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Ángela Mancebo Hoyos Prisma de huellas

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Ángela Mancebo Hoyos

Prisma de huellas

Prisma de huellas

Prisma de huellas

Ángela Mancebo Hoyos

Diputación de Salamanca2015

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e-mail: [email protected] www.lasalina.es

Ediciones de la diputación de salamanca

serie autores salmantinos, n.º 66

© Diputación de Salamanca © Ángela Mancebo Hoyos1.ª edición: 2015

Imagen de portada: Dolores Hoyos González

iSbn: 978-84-7797-465-9Depósito Legal: S. 96-2015Imprime: Kadmos Salamanca

Diseño y composición: isabel Díez

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Prólogo

Prisma de huellas es un caleidoscopio de recuerdos que va mostrando el itinerario vital de Ángela Mancebo Hoyos. Mirándose en el espejo del pasado, la autora –como ella misma dice en sus versos– refleja cada rincón y cada línea de su vida para preservarlos, para revivirlos, para “que no me los mate el tiempo”. La obra es un inventario de añoranzas tejido con coplas, romances, cuartetas y otras estructuras poéticas acomodadas al sentir y a la expresión primera de una poetisa que rinde tributo a los años que forjan su personalidad.

“Cuando el recuerdo / a mi puerta llama / regreso al pueblo / con toda el alma”. La poesía de An-gelina es poesía arraigada que surge del pasado que le dio la vida; sus versos son “suspiros de aden-tro”, como los que dejaba suspendidos su madre en el aire familiar. Es también una poesía sencilla en la que recoge sentires íntimos y vivencias familiares con los que tiende las alas del sentimiento, como las tendía hacia ella protectoramente su abuelo; al igual que la niña subía a la fuente con el deseo de verlo de nuevo, así la poetisa se acerca al manantial de la creación una y otra vez en busca de sus señas de identidad. La poesía es un asidero en el que ansía dar con recuerdos y temblores, como aquellos que deseaba también, huérfana, evocar de la mano ausente del padre protector y guía para la vida.

Trinos y gorjeos de la infancia, oraciones y retahílas, letanías e incienso, gotas de rocío, olores a brisa y cantueso, perfumes campestres de azucenas siembran los versos con la simiente de una poesía rural que plasma la vida sencilla y austera de las generaciones nacidas a la luz mediado el pasado siglo en lugares de calma castellana. Por eso, el fruto es una poesía cálida que recuerda los aromas viejos del viejo cantor castellano: “cuando el recuerdo / a mi puerta llama / regreso al pueblo / con toda el alma”. La vieja arca muestra, luego, sus paisajes de arraigo y las aguas de sus fuentes.

Conozca, pues, el lector cuantos ingredientes amasan este singular prisma de huellas: escaños y baúles, cántaras y tinajas, pucheros y botijos de barro, hules y vasares, tajos, cestos de ropa, vigas de madera, alcobas y viejas camas de hierro. Por la poesía de Angelina transitan inviernos y prima-veras, zarzas, espinos, castaños, ciruelos, cerezos… De las noches oscuras de invierno, iluminadas dificultosamente con faroles y candiles, nos trasladan sus versos a los molinos, a los lavaderos, a los panales y a las espadañas con sus cigüeñas.

Los ruidos que pueblan la memoria nos acercan hasta los sones de campanas y tamboriles de la infancia. Las esquilas y los trinos de las golondrinas quedan evocados entre el olor a heno y el tufo de la lumbre de encina, al tiempo que penetran los recuerdos infantiles en los poemas, rescatando imágenes de sentidas vivencias como las de las rosquillas en la cesta o las de parejas de cerezas transformadas en pendientes frescos y naturales para la niña. No pueden faltar, ¡claro está!, los re-cuerdos de la escuela… y con ella los pupitres, la pizarra, el cabás y, ¡cómo no!, la leche en polvo y el queso que también nutrieron a los niños de generaciones que hoy parecen tan distantes a quienes no pueden recuperar la infancia vivida unas cuantas décadas atrás.

Fernando E. Gómez Martín

Ángela Mancebo Hoyos

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¿Tiene la querencia peso?¿Contabiliza pisadas?¿Tiene color lo intangible?¿Tiene medida regladael alma cuando se abrey se atreve a ser palabra?

pensamiento

Prisma de huellas

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Mi verso va en paraleloa la línea de mi vidami verso es ropa tendidaen los prados bajo el cielo.

Fue señal en los alboresde mi conciencia dormida,fue bálsamo en las heridasen tiempo de mis temblores.

Mi verso está en la medidaque la memoria reparaaquello que en la estacada,ya es palabra redimida.

mi verso

Ángela Mancebo Hoyos

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A ras de corazóntrazo mi itinerario.A ras de corazónmis venas abro.A ras de corazónmis fuentes viven.A ras de corazónlas nombro y me persiguen.A ras de corazónse abre mi calendariocon números en rojoque el tiempo no ha borrado.

a ras de corazón

Prisma de huellas

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Recuerdo con añoranzacada rincón de mi casa,los silencios, los olores,las cántaras, las tinajas.

Recuerdola luz directaque entraba por las ventanasy cómo la perseguíaallá donde se posaba.

Recuerdoel aire de casaaquel que se respirabacuando no faltaba nadiey en el horno se amasaba.

Recuerdoel olor a henocuando en casa se guardabay el temor a los bastardosque en el heno se ocultaban.

Recuerdoel gato y la jaca.Recuerdo cortinas blancascon las argollas doradas.

Recuerdoel aparadorcon loza de porcelanay una gran mesa camillacon sus patas torneadas.

Y recuerdola fresqueracon la leche y con su nata.

Recuerdolumbre de leñay el café cuando humeabaen un puchero de barrojunto al calor de las brasas.

Recuerdo el papel caladoque en los vasares colgaba,los cubiertos de aluminioy los cubiertos de alpaca.

Recuerdo el hule en la mesacon las provincias de España.

Recuerdo cuadros de santos,misales, velas y estampas.

Recuerdoel portal de casa,y la llave en el candadocon su bocallave ancha.

Recuerdolas despedidascuando el miedo me abrazabay recuerdo los encuentroscon todo el gozo del alma.

Fue la casa que yo améquien inventó mis palabras.

inventario

Ángela Mancebo Hoyos

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En la calle El Barrio Nuevohay una casa encaladacon muros de canteríaen travesaños clavada.

De su fachada primerapenden cortinas caladasque engalanan tres balconesy adornan sus tres ventanas.

Subiendo a mano derechadesde el solano bajero,se ubica aquel santuarioque fuera el techo primero.

Da a tres calles,es grandiosa,con porte dulce y serenoparece un palacio sobriode los que guardan recuerdos.

Y recuerdos son los míoslos que plasmar aquí quieroque no me los mate el tiempo,que no se lleven las horasmis mejores sentimientos,porque ya ha pasado a serpropiedad de otros empeñosy la casa ya no es la que fueseen otro tiempo.

Tenía arriba primer pisoun pasillo y una sala,un precioso vestidory una alcoba engalanada.

Otro piso superiorcon campo-casa,el balcón, la cocina,el “salaero” y un precioso comedor.

Abajo, cuadra y bodegay una “cortejina” buena,donde guardara mi hermanosus juguetes de madera.

En el dintel de la entradahay una cruz hecha en piedra,en la pared de la cuadrauna reja hecha venera.Si el conjunto ornamentalse expresara con palabras,cuánta historia departierade vida que allí se encierra.

Nada dicen las paredes,no pueden hablar las piedras,mas mi pulso está habitadopor el grito de sus huellas.

Al evocar lo sagradode aquella casa paterna,vuelve el júbilo primerode la edad de la inocencia,cuando el amor por arrobasestaba en la presidencia.

la casa

Prisma de huellas

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Madre,cuando te nombrovienen tus ojos a visitarme.

Madre,el recorrido detu linajemostró a mi sangrela valentíade tu coraje.

Vuelvo a tu frentepor venerarte,hoy me arrodilloante tu imagen,sólo en tu espejoquiero mirarme.

No temas, madre,no viene el miedo,ya sé del lado quesopla el airede la corrienteque hay en la esquina…ya sé apartarme.

a mi madre I

Ángela Mancebo Hoyos

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En la casa habitadaestabas presidiendoel pan y los arrullos,la lumbrey sus destellos.

De todo te ocupabascon manos en ascenso.

Tus brazos extendidosrezaban en silencio,dejabas suspendidossuspiros del adentroen un aire ateridode impenetrables huecos.

Tu cálida palabraregaba de consueloaquel aire de casatan gris y tan intenso.

Túlo llenabas todo.

Sólo hacía faltaeso.

a mi madre II

Prisma de huellas

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La tristeza de casacual grito clamó al cielo,hablaba el infortuniode horrores y de estrépito,sin padre de familiael vacío era inmenso,quedó su blusa a cuadroscolgada en el perchero.Era niña en mantillascrecí sin sus recuerdos.Quisiera haber tenido un padre en carne y hueso,para poder asirmede su mano o su cuello,un padre a quien contarlemis miedos o mis cuentos,o pedirle aguzasemis largos lapicerosy arreglase mi estufacon otro mango nuevo.

de la orfandad I

Ángela Mancebo Hoyos

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Los cementeriosalbergan penasde mar adentro,albergan tiempoya consumido,albergan duelos.

Una mañana de frío inviernohallé la tumba del padre muerto.

Emborronados mis ojos fueronal epitafio yaquel retratoen óxido viejo.Todo mi cuerpotembló de miedo,ninguna cuentasaldaba el precioni mis preguntasse respondieron.“No hubo remedio”contestó el eco.

No hubo mi adiósni mi luto,mis ojos eran pequeños.Padre,ya las cosas están claras,ya te encontré.Arranqué duros helechos,ahora sé de tu morada.Hoy he regresado yade aquella espera tan larga.

de la orfandad II

Prisma de huellas

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Recuerdo que entoncesmi abuelo soñabacon verme a su ladopor tenderme alas.

Me colmaba a besosreía con ganas,su alegría erafrescor de cascada.

Y yo, presurosamesaba su barbamientras le decía¡Ya aprendí la tabla!

Por la calle abajoluego me marchabacon blandura y gozode niña mimada.

¡No corrasno corras!¿Volverás mañana?

del abuelo I

Ángela Mancebo Hoyos

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De aquella ternuraque me regalara“colgábanse” rayosde luz dilatadasobre mis pupilasy sobre mi cara.Al salir de clasemi abuelo esperabale diera razonesde conducta intacta.

¡Supe la lección!y las cuatro reglaslas tengo hilvanadas… Siempre quiero, hija,seas aplicada.

del abuelo II

Prisma de huellas

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La tarde era eneromuy fría y callada,incómodo el poyovacío esperaba,en la sala grandela gente rezaba,una caja hondaen la mesa alta,guardaba a mi abueloy yo… lo ignoraba.Alguien de puntillasme subió a su caraque viera dormidacon boca cerrada.Esta vez el miedose agarró a mi falda,volé más que el aireal calor de casa.La llama en la lumbreestaba apagada.Todas las paredesde casa temblaban,y… en el viejo escañoarrugué mi cara.

del adiós al abuelo III

Ángela Mancebo Hoyos

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De sus ojos tan dulcesde su gran alborozoconservo la ternuraque manaba en su rostrocada vez que corríaa abrazarle en el poyo.Mi abuelo me esperaba al salir de la escuelasu cayado apoyabade sus manos las grietas.

Tenían los encuentrosrojeces del incendioaquel de mi orfandadcon mellas de por medio.

Me acogía sumisocomo blanco corderosus manos me mullíancon rizos de mi pelo.

Para que fuera buena,me daba algún consejo,como padre amorosome estrechaba en su pecho.

Recuerdo aquella tardeque lo llevaron lejosdormido entre su capay su sombrero negro.

Desde entonces el poyose ha quedado sin dueño,y yo subo a la fuentepor si volviera a verlo.

del adiós al abuelo IV

Prisma de huellas

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Hoy vuelvo al sentir primerocomo niña enamorada,nunca me marché del todo,ni dejé quelos olvidos me robarantodo aquello que yo amaba.

Mi cuerpo estuvo presente,como lo estuvo mi almaenganchado a los recuerdosde las marcas de la infancia.

del sólo sentir

Ángela Mancebo Hoyos

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Desperté a la vidaconocí los besos,mis pasos primerosfueron descubriendola luz y la sombra,la luna y el cielo.Descubrí el abrazoque dan los alientos,y la mansedumbrey el recogimiento.Descubrí los sonesde fiesta y de juegos,vi las procesionesconocí el incienso.Conocí la escuela,la escritura,el verso,las buenas maneras,la doctrina,el rezo.Desperté a la vidaa pasito-lento.

En el tiempo del AYERtodo se fue sucediendocomo agua que discurresin poderla detener.El recuerdo es quien registraaquello que quiso ser,sólo agua detenidapara volverse a perder.

del conocimiento primero

Prisma de huellas

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La infancia fue referencia,fue posada y travesíafue el arrullo de los díasy sonrisa de querencias.

Nacida como la auroraaquella esencia primera,se insertó como las hebrasen el alma de las horas.

Era un tiempo de inocenciadonde el corazón fraguarafirmeza consolidaday aprendizaje a conciencia.

referencia

Ángela Mancebo Hoyos

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Tiempo de asomoy asombro en la iniciaciónde vida.Tiempo de calma y ternurade protección y caricias,donde trinos y gorjeoscon el alba amanecíandonde todos los bulliciosen voz alta discurrían.

Era un tiempo condensadode pureza y lozanía,de cal viva,pan caliente,de oración y retahílas.Cuando

en los juegos de calle“pagar prenda”

no dolía.Cuando puertas y ventanasa todas luces se abrían.Cuando en noches de veranoel cielo permanecíacuajado siempre de estrellastitilando en lejanías.Cuando en casa había calor

y había luces encendidasy la voz dulce y suavede quien te diera la vida.

Todo el tiempo del asomo con presencias florecidas,era cerco insoslayablede querencia compartida.

del inicio

Prisma de huellas

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La luz era escasaen invierno y raspaba.

Menguaban los díasel frío calaba.

Por todo el contornolo oscuro se hallaba.

Clamaba a la luzque pronto llegaraa cubrirlo todode sol y de calma.

Cuando más llovíalos charcos pisaba,por si en los desastres yo no me arrugara.

Supongo que aquelloera en el crecerrutina obligada,no mirar de lejos,tan solo y a rasdejar que las cosaspasaran.

del ir creciendo

Ángela Mancebo Hoyos

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Fueron viniendomis manosal amparo y al calorde la lumbrecompartida,en ella se fue gestandola aventurade mi vida,gestándosetan callando.

de lo percibido

Prisma de huellas

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La primavera hablabade todo el estallido,de luz plena en la callecon todos sus crujidos.

Hablaban los tejadosde gotas de rocío,brillando sobre el barrodel rojo adormecido.

Hablaba en el telarun “troqueteo” continuocon voz de letanía,sin perder comba el hilo.

Hablaban los barruntossecretos y martirios,el yunque del herrerohablaba del martillo.

de la escucha

Ángela Mancebo Hoyos

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Fue un escueto bocetoun intento de líneapredispuesta al asomo.Una hoja en blancoera la edad frágilde la bruja y del lobo.Esa edad de la calmadonde todo era asombro.Aquella edad de cumplira fe ciega lo incómodo.Por misión: La Obediencia,y espantar los fantasmas,no faltar a la escuela,estar quieta y callada,no salir al balcónpor si me encaramaba,y ordenar cachivachesantes de ir a la cama.

ayer

Prisma de huellas

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Como luz florecientenace la vida,con pureza de signossus horas brillan.

La flor de la inocenciaclara y callada,huele a la yerba verderecién segada.

Huele a brisay cantueso,y a hierbabuena,a incienso bendecido,huele a azucenas.

nacencia

Ángela Mancebo Hoyos

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Los sonidos,las palabras,se insertaronen mis ojoscon lucesde fuego y magia.Entre tímidosintentosmi voz quisoser palabra,y comenzóen balbuceosa emitirlo que imitaba.El aplausoera seguroy la risa asegurabael adecuado progresode la magiaen las palabras.

balbuceos

Prisma de huellas

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Al abrir los ojosen mi cuna chicala luz de la alcoba,me daba caricias.

Ruidos de casaal pronto veníana romper mi quietapereza aterida.

Entre los visillosel aire corría,en la palanganael agua era fría.

“Hay que ir a la escuela”,mi “aya” decía,“Fuera la pereza,que tocan a misa”.

al despertar

Ángela Mancebo Hoyos

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Tras las montañasla niebla cabalga.La luz sobre el musgose posa y lo cuaja.

En las chimeneasel humo se alza.Huele a lumbre hecha,y a calor de hogaza.

El sol aparecesobre los cristalesse posa en tejadosy en los castañares.

El día amanececon fuerza imparable,fluye el movimientocon sus ademanes.

Vuelan mariposassobre los zarzales,mis ojos al ríobajan a lavarse.

al alba

Prisma de huellas

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Resplandece el sol en los ventanales,se posa en los pinosy en los castañares,alumbra ventanasesquinas y calles,llega hasta la torrey hasta los zarzales.Comienzan las horasa lucir sus trajes,los olores pueblanrincones y valles.Se rompió el silenciode la noche antes.Cada día nuevose estrena y renace.

Presenta el asombro su enigma,el contraste ocupa el espacio,se mezcla en el aire.

Cuando yo regresoallende los mares,busco el nido llenoque dejé al marcharme.

“No perdona el tiempono vuelve a quedarse”.

Hallé mi baúlen el reciclaje,restauré en sus poroslas grietas más grandes,y la noche vinofuriosa a empujarme.

de estrenar el día

Ángela Mancebo Hoyos

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La magia de los sonidosen mis ojos se hilvanaba,cual pequeños ruiseñoresen fila con voz alzada.Era la bulla en la callequien mi sueño despertara,era el galope incesantedel vuelo de las campanas.Era el son del tamborilcuando la fiesta anunciabao el caer de “las canales”cuando la lluvia arreciaba.Desde el calor de las mantasrefugiada entre las sábanaslos sonidos de la vidaen mi pequeñez sonaban.

de los sones

Prisma de huellas

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Desde el alto cielola luna resbala,el molino viejova rodando el agua.

El sol se deslizasobre las cañadas,en las piedras ponetintes de mostaza.

La vida convidaa beber del aguaque discurre limpiacon promesas blancas.

visión

Ángela Mancebo Hoyos

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La luna se escapahasta los cerezos.

El molino antiguova rodando el aguacon hebras de tiempo.

Granos de mostazaparecen los picosde los lavaderos.

Entre la hojarascaun silbido secose oculta y se arrastra.

Llega de momentola tormenta aciaga,las nubes se agolpan y amenazan agua.

La tierra al momentode lluvia se empapa,y mis “katiuskas”vuelan hacia casa.

instantes

Prisma de huellas

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La alcoba estaba fríaasomaba la perezapor cortinas y rendijas,me santiguaba rezando“la pureza tan bendita”.

Subía las escaleraslenta, hasta la cocina,tomaba café calienteen una taza de china.

Al poco,la voz sonora de mi querida nodriza:“La bufanda y el cabás,el abrigo,date prisa,no te detengas con nadie,vete siempre por la orilla,tú, en tu orden, en tu sitio,que de ti,nada se diga,aplícate lo que puedas,no te salgas de la fila,ven a casa la primeraque te espera la comida”.

a primera hora

Ángela Mancebo Hoyos

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Recuerdo aquella primera escueladonde fiel se reflejarael silencio y la tristeza.

Recuerdoaquella foto primeracon mi identidad pegadaa una hoja amarillenta.

Recuerdo la cara seriade mi primera maestra.

Recuerdoel frío que entrabapor la ventana y la puerta.

Recuerdo el polvillo blancorezagado en las bocerasde aquella leche amargadaque de América trajeran.

Recuerdoel queso-naranjaque producía denteray recuerdoel cara al solcon su fácil cantinela.

de la escuela I

Prisma de huellas

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La fría pizarrarompía la tizaen tímidos dedostemblaba la tinta.

Sobre mi cuadernola punta del lápizquedaba hecha trizas,y en la mesa grandetufo de ceniza.

Se armaba alborotoal formar la fila.Posición de firmesla escuela exigía,dos jefes de estado,dos fotografíasla clase observabancon mirada fija.

El crucificadoinerte yacíabuscaba mis ojoscon postura amiga.Mirábale amablepor si me entendía,rogábale amparopor la patria herida.

Al poco al recreotocaba la esquila,el patio invitabaa jugar deprisa.

de la escuela II

Ángela Mancebo Hoyos

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Un día que estuvecon fiebreen la cama,visitó el doctormi fiebre sudada.

Recetó boticasde las que amargaban,marchó sonriendo,me quedé apagada.A mi madre dijodos solas palabras:¡Dos días y basta,después a la escuela,no le pongan falta!

de la escuela III

Prisma de huellas

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Desde los asientos del pupitre estrechotoda la enseñanzase escuchaba atento.Si existieran notasno justificadas,se bajaba nota,se avisaba a casa.Sacar buenas notasy ser muy correctoera de lo básicofiel requerimiento.Los americanoshicieron acuerdosde enviar a Españaleche en polvo y queso.Con resignacióntomé el alimento.La conducta intactaera cumplimiento.

de la escuela IV

Ángela Mancebo Hoyos

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Habitaba el escañola espaciosa cocinapresidiendo el reflejode la lumbre de encina.

Los brazos del escañosujetaban las cuentasque se echaban de nocheal cerrarse las puertas.

Llegaban al asientolas palabras rendidas,cual rechinar de dientesno se desenvolvían.

El aire del silenciosaltaba como chispasal sigiloso escañode vetas encendidas.

El gato de la casasu cuenco relamía,y yo me encandilabamirando la repisa.

el escaño

Prisma de huellas

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El fuego era orode amarillo intenso,todo el arco irisde fuego está hecho.

Atrapa mis ojos,se mete en mi sueño,engancha mi caray enreda mis dedos.

Sus brasas contienensabor a otro tiempo,con viejas costumbresque araña el recuerdo.

…De tajos y escaños,de leños ardiendo,de voces calladasmirando hacia el fuego.

El escalofríoantiguo que sientotraslada mi sangreal lugar primerodonde conocierala fuerza del fuego.

…Regreso a las “llares”,y giro el caldero,y atizo la lumbre,destapo el puchero…

¡Cerrad esa puertaque el frío es de hielo!El café está a punto,la leche está hirviendo.¿Dejé mi cabásjunto al cantarero?

el fuego

Ángela Mancebo Hoyos

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En los pomos doradosde la cama de hierro,posaban los relámpagossus rayos y sus truenos.

Las puertas y ventanasse batían a duelo,mi refajo apretabatodo el sudor del miedo.

Los perros de la callelloraban como “a muerto”la noche oscurecidarugía más que el viento.

Se había agarrotadolo claro del cerebro.Al cielo se pedíacon devoción un ruego:

“Santa Bárbara bendita que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita”.

la tormenta

Prisma de huellas

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En las noches de inviernotodo quedaba en silencio, y las calles solitariaseran un puro desierto.

Ni un alma se ve.Ni un alma.

No se atina con el hielo.Pobre de quien fuera estéde su casa o al sereno.

Temblaba aquel andamiajedel viejo fluido eléctrico,quedábase todo a oscuraspor los bandazos del cierzo.

A tropiezos se buscabanel farol o los mecheros,el carburo o los candilespara ver la luz de nuevo.

Las sombras más se estiraban,más fuerte ladraban perros,el catre castañeabaen lo oscuro resistiendoaquella luz mortecinatiritando al ventisquero.

Cuando la otra luz llegabalas gracias se daba al cielo,podían verse las caras,media vida era el regreso.

falta de electricidad

Ángela Mancebo Hoyos

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Se rompía el silencio de la noche calladacuando todo en la casaa lo oscuro quedaba.

La casa se inundaba de todos los ruidos,voces multiplicadasy tonos aturdidos.

El miedo se cebaba en mis tiernos oídos,se vestía de lutoy daba resoplidos.

Quizá necesitabaecharlo en el olvido,mas al pedir socorrolo oscuro era estallido.

del miedo I

Prisma de huellas

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El miedo se colgabaen vigas de maderatraspasaba paredesmarcaba con sus huellas,y como cosa propiagiraba en mi cabeza.De noche se acostabaconmigo a la derechami calma enmascarababasándose en sus tretas,con todo el atropellode sus garras tan negras.

Por espantar al miedorezaba de carrera,sobre el somier temblabatoda mi friolera.Los rezos y su efectocobraban su vigenciasi el sueño me vencíasopesando mis fuerzas.

del miedo II

Ángela Mancebo Hoyos

�49

Nací en tu seno,crecí en tu calma,pisé tus piedras,viví en mi casa.

Bajo tus lucesse engalanabansiembra y cariñofrente a mi cara.

Cuando era niñame despertabacon el galopede tus campanas.

Se abrió el caminocon tu mirada,de quien conservotoda su estampa.

lugar de nacimiento

Prisma de huellas

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Evoca mi pueblosonidos de infancia,evoca el panal de mieles pasadas.

En la torre un díadoblaron campanas,sonaron las horas,lloraron las ánimas.

La vida en la callefluía animada,los signos del tiempose significaban.

Me evoca mi pueblocortinas,enaguas,las ropas antiguasguardadas en arcas,con aromas viejosque el pasado calla.

La voz de las genteshablaba con alma,hablaba la sombrade alguna esperanza,hablaba la iglesia,el baile o la plaza.

Y aquella armoníasu luz prolongabahasta los geraniosde la casa alta.

Desde entonces llevoincendio en el almacon relumbre propioque me reconocesi mi voz se alza.

evocación

Ángela Mancebo Hoyos

�51

Se levanta la torre como una muralla,el paso del tiemposus piedras delatan.La torre recibela niebla callada,abraza los soles,la lluvia y la escarcha.El musgo se ciñea toda su talla,“graznan” las cigüeñassobre su espadaña.Alberga la torreun reloj, que marcadel tiempo las horasen rápida marcha.Al bautismo alegrestocan las campanas,en las agoníaslloran y se apagan.La torre es el norteque observa y se calla,acompaña historiasal par que las llama.Cuando de la torre miro su templanza,lo hondo repicacon su voz se azara.

la torre

Prisma de huellas

�52

La Puente en sus ojosguarda cual testigoel paso del tiemporobado a los siglos.Pueblan mi memoriaaquellos ruidosque escuchara atentoen el tiempo-niño.Quietud de veranos,crecidas del río,pasos de rebañossobre sus ladrillos.Me asomaba inquietoa los remolinosy a las viejas peñasde imperioso vidrio.En los lavaderosel sol cristalinovertía de cuajosu calor henchido. Cruzaban La Puente las cargas “de millos” los hombres cansados de esfuerzo y suspiros.

“Sostriba” La Puente ojos encendidos, varas de cohetes, y noches de idilio.

La Puente

Ángela Mancebo Hoyos

�53

Fueron duras las aguasdel lavar primerode aquel tiempo recio,de aquel tiempo lento.

Se llegaba al ríopor camino estrecho,si el aire soplabaresoplaba el miedo.

A un sol de justiciasobre el lavadero,se lavaba a manola ropa del cesto.

Olía la ropaa flor de cantuesoa hierba floriday a zarzales frescos.

del lavar en el río

Prisma de huellas

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Llegan las golondrinassurcando el aire,con sus alegres trinoscruzan la calle.

El sol ya resplandeceen los cristales,alumbra las esquinasy los portales.

Comienza el nuevo díaluciendo trajes,los niños con sus vocesrompen el aire.

Balcones de geraniosy pensamientosponen su vida todaal descubierto.

primavera

Ángela Mancebo Hoyos

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de la primavera

Primavera nuevaque vienes pletóricaa darme tu encuentro,en tu abrazo pongotodos mis recuerdos.Tu nombre en la infanciaera pionero,contigo otra vezyo salgo al recreo,y vuelvo a poner agua en mi florero.Retorno a la escuelade madera congelada,y a las frías baldosasdel pasilloque tu luz amarillacalentaba.Llegabas a la carade la Virgencolocada en su peanaazul y blanca,donde en mayo“Con flores a María”los niños de la escuelale cantaban.

Por mayo llegaba la alegríacon estallido de vozalborotada,los días se llenaban del ruido,y llegaba el regocijode la Pascua.

Ahora tú,mi nueva primaverame llevas a la yerbaalmidonada,ahora tiemblo en cadaencuentro cuando pongomi abrazo enamoradoen tu almohada.

Prisma de huellas

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Paseábase mi vistapor mi querida huertaaquella donde ibaa recoger cerezas.

Sembrada de coloresla huerta estaba llena.Los árboles frutalessorteaban la tierra.

Manzanos y nogales,cerezos y pesqueras,ciruelos y perales,el paraíso eran.

En un rincón del fondosobre mesa de piedraguardaba el chocolate y el pan de la merienda.

la huerta

Ángela Mancebo Hoyos

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Del sol bebíansus hebraslos cerezos demi huerta.Maduraban al abrazoque el cielo daba ala tierra.Caía el jugoso frutosobre el verdor dela yerba,de dos en dosyo buscabalos ramitos de cerezas,era niñay me adornaba con pendienteslas orejas.En mi cara la rojezdel reflejo de mi huerta,en la pared aire quietoalimentando las piedras.Todo aquel tiempofue asombro,todo quietud y belleza,todo el cerezo brillabay en un rincón asentada,crecía la hierbabuena.

pendientes de cerezas

Prisma de huellas

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En el prado verdede castaños secosse abría un caminojunto a un arroyuelo.

Yo buscaba florespor algún senderopara hacer ramitoscon los pensamientos.

Mi gusto era aquelloque fuese pequeño.Hallé violetasde color discreto,su fragilidadme robaba el sueño.

de las violetas

Ángela Mancebo Hoyos

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Altivos se levantanlos robles de la dehesaluciendo entre sus líquenesverdores de promesas.

Abrazan el latidodel pulso de la tierraque llega derramadoen bruma gris y espesa.

Los duendes de los bosquesrompen sus ramas secas,arterias silenciosascortadas a tijeras.

Los robles en mutismosiguen en permanenciaen su común destinopoblando la dehesa.

los robles

Prisma de huellas

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En puro silenciocrece el castaño,tiene cortezade nudos ásperos.Entre sus hojasse van gestando,verdes oriciosde fruto blanco.Llegado el tiempode recolectacastañas nuevascaen a la tierra.Se insertan luegoen la hojarasca,yemas de dedoslas entresacan,y los espinos muy despiadadospunzan hirienteslas blandas manos.El tronco-madrese va quedandovacío y triste,desconsolado.En primaveralos nuevos solesirán nutriendola savia nueva,con hojas verdes,con hojas tiernasdarán refugioa las comadrejas.

del castaño

Ángela Mancebo Hoyos

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Entre zarzas y ortigaspor estrecho senderose llegaba a la charcade los juncos esbeltos.

Su circular figurade agua en poso quieto,semejaba a la lunacuando llena su cuerpo.

Los grises lavaderosen una hilera larga,miraban hacia el solsostenido en la charca.

Al frente un caño-anchocon su cara oxidada.Bajo la superficiepequeños renacuajospor nadar se esforzaban.

Las ranas en los juncostenían su morada.De vez en cuando algunaal centro se escapaba.

Por la vereda largasaltaba despistadaaquel hilo de aguametido en mis sandalias.

Sobre un zarzal doradomi muñeca secabasu vestido estampadoy su pamela blanca.

la charca de los prados

Prisma de huellas

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La antigua fuente de siempresigue ofreciendo su agua,con su espuma transparentesin detención en su marcha.

Henchida llega de fuerzadesde la montaña alta,hasta el caño desgastadode abundancia desbordada.

Cuando era niña a la fuentedesde casa caminabacon mi botijo de barropara llenarlo de agua.

Sobre un poyete de piedraal caño me abalanzaba,por un instante veíabailar mi cara en el agua.

El sol jugaba a pillarel agua multiplicadaque se enredaba en mis manosy mojaba mis sandalias.

¡Cuánto frescor en la frente!¡Cuántas sonrisas bañabanaquel candor de la fuentey aquella danza del agua!

agua de la fuente

Ángela Mancebo Hoyos

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Hoy la memoriaal pueblo aclama,por recompensay en alabanza.

Bajo tus lucesyo vislumbrabapuro el cariñoque respiraba.

Busqué la sombra,bebí tus aguas,junto a la lumbreme acurrucaba.

A ciegas puedodar pinceladaspor los rincones de tus fachadas.

Cuando el recuerdoa mi puerta llama,regreso al pueblocon toda el alma.

constatación I

Prisma de huellas

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El pueblo me vio nacery también vio bautizarme.El pueblo me vio crecery en mi boda engalanarme.

Mi corazón quedó presode sus nochesy sus días,al mirarlo desde lejosla nostalgia me invadía.

Escuchaba las chicharras,y contaba los luceros,soñaba en volver a casaa por abrazos y besos.

Las oraciones de niñaque aprendiera sin rodeos,rezaba con vehemenciay añadía mis deseos.

Viajaba la memoriapor aquellos derroterosque conociese y amaseen mi primer paradero.

Tal vez de aquel extravíosurgió el hondo sentimientode la certeza en la sangrecuando trata de lo eterno.

constatación II

Ángela Mancebo Hoyos

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No sé que tienenlos añosaquellos años primeroscuando rodaron mis ojospor las piedras de mi pueblo.Después me llevó el exiliocon su traje viajero,mas dentro del equipajeyo guardaba mis recuerdos.Quizá no era convenienteque se soñara despiertomas el sueño era refugiocontra el azote del viento.Soñaba que “al fresco” estabaen el poyo de mi casa,soñaba que en la cocinaen una cesta colgadaesperaban las rosquillasa que yo las “encetara”y soñaba con el aguade aquella fuente tan claradonde el cuenco de mis manosa beberla se inclinara.

de la añoranza

Prisma de huellas

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¿Qué tiene mi pueblo en sí?¿Sólo paisajes de arraigo?¿Qué mensajes de “sostribo”está latente en sus labios?

Quizá sea la cariciaque en mis ojos pone el aire,tal vez sea el hielo rotohacia los sitios de nadie.

¿Será el prodigio del aguao el misterio de las huellas?¿Será aquel grito que callacuando mi sangre se altera?

Cuando amanezco en el puebloalgo nuevo en mí se instala,el presente se detienedando al pasado palabra.

Con emoción contenidaabro la puerta de casa,la esquila toca a oración,ya vuelve a reinar la calma.

Es lo que fueron las horasquien se pronuncia en voz alta,de aquel tiempo almacenadoque pide auxilio y posada.

Con veneración me inclinoal regreso de mis lanchasy deposito aquel besoque mi madre me indicarade humildad y de respetoante las cosas sagradas.

sentires

Ángela Mancebo Hoyos

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Tu nombre llegó a mi vidacon transparencia de agua,mis ojos y mi destinonacieron en tu morada.

Cabalgaste en otro tiempopor historias muy amargas,hoy reluces con luz propiacomo jaca enjaezada.

Quien en ti pone sus ojoscobra voz enamorada,si se aleja alguna vez,su ilusión será volvera encontrar en ti, posada.

tu nombre, pueblo

Prisma de huellas

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Eres callado y sencillocomo la flor del espino,en el aire se respirala pureza de tus ríos.Enamoras por la magiade tus luces y tus sombraseres la gloria anunciadade quien te sientey te nombra.A las aguas de tus fuentesme incliné un día a beber,desde entonces es mi sueñosaciar de nuevo mi sed.

alabanza

Ángela Mancebo Hoyos

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Siempre el regreso fue anhelopor hacerle los honoresa mis sagrados amoresde la tierra y los del cielo.Hoy y siempre les bendigopor la fortaleza dada,por darme mano de amigodesde su dulce mirada.Nunca hay total en la cuentadel agradecimiento todo,ni se anotan en cuadernosel precio de los tesoros.

agradecimiento

Prisma de huellas

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¿Qué se mueve en la memoriacuando me asomo al balcóny me deslumbran los rayosenmudecidos del sol?

En la esquina el movimientodel aire que en rotaciónva sentando en mis pupilasun pasado que ya huyó,se empeña en que me sostengaencaramada al balcón.

Tose el viento entre las piedras,ruidos de sable me abarcan,todavía el Nazarenoespinas lleva clavadas.

Cual cautivo y penitentelas cadenas voy rodandode aquel tiempo doloridocon estigmas que horadaron.

de las marcas

Ángela Mancebo Hoyos

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Hoy le pongo nombrea mis sentimientosextendí mis brazoshacia el firmamento.

Volví a mis raícescual yedra que asientaparedes y huecos.

Cerré mi paraguaspor dejar al aguamojase mi cara.

Até los cordonesde mis alpargatas,y vi en lo pequeñotoda la grandezaque encierran los sueños.

regreso

Prisma de huellas

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Como si aún invitasela luz del sagrario encendidacon temblores de llamaa caer de rodillas,así vuelan mis ojosa colarse hacia dentro de la fiel puertecilla.Me introduzco despacioal espacio sagrado de quietud habitadadonde todo está a salvo.El Santísimo sabeque me pongo en sus manos,como ayer y por siemprevolveré a interrogarlo.Él conoce de cercala inquietud de mis labiosy el cilicio que azuzami vasija de barro.

ante el sagrario

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Índice

Prólogo ............................................................................................................... 7

pensamiento ....................................................................................................... 9mi verso .............................................................................................................. 10a ras de corazón ................................................................................................. 11inventario ............................................................................................................ 12la casa ................................................................................................................ 13a mi madre I ........................................................................................................ 14a mi madre II ....................................................................................................... 15de la orfandad I ................................................................................................... 16de la orfandad II .................................................................................................. 17del abuelo I ......................................................................................................... 18del abuelo II ........................................................................................................ 19del adiós al abuelo III .......................................................................................... 20del adiós al abuelo IV ......................................................................................... 21del sólo sentir ..................................................................................................... 22del conocimiento primero ................................................................................... 23referencia ............................................................................................................ 24del inicio .............................................................................................................. 25del ir creciendo ................................................................................................... 26de lo percibido .................................................................................................... 27de la escucha ..................................................................................................... 28ayer ..................................................................................................................... 29nacencia ............................................................................................................. 30balbuceos ........................................................................................................... 31al despertar ......................................................................................................... 32al alba ................................................................................................................. 33de estrenar el día ................................................................................................ 34de los sones ....................................................................................................... 35visión .................................................................................................................. 36instantes ............................................................................................................. 37a primera hora .................................................................................................... 38

Prisma de huellas

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de la escuela I .................................................................................................... 39de la escuela II ................................................................................................... 40de la escuela III .................................................................................................. 41de la escuela IV .................................................................................................. 42el escaño ............................................................................................................ 43el fuego ............................................................................................................... 44la tormenta .......................................................................................................... 45falta de electricidad ............................................................................................. 46del miedo I .......................................................................................................... 47del miedo II ......................................................................................................... 48lugar de nacimiento ............................................................................................ 49evocación ........................................................................................................... 50la torre ................................................................................................................ 51La Puente ........................................................................................................... 52del lavar en el río ................................................................................................ 53primavera ............................................................................................................ 54de la primavera ................................................................................................... 55la huerta .............................................................................................................. 56pendientes de cerezas ....................................................................................... 57de las violetas ..................................................................................................... 58los robles ............................................................................................................ 59del castaño ......................................................................................................... 60la charca de los prados ...................................................................................... 61agua de la fuente ................................................................................................ 62constatación I ..................................................................................................... 63constatación II .................................................................................................... 64de la añoranza .................................................................................................... 65sentires ............................................................................................................... 66tu nombre, pueblo ............................................................................................... 67alabanza ............................................................................................................. 68agradecimiento ................................................................................................... 69de las marcas ..................................................................................................... 70regreso ............................................................................................................... 71ante el sagrario ................................................................................................... 72

ISBN: 978-84-7797-465-9

9 7 8 8 4 7 7 9 7 4 6 5 9

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