notas al pie

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!" !# ! " # $ “Tenía la idea del inicio en un cuaderno, sub- rayada y con asteriscos. Me parecía una esce- na con fuerza visual. Esa montaña es como un hormiguero lleno de miles de personas y, en ese instante, salen. Cuando vi este momento por primera vez lo hice subido a una ladera desde la que no se adivina la bocamina. Pa- recía que las personas salían de debajo de la tierra. Sólo veía los cascos azules. La montaña es muy peligrosa, eso le da dramatismo. Lo im- portante del inicio es que tenga fuerza, que sea visualmente atractivo y que sitúe”. “No tengo muy claro si escogí bien el verbo es- cupir porque un escupitajo es algo que la gen- te lanza y los trabajadores de la mina no salen disparados. Dudé entre otros como brotar o emerger, pero me sonaban sosos. La montaña que escupe sí que ayuda a marcar un tono vio- lento, por eso lo elegí. Para mí, el uso de verbos es una decisión muy consciente. Soy muy ma- niático con ellos. A parte de ser, estar y haber, otros aportan una información extra”. %&'()*+ ,%&)%--%./,0 “Me gustaba esa imagen de que la montaña es casi como un ser vivo al que han arrancado la piel y las entrañas. Las enumeraciones que funcionan bien por ritmo son las que tienen tres elementos, como esta. La montaña está pe- lada por fuera, no hay vegetación, es como si le hubieran quitado toda la capa exterior (despe- llejada); destripada porque está perforada por dentro y desmochada porque antes medía casi 500 metros más. Son adjetivos violentos por- que es una historia de violencia”. !1233 5%6+0& “Aprecio la precisión porque es lo que me hace arme de la historia. Hay dos datos muy dispa- ratados en Internet: que con la plata que se sacó de Potosí se podría hacer un puente desde allí hasta España y que ese puente también se po- dría construir con muertos porque la explota- ción colonial dejó ocho millones de fallecidos. Me encontré un libro de un geólogo que decía que, aunque no se podía saber con precisión, los colonos llevaban cada temporada a la mina varios miles de esclavos. Es imposible que hu- biera ocho millones de muertos. Podrían ser 150.000, que es una salvajada, pero es casi se- senta veces menos. Inar una cifra tanto no me parece una denuncia, sino que la debilita. El geólogo también hizo un cálculo estimado de la plata y dice que no se podría hacer un puen- te de Potosí a España, sino una vara”. 7(*8/ “Es imposible saber la cifra exacta porque en la época colonial había contrabando. Creo que es interesante reejar esa idea de imprecisión. Y a la vez me parece bueno que, sin engañar, puedas dar una idea de magnitud”. 2 “En este párrafo y en el anterior recojo datos que provienen de la documentación. En Bo- livia acabé comprándome una mochila extra sólo para traer libros. Hay información que no puedes encontrar ni en Google. Leí mucho ya que me gusta aportar algo más que una guía turística. Pero también es mi problema, por- que recopilo tanta información que a veces me ahogo. Aunque una vez Kapuściński dijo algo que me reconfortó: Por cada página que se es- cribe, tiene que haber cien leídas”. 0&'(+*,/, “Cuando salía de la cueva no entendía las notas que había tomado; había escrito unas palabras encima de otras. Dentro, iba con una luz y con unos pantalones de obrero que tenían muchos bolsillos. En ellos llevaba un cuadernito en el que apuntaba detalles sueltos, que inmediata- mente desarrollaba al salir. Yo soy muy estricto en esto. La memoria falla”. 9 “Pasé dos o tres días con Abigaíl y no fue fácil explicarle lo que quería hacer porque no está acostumbrada a los periodistas. La clave es dedicar tiempo. En situaciones normales coge conanza, te cuenta sus intimidades y sus mie- dos. No siento que hablo con ella para un re- portaje. Es una conversación de igual a igual”. )*%:&/ “No tenía sitio para contarlo todo. Utilicé el verbo pensar, no por hacer ver que sé lo que piensa, sino para condensarlo. Ella habla mu- cho de su hermano, lo tiene muy presente; sólo quería llevar esa idea al reportaje. Otra cosa sería si atribuyera a Abigaíl un pensamiento mucho más especíco”.

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Por Ander Izaguirre. Análisis del reportaje "Mineritos", premio Gomis de periodismo solidario 2011. Un reportaje para saber qué hay detras de las palabras.

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Page 1: Notas al pie

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$“Tenía la idea del inicio en un cuaderno, sub-rayada y con asteriscos. Me parecía una esce-na con fuerza visual. Esa montaña es como un hormiguero lleno de miles de personas y, en ese instante, salen. Cuando vi este momento por primera vez lo hice subido a una ladera desde la que no se adivina la bocamina. Pa-recía que las personas salían de debajo de la tierra. Sólo veía los cascos azules. La montaña es muy peligrosa, eso le da dramatismo. Lo im-portante del inicio es que tenga fuerza, que sea visualmente atractivo y que sitúe”.

“No tengo muy claro si escogí bien el verbo es-cupir porque un escupitajo es algo que la gen-te lanza y los trabajadores de la mina no salen disparados. Dudé entre otros como brotar o emerger, pero me sonaban sosos. La montaña que escupe sí que ayuda a marcar un tono vio-lento, por eso lo elegí. Para mí, el uso de verbos es una decisión muy consciente. Soy muy ma-niático con ellos. A parte de ser, estar y haber, otros aportan una información extra”.%

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“Me gustaba esa imagen de que la montaña es casi como un ser vivo al que han arrancado la piel y las entrañas. Las enumeraciones que funcionan bien por ritmo son las que tienen tres elementos, como esta. La montaña está pe-lada por fuera, no hay vegetación, es como si le hubieran quitado toda la capa exterior (despe-llejada); destripada porque está perforada por dentro y desmochada porque antes medía casi 500 metros más. Son adjetivos violentos por-que es una historia de violencia”.

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“Aprecio la precisión porque es lo que me hace !arme de la historia. Hay dos datos muy dispa-ratados en Internet: que con la plata que se sacó de Potosí se podría hacer un puente desde allí hasta España y que ese puente también se po-dría construir con muertos porque la explota-ción colonial dejó ocho millones de fallecidos. Me encontré un libro de un geólogo que decía que, aunque no se podía saber con precisión, los colonos llevaban cada temporada a la mina varios miles de esclavos. Es imposible que hu-biera ocho millones de muertos. Podrían ser 150.000, que es una salvajada, pero es casi se-senta veces menos. In"ar una cifra tanto no me parece una denuncia, sino que la debilita. El geólogo también hizo un cálculo estimado de la plata y dice que no se podría hacer un puen-te de Potosí a España, sino una vara”.

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“Es imposible saber la cifra exacta porque en la época colonial había contrabando. Creo que es interesante re"ejar esa idea de imprecisión. Y a la vez me parece bueno que, sin engañar, puedas dar una idea de magnitud”.

2“En este párrafo y en el anterior recojo datos que provienen de la documentación. En Bo-livia acabé comprándome una mochila extra sólo para traer libros. Hay información que no puedes encontrar ni en Google. Leí mucho ya que me gusta aportar algo más que una guía turística. Pero también es mi problema, por-que recopilo tanta información que a veces me ahogo. Aunque una vez Kapu#ci$ski dijo algo que me reconfortó: Por cada página que se es-cribe, tiene que haber cien leídas”. 0

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/, “Cuando salía de la cueva no entendía las notas

que había tomado; había escrito unas palabras encima de otras. Dentro, iba con una luz y con unos pantalones de obrero que tenían muchos bolsillos. En ellos llevaba un cuadernito en el que apuntaba detalles sueltos, que inmediata-mente desarrollaba al salir. Yo soy muy estricto en esto. La memoria falla”.

9“Pasé dos o tres días con Abigaíl y no fue fácil explicarle lo que quería hacer porque no está acostumbrada a los periodistas. La clave es dedicar tiempo. En situaciones normales coge con!anza, te cuenta sus intimidades y sus mie-dos. No siento que hablo con ella para un re-portaje. Es una conversación de igual a igual”. )

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“No tenía sitio para contarlo todo. Utilicé el verbo pensar, no por hacer ver que sé lo que piensa, sino para condensarlo. Ella habla mu-cho de su hermano, lo tiene muy presente; sólo quería llevar esa idea al reportaje. Otra cosa sería si atribuyera a Abigaíl un pensamiento mucho más especí!co”.