Organo de la Academia Dominicana de Historia

Enero- Junio 1997

Año LXV

Santo Domingo Distrito Nacional República Dominicana

Organo de la Academia Dominicana de Historia

Enero- Junio 1997

Año LXV

Nacional e República Dominicana

Esta edición de CLIO Número 156 - 1997, fue preparada por el académico Dr. Julio Genaro Campillo Perez

Imprrsi60: Subdirecoibn de Impresos y Publicaciones del Banw Central de la República Dominicana

Santo Domingo, República Dominicana

Organo de la Academia Dominicana de la-Historia Editor: Dr. Julio Genam C a p i l l a Pérez , , .--:

Ano LXV Enero-Junio 19g7 . . . ~ ú m . 15.6 :

SUMARIO Nuevo duelo para la Academia Dr. Julio Genaro Campillo Pérez (A.D.H.) .............. .1 Panegírico dedicado a Manuel de Js. Maiión Arredondo Dr. Carlos Dobal (A.D.H.) ....................................... 3

Homenaje a Manuel de Js. Mafión Arredondo (1929- 1997) Dr. Fernando Morbán Laucer ............................... .6

Fallece el historiador MañÓn Arredondo Periodista Tulio Navarrete (Listín Diario). .............. .8 Emancipación, separación e independencia dominicanas Dr. Julio Genaro Campillo Pérez (A.D.H.) ............. 10

Fray Gaspar Gorriccio. Gran Amigo del Descubridor Dr. Carlos Dobal (A.D.H.) ..................................... 22

"Análisis Jurídico y Reponderación del Archivo Real de Bayaguana" Lic. Aménco Moreta Castillo (A.D.H.) .................. .27

"Renuncia Presidencial de Santiago Espaillatw Dr. Julio Genaro Campillo Pérez (A.D .H.) ............ .4 1

- Homenaje al Prócer Nacional Gregorio Luperón (Academia Dominicana de l a Historia) .................. 56

- Sobre la obra "Ideario de Gregorio Luperón" .......... Dr. Francisco Henríquez Vásquez (A.D .H .) .60

- Una carta poco conocida escrita por frey Nicolás de Ovando en la Española (1505)

..................................... Esteban Mira Caraballos 65

- Noticias de la Academia .................................... 79 i ................................ - Directorio de la Academia .85 j

NUEVO DUELO PARA LA ACADEMIA Por Julio Genaro Campillo Pérez (A. D. H.)

Este nuevo CLIO se inicia exponiendo el gran dolor que ha experimentado nuestra Academia con la prácticamente sorpresiva defunción del distinguido compañero y Vicepresidente de la Junta Directiva, Dr. Manuel de Jesús Mañón Arredondo, quien en el transcurso de uno pocos días enfermó gravemente sin haberse podido recuperar, pese a los grandes esfuerzos que se hicieron en reputados centros médicos y el desvelo que mantuvieron en todo momento destacados profesionales deseosos de devolverle la salud a un colega muy apreciado por su clase.

Los funerales se iniciaron el mismo día del fallecimiento, el sábado 21 de abril del aiío en curso, siendo sepultados sus restos mortales al día siguiente en el panteón familiar de la Av. Máximo Gómez, los cuales fueron despedidos por nuestro Secretario, Dr. Carlos Dobal, en nombre de la Academia, después de unas breves palabras pronunciadas por el suscrito.

Los méritos intelectuales del Dr. Maiíón Arredondo son sucintamente descritos en este mismo boletín por su entrañable amigo Dr. Fernando Morbán Laucer, compañero de numerosas actividades realizadas por ambos y otros arqueólogos e historiadores durante largos años. A esto se añade el panegírico del Dr. Carlos Dobal.

Para nosotros en particular hemos perdido a un gran amigo amante de las tertulias nocturnas, a las cuales asistíamos regularmente los fines de semana, cuando el reloj de las obligaciones nos permitiese acostamos en horas de la madrugada. Pese a los consejos médicos, nunca dejó de fumar repetidamente, como de ser un erran aficionado a la buena

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comunicador estupendo que disipaba el menor asomo de sueño. Era muy generoso para exponer sus amplios conocimientos en medicina, arqueología, genealogía e historia. Desde entonces hemos tenido que conformamos con la soledad del hogar, que casi nunca abandonamos. Por eso, nuestra congoja es muy intensa, lo cual no nos permite decir con gran resignación y para siempre:

Adiós Manuel.

PAhEGIlUCO DEDICADO AL DR. MANUEL DE JESUS MAÑON ARREDONDO

Por El Dr. Carlos Dobal (A. D. H.)

Colegas y amigos: Me ha sido encomendada por la Academia de la Historia la honrosa y dolorosa despedida del notable intelectual dominicano Dr. Manuel de Jesús Mafíón Arredondo, Vicepresidente de la Academia, que nos dejó hoy mismo para subir a la gloria.

En cumplimiento de esta encomienda quiero, primeramente, exaltar por última vez la personalidad del colega y amigo, cuyos restos confiamos al abrigo de la maternal tierra dominicana, que el tanto amó, y cuyas glorias y valores siempre defendió con gallardía y competencia. Y lo hizo desde distintos aspectos como hombre de notables conocimientos y de sensibilidad de investigador, como médico y marino.

Repasemos rápidamente su activa vida científica y académica. Como oficial de marina cumplió difíciles encomiendas; como académico, cumplió incansablemente sus obligaciones documentalistas, dedicó miles de horas en archivos y bibliotecas nacionales y extranjeras, abriendo nuevas vías a los hechos más importantes de nuestros pasados coloniales y republicanos.

La dedicación de! académico Mañón Arredondo al pasado patrio comenzó ordenadamente con la seria investigación arqueológica y antropológica de los sitios que ocuparon los aborígenes en nuestra isla, siglos antes del arribo de los españoles; labor acuciosa que llevó a cabo el Dr. Mañón con notable amor y competencia junto a distinguidos estudiosos de estas áreas como el Dr. Fernando Morbán Laucer y el Lic. Manuel García Arévalo. Toda la obra antropológica

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del académico Mañón se caracteriza por su empeño en descubrir el mensaje que nos dejaron, en piedras y ruinas, nuestros antepasados. Fiel a su vocación magictral, que lo llevó a merecer las Palmas Academias Francesas, Mañón Arredondo compartió sus conocimientos con estudiosos más jóvenes y menos documentados que él, cosa que siempre hacía con desprendimiento y altruismo, ganándose constantemente el aprecio de todos los colegas.

Como académico de la historia de nuestro país comparti6 con los distintos presidentes y desde distintos lugares, la responsabilidad de los más arduos trabajos de organización y de investigación. Esto le mereció ser designado como Miembro Correspondiente de todas las academias nacionales de la Historia de la Repúblicas Americanas. Y el haber sido recibido

1 como miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de España.

1 Como catedrático de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma, de Santo Domingo debió desempeñarse de un modo notabiiísimo, pues era prolijo y acucioso en todas las explicaciones científicas para con sus

1 colegas académicos de la Historia.

l Por otra parte, Mañ6n Arredeondo era un caballero gentil, de exquisita educación social, la que traslucía en sus modales y la particular elegancia de toda su persona.

l El dominicano que despedimos era un archivo viviente de leyendas y curiosidades importantes de esta ciudad primada de América, que lo vio nacer. Creemos que sus familiares quedan con el deber de rescatar de entre sus papeles

I personales todos los datos relacionados con la ciudad de Santo Domingo, sus leyendas, tradiciones y secretos antiguos que tanto atesoró el académico Mañón Arredondo y que representa para sus colegas investigadores, un valioso tesoro para las investigaciones futuras.

Descansa en paz el colega académico y querido amigo.

(Palabras del Dr. Carlos Dobai, Miembro de Número y Secretario General de la Academia Dominicana de la Historia, PAGINA 4

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al momento del sepelio del académico Dr. Manuel de Jestis Marión Arredondo, Vicepresidente de la institua6n).

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Por Dr. Fernando Mo

Reducir a cortos p apretados Manuel De Js. Mañón Arkd ligero, porque la vida del Dr diferentes facetas que ab juventud brin'dando el p Escuela Normal de

un amante de la polémica. Mañ6n se inia6 muy temprano en el e

ciencias médicas, obteniendo un Doctorado en de Santo Domingo. A temprana edad ingresa como médico de nuestra Marina de Guerra, siendo enviado por el Gobierno Dominicano a Washington a cursar estudios de medicina tropical. De regreso a nuestro país la ejerce en la Marina,

~,

alcanzando el grado de Alférez de Navío, que ostent6 durante 18 años.

Viajando y estudiando simultáneamente, le permite adquirir nuevos conocimientos maTinos e históricos. Dirige la Revista "Olas"6rgano de difusión hist6rica y cultural de la Marina de Guerra Nacional; desempeña una serie de misiones 8

designado por la Jefatura. Perteneci6 a una serie de PAGINA 6

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1

la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recopiiando datos que le permitieron escribir una voluminosa historia de la medicina.

Mañón desempeñó el cargo de Secretario del instituto de Antropología y junto con el Dr. Fernando Morbán Laucer, Director, Luis Chanlatte Baik Y Manuel García Arévalo, miembros de este instituto, organizaron la traída de reconoudos arqueólogos extranjeros para dictar charlas, cursos, publicaaones y viajes de estudios arqueológicos en asentamientos y cementerios, cavernas con arte rupestre precolombinq. Estas investigaciones le ayudaron, junto al Dr. Morbán Laucer, a escribir el libro Antropología y Arqueología Quisqueyana.

Mañón falleaó a los 68 años de edad, víctima de una afección cardíaca, dejando en la viudez a su compañera de muchos años, la distinguida dama Martha Brown de Mañón, a sus hijos Caro1 Mañón de Munne, María Eugenia de Hemández Y Manuel Mañón

Marión había nacido en esta audad de Santo Domingo el rimero de enero de 1929. Mañ6n fue una cantera cultural y con pena vemos como su muerte se marcharan hacia su tumba tantos y tantos

entos. Que en paz descanse su alma. !m

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FALLECE EL HISTORIADOR WON ARREDONDO

Por Tulio Navarrefe

Falleció anoche a la edad de 68 años en su residencia de esta ciudad, el médico e historiador dominicano Manuel de Jesús Mañón Arredondo, cuyo cadáver será enterrado hoy a las 400 de la arde en el Cementerio Cristo Redentor.

La muerte de Maiíón Arredondo, miembro destacado de la Academia Dominicana de la Historia, enluta a su esposa Martha Brown, sus hijos Carro1 M d n y Vicente Munné, María Eugenia Mañón y Manuel Mañón.

Mañón Arredondo era miembro correspondienet de la Academia de la Historia de España, miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, de la Fundación Dominicana de Desarrollo, de la Academia Dominicana de Medicina y de la Comisión Ejecutiva del Museo del Hombre Dominicano.

El historiador, escritor y catedrático universitario, era encargado de la crónica de historia del Listín Diario, a donde laboró durante muchos años hasta la hora de su muerte.

El hombre de ciencia nació en Santo Domingo el primero de enero de 1929. Era hijo de Juan Isidro Mañón y la Sra. Gregoria Arredondo. Fue miembro secretario de la Alianza Francesa de Santo Domingo, capitán médico de la Marina de Guerra Dominicana, desde 1957 al 1968. En sus últimos años en esta institución sirvió como director de Relaciones Públicas, y es coautor de la Enciclopedia Dominicana.

El intelectual que falleció anoche, luego de 21 días de ser atendidos en una clínica de esta capital, fue un gran disertador y publicó durante su existencia varias obras de carácter

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histórico, entre ellas: "Historia de la Fortaleza de San Felipe", "Antología y Arqueolbgicas Qukqueyanas", "La Medicina de la Real Y Pontificia de la Universidad de Santo Tomás", y dejó sin publicar "Crónicas Médicas de Santo Domingo", "Crónicas de la Ciudad Primada".

Entre los galardones conferidos se ennien& la Orden de Mérito Naval, Aéreo y Policial, diplomas de Honor de la Secretaria de las Fuerzas Armadas y del Seminario Interamericano de conservación de Monumentos.

Mañón Arredondo fue presiente de la Academia Dominicana de Geografía en 1972, presidente de la Academia Dominicana de Letras, en 1981. Vocal de la fundación del historiador Emilio Rodríguez Demorizi, miembro fundador de la fundaaón Garda Arévalo, miembro del Comité Ejecutivo del instituto Marítimo Dominicano y miembro fundador de la Liga Naval Dominicana.

Su recia formación intelectual le permitió dominar los idiomas francés e inglés, y tener como hobbies coleccionar pinturas, grabados y planos antiguos, libros e impresos antiguos dominicanos y objetos arqueológicos.

(Listín Diario, 22 de Abril 1997).

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EMANCIPACION, SEPARACION E INDEPENDENCIA DOMINICANAS Por Julio Genaro Campillo Pérez (A. D. H.)

Resulta un hecho evidente que desde los primeros años de la vida institucional de la República, -hayan sido objeto de repetidos debates los términos Separación e Independencia para referirse al nacimiento libre y soberano de nuestra Patria.

El Juramento de los Trinitarios, del 16 de julio de 1838, incluye ambas acepciones cuando dice: "cooperar con mi persona, vida y bienes a la Separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una República libre, soberana e Independiente de toda dominación extranjera que se denominará República Dominicanar1. (')

Pero la postura de los grupos políticos de la época cuando surgió uno que abogaba por el rompimiento con Haití para luego buscar un protectorado extranjero mientras otro luchaba por sostener una liberación nacional absoluta, hizo que en el uso común y tradicional se le atribuyera el término de Separatista, Conservador o Afrancesado al primer grupo que no confiaba en la viabilidad del nuevo país; y de Independentistas, Trinitarios o Duartianos al segundo que contendía para eliminar toda posibilidad de mermar la autonomía propia de la nación dominicana. (2)

Lo cierto que el término Separación dominó la semántica política de los primeros años de la República, pues el movimiento llamado "Febrerista" que culminó con la gesta gloriosa del 27 de febrero de 1844, en sus últimos pasos fue guiado por los principios sustentados por la "Manifestación de los pueblos de la parte española de la isla Española o de Santo Domingo sobre las causas de su separación de la República Haitiana" con fecha 16 de enero de 1844; donde se descarta en

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todo el documento el vocablo Independencia, mientras se acepta el de Separación en varias partes del mismo instrumento, incluyendo la independencia alcanzada por Núnez de Cáceres el lro. de diciembre de 1821, a la cual trató como "una separación de la metrópoli" es decir de España y concluye finalmente con el lema de "Separación, Dios, Patria y Libertad. (3)

En este manifiesto se habla de la parte del Este de la isla de Santo Domingo y de los pueblos que lo componen, pero no se señala daramente la situación jurídica que imperaba en nuestro país cuando se produjo la incorporación del pueblo dominicano a la República de Haití el 9 de febrero de 1822. Sin entrar en el detalle de si esta unificación insular fue voluntaria o forzosa, no encontramos en la mencionada Manifestación si nuestro territorio era una colonia española o un Estado Independiente, aunque como hemos ya sefialado admite el hecho de nuestra separación de España, pero sin mencionar al Estado Independiente de Haiti Español que funcionó entre el lro. de diciembre de 1821 y el 9 de febrero de 1822. (*)

Es posible que este Manifiesto de 1844, no fuera tan contundente en cuanto al empleo del vocablo Independencia, pensando sus autores justificar su conducta favorable a la dominación haitiana, participando en la gobernabilidad de los 22 años cuando nuestra Patria estaba considerada legalmente como dos departamentos de la República de Haití, o sea, los Departamentos de Cibao y Ozama, (5) y además para no refrescar la idea de la unión a Colombia de 1821, cuando no se abolió la esclavitud, cuyo restablecimiento era objeto de temor por muchos habitantes de origen dominicano, y que dio motivo al levantamiento de los negros de Monte Grande, paraje de la entonces común de Santo Domingo, hecho que motivó las Resoluciones de la Junta Central Gubernativa del lro. de marzo de 1844 y del 17 de julio del mismo año, sobre la abolición de la esclavitud. (6)

El vocablo Separación fue llevado al primer texto sustantivo de la República, la Constitución votada en San Cristóbal el 6 de noviembre de 1844, cuando en su artículo 196

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al consagrar la celebración anual con la mayor pompa de cuatro fiestas nacionales, que fueron: Primero: La de la Separación el último domingo de febrerflm. El mismo vocablo Separación lo utiliza el historiador Jos6 Gabriel Garúa en su "Compendio de Historia de Santo Domingo", cuando en el libro Tercero, del Tomo 11, le llama "Período de la Separación" y asimismo se refiere al "Progreso de las ideas separatistas" mientras consagra más adelante la "Celebración del primer aniversario de la Separación:

El mismo historiador publicó además su libro "Guerra de la Separación Dominicana -Documentos para la Historia". (9)

El Presidente Pedro Santana en su alocución del 25 de agosto de 1844 se refirió al principio de la Separación El 20 de febrero de 1846 se anunció el programa para la solemnidad de "la fiesta de la Separación", a efectuarse el día 27 del mismo mes, y el cual concluyó con el discurso del Presidente Santana pronunciado ante el "Altar de la Patria", el día 28 siguiente. Sin embargo al año siguiente Santana coloca en sus prodamas el ''Viva la Independencia". Pero el 24 de septiembre de 1848, el Gral. Román Franco Bidó, Comandante de Armas de Santiago, al dirigirse al ueblo y al Ejército, se refirió "Al grito de Separación". (107

Los Decretos y leyes de entonces se referían al "Año de la Patria", primero, segundo, tercero no como posteriormente cuando se estableció la secuencia hasta hoy vigente de los años de la Independencia y de los años de la Restauración. Por otra parte, una de las goletas de mayor participación en el combate naval de Tortuguero, h a , efectuado el 23 de abril de 1844 fue la goleta "La Separación Dominicana", bajo el mando del Comandante Juan Bautista Cambiaso y la cual estuvo activa más allá de 1855'. (12)

Por varios años la actual caiie El Conde de la ciudad de Santo Domingo se denomina calle de la "Separación" y luego, con el correr del tiempo, se bautizó al Parque que se construyó alrededor del Baluarte del Conde, escenario principal de la gesta febrerista, como "Parque Independencia".

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tend& ]iberales 6; 'e&. fecha, en su: 138 ,b0 que +&araanualmente con.la&ejof ~lemnidad en toda la RepGblica, ,el: .día ':D de f e w , ~~versar io . ,de. ,.la I n d e w d m .$ únii fiesta nacionaíu. Desde entonc+,,~- c~nsagr6, c o ~ t u a o d m e n t e el 27 de febrerocomo el áía de la "Indepqdencia Naaonai".

Es müy ,.posible que los diputidos liberales de. esta ConstitudOn,.corn~~Beni&no Filomeno de Rojas, presidente: de la misma, Ulises F6q. Espaibt, Féiix María Delmonte, Juan Nepomuceno Tejera, entre okos, para ratificar el concepto de la Independencia frente a Haití y potencias extranjeras, estab1ecieran el "aniversario de la Independencia"(12), concepto tan amenazado por los partidos sue aumiaaban los píotedorados de potenaas e x k j e m . F&zmen&, el concepto de día de la indeuendencia Naaonai v su fecha, 27 de febrero. han sido consa&ados en todas las & r m &mtitucionalk que se hEin celebrado desde 1854 hasta 1994, mediante un n i t e h siempre sostenido. (13)

El rectrrdado btoíiador de mi mayor admiraci6n, don Vetllio Glfau Duán considexb: "que la combhci6n que dio por resultado el pronunciamiento del 27 de febrero de 1844 fue h t a de la coiijd6n de los grupos dwdstas capitaneados pcar Francisco del Rosario Sánchez, Vicente Celestino Duarte y Ramdn Matias MeIla con las conservadores encabezados por Tómas Boba& el dodor los6 María Camine10 y Remigio del C~tino" y más adeiante dijo: "en nuestra Historia Patria es haente, aunque indebido, emplear como si fueran palabras Wnimas los temuios 'Tdependenaa y Separaci6n1' y luego ae;rega este comenkzio del Lic. Leonidas Garda Lluberes: "son w @ad de verdad dos altos valores del naaonalismo domhbam todavía no bien discernidos por nueskos hfsW6g1foos, ya que se les igualan en conceptos y son ccmskkados como una sola entidad ideofigica".

"En la magna epopeya que culminó con la instauraaón del Estado Dominicano, aparecen unidos independentistas y

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separatistas, pero aquellos ocupan y ocuparán siempre, un sitial más alto, más noble, más cerca del ideal supremo

(14) concebido y proclamado por Duarte". . De acuerdo con el criterio de varios historiadores e

intelectuales dominicanos, la Independenaa dominicana ocurrió el primero de diciembre de 1821. Para don Américo Lugo, "la víspera misma de caer en manos de Haití, Núñez de Cáceres había levantado el suyo (proyecto) al cielo de la independencia. Juan Pablo Duarte recogió esta aspiración de Núñez de Cáceres y Francisco del Rosario Sánchez le sell6 con 1

el cuño de su alma en las piedras del Baluarte". (15). Pedro Hemíquez Ureña desde México le escribió a don Federico García Godoy, lo siguiente: "La Primera Independencia fue, sin duda alguna, la de Núñez de Cáceres, no claramente concebida, tal vez, pero independencia al fin. La de 1844 fue consciente y definitiva en los fundadores, pero no para todo el pueblo, ni aún para cierto grupo dirigente. Libertad era lo justo, lo natural; pero ¿comprendía todo el pueblo que debíamos ser absolutamente independientes?. Después de examinar la Anexión a España y el mismo proyecto pero frustrado de la Anexión a Estados Unidos, es hasta la revolución del 25 de noviembre de 1873 cuando culminó el proceso de la intelección de la idea nacional". (16)

Para el ilustre catedrático universitario y autor de varias obras de tipo jurídico, Lic. Froilán Tavares hijo, el constituyente de 1844, proclamó el Estado, pero dentro de una formula que resulta inferior a la que había empleado la Junta de Gobierno de 1821 al proclamar la primera Independencia cuando dijo: "siendo, como es, la parte española de Haití, un estado libre e independiente, se declara que la forma de su gobierno es y debe ser republicana" con lo cual se afirma un hecho preexistente que la nación dominicana es un estado libre e independiente. Pero contrariamente a este precedente, la Constitución de 1844 declaró que: "los dominicanos se constitcyen en nación libre y soberana". Es decir, que se constituyen, dando a entender, en contradicción con la realidad, que antes no lo eran. Fue un error de concepto

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deslizado en la Const iWn de 1844, fuente de equívocos en el terreno de la historia", agregando luego tan destacado jurista que "los dominicanos, sí eran ya una nación independiente desde el momento, que en 1821, habían proclamado su independencia. Por efecto de otro hecho, notorio y consumado, los dominicanos, al repudiar la ocupación haitiana, habían recuperado en 1844 lo que desde 1821 era una realidad jurídica. (17)

El recordado y eminente historiador pro-hispanista don Manuel Arturo Peña Batiie nos dice: "que en 1821 nos separamos de la madre patria sin medir debidamente el programa haitiano de la ocupación total y le abrimos las puertas nuevamente, sin quererlo, a los invasores". Y más adelante afirmó que: "en 1844 logramos la separación de Haití para iniciar de inmediato una guerra de independencia que duró hasta 1856". (18)

Y al elogiar este mismo autor la Reconquista de Juan Sánchez Ramírez nos parece oportuno dar a conocer las nuevas tesis sobre las colonias españolas, las cuales consideran las diferencias existentes entre la emancipaaón soaal de dichas colonias y su posterior independencia política de la Madre Patria, promovidos ambos fenómenos por una generación renovada a la que siguió una generación más radical y patriótica". (19)

Estas tesis producidas en años recientes sostienen que los criollos americanos, gracias a las nuevas políticas económicas ordenadas por el Gobierno de la Metrópoli, disponiendo la clausura del monopolio comercial que existía tradicionalmente en Sevilla y la apertura de numerosos puertos

ricanos, como los nuestros de Santo Domingo y , pudieran estos criollos alcanzar un gran poder

nómico, al aumentarse con sus propios esfuerzos en el ito colonial la producción agrícola, ganadera y minera, así

ercitar el comercio exportador e importador, no e con España sino con diferentes naciones americanas

peas. Poder económico que desarrolló un importante

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poder social y, por supuesto, legítimas aspiraaones para el manejo administrativo y burocrático del poder político. (20)

La verdad es que para fines del siglo XVIII y principios del siglo XD( nuestro país, al igual que otras colonias hispanoamericanas, lograron un notable florecimiento económico que auspició la emancipación social. Este es el escenario, que pese a tantas vicisitudes sufridas dentro del cual obtuvo su triunfo la guerra de la Reconquista que encabezó Juan Sánchez ~amírez.(~') La misma que protagonizó en Venezuela don Francisco Miranda el 19 de abril de 1810 con menos éxitos, así como fuera del ámbito hispánico la que hizo el gran patriota haitiano Toussaint Louverhue, quien en 1801 auspició una Constitución para regir la colonia francesa y para lo cual él fue designado gobernador y general en Jefe del Ejército Colonial de Santo Domingo. (")

Así las cosas, los sucesos que protagonizó José Núñez de Cáceres fueron alineados dentro de la comente surgida más tarde en el mundo colonial hispanoamericano para establecer la independencia definitiva con respecto a la Madre Patria. Y para reforzar más su postura buscó la alianza y la protección de la Gran Colombia, la enorme nación que patrocinaba Sim6n Bolívar, para integrar en forma extraordinaria la unificación de varias colonias como Venezuela, Nueva Granada y Quito. Y fue muy lejos, pues su proclama no justifica la separación de Haití, sino la "Declaratoria de independencia del pueblo dominicano", la misma que auspiciaron luego Juan Pablo Duarte y los trinitarios. P3)

Para comprender aún más el paso de Núñez de Cáceres es que, e1 30 de agosto de 1821, se había aprobado en la ciudad de Cucuta la Constitución de la República de Colombia y que semanas antes el mismo Congreso Constitutivo había aprobado la "Ley fundamental de la unión de los pueblos de Colombia", o sea, el 12 de julio de 1821, por lo cual estas noticias estaban sumamente frescas en la prodigiosa mente de José Núñez de ~áceres.('~) Por eso es que con tanta propiedad y justeza dijera el gran patriota restaurador general Gregorio Luperón: "Don José Núñez de Cáceres y sus compañeros se

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inspiraroa,.en B.@lí~ar,,los:patnotas,de 184.4 en los de 1821 y los. impert&itos del: 16.ide.agosto de 18á3 en los de febrero,de: 1844". (25) : ' ,,

I Sin embargo, nos parece oportuno hacer menci6n, aunque sea de paso, a un vocablo utiüzado por don Emilio Rodn'guez ~emo&i en su obra ''Santo DO+O y la Gran Colo&ía, Bolívar y N a e z de Cáceres" al considerar que "los términos sepad6n e indépendencia", atribuídos a la obra de 1844, deberían .ser sustituidos por "el fuuco verdaderamente correcto, La Expulsi6~. término ya conocido en la historia de España, expuisi6n de los moros, expulsión de los judlos". Cz6)

Antes de concluir, queremos señalar una circunstancia muy peculiar con el nombre del país, Santo Domingo, y el nombre del Estado, República Domini-. De esa manera somos el úmeo pueblo hispanoamericano que en el ienguaje popular, tenemos un nombre geogr&o y en el lenguaje pulico ia designacibn del Estado.

16n este aspecto somos distintos d antiguo viminato del ahl de la Plata que perdió su nombre político para dar paso a un ddvado, el hermoso apelativo de Argentina, que ha pasado a ser ia identüicaron de una gran naa6n sudamericana, que se reconoce mundidmente como Argenfka, sin necesidad de ser a m q a i b l a de su Estatuto comiitucional de Repiiblca. "n embargo, aq& no obstante ia insistencia de algunos intelPchrales, ia expresh " D d c a n a ' " no ha podido despegar sin ia muieta de República, ya que el nombre del EstaaohavencidoaldelaRadón

Sr¡ el ~iglo pasado se pretendi6 consagrar la palabra Qukqueya como identüicacibn nacional, pero los us~traclktianes que se suscitaron en esos mismos dEas acerca áeI verdadero origen del término, W r o n que tal movimiento se quedara en la primera estrofa del Himno Naaonai cuando canta: '"Quisqueyanos valientes alcemos, nuestro canto con

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jurídico instituaonal y el g&gráíiCo:tradicidi par texto constituaonal se diga: "Sátitoto.Do&gO:co& naa6n organizada en Estado libre e- independien nombre de Repiiblica dominica^". . . .

Para conduir, en este nuevo 27 defeherq aniire~.5&6,

Santo Domingo, R. D. 26 de febrero de 1997 Dr. Julio Genaro Campiiio P6rez

4,- V W Cita antmbr. 5.- Luis MatiltilF Otero. "ConstituW de Wtí

&%&onmCul.tura HicPpWca". Madrid, 1968, p8g. 192 .Ex- Obra citada en No. 3, pAp, 1.4-15 ; 9 h i b kdrigwz Qayii. "-entos para

&tcnla de la Rep.úb&a Daminicaraa"; 1981, Vol. iV p@.

Veme Alfm Durán. "Cano acabo la esclavitud gn.Cantátá -aN, C m , No. 152 1976, p.&@. 56y siguientes.

7, Obta citada en No, 3, pAg. 56 . .

.- Jw1S~cabniei Garáa. "Compendio de la Historia de ' ata. Edkibn, Publicaaonec Ahom, 1968, pags. 194 y sigui'enm, 214 y sigUeiiM.

Jmir G&&1 &a. "&erra de h~~ &ia&5~

&cp&ria de Estado de EduCaa6n;

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11.- Emilio Rodríguez Demorizi "La Marina de Guerra Dominicana", Academia Militar Batalla de las Carreras.- Vol Iii -Santo Domingo, 1958, pags. 31-33,45,73,180, etc.

12.- Obra citada en No. 3. Tomo 11, Santo Domingo, 1881, Constituaón 25 de febrero 1854, pag. 374.

13.- Gaceta Oficial, Año XLIII, Número 9890 articulo 98. pág. 45

14.- Vetilio Alfau Durán. "Artículos en el Listín Diario". Esaitos (1) Publicaaones del 150" aniversario de la Independencia Nacional. Santo Domingo, 1994, págs. 444 y 521.

15.- Vetilio Alfau Durán. "Americo Lugo" Antología -Librería Dominicana, Colección Pensamiento Dominicano. Santo Domingo, 1949, pág. 39.

16.- Pedro Henríquez Ureña. "Obras Completas" Tomo 1, 1899 (Recopilación de Juan Jacobo de Lara) Universidad Pedro Henríquez Ureña, Santo Domingo, 1976, págs. 333-334.

17.- Froilan Tavares hijo. "Historia del Derecho y de las Ideas Sociopolíticas", Santo Domingo, 1996, Ira. Edición, pág. 173 y siguientes.

18.- Manuel A. Peña Batlle. "Ensayos", Compilación de Juan Daniel Balcácer, Obras 1, Colección Peña Batlle, Santo Domingo, 1989, pág. 353.

19.- M. Hemández Sánchez Barra. "Historia de América", Américo-Americana, 1, Tomo 4to., España, 1978. pág. 74.

20.- Véase cita anterior, pág. 93-107.

21.- Julio G. Campillo Pérez, "Emancipación o Independencia" (Conferencia) San Cristóbal, febrero 1994.

22.- Luis Mariiías Otero. Obra atada en No. 5, pág. 109 y siguientes.

23.- Máximo Coiscou Henríquez "Documentos para la Historia de Santo Domingo", Madrid, 1973, Vol. 11, pág. 272 y siguientes. PAGINA 20

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24.- Fundación John Boulton. "Boletín HichSnco" No. 40, Caracas, Enero 1976, pág. 7 y siguientes.

25.- Emilio Rodríguez Demorizi "Santo Domingo y la gran Colombia, Bolívar y Niiñez de CAceres", Academia Dominicana de la Historia. Vol. XX)(III, Canto Domingo, 1973.

26.- Gregorio Luperón "Notas Autobiográficas y Apuntes Hict6ricos", 9na. Edición, Santo Domingo, Tomo 11, pág. 55.

FRAY GASPAR GORRICCIO '

GRAN AMIGO DEL DESCUBRIDOR Por Dr. Carlos Dobal (A. D. H.)

Todos los estudiosos de los distintos aspectos del Descubrimiento, sean de sus antecedentes o de sus consecuentes, establecen la gran importancia que tuvo la actuación del clero español e italiano en la realización del magno acontecimiento. Sin embargo, muy poco se ha difundido sobre la presentación de la Iglesia, como en su representación personal, aparecen mencionadas por los Cronistas de Indias e historiadores especializados en esta época.

Nosotros nos hemos propuesto, modestamente, tratar de rescatar a estos eclesiásticos olvidados, sobre todo a los menos conocidos, que no por ésto, dejan de ser importantes, bien sea por el esplendor del hecho al que estuvieron vinculados, el Descubrimiento y Evangelización de América, o por la oculta y a veces importante labor que ellos realizaron.

En el empeño apuntado, hemos estudiado al Padre Bernardo Boyl, celebrante de la Primera Misa en América (El Primer Apóstol del Nuevo Mundo-Edición PUCMM y a sus acompañantes en este sublime momento. Hoy nos toca ocuparnos de un fraile que destacó notablemente junto al descubridor y sus familiares y al que los historiadores apenas han honrado con una simple mención de su nombre.

Se trata de Fray Gaspar Gorriccio de Novara, para algunos "italiano del siglo XV" (España - Tomo 26, pág. 726), y para otros sevillano (ibídem). Pensamos que debió ser de ascendencia italiana aunque nacido en España. También pensamos que fue su origen lo que lo acercó al Descubridor y a los familiares de éste, pues es sabida la confianza que siempre

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puso el Aimirante en sus coterráneos, tema éste que quizás algún día trataremos a fondo.

Fray Gaspar Corriccio fue un notable humankta que dominaba el latín y )había hecho profundos estudios clásicos como se desprende de sus obras personaies y de la ayuda que prest6 a 'Colón en el libro de las Profecías, atribuido al almirante por algunos y a Fray Gaspar por otros.

De la obra literaria del notable cartujo se conoce mi libro "ContempIaciones sobre el Rosario de Nuestra Señora'', escrito en laíh, cuya traducción al c a s t e h por el can6nigo de SevilIa Don Juan Alfonso de Lagroño, fue impresa en 1495 (Gallardo en Biblioteca española de libros raros y curiosos, Nos. 18651 y 2,391).

Fray Gaspar Gorriccio tuM un hermano iiamado l4eidwr. Egto nos hace pensar en un tercero que se llamaría Wtaseu. Este Melchor se dedicaba a hacer estampas en Toledo ver P h z Pastor: La hnpenta de Toledo). Fue el Cardenal Mdaza , Arzobispo de Toledo y gran bildiófiio, quien

ronocido a Melcitor en Venecia, lo llev6 a

l&briadaz Taviani estudia ampliamente la

mbie de 1501 Colón mvi6 a Gorricao el cuaderno de.

sorprenderá constan-te la presencia del

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misteriosos fraile cartujo en momentos importantes y difíciles de su vida.

Veamos: antes que otra cosa nos hemos preguntado ¿cómo se conocieron el marino y el monje?. Intentaremos una hipótesis, basándonos en algunos datos conocidos. Pensamos que debió ser Melchor Gorriccio el impresor y vendedor de libros, quien conoció a los hombres que tenían en común su origen ligur y su relación con incunables, mapas e impresos de interés bibliográfico y marinero. Sabemos que el Almirante llevó consigo en sus viajes una "hisforiu rerurn ubique gectarum", de Eneas Silvio Piccolinini, humanista que llegó a Papa con el nombre de Pío 11. Esta obra fue impresa en Venecia en 1477 (Taviani - pág. 202). El libro es una especie de enciclopedia histórico-cosmográfica, en el cual se encuentran pasajes de autores clásicqs sobre la navegación desde Espaiía al Mar Arábigo y desde la India a Alemania, viajes que según el autor se habían repetido en tiempos del emperador del Sacro Imperio Romano. Colón apuntó, en notas marginales de puño y letra, que si las distancias hubieran sido notables no habrían podido ser afrontadas felízmente; esto prueba que eran pequeñas (Taviani - pág. 202).

Taviani pensó que el Almirante leyó la obra antes de 1485 6 1487. Y que su lectura le fue sugerida por el Padre Marchena. Nosotros pensamos que tal vez la obra llegó a manos de Colón a traves del Padre Gorriccio, quien debió recibirla de manos de su hermano Melchor, pues éste, vendedor de libros viejos, había con¿cido al Cardenal en Venecia, lo que nos hace pensar que distribuía libros impresos en esa ciudad.

Dice Taviani que durante un breve período de su estadía en España, Colón, para obtener medio de subsistencia, se dedicó a pintar cartas de marear y a comerciar con libros impresos. Corrían los últimos años del siglo XV. Esta labor la desarrolla el futuro Descubridor en Sevilla y en Córdoba (Taviani 11-pág. 228).

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Tambh afirma Taviami que, como había pocos libros impresas en Espan9, mucho8 "íibros vendidos por Colbn, provenían del extranjero, de Italia". Y añade: Colón se aprovecha de la prwmcia en %Sevi de muchos compatriotas que podían pmporciomwle copias de libros i m p m en Italia. (Taviani - pág. 229)

Nos patece muy probable que unos de estos proveedores de libros fueran Melchor Gomccio, el librero del Cardenal M e . . . ¿Quien quita que fuera Plcleldior Gomkcio quien presentara al marino a w h~nnano el cartujo fray Gaspar?. Y que a través del mismo librero Melchor, entrara al futuro aLmwnte en contacto con el Cardenal M o z a , quien tanto @+3 con 105 reyes para que estDs apoyaran la empresa del r B % c t & W ?

Todo lo dicho es, por supuesto, una mera conjetura; pero 1 b pue es midente- cierto, par dmmentación fehaciente,

td marino y el carhijo se e s t a W una amistad de l 1 an mayo de 1581 PiIareo de

del atmuanfe, IlIlevó d d e Bdre Gomccio (Varela,

- ikmmentog XLVIfI - pág.

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petición del Almirante Cristóbal Colón, para que Gomccio de Novara con otros sacerdotes a su elecaón, pudieran pasar a Indias a la conversión de los infieles "fundar iglesias de la orden de la Cartuja".

Noticia contenida en un libro de los escritos antiguos del archivo de las Cuevas de Sevilla -manuscrito- folio 79- archivo de la Cartuja de Miraflores (Compendiocasa de Alba-Tomo 26-pág. 726).

Es interesante estudiar la etapa final de la vida del Almirante. Fue ésta muestra de gran elevaaón espiritual. El marino se retiró a un convento Franciscano en Granada. Estuvo allí de 1501 a 1502 (Taviani-pág. 218). Fue entonces la preocupación de su cuarto y último viaje. Los datos que hemos encontrado nos lo presentan interesadísimo en la evangelización de las Indias. Al efecto se había dirigido directamente al Papa Alejandro, pero el Pontífice no lo atendió. El 9 de marzo de 1502 zarpó de Cádiz rumbo a América.

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I ANALISIS JüXZDICO Y REPONDERACION DEL ARCHIVO REAL DE BAYAGZIANA

Por Amarico More& Castillo (A. D. H.)

Desde el año 1980 re- en el Centro Taller Regianal de Re%tilur& y ~ í h a a á n de ihcxun- para el caribe y ~~ (CENílWMIDCA) los libro6 que conforman Im h d m del Arditwo Real de Bayaguana Puercin

m este centro

atchívo, porque la labor de del pa-O documental t&&os mpeei;rlizados en

do, que se siente el gran

propias dependencias e6tatale.s a un gran de&& en conservar sus d tra9paiw de los documentos definitivo en el Archivo %eral de

demsLs dependencias ptlblicas, dispongan los

aud& de ~ C O S y de historiadores para

n e m s a para el mejor des~mpeño

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Me regocije con la idea que se expresara hace algún tiempo, de que el archivo sería trasladado desde su sede actual probablemente al edificio de la Dirección General de Telecomunicaciones, pues en el ambiente sosegado de la ciudad intramuros tendría el archivo condiaones propicias para recibir a los investigadores que colmen sus salas debidamente condicionadas. Sin embargo, el actual edificio sigue siendo adecuado, sólo que había que recondicionar sus dependencias, dotarlo de equipos modernos, de aire central, de una potente planta y probablemente, ampliar sus salones de almacenamiento de fondos documentales. Para todo esto se necesitan recursos y mucha voluntad política y sobre todo, l!~.: mucho interés de preservar la memoria del país. Apelamos a la / : sensibilidad del Honorable Señor Presidente de la República para que se tomen las medidas pertinentes. i '

Vale pensar que si están en precaria situación los archivos i, vivos como es el archivo del Tribunal de Tierras, en peores condiciones podría estar el archivo muerto en el que reposan / las fuentes de la historia oficial de la nación. Por otra parte, la situación que se advierte en nuestros fondos documentales 1 oficiales no es más que un reflejo de lo que se denuncia en I

muchos otros aspectos institucionales. No obstante, se debe abrigar la esperanza de que surgirá la voluntad de preservar y mantener el recuerdo de la historia documental, y que pronto será atendido debidamente. el Archivo General de la Nación y i que la institución volverá a tener el prestigio del cual gozó i

cuando fue dirigida por Ramón Lugo Lovatón, Emilio Rodríguez Demorizi o Vetilio Alfau Durán (1949-1962).

!

El 2 de enero de 1937 se había dictado un Decreto que ; establecía para las oficinas del Estado remitir en enero de cada , quinquenio al Archivo General de la Nación todos aquellos i documentos que ya no tuvieren actividad oficial. Parece que esto se ha descontinuado.

Desde 1935 hasta 1954 se estuvo construyendo el actual edificio que alberga el archivo y se había provisto el micmo con 1 equipos de fumigación, inspección y clasificación de 1, documentos, laboratorios de conservación, taller de

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"lc;&c ;.i -a&w&-- .y &:~:fm~g&,:~por& .-d. & qlle;.:hoy. m o w i j i & . . p ~ & & ~ ,E*. ~ n a . d e p e n d a : p~&vo;.,ofi~.~%a.1.ia~g~e~e:1~0I>si"1pre qu&>,se e ~ & . i a : i a ~ ~ & @ ; d e ; i @ ~ a & ~ ~ ,-& ~~&f&énta:&i&;de-,,if,giiál v o l ~ é n ; w e . ~ ,

Ifga rE; @moa~~gajos ".;-;- que .&~ . ,d , .&&vo *da$ enwn'B sep todos, y& ,@&

el proasc.de restauraQ6n que desde'iace m& de. diez- agota -0- e d m a f-, y a l m ~ . l i h m & están trabajados, otros esfán en proceso de r&tauraa&i g ~tros tantos estan reStaqdos aunque no encuadernados.

hIll%W!~ -0 CO~QIIL en ¿ U % d O *m A K ~ ~ v o Generai de la N&6n y d Cenicio de Mkrofiim(es) ,de ia Vnesco" (B.A.G.N. 101-102 Q959), Pag. 222) ponderaba que 1$ RepÚbLica Dominicana contaba con uno de los más modernos y bien equipados edificios de archivo del mundo actual [escribía esb en 1959, siendb ü h c b r del Archivo Emilio Rodrlguez De&). Para entmces la unidad móvil de t n i m m b de la üNESC0 estuvo trabajando en Santo ikrningo y pudo resatar por microfilmes todo esta: acervo ~ n t d En dEcho artícuio se seibla cual es el docwnento

en cada uno de los cincuenta &m del Archivo y el Rallo de M c d h e de la Unesco que corresponde a cada

Por ejemplo, el Volumen (Libra) 1, el dommento m8s data del 1729 y esta m2aofilmado en d Ron0 33, el

VaLwmn (Libro) once (ll), el documento más antiguo es del l~yel ímmRoe8.t lmia~&enelRoIlo37,enesemimno k& apmce el Valumen 9 Bis, cuyo dmtmento más &tipo

del 1699. Y amrbién en ese R o k cupo el Volumen Wro) w myo danimenfa &E anüguo es del 1759.

veces se advierte en los libros una doble numeraci6n; ni*, a litpiz dice un V~lumen: Treinta. f3D), ;p'W

~ d e m d 6 n que es& llamada a 'desaparecer socho(-8).

Aunque los fondas denominados Archi%o R d de no estan adualmente en disposición de los

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usuarios del Archivo General de la Nación, debo agradecer no obstante, la gentileza del personal de CENTROMIDCA y del Archivo General de la Nación por la colaboraaón que me brindaron en mis visitas y las facilidades que me dieron para consultar induso material aún en proceso de restauración Especialmente quiero extender mi agradecimiento d Director de CENTROMIDCA que me dispensó el permiso especial para poder consultar el material.

Entre los problemas consignados en las fichas de entrega de los volúmenes a CENTROMIDCA se señalan: pérdidas y perforaciones, deformaciones por abarquillamiento, pliegues y arrugas; roturas por desgarros, cortes, zonas separadas y grietas, y agentes externos evidenciados por suciedad, manchas y hongos.

Los libros que conforman el Archivo Real de Bayaguana están dispersos en cuanto a la cronología del contenido, y tanto se encuentra en eUos un documento del siglo XVIII como se salta a la época Haitiana o a la República Restaurada. Considero que se necesita hacer una cuidadosa selección y clasificación de los legajos para que no haya este desorden en los libros. Esa desorganización cronológica la habh advertido tanto María Ugarte, primera investigadora que trabajara cabalmente con dichos fondos (B.A.G.N., 22 (1942) Págs. 155 a 163), como Seviilano Colom que lo refiere en el citado articulo.

El Archivo Real de Bayaguana, abarca documentos desde el 1607, siglo XVII, hasta principios del presente siglo. El desorden de los documentos sólo queda subsanado mediante el fichero que consta de dos mil setecientas (2,700) fichas que están trabajadas en riguroso orden cronológico. Las mismas han sido reproducidas en el Boletín del Archivo General de la Nación durante varios años. Todavía en los Boletines 106 y 107, editados por Pedro Santiago Canario y Jos6 Chez Checo en 1981 y 1984, siendo Directora del Archivo Marisol Florén, aparecían fichas reproducidas. El último Boletúi es el 109 de octubre de 1989 y se trata de un índice General de la Colección o Guía para su uso comprendiendo las ediciones del 1 al 100,

por MiFd !H61guín-WeraS siendo &aOr: (le ,la, entidadPedro iRam6&Y'eíUZ;Yásquez~. ,MV& d ' , Alcaldía de ,#Sati Juan BauW, ef9 ..

de ~~yaguátiá, admed de laisla aspanola de las- del Mar &&mt!, .m& c&i siempre .xefi@e 'los

a ;la pdmción que. hoy s&plae& &

Bayaguae,' ~01iih26 a formarse a partir de la erecaón de! esta villa al desl>dbllarse.la'banda del Norte v formarse el uobIado

I wn los haGtantes provenientes de Baya$ (Bayahh) y <aguana, desvastadas por órdenes de Antonio de Osorio en 1605-1606.

Estos fondos documentales no abarcan en gran medida la Gran Historia, la Historia-Oficial, sino las rninucias de la Historia Cotidiana, la Pequefa Historia, un conjunto de actos e.wn&hmte extrajudiciaies donde no había casi sentencias, contentivas de administraa6n de justicia, sino más bien se trata en su conjunto de protocolos de un lugar donde el Alcalde Ordinario actuaba como Juez Carhilario en ausenaa de %cribano Públiw (Juez en funciones de Notario).

Los Alcaldes Ordinarios eran de los denominados Oficios &ncejiles. &tos funcionarios quizás tengan su equivalente a f h i b t e en nuestros Jueces de Paz. Correspondía a los (GFoaldes Ordinarios el ejercicio en primera instancia de la aidminisbraci6n judicial juricdic&n ordinatia), tanto en el wden civil como en el orden penal. Ya en las instrucciones dadas por hs Reyes al Pnmer Almirante el 29 de mayo de 1499 &e k otorga esta f u n á b de manera expresa OO.& Maná Ots

Instituciones, phg. 272). En una Real Provisi& del 10 de enero de 1537 se

guntualizan los W t e s de la jurkiicci6n o atribuciones de los dltfaldes Odhnios al sefialarse lo siguiente: "...mandamos

Wnozmn en primera instancia de todas aquekcosas que p d f a conocer el dicho lugarteniente de nuestro gobernador que el pmente r&dia en la dicha isla y los que antes de é i han %'@idido en elia así en avil como en criminal...", este mismo &Wu se recope en la Recouilación de 1680 de Es Leves de

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En una Real Cédula del 24 de abril de 1535, se ordena "que la justicia (se refieren al Alcalde Ordinario) y un Regidor nombrado por el Cabildo pongan los precios a las cosas de comer y beber, teniendo respeto a lo que les cuesta y dándoles alguna ganancia moderada"; y otra Real Cédula del 20 de julio de 1598 expresa en este mismo sentido: "se manda a los Alcaldes Ordinarios visiten las ventas y mesones que oviere en su jurisdicción y hagan los aranceles convenientes". TambiQi estas Reales Cédulas fueron recogidas en la Recopilación Indiana de1 1680 (José María Ots Capdequi, O. C., Pag. 273).

Junto a los Alcaldes Ordinarios otros Oficiales Concejiles eran los Alféreces Reales, Regidores, Procuradores, Fieles Ejecutores, Alguaciles Mayores, Escribanos de Cabildo y Depositarios, Corredores de Lonja y Alcaldes de la Meseta, Alcaldes de la Hermandad. También había Porteros, Pregoneros, Mayordomos, Receptores de la Alcabala, entre otros, todos nombrados por los Cabildos (Ots Capdequi, O. C., pág. 272 y Wenceslao Vega, Historia del Derecho Dominicano, pág. 58).

La designación de los Alcaldes Ordinarios era confinnada por Virreyes, Presidentes, Gobernadores o Corregidores, según los casos (Ley 10, titulo 3, iibro 5). El Alférez Real era el sustituto o suplente del Alcalde Ordinario, y varias veces en documentos del Real Archivo de Bayaguana aparecen Mereces Reales sustituyendo a Alcaldes Ordinarios.

La Viiia de San Juan Bautista de Bayaguana de tierra adentro de la Isla Española contaba con un Cabildo de cuatro Regidores, generalmente eran dos, y un Alguacil, amén de un Mayordomo que a veces es mencionado en algunos documentos. El Escribano de Consejo Público existió pocas veces pues casi siempre se hacía mención de que estaba siendo sustituido en los actos que se instrurnentaban por el Alcalde Ordinario. Esta composición de los Cabildos de las Viüas es la que recoge Jos6 María Ots Capdequí en su monografía "El Estado Español en las Indias" conforme a la Recopilación de Leyes de Indias de 1680 (Ley 11, Título Vii, Libro IV). Vega ha citado, basándose en un documento del Archivo Real de

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Bayapana, que al-fah de "gente principal" pata1 llenar los puestos se le encargaba, a .Pos Regidores más d e una .ha611 (Libro 32, folio 4%) (Wenceslao Vega, Opus citatum, p'ág: 59).

De las Ldecisiones*de los Alcaldes Ordinarios se recurría o apelaba por ,ante los Alcaldes Mayores donde exisüan, por ante los Cabildos o por ante las Reales Audiencias o por ante el Consejo de indias, siempre siendo deteminante el criterio de la importancia económica del caso que todavía prima en nuestra época por 'aquel antiguo principio que expresa: "De minimis non curut prmtof' (Digesto 4,1,4). Reza la Recopilación de Leyes de Indias de 1680 en la Ley 1, titulo 3, libro 5. "las apelaciones, que se interpusieran de sus autos y sentencias, vayan a las Audiencias, Gobernadores o Ayuniamhtos, conforme estuviere ordenado por las leyes de estos y aquellos Reinos'' (Ots Gpkquí, Ibídem, p&g. 284).

Ei Archivo Real de Bayaguana abarca testamentos, particiones, inventarlos de bienes reübos, compraventas de hatos, compraventas de acciones de pesos en tierras comuneras, compraventa de esclavos, manumisiones o nuicesiones de libertad, elecciones de funcionarios municipales: Alcaldes, Regidores, Alguaciles, toma de pbsesión de éstos, extractos de partidas de nacimiento y d k i b n , transcripciones de Reales Cedulas, algunos litigios que son documentos excepcionaies como el caso del litigio en miacibn con una yegua que se iniciara en Bayaguana por Pedro de Alchtwa vecíno de Santo Domingo, actuando como Juez (-amilario Salvador Delgado el 7 de septiembre de l77l (ficha

Libm 47, folio 37). Desde el punto de vista linpuistico y etn016~gico es

htezemmte fijarse en que cada vez que se vendía o manumitía a m ¡?&&M se especúicaba la "naa6n" a la cual éste pertenecía, 1> par ejemplo en el caso del negro Juan de la Cniz, dijo su amo

Peguero, vecino de San Juan Bautista de Bayapana, que otorgaba libertad "al negro mi esclavo nombrado Juan de

Ouz, criollo de naá6n y natural de la ciudad de Santiago por el precio de trescientos pesos o de ocho reales", acta que se h m t 6 el 6 de junio de 1810, época de la España Boba,

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frente al Alcaide Ordinario actuando como Juez Cartulario. Cabe destacar la importancia de la denominación "criollo de nación" en esta concesión de libertad.

Curioso es señalar que en toda la colección de documentos existe una ausencia casi absoluta de aforismos jurídicos en latín, y las fórmulas en los actos se repiten casi de manera constante, por ejemplo, casi todos los testamentos se inician: "En el nombre de Dios, Nuestro Señor, A d n , Sepan cuantos esta esaitura testamental vieren como yo Vicente Urquerque hijo legítimo de Don Roque Urquerque y de la ciudadana Petrona Mejía. Común de Bayaguana, tierra adentro de esta isla Haiti, América Septentrional hallándome gravemente enfermo pero en mi entero juicio y entendimiento natural, creyendo como firmemente creo en el misterio de la Santisima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios y doctrinas que tiene y enseiia nuestra madre la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, vajo (sic) cuya fe y obediencia he vivido (sic) y protesto vivir y morir, previniéndome por la muerte, en descargo de mi conciencia a honra (sic) y gloria de Dios, ordeno este mi testamento en la forma siguiente: Primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor que la a ió para que la lleve a su gloria por los méritos de su unigénito hijo que con el infinito sacrificio de su sangre la redimió y el cuerpo mando a la tierra de que fue formado ..." y comienza a disponer refiriéndose a su sepultura en Bayaguana, que lo entierren sin pompa, que le hagan treinta misas nombradas de San Gregorio (¿Canto Gregoriano?, AMC) declara que tiene cien pesos en junta con sus cuñados de tributos pertenecientes al Santo Cristo de los Milagros de los cuales les corresponden veinticinco pesos y que está casado y velado según disposiciones del Santo Concilio de Trento con Anastacia Martín. Este testamento tiene fecha de 9 de enero de 1823, afio 20 de la Independencia (haitiana).

Es curioso advertir que los testamentos correspondientes a la época Haitiana están escritos siguiendo las mismas fórmulas que los antiguos testamentos de la España Boba, y de

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, . , .

. - - ~ - ~ p - ~

CUOMo:~196 . . - . ~~~ ~~ - ~.

siglos t m W r @ . . AdetW ,casi en s u e s t o ~ d a d d d . p a ~ profesión de fe c a t 6 h &::que q . a w ~ - ~ l t @ : v ~ ~ ~ ~ . . ... sobre $S. ..M*. . . , %r ...., p~ytet era fiwente, designai ~ j e t 6 r e s ' ~~-Qx&p~os~ . y 'ob&eq .'la: :miiadü&!i6n de v&bloi ju&ico$ k$&e&*d&q f co . .- ' el

~.. .. #,subr0&&6 tUtoi/' & IGga; de uPAktoi': Dicho wb, traduca6n literal . del fr&&s, se &ntuvo mucho tiempo r&

. ' ' toB.w&os' :do-Caiia8; y y ai - ,, como

e l z k ' d o n d e bh&&k la @m-& r e l i g i o m ~ l a i a d a d del ~ o . epi&, de fa jerga &,oluao&&, aparecía entre palmas el gorro frigio del escudo h a i h o y las palabras "Repub¡ic D' cHai@" y en español el lema Libertad e Igualdad, omitiendoi la palabra Fraternidad de la tnlogía kl,elal.. . .

4 Uno de los pocos documentos en Francés, W é n de ia

+?a HaitiaM,.esla carta fechada en Pue* Príncipe el 20 de abril de 1839, dirigida por el Secretario de Estado Haiíiano .de apellido Imbert, al Consejo de Notables de ia Común de Bayaguana. El trato de Don afui se matituvo .en plena &poca Haitiana.

No pude dejar de evacar al poíígrafo dominicano ?&dio Rodríguez DemonCLi, en en ,5nciclopedia Domllllcana del Caballo (Editora Mqntahro: Ciudad T~jiilo, 1960), cuando tsiconM en un mventarig de bien* &tos fechado el 20 de mayo de 1761,- Cavano (sic) vennejo (sic) capado; qvallo (sic) tdmam capado viejo; yegua vaya N& .gacha; bennqo viejo y otras timpaticm denminaciones equinas.

Leis mammisbnes siempre eran gtableadq &endo . p a p en dinero como contrapartida, y por su gran cantidad en la época de la España Boba, se podría canfiraar la tesis de que prácticamente qo habia. esclavos cuando Jean Pierre Boyer decreta su abolición en esta parte de la Isla.

El domen to m& antiguo de los~fondos docimenciIeses venta que el 15 de mayo de 1607, hiciem Jum. Roldan a

Franco Catano y su mujer Franca Díaz, de un b t o con 154 mes denominado San Cristóbal de las Oes, l~wlnmmtado ' por

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el Alcaide Ordinario Benito Díaz Camero, Libro 11, folio 93, primera ficha del archivo.

Luego no figura acta alguna hasta el 11 de marzo de 1654, en que Juan Frías Salazar otorga la libertad a su esclava Antonia Guerra, por ante el alcaide Ordinario Benito Alfonso de la Guardia (Libro 26, folios (35) 9).

La próxima acta en el tiempo data del 24 de enero de 1671, relativa a las elecciones celebradas por el Cabildo de Bayaguana en las que resultó reelecto como Alguacil Mayor Antonio Lionicio (Libro 47, folio 38).

Luego se pasa al 12 de junio de 1692 donde figura el Testamento de Juana Garsi, viuda de Manuel Guomes Pinto, por ante el Alcalde Ordinario Joseph Mexía de Albarado (L~bro 6, folio 24).

En acta de fecha 30 de diciembre de 1694 aparece en relación con un Censo y Tributo de los esposos Clemente Díaz y María de Escobal, Joseph Femández de Viliafranca como Juez de Comisiones de la ciudad de Bayaguana e instrumenta el Alcalde Ordinario José Mexia de Albarado (Libro 9, Folio 17).

El 26 de abril de 1695 aparece con cargo a Juan Sepeda, y teniendo como fiador a Bemardo Sánchez un tributo a favor de la Iglesia de Bayaguana; instrumentaron dos Alcaldes Ordinarios Pedro Sánchez y Juan de los Reyes (Libro 8, Folio 17).

En fecha 19 de octubre de 1695, Don Ignacio Pérez Caro, Gobernador y Capitán General de la Isla y Presidente de la Real Audiencia v Cancillería, aprueba las elecciones que se efectuaran en b1 Cabildo de* Bayaguana para ~ c a l d e s Ordinarios v demás oficios de la República vara el año 1696 (Libro 7, Folio 29). El primero &de enero de 1696 se juramentaron y tomaron posesión Juan de los Reyes y Pedro Sánchez como Alcaldes Ordinarios, Gaspar Landin como Alguacil Mayor, Pedro Esteban Marrón y Miguel de Ribera como Regidores, Féliu Delgado y Antonio Sedeno Hermoso, como Alcaldes de la Santa Hermandad (Libro 7, folio 31).

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.ph&ds. d w m t o s ;#dides, ~ ~ m i g n a d ~ ~ : & ~ f& de~30 de octutke de 1697 al 5 de junio de 1698: gis refíerqa ,litis Jowph Mexía de Albarado y Joseph Pachec~,. c,ondu@os .dd:.sitio de Mata Hambre, p& dañps producidos, p~ el &do de u& e n .p&cio .del otro. A&&; como . 4 1 & d d e . . , o i ~ . .Ju& de $rías ~alazar'r~as.@bro 5, Folio 3&Bis)? . .

En junio de ese aíio se registra otra liíis con motivo de unos cerdos entre José Paeheco y José Mejía (Libro 46, Folios 4 Y 13).

El 3 de febrero, 6 de marzo, 3 de abril y 5 de mayo de 1699 aparecen actas por las cuales el Cabildo, compuesto por Juan Frias Salazar, Liiis Sánchez Alemán como Alcaldes Ordinarioq Miguel de Rivera como Alguacii Mayor, Alférez Alonso del Castíiio y Regidores Nonso del Castillo en doble funcibn y Bernardo Sánchez, fijaron los precios de las tortas de cazabe, plPtanoá, maiz, mel&, yautía, &me y frijoles entre otros @ i o 46, Folio 11).

Se inician las adas del siglo XViii con una obligación de tributo a favor del curato de Bayaguana hecha por el Alguacii Alanso de Taiiería, actuando como Alcaide Ordinario Pedro Esteban Marrón (Libro 11, Folio 25).

1:. :". A$

Con fecha 6 de marzo de 1706 aparece el curioso acto dela "venta de una cuarta parte de una esdava conga, nombrada ~ ~ ~ I a , hecha por Juan Gil a favor de su hennano Domingo

Ordinario Joseph Mejía Almonte

25 de octubre de l7l8 se produce el bretrasiado del O y Vargas a favor de sus sobrinos:

Fse testamento se había redqc@$o en Santo Domingo, instrument6 el Escrhko del

Santo Domingo, Agustúide Herrera y Calderbn

En fedia. 14 de octubre de 1742 aparece unaarta dedote a cargo del Alférez Salvador de Sosa y m mujer

rancisca a Ines Blocina, hija de Sucas del Rosario y

CLlO No. 156

Micaela Francisca. Instrumentó el Alcalde Ordinario Luciano D ' í (Libro 13, Folio 97).

El 27 de julio de 1745 se produjo una carta de cambio y beque de dos esclavas entre el Padre Luis Fonseca, Cura Rector y Vicario de Bayaguana y el Médico de Santiago de los Caballeros Baltazar Meriño. Actúo como Escribano Publico y de Cabildo, Esteban Garrido. Es raro este acto instrumentado por ministerio diferente al de Alcalde Ordinario (Libro 13, Foho 68).

El 8 de octubre de 1760 el Presbítero, Teniente Cura y Sacristán Mayor de Bayaguana, Lic. Don Antonio Sánchez Valverde certifica a Lucas Rodríguez sobre la imposibilidad de encontrar su partida de bautismo (Libro 12, Folio 17).

En fecha 2 de noviembre de 1762, como Rosa del Castillo viuda de Francisco Severino, murió sin haber testado, el Alcalde Ordinario José Sánchez de Teiiena dispuso la distribución de sus bienes entre los herederos después de preparar inventario. Se trata de una sucesión Ab intestato (Libro 32, Folio 11).

El 7 de diciembre de 1768 se vende un negro criollo de nombre Rafael, de 20 años de edad, a cambio de 30 reses corraleras. Se trata de una permuta, vende la viuda Juana Coriano al Teniente Manuel Mejía.

En fecha 5 de mayo de 1769, Lucas Berdecia, casado dos veces, hace su testamento. Había tenido una hija antes de casarse con una esclava del Convento de las Mercedes de Santo Domingo. Insbmenta el Alcalde Ordinario Lucas Urquerque (Libro 7, Folio 27).

El 12 de febrero de 1770 el Padre Santiago Berna1 cobra judicialmente a Manuel Custodio el pago de un hato llamado "Mata Santiago". Juzga el Alcalde Ordinario Manuel Mejia (Libro 26, Folio 39).

En 12 de mayo de 1770 Juliana de las Viñas, viuda de Ignacio de las Viñas, solicita permiso para vender parte de sus bienes para mejorarse por el lamentable estado en que ha quedado con sus hijos (Libro 27, Folio 4J.

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I CLlO No. 156 I El 3 de abril de 17'73 se instrumenta el testamento ,de

Petrona Peguero, viuda de Tomás de Jesús, quien no firma porque "desconoce el arte de emibir", como se hacía constar siempre que la persona fuere iietrada (Libro 6, Pag. 40)-

El 18 de noviembre de 1773 se asentó una Real Cédula sobre cuestiones pdicíales en e1 Nuevo Mundo y en las Filipinas (Libro 28, Folio 5).

En el Libro 15,. Folio 8, aparece un documento correspondiente al año 1773 en virtud del cual Melchor de Frías reclama la tulela de los hijos de Ignacio Frías por considerar a la madre de éstos una mujer p6blicamente escandalosa.

En 1781 se asentó el acuerdo del Cabildo sobre el recorrido de los Alcaldes de la Santa Hermandad (predecesores de los Alcaldes Pedáneos) por la jurisdicción (Libro 7, Folio 41). En el folio 42 se asentaron los recorridos o rondas por la audad.

Los fondos del Archivo Histórico de Bayaguana constituyen un legado ine-ble para el estudioso de ks Ciencias Históricas, de la Cociología, de las Ciencias Jurídicas, de la Economía, de la Antropología y de la Lingüística.

Desde el punto de vista jurídico estos fondos recogen casi en su totalidad manifestaciones de voluntades tendentes a surtir efectos jurídicos entre particulares, testimonios de instituciones de Derecho Positivo, donde se expresan cláusulas de estilo y f6rmulas legales que aun hoy, al cabo de los siglos

')No puedo concluir este trabajo sin hacer un nocimiento a María Ugarte, Miembro de la Academia

ominicana de la Historia, quien fuera pionera en el estudio estos legajos; y concluyo con el deseo de que esta

onderación que hemos intentado realizar del hist6rico chivo Real de Bayaguana, sea una invitaa6n para ahondar

el conoumiento de este legado documental que ha revivido los avatares de nuestra Historia.

Este breve estudio fue presentado en el Céptimo Congreso ominicano de Historia en Santo Domingo en el Museo aaonal de Historia y Geografía el 19 de octubre de 1995.

i

BlBLIOGRAFIA Y FUEhTES CONSULTADAS

Capitán, H., Vocabulario Jurídico. DEPALMA: Buenos Aires, 1966.

Ots Capdequi, J. M., Instituciones. (Historia de América y de los Pueblos Americanos, dirigida por Antonio Ballesteros Beretta), SALVAT EDITORES, S. A,, Imprenta Hispano América, S. A.: barcelona, 1959.

Ots Capdequi, J. M., El Estado Español de las Indias. EDITORIAL FUTURO: Santo Domingo, 1986.

Vega, W., Historia del Derecho Dominicano. Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC): Santo Domingo, 1986.

Independientemente de consultar varios de los volúmenes que conforman el Archivo Real de Bayaguana, fueron consultados los siguientes Boletines del Archivo General de la Nación en los cuales aparecen fichas del citado archivo, así como el trabajo de María Ugarte y el de Francisco Seviliano Colom. Fueron estos Boletines los siguientes: 22, 46-47, 93, 94, 96, 97, 98, 99-100,101-102,104,106,107 y 109.

PAGINA 40

l

LA RENUNCL4 PRESIDENCIAL DE SANTIAGO ESPAnLAT

Por Julio Genaro Campillo P h z (A.D.H.)

Resulta muy extraño e insólito en la cronología política dominicana que la segunda elecci6n presidencial celebrada el 25 de junio de 1849 se viera frustrada al dedinar su triunfo electoral el candidato ganador don Santiago Espaillat Velilla, indudablemente respaldado por el amo de la situad6n mcional de esos días, el General Pedro Santana.

Espaillat según las actas verificadas por el Congreso Naaonal en su sesión del 6 de junio de 1849 obtuvo de un total de 60 votos electorales c m e n t e s al proceso, una lujosa nayoria de 45 votos, cuanda soiamente necesitaba 31 para asegurar su eleca6n ñn efecto, bgió en el Colegio ?%&oral de la provincia de Santo Domingo 12 votos; igualmente en el Colegio ñ1ectoral del Seibo, 11 votas, en el de M a , 11 votos; en el de Santiago, 11 votos y en el de La Vega, O votos, para un total de 45. Le seguían Pedro k t a n a con 31 Votos pero nulos dede el punto de vista instituaod, pues había cesado en la p e e n c i a en 1848 y debla esperar 4 años para una reelecdh (att 98) y Buenaventura Bdez, con 12 y otros candidatas aunantaR0~ 0).

De acuerdo con lo relatado por el hbtoriadm d a Jose Gabnel García, esta renuncia de Espaiilat fue hecha "con tan f h e remlucih que no basta~an exigencias ni ruegos, para &ligarlo a que la retirada, inclusive al obrar así, según la Qadici61-1, por el temor que abrigaba de no pode ejercer SUS

hnciones con verdadera independencia, dado el -tu absorbente del General Santana y la soberanía que ejereía sobre h situ- debida en gran parte a su infiuencia y a SUS

&zmfl ( ). . .

CLlO No. 156

La cierto es que transcurrieron seis días de la fecha de la proclamación de Espaillat hasta presentar su declinatoria al Congreso Nacional, el 12 de julio de 1849, alegando razones de ancianidad, de salud y de pobreza. Dicho cuerpo legislativo conoci6 y aceptó esta renuncia en su sesión del día 14 siguiente y convocó de nuevo a los Colegios Electorales para reunirse el 5 de agosto venidero. He aquí la carta renuncia de Espaillat, copiada textualmente

Dios, Patria y Libertad - República Dominicana - Congreso Nacional. - Honorable Cenor: Al participarme V. la proclamación de Presidente de la República en mí, e x p k e n t o dos sensaciones que agitan mi corazón. l3kctivamente, me veo honrado por mis compatriotas con cuarenta y cinco votos para el desempeño de la primera mapistratura, y al medir mis dkbiles fuerzas, resulta de mi intima convicción que me es imposible aceptar la dirección del W n del Estado. Por medio de ]a Representación Nacional doy expresivas gracias al Pueblo Dominicano, suplicándole humildemente se persuada que no soy egoísta, pues me he mmagrado en mis Úlümos veinte y cinco años a la vida pQblir% üni-te por servir a mi Patria y 4 ahora aparece un no pu& esti5 apoyado ese m puedo en muchas g muy gQdeKhSaS razones, una de el principio de que nadie está ~b@do a lo hposiile. y ... &no p i ñ a swir tan augusias ~ ~ u n a n c i a n o s i n & a , s i n r i q u e z a s y s i n l o s ~ t o s de la vida piiblica en tan eimda caiegoria? En esta v8hidd mi intima e~n.MeCiEui me dice qae no aeepte, y mi mzdución h e g por rmmipiente mvariable, es y Y "No acepto la MdPtnaa de ia Repxlblica". Me cabe la saüshdáin de que p m % d o definitivamente, el g e n d Likmhd~~ meme d a d- del puebio hminicana y que 64 .S& .siempre el salvadex de la Patria.

Time d hmot de d u d a r a V. c m muy dküopida de lmaa nni- a4 e- e-W. swmw E P M U T .

A ~ d e l o ~ o ~ d m J & ~ ~ d ~ n o s p m m p de aceptar pura y sw

P&eM 'u

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SANTIAGO ESPmLAT Por Julio Genaro Campillo P&z (A.D.H.)

Resulta nniy extraño e insólito en la aonoíogía política dominicana que la segunda M 6 n presidencid ceíeLmda eí 25 de junio de 1849 se viera ínastrada al dedinar su triunfo eiectoral el candidato ganador don Santiago Espailiat Velílh, indudabiemente -do por el amo de la situaáón nacional de esos días, el G d Pedro Santana.

Espaillat según las actas ve&cadas por el Congreso N a M e n s u s e m ó n d e l 6 d e j u n i o d e 1 8 Q 9 ~ o d e u n ~ de 60 votos electorales c o n c u r r e al proceso, una hipga mayoría de 45 votos, cuando soiamente 31 para asegurarsuelec86n.Enefecto,bgr6enel61egioalecioral& h p r o v i n o a d e ~ L h m i n g o 1 2 v o t o s ; ~ t é e n ~ Cok& Electod del S e i i , 11 votos, en el de Azfxa, 11 v&, en el de Santiago, 11 votos y en el de La Vega, O votos, para un totalde45.LeseguúmPedro~am31Votosperomilas deade el punto de vista i . d i M , pues había cesado ai ia p~esidenOaen1848ydebíaesperar4~paraunareeleceón (Bdt gS) y #enaveninra Báez, ccai 12 y otros c a d d a b mmon*.

De aetierdo con b relatado por el historiador don Joaé Eabikl GarA, esta m m d a de EspaiUat hie hecha "con tan F l m n e ~ q u e ~ u , b a e t a r a n e x i g e n á a s l l í n i e g a s , , ~ Wgacb a que ia retb-4 hcúdve al obrar as& según k tradi060,poreítemorqueabrigaúa&nopoderejercecwis

aadoelesphitii

Si- dPMda en gran parte a su in8ueaáa y a wis

@&&' .

Lo cierto es que transcurrieron seis días de la fecha de la proclamación de Espaillat hasta presentar su deciinatoria al Congreso Nacional, el 12 de julio de 1849, alegando razones de ancianidad, de salud y de pobreza. Dicho cuerpo legislativo conoció y aceptó esta renuncia en su sesión del día 14 siguiente y convocó de nuevo a los Colegios Electorales para reunirse el 5 de agosto venidero. He aquí la carta renuncia de Esoaillat, copiada textualmente:

Dios, Patria y Libertad - República Dominicana - Congreso Nacional. - Honorable Señor: Al participarme V. la proclamación de Presidente de la República en mí, experimento dos sensaciones que agitan mi corazón. Efectivamente, me veo honrado por mis compatriotas con cuarenta y cinco votos para el desempeño de la primera magistratura, y al medir mis débiles fuerzas, resulta de mi intima convicción que me es imposible aceptar la dirección del tim6n del Estado. Por medio de la Representación Nacional doy expresivas gracias al Pueblo Dominicano, suplicándole humildemente se persuada que no soy egoísta, pues me he consagrado en mis últimos veinte y cinco años a la vida pública, únicamente por servir a mi Patria y si ahora aparece un no puedo, está apoyado ese no puedo en muchas y muy poderosas razones, una de ellas el principio de que nadie está obligado a lo imposible, y ... cómo podría servir tan augustas funciones un anciano sin salud, sin riquezas y sin los instintos de la vida pública en tan elevada categoría? En esta virtud, mi íntima convicción me dice que no acepte, y mi resolución firme, y por consiguiente invariable, es y será: "No acepto la Presidencia de la República". Me cabe la satisfacción de que provisional o definitivamente, el general Libertador merece toda confianza del pueblo Dominicano y que él será siempre el salvador de la Patria.

Tiene el honor de saludar a V. con muy distinguida consideración, miembro del Consejo Conservador. SANTIAGO FSPAILLAT.

A pesar de lo dicho por don José Gabriel García, nos parece un poco dificil de aceptar pura y simplemente sus

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afirmaciones, pues don Saniiago, conocía muy bien a San- y SU cargder autoritario y de que bien pudo haberle hecho saber antes de efedyrse el proceso electoral, que consumi6 tiempo y gastos, de que. é l no estaba apto para desempeñar la Presidencia de la Repiiblica y que, por consiguiente no se encontr&a en ánimo de ocupar tan alto sitial. Espaülat había sido Presidente del Tribunal de Justicia Mayor de la Provincia de Santiago en el primer Gobierno de Santana y posteriomynte miémbro del Consejo Conservador y Presidente del Congreso Nacional en los mismos días que Santana había denocado, al Presidente Manuel Jimenes, por lo cual sabía perfectamate lo que le vendría encima si se distatmciaba de Santata En esas circunstancias le era m& f 6 d decirle no desde el principio, desde que se quería ensamblar su candidatura y no después de que Santana se había molestado en mover toda la maquharia política ekctord del pais y lograr el triunfo de Espaiilat

Ei argumento de avanzada edad parece poco convincente, pues en la fecha de su eleCa6n EspaiUat tenía 154 m, su salud no era tan mala, pues para esos días venía a la capital desde Santipgo a caballo a partkípar de ias sesiones del Congreso y, fhimmtete RO era .tan pobre como alegaba, pues fue heredero de una fortuna, que aunque mermada por las vidsitudes del tiempo, h e considerable en su época y además era propietario de una botica que con el tiempo se convirü6 en la actual F e Normal de Santiago, fundada en 1837, psumiblwente en la hoy Calle "Duarte" esquina "Boy - CEouts'' de esa ciudad (sede de la Compafíía An6nUna Tabderaf (4.

A namt~cs nos pareci6 que una razón poderosa para ese fue la forma en que los corifeos de Santana,

-do por Buenaventura Baez, trataron poiítiea y te al Residente caído, General Manuel Jimenes, e la culpa por e1 incendio de la la de San Carlos, y do el embargo de sus bienes, así como los de sus todo en aras de justificar la insurrección de Santana

CLlO No. 156

contra un Gobierno Constitucional y legal que debía respetar; sin pasiones N venganzas (5).

Pero a medida que hemos ido estudiando más el caso hemos llegado a la conclusión de que esta renuncia tiene que ver con las gestiones que se venían efectuando en tomo al logro de un Protectorado Francés, gestiones que se habían iniciado desde los primeros días de constituida la República, especialmente con la famosa resolución dictada por la Junta Central Gubernativa el 8 de mazo de 1844 y en virtud de esa comente fue que, indudablemente, se patrocin6 la decisión de la elección de Espaillat por "ser hijo de un francés" y luego la de Báez fervoroso partidario de ese Protectorado desde antes del nacimiento de la República, al convertirse en el principal signatario de las gestiones realizadas en Puerto Príncipe por el Cónsul Levasseur y el señor Ad Barrot (6). Y a ese respecto surgen dos tesib, una que vamos a plantear y otra que se puede deducir de las cartas del Cónsul francés en Santo Domingo, Víctor Place. Veamos:

Santiago Espaillat nació en Santiago de los Caballeros, el lro. de Marzo de 1785, hijo del Dr. Francisco Espaillat Vilor y de su segunda esposa, Petronila Velilla Sánchez, el de origen francés y eila, descendiente criolla de españoles. El Dr. Espaillat comenzó a residir en Santiago a partir de 1758, donde contrajo dos matrimonios con señoritas de la sociedad dominicana (criolla hispánica) y obtuvo su carta de naturaleza española por decreto de S. M. Carlos 111 el 17 de agosto de 1787, en reconocimiento a sus aportes a la economía regional del Cibao y su devoción a la causa de España. Por eso sus hijos José y el propio Santiago fueron a estudiar a Salamanca, España y no a Francia, y ambos lucharon contra la invasión napoleó~ca como miembros del ejército de la izquierda, José como médico de la campaña y Santiago como Capitán del mismo ejército. El primero, José luego se estableció en Puerto Rico y jamás volvió a su tierra natal, ejerciendo brillantemente la profesión de médico en la isla vecina hasta su muerte, ocurrida en marzo de 1844. El segundo, Santiago, retornó casado con su prima Josefa María Lecanda, en la fragata

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parücnlar.laOiiva, ei.B..de Juliode 1811,en un *e costeado por:la 'bc$l ;Ha@ieri& .eaiih.sede:!en C?diz. .El :padre de :u, prefirió emigrar ;aPLZemto nwo;..en 3805 y no. tfasladarse..a'Santo Domingo? Idoride gobernaban, los ;franceses, huyendo a .las invasiones;,haitianas de!&+ y:md6 en ,Agua& Puerta Riw, en 1807, yisu~patnm~niofue~dividido enke sus herederos en 1815, en. la ciudad. de Santiago, donde habían sido trasladados sty+.restps .. . 0.

Toda esfa mformaa6n ileva a la conclusión que la familia Espaillat a pesar de que su padre era un frances de origen, sin e m h p , tanto éste como su esposa, como sus hijos, amaban a Espaiía y no a Francia, y de que la familia no podía por esos motivos desear un protectorado frances, y a lo mejor, quizás una uni6n o acercamiento con España, aunque la tercera generación de Ios Espailiat patticip6 en la guerra restauradora al lado de la causa dominicana, destacándose don Ulises Fco, Espaillat wmo figura de primer orden en esa jornada patriótica e actitud asumieron sus primos y demás parientes.

Don Santiago indudablemente que colaboró con la domhdfm haitiana, y sesegfui su propio decir en la carta

mas arriba teproducida, comenzó esta colaboracibn a pWr de 1824, y en el Iibro "Invasiones Haitianaa de 1801,1805 y 1822" de don Emilio Rodriguez Demorizi; e W n 1955, pagina 328, figura en 1827 como Conservador de Hipotecas de %nthgo. Y pmm que las vicisitudes que &6 a través de su da, le hicieron pensar que nuestra independencia no era una

muy factible, ya que don José Gabriel García nos dice que 8oai Santiago antes de decidirse por la causa nacional trató de B\Iedgum los recursos y la proW6n con que contaban los tbaúúcanos, para soskmr6e, por lo que no le parecía pdente lamame a una emp tan peligrosa sin tener seguro etl apoyo de una naci6nU iss" Desde luego, este fue un pensamiento muy compartido por la generación de dan fhntiago, empezando por el grupo encabezado por Tomás BabadiUa y Pedro Santana. Lo que no podríamos responder es si el apoyo de una naci6n "a que se referia don Santiago, era el i pyo de Francia, el de Espaiía o el de Colombia. Lo aerto es

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que don Santiago retom6 al país cuando éste se encontraba bajo el dominio español como producto de la llamada "Guerra de la Reconquista" y pocos meses después del fallecimiento del, caudillo de esta jornada, el Brigadier Juan Sándiez Ramirez, y luego, como hemos ya dicho, de luchar contra la.invasi6n francesa a España, y el reinado de José Bonaparte.

En la "Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo", libro editado y anotado por don Emilio Rodríguez Demorizi, tomo Ii, aparecen tres cartas del Cónsul Vfctor Place dirigidas al Ministro de Relaciones Exteriores de su patria, una del 8 de julio de 1849, otra del 20 de julio de 1849 y una tercera, del 19 de agosto de 1849, las cuales se refieren a la elecaón de Espaillat y su posterior renuncia. En la primera, el señor Place anuncia que el conteo de votos por el Congreso Nacional escogió al señor Santiago Espailiat como Residente de la República y su consiguiente proclamación Y dice textualmente: "El señor Espaillat es hijo de un francés quien fue fundador de la agricultura en la grande y rica provincia del Cibao. Al presentarlo a la voluntad de los pueblos que lo han aceptado, Santana y los dominicanos han querido dar una prueba más del deseo que tienen de fundirse con Francia" y luego más abajo agrega, que como la Constitución fija el periodo máximo en treinta días que puede transcurrir entre el retiro de un Presidente (Manuel Jimenes) y la elección de otro, "se ha preferido nombrar alhijo de un francés, cuya avanzada edad no le permite aceptar". (').

En su carta de 20 de julio de 1849 el Cónsul francés refiere el rehuso de Espaillat de aceptar el cargo de Presidente de la República, y decir "Su avanzada edad y su precario estado de salud son los motivos que él aduce, pero hay otras razones aún más valederas. Cuya fuerza me es preciso reconocer. El solamente había aceptado. Según me dice, si se le hubiera dado la seguridad de que las solicitudes hechas a Francia habían sido aceptadas, pero después de tantos meses Francia ni siquiera había respondido. El pensó que, a pesar de los ricos recursos de su país, no hay suficientes hombres para administrar y que él mismo no había encontrado a casi nadie

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I CLlO No. 155

que lo secundara si se hubiera resignado a soportar esa carga tan pesada; agreg6 que, por otra parte, toda la poblauón que debido a cinco años de experiencia, había adquirido la convicción de que no estaba en condiciones de gobernarse a sí misma y que lo habían elegido únicamente porque su nombre tenía un significado decisivo, que ese significado era Francia y hasta tanto que 61 no tuviera la certeza de que nuestro gobierno había tomado una decisión favorable, ser Presidente Constitucional de su parte sería defraudar la voluntad del pueblo" (lo).

A su vez en la carta del 19 de agosto de 1849, Vtctor Place anuncia la elecaón de Buenaventura Báez, a quien el considera "hombre cuya persona es aún más significativa que la persona del señor Espaillat para manifestar la voluntad del pueblo" y a continuauó~~relata el historial de Báez en favor de la causa del protectorado frances, en la cual lo convierten en "un estandarte'' para esta corriente antipatriótica. Dicha carta que se anexa a este trabajo igual que las dos anteriores, pone de relieve todas las diligencias hechas por Báez desde los tiempos de Levasseur, en 1843 y en Puerto Príncipe hasta en su misión en Francia, como jefe de la misión dominicana, tanto ante el gobierno del Rey Luis Felipe de Orleans como ante el gobierno republicano del Príncipe Luis Napoleón Bonaparte y futuro Napoleón iii. Luego el señor Piace dice que el "señor Báez, al igual que señor Espaillat, teme por que no quisiera aceptar la primera magistratura de la República más que pya realizar la obra que la debe salvar; es decir la fusión con Francia y el

en presencia de una resolución aún dudosa" se advierte por esta correspondencia, la aceptación

como la de Báez del nombramiento de Presidente estuvo condiaonada a la "fusión con Francia". hez de inmediato aceptó la elección y se

poco tiempo después como Presidente de la Creemos que el Cónsul Francés es injusto al

arar la conducta de Espaillat con la de BAez. El primero cargo y el segundo sí, para luego convertirse en un

que gobernó por cinco veces la Repiiblica y por un

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largo período de tiempo que terminó en 1878, así como en el líder antagónico de su jefe político inicial, General Pedro Santana. Báez se le conoció una relevante posición "afrancesada" desde 1843, luego aceptó la Anexión a España y finaimente promovió inútilmente una integraaón con los Estados Unidos de América o, por lo menos, la cesión de la Bahía de Samaná. A Espaillat no se le conoce ninguna actividad en favor del Protectorado francés, por lo cual resultan poco confiables las afirmaciones del Cónsul Place, salvo que Espaillat, para quitarse la presión de este importante diplomático, argumentara lo dicho por este último en sus cartas. A lo mejor Espaillat temió por una nueva invasión haitiana, pero para eUo tenía a su favor la cooperaaón de su patrocinador, el Gral. Santana, por lo cual esta circunstancia puede descartarse.

Lo que parece ser cierto es que ni la edad avanzada ni la mala salud ni el autoritarismo de Santana fueron los factores predominantes que provocaron esta renuncia, y que, como ya hemos señalado, la misma tiene su mayor asidero en el expediente del Protectorado francés. Por la pronto, Uama mucho la atención que si Espaillat hubiese sido femoroso partidario de esa causa, no aceptara la Presidencia francesa. Tales cosas hacen pensar que el Cónsul Place se equivoca, miente, salvo que Espaillat, y valga la repetición, le expresara esas razones como una fórmula cortés para rechazar e n el fondo el "cabildeo" de Place. Por supuesto, la "fusión con Francia" nunca se pudo llevar a cabo, porque es muy posible que los Borbón y los Bonaparte no olvidaron la lección del fracaso de la expedición de Leclerc en aras de someter la isla al imperio de Napoleón 1, y que los dominicanos prefirieron a España que a Ferrand, como lo demuestra la "Guerra de la Reconquista".

De todas maneras, creemos que Espaillat en el fondo no favorecía la causa "afrancesada", y que frente a la terrible incidencia en la política nacional del Cónsul Place prefirió renunciar a ser Presidente de la República antes que sacrificar su vieja trayectoria anti-gala y pro-española. Solamente así se explica que pudiera convencer a Santana para que éste, después de efectuarse un proceso electoral nacional, aceptar así

como la contrariedad que seguramente provoc6 en el ánimo de dicho caudillo semejante e inesperada actitud.

Santana siempre demostr6 debilidad frente a las grandes potencias y SUS agentes consulares, por eso más tarde, por temer al Cónsul Segovia y a su famosa matrícula, abandon6 la presidencia de la Repfiblica, en 18%. Quiei sabe si fue el mismo C6nsul Hace que, desencantado de Espaíllat, le recomendó a Santana mi reemplazo y la nueva elecci6n presiden* Esta es una esp&6n que no deja de tener fundamentos.

Resumiendo un poco este caso, tenemos que señaiar que todo proceso electoral conlleva cuatro pasos: Nominaci611, Elecci6n, Proclamaci6n y ]uramentaci6n. Tree de elios heron cnmplidos y, por supuesto, auspiciados por San-, pues Espaillat fue nominado por Santana, lo cual presume una aceptación del candidato para lograr la e l d 6 n , y luego la prodamaa6n en un Congreso Nacional dominado por partidarios del mismo Saníana. El úitimo paso, el de la Jwaxnentaci611, fue desechado y convertido en dedimci6n. Y es muy osible gue éste co~espondiera al Cónsul francés al no 2 . bgrar e Espadht sus propósitos protectoralistas. Y a lo mejor h v m t u r a Báez detrás de todo esto se moviera en la mmbra para que dicho Cónsul lo reconociera a é l para la Presidencia de la República, como ocurrió un mes después, y dentro de u n saludo muy jubiíoco del mencionado Cónsul Emnci's.

&de el punto de vista hist6Rc0, el ejemplo de SS en nuestra etapa republicana donde el po er ha pSOv~cado los mayores apetitos, no importa a veces aunque %%me en calidad de títeres, como tambih mediante el ejercicio p h de una dictadura o de una horrenda titarúa. Frente a tanta voracidad Eswülat continuará a través de los siglos "

un ejemplo de desinteres y de patriotismo. ?T. _ i

T u ~ a Genaro Campiiio P&ez anZo Domingo, R. D. 19 Febrero 1994. =

BIBLIOGRAFIA

(1) Colección Trujillo - Centenario de la República, serie 11 -vol. 111 - Congreso Nacional, 1845-1849, págs. 196-199.

- -

(2) José Gabriel García - "Compendio de Historia de Santo Domingo" Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 1979, vol 11. págs. 42- 43.

(3) Obra citada en No. 1 - págs. 214 - 215. (4) Julio G. Campillo Pérez - "Santiago Espaillat, y el

Desarrollo del Cibao", 1985 pags. 231 - 232. (5) Julio G. Campillo Perez - "Santiago Espaillat, elección

y renuncia", Periódico Ultima Hora, 17, Agosto 1976, pág 10. (6) Correspondencia del cónsul de Francia en Santo

Domingo, edición y notas de Emilio Rodriguez Demorizi, vol 11,1947, págs. 171 - 179.

(7) Obra citada en No. 4, págs, 9 - 35,149 - 152,507 - 529 (8) Obra citada en No. 2, volumen 1, pág 568. (9) Obra citada en No. 6, volumen íí, pág 171, carta 82. (10) Ibídem, pág 172, carta 83. (11) Ibídem, págs 178 - 179, carta 88.

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Señor MnieA~or

Tengo el honol de .irúormwle que el Congreso, despub del conteo de loc; votos, proclamá ayer al Sior bpaiílat como

de la RepTibIca. J 3 Sr. Espaillat es hijo de un fran&~ ~ f i ú e e l ~ o r d e l a a g r i e u l t u r a e n l a & r a n d e y ~ pmvh& del Cho. Al presentarlo a la voluntad de los peblos qme lo hein aceptado, Cantana y los dominicanoa han p&do dar una prueba m% del &m que tienen de hdirse cm Francia. Eí m h m &a, Cantma enbreg6 el poder dietatonal r p Ie había sido mffido y que ejercer& hasta el momento en que el nuevo Presidenti? haya aceptado y prestado juramento.

El Cong;rescr y cafltana habrían querido pe&eew &Y de situaá& provisional hasta que negara la

sobre las proposiciones que yo. ieh medio del Sr. Lapeyrette .y dei l ~ r : qgedo el texto -h., m treintata afas el perfodo má>amo

b ~ e - e n t p e p&pi~ de un P&id&& y'&fel&&n: ha prieferido hbmbfm al hijo &LIFL-fr&&,ii'@Y&a

te.acePtar ,&,,w;8iwg k;ieiao'.d: espá p * e p ~ , - ~ & &&o':

. . , .

, . ,

-0 de usted, etc. . , ~. . ,: .!.,

o:) Vlctor Place (ton rúbrica). . . .~ . , ,

PAGIW::5!i..

CARTA DEL CONSUL D E FRANCIA AL M. D E N. E. DE FRANCIA

Santo Domingo 20 de julio de 1849

El Sr. Espaillat, cuya elección como Presidente tuve el honor de informarle a usted (carta del 8 de julio. Dirección Política No.20, Dirección Comercial No.16), acaba de escribir una carta mediante la cual rehusa aceptar ese alto cargo. Su avanzada edad y su precario estado de salud son los motivos que él aduce, pero hay otras razones aún más valederas, cuya fuerza me es preciso reconocer. El solamente habría aceptado, según me dice, si se le hubiera dado la seguridad de que las solicitudes hechas a Francia habían sido aceptadas, pero después de tantos meses Francia ni siquiera ha respondido. El pensó que a pesar de los ricos recursos de su país, no hay suficientes hombres para administrar y que él mismo no habría encontrado casi a nadie que lo secundara si se hubiera resignado a soportar esa carga tan pesada; agregó que por otra parte toda la población que, debido a cinco años de experiencia, había adquirido la convicción de que no estaba en condiciones de gobernarse a sí misma, lo había elegido únicamente porque su nombre tenía un significado decisivo, que ese significado era Francia y que hasta tanto 61 no tuviera la certeza de que nuestro gobierno había tomado una decisión favorable, ser presidente constituiría de su parte defraudar la voluntad del pueblo.

Frente a tales razones, he debido suspender todo tipo de instancia tendiente a hacer que el Sr. Espaillat se decida a aceptar la Presidencia, temiendo que é l pueda suponer que yo

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s6 más de lo que quieto decirle y que me pueda reprochar un dfa el haberlo arrastrado a ello por la convica6n que yo le habría inspirado en el sentido de que mi Gobierno estaba bien dispuesto.

Duran& fe& tiempo lbs pueblos estan sumidos en la ansiedad, esperando..su ,salvación de una resolua'ón que encuentran todavía muy lejana y seria muy biste que un pueblo que se mostraría tan dócil a una buena admhi&aei6n y un país tan fecundo fueran abandonados, por fdta de una mano awdliadora, a las invasiones de salvajes s in misericordia.

Se procederá inmediatamente a la elmi6n de un nuevo Presidente.

Quedo de usted, etc. (Pumado:) ~íctor Place (con rúbrica).

CARTA DEL CONSUL DE FRANCIA AL M. DE N. E. DE FRANCIA

Santo Domingo 19 de agosto de 1849

Señor Ministro:

Después de la negativa del Sr. Espaillat, yo esperaba vencer la resistencia de Santana, pero ese hombre nunca vuelve atrás con respecto a una resolución y, como él mismo declaró desde el inicio de este asunto que no quería la Presidencia sino únicamente quedarse a la cabeza de las tropas para prepararlas para una lucha suprema contra los haitianos, todos los votos le fueron dados a un hombre cuya persona es aún más significativa que la persona del Sr. Espaillat, para manifestar la voluntad del pueblo dominicano. El Presidente elegido es el Sr. Buenaventura Báez.

Este fue el jefe de la misión enviada a Europa y quien firmó con el Sr. Bastide el tratado del 22 de octubre del año pasado.

Desde el establecimiento de la joven República en febrero de 1844, el Sr. Báez, totalmente de acuerdo con Santana, profesó altamente la necesidad, imperiosa para su país, de unirse a Francia, dada la imposibilidad en que estaba de gobernarse y de defenderse. El fue el principal signatario de los actos realizados en Puerto Príncipe con el Sr. Levasseur y el Sr. Ad Barrot; el Gobierno debe poseer las piezas que constatan la naturaleza y el alcance de las proposiciones que él hizo en la época de su misión, por estas razones, desde hace cinco años el nombre del nuevo Presidente es un estandarte. Sin duda no tengo necesidad, Señor Ministro, de darle a conocer toda la acción del Sr. Báez, en la misión de los señores Lapeyrette y PAGINA 54

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Chedeville, note solamente que 6l firm6, como Presidente de la Asamblea Nacional, una de las dos solicitudes oficiales que el Sr. Chedeville le someti6 a usted.

El Sr. Báez todavía no ha dado a conocer su resolución, pero yo creo que aceptará. Al igual que el Sr. Espaillat, él teme porque no quisiera aceptar la primera magistratura de la República más que para realizar la obra que la'debe salvar; es decir la fusi6n con Francia, y él vacila en presencia de una resolución aún dudosa. Yo le confesaré sin embargo, Señor Ministro, que yo ae í poder alentarlo porque, mientras más pienso en esta extraña situación de una nación que se ofrece entera, pidiendo solamente ser administrada, en las ventajas que resultarían para Francia de la anewión de un país tan rico en recursos naturales, en la humanidad que pide que no se permita la degollación de una población inofensiva por parte de aEricanos desencadenados, mientras en una palabra examinó la cuestión sometida al examen del gobierno, más me parece que he podido darle esperanzas al Sr. Báez que no lo abandonaríamos al momento de terminar la empresa que está tan cerca de su término.

Quedo de usted, etc. (Firmado:) Víctor Place (con rubrica).

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HOMENAJE AL PROCER NACIONAL, GREGOlUO LUPERÓN (0)

La Academia Dominicana de la Historia celebra esta sesión solemne para conmemorar el primer centenario de aquel infausto acontecimiento ocurrido en la atribulada noche del 20 de mayo de 1897, cuando una larga y penosa enfermedad envolvió en el sudario de la muerte a uno de nuestros más excelsos héroes nacionales. Desde entonces la carne que tanto combatió en la guerra y orientó mucho en la paz, se fue desapareaendo para que desde su sepulcro surgieron iluminando el ambiente, las luces maravillosas de la inmortalidad, las que alumbran constantemente el sendero que deben trillar los pueblos.

Gregorio Luperón, el humilde mulato, que procrearon en 1839 don Pedro y doña Nicolasa, en Puerto Plata aún sometido por la dominación haitiana, mostró las más encendidas fibras patrióticas desde que nuestra patria volvió a ser colonia española, y así a partir de la ejecución de tan nefasto acontecimiento, se inició activamente en . l a lucha revolucionaria en las áridas estancias de la Lííea Noroeste hasta culminar con una de sus más grandes acciones, la que escenificó en la batalla y en el incendio el 6 de septiembre de 1863, cuando Santiago de los Caballeros pareció en iiarnas en aras de lograr el rescate de la soberanía nacional.

(0 ) Discurso de apertura de la Cesión conmemorativa del Primer Centenwio del fallecimiento del Prócer General Gregorio Luperón, 20 de mayo de 1997 por el Presidente de la Academia, Dr. Julio G. Campillo Pérez.

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Y dfas después, el 14 de septiembre, cuando se reunieron los dirigentes de la epopeya restauradora para formar un gobierno provisional y organizar las acaones bélicas, surgió en el escenario una figura desconoada que rindió un informe sobre los sucesos del holocausto recién pasado y allí con voz vigorosa hizo el relato en un estilo que impresionó profundamente a la concurrencia, aunque el orador vestía un raído traje de fuerte azul y unas polainas improvisadas con los guanos que encontró en los polvos del camino. Pero para éxito suyo, hasta el más exigente de los presentes, dada su rígida educación británica y su ilustración superior, don Benigno Filomeno de Rojas, esbozó una sonrisa de satisfaccibn al escuchar a este joven que surgía de las penumbras inesperadas, pero quien desde ese momento ingresó al mundo de la gioria, el mundo que hoy es suyo, un mundo que se hace cada vez más poderoso al conseguir la veneración de la eternidad.

La vida terrenal de nuestro héroe ha sido muy difundida al servir de ejemplo consecuente y valiente de un naaonalismo inquebrantable, que no sólo rechazó a España sino también a Estados Unidos de América como a cualquier intento pecaminoso de mermar la soberanía nacional. Para d o se adaptó a los vaivenes de la política crioiia, a veces en postura dirigencial como a veces también dentro de la impotencia del exiliado, pero siempre inquieto y ágil para cumplir con los mayores deberes patrios. Por eso Uegó a ser la figura determinante de un partido poiítico, un partido ondeante de la bandera azul, la bandera de las ilusiones iiberales y las esperanzas democráticas, todo con fines de exaltar al poder a verdaderos civilistas, contrarios al caudiíüsmo y al autoritarismo, como es el caso de Ulises Fco. Espaiiiat y de Fernando Arturo de Meriño, como realidades, y Pedro Fco. Bonó, Miguel Casimiro de Moya, José Manuel Glass y Segundo Imbert, como proyectos no logrados. Y dentro de ese gran liderazgo se asoció a la causa de la independencia de las Antiüas Hispánicas, para apoyar sin reservas a los Máximo Gómez, a los Antonio Maceo, a los Ramón Emeterio Betances y

ugenio María de Hostos, en sus patrióticos propósitos

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emancipadores, lucientes. de bandíéraS conestrellris~,sblitátbp con barras y triángulos inversos;en:~ca~o:anile~:y-.~.~otr6s;~

; . . , rojos. . . .,: :-:: . ., L , , , ,~,-, ; . .

Aunque .q*& U&. nb 10: <~ean, ' para .fidsQQk~~ i$jf, verdadero de .-de ,mgo&, .:*;

polltica +egionai. '&&ien&te e irí@$ del,pddb m . @ n & fegiofi& &l'S& yael&qi;

el General C e s m G d e o i Esta &ua&n .fe múy&@: a&edda poi el más confiabl& y &.d de Ijs: ~ b ~ & ~ S ~ : ~ & : ~

.,..&S3 héroe, su lugarteniente ,ms . Heurcíamt a&:- de una,, -tea,tralidadde falsía, difíd.de superarya que a a s e Ieimpo@ti un bledo :conv&w-pa&tir&n&& :& el hambre kd&of, .&, el hombre peNeIS0, el tipo ,de hombre que n&i deteskiBa.9 sancionaba Gregomo LuperOn; dehtro de su legadoético.. '-'

ff- Así, en 1882 Heúreaux consiguió la p r e s i d e

<?# rechazando ima invasión de Cesáred ~ d e r r n o que arri66 .i

$&. las playas orientaies de la Repiiblica y aplicando con sumo de Can Fe-do, fueron ejecutad&

de esa expedici6n, entre eiios loi Isidro Ortea y Rafael Pérez. Cuatro

en 1886 Heureaux volvió al poder por encima de los programas liberales de la der&tada*candidahira; Moya-Billini, vencidos con fraudes electorales v coniuntamente

Consciente de su gran papel histórico, Gregorio Luperón es uno de los pocos dominicanos que llevó a la posteridad su trayectoria pública a travb de unas memorias, que en parte escribió Manuel Rodríguez Objío y en otras que resultan ser su propia autobiografía, y por lo cual gracias a ellas, conocemos aunque en ocasiones @do por la.,pasión y en otras por la vanidad, .un gran :filam' de -los acontechientos políticos

7 -- - . n a c i ~ & - ~ q u & ~ e r ~ ~ p ~ ~ a l m e n t e en la segunda mitad del .siglo,m., Que,,pew que. Juan Pablo y Rosa Duarte no lograron transmitimos con mayores detalles las ejecutorias patric& del.+dado~ . ~. .de.la . República!. ~

paes~&n años que perdimos físicamente a Gregorio Luper611.victima. temprana del vitiligo y en sus postrimerías dd.&cer hhigador, pero este .suceso solo fue un accidente, p laadmiración y el aplauso callaron el iianto, mitigaron el doIop, y más tarde, evitaron la humedad de las lágrimas que petrificó .el .tiempo, todo porque sus despojos se convirtieron en:.eL polen. .maravilíoso que reverdece continuamente los hafeles: y las palmeras del escudo nacional formando parte

;iiXb&pensable .A:z. . .. de las entrañas de ese gran símbolo patrio, que ::fi~B% guardado avaramente en este primer siglo como muestra

iqereced.era de la perpetuidad que le espera el próximo siglo y los demás siglos venideros,. mientras en el Mar Caribe se divise un termíio que se llame República Dominicana.!

SOBRE m . ,

~ E A R I O DE GREGOMO LUPERÓNU

rotagonismo de hombres privilegiados, tocados por la gracia

por a. de masa amorfa y. an&iina, misma el camino de su felicidad y

. Hago mención aquí de este celebre historiad01

No está de más recalcar que no acepto la primada de lo

que para mí, Gregorio Luper6n representa a un h&oe erísticas opuestas a semqante arquetipo, no obstante

azar puede introdua lie tarde en tarde v - m

dfas, m ia laPustona de la

como ahora, el

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el doble crimen de borrarle y de robarle su memoria histórica. Segundo, porque hoy mismo estamos asistiendo y sufriendo los efectos desastrosos del derrumbamiento de un poderío que aprecia inconmovible hace apenas una década, representado por el marxismo, cuyos fundamentos filosóficos, económicos y sociales no sólo siguen sometidos al embate tradicional del capitalismo, sino que ha sido negado y abatido por las mismas masas populares de los países en que se implanto el soualismo, como resultado de la Revolución Rusa de 1917 y en los países de Europa Oriental, tras la derrota del nazi-facismo en la Segunda Guerra Mundial.

Roto así el equiiibrio mundial, representado hasta ayer por el enfrentamiento de los Estados Unidos y la Unión Soviética, sólo le queda a los Pueblos pequeños como el nuestro, abrazarse a su Historia y a sus héroes a manera de tabla de salvación; pero también a modo de advertencia al nuevo poder omnímodo que amenaza con destruirnos y disolvernos, como una de las primeras víctimas de los nuevos jinetes del Apocalipsis que hoy recorren todo el planeta, sembrando la desesperanza y condenando a la miseria absoluta a decenas de d o n e s de seres humanos: el Capitalismo en esta nueva fase tenebrosa de su historia, el Neoliberalismo y la globalización.

De ahí la importancia capital de este nuevo libro del Lic. José Chez Checo, Miembro de número de esta Academia Dominicana de la Historia: "Ideario de Gregorio Luperón"; cuya primera edición vio la luz en 1989, al cumplirse los ciento cincuenta años de haber nacido en Puerto Plata el ciudadano ejemplar que entre los múltiples atributos que le reconoce nuestra historia, ostenta el título de primera espada de la Guerra Restauradora. Nicolás Estévanez, quien con el grado de capitán, comandó un batallón español en esa Guerra - Restauradora, bajo el mando del general José de la Gándara y Navarro en 1863; que luego de la victoria de las armas dominicanas, estando en Cuba, rompió su espada en pleno paseo del Louvre, como protesta por el fusilamiento de un grupo de inocentes estudiantes de medicina, durante la Guerra

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de los Diez Años (1968-78), escribió en su "Resumen de Historia de América", editado en París en 1893, p. 467:

"Sentimos no poder consignar aquí los ilustres nombres de los héroes que se distinguieron en la guerra de la independencia dominicana, tarea que nos fuera sumamente grata, pero que es harto difícil, pues los héroes dominicanos fueron entonces y han sido siempre excesivamente numerosos; en Santo Domingo se ha luchado casi constantemente desde los tiempos de Colón hasta los de Santana y siempre con arrojo. No hay un pueblo más belicoso en América, ni quizás en el mundo ..."

Entre esos numerosos, casi incontables héroes dominicanos, tal como expresa en su "Resumen de Historia de Am&ican', Don Nicolás Estévanez, se destaca la figura egregia de Gregorio Luperón, como arquetipo de la dominicanidad. El no es el único, desde luego. Pero en nuestra segunda guerra de independencia él es el que puede ostentar con más derecho el rango de paradigma por su empeño guerrero y civilista de continuar la obra de los tres padres fundadores: Duarte, Sánchez y Mella. Por eso saludamos complacidos esta segunda edición del "Ideario de Gregorio Luperón" que el Lic. José Chez Checo, respaldado por la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, pone a circular esta noche, como un homenaje más y más permanente que la simple recordación, al cumplirse el primer centenario de la desaparición del insigne puertoplateño. Homenaje más permanente que la simple recordación, repetimos, porque de este Ideario como del Ideario de Duarte de Don Vetilio Alfau Durán surge imponente la figura apostólica del Fundador de la Reptiblica, emerge con trazos firmes, extraídos de sus "Notas Autobiográficas", el perfil guerrero y civilista del Gan Restaurador. Entre los cuales, vale destacar: 1) Su amor a la pabia. 2) Su respeto por la justicia.

3) Su admiración por los próceres. 4) Su valor en la guerra y en la paz. .

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5) Su pasión por la cultura. 6) Su solidaridad con los oprimidos. 7) Su respaldo a la educación del pueblo. 8) Su autenticidad con relación a su origen social. 9) Su apego a las normas democráticas. 10) Su repudio tácito a toda forma de prejuicio racial.

El gran soldado reitaurador de la Repúblicá que h e Gregorio Luperón, merece este doble homenaje que esta noche le hacemos aquí, porque esos rasgos que hemos sintetizado a manera de Decálogo, revelan el perfil extraordinario, escaso en nuestra historia y en todas las historias, de un héroe militar y de un héroe civil al mismo tiempo. Muchas Gracias.

Una carta poco conocida escrita por frey Nicolás de Ovando en la Espafiola (1505)

Por Esteban Mira Gballos

Sii duda, frey Nicolás de Ovando es uno de los personajes mds relevantes que aportó Extremadura a la . . cmquista y col- de Nuevo Mundo. Por ello, hace varias défadas que se viene rastteando la docwnentaa6n existente sobre SU labor tanto en EspaZia, al frente de la Orden de Alcántara, como en América, donde ejed6, como es bien sabido, el cargo de gobernador de las Indias.

Pues bien, el Comendador Mayor &bió algunas de ias fanto en el propio salar penimulaF como en la Española.

embarga, la mayorla de ellas son conodas tan $610 acias a ias referencias que aparecen en las . Por 1w de& se conocfa el texto íntegro de

esaitas por Ovando, una, fechada en la la Cm@61i de la Vega en 1.505, y, otra,

m 15B9 a su liegada a Lísboa de regreso de la , De la primera caria norr ocuparemos en las Uneas

mientras F e h segunda fue estudiada y publicada p le profmma mi- U d a ~amb~). .h ntgnta a la carta de 1505, que abra t x d b i m o s y

, sahnus que fue publicada en la primera epoca rla k. Revista de Exh'emadwa y omxhmente en el tomo No. 4 al año 190 ; sin embargo, por diversos

. ~.~ m tmscedi6 a los círculos de la Historia ;!':;da &.n@ca Q u i z B la causa fundamental de este olvido por

im hbtfJriadare6 de Améziea especiaIizados en íos de la cplonh56n radique en d error que cometió la

Mayor, Ursda Lamb, al omitir Como manusuito ,*to

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conservado en el Archivo de los marqueses de cama re^(^). Desde entonces han sido muy pocos los americanistas, tanto dominicanos como españoles, que han hecho referencia a ella. Incluso algunos historiadores de Ultramar habían manifestado en algunas ocasiones a los investigadores españoles el interks que tenía la publicaaón de esta carta para el estudio del gobierno frey Nicolás de Ovando en las Indias.

No obstante, reaentemente en la obra de Mayoralgo y Lodo se citaba la carta editada en la Revista de Extremadura aunque, aunque dado el carácter de este estudio, tan 5610 se destacó de ella algunos aspectos relacionados con la biografia del Comendador Mayor.

Por ello, dada, por un lado, la importancia que tuvo el gobierno de frey Nicolás de Ovando para la Historia de América, y, por el otro, las limitadas fuentes que existen para su estudio hemos querido volver a reeditarla, corrigiendo algunos errores de trans&pu6n, actualizando las grafías y destacando con comentarios sus aportes más importantes.

El primer aspecto que debemos comentar es el hecho de que el gobernador estuviese, en el momentos de redactar la misiva, residiendo en la fortaleza de d a de Concepaón de la Vega. Evidentemente, y aunque no se especifica, está claro que esta construcción defensiva debía estar edificada con materiales durables, ya que era el lugar donde se alojaba Ovando cuando visitaba la d a . Este dato constituye un aporte interesante, ya que apenas si existían referencias documentales sobre la segunda fortaleza de cantería realizada en al isla ~ s ~ a ñ o l a ( ~ ) . En este sentido, se tenía constancia de ue había go sido erigida por el Almirante Cristóbal Colon en 1495 y que, según el padre de Las Casas, constituía un edifiao de tapicería y bien cimentado(6). Sin embargo, no se tenía certeza documental de su existencia, pues no en vano la mayoría de los fuertes construidos en los primeros tiempos no constituyeron más que meras empalizadas pensadas tan s610 como defensa frente a los poco organizados y ofensivos indios -os.

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Es más, incluso el Rey, unos años después, no tenía constancia de la existencia de una fortaleza sólida en la viiia de Concepción, pues en la instrucciones dadas al sucesor de Ovando en el gobierno de la Española, don Diego Colón, el 3 de mayo de 1509 afirmaba lo siguiente: "Item, porque el gobernador que allá está Uevó mandamiento para hacer tres fortalezas y hasta ahora no se sabe que haya hecho sino la de Santo Domingo, debéis ordenar como se hagan las otras dos, y la una se haga en villa de la Concepaón, en el mejor sitio que allí hubiere para se poder hacer, y la otra se haga a la parte donde está la de Santiago, como lo tenemos mandado al dicho gobernador..

Este documento ha hecho pensar a algunos historiadores que la fortaleza no se construyó realmente hasta la segunda década del siglo da). Sin embargo, está ciaro que, pese al desconocimiento del propio Fernando el Católico, la primitiva fortaleza de Concepción de la Vega fue fundada como tal por Cristóbal Colón y existía al menos en 1505 cuando Ovando redactó su carta.

Asimismo debemos comentar la presencia de Ovando en Concepción, villa por la que sentía una predilección debido, según U d a Lamb, a que, al estar en el interior, poseía un clima menos húmedo, que beneficiaba su salud(9). Efectivamente, el Comendador Mayor se encontraba, en el momento de escribir la carta, convaleciente en la fortaleza de Concepción, pues, según sus propias palabras, estaba "en tal disposiaón de una pierna que algunos días no me levantaba.. . ,,(lo)

Esta hipótesis de Ursuia Lamb parece tener cierta base; sin embargo, también es posible que el gobernador se sintiese atraído por las dos grandes fundiciones de oro que se celebraban anualmente en la villa, una en abril o mayo y otra en diciembre. Pr&amente, en la carta de 1505 afirma que permaneció en Concepción supervisando la f31ndición y gestionando el cobro de los diezmos, asegurando pocas keas después que ya había empezado a fundir oro para sufragarse su capilla en la iglesia de San Benito de ~lcántara("). En este

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sentido, debemos comentar que se ha afirmado que al Comendador Mayor no le interesaba el poder económico, afirmándose, por un lado, que tuvo que pedir dinero prestado para volverse en 1509 a Castilla y, por otro, que apenas si legó una fortuna de 300,000 maravedís a su familia('').

Si embargo, no estamos totalmente de acuerdo con esta aseveración tradicionalmente sostenida por sus biógrafos, pues, si bien Ovando, al no tener descendencia directa, no ambicionaba el dinero para sí mismo, sí que pretendía el engrandecimiento de la Orden de Alcántara, a quien precisamente dejó la mayor parte de sus caudales. En este sentido debemos decir que Ovando Uegó a poseer, poco antes de marcharse de la Española, unas 15 casas de piedra en la mejor zona de Santo Domingo, así como numerosas haciendas repartidas por toda la isla donde tenía sembrados más de 300,000 montones de yucas(f3). Sin duda, Ia fortuna de Ovando ilegó a ser una de las más importantes de toda la América conocida hasta entonces, conseguida básicamente a través del monopolio de una parte importante de la exploraciones agropecuarias de la isla ~ s ~ a i i o l a ( ~ ~ ) . Así pues, podemos decir que el Comendador Mayor sí tuvo intereses económicos, independientemente del fin piadoso que decidió dar a su fortuna, la cual fue invertida, como es de sobra conocido, en la erección de un hospital para pobres en la isla Espaiiola, en la construcción de su capillo en San Benito de Alcántara y en la edificación del convento de Villanueva de la Serena.

Asimismo en la carta son perceptibles algunos aspectos de la personalidad de Ovando como, por ejemplo, su carácter enkrgico. Concretamente se trasluce en la misiva su enojo con los oficiales de la Casa de la Contratación, por dejar partir hacia la isla un navío sin la carta anunciándole la muerte de la ~eina('~). El gobernador consideraba que este error pudo haber tenido graves consecuencias para la estabilidad de la isla y que si no las hubo fue porque la tierra estaba "pacífica" y con "deseo de servicio a Su Alteza"(16).

Por lo demás, observarnos el alto sentido que tenía el gobernador de lo que significaba el servicio a la Corona, hasta

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el punto que recomienda a su hermano Diego que cuide de ue 9 sus hijos sirvan a "la Casa Real, que todo lo otro es burla"( 7). No en vano Ovando fue a lo largo de su vida un auMntico hombre de estado.

Igualmente se observa en la carta su profunda religiosidad, pues se muestra siempre preocupado por labrarse un digno enterramiento en la iglesia de San Benito de Alcántara. Ya, en 1502, pocos días antes de parür rumbo a las Indias, y estando a bordo del navío "Santa h4aría de la Antigua", escribió una carta a su hermano Diego de Cáceres para que entregase 10,000 maravedís para la construcción de la capilla que se quería hacer en la iglesia de San Benito de AIcántara(l8). incluso cuando se refiere a la muerte de mi

amigo Diego de Vera y de su cuñada doña Mencía de ülioa lo hace con la resignación propia de un profundo creyente, al afirmar que "Dios sabe lo que he sentido de su muerte, pero como todos sabemos de ir este camino no hay que hacer sino dar gracias a Nuestro ~eñor"('~).

Para finalizar con el comentario a la carta vamos a destacar el mal estado de salud en que se encontraba Ovando en 1505, pues, como ya hemos comentado, en el momento de recibir la noticia sobre el fallecimiento de la Reina, se encontraba convaleciente en la fortaleza de Concepción. En la carta, primero nos habla de una pierna, que no la tenía buena, y unas iíneas más adelante vuelve a insistir sobre su precario estado de salud, pues "de cada día van todas las cosas resfriándose y me hallo sin físico y sin medicinas, que todas las que me han enviado son añejas y llegan acá podridas"(20). Estaba claro de su salud dejaba mucho que desear y que su curación era muy difícil en la isla, no sólo por la humedad de su clima, sino sobre todo por la inexistencia de médicos que le pudiesen atender de sus dolencias. No olvidemos que Santo Domingo no poseyó médico asalariado hasta agosto de 1506,

a la isla, como físico, el licenciado Hernando

El gobernador estaba convenado de que le iban a dar la licencia para regresar a España de un momento a y,

I . .

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aunque se equivocó, no le faltaban razones para pensarlo. A m precario estado de salud había que unir el hecho de que la isla estaba realmente pacificada, hasta el punto de afimiar que "cualquier persona que envíen bastará para gobemw y no le hará tanta costa como yo"(23). Realmente, Ovando consigui6 sosegar no sólo las relaciones entre los españoles e indios sino también las de los españoles entre sí, siendo su gobierno un período en el que no se detectan fuertes divisiones políticas. No debemos olvidar que las luchas políticas en la Españolq fueron muy intensas tanto en los años anteriores a Ovando -recuérdese la insurrección de Roldán- como despub de la marcha de éste, cuando se radicalizaron dos partidos contrapuestos: el oficial y el coloni~ta('~).

Pero es más, la muerte de la Reina Isabel, considerada por la historiografía como su máximo resorte político, parecía indicar que su gobierno habíí llegado a su fin, hecho que no llegó a ocurrir porque Fernando V optó finaimente por el

(E) continuismo en el sistema gobierno de la Española .

Carta del fiey Nicolds de Ovando a su hermano Diego de Ovando,

La Concepcion, 20 De Mayo De 1505

Señor: cuando los navíos que trajeron la nueva del fallecimiento de la Reina Señora de gloriosa memoria que santa gloria haya llegaren al puerto de Santo Domingo, yo me hallé en esta fortaleza de la Concepción porque había venido a visitar estos pueblos y hacer fundir el oro que tenía cogido de las minas orque después que por aquí pasé a las partes de Xaragua('Fy volví por otro camino a Santo Domingo, donde me he detenido proveyendo cosas en servicio de Sus Altezas y no puede volver acá a visitar la tierra aunque fuera algo menester. Y después de haber fundido el oro y proveído en la renta de las décimas de estos dichos pueblos me escribieron de Santo Domingo como lo h a b í í venido los dichos navíos y sin me traer carta alguna, y como publicaban la triste nueva ya dicha v todos con nueva de tanto dolor estaban tan turbados PAGINA 70

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que no podían que decir, N. yo como satisfacer a los que me venían a wr más de con decirles que me placía de ver la voluntad que mostraban al servicio del Rey Nuestro Cefior tomo sus fieles súbditos y vasalios y que no fatigasen hasta saber la nueva a-, porque entonces podrían pasar mostrando lo que debían.

Y por yo estar en tal difiposícibn de una piema que algunos días no me hantaba y me ed6 en esta fortaleza y envi6 ai nicalde Mayoi y al contadop7) de Sus Altezas para que fuesen a sabe como venían los di&= mvio y si mbian de otro (navío) de Sus Altezas que estábamos esperando cada día. Y desde a diez o doce días lleg6 otro navío que cexWic6 la ilichanuevaporurilicartaquemetraj~delosofiaales&la Casa de %villa y aertamente para ser hombres tan loados de hambres muy cuerdos y proveídos yo estey espantado de

tan flojmente conmigo ahma consmtb que viniese navfoaeiQfEIBpartest?ntal~a&j,quetra~~

~ o q v e e s t a ~ e e t á ~ p a d f i e a y ~ t a n b d e s e o d e a Su Alteza que no ha habído inmnv- por su

m ~~ vemos en otras partes riempw de otra m e r a lo deberán

cedenmb haRsridoai~demaido y la dicha h t a para que lo wnmcan

h $ ~ e n t a t o s e s t o a p u e ~ p o r l a a de glonoSa inemoda a la amtumbre de

hng8ig cuidado y maña para y a h ahora no m 8 mucho que pia, el hábito que dese& p a

guarde c m todos IOS otras e hinque .- ~~~-

. . . ~~

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vuestra merced el hombro sobre ganar la voluntad del tesorero del Rey Nuestro Señor que es grande hombre muy noble y el que más vale con Su Alteza y a lo del hábito fácilmente lo alcanzará y ahora en tanto que la Reina Nuestra Señora determina su venida y los tiempos declinan sería bueno y llano de la aprobación del convento.

Mi ida a esas partes deseo por el reposo de mi conciencia y aun por lo demás viendo que de cada día van todas las cosas resfriándose y me hallo sin físico y sin medicinas, que todas las que me han enviado son añejas y llegan acá podridas. Ahora no escribo al Rey nuestro Señor sobre mi ida hasta no ver lo que en este otro navío esperamos y el Rey responde a lo ue

%9) supliqué y lo que nuestra merced y Pedro Gutiérrez mostréis de lo que habeis sentido pero según esta la isla en paz y sosiego bien creo que me darán licencia porque cualquiera persona que bvíen basará para la gobernar y no le hará tanta costa como yo.

Yo escribo el y al padre Reformador y al Comendador Garci Alvarez de Toledo para que me envíen relación de lo que me podrá costar una capilla de las tres principales de nuestro convento en que plega a Nuestro Señor me entierre. Haced a Pero Gutiérrez que hable con ellos e informe de la verdad para que me lo escriba que ya he comenzado a sacar oro para ello, y Dios loado tengo pagado por lo que debía.

A mi señora doña Francisca beso las manos y le suplico haya ésta por suya porque no puedo escribir más con la prisa que me dan y suplico a Vuestra Merced cumpla por mí y con vuestros hermanos y deudos porque yo al presente no puedo más que con el deseo.

Después de esto escrito supe como habían venido otros navíos con que tuve color de hurtar otro poco de tiempo y fue menester para escribir a la señora doña Francisca y al Comendador nuestro hermano(31) porque supe de la muerte del senor Diego de cuya ánima Dios haya, y de ieñora Mencía de ~ l l o a ( ~ ~ ) ; plega Nuestro Señor que tomó así parecer

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y Dios sabe lb que he sentido de su muerte pero como todos habernos de ir este Camino no hay que hacer si no dar graciasa Nuestro Señor. Del correginÜento que el Rey Nuestro Señor vos ha dado plega a Dios que sea por bien y yo he habido placer porque sirváis en algo con que echéis cargo para vuestros hijos puedan siempre seguit la Casa Real, que todo lo otro es burla.

Al Rey Nuestro Señor escribo suplicándole mande dar el Mbito de la Orden de Alcántara a Francisco de vand do(^^), nuestro hermano y acorde enviamos el traslado del capitulo en que lo suplicó a la letra el cual es el siguiente: "A Vuestra Alteza he suplicado por mis cartas me hiciese merced en mandar dar el Mbito de la Orden de Alcántara a mi hermano Francisco de Ovando, que está en el estudio de Salamanca y aunque 61 y yo no lo merezcamos acordbndome de la voluntad con que Diego de caceres(*, que Dios perdone, sirvió a Vuestra Alteza, me atrevo a lo suplicar y beso las reales manos de Vuestra Alteza se sirva en mandar que así se haga Y porque (a)cerca de esto y de otras cosas escribo a mi hermano Diego de Cámes y Pedro Gutiérrez para que de mi parte lo supkpm beso las muy redes manm de Vuestra Alteza que a enbe ambos, o a cada uno de ellos manda dar entera fe y creencia en todo la que de mi parte le suplicaren como a mi persona mitlma. Nuestra Seior''.

El traslado a la provisi6n de mi encomienda y la relaci6n diai las cuentas he estado esperando para cuando hiciese de que disponer o que es lo que debo, o lo que deben como la Orden b -da no se por que me @W quedar en confusibn

Francisco de Ovando me escribi6 que para San Juan tenia Piiecha su relacidn y que no le restará que hacer sino decorarla. ?Mi parecer sería que, aunque le deben el hábito, no pierda el grado de Licenciado, y sobre todo me remito a vuestra merced y d Licenciado Juan GutiQrez, no digo más en ésta de rogar a Nwstro Señor encamine vuestras cosas al fin que e menester y meciente vuestra vida y estando como yo deseo.

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De la fortaleza de la Concepción en la isla Española a veinte de mayo de mil y quinientos y cinco años. A servicio de Vuestra Merced el Comendador Mayor. A mi señor hermano Diego de Cáceres.

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I BIBLIOGRAFLA

1. Lamb. Ursula S., «Una biografía contemporánea y una carta de frey Nicolás de Ovando, gobernador de las Indias», Revista de Estudios Extremeños, t. XXV, n. 2, Badajoz, 1951.

2. «Una carta de frey Nicolás de Ovandow, Revista de Extremadura, t. IX, Cáceres, 1907, pp. 469-471. La transcripción fue fumada con las siglas «E de E», por lo que desconocemos el nombre completo de su amor, aunque el único que se nos ocurre es el de Eugenio (de) Escobar, que desde finales del siglo XIX se recorrió muchos de los archivos españoles en busca de documentación sobre este famoso gobernador extremeño.

3. Lamb, Ursula, Frey Nicolás de Ovando, gobernador de 1 las Indias, Santo Dornin~o, Sociedad Dominicana de " Bibliófilos, 1977, p. 196.

4. La primera había sido la de la Isabela, que constituyó, o es bien sabido, un sólido recinto de cantería rodeado de

Walter, «La fortaleza de Concepción de la , V Congreso Histórico Municipal Interamericano, d Trujillo, 1952, pp. 115 y SS.

tínez de Salinas Alonso, María Luisa, *La ación del sistema defensivo de la Española en los

ros años del siglo XVI», Actas del Congreso de Historia 492-1556), t. 11, Madrid, Real Academia

a Historia, 1992, p. 104. Diego Colón, t. 1, Madrid, CCIC, 1982, p.

lo, Mira Caballos, Esteban, «Apuntes ar en el Caribe en la primera mitad

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9. Lamb, frey Nicolás de Ovando (1956), p. 154. 10. Véase el Apéndice 1. 11. Ibidem. 12. Véase, por ejemplo, Orti Belrnonte, Miguel A., Los

Ovando y Solis de Cáceres, Badajos Tipografía Artes Gráficas, 1932, p. 19; Escobar Prieto, Eugenio, «Don Nicolás de Ovando~, Revista de Extremadura, t. 111, Cáceres, 1901, 296 y SS.

13. Mira Caballos, Esteban: «Algunas pr&iones en tomo al gobierno de frey Nicolás de Ovando en la Española (1502-1509)», Revista de Estudios Extremeños, t. LII, n 1. Badajoz, 1996, pp. 94-97.

14. Ibidem. 15. Concretamente escribió lo siguiente: «Yo estoy

espantado de haberse tan flojamente conmigo ahora consentir que viniese ningún navío a estas partes en tal tiempo sin que trajese carta suya y me escribieran, como lo hicieron, a la postre...». Véase el Apéndice 1.

16. Ibidem. 17. Este aspecto fue destacado pro Mayoralgo y Lodo,

José Miguel: La Casa de Ovando, Cáceres, 1991, p. 282. 18. Ibidem, p. 284. 19. Véase el Apéndice 1. 20. Ibidem. 21. Este arribó a la isla como médico, con un salario de

60,000 maravedis anuales, y 150 indios de encomienda que le entregó el propio gobernador. Mira Cabailos, Esteban, «Sanidad e instituaones hospitalarias en las Antillas (1492-1550)», Asclepio, Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, vol. XLVI, n. 2, Madrid, 1994, p. 183.

22. El le dice a su hermano que no le escribe al Rey sobe este asunto porque está esperando la respuesta suya de una carta enviada con anterioridad.

23. Ibidem.

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. . . . ~ % ~ . l , y , . . S: gqjos pofifjg-a en la Espafj&, &b16 ainP-;tp;: Ohn6mSzi F e d d i , - Barto1& de las ("asa, 2

vols., Seviiia, Escuela de Estudios Hispanoameiícanos; 1984. Más re@qteq- puede verse drtrabajo de Rodríguez Morel, Genaro;.-Luchas~.pofiticas en la Española (1510-1520), 1995 (mimeografiado).

25, Pese a todo,.hoy se sabe que a partir de la muerte de la Reina el poder de Ovando comenz6 a deduiar, coincidiendo con la vuelta al poder del Obispo de Badajoz y de Lope Condiülos. RodríguezMorel, op. cit.

26. Ovando estuvo en &agua al menos hasta febrero de 1504, sofocando la rebelión indígena y estableciendo un sistema de pobiamiento para garantizar la pacificaa6n de la tierra. Véase a este respecto la obra de Lamb, op. at, pp. 95 y SS.

27. Se trataba de Alonso de Maldonado y Cristóbal de Cuellar, respectivamente.

28. Evidentemente se refiere a su sobrino, hijo de su hermano Diego de Cáceres Ovando. Quizá por el hecho de ser el heredero del mayorazgo famiiiar lo benefició en su testamento con cierta cantidad de maravedis. Véase Escobar Prieto, op. cit., pp. 295 y SS.

29. Estaba emparentado con Ovando por parte de la madre Isabel Flores y, a propuesta de frey Nicolás de Ovando, sería nombrado años después Sacristán Mayor de la Orden de Alcántara.

30. Esta es la única anotación que el autor de la transaipaón de 1907 induyó en el texto, comentando acertadamente que se refería al Sacristán Mayor de la Orden de Alcántara.

;i*-:,.; ;kv& ,-o?I 31. Se trata de Hermando de Ovando, hermano de frey $P Wcolás, que fue regidor de la entonces vilal de Cáceres. !$! Mayoralgo y Lodo, op. cit., pp. 291-292.

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32. Amigo de la familia Ovando, fue Comendador de Calzadilía y Capitán General de la Frontera de Portugai, Ibidem, p. 168.

33. Se refiere probablemente a doña Mencía Alvarez de Uiioa, primera mujer de su hermano Hermando de Ovando. Ibidem, p. 300.

34. Francisco de Ovando era hermanastro de frey Nicolás, hijo de su padre con su segunda mujer doña Catalina de Godoy. Efectivamente llegó a ostentar el hábito de la Orden, siendo elevado en 1511 a Procurador General. Ibidem, pp. 64-66.

35. El Comendador Mayor se mostraba siempre muy orgulloso de su padre, pues, no en vano, su partido a favor de la Reina Isabel durante la guerra de Sucesión fue el revulsivo para ganar la fardia la confianza de los Reyes Católicos. Vease sobre este aspecto la obra de Muñoz de San Pedro, Miguel, «El Capitán Diego de Cáceres Ovando, paladín extremeño de los Reyes Católicos», Revista de Estudios Extremeños, t. m, Badajoz, 1951.

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NOTICIAS DE LA ACADEMIA ARCHWO GENERAL DE LA NACION:

A l iniciarse el año 1997 la Academia demostró gran interks por la suerte del Archivo General de la Nación y designó una comisión presidida por el miembro de Número Dr. Roberto Cassa para investigar el tema. Esta comisión rindi6 su informe, basadoespecialmente sobre el traslado del llamado "Archivo de Tmjiüo" del Palacio Nacional a la sede del Archivo General de la Nación El pleno acordó en la sesión del 9 de enero, enviar una carta pública al Presidente de la República solicitándole lo siguiente: a) que el Poder Ejecutivo instruya a las diferentes instituciones del Estado para que preserven los documentos existentes; b) la intervención lamediata del Poder Ejecutivo en el Archivo General de la H W n , con el nombramiento de nuevas autoridades y la ,&signación de un consejo de asesores conformado por

; eqecialistas en historiografía, archivología y bibliotecología; c) d ~$ombramiento de una comisión de alto nivel para que en un *O máximo de quince días diera al Presidente de la

:: -,: wública un informe sobre la real situación del Archivo junto :h. -i : .,--~tn sus recomendaciones para el rescate, r e o r g e a 6 n y , ~2:;:

; ,~Wernizaaón ( v . . de todos los archivos oficiales del pais. . , 'I

La carta fue publicada en varios diarios del pais y el etario de Estado de Interior y Policía conversó con varios émicos para escuchar las inquietudes de nuestra

ción y tomar las medidas oportunas sobre el caso.' No de ocurrir algunas polémicas entre varios académicos ección (Gral. del Archivo de la Nación, incluyendo con miembro ~orres~ondieite, Lic. Mukien Adiana Cang

se destacó ampliamente por sus escritos en favor documental de la Nación

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TRASLADO DE SEDE. Por inconvenientes presentados por la permanencia de

una empleomanía que nuestra Academia había solicitado su traslado a la Secretaría de Estado de Educación y Cultura, nuestra sede se trasladó provisionalmente al segundo piso de la Casa de los Jesuitas, c a e Mercedes esquina calle Las Damas, local en que fueron celebradas las reuniones ordinarias del 4 y 19 de febrero de 1997. Por tal razón se comisionó a los académicos Dr. Manuel de Js. Mañ6n Arredondo, Dr. Francisco A. Henríquez Vásquez y Lic. Juan Daniel Balcácer para que conversaran con la titular de la cartera de Educación y Cultura, Licda. Ligia Amado Melo de Ca~dona para informarle sobre lo que estaba ocurriendo. Dicha dama acogió nuestras peticiones y designó el personal que nos interesaba al servicio de la Academia. Por, ese motivo retornamos a nuestra sede tradicional.

NUEVO REGLAMENTO DE LA ACADEMIA. En la sesión del 19 de febrero de 1997 se aprobó

definitivamente el nuevo Reglamento de la Academia para ajustarlo al Decreto Presidencial No. 50496, de fecha 11 de octubre de 1996, así como a los tiempos actuales. El Reglamento anterior venía rigiendo desde el 22 de noviembre de 1931, con una modificación aprobada el 11 de marzo de 1934.

SESION SOLEMNE 27 DE FEBRERO. En la sede del Patronato Colonial de la ciudad de Santo

Domingo fue celebrado la sesión solemne dispuesta por el Reglamento de la Academia, para conmemorar el 153" aniversario de la Independencia Naaonal, pronunciando en esa oportunidad el discurso de orden, nuestro Presidente, Dr. Julio Genaro Campillo Pérez, intervención que se publica en esta misma edición.

VOCAL DE LA JUNTA DIRECTIVA. De acuerdo con el nuevo Reglamento se acordó designar a

la Licda. María Ugarte, como Vocal de la Junta Directiva de

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nuestra Academia, Dicha dama además fue propuesta-c&íb candidata dq-cma 4 Premio Intemaaonal "Menéndez Peiayo 1. (Sesión 15 de abril . . 1997).

COMISIONES -AS Y DE TRABAJO. Se designaron en la misma sesión del 15 de abril de 1997

las siguien* . . comisiones in& de trabajo: 1.- Investigaciones y Crítica Prehistóricla:

-Coordinador: Lic. Manuel A. GarcíaArévalo -Miembros: Dr. Mar& Veloz Maggíolo y Lic. Bernardo Vega E- Investigaciones y Crítica Colonial: Coordinador: DE. Manuel de Js. M a ñ h M o n d o -Miembros: Dr. Carlos Dobal y Lic. María Ugarte 111.- Investigaciones y Crítica Republicana: Coordinador: Dr. Frank Moya Pons

-Miembros: Lic. Adriana Mukien Sang y Dr. Emilio Cordero Michel lV.- Relaciones Internacionales y Canje: Coordinador: Dr. Roberto Caccá -Miembros: Lic. Franklin Fmnco y Rafael Emiüo YunQi V.- CLIO y Publicaciones: Coordinador: Dr. Julio Genaro Campillo Pérez -Miembros: Lic. José Chez Checo y Arq. Eugenio PQez Montas Vi.-Reglamentos, Membresía y Asuntos Jurídicos: -Coordinador: Dr. Juiio Genaro Campillo Pérez -Miembros: Lic. Américo Moreta Castülo y Dr. Amadeo Julián Cedano VIL- Relaciones Wlicas, Protocolo y Actividades Académicas:

-Coordinador: Dr. Fernando P& MemQi -Miembros: Lic. Juan Daniel Balker y Lic. Vilma Benzo de Ferrer

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VII1.- Bibliotecas y Archivos: -Coordinador: Dr. Francisco A. Henríquez Vázquez -Miembros: Mons. Antonio Camilo y Carlos Esteban Deive E.- Asuntos Económicos: -Coordinador: Dr. Bernardo Vega -Miembros: Lic. Manuel A. García Arévalo y Dr. Frank Moya Pons

NUEVOS ACADEMlCOS En la mencionada sesión del 15 de abril de 1997 se

eligieron los siguientes académicos: Académicos de Número: Dr. Emilio Cordero Michel

(Sillón O), Dr. Amadeo Julián Cedano (Sillón P) y DI. Marcio Veloz Maggiolo (Silíón Q).

Académicos correspondientes: Padre José Luis Sáez, S. J., Dr. Jaime de Jesús Domínguez, Dr. Wenceslao Vega, Gral. Jose Miguel Soto Jiménez, Lic. AdTiano Miguel Tejada, Lic. Rubén Silié y Lic. Raymundo González.

En la reunión del 14 de mayo, fueron también elegidos como Miembros Correspondientes, el Dr. Ciriaco Landoifi, DI. Francisco Antonio Avelino, Lic. José del Castillo, Contralmirante (r) Cesar de Windt Lavandier y Mayor General Ejercito Nacional (r), Héctor Lachapeiie Díaz.

Asimismo fueron designados Miembros Correspon- dientes Extranjeros: los Dres. Faustino Menéndez Pida1 y Pedro Cordero Alvarado (España), Doctores Pedro San Miguel y Ricardo Alegría (Puerto Rico).

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CENTENARIO DEL FALLECIMlENTO DE GREGORlO LUPERON

En la noche del martes 20, la Academia Dominicana de la Historia celebró una sesión solemne para conmemorar el primer centenario del fallecimiento del ilustre patriota de la Restauración Nacional, Gral. Gregorio Luperón.

Nota sobresaliente del acto fue la puesta en circulación de la segunda edición de la obra "Ideario de Luperón 1839-1897" compilada por el académico Lic. José Chez Checo, bajo los auspicios de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias. La presentación de lugar la hizo el académico Dr. Francisco A. iiemíquez Vásquez, quien resaltó la importancia de la obra para las actuales generaciones dominicanas, que de esa manera puedan conocer en forma sistemática los ideales del prócer. Luego el autor, Lic. José Chez Checo, hizo algunas explicaciones sobre el contenido de los once capítulos que conforman el libro y las diversas temáticas que enfocan dichos capítulos.

En la misma cesión el Cónsul General de la hermana República del Paraguay, doctor Simón ArgüeUo, entregó a varios de nuestro Miembros de número los diplomas otorgados por la Academia de Historia de Paraguay, designándolos Miembros correspondientes de dicha institución sudamericana. El Vicepresidente Dr. Manuel De Js. Maiíón Arredondo, en nombre de la matrícula honrada con tan señalada distinción, expresó la gratitud de la misma formulando votos por el mayor acercamiento y fraternidad entre ambas academias. Por cierto, éste fue el ultimo acto público académico en el cual estuvo presente nuestro recordado Vicepresidente Mañón Arredondo.

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CAMBIOS EN LA JUNTA DlRECTIVA. En cumplimiento de lo dispuesto por el Reglamento, y

con motivo del fallecimiento del Vicepresidente, Dr. .Manuel De Js. Mañón Arredondo, la Junta Directiva hizo las siguientes designaciones para su composición y hasta su Wmiino en agosto de 1998:

Dr. Carlos Dobal Marquez, Vicepkesidente Lic José Chez Checo, Secretario

~ Directorio Academia Dominicana de la Historia

Enero-Junio 1997

A. Miembros de Número. l. DI. Julio Genaro Campillo Pérez (1971, Sillón A) 2. DI. Manuel de Jesús Mañ6n Arredondo (1973, Sillón J) 3. DI. Carlos Dobal Marquez (1982, Sillón E) 4. Lic. Manuel E. García Arevalo (1989, Sillón D) 5. Lic. María Ugarte (1995, Sillón F) 6. DI. Joaquín Balaguer (1954, Sillón L) 7. DI. Frank Moya Pons (1978, Siilón B) 8. Lic. Bernardo Vega de Boyre (1995, SgónG) 9. Dr. Fernando Pérez Memén (1995, Sillón C) 10. Dr. Francisco A. Henríquez Vásquez (1995, Sillón H) 11. Lic. José Chez Checo (1996, Sillón 1) 12. Dr. Roberto Cassá (1996, Sillón N) 13. Lic. Juan Daniel Balcácer (Electo, Sillón M) 14. Dr. Emilio Cordero Michel (Electo, Sillón O) 15. Dr. Amadeo Julihn Cedano (Electo, Sillón P) 16. Dr. Marcio Veloz Maggiolo (Electo, S W n Q)

B. Miembros Correspondientes: 1. Mons. Juan Félix Pepén 2.4. Eugenio Perez Montás

3. Mons. Antonio Camilo 8. Lic. Mukien Adriana Sang Ben 6. Lic. Vilma Benzo de Ferrer 8. Lic. Américo Moreta Castillo 9. DI. Manuel Vetiíio Valera Valdes 9. Dr. Frankiin Franco Pichardo 9. Dr. Carlos Esteban Deive

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