oh buen jesús, escúchame-meditación
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Meditación de cada frase
de la oración: Alma de Cristo
de San Ignacio de Loyola
Oh buen Jesús,
escúchame.
Oh buen Jesús, sólo Tú bueno,
sólo Tú todo bueno, sólo Tú siempre bueno;
pues, oh buen Jesús, escúchame.
Oh buen Jesús, que hasta mi misma maldad vista por Ti
mejoras, escúchame.
Oh Jesús, bueno con todos: con los pecadores,con los enfermos, con los discípulos,
con los pobres y humildes, escúchame.
Oh Jesús, bueno en tus juicios, bueno en tus palabras,
bueno en tus obras, escúchame.
Oh buen Jesús, por mí nacido, por mi viviendo oculto,
por mí fatigado, por mí humillado, por mí crucificado y por mí muerto,
escúchame, tengo mucho que agradecerte.
Oh Buen Jesús, por mí nacido, por mí viviendo oculto, por mí fatigado, por mi
humillado, por mí crucificado
y por mí muerto, escúchame, tengo mucho que
agradecerte.
Oh buen Jesús, todo amable y deseable, esperanza del alma que por Ti suspira y
anhela; dulzura de mi corazón,
escúchame, tengo mucho que alabarte.
Oh buen Jesús, escondido por mí en el Sagrario para oírme siempre, escúchame, tengo mucho que decirte.
En medio de las voces que resuenan en mi corazón:
Voces del pasado que me remuerde e inquieta,
voces del presente que me entristece y turba,
Voces del futuro que me intimida y asusta,
Pues, oh buen Jesús, en medio de esas voces escúchame.
Cuando mi corazón clame a Ti en la angustia;
Cuando mis labios te invoquen en la tentación;
Cuando lágrimas te dirijan la súplica más sincera de mi alma, entonces,
oh buen Jesús, escúchame.
Cuando en vano llame a los que no quieren escuchar ruegos y
gemidos. Tú, oh buen Jesús, escúchame.
Cuando engañado llame a quien no puede llenar el vacío de mi corazón, ni
responder a mi amor, Tú, oh buen Jesús, a quién sin saberlo llamo en mis desvaríos, escúchame.
Cuando mis pecados y mis tibiezas,
cuando mi miseria y pequeñez, cuando mi ligereza e ingratitud
pudieran moverte a no oír mis súplicas, y no socorrer mi miseria, y no levantar
mi debilidad, que entonces,
oh buen Jesús, tu bondad, sola la bondad de tu divino Corazón, único
apoyo en mis súplicas, te mueva a escucharme.
Tú, que escuchaste al buen ladrón entre los insultos
del populacho.
Tú, que escuchaste a la mujer cananea entre el desaire de
tus apóstoles.
Tú, que escuchaste al ciego de Jericó
entre el alboroto de la muchedumbre,
para abrir los ojos.
Escúchame: yo necesito más luz que el ciego de
Jericó, más perdón que el buen
ladrón, más socorro que la
mujer cananea, más compasión que los
más afligidos y miserables.
Escúchame porque mi corazón te habla:
y te hablan mis lágrimas;
Te habla mi miseria;Te hablan mis pecados…
Escúchame: Tú sabes lo que te
digo y lo que te quiero decir.
Pues oh buen Jesús, escúchame.
Oh buen Jesús, escúchame. Tú sabes escuchar.
Tú quieres escucharme pues ve que:Tengo razón en mis quejas, porque
sufro;Tengo razón en mis súplicas, porque
soy pobre; Tengo razón en mis desahogos,
porque soy hombre.
Pues, oh buen Jesús, escúchame.
Y que mi voz de desterrado responda tu
palabra de promesas eternas.
Y a mi voz de arrepentido responda tu palabra de
perdón.
Y a mi voz de cansancio
y decaimiento responda tu palabra
de fortaleza y aliento.
Y a mi voz de frustración y
desengaño responda la palabra de tu Verdad, de tu Corazón, de tu
Cielo.
Oh buen Jesús, escúchame.
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Que Dios te llene de bendiciones.Y que permanezcamos unidos en el amor
a Jesús.