palestina en tiempos de jesus y el reino de dios 2013

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PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS Y EL REINO DE DIOS Compilado por Mario Recancoj Jesús no predicó el reino de Dios en abstracto, sino a un pueblo que vivía una realidad política muy concreta que vamos a resumir brevemente: 1) SITUACIÓN POLÍTICA – BAJO EL DOMINIO ROMANO Desde siglos Palestina vivía en una situación de opresión. A partir de 587 a.C. había dependido de los grandes imperios circunvecinos: Babilonia (hasta 538), Persia (hasta 331), la Macedonia de Alejandro (hasta 323) y de los sucesores de éste los Ptolomeos hasta 197 y de los Seléucidas de Siria hasta 166). Finalmente, cae bajo el imperio romano. Palestina estaba dominada por el imperio romano, el cual comprende desde Octavio (llamado Augusto César) en 27 a.C. hasta 476 d.C. con la disolución del imperio occidental. “Mare nostrum” nuestro mar, así llamaban los romanos al mar Mediterráneo, alrededor del cual extendieron su poder, su cultura, su lengua, religión etc. durante más de cinco siglos. El año 63 a. C. el general romano Pompeyo conquistó Siria – Palestina, comenzando una ocupación militar que tuvo su apogeo con la toma de Jerusalén por Tito en el año 70 d.C. y su destrucción en el año 135. La dominación romana era tal que la gente poderosa de Jerusalén decía: “No tenemos más rey que el César” (Jn 19,15) En tiempo de Jesús, Galilea era un reino vasallo de Roma bajo la dinastía herodiana, mientras que Judea estaba bajo el control directo de Roma, que tenía allí un prefecto que dependía del legado de Siria. En tiempo de Jesús era Poncio Pilatos, a quien el evangelio describe como una persona represiva y cruel. (Lc 13,1) Galilea era un pueblo pequeño y pobre, como ha puesto de manifiesto la arqueología, pero que está a solo 5 km. de Séforis, ciudad reedificada por Herodes Antipas, que la convirtió en capital de Galilea. 1

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Page 1: Palestina en Tiempos de Jesus Y EL REINO de DIOS 2013

PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS Y EL REINO DE DIOS

Compilado por Mario Recancoj

Jesús no predicó el reino de Dios en abstracto, sino a un pueblo que vivía una realidad política muy concreta que vamos a resumir brevemente:

1) SITUACIÓN POLÍTICA – BAJO EL DOMINIO ROMANO

Desde siglos Palestina vivía en una situación de opresión. A partir de 587 a.C. había dependido de los grandes imperios circunvecinos: Babilonia (hasta 538), Persia (hasta 331), la Macedonia de Alejandro (hasta 323) y de los sucesores de éste los Ptolomeos hasta 197 y de los Seléucidas de Siria hasta 166). Finalmente, cae bajo el imperio romano.

Palestina estaba dominada por el imperio romano, el cual comprende desde Octavio (llamado Augusto César) en 27 a.C. hasta 476 d.C. con la disolución del imperio occidental. “Mare nostrum” nuestro mar, así llamaban los romanos al mar Mediterráneo, alrededor del cual extendieron su poder, su cultura, su lengua, religión etc. durante más de cinco siglos.

El año 63 a. C. el general romano Pompeyo conquistó Siria – Palestina, comenzando una ocupación militar que tuvo su apogeo con la toma de Jerusalén por Tito en el año 70 d.C. y su destrucción en el año 135. La dominación romana era tal que la gente poderosa de Jerusalén decía: “No tenemos más rey que el César” (Jn 19,15)

En tiempo de Jesús, Galilea era un reino vasallo de Roma bajo la dinastía herodiana, mientras que Judea estaba bajo el control directo de Roma, que tenía allí un prefecto que dependía del legado de Siria. En tiempo de Jesús era Poncio Pilatos, a quien el evangelio describe como una persona represiva y cruel. (Lc 13,1)

Galilea era un pueblo pequeño y pobre, como ha puesto de manifiesto la arqueología, pero que está a solo 5 km. de Séforis, ciudad reedificada por Herodes Antipas, que la convirtió en capital de Galilea.

El poder y la riqueza se concentraban en la capital, Jerusalén. Otras zonas de Palestina eran pobres, como Galilea, de donde surgieron varias rebeliones y revueltas populares. Y dentro de Jerusalén, el principal símbolo y centro del poder era el Templo, que no sólo era lugar de culto, sino también el lugar donde se reunía el sanedrín y donde se guardaba el tesoro con las riquezas.

La máxima autoridad judía era el sanedrín (palabra griega que significa sentarse juntos), que estaba integrado por 71 miembros: ancianos, sumos sacerdotes, saduceos y algunos escribas. Lo presidía el sumo sacerdote. Tiene el poder político, vota las leyes, tiene policía propia, puede condenar a muerte, es también la corte suprema religiosa que fija la doctrina, establece el calendario litúrgico y regula la vida religiosa. En todo el país hay pequeños sanedrines compuestos por 23 miembros (cf. Mt 10, 17)

Frente a los ocupantes romanos, los judíos se dividían entre colaboradores y resistentes. Entre los grupos de poder que simpatizaban con los romanos hay que destacar a la corte herodiana, integrada por el rey y toda la burocracia de servidores. El más conocido es Herodes el Grande. Los herodianos eran fieles servidores de los romanos, se mostraban crueles con su propio pueblo y se daban una vida de lujo. Otro grupo social dominante eran los saduceos, que eran ricos, muy conservadores y fieles aliados de los romanos.

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Por el contrario, el “celo” por la ley, provoca a los más religiosos a una resistencia, pacífica por parte de los fariseos y, violenta por parte de aquellos a los que desde el año 66 a.C. se llamará zelotes. Fueron ellos los principales responsables de la rebelión que condujo al desastre del año 70 d.C.

Los judíos gozan en el imperio de un estatuto especial: exención del servicio militar, respeto del sábado y posibilidad de pagar un impuesto anual al templo. Así pues, dependen oficialmente de dos jurisdicciones: la del emperador y la del sanedrín de Jerusalén.

2) LA OPRESIÓN SOCIOECONÓMICA QUE GENERA RICOS Y EMPOBRECIDOS

En tiempos de Jesús, la economía en Palestina se sustenta en la agricultura como su recurso principal. Por todas partes se cultiva el trigo, base de la alimentación y la cebada. Los olivos dan aceite abundante para exportar a Egipto y Siria. La viña se cultiva sobre todo en Judea. Junto a las frutas y legumbres se producen granadas y los dátiles; las rosas con las que se fabrican perfunes y sobre todo el bálsamo de Judea, que cuesta un ojo de la cara.

Había ganado en abundancia: ovejas y cabras que producían carne, leche, cuero y lana. El templo, con sus numerosos sacrificios, obligaba a un gran consumo de bovino. La pesca se practicaba en los ríos, pero sobre todo en el lago de Tiberíades, donde se comercializaba el pescado seco o ahumado para todo el país.

Esto hace pensar que Palestina pudiera ser muy bien un pais “donde corre leche y miel” si no fuera por los impuestos y por la distribución desigual de las riquezas, lo cual generó una minoría muy rica que llevaba una vida cómoda y fastuosa y una mayoría pobre que apenas tenía para sobrevivir. La clase media la formaban los artesanos, los pequeños terratenientes, los sacerdotes de aldea. En el nivel más bajo estaban los esclavos que constituían un gran grupo sobre el cual recaían los trabajos más pesados. Pueden obtener su liberación por beneplácito de su dueño o pagando una gran suma.

Un pueblo desposeído: la tierra. Unas pocas familias acaparaban muchas tierras y vivían en altos niveles de lujo, mientras las grandes mayorías estaban privadas del acceso a la propiedad de la tierra. Ricos poderosos a los que no les importaba la pobreza de sus hermanos.

Un pueblo explotado por un sistema injusto: La carencia de tierras obligaba a la mayoría a vender su trabajo para subsistir; tenían que alquilarse como trabajadores eventuales e incluso como esclavos. Jerusalén absorbía la mayoría del empleo, sobre todo en la construcción de obras públicas y en el templo.

Un pueblo empobrecido: desempleo, mendicidad, hambre. Sin embargo, existía escasez de fuentes de trabajo y en el campo el empleo era ocasional. (Mt 20,1-7). El hambre, la miseria y la mendicidad alcanzaba a una gran parte de la población. Empobrecimiento y endeudamiento creciente.

Un pueblo despojado: los impuestos. La situación del campesinado galileo del tiempo parece que era sumamente difícil. Grababan sobre ellos enormes cargas de impuestos, con las que los herodianos financiaban su política de grandes obras públicas; a esto hay que añadir los impuestos exigidos por el Templo de Jerusalén. Las pequeñas propiedades agrícolas familiares que no podían pagar los impuestos, eran despojados de sus tierras. Consecuentemente se daba un proceso de concentración de la propiedad, de modo que los pequeños propietarios se convertían en jornaleros, a veces incluso en esclavos, y la emigración fuera del país era muy numerosa. (Mt. 20,1-15) Había impuestos por cada miembro de la familia, por la tierra, el ganado, las plantas productoras de frutos, el agua, la carne, la sal y, sobre todo, los caminos.

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Por si esto fuera poco, los judíos estaban obligados a pagar varios impuestos a Roma (Mt 22,17), por ejemplo la annona, que era un impuesto para mantener al ejército romano acampado en Cesarea; así también el impuesto sobre las propiedades y las personas, entre otros. Los publicanos eran los encargados de recaudar los impuestos dentro de su propio pueblo, por lo que eran considerados pecadores.

3) OPRESIÓN RELIGIOSA

La verdadera opresión, sin embargo, no consistía en la presencia del poder extranjero, sino en la interpretación legalista de la religión y de la voluntad de Dios. El cumplimiento de la Ley era la esencia del judaísmo. La Ley se había convertido por sus interpretaciones sofisticadas y tradiciones absurdas, en una tremenda esclavitud impuesta en nombre de Dios. (Mt 23,4; Lc 11,46) Jesús mismo exclama: “Me asombra cómo podéis anular el mandamiento de Dios para mantener en pie vuestra tradición” (Mc 7,9) La observancia escrupulosa de la Ley, en el afán por asegurar la salvación había hecho que el pueblo se olvidase de Dios, autor de la Ley y de la salvación. Especialmente la secta de los fariseos observaba todo al pie de la letra y atormentaba al pueblo con la misma escupulosidad. Decían: “maldito el populacho que no conoce la Ley” (Jn 7,49) Jesús los denuncia diciéndoles: “no les preocupan la justicia, la misericordia y la fidelidad” (Mt 23,23)

La Ley, en vez de ser una ayuda a la liberación, se transformaba en una jaula dorada; en vez de ayudar al hombre a encontrar al otro y a Dios, lo cerraba a ambos, distinguiendo entre quien era amado por Dios y quien no; entre quien era puro y quien no; quien era el prójimo a quien debo amar y quién el enemigo al que puedo odiar.

Israel se consideraba el pueblo elegido por Dios, a quien se le había revelado. Los demás pueblos eran considerados paganos y excluidos de la salvación. El templo de Jerusalén era el centro de la religión, pero a su vez el centro político y económico de la nación. Restaurado por Herodes, el templo se levantaba en una explanada de unos 300 x 500 metros. Es el lugar santo de la presencia de Dios con unos accesos estrictamente regramentados. En el Santo de los Santos, habitación vacía cerrada del templo, donde se encontraba antiguamente el arca de la Alianza, sólo podía penetrar el sumo sacerdote una vez al año, el día del Yom Kippur, o día del Perdón. Sobre el inmenso altar de 25 metros de lado y 7.5 de alto se inmolaba por la mañana y por la tarde un cordero en sacrificio perpetuo, junto con innumerables sacrificios privados.

En las diferentes comunidades existe una sinagoga, que es el lugar de reunión de los creyentes judíos. Es el lugar donde se forja la fe y la piedad del pueblo. El culto se celebraba tres veces al día. La oración de todo buen judío la debía realizar tres veces al día. Dentro de sus fiestas más importantes encontramos: la fiesta de Pascua que conmemora la liberación de la esclavitud en Egipto. Pentecostés, se celebra cincuenta días después de la Pascua, fue primero la fiesta de la cosecha (Ex 23, 16; 34, 22) pero pasó a ser luego la celebración del don de la Ley en el Sinaí. La fiesta e las Tiendas o de las Chozas, recuerda la estancia del pueblo en el desierto. El Yom Kippur o Día del Perdón, es una fiesta de penitencia. El Shabath o Sábado es, con la circunsición, la práctica más sagrada. Ese día se debe descansar para alabar a Dios.

Dentro de los grupos religiosos encontramos: Los sacerdotes: en la cima de la jerarquía está el sumo sacerdote, quien es el responsable de la Ley y del Templo, también es el presidente del sanedrían. Es un cargo vitalicio que pueden ejercer solo cuatro familias. Los sacerdotes del templo y los rurales que son alrededor de 7000. Los fariseos quienes meditan y cumplen estrictamente la Ley. Los saduceos, era la casta aristocrática y sacerdotal, son colaboradores de los romanos. Los esenios, vivían en oración y meditación de las Escrituras, se apartaban de las ciudades. Los samarintanos quienes se había separado del judaísmo oficial, mantenían

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relaciones tensas con los judíos. (Lc 9, 52; Jn 4, 9) El “pueblo de la tierra”, era el término con el que se designaba al pueblo sencillo e ignorante de la ley. (Jn 7, 49; Hech 4, 13)

Por otra parte, la fe y resistencia de los pobres, es incondicional a Dios. Todo el pueblo está a la expectativa de una intervención espectacular de Dios quien liberará a su pueblo de toda opresión a través de su Mesías, su ungido.

EN ESTE CONTEXTO JESÚS ANUNCIA EL REINO

En este ambiente de injusticia, autoritarismo y dominación represiva es que Jesús anuncia el Reino de Dios como liberación del pueblo más pobre. Es por eso que los poderosos vieron que Jesús ponía en peligro su poder, por lo que le acusaron de subversivo y le condenaron a muerte. (Lucas 23, 1-2)

Después de treinta años (Lc. 3,22) de vida escondida en Nazaret, Jesús se presenta al pueblo. En Nazaret, El ha convivido largos años (Lc. 2,51-52) con los campesinos de Galilea, explotados por el sistema de los impuestos heredados de los persas y de los griegos y por el latifundio creado por los romanos.

Mientras crecía (Lc. 2,40) en sabiduría, edad y estatura delante de Dios y de los hombres, presenciaba las explosiones de violencia tan numerosas entonces en Galilea; la organización de los guerrilleros zelotes, la transferencia de la capital de su región a Tiberíades, las tentativas infructuosas de los romanos para reducir a la obediencia al pueblo rebelde de Galilea.

Veía cómo los escribas y fariseos reunían y organizaban al pueblo en torno a las sinagogas, enseñándoles la tradición de los antiguos (Mc. 7,1-5), dándoles fuerza para resistir, preparándolos para la próxima venida del Mesías, aguardada por todos como inminente. Veía también cómo ellos, en lugar de enseñar la ley de Dios y mostrar el rostro verdadero del Padre, lo escondían tras una cortina espesa de normas y obligaciones que hacían imposible la observancia de la ley para los pobres (Mc. 7,6-13). Estos se veían condenados por sus líderes como ignorantes (Jn 7,49) y pecadores. Se les decía que eran malditos de Dios y que el Reino de Dios no era para ellos.

Veía también la piedad confusa y resistente de los pobres, tan bien expresada en el cántico de María (Lc. 1,46-55) y en la esperanza difusa de un nuevo éxodo. Los pobres esperaban que llegase el tiempo de la liberación prometida desde los tiempos antiguos (Lc, 1,71-73).

Creciendo en medio de esta realidad conflictiva de explotación económica, de explosiones sociales, de desintegración creciente de las instituciones, de explosiones mesiánicas, Jesús, unido al Padre, se convierte en alumno de los acontecimientos, descubre dentro de ellos la llegada de la hora de Dios y anuncia al pueblo: "El plazo se ha vencido. El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Nueva" (Mc. 1,15).

Jesús presenta su programa de predicación del Reino en la sinagoga de Nazaret: "El Espíritu del Señor está sobre mí: el Señor me consagró por su Espíritu. Me envió a traer la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos su libertad y devolver la luz a los ciegos; a despedir libres a los oprimidos y a proclamar el año de la gracia del Señor" (Lc. 4,18-19).

E inmediatamente se pone Jesús a mostrar en qué consiste concretamente ese reinado de Dios: Pasa noches en oración, y fomenta en otros el deseo de orar. (Lc 11, 1; 5, 16)

Busca un grupo de seguidores, que sean amigos suyos y amigos entre sí, amigos en el Señor (Mc. 1,16-20; 2,14; 13-19) y vivan el estilo de vida que llevaba. Parece seguro que

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los envió a anunciar el Reino, y que trató de construir con ellos una especie de “comunidad alternativa” que no se rigiera por los criterios de la sociedad civil de aquella época, que Jesús resumía así: “los que gobiernan tiranizan, y encima se hacen llamar bienhechores” (ver Lc 22, 25ss: “entre ustedes no sea así”).

Combate el poder de los espíritus del mal, los expulsa, libera de ellos al hombre (Mc. 1,23-28); la ignorancia era mayor en aquellos tiempos, y eran muchas las personas a las que los "espíritus" atormentaban el cuerpo y el alma;

Sana y restaura la vida del pueblo para el servicio (Mc. 1,29-34)

Libera de su enfermedad, vergüenza y soledad al leproso marginado por la familia y la religión, y lo reintegra a la sociedad (c. 1,36-39)

Ama, perdona y cura al pecador atormentado y paralítico (Mc. 2,1-12); Las prostitutas son preferidas a los fariseos. (Mt 21, 31-32) Los publicanos tienen preferencia sobre los escribas (Lc 18, 9-14)

Denuncia que no hay cosa más impura que el puritanismo de los "justos", "separados", que desprecian a los que no son "puros" como ellos (Mc. 2,13-17);

Denuncia la injusticia e insensibilidad de los ricos y poderosos. Desenmascara el mal uso del poder como tiranía y opresión e invita a ejercerlo como servicio.

Respeta viejas costumbres de personas y grupos, pero sin admitir componendas, remiendos ni mezclas para la novedad revolucionaria de su "evangelio" (Mc. 2,18-22);

Defiende a las mujeres, a los niños, y a los marginados. Llama a la igualdad haciéndolas sus discípulas. Pone a los niños como profesores de los adultos (Mt. 18, 1-4)

Ayuda al necesitado (y es nada menos que "hacer bien", "salvar una vida") aún por encima de todas las normas las religiosas (Mc. 3,1-5).

Comparte la mesa, los intereses y los sentimientos con los excluidos de aquella sociedad, pecadores, prostitutas, publicanos, (Ver Mc 2, 15ss; Lc 15,1; Mt 11,25ss). Da de comer a los hambrientos.

Acoge a los extranjeros y los atiende en sus necesidades, admira su gran fe. (Lc. 7, 2-10)

Presenta a los samaritanos, considerados enemigos y herejes, como modelo a los judíos. (Lc 10, 33)

Recibe en su grupo a guerrilleros zelotes, (Mt. 10. 4; Mc 3, 18)

Revela a Dios como Padre bueno de todos y todas (Mt 23, 8-9), e invita a imitarlo.

Entra en conflicto con la teología oficial (en temas como el sábado, en qué consiste la pureza del hombre, con quiénes está Dios, cuál es el sentido y valor de la Ley...).

Entra en conflicto con el Templo y el culto oficial, permitiéndose incluso una acción de cierta dureza, al echar por tierra todo el montaje de ventas que posibilitaba el culto, y declarar que aquel Templo estaba llamado a desaparecer y ser sustituido por otro “no hecho de manos humanas”.

Desata la necesidad de quitarlo de en medio violentamente y ejemplarmente. Necesidad que se justificó en nombre de Dios, pero que procedía de la sensación de amenaza que acompañaba a su anuncio del Dios del Reino.

Cuando ya vio venir el final, apostó por la esperanza. Por su fidelidad al Padre, quedó solo, despreciado y abandonado. Muere entre insultos, dando un grito (Mc. 15, 37). Es el grito de todos los pobres. Muere creyendo que la vida maltratada de las víctimas es más

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fuerte que el poder del victimario. Muere confiando todo su ser en las manos del Padre que a través de su muerte libera a su pueblo de la muerte y el mal. “¡Y al tercer día el Padre lo resucitó”.

Después de treinta años (Lc. 3,22) de vida escondida en Nazaret, Jesús se presenta al pueblo con su mensaje y actuación liberadoras (Lc. 4, 18). Se presenta como el que viene a realizar las esperanzas del pueblo fomentadas y alimentadas por los profetas a lo largo de los siglos. El se presenta como el Mesías no triunfalista sino como Mesías-Siervo sufriente anunciado por Isaías (Is 42,1-9; 61,1-2).

BIBLIOGRAFÍA1. Boff Leonardo (1980) Pasíon de Cristo Pasión del Mundo. 2. Boff Leonardo (1978) Jesucristo el Liberador.3. Charpentie Etnie (1985) Para leer el Nuevo Testamento.4. Mesters, Carlos. ( ) La Práctica Liberadora de Jesús.5. Pagola ( ) Aproximación a Jesús Histórico

PARA LA REFLEXIÓN E INFORME DE LECTURA

1. Elabore un comentario general sobre la lectura. 2. ¿De qué forma nos oprimen los nuevos imperios?3. En la actualidad ¿Cuáles son las causas que generan la pobreza en Guatemala? Argumente.4. ¿De qué manera es que la religión oprimía a las personas en tiempos de Jesús? ¿Hay alguna

semejanza con lo que acontece hoy con el cristianismo?5. De acuerdo a la lectura: El mensaje liberador del Reino de Dios que Jesús anuncia y realiza:

¿Es solo espiritual o integra todos los ámbitos de la vida? Argumente.

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