página | 1 - librosenllamas.weebly.com · staffs tanto de traducción como de corrección, ......
TRANSCRIPT
Página | 1
Página | 2
Este documento es una traducción oficial del foro Eyes Of Angels, por y
para fans.
Agradecemos la distribución de dicho documento a aquellas regiones
en las que no es posible su publicación ya sea por motivos relacionados
con alguna editorial u otros ajenos.
Esperamos que este trabajo realizado con gran esfuerzo por parte de los
staffs tanto de traducción como de corrección, y de revisión y diseño,
sea de vuestro agrado y que impulse a aquellos lectores que están
adentrándose y que ya están dentro del mundo de la lectura. Recuerda
apoyar al autor/a de este libro comprando el libro en cuanto llegue a tu
localidad.
Página | 3
Moderadora de Traducción Katiliz94
Traducción Apolineah
Jane
Jess16
Katiliz94
kmi25
Meghan Fray
Nanami27
Pily
Ritita
Moderadora de Corrección Meghan Fray
Corrección
Katiliz94
Marta_rg24
Pily
Recopilación y Revisión
Katiliz94
Diseño
PaulaMayfair
Página | 4
Página | 5
Hasta que conoció a Asher, la vida de Ember siempre había sido sobre
la muerte.
Estar cerca de Asher, sin embargo, y poder tocarlo la ha cambiado y la
hizo sentir viva por primera vez. Pero ahora él se ha ido, dejándola de
nuevo en su aislamiento, con el vacío de no poder ser tocada y con la
maldición del Ángel Sombrío.
Mientras la batalla estalla entre Ángeles de la Muerte y Parcas, ella
desesperadamente busca repuestas sobre quién es, de dónde vino y
qué necesita para detener la batalla. Pero las cosas se complican
cuando Cameron regresa a su vida y comienza a invadir sus
pensamientos y emociones.
Ember trata de mantenerse cuerda mientras la línea entre la vida y la
muerte se desdibuja. Vidas son amenazadas y tomadas. Homicidios hay
por todos lados. Necesita averiguar qué es real, qué es una ilusión y por
quién tiene verdaderos sentimientos antes que sea demasiado tarde.
Página | 6
Traducido por MaryJane♥
Corregido por katiliz94
i vida se ha convertido en una serie de páginas de libros,
cuerpos muertos, presagios de muerte, ángeles y
Parcas. Eso es todo. Voy a la universidad, regreso a casa,
leo, y luego duermo en el silencio de mi casa mientras siento la
sensación persistente de presagios de muerte que había sentido ese
día. Cuando cierro los ojos, veo los rostros de los muertos que vi, mi
maldición, mi debilidad, mi tortura.
Hoy ha sido un día difícil porque vi a Asher, o eso creí, pero
cuando me acerqué a él, era sólo un tipo con el pelo negro que se
parecía a él. Cuando detuve al chico, gritando el nombre de Asher, me
miró como si estuviera loca, sobre todo cuando se dio cuenta de que
era Ember Rose Edwards, la rara de la ciudad que todo el mundo cree
que es una asesina.
Acabé saliendo temprano de la universidad y volviendo a casa
para leer, como hago todos los días, con la esperanza de poder
encontrar algo que me dé una idea de cuál es mi maldito propósito. A
que enfrentaré en el futuro si me convierto en el último Ángel Sombrío
de pie. Cómo sabré cuando sea la última en pie. O, mejor aún, cómo
puedo deshacerme de los Anamotti, un grupo de sociedad secreta de
Parcas, que se unieron para eliminar a los Ángeles Sombríos, uno por
uno, incluyéndome a mí.
Últimamente me he convertido en un blanco enorme para ellos y
luchar contra la locura por mí misma, bueno, es cada vez más
difícil. Siento mi mente retorcerse de una manera que no creía que
fuera posible. A veces pierdo el conocimiento. Oigo voces. Veo la
muerte. Y lo peor es que no tengo a nadie.
Dejo de escribir cuando la dolorosa verdad late en mi pecho. Miro
hacia abajo a la página que acabo de llenar con más o menos las
mismas palabras que el día anterior... —Dios mío, estoy llegando a ser
tan repetitiva. —Decido que necesito un descanso de la escritura, cierro
M
Página | 7
mi diario y lo cambio por un libro, el que Raven me dio acerca de las
Parcas y los Ángeles de la Muerte durante el baile de Halloween hace
un mes. Me inclino contra la cabecera de mi cama, apoyando las
rodillas y poniendo el libro en el regazo. Entonces encuentro el lugar
donde lo dejé anoche, donde el tema cambia de cómo una Parca
conduce a un alma a una especie de reino oculto.
Hay un lugar entre la vida y la muerte donde las almas que llevan
la sangre de los Parcas pueden vagar libremente. Es conocido como el
Reino de las Sombras, una barrera entre la vida y la muerte. La zona
permite a los Parcas ver en el mundo y todavía permanecer sin ser
detectados, escondidos en una sombra que no puede ser vista por
cualquier persona que no posea la sangre Parca. Esto les permite
causar estragos en víctimas inocentes...
¿Reino de las sombras? ¿Es así como las Parcas quedan tan bien
escondidas? ¿Cómo pueden aparecer de la nada?
En la parte deformada y retorcida de mi mente, me pregunto si
puedo ver este reino de sombras ya que tengo sangre Parca dentro de
mí. Me pregunto si podía entrar en él. Me pregunto qué significa esto de
mí. ¿Cuánto mal prospera dentro de mí, cuánta de mi sangre de Parca
me posee?
Decido añadir la información del reino de las sombras a la lista en
la pared de cosas que he descubierto sobre los Ángeles Sombríos
durante las últimas semanas, que no es un infierno de un montón, pero
es mejor que nada. Agarro un marcador de mi mesilla de noche y
traslado al Ángel pintado en mi muro que Raven señaló. Por debajo del
pie, he comenzado una lista de cosas que he descubierto sobre
Ángeles Sombríos:
1) Los Ángeles Sombríos pueden ver la muerte.
2) Experimentan desmayos, pierden la noción del tiempo, y, a
veces oyen voces.
3) Fueron creados porque había una batalla por el control de las
almas de humanos entre los Ángeles de la muerte y Parcas.
4) Sangre Ángel y Parca corre por las venas del Ángel Sombrío
para crear un equilibrio entre las especies así ninguna de ellas pueda
robar almas.
Página | 8
5) Son lo que une a los Ángeles y Parcas a la Tierra como castigo
por iniciar la batalla, para empezar, lo que los convierte en blanco de
tortura a pesar de que se supone que deban permanecer intactos. Las
Parcas han roto las reglas, sin embargo, y tratan de enloquecer Ángeles
Sombríos o darles su sangre malvada.
El problema con el número cinco es que la única persona que
puede castigar a las Parcas y Ángeles por romper las reglas es su líder, y
Asher me dijo que su líder, Michael, no lo hará. Luego está el hecho de
que, por supuesto, al líder de las Parcas le importa una mierda. Es un
proceso inútil tener al último Ángel Sombrío porque el último en pie tiene
que tomar una decisión: si lo bueno o malo gobernará sobre todas las
almas. Si ganarán las Parcas o los Ángeles. Hay más que eso, sin
embargo. Una de las últimas palabras de Asher fue que tenía que
averiguar qué pasó con el último Ángel Sombrío, pero todavía tengo
que descubrir algo acerca de eso.
Esto es todo lo que realmente he descubierto hasta ahora y es
frustrante.
Suspiro y anoto otro hecho por debajo de la lista:
6) En el Reino de las Sombras, aquellos con sangre Parca pueden
esconderse en este lugar entre la vida y la muerte, pasar inadvertidos,
torturar a sus víctimas.
Después de que haya terminado, pongo el lápiz abajo y vuelvo a
la lectura, con la esperanza de obtener más respuestas.
Dado que las Parcas caminan sin sus víctimas a sabiendas de que
existen, no tienen fácil acceso a sus pensamientos y la forma en que
toman decisiones. Les permite torturarlos de la manera más
exasperante. La mayoría de las Parcas han pasado tiempo en el reino,
disfrutando de su verdadera naturaleza para observar a los seres
humanos antes de tomar sus almas.
Me estremezco, pensando en cómo Cameron me ha espiado
muchas veces y como siempre me preguntaba cómo lo hizo.
Sin embargo, las Parcas son más conocidas por observar Ángeles
Sombríos detrás del velo de la nada. Aunque muchos creen que las
Parcas simplemente quieren torturar a los Ángeles Sombríos con el fin
de ganar la batalla y ganar almas, hay algunos que creen que hay una
Página | 9
razón más profunda para la locura. Ha habido varios informes realizados
a lo largo de los siglos de que las Parcas toman las almas de los Ángeles
Sombríos y proceden a su recogida con fines desconocidos. También ha
habido muchas especulaciones de estos propósitos que van desde la
obtención de poder hasta lograr la inmortalidad lejana.
Se creía que las almas de los Ángeles Sombríos eran intocables
porque no pertenecen a los Ángeles, a los Segadores o los seres
humanos, ya que son un equilibrio de los tres. Y hay muchos que todavía
creen que eso es verdad, sin embargo, los hechos demuestran que las
Parcas han encontrado formas de evadir estas reglas y se han recibido
informes de que no sólo son capaz de robar las almas inocentes, incluso
después de la batalla, sino que también han robado almas de Ángeles
Sombríos, que contienen más energía que cualquier otra alma, ya que
están conectados a los tres mundos. Pero durante mucho tiempo la
pregunta seguía siendo: ¿cómo lo hacen?
Después de múltiples conteos de investigación, he llegado a creer
que es posible a través del et furabatur de Anima tenebroso. El proceso
del et furabatur de Anima tenebroso muy posiblemente podría quitar el
alma de un Ángel Sombrío. Dependiendo de cómo se mire, hay un
beneficio que podría venir con la eliminación de un alma con el et
furabatur de Anima tenebroso porque el alma de un Ángel Sombrío
contiene una gran cantidad de energía. De hecho, tiene el poder
suficiente para liberar a las almas puras atrapadas por la posesión
Parca.
A medida que la página termina, mi corazón golpea en mi pecho
ante lo que acabo de leer. Me apresuro y cambio, con ganas de leer
más, mientras que también tengo miedo de que esto pudiera estar
pasando. Temerosa de poder leer algo que posiblemente me podría
tentar a renunciar a mi propia alma para liberar a las personas que me
importan.
No tamen est possibile Anima tenebroso est fere impossibile
Furari. Sed determinatio temporis et magnis. De contritione et magnis
triste minantes Angeli.
—No... No... No. No. —Rápidamente recorro un par de páginas,
pero no tengo tanta suerte de encontrar algo que pueda leer. —Todo
está escrito en latín.
Página | 10
Paso las páginas un poco más, como si de alguna manera
convirtiera milagrosamente las palabras en inglés de nuevo. Pero no, así
que lo pongo a un lado en la mesa de noche y bajo para coger el
portátil, con la esperanza poder traducir algunas de las palabras en
línea.
Enciendo la luz de la sala de estar, dejando que la pálida luz llene
la habitación, y ponga un poco de brillo en la depresión de la
vacuidad. El silencio de la casa es tristemente familiar, pero es la forma
en la que ha estado durante semanas. Mi madre todavía no está,
recibiendo tratamiento por su adicción a las drogas y mi hermano, Ian,
apenas ha existido desde que le pregunté sobre la foto que encontré
de Alyssa. O está evitándome o planeando mi muerte, nunca puedes
estar demasiado seguro de quien juega de qué lado.
Recojo el portátil de la mesa de café y me vuelvo hacia la
escalera con él bajo el brazo. Cuando llego a la puerta, tengo la
extraña sensación de que alguien me está mirando, pero hago lo mejor
para quitármelo de encima, pensando que probablemente estoy
adicionalmente nerviosa a causa de lo que acabo de leer... aun así, no
puedo dejar de observar todas las sombras de la habitación, así como
las paredes, moviéndose con las ramas del exterior. Ninguna de ellas
parece avanzar hacia mí, así que voy al piso de arriba, desesperada por
encontrar la manera exacta en que las Parcas roban almas de Ángeles
Sombríos y lo que le sucede a las personas poseídas por ellas.
Cuando estoy pasando por el cuarto de mamá, trato de no mirar
dentro, pero no puedo evitarlo cuando la puerta se abre. Mi sangre aún
mancha la alfombra de cuando me apuñaló antes de que tomara su
vida, así no moriría. Todavía me culpa por ello. Las pocas veces que ha
hablado, me recordaba que soy una asesina, igual que mi padre. Que
maté a mi abuela y traté de matarla. Que no me quiere. A veces me
pregunto si está poseída, también, si la he perdido contra las Parcas,
pero no la he visto en persona por semanas, así que es difícil estar
segura.
Por último, aparto la mirada de la sangre en la alfombra y regreso
a mi habitación. Me siento en la cama, abro la portátil, y espero a que
arranque. Mi habitación se ha vuelto notablemente más fría y, si es aún
posible, la casa parece más tranquila. Echo un vistazo por encima de mi
hombro, notando que mi ventana se resquebrajó. Trato de recordar si la
Página | 11
había abierto antes, pero eso es ridículo, ya que es finales de noviembre
y está helado. No, alguien ha estado en mi habitación.
Dejo el ordenador a un lado y me levanto.
—¿Hay alguien aquí?
Exploro la habitación por donde dejé mi cuchillo cuando me doy
cuenta de que la mesita de noche está vacía y mi corazón se
detiene. El libro. Se ha ido.
—Mierda —maldigo, corriendo hacia la ventana. La abro más y
miro hacia abajo en el suelo. No hay nada más que sombras por debajo
de la luz de la luna y no puedo ver nada con el fin de saber si alguien
está ahí abajo, huyendo u observándome.
—Maldita sea. —Dejando escapar un suspiro de frustración, me
inclino hacia atrás, cierro la ventana y la bloqueo.
La irritación se eleva en mí. Ese libro era lo único que tenía de
información sobre Ángeles Sombríos y ahora se ha ido, justo cuando me
estaba acercando a algo que tal vez podría explicar cómo liberar a las
almas puras. Lo que es aún peor son las posibilidades de quien lo
tomó. El Anamotti. Cameron. Otra Parca. Raven. Uno de los muertos
vivientes.
Empiezo a hundirme en la cama, agravada más allá de las
palabras, cuando se forma una sombra en la pared. Al principio creo
que es una de las ramas que se desplazan fuera de mi ventana, pero
entonces toma la forma de una figura alta que se mueve
sigilosamente. El corazón me golpea en el pecho mientras salto sobre
mis pies, debatiendo si debo correr o perseguir a la maldita cosa,
porque supongo que cogió el libro.
Se da la vuelta cuando llego a la mitad de mi habitación y
comienza a dar vueltas alrededor de mí con sus brillantes ojos negros
como cenizas. Retrocedería pero terminaría caminando a través de
ella, mientras se precipita detrás de mí. Tropiezo y caigo mientras
escalofríos atraviesan mi cuerpo. Mis piernas ceden y caigo sobre la
cama, cubriéndome al instante el rostro mientras la sombra se cierne
sobre mí, apuntando directamente a mi boca. Cierro los ojos, sintiendo
entrar el frio que se filtra en mi cuerpo y se extiende. Mi pulso se ralentiza
mientras mi respiración disminuye, y por un momento, creo que voy a
Página | 12
morir de nuevo. Pero entonces, todo se vuelve muy tranquilo, mientras
espero que me mate, robe mi alma. En cambio, el frío comienza a
evaporarse de mi cuerpo.
Después de que un minuto o dos pasan, me atrevo a abrir los ojos
y no lo veo por ningún lado. Compruebo mi cuerpo, parece estar
bien. Cuando me incorporo, la sombra se ha ido y mi habitación está
vacía. Me quedo pensando si algo escondido en la Reino de las
Sombras, algo que ha estado observándome me atrapó y se llevó el
libro, ya que no quería que yo averiguara lo que había en esas páginas.
Página | 13
Traducido por Jane
Corregido por katiliz94
e he vuelto loca. Loca. He caído desde el profundo
extremo. Chocado. Ardido. Ember ya no existe. En su
lugar está esta chica débil que rápidamente se está
hundiéndo en la oscuridad. Mi mente no me pertenece. No importa la
forma en que lo exprese, suena igual de loco. Pero es la verdad. Día tras
día, vago sola, sin poder confiar en nadie mientras busco respuestas que
me conduzcan a la verdad.
No he visto la sombra desde que se presentó esa noche alrededor
de un par de semanas, pero no puedo dejar de pensar en ello y en
cómo me golpeó de la nada y tomó el libro en el momento adecuado
en que estaba a punto de descubrir sobre liberar a las personas de la
posesión. Me pregunto si fue una Parca del Reino de las Sombras. Me
pregunto si fue Cameron.
Me pregunto muchas cosas. La mayoría de ellas, sin embargo, es
que creo que me estoy volviendo loca. Que tal vez no vi la sombra en
absoluto. Siempre estoy a la deriva cada vez más hacia donde el
Anamotti me quiere.
También estoy muy sola. No puedo tener suficiente control de mi
mente para ver pasar la soledad, así que simplemente paseo.
Sin rumbo.
Todos los días.
A lugares a los que no quiero ir, a hacer cosas que no quiero
hacer. No sé lo que me está pasando.
Esas fueron las palabras que escribí justo antes de que saliéramos
esta noche, a pesar del hecho de que hay un toque de queda en la
M
Página | 14
ciudad en el lugar debido a las frecuentes muertes y desapariciones
que han ocurrido en las últimas semanas.
Tomé el camino trasero hasta casa para evitar a la policía, que
me han estado observando desde que Asher me dejó. Dos detectives
aparcan enfrente de mi casa cada noche y a veces durante el día. Me
vigilan y a la calle en la que vivo porque creen que tuve algo que ver
con la muerte de McKenzie y de las otras chicas que han desaparecido
o aparecido muertas durante las últimas semanas en Hollows Grove. No
estoy segura de cuál es la causa de todo, si se trata de las Parcas o
algún otro, pero sí sé quién mató a McKenzie, su padre, que es una
especie de figura importante en la ciudad, ya que es rico.
Mi plan inicial cuando salí de casa era ir al cementerio. Es el último
lugar en el que vi a Asher, y por alguna razón, siempre me da consuelo,
como si no lo imaginara, a pesar de que estoy empezando a creer que
lo hice. Que es sólo un fantasma o un recuerdo que se desvanece
creado a partir de la locura. Sin embargo de alguna manera me
encuentro dando un paseo por razones desconocidas.
Termino en dirección a las afueras de la ciudad, tomando la ruta
más larga posible mientras voy de excursión por el sendero junto al
río. Paso por unas pocas personas, pero no les presto atención porque
parecen fuera de lugar justo cerca del cauce del río, lo que
probablemente significa que están muertos. Se ha convertido en algo
cotidiano para mí. Muertos. En todos lados. Ahora son tan comunes
como las personas vivas.
Está más frío de lo que normalmente lo está en Hollows Grove y
estoy temblando incontrolablemente, incluso con la chaqueta de cuero
puesta. Quiero ir a casa, de vuelta a la calidez y la seguridad de mi
habitación, sin embargo no puedo dejar de avanzar pasando los
almacenes de metal rústico situado en las grietas oscuras de la
ciudad. Mis pies se mueven de manera impulsiva con cada paso y
cuando por fin dejo de caminar, estoy de pie delante de la entrada a
un club subterráneo situado en el borde de la ciudad, que ni siquiera
sabía que existía. Es un edificio de metal pequeño, tiene una sola puerta
que está abierta con música a todo volumen en el interior. Muestro al
gorila mi ID y aunque sólo tengo diecinueve años, me deja pasar con
cero de vacilación.
Página | 15
Cuando entro, el sudor, el olor a humedad y parpadeantes luces
me rodean inmediatamente. Me muevo con vacilación pasando a las
personas, hacia las escaleras y hasta la pista de baile en el centro de la
habitación. No sé porque voy allí, dado que no me gusta tocar a la
gente, sin embargo, me abro paso hasta la mitad de los cuerpos
sudorosos, porque es lo que la voz dentro de mi cabeza me dice que
haga.
Una vez allí, me pongo a bailar, a la espera de lo que venga
después, y momentos más tarde, lo siento, el por qué estoy aquí. Estoy
en busca de la muerte, pero no cualquier muerte, una específica llena
de plumas y capas —Parcas y Ángeles. De hecho, me está pidiendo
encontrarlo; encontrar a la Parca, encontrar al
Ángel. Escoger. Elegir. Vida. Muerte. Quiero correr, pero la fuerza invisible
me convence de que me quede quieta. Suéltate. Baila. Así que lo hago.
El sudor me empapa la piel y el calor de la habitación arde a
través de mis venas como fuego líquido. Apenas puedo respirar por el
corsé de cuero, pantalón negro y botas de cordones, mientras que la
gargantilla de encaje en mi cuello se aprieta. La música es tan
ensordecedora que pulsa a través de mi cuerpo, vibra en mis tímpanos
y arriba y abajo de mis piernas.
Siento que me estoy derritiendo, ahogándome en cera caliente,
ya que las muertes de las personas que me rodean empapan mi
cuerpo.
Sangre. Agonía. No puedo respirar. Silencio. Paz. Meta crujiendo,
colapsos, retorcimientos. Sofocante. Sangre. Muerte. Sangre. Muerte.
Dios, extraño el silencio de Asher.
Fuerzo a mi cerebro a funcionar para superar el dolor y el horror
mientras cazo a la muerte, la esperanza de que cuando lo encuentre,
vaya a estar libre de lo que me está atando a este lugar, y tal vez, sólo
tal vez, por fin pueda obtener algunas respuestas a lo que está
causando esto. ¿Tiene algo que ver con mi sangre de Ángel Sombrío o
es el Anamotti? Cameron? ¿Qué es?
Cuando la canción cambia a una con graves profundos, me
libero de mis pensamientos. Pongo las manos en el aire y cierro los ojos,
dejándome ahogar dolorosamente en la muerte de los que me rodean,
mientras que mi pelo negro cae de sus lazos y se pega a la parte de
Página | 16
atrás de mi cuello y hombros. El hedor de alcohol y sudor me envuelve y,
con cada contacto de piel, veo presagios.
Enamorados. Desamparados. Enfermedades. Cuchillos. Sangre.
Puñaladas. Sangre. Luna llena. Cielo nocturno. Grava. Edificios. Sangre
en el suelo, en las manos. Copas. Plumas.
—Mierda. —No quiero decirlo en voz alta, pero realmente no
importa ya que la música es tan ensordecedora que el sonido de mi voz
se pierde en el ritmo. Mis manos caen a los costados mientras abro los
ojos y busco en mi entorno la muerte de la persona que sentí, pero lo
único que veo son personas chocando unos contra otras con la cabeza
inclinada hacia atrás, mientras suben con el éxtasis.
Giro alrededor para rozar la espesa multitud detrás de mí, sin
embargo se juntan más fuertemente cuando el tempo de la música
aumenta y todo el mundo se vuelve loco; manos agitándose en el aire,
codos y rodillas golpeándome desde todas las direcciones. Empujando
mi salida, me dirijo hacia el fondo de la sala a la barra alargada llena
de gente pidiendo bebidas y coqueteando con los demás. Para el
momento en que me acerco al borde de la pista de baile, estoy
jadeando por la embriaguez de la muerte, perdiendo el control de mi
maldición y mi cuerpo. Mi mente. Trato de combatirlo, sabiendo que no
quiero estar aquí, sabiendo que no vine aquí por mi cuenta, sin
embargo, parece que no puedo escapar.
—Tengo que salir de aquí —murmuro en pánico mientras abanico
la mano delante de mi cara húmeda.
Estoy a punto de correr a toda velocidad por la escalera que me
llevará fuera, cuando veo a una figura elevada con una capucha
oscura sobre su cabeza, cerca de la puerta. El resplandor verde de la
señal de salida brilla en su cara mientras el miedo recorre mis venas, más
potente que la adrenalina que sentí en la pista de baile no estoy segura
de sí se trata de Cameron o alguna otra Parca, pero es lo que estaba
buscando esta noche, puedo sentirlo en mis huesos y mis
pensamientos: ve a él. Elige la muerte.
Meto mis miedos a un lado y ligeramente paso los dedos a lo
largo de la navaja en el bolsillo trasero de mis vaqueros. Entonces me
empujo a través de las personas y paso hacia la Parca. La música se
vuelve agitada y el suelo vibra bajo mis zapatos mientras subo por las
escaleras. Cuanto más me acerco, más feroz mi corazón golpea contra
Página | 17
mi pecho, y al tiempo que doy un paso hacia las escaleras finales, estoy
mareada de las prisas, agarrándome a la barandilla para apoyarme.
Me detengo en la parte superior, mirando a la Parca cerca de la
puerta mientras me pregunto quién está detrás de la capa. Nadie más
parece darse cuenta de ello, lo cual es típico ya que la mayoría de la
gente no ve a la muerte caminando. La Parca parece no darse cuenta
de mí, sin embargo, sus ojos sin alma se centraron en la multitud abajo.
Quiero alejarme, huir, pero no puedo negar la atracción invisible
que siento hacia ella, por lo que poco a poco me abro paso a través
del esbelto balcón, un pie delante del otro. Cuando estoy a punto de
alcanzarle la mano, la Parca se gira repentinamente, azotando su capa
alrededor, y la tela roza mi mejilla. Retrocedo, tropezando con las botas
y parpadeo los ojos contra el aguijón. Cuando mi visión se centra una
vez más, se ha ido y la puerta se cierra de golpe.
Corre tras él.
La persigo, mis piernas y manos se mueven por su cuenta cuando
puedo recuperar el cuchillo y salgo por la puerta hacia el exterior y en
la brisa fría. Se está acercando el invierno y el suelo es de cristal con
hielo, la luna enorme en el cielo estrellado. Los edificios que rodean el
callejón están vacíos, tapiados, cerrados. Las únicas señales de vida
vienen de un barril ardiendo por el callejón a mi derecha con unas
cuantas personas sin hogar en pie alrededor de él, hablando y
bebiendo lo que parece una botella de whisky.
No veo a la Parca en ningún lugar, pero oigo una capa a mi
izquierda, así que me lanzo en esa dirección.
Date prisa, más rápido.
Mis piernas y dedos tiemblan mientras persigo la muerte, a pesar
de que no quiero. Para nada. Las Parcas sólo tienen un propósito
conmigo y eso es para joder mi mente y tratar de llevarme hasta el
punto de la locura. ¿Y si es Cameron? ¿Qué pasa si me pierdo en él
como lo hice en el cementerio? ¿Y si trata de tomar el control de mi
cuerpo otra vez?
Deja de pensar tanto y sólo ve con él.
Rodeo la esquina del edificio pequeño oculto bajo el club,
golpeando una parada en el callejón oscuro. No hay nada en el final
Página | 18
que no sea una valla de tela metálica y sombras. En todos
lados. Bailando a mi alrededor. No estoy segura de lo que las está
causando, aunque algunas se mueven como la que estaba en mi
habitación.
Queriendo salir de allí y, al mismo tiempo, sintiendo la conexión o
lo que sea que me hizo venir aquí romperse, me giro para irme. A medio
giro oigo que alguien camina detrás de mí y el suave movimiento de
una capa.
Mátalos.
Mis músculos se tensan mientras doy la vuelta sobre los talones
con el cuchillo dirigido hacia delante. Segundos después, la punta de la
misma golpea contra algo sólido y termino rozando directamente a
través de su pecho. Profundo, también. Siento horriblemente la
sensación de entrada del cuchillo en la tela y luego los músculos,
chocando en un hueso. Entonces la sangre sale a borbotones cuando
el cuchillo engancha la piel y se abre. A medida que la sangre caliente
salpica sobre mi piel, pelo y ropa, me doy cuenta de que la Parca ya no
está, sino una chaqueta, pantalones y una camiseta desgarrada.
Debido a que la Parca no es una Parca, es un ser humano.
—Oh, Dios mío. —Dejo caer el cuchillo al suelo. Acabo de
apuñalar a alguien.
Me quedo mirando a la persona que acabo de apuñalar con
horror mientras se agarra el pecho y colapsa en el asfalto, nuestras
miradas se encuentran mientras lucha por respirar y mantener los latidos
de su corazón.
—Yo no… lo que hice... —Caigo de rodillas al lado del chico, la
herida todavía chorreando sangre. Mira a su alrededor, la sangre
empapando su pelo y ropa, el miedo en sus ojos, como si pudiera ver a
la muerte, ver lo que viene para él—. Mierda.... —El aturdimiento me
recorre. Tengo que hacer algo. ¡Parar esto! ¡Ayudarlo!
Echo un vistazo alrededor del callejón vacío y luego presiono la
mano sobre su pecho para tratar de detener la hemorragia. Mientras la
sangre empapa contra mi mano, su presagio de muerte empapa mi
mente. Cuchillo. Puñalada. Sangre en las manos y la tierra. Yo, de
rodillas sobre él mientras que toma su último aliento.
Página | 19
¡Oh, Dios mío!
¿Qué debo hacer? ¿Correr? ¿Llamar a la policía? ¿Acabar con
él?
Entierro el último pensamiento de mi cabeza y hago más presión
en el pecho del hombre, ya que se eleva y desciende de forma
inestable.
—Sólo espera —ruego, buscando el teléfono en mi bolsillo trasero,
sabiendo que pase lo que pase, es lo que hay que hacer.
Él continúa mirándome, respirando con dificultad, sus labios se
separan.
—Sé dónde está tu padre... —jadea, atragantándose con la boca
llena de sangre.
Cada músculo de mi cuerpo se enrolla apretadamente en nudos.
—¿Qué pasa con mi padre?
Sacude la cabeza, la sangre goteando de sus labios y por la
barbilla.
—Yo no... —dice jadeando de nuevo, entonces el movimiento de
su pecho se detiene y su cabeza se desploma a un lado.
El terror me recorre, mientras me doy cuenta de lo que esto
significa.
Que acabo de cometer un asesinato.
Página | 20
Traducido por Pily
Corregido por katiliz94
sesinato. La palabra pesa mucho en mi mente. Me han
llamado asesina muchas veces desde que mi padre
desapareció, pero nunca ha habido ninguna verdad real
detrás de esto.
Sin embargo, ahora existe.
—No —susurro, entrando en pánico, mis manos temblando contra
su pecho inmóvil.
Enderezo las piernas y arrastro mi mano ensangrentada por el
pelo cuando me tambaleo hacia atrás.
—No... no ... no
—No importa cuántas veces lo digas, él todavía va a estar
muerto.
El sonido de la voz envía un escalofrío de miedo y de ira a través
de mí. Cuando su aliento luego acaricia la parte trasera de mi cuello,
mis pelos se ponen de punta. Sé que debería correr, pero estoy
paralizada, mis pies ya no están bajo mi control.
—Te he echado de menos, princesa —susurra Cameron en mi
oído y luego mordisquea el lóbulo de mi oreja.
El ligero escozor de sus dientes rozando mi piel me despierta lo
suficiente de mi trance para ser capaz de dar la vuelta y mirarlo. A
través de la oscuridad, todavía se ve tan inquietantemente bello como
la última vez que lo vi. Su larga capa de color negro fluye de la tierra
con la capucha dispuesta para que pueda ver sus rasgos faciales
A
Página | 21
perfectamente tallados. Sus ojos se mezclan con la noche, con el pelo
pálido como la luna, su piel como porcelana y sus largos brazos
delgados están extendidos hacia mí, pidiendo que vaya más cerca.
—Aléjate de mí —me las arreglo para decir, sin embargo soy
incapaz de alejarme de él, mis brazos siguen estando a los lados y mis
pies están congelados—. Tienes que irte... No te quiero aquí y si te digo
que te vayas, entonces tienes que hacerlo.
Burlonamente agita su dedo hacia mí.
—Ahora, Ember, ten cuidado con lo que pides. Podría hacer lo
que me dices que haga. —Su mirada se desliza por el hombre muerto
en el suelo justo detrás de mí—, y luego dejarte sola para limpiar el
desorden.
—No quiero tu ayuda —siseo—. Ahora vete.
—¿Estás segura de eso? —Cuestiona con burla en su tono—.
¿Estás segura de que quieres que me vaya y te deje limpiar este
desastre en paz?
—S-sí —tartamudeo, mi confianza abandonándome mientras
miro hacia abajo al cuerpo muerto justo detrás de mí y al charco de
sangre en el suelo a su alrededor.
Él ladea una ceja mientras yo vuelvo mi atención a él.
—No pareces tan segura. —Extiende la mano y roza con el dedo
justo debajo de mi barbilla, cerrando los ojos mientras la luz de la luna
destaca la suprema felicidad en su expresión—. Dios mío, he echado de
menos la sensación de tu piel... tan suave.
Por un momento me dejé llevar por el sonido de su voz, pero
entonces veo destellos de la cara de Asher a través de mi mente, me
suelto de la mano de Cameron y me quedo sin aliento.
—¿Cómo puedes extrañar algo que apenas has tocado? —
pregunto—. Sólo me tocaste un par de veces y solamente porque te
llevaste mi fuerza de voluntad.
Su brazo cae a su lado y un toque de ira parpadea en sus ojos.
—¿Es eso lo que te dices a ti misma para sentirse mejor acerca de
todo lo que has hecho conmigo?
Página | 22
—No hice nada contigo —protesto—. Nada de lo que quería
hacer, de todos modos.
Da un paso hacia adelante, lo que reduce el espacio entre
nosotros.
—¿Estás absolutamente segura de eso? ¿No sentiste ninguna
conexión en absoluto conmigo? No puse tu cuerpo a sentir cosas que
nunca habías sentido antes. —Su voz se reduce a un tono ronco cuando
sus dedos rozan mis caderas—. ¿Era todo control mental? Tu mente es
tan débil que puedo hacer que hagas lo que quiera con sólo susurrarte.
—Yo... —Abro la boca para discutir, pero las palabras son gruesas
en mi garganta y me doy cuenta de algo—. ¿Eres el que me trajo aquí,
verdad, al igual que me hiciste quedarme en el cementerio contigo –
confundiéndome e inmovilizándome? —pregunté.
Su silencio y la expresión condescendiente lo dice todo.
—¿Sabes algo acerca de esto? —Hago un gesto al cuerpo,
recordando lo que dijo justo antes de morir—. El tipo dijo que sabía algo
sobre mi padre... ¿Sabes de lo que estaba hablando?
—¿Te sentirías mejor acerca de todo esto si fuera yo quien te
obligara? ¿Tengo tanto poder sobre ti? ¿Te afecto tanto? —Me
pregunta, evitando mi última pregunta sobre mi padre—. ¿O algo peor?
—No sé... —Me siento increíblemente confusa.
—¿Sabes qué? —dice Cameron con altivez—. Creo que te gusto
en secreto y no quieres admitirlo.
Frunzo el ceño.
—Yo... —Las palabras no salen de mi boca. ¿Qué está mal
conmigo? ¿Soy yo o Cameron haciendo imposible para mí negar que
siento algo por él?
Cuanto más tiempo el silencio se debate entre nosotros, el
presumido Cameron se crece hasta que su ego está tan hinchado que
en serio quiero golpearlo en la cabeza. En cambio, llego y toco su cara.
Su piel esta sin afeitar y áspera contra mis dedos. Me deja sentir su rostro
mientras sus ojos se quedan ilegibles. No sé por qué lo estoy haciendo,
por qué lo estoy tocando. Ya sea que él posea mi mente o que el
tiempo que he pasado lejos de él me ha hecho darme cuenta... de
Página | 23
algo. Todo es tan vago, tan desconocido. Todo lo que sé es que no
puedo controlarme.
Por último, se rompe la conexión al inclinarse hacia un lado y mirar
al suelo detrás de mí.
—Eso fue un asesinato bastante brutal asesinato. No sabía que lo
tenías en ti.
Oh, Dios mío. ¿Cómo he olvidado en pocos momentos que he
matado a alguien? La realidad me da una bofetada en la cara, dura,
fría y cortante.
—No fue mi intención hacerlo —tartamudeo, mi expresión cae al
ver el cuerpo y el vómito amenaza con subir por mi garganta—. Pensé
que eras tú. —Miro hacia atrás a Cameron, que me está mirando
fijamente—. Y yo...
Una sonrisa maliciosa se propaga a través de su cara.
—¿Así que estaba tratando de matarme? —pregunta
divertidamente.
—No tengo idea de lo que estaba tratando de hacer... tal vez
debes decírmelo ya que pareces tener tanto control sobre lo que hago.
Me evalúa de cerca, a sólo unos pasos de distancia.
—Bueno, te perdiste, si yo era el objetivo inicial.
Niego con la cabeza.
—Obviamente.
—No te ves molesta —especula cuando froto mis manos arriba y
abajo de los brazos estremeciéndome con los escalofríos o la sensación
de frío tal vez, no estoy segura de cuál.
—No siento nada —admito, tomando nota de la repentina falta
de sensación en mi cuerpo—. ¿Por qué es eso...? —Abruptamente lo
empujo hacia atrás, pero apenas se mueve—. Espera, ¿qué me estás
haciendo?
Él se encoge de hombros con indiferencia, mientras me mira
estoicamente.
Página | 24
—Quizás. Si lo estuviera haciendo, ¿te gustaría que me detenga?
No me atrevo, tengo miedo de sentir el dolor que viene con la
toma de una vida. ¿Qué tanto va a doler? ¿Tanto o peor que cuando
perdí a mi padre?
—No sé... —Lucho con lo que es correcto e incorrecto, en última
instancia. Asiento con la cabeza—. Quiero sentirlo... Sentir lo que hice.
—Muy bien. —Me mira y segundos después soy atacada con
emociones tan poderosas que se siente como que me voy a dividir
abierta por la presión—. ¿Todavía estás segura de querer sentirlo? —
pregunta, observándome como si fuera la cosa más fascinante que
jamás ha existido—. Porque puedo adormecer tu cuerpo. Es uno de mis
muchos talentos. —Lo dice con orgullo.
—No quiero ser insensible.
Envuelvo mis brazos alrededor de mí, perforando las uñas en mi
piel mientras me derrumbo en el suelo de rodillas. Se siente como si miles
de agujas se clavaran en mi piel, desgarrándome, ya que me he
llenado de remordimiento y culpa, miedo y confusión. Me duele la
cabeza, mi corazón se acelera. Me siento como si estuviera a punto de
estallar. O morirme. Es insoportable. Doloroso. Ruidoso
Luego se pone bruscamente tranquilo y quieto.
Me vuelvo hacia Cameron.
—He dicho que quiero sentir.
Cameron rueda los ojos y luego dobla las rodillas y se agacha
delante de mí.
—Deja de ser una reina del drama por nada.
—¿Nada? —Pongo en duda con los dientes apretados—. Acabo
de matar... Acabo de matar a alguien. —Casi me ahogo con las
palabras—. Alguien que podría haber sabido algo sobre mi padre, a
menos que tú pusieras esas palabras en su boca.
—Sí, pero puedo arreglarlo —dice simplemente, evitando la
pregunta acerca de mi padre—. Todo lo que necesitas hacer es
pedírmelo.
Página | 25
—Estás mintiendo.
—No, no lo estoy.
Es indescifrable, indigno de confianza. Es la muerte en su forma
más malvada, sin embargo, me encuentro diciendo:
—Entonces hazlo. —No me gusta ir a un lugar donde le pueda
deber, pero al mismo tiempo, no quiero ser responsable de un asesinato,
especialmente cuando él dijo algo sobre mi padre—. Si se puede,
entonces pruébamelo. Tráelo de vuelta.
Sacude la cabeza, metiendo mechones de mi pelo por detrás de
la oreja.
—No sin un precio, princesa. Ya deberías saberlo.
Estrecho mis ojos.
—De ninguna manera. Me niego a hacer negocios contigo.
Se encoge de hombros otra vez, luego endereza las piernas y se
pone en pie.
—Bueno, entonces creo que voy a tomar su alma e irme.
Empieza a mover un viento a mí alrededor, sin embargo salto
sobre mis pies, lo esquivo y pongo barricadas en su camino con las
manos a los lados. Nuestros cuerpos están al ras, nuestra mezcla de
calor es sofocante a pesar de que el aire frío circula alrededor de mí.
—No puedo —le digo, mi voz temblorosa—. No voy a dejarte
tomar su alma.
Él toma mi barbilla con un brillo malicioso en los ojos.
—Sabes tan bien como yo que no tienes ningún control sobre esta
situación. —Entonces deja que me vaya y me da un codazo a un lado,
en dirección al chico en el suelo. Empieza a inclinarse hacia él.
—Espera. —Corro tras él, y sin siquiera pensar, me tiro en su
espalda, envolviendo los brazos y piernas a su alrededor—. Lo haré,
simplemente no tomes su alma. Que viva... por favor, Cameron.
Me mira por encima del hombro.
Página | 26
—¿Quieres traerlo de vuelta? —pregunta, sus ojos oscureciéndose
con deseo.
Asiento con la cabeza sin entusiasmo.
—Sí, por favor... Nunca quise matarlo y no... No quiero ser
responsable de eso. —Me deslizo de su espalda y pongo la planta de
mis pies en el suelo, lanzando un suspiro cuando Cameron se vuelve a
mirarme.
—¿Y quién dice que tengo la capacidad de hacer eso? —
Cuestiona.
Su voz sale un poco inestable y de tono alto, como si estuviera
muy nervioso, lo cual es extraño. El Cameron que conozco es engreído y
arrogante todo el maldito tiempo. Debo haber tocado una fibra
sensible o algo así.
—¿Quién dice que puedo resucitar a los muertos? —Fuerza anillos
de risa a nuestro alrededor.
—No te hagas el tonto conmigo, Cameron. —Empujo su pecho
sólido con el dedo, fingiendo ser más confiada de lo que soy—. Sé que
puedes. Acabas de decir que podías.
—No, dije que podía arreglar esto —afirma con
condescendencia, tratando de meterse con mi cabeza. Delibera algo
por un momento y luego su boca se curva hacia arriba en una sonrisa
socarrona—. ¿Qué pasa si te dije que podría hacerlo? —Da un paseo
alrededor de mí a una velocidad casi inhumana, agitando su capa,
terminando detrás de mí e inclinándose a la derecha por encima del
hombro—. ¿Qué me darías si te doy este regalo? —Su voz me llega al
oído, haciendo que me estremezca.
—¿Qué quieres? —Ya imagino lo que quiere de mí y el
pensamiento sólo crece cuando su dedo se desplaza por mi columna
vertebral.
—Creo que ya lo sabes —susurra, acariciando su mejilla contra la
mía mientras muele sus caderas contra mi trasero.
Mis músculos se enmarañan y siento ganas de huir, pero me obligo
a permanecer inmóvil.
—Vas a tener que ser más específico.
Página | 27
—Más específico que esto. —Sus dedos recorren desde mi
espalda a mis caderas y luego sus manos se aplanan y se deslizan por
mis lados y a lo largo de las curvas de mis senos. Me estremezco, vómitos
arden en la parte posterior de mi garganta cuando un escalofrío pasa a
través de mi cuerpo. No sé lo que quiero. Estoy en conflicto. Perdida.
Probablemente porque está jodiendo con mi cabeza y no deja que
sienta mis verdaderas emociones.
Abro la boca para decirle que se detenga, pero luego me palpa
el pecho, con los dedos a la deriva por debajo de la parte superior del
corsé y de mis pezones.
—Di que sí, que me darás lo que quiero —susurra en mi oído, su
voz en algún lugar entre una demanda y un gemido suplicante. Sus
caderas se retuercen hacia delante de nuevo, su dureza presionando
contra mi culo—. Di que sí, y lo voy a traer de vuelta a la vida. No tienes
que tener su sangre en tus manos.
Me dan ganas de gritar ¡no! Que él es, probablemente, quien me
ha traído hasta aquí, para empezar y que probablemente me hizo
hacer esto sólo por lo que le debo. Que nada es digno de algo que me
involucra por lo que le debo, sin embargo, mientras miro hacia el
cuerpo sin vida del hombre, pensando en su familia y amigos y lo
mucho que va a doler cuando se enteren de que se haya ido, sé que
voy a hacer cualquier cosa para evitarles el dolor que conozco
demasiado bien.
—Bien —me ahogo—. Tráelo de vuelta a la vida y voy a darte lo
que quieres.
Él deja escapar un gruñido y luego frota sus caderas una vez más
en contra de mí antes de que sus dedos dejen mi corsé.
—Estoy un poco decepcionado de que cedieses tan fácilmente.
—Se aleja de mí y un presentimiento me recorre el cuerpo—. Pensé que
serías un poco más difícil de quebrar. —Me mira cuando presiono mi
mano en mi pecho dolorido, dándome cuenta de lo que he hecho.
Se siente como si le entregase mi alma en bandeja de plata. Mis
pensamientos vuelven al poema que escribí en mi pared esta mañana,
mientras trato de averiguar mis verdaderos sentimientos acerca de esta
situación.
Página | 28
Luz y Oscuridad
Muerte y Vida
Equivocado y Correcto
Necesidad y Deseo
Van aparte.
Sin embargo, están estrechamente conectados.
Parpadeo mi atención de nuevo a Cameron, hundiéndome hasta
las rodillas sobre el asfalto mientras él se levanta de su capa,
protegiendo mi punto de vista de lo que está haciendo. Escucho el
sonido del viento, aunque no puedo sentirlo. Puedo escuchar mi
corazón latir, pero de nuevo, no puedo sentirlo. Entonces me siento y no
escucho nada, excepto el silencio.
Momentos más tarde, Cameron reduce su capa de nuevo, da un
paso atrás y empuja el chico sobre sus pies, con sangre, con la camisa
desgarrada, pero la herida en el pecho se remienda y respira. Cuando
se da la vuelta hacia mí, el hombre ve directamente a través de mí. Esto
me hace preguntarme si está bajo algún tipo de posesión de Parca.
—¿Qué ibas a decir sobre mi padre? —Pido, dando un paso hacia
él—. Justo antes de que... —Me detengo cuando comienza a girar
hacia el callejón, listo para salir. Pero me lanzo hacia adelante y
engancho la manga de su camisa—. Dijiste que usted sabes dónde
está.
El hombre niega con la cabeza sin mirarme.
—No sé nada.
Me aferro a su camisa.
—Sí, lo sabes. Por favor, dímelo.
Niega con la cabeza otra vez, así que doy un tirón en su brazo,
que es más violento de lo que normalmente hago.
—Dime —gruño, enfurecida.
Brazos abruptamente se deslizan alrededor de mi cintura y me
llevan hacia atrás. Mis dedos se deslizan de la manga del muchacho y
suelto un gruñido, luchando contra Cameron, pateando, gritando y
Página | 29
gritando, enfocada exclusivamente en el hecho de que él me mantiene
lejos de alguien que puede saber algo sobre mi padre.
—¡Déjame ir, Cameron! —Lloro, retorciendo mi cuerpo.
Él no dice una palabra mientras me detiene, actuando como si mi
pataleo y gritos no fueran nada para él. Entonces, sin decir nada, el
chico redondea la esquina del edificio y desaparece en la noche,
llevándose la información de mi padre con él.
El agarre de Cameron se afloja, y al instante giro y lo empujo
hacia atrás.
—¿Qué hiciste con él? —pido—. Él actuó como si ni siquiera
supiera de lo que estaba hablando... pero le oí decir antes de morir que
sabía algo acerca de mi padre. —Me dirijo a perseguir al chico—. Y voy
a averiguarlo.
Cameron toma mi brazo, me detiene de nuevo.
—Ember, relájate. Él no sabe nada acerca de tu padre. Le acabo
de poner eso en la cabeza y le hice decirlo.
Mi corazón se marchita cuando doy la vuelta lentamente para
mirarlo.
—¿Por qué hiciste eso? ¿Sólo para meterte con mi cabeza?
Su expresión es estoica mientras continúa apretando mi brazo.
—¿Quién dijo que me estaba metiendo contigo? Tal vez sé algo
acerca de tu padre.
Quiero empujarlo hacia atrás y correr, escapar de él, porque tiene
que estar mintiendo. En el fondo, en el fondo de mi alma, me gustaría
que no estuviera mintiendo y por eso me quedo.
—¿Sabes algo?
Cruza los brazos.
—No te voy a decir que hasta que me pagues por traer de vuelta
a ese tipo.
Niego con la cabeza.
Página | 30
—Sé que debería decir gracias, pero por alguna razón tengo la
sensación de que voy a estar dándote las gracias y sin palabras. —Me
obligo a mirarlo e inmediatamente deseo no haberlo hecho porque el
hambre en sus ojos tanto me aterra como me emociona.
Una sonrisa se arrastra en su cara mientras extiende la mano hacia
mí. De mala gana, deslizo mis dedos a través de él. Luego me sacude
contra su cuerpo, nuestros pechos chocando.
—Puedes fingir que no quieres esto —dice, acariciando con un
dedo a lo largo de la clavícula—, pero ambos sabemos que lo quieres.
Niego con la cabeza, incapaz de hablar.
—Acaba de hacerlo de una vez. Lo que vayas a hacer. Entonces
voy a hacerte preguntas.
—No es lo que voy a hacer contigo, es lo que vas a hacer para mí
—dice con una sonrisa oscura.
Trago saliva cuando se tambalea mi estómago.
—Bien, vamos a hacerlo de una vez.
Deja escapar una risita mientras dibuja una línea con la punta del
dedo a través de la base de mi cuello hasta el otro lado de mi clavícula.
—Cierra los ojos.
Forzando el aire en mis pulmones, obedezco, sintiendo el poder
que tiene sobre mí. Aguanto la respiración cuando lo siento moverse y
luego sus labios se mueven sobre los míos. Toma mis manos y las coloca
en la parte superior de su pecho donde está su corazón, esto es, si él
tiene un corazón.
—Tómalo —susurra—. Toma la vida dentro de mí.
Mis ojos se abren de golpe y trato de retirarme, pero él me
sostiene firmemente en su lugar.
—¿Qué? No puedo. —Niego con la cabeza rápidamente.
—Dijiste que harías cualquier cosa por mí —dice, con la voz ronca
mientras se presiona sobre mi espalda, me obliga a estar cerca de él—.
Y esto es lo que quiero que hagas.
Página | 31
—De ninguna manera. Además, tú ya estás muerto. Incluso no
tienes vida dentro de ti.
—Si realmente crees eso, entonces ¿por qué tienes tanto miedo?
—Yo... —Siento una sensación repugnante en la boca del
estómago, como si acabara de entrar en una trampa. ¿Era algo de esto
real? ¿El club? ¿El chico que apuñalé? Nada de esto realmente
sucedió, ¿verdad?
—Siente esto —ordena Cameron, ignorándome mientras baja su
frente contra la mía—. Toma mi vida de mí, princesa. Te lo estoy
pidiendo.
—¿Por qué? —Me las arreglo para decir, pero es difícil hablar
porque siento la chispa de la vida dentro de él, la respiración, latidos,
completamente vivo y despierto, esperando a que se la quite, lo
expulse y lo haga mío—. ¿Por qué quieres que haga esto?
—No importa —dice en voz baja, con la voz llena de júbilo—. Lo
que importa es que dijiste que lo harías y que en el fondo, en ese lugar
que no admites que existe, sabes que quieres sentirlo... el sabor de la
vida de otro.
—No... —digo, pero es una mentira porque, ahora que lo dijo,
quiero probar. Me siento caer hacia él, como si mi cuerpo se hundiera
en él, pero no soy quien hace el movimiento. Es él. Se hunde en mí, su
vida se derrama en mis venas, como ardientes llamas que hierven a
fuego lento tan pronto como me tocan...—. No... —Trato de alejarme,
pero es demasiado tarde. Su vida me envuelve, caliente y ardiente,
quemándome y respirándome.
Momentos más tarde, el fuego comienza a esfumarse y se vuelve
pesado y grueso, como el alquitrán corriendo por mis venas. Puedo
saborear la inmundicia —pero al mismo tiempo en el lugar distorsionado
no quiero admitir que existe, el creado por la sangre Parca dentro de mí
—la quiero.
Quiero más.
Cuando empujo mis manos hacia adelante, aplastándolas contra
el pecho de Cameron, deja escapar un gemido aún dichoso, doloroso
cuando la cabeza se inclina hacia atrás y más vida y chispas estallan en
mí hasta que su vida está consumiendo cada centímetro de mi cuerpo.
Página | 32
Pesada y sin peso, al mismo tiempo, y en algún lugar entre todo, me
pierdo. Floto hacia la oscuridad. Y en medio de ella, juro que siento
plumas tocándome, pero antes de que pueda entender por qué, me
desplomo en el suelo y quedo dormida... en algún lugar...
Lo entenderás pronto. Lo que quiero.
Trato de dar sentido a la voz, pero momentos más tarde, cae en
la oscuridad con las plumas que me rodean. Entonces, por un breve
momento, se siente como que están cayendo encima de mí.
Pero sé que no puede ser cierto.
Página | 33
Traducido SOS por kmi25
Corregido por marta_rg24
e despierto gritando, con los pulmones pesados,
aterrorizada por lo que acababa de hacer. Asesino.
Muerte. Parcas. Maldad. Todo conecta conmigo, y la
mitad de mí espera arder en llamas mientras me tenso. Cuando mi
corazón se asienta me doy cuenta de donde estoy y comienzo a
relajarme. No me encuentro en el callejón, sino en la cama, rodeada de
paredes negras y rojas esbozadas con pinturas míticas y deprimente
poesía. Una fina y negra cortina cuelga de la entrada del armario, la
cual está decorada con fotos de poetas muertos y autores, junto a un
poema que me escribió Cameron hace unas pocas semanas.
—Fue solo un sueño. —Me presiono la mano contra el pecho, el
alivio me inunda cuando soy consciente de lo que esto significa. No
maté a nadie, ni tomé algo de la vida de Cameron, él no me dijo que
sabe algo sobre mi padre. Solo fue un sueño y estoy de regreso al
cuadrado, donde no tengo nada más que vacío para acumular en mi
vida.
Me obligo a calmarme mientras mantengo los ojos en la puerta,
preguntándome si mi hermano, Ian, me escuchó gritar al despertar.
Aunque si lo hizo o estuviera aquí, dudo que viniera a verme. Así es
como han sido las cosas desde que encontré a Ian fuera de la cama
con esa foto de Alyssa, su difunta novia, con las palabras: La muerte me
hizo hacerlo, Alyssa, lo siento. Pero ahora tengo que continuar hasta el
siguiente ángel escrito en ella. Le pregunté sobre eso al día siguiente y
negó que la foto alguna vez existiese, junto con la pintura en el ático de
Raven yaciendo en la nieve, llevando una capa y sosteniendo un reloj
de arena. De alguna manera, desapareció y no hay evidencia de su
existencia. Por todo lo que sé, no es nada más que una ilusión creada
por las Parcas. Entonces, ahí está mi mejor amiga, Raven, quien
tampoco pasaría a ser parte de los asesinos, al menos su posesivo lado
M
Página | 34
de alter ego. Ahora me ignora, lo cual me gusta y detesto porque
aunque es mala en un momento, sigue siendo mi amiga. Pasamos la
una de la otra en la universidad como fantasmas, sin conocimiento de
que nos vemos. Me hace querer encontrar ese maldito libro que fue
robado para poder traducir lo que dice en esas páginas sobre liberar
almas puras.
Yazgo con suavidad en la cama durante un rato, la calma
absorbiendo mi piel mientras el solitario peso me reprime. El sol está
destellando a través de la ventana, el cielo de un azul claro y un pájaro
piando desde las ramas. Por suerte, no es un cuervo; de otra forma,
creería que es Cameron.
Decido que hacer durante el día, porque si no encuentro algo
para mantenerme distraída, las horas van a alargarse. Tal vez podría
escribir, sin embargo, me preocupa lo que podría salir de mí. Los más
oscuros deseos que no quiero admitir, como brevemente amaba el
sabor de la vida de Cameron, la oscuridad viviendo dentro de él. A
pesar de que solo fue un sueño, me asustó.
Suspirando, alcance el cuaderno de la mesita de noche al lado
de mi cama, eligiendo ponerme al día con el trabajo escolar, ya que
era la última cosa —no centrada en la muerte, ángeles o Parcas— que
había quedado en mi vida. Cuando mis dedos se aferran al borde del
libro, capto un vistazo de mi brazo y sacudo la mano.
Líneas de vid suben y bajan por mi piel ondeando entorno a la
mueca en tinta negra, como un tatuaje. Mis pensamientos vuelven a
destellar hasta el sueño y puedo saborear la sensación de la vida de
Cameron otra vez, ardiendo en la punta de la lengua.
—No, fue un sueño. —Frunzo el ceño—. Esto no puede estar
ocurriendo… tenía que ser un sueño… no hay forma de que realmente
puedas estar dentro de mi cabeza.
No pienso que realmente creas eso ¿Verdad, princesa? La voz en
mi cabeza aparece de nuevo. Esta vez su forma más clara y fuerte. Está
ahora en el punto donde la reconozco perfectamente.
—Mierda. —frunzo el ceño. —Esto no puede estar pasando… tiene
que ser un sueño… no hay forma de que realmente puedas estar dentro
de mi cabeza
Página | 35
No, esto realmente está ocurriendo. Ahora estoy en tus
pensamientos, incluso más que la última noche en la que te obligué a ir
a ese club, para que pudieses beber mi vida dijo él con diversión en el
tono. Además, en lo profundo, querías rendirte a mí. Al igual que
cuando tomaste mi vida… apuesto que lo disfrutaste.
No reacciono porque le daré un sentido de satisfacción que no
quiero que tenga.
—Aún podría ser un sueño —digo en negación—. Tal vez todo esto
lo es. En realidad a lo mejor todavía estoy dormida, tal vez tú, yo, la
habitación y esta conversación no estamos ocurriendo. O puede que
los Anamotti estén haciéndome pensar que esto es real.
Sabes que es real, dice. Sabes que fuiste allí la anterior noche, al
igual que sabes que las líneas negras de tu brazos son por devorar mi
vida, saborearla y amarla.
Me doblé con dolor ante la verdad parcial de su acusación.
—Déjame sola, Cameron. No te quiero aquí. Y no puedes
quedarte si no quiero.
Las cosas ya no funcionan así, dice. Especialmente después de
que tomases algo de mi vida.
Mierda. Sabía que había una estipulación; un motivo para que
hiciera eso.
Irritada, me aparté las sábanas del cuerpo y salí de la cama,
caminando hacia el armario.
Bonitos pijamas, bromea.
Cuando miré a mis pantalones cortos negros y la fina camiseta sin
mangas morada, se rió de mí, sacudí la cabeza y tiré de un cajón del
armario.
—Sobre lo que dijiste la noche anterior; ¿de verdad sabes algo
sobre mi padre o era ese uno de tus juegos?
Aún no puedo hablarte de eso.
Rebusqué en el cajón una camisa limpia y un par de vaqueros.
Página | 36
—Por favor, Cameron, esto es importante para mí. —Odio el
hecho de que parece que suplico.
Hay una larga pausa y contengo el aliento, esperando su
respuesta, pensando por un momento que en realidad podría darme
una.
Pero entonces dice, podría decírtelo en su momento, pero no hoy.
De hecho, ahora no estás lista. Además, primero tengo que conseguir lo
que quiero; tienes que rendirte a mi antes de que abandone mis
secretos.
La furia se enciende dentro de mí cuando agarro una camisa,
unos pantalones y un par de guantes sin dedos para esconder las líneas
de mis brazos antes de cerrar de un golpe el cajón, después comienzo
con el armario. Cuando doy una patada hacia él, capto el destello del
poema que Cameron escribió en la pared hace semanas. Me recuerda
cuál es su misión en todo esto.
En campos separados de alas negras, los pájaros vuelan.
Cuatro alas, dos corazones, pero sólo un alma.
Conectan en el medio,
a pesar de que están separados por una fina línea de cenizas.
Es lo que los junta,
aunque desgarra sus plumas.
En realidad nunca pueden estar juntos
al igual que la noche y el día.
A menos que uno haga un último sacrificio.
Apagar la vela, y unirse al otro lado en la oscuridad.
Es el poema que leí en la pared de Cameron, pero cuatro líneas
de más han sido añadidas.
O si uno se atreve a sobrepasar la línea y la luz del otro.
Para forzarles a sobrepasar la línea y unirse
a la oscuridad de la vida.
No me voy, princesa. Volveré a por ti hasta que te rindas.
—Cameron
Página | 37
—Cameron, sabes, nunca me voy a rendir a ti —le digo, cerrando
más la cortina negra mientras me meto dentro—. Voy a averiguar esto,
así que bien puedes dejar sola mi mente.
¿De verdad crees que lo harás? Pregunta. Porque creo que estás
más perdida ahora de lo que lo estabas hace unos días. Creo que con
cada día te vuelves más débil, más desesperada y solitaria. Además de
dispuesta a quedarte aquí y escucharme hablarte dentro de tu cabeza,
ya que soy el único al que tienes para hablar.
Desgraciadamente tiene razón. He estado sintiéndome perdida y
muy solitaria últimamente. Quiero, necesito, algún tipo de conexión de
nuevo, como la que tenía con Asher. Deseo ser tocada y acariciar a
alguien más, sin la muerte gritando en mis pensamientos,
persiguiéndome y haciéndome ver cosas que no quiero ver. Con cada
día que pasa, puedo sentir como me deslizo en la oscuridad, en la
locura, y últimamente, en el mundo de las Parcas.
Echo de menos a Asher.
No, no lo haces, espeta Cameron con dureza. Sólo crees que lo
haces.
—No, en realidad no. —Confundí la negra camiseta transparente
y los vaqueros que saqué del armario y agarré una camiseta interior roja
colgando de dentro de este—. Y como sabes —digo, descendiendo
más lejos en el armario, sabiendo que es inútil intentarlo y esconderlo, ya
que Cameron parecer estar en todos lados, pero todavía es oscuro por
la parte trasera y ojala no pueda verme desvestida—, odio el sabor.
Su risa llena de nuevo mi corazón, una lenta risita que me pone la
carne de gallina al brotar por toda mi piel.
¿El sabor de qué, princesa?
—De tu vida.
Si eso es lo que necesitas decirte, contesta. Entonces te lo
permitiré, pero en lo más profundo, ambos sabemos que mientes.
No podía hablar, rápidamente me cambio de ropa mientras
intento no pensar en el hecho de que él podría estar observándome
desnuda, a pesar de que no estoy segura de cómo funciona
Página | 38
exactamente; si puede ver lo que yo estoy viendo o si es un fantasma,
observándome.
Después de vestirme, me pongo un par de pantalones negros, me
ato el pelo, y dejo en silencio mi habitación para revisar el correo. No
hay nada más que cachivaches, así que voy a la cocina y tomo algo
para desayunar.
Estoy aliviada de no haber escuchado una palabra de Cameron
desde que entré en el armario, pero al mismo tiempo, levemente
decepcionada porque quiero respuestas. No sólo por mi padre, sino
cómo se las ha arreglado para entrar en mi cabeza.
Intento hablarle unas pocas veces, pero se queda en silencio, así
que me pongo un cuenco de cereales, intentando ignorar mi piel
comenzando a quemar debajo de los guantes, sabiendo que proviene
de las líneas, recordándome lo que hice la otra noche con Cameron. Es
temprano y la casa se encuentra en silencio e intocable desde la última
noche. Ian nunca viene a casa y no tengo ni idea de dónde está, o con
quién. Es una tortura, pero todo lo que puedo hacer es seguir
llamándole y dejar mensajes de voz.
Estoy llegando un poco tarde y debería estar preparándome para
ir a clase, pero considero saltármela hoy, principalmente porque no
siento que quiera ver a Raven. Además, tengo estas horrendas líneas en
los brazos y lo último que necesito es que la ciudad piense que hay algo
malo en mí; además del hecho de que creen que soy una asesina, por
supuesto.
Termino los cereales, leyendo las cabeceras del periódico local.
Mi atención se centra en un artículo en particular, la foto de Mackenzie;
pelo rubio, ojos azules y una sonrisa en la cara. Aparte de que es una
foto de su madre y padre sosteniéndola el uno al otro, y sobre la
cabecera se lee: “Nuevo Alcalde elegido. Edmund Barker, ganando a
pesar de la desaparición de su hija.”
Sacudo la cabeza. Genial. El padre de Mackenzie ahora es el
alcalde, un hombre responsable de la muerte de su hija.
En realidad Hollows Grove siempre ha tenido una alta cantidad
de mortalidad, pero ahí ha habido muchas muertes durante las últimas
dos semanas, incluyendo tres chicas de mi edad. E imagino que
Página | 39
también lo hacen los Anamotti o desafortunadamente, el nuevo
alcalde.
Los reporteros han estado diciendo que tenemos a un asesino en
serie en nuestras manos y estoy muy segura de que sé en quién piensa
la policía, ya que están continuamente aparcados fuera de mi casa,
observándome de día y de noche. Toda la ciudad actúa más asustada
de mí, y muchos de mis vecinos corren con prisa dentro de sus casas
cuando estoy alrededor.
Dios, me encuentro tan sola.
Cuando la dolorosa verdad comienza a atraparme, me levanto,
lavo el cuenco, después lo sitúo en el lavadero. Aparto la caja de
cereales, giro y me apoyo contra el mueble. Mientras estoy aquí,
intentando averiguar dónde ir después, tengo la más extraña sensación
de que alguien me observa, como la noche que el libro fue robado.
Miro alrededor de la vacía cocina, que está llena de platos que
necesitan ser lavados, cajas de comida sin nada y facturas atrasadas,
cosas normales. Voy a la entrada y reviso el salón, tras dar una vuelta a
través del pasillo, pero no hay nadie más que yo en casa.
Suspirando ante mis locuras, vuelvo a la cocina y comienzo a
limpiar.
—Dices que solo me hablarás sobre mi padre cuando consigas lo
que quieres de mí. —Intento hablar con Cameron otra vez, mientras
friego la encimera con un trapo para los platos—. ¿Pero qué quieres
exactamente de mí?
Espero a que responda, aunque nunca lo hace, y el silencio sólo
añade vacío a la casa. Decidiendo que necesito escuchar la voz de
una auténtica persona viva, cruzo la cocina y cojo el teléfono de la
mesa. Entonces, me acerco hasta la nota al lado del fregadero y cojo el
número de la clínica de mamá. Marco el número y la secretaria
responde después de tres timbradas.
—Hola, ¿puedo hablar con Rose Lawton? —pregunto,
sentándome en la mesa.
—¿Y quién está preguntando? —Responde en un tono
automatizado.
Página | 40
—Ember Edward —le digo y luego, ya que no tenemos el mismo
apellido, añado—, su hija.
Se detiene y escucho las teclas del teclado sonar.
—Espere un momento, por favor.
Hay un sonido en el fondo, sobrepuesto por el ruido de las voces,
cuando espero silenciosamente. Momentos después, la secretaria dice:
—Lo siento, pero Rose Lawson salió el último viernes.
—Eso es imposible. —Me presiono los dedos en la nariz, sintiendo
un dolor de cabeza emerger—. Fue hace cinco días y aún no ha
llegado a casa. ¿Puede revisar de nuevo, por favor?
Me dice que lo hará, pero sé que solo está tolerándome. Cuando
regresa a la línea, me repite lo mismo y cuelgo sin despedirme. No tengo
ni idea de que más hacer además de llamar a Ian. Pero su teléfono me
envía directo al buzón de voz y cuelgo, sintiéndome inútil, aferrando el
teléfono en la mano mientras bajo la cabeza.
Respiro y expiro, diciéndome que está bien. Que mi madre
probablemente sólo decidió que no iba a venir a casa porque no
quiere estar alrededor de mí, lo cual es altamente posible y sin duda no
sería la primera vez. Sin embargo, no puedo evitar preguntarme si se
marchó por voluntad propia, o ¿le ocurrió algo? Necesito averiguar eso,
así que voy al ordenador y busco en Internet algunas cabeceras
sospechosas, como tal vez un cuerpo de mujer sin identificar. Es algún
tipo de desordenado lugar por el que empezar, pero desde que
recientemente ha habido muchos asesinatos, primero tengo que ir ahí.
Afortunadamente, nada aparece. Podía llamar a la policía, pero dudo
que se vea bien. Ella es una adulta. Yo estoy loca. Fin de la discusión.
Comienzo a dirigirme a la habitación cuando escucho la puerta
del frente abrirse. Me detengo, esperando el sonido de pasos o una voz,
pero todo lo que escucho es el viento. Lentamente, vuelvo al pasillo.
La puerta está abierta y las hojas soplan a través de ella. Sin
embargo, no hay nadie fuera en el porche. Sobresalgo la cabeza y no
parece haber ni un alma solitaria a la vista.
—Es extraño —digo, cerrando la puerta, confusa mientras giro
hacia las escaleras.
Página | 41
Ahí es cuando escucho el crujido
Segundos despues algo vuela sobre mi cabeza, acercándose a
tocar mi pelo. Lo esquivo, arrojándome los brazos sobre la cabeza
cuando oscuras masas de círculos giran y lo hacen de nuevo, esta vez
van hacia mí. Un frío temblor se dispara por mi cuerpo, al igual que lo
hizo la noche en que el libro fue robado, y me dejo caer en el
apartamento sobre el estómago en el duro suelo. Se siente como que el
viento es noqueado cuando doy la vuelta, cogiendo aliento,
intentando gritar, incluso a pesar de que hay una gran posibilidad de
que nadie me escuchara.
Pero mientras mis labios se apartan, la sombra se abalanza en
rectitud y despues se clava directamente en mí, una masa negra
devorándome. Abro la boca para gritar, pero el aire es absorbido de
mis pulmones. Escucho una voz acercarse, una que juro haber
escuchado antes, pero no puedo situarla.
—Mejor observa lo que haces —susurra la sombra, aproximándose
a mí—. Estamos por todos lados.
Entonces desaparece, justo antes de que me golpee.
Yazgo en el suelo, estupefacta, cuando miro al techo manchado
con manchas de agua.
—¿Qué diablos fue eso? —pregunto, respirando en alto.
Estás siendo acechada. Se hace oír la voz de Cameron en mi
cabeza.
—¿Por quién? —cuestiono cuando me siento, mi cuerpo
arqueándose en protesta.
Por una Parca, dice. Aunque no estoy seguro de quién es.
Me agarro a la pared a medida que me pongo de pie.
—Seguro que no lo sabes.
No lo sé, espeta Cameron. Podría tratarse de una Parca, pero
estoy tan seguro de que no conozco a todas o lo que están haciendo.
Tu suposición es tan buena como lo fue la mía, y del por qué
aparecieron tan repentinamente.
Página | 42
—No fue repentino —digo—. También estuvieron aquí hará una
semana.
Y no me lo dijiste por qué…
—Por ti. —Recupero el equilibrio y camino hacia las escaleras.
Ja, ja, eres divertidísima. Se detiene. Entonces, cuando estuvo la
sombra aquí por última vez, ¿te hizo algo?
Sacudo la cabeza cuando comienzo a subir las escaleras.
—No, sólo se sumergió en mí y me robó el libro. Sinceramente, de
alguna forma pensé que eras tú.
Bueno, no lo era. Y realmente deseo que hubieras mencionado
esto antes.
Paro en lo alto de las escaleras.
—¿Por qué?
Porque parece que tienes una Parca acosadora entre manos.
—¿Cómo tú? —pregunto con sarcasmo.
No te estoy acosando. Apenas veo lo que quiero y me niego a
rendirme hasta que lo tenga.
—Lo cual nunca pasará —replico, dando la vuelta hacia el
pasillo—. También podrías rendirte ahora.
No, responde.
Espero hasta que entro en mi habitación antes de repetir lo que
dije. Nunca consigo una respuesta y con el tiempo el silencio me llena,
junto con el temor de ser acosada y el miedo de tener a una Parca viva
en la cabeza. Decido ir a clases porque es mejor que sentarme por los
alrededores de una casa silenciosa otra vez, esperando a que la
sombra acosadora regrese. En ese momento, de camino a casa puedo
pasar por la clínica y las calles en busca de mamá. Recojo la mochila
de mi habitación y luego salgo por la puerta, teniendo la esperanza de
que por una vez nada vaya a girarse como mi padre.
Desapareciendo para siempre.
Página | 43
Traducido por katiliz94
Corregido por marta_rg24
onduzco hasta la universidad en el coche de mi madre,
subiendo la música porque es lo único que bloqueará los
oscuros pensamientos en mi cabeza y el silencio a mi
alrededor. Tamborileo los dedos sobre la parte superior del volante al
ritmo que conduzco por la carretera, centrándome en la carretera en
lugar de en las personas muertas caminando de arriba a abajo por la
calle. Hoy hay muchas; visualizo al menos cinco. No tengo idea de si son
personas que murieron aquí o si los Anamotti están gorroneando como
marionetas por todos lados.
También hay muchas personas viviendo fuera por hoy.
Normalmente paso tal vez seis o siete, pero visualizo tres multitudes,
además de diez individuos solos en la zona principal de la ciudad. La
creciente multitud solo aumenta cuando llego al campus y casi todos
los lugares de aparcamiento están tomados. Finalmente, encuentro uno
en la parte trasera, cerca de la carretera, y maniobro el coche hacia
allí.
Últimamente no he sido para nada admiradora de la Universidad.
Nunca lo he sido, incluso antes de que toda la ciudad pensase que era
una asesina. Así que cuando me preparo para salir del coche y mis
tripas se retuercen, creo que está causado por mi habitual aversión
hacia la universidad. Cuando cruzo el aparcamiento y el patio del
campus, me doy cuenta de que algo ha pasado. Las personas están
entrando y saliendo de la entrada de la universidad en línea recta, su
atención directa a la persona frente a ellos. Todos se mueven juntos en
sincronización, dando pasos juntos. No es toda la población de la
Universidad, pero son suficientes personas para que lo note.
Ondeo el asa de la mochila sobre mi hombro y camino a través
de la hierba por debajo de los árboles mudando, hojas rosas y naranjas
cubriendo la colorida hierba. Mis ojos están fijos en las personas en línea
C
Página | 44
junto con los otros deambulando que parecen un poco fuera de ahí,
como si no tuvieran una dirección real. Cuando paso a uno de los
chicos con las piernas cruzadas y hombros amplios, su mirada se
encuentra con la mía y juro por Dios que sus ojos brillan brevemente,
pero es solo un destello y después está dándose la vuelta para dirigirse
hacia la dirección de la entrada del oeste.
Me pongo más nerviosa con cada paso, especialmente cuando
paso a unas pocas personas muertas paseando, observándome con
débiles sonrisas. Mantengo la atención en la puerta, ignorando el resto
de las miradas que puedo sentir taladrándome. Me digo que es solo mi
imaginación, lo cual se siente como la más grande mentira que jamás
me haya dicho a mí misma. En el momento que entro a la universidad,
estoy sudando y ansiosa.
Las cosas solo se vuelven peor cuando paso la línea formándose
desde el exterior que se entrelaza entorno a las columnas del patio
interior y la oficina principal. Las cabezas se giran en mi dirección, una
por una. Los ojos me miran, llenos de odio, como si fuera alguna criatura
fétida de la que quieren deshacerse.
Joder. Esto es malo.
Lo único que tengo que a mi favor es que aun nadie ha hecho un
movimiento hacia mí y no hay forma de que esté colgando a los
alrededores para averiguar si lo van a hacer. Cojo mi ritmo,
dirigiéndome hacia donde entré, decidiendo que marcharme es la
mejor decisión. Sin embargo, disminuyo en el centro del cuadro cuando
el Profesor Morgan se acerca a mí. Está en medio de los cuarenta, con
el pelo castaño y ojos avellanados. Está llevando unos pantalones de
camuflaje canela y un polo rojo untado con carboncillo, pintura y
arcilla. También es el tío de Asher, al menos, si lo que Asher me dijo era
verdad.
—Hey, Ember, —dice con las manos metidas en los bolsillos—.
¿Qué tal te está yendo el día?
Finjo que no es para nada extraño que se esté acercando a mí.
—Bien, imagino.
Página | 45
Sonríe, pero puedo sentir que es forzado. Entonces discretamente
mira alrededor del campus, su atención deteniéndose en la línea antes
de que vuelva la atención a mí.
—Mira, ¿podrías encontrarme en mi clase un momento? Me
gustaría discutir un proyecto contigo.
¿Proyecto? ¿Um, qué? Estoy a punto de preguntarle de que está
hablando cuando me apunta con una mirada de urgencia.
—Es un proyecto que Asher se suponía que me dejo, pero no lo he
visto en un tiempo y quería hablarte de eso.
Lentamente lo comprendo. El hecho de que toda la Universidad
parezca estar bajo algún tipo de trance me hace precavida de ir a
algún sitio con cualquiera, aunque lo examino por encima, intentando
ver si sus ojos están brillando como los otros, parece normal. Tanto como
puedo decir, no tiene heridas visibles u otras señales de que sea parte
de los no muertos.
—Está bien, sí. Claro… pero necesito darme prisa porque tengo
clase. —Porque necesito salir de aquí.
Asiente y después gira por la entrada entre las dos columnas,
haciéndome señas para seguirle. Por un momento se ve una sombra
siguiéndolo, pero tan pronto como parpadeo se ha ido. Así que sigo
caminando, más atención atraída hacia nosotros mientras
serpenteamos entre la gente. Estoy intentando con fuerza evitar tocar a
alguien, pero muchos parecen estar determinados a tocarme,
golpeando los hombros contras los míos, andando sobre los dedos de
los pies, sus muertes ahogándome. Sangre llena las calles. Todos yacen
muertos. Una nube cubre la ciudad.
Un pie en frente del otro. Respiro. Ojos van a la deriva en mi
dirección y algo notablemente brilla por toda mí. Tengo esa sensación
de tripas revolviéndose de que estoy siendo observada por alguien más
que solo los ojos de ellos.
Contengo la respiración todo el viaje y solo respiro libremente de
nuevo cuando estamos escondidos en su clase con la puerta cerrada
detrás de nosotros. Él también parece sentirse de la misma forma, ya
que deja salir una alta exhalación en el momento que la puerta se
cierra.
Página | 46
—Jesús, las cosas se están volviendo intensas, —dice, girándose y
apoyándose contra la puerta cerrada.
No respondo, mirando a la habitación vacía con arte en las
paredes, caballetes desnudos y pinturas y suministros por todos lados. No
puedo detener a mi mente de merodear en los recuerdos de Asher y la
primera vez que nos besamos. Aquí. Como me tocó. Como se sintió su
lengua… y el anillo de su lengua… maravilloso… la forma en la que me
hizo sentir era increíble.
—¿Estás bien? —pregunta el Profesor Morgan.
Permanezco cerca de las mesas y lo miro.
—Sí, —respondo con duda—. Aunque me gustaría saber porque
quería hablarme aquí porque estoy imaginando que no es sobre un
proyecto.
Se pone erguido.
—No, no lo es. —Da un paso cauteloso hacia adelante—. Dime,
¿Cómo has estado llevando todo esto?
Me muevo inquietamente, nada para que esté posicionado entre
yo y la puerta.
—No estoy segura de lo que está hablando.
Apunta sobre su hombro a la puerta.
—Toda la ciudad está… bueno, un poco frenética.
—Sí, he notado que las cosas están un poco… —busco la palabra
correcta que mejor describiría la locura—. Extraño.
—Extraño podría ser un poco sobreentendido. Es como si hubieran
sido tomados por algún tipo de… —se traba, sacudiendo la cabeza—. Y
ahí están los asesinos y las extrañas desapariciones.
Soy precavida para decir algo. Apenas hemos intercambiado
más de veinte palabras y ahora de repente está hablándome sobre el
hecho de que la Universidad parece ser tomada por personas vainas.
Suspira cuando no le respondo en ese momento.
Página | 47
—Mira, Ember, sé que realmente no hemos hablado, pero me
gustaría ayudarte en lo mejor que pueda. Sé que eres amiga de Asher.
Y sé que eres importante para él.
Me pregunto si sabe que Asher es un Ángel Sombrío. Lo miro,
deliberando si puedo o no confiar en él, al menos lo suficiente para
hablar. Entonces llego a la conclusión de que realmente no importa. Si
está tras de mí, entonces ya me tiene atrapada. Si no lo está y solo creo
que estoy loca, entonces puede ser una persona más a la que añadir a
la lista.
—¿Eres… eres… ? —Dios, por favor no pienses que estoy loca—.
¿Eres un Ángel de la Muerte, también?
Sacude la cabeza, no sorprendido. Una buena señal.
—No sería capaz de ayudarte si lo fuera, pero sé sobre ellos… los
Ángeles y las Parcas. Y de Ti.
—¿Porque te lo contó Asher?
Considera algo con mucho cuidado.
—Más o menos.
Hay más de eso que no me está diciendo. Si algo he aprendido,
es que probablemente no me lo va a decir porque no puede o quiere
mantener sus secretos.
—Dijiste que ibas a ayudarme, —digo—. ¿Pero exactamente
cómo? ¿Y de qué?
Su atención permanece sobre mi hombro mientras se quita un
trozo de arcilla de la camiseta.
—Voy a ayudarte de la única forma en la que sé, dándote
algunos consejos. —Me mira y cuando nuestros ojos se encuentran, el
miedo pulsa a través de mí. No sé de donde surge, si está asustado y lo
estoy sintiendo, o si simplemente me está asustando—. ¿Alguna vez
escuchaste algo llamado sombra ambulante?
—No… ¿Por qué?
Se pasa los dedos por el pelo, dejándolo en puntas hacia arriba.
Entonces alguien golpea la puerta y momentos después una cara
Página | 48
aparece en la pequeña ventana en la parte superior. Sus ojos están
sangrando, goteando como la lluvia y esparciéndose por todo el cristal.
Miró atrás y adelante entre el muerto y el Profesor, preguntándome si
puede verlo, pero él continúa con su conversación, inmuto.
—El problema es que no tengo ni idea de donde está… —sigue
hablando, su mano cayendo a un lado, sus cejas juntándose—. O
incluso quien lo tiene.
Subo el dedo por el asa de la mochila, ajustándolo más alto sobre
mi hombro mientras lo observo caminar de atrás a delante de mí.
—¿Exactamente qué es eso? —Mis ojos se amplían cuando la
puerta se abre y la muerta entra en la clase, mirando alrededor al arte
en las paredes con una mirada perpleja.
De nuevo, el Profesor Morgan parece inconsciente. Su frente se
pliega y después se apresura hasta el escritorio.
—Qué hay de que te lo muestre, —dice mientras abre el cajón del
escritorio. Saca un lápiz y un papel del cajón y comienza a garabatear
mientras la muerta me mira. Hay una marca en su cuello como una
cuerda ardiendo, las puntas de su pelo teñidas con sangre. Cuanto más
cerca miro, reconozco los rasgos de la chica como una de las que vi en
el periódico; una que fue asesinada hace una semana, su cuerpo se
encontró cerca del bosque.
—Ayúdame, —dice en una acechadora voz vacía mientras me
mira con una expresión distante—. Ayúdanos… libéranos. Tiene
atrapadas nuestras almas, Ember. Y planea atrapar muchas más y
despues destruirnos a todos.
Quiero preguntarle de que está hablando, pero ¿qué hay del
Profesor Morgan? ¿Qué diría él si comenzase a hablar en alto? ¿Si le
decía que podía ver la muerte?
Debatiendo que hacer, comienzo a abrir la boca, decidiendo
que podría valer la pena el riesgo parecer estar loca para averiguar lo
que está pasando. Pero tan pronto como mis labios se abren, ella
desaparece, desvaneciéndose en el aire sin mucho sonido.
—Soy mucho mejor al dibujar lo que quiero decir que intentando
explicarlo, —continúa hablando el Profesor Morgan, mientras miro el
lugar donde la chica se desvaneció.
Página | 49
¿Él tiene atrapadas las almas de personas? ¿Como si alguien
estuviera robando almas y guardándolas? ¿O es algo diferente? ¿Y
quién es él?
Mientras mis pensamientos siguen precipitándose, el Profesor
Morgan desliza el lápiz por el papel. Hace un último trazado y deja caer
el lápiz en la mesa antes de mantener levantado el dibujo. Mi
mandíbula está a punto de caerse al suelo, pero mantengo los labios
juntos para ocultar la conmoción. Es una pintura que parece casi
idéntica al colgante de mi abuela; el que tiene Cameron y jura que mi
abuela le robó. El problema es que no tengo ni idea de qué color es, así
que no puedo estar al cien por cien segura.
Una advertencia va dentro de mí de no pronunciar donde o que
es.
—Así que es un colgante, —sentencio la obviedad.
Asiente y me tiende la pintura.
—Se cree que tiene la sangre del líder original de las Parcas
Sombrías, Altarius Vinceton. Lo creó para protegerse de su especie,
haciéndolo de Crisoprasa y sellándolo con su propia sangre, la cual era
la más poderosa de los dos elementos que hacen que el verdor en la
Crisoprasa se vuelva rojo oscuro.
Sangre roja. Miro el dibujo, las líneas formando una réplica
cercana del colgante que una vez poseí. Tiene que ser el colgante de
mi abuela.
—¿Pero por qué este tipo, Altarius, necesita protegerse de las
Parcas si fue su líder? ¿No le haría eso el jefe?
—Si solo las cosas fueran así de fáciles, —me dice—. Si al ser el
líder te refieres a que nunca tenías que preocuparte por nada, pero
desafortunadamente para Altarius, él conocía el mal en su interior y por
lo tanto entendía el mal que yacía en las Parcas, en todas ellas. No
importa lo que te digan.
Que pequeña historia conveniente tiene aquí. La abrupta
reaparición de la voz de Cameron me sorprende tanto que salto.
El Profesor Morgan me da una mirada de sorpresa.
—¿Estás bien?
Página | 50
—Sí, estoy bien. —Me pongo un mechón suelto del pelo detrás de
la oreja, dándome un momento para recomponerme antes de volver a
hablar—. Entonces, ¿crees que ésta sombra ambulante podría
protegerme de las Parcas matándome? ¿O va a protegerme de algo
más? Porque pensé que no podían matarme. —Solo volverme loca. O si
el libro que estaba leyendo tiene razón, robarme el alma.
No todas las Parcas quieren volverte loca, dice Cameron. Yo
quiero tu mente completamente intacta. De hecho, te encuentro muy
fascinante… ahora robarte el alma está por otro lado. Por favor
háblame más sobre esto porque me encantaría intentarlo.
Como si no lo supieras ya.
En realidad, no, dice. Se supone que no es posible, así que en
realidad estoy curioso sobre el libro que has estado leyendo.
El que me fue robado, digo. Por mi sombra acosadora.
—No pueden matarte, —dice el Profesor Morgan, interrumpiendo
mi conversación y la de Cameron—. Pero puede hacer que quieras
matarte.
Conmoción se dispara a través de mí y me golpea en el pecho,
sacándome el aire.
—Quieres decir que pueden poseerme y forzarme a… a morir.
Titubea con duda, cruzándose de brazos.
—No necesariamente forzarte, sino conseguir que llegues a esa
situación, entrar en tus pensamientos y desordenar tu mente lo suficiente
como para que quieras que todo termine.
Eso no es lo que yo estoy haciendo, insiste Cameron. Te quiero
alrededor, Ember.
Claro que sí.
Ember, piensa en lo que está a punto de suceder aquí, dice. Este
tipo como mucho solo proviene de ningún sitio y te dice todas estas
cosas, ¿por qué haría todo esto tan de repente?
Página | 51
No lo sé… porque es el tío de Asher. Entiendo lo que está
diciéndome aunque al mismo tiempo, es difícil estar en la misma página
que Cameron.
Sí, por el lado de su padre.
¿Qué diablos se supone que significa eso?
—Ember, ¿estás segura de que estás bien? —El Profesor Morgan
está mirándome como si estuviese comenzando a aumentar su
preocupación con mi estado mental—. Pareces un poco distraída.
Me aparto de mi conversación interna con Cameron.
—Lo siento, simplemente estoy sintiéndome un poco enferma. Eso
es todo.
—Tal vez deberías ir a casa y acostarte. —Mira fuera de la
ventana al campus y su rostro palidece.
Sigo su mirada y encuentro que todos han parado de moverse
excepto una persona. Tan pronto como veo al chico al que todos están
mirando, mi cabeza comienza a latir, mis labios comienzan a
estremecerse y mi espalda comienza a arder. Se mueve con confianza
a través del mar de personas paradas, más alto que muchos con
amplios hombros, una áspera barbilla y pelo rubio que le llega por los
hombros. Está llevando un traje negro y una corbata roja. Todos
parecen estar atraídos por él, cuando se dirige lentamente a través del
campus, con las personas girándose y ojos siguiendo sus movimientos. Y
la chica muerta que entró en la habitación está caminando justo detrás
de él, observándolo, después me mira a mí. Nuestros ojos se encuentran
y hay una súplica silenciosa dentro de ellos: ayúdame.
—¿Quién es ese tipo? —Pregunto cuando rasguño el lugar
quemándome en la espalda, pero cuando lo digo, el reconocimiento
da un clic—. Espera, ¿Es ese nuestro alcalde? —¿Por qué está aquí?
Mejor aún, ¿por qué está aquí cuando toda la Universidad está
poseída? ¿Es una coincidencia? ¿Y la chica muerta está intentando
decir que es él de quien está hablando? ¿El alcalde ha robado sus
almas?
Hmmm… apuesto a que tienes razón, dice Cameron. Y estoy
imaginando que tiene algo que ve con todos esos asesinatos.
Página | 52
Cuando el Profesor aparta la mirada de la ventana, detecto un
rastro de miedo en sus ojos.
—Creo que… pero en realidad creo que deberías ir a casa
mientras todo esto está ocurriendo.
—¿Pero qué está pasando? —Pregunto, segura de que
extremadamente está incomodo tan de repente, más que antes—.
Quiero decir, todos en la ciudad… parecen tan…
—Bajo la influencia de los Anamotti, —termina por mí—. De alguna
forma se las han arreglado para apoderarse de sus mentes en grandes
cantidades.
Al igual que con Raven. Oh dios mío, se está expandiendo como
un virus.
—¿Sabes sobre los Anamotti?
—Sé de los Anamotti, —corrige, sentándose en una de las mesas
cercanas, sus hombros desplomándose hacia dentro—. Pero son como
un tipo de sociedad secreta y en realidad nadie sabe nada sobre ellos.
Maldición.
—Bueno, ¿por qué tan de repente están poseyendo a todos?
Quiero decir, tienes a muchos en todo el campus caminando por los
alrededores como robots.
Su expresión cae en picado.
—Justo ahora no tengo ni idea, pero voy a intentar averiguarlo. —
Consigue ponerse de pie, vuelve al escritorio, y comienza a seleccionar
una colección de libros antiguos.
Seguro que no sabe nada. Cameron ríe dentro de mi cabeza.
¿Por qué no le preguntas como sabe todo esto cuando no es ni una
Parca ni un Ángel?
Quiero decirle a Cameron que se calle, sin embargo tiene razón.
Necesito averiguar porque, tan de repente, está ofreciéndome toda
esta información.
—Profesor Morgan…
Página | 53
—Por favor, llámame Elliot, —me dice, sacando un libro de la
estantería del fondo.
—Está bien, Elliot… ¿Cómo sabes todo esto? —Me dirijo hacia su
escritorio—. Las Parcas. Los Ángeles. ¿El colgante?
Su cara se convierte en una sábana blanca cuando camina
hacia mí con el libro en la mano.
—Porque… —Traga con fuerza—. Porque una vez fui un Ángel de
la Muerte.
Lo miro, muda.
—¿Una vez fue un Ángel de la Muerte? —Finalmente me las
arreglo para encontrar mi voz—. ¿Qué…? ¿Cómo…? ¿Huh?
—Es una larga historia que en realidad no importa. —Mira
nerviosamente a la puerta cuando altos golpes hacen eco en la
entrada, entonces se pone el libro debajo del brazo—. Además,
preferiría no hablar aquí.
—Pero, yo…
Levanta la mano, cortándome, todavía centrado en la puerta.
—Mira, no es seguro que estés aquí… hay demasiadas personas
poseídas por los Anamotti y tengo la sensación de que esto va a
empeorar. —Cuando me mira de nuevo, baja la voz—, pero si quieres
encontrarnos en algún lugar más privado, puedo contarte más de lo
que sé.
El golpe en el pasillo se vuelve más alto y él se encoge de dolor,
saltando. Me doy cuenta de cómo de nervioso está y como de nerviosa
probablemente debería estar yo, considerando que estamos en el
centro de un edificio que está plagándose con Anamotti.
—¿Cuándo y dónde? —Pregunto rápidamente.
Apresuradamente se pone delante del escritorio y coge un lápiz
antes de volver hacia mí y tomar el dibujo de mi mano.
—Aquí está mi número, —dice, garabateándolo mientras lo
sostiene sobre el libro—. Llámame después de que mi última clase
termine, lo cual es a las cuatro. —Me extiende el trozo de papel. Lo
Página | 54
doblo y lo pongo en el bolsillo trasero—. Y Ember, por favor ve
directamente a casa. Tengo la sensación de que las cosas se están
volviendo peor antes de que lleguen a mejorar.
Miro el libro que tiene bajo el brazo. No puedo decir cuál es el
título, pero es un libro antiguo.
—Bien, lo haré.
—Bien, —dice y después está guiándome hacia la puerta.
Me tropiezo con mis propias botas y agarro el control del mango
para evitarme caer cuando él sale volando. Estoy a punto de
preguntarle que está ocurriendo cuando siento el cierre de mi mochila
siendo abierto y entonces algo pesado aterriza dentro. Cuando miro de
regreso a Elliot, él ya se está alejando de mí, el libro ya no está en sus
manos.
—Fue agradable hablar contigo, Ember, —dice muy formalmente
mientras regresa a su escritorio y comienza a examinar entre sus
papeles.
Estoy confundida por su abrupta y arisca actitud, pero no digo
nada y abro la puerta, dando un paso en el pasillo, el libro sintiéndose
como el líder en mi mochila. Me pregunto porque fue tan extraño al
dármelo. O incluso lo que es. Me estoy preguntando muchas cosas
sobre lo que acaba de ocurrir cuando entro en el patio interior.
Entonces, todas esas ideas flotan de mi mente.
Me siento como Carrie en la graduación cuando todos se giran
para mirarme. Medio espero sangre cayendo desde el techo hasta mí.
La sangre no aparece, pero de nuevo, mi cabeza comienza a latir, mis
labios pican, y mi espalda se siente como prendida en fuego. No estoy
segura de que hacer, así que comienzo a dar la vuelta y dirigirme por la
otra dirección cuando alguien me da un codazo en la espalda. Lanzo
una mirada sobre el hombro y entonces tropiezo hacia adelante ante la
visión de la chica de mi clase de Ingles estando de pie detrás de mí con
una expresión vacía en la cara y los ojos iluminándose como luces
nocturnas. Hay una fila de personas detrás de ella, bloqueando la
entrada del pasillo. Miro atrás para ver que las personas han
comenzado a alinearse en las paredes del circular patio interior, todas
mirándome, y visualizo al alcalde de la ciudad desapareciendo por el
vestíbulo que está conduciendo la línea de personas poseídas.
Página | 55
Es como si estuviera conduciéndolos directos hacia él, pero ¿por
qué? ¿Entonces puede matarlos?
No te preocupes por eso en este momento.
¿Pero qué pasa si va a matar a todos los que están aquí?
Incluso si lo hace —si no es solo un humano normal y tiene ese tipo
de poder— no puedes detenerlo sola. Así que hazte un favor y continua
adelante, susurra Cameron en mis pensamientos. No te tocarán, lo
prometo.
¿Por qué debería escucharte? Pregunto. ¿Confiarte algo?
Porque no tienes otra opción por el momento.
Sé que tiene razón y lo odio. Lo único que en realidad puedo
hacer es intentar salir de aquí.
Dando un paso pequeño, me muevo hacia adelante, esperando
que ataquen, aunque lo que todos hacen es quedarse ahí y
observarme. Así que doy otro paso y otro, continuando al cruzar la
longitud del campus mientras el fuego en mi espalda se vuelve más y
más caliente. Sus ojos cuanto más queman agujeros en mí, pero
ninguno hace un movimiento para tocarme.
Al final, llego al extremo opuesto y donde hay otro pasillo que me
conducirá a donde mi coche está aparcado. Sin embargo hay dos
chicos corpulentos —jugadores de futbol, creo— bloqueando el
camino. Dudo.
Solo dales un codazo, dice Cameron. No te harán nada.
Sacudiendo la cabeza y convocando una profunda inhalación,
hago lo que dice y comienzo a moverme entre ellos, conteniendo la
respiración cuando me apretujo. Oscuridad. Dolor. Despedida. Por favor
no me dejes. No puedo. Todo duele. Capas y plumas lloviendo del cielo.
Sobre toda la ciudad. La sangre llenando las calles que están llenas con
cuerpos. Demasiados cuerpos. Demasiados muertos. Miles. Puedo
sentirlos en torrente a través de mí como un rio de agujas y el alcalde
está de pie en medio de todos con sangre en las manos.
Sacudiéndome las dolorosas imágenes de muerte, me apresuro y
me zambullo por el vestíbulo, corriendo por el recibidor.
Página | 56
—Jesús, ¿qué diablos fue eso? —Susurro, presionándome la mano
contra el pecho, capturando mi respiración cuando salgo por la puerta
y al patio del campus. Cuando el aire frio me golpea, el calor comienza
a bajar, calmando en la distancia que hago desde la universidad. Doy
largas zancadas, apresurándome al coche mientras estoy mirándome
los pies al tiempo que las miradas me perforan.
—Cameron, ¿por qué vi eso…? ¿Todas esas muertes? ¿Fue
porque ese chico estaba poseído por los Anamotti?
A Cameron le lleva un momento responder. Ni siquiera estoy
segura de porque estoy preguntando, además de que no tengo nada
que preguntar.
No, no era porque fuera un Anamotti. Se detiene cuando
desbloqueo el coche y me meto dentro. Parece que tuviste tu primer
presagio de muerte.
—Ya he estado teniendo presagios de muerte, —señalo cuando
enciendo el motor—. Durante mucho tiempo.
No, has sido capaz de ver la muerte, espeta. Los presagios de
muerte son un juego de pelota muy distinto. Lo aplican a un gran grupo
de personas. Muertes simultáneas que ocurren todas de una vez por la
misma fuerza que solo puede ser sentida a través del toque de una
Parca.
—Pero nunca los siento cuando los toco.
Eso es el por qué me preocupo lo suficiente por ti como para no
dejarte sentirlos.
No estoy segura de cómo responder a su retorcido acto de
amabilidad, así que evito reaccionar a todo.
—Entonces, ¿estás diciendo que toda la ciudad va a morir? —
Pregunto, aferrando el volante, mis palmas cubriéndolo con sudor—. ¿Y
el alcalde va a hacerlo?
No sé nada excepto que viste un presagio de muerte. Lo siento,
princesa, pero no puedo darte todas las respuestas, especialmente
cuando no las sé todas. Sin embargo, diré que creo que necesitas
encaminarte con claridad al alcalde.
Página | 57
—Ya sabía eso. —Pongo el cambio en reverso, lista para alejarme
de aquí tanto como pueda; lista para olvidar, ojala pudiese olvidar. Pero
no puedo. Duele desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los
pies; palpitando, ardiendo, intoxicando—. Tiene que haber una forma
de pararlo, —susurro—. Todas esas muertes sobre las otras muertes que
ya han ocurrido.
Se ríe.
¿Cuántas veces te lo he dicho, Ember? No puedes detener a la
muerte. La muerte es eterna.
—Sí, la muerte es eterna, —digo, girando el coche hacia la
carretera—. Pero no significa que no pueda intentar detenerla. —Me
detengo, considerando si debería hacerle la siguiente pregunta,
preguntándome si podría ser un error confiar demasiado en él, pero,
¿qué otra opción tengo?—. Cameron, ¿alguna vez has escuchado
sobre una Parca robando el alma de un Ángel Sombrío?
Eso no es posible, dice. Lo habría hecho si tú lo fueras.
—Sí, pero…
¿Pero qué? Presiona.
—¿Pero qué pasa si es así? ¿Qué pasa si simplemente no lo sabes?
Contempla lo que digo.
¿Qué sabes de eso?
—Nada, —digo—. Además de que puede ser echo, entonces
posiblemente podría liberar a almas inocentes de ser poseídas, como
toda esta ciudad.
Tal vez… quiero decir, no sé todo sobre las Parcas, dice, lo cual
encuentro un poco extraño ya que él es una Parca. Lo que realmente
me gustaría saber es de donde aprendiste eso.
Sin querer que sepa sobre el libro, temiendo que lo rastreará y
averiguará como robarme el alma, opto por mantener la boca cerrada
y sorprendentemente él no presiona. Conduzco por la carretera y
termino en Main Street hacia donde está la clínica, al extremo de la
ciudad. Hay personas en la calle, entrando y saliendo de las tiendas. La
mayoría están actuando normal, lo cual significa que los Anamotti no
Página | 58
han llegado aún a toda la ciudad. Aunque, ¿cómo siquiera se las han
arreglado para poseer a tantas personas? Quiero decir, cuando me
capturaron esa noche había solo un puñado. Sin embargo, ahora
tienen al menos a cientos de personas bajo su posesión.
—Cameron, ¿cómo están haciéndolo? —Pregunto—. ¿Poseer a
tantas personas? ¿Hay más Anamotti en Hollows Grove que los que sé
¿O es algo más grande que los Anamotti? —Pregunto, pensando en el
alcalde, preguntándome si él es –si es solo un humano poderoso o
mucho más.
Espero a que Cameron responda, pero nunca consigo una
respuesta. Lo intento unas pocas veces más con unas pocas preguntas
diferentes, sin embargo su silencio permanece. Debería estar
agradecida al tomar un respiro de la Parca viviendo dentro de mi
cabeza, excepto que el silencio del coche es más pesado que
cualquier cosa. Confusa me encuentro deseando que regresase.
Página | 59
Traducido SOS por apolineah17
Corregido por marta_rg24
a recepcionista en la clínica me dice lo mismo que me dijo
por teléfono; que mi madre se fue hace unos días y que no le
dijo a nadie a dónde iba. Afortunadamente, todos parecen
estar en control de sus mentes, pero aun así eso no me ayuda a
averiguar dónde está mi madre.
Mientras me dirijo a casa, conduzco por un par de carreteras
secundarias y busco las áreas en las que he encontrado a mi madre en
el pasado.
Hubo un período de dos meses en el que fue adicta a la
metanfetamina y pasó mucho tiempo en la calle, durmiendo detrás de
los contenedores de basura y haciendo Dios sabe qué para ganar
dinero. Yo tenía catorce años cuando esto ocurrió y prácticamente
tuve que hacerme cargo de Ian y de mí, viviendo sin dinero pedía
prestado en cualquier lugar que podía. Casi fuimos desalojados, pero mi
madre regresó deambulando nuevamente, limpió y consiguió de nuevo
un trabajo, decidiendo ser brevemente responsable. Eso siempre fue lo
suyo. De vez en cuando se ocuparía de nosotros. Apestaba —todavía lo
hace— saber que tu madre no se preocupa lo suficiente por ti para
estar cerca y ayudar a cuidarte, o cuidar de sí misma.
La parte desastrosa es que no estoy segura de si preferiría o no
que ella esté en la calle en algún lugar, drogándose, o si preferiría que
algo realmente le hubiera sucedido.
Finalmente, me dirijo a casa por algo de tranquilidad y subo a mi
habitación para tomar una siesta, pero estoy inquieta y termino
simplemente mirando el techo, completamente despierta. Pasan los
minutos. Horas. Llamo a Ian, esperando escuchar la voz de alguien. Él no
responde. Reviso el reloj para ver que todavía no son las cuatro y aún
tengo tiempo de llamar a Elliot. Tengo dos horas más, así que tomo el
L
Página | 60
libro que él metió en mi mochila y la mandíbula casi se me cae al suelo.
Se ve como el libro que me robaron. Tomando una fuerte respiración, lo
abro, pero el aire instantáneamente sale fuera de mí.
—¿Qué demonios? —Murmuro mientras paso las páginas en
blanco. Miro nuevamente la portada, preguntándome si estaba
equivoca acerca de que fuera el mismo libro, pero el título sigue siendo
el mismo y August Millard aparece como el autor.
Inmediatamente saco un pedazo de papel de mi bolsillo y llamo
al profesor Morgan, pero me envía directamente al buzón de voz. Tiene
que haber una explicación para esto. Va a explicarlo, ¿verdad? Sabrá
lo que las palabras en las páginas significan, ¿verdad? No estoy tan
segura.
Ya no estoy segura de nada.
Cierro el libro, dejándolo a un lado, y luego me dejo caer sobre la
cama. Nada de esto tiene sentido. Necesito algún tipo de respuestas. Lo
que necesito es alguien con quien hablar.
—Cameron, ¿puedes escucharme? —pregunto y luego hago una
mueca de dolor ante mi desesperación.
Lo intento una y otra vez sin obtener ninguna respuesta. Después
del quinto intento, finalmente pongo algo de música, un poco de
Breaking Benjamin, con la esperanza de que eso me ayude a
tranquilizarme, sin embargo, todavía hay vacío alrededor y dentro de
mí.
—Dios, no puedo soportarlo más. —La ausencia de sonido. El
aislamiento. Todas las personas que tengo ya no me hablan, y no puedo
hablarles porque no estoy segura de si todavía siguen siendo ellas
mismas. Deseo que esto termine. Dios, sólo acaba con ello. No puedo
soportarlo más—. Por favor, sólo hazlo… —Me voy apagando, dándome
cuenta de a dónde me dirijo y cómo no puedo ir hacia allá,
especialmente después de lo que Cameron me dijo. No puedo
renunciar. Ni darme por vencida—. ¿Eso es lo que está pasando? —
Aprieto los ojos hasta cerrarlos—. ¿Toda esta soledad es parte de la
tortura, es la nueva forma de las Parcas de llegar a mí? ¡Dejadme en
paz, para que me pudra en mi propia solitaria existencia!
Página | 61
Ahora, ¿cómo iba yo a saber lo que ellos se traían entre manos?
responde él y luego inesperadamente la música se apaga.
—Ya te he dicho que no quiero que te tengan, por lo tanto, no
tengo nada que ver con ellos… Te quiero para mí.
Mis ojos se abren ante el sonido de su voz a mi alrededor en lugar
de dentro de mi cabeza. Él está de pie, cerca de la puerta de mi
habitación, vestido con ropa normal; un par de vaqueros flojos de
marca, una camiseta gris ajustada, y su pelo rubio ligeramente
despeinado.
—Así que finalmente has decidido mostrarte. —Me siento en la
cama—. En vez de agazaparte dentro de mi cabeza.
Se ríe maliciosamente mientras le echa un vistazo al contenido de
mi habitación con intriga.
—No me estaba agazapando, princesa. Sólo quiero aclarar que
estás en una urgente necesidad de un poco de compañía y pensé en
salir y ayudar, dado que me preocupo por ti.
Acomodo mi largo y negro pelo en su lugar mientras bajo los pies
sobre el borde de la cama.
—Y una mierda que lo haces. Además no quiero tu ayuda. —
Mentira. Mentira. Mentira.
—Ahora dices eso —dice, entrando en mi habitación. Toma una
pluma de mi tocador y tengo una irresistible urgencia de arrebatársela
de la mano, sobre todo porque Asher la sostuvo una vez cuando estuvo
en mi cuarto—. Pero con el tiempo me querrás. —Toca la pluma con la
punta del dedo, sonriendo para sí mismo, ya que es una pluma de
cuervo y él puede convertirse en uno. Luego la pone de nuevo sobre el
tocador—. Especialmente por lo que se aproxima para ti en un futuro
muy próximo. —Dice con implicación.
—¿Qué quieres decir? —Me levanto de la cama—. ¿Estás
hablando del presagio que tuve?
Asiente, con su aburrida mirada sobre mí, sus ojos están llenos de
lujuria, lo que hace que mi piel se sienta como si estuviera alargándose
interminablemente y teniendo una combustión espontánea al mismo
tiempo.
Página | 62
—He estado escuchando cosas y pienso que algo va a
descender en la batalla Ángel/Parca —dice finalmente, metiéndose las
manos en los bolsillos—. Algo que requiere un gran sacrificio de personas
inocentes para que alguien pueda obtener un montón de poder, lo que
supongo que podría estar relacionado con el presagio de muerte que
viste… todas esas muertes son una gran fuente de poder.
—¿Y crees que el alcalde tiene algo que ver con eso? —
pregunto.
Se encoge de hombros.
—Tal vez, pero si es verdad lo que creo, él probablemente no es
en realidad el alcalde, sino una Parca, trabajando para otra Parca muy
poderosa –probablemente nuestro líder.
—¿Piensas que el líder de las Parcas tiene algo que ver con esto?
—Dejo escapar un suspiro de frustración—. ¿Los asesinatos? ¿El número
de personas siendo poseídas en la ciudad multiplicándose durante la
noche?
—No estoy seguro de si la posesión tiene algo que ver con el
incremento de las posesiones —explica—. Sigo pensando que es el
Anamotti tratando de acabar con el último Ángel Sombrío en pie. Creo
que las cosas se están acercando y ellos están aumentando su fuerza.
Mientras mis músculos se hacen nudos, trato de mantener una voz
firme.
—Están haciendo cosas… ¿sólo queda un Ángel Sombrío?
Sus cejas se elevan.
—Bueno, esa serías tú, ¿no?
Estoy a punto de caer y tengo que agarrarme del poste de la
cama para apoyarme.
—Por favor, dime que eso no es cierto.
Él rueda los ojos, como si acabara de reaccionar
exageradamente.
—No, todavía no hemos llegado a ese punto. Todavía quedan
algunos… aunque los números son pequeños. Además, sabrías cuando
Página | 63
fueras el último que queda porque tu interior de Parca y Ángel sería
revelado. —Suspira y se apoya en mi tocador—. Pero pienso que ése es
ahora el menor de nuestros problemas, porque si el encantador alcalde
está trabajando para las Parcas, entonces posiblemente podría
significar que mi líder está aquí, lo cual es muy malo tanto para ti como
para mí, teniendo en cuenta la rebeldía de mi familia a cooperar con
las reglas y el orden de las Parcas.
—¿Por qué no estoy sorprendida por ese último hecho? —Digo y
después frunzo el ceño, pensando en la historia que Elliot me contó—.
Cuando dices el líder de las Parcas, ¿te refieres al que solía ser el dueño
de ese collar que me robaste?
—El único Altarius Vinceton. —Sus labios se curvan en una sonrisa
siniestra—. Y nunca te robé el collar; tu abuela fue quien me lo robó.
Estrecho mis ojos hacia él.
—Como digas.
Su sonrisa se oscurece.
—Lo sé. —Nos mantenemos la mirada, negándonos a mirar hacia
otro lado y, finalmente, su expresión facial se suaviza—. Mira, quiero
ayudarte, Ember, no importa lo que pienses.
Me río bruscamente.
—Oh, tengo mis dudas sobre ello.
Sus pies se arrastran sobre la alfombra mientras camina hacia mí.
—¿Por qué lo dudas tanto? ¿Alguna vez he hecho algo para
dañarte?
—Me hiciste matar a una persona —le recuerdo, dándome
cuenta de que no tengo a dónde ir mientras él se acerca a mí.
—Lo que te trajo de vuelta a la vida. —Da otro paso. Cuanto más
se acerca, más arden las líneas de mis brazos debajo de los guantes.
Retrocedo, chocando con la cama y después caigo en el
colchón sobre mi trasero. Sigo retrocediendo sobre la cama para
recuperar la distancia que él está robando mientras atraviesa mi
habitación.
Página | 64
—Bueno, si quieres ayudarme, entonces dame el collar. Así él
puede protegerme.
—No puedo —dice, de alguna manera casual mientras la parte
delantera de sus piernas roza uno de los lados de la cama—. Mi familia
lo necesita para su propia protección. No somos las Parcas más amadas
en el clan, sobre todo cuando robamos el collar, para empezar.
—No puedo imaginar por qué —digo sarcásticamente mientras mi
espalda roza la pared.
Se molesta mientras se inclina sobre la cama y se cierne sobre mí.
—Sabes, no sé porque estás tan ilusionada en creer que ese collar
te protegerá —dice—. No sabes nada de Elliot, aparte de que es el tío
de Asher. Te hace realmente ingenua simplemente creerle debido a
eso.
Ignoro el hecho de que su cercanía acelera mi ritmo cardíaco,
diciéndome a mí misma de que es como en el lago y en el cementerio,
que lo está controlando —me está controlando. Sin embargo, no estoy
segura de que sea del todo cierto.
—Eso no me hace ingenua. Si tuviera una razón para no confiar
en él, entonces no lo haría, pero todavía no me ha dado una.
—Pero no confías en mí —dice, como si no tuviera una razón para
no hacerlo.
Me esfuerzo por no reírme, a sabiendas de que eso no mejorará la
situación.
—Tienes que ganarte la confianza, Cameron.
—Asher no se ganó tu confianza —dice, inclinándose más cerca
de mí, su sombra cubriendo mi cuerpo—. Él te mintió tanto como lo hice
yo.
—Sí, pero Asher es bueno.
—¿Cómo lo sabes? —Una mano se desliza a cada lado de mi
cabeza, así que más o menos está encima de mí, sin embargo,
permanece de pie—. Tal vez deberías de dejar de ir creyendo en las
cosas hasta que las compruebes.
Página | 65
Tiene razón. No sobre Asher, pero si sobre cerciorarme de los
hechos antes de decidir en qué creer.
—Dime cómo luce el líder —exijo, presionando mi espalda contra
el colchón, desesperada por conseguir algo de espacio entre
nosotros—. ¿Y por qué está aquí? Así es como puedes ganar mi
confianza, si quieres.
—No sé esas respuestas. —Se ve tan perdido como yo—. Sin
embargo, lo que sí sé es que es realmente muy malo que él esté aquí. —
Se lame los labios, mientras mira los míos. Puedo leer en su rostro que me
desea.
—Sé que es malo —pongo mis manos sobre su pecho para
hacerlo retroceder, rechazando la decepción de mi cuerpo al alejarme
de él—. ¿Pero exactamente qué tan malo? Quiero decir, la gente ya
está poseía y hay un asesinato o una desaparición, por lo menos una
vez a la semana. ¿Cuánto peor podrían ponerse las cosas?
—Mucho, mucho peor. —Alcanza mi rostro y me estremezco
cuando me acaricia la mejilla con el dedo—. Más y más muertes van a
suceder. —Sus dedos se deslizan por mi mejilla, mi mandíbula, mi cuello,
deteniéndose justo encima de donde mis pechos se curvan en la parte
superior—. Las Parcas aman sus muertes. Es como una droga para
nosotros. —Respira mi esencia—. La ansiamos. La respiramos. Y nuestro
líder está conectado a todo nuestro poder; nuestros sentimientos. Así
que imagina cuanta muerte ansía–necesita.
Me estremezco contra su toque, cayendo momentáneamente en
él, odiando que a veces se sienta tan fácil ceder ante él y tan difícil
alejarlo, pero todavía me las arreglo para conseguir algo de espacio,
empujándolo tan lejos como me lo permite.
—No puedes tocarme, Cameron. No… no quiero que lo hagas.
Él traza una línea desde mi escote hasta mi cuello, sus dedos
descansando sobre mi pulso.
—¿Por qué no? Dejaste que Asher te tocara así. —Su otra mano
encuentra mi cintura, apretándola firmemente, sus dedos escarban
debajo de la tela, haciendo que me estremezca—. Y no luchaste contra
ello… lo querías.
Página | 66
—Asher es un Ángel —digo, odiando que mi voz se quiebre—. Y él
simplemente no me dijo que es adicto a robar almas.
—¿Y qué si es un Ángel? —Sus ojos se encienden, las puntas de sus
dedos presionando sobre mi piel—. Yo soy una Parca. Ambos
simbolizamos la muerte. Ambos recogemos almas. Hay una línea muy
delgada entre lo que somos.
—No realmente. —Me estremezco ante su toque violento—.
Además, conozco lo suficiente a Asher para saber que se preocupa por
mí y que no haría nada para hacerme daño.
Cuando habla su voz es baja y transmite rabia, su aliento caliente
está sobre mis mejillas.
—Tal vez deberías de obtener la información correcta antes de irla
gritando fuera de tu boca —dice. Abro la boca para hablar, pero él me
cubre los labios con las manos—. Dime una cosa, princesa. ¿Asher por
casualidad alguna vez mencionó quién es su padre?
De mala gana niego con la cabeza.
—No, ¿pero eso que tiene que ver? —Preguntó, mis labios
moviéndose contra la palma de su mano.
Baja la mano de mi boca.
—Importa cuando su padre es parte de los Anamotti.
—Eso es imposible… Significaría que él tendría que tener sangre
de Parca. Y él no puede tener sangre de Parca porque entonces eso
significaría que Asher tendría sangre en él, y sé que eso no es cierto —
digo, mi voz sonando un poco fuera de tono. No puedo dejar de tener
cierta duda. Sé, casi no sé nada sobre el padre de Asher, y por las
pocas conversaciones que tuvimos sobre él, tengo la impresión de que
el padre de Asher no era tan bueno. Aun así, eso no significa que él sea
una Parca.
Empujo a Cameron lejos de mí y me arrodillo sobre la cama.
—Deja de jugar con mi cabeza. Si el padre de Asher fuera una
Parca entonces me lo habría dicho. Y tú me lo habrías dicho desde
hace mucho tiempo.
Página | 67
—¿Por qué te lo habría dicho antes? —Pregunta Cameron,
presionando su mano sobre su pecho en la parte donde lo empujé
como si mi toque quemara—. Te lo acabo de decir todo, es cierto.
—Exactamente.
—Cree lo que quieras, princesa. Pero antes de ir decidiendo
cosas, obtén la información correcta.
—¿Y cómo se supone que lo voy a hacer cuando toda mi vida es
un maldito juego mental en este momento?
—Tal vez yendo a la fuente y preguntándoselo a él.
—Me encantaría, si pudiera, pero como no tengo ni idea de en
dónde los Ángeles son castigados por su líder, eso no va a suceder
pronto. —Hago una pausa, evaluando de cerca la reacción de
Cameron—. De casualidad no sabes cómo traerlo de regreso, ¿verdad?
Me mira como si fuera una idiota.
—¿Crees que si lo supiera, te lo diría…? —Se queda callado,
inclinando la cabeza hacia atrás, con los ojos mirando hacia el techo
mientras sonríe—. Espera un minuto. Tenemos compañía.
Mi frente se frunce.
—¿Qué…?
Antes de que pueda terminar, Cameron se desvanece en el aire
con sólo una voluta de humo que toma la forma de una sombra que se
queda atrás.
—Oh, Emmy —Raven canturrea, y todo mi cuerpo se pone
rígido—. ¿Puedes bajar? Necesito hablar contigo.
Semanas de silencio y de repente irrumpe en mi casa, ¿cómo si
siguiéramos siendo amigas? Mi reacción inicial es correr y esconderme,
como si fuera un niño pequeño, pero no soy una niña y sé que si me
quedo aquí, entonces ella simplemente va a subir. Así que tomo el
cuchillo que deje sobre mi mesa de noche —con el que apuñale al
chico— y salgo de mi habitación.
***
Página | 68
Cuando llego a la parte superior de la escalera, distingo su pie en
el vestíbulo, retorciéndose un mechón de pelo rosa color goma de
mascar alrededor del dedo. Se ve como siempre; sus ojos zafiro están
enmarcados con brillo, los labios brillantes, lleva botas negras de tacón
y un vestido corto que combina con ellas. Sólo hay dos diferencias entre
la Raven que conocí cuando era una niña y ésta que está parada
delante de mí. Ésta tiene una cicatriz reciente sobre la garganta, donde
la falsa detective —quien en realidad era parte de los Anamotti— cortó
su garganta.
—¿Qué quieres? —Empiezo a bajar las escaleras, metiendo el
cuchillo en mi bolsillo trasero, sabiendo que no habría manera de que
realmente lo usara en ella, pero no dudaría en usarlo en el Anamotti.
Me sonríe como si no pasara nada, como si no hubiéramos estado
ignorándonos mutuamente por semanas y como si ella nunca hubiera
tenido encuentros secretos con mi hermano cada noche. Como si ella
no hubiera sido poseída por el Anamotti, a pesar de que las X marcadas
en su brazo sugieren lo contrario.
—Sólo quería saludar a mi mejor amiga, tonta. —Me encuentra en
la parte inferior de las escaleras y luego pone su brazo alrededor de mí.
Me estremezco ante su contacto, su muerte me asfixia como una
pesada manta. De pie en la cornisa. Alguien le suplica saltar, así que
ella lo hace, cayendo hacia su muerte. Mira hacia mis muñecas,
notando los guantes que tengo para cubrir las líneas de mi piel que
surgieron por beber la vida de Cameron—. ¿Qué pasa con los
calentadores del brazo, bicho raro? Ni siquiera estás afuera.
—Siempre uso este tipo de cosas —digo, lo cual es verdad y,
normalmente, ella no lo cuestionaría.
Golpea el borde de la tela con su dedo.
—No cuando simplemente estás pasando el tiempo en casa. —
Vacila, soltando mi brazo con una mirada sospechosa en su rostro—.
Espera un minuto… ¿vas a salir a una cita o algo así?
—Sabes que no tengo a nadie para salir en una cita —le
recuerdo; o a quien sea que la esté controlando—. A diferencia de ti,
que pareces estar saliendo con mi hermano en este momento. —Es un
Página | 69
reto. No estoy segura de que todavía se estén viendo, pero me gustaría
averiguarlo.
Ella no pierde el ritmo, logrando esquivar ágilmente mi pregunta y
enfocando la conversación de regreso hacia mí.
—Tal vez tienes una cita con ese chico que se mudó cruzando la
calle. Ya sabes, ese tipo con el que Cameron vivía.
—¿Su tío? —pregunto—. Él es muy viejo.
Se encoge de hombros con un brillo malicioso en la mirada.
—Tal vez ahora te gustan los tipos viejos. Quiero decir, siento como
si apenas te conociera.
—Soy la misma de siempre. —Sostengo su mirada, deseando tener
ese libro de nuevo, así tal vez podría encontrar una manera de traer a
mi amiga de regreso—. Creo que tú eres quien ha cambiado.
—No, tú eres diferente —responde—. De hecho, te ves incluso un
poco más loca que cuando nos conocimos.
Niego con la cabeza, sabiendo que está tratando de hacerme
perder los estribos.
—Raven, ¿por qué estás aquí? Además de para insultarme.
¿Pasaste por aquí para ver a Ian?
—¿Por qué querría ver a Ian?
—Um, porque has estado dejando que él te pinte. —Me resisto a
poner los ojos en blanco ante su fingida falta de recuerdos—. Sé que
eres su musa secreta, que se cuela dentro de casa.
—Oh, no he hecho eso en un par de semanas —dice,
subestimando la verdad—. Sólo vine hasta aquí para verte.
Mi boca se hunde en un ceño fruncido.
—¿Por qué?
Sonríe.
—Porque somos amigas y quiero pasar el rato contigo. —Luego
toma nuevamente mi brazo y empieza a arrastrarme hacia la puerta
Página | 70
principal—. Pensé que podríamos pasar un buen rato como solíamos
hacerlo.
—No me has hablado en semanas. —Planto mis pies firmemente
en el suelo, negándome a moverme—. ¿Y ahora de repente quieres
que seamos amigas de nuevo?
—Así que estaba pensando que deberíamos jugar a los bolos esta
noche. —Tira de mi brazo, ignorándome.
—¿Bolos? ¿En serio? ¿Es por eso que viniste aquí? —Me niego a
moverme y dirigirme hacia cualquier trampa que esté tendiendo
delante de mí.
—Sí, sería divertido —dice con una enorme sonrisa estampada en
su rostro.
—¿No se supone que deberías estar en clase? —pregunto—. Das
arte los martes, ¿no? Con el profesor Morgan, a quien se supone que
estaré llamando dentro de una hora.
—¿No se supone que deberías estar en clase? —replica con un
canturreo quejumbroso. Nos miramos la una a la otra hasta que
finalmente libera mi brazo y luego pisa fuertemente contra el suelo—.
Oh, vamos, ven a jugar a los bolos conmigo. ¿Por favor? Será divertido.
—De ninguna manera —digo, retrocediendo hacia la sala de
estar—. Sería rato e incómodo al igual que toda esta conversación.
—¿Qué quieres decir? —Inclina la cabeza, confundida—. No hay
nada extraño en esta conversación. Sólo somos dos mejores amigas
pasando el rato.
Dejo de retroceder cuando llego a la puerta de la sala de estar y
luego señalo con el dedo hacia la puerta principal.
—No, no lo somos y deberías irte.
Ahora, Ember, esa es manera de hablarle a tu mejor amiga. La
voz de Cameron vuelve a resurgir en mi cabeza.
Cómo diablos voy a sacarte de mi cabeza. Digo en voz alta
dentro de mi cabeza.
No puedes.
Página | 71
Te odio.
No, no lo haces. Me quieres, más de lo que te gustaría admitir.
—Cállate. —No quiero decirlo en voz alta, pero simplemente sale.
Raven abre la boca hacia mí como si estuviera perdida.
—Em, ¿estás bien?
Cruzo los brazos sobre mi pecho.
—Oh, como si no supieras que no estoy bien. Que nada está bien.
Ella no sabe nada de mí, Cameron silba en mi cabeza. Ya te dije
que no soy parte del Anamotti y que las Parcas me odian a mí y a mi
familia, y si sabes lo que es mejor para ti, no le vayas a decir una sola
palabra sobre mí.
Bueno, si eso es lo que no quieres que haga, entonces es
exactamente lo que voy a hacer. Realmente no estoy planeando
decirle, simplemente hago una amenaza. Cuando abro la boca, mi
mandíbula se cierra de golpe por su propia cuenta.
Supongo que entonces vamos a hacer esto de la manera difícil. Él
suspira, como si estuviera demasiado decepcionado. Realmente
preferiría no hacerlo, pero no me dejas otra opción.
De repente, mi boca se abre en una enorme sonrisa mientras
pongo mis manos a los lados.
—Me encantaría ir a los bolos. —La voz me pertenece, pero yo no
la estoy controlando; de repente no soy nada más que una marioneta,
como todos los demás en la universidad.
Cameron, ¡ya basta! Trato de correr hacia las escaleras y
sujetarme de la barandilla, pero mis pies permanecen plantados en su
lugar.
No, tienes que ir con ella. Es importante. Suena serio, lo cual es
raro para él. Podría ayudarnos a entender algunas cosas.
¿A nosotros? No hay un nosotros. Con un gruñido en voz alta, me
las arreglo para que mi pie se levante y luego de un paso hacia atrás sin
ninguna gracia, chocando mi cadera con la mesa del rincón.
Página | 72
—¿Nos vamos? —Le pregunto a Raven en un tono muy cordial.
Cameron se ríe. ¿Nos vamos? Supongo que probablemente
deberías haberlo hecho mejor que eso.
Siento una cálida sensación sacudiéndose a través de mi cuerpo
y entonces él rápidamente toma el control, haciendo que mis piernas se
muevan, separando mis rodillas demasiado lejos para que me vea
como si estuviera marchando en un desfile. Raven me sigue con una
mirada perpleja en su rostro mientras me tropiezo con la puerta.
—¿Segura que estás bien? —Raven pregunta mientras abro la
puerta principal y tropiezo con el umbral. La luz del sol brilla sobre mí,
pero me siento como si estuviera atrapada en las sombras. En el frío.
Me estás sintiendo, explica él. Sé que no es la mejor sensación,
pero ten paciencia.
—Estoy bien. —Mi boca se mueve mientras bajo por las escaleras
hacia el césped—. Estoy perfectamente bien. —Plasmo una sonrisa en
mi rostro, pero por dentro me siento completamente vacía. Tan fría.
Como si estuviera perdiendo el control de lo que soy y de lo que me
hace sentir. Pienso que no puedo hacer nada por el momento –para
bien o para mal– y estoy de acuerdo con ello.
Cameron, ¿qué es eso? ¿Por qué es todo tan frío? Se siente casi
como esa noche en la habitación cuando la sombra se sumergió en mí.
No tengo idea de lo que estás hablando, dice él. No puedo decir
si está diciendo la verdad o no. Pero el frío que sientes es la sensación
de la muerte, explica. Me estás sintiendo en este momento y también
estás sintiendo la energía de las almas que he robado. Soy parte de ti en
este momento, Ember; parte de tu mente, cuerpo y alma. Me gustaría
poder descubrir como quitarlo. Y quién sabe tal vez tú podrías
descubrirlo y decírmelo.
¿Parte de mi alma?
Oh, Dios. Estoy jodida.
Página | 73
Traducido por Jess16
Corregido por katiliz94
os policías que siempre están estacionados en frente de mi
casa se han ido, probablemente, a tomar uno de sus
descansos muy raros. El sol brilla sobre el barrio, pero se está
inquietantemente tranquilo con todo el mundo demasiado asustado
para salir o algo así. Dejo la ducha de los árboles y la tierra en el suelo
helado, crujiendo debajo de mis botas.
—Hice que se fueran, —dice Raven mientras cruzamos el trozo de
césped entre nuestras casas hasta su coche aparcado en el camino de
entrada al lado.
—¿Hiciste que se fueran? —Me las arreglo para mantenerme en
posición vertical cuando Cameron controla sin gracia mis piernas.
Ella sonríe mientras se monta en la parte de atrás de su coche
plateado.
—Los policías. —Abre la puerta, sonriendo para sí misma—. Sé que
han estado observando.
Trago saliva cuando mi brazo se estira y mis dedos se envuelven
alrededor de la manilla de la puerta. Le doy un tirón y la puerta se abre.
Luego, golpeándome la cabeza contra el techo, me subo. Raven entra
también y pone en marcha el coche.
—Piensan que mataste a todas esas chicas, —dice mientras el
motor arranca cuando me abrocho el cinturón de seguridad.
Ves, me preocupo por ti, dice Cameron mientras me obliga a
ceder a él.
L
Página | 74
Sí, estoy segura de que sí. Y es por eso que me has hecho entrar
en un coche con una chica que esta poseída por los Anamotti y es
probable que me lleve directamente a una trampa.
Sólo confía en mí. Eso es lo que queremos.
Ya te he dicho que tienes que ganarte la confianza y esta no es la
forma.
—Por lo tanto, esto debe ser divertido, —dice Raven mientras se
echa atrás al camino de entrada y vuelve a la calle.
—Sí, supongo, —murmuro.
¿Qué quieres decir con esto es lo que queremos? ¿Cómo haces
esto, Cameron? ¿Cómo me estás controlando? Pensé que los Anamotti
no me podían controlar como controlan a parte de los seres humanos.
Ya te dije que no soy parte de los Anamotti.
Sí, pero no fueron capaces de hacer esto antes... me haces
avanzar así y hablas dentro de mi cabeza. Entonces, ¿qué ha
cambiado?
Tú.
¿Qué quieres decir?
Me siento en silencio en el asiento del pasajero del coche de
Raven, a la espera de una respuesta, sin embargo no me ofrece
ninguna. Me atormentaba mi cerebro por algo que podría haber
cambiado en los últimos días, pero puedo dibujar un espacio en blanco
que no sea el hecho de que he conseguido estar más sola.
¿Es así como lo estás haciendo? Le pregunto. Porque estoy sola y
vulnerable.
Se queda en silencio y me pregunto si todavía está dentro de mí.
He recibido menos frío y el vacío está empezando a llenar de nuevo. Tal
vez perdió su poder sobre mí. ¿Cómo puedo saberlo con certeza, sin
embargo? Echo un vistazo a Raven y luego a la manija de la puerta,
decidida a darle una oportunidad. Espero que vaya más despacio en el
stop al final de la carretera y luego me concentro en mover la mano
hacia el mango para saltar fuera del coche, pero no se mueve, nada lo
hará. Ni mis piernas. Mis pies. Mis brazos. ¡Maldita sea!
Página | 75
Me siento con la espalda recta en el asiento con las manos en el
regazo, haciendo lo único que puedo hacer. Nada. Raven ha puesto el
aire acondicionado arriba a pesar de que hace frío con helados
cristales de hojas y las aceras y todo el mundo que camina arriba y
abajo de la acera está vistiendo chaquetas. Ni siquiera se me ocurrió
coger la mía, pero por otra parte, no estaba pensando por mi cuenta
cuando me fui de casa.
Relájate, te ves preciosa, me asegura Cameron. Siempre lo haces.
—Oh, cállate, —digo y Raven me lanza una mirada atónita.
—¿Perdón? —dice ella, rechazando la radio con una mano
mientras agarra el volante con la otra.
—No es nada. —Suspiro y me vuelvo hacia la ventana, sabiendo
que probablemente hay una pequeña oportunidad de que solo vaya a
los bolos. Cameron empieza a reírse en mi cabeza otra vez mientras
Raven murmura algo en voz baja acerca de mí perdiendo la cabeza.
Tengo que calmarme. Ponerlo junto por mí misma. Sí, Cameron tiene el
control de mi cuerpo, pero no tiene el control de mi mente. Empiezo
creando poesía, poniendo letras y palabras juntas.
Alas de libertad
Ojos de la luz
Toques que me silencian
Y comodidades
Como los rayos de sol
En lugar de las sombras
Me pongo a descansar, pero luego Cameron y mis pensamientos
se mezclan, y él se apodera de mi poesía interna.
A través de los susurros de los sauces,
Una hoja se esfuerza por sobrevivir
Pero en peligro de los vientos y de las ramas,
Página | 76
Poco a poco comienza a morir
Aunque tal vez eso es lo que es mejor para él;
Rendirse, desistir, y hacer la paz
Entonces, tal vez será el sabor de la libertad poderosa
Por el viento.
La oscuridad.
Rendirse y dar.
Mantengo mis pensamientos para mí misma, fingiendo que
Cameron no está dentro de mi cabeza, que esto no está sucediendo,
pero las carcajadas me recuerdan que está allí.
—Entonces, ¿qué tal va la universidad, Emmy? —pregunta Raven
cuando mete el coche en la carretera. Está usando mi apodo para
llegar a mí. Sabe que es lo que mi padre solía llamarme y que duele
cada vez que lo oigo.
—La universidad, bien —miento con una sonrisa tensa,
preguntándome si sabe lo que está pasando allí—. Sin embargo, no te
he visto en mucho tiempo.
—Eso es porque paso la mayor parte de mi tiempo en la clase de
arte
Sonríe de oreja a oreja.
—Eso es bueno. —Mantengo mi tono ligero—. Estoy segura de que
has sido muy feliz entonces.
—Oh magníficamente feliz, —dice—. De hecho, he estado
pasando mucho tiempo con el profesor de arte.
—¿Has estado pasando tiempo con el profesor Morgan? —
Pregunto con duda. ¿Cómo puede ser eso bueno?
Raven asiente mientras mira su reflejo en el espejo mientras
conducimos por el puente.
—Lo he hecho. De hecho, nos encontramos todos los días
después de su última clase.
Página | 77
Ves, te lo te dije, dice Cameron. No confíes en nadie.
El hecho de que él ha pasado tiempo con ella, no significa que
sea malo.
¿De verdad lo crees?
No estoy segura. Y esa es la dolorosa verdad. Pensé que era un
poco raro para empezar que el tío de Asher abruptamente se me
acercase y me entregase toda esa información en bandeja de plata.
Por no hablar de que luego me dio el libro en blanco que no tenía
ningún sentido.
—Es súper caliente, también, al igual que Asher, —dice Raven,
interrumpiendo mis pensamientos.
Mi corazón se aprieta en el pecho ante la mención de Asher. Dios,
lo echo de menos, más me dejo. Me gustaría que estuviera aquí
conmigo, llenándome con la tranquilidad y la satisfacción que su
contacto trae cada vez que lo siento, cuando me besa…
Wow, vivir en tu cabeza es un poco inquietante. Cameron suena
molesto.
—Sabes, nunca me explicaste a donde se fue Asher, —dice
Raven, ajusta su espejo—. Después de todo ese fiasco en el cementerio.
Mi boca se mueve por sí sola.
—Creo que murió.
—¿Qué? —dice Raven boquiabierta hacia mí, realmente
aturdida.
—Sí, de regreso en el cementerio. —No tengo ningún control más.
Ella no parece muy convencida, lanzándome una mirada
dudosa.
—No pareces molesta por eso.
—Supongo que es porque estaba realmente enamorada de
Cameron. —Trato de mover mi cabeza Cameron, pero fallo.
¿Qué? Pregunta él inocentemente. ¿No estabas enamorada de
él?
Página | 78
No estoy segura... al igual que no estoy segura de por qué estoy
hablando contigo acerca de esto.
Raven se queda boquiabierta hacia mí con incredulidad por un
momento antes de volver su atención a la carretera, coge sus gafas de
sol del portavasos entre nosotras y se las pone. Puedo ver el aspecto de
Hollows Grove; Las Travesuras y Diversión de Phil, el bar donde Asher y yo
tuvimos nuestra primera cita, los edificios obsoletos que conforman Main
Street, un taller mecánico, y el parque de casas rodantes. Por último, al
final de la misma —cerca de la boca del cañón, nos detenemos frente
a la Bolera de Diana. Una señal parpadea en rosa neón desde la
ventana y hay grupos de personas merodeando por la puerta principal.
—Wow, hay un montón de gente aquí, —comenta mientras pone
el coche en el parking y apaga el motor—. Esto debe ser divertido.
—Supongo que sí. —Aunque no quiero, mis dedos encuentran la
hebilla del cinturón de seguridad y lo desatan. Entonces salgo del
coche y sigo a Raven a la parte delantera, hiperconsciente de que hay
un montón de ojos enfocados hacia mí. Las cosas se ponen extrañas
cuando entramos en el edificio y está lleno. Todo el mundo se ve muy
feliz, demasiado, demasiado feliz. Riendo. Hablando. Sonrisas. Bebidas.
No es como en la universidad, sin embargo, todavía hay algo raro en
ello, como si hubiera entrado en una comedia de situación de 1950,
donde todo el mundo está extrañamente alegre.
Las paredes están salpicadas de patrones de arco iris y hay juegos
de árcade a mi izquierda, destellando colores fluorescentes y haciendo
ruidos fuertes. Una canción de 1970 suena en los altavoces y parece
que muchas de las personas conocen las letras, ya que las murmuran en
voz baja y balancean las caderas al ritmo. A mi derecha, hay una línea
de espera muy larga para conseguir los zapatos y para pagar por un
carril. Busco en sus rostros, en busca de señales de que sus ojos estén
brillantes; que estén poseídos.
—Espera aquí —me dice Raven, sacándose las gafas de sol y
poniéndolas en la parte superior de la cabeza. Luego salta al mostrador,
balanceando los brazos mientras los chicos echan un vistazo a su
trasero.
Mi cuerpo se reclina contra la pared junto a la puerta y espero
para averiguar lo que está haciendo. Probablemente algo malo, estoy
Página | 79
segura, pero tengo que averiguar lo que los Anamotti tienen bajo la
manga.
Relájate, no voy a dejar que nada te haga daño. Su voz llena mi
cabeza. Suena como si estuviera siendo sincero, también.
¿Por qué haces esto? ¿Y cómo? ¿Cómo puedes repentinamente
controlarme?
Eso no es importante ahora. Todo lo que necesito de ti en este
momento es que hagas lo que yo te diga. Entonces, espero, esto saldrá
bien.
¿Qué va a ir bien? ¡Por favor, dime algo! Comienzo a trabajar de
nuevo, luchando por recuperar el control de mi cuerpo, tratando de
doblar mis rodillas, mi codo, incluso parpadear por mi cuenta.
Mantén la calma. Estás de pie en una habitación llena de
Anamottis.
Mi mandíbula quiere bajar hasta que mi mirada barre con rapidez
por toda la habitación, y la verdad me da una palmada en la cabeza
cuando me doy cuenta de que todo el mundo que me rodea tiene una
X grabada en la frente o en el brazo, sus ojos... Garrick, el tipo que me
atormentaba la primera vez que Raven fue poseída.
Mira cómo me acuerdo de él; patillas ridículas, una chaqueta de
cuero y la X en el ojo como si fuera un parche en el ojo. Él me reconoce,
también. Puedo verlo en su cara mientras mira fijamente hacia mí a
través de la multitud, apoyado en la pared con una sonrisa de
complicidad en su rostro. Sin embargo, se da la vuelta como si nada
hubiera pasado entre nosotros, como si no hubiera tratado de matarme.
Como si no quisiera.
No entres en pánico. No voy a dejar que te pase nada, promete
Cameron. Créeme, princesa. No siempre puede ser que haga cosas
que son buenas, pero cuando se trata de ti, las hago.
Me río en voz alta y un chico robusto que lleva un refresco me
lanza una mirada sospechosa. Me aclaro la garganta y finjo tener una
fascinación con un pequeño espacio de suelo delante de mis pies,
preocupada de que si miro hacia arriba, todos vayan a atacarme. Estoy
prácticamente en un pozo de tiburones, y, sin embargo, nadie está
tomando un bocado. No es lo mismo que en el colegio. La gente de allí
Página | 80
se encontraba en un estado de trance, sin embargo, estas personas
parecen muy alerta. Muy vivas.
Eso es porque son Anamotti, dice Cameron. No son seres humanos
con almas poseídas.
Entonces ¿por qué no van a venir después a por mí?
Debido a que tienen un plan.
¿Qué tipo de plan? Le pregunto, pero él no responde. Cameron,
¿por qué me has traído aquí? ¿Qué sentido tiene, aparte de conseguir
que camine directamente a las manos del enemigo?
Para saber algo importante... algo que podría ayudarte a dejar
que el presagio de muerte ocurra, o al menos ayudar a averiguar más
sobre él.
No estoy segura de si está diciendo la verdad, pero no hay nada
que pueda hacer al respecto ahora mismo. Miro hacia el mostrador
donde Raven se está riendo de algo que el chico de la caja
registradora dice. Él tiene una X en la frente, también, y Raven tiene una
en su antebrazo. Ambos se ven felices, pero de una manera realmente
espeluznante, poseídos.
¿Ella... ella es uno de ellos? ¿Quiero decir, es eso posible?
¿Cambiar en uno? Preguntar a Cameron, sin querer confiar en él, pero
no tengo otra opción en este momento. Ni siquiera puedo sentir mis
piernas y brazos más.
Está poseída, sí, pero todavía no es uno de ellos.... Sí, es posible, sin
embargo. Morir y convertirse en una Parca si es menor la posesión
durante demasiado tiempo.
Me las arreglo para mirar hacia abajo a mis brazos, y señaló que
están temblando por el miedo que estoy segura de que siento, sin
embargo, la frialdad dentro de mí me desvía.
No vas a morir, princesa. Relájate.
Eso no es lo que me molesta. Bueno, no es la única razón.
Odio pensar como Asher se arriesgó al transgredir las reglas para
salvar a Raven. En la primero noche que conocí a Asher, él, como se
suponía, recogería el alma de Raven después de que Landon tratase
Página | 81
de violarla y matarla pero en cambio mató a Landon porque dijo que
vio en mis ojos que Raven significaba mucho para mí. Y ahora mírala;
poseída y fraternizando con el enemigo. El riesgo de Asher fue todo
para nada y ahora él está siendo castigado por ello.
¿Es ella... sé que me va a doler? Pregunto a Cameron con los ojos
fijos en Raven mientras echa la cabeza hacia atrás y se ríe cuando el
tipo de la caja se inclina sobre el mostrador mirándola con deseo.
No, pero van arruinarte la cabeza. Es por eso que te trajeron aquí.
Están tratando de derrumbarte con rapidez y con suerte conseguir
arrestarte por los asesinatos.
Trago saliva, congelada en mi lugar a pesar de que quiero correr.
¿Es por eso que enviaron a Raven para sacarme hoy? Ella me está
tendiendo una trampa, ¿no? Pero no lo entiendo. ¿Por qué habría
pensado alguna vez que habría venido con ella cuando sabe que yo sé
que está bajo el control de la Anamotti? ¿No es incluso un poco
sospechoso por qué sólo vine con ella sin mucha pelea?
Bueno, creo que, si no has venido aquí voluntariamente, dice.
Entonces probablemente te habrían obligado. Hace una pausa. Y aquí
está la parte realmente loca de todo esto, voy a necesitar que juegues
junto con lo que sea que traten de hacerte. Déjales pensar que se han
metido en tu cabeza, como lo hicieron en el baile de Halloween, déjales
que piensen que estás explorando para ellos de modo que vayan a
bajar la guardia... deja que las cosas resbalen. Que cometan errores.
Trato de llegar a la puerta, pero fue en vano. No. Camina. Tengo
que irme, Cameron. No puedo ser arrestada de nuevo.
No puedes irte todavía. Necesito que averigües... Se calla.
Cameron, necesito más detalles si…
—Hey, Emmy. —Raven aparece delante de mí con un par de
zapatos en cada una de las manos y una sonrisa falsa en su rostro—-
¿Estás lista para esto?
Me aclaro la garganta varias veces antes de que Cameron me
permita hablar de nuevo.
Página | 82
—Por supuesto. —Tomo los zapatos que me ofrece y luego voy a
través de la multitud hacia un banco en la parte trasera cerca de los
cubículos, prácticamente saltando.
Cameron, por favor baja el tono de la omisión. Yo no camino así.
Se ríe, pero luego suspira.
Sí, tienes razón. Eso es más una cosa de Raven.
Mis lentos pies me llevan al área del cubículo en la esquina. Lucho
por respirar mientras centenares de muertos se vierten a través de mí
como fuego líquido, abrasando mi piel, mientras camino por la multitud.
Fuego. Ahogamiento. Colgando. Dolor. Sangre. Soledad. Chamuscan la
parte posterior de mi garganta mientras saboreo cada uno, pero inhalo
por la nariz y siento a Cameron tratando de ayudarme a mantener la
calma. Cuando me hundo en el banco, respiro libremente cuando la
multitud se aparta y abre. Oigo los bolos rodando por las vías detrás de
mí, chocando contra los pasadores mientras me deslizo de mis botas y
me meto en un cubículo.
Raven cae a mi lado y desliza el pie fuera de la bota.
—Así que, ¿qué te parece?
Miro hacia ella cuando me ato el zapato.
—¿Sobre qué?
Ella comienza a atar su otra bota y luego menea el pie con el
zapato.
—Sobre este lugar, duh. —Rueda los ojos hacia mí.
Me encojo de hombros mientras vinculo mi otro zapato.
—Parece la pista de bolos que hemos tenido en la ciudad desde
que tenía seis años.
Me sonríe, y por un segundo, se parece a mi verdadera mejor
amiga.
—¿Recuerdas que mi padre solía traernos aquí?
Asiento con la cabeza, realmente sonriente, y Cameron lo deja
pasar. El recuerdo es bueno y merece el crédito.
Página | 83
—Sí. Fue muy divertido. Probablemente lo más divertido que he
tenido en ese momento.
Su sonrisa se expande a medida que se desliza sobre el otro
zapato y ata los cordones.
—Lo fue, ¿no es así?
—Lo fue, —estoy de acuerdo y entonces la conversación se
detiene mientras estoy sentada allí, esperando lo que venga después.
Raven termina de ponerse los zapatos y luego tira de mí a mis pies
y me arrastra a lo largo de los carriles, deteniéndose frente a dos chicos.
Ambos son altos con el mismo estilo de pelo negro a un lado, pero su
color de ojos es diferente y sus rasgos varían ligeramente, los de uno son
más agudos que los del otro. Sin embargo, el parecido entre ambos es
monstruosamente extraño.
—Emmy, me gustaría presentarte a Geldon y Emerson. —Gesticula
Raven entre los dos mientras yo intento no mirar la X de la marca en sus
frentes.
—Es genial conoceos, —digo con una sonrisa.
Ellos sonríen, pero no hay oscuridad detrás de y luego Geldon
llega a darme la mano.
—¿Y tú eres? — Su voz ronronea como un gato listo para saltar
sobre un ratón y devorarlo.
Creo que le gustas, bromea Cameron, pero su diversión cae
plana.
—Ember. —Conteniendo el aliento, envuelvo los dedos alrededor
de su mano. Grito. La sangre se vierte como un río. No puedo ver. ¿A
dónde fuiste? Cae. Cae. Cae.
—Ember. —Sigue sosteniendo mi mano con la mirada fijada en mí
como si fuera un pedazo de caramelo que quiere probar—. Ese es un
nombre único.
—Así es Geldon, —respondo, tratando de tirar de mi mano, pero
Cameron se ha hecho cargo de nuevo y lo único que puedo hacer es
quedar impotente ahí, sintiendo su muerte horrible. No puedo ir solo.
Ven conmigo. Necesito respirar. Vuela. ¿Confías en mí? ¡No!
Página | 84
Por último, libera la mano y por suerte Emerson parece más
centrado en Raven que en conocerme. Me pregunto qué pasó con
Garrick, el miembro de los Anamotti con el que ella estaba saliendo la
primera vez que estaba poseída. Hace apenas unas semanas Raven
estaba bajo su poder, pero ahora actuaban como si no se
reconociesen entre sí.
Raven está obedeciendo órdenes de alguien más, aclara
Cameron. Su conexión con Garrick ya no existe.
¿Qué quieres decir con su conexión?
Quiero decir que, en el pasado, Garrick fue el que controlaba
todo lo que Raven te hacía, pero ahora hay otra persona que la
controla.
¿Al igual que la forma en que me estás controlando? Me dirijo
hacia la zona de estar.
No, esto es diferente. Lo que te hice... bueno, no todo el mundo
puede hacer eso. Eres un Ángel Sombrío y no se supone que seas
poseída.
Empiezo a descender sobre una silla delante del carril al lado del
tablero de la mesa, pero Cameron me obliga a dirigirme hacia las bolas
mientras Geldon sigue detrás de mí, charlando acerca de la comida y
las bebidas gaseosas, preguntándome si tengo hambre, sin embargo
apenas le puedo oír.
Hago una pausa cuando llego a los bolos.
Entonces, ¿quién exactamente está poseyendo ahora a Raven, si
no es Garrick?
Cameron no responde, en lugar de eso me hace buscar una
bola. Al mismo tiempo, Emerson y Raven empiezan rápidamente a
enrrollarse en uno de los asientos; Raven a caballo entre su regazo
mientras él alcanza su vestido, agarrándola del culo.
—¿Se conocen? —Pregunto a Geldon mientras mete las manos
en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, mirándome con curiosidad.
—Tanto como cualquiera conoce del otro aquí, —dice con un
guiño.
Página | 85
Me estremezco ante su guiño mientras selecciono un bolo rosa y
lo cojo. Es mucho más pesado de lo que esperaba y casi la dejo caer
en mi dedo del pie.
—Tranquila, —dice Geldon, extendiendo la mano y ayudándome
a coger la bola en la mano.
Fuerzo una sonrisa forzada mientras posa la mano en la parte baja
de mi espalda.
—Gracias, —murmuro luego me dirijo al carril.
¿Qué diablos estoy haciendo aquí? Pregunto a Cameron.
Bueno, el punto es tratar de derribar a tantos alfileres como sea
posible.
No estoy hablando de los bolos, Cameron. Ruedo los ojos cuando
me detengo en el borde de la pista. Quiero decir aquí, en la bolera.
¿Qué estamos buscando?
Estás en busca de su líder, susurra Cameron.
¿El líder de las Parcas? Cierro uno de mis ojos y consigo una
buena puntería en los pines cuando llevo el brazo hacia atrás.
No, el líder de los Anamotti, el que ha tomado como misión
localizar a todos los Ángeles Sombríos y deshacerse de ellos uno por
uno. Creo que podría saber algo acerca de lo que está pasando con
nuestro líder y tal vez a que se parece.
¿El líder de los Anamotti está aquí, en la bolera, en este
momento?
Creo que sí. Al menos, eso es lo que espero.
¿Qué aspecto tiene? pregunto, inclinando la cabeza hacia un
lado mientras me centro en los pines en el extremo del carril.
No estoy seguro, dice. Todo lo que sé es que su nombre es Alton.
Sacudiendo la cabeza, me paseo hacia adelante y giro el brazo
hacia delante, tropezando en el último segundo. Mi objetivo comienza
a derivarse hacia el lado de la cuneta, pero Cameron se apodera
rápidamente del control y me sacude de nuevo hacia la izquierda,
Página | 86
recuperando el equilibrio para mí. Mis dedos dejan los agujeros de la
bola y segundos más tarde está rodando en línea recta hacia los pines.
Strike. Se ríe cuando todos los pines se tambalean.
Pongo los ojos en blanco cuando me doy la vuelta, lista para
regresar al banquillo y sentarme. En su lugar, me estrello directamente
en un pecho de roca sólida.
—Lo siento, —murmuro, empujándome hacia atrás, pero alguien
me agarra de la muñeca y me asegura en su lugar. Su calor corporal
me inunda en lugar de su muerte. Poco a poco inclino el mentón y me
encuentro con los ojos de un alto desconocido. Ojos hermosos que
brillan como las piezas de vidrio del mar. Su pelo rubio se asienta hasta
sus hombros, sus rasgos impecables como si estuvieran tallados en
piedra y sus labios son tan rojos como una rosa... o la sangre. También lo
he visto antes, en el periódico, y cuando estaba hoy en la universidad.
Edmund Baker, alcalde de la ciudad, y el padre de Mackenzie.
—No te preocupes, soy mucho más fuerte de lo que parezco, —
dice, su voz es melodiosa y acogedora.
—Sí, supongo que sí... — Me trabo, mis labios negándose a
moverse más. Se siente como si debiera sentir más miedo, pero lo único
que me siento es insensible. Por dentro muerta. Aturdida.
Mierda, susurra Cameron. Estoy perdiendo el control de ti...
¿Qué...? Mis pensamientos se pierden en el magnetismo y me
siento tirando de mí hacia la persona delante de mí.
Las comisuras de sus labios se vuelven hacia arriba en una sonrisa.
—¿Estás bien?
Asiento con la cabeza, deslumbrada por sus ojos, sus labios, por
todo. Es como si me estuviera ahogando en él, y de repente el frío
dentro de mí no se siente tanto frío nunca más. Se siente muy acogedor.
De hecho, me encanta; anhelar la muerte.
—Estoy bien...
¿Por qué no estoy más asustada? Este hombre asesinó a su hija.
Ember, no le dejes el control...
Página | 87
Su sonrisa se oscurece.
—Te ves un poco sonrojada.
Me siento ruborizada.
—Estoy bien. Lo prometo. —Sin embargo, mi cabeza se siente muy
brumosa. Como si estuviera de pie cerca de un lago y la niebla
estuviera circulándome por todas partes, mientras que apenas puedo
pensar o ver directamente.
—Soy Alton, —dice y sé que estoy en un gran problema, sin
embargo, me parece que no puede reaccionar ante ello—. ¿Y tú eres?
—Ember Rose Edwards, —le digo, aturdida, sin dejar de mirar a los
ojos. Alton. El alcalde es Alton. ¿El alcalde es el líder de los
Anamotti? Mierda.
—Ese es un nombre precioso, —me dice, luego levanta la mano
para acariciar mi mejilla. Pasa el dedo por mi mejilla una vez y luego
retira la mano de nuevo a su lado—. Muy poético. —Me valora por un
momento más, y luego empieza a tirar de mí con él mientras se dirige
hacia el mostrador—. Aquí, ven conmigo.
Lo sigo sin siquiera preguntarle, sin mover mis propios pies, sin
embargo, tampoco creo que Cameron sea el que me controla. Es
Alton, aunque no entiendo cómo.
Alton me lleva a la zona de concesión, con la mano apoyada en
la parte baja de mi espalda, sin fuerzas me lleva a través de la multitud.
Creo que no va a ponerse en fila, sino que da un paseo hasta la parte
frontal, cortando la línea exactamente como Raven hizo con los
zapatos.
—Dos aguas, Adellia, —dice a la señora detrás del mostrador que
se encontraba vestida con una falda brillante de longitud hasta el suelo,
un top transparente y pendientes de aro con el pelo hacia arriba en
rizos.
—Por supuesto, Alton, —dice y luego va corriendo a la fuente de
soda como si fuera la persona más importante en el mundo.
Me encuentro apoyándome en Alton, y su apretón se aprieta en
mí mientras se acerca a mí y respira mi esencia.
Página | 88
—Hueles muy bien.
Cameron, ¿qué debo hacer...? Estoy perdiendo el control... y este
tipo... él es el padre de Mackenzie.
Él no responde y empiezo a preocuparme. Cameron dijo que los
Anamotti me trajeron aquí para tenderme una trampa. ¿Es eso lo que
está pasando? ¿Ha tomado Alton mi cuerpo para que me obliguen a
decir que soy la que ha estado asesinando a la gente?
Me asomo por la habitación, en busca de policías, pero todo lo
que veo son a los Anamotti. En todos lados.
—Así que, Ember, ¿eres de aquí? —pregunta Alton, relajándose
contra el mostrador, poniendo el codo en la parte superior de la copa.
—He vivido aquí toda mi vida, —admito, no bajo mi propia
voluntad, pero no puedo decirle de quién más es la voluntad; quién me
está controlando.
—Wow, debes tener algunas historias interesantes, —dice,
admirando su reflejo en el cristal de la encimera, agarrando mi brazo.
Tengo que inclinarme hacia adelante con él.
—En realidad no. —Me doy cuenta de lo tranquila que se ha
vuelto la habitación y miro a mi alrededor. Todo el mundo está
reuniéndose alrededor y me mira con hambre en los ojos.
—Sabes, hay un rumor de que la ciudad fue construida sobre un
antiguo campo de batalla, una batalla entre los Ángeles y las Parcas y
de manera concluyente la raza de los Ángeles Sombríos fue creada
justo después, —dice Alton, agitándose el pelo con el dedo meñique
mientras sus dedos finalmente dejan el brazo—. Así la ciudad está ligada
a cada parte de la batalla, cada parte de la muerte, y por lo tanto lleva
una gran cantidad de energía vinculada a la muerte.
—¿En serio? —Pregunto cuando la cajera regresa con nuestras
aguas, sonriendo a Alton y entrecerrándome los ojos—. Nunca he oído
hablar de eso.
—Por supuesto que no. —Sonríe diabólicamente mientras recoge
la copa—. ¿Por qué lo harías? Nadie más lo sabe. Ningún ser humano
de todos modos.
Página | 89
Me trago el nudo en la garganta cuando la gente a mi alrededor
comienzan a acercarse a mí.
—Creo que debería ir… —Alguien me empuja por detrás y me
lanza hacia adelante, directamente hacia Alton.
Sus brazos me envuelven para calmar mis pies.
—Vaya, o realmente te gusta caer sobre mí o eres torpe. Pero me
quedo con ambas. —Se apodera de mi brazo de nuevo, sus dedos
apretando mi piel con tanta dureza que me pregunto si voy a tener
moretones. Entonces llega a su espalda con su mano libre y me gustaría
poder hacer lo mismo. Coger el cuchillo de mi bolsillo trasero.
Apuñalarlo. Matarlo.
Pero estoy congelada en el lugar, incapaz de controlar mi propio
cuerpo, y lo único que puedo hacer es esperar. Esto es todo. Puedo
sentirlo. Están a punto de derribarme.
—Ya sabes, muchas cosas van a cambiar en torno a esta ciudad
pronto. Una gran cantidad de muertes que van a ocurrir, —dice, lo que
me hace pensar en el presagio de muerte que vi de nuevo en el
campus—. Todo por una causa mayor, por supuesto.
—Las muertes que causas. —De repente, la boca y las palabras
son mías otra vez. Libertad. Su sabor es divino. Sin embargo no tengo
espacio para la celebración cuando los Anamotti empiezan a
acercarse a mí.
Alton me sonríe astutamente.
—Por supuesto. ¿Quién más podría ser lo suficientemente
inteligente como para hacer esto?
Sonriendo como el gato de Cheshire, me libero de su agarre.
—Bueno, podría haber sido de El Torva. —Mi breve control se ha
ido de nuevo, de nuevo en manos de quién demonios sabe—. Son más
listos que los Anamotti.
Pierde el ritmo mientras busca mis ojos con una pizca de miedo en
los suyos. Cualquiera que sea el infierno de El Torva es lo que lo tiene
preocupado.
Página | 90
—Veo que sabes más de lo que pensaba, lo cual me sorprende.
Mi hija dijo que no eras muy brillante.
La hija que mataste, quiero decir, pero pierdo el control de mi
boca de nuevo, Cameron tomando el control.
—Por supuesto que sí, —respondo con indiferencia—. Después de
todo, soy parte de ti, ¿no? Mitad Ángel. Mitad Parca. Tu sangre corre
por mis venas y lo mismo ocurre con tus conocimientos.
Sus párpados bajan mientras me mira, con el brazo en
movimiento detrás de su espalda. Detecto un destello de plata, como
una hoja que captura la luz, y trato de llegar detrás de mi espalda, por
mi propio cuchillo.
Mi rodilla salta hacia arriba y golpea directamente en las pelotas
del tío con más fuerza de la que sé que soy capaz. Humano o no, Alton
todavía se desploma sobre las rodillas, el rostro contorsionado por el
dolor. Segundos más tarde, estoy de tirándome sobre él, ahuecando su
rostro entre mis manos. Sin siquiera pensarlo, bajo y sello mis labios a los
suyos, con rapidez respirando su vida. Saboreo la muerte de las chicas a
las que ha matado. Puedo sentir el poder que reside en su interior, el
poder que obtiene de la muerte. Siento este impulso trenzado por
matarlo —matar a otras personas. Está fluyendo de él y corriendo a
través de mí, junto con el presagio de muerte potente. Sangre. Personas
cubriendo la calle. Demasiada sangre.
Gime cuando tiró hacia atrás con el débil sabor de él en mi
lengua. Mis labios se abren en estado de conmoción ya que siento su
ardiente vida maliciosamente en mí. Empiezo a retroceder, retirando el
cuchillo, muy consciente de que soy yo la que lo sacó. Quiero matarlo.
Hacerle daño. Que se desangre hasta que esté pidiendo por
misericordia.
¿Qué me está pasando?
La ira arde en los ojos de Alton mientras me mira.
—Vas a pagar por eso.
—No cuentes con ello. —Me lanzo hacia adelante y le hiero con
la hoja del cuchillo en la mejilla, trazando una estela de sangre.
Página | 91
Él gruñe cuando alguien golpea dentro de mí y me caigo al suelo,
tumbada boca abajo, dejando caer el cuchillo. Capas negras se agitan
alrededor de mí cuando mi cabeza se golpea contra el suelo. Mis oídos
suenan mientras veo plumas flotando por todas partes. Al igual que en
el callejón.
Me empujo hacia arriba, queriendo atacar a cada uno de ellos y
hacer una increíble cantidad de miseria y dolor, pero soy tirada al suelo
por el poder de Cameron. Entonces, de repente, las capas se desplazan
hacia las sombras que bailan y giran a mí alrededor, enfriando el aire.
Cuando hay un ruido muy fuerte, me cubro la cabeza, sintiendo el
fuego en mi espalda de nuevo, el calor sofocante, el derretimiento de
mi piel. Se siente como si mi carne se estuviera abriendo y de repente
hay una explosión de la presión que se ha acumulado. Plumas negras
llueven a mi alrededor y luego todo queda en silencio.
Página | 92
Traducido SOS por Apolineah17
Corregido por katiliz94
En la esquina
Vive una chica
Echa un ovillo
Solitaria
Taciturna
Apartando la mirada
De sí misma
Renunció a
Enroscarse
Como un pétalo
Moribundo
Marchito
Los bordes volviéndose marrones
Agrietándose
Tan fácil
El pétalo cayó
Disperso como el polvo
A través
Del suelo carbonizado
Cubierto de cenizas
Esperando a quemarse
***
Página | 93
—Ember, abre los ojos —susurra Cameron, su voz con un tono de
pánico—. Vamos, lucha.
Mi piel arde, fuego líquido pulsando a través de mis venas.
Necesito algo; necesito muertes. Almas. Necesito sangre en mis manos.
Necesito fuego en mi espalda para sosegarme. Tengo que dejar de
deshacerme.
—Maldita sea, princesa. —Cameron suena preocupado, pero no
puedo verlo. No puedo ver nada; sólo puedo sentir la dolorosa urgencia
de saborear la muerte de nuevo en mis labios.
—La necesito —le susurro—. La muerte… la necesito.
Cameron murmura en voz baja y luego me rodea, tocándome,
sintiéndome con sus manos. Lo disfruto, queriendo presionar mis labios
contra los suyos y robarle el aliento, pero no puedo encontrarlo. Sin
embargo, él acaba encontrándome y dándome exactamente lo que
quiero.
Nuestros labios se tocan.
Él alimenta mi hambre.
Llena mis venas.
Llevándome más cerca de la muerte.
Y más lejos de la vida.
De lo bueno.
De Asher.
***
Mis párpados pestañean, abriéndose, mis ojos ruedan de nuevo
en mi cabeza que palpita en protesta a lo largo de todo mi cuerpo. Mis
párpados se cierran.
Página | 94
—Oh, Dios mío —gimo—. Me siento como si hubiera sido
atropellada por un camión.
—No por un camión, sólo por una estampida de Anamotti. —El
sonido de la voz de Cameron hace que mi cabeza duela aún más,
sobre todo porque ya no está dentro de ella—. Además, te alimentaste
de la muerte de su líder, así que estoy seguro de que eso no ayuda.
—¿Qué demonios pasó? —Me quejo, agarrándome la cabeza—.
¿Qué fueron todas esas cosas… o estaba soñando?
—No estabas soñando —dice—. Te alimentaste de la vida de
Alton, no debido a mí. Eso hizo que te pusieras furibunda por un
momento, demasiada sangre nociva. Pero no te preocupes; te ayudé.
Cuando finalmente consigo que mis párpados se abran,
entrecierro los ojos mientras la luz de mi habitación me golpea. Después
de parpadear un par de veces, las cosas a mi alrededor comienzan a
tomar forma. Mis paredes. Mi cama. Mi ventana. Cameron de pie al
lado de mi puerta, luciendo muy relajado con las manos en los bolsillos y
una expresión de aburrimiento en el rostro.
—¿Qué quieres decir con que me ayudaste? —Pregunto, pero tan
pronto como lo digo, siento que las líneas en mis brazos arden—. Maldita
sea, Cameron, ¿me has hecho tomar más de tu vida?
—Tuve que hacerlo —insiste, caminando hacia mí. Se hunde en la
cama, el colchón se vuelve cóncavo bajo su peso—. La sangre de Alton
fue demasiado para ti y probablemente habrías hecho una matanza si
no la hubiera anulado con la mía.
—¿Y cómo es que tu sangre es mejor? —Pregunto, sentándome.
Él se encoge de hombros con indiferencia.
—No tienes ganas de matar a nadie en este momento, ¿verdad?
Deberías darme las gracias.
Lo fulmino con la mirada a pesar de que tiene razón.
—No habría tenido que pasar por nada de esto si no me hubieras
obligado a ir a los bolos.
—Sólo estaba tratando de ayudarte. Si podemos llegar a Alton,
entonces tal vez podamos llegar al líder de las Parcas, averiguar qué
Página | 95
aspecto tiene y lo que planea. —Sus dedos rozan mis piernas, enviando
escalofríos por todo mi cuerpo.
—¿Por qué tienes la firme decisión de detenerlo, —Pregunto,
apoyándome contra la cabecera— cuándo él es tu líder?
—Por muchas razones —dice, subiendo la rodilla sobre la cama—.
Una de ellas es que si lo encuentro y puedo matarlo, significaría la
liberación de mi familia de una maldición. Él ha permanecido siempre
oculto e imposible de encontrar, pero si está aquí entonces ya no lo es
tanto.
—¿Qué maldición?
—La que hace a los Logan unos parias —explica en un tono
venenoso—. Nos atrapa aquí en la tierra, incluso después de que la
batalla ha terminado y, sinceramente, estoy harto y cansado de estar
atrapado en el mundo de los humanos. Sin ánimo de ofender.
—No lo has hecho. —Busco en sus ojos por un signo de que está
mintiendo, pero por única vez parece que está diciendo la verdad—.
Bueno, yo también quiero detenerlo. Y evitar que Alton asesine a más
personas. —Niego con la cabeza—. No puedo creer que… él matase a
todas esas chicas porque necesitaba que estuvieran muertas… Podía
sentirlas fluyendo en él –la necesidad de matar para que pudiera
sobrevivir y obtener poder.
—¿Qué dijiste? —pregunta, tensándose—. ¿Él tiene que matar
para sobrevivir y obtener poder?
Asiento con la cabeza.
—Eso fue lo que sentí cuando bebí un poco de su vida…. muerte.
Es raro, porque por lo general mi don no funciona de esa manera –
normalmente sólo veo la muerte de la persona. Pero sentí la muerte en
él y su necesidad de muertes.
Se quita los mechones de pelo de encima de los ojos, con la
frente arrugada.
—Eso no suena en absoluto como el líder de los Anamotti —dice,
con la mirada perdida en el vacío.
—Yo creo que sí —difiero, recordando cómo la detective trató de
matar a Raven sin ningún remordimiento en absoluto—. Un hombre que
Página | 96
está matando a chicas inocentes para alimentar su enfermo deseo de
tomar la vida de las personas.
—No es sólo un deseo —dice—. Es una necesidad –una necesidad
que el líder de las Parcas tiene.
—¿Crees que el líder de los Anamotti es el líder de las Parcas? —
Pregunto con incredulidad—. Piensas que Alton es Altarius Vinceton. —
Hago una pausa mientras lo digo, la poesía formándose en mi mente,
cerniéndose a través de las letras—. Toma las dos primeras letras de
Altarius y las últimas tres letras de Vinceton y tienes Alton.
El color se drena del rostro de Cameron.
—Esto es muy malo —dice, su mirada elevándose hacia mí y por
un fugaz instante veo miedo—. No sólo porque es el alcalde de la
ciudad, sino porque también significa que el líder de las Parcas ahora se
está sublevando con los Anamotti y torturando a los Ángeles Sombríos,
lo que significa que no queda control en mi mundo. Cualquier cosa le
puede pasar a cualquiera, incluso a mí.
—Muchas personas inocentes están muriendo. —Niego con la
cabeza, deseando no haberle creído. Pero lo hago—. Está matando a
la gente para prosperar… Dios y he visto lo que está planeando hacer…
todas esas vidas. —La ira estalla a través de mí y Cameron consigue
alejarla, acercándose más a mí como si fuera a besarme—. ¿Podrías
darme un poco de espacio, por favor? —Le pido, presionando mi
cabeza contra la almohada.
Él permanece inmóvil por un momento y luego se reclina hacia
atrás, luciendo demasiado tranquilo mientras mira fugazmente
alrededor de mi habitación, su mirada aterriza en un poema que escribí
en la pared.
—“Debajo de la debilitada estructura se encuentra algo más.
Algo más suave, pero aún más fuerte. Puede parecer frágil e inestable,
como el polvo del desierto. Pero es tan fuerte como débil. Se sostiene a
sí mismo. Florece como las flores. Respira y prospera. Es la vida en la
esencia misma.” —Se detiene cuando termina y luego me mira—.
Sabes, eres muy talentosa.
No respondo. A pesar del hecho de que lo desprecio, Cameron es
un poeta con mucho talento y está dándome una especie de
Página | 97
felicitación. Nos miramos el uno al otro por un momento y finalmente se
sienta con la espalda recta como yo.
—Maldita sea, me duele la cabeza. —Me estremezco de dolor
mientras los recuerdos de todo lo que hice en los bolos vuelven a mí.
—Sí, lo siento por el dolor de cabeza —dice, pero no parece muy
arrepentido—. Accidentalmente perdí el control de tu cuerpo por un
momento. Creo que Alton pudo haber tenido algún poder de control,
aunque no entiendo cómo. Se supone que los Ángeles Sombríos están
protegidos de la posesión de las Parcas, dado que tienen sangre de
Parca en ellos.
—Tal vez hizo lo mismo que tú.
—Créeme; no hizo lo mismo. Supongo que podría tener algo que
ver con él siendo el líder y teniendo más poder… además de que se
está alimentando de la energía de las almas al matar a la gente… —Se
calla, luciendo confundido—. Dios, pude sentir su poder… era increíble,
por no decir menos. —Mira hacia mis brazos cubiertos con los guantes—.
Pudo haber tomado el control, si yo no hubiera salido.
Me toma un segundo entenderlo. Me quito rápidamente uno de
los guantes y maldigo ante la visión de las líneas oscuras.
—Es por eso que querías que tomara tu vida. —Hago una mueca,
trazando mi dedo sobre las líneas—. Así podrías controlarme. Dios,
debería haberlo visto venir.
—¿Cómo podrías empezar a entender lo suficiente sobre las
Parcas y la muerte para saber eso? —Inclina la cabeza hacia un lado,
cruzando los brazos sobre el pecho, luciendo como si quisiera
tocarme—. Todavía hay mucho que no entiendes.
—¿Cómo lo que es un Torva? —Pregunto, poniéndome los
guantes de nuevo, sin querer echarle un vistazo al doloroso recuerdo de
lo que hice.
Él me hace caso omiso.
—Ese sólo es otro término para nuestro líder, un término usado
entre las Parcas. Me di cuenta de la inquietud de Alton cuando tu –
bueno– yo lo dije; podrías entender más de lo que los Anamotti quieren
de ti.
Página | 98
—Casi no entiendo nada —digo—. Al igual que la ciudad que
está construida sobre un campo de batalla… Nunca he oído hablar de
eso antes.
—Eso es porque la guerra no fue registrada apropiadamente, por
lo menos no en las crónicas humanas —dice, cambiando
incómodamente su peso—. La batalla entre Parcas y Ángeles.
Señalo por la ventana a la ciudad y a las montañas alrededor de
la casa.
—No puedo creer que la batalla tuviera lugar en el viejo Hollows
Grove. Parece imposible.
—¿Por qué? —Pregunta—. Con todos los Anamotti alrededor, no
debería ser tan sorprendente. Somos atraídos hacia el lugar en el que
todo comenzó, donde nuestras vidas aquí en la tierra comenzaron y el
lugar en donde los Ángeles Sombríos fueron creados.
—Entonces, ¿es sólo una coincidencia que yo esté aquí… que
haya nacido aquí en la ciudad donde la batalla tuvo lugar y en donde
los primeros Ángeles Sombríos fueron creados?
Él me mira como si fuera una idiota.
—¿Tú qué crees? —Se acerca rápidamente hacia mí y coloca
una mano sobre mi rodilla—. Sabes, para ser un pueblo tan pequeño,
Hollows Grove tiene una población muy alta de Ángeles Sombríos, o
solía tenerla. Ellos están conectados a este lugar –tú estás conectada a
este lugar, te guste o no.
—Al igual que mi padre estaba conectado a este lugar. —Quito la
rodilla de debajo de su mano.
—¿Tiene importancia, ya que tu padre está muerto? —dice con
una total falta de compasión.
Lo fulmino con la mirada.
—Sí, pero ¿él está muerto? —Observo de cerca su reacción—.
Nunca me has dicho lo que sabías acerca de su muerte ese día que
apareciste para advertirme; sólo que sabías que él iba a morir pronto.
Mira alrededor, hacia la ventana abierta donde la luna está
brillando en las afueras. Su expresión es inquietante, y si lo observo de
Página | 99
cerca, puedo ver la angustia en sus ojos. Entonces suspira, mirando
hacia mí, y la mirada se ha ido.
—Me tengo que ir. —Comienza a levantarse, pero atrapo la
manga de su camisa, deteniéndolo.
—Cameron, si sabes algo acerca de mi padre, por favor, sólo
dímelo y deja de jugar con mi mente —digo con una súplica en mi
voz—. Dijiste que querías mi confianza. Bueno, si me lo dices, entonces
tal vez confíe más en ti.
Él mira hacia mí, y por un breve segundo, casi parece humano, sin
embargo, eso se desvanece rápidamente mientras suelta su brazo.
—Hasta la próxima, princesa.
Mientras comienza a alejarse, salgo de la cama, pero soy
empujada de regreso por una fuerza invisible, aterrizando en la cama.
Espera hasta mañana y te diré más.
Antes de que pueda responder, su capa se materializa de la
nada. De pie en el centro de mi habitación, envuelve la tela negra
alrededor de su cuerpo y entonces se ha plegado, encogiéndose en
una bola; sus brazos se deslizan dentro, se flexionan, se contorsionan, sus
piernas se doblan. Alas surgen de su costado, plumas negras, un pico.
Hay un puf y de repente ya no estoy en la habitación con una Parca,
sino con un cuervo.
—¡Cameron, regresa! —Grito mientras él gira alrededor de mi
cabeza y después sale volando por la ventana abierta hacia la noche,
desapareciendo en la luz de la luna. Frustrada, me acuesto en la cama
y cierro los ojos. No estoy segura de qué hacer. ¿Quedarme aquí?
¿Incluso ahora estoy a salvo? Ni siquiera estoy segura de cómo salí de
los bolos con vida. Me preocupa que los Anamotti vayan a venir a
estrellarse a través de mi puerta en cualquier momento. Y ese Edmund
Baker —Alton— quien estará con ellos, listo para tomar el control de mí
otra vez y hacerme sentir esas cosas horribles.
Tengo que hacer un plan. Uno que haga que Cameron confiese
todo lo que sabe. Una forma de quitarme esas líneas del brazo. Una
manera de fortalecer mi mente. Una forma de averiguar dónde está mi
madre. Necesito un plan para un montón de cosas, como la manera de
salvar la ciudad, lo que podría ser posible si pudiera conseguir que las
Página | 100
palabras regresaran a las páginas del libro y si pudiera encontrar la
forma de liberar a las almas inocentes.
Pienso en Elliot y en cómo se suponía que lo llamaría, pero
¿puedo confiar en él? Él arrojó el libro dentro de mi bolso con las
páginas todas borradas… Tal vez era una advertencia. De que me ha
estado observando. De que él era la sombra que lo robó esa noche.
¿Puedo confiar en alguien?
Suspirando, sacó el teléfono de mi bolsillo junto con el número de
Elliot. Lo abro y lo pongo en la cama a mi lado. Mientras deslizo el dedo
a través de la pantalla del móvil, me doy cuenta de que tengo una
llamada perdida y un mensaje de voz. Presiono el botón para
escucharlo, poniéndome el teléfono en el oído mientras me encuentro
esperando que sea de mamá.
Pero es la voz de Elliot la que aparece al otro lado de la línea.
—Oye, Ember, son las cinco y cuarto… Estoy un poco
preocupado por ti, ya que se suponía que me llamarías a las cuatro. —
Puedo escuchar voces al fondo—. Por favor, llámame cuando puedas.
Hay algunas cosas que tengo que hablar contigo en privado acerca de
este libro que te di… Sé que probablemente te estás preguntando por
qué todas las páginas están en blanco, por qué lo tengo, por qué te lo
di… Sé que debes pensar que soy quien te lo robó… Pero sólo necesito
que sepas que todo lo que hice fue evitar que el libro cayera en las
manos equivocadas. —Alguien susurra algo en el fondo y el mensaje
termina.
Cuelgo, sin saber qué hacer, si puedo confiar en él. Si debería
conservar el libro hasta que pueda averiguar qué está pasando. Las
palabras sabías de mi padre hacen eco en mi mente. Emmy, si hay algo
que necesitas saber acerca de la vida, es que nunca de los nunca
confíes en alguien o en algo. La vida es un maldito juego mental y tú y
yo somos los peones.
Mi mente está corriendo un millón de kilómetros por minuto
mientras intento asimilar todo lo que está sucediendo, sin embargo, es
como un laberinto y no tengo idea de cómo llegar al final, o incluso si
hay un final. Aun así, llamo al profesor Morgan, aunque sea sólo para
interrogarlo sobre cómo consiguió el libro, pero de nuevo va
directamente a su buzón de voz.
Página | 101
Sin saber qué más hacer, me bajo de la cama y escondo el libro
en un viejo tronco que mi abuela me dio en mi cuarto cumpleaños y
que tiene un fondo oculto. Luego me acuesto en la cama y miro el
techo, tratando de bloquear todo; todo el ruido, los pensamientos, las
preocupaciones y los miedos. Me las arreglo para bloquear lo más que
puedo de ellos cuando el cansancio llega a mí, pero no me siento
mejor.
Porque el silencio es tan inquietante como el ruido.
Página | 102
Traducido por Pily
Corregido por katiliz94
o estoy segura durante cuánto tiempo estoy a la deriva antes de
dormirme o incluso cómo me las arreglo para conciliar el sueño,
aunque de alguna manera lo hago. No sueño en absoluto, al
menos por lo que puedo recordar, y me siento aliviada porque me da
tiempo para calmarme.
Entonces empiezo a oír voces. No en mi cabeza, sino viniendo de abajo.
Al principio creo que es probable que sea Ian y desprecio los ruidos,
pero entonces ese fuerte golpe comienza a suceder una y otra vez.
Abro los ojos a mi cuarto oscuro, la luna brillando a través de la ventana,
y las ramas del árbol a las afueras bailando con la suave brisa.
Cuando me incorporo, los golpes se hacen más fuertes, así que me
apresuro a salir de la cama, en dirección a la puerta. Descifrando,
escucho el murmullo de voces que realmente vienen del estudio de Ian
en el ático. No puedo decir lo que dicen, así que abro más la puerta y
salgo de mi habitación.
El aire es frío, como si alguien encendiera el aire acondicionado, por lo
que observo la almohadilla para el termostato, sólo para descubrir que
se ha girado hasta pasar de ochenta. Temblando, doy la vuelta y bajo
por el pasillo hacia la puerta del ático. Cuando llego, me atrevo a
abrirla, escuchando la charla en el otro lado. Definitivamente, hay dos
voces diferentes, una profunda como un macho y una alta como de
una hembra.
Me preocupa que la hembra pueda ser Raven, teniendo en cuenta lo
que pasó en la bolera. Aún así, si mi hermano está allí, ella podría estar
tratando de hacerle daño. Y llamando a mi valor, agarro el pomo de la
puerta y la abro.
Un escalofrío viscoso se desliza por mi espina dorsal al segundo que el
aire viciado por el otro lado de la puerta me golpea. Las voces
instantáneamente se callan, pero los golpes continúan. Está oscuro en el
N
Página | 103
interior, una sola vela se está quemando en el centro de la sala,
creando una esfera pálida por el techo inclinado y las paredes de
madera. Hay pinturas en el interior del pequeño espacio, cubierto de
lienzos mientras que las pinturas y los pinceles están tirados al suelo.
Envolviendo los brazos a mi alrededor, entro en la habitación. La vela
parpadea cuando una brisa se arrastra detrás de mí y me llama la
atención un sonido, como un ruido sordo que se hace eco a través de
la habitación. El horror se vierte a través de mí, cuando me doy cuenta
de lo que está causando los golpes. Ian. Está mirando a la pared de
espaldas a mí, golpeándose la frente en la pared, una y otra vez.
—Ian —digo, corriendo hacia él—. ¿Qué estás haciendo?
De inmediato para de golpearse la cabeza contra la pared y poco a
poco se da la vuelta para mirarme. Su pelo está despeinado, con la
ropa arrugada y manchada, ya sea con pintura roja o sangre, y tiene
un corte en el labio que no estaba allí la última vez que lo vi.
—Oh, Dios mío, ¿qué pasó? —Corro hacia él y alcanzo el corte en el
labio, pero me da una bofetada en la mano que me saca fuera del
camino. Tropiezo de nuevo cuando su muerte parpadea dentro de mí y
me ahoga. Fuego. Quema a su alrededor. Brillantes llamas. Él quiere
estar allí. Quiere quemarse vivo.
—No me toques —encaja con furia, tambaleándose hacia la pared,
aterrorizado.
—¿Qué te pasa? —pregunto, encogiéndome—. No has estado en casa
en años y ahora estás de pronto aquí... golpeándote la cabeza contra
la pared.
Se frota la frente, donde un bulto se está formando.
—No puedo seguir con esto —afirma en un tono carente de emoción.
—¿Haciendo qué? —Estoy preocupada de que podría saber ya cuál es
la respuesta; preocupada de que vaya de nuevo a ese lugar en el que
trató de quitarse la vida.
Sus brazos caen a los costados.
—No podía seguir viviendo así. Estar aquí, en este lugar, cuando hay
tantas cosas sucediendo... tanto dolor. —Se agarra el pecho como si su
corazón doliera.
Página | 104
¿Está hablando de los Parcas?
—No estoy segura de lo que estás hablando —digo mientras retrocede
hasta la pared de nuevo como un gato asustadizo. Estoy preocupada
de que haya perdido la cabeza.
Su terror se desplaza a la rabia.
—Estoy hablando de los malditos muertos —encaja, golpeando el puño
contra la pared, haciendo que el lienzo junto a él se caiga—. Siempre
caminando alrededor y persiguiéndome como una maldita plaga. No
puedo deshacerme de ellos. —Se pasa los dedos por el pelo y tira de las
raíces cuando su cabeza cae hacia adelante—. No podía deshacerme
de Alyssa. Ella estaba en todas partes. Siempre me perseguía y me
recuerda lo que hice.
—¿Estás diciendo...? —Estoy perdida en las palabras.
¿Él puede ver a los muertos? ¿Es Ian un Ángel Sombrío? ¿Cómo se
supone que voy a preguntarle esto, sin embargo? Sin siquiera pensarlo,
le digo:
—¿Puedes ver a los muertos?
Bueno, supongo que no hay que andarse por las ramas.
—Sí —susurra, con los ojos saltones mientras me mira fijamente, pero no
me mira, está mirando a través de mí—. No me dejan en paz.
Me acerco una pulgada de hacia él, el resplandor de la llama danza a
través de las paredes.
—¿Te...? ¿Alguna vez has oído hablar de un Ángel Sombrío?
Niega con la cabeza, con los ojos todavía amplios, y luego carga
contra mí. Me pongo a saltar de nuevo, pero no hay suficiente tiempo e
Ian termina chocando conmigo. Caemos al suelo y me golpeó la
cabeza en el suelo. Sus manos se envuelven inmediatamente alrededor
de mi cuello y comienza a estrangularme cuando pateo y lo golpeo,
tratando de sacarlo de mí, sin embargo él tiene una fuerza inhumana y
mis esfuerzos son inútiles.
Mi flujo de oxígeno comienza a disminuir mientras miro hacia él, con los
ojos ardiendo con furia cegadora, haciéndome saber que está poseído.
En realidad es una especie de tranquilidad cuando pienso en ello. Por lo
Página | 105
menos cuando me mate, no va a ser realmente él. Es un proceso de
pensamiento jodido, pero aferrarme a él es todo lo que tengo cuando
mis oídos comienzan a sonar y veo manchas. Cuando estoy a punto de
tomar mi último aliento, de pronto es arrojado fuera de mí y otra
persona aparece encima de mí.
Su pelo color rosa chicle se ve de color rojo en la oscuridad que nos
rodea y sus ojos están llenos de nada más que desprecio y odio mientras
mira hacia mí con los labios brillantes fruncidos.
—Ya conoces las reglas —dice ella, mirándome, pero hablando a Ian
mientras se pone de pie.
Él se aleja unas pulgadas de mí y me mira con una expresión en blanco
en el rostro.
—Lo siento, me dejé llevar un poco.
Ella pone los ojos.
—Bueno, no se puede. No se supone que tengamos que matarla, si ella
no ha dado motivos. Estás rompiendo las reglas. —Ella reflexiona sobre
algo y luego se agacha junto a mí, tocando con los dedos mi cuello—.
A pesar de que este es un buen look para ella.
Me estremezco ante su toque y luego encuentro la energía suficiente
para golpear su mano de encima de mí.
—No me toques. —Mi voz suena más como un graznido porque me
duele la garganta.
Ella se ríe sarcásticamente.
—Vamos a dejar una cosa clara, Emmy. Tú no das las órdenes aquí.
Me pongo la mano en el cuello en un gesto protector.
—Entonces, ¿quién lo hace?
Ella mueve la cabeza a un lado, los mechones de su pelo cayéndole
sobre los ojos.
—Creo que ya sabes la respuesta a esa pregunta.
Página | 106
—Bueno, solía pensar que era Garrick —digo, hundiendo los talones en
el suelo y tratando de deslizarme fuera de ella, sin embargo ella golpea
la mano sobre mi rodilla con mucha fuerza.
—No vuelvas a mencionar ese nombre otra vez —sisea, empujando
hacia abajo en la pierna. La luz de la llama reflejada en sus ojos, dando
a su rostro una expresión atormentada—. Me he movido en el mundo
ahora. No más salir con los perdedores en la parte inferior del tótem.
Me resisto a un giro de ojos, preguntándome si es ella quien realmente
está hablando o quien la está poseyendo porque, tan triste como es,
podría ser de cualquier manera.
—Entonces, ¿quién es ahora?
Sus labios se curvan en una sonrisa maliciosa.
—El que tiene el poder de tomar el control de todo un pueblo.
Una exhalación ensordecedora escapa de mis labios.
—¿Ese tipo en la bolera con quien lo estabas haciendo? ¿En serio, crees
que ese idiota tiene el poder de hacer eso? —Pretendo estar más
confiada de lo que estoy.
Ella resopla una risa.
—Oh, esa es una buena. —Endereza las piernas y se pone de pie,
reordenando la falda en su sitio—. No es más que otro peón en todo
esto... otro Anamotti que probablemente pierda su vida a fin de que el
líder pueda conseguir lo que quiere.
—¿Estás saliendo con Alton? —Estoy sorprendida cuando me empujo
hacia arriba sobre los codos y la observo mientras se pasea de nuevo
por la esquina de la habitación hacia la ventana, sus altos tacones
contra el suelo. Cuando no contesta, niego con la cabeza—. Sabes que
es pura maldad, ¿no? ¿Que mató chicas de nuestra edad? Personas
con quienes fuimos a la escuela y que le gusta hacerlo, se nutre de ellas.
Se asoma por la ventana en la noche para cubrir la tierra, su silencio
inquietante.
—Necesita una gran cantidad de poder. —Golpea con los dedos sobre
el cristal—. Al principio no estaba de acuerdo con los asesinatos,
teniendo en cuenta que es necesario hacer tantos últimamente, pero
Página | 107
luego me explicó todo y lo entiendo. Para que él pueda existir en este
mundo y ser fuerte, tiene que matar y llevarse sus almas... mantenerlas
dentro de él hasta que acumula su fuerza.
—¿Mantenerlas dentro de él? —Cuestiono, sentándome—. ¿Qué
diablos significa eso?
Vuelve la cabeza hacia mí, con los ojos tan fríos como el hielo en los
cristales de la ventana.
—No finjas que no lo sabes. Hablas con los muertos, él sabe que te han
estado pidiendo su ayuda para liberar sus almas.
Pienso en la chica muerta que entró en el salón de clases y cómo me
rogó que la ayudara.
—¿Y puedo hacer eso? —pregunto, pensando en lo que había leído en
el libro sobre la liberación de las almas inocentes—. Porque si puedo,
podría ayudarte Raven, liberarte.
—No estoy atrapada. De hecho, soy libre. —Deja escapar una risa
estridente, echando la cabeza hacia atrás—. Y no me hagas preguntas,
Em. Todo el mundo sabe que los mejores villanos nunca dan a conocer
sus brillantes planes.
—¿Brillantes? —Lo pongo en duda—. ¿O simplemente diabólicos?
Pone los ojos en blanco mientras se pavonea hacia mí, las tablas del
suelo crujen bajo sus pies.
—Sabes, tienes muchas agallas para alguien que es parte de una
especie en extinción.
Se detiene justo ante mí y se voltea el pelo del hombro.
—Hemos despejado a tantos Ángeles Sombríos en tan sólo unas pocas
semanas, y mientras menos haya, más débil son los que quedan. —
Llega a la tela más cercana y tira de la misma—. Se están yendo tan
fácilmente. En sólo unos pocos días más, van a pertenecer a las Parcas.
La pintura que ha descubierto es la de ella tendida en el suelo con un
reloj de arena y una X; la que yo creía haber perdido.
—¿De dónde salió eso? —Susurro—. Pensé que se había perdido.
Sonríe mientras examina la pintura de sí misma.
Página | 108
—Oh, lo tomé por un tiempo después de que la descubrieses. —Se
vuelve hacia mí con las manos en las caderas—. Tu mente es tan fácil
de torcer. Y lo curioso es que ni siquiera importa. La pintura era una
simple pintura, mostrando lo que realmente soy y lo que le da un toque
a lo que era tu hermano, sólo que eras demasiado estúpida para
entenderlo. —Se acerca a Ian y le da una palmadita en la cabeza—. Y
lo pintamos juntos, aunque se sentía un poco culpable por pintar a
alguien más aparte de a su novia muerta.
Miro a Ian, que está mirando hacia el techo, como si viera un fantasma.
—¿Qué hiciste con él?
—No seas estúpida. No he hecho nada. —Deambula alrededor de él,
trazando con el dedo a lo largo de su hombro y el cuello—. Se rindió
demasiado fácilmente, estaba casi aliviado de deshacerse de la culpa
en su interior.
No estoy segura de lo que quiere decir con rendirse. ¿Ceder a la
posesión? ¿O a la locura?
—¿Es un Ángel Sombrío?
La mano de ella se pasea de la frente de él a su pecho mientras mira
por encima del hombro hacia mí con una sonrisa.
—¿Qué piensas tú?
Miro a mi hermano que está completamente fuera de sí, lejos, antes de
esto no era más que un porrero que luchaba contra la pérdida de su
novia.
—Creo que está poseído.
Ella niega con la cabeza.
—Nop. Simplemente era muy bueno en mantener las cosas ocultas,
como otras personas en su familia. —Pone el dedo en el pecho de Ian—
. Sabes, sois la familia más lamentable que he encontrado. Vuestra
sangre está muy mezclada con los Ángeles y las Parcas. Tu padre. Tu
hermano. Y muchos más. —Se golpea el dedo en los labios—. Estoy
bastante segura de que va a terminar siendo el último Ángel Sombrío en
pie. —Mira por encima a Ian—. Hubiera dicho esto hace unos años,
pero entonces su novia murió de una sobredosis y esto le hizo ir un poco
fuera a la parte más profunda.
Página | 109
—Pero ella fue descubierta en un lago. —Estoy atónita, a la espera de
que Ian vaya a meter su cuchara, pero sólo se queda allí, mirando el
maldito techo.
Su sonrisa se ensancha.
—La culpa puede ser una verdadera perra, sobre todo cuando haces
algo como ayudar a tus amigos a tirar un cuerpo en el lago, ya que no
quieren ser considerados responsables de una muerte.
Trago saliva, sacudiendo la cabeza en negación.
—Estás mintiendo. No la echarían en un lago simplemente porque tuvo
una sobredosis.
—¿Estoy mintiendo? —pregunta, divertida—. Bueno, si ese es el caso,
entonces ¿por qué no le preguntas a Ian lo que realmente sucedió?
—Ian, dime que está mintiendo. Por favor.
Al mirar a Ian por una explicación, las lágrimas empiezan a caer de sus
ojos mientras mira fijamente a la pared detrás de mí. No estoy segura de
lo que eso significa, si es verdad o no. Es horrible pensar, sin embargo,
que mi hermano podría ser parte de eso. No puedo ir allí todavía, creer
en algo tan horrible cuando no hay ninguna prueba, especialmente
cuando Raven está poseída por un hombre que probablemente es el
líder de todo el mal.
Raven camina al lado de Ian y desliza los dedos por él.
—¡Mira lo que has hecho! —Llega y borra algunas de sus lágrimas, sin
embargo, siguen rodando por su rostro—. Lo has disgustado.
—No, tú lo has hecho —digo, empezando a ponerme de pie, pero tan
rápido como un rayo, llega a la espalda y empuja el gran lienzo hacia
adelante, haciendo que aterrice en mis piernas. El dolor se extiende a
través de mis músculos cuando la pintura me clava en el suelo. Me las
arreglo para golpearla con el pie y empezar a ponerme de pie una vez
más, sin embargo vuelo de regreso al suelo por una fuerza invisible,
golpeándome la cabeza de nuevo, esta vez mucho más fuerte.
Oigo a Raven reír mientras las sombras de todo el ático empiezan a
moverse.
Página | 110
—Sabes, es realmente beneficioso ser controlada por uno de los más
poderosos Anamotti que existen porque me da más fuerza.
Me agarro la cabeza cuando las sombras me rodean y se sumergen en
mí, ya no sujetas a la pared. Creo que podría tener una conmoción
cerebral porque no puedo ver muy claramente, pero puedo hacer lo
suficiente para darme cuenta de que, mientras la mayoría de las
sombras se dirigen hacia mí, una en particular va hacia Raven. Ella
parece estar molesta por ello, también, agitando las manos alrededor y
chillando mientras Ian simplemente se queda ahí sin poder hacer nada.
—¡Aléjate de mí, idiota! —Llora, corriendo, y moviendo la cabeza como
un pájaro—. ¡Ve a ella, no a mí!
La sombra sigue pululando a su alrededor de manera repetitiva,
silbando en el pelo, buceando y dando vueltas a su alrededor. Me
pregunto si es mi sombra acosadora y por qué parece como si estuviera
tratando de ayudarme.
—¡Aléjate de mí! —Llora—. ¡Y ve a buscar el libro!
El libro. Mierda. ¿Es por eso que están aquí? Trato de darme la vuelta
para arrastrarme fuera de la habitación, pero siguen viniendo a mí, y me
sofocan con su frialdad cada vez que me tocan. Por medio de la locura
de ella, juro que oigo el más leve susurro que viene de él. Una voz que
reconozco.
—Ember, quédate quieta. —Cuando la voz de mi padre me rodea, lo
juro por Dios, el tiempo se detiene.
No estoy segura de si me estoy perdiendo, pero sigo tratando de
quedarme como dijo. A continuación, el resto de las sombras
comienzan a precipitarse a mí, golpeando contra mi cuerpo, su frío
filtrándose en mis huesos y ahogando mi emoción. Me esfuerzo por
llegar a mis pies, pero me caigo de vuelta en el momento en que
pongo los pies debajo de mí. Una vez más, me golpeo la cabeza, y toda
la habitación se ve como una sombra, mientras que el mundo gira
debajo de mí. No puedo hacer nada al respecto, aunque, las sombras
vuelan a mi alrededor. Con cada roce contra mí, se siente un frío
mortal, me rodean en su amenaza helada.
No estoy segura de cuál es su propósito, sin embargo, cuanto más se
mueven, más hueca me siento. No puedo dejar de pensar en el Reino
Página | 111
de las Sombras. Me pregunto si esto es lo que es. Si estas son las Parcas y
están aquí para buscarme. Pero ¿por qué? Y ¿por qué oigo la voz de mi
padre que viene de la sombra que ataca a Raven?
Busco en la multitud de sombras, buscando cuál era, sin embargo todas
ellas se mezclan, en órbita alrededor de la cabeza como pájaros. Estoy
confundida acerca de cuál es el punto, y mi confusión sólo crece
cuando oigo en alto la voz de Cameron por encima de la locura.
—Bueno, bueno, bueno. Si no es mi persona favorita —dice con una
sonrisa arrogante.
—Y, si no es la Parca que nadie quiere nada más —replica Raven, y la
caída de las sombras se detiene—. Sabes, tu obsesión por ella es
ridícula, especialmente cuando ella está enamorada del Ángel.
—No está enamorada del Ángel —dice Cameron maliciosamente—. El
amor requiere conocer todo acerca de la otra persona, con defectos y
todo, y amarlos a pesar de ellos. —Sus pasos cada vez más fuertes
mientras se mueve a mi lado—. Y créeme, Asher no le dijo ninguno de
sus defectos. —Todo se tranquiliza, y segundos más tarde, siento
deslizarse su brazo debajo de mí. Me ayuda cuando parpadeo hasta
que mi visión vuelve a enfocarse, para adaptarse a la oscuridad de la
habitación—. ¿Estás bien? —Susurra en mi oído con sinceridad genuina.
—Estoy bien —digo, deslizándome fuera de su control, confundida por
qué esté siendo amable.
—Bueno, definitivamente ella no te ama —dice Raven sarcásticamente
con los brazos cruzados—. Así que supongo que tu rebelión está
resultando ser una causa perdida.
—Mi rebelión no es sólo a causa de ella —afirma Cameron, subiendo a
mi lado y en mi línea de visión. Está usando su capa larga hasta el suelo,
pero la capucha no está puesta sobre su cabeza, lo que deja visibles sus
rasgos faciales y el pelo rubio—. ¿Y necesito recordarte que, a pesar de
tu poder, todavía eres humana y vulnerable a la muerte? Así que si
sabes lo que es bueno para ti, podrás salir de aquí antes de que las
cosas se pongan realmente feas.
Raven se lo queda mirando, pero no hay un atisbo de miedo en sus ojos.
—Está bien. Chasquea los dedos mientras se va por la puerta—. Ian,
vamos. Hemos terminado aquí.
Página | 112
Engancho la manga de la camisa de Ian que ya comienza a caminar
hacia ella.
—No, él se queda aquí.
—Oh, ¿lo crees? —Ella mira de Ian hacia mí y entonces a Cameron—.
Ya que estás tan interesado en ella, ¿puedes por favor explicarle que
Ian no puede quedarse aquí, no cuando está bajo la posesión de Alton,
no después de que haya cedido a su sangre Parca?
Cameron le da una mirada aburrida.
—Toma al chico. Como si me importara.
—Cameron, no puedo dejar que se vaya con ella. Ella es el mal —siseo,
sabiendo muy bien que no hay razonamiento con él. Él es malo.
Diabólico. Una Parca. Al mismo tiempo, sin embargo, está aquí y parece
estar protegiéndome en este momento, así que por lo menos tengo que
intentarlo.
Cameron vuelve la cabeza hacia mí y me sobresalto al volver la vista a
sus ojos brillantes.
—Princesa, tienes que dejarlo ir, de lo contrario vas a tener todo un
enjambre de Anamottis aquí para torturarte hasta que lo hagas.
Me niego a dejar ir su camisa, pero cuando Ian da un paso adelante, el
tejido se desliza de mis dedos. Cuando luego se va con Raven, me
pongo a correr tras él, pero los brazos de Cameron se envuelven
alrededor de mí y me tira hacia atrás. No tengo otra opción más que
dejar que se vaya fuera del ático y con ella.
Nos quedamos en silencio a medida que salen, escuchando los sonidos
de sus pasos siendo más débiles hasta que el sonido desaparece del
todo, y momentos después, la puerta del frente se cierra. Entonces todo
lo que puedo oír es mi respiración y el sonido del viento en el exterior.
—Ella dijo que es un Ángel Sombrío —susurro, mirando hacia la puerta,
con la visión borrosa por las lágrimas.
—Era un Ángel Sombrío —dice Cameron, con muy poca simpatía—.
Pero cedió, y ahora le pertenece.
—Mientes —pronuncio, sacudiendo la cabeza en negación, mientras
lágrimas calientes se derraman por mis mejillas—. Ella está mintiendo.
Página | 113
—Esta vez no —responde él y luego su mano toca la parte baja de mi
espalda. Me estremezco al principio, pero luego me doy cuenta de que
está tratando de consolarme, y por un momento, acepto la oferta,
dejando que me toque, porque en este momento no hay nadie más.
Finalmente dejo de llorar y me pongo al costado y fuera de su toque.
—¿Así que ahora es una Parca? —pregunto, mirando a Cameron, sólo
para descubrir que él está mirándome con perplejidad y curiosidad.
—Por ahora —responde, sin dejar de echarme una ojeada con
fascinación—. Pero todo podría cambiar, dependiendo de la elección
que haga el último Ángel Sombrío.
—¿Quieres decir que podría ser liberado si el último Ángel Sombrío elige
el lado del bien? —pregunto, con esperanza.
—No, pero podría convertirse en un Ángel si así lo desea el bien. —Se
mueve hacia mí, ladeando la cabeza hacia un lado, negándose a
dejar de mirarme como si yo fuera una criatura curiosa—. Tus lágrimas
son tan fascinantes. —Extiende el brazo hacia mí y pasa los dedos por
mi mejilla—. Tanta emoción detrás de ellas.
Empiezo a retroceder ante la sensación de sus dedos fríos.
—Cameron, por favor, no me toques.
Hace caso omiso de mi petición, sus dedos moviéndose conmigo
cuando me retiro. Me limpia un par de lágrimas antes de que empiece
a inclinarse. Al principio creo que va a darme un beso y mi cuerpo se
pone tan rígido como las tablas del suelo, pero luego roza sus labios por
mi mejilla, donde una lágrima está rodando por mi piel. Mi primera
reacción es huir de él, pero la sensación magnética que sentí cuando
nos fuimos al lago y se zambulló para conseguir mi collar, resurge. Siento
una atracción hacia él, y aunque supongo que me está manipulando,
estoy congelada mientras besa lágrima tras lágrima, borrando cada
una. Una vez que mi cara está seca, se aleja con una actitud
displicente.
—Es posible que desees considerar quedarte en otro lugar, sobre todo
porque parece que quieren el libro que está escondiendo en tu
maletero —dice y luego da un paso hacia la puerta, como si nada
hubiera pasado entre nosotros.
Página | 114
Lo sigo por el pasillo.
—Esas sombras que estaban aquí... ¿qué son?
Hace una pausa, girando lentamente hacia mí.
—¿Viste eso?
Asiento.
—Um, sí. Estaban por todas partes.
Se queda mirándome fijamente y de repente está sonriendo.
—Bueno, supongo que tu sangre Parca podría ser más fuerte de lo que
pensaba, si puedes ver el Reino de las Sombras. —Luego se vuelve y se
aleja, diciendo sobre el hombro—. Hasta la próxima, princesa.
Quiero perseguirlo y enfrentarlo, exigir que retome de nuevo lo que dijo.
Sin embargo, la dolorosa verdad empieza a sangrar dentro de mí
cuando recuento lo que me ha pasado en los últimos días. ¿Cómo he
matado? ¿Cómo me enteré de que mi hermano tenía dentro sangre
Parca. ¿Cómo me bebí la vida de Cameron?
Tal vez Cameron tiene razón.
Tal vez estoy girando hacia el mal.
Página | 115
Traducido y Corregido por katiliz94
i cabeza y cuello duelen por el respiro que tomé.
Además, la espalda me ha comenzado a arder de
nuevo junto con los ojos. No tengo ni idea de porqué,
pero después de que tomo algunos calmantes, subo a mi habitación y
hago una mueca cuando me doy cuenta de que mientras estaba
siendo atacada, alguien o algo vino a mi habitación y la destrozó,
probablemente buscando el libro. Afortunadamente, no lo encontraron
y aún está depositado en el fondo del maletero.
Son pasadas las dos de la mañana, aunque no me siento para
nada cansada. De hecho, estoy conectada con las ideas de Parcas,
Ángeles y mi familia acelerándose por mi mente. Mi hermano está de su
lado, mi madre está desaparecida, y todo lo que me ha quedado es
una irritante Parca que insiste en que el único motivo por el que me está
molestando es porque me quiere.
Por consiguiente, ahí está mi padre. Sé que escuché su voz entre
las sombras, pero no puedo estar segura de que en realidad fuese mi
padre, especialmente si las sombras eran Parcas. Podría haber sido su
forma de llegar a mí… pero, ¿entonces por qué estaban las sombras
merodeando entorno a la cabeza de Raven?
La cabeza me comienza a palpitar cuanto más pienso en ello.
Necesito algo de descanso. Cierro los ojos, y después de poco tiempo
después, me las arreglo para caer en el mundo de los sueños. Lo
siguiente que sé es que alguien está acariciándome la mejilla, y soy
arrastrada del sueño y regreso a la realidad.
Tiemblo ante el toque, no solo porque me asuste, sino porque, por
el más breve momento, se vuelve bienvenido.
—Cameron, apártate, —murmuro—. A menos que vayas a
decirme que puedes darme alguna percepción sobre qué diablos está
pasando ahora.
M
Página | 116
Los dedos acariciando mi mejilla se detienen y los músculos de la
persona se intrincan antes de apartar la mano.
—No soy Cameron.
La voz de Asher envuelve mi cuerpo y besa cada pulgada de mi
piel, despertándome de un profundo y deprimente sueño en el que me
he estado hundiendo durante las últimas semanas. Al instante me siento
más despierta, viva, más ligera. Más libre. No tan oscura y retorcida por
dentro. Las Parcas no consumen mi mente. Los oscuros pensamientos se
han ido.
Por un breve momento, todo se siente bien.
Mis parpados se abren y gradualmente me siento, mi cabeza
contraatacando con el cegador dolor. Parpadeo a través de él y
después mis labios se abren en desconcierto ante la visión de él ante mí,
sentándose en el borde de la cama a mi lado mientras parece
exhausto; sus hombros se aflojan y su simple camisa y vaqueros se
arrugan. Su cabeza se inclina, sus ojos se fijan en el suelo, y ahí están los
mechones de tintado pelo negro colgándole sobre los ojos. Parece
desgarradoramente triste y con dolor. Rememoro su dibujo del ángel
que vi en la clase de arte la primera vez que nos besamos. Se ve así en
este momento, y me rompe el corazón.
Comienzo a decirle algo, pero su presencia me ha dejado muda,
mi voz no saldrá de mis labios. Cuando nuestros ojos se cruzan, angustia,
agonía, anhelo y deseo se apoderan de mí. Comienza a extender el
brazo hasta mí, sus dedos acariciándome la mejilla, y alargo el brazo
para tocarlo, pero entonces él decide en contra de tocarme y se aleja,
mirándose las manos.
—Lo siento, —murmura con las cejas juntas.
Cruzo los brazos sobre el pecho, enrollándome, preguntándome
lo que está mal con él. Por qué se apartó.
—¿Por qué?
Me mira, su negra mirada pizarra contra la inadecuada
iluminación de la lámpara.
—Por dejarte.
Página | 117
—Asher, no es tu culpa, —insisto, aceptándolo en la visión de sus
preciosos ojos, su ceja con piercing, sus oscuros labios rojos que saben
divinamente, sus largos dedos que pueden hacerme cosas increíbles. Lo
acepto todo de él porque puedo. Porque está aquí. Conmigo. Dios, lo
he extrañado. Quiero que sea real, pero tengo que preguntar si es real o
no porque, en este momento, todo parece que podría ser los Anamotti
engañándome. O Cameron.
—¿Realmente eres tú? —Pregunto, observando su reacción desde
más de cerca—. ¿O eres Cameron enredándote en mi mente? Porque
no es divertido si es lo que esto es.
La ira arde en sus ojos.
—Cameron. ¿Pensé que se fue?
Lentamente sacudí la cabeza, atónita por su ira.
—Lo está, pero regreso la otra noche… aunque creo que ha
estado acosando mis pensamientos durante ese tiempo.
Sus puños se contraen en su regazo y los brazos le tiemblan con ira
mientras sus musculosos brazos ondean.
—Debería haberlo sabido. Tiene el truco de nunca rendirse.
Siempre estando alrededor e intentando conseguir lo que quiere, sin
importar lo que pase. —Resopla exasperadamente después su expresión
vagamente se suaviza mientras llega a mí. Ahueca mi mejilla, su calor
extendiéndose por mí y calentando el frío que no sabía que había
estado residiendo en mí hasta ahora—. Prometo que soy yo y no él. —
Libera una inestable exhalación cuando su pulgar acaricia mi piel—.
Dios, olvidé como de hermosa eres. Te he extrañado tanto.
Es él. Tiene que serlo. No hay forma de que Cameron o incluso uno
de los Anamotti pudiera fingir la pasión en su voz o la sinceridad en sus
ojos. Me levanto de la cama y sobre su regazo, incapaz de controlar la
cantidad de emociones bullendo dentro de mí mientras arrojo los brazos
entorno a su cuello. Siento el silencio de su toque cuanto entierro la cara
contra su sólido pecho y sus brazos se envuelven a mi alrededor con
fuerza, abrazándome, acercándome más a él. Su pecho choca contra
mi mejilla con cada respiro que toma y su pulso está martilleándole en el
pecho.
Página | 118
—¿Qué está mal? ¿Por qué se está acelerando tu corazón? —
Comienzo a apartarme para mirarlo, pero solo estrecha su agarre.
—Nada está mal. —Me besa la frente y acaricia su rostro con mi
pelo, tomando irregulares respiros—. De cualquier manera ahora no.
Le dejo devorar mis mejillas y frente con besos, temerosa de
moverme o romper la silenciosa conexión entre nosotros. Además,
parece estar luchando contra sus emociones, como si estuviese
sobrepuesto por ellas, incapaz de mantener lo que está sintiendo
atrapado en su interior. También estoy cayendo en ese lugar; queriendo
llorar sobre la sabana por el hecho de que está aquí y ya no estoy
rodeada por completo de maldad. Contengo las lágrimas, sin embargo,
porque sé que me harán pensar en cómo lloré hace unas horas cuando
Cameron las sacudió y las besó de mí. Aun así, la idea se filtra y siento un
pinchazo en las tripas.
Culpa
Una plaga
Carcome
A mis interiores pudriéndose
Cuanto más lucho
Más se deleita
Ahogo mis emociones, contenta de que Asher no lo note,
contenta de que esté aquí sosteniéndome y a nadie más. Con el
tiempo sus brazos se aflojan entorno a mí, y se reclina para mirarme a los
ojos, descansando las manos en mi cintura.
—Lo siento, me puse un poco emocional durante un momento.
—Eso está bien. He extrañado tu tacto, —le digo, mi voz
temblando—. Aunque me encanta que estés aquí y que estés feliz de
verme, me pregunto cómo estás aquí. Pené que te tenías que
marchar… que rompiste demasiadas reglas y tuviste que ser castigado.
—Estaba siendo castigado. —Sitúa una mano en mi mejilla de
nuevo y me derrito ante su toque, permitiendo a su calor consumirme; el
contacto llena los vacíos que se formaron sobre las últimas semanas—.
Pero protegerte es más importante que todo lo demás.
Página | 119
—¿Protegerme de qué? ¿De Cameron? —Pregunto con un ceño
fruncido—. ¿O de los Anamotti?
—Has dicho el nombre de Cameron muchas veces en los últimos
minutos. —La furia en sus ojos resurge—. ¿Ha estado mucho por los
alrededores?
Suspiro y le cuento toda la historia, odiando admitir lo que ocurrió:
que fui lo bastante débil como para enredarme y permitir que Cameron
tuviera acceso a mi cabeza. Con cada detalle que le doy, me siento
más enfadad conmigo misma, aunque siento un peso aligerándose de
mis hombros. Asher está aquí para hablar, aunque no puedo decir si le
estoy enfadando, me encanta que esté aquí. Que no esté sola en esta
locura. Que tenga aquí a alguien en quien pueda confiar, tocar y besar.
Alguien que no me vuelve loca y que no me recuerda constantemente
a la muerte.
Cuando termino de explicarle lo que ha ocurrido durante las
últimas semanas, Asher me mira durante una extensa cantidad de
tiempo, su rostro —contorneado con dolor y confusión. Creo que va a
chillarme o reprenderme. Enfadarse por lo que he hecho desde que se
fue; por cuanto he metido la pata.
—Lo siento, —digo—. Por todo lo que he hecho desde que te has
ido. Por arruinarlo tan mal.
Sacude la cabeza, el dolor aquietándose.
—Ember, no estoy enfadado contigo. —Se pasa los dedos a
través del pelo y gira hacia la cama, su mandíbula apretada—. En todo
caso, estoy enfadado con Cameron. —Contempla algo antes de
mirarme de nuevo—. Después de que tomases algo de su vida… —Le es
difícil hablar, así que extiende el brazo hacia mí, apretando mis lados
con seguridad. Entonces sus manos se apartan de mis caderas y sus
dedos deambulan por mi piel, firmes pero no rudos, y mi piel felizmente
se abrasa ante su toque—. ¿Te ocurrió algo? —Pregunta—. ¿Cuándo
tomaste la vida de Cameron?
Las líneas en mi piel comienzan a picar así que me quito uno de
los guantes, mostrándoselo.
—Lo siento, —digo—. No debería haberlo hecho, pero pensé que
lo haría para salvar al chico que apuñalé. Aunque, sinceramente, estoy
Página | 120
sorprendida de que Cameron tenga algo de vida en él. Pensé que tal
vez no tenía.
—No tiene. —Asher aparta una de sus manos de mis caderas y se
dobla de dolor cuando traza las líneas como viñedos en mis brazos—. Lo
cual es el por qué aparecieron estas líneas. En lugar de alimentarte de
vida, estaba aceptando la vida en forma de muerte. Si hubieras ido
demasiado lejos… hecho demasiado… —Su manzana de Adam sube
de arriba abajo cuando traga con fuerza—. Habrías drenado toda la
sangre de ángel fuera de ti.
—¿Qué ? —Me atraganto, en pánico, pensando en mi hermano y
el atontamiento, el vacío que está llevando—. Entonces, ¿solo seré una
Parca?
Aparta la mano de las líneas y su brazo se envuelve entorno a un
lado de mí, tirándome más cerca de él en la cama.
—La vida es tu lado de Ángel y la muerte que está dentro de ti la
Parca. Estabas llenando tu cuerpo con muerte, y por lo tanto,
eliminando la sangre de Ángel en tu interior. Ese es el por qué fue capaz
de hablar contigo a través de tus pensamientos y apoderarse de tu
cuerpo cuando no era capaz de hacerlo antes. Sí, ha sido capaz de
prestarte ayuda, pero eso fue a través de la conexión que tienes con las
Parcas. —Nuestras miradas se juntan—. Pero al llenar tu cuerpo con más
muerte, su muerte, le da el control total.
—Oh, dios mío. —Lo último que quiero es convertirme en la
muerte; o en una Parca. ¿De verdad? Mi voz interior me pertenece esta
vez y me envía un temblor por la espalda cuando brevemente doy la
bienvenida a la idea de caminar en una capa, tomando almas,
devorando vidas inocentes. Es una idea que me ha estado plagando
durante días y solo parece estar ampliándose con el tiempo. Podría
intentar seguir echándole la culpa a Cameron, pero en lo más
profundo, sé que parte de ello me pertenece y no puedo evitar
preguntarme si me estoy acercándome a aceptar el lado oscuro.
Parpadeo ante la inquietante idea de mi cabeza y me centro en
Asher; su precioso rostro y ojos que podría escribir durante horas.
—Entonces si me alimento durante mucho tiempo de la vida de
una Parca, ¿me convertiré en una? Para siempre. ¿Ya no seré un Ángel
Página | 121
Sombrío? —Jesús, ya lo he hecho dos veces. ¿Cuánto efecto ha tenido
ya en mí?
Asiente, liberándome, y despues levanta las piernas sobre la cama
entre nosotros, sus pies contoneándose inquietamente.
—Sí, si bebes demasiado y lo haces varias veces entonces con el
tiempo drenará toda tu sangre de Ángel, luego Cameron conseguirá
exactamente lo que quiere. Tendría la versión Parca de ti.
—Dios, soy tan estúpida… por un breve segundo, pensé que
estaba intentando ayudarme, —murmuro, disgustada conmigo misma
por tocarlo así, por permitirle besar mis lágrimas, por pensar que estaba
intentando ayudarme—. Fingió que sabía cosas sobre mi padre. Dios,
¿en qué estaba pensando al aceptarlo así, permitiéndole convencerme
de tomar su vida, su muerte, así?
—No eres estúpida, —insiste, tomando mi mano en la suya y
entrelazando nuestros dedos—. A pesar de tu sangre Ángel y Parca, aún
eres una humana que siente cosas y Cameron sabía que amenazarte
con la vida de ese chico se rompería emocionalmente. —Lleva mi
mano a su boca y roza sus labios sobre ella—. Nada de esto es tu culpa.
—¿Y qué pasa la segunda vez? —Estoy en desacuerdo con él,
avergonzada por lo que he hecho—. No me amenazó con nada.
—No puedes culparte por el hecho de que se apoderó de tu
cuerpo y las cosas ocurrieron, —dice Asher con un subyacente rastro de
dolor en la voz. Está intentando menospreciar esto, aunque puedo decir
que es algo que le molesta.
—Sin embargo, nunca debería haber confiado en él desde el
comienzo, —le digo—. Y permitirle elevar mis esperanzas de que me
ayudaría a averiguar sobre mi padre. —Sacudo la cabeza para mí
misma, preguntándome si eso también era una mentira. Si Cameron de
verdad no sabía una maldita cosa sobre mi padre; si siempre lo hizo,
incluso cuando me dijo que mi padre iba a morir—. Le permití entrar y
no debería hacerlo, especialmente cuando ha estado continuando así
en la ciudad. Debería haber sido más cuidadosa. Protegerme más en
lugar de arrojarme a su voluntad y permitirle llevarme al hoyo de los
Anamotti.
Página | 122
—No es tu culpa, y además… —Asher considera profundamente
algo, distraídamente deslizando su perforada lengua a lo largo de los
dientes, lo cual es una de las cosas más sexys que he visto jamás—.
¿Recuerdas esa historia que te conté? ¿La del tatuaje en mi lado?
—Algo así. —Incapaz de evitarlo, deslizo mi mano por el frente de
su camiseta y trazo los dedos a lo largo de la letra cursiva, sintiéndole
temblar bajo mi toque—. Es sobre el último Ángel Sombrío de pie y
como ella tendrá que hacer una elección entre el bien y el mal.
Mira a mi mano bajo su camiseta con confliccion mientras recita
la historia tatuada debajo de donde descansa mi mano.
—La oscuridad cubrió la tierra y poseyó los cuerpos de los
mortales. El fuego erupcionó sobre los campos y las hambrunas
poseyeron los océanos. La ira de la Muerte estaba ganando y los
Ángeles de la Muerte sufrieron. Era el final, pero un solo sacrificio se
reservaba para todo. Una preciosa Ángel Sombrío con la muerte en su
sangre y sus hombros los conectaba a todos, y con una sola elección,
ella salvaría al mundo. Pero la lucha no sería fácil. La muerte jugaría con
su mente y su vida. Los Ángeles harían todo lo que pudieran para
protegerla. Ella lucharía con el bien y el mal y estropearía todo en el
camino, pero al final, tendría que tomar la elección correcta; de otra
manera, la Muerte ganaría y después los humanos y los Ángeles
sobrevivirían a una eternidad de sufrimiento. —Cuando me miro, la
cantidad de emociones en sus ojos me provocó jadear—. A veces lo
echarás a perder, pero sé que, al final, harás lo correcto.
—¿Creí que esa era la historia del último Ángel Sombrío en pie?
—Lo es.
—Pero entonces, ¿Estás diciendo que soy el último Ángel Sombrío
en pie?
—No, te estoy diciendo que vas a ser el último Ángel Sombrío en
pie.
—¿Por qué? —Grazno, mi voz débil y ligera mientras aparto la
mano de su camiseta y la descanso en mi regazo.
Traga con fuerza.
Página | 123
—Por muchas razones, una al ser lo que nació en Hollows Grove,
junto con toda tu familia, al menos tanto como puedo seguir. Tus raíces
están aquí.
—Pero muchos Ángeles Sombríos eran… ¿porque esto es donde
todo comenzó? —Señalo—.Mi padre era uno de ellos y mi hermano, así
que, ¿cómo sabes con seguridad que seré la última cuando podría
haber una tonelada más aquí?
Duda, considerando lo que dije.
—¿Recuerdas lo que Alton te dijo sobre la batalla? ¿Cómo
comenzó aquí? ¿Y cómo el inicio de los Ángeles Sombríos comenzó
aquí?
—¿Mencioné que Alton me dijo eso? —Pregunto, perpleja—. No
recuerdo mencionártelo.
Deliberadamente sacude la cabeza.
—No lo hiciste.
Mi confusión se magnifica.
—Entonces, ¿cómo sabes que me habló sobre la batalla?
—Porque… —Parece nervioso, mordiéndose el labio—. Estuve ahí
y pude verlo en sus ojos cuando estuvo diciéndote que vas a ser el
último Ángel Sombrío de pie, pude ver como de profunda es tu línea de
sangre de Ángel Sombrío, lo cual es el por qué están centrando tanta
energía en ti.
—Sí, pero… espera un minuto… —Me fui apagando, comenzando
a alejarme de él mientras me respaldaba en la cama, preparándome
para saltar y correr—. Dijiste que estabas ahí, pero lo único que vi fue a
los Anamotti.
Sus brazos se sacudieron y me agarró de las muñecas,
forzándome a sentarme.
—Por favor, escúchame antes de saltar a conclusiones, —dice,
una súplica silenciosa en su tono. Debato que hacer, pero últimamente
le permito bajarme a la cama. Deja salir un suspiro de alivio en el
momento que me hundo a su lado y su agarre se afloja de mí, pero sus
manos aún permanecen en mis muñecas—. Estaba ahí en el callejón de
Página | 124
la bolera, intentando ayudarte, —comienza a explicar—. En realidad he
estado observándote desde que me marché a pesar del hecho de que
me fue prohibido hacer eso. —Se ve un poco culpable mientras sus
dedos dejan mis muñecas y gira la espalda hacia mí—. No pude
evitarlo, —dice apasionadamente—. No saber dónde estabas –o qué
estaba ocurriéndote– me estaba volviendo loco. —Sacude la cabeza
para sí mismo—. Y entonces te vi en el callejón de la bolera con los
Anamotti. Y Alton. Simplemente no podía quedarme de pie y
observarles tenderte una trampa para asesinar, tienes que ir a la cárcel,
o dejarles empujar tu juicio incluso más. —Rota la espalda alrededor y
corre hacia mí, la pasión drenando de él mientras su mirada me devora.
No puedo evitar más que pensar en cuando leí que los Ángeles de la
Muerte son apasionados en la batalla—. Tenía que detenerlos. No podía
permitirles rodearte con el asesinato de Raven y todos los otros que han
ocurrido.
—¿Eso es lo que iban a hacer? ¿Iban a matar a Raven y
enmarcarme por eso?
Camerón, cabrón.
—Espera, ¿Cameron sabía esto?
—No tengo ni idea de lo que Cameron sabe o cual fue su brillante
plan al llevarte ahí, pero ha probado una vez más de qué lado está, —
dice, su tono bajo acercándose a un gruñido mientras da la vuelta para
encararme.
No estoy completamente de acuerdo con él. Ir al callejón de la
bolera me ayudó a descubrir que el alcalde también es el líder de los
Anamotti, sin embargo ahora no es el momento de señalar eso.
—Actúas como si él pudiese estar en un lado diferente al de las
Parcas, —digo.
—No, pero me gustaría creer eso en lugar de en su sangre Parca,
aún ha quedado un rastro de emociones en él, las suficientes de que no
sacrificaría tu seguridad.
—¿Por qué tiene las emociones en él de todos cuando él está
muerto? —Me detengo, recomponiendo las pocas veces que Cameron
y Asher han cruzados caminos—. Ya sabes, los dos habéis actuado
como si os conocieseis el uno al otro desde el principio.
Página | 125
—Nos hemos conocido el uno al otro desde hace mucho tiempo,
—dice fríamente, mirando al suelo.
—¿Cómo es eso? —Pregunto—. Quiero decir, ¿cómo pueden las
Parcas y los Ángeles conocerse cuando trabajan para lados opuestos?
—No estamos necesariamente en lados opuesto, —murmura y
después suspira, cerrando los ojos—. Y después de estar alrededor
durante siglos, es difícil no llegar a conocer a tus enemigos.
Mi cabeza comienza a palpitar ante algo que ha dicho, algo que
asusta la mierda en mí. Me masajeo las sienes con las yemas de los
dedos, forzando al aire a entrar en mis pulmones.
—Espera, ¿cuántos años tienes?
Le lleva un momento responder, y cuando habla de nuevo, su voz
apenas es audible.
—He estado por los alrededores el tiempo suficiente como para
ver pasar cinco siglos.
—Jesús, —murmuro, bajando las manos—. Estabas vivo cuando
Edgar Allan Poe lo estuvo.
Hay un breve silencio y entonces de repente Asher bufa de risa. Lo
miro, sorprendida por su humor.
—¿Qué es tan divertido? —Pregunto.
Arrugas se arrugan entorno a sus ojos mientras intenta parar de
reír, su boca oculta por su mano.
—Lo siento, pero solo tú podrías hacer esa primera observación. —
Su risa muere un poco.
Presiono los labios.
—No es divertido, —digo, pero la risa se estimula en la parte
trasera de mi garganta. Llámalo locura, pero lo encuentro agradable—.
Quiero decir, acabo de averiguar que realmente eres mayor.
Comienza a reír incluso más fuerte y con el tiempo mi risa se
desliza y me uno a él. Nada de lo que hemos estado hablando es
humoroso, aunque sinceramente, no quiero pararlo. Llámalo locura.
Llámalo demasiada oscuridad y muerte en mi vida. Llámalo lo que
Página | 126
quieras, pero ha pasado mucho tiempo desde que he reído, y si tenía
mi forma, seguiría haciéndolo para siempre.
—Lo siento, —dice después de que nuestras risas se calman—. Es
que simplemente no puedo evitar pensar en la primera vez que te
conocí y en como pude ver en tus ojos que tenías una obsesión con
Edgar Allan Poe.
Me limpio las lágrimas de risa de los ojos con el final de la
camiseta.
—No estoy obsesionada, —insisto—, simplemente admiro su
poesía.
Mira una imagen de Poe en mi pared y levanta las pestañas en
especulación.
—¿Oh, de verdad? Porque estoy completamente en desacuerdo.
Reprimo una sonrisa, pellizcándole juguetonamente en el brazo.
—Deja de distraerme del hecho de que eres muy mayor. Como
espeluznantemente mayor.
Redirige su atención sobre mí y me observa momentáneamente
antes de acercarse lo suficiente como para que nuestras rodillas se
toquen y su calor haga espirales por mi cuerpo. Mi estómago revolotea
con nervios y deseo.
—Podría ser en números, pero no en la forma en la que me veo, —
dice, inclinándose, humedeciéndose los labios con la lengua.
Capto el plateado brillo del anillo de su lengua y mi cuerpo
reacciona inapropiadamente; temblores y hormigueos bailan de arriba
a debajo por mis muslos. Junto las piernas mientras escaneo sus esbeltos
brazos, su robusto pecho, y sus eternos ojos.
—Sí, lo sé, pero aún… —Altero mi peso mientras suspiro,
doblándome interiormente para acercarme a él—. Es un poco
estornino, pero imagino que debería haberlo sabido.
Sacude la cabeza con rapidez.
—No, no deberías, especialmente cuando nadie puedo, o podría,
darte toda la verdad.
Página | 127
Frunzo el ceño.
—¿Al igual que tú?
Me ofrece una mirada de disculpa, pero no dice nada mientras
contempla el espacio vacío. Me pregunto que está pensando. Sobre
qué me ha mentido. Me pregunto cuántas cosas entre nosotros son
reales y cuantas son falsas.
—Nunca me dijiste como estabas observándome, —digo en voz
baja—. Nunca te vi en ningún lado. Bueno, excepto por las plumas.
Últimamente he estado viendo muchas plumas.
La tristeza en su expresión se profundiza mientras ausentemente
da la vuelta y se mira los dedos a través de la negrura de su camiseta
de cuadros.
—Estaba en las Sombras, —susurra sin mirarme.
Sombras. Recuerdo leer eso en el libro que fue robado, pero…
—¿Estuviste en el Reino de las Sombras? —Por favor, no digas que
es verdad.
Su atención me golpea.
—¿Dónde aprendiste sobre el Reino de las Sombras?
—De un libro. —Miro el antiguo cofre donde está el libro que Elliot
me dio—. Un libro que un… creo que una sombra me la robó hace unas
semanas.
—¿Una Sombra estuvo aquí? —Escanea velozmente la
habitación, sus músculos se vuelven rígidos como si sintiese algo
peligroso—. ¿En tu habitación?
—Sí, se llevó mi libro sobre los Ángeles Sombríos, el que Raven me
dio entorno a Halloween y el único que siempre me ha dado algo de
información útil, —digo y luego abro la boca para decirle que lo tengo
de nuevo, pero me detengo, aun no preparada para decírselo hasta
que él me diga porque ha estado en el Reino de las Sombras. O mejor
aún, ¿cómo?
Página | 128
—Alguien ha estado observándote, —murmura después de que
abruptamente levanta los pies y comienza a caminar frente a la cama,
hablando entre dientes en voz baja.
Lo observo ir de atrás a adelante mientras mi mente procesa con
lentitud lo que acaba de decirme.
—Dijiste que estabas en el Reino de las Sombras. —Me deslizo al
borde de la cama y bajo los pies hasta el borde del suelo—. Pero por lo
que entiendo, el Reino de las Sombras es para las Parcas.
Se detiene en el centro de mi habitación, sus ojos fijos en el suelo.
—Lo es. —Su voz tiembla mientras lucha por controlar sus
emociones.
—Oh, Dios mío, —respires, aferrándome al borde de la cama—.
Cameron estaba diciéndome la verdad. Tu padre es una Parca. —
Mierda. Necesito huir. Salir de aquí, lejos de él tanto como pueda.
La necesidad de correr solo se amplifica cuando él no niega mis
acusaciones, viéndose miserable y avergonzado entre otras cosas. No
estoy segura de que hacer. Probablemente no huiría muy lejos si corría y
él intentaría perseguirme.
—¿Por qué no me lo dijiste? —Me atrevo a preguntar. ¿Cómo de
difícil sería entrar por la puerta?
—Por muchas razones, —dice, aguantando mi mirada pero con
nerviosismo—. Incluso si quisiera decírtelo, no podría. Para empezar no
se suponía que estaría involucrado contigo.
—¿Cómo es siquiera eso posible? —Pregunto, sorprendida más
allá de la comprensión—. ¿Cómo puede tu padre ser una Parca, y tu un
ángel… o eres un Ángel Sombrío? —Mis ojos se amplían—. Oh, dios mío,
¿eres una Parca?
De inmediato sacude la cabeza y después se desliza en el suelo
sobre sus rodillas, arrodillándose en frente de mí. Entonces sitúa la mano
sobre mis muslos, hay un leve temblor en sus dedos.
—Ember, por favor, relájate. Solo soy un ordinario Ángel de la
Muerte, al igual que te dije que era. Tú has visto mis alas. —Está
asustado, viéndose tan tierno y emocional justo ahora que, si no lo
conociera mejor, habría imaginado que era humano. Si no estaba
Página | 129
preocupada porque él estuviera trabajando con las Parcas, me habría
detenido durante un momento e intentando capturarlo con palabras,
escribirlas en la pared, así este momento sería recordado para siempre.
Aparato las piernas de debajo de sus manos, las pongo de mis
rodillas a mi pecho, y me envuelvo los brazos a su alrededor.
—Podría haber visto tus alas, pero eso no significa que crea que
eran reales… ya nada parece real. Todos, –tú, las Parcas, los Anamotti,
Cameron– estáis arrojándome cosas y apenas puedo calificarlas. —
Cierro los ojos e inhalo, conteniendo las lágrimas punzando en ellos—. Y
sigues diciéndome que no puedes contarme las cosas porque va contra
las reglas, sin embargo me has dicho bastante de lo que parece eso, si
hubiera auténticas reglas –o si estuvieras diciéndome la verdad– estarías
en problemas.
El silencio se sobrepone al sonido de mi respiración mientras el
corazón me golpea en el pecho. Asher era la única persona con la que
me sentía cómoda por los alrededores. Le permití sentir cada pulgada
de mí. Besarme. Le di mi virginidad. Se siente como si mii corazón
estuviera rompiéndose en este momento. Creo que podría haber
pensado que una vez lo amé, pero tal vez Cameron tenía razón. ¿Cómo
podría amarlo cuando no sabía defectos; cuando apenas lo conocía?
Simplemente era una ingenua.
—Te diré todo lo que sé, —dice con lentitud. Lo siento moverse
más cerca de mí—. Pero quiero que te contengas mientras lo hago.
Cuando abro los ojos y encuentro su mirada, sus pupilas son tan
enormes que solo un aro de plata permanece en sus ojos.
—No estoy segura de que pueda hacer eso. Yo… me mentiste, o
al menos omitiste la verdad. Confié en ti, pero ahora no estoy segura de
que pueda.
—Sé que te mentí. Lo estropeé. —Se ve arrepentido mientras sube
a la cama a mi lado, manteniendo la suficiente distancia como para
que no me sienta traicionada, aunque aún está lo bastante cerca que
casi me ahogo en su calor corporal—. Y detesto no decirte las cosas,
pero confía en mí cuando digo que no podía decírtelo por entonces.
—¿Pero ahora puedes? —Pregunto, cautelosamente—. ¿Qué ha
cambiado?
Página | 130
La tristeza inunda sus ojos de nuevo.
—Porque ahora las cosas son diferentes.
—¿Qué es más diferente ahora de lo que lo era hace una
semanas en el cementerio cuando me dijiste que tenía que averiguar
las cosas por mi cuenta?
De forma segura extiende el brazo hacia mí, me temo que saldré
huyendo si se mueve demasiado rápido. Y quiero huir, pero no puedo
permitírmelo. Así que le dejo poner el brazo a mi alrededor y atraerme
en su regazo. Entonces roto el cuerpo por lo que estoy enfrentándolo y
deslizo una pierna sobre la suya para sentarme a horcajadas en su
regazo.
Él nunca aparta los ojos de mí mientras consigo situarme y luego
engancha mis brazos alrededor de la parte trasera de su cuello para
sujetar algo porque se siente como si me dijese que lo siguiente podría
derrumbarme.
—Extrañé tocarte, —divulgo ciertamente, queriendo solo un
momento para disfrutar de este momento; un latido de mi corazón, un
respiro. Antes de que todo se derrumbe porque sé que lo va a hacer.
Las comisuras de sus labios forman una sonrisa triste.
—Yo también extrañé tocarte.
Cuando no comienza a explicar las cosas, digo:
—Por favor, dime que no eres una Parca antes de que me vuelva
loca.
Sus brazos rodean mi cintura y presiona en la parte baja de mi
cintura, acercándome más a él hasta que las partes delanteras de
nuestros cuerpos están perfectamente alineadas.
—No soy una Parca. Lo prometo. Pero estuve enfrentado con una
elección una vez que tuve que hacerlo con mi sangre Parca, —
explica—. Tenía que decidir si quería ser parte del bien o el mal. —
Enfoca la cabeza hacia adelante y creo que va a besarme, pero en su
lugar descansa la frente contra la mía. Entonces cierra los ojos y respira
con profundidad.
Página | 131
—-Mi madre era un Ángel de la Muerte y mi padre era una Parca.
El amor reproducido entre los dos obviamente está prohibido, así que lo
escondieron, pero con el tiempo mi madre averiguó que estaba
embarazada de mí. Después de que naciese, me escondió tanto como
pudo, pero al final fue descubierta; yo fui descubierto. Muchos de los
Ángeles querían enviarme con las Parcas a vivir en su Reino. Los Ángeles
temían que me convertiría en –que me convertiría en la muerte y
comenzaría a robar almas– pero Michael me dio una opción de quien
quería ser, lo que quería ser.
—Y elegiste el lado del bien, —-digo, deslizando los dedos por
encima y por debajo de su cuello.
—Lo hice, pero no fue sin un precio. —Sus pestañas se elevan y
pone una astilla de espacio entre nosotros mientras se reclina y me mira
a los ojos—. He sido un prisionero entre los Ángeles desde que elegí ser
uno, —dice—. Un paria. Y para probar constantemente que no me
rendiré al lado de las Parcas, he sido forzado a seguir cada orden, día
tras día, colectar alma tras alma. Si me niego, entonces todos los
Ángeles cuestionaran mi lealtad. Y colectar tantas almas… hace un
daño en ti.
Me agarro a él fuertemente con un dolor formándose dentro de
mi pecho porque entiendo lo que es ser un paria.
—Eso es horrible, Asher. Lo siento.
—Lo era… lo es. —Me urge a acercarme al presionar la mano
contra la parte inferior de mi espalda y me entrego a él, presionando mi
pecho contra el suyo—. He estado solo todo en esto durante tanto
tiempo.
—Suenas mucho como yo, —noto, perpleja—. Lo cual es algo que
no entiendo. Si tu padre era una Parca y tu madre era un Ángel, ¿por
qué no fuiste considerado un Ángel Sombrío?
—Porque no nací humano, —dice, sonando más triste—. Los
Ángeles Sombríos pueden tener sangre de Ángel y sangre de Parcas,
pero también son humanos y parte del mundo humano, ya que yo soy
parte del mundo de los Ángeles y de las Parcas, soy inmortal, puedo
volar, tomar almas –es mi trabajo.
Página | 132
Por un breve Segundo pensé en serio que iba a decir que era un
Ángel Sombrío y que éramos iguales —que no estaba tan sola como
pensaba.
—¿Qué hay de tu madre? —Pregunto.
Lo siento temblar bajo mis manos.
—Mi madre fue desterrada y despojada de sus alas cuando
averiguaron lo que yo era.
Retrocedí, sorprendida.
—¿Qué?
Sus dedos se enterraron con desesperación en mi espalda.
—Ahora es humana, o al menos, cerca de ser humana. Sus alas,
algo de su poder perdido, como la habilidad para tomar almas y su
fuerza. Permanecerá de esa forma hasta que el líder de los Ángeles,
Michael, decida devolverle las alas, pero dudo que alguna vez lo hará,
—dice, no con furia, sino con dolor—. Michael ha tenido un momento
difícil al perdonar.
—¿Pero él no es un Ángel? —Pregunto—. Pensaba que se suponía
que eran los representantes de dios.
—Por la mayoría del tiempo lo fueron, pero ellos –nosotros–
hacemos nuestras reglas.
—Lo siento, Asher, —digo de nuevo porque es todo lo que puedo
decir. De repente entiendo su dolor incluso más. El dolor que fue capaz
de capturar probablemente surgió de su propia agonía eterna—.
¿Alguna vez ves a tu madre?
Sacude la cabeza, amplificando su dolor.
—No me está permitido.
Sitúo una mano en su mejilla, no afeitada y áspera bajo mi mano,
queriendo calmarlo a pesar de la incertidumbre entre ambos.
—¿Sabes dónde está?
—Creo que en algún lugar en Nueva York, —me dice,
recostándose en mi mano—. Pero no estoy exactamente seguro y toda
Página | 133
la base de su estancia en Nueva York solo viene de rumores que he
escuchado.
—¿Sa-sabes quién es tu padre? —Pregunto—. Quiero decir, es una
Parca, ¿pero alguna vez lo has visto? Porque me dijiste que una vez fue
terrible para ti.
—Lo siento, —dice arrepentido, sus ojos pidiéndome entender—.
Solo te digo esto porque no sabía que decir cuando comenzaste a
hacerme preguntas.
—Pero dijiste que él tomo ese lugar con la estatua, —digo, herida
porque me ha mentido tanto—. ¿Es historia también fue una mentira?
Cierra los ojos, entonces su pecho firme se eleva y desciende
mientras toma un profundo respiro.
—Fui ahí con mi tío y mentor, Elliot Morgan, quien conoces como
el Profesor Morgan. —Abre los parpados, sus pupilas enormes—. Era
como un padre para mí. Era un amigo de mi madre y de alguna forma
se elevó y fue una figura paterna cuando pudo, pero era difícil para él
seguir contra los otros Ángeles que no querían tener que ver nada
conmigo.
Me duele el corazón al escuchar su historia. Tanta agonía; tanta
culpa. Todo debido a algo que estaba fuera de sus manos.
—Pero pensé que él era el hermano de tu padre.
—Lo era, es, pero hay más de eso que ni siquiera yo sé. Mis líneas
sanguíneas… las personas conectadas a ellas… es demasiado
complicado… y nadie nunca quiere hablar de ello. —Libera un
estresado respiro—. Es una larga historia, llena de repeticiones de lo que
mi madre hizo. Pero para hacerlo de verdad corto, la madre de mi
madre –mi abuela– tuvo hijos de padres diferentes. Mientras era un
Ángel de la Muerte, tuvo una aventura con una Parca y mi padre salió
de ahí.
—¿Pero él hizo una elección al igual que tú?
—Lo hizo. —Dos simples palabras, sin embargo había mucha pena
conectada a ellas.
—Oh. —Suena como una estúpida respuesta—. Bueno, ¿por qué
Elliot –el profesor Morgan– ya no es un Ángel de la Muerte?
Página | 134
—Otra larga historia. —Sus ojos se amplían—. Espera, ¿cómo
supiste eso?
—Porque hablé con él en la universidad. Me dio este libro y dijo
que deberíamos encontrarnos para hablar, sin embargo no lo llamé
cuando se suponía que lo haría y dejó este mensaje realmente asustado
en el móvil sobre… —Mi mirada va a la deriva hasta el baúl en la
esquina de mi habitación—. Sobre el libro que me fue quitado esa
noche por la sombra… —lucho por decirlo en alto, teniendo la
esperanza de que no esté cometiendo un error al decírselo, teniendo la
esperanza de que puedo confiar por completo en él.
Asher sigue mi mirada hasta el baúl.
—¿Por qué querría hablarte sobre el libro?
Me levanto de la cama y voy hasta el baúl.
—Probablemente porque es el único que me lo devolvió. —Lo
abro y saco el libro del compartimento escondido al fondo.
La conmoción lentamente cruza el rostro de Asher.
—¿A qué te refieres con que te lo devolvió? —Su mirada
preocupada se encuentra con la mía y entonces se lanza al libro en mis
manos—. Pero en primero lugar, ¿eso no significaría que fue el que se lo
llevo?
Me encojo de hombros, manteniendo su mirada mientras regreso
a la cama y le tiendo el libro.
—Dímelo.
Asher sostiene el libro en las manos y considera lo que digo con
confusión.
—¿Estás segura de que la sombra fue la que se llevó el libro o
podría, tal vez, mi tío haberse colado y pensaste que era la sombra?
Miro por la ventana mientras él hojea las páginas en blanco del
libro.
—Bueno, esto estaba abierto cuando llegué aquí y lo descubrí, así
que tal vez... Pero aun así no explicaría porque cuando me lo dio las
páginas estaban todas en blanco.
Página | 135
Volví a dirigir la atención a él, esperando que estuviera más
sorprendido, pero parecía entender todo, asintiendo mientras
murmuraba en voz baja y cerraba el libro.
—Puso un codice secretum1 en el libro.
—¿Qué es eso?
Traza los dedos sobre la cubierta de cuero del libro.
—Es un don de Ángel que tiene, —dice, sus dedos deambulando
por su brazo y dibuja las puntas de los dedos por su vena de sangre en
el brazo—. Nuestra sangre lleva mucho poder y si la usamos
apropiadamente, puede ayudar a mantener nuestros secretos
escondidos. Estoy imaginando que mi tío esparció su sangre sobre las
páginas del libro para esconder la información en él.
—¿Pero, por qué querría esconderlo de mí? —Pregunto mientras
me da el libro para apartarlo—. Cuando estaba a punto de llegar a la
parte de liberar almas inocentes.
—Estoy imaginando que no lo estaba escondiendo de ti, —dice
mientras pone el libro de regreso en el fondo del baúl—. Creo que sabía
que alguien estaba tras él y te lo quitó para protegerlo.
—Sí, pero ahora no puedo leer nada en las páginas, —le digo,
cerrando la tapa del baúl—. Y a menos que sepas como una Parca
puede robar el alma de los Ángeles Sombríos y liberar a las almas
poseídas, toda la ciudad está forzada.
—No estoy seguro de que quiera averiguarlo, —dice Asher,
frunciendo el ceño—. A menos que el Ángel Sombrío no seas tú.
—No tiene que ser así, —le digo, sentándome a su lado y
poniendo la mano sobre la suya—. Pero necesito saber cómo hacerlo,
como liberar a todos de esta locura. De la muerte.
Momentáneamente mira a mi mano sobre la suya antes de mirar
arriba hacia mí.
—La única forma de leer lo que está en las páginas es que mi tío
lo desbloqueé con su propia sangre de nuevo.
1 Codice Secretum: Palabras provenientes del latín que hacen referencia a Código
Secreto.
Página | 136
—Así que necesitamos rastrear a tu tío.
Sintiendo un peso posarse en mis hombros, recupero el teléfono
de mi bolsillo trasero y se lo entrego.
—Entonces llámale. No he sido capaz de conseguir un agarre de
él, pero tal vez tú tendrás más suerte.
Asher marca el número de su tío. Después de intentarlo un par de
veces y no tener suerte, estoy un poco sorprendida de que Asher
mantenga un agarre sobre él. Habla rápidamente con él, pidiéndole
encontrarse con nosotros y explicar lo que está pasando. Después de
eso comienza a asentir y luego aparece una mirada extraña en su rostro
cuando cuelga.
—Eso fue extraño, —murmura, mirando el teléfono en su mano.
—¿Qué está mal? —Pregunto, apoyándome en su hombro.
Sacude la cabeza, devolviéndome el teléfono.
—No está en Hollows Grove.
—¿Cómo puede ser eso posible? —Pregunto, poniendo el
teléfono en la mesilla de noche—. ¿Cuándo lo vi hoy por la mañana?
De nuevo, Asher sacude la cabeza.
—Dijo que tuvo que correr hacia Jackson a conseguir algo para
su clase.
—¿Para su clase poseída? —Estoy completamente
desconcertada—. Y me dejo un mensaje para llamarlo cuando no lo
llamé. No tiene sentido.
—Sí, definitivamente está pasando algo, pero
desafortunadamente no hay nada que pueda hacer con ello hasta que
él regrese a la ciudad, lo cual no será hasta mañana, —dice, por
alguna razón mirando a su espalda—. Sin embargo lo averiguaré, que
está pasando. Averiguaré todo esto. Lo prometo. —Su mirada se topa
con la mía y las emociones se atormentan en mi—. Sin embargo, lo que
ahora quiero es un poco más de tiempo contigo mientras esperamos. —
Su mirada cae a mis labios y el deseo irradia en sus ojos—. Todo lo que
quiero en este momento es estar aquí contigo.
Página | 137
Está equivocado. Hay mucho más que importe que estar
conmigo.
—Estoy preocupada, Asher. Por ti. Por mí. Por mi familia. Por toda
la ciudad. Quiero decir, muchas personas están poseídas y hay
demasiados Anamotti por los alrededores… y su líder está matando a
personas… y ese libro podría pararlo todo, si las paginas no hubieran
sido borradas por tu tío.
—Necesitas parar de preocuparte por esas cosas. —Mete el dedo
debajo de mi barbilla y me levanta la cabeza para mirarme a los ojos—.
Sé que es difícil, pero esto solo hará más fácil para los Anamotti el
conseguirte. Déjame preocuparme por ti. Déjame preocuparme de esto
por ti.
Lo hace sonar demasiado fácil, pero no lo es. Es difícil, caminar
por los alrededores, ser enfocada de loca, estar tan conectada a la
muerte, sabiendo que mentiras conducen a todos, sabiendo que un
asesino está caminando alrededor y no hay nada que pueda hacer por
ello, al menos no sin ese libro.
—Tal vez volverme loca es mejor solución que luchar con ello. —
Podía culparme de lo que digo sobre Cameron tomando el control de
mi mente de nuevo, pero sé que este no es el caso. Sé que parte de mi
lo entiende. Que tal vez, si cedo, mi familia podría ser libre del asesino al
que los he entregado. Diablos, tal vez toda esta ciudad podría ser libre
de la posesión—. Tal vez debería rendirme como mi hermano, y
entonces, quizás alguien más podría convertirse en el último Ángel
Sombrío –podría liberar a toda la ciudad. Creo que podría vivir con el
golpeteo en mi cabeza contra la pared.
Asher parece herido.
—Ember, no quieres decir eso.
—Pero creo que sí. Quiero decir, mira a mi padre, —digo—. Se ha
ido; o muerto o perdido, o encerrado en algún lugar debido a esto.
Sinceramente no tengo ni idea de lo que le ocurrió, pero estoy segura
de que fue algo horrible. Y recuerdo los días finales que tuve con él. —
Me deslizo de su toque y llego a mis pies. Comienzo a caminar por el
suelo, necesitando moverme porque aún sentarme parece demasiado
irritante—. Como de loco actuó. Hablando a los pájaros. Volviéndose
loco por las cosas más pequeñas. —Sacudo la cabeza ante los oscuros
Página | 138
recuerdos—. Y después ahí está mi hermano, quien podría haber tenido
que ver algo con la muerte de su novia hace unos años, quien nunca
mostró ningunas señales de ser un Ángel Sombrío, sin embargo cedió
con tanta facilidad al lado de las Parcas. —Quiero llorar, pero mis ojos se
han secado—. No quiero ser como ellos, aunque siento que lo soy.
—Nada va a ocurrirte, —promete Asher, poniéndose de pie y
moviéndose en frente de mí, obstruyendo mi camino—. Lo prometo. No
permitiré que te vuelvas loca o desaparezcas.
Me paro frente a él, pero no respondo. No puedo permitirme
creer que así es como serán las cosas. Mi padre siempre me dijo que no
confiase en nadie, y en este momento, tengo que mirar las cosas así.
Siempre. Todo lo que podría ser un truco del ojo. Aún hay demasiadas
preguntas sin respuesta, y hasta que averigüe lo que está pasando,
confiar en alguien más para protegerme no es una opción.
Estoy a punto de hacer a Asher otra pregunta que está
haciéndome cosquillas en la punta de la lengua, sin embargo la mirada
en su rostro me silencia. Sus ojos están teñidos de deseo, lo cual parece
fuera de lugar, considerando las circunstancias. Entonces de nuevo, en
realidad no nos hemos tocado el uno al otro en semanas. Soy muy
consciente de cuanto ansío su toque, el beso de sus labios, su lengua.
Dios, la desolación en la que he estado viviendo ha sido una tortura. Y
no quiero ser torturada, ni siquiera por un momento.
—Puedes confiar en mí, Ember. —Da un paso hacia mí y doy un
paso hacia él, como dos imanes incapaz de luchar contra el invisible
impulso entre ellos—. Nada va a ocurrirte.
Asiento, mis ojos vinculados a los suyos mientras doy otro paso
hacia él, magnetizada, o tal vez bajo algún tipo de posesión. Si ese es el
caso, no voy a luchar contra ello. Él sigue mis movimientos y
gradualmente reducimos la distancia entre ambos, al principio con
lentitud, y después en algún lugar en medio de nuestro silencio,
decidimos movernos con rapidez. Un segundo después nuestros labios
colisionan.
Él gruñe y yo jadeo, mis labios arriesgándose a abrirse mientras su
lengua se desliza profundamente en mi boca y sus dedos se enredan en
mi pelo. Sabe a calidez y comodidad, y se siente como la calidez y el
éxtasis. Me derrito ante el toque de sus manos mientras agarran mis
caderas, sus dedos bajando por debajo de la tela; el calor de su piel
Página | 139
consumiendo intensamente mi cuerpo. Me curbo hacia adelante
cuando me aferro a sus hombros, presionando mi pecho contra el suyo.
Me roba el aire de los pulmones y su mano vuela alrededor de mi
espalda y se desliza por debajo de mi camiseta, su mano exigiendo
contra mi espalda, empujándome más cerca de él por lo que estamos
piel contra piel, respiración contra respiración, labios contra labios.
Dios como he extrañado el contacto.
Recuerdo todos estos años en los que he vivido sin él antes. Solo
fue porque nunca lo había tenido que fui capaz de vivir mi vida con
normalidad. Después de estar con Asher, después de que él hubiera
sentido cada pulgada de mí, las cosas cambiaron.
Ahora necesitaba su toque.
—Dios… esto se siente tan… —gime contra mi boca mientras
comienza a dirigirnos hacia la cama. Segundo después, caemos sobre
el colchón donde aterrizo sobre él. Sus manos ahuecan mi trasero y me
urge a moverme incluso más cerca, haciendo un gruñido hosco
mientras su dureza presiona contra mí. Entonces se aparta brevemente,
sus ojos acristalados sobre mí cuando me mira—. No estoy seguro de
que pueda hacer esto… —Se va apagando, la pasión y el hambre
inundando sus ojos, más en carne viva de lo que jamás le he visto.
—¿Por qué no? —Estoy jadeando, agarrándolo con tanta fuerza
que mis uñas perforan la tela y en su piel cuando lucho contra la
desesperación y la abrumadora necesidad de pulsarlo contra mi
cuerpo.
—No lo sé… —Me evalúa con contemplación antes de inclinarse y
besarme de nuevo. El beso es rápido, probando, y después se aparta,
mordisqueándome el labio antes de bajar la cabeza al colchón y
mirarme de nuevo, viéndose indeciso y perdido; perplejo.
Algo hace clic en mi cabeza. Asher siempre ha pedido permiso
para besarme, pero esta vez no. No estoy segura de lo que eso significa,
o si significa algo, pero algo se siente apagado.
—¿Estás bien? —Pregunto, apoyándome sobre los codos para
mirarlo.
Asiente, un poco aturdido.
Página | 140
—Solo te deseo, tan jodidamente mucho. —El deseo prende en
sus ojos y deja salir un gruñido hosco mientras abruptamente choca sus
labios contra los míos con tanta fuerza que estoy segura de que ambos
tendremos moretones. Sus dedos escarban en mi cintura mientras
agarra el control de mí y luego damos la vuelta por lo que ahora estoy
sobre mi espalda y él está sobre mí. En ese momento su lengua se
desliza en mi boca, nuestras lenguas se entrelazan al mismo tiempo que
sus dedos buscan cada pulgada de mi cuerpo. Sus movimientos no son
calculados y fuera de control; temblor con ímpetu, temor y deseo.
Lo agarro de la parte delantera de la camiseta y deslizo los dedos
por debajo de la tela, sintiendo la suavidad de su piel y la irregular
respiración de sus respiros. Quiero sentir más de él así que deslizo las
palmas por todo el camino de su pecho, balanceando la tela,
queriendo quitarla, pero no queriendo romper el contacto de nuestros
labios.
Gruñe contra mi boca cuento le muerdo el labio inferior y le
chupo la lengua. El anillo de su lengua raspa mis dientes y solo lo hace
gemir con más profundidad. Lo necesito más cerca, tan cerca que
apenas pueda respirar. Mis piernas se apartan y cae entre mí,
presionando contra mí. Retuerzo las caderas, sintiendo una lenta presión
construirse en mi cuerpo, agitada para prenderse. Llamas. Calor. Fuego.
Estoy ardiendo con pasión mientras comienzo a quitarme los pantalones
sin paciencia; complete y totalmente sin respiración mientras sus manos
se deslizan debajo de la cinturilla de mis vaqueros y toca mi piel
desnuda.
—No sé qué hacer, —susurra contra mi boca mientras sus dedos
viajan más abajo—. Se suponía que tenía que seguir todas esas reglas,
permanecer alejado de ti, pedir permiso antes de hacer algo, pero
ahora… todo es diferente. —Aprieta las caderas contra las mías y
jadeo—. Todo ha cambiado.
Antes de que pueda preguntar a lo que se refiere, su mano va
más abajo de mis pantalones y luego se desliza por debajo de mis
bragas. Mi respiración se traba cuando el intense calor fluye a través de
mis muslos.
—No sé qué hacer con toda esta libertad, pero quiero hacer lo
que sea que quiera. —Sus dedos entran en mí y mi cabeza cae hacia
atrás mientras me agarro a sus amplios hombros.
Página | 141
—Entonces haz lo que quieras, —gimo, mi pecho pesando
cuando lucho por coger aliento
Se mueve hacia atrás para escanearme con esa mirada
necesitada en los ojos y su lengua lentamente sale de su boca para
humedecerse los labios, provocando que el anillo metálico de la lengua
golpee contra sus dientes. El sonido me hace temblar mientras el deseo
se precipita por mi cuerpo, solo amplificándose mientras tomo la visión
de él. Su oscuro pelo negro está saltando en una forma sexy de pelo-de-
cama y su sólido pecho está elevándose y descendiendo vorazmente,
sus ojos ardiendo de lujuria.
Muevo la mano por debajo de su camiseta y siento el latido de su
corazón, el cual es sorprendentemente errático. Dejo la palma sobre él
durante un momento y su corazón se acelera solo con avidez. Entonces,
sin duda, deslizo la mano hacia abajo y paso los dedos por debajo de la
superficie de sus vaqueros. Sus músculos tiemblan mientras mis dedos
chocan contra su palpitante dureza y solo me hace quererlo dentro de
mi más.
Un sonido de puro éxtasis escapa de sus labios cuando mis dedos
se envuelven a su alrededor. Cae ante mi toque, sosteniéndome con
desesperación. Parece completamente diferente de la última vez.
Mucho más vulneralbe y emocional. ¿Qué es diferente? Pruebo a
situarlo y las palabras se forman dentro de mi cabeza como un puzzle
mientras lo intento averiguar.
Una estatua de piedra
Perfecta y Precisa
Por debajo de la estructura
Grietas están escondidas
La debilidad aparece
La vulnerabilidad surge
Con tanta facilidad para romperse
Como el cristal fino
Caído al suelo
Roto
Página | 142
En pedazos
Lo destrozaron.
—Ember, —gruñe de nuevo mientras deslizo los dedos arriba y
abajo de él, sintiendo como de duro está por mí; cuanto quiero estar
dentro de mí. Segundos después, sus dedos comienzan a moverse
dentro de mí y nos sentimos juntos mientras rodamos a un lado. Un
cercano grito se escapa de mi garganta mientras desliza otro dedo
dentro de mí, pero me muerdo el labio, sacando la sangre mientras de
alguna manera me las arreglo para seguir moviendo la mano, y al
mismo tiempo me siento perdiéndome más en su toque.
Estoy a punto de perderlo. Combustionar en pedazos. Prender en
llamas. Cuando de repente para de mover los dedos y lleva su mano
libre a mi pelo. Enreda los dedos en él, tirando con fuerza de las raicez,
provocando que mi cabeza se incline hacia atrás antes de que sus
labios bajen por mi garganta. Chupa y mordisquea mi piel, temblando
con respiración desigual. No puedo sacudir la sensación de que algo
está pasando con él. Está demasiado fuera de control. Demasiado
rudo, aunque en una buena forma.
Finalmente, me fuerzo a parar de frotarlo y me reclino de sus
mordiscos y mordeduras en mi piel.
—¿Asher?
Se tensa, momentáneamente sin moverse, cogiendo aliento antes
de reclinarse para mirarme.
—¿Hay algo mal?
Busco en sus ojos por una indicación de que algo ha cambiado
dentro de él.
—No lo sé… ¿Hay algo mal contigo?
Sus ojos se amplían y se aparta de mí, al parecer perdido mientras
desliza la mano hacia arriba para frotarse los ojos.
—No estoy seguro. Ya no estoy seguro de nada. —Su mano cae a
su regazo y su voz sale tan suave como una pluma—. ¿Recuerdas
cuando dije que había castigos por romper las reglas y que iba a tener
que pagarlos por llegar a involucrarme en tu vida? —Pregunta y asiento,
Página | 143
sentándome a su lado. Extiende el brazo y golpea la yema del pulgar
sobre mi labio inferior, sacudiendo la cabeza—. Ellos, Michael, bueno, al
principio me forzaron a alejarme de los humanos, pero entonces fui a las
sombras y él estuvo más enfadado. —Su voz es inestable—. Todos creen
que soy un traidor y que Michael hizo… me hizo… —Sorbe en un afilado
respiro y las palabras salen de él—. Me hizo humano de nuevo, o al
menos, me quitó las alas.
Mi mandíbula se cae.
—¿Cómo tu madre?
—Sí, —susurra, cerrando los ojos—. He sido desvanecido.
Página | 144
Traducido por Apolineah17
Corregido por katiliz94
stoy bastante segura de que el Infierno se ha congelado o
tal vez es el Cielo, ya que él es un Ángel. Ni siquiera estoy
segura de cómo funciona, si hay un Cielo o un Infierno. Por lo
que Asher simplemente me compartió sobre los Ángeles de la Muerte y
su líder, no estoy segura de que los Ángeles sean tan buenos como
pensaba.
Cielo e Infierno
Parcas
Ángeles
Celestiales o Malvados
¿Lo son?
¿No lo son?
Me toma un segundo o dos encontrar mi voz de nuevo.
—¿Qué significa eso exactamente? —Lo miro boquiabierta,
aturdida. Conmocionada hasta el punto que me siento sedada.
Él rápidamente niega con la cabeza y se reacomoda en su lugar,
agarrándome y sentándome con él.
—Significa que he sido desterrado al igual que mi madre y ya no
puedo estar con los Ángeles de la Muerte. Todavía soy inmortal, pero no
tengo todas mis habilidades de Ángel como mi fuerza o la habilidad de
volar. —Frunce el ceño como si apenas se diera cuenta de esto.
Lo inspecciono meticulosamente, pasando los dedos a través de
las suaves hebras de su pelo, mirando sus ojos; son del mismo gris pizarra,
pero lucen de alguna manera diferentes.
E
Página | 145
—¿Así que no tienes tus alas? —Pregunto, poniendo las manos
sobre sus hombros.
De mala gana, niega con la cabeza.
—No, las tengo, pero les han quitado el poder.
—¿Puedo... puedo verlas? —No tengo idea de por qué lo estoy
preguntando, aparte de porque tengo curiosidad. Las he visto una vez
en el cementerio y eran tan hermosas que no podría encontrar las
palabras para describirlas.
—¿Quieres ver mis alas? —pregunta, sorprendido y un poco
consternado.
Con cautela, asiento con la cabeza.
—A menos que sea demasiado raro.
Él está en silencio, considerando mi petición, y entonces se mueve
rápidamente hasta el borde de la cama y se pone de pie. Da unos
pasos y luego se gira en el centro de la habitación, mirando de un lado
a otro en el estrecho espacio entre las paredes.
—No estoy seguro de si hay suficiente espacio aquí —dice en voz
baja—. Pero lo intentaré.
Me muevo hacia el borde de la cama y planto los pies en el suelo
mientras él comienza a desabotonarse la camisa de cuadros que lleva
puesta; desabrochando cada botón sin prisa. Definitivamente está
nervioso, y yo también. Ni siquiera estoy segura de por qué, aparte de
que eso hace que todo se sienta mucho más real. Nos podemos besar y
tocar todo lo que queramos, pero tan pronto como él saque sus alas,
todo lo que seré capaz de pensar es en Ángeles y Parcas y como soy
una mezcla de ambos.
Cuando consigue desabrochar el último botón, da un largo
respiro, endereza los brazos a los costados, y la camisa cae de él sobre
el suelo. Delgados músculos esculpen su estómago donde su piel es tan
suave como la porcelana. En uno de sus costados, hay un tatuaje de un
ángel con lágrimas cayendo de sus ojos, su pelo negro fluye en su
espalda donde sus plumas mudan. En su costilla opuesta hay una
inscripción que cuenta una historia.
Página | 146
Incapaz de controlarme a mí misma, me pongo de pie y camino
hacia él. Temblando ligeramente, extiendo la mano y lo toco, pasando
los dedos a lo largo de las letras cursivas de su tatuaje, sintiéndolo
estremecerse bajo mi mano, pero él no se mueve.
—Nigredo caped terra et possederunt corpora mortale —leo el
tatuaje en voz alta, desconcertada por cómo incluso conozco el
idioma—. Ignis acquiritur super agros et fames possederunt maria. Mors
vincit iram et Angelos norte. Erat, sed omne sacrificium unum contrarium.
Morte puellae umnero uno utrisque coniunctum esset electio salvificem
mundum. Sed non facile ad pugnam.
—Me estás poniendo nervioso, Ember —dice y mis ojos se elevan
desde su estómago hasta su rostro, el cual es igual de hermoso.
—Lo siento —me disculpo con poca sinceridad—. No me pude
resistir.
Aspira aire con fuerza y luego lo libera, mechones de pelo
agitándose lejos de su rostro.
—Se siente tan bien oírte hablar nuestro idioma.
—¿Pero cómo puedo? —susurró—. Ni siquiera entiendo lo que
acabo de decir.
Me da una sonrisa torcida.
—Es la sangre de Ángel dentro de ti. —Hace una pausa, sus ojos
fijos en mí mientras sus músculos empiezan a apretarse como una
cuerda serpenteante y anudada. Hay un fuerte chasquido y luego su
espalda se encorva. Momentos después, la punta de un ala se asoma
desde cada lado de sus hombros; apuntando en ángulo, ocultas detrás
de las más suaves plumas negras. Continúan estirándose y creciendo
hasta que un par de alas salen desde su espalda y atraviesan mi
habitación, similares a la pintura en mi pared. Están a punto de tomar la
longitud completa, de pared a pared, y son increíblemente poderosas
así como extraordinariamente hermosas.
No hablo mientras él endereza la espalda, de pie en toda su
estatura mientras me mira, esperando a que diga algo. Me mastico
nerviosamente el labio, las palabras conectándose en mi cabeza,
formando una descripción que he querido escribir desde hace
semanas; desde la última vez que lo vi en el cementerio.
Página | 147
Belleza translúcida
Plumas y perfección
De pie delante de mí
Tan llamativas y brillantes
Cegadoras
Como el sol
Tan sorprendentes
Casi irreales
—Ember. —El sonido de la voz de Asher me trae de vuelta a la
realidad.
Parpadeo lejos mis pensamientos que aún están formando poesía
y extiendo la mano hacia él. Trazo los dedos hasta la parte delantera de
su estómago, el cual se flexiona y envía calor elevándose a través de mi
cuerpo. Mi mano se detiene en su pecho antes de moverse a sus
hombros y luego alrededor de su espalda. Su atención está centrada
por completo en mí, su mirada implacable, pero por debajo de ella, hay
vulnerabilidad. Asher parece humano. Y la mirada sólo se amplifica
mientras mis dedos conectan con la parte inferior de sus alas donde se
elevan fuera de su piel.
—Dios, son tan suaves —susurro asombrada, acariciando las
plumas con mis dedos.
Él se estremece mientras deja escapar un suave gemido, y luego
su cabeza baja hacia mi cuello. Entierra su cara en el hueco del mismo
y respira en mi piel.
—Dios, se siente tan bien…
Aprieto mis labios juntos, luchando contra el impulso de gemir con
él mientras dejo a mis dedos explorar la base de sus alas, las plumas se
vuelven más suaves entre más arriba voy. Él jadea en busca de aire
mientras sus hombros comienzan a temblar y de repente sus alas se
pliegan en su espalda mientras su cabeza se mueve bruscamente hacia
arriba.
—No puedo soportarlo más —gruñe mientras me agarra por la
cintura. Antes de que pueda reaccionar, estamos tropezando de nuevo
sobre el colchón, aterrizando en un rebote fuerte.
Página | 148
Sus ojos se oscurecen mientras me arranca la camisa y luego me
desabrocha el sujetador, arrojándolo a un lado. Mis pechos rebotan
libres y mis pezones se elevan mientras el aire frío los golpea. Lucho por
mantener mi respiración, pero apenas puedo tomar el control de algo
dentro de mí; mi ritmo cardíaco, el calor de mi cuerpo, mi deseo. Sé que
he hecho esto antes con él, pero por alguna razón, todavía me siento
tan nerviosa como la primera vez.
Cuando cubre mi cuerpo con el suyo y cubre su boca sobre la
mía, mis nervios desaparecen y se convierten en entusiasmo. El ardiente
calor en su pecho se extiende hacía el mío y mi espalda se curva hacia
arriba cuando sus dedos rozan mi pezón. Jadeo, mordiendo su labio
mientras mi cuello se inclina hacia atrás y separo mi boca de la suya. Él
muerde y succiona un camino de besos por mi mandíbula, hasta mi
cuello, y cuando su boca cubre mi pezón, chilló, enroscando mis dedos
en su pelo, tirando de él mientras busco la manera de liberar la energía
construyéndose en mi cuerpo.
Finalmente se sienta, su boca dejando mi pecho. Con un
movimiento de su dedo, desabrocha el botón de mis pantalones y
luego tira de ellos por mis piernas, junto con mis bragas. Antes de que
incluso tenga tiempo de procesar que estoy desnuda, él extiende mis
piernas, y segundos después, el frío metal del aro de su lengua golpea a
través de mi piel, enviando una erupción de sofocante calor a lo largo
de todo mi cuerpo.
A medida que mueve su lengua, y me conduce más y más dentro
de una suprema felicidad hasta que ya no puedo respirar, me agarro
de la manta mientras mi cuerpo se encorva contra su boca. Cada parte
de mi cuerpo palpita mientras subo más y más alto, dejándome llevar
dentro de puro éxtasis.
Segundos o tal vez minutos después, empiezo a volver a bajar.
Apenas puedo ver, pero siento que su boca me deja. Escucho el sonido
de un envoltorio de condón siendo abierto, sin embargo, no abro los
ojos, abriendo mis piernas cuando él se posiciona entre ellas. Baja su
cuerpo más cerca del mío y agarro sus brazos mientras su boca alcanza
la mía. Luego, con un rápido empuje, se hunde dentro de mí mientras
sujeta mis brazos al lado de mi cabeza y me besa con fiereza.
Grito, hundiendo mis dedos en su espalda mientras él se mueve
dentro de mí. La necesidad, el deseo, y la pasión me inundan
Página | 149
poderosamente y apenas puedo respirar. Me embiste otra vez y yo
muevo mis caderas con él, encontrándolo en el centro. Continuamos
moviéndonos rítmicamente hasta que nuestra piel está cubierta de
sudor; hasta que no podemos respirar. Hasta que estamos a la deriva
lejos de todo, viniéndonos juntos, aguantando, no queriendo dejarlo ir.
Minutos más tarde, cuidadosamente se desliza fuera de mí y
rueda hacia un lado, su brazo se desliza alrededor de mí. Me abraza
contra su pecho mientras trato de recuperar el aliento.
—Creo que me alegra haber sido desterrado. —Suena como si
quisiera decirlo.
Pongo un suave beso en su pecho.
—Creo que a mí también me alegra —murmuro, todavía sin
aliento.
Por el momento, lo digo en serio. Porque justo ahora, podría vivir
en la maravillosa soledad que acabamos de crear. Sólo Asher y yo y
nadie más. Sin embargo, sé que cuando despierte a la mañana
siguiente esto podría haber desaparecido.
Nos acostamos allí por un tiempo, en silencio, sólo que no tan
desesperadamente como antes. De hecho, es cómodo tenerlo allí
conmigo. Él hace todo lo demás un poco menos aterrador.
Eventualmente Asher comienza a besarme de nuevo, incapaz de
mantener sus manos fuera de mí. Le doy la bienvenida a su beso,
abriendo mi boca y dejando a su lengua deslizarse profundamente en
el interior mientras su mano se mueve por mi columna vertebral. Sin
embargo, cuando llega al centro de mi espalda, y su piel roza el punto
de carne entre mis omóplatos, me sacudo de sensible dolor.
—¿Qué pasa? —pregunta Asher con preocupación.
Doblo mi brazo y estiro mi espalda, haciendo una mueca al
momento en que mis dedos rozan la zona y el dolor es doble.
—Me duele la espalda —digo, llevando mi brazo hacia
adelante—. Es probablemente por la caída al suelo como una idiota
que tuve cuando Raven estuvo aquí.
Las cejas de Asher se fruncen.
—¿Puedo ver?
Página | 150
Me encojo de hombros y me doy la vuelta sobre mi estómago,
temblando de emoción mientras él se inclina sobre mí.
—No es la gran cosa —trato de decirle, estremeciéndome
cuando él toca el área—. No duele tanto.
Se queda en silencio por un momento mientras continúa
examinándome.
—¿Dijiste que te caíste?
Asiento con la cabeza, mis ojos cerrándose mientras sus manos se
alejan del área sensible al tacto y bajan por mi espalda, masajeando
mis músculos.
—Sí, cuando estaba siendo atacada.
—Tienes un par de moretones —dice suavemente—. Pero por lo
general un ser humano no se heriría tan rápido.
—Podría ser de otra cosa… —Me relajo mientras sus dedos
trabajan para deshacer los nudos en mi espalda.
—Sí, tal vez —dice, no pareciendo muy convencido—. Pero aun
así, están en un lugar muy extraño.
—Dónde… —Un gemido escapa de mis labios mientras sus manos
alcanzan la parte inferior de mi espalda.
Le toma un segundo responder.
—Están en la misma zona en la que las alas de Ángel suelen
brotar.
Mis ojos se abren de golpe y me empiezo a sentar, pero él me
empuja nuevamente contra la cama.
—Relájate, Ember. No dije que te estuvieran creciendo alas, sólo
que los moretones están en la misma área. —Comienzo a relajarme
mientras el sigue masajeándome—. Podrían ser simplemente
magulladuras.
—¿Y si no lo son? —preguntó—. ¿Qué pasa si me están creciendo
alas?
Sus dedos dejan de moverse.
Página | 151
—Entonces podría significar que eres el último Ángel Sombrío que
queda —susurra. Siento la tensión en el aire y empiezo a entrar en
pánico, así que él rápidamente añade—: Sin embargo, eso no ha
sucedido todavía. —Vuelve a masajear mi espalda de nuevo. Creo que
es su forma de intentar mantenerme calmada—. Sólo relájate —dice,
sus manos moviéndose hacia arriba y alrededor de los puntos sensibles
de mis hombros—. Te prometo que lo averiguaremos. —Lo siento
inclinarse y sus labios rozan justo encima del punto sensible, justo entre
mis omóplatos—. Prometo que cuidaré de ti.
Asiento con la cabeza, la tensión abandonando mi cuerpo con
cada movimiento de sus manos. Hay tanta tensión en mi cuerpo, pero
parece que él está sacándola, aliviando el dolor mientras se mueve
hacia arriba y hacia abajo de mi espalda.
—Tienes unas manos increíbles —murmuro con los ojos aún
cerrados mientras mi mente flota hacia el sueño.
—Me alegra que pienses así —responde con un toque de
diversión en su tono. Entonces su pecho baja hacia mi espalda y su
cabeza cae sobre mi hombro. Abro los ojos y mi corazón salta dentro de
mi pecho ante la lujuria ardiendo en sus ojos. Cuando se inclina para
besarme, levanto la cabeza lo suficiente para que nuestros labios se
encuentren en el centro. Es una especie de beso torpe conmigo sobre
mi estómago y con él cernido sobre mi espalda, pero es igual de
sorprendente que torpe, mientras explora mi boca a fondo.
El beso se prolonga durante horas y deseo que pueda durar para
siempre, sin embargo, él eventualmente se aleja para conseguir otro
condón. Luego está de vuelta sobre mí, levantando mis caderas. Con
un movimiento veloz de sus caderas, se desliza dentro de mí.
Me pierdo, arañando las sábanas con desesperación mientras me
desvanezco en la dicha. Y si pudiera, me quedaría en este lugar para
siempre, sólo él y yo.
Página | 152
Traducido SOS por Nanami27
Corregido por Pily
ás tarde esa noche, en algún lugar entre la medianoche
y el sol en lo alto, Asher y yo nos recostamos juntos en mi
cama, agotados de la tercera ronda. Mis piernas
duelen, pero en la más maravillosa manera. Quiero dormir, pero al
mismo tiempo no quiero, porque estoy asustada de que en el momento
que cierre los ojos todo esto desaparezca. Sabiendo eso cuando
despierte, podría muy sencillamente estar sola en la cama, con nadie
excepto la muerte a mi alrededor.
—¿Cómo se siente? —Pregunto mientras Asher coloca su cabeza
en la almohada a mi lado, apoyándose sobre su constado con el pelo
colgando en sus ojos y sus piernas presionadas contra las mías.
Me aparta el pelo de los ojos y entonces coloca la mano en la
curva de mi cintura desnuda.
—¿Cómo se siente qué?
—¿El cielo? O lo que sea un Ángel con vida.
Frunce el ceño.
—Ahora mismo, la mayoría de los Ángeles viven en la tierra, al
menos desde la batalla. Y aquellos que no, viven en un lugar muy
pacífico entre los mundos. —Sus dedos se deslizan a lo largo de mi piel y
me guía más cerca de él—. Pero sinceramente, cuando no estoy aquí,
vivo en un lugar que la mente humana no podría siquiera empezar a
comprender… muchos ángeles eligen hacerlo.
Deslizo mi rodilla entre sus piernas.
—No entiendo lo que quieres decir.
M
Página | 153
—Sé que no —dice él—-. La mejor manera en que puedo
describirlo para ti es que no es realmente un lugar; es más un estado de
mente donde podemos crear un lugar justo como lo quisiéramos y
poner a quien sea que queramos ahí.
—Eso no suena tan malo. —Pongo delicadamente una mano en
su pecho, justo encima de su corazón latiendo.
—No es tan malo. Y cuando todo esto termine, cuando la batalla
termine y sea perdonado por lo que he hecho, volveré a él.
Trato de ocultar mi descontento lo mejor que puedo.
—¿Y qué me sucederá a mí si sobrevivo?
—Sobrevivirás —insiste, intensidad ardiendo en sus ojos mientras su
mano sube por mi columna hasta mi nuca—. Y cuando la batalla haya
terminado, volverás a ser Ember y a vivir tu vida justo en la manera en
que se suponía que lo harías.
—¿Pero el resto de los Ángeles Sombríos que entregué no lo
harán?
—Desafortunadamente no, pero irán al lado bueno, porque sé
que ese es el lado que vas a elegir.
Tiene tanta confianza en mí, pero me pregunto si aún la tendría si
viviera dentro de mi cabeza y viera mis pensamientos.
—Pero, ¿qué si me vuelvo la última? —Pregunto—. ¿Qué sucederá
cuando haya solo un Ángel Sombrío de pie? ¿Solo hace una elección y
entonces poof, la batalla termina?
—No, no es tan simple así. De hecho, ni siquiera sé todo lo que
sucederá, solo algunos detalles —replica él con un ceño fruncido—.
Pero a pesar de ello, después de que hagas tu elección, tu sangre será
liberada de la sangre de ángel y de parca. —Gira sobre su cadera y
rueda sobre mí, cubriendo mi cuerpo con el suyo y se apoya sobre sus
codos—. Y así lo harás tú.
—Pero entonces jamás volveré a verte, ¿no? Quiero decir, si vas a
volver a donde sea que los ángeles vayan, estarás ahí y yo estaré aquí.
Sola.
Página | 154
—Nunca estarás sola. Incluso cuando no esté aquí, aún tendrás a
tu familia.
Es duro aceptar el hecho de que no va a decirme lo que quiero
escuchar. Que no estará aquí después que la batalla termine. Me
pregunto si es porque no será capaz de estar aquí, si tendrá que volver
junto con todos los Ángeles de la Muerte y las Parcas Sombrías.
—Mi familia no es tan genial —digo, miserablemente.
—Sé que justo ahora no lo es, pero están bajo posesión, o al
menos, tu hermano lo está.
—La última vez que revisé, mi madre no estaba. Y ella nunca ha
sido una madre genial para mí. —Sacudo la cabeza, sintiendo las
lágrimas arder en mis ojos—. Sabes, creo que sabía lo que era todo el
tiempo y me odió por eso.
Su frente se arruga mientras me mira.
—Eso no puede ser posible.
—Pero lo es —susurro—. Cuando era pequeña, tomé la vida de mi
abuela… —trago el gran bulto atascado en mi garganta—, porque ella
estaba muriendo y me pidió que lo hiciera, y a pesar de que mi madre
no vino de plano a mí y dijo “oye, eres un Ángel Sombrío,” pude decir
que lo sabía porque siguió diciéndome que la había matado.
Asher me mira profundamente a los ojos mientas acaricia el bode
de mi ojos con su dedo.
—Ella no debería haberlo sabido, a menos que tu abuela se lo
dijera, ¿pero cómo siquiera lo supo? —Mientras más piensa él sobre ello,
más confundido luce. Entonces se incorpora, dejando mi cuerpo frío
mientras se sienta y flexiona una rodilla, descansando su codo en ella—.
¿Qué hay de tu padre? Cuando todo esto estaba sucediendo, ¿dónde
estaba él?
Me siento y recojo mi camiseta del suelo.
—Se había mudado y estaba empezando lentamente a
conseguir la representación de la loca ciudad. —Estiro la camiseta
sobre mi cabeza y me saco el pelo fuera del cuello—. Asher, tú no…
quiero decir, tú no piensas que mi madre tuvo alguna cosa que ver con
esto, ¿verdad?
Página | 155
—No estoy exactamente seguro. Sí sé que la sangre de Ángel
Sombrío del lado de tu padre ha estado pasando por muchas
generaciones, lo cual es una de las razones por las que pienso que
podrías ser la última, pero si tu madre está conectada a ella también,
eso te haría… —se desvanece.
—¿Me haría qué? —Presiono, a pesar de que temo la respuesta.
—Serías demasiado pura —dice suavemente—. Eres una Ángel
Sombrío de completa sangre pura y eso me daría incluso más de una
razón para creer que vas a ser el último Ángel Sombrío, porque tu línea
de sangre podría estar conectada a lo que comenzó todo esto. —
Sacude la cabeza, mirando fuera de la ventana a la luna brillante en el
cielo mientras procesa la revelación e intento no enloquecer sobre todo
lo que esto significa, no solo en términos de ser el último Ángel Sombrío,
sino en términos del hecho de que mi madre ha estado conectada a
esto todo el tiempo.
—Realmente me gustaría hablar con tu madre y ver si ella sabe
de todo esto. —Mira sobre su hombro hacía mí, su cabeza inclinada a
un lado, mechones de su pelo negro cayéndole sobre los ojos—. Ni
siquiera la he conocido.
—Eso es como algo bueno —digo—. Ella no es la persona más
amable. O la más responsable. —Y sinceramente, si no supiera nada
mejor, pensaría que ella era una Parca Sombría, solo debido a cuánto
odio alberga en su interior.
Su simpatía se profundiza.
—Aun así, pienso que debería hablar con ella.
—Bueno, si podemos encontrarla, puedes —le digo—. Pero ahora
mismo, no tengo ni idea de dónde está. Estaba en una instalación de
tratamiento de fármacos hasta hace un par de días cuando se fue sin
decírselo a nadie y no he sido capaz de encontrarla.
Me ofrece una mirada simpática.
—Bueno, si es humana, entonces puedo rastrearla con bastante
facilidad.
—¿Cómo así? —Pregunto.
Página | 156
—Rastreando su alma. Es lo que hago… o lo que solía hacer. —
Hace una pausa—. Mierda. Ni siquiera estoy seguro de que pueda
hacer eso todavía… —Pondera sobre esto y entonces se anima un
poco—. Pero intentaré encontrarla no importa lo que cueste.
Reúno el pelo detrás de mi cabeza y entonces alcanzo una
banda elástica sobre la mesa de noche.
—Gracias. Sé que no soy una fan suya, pero es todo lo que me
queda y ha sido solitario sin ella viviendo aquí, incluso si solo estaba aquí
alguna vez para cambiarse de ropa, dar un mordisco para comer, y
bañarse. Y además, si es parte de toda esta cosa del Ángel Sombrío,
entonces está en problemas.
—¿Cuánto tiempo has estado viviendo aquí sola? —Pregunta él,
mirando a mi habitación la cual es todavía un desastre de cuando las
Sombras la saquearon.
—Bueno. Ian estuvo aquí de ida y vuelta hasta hace un par de
semanas. —Me deslizo cerca de él, necesitando estar cerca suyo, sentir
que ya no estoy sola—. Aunque nunca está aquí realmente, al menos
no mentalmente desde que estoy bastante segura de que fue poseído.
No ha estado en casa alrededor de una semana y no ha devuelto
ninguno de mis mensajes de voz, pero apareció en el ático justo hace
un momento… con Raven… ¿Sabías que él era un Ángel Sombrío todo
este tiempo?
—Tan pronto como veo a alguien, sé si lo son —dice
culpablemente.
—¿Por qué nunca me dijiste nada sobre ello?
—Porque no podía. —Me mira con pesar en los ojos—. Lo siento
mucho, Ember. Que perdieras a tu hermano y que hubieras estado tan
aislada… Debes haber estado tan sola no teniendo a alguien con quien
hablar.
—Lo estaba, pero no me encontraba completamente sola. —
Estiro mis brazos en frente de mí y miro a mis brazos expuestos y las líneas
desvanecientes en ellos—. Ahí estaba Cameron, pero creo que prefiero
la soledad sobre eso. —Mentirosa. Mentirosa.
Baja sus rodillas y permite a nuestros cuerpos tocarse, nuestros
costados y hombros presionándose juntos.
Página | 157
—Vamos a averiguar todo esto y no voy a dejarte hasta que lo
hagamos, ¿bien?
Asiento, con un nudo en la garganta más grande de lo que me
gustaría.
—Bien.
Las esquinas de sus labios se curvan.
—Ahora, puedo ayudarte con una cosa en este momento, si
confías en mí lo suficiente para hacer algo.
Sacudo mi mente de lo que realmente estoy sintiendo; si confío en
él o no.
—Bien, confío en ti.
Una sonrisa completa brilla mientras se estira por mi mano.
—Ven aquí.
Entrelazo mis dedos en los suyos y entonces me tira hacia su
regazo mientras se reclina contra la pared justo hacia el lado de la
ventana, de manera que tengo la vista de la oscura y desierta calle
donde incluso las patrullas se han ido, lo que es inusual en la noche.
Asher coloca una palma en cada una de mis mejillas y humedece
sus labios con su lengua mientras vislumbra mis labios con un lento y
ardiente fuego en sus ojos.
—Quiero que bebas algo de mi vida —dice suavemente.
Instintivamente me sacudo hacia atrás, repulsiva y
aterradoramente un poco encendida.
—Asher, no puedo hacer eso.
Su agarre en mí es firme y apenas puedo poner algún espacio
entre nosotros.
—Estarás bien. Lo prometo. Y eso borrará la muerte de Cameron
puesta en tus brazos.
—¿Y qué pasará en su lugar? —Pregunto con preocupación.
Página | 158
Sus labios se acercan a los míos, su respiración acariciando mis
mejillas.
—Más de tu sangre de Ángel emergerá.
—Podría… quiero decir, si tomara suficiente, ¿podría volverme un
Ángel de la Muerte?
Su rostro se pone un poco blanco.
—Podrías, pero no dejaré que eso pase.
—¿Por qué no? —Me siento gravemente decepcionada, pero
agradecida al mismo tiempo, probando de nuevo que no tengo idea
de lo que quiero. ¿Mala o buena? Tendrás que decidir con el tiempo.
—Porque Michael nunca te aceptaría —dice. Puedo sentir su
pulso retumbando a través de sus dedos—. Te haría volver a servir tu
propósito. Así es como es él.
—Entonces, ¿me haría un Ángel Sombrío de nuevo?
Asiente.
—Lo siento, pero no hay realmente alguna manera fácil de salir
de esto.
—No tienes que lamentarlo. No es tu culpa. —Hago una pausa, mi
íntegra atención centrándose en sus deliciosos labios—. Así que, ¿cómo
sabré cuando dejar de beber?
La media sonrisa aparece de nuevo.
—Prometo que no te dejaré tomar mucho, a pesar de que estoy
seguro de que querré que lo hagas, —dice mientras desliza su palma
por mi costado, su mano deteniéndose justo debajo de mis pechos—. A
pesar de que, si pudiera, amaría dejarte hacerlo.
No estoy realmente segura de lo que significa eso, pero confío en
él lo suficiente para no cuestionarlo sobre ello en el futuro.
—Está bien, ¿pero no te duele, no?
Sacude la cabeza, sus ojos brillando como las estrellas afuera de
la ventana.
—No dolerá para nada.
Página | 159
Asiento nerviosamente y entonces me inclino más cerca, de
manera que mis labios están rozando los suyos. Puedo escuchar su
corazón latir firmemente dentro de su pecho al mismo tiempo que siento
la calidez de su aliento y cuerpo rodeándome. Inhalo, y cuando lo dejo
salir, elimino el espacio entre nuestras bocas y sello mis labios en los
suyos, concentrándome en beber la vida de él.
Sus labios instantáneamente calientan los míos y llevo mis dedos a
su pelo, aplastando mi pecho contra el suyo. Él jadea mientras respiro,
sintiendo lo que está dentro de él transfiriéndose dentro de mí. Se siente
más ligero que la de Cameron, como si bebiera el sol. Cuando se
extiende por mis venas, se siente fresco y relajante.
—Toma más —susurra Asher y lo hago, robando largas
respiraciones llenas de aire mientras nuestras lenguas se exploran la una
a la otra, enredándose, volviéndose una. Quiero quedarme así por
siempre, siempre unida a él y lo que sea que haya dentro de él porque
es la cosa más potente y maravillosa con la que alguna vez me haya
cruzado. No quiero dejarlo ir jamás.
Eventualmente, sin embargo, él empieza a jadear por aire y
finalmente se aleja, rompiendo la conexión.
—Lo siento —jadea, sus pupilas inmensas, sus labios hinchados—.
Solo tenía que conseguir un poco de aire.
Mi pecho se levanta y baja entrecortadamente mientras lo
inspecciono por algún daño, pero parece el mismo; pelo negro como
tinta que cuelga sobre sus ojos gris pizarra, piel suave, labios deliciosos, y
músculos fuertes que componen su cuerpo cercano a la perfección.
—¿No tomé mucho, verdad? —Pregunto sin aliento.
Sacude la cabeza, luciendo cansado pero contento.
—Tomaste la cantidad perfecta —dice, sus dedos buscando mi
cadera y profundizándose en mi carne—. Y se deshizo de estas,
también.
Miro a mi brazo y no puedo evitar sonreír ante la visión de mi piel
libre de marcas. Muy hondo, sin embargo —muy, muy hondo— la
decepción quema ante el hecho de que ya no puedo tener la
conexión con Cameron, lo que me hace preguntar quién soy. Si
Página | 160
realmente soy malvada, pero he estado ocultándolo detrás de lo bueno
porque es todo lo que conozco.
Página | 161
Traducido y corregido por katiliz94
espierto con la luz del sol golpeándome los ojos, mi cara
presionada contra el pecho de Asher y mi mano en su
estómago. De alguna manera en nuestro sueño, nos
entrelazamos juntos, así que apenas puedo imaginar donde comienza
él y donde termino yo. Después de un poco de forcejeo, me las arreglo
para conseguir que mis piernas se desenreden de las suyas y entonces
me deslizo fuera de debajo de su brazo. Estiro los brazos sobre la cabeza
y sonrío hacia ellos, libre de la muerte de Cameron; dándome cuenta
de que en lugar de mis dubitativos pensamientos, realmente estoy
contenta de que se hubieran ido.
Después de estirarme, relajo la espalda y miro a Asher durmiendo
en mi cama. Odio admitirlo porque no quiero ser una de esas chicas
que solo son felices cuando tienen un novio, sin embargo me siento un
poco menos pesada de lo que lo estuve las ultimas pocas semanas
anteriores.
Tal vez hoy será un buen día, pienso para mí misma, mirando fuera
de la ventana al cielo gris.
Piénsalo de nuevo, la voz de Cameron se acuchilla en mi cabeza
como abejas.
Maldición. Pensé que te fuiste. Ahueco los dedos entorno a mis
muñecas. Se fueron, así que ¿por qué aún estás dentro de mi cabeza?
Hay un rastro que quedó, ya que la sangre de Parca es más
poderosa que la sangre de Ángel, dice con suficiencia. Lo cual significa
que tengo un poco de tiempo restante dentro de tu cabeza.
Gruñí y salí de la cama, dirigiéndome al armario, esperando que
Cameron haga un Remarque sobre el hecho de que solo tengo una
camiseta puesta que apenas me cubre el trasero, pero permanece en
silencio dentro de mi mente mientras me pongo una camisa negra que
se ha mantenido unida con una cinta a lo largo con un par de vaqueros
D
Página | 162
negros. Entonces me saco la cinta elástica del pelo y con los dedos lo
alboroto antes de que silenciosamente me escabulla de la habitación
para que Asher pueda dormir y yo pueda luchar con Cameron en alto.
Es tan vulnerable ahora que está desterrado, reflexiona Cameron
en mi cabeza mientras bajo por el pasillo. Tendré que recordar eso.
—No te atrevas a hacerle nada, —advierto mientras bajo las
escaleras—. Solo está de esa forma porque me ayudó.
—No, ocurrió porque no se suponía que te tocaría para nada,
especialmente como te tocó la noche anterior, —dice Cameron,
milagrosamente apareciendo al final de las escaleras en completa
forma humana, vistiendo una camisa negra suelta con las mangas
subidas hasta los codos y un reloj brillante.
Me congelo en medio de las escaleras, mis ojos fijos en él mientras
entro en el silencio de la habitación.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Vivir en mi cabeza no era
suficiente para ti?
Camina hacia el pie de las escaleras, dando pasos calculados.
—No estoy literalmente en tu cabeza, Ember. Solo mi voz.
—Y puedes leerme la mente, —declaro, atreviéndome a dar otro
paso más—. ¿También puedes ver a través de mis ojos?
Sin prisa se desplaza hacia arriba de mi cuerpo, sus ojos tan negros
como el cielo nocturno y arden como las estrellas.
—¿Asustada de que te haya visto desnuda?
Protectoramente envuelvo los brazos a mi alrededor, sacudiendo
la cabeza, pero es una gran mentira.
—Estoy preguntándome como tus pequeñas tretas funcionan
para que así tal vez pueda protegerme la próxima vez de que me
fuerces a entrar en un edificio lleno de personas que me quieren
muerta.
—No te quieren muerta, —dice con aire despreocupado—. Te
quieren en su lado
Agarré la barandilla y di otro paso abajo.
Página | 163
—¿Y tú me quieres porque…? Nunca has tenido eso al cien por
cien claro; ¿Por qué eres tan entusiasta para conseguir que haga cosas
por ti?
—He tenido eso claro, solo que no quieres creerme. —Su
penetrante mirada me vuelve indefensa e inútil—. Porque te quiero,
princesa.
Dejo salir un desnivelado respiro antes de hablar.
—Bueno, ¿qué pasa si no quiero que me tengas?
—Algunas veces lo que realmente queremos no es lo que
creemos que queremos. —Extiende la mano hacia mí—. Ahora, ven
conmigo. Tengo algo que mostrarte.
Me aparto de su mano.
—No voy a ir contigo a ningún lado.
Está irritado.
—Prometo que no estoy aquí para herirte. Solo para ayudarte.
Resoplo una risa.
—Eso es una mentira.
Mantiene la mano extendida hacia mí con cero de paciencia en
los ojos.
—¿Alguna vez te he herido o intentado dañarte?
—En el callejón de la bolera, —digo sin perder el ritmo.
—Te las arreglaste para salir de ahí sana y salva, —replica.
—Porque Asher me ayudó.
—No, yo te ayudé, —dice vehemente—. Asher podría haber
estado ahí, pero soy yo el que te sacó de ahí viva.
Le frunzo el ceño.
—En primer lugar eres el único que me puso ahí.
Entrecierra los ojos, aun manteniendo el maldito brazo extendido
para mí.
Página | 164
—Porque estaba intentando ayudarte a encontrar al líder de las
Parcas, la persona detrás de toda esta locura.
—Eres una Parca Sombría, —señalo, golpeando su mano, pero
apenas se mueve—. También eres parte de esta locura.
—Y tú eres un Ángel Sombrío, —espeta—. Lo cual significa que
parte de ti pertenece a la línea sanguínea de las Parcas y que no nos
hace tan lejanos.
—Tal vez en la sangre, —digo, luchando por mantener incluso la
voz—. Pero no lo somos en términos de morales. Como, por ejemplo, no
soy una asesina.
—¿No lo eres? —Pregunta, arrugando la frente—. ¿Qué hay de la
otra noche en el callejón?
—Eso fue un accidente, —digo, aferrándome a la barandilla para
mantener el equilibrio mientras siento mis rodillas amenazando con
desplomarse—. Y él no mintió.
—Gracias a mí. —Se inclina hacia adelante y arranca el agarre de
mi mano, sacudiéndome abajo a los dos últimos escalones—. Ahora,
¿dejarías de ser cabezota y vendrías conmigo? Hay algo que necesito
mostrarte; algo importante, —dice. Cuando miro aprehensivamente
sobre mi hombro, añade—, no te preocupes. Estará fuera durante un
tiempo, especialmente ahora que es humano.
—No es humano, —argumento mientras me arrastra hacia la
puerta e intento averiguar porque estoy con él por mi propia voluntad.
¿Es simplemente porque quiero ver lo que quiere mostrarme, o es algo
más profundo, una conexión que no quiero admitir que existe?—.
Acaba de ser desterrado… y ¿cómo siquiera sabías eso en absoluto?
Abre la puerta y una brisa fría sopla junto con hojas secas que
revolotean a lo largo del suelo de azulejos.
—Porque os escuché hablando la noche anterior cuando
momentáneamente decidí entrar en tus pensamientos y revisar si
estabas bien.
Puse una cara paralizante.
—¿Qué más escuchaste?
Página | 165
Rodó los ojos.
—Como si me hubiese gustado escuchar eso. Desconecté antes
de que consiguiera escuchar un espectáculo de porno en vivo, —dice
en voz ceñida mientras me desviaba fuera por la puerta del frente con
él.
Cierro la puerta detrás de nosotros y entonces nos dirigimos a
través del césped hacia el bordillo. El sol está atisbándose a través de
las nubes, pero el aire es frio y hay una capa de hielo en el cristal junto
con hojas marrones. El vecindario está bastante vacío excepto por un
vecino de pie en la calle cargando cajas en un camión y una anciana
que vive al otro lado de la calle. Se vería como un día normal a
excepción del hecho de que ambos están vestidos en ropas de verano
y sus ojos están brillando mientras me observan.
—Dios, se está extendiendo como un virus, —digo mientras miro a
la anciana cruzar la calle, quien está regando la entrada con una
manguera, su mirada fija en mí.
—Seguro parecen estar obsesionados contigo, también, —
remarca Cameron mientras estudia a la mujer vistiendo pantalones
cortos de flores y pantuflas de conejitos rosas como si no hiciese
cuarenta grados al exterior. Debe ser indiferente por el frio de la Parca
estando dentro de ella—. Me hace preguntarme cómo de cerca
estamos de conseguir que seas el último Ángel Sombrío de pie. O tal vez
ya estamos ahí, —dice en una voz burlona mientras me mira.
Sacudo la cabeza, pero después de todo lo que he aprendido,
estoy comenzando a creer que voy a terminar siendo yo y no estoy
segura de como sentirme sobre eso; como sentirme sobre ser la única
responsable del bien o el mal resolucionando las almas.
Sobre si haría la elección correcta.
Entierro el alarmante pensamiento en mi cabeza y miro alrededor
de mi tranquilo vecindario. Hay un coche negro con ventanas tintadas
aparcado enfrente de la casa delante de la mía. No puedo ver muy
bien el interior, pero sé que hay dos detectives infiltrados ahí.
—Sabes, es lo bastante malo que tenga a los Anamotti
poseyendo a mis vecinos pero también tengo a la policía
observándome. —Sacudo la cabeza mientras observo a los policías
Página | 166
observarme a través del césped de enfrente—. Pensé que se habrían
rendido hasta ahora, —murmuro en voz baja mientras deslizo la mano
de la de Cameron por lo que puedo envolver los brazos a mi alrededor.
—¿Por qué lo harían? —Pregunta, mirándome sobre el hombre al
momento que estamos al frente de la entrada—. Son parte de los
Anamotti.
Mi mandíbula cae y mi cabeza cruje en la dirección del coche de
policía.
—¿Qué? Pensé que eran auténticos policías.
Cameron se mueve al otro lado de mí, bloqueando su vista de mí
o tal vez es mi vista de ellos.
—No hagas nada extraño, —sisea en voz baja—. Solo sigue
caminando directamente a mi casa como si nada estuviera ocurriendo.
No son los Anamotti, pero están poseídos por los Anamotti lo cual
significa que podrían decidir con mucha facilidad salir y atormentarte.
—¿Pero por qué están aquí? Han estado aparcados afuera en
frente de mi casa durante tres semanas hasta ahora y no han hecho
nada.
—Exactamente. —Toca la parte inferior de mi espalda con la
mano y me guía a través de la calle—. Cuanto más naturales haces las
cosas parecer, más van a pensar que no están observándote.
—Pero nada de esto es natural, —digo mientras damos un paso
sobre el bordillo frente a su casa—. Estoy contigo.
Sus largas piernas se estiran cuando cruzamos el bordillo del
césped.
—Pero tan lejos como saben, soy una Parca que no está
trabajando contra ellos, así que pensarán que es natural que esté
atormentándote.
Mi reacción inicial es parar, pero continúo, mis piernas
moviéndose hacia adelante. Trotamos los escalones y debajo del toldo
del porche delantero que pertenece a su pequeña casa de dos
plantas. Hay árboles sin hojas parcialmente bloqueándonos de la vista
del coche policial encubierto. Aparta la mano de mi espalda para abrir
la puerta delantera.
Página | 167
Abre la puerta y la mantiene abierta para mí, haciéndome señas
para entrar.
—Las damas primero.
Dudo, mirando sobre mi hombre a mi casa antes de pasar por
encima del umbral.
—Dices que no estás trabajando con ellos porque odian a tu
familia, aunque parecen buenos contigo deambulando por los
alrededores conmigo. No tiene sentido.
Cierra la puerta detrás de nosotros y la bloquea.
—Tanto como muchas de las Parcas saben, estoy trabajando con
ellas, intentando llevar mi camino de regreso a su lado bueno, —dice,
girándose para enfrentarme—. La única persona que de verdad lo sabe
es el único que maldijo a mi familia. Nuestro queridísimo líder, Altarius
Vinceton.
—¿Y aun así no viene detrás de ti? ¿Incluso después de que le
quitases el colgante?
—Oh, estoy seguro de que con el tiempo lo hará, —dice,
apoyándose contra la puerta—. Después de que haya obtenido el
poder suficiente para enfrentar a mi familia y conseguir de regreso el
colgante. Pero por ahora, tiene cosas más importantes sobre las que
preocuparse, sobre como matar a personas inocentes y capturar sus
almas… matar a toda la ciudad. —Se cruza de brazos y espera que yo
reaccione y cuando lo hago, mi mandíbula casi golpea el suelo.
—¿Estás intentando decirme que tu familia es más poderosa que
el líder de las Parcas? —Pregunto, atónita—. ¿Cómo puede ser eso
posible?
—Porque durante mucho tiempo Altarius Vinceton o Alton ha
estado sufriendo la pérdida de sus poderes ya que le robamos su
preciado colgante, por eso al ganar algo de su poder y haciéndolo así,
es susceptible por su propia especie drenándole la energía mientras
ellos viven en esta tierra, recolectando almas.
—¿Para empezar, por qué diablos tu familia tomaría el colgante?
¿Solo para protegeros?
Se encoge de hombros.
Página | 168
—Tendrías que preguntarle eso a mi padre.
—Tal vez deberías preguntárselo tú.
—Más fácil de decir que de hacer, —dice—. Ya que no tengo ni
idea de quién es.
Presiono la punta de los dedos en mis sienes y respiro con
profundidad.
—Sé que eso no es verdad. Lo vi en el bar y ese día que estuviste
mudándote a la casa, en la cual a propósito, ni siquiera estoy segura de
como terminaste aquí de nuevo en la casa cuando vi un cartel de
venta en ella hacia unos pocos días.
—Porque mi tío lo compró, —dice y entonces resopla en risas—. Y
estoy imaginando que por esa ridícula apariencia del tipo pensaste que
es mi padre, es Delfonte, mi medio hermano mayor.
Mis labios forman una “o.”
—Bueno, sin duda se parece a ti.
Rueda los ojos como que soy ridícula.
—Nadie se ve tan bien como yo. —Me mira durante un momento,
sus ojos son no leíbles cuando sacude para que pasase hacia la
entrada que conduce a su dormitorio—. Espera aquí. Estaré de regreso.
Desaparece en las escaleras. Suspirando, entro en el salón que
tiene profundas paredes rojas y una chimenea de ladrillo. El manto está
decorado con plantas de plástico y fotos. Sobre ésta está un espejo
recortado con un marco dorado. Al igual que la última vez, el aire huele
a canela y manzanas por las velas calentándose sobre la estantería en
la esquina. Lo único que es diferente es la ausencia de Mackenzie Baker
sentándose en el sofá. No puedo evitar pensar en esa noche; en cómo
me senté y hablé con ella, sin saber que estaba muerta. Sabía muy
poco por entonces. Parte de mi desea que pudiese volver a ser esa
ingenua persona, pero al mismo tiempo, si aún fuera ella, entonces
nunca habría conocido a Asher y la noche anterior nunca habría
ocurrido.
Dios, la noche anterior fue increíble.
Página | 169
Me toco los labios cuando lo recuerdo, permaneciendo de pie en
la entrada sin moverme ni siquiera cuando escucho el sonido de los
pasos de Cameron bajando las escaleras. Se detiene justo detrás de mí,
el calor de su cuerpo mezclándose con el mío mientras mueve su peso
cerca de mí y me tenso, aunque no me muevo.
—¿En qué estás pensando? —Susurra en mi pelo, inhalando mi
esencia.
Me encojo de hombros, intentando no temblar por su contacto,
pero es difícil.
—En esa noche. —Me giro y le miro sobre el hombro,
recostándome cuando calculo mal nuestra distancia y nuestros labios
casi se tocan—. En cómo me senté aquí para hablar con Mackenzie y
que ella estuvo muerta todo el tiempo.
Me da una mirada desconcertada-
—Dices eso como si fuera algo extraño.
—Es extraño… soy extraña…
—¿Y qué si eres extraña?, —dice—. Yo soy extraño. Todo el mundo
es extraño si lo miras realmente.
—Todo el mundo no ve la muerte y habla con Parcas a las que les
gusta follar con su cabeza. —Me giro para mirarlo—. Podrías haberme
dicho que ella estaba muerta esa noche y salvarme de un infierno de
mucha confusión.
Cruza los brazos sobre el pecho, su mirada ponderada.
—No te dije esa noche que Mackenzie estaba muerta por el
mismo motivo que no de cuento las cosas que te conducirían por el
camino lejos de mí. —Se inclina hacia adelante, el calor de su cuerpo
sofocando y consumiéndome—. Tu y yo no somos amigos, y al final, solo
quiero una cosa de ti. Y eso eres tú. Y cuando más sepas sobre mí,
menos vas a quererme.
No estoy segura sobre cómo responder a su despuntada
declaración.
Página | 170
—Pero en orden para ti, tenerme significa que tendremos que ser
amigos, —digo en voz baja, recostándome para conseguir respirar la
habitación y mi espalda golpea la pared.
—No con lo que quiero de ti. —Sus ojos están fijos en mí,
penetrando profundamente en mi interior, bajo mi piel, en una parte de
mí que no quiero admitir que existe. La que quiere ver lo que es estar
con él. Besarlo. Beber el mal. La tortura. Cuanto más pienso en ello, más
mis ojos empiezan a comenzar a arder y mis labios sienten un
hormigueo. No estoy segura de lo que significa, pero ha ocurrido un par
de veces y estoy comenzando a creer que podría haber más de eso.
—¿Y qué quieres de mí? —De nuevo mi voz está desequilibrada.
—Lo que Asher ha tomado de ti dos veces, —dice, en voz baja y
ronca lo que estúpidamente me hace temblar.
—No lo tomo de mí. —Lo miro, dudando de que posiblemente
pudiese ser el único motivo por el que me quiere—. Yo se lo di.
Sus puños se aprietan, al igual que su mandíbula, pero la mirada
tensa rápidamente se disuelve. Momentos después, parece calmado,
relajado y bajo control.
—Eso está bien. Sigue luchando. Aunque lo conseguirás con el
tiempo.
Estoy a punto de marcharme porque claramente no era una
buena idea que viniese aquí, pero entonces él retrocede y extiende la
mano, la palma levantada. Dentro esta una piedra granate que brilla
en la luz chorreando a través de la ventana.
—El colgante de mi abuela. —Rápidamente extiendo la mano
hasta él, recordando como el Profesor Morgan dijo que podía
protegerme.
Cameron aparta la mano y lo mete detrás de su espalda.
—No, era el colgante de mi familia… bueno, el colgante que
robamos a Altarius Vinceton. Tu abuela nos lo robo a nosotros.
—Sí, dijiste eso, —le digo, cruzándome de brazos—, aunque
¿cómo se supone que tengo que creerte cuando siempre estás
mintiendo?
Página | 171
—No tienes que creerme, —responde con aire despreocupado—.
Solo tienes que saber que es mío y que te lo estoy prestando durante un
tiempo. —Entonces mueve la mano hacia atrás fuera y desenvuelve los
dedos de ella.
No me muevo.
—¿Por qué estas tendiéndomelo cuando hiciste un gran esfuerzo
por conseguirlo de regreso? E hice un gran trato sobre como el Profesor
Morgan estaba mintiéndome sobre eso.
—Nunca dije que él estuviera mintiéndote sobre el colgante, —
dice—, dije que era extrañamente sospechoso que él estuviese
entregando la información.
—Y ahora estás aquí entregándome el colgante.
—Porque te protegerá de lo que yace adelante en el más
cercano futuro, lo cual va a ser tu muerte si no lo aceptas… —Entierra la
mano en mi—. Así que toma el maldito colgante, Ember, antes de que
cambie de opinión.
No lo acepto.
—¿Cómo sabes lo que yace adelante para mí en el futuro
cercano?
—De la misma forma en la que tú lo sabes, —responde,
enfadado—. Veo el presagio de muerte y recientemente he tropezado
contigo, así que solo toma el maldito colgante.
De nuevo, no lo acepto y consigo algún tipo de enfermo placer
enredado sobre el hecho de que esto parece enfadarle.
—Sí, pero hiciste tal gran cosa sobre tu familia necesitándolo
porque te protege.
—Sí, ¿y? —dice, enfadado.
—Pero entonces serás vulnerable.
Sus ojos brillan con algo que me pone caliente pro dentro.
—Lo cual muestra como de importante eres para mí. Estoy muy
seguro de ceder a la seguridad de mi familia por un momento para
Página | 172
protegerte y confiar en ti, necesitamos protección ahora ya que nuestro
líder está deambulando por aquí sobre la tierra.
Me siento asquerosamente tocada por su retorcido gesto y
reluctantemente, lo tomo de su mano, pensando en el tiempo en el que
estuve llevándolo y mi coche chocó en el lago.
—Entonces, voy a morir en un futuro cercano, ¿verdad?
Arquea una ceja.
—Dices eso con cero de miedo.
—Bueno, estoy muy segura de que he muerto más de una vez y
aún estoy aquí de pie.
—Esto no solo es por la muerte, princesa. Es sobre los Anamotti
consiguiendo contactarte y torturándote. —Mientras reduce el espacio
entre nosotros, sus dedos se envuelven alrededor de mi muñeca—. Así
que haz lo que mejor sea para ti y déjame ponerte el colgante.
Miro al colgante en mi mano.
—Me lo pondré.
No discute, moviéndose hacia atrás y dejándome continuar.
Entonces me pongo el colgante, teniendo la esperanza de que
cometer un error, teniendo la esperanza de que en este momento no
vendrá a morderme el trasero. Una vez que la cadena se abrochó,
comienzo a preguntar a Cameron exactamente como se supone que
voy a morir, pero me corta, caminando al pasarme hasta la puerta, sus
hombros golpeando contra los míos.
—Ahora regresa a casa y revisa tu correo, —dice, abriendo la
puerta.
Envuelvo los dedos alrededor del colgante descansando en el
hueco de mi cuello.
—¿Por qué?
—Porque tienes un mensajes de August Millard y sé que has
estado muriéndote por escuchar de él. —Entonces la irritación se eleva
en su expresión—. Además, Asher está apunto de despertarse y no lo
Página | 173
quiero viniendo aquí a buscarte. He tenido suficiente de él durante el
último siglo.
Mis ojos se amplían.
—¿Cómo sabes todo eso? ¿Eres un fanático telepático o algo así?
Me da un empujón suave y tropiezo contra la puerta.
—No, no seas ridícula. Sé todo porque vivo en las sombras y
puedo ver todo… lo cual me permite entrar en tu cabeza.
—Oh dios mío, ¿estuviste en el ático cuando Raven estuvo ahí? —
Sacudo la cabeza con furia.
—Estabas fingiendo ser mi padre.
Rueda los ojos hacia mí.
—No seas absurda. —Pero entonces se detiene, musitando algo, y
sonríe—. Aunque, no descontaría completamente que tu padre podría
haber estado ahí.
Con eso, golpea la puerta sobre mi cara.
Mi mandíbula se abre mientras me marcho preguntándome si
estaba diciendo la verdad; si mi padre aun podía estar vivo y estuvo en
el ático. Si eso es verdad, entonces eso significaría que fue una de las
Sombras; una Parca.
—¿Cameron, es eso verdad o estas simplemente jodiendo mi
cabeza? —Golpeo la puerta unas pocas veces, diciéndole que me
explique a lo que se refiere, pero nunca responde. Finalmente, me rindo
y sacudo por su césped delantero, ignorando a los Anamotti en el
coche de policía aparcado a unos pocos metros de distancia mientras
brinco sobre el bordillo. Me apresuro a cruzar la calle y hasta el césped
frontal, cogiendo aliento mientras entro a casa. Cierro la puerta en
silencio detrás de mí y me doy prisa en subir las escaleras hasta Asher y
mi laptop.
Cuando llego a la habitación, la puerta está abierta y Asher no
está en mi cama. Me pongo nerviosa mientras entro y miro alrededor,
ya ninguna de sus ropas está en el suelo.
Página | 174
—¿Me dejo? —Estoy aturdida, mi corazón comenzando a partirse
en dos. No, eso no puede ser posible. Él no me haría eso.
—Nunca te dejaría. —La suavidad de su voz me recubre.
Sigo el sonido hasta el armario y aparto las cortinas, dejando la luz
del día filtrarse en la oscuridad. Asher está sentándose en el suelo,
llevando las mismas ropas que llevó la noche anterior. La camiseta
simple y los vaqueros arrugados, su pelo revuelto, y su piel está un poco
pálida. Está mirando la pared en la que solía escribir poesía. Me pone
incomoda porque a veces la poesía puede resultar mórbida.
—¿Escribiste esto? —Pregunta sin mirarme—. Bueno, voy a asumir
que lo hiciste ya que está en tu pared.
Me muevo detrás de él y me arrodillo, sintiéndole tensarse, pero se
relaja con rapidez.
—Sí, escribí todo eso… ¿cuál estás mirando? —Pregunto.
Ladea la cabeza hacia un lado, mirándome, mechones de su
pelo cayéndole sobre los ojos.
—Todos ellos en realidad, pero particularmente el de lo alto. —
Vuelve la atención a la pared y lee en alto—, la pequeña e
insignificante ceniza2 arde al fondo, medio viva, medio muerta,
escondida debajo de las llamas que rujen con brillo, siempre en el
centro de la vida. Ahogándose y muriendo, las cenizas siempre se
esfuerzan por arder, pero nunca llegan a hacerlo por completo. Nunca
están en la luz, las quemaduras, el llamativo centro del deseo y la
atención. Son simplemente carbonizadas e ignoradas. —Cuando
termina, me mira—. No eres ignorada.
—Solo porque los poemas digan Ceniza no significa que escriba
sobre mí, —digo en voz baja, entrecruzando las piernas.
—¿Entonces no es sobre ti?
Sacudo la cabeza, pero entonces suspiro desesperadamente.
—Bien, es sobre mí, pero ten en cuenta que lo escribí cuando
tenía quince años y no estaba controlando muy bien mi don. Siempre 2 Ceniza en inglés es Ember, por ese motivo se haya puesto en mayúscula y se
considera, para una mejor comprensión, escribirlo en castellano.
Página | 175
me sentí completamente sola y vacía… —Se apaga cuando su mirada
desciende hasta el colgante descansando en el hueco de mi cuello. Sus
ojos pizarra se vuelven tan oscuros como el magma.
—¿Dónde conseguiste eso?
Cubro el colgante con mi mano.
—Um, Cameron me lo dio hace un tiempo, —le digo y entonces
añado rápidamente—, dijo que me protegería de la muerte que se
supone que estará en mi cercano futuro.
—Te protegerá… —Se traba de nuevo, sus ojos deslizándose hasta
los míos. Parece dolorido—. Espera un minuto, estuviste con él antes;
¿ahí es donde estuviste?
Me siento como una estúpida cuando asiento.
—Apareció en casa esta mañana.
—¿Y solo te lo dio? ¿Sin tomar nada a cambio? —No se lo está
creyendo.
—Bueno, después de que me llevase a su casa, —dije
vergonzosamente.
Los músculos de su mandíbula se tensan.
—Fuiste con él a su casa. ¿Sola? ¿Cómo…? ¿Por qué…? ¿Tú…? —
Se rasca la parte trasera del cuello cuando más y más aumenta su ira—.
¿Te gusta?
—¿Qué? No. Asher, no es eso. Él solo estaba hablándome en mi
cabeza y entonces me dijo que tenía algo que darme. No me gusta.
Para nada. Lo prometo. —La risa instantáneamente llena mi cabeza y
aunque odio admitirlo, no es Cameron; soy yo.
—Aunque confiabas lo suficiente en él para ir con él, —dice, el
dolor en su rostro tan arrollador que siendo que voy a llorar—. La
confianza significa mucho, especialmente cuando viene de ti. No
confías muy a menudo.
—No es eso… él solo… —Soplo un frustrado suspiro—. Algunas
veces cuando está alrededor es difícil pensar bien. Además, confío en ti
más que lo que confío en cualquiera.
Página | 176
Aún no está convencido, sin embargo dejar ir la ira.
—Solo quiero que seas cuidadosa. —Toma mi mano—. Eres
demasiado importante para mí.
No estoy segura sobre cómo responder a su adorable encanto, sin
embargo permanezco en silencio. Necesito ser más cuidadosa, pero al
mismo tiempo, estoy contenta de que tenga el colgante que mi abuela
me dio.
Libera mi mano de la suya y se frota los ojos como si estuviera
exhausto.
—Me siento extraño, realmente cansando todo el tiempo y
excesivamente emocional. Creo que puede ser porque fui desterrado y
estoy sintiendo más cosas humanas o algo así.
Fuerzo un tono suave.
—Estoy segura de que será más fácil con el tiempo.
—Eso espero, —dice, su humor cayendo en picado—. Lo último
que necesito es estar debilitado por las emociones, especialmente
cuando me necesitas.
—Estaré bien, —le aseguro luego me pongo de pie, enhebrando
los dedos a través de los suyos y tirándolo conmigo—. Lo cual me
recuerda que necesito revisar mi correo.
—¿Por qué? —Pregunta mientras salimos del armario,
sosteniéndonos las manos.
—Porque he estado intentando conseguir un agarre de ese tipo
llamado August Millard. —Dejo ir su mano, cojo la laptop del armario y
caigo sobre la cama desecha—. Quien escribió ese libro que tu tío
borró. Tengo la esperanza de que pueda ser capaz de darme algunas
respuestas, no solo sobre liberar a la ciudad de la posesión, sino también
sobre lo que yace para mi adelante si me convierto en un Ángel
Sombrío.
—Mi tío no borró el libro… solo lo escondió, —dice, sentándose a
mi lado—. Además, cuando mi tío ponga las palabras en las páginas,
puedo traducirlo para ti.
Página | 177
—Sí, pero el libro no puede decirme todo, como lo que va a
ocurrirme si soy la última que queda. —Digo—. Pero August parece que
podría saber lo suficiente sobre él y puede contármelo a diferencia de
ti.
—Ya te dije que no sé todo. Solo nuestros líderes lo hacen, ya que
son quienes crearon la maldición. —Suspira—. Y las partes que sé, no
querrías saberlas.
—Quiero saberlo, —insisto—. Y August no es un Ángel por lo cual
puede ser capaz de decírmelo.
—Si de verdad quieres saber cosas… —Se pasa una mano por la
cara—. Podría ser capaz de decirte unas pocas cosas.
—Pero pensé que no se te estaba permitido decirlo porque eres
un Ángel.
—Sí, pero… pero no me estoy sintiendo muy bien… —Ladea la
cabeza hacia atrás y mira arriba al techo como si estuviera pensando
con profundidad, sintiendo lo que yace en él—. Ángel en este momento
y me hace preguntarme lo que ocurriría si te cuento las cosas que sabía.
Abro la laptop y presiono el botón de encender.
—Podrías intentarlo, —sugiero, pensando en cómo el tío de Asher
fue capaz de contarme cosas y que una vez fue un Ángel—. Aunque no
estoy realmente segura de lo que ocurrirá si intentas contármelo y no
puedes. ¿No solo serás capaz de decir nada, o simplemente te meterías
en problemas?
Sin prestar atención extiende el brazo detrás de él y toca el lugar
en su espalda de donde vi sus alas brotar.
—No, en el pasado mis labios literalmente no podía pronunciar los
secretos sellados en el círculo de los Ángeles de la Muerte.
Bostezo mientras la pantalla del ordenador se ilumina.
—Está bien, entonces deberías intentar decirme algo y ver a
donde conduce.
—No estoy seguro de que quiera decirte las partes que sé, —
manifiesta con indecisión, mirándose las manos.
Página | 178
Escribo mi contraseña, sintiendo mi estómago sacudirse en temor
de como de malo es.
—¿Por qué no?
Traga con fuerza, mirándome, sus ojos inundados con
preocupación.
—Porque es malo.
—¿Peor que ser torturado por un grupo de Parcas rebeldes? —
Señalo, intentando estar calmada, pero mis nervios están revueltos.
Suspira con el corazón muy pesado, su cabeza desplomándose
hacia adelante mientras la sacude.
—Es peor que eso, Ember. Hay mucho más que solo la tortura.
Reúno los presagios de muerte que vi, la sangre esparciéndose
por las calles —sangre que pertenecía a toda la ciudad.
—Por favor, solo dímelo. Necesito saber a lo que tengo que
enfrenarme, si se desmorona hasta eso.
Cuando levanto la cabeza, tiene una mirada de apretársele el
corazón en la cara, como si estuviera llevando el peso del mundo sobre
los hombros. Sus labios se separan. Las palabras salen de su boca.
Palabras que probablemente se supone que no me diría, aunque de
alguna manera se las arregla para decirlas.
—Para que la batalla entre las Parcas y los Ángeles llegase a un
completo final, lo cual ni siquiera estoy seguro de como conseguimos
entonces, tendrás que elegir un lado. Escogerás entre el bien y el mal,
escogerás el destino del mundo, y entonces… tienes que sacrificar la
vida de alguien cercano a ti con tus propias manos. —Cierra los ojos y
toma un profundo respiro antes de hablar, su voz apenas un susurro,
pero aunque lo escucho tan claro como el día—. Alguien a quien amas.
Página | 179
Traducido por Pily
Corregido por katiliz94
o digo nada por un tiempo. No puedo. Mi voz se ha
alejado como la ceniza robada por el viento. Sacrificar la
vida de alguien a quien amo. Ahí es donde todo esto está
conduciendo si termino siendo la última en pie.
—Entonces, ¿estás diciendo que, independientemente de lo que
pase, ya sea elegir Ángeles o Parcas, voy a tener que matar por el
sacrificio a alguien que ame para hacerlo? —Me dan ganas de llorar,
pero mis ojos se niegan a producir lágrimas.
Asher asiente, observándome atentamente.
—De cualquier manera, tendrás que hacer frente a la elección.
—Nunca podría hacerlo —susurro, poniendo el portátil a un lado
mientras me esfuerzo por respirar—. No soy una asesina.
Y ni siquiera estoy segura de estar enamorada de nadie.
Me agarra del brazo y me guía más cerca de él.
—Sé que no lo eres... Sólo te estoy diciendo lo que sé acerca de la
batalla. —Sus brazos me envuelven y me da un abrazo apretado.
Sacudo la cabeza con asombro, mis brazos sujetos entre nosotros
porque me parece que no puedo encontrar la fuerza para levantarlos y
abrazarlo de nuevo.
—No podría hacerlo. Incluso si soy la última en pie, nunca voy a
ser capaz de llegar hasta el final.
—Lo sé —dice, besando la parte superior de mi cabeza—. Ya se
nos ocurrirá algo.
N
Página | 180
—Ni siquiera sabemos si voy a ser la última —pronuncio—. Me
gustaría que... no... no puedo... no puedo ser el último Ángel Sombrío de
pie... me aseguraré de que eso no suceda, si tengo que hacerlo, incluso
si tengo que tomar mi propia vida.
—Ember. —Asher acerca mi cuerpo contra el suyo, metiendo la
cabeza bajo su barbilla—. No hables así. Encontraremos una manera de
salir de esto, incluso si terminas siendo el último Ángel Sombrío de pie, no
voy a dejar que las cosas terminen así para ti.
—No voy a ser la última —insisto, inclinándome lejos para mirarlo a
los ojos—. Tiene que haber otra manera... alguien más tiene que
soportar esa carga. No yo. —Suena como una cosa tan egoísta para
decir y en el momento en que abandona mis labios, me odio por
decirlo. Sin embargo, quiero que sea verdad.
—Tiene que haber algo más. Algo que no sé —murmura para sí.
—Pero, ¿cómo podemos saberlo? Quiero decir, no hay casi
ninguna información en ningún lugar sobre Ángeles Sombríos.
—No estoy seguro... —Me deja ir y con una mano se frota la
mandíbula—. Tenemos que encontrarnos con mi tío, no sólo para que
pueda conseguir las últimas páginas en el libro, sino porque también
podría saber más de esto que yo, teniendo en cuenta que es mucho
más viejo y más sabio.
—Bueno, todavía voy a mantener la reunión con August Millard,
por si acaso. Además, él podría saber más. —Salgo de sus brazos,
tratando de alcanzar mi equipo. Asher me observa con curiosidad
mientras abro el navegador y mi bandeja de entrada. Mi corazón salta
cuando veo que tengo un mensaje sin abrir de un August Millard.
—¿Conoce más de mí y de mi tío? —dice Asher con escepticismo
mientras se inclina sobre mi hombro y mira de reojo a la pantalla—. No
quiero ser negativo, pero al mismo tiempo, esto es sólo un tipo que
escribió un libro.
—Un libro que habla de cómo liberar a las personas de la posesión
—digo, al hacer clic en el mensaje—. ¿Sabes cómo hacer eso?
Sacude la cabeza con insatisfacción.
Página | 181
—Nunca he oído hablar de un ser humano capaz de romper la
posesión de una Parca, a menos que las propios Parcas la rompan. Y te
aseguro que no he oído hablar de conseguir que el alma de un Ángel
Sombrío sea poseída.
—Bueno, este libro lo explica. Aunque, fue en América, así que
todo lo que conseguí fue la introducción. —Tomo un profundo respiro y
leo el mensaje en voz alta—. "Querida señorita Edwards, estoy muy
contento de que se tomara el tiempo para leer mi libro y me escriba
una carta tan apasionada. Me gustaría aceptar su petición de que
debemos reunirnos y hablar de mi investigación sobre los Ángeles de la
Muerte y las Parcas que caminan entre nosotros. Por favor, deme una
llamada a su conveniencia,” —Al final, escribió su nombre y número.
Echo un vistazo por encima del hombro a Asher que está leyendo la
pantalla—. Bueno, ¿qué te parece?
Una arruga se forma en su frente mientras lee las palabras en la
pantalla de nuevo.
—Creo que suena dudoso.
Vuelvo mi atención a la pantalla, odiando que pueda ser que
tenga razón.
—¿Cómo lo sabes?
Los hombros de Asher se levantan y bajan a medida que se
encoge de hombros.
—Porque es demasiado formal. “Hablar de mi investigación sobre
los Ángeles de la Muerte y las Parcas que caminan entre nosotros”. Y se
ofrece a conocerte demasiado fácilmente.
—Sí, esperaba que fuera un poco más difícil, pero al mismo
tiempo, quiero saber lo que sabe. —Suspiro y leo el corto mensaje de
nuevo, murmurando—: Me pregunto dónde diablos incluso vive.
Asher señala en el número de teléfono hacia abajo en la parte
inferior de la pantalla.
—Bueno, eso es un código de área de la ciudad de Nueva York —
dice.
Página | 182
—¿Así que está en la ciudad de Nueva York? — ¿De donde Asher
piensa que está su madre? ¿Es una coincidencia? No estoy segura, pero
por alguna razón lo dudo.
Asher da un encogimiento de hombros de un solo hombro.
—Eso es, al menos, donde se registró el teléfono, pero no significa
que viva allí. —Hace una pausa y luego se pone el ordenador en el
regazo—. Déjame enviarle un mensaje para descubrir donde vive y
vamos a ir allí. —Le doy mi portátil—. Entonces hablaremos con mi tío y
veremos lo que sabe, tal vez ni siquiera vayas a tener que hablar con él.
Por alguna razón, no creo que vaya a ser tan fácil, sobre todo
cuando el tío de Asher tomó el libro primer lugar y lo borró. Él sólo podría
haber estado protegiéndolo, pero al mismo tiempo, si algo he
aprendido, es en nunca confiar en nadie.
Y sé que es una buena cosa tener a August como seguridad, por
si acaso el infierno se desata.
Página | 183
Traducido SOS por Apolineah17 y SOS katiliz94
Corregido por katiliz94
espués de que Asher termina de enviarle un correo
electrónico a August, cierro el portátil y luego le doy mi
teléfono para que pueda llamar a su tío y ver si está de
regreso de casa de Jackson para que podamos ir allí y hablar. Mientras
hace la llamada, me pongo mi chaqueta, notando lo dolorosa que mi
espalda se ha vuelto. Con cada movimiento de mis brazos, mis músculos
duelen en señal de protesta y me pregunto qué tan mal los moretones
se están poniendo.
Asher se sienta en mi cama, mirándome se inclina para atar una
de mis botas con el teléfono pegado en la oreja.
—Eres tan hermosa —dice con una mirada extraña en el rostro,
distrayéndome del dolor—. Me gustaría pintarte alguna vez.
Me enderezo, y me meto el pelo detrás de la oreja, sintiéndome
un poco incómoda por sus íntimas palabras.
—Tal vez cuando no esté siento acosada por los muertos. —Me
dirijo hacia el baúl para coger el libro.
Eso hace que él sonría.
—Sólo piénsalo. Te prometo que no será un gran problema. —Sus
ojos me devoran y hacen que mi piel se caliente mientras abro la tapa y
saco el libro—. Incluso puedes mantener la ropa puesta.
Abro la boca para responder algo, pero él levanta un dedo,
silenciándome mientras habla por teléfono.
—Oye, tío Elliot. Soy Asher. —Hace una pausa, escuchando a su
tío en el otro extremo, la diversión en su expresión disminuye cuanto más
tiempo pasa. Cierro el baúl y luego me apoyo contra la pared,
abrazando el libro contra mi pecho entretanto Asher dice—: Sí, me
imaginé que lo habías oído a estas alturas. Lo siento si no te lo dije por
D
Página | 184
teléfono la otra noche, sólo tenía un poco de vergüenza de que ellos…
me hubieran quitado las alas. —Me mira sobre los hombros de espaldas.
Curiosamente, mis propios hombros se sacuden hacia adelante en
cuanto un dolor agudo se dispara por mi espalda, como si yo fuera la
única que se girara y lo viera. Sus ojos se posan sobre mí entre más larga
se vuelve la conversación—. En realidad, estoy con Ember ahora
mismo… ¿por qué? —Crece el silencio una vez más cuando la alcanzó y
froto mis tensos músculos de la espalda, mis dedos no son para nada
tan relajantes como el toque de Asher—. Sí, pero ¿por qué no podemos
irnos?
Cuanto más tiempo se alarga la conversación, más inquieto se
pone, y más me duele la espalda. Finalmente, no puedo soportarlo más
y deslizo la mano hacia la parte trasera de mi camisa, buscando sentir
las plumas, pero sólo hay suavidad en mi piel. Y el dolor, cada vez es
más insoportable, como si la piel de mi cuerpo se estuviera derritiendo
como cera.
Sigo manteniendo la mano en mi espalda mientras Asher
conversa por teléfono, dándome aleatorias miradas confusas. Entonces
la confusión se evapora mientras su mirada lanza dardos hacia el libro
en mis brazos con una mirada de preocupación en su rostro.
—No estoy seguro… Voy a tener que preguntarle a Ember si lo
tiene y acaba de salir de casa por un rato para ir a ver a su madre.
Le doy una mirada divertida que me regresa con una mirada de
advertencia, presionándome para que me quede callada. Me reclinó
contra la cómoda, viéndolo hundirse más en la duda. Para el momento
en que cuelga el teléfono, se ve como si estuviera a punto de
enloquecer.
Se pone de pie y toma el libro de mis manos.
—Tenemos que irnos ahora —dice, metiendo mi teléfono en el
bolsillo trasero de sus vaqueros antes de agarrar mi mano.
—¿Qué pasa? —Preguntó mientras él prácticamente me arrastra
hacia el pasillo dando rápidas zancadas. Con cada paso los músculos
en mi espalda se tensan más—. Asher, ¿qué está pasando?
Sigue caminando, agarrando mi mano.
Página | 185
—Ese no era mi tío en el teléfono —dice cuando estamos
llegando a las escaleras.
—Entonces, ¿quién era? —Le pregunto mientras bajamos trotando
las escaleras, tratando de enderezarme a pesar de la urgencia
irresistible de inclinarme hacia adelante y caer de rodillas.
—Bueno, era él —corrige—. Pero está poseído por el Anamotti y
pude escuchar a alguien en el fondo que sonaba muy parecido a
Alton.
—¿Alton está allí con él? —Tomada por sorpresa, casi me tropiezo
por las escaleras, pero me preparo para agarrarme de la barandilla en
busca de apoyo—. ¿Cómo puede ser eso posible? ¿Y cómo puede ser
poseído cuando es… era un Ángel? ¿O esa es la razón por la que
puede estarlo?
Asher me mira por encima del hombro y puedo ver la
preocupación que está cargando y la angustia.
—Ser desterrados nos hace susceptibles a la posesión.
Mi guardia sube de repente. No sólo el tío de Asher podría estar
poseído, sino también él.
—Soy yo —dice como si leyera mi mente—. Lo juro. Y si tratan de
llegar a mí de esa manera, lo terminaré yo mismo.
Mis ojos se abren.
—Asher, no hables…
Cubre mi boca con la mano.
—Dije que haría lo que fuera para protegerte y lo dije en serio.
Quiero discutir con él, pero puedo decir por la mirada en su rostro
que ha tomado una decisión.
—¿Y ahora qué hacemos?
Se detiene en el centro de la escalera, mirando hacia la ventana
justo encima de la puerta donde los rayos del sol atraviesan el cielo y los
rayos truenan.
Página | 186
—Esconderemos el libro de él, hasta que podamos averiguar qué
está pasando y qué es lo que hay en esas páginas… —se calla—. Dios,
lo pude oír en la voz de mi tío en el momento en que empezó a hablar.
Sonaba tan… —Se detiene abruptamente cuando llegamos a la parte
inferior de la escalera y me tropiezo con él. Se da la vuelta y me
estabiliza por los hombros con una gracia que me recuerda que, a
pesar de que ya no es un Ángel de la Muerte en este momento, aun así
no es humano. Soltando mi mano para sostener el libro, dice—: Él quería
esto. De hecho, sonaba como Gollum de El Señor de los Anillos, sólo que
en vez de querer el anillo, quiere el libro. —Asher lo equilibra en sus
brazos, abriéndolo y luego pasando las páginas en blanco.
Ambos miramos fijamente las páginas por un momento como si las
palabras fueran a aparecer milagrosamente de alguna manera en
ellas. Durante ese tiempo, el reloj de fondo suena mientras los truenos
resuenan.
—Maldita sea, necesitamos conseguir la sangre de mi tío para ver
qué demonios estaba tratando de ocultar. —Suspirando, Asher se da
por vencido y cierra el libro mientras mi espalda comienza a picar de
nuevo, mi piel está comenzando a cubrirse de sudor, mis uñas arañando
la parte superior de la piel—. Necesitamos un lugar para escondernos
por un tiempo hasta que podamos hacer un plan —dice Asher,
poniendo el libro debajo de su brazo—. En algún lugar en el que para el
Anamotti sea difícil encontrarnos.
—¿Qué hay si nos ponemos en camino y vamos a Nueva York? —
Pregunto, agarrando las llaves del coche de la mesa—. Ayudaría a
mantener al Anamotti alejado y podríamos hablarle a August. Él podría
ser capaz de decirnos cómo liberar a las almas inocentes que están
poseídas, y entonces podríamos ponerle fin a la locura que hay en la
ciudad y a la muerte que le espera a todo el mundo si Alton sigue
adelante con lo que vi en el presagio de muerte.
—Salir a la carretera no es una mala idea. —Su cabeza baja
mientras mira el libro de nuevo, mechones de su pelo oscuro caen sobre
sus ojos—. Pero todavía no estoy seguro de que podamos confiar en
este tipo August.
—Bueno, no hace daño por lo menos buscarlo.
Suspira, cediendo.
Página | 187
—De acuerdo, agarra algunas cosas y nos pondremos en camino
si él vuelve a nosotros. Luego podemos ir por ahí después de que intenté
encontrar un poco más de información sobre él.
Asiento con la cabeza, contenta de que esté de acuerdo. Luego
me apresuro a mi habitación y hago mis maletas mientras Asher espera
en la escalera, mirando la puerta principal como si tuviera miedo de
que alguien fuera a irrumpir dentro. Me aseguro de empacar el portátil y
dejo una vaga nota a mi madre en caso de que regrese y se preocupe
de que me haya ido.
En el momento en que regreso con Asher, se ve tan preocupado
que su piel se ha vuelto notablemente más pálida. Sus ojos se
encuentran con los míos mientras bajo las escaleras con el bolso
colgado del hombro y cuando llego a la parte inferior, agarra mi mano
y nos apresuramos hacia la puerta.
Algo se me ocurre mientras Asher abre la puerta de la entrada.
—Asher, ¿cómo puedes estar ayudándome ahora cuando no
pudiste hacerlo en el pasado? ¿Es debido a que estás desterrado?
Ráfagas de viento atraviesan mi pelo y un poco de llovizna cae
hacia el vestíbulo cuando la puerta se abre.
—No, aunque estoy parcialmente libre de mi sangre de Ángel,
todavía puedo meterme en un montón de problemas por ayudarte en
este momento —dice, no molesto, sino algo aliviado.
Me meto el pelo detrás de la oreja para evitar que esté sobre mi
rostro.
—Entonces, ¿por qué lo estás haciendo?
No responde de inmediato. En lugar de eso me conduce hacia
afuera y dentro de la lluvia cayendo a cántaros del cielo furioso. Asher
sigue caminando mientras se apoya en mí, pero luego se detiene justo
antes de tocar el pasto para girarse hacia mí.
—Porque estoy mandando a la mierda las reglas —dice con
pasión emitida en cada sílaba—. Ya no me importa una mierda. Nada
de esto. —Mueve el brazo alrededor, haciendo señas hacia la tierra—.
No es justo que hayas sido creada para descubrir nuestros pecados y no
voy a dejar que sufras más, independientemente de lo que me pase a
Página | 188
mí. —Acuna mis mejillas en su mano y juro por Dios que puedo escuchar
su corazón martilleándole en el pecho—. Todo lo que quiero es que
estés a salvo. Debería haberte mantenido a salvo todo este tiempo. —
La lluvia le empapa el pelo, gotea por su piel, moja sus ropas y las hace
aferrarse a su cuerpo.
Mi estómago se agita ante la visión de él y sus poderosas
palabras. Las emociones que surgen desde dentro de mí son
demasiado potentes, embriagadoras. Nunca he sentido nada como
esto antes y parece demasiado complejo para controlarlo —difícil de
mantener en el interior— es difícil no dejar que brote fuera de mí como
la lluvia. No creo que sea amor, pero me pregunto a dónde van mis
emociones por Asher. Si al final de esto, estaré enamorada de él, y
como conclusión de todo esto, tendré que matarlo para salvar a la
humanidad y a sus almas.
—Muy bien, vamos a ponernos en camino entonces —digo sobre
los truenos y mi voz temblorosa revela que estoy sintiendo algo
poderoso—. Por lo menos hasta que podamos entrar la manera de
salvar la ciudad.
Asher parece darse cuenta de ello, pero no hace ningún
comentario. En cambio, asiente y agarra mi mano de nuevo, su piel está
fría debido a la lluvia. Luego nos dirigimos al coche en el camino de la
entrada, el uno junto al otro debajo de la lluvia. Sería el momento
perfecto, excepto por el trueno rugiendo encima de nosotros y por la
gente de pie por todo el césped.
—Mierda —decimos Asher y yo, notándolo exactamente al mismo
tiempo. Nos detenemos de golpe al borde del camino de la entrada a
medida que más personas aparecen. No son gente normal. Están
poseídos; sus expresiones son insensibles, sus ojos brillan a través del velo
de la lluvia, y sus manos se mantienen sin vida a sus costados.
Reconozco a algunos de ellos como mis vecinos. Los dos policías que
siempre me acechan también están con ellos. Sin embargo, a algunos
de ellos nunca los he visto antes; ellos han sido sacados de la ciudad,
supongo, pero ¿por qué?
En el fondo, creo que podría saber la respuesta, pero simplemente
no quiero aceptarlo todavía. Aceptar lo que la quemazón en mi
espalda significa o por qué el Anamotti ha intensificado repentinamente
su juego.
Página | 189
Mientras miro a la multitud en aumento, a las personas
deambulando desde cada lado de la calle, veo a otra persona que
reconozco. Ella es alta y delgada, tiene el cabello oscuro que cae sobre
sus hombros en ondas. Está vistiendo un lago y floreado vestido y sus
labios que alguna vez fueron rojos ahora son azules. Fui a la escuela con
ella hasta hace una semana, cuando su cuerpo fue encontrado cerca
de la orilla del río a sólo media milla de distancia de la escena del
crimen de mi padre.
Sus labios se curvan en una sonrisa mientras la miro y por un
momento creo que ella va a pedirme que la ayude como la otra chica
muerta lo hizo, pero lo único que dice es:
—Hola, Ember. Es bueno verte de nuevo —dice con un pequeño
saludo de mano. El vómito quema en la parte posterior de mi garganta
ante la vista de su mano sin dedos—. Alton dice “hola” y que te verá
pronto.
Mi mandíbula cae boquiabierta mientras la mano de Asher se
aprieta alrededor de la mía.
—Tenemos que salir de aquí… —Su concentración está fija en el
gran número de personas reunidas—. Rápido. —Parpadea los ojos lejos
de ellos y luego estamos corriendo hacia el coche, los charcos
salpicando debajo de nuestros pies mientras un trueno y un relámpago
retruenan encima de nosotros y la lluvia golpea hacia abajo. Al igual
que en la escuela, las personas no se mueven, dejando que la lluvia los
empape entretanto nos observan, esperando algo.
Cuando llegamos al coche de mi madre estacionado en el
camino de la entrada, nos subimos y comenzamos a encender el motor.
Asher se pasa los dedos por el pelo empapado y lo empuja hacia atrás,
lejos de su cara. Nos ponemos los cinturones de seguridad sin decir
nada y entonces pongo el coche en reversa. Cuando compruebo el
espejo, veo que las personas se han movido desde el césped al final del
camino de la entrada, haciendo imposible retroceder.
—¿Qué debería hacer? —Pregunto mientras Asher se gira en el
asiento para mirar detrás de nosotros al grupo en formación.
Delibera, considerando la cantidad de la multitud.
Página | 190
—Creo que simplemente deberíamos irnos. Pruébalos y ve si salen
del camino.
Agarro la palanca de cambios con una mano y el volante con la
otra.
—¿Y si no se quitan?
Su nuez de Adam se mueve hacia arriba y hacia abajo mientras
traga.
—Entonces golpéalos con tu coche.
—No puedo hacer eso —digo, alarmada—. Siguen siendo
personas, a pesar del hecho de que están poseídos.
—Sí, tienes razón —dice entre dientes, dándose la vuelta en su
asiento e inclinando la cabeza hacia la ventana lateral—. Sólo conduce
por encima del césped.
—¿Quieres que conduzca sobre el jardín de la entrada? —
Pregunto, echando un vistazo hacia el perfecto camino justo entre la
casa y el grupo.
Él pone el libro en su regazo y pone una mano encima de él como
si tuviera miedo de dejarlo ir.
—Si no te sientes lo suficientemente cómoda haciéndolo, puedo
cambiar de lugar contigo.
Piso el pedal, acelerando un poco.
—No, estoy bien. De hecho, como que tengo ganas de hacerlo.
La perforación en su ceja se dispara hacia arriba mientras su
cabeza gira en mi dirección.
—Estoy un poco sorprendido de que no estés algo asustada,
teniendo en cuenta que estrellaste tu coche en un lago.
Bombeo la gasolina un par de veces más y el coche comienza a
acercarse al camino de la entrada.
—A mi padre le encantaba trabajar en coches —digo—. Y los
convertía en coches de carreras. —Aprieto el volante—. Él en realidad
solía robarlos conmigo en el coche.
Página | 191
—¿En serio? —Asher me mira boquiabierto.
Me encojo de hombros.
—Tan embarazoso como es, era algo así como una cosa de
padre e hija.
Giro el volante en la dirección opuesta cuando la parte de atrás
llega a las personas. Ellos ni siquiera se mueven fuera de mi camino.
Entonces, presiono el acelerador, los neumáticos chillan mientras el
coche se tambalea hacia adelante. El caucho se quema; los
neumáticos rasgan el césped, salpicando barro y lluvia sobre todas las
ventanas. Tengo que encender el limpiaparabrisas por la gran cantidad
de desechos que de repente cubrían el parabrisas.
Me estoy divirtiendo un poco mientras me alejo de casa, no
demasiado sorprendida de que me sienta algo aliviada de dejar la
quietud detrás. Entonces veo a alguien en la multitud que me hace
pisar el freno. El coche se sacude al detenerse y mis manos empiezan a
temblar cuando miro a mi madre de pie justo al lado del coche en
medio de la multitud de personas. Lleva sus viejos vaqueros y una
camiseta demasiado grande, su pelo está recogido en un moño
desordenado y su piel está libre de maquillaje, luciendo pálida. Sin
embargo, no hay duda de que es ella.
—Mamá —susurró y mi pie se mantiene pisando el freno que
empieza a temblar, haciendo que el coche ruede hacia delante de
nuevo. Rápidamente me muevo hacia adelante para estacionarlo y
luego quito el pie del freno.
Asher sigue mi mirada hacia ella parada entre la multitud.
—¿Esa es tu madre?
Asiento lentamente, mis dedos hurgando para encontrar el
broche del cinturón de seguridad.
—Sí, pero ¿qué está haciendo ahí afuera con ellos…? —Me voy
callando mientras el cinturón de seguridad se desabrocha y de repente,
me estoy moviendo en cámara lenta buscando la manija de la puerta,
lista para salir.
—Ember, espera. —Asher agarra mi brazo y me detiene—. No
salgas.
Página | 192
Tiro de mi brazo pero él no lo suelta.
—Asher, déjame ir. Es mi madre la que está allí afuera… —La miro
a través del parabrisas y ella me está mirado, su expresión está
adormecida al igual que el resto de ellos, como sea, es horriblemente
taciturna—. Por favor, necesito verla, ver si está bien.
Mi madre levanta la mano y saluda, aunque hay algo robótico en
sus movimientos, algo acerca de eso me destroza por dentro. Luego
coloca la mano sobre la base de su cuello y es ahí cuando veo las
marcas. O más bien el tipo de heridas que parece que fueron infligidas
por un cuchillo o una cuerda. También hay una X en su frente. Cuando
me doy cuenta de lo que eso significa, empiezo a enloquecer,
empujando a Asher para que me suelte, pero él mantiene su agarre
sobre mí con una fuerza inquebrantable. Lo escucho decir algo, pero
estoy girando en estado de shock porque parece que mi madre está
muerta.
—Asher, déjame ir. ¡Por favor! —Empiezo a llorar, sollozando
histéricamente mientras me empuja hacia él con el compartimento
entre nosotros. La máscara de pestañas está corriendo por mis mejillas—
. Oh, Dios mío, está muerta… Por favor, dime que no está muerta.
Asher no responde y cedo, lagrimas cayendo a cascadas por mis
ojos. Este último par de días había estado desaparecida y yo había
estado caminando por los alrededores, pensando que ella estaba fuera
en las calles, en algún lugar pero todo el tiempo había estado muerta.
Dios, no.
Mis hombros pesan con cada sollozo mientras continuo llorando,
perdiendo el contacto con la realidad, vagando en un estado de
devastación mientras miro fuera de la ventana hacia ella. Las personas
comienzan a acercarse al coche, encerrando el espacio a nuestro
alrededor, tomando la delantera. Entonces a través de la lluvia, las
Sombras aparecen, volando y elevándose alrededor del coche. Se ven
como las que vi en mi habitación; volutas de oscuridad que planean
con gracia. Asher comienza a maldecir cuando las situa y se siente
como si debiese estar aterrada, pero el dolor de mi madre se antepone
y todo lo que siento es pena.
No puedo soportarlo más.
Página | 193
No puedo respirar.
Necesito ayudarla.
Con más fuerza de lo que pensé que poseía, aparté a Asher de
mí. Golpea hacia atrás, su espalda golpeando la puerta. Tomo la
oportunidad para saltar fuera del coche. La lluvia golpea contra mi piel,
como agujas heladas, y me protejo los ojos, buscando a mi madre. La
encuentro de pie justo en frente del coche, una expresión neutral en su
rostro.
—Ember, entra en el coche, —ordena Asher mientras salta fuera a
mi lado. Me mira desde sobre el capo, parpadeando con fuerza contra
la lluvia—. Siento que ocurriese esto, pero tienes que recordar que en
realidad ella ya no era tu madre.
Lo miro y después a mi madre, indecisa sobre qué hacer. Quiero ir
hasta ella, pero al mismo tiempo, sé que Asher tiene razón. Sé que no es
realmente ella, solo lo que queda de ella.
Dios, no puedo creer que esté muerta.
Me digo que puedo hacer esto y comienzo a girar la espalda
para abrir la puerta del coche. Asher parece aliviado, bajando la
cabeza para conseguir entrar, pero entonces mi madre grita mi nombre
y me congelo.
—Ember, ayúdame, —dice. Cuando la miro, el vacío en sus ojos se
ha reducido y se parece a la misma madre que vi antes de tomar su
vida. Indefensa. Perdida. Poseída. Bajo ningún control de sí misma—. Por
favor no me dejes ir así, —suplica.
Corro hacia ella, incapaz de controlarme, incapaz de admitir que
esta es su fantasma y no ella. Asher grita mi nombre, pero no me
importa. Mis pies golpean contra el suelo y gotas de lluvia pican mi piel.
Cuando más me acerco, la aglomeración la rodea, envolviendo sus
cuerpos más ajustados, como si estuvieran intentando bloquearme de
llegar a ella. Oscuridad. Dolor. Despedida. Por favor no me dejes. No
puedo. Todo duele. Capas y plumas lloviznando desde el cielo. Sobre
toda la ciudad. Sangre llenando las calles que están prendidas con
cuerpos. Demasiados cuerpos. Demasiadas muertes. Miles. Puedo
sentirlas a torrentes a través de mí como un rio de agujas. Una Parca
permanece de pie en el medio, un festín de almas de los cuerpos,
Página | 194
volviéndose más poderosa, ansiando más almas. Más poder. Más
control sobre la ciudad que posee.
No puedo permanecer de pie mientras la muerte se reproduce en
mi cabeza. Estiro la mano hasta mi madre, queriendo que llegue a mí
mientras las personas me golpean y tocan desde todos lados. Solo me
mira, aunque, del mismo tipo de forma que me miró cuando maté a mi
abuela, como si me odiase. Me tiene miedo. Quiere repudiarme.
—Sabes, siempre supe que ibas a ser un problema, —dice
mientras soy sacudida alrededor, ojos brillando por todos lagos,
ahogándome mientras la lluvia golpea contra mi piel—. El momento en
que averigüe que estaba embarazada me disguste. Vi lo que le hizo a
tu abuelo ser una Ángel Sombrío. Un monstruo; lo mismo que le hizo a tu
padre, la locura y matar a personas inocentes. No es de asombrar que
estés sola en este mundo. Nadie puede soportarte. La maldita chica
que puede ver la muerte. —Cada una de sus palabras me golpea
como navajas bajo la piel, el dolor queriendo escapar, pero está
atascado dentro—. No asombra que no fuera a casa. Preferiría
pudrirme en una zanja en algún lugar que estar cerca de ti.
Sus palabras me estrangulan como si fueran dedos invisibles
envolviéndose alrededor de mi cuello. Duele, pero al mismo tiempo, no
puedo sentir por completo el dolor porque se está mezclando con las
horridas imágenes de la muerte de la ciudad mientras el alcalde está
de pie en medio de todo.
No puedo respirar. Pensar. Ver. Me derrumbo. Fuerte. Mis rodillas
hundiéndose en la suciedad. Piernas golpeándome. Pies pisándome.
Codos golpeándome en la cabeza. Algo acuchilla mi cuelo, intentando
quitarme el colgante, pero los abofeteo.
—Ayúdame, —susurro, pero ni siquiera estoy segura de saber a
quién estoy pidiéndolo. Alguien me escucha, sin embargo, porque
abruptamente soy levantada en un par de muy fuertes brazos y
acunada contra un muy robusto pecho.
Pienso que es Asher, pero cuando miro arriba, juro que veo ojos
brillando por debajo de una capucha y una mancha de pelo rubio
sobresaliendo. Debo estar alucinando porque Cameron nunca me
ayudaría así. Momento después siento siendo llevada con prisa lejos
mientras la sensación de muerte disminuye con cada paso. Cierro los
Página | 195
ojos y permito que la caída de la lluvia aparte mi agonía interna, que
permita a la tranquilidad filtrarse en mi agitado corazón.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunta Asher, pero no estoy
segura de con quien está hablando.
—Salvándoos el trasero. —Suena como Cameron, pero de nuevo,
eso no puede ser posible. Él nunca me ayudaría ni hablaría con Asher
de tal forma.
—Dámela, —dice con frialdad Asher. Hay una pausa y entonces
me siento siendo transferida de unos brazos a otros.
Abro la boca para protestar, pero la sensación del presagio de
muerte me agotó, me drenó hasta pasar al punto de ser capaz de abrir
los ojos. Pasos resuenan contra el suelo y cálidos labios rozan mi cabeza.
Escucho una puerta abrirse y después me siento bajar hacia dentro del
coche. Creo que van a sentarme, aunque en su lugar se meten, todavía
sosteniéndome. Una puerta golpea. Entonces otra. La sensación de la
lluvia deja mi cuerpo y el aire caliente me besa la piel, aunque aún me
siento increíblemente fría por dentro, como si el hielo hubiera rodeado
mi amoratado corazón y alma.
El golpeteo comienza a llenar el aire a mi alrededor y la cabina
del coche se oscurece más y más mientras comienza a vibrar. Me
abrazo a Asher, sintiendo su corazón golpeando dentro de su pecho. De
alguna forma, a través de mi entumecimiento, comienzo a llorar;
lagrimas se mudan en un intento de probar a aliviar algo de la
agonizante presión haciendo un agujero en mi corazón.
—Estará bien, —susurra Asher en mi oído mientras me acerca más
a él.
Más lágrimas caen. Más dolor se apuñala en mí, me abre, y ni
siquiera estoy segura de si es de ver la muerte de la ciudad o si se
origina por las frías palabras de mi madre. O tal vez es porque está
muerta y eso fue lo último que jamás me dirá.
—Por favor, intenta relajarte, —dice Asher, suavizando con las
manos mi pelo húmedo—. Sé que es difícil, pero estoy aquí contigo. No
estás sola.
La sensación de calor en su cuerpo y el conocimiento de que está
aquí conmigo me calma lo suficiente para que no quiera moverme,
Página | 196
llorando lágrima tras lágrima, diciéndome que no esa no era ella ahí
fuera. Que eran las palabras de los Anamotti. Sin embargo es difícil
convencerme cuando ella me había dicho tales cosas cuando estaba
viva.
Aun, queriendo ser más fuerte, con el tiempo paro de llorar. Me
abrazo a la parte delantera de la camiseta de Asher con los ojos
cerrados, respirando y exhalando mientras me centro en eso en lugar
de todo lo demás que continua, aunque, el dolor todavía permanece.
—Duele, —susurro mientras Asher frota mi espalda.
—Lo sé, —responde, su voz ronza mientras sitúa otro beso en mi
cabeza—. Solo intenta respirar.
Quiero decirle que incluso respirar parece difícil, pero entonces
me doy cuenta de que el coche se está moviendo y que, a menos que
Asher esté sosteniéndome mientras está conduciendo, alguien más está
en el coche con nosotros. Ya creo que sé quién es; la persona que me
sacó de la multitud.
Cameron.
Lo que no entiendo es porque. Porque intentó ayudarme. Porque
Asher le está permitiendo ayudarme. Me lleva toda mi energía levantar
la cabeza, pero me las arreglo para hacerlo, y entonces mis hinchados
ojos se abren. Cameron está en el asiento del conductor, agarrando el
volante mientras apresura al coche a bajar por la calle de nuestro
vecindario, la cual está alineada con personas. Todo el tiempo, Asher
parece perfectamente contento con ello.
—¿Qué está pasando? —murmuro, al instante golpeada con un
chorro de exhaustación, mi cabeza subiendo y bajando a los
alrededores como un muleco cabezón.
—Sal del coche, Cameron. —Escucho decir a Asher, pero no
puedo verlo o algo, mis parpados bajando por su propio acuerdo.
—¿En serio quieres detenerme? ¿En medio de esto? —Pregunta
él—. Acabarán con ella si lo hago. Ahora que tienen a toda su familia
para ceder al lado de las Parcas, vas a torturarla hasta que se destroce.
Y sabes tan bien como yo que ahora va a derrumbarse con mucha más
facilidad.
Página | 197
Asher está conflictado, pero finalmente cede.
—Bien, —responde a través de los dientes carraspeados. Escucho
los neumáticos del coche chirriar—. Al menos para para de arrebatarle
toda la energía. Sabes que eso está prohibido con un Ángel Sombrío.
—Al igual que tú sabes que está prohibido toca a uno de la forma
que tú haces, —devuelve Cameron, dando al coche un leve giro.
—En este momento, no estoy bajo las reglas, —dice en voz baja
Asher, abrazándome más cerca de él.
—Ah, así que es verdad, —dice—. Ser desterrado te permite
sobrepasar tus ridículas reglas de Ángel de buenos dos metros.
—Más o menos, pero estoy imaginando que vendrás por mi
cuando Michael lo averigüe, —murmura Asher, sus músculos volviéndose
rígidos—. Pero necesitas parar de romper las reglas ahora y dejarla
despertar.
Ni siquiera estoy dormida, quiero decir, aunque mis labios están
insensibles —hormigueando de nuevo— y el calor está comenzando a
expanderse por mi espalda. Siento que estoy ardiendo con fiebre. ¿Tal
vez la lluvia me hizo esto? O tal vez estoy enferma porque mi corazón
está roto.
—Ahora está histérica. —La irritación envenena el tono de
Cameron—. Y va a ponerse más histérica cuando despierte y sienta
todo el despunte de lo que ocurrió ahí.
—Está bien, —espeta Asher—. Estás usando esto como una excusa
para acercarte a ella.
—¿Qué es lo que está…? —Me esfuerzo por decir con la cabeza
apoyada sobre el pecho de Asher—. ¿De qué estáis… hablando
vosotros dos…?
—Acaba de averiguar que su madre está muerta y que su alma
está con las Parcas, —dice Cameron al mismo tiempo que escucho el
motor más alto—. ¿De verdad crees que va a soportar eso muy bien,
especialmente después de que acaba de averiguar que su hermano
cedió al lado de las Parcas y se rindió a su posición de Ángel Sombrío?
Además, ahora va a averiguar sobre nosotros.
Página | 198
—No necesita averiguar eso. —La voz de Asher es baja, llevando
una amenaza mientras sus brazos se apresuran a rodearme con fuerza
mientras su fría y húmeda camiseta presiona contra mi mejilla caliente—
. Hicimos un acuerdo de nunca hablar sobre eso… de nunca aceptar lo
que somos.
—¿Entonces quieres seguir mintiéndole? —Pregunta Cameron con
desdén—. Qué típico de ti. Sinceramente, de alguna forma tenía la
esperanza de que el que te hubieran sacado de tu clan de Ángel te
habría devuelto algo de tus sentidos.
—Y que típico de ti pensar que ella si quiera quiere saber eso, —
dice venenosamente—. Algunas veces no saber todo es bueno. Solo
hay tales personas que pueden soportarlo antes de derrumbarse.
Cameron rie maliciosamente.
—En caso de que no lo hayas notado, siempre quiere saber la
vedad.
—No necesariamente, —le dice. Sé que está pensando en el
momento cuando le dije que no quería escuchar sobre los Anamotti, de
regreso a cuando me llevó a la estatua del Ángel, cuando todo era
normal—. A veces solo quiere ser normal.
Tiene razón, y en ese momento, a pesar de todas las locuras
sucediendo, quiero abrazarlo, sin embargo mis brazos se sienten
pesados, atascados en mi regazo, y todo lo que puedo hacer es
acurrucarme e inhalarle.
—Creo que podría estar enferma, —dice Asher mientras su palma
toca mi frente—. Está ardiendo.
—Tal vez es el último Ángel Sombrío de pie, —dice Cameron en
tono burlón y bromeando—. Y su sangre de Parca y de Ángel están a
punto de manifestarse.
—Ni siquiera sabes exactamente lo que ocurrirá si es la última de
pie. Solo especulas como lo hacen todos, —sentencia, apartando la
mano de mi frente—. Nadie, excepto nuestros líderes, sabe con
seguridad lo que ocurrirá una vez que quede el último, aparte del
sacrificio.
Página | 199
—Creo… —Cameron para abruptamente de hablar y siento el
coche virar a un aldo.
Soy sacudida por la fuerza, mis dedos hundiéndose en la tela de
la camiseta de Asher mientras cuelgo por la preciada vida. Entonces el
coche se realinea y comenzamos reducir la velocidad, permitiéndome
relajarme.
—Mierda, no lo atropelles, —dice Asher, inclinándose hacia
adelante, moviéndome con él.
Intento abrir los parpados, pero no se moverán. Entonces el motor
del coche gruñe mientras el pedal golpea el suelo.
—¿Estás jodidamente loco? —Pregunta Asher—. Si no lo hacemos,
vamos a ser comida para llevar para la aglomeración.
—Me importa una mierda, —gruñe Asher—. Aun es nuestro tío.
¿Qué diablos? Él aún es nuestro tío.
—Solo de sangre, —dice tranquilamente Cameron—. Y tú eres
quien no puede volar en este momento si algo ocurre. Estaría
perfectamente volando y dejándoos a vosotros dos atrás...
Su voz es sobrepuesta por el sonido del cristal rompiéndose y el
metal doblándose. Los frenos chirrían y el olor de caucho ardiendo se
eleva en el aire. Me recuerda al momento en que conduje mi coche al
lago. Cuando morí. Me pregunto si voy a morir de nuevo, si el colgante
me protegerá. Me pregunto si este es el momento que Cameron vio y el
porque me dio el colgante.
Me siento rodar, o tal vez es el coche, entonces escucho voces,
aunque no estoy segura de si están proviniendo del interior de mi
cabeza o rodeándome. Siento el viento y la lluvia golpeando contra mi
piel en el mismo momento que el calor y el frio se mezclan dentro de mí.
El festín de muerte en mis venas mientras el toque de Asher me deja y
de repente me siento completamente sola, el colgante alrededor de mi
cuello sintiéndose como que está chamuscando mi piel.
Hay una breve pausa donde me pregunto lo que va a pasar
después, y entonces mi espalda golpea contra algo fuerte y una ruda
superficie se abre en mi piel. Siento la vida dejarme y entonces volver de
Página | 200
nuevo, el colgante volviéndose más y más caliente. Cameron tenía
razón —la muerte estaba en mi futuro cercano.
Jesús, eso significa que me salvó.
La lluvia cubre mi cuerpo mientras el agua empapa mi pelo y
ropas, hiriendo las heridas abiertas en mis brazos y piernas. Cientos
descubiertas. El suelo está húmedo. Y las preguntas se precipitan por mi
mente. ¿Dónde estoy? ¿Qué ocurrió? ¿Por qué mi cuerpo se siente tan
extraño? No es debido a la muerte, pero ¿podría serlo debido a la
repentina libertad que siento?
Me toma mucho esfuerzo, pero finalmente consigo abrir los ojos y
lentamente intento tomar sentido de donde estoy. Lo primero que veo
son nubes oscuras y entonces, cuando ladeo la cabeza, veo el puente
que va sobre el rio a la ciudad. Hay cientos de personas de pie,
mirándome.
Se siente como que debería estar asustada de la ominosa
sensación en el aire, pero mis sentidos están centrados en otra cosa;
sonidos, visiones, olores. Puedo escuchar el sonido del agua y el suave
golpeteo de las gotas de lluvia esparciéndose contra el suelo. Puedo
sentir la frialdad del agua absorbiéndose en mi piel, aunque el calor
está consumiendo mi cuerpo que lo abruma. No estoy segura de como
llegué aquí. O donde está el coche. O Asher. O Cameron.
Comienzo a sentarme, pero me detengo a medio camino
cuando mi visión parpadea. Por un momento veo otro mundo. Uno
donde el riachuelo permanece delante de mí, el puente a mi lado,
aunque todo está teñido de rojo y las Sombras parpadean por todos
lados. Parpadeo los ojos varias veces, escuchando el movimiento de
arriba a abajo de mis parpados, entonces todo regresa a la normalidad.
Sujeto mi palpitante cabeza mientras asiento hacia arriba el resto
de esa forma y ahí es cuando siento mi piel abrirse. El sonido de mi piel
dividiéndose es como uñas en una pizarra. La presión se construye entre
mis omóplatos mientras mis músculos se aprietan. Nudo. Protesta. Luego
escucho el rasgamiento de la tela permaneciendo en mi chaqueta.
Segundos después, se despega de mí, y lo único permaneciendo son las
mangas. Mi espalda se empuja hacia arriba, se yergue, levantada. Por
un breve instante, creo que voy a volar lejos. Siento el viento cepillar
detrás de mí y el peso me tira hacia atrás; es casi como una bolsa de
ladrillos que ha estado atada a mi espalda.
Página | 201
No quiero mirar porque creo que ya sé lo que ha ocurrido. Sin
embargo, no puedo evitar necesitar saber si estoy bien. Respiro a través
de la pesadez y entonces progresivamente giro la cabeza para mirar
sobre mi hombro. Justo como esperaba, un par de alas se elevan de mi
espalda y señalan al cielo. Hermosas plumas negras, son casi como las
de Asher excepto por el recorte de ellas que están teñidas de rojo,
como las que han sido hundidas en sangre.
—¿Por qué…? —Es todo lo que puede salir de mí, demasiado
estupefacta para procesar lo que acaba de ocurrir, en lo que me he
convertido. Aunque no está escrito fuera enfrente de mí, estoy muy
segura de que sé lo que significa.
La batalla está virando hacia un final.
Y soy el último Ángel Sombrío de pie.
Traducido por Apolineah17
Corregido por Pily
e tropiezo con mis pies, queriendo huir de su vista, pero
me siguen. Están unidas a mi espalda y me sacan de
balance. Caigo de rodillas sobre la grava, mi piel se
abre, el río limpiándome.
Temiendo lo que está a punto de suceder, echo un vistazo al
puente para ver lo que la muchedumbre está haciendo, sólo para ver
que se dirigen por la pendiente debajo del puente, resbalando en la
grava suelta mientras vienen por mí. No sé lo suficiente sobre la batalla
para saber qué va a pasar a continuación, pero tengo la sensación de
que lo último que quiero es ser capturada por ellos.
M
Página | 202
Me esfuerzo por ponerme de pie otra vez y consigo manejar mis
piernas debajo de mí esta vez, pero tan pronto como doy un paso, el
peso de las alas me inclina hacia atrás y me vuelco, directamente sobre
mi espalda. El cielo retumba encima de mí y mi visión se parte de nuevo
como un relámpago, tintado de color rojo mientras sombras se mueven
a través de las nubes.
Mis mejillas se empapan con las gotas de lluvia mientras giro mi
cuerpo, tratando de rodar hacia un lado, sin embargo, las alas debajo
de mí no me permiten hacerlo y caigo directamente hacia atrás. La
lluvia me golpea en los ojos cuando escucho los pasos de la multitud
cada vez más cerca. Me estiro hacia el cielo, deseando poder volar,
pero no tengo idea de cómo. Además, éste parece que está
sangrando. Todo lo hace hasta que parpadeo de nuevo, escuchando
el revoloteo en mis párpados antes de que todo vuelva al color normal.
Eso me da nuevamente un poco de esperanza y motivación.
Invoco toda la cantidad de fuerza que tengo para levantarme en una
posición sentada cuando una de mis alas comienza a aletear por su
cuenta y me tuerzo hacia un lado, cayendo otra vez al suelo fangoso.
Atrapo un vistazo de las personas que ahora se encuentran muy cerca,
y noto a un hombre vestido de negro, liderándolos.
El alcalde —el líder de las Parcas— viene por mí.
Esto es malo.
Muy malo.
—Dame la mano. —La voz de Asher envía euforia a través de mí y
mi mirada busca ansiosamente en la lluvia por él.
Está de pie a mi lado con la mano extendida hacia mí, con una
especie de mirada asombrada en su rostro mientras toma mis alas.
Cameron está justo detrás de él, vestido con su ropa normal, aunque
está empapada y se aferra a su cuerpo musculoso. Me está mirando
con asombro y curiosidad con el libro en las manos, lo cual es algo que
no entiendo, aunque sé que ahora no es el momento para preguntar.
—Lo siento —le digo a Asher por razones que no entiendo,
entonces me acerco a él y deslizo mis dedos entre los suyos.
Con un rápido tirón, me pone sobre mis pies y me tropiezo en sus
brazos, incapaz de mantener el equilibrio. Él me sujeta, sus brazos
Página | 203
envolviéndose alrededor de mi baja espalda mientras sus dedos le
hacen cosquillas a las plumas mojadas de mis alas.
—Espera —susurra en mi oído y obedezco sin discutir—. ¿Listo? —
pegunta. No creo que me esté hablando a mí. Le está preguntando a
Cameron.
—Siempre estoy listo —dice Cameron—. Ella es la que me
preocupa. Y tú. Estás demasiado acostumbrado a volar y ellos nos van a
perseguir.
—Estaré bien… y no tenemos tiempo para ayudarla a prepararse.
Tenemos que llegar lo más lejos de aquí que podamos. —Tan pronto
como las palabras salen de su boca escucho el sonido de una voz
flotando desde la distancia, llamando. Cuando miro hacia arriba, veo a
la multitud y al líder de los Anamotti acercándose a nosotros.
Un montón de ellos son Anamotti puros, las X en sus cuerpos
marcándolos como lo que son, junto con las capas negras que están
usando. También hay algunos humanos poseídos, unos cuantos de los
cuales conozco. Raven. Mi hermano. Mi madre. Incluso el tío de Asher
está ahí. Dios, Alton tiene a toda la ciudad en la palma de sus manos y
me pregunto cuánto tiempo pasará hasta que los mate a todos.
—Tenemos que irnos. Ahora —demanda Asher.
—¿A dónde vamos? —Lo miro, las gotas de lluvia cayendo contra
mis ojos.
Me da una pequeña sonrisa, creo que para tratar de consolarme,
pero puedo decir que mi mirada lo está poniendo nervioso. Eso también
me está poniendo nerviosa a mí.
—A algún lugar seguro.
Unos pocos estruendos de truenos más tarde, veo un relámpago
destellar líneas plateadas a través del cielo. Entonces el chasquido de
algo más suena fuerte y de repente estoy siendo lanzada. O tal vez
estoy siendo levantada hacia arriba. Volando. Cayendo. Es difícil de
decir. Todo lo que sé es que Asher me está sosteniendo, nuestros
cuerpos presionados de forma tan estrecha que su calor se mezcla con
el mío. La oscuridad se arremolina alrededor de nosotros como un
embudo. Todavía puedo ver el río, el puente y la ciudad entera debajo
de nosotros junto con el coche crujiendo sobre los arbustos justo a un
Página | 204
lado de la orilla del río, pero todo está tan lejos que me doy cuenta de
que estamos flotando en el cielo.
Alaridos y gritos de persecución detrás de nosotros mientras
algunos de los Anamotti se levantan, tratando de seguirnos; sus capas
se materializan mientras se elevan hacia el cielo.
—Aguanta —susurra Asher, y sin discutir, me agarro fuertemente a
él, envolviendo mis piernas alrededor de su cintura y sosteniéndome con
un agarre de muerte.
Un segundo más tarde, estamos siendo lanzados hacia adelante,
absorbidos por la oscuridad que nos rodea. Es como ir por un túnel, con
luces parpadeantes, y el aire frío golpeando mi cara. Los susurros hacen
eco a mi alrededor y la oscuridad continua rozando mi piel, que es
cuando me doy cuenta que la oscuridad es un velo de sombras.
—¿Estamos en un reino de Sombras? —pregunto, mirando a Asher
mientras volamos a través de las sombras por una corriente invisible.
También es extraño verlo, porque ellos se mueven y nosotros nos
movemos y los dos combinados hacen parecer que no nos estamos
moviendo. También susurran, pero no entiendo lo que están diciendo,
como si estuvieran hablando en código.
Asher asiente, su rostro apenas visible con sólo la luz del ambiente
a nuestro alrededor, pero puedo decir que está tratando de
concentrarse en llevarnos a alguna parte.
—Es la única forma de que podamos salir de aquí.
—¿Pero no puede el Anamotti entrar aquí? —pregunto, mirando a
Cameron volando justo frente a nosotros.
Me da una rápida mirada.
—Es por eso que tenemos que movernos rápido —dice con
preocupación.
Y nos movemos rápido mientras lo hacemos, yendo tan rápido
que empiezo a marearme entre más aire fluye por mi cuerpo y más
pequeñas se vuelven las cosas debajo de mí.
Estamos volando cada vez más alto. Las cosas se están volviendo
oscuras. Siento que voy a vomitar. Finalmente, me doy por vencida con
observar y entierro mi rostro en el pecho de Asher. Cierro los ojos y me
Página | 205
digo que todo estará bien. Que saldremos de eso. Sin embargo, en el
fondo, sé que estoy equivocada.
Casi nadie queda en mi vida, al menos en la línea de los
humanos, y ahora el destino de todas las almas del mundo está en mis
manos. Voy a tener que tomar una decisión. Voy a tener que hacer un
sacrificio.
Voy a tener que matar a alguien que amo.
El problema es que no estoy segura de que ame a nadie en este
momento. Entonces, ¿qué significa eso? ¿Quiere decir algo más?
Sigo pensando las mismas cosas una y otra vez, sintiéndome a la
deriva del sueño entre más tiempo pasa. Ni siquiera sé cómo es posible,
sin embargo, teniendo en cuenta la cantidad de adrenalina corriendo
por mí, se siente como si pudiera quedarme dormida en los brazos de
Asher, aquí mismo en medio del reino de las sombras. Estoy a punto de
dejarme llevar, cuando escucho algo susurrar mi nombre.
—Aguanta, Ember.
Mis párpados se abren. Todavía estamos volando a través del
Reino de las Sombras, pasando rápidamente por debajo de nosotros.
Las Sombras fluyen a nuestro alrededor; algunas de ellas nos alcanzan,
pero Asher las esquiva fácilmente, zigzagueando de un lado a otro.
—¿Qué pasa? —pregunta Asher, sintiendo mi tensión.
Niego, mirando la pared de Sombras a mi derecha, mi visión se
mueve rápidamente otra vez. Se vuelve más desafiante. Más oscura.
Más audaz. La formación de una forma en mi rostro con unos ojos que
sólo se parecen a los míos; unos que no he visto en años.
—Papá —susurro mientras eso se extiende fuera de la superficie
como una estatua hecha de obsidiana.
Él me mira por un momento antes de que sus labios comiencen a
moverse de forma antinatural.
—No confíes en nadie más que en ti misma —dice—. Todavía
tienes un lago camino por delante, lleno de difíciles decisiones.
—Lo sé —digo—. Sin embargo, ¿cómo hago para saber lo que
está bien o mal?
Página | 206
—Sólo hazlo —dice—. Has llegado hasta aquí, eres el último Ángel
Sombrío, lo que significa que eres la más fuerte, y el Anamotti lo sabe.
Ellos te temen.
No estoy segura de si le creo.
—No me siento de esa forma.
—Pero lo eres. —La estatua comienza a agrietarse—. Sé que vas a
hacer lo correcto al final.
—¿Eras tú? —pregunto—. Ese día en el ático.
Juro que la masa oscura sonríe.
—¿Cómo podría no proteger a mi niña cuando el líder de los
Parcas está detrás de ella…? —Su voz se aleja flotando.
—¡Papá, espera! —lo llamó, pero las piezas se desmoronan y se
desintegran hechas polvo.
Sin siquiera pensarlo, trato de escabullirme de los brazos de Asher,
tratando de llegar a él, tirar de él hacia mí, aunque no pueda verlo más.
A pesar de que Asher lidia conmigo, sus brazos se niegan a soltarme,
presionándome más cerca de su pecho.
—Ember, quédate quieta —dice suavemente. Me pregunto si él
vio lo que yo vi—. No quiero dejarte caer.
—Creo que vi a mi padre. —Me retuerzo y me empujo contra su
pecho—. Asher, déjame ir.
—No —dice con una terquedad implacable—. Si te suelto, te
caerás.
Miro hacia la pared de Sombras donde estaba mi padre, pero
ahora se ha ido y entonces veo el suelo debajo de mí. A pesar de que
esto me mata, dejo de luchar, dejando que la somnolencia se haga
cargo. Mi corazón se está destrozando nuevamente, una y otra vez; al
igual que la primera vez que él desapareció.
Página | 207
Traducido SOS por Ritita
Corregido por katiliz94
a Parca había vuelto, grande y siniestra, parada en las
sombras de mi cuarto al lado de mi vestidor como un
fantasma. Sus ojos iluminan la noche mientras su presencia
hace estremecer el aire, y pone la piel de gallina de mis brazos mientras
estoy sentada en la cama.
Es tarde; la luna en un sólido aro lleno con su luz que destella a
través de mi ventana e ilumina dibujos dispersos y poéticos sobre mi
pared; las palabras de la Parca parecen muy interesantes mientras las
lee.
—¿Que estás haciendo aquí? —Pregunto a la Parca que me ha
dado caza desde que era una niña; la que siempre parecía volver justo
cuando yo creía que había desaparecido de mi vida para siempre—
.Pensé que te fuiste.
—Volví, —dice simplemente, la capucha sobre su cabeza cubre
su cara de mí, mientras da un paso fuera de las sombras y dentro de la
luz de la luna, el brillo de la luna golpea su cara—. Necesito decirte
algo.
Sacudo la cabeza y envuelvo los brazos alrededor de mi mientras
me alejo de la puerta, lo suficiente para correr, pero sé que él
simplemente me seguiría. Siempre lo hace.
—No hay forma. No quiero escuchar nada de lo que digas… solo
quiero irme.
Da otro paso hacia mi cama, viendo cómo crece con cada
movimiento.
—No digas mentiras, Ember Rose. Sabes que me extrañaste.
L
Página | 208
—Mentira, —digo, pero no es completamente verdad. Algunas
veces, cuando estoy realmente sola, cuando mi madre se va por las
drogas, mi padre roba coches y mi hermano esta fuera con su novia de
la secundaria, deseo que él esté aquí—.Nunca te extrañe cuando te
fuiste.
Sacude la cabeza y el resplandor de sus ojos se ilumina,
resaltando los rasgos de su cara.
—Otra mentira, pero lo dejare porque vine aquí a decirte algo
importante.
Muevo las manos para cubrirme las orejas.
—No quiero oírlo.
—Es todo acerca de tu padre, —dice rápidamente. Con eso, mi
mano cae a mi regazo.
—¿Qué pasa con él? —Pegunto preocupada, sabiendo que
nunca puede ser algo bueno que la Parca se muestre en tu cuarto y
diga que sabe algo sobre tu padre.
Acorta la distancia hacia mi cama y luego está sobre mí.
—Va a morir.
Sacudo la cabeza, alejándome de la sensación de su muerte
fluyendo fuera de su cuerpo y tratando de entrar en mí.
—Estas mintiendo.
Se hunde en mi cama, casi sentándose sobre mis piernas como
sintiéndose en casa.
—Nunca miento. Sabes eso.
—No sé nada más que algunas cosas que me mostraste algunas
veces y me hicieron sentirme loca.
—Ese es mi trabajo.
—Bien, es un jodido trabajo, —le digo—. Que te hace sentir sucio.
Se ríe, casi sonando humano excepto por que sus ojos son
brillantes y viste una capa.
Página | 209
—Me encanta tu sentido del humor. Tú y yo realmente vamos a
estar juntos.
—No, no lo estaremos, —protesto—. Porque tú te iras de nuevo.
—Veremos si sientes lo mismo cuando te diga lo que se, —dice.
Contengo el aliento, esperando que me diga lo que sabe, aunque sé
que debería correr hacia la puerta—. He sido enviado a una misión, —
empieza—, para coleccionar valiosas almas.
Trago con fuerza, un estremecimiento frio se arrastra dentro de mi
cuerpo.
—¿Qué almas?
—Creo que estas lista para saber la respuesta, pero solo para ser
claro, es la de tu padre.
—Pero él no está muerto, —me enfrío, agarrándome al borde de
la manta—. No puede estarlo.
—No lo está todavía, —contesta la Parca, levantándose—. Pero
tan pronto recoja su alma, morirá.
Agarro su capa, a pesar de la inicial urgencia de no tocarlo.
—Espera, por favor no lo hagas. Por favor.
Me mira sobre sus hombros.
—Es mi trabajo, princesa.
—Pero te pido que no, —digo, rogándole mientras sostengo su
capa y me arrodillo en mi cama.
—Por favor, él es el único en mi familia que es bueno conmigo.
—¿Crees que me preocupo, —pregunta—,por ti?
—No lo sé… ¿Pero estas aquí, verdad? Y eso tiene que significar
algo.
Pierde el ritmo y entonces rápidamente sale hacia la puerta,
haciendo girar la capa tras él.
—Te doy unos minutos para decírselo, —dice y luego abre la
puerta—. Entonces hare lo que tengo que hacer.
Página | 210
Sale del cuarto y yo salto sobre mis pies corriendo fuera de la sala.
Esta oscuro y la casa está en silencio, la temperatura helada y
agobiante, llevando una advertencia de que la muerte estaba aquí.
Que está a punto de llevarse el alma de mi padre, lo cual significaba
que mi padre va morir.
No. No dejaría que pasase.
Rápidamente atravieso la oscuridad y debajo de las escaleras,
corriendo por el teléfono de la cocina, marco a casa de mi padre, pero
no responde, entonces lo intento con su móvil. Esta desconectado.
Cuelgo. Mirando alrededor de la cocina en un intento por averiguar
qué hacer. No podía decírselo a mi madre si estuviera aquí, o a mi
hermano. Aunque, aun si uno de ellos estaba sobrio, nunca me creerían.
Sin ser capaz de encontrar otra solución, hago algo que sabía
que sería estúpido. Llamo a la policía y reporto la muerte de mi padre, y
mientras las palabras dejan mis labios, juro que escucho la risa de la
Parca haciendo eco alrededor de mí.
Página | 211
Traducido por Meghan Fray y SOS katiliz94
Corregido por katiliz94
uando me despierto, estoy rodeada por una delgada
nube de niebla que se disuelve rápidamente. Puedo decir
que mis alas aún están fuera de forma que se siente como
si estuviera descansando sobre un montón de almohadas. No estoy
segura de dónde estoy. En una cama, eso lo puedo decir, pero la
habitación donde estoy parece que pertenece a una casa de campo.
Las paredes son de madera. Vides y flores crecen sobre la barandilla en
el techo. Hay un armario en la esquina y un espejo en la pared más
lejana. También hay cuadros en las paredes, algunos son de paisajes,
de ángeles y otros son abstractos llenos de colores vibrantes y formas
intrincadas.
—¿Dónde estoy? —murmuro, parpadeando los ojos.
—Estás en un lugar seguro donde las Parcas no pueden llegar a ti.
—El sonido de la voz de Asher besa mi piel, pero al mismo tiempo me
repugna, algo escondido dentro de mí grita que me mantenga alejada
de él, que necesito, quiero, escuchar la voz de alguien más. Alguien que
me llama princesa.
Ignoro la voz de mi mente y giro la cabeza a un lado. Asher
aparece por la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho. Se ha
cambiado de ropa y ahora está usando una camisa gris, vaqueros
oscuros y botas. Su pelo negro como la tinta está un poco húmedo
como si acaba de salir de la ducha, mientras que el cansancio en sus
ojos ha disminuido ligeramente.
—¿Cómo te sientes? —pregunta con cautela, su mirada se
enfoca en cada centímetro de mí mientras me incorporo.
C
Página | 212
Empujo las mantas, luchando para mantener mi cuerpo en
posición vertical, ignorando la protesta de mis alas que revolotean sin
control y chocan contra la pared detrás de mí.
—¿Qué pasó?
Camina hasta el centro de la habitación con cautela, mientras le
echa una ojeada a mis alas, el deseo llena sus ojos y hace que mi piel
hormiguee.
—Cameron te puso en un estado de somnolencia. —Suspira,
desplegando los brazos—. Es una cosa estúpida que las Parcas poseen.
Niego con la cabeza, tratando de encontrar los nervios que
controlan mis alas para parar el aleteo.
—No, eso no... —Me froto los ojos varias veces mientras el rojo
nubla mi visión de nuevo—. Quiero decir, ¿qué diablos pasó ahí? Con
las Sombras... y estuviste hablando con Cameron así... ¿Por qué?
Toma pasos largos al lado de mi cama y todavía parece nervioso
y tenso mientras cambia su peso con inquietud. Luego, con renuencia,
baja junto a la cama como si estuviera haciendo una reverencia ante
mí.
—No he sido completamente sincero contigo.
Me llevo una de mis rodillas al pecho y envuelvo los brazos sobre
ésta para sostener mi cuerpo.
—Pensé lo mismo.
—Y lo siento por eso. —Hace una pausa, estudiándome con una
mirada que hace que el calor de mi piel y mi temperamento suban,
pero la ira se dirige más a mí misma—. ¿Recuerdas que te dije que
tenías que tomar una decisión si querías ser una Parca o Ángel de la
Muerte? —pregunta y yo asiento—. Bueno, he dejado una parte
importante de la historia.
Frunzo el ceño mientras me inclino hacia adelante, tratando de
conseguir más espacio para mis alas.
—Supongo que tiene que ver con Cameron.
Página | 213
Asiente con la cabeza, su mirada se dirige a mis alas y por un
momento fugaz, destellos de anhelo se reflejan en todo el rostro.
Esperaba que él me agarrara y me tomara aquí en la cama... lo que no
suena tan mal, pero al mismo tiempo sí lo hace.
—Tiene que ver con Cameron. —Juega con su perforación en la
ceja cuando elige las palabras cuidadosamente—. Cameron se
enfrentó a una elección, también. —Hace una pausa de nuevo y siento
la tensión—. Porque es mi hermano. Mi hermano gemelo.
Tarda un segundo o dos para que lo que está diciendo se registre.
Entre todo lo que ha pasado, creo que he entrado en un estado de
shock y eso hace que sea difícil de procesar las cosas que parecen tan
poco realistas.
Cuando hablo mi voz sale extrañamente tranquila.
—Entonces optó por su sangre Parca —le digo. La historia suena
extrañamente como mi propia historia: si elijo el mal o el bien. Parca o
Ángel, ahora tengo un ejemplo de cada uno. De lo que podría llegar
dependiendo de lo que escoja. Y ahora tengo que elegir. Las alas
creciendo de mi espalda son la prueba, pero ¿por qué sólo las alas?
¿Dónde está el signo de mi sangre Parca?
—Mi madre nos tuvo a los dos y ambos enfrentamos la misma
decisión —explica Asher presionando los labios cuando mis alas
tiemblan sin razón dada. Sigo esperando a que él diga algo, sin
embargo, es como si estuviera asustado—. Elegí aceptar mi sangre
Ángel y él decidió aceptar su sangre Parca.
—¿Así que erais… sois hermanos? —le digo, todavía procesando
que todo este tiempo han sido hermanos. Durante todo este tiempo los
dos me han escondido la verdad. No estoy segura de cómo me siento
al respecto, si debería sentir algo al respecto, ya que parece que hay
tantas más cosas de qué preocuparse, cosas peores.
Él asiente con la cabeza.
—Por desgracia lo somos.
El pasado comienza a tener un poco más de sentido. Por qué
siempre se peleaban mucho. Por supuesto por ser de diferentes
especies, pero al ser hermanos hace las cosas más complicadas.
Página | 214
—¿Así que no sabe quién es tu padre?
Niega con la cabeza, con los ojos fijos en los míos.
—Es la maldición de tener una Parca como padre, no son los
mejores padres. Además, el nuestro... bueno, él no quería tener nada
que ver con nosotros.
Su tristeza comienza a llegar a mí y tentativamente pongo una
mano en la mejilla sin afeitar, tratando de consolarlo, aunque yo
también quería ser consolada.
—Lo siento. No sólo por tu padre y sin saber exactamente quién
es, sino por Cameron siendo tu hermano.
Sus labios se curvan en la sonrisa más triste que he visto nunca.
—No tienes que sentirse mal por mí, tienes tus propios problemas
familiares también, y te mentí.
Se siente como si debiera estar más furiosa con él, pero al mismo
tiempo, no estoy segura de que me gustaría admitir que Cameron era
mi hermano.
—Asher, mi madre... la vi de nuevo en la multitud... —Retengo las
inminentes lágrimas—. ¿Está muerta, verdad? —Lo digo como una
pregunta, pero ya sabía la respuesta—. ¿Era un Ángel Sombrío
también...? Dijo algo acerca de mi abuelo siendo uno.
—No estoy seguro... —vacila pero entonces algo parpadea en sus
ojos, falsa esperanza quizás. Entonces rápidamente sacude la cabeza y
agarra mis piernas, tirando de mí hacia él—. No sabemos con certeza
que ella esté muerta —dice, sus manos subiendo por la tela de mis
pantalones vaqueros rasgados hasta llegar a mis caderas—. Podría
fácilmente ser el Anamotti jugando con tu cabeza.
—Pero tal vez no, sobre todo porque pensabas que era de sangre
pura. —Respira profundo. Sigue respirando. Mi madre puede no haber
sido la madre más grande en el mundo, pero la idea de perder a otro
padre me duele en el corazón, me quema el alma y me hace sentir tan
sola.
—No estoy seguro. Pero puedo tratar de averiguarlo, aunque
probablemente llevará algún tiempo. —Hace una pausa, en conflicto—.
Sólo quiero asegurarme de prepararte para lo que me entere.
Página | 215
—¿Te refieres a prepararme por si está muerta? —Mi brusquedad
le molesta, sin embargo se compone rápidamente y asiente con la
cabeza—. Prepararme para otra pérdida de un miembro de la familia.
—Una revelación atroz hace clic dentro de mi cabeza. Si acabara
eligiendo el lado bueno de todo esto, todavía terminaría sola, si mi
madre está muerta.
—No sé por qué estás dándole falsas esperanzas —dice Cameron,
materializándose en la puerta, luciendo como si acabara de ducharse y
afeitarse: su piel está lisa, con el pelo rubio perfectamente peinado y su
camisa de color negro y pantalones vaqueros sin arrugas—. Sabes tan
bien como yo que eso no fue una broma. Que su madre está
probablemente muerta... Que Ember tiene sangre pura y por eso es la
última en pie... —Cierra los ojos e inhala profundamente—. Puedo sentir
el alma de su madre en el aire, junto con un montón de otros a la
espera de ser recogidos. —Vuelve a abrir los ojos—. Por suerte para ella
las Parcas parecen estar preocupadas en seguirte la pista en este
momento, por lo que su alma tiene algo de tiempo en su cuerpo, pero
aún así, ella está muerta.
—Bueno, tal vez puedes traerla de vuelta después —digo,
sabiendo que estoy pisando terreno peligroso—. Así como lo hiciste con
ese tipo en el callejón.
Eleva las cejas hacia mí con un brillo de diversión en los ojos.
—¿Quieres pagar ese precio otra vez? —Sonríe, mirando mi
cuerpo de pies a cabeza y se siente como que me está tocando, y sin
embargo no lo está—. Sólo que esta vez el precio es mucho más alto.
Le frunzo el ceño, pero una parte de mí quiere correr, abrazarlo y
agradecerle por salvarme dándome el collar.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Dirijo mi mirada a Asher—. Dijiste
que las Parcas no podían venir aquí.
Cameron rueda los ojos, pavoneándose por la puerta como si
fuera el dueño del lugar.
—No puedo, pero los mitad Parca, mitad Ángel puede.
—No entiendo. —Miro hacia atrás y adelante entre los dos—.
¿Dónde estamos?
Página | 216
Asher y Cameron intercambian una mirada y luego Asher suspira.
—¿Recuerdas que dije que me paso la mayor parte de mi tiempo
en un lugar que mi mente crea, en el que yo vivía. Algo así como un
intermedio...? Bueno, estamos allí.
—¿En tu mente? —pregunto, atónita.
Asher vacila.
—Más o menos pero no exactamente.
—Piensa en ello como un lugar que pertenece a una sola persona
—dice Cameron—. Y que una persona puede crear lo que quiera,
construirlo como quieran y sólo deja entrar a quien quiera.
—Suena como un videojuego —comento con el ceño fruncido.
—Se puede ver de esa manera —dice Cameron.
—Bueno ¿quién construyó este lugar? —pregunto.
Asher se señala.
—Yo lo hice.
—Entonces, ¿por qué está él aquí? —Apunto con el dedo a
Cameron—. Cuando todo lo que ha hecho es torturarme.
—¿De verdad lo crees? —Pregunta Cameron con especulación,
echando un vistazo al collar en mi cuello—. Además, te ayudé a volver
allí y todo porque me preocupo por ti, —dice Cameron mientras Asher
se encoge de hombros—. A pesar de lo que piensas.
—No te creo nada —murmuro, odiando sentirme conectada a
ambos. Que, en este momento, me siento en guerra con mis
emociones, queriendo a Cameron pero también a Asher.
—Por supuesto que no. —Cameron se detiene justo ante la cama,
al lado de Asher. Su rostro se contorsiona con disgusto—. Lindas alas, por
cierto. —Su rostro hace una mueca mientras las mira fijamente—. No te
sienta bien este aspecto. —Su cabeza se ladea hacia un lado—. A
pesar de que me encantan los ojos.
Mis dedos se disparan a mi cara y me toco suavemente la piel
alrededor de ellos.
Página | 217
—¿Qué pasa con mis ojos? —En ese momento justo el rojo llena mi
visión de nuevo. Por un momento parece que las paredes están
sangrando.
Cameron se queda mirando a la parte trasera de la cabeza de
Asher como si estuviera mentalmente obligándolo a darse la vuelta y
mirarlo.
—¿Quieres decirselo o lo digo yo?
Miro a Asher que está mirándome con gravedad.
—No quiero decirlo en absoluto —dice con remordimiento.
—Bueno, lo verá con el tiempo. —Da un paso a un lado y hace un
gesto al espejo colgado en la pared—, por lo que bien podría acabar
de una vez.
Espero que Asher dijera algo, pero se pone en pie con una mirada
desgarradora en su rostro mientras se aleja de mí. Al principio, creo que
está tratando de alejarse de mí pero entonces me tiende su mano para
tomarla.
Los nervios se expanden dentro de mi cuerpo mientras tomo la
mano ofrecida. Cuando me ayuda a levantarme, me deslizo hacia
atrás, pero él me sostiene, ayudándome con el equilibrio.
—Mantén los hombros atrás —dice, demostrándolo al levantar los
suyos—. Ayudará un poco.
Asiento y luego echo los hombros atrás, mi pecho sale y retengo
mejor el peso. Luego, con sus ojos fijos en los míos, se dirige hacia el
espejo, guiándome junto con él, dando pequeños pasos mientras lucho
por mantenerme en pie. Cuando llegamos, bloquea mi la visión del
espejo por un momento, reacio a dejarme ver, pero después de mucha
deliberación mental, de mala gana da un paso a un lado y sale del
camino.
Me muevo un poco hacia delante, haciéndolo lentamente hasta
que mi reflejo aparece ante mí.
Alas de negro y rojo.
Altas y fuerte.
Página | 218
Con los hombros curvados.
Maldita con el peso.
Ojos como ceniza.
Piel como la nieve.
Labios de rojo sangre.
Oscuras líneas.
Veteadas con la muerte
Debajo de los ojos negros.
Vinculados con el lado del mal
Pero debajo de la superficie
El bien aún se mantiene vivo
Ardiendo como cenizas
Desesperado en quemar
Pero el frío en su interior
No lo permitirá.
—Oh. Dios mío —respiro, tratando de alcanzar mi cara y pasando
los dedos por debajo de los ojos negros que no me pertenecen, pero de
alguna manera lo hacen—. Estoy horrible.
Asher se mueve a mi lado y su reflejo se une al mío en el espejo,
mirándose aún más perfecto al lado de mi cara mutada.
—No eres horrible. Eres hermosa.
Niego con la cabeza, encogiéndome ante la falta de emoción
que los ojos retratan.
—Mira mis ojos.
—Creo que son la mejor parte —comenta Cameron, da un paso a
mi otro lado, con su reflejo uniéndose al nuestro en el espejo.
Estamos juntos, uno a cada lado. Un Ángel en un lado y una
Parca en el otro. Mi cuerpo se siente atraído a ambos, mi sangre
vinculada a ambos. De repente, me doy cuenta de por qué todo el
mundo me decía que tenía que hacer una elección entre el bien o el
Página | 219
mal. En ese momento siempre pensé que no había manera de que
incluso podría ser una opción. Que el bien iba a ganar, no importara
qué.
Sin embargo, ahora, aquí de pie con ambas partes, puedo decir
que va a ser difícil. Pertenezco a ambos lados. Parca y Ángel. El bien y el
mal.
Soy el equilibrio de ambos.
Soy el Ángel Sombrío.
—¿Entonces quieres decir que soy la última? —pregunto,
dándome la vuelta para mirar a Asher.
Él mira a mis alas mientras asiente con la cabeza lentamente.
—Así es.
Sus palabras golpean con fuerza contra mi pecho, y sin embargo
hay un escudo invisible que me protege, uno que pertenece a mi lado
Parca y no me deja sentir el miedo que quiero.
—¿Qué hago ahora? —pregunto—. Quiero decir, ¿cómo puedo
hacer la elección? —Y ¿qué opción escojo? Empiezo a sentir pánico—.
Ni siquiera estoy segura de que puedo tomar esa decisión aún...
Asher coloca una mano sobre mi hombro en gesto reconfortante
y luego mira a Cameron.
—Hay un poco más que eso, Ember.
Cameron roza mis alas mientras se inclina sobre mi hombro,
invadiendo mi espacio personal y quitando la mano de Asher de mi
hombro.
—Por lo que entiendo, Michael y Alton se supone que deben venir
a la tierra para el final de la batalla, dejar que el Ángel Sombrío tome la
decisión, hacer su sacrificio. —Mira a Asher con una sonrisa—. Eso podría
suceder. —Sus ojos se posan en mí. —Pero no creo que las cosas vayan
a suceder exactamente de esa manera por el momento ya que mi jefe
está bastante contento con alimentarse de las almas de Hollows Grove.
—Hace una mueca, como si estuviera molesto por esto y
probablemente esté pensando en lo que me contó de su familia, y que
ahora que lo pienso también sería la familia de Asher—. En realidad,
Página | 220
creo que probablemente lo posponga todo el tiempo posible, al menos
eso es lo que todos susurraban en el Reino de las Sombras. —Detesto
cómo mi cuerpo responde a las palabras de nuestro líder—. Por
supuesto que el libro que tenías de mi querido tío traidor podría ayudar
al menos a superar ese problema.
—Elliot no se nos cruzará —argumenta Asher, llegando por encima
de mi hombro y empujando a Cameron lejos de mí—. Sólo estaba
poseído.
—Lo que tú digas, Ángel. —Cameron se tambalea, pero
rápidamente se recompone y mira al espejo—. Yo lo digo, Parca. Sabes
que es muy difícil saberlo a veces. —Admira su reflejo.
—No, no lo es. Son completamente diferentes. —Replica Asher
con odio en los ojos que se dirigen en su totalidad a su hermano.
Cameron arquea la ceja en mi dirección.
—¿En serio? Porque ella es una especie de prueba viviente de
que los dos coexisten.
Asher niega con la cabeza, furia irradiando de él, pero comienza
a esfumarse después de que un momento o dos pasan.
—No importa —dice—. Sólo tenemos que hacer un plan...
encontrar ese libro y averiguar qué hacer con Ember.
—Averiguar qué hacer conmigo... Espera, ¿encontrar el libro? —
Miro hacia atrás y adelante entre ellos y ambos se ven culpables—. Ya
lo tenemos, ¿no es así?
Asher da a Cameron una mirada de muerte y en respuesta
Cameron pone los ojos en blanco, haciendo una cara exasperante.
—Bueno, lo tendríamos si no me hubieras dejado caer. —Da un
paso atrás de nosotros, subiendo sus manos en frente de él cuando lo
fulmino con la mirada—. Completamente por accidente, por supuesto.
—¿Por qué no me lo creo? —Estrecho mis ojos hacia él—. ¿Por
qué tengo la sensación de que lo has escondido en el Reino de las
Sombras para que puedas volver y conseguirlo por ti mismo?
Baja las manos a los lados con una expresión burlona.
Página | 221
—¿Y por qué iba a hacer eso?
—No lo sé. —Me encojo de hombros, dándole actitud—. Tal vez
por la misma razón que Alton lo quiere, sea lo que sea. O quizás
destruirlo, así no voy a ser capaz de ayudar a la ciudad. O tal vez hay
algo más en esas páginas de lo que me di cuenta esa noche. —Lo
fulmino con la mirada mientras doblo los brazos sobre mi pecho—. O
mejor aún tal vez por la misma razón que escondiste a mi padre.
Por primera vez en la historia, la expresión de Cameron se
desconcierta.
—¿Cómo sabes eso?
Quiero retorcerle el cuello.
—¡Porque lo vi ahí! Atrapado en las Sombras... parte de ellas...
¡Maldita sea. Cameron! ¡¿Por qué no me dijiste que estaba allí?!
Se frota la mano por la cara tensa.
—Sé lo que estás pensando, pero no es cierto.
—¿Y qué lo es? —pregunto insondablemente—. Como no estoy
pensando en nada en este momento más que de lo confuso que s todo
esto.
Llega a mí, pero retrocedo y Asher da unos pasos delante de mí,
golpeando la mano de Cameron. Éste le frunce el ceño, sin embargo
luego apunta su atención hacia mí, centrando sus ojos en los míos
mientras deja que cambien al negro para coincidir con los míos, como si
estuviera tratando de ponernos en el mismo terreno.
—Tuve que poner tu padre allí. Era eso o recoger su alma y
dársela a las Parcas.
—¿Está... está muerto? —Sueno ahogada y es difícil respirar.
Tiene un poco de culpa en el rostro.
—Más bien como en el medio —dice. Cuando abro la boca para
gritarle por estar tan tranquilo añade—: Mira, esa era la única manera
de poder dejar de recoger su alma y entregársela a las Parcas. Ya que
los Ángeles Sombríos son almas más poderosas que cualquier otra alma.
Alton no deja que todos revivan, como el hombre en el callejón, o se
Página | 222
entreguen a los Ángeles. Lucha por ellos. Pero no me atrevía a hacerlo,
así que escondí su alma en las Sombras hasta que pudiese averiguar
qué hacer con él. Y debes de estar agradecida. Alton odia a mi familia
aún más ahora y se ha propuesto conseguir más muertos para
engrandecerse y así destruirnos.
—¿Por qué no me lo dijiste? —pregunto, pero tan pronto como la
pregunta sale de mi boca, me doy cuenta de lo tonta que es—. No
importa. Probablemente fue sólo otro de tus trucos para joder mi
cabeza.
Pánico destella de sus ojos y de repente está corriendo hacia mí,
empujando Asher y poniendo sus manos sobre mis hombros.
—Lo hice porque me preocupo por ti. De lo contrario, su alma
pertenecería a las Parcas en este momento.
No estoy segura de cómo responder. No es seguro de si está
diciendo la verdad o no. No sé por qué me ha estado ayudando, pero
al mismo tiempo parece que está trabajando en mi contra. Su mano
está en mi brazo y la forma en que me mira es absolutamente
vergonzosa con Asher observándonos.
Escapo de sus manos y retrocedo.
—¿Cómo lo sacamos? —pregunto.
—Todavía estoy pensado en ello —admite. No tengo ni idea de si
lo dice en serio o no. Nunca lo sé con él—. Se escapó una vez cuando
te hizo una pequeña visita, pero sólo como una Sombra y estaba
todavía unido al Reino de las Sombras... Ahora mismo no tengo ni idea
de cómo sacarlo, cómo sacarlo de su forma de Sombra. —Levanta las
manos delante de sí cuando le frunzo—, oye, no me mires así. No lo hice
a propósito. Sólo estaba tratando de ayudar.
—Pues la próxima vez que ayudes, asegúrate de estar realmente
ayudando. —Le digo enfadada, pero al mismo tiempo me siento mal
por ser tan grosera, porque a pesar de que tiene a mi padre atrapado
en el Reino de las Sombras, estaba tratando de ayudarle a su extraña
manera.
—Vamos a buscar la manera de sacarlo —murmura Cameron,
pareciendo perplejo.
Página | 223
El silencio se hace pesado y puedo oír el agua corriendo en la
distancia, así como los pájaros cantar y bailar al viento. Parece que la
naturaleza está a nuestro alrededor, por lo que me pregunto cómo se
ve por la ventana.
—¿Qué hacemos ahora? —Rompo el silencio—. Hollows Grove
está poseído y si mi presagio de muerte es correcto, entonces Alton va a
matar a toda la ciudad. Y el libro se ha ido... aunque si conseguimos
contactar con ese tipo, August, entonces tal vez podamos encontrar la
manera de liberar a todas las almas y vencerlo sin el libro. —Echo un
vistazo a Asher con decepción—. Pero supongo que no tienes wifi aquí.
Asher se ve cerca de la risa pero se detiene al juntar los labios.
— No, pero encontraremos juntos una manera, Ember.
—La encontraremos —dice Cameron, rodando los ojos mientras
me enfrenta—. Como si fuera tan sencillo. Incluso si pudiéramos
encontrar la manera de conseguir el libro y salvar la ciudad y luego de
hacerla tomar su decisión, pienso que tú y yo, e incluso mi precioso
hermano por allá, sabe que estás en conflicto, al ver la forma en que
has vivido de buen grado tanto de ambas vidas y sientes la oscuridad y
la luz dentro de ti.
Echo un vistazo a Asher, tratando de decir si está creyendo esta
mierda, pero evita contacto visual conmigo.
—Tenemos que recuperar el libro —dice Asher, cambiando de
tema—. Liberar las almas y luego espero poder hablar con nuestro tío y
obtener algunas respuestas.
—Sí. Las respuestas serían buenas —dice Cameron—. Hay un
montón de preguntas sin respuesta, bueno salvo por el sacrificio del que
ella ama. —Cameron me guiña un ojo—. Eso ya lo sabemos. —Entonces
inclina la cabeza hacia un lado, reflexionando sobre algo—. Aunque no
sabemos a quién va a escoger para eso.
Con ningún control de mis emociones, levanto la mano para
abofetearlo. Sorprendentemente Asher sujeta mi brazo.
—No vale la pena. Sólo está haciendo esto para perturbar tu
cabeza.
Página | 224
—Si ese es el caso, entonces ¿por qué estoy dándoos todos mis
secretos de Parca a vosotros dos en bandeja de plata? —pregunta
Cameron molesto—. Estoy más o menos de tu parte, sea lo que sea y tú
me tratas como una mierda.
—Debido a que piensas que te escogerá —interrumpe Asher
rápidamente mientras bajo mi mano—. Porque en el fondo te
preocupas por ella, y al final, incluso si eso significa que tiene que
matarte, quieres que te ame.
Mientras la vergüenza nos rodea, me pregunto en secreto si lo que
Asher está diciendo es cierto. Si es así como Cameron se siente. Me
pregunto si se aplica a Asher también. Si no le importa si yo lo sacrifico si
eso significa que lo amo.
La tensión se rompe cuando Cameron de repente agita el brazo
delante de él y su capa aparece y envuelve su cuerpo, cubriéndolo.
—Huyendo, ¿eh? —pregunta Asher en un desafío, cruzando los
brazos.
Cameron le lanza una mirada molesta mientras se quita la
capucha de la cabeza.
—No, voy a ir a buscar el libro. —Luego voltea su capa y las
sombras suben a su alrededor mientras una niebla sale de las tablas del
suelo, llevándoselo.
Asher se lanza a por él, pero la niebla ennegrecida se desvanece
rápidamente y termina chocando con el espejo.
—Maldita sea —maldice, pateando la pared.
Me quedo momentáneamente congelada, sintiendo un nudo en
el estómago, uno creado por el hecho de que él me dejó y esa parte
de mí quiere que él regrese. Entonces la realidad me alcanza y mi
cabeza se mueve bruscamente en dirección a Asher.
—¿Hay que ir a buscarlo antes de que llegue al libro? —pregunto
a Asher—. No podemos dejar que lo tome, especialmente si él lo quiere.
—Porque aunque dice que lo está haciendo por mí, no lo creo por
completo. Nunca confíes en nadie. Se está convirtiendo en mi lema de
vida.
Página | 225
Asher se muerde el labio, mirando el lugar donde Cameron
desapareció.
—No puedes regresar de esa manera y la otra forma es imposible
usarla estos momentos.
—¿Por qué?
—No puedes regresar al Reino de las Sombras porque los Anamotti
ya estaban invadiendo el lugar cuando nos fuimos. —Gira la cabeza
para mirarme y me alegro de ver que se ha calmado—. Y no puedo
dejarte porque este lugar no va a existir sin mí, sólo existe en mi cabeza.
Una vez que me haya ido, desaparece. —Hace una pausa—, Y la única
manera de salir de aquí es volar y desafortunadamente tus alas son casi
tan inútiles como la mías en este momento, ya que no sabes cómo
usarlas.
Me tenso.
—¿Pero y si alguien consigue entrar aquí? —Pánico corre por mí—.
Asher, Cameron tiene razón... no estoy lista para tomar esa decisión por
el momento. —Mientras me doy cuenta de lo que he dicho, agrego—:
No estoy dispuesta a sacrificar la vida de alguien.
Él busca en mis ojos fijamente y luego su mirada se desplaza
pausadamente sobre mí, deteniéndose un segundo o dos más en la
cinta de mi camisa, que está empezando a deshilacharse y aflojarse.
—Sé que no lo estás. —Me mira mientras diversas emociones se
reflejan en sus ojos, algunas que hacen calentar mi sangre y algunas
que me dan ganas de correr hacia la puerta—. Y hasta que lo estés, voy
a mantenerte aquí. No pueden llegar a ti si estás aquí.
—¿Estoy a salvo aquí sin embargo? —
—Por un tiempo, sí.
Me esfuerzo por mantener la respiración, mi pesado pecho
desatando la cuerda incluso más, lo cual provoca que mis pechos
salten a la libertad. Asher lo nota más cuando los mira a través de ojos
nublados.
—No puedo creer que esto esté ocurriendo.
Aparta la mirada de mi escote.
Página | 226
—Sé que ahora es escalofriante, pero ahora tu seguridad está
conmigo, Ember. Y averiguaremos como termina esto, como detener a
Alton de matar a la ciudad y conseguir prepararte para tu elección. —
Finge estar sereno, pero noto que está tembloroso—. La que sea que
pueda ser.
Quiero decirle que ya lo sé. Que es él, pero sería una mentira
porque no tengo ni idea de lo que estoy sintiendo por él o por Cameron
—o en realidad por cualquiera. Todo es tan confuso.
También debe sentirlo porque me corta mientras se mueve hacia
la ventana.
—¿Quieres ver algo increíble? —Pregunta y asiento, aliviada de
que esté dándome un respiro.
Viéndose un poco nervioso, aparta las cortinas negras,
mostrándome la vista del exterior. Ni siquiera estoy segura de cómo
responder ante la surreal escena ante mí. Las nubes que cubren el cielo,
el césped el cual rodea la casa. Una colosal cascada en la distancia
cae sobre rocas y choca contra el suelo. Árboles floreciendo hasta la
tierra y flores de todos los colores creciendo desde el suelo, girando
alrededor de los troncos y las ramas.
—Es precioso, —digo, dando un paso hacia adelante y situando
las manos sobre el cristal.
Me observa.
—Creé este lugar porque lo veo como perfecto y nadie puede
venir aquí a menos que yo se lo permita. —Toma mi mano, acariciando
con el dedo mis nudillos—. Prometí que no dejaría que nada te
ocurriese.
Cuando me mira a los ojos, siento que algo viene a la vida dentro
de mí, pero no estoy exactamente segura de que es. Aunque, es cálido
y bienvenido, por lo que le permito crecer y apoderarse de mi cuerpo.
Una sonrisa lentamente se eleva en el rostro de Asher.
—Tus ojos han vuelto a la normalidad.
Miro en el espejo y dejo salir un suspiro aliviado ante la visión de
mis ojos grises, normales.
Página | 227
—Gracias a Dios. —Aunque, de nuevo, mi voz interior se ríe de mí,
recordándome que estoy conflictada entre el bien y el mal. Esa
oportunidad no es permanente. —Ahora si solo puedo apartar las alas,
entonces tal vez pueda sentirme normal de nuevo.
Los ojos de Asher se oscurecen con hambre mientras me mira a los
ojos luego a mi pecho, después a mis alas y regresa a mis ojos.
—En un momento te mostraré como. —Libera mis manos y da una
vuelta hasta el frente de mí, deliberadamente echándome un vistazo
de cabeza a pies—. Pero primero quiero hacer algo. —Se inclina hacia
mí—. Y sé que no hay mucho que aún no sepamos. —Sus labios se
acercan más y mi estómago da vueltas—. Pero ahora estás tan preciosa
y solo quiero tocarte durante un momento.
Tiene razón. No hay mucho que decir. Mucho que arriesgar, y
deberíamos estar centrándonos en eso, pero aun así, permanezco
inamovible, esperando que sus labios toquen los míos. Cuando lo
hacen, cálido y fiero líquido se esparce por mis venas y expande por mi
cuerpo. La sensación solo aumenta mientas su lengua se desliza en mi
boca y su anillo de la lengua roza mis dientes. Gime cuando me acerca,
sus dedos instantáneamente buscando la cinta y tirando de ella. mis
pechos se liberan, y cuando suavemente coge uno de ellos, casi
exploto, mi cuerpo necesitando más y al mismo tiempo, algo me
detiene. Una barrera, creada por mi sangre Parca, diciéndome de no
besarlo, sino matarlo, absorber su vida de su cuerpo. La sensación solo
aumenta cuando comienza a llevarme hasta la cama, agarrando mis
pechos mientras está besándome fervientemente.
Finalmente se convierte en demasiado y me aparto,
sacudiéndome de cabeza a pies tales horrendas sensaciones que me
atraviesan.
—¿Qué está mal? —dice Asher, sus ojos un poco vidriados
mientras busca los míos.
—No es nada. —Mi voz tiembla y tomo un profundo respiro antes
de decir algo que me hace odiarme a mí misma—. Simplemente no me
siento muy bien. —Muevo las alas en mi espalda, sintiendo lágrimas de
culpa pincharme en los ojos.
Me mira con sospecha, casi como si supiera que estoy llena de
mierda, pero rápidamente se evapora y la simpatía lo reemplaza.
Página | 228
—Eso es completamente entendible, considerando lo que estás
pasando.
Las lágrimas brotan de mis ojos. Ni siquiera estoy segura de porque
estoy llorando, si es de culpa porque realmente quiero besarlo, o porque
no conseguí beber su vida.
—Hey. —Corre hacia mí y sitúa mi cara entre sus manos—. Está
bien. Todo va a ir bien.
Contengo las lágrimas, pero siguen luchando por salir.
—¿Sin embargo, cómo sabes que lo estará? Porque, ahora, todo
se siente increíblemente mal.
—Sé que lo hace. —Sus ojos están llenos de calidez y compasión—
. Cuidaré de ti. Me aseguraré de que todo va bien.
Asiento, sintiendo la culpa creciendo, como ladrillos, y
machacándome desde dentro.
—Gracias.
—Ni siquiera necesitas agradecérmelo, —dice con sinceridad y
entonces se inclina para darme un rápido beso en los labios antes de
apartarse—. Ahora, voy a mostrarte como apartar las alas y luego
trabajaremos en volar.
—¿Y a donde vamos a ir si puedo volar? —Pregunto—. Pensé que
dijiste que estaba segura aquí.
—Lo estás. —Se encoge de hombros—. Pero tal vez volaremos
hasta Nueva York si llegamos a la mitad. —Me da una media sonrisa
triste—. Las posibilidades en realidad son infinitas, pero quiero
asegurarme de que estás preparada en caso de que algo ocurra.
Asiento, un poco aliviada. No solo debido a lo que dijo, sino a que
me las arreglé para apartar a mi lado Parca y no matar a Asher.
Aunque no puedo evitar preguntarme cuando puedo luchar contra él.
¿Sinceramente, cuánto tiempo tendré hasta que mi verdadero lado
salga?
¿Y qué lado será mi autentico lado?
Página | 229
Hasta que conoció a Asher, la vida
de Ember siempre había sido sobre
la muerte.
Estar cerca de Asher, sin embargo,
y poder tocarlo la ha cambiado y
la hizo sentir viva por primera vez.
Pero ahora él se ha ido, dejándola
de nuevo en su aislamiento, con el
vacío de no poder ser tocada y
con la maldición del Ángel Sombrío.
Mientras la batalla estalla entre
Ángeles de la Muerte y Parcas, ella
desesperadamente busca
repuestas sobre quién es, de dónde
vino y qué necesita para detener la
batalla. Pero las cosas se
complican cuando Cameron
regresa a su vida y comienza a
invadir sus pensamientos y
emociones.
Ember trata de mantenerse cuerda mientras la línea entre la vida y la
muerte se desdibuja. Vidas son amenazadas y tomadas. Homicidios hay
por todos lados. Necesita averiguar qué es real, qué es una ilusión y por
quién tiene verdaderos sentimientos antes que sea demasiado tarde.
Página | 230
Ember está enfrentando
el más grande de los cambios
en su vida ahora que es un
Ángel Sombrío. No solo tiene
que decidir donde yace su
corazón —entre Asher y
Cameron— sino que también
tiene una elección que hacer
que podría alterar el destino del
mundo. Bien o Mal. Ángeles o
Parcas. ¿Qué lado vencerá?
Página | 231
Jessica Sorensen vive con su esposo y tres
hijos en las montañas nevadas de Wyoming,
donde pasa la mayor parte de su tiempo
leyendo, escribiendo y estando con su familia.
Página | 232