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Una experiencia en los talleres de Fundación Pasos

Un proyecto de Fundación PasosUn proyecto de Fundación Pasos

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PASOS A LA OBRA

8 PATAS PARA ALEJANDRO

Instituciones participantes

TALLERES DE PLÁSTICA INCLUSIVOS AMBULANTES

El efecto mariposa de los talleres

Un encuentro con los talleristas

PASOS A LA OBRA

8 PATAS PARA ALEJANDRO

Una experiencia en los talleres de Fundación Pasos

El efecto mariposa de los talleres

Un encuentro con los talleristas

TALLERES DE PLÁSTICA INCLUSIVOS AMBULANTESInstituciones participantes

Karina Chowanczak

Un proyecto de Fundación Pasos

Pasos a la obra, es un camino que invita a transitar por la diversidad.

Hace cinco años que empezamos a transitarlo, con la intención de generar espacios culturales en los cuales nos demos la oportunidad de convivir, de conocernos, de escuchar.

En ese momento nuestro objetivo principal era que los niños tuvieran una experiencia que no fuese atravesada por la rehabilitación y la “ reparación”, sino que fuese un espacio donde los niños fueran protagonistas y pudieran expresarse, todo esto en un ámbito fuera del espacio de rehabilitación. Comenzamos con un taller de teatro trabajando con el objetivo de una puesta en escena.

Sabemos que para todo ser humano es muy importante sentirse valorado, hacer algo que sea de interés para sus padres, familia, amigos y sociedad. En el teatro encontramos una forma para que los niños fueran protagonistas, tomaran decisiones, se expresaran y nos mostraran lo talentosos que pueden ser. Este fue nuestro punto de inicio, obras de teatro donde la discapacidad fuese una variable más, no la central para ofrecer un espectáculo de calidad. Y con este mensaje sensibilizar a la sociedad sobre la diversidad

Poco a poco fuimos expandiendo el proyecto involu-crando otras actividades artísticas como la danza y las artes plásticas.

Nuestra propuesta de trabajo siempre ha sido inclusiva, es decir que participen niños y jóvenes con y sin discapacidad, para crear un marco de convivencia que fortalezca un crecimiento mutuo.

Los niños atravesados o no por la condición de una discapacidad tienen varias características en común, el jugar, el explorar, el expresarse, sin un fin mas allá, que estar y ser en ese momento.

Los talleres inclusivos ambulantes, han sido un espacio donde a través de las artes plásticas se generó la posibilidad de que la magia del juego ocurriese.

Sin poner el acento en la discapacidad, poniendo el acento en el taller.

Reconociendo la importancia de dar un real lugar al discurso de quien viviendo una condición distinta tiene algo distinto para decir, para proponer.

Cuando empezamos estos talleres nunca imaginamos el impacto expansivo que tendrían. No sólo hubo una repercusión hermosa entre los niños, quienes hicieron amistades, intercambiaron dibujos, regalos, empezaron a invitarse a sus casas, sino también hubo un impacto directo en los padres de todos los niños y en sus maestros.

Este tipo de actividades ayuda a promover una ciudadanía respetuosa, fomenta la construcción de valores basados en el respecto de la subjetividad y en el reconocimiento de la importancia de la singularidad de cada uno de nosotros.

En estos espacios se generan intercambios, intercambios entre artistas, entre los niños, se generan lazos, se aprende a convivir sin miedo, sin prejuicio, sin fantasmas, topán-donos con la realidad de ese “otro” quien a través de la cercanía se convierte en un compañero, amigo, un par.

Pasos a la obra lleva a cabo diferentes talleres. De plástica, teatro y danza, en los cuales participan personas con y sin discapacidad, generando un discurso inclusivo, respetuoso y dónde el énfasis esta puesto en la práctica artística.

El objetivo principal de los talleres HOY es promover la inclusión, combatiendo la discriminación, la mirada asistencialista, el miedo a lo diverso, a lo desconocido, la desinformación, y el aislamiento que padecen las personas con discapacidad.

En nuestros tiempos existe un aumento del porcentaje de discapacidades tanto congénitas como adquiridas, sin embargo no existen planes sistematizados para la inclusión de las personas con discapacidad, por lo cual sus actividades se restringen en general a las de rehabilitación y médicas.

Este proyecto, pretende a través de la convivencia real, en situación de igualdad de oportunidades, educar a los niños, niñas y jóvenes, en la tolerancia y la aceptación de la diversidad, en el pleno respeto de los derechos humanos. Reconociendo la oportunidad de enriquecimiento y sensi-bilización frente al problema.

PASOS A LA OBRAPASOS A LA OBRA

La mayor parte del tiempo no somos concientes del milagro de nuestras facultades: con las dos piernas caminamos, hablamos cuando queremos hablar, tenemos una velocidad, un cuerpo y una mente que responden a nuestros impulsos: abri-mos la puerta, cortamos naranjas y nos aboto-namos la camisa. Y damos esto por sentado, estamos convencidos de que así es y debe ser; somos dueños de nuestro cuerpo y de nosotros mismos. Tan seguro como la salida del sol en las madrugadas. A veces parece que olvidamos el frágil equilibrio que nos sostiene dentro de nues-tro propio cuerpo, no nos imaginamos habitando el mundo de una forma diferente. Tal vez por eso miramos con extrañeza a los que no hablan, a los que no pueden coordinar sus movimientos, a los que mentalmente habitan un espacio ignorado por nosotros. Para los que fuimos educados para sospechar de lo diferente ellos son los otros, ellos son los “bichos raros”.

Alejandro tiene nueve años y una sonrisa capaz de desarmar a cualquiera. Corre junto a los otros niños de un lado al otro del salón; de cuando en cuando se pierde en el espejo del fondo, contem-plando maravillado su propia imagen. Alejandro y sus compañeros de clase son autistas, pero esta mañana comparten uno de los talleres de la Fundación Pasos con niños de una escuela “normal”. Y ahí están, sentados en un círculo en el piso escuchando con atención un cuento de bichos, animales extraordinarios con mu-chos ojos y muchas patas. El juego comienza.

¿A quién le gustaría ser una araña, una mariposa o un grillo? Ahora todos se están disfrazando, ha llegado la magia de la trans-formación al salón: les están creciendo patas y antenas, algunos tienen alas y ojos nuevos; ya no corren, están zumbando por todas partes, trepando por las paredes mientras Alejandro se fascina una vez más frente al espejo, mira sus patas y sonríe. El juego, la potencia de la imaginación y la convivencia lo transforman a él y a sus compañeros. Ahora no es un niño autista, tampoco asiste a una escuela especial, en este momento es un bicho como Iñaki, como María y como Fernando, es una araña con ocho patas. No hay diferencias entre los niños, todos son bichos raros.

En los talleres organizados por la Fundación Pasos aprendemos a ponernos en los zapatos del otro. A través del juego y de la conviven-cia podemos cambiar de lugar para observar con una perspectiva distinta el mundo que nos han enseñado a dar por sentado. No todos somos iguales: algunos somos escarabajos, otros arañas, otros grillos o libélulas. Pero todos somos bichos. Aceptemos entonces la invitación que la Fundación Pasos nos hace, vamos a sentarnos en círculo y escuchar una historia, vamos a ser bichos raros zum-bando en el mundo.

Javier Peñalosa

Una experiencia en los talleres de Fundación Pasos

OCHO PATAS PARA ALEJANDROOCHO PATAS PARA ALEJANDRO

EL EFECTO MARIPOSA DE LOS TALLERES…

Entre adultos, que trabajamos con niños, estamos acostumbrados a proveer de expe-riencias que los favorezcan y enriquezcan a través del ambiente. Sin embargo, estamos poco acostumbrados a percibir de manera tan tangible el efecto que dichas experien-cias tienen en nosotros como adultos.

A través de los talleres, el intercambio de lo incierto al asombro y de las sonrisas joviales a la algarabía comunitaria logrando consolidar una experiencia de aventura en complicidad con los niños, con sus maes-tras y directoras, y a su vez con la gente que se asomaba alrededory con esto se hacía partícipe.

Cómo sorprende el efecto qué pequeños detalles, intercambios y la convivencia en si misma tienen en nosotros, generando dirección y sentido a la continua relación de lo individual con lo social, esto hace que la cultura recupere congruencia y es lo que hace que nuestra labor recobre fuerza.

Gracias por hacernos partícipes de este efecto!.

Melina: ¿Qué es el arte para ustedes…qué significa?

Iván: Pienso que tal vez podría ser una manera de estar en el mundo, no es algo que puedas elegir tan fácil, si es que lo eliges. Es algo en lo que puedes estar tú o puedes invitar a bastante gente a estar. Es una manera también de ganarse la vida si quieres…pero en realidad… es algo que está ahí para que puedas “cambiar percepciones”; y hay un montón de cosas para cambiar percepciones pero al final el arte viene siendo lo más práctico para eso.

Melina: ¿A qué le llamas “cambiar percepciones”?

Iván: Sobre todo…sacar un ratito a alguien de lo que está acostumbrado a vivir desde su muy personal punto de vista, de cosas en específico o de conceptos en general, darle una herramienta más para “ver por otro lado”.Katia: Yo creo que el arte está un poco muerto porque está lejos de las experiencias reales… lo encuentro muchas veces como artificial. El arte debería estar más pegado a la vida. El arte es como la libertad, y eso es lo que se da en los talleres: una especie de entendimiento. Creo que no hay que estandarizar. El arte no es. El arte no debería ser de ninguna forma, debería de existir, debería de estar en toda la educación. Por eso se me hace tan importante hacer un trabajo como éste: porque creo que el arte no es para hacer una experiencia estética, el arte es para generar mejores individuos, para generar un poco de libertad, para generar menos prejuicios… algo así.

Melina: ¿Y cuál es la misión del arte?

Iván: Hay un montón de personas que piensan que el arte puede curar. No soy de esa idea todavía pero pienso que te puede mantener bastante ocupado. Te aburres para saber que hay otras cosas, aburrirse está bien y el arte es una buena manera de estar aburrido y de encontrar cosas para hacer también. Katia: De alguna forma creo que el arte debería estar en todos lados, ser parte de una cultura más universal, de una educación más general .En realidad la educación no está tomada como algo artístico. Lo artístico tiene que ver mucho con el juego, con la experiencia, con inventar y con todo… Entonces ahí hay algo desde el principio que nos separa, no?. Y creo que no debería estar separado ni del individuo, ni de la educación, ni de la forma de trabajo de ninguna cosa. Creo que el arte está en todo y que más bien se ha tapado. Siempre.

Melina: Y en éste sentido… ¿En qué medida creen que el juego tiene que ver con el arte?

Katia: Es increíble, con los niños la silla de ruedas deja de ser una silla, se convierte en un juguete. Se ayudaban y les divertía ayudarse: para ellos la silla era algo que va muy rápido como la montaña rusa, es otra cosa y sirve para otra cosa, es un pie o un zapato. Y luego te das cuenta que en realidad hay algunos que ni la necesitan tanto, están ahí anclados a su silla pero puedes ver que en realidad no la necesitan. Hasta algunos preguntaban… ¿Y por qué yo no tengo silla?Iván: Lo padre del juego es que los niños transitan sin ningún problema en una delgada línea entre la ficción y la realidad. Entonces el hecho de no saber “si es tan cierto o no lo es”; ellos recrean la realidad así, saben que es cierto porque ellos “lo están haciendo cierto”. Creo que las cosas para que funcionen no las puedes ver como un trabajo, sino más bien como un juego que al final ya no parece tan trabajo.Tomás: Lo que intentamos desde un principio con Karina es que haya no sólo una mirada educativa e institucional, sino también una mirada artística de lo que ahí sucedió, buscando...primero un poco de honestidad en las acciones… Cómo a partir del arte nos vamos involucrado con la gente, no enjaularnos nosotros mismos en las reglas institucionales, sino buscar las reglas artísticas que en general siempre han tenido sus espacios. El arte en sí es un punto de vista, un punto de vista diferente. Y es por eso que estos encuentros perforan la rutina.

Melina: ¿Y por qué trabajar con niños?

Tomás: Por la forma que tienen de abordar el arte, como que se hacen preguntas o respuestas que te llevan a lugares que no estabas esperando y me parece que es una de las cosas que yo más disfruto del trabajo con niños. Siempre te dan una perspectiva diferente al mundo de los adultos. Como que crean un imaginario diferente de la realidad y de las cosas, no están contaminados como nosotros. Aún no tienen la información para tomar las decisiones que todos conocemos. También hay niños que no explotan, no todos son buenos. Lo que más disfruto es la verdad de ciertos momentos, ciertos resultados donde no hay velos, no está el límite de lo aprendido, y entonces en un gesto o un trazo sucede… la verdad.Iván: Es diferente dar un taller para adultos que para niños. Pues los niños tienen menos hábitos y te sorprenden, no es sólo un cliché, sí que te enseñan bastantes cosas. No puedes llegar con la idea de que les estás enseñando, sino que estás haciendo algo con ellos.

Melina: ¿Entonces, creen que ésta experiencia los modificó como artistas?

Tomás: Mi trabajo es una búsqueda, es algo de lo que me nutro como artista, me refiero a encontrar nuevas experiencias con gente distinta. Busco hacer que sucedan eventos que rompan mi cotidiano. Tiene que ver con habitar nuevos estados de ánimo o espaciales o ciertas cosas que te van pasando en la vida… Me interesa fomentar cierta “incomodidad”, por ejemplo generar encuentros donde hay gente que está aislada u oculta, y de esa manera uno también se pone en juego porque no sabes qué hacer. Es una buena excusa para crear.Iván: Siempre fui como un espectador en los talleres. Sin embargo el “ser espectador”, al trabajar con personas con capacidades diferentes me ayudó bastante en el sentido de saber que hay algo más allá de las palabras. No sólo es “querer decir por dónde van las cosas” sino también escuchar bastante, para después de ahí saber que “cómo tú quieres hacer las cosas” no siempre es la mejor manera. A mí me ayudó en eso: escuchar desde otros lados de la palabra.

Melina: ¿Sintieron diferencias entre los niños que participaron en el taller?

Katia: Creo que son diferentes siempre los puntos de vista de alguien y ellos son diferentes para mí porque; primero son personas que no conozco más allá de que tengan diferencias físicas que sí las hay: pues hay algunos que no tienen 2 manos y yo sí tengo 2 manos. Pero simplemente creo que al trato con alguien cambia tu visión y más si la diferencia es tan palpable. No estamos tampoco acostumbrados a ver tantos niños que tengan una sola mano porque esos niños siempre están en espacios especiales, lejos de la gente que tienen 2 manos. Ésa sí es una diferencia. No hay diferencias de otro tipo; es decir todo mundo tiene capacidades para todo. La cosa es cómo encontrar el camino. Los caminos y el cómo si son diferentes. No se puede hacer lo mismo, es un hecho. Hay que arreglárselas para inventar otras formas, es eso: el modo.

Melina: ¿Cómo describirían el encuentro con los niños?

Katia: Primero la sorpresa, como que yo al principio tenía mucho miedo y voy aprendiendo cómo soltarme… entonces empiezas a dialogar…y después ya no lo piensas y de alguna forma ya estás dialogando. Y cuando tú puedes dialogar, los demás pueden dialogar más fácilmente. Ellos también encuentran cómo encontrarse. Eso es algo muy importante en el arte.

¿Cómo haces para que las cosas te sorprendan y no tengas que juzgarlas?

Melina: ¿Y el factor tiempo era importante?

Tomás: Queríamos generar encuentros reales entre los niños, la profundidad es difícil que suceda si no hay tiempo. Dentro de las posibilidades intentamos generar repetidos talleres, de hecho fueron 4, para que los niños pudieran encontrarse y desencontrarse, como sucede en la vida real.

Melina: Quizás el encuentro con el otro no es un momento y nada más, sino que es un proceso y cada uno de nosotros tenemos diferentes tiempos. Es importante asumir que ese proceso ya no es tuyo ni mío, sino que es el encuentro que se da entre los dos, no?… ¿Finalmente creen que realmente ha sido una experiencia artística el trabajo con éstos niños?

Iván: Sí, vamos, al final sí! Sí lo ha sido porque ellos se han sentido eso. Sobre todo porque estuvimos trabajando con niños con y sin discapacidad. Entonces los niños que sabían de qué iba el arte, los que podían manejar ese concepto por así decirlo, sabían que estaban haciendo arte y uno se sentía compartiendo eso y ya. Estuvimos trabajando dentro de ese concepto.Tomás: Hay mucha gente que pasa y no puede verlo. Se trata de estar un poco más abierto y dialogar. Justamente creo que el arte lo que produce son esos canales de diálogo que no apuntan directamente al verbo, a la palabra o al lenguaje verbal; sino que hay otra forma de comunicar, hay otros espacios donde podemos pensar que hay un viento que va y viene, como una brisa que no está muy clara porque uno no puede agarrar el aire pero sí puede sentir que está corriendo…

A principios de diciembre, al finalizar los talleres, buscamos una tarde de sol ardiente, un espacio de encuentro con Tomás, Iván y Katia para reflexionar juntos acerca de la experiencia.

A principios de diciembre, al finalizar los talleres, buscamos una tarde de sol ardiente, un espacio de encuentro con Tomás, Iván y Katia para reflexionar juntos acerca de la experiencia.

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