parto vaginal después de cesárea. estudio sobre …sifp1.psico.edu.uy/sites/default/files/trabajos...

24
Universidad de la República Facultad de Psicología Trabajo Final de Grado Modalidad: Pre-Proyecto de Investigación Parto vaginal después de cesárea. Estudio sobre mujeres que lo planificaron y lo vivenciaron Estudiante: Magdalena Salarí C.I: 4.575.353-1 Tutora: Asist. Mag. Carolina Farías Instituto de Psicología de la Salud Febrero, 2017 Montevideo, Uruguay

Upload: duongtuyen

Post on 20-Sep-2018

216 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Universidad de la República

Facultad de Psicología

Trabajo Final de Grado

Modalidad: Pre-Proyecto de Investigación

Parto vaginal después de cesárea.

Estudio sobre mujeres que lo planificaron y lo

vivenciaron

Estudiante: Magdalena Salarí

C.I: 4.575.353-1

Tutora: Asist. Mag. Carolina Farías

Instituto de Psicología de la Salud

Febrero, 2017

Montevideo, Uruguay

ÍNDICE

Resumen………………………………………………………………………………………..1

Fundamentación y Antecedentes………………………………………………………….....2

Referencias Teóricas…………………………………………………………………………..7

Medicalización del embarazo y nacimiento…………………………………………7

Aspectos psíquicos y emocionales de cesárea y PVDC………………………...10

Problema y preguntas de Investigación……………………………………………………13

Objetivo General………………………………………………………………………………13

Objetivos Específicos………………………………………………………………………...13

Estrategia o Diseño metodológico…………………………………………………………..14

Consideraciones Éticas………………………………………………………………………15

Cronograma de Ejecución…………………………………………………………………...16

Resultados Esperados……………………………………………………………………….16

Referencias Bibliográficas………………………………………………………………..….17

1

RESUMEN

A través del presente estudio denominado “Parto vaginal después de cesárea. Estudio

sobre mujeres que lo planificaron y lo vivenciaron” se pretende llegar a conocer de que

manera transita y cuál es el significado e impacto emocional que tiene para una mujer,

un parto vaginal después de haber atravesado en su primer parto una cesárea. Para

ello se establecieron dos ejes teóricos, la medicalización del embarazo y nacimiento, y

los aspectos psíquicos y emocionales de cesárea y parto vaginal después de cesárea.

Para la indagación teórica se ha realizado una revisión bibliográfica nacional e

internacional.

La metodología que se propone para la realización de este estudio es de corte

cualitativa y de carácter exploratorio, permitiendo conocer de esta forma, las

experiencias y sentimientos generados en las mujeres que pasaron por un parto

vaginal luego de una cesárea. Las entrevistas realizadas serán en profundidad y con

característica semi estructurada.

Para este estudio se tomarán en cuenta mujeres que hayan planeado y llevado a cabo

un parto vaginal en una institución (pública o privada) o en su domicilio, luego de haber

tenido la experiencia en su primer parto de atravesar una cesárea, ya sea en el sector

público o privado.

Palabras claves: Cesárea – Parto vaginal después de cesárea – Factores

emocionales

2

FUNDAMENTACION Y ANTECEDENTES

La cesárea es un invento maravilloso para sacar algunos

bebés con problemas pero es trágico que se convierta

en una forma habitual de nacimiento

Michel Odent

Hasta el siglo XIX las mujeres que se sometían a una cesárea sabían que no

sobrevivirían a la misma. Sin embargo a principios del siglo XX debido a los avances

en las practicas sanitarias, la asepsia que evitaba que las heridas quirúrgicas se

infestaran, el uso de antibióticos, las nuevas técnicas de sutura, la introducción de la

anestesia en la obstetricia y los nacimientos hospitalizados que brindaban una alta

credibilidad a la figura del médico, hicieron que la cesárea pasara de ser algo tan

temido a una forma muy popular de dar a luz (Hutter, 2010; Besio, 1999; Odent, 2006;

Olza & Lebrero, 2006; Farias, 2014). A nivel mundial, en los últimos años existe un alto

índice de cesáreas, siendo esta la operación obstétrica más comúnmente efectuada

(Nápoles & Piloto, 2012; Olza & Lebrero, 2006; Martínez, et.al., 2015). Si bien la

cesárea, es una operación que salva vidas y que se ha ido perfeccionando con el paso

del tiempo, no deja de ser una cirugía mayor, que muchas veces se realiza sin

necesidad médica real arriesgando a madres y bebés a que presenten complicaciones

a raíz de la cirugía a corto y a largo plazo1 (OPS-OMS, 2015; MSP, 2016)

En 1980 el Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP- OPS- OMS) realizó un

análisis en donde se demostró que la morbilidad y la mortalidad materna es mayor en

un parto por cesárea que en un parto vaginal, y está demostrado que cuándo la tasa

de cesáreas se acerca al 10%, reduce el número de muertes maternas y recién

nacidos, pero cuando la tasa va por encima del 10 - 15%, no hay indicios de que se

muestren mejoras con respecto a la morbimortalidad (Nápoles & Piloto, 2012; OPS-

OMS, 2015; Cóppola, 2015; OMS, 2015).

Como hemos mencionado los índices de cesárea han avanzado vertiginosamente en

los últimos años en los diferentes países (Olza & Lebrero, 2006, Odent, 2006; Maluf &

Malik, 2011; Cóppola, 2015; MSP, 2016). En la actualidad el CLAP se enfrenta a una

gran preocupación ya que en América Latina 4 de cada 10 nacimientos son por

1 En la mujer estas complicaciones podrían ser hemorragias, histerectomías, infecciones, lesiones

accidentales de los órganos internos, complicaciones en futuros embarazos. Para el bebé, podrían ser,

distrés respiratorio al nacer, alergias o asma futuro, laceraciones y prematurez iatrogénica (error en la

fecha de parto estipulada) a su vez tanto para la madre como para el bebé, la cesárea presenta una mayor

incidencia de mortalidad (Farías, 2014; Olza & Lebero, 2006; Odent, 2006).

3

cesárea cifra que podría ser mayor ya que en muchos casos no son tenidas en cuenta

las que son llevadas a cabo en instituciones privadas (Nápoles & Piloto, 2012; OPS-

OMS, 2015). En el año 2013 en nuestro país, un 33,4% de los partos que ocurrieron

en el ámbito público y un 55,3 % de los que se dieron en el ámbito privado fueron por

medio de una cesárea (Farías, 2014), siendo que la Organización Mundial de la Salud

(OMS) recomienda que el porcentaje no sea más allá del 10 o 15% y cuando las

condiciones así lo requieran.

A nivel nacional el Ministerio de Salud Pública (MSP) (2016) propone dentro de los

Objetivos Sanitarios para el 2020 la reducción de cesáreas como uno de los puntos a

mejorar, y propone como una de las líneas de acción, establecer guías de actuación

para aquellas situaciones que más se ven vinculadas a cesáreas evitables, como ser,

tener cesárea previa, inducción del parto, parto no evolutivo, etc. Se pretende para el

2020 llegar a reducir un 10% las cesáreas evitables, tomando como línea de base que

el 17,9% de las cesáreas que se realizan se pueden evitar (MSP, 2016).

Hasta no hace mucho tiempo se creía que si una mujer tenía un parto por cesárea

todos sus siguientes embarazos debían culminar de la misma manera. Actualmente

debido a avances en las técnicas de incisión y sutura esta idea ha ido cambiando y

hay evidencias de que no necesariamente esto deba de ser así, y que de hecho una

nueva cesárea acarrea más riesgos que intentar un parto vaginal (Nápoles & Piloto,

2012; Farías, 2014; Romero, Arce, Lind & Bazán, 2004; Huertas & Pocco, 2010).

Existe cada vez mas información en lo que al parto vaginal después de cesárea se

refiere (de aquí en más PVDC), alentando a la mujer que tenga la posibilidad de

llevarlo a cabo. Sin embargo cabe destacar que hay situaciones en las que la

realización de una cesárea es realmente inevitable, como ser placenta previa

oclusiva2, cardiopatía materna, prolapso de cordón, desprendimiento prematuro de

placenta, presentación del feto de frente u hombros (Farías, 2014; Olza & Lebrero,

2006; Odent, 2006) pero exceptuando estas situaciones, la tasa de PVDC con éxito es

elevada (Odent, 2006; Marcos, 2009; Rodríguez, León, Segura & Atienza, 2011).

En nuestro país, el MSP (2014), recomienda en las Guías en Salud Sexual y

Reproductiva, en el Manual para la Atención a la Mujer en el Proceso de Embarazo,

Parto y Puerperio, el intento de un parto vaginal para mujeres que tengan cesárea

previa, debido a que es menos riesgoso para la madre y el bebé. Entre el 60 y 80 % de

2La placenta previa oclusiva es aquella que no permite un parto vaginal, debido a que su inserción cubre

en la totalidad el segmento inferior del útero ( SEGO, 2012)

4

las mujeres a las que se les practicó una cesárea anterior pueden llevar a cabo un

PVDC, llegando a alcanzar un 90% en mujeres que han tenido partos vaginales antes

de cesárea (MSP, 2014; Huertas & Pocco, 2010; Martínez, et.al., 2015; Cóppola,

2015). Cabe destacar que tener cesárea previa es la indicación de cesárea que ocupa

el primer lugar en la mayoría de las estadísticas a nivel internacional (Soto, et.al.,

2006; Nápoles & Piloto, 2012; Lee, 2004) debiendo tenerse en cuenta que el 70% de

las cesáreas se realizan en madres primerizas, hecho que compromete el futuro

obstétrico de esas pacientes (Nápoles & Piloto, 2012).

En un estudio realizado en Colombia, entre el año 2007 y 2008, se seleccionó una

muestra de 138 mujeres con cesárea previa, de las cuales solo 28 tuvieron parto

vaginal. A las restantes 110 se les practico una nueva cesárea, siendo en 100 mujeres

por el antecedente de tener una cesárea anterior (Cuero & Clavijo, 2011).

Si bien los PVDC se han convertido en un importante recurso para reducir el número

de cesáreas y pese a las recomendaciones de la OMS y en el caso de nuestro país el

MSP, son muchos los médicos que siguen sin recomendar a las mujeres un PVDC.

Una de las determinantes para que el médico promueva la cesárea y a su vez

desapruebe el PVDC, son entre otras, las posibles demandas medicolegales, en

donde el equipo médico puede ser cuestionado por un mal resultado perinatal. Estas

demandas se formulan habitualmente cuando una cesárea se realiza de manera

tardía, pero nunca cuando se realiza de manera precoz (Hutter, 2010; Nápoles &

Piloto, 2012; Villanueva, 2004; Olza & Lebrero, 2006; Maluf & Malik, 2011).

Las indicaciones para realizar una cesárea y un PVDC no son iguales para todos los

países, y a su vez en un mismo país varían mucho entre las diferentes instituciones

(Romero et.al., 2004, Olza & Lebrero, 2006; Zighelboim & Sánchez, 2007).

Según datos proporcionados por el Sistema Informático Perinatal (2015), de los

nacimientos ocurridos entre el 2011-2015 en el Hospital del la Mujer Dra. Paulina Luisi,

que funciona en el Centro Hospitalario Pereira Rossell, la principal indicación de

cesárea con un porcentaje del 15,3, fue por el hecho de tener cesárea previa. En el

2011 y 2012 ésta también fue la principal causa, mientras que en el 2013 y 2014 ésta

indicación pasó a segundo lugar siendo la principal causa el sufrimiento fetal del bebé.

En el Hospital “Princesa Margaret” de Jordania, en el que por año ocurren 8500

nacimientos, se logro disminuir de 5 a 2,5 % los partos por cesárea por el hecho de

tener una cesárea anterior. Pese a ser este un país de bajos recursos económicos

(Nápoles & Piloto, 2012).

5

En Quebec la tasa de PVDC paso de 1,5% durante los años 1981-82 a un 36,4% en

1999-2000 (Odent, 2006).

En nuestro país a una mujer que tiene 2 cesáreas previas probablemente le

programen una nueva cesárea al quedar embarazada, sin embargo existen países en

los que se realizan partos vaginales luego de múltiples cesáreas (López, 2011). La

Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recomienda en su protocolo

la prueba de trabajo de parto para mujeres con más de una cesárea previa que no

presenten contraindicaciones para un parto vaginal, ya que existe entre un 62 y un 89

% de posibilidades de que el parto culmine por vía baja (SEGO,2010).

En Uruguay según datos del Informe de Gestión y Sistema Informático Perinatal

(2015) en el Hospital del la Mujer, el 47,8% de las pacientes que ingresaron con

cesárea previa pudieron parir de manera vaginal, al restante 52,2% se le realizo una

nueva cesárea. Cabe destacar acá que esta cifra de partos vaginales en mujeres con

cesárea previa tuvo un gran incremento si la comparamos con los datos de años

anteriores (ASSE, 2016).

Vía de

terminación

del embarazo

2011 2012 2013 2014 2015

Parto vaginal 39,5 % 42,3 % 40,7 % 41,5 % 47,8 %

Cesárea 60,5% 57,7 % 59,3 % 58,5 % 52,2 %

El principal temor ante un PVDC es la posibilidad de rotura uterina3, sin embargo hay

estudios que demuestran que ese riesgo en menor al 1% y basándose en eso es que

la OMS y en nuestro país el MSP, alientan a las mujeres a intentarlo (López, 2011;

Marcos, 2009; Carrascosa, 2011; Ricci, Perucca & Altamirano, 2003).

Durante la década del 80 y en plena lucha contra las altas tasas de cesáreas, muchas

mujeres comenzaron a tener sus hijos por parto vaginal luego de haber atravesado

una cesárea. Durante este auge de PVDC las tasas de cesáreas de Estados Unidos

se redujeron considerablemente. Sin embargo esta tendencia ha disminuido en los

últimos años. En 1988 el American College of Obstetricians and Gynecologists

(ACOG) estableció que la rutina de realizar cesáreas a mujeres con cesárea previa

3 “La rotura uterina es la solución de continuidad de la pared uterina en el útero grávido. Se excluyen

las perforaciones uterinas producidas en el curso de maniobras quirúrgicas como el legrado o la

histeroscopia. Se pueden producir tanto sobre un útero sano, como con una cicatriz previa.” ( SEGO,

2013)

6

debería de ser eliminada y brindarle a la mujer la opción del parto vaginal, eliminando

de este modo una tercera parte de las cesáreas totales, una norma que muchos

médicos hoy en día todavía no siguen ( Harper, 1996).

En el año 2004 un artículo acerca de PVDC publicado en el New England Journal of

Medicine publicó datos de un estudio realizado a 33.000 mujeres, el cual indicaba que

los índices de rotura uterina durante un PVDC eran de un 0,7%, menos de uno en cien

casos. Este estudio reveló que el 73% de las mujeres que tuvieron un PVDC, habían

podido llevar a cabo el parto vaginal sin ninguna alteración y que al restante porcentaje

se le habían realizado cesáreas de urgencia. Por otro lado el ACOG y en nuestro país

el MSP recomiendan que en caso de intentar llevar a cabo un PVDC, el centro de

salud debe de contar con un equipo quirúrgico preparado por si se presentan

complicaciones durante el proceso del parto (Hutter, 2010; Scott, 2011; Harper, 1996;

MSP, 2007; Odent, 2006, Olza & Lebrero, 2006).

En la ciudad de Lima-Perú, en un estudio llevado a cabo por Huertas & Pocco (2010)

se obtuvo que de 266 mujeres que presentaban cesárea previa, a 188 se les realizo

cesárea electiva y 78 optaron por una prueba de trabajo de parto. De estas últimas 51

(65,3%) llevaron con éxito el parto vaginal. De las mujeres a las que se les realizo

cesárea electiva, una presento rotura uterina, mientras que las que optaron por una

prueba de trabajo de parto no presentaron ninguna complicación.

Si bien un PVDC presenta menos morbilidad que una cesárea de repetición, las

mujeres que deben someterse a una cesárea nuevamente por haber tenido una

prueba de trabajo de parto fallida corren un riesgo mayor de presentar infecciones y

otras complicaciones maternas, y los bebés suelen presentar una mayor incidencia de

infecciones (Scott, 2011, Odent, 2006; ACOG, 2010; Vargas, Lévano & Lazo, 2013).

En una revisión realizada en Brasil acerca de la percepción que experimentan las

mujeres en el parto vaginal y la cesárea, los resultados obtenidos fueron que las

mayoría de las mujeres preferían un parto vaginal, no solo por tener una recuperación

más rápida y por ser más saludable para madre y bebé sino también por todo lo que

implicaba la parte emocional al ser considerado el parto vaginal como una “experiencia

única y relevante que las mujeres esperan vivenciar”. Estas mujeres mencionaban que

es un momento emocionante rodeado de sentimientos positivos, felicidad y realización,

que permiten un crecimiento personal para la construcción de la identidad de ser

madre. A su vez las mujeres hacían referencia a que en un parto vaginal son ellas

quienes tienen el control acerca de lo que está pasando, se le da a la mujer la fuerza

para que sea ella quien dirija su parto, lo que le genera confianza para manejar los

7

dolores de un parto vaginal. Estas mujeres vivencian esos dolores como algo normal

dentro del proceso del parto, transformándolos en sentimientos positivos de amor

maternal y con la posibilidad de ser las protagonistas de ese momento (Velho, Kotzias,

Brüggemann & Vizeu , 2012; Borges, Da Silva, Liégio, De Faria, 2008).

En estas declaraciones se puede notar claramente el significado que tiene un parto

vaginal para una mujer. Se podría decir entonces que un PVDC permite a la mujer

reencontrarse con eso que sintieron perdido en su parto anterior por cesárea.

REFERENCIAS TEORICAS

Medicalización del embarazo y nacimiento

Una de las cosas que más lamento de nuestra cultura es el mensaje de que las mujeres no

pueden tener una buena experiencia dando a luz a sus hijos sin someterse al control y a las

intervenciones de la comunidad médica. Embarcarse en la maternidad con la noción de que es

una persona ajena quien va a controlar el proceso no es agradable.

Marcie K. Richarsdon.

Hasta principios del siglo pasado, el parto de una mujer era un acontecimiento

fisiológico que se daba en el seno de cada familia, sin embargo con la intrusión de la

medicalización en el proceso de parto el mismo pasa a ser algo institucionalizado e

instrumentalizado (Farías 2014, Hutter 2010; Magnone, 2010; Borges, et al., 2008)

Durante la década de 1960 casi todas las mujeres embarazadas de Estados Unidos

elegían una clínica en vez del domicilio para llevar a cabo el parto. Las mujeres

consideraban que las clínicas eran el lugar adecuado y más seguro para el nacimiento

de sus hijos que podían en el momento ser atendidos por expertos en cuidados

neonatales (Hutter, 2010). De a poco los médicos comenzaron a aplicar medidas

rutinarias en el proceso del parto, como el rasurado del vello púbico, colocar enemas,

indicar duchas vaginales, poco a poco se comenzó a hacer la inducción por medio de

fármacos, se comenzaron a introducir analgésicos para reducir el dolor, a realizar

rutinariamente incisiones en el periné (episiotomías), monitoreo permanente, etc.

(Hutter, 2010; Olza & Lebrero, 2006). Estas prácticas rutinarias son hoy en día

desalentadas por organismos e instituciones internacionales (OMS) y nacionales

(MSP).

8

Esas intervenciones muchas veces excesivas que se le practican a la mujer durante el

proceso del nacimiento de su hijo hacen que muchas veces se caiga en la iatrogenia,

que es cuando a través de la medicalización y de las intervenciones médicas se

alteran los procesos naturales (Farías, 2010; Olza & Lebrero, 2006).

Cuando en el siglo XVI los médicos comenzaron a intervenir en el proceso del

nacimiento, se generó controversia entre las mujeres, ya que si bien se ponían en

manos de una persona idónea en la materia, corrían el riesgo de que sus partos

dejaran de ser algo íntimo a ser algo instrumentalizado y medicalizado, quedando la

figura de la mujer relegada en el proceso del parto. En la actualidad la mayoría de los

partos son medicalizados e institucionalizados siendo altamente cuestionadas las

mujeres que no atienden su parto en una institución médica (Hutter, 2010; Castro &

López, 2010).

Según Magnone (2010), en nuestro país, fue debido a la medicina del novecientos,

que todo el proceso del embarazo y parto paso a ser tratado como una enfermedad.

En la actualidad el parto vaginal es percibido como un suceso que debe de ser

hospitalizado y bajo intervenciones médicas, y no como algo fisiológico, convirtiéndose

el hospital en el lugar más adecuado para tener un hijo y a su vez en el peor lugar ya

que para la mujer implica una pérdida de autonomía en la mayoría de los casos

(Velho, et.al, 2012).

La mujer embarazada es vista únicamente como una portadora del feto a la que hay

que controlar y aplicar rutinas para que el nacimiento se dé en óptimas condiciones.

Es por eso que en los controles obstétricos la atención y la mirada está puesta en el

feto y no en la dupla madre-bebé y es desde esa postura que el médico interactúa con

la mujer indicándole que hacer. A partir de la noción de que la mujer embarazada es

un cuerpo en riesgo, surge esa necesidad de control médico y preparación para el

parto con el fin de obtener de las propias mujeres una “colaboración” durante el

mismo. El excesivo intervencionismo de la medicina hacen que el control del

embarazo y del parto lo tenga el equipo médico y no la mujer (Castro & López; 2010;

García & Díaz, 2010).

El embarazo y el parto es visto por los profesionales a través del modelo hegemónico

de salud, que se rige por visualizar al cuerpo como algo enfermo que hay que curar y

bajo la premisa de que el saber y el poder están en la figura del médico. Este modelo

que se encuentra internalizado en las prácticas de los profesionales de la salud es el

que ha servido para desarrollar el modelo materno-infantil en donde se visualiza a la

mujer = madre, en los servicios de salud (López, 2013; Menéndez, 1983).

9

En nuestro país y como en la mayoría de los países el modelo que rige en las

instituciones al momento de atender un nacimiento es más bien un modelo

hegemónico regido por el paradigma tecnocrático (Magnone, 2010), ya que no solo se

visualiza al cuerpo como algo enfermo que debe ser curado, sino que también se lo

ve como algo separado de la mente, no como algo conectado entre sí en donde las

hormonas juegan un papel fundamental para permitir la continua información que se

maneja entre el cuerpo y el cerebro. Se visualiza el cuerpo como una máquina en el

que se pueden extraer sus partes. En este modelo, durante el parto el cuerpo

femenino también es visto como un objeto, como una máquina, y la tecnología que se

aplique es fundamental durante todo el proceso. Se ve el cuerpo de la madre como

una máquina defectuosa que necesita ser rescatada por el médico, centrando la

atención en la parte mecánica de la mujer y sin intenciones de ver a la misma como

una unidad psicosomática en la que lo fisiológico, lo sexual y lo emocional estén

relacionados. A la misma vez en este modelo, la paciencia del equipo médico no es

algo valorado, ya que se tiene la idea de que si existe la tecnología esta debe de ser

usada (Davis Floyd, 2001; Magnone, 2010).

A menudo la manera en que una mujer es (mal) tratada por el equipo médico durante

el proceso del parto, así como también el excesivo uso de prácticas intervencionistas,

generan en la mujer inseguridades y ansiedades que repercuten y dificultan su trabajo

de parto (Velho, et.al, 2012; Odent, 2006). Cuanto menos es respetado el proceso

fisiológico del parto, con prácticas rutinarias como mantener a la mujer acostada,

colocar oxitocina sintética, rotura artificial de membranas, entre otros más, se pone en

peligro la salud de la madre y el bebé y más riesgo de necesitar una cesárea existe,

sobre todo una cesárea innecesaria, ya que al imponer esas prácticas no se respeta el

proceso fisiológico del nacimiento (Olza & Lebrero, 2006; Odent, 2006).

Una manera para disminuir las cesáreas es evitar la medicalización innecesaria

durante el trabajo de parto y parto, y promover el parto espontáneo; así como también

fomentar el PVDC (Olza & Lebrero, 2006; MSP, 2014).

10

Aspectos psíquicos y emocionales de cesárea y PVDC

La satisfacción emocional que produce el PVDC es uno de los motivos por el que muchas

madres se alegran de haberlo intentado, incluso si de entrada preferían programar una

cesárea. Muchas mujeres se sienten completas, satisfechas, plenas y hasta exultantes tras su

parto vaginal (Olza & Lebrero, 2006).

Algo primordial para que la mujer planifique e intente un parto luego de una cesárea es

el deseo de poder llevar a cabo un parto vaginal y la información que la mujer obtenga

acerca de los riesgos y beneficios que ello implica en comparación con una cesárea de

repetición. Algo muy importante también es el apoyo que la familia y el equipo de salud

le brinda a la mujer en cuanto a la posibilidad de intentar un PVDC. Los profesionales

de la salud deberían respetar siempre los aspectos biológicos / fisiológicos y

psicológicos de la embarazada. Así como también centrarse en las necesidades de

esa mujer, brindándole la posibilidad de expresarse emocionalmente, ya que durante

el embarazo y al momento del parto esa mamá y su familia deben sentir que el equipo

de salud que la acompaña la apoya y confía en que ella puede lograrlo (López, 2011,

Borges, et al., 2008; Scott, 2011; Olza & Lebrero, 2006).

Existen espacios y organizaciones que se dedican a brindar apoyo a mujeres que han

tenido una o más cesáreas. También a través de las redes sociales existen grupos

internacionales y nacionales que apoyan y dan contención a madres que han pasado

por cesáreas y anhelan un parto vaginal. A nivel internacional algunos de los espacios

y organizaciones más conocidos son El Parto es Nuestro (EPEN) que es un espacio

virtual que a través de su plataforma web brinda información y apoya emocionalmente

a mujeres que han atravesado por una o más cesáreas, e ICAN que es una

organización que brinda apoyo a madres que han pasado por cesáreas, y a su vez

pretende mejorar la salud materno-infantil a través de prevenir mediante la educación

las cesáreas innecesarias. Esta organización también promueve, apoya y brinda

información científica y actualizada sobre PVDC (Farías, 2014; Olza & Lebrero, 2006).

Estos espacios, ya sean virtuales o presenciales permiten a la mujer sentirse

contenida y acompañada emocionalmente al poder compartir su experiencia y

escuchar experiencias similares.

Intentar un parto vaginal luego de haber tenido una cesárea es algo que no siempre es

apoyado por las instituciones de salud, ni por el entorno cercano de la mujer, pese a

que en las recomendaciones de la salud se establezca que es preferible un parto

vaginal a una nueva cesárea (Olza & Lebrero, 2006).

11

Por lo general, la mayoría de las mujeres que optan por una cesárea de repetición lo

hacen porque su médico les dijo que era el procedimiento más seguro. La opinión

técnica siempre es una influencia directa de alto poder a pesar de las mujeres estar

informadas por diferentes medios acerca del embarazo y del procedimiento del parto.

Por lo tanto si el médico anima a la mujer a tener un nacimiento por vía vaginal, esta

mujer se sentirá segura de poder hacerlo, sin embargo si plantea todo lo que podría

llegar a salir mal en un parto vaginal, está indirectamente promoviendo una nueva

cesárea (Hutter, 2010; Ortiz & De Marcos, 1998; Alarcon, 2012). No cabe dudas que

esta manera de dirigir el embarazo y el parto a través de las emociones, presionando

bajo “argumentos científicos” a la madre e imponiendo de manera camuflada la

intervención médica, indican una falta de respeto y confianza hacia el cuerpo de la

mujer (Olza & Lebrero, 2006; Farías, 2014).

En la actualidad son muchas las mujeres que culminan un embarazo por vía cesárea,

aun habiendo planificado y preparado para un parto vaginal, esto podría impactar

directamente no solo en el cuerpo de la mujer sino en la psiquis, desde deprimiéndola

al ver en su vientre la cicatriz, hasta tratar de evitar nuevos embarazos a través de una

infecundidad voluntaria (Sardiñas, 2005; Olza & Lebrero, 2006).

A nivel emocional el mayor obstáculo que puede llegar a presentar una mujer a la que

le fue practicada una cesárea es el “silencio” que suele rodear a esa herida emocional,

como bien lo denominan Olza & Lebrero (2006). A las madres que suelen expresar sus

sentimientos posteriores a la cesárea, muchas veces se las minimiza con frases como

“lo importante es que el bebé este bien”, o “los bebes nacidos por cesárea salen más

lindos”. Sin embargo también existe un alto índice de mujeres que no exteriorizan esos

sentimientos y que muchas veces son inundadas por sentimientos de culpa por

sentirse mal, ya que en el imaginario ella debería sentirse feliz por estar con su hijo/a;

o porque simplemente no logran identificar el origen de ese malestar que las agobia.

Incrementando entonces el sufrimiento interno y fomentándose la represión del duelo,

la no identificación del malestar y por ende la no resolución del mismo (Olza &

Lebrero, 2006; Farías, 2014).

Cuando el proceso del nacimiento de un hijo implica una alteración en la integridad

física de la mujer es indudable que eso generará un impacto psicológico, incluso en

cesáreas respetuosas y cuidadas emocionalmente. La herida emocional suele tener

mucho duelo, mucha elaboración de esa pérdida del parto y posparto que la mujer

anheló, así como también la incertidumbre de ser considerada una mujer normal en

embarazos posteriores. Sin embargo la cesárea puede ser vivida con tristeza o

12

emoción y la vivencia de esta experiencia puede cambiar a lo largo del tiempo,

dependiendo siempre del apoyo y contención emocional que la mujer obtenga de su

entorno. La mayoría de las mujeres a lo largo de su vida van incorporando la idea de

que parir vaginalmente un hijo es lo normal, no se suele imaginar que el niño nacerá

por cesárea, no se suelen cuestionar sobre la capacidad de parir, es por eso que la

sensación más generalizada entre quienes han atravesado una cesárea es la

sensación de pérdida del parto soñado. Para muchas mujeres el animarse a hablar

acerca de sus cesáreas y exteriorizar su decepción, es una manera de ir curando esa

herida emocional y un modo de empezar a reconciliarse con ese momento y con su

propio cuerpo (Olza & Lebrero, 2006; Farías, 2014).

A nivel social, son todavía desconocidos los efectos que tienen las altas tasas de

cesárea sobre algunos aspectos de la salud materna y del recién nacido. Se necesita

todavía más investigación en cuanto a la repercusión de la cesárea sobre el bienestar

psicológico y social de las mujeres (OPS-OMS, 2015; Odent, 2006).

Las mujeres a las que se les ha practicado una cesárea no quieren volver a vivir en un

próximo embarazo el sufrimiento emocional que tuvieron anteriormente, es por eso

que el logro de un PVDC implica un triunfo personal, se sienten empoderadas

haciendo que eso repercuta en su vida emocional ( Marcos, 2009)

El sufrimiento psíquico que genera la cesárea así como también el bienestar a nivel

emocional que conlleva un PVDC suelen ser omitidos en la mayoría de los estudios y

trabajos acerca del tema, y tampoco es tratado por los profesionales cuando una mujer

atraviesa una cesárea o planea un PVDC. Eso hace que la información que se tenga

al respecto sea muy escasa. Por ese motivo se considera oportuno generar aportes y

conocimientos desde la psicología, otorgándosele la atención e importancia que dicho

tema requiere.

13

PROBLEMA Y PREGUNTAS DE INVESTIGACION

El problema de investigación de este estudio se sustenta en la poca información que

existe en nuestro país, en cuanto a la temática planteada; y en donde a pesar de que

diferentes organizaciones e instituciones de la salud, hagan hincapié en la necesidad e

importancia de promover los PVDC, se sigan realizando cesáreas de repetición solo

por el hecho de tener cesárea previa. Se pretende poder acercarnos a las mujeres que

planificaron y llevaron a cabo un PVDC y conocer las vivencias subjetivas que le

otorgan a la experiencia; centrándonos no solo en los conocimientos previos y

expectativas que tenían acerca del PVDC, sino también en la significación posterior al

parto. Para la Psicología se considera enriquecedor estudiar este tema, para poder

comprender como atraviesa el proceso, que significado emocional tiene un PVDC y

como se vivencia el impacto de este acontecimiento que implica tanto en materia

emocional y en la vida sexual y reproductiva de la mujer; y en el proceso de

empoderamiento y de autonomía como sujeta de derecho. El tema planteado posee

gran importancia en cuanto a la Psicología como disciplina y práctica profesional se

refiere, pretendiendo a través de este estudio contribuir con la información disponible,

convocando a la disciplina a generar nuevos conocimiento para profundizar en dicha

temática y a realizar aportes en materia de investigación y/o técnica- profesional.

Como punto de partida se tomaran las siguientes preguntas:

¿Qué factores físicos y emocionales incidieron para que la mujer planifique un PVDC?

¿Las mujeres contaron con el apoyo de su familia, para llevar a cabo un PVDC?

¿Las mujeres contaron con el apoyo de su obstetra para la posibilidad de un PVDC?

¿En los centros de salud se le brindo información a la mujer sobre la posibilidad de

llevar a cabo un PVDC y se le informo acerca de los beneficios y riesgos?

¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos que resaltan de cada una de las

experiencias?

¿Cuál es el significado que le otorgan al PVDC una vez llevado a cabo?

OBJETIVO GENERAL

- Conocer la vivencia y la significación que le otorgan las mujeres al PVDC luego de

haber transitado la experiencia.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

- Indagar acerca de cuáles factores incidieron a la hora de planificar un PVDC.

14

- Conocer cuál es el papel que cumple la pareja y la familia de la mujer en la decisión

de planificar y llevar a cabo un PVDC.

- Indagar cual es la influencia y apoyo (o no) del obstetra en la decisión de la mujer

que busca un PVDC.

- Conocer de qué manera se informaron las mujeres acerca de las posibilidades de

tener un PVDC y de sus respectivos riesgos y beneficios.

- Conocer la experiencia de la cesárea y del PVDC, incluyendo aspectos físicos,

emocionales y psicológicos.

ESTRATEGIA O DISEÑO METODOLOGICO

Para la realización de este estudio se optó por una metodología cualitativa de carácter

exploratorio, que permita conocer cuáles son las experiencias de las mujeres que

planificaron un PVDC y cuáles fueron las vivencias psicoafectivas y sociales (pareja,

familia, etc.) una vez que lograron llevarlo a cabo. Esta metodología es la que más se

adapta a los objetivos propuestos permitiendo enfocar a la mujer desde una mirada

individual y desde su propia experiencia.

“el proceso de investigación cualitativa supone la inmersión en la vida cotidiana de la

situación seleccionada para el estudio, la valoración y el intento por descubrir la

perspectiva de los participantes sobre sus propios mundos, y la consideración de la

investigación como un proceso interactivo entre el investigador y esos participantes,

como descriptiva y analítica y que privilegia las palabras de las personas y su

comportamiento observable como datos primarios” ( Vasilachis, 2006, pág. 26).

Como técnica elegida para recolectar la información se optó por la entrevista en

profundidad con características semi estructurada. Este tipo de entrevista se

caracteriza por ser flexible, dinámica, abierta, no estructurada ni estandarizada, (Taylor

& Bogdan, 1987) lo que hace posible un mayor acercamiento al discurso de la

entrevistada.

Se estima la realización aproximada de 20 entrevistas, teniendo en cuenta el criterio

de saturación muestral. La muestra está definida por mujeres mayores de edad que

residan en el departamento de Montevideo, que hayan culminado su primer embarazo

con una cesárea y que su segundo embarazo haya finalizado a través de un parto

vaginal planificado ya sea en una institución o en su domicilio. Las entrevistas serán

realizadas durante el puerperio tardío, entre 6 y 18 meses luego del PVDC. No

formarán parte de la muestra: mujeres que no hayan tenido embarazos deseados/

15

buscados / aceptados, mujeres con discapacidad psíquica y/o intelectual y mujeres

cuyos bebés nacidos por cesárea o parto vaginal hayan muerto o presentado alguna

patología.

La captación de las mujeres será por medio de instituciones y organizaciones que

trabajen con la población a estudiar (instituciones de preparación de parto, embarazo,

crianza y lactancia) Se utilizaran también redes sociales y la técnica bola de nieve para

convocar el público objetivo.

CONSIDERACIONES ETICAS

Este proyecto de investigación será realizado teniendo en cuenta el decreto N°

379/008 del MSP, que apunta a apoyar la investigación con seres humanos,

preservando la dignidad y los derechos humanos de las personas involucradas. A su

vez se regirá por la Ley N° 18.331 de Protección de Datos Personales y Acción de

“Habeas Data” en donde se establece que todo sujeto que participe de un proyecto de

investigación tiene el legítimo derecho a que sus datos personales sean preservados,

de igual modo los registros escritos y/o electrónicos que pudiesen surgir de las

entrevistas serán conservados estrictamente y bajo la responsabilidad del personal

que lleve a cabo el proyecto de investigación. En este sentido se regirá bajo las

condiciones de seguridad y confidencialidad de manera que las personas ajenas a la

investigación no tengan acceso a la información.

Para poder llevarlo a cabo, este estudio será presentado al Comité de Ética en

Investigación de la Facultad de Psicología para su aprobación.

Se confeccionara y entregara a las mujeres participantes una hoja de información y

consentimiento informado, y se les explicara detalladamente las características de la

investigación bajo un lenguaje comprensible, así como la no obligatoriedad de

participar o continuar con la entrevista si así lo desean. Se establecerá cuál será la

forma de contacto durante la investigación y quien será el responsable para que se le

realicen las preguntas pertinentes. Posteriormente se les brindará el consentimiento

informado previo al comienzo de la entrevista solicitando su lectura y aceptación y

otorgándoles una copia del mismo a las participantes.

Teniendo en cuenta que durante las entrevistas se tocaran temas que pueden llegar a

generar algún malestar psíquico en la mujer al recordarlos, existe la posibilidad, en

caso de ser necesario, de contener profesionalmente y /o asesorar acerca de espacios

en donde puedan ser atendidas y/o escuchadas.

16

CRONOGRAMA DE EJECUCION

Actividades a desarrollar Mes

1

Mes

2

Mes

3

Mes

4

Mes

5

Mes

6

Mes

7

Mes

8

Mes

9

Mes

10

Mes

11

Mes

12

Revisión bibliográfica

Elaboración de la pauta de

entrevista y consentimiento

informado

Captación de las

entrevistadas

Realización de las

entrevistas

Desgravación y codificación

de las entrevistas

Análisis de los datos

obtenidos

Informe final y conclusiones

Presentación y difusión de

los resultados

RESULTADOS ESPERADOS

A partir de la ejecución de este estudio se busca poder brindar información y

conocimiento en relación al PVDC en nuestro país, destacando la relevancia que

puede tener tanto a nivel físico pero sobre todo psicoafectivo.

Se pretende conocer como transita y cuál es el significado de un PVDC para las

mujeres que lo planificaron y vivenciaron. Permitiéndonos analizar el ejercicio de los

derechos reproductivos y el proceso de autonomía de la mujer como sujeto de

derecho. Esto nos permitirá ofrecer información y promulgar conocimiento acerca del

PVDC y sus repercusiones emocionales, temática que en nuestro país es realmente

escasa, a su vez se pretende aportar conocimiento que apuntale las estrategias para

la reducción de cesáreas, enmarcadas dentro de los objetivos establecidos por el MSP

(2016) para la mejora de la salud perinatal.

Actualmente en nuestro país la mujer embarazada es vista bajo el modelo hegemónico

tecnocrático; pretendiendo con este estudio contribuir con las políticas sanitarias con

respecto a la atención en el embarazo, parto y puerperio, y poder pensar alternativas y

estrategias que incluyan a la mujer desde una mirada integral y con total uso de su

autonomía para poder vivir la experiencia como ella lo desee.

17

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Alarcon, D. (2012, Febrero 24) Parto después de cesárea. [Archivo de video].

Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=B9BLWfnAPfo&sns=fb

ASSE, Centro Hospitalario Pereira Rossell (2016) Informe de Gestión y Sistema

Informático Perinatal Año 2015. Recuperado de:

http://www.asse.com.uy/contenido/Hospital-de-la-Mujer-0-muertes-

maternas-disminucion-de-la-mortalidad-neonatal-8906

Besio, M. (1999). Cesárea versus parto vaginal. Una perspectiva ética. Revista

médica de Chile, 127 (9): 1121-1125

Borges, D.; Da Silva, F.; Liégio, M. & De Faria, P. (2008). Parto normal e

cesária: representações de mulheres que vivenciaram as duas

experiências. Revista electrónica de Enfermagem, 10(2):337-346.

Carrascosa, L. (2011). ¿Dónde está la temeridad? [Entrada en blog] El parto es

nuestro (EPEN). Recuperado de:

https://www.elpartoesnuestro.es/blog/2011/04/13/%C2%BFdonde-esta-la-

temeridad

Castro, R. & López, A. (2010). Poder médico y ciudadanía: El conflicto social de

los profesionales de la salud con los derechos reproductivos de América

Latina. Avances y desafíos en la investigación regional. Ed.: MS

Impresiones. Montevideo, Uruguay

Cóppola, F. (2015). Cesáreas en Uruguay. Revista Médica del Uruguay, 31 (1):7-

14.

Cuero, O. & Clavijo, C. (2011) Parto vaginal después de una cesárea previa,

Hospital San Juan de Dios, Cali (Colombia). Estudio de cohorte. Revista

colombiana de obstetricia y ginecología, 62 (2):148-154.

Davis Floyd. R. (2001). Los paradigmas tecnocráticos, humanista y holístico del

parto. Revista International Journal of Gynecology and Obstetrics, 75 (1):

5-23

Farías, C. (2014) Vivencias y significados de la cesárea para las mujeres que

han pasado por la experiencia. [Tesis inédita de maestría]. Facultad de

18

Psicología, Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.

Recuperado de:

https://www.colibri.udelar.edu.uy/bitstream/123456789/4473/1/Carolina%20

Farias.pdf

García, D. & Díaz, Z. (2010) Perspectiva antropológica y de género en el

análisis de la atención al embarazo, parto y puerperio. Revista Cubana de

Salud Pública, 36 (4) 330 - 342.

Harper, B. (1996) Opciones para un parto suave: Guía para tomar decisiones

informadas acerca de centros de alumbramiento, asistentes al parto, parto

en el agua, parto en casa, y parto en el hospital. Ed.: Inner Traditions. New

York, USA.

Huertas, E. & Pocco, D. (2010). Prueba de trabajo de parto en cesareada

anterior. Revista Peruana de Ginecología y Obstetricia, 56 (4) 284-288.

Hutter, R. (2010). ¿Cómo se sale de aquí? Una historia del parto. Madrid.

España. Ed.: Turner Noema.

Lee, I. (2004). Operación cesárea: estudio de causas y tendencias en un hospital

de segundo nivel. Rev Med IMSS, 42 (3): 199-204.

López, A. (2013) Salud sexual y reproductiva en la agenda de investigación y

formación en Psicología en Uruguay. Consideraciones conceptuales,

nudos críticos y desafíos. Conferencia Inaugural Actividades Académicas

2013. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Uruguay.

López, C. (2011). Parto después de una cesárea ¿Cómo conseguirlo? [Entrada

en blog]. ICAN. Montevideo. Uruguay. Recuperado de:

http://icanmontevideo.blogspot.com.uy/2011/05/parto-despues-de-una-

cesarea-como.html

Magnone, N. (2010) Derechos y poderes en el Parto, una mirada desde la

perspectiva de la humanización. [Tesis inédita de Maestría]. Facultad de

Ciencias Sociales. Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.

Maluf, L. & Malik, A. (2011) Modelos de assistência ao parto e taxa de cesárea

em diferentes países. Revista de Saúde Pública, 45 (1): 185-194.

19

Marcos, I. (2009). Vivir y acompañar un parto vaginal después de cesárea

(PVDC) [Entrada en Blog]. Sina, Lactancia y crianza. Valencia. España.

Recuperado de: http://www.asociacionsina.org/2009/09/26/vivir-y-

acompanar-un-parto-vaginal-despues-de-cesarea-pvdc/

Martínez, G.; Grimaldo, P.; Vázquez, G.; Reyes, C.; Torres, G. & Escudero, G.

(2015). Operación cesárea. Una visión histórica, Epidemiológica y ética

para disminuir su incidencia. Revista Médica del Instituto Mexicano del

Seguro Social, 53(5): 608-615.

Menéndez, E. (1983). Modelo Médico Hegemónico. Modelo Alternativo

Subordinado. Modelos de autoatención. Caracteres estructurales. Tomado

de: Hacia una práctica médica alternativa. Hegemonía y autoatención

(gestión) en salud. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en

Antropología Social. Cuadernos de la Casa Chata N° 86, México.

Recuperado de:

http://www.terceridad.net/Sistemasdesalud/Men%E9ndez,%20E.%20Model

o%20m%E9dico%20hegem%F3nico,%20modelo%20alternativo%20subor

dinado,%20modelo%20de%20autoatenci%F3n.pdf

Ministerio de Salud Pública (MSP) (2007). Guía en salud sexual y reproductiva.

Capítulo: Normas de atención a la mujer embarazada. Recuperado de:

https://www.sguruguay.org/documentos/msp-gssr-capitulo-normas-

atencion-mujer-embarazada.pdf

Ministerio de Salud Pública (MSP) (2014). Guías en Salud Sexual y Reproductiva

del Ministerio de Salud Pública. Manual para la atención a la mujer en el

proceso de embarazo, parto y puerperio. Recuperado de:

http://www.mysu.org.uy/wp-content/uploads/2014/11/2014-Manual-

Atenci%C3%B3n-Embarazo-Parto-y-Puerperio.pdf

Ministerio de Salud Pública (MSP) (2016). Objetivos Sanitarios Nacionales 2020.

Recuperado de:

http://www.msp.gub.uy/sites/default/files/archivos_adjuntos/Objetivos%20S

anitarios%20Nacionales%20FINAL%2017%20AGOSTO.pdf

20

Nápoles, D. & Piloto, M. (2012). Consideraciones actuales sobre la operación

cesárea. Recuperado de:

http://www.bvs.sld.cu/revistas/san/vol_16_10_12/san131012.htm

Odent, M (2006). La cesárea. Barcelona: Ed.: La Liebre de Marzo

Olza, I., Lebrero, E. (2006). ¿Nacer por Cesárea? Grupo editorial Norma:

Bogotá.

Organización Panamericana de la Salud (OPS) - Organización Mundial de la

Salud (OMS) (2015).La cesárea solo debería realizarse cuando es

medicamente necesaria. Recuperado de:

http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=1

0646:la-cesarea-solo-deberia-realizarse-cuando-es-medicamente-

necesaria&Itemid=1926&lang=es

Organización Mundial de la Salud (OMS) (2015). Declaración de la OMS sobre

tasa de cesáreas. Recuperado de:

http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/161444/1/WHO_RHR_15.02_spa.p

df?ua=1

Ortiz, C. & De Marcos, N. (1998). Parto vaginal poscesárea. Primeros casos en

Cuba. Revista cubana de obstetricia y ginecología, 24 (3): 117-121.

Ricci, P.; Perucca, E. & Altamirano, R. (2003) Nacimiento por parto vaginal

después de una cesárea. Prueba de trabajo de parto versus cesárea

electiva a repetición. Rotura uterina, una complicación posible. Revista

chilena de obstetricia y ginecología, 68 (6): 523-528

Rodriguez, G.; León, I.; Segura, A. & Atienza, A. (2011). Parto vaginal en

pacientes con cesárea anterior. Revista cubana de medicina militar, 40 (3-

4): 218-226

Romero, A.; Arce, R.; Lind, S. & Bazan, C. (2004) Prueba de trabajo de parto

en Pacientes con antecedentes de cesárea previa. Revista de Posgrado de

la VIa Cátedra de Medicina, 135 ( ): 12-16.

Sardiñas, A. (2005). La operación cesárea y la obstetricia de hoy. Revista

Ginecología y Obstetricia de México, 73 (3):155-159.

21

Scott, J. (2011). Parto Vaginal Después de Cesárea Un Planteamiento de

Sentido Común. Obstetrics & Gynecology. 118 ( ): 342-350.

Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) (2010). Parto Vaginal

tras cesárea. Protocolos Asistenciales en Obstetricia. Recuperado de:

https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/recursos/documents/seg

o_protocolo_pvdc_2010.pdf

Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) (2012). Placenta

previa. Protocolos Asistenciales en Obstetricia. Recuperado de:

http://www.elsevier.es/es-revista-progresos-obstetricia-ginecologia-151-

articulo-placenta-previa-S0304501313000812?referer=buscador

Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) (2013). Rotura uterina.

Revista Progresos de Obstetricia y Ginecología. 58 (6): 296-299.

Soto, C.; Teuber, H.; Cabrera, C.; Marín, M.; Cabrera, J.; Da Costa, M. &

Araneda, H. (2006). Educación prenatal y su relación con el tipo de parto:

una vía hacia el parto natural. Revista Chilena de Obstetricia y

Ginecología, 71 (2): 98-103.

Taylor, S. & Bogdan, R. (1984). Introducción a los métodos cualitativos de

investigación. Ed. Paidós. Buenos Aires, Argentina.

The American College of Obstetricians and Gynecologists (2010). Parto vaginal

después de un parto por cesárea. La decisión de hacer una prueba de

trabajo de parto después de una cesárea. Recuperado de:

http://www.acog.org/Patients/Search-Patient-Education-Pamphlets-

Spanish/Files/Parto-vaginal-despues-de-un-parto-por-cesarea

Uruguay, Ministerio de Salud Pública (MSP) (2008). Decreto 379/008.

Investigación con seres humanos. Publicado en el Diario Oficial 14 de

agosto de 2008. Recuperado de:

https://impo.com.uy/copetes/pdf/20080814/documentos.pdf

Uruguay, Poder Legislativo (2008).Ley N° 18.331. Protección de datos

personales y acción de “Habeas Data”. Publicado en el Diario Oficial 18 de

agosto de 2008. Recuperado de:

https://legislativo.parlamento.gub.uy/temporales/leytemp2319024.htm

22

Vargas, A.; Lévano, J.; & Lazo, M. (2013). Parto vaginal después de una

cesárea, aplicando un puntaje al momento del ingreso en un hospital.

Revista peruana de ginecología y obstetricia, 59 (4): 261-266.

Vasilachis, I. (2006) Estrategias de investigación cualitativa. Ed.: Gedisa S.A.

Barcelona. España.

Velho, M.; Kotzias, E.; Brüggemann, O. & Vizeu, B. (2012). Vivência do parto

normal ou cesáreo: revisão integrativa sobre a percepção de mulheres.

Texto & Contexto Enfermagem. 21(2): 458-66.

Villanueva, L. (2004.) Operación cesárea: una perspectiva integral. Revista de la

facultad de Medicina de la UNAM, 47 (6): 246-250.

Zighelboim, I. & Sánchez, W. (2007). ¿Cesárea una panacea? Revista de

Obstetricia y Ginecología de Venezuela, 67 (4): 217-221.