, el mejor homenaje que le podemos hacer.

Muchas gracias.

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«homenaje al maestro pedro grases 1909-2009»

S Presentación del libro

para la sesión conmemorativa

Fue presentado el libro Homenaje al maestro Pedro Grases 1909-2009, publicación realizada con motivo del acto público conmemorativo del centenário del Dr. Pedro Grases, celebrado el día 27 de mayo del 2010 en la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona, con la colaboración del De-partament de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya.

El contenido del libro es el siguiente:«Pedro Grases en la memória hispano-venezolana» por el Embajador Dámaso De Lario Ramírez y «Pedro Grases, el Maestro» por Carlos Maldonado-Bourgoin, Vice-Presidente de la Fundación Pedro Grases.

El libro contó con el auspicio del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación Agencia Española de Cooperación Internacional para el De-sarrollo, la Embajada de España en Venezuela y la Fundación Pedro Grases.

Prof. Carlos Maldonado-Bourgoin

Coautor de la obra presentada

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Intervinieron: Pedro Juan Grases Galofré, hijo mayor del homenajeado,

y la Sra. María A. Grases Galofré, presidente de la Fundación Pedro Grases.

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Fotos : Jordi Vidal

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anexo

S

Caracas, 25 de febrero del 2010

Señor DoctorD. Federico Mayor-Zaragoza Presidente de la Fundación Cultura de PazBarcelona Distinguido doctor Mayor Zaragoza:Tengo el agrado de dirigirme a Vd. en la oportunidad invitar-

le a que nos acompañe y nos honre con su apoyo, participación y presencia en los homenajes al Maestro Pedro Grases en el año Centenario de su Naci-miento: Gala Concierto de la Orquesta Sinfónica de Vallés en el Palau de la Mùsica y especialmente a un ciclo de conferencias en la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona.

Dicho ciclo de conferencias sobre Pedro Grases para interesados, in-vestigadores, profesores y estudiosos, además de amigos y familiares, ten-drá lugar en la Academia de las Buenas Letras con la intervención de es-pecialistas españoles como Dr. Pere Mola i Ribalta, presidente de dicha Academia, Dr. Carles Duarte i Montserrat, Fundación Lluis Carulla, y qui-siéramos contar con su valiosa participación Dr. Mayor Zaragoza, en una conferencia que podría tratar sobre «la labor del Maestro Grases en la coo-

peración y las relaciones culturales entre España y América». Por Venezuela vendrá un académico de primer orden, discípulos de Pedro Grases. Dichas conferencias están previstas del 25 al 31 de mayo del año en curso.

Como usted bien sabe, Pedro Grases fue catalán y venezolano. Profe-sor, escritor y humanista, nació en Vilafranca del Penedés (Cataluña), exi-liado por la guerra civil llegó a Venezuela en 1937, haciendo de la nueva tie-rra su refugio y su patria. Desde Caracas, Pedro Grases un catalán universal como le llamó Josep Tarín-Iglesias, desarrolló gran parte de su actividad por más de seis décadas: labor docente, investigativa, obra documental y es-crita, labor que durante su vida le hizo recibir reconocimientos nacionales e internacionales. Pedro Grases fue un puente en las relaciones bilaterales y la cooperación entre Venezuela y España.

Quisiéramos y le pedimos a Vd. que en su comprometida agenda dis-pusiera de su valioso tiempo para recordar a quien fue en vida su amigo y por quien sabemos tiene gran admiración.

Sin más a que referirme, me suscribo con las muestras de mi más alta y distinguida consideración.

Muy atentamente,

María A. Grases GalofréPresidente

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«…con todas las dificultades del tiempo y de la historia que le tocó vivir– sembró una semilla de cultura, de civismo, de diálogo y de rigor humanístico que, sin ninguna tipo de duda, un día acabará dando un fruto que es, sin lugar a duda, el reconocimiento más preciado que puede esperar una persona de su dimensión intelectual y humana».

S DR. JOAN SOLE I BORDES

Instituto de Estudios Penedenses

«Sobre muy pocos venezolanos alguna otra vez podré articular estos juicios. ¿De cuántos podemos afirmar que han fallecido con el encargo cumplido?»

S DR. RAFAEL ARRÁIZ LUCCA

Academia Venezolana de la Lengua Universidad Metropolitana de Caracas

«…dedicó cada uno de sus esfuerzos a estudiar profundamente la cultura venezolana y a sembrarla en el viento, en el agua y en la tierra».

S DR. RAÚL ISAÍAS RODRÍGUEZ

Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en España

«… celebrando al Maestro Pedro Grases un liberador, catalán universal en el Centenario de su Nacimiento (1909-2009)»

S DR. FEDERICO MAYOR ZARAGOZA

Exdirector General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura Unesco, actual Presidente de la Fundación Cultura de Paz

«Este es el homenaje al venezolano Pedro Grases, al venezolano patriota porque quiso corresponder al país, quiso cumplir sus obligaciones hacia el país que lo acogió y al catalán patriota que fue. Este es el mejor servicio, el mejor homenaje que le podemos hacer».

S M. H. JORDI PUJOL I SOLEY

Expresidente de la Generalitat de Catalunya

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ii parteS Concierto homenaje

al Dr. Pedro Grases con motivo del centenario de su nacimiento

Exterior del Palau de la Mùsica Catalana

orquesta sinfónica del vallés

S

La Orquestra Simfònica del Vallès es una organización musical española estable de titularidad privada, con sede en Sabadell (Barcelona). Es una de las orquestas más importantes de Cataluña.

Nació en 1987, en el seno de la Associació d’Amics de l’Òpera de Saba-dell. Un año más tarde, se convertía en la única orquesta sinfónica en Es-paña organizada empresarialmente como sociedad anónima laboral, en la cual los músicos y trabajadores son simultáneamente los propietarios y los accionistas.

Como reconocimiento a su tarea de difusión y divulgación de la gran música sinfónica, en 1992 recibió el Premio Nacional de Música, otorga-do por la Generalitat de Catalunya. Es miembro de la Asociación Españo-la de Orquestas Sinfónicas (AEOS), dónde es la única orquesta de titularidad privada.

La Orquesta Sinfónica del Valles realiza una temporada anual esta-ble tocando en el Palau de la Mùsica Catalana y en el Teatro Principal La Fa-rándula de Sabadell. Es un proyecto artístico, un proyecto empresarial y un proyecto social de profundo alcance en la vida cultural catalana. Realiza ci-clos de Ópera, conciertos didácticos y proyectos educativos.

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palau de la mùsica catalana

S

Es una sala de conciertos en Barcelona, diseñado en el estilo ca-talán modernista por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner. Fue cons-truido entre 1905 y 1908 para el Orfeó Català, una sociedad coral fundada en 1891, fuerza líder en el movimiento cultural catalán que llegó a ser conoci-do como la Renaixença (en catalán; renacimiento). Fue inaugurado 09 de fe-brero 1908.

El proyecto fue financiado principalmente por la sociedad, pero tam-bién importantes contribuciones financieras fueron hechas por ricos indus-triales de Barcelona y la burguesía. El Palau ganó el premio de manos de un arquitecto del Ayuntamiento de Barcelona en 1909, otorgado al mejor edi-ficio construido en el año anterior. Entre 1982 y 1989, el edificio sufrió una intensa restauración, remodelación y ampliación bajo la dirección de los ar-quitectos Oscar Tusquets y Carles Díaz. En 1997, el Palau de la Mùsica Cata-lana fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad junto con el Hospital de Sant Pau . Hoy, más de medio millón de personas al año asisten a espectáculos musicales en el Palau, que van desde la música sinfónica y de cámara, jazz y Cançó (canción en catalán). El Palau de la Mùsica Catalana es una de las sedes de la Orquesta Sinfónica del Vallès, que realiza conciertos en Sabadell y Barcelona.

Dirección: Carrer del Palau de la Mùsica,

4  08002 Barcelona, España 932 95 72 00

palabras del programa de mano

S

centenario de un gran maestro: pedro grasesCelebremos a la cultura y a la vida en el Palau de la Mùsica, ejem-

plo del modernismo y de la integración de las artes, Patrimonio de la Huma-nidad, donde asistimos al homenaje a Don Pedro Grases en el centenario de su nacimiento, coincidente casi con el también centenario edificio de Lluis Domènech i Montaner.

Pedro Grases nació en Vilafranca del Penedés en 1909. Murió en Cara-cas, Venezuela, en el 2004. Fue educador, bibliófilo y bibliógrafo, lexicógra-fo y filólogo, ensayista, insigne bellista, americanista,... Grases fue puente entre América y Europa, embajador del hispanismo. Josep Tarín Iglesias lo llamó «catalán universal». El Honorable Jordi Pujol, Presidente de la Gene-ralitat de Catalunya en el 2002 escribió: Grases «… aparece como centro de humanidad e intelecto, de introspección venezolana y de antena de todos los vientos del ancho mundo de las ideas».

Esta noche la Orquesta Sinfónica del Vallés, bajo la batuta del Maes-tro David Giménez Carreras, homenajea al Maestro Grases. La OSV inclu-yó generosamente en sus «Conciertos Sinfónicos en el Palacio» el recuerdo al humanista catalán que hizo a Venezuela su patria, a partir de la diáspora de la guerra civil. Vilafranca del Penedés cuenta en su procerato intelectual a Eugenio D’ Ors, Manuel Milá i Fontalans y a Pedro Grases.

En la Gala Concierto destacamos la presencia de la juventud, represen-

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tada en el director, los músicos y en los dos solistas que nos ofrecen su arte: la pianista venezolana Vanessa Pérez y el clarinetista gallego Darío Mariño.

Celebremos una Vida y una Obra con música, el arte del sentimiento y de la emoción. Pedro Grases era hombre de talante hondo y sincero. La mú-sica siempre le acompañó en los mejores y en los más difíciles momentos. Quizás él como amante lector de Cervantes reafirmaría aquella sabia sen-tencia: «La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu». (El Quijote, Parte i, Cap. xxviii).

No podemos obviar a dos figuras académicas que conocieron bien al homenajeado, una venezolana y otra catalana: Arturo Uslar Pietri dijo sobre el legado de Pedro Grases que era de proporciones «faraónicas», y Joaquín Roy, catedrático y director del Centro de la Unión Europea de la Universidad de Miami, propuso lo siguiente: «Pere Grases, un catalán uni-versal… Convendría que en Cataluña y España se le diera su nombre a una nueva universidad».

Carlos Maldonado-Bourgoin

conciertos sinfónicos en el palau de la mùsica catalana

S Orquesta Sinfónica del Vallés (Sabadell)

xiv Temporada 2009 – 2010

29 de Mayo del 2010

Concierto homenaje al Dr. Pedro Grases

con motivo del centenario de su nacimiento.

Interior del Palau de la Mùsica Catalana

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programa

S

Dario Mariño, clarinete(Ganador del Concurso «El Primer Palau»)Vanessa Pérez, piano(Artista venezolana reconocida internacionalmente)David Giménez Carreras, director

Ludwig van Beethoven (1770-1827) Coartada

i parteCarl Maria Von Weber (1786-1826)

Concierto para clarinete Nº. 1 en Fa menor, op. 26i. Allegroii. Adagio ma non troppoiii. Rondo. Allegretto

Ludwig van Beethoven (1770-1827)

Concierto para piano y orquesta Nº 2 en Si bemol mayor, op. 19i. Allegro con brioii. Adagioiii. Rondo. Allegro Molto

ii parteLudwig van Beethoven (1770-1827)

Sinfonía Nº 4, en Si bemol mayor, op. 60i. Adagio. Allegro vivaceii. Adagioiii. Menuettoiv. Allegro ma non troppo

Duración aproximada: 2 horas

La reconocida pianista venezolana Vanessa Pérez interpretó de «encore» el Joropo de Moisés Moleiro, recibiendo por varios minutos una ovación apoteósica del público catalán.

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darío mariño varela

S Clarinete

Estudia en el Conservatorio Superior de Música d’A Coruña con José María Belló y Carlos Casadó y en la Hochschule für Musik ‘Hanns Eis-ler’ de Berlín con Karl-Heinz Steffens, Wenzel Fuchs y Ralf Forster. Comple-ta su formación en la Escola de Altos Estudos Musicais de Galicia con Ma-nuel Juan, en la Orquestra Escola da Sinfónica de Galicia y en la Academia Progreso Musical de Madrid con Vicent Alberola; en la Gustav Mahler Aka-demie de Bolzano, Italia con Gerhald Pachinger; en el Festival Internacio-nal de Música de Santander, con Karl-Heinz Steffens; en el Zermatt Festival, Suiza con el Scharoun Ensemble y en el Pacific Music Festival (PMF), Japón con Peter Schmidl, Manfred Preis y Ricardo Morales.

Colabora como clarinete solista con la Orquesta Filharmónica de Ber-lín, con la Deutsches Symphonie Orchester Berlin (DSO), la Orquesta de la Radio de Sttutgart de la SWR, la Orquesta de Cámara de Múnich, el Ensem-ble Spira Mirabilis en Italia, el Pacific Music Festival (PMF) en Japón y en Es-paña con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y la Orquestra Sinfónica de Galicia. También fue miembro de la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE) y durante cinco años clarinete solista de la Gustav Mahler Jugen-dorchester (GMJO).

Trabaja música de cámara con Melvyn Tan, Christiane Karajeva, Maurice Bourgue, Radovan Vlatkovic, Klaus Thunemann, Scharoun En-semble de la Filharmónica de Berlín, Opera Barga Festival en Italia, Trio Hanns Eisler con Andreas Willwohl (viola) y Daniel Heide (piano), Cuar-teto Quiroga, Quintetto Ensemble Papageno, Stephan Picard, etc. Así mis-mo colabora con el compositor John Corigliano en la interpretación de su ‘Soliloquio para clarinete y cuerdas’. Ganador del Concurso de Solistas del Primer Palau 2008 en Barcelona, aparece como solista en España e Italia in-terpretando y grabando los Conciertos de Mozart, Copland, Weber y Shaw con la Orquesta Nacional de Cambra d’Andorra (ONCA), Banda Municipal de Barcelona, Orquesta Simfònica del Vallès (OSV), Orquesta del Conserva-torio Superior de las Islas Baleares en el Festival MusicaMallorca, Orchester der Gustav Mahler Akademie y JONC Filharmonía

En el 2008 enseña clarinete y música de cámara en la Fundación Al-Kamandjati en Ramallah y Jenin, Cisjordania, utilizando el arte y en parti-cular la música como medio de desarrollo cultural y humano. Desde 2010 es miembro-academista de la Orquesta Filharmónica de Berlín y colabora re-gularmente como clarinete solista con la Deutsches Symphonie Orchester Berlin (DSO).

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vanessa pérez zumaeta

S Piano

La pianista venezolana Vanessa Pérez, ha ya sido ampliamente reconocida como una «virtuosa» del teclado dotada de un extraordinario poder interpretativo que cautiva a las audiencias.

Luego de ganar numerosos premios en competencia para jóvenes ta-lentos tanto en Sudamérica, como en los Estados Unidos y Europa, Vanes-sa continuó tocando en salas de conciertos y festivales entre los que están el Festival de Montpellier-Radio, Francia; Schauspielhaus en Berlín; Kam-mermusikaal–Beethoven–Haus, Alemania, el Festival Settembre Musica en Turín; la serie de la Sovietá Dei Concerti, Milán; Schubertiades en Sotheby, Londres; Keyboard Concerts Series, Fresno; Gothic Halls en Bruselas; Tea-tro Teresa Carreño en Caracas; Sala Luis Ángel Arango en Bogotá; y en la sala de conciertos del Wertheim Performing Art Center; así como también el Lincoln Theter de Miami, Florida.

Vanessa ha sido solista de prestigiosas orquestas como la Berliner Symphoniker, con la que realizó una gira por Latinoamérica presentándo-se como solista invitada en el Teatro Colón de Buenos Aires; en Motevideo, Uruguay; y en Monterrey, México. Otras orquestas con las cuales ha sido so-lista incluyen L Orchestra «Pro Arte» Marche de Italia, Orquesta Sinfóni-

ca de la Royal Academy of Music, en Londres, Filarmónica de Bogotá bajo la dirección del maestro mexicano Eduardo Díaz Muñoz, Bridgeport Sym-phony bajo la dirección de Gustav Meier, Orquesta Universidad de Sao Pao-lo y las más importantes orquestas sinfónicas de Venezuela incluyendo la Sinfónica de la Juventud Venezolana «Simón Bolívar» bajo la dirección de Gustavo Dudamel.

Sus más recientes presentaciones incluyen Dortmund s Mozart-ges-sellsschaft de Alemania, junto a la Luzerner Sinfonie Orchester bajo la di-rección de John Axelrod, con la Vermont Symphony Orchestra, Festival Semana Musical de Llao-Llao en Argentina, y el renombrado Festival de Moritzburg, en Dresden, Alemania; y en el Palau de la Mùsica Catalana en Barcelona con la Orquesta Sinfónica del Vallès bajo la dirección de David Giménez Carreras, entre otros.

Su discografía cuenta con un primer CD de una serie de recitales bajo la etiqueta VAI; Concierto de Beethoven Nº 1 y Mozart, junto a la Berliner Symphoniker y Eduardo Marturet. Más recientemente, grabó un CD para Sony con el chelista Jan Vogler y el Moritzburg Ensemble, más recientemen-te, ha colaborado con el violinista Joshua Bell y el bandoneonista Carel Kra-ayenhoff, también para el sello Sony Records.

Comenzó sus estudios a los siete años de edad en Caracas, Venezue-la. Desde los ocho años viene presentándose como solista en recitales y tam-bién acompañada de orquestas en renombradas salas de concierto alrede-dor del mundo.

A la edad de 11 años dio su debut oficial en Caracas, Venezuela, ejecu-tando el Concierto para Piano y Orquesta de Edvard Grieg.

La participación de Vanessa Pérez en este concierto fue posible gracias al generoso aporte de la Departamento de la Vice-Presidencia de la Genera-litat de Catalunya y de la Fundación Pedro Grases.

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david giménez carreras

S Director

Nacido en Barcelona, David Giménez Carreras inició su forma-ción en el Conservatorio del Liceu de su ciudad natal, para completarla más tarde en la Hochschule für Musik de Viena y en la Royal Academy of Music de Londres, donde se diplomó en Piano y Dirección de Orquesta bajo la tute-la de Sir Colin Davis. Después de su exitoso debut en Hamburgo con la Han-nover NDR Orchestra en 1994, su trayectoria lo ha llevado a actuar por todo el mundo, dirigiendo a muchos de los más importantes conjuntos orques-tales de la actualidad; esto le ha permitido presentarse en salas de concierto del prestigio de la Philharmonie de Berlin, el Konzerthaus de Viena, el Royal Albert Hall de Londres, la Salle Pleyel de Paris, Santa Cecilia de Roma, Sun-tory Hall de Tokyo o el Carnegie Hall de Nueva York.

En una década, David Giménez Carreras ha dirigido a muchas de las más importantes orquestas de todo el mundo, siendo uno de los pocos pri-vilegiados que ha subido al podio de la Vienna Philharmonic, y liderando conjuntos como la London Symphony, The Philharmonia, Munich Phil-harmonic, Orchestre de Paris, Filarmonica della Scala o Tokyo Symphony, además de actuar asiduamente con intérpretes de la categoria de Yo-Yo Ma o Antonio Meneses. Actualmente es Principal Director Invitado de la Filar-

mónica de Bucarest y Director Emérito de la Orquesta Simfònica del Vallès en Barcelona.

A causa de su particular carrera y de sus gustos personales, la Ópera ha significado sin duda una parte importante en la actividad del maestro Gi-ménez Carreras: de esta manera ha dirigido su extenso repertorio en teatros como la Scala de Milán, Staatsoper de Viena, Royal Opera House de Lon-dres, Ópera de Zurich, Deutsche Oper de Berlín, Sydney Opera, Theatre du Champs Elysées, Gran Teatre del Liceu de Barcelona o Teatro Real de Ma-drid. Muy apreciado por su excepcional conocimiento de las voces, colabo-ra habitualmente con cantantes de la categoría de José Carreras, Plácido Do-mingo, Kiri Te Kanawa, Roberto Alagna, Angela Gheorghiu, o Bryn Terfel.

En la presente temporada, Giménez Carreras dirigirá, entre otros, di-versos programas sinfónicos con la Tokyo Philharmonic, Shanghai Phil-harmonic, Prague Symphony, Moscow City Symphony, Zagreb Radio Sym-phony o Bucarest Philharmonic. En España se pondrá al frente, entre otras, de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya y de la Or-questra Simfònica del Vallès, con la que colabora habitualmente después de su recinte periodo como Director Titular. También destacar su participa-ción en diversas giras por Europa, Asia y USA al lado de artistas como José Carreras, Plácido Domingo, Kiri Te Kanawa o Roberto Alagna, y su pre-sencia en los festivales de Peralada o Cap Roig. Y una mención especial para su colaboración en los jurados de concursos internacionales tan prestigio-sos como el concurso de canto Voci Verdiane de Parma o el Reina Sofía de composición.

En la discografía del maestro Giménez Carreras se incluyen grabacio-nes para Sony, RCA Victor, BMG Classics, Koch-Schwann, Erato y Discmedi.

© Fidelio Artist

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«Pere Grases, un catalán universal… Convendría que en Cataluña y España se le diera su nombre a una nueva universidad».

S JOAQUÍN ROY

Catedrático y director del Centro de la Unión Europea

Universidad de Miami

pedro grases

S

i. datos personalesNombre y apellidos: Pedro Grases GonzálezLugar y fecha de nacimiento: Villafranca del Penedés, Provincia de Barcelona, España, 17 de septiembre de 1909.Lugar y fecha de muerte: Caracas, 15 de agosto del 2004.Nacionalidad: Venezolano por adopción.

ii. estudios realizadosEstudios Secundarios: Colegio Sant Ramon de Penyafort, Vilafranca del

Penedés (1921-1926). Estudios Universitarios: Licenciaturas en Filosofía y Letras, y en Derecho,

Universidad de Barcelona, España (1926-1931).Estudios de Postgrado: Doctorados en Filosofía y Letras, y en Derecho

(1931-1932).

iii. actividad docenteProfesor de Educación Media: Instituto Escuela Giner de los Ríos, en Bar-

celona (1932-1936); Liceo Fermín Toro (1937), Escuela Normal Supe-rior (1937), Liceo Andrés Bello (1938-1939) y Colegio América (1945-1952), en Caracas.

Profesor de Educación Superior: Universidad de Barcelona (1933-1936);

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Instituto Pedagógico Nacional (1937-1948), Universidad Central de Venezuela (1946-1979) y Universidad Católica Andrés Bello (1959-1961), en Caracas.

Profesor Visitante en Universidades: Departamento de Lenguas Roman-ces de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos (1946-1947); Pro-fesor de la Cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra (1974-1975); y Profesor Visitante de la Universidad de India-na, Bloomington, en Estados Unidos (1977).

iv. cargos y comisiones de trabajoEn instituciones públicas: Jefe de la Oficina de Bibliografía Venezolana de

la Biblioteca Nacional (1943-1948); Jefe del Departamento de Castella-no del Instituto Pedagógico Nacional (1947); Secretario de la Comisión Editora de las Obras completas de Andrés Bello (1948-1978); Miem-bro de la Junta Directiva del Colegio América (1952-1955); Consultor Bibliográfico de Venezuela en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos (1954); Director interino del Instituto de Filología de la Uni-versidad Central de Venezuela (1955-1956); Secretario de la Comisión Técnica Asesora de las Obras completas de Rafael María Baralt (1956-1957); Director de la Escuela de Biblioteconomía y Archivología de la Universidad Central de Venezuela (1957-1958); Secretario de la Comi-sión Editora de las Obras escogidas de Agustín Codazzi (1958); Asesor técnico de los Escritos del Libertador (1962-1976); Secretario del Comi-té de Ediciones Culturales y Económicas del Cuatricentenario de Ca-racas (1963-1968); Coordinador de la colección Historia de las finanzas públicas de Venezuela en el siglo Xix (1969-1981); Asesor general de la Fundación La Casa de Bello (1977-2001); Miembro de la Comisión Ca-talana del Quinto Centenario del Descubrimiento de América (1985),

Miembro del Consejo Asesor de la Fundación Congrés de Cultura Ca-talana (1993), entre otros.

En instituciones privadas: Consejero de la Fundación Eugenio Mendoza (1952-1988) y Presidente del Comité de Cultura (1978-1988); Miem-bro del Consejo Consultivo del Diccionario de Historia de Venezuela, Fundación Polar (desde 1983), entre otros.

v. redacción y dirección de publicaciones periódicasEn España: Sol Ixent (1925-1926) y Gaseta de Vilafranca (1930-1931), en Vila-

franca del Penedés; Hélix (1929-1930) y L’horitzó (1935), en Barcelona. En Venezuela: «Página Literaria» de El Heraldo (1938-1942), «Página Peda-

gógica» de El Universal (1939), «Página Cinematográfica» de Crítica (1940), «Revista de América» de Ahora (1941), Revista del Instituto Pe-dagógico Nacional (1944-1945), Revista Baraltiana (1957-1962) y Ana-les del Instituto Pedagógico Nacional (1943-1945), en Caracas.

vi. miembro de academias y sociedades En España: Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (1968), Real Aca-

demia Española de la Lengua (1981) y Real Academia de la Historia (1997).

En Venezuela: Academia Venezolana de la Lengua (1980) y Academia Na-cional de la Historia (1996).

En otros países: Academia de Letras de Cuba (1946), American Associa-tion of Teachers of Spanish and Portuguese (1951), Academia Argen-tina de Letras (1960), Academia Nacional de Letras de Uruguay (1961), Academia de la Historia de Chile (1964), Centro de Estudios Histó-ricos Militares de Perú (1968), Academia de Historia de Perú (1971),

Sociedad de Bibliófilos de Chile (1971), Academia Peruana de la Len-

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gua (1973), Sociedad de Historia de Perú (1982), Asociación de Bibliófi-los de Barcelona (1985) y Academia Norteamericana de la Lengua Es-pañola (1993).

vii. distinciones universitariasEn España: Doctor Honoris Causa de la Universidad de Barcelona (1985).En Venezuela: Profesor Honorario de la Universidad del Zulia (1955), Profe-

sor Vitalicio de la Universidad Metropolitana (1976), Doctor Honoris Causa de la Universidad de los Andes (1984) y Doctor Honoris Causa de la Universidad Metropolitana (1988).

En otros países: Profesor Honorario de la Universidad de Chile (1955), Pro-fesor Honorario de la Universidad de San Marcos (1982) y Doctor Ho-noris Causa de la Universidad de Miami (1983).

viii. premiosEn España: Premio Catalunya Enfora, Instituto Catalán de Cooperación

Iberoamérica (1983). En Venezuela: Premio Nacional Andrés Bello (1953); Premio Municipal de

Literatura, Mención Investigación Literaria, Histórica y Social (1979); Premio de Historia del CONAC (1981) y Premio Nacional de Literatu-ra (1993).

En otros países: Premio Internacional por Excelencia, University of Colora-do Boulder, Estados Unidos, 1985; Premio Internacional Nicolás An-tonio, Universidad de Siracusa, Estados Unidos (1991).

ix. condecoracionesEn España: Orden de Alfonso x El Sabio, Encomienda (1973), Gran Cruz de

Isabel La Católica (1981) y Creu de Sant Jordi (1982). En Venezuela: Medalla de Instrucción Pública (1947), Orden Andrés Bello,

Segunda Clase (1962) y Primera Clase, Banda de Honor (1966), Orden del Libertador, Comendador (1965), Gran Oficial (1973) y Gran Cordón (1983), Diploma al Mérito otorgado por el Concejo Municipal del Distri-to Federal (1966), Orden Francisco de Miranda, Segunda Clase (1967) y Primera Clase (1969), Orden Mérito al Trabajo (1971), Orden José María Vargas (1975), Orden Cruz de las Fuerzas Armadas Terrestres, Segunda Clase (1978) y Orden Cecilio Acosta, Primera Clase (1981).

En otros países: Orden do Cruzeiro do Sud, Brasil (1957); Orden de Cés-pedes, Cuba (1958); Orden al Mérito, Chile (1966); Orden El Sol, Perú (1968); Orden San Carlos, Comendador, Colombia (1970); Orden Das Grosse Verdienskreutz, Alemania (1971); Order of the British Empire, Honorary Commander, Gran Bretaña (1976); y Orden de Educación, Oficial, Bolivia (1980).

x. publicacionesLa relación de sus publicaciones ha sido compilada por Horacio Jorge Becco

en Bibliografía de Pedro Grases (Caracas, 1997 y 1987). Allí figuran 695 registros distribuidos del modo siguiente: i. Libros y folletos; ii. Ediciones, compilaciones y prólogos; iii. Obras en colaboración; iv. Participación en obras colectivas; v. Obras de Pedro Grases; y vi. Obras de referencia. Los trabajos desarrollados por la Fundación Pedro Grases en su libro próximamente a ser publicado Contribución a la Bibliohemerografía de Pedro Grases arrojan más de 2.500 regis-tros directos e indirectos.

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pedrohomenajesal maestro

en barcelona,españa, 2010

grasesSe terminó de imprimir

en los talleres de La Galera de

Artes Gráficas C.A.

en la ciudad de Caracas

en el mes de julio de 2014.

S

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