obras completas de rolando cárdenas

8/16/2019 Obras completas de Rolando Cárdenas

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Rolando Cárdenas

Obras Completas



Breve noticia sobre el poeta.

Vivió 57 años Rolando Cárdenas (1933-1994), lo suficiente ara escri!ir una o!ra,densa, delicada, i"rescindi!le ara co"render la naturale#a $u"ana uesta enun lu%ar tan distante co"o "á%ico, tan $ostil co"o entraña!le, tan $u"ilde co"o

or%ulloso de sus ra&ces ' soledades eñala el ta"!i*n oeta de la +lti"a ori"era re%ión del "undo, arino uño# .a%os, /ue su oes&a 0se identificacon su vida ri"era, sus años de niño escolar ' una adolescencia /ue se ierdeen la distancia de sus $uellas Cierto2 "as es cierto ta"!i*n /ue sus tetos seidentifican con el correr del vino cuando 0anda la oes&a en las ala!ras roncas deanti%uos !e!edoresCárdenas, vivió sus ri"eros años en unta renas, fue $i6o de su tie"o ' no lefueron a6enas las cosas del "undo2 lo rue!an, si al%o, su rofesión deConstructor Civil o su "ilitancia en el artido Co"unista c$ileno ra un $o"!redel%ado, "ás !ien !a6o, "oreno2 ocas veces se lo vio sin cor!ata, con los#aatos deslustrados2 6a"ás tuvo conducta altanera ' no conoció la avaricia

Co"o escri!e en un oe"a de 8ránsito !reve, 1959, re"io del concursoconvocado or la ederación de studiantes: 0;os saca"os nuestras "áscarasde sueño < ara enetrar en el d&a =e ronto recorda"os < /ue $a' cosas /uedecir < sin i"ortancia al%una, < coiar actitudes co"o ante un ese6o < de una"anera i"laca!le, ara ser una ve# "ás fantas"as entre fantas"as ólo /ueno fue, no es, un fantas"a 8al ve# /uienes le conoci"os ' conoce"os sustra!a6os /uisi*ra"os /ue no se convierta en un esectro "ás, co"o tantosolvidados, en un a&s /ue ierde la "e"oria, /ue la $ace aco"odaticia or/ue selo olvida 0l unto es /ue esta"os recordando a un oeta "uerto en aras delolvido, di6o >uan a!lo Riveros refiri*ndose al oeta /ue $a!&a "uerto l olvidoes otra for"a del etraña"iento unta Riveros: 0n efecto, Rolando Cárdenas

fue un eiliado or/ue en el ur se nace en el eilio .a rovincia !lanca, co"o lalla"a!a Cárdenas Vera, es el lu%ar del silencio del viento, el silencio de la nieve,es la e"!ru6ada !lancura /ue enetra el cora#ón ' /ue 6a"ás odrá olvidar, co"ono se olvida el a"or ri"erorancisco V*6ar auntó al%una ve#: 0n el fondo, *l nunca salió del esacio f&sicode a%allanes, conocedor de sus costu"!res ' de un realis"o secreto revelado atrav*s de la al/ui"ia del ver!o convertido en el oro de la oes&a, /ue a ratos sea6usta a lo /ue >or%e 8eillier lla"ó ?los oetas de los lares? 8ellier ' Cárdenasfueron a"i%os or "uc$os años, ' si sus tra!a6os a veces arecen dos aralelas aunto de tocarse, los de Cárdenas se $unde en otros territorios, !usca ta"!i*n lo"aterial, lo /ue ertenece al tra!a6o ' a la vida de sus conte"oráneos .o cita

V*6ar: *l $ac&a su'a 0la "isión de "ostrar al $o"!re a trav*s del aisa6e, /ue tanvinculado está a su esencia ' su /ue$acerRecuerda Ra"ón =&a# terovic @a cu'a %enerosidad ' esfuer#o se de!e lau!licación en 1994 de las o!ras co"letas de Rolando Cárdenas@ có"o ca'ó ensus "anos un li!ro su'o ' /u* efecto le rodu6o: 0n sus oe"as esta!a retratado"i "undo, las calles de unta renas, su cli"a, el aisa6e, la nieve ' elsenti"iento de los $o"!res /ue lo $a!ita ue co"o reconocer"e en un ese6o 'al "is"o tie"o, sentir /ue desu*s de esos versos 'a no od&a se%uir siendo



i%ual .a transfor"ación /ue rovoca la oes&a en cual/uier lector se $a!&aroducido2 ' ara /uien asira!a er%eñar sus ri"eros versos, encontrarse conuna visión articular de su $a!itat fue, sin duda, un descu!ri"iento =&a#terovic de!e"os a%radecer /ue los tetos de Cárdenas $a'an odido lle%ar aestos estantes virtuales

.a o!ra u!licada del oeta son un uñado de li!ros: 8ránsito Areve (1959), n elBnvierno de la rovincia (193), ersona6es de "i ciudad (194), oe"asi%ratorios (1974), Du*, tras esos "uros (19E) ' el óstu"o Vastos B"erios,/ue corre%&a la +lti"a ve# /ue nos vi"os en su dearta"ento silencioso de la calle8eatinos de antia%o de C$ile su co"añera $a!&a artido $acia el +lti"o$ori#onte oco antes



Transito breve, 1959



Epitafio para un infante

Ahora que la lluvia bajó con sus reflejosy galopa aromando la noche y las veredas,

es inútil tratar de retener esta callada soledaden que no existe ni la tristeza,ni la buena esperanza,ni siquiera el secreto anhelode quedarse con un puñado de estrellas en las manos y para siempre.

ada revela casi, sólo la lluviaque esta noche anda alzando ra!ces por la tierra,

que con el alba brotar"n los p"jaros,pero de un modo dulce y vago,como esas viejas leyendas de la infancia.#in embargo, es muy cierto que la noche est" afueracon su presencia de agua sola,y que el silencio est" presente como un aroma.$ntonces, digo,se puede brindar, a veces, por la soledad,

de la misma manera que por una alegr!a,sobre todo ahora, que no existe tristeza,ni la buena esperanza,ni siquiera una carta que nos hable de otras cosas desde otras latitudes.



Búsqueda

A veces es bueno abandonarse al propio olvidocomo si el saber sonre!r

fuera m"s f"cil que morder una fruta.%r por las calles perfectamente solo,sin m"s compañ!a que nuestra cotidiana tristeza y nuestros pasos,amando una vez m"s la sencillez del airede la manera como se recuerda la infancia,o ese otro tiempo pulverizadocuando se buscaban las primeras estrellas en las charcas.

$s bueno sentarse entre amigos y vasosa observar como todos abandonan algo suyoen la música que los impulsa y transforma en seres sin huesos,mientras la noche trepa por los murosbuscando tambi&n dónde esconder su espera,y despu&s salir hacia el albacon un poco m"s para alimentar futuras soledades.

$s bueno comprender que estamos hechos de recuerdos,un poco de tiempo que crece sin escucharnosy de muchas cosas que no comprendemos.

A veces es bueno detenerse a contemplar la hoja que caecuando la palabra primaverano es lo que nosotros quisi&ramos que sea.



El hombre cotidiano

'ay un gesto cotidiano que nos dice(hay un modo de estar que nos delata,

y siempre el tiempo que nos recuerda qui&nes somos.

#e nace una mañana empapado de albadespu&s de recorrer la infancia m"s remota,despu&s de volver del colegiocomiendo una naranja lentamente,sin fijarse mucho si estamos sobre un puente,sin ver apenas cómo alas dibujan el paisaje.

os sacamos nuestras m"scaras de sueñopara penetrar en el d!a. )e pronto recordamosque hay cosas que decirsin importancia alguna,copiar actitudes como ante un espejode una manera implacable,para ser una vez m"s fantasmas entre fantasmas.

$ntonces nuestra tristeza nos recuerdaque alguna vez podemos herir el d!a con el grito,para arrojar entre ruinas este lento morir,m"s breve aún que la luz en el agua.*ue podemos liberarnos de esas cosas antiguasque siempre se suceden cansadas como siglos,y que se puede resucitar la lluvia entre las piedras,y siempre nuestro olvido,

sin necesidad de esperar las estrellaspara buscar en el diccionario la palabra extraviada.



Hora nocturna

+ientras bebo este caf& a pequeños sorbosme voy por los recuerdos como un eco

en esta noche de horas tritur"ndose,sin hacer ruido,como si la noche misma fuera muy pocoy el caer de la hoja no importara a nadie,ni siquiera a ti,que lees reclinada en las estrellassin reparar en el movimiento repetido.

$l silencio me dice que soy dueño de la vozpara que te haga presencia única y querida,de esa manera que tú sabes,y tornes menos penosa esta realidad apretada.ero nada me revela que tú existesa pesar que el agua te ilumina los ojos,tu respiración me llama a la ansiedady tus manos recuperan la caricia.

o hay nada que defina esta hora nocturnatranquila como la luz m"s suave,o como la llama que el aire no sacude.

A la deriva, a tumbos, voy por mis pensamientossintiendo como la noche sube hasta el sueño,pero callado y solopara no turbar tu abandono apacible,

y para recobrar de a poco,en la extasiada hora,algo de tu presencia antigua,diferente a la que ahora sube del temblor de tu pecho,y yo vuelva a ser entoncesel mismo que acarició tu adolescencia ya apagada entre las horas idas.



)esde ahora que te amo- a +.+..

)esde ahora que te amo,tú ya no eres la misma.+is manos rudas te han moldeado,arcilla pura de ojos negros,d"ndote la forma de lluvia de mi infanciay esa suave tristeza que es m!a desde antes que te viera.

/legaste desde el sur,desde el alba sureña con su rumor de feria,aromada de pueblo,con tu cuerpo empapadopor las lluvias tranquilas de tu 0hill"n amado.

1ra!as en tu traje un pedazo de tardey en tus manos calladas el adiós de los trenes.

1ú ya no eres la mismadesde el minuto que mis palabrascayeron gota a gota en tu silencioderramando mis sueños estrellados.

Ah, corazón de campana,pudiste hacer m"s leve la ca!da del tiemposobre tanta ternura fugitiva,y sobre esta tristeza abandonada de esperar tanto cielo.

*u& importa entonces que yo ahora te nombrey te diga que eres para el recuerdom"s dulce que la luz de una estrella2que a veces me callaba para escuchar tu risa,



o que eres siempreel búcaro musical que encerró tu presencia sencilla.1al vez, te amo por eso,y porque te pareces a mi pueblosituado al sur del universo,

oh, dueña del paisaje alucinado,presencia y mensaje de las lluvias azules,absoluta fragancia de tu 0hill"n amado.

Recuerdo póstumo a mi madre

3o no recuerdo bien como era./a conoc! muy poco2 apenas con mis añosaún sucios por la tierra de juegos infantiles.

/a evoco en un trompo que no giraba.$n los barcos, las casas, las primeras palomasque me enseñaba a hacer en mis cuadernos,

inclinada a diario ante el estupor o los sollozoscomo la ciencia m"s perfecta.

$ra dueña del alba y de la noche alz"ndose.)esde el roc!o, su canto quedaba encerradoentre las paredes de esa casaque todav!a alza su estructura entre el viento y la nieve.#us pasos reviv!an las cosas en las habitacionescomo el acontecer m"s simple,realzados en el alegre tintinear de las vasijas.3 la infancia, guiada sabiamente por su mano,ten!a entonces un agridulce sabor de manzana madura.#e iba una primavera, luego, otras primaveras,y siempre una misma dulzura imperturbableagobiaban sus ojos como una fina niebla.



Ahora yo recuerdo tambi&nque una suave tristeza le trizaba la risacomo una imperceptible llamarada.

$lla era triste. 4na tristeza de llovizna lentale andaba por las sienes o her!a la palabra m"s cierta.

ero yo comenz& a querer su ternura profundadesde que me entregó su m"s pura cariciaen un d!a de otoño o invierno,cuando aún era una tristeza indefinida.

)esde ese d!a, de pronto verdadero,su presencia invariable vigilaba mi pany el pan de mis hermanos m"s pequeños.#u sueño interrumpidonos guardaba del dulce tiempo del sol,de abril y de sus lluviasque retozan a bosque en las tierras del sur.

or ese entonces, yo ignoraba que mi madretra!a su sonrisa intactay la tranquila ternura de sus manosdesde el verde archipi&lago chilote.1al vez, por eso, ten!a un aroma de c"ntaro,una presencia de agua que murmurapenetrando las siembras. $ra como esas pequeñasaldeas azules que conoció en el tiempo de las estrellas.or su frente vagaban los crepúsculos,

y en su sonrisa levela quieta transparencia de la espiga.

0uando mi padre marchaba a sus faenasllev"ndose un poco de su gesto severoen su caballo y en sus callosas manos campesinas,



una secreta alegr!a columpiaba en los vientos./os atardeceres bajaban brumosos de grisdestiñendo las cosas, borrando los contornos./os d!as domingo eran divididos por los cantos

de algún gallo. $n las noches de invierno,odiosamente largas, junto al fuegoque consum!a las horas y la leña,mi madre nos le!a.3o penetraba entonces con temeroso asombropor el ancho horizonte del pa!s encantado,degollando gigantes, muri&ndome de estrellas y soldado.

$l tiempo florec!a. #e iba haciendo campana.0rec!a por el cielo en golondrina,o como un espejo que busca la imagen extraviada.3 siempre su presencia iluminaba como un agua,de una manera sabia y exacta, como las estaciones.

ero un d!a el silencio llegó a recuperarlay a llevarse su alba de sueño o esperanza.3o la vi esa tarde. #e fue con su tristezade llovizna lenta, con su sonrisa leve,con su ternura incompleta. 3o no entend!a nada.#olamente sent!a una especie de callado asombroante el misterio. 1odos los añosel invierno marchita las flores que la cubren.



)ime

)ime, pequeña m!a,en esta hora inalcanzable y sola

que se estira hasta ser todo el paisaje,algo de esas cosas que yo he olvidado,o de este nuevo tiempo de soledad creciendo.

)ime,antes que esta tarde se caiga entre las hojas,o antes que tus palabras se tornen musgo suave,que yo me har& el silencio para adueñarme de tu voz.

)ime,que yo te escucho desde aqu!,desde esta mesa con olor a selva,desde estas cosas que te recuerdan por instantes,desde estas horas solas subiendo como enredaderas.

Ahora que me nace todo ese amor antiguo,yo ser& apenas un leve soplo para retener tus palabras.

)ime, pequeña m!a,lluvia herida, amada ternura,querida heredad perdida entre los años,dime todo, algo. o importa.ero dime.



nterior

5)ices que me quieres mucho6.

/o dices recostada en las tardesy con tu risa clara en las mañanas.#e cae de tus manos el amor hecho vozy lo repite todo lo que est" cerca tuyo.$s como si llevaras a cada cosa que tu alma tocala protesta de amor tanto tiempo guardada.

1e quedas temblando en las palabras.

)ices que me quieres mucho,y me gusta como lo dices.$s como una blandura de hoja verdeque viene recorriendo los otoñosdesde el pa!s donde no existe el vuelo,desde donde la boca queda ext"ticaesperando el regreso del alba que paseaba en la noche.

/o dices as!(que me quieres mucho,y tu voz juega a besos cuando hablas.$ntonces yo envuelvo tus palabras sencillas entre mis brazos,temeroso, tal vez, de que no sean ciertas



y esta triste alegr!a se me trice en la ausencia.

#iempre llegabas a la espera crispadaempapada de adioses,

con un nuevo vestido para la fiesta nuestra,con tus manos tranquilas cargadas de cariciascomo un racimo de jugosa fruta,con un nuevo aletear en tus palabrasque vert!as como un agua sobre mi espeso silencio.

$so de que me quieres mucho,ya lo tengo guardado en mi libro del tiempo como una hoja seca,

y cuando tú, as! me lo dec!as,el tiempo no era otra cosa que un desmayar de horas.

3o nunca he recordado cuantas cosas dec!a,y que, a veces, creaban la sonrisacon esa suavidad que hac!a que todo se sintiera conmovido.#ólo s& que eran ciertas,tan ciertas como que ahora aún te tengoantes que llegue la hora endurecida del olvido.

0uando tu voz se alzaba como un vientoa decirme eso de que me quieres mucho,yo lo guardaba ya, postrer rumor sin eco,en mi libro del tiempo como una hoja seca.

7oz de pasado, amada, que no alcanza al futuro,ahora se deshace en adioses8



9etrospectiva

'asta hace poco tiempo te ten!a



y recog!a de tu boca el amorcomo una cosa m!a,con la naturalidad con que se bebe un vaso de agua fresca.

+i tristeza te llamabacomo algo necesario,llen"ndote las manos y los ojos con mi doble gritoentonces m"s entero que la plenitud misma.

#i ahora yo te digo que eres otra,es porque te quedaste en primaveray el asombro es un sueño jam"s recuperado.

Ahora que es otoño,tiempo de campanadas diluidas,de alegr!as que ya no se alzar"n, ilumin"ndome de pronto,tu sombra danza enloquecida alrededor del vino,como un secreto material extrañoque ya nunca se muerey siempre resucita en su sabor orgi"stico,m"s agrio que el recuerdo inagotable.

#in embargo,por todo el tiempo azul que pose!ste,yo no quer!a huir de tu angustia cada d!a,a pesar que me sobraban tus caricias de otras horas,y a pesar que tú nunca dijiste(:aún es tiempo de recobrar este cielo intacto;.

+ientras yo caminaba

buscando el nervio de mi propia vida,buscando una salida en mi destierro,cayendo de abandono en abandono,muri&ndome por dentro sin saberlo, rebelde y desmedido,acostumbrando el alma a la ausencia y a la falta del beso,tú destru!as el hallazgo y su m"s pura llama,



trizando todo un alba de revelado sueñode la misma manera que un tronchar de alas,sin importarte mucho,como si el aroma primero volviera a renovarse.

$s imposible entoncesque busque en mis recuerdos para hallarte como antes.1al vez, por eso, te olvido por instantes,porque no te puedo situar ni situarme,precisamente ahoraque m"s necesito de la palabra lúcidapara huir del extraviado sueño,

para penetrar por tus actos m"s profundos e ignotosen busca de una luz para todo el tiempo calladamente herido.

Ahora en este otoño que escapa por las hojas,yo no s& si es muy tardepara un nuevo morir o renovarse.#ólo est" mi tristeza que a veces se ilumina,porque desde el fondo de los retratos me sonr!escomo si todav!a fuera primavera...

9etenida imagen, casi irreal presencia,a pesar que el tiempo tendió su rostro torturado,mi soledad te llama nuevamentecomo una cosa necesaria y cotidiana.



Ele!"a del futuro suicida

3o hablo de la integridadcomo si la palabra misma fuera indivisible,o como si todo alguna vez no retornara a nada.

ero esto no es as!./lega un momento en que se acaba el sueño./a mano ya no quiere aprisionar./a flor se desploma sobre el musgo./os ojos quedan secos./a caricia no existe.i la palabra amada.i el rumor que se levanta del saucedal frondoso.

ada importa que el viento golpee en cada puerta.i que la lluvia humedezca nuestro calzado y nuestra alma.i que la abulia sea un buitre que devora a pedazos la esperanza.

#e quiere aprisionar la risa en el puñocomo una mariposa,pero ella se aleja hacia otros privilegios.

o quiere compartir el beso que la boca entrega en la ausencia,ni el cuerpo que se da en la hora furtiva,ni la palabra que impulsar!a a conquistar el aire.

/a soledad alz"ndose, infatigable planta,va construyendo un clima de sonrisas enlutadas.



/a memoria yace derribada por la asteniaen actitud de delirio.i siquiera es capaz de crear el grito salvaje de la angustia.

/a indiferencia penetra por la piel roy&ndola de a poco.$l asombro por lo que no cre!mosse va quedando sólo en pesadumbreque nos va señalando nuestra propia miseria resignada./a alegr!a misma ha quedado derribada en algún rincón de nuestro propioolvido.

/a lengua no blasfema.

$st" ext"tica y sola.A su lado est" tambi&n la canción truncaque en un principio pregonaba la fuerza.

$l corazón se va quedando solo.#olo en el d!a.#olo en la noche,como un grito abandonado y yerto.

3a nada es demasiado indispensable,sólo el aire./entamente el cansancio va forjando su l"grima.1odo es latir apresurado hacia el final,porque en la hora dura no queda nada(la pureza,el tiempo del amor iluminado,el beso antiguo

son casi dolorosa inexistencia.

ero se llega al d!a l!miteque nos espera como un muro infranqueabledespojado de todo,que es una manera de mostrar la certeza.



1ambi&n se puede sonre!r al borde de la vida.

3o sólo s& que vengo regresando

unca fue mi tristeza m"s callada y tranquila

que cuando te encontr&, viniendo desde el tiempo,desde el fondo, desde años.

#iempre fuiste como una conjunción de principios.

unca, tal vez jam"s,podr& tener esa actitud tranquila que ten!a mi madre,porque ahora soy otro.



#ólo el espectro es el que quedacon mi mismo ropaje,con mis mismas palabras,que buscan el o!do, vacilantes.3 es que no puede ser de otra manera.

$ntraba por el alba como por una puertay me encontraba solo, hasta el alba siguiente.ero estaban mis libros,unos, m"s queridos que otros,que esperaban callados que yo los penetraracon ojos de estudiante,y ellos me mostraron el encantado mundo de las cosas.

Ahora que regreso,hacia las mismas horas que un tiempome llevaron de la mano por mi infancia callada,las encuentro como si nunca hubiera existido.3 ah! est" mi amigo el "rbol,y esa misma calle,un poco encorvada por la lluvia y la nieve,m"s all" tengo a mi viejo amigo el marsiempre acariciando a mi ciudad tranquila,y los cerros lejanos,y la flauta del viento que danza en las veredas,el rostro amigo,y la mano y la boca que sonr!encomo final de tanto tiempo ausente.

ero no. o es posible.3o sólo s& que vengo un poco tristey un poquito cansadode tanto soñar con todos los crepúsculos que hoy toco con mis manos.ero yo te quer!a decir otras palabras,y mirando esta tarde me fui por los ensueños y recuerdos como en una nave.

3o siempre quiero penetrar las cosasy ser como ellas son,incluso, m"s sencillo que la canción del agua.ero cuando converso con mis manosno puedo evitar estar un poco m"s callado,que es un modo de mi tristeza,porque nunca estoy seguro de nada,ni siquiera que existo en esta tarde azul,ni siquiera que est"s a mi ladoen la actitud callada de una flor.)e nada estoy seguro,y ahora lo confieso, era eso,



precisamente eso,que est" presente desde antes que te viera,sobre lo que quer!a conversarte....pero, es la tarde, hay mucho sol,tal vez, mañana el alba te lo diga...

Ep"lo!o

3o quisiera morir en una tarde azulrodeado de mis libros solamente.odr!a ser lejos de mi casa,en una ciudad desconocida,tambi&n podr!a ser en la montaña,cerca del mar, o en un lugar cualquiera,



pero sin nada que me diga que una vez fui amado,aunque sólo haya sido el amor tenaz de mi madre,porque estoy tan seguro de haber estado solodesde el grito primero,

cuando la luz fue m!a.

1al vez, se piensen o digan muchas cosascuando yo ya no exista en la hora derribada,pero ya ser" tarde.Alguien dir" de mis virtudes,otros, de mis defectos.'asta se oir" que me faltó valor para enfrentar al mundo.

ero todos se habr"n equivocadoy yo me quedar& profundamente mudosin defender el minuto insondable.

$n el entonces, todo importar", incluso hasta la l"grima,y despu&s, todo seguir" como antes.#iempre ocurren las cosas de este modo.

3o me ir& trasudando por mi última nochesiempre callado y solo, como he sido en mi vida.1al vez, con un poquito de tristeza,porque viv!a para ser amadoy el aroma se fue sin siquiera rozarme.

0laro que no tendr& las cosas que ten!a,como por ejemplo, el primer volant!n de la infanciaen que se columpiaban mis ensueños,

o el llanto contenidocuando me prohib!an apresar la fruta entre los dedos.i siquiera tendr&la fuga de los soles horadando la noche,tampoco la canción de mis pasossobre el suelo escarchado de mi pueblo,



ni el mosaico de todos los paisajesen que quedaba un poco de mi risa.$n mi actitud de sueño horizontal y eternofaltar", incluso, la maravilla viva de tus besos,

que a veces me entregabascon un aroma de madera nueva.

ada tendr&, y todo ser" igual.

o sabr!a decir si estar& m"s callado o acaso un poco alegre.1al vez, la clem"tide de la tristezahaya alcanzado ya la altura del sollozo.

$n todo caso, pienso, estar& m"s tranquiloque cuando me acodaba en los crepúsculosa pensarte y a amarte desde otras latitudes,recordando el primer dolor,la primera alegr!a,la primera palabra que deslic& en tu o!do.

'e de extrañar algunas cosas gratas(desde el momento que se alzaba dibujando arabescosen el aroma azul del cigarrillo,mientras los amigos hablaban del terruño lejanocon el alma y la voz humedecidaque resbalaba al fondo de los vasos,las fiestas, las canciones,los versos dichos al morir la tarde,la cadena de tantos conocidos,hasta el beso furtivo dado para entregar el alma.

3a no podr& decir esa palabra antiguaque brotaba amarga,y que a veces se alzaba desafiante a defender el miedo.

+e llevar& todo lo que junt& por el ancho horizonte de la vida.



#er& como un baúl de soledades.3 quiz"s, la tierra buena me d& de su perfumepara cubrir la otoñecida tarde de mi muerte.

En el invierno de la provincia, 19#$



%ensa&e de piedra para %a!allanes

3o te recuerdo sur. 3o te recuerdocon tu estampa brav!a y tus estrellas,con tu silencio completo como un c!rculocreciendo como un riguroso y lento musgo.

3o te recuerdo as!,exactamente hecho de aguas duras,perfectamente elaborado por ra!ces secretasque te cruzan como un cielo terrestre.Algo tiene que ver contigoel rudo maderamen de tus bosques,la fragancia de fibraque se queda en tu ancho corazón de soledades

de donde van naciendo nav!os y ciudades.3 el viento, sólo el vientoque no le importa nada y galopallevando ateridas historias de sangre y fantasmas./a porfiada presencia de la lluviaque danza agua sola hasta anegar el aire.+"s al sur del invierno est" la nieveque se repite siempre inagotable y sola.3o tengo en mis retinas, yo reconstruyo

tus contornos de luz y de ventiscas,y a los hombres que sólo saben del solles doy tu geograf!a hecha pedazos.3o les digo que vengo de tus aristas durascon un puñado de nieve en las manosy un viento rebelde en los cabellos.



*ue en tu costra escarchada el arado se angustia.*ue el cielo es un inmenso campanariodonde est"n las gaviotas y el granizo.*ue hay arrecifes hechos por espumas

donde el mar esculpe sus bramidosy que en la luna yacen los piratasque no pudieron penetrar tus aguas.*ue a veces se estremece tu pampa solitariacuando pasa un rebaño de ovejas y ladridos,donde los astros sueñan junto al albaescuchando tonadas de lluvias y recuerdos.*ue por tu amplia ventana se desborda el paisaje

hacia donde me acerco para mirar los p"jaros.

3o te recuerdo as!,como una humedecida arboladura,como añadir a la piedra m"s profundo silencioque se asoma intacto entre algas y helados meridianos.1odo est" preparado como para un olvidodesde el d!a que millones de gotas levantaron el agua.o falta ni la fugaz presencia de soles y estaciones,ni siquiera tu complicado puzzle de canales y rocas,ni siquiera tu arquitectura abrupta y de horizontes solos,ni el cielo que te sobra,ni la bruma, enemiga de la luz.All! te permaneces, cay&ndote del mapa,pulsando la m"s agreste arcilla de mi infancia,sosteniendo tu lejan!a como si fuera un aire,siempre en actitud de esperar golondrinas.

3o te recuerdo as!,como un regalo innecesario de sol.



1ierra del <uego

/a he mirado desde los caprichosos montesde la en!nsula de =runs>ic?,y se parece a un larga mancha azulcomo si atardeciera el horizonte.#i los antiguos navegantes de hace cuatro siglos

volvieran a atravesar su $strecho,aún ver!an parpadear fogatas en la nochecuando los indios se ocupaban en quemar las mataspara fecundar la tierra de nuevoo anduvieran de caza en sus canoas de troncos labrados a machete.

+uchas veces se han enrojecido las hojas del robley la luna ha cambiado de forma



mientras se endurec!a el agua y el airedesde que despertó el hondo sueño de sus ra!ces.$l viento del oeste la recorr!a enteramodelando la meridional estatura de )ar>in,sus riscos m"s pequeños y sus costas,

con un dolor obscuro.)e su corteza se desprend!a una niebla blancacomo una barba o un perfume espesode tierra reci&n abierta a una lluvia sin tardanza.

$l mar es la gran muralla que la circunda,y no hay otro rumor m"s poderoso,otro estruendo desenfrenado y únicocomo cuando se rompe en los acantilados.1iembla el mar abajo, majestuosamente,y a las estrellas les palpita su agua.

$l d!a se precipita con sus cuatro estacionesy despierta con chillidos de p"jaros marinos.9ostros de piedra tieneo simplemente blanco,antiqu!simo rostro de tierra roja,anterior al sol y a la luna,cuando sus montañas aún eran de famosos cazadores./a soledad le sopla sin descanso,el cielo crece y no le arranca su misterio,tal como la vieron los navegantes hace cuatro siglos.

'acia el sur se acercan las fogatas,hacia donde la noche o el d!a permanecen por largos meses.

$l viajero de las lluvias

4n aire maderero tiembla en la tierra húmeda.$lla aún tiene rastros de antiguos inviernos.

or las lluvias de junio deben andar cuatrerosacechando el cómplice rostro de la luna.$s la noche. /a noche y la tierra se parecenporque ambas est"n llenas de secretos y rumores.

+i padre sol!a dormir en ellacuando el cansancio lo sorprend!a en la llanura,con un sueño parecido al del oc&ano,como un "rbol tumbado vigilado por sus perros.



Ahora ser" una sombra que recorra de nuevosus comarcas terrestres de otro tiempo,a lo largo de las costas del #ury $ste de la %sla hasta 9!o @rande.Ahora, si viviera,

de seguro saldr!a en su caballocomo un espectro solo bajo el cielo,a contar sus estrellas,a verificar las tinieblas.#e detendr!a a observar las estacionesy sus rebeldes señales invariables(5#eguramente llover" mañanaporque las nubes han bajado sobre las montañas6.

$n sus sueños se echar" por los buenos caminoscomo una niebla lenta e imprecisa,y no dejar" huellas sobre el coirón mojado.$n desembarcaderos solitariosver" partir de tarde en tardeviejos vapores cargados de madera,o ver" regresar remolcadores trasnochadosen las mañanas grises,como en los tiempos de la fiebre del oroa fines del siglo pasado,con sus añejas leyendas de loberos.

ero la casa situada en cualquier lugar del otoñoser" la sola l"mparapara una sombra de viajero pluvialque retorna al descanso.

'e(enda de invierno



asa la 1ierra

asa la tierra de la noche,casi como una ventana que no se abrea la presencia de la lluvia.asa la tierra con su vieja cortezahumedecida y sola, como la primera vez.#u aliento no se detiene ante esta casa dormida.$s un viento despeinando una cabellera negra.

3 no tiene ojos esta tierra que nunca termina.3 no tiene descanso,como los r!os que la hienden.

asan los que primero vivieron en ellaconvertidos en bosques o en cerros,y un d!a desaparecieron detr"s de los planetas.asan mis antepasados muertos hace años.#on sus fantasmas que se mueven en un soplo.#on los que siempre vagan entre el agua y el follaje.

o termina de crecer este cielo lleno de voces,este cielo obscuro, endurecido de secretosque deja su sueño blando entre nosotrosy me toca con una mano de agua.

0onfundida de sonidos que no cesan,oculta bajo un cielo espeso y en constante vigilia,pasa la tierra de la nochecon sus sombrasy el misterioso olor de sus ra!ces.



<ueguinos

/os primeros hombres fueron hechos de arcilla obscurapor un antepasado que resid!a en el cielo.

#iempre viv!an alej"ndoseentre islotes rocosos,m"s all" del 0abo <ro>ardo por las últimas orillas del =eagle,donde las estaciones se parecen.0onoc!an el viento helado que soplaba desde el oc&anocuando se agitaban las ramas de los arbustos.$speraban que los primeros guanacosbajaran a las playas huyendo de la nievepara proveerse de su piel todo el invierno.

)e un roble hueco nac!an las canoas,mientras las mujeresbuscaban huevos de p"jaros en la primavera,:porque en otra &poca los "rboles no quieren;.

All! donde comienza la historia de algún bosquey la tupida cortina de la lluviahace pensar que llover" para siempre,sub!an pequeñas columnas de humodesde las silenciosas tolder!as.$llos sab!an abrigarsehaciendo arder leños enteros.ermanec!an a su lado como si tuvieran sueño,porque era hermoso ver arder un "rbol inmenso,retorci&ndose, rojo, en medio del viento y de la noche.

unca supieron de la muerte,porque recobraban el tiempo en el secreto del agua.ero viv!an alej"ndose del nortedentro de un roble hueco.

Ahora son los r!os y los montes,las estrellas rojas que atraviesan la noche.



Antepasados

All! nacieron.$n sus pequeños pueblos de maderaal interior de los canales.1odos ten!an la actitud de sus propias islasfr"giles y esbeltas como embarcaciones.Al borde mismo del mar nacieron,donde comienza el vuelo de azules horizontesy las ra!ces y su sonido se confunden.

o ten!an m"s preocupación que el mar,y siempre esperaban el regresode pescadores que se quedaron soñandocon sargazos apretados en los dedos azules,o conversaban de las cosechas,de las próximas lluvias.

+uchos de ellos se fueron como r!oshacia tierras donde ard!an fogatas en la noche,y los t&mpanos y las brumasresucitaban a los barcos fantasmas.

+"s al sur llegaron con sus conjuros y sus braserosa establecer la maravilla de sus sembradosy su harina tostada,sus sopas marineras y el pan moreno.

$ran los mismos chilotesde la mazamorra alegre de los domingos,de brazos poderosos para cortar leña en el monte,y que sab!an del buen tiempoporque las abejas se recog!an antes de la tormentalos que llegaron con sus quehaceres simplescuando el sur era todav!aun apretado silencio de estrellas y vigiliasy los "rboles mostraban tr"gicamente la dirección del viento.)eben haber llegado en el tiempoen que el invierno andaba enredado en ventolerasentre riscos que quer!an tocar el cielo,y las extrañas formas de sus islasnavegaban sin dudahacia callados y solemnes ventisqueros,como los grandes hielos errantes.



0onoc!an el secreto de la madera y de la tierracuando emigraron como p"jaros de otra estacióna esa ciudad casi perdida en la niebla./evantaron su techo en medio de otros techos rojos,

aunque todos en invierno se parecen.+uchas manos m"s han aprendido de sus manos,alrededor de ellas como un c!rculo,y muchas m"s heredar"n su agua y su greda.Algunos se han detenido como a descansardesde hace largos años,all! donde siguen ardiendo fogatas en la noche.



verend

ada detr"s de este silencio de roca,detr"s de estas ra!cesque piden eternidad a una tierra que no existe.3 no descansa el aire doloroso y perfecto,y la soledad detenida como un r!o del cielo,distante y profundacomo el parpadeo de los planetas m"s lejanos.

ada, sino pensaren la ruta extraviada de los barcosbuscando ciudades en la bruma,que a veces aparec!an debajo de la lluvia,o cuando el sol abr!a el horizontebrillaban como la nieve en las tres agujas del aine.

1ambi&n el mar sin tregua est" presentecon algo de humano y taciturno dentro de su bah!a,rodeado de una corteza petrificada y roja,inexpresiva y poderosacomo el sueño de los que se ahogaronlejos de la deslavada luz de los faros.

3 sin embargo, se suaviza su materia oleosacuando copia el vuelo de cenicientos petreles.

Al final,m"s all" de lo que no ha transcurridoy no conocemos, porque todo es m"s antiguo que el silencio,la noche y las aves obscuras se parecen,existen ciudades de oro donde nunca se muere,existe el agua y rocas manchadas por el musgo,y una lluvia que vuelve a construir lejan!asen busca de buena tierrapara que asomen los bosques.



/os caminos se alejan

/os caminos se alejan enmudecidos.#on como un r!o sordo en el paisaje,aguas que nunca reflejar"n polvorientos veranos.

/a ciudad quiere escaparhacia caser!os inmóviles.$s la llave encantadaque siempre hemos soñado tenerpara descubrir dónde se pierden.

/os caminos permanecen.#ólo esperan a las estacionesque lo cruzan como tropillas de potros,o como esos fantasmas de ovejerossepultados en la nieveque vagan con piños irreales.

/os caminos se alejan.*ueda el deseo secreto de partir.1odos conducen hacia la noche.#e bifurcan como los sueñosm"s all" del sur y la dimensión de sus cielos,donde la tierra olvida y se trizay sólo el aire es intacto y duro.



oches en mi ciudad

%Ave aterida en el último rincón de la tierra,desde donde procede la misteriosa eternidad de los hielosy del d!a no queda sinoel rastro de la nieve en los tejados,dueña de invisibles silencios y ausentes primaveras.

/os pasos penetran como fantasmasentre las calles enlutadascuando echamos a andarbuscando aunque sea la d&bil luz de las últimas esquinas,o simplemente cuando queremos huirhacia un tiempo tiernamente lejano.3 algo que no es precisamente una canción,nos quema la garganta,se confunde con la tristeza casi en secretoy nos revela que el vino y la amistaddel amigo que nos aguarda con su sencillo corazón de p"jaro,ser" el fuego junto al cual se recuerdeque la soledad canta como un gallo erguido en el albamientras afuera una vaga neblina casi sin l!miteses el mendigo que aún pide unas pocas monedas.

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Algún perro lanza gemidos a las sombrasa pesar que el cielo es algo que no existe.Alguien dice que mañana ser" igualy que añora los lentos p"rpados del verano.$l caf& es entonces la humeante alegr!aigual a los ojos de alguna muchachacuya imagen es la palabra que callamos,y de cuya presencia quieren liberarnos,los duros cascos de la escarchaque anda apretando estrellas en el agua.ara no olvidar las historias de los viejos cuatrerosque conversan con la pausada voz de las pampas,el viento debe andar escondidoarañando puertas en los galponesa los que nadie quiere ir en busca de leña.



Apenas queda fuego para entibiar el sueño de las palabras.0alles solas. $l reloj fatigado sobre la mesa./a lluvia desterrada."jaros

o quedan huellas de su paso,y el paisaje deja de estar inmóvil.

Aparecen invisibles colinas en el airecomo lejanas ciudades despu&s de la niebla.+"s all" de sus alas est" el sueñoque no podemos rehuirporque es una ventana abierta hacia la noche.

ada ha cambiado desde entonces,pero en el patio de la casalos p"jaros se posan en un "rbol del cielo,y el niño que somos,ha dejado algo abandonado,a pesar que el mar sonorosigue rodeando la ciudad como una gran muralla.

$l aire se ha llenado de c!rculos.

/a luz se pierde en el camino de otro d!acuando los p"jaros no cantan.ermanecer"n ocultos hasta el primer reflejopara trizar de nuevo la laguna de otro cielo.



+uelles

9eaparecen las despedidas.Alguien dejó olvidadas las palabras de siempre junto a la madera y los fierros./os muelles tambi&n quieren marcharcon sus gaviotas y sus grúas enormes.

4n humo negro hace m"s obscura el agua.

0ae un verano tibio sobre el último puerto./ejos, junto a los muelles rotos,yacen oxidados esqueletos de barcossacudidos por un mar espeso.$l tiempo echa ra!ces en sus costados./as leyendas isleñas se repiten por las noches.9esucitan iluminados bajo la tormentay como extraños espectros deformesnavegan de nuevo los canales.

4n pitazo hace volar m"s alto las gaviotas.$sta mañana apenas existe.#e aleja igual que palabras confusas.0uando atr"s ya no queden contornosy sólo podamos ver con el pensamiento,la 0ruz del #urseñalar" el camino del $strecho.



$scuchamos llover

- a /eón cqueteaux.$scuchamos vagar la lluviaentre el lúgubre sonido del vientoque borra lejanas comarcas en el cielo.

$n el patio,el sol se ha alejado de los rincones pobres.'a huido como las aves ateridasque buscan una puerta.

ada interrumpe el hosco silencio de la casa.$l gato ha buscado refugio bajo la estufa.Afuera habla la lluviaque azota las ventanasy abre anchos surcos en la tierra.

$scuchamos llover como hace tantos años.ada ha cambiado verdaderamente(los vasos, la mesa,las r"fagas que estremecen las paredes.

/as palabras se pierdencomo los estruendos entre los cerros.$l d!a termina. /as calles est"n solascon espectros de mansiones en ruinas.

+añana un vaho dulce se elevar" de la tierra,y sólo la cansada imagen del cieloquedar" olvidada en las charcas.

/a familia reunida

$ra la mesa con su alegr!a tan profunda,antigua como su pan o su vino,con su rostro blanco de todos los d!as,con los mismos gestos e iguales palabrascomo si fuera el agua o una puerta.

$ra el tiempo que se deten!a a escudriñary que no se notaba porque siempre se repet!a,



salvo la nieve que reaparec!ay se sentaba a ella como todos los inviernos.

+uchas veces rejuvenec!an en secreto,otras, ten!an la madurez de la tierra,

pero casi era una actitud invariable,un descanso, verlos otra vez de nuevo,aunque la ternura era brumosamente igualy sólo la muerte los asombraba.

$staban entre ellos como una vieja costumbrey conversaban en la última orilla de los años,perfectamente tranquilos desde tan lejos junto a la mesa o la ventanaescuchando fr"giles canciones de algún aguacero,sin temer nada, sin esperar demasiado,como el d!a de ayer.



+anos tejedoras

4n leño añoso son las manos de mi abuelacuando permanece inclinada sobre el huso,su herramienta m"s tierna.

#ilenciosa como un "rbol de la noche,es una forma inmóvil en la casa,en la actitud de leer largas cartas,adelgazando una lana obscura.1al vez es su manera de descansar sobre trigaleso de volver a sus otoñecidos caser!ostorn"ndolo hilo familiar y necesario.

$s como un nido de pichones entre nosotrosarrodillada despu&s ante la trama,hurtando un poco de soly los colores secretos a la tierrapara añadir claridad de agua a sus nobles choapinos.

arec!a, m"s bien, distante de las lluviasentrelazando hebras con lentitud de niebla.1oda la casa florec!a como un bosquetejiendo con sus maderos simples.

#abias eran sus manos confortablesque alejaban a todos los inviernos.Acogedoras como sus frazadas blancas y anchasque nos escond!an del fr!o.

/a conoc! curvada sobre su urdiembre todos los d!ascomo si encendiera el fuegoo dispusiera la mesa,mientras sus manos entretej!an sin fatigaventoleras de estrellas y vigilias.



4n r!o se aventura en la ciudad

4n r!o se aventura en la ciudad./as casas pasan lentamente.1ambi&n pasa el cielo inmóvilque a veces huye raptado por los p"jaros.

$l r!o trae el lenguaje de la nieve.$s el 9!o del 0arbón, que se adelgaza a veces.

Atr"s quedan los puenteshechos de maderas inmemorialesgastados por las lluvias.$l tiempo aún recogeecos de niños jugando en su arena.

$n sus orillascasas temerosas creen en un inviernoque vendr" de nuevocon sus grandes aguas de otros añosbajo una luz que no es del d!a,en medio de la niebla,como en el comienzo de la noche.

adie sabe si este invierno ser" igual.

$l r!o penetra en la ciudadcomo las sombras en los últimos barrios,la divide caprichosamenteantes de caer al mar.

#obre sus viejos puentespasan automóviles y carretas cargadas de leñahaciendo trepidarel simple corazón de la madera.



/a quinta de la casa

0rec!a húmeda al fondo de la casa,sin molinos ni acequias para regarla,porque siempre ha sido tierra sola.#in grandes girasolesni exuberantes vegetalespara saludar al cielo,porque est" bien as!con sus grises cercos de maderadeformados por el vientoy por un tierno musgo que se olvidó del sol.

#u actitud es la de innumerables inviernos,lenguaje de aguaceros que destiñen tejados.All! la lluvia es el campanariodonde no habitan palomas,y las tardes,una permanente leyendapara soñar sin pensar nada junto a la estufa.3 mi abuelo B que junto a la tierra envejec!a Bera un antiguo vigilantede huertos y cosechas,levant"ndose antes que el roc!o,con su pala y su cigarro a conversar con ellapara guardarla de las grandes escarchas.

Al fondo de la casa est" arrugada y durasin frutos ni perfectos molinos.ero las ra!ces tejen sus mansiones secretastodas las estaciones. $s su ternura fecundadacomo amadas l"mparas bajo tierra.

$ternidad de los rincones

Aún est"n prisioneros, llenos de musgo y tiempo,los viejos rincones de la casa.

0ada uno tiene su propio rostro de muchos d!as,parecido a la ausencia del sol,porque nadie se asombra del atraso de la primavera.

#on ecos taciturnos de los primeros juegos



imposibles de recobrar ahora. /a presencia del aguapara sonre!r con una fruta puesta entre las manos.#ilenciosos y eternos igual que antiguos mapassobre los cuales hemos soñado alguna vez,cuando emprender interminables viajes

era m"s f"cil que esperar un domingo sin lluvia.$ran los librosCa cuyos h&roes quer!amos parecernosCque se ca!an de las rodillascuando algún organillo alborotaba el silencio de la calle.$s el poncho de mi padreesperando su mano y su caballo.$s la memoria que sacude sus ra!cespara despertar a las cosas escondidas por temor al invierno,mientras en el patio amenazado por el granizola hermana anda llamando por su nombre a los p"jaros.

Alguien que viene a buscar olvidados secretosllega hasta ellos para renacer de nuevo.



/a visita

o he querido despertar el secreto del tiempo,por eso he venido en silenciocomo una hoja lenta bajo el aguaa este lugar donde todos descansan y sueñan.

Apenas se notaba la inmovilidad de los pinos,apenas el espacio era roto por palomas rezagadas.$l d!a era la paz que se levantaba de la tierra.

0amin& como en una ciudad abandonada.$l otoño ten!a el mismo color de la nieblacuando ir por sus apretados senderosescuchando mis propios pasos como si vinieran de lejosera igual que el miedo del niño a la obscuridad.

1ocaba las fuentes manchadas con un óxido violento,levantaba simplemente una hoja o una rama,palpaba las calladas moradas,palpaba el aire como si fuera un ciego,porque hac!a mucho tiempo que no estaba all!asombrado de cosas que nunca antes cre!a,y no sent!a el viento del sur refrescando mi carani la posibilidad de que el cielo cambiara de pronto,porque nunca antes me hab!a sentido m"s soloque mirando ese pedazo de tierracon flores buscando un sol que no exist!a,como si todo estuviera hecho para algo extraño,mir"ndome por dentro y queriendo saber.

#er" por eso que hay campanasque tañen para que nadie las escuche,campanas hechas de bruma que vuelan en la lluvia,y yo sent!a crecer la hierba y arrastrarse los gusanos,sent!a crecer la humedad como si fuera una muralla,y la palabra era lo único que pose!a./e convers& de todos estos años./e pregunt& algunas cosas,sabiendo que jam"s obtendr!a respuesta,porque a nadie podr!a decirlasy sólo porque estaba de paso.



/os fantasmas

- a Dorge 1eillier.'an de venir de prontopor una tarde llena de lluvia,a esa hora en que el panteonero se levanta desde el ..,en el antiguo cementerio,para soplar por la bah!ay calles inclinadas donde no reinan las hojas./as tinieblas caer"n con fr!ohasta hacer desaparecer las siluetasde viejos pontones carboneros.

3 ser" de nuevo la infancia desveladaen una pieza obscura, sin respirar casi.3 toda la casa estar" llena de ellosy todos ellos alrededor de la lluviay del viento que silba en los alambres.

As! transcurr!an esos d!asen una casa brumosa y encantada, junto a una abuela tiernacomo si fuera a nombrarla.

0uando era f"cil asombrarseante palabras llenas de innumerables secretosde los que alguna vez pasaronpor aquellos pueblos fantasmasdonde la muerte alejaba a los p"jaros.

#us voces los hac!an respirar y moverse en las sombrasalguna de esas nochesen que la luna y el mar se deten!anpara resucitar antiguas leyendas chilotas

de barcos iluminados con extraños tripulantes deformes.

As! suceder".orque me basta saber que el panteonerose levanta de nuevo desde el ..con aquellos que han perdido la memoria bajo la tierray me toca con una mano helada.



9egreso

4n d!a regresaremos a la ciudad perdidacomo las estaciones todos los años,como una sombra m"s en las tardes,preguntando por antepasadoso por el r!o en cuyas aguas se quebraba el cielo.

#er" en inviernopara revivir mejor los grandes fr!os,para ver de nuevoel humo negro de los barcos cortando el aire,para escuchar en las nocheslos pequeños ruidos de la nieve.

os sentaremos a la mesa como si tal cosaa probar el pan de otros d!as.4n p"jaro que cruce por la ventananos har" pensar en el bosque de pinosdonde el viento se revolv!a furioso.

1ambi&n preguntaremos por antiguos amigospensando quiz"s en el rostro de alguna muchacha.Aún existir" el bolichedonde se reun!an viejos campesinos.os invitar"n a beber y a conversarasuntos que nadie olvida.$l tiempo no es m"s que regreso a otro tiempo.:1odos nos reuniremos alguna vez bajo tierra;.

Alguien nos reconocer" a la vuelta de una esquina.#er" como venir a saludar desde otra &poca.



)ER*+-.E* /E % 0/-/, 19#23



$l organillero

3o recuerdo al organillero. 1odos lo recuerdan. /o recuerdo como si fuera mi propia casa, mi propiacalle en la provincia blanca. $s como una nota musical demasiado obsesiva. $s como volver a lainfancia demasiado lejana, contemplar por la ventana cosas tan conocidas, como la vieja melod!aque la recorre entera con la brisa alegre de la buenaventura.

$s como rescatar el volant!n anclado en un alambre.

/a melod!a antigua ya, desaparece en la próxima calle llena de barro, con el organillero y el hombredel tambor. /o sigue la chiquiller!a harapienta y bullanguera.

A la distancia, se escucha de nuevo, volviendo la infancia, rescatando el volant!n, como emergiendode la tierra.



/adrón de gallinas

$xperto escalador de sombras de donde parece venir o confundirse, es este personaje de la altanoche. $lla es su m"s propicia compañera, dispuesta siempre a franquearle puertas y cercados.

'ombre de la faena silenciosa, de manos "giles y de rostro impenetrable. )e ojos acostumbrados ataladrar oscuridades ubicando su presa.

/adrón de gallinas. /a expresión lejana que recordamos jugando, desparramados por todos lospueblos, por todos los desvalijados gallineros.

Avido tunante en su faena insólita, ah! va con su saco a trocarlo por mal vino o a calmar el hambrecrónica, escurri&ndose fantasmalmente, huyendo de la luz.



ajarero

*u& algarab!a de colores y lenguajes es el que arrastra el pajarero. *u& cuidado y qu& sonoridadesocultas adquiere su voz para conversar con sus p"jaros.

Acaso porque les ha quitado el cielo va ah! un poco inclinado con su paso cansino. Acaso porque elrumor sordo de las alas es demasiado persistente en sus anhelos de alturas, va caminando con laspalabras un poco hacia adentro.

$l alboroto sordo, los trinos coloreados y los pensamientos del pajarero se balancean lentamente enla altura cuando el pintoresco bulto avanza.

)esde m"s alto, all" arriba, llega una insistente invitación al azul, hacia todo lo inmenso, donde sonhabitantes de un alado reino.



7endedor de banderas

/a plaza de la ciudad y el sol en ella. 0ordial invitación para desterrar la pereza de la mañanadominguera. <iesta de la gente menuda con sus barquillos y sus globos. Alegr!a del color cuando seescurre entre todo eso el vendedor de banderas. 3 todas ellas en una sola asta, en un apretado haz,

como un solo abrazo sostenido.3 este hombre de nuestro pueblo, sabr" tener las manos dulces cuando trabaja su papel de volant!n.3 por sus manos correr" toda la angosta geograf!a, toda la fuerza de sus cambiantes elementos.

Artesano escondido, oficio entusiasmado. equeña maravilla que sale de los tres trozos de papel decolores, con su sola estrella, guardadora de sol y del invierno.



<lorista

0on la flor en la oreja y el estribillo saltar!n en la boca, semeja la estación m"s propicia que hallegado en su gran canasto de mimbre.

asea a todos los jard!nes en su brazo vigoroso, a todos los huertos, a la tierra misma. #e llevatodos los colores y todos los aromas de una vez en su chorreante y alegre mercanc!a. $lla vestir" defiesta la madera de la fiesta familiar. $star" junto al pan en este encuentro de los rostros y lasmanos.

A lo lejos, el grito estentóreo del hombre de las flores rompe en dos la mañana y la calle por dondequeda flotando levemente el mensaje de la estación propicia.



apeleros

acen de la bruma de las mañanas. o pueden venir sino desde el invierno mismo. %ncorporados a&l como saliendo de su centro enfermizo.

%nclinados sobre la tierra, inclinados sobre innumerables tarros como buscando su propio rostro,desaparecen cada d!a devorados por la angustia.

/os he visto absortos e indiferentes al despertar de la calle, hurgando entre los restos, ubicando lacristalización del pan de cada d!a, el calor del lecho pobre y el vino indispensable.

1rashumantes personajes de las puertas, desgreñados y p"lidos, con sus cabellos humosos, con suenorme saco de tristezas a la espalda, irrumpen en la vida llenos de pesar, descoloridos y friolentoscomo sus sueños echados a perder todos los d!as.



Afilador

=rota el chisper!o del gran molejón, como diminutas estrellas fugaces. Araña el aire su materiabreve. $l hombre del cuchillo y su trabajo inclinado. /o rodea como niebla un largo ruido seco y elnecesario y acompasado ritmo de la rueda. resencia necesaria de los barrios obreros es su magra

figura.



)esde lejos llamar" a todas las puertas.

1odo es luz en sus manos( las chispas y el hierro esmerilado con sus met"licos reflejos. 3 su ruedano se detiene, y su ruido lo lleva a todas partes. )estellar" un momento la herramienta que volver" aser útil en su elemental manera de partir los alimentos, antes de perderse en los vericuetos de otra

calle, llamando a otras puertas.



)+E%-* %4R-T+R+*, 192

7iaja la 1ierra y la circunda el mar



7iaja la tierra y la circunda el mar,esta tierra tan dispersa en este mar tan misterioso.#i ella cambia de lugar, su voracidad nos acompaña sin descanso,si nos alejamos de &l, sigue resonando en nosotros.

o hemos elegido esta tierra,ella nos habita desde entonces con su luz nocturna,con esa claridad que precede a las lluvias,con la nieve que blanquea en las noches de los "rboles deformes,con su oscuridad m"s honda en sus vegetales dormidosy con todo lo brusco del comienzo de sus cat"strofes.ara acostumbrarnos a ella invocamos al sol.

o hemos buscado esta agua inmemorial,esta agua que nos inunda y nos devora implacablementeaunque hemos vivido rodeado de su humedad salobre,porque de su centro vertiginoso nace el oc&ano verdeque todo lo contiene en su resacacomo de su vastedad el horizontecomo de su forma extendida su agitar armonioso.

o se logran reconocertodos los seres separados hoy por las aguas,no se pueden reconstruir todas las vidasen esas casas que tambi&n se alejan,seres y casas que en la bruma de la distanciasólo nos dejan rostros disolvi&ndosecomo un espejo frente a otro, hasta el infinitoen estas tierras que se separan en silencio.

7iaja la tierra y la circunda el mar,esta envoltura alada que se desplaza lentamentecon todos los ausentes que llevamos en nosotros,con los nombres de las cosas en un recuerdo blanco,con sus fantasmas del tiempo emergiendo de los hielosy el invierno invariable como un caballo solo en la llanura,sus vientos rehaciendo el miedo antiguo,con su soledad compacta trasmitida a la sangrede donde hemos devenido como del fondo de un gran est!opara ser testigos de algo que sólo intuimos,de lo que nos toca con su soplo bajo un cielo intactoen este desplazamiento rodeado por las aguas.



$l domador

'ombre y caballo fueron hechos el uno para el otroy desde un comienzo para medir sus fuerzas.ero el hombre ten!a un lejano secreto

que era al mismo tiempo su orgullo mar!timo(su destreza y su sabidur!a que dominaba a la otra,la otra que era tempestuosa y desbocada por los horizontes.

3 porque era para estar en el mar o en un caballo,&l, con los pies sobre la tierra era lento y taciturno,con la actitud de un "rbol poco firmeo la de un hombre que no sabe su casa,tan alejado y enigm"ticocomo si el r!o de su sangre se hubiera detenido.

1en!a que ser sobre un potrodonde recobrar!a su estampa poderosa,su remota estirpe de amansador de otras praderaslegada por un antepasado.

'ombre y caballoser"n una lucha sorda amarrados con cólera,un desorbitado abrazo que gira y cae en la soledadfrente al ramalazo tenaz del viento del oeste,trizando el espejo de ese espacio inconmensurablecon un rumor acezante y primitivo,con un estruendo que no se contiene y devora las colinashaciendo retemblar la llanura y sus r!os ocultos,perseguidos por la feracidad y violencia de esas tierras desenfrenadas.

*uedar" exactamenteuna nube de polvo y briznas de coirón que comenzar"n a alejarsey un aroma deforme y espeso de sudor y fatiga.

$ra la ra!z que lo transfiguraba,el m"s gr"vido de los secretos pronto a derramarse,su ciencia elemental para saber la lluvia,su manta dispuesta a todos los pamperos,el del rostro curtido y el del silencio determinante.

Ahora yace derribado por un caballo antiguo.



1ijerales

Al alba dejaban atr"s las últimas calles de la ciudady si internaban por los cerros cercanosseguros y confiados como en busca del mar

que resonaba al otro lado de esas colinas.1odos eran costeños.)ejaron sus pequeñas islas y sus aldeaspor este viento norteque se les echa encima a lonjazos,por esta dura escarcha y esta tierra violentay nunca les he preguntado por qu&.

or eso re!an al reconocer el aroma antiguo y salobre del marque los persegu!a con su feracidad desenfrenada,sus años sin memoria y su sabidur!a.

A veces recordaban que un navegante las maldijo,pero ellos llegaron aqu! y no podr!an estar quietos.)etenidos en medio de la noche,sus palabras atravesaban lentamente el tiempo(en ese sitio desafiar!a firmemente al viento y la lluvialevantada por sus manos, de donde todo nac!a.

+ientras se descansaba de la jornadaalrededor del pan y del vino,me conversaron que todo lo que abarcaba la vistaera el fruto de largos y fatigosos años de trabajo.:#on tus antepasados B me dec!an By los de los que est"n poblando estas colinasquienes ayudan con su sangre a alzar estos cimientos;.

Alguien miró el cielo para vaticinar el buen tiempo,echó una mirada a los tranquilos espirales de humode las casas vecinas,tomó su martillo y silbando un viejo airese alejó por entre los maderos reci&n levantadospara estar con ellos hasta la ca!da del sol.



/as noches blancas

3 era una luz que parec!a estar a toda hora,cuando los d!as comenzaban a crecercurv"ndose hacia lentos pa!ses nevados.

#e transmit!a sin l!mitesen un quehacer casi silenciosodesde los cielos rojos y llenos de colinasdonde hasta tarde navegaban los p"jaros.1ambi&n parec!a venir por el marcon un rumor misterioso y un color ceniza.

Antigua claridad de los hielos que se quedó all!desde la primera noche polar,verificando un remoto rito que deten!a las sombras,pero que al mismo tiempo transcurr!a.

#e estaba con nosotros largas horascomo si nos quitara el sueño o el cansancio,envejeciendo con los pastos y el viento.

0omo un recuerdo que lo inunda todoemergen esos d!as meridionalesdesde el tiempo del hombre que perdió su sombra,porque esas noches lejanamente iluminadasvenidas por el hielo, el mar y el cielo rojo,no parec!an extrañas en la tierra dispersa,rodeando esa casaperdida en un gran soplo blanco.



/os silencios

A veces en la casa lo único que se o!aera el crepitar de la leña en la estufay el acompasado ruido de la devanadera

en la que se absorb!a la abuela.1odos reunidos y todos silenciososcomo llamados a presidir solemnemente el invierno,con una actitud igual que en el sueño de las nochespero con dos vidas detr"s de esos años(una, con miles de "rboles blanqueadosy otra, que deja crecer el silencio de ahoracon la ventisca alrededor de esta casa.

$l crepitar de la leña les devora las palabrasy las vueltas de la devanadera los aleja y los adormece.

or dentro la casa es un silencio de madera,pero despu&s de tanto tiempoalguien se mueve de su asiento y se acerca al fuego,porque alguna gota de lluvia rezagadaque burbujeó en la tinaes motivo para comentar brevemente sobre el cielo despejado.



4rdimbre

$ra la mano sarmentosa de la casaque cog!a tiernamente el albo ovilloy lo hac!a rodar por la madera.

1oda la pieza se iba cubriendocon una ancha capa del color del agua puray toda la casa era una islallevada blandamente por el viento y la corriente de pleamaren medio de un gran silencio blanqueado.

$ra la misma nieve tra!da por esa mano que ahora no me toca,una mano que no se cansaba jam"sde escoger las semillas para las siembras,de buscar los juguetes abandonados,de elegir los maderos en un bosque brumoso una mañanay transformarlos en dulces herramientas pulidas.

Algo cambiaba ante mis ojossin que se pareciera a ningún secreto,como estar detenido bajo un cielo demasiado vertiginoso y viajar con &lo frente a una pradera con una figura en cuclillas ante m!.

+i brazo era el que se cansaba o distra!aen este quehacer que se jugaba de rodillas,pero del otro lado de la praderasurg!a la voz que me llamaba por mi nombre.

Aún no terminaba de inclinarme con un gesto de estuporante el ovillo que desaparec!a,la trama que avanzaba hasta alcanzar la otra orilla,cuando de pronto el silencio de la casa se hizo m"s hondo,como si la enemiga del invierno,cansada de buscarme en torno suyohubiera decidido deshacer toda la urdimbrepara volver sus ojos gastadoshacia la luz de su aldea desde donde llegó para conocerme.



/os vientos del verano

)icen adiós desde todos los rinconesy regresan huyendo del cielo,enredando inútiles cordeles en las jarcias

de viejos veleros que nunca zarpan.$sto del viento,es un asunto que ya nadie comenta demasiadocuando en la mesa se reúnen el pan y la amistad.

#i escuchamos en silenciolo oiremos alejarsecomo si se ocultara para siempre entre ruinasy volver como esos fantasmas del tiempoa sacudir con fuerza las puertas y los postigosque olvidamos cerrar,asustando a las aves del patioo jugando con sombreros como si fueran p"jaros.

Alguna vez hemos escrito en un simple homenajeB en el polvo que tra!a desde los cerros Bun nombre de esos que nunca envejece.

Alguna vez, vientos tristeshan sido las manos rugosas de mi padrecuando se preparaba un mate amargoo cuando tañ!a una vieja guitarra campesina,el d!a agonizando entre silbidos del vientoy "rboles sin hojas y sin lluviapara multiplicar la luna en la ventana.



4n dia Eren no retuvo sus llamas -F

o hay otra manera de reconocer los hechosque situ"ndose muy lejos,Ccomo desde mi casaC

tal vez apenas suponer algoo aferrarse casi con desesperacióna ese modo inquietante y diabólicode detener la tarde.

$xactamente igual te detuviste ante m!,morenamente agresivacon tu ternura y tus palabras llenas de fr!oa pesar del solque no retuvo sus llamas.

-F Eren( palabra de origen ona que significa sol.



$ncuentro

/a ciudad estaba quietaesperando la ca!da de la tarde con sus grandes nubes rojasdetr"s de esas colinas

que a la distancia cambian de color según el d!a.3o regresaba a dialogarcon los que aún viv!an y me esperaban.)esde tan lejos siempre recib!a noticiasde todo y de todos, pero no era lo mismoque estar ah!, perfectamente desconocido,mirando hacia todas las calles y rincones,libre de caminar a cualquier ladocon sólo desearlo.

A cada paso encontraba algo que me hac!a cambiaraunque las cosas segu!an all!, inmutables,como dispuestas a llevarme de regresoa las mañanas claras y remotas de la m"s remota infancia.

1ambi&n la permanente presencia del marme saludaba agit"ndose a lo largo del $strecho.Apareció de pronto, lejana a mis sentidos,como si emergiera del mismo silencio de la calley de la alegr!a de mis viejos hallazgos.)espu&s de tantos años,era absurdo encontrarsesin tener tiempo para sorprenderse o saludarsey sin que sucediera simplemente nada.



$del>eiss

0omo una sombra de la luz blanca del hielocreciendo desde el secreto del agua m"s dormida,la primavera de la tierra te hace m"s distante,

tu transparencia azul aleja al mar m"s oscurovigilante del poderoso vuelo de las "guilas,breve estatua impalpablesacudida por el viento de la cima,los vientos de la cima de las noches m"s vertiginosas.

#ilenciosa en tu forma,resplandeces en el d!ainvisible l"grima pura del cristal de la escarcha,pronta a emprender la huida del preocupado terrestredonde nadie habite m"s intacta en tu meridional altura,en la atmósfera enrarecida de tu centro aparentelejana al aire c"lido que rondan las colinasflor precisa del invierno del que sabes brotarextraterrestre hija de un recuerdo blanco,porque alguna vezlos hombres de los valles de ti tuvieron noticiasy entonces asomaste a la estancia de sus ojos m"s hondos.

)e ninguna ra!z,de ninguna rama te desprendes,pero de pronto destellas como la emersión de un astro,de ningún tr"nsito,de ninguna orilla del tiemposino de la memoria de los que creen en tu espera de las cumbres,sino de los que te adivinan en el espejo del cielode tu casa ignorada que gira con la tierray con la boca que quiere empañar con su soplo tu vaso l!mpido,con el rostro que busca su imagen en el lugar de tu llamadoal pie del muro hacia altas migracionespara el hallazgo de la mano tr&mula que toca un sueño.



Ausentes en las habitaciones

'acia el centro de la tierra m"s dormida,ese espacio que invariablemente se invoca,hu&sped extranjero donde habit& alguna vez

cuando los que un d!a amamos ya no respiran junto a nosotrosy retornan a su fr!a oscuridadgastados y sin asidero,ausentes de su propia partida,desconocidos que vagan por los crepúsculos del est!ocon un sinnúmero de preguntassin saber que ellos mismos contienen la respuesta.

'e ah! un espejo que ya no reflejar" sus rostros,la primavera que asoma y no comprenden,la resonancia del mar al pie de la ciudad,el cielo que desciende blandamente con nieve de otro tiemposobre sus materias agrietadas lejos de toda luz.$vocados en silencio en las habitaciones vac!assalen de mi substancia solitarios en sentido opuestocomo contemplar mi lenta sangre reunida,la lluvia inmemorial que no odia a la tierracomo al que lo despoja del "rbolal "rbol de sus nidosa los nidos de sus p"jarosa los p"jaros de su espacio vitaly a esta orilla sin l!mitesla actitud de regresar reconcentrado a mi antiguo origen.

#in aquellos que entonces nos guardaron fidelidad,los desaparecidos abrasados en su propio fuegono reconocer"n mi rostro entre otros seres.)esprovisto de los que ocuparon un lugar a mi lado,vegetalmente desmedido,tan absorto como que reconstruyo por última veza los que cruzaron tantas veces estos umbralesno sabr!a reconocerlos en sus nuevos afanes terrestres,porque no miraron por dentro la l!mpida fuenteo no supieron amarnos sino de manera forzadavertiginosamente p"lidos por llegar a sus muertes,situados tan lejos que realmente no me asombracomo si nunca hubieran estado dentro de m!como si jam"s me hubiera movido de mi sitiocomo si la inmensa noche girara con la tierra alrededor de mi centro.



$l fruto invocado

$s un fruto oscuro el que ahora invoco,un pequeño c!rculo rescatado de la noche.A su conjuro regresamos desde cualquier lugar

hacia el mismo punto del que un d!a nos alejamosolvidados los ojos donde hemos dejado algo nuestropara reencontrarnos con ese espacio imperturbable que nos pertenece.

Alguien se nutre agridulcemente de tu cuerpo,alguien que no est" solo en las colinas húmedassino con todos aquellos que probaron tu sabor,los primeros que dejaron tras de s! otros nombres, otros soles,los que permanecieron junto a t! con el viento m"s violento,el viento m"s violento que no logra derribartey empuja y deja a la deriva a las casase inclina a los transeúntes de tanto luchar contra &l,porque en un principio el pasado es una fugaque sólo el retorno logra detener,alguien que se ausculta devor"ndosey evoca tu breve materiadesde la sombra de su ser m"s sombr!o.

$s un regreso para encontrar todos los rostros,la vida transcurrida que abarcamos de una mirada,l"mpara que albergamos en un gesto muy puropara el nuevo hallazgo en la región del gran silencio,de la memoria que llama a una puerta dormidao de la sangre que cumple el deseo imperioso de su caucede encontrarte con esa luz que no termina nuncao se apaga de un soploen esas tierras dispersas que alguna vez estuvieron reunidas,cumplido el rito que oscurece la bocabajo un cielo en vigilia.

$s un fruto oscuro el que invocaremos un d!a,el fruto del invierno de la orilla de la tierra,resplandeciendo en el hondo recuerdocon su forma frutal de calafatepara el regreso tan esperadocomo un acto muy dulce.



$l fantasma del faro $vangelistas

/ejos de las señales de la costa,sosteni&ndose en las honduras m"s remotas del planeta,como cuatro sombras emergiendo del mar.

#ólo el tiempo m"s all" de los archipi&lagos,el tiempo convertido en un horizonte desesperadamente vac!o,en un viento tenaz que se adher!a con estruendoa un agua espesa despedazada sin descanso.

ada interrump!a esa soledad sin principio ni fin,ni siquiera el paso del d!a a la noche.ero entonces deben haber temblado los ventisqueroscuando esos grandes continentes que erraban bajo el marsurgieron, tal vez, como enormes cet"ceos heridososcilando de una manera lenta y extrañadesde milenarios cataclismos marinos.3 girando sin t&rmino en medio del oc&anoB dueño del origen que no revelaporque sólo el mar conserva para siempre sus secretos Best"n insólitamente eternas,extraviadas en la niebla, m"s lejana y lúgubres,como de regreso a su antigua soledad,la soledad de la piedra y el agua.

3 era un agua rigurosa penetrando la rocacomo el silencio en una casa grande,construyendo oquedades en su eterna resaca,con la sal incrustando su pequeña materia,encerrando en un anillo blanco ese mundo inaccesibleen un proceso exacto,empujado hacia las últimas orillaspor el desolado viento del $strechocon sólo musgos y l!quenes creciendo en sus replieguesbajo el peso de otras constelaciones.9omp!a ese aire petrificado y de humedad duraaleteando brevemente en solitarios c!rculosel vuelo brumoso y negruzco de :/a 9emolinera;como un minúsculo signo de vida vivaz y aterido.1odo lo dem"s era lejano y oscuro en los cuatro peñones.

/a muerte era aqu! un presagio violento,un material indispensable que respiraba en las sombrastorciendo el buen rumbo de las embarcaciones,alej"ndolas del soplo blanco del faroque desafiaba verticalmente la negra alturaentre amuralladas y grises paredes de granito,



necesariamente expuesto all! para horadar la noche,guiando a los nav!os errantespor laberintos de escotaduras, canales y arrecifesque aparecen y desaparecen entre las borrascas y olas del oc&ano./a muerte en la tormenta, silenciosa y fr!a

entre el abismo del mar y del cielo.Aqu! fue una certeza terrible y ver!dicaque se clavó como una mordedura delirante entre dos guardafarosprisioneros de los interminables meses de la soledady de esos elementos desatados sin clemenciaque los marcaba implacablemente con su aliento helado.3 como un origen impiadoso de la locura,sin ninguna posibilidad de vivir alejado despu&s de ella,un gran solitario sent!a crecer el silencio como un escalofr!oviendo detenerse poco a poco el tr"nsito terrestre,la palabra y la fatiga del compañero indispensable,sin poder impedir el llamado de esa fuerza ocultaque reclamaba lo suyo cada minuto entre r"fagas de viento y agua,pavorosa e imperativa en su requerimiento,mordiendo lentamente su carne lacerada,queriendo retenerlo para siempre en sus acerados roquedales,dej"ndolo m"s habitante enloquecido en su alta torre,dueño absoluto de ese fanal del buen rumbo,sólo un autómata alucinado y friolentoenvolviendo dulcemente su cuerpo en alquitr"n.#ueño debe tener el que bajó a errar por el marvencido por ese letargo pesado y poderoso,y ya nadie podr" despertar sus ojos fijos,y no tendr" descanso vagando por paisajes sin colinasinmaterial y desvelado por sobre el roquer!o,apenas un pequeño grito que gira y cae y no se oye jam"sretorna y se pierde por paredes resbalosas de algas y brumas,absorto e impalpable en su mundo l!quido,rodando por la lluvia intangible y taciturno,sus pasos despeñ"ndose por las concavidades,desamparado como el último ser de un planeta destruido,empedernidamente solo en su viaje sin reposo,derramado y transparente como brotado de la luz o del hielo,fr!o como el aire tenso desde antes de su vida,arrastrado m"s abajo,hacia un tiempo sin pasado y sin medidasu muerte alquitranada,su sombra imponderable.



0olinas que han dejado de ser

$n el oc&ano de esas nochesme detuve con mis signos, dispers"ndomede aquellas colinas que han dejado de ser,

-hoy deben estar pobladas de tejados rojos,de la nieve sobre la soledad de los domingos,de esa agua helada que nos ha rodeado siemprey del fuego, que nos separaba del invierno.

4n tiempo definitivamente transcurrido y olvidadopor esa decisiónde esconderse cerca de este otro lado del mar.

Ahora era tu voz grave,grave como madera resonando levemente tocada,tenazmente alejados de lo que no fuera ese secreto,dispuestos a dejar atr"s lo que nos hab!a afrentado,a rehacerlo todo en esta casa perdida bajo el cieloen una alianza de pronto despertada.

$l silencio tambi&n era un silencio lleno de vocesque con el sueño llegabacopado con los sonidos ocultos de la noche y la tierra.

#in duda eras un horizonte ausenteblanca y dormida,la que no me oye en su humedad salobrepero en un gesto repentino me acerca,m"s que la espuma prepar"ndose desde lejos,distante de tus ojos oscurecidos por la tarde.

$ras mucho m"s que el fr!o aire de la madrugadaque nunca logró penetrar en ese pequeño escondite cerca del mar.



#el? nam

$ra en la tierra distante y en el comienzo de las fogatascon llanuras azotadas por despiadados vendavales,cruzada a veces por las bandadas de caranchos o bandurrias,

con un sol leve arriba como de otro tiempo.$s posible que no siempre haya sido as!,como aquellas numerosas lagunasque se formaban en invierno y desaparec!an en veranoentre cadenas de montañas que se mueren de pronto en el 0anal =eagley bosques espesos de calafates, maitenes y canelos.

$n esta espesura ant"rtica,en ese pesado aire vegetalcargado con el aroma deforme de gigantescos "rboles podridosdesde el comienzo del $strecho hasta avarino,aparecieron en medio de la lluviacomo salidos de remotos continentes de hielo,igual que arrancados del tiempo de la luz blanca de la noche,en el origen de la gran familia.

ómades de su propia lejan!a,cruzaban los silencios con la vieja sabidur!a de sus dioses,sabedores de la magia de la <estucaque crece al sur de 9!o @randey que antes de botar sus hojas verdesse transforman en un admirable púrpura de otoño,dueños eternos de su primordial soledaden sus fr"giles toldos, cónicos como campanarios.

#ólo les bastaba el roble para sus arcosy el mar para su alimentoantes de la simple faena de sus muertesa tantas libras esterlinas la cabeza,y aún pod!an celebrar la llegada del buen tiempoadorn"ndose la cara con colores de tierra rojao de huesos calcinados de guanacos.

7enidos desde el agua,m"s bien desde los hieloscuando los polos empezaron a desplazarse,hoy se alejan acurrucados dentro de un tronco por los archipi&lagos,hacia la misma soledad de sus sueñosparecido al m"s profundo sueñode esa tierra milenaria y extraña,confundi&ndose con la bruma del mar,



del cielo y de las piedras,a integrarse para siempre en los astros, los cerros y los fiordos,a petrificarse en el agua.



)esde esta casa antigua tan ajena a esas otras

$n cada cosa inmóvil en la nocheest" ese tiempo inmemorialque me devora como un fruto extraño,

m"s que un antiguo sueño rezagado en la sangreen que es dif!cil distinguir los rostrosy en su anillo difuso nos envuelve,nos destruye y nos alimenta.

#in saberlo hemos vivido atentos a ese rumordel que emergiste extranjera y pensativa,extendida junto a m! como una gran llanura blancade regreso a mi origen meridional y tenso,recuperado parte de ese espacio desconocidodesde esta casa antigua tan ajena a otras,como mis rasgos heredados que eran al propio tiempo los tuyos,en que no me sorprendo de tu boca que ahora me llama,ni de tus manos abiertas,ni de tu gestoque no te esconden ni te alejan.

/as palabras fueron hechas para esa l"mpara de las sombrasque revelaron tu isla tallada en milenaria cancaguahasta ser tierra derramada violentamente al sol.#upe de la primera vez que viste florecer los muermos,de tus ojos por las olas m"s altas y sonorasen su peregrinaje sobre el mar,del retorno incierto de las embarcaciones del albacruzando dulcemente los canales chilotesy arriba el vuelo amplio de los cheyes.

)e tan atr"s de esos muros,como un recuerdo dentro de otro m"s fecundo,el arco iris y su curva silenciosasobre la isla de las tardes rojascon ese claro juego de la luz y el agua como único rastro,el rodar de las piedras por las colinas,terruños donde los parientes lejanos viven sin prisa, taciturnos,donde las tempestades armonizan a los hombres.

$sta tierra neutra que nos amarranos ha ido transformando lentamente(tengo un rostro desconocido que no recuerdo,est"s con un pañuelo de aldeana frente al r!oriendo fuerte y segura bajo el soly no puedo sino pensar en los tuyos o los m!os



con negros rebozos entregadas sin fatigas a sus faenas,est"s sin tu infanciatemiendo a los pequeños y rosados gusanos de las siembras.#oy en cambio,el que en cada pliegue del d!a o la noche ve tu rostro,

las sombras reunidas o todos los inviernosen el centro de esa transparencia,humedecido corazónen el que nunca habitar&.

o pesa la nocheconvertido en un fantasma m"s entre las paredes,alguien con la certeza de haber respirado tu proximidadpor esa orilla distante donde callas,casi ausente en la actitud del cielo m"s profundo,iluminada nieve cubriendo una tierra obscura.

Absolutos e id&nticos despu&s de reconocernosante esa puerta que nadie m"s puede franqueardonde te continúas en otros tantos silencios,aquel que se devuelve de su sueñocon la ternura con que quiere decir un nombrees el único que puede dejar en tus manos:este vaso con agua de la flor del yatui para el olvido;.



$l rostro en la proa o la ruta de Allan Gilliers

3 luego de la llegada del invierno,una mañana llena de una ceniza dulce,desoladamente solitario buscando algo perdido en la memoria,

el último vagabundo extraviado por los rincones de una casaa la deriva y silenciosopara dar al fin con la cara perdida en el fondo de un libro.

:...y recuerdo igualmente mi juventudy el modo de sentir que nunca m"s torna a nosotros...;

Doseph 0onrad era entonces el que emerg!a de un espacio oculto,el paisaje del est!o por una ventana entreabierta,las calles crepusculares de la ciudad recostada en sus muellescon la nieve que iluminaba y florec!a en los "rboles secos.$n las horas solas la palabra era un alimento indispensable,un sueño migratorio hecho de su propia substanciacomo un cielo invocado adquir!a distintas formas,el d!a m"s taciturno, la lluvia m"s secreta,el m"s tibio rincón en el conf!n del mundo,el aire limpio del merodeador de latitudes,el del viajero empedernido por los mares del riente.

)espu&s su rostro difuso fue saliendo de las sombrasbrotando de la madera con sus claros perfilesde una mano que modelaba un recuerdo compacto,una fruta transparente para mirar un "rbol,un corazón conmovido perfumando en su centrocomo una pura l"mpara en la proa de un barco.

3 as! un d!a Allan Gilliers salió en busca del marhacia milenarios reinos colmados de secretos.0on la mirada transitando por un cielo en fugaera un hombre abstra!do en su casa mar!tima,su propia voz llamando desde otras orillaspor la bruma como en un sueño demasiado lúcido,con ese rostro dormido en los astros que retornaba a sus dominios,hacia todas las tierras lejanas por revelary las estrellas m"s altas con su temblor fr!o.

$ntre olas como columnas o catedrales,cayendo en los abismos m"s hondos del marcontra el cielo inmóvil brillaban los tres m"stilescrujiendo de potencia en un l!quido espeso de "rboles pulpososen busca del extraño pa!s de los s?úas Hlos p"jaros obscuros que adivinan la muerteH



o bajo el vuelo luminoso del albatroshecho de la misma poderosa materia del viento y el agua,esa agua tan fr!a que 5dol!a & quemaba como fuego6.4n corcel brioso era la blanca arboladurarompiendo el aire tenso y el estr&pito de los ventisqueros despedaz"ndose

en un temblor que inundaba hasta las nubes grisesen su singladura invariable,el húmedo mascarón inconmovibledonde el silencio no tiene sentido,mientras doblaba el eñón del 0abo de 'ornosbautizado as! por un capit"n holand&s en recuerdo de su pueblo natal.

or la tierra cruzaba un desolado viento blancoresonando en la sal y el sueño de ese rostro tan ausentesiempre hacia la posibilidad del horizonte y sus otras señalesen un sol de otro tiempo sobre el sur dispersoy sus moradores nacidos de la luz de los hieloscon un dormir sin t&rmino en sus bosques de coihues,por derroteros de las dalcas chilotas hacia lentos villorrios,resucitando los fantasmas de bucaneros antillanos o de pa!ses nórdicosy de los que quedaron a la deriva buscando ciudades en la niebla,por la estela de las proezas en balsas de magueyy los arcabuces olvidados entre el fragor de la tormenta,por los declives de los que retornaron con 9obinson 0rusoeel solitario de los perdidos d!as de la infancia,reconstruyendo toda la ruta de la piragua de Dos& de +oraledala misma que nos har!a soñar sobre su carta de la @ran %sla,navegando como en un cielo nocturno por colinas sumergidas,saliendo del tiempo despu&s de un largo invernarcon el rostro de 0onrad como una l"mpara que alejaba la nochepara que as! Allan Gillierssiguiera buscando los materiales que los unir!a eternamente al mar.an pasado a llevar. #ólo despu&s de ese ejercicio, alzó

-$l último verso ininteligible



6u7, tras esos muros, 198#



*u&, tras esos muros

)esde afuera, qu& intriga.*ui&nes habitan esa d&bil luz, indeterminada l"mpara.*ui&nes son los comensales, qui&n el que no est".

*ui&nes los moradores, all" de sus visillosprolongando sueños con silencio de abejaescanciando en un gran rito rojo.

*u&, tras esos muros que detienen nuestros pasos.0ualquiera habitación es extraña, nos fecundacon su misterio y debe transcurrir algo m"s quela simple complicidad de la noche.0uerpos, rostros y manos colmando un hondo hallazgo,muros que los protege, mesa que los perfuma.

<eroz en el ausente tras esos muros.=ienvenido el que llega a reencontrar su lecho.1odas las estaciones semejan casas incógnitas./a abstra!da presencia de llaves, de ventanas, de puertas,son muros infranqueables para no profanar todas las vidas.

*u&, tras esos muros,espesos de guardar una obstinada intimidad tan invencible.



uertas

*u&, tras esas puertas.)e cu"ntas puertas est" hecha esta casa(puertas abiertas, entreabiertas y sin abrir, distintas,

de belleza solemne para rostros amados.or una puerta misteriosa nos han introducido alguna vez./a reconstru!mos confusamente,casi ausentes en un d!a terribleno parecido a otro, sino un d!a único.

$l comienzo de la infanciaquedó aprisionado detr"s de su madera.

ero de cu"ntas puertas est"n hechas nuestras vidas,cu"nto material nos inunda para acostumbrarnos a ellas,dueña de sus secretos y visitantes al mismo tiempo,habitantes de un cielo tan vertiginoso que nunca permanece,desconocidos que buscan reencontrarse en otros semejantes,en mundos diferentes,entre puertas ajenas.

1odos son comensalesdetr"s de esta puerta que es la mesade todos aquellos que perdieron el sueñodesnudos y en actitud de golpear,cuerpos húmedos,"ngeles a los que tiene que o!r y proteger.

A nadie cerraremos nuestra puerta.ara siempre estar" propicia al llamadoen el d!a largo de luz y sorpresas devorantesy en la noche ciega que nos agobia como una tierra oscura.



9eloj, rostro cansado de la casa

*u& silencio el de esta casa.$n ella el viejo reloj es el rostro cansado del tiempo,un anciano apacible que dormita en la tarde.

#omos los protegidos de su postura inmóvil,guardador que nos turba con su presencia determinante,pero nos señala con su ojo c!clicodesde cualquier lugar de su propia orilla,porque el sol es viejo ya cuando lo miramos por primera vezy la noche es ingenua cuando reparamos en ellacomo habitantes y prisioneros al mismo tiempode su ritmo imperturbable.

/a nieve fr"gil de este d!aB nos recuerda la lentitud apresurada de la sangre Bdesciende con la luz de los astrosy nos acostumbra por horassilenciosa ella misma como el tiempo en su esfera./a muerte desde all! no se ausentay la vida de todos nosotros es un fruto que nunca envejece,el fin y el comienzo de una sola vastedadrecogida en sus signos,en su c!rculo solitario.

*u& misteriosa manera de marcar nuestros pasossencillo y terrible objeto terrestreen el silencio de esta casa,con su rostro cansado.



0ambio de la madera

$n la noche cambia de lugary suena al o!do enfermotantas veces sancionado.

1odo est" lleno de tierra.4na tierra torrencial que nos cubrey nos cruje hasta desaparecer una manzana.

0ambio de la madera que suena en la noche.0uando nadie la toca.0uando nadie la hiere.

$n la oscuridad nos busca.os sorprende m"gicamentepara señalarnos que transitamos.

3 su sonido de madera se escucha,a pesar de su cambio.



Ahora se ha sentado solemne y extraño

Ahora se ha sentado solemne y extrañoen un rincón de la gran cocina de la casadonde el color de las paredes es el alimento del silencio

y escuchar el antiguo nacimiento del aguaes penetrar al interior de la piedra devorada en mañanas opacas.$n su rincón favoritosombras sin t&rmino son sus manosacariciando a un gato legendario y huraño.

'ace tiempo ha decidido cubrir sus ropas de musgoscambiando de lugar por otro que desaparecer"recriminado hu&sped que adelgaza su sombradentro de una vastedad mar!tima densa, obstinada,y como los pasos de Da?ob y Gilhelm @rimm por sus comarcas,los suyos eran su voz despu&s de ausencias de r!os de la noche,sus m"gicos seres invocados sin descansoante el asombro colmado de instant"neas alascasi desconociendo el prodigio de su propia sangrehasta hacer olvidar el temor a la gran lluvia y al gran viento blanco.

oderoso es el deseo de reencontrar sus at"vicos v!nculoslas m"s fieles palabras hacia atr"s del espejorecuperando rostros, otra vez el trayectoy las largas zancadas all" de los parientesiluminadas ahora por la emersión de un astro.$xtranjero casi desde su última estanciasorprendido silencio es el que hoy envuelvesu gran cansancio, su enigm"tica actitud patriarcalde regresar en busca de algo perdido u ocultopor otra tierra oscuraa escuchar las voces de sus hijos y sus nietos,ensimismado, ennoblecido por los años,esperando y ausente.



$n la inmediata ausencia naces alba

Alguien se desliza silenciosamente a mi ladoen el secreto de la noche m"s dormida.0on la tierra que gira, giramos lentamente.

os sumergimos en aguas tan dulces, tan densas,en un oc&ano tan vasto, tan nocturno.

Alguien se desliza por esta casa que mira hacia el inviernocon un rumor apenas perceptible,sin turbar el hondo llamado del que sueñaen tr"nsito por un universo inexplorado,en camino a un silencio m"s enigm"tico,esa zona que oscila entre la penumbra y una l"mparacomo el follaje de los "rboles de la nocheque renuevan tu suave piel m"s próxima al destello.

)etr"s de estos muroshay algo que nunca deja de transcurrir,una propicia soledad para el cauce de la sangreo bien tu rostro meridional que me cubre y se encuentra con el m!o.

$sta es la estancia que me retiene entre sus objetosy esta la puerta que guarda mi rostro dormido.

)espu&s de este tiempo,despu&s de esta casa donde siempre olvido algoy con ese elemento tan poderoso que es la memoria,podr& retornar a tiy detenerme de nuevo ante tu puerta invocadapara que se abra silenciosa y secreta a mi requerimientoy detr"s de ella te deslices silenciosamente a mi lado.



4n "rbol es el centro de la tierra

'ay seres en m! y en cada lugar esta nochetan oscura que la nieve no logra iluminarla,la nieve que todo lo blanquea

y sepulta, fulgurante y obstinada.A cu"ntos ausentes debo reconocerbajo esta pradera escarchadataciturnos y lentos, invocados transeúntes de prisamientras vivieron en este paraje silenciosodonde hay un "rbol que es el centro de la tierraalto y frondoso, señalando el lugar que escogieronpara invernar con sus parientes,devorados por sus sueños.

1endr& que esperarlos en la puerta de la misma casadonde alguna vez se reunieron con sus vidas igualesdispuestos a dispersarse en sus formas distintasdejando sillas vac!as, utensilios sin uso,reconocerlos al salir de su envoltura blanca,de sus hondas ra!ces, tan id&nticos, tan fielescada uno como a reconstruir sus propios pasossinti&ndolos traspasar un muro infranqueabledesde la otra orilla, sin gestos, sin palabrassólo para sorprender con un pasado que no termina bajo su hondo parajeal que todav!a respira y sueña en esta casa del regreso.



9evelación de la nieve

0u"ntos sepulcros recordamos soñando.os habitan ausentesdesde ayer, hoy y mañana.

0u"nto asombrocomo si fuera un frutoal que no nos hemos acostumbrado.

ero la nieve nos revelar"a los insepultos, a los desterrados,a los que est"n aún Ccomo nosotrosCcon su deambular de rel"mpago o de ira,sin medir los l!mites de su extraña habitación,sin completar la rondade la noche y los d!as de la rosa de los vientos,sin completar el pequeño pero perfecto c!rculodel que se siente dueño del curso de su sangreacostumbrado a tener su propio vuelo.

@ira la tierray es la ley inexorable que nos alejemos unos de otrosasombrados de reconocer que el d!a es d!ay la noche es parte de un mundo que nos perturbanos regresa, nos trasladay nos ayuda a morir con su fuerza invisiblet!midamente lúcida.ero nos señala al mismo tiempo,algo que nos inquieta como un llamado muy hondoy transformado para todos en canto blanconieve eterna y extrañaa la que siempre pediremos que nos revele sus secretospara descubrir bajo ellalos rostros que amamos.



ada atiende tu !ntima visión invocada de alguna duda

0ómo nos nutrimos en un retorno sin ecos.$s casi descolgarse por espacios vertiginosos sin poder detenersedentro de botas de siete leguas.

or ejemplo, esta "gora del vientoreun!a voces y rostros que hoy buscamos.'ay una calle parecida que aparece y desaparece en la memoria,no encuentra asidero ni en la presencia del mar ni en las colinas.'ay una casa semejante que nos equivocamoscon sus vidas adentro, pero no nos pertenece.#us puertas, sus ventanas, su techo rojonos recuerda algo que no se puede precisar,algo que ha sido demasiado r"pidoo simplemente nos hemos detenido largo tiempo.

ecesitamos encontrar ese rostro del espejo que una vez capturó,pero de pronto estamos de regreso sin poderlo disfrutar,se aleja desuni&ndonos como una muerte,porque ella misma no revela sus secretos.

'emos querido detener un tiempoque se nos ha ido entre las manospor calles sin sentido, palabras sin voz,"rboles retorcidos por vendavalesque ten!an nombre y hoy est"n habitados.ero un leño ardiendo,espantable en noches de tierras de fogatasse ha abierto entre nosotrosalej"ndonos m"s de la ciudad blanca.



+ujer fueguina, recuerdos de ahora

o puedes regresar antaños silencios.erteneces a recuerdos ahora.Atr"s no navegan otras islas.

$res continentes insepultos./eg!tima flor aguas tumultuosas.'erencia de mares tierras blancas.Arrebatados astros cerros petrificados.ómulos crueles vientos tallados.

iel de guanaco huye de las nieves.1ellizas espantan las noches.1r&mulos follajes esperan pasadas mañanas.

)uro rostro tiene tierra escarcha."jaro gris graznado cielo viento.Austral esfinge p&trea ya no existes.



#amuel )onoso

5...y el vino corr!a ligero como un alguacil...6-Duan 9uiz, Arcipreste de 'ita.

)esnudo, sólo de viento y solitariofuiste alcanzadodesde la orilla mismaen que pretendiste volver al encuentrode ese 5vino que corr!a ligero como un alguacil6.

)esde luz de rel"mpagohasta lluvias y solescompactan tu silenciotu ra!z minerallos restos de tu desventura terrestre.

)esde faena tenaz a inscripción,Bsucinto grabado sobre piedra, metal u otra materiaBbuscaste convertirte en desvencijados rinconesmientras sombras borrabanel perfil de tu rostro y tus sueñosel 5dulce misterio de la vida6que no hallaste en tu precipitada fuga.

0ómo nos marca el almaeste vino que bebemos en tu memoriavino buscando bajo todas las luceshaci&ndote poco a poco transparenteporque, con seguridad, sonre!ascuando dijiste adiós con un pañuelo en alto,pidiendo solamente que un buen recuerdosea junto a su corazón de fiesta.



0limas

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0u"l es el destello m"s poderoso que la nieve

conservada en nuestro recuerdo del supremo inviernoni el de un caballo desbocado pronto a morir estrellado por su miedoni el último perfume de las rosas de la casa al atardecerporque antes que las vastas praderas ya blanqueadasse iluminen de nuevo por largos añosdir& quedamente que esas pequeñas plumas al caerB dispersa aún el curso de nuestro sueño Bson vestigios que la escarcha unificaen esas mañanas y todas las mañanas de su curso.

$s la larga noche meridional en la soledad de los canalesall" abajo, en espera de la ternura de esta horala de los grandes r!osya crecidosque alzan todas sus aguas en busca de sus designioso la de las ovejas que respiran silenciosas bajo la gran capa de luzaliment"ndose en un larga cadena de su propio pelaje./a de nav!os que zozobrande pescadores sin regreso y redes vac!asen una sola explosión de belleza terrible y expectantes vigiliasde todos los que han sido sorprendidos bajo este cielo roto vagando sin remontar mañanasque aparecer!a con sus enormes y pequeños "rboles quemadosseñalando acusadoramente una dirección detr"s del gran oc&anoconocedores de esta expedición descritadonde toda la naturaleza se mueve desencadenadaque no renuncia, que no se aplacaque no descansa, en espera de cumplir otro ciclo.

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#ometida a un otoño frecuente y a enormes silencioses toda la provincia, a pesar de sus antiguas fogatasque transmit!an leyendas de grandes imperios verdesy de reinos donde el hombre renac!a en el secreto del aguao, llegado al gran cansancio,en los montes, las nubes, las estrellas rojas que cruzan la noche.

/as anchas avenidas del cieloy sus caprichosos surcos en la tierra dura Iesa es la estación8abierto para el batir sonoro de alas migratoriascuando los "rboles se vuelven rojos de lentas barbas at"vicastiempo descendiendo por pobres cercados de madera,



gota solitariamente húmeda que dibuja en la ventanacayendo melancólica desde un techo rojo,bruma por las calles,ciudad blanca y lejana empujada sin ruido,sin ruido casi, por las duras agujas de la traves!a.

Alrededor de la pen!nsulaes el traje m"s puro que el de otras orillas,pórtico de hombres que envejecen al cuidado de su soledad J e itinerarios de llanuras,solitario por dentro, vieja estampa con sus ovejas, su caballo J y sus perros,guiado sólo por Aldebar"n que traspasa tinieblas y sus signos astrales,envuelto en el perfume m"s tierno del coirón y tierra humedecida,observando por el ojo penetrante del calafate a trav&s de la lluviaque quiere lavar este corazón abstra!dosin el último p"jaro de la estación,tal vez la brisa de su exilio en la lejana ribera de grises d!asy en su casto lenguaje de permanentes ausenciasese espacio tan vasto Ccielo y tierraC donde no reinan las hojas.

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$s un enigma lento este d!a de sol,primavera de espesuras y p"jaros con sus primeros huevosB porque en otra &poca los "rboles no quieren By ahora es el tiempo de construir canoas,de guanacos retir"ndose a los montesy de bandurrias y perdices prontas al vuelo.

$l cielo del alba es una inmensa e inmemorial comarcareflejando caser!os inmóviles o rebaños errantescomo fantasmales nav!os hechos de apacibles vellones empujados por la brisa,y en la tierra Cmesa puesta para un hu&sped rezagadoCbrillan las primeras frutillas silvestres estremecidas de roc!o,pequeños islotes coralinos que atisban un instante y desaparecenpor la fuerza del sol que todo lo ha vuelto a cambiar de lugar,transforma a los minerales dormidosgolpea con su fuego al viento del oc&anolevanta el perfume de hondos vegetalesabre en los ventisqueros grutas iridiscentes con una llave de oro.

ada queda al azar(es denso el musgo que rodea esta casa,un nudo verde que rompe su silencio despu&s de invernar.ada est" quieto ni es extraño a su fertilidady a su conjuro de semilla o sementerase mueven las cosas y los hombres(las herramientas de labranza remover"n melgas con su alimento propicio



&stos preparan caballos y enseres para una larga esquila,todo acompañado de un ruido sordo de crecimiento o piñoneros perfumadoscomo llevando recuerdos de injertos o alm"cigosde la mano de la tierray de la tierra a ascender

fecundados nuevamente.%7

3 en los d!as m"s largos del añoesta casa sitiada por una luz a toda hora.*u& nombre dar al verano que no sea su claridad.*u& nombre dar a la pequeña noche que no sean sus arreboles.$l cielo ser" entonces un violento deseo de espejoy en &l, se mirar" una tierra transparente,mesa puesta all!, en el extremo terrestrecon sus alimentos y sus copas en su forma m"s pura,esa manera de garza de rayar todo el espacio,ese pez absoluto que quiere atisbar el aire.

$l mar largo, ondulante y enormeno puede dejar de respirar, de estar tranquilo.Ahora quiere adentrarse en la ciudad,visitar sus casas,borrascoso y fugitivo, abstra!do visitante,estar en las llanuras como un viejo conocido de sus bestias,de sus colinas y coironales por donde se pierde un caballo./a ciudad con sus techos rojos, verdes, grises de antiguas lluvias,se descuelga alegre desde los cerros hasta sus orillas,atravesada por la delgada l"mina oscura de su 9!o del 0arbón.

*u& hacer de esos d!as, en la memoria largas noches blancasque se curvan veloces hacia continentes helados.#ab!amos que en su aire desnudo hasta tarde revoloteaban los p"jarosy que casi no hab!a penumbras en el silencio de las habitaciones.

)onde quedó nuestra sombra, est" hoy lo único que poseemos.



$stancias acerca del poetade la muerte, @eorg 1ra?l

K

$n la serena primavera de la tierra natalse saluda el vigoroso año de los huertos y el deleitoso vino.1iempo del labrador que conversa a la tierracon su salomar y sus herramientas para extraer secretos.%nofensivo, debe saber de aves migratoriasalguna de esas tardes en que los sembrados revientandel silencio y del buen cuidado.

4n fogón recalca las miradas codiciosas de las mozasy los jóvenes que disimulan la fortaleza de su sangre,alejan el despertar de los gallos,ignoran las espigas,la muerte de un venado en el bosque.

$s la aldea,mundo irreal que dispersa el viento de la noche.1odo es lejano y tiernocomo el primer trineo eludiendo abedules,canciones del rosario, y te amo, rústica lavandera.)ondequieras que vayas llevar"s el sombr!o otoño de infanciasaromas de resedas rompiendo im"genes del estanque,un gato soñoliento y silencioso desliz"ndose frente a la luna.

$l tiempo de la aldea es la calma de un niño muerto.

L

5$l oro de los d!as se ha desvanecido6.'ay que beber el agua blanca de los estanques bajo los saucescuando tenemos sed./a adormidera del atardecer es un "ngel en la ciudad tenebrosa.0arta a @retl, recordando,melod!a triste a los pies del alma del soldado que cantaba soñando.Ah!, surges pura del paisaje otoñal y del torrente de la sangre,absortos de palabras,desolados como muros blanqueados,sufrientes y ocultos bajo un techo que desdeña toda claridad lunar,p"lidos adolescentes que se contemplan con ansiosos brazos.



M

Ahora un oscuro d!a de nogalesbajó el p"rpado de rosadas estaciones,detuvo el gesto de cadenciosas manos.

$sto pasó hace mucho,tiempo de desiertas colinas y sueños indescifrablesde suicidas y batallas con rostros insepultos,de rebaños perdidos entre fr!gidas aguas.

#uave calma de otoños de hace NL años,de preguntas de miedo despu&s de la tabernade decr&pitas vigas.Adiós antiguas leyendas de dilatados ojos del mal,suave roc!o de infancia gris,uva repuesta codo a codo con el pan.Adiós nieve en la ventana y mesa provista para muchosque un alma gemir" dulcemente junto a otro corazón.$l tiempo de las cornejas y las avellanases roto por una tropilla de caballos negros y alazanes.Atr"s, cazador verde rebosante de crueldad y locura,atr"s tu sonata de pequeño animal que gime entre el follaje.Atr"s,pescador de una gran pez negro en el instante de fr"gil estirpe.)esnudo,en roja barcay lejos de ritos como buscando antiguas manzanas,dejar"s, tr&mula, una mano olvidada en actitud homicida.

A continuación no llegar" la noche interminable.oviembre tres de mil novecientos catorcey nunca m"s el mal se detendr" en la derruida escalera de la casa paterna.



-*T+* %)ER+*



0onversando en distantes colinas

'emos visto y habitado mucho marcontemplando desde altas colinascon colores de "rboles. #e dice

que es bueno recordar el azul de las aguascuando &l es azul y nombramosa los amigos encerrados en algún bar,piratas remedando pipas,porque no saben otra cosaque sustraerse de sus sueños, bebiendo.

7eo sólo las colinas y comentoque el "spero vino es lejano y amable.$scuchas en silencio en la amplia llanura.$speramos disfrutarel tiempo de este otoño charlando de todocon la voz m"s claraque resuene en la plenitudde tu callar y mi garganta reseca,pensando en nuestro próximo regresohacia el para!so de familia y amigos.



)e alabanzas y albatros

)e alabanzas y albatros somos hechos,fogatas nocturnas, sueños y nav!ospiedras y coironales, grandes templos del viento.

$ternas obras de navegantes alcanzados por el mar.0imas hay, vistas desde la m"salta captación de las aguastrabajadas durante la traslación de la tierra,extraño pa!s de los s?úas,p"jaros que adivinan la muerte,somos hechos.

/uego de la llegada de esa ceniza dulce,merodeadora de at"vicas visiones de nocturnos vergelescon conocimientos de esa agua tan fr!aque 5dol!a & quemaba como fuego6,de alabanzas y afiebradas aves marinassomos hechos,eterna virtud de un mascarón de proa.



0ampesinos alegres

ero los extranjeros extraños aún est"n ah!quitando la extensión de aguas,por decir algo,

nuestros vastos imperios,el reducido lechocreado para los amplios deseos,fiestas en la gran ciudadalejados del alto soplo del mar, sus fronterastroyanamente ameritados.

Aceptado el desaf!o,somos renovados con nuestros estandartessin claudicar de noches, dunas y pleamaresdelicias sin trazas para tu rostrode reflujos salobres y colmenas del temor nocturnoahora, recordar sin tapujos ese vino agrio,rubicundo de melod!as coronado,subiendo y bajando alambradas,campesinos alegres &ramospor campos sin una rotunda luz de luna.



#ignos visibles

)esde adentro de la distanciaregresaremos hacia los frutosguardados en el rincón propicio.

ada cambia en la casa.$l sol arroja su luz todos los d!as,siempre una nueva piel al tacto.+ensajero de buenas venturas, va y vieney se queda dormido en su ritmo,en sus pliegues m"s hondospara proteger intocados el sueño de sus seres.

+oradores somos de su presencia,un recuerdo de tierra o madera mojadapoblados de su fecundidadvigilia para comarcas y rumores de "rboles nocturnos.

ero un signo visible es la ausencia.$n tu nueva habitación,es el alimento.



@arzas

*u& color tiene el d!acuando la garza, delgado tallo arriba del aguay abajo de su mismo reflejo.

/a tarde es un descansode su propio descenso deleitoso, apacible de cuello,exilio y embriaguez, blondos celajes.

$so ocurre en las vastas provincias mar!timasfrecuentadas de coironessegún el color que quiere darle el vientopor colinas hasta encontrar otras lagunas,pequeños oasis poblados de aguas tercas,pero azules para tranquilidad de reinas.

or lo tanto, no son signos siquieraque emerjan de una constelación,que las acusa desde la distancia,ni siquiera sus fugas horadan el aireacicateadas por duros contrastes de llegadas de nieveso de los hombres inmaduros.

or lo tanto, se aburren de su bellezay su silencio misterioso.



evando

#er" el traje m"s puro elegido para vosotros.)ueña sin perennes orillas, grutas desde lo alto.)escender y descender es todo su albedr!o

sin caminos trazados hacia recónditas mañanassin rutas de la noche,tambi&n ha sido descubierta su desnudez obscura.

)esde lo alto es una espl&ndida visión./a ciudad ascendiendo hacia sus dardos espumantes,bajeles carenados, fantasmales barcos surtossuben con pequeños bosques y p"jaros ocultoscasas, enseres y habitantes en su sueño blancollamados a frecuentar un sol no invocadode esa mansión que baja absorbente y bellaa posesionarse blandamente de destinos prometidos.

0laro est" que en esta terrestre ciudad insepultase encontrar"n sus nobles y ambiciosos tesorosdelicias para generaciones visiblesque conceder"n cr&dito a crónicas no escritas,no existen fronteras ni rastros humeantespara reinar con majestad en toda su extensión.



)ornajo o el suplicio de las manzanas

ecesariamente habitaremos dentro de un barril de manzanasen barco de encantamiento y hechizados doneshuyendo del ronco ron

hacia bellos pa!ses de id!licas loas.1ierras de la madera y el ingeniopostradas ante la altivez de la anadipsia febrilbrotando del orgullo del martillomodificando la esencia de un bosque allegadoa tiempos sin querellas, d!a y medianoche,bueyes errabundos rumiando pacientes junto a caballos y vientos alisios.

0ampos hirsutos para el candory agreste hechura del dornajo, rango inclinadoa enarbolados varas para isócronos ritmosque aromar"n el aire y recónditos cielosde manzanas zumosas para alfombrar gargantas,burbujeante luz tenaz en puertas obscuras, pero c"lidasesparcida por el generoso goce de otra edad,fruto hecho n&ctar de su mismo misterio.



=irloche tierra adentro hacia el mar

$n voz baja y en voz altadebemos murmurar despu&s de siglos de viajesque hay que estar en paz con el mar

del hombre del oc&ano y tierra adentroque emergen con sus fantasmasy todos sus p"jaros acompañantes.

/os continentes podr"n aflorarcomo gigantescas ballenas errantesproporcionando otras geograf!as con sus particulares delicias,luz y óleo a la perenne madera.

$scuchemos el rumor del bosque gimienteclamando por sus destrozadas mansiones verdespor bueyes adelantando el camino del birlocherompiendo sin cautela horizontes de sus habitacionestrineo sin hielo o bote inexorablebuscando el mar con su madera de madera,sobresaltando los contornospara reencontrarse con la resaca o la pleamaren este lamento dicho entre guerrerosque cuidar"n sus dones con prosapia.



$xaltar el pan

/os lejanos pa!ses que se frecuentancon el propicio pensamientoque est" atento en las mañanas m"s limpias,

ser" tiempo de cipreses alegresde ese lado del mundodonde el viento se levanta feroz en las nochesy en los l"nguidos d!as.

3uyos humildes entre zarzas de escombrosde construcciones con aromas de alfalfaspara amamantar greda de su gravidezcon un sol t!mido escondido en su amasijolaudez del apetito del hambre del hombresaciada en su batea y generosos mesonespor todas las bulliciosas laderas de los montes.$s su escondida llegada en la cerveza.

Ahora, es entonces,el momento absorto de exaltar los panesante la tierra y el mar,porque est" dichoque un d!a desapareceremos entre ambos.



'oy murió Ingela /ois

1odo pudo haber sido ayer o siempre.#i no estabas muerta, morir!asde tu propio sueño de pescas

al sur de mares turbulentosentre islas y riscos que estaban de acuerdoque el festejo del fuego en sus canoasno podr!a ser en cualquiera orilla.

Augurios de cosechas marinas sin reales temoresanunciaban alados acompañantes nocturnosy albaceas describen sin caciques,cazadores terrestres, flecheros, nómades al mismo tiempocuando estuvieron con Angela /oissin parientes, como los pocos que eran.

ero ya eran leyenda de grandes despojados,crenchas para bellas estirpes de la tierra,na principal del sur lluvioso entre brumas.$se año de mil novecientos setenta y cincoterminar!a con ella su raza para siempre,rostro tallado de tiempo, Angela /oisdetr"s del espacio de perdidos derroteros fueguinos.



a!s flotante

)el pa!s flotanterosales de las tardeshortalizas y humildes frutas,

la abuela entre melgas,su nobleza antigua,atavismo chilote.



1allador de maderas

)imensiones verdes songotas de lluvia en las hojaspara el buril

en nobles vidas madereras.7uelo detenido.1rote que quiebra una pradera.)eslizar de garzassobre azules lagunas.

/a mano resuelve los alisosde antiguos bosquesaguardando leyendas.

#ea el aire doloroso que conmuevapincoya que atraviesas las noches,seguramente entregada muy suavemente.



)e cebada

$s tan cierto que el solno haya descendido en vanopor todas las gracias

de un viento marino que se levanta, vuela,se hace certera palabradetr"s de puertas y llaves hurtadas,enf"tico y gran!tico.

)e cebada somos, pura ebriedadde cosechas, crujir de hojarascasde este último otoñoque se destiñe con el clamor de un agua,edad p&rsica para granos de aves,poderosa como sal de la tierraa la c"lidamesa de reyes.



0omo limones de oro

o son fantasmaslas galer!as de tu pelocomo limones de oro

en el tumulto de esta orilla,vivo corimbode vastos imperios y fundamentos.



/a soledad silba en sus llaves

#e han franqueado barreras,el alba es lejanay la soledad silba en sus llaves.

0omo dos cabezas reacias a los murosy en el extremo de la esperalevantadas sobre amplias colinas.



=risas de mañana

*u& decir, brisas de mañanas,no has dicho que espere"ngulos de puertas

ni terrazas han detenido certeros pasos.i siquiera la voz del mar se hizo oir.)espu&s, perfumados quedaron tejidos parajescomo vientos del sur de 9!o @rande.



"jaros silbantes

"jaros silbantes son nuestras silentes lenguasque se exilian del rencorbajo calmos tiempos des&rticos.



Oltima region entre nieblas

As! mi ciudad fue fundadaen vasta región,no ser" pregonada por última vez.

$l mundo no se detieneni somos peritos en lunas.3 el navegante que quisoalcanzar el mar,est" en la cima.



9eina y pies desnudos

9einas y pies desnudosen el terror de nuestro mundo.#oledad y soledades

en mi vocablo de exilios./as auroras siguientesser"n vadeables y rescatadaspara la quemadura de tu esperade perfumada umbela.



#e alcanzan los templos

5$lla quiso quedarse cuando vio mi tristeza6.

Anchos caminos de azuleantes blancuras,

dueña de sus muertos,sus provincias, sus hierbas,melgas de papas, habas y designios propiosdonde volvió en la gran estaciónconvertida en granoscon toda la presunción de su poder!o,y alabada seaporque no quiso estaren estas trazadas laderas,con nosotros.



1al es la distancia

1al es nuestra instancia extrema.1u ocupación entre nosotrosera poner en claro mensajes y respuestas

lluviosa planta solan"cea,de tren en tren,ceremoniosamente convertida en trigosonriente y sin oficiantespara tu cansancio enardecidode tiempos felinos,hacia un mediod!a sin pesadumbres.

#e ha dicho que no hayusurpación m"s altaen el bajel de la deserción.



esas sobre mi corazón

/a quemadura est" en tus maressobre sus curvas modeladoque pesan sobre mi corazón

todas las nochesde bajeles, aparejos y extrav!os.o eres la dócil ola en su poder.Armadura de luminosas redesbrebaje de ofrendas ocultas y ocean!as.



/o m"s vasto

$l truequees el m"s caro de nuestras mansiones inciertas,umbrales urgidos

para precipitados reinos de mañanaque nunca ser" descritoni en las m"s cerradas verjas,lo m"s vasto llegado el rel"mpagoy el epicentro señalea los despose!dos,que siemprecantar"n loas por tus violetas preferidasy tus codornices de todos los d!as.



0uerpo esmaltado de oro

1u cuerpo es de vino púrpuraesmaltado de oro pasado por cedazos,alma núbil carenada en mi llama

exactamente deslizamiento de arenas.%mpaciencia de piedra laureada erespara ebria bondad de túnicas dejadasal azar música que se deja oiren nuevos d!as cómplices.

$brio, pero muy ebrio de tu albergueseguir& a tu clamor ineluctabledilatación de brisas y antilluvias.

#oledad debe ser el corazón del sueño,de oro desnudo, acceso lejano nunca matinalsabidur!a dulce for"nea del riente.



0onstrucciones de casas

0uando constru!amos casasera bueno descansar bajo el sol.ens"ndolo bien, no se estaba seguro

de albañiler!a ni asuntos pitagóricos./os tipos ramoneaban bajo la luz del d!a.1r&mulos descubridores de su perezaalabando las ebriedades por venir,el fin de semana.

)espu&s, todos se lamentaban.0reen que el cielo es de ellos,como echarse en la hierba.

ero eso no es todo.7iejos descubridores de calles y lugares alegresretornar"n a sus trabajos como todos los d!as.

obras completas de rolando cárdenas

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