paseos botánicos por el pueyo 2011-2013

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Paseos botánicos por el entorno de El Pueyo -rocayflor.blogspot.com.es periodo 2.011-2013 Juan Manuel Sanz Casales

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Paseos botánicos por el entorno de El Pueyo -rocayflor.blogspot.com.es periodo 2.011-2013

Juan Manuel Sanz Casales

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Introducción para la recopilación del 2013.

Por tercer año consecutivo tengo la satisfacción de ofreceros la recopilación de entradas del blog rocayflor.blogspot.com.es dedicadas a la flora de El Pueyo de Barbastro. En esta ocasión he considerado conveniente ampliar el índice, por lo que al final del documento encontraréis dos listados. En el primero he ordenado por familias las especies tratadas durante estos tres años de blog. El segundo listado es el de los nombres comunes y populares de las plantas citadas. Para el primer listado he seguido la nomenclatura de “Flora Iberica” obra inconclusa pero principal que está auspiciada por el Real Jardín Botánico y el CSIC. Algunas especies vegetales, debido a su extendido uso, reciben diversos nombres populares dependiendo de la localidad donde se las emplea. La relación aquí empleada no pretende ser exhaustiva. Que nadie se sienta invitado a tomar el índice como una lista completa; todo lo contrario, sólo es un punto de partida para que cada uno lo amplíe y lo difunda. Es tarea de todos que estos vocablos nunca se pierdan. 121 especies vegetales son las citadas hasta el momento en estos paseos en torno a El Pueyo. Algunas de ellas muy familiares, encontrar otras tan cerca de casa ha sido una agradable sorpresa. Soy consciente de que agrupando estas plantas por meses se pierde la visión taxonómica, el parentesco entre nuestras especies. Pero decidí respetar la estructura del blog, en tanto que sé que hay personas sin grandes conocimientos de botánica que siguen el blog y disfrutan recorriendo el camino intentando encontrar las especies que cito. Naturalmente hay que tomar con cautela esta agrupación por meses, ya que hay especies que tienen un periodo vegetativo muy dilatado, en cambio otras se ajustan a unas condiciones ambientales tan concretas que los cambios de un año a otro pueden ser importantes. Para suplir estas limitaciones he incluido el índice agrupando las especies por familias. Animo a todos los que usen esta guía a que se fijen en este índice y profundicen en las semejanzas que la clasificación científica revela. Les aseguro que poco a poco serán capaces de ir desvelando de un vistazo las similitudes y diferencias entre los taxones más comunes. Caminar por espacios naturales estimula nuestros sentidos, y además es fuente de conocimiento. Nos colma de satisfacción, sea por afición naturalista, por sentir que enriquecemos un paseo festivo, o bien porque descubrimos algo de nuestro patrimonio natural y cultural. Mi deseo es compartir con todos vosotros este tesoro que encuentro en cada paseo por los alrededores de Barbastro y El Pueyo. Juan Manuel Sanz Casales Enero de 2014 rocayflor.blogspot.com

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Introducción para la recopilación del 2011.

Aunque un “blog” está concebido como un escaparate abierto a la gente, he de confesar que cada vez que escribo sobre una planta lo hago pensando en mí. He escrito para mí, porque mi memoria es flaca. Porque siempre he pensado que las pequeñas cosas que pasan por la mente al contemplar o encontrar una planta en cualquier rincón se pierden en la madeja de la memoria y allí quedan para siempre, demasiadas veces ocultas. Me propuse fijar por medio de la escritura sensaciones, reflexiones, lecturas; escribir aquello por lo que me atrae cada especie. Únicamente sometido a la dulce atadura que el ritmo de la naturaleza impone en la sucesión de las especies vegetales, al tiempo que pasan las estaciones. El resultado es el recorrido personal por un buen número de especies. No son las más importantes, ni las más llamativas, ni siquiera las más representativas de nuestro territorio. Son las que en un instante me motivaron a escribir, sin más plan que el que marca el paso de los días, y con voluntad de evitar la pretensión de recopilar todo lo que se sabe de la planta en cuestión. Gratamente sorprendido, he visto que otras personas, conocidas algunas, nuevos amigos otras, han seguido esta bitácora. Muchas más de las que yo podía intuir. Pensando en vosotros, amigos seguidores, he reunido lo aparecido durante este primer año. Y aunque está claro que no se puede atar con rotundidad la aparición de una especie a un determinado mes, me pareció que debía conservar la referencia temporal. A lo largo de este año he intentado escribir una vez por semana. Algunas veces lo he conseguido, en muchas ocasiones no me ha sido posible. En agosto tan apenas estuve en Barbastro, por eso es un mes en blanco. Por otra parte hay meses que la vitalidad de Flora explota y otros en los que languidece y casi desaparece. Quedan muchas especies por consignar, esto me motiva. Tenemos la fortuna de tener un entorno rico, variado, sorprendente. Elegí el entorno de El Pueyo porque reúne una gran variedad de suelos y microclimas. Además conserva algunos enclaves donde la acción humana es menor que en otros lugares. Es un espacio singular que debiéramos valorar y cuidar más. Recorrer sus caminos me esponja el alma y me motiva para descubrir su contenido. Espero seguir dejando constancia de ello durante este próximo año. Juan Manuel Sanz Casales marzo de 2012 rocayflor.blogspot.com

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Introducción para la recopilación del 2012.

Afortunadamente, son dos años paseando por el entorno de El Pueyo, y lo que es mejor, observando la vegetación que mes a mes se renueva. El compromiso personal de citar una especie cada semana casi lo he cumplido, y no ha sido, en absoluto, una carga. Con ilusión he recorrido esos queridos espacios, mirando muy a menudo las vecinas montañas y, en la proximidad, las pequeñas flores. Creo que he aprendido mucho, más de lo que imaginaba; no sólo aquello que queda escrito en el blog, o lo que haya podido leer en libros. Además he aprendido a ver. Ver las flores es también trascender lo puramente botánico. Hay una especie de prosa y poesía en las flores. La prosa está en los nombres, los usos, la historia, las características morfológicas, etc. La poesía …es más difícil definir, pero podría aventurar que en las flores hay como un reconocimiento de sí mismo y el universo, un ritmo, una satisfacción interior al contemplar algo que está allí de manera gratuita y espléndida. Sólo lamento no saber expresar con palabras estas vivencias, más bien emociones, y así compartirlas con los que seguís habitual o esporádicamente el blog. Por eso quiero dejarlo aquí presentado en la introducción a la recopilación del año 2012, para que así cada uno abra su propio camino y su propio aprendizaje. Entre tanto, quedan muchas plantas por citar y de las que escribir algo, aunque sea pobremente. Esto ya es un estímulo que se añade al gran placer que experimento al pasear por cualquier camino y disfrutar de aquello que Naturaleza nos brinda. Juan Manuel Sanz Casales febrero de 2013 rocayflor.blogspot.com

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Contenido Ruscus aculeatus. "buxeta, rusco" ................................................................... 10 Diplotaxis erucoides. “rabaniza” ....................................................................... 12 Erucastrum nasturtiifolium. Libiana, rabaniza, .................................................. 14

Picnomon acarna ............................................................................................. 15 Capsella bursa-pastoris. "Pan y quesitos" ........................................................ 16

Buxus sempervirens. " bucho,buixo,boj " ......................................................... 18

Rhamnus alaternus. "Carrasquilla, aladierno" .................................................. 20 Lamium amplexicaule ....................................................................................... 21 Juniperus oxycedrus."chinebro" ....................................................................... 23 Lithodora fruticosa. “mermasangre” ................................................................. 25

Saxifraga tridactyles ......................................................................................... 27 Dos borrajitas: Nonea micrantha y Buglossoides arvensis ............................... 29 Sonchus tenerrimus. "Latazin fino" ................................................................... 31 Calendula arvensis. "caléndula" ....................................................................... 33 Narcissus Assoanus . “cazoletas” .................................................................... 34 Erodium cicutarium. “relojetes” ......................................................................... 35 Scandix pecten-veneris."agujetas" ................................................................... 37

Muscari neglectum. “nazarenos” ...................................................................... 38 Fumarias y Platycapnos. “ubetas y yerbas pichaderas” ................................... 39

Euphorbia serrata. "lecheras, letreras" ............................................................. 41 Glaucium corniculatum y Papaver rhoeas. “ababoles” ..................................... 42 Ulmus minor. “urmo” ......................................................................................... 45

Sedum dasyphyllum. Arrocetes, uguetas ......................................................... 47 Asplenium petrarchae subsp. petrarchae ......................................................... 48

Tres colores para José Luis Sampedro. ........................................................... 50 Asphodelus cerasiferus y Asphodelus fistulosus. “abozos” .............................. 52

Prolongoa hispanica ......................................................................................... 54 Helianthemum marifolium "jarilla" ..................................................................... 56

Arctostaphylos uva-ursi. "bucharguala,gayuba" ............................................... 57 Ophrys sphegodes y Ophrys fusca "abejetas" ................................................. 59

Iris lutescens e Iris germánica. "Lirios, matapollos" .......................................... 61 Aphyllanthes monspeliensis. “chunquetas” ...................................................... 62 Aristolochia pistolochia. “hierba bancera” ......................................................... 63

Nigella damascena.“arañuela”.......................................................................... 65 Cephalanthera damasonium ............................................................................ 67

Roemeria hybrida y Papaver hybridum. Otros ababoles. ................................. 69 Euphorbia characias. "Letrera mayor, croca" ................................................... 71 Brimeura amethystina y Dipcadi serotinum. Dos jacintos silvestres ................. 72

Gladiolus illyricus. "Gladiolo silvestre" .............................................................. 74 Lonicera implexa y L.etrusca. “pata de gallo, madreselva” .............................. 75

Ornithogalum umbellatum."leche de gallina" .................................................... 77

Limodorum abortivum ....................................................................................... 78 Jasminum fruticans."jazmín" ............................................................................ 79

Orchis purpurea ................................................................................................ 80 Colutea arborescens. “espantalobos” ............................................................... 81

Hypericum perforatum. "Hierba de San Juan, pericón" .................................... 83 Cuarteto de linos: Linum tenuifolium, L. narbonense,L. bienne y L. strictum. .. 85 Umbilicus rupestris. "cazoletas, embasadores" ................................................ 87 Phlomis lychnitis,"candilera, orejas de liebre" .................................................. 89

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Orlaya grandiflora. “salseta” ............................................................................. 91

Lomelosia stellata ............................................................................................. 93 Ruta angustifolia. “ruda” ................................................................................... 94

Iris foetidissima. "lirio hediondo" ....................................................................... 96 Juglans regia. "noguero, noguera, nogal"......................................................... 98

Anchusa azurea ............................................................................................. 100 Leuzea conífera. “cucharetas de pastor” ........................................................ 101 Santolina chamaecyparissus. "bocha" ........................................................... 103

Sedum sediforme. “uguetas” .......................................................................... 104

Paronychia capitata. "nevadeta, mermasangres" ........................................... 106 Allium ampeloprasum y allium roseum. Un puerro y un ajo silvestres ............ 108 Pupurri de helechos: Asplenium trichomanes, Asplenium ruta-muraria, Ceterach officinarum ...................................................................................................... 109 Eryngium campestre. “hierba santa” .............................................................. 111

Delphinium gracile .......................................................................................... 113 Echinops ritro. "cardo yesquero" .................................................................... 114

Arundo donax. "caña" ..................................................................................... 115

Scirpus holoschoenus. "Junco" ...................................................................... 116 Retama sphaerocarpa. "escobizón, retama" .................................................. 118

Dittrichia viscosa. "chulibarda" ....................................................................... 119 Salsola vermiculata."sisallo" ........................................................................... 121

Convolvulus arvensis y C.cantabrica "correhuela, corretilla,corroziella" ........ 123 Xanthium echinatum subsp. italicum. "Bardana, cachurrera" ......................... 125 Heliotropium europaeum."yerba cornuda, zeniziallo" ..................................... 126 Ononis tridentata. "Arnallo" ............................................................................ 128 Ficus carica. "Higuera" ................................................................................... 130 Gypsophyla struthium. "Badallera" ................................................................. 132

Odontites luteus ............................................................................................. 134 Salsola Kali, "capitana" .................................................................................. 135 Chiliadenus saxatilis. “té de roca”. .................................................................. 136

Ilex aquifolium. "acebo, escardón" ................................................................. 138

Crataegus monogyna."manzanetas de pastor, majuelo" ................................ 140

Odontites recordonii y Odontites vulgaris ....................................................... 142 Calamintha nepeta subs. nepeta. “orégano” .................................................. 144

Psoralea bituminosa ....................................................................................... 145 Portulaca oleracea "verdolaga" ...................................................................... 146 Osyris alba."escobizo, junquillas" ................................................................... 147

Sorbus doméstica. “zerollera” ......................................................................... 148

Malva sylvestris "Malba, panetes" .................................................................. 150 Centaurea aspera. "brazera, yerba rasera" .................................................... 151 Sorghum halepense. "Sarraichón,charrachón,sarrajón" ................................. 153 Celtis australis. “litonero” ................................................................................ 155 Pistacia terebinthus. “cornicabra, sarrampuz” ................................................ 157 Prunus spinosa. “arañonero” .......................................................................... 159

Reseda phyteuma y Reseda lutea ................................................................. 161 Tribulus terrestris. "abrojo" ............................................................................. 163

Foeniculum vulgare."Hinojo, fenojo”. .............................................................. 164 Lycium europaeum. “arto” .............................................................................. 166 Arbutus unedo. “alborzera” ............................................................................. 167

Marrubium vulgare. "marrubio, marrueco" ...................................................... 169

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Quercus faginea, "cachigo, quejigo". .............................................................. 171

Juniperus phoenicea. “Sabina negral” ........................................................... 173

Índice por familias .......................................................................................... 175

Nombres comunes ......................................................................................... 176

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Ruscus aculeatus. "buxeta, rusco"

Alguna vez he comentado que los promontorios rocosos de El Pueyo y Valcheladas son una avanzadilla hacia la depresión del Ebro para algunas plantas que habitualmente encontramos en la sierra. Una muestra podría ser el ejemplar de Ruscus aculeatus que en la falda norte de El Pueyo vive a la sombra de carrascas y chinebros. Hasta la

fecha sólo he visto una mata en el enclave de El Pueyo. Su interés se acrecienta por

ser, quizá, este ejemplar de los que tienen una ubicación más meridional en la provincia de Huesca. Precisamente en estos días de enero están comenzando a abrirse las flores de este peculiar arbusto. De la familia de las Liliáceas, el tallo sale de una raíz rizomatosa, la cual se ha utilizado en medicina popular como aperitiva y diurética. Pero lo más sorprendente lo tenemos en la parte aérea de la planta. Observando las flores, vemos que éstas salen individuales en el centro de lo que parece ser una hoja. La clave de esta rareza radica en que son tallos lo que parecen hojas. La buxeta, como planta adaptada a condiciones de aridez, reduce al máximo la transpiración. Para ello las hojas son minúsculas. Para suplir el déficit de producción de clorofila, los tallos terminales se ensanchan adoptando una forma similar a las hojas. Estos tallos, llamados en botánica filóclados, son coriáceos y aplanados y terminan en una aguda espina ( el específico aculeatus se refiere a la presencia de estas espinas). El resultado de la planta es un amasijo de puntas de lanza que convierten al arbusto , cuando está bien provisto de ramas, en una impenetrable maraña. Aprovechando esta constitución se ha utilizado como preventivo contra los ratones: En Alemania es el "Mausedorn" (espino de ratones) en Inglaterra son los butcher's broom (escoba de carnicero) y en Italia es llamado "pungitopo", y es que cuando se empleaban las fresqueras para guardar la carne, se colocaban en la entrada para dificultar el paso de los roedores..(Tomado de "Los árboles y arbustos de la Península Ibérica". escrito por Ginés A. López González Ed. Mundiprensa.).

Cuando la flor madura forma un fruto globoso de llamativo color rojo, algo tóxico. Naturalmente, este fruto se asienta también en el centro del filóclado. Todavía no he conseguido ver los frutos en el ejemplar de El Pueyo. Es un asunto que me intriga. El rusco es planta dioica, esto es que hay pies machos y pies hembra.

Flor de Ruscus aculeatus, y flores inmaduras en otros filóclados.

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Raramente tiene flores hermafroditas. Las flores, además de sus órganos fértiles, tienen elementos del sexo contrario pero estériles. La polinización se produce por la mediación de insectos. Si año tras año no se producen frutos será porque falta uno de los dos sexos. ¿cuál portará la planta que tenemos en el Pueyo? A falta de mirarla detenidamente con la

lupa, y dada su forma esférica, me inclino a

pensar que podría ser femenina. Entonces a nuestro ejemplar de El Pueyo le pasaría como a Penélope: aquí está esperando largamente que llegue su Ulises. P.D. Antonio Mariñosa me ha hecho saber la presencia de varias matas de Ruscus aculeatus en los montes próximos a la ermita Virgen del Plano de Barbastro.

Frutos de Ruscus aculeatus

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Diplotaxis erucoides. “rabaniza”

A falta de nieve en las cumbres, aquí en el Somontano algunos campos se tiñen del blanco de la helada, y también por los pálidos pétalos de esta pequeña planta. En ocasiones vemos algunos trechos del camino bien nutridos por esta flor que forma colonias extensas. Es una especie ruderal, arvense, y que en ocasiones cubre allí donde hay cultivo de almendreras y viñedos. También las vemos orlar el camino. Y no es de extrañar verlas ahora en invierno, con este

intenso frío. Es planta muy resistente, como queda acreditado en estos fríos días de enero.

Alguna lección de clasificación botánica recordará el caminante si observa las flores con cuatro pétalos formando una cruz: rasgo distintivo de la familia de las Crucíferas (=hacedoras de cruces). Este esquema se repite también en la disposición de las flores, en ángulos de 90º con respecto al tallo, y dispuestas de manera que vistas desde arriba también forman cruz. Los frutos forman largas vainas, en donde las semillas se distribuyen

en dos largas filas ( de donde proviene el genérico diplotaxis = ordenado en dos). Las hojas. con el limbo más dividido en la base que en las hojas superiores.

El nombre común "rabaniza" se le aplica en algunos lugares, y así queda recogido en alguna bibliografía. Desconozco si éste apelativo u otro se da también por nuestras tierras. Por otra parte es planta humilde, de esas que "no sirven para nada" y por ello se les engloba en el terrible calificativo de malas hierbas. De nada le sirve a Diplotaxis erucoides ser perteneciente a una familia que tanto ha dado por la supervivencia del ser humano. Coles, coliflores, berzas y rábanos pertenecen a esta

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familia ( en algunas taxonomías Brassicaceas), y en Barbastro nos preciamos de tener una verdura exclusiva, el bróquil, delicia del invierno. Extraordinariamente ricas en minerales y vitaminas , las crucíferas fueron eje alimenticio de buena parte de los europeos antes de la generalización de los productos americanos. Antropocentrismos aparte, es una planta que ocupa su espacio biológico y ,afrontando el frío como puede, medra en una época en la que nos parece que todo está aletargado.

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Erucastrum nasturtiifolium. Libiana, rabaniza,

El cereal de invierno ya comienza a verdear los sembrados, anticipo del cambio que poco a poco comenzamos a percibir. Notamos que el día comienza a alargarse. El caminante que se dirige por los caminos del Somontano todavía nota crujir el hielo bajo los pies, y el suelo se muestra duro en la madrugada. En la vereda del camino aparecen aquí y allá matas con hojas verde oscuro escotadas hasta el nervio central formando

profundos lóbulos. Tienen la cimera florida en apretados racimos. Observándolas día tras día nota el caminante que las flores se renuevan, alargando cada vez más la vara que las sustenta. Flores de cuatro pétalos, en cruz, al igual que los sépalos, estrechos y separados. Cada flor produce una vaina (silicua) que contiene numerosas semillas, y que

siempre queda por debajo del grupo de flores. El fruto tiene un ápice corto, que hará de bisagra cuando el fruto se seque y comience las dispersión de las semillas. Recuerda vagamente a las mostazas que también surgen por estos campos. En el momento de ser bautizada, poco de original se debió ver en ella: Erucastrum, por ser un remedo de la eruca, aunque en versión amarilla, nasturtifolium por tener las hojas similares a las del

berro. Planta biannual o perenne , así está ya en pleno enero, y nos acompañará prácticamente durante todo el año, con sus casi siempre floridas ramas.

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Picnomon acarna

A fuerza de ver el mundo vegetal en tonos verdes cuesta cambiar el registro mental y saciar la curiosidad o la necesidad de admirar cuando lo que predominan son los colores pardos. Sin embargo, es ahora cuando algunas especies me parecen mostrar su carácter. Es el caso de Picnomon acarna, un cardo que frecuentemente vemos ocupar barbechos o cunetas. Alcanza el medio metro con facilidad, y es en invierno cuando resaltan los contrastes de

sus líneas, las broncíneas púas en brácteas y hojas, lo intrincada que es su estructura (Picnos, apretujado en griego ). Al ser planta anual, no vemos más que la mata muerta, que con el frío y el viento de marzo terminará por ser barrida, para dejar paso a un nuevo brote primaveral. El ciclo vital ya ha concluido .Todas las defensas construidas para evitar el ramoneo quedan como esqueleto, sí , pero también como testimonio de una adaptación quién sabe si creada a partir de la incesante actividad de las manadas primitivas. Lucha constante. Hace unos años vi unas fotografías de un artista polaco, Andrzej Dragan (http://andrzejdragan.com) Quizá por los similares valores cromáticos y la dureza de luces y sombras, siempre he asociado sus obras a Picnomon acarna. Los personajes de sus retratos presentan igualmente muchas aristas de su personalidad, revelan un ciclo vital duro, exigente. Este cardo crece en lugares degradados, expuestos al sol cuando florece en pleno verano. Con rudeza muestra sus espinas en un entorno hostil.

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Capsella bursa-pastoris. "Pan y quesitos"

Tan común es esta pequeña hierba que muchas veces pasa totalmente desapercibida. A su favor, tiene poco porte y sus flores blancas tan apenas llegan a abrirse. Donde únicamente destaca es en las vainas, donde maduran las semillas, de forma acorazonada, o de zurrón (lo que ha motivado para que se la llame comúnmente zurrón de pastor). Es hierba perteneciente a la familia de las Crucíferas, cuatro pétalos no soldados en cruz. Y como fiel integrante de su

familia, buena sufridora de fríos invernales, por lo que el caminante todavía podrá verla siguiendo escrupulosamente su ciclo vital, formando enhiestas varillas con la cúspide adornada de flores y los frutos dispuestos a lo largo del tallo sujetos por un largo peciolo.

Al ser una hierba tan modesta me sorprendió encontrarla en la base de un cuadro del renacimiento. Filippino Lippi, maestro del 1500, la coloca en primer plano para otorgar naturalidad a una escena religiosa, tan al uso en aquella época. La representación es precisa como si fuese una obra botánica, de manera que me atrajo más que el conjunto de la obra en sí. Dudo si esta precisión es un mero alarde pictórico, o si pretende alguna significación. Era común incorporar elementos en el cuadro

que aportasen información no escrita, y este cuadro está lleno de símbolos en elementos que parecen anecdóticos y que se sitúan en torno a la escena principal. Si el caminante gusta de navegar también por los ceros y unos del ciberespacio, esta sería su ruta para ver la obra con gran detalle: http://www.nationalgallery.org.uk/paintings/filippino-lippi-the-virgin-and-child-with-saints-jerome-and-dominic , con lo que tendrá también ocasión de identificar alguna otra planta que el mismo cuadro contiene. Si no es el caso, aquí reproduzco la parte del cuadro de la que hablo, con mi más admirado agradecimiento hacia la institución que custodia la National Gallery en Londres. Aunque es planta menuda, no ha pasado desapercibida para su uso en remedios que tratan de prevenir hemorragias tanto vasculares como ginecológicas, además de que puede alegrar en crudo una ensalada.

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Otra curiosidad del pan y quesitos, como también se la llama ,es que cuando los frutos maduran, segrega una sustancia mucilaginosa que atrae y mata a los insectos que en ella se depositan, parece ser que algo de estos insectos utiliza para su propio beneficio. Estaríamos ante una planta que tiene hábitos carnívoros en una determinada etapa de su vida.

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Buxus sempervirens. " bucho,buixo,boj "

Si hay un arbusto representativo del Pirineo, en mi opinión, sin duda éste es el boj. Con acierto Enrique Satué Oliván lo tomó como motivo poético para titular "Pirineo de boj" una serie de relatos en los que narra vivencias sencillas pero contundentes. Como es sencillo y contundente el boj. El boj llega a representar no sólo un paisaje, también a los pobladores de este territorio. Singularmente, el boj se escapa del Pirineo y llega a Valcheladas , así como algunas zonas cercanas al Vero. No forma las densas masas que más al norte vemos, pero sí crecen ejemplares que desafían los rigores del valle del Ebro. Es el boj un arbusto de la familia de las Buxáceas. De hojas ovales, más coriáceas cuanto mayor sequía y calor soportan, en cambio cuando crece en ambientes húmedos sus hojas son

más livianas y flexibles. También son variables las hojas en función de la temperatura y la humedad: en invierno enrojecen, en primavera adquieren el tono más verdoso, y donde el verano es inclemente las hojas pierden lustre y se visten de color tierra. Su porte es variable, de raquítico en zonas muy áridas y soleadas, a casi arbóreo en aquellos barrancos donde no le falta la humedad y crece en largas varas verticales

buscando la luz. En Valcheladas hay buenos ejemplares aislados, deben de tener ya varios decenios. Su crecimiento es muy lento. Por eso la madera es dura, blanca. Gente de la montaña ha utilizado esta madera para fabricar utensilios domésticos. De la montaña de Ceresa bajó nuestro vecino Ramón Agraz. Sus cucharas tienen formas limpias, depuradas hasta convertirlas en

cápsula y semillas de Buxus sempervirens

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pequeñas esculturas. Ya los latinos utilizaban este arbusto con los mismos fines , y lo llamaban buxum (-i) de manera que nuestras palabras bucho, o buixo son formas menos corrompidas del original latino que el castellano boj. En la actualidad el boj está protegido, ya que el exceso de su poda hizo que algunos lugares quedaran esquilmados, con el deterioro que supuso sobre el suelo y el entorno ecológico. Poco a poco algunas bucheras, o buchicales como dicen en Salas Altas, se están recuperando y vuelven a tener ejemplares de buen grosor y nutridas poblaciones. Al fructificar forma una cápsula globosa con salientes en forma de cuernecillos, caballicos llaman en Salas Altas a estas cápsulas. Cuando madura la cápsula se abre en tres piezas y libera las semillas, dos por pieza, negras. Así abierta con los cuernecillos, los ojos negros y las aristas del interior, se me antoja la forma de un pequeño búho.

Ya lleva un par de semanas floreciendo el boj en Valcheladas. Las flores crecen en inflorescencias racemiformes con flores unisexuales de color amarillo pajizo. Se barrunta la llegada de la primavera al caminar por una vereda oliendo en el ambiente el aroma de los buchos.

flores de Buxus sempervirens

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Rhamnus alaternus. "Carrasquilla, aladierno"

Es el aladierno un arbusto de tamaño muy variable , y aunque no muy abundante lo vemos proliferar en el entorno de El Pueyo, en ocasiones formando masas, junto con la carrasca y la coscoja, intrincadas, infranqueables cuando las condiciones hídricas son favorables. En la cara sur de las calizas de El Pueyo, de clima más seco y suelo más pobre, se presenta en forma de pequeños arbustos aplicados a las paredes como árboles enanos. Presenta variabilidad en la forma de las hojas que es coriácea y de verde lustroso. Algunas veces son redondeadas y de margen liso, pero otras, muestra agudas púas en el borde. Sin duda estrategia defensiva contra herbívoros. Con esta semblanza guarda un cierto parecido con la coscoja (Quercus coccifera), motivo, sin duda, por el que se le llama popularmente carrasquilla y coscollina. Verde durante todo el año,el aladierno, o alatierno, o aladierna, está desde hace unos días en flor. Pequeños grupos de flores estrelladas verdosas que nos revelan la separación taxonómica de los Quercus. Hay pies machos y pies hembras. Los frutos, globos rojos de corto rabillo, tardarán hasta finales de verano en madurar. Tantos nombres populares como tiene reflejan que es un arbusto ampliamente conocido y utilizado. En efecto su utilización más común ha sido siempre como mermasangre. Con un puñado de hojas y ramillas se prepara una cocción para tomar en ayunas, sin azúcar, con efecto hipotensor. Preventivamente también actúa contra catarros. Además de esta función está comprobada su labor purgante.

Es el aladierno un elemento más de nuestro patrimonio biológico y cultural. Forma parte de nuestro paisaje y sirve de indicador de las características climáticas de una zona. Se integra en comunidades vegetales características de nuestros montes prepirenaicos. Por su carácter perenne contribuye al mantenimiento de las especies biológicas de todo orden que pueblan estos montes.

Carrasquilla en flor

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Lamium amplexicaule

Pequeña mata que

pasa desapercibida por su modesto porte, pero que mirada a corta distancia sorprende por su belleza y elegancia. Lamium amplexicaule es planta que crece en ambientes ruderales en ocasiones formando numerosas colonias, aunque también la veremos en campos de cultivo y barbechos. Es, por tanto, una planta vinculada a la

actividad humana, ocupando aquellos lugares soleados y resguardados de los vientos del norte, aprovechando la humedad que se destila cada noche,. Característica que llama poderosamente la atención es la copa que forman las brácteas y que abraza el tallo, rodeándolo por completo. Este es el motivo de su nombre específico: amplector (abrazo) caulis (tallo). No goza de los favores aromáticos de otras labiadas, tampoco se le atribuyen propiedades que puedan dotarla, como a otras del género Lamium, de utilidad para

medicina u otros remedios. Sin embargo, como aquí la tenemos en pleno febrero, cuando no abundan los colores , disfrutemos de ella . Me atrae el largo cuello de las flores. Y de su diseño los purpúreos puntos de los labios y la garganta. Sé que en la naturaleza nada es gratuito, aunque sí muchas veces casual. La necesidad debe regir la longitud de los tubos. Me imagino la

trompa de alguna mariposa intentando llegar al néctar. Y las manchas púrpuras parecen un reclamo ineludible para avisar de la rica sustancia atesorada. He buscado alguna referencia bibliográfica por si esta planta está vinculada con alguna mariposa. Me he demorado disfrutando con el fantástico libro "Mariposas diurnas y zigaenas del Cinca Medio y territorios limítrofes) de Cambra, De la Llana , Ferrández (caramba, José Vicente, qué felizmente polifacético eres) , y no he visto

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que aparezca como nutricia de orugas. Bueno, no importa, seguro que algún vínculo habrá, sólo queda descubrirlo. Al fin y al cabo ese es el empeño de los humanos, asombrarnos hasta con lo más diminuto, y descubrir sus secretos. ¡Ah, por cierto, no está el campo tan dormido... ya hay narcisos esperando que alguien los disfrute!

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Juniperus oxycedrus."chinebro"

Al término de la mingua de Enero estamos. Antaño se consideraba esta fase lunar la mejor para talar los maderos de pino negro que luego se usarían para el armazón de la casa, prevención que garantizaba la ausencia de carcoma y otros taladros de la madera. Para otros menesteres bien valía la madera cortada cualquier otra época del año. Estas palabras desgrana D. Ramón Agraz , mientras sus expertas manos repasan la cuchara de boj que está desbastando. ¿Y el chinebro? ¡Ah , el chinebro! Para poco cuidado con la madera del chinebro que ésta ni se pudre ni le ataca la carcoma, de tan dura y resinosa que es. Y es que Juniperus oxycedrus está ahora en flor. El entorno de El Pueyo tiene rincones donde se enseñorea este árbol de modesto porte. Rivaliza con la carrasca allí donde el monte se

hace espesura. Tanto predomina en algunos lugares que las gentes llamaron "chinebral" a una extensa zona en el costado de poniente de Valcheladas. Podremos observar dos subespecies, una más arbustiva ( subs. oxycedrus) y otra más arbórea (subs. badia) El chinebro tiene a veces apariencia de arbusto, pero cuando los años le respetan alcanza porte de árbol. Tronco fibroso, portento de claroscuros. A menudo, de copa cónica, pero en ocasiones sus circunstancias vitales le dan aspecto de árbol tortuoso. Algunos ejemplares dispersos por los chesos blancos de El Pueyo me evocan esas imágenes de postal de la sabana africana.

El chinebro es de tierra baja. El caminante claramente lo separará del enebro de la montaña porque éste tiene una raya blanca en el haz de la hoja, mientras que el chinebro tiene dos. Es el chinebro árbol de pies machos y hembras. Hace ya un mes que los machos comenzaron a formar los pequeños conos, que ya están a punto

conos masculinos de Juniperus oxycedrus

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de expulsar el polen. El ritmo de la naturaleza obrará de suerte que cuando estos conos masculinos suelten el polen dorado, ya estarán dispuestas las diminutas flores

femeninas.

Sus pseudofrutos son en realidad conos. Juniperus oxycedrus es una conífera de la familia de las Cupressaceas. En el árbol permanecen los frutos durante dos años, de suerte que ahora podremos ver los de color verde cerúleo, producidos el año pasado, y los de marrón cobrizo, que ya llevan dos años en el árbol. En todo momento conservan , como una cicatriz, las líneas de los tres labios de la flor.

No deja de sorprenderme que árbol tan fuerte, tanto que prospera allí donde se produjeron los incendios, sea doblemente dependiente para reproducirse. Del aire depende para la dispersión del polen. De los animales para diseminar las semillas, ya que viajan en el vientre del animal que las comió, y germinan tras ser digeridas y excretadas. Además de proveer de estacas duraderas, se le extraía su resina, la cedrina, de tantos usos que sería largo aquí contar. Me remito al "Dioscórides" de Pío Font Quer. Por otra parte, también quedó dicho en el libro "medicina popular en la comarca de Monzón" de José Vicente Ferrández Palacio y un servidor, la querencia que le tenían los pastores para remediar daños cuando se trataba de evitar infecciones en el ganado y como linimento para las fracturas de las patas. En estos días de invierno busco las flores del enebro, al tiempo que cruje el helado suelo bajo mis pies, por la zona umbría de El Pueyo. Muchos chinebros crecen juntos y llevan aquí muchas décadas, a juzgar por los troncos y las péndulas ramas. Me felicito por tener tan cerca de casa tan primigenio bosque .

gálbulos de Juniperus oxycedrus

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Lithodora fruticosa. “mermasangre”

Lithodora fruticosa es una planta perenne de la familia de las Boraginaceas. Sus leñosos tallos forman una enmarañada madeja con ramillas que se renuevan cada año. Está toda recubierta de pelos hirsutos de color blanquecino que le darían un aspecto ceniciento si no fuera por la luminosidad de sus flores. Comienza a aparecer tímidamente ahora, a comienzos de

primavera, pero en cuanto alcance su apogeo lo veremos ocupar profusamente lindes del camino y calveros soleados. Sin duda su mayor atractivo son sus flores. De forma tubular, terminadas en cinco lóbulos, despliegan la paleta de los azules a medida que florecen y maduran. No son demasiado frecuentes los tonos azules de esta intensidad en nuestra flora. Hace poco leía un pequeño artículo de principio del siglo XX escrito por el catedrático Juan de Val, y hacía referencia a la génesis de los colores de las plantas. Tomando como base el color verde de la clorofila, apuntaba que reacciones químicas operadas en la estructura particular de una especie, unidas con las radiaciones solares determinan una coloración específica. Así, sobre reacciones ácidas se producen los azules, y son las reacciones básicas las que producen tonos amarillos y rojos. De esta manera estaría cubierto el espectro visible de colores. Miro de nuevo las tonalidades de esta pequeña flor. A la luz del sol brilla la corola. Los azules irisan al violeta. Estoy en el extremo de la gama espectral.

Pero hay otro color. Venas de color vinoso, tiñen la garganta de la corola y también cubren la totalidad de la base del tubo. Son tonos magenta, color sangre. De nuevo me lleva esta planta a la ciencia. Isaac Newton llamó la atención de que éste color no existe en el espectro de color. ¿cómo podrían mezclarse dos colores, el rojo y el azul, que

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están en los extremos opuestos del espectro. Sólo colocando dos prismas de manera contigua podrían estar el rojo y el azul juntos. Y en efecto allí estaba el magenta. Cómo me sorprende siempre la naturaleza. La íntima relación de sus leyes en todos los aspectos por los que se manifiesta. Los humanos a veces intuimos estas relaciones. En ocasiones se atribuyen a plantas cualidades en función de analogías. Así los tonos sanguíneos se vinculan con las propiedades sobre la sangre, y de esta manera Lithodora fruticosa es planta que tradicionalmente se le acreditan propiedades para "rebajar la sangre", de allí el nombre de mermasangre

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Saxifraga tridactyles

Tengo una especial predilección por las plantas pequeñas, minúsculas. Hago mía la

frase de aquel libro de los 70 "Lo pequeño es hermoso", y por esta razón poder contemplar a Saxifraga tridactyles es una experiencia que deseo compartir en este blog. Es fácil encontrarla en las rocas junto a las últimas curvas antes de llegar al monasterio. Esta pequeñísima saxifragácea gusta habitar los huecos que forma la caliza y que tan apenas están

rellenos de un leve sustrato, a veces el que forma el musgo que le acompaña. Se sitúa preferentemente en lugares de cara norte, más frescos y húmedos. Es característica la roseta de hojas basales, oblongas las de la primera línea y divididas en tres dedos las siguientes. Toda la planta esta cubierta de minúsculos pelos glandulosos, siendo los del cáliz especialmente densos.

Es planta anual que ahora, en marzo, muestra todo su vigor formando en ocasiones colonias que tapizan pequeños rincones rocosos. Es entonces cuando resulta más fácil identificarla por la coloración rojiza de hojas y tallos que apenas llegan a los diez centímetros.

Con su pequeñez, esta saxífraga me obliga a cambiar de escalas, a

pegarme al suelo, donde las dimensiones son distintas, donde el punto de vista es tan diferente que se descubre un universo nuevo.

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Dos borrajitas: Nonea micrantha y Buglossoides arvensis

Este pasado domingo se celebró en Barbastro la Fiesta del Crespillo, popular y arraigada actividad de marzo en la que a través de la degustación del crespillo se propicia que las oliveras queden preñadas. Como en Barbastro y redolada los crespillos se hacen rebozando las hojas de la borraja (Borago officinalis) traigo aquí dos

plantas de la misma familia que ya

podemos disfrutar, si no con el paladar, sí con los ojos.

La primera, Nonea micrantha, de pequeñas flores tubulares azuladas y hojas híspidas, ambas características que comparte con la borraja. Es más bien escasa por esta zona. La encontraremos si deambulamos por los lugares de ambiente más monegrino del

entorno de El Pueyo, y esto es en la cara sur, en zona donde brilla el yeso cristalino. Es planta que precisa de este microclima tan específico, pues se distribuye por áreas ibero- magrebíes, lugares de donde es endémica. Alcanza como mucho el palmo de altura, aunque como hace numerosos vástagos florales, donde se encuentra no pasa desapercibida.

La otra Boraginácea que presento es mucho más común en los Somontanos y prepirineo, llegando a lugares de altura. Buglossoides arvensis crece cerca de cunetas, eriales, y sesteaderos del ganado. También tiene las hojas lanceoladas, pero

Flores de Nonea micrantha

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menos vellosas que la anterior. Por lo demás las flores, también tubulares, son normalmente de color blanco. Es fácilmente visible en diversos puntos del camino antiguo de El Pueyo.

De ninguna de estas dos especies conozco se haya dado uso alguno. No importa, ya tenemos a su hermana mayor, la borraja, para preparar en este hermoso comienzo de la primavera los sabrosos crespillos.

Flores de Buglossoides arvensis

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Sonchus tenerrimus. "Latazin fino"

Latazín, lechazín, lechazino, letachín, llatarins, llatasín, lletera, ... nombres comunes con los que se denomina a ésta y otras especies afines, y que muestran al menos dos características: uno, la propiedad de sangrar una sabia blanca como la leche cuando se corta; y dos, la familiaridad de estas plantas en la vida cotidiana de nuestros antepasados. De todos los latacines que

podemos encontrar por nuestro territorio, éste quizá sea el más esquivo. Es muy común en latitudes meridionales, pero a medida que nos separamos del valle del Ebro comienza a escasear. En El Pueyo lo podremos encontrar en la cara sur, buscando en las zonas más pedregosas, e incluso pegados a la roca, en lugares bien expuestos al sol. Ya floreció a principios de enero, llevándoles unos meses de ventaja

a los demás latacines que comienzan ahora a aparecer.

Este latacín presenta la característica cabezue-la donde se agrupan decenas de flores amarillas. Fórmula de éxito en la evolución de las plantas. Tanto es así que encontramos disposi-ción similar en numerosas especies y géneros de esta familia de las Compuestas, haciendo que sea labor

ardua llegar a dominar la identificación de todas ellas. En este caso Sonchus tenerrimus nos presenta una diferencia clara: la base de la cabezuela presenta una borra blanca. Las lígulas (lengüeta que presentan las corolas del capítulo) no se limitan a la periferia de la cabezuela , sino que se distribuyen por toda ella.

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También nos fijaremos en las hojas, que aunque de formas muy variables, tienen unas características hojas caulinares intermedias muy agudas, además de orejetas que envuelven el tallo. Por otra parte , las hojas basales están muy divididas. Estas hojas, cuando son tiernas, han sido objeto de recogida para preparar ensaladas, para dar de comer a los animales, tanto conejos como cerdos, e incluso se les atribuyen propiedades cicatrizantes preparando una cataplasma con la hoja machacada junto con la leche que desprende, propiedades que comparte con su más robusto pariente Sonchus oleraceus, y el más común de los latacines que por aquí se crían y que pronto veremos abundar en los márgenes de caminos.

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Calendula arvensis. "caléndula"

Las caléndulas comienzan a tapizar de amarillo algunos rincones del camino. Vemos algunas aisladas. En ocasiones se agrupan anunciando que poco a poco comienza a despertar la primavera. En la naturaleza, las soluciones evolutivas que se muestran exitosas tienden a repetirse. Cuando la familia de las Compuestas resolvió

el recurrente problema de la reproducción mediante la asociación de flores formando cabezuelas creó un patrón que se repite en numerosas especies de la misma familia. Así, encontramos muchas especies distintas con el aspecto similar de cabezuelas donde se agrupan las diminutas flores. Distinguirá el caminante esta pequeña flor por el colorido ligeramente anaranjado de las lígulas que rodean la cabezuela de flores. Además, las lígulas tienden a extenderse en ángulo, ligeramente embudadas.

Fructifican rápidamente. Por eso también podremos ver los inconfundibles frutos. Estos nos sacarán de dudas ante cualquier otra compuesta amarilla. Los frutos están curvados y van provistos de ganchos en el margen exterior. Estrategia poco habitual en esta familia, tan proclive a formar vilanos que favorecen la dispersión por el viento.

Junto a la ermita de San José, al pie de El Pueyo, pegadas a una tapia que mira al sur se ha formado estos días un pequeñísimo jardín. Junto a las caléndulas empiezan a salir los nazarenos, las fumarias, alguna minúscula letrera, algún diente de león. Estas caléndulas tienen una pariente de postín, la hierba gaucha, (Calendula officinalis), querida en jardines y boticas, aperitiva y emenagoga.

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Narcissus Assoanus . “cazoletas”

Siempre he asociado a estos pequeños narcisos con la llegada de la primavera en el Somontano. Narcissus Assoanus ( cazoletas en nuestra tierra, en alusión a la forma de la corona central) la encuentra el caminante en suelos pobres, a veces de grava, en taludes y suelos inclinados; otras veces en carrascales. Es diminuta si la comparamos con sus congéneres de la montaña. Estas miden apenas ocho centímetros en total, aunque a veces medran algo

más. Presentan las flores en característico ángulo. Todos los años me postro ante ellas. Me acerco y las huelo profundamente. Es un aroma que no se olvida nunca, suave, dulzón, como de golosina. Aunque de cada cebollita sólo salen una o dos flores, las vemos haciendo pequeños corros rompiendo la monotonía de los colores todavía algo invernales. Es el narciso más meridional que tenemos, y también el único representante por el entorno de Barbastro de su familia, las Amaryllidaceas. El nombre específico de este narciso nos trae a la memoria a Ignacio Jordán Claudio de Asso (1742-1814), naturalista aragonés precursor de la clasificación científica de especies vegetales y animales en España. Pero no lo interpretemos mal. No fue Asso quien bautizó la florecilla en un alarde

de egocentrismo. La historia es mucho más humana. El mérito del nombre se lo debemos al naturalista francés León Jean Marie Dufour(1780-1865). Fue éste un naturalista de principios de siglo XIX, responsable de la identificación de numerosas especies. Médico de profesión, estuvo en España en la campaña de Napoleón. Le tocó asistir a los soldados que sitiaban Zaragoza. En medio de tanta atrocidad no abandonó sus aficiones científicas,

ni aquellas calamidades nublaron su entendimiento de manera que al clasificar científicamente la especie que nos ocupa la dedicó a su colega de afición, el aragonés I.J. de Asso, en un claro alarde de caballerosidad y admiración.

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Erodium cicutarium. “relojetes”

Ya proclama la primavera su irrupción en el Somontano. Por el camino de los canónigos, que nos lleva hasta El Pueyo, hace días que hemos notado el cambio. Pero antes de que la vegetación ascienda dos palmos, nos vamos a detener en una discreta hierbecilla que, aunque continuará allí durante mucho tiempo, luego quedará más oculta. Erodium cicutarium, es uno de esos "relojetes" o "alfileretes"de nuestra infancia. Sus hojas muy divididas

son inconfundibles, así como los vivos colores de sus flores diminutas. En el Somontano es frecuente, y aparece tanto en cunetas bien soleadas, como en lugares más umbríos, generalmente ricos en nitrógeno.

En el libro "Las plantas en la medicina popular de la comarca de Monzón" quedó escrito por José Vicente Ferrández Palacio, con quien tuve el gusto y honor de colaborar, que los relojetes eran recogidas antaño para dar de comer a los conejos, y que era afición de los niños jugar con sus relojetes. Quizá algún día, más adelante, volvamos sobre esto.

Habrá quien pensará que algo tiene esta planta que le recuerda a los geranios. No se equivoca. El género Erodium, junto con Geranium son los que forman parte de la familia de las Geraniaceas.

Si el caminante no tiene prisa se detendrá a observar las hojas. Inmediatamente verá que están varias veces divididas. Es decir, consideramos una hoja desde que sale directamente del tallo principal, como las flores. Ésta hoja se divide profundamente hasta el nervio medio, y a su vez , se vuelve a dividir formando lóbulos finos que llegan hasta la mitad de los nervios secundarios (hojas pinnadodivididas) . Pues bien, este

A la izquierda fruto con forma de pico.

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tipo de división en hojas alargadas es característico del género Erodium, quedando para el género Geranium una disposición más redondeada, como la palma de la mano. Sin embargo, los botánicos no se fijaron en las hojas para denominar estos dos géneros. Así como geranio viene del griego geranion, cuyo significado es pico de grulla, en alusión a la forma de sus frutos, para el género que nos ocupa ahora utilizaron de nuevo la comparación con las aves de largo pico, y así vino el nombre erodios, que es el nombre que los griegos daban a la garza. Respecto a su específico cicutarium, que nadie se lleve a engaño, que sólo se asemeja a la cicuta en el aspecto de las hojas. De hecho, las hojas de los "relojetes" se han utilizado como astringentes.

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Scandix pecten-veneris."agujetas"

Esta pequeña hierbecilla, que apenas sobrepasa el palmo, de hojas muy divididas, la encontrará el atento caminante en cultivos y baldíos. Es de la compleja familia de las Umbelíferas. Esto es, las flores se disponen a modo de paraguas formando un conjunto denominado umbela. Lineo la clasificó en 1753. En una ocasión me despertó la curiosidad una cita en

Wikipedia que se atribuye a Strindberg ,quien escribió: "Linneo era en realidad un poeta que se convirtió en naturalista". Al encontrarme ahora a principios de la primavera con esta pequeña flor percibo el sentido de sus palabras. Y es que esta flor evocó en Linneo ( lo imagino viendo los alargados frutos) ni más ni menos que al divino peine que alisaba la cabellera de Venus (pecten veneris). Sólo un espíritu agitado por la vibración poética podría ponerle un nombre así a una planta. Es curioso, porque esto me recuerda un fragmento de la tercera "carta desde mi celda" de Gustavo Adolfo Becquer quien escribía: "Sucede con estos pueblecitos tan pintorescos, cuando se ven en lontananza tantas líneas caprichosas, tantas chimeneas arrojando pilares de humo azul, tantos árboles y peñas y accidentes artísticos, lo que

con otras muchas cosas del mundo, en que todo es cuestión de la distancia a que se miran, y la mayor parte de las veces, cuando se llega a ellos, la poesía se convierte en prosa." Y me lo recuerda porque a mí me sucede exactamente lo contrario cuando me acerco a las flores. Desde la lejanía son prosa, ejercicios de identificación botánica, valoraciones de hábitats, calibre de ecosistemas. Pero cuando desciendo, cuando me acerco al máximo a la flor que miro, la prosa se vuelve a veces poesía. La poesía que

emana de las texturas, de los ritmos que cada planta posee, sus tonalidades y armonías. Y poco importa que Scandix pecten-veneris sea una planta vulneraria, o que se utilizase como colorante por sus taninos amarillos, o que las hojas sean comestibles y alivien la sensación de sed. En esas ocasiones su nombre se graba más intensamente porque se escribe en el mismo lugar donde se guardan los sentimientos.

vainas de Scandix pecten-veneris

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Muscari neglectum. “nazarenos” El suelo está húmedo. Las lluvias recientes hacen rebrotar lo que ha permanecido dormido durante tanto tiempo. Es el momento de las plantas de bulbo. Flores que tienen un periodo de vida muy breve. Programadas para exprimir los nutrientes recogidos en las bases foliares hinchadas que forman los bulbos, y del que ni siquiera gastan energía en hacer tallo. Sólo unas estrechas hojas y un pedúnculo de donde colgará el racimo de diminutas flores. Después llegarán los calores

intensos, la sequía. Para entonces esta flor ya habrá terminado su ciclo. Sus frutos estarán dispuestos, y el bulbo se preparará de nuevo para aguardar la siguiente primavera.

Fácilmente los encontrará el caminante en los baldíos, en los removidos campos de viñedo, en las cunetas. Si la planta es joven, verá todavía la mezcla de sus flores maduras, con las corolas abiertas en una suave coronita blanca; las flores inmaduras todavía cerradas, y en la cima flores de azul intenso, estériles. A medida que las flores maduren, las inferiores, se arrugarán como pasas. Los nazarenos desarrollan todas las artes de la perpetuación: además de la multiplicación de sus bulbos, sus flores son hermafroditas. No obstante no interesa a la continuidad de la especie la autopolinización, así que madurarán en distinto momento los órganos masculinos y los femeninos. Prefiere dar tiempo a que en la polinización intervengan los insectos, pequeñas mosquitas que entrarán en el tubo y favorecerán el intercambio genético. Los nazarenos pertenecen a la familia de las Liliáceas. Familia acreditada en la acumulación

de potentes alcaloides en sus partes vegetativas. En ocasiones estas sustancias son de utilidad, pero en este caso es lo contrario. Incluso parece que si el ganado las ingiere en tierno puede producirle nefastas consecuencias.

De Lagunarrota procede la noticia de que se utilizaban para tintar las matracas. Aquellos instrumentos, más de ruido que de música, los únicos permitidos en época de Pascua, los cuales quedaban también tiznados cual nazarenos.

frutos de Muscari neglectum

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Fumarias y Platycapnos. “ubetas y yerbas pichaderas”

Es la de las Papaveraceas como aquellas familias muy numerosas en las que sus hermanos sólo guardan un remoto parecido entre sí , y son grandes las diferencias que los separan.

A la prolífica familia de las Papaveraceas pertenecen estas tres especies: Fumaria officinalis (ubetas), Fumaria parviflora y Platycapnos spicata , a las que poco similitud encontraremos a simple vista con su pariente cercanísima, el ababol (la amapola).

Dicen los paleobotánicos, que en la evolución de las plantas, los individuos más primitivos tienen gran cantidad de estambres para asegurar la descendencia en una época de incertidumbre. Así sucede con el ababol. Las especies que nos ocupan economizan energía en el desarrollo de estambres y a cambio muestran una

estrategia: desarrollaron un saquito en la base de la flor donde acumular néctar, y los pétalos , aunque no forman tubo pues están libres, éstos se organizan y alargan haciendo una función muy similar, de manera que los insectos polinizadores ( un avance en el proceso evolutivo) están dirigidos para que rocen con los estambres y los pistilos. Así nos encontramos con estas hermosas plantas, llamativas por sus racimos de flores de extraña forma y vivos colores.

Fumaria se le llama porque su jugo, instilado en los ojos produce un intenso lagrimeo, como si con humo se hiciera. El específico officinalis ya nos delata su uso antiguo en medicina, pues se utilizaban sus hojas machacadas e ingeridas junto con berros y tallos de lechuga como depurativa. Todo un cóctel de amargor. También su infusión se utilizaba como tónico. Yo prefiero tonificarme viendo sus intensos tonos vinosos, con el horizonte de la sierra de Guara en una fresca mañana primaveral, saboreando el perfume de las cercanas aliagas e intentando averiguar qué insectos se deslizarán por su minúscula garganta, embobados por el dulzor del néctar y así ser utilizados como propagadores de polen. Por nuestras tierras esta es una de las llamadas “yerbas pichaderas”. No hacen falta comentarios sobre la alusión de uso a tan expresivo nombre.

Fumaria officinalis

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En ocasiones el caminante verá tonos blancos y rosados en lugar del intenso granate. No se confunda, no es la misma especie sino su pariente Fumaria parviflora, que como su nombre indica es planta menos vigorosa, y con menor floración. Además de tener menor porte notaremos sus hojas de color ceniciento. No abunda tanto como la anterior, aunque muchas veces las verá el atento caminante compartiendo el mismo nicho ecológico, es decir campos yermos, cultivos, márgenes de camino.

Platycapnos spicata es una especie bastante más rara de ver, ya que es propia de lugares más meridionales. Tiene un gran parecido a las del género Fumaria, pero la reconoceremos por la disposición de sus flores en una densa espiga, y por la estrechita bráctea que acompaña lateralmente a la flor. De su género no encontramos más especies por Barbastro, aunque sí las veríamos en torno a Fraga o Zaragoza.

Me atrae especialmente la delicada combinación de tonos rosados y vinosos junto con el vivo amarillo del término de la corola. En estos finales días de marzo la veo aparecer, menuda , apretaditas todas las hojuelas. La espiguita de flores ya formada, todo un regalo para la vista si tenemos la precaución de acercarnos a ella con una lupa de aumento.

Y lo que iba a ser un un ligero paseo hacia el Pueyo se ha convertido en un ameno juego de las diferencias entre estas tres primaverales especies.

Fumaria parviflora

hojas de Platycapnos spicata

Platycapnos spicata

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Euphorbia serrata. "lecheras, letreras"

La más tempranera de nuestras "lecheras" destaca en los taludes y cunetas por su intenso, luminoso, color verde. Fácilmente la reconoceremos por el dibujo finamente aserrado del margen de las hojas y de las brácteas, característica ésta que es reconocida en el nombre específico. Al cortar tallos u hojas veremos que surge una sabia blanca, como de leche espesa. Está clara la razón de su nombre común. En general, las Euphorbiaceas

son plantas extravagantes, en tanto que sus flores no tienen ni pétalos ni sépalos. Toda la maquinaria de reproducción está vinculada a proveer alimento a los insectos nectarífagos, y para eso no se adornan de llamativos colores, sino que exponen directamente el néctar a los comensales. Será fácil observar junto a las flores el brillo de éste nutritivo líquido. Eso sí, antes de que maduren los globosos y lisos frutos. No obstante la complejidad de estas flores se observará si las miramos a corta distancia, mejor con una buena lupa. Veremos que las flores están agrupadas en pequeños racimillos: una solitaria flor femenina central rodeada de flores masculinas provistas de un solo estambre. Alrededor del racimo unas placas mazudas bien lubricadas de néctar.

Es la letrera una planta que forma abiertos ramos, rara vez de individuos solitarios, crece de una cepa perenne que aporta cada año nuevos vástagos. La leche que rezuma cuando se la hiere es tóxica. En ocasiones se ha usado como pócima para "quemar" las verrugas. No es la única lechera que habita por estos territorios del Somontano. En especial, la estructura floral nos permitirá ir reconociendo otros ejemplares de la misma familia. Las

Euphorbiaceas son una familia variable y pródiga en los climas cálidos. En las casas se ven plantas de esta familia traídas de los trópicos, espinosas, con llamativas flores rojas, es la llamada "espinas de Cristo", procedentes de Madagascar. También exóticos son los cardones de las islas Canarias. Imposibles de olvidar son sus singulares formas de candelabro en las inhóspitas laderas del Barranco del Infierno, en Adeje.

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Glaucium corniculatum y Papaver rhoeas. “ababoles”

La mayoría de las veces las flores nos cautivan por la vista o el olfato. Las amapolas son un regalo para el tacto. Contienen en sus diversas partes toda una sinfonía de sensaciones táctiles. Pruebe el caminante a detenerse junto a una amapola y recorra desde los híspidos tallos hasta la extrema sedosidad de los pétalos. Además, pocas veces se ven colores tan intensos como los que nos proporcionan las amapolas. En el

entorno de El Pueyo podemos disfrutar de varias especies de

amapolas. Glaucium corniculatum carece de la esbeltez de la amapola, su porte es más robusto, y normalmente, está recubierta de un vello que le da un aspecto blanquecino. La flor nos recuerda inmediatamente a las amapolas. Lo cierto es que

se trata de un pariente que comparte familia pero no género. Prueba de ello es el látex amarillo que desprende si cortamos una parte de sus hojas.

Su variabilidad nos permite encontrar flores desde el color naranja hasta el escarlata más intenso. Siempre con la base de los cuatro pétalos tiznada con una mancha oscura. Un rasgo muy característico es la forma de sus frutos: cilíndricos, muy largos, terminados en unos cuernecillos, que son los que motivan su nombre específico científico, así como alguna denominación popular: adormidera cornuda, amapola loca. No es exigente con el terreno, incluso no teme ocupar los chesos que por estas tierras abundan. Es extraño ver muchos ejemplares juntos; más bien forma matas repartidas aquí y allá , cuya densidad la determinará la riqueza del suelo que ocupan.

Flor de Glaucium corniculatum (adormidera cornuda)

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Papaver rhoeas es el ababol por antonomasia. Inconfundible por la esbeltez de su porte, con altos tallos de ásperos pelos, látex blanco, flores escarlata, capullos que cuelgan como pendientes y cápsulas de semillas coronadas por un disco estriado, características éstas que habrá que tener en cuenta para no confundirlo con otros ababoles, quizá más pequeños, pero que dada la variabilidad de crecimiento de estas

plantas en función de la riqueza del suelo, pueden llevar a engaño. Más adelante, cuando la primavera esté ya totalmente asentada, podremos ver los otros congéneres y así compararlos. El ababol forma parte de mis recuerdos de infancia. En los familiares paseos campestres, cogíamos los capullos del ababol y los abríamos; siempre con la renovada sorpresa de descubrir allí totalmente desarrollados los pétalos, plegados como papel de seda, a veces rojos, a veces blancos o rosados. Entreabriendo los sépalos dejábamos salir brevemente los pétalos, a modo de falda o sotana, que imaginábamos como cardenales o monaguillos, vestidos de rojo y verde. Si había una cabezuela portadora de semillas era la ocasión de insertarla y completar el remedo de muñequito vegetal: cabezón él , pero gracioso y colorido. Quizá la fascinación que nos producen los ababoles venga de que los tenemos asociados a nuestra memoria colectiva. Aunque es un tópico ver ababoles junto al cereal en el Somontano, no es planta ni

siquiera ibérica. Es decir la tenemos aquí por ser importada. Sin duda tuvo que venir hace milenios cuando los primeros agricultores del neolítico hicieron llegar semillas de cereales, y entremezcladas entre ellas las de las amapolas en sus diversas formas. Tan inmersa está en nuestra cultura occidental que forma parte del simbolismo social del europeo. Quien, viajando por Inglaterra, se tope con los monumentos a los caídos en las grandes guerras europeas del siglo XX, que proliferan en sus poblaciones rurales, observará que la flor más utilizada es la amapola, muchas veces reproducida en sencillas flores artesanales de tela. Algo recuerda a la sangre. Quizá también por ello aparece en algunos cuadros religiosos del siglo XVI como símbolo de la Pasión.

Cápsulas de semillas y flores de Papaver rhoeas.

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Algo de poder analgésico tiene nuestro ababol aunque mucho menos poderosa que Papaver somniferum, la adormidera de la que se obtiene el opio. Cuando dolían las muelas se utilizaba la cocción de las flores del ababol para calmar el dolor. Los brotes tiernos de las hojas enriquecen las ensaladas primaverales, aunque hoy en día el uso de los pesticidas obligan a tener una gran cautela en la elección del lugar donde recolectar para el consumo.

Recientemente se puede observar cómo algunos restaurantes utilizan sus minúsculas semillas en la presentación de los postres. En algunas panaderías cubren los bollos con las semillas y al comerlas crujen deliciosamente.

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Ulmus minor. “urmo”

Lo vi dañado el año pasado. Varias ramas le habían desaparecido, arrancadas, dejando astillado el lamentable muñón. En varios puntos estaba descortezado. Temí que este joven urmo no sucumbiera debido a la grafiosis, sino por la insensatez de un bárbaro. Acabo de pasar junto a él, en las últimas rampas de la carretera asfaltada que me conduce a El Pueyo. Lo veo con verdes y frescos frutos, con las semillas aladas haciendo vistosos racimos. Resiste. Hace ya casi un siglo que la devastadora grafiosis destruye nuestros olmos. Es una enfermedad producida por un hongo y dispersada por pequeños coleópteros que al roer las yemas introducen el hongo y sus esporas en los conductos de la savia, envenenándola. Los olmos europeos están en serio peligro de extinción.

En la tierra baja tenemos este pequeño urmo. De porte más pequeño que su congénere de la montaña, el Ulmus glabra, que también está desapareciendo.

Los "angelicos" como se les llama por aquí a los frutos nos servirán para diferenciar a Ulmus minor. La semilla está rodeada de una membrana que la rodea, pues bien si la semilla está cerca del margen inferior de las alas es el Ulmus minor, en el caso de que la semilla esté en el centro del ala estaremos delante del Ulmus glabra. Este es un tipo de fruto con ala, que los botánicos llaman sámara. La utilidad de esta sámara es facilitar la dispersión de la semilla por el viento.

También distinguiremos al urmo por sus hojas dentadas, a veces de manera irregular, que tienen una característica asimetría en la base. Así, ante la duda miraremos allí donde el limbo de la hoja se une con su peciolo y observaremos cómo la hoja no es simétrica sino que siempre es mayor la base de la hoja por el lado de la rama. En el caso del Ulmus glabra la base de la hoja es mayor que la longitud del peciolo.

La dureza de su madera hizo que se utilizara para la construcción de los yugos, timones de arado,vigas, armaduras de las casas. Por ser una madera muy resistente al agua se utilizó en navegación, e incluso para hacer cañerías, o postes que debieran estar clavados en tierras cenagosas.

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El urmo tuvo su lugar en nuestros pueblos. En Castilla lo veremos en el centro de las plazas de algunos pueblos. Su sombra cobijaba tanto los mentideros como las reuniones en las que se debían tomar decisiones de la comunidad. Cada vez quedan menos. Aquellos añosos olmos que cantara Machado están desapareciendo. Cada primavera, los racimos de angeletes nos dan un nuevo respiro, con la esperanza de que al final sepamos superar la crisis que

produce la grafiosis.

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Sedum dasyphyllum. Arrocetes, uguetas

La singularidad caliza del Pueyo de Barbastro, promon-torio rocoso en un entorno de yesos y glacis, permite que allí crezcan especies rupícolas. Esta planta es una más de las uguetas o arrocetes con las que antaño podían jugar los niños a comidetas haciendo uso de las pequeñas y gruesas hojas. Es planta de hojas carnosas ( pertenece a la familia

de las Crasuláceas) , y por tanto especializadas en la acumulación del agua para poder sobrevivir a fuertes insolaciones y escasas precipitaciones. La vemos encaramada formando apretadas matas, con gran número de brotes estériles, siempre aprovechando el escaso suelo que pueda encontrar en una fisura de la roca. En ocasiones, creo yo que dependiendo del estrés, las hojas se vuelven rojizas. Estas hojitas se distribuyen apretadamente en la base, y a medida que crecen los tallos de agrupan en pares opuestos o en ocasiones en verticilos.

Las flores son pentámeras, blancas, estrelladas, pequeñas. En conjunto tiene el aspecto de llevar una cubierta de fina borra, glandulosa. Esto promovió el nombre

específico, dasyphyllum,

compuesto por los términos griegos dasi (peloso, espeso) y fillon (hoja). Como la mayor parte de sus parientes del género sedum se han utilizado para hacer

cataplasmas cicatrizantes. También es común en todas ellas la presencia de alcaloides que las hacen algo tóxicas.

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Asplenium petrarchae subsp. petrarchae

Quizá alguno de los lectores de este blog , después de la entrada de la semana pasada, en la que nos fijábamos en la rupícola Sedum dasyphyllum, le haya encontrado gusto a rastrear entre los recovecos de las rocas. Para mí es una experiencia diferente, puesto que me doy cuenta de que empleo en mayor grado el sentido del tacto. Ante una roca vertical me

convierto en cuadrúpedo y el horizonte cambia de posición. El suelo lo tengo enfrente, muy cerca de la vista, y las manos perciben las irregularidades del suelo. Todo está más a mano. Y al estar próximo, las pequeñas cosas aparecen magnificadas. Es el caso de este pequeño helecho que vive en las fisuras de las rocas, en lugares abrigados del frío y del extremo calor. Por causa de este hábito casi troglodita lo buscaremos allí donde la roca hace pequeños entrantes, o como es el caso de El Pueyo, entre los vetustos sillarejos que apuntalan el talud de la carretera.

Lo observaremos formando no muy alargados frondes (hojas) con divisiones simples en forma de abanico, algo dentadas. Con la proximidad observaremos los pelos glandulosos que lo recubren. En el envés de los foliolos veremos los soros alargados, productores de esporas, cuando la planta esté en su ciclo reproductor.

Los helechos tienen un ciclo vital curioso. Aunque algunos están adaptados a lugares donde escasea el agua, necesitan un periodo húmedo en el que puedan completar su reproducción sexual. Las esporas, al germinar producen una protoplanta con órganos sexuales diferenciados. Los espermatozoides que produce el órgano masculino, dotados de numerosos flagelos, sólo se moverán en el agua, y así podrán alcanzar alguno de los óvulos que se encuentran en la misma u otra protoplanta, permitiendo así la combinación genética. Una vez completado

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el proceso nacerá, ahora sí, un verdadero helecho. Las pequeñas cavidades de la roca permitirán que ésta humedad sea más duradera, y así sea más propicio el hábitat para reproducirse. Los helechos constituyen uno de los primeros pasos evolutivos de colonización de las plantas en los medios terrestres, pero están ligados todavía al medio acuático en su mecanismo de reproducción sexual.

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Tres colores para José Luis Sampedro. Esta semana José Luis Sampedro se ha ido, y para mostrarle mi agradecimiento por dejarnos sus palabras, le dedico tres colores.

Biscutella auriculata me presta el verde. Es un verde tierno, fresco, alimonado. Tiene algo del verde nuevo de las hojas de haya al despuntar la primavera. Los frutos , parecen ojos bien abiertos, u oídos prestos a captar cualquier vibración, como testigos mudos dispuestos a relatar la sombra de nuestros días.

Matthiola fruticulosa me entrega el rojo vino. Rojo tierra. Planta que siempre contempla desde la orilla a los caminantes que pasan por el sendero ,como si éste fuera un río que nos lleva.

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Eruca vesicaria me brinda el blanco. El blanco de la luz que irradia la sabiduría, de la paz que se traduce en una sonrisa, antigua, enigmática, sonrisa etrusca.

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Asphodelus cerasiferus y Asphodelus fistulosus. “abozos”

Los abozos son atrevidas liliáceas que ocupan los chesos en torno al Pueyo. El caminante los observará de dos portes bien distintos. Una especie, el Asphodelus cerasiferus, tiene hojas anchas y largas, aquilladas, formando una mata en la base de la que surgen las varas floridas, con las flores bien apretadas. Este es el auténtico abozo. El otro, Asphodelus fistulosus, de porte más fino, menos crecidas las varas

y con hojas también largas pero engrosadas y huecas (fistulosas), llamado gamoncillo, nombre que

viene del común castellano gamón, aplicado a este tipo de plantas.

A ambos se les denomina abozos por estas tierras, o gamones en el general castellano. Aunque también, según cita Chesús de Mostolay en su obra "El aragonés en el Somontano de Barbastro", se llaman abozos a los lirios silvestres. Todas tienen en común presentar sus flores en varas.

Son más comunes los abozos de porte grande, A.cerasiferus. Si continuamos el camino y rodeamos el Pueyo por el Este o por el Sur veremos ocupar los terrenos áridos con predominio de yeso. Su raíz, al ser de gruesos rizomas, bastante enterrados, está bien protegida por lo que resiste muy bien incendios y quema de rastrojos. En cambio, los ejemplares de A.fistulosus son bastante escasos de ver, aunque los tenemos bien placenteros en las cercanías de la ermita de S. José,

Lo más llamativo de los abozos son, sin duda, las flores. Dispuestas de manera vertical y alterna, con los estambres largos en donde las anteras quedan colgantes, bien separadas de la parte femenina de la flor. Estos dos caracteres, verticalidad y separación de los estambres del estigma , parece una disposición adecuada para favorecer la polinización cruzada entre distintos pies, y reducir el porcentaje de autopolinización. Observamos que las ramas duran mucho tiempo en floración , de

manera que, al madurar de abajo hacia arriba, nos encontramos a veces los frutos

Asphodelus cerasiferus en las proximidades de Valcheladas

Flores de Asphodelus fistulosus

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globosos en la base de la rama, mientras todavía están abiertas algunas flores o incluso en la cima algún blanco capullo sin abrir.

De los abozos hay noticia de uso en medicina popular. Sus raíces, que son tóxicas tanto para consumo humano como para el ganado, eran cortadas en fresco y aplicadas sobre eczemas, verrugas y durezas. Las hojas se recogían tiernas, para darles de pastura a los cerdos. Además de estos prosaicos usos, merece recordar el uso que les daban los niños. Nos recordará una época en la que los niños estaban más "asilvestrados" y menos "electrificados". Así José

Vicente Ferrández, en un libro que ya cité hace días, nos contaba que en Lagunarrota cantaban los críos

"Baja, baja, canaleta, con la punta la escopeta, que tu padre está en la huerta empinando la boteta", al tiempo que tiraban los lulos del abozo al tejado y esperaban que éstos cayeran, y que por esta razón eran llamados "canaletas", "cancanaleras" y “caí-caí” en los diversos pueblos de la redolada. Puestos a elegir prefiero esta cándida imagen a aquella que recrearon los versos de Homero, cuando describe el reino de Persefone, el Hades, como una llanura cubierta de asfodelos por donde moran las almas de los muertos; y es que esta planta tenía un significado funerario en la Grecia clásica, de donde nos viene su genérico adoptado por los botánicos.

Flor de Asphodelus cerasiferus

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Prolongoa hispanica

Todos los años reservo unos minutos para detenerme en un lugar con encanto. Es un ritual que se repite cuando los amarillos dominan el camino que conduce a El Pueyo. Pasado el canal, superados unos almendros, unas terrazas dedicadas a los olivos están alfombradas de estas florecillas, menudas pero luminosas como soles. Allí, cobijado por la sombra de algún olivo, me embeleso en los matices dorados cuando Prolongoa hispanica, en una orden

sincronizada, florece en miles de individuos. Siempre es la época del canto de las cardelinas. Pequeños grupos de abejarucos realizan sus acrobacias dejando una estela multicolor. Alguna vez un gavilán atrapó un pequeño gazapo y remontó el vuelo sin producir ni el más leve susurro. Me felicito por tener tan cerca de casa un lugar donde la acción humana, aun estando presente, no ha borrado el ritmo de la naturaleza. Estas modestas terrazas, donde queda espacio para el arbusto silvestre en sus lindes, son una isla de naturaleza en un entorno fuertemente humanizado. A menudo prestamos más atención a la conservación de una especie animal o vegetal, y se descuida que toda especie necesita un espacio. Ese espacio que ahora contemplo bajo el olivo. Pienso en lo diferentes que son las cosas cuando la intervención es mayúscula, cuando los grandes movimientos de tierra igualan relieves, anulan corredores, despejan rocas y pequeñas vaguadas. Me pregunto por qué Prolongoa hispanica prospera con tanto éxito en estas fajas arenosas, y prácticamente falta por completo a escasos metros. Endemismo ibérico, no es planta común aunque en este rincón parezca abundar. De hecho en Aragón sólo se la conoce en el tramo medio del Valle del Cinca entre Barbastro y Monzón. Hace tiempo que busqué su nombre común entre nuestras gentes. No averigüé ninguno. Así que , en mi familia, la llamamos margaritas amarillas.

Es una especie que pertenece a la familia de la Compuestas. Al neófito le parecerá que estas flores tienen pétalos dispuestos radialmente, y que en esta especie éstos son de color amarillo. Para salir del error, merecerá entonces que observe detenidamente un pie de esta planta para caer en la cuenta de que aquello que denominamos flor es en realidad una aglomeración de flores. Se denomina capítulo a este tipo de inflorescencia abierta. Decenas de florecillas tubulares se apiñan de

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manera más o menos globosa. Las flores externas se han transformado en aparentes pétalos, son las flores liguladas. En su entorno nos encontraremos otras compuestas, pero además del capítulo nos fijaremos en las hojas de Prolongoa hispánica que son estrechas, divididas como un peine con sus segmentos foliares perpendiculares al nervio principal, el tallo algo peloso.

La familia de las compuestas es el último eslabón evolutivo de las dicotiledóneas. Se han especializado en la polinización favorecida por los insectos, y en este caso es muy visitada por las abejas. Como antes decía toda especie necesita un espacio. De la correlación de espacios depende el futuro de las especies. Su diversidad. Una flor como ésta, tan sencilla que no tiene ni nombre común, también forma un espacio, importante para las abejas. Y las

abejas para los abejarucos. Y para los gazapos, y para los gavilanes... así indefinidamente. Por eso me encanta este rincón del camino hacia El Pueyo. Todo en su simplicidad está conectado. Unos olivos, unos matorrales, unas tierras arenosas. Todo.

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Helianthemum marifolium "jarilla"

Brota en terrenos pedregosos, resecos, muy soleados, acompañando a las principales aromáticas de nuestros montes como son el tomillo y el romero. Esta menuda planta, de aspecto leñoso, guarda gran parecido con otras jarillas que ya comienzan a aparecer por los montes. Todas las jaras y jarillas pertenecen a las Cistáceas. En estas dos denominaciones se unen los padres lingüísticos del castellano, primero por que

Cistus es como llamaban los latinos a la jara, especie mayor de la familia. Y "jara" es una derivación del árabe "xara" que significa matorral. A las de pequeño porte se les llama comúnmente jarillas, englobando así a especies de distinto género y especie. Para evitar la confusión , el caminante ,para separar esta especie de todas las demás,se valdrá de la forma de las hojas. Al observar sus hojas triangulares nos viene a la memoria la similitud con las hojas del orégano, por lo que también se le ha denominado helianthem origanifolium, específico que se reserva en la taxonomía aceptada en "Flora Ibérica" a una de sus subespecies. Mas no le busquemos ningún

aroma que no es planta que desprenda esencia alguna. La intensidad del color de sus pétalos justifica su nombre: helianthemum de helios= sol y anthemon= flor. tanto podría valer por su posición al sol, como por el color de sus pétalos, amarillo luminoso.

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Arctostaphylos uva-ursi. "bucharguala,gayuba" Cierto es que el conocimiento se multiplica cuando éste se comparte. De la buchardaga no tenía noticia que se encontrara por nuestros alrededores próximos hasta que Antonio Mariñosa, fiel seguidor de este blog, me lo advirtió hace un par de meses. También es cierto que salirse de la senda habitual propicia el aumento del saber, y es que el citado amigo tiene la sana costumbre de recorrer con la bicicleta las numerosas rutas que en torno a Barbastro se

desparraman por nuestros montes. Él me indicó una pista de tierra que discurre entre el Camino del Medio del Pueyo y el Camino de los Alparraces. En una pequeña colina, de tan apenas 430 metros de altitud, crecen bajo carrascas y entre aliagas un buen número de buchargualas. Ya desde la misma pista se la distingue, pues se descuelga por un talud rocoso que bordea el camino.

Hará bien el caminante en internarse un poco en el monte y observará no pocos ejemplares que se desparraman por el suelo, ya que este arbusto es rastrero y se extiende formando una intricada red de ramillas. Con inquietud he estado esperando que llegara el momento en que se formaran las preciosas flores de este arbusto. Son diminutas, pero la forma y los delicados tonos que muestran son motivo suficiente para hacerles una visita. Para mí las flores son

farolillos que tamizan la luz del sol de una manera mágica. En Salas Altas , de forma más prosaica les llaman a las flores porronetes. ¡qué simpáticos! . Siempre las había visto en las agrestes sierras del Prepirineo, alguna vez en la Carrodilla, incluso en altitudes considerables ya en las altas sierras axiales, ahora puedo verlas cerca de casa. Un lujo. Y cuando llegue el verano tendré ocasión, desde casa, de ir a ver las manzanetas rojas, globosas que se forman cuando madura el fruto. Son algo insípidas y farinosas , pero comestibles. Al parecer se cogió el nombre genérico de la descripción que hizo Galeno de esta planta , y por tanto tiene etimología griega. El específico , en latín, es una redundancia , puesto que ambos términos griego y latino , vienen a referirse a los racimos de uva que gusta comer el oso.

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Tan antigua referencia medicinal continuará hasta nuestros días. Se usa la cocción de sus hojas para aliviar las infecciones de vejiga dado que los taninos que contiene desarrollan acción bactericida.

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Ophrys sphegodes y Ophrys fusca "abejetas"

De todos es sabido que la relación entre plantas e insectos es muy estrecha. También es frecuente observar que el balance de beneficios está equilibrado para ambos. La planta aporta nutrientes a cambio del intercambio de polen que el insecto realiza. Hay ocasiones en los que la planta sale perdiendo,

como es el caso de aquellas que son nutricias para las larvas de mariposas, coleópteros, etc. En otras ocasiones son los insectos los que acaban digeridos por los jugos

corrosivos de la planta, como sucede con Pinguículas o Droseras. Cuando se trata de la familia de las Orquídeas, y en concreto con el género Ophrys, la relación debe de calificarse de pérfido engaño.

Un abejorro macho vuela a principio de la primavera, las hembras tardarán algo más en salir. Además de las apreturas del hambre, debe de sentir alguna inquietud por perpetuar la especie. Al girar el vuelo en torno a una encina sus receptores olfativos distinguen un aroma que estimula todavía más sus instintos reproductivos. Una hembra debe estar cerca. Allí a ras del suelo un lomo marrón, velludo está posado sobre una flor. La maniobra es fácil, el aterrizaje es perfecto. Seguido al traveseo viene la

sorpresa y después el desengaño. Aquello no era una hembra. La inmóvil flor ha dejado pegadas sobre la testuz del abejorro unas estructuras, los polinios, cargados de miles de granos de polen. El abejorro se aleja, pero no puede resistir los atractivos olfativos y visuales de otra orquídea próxima. Cae de nuevo en la trampa. Algo del polen se desprenderá sobre el estigma. La fecundación cruzada se ha conseguido y de todo este enredo seguirán miles de semillas.

Ophrys fusca

Ophrys sphegodes

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En las proximidades de El Pueyo , Ophrys fusca y Ophrys sphegodes son las primeras en orquestar este falso ritual de apareamiento. Ambas viven en lugares arcillosos, a menudo algo pedregosos; lugares bien caldeados en la orla de la carrasca o del quejigo. Por su pequeño tamaño y sus colores discretos pasan desapercibidas a excepción de sus rosetas de hojas basales, anchas, lustrosas de un verde tierno. Distinguirá el caminante una de otra por la mácula que adorna el labio inferior. En O. sphegodes es brillante,

encarnada, componiendo un dibujo que varía entre la X y la I I . En O. Fusca es una mácula de forma menos definida, en muchas ocasiones con forma de W. La primera tiene el lóbulo basal con forma más globosa, mucho más incurvado que en O. fusca, cuyo labio es más alargado y más profundamente lobulado. Ambas presentan gran variabilidad en los diseños del labio inferior, lo cual ha motivado que se describan no pocas subespecies. No son las únicas orquídeas que podremos disfrutar por El Pueyo, pero para ver las demás tendremos que esperar todavía uno o dos meses.

Ophrys fusca

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Iris lutescens e Iris germánica. "Lirios, matapollos" Ya comienzan a proliferar las flores del lirio. Son especialmente llamativas cuando se han encaramado a un pequeño cerro y sus vivos colores contrastan con el intenso verde de los cereales de fondo, o tras él se perfila la silueta de Cotiella nevada. Este lirio de porte generoso, de largas hojas erectas y afiladas, está tan arraigado en nuestros campos

como en nuestro imaginario colectivo. Su origen parece situarse en el Mediterráneo oriental de donde fue importado para su cultivo. Quizá sea la

planta que más significados ha acumulado a lo largo de la Historia. Desde el antiguo Egipto hasta la actualidad, las filosofías esotéricas, geómetras , la hermandades y dinastías nobiliarias medievales, la iglesia, organizaciones masónicas, movimientos juveniles y un largo etcétera la han utilizado como emblema dotándola de múltiples significaciones. Iris germanica es el nombre

científico de esta singular especie que los franceses denominaron flor de lis, estilizando sus formas hasta conseguir uno de los iconos más famosos de la historia. Aunque naturalizada, fue tan manipulada su estirpe generando tantos híbridos, que difícilmente podremos observar los frutos de este lirio, reproduciéndose por segmentación de los rizomas o

por extensión de acodos subterráneos. Bien distinto es el carácter de Iris lutescens. Es autóctona, endemismo ibérico, y crece en las

laderas pedregosas de la zona superior de Valcheladas, casi como una excepción que comparte con algunos lugares de la Litera, al ser planta sólo habitual en el suroeste peninsular. Valdrá la pena estirar un poco el paseo que hagamos al Pueyo, subir por la vertiente Este, siguiendo un camino amojonado que rodeando las abandonadas canteras vuelve nuevamente a bajar a la pista que conduce al Pueyo. Veremos Iris lutescens en el pedregoso suelo calizo acompañada de abozos. Su población es reducida, y este año parece que los fríos tardanos le han dañado los jóvenes brotes florales. El atlas de la Flora del Pirineo la cataloga como subespecie subbiflora. En el herbario digital de Jaca se advierte de lo reducido de su presencia en la provincia, y por ello se insta a catalogarla en la lista de especies amenazadas de Aragón.

Iris germanica

Iris lutescens subbiflora

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Aphyllanthes monspeliensis. “chunquetas”

En los ambientes de carrascal encontramos esta bonita liliácea. La vemos formar macizos globosos desde el suelo, de tallos finos coronados por una o dos flores en el ápice. Aparentemente no tiene hojas. Se han transformado en leves vainas que envuelven al tallo en la base. Como es característico de esta familia de las liliáceas, las flores exhiben el número 6, bien poco habitual.

Chunquetas, xunquetas se les llama, por el parecido con los juncos. Pienso en los pastores, oficio de quienes más cultura botánica tradicional podemos obtener. De ellos será la observación de que las flores son del gusto de las ovejas. Nosotros lo podemos intentar. Llevaremos un nuevo sabor a la boca. Lo haremos comiendo una flor y así probaremos su sabor dulce. Me viene a la memoria otro sabor floral también dulce. De pequeño , cuando iba con la familia a la Virgen del Plano, las acacias que allí había se cargaban de racimos de flores dulces, sabrosas. Ahora no sé si todavía viven aquellas generosas acacias. Hace tiempo que no voy por allí. La última vez se me encogió el corazón al ver la ruina y el abandono que allí se ha establecido. Prefiero conservar el recuerdo de los juegos en sus columpios, de la aventura de pasar por su puente colgante sobre el río Vero.

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Aristolochia pistolochia. “hierba bancera”

Al igual que no todo el monte es orégano, tampoco todas las flores tienen por qué ser vistosas y coloridas. A la hierba bancera le tengo una especial estima, simplemente porque es una de esas plantas que me hicieron dar un paso en el acercamiento a la botánica. Es menuda, poco vistosa, sus colores son un tanto mustios, y por tanto puede pasar

desapercibida. De allí que el caminante deberá extremar su atención, salir quizá de los caminos habituales e internarse en terrenos por donde no iría de pensar sólo en mover las piernas. Esta flor la vi por primera vez hace muchos años. Por fortuna me la mostró un amigo de Monzón, José Vicente Ferrández, incansable botánico, del cual recomiendo todos sus libros y colaboraciones. Animo a visitar su blog "Pasos", pues es de gran calidad y ayuda para los que gustamos de ver plantas por el monte. La Aristolochia pistolochia es una hierba rastrera, de bonitas hojas triangulares que salen alternamente. Si nos fijamos en su borde veremos que es rugoso y engrosado, como de cartílago. Las flores, aunque carecen de vistosidad en el color, son muy interesantes pues presentan un largo tubo, engrosado en la base, con un labio largo a modo de tapadera. La garganta de la flor es velluda y con surcos oscuros que se dirigen hacia el interior. Su fruto tiene forma de meloncillo.

El nombre de hierba bancera lo recoge Luís Villar en su libro plantas Medicinales del Pirineo aragonés, aunque manifiesta desconocer qué quiere decir este término. Yo también lo ignoro. Así que si alguien sabe algo, bueno será que lo comparta. El nombre científico es más vistoso incluso que la flor. Pero no pensemos que es caprichoso. Aristolochia se le llamó en la antigüedad por ser excelente (aristos) para los partos (lochía), mientras que pistolochia viene a ser

Fruto de Aristolochia pistolochia

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una redundancia por su similar significado. Otras virtudes medicinales se le atribuyen por tradición, pero Pío Font Quer en su "Dioscórides renovado", obra de valor farmacológico, advierte de la toxicidad de sus componentes e indica atención en su administración. En las proximidades de El Pueyo, Aristolochia pistolochia la encontraremos en claros de carrascal y matorrales, a veces en suelos pedregosos, raramente la veremos desde el camino. Por ello, al salirse de él , el caminante prestará tanta atención a encontrarla como a no dañar otras plantas que por allí hubiera; además, quién sabe si buscando una cosa, se encuentra otra.

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Nigella damascena.“arañuela”

Las altas temperaturas que durante este mes de Mayo estamos pasando han disparado el ritmo de maduración de las plantas. Este es un momento en el que hay una gran competencia por ocupar un espacio en taludes, y cerros. En medio de esta explosión de diversidad vegetal podremos encontrar los suaves azules de la arañuela. Pertenece a

la familia de las Ranunculáceas, una familia con una numerosa estirpe, pero que no se prodiga mucho por nuestros soleados montes cercanos a Barbastro. Como es planta ruderal, no tendremos que hacer el esfuerzo de salir del camino para encontrarla. En los ribazos aparece solitaria, a veces formando nutridas colonias.

Es una planta anual, es decir que no guarda ninguna reserva para el próximo año en raíces y hojas, dedicando toda su energía al desarrollo de la planta en su época de floración, que va de mayo a junio. Cuando la flor madura forma un fruto globoso, que aloja semillas negras (de aquí viene su genérico nigella). Estas semillas se han utilizado como condimento, quizá

por confusión con la otra nigella, el ajenuz, algo apreciada en cocinas exóticas. Al tratarse de

Ranunculáceas, su uso debiera ser muy prudente, pues es una familia en la que es común la toxicidad de sus especies. Por el contrario es una planta bastante célebre en jardines, de allí que la forma silvestre se ha modificado para obtener ejemplares más grandes y con sépalos más vistosos y numerosos.

fruto de Nigella damascena

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La arañuela es una planta de flor espectacular si se la mira de cerca. Cinco sépalos azulados aparecen rodeados por una maraña de brácteas

estrechamente divididas, de aspecto similar a las hojas que abrazan el tallo, y que por el aspecto de tela de araña le aportan el nombre común de "arañuela". Los pétalos, como es común en esta familia, son muy

pequeños, casi como escamas, con una cavidad donde aloja el néctar. Tienen un color azulado intenso. En el centro de la flor apreciaremos un robusto mazo formado por los pistilos, terminados en unos estambres alargados y retorcidos; y a su alrededor numerosos estambres con anteras mazudas.

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Cephalanthera damasonium

Es Cephalanthera damasonium una orquídea más de las que pueblan las faldas de El Pueyo. Es planta autótrofa, es decir que por fotosíntesis produce los nutrientes que necesita, aunque como es habitual en esta familia su prosperidad depende de hongos específicos que habitan en sus raíces, razón por la cual es difícil la reproducción una vez desarraigada.

Sigue la estrategia familiar de reducir el tamaño de las flores a cambio de reunir numerosas en un mismo tallo para así atraer mejor a los insectos que utiliza para su reproducción. Las flores tan apenas se abren por lo que no es frecuente verla con los pétalos desplegados. Prospera allí donde hay suficiente humedad , eligiendo para ello lugares de bosque umbroso, recordando en su base genética aquellos lugares que permanecieron intactos a los fríos extremos de las últimas glaciaciones y que conservan algunos rasgos del clima subtropical de evolución hacia el mediterráneo actual. En el entorno de El Pueyo es muy escasa, y corre peligro de desaparición si se recolecta. Es imprescindible utilizar sólo la cámara de fotos y no cortarla, aunque se

respetasen las raíces. Además es preciso tener cuidado de no alterar el sustrato donde habita. Tiene dos parientes cercanas C. rubra, de color purpúreo, y C. longifolia, de hojas más largas y agudas y flor blanca. No conozco nombre popular para esta planta, como tampoco ha tenido uso alguno ,que yo sepa. Pero para que nadie se sienta desilusionado

haremos unas breves cuentas: La familia de las orquídeas es de las que presenta más diversidad en especies, unas 300.000 en todo el mundo. En el Altoaragón se encuentran unas 65 , sin contar las hibridaciones. En una pequeña área al pie de El Pueyo, de tan apenas unos 200 metros de largo por unos 50 de ancho, podemos

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encontrar 7 especies diferentes, pertenecientes a cinco géneros distintos: ophrys, orchis, cephalanthera, limodorum, epipactis (algunas ya las hemos comentado en este blog) . Creo que es significativa esta concentración para pensar en la riqueza florística de un espacio tan pequeño y cercano a Barbastro, y por eso merece la pena contemplar con admiración y respeto una flor como ésta e intentar recordar su nombre, aunque éste sólo sea el científico.

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Roemeria hybrida y Papaver hybridum. Otros ababoles.

El sábado pasado acompañé a un grupo de críos y sus padres por el camino hacia el Almerge, saliendo desde el Pueyo. Son miembros del club Montañeros de Aragón de Barbastro al que también yo pertenezco. La idea era acercarles al mundo de la botánica. Me sorprendió la rapidez con la que se entusiasmaron y la constancia de su curiosidad a lo largo de todo el camino. Yo estaba feliz porque

veía una actitud positiva, inteligente en todos ellos. Cuando yo salgo a la montaña, o cuando voy por cualquier camino, el recorrido tiene tanto valor o más que la meta. No me importa el tiempo que invierta, ni si voy deprisa o despacio. Me interesa el contenido que puedo extraer de esa excursión. Tengo una especie de despreocupación de todas esas cosas que vienen a ser incluidas en lo que se denomina deporte. Quizá por eso estaba feliz, porque estos críos vivieron la excursión de la misma manera, con despreocupación, sólo atentos a lo que aparecía por el camino, intentando aprehenderlo. Una cosa que les sorprendió fue la existencia de varios ababoles. Estaban acostumbrados a ver la amapola común (Papaver rhoeas), pero no se habían dado cuenta que por allí también estaba Glaucium corniculatum (ya referido en este blog hace más de un año). Y el que les encantó fue Roemeria hybrida. Quizá por la novedad del color, pero yo creo que también porque es una planta que percibimos delicada. Roemeria hybrida no abunda por nuestro entorno, sin embargo cuando aparece viene acompañada formando comunidades dispersas. A veces la encontramos en el mismo linde del camino, otras en cambio ocupan yermos o esos espacios entre oliveras que están a medio camino entre el cultivo y lo salvaje.

Roemeria hybrida

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Motivados los críos a la observación cayeron también en cuenta que había otro ababol más. Primero pensaban que era un planta algo raquítica, que por fuerza de los malos suelos crecía un poco "arguellada" y presentaba una flor más pálida y no tan rutilante como el ababol común. En cuanto les hice ver que debían fijarse en los detalles se

percataron de que tenían otro ababol más en la nómina: Papaver

hybridum. Una pequeña amapola que a veces crece solitaria, otras hace hermosos conjuntos, y en el que unos rasgos diferenciadores característicos son , además de las mayor sencillez de la flor, la forma del capullo, y la capsula que resulta tras madurar la flor. A lo largo de la mañana pudimos ver cómo ruedan las matas de la salsola ,capitana, al más típico estilo del oeste, cómo la salseta es un auténtico campo de aterrizaje para los coleópteros, saboreamos las hojas de los majuelos, y cogimos brotes tiernos de fenojo. En fin, un día de disfrutes sencillos con unos pequeños acompañantes de lujo.

Papaver hybridum

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Euphorbia characias. "Letrera mayor, croca"

Quien quiera ver la letrera mayor hará bien en dirigir sus pasos allí donde el bosque de carrasca tenga algún claro, bien junto a una senda escondida o bien en algún que otro calvero, en lugares donde el calor esté asegurado para esta friolera planta. Es común verla aprovechando un suelo pedregoso, desdeñado por otros vegetales. Como es abundante, el

caminante no tendrá dificultad para encontrarla. Inconfundible por el porte algo desgarbado, de hojas desmayadas, con un penacho de flores tintadas de marrón formando una cima suelta y globosa. Me llama la atención su aspecto general, pues parece provenga de otras tierras, quizá por su apariencia de pequeña palmera. Es el de las euphorbias un género bien representado en ambientes mediterráneos, pero donde más prodiga su diversidad es en los ambientes tropicales. Quizá por eso, digo, me parece una planta de otras tierras, aun a sabiendas que es planta autóctona. Como cualquier otra de su mismo género desprenderá una savia blanca si se le hiere. Antaño, ésta leche era utilizada como curativa contra verrugas y herpes, debido a que tiene acción corrosiva sobre la piel.

En este uso competía con cualquier otra letrera, pero al ser ésta más grande, la provisión de leche es mayor. Igualmente hay referencias de que fue utilizada como purgante, sobre todo para el ganado. Tiene fama de ser purgante fuerte, por lo que se debería tener cuidado en su administración. Desprende un olor fuerte, aviso de sus principios activos tan poderosos que también antaño se utilizaba la planta machacada para atontar los peces en balsas y badinas.

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Brimeura amethystina y Dipcadi serotinum. Dos jacintos silvestres

Sin duda, en el entorno de Barbastro, el mes de mayo es el más generoso para los apasionados de la botánica. Por un lado todavía se disfrutan muchas plantas que surgieron tras pasar el invierno, por otra parte aún no se aprecian los agostamientos que producirán pronto los calores de comienzos de junio, y es tan grande la variedad

y número de flores que están en su punto óptimo que pasear por cualquier camino es un regalo para todos los sentidos. Entre otras muchas especies, es ahora el tiempo de los jacintos silvestres. Linneo clasificó estas dos especies dentro del género Hyacinthus, posteriores correcciones taxonómicas las sitúan en dos géneros diferentes dentro de la familia de las Liliáceas.

Brimeura amethystina, a pesar de su pequeño tamaño, de 15 a 20 centímetros, atrae por el delicado color de las campanillas que ligeramente cuelgan de cortos rabillos. Es flor que solemos encontrar con relativa facilidad en cualquier área del Pirineo, siempre en zonas soleadas. Encontrarla en el entorno de El Pueyo supone una singularidad pues no

es planta que descienda más allá de los somontanos. Ocupa zonas de la cara sur, pero algo protegida por la sombra de los chinebros. También aquí mantiene su predilección por los suelos pedregosos.

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Dipcadi serotinum

De color menos llamativo es Dipcadi serotinum, un jacinto de flores marrón terroso y textura serosa, más proclive a ocupar los soleados suelos del somontano, por lo que abunda en casi todo tipo de suelo, incluso se adentra en los exigentes chesos. Aunque es de colores discretos, al observar las flores a corta distancia muestran un

delicado diseño cuando los pétalos se curvan hacia atrás en ritmo de tres alterno.

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Gladiolus illyricus. "Gladiolo silvestre" El gladiolo silvestre que encontramos en claros del carrascal, algún yermo, y normalmente sobre suelos algo pobres y pedregosos, es una especie mediterránea que el botánico alemán Karl Heinrich Emil Koch clasificó en el siglo XIX. El término illyricus hace referencia a la región de Illiria, en el noroeste de la península balcánica. Es

por tanto una especie que podemos disfrutar en plena primavera mediterránea. Su raíz es un bulbo sólido, no formado por hojas superpuestas como las cebollas, sino por un cuerpo compacto que los botánicos llaman cormo. Este bulbo tiene como función acumular las reservas. En lugares de clima mediterráneo, la primavera es la época más adecuada para el crecimiento, y el verano es excesivamente seco. El gladiolo, como otras plantas de bulbo, se desarrollan rápidamente en esta época húmeda y desarrollan una sola floración también muy rápida. Después mueren las partes que quedan por encima del suelo y retiran los nutrientes hacia el bulbo, preparando la nueva campaña que se producirá al año siguiente. Durante la floración desarrolla una vara de trazado sinuoso de la que van saliendo alternadamente las vistosas flores, de simetría bilateral, y con anteras más cortas que los filamentos. Escasamente llega al medio metro de altura, y tiene aspecto más delicado que el otro gladiolo silvestre ,Gladiolus italicus, cuyas anteras son mayores que el filamento. Es frecuente encontrar el gladiolo (Gladiolus communis) cultivado en huertas. Y de las huertas vuelvo nuevamente a Koch, ya que además de botánico fue impulsor de la horticultura en Alemania. Trabajó en la Sociedad de horticultura de Berlín,(me la imagino como algo parecido a la Asociación de Hortelanos del Alto Aragón, promotores del tomate rosa de Barbastro), y en aquellos tiempos de industrialización salvaje, hacinamiento urbano y alejamiento de la vida natural, dicha asociación actuó como incipiente movimiento verde.

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Lonicera implexa y L.etrusca. “pata de gallo, madreselva”

De todos los cambios que los caminos realizan a lo largo del año, quizá el más sutil sea el que compromete al olfato. De unos días atrás, el camino del Pueyo ha cambiado en ciertos lugares la fragancia que sus flores desprenden. En los puntos más frescos del camino, las flores de la madreselva, la pata de gallo como se le llama en algunos lugares de nuestro Somontano, han madurado y su dulce néctar hace de reclamo

para los insectos. Es un placer reservado para un corto periodo de tiempo. Merece la pena no desperdiciarlo. Lonicera implexa medra al amparo de nuestros carrascales y quejigares. Así lo vemos a mitad de camino hacia El Pueyo, dando respiro en la sombra. Es planta arbustiva, de buen tamaño. En ocasiones trepa aupándose en sus vecinos y puede llegar a formar un espeso seto. Sus llamativas flores se agrupan en capítulos, a veces pendientes de las largas ramas que trepan. Decorativos racimos que le sirvieron a Cervantes para recrear escenas

pastoriles, como es la del segundo libro de la Galatea "vieron venir hacia ellos hasta una docena de gallardos pastores puestos en dos hileras, y en medio venía un dispuesto pastor, coronado con una guirnalda de madreselva y de otras diferentes flores." Y si el caminante no se inspira con las anteriores líneas, aquí van otras de la segunda parte del Quijote. "También le pareció bien otra que entró de doncellas hermosísimas, tan mozas que, al parecer, ninguna bajaba de catorce ni llegaba a diez y ocho años, vestidas todas de palmilla verde, los cabellos parte

Capítulo de flores de Lonicera implexa

Frutos de Lonicera implexa

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trenzados y parte sueltos, pero todos tan rubios, que con los del sol podían tener competencia, sobre los cuales traían guirnaldas de jazmines, rosas, amaranto y madreselva compuestas.

Además de Lonicera implexa podemos encontrar otra madreselva, Lonicera etrusca. Las distinguiremos por la disposición de las flores. En el primer caso las flores son sésiles, esto es ,saldrán directamente de la rama, a partir de las hojas soldadas que forman cazoleta. En la segunda de las especies, las inflorescencias surgen de una ramita, el pedúnculo. Normalmente la madreselva presenta las hojas en verticilos de dos, sin embargo, a veces produce una "anomalía" en la que los verticilos son de tres, tal y como

se aprecia en la fotografía de la madreselva en fruto. El caminante podrá encontrar ambas especies muy próximas entre sí en algunos puntos del camino hacia el Pueyo. Quizá observe que L. implexa gusta de lugares algo más sombríos, y que su desarrollo es algo menor, en tanto que L. etrusca no desdeña los taludes a pleno sol, y pueden llegar a formar unas marañas tan altas como sean los soportes donde se apoye. El genérico Lonicera lo debemos al botánico Linneo, quien allá por 1750 dedicó este género al botánico alemán Lonitzer, quien había estudiado las plantas y sus virtudes en torno al 1560.

Flores de Lonicera etrusca

Lonicera etrusca aupada sobre un litonero y un majuelo.

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Ornithogalum umbellatum."leche de gallina"

Al comienzo del camino viejo que conduce al Pueyo, pasada una granja precedida por unas hermosas nogueras en su entrada, hay un campo plano a mano izquierda

que termina donde una cruz calvario y comienza la subida hacia el canal y los depósitos de agua. En este campo, yermo los más de los años, crece esta bonita liliácea de flores blancas en el interior y bandas verdes en el exterior. La umbela de flores sale directamente de un bulbo, así como algunas hojas estrechas y largas, que tempranamente se marchitan. El reloj biológico de estas flores está acompasado con la llegada

de la época de más lluvias y la retirada de los fríos. En algún momento de la evolución de la plantas hubo de desarrollarse esta estrategia que exponen las plantas de bulbo. Las plantas de bulbo parece que escasean allí donde los fríos se alargan, o donde la insolación ocupa muchos meses del año. Adaptadas a los climas templados, eligen el momento de suficiente iluminación y abundante agua para desarrollar, a

partir de las hojas subterráneas del bulbo, aquellas hojas que formarán los tallos floridos y las hojas externas. Tiene que hacerse rápido, en el momento en que más agua y sol se disponga para , con las hojas al sol, volver a acumular reservas en las hojas del bulbo. Si el balance energético es suficientemente generoso, formará además pequeños bulbillos que

complementan su sistema reproductivo. Aunque sus cebolletas se comen, y parece ser que son diuréticas y laxantes, no he dado con ningún nombre usual que difiera del

común castellano "leche de gallina". Tan peculiar nombre me queda aclarado con una cita que Pío Font Quer recoge en su Dioscórides renovado y que atribuye a Andrés Laguna, aquel médico español del siglo XVI que trasladó al castellano el tratado de medicina del griego Dioscórides. Así, en la cita de Laguna se escribe: "cuádrale muy bien aquel nombre , orithogalon (que quiere decir leche de gallina), a esta planta, pues cuasi tan rara es de hallar como la mesma leche". Leal caminante, si para Laguna el ornitogalo era raro de hallar, te animo a que lo busques donde te indico e incluyas esta planta entre tus habituales de primavera.

Flor de Ornithogalum umbellatum. El número 3 como esquema de composición

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Limodorum abortivum La naturaleza tiene esencia cíclica. Ya bien lo observaron los clásicos cuando atribuían al círculo y la esfera el significado de la perfección. Este sencillo principio se cumple hasta en la más simple pieza del engranaje natural. La producción de materia viva, de compuestos carbonatados, en ocasiones significa aprovechar los desechos, los detritos. Y es aquí donde intervienen bacterias y alguna que otra planta.

Una más de las orquídeas que pueblan el entorno de El Pueyo, Limodorum abortivum tiene la singularidad de carecer de clorofila. A diferencia de las otras orquídeas que por aquí observamos, no forma hojas basales verdes. En su lugar, presenta unas hojas lanceoladas bien aplicadas al tallo, de la misma tonalidad violeta que caracteriza a toda la planta. Al no producir clorofila los nutrientes que necesita para sobrevivir los extrae por parasitismo de los hongos micorrícicos que encuentra en los carrascales, en una relación simbiótica muy específica. Es por tanto una planta saprófita, y como tal

indirectamente se alimenta de los desechos de otros seres vivos. Esta forma de vida vegetal, separada de la tiranía de la luz para producir nutrientes mediante la síntesis clorofílica, le permite vivir en las zonas donde el bosque es más denso. No obstante, de alguna manera la luz debe intervenir en su ciclo vital , como delata que en ocasiones su coloración varía entre el azul pálido y el intenso violeta, hecho relacionado directamente con el grado de exposición a la luz.

La veremos en ocasiones formando grupos bastante numerosos, y como es alta de porte, siempre es una sorpresa cuando caminamos por el interior del bosque o por alguno de esos leves senderos que lo bordean en las inmediaciones del Pueyo. No conozco que se le de nombre común alguno por nuestra tierra. Tampoco sé de que haya sido objeto de algún uso. Su específico abortivum no se refiere a una propiedad específica, sino a la diferencia en la conformación de las hojas dentro de su familia, que al ser como largas placas escamosas, son como abortos ,mal conformadas hojas que caracterizan a las orquídeas. En realidad la naturaleza es sobria: no produce lo que no se necesita. Sabia lección.

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Jasminum fruticans."jazmín"

A la oscura sombra del olivo centenario crece la fresca mata del jazmín. Los alargados tubos de sus flores abren los labios proyectando, como si fuera música, el leve aroma de su néctar. El jazmín está en flor, y con él todos los colores de la primavera que ya está en pleno apogeo.

Único representante en nuestras tierras de la familia de las Oleaceas, forma pequeños

matorrales allí donde consigue cobijo en algún quejigo, carrasca o en los centenarios olivos que bordean el camino al Pueyo. Frente al imponente grosor de estos olivos, contrastan las delicadas y flexibles ramillas del jazmín. Esta delicadeza ha sido

inspiración de poetas y pintores, quizá embelesados por el suave aroma, la finura de las flores, y la siempre presencia fresca de sus hojas, aunque para ello se fijaron en su pariente, el jazmín que se trajo de oriente y se cultiva en jardines (Jasminum officinale) y que por la palidez de las flores motivó ser alegoría de la piel y la pureza. Becquer escribía "manos de jazmín" y Lorca "flor de jazmín y toro degollado"

El jazmín, al madurar, produce unos frutos globosos negros, brillantes, que quedan solitarios en las ramillas cuando comienza a perder las hojas. No es un arbusto que haya tenido secular uso, si no es para agrupar sus ramillas y

formar ocasionales escobas.

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Orchis purpurea

Esta vistosa orquídea ocupa

taludes sombreados por las carrascas. Necesita frescor y un cierto grado de humedad, por lo que en El Pueyo sólo las vemos en las laderas norte donde alguna escorrentía primaveral permite que se desarrollen. Es de alto porte, sobre los 30 o 40 centímetros, aunque en condiciones muy favorables puede hacerse mucho mayor. Las flores se disponen en un apretado racimo.

Si sorprende a simple vista por su tamaño, más atractiva es a corta distancia. Las pequeñas flores presentan un labelo colgante, blanco con el margen púrpura, y

manchas glandulosas del mismo color. Este labelo, dividido en varios lóbulos, más los demás sépalos y pétalos que convergen en la parte superior, forman un conjunto que se asemeja a un grotesco hombrecillo que viste pantalones anchos y amplio sombrero. Uno de los aspectos que me fascinan de las orquídeas está en el subsuelo. Estas plantas son consideradas dentro de las más evolucionadas del reino vegetal. Sin embargo para prosperar dependen de las complejas asociaciones biológicas que se producen bajo tierra con hongos específicos que permiten la viabilidad de los nuevos individuos. Literalmente, si el microscópico hongo no está en el suelo, la orquídea no se desarrolla. A Orchis purpurea la podremos encontrar también si nos acercamos al

Prepirineo, e incluso en pleno Pirineo. En esos enclaves indicará zonas de mayor insolación y sequedad, precisamente las características que en el entorno de el Pueyo no faltan y nos permiten contemplarla, si bien aquí es tan escasa que nos obliga a extremar el cuidado para no perturbar el espacio ecológico en el que habita.

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Colutea arborescens. “espantalobos”

A la altura de la explanada que denominamos "plaza del Sol", justo antes de arrancar las primeras revueltas que nos llevan al cerro de El Pueyo, en una cuneta algo descuidada con restos esparcidos de ladrillos, crece un arbusto enmarañado, de tan apenas metro y medio, que seguro alguno habrá reconocido por sus llamativos frutos: vainas globosas, llenas de aire, que cuando se secan se vuelven como

de papel, y que al moverse por el viento suenan como sonajeros, de allí su nombre popular espantalobos. Tomo con precaución la noticia que nos da Chesús de Mostolay en su libro "el aragonés en el Somontano de Barbastro" cuando llama a este arbusto gordolobo, ya que así se denomina habitualmente a individuos del género Verbascum. Así , si alguien confirma también esta acepción, que lo diga. En todo caso, la que vemos es una leguminosa, del género Colutea. Más no me atrevo a decir a estas alturas del año. Cuento por qué: Siempre había tenido a este arbusto por Colutea arborescens. Hoy, al revisarlo para escribir estas líneas me encuentro con una advertencia del Atlas de la Flora del Pirineo Aragonés, que a su vez me remite a la Flora Ibérica. Y es que se incluye una nueva especie posible, Colutea brevialata. La disyuntiva no iría a más si no fuera porque la diferenciación entre ambas se aprecia en las flores. Y ahora no hay flores (salvo las de las fotografías de años anteriores), sólo los frutos, que es lo que yo esperaba tener para

presentarla aquí. Sirva esta perorata para hacer otro inciso. A menudo, amantes de la naturaleza móvil (dígase mamíferos, aves , reptiles) expresan la necesidad de cultivar la paciencia para observar sus objetos de estudio. En cambio parece como si a los que nos atraen las plantas no tuviéramos que desarrollarla. Pues bien, en este caso, tendremos que esperar al año que viene para intentar dilucidar si es arborescens o brevialata. Alguno dirá -qué más da, es un espantalobos. Bien, vale, pero no

es eso. Cuando la botánica se ha metido en las venas sí tiene importancia. Es el

Frutos de espantalobos

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reconocimiento de la diversidad, de las variaciones, de la peculiaridad de los individuos. Así pues, tendremos que esperar al año que viene. Tenemos una ventaja: si no hay una catástrofe ( a veces se producen) el año que viene el arbusto estará todavía allí. Entretanto nos conformaremos con los frutos, ya hermosos de por sí. Esperaremos a que se conviertan en sonajeros. Veremos cómo se hacen dehiscentes en la punta y dejan caer las semillas. Podremos apreciar que hay más individuos en la ladera hacia arriba, y de paso observar las hojas pinnadas, siempre con número impar de lóbulos en este género. Y esperaremos a la próxima primavera, a finales de abril o principios de mayo, para detenernos en las llamativas flores con quilla y ancho pabellón, y observar si las alas, el cáliz y el estilo de la flor corresponden a una u otra especie.

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Hypericum perforatum. "Hierba de San Juan, pericón"

El día de San Juan, el Sol, y algunas especiales plantas guardan un estrecho hermanamiento. Una de las más especiales es el hipérico. Es frecuente encontrarla en plena floración cuando se produce el solsticio de verano. El vástago florido presenta un numeroso racimo de grandes flores, que reflejan los dorados rayos solares con una intensidad inigualable.

Es planta valorada por sus comprobadas virtudes vulnerarias y cicatrizantes, sanadora de golpes y heridas además de añadir sus efectos calmantes. Su protección, por analogía, se extiende al mundo mágico, fue utilizada como protectora de la casa y sus moradores. Es una más de las plantas de las que se espera conseguir su máximo

efecto si se recoge en la noche mágica de San Juan, y que antaño se preparaba en

maceración en aceite de oliva, antes de que saliera de nuevo el sol, para tener ungüento para el resto del año, al estilo del bálsamo de Fierabrás. Así Cervantes trae

a colación un aceite de receta más elaborada y no ficticia cuando cita el aceite de Aparicio en el capítulo XLIII de la segunda parte del Quijote. Cuenta como la hermosa Altisidora cura a Don Quijote de las heridas de unos gatos con este aceite en cuya fórmula aparecía el hipérico.

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Al margen de estas consideraciones, vale la pena observar atentamente las flores pentapétalas, de la qué veremos salir larguísimos filamentos terminados en las anteras portadoras de polen. Tanto en estos filamentos como en los márgenes de los pétalos es frecuente observar glándulas oscuras. Ya entrados en detalles, nos fijaremos en las hojas. Si las colocamos al trasluz veremos con nitidez unas aparentes perforaciones, que no lo son tanto , puesto que son pequeñas vejigas en donde se acumulan los aceites esenciales que otorgan propiedades a esta planta, y que justifican su nombre específico.

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Cuarteto de linos: Linum tenuifolium, L. narbonense,L. bienne y L. strictum.

Una de las razones, creo yo, por la que las plantas nos atrapan a los aficionados a la botánica es la variedad en la similitud. Me explico. Al gozo de conocer una especie, se suma la posibilidad de encontrar otra que, aun teniendo características ya conocidas, muestra las diferencias suficientes como para ser identificada como especie diferente. Tal

diversidad estimula nuestra curiosidad, ejercita nuestra memoria, entrena la mirada y nos motiva para seguir buscando. Con las siguientes cuatro especies deseo compartir esta experiencia con los seguidores de este blog. Es probable que el lino que pasa menos desapercibido sea Linum tenuifolium. Es una planta que hace vistosos grupos de flores blancas, de apariencia muy frágil. Tan pronto como les sacude la lluvia de la tormenta o sopla un inesperado viento del norte, las flores se cierran, a menudo caen, quedando los pétalos desparramados por el suelo, y la mata toda desangelada. A pesar de formar exuberantes macizos de flores, aprovecha los suelos más pobres, tanto los margosos como los propios chesos, y sólo las tenues hojas delatan sus escasas exigencias.

El siguiente lino que capta rápidamente la mirada es Linum narbonense subsp. milletii. En este caso no acostumbra formar grupos numerosos, sino que aparece diseminado aquí y allá. Sin embargo, la intensidad del azul de sus pétalos atrapa rápidamente la mirada. De nuestros linos es el que más se parece al lino empleado en

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agricultura ,Linum usitatissimum, aunque carece de uso industrial ni se ha utilizado en medicina. Ya no se cultiva tan apenas en España el lino. Siempre fue por delante el cultivo del algodón, menos exigente de agua, y ahora ambos cultivos están "deslocalizados", que también a la agricultura le suceden estas cosas.

El tercer lino del cuarteto es Linum bienne. Parecido en forma y color al anterior, pero del que enseguida notaremos porte más leve, más espesa la ramificación y un color azul pálido, casi de pintura al pastel, que contrasta con el intenso de su primo Linum narbonense. Aunque es mucho más escaso que los anteriores, es fácil encontrarlo en los

márgenes de cultivos que bordean la pista que conduce al Almerge; ocupa sin preocupación taludes secos, aunque bien nitrogenados.

El cuarto es el más modesto, debido al pequeño tamaño de las flores. Miradas de

cerca recompensan la búsqueda, ya que presentan un inusual color dorado.Es Linum strictum subsp. strictum que crece en ambientes similares a las anteriores, en compañía de tremoncillos y romeros. La encontramos formando colonias regulares bajo los terrenos removidos de oliveras, o en eras adyacentes.

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Umbilicus rupestris. "cazoletas, embasadores"

En el entorno de El Pueyo vemos crecer Umbilicus rupestris en vetustos muros aplicados a algunos taludes para sostenerlos . Se cría en las rendijas y minúsculas repisas que dejan los sillarejos de estos tapiales, abrigándose del frío y del extremo calor. Es una planta pequeña, de tan apenas un palmo. La floración se limita a un alargado vástago

del que penden unas flores acampanilladas de color verde claro. En estas fechas podemos contemplar las flores, y en la base observaremos cómo comienza a echar los renuevos de las hojas. El caminante se sentirá tentado de palpar las hojas, pues observará que éstas son carnosas, de tacto suave, y cuando están plenamente desarrolladas tienen una curiosa forma de disco embudado, característica que le valdrá expresivos calificativos como cazoletas, embasadores, o el más poético "ombligo de Venus".Aunque se pueden contemplar unos cuantos ejemplares, no abunda en El Pueyo. Fue Augustin Pyrame de Candolle, un botánico suizo, quien a principios del siglo XIX definió las características del género Umbilicus en un tratado específico sobre las plantas crasas (Crassulaceae) que habitaban en Francia. Era ya una planta conocida por sus propiedades, especialmente su aplicación en cataplasmas debido a su acción vulneraria y aceleradora de la formación de piel nueva en yagas, úlceras y heridas, de manera que se utilizaba habitualmente en las boticas antiguas.

El hijo de Augustin, Alphonse, también fue famoso botánico. Continuó la labor de su padre y realizó diversos estudios sobre botánica y agricultura, y sobre todo trabajó sobre la nomenclatura botánica. Alphonse Pyrame de Candolle protagonizó un debate que fue tanto científico como social. Por aquel entonces Anton Galton defendía la teoría de que el genio nace, que las características de cada individuo vienen determinadas por la herencia. Ideas como estas, aparentemente de sentido estrictamente científico, tuvieron repercusión social , y sin duda albergaban también concepciones ideológicas ocultas. En ese ambiente victoriano, las ideas de Galton calaron en una sociedad elitista y favorecieron el surgimiento de los planteamientos eugenésicos. El mismo Galton fundó la Eugenetics Society. Unos planteamientos sociales que duraron más allá de los genocidios racistas de Hitler, pues todavía pasados los años 50, algunos estados nórdicos imponían esterilizaciones a los considerados "no idóneos". Alphonse Pyrame de Candolle , en cambio, defendía el papel del ambiente en el

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desarrollo de cualquier cualidad. Que el ambiente moldea las potencialidades del individuo. Trasladándolo a la situación social, significaba que con buenos medios y

buena educación un niño del arrabal podía llegar a ser un genio. Claro está, semejante opinión en una sociedad victoriana rompía con muchas convenciones y privilegios sociales. Todo eso sucedía en el siglo XIX, pero sonroja contemplar que todavía hoy en día se confunda ciencia con conciencia, que de manera interesada se utilice el principio de autoridad para justificar lo

injustificable. Todavía se sigue engañando a la sociedad amparándose en argumentos obtusos que todo el mundo debe creer sin dar la opción de razonar. Es un tema recurrente buscar explicaciones científicas para ideas preconcebidas, sólo hace falta encontrar el comité de expertos que se preste a ello.

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Phlomis lychnitis,"candilera, orejas de liebre"

No pasará desapercibida al caminante esta mata debido a su porte alto, de más de dos palmos, y sus vistosas flores amarillas que nacen agrupadas en pisos. Las hojas son largas, opuestas y cuelgan en graciosa curva, por lo que popularmente se le llama oreja de liebre. Está recubierta de una espesa borra blanca. El cáliz tiene unos llamativos pelos

largos que cubren completamente los retoños de flor. Son mecanismos de defensa para protegerse de la radiación ultravioleta y evitar innecesarias transpiraciones, ya que es una planta que encontraremos en las zonas más expuestas al sol. Fácilmente en la cara sur de El Pueyo y también de Valcheladas, no desdeñando rellanos en zonas pedregosas o de rocas. Es un endemismo del occidente mediterráneo que tan apenas consigue sobrepasar el Prepirineo en nuestra provincia. Luis Villar recoge en el libro "Plantas medicinales del Pirineo aragonés y demás tierras oscenses" , que escribe en colaboración con otros etnobotánicos, su uso como té para aliviar transtornos gastrointestinales.

También cita que su infusión se aplicaba externamente en cataplasmas como cicatrizante, remedio contra el reuma, o rebajar las inflamaciones. Pero el uso que más me atrae es el que permitía realizar mechas que ,una vez aceitadas, se colocaban en los candiles para iluminar las casas. Me atrae porque me imagino al ser humano en épocas remotas, cuando ni

cultivos ni poblaciones formaban todavía parte del paisaje. Me lo imagino machacando con un tosco mortero los tallos, retorciéndolos, dejándolos a secar y conservándolos para cuando tuviera que realizar el mágico rito de la creación del

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fuego. Desconozco si aquel pretérito antepasado utilizaba este auxiliar u otro para hacer el fuego, pero sí intuyo la relación que tendría aquel individuo con la naturaleza que le rodeaba. En la actualidad la Naturaleza tiene otro papel en nuestras vidas. Podemos hacer muchas cosas "en" la naturaleza, constantemente surgen nuevas actividades deportivas, lúdicas, que se realizan en la naturaleza. Pero creo que hoy en día el ser humano hace pocas cosas "con" la naturaleza, y por eso nuestra relación con ella es un tanto demediada. A diferencia de lo que sucede en las películas, no me imagino que fuera tosco aquel ser humano , al fin y al cabo tendría el mismo material genético que cualquiera de nosotros, el mismo número de neuronas, y pienso que similares inquietudes. Sería capaz de darle contenido intelectual a todo lo que le rodea, esto es un nombre, un uso, un significado, una explicación. Si ya tenía sensibilidad para crear música, expresarse a través de cualquier faceta del arte, pienso que también se podía quedar embelesado contemplando un espacio de la naturaleza como esta especial flor. Y quién sabe qué más pensaría, a parte de que servía para hacer fuego.

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Orlaya grandiflora. “salseta”

Esta llamativa flor , que ahora abunda en las márgenes de los caminos, nos permitirá entrar en la compleja familia de las Umbeliferas, cuya característica más vistosa es la disposición de las flores. Es frecuente que las flores se presenten agrupadas al final del tallo. Estos grupos, llamados inflorescen-cias, pueden tener muchos esquemas de

agrupación. En la familia de las Umbelíferas es característica común que las flores partan de un mismo punto, y así sus pedúnculos parezcan las varillas de un paraguas. Este esquema de organización se denomina en umbela. También hay ocasiones, como sucede con la salseta, que esta inflorescencia esté a su vez dividida en otras inflorescencias menores, dando lugar así a racimitos menores que son los que al final terminan en las auténticas flores. Llamaremos panícula al conjunto formado por todos estos racimitos. Dicho esto sobre los elementos sustentantes, nos fijaremos ahora en las flores. Orlaya grandiflora se caracteriza por la especialización de las flores que forman el conjunto. Observaremos un perímetro de pétalos grandes, profundamente bilobulados. Mirando con atención nos daremos

cuenta que cada gran pétalo pertenece a una única flor, y que ésta sólo tiene un único pétalo grande. Veremos los otros diminutos, apenas visibles. También observaremos que éstos pétalos grandes sólo se dan en los racimitos exteriores, y no en los interiores, que sí tienen unos pétalos de tamaño intermedio, también bilobulados. Es decir que tomando cada pequeña umbela, ésta

es totalmente asimétrica, pero que en conjunto con las demás forman un todo perfectamente estructurado.

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En tercer lugar, veremos que hay flores a los que tan apenas se les ven los pétalos pues carecen de los grandes y los intermedios. Si cambiamos la perspectiva y miramos la umbela desde la horizontal, nos daremos cuenta que la estructura global es plana. Así, las "varillas" de cada racimo y cada flor tienen que tener una longitud proporcional dependiendo si están en la periferia o en el centro. En el caso de la Orlaya grandiflora tiene que haber 5 o más de estas varillas principales, si no estaríamos ante su congénere O. daucoides. Seguro que a estas alturas, el paciente caminante habrá observado que rara es la umbela que no tiene inquilino. Abundan los insectos del orden de los coleópteros. Para estos insectos de torpe vuelo, una umbela es un perfecto campo de aterrizaje con su amplia plataforma y señales luminosas que indican dónde está el festín de polen. Sin duda en el equilibrio ecológico entre esta especie y los insectos que la visitan hay un excedente de polen que se invierte en alimentar a estos insectos que al volar a otro pie de la misma especie fertilizará sus flores con el polen adherido a patas y abdomen.

El resultado de este pacto es evidente. Podremos observar plantas ya maduras con los frutos ya formados. Comprobaremos que se repite, claro está, la misma disposición para los frutos que la que vimos para las flores. Los frutos están recubiertos de unas espinas largas, ganchudas en sus extremos. Estos frutos son los "cachurros" que

luego se quedarán adheridos a los animales de pelo ( y a

nuestros calcetines) que por allí pasen, usándolos como dispersores de la especie. La conexión entre mundo animal y vegetal es evidente, y sigue en este caso el patrón de perpetuación de la especie. ¿Oportunidad o diseño? Yo me inclino por lo primero.

frutos de Orlaya grandiflora

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Lomelosia stellata

Hay plantas que son fotogénicas cuando florecen, otras lo son por sus frutos. Lomelosia stellata lo es en ambos casos. Es una planta todo terreno: baldíos, cunetas, pastos secos, suelos pedregosos, y los chesos que por el entorno de El Pueyo abundan. La pobreza de estos suelos, así como la fuerte sequía que los caracteriza no la arredra, pero sí condiciona su porte

que va de los 5 a los 40 centímetros; sin embargo, el caminante no tendrá que esforzarse mucho por localizarla. Las flores se agrupan en capítulos de unos dos centímetros de diámetro sobre una base de brácteas que las superan . Nos fijaremos en estas brácteas verdes y apreciaremos un lóbulo a cada lado en las más largas, y unos cilios en los márgenes. Si el calor lo permite, el caminante aún dedicará unos minutos más para observar cada florecilla individualmente. Cada corona purpúrea tiene una coronita en la base de tonos blanquecinos, como de papel plegado, bordeada de granates. Es el involucelo, característico de las flores de esta familia, las Dipsacáceas.

Como ya decía , el fruto tampoco tiene desper-dicio. El capítulo se vuelve globoso y las brácteas se repliegan hacia abajo. Las escamas que forman el involucelo se agrandan. El número 5 se repite en las aristas del cáliz, largas como espinas. Cada uno de estos frutos se dobla en pentágonos que al solaparse unos con otros toman la forma de un farolillo hecho como de papel.

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Lomelosia stellata tras la floración

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Ruta angustifolia. “ruda”

Para una noche mágica como la de San Juan, qué mejor que una planta mágica. La ruda es de esas especies arraigadas en la tradición que han acompañado al ser humano desde siglos. Ya en 1.555 el comendador y profesor de retórica de la universidad de Salamanca, Hernán Núñez de Guzmán, en su recopilación de refranes citaba el refrán: "Con la

yerualan y la ruda, no se muere criatura" y añadía que era dicho de honradas mujeres. De esta manera se refería a la creencia en personas con el poder de dañar a las criaturas de la casa, es decir niños y animales, y que para protegerse de estos brujos y brujas la ruda cumplía función protectora. Ahora bien, la ruda debía ser recogida la noche de San Juan. Otro refrán de la misma índole decía "casa donde hay ruda, el ángel la saluda". Y por estos pagos se decía una variante "Quien va al monte y no coge ruda, ve a la Virgen y no la saluda". La ruda se cortaba y se colocaba en portales, sobre cenizas de los hogares , entradas de cuadras...es decir, era el "vade retro" del vulgo en la tierra llana donde crece esta planta. Los de la montaña ya tenían la carlina para tal menester. No todo eran magias con la ruda. Era planta conocida por sus virtudes medicinales, especialmente entre mujeres ,por ser favorecedora de la menstruación, aunque

también se advertía de su capacidad para producir el aborto, y de la gravedad extrema que produce su intoxicación. Tantas aplicaciones curativas se le atribuían que sería largo de enumerar aquí. La ruda pertenece a la familia de las Rutáceas. La podremos encontrar fácilmente en el entorno de El Pueyo. Sólo tendremos que ir hacia los lugares

flor y fruto de Ruta angustifolia

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donde la carrasca clarea, también donde está la roca casi desnuda, en zonas bien soleadas, en lugares de chesos. Quizá el caminante la huela antes que la vea , ya que su olor es penetrante, fuerte, inconfundible e inolvidable una vez la hayamos reconocido. Todas sus partes desprenden la esencia tan característica nada más es tocada. Aunque la flor es pequeña, el porte de la planta llega a sobrepasar el medio metro en los lugares mejores nutridos, y allí donde el agua escasea, o el suelo es pobre , tan apenas levanta un palmo. A Ruta angustifolia, su específico le viene por lo angosto de sus hojas, de color verde apagado, bien diferente de las flores que tienen un verde limón. Vistas en detalle vemos las flores de cuatro pétalos, con cilios en el margen y forma abarquillada. El fruto globoso, con cuatro surcos y poros repartidos por la superficie. En conjunto, flor y fruto siempre me han parecido extraños, como venidos de otro planeta. Quizá en realidad pertenecen a otra época, cuando los brujos y brujas pertenecían a la realidad cotidiana. Cuando las gentes usaban la ruda para protegerse a sí y a sus criaturas. Hoy no tenemos brujas, pero tampoco tenemos ninguna ruda que nos proteja de quienes acosan a nuestras criaturas.

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Iris foetidissima. "lirio hediondo" Un par de meses atrás, mirando las plantas que hay en el entorno de Granja Aventura ( donde quieren hacer un pequeño itinerario botánico de especies autóctonas) me encontré unas hojas de lirio. Había muchas bajo la sombra de unas carrascas. Las hojas eran más finas y endebles que las de los lirios habituales, pero lo que me llamó la atención fueron las vainas con las semillas todavía en su interior, eran los frutos de la temporada pasada. La memoria debe albergar pliegues recónditos, donde quedan agazapados recuerdos a

la espera de ser activados, porque inmediatamente recordé que había visto esas vainas hace muchos años. Cuando yo tenía unos 17 o 18 años, Marisol, que ahora es mi esposa, recolectaba plantas para hacer algún trabajo de biología. Ella es la responsable de mi afición a la botánica, y con ella comenzamos a identificar lo que podíamos. En alguno de los botánicos paseos dominicales exploramos el barranco que precede a la ermita de la Virgen del Plano, junto a la pista de acceso. Allí había unas vainas onduladas, que albergaban semillas esféricas de intenso color coral. Por algún motivo eso quedó olvidado, pues no recuerdo haber vuelto por allí los años posteriores, y en los

pliegos de herbario que todavía conservo no hay referencias de este lirio. Tenían que ser las mismas plantas que ahora veía en Granja Aventura. He vuelto al barranco de la Virgen del Plano, y allí estaban estos lirios, esta vez en flor. Iris foetidissima es menos llamativa que el resto de sus congéneres. De flores estrechas, las piezas inferiores son azul pálido, y las superiores son parduscas. Carece de barbas en la garganta de la corola.

También se distancia de los otros lirios azules de nuestra zona cuando busca lugares más frescos y húmedos. Es seguro que además de los dos lugares señalados ocupe algunos otros lugares frescos de nuestra zona. Debe haber desarrollado un mecanismo químico de defensa contra los herbívoros, por lo que al ser frotadas las hojas, éstas huelen de forma apestosa, peculiaridad que sirvió para dedicarle el específico de su nombre.

Frutos y semillas de Iris foetidissima

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A pesar de esta desagradable propiedad, no es planta que haya carecido de uso. Pio Font Quer recoge su utilización como purgante y diurética, utilizando el zumo del rizoma o bien su cocimiento. Por lo gracioso y sustancioso me permito repetir aquí una cita sobre este lirio que el mismo autor transcribe del famoso Laguna: "Por la xíride no puedo entender otra cosa sino aquella planta vulgar que se llama comunmente espátula fétida (...)Cuanto a lo que dice

Leonardo Fuchsio, que la espátula fétida tiene la raíz blanca, gruesa, cabelluda y redonda, y que por este aspecto no puede ser la Xíride, cuyas raíces son luengas y rojas, no tengo que responder otra cosa sino que ansí como los hombres, en España y en Italia y en otras muchas partes del mundo son enjutos y delicados, y en su Alemania gordos, redondos, gruesos y cebolludos, aunque los unos y los otros se llaman hombres, de la mesma suerte no se debe maravillar si la espátula fétida, la cual es la legítima xiride, en Alemania produce sus raíces gruesas y muy redondas" ...y esto era allá por el siglo XVI. Yo ahora espero que este lirio madure, vuelva a producir sus frutos escarlata, y entonces iré allí donde crece y la visitaré por ver si surge algún otro recuerdo de los pliegues de mi memoria.

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Juglans regia. "noguero, noguera, nogal"

Es el nogal un árbol estrechamente ligado a la noche de San Juan. Noche mágica, ritos ancestrales, cambio de ciclo estacional, elementos culturales que se diluyen en la modernidad actual y que constituyen parte de nuestra alma colectiva. Es un árbol oriundo del este europeo, incluso de Asia. Cuando los romanos se establecieron en la península ya lo encontraron cultivado aquí. No me cuesta imaginar que fue un árbol que pudo venir con las

migraciones indoeuropeas, aquellas que luego llamaríamos celtas, un milenio antes de nuestra era. En parte así se justificaría el fuerte carácter ritual de este árbol, no en vano fueron los celtas adoradores de los árboles a los que atribuyen poderes e

influencia en las personas. Sin embargo el nogal no figura en la rueda de su calendario. En nuestras tierras, como a otros árboles de fruto, se le pone nombre tanto en masculino como en femenino, así encontramos que igual se le llama noguero que noguera. Las flores masculinas del nogal forman largos amentos colgantes, con los estambres libres esperando la ráfaga del viento para dispersar el polen. Surgen tempranamente, al mismo tiempo que brotan las

hojas, de ramillas leñosas del año anterior.

Las flores femeninas son modestas, tienen la forma de una pequeña nuececilla en cuyo término sobresalen los dos estigmas con diminutas protuberancias. Estas flores salen de brotes nuevos no leñosos. Una vez fertilizado este ovario surgirá un único fruto, con una envoltura carnosa poco gruesa y un cuesco que va endureciendo a medida que madura y que envuelve la semilla.

Es para San Juan que los frutos están formados pero no maduros. Y con San Juan comienzan los ritos que unen el árbol y la tradición. Se invoca esta fecha para determinar que el fruto se cucará si para entonces tronara, aunque caben medidas mágicas para evitar el cuco como atar al tronco manojos de cebada. Es también con la noche de San Juan cuando es recomendado coger las tiernas nueces destinadas a la elaboración del vino de nuez. El número elegido es el nueve, el más utilizado en los ritos medicinales, y que en simbología se refiere a la tríada corporal, espiritual e

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intelectual. Por tanto se estima como un vino espiritoso con virtudes sanadoras en los tres planos del ser humano. Para su realización hay múltiples recetas, pero todas ellas llevan a la maceración durante una cuarentena de la nueces troceadas en vino y luego endulzadas con orujo, o cazalla, o anís, y azúcar, a razón de 1/4 del total del vino, prolongando la maceración tras el colado de los restos de nuez.

Del nogal siguen muchos usos, aquí me quiero referir a la aplicación de su madera que es muy apreciada para la fabricación de muebles, aunque los carpinteros antiguos saben bien que antes de hacer tablones de nogal hay que mirar si es nogal blanco o negro, pues el valor del primero es nulo. Con la maceración en caliente de la carne verde de la nuez ( la que envuelve el cuesco) dejada secar y una vez triturada, se forma la nogalina, tinte natural para embellecer

maderas menos nobles. El tono obtenido dependerá de la cantidad de agua en la disolución y de la pericia del que la aplique pues hace veladuras. Tenemos algunas nogueras camino de El Pueyo, bien cerca de Barbastro, junto a una granja .Algunas tienen muchos años y se muestran majestuosas con copa amplia y redondeada. Desde un tiempo atrás miro con atención la más vieja de ellas, pues parece que ha perdido salud. A escasos metros de ésta, un ejemplar joven bordea el camino. Espero que prospere, para que se mantenga este vínculo de la modernidad con el pasado.

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Anchusa azurea

Quien se haya detenido en el camino para contemplar las espigas amarillas a punto de ser cosechadas, quizá haya tenido oportunidad de observar una

combinación cromática que forma parte de la historia del arte contemporáneo. Anchusa azurea es una planta de la familia de las borrajas, en ocasiones forma amplias matas entre la

mies, y cuando brotan las flores, se produce tal contraste de color que es difícil pase desapercibido para el caminante atento. Estas flores nacen de largos tallos al segundo año de vida de la planta, y crecen en racimos flojos de azul intenso. Parecen tener cinco pétalos, pero una mirada próxima revela una corola en forma de tubo con cinco labios muy escotados. Los campos de cereal atrajeron a Van Gogh y en sus cuadros atrapó la luz y el calor del sol por medio de las espigas. Con su genial uso del color, en su paleta añadió un color que contrasta enormemente: el añil. Van Gogh repite este añil en lirios, cianos, paredes de las granjas, consiguiendo un gran dinamismo por la fuerza del cromatismo. Aquí, en el Somontano de Barbastro,se repite esta genialidad cuando se abren estas flores en medio del calor de junio.

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Leuzea conífera. “cucharetas de pastor”

He de reconocer que siento una especial predilección por los cardos. Aunque Leuzea conifera no es un cardo al uso (carece de púas, no es hiriente al tacto, sus dimensiones son modestas) reúne uno de los elementos que más me fascinan de este tipo de plantas: las brácteas del involucro. El caminante no buscará una única flor en esta especie de alcachofa desecada. No

olvidará que pertenece a la familia de las Compuestas, y por tanto verá que en la cima de cada peciolo se agrupan las flores , componiendo un capítulo. Los capítulos florales de Leuzea conifera tienen en la base lo que hace más llamativo de esta planta: las brácteas doradas, con textura de papel antiguo, que dispuestas como un tejado de pizarra envuelven un penacho de escondidas flores lilas. No es una planta delicada, ni siquiera de vistosos colores, pero a mí me gusta verla cuando ya se avisan los tonos dorados del cereal en los campos. Decía el filósofo escocés David Hume que la belleza de los objetos reside en la mente del que los contempla. No atino a acertar qué proyecta mi mente sobre esta planta para que me la muestre atractiva. Tampoco me importa.

Las hojas de Leuzea son de una gran variabilidad, así que podrá entretenernos durante el paseo con la búsqueda de formas, simetrías y geometrías, y de seguro que no faltarán muestras para ello, pues caminando hacia El Pueyo la podremos ver junto a carrascas, en algún yermo, o si caminamos pausadamente bajo los árboles que cubren la falda del cerro. De su nombre científico vale decir que el origen del específico es evidente por el aspecto de piña

que tiene. El genérico se dio en honor a un naturalista francés Joseph Philippe François Deleuze que vivió a caballo entre el XVIII y XIX, quien además de dedicarse a tareas científicas enarboló la bandera de la moda pseudomédica del mesmerismo. A todas luces más visionaria e iluminada que científica, pero que todavía está en el imaginario del público como demuestra el fervor por pulseras, torques y demás artilugios con atribuciones casi mágicas. Quizá con más

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fundamento , en tierras de Estadilla , con el fin de reducir los dolores de muelas han usado el cocimiento de esta planta, por cierto que por allí llaman pinocheta.

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Santolina chamaecyparissus. "bocha" La santolina es una ferviente defensora de la colectividad. Vive en asociación por partida doble. Por un lado , cada flor está agrupada con otras flores formando una cabezuela globosa. Por otra parte, observará el caminante las plantas de la santolina formando matas globosas amarillas. Aunque pertenece a la familia de las Compuestas, la santolina es peculiar en la configuración de las pequeñas flores de la cabezuela. De forma estrellada,

como pequeñas trompetas con cinco agudos lóbulos, carecen de las características lígulas que en las compuestas son tan habituales. Como gusta de vivir en suelos calizos, prolifera por el somontano ocupando esos taludes y resaltes que bordean los caminos. Se la conoce con los nombres de bocha y sanjuaneta en el Somontano. Por la Ribagorza se combinan ambos y surge bocha sanxuanera, ya que ronda cerca la festividad de San Juan cuando está en su apogeo.

Hace algunos años hice un experimento. Consistió en darlas a oler a un grupo de unos 40 críos de 10 años. Les pedí que dijeran si les gustaba su olor o, al contrario, les parecía repelente. La mitad del auditorio disfrutaba con su olor, mientras que la otra mitad no quería volverla a oler. Ya me esperaba que no hubiera unanimidad. Alguna vez, paseando con mis hijos cuando eran menudos, había observado que su olor les producía reacciones opuestas.

Son curiosas nuestras reacciones. Ante un estímulo idéntico, nuestro cerebro puede responder de manera bien diferente. Pocas personas dirán que no les gusta el olor de la rosa. Hay estímulos para los que nos ponemos enseguida de acuerdo. Pero no es siempre así.

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Sedum sediforme. “uguetas”

En los lugares más expuestos al sol, no importa que éstos sean pedregosos, las uguetas han estado almacenando humedad en sus carnosas y menudas hojas. Sedum sediforme, al igual que sus congéneres, es un ejemplo de adaptación a las condiciones de fuerte insolación. Es una planta perenne que desarrolla tallos estériles recubiertos de hojas gruesas, crasas, no en vano pertenece a la familia de las Crassulaceas. Uno de los problemas de las plantas es mantener una temperatura suficientemente fresca. La solución más habitual es la misma que aplican los mamíferos: la transpiración. En el caso de la planta que nos ocupa ésta no puede ser la respuesta al problema porque su hábitat es escaso en agua. En su lugar lo que hace es hinchar sus células a medida que estas acumulan

agua. Como el agua se calienta con más lentitud, las células se comportan como pequeños colchones aislantes, y consigue así mantener mejor la temperatura adecuada. Por otra parte sus células hacen de reserva para los momentos más críticos.

Y ahora que han recogido el máximo de nutrientes salen los tallos fértiles cuyo extremo se va desenrollando para acompasar la maduración de las flores. Como en tantas otras ocasiones, la naturaleza echa mano de las matemáticas. De lo inmenso a lo mi-núsculo, hay patrones que se repiten en la naturaleza. De la misma manera que las

galaxias forman a veces inmensas espirales, también

diminutos moluscos crecen con sus conchas formando una espiral. Es la espiral

Espiral de desarrollo de Sedum sediforme

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logarítmica que sigue un patrón matemático para constituirse. No son ejemplos aislados. Lo observaremos en la maravilla de los frondes de muchos helechos. Sedum sediforme desenrolla sus vástagos floridos con la misma armonía del cosmos. El número áureo que inspiró a los artistas del renacimiento.

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Paronychia capitata. "nevadeta, mermasangres"

En la primera quincena de julio, niños y jóvenes disfrutan de la montaña y la naturaleza, de la amistad y la alegría en campamentos de verano. Hoy, mi hijo Diego ha regresado de Eriste, donde ha colaborado como monitor. A todos estos jóvenes que de manera altruista regalan parte de sus vacaciones como monitores les dedico esta pequeña planta. He elegido la

nevadeta porque hace bastantes años también yo fui monitor de campamento. Entre otras muchas actividades nos proponíamos acercar la naturaleza a los niños. Por una parte buscábamos la diversión, pero siempre había una intención educadora, fomentando el conocimiento y el respeto por todos los seres vivos. Una actividad consistía en recoger algunas plantas y aplicarlas en sencillos talleres manuales. La nevadeta siempre llamaba la atención de los críos por el aspecto frágil, la consistencia papirácea de las hojas, que brillan con reflejos nacarados cuando les da el sol. Como después de recolectada mantiene su aspecto durante muchísimo tiempo, pareciendo siempre vivas, eran idóneas para adornar pequeños cestillos de cuerda. La cogíamos con mesura, puesto que no está reñida la utilización de la naturaleza con su conservación si se hace con inteligencia, y esto pretendíamos aprendieran los niños al controlar ellos mismos hasta dónde era suficiente y dónde comenzaba el exceso.

En las inmediaciones de El Pueyo, en lugares soleados, pedregosos, incluso en medio de los caminos, crece esta planta que se extiende a ras del suelo, sin levantar nunca ningún tallo. Las flores, verdosas, se esconden entre las amplias brácteas plateadas. A veces crecen formando penachos que al no enraizar forman como

guirnaldas abandonadas en el camino.

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Paronychia capitata es desde antaño conocida por su utilidad hipotensora, de donde le procede el nombre común de mermasangre.

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Allium ampeloprasum y allium roseum. Un puerro y un ajo silvestres

Avisa de su presencia con el estandarte de su cabeza de flores. De una vara surge una esfera rosada donde multitud de pequeñas flores rosadas se abren sincronizadamente. Allium ampeloprasum es el orígen silvestre de los sabrosos puerros que se cultivan en la huerta. Con demasiada frecuencia asociamos la vida prehistórica a la actividad cazadora y carnívora, pero sin

duda, la base alimenticia, por lo menos más segura, se basaba en los vegetales. Podríamos imaginarnos a nuestros antepasados recolectando estos puerros para preparar un ancestro de crema de puerros, o un asado a la piedra de los brotes tiernos, o como condimento de un guiso. El sabor sería un poco más amargo, pero llegaría un momento en que las mujeres ,como aseguran los antropólogos, seleccionarían aquellos que resultasen más agradables al paladar y aprenderían a cultivarlos, mientras los varones del clan andaban por el monte corriendo tras algún cuadrúpedo. De su selección secular deriva el actual y sabroso puerro.

Mucho más discreto es el pequeño ajo que también crece en las inmediaciones de el Pueyo. Las flores de Allium roseum se agrupan en un racimo más irregular que esférico. Aun siendo de porte más pequeño, las flores son muy llamativas por el delicado tono rosado y su tamaño. Gusta crecer en ambientes soleados, de manera dispersa. Frotadas las

flores o las hojas con las manos enseguida reconoceremos el característico olor de este género. Sin embargo no es el origen salvaje del actual ajo de huerta.

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Pupurri de helechos: Asplenium trichomanes, Asplenium ruta-muraria, Ceterach officinarum

El promontorio sobre el que se aúpa el monasterio de El Pue-yo es una singularidad geológica. Formado por calizas de entre los cien y los cincuenta millones de antigüe-dad, está rodeado por materiales mucho más recientes de naturaleza totalmente diferente. La presencia de estas calizas aportan un rasgo diferencial sobre la flora que aquí aparece de manera espontánea.

Entre estas peculiaridades tenemos este trío de helechos rupícolas calcícolas. Dos pertenecen al mismo género, son Asplenium trichomanes y Asplenium ruta-muraria. El tercero es Ceterach officinarum.

Asplenium trichomanes es planta que comparte con muchas otras plantas la atribución de "mermar la sangre", esto es, como hipotensor. De allí que es una de las múltiples plantas a las que popularmente se les llama mermasangre, atribución que también es propia del otro helecho aquí recogido: Ceterach officinarum. A Asplenium trichomanes se le ha llamado sardinetas y culantrillo menor. Estas sardinetas tienen el nervio central de cada fronde (hojas de los helechos) de color pardo oscuro o negro brillante. Cada

fronde está dividido en lóbulos a los dos lados del nervio central, dispuestos como las espinas de un pez.

Asplenium trichomanes

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Asplenium ruta-muraria también es planta que gusta de las fisuras de roca caliza algo abrigadas tanto del calor como del frío. Por eso es habitual en zonas sombrías. Su nombre específico ya nos dice de su afición a los muros, así como de una cierta similitud de sus hojas a la ruda, resumiendo: la ruda de los muros. Hará bien el caminante de ir provisto de una pequeña lupa si desea sacar partido a estas plantas. En Asplenium ruta-muraria encontrará en el envés de cada

lóbulo unas protuberancias alargadas. Son los soros. De ellos saldrán las esporas, primera fase de la reproducción del helecho.

Por último, Ceterach officinarum, como ya se ha dicho es otra planta indicada para reducir la tensión sanguínea y en general favorecer la circulación. De entre las tres es la la que no desdeña zonas más soleadas. Llama la atención el envés de los frondes más o menos cubiertos de unas escamas doradas, motivo por el que se llama a este helecho "doradilla". En suma un lujo poder dar una

vuelta por las peñas de El Pueyo y tratar de encontrar los lugares donde estos tres ejemplares moran tanto sueltos como en conjunto.

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Eryngium campestre. “hierba santa”

Este cardo, perteneciente a la familia de las umbelíferas, disimula discretamente las flores verdosas, todas ellas agrupadas en unos capítulos globosos, bajo los cuales se abren las espinosas brácteas de

características similares a las hojas. Florece en pleno verano, y con el calor llegará a secarse, de manera que cuando soplen los vientos que

avisan del otoño podremos ver la mata correr por los campos, propiedad que le ha valido el apelativo de cardo corredor. Un único tallo sujeta toda la masa globosa al suelo, tallo que al partirse oportunamente permitirá que la mata al rodar por los campos disperse las semillas en su carrera por cunetas y baldíos. Es en los tallos secos que quedan en tierra y que volverán a reverdecer en la siguiente primavera donde se desarrollan las deliciosas setas de cardo.

Desconozco el porqué del apelativo tan generoso de cardo santo que se le aplica en las tierras del Somontano y también del resto de Aragón; se ha empleado su cocción como diurético, y alguna aplicación mágica se le atribuía como planta protectora. En cambio, si sé que debió cautivar al pintor checo Alfons Mucha, quien incluyó a este cardo en uno de sus carteles modernistas allá por principios del siglo pasado. Y es que su forma estrellada, y la disposición abigarrada de sus

ramas dan para más de un motivo decorativo, de suerte que una planta tan humilde llegó a formar parte de una obra de arte que triunfaría en el París de la Belle Epoque. Mucho más prosaico es el uso que se le dio como planta para producir yesca. En la actualidad el fuego se obtiene muy fácilmente. Pero hasta el siglo XIX no existieron los fósforos. Por aquel entonces la producción del fuego pasaba por la obtención de una chispa con pedernal y hierro, y el encendido de una materia especialmente combustible. Uno de estos materiales era este cardo, el cual una vez machacado,

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trenzado y desecado cumplía esta función en las economías autárquicas de muchos pueblos. No tendrá dificultad el caminante para encontrar al cardo santo caminando hacia el Pueyo; abunda en cunetas y algún barbecho, más todavía si el suelo está algo nitrogenado. Deténgase quien quiera junto a él. Observe las estilizadas líneas de sus coriáceas hojas, cómo describen curvas los márgenes acabados en afiladas púas. Piense en la mano hábil de ese pintor checo que con precisión de botánico utilizaba la naturaleza para acercarla al hombre y así introducir la belleza en la cotidiana vida de las personas.

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Delphinium gracile

Cuando era crío ,se nos enseñaba que la flor consta de cáliz y corola; y para ello, la ilustración que acompañaba a la explicación era la de una flor tal y como la dibujaría cualquier persona que quisiera dibujar lo que es considerado el prototipo de flor. Sí, una de esas que sirven para decir "me quiere, no me quiere". Poco más nos enseñaban, de manera que en el imaginario quedaba grabada esa idea esquemática y simplista de lo que es una flor.

Algo parecido sucede cuando se toman posturas alicortas, hechas de simplicidades y moldes que parecen representar una realidad siempre infantilizada, donde sólo hay una respuesta válida para cada pregunta, y una solución , la única válida, para cada problema. Por fortuna, la naturaleza, tozuda ella, contínuamente nos está diciendo todo lo contrario: la realidad es mucho más compleja, aunque nadie nos la enseñe. Hermoso ejemplo de lo anterior es Delphinium gracile, pequeña planta de unos 40 cms. en ocasiones casi el doble , que encontraremos en las faldas de El Pueyo, junto a los sembrados que ya se han segado, márgenes del camino y tierras pobres en general.

Perteneciente a la familia de las ranunculáceas, llama la atención por la forma irregular de la flor, original en su forma. Un largo espolón se estira hacia atrás. En su interior guarda el néctar codiciado por algún insecto que deberá utilizar su larga trompa para extraerlo, y de paso, favorecer la reproducción de la flor. A nada que el caminante se detenga un poco quizá pueda contemplar las flores inmaduras, verdosas, pero que ya tienen en su silueta la forma definitiva de la flor, y tan

diferente del consabido estereotipo de capullo. No conozco que los humanos le hayamos dado alguna utilidad a esta flor , pero en estos tiempos en los que imperan las simplicidades, me ayuda a recordar que no todas las flores son como las margaritas, que no me puedo contentar con una sola respuesta, con una sola solución a los problemas.

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Echinops ritro. "cardo yesquero"

En una ocasión tuve la oportunidad de presenciar cómo se hace el fuego con pedernal y yesca natural. En pleno siglo XXI, me pareció arte de magia. ¿Qué otro significado podría tener hace 20.000 años? En esa demostración se utilizaba como yesca un hongo de los que crecen en los chopos, cortado con el grosor de una fina tela. Echinops ritro es llamado cardo yesquero porque con sus tallos, debidamente secos, machacados y retorcidos, se

formaba la yesca con la que también se conseguía prender fuego a partir de la chispa. A este cardo, de la familia de las Compuestas, lo vamos a encontrar

fácilmente ahora, en pleno verano, desafiando al sol y la aridez en suelos pobres de la cunetas y baldíos. Las hojas están aceradas con largas púas, al igual que las cabezuelas florales, que cuando maduran adquieren un bonito tono azulado. Como son flores de ésta época del año en que se prodigan las fiestas locales, ahí va mi contribución a la alegría general con unos "fuegos de artificio" florales

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Arundo donax. "caña"

Estoy casi seguro que para cualquier persona de mi generación las cañas ocupan un lugar importante en los recuerdos de verano de la infancia. Formaban parte de los paseos que junto a mis padres y hermanos hacíamos a la Virgen del Plano. No por la desolada carretera actual, sino por el camino que desde el puente de Santa Fé (el puente de Hierro) y siguiendo la acequia, a la sombra de

los sauqueros, iba a encontrarse con una fuente de agua fresca, para luego pasar el Vero por el puente colgante. Llegar hasta allí era ya un auténtico deleite que ya justificaba el paseo aunque quedase poco tiempo para disfrutar de los columpios de la ermita. Cortábamos el último penacho de las cañas y nos servía tanto de abanico a lo Crusoe , como de espanta moscas, amén de objeto con el que incordiar a los hermanos. No era bien visto por mis padres que lleváramos cañas en las manos, y siempre llegaba la misma recomendación: "mira que los cortes de caña duelen mucho y tardan en cicatrizar", y era verdad, porque rara vez no terminábamos con algún pequeño corte que corroboraba la advertencia. A la vuelta, fingíamos el ruido de los mosquitos o interpretábamos alguna melodía de la radio provistos con una trompetilla que hacíamos con el cogollo de la última hoja. Arrancado éste limpiamente, quedaba una pajilla tierna y enroscada por la que soplábamos compitiendo por obtener el mejor sonido. Aunque está totalmente unida a nuestro paisaje , es conveniente recordar que no es planta propiamente ibérica, puesto que fue importada de Asia desde muy antiguo. Algo distinta es otra caña que se da en el valle del Ebro y llega hasta el bajo Cinca, y que sí podría considerarse autóctona.

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Scirpus holoschoenus. "Junco"

Apretados junto a una acequia, los juncos despiertan ecos del pasado lejano. Verano y juncos son para mí tardes de paseo y pesca en el Vero. Masa de harina, aceite y azafrán que mi padre amasaba para formar el cebo con el que entretener la tarde junto a mis hermanos. Recorrer los rincones del Vero: la

milinguera, puntaflecha, el puente de hierro, las badinas

de la Virgen del Plano y más allá, en busca de un lugar donde barbos y madrillas picasen engatusados por un cebo que lentamente amasábamos con los dedos mientras extendíamos el sedal con aquellas largas y pesadas cañas de bambú. La tarde pasaba apacible acompasada con el rumor de un río Vero que todavía no había muerto (más tarde llegaron los vertidos incontrolados, la inmundicia y la ova). Con el fin de la tarde llegaba la vuelta a casa y en el camino los juncos eran parada obligada. De un tirón sacábamos algunos tallos, enteros de raíz. El blanco lo masticábamos para saborear su dulce jugo. Conservábamos unos cuantos tallos verdes, los más regulares. Luego, en casa , debidamente cortados en tamaño de una cuarta ,servían para jugar en la mesa a un juego que desconocíamos tenía nombre exótico (mikado) y al que nosotros decíamos "paletes". El aroma del río, peculiar olor de agua y fango, lo conservábamos en el alma mientras con paciencia y atención separábamos en el juego cada junco del resto, ejercitando la honradez cada vez que

admitíamos haber movido el junco no deseado. Scirpus holoschoenus es un junco fácil de identificar por las espiguillas globosas agrupadas en un lado del ápice del tallo, el cual termina en punta muy aguda. La raíz rizomatosa produce numerosos tallos con escamas en la base. Siempre habita lugares que conservan humedad todo el año,

soportan

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perfectamente lugares anegados, y resisten admirablemente las crecidas del río debido a su flexibilidad. En el camino de El Pueyo, no abunda por ser espacio árido, pero gracias a alguna acequia podemos contemplarlo en estas calurosas tardes de verano.

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Retama sphaerocarpa. "escobizón, retama" Con el calor del verano se ha quedado la retama en la mínima expresión. Unas varas

laras de donde salen las finas ramillas. Adheridas a estas, sin apenas rabillo, los frutos comienzan a madurar, poniéndose cada vez más amarillos, día a día. Es la retama un arbusto que nos indica la proximidad de la depresión del Ebro y su influencia climática que se asemeja, por aridez al Norte de África. Encontramos grandes ejemplares en el camino viejo hacia el Pueyo, muy cerca de Barbastro, y también hay añosos individuos próximos a las canteras de El Pueyo.

Por esta exigencia climática es

planta austera, que no derrocha esfuerzos innecesarios, y además es capaz de enfrentarse a los vientos secos del cierzo merced a la flexibilidad de sus ramas. Esta flexibilidad y dureza es la causa de que las ramillas se utilizaran antaño para confeccionar escobas, como eran los grandes escobones que los barrenderos municipales usaban para limpiar las calles de Barbastro. El momento de mayor esplendor

de la retama es la primavera, cuando se despabila del duro invierno y ofrece floridas ramas cubiertas de amarillo. Es entonces cuando es fácil percibir su pertenencia a la familia de las leguminosas debido a la característica forma de las flores.

frutos de Retama sphaerocarpa

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Dittrichia viscosa. "chulibarda"

Ya me había avisado mi hermano José Mari de la presencia de insectos del tipo mántis por la zona, apostados para la caza en las ramas del hinojo. Recordé que hace años vi una mántis algo diferente de las habituales, y que estaba en las hojas de la chulibarda. Como quien va de safari, y dado que ahora esta planta está en pleno apogeo me voy cámara en ristre a

probar fortuna. El extremadamente seco verano todavía parece que continúa, y como el pardo se convierte en el tono dominante, será fácil identificar estas matas de porte alto. Rectas y altas varas de donde salen las hojas aplicadas, y en la cima un racimo de flores amarillas. La olivarda o chulibarda, es planta que nos acompañará posiblemente hasta bien entrado octubre. Como buen representante de las compuestas , las flores presentan esas cabezuelas con flores fértiles y otras estériles transformadas en amplios pétalos. Se le atribuyen cualidades astringentes y antisépticas, si bien el olor que desprenden no anima demasiado a utilizarla. Al tocar ramas y hojas se desprenderá rápidamente el porqué de su específico "viscosa".

Fui afortunado al toparme con un hermoso ejemplar de la mantis que buscaba, y que podrás ver en la fotografía. Como en aquella ocasión, el abdomen mimetiza perfectamente con las hojas, y para ello lo mantiene levantado. Se debe sentir en alerta. Al parecer, por los restos que aparecen cerca de este ejemplar, se acaba de dar un festín.

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Me alejo con calma, sin molestar más de lo que me cuesta mirarla cara a cara por unos instantes y hacerle un retrato.

El caminante no tendrá tampoco dificultad en observar en muchos ejemplares de la Dittricia viscosa su aspecto de madurez. Ya está en fruto, y presenta los vilanos dispuestos formando densos globos pardos, mucho más modestos que los de sus parientes los dientes de león, pero igual de efectivos en cuanto la brisa sea suficiente para arrastrar la semilla junto a su penacho.

Nota. Posiblemente, la mantis retratada sea Sphodromantis viridis, y para quien quiera apasionarse con este fantástico suborden de insectos, los mantoideos, recomiendo visitar la web www.biodiversidadvirtual.org/insectarium De paso descubrirá una puerta para la identificación de otros órdenes de insectos, y muchas cosas más.

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Salsola vermiculata."sisallo"

Durante todo el verano ha estado allí, discreto, como un arbusto que no da mucho de sí. Ahora, cuando el otoño ha desplazado los colores y se apoderan los tonos pardos, es cuando el sisallo toma protago-nismo. Pero no nos dejemos confundir. Lo que parecen pequeñas florecillas rosadas o blanco verdosas son los frutos. Una llamativa ala atraviesa el fruto que permanece bien aplicado al tallo, de manera que en conjunto parezcan

pequeñas varas floridas.

Si el caminante quisiera ver las flores, tendrá que esperar al final de la primavera siguiente, pues es en junio cuando el sisallo suele florecer. En la memoria guardará imagen del porte del arbusto y dónde lo encontró, y una vez llegado el momento podrá identificar estas florecillas diminutas, que salen individualmente de la axila de una bráctea carnosa adherida al tallo. Con tan pobre aspecto en medio de la profusión de colores de la primavera, claro está que para

junio el sisallo pasaría desapercibido si no fuera por el aspecto enmarañado del arbusto que llega a medir hasta el metro, formando bolas y penachos en los linderos y barbechos.

El sisallo es una planta esteparia. Como tal, sobrevive al calor reduciendo la fotorrespiración; esta es la razón de sus escasas y reducidas hojas. Es frecuente en el valle del Ebro, y verla en el camino hacia el Pueyo nos desvela una faceta de la

Salsola vermiculata con frutos

Salsola vermiculata en flor

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realidad climática de nuestro territorio. A pesar de sus diminutas hojas, le encanta al ganado. Como buena integrante de la familia de las Quenopodiáceas es rica en minerales y ha sido tradicionalmente una planta apreciada por los pastores para la alimentación de las ovejas. Hay quien reivindica, y con razón, el valor paisajístico y económico del sisallo en los medios áridos: el aprovechamiento de los recursos naturales adaptados como forma de desarrollo respetuoso con el medio ambiente.

Salsola vermiculata con frutos de alas blancas

Sisallos ocupando una margen

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Convolvulus arvensis y C.cantabrica "correhuela, corretilla,corroziella"

Algunas de las especies pertenecientes al género Convolvulus son plantas que acostumbran a retorcerse, bien rastreramente, o girando alrededor de los tallos de

otras plantas sobre las que se apoyan. Esta característica es la que le inspiró a Joseph Pitton de Tournefort, botánico francés que vivió en el siglo XVIII, en el momento de otorgar un nombre a las plantas de este género y tuvo a bien aplicar el latino convolvo= envolver, enrollar, dar vueltas.

Aunque hace meses que nos acompaña, ya que comienza a florecer en mayo, vemos destacar la corretilla entre el color pardo de nuestros montes por sus corolas de pétalos soldados blanco-rosáceos.

Observándolas detenidamente veremos que el número 5 esquematiza su estructura: corola en forma de embudo con 5 lóbulos, con igual número de nervios y bandas

triangulares más visibles por la parte exterior, y así mismo 5 sépalos. Las hojas las tiene aovadas, y con dos orejas en la base de las mismas. Aunque muera cuando llegue el invierno, sus raíces permanecen intactas y brotarán de nuevo con la primavera. De esta manera consigue extenderse durante años. En nuestra tierra recibe el nombre de

corretilla, corroziella y otros similares, haciendo alusión a su costumbre de extenderse horizontalmente por el suelo.

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No es la única especie de este género que podemos encontrar en el entorno de El Pueyo. En claros de matorral crece Convolvulus cantabrica, similar a la anterior en la forma de la corola, pero de diferente hoja y comportamiento. Veremos que la hoja es

estrecha y sin orejuelas, y también observaremos que hace tallos que no se enroscan como la corretilla. Las flores suelen aparecer con pliegues bien marcados, como si acabasen de ser almidonados Uno de los usos tradicionales de la corretilla, o correhuela menor , era como alimento para los conejos, pues se

recogía profusamente con este fin. Me vienen a la memoria los fabulosos dibujos de la británica Beatrix Potter, pionera en la ilustración de libros infantiles allá por principios del siglo XIX que hizo popular al conejo Peter, entre otros personajes sacados de la naturaleza. Hace unos años tuve el placer de visitar un espacio dedicado a B.Potter en la bella ciudad de Windermere (Reino Unido), en el distrito de los Lagos. Allí pude comprobar que además de ilustradora de cuentos era una excelente naturalista, faceta que ha pasado desapercibida. Sus dibujos tanto de animales como de flora eran rigurosamente científicos. Después de verlos , me convencí de que supo encontrar el puente que une la ciencia con la poesía.

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Xanthium echinatum subsp. italicum. "Bardana, cachurrera"

Es la bardana una planta conocida y popular por la producción de unos frutos que se agarran con facilidad en el pelo de los animales y en la ropa. Hay que advertir, sin embargo, que no es una planta autóctona. Fue introducida desde América, y hoy en día es casi cosmopolita. Ahora en septiembre veremos lucir estos característicos frutos que mirados en

detalle nos mostrarán unos aguijones resistentes y curvados en la punta que recubren todo el fruto. La disposición de estos aguijones permite que se adhieran al pelo de un animal que pase junto a la planta . No es una característica exclusiva de

esta especie, ya la comentamos en su día en este blog respecto a los cachurros de la "salseta" (Orlaya grandiflora), y también se da, por ejemplo en otra "bardana" que puebla tierras aragonesas un poco más al norte: Arctium minus, o lampazo menor. Precisamente, parece ser que fue otra especie del género Arctium ( Arctium lappa) la que inspiró al suizo George

de Mestral para crear el popular sistema de cierre que conocemos como velcro, y es que todas estas bardanas presentan esos efectivos ganchos que copió el ingeniero en el diseño de su exitoso cierre. No será difícil para el caminante que se dirige hacia El Pueyo encontrar Xanthium echinatum pues crece en márgenes de campos que han sido laboreados y que acumulan nitrógeno y humedad, y si tanto se aproxima a la planta hasta puede que se lleve un recuerdo...pegado a los calcetines.

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Heliotropium europaeum."yerba cornuda, zeniziallo"

Perteneciente a la estirpe de las Boragináceas, esta planta rastrera que coloniza como "mala hierba" cualquier terreno por seco que sea, destaca por la disposición de las flores insertadas en largas inflorescencias que se enroscan sobre sí mismas. Hacia la base estarán las flores ya marchitas y en el extremo opuesto, al final de la llamativa

espiral, las flores sin abrir esperando su turno para ocupar la posición encaradas hacia el sol.

Esta peculiar manera de ir madurando no es exclusiva de esta especie. Por ejemplo, en el género

Cynoglossum, igualmente de la familia de las borrajas ,también se desarrollan las flores de esta manera, pero Linneo dedicó el nombre genérico Heliotropium al grupo de plantas que como el zeniziallo se vuelven hacia el sol.

Me gustaría pensar que Linneo le puso este nombre al quedar cautivado por la suave curva de la espiral, pero en realidad mantuvo la tradición de un nombre que Dioscórides ,en el siglo I de nuestra era, ya utilizaba para designar a esta planta, el heliotropo mayor, y describir sus propiedades vulnerarias y purgantes. Acostumbrados como estamos a considerar a los vegetales como seres pasivos, vegetativos, me atraen las plantas que muestran movimiento ante un estímulo externo. No soy el único interesado por estas plantas. Los girasoles (Helianthus annuus) al ser traídos de América causaron sensación entre las gentes pudientes de Europa, y se prodigaron los jardines con esta planta. Recuerdo un lienzo que reproduce fielmente al exótico girasol. Está en el palacio barroco de Hellbrunn, en las proximidades de Salzburgo. Su propietario, el excéntrico Markus Sittikus,

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arzobisbo de Salzburgo coleccionaba rarezas naturales, y sus preferidas las tenía reproducidas en lienzo en una de las salas del palacio.

En neuropsicología se insiste en que la base de las reacciones humanas están en la química. Estímulos externos provocan reacciones electroquímicas que resultan en respuestas. Me pregunto si habrá algo en común en estos mecanismos de respuesta al medio con los de las plantas. Habrá quien le desagrade esta idea, por reduccionista y simplificadora de la mente humana. No discutiré que el ser humano es mucho más complejo que plantas u otros animales, y que en las respuestas que nosotros damos a los estímulos externos intervienen otros factores además de los electroquímicos. Pero no me disgustaría descubrir que en nuestra historia evolutiva algún nexo tengo con los vegetales, o al menos que compartimos algo más que espacio y tiempo. Está terminando el verano y recuerdo algún momento en el que he gozado con los rayos del sol templando mi piel, girando el rostro para prolongar más esa caricia tibia del atardecer. Quizá como hace también el heliotropo.

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Ononis tridentata. "Arnallo" Junto al romero, las jaras, la hierba badallera y el tomillo, el arnallo es arbusto fundamental en las áridas laderas de El Pueyo, allí donde el yeso está omnipresente. Aunque de pequeño porte, se extiende horizontalmente formando una cobertura abigarrada sobre el blanco suelo. Es planta en extremo austera, sobreviviendo en los lugares expuestos al sol. Con poca humedad aguanta todo el verano.

Su adaptación milenaria a la vida árida ha provocado que las hojas sean pequeñas , evitando así la transpiración excesiva, y gruesas, donde acumulan agua. Estas hojas a menudo presentan algunos dientes en su extremo, a veces hasta 5 , aunque el nombre específico se acuerda sólo de tres dientes. Pese a las duras condiciones en que vive tiene una floración dilatada. En primavera veremos que los chesos adquieren un tono verde intenso y se cubren

de intensos tonos rosados por las flores. Y llegado otoño todavía tienen la floración activa, aunque más discreta.

Es planta que no pasa desapercibida a conejos y liebres que gustan de sus tiernos brotes. Igualmente el ganado ovino se aprovecha de sus nutrientes, y sobre todo de la sal que en sus hojas contiene. El hombre ha utilizado el arnallo como combustible para hornos. Recuerdo un rústico horno, próximo al puente de Santa Fé, en el río Vero, donde se cocía no sé si cal o yeso y que utilizaban éste combustible entre otros. Como es planta perteneciente a

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la familia de las leguminosas, ahora en estos últimos días de septiembre podremos ver los arnallos no sólo con flor, sino también con las pequeñas judietas que son sus frutos.

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Ficus carica. "Higuera"

Si hubiera que designar al frutal genuinamente mediterráneo, yo votaría por la higuera. Árbol friolero que ya alimentó a íberos, latinos y griegos, siendo con el cereal y el vino pilar básico de la nutrición de aquellos tiempos. En el entorno de El Pueyo no faltan las higueras. Yo le tengo especial cariño a una que crece solitaria en medio de una gravera, desafiando el calor del verano y las heladas nieblas del invierno. Crece con las ramas verticales y

horizontales, formando una copa globosa, rodeada de tremoncillos y jarillas. Me he acercado estos días a verla, por si tenía algún higo. Ahora es la época de su segunda

floración. En primavera produce unos higos más gordos y oscuros, ahora en el final del verano los higos son mas finos, pequeños y claros. Mi interés, no obstante, era fotografiar las flores de la higuera, y de paso , lo confieso, comer algún higo maduro. La pobre , con este verano,está un poco lánguida, pero algún higo hay. Y si hay higos hay flores. ¿Dónde están las flores? En el interior del higo. La ecología de la higuera me fascina. Sus flores cubiertas por

una envoltura carnosa. No ven la luz. Nacen encerradas dentro de lo que llamamos el higo. Pero lo más sorprendente no es esto. No se autopolinizan, por lo que requieren de la ayuda externa. Ésta la hace la avispa de la higuera. Una pequeña

avispa que cumple un rito extraordinariamente complejo: La avispa hembra entra por el pequeño orificio que tienen los higos y deposita huevos en las flores femeninas. De los huevos salen avispas macho que, dentro del higo fecundan a las hembras. Hecho esto agujerean las paredes del higo y mueren. Las avispas hembras fecundadas salen del higo y van en busca de un higo donde depositar los huevos, entre

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tanto las flores masculinas del higo han madurado y cubren de polen a las avispas hembras, de manera que cuando éstas entren en otro higo para dejar los huevos, también fertilizarán las flores femeninas. Magnífico ejemplo de simbiosis en el que dos especies colaboran para cerrar su círculo reproductivo. Entre tanto yo miro la higuera, veo un higo de piel tersa, lisa, intacta. ¡Qué rico está!

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Gypsophyla struthium. "Badallera"

El resumen de la película podría ser el siguiente: Un viejo mar queda encerrado entre vetustas montañas. Al tiempo que estas siguen degradándose, el mar acumula grandes espesores de finos sedimentos y sales. La colmatación y un clima tórrido convierten el mar en un inmenso lago salado, por sus orillas dejan huellas animales ahora extinguidos. Este lago se abre paso entre las rocas que lo separan de lo que luego sería el Mediterráneo, vaciándose. De

lago a suelos pantanosos donde las sales se desecan y cristalizan.Nuevas montañas se han ido formando, éstas jóvenes y de gran altura aportan nuevos sedimentos que

caen sobre los antiguos. Las últimas contracciones de la Tierra, al tiempo que terminan de parir los Pirineos, pliegan esas sales ya completamente cristalizadas. Suelos pobres, salinos, con grandes espesores de cristal de yeso. Los yesos de Barbastro, estructura geológica "de libro" serán el lugar preferido para la badallera, resistente como pocas a la duras condiciones de vida que impone un clima seco, tórrido, salino como son los chesos que rodean El Pueyo. En

la historia reciente de Barbastro, bloques de este yeso transparente se utilizaron como elemento decorativo en los muros del Hospital de San Julian. Por fortuna el hospital no cayó a manos de la piqueta, salvado por la insistencia de los vecinos de

Barbastro y contra el criterio de algunos de nuestros ignorantes y desalmados gobernantes (¿cuánto patrimonio hemos perdido con su aquiescencia?) y por ello podemos ver estas piedras autóctonas a nada que paremos cuenta en ello.

Integrante de la familia de las Cariofiláceas, Gypshopyla struthium subsp. hispanica es un endemismo ibérico que

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encontramos en los lugares donde predomina el yeso. Pequeña en sus flores, es grande en el porte de la planta, que se extiende en matas en los lugares más pobres. Su floración es larga, y se extiende desde junio hasta bien entrado el otoño. En la elección de su nombre, se refirió a su predilección por el yeso=del griego gypsos.

En la nomenclatura del somontano es la badallera, y también jabonera, pues las cenizas de raíces y tallos se empleaban para la colada. José Vicente Ferrández en su libro ya citado aquí varias veces nombra el comercio que había en Barbastro con sus raíces para la confección de jabón. Otro uso, menos elegante, era para la pesca furtiva para lo cual se machacaban las raíces y se echaban en una badina. Los peces quedaban atontados y el pescador los cogía a mano.

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Odontites luteus

Entrados en otoño, extensas comunidades de esta planta se extienden en yermos o bajo los carrascales. Son racimos de apenas dos palmos, con diminutas flores amarillas, en ramas que se separan bruscamente de un tallo recto y erguido. Si hace una semana apreciábamos el intenso amarillo de las flores, en poco tiempo las flores han madurado y comienzan a marchitar. Así , si el cami-nante quiere verlas deberá

ser diligente, o esperar al otoño próximo. Como es característico de la familia Schrophulariaceae, la corola presenta tubo, aunque en esta especie es de tamaño mínimo, de manera que tan apenas el tubo sobrepasa el cáliz. Sí destacan los labios de la corola, bien marcados, y el inferior a su vez trilobulado.

El género Odontites, viene prestado del griego odous-odontos, el cual significa diente, que da nombre al género en virtud de una planta que ya Plinio citaba para la curación del dolor de dientes. Por nuestras tierras del Somontano desconozco si se le ha dado nombre alguno, pero si consultamos la Flora ibérica, ésta anota el popular nombre de Algarabía. Me llama la atención este nombre de procedencia

árabe, y que se empleó primero para designar en época de reconquista a la lengua árabe, y después se usa para designar bulla, vocerío. Quizá tenga que ver que en algunas tierras se utilizase para hacer escobas, y por ello su ruido harían cuando se barriese con ellas. Pero no sé, es una ocurrencia del momento. Cuando subo hacia el Pueyo y las veo allí junto a la cuneta, a veces formando esos extensos grupos, pienso ahora en la algarabía que produce el brillante amarillo de sus flores, como si intentasen desmentir la llegada del pardo otoño.

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Salsola Kali, "capitana"

Hace dos semanas nos deteníamos ante el sisallo para contemplar los frutos alados. No resultará difícil emparentar aquella planta con la "capitana". Frutos similares, también alados y papiráceos. Pero las diferencias nos llevan a una nueva especie. Salsola kali es planta de tierras extremas y duras. La aridez, el sustrato salino que aportan los yesos, el relieve inexistente, todo esto indica que estamos

ante una planta de pura estepa. Desde los Monegros llega hasta nuestras tierras allí donde se dan cita estas condiciones. Por ello el caminante alargará los pasos hasta el flanco sur de Valcheladas, otrora utilizada como cantera, y en pocos metros verá no sólo como cambia el relieve sino también las formas de vida. Al ser planta adaptada a la sequía extrema tiene las hojas carnosas y bien aplicadas al tallo para economizar recursos. Para defenderse de los herbívoros muestra unas agresivas espinas al final

de cada pequeña hoja. Todo en su alrededor es hostilidad, y ella se defiende. Si el caminante tiene ya unos cuantos años, seguro tiene recuerdos de la infancia vinculados con esta planta. La desolación, la tensión dramática, quedaban expresados, subliminalmente, en las películas del oeste por el paso fugaz de una mata seca, rodando por la soledad de los polvorientos caminos y poblados del oeste americano. En aquella lejana niñez, yo desconocía que se trataba de la

Salsola kali, y que esos escenarios naturales nada tenían que ver con tierras de ultramar, y sí de nuestros desiertos almerienses. También desconocía que ese rodar por la llanura no es signo de desolación. Al contrario, es estrategia de vida, puesto que es la manera en que la planta, una vez seca y arrancada por el viento, rueda a la vez que dispersa las semillas. Así se convierte en planta precursora en la estepa. Ahora, a mediados de octubre todavía están verdes las capitanas. Pero cuando se hayan secado iré a verlas. Elegiré un día de suave viento del norte, y al verlas rodar silbaré aquella melodía de Morricone.

Salsola kali , hojas y frutos

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Chiliadenus saxatilis. “té de roca”.

Cada espacio, cada ambiente tiene su aroma. En mi memoria olfativa siempre he asociado el recio olor del té de roca a las paredes calizas que tanto abundan en nuestro Somontano y Prepirineo.

Todavía es momento de ver sus amarillas flores. No es una planta tempranera, necesita del tórrido verano para madurar.

Retrepada en las paredes y recovecos de las calizas , forma unas

matas abiertas, leñosas, con hojas que se separan del tallo como queriendo atrapar la más mínima brisa de aire que alivie del calor que desprenden las blancas peñas. La flor parece siempre abierta a medias. En realidad es una cabezuela de flores amarillas (pertenece a la familia de las Compuestas) y, al carecer de las lengüetas que tanto llaman la atención en margaritas y dientes de león, presentan un aspecto bien diferente, como de no quererse abrir nunca. Toda ella es glandulosa, especialmente en las hojas. Al tocar la planta, estas glándulas se parten y desprenden la esencia que contienen y que es la responsable

de su característico olor y su tacto pegajoso. Tradicionalmente se ha recolectado para hacer el té de roca, con tanta fama que en otras tierras se le llama té de Aragón. Se le atribuye virtud como digestivo o para mitigar dolencias estomacales.

El buen caminante que la vea quizá quiera probar su sabor. No es mala idea, pues

Chiliadenus saxatilis en flor

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sale un brebaje dorado y poderoso en el gusto. Pero procurará cortar cuidadosamente la rama, no tirando; de no hacerlo así podría arrancar la mata de cuajo con lo cual la población poco a poco queda esquilmada; así ha sucedido en algunos lugares. Tampoco ambicionará coger las flores, pues éstas no tienen virtudes en la infusión. Más bien tomará las hojas, pues es aquí donde se acumulan las glándulas esenciales. Y las cogerá en su justa medida, que Natura no suple los desmanes de los avariciosos. Provisto de este pequeño tesoro, echará la medida de una cucharadita de estas hojas en agua a punto de hervir, y en cuanto entibie la tomará. Cierre los ojos

el caminante y retenga aromas, sabores y colores, y así, además de cuidar la digestión, cuidará la salud del espíritu. Para encontrarla en el entorno de El Pueyo sólo tendrá que buscar allí donde más da el sol sobre la blanca caliza de este cerro. También en el vecino Valcheladas lo encontrará sin dificultad en la misma orientación. Vemos ya, a estas alturas del

otoño, muchas matas de té de roca bien maduras. Parecen soles diseminados por entre las peñas. Humildes estrellas en miniatura.

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Ilex aquifolium. "acebo, escardón"

Para que nadie se lleve a engaño, he puesto la primera foto en el entorno donde está el acebo. Así se podrá comprobar que no es un ejemplar que haya salido espontáneamente, sino que la intervención humana ha sido decisiva para que este hermoso ejemplar muestre en estas fechas los frutos. Crecen un par de acebos bien arrimados al muro de la iglesia de El Pueyo, junto al vano gótico de una de sus ventanas (la iglesia es del gótico inicial, de decoración cisterciense, en torno al 1.300). El lugar está bien elegido, pues aprovecha el frescor de estos muros orientados hacia el norte. En condiciones naturales, El acebo vive en compañía de hayas y abetos subiendo hasta los 2.000 metros, y también en barrancos de umbría donde conoce al quejigo, llegando a presentarse en algunos puntos del

prepirineo, en torno a los 700 metros. En estas tierras del prepirineo se le acostumbra a llamar "escardón". En El Pueyo veremos frutos sólo en uno de los ejemplares. El acebo es árbol dioico, esto es que tiene pies masculinos y femeninos. En El Pueyo hay de los dos, con lo que la polinización está asegurada.

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Como los del El Pueyo ya son ejemplares añejos ya no tienen preocupación por protegerse de herbívoros, y así las hojas de las ramas más antiguas carecen de las espinas marginales que vemos en otros acebos de menor porte. Los frutos son purgantes, y producen vómito. También hay que advertir que su acción puede ser muy peligrosa por su alta toxicidad. Deben extremarse la precaución de que no ingieran los frutos los niños. Me gusta ver estos acebos en lo alto de El Pueyo. De crío subía con mis padres y hermanos y contemplábamos el Pirineo, tan lejos y tan cerca. Con la mesa de orientación que estaba esculpida en mármol nos guiábamos por las siluetas de las montañas que se recortaban en el horizonte. La gente del Somontano tenemos sangre de montañeses. En cuántas familias hay un antepasado que bajó de la montaña. Yo tengo el mío. Mi abuela paterna, Matilde, que bajó de Fragen con su apellido Cazcarro. Era menuda y frágil cuando la conocí. Yo era muy pequeño y no tuve ocasión de preguntarle sobre su vida en la montaña. Esta unión entre el llano y el Pirineo, ese telón de fondo que vemos todos los días, quizá sean el motivo de que tantas veces hagamos el camino de vuelta para recorrer los senderos de la montaña.

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Flores primaverales del majuelo

Crataegus monogyna."manzanetas de pastor, majuelo"

Este es uno más de los artos que forman intrincados setos junto a nuestros quejigos. Aunque es habitual en lugares de mayor altura y menor temperatura estival, también podemos encontrar algún majuelo en las zonas más frescas del camino de El Pueyo. Ahora que ya el otoño se comienza a instalar lo veremos punteado de rojo por los pequeños

frutos que ya están dispuestos para ser comidos. Floreció a principio de primavera. Por esas fechas lo vimos vestido de blanco, exhibiendo un gran número de olorosas flores pentámeras, pequeñas, agrupadas en cimas globosas. El rasgo que más facilita su identificación son las hojas de base atenuada y tres lóbulos terminados en marcados dientes. Este espino, llamado también arañón blanco, puede alcanzar el tamaño de arbolillo si las condiciones son favorables, a veces ayudado por la mano humana. En la montaña lo hemos visto con tronco de más de 20cm de diámetro. Por las tierras bajas

se hace más modesto, con numerosos pies agrupados, formando un rico matorral. Como tantas otras especies pertenecientes a la familia de las rosáceas, el fruto es comestible al igual que las hojas. Tiene un sabor que recuerda a las rústicas manzanas silvestres aunque de paladar algo más terroso, pero sin llegar a ser jasco ni agraz. La primera vez que la probé fue motivado por un libro de Rafael Gastón , escrito por el

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ya lejano 1984, titulado "El Hombre del aire libre", ilustrado relato de un amante de la naturaleza. Desde entonces, cuando paseo y veo un espino blanco tomo alguna de sus hojas, y la mastico lentamente para extraer sus sabores. Pío Font Quer nos cuenta de este arbusto la merecida fama que tienen sus tisanas de flores o frutos para hacer un remedio que al mismo tiempo tonifique el corazón y produzca efecto sedante. No dudo de sus propiedades ya que a mí me producen el mismo efecto la sola vista de sus flores en primavera, o ahora sus frutos de otoño.

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Odontites recordonii y Odontites vulgaris

La pasión por la naturaleza es adictiva. Primero actúas movido por estímulos impactantes, con fuerte poder sensitivo: una gran montaña, un paisaje excelso, una grande y colorida flor. Una vez que ya no tienes remedio, y ya no puedes escapar más a su atracción, pequeñas formas, colores discretos producen el mismo efecto y prolongan el placer de descubrir

cada día algo nuevo. Odontites recordonii y Odontites vulgaris son dos discretas plantas que harán disfrutar a quien ya no necesite de grandes formatos ni llamativos colores.

Pertenecientes a la familia de las

Scrophulariaceae (familia heterogénea que agrupa a verónicas, gordolobos, pichaperros, conejetes,

dedaleras,etc) comparten a su vez género con la abundante Odontites luteus, que ya vimos en este blog en octubre de 2011. Odontites recordonii es bastante más difícil de encontrar que su

pariente amarilla. Prospera en lugares resguardados del frío. Vemos algunos ejemplares en la vertiente sur de Valcheladas, sobre los yesos. Es una pequeña planta anual, que vemos frecuentemente acompañando al romero, una de las plantas a las que parasita. Es un endemismo ibérico que se extiende por el Este peninsular, y que en su límite occidental llega hasta los somontanos. Su aspecto ceniciento es debido a la vellosidad que la recubre tanto en el tallo como en las carnosas hojas de margen revuelto. Las anteras sobresalen de la corola, característica que según Flora Ibérica la distingue de la escasa Odontites kaliformis.

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Mucho más frecuente es Odontites vulgaris, que encontraremos habitualmente en yermos y barbechos. Aunque también es anual, es de porte más robusto que la anterior. También es pubescente, pero no tiene un aspecto tan ceniciento. Forma largos tallos en cuyo ápice van madurando las pequeñas flores agrupadas siempre hacia el lado exterior

de la planta.. Es interesante acercarse a ella con la lupa en mano, mirar detenidamente la pequeña

corola. Observaremos que forma un tubo muy pequeño acabado en dos labios, el superior envuelve parcialmente las anteras, el inferior está dividido en tres lóbulos y presenta unas franjas púrpuras que contrastan con el rosa pálido del resto de la corola. Con más detalle observaremos que la corola está finamente recubierta de pelos. Estos pelos dan

apariencia lanosa a los labios inferiores. Mirada así, a corta distancia, esta planta colma de nuevo el vaso del brebaje que nos mantiene apegados a la naturaleza.

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Calamintha nepeta subs. nepeta. “orégano”

Quizá haya quien se extrañe del nombre que aparece en el título de esta entrada, a sabiendas de que el orégano , el verdadero orégano, es planta bien diferente. No se trata de error, ni hay engaño. En el uso tradicional de las plantas, es frecuente utilizar mismo nombre para especies distintas. Es el caso de la planta que nos ocupa. Tampoco se debe atribuir a popular desconocimiento; más bien podría ser consecuencia del hábito de las gentes por migrar, y al migrar

llevar consigo cultura, amén de los equipajes. Tiene en común con el orégano de la montaña las hojas pequeñas y ovaladas. El orégano que encontramos en la parte alta de El Pueyo, ya casi llegando al mismo monasterio, es también una planta aromática como muchas de la familia de las Labiadas. Con estas similitudes no es de extrañar que faltando el "auténtico" orégano, otra planta similar ocupe su lugar, y por tanto sus atribuciones y virtudes. Así por esta tierra llana se utilizó también para los aliños, los guisos, y las tisanas para arreglar el vientre. Es una planta de pequeño porte, de dos a tres palmos. El enhiesto tallo tiene cuatro ángulos, esto es, de sección cuadrada. Las flores son tubulares con terminación en dos labios, rasgo de las Labiadas. Estas flores salen de un cáliz con cinco lóbulos agudos. Tres de ellos miran hacia arriba, los dos que quedan abajo son más largos. Es planta que forma comunidades algo numerosas, por lo que puede dar a engaño y suponer que es planta abundante. No parece que lo sea en el entorno de El Pueyo, apareciendo en lugares abrigados pero no expuestos al sol, al cobijo de carrascas y chinebros. Con este aviso se considerará adecuado parar cuidado y no arrancarla de raíz, no vaya a ser que abundancia de hoy sea escasez de mañana. El genérico Calamintha, nos lleva a otra planta con la que emparenta, la menta. Así éste genérico aglutinaría los significados cálamo , de vara, y menta, por su aroma. La división en subespecies viene indicado para distinguirla de otra Calamintha nepeta subs. sylvatica, que tiene las hojas con el margen dentado, y de porte un poco más vigoroso.

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Psoralea bituminosa

Planta de largo recorrido vital, ya nos acompaña en primavera mostrando las inflorescencias y se alargará su presencia hasta bien entrado noviembre, si las heladas tardan en llegar. Es propia de carrascales, vías rurales, taludes. Como fiel perteneciente a la familia de las Leguminosas, ayuda a fijar el nitrógeno en el suelo y también es una eficaz regeneradora de suelo. En este sentido cabría recordar la lenta y eficaz transformación que los suelos van experimentando por intervención de la vegetación.

Muchas veces olvidamos la dependencia que tenemos del reino vegetal. Cuando observamos un suelo que muestra sólo su capa mineral usamos la palabra "desolado" ,sin suelo. El Diccionario de la Real Academia da como sinónimos: triste, inhóspito, desierto. En un proceso que combina la química, la física y la biología, la materia mineral se convierte en orgánica a través de las plantas. El ciclo del carbono se une con el ciclo mineral y se constituye el suelo orgánico. El suelo orgánico es sinónimo de fertilidad, de vida.

Psoralea bituminosa transmite algo de ese elemento mineral a través del olor. Frotando las hojas percibiremos un fuerte aroma a betún. De allí su nombre específico. Linneo la llamó con redundancia Bituminaria bituminosa.

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Portulaca oleracea "verdolaga"

Como la vegetación comienza a

languidecer, los yermos aparecen más despejados, las grandes plantas se van agostando. Es un buen momento para encontrar, con mayor facilidad, esta planta rastrera, muy frecuente en baldíos, pero también en huertas y cultivos, que ya desde principio de verano nos acompaña. La verdolaga pertenece a la familia de las Portulacaceas. Quizá por ser una especie invasora, procedente de oriente

en épocas muy antiguas, es la única especie de esta familia que por nuestras tierras podemos encontrar.

Tiene los tallos y la hojas carnosas. Produce pequeñas flores de amarillo muy llamativo sentadas en las axilas de las hojas. Como hecha numerosas semillas, se reproduce y extiende con facilidad. Esta facilidad de propagación hace que se la incluya entre las "malas hierbas". Ángel Lorente, colega musical en la Banda de Barbastro y amigo de gustos naturistas, me recordaba hace unos días los

valores nutritivos y medicinales de esta planta. Yo recordaba que Font y Quer le otorgaba valores diuréticos. Mirando en internet parece ser que contiene abundantes antioxidantes. Yo recuerdo, que en los años 80 era habitual ver en los mercados de calles y plazas de Italia la versión cultivada(Portulaca sativa) de nuestra verdolaga e incluso la servían en algunos restaurantes en las ensaladas junto con flores de calabacín. Ángel me informa de que el rey Enrique VIII era tan aficionado a esta hierba que no tomaba ensalada que no la contuviera, y anteriormente , los romanos hacían encurtidos de verdolaga para comerla también en ensaladas, así como para obtener un vinagre gelificado, pienso yo que será por su alto contenido en mucílago. El sabor de la verdolaga es atractivo, aunque quizá un tanto fuerte para los delicados paladares actuales, pero sin duda le da carácter a una ensalada tomándola en crudo , aliñada con aceite y vinagre de la tierra, y bien fresca, que es cuando más propiedades tiene. Con estas virtudes ¿quién se atreve a decirle en la cara "mala hierba"?

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Osyris alba."escobizo, junquillas"

Ya hace unas semanas que nos acompañan los frutos de este pequeño arbusto que coloniza los taludes del camino que conduce a El Pueyo, aunque también lo podremos encontrar en los claros de carrascales. Ocupa rápidamente aquellos lugares donde hubo fuego, quizá por esta razón es tan común en las cunetas, donde antes la costumbre era prender fuego para hacer la limpieza de las márgenes. Es planta que pasa desapercibida, excepto en esta

época de fructificación, debido a su escaso porte y lo poco llamativas que son sus ramas y pequeñas hojillas. Florece en primavera, momento en el que una mirada atenta nos permite descubrir las pequeñas flores verde amarillas que se distribuyen a lo largo de toda la rama, sentadas sobre los tallos con tan apenas un pequeño rabillo.

Aunque su aspecto es el de una retama pequeña, razón por lo cual se le llama en algunos lugares retamilla o retama loca, Osyris alba no tiene nada que ver con las grandes retamas que también encontramos por los linderos del camino. Las flores delatan el alejamiento de la retama (leguminosa) y nos muestran las características de la familia de las Santaláceas. Al ser

un arbusto dioico, tiene pies con flores masculinas y otros con flores femeninas. Dotadas las flores de discos nectaríferos es frecuente ver las matas de Osyris alba visitadas por insectos que se alimentan de néctar. El aspecto ramoso ha sido inspiración en algunas ocasiones para utilizar un manojo de estas ramas, que son rígidas y flexibles, para formar toscos escobones, que se utilizaban en tiempos para barrer eras y graneros.

flores de Osyris alba, abril.

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Sorbus doméstica. “zerollera”

No cojas las acerollas déjalas para el verano, toma el camino de casa que allí te espera tu hermano y entre los dos hay que levantar (bis). Una arboleda en el río, una huerta en el secano y al amigo que está lejos atraelo de la mano y entre los tres hay que levantar (bis). Sobre la cueva una casa, sobre el erial un paisaje y al que se va a la vendimia pagarle el último viaje y entre los cuatro hay que levantar (bis). Una esperanza segura de que todo va adelante y si alguien queda parado decirle que es caminante y entre los cinco hay que levantar (bis). De toda la tierra entera un lugar en donde quepan los que caminan y esperan, los que vuelven y se quedan, y entre todos hay que levantar (bis).

Poco me atrevo a escribir después de tan contundentes palabras de José Antonio Labordeta, perfectas y estimulantes palabras para un momento en el que todos avisan de la llegada de un "invierno" duro. Es el zerollero un modesto arbolillo, pero que en su escaso porte es capaz de llenar la primavera con sus racimos de flores blancas, y en otoño ilumina los caminos con el amarillo

anaranjado de las hojas. Sus frutos son más humildes todavía.

frutos de Sorbus domestica, zerollas

flores de Sorbus domestica, primavera

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Aunque algo jascas, las zerollas desprenden un sabor que nadie debería perderse, pues evoca en el paladar la fuerza de la tierra, la edad de la madera, los fermentos otoñales. Pocos ejemplares nos quedan; alguno se ve por el camino que lleva al Pueyo. Todavía algunas personas lo mantienen en los lindes de sus huertos. El mundo cambia, hay otras soluciones para atajar las diarreas antes que comer las zerollas. Hace tiempo que no se ven pasar las bestias con las tablas de zerollera para alisar el campo después de labrar.

Tiene la zerollera un hermano montañés. Es Sorbus aucuparia otro árbol semejante en las hojas, diferente en los racimos con numerosos frutos rojos. Espectacular en otoño.

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Malva sylvestris "Malba, panetes"

Ya les han caído las primeras heladas, pero todavía siguen allí mostrando las flores y los pequeños frutos que por estas tierras llamamos panetes. En ocasiones llega a crecer hasta el metro de altura, otras veces se desarrolla a ras de suelo. Es la más común de las malvas que habitan estas tierras, y la más resistente. La vemos en flor ya en abril y prolonga la floración hasta los primeros hielos. Las flores presentan unos llamativos nervios

púrpura en cada uno de los cinco pétalos. Bajo los pétalos encontraremos un cáliz y un sobrecáliz, conjunto de sépalos que también recibe el nombre de calículo. El dicho popular "irse a criar malvas" está justificado por su proliferación en suelos removidos, bien nitrogenados como se supone son los cementerios. Crece también

en escombreras y márgenes. A pesar de esta asociación con tan luctuoso lugar, la malva ha sido una hierba muy recogida por sus amplias y eficaces virtudes. Ahora que comienzan los catarros y resfriados es el momento de tener unas flores secas dispuestas para hacer la tisana que ablande la tos. Aspirar el vapor de esta cocción aliviará las vías respiratorias. Incluso una cataplasma hecha con las hojas machacadas era utilizada como antiséptica y cicatrizante.

Quienes hayan disfrutado de una infancia de juegos al aire libre quizá hayan usado los frutos para los juegos de "comidetas", pues éstos cumplían bien su función tanto por la forma como por su sabor, ya que los "panetes" son comestibles. Esta misma mañana he tomado fotos de la malba. El hielo comienza a transparentar los pétalos. El frío apura y da los últimos estoques a las pocas flores que todavía resisten.

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Centaurea aspera. "brazera, yerba rasera"

Caminando hacia El Pueyo encontramos lugares poco generosos, donde predominan los

pedregales, acumulaciones de cascajo y gravas que,procedentes de la montaña, fueron depositados aquí por arroyos ahora difíciles de imaginar. En este escenario encontramos este cardo de flor pequeña , hojas estrechas y porte algo ceniciento. Sólo las

flores, resistentes hasta los primeros fríos severos, llaman la atención. Acostumbran ramificar desde la base, por lo que a menudo ofrecen un aspecto enmarañado y desaliñado El nombre popular brazera lo comparte con otras especies del mismo género Centaurea, por ejemplo C. calcitrapa, cuyas flores son amarillas.

La brazera , como corresponde a las plantas pertenecientes a la familia de las Compuestas, dispone las flores en capítulos. Las flores de estas inflorescencias, en botánica llamadas flósculos, son tubulares, tan apenas tienen peciolo. El capítulo está protegido por un involucro formado por brácteas. Estas brácteas se disponen en el

involucro imbricándose unas con otras, formando una cámara protegida de agresiones externas. Para aumentar la protección del interior cada bráctea exhibe un número variable de amarillentas y patentes espinas. En el interior del involucro, el receptáculo, aloja el bien más preciado del capítulo: los ovarios de todas las flores. Volviendo a las flores observaremos dos grupos diferenciados: las exteriores más vistosas y estériles, claramente pentámeras, y las interiores , de tubo más largo ,con función reproductiva. Es hierba que produce mucho néctar, de manera que su

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polinización es producida por insectos. También su ciclo vital está unido a los insectos para la dispersión de las semillas, éstas tienen un vilano muy corto por lo que el viento no es eficaz. Para favorecer la dispersión , las semillas van provistas de un complemento alimenticio que las recubre y que atrae a las hormigas, que las portarán lejos a cambio de la propina gastronómica.

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Sorghum halepense. "Sarraichón,charrachón,sarrajón"

El charranchón es planta introducida junto con los sorgos que se cultivan para producir forraje, hoy se la considera cosmopolita. Está catalogada como la sexta planta invasora más perjudicial en el mundo desde el punto de vista de

productividad agrícola y es difícil de erradicar debido a que se reproducen tanto por semilla como por los rizomas. Las aves

pueden ser dispersoras al no destruir totalmente su vitalidad cuando las ingieren. Los rizomas forman un fuerte y resistente sistema de raíces de las que surgen nuevas macollas, es decir ,cañas floríferas. Vemos grupos de charranchón como mala hierba de algunos campos allí donde la fuerza del arado no ha conseguido exponer las raíces al rigor del frío, que es una de las técnicas de control de esta planta.

En la cima de la macolla se desarrolla la inflorescencia, que desarrolla varias ramas de colores rojizo purpúreos. Como es perteneciente a la familia de las Gramíneas, la flores están protegidas por las glumas, los cascabillos, que rodean la inflorescencia y las glumelas que rodean la flor. Algunas hojas se

disponen en la base ,y otras abrazando la macolla. Las hojas tienen una característica banda blanca en el centro. Los pastores temen esta planta por producir graves trastornos en el ganado cuando la comen joven. Y es que el sarranchón tiene un compuesto tóxico que desaparece al madurar la planta o al henificarlo, pero que es muy activo cuando la planta está en verde, produciendo en el ganado una hinchazón en el vientre que puede ser mortal. En un artículo reciente se citaban varias especies invasoras muy extendidas en

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Aragón, y que son objeto de control por parte de la dirección general de Conservación del Medio Natural del Gobierno de Aragón. Entre ellas están varios árboles como el árbol del cielo (Ailanthus altísima) y el arce negundo ( Acer negundo) En la zona urbana de Barbastro hay varios espacios totalmente colonizados por el ailanto que se han naturalizado, y curiosamente, se han plantado algunos arces negundos en alguna avenida. La incorporación de nuevas especies a nuestro entorno natural es un problema serio, en tanto que introduce nuevas competidoras, enfermedades y plagas, y modifican la dinámica de los ecosistemas donde se expanden. En suma, reducen la biodiversidad.

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Celtis australis. “litonero”

Es el litonero un habitual árbol de robusto tronco que llega a medir considerable altura, aunque también es cierto que cuando se corta de joven echa muchos bordencos a su alrededor tomando el aspecto de un enmarañado grupo de delgados troncos. Ha formado parte de la actividad agrícola de manera que proveía de materia prima para fabricar diversos útiles de labranza, desde los mangos de las jadas, hasta la construcción de yugos , dada la dureza de su madera. Además de resistente es también flexible. Para la preparación de las horcas se

trabajaba en el mismo árbol. Se elegía una rama bien derecha y grueso adecuado y se podaban las ramillas dejando en el extremo de la rama las puntas que se quisieran obtener en la horca. Con cuerdas y palos se curvaban "en vivo" forzando así un crecimiento controlado. Cuando la horca estaba lo suficientemente formada, entonces se podaba del árbol y se dejaba secar para su posterior uso. De la fuerza y flexibilidad de las ramas también dan fe su uso como flejes para los barriles. Hace años vimos en Enate, en casa Bestué, grandes barriles ( para más de 500 litros) en los que sus duelas estaban ajustadas con ramas de litonero. Los cacinglos, hermosa palabra aragonesa, también se hacían con ramas de litonero. En mis recuerdos de infancia los litones tienen un especial rincón. La holganza del verano había terminado y comenzaban las tediosas horas escolares, pero todavía quedaba la época del litón. Salir a recoger estos frutos ya maduros, tener preparado el canuto (primero fue de caña, después se impuso el pvc) y probar puntería con lo que venía al paso, eran la diversión otoñal de nuestros tiempos libres. Naturalmente el litón se rosigaba bien antes de ser lanzado. Los más habilidosos llevaban varios litones en la boca para poder lanzar uno detrás de otro, sin perder comba. No nos

daba tiempo de saborearlos mucho. Con la distancia del tiempo, es ahora cuando los saboreo, y no sé si lo que percibo son sabores o recuerdos. Cierto es que olores y sabores son los sentidos más ligados a los recuerdos. Es el litonero propio de nuestras tierras meridionales. Su específico "australis" indica su presencia en el sur de Europa, mientras que el genérico Celtis procede de Plinio el Viejo, naturalista latino del

siglo I, quien da cuenta de un árbol denominado celtis en tierras

Hojas y drupas en Celtis australis

Flores de litonero recién fecundadas

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africanas, y que algunos asocian con el litonero. A Linneo debemos la denominación científica actual, englobada dentro de la familia de los Olmos (Ulmaceae)

Las flores del litonero salen bien temprano,en primavera, al mismo tiempo que brotan las nuevas hojas. Las flores cuelgan de largos rabillos y aunque enseguida se engrosan tardan hasta el otoño para que el fruto esté maduro. Las hojas, que en otoño son verde-oscuras y ásperas, en primavera tienen el tacto de la seda.

tronco de litonero

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Pistacia terebinthus. “cornicabra, sarrampuz”

Lo más llamativo de este arbusto que bordea los caminos o crece en los escarpes de algún barranco son sin duda los llamativos cuerne-cillos de color rojizo. Estas retorcidas formas son el motivo de su nombre popular, ya que nos recuerdan las cuernas de las cabras. Como en otras muchas circunstancias, a veces sucede que lo que parece ser, en

realidad es cosa bien distinta. Estas singulares

formas son algo ajenas a esta planta. Un pequeño pulgón (Pemphigus cornicularis) pica en las ramas de la cornicabra, y ,al tiempo que hace la puesta de huevos, inyecta una sustancia que provoca reacción en el crecimiento de la rama. El arbusto desarrolla una forma alargada y hueca donde se desarrollarán las larvas y después los pulgones. Cuando los pulgones estén ya formados y con alas, la agalla ( así se llaman a estas protuberancias vegetales producidas por insectos) se abre como si fuera una vaina y los pulgones emprenden su camino fuera del "nido".

La cornicabra es arbusto con pies masculinos y pies femeninos. Por esta razón el caminante tendrá que acercarse a estos últimos si quiere ver los frutos. Los pequeños frutos irregulares, globosos, rojos, crecen en racimos laxos. Tienen una única simiente y no son comestibles. Las hojas son pinnadas, con dos o tres pares de hojuelas, algo encarnadas en los márgenes, más una hojuela en el extremo, lo que hace que sea impar

agalla en Pistacia terebinthus

hojas y frutos de Pistacia terebinthus

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el número de segmentos. D. Pedro Arnal Cavero, maestro de principios del siglo XX y estudioso de la lengua de Alquézar y tierras cercanas recogió en sus estudios el nombre de sarrampuz para este arbusto e indicó que a decir de los pastores de entonces las cabras las comían bien. Quizá sea también el arrampuz que recoge Chesus de Mostolay en su "diccionario del aragonés en el Somontano de Barbastro" sin determinar su identificación.

Volviendo al nombre científico, del terebinto se obtenía la trementina. Incluso por encima de la trementina que se extraía de las coníferas, era más apreciada la que se obtenía de este arbusto. Cualquiera puede experimentar la presencia de esta resina. Basta con coger una agalla, que es donde más resina se concentra, y comprobará la abundancia de esta sustancia, por cierto de un aroma extraordinario. Fue Linneo quien clasificó por primera vez esta

planta con el nombre científico actual, pero nos tendríamos que remontar a la Grecia de los siglos IV y III a.C. para encontrar que ya Teofrasto, discípulo de Aristóteles y precursor de los estudios botánicos, ensalzaba las virtudes medicinales de la resina obtenida tanto de Pistacia terebinthus como de su pariente Pistacia lentiscus, también presente en algunos lugares más calurosos y abrigados de estas tierras. Lástima que apenas se cultive Pistacia verus, más conocido como pistachera, como antes se hacía en algunas tierras españolas, Así podríamos utilizar pistachos autóctonos para hacer esa maravillosa receta siciliana de finísimo jamón , queso suave y pistacho molido, que una vez hechos rollitos y cortados en rodajas se fríe rebozado. Quién sabe si ya fue deleite del paladar de aquel prestigioso sabio.

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Prunus spinosa. “arañonero”

Poco queda para comenzar el ritual de cada año. Con las primeras heladas, unos pocos arañones pasarán de la espinosa rama a la panza de una botella de cristal, donde les aguarda un anís seco. Prunus spinosa es un arbusto de la familia de las rosáceas. Crece formando una maraña espesa de ramas que terminan en aceradas púas. Se cría en ribazos y orlas de carrascales, y es uno

más de los arbustos llamados artos. Ahora en otoño está escaso de las ovadas y finamente dentadas hojas. Los frutos, azules, tienen una dura semilla, y aunque escasos de carne, el efecto que hacen en el licor en el que se dejan macerar es digno de ver. Poco a poco van tiñendo el transparente líquido de tonos encarnados, suaves al principio, intensos y luminosos al final. Dejo reposar varias semanas el líquido, para voltear la botella y contemplar embelesado cómo finas nubes encarnadas se esparcen y disuelven hasta teñir todo el contenido de la botella. Es como si , durante el largo periodo de maduración de los frutos, hubieran atrapado el calor de los amaneceres primaverales y lo instilaran pacientemente, ahora en otoño, hasta teñir el licor.

Prunus spinosa florece temprano en primavera. Veremos sus floridas ramas por marzo, antes de que hayan comenzado a salir las hojas. Las flores aparecerán casi sentadas sobre las ramillas formando a menudo apretadas guirnaldas. El parecido de estas flores con la de los cerezos, almendreros, melocotoneros y otros frutales es debido a que pertenecen no sólo a la misma familia , también al mismo género.

Hojas y fruto de arañonero

Flores primaverales de Prunas spinosa

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Pero el arañonero es una planta salvaje, como salvaje es el sabor del arañón. Al morderlo, inmediatamente notamos su naturaleza jasca. Planta de contrastes, a la hermosura de sus flores en primavera se oponen la maraña de ramas y escondidas espinas en otoño. A la naturaleza áspera del fruto contradice la del dulce aroma y sabor que entrega en el licor donde se macere. Desde antaño se ha utilizado este

licor para mitigar desarreglos intestinales y cólicos. Múltiples variaciones a la receta se han descrito. Famosos son los patxaranes de los vecinos navarros. Mi abuela María tenía por costumbre hacer uno similar con cerezas y claveles. Desconozco si con el mismo fin curativo, pero seguro que de similares resultados para el placer del paladar. Si vamos hacia El Pueyo por el camino habitual, esto es , el llamado de Los Canónigos, veremos algún arañonero, pero hay muy pocos. Si alteramos la ruta y cogemos la pista que conduce a la "Carrasca de Gómez" (y de paso le mandamos energía positiva para que se restablezca) veremos buenas matas de arañonera, además de espléndidas vistas hacia la Sierra. En la lengua castellana se conoce a este arbusto como endrino, y la endrina es su fruto. En el refranero se dice: "año de endrinas pocas hacinas". Pero como siempre pasa con los refranes, no hay acuerdo y circula otro que reza: "Con muchas endrinas, mucha harina". Incluso otro se atreve y dice: "año de endrinas, año de espinas". Usando el pensamiento mágico que tantos vínculos tiene con la tradición y las plantas, esperemos que mengüen los endrinos por unos años, a ver si desaparecen así estos tiempos tan "espinosos".

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Reseda phyteuma y Reseda lutea No se pueden tener ideas preconcebidas. Este día de noviembre está gris y tengo la sensación de que el rápido paseo hacia El Pueyo que me he propuesto hacer hoy no pueda deparar mucho. Está todo pardo y gris. A la vuelta de una curva, un aroma de hojas fermentadas me obliga a mirar hacia arriba. El litonero presenta sus amarillas hojas. Su olor es único, afrutado, terroso, refrescante. Varias profundas inspiraciones y sigo adelante con otro humor. En el tronco de un almendro brilla un tenue color ámbar. Una lágrima de resina se ha secado. Está todavía tierna, aún conserva un poco de sabor. Al trasluz la resina se ilumina mágicamente, adquiere vida mineral. Veo un retoño de cerollero. Apenas dos palmos. Aunque pequeño concentra en sus aserradas hojas los tonos del otoño, rojos y granates. Alguna bandada de pajarillos vuela entre los olivos. En las márgenes del camino todavía se puede ver alguna pequeña flor, entre ellas las resedas.

Reseda phyteuma es una pequeña planta que vive en suelos pobres, eriales, barbechos, incluso donde se presenta el yeso. De la familia de las resedáceas, dispone las flores en racimos cilíndricos cortos. Estas flores son hexámeras, con los pétalos pequeños y profundamente divididos, de color blanco, muy vistosos, aunque para apreciarlos será preciso que el caminante no tenga reparos en acercarse al suelo. Es planta que tiende a arrastrarse, elevando solamente las sumidades floridas. Los frutos, globosos, quedan colgando.

Reseda phyteuma

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Reseda lutea forma verticales racimos floridos, curvados en la base, de flores amarillo pálido como su nombre específico indica. Mayor en el porte que la anterior , aunque algo más pequeñas cada una de las flores.

Es una planta que podemos encontrar acompañándonos en los caminos de toda la provincia, pues gusta de las cunetas, colonizando las roturas de los montes hechas para hacer caminos y pistas.

Reseda lutea

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Tribulus terrestris. "abrojo" El abrojo es una planta rastrera, propia de climas cálidos, que crece en terrenos duros, compactados. La podremos ver fácilmente en la proximidad de Barbastro, junto a la cruz calvario de Santa Bárbara. La flor tiene simetría radial, con cinco pétalos pequeños pero de llamativo amarillo. Las hojas son paripinnadas, esto es que están divididas en segmentos enfrentados en número par. Observadas con detenimiento veremos el margen recubierto de enhiestos pelos blancos. Es la

única especie perteneciente a la familia de las Zygophyllaceae que podremos ver de forma natural por estas tierras de Barbastro. El fruto es quizá lo más característico de esta planta y que justifica su nombre. Está provisto de gruesas espinas, y debido a su forma poligonal, sea cual fuere la posición que adopte al caer en el suelo siempre presenta alguna espina dispuesta a

dejar atribulado a quien con estas potentes defensas hiera. Los antiguos romanos tuvieron en estas semillas un buen ejemplo para el diseño de una de sus armas defensivas, el tribulus, consistente en unos trípodes pequeños de hierro terminados en aguzadas puntas que dispersaban por el suelo y así evitar que en los asaltos y asedios los caballos del enemigo se movieran con

facilidad. Durante el asedio que los galos hicieron a la conquistada Alesia se sabe que Julio Cesar utilizó con frecuencia esta precursora de las minas de tierra.

Una polémica reciente envuelve a esta planta y la supuesta virtud de estimular la producción de testosterona, por lo que es utilizada por quienes quieren acelerar sus rendimientos deportivos. Por más que los estudios clínicos desmienten esta virtud, e incluso avisan de posibles efectos perjudiciales, la venta de productos con esencia de abrojo no disminuye.

Fruto del abrojo

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Foeniculum vulgare."Hinojo, fenojo”. Aunque archiconocido, no por ello el hinojo debe quedar fuera de esta relación de

plantas que encontramos camino de El Pueyo de Barbastro. Es planta de la familia de las umbelíferas que desarrolla varas altas, incluso de más de metro y medio si las condiciones son favorables. Sus hojas son lineales, divididas. Las flores, pequeñas y amarillas se agrupan en umbelas dobles. Al madurar produce semillas con aristas, parecidas en forma y sabor al anís. Aunque dulces al principio amargan un poco después. Ha sido planta muy utilizada: Los brotes tiernos de principios de

primavera son sabrosos en ensalada. Sus semillas tomadas en infusión arreglan trastornos intestinales, y el baño en los ojos previene de oftalmias. Tanta fama tuvo en tiempos pasados que fue cultivada y exportada. Pío Font Quer relata en su obra "Dioscórides renovado" que se llevó a Centroeuropa e incluso a la pampa argentina

donde todavía se le tiene en gran aprecio. Estas migraciones de las plantas me lleva a otro uso del fenojo, que es en el aliño de los frutos de un árbol importado: el olivo. Recuerdo que para estas fechas mi padre realizaba la operación de aliño de las olivas. Previamente las había "matado" con una novena de aclarados en agua y con una salmuera hecha en proporción de agua y sal hasta que flotaba un huevo. Una vez "matado" las olivas, comenzaba la operación de darles gusto. En este momento

entraba en juego el fenojo, convenientemente cortadas las ramas, formando hatillos junto con otra aromática reina de nuestras cocinas, el tomillo. Rara es la vez que al pasar junto a un hinojo no tome una pequeña hoja y me la lleve a la boca. Su sabor me estimula los recuerdos.

flores de Foeniculum vulgare

Hojas de hinojo, con algún brote tierno

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Curiosa querencia tienen las caracolas a encaramarse ,cuando llega el frío, a las ramas de hinojo.

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Lycium europaeum. “arto”

Este arto es uno de los arbustos que forman intransitables macizos repletos de espinas. Poco poblado de hojas, éstas crecen en racimos aplicados a los tallos. La floración tiene dos temporadas, una en primavera y otra en otoño. Pese a esta floración habitualmente tardía, es un arbusto friolero, de manera que, aunque florezca, en raras ocasiones producirá frutos en

esta época. Por ser planta termófila se da en los somontanos y desaparece en terrenos más altos. Se plantó para formar setos inextricables, y limitar el paso del ganado. Se dan en el entorno de Barbastro, pero los cambios en las formas de ganadería y labor han reducido su uso y su extensión. Pertenece a la familia de las Solanáceas. De este arbusto se dice que eran comidos los brotes tiernos de las hojas en ensalada. Si no fuera por sus parientes de ultramar, este valor alimenticio sería una excepción en esta familia, cuyas especies europeas se caracterizan por su toxicidad o por contener alcaloides (sirvan de ejemplo la belladona o los tomatitos del diablo) . Debemos recordar que también son solanáceas la patata y el tomate. La primera,cultivada en América hace más de 6.000 años y en España desde el siglo XVI (como alimento de pobres). Y el tomate importado también a Europa como planta ornamental y luego utilizada en ensaladas

también desde el siglo XVI.

¿Qué sería de nuestra españolísima tortilla sin la patata? ¿Cómo haríamos en verano el delicioso gazpacho? Mundo global.

maraña de ramas del arto

flores otoñales de Lycium europaeum

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Arbutus unedo. “alborzera” Es preciso aclarar desde el principio: se trata de un ejemplar plantado por el hombre y no surgido de manera espontánea. Está en las instalaciones de potabilización del agua de Barbastro. Y la cito aquí porque creo que merece una excepción en este inventario desgranado semana tras semana.

La alborzera es un arbolito que medra en barrancos compartiendo espacio con encinares. Lo tenemos de manera natural cerca de Barbastro. Basta con acercarse hacia Colungo, Rodellar o tantos otros lugares de Guara para verlos crecer allí donde pueda haber un poco más de humedad. La modrollera, como también se le llama en el Somontano, tiene hojas lustrosas que recuerdan algo al laurel. El margen, normalmente, lo

tienen aserrado. La alborzera que hay en el camino hacia el Pueyo está ahora en flor, y pronto se marchitarán las blancas campanillas agrupadas en racimos. Los frutos maduran también en esta época, después de un año de formación, por lo que coinciden con la nueva floración.

La palabra alborza me da en pensar en su origen, del que se disputa si es árabe o mozárabe. Es un término que comparte el aragonés con el bable, el catalán, el valenciano y el mallorquín, tal y como recoge la lista de nombres vernáculos para Arbutus unedo del proyecto Anthos -Real Jardín botánico.

Estos frutos, las alborzas, son comestibles. Pero para su consumo hay que mostrar dos virtudes: paciencia y moderación. La primera porque tardan en madurar y si se comen antes de estar bien rojas y blandas, son frutos algo sosos. En cambio cuando están muy maduras muestran agradable sabor. Es entonces cuando hay que hacer gala de la segunda virtud, puesto que el azúcar que contienen se transforma en alcohol

en el fruto. Si se ingieren en demasía producen malestar de estómago y se dice que algo de borrachera, por el dolor de cabeza que ocasiona. Es la alborzera montaraz. En Barbastro la tenemos domesticada; hay otro ejemplar en el jardín frente a la estación de autobuses.

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No sé si los árboles son seres conscientes, a veces me da por pensar que algún tipo de consciencia tienen. Sea como fuere, cuando paso cerca del madroño (su nombre en castellano), camino de El Pueyo, miro sus ramas que han crecido asimétricamente. La razón me dicta que crece de manera más tupida hacia el norte, por el frescor y la

humedad que éste brinda. Y la ramas del sur las veo más tristes y desmochadas. Pero, la sinrazón de los sentimientos me dice que lo que hace es volverse, y desear pies para ir hacia las sierras que desde su puesto contempla. Le doy ánimos y le dedico un saludo afable para que siga creciendo, echando flores y alborzas todos los otoños. Yo también miro las sierras. Por fortuna tengo pies y le prometo que cuando vaya a la sierra y vea otras alborzeras les

hablaré de la que hay en Barbastro.

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Marrubium vulgare. "marrubio, marrueco"

La singular textura de las hojas del marrubio llama poderosamente la atención. Su aspereza queda resaltada por la cencellada y la escarcha de estos días de invierno adelantado. Los nervios de la hoja, muy marcados por el envés, tienen su contrapunto en los profundos surcos que observamos en la haz. Es el marrubio planta nitrófila que crece espontánea en suelos

bien estercolados. Al ser perenne es algo leñosa en la base. El aspecto ceniciento lo produce el indumento de pelos blancos que la recubre en todas sus partes.

Agrupa las flores en verticilastros, tan habituales entre las labiadas, familia a la que pertenece. Ahora en Diciembre ya no es fácil ver las flores que son de natural blancas, en todo caso las encontremos macilentas y pardas, de tan lavadas y castigadas por la humedad de las boiras y el frío del hielo. Sí podremos observar el cáliz, y veremos que termina

en dientes, normalmente diez, curvados en la punta, lo que da pista de su función dispersora adhiriéndose a la piel de los animales.

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Utilizada desde la antigüedad contra la diabetes, las afecciones pulmonares, y como

cicatrizante, entre otras muchas aplicaciones, formaba parte de la base de todo herbolario. También se le endosó función casi mágica al utilizarse contra la ictericia mediante el procedimiento de orinar sobre el marrubio al despuntar el día durante una novena. Ella se utilizaban en casi todos los procedimientos: tisanas, vaporizaciones, maceraciones, cataplasmas, alcoholes. En fin, con todo lo ruda que parece, un derroche de generosidad.

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Quercus faginea, "cachigo, quejigo". Joaquín Costa calificaba a los árboles como "obreros incansables y gratuitos". Además de los valores económicos que de ellos derivan, no obviaba razonar que además "hacen tierra vegetal, hacen manantiales, hacen oxígeno, hacen salud, hacen pájaros y flores, hacen poesía, hacen hogar, hacen sombra, hacen país..." Es decir, trasciende la visión meramente económica de los productos naturales y ya por aquel incipiente siglo XX indicaba lo que son los ejes de una actitud global con respecto a la relación del ser humano con la naturaleza.

En el camino que nos lleva a El Pueyo, amarilleando sus hojas a medida que se acerca el invierno, comienzan a crear poesía pequeños grupos de estos quejigos de la tierra baja. Quercus faginea es un árbol de este complicado género, que hibrida especies entre sí formando una gran variabilidad en hojas y otras características secundarias. Lo vemos ocupando precisamente los lugares

más frescos , más húmedos, apretados junto a taludes que marcando el norte les

aportan esas características microclimáticas que necesitan y que les diferencian de su pariente, la carrasca. A ésta la diferenciamos fácilmente por las hojas, menos lobuladas ,más coriáceas, y sobre todo persistentes. El quejigo, en cambio tiene las hojas marcescentes, es decir de hoja caduca que se mantendrán en el árbol hasta que broten las nuevas, en primavera. Es ahora cuando vemos el cambio de color de las hojas y se delata su presencia en nuestros montes. No abundan, como tampoco abundan las carrascas ante la presión humana. Formando islas boscosas o caminos vegetales, permiten la supervivencia de especies animales y vegetales que ayudan a sostener el territorio.

El caminante podrá buscar entre sus hojas unas formaciones globosas, como canicas. Como en tantas otras especies vegetales, los insectos crean estas protuberancias para alojar la puesta de sus huevos. Son las agallas del quejigo. Si nos agachamos , y cogemos el mantillo que forma el suelo, además del característico aroma de la fermentación, testigo de la proliferación de hongos y

bacterias, observaremos un sinnúmero de fragmentos que delatan el paso de

Quercus faginea (hojas amarillas) junto a Quercus Ilex subs. ballota

Agalla en Quercus faginea

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insectos, aves y mamíferos. Una pequeña lupa nos hará descubrir mil detalles nunca imaginados. Frente a los fracasos de las grandes cumbres y las macro organizaciones, sólo nos queda el recurso de la acción sencilla e individual. Entre estas acciones, es fundamental cuidar los árboles.

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Juniperus phoenicea. “Sabina negral”

Cuando paseamos por el entorno de El Pueyo, es frecuente encontrarse con carrascas, coscojas, algún quejigo, y muchos chinebros. Pariente de éstos últimos es la sabina negral. También de la familia de las Cupressaceae, comparte el mismo género Juniperus. La gran diferencia está marcada

en las hojas. La sabina tiene hojas en forma de escama, muy pequeñas y dispuestas de manera que se acoplan una sobre otra como un tejado. Adaptación

magnífica para minimizar la exposición al sol, la pérdida de humedad y así resistir los tórridos veranos. Se entenderá que sea una especie que encontremos en los lugares más soleados. El que quiera alargar un poco el camino por el Pueyo, tendrá ocasión de ver bonitos ejemplares de sabina negral si se aproxima a las canteras de Valcheladas. En la ladera soleada y también cubriendo la parte superior rocosa de este enclave el caminante podrá ver dispersas sabinas que tanto crecen verticales en suelos fértiles, como creando tortuosas formas en aquellas que viven agarradas a las rocas calizas de este lugar. Es la sabina negral árbol de pequeño porte, a veces parece arbusto. Si se la deja medrar podrá llegar a los 6 metros ( en las abandonadas canteras están creciendo ejemplares bien robustos). En el mismo pie encontraremos flores masculinas que florecen ahora en invierno, y que presentan el aspecto de pequeñas escamas al final de ramillas. El polen que producen deberá depositarse en los conos femeninos produciendo así unos lulos marrones color teja, muy similares a los del chinebro, y que madurarán al segundo año. El color de estos frutos diferencia a esta sabina de otra que pudiera encontrarse por este territorio.

Hace un tiempo mi amigo José Vicente Ferrández me motivó en la búsqueda de sabinas albares por este entorno. Esta otra sabina , Juniperus thurifera, es propia de las zonas monegrinas, y tiene entre otras diferencias la peculiaridad de producir los frutos de color azulado. De momento la búsqueda ha sido infructuosa, pero siempre es una buena excusa para coger la

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flores masculinas de Juniperus phoenicea

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bicicleta y dar vueltas por las pistas que unen el Pueyo con Peraltilla. Una tercera sabina tenemos en la montaña, de porte rastrero, es Juniperus sabina de la que he visto hermosos ejemplares en las laderas de La Cochata de Escarrilla, y en las laderas de Ibonciecho. La madera de las sabinas, como sucede con los chinebros es dura e imputrescible y ajena a la carcoma (cortándola en mengua) . Con los gálbulos (lulos) se practicaba un remedio curativo contra las verrugas que tiene que ver con lo mágico, pues se hacía lanzando sobre el hombro una novena de frutos sobre el hombro, y no mirando nunca hacia atrás, práctica esta repetida con frutos de otras plantas que se asemejan de alguna manera las verrugas. Quizá sea una extensión del uso más científico de su aceite que sí tiene el poder de exfoliar y suavizar la piel, eso sí utilizándolo externamente. Usado internamente se ha utilizado como abortiva. Como todas las cupresaceas, al frotar las ramillas y hojas desprende un agradable aroma resinoso. Esta resina permite la elaboración de alquitrán. En el norte de Africa se hace un alquitrán de sabina que se utiliza para decoración en cerámicas. Hace unos días, paseando por las proximidades del Puente de los Pecadores de Gistaín, me enteré de que en ese valle usaban los gálbulos del enebro, rallados, para uso como condimento de cocina.

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Índice por familias ANACARDIACEAE Pistacia terebinthus. ............................................................................. 157 ARISTOLOCHIACEAE Aristolochia pistolochia. ……………………………………………………..63 ASPLENIACEAE Asplenium petrarchae subsp. petrarchae ............................................... 48 Asplenium ruta-muraria …………………………………………………….109 Asplenium trichomanes……………………………………………………..108 Ceterach officinarum ....................................................................... .....109 AQUIFOLIACEAE Ilex aquifolium ...................................................................................... 138 AMARYLLIDACEAE Narcissus Assoanus .............................................................................. 34 BORAGINACEAE Anchusa azurea ................................................................................... 100 Buglossoides arvensis ............................................................................ 29 Heliotropium europaeum ...................................................................... 126 Lithodora fruticosa .................................................................................. 25 Nonea micrantha ...................................................................................28 BUXACEAE Buxus sempervirens ............................................................................... 18 CAPRIFOLIACEAE Lonicera implexa ................................................................................... 75 Lonicera etrusca ..................................................................................... 75 CARYOPHYLLACEAE Gypsophyla struthium ........................................................................... 132 Paronychia capitata .............................................................................. 106 CHENOPODIACEAE Salsola kali ........................................................................................... 135 Salsola vermiculata .............................................................................. 121 CISTACEAE Helianthemum marifolium ...................................................................... 56 COMPOSITAE Calendula arvensis ................................................................................. 33 Centaurea aspera ................................................................................. 151 Chiliadenus saxatilis ............................................................................. 136 Dittrichia viscosa .................................................................................. 119 Echinops ritro ....................................................................................... 114 Leuzea conífera .................................................................................... 101 Santolina chamaecyparissus ................................................................ 103 Sonchus tenerrimus................................................................................ 31 Picnomon acarna ................................................................................... 15 Prolongoa hispanica ............................................................................... 54 Xanthium echinatum subsp. italicum .................................................... 125

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CONVOLVULACEAE Convolvulus arvensis ...................................................................... .123 Convolvulus cantabrica ..................................................................... 124 CRASSULACEAE Sedum dasyphyllum .............................................................................. 47 Sedum sediforme ................................................................................ 104 Umbilicus rupestris ................................................................................ 87 CRUCIFERAE Biscutella auriculata............................................................................... 50 Capsella bursa-pastoris ......................................................................... 16 Diplotaxis erucoides .............................................................................. 12 Eruca vesicaria ...................................................................................51 Erucastrum nasturtiifolium, .................................................................... 14 Mattiola fruticulosa ................................................................................50 CUPRESSACEAE Juniperus oxycedrus.............................................................................. 23 Juniperus phoenicea…………………………………………………….173 CYPERACEAE Scirpus holoschoenus ......................................................................... 116 DIPSACACEAE Lomelosia stellata .................................................................................. 93 ERICACEAE Arbutus unedo ..................................................................................... 167 Arctostaphylos uva-ursi ......................................................................... 57 EUPHORBIACEAE Euphorbia characias .............................................................................. 71 Euphorbia serrata .................................................................................. 41 FAGACEAE Quercus faginea. ................................................................................. 171 GERANIACEAE Erodium cicutarium ................................................................................ 35 GRAMINEAE Arundo donax ...................................................................................... 115 Sorghum halepense ............................................................................ 153 GUTTIFERAE Hypericum perforatum ........................................................................... 83 IRIDACEAE Gladiolus illyricus ................................................................................... 74 Iris foetidissima ...................................................................................... 96 Iris lutescens..........................................................................................60 Iris germánica ........................................................................................ 61 JUGLANDACEAE Juglans regia ......................................................................................... 98 LABIATAE Calamintha nepeta subs. nepeta ......................................................... 144 Lamium amplexicaule ............................................................................ 21 Marrubium vulgare .............................................................................. 169 Phlomis lychnitis .................................................................................... 89

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LEGUMINOSAE Colutea arborescens ............................................................................. 81 Ononis tridentata ................................................................................. 128 Psoralea bituminosa ............................................................................ 145 Retama sphaerocarpa ......................................................................... 118 LILIACEAE Allium ampeloprasum……………………………………………………...107 Allium roseum. ..................................................................................... 108 Aphyllanthes monspeliensis .................................................................. 62 Asphodelus cerasiferus..........................................................................51 Asphodelus fistulosus ............................................................................ 53 Brimeura amethystina ...........................................................................71 Dipcadi serotinum..................................................................................7 2 Muscari neglectum ................................................................................ 38 Ornithogalum umbellatum ..................................................................... 77 Ruscus aculeatus .................................................................................. 10 LINACEAE Linum bienne ........................................................................................85 Linum narbonense................................................................................84 Linum strictum …………………………………………..............................85 Linum tenuifolium . ................................................................................ 86 MALVACEAE Malva sylvestris .................................................................................. 150 MORACEAE Ficus carica ........................................................................................ 130 OLEACEAE Jasminum fruticans............................................................................... 79 ORCHIDACEAE Orchis purpurea .................................................................................... 80 Ophrys sphegodes …………………………………………………………58 Ophrys fusca ........................................................................................ 59 Limodorum abortivum ........................................................................... 78 Cephalanthera damasonium ................................................................ 67 PAPAVERACEAE Fumaria officinalis………………………………………………………….38 Fumaria parviflora ………………………………………………………….39 Glaucium corniculatum …………………………………………………….41 Papaver hybridum…………………………………………………………. 69 Platycapnos spicata………………………………………………………39 Papaver rhoeas .................................................................................... 42 Roemeria hybrida .................................................................................68 PORTULACACEAE Portulaca oleracea.............................................................................. 146 RANUNCULACEAE Delphinium gracile .............................................................................. 113 Nigella damascena ............................................................................... 65 RESEDACEAE Reseda lutea ......................................................................................161 Reseda phyteuma ............................................................................. 161

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RHAMNACEAE Rhamnus alaternus .............................................................................. 20 ROSACEAE Crataegus monogyna ......................................................................... 140 Prunus spinosa ................................................................................... 159 Sorbus doméstica ............................................................................... 148 RUTACEAE Ruta angustifolia ................................................................................... 94 SANTALACEAE Osyris alba ......................................................................................... 147 SAXIFRAGACEAE Saxifraga tridactyles ............................................................................. 27 SCROPHULARIACEAE Odontites luteus ................................................................................. 134 Odontites recordonii ...........................................................................142 Odontites vulgaris ............................................................................... 142 SOLANACEAE Lycium europaeum ............................................................................. 166 ULMACEAE Celtis australis .................................................................................... 155 Ulmus minor ......................................................................................... 45 UMBELLIFERAE Eryngium campestre........................................................................... 111 Scandix pecten-veneris ........................................................................ 37 Foeniculum vulgare ............................................................................ 164 Orlaya grandiflora ................................................................................. 91 ZYGOPHYLLACEAE Tribulus terrestris ................................................................................ 163

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Ababoles 42,69 Abejetas 59 Abozos 52 Abrojo 163 Acebo 138 Agujetas 37 Aladierno 20 Alborzera 167 Arañonero 159 Arañuela 65 Arnallo 128 Arrocetes 47 Arto 166 Badallera 132 Bardana 125 Bocha 103 Boj 18 Brazera 151 Bucharguala 57 Bucho 18 Buixo 18 Buxeta 10 Cachigo 171 Cachurrera 125 Caléndula 33 Candilera 89 Caña 115 Capitana 135 Cardo yesquero 114 Carrasquilla 20 Cazoletas 34 Cazoletas 87 Charrachón 153 Chinebro 23 Chulibarda 119 Chunquetas 62 Cornicabra, 157 Correhuela 123 Corretilla 123 Corroziella 123 Croca 71 Cucharetas de pastor

101

Embasadores 87 Escardón 138 Escobizo 147 Escobizón 118 Espantalobos 81 Fenojo 164 Gayuba 57 Gladiolo silvestre 74 Hierba bancera 63 Hierba de San Juan

83

Hierba santa 111 Higuera 130 Hinojo 164 Jarilla 56 Jazmín 79

Junco 116 Junquillas 147 Latazin fino 31 Leche de gallina 77 Lecheras 41 Letrera mayor 71 Letreras 41 Libiana 14 Lirio hediondo 96 Lirios 61 Litonero 155 Madreselva 75 Majuelo 140 Malba 150 Manzanetas de pastor

140

Marrubio 169 Marrueco 169 Matapollos 61 Mermasangre 25 Mermasangres 106,109 Nazarenos 38 Nevadeta 106 Nogal 98 Noguera 98 Noguero 98 Orégano 144 Orejas de liebre 89 Pan y quesitos 16 Panetes 150 Pata de gallo 75 Pericón 83 Quejigo 171 Rabaniza 12,14 Relojetes 35 Retama 118 Ruda 94 Rusco 10 Sabina negral 173 Salseta 91 Sarraichón 153 Sarrajón 153 Sarrampuz 157 Sisallo 121 Té de roca 136 Ubetas 39 Uguetas 47 Uguetas 104 Urmo 45 Verdolaga 146 Yerba cornuda 126 Yerba rasera 151 Yerbas pichaderas

39

Zeniziallo 126 Zerollera 148

Nombres comunes

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