payo gómez chariño, almirante y poeta

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t V^ L. -J. m DISCURSOS LEÍDOS ANTE LA. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA EN LA RECEPCIÓN PÚBLICA DE DON ADMANDO COT ARELO Y VALLEDOR EL DÍA 7 DE ABRIL DE 1929 MADRID Tipografía de la "Revisla de Archivos" Olózaga, núm. 1 1929

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Page 1: Payo Gómez Chariño, almirante y poeta

t V^ L. - J .

m DISCURSOS

LEÍDOS ANTE LA.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

EN LA RECEPCIÓN PÚBLICA

DE

DON ADMANDO COT ARELO Y VALLEDOR

E L DÍA 7 D E ABRIL D E 1929

MADRID

Tipografía de la "Revis la de Archivos"

Olózaga, núm. 1

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DISCURSOS LEIDOS ANTE LA

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

EN LA RECEPCIÓN PÚBLICA

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DON ARMANDO COTARELO Y VALLEDOR

EL DÍA 7 D E ABRIL DE 1929

MADRID

Tipografía de la ''Revista de Arch ivos"

Olózaga. núm. 1

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P A Y O G O M E Z C H A R I Ñ O

D I S C U R S O

DON ARMANDO COTARELO Y VALLEDOR Electo para, !a Sección de lengua gallega.

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Bien quisiera yo, señores A c a d é m i c o s , poder valernie en ¡a ocasión presente de aquella h e r m o s a lengua c u y o , representante habéis querido que f u e r a entre v o s o t r o s ; de aquella lengua her-mana de la de Castil la, pero que, m á s fe l iz o m á s desventurada, no tuvo sus espléndidos desarrollos, antes detenida en su evolución na-tural , se o f r e c e cixal supervivencia venerable, siendo como medio entre el latín y el caste l lano; lengua im tiempo universal intérprete de poesía, ceñida ahora a las topográf icas sinuosidades de una co-m a r c a ; lengua ataviada con las modestas pero añejas ga las de la no-bleza campesina y que h o y canta y aletea, como la alondra, para saludar un nuevo sol que amanece :

" i d i o m a en que garulan os paxaTOs, en que f a l a n os á n x e l e s os nenos, en que as f o n t e s saloiizati e m a r m n l l a n •entre os f o l l o s o s á r b o r e s os ventos ;

f e c u n d o nume do ú n e c o R e y Sabio que no so l io de E s p a ñ a t ivo asento, arpa i n m o r t a l da doce R o s a l í a , do i n f o r t u n a d o A ñ ó n h i m n o postveiro ."

L e n g u a nacida p a r a enamorar y para agradecer , que solamente de grat i tud debiera hablaros quien tantas y tan altas mercedes tie-ne recibidas de vosotros y acaso en esa dulce l e n g u a acer tara a expresar toda la p r o f u n d i d a d de mi agradecimiento.

Y bien quisiera y o que al desplegar estas páginas brotasen de entre ellas los p e r f u m e s y armonías del país de donde v e n g o : las salobres brisas de sus costas bravas y las placientes auras de sus rías helénicas, el arrul lo de sus pinares sombríos y de sus maizales rumorosos , el ai'oma de las robledas centenarias y de los henos oto-ñales, el melancól ico alalá de la m o z a enamorada expandiéndose por

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valles siempre verdes entre tórtolas y castañares y el atiiruxo reta-dor del montañés f o r n i d o qiie repercute en las c imas y estremece las h o j a s de los alisos tembladores . . . , toda la m á g i c a cadencia de Gal ic ia , para que ella las vistiese de egregia poesía, la poesía que os es debida y que y o no sabré darles.

D e poesía intento hablar, sin embargo ; de poesía pretérita, si es que la eterna vital idad del arte poética, como nacida en la rai-g a m b r e de nuestros sentimientos m á s humanos, puede a lguna vez antojársenos pasada o marchita, D e poesía medioeval , en fin; de esa admirable poesía l ir ica contenida- en los cancioneros gala ico-lusitanos, donde j u g l a r e s y trovadores, soldados y burgueses , clé-r igos y magnates , príncipes y monarcas , erigen grandioso m o n u -mento a la t r i u n f a n t e espiritualidad de la t ierra gal lega, sólo com-parable a la hegemonía mater ia l que sus políticos y sus g u e r r e -ros supieron, por var ios siglos, conquistarle.

U n o de ellos entresaco. Señores, v o y a discurrir brevemente a c e r c a d e P A Y O GÓMI;Z C H A R I Ñ O > almirante y poeta.

C u e n t a n que vis i tando la R e i n a C a t ó l i c a la sepultura de R a -m ó n B o n i f a z en B u r g o s , dispuso borrar aquellas arrogantes pala-bras " q u e ganó a S e v i l l a " , puestas en el mausoleo, por "c^ue f u é en g a n a r a S e v i l l a " , c o m o m á s c o n f o r m e s a la v e r d a d y a la buena m e m o r i a de San F e r n a n d o . S e m e j a n t e correcc ión rec lama el epi-tafio de PAYO GÓMEZ, ctiya tumba, más a f o r t u n a d a y más pompo-sa, puede verse todav ía en la iglesia de S a n F r a n c i s c o de Ponte-v e d r a , panteón de enterramientos m u y notables.

Suspenso queda el ánimo al contemplar en la suave penumbra del recinto la pétrea efigie allí esculpida. O b r a de rudo cincel, m u d a permanece a nuestra demanda negándose a persuadirnos de su fide-lidad ; facciones, expres ión, continente, nada revela el trasunto de un a lmirante poeta. M a s aunque fa l ta de carácter , es har to v e n e r a -ble por su ant igüedad y por su m i s m a candidez artística.

A s í lo comprendieron nuestros m a y o r e s y en torno de aquei sepulcro floreció la tradic ión y floreció la leyenda en rosas de en-tusiasmo. L a figura del héroe se pierde en la le janía, agrandándose a la par que se imprecisa y desvanece ; los que de él escriben, s iem-pre brevemente, reiteran idénticas vaguedades , idénticas conjeturas , cual eco de obstinada re f lex ión gimiendo en la selva oscura del pa-sado, cual si un velo impenetrable cubriese p a r a siempi-e su v i d a y

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stts acciones. Fa l ta de diligencia, e x c e s o de l irismo. N o se coordina-ron las noticias dispersas, apenas se aportaron sus canciones, sus-piros de un alma remota que por ellas se acerca a nosotros.

Y sin embargo, CHAEIÑO m e r e c e part icular estudio por el inne-gable va lor de sus cantares y por símbolo representativo de su tiem-po y de su r a z a ; del t iempo heroico en que se p lasmaron las m á s genuinas modal idades de la patria y de esa raza laboriosa, constan-te, inteligente, audaz, aventurera , soñadora, inquieta de espíritu y sentimental de corazón, que en los siglos medios labró la recon-quista territorial de E s p a ñ a y - e n los actuales labra la reconquista espiritual de A m é r i c a .

D i c e su epitafio que f u é m u y noble caballero, primer señor de Rían jo, que obtuvo los privi legios de P o n t e v e d r a y " q u e ganó a Sevi l la siendo de m o r o s " . E x a g e r a c i ó n tan insitfrible hubo de e x -citar protesta.s, y e x t r e m a n d o la duda, quiso negai'se t o d o : la avt-t enti ci dad del .sepulcro m i s m o y casi la existencia del sepultado. U n histor iador ilustre, e x t r a ñ o enemigo pòstumo del v i e j o tro-v a d o r , escribe tan i n j u s t o como apasionado, "CJUE ni CHARIÑO asistió a la conquista de Sevi l la , ni ft ié A l m i r a n t e de Casti l la, ni neñor de R í a n j o , ni h a y palabra de v e r d a d en el epitafio compvies-to m u c h o tiempo desp^tés que el ensalzado pasara a m e j o r v i d a " . P o r acaso le resta el lauro de poeta, desconocido p a r a el historia-dor académico.

Nebuloso c o m o el cielo de su patria o f r é c e s e el or igen de nues-tro caballero, abstruso a la curiosidad que en v a n o intenta despe-j a r las b r u m a s que rodean su cuna, c o m o tantas veces rodearían su nave en las tardes invernizas de l a . c o s t a de la M u e r t e . Flasta el propio n o m b r e es asunto de perplej idad, T a l v e z no h a sido bien interpretado o bien leído, haciendo perdurar en las letras inicia-les una fonét ica a j e n a a la g r a f í a m e d i o e v a l ; tal v e z verdadera-mente se l lamó Cariño, PAYO GÓMEZ CARIÑO, respondiendo esta designación a un apelat ivo geográf ico o a mote fami l iar y a f e c t u o -so. A lo menos nos consta documentalmente la existencia de un rico cabal lero l lamado Cariño por aquellos días, y en P o n t e v e d r a .

C o n f u s a aparece también su estirpe. L o s genealogistas, para quienes no suele exist ir cerrazón en los horizontes históricos, le a d j u d i c a n diversos progenitores, aunque siempre sin la necesaria probanza. S e g ú n unos, desciende del imaginario solar de " C h í r i -n o " , c o m o si él se hubiese l lamado nunca de este m o d o ni en G a -

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l i d a se conociese tal l inaje , y, según otros, del de acjuellos céle-bres D e z a s - C h u r r u c h a o s , héroes semimito lógicos de la historia ga-laica, sangrientas v íc t imas no vengadas en la i n f a m e traición de la R o c h a 3' vi l lanos sicarios de la t iranía en el propio santuario de Compostela . V e r o s í m i l se hace la filiación de la casa de A l d á n o A l d a o , enlazada con la de M a r i ñ o , fami l ias ciertamente gal le-gas y entroncadas desde antes. S e g ú n esto, Gonzalo Gómez de Aidán y tina señora de Marino serían los padres del A l m i r a n t e .

D e cualquier modo, es indudable la importancia de su estir-pe, pues dos h e r m a n a s conocidas obtuvieron m u y honrosos casa-mientos- F u é la i m a Doña Teresa, esposa de G a r c i P é r e z S a r -miento y progenitora de los C o n d e s de R i b a d a v í a y <ie Santa M a r t a de O r t i g u c i r a ; f u é la otra Doña Maria, m u j e r de don Juan G a r c í a de V i l l a m a y o r , p r i v a d o de A l f o n s o X y nombrado por él " a d e l a n t a d o m a y o r de la m a r " , circixnstancia digna de repararse.

T a m b i é n la patria se duda. T h e o p h í l o B r a g a habla de CHARI-ÑO " e m p o r t u g u e z " , sin m á s razón que hal larlo en el Cancionero de la Vaticana, c o m o si este cancionero no fuese m á s gala ico que lus i tano; pocos indican su nacimiento en R í a n j o , guiados por el hecho de haber g o z a d o PAYO GÓMEZ este señorío y el r e c u e r d o de haber exist ido allí su castillo. Generalmente se tiene a P o n t e v e -d r a por el lugar de su nacimiento y lo abona la tradición de c|ue contr ibuyó a establecer la comunidad f ranc iscana , el hecho de ser P o n t e v e d r a lugar de su enterramiento y que a él le deba la con-cesión o conf irmación de var ios privi legios. Sabemos por docu-mentos que en P o n t e v e d r a tuvo sus palacios y que en ella poseía su v i u d a casas y heredades.

A l l í , pues, debió de nacer CHAKIÑO, sobre el año de 1225, y allí, en las m á r g e n e s del incomparable L é r e z , sus j u e g o s infanti les le irían fami l iar izando con el t r á f a g o marinero y con los hor izon-tes del mar , nunca más hermosos cjue en la maravi l losa bahía de M a r í n y de Estríbela. P r o n t o habrá podido dist inguirse en alguna empresa marí t ima, y pronto su genio aventurero le incl inaría a na-v e g a r en los buques f recuentemente construidos y equipados en aquellas costas.

Q u e DON PAYO f u é hombre de m a r lo demuestran con tanta cla-r idad sus trovas, que a veces parecen traernos prendidos aleteos de las brisas y copos de e s p u m a ; no se fingen su real idad y su f r e s c u -ra. I-a comparación del R e y con el O c é a n o bastaría p a r a acredi tar-

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lo. H a y una cant iga que ella misma declara estar compuesta a bordo y otras m u c h a s lo serían para distraer los f o r z a d o s ocios, y a en las interminables horas de la ca lma enojosa, y a en los gus-tosos largos a impulso del nordeste, cuando la brisa vernal g ime en las jarc ias y las ondas m u r m u r a n en la estela.

N a d a sabemos de sus navegaciones , nada de sus empresas ju-veniles. Suponer le colaborador en la conquista de la c iudad j ienen-se porque una canción suya remata con el estribillo

mirarci, madre, as torres de Geen,

nos parece demasiado a v e n t u r a d o ; aparte de que las alusiones a la toma de Jaén constituyen casi un tópico en los a p ó g r a f o s italianos.

L a conquista a que contr ibuyó PAYO GÓMEZ f u é la de Sevil la. A s í lo dice el epitafio de P o n t e v e d r a y no h a y por qué dudarlo ra-zonablemente ; las apasionadas controversias de hace sesenta años s irvieron p a r a afianzar u n a v e r d a d h o y admit ida hasta por los es-pecialistas.

N o t o r i a se advierte la predi lección de S a n F e r n a n d o por los ga-llegos, como de quien, por haberse criado en Galic ia y verosímilmen-te ser nacido en ella, tenía bien conocidos a sus nobles y cuanto de ellos era licito e s p e r a r ; su corte estuvo poblada de caballeros gali-cianos y entre gentes de G a l i c i a repart ió las m á s elevadas dignida-des. I g u a l hubo de acontecer en las huestes de las conquistas an-<lalu2as.

A la de Sevi l la asistieron, entre otros, don P e l a y o P é r e z C o -rrea , insigne M a e s t r e de Sant iago ; don L o r e n z o S u á r e z Gall inato, c u y a s hazañas pasaron al Conde Lucanor; don R o d r i g o G ó m e z de T r a b a , señor de T r a s t á m a r a , el principal magnate de Gal ic ia en su t i e m p o ; don A n d r é s F e r n á n d e z de Castro, pert iguero de S a n t i a g o ; don M u n i o F e r n á n d e z , M e r i n o mayor del re ino; don G a r c i P é r e z de A m b i a , señor de T e m e s y C h a n t a d a ; don F e r n á n R o d r í g u e z de C a s t r o ; don D o m i n g o R u i z de R i b a d a via, y otros m u c h o s de menos resonancia que, sin embargo, aparecen heredados en el Reparti-miento.

L o s repetidos éxitos de las campañas anteriores, la seguridad inspirada por la hueste y la confianza y entusiasmo que todos por el R e y sentían, dieron a la conquista de Sevi l la un aire caballeresco q u e ninguna otra guerra f r o n t e r i z a ostentó hasta la toma de G r a -

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nada, L o s paladines, henchidos de emulación, rivalizan en heroís-mo, las e s c a r a m u z a s s e m e j a n saraos, torneos las bata l las ; flota por doquiera la espiritual idad y corren exquis i tos a r o m a s de gent i leza y elegancia. N o solamente soldados, jug lares , segreres, t rovadores , poetas se agolpan allí. P e r o da P o n t e describe el asedio de la ciudad, canta sus bellezas y l lora la m u e r t e del R e y ; B e r n a l de B o n a v a l adquiere hacienda en el reparto ; M e n R o d r í g u e z T e n o r i o e j e r c e ofi-cio de a l m o j a r i f e y d i s f r u t a riquezas y casa solar iega en la reina dei B e t i s ; P e r o A m i g o también se establece en e l la ; temporalmente la habitan Juan A i r a s , P e r o Solaz, Gonzalo Rodr íguez , P e d r o de A r m e á , el j u g l a r L o r e n z o , el j u g l a r F e r r a n d o , P e d r o de S igrás , N i -colás de los R o m a n c e s y los t rovadores vasal los del señor de T r a b a , P e d r o de A m b r o a , Juan de Guil lade, Ñ u ñ o F e r n á n d e z de M i r a p e i x e , P e d r o y F e r n a n d o V e l l o y P a y S u á r e z de Tabeirós , todos gallegos.

E l P r e l a d o de C o m p o s t e l a l lega también. Imponíale el señorío temporal de la T i e r r a de S a n t i a g o la obl igación de asistir al monar-ca en ¡as funcione.? bélicas, y si bien hubo de ret irarse pronto p o r orden soberana y a causa de e n f e r m e d a d , San F e r n a n d o tuvo m u y en cuenta su a y u d a y A l f o n s o X le premió con pingües heredades, según consta en especial diploma. L a T i e r r a de Sant iago abarcaba entonces m u c h a extensión, comprensiva de los territorios de N o y a , P a d r ó n , C a l d a s de R e y e s , P o n t e v e d r a , etc. S u arzobispo, aquel be-nemérito don Juan A r i a s , y a exper imentado en cuestiones g u e r r e -ras, acudiría a todos en demanda de medios, no desdeñando los na-vales, m á x i m e cuando el a lmirante B o n i f a z , por encargo regio, los arbitraba en las costas norteñas y siendo tan seguro que desde los días del gran G e l m í r e z la act iv idad mar í t ima de Gal ic ia f u é en aumento y que naos y marineros gal legos solían part ic ipar en las expedic iones oceánicas.

A s p e c t o de v e r d a d e r a c r u z a d a tuvo para los gal legos la g u e r r a de Sevi l la , y el entusiasmo f e r v o r o s o que en Galic ia despertó el a r -m a m e n t o trasciende a los Cancioneros, donde pueden leerse versos por él inspirados, y entre otros u n a grac iosa cant iga del c lérigo R u y F e r n á n d e z , de sabor, empero, marc a da m e nt e popular.

N a d a se opone, pues, a la presencia de PAYO GÓMEZ CIIARIÑO en Sev i l la como marino, c o m o noble y como poeta. A lo menos nos consta la estancia cierta de var ios parientes suyos, tales como los T e n o r i o y don Juan Garc ía de V i l l a m a y o r y la probable de otros a l legados como P e d r o y Garc i M é n d e z de S o t o m a y o r . I g u a l m e n t e

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es de notar que el único poeta con quien sabemos haber tenido re-lación literaria, A l f o n s o L ó p e z de B a y a m , estuvo en Sevi l la , d o n d e ambos se conocerían,

'Cierto que ni la pr imera Crónica general, ni la de S a n F e r n a n d o de ella der ivada, lo mencionan, ni sería de esperar dada la deplorable concisión con que refieren tan gran suceso, cuyos detalles eran n o -torios en sus días ; v e r d a d que tampoco aparece en el Repartimiento de las tierras, redactado algo después ; mas ¿ por acaso figuran en él todos los conquistadores? ¿ E s esta relación tan precisa y detal la-da como h o y desear íamos? D e l f a m o s o G a r c i P é r e z de V a r g a s " n o se sabe el heredamiento c i e r t o " . Q u i e n sí figura en ella es un Gon-zalo Gómez, merecedor de sesenta aranzadas y seis y u g a d a s de tie-rra en Campes ina , términos de A z n a l f a r a c h e , que m u y probable-mente sería el propio padre de CHARIÑO,

P o r v e n t u r a lo que ese documento calla podrá hal larse en otros coetáneos. E n el Libro de diferentes cuentas de la Casa R e a l de C a s -tilla, correspondiente a los años de 1293 y 1294, t ratando de " L o s lugares que son dados de las tercias en el A r z o b i s p a d o de S e v i l l a " , se lee este as iento: En Xeres a don Pay Gómez — Sant Lucar de Barrameda. Y a tenemos, pues, a CIIAKIÑO hacendado en la tierra se-vi l lana, y a imque pudo serlo por raeixed posterior, no d e j a de pare-cer har to reparable la coincidencia.

L a tradición a d j u d i c a a PAYO GÓMEZ una de las m á s g lor iosas hazañas de la conquista, interpretando, acaso, con l ibertad la retóri-ca lapidar de su epitafio. Quiérese que sus ba je les interviniesen en los combates del Gitadalquivir y se quiere que el comandante, sien-do uno de los "ornes bttenos et de buena companna et bien guisa-d o s " escogidos personalmente por B o n i f a z p a r a su ayuda, m o n t a s e una de las naves, la " q u e yua de parte del A r e n a l " , la que pr imero embistió el formidable puente de barcas y cadenas tendido entre T r i a n a y la c iudad el glorioso 3 de m a y o de 1248. N o rompió CHA-RIÑO el puente, pero lo quebrantó de manera que la otra nave q u e le seguía, capitaneada por B o n i f a z , " p u d o dar tan de f ruente un tal golpe qtie se passo clara de la otra p a r t e " . ¡ M e m o r a b l e golpe q u e aseguró la conquista de la t ierra andaluza y estremeció de p a v o r el corazón de los musulmanes !

Q u e f u e r o n dos " l a s m a y o r e s et mas fuertes que y a u i e " , las naves de la temeraria hazaña, consta en la Crónica y lo repiten los h is tor iadores ; que en la segunda iba B o n i f a z esci'ito está en las

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m i s m a s f u e n t e s ; pero ¿quién mandaba la p r i m e r a ? L o cal laron los a n t i g u o s , m a s los modernos no v a c i l a n en l lenar ese olvido, ciñen-í lo la f rente j u v e n i l de PAYO GÓMKZ con inmarcesible lauro, D o n A n t o n i o R i o b ó o y Se i jas , erudito escritor del siglo x v i i i , parece haber sido el pr imero en concedérselo y desde entonces v iene re-pit iéndose la especie, Y a fa l ta de pruebas, preténdese robustecer la veros imi l i tud de los hechos con var ios indicios y tradiciones, m á s o menos reparables y c u y o e x a m e n excede los l imites de un discurso.

Y no tan sólo P o n t e v e d r a : otros muchos pueblos se envanecen.de q u e sus baje les o sus hombres pudiesen haber contribuido a la cé-lebre campaña, y si bien no h a y oposición en la m a y o r í a de estos í i legatos, no sucede lo mismo con las tradiciones asturianas que a t r i b u y e n a R u i P é r e z de A v i l é s e x a c t a m e n t e la m i s m a proeza de CHARIÑO. A p u r a n d o las conjeturas , aún podría d e f e n d e r s e la c o m -patibilidad, pues no sería imposible que ambos caballeros coincidie-s e n en la m i s m a nave ; pero suspendamos juic io hasta nuevos aporta-m i e n t o s y bástele por hoy a PAYO GÓMEZ la g lor ia de haber asistido a la conquista de Sevi l la c o m o noble y buen soldado.

A los promedios del siglo x i i i corresponde un hecho trascenden-tal en su vida. T a n bien emparentado, como sabemos, por entonces c o n t r a e r í a matr imonio con una i lustre d a m a gal lega perteneciente a la fami l ia de M a l d o n a d o que adelante se estableció en otras comar-c a s con notorio brillo. L l a m ó s e la d a m a doña María Giráldez Mal-donado o " M a l d o a d a " , c o n f o r m e a ant igua y actual costumbre de Gal ic ia , y de este enlace no se puede dudar, pues la fort iuia me h a d e p a r a d o testimonios documentales en m u y reciente hal lazgo. E r a l i i j a de G i r a i N ú ñ e z M a l d o n a d o y f u e r o n sobrinos suyos don S u e r P é r e z y don R u i P é r e z , M a e s t r e s sucesivos de A l c á n t a r a en tiem-pos tumultuosos y c ismáticos de la Orden,

P o r estas f e c h a s y a sería CIIÍ\RIÑO señor de R í a n j o , " p r i m e r se-ñ o r " c o n f o r m e al epitafio, aunque no podamos a v e r i g u a r si por m e r c e d o heredamiento, R i a n j o es un puebleci l lo mar inero que se m i r a en las ondas de la R í a de A r o s a . F u é cabeza de jur isdicc ión •eclesiástica, tuvo hospital de peregrinos, v a r i a s ermitas y un céle-b r e castillo, casi cercado de mar , qtie protegía toda la ensenada has-t a T a r a g o ñ a dominando por t ierra la campiña. N a d a subsiste de di-c h a forta leza , que aun en el siglo x v n i lucía los blasones de Soto-m a y o r y A l d a o correspondientes a los herederos de CHARIÑO, según d o c u m e n t o que hemos publ icado ; pero sí un gran pazo de piedra

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c o n amplio y t r a b a j a d o b a l c o n a j e y atribuido tradicionalmente al poeta. P o r lo menos la f á b r i c a no le corresponde ni se podrá remon-t a r m á s al lá de la antepasada centuria.

C a r e c e m o s de documentos que reivindiquen para CIIAKIÑO el re-f e r i d o señorío, m a s abtmdan refiriéndolo a sti descendencia y a des-d e la h i j a doña Juana M a r i n o C h a r i ñ o , " s e n h o r a de R r i a n j o " has-t a la f a m o s a heredera doña M a r í a de M e n d o z a , esposa de don E n r i -qtie ]£-nríquez de G u z m á n (tercer h i j o del A l m i r a n t e don A l f o n s o E n r i q u e z ) , a cuyas manos pereció, en Bembibre, tal v e z por culpa d e sus m u c h a s r iquezas. C o n ellas y con el señorío de R i a n j o se acre-centó la casa de los señores de Quintana, adelante condes de C a s -t r o n u e v o y de V i l l a u m b r o s a y marqueses de Montealegre .

L ó g i c o es imaginar que el R e y Sabio, tan amante de la poesía y poetas gal legos, entre quienes r e f u l g e como autor del m á s antiguo y m á s p e r s o n a l c a n c i o n e r o , d i s t i n g u i e s e a P A Y O G Ó M E Z C H A R I Ñ O y

a u n contr ibuyese a sus aumentos. A s í sería natura l y así lo enten-d i e r o n ilustres escritores que le suponen servidor de dicho monarca y a u n su va l ido hasta el punto de atreverse a zaherir le con tensones d e escarnio. F r e c u e n t e es tenerle, según esto, como A l m i r a n t e de d o n A l f o n s o y hasta se le supone designado, en unión de su parien-t e Garc ía de V i l l a m a y o r , p a r a la cruzada de U l t r a m a r que proyec-t a b a el soberano, opinión destruida por la cronología y los documen-tos. P o r todo ello suele clasificársele en la corte l iteraria del R e y Sa-bio ; mas no consta de un m o d o evidente amistad tan verosímil.

S i n duda que a estos días debe corresponder su m a y o r act iv idad poét ica y que entonces serían escritas m u c h a s de sus cántígas de a m o r conocidas y otras que i g n o r a m o s ; pero los textos histórico.^ p e r m a n e c e n mudos y hasta las mismas canciones sólo remotamen-t e a luden a sucesos del tiempo. T a m p o c o lo v e m o s figurar, dicho sea e n su alabanza, en el niitrido coro de entusiastas y detractores de la bel l ís ima y d e s g a r r a d a M a r í a P é r e z Balteira, por quien suspiró en v a n o el propio m o n a r c a de Casti l la y que tan honda revolución pro-d u j o en las costumbres galantes del siglo x i i i .

D e base carecemos p a r a admitir a lguna estancia de CHARIÑO €n P o r t u g a l , ya en la corte de S a n c h o I I , y a en la de A l f o n s o I I I , s e g ú n quieren B r a g a y la señora Michaél is , S u s relaciones con el tro-v a d o r P é r e z de B a y a m son el único dato que podría alegarse, m a s es cierto que el fidalgo lusitano pasó a E s p a ñ a y arabos se encon-trar ían probablemente en Sevi l la . N i siquiera tendrá va lor la cir-

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cuiistancia de ser portugués el argumento de la canción de es-carnio que SUS- nombres enlaza, pues el señorío de B a y á o está cer-ca de O p o r t o y no le jos de Arottca , donde el poeta " h a b í a gran s a b o r de f a c e r unha c a s a " , como expone en su trova, t rova y " s a b o r " q u e pudieron m u y bien ser conocidos de 'CHARIÑO sin m o v e r s e de G a -licia.

V a g a m e n t e , cernidas por el arte y la distancia, nos parecen ale-tear en sits bellísimas marinas quedas alusiones a derroteros náut i-cos y a j o r n a d a s navales de carácter bélico. ¿ D e dónde parte el na-vio que l leva " a s f rores do m e u a m i g o " ? ¿ A dónde n a v e g a ? N o menos que a una c iudad sitiada p a r a l legar al ferido a servir un " c o r p o l o a d o " . M a s ¿ q u é c i u d a d ? ¿ S e v i l l a a c a s o ? , . . ¿ P o r d ó n d e v i a j a el amigo ausente c u y o regreso impetra la doncella h i n o j a d a ? . . . N o podemos saberlo, pero la sospecha de que PAYO GÓMEZ intervino en importantes episodios náuticos , crece y se arraiga. Q u i z á s en el bri l lante desembarco de Cádiz , quizás en el desastroso bloqueo de A l g c c i r a s , quizás en las a lgaras con los piratas a f r icanos , f r e c u e n t e s en la época.

Q u e en ella era nuestro poeta p e r s o n a j e de cuenta, se deduce de la Crónica de A l f o n s o X , pues al r e f e r i r la t o m a del a l c á z a r de Z a m o r a por el i n f a n t e don Juan, nianifiesta que se hallaba b a j o la g u a r d a accidental de la mi t jer del M e r i n o m a y o r de Galicia, y aña-d e : " E esta dueña era h e r m a n a de PAY GÓMEZ CIIERINO", c o m o a d u c i e n d o un nombre notorio p a r a esc larecer otro que lo es menos. A punto estuvo, con todo, de eclipsar al de su h e r m a n o el poeta : en esta ocasión ensayó don Juan la perversa vi l lanía que adelante pudo estrel larse contra la sublime lealtad de un h o m b r e ; la m u j e r de ahora s u c u m b i ó : era madre.

M a s si carecemos de noticias de DON PAYO GÓMEZ durante estos años y de pruebas que acrediten sti amistad con A l f o n s o X , abun-dan, en cambio, para demostrar la inalterable que p r o f e s ó a su prole.

C u a n d o el impaciente don S a n c h o " t o m ó v o z " contra el R e y y asumió la gobernación del reino c o m o " f i j o m a y o r h e r e d e r o " , CHA-RIÑO siguió la n u e v a parcia l idad, al igual de tantos otro,«, sin que sea preciso imaginar personales desavenencias con el v i e j o m o n a r -ca, y m u y pronto hubo de contarse entre los pr ivados y f a v o r e -cidos. D e seguro no serían a j e n o s a este f a v o r los gustos l i terarios del nuevo soberano, pues v e m o s como f u e r o n sus amigos dos vates : don iGómez Garc ía , abad de V a l l a d o l i d y PAYO GÓMEZ, ambos poe-

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t a s del Cancionero vat icano, y con amistad a todas luces anterior a la coronación de S a n c h o I V .

L a pr imera m e r c e d f u é el A l m i r a n t a z g o de la mar . A s o m b r a la p o r f í a con que F e r n á n d e z D u r o quiso pr ivar de esta

«lignidad a CHARIÑO, pues ningún hecho de su v i d a se nos o f r e c e tan firme y demostrado. C o m o ta l A l m i r a n t e figura en los ant iguos catálogos y a su a lmirantazgo alude el mismo poeta en u n a de sus c á n t í g a s m á s hermosas. " P o r haber c o n f i r m a d o un solo privi legio (12185) se sabe qtxe f u é A l m i r a n t e , aunque en ninguna de las accio-nes de m a r figura", escribe el f e c u n d o historiador y al escribirlo d e m u e s t r a su escasa diügencia, pues sin salirse de publicaciones vu lgares pudo encontrar otros documentos con la rúbrica de don Pay Gómez Almirante de la Mar. T a l e s privi legios, en cantidad de u n a docena, v a n desde el 10 de agosto de 1284 al 8 de septiembre d e 1286, no siendo preciso r e f o r z a r l o s con otros inéditos que se-g u r a m e n t e existen.

P o r lo que toca a la ausencia de CHARIÑO en las empresas na-va les , ni puede concluirse de nuestra ignorancia, ni es tan decisiva c o m o se pretende, ni de serlo dañaría a la verosimil i tud del cargo, y a qpe otros A l m i r a n t e s casi coetáneos se hal lan en idénticas c ir-cunstancias . L o que no puede o f r e c e r d u d a es que durante siglo y m e d i o se el igieron p a r a servir tan elevado puesto caballeros no-bles nacidos en el Htoral y que hubiesen dado pruebas elocuentes de per ic ia en la n a v e g a c i ó n y de b r a v u r a en los combates.

C o m o es sabido, el cargo f u é creado por S a n Fernando para la conquis ta de Sevi l la conf ir iéndolo a R a m ó n B o n i f a z ; después lo g o z a r o n otros, siendo quinto almirante nuestro PAYO GÓMEZ. C a b e inquir ir la importancia positiva que entonces alcanzaba la d ignidad y hasta dónde se extendían sus atribuciones. P a r e c e que a la m u e r -te o cesantía de 'López de M e n d o z a se dividió el empleo, encomen-d á n d o s e a tmo, denominado de Sev i l la o del Mediterráneo, la direc-c i ó n y mando de las galeras, y a otro, l lamado de la M a r , el de los nav ios mancos o sin remos destinados a n a v e g a r en el océano. F e r -n á n d e z D u r o , negando a CHARIÑO lo excelso de " A l m i r a n t e de Cas-t i l l a " , se resigna a concederle lo de " A l m i r a n t e de la M a r " , estable-c iendo en el A l m i r a n t a z g o una especie de Jerarquía; Saraleguí , que «studiò el asunto, concluye " q u e A l m i r a n t e m a y o r y A l m i r a n t e de la m a r es e x a c t a m e n t e lo mismo que A l m i r a n t e y que si se d i j o en un t iempo A l m i r a n t e de Castil la, f u é únicamente para d i ferenciar le de

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su colega el A l m i r a n t e de A r a g ó n " . DON PAYO GÓMEZ f u e , pues . A l m i r a n t e de Cast i l la con todas las preeminencias propias de la d ig-nidad que A l f o n s o el Sabio e x p o n e en prosa inimitable, m á x i m e cuando le v e m o s asumirla sin compañero, a d i ferencia de lo o c u r r i -do antes y después de él.

Respecto a la f e c h a de su nombramiento, quieren a lgunos que lo recibiese de S a n c h o I V , todavia I n f a n t e , y aun se supone que lo l la-mar ía en 1275 para organizar la f lota contra A b é n Y t i s u f ; mas e s t o es anticipar demasiado los sucesos. Si don S a n c h o lo n o m b r ó en tiempo de la rebelión, será d i f íc i l concretar la data, porque los do-cumentos de este período l levan m u y pocas confirmaciones. L o in-negable es que figura desde principios del reinado : en privi legio del 7 de agosto de 1284 no aparece el c a r g o de A l m i r a n t e ; pero en 1 0 del mismo mes ya suscribe como tal CIIARIÑO,

D e ttn solo hecho del nuevo "cabdie l lo de los n a v i o s " t e n e m o s noticia, y este hecho ni es marcia l ni le honi-a en g r a n manera. " S e -y e n d o DON PAY GÓMEZ almirante de la m a r " obligó a los vec inos de P o n t e v e d r a a construir u n a " g a l e a " para el R e y , no obstante po-,seer privi legio en contrar io y no les obligó por celo de su oficio o prestigios de la patria, sino " p o r enemizad que abia con el arzobis-p o " , señor de la tierra. E r a este f r a y R o d r i g o González , e x p r o v i n -cial de los dominicos. " E t el rey don S a n c h o tanto que esto sopo q u e gela m a n d a r a luego t o m a r ; et la galea que estudiera y en el p u e r t o de P o n t e v e d r a f a s t a que se p o d r e c i e r a " . F r a y R o d r i g o g o z a b a del f a v o r regio y el monarca tuvo " g r a n voluntad de hacer le bien et m u -cha merced porque siempre f u é y es a mío s e r v i c i o " ; peleando ade-m á s como soldado, le agradece en público la a y u d a que " n o s f a c e con su cuerpo et con su caballería en las huestes que f a c e m o s con-tra m o r o s " . A c a s o esta pr ivanza exci tase los celos de PAY GÓMEZ.

T e n í a el R e y hecha promesa de romería a C o m p o s t e l a desde q u e A b é n Y ú s u f arrasaba las t ierras de Jerez, y en el verano de 1286 qui-so cumplir su peregi ' inación, l levando en el c o r t e j o a CHARIÑO, se-g ú n se ve por los documentos. M á s de cincuenta años hacía que la t ierra gal lega no f u e r a v is i tada por ningún m o n a r c a castellano, des-de el l i lt imo v i a j e de S a n F e r n a n d o . A 8 de jrilio hal lábase la cor-te en V i l l a f r a n c a de V a l c á r c e l o del Bierzo , por donde entibó en l a región siguiendo el " C a m i n o f r a n c é s " , continuó por Orense, P o n -tevedra, Santiago, L a Coruña, Betanzos , L u g o y en i de octubre y a se encontraba de regreso en .A.storga, D u r a n t e su estancia en la c iu-

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dad del L é r e z , del i 8 al 26 de agosto, confirmó el R e y va r i os p r i -vilegios. E n t o n c e s sería cuando el A l m i r a n t e aprovechase la c o y u n -t u r a para obtener mercedes en beneficio de la t ierra natal , a c r e -centando las conseguidas luego de las conquistas andaluzas, pues a lgunas de ellas proceden evidentemente de aquel tiempo.

D o n G ó m e z G a r d a , abad de Val ladol id y pr ivado de S a n c h o I V desde su rebelión, c a y ó de esta pr ivanza por abril del 12S6 y m u r i á de pesadumbre en T o l e d o a 29 de jul io del m i s m o año. E l R e y supc^ la n o v e d a d en Galic ia y " p l ú g o l e m u c h o " al decir de la Crónica. C o n la desaparición del A b a d qtieda dtieño del campo su enemigo-don L o p e D í a z de H a r o y el aspecto de la C o r t e cambia p r o n t a -mente.

PAYO GÓMEZ d e j a de ser A l m i r a n t e , correspondiendo la ú l t i m a de sus confirmaciones al 8 de septiembre de 1286 y no es sust i tuí-do por n ingún mar ino de profes ión sino por dos f a m i ü a r e s del s e ñ o r de V i z c a y a , los hermanos don P e d r o y don Ñ u ñ o D í a z de Castañe-da. A la general m u d a n z a política deberá achacarse esta cesac ión, rechazando toda sospecha de cast igo por imaginaria sátira, o de a r -terías de los émulos y más la de destitución por a lguna derrota n a v a l de todos ignorada y m á s por el f r a c a s o de A l g e c i r a s , absvirda hipó-tesis qtxe las fechas inval idan en absoluto. T a m p o c o me parece q u e hubiese de expiar el A l m i r a n t e su devoción al f i n a d o ministro, p u e s la t rova qtte se aduce es simplemente un cantar de amigo, donde e l poeta lamenta sus finezas de enamorado poco o nada correspondi-das de la dama, sin alusión ninguna política. L o que quizá contri-buyese a la remoción sería el asunto de la ga lera pontevedresa ; el hecho parece haber ocurr ido en Sant iago mismo, donde el p r e l a d o pudo exponer sus q u e j a s al R e y y uti l izar todo el i n f l u j o de su a f e c t o .

S e a como f u e r e , el propio CHARIÑO dedicó al suceso ima cant iga tan linda como interesante, expres ión de su ironía gal lega y a t r e v i -da indirecta a la regia debilidad. N o veremos, como algitno, sola-mente en ella " t é r m i n o s de v i v a y f r a n c a a l e g r í a " , incompatible con la m a r i n e r a condición del autor y la importancia del c a r g o perdi-d o ; tampoco nos parece r e f l e j o de la f i losof ía que le ampara en su in for tunio , antes pensaremos con vma escritora que " c l poeta gal le-go, y a m a d u r o , sabe m u c h o de las pasiones de los hombres y, en v e z de morir de amor como svt j o v e n amigo, se Inirla del a d v e r s a r i o oculto que a m o d o de castigo le a le ja del m a r " , N o es de creer q u e

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el de V i z c a y a admitiese c o m o buena la sinceridad de la expl icación, pero sí que no d e j a r í a de sonreírse, caso de conocerlo^ leyendo aquel viroti l lo lanzado a la corona ;

mais se fo i el Rey qtien do mar nieu amigo sacou, saqueo D e u s cíe coilas que afogou.

U n solo camino i'estaba expedito a DON PAYO GÓMEZ : retirarse de la C o r t e y de sus mudanzas , y tal lo debió de seguir, en e fecto , pues la Crónica d e j a de mencionarle durante algunos años. E n Gal ic ia •debió de quedarse el poeta mientras don S a n c h o caminaba la vuel-ta de Castil la y en Galic ia pulsó m á s de u n a vez su v i e j a l ira para t rovar , no de amores impropios de su edad granada, sino fest ivas sátiras en decires de escarnio, nobles y dignos pero intencionados,

•que algunos sucesos del tiempo sugerían. V e r b i g r a c i a , las Cortes de P a l e n c i a de 1286, en que se a c o r d ó la cuantía de los yantares regios,

e n f o r m a no m u y popular, por lo visto. Dedíca le CHARIÑO una ten-dón j u g a n d o con el doble sentido de la palabra yantar en diálogo con c i e r t o señor a quien correspondía s e m e j a n t e derecho : no se nombra «1 señor, pero es sin d u d a un m o n a r c a que ha tomado injustamente el tributo de parada en a lguna local idad exenta por fuero . P a r a L o -Jlis este m o n a r c a es don Jaime' de A r a g ó n , p a r a B r a g a y doña C a -l'olina lo es A l f o n s o X , m a s las alusiones del cantar abonan por San-c h o I V . A c a s o el R e y B r a v o sería también gastrónomo, como sa-bemos que lo f u é su p a d r e ; por lo menos como a tal le m o t e j a su

a n t i g u o A l m i r a n t e .

P a r é c e m e que a esta etapa corresponde as imismo aquella nota-ble composición incluida en el Cancioneiro da Ajuda donde se com-para con el m a r al rey de Casti l la. A l g u n o s la tienen por la m e j o r •obra de CHARIÑO; B r a g a , que la califica de " d u r a s i rventés" , no v a c i l a en atribuirla al propio r e y A l f o n s o I I I de Portugal , " p o r -•que nenhum trovador se a trever ía a t a n t o " ; para la señora Michaél is •"desenlia a índole hberal e grandiosa, mais versát i l e contradicto-ria de A l f o n s o X con tanta nitidez, que custa a perceber como nin-

,^uen a reconheceu até h o j e " ; no fa l ta quien la considere, al con-trario, como " u n canto a la magnif icencia real . . . , como una lison-ja, como un elogio s u p r e m o " . P a r a nosotros es lo que contiene : u n a sátira contra la versat ihdad de S a n c h o I V , cuyas gracias y

-arrebatos tenía el autor bien conocidos, pues la comparación del mo-

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l iare a y el océapo viene a reducirse en que ambos son mudables provechosos , ora adversos, como la fortuna.

Y en e fecto , el natural impetuoso del R e y B r a v o no consentía largas permanencias en la privanza. T r á g i c a m e n t e acabó la suya don L o p e D í a z en A l f a r o , la tarde del 8 de junio de 1288; m a s no por ello cesó cl ostracismo de PAYO GÓMEZ ; f u e r o n menester otros acaec imientos que m á s de cerca le tocaban,

A q u e l poderoso magnate don J u a n A l f o n s o de Alburquerque, •deudo de la R e i n a y A d e l a n t a d o m a y o r de Galicia, andaba alboro-tando el país, por conse jo del ambicioso don Juan N ú ñ e z de L a r a , y en su ayuda, según la Crónica. P a r a reprimir tales movimientos volv ió don S a n c h o al Noroeste en el v e r a n o de 1291. A l l í el poe-t a se presentaría al m o n a r c a y alií el m o n a r c a le tornó su gracia, y t a n s inceramente que ya nunca salió de ella, antes hubo de recibir arduas comisiones y destinos de valía. E l de A l b u r q u e r q u e f u é resi-denciado, destituido y aun preso, si bien " a salva f e " por el propio CHARIÑO, según mandamiento soberano. S o s e g a d a la tierra, h izo <1 R e y segunda romería a Sant iago y se v o l v i ó a Cast i l la .

C o n él regresó nuestro caballero, y a su lado permaneció en la Corte interviniendo en los negocios públicos. F u é uno de los que m á s desaprobaron la e x t r e m a preponderancia de don Juan N ú ñ e z e l G o r d o , y la Crónica le cita entre " l o s acuciadores que al R e y acu-c i a b a n " , por desavenirle con el de H a r o . Y cuando la desavenencia subió a rebelión. PAYO GÓMEZ aparece entre los capitanes de la mes-nada real m o v i d a en 1292 contra don Juan N ú ñ e z , que corría las tie-r r a s de A l a r c ó n y de C u e n c a . N o f u é para enorgullecerse la em-presa, Hal láronse las tropas en Chinchil la, en un lugar que decían Cabrera , y por meterse " m u y l o c a m e n t e " en una angostura, los realistas f u e r o n derrotados de modo que don Juan N ú ñ e z mató m u c h o s y los desbarató por completo. L a n c e m á s serio de lo que pudiera suponerse; el e jérc i to real pasaba de 1,400 hombres q u e c e j a r o n ante los 400 caballos del rebelde, quien ganó aquel 4 í a diez y siete insignias y pendones l levados a V a l e n c i a de A r a -gón, Mohínos pero salvos regresaron los capitanes, entre quienes los había gal legos, sin que sepamos de otra f u n c i ó n g u e r r e r a de nuestro escritor.

P r e s o continuaba en tanto el de A l b u r q u e r q u e , mas no en so-siego ni l ibre de la real indignación, si bien a m p a r a d o por la m a g -n á n i m a doña M a r í a de Mol ina, la cual, muchas veces, le salvó de la

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muerte . T o d o lo cual, así como la l ibertad que la egregia señora le devolv ió cuando pudo, p a g ó el desagradecido traic ionándola y h u -yéndose a P o r t u g a l , c u y o s historiadores le ca l i f i can de grande. V a -cante, pues, el c a r g o de A d e l a n t a d o m a y o r de Galicia, a c o r d ó el R e y investir con él a CHARIÑO, mirando sin duda a los prestigios que el noble t r o v a d o r debía de gozar en su t ierra y a lo útiles que serían en ella sus servicios, por conocerla como suya y contar allí con m u -c h o s parientes. Entonces , esto es, en 1292, recibiría tan e levada dig-i i idad7sust i tuycndo ai inquieto prócer , a lo que puede colegirse d e las c o n f i r m a c i o n e s : en 22 de noviembre y a suscribe desde su n u e v o puesto.

N o f u é nuestro poeta el pr imer A d e l a n t a d o del país gal lego, se-g ú n alguien escribe, pues el oficio exist ía de m u c h o a n t e s ; pero e l h e c h o de haberlo ocupado demuestra la e levada consideración d e DOÍT PAYO, y a que, aparte de la jerarquía , solamente se confirió a p e r s o n a j e s de cuenta hasta que, v inculado en la casa de S a r m i e n -to, lo f u e r o n únicamente los Condes de R i b a d a v i a y de S a n t a M a r t a de Ort igueira .

C r e c í a la p r i v a n z a de CHARIÑO y sin abandonar la residencia a que su c a r g o le obligaba, con él se correspondía el soberano me-diante m e n s a j e r o s , a lguno de c u y o s nombres consta, y ocupándole en diversos encargos. F u é u n o el asunto de la casa de F i n o j o s a , q u e el A d e l a n t a d o t o m ó en 1294 p a r a dar la a don M a r t í n A l f o n s o , l la-m a d o Chinchorro , bastardo del rey de P o r t u g a l , y otro aquel por e l c u a l hubo de p a g a r DON PAYO crecida suma a A l f o n s o Godínez . E s t o s y otros servicios recompensaron los m o n a r c a s con d i f e r e n -tes d á d i v a s : en el propio año recibió 3.000 m a r a ve di se s del R e y , quien atendía igualmente a su h i jo S u e r o G ó m e z con sueldo de 2.200 anuales en la C o r t e . E n ella figuraba su otro h i j o A l v a r Páez,. c o m o en años anteriores.

L a p r e m a t u r a muerte de S a n c h o I V cortó la c a r r e r a a e s t o s acrecentamientos y v ino a ser f u n e s t a p a r a CHARIÑO. Desenca-denada la anarquía " e n C a s t i l l a no podían las cosas tener s o s i e g o " . T r e s reyes estuvo a punto de contar entonces esta parte de la P e n -ínsula y ninguno legít imo h e r e d e r o : don A l o n s o de la Cerda, don P e d r o de A r a g ó n y el revoltoso i n f a n t e don Juan. E l Pertiguero-m a y o r de Sant iago don F e r n a n d o R u i z de Castro a b r a z ó el part ido del I n f a n t e y con él otros m u c h o s caballeros, s iendo quizás el m á s decidido PAYO GÓMEZ. E r a este don Juan aquel aciago y sombricp

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p e r s o n a j e que cruza por la His tor ia cubierto de baldón eterno, el m i s m o que ante los m u r o s de T a r i f a puso el sello a sus maldades, el m i s m o que aspiró siempre a intitularse rey de Galicia, con m á s ansias que denuedo, no obstante el apoyo de los nobles galicianos, que añoraban los días de San F e r n a n d o . M á s noble señor quisiéra-mos p a r a nuestro poeta.

A p o d e r ó s e el I n f a n t e de var ios pueblos y castillos, entre ellos de la t ierra de Z a m o r a , en la cual nombró por A l c a i d e a CHARI-ÑO, sin pr ivar le por eso de su c a r g o de Ade lantado, pues todavía confirma c o m o tal en 3 de agosto de 1295, L a R e i n a se acogió con su h i j o a V a l l a d o l i d y a T o r o , que por ser suyas le g u a r d a b a n fide-l idad lo m i s m o que Z a m o r a ; mas DON PAYO iba ganando los áni-mos, y al acercarse la Corte alcanzó " q u e se le enviara m e n s a j e dic iendo que solo el R e y con dos caballeros y sii madre con dos dueñas serían admitidos en la c i u d a d " . P e r o la lealtad o la trai-ción acechaban, y las arroganc ias del rebelde iban a s u f r i r tin rudo golpe.

H a l l á n d o s e cierta día platicando los in fantes don Juan y don E n r i q u e en u n a dehesa de C i u d a d - R o d r i g o , y hal lándose algo re-t irado PAYO GÓMEZ en su caballo, l legóse disimuladamente R u y P é r e z T e n o r i o y le atravesó el corazón de una ctichillada. M i e n -tras el v i e j o poeta venía al suelo, huía ve loz el m a t a d o r ; mas no le val ió su d i l igencia : don Juan, ardiendo en fur ia , corrió en pos de él y le a lcanzó y le dió la muerte .

A s í pereció CHARIÑO, en el otoño de 1295, v íct ima d e ' p u ñ a l acaso j u s t i c i e r o ; la c lar idad de la Crónica no d e j a lugar a la me-nor duda, L a que si subsiste, y m u y interrogante, es la relat iva a las causas concretas del asesinato. V e r o s í m i l es que muriese por su parcial idad o bandería, pues sólo así se expl ica la v e n g a n z a del I n f a n t e . E n cuanto al asesino sabemos que era paisano de la v íc t ima y hasta deudo suyo, como miembro de aquella fami l ia pon-tevedresa de T e n o r i o , que adelante se h izo m á s célebre en la his-toria por su rama de Sevil la,

M a n o s piadosas conducir ían los humanos despojos de DON PA-YO a la tieiTa natal, depositándolos en el convetito f r a n c i s c a n o de P o n t e v e d r a , recientemente construido. M a n o s filiales, de seguro, pues consta memoria y . m e m o r i a bri l lante d e , l a descendencia. S u h i j o m a y o r , Alvar Páez, f u é también almirante en el reinado de F e r n a n d o I V ; SUEKO GÓXIBZ figura en la corte del R e y B r a v o ;

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Ruy Pàez p a r e c e h a b e r v i v i d o en las t i e r r a s ga l legas , y su h i j a ,

Jitana Marino Chariño, entroncó con la g r a n casa de S o t o m a y o r ,

s iendo a b u e l a de otro P a y o G ó m e z ; P a y o G ó m e z d e S o t o m a y o r ,

cé lebre e n v i a d o d e E n r i q u e I I I al G r a n T a m o r l á n , y c u y a n o v e l e s c a

v i d a r e c l a m a p a i t i c u l a r m o n o g r a f í a ,

A d e m á s de estos h i j o s carnales , d e j ó el A l m i r a n t e poeta o t r o s

m á s n u m e r o s o s de six espír i tu que, a n i m a d o s p o r la v i ta l idad q u e

i n f u n d e la escr i tura y p r o p a g a la imprenta , ex is ten h o y plenos de

lozanía , y con ella p a s a r á n a n u e s t r o s s u c e s o r e s : las t r o v a s y c a n -

tares, de quienes es y a h o r a de pasar a o c u p a r n o s .

D e ve inte y o c h o canciones consta el a c e r v o poét ico d e . C H A -

RIÑO ; once e n el Cancioneiro da Ajuda, y ve inte en los ital ianos, d e

las cuales t res son c o m u n e s y se r e p a r t e n p o r los géneros en u s o :

cantares de amor, cantares de amigo y cantares de burla, o sea

c|ue PAYO GÓMEZ firmaría en todas las partes del a n t i g u o e igno-

r a d o Cancionero g e n e r a l de la p r i m i t i v a l í r ica d e la P e n í n s u l a .

V i e j o t r o v a d o r de t iempos remotos , sus rimas, un día f a m o s a s

y tal v e z p o p u l a r e s , p e r m a n e c i e r o n l a r g o s s iglos ocu l tas en los v e -

tustos códices de P o r t u g a l y de Ital ia y p e r m a n e c e r á n a c a s o en o t r o s

e x t r a v i a d o s q u e la leg í t ima c u r i o s i d a d anhela y la d i l igencia per-

s igue sin f o r t i m a . S o r p r e s a f u é el descubr imiento de sus poesías,

c o m o lo f u e r o n tantas m á s que las compi lac iones m e d i o e v a l e s r e s e r -

v a b a n a las g e n e r a c i o n e s m o d e r n a s .

E l l a s c o n o c i e r o n p r i m e r a m e n t e las t r o v a s de GUARINO, con-

tenidas en el or ig inal p o r t u g u é s , a u n q u e sin el n o m b r e de su autor

v e r d a d e r o , pues n o ex is ten r ú b r i c a s en d i c h o códice, y las t e o r í a s d e

los i l u s t r a d o r e s iban l e j o s del b u e n camino.

L o r d C a r l o s S t u a r t de R o t h e s a y es el p r i m e r o que en 1823 las

d ió a la prensa , c o m o a n ó n i m a s , en su rar í s ima y s e m i p a l e o g r á -

fica p u b l i c a c i ó n ; c o n t i n u ó años después el g e r m a n o C r i s t i á n F e d e -

r i c o B e l l e r m a n n i m p r i m i e n d o tres canciones que, a l i g u a l de los

erudi tos de su t iempo, suponía de la m i s m a m a n o q u e todas las

res tantes del Cancionero, y éste sería, " m u y p r o v a v e l m e n t e " , el f a -

m o s o Livro das Cantigas de l C o n d e de B a r c e l l o s . A s í lo c r e y ó el

f e c u n d o d i p l o m á t i c o brasi leño F r a n c i s c o A d o l f o d e V a r n h a g e n en

1849, al p u b l i c a r en M a d r i d no m e n o s de 3I'|2 c o m p o s i c i o n e s del có-

dice l isbonense, y entre ellas once de n u e s t r o poeta, atr ibuidas, cla-

r o está, a l h i j o de don Dionís . S i g ú e s e en 1863 un l ibro m a g i s t r a l

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r e f e r e n t e a l a poesía palaciana portuguesa, obra del f u n d a d o r de ia F i lo logía románica, F e d e r i c o D i e z ; entre las cantigas copiadas y t raducidas en v e r s o aparece una de CHARIÑO, todavía sin su nom-bre. M a s no tardó en incorporarse al catálogo de la l iteratura nacional .

A la v e z que se iba d ivulgando la compilación de L isboa , enton-ces en el C o l e g i o de Nobles, comenzaba también a ser conocido el Cancionero de la Bibl ioteca V a t i c a n a . Y a en 1847 el doctor Lopes de M o u r a había entresacado de él las t r o v a s del r e y don Dionís , y V a r n h a g e n m i s m o tuvo la f o r t u n a , hasta ahora por nadie com-partida, de gozar en M a d r i d una copia del apógi-afo italiano en casa de " t m g r a n d e de E s p a ñ a " diez años m á s tarde, y de cote-jar la al siguiente con el manuscr i to de Ronna. A t a c a d a s sei'iamente las teorías unitarias de D i e z y de V a r n h a g e n por el romanista G r ü z m a c h e r , f i teron demolidas por el propio escritor brasileño, aunque edificando otra más e x t r a ñ a sobre sus ruinas. Consecuen-te V a r n h a g e n con su innegable probidad, estampó hacia 1869 las Novas páginas, donde se rest i tuyen cuarenta y nvieve canciones a sus legít imos autores ; tres de estas canciones corresponden a CHA-RIÑO y su nombre aparece entonces por pr imera v e z como poeta. A l otro año, 1S70, imprimía el act ivo diplomático su curioso Can-cioneirinho das trovas antigas tomadas del V a t i c a n o , y en la lista de t rovadores consignaba de n u e v o la firma de PAY GÓMEZ como autor de diez y ocho poesías que no se copian, con lo cual el A l m i -rante poeta comienza a figurar en los libros de historia literaria, l ' l ieophi lo B r a g a , apenas salido de las aulas, lanzó al público en es-tos t iempos no menos de cuatro volúmenes en que pretende resu-mir todos los aspectos de la lírica medioeval ; en el segundo de ellos (1871) , reproduce cuatro canciones de CHARIÑO, a quien mira como poi'tugués, un tiempo servidor del R e y Sabio de Castil la.

D e este m o d o t rabajoso y f ragmentar io , y en lenta elaboración de medio siglo, f u é conociendo el públ ico las primicias t ipográficas dedicadas a PAYO GÓMEZ, hasta que en 1875 Ernesto M ò n a c i , be-nemérito p r o f e s o r de R o m a , dió a la estampa su excelente edición paleogràf ica del Cancionero de la Biblioteca Vaticana y con él las veinte composiciones de CHARIÑO allí conservadas, que son las m á s hermosas de su lira. D e s d e ese día pudieron j u z g a r s e los méritos de nuestro poeta, y el mundo estudioso conoció lo que representa dentro de la v i e j a l ír ica galaico-lusitana de que es f e c u n d o tesoro

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— s ò -

ci Cancionero. Esto , no obstante el carácter erudito de la publi-

cación, así como lo escasa que se v a haciendo, e x i g e otra más popu-

lar y asequible, y a que la precipitada rest i tución de B r a g a no llena,

ni con mucho, necesidad tan perentoria. A ella han acudido, sin

embargo , cuantos espigaron en esta mies g r a n a d a p a r a surtir f l o -

ri legios y antologías donde no fa l ta el n o m b r e de 'CI-IASIÑO.

E n cuanto al Cancioneiro da Ajuda hal ló, por fin, la f o r t u n a de-bida a su importancia en la magistral edición de la señora M i c h a é -lis, donde se traza notable estudio del A l m i r a n t e poeta.

Públ icas son, por consiguiente, todas sus poesías, y sin temor podemos leerlas. N i un pensamiento vil, ni una palabra b a j a a f e a n sus versos , entre los cuales no exis ten coplas de maldecir, gene-rahnente soeces y procaces ; ni una sola vez abusa de la l ibertad de otros t rovadores p a r a verter las heces de la c o n c u p i s c e n c i a ; y el sií-ventés y la tensón, géneros natura lmente resbaladizos, saben con-tenerse en los puntos de su p l u m a dentro del m á s l impio decoro, sin perder por ello la m o r d a c i d a d satírica en que estriban su sal y su gracia, Espír i tu f ino y delicado, h u y e de todo lo g r o s e r o ; j a m á s t u v o su l ira la b r o n c a cuerda l icenciosa que resonó hasta en las regias manos de A l f o n s o el Sabio, y c u y o s brutales desahogos ensucian las postreras páginas del manuscr i to vat icano.

N o b l e es la fisonomía l iteraria de este hombre de m a r ; po-sit iva la inspiración de su m u s a aristocrática, de g r a n simpatía su genio melancól ico, gustoso de temas sencillos y sentimentales y de alto interés los recursos poéticos que d e r r a m a con notable origi-nal idad, a u n sobre tópicos manidos y asuntos resobados. -Confor-m e a lo usual en otros trovadores , §us cantares de amigo sobre-salen por la f r e s c u r a y vida que les presta el sabor f r a n c a m e n t e p o p u l a r ; y dentro de ellos las melancól icas canciones, a m o d o de barcarolas , de n o v e d a d encantadora, exquis i to recuerdo de sus em-pi-esas marí t imas y de especial característ ica en la escuela gal le-ga, tan rica en matices cuando h u y e la servi l imitación de los pro-venía les ,

CHARIÑO pertenece, sin duda, a los cantores del mar , ciclo f e -cundo en los cancioneros, como inspirados en iin país de l itoral e x t e n s o y var iado, c u y a s costas y c u y a s rías compiten con las m á s ponderadas en grandios idad y hermosura. N o debía espe-rarse menos de un t r o v a d o r A l m i r a n t e .

Cuatro g r a n d e s poetas de inspiración oceánica cuenta el apó-

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g r a f o de R o m a : Juan Zorro , M a r t í n Codas , M c n d i ñ o y PAYO GÓ-MEZ. D e la serie poética del primero, especialista en verdaderas bar-carolas, solamente tres canciones no hablan del m a r ; C o d a s , cu-y o s siete l indísimos cantares a la ría de V i g o le g r a n j e a n la cele-bridad, " p a r e c e haberse dedicado especialmente a la composición d e estas marinas" ; u n a tan sólo nos cjueda del j u g l a r Mendiño, pero tan fina y tan hermosa, que por ella se equipara gal lardamente a los anteriores.

E l m a r que inspiró a DON PAYO en la p r i m a v e r a de la v i d a al c o m p o n e r cantigas que la amada pudiese entonar sonando el a d u f e , cont inuó inspirándole navegando hacia A n d a l u c í a en servicio de M a r t e , le inspiró en los palacios de los poderosos y en la corte d e los reyes, cercado de asechanzas y de ambiciones, y aún pudo inspirarle, puesto al cabo de sus largos días, desengañado de los va ivenes de la f o r t u n a y de la inconstancia de los hombres . E n imos t iempos y en otros su perspicacia artística le inclinó a los temas musicales cantados por los marineros en los barcos y en los muelles, y con ambos apoyos stipo t e j e r las aladas canciones q u e son la ñor y la gala de su act iv idad poética.

R e s p e c t o a la extensión cronológica de ella tenemos suficien-tes indicaciones p a r a a s e g u r a r que f u é tanta como la de su larga v ida . F o r m a el dato más antiguo la sátira contra L o p e s de Bayani , q u e acredita coetaneidad con este capitán poeta, uno de los con-quistadores de Sev i l la (1248), y los m á s modernos, la bella poe-sía a su d e j a c i ó n del cargo de A l m i r a n t e y la burlesca alusión a las C o r t e s de Fa lenc ia , sucesos acaecidos en 1286, cuando el autor era y a sexagenar io . C o n t r a lo sostenido por Michael is , que le supone trovando únicamente en los dos pr imeros decenios de A l f o n s o X , nos hal lamos con treinta y ocho años de v i d a poética por lo menos, y en presencia de una admirable agi l idad mental y d e una f r e s c u r a imaginat iva pro longada hasta la v e j e z .

Sin d u d a que CHARIIÍO hubo de relacionarse personalmente con m u c h o s de los poetas gal legos, v e r b i g r a c i a : los presentes a las con-quistas andaluzas. D e b i ó de tratar al h e r m a n o de quien había de asesinarle, M e n R o d r í g u e z T e n o r i o , su paisano y deudo, t r o v a d o r de imaginación reveladora del soldado ; es probable su amistad con cl f a m o s o don G ó m e z Garc ía , abad de V a l l a d o l i d y autor de anodi-n a s cántigas de amor y de amigo, como lo es l a que pudo unir le con E s t e b a n P é r e z F lor ián o F r o y á n , su compañero en la batal la

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de Chinchilla, si e f e c t i v a m e n t e le corresponde la rubrica de " E s t e -ban F a y a n " , escrita en los cancioneros. A s i m i s m o es de suponer contacto con F e r n á n G o n z á l e z de Senabria, pariente suyo, a quien r e c u e r d a el M a r q u é s de Santi l lana.

R e l a c i o n e s l i terarias sólo conocemos las que h a y a tenido con el hidalgo lusitano L ó p e s de B a y a m , antes mencionado. B r a g a entien-de que se dirigió a ios t rovadores coetáneos sobre la cuestión amo-rosa " q u e peior e de s o f r i r o g r a n bem o g r a n m a l " , j u z g a n -do por u n o de sus cantares, y doña iCarolina le cree interviniendo en otro debate a n á l o g o : si son m a y o r e s los t raba jos del m a r o los del a m o r ; mas este debate no parece haber sido poético, sino m e r o tema de conversación pr ivada.

P o r lo que al l e n g u a j e y al estilo toca, nada importante se ob-serva de especial en las trovas de PAYO GÓMEZ ni en el m e c a n i s m o m o r f o l ó g i c o ni en el vocabular io , corriente en los cancioneros. E l idioma es el comiin a todos sus colaboradores, si bien no osaré afir-m a r qite sea el g e n u i n o ; quiero decir que, a mi juicio, no leemos estas poesías tal y como f u e r o n redactadas. C u e s t i ó n importante ésta, aunque m á s propia de un t r a b a j o de índole general que del presente.

N o negaré yo, antes la af irmo, la identidad sustancial y origi-naria de las hablas gal lega y portuguesa ; tampoco se me oculta que las dos, cual r a m a s de txn m i s m o tronco, m á s d ivergen cuanto m á s se desarrol lan y, consiguientemente, m á s se acercan cuanto m á s a sus principios c a m i n e m o s ; pero lo que no considero ax io-mática es la af irmación " d e que el gal lego, y sólo el gal lego, ha sido el idioma empicado por los primit ivos poetas p o r t u g u e s e s " . A l contrario, creo que en el siglo x i i i exist ían y a bastantes d i f e r e n c i a s entre ambos, según p r o c l a m a n los documentos. L a igualdad res-plandeciente en los cancioneros sobre el l e n g u a j e de los t rovadores de una y otra ribera del M i ñ o débese a su condición de copias hechas de un original lusitano o lusitanizado por la ruda m i n e r v a de un a m a n u e n s e de Italia ignorante del portugués y del gal lego.

P e r e g r i n o y trascendental hal lazgo, no h a m u c h o acaecido, vie-ne a robustecer esta doctr ina : el t e x t o trecentista de las siete cán-tigas de M a r t í n C o d a s , har to diverso del que se lee en el apógra-f o vaticano,, con divergencias que si en su m a y o r parte son o r t o g r á -ficas, también a f e c t a n a lguna v e z a la f o n é t i c a ; la g r a f í a es p o r completo nueva y casi idéntica a la del gal lego actual, bien distín-

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ta de la portuguesa, H a y qvie admitir la existencia de una lengua gal lega en el siglo x i i i y aun de dos var iantes de esa l e n g u a ; la popular o campesina de " o s galegos, dice el R e y Sabio, que chaman d o n o s i ñ a " a la c o m a d r e j a y la palaciana, aristocrát ica o l i teraria que el m i s m o m o n a r c a empleó en sus Cantigas.

Carentes, por desgracia, de ^in t e x t o genuino de PAYO GÓMEZ, únicamente disponemos para adivinarlo de los documentos notaria-les, siempre con el temor de que r e f l e j e n demasiado el l e n g u a j e formal is ta y pedantesco propio de las oficinas de todo tiempo.

T a n t o los metros como las combinaciones métr icas pertenecen a los más comunes de los cancioneros. Casi con exc lus ión se e m -plea el decasílabo agudo con ritmo ascendente, decasílabo y á m -bico m u y apto para la entonación musica l generalmente con aire ternario de muiñeira; PAYO GÓMEZ, poeta que gustaba de lo popu-lar, debía p r e f e r i r este v e r s o coreográf ico característ ico de G a -licia. O s c i l a n las es trofas de cada canción entre tres y cuatro, do-minando las primeras, y el n ú m e r o de v e r s o s de cada e s t r o f a es, p o r lo común, de siete, menos en las cantigas de refrán, casi s iempre de seis, part idas en la f o r m a de cuatro y dos p a r a el estribillo. E s -tas estrofas son constantemente s ingulares ; pero en las otras se tra-ban con diversas maestrías, ya en la f o r m a tipica del paralel is-m o acostumbrada en los cantos de " a m i g o " , y a por enlace, ya por a p a r e j amiento, y a por equiconsonancia, f o r m a esta últ ima que evi-dentemente placía al poeta.

D e escarnio, mas no de maldecir, en el sentido de la poética g a -laicolusitana, nos quedan tres poesías de PAYO GÓMEZ r imadas en ordinaria maestría con decasí labos yámbicos en e s t r o f a s apareadas . Y a las conocemos ; es una la respuesta al portugués B a y a m , imitan-do la prosaica b a j e z a de sus rimas sobre maderas de c o n s t r u c c i ó n ; es otra aquella en que se m o t e j a a Sancho I V de i n j u s t o y come-dor, cuyo texto depravado presenta serias dificultades de r e s t a u r a -ción, y la tercera, también contra el m i s m o monarca , contenida p o r acaso en el Cancioneiro da Ajuda, que es un cancionero de amores :

De cantas coii.sas eno mirado son non veio eu ben cal pode semenar al rey d-e Castela e de Leon se non uha cal vos direi : o mar.

E l m a r da y p^tede mucho, sin él no regiría el mundo, y así es hondamente temido ; m u c h o cabe en el mar , a muchos mant iene.

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a m u c h o s f a v o r e c e en e x t r e m o y a muchos hace morir miserable-aiiente; m a n s o es el m a r si causas a j e n a s no lo e m b r a v e c e n ; pero á i a lguien le desdeña locamente, con g r a n tormenta le h a r á perecer ,

e todo esto que vos. conto, aven al Rey se o souberdes conocer.

E l g r u p o m á s nutr ido de las obras del poeta hál lase f o r m a d o p o r lo.s cantares de amor, en n ú m e r o de diez y nueve. V e r d a d que no bri l lan siempre con espontánea inspiración, achaque común •de los t rovadores de todas épocas y países, m a s no se entienda que sólo habremos de encontrar insípidas imitaciones de m o d e -los provenzales o expresión diluida de un a m a n e r a d o lirismo, pei'-

/ diéndose en enrevesados discreteos, no, H a s t a en semejantes ar-

.gumentos resobados, donde la original idad es imposible, supo DON' P.AY GÓMEZ d e r r a m a r las elegancias de su gusto exquisito y la serena nobleza de su alma prócer,

L a s menos sinceras de estas canciones se contienen en el Códi-ce da Ajuda, m u c h o más a lambicado y m e t a f i s i c o que el vat icano, •en que están las m á s y las mejores , T o d a s pueden clasif icarse en •dos grupos, por lo que mii'a al art i f ic io; " c a n t a r e s de m a e s t r í a " y •"cantares de r e f r á n " ; once corresponden al pr imero, ocho al se-gundo, las cuales l levan notoria v e n t a j a a las demás, pues sólo c l bordonci l lo del " r e f r á n " basta para darles m a y o r encanto. A m -b a s clases coinciden en la maestría, m u y semejante , y en el_ metro, c a s i únicamente de decasí labos yámbicos.

P e r o otra divis ión más honda cabe también establecer en e l l a s : las que nacieron h i j a s del e jerc ic io retór ico meramente o del pru-r i t o de v e n c e r dif icultades técnicas o de la ocasión de t rovar sobre t e m a s propuestos o rogados y las que brotan al calor de esa cen-te l la luminosa, súbitamente encendida en el alma, que l lamamos ínspii 'ación, y que los a f e c t o s y las emociones a lumbran cuando s o n realmente sentidos por quien sentirlos sabe. P o c o diremos de las primeras, h o j a s marchi tas en la poética corona de CHARIÑO; m á s de las segundas, ayes de un espíritu atormentado por la ti-r a n í a del amor .

A la época j u v e n i l del A l m i r a n t e , a la lozanía de la v i d a y de l a s pasiones se r e f i e r e n las r imas en que el poeta discurre sobre si «s peor de s u f r i r el gran bien o el gran m a l ; en que lucha con el d e s e o de componer una canción digna de su amada ; en que ima-

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g i nari ámente dialoga con ella, l i t igando su pleito, para escuchar esta intencionada respuesta :

— N o n v o s ha pi'ol, amigo, ca ia sei o porque era todo o voso amor,

y en que se duele de las ingratitudes, si bien no quiere, como otros,

m o r i r por la desdeñosa,

ca nunca tan ben lie podo facer servicio morto como se v iver .

M u c h o más interesantes son las otras canciones donde parece historiarse una pasión "c]ue l u c h a n d o con un imposible no pudo pasar allá del p la tonismo" . T o d a s las eternas fases del amor es-tán descritas en ellas y veros ími lmente sentidas, pues la p luma del poeta corre sin tropiezo, d e j a n d o tras de sí surcos sembrados de e m o c i ó n y floridos de poesía.

L a inesperada vista de la dama, jard ín de be l lezas ; la admira-c i ó n suspensiva que embaraza la lengua " e non lie ousei mais de tanto d icer . . . qtxe nunca d i x e o que dicer q u e r í a " ; la conciencia del f u e g o encendido: " c a n d o eu v i ou o seu bon parecer , vi, ami-gos , q u e mia morte s e r í a " . L a arrobante contemplación de la her-mosa sugiere a CHARIÑO un bello madriga l :

Señor, sempre os olios meus han sabor de vos catar e de que os vosos pesar nunca veian, e por Deus, non vos pes e catarán.

A r d i e n t e s y abrasadoras, las congojas de la pasión hacen pro-rrumpir al t rovador en amargos acentos constitutivos de u n a cán-t i g a " m u i t o b o a " , según el v i e j o glosador anónimo del pergamino l isbonense :

Cuidábame eu cando amor non habia que non tuvese él conmigo poder;

i v a n a esperanza! , el a m o r no perdona y con él l lega hasta la idea de la muerte, antes rechazada, tan sólo por g r a n j e a r p a s a j e r o g u s -t o a l a ingrata. Comienzan a concretarse los deseos y aparecen las súpl icas e imprecaciones :

polo ben que vos quero, outrosí, 1 ay meu lumel , doédevos de mí.

L a advers idad, crisol del cariño, interviene conduciendo a la se-

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parac ión por su mano de hielo. E s preciso p a r t i r ; el amante c o n -f í a a la d a m a su corazón traspasado, y

pois vosco f i ca a tan gran sabor non-o debedes a desamparar.

Y allá m a r c h a a n a v e g a r sobre los inciertos mares , y y a a bordo le escuchamos resumir en sonoros decasílabos un. debate habido con los compañeros de jornada, decasí labos c u y a calma serenidad de-bía impresionar f u e r t e m e n t e a aquellos intrépidos marineros, e x -perimentados en el mal de a m o r y en el mal de m a r ;

Cantos hoxe andan en o mar aquí cuidan que coita en o raiindo non ha S8 non do mar, nen lian outro mal xa . Mais de oittra guisa acontece hoxe a mí : coita do amor me faz escaecer a m u y gran coita do mar e teer por maior coita a que, faz perder coita do mar tjue f a z muitos morrer.

P e r o la ausencia es. . . la ausencia, i N o poder contemplar a la a m a d a ! ¿ C ó m o soportarlo sin la consoladora a y u d a del r e c u e r d o ? D e ellos " f i l ia s a b o r " el poeta y son su v i d a ;

ca desque non vi vos, non vivera ren do que v i v í se non cuidando en cal vos v i , señor.

Y a de regreso, el m i s m o a m o r le presta osadía para enderezar este gr i to de pasión y de ardorosa impaciencia ;

P a r Deus, señor, e meu lume e meu ben e mías coilas e ineui muy gran a f á n e meus coidados que a min coitas dan, por mesura diceime unlia, ren ; se me queredes algún ben facer se non ia mais non v o s posa, atender.

P e r o , ¡ a y ! , si c lara h a sido la pregunta, harto clara f u é también la de scora zona do ra respuesta ! T r o n c h a d a s sus ilusiones, m u e r t a s sus rosadas esperanzas, piensa en a le jarse , y así dice a la cruel , temblando todavía de a m o r :

Ora rae veño eu, señor, espedir de vos, a que muito ha que aguardei e ora de vos me quero eu partir sen galardón de tamaño tempo bei que vos serví c quérome ir v i v e r en atal terra, u nunca pracer veia, nen cante nen posa riir.

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Y se ausenta tristemente consolado por su proceder idealista y noble. M a s para su desdicha no h a y r e m e d i o ; por doquiera le per-s i g u e la imagen a d o r a d a ; " m a l se a veio e m a l se a non v i r " ; la flecha está de tal m o d o hundida que

mar nen terra, nen pracer nen pesar, nen ben nen mal, non ma. poden <iuitar.

F á c i l es la búsqueda en los Cancioneros de t r o v a s semejantes , ora e n la f o r m a , ora en el a s u n t o ; pero di f ic i l hal larlas tan sentidas y tan llenas de realidad, t imbre personal de PAYO GÓMEZ, nacido de s u al t iva independencia artística que repelía el servi l ismo de la imi-tac ión y la monotonía del amaneramiento.

M a s donde esta gustosa n o v e d a d resplandece en m a y o r g r a d o e s en los seis bell ísimos cantares de amigo que f o r m a n la m a y o r g l o r i a de nuestro trovador . T a l suele acontecer a casi todos los de los cancioneros romanos, como si al subrogarse en el lugar de la d o n c e l l a recibiesen las ternuras y del icadezas de su sensibilidad f e m e n i n a en transitoria metempsícosis poética,

H e aquí tra cuadrito de g é n e r o ; las dos amigas conversan en secreto, tal v e z a la sombra del v i e j o castaño, en un r incón del h u e r t o florido. Cur iosa la visitante inquiere la razón de aquella no-vedad, comidil la del pvieblo. ¿ Q u é h a ocurr ido? ¿ P o r qué reñir de e s e m o d o con un " a m i g o " tan fiel y tan constante? L a vecinita in-siste ; pero la v is i tada recela entregar su secreto :

— N o n sei, amiga, que fo i ou que e ou que será, ca sabemos que non vos errou nunca voso amigo e son maravil lados todos ende atiui, — N o n sei, amiga, él cada u e aprende novas conque morre así.

A s u n t o f recuente de la l ír ica gal lega estos diálogos entre jo-venci l las , y aun en uno de Esteban da G u a r d a y en otro de Gal is-teo F e r n á n d e z , pueden hallarse semejanzas con el de CHARIÑO.

E n diversa ocasión, la dama, a solas, cavi la entre sí en lo m u -c h o que sil a m i g o le quiere y en lo mal que es correspondido ; m a s s u propia v a n i d a d y su propio cariño la consuelan, re f lex ionando

se me quer ben que lo quero eu mellor e se lie ven mal que e jwr señor.

N u e v a escena doméstica e v o c a d o r a de un interior holandés o f r e -

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ce el cantar € ¥ . 4 2 6 : la doncel la engalanándose, r o j a de placer , p a r a recibir al ga lán " q u e f a l a r v e n " , y la madre, exper imentada y p r e -visora, amonestándole insistente, "cjue nula ren non creades q u e v o s d i g a " .

U n o de los recursos m á s usados en los cantares de a m i g o es-la 'figura de la m a d r e que les imprime aire de ternura y de h o g a r tan reales como placenteros ; sobre ello y sobre las modal idades del tipo y su desenvolvimiento cabría disciu'rir no poco en d iser-tación aparte.

Resplandeciente de " b r í o y de arranque l í r i c o " se viste la bar-carola CV.401, y a célebre entre las poesías de ICHARIÑO, E n la cos-ta del O c é a n o , sobre un peñasco salpicado por las olas, un bulto femeni l s igue con la vista los veleros nav ios que huyen stimiéndose en la b r u m a . . .

A s frores do iiieii amigo briosas van no uavio-E vanse as frores de aquí ben con meus amores. A s frores do meu amado briosas van en o barco. E vanse as frores de aquí ben con meus amores. Briosas van no navio para chegar a o ferido, briosas van en o i>arco para chegar a o fosado ; para chegar a o ferido servir mi corpo belido, para chegar a o fosado servir mi corpo loado.. .

P o r lo que toca al m e t r o y a ire musical , esta bell ísima cánt iga se relaciona con dos de M a r t í n Codas, mtty hermosas, así como con otra de Juan Zorro , siquiera éste no cante el mar , sino el ancho y " f o r t e " río de L isboa . L o que no tiene semejante , y no d e j a de ser e x t r a ñ o , es la natural asociación del a m o r y las f lores ; la introduc-ción del grac ioso tema " l a s f lores del a m o r " , que CHARIÑO repite en la barcarola siguiente, le corresponde por entero, ya cjue las d o s poco expl icables alusiones del r e y Dionís " a s f r o r e s do v e r d e pi-n o " , son evidentemente posteriores.

Después de la partida, las ansias del regreso. D e h inojos a n t e la imagen del P a t r ó n de E s p a ñ a la niña enamorada, b a j o la ég ida maternal , reza la jaculator ia i m p e t r a d o r a :

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I A y Santiago, padrón sabido, VDS me adugades o meu amigo ! Sobre mar ven qiten frores de amor ten. Mirarei, madre, as lorres de Geen. I A y Santiago, padrón probado, vos me a.dugades o nieu ainado ì Sobre mar ven quen frores de amor len. Mirarei, madre, as torres de Geen.

Con razón escribe la eriidita invest igadora germanolusi tana : "UITS f u n d o grac ioso puramente ga lego. , , O s singelos dísticos encadea-dos . . . U m alternar harnionioso de r imas toantes era io e -odo; a repiti^ào insistente dos suaves termos amigo e amado que as íilhas-do povo dao a quem querem b c m ; u m r e f r á n repassado de v a g a poesía, n u m r y t h m o movimentado, como ondas, mans e g a l h e g u i -nhas a dangar sacudindo a p a n d e i r e t a " . . .

P e r o y a se acaban las ansias y las zozobras ; ya la t ierna a m a n -te puede reposar t r a n q u i l a ; cesaron para siempre las angustias de los vientos y de las tormentas ; no más preguntas balbucientes a i mar ino que r e t o r n a ; no m á s inqtiietas o jeadas a la nube ceñuda o al ce la je sombrío.

Diséronme hoxe, ; ay amiga ! que non e meu amigo aln)irante do mar, e meu corazon xa pode folgar e dormir xa ; e por esta razón o que do mar mea amigo saeou saqueo Deus de caitas que afogou.

B r o c h e de oro para cerrar este placiente cancionero; c á n t i g a h i s t ó r i c a ; documento solemne para el poeta cuyos encontrados pen-samientos al componerla fác i lmente nos imaginamos,

P o r fin l lego, señores, al término deseado ; mas antes de a b a n d o -nar esta tribuna a que nunca esperé subir, quisiera obtener una con-secuencia de la pesada evocación que acabáis de tolerarme.

S e a n ctxalesquiera sus méritos de poeta, no considero pert inen-te j u z g a r a DON P.\Y GÓMEZ como se j u z g a a un escritor de o f i c i o . A l igual de P e d r o F e r n á n d e z P o r t o c a r r e r o , de Juan L ó p e z de U l l o a , de don P e r o González B a r r o s o , de don F e r n á n P á e z de T a l a m a n -cos, de M e n R o d r í g u e z T e n o r i o , de los h i jos del señor de V a l l a d a -res y otros ingenios de los Cancioneros , f u é tm noble, tm señor, uro soldado que t r o v ó por pasatiempo o por rendirse al imperio de la moda. S u v e r d a d e r a personalidad es diversa, es la personal idad d e l

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g u e r r e r o y del político, es la personal idad de los hombres del N o r -te que en t iempos heroicos r imaron con la espada la gesta de la Reconquista .

N a c i d o en los verge les gal legos, corre al mediodía para derra-m a r pródigo las energías de la j u v e n t u d ; sirve a su R e y por m a r y t ierra, y si en momentos de tui'bulenta confus ión se e x t r a v í a acaso, b u s c a n d o la c o m ú n prosperidad, todavía en servicio de su señor pier-d e la vida. DON PAY GÓMEZ CHARIÑO es claro e j e m p l o de la e s f o r z a -d a a y u d a que Galic ia prestó constantemente a la f o r m a c i ó n de la pa-t r i a ; es dechado de caballeros y de españoles porque en su pecho a n i d ó ardoroso el más noble de los terrenos ideales, aquel por el cual todos luchamos y luchar d e b e m o s ; la gloria de nuestra s iem-pre adorada E s p a ñ a .

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D I S C U R S O D E L E X C E L E N T Í S I M O S E Í 3 o R

DON GABRIEL MAURA GAMAZO

Conde de la Moriera.

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S E Ñ O R E S A C A D É M I C O S :

L a reciente r e f o r m a de nuestros Estatutos que asigna determina-d o número de medallas a los cult ivadores eminentes de lenguas y dialectos regionales, os ha permitido l lamar a vuestro seno al A c a d é -m i c o novel , a cjuien me cabe la honi-a de saludar, como p o r t a v o z de de la Corporac ión, en la solemne ceremonia de esta tarde. P e r o estoy persuadido de que no habíais menester de m u d a n z a tan con-siderable p a r a recabar la val iosa cooperación del señor C o t a r e l o V a l l e d o r en nuestras tareas corporativas, D e seguro que hubiese bastado la otra novedad introducida también por la últ ima r e f o r -m a orgánica ; la disposición ministerial que nos facul ta para elegir A c a d é m i c o de m i m e r ò a quien no resida permanentemente en M a -drid. A l l a n a d o así el obstáculo reglamentario, habría sido indefect i -ble que los merecimientos de nuestro nuevo colega nos sugiriesen su nombre, por tantos otros títulos presente en nuestra memoria y g r a t o a nuestros oídos.

L o s l inajes del talento no ceden en calidad a ningún oti'o de cuantos transmiten herencias de f a m a ; y la nobleza literaria obliga tanto como la de sangre, aun cuando tampoco sea f recuente hal lar bien cumplida esta excelsa obligación social.

E l apell ido C o t a r e l o goza de antiguo en las letras españolas de bien g a n a d a n o t o r i e d a d ; perpetúa en ellas la sana tradición de las generaciones que f o r m ó antaño la sólida cultura de humanidades , tradición t r u n c a d a ya y aun en trance de pérdida total, en parte por desmaña de los rectores de la Instrucción Públ ica , en parte tam-bién por las inexorables y crecientes ex igencias del mater ia l ismo económico dentro de la sociedad contemporánea.

E l apell ido Cotarelo quiere decir tanto como erudición y probi-dad bastantes para agotar el estudio de temas concretos, historiográ-

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f ieos o crít icos y exponer sistemáticamente su contenido con l lane-z a y corrección irreprochables, bien en obras de consulta, bien en producciones de amena l i teratura.

E s c r u p u l o s a m e n t e fiel a este que podríamos l lamar blasón de su estirpe intelectual se nos muestra don A i ' m a n d o C o t a r e l o en toda su y a copiosa b ib l iograf ía de libros, fo l letos y opúsculos, desde que no cumphdos los veinte años, v ió aparecer el pr imero de ellos, con la publicación en t irada especial del art ículo que en las co lumnas de la revista La Juventud Escolar, había consagrado a reunir bre-v e s apuntes biográficos sobre don F r a n c i s c o C o d e r a y Zaidín, Y a es s intomático que esta iniciación del publicista responda a un hidal-g o sentimiento : la grat i tud del discípulo h a d a el venerable catedrá-tico, propulsor en E s p a ñ a de los preteridos estudios arábigos, e x p r e -sada en justo h o m e n a j e a itna g lor ia nacional, cuyo encarecimien-to no he de hacer y o ahora ante vosotros, porque fuiste is var ios los que venerasteis a C o d e r a como maestro y a todos, de fijo, os sor-prendió su pérdida, sin haber acertado a a v e r i g u a r qué cosa admi-rabais más en él, si srt sabiduría, sti eficacia o su modestia,

P e r o no es el agradecimiento la única v i r t u d r e f l e j a d a en aque-llas páginas del publicista novel. Se escribieron ellas a comienzos de 1859,' cuando recientes desdichas de la patria a c o n g o j a b a n a todos los espír i tus; y el juveni l al iunno de F i l o s o f í a y L e t r a s de la U n i -vers idad Central pone término a su t raba jo con esta e x c l a m a c i ó n : " ¡ H e r m o s o y consolador e jemplo (el de la v i d a de Codera) p a r a la E s p a ñ a de hoy en día, en que toda virttid )• toda gloria parecen ha-bernos a b a n d o n a d o ! "

D o n A r m a n d o C o t a r e l o no se l imitó a enaltecer este e j e m p l o ; supo también aprovechar le y acertó a d e m á s a seguirlo en el curso de la propia existencia. S u b i o g r a f í a tiene también la sobria elegan-cia de una h o j a de servicios, en que los ascensos aparecen separa-dos entre sí por sendas listas de méritos. D o c t o r a d o en F i l o s o f í a y L e t r a s el año 1900, gana, por oposición, en 1904, la cátedra de L e n -gua y L i teratura españolas de la U n i v e r s i d a d de Santiago, a la cual acumitla, en 1919, la de T e o r í a Literatt ira de las A r t e s y desde 1925 un curso público de L e n g u a y L i t e r a t u r a gal legas, acordado en claustro pleno. D e c a n o de su F a c u l t a d en 1908, es, desde 1924, V i -cerrector de la U n i v e r s i d a d compostelana. C a d a cual de los años intermedios sirve de e femérides para c o n m e m o r a r la publicación o real ización de obras de cultura, tan señalada alguna c o m o el Esiu-

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dio crítico del teatro de Cervantes, laureado en 1 9 1 1 con el premio B e r w i c k y A l b a , por voto tmánime de esta A c a d e m i a , o la b iogra-f í a de A l f o n s o I I I el M a g n o , que obtuvo en 1 9 1 6 de la de la His tor ia el premio Santa Cruz.

P o r eso d i j e antes qtie el señor Cotarelo V a l l e d o r , correspon-diente nuestro desde 1914, posee de antiguo títulos sobrados para ascender a académico de número. P e r o el prurito innovador que aho-ra predomina y que alcanza incluso a los institutos seculares, le f ran-quea, por m u y otro camino, las puertas de esta casa.

E s realidad ti'ivial, de puro notada, atinque quizá no desentraña-da todavía cumplidamente, el auge simultáneo de que g o z a n en el m u n d o m o d e r n o así el cosmopolit ismo utópico, perpetuo debelador de toda f r o n t e r a mater ia l o espiritual como las tradiciones naciona-listas exa l tadas con f r e c u e n c i a hasta el particularismo. N i n g u n a de estas dos orientaciones se puede seguir sin cautelas ni f renos. E n la biología social, c o m o en la hvunana, acontece que determinados gérmenes m u y idóneos para contrarrestar la virulencia morbosa de otros peligrosísimos, producen, a su vez , cuando se multipl ican o e x a -cerban desmesuradamente, e fectos tóx icos tan nocivos como los q u e se imputan a sus contrarios. Sin salir de E u r o p a , sin remontarse m á s allá de los años transcurr idos del siglo actual, sería fáci l aducir e j e m p l o s de cómo el apego a las singularidades locales en institucio-nes jurídicas, costumbres, habla y hasta ,convicción religiosa, h a ser-vido, y a para preservar incólumes venerandos sentimientos patr ió-ticos contra la v e j a t o r i a opresión de un poder público tiránico, y a p a r a hacer ostensibles malsanas tendencias políticas que alienta un disgregador cuando no criminal separatismo.

P e r o aun en estos últimos casos el destemple, estridor o desaft ie-ro nacionalista, no f u é sino síntoma aislado de la e n f e r m e d a d , que consiste siempre en la fa l ta de interior sat is facción común a todos o a los m á s entre los m o r a d o r e s de la comarca. P o r eso, el remedio tópico que atenúa o suprime la mani festac ión externa del ma! sin e x t i r p a r ni corregir la v e r d a d e r a causa de la dolencia, es error de gobernantes equiparable en la terapéutica h u m a n a a los empirismos del curandero.

Sean cuales f u e r e n el acierto y la eficacia de la r e f o r m a que en-comienda a nuestro Instituto, respecto de las lenguas y dialectos regionales, misión análoga a la que hace dos siglos v iene realizan-do con el idioma nacional, será en todo caso innegable la convenien-

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eia de p r e f e r i r p a r a colaboradores en estas flamantes funciones cor-porat ivas a quienes imprimen a su labor el carácter complementario que la compete, es decir, a quienes p r o f e s a n un regional ismo con-corde y armónico con los fines generales y permanentes de la gran patria española.

H a b r á de cierto quien iguale, pero no posit ivamente quien su-pere a don A r m a n d o C o t a r e l o en el acrisolado impulso y sagaz desenvolvimiento de su especial idad particularista. S u vocac ión es tanto más espontánea cuanto que no h a nacido en t ierra gal lega, sino en el inmediato c o n f í n asturiano, en el pr iv i legiado r incón de Ribadeo, orgul lo de propios y admirac ión de extraños, porque no cede en hermosura a n ingún otro de la maravi l losa costa cantábri-ca, como tampoco el gal leguismo de Cotarelo desmerece parango-nado con el de sus m á s entusiastas cult ivadores, los naturales de las cuatro provincias del Noroeste , que integran, desde var ias genera-ciones atrás, rm destacado elenco dentro de la intelectualidad es-pañola.

P o r derecho propio figui^a y a en ese cuadro de honor el nombre del catedrát ico que hace un cuarto de siglo incluyó en el p r o g r a m a oficial de su as ignatura unas cuantas lecciones dedicadas a estudiar ese p u j a n t e renacimiento gal leguista del que f u e r o n precursores , entre otros, cl sabio arqueólogo R a m ó n B a r r o s Sibelo, erudito e x -plorador de la f a m o s a v ía romana m a n d a d a construir por T i t o y D o -mic iano ; A n t o n i o M a r í a de ia Iglesia, que en los ti'es tomos de su obra El idioma gallego, su antigüedad y vida, publ icada en 1886, pone al a lcance de todos noticias dispersas hasta entonces en libros poco o nada asequibles, por su monumenta l idad o rareza, al común de los lectores ; F r a n c i s c o M a r í a de ia Iglesia,- h e r m a n o del ante-rior, cuyo d r a m a romántico, en verso, A fonte do Xuramento, señala un considerable y a f o r t u n a d o e s f u e r z o para la creación del teatro regional ; y , en fin, A l f r e d o Brañas , catedrático, orador, eco-nomista y poeta, c o r i f e o del regionalismo político y de la descen-tral ización administrat iva, m a l o g r a d o por temprana muerte.

C i e r t o que el esplendoroso rebrote de la l i teratura gal lega culmi-na en la poesía lírica, c u y o cult ivo deparó a E s p a ñ a nombres de tan di latada y sólida f a m a c o m o los de Rosal ía de Castro, C u r r o s E n -riquez y L a m a s C a r v a j a l ; cierto también que son por añadidura de-licados poetas gal legos los escritores castellanos que en otros géne-ros l iterarios adquirieron justo renombre, como el M a r q u é s de F i -

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g u e r o a , Prudenc io R o v i r a y la pléyade de jóvenes que imprime h o y a la prensa regional de su c o m a r c a característ ico sello de ref inada cul tura .

P e r o el gal leguismo renacentista no se c ircunscribe a la poesía, ni siquiera a las bellas letras, porque fiel al impulso inicial que acer-taron a darle aquellos precursores , se ext iende también a las artes y aun a las disciplinas científicas y aspira a recoger de lo pretérito o a estimular en lo presente todas las nobles expansiones del a lma gal lega.

T a m p o c o el dinamismo pedagógico de don A r m a n d o Cotarelo se sa t i s face con el puntual e jerc ic io de su f u n c i ó n docente, sino que, con mtiy var ias act ividades, trasciende y se multiplica f u e r a de la

cátedra . E l u\teneo L e ó n X I I I , que él preside, da ocasión periódica p a r a que en los juegos florales gal legos adquieran notoriedad los principiantes todavía desconocidos. A n á l o g o servicio prestó C o t a r e l o a la j u v e n t u d comarcana como director de la página l i teraria semanal de El Eco de Santiago y como f u n d a d o r y director de la revista qtiincenal Ultreya, c u y o modesto empaque editorial no impidió que, amén de la l i teratura, la arqueología, la historia, la crítica, la diplomática y las artes menores suntuarias inspirasen los documentados estudios que se insertaron en sus páginas, con de-purada técnica y g r a n copia de hal lazgos fel ices.

D o n A r m a n d o Cotarelo, f u n d a d o r y presidente desde 1923 del " S e m i n a r i o de estudios g a l l e g o s " y organizador, en 1924, de la F i e s -t a de la lengua gal lega, no olvidaba el excelente éx i to que en 1909 o b t u v o la E x p o s i c i ó n regional, de la que había sido act ivo secreta-rio. C u a n d o en 1926 la celebración del A ñ o S a n t o prometió l levar a la c iudad compostelana n ú m e r o excepcional de visitantes naciona-les y e x t r a n j e r o s , pareció aquella oportunidad m u y propic ia p a r a u n a amplia E x p o s i c i ó n del arte gal lego, donde se exhibiesen reuni-d a s no sólo las obras de los artistas regionales coetáneos, en pintura, arquitectttra, escultura y mobiliaria, sino las de los maestros fa l lec i -dos y una pinacoteca de retratos de gal legos ilustres.

Pres id ió el C o m i t é e j e c u t i v o de aquella E x p o s i c i ó n el señor Co-tarelo y acreditó una vez m á s sus aptitudes de crítico de arte, noto-rias p a r a los bien i n f o r m a d o s desde la publ icación en las co lumnas d e El Imparcial de M a d r i d , y en optisculo aparte después, de los art ículos que consagró, en 1902, a j u z g a r y comentar la E x p o s i c i ó n

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Rosales , instalada durante la p r i m a v e r a de aquel año en la rotonda del Minister io de Instrucc ión Públ ica .

D e " g r a n d i o s o c e r t a m e n " calif icaba at inadamente a la E x p o s i -ción sant iaguesa el catálogo i lustrado que se publicó para guia de los v is i tantes ; f u é además benemérito estímulo de sano regional is-mo, porque j u n t o a firmas universalmente conocidas como la de S o -t o m a y o r en pintura y la de A s o r e y en escultura, se revelaron al pú-blico otras ignoradas hasta entonces, como la de " e l pintor de G o -y á n " , don A n t o n i o F e r n á n d e z G ó m e z y la del s o r d o m u d o José M a -ría A c u ñ a , c u y o g r u p o escultórico " ¡ H o x e c o m e r e d e s ! " tiene la ro-busta v ir i l idad heredada de los imagineros clásicos,

D e veinte años a esta parte no ha habido en Gal ic ia concurso l i terario ni art íst ico en que no figurase como j u e z de certamen Co-tarelo Va l ledor , c u y o nombre está también asociado a la génesis o al desenvolvimiento de cuantas iniciativas inspiró la ref lorescencia de la cultura regional , y , m u y s ingularmente, a la creación de la A c a d e r m i a gal lega, de la que f u é uno de los f u n d a d o r e s y sigue siendo m i e m b r o honorario.

E n las columnas de la prensa regional se publ ican con f r e c u e n -cia art ículos de Cotarelo, escritos en castellano o en gal lego, que suelen reproducir o comentar con elogio los periódicos de P o r t u -gal y los de la A m é r i c a española. N o sólo en las cuatro capitales,, sino en Santiago, V i v e r o , R e d o n d c l a y V i g o , se conoce a Cotare lo como erudito conferenciante , c u y a s disertaciones versan siempre sobre temas galaicos, de historia, de arte, de filología o de gramát ica .

Con expedita destreza m a n e j a nuestro n u e v o compañero el ha-bla v e r n á c u l a del Noroeste , como lo acreditan sus obras e s c é n i c a s : el cuento dramát ico en tres cuadros y en v e r s o titulado Ltibicán, que evoca las luchas de los míseros aldeanos de la montana galle-g a con las fieras que la nieve y el hambre e m p u j a n a v e c e s hacia sus hogares , y son quizá menos temibles que algunos h o m b r e s ; el d r a m a Trebón, que tiene episodios de gran intensidad trágica, y la plácida comedia Sinxebra, escrita en prosa bilingüe. Bastar ían estas producciones, gratamente acogidas por el público espectador, así en Santiago, donde se estrenaron, c o m o en C o r u ñ a , V i g o , H a -b a n a y B u e n o s A i r e s , para acreditar a Cotarelo de poeta y prosis-ta gal lego ; pero su dominio del idioma se comprueba, además, com-parando la sencillez s intáctica de las breves narrac iones y v i l lanci-•cos fo lk lór icos publ icados en la revista Lar y reunidos luego en

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un opúsculo que se titula Cantos de Nadal, y la reciedumbre de estilo con que escribió la fantasía trágicoli istórica denominada Hostia, inspirada por la dramática muerte de Prisci l íano en T r é -veris , a fines del siglo i v de nuestra E r a .

A h o r a bien ; la m a y o r y m e j o r parte de la b ibl iograf ía de este au-tor se nos muestra enderezada, como antes dije, a trabar v ínculos es-pirituales entre la región cuyas singularidades pasadas y presentes escudriña con devota piedad, y la gran patria española, de la que son ellas meros rasgos fisonómicos, puesto que con los pecul ia-res de cada cual de las comarcas que la integran y sólo con todos ellos se h a de caracter izar su figura ante el conclave de la civil i-zación universal ,

C o t a r e l o V a l l e d o r , gramático, filólogo y l iterato gallego, no v e con indi ferenc ia la suerte de El Castellano en Galicia. U n fo l le to Sítyo, publ icado con ese mismo título, comienza con estas palabras : " A u n q u e el gal lego es un idioma especial y padre de rica l i teratu-ra, desde el t iempo de los R e y e s C a t ó l i c o s qtiedó reducido a la modesta condición de dialecto. U s a s e en toda la r e g i ó n ; pero por los campesinos, menestrales y demás gentes del pueblo, no ocurr ien-do en Galic ia como en C a t a l u ñ a , que las personas de todas catego-rías se expresan comúnmente en la lengua del país. A q u í , no tan sólo es el castellano el idioma oficial, sino el que hablan todas l a s c lases i lustradas, o que por tales se tienen, y el que todos, cultos o incultos, emplean por escrito en sus necesidades cot idianas," D e estos hechos parte el autor p a r a esbozar su estudio de la fonét ica, la m o r f o l o g í a y la s intaxis del castellano que se habla comúnmente en Galicia, y añadir un copioso glosario de voces usadas allí c o m o españolas y no insertas, o re fer idas a otra acepción, en la edición déc imacuarta del l éx ico oficial, que era entonces la vigente.

Q u i e n aphca ese criterio nacional a sus invest igaciones gramat i -cales, no había de acometer las de índole histórica con el prurito part icularista que es causa en otras regiones españolas de que se malogren con acidez corrosiva, sin m a d u r a r nunca, f r u t o s dignos de m e j o r suerte, de m u y estimables ingenios.

M e refiero, c laro está, al part icularismo deliberado, no a la es-pecial ización científica, que es m u y otra cosa. L a Fis io logía política consiente también especializaciones análogas a las de los dermató-logos, histólogos o bacteriólogos en la Fis iología natural ; y aunque sea evidente que la. cert idumbre de la v e r d a d no resulta en el m u n d o

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d e l espíritu tan asequible como en el de la materia, en entrambos, p o r igual , una v e z comprobada posi t ivamente la identidad de las causas se puede tener por indefect ible la de los fenómenos. E l his-tor iador a la moderna que adopte los métodos propios de las cien-c í a s naturales y se aphque a pract icar intensos análisis de laborato-rio, l imitará, por f u e r z a , cronológica y geográf icamente, el campo d e sus observaciones , pero ello no p e r j u d i c a r á a la labor científica d e quien esté advert ido del v e r d a d e r o carácter de sus hal lazgos, necesi tados luego de m u y var ias contrastaciones ; porque la preven-ción de campanario o de secta es tan fa lseadora de la historia par-t icular como la síntesis p r e m a t u r a o i m p e r f e c t a por fa l ta de análi-s is io es de la universal .

L a act iv idad invest igadora y crít ica de don A r m a n d o C o t a r e l o g u s t a a menudo de elegir temas locales y regionales, como lo com-prueban los títulos de a lgunas de sus conferenc ias ; " L a catedral de S a n t i a g o " o " L a Ig les ia gal lega en el siglo i v " , por e jemplo . P e r o cuando acomete la empresa de narrar gestas colectivas, tales c o m o la intervención de los estudiantes de la U n i v e r s i d a d compos-telana en la epopeya nacional contra los e jérci tos napoleónicos, no s e constriñe a los angostos límites de la m o n o g r a f í a , sino que pla-nea una serie de diez episodios, al m o d o galdosiano ; y desde los dos pr imeros " P a l l a d i s T y r o n e s " y " L a enseña r a d i a " , únicos publica-dos hasta ahora, cuida de m o s t r a r al leitmotiv santiagués como sin-tónico con los demás que resuenan a la sazón en todo el ámbito de España.

Constante y ostensible es la predi lección de Cotare lo por aque-llos asuntos que permiten encarecer la part ic ipación de ios h i jos de G a l i c i a en los m a g n o s episodios de la H i s t o r i a nacional. A s í , ape-n a s publica en 1 9 1 9 un concienzudo estudio sobre " L o s cristianos españoles ante la invasión m u s u l m a n a " , emprende otro, aparec ido d o s años después, acerca de " E l l ímite septentrional de la conquista s a r r a c e n a en E s p a ñ a " , l ímite que documentadamente h a c e coincidir con el de la cordil lera cantábrica ; y en las páginas, todav ía inéditas por desgracia , de ia historia de A l f o n s o I I I el M a g n o , premiada c o m o antes di je , por la A c a d e m i a hermana, se comprueba también la no escasa g lor ia que cabe a los gal legos en la consol idación de Ja Reconquis ta leonesa.

O t r o opúsculo del autor rememora los nombres de los ocho a r -g o n a u t a s gal legos que el 20 de septiembre de 1 5 1 9 zarpaban de S a n -

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lúcar de B a r r a m e d a con la escuadra puesta al m a n d o de Magal lanes p a r a descubrir el misterioso paso entre el A t l á n t i c o y el Paci f ico, de todos los cuales uno sólo había de rendir v i a j e en Sevi l la tres años después, a las órdenes de Juan Sebast ián de E l c a n o , luego de cir-c u n d a d o por pr imera v e z el orbe terráqueo.

Compostelana es, en fin, la e f e m é r i d e s del 2 de abril de 1851 a q u e Cotare lo V a l l e d o r ha dedicado otro folleti l lo con el título de La chispa mágica. P e r o no registra tampoco un suceso de puro interés local, sino la curiosa experiencia pract icada en el patio de la U n i v e r s i d a d de Sant iago por el sabio catedrát ico de química don A n t o n i o Casares y Rodr íguez , durante la cual brilló por pr imera v e z en suelo español el intenso f u l g o r de la luz eléctrica, científica-m e n t e obtenido.

Del iberadamente de jé p a r a el final el aspecto m á s acusado de la fisonomía l iteraria de nuestro novel compañero, aquel en que hal lan m á s a d e c u a d o empleo sus privi legiadas dotes de invest igador y exposi tor : la m o n o g r a f í a biográfica. A s í en sus obras teatrales c o m o en las novelas históricas y en la de costumbres t itulada El Paso, aparecida en 1923, se hace patente la soltura magistra l de C o t a r e l o p a r a retener con las ficciones de su fantasía el interés de espectadores o lectores. P e r o también el b i ó g r a f o h a menester de este n u m e n literario y no es f recuente hallarlo h e r m a n a d o en un mis-m o ingenio con la escrupulosidad crít ica inexcusable para cuales-q u i e r a lucubraciones históricas, C o m o dechado en su género se pue-d e presentar el Ensayo biogràfico de fray Diego de Deza, escrito en 1901 por el entonces jovencísinio D o c t o r en F i l o s o f í a y Letras , p a r a c o n c u r r i r al certamen que abrió sobre este tema en los Juegos florales de Z a m o r a su Obispo a la sazón, don L u i s Fel ipe O r t i z , h o n r a y prez, menos conocida de lo qvie merec ió serlo, del E p i s c o -p a d o español durante la últ ima Regencia . E l premio otorgado por u n a n i m i d a d a don A r m a n d o Cotarelo recompensaba un t r a b a j o que a l aparecer impreso en 1905 mostró su ca l idad inconmensurable-mente superior a la de los que se suelen ga lardonar en concursos análogos, porque agota la mater ia y o f r e c e reunidos cuantos datos e s dable al legar a c e r c a de la v i d a y hechos del insigne F r a y Diego, nacido en T o r o , aunque oriundo de Galicia, como todos los de su li-n a j e , maestro del Pr ínc ipe don Juan, f u n d a d o r del C o l e g i o de S a n t o T o m á s de Sevil la, conse jero de la g r a n R e i n a Catól ica, sagaz confi-d e n t e de Colón, de q^xien escribe el descubridor de A m é r i c a , que

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desde su l legada a Casti l la " l e lia f a v o r e c i d o y deseado su honra , y es causa de que S u s A l t e z a s hobiesen las I n d i a s . "

Indole biográf ica tiene as imismo el tema que escoge C o t a r e l o p a r a la m e m o r i a presentada en las oposiciones a la cátedra que des-empefia, puesto que g ira toda ella en torno de la legendaria figura de S o r Beatr iz , la m o n j a pecadora, a quien su sincera devoción a la madre de D i o s preserva mi lagrosamente de la v e r g ü e n z a y públi-co deshonor, permitiéndola retornar arrepentida al humilde of ic io conventual , que desempeñó en su ausencia, encarnada h u m a n a m e n -te a s e m e j a n z a suya, la propia reina de los cielos. A g o t ó aquí el atttor el estudio de las fuentes y desarrol lo de esta leyenda inspira-dora y a en el siglo x i i i de Una cántiga del Rey Sabio, y después^ de tantas otras producciones l i terarias españolas y e x t r a n j e r a s , h a s -ta las de Zorr i l la y A r ó l a s en los días nuestros.

B i ó g r a f o es también C o t a r e l o cuando, asociándose en n o m b r e de la U n i v e r s i d a d compostelana a las fiestas del tercer centenario de la publicación del Quijote, inquiere en sti discurso, pronunciado el 7 de m a y o de 1905, las característ icas de la belleza femenina en tiempo de Cervantes y reproduce los cánones con que las especif ica-ban los poetas de entonces, que se muestran al r imarlas tan c o m -petentes, por lo menos, en la materia , como los j u r a d o s de los con-cursos de belleza de hogaño, harto menos propicios ahora a f u n d a -mentar sus fal los, no y a en verso, pero ni aun en prosa.

B i ó g r a f o es Cotare lo cuando, en la apertura del curso a c a d é m i c o de 1907 a 1908 de su U n i v e r s i d a d , lee otro interesantísimo d iscurso enderezado a esc larecer la as imismo legendaria personal idad de " d o ñ a E s t e f a n í a la d e s d i c h a d a " ; b i ó g r a f o , cuando el 30 de ju l io de 1909 evoca ante el C o n g r e s o nacional de T e r c i a r i o s f r a n c i s c a n o s la sorprendente personal idad de S o r M a r í a de San A n t o n i o ; b i ó g r a -f o cuando el 31 de jul io de 1 9 1 6 rinde h o m e n a j e de grat i tud a la m e m o r i a de don E u g e n i o M o n t e r o R í o s ; b iógrafo , en fin, esta mis-m a tarde, cuando reconstruye ante nosotros, con t r a z a v igorosa , la borrada silueta de im h i j o i lustre de Galicia, c u y a existencia p u e d e servir como testimonio de que y a a fines del siglo x i i i e ra uso d é Cast i l la hacer los hombres y gastarlos. E s t e P a y o G ó m e z C h a r i ñ o que en plena juventud, durante ios fe l ices días del R e y Santo, in-morta l iza su nombre con hazañas a u g u r a d o r a s de un porvenir es-pléndido, ve m a l o g r a d a en buena parte su m a d u r e z y p r e m a t u r a y sangrientamente t r u n c a d a su vida, por las vicis itudes políticas q u e

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entenebrecen los reinados de los inmediatos sucesores del g lor ioso conquistador de Sevil la. L a s malandanzas del personaje en su vida pública son quizá el estímulo que le m u e v e a buscar en el cult ivo d e l a poesía sedante p a r a el ánimo, solaz y consuelo para el espíri-t u ; pero lo que así ganaron las letras no compensó, de segviro, lo ,que con ello pei'día la patria. L a s luchas intestinas de aquella época •infeliz quiebran también la trayector ia histórica de la m o n a r q u í a c a s t e l l a n a , f u g a z m e n t e reanudada por A l f o n s o onceno, y oti'a v e z .abandonada después hasta la venturosa era de los R e y e s Catól icos.

S i los descendientes de S a n F e r n a n d o hubiesen acertado a con-s e r v a r y acrecentar las energías nacionales que despertó la m a g n a

-empresa reconquistadora de la A n d a l u c í a occidental , el embrionario p o d e r n a v a l que bastó a Cast i l la p a r a adueñarse de la desemboca-d u r a del G u a d a l q u i v i r habría medrado luego hasta sentirse capaz de a f r o n t a r en audaces expediciones los encrespamientos del M a r T e n e b r o s o ; y, convert ido en p u j a n z a nacional, habría hecho posi-b l e en t iempos de Juan I, no la irrealizable unión polít ica de Cast i-lla y P o r t u g a l por los solos azares de la sucesión dinástica, sino la f u s i o n a d o r a y f e c u n d a colaboración en un m i s m o empeño civi-l i z a d o r de los naturales de uno y otro p a í s ; habría, en fin, capaci-t a d o plenamente a E s p a ñ a p a r a la a r d u a tarea maternal qtie en re-m o t o continente la estaba reservada p a r a un porvenir m u y p r ó x i -m o , por designio inescrutable de la P r o v i d e n c i a .

E s m u y posible que entonces, marinos c o m o don P a y o G ó m e z y tantos otros conterráneos suyos, avezados desde la adolescencia a las rudas faenas del navegante, encal lecieran pract icándolas sus m a n o s , hasta el punto de hacer las inhábiles para el m a n e j o de la pluma.. P e r o todos los españoles habríamos ganado con ese trueqtie, porque en n ingún trance h u m a n o se antepone la afición a la vocac ión s i n daño individual, y las más veces también colectivo.

H e aquí cómo, en v i r t u d de esa homogeneidad de contextura, <}ue, según apunté arriba, o f r e c e desde sus comienzos hasta hoy t o d a la historia humana, una breve m o n o g r a f í a puede entrañar en-s e ñ a n z a s trascendentales. N o importa que sea relat ivamente hu-m i l d e la. categoría social del biograf iado, siempre que el b i ó g r a f o tenga la pericia suficiente para disecar con provecho el trozo de real idad que es objeto de sus investigaciones. L a existencia de P a y o G ó m e z Chariño, i luminada ahora por la erudición de Cotarelo, pue-d e serv irnos tanto como las de mviy conspicuos estadistas para

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comprobar hasta qué punto y e r r a n quienes j u z g a n a los r e g í m e n e s políticos por la m a y o r o menor s e m e j a n z a de sus instituciones con las predilectas de ellos o con las que a la sazón de f o r m u l a r el j u i -cio se tienen generalmente por m á s p e r f e c t a s y progresivas . L a excelencia o ineficacia de ttn régimen político sólo se puede con-trastar aquilatando si, dadas las c ircunstancias de t iempo y lugar , faci l i tó o no, mientras estuvo vigente, el cabal aprovechamiento de todas las energías coetáneas, espirituales y materiales, en benef ic io de la patria común, J a m á s puede ser acertado aqttel que condene a gran n ú m e r o de buenos c iudadanos a la inacción política, por noble que sea el empleo que ellos acierten a dar a sus f o r z a d o s ocios.

Cumplir ía, señores A c a d é m i c o s , con infidelidad el honroso en-c a r g o que me confer is te is si continuase r indiéndome al deleite de g losar y comentar el sugest ivo discurso del recipiendario. P e r o n o terminaré sin que conste que la bienvenida que en nombre vuestro h e de darle, no se dirige tan sólo al l iterato de proteica act iv idad, pe-riodista, conferenciante , catedrático, filólògo, crítico, d r a m a t u r g o , novel ista e historiador, sino además, y ante todo, al genuino repre-sentante del renacimiento gal leguista que trae, como tal, v ibrac io-nes de mocedad, esperanzada y ardida, a este h o g a r solariego de las letras españolas.

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