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Palabra de VidaPalabra de Vida
Mayo 2012Mayo 2012
«Yo he venido para traer fuego al mundo, y ¡cómo me gustaría que ya estuviera ardiendo!»
(Lc 12,49)
En el Antiguo Testamento
el fuego simbolizala Palabra de Dios
pronunciadapor el profeta.Pero, también,el juicio divino
que purificaa su pueblo,pasando por
en medio de él.
Así es la Palabra de Jesús, construye,pero simultáneamente destruye lo que no tiene
consistencia, lo que tiene que caer, lo que es vanidady deja en pie sólo la verdad.
S. Juan Bautistahabía dicho de él:«Él os bautizará
en Espíritu Santo y fuego», anunciando
el bautismo cristiano inaugurado el día de Pentecostés con la
efusión del Espíritu Santo y la apariciónde las lenguas de
fuego.
Por tanto ésta esla misión de Jesús:
arrojar fuegosobre la tierra, dar el Espíritu
Santocon su fuerza renovadora
y purificadora.
«Yo he venido para traer fuego al mundo, y ¡cómo me gustaría que ya estuviera ardiendo!»
(Lc 12,49)
Jesús nos da el Espíritu. Pero ¿de que modo actúa el Espíritu Santo?
Lo hace infundiendo en nosotros el amor.Ese amor que nosotros, por deseo suyo,
debemos mantener encendido en nuestros corazones.
¿Y cómo es este amor?No es terrenal, limitado; es amor evangélico.
Es universal como el del Padre celestial que manda la lluvia y el sol sobre todos, sobre buenos y malos, incluso sobre los
enemigos.
Es un amor que no espera nada de los demás, sino que toma siempre la iniciativa, es el primero en amar.
Es un amor que se hace uno con cada persona: sufre con ella, goza con ella, se preocupa con ella, espera con ella.
Y lo hace, si es necesario, concretamente, con hechos. Un amor, por tanto, no meramente sentimental, no sólo de
palabras.
Un amor por el cual se ama a Cristo en el hermano y en la hermana, recordando aquel: “A mí me lo hacéis”.Es un amor, además, que tiende a la reciprocidad,
a realizar con los demás el amor recíproco.
Este amor, siendo expresión visible, concreta,de nuestra vida evangélica, subraya y da valor a la
palabra que luego podremos y deberemos ofrecer para evangelizar.
«Yo he venido para traer fuego al mundo, y ¡cómo me gustaría que ya estuviera ardiendo!»
(Lc 12,49)
El amor es como un fuego, lo importante es que permanezca encendido.
Y, para que esto sea así, es necesario que queme sempre algo.
Ante todo, nuestro yo egoísta, y se hace así porque,amando, estamos completamente volcados en el otro:
o en Dios, cumpliendo su voluntad, o en el prójimo, ayudándolo.
Un fuego encendido, aunque sea pequeño, si se alimenta puede llegar a ser un gran incendio. Ese incendio de
amor, de fraternidad universal que Jesús trajo a la tierra.
«Yo he venido para traer fuego al mundo, y ¡cómo me gustaría que ya estuviera ardiendo!»
(Lc 12,49)
““Palabra de Vida”Palabra de Vida”
Texto de: Chiara Lubich, escrito en 1982.
Este comentario de la Palabra de Vida se traduce a 96 lenguas e idiomas,
incluido el gallego, y llega a varios millones de personas en todo el mundo
a través de prensa, radio, televisión e internet.
Puede ser tomado de la revista “Ciudad Nueva” edición española
en el número correspondiente a mayo 2012
donde también se encontrarán experiencias y otros artículos de interés.
““Palabra de Vida”Palabra de Vida”
Texto de: Chiara Lubich, escrito en 1982.
Este comentario de la Palabra de Vida se traduce a 96 lenguas e idiomas,
incluido el gallego, y llega a varios millones de personas en todo el mundo
a través de prensa, radio, televisión e internet.
Puede ser tomado de la revista “Ciudad Nueva” edición española
en el número correspondiente a mayo 2012
donde también se encontrarán experiencias y otros artículos de interés.
Nota del Secretariado de Catequesis de Santiago de Compostela para el curso 2011-12, cuyo lema del proyecto,
uniéndose a la diócesis, es:
““A PALABRA DE DEUS, CORAZÓN DA CATEQUESE”A PALABRA DE DEUS, CORAZÓN DA CATEQUESE”“Hemos comprendido que nuestra diócesis y el mundo necesita una cura de Evangelio porque sólo la Buena Nueva puede devolverle la vida que le falta. Por eso se nos invita a vivir la Palabra de Vida, o de cualquier otro modo la Palabra de Dios, por ejemplo la que se proclama cada domingo en la celebración de la Eucaristía”.
¡Seamos evangelios vivos, palabras de vida, otro Jesús¡
Y así imitaremos a María Santísima, la Madre de la Luz, del Verbo: la palabra viva
“A nosotros no nos basta con vivirla cada uno por su cuenta; es necesario además que nos comuniquemos mutuamente nuestras experiencias sobre ella. Así nos evangelizaremos como individuos y como comunidad: somos Jesús cada vez más, individualmente y colectivamente” (C.L.).
Comunicarnos la luz que recibís desde la Palabra y la vida que se va construyendo en vosotros desde ella. Podéis hacerlo por correo electrónico: [email protected]
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