opening night - john cassavetes

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Noche de estreno para las emociones Demian Molinari Cáceres Universidad Autónoma de Barcelona Profesor: Joaquim Puig 08193 Bellaterra (Barcelona), España 21 de diciembre de 2012 Resumen John Cassavetes, uno de los padres del cine independiente americano, hizo la película Opening Night en su etapa de madurez. Se trata de una película que aborda desde un punto de vista novedoso y técnicamente más depurado sus temáticas habituales, relacionadas con el paso del tiempo y los conflictos emocionales de las personas de mediana edad. Encontramos un doble paralalelismo entre la obra de Cassavetes y el contexto político-social de la época, con el papel del artista como reivindicador de la importancia del individuo; y por otro lado un paralelismo entre la concepción artística del director de la propia vida (como un juego de interpretaciones improvisadas constantes) y la forma en que se ha construido la trama argumental de este film. 1

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Noche de estreno para las emociones

Demian Molinari Cáceres

Universidad Autónoma de Barcelona

Profesor: Joaquim Puig

08193 Bellaterra (Barcelona), España

21 de diciembre de 2012

ResumenJohn Cassavetes, uno de los padres del cine independiente americano, hizo la película Opening

Night en su etapa de madurez. Se trata de una película que aborda desde un punto de vista

novedoso y técnicamente más depurado sus temáticas habituales, relacionadas con el paso del

tiempo y los conflictos emocionales de las personas de mediana edad. Encontramos un doble

paralalelismo entre la obra de Cassavetes y el contexto político-social de la época, con el papel

del artista como reivindicador de la importancia del individuo; y por otro lado un paralelismo

entre la concepción artística del director de la propia vida (como un juego de interpretaciones

improvisadas constantes) y la forma en que se ha construido la trama argumental de este film.

Palabras Clave

John Cassavetes, Opening Night, Noche de Estreno, Improvisación, Cine de Autor, Cine

independiente americano, Años 70

1

Índice

Introducción.................................................................................................................................3

Objetivos del análisis....................................................................................................................4

Sobre John Cassavetes.................................................................................................................4

Contextualización social y particular............................................................................................7

El estilo de Cassavetes..................................................................................................................8

Producción y distribución de la película.....................................................................................10

Análisis formal y discursivo........................................................................................................12

Conclusiones..............................................................................................................................17

Imágenes....................................................................................................................................19

Marco referencial.......................................................................................................................19

2

IntroducciónOpening Night es una película del director y actor John Cassavetes, en ella se exploran temas

como la actitud frente al envejecimiento, la interpretación como una constante social en la

vida de cada persona, la dimensión emocional de los problemas cotidianos y también la

preocupación por los deseos frustrados y la nostalgia por el pasado. Todo ello se desarrolla en

un contexto especial: una representación teatral protagonizada por actores muy famosos.

En este film tienen una gran importancia los sentimientos que reflejan los personajes y

también la identificación empática que consigue el espectador, interiorizando emociones muy

profundas y sintiéndolas como suyas. Gran parte del atractivo de la obra reside en su

aproximación a temas de interés humano bastante comunes y a los conflictos amorosos de

personas de mediana edad. Las reflexiones que el espectador puede extraer, deducir o forjarse

a través del visionado pueden ser profundas y bastante intranquilizadoras.

La película fue un fracaso comercial el día de su estreno, el segundo seguido tras el anterior

trabajo del director, por lo que ha pasado a la historia como uno de los films ‘malditos’ de John

Cassavetes.

Se trata de un director que fue antes actor, que concibió una forma propia de hacer cine

basada en la gran profundidad emocional de los personajes y un guión en constante evolución

y cambio hacia una mayor veracidad en la dimensión humana, muchas veces supeditando la

técnica o el guión al apartado de la propia interpretación y la improvisación. Se le considera,

por su forma autónoma de trabajar y de conseguir sacar adelante sus proyectos al margen de

la industria, como uno de los padres del cine independiente americano.

Opening night es una película hecha ya en la madurez intelectual, en la que se aprecian

evoluciones respecto a sus trabajos anteriores e incluso particularidades que la desmarcan de

los posteriores.

Una serie de juegos constantes de realidad-ficción y la ambigüedad con la que se representan

pueden confundir al espectador o, según como, aportarle una experiencia más profunda que

permitirá una mayor identificación con los personajes, aunque no a través de una idealización

de su carácter sino de una comprensión de las emociones vividas cada una como una nueva

experiencia.

3

Objetivos del análisisEn estas páginas se intentará hacer una aproximación a la película de 1977 Opening night

desde el punto de vista estilístico y narrativo. Se intentará ofrecer una interpretación

semántica del film y también explicar los posibles significados que unas u otras apuestas

estilísticas del autor tengan en relación al arte cinematográfico.

También se intentará establecer un vínculo entre estas posturas referentes al arte con ciertas

actitudes de la vida. El cine debe decirnos algo sobre nosotros mismos y por ello es importante

destacar los posibles aportes que Cassavetes puede hacernos a nivel personal teniendo en

cuenta que el mundo en el que vivimos ya no es el mismo por el que él pasó.

Para hacer esta relación es importante entender a fondo las motivaciones personales que se

esconden detrás de esta película, mayormente la relación con la edad y una posible concesión

o elogio a la figura de su mujer, la actriz Gena Rowlands, que interpreta el papel principal, ya

que es muy posible que estuviera sumergida en una crisis similar a la que su personaje

representa tener en la película. Estos dos aspectos y la contextualización del proceso de

producción y distribución servirán para entender en qué momento y humor se encontraba

Cassavetes y así entender también bajo qué tipo de sentimientos puede originarse un discurso

como este. Pero para acercarse especialmente a esta película, también será necesaria una

aproximación más general, una breve historia de la vida del autor y una contextualización

social y cultural del momento en los Estados Unidos.

Sobre John Cassavetes1 John Nicholas Cassavetes hijo de un inmigrante griego, nació en 1929 en Nueva York. Llevó

durante su adolescencia y primeros años de juventud un estilo de vida errático, similar,

aunque menos intenso dada su mayor juventud, al estilo de vida propio de los autores de la

generación beat. Su falta de interés por cualquier tema en particular, incluidos los estudios,

hace que sus padres se preocupen más de una vez por su futuro, Cassavetes acaba entrando

en una escuela de actores, la American Academy of Dramatic Arts (AADA), según sus propias

declaraciones, porque le habían dicho que era un buen lugar para conocer mujeres. Allí es

donde establece relaciones con sus primeros colegas de profesión y amigos: Fred Draper y

Harry Mastrogeorge; posteriormente conocerá también a Gena Rowlands, que también

estudiaba allí, con quien se casa en 1954 y será su compañera durante toda su vida.

1 Toda la información explicada en este apartado se ha sacado de diversos capítulos de los libros John Cassavetes, claroscuro americano de Israel Paredes y de Cassavetes por Cassavetes, de Ray Carney.

4

A principios de los años 50 la carrera de Cassavetes como actor comienza a despuntar,

haciendo papeles de extra y posteriormente de secundario en series televisivas. Es en esta

época en la que conoce al productor de algunas de sus películas (y amigo íntimo del director),

Sam Shaw. Gracias a sus contactos, la carrera del joven actor comienza a obtener más

relevancia y consigue participar en proyectos más significativos, junto a personalidades

importantes como Don Siegel (Crime in the streets, 1956), Martin Ritt (Edge of the city, 1957) o

Robert Parrish (Saddle the wind, 1958). Teniendo papeles protagonistas o el del antagonista.

También trabaja para la televisión. Esto le aporta unos ciertos ingresos que le permitirán

desarrollar sus primeros proyectos personales: el llamado Workshop y, gracias a los

descubrimientos de este, la película Shadows (1957-1959).

También es esta época la primera que determina su posición frente al modo de trabajo de la

industria del cine y de la televisión. Cassavetes intentaba anteponer la propia interpretación y

el naturalismo de esta a los intereses del director y del estudio, los cuales se preocupaban por

la técnica y por un modo de producción ágil y de alto rendimiento económico. Este conflicto

crea una distancia prácticamente insalvable en la concepción del cine más institucional (o

industrial) en comparación con el cine artístico o autoral, al cual el autor parece estar

acercándose ideológicamente.

Fruto de esta frustración, y también quizá por la influencia que en el propio Cassavetes habrá

tenido participar en Edge of the city, dirigida por el hasta entonces también actor Martin Ritt,

de 36 años, en 1956 se funda el Cassavetes-Lane Drama Workshop (o Workshop, como

comúnmente se le conocía) con la ayuda de Burt Lane, también actor. Allí se imparten clases

de interpretación que pronto derivan en la creación de una ficción totalmente improvisada con

los jóvenes actores Lelia Goldoni y Ben Carruthers. A lo largo de 1957 y 1958 comienza a

gestarse el argumento y se hacen las primeras grabaciones de lo que será Shadows, la ópera

prima de Cassavetes como director. La película resultante, de una hora de duración, era un

montaje de diferentes escenas nacidas de la improvisación pero fuertemente ensayadas

posteriormente. Fue recibida con críticas mayormente negativas, por incomprensible, aunque

el sector más alternativo de intelectuales de la época (con Jonas Mekas a la cabeza) la alabó

enormemente.

Este interés despertó los de las productoras y, tras una oferta para volver a rodar el proyecto

con ligeros cambios en pos del argumento, se financió un nuevo rodaje para acabar de

concretar la narración de la película. El resultado final es el metraje que puede encontrarse

hoy en día de la película. La originalidad le permitió a Cassavetes un cierto renombre y pudo

5

volver a trabajar con los estudios como director. El resultado fueron dos películas, Too late

blues (1961) y A child is waiting (1963), las cuales no fueron del agrado del director dada la

poca libertad creativa que el sistema le permitía. Así, otra vez tuvo que distanciarse de este

como autor.

Esta distancia le ocasionó una falta de recursos para financiar más proyectos propios. No

obstante, pudo participar como actor en varias producciones de renombre, como The Killers

(1964, Don Siegel) o The dirty dozen (1967, Robert Aldrich), lo que le volvió a aportar fondos

para volver a la dirección. En esta ocasión con la película que inaugura su estilo personal y

también se convierte en una declaración de principios: Faces (1968).

En Faces, el autor pone de manifiesto su concepción del arte como una extensión de la vida y

de la interpretación como un factor constante en el propio acto de vivir – en tanto que

animales sociales, como Aristóteles definió a nuestra especie – a través de la gran importancia

que se le da a los personajes y a sus reacciones en las diferentes situaciones por las que pasan.

La película se centra especialmente en los rostros, las expresiones, las miradas y las palabras

de sus protagonistas mientras afrontan duros problemas relacionados con el paso del tiempo y

la crisis de la mediana edad. Se inspira en situaciones cotidianas o experiencias propias y

reduce la trama a unas cinco escenas que podrían resumirse, narrativamente, en poco más de

un párrafo. Así es como todo el interés recae en los personajes, en sus actos (o

interpretaciones) en su vida y las emociones que estos despiertan en ellos mismos y en los

demás, y también en el papel de los actores que los interpretan, resultando enormemente

convincentes y evidenciando así la reescritura del guión en base a las experiencias de estos o a

la improvisación.

Su éxito le proporciona la oportunidad de hacer unas cuantas películas más, aunque con la

llegada de The killing of a chinese bookie (1976) su éxito comercial se ve claramente resentido:

la película es todo un fracaso de crítica y taquilla en los Estados Unidos, aunque sí fue bien

considerada en Europa.

Posterior a este film, se produce la película en la que se centra este análisis, Opening Night

(1977), con la que tampoco consigue mejores (ni siquiera iguales) resultados en taquilla o con

la crítica norteamericana que con su anterior trabajo. Esto lo deja sumido en una profunda

crisis.

No obstante, conseguirá rodar tres películas más en los años siguientes: Gloria (1980), Love

Streams (1984) y Big Trouble (1986). Después de esta última película, el autor se retira a causa

6

de una enfermedad en el hígado (ocasionada por su gran afición – o adicción – a la bebida) que

le quitó la vida finalmente en 1989.

Contextualización social y particularLa década de 1970 es una década importante en la historia americana puesto que es el

momento en el que la Guerra de Vietnam acaba (1975) con la derrota de la participación

estadounidense. Es una época claramente masificada y donde la prosperidad económica se ha

convertido ya en una creencia de la que no hay que dudar. El mito de progreso eterno está en

su auge y esto se refleja en una mayor superficialidad o bien una menor relevancia de los

temas más pragmáticos relacionados con el bien común o el bienestar social.

Además, también es una época donde las potencias europeas y el nuevo estado japonés

alcanzan altas cotas de competitividad económicas, cosa que puede hacer tambalear la

hegemonía del país de las barras y las estrellas; este hecho originará unas maniobras bastante

poco ortodoxas en la economía del país y también a nivel internacional (apoyando

secretamente las revueltas saudíes que ocasionaron la crisis del petróleo de 1973)2 para

mantenerse en la cumbre y eliminar la inflación. Estos elementos se conjugan con una época

de gobiernos débiles, como el de Richard Nixon, y con un panorama social convulso, a partir

del movimiento hippy y sus reivindicaciones humanistas. A medida que el primer lustro se

acaba y los primeros objetivos parecen encaminarse, pronto se ve el gran engaño: el estado

intenta vender una imagen voluntariamente progresista cuando ha intentado conservar en el

fondo sus más primigenios valores capitalistas.

En este contexto es en el que se hacen películas que ponen el centro de atención en los

conflictos del individuo y la sociedad, en la capacidad para saldar las cuentas con el pasado al

que no se puede volver y, por último, con la ambigüedad ética de la ley y la justicia: se hace

evidente el engaño del mito de estos valores y se retrata el nihilismo y el relativismo que

subyacen en el pensamiento de la época. La figura de Sam Peckinpah es especialmente

relevante en este ámbito: un director que retrata siempre en sus películas estos tres

elementos, escudándose en el género del Western, siendo especialmente relevante su última

película del género: Pat Garret & Billy the kid. También sería representativo de este tipo de

pensamiento Monte Hellman, el cual también trabajaba dentro de la industria aunque de un

modo más marginal y esporádico. Tanto su Cockfighter como Two-lane blacktop serían

referentes de esta visión existencial de la ‘nada’ que hay más allá del engaño de la masa.

2 < http://www.eumed.net/libros-gratis/2009c/599/La%20crisis%20de%20los%20anos%2070.htm> Giribets Martínez, Miguel. 2009

7

Respecto a la vida del propio Cassavetes, se encontraba en una época en principio crítica, ya

que su anterior trabajo, probablemente uno de los más personales, se había convertido en un

film maldito que lo había arrojado al mayor menosprecio por parte de público y crítica. Un

hecho que contrasta con la ilusión que se derivaba de sus anteriores éxitos, mayormente A

woman under the influence (1974). En el tiempo intermedio entre esta película y la siguiente,

trabajó como actor en diversos films (…). No hay mucho que decir a nivel ideológico más allá

de su constante descontento con el sistema y la opresión que ejercía sobre el individuo, que

tenía que someterse a los designios de un cánon institucional basado en supuestos sobre los

gustos del público mayoritario. Su actitud ante los problemas ya refleja inconscientemente

este espíritu un tanto nihilista, desengañado de las imágenes que la sociedad de masas ha

generado y también la importancia del pensamiento individual, que queda prácticamente

nulificado por la presión social. No obstante, la aproximación de Cassavetes siempre vendrá

acompañada de su propio estilo, de sus reflexiones personales que reflejan emociones

concretas más que por un discurso generalista.

El estilo de CassavetesEl autor manifiesta desde Faces un estilo particular que se aleja de forma notoria del MRI

(Modo de representación institucional). Lo que Cassavetes buscaba en su cine es, en palabras

de Israel Paredes, que el espectador se centrara en esos [sus] personajes, en ese momento,

que se dejase de diatribas y no quisiera interpretar, sino sentir el instante, la emoción que

surge de cada secuencia3. La dimensión emocional es la más importante para el autor, de

hecho, el placer del visionado de cualquiera de sus películas viene estrechamente ligado de la

comprensión profunda de los sentimientos que los personajes manifiestan.

Para conseguir este factor, Cassavetes elabora sus guiones, generalmente con una trama de

acciones bastante breve, con unos diálogos que intentan reproducir el habla común y no los

estándares establecidos. En este sentido, Todd Berliner, en su artículo Hollywood movie dialog

and the ‘real realism’ of John Cassavetes, marca las diferencias entre el estilo de las

conversaciones en las películas del autor y el MRI. Las características de este último se

resumen en 5 máximas: el diálogo de las películas avanza la trama o bien aporta información

de fondo pertinente; el diálogo se mueve en una línea recta, generalmente hacia el triunfo de

un personaje sobre otro; la comunicación es efectiva entre los interlocutores; los personajes

normalmente no cometen errores sintáctico-gramaticales ni hacen autocorrecciones mientras

hablan; y, finalmente, si una de estas cuatro normas no se cumple, el efecto que causa en el

3 I. Paredes p.15

8

espectador tiene un evidente justificante narrativo4. En el caso de John Cassavetes, ninguna de

estas reglas se cumple, sino que se revierten para dotar de una mayor naturalidad al conjunto.

Además de este elemento de naturalismo, la participación activa de los actores en la

corrección de los diálogos y la reescritura del guión hace que los personajes se acerquen más a

la concepción que de ellos tienen sus intérpretes, de manera que se consigue un naturalismo

aún mayor. Frecuentemente se rodaban las mismas escenas con ligeros cambios en las

conversaciones dada la constante remodelación del guión, cosa que permitía, después durante

el montaje, que el autor pudiera enriquecer la historia en base a las diversas interpretaciones

de la situación.

Los personajes de John Cassavetes no viven, generalmente, grandes aventuras, sino que se

enfrentan a problemas cotidianos, relacionados con la vida de las personas normales de

mediana edad. En esta cotidianidad afloran fuertes emociones y diferentes actitudes ante los

momentos de crisis con los que la vida normalmente nos embiste. La temática de Cassavetes,

centrada en estos dilemas cotidianos, lleva de pleno al espectador a sumergirse en reflexiones

sobre las emociones humanas, sus características, orígenes y efectos en los demás. Incide

especialmente en el factor del amor en contraposición al paso del tiempo. Hay un cierto

espíritu de frustración a este respecto, ya que este reencuentro con el pasado siempre se

presenta imposible para los protagonistas. No obstante, los finales, aunque abiertos,

transmiten una cierta sensación de optimismo gracias a una postura generalmente estoicista

con tintes vitalistas.

Para el director, tan centrado en la importancia de la interpretación y el grado de humanidad

de la película, el apartado técnico parece resultarle secundario, un aspecto subordinado, según

sus propias palabras5. Aunque es también injusto pensar que en este sentido el apartado

técnico se relegue a un papel superfluo: su forma de abordar las situaciones, tanto el exceso

de primeros planos y primerísimos primeros planos para remarcar la importancia de los

personajes como el tratamiento que da al espacio fílmico, como una contextualización

emocional (a veces con falta de continuidad, otras veces con encuadres generales pictóricos) 6,

son aspectos técnicos que marcan un estilo claro. Una nula importancia de estos rasgos nos

llevaría a pensar que Cassavetes equivocó su carrera y debería haberse dedicado a la

dramaturgia.

4 Todas estas características se explican en la primera parte de su argumentación en el mentado artículo5 No se puede hacer esa clase de exploración sólo con técnicas cinematográficas. Hay que escribir y escribir y escribir. Sin la escritura, no creo que los directores pudieran salir adelante, porque las técnicas… bueno, son cosas que se ven. Al cabo de un tiempo pierden importancia. R. Carney, p. 4766 <http://www.cineua.com/2011/09/avanzan-cuerpos-3-1976-2001/>

9

En la totalidad de su filmografía, el autor trabajó muchas veces con los mismos actores, por los

cuales parecía tener una cierta debilidad además de mantener una profunda amistad: Ben

Gazzara, Peter Falk, Gena Rowlands y Seymour Cassel son nombres que se repiten en la mayor

parte de títulos de crédito.

Finalmente, otro aspecto importante para un hombre que siempre tenía en alta consideración

la interpretación, es el juego de roles a causa de esta en el que todos participamos en nuestras

vidas7. Por así decirlo, para Cassavetes la vida consistía en asumir roles según el contexto social

en el que el individuo se ve metido. Estos papeles han de ser, obviamente, improvisados,

puesto que la vida es totalmente impredecible. Estos elementos se repiten en todas las

tramas, por lo que vemos claramente como los personajes se comportan diferentemente si

están en uno u otro espacio o con unas u otras personas, asumiendo roles distintos aunque

manteniendo su integridad, o autenticidad, como individuos en todas estas situaciones. En el

caso de Opening night, este juego se hace aún más evidente gracias a la inclusión de una trama

teatral dentro de la propia película y su estrecha relación entre la realidad del film y la ficción

representada en el escenario.

En general debemos observar un intento de acercarse a la verdad, no a través de un realismo

causal, como sería el MRI, sino a través de un énfasis poderoso en las personas, también por

las temáticas que intentan reproducir la constante interpretación en la que se basa la vida y

finalmente por la voluntad constante de aproximarse al cinema verité, el cual se rueda en

escenarios principalmente naturales, no en estudios.

Producción y distribución de la películaLa película fue rodada durante los meses de noviembre de 1976 y marzo del 1977. El

presupuesto inicial fue de un millón y medio de dólares, aunque no fue suficiente y Cassavetes

tuvo que trabajar como actor en la película The Fury (1978, Brian De Palma)8 para poder

financiarse el proceso de post-producción. Todo el proceso de creación, rodaje y post-

producción tuvo lugar en Los Angeles.

Después del fracaso comercial y de crítica que supuso su anterior película, The killing of a

chinese bookie, Cassavetes tenía deseos de rodar un nuevo trabajo ambientado en el mundo

del teatro. La idea provenía de una serie de borradores que conservaba desde años anteriores

y también de las primeras ideas que le hubieran podido surgir cuando se le propuso dirigir un

7 R. Carney, p.4848 R. Carney, p. 495

10

remake de A star is born que debía protagonizar Barbra Streisand. El autor dio su negativa al

proyecto, sin embargo, algunas ideas sobre el mundo del espectáculo habrián podido

originarse a partir de esa oferta según propone Ray Carney.

La idea original de la película fue acabada alrededor de un mes antes del inicio del rodaje,

tenía más de 160 páginas y tuvo que ser recortada (trabajo que duró dos semanas más) para

llegar finalmente al primer borrador de guión de 138 páginas. La película tuvo que irse

modificando paulatinamente a medida que avanzaba el rodaje, una práctica que ya era más

que habitual y que es lo que en gran parte dota a las películas de Cassavetes del estilo que las

caracteriza a nivel narrativo y estético.

El rodaje de la película se presenta totalmente lleno de dificultades humanas, monetarias,

sociales y logísticas9. En primer lugar, los actores que se deseaban para los papeles no pueden

participar en mayor parte: Seymour Cassel se encuentra trabajando en otra película y Bette

Davis, propuesta para el papel de Martha la dramaturga, no pudo aceptar tampoco. Para

complicar más aún las cosas, el papel del director, Manny Victor, fue preferido por Ben

Gazzara antes que el de Maurice, de modo que él y el propio Cassavetes tuvieron que

intercambiar roles. Como último apartado, el guión exigía un mayor número de actores

secundarios de lo habitual, por lo que en los rodajes había más gente de la que se

acostumbraba y el ambiente de trabajo se resintió.

Al parecer hubo muchas disputas internas durante el rodaje. En primer lugar Rowlands y

Cassavetes tenían un conflicto de intereses al respecto de la narratividad causalística de la

historia (a la que el director quería oponerse) y también sobre la dureza del mensaje final. En

este último aspecto el autor tuvo que ceder y suavizar el tema, dada su naturaleza compleja y

muy cercana a la realidad de la artista que lo interpretaba, que era, además, su mujer.

En cuanto a la financiación, Cassavetes sufrió de continuos asaltos por parte de los sindicatos,

con los cuales el director intentaba no tener relación y contratar actores que fueran ajenos a

estos. En este caso, dada la cantidad de secundarios, tuvo que ceder y por culpa de ello los

intereses del conjunto sindical interferían a menudo con el rodaje.

También era el rodaje más caro hasta el momento de Cassavetes, y el más complejo a nivel

logístico. El hecho de trabajar en el teatro y de tratarse de una compañía que estaba de gira

hizo necesario el alquiler de más de un teatro de la ciudad. Para ocupar las butacas, Cassavetes

convocó a gente de la calle a la que convidó a champán y les ofreció la posibilidad de ver

9 R. Carney p. 485-494

11

algunas escenas teatrales para que las juzgaran como ellos quisieran, es decir, esperando

respuestas naturales por parte del público.

El proceso de distribución fue bastante negativo. Cassavetes había tenido una experiencia

bastante mala con su anterior película y ahora deseaba cambiar el sistema de distribución.

Ofreció a los cines una modalidad four-walling10, basada en el alquiler directo de las salas para

las proyecciones del film. Tampoco tuvo éxito de esta manera y la respuesta tanto de público

como crítica fue negativa, acabando con una exhibición durante semanas en salas

prácticamente vacías. Se intentó posteriormente una distribución por la costa este del país,

pero ni siquiera en Nueva York la película fue bien considerada por el público y la crítica, que

ya veía a Cassavetes como un autor sin relevancia, no se dignó a dedicarle ningún tipo de

artículo en ninguna revista especializada.

Análisis formal y discursivoEl primer elemento a tener en cuenta al hacer este análisis tiene que ver con la temática del

mundo del teatro que Cassavetes escogió. Por un lado es este un tipo de contextualización que

permite hacer más evidentes los juegos de realidad y ficción a los que siempre se refiere el

autor y relacionar el arte directamente con la vida. No obstante, no se trata de hacer más

explícitos estos dos mundos sino de fusionarlos: la trama avanza precisamente en esa

dirección: Myrtle Gordon es una actriz muy famosa que tiene alrededor de 50 años y participa

en una obra teatral llamada The second woman, una obra que habla sobre el paso del tiempo y

la imposible reconciliación con la juventud perdida en el caso de una mujer (Virginia, a la que

interpreta Myrtle) que vive en un segundo matrimonio sin amor. Cassavetes busca

específicamente mezclar los componentes de la ficción teatral con los de la propia vida de la

actriz de manera que ella se ve obligada a ver reflejada su vida y esas preguntas incómodas

sobre su edad que siempre se había negado a preguntarse. Esto la hará tomar decisiones

drásticas, a sentirse enormemente temperamental y a distanciarse del texto original para

poder interpretar esta obra sin ocasionarle tan dolorosos traumas. Además, el haber sido

testigo de un atropello de una de sus fans, una joven chica de 17 años, influye enormemente

en Myrtle y en su propia percepción de que el mundo de la juventud se está alejando

irremediablemente de ella: vemos en la muerte de aquella chica la muerte de la juventud de la

protagonista, aunque este elemento de tipo más simbólico no se hace explícito hasta que

Myrtle la recrea como una personalidad fantasmagórica que acecha a la actriz.

10 I. Paredes, P. 204

12

De esta manera la trama se desarrolla a través de tres mujeres distintas 11, pero de las cuales

sólo 2 están destinadas a continuar existiendo, siendo Myrtle el componente inamovible y que

tiende a acercarse a una o la otra. Por un lado está la joven chica, Nancy, representada por una

especie de fantasma o recreación interna de Myrtle, y por otro lado está Sarah Goode, la

escritora, que tiene ya más de 60 años y que viene a ser el futuro en el que Myrtle parece no

querer convertirse. Es importante resaltar algo que Paredes resalta en su libro, y es que los

primeros compases del film nos muestran la última representación en la que Myrtle actuará

con normalidad, sin conflictos interiores, se trata de una introducción a la temática del

envejecimiento justo antes de que este factor comience a ser un problema patente12.

Estas tres mujeres tienen distintas visiones de la vida: la juventud que encarna Nancy es la

capacidad de enamorar a cualquier hombre, de una sexualidad en plenas facultades y es

siempre vista como un eco romántico del pasado. Myrtle añora esta época y no quiere

afrontar su propio ser, más viejo y menos atractivo que anteriormente, por otro lado, Sarah es

la mujer que ya ha aceptado su edad y tiene otras consideraciones al respecto de la vida que le

proporcionan esa altitud más madura y de pretendida sabiduría sobre los pensamientos de los

demás. Evidentemente estas posturas tienen un claro centro sobre el que pivotar, el amor.

Myrtle se mueve entre dos hombres constantemente: por un lado el director, Manny Victor, el

cual parece desvivirse por ella aunque esté casado con otra mujer (evidenciando una cierta

ambigüedad en su relación). Tanto Israel Paredes como Ray Carney afirman que ella parece

estar enamorada de él, no obstante, se ha de discrepar de esta postura ya que, como veremos

más adelante, los vínculos que pueden verse entre Myrtle y Dorothy (la mujer de Manny) que

son mayormente espaciales (acciones que involucran a una mientras la otra es testigo al

encontrarse en el mismo espacio) parecen mostrar dos caras de una misma moneda más que

una competencia entre ambas por un mismo hombre. De igual manera, ambos autores

afirman que la relación con Maurice13 (interpretado por el propio Cassavetes) es la que se tiene

con un antiguo amor, sin embargo, esto es poco probable puesto que los diálogos que

mantienen hacen pensar más bien en el deseo de Myrtle de estar con ese hombre y el poco

interés que este tiene, al tratarse (esta vez sí que definen correctamente 14) de una especie de

Don Juan venido a menos que intenta asumir que su tiempo ha pasado. Se escuda

constantemente en su personaje (el segundo marido de Virginia) y su falta de simpatía, lo que

le hace ser odiado por el público y por tanto generar una distancia entre ellos, hecho que se

11 R. Carney p. 47412 I. Paredes p. 21013 I. Paredes p. 214, R. Carney p. 47514 R. Carney p. 473

13

rompería si Maurice se enamorara de Myrtle, ya que este amor se reflejaría en la

interpretación.

Hace falta pensar también en el tipo de motivación que pudo mover a Cassavetes a crear un

papel protagonista femenino de estas características. Israel Paredes parece apuntar a un

homenaje a la figura de su mujer, la cual podía estar pasando por problemas similares con la

edad15 (de hecho, es sabido que Gena Rowlands jamás comentaba su edad en las entrevistas,

de modo que su combate contra el envejecimiento era más bien un proceso sumergido pero

intensamente activo). Elogia, pues, las capacidades de entender psíquicamente a su pareja y

de permitirle interactuar con profundidad con una persona que sufre lo mismo que ella misma

y de poder así exterminar sus propios demonios. Sin embargo, aquí hay dos puntos que

deberían tenerse en cuenta. Primero: que las películas tienen un final y, por lo tanto, a nivel

discursivo, hay una conclusión al respecto de este tema, por lo que no sólo se trata de un

combate de estos problemas sino también de encontrar una solución al respecto. En el libro

Cassavetes por Cassavetes, de Ray Carney, se da testimonio de los múltiples malentendidos

que hubo en base al final. Cassavetes cedió en darle un tono más optimista a las presiones de

Rowlands, pero sin embargo modificó posteriormente en los últimos días de montaje el final

para dejarlo más abierto y no con un mensaje tan conciso16. Aún así, al parecer no estuvo

completamente contento con los resultados del público, juzgando que tuvo una comprensión

más bien superficial.

Y en segundo término, el mismo libro de Carney apunta que Cassavetes no estaba tan

dispuesto a homenajear a su mujer como a crear un alter ego de sí mismo17. No obstante,

después de la experiencia previa con films como Husbands (1971) o The killing of a chinese

bookie por un lado y A woman under the influence por otro, aprendió que el público

comprendía y simpatizaba con mayor facilidad con personajes femeninos en crisis que con

masculinos y esto determinó su decisión. Aún así, las profundas remodelaciones que los

aportes de la propia Rowlands hizo al guión habrán modificado la personalidad que el director

planificó inicialmente. Esto no es ningún inconveniente sino más bien al contrario: demuestra

tanto la capacidad de identificación con las emociones de otras personas como el espíritu

colaborativo que parecía elogiar Cassavetes con su forma de trabajar, en favor de un arte más

completo, justo o verídico.

15 I. Paredes p. 206-20716 R. Carney p. 48817 R. Carney p. 480

14

La relación entre Maurice y Myrtle fuera y dentro del escenario se funde constantemente, los

papeles que ambos interpretan se desdibujan al cambiar ella las líneas que debía decir. La

primera vez que esto sucede se trata de un ensayo. La tensión entre los actores es más que

evidente y esto se muestra en la incapacidad de Myrtle para ajustarse a su papel: ha de recibir

una bofetada y cae al suelo antes de que la toquen y posteriormente no se levanta.

Posteriormente también cambiará las líneas durante una función, el resultado será tan

desconcertante que Maurice no sabrá cómo continuar.

El amor para el que ella se siente aún capaz y que busca compartir con él choca siempre con la

barrera de la edad, que él no intenta ocultar. Esta situación es similar a la de la obra teatral,

donde ambos, aunque casados, tienen visiones distintas: él busca la tranquilidad de la vida

como adultos; en su primera aparición en escena, elogia la figura de los ancianos, como

personas que lo saben todo y que esa idea transmiten ya en sus rostros. Sin embargo ella

intenta aún encontrarse con sentimientos verdaderos, con pasiones y aventuras más propias

de la juventud, por ello va a ver a su ex marido con la intención de volver a vivir una historia

romántica reconciliándose con su pasado.

Esta tensión parece resolverse en la última representación, la noche de estreno (Opening

night, en inglés) en Nueva York. En la escena final Virginia ofrece una solución tan simple que

ni siquiera la tomas en serio que él parece desprestigiar y a la vez aceptar como reconciliación

entre ambos. Se trata de una postura claramente vitalista, la idea de alejarse de la noción del

tiempo y de la edad. Sin embargo, los términos en los que Virginia se expresa parecen hacerlo

más ambiguo: Si te enfadas, se te pasa. Si te deprimes, lo superas. El personaje de Maurice

intenta reírse de esta idea, pero acaban aceptando una unión en una especie de saludo

original, corriendo y cogiéndose de la pierna del otro, como un número clown o similar. En

este final ambiguo de la obra se puede entender tanto la postura a la que Myrtle llega como la

concesión que Maurice le hace, aunque sin estar convencido del todo de ello.

En esta película hay un factor a destacar que se aleja de lo que normalmente se tiene en

consideración en el cine de Cassavetes, aunque tampoco es exclusivo de esta. Se trata de la

relación de los personajes con el espacio y el simbolismo en la imagen, una faceta que, como

ya se ha dicho, aunque menos habitual, también importante y que tiene sus momentos. Es

evidente el tratamiento espacial que se da en el caso de Faces, donde la escena final que

separa a los protagonistas por la escalera (un elemento muy repetido en la arquitectura de los

decorados de Cassavetes) que lleva a las habitaciones muestra también la distancia entre ellos

dos; o el caso en el que dos hombres discuten con el protagonista para posteriormente

15

adoptar una actitud más pesimista en la habitación contigua, en la casa de Jeannie, la

prostituta. En el caso de esta película, hay un doble juego en este aspecto: por un lado la

fusión emocional entre las dos tramas (la ficción y la ‘realidad’ del film) convierte al escenario

teatral en el lugar donde todas las tensiones emocionales entre los actores se desatan y a los

bastidores en aquél lugar donde todo el mundo gira alrededor de la actriz principal. Estas

calificaciones de los lugares los hace a ambos completamente contradictorios y a la vez

complementarios. De hecho, lo que aparece en uno debería aparecer realmente en el otro y

viceversa.

No son los únicos espacios tratados de esta manera, sino también la habitación de hotel de

Myrtle, que siempre transmite soledad por sus grandes zonas con poco mobiliario y por la

impersonalidad de la decoración, es un lugar en el que siempre se camufla el mundo interior

de la actriz: cuando hay otra persona jamás se expresan sentimientos profundos en tonos de

realidad (Myrtle habla de la chica muerta con Maurice cuando realmente quiere hablar de su

propia juventud, es allí donde por primera vez piensa en el fantasma de Nancy, como la

mentira que mantiene viva a su visión romántica de la vida).

Este espacio con connotaciones simbólicas es sólo uno de los elementos que aportan una

interpretación que va más allá de la pura emoción en la película. También la idea, al principio

ambigua, de un fantasma que acosa a Myrtle y que debe ser eliminado por un espiritista sólo

puede ser entendido teniendo en cuenta dos factores: el primer es que esto es, como se

reconoce en el propio film, una invención de la propia actriz; y el segundo que el director

justificaba esta idea en base a las propias ideas de Rowlands, que parecía necesitar este tipo

de escenas para expresar correctamente su papel.

También la relación, prácticamente siempre de intercambio de miradas, entre Myrtle y

Dorothy, las muestran como dos caras de la misma moneda en la vida del director Manny

Victor. Su mujer se esfuerza por aparecer en su vida, intentando estar presente en los ensayos

y las actuaciones, como si se tratara de la última oportunidad que le brinda a su marido para

vivir la vida juntos, puesto que se encuentra totalmente alejada del mundo, atrapada por una

asfixiante soledad en su propia casa. Manny Victor pasa el día hablando con su actriz preferida,

Myrtle, la cual lo llama a veces a horas totalmente intempestivas, llorando y pidiendo palabras

de aprecio. Myrtle posee un carácter más infantil y que se niega a crecer, pero es que además

es sumamente dependiente de los hombres de su vida, incluso después de haber agotado las

posibilidades románticas de la relación (algo que parece hacerse evidente entre ellos dos). La

dependencia es el vínculo que une a las dos mujeres: por un lado Dorothy quiere que se

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dependa más de ella mientras que Myrtle depende demasiado de los demás. La postura de

Manny Victor le hace desear lo contrario que cada una de esas mujeres quiere: le gustaría

depender de Dorothy y dejar a Myrtle atrás, sin embargo, ninguna de estas dos posibilidades le

parece factible en ningún momento, en parte se está atrapado por unos contratos y

compromisos, y en parte se trata de una situación que lleva repitiéndose probablemente

mucho tiempo (arrojando al matrimonio a una crisis) y que no parece tener una solución aún,

por mucho que la edad esté causando ya estragos en las vidas de todos los implicados.

Para redondear el análisis, debería decirse que en esta película Cassavetes busca sintetizar y

llevar más allá aún los juegos de realidad y ficción y las interacciones entre personajes y los

diversos papeles que interpretan en distintos contextos sociales. Aborda el constante tema del

paso del tiempo y el envejecimiento de una forma novedosa respecto a otras películas del

autor, teniendo en cuenta la aparición de personajes de fantasía, a la inclusión de un mayor

número de escenarios, de secundarios y también al mensaje final más optimista que de

costumbre. Se trata de un film de larga duración que se enfrenta a emociones profundas

centrándose en cómo los personajes viven y luchan con ellas. Estéticamente parece ser la

interpretación el elemento más importante, por lo que los planos cerrados donde las caras

ocupan la mayor parte del encuadre son los más comunes, pero sin embargo no son los únicos,

también encontramos planos generales y la contextualización sirve para dibujar una dimensión

más simbólica a la trama emocional.

ConclusionesTras este análisis de diversos aspectos de la trama. Poco queda por añadir sobre la misma

obra, resaltan especialmente el resultado claramente ambiguo de cada característica de la

propuesta: ¿la protagonista es un papel hecho para Rowlands o es un alter-ego del director?

¿El final consigue una reconciliación moral después del distanciamiento entre juventud y

madurez o por el contrario los personajes sólo consiguen hacer llevadera la disputa durante la

función? ¿Consigue Myrtle eliminar realmente a sus añoranzas de juventud o comportarse

como parece proponer al final sigue siendo una actitud inmadura? ¿Se basa el papel de Manny

Victor en la vida de Cassavetes o es más parecido el de Maurice? La respuesta a todas las

dudas de este tipo es generalmente positiva a ambos extremos. Esto podría parecer de un

exceso relativista, cuando Cassavetes parece pronunciarse de una forma bastante clara y sin

matizar en exceso sus creencias.

17

Pero la aceptación de la contradicción no es en sí una concesión al relativismo sino la simple

aceptación de la existencia de polos opuestos. No hay términos intermedios en este caso, el

director pudo haberse inspirado para construir a Manny o bien a Maurice (es decir, a ambos)

en su propia relación con Gena Rowlands o no. Como he dicho, la respuesta es positiva puesto

que él mismo parece reconocerlo. El artista comúnmente se basa en experiencias de su propia

vida o de personas cercanas para construir sus ficciones: lo que Cassavetes nos demuestra con

su aproximación tan íntima a la vida de los seres humanos es precisamente su naturaleza

observadora y su gran capacidad para diseccionar los problemas del espíritu. Talentoso como

pocos, podía siempre centrar su atención y curiosidad en todo aquello que el resto de

personas parecen pasar por alto inconscientemente, dándolas por inmutables.

No sólo debemos, entender a este autor tan importante como un símbolo de la contracultura y

aportador de una visión del cine claramente emocional. Ni siquiera como un estandarte del

éxito frente a la adversidad y de la autodeterminación en el trabajo fuera del mercado

mayoritario. Cassavetes aportaba, quizá inconscientemente, nuevas formas de entender la

creación cinematográfica: su manera de desdibujar el espacio físico o de supeditarlo a las

necesidades emocionales, la abundancia de primeros planos hechos con teleobjetivos, las

nuevas formas de escribir e ir modificando completamente el guión son signos de la

posmodernidad que comenzaría a nacer una década después que este autor hiciera su primer

film: la semilla ya estaba plantada en las décadas anteriores. No nos sería posible entender

apuestas cinematográficas como el nuevo cine-realidad de Pedro Costa (Juventude em marcha

(2006) o No quarto de Vanda (2000)) en el que la trama se escinde entre repeticiones infinitas

de las mismas escenas improvisadas en un limitado número de localizaciones.

Cassavetes también parece poner en evidencia la crisis de realidad que ya se sufría después de

medio siglo de existencia del cine y la cultura de masas. La imagen había substituido a la

realidad de tal manera que la aproximación a visiones distintas al MRI en la narración

extrañaron enormemente al público, no sólo eso, sino que el mayor realismo en los diálogos,

como bien destacó Todd Berliner, fue principalmente catalogado de falso, de irreal. Una

reacción similar a la que recibieron las primeras películas del movimiento DOGMA 95. En este

sentido, Cassavetes quiere llevarnos a un nuevo tipo de imagen, donde el contacto con la

realidad se ha perdido sólo en el elemento formal, mientras que el fondo puede mantenerse

intacto gracias a la gran profundidad, a las capacidades de la interpretación improvisada y al

trabajo de modificación constante, elementos todos ellos que aproximan la creación artística a

la manera en que una vida es vivida.

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Imágenes

Marco referencialCARNEY, R. Cassavetes por Cassavetes. Anagrama Crónicas, 2004, 615p, ISBN 84-339-2563-6

PAREDES, I. John Cassavetes, claroscuro americano. Ediciones JC Clementine, 2009, 304p, ISBN

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SÁNCHEZ NORIEGA, J. L. Historia del cine, teoría y géneros cinematográficos, fotografía y

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