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     Miradas opuestas 1

    Miradas opuestas

    Esther García...

    La enfermera entró como cualquier otro día en urgencias, con aquella expresión dequien ha vivido mucho y la mayoría ha sido malo. Hacía una semana que lo habíadejado con su novio... si a alguien que le llamaba los fines de semana (Siempre que nohubiese fútbol) para echarle un polvo rápido en la entradita de casa sin llegar nunca másadentro, ni de su hogar ni de su corazón... se le podía llamar novio. El caso es que a sus35 años todos aquellos sueños del príncipe azul y el corcel blanco se habían desecho

    irremediablemente. De hecho había llegado a aquel punto en que se preguntabafrecuentemente ¿Soy yo o son ellos? Y en alguno de aquellos momentos en que tenía elrostro inundado de lágrimas, casi tanto como el corazón, se había prometido que hastano tener la respuesta a esa y otras preguntas... iba a pasar del amor, claro, como siaquello fuese tan fácil, como si con un razonamiento lógico pudiera hacer que sucorazón dejará de encapricharse, mayormente de personas inadecuadas, aunque eso lahabía ayudado a actualizar su definición del amor...

    Amor (Según ella): Eso que te hace suspirar con cara de panoli por alguien que a lamínima oportunidad te abandonará, te golpeará, te robará o... las tres cosas a la vez

    Por supuesto, con tal concepto del amor, ella no estaba por la labor de enamorarse ymucho menos de tener pareja. Aunque a veces se le planteaba un ligero inconveniente...se sentía sola, pero no sola a secas, no, jodidamente sola. No era en plan, estamos muyocupados todos, no podemos quedar, pero están ahí, no, era más bien en plan... no hayabsolutamente ni una persona que se preocupe aunque sea un poco de mí, ni una migajade cariño, ni nada, solo este estúpido vacío que se empeña en llenarme

    En resumen... estaba completamente sola, desilusionada del amor, frustrada por suempleo (no haber llegado a más que una simple y llana enfermera) e increíblementeharta de la vida, del pájaro de la vecina que entonaba el himno de España a las seis de lamañana con su dueña haciéndole las palmas, de las parejitas que paseaban por el retirohaciéndose carantoñas, porque no es que se demostraran su amor, no, según ella eranganas de joder al personal “¡Somos pareja ¡Somos felices! ¡Mira como nos escarbamos

    la boca el uno a la otra! ¡Y tú no!”, de la vecina del quinto que cada vez que coincidanen el ascensor, escalera o puerta le preguntaba lo mismo “¿Aún sin novio?” y que cada

    vez que lo hacía recibía una mirada asesina de la enfermera, pero o su vecina era ciega,o tonta... o era una cabronceta de cuidado, seguramente lo último. En general estabaharta de todo... bueno, tal vez de todo no, había un a cosa que le gustaba... la ONG

    La cosa es que había comenzado como siempre, cada vez que conocía un chicoadaptaba sus gustos a los de él (Más bien absorbía los de él como si fuese un camaleón,

    solo que aquélla vez, en vez de drogarse, gritar insultos al arbitro, beber cerveza o(durante un breve pero intenso período) ser heavy... había ido a parar a una ONG) El

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    chico... un tipo medio hippie y porreta que había terminado en una discoteca pija dehouse en Ibiza y que estaba enganchado a las drogas sintéticas... el sitio, una pequeñaONG que comenzaba a crecer y recién estaba elaborando proyectos para el extranjero,con falta de recursos pero grandes esperanzas. Y por primera vez, aquél vacío se habíallenado un poco, era como un bálsamo para sus heridas, hacer algo, sabiendo que iba a

    ayudar, de que habría gente que lo necesitaba, que ella les iba a ayudar... era lo quenecesitaba, lo que cada vez más, en cada misión de ayuda humanitaria, llenaba aquelloque tenía dentro. Vale, su jefa era una manipuladora de cuidado... pero bueno, tampocose le pueden pedir peras al olmo

    Y allí llegaba ella, a su edad, con el peso del mundo en los hombros, una sonrisa quesolo aparecía en misiones humanitarias, trabajando en un hospital en el que era

     prescindible y que a pesar de llevar siete años allí, ninguno de sus compañeros laconocían realmente

    E: Buenos días... (Era el saludo automático que soltaba al llegar a recepción, donde los

    ojos curiosos de aquélla mujer llamada Teresa y que bien podía haber sido su vecina delquinto la esperaban)T: Hija, buenos días, que mala cara traes ¿Eh? No habrás dormido casi ¿No? Pues yodel tirón, hija, mi pequeño se fue a cenar a casa de su novia, y estuvo toda la noche allí,

     por fin un poco de soledad que a mi Paco y a mi nos hacía falta, no habíamos estadosolos desde... bf... ¡Ya ni me acuerdo!

    A los ojos de Esther, Teresa era la típica mujer sesentona que se refería a todo dioscomo hijo o hija, llamaba ‘mi pequeño’ a un hombre te treinta años hecho y derecho,

    más hecho que derecho tal vez, y a la que solo le faltaba venir a trabajar con unalbornoz y unas zapatillas de estar por casa de color rosa con florecillas cantonasestampadas, todo ello a juego con unos rulos y una redecilla en la cabeza paraencontrarse en su salsa. Eso sí... era encantadora

    E: Voy a cambiarme, Teresa

    A pesar de que su trabajo le gustaba notablemente, odiaba urgencias. Tener que ir detrásde los pacientes para que no se tomaran el hospital como un centro de vacaciones en elque podían moverse a su antojo, detrás de las visitas para que no utilizaran cualquierrincón como sala de fumadores y por defecto cualquier cosa como improvisadocenicero, para que no usaran el móvil y que cuando les decías algo te miraban como si

    fueses el mismísimo Satanás reencarnado en una enfermera de metro sesenta con carade niña buena, y sobre todo... ir detrás de los médicos para que firmasen las altas, ofueran ver a tal paciente que se quejaba o cualquier otra cosa, y es que allí, los médicostenían el don del ‘escaquismo’, léase, salían por patas en cuando veían que les ibas a

     pedir algo. Y tú seguías dando vueltas por el hospital detrás de ellos, cuando en realidadlo que quería era echarse un cafecito y durante tan solo cinco minutos no escuchar aquelgrito aberrado de: ¡Enfermeraaaaaaaaaaaaaaa!

    L: ¡Esther! ¡Ey, Esther!

    Una de las pocas personas que la conocían un poco más, seguramente porque la doctora

    Laura Llanos tampoco es que hubiese tenido mucha suerte en el amor, estabacompletamente enamorada del doctor Sotomayor (un pijo con aires de clase media)

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    casado y con un hijo en camino, era incapaz de mantener una relación con cualquierotro, ni siquiera con aquél psicólogo guaperas que le tiraba los trastos descaradamente

    E: Iba a cambiarme, Laura, luego nos tomamos un café...L: Vale, primero pásate por la cortina dos, hay que sacarle sangre

    Sin duda la parte más interesante de aquél trabajo, el momento pinchazo, en que cada paciente reaccionaba de forma diferente, ignorarla, mirándola mal, apretando susmúsculos aún sabiendo que así duele más, poniendo cara de buen apersona e intentandocamelársela para que no lo hiciera, sobornándola con dinero o regalos, poniéndose en

     plan niña exorcista (sin duda el más divertido ya que tenían que sujetarlo dos mientrasla otra le asestaba el ‘mortal’ pinchazo) o huyendo (Sí, no era la primera vez que se

    había visto a alguien con la bata aquella que no tapaba nada correteando por el hospitalo escondido en los lavabos), aunque sin lugar a dudas, el caso más divertido era cuandouna única persona pasaba por todas aquella reacciones en menos de cinco minutos... lode las multi-personalidades era raro, pero aún había casos

    L: Por cierto, el café a las once, que Javier (léase doctor por el que ella perdía el culoinstantáneamente) nos ha dicho a todos que vayamos a cafetería que nos tiene algo quedecirE: Sí, vale... nos vemos allí

    Entró en los vestuarios, si a dos metros cuadrados llenos de trozos de hierro llamadostaquillas, se le podía decir así. Buscó en su bolso la llave de la suya. Normalmente encualquier otra persona no le habría llevado mucho, pero Esther parecía llevar siempre lacasa a cuestas, en su caso, metida a presión en el bolso, llevaba de todo, recuerdos,guarradas varias que por no moverse hacia una papelera iba acumulando en uno de los

     bolsillos y aún así le quedaba sitio para las llaves de casa... pero las de la taquilla... estaclaro que no. Seguramente estarían en el recibidor de casa sonriendo burlonas. Miróalrededor a ver si ya les habían llevado los uniformes limpios, victoriosa se acercó almontón perfectamente colocado al lado de la puerta y buscó el suyo, hasta que recordóque los tenía apilados en el fondo de la taquilla para lavarlos en casa porque eldetergente del hospital le causaba sarpullidos

    E: ¡Mierda! (Se resignó a convertirse en la mujer cangrejo y buscó en el montón algunode su talla, maldijo que solo contratasen a anoréxicas de talla 30, por suerte algunaacabaría de venir de vacaciones y gastaba una gran 36... lástima que Esther usase la 42)

    Una hora después estaba harta del día, del trabajo, del sarpullido que la había convertidoen una llama andante, de los picores que la hacían rascarse como si tuviera una coloniade pulgas saltando por su cuerpo, de pasearse por allí embutida en aquél uniforme que

     por marcarle le marcaba hasta los pelos del brazo y que amenazaba con estallar encualquier momento, haciendo saltar los botones que con la suerte que tenía irían a para ala calva del director, que la echaría a la calle, por lo que no podría pagar al barrigón desu casero y por lo que acabaría volviendo a casa de su madre, junto con sus sietehermanos, donde había que pedir hora con meses de antelación para ir al baño y dondese pensaba en el asesinato a la hora de comer... Sí, la vida era bella

    Macarena Wilson...

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    Se despertó tarde, como siempre, tal vez porque la noche anterior la cena de gala habíadurado más de lo previsto o porque le encantaba dormir, acurrucarse entre las suavessabanas, arropada por el calor de su propio cuerpo y con aquel olor a hierbabuena quesiempre había en las habitaciones y pasillos de aquella mansión. El sol se colaba entre

    las blancas cortinas de seda, despertándola suavemente. Abrió los ojos y sonrió a laestupenda mañana que se presentaba en tierras jerezanas

    Miró a un lado, sobre la pequeña mesita que había al lado de su cama, descansaba una bandeja de plata, sonrió, Carmen siempre se adelantaba a sus peticiones. Zumo denaranja recién exprimido, tostadas untadas con manteca colorá echa por la propiacocinera de la familia, café en su punto justo traído del Brasil, una rosa con los pétalos

     perfectamente definidos y ordenados, seguramente de los numeroso rosales queinundaban el jardín, y una servilleta de seda

    Deslizó la sabana a un lado, con la suavidad del que toca algo preciado, se desperezó

    tranquilamente y se acercó a la ventana, descorriendo levemente las cortinas, los jardineros trabajaban en el cuidado de las numerosas plantas que su madre había hechotraer de infinidad de lugares, quería el jardín más hermoso y exótico de Jerez, y lo habíalogrado, era envidiado por mucho de los invitados a las fiestas de los Wilson, y copiado

     por muchos otros. Más allá de los jardines se podían ver hectáreas de viñedos,dibujando líneas y más líneas, formando un perfecto entramado de color verde intenso.Desvió la mirada hacia el pequeño lago que había a la derecha, junto a los establos ysonrió, era un gran día para montar

    Se acercó a su cama y se dispuso a desayunar, unos suaves golpes sonaron en la robusta puerta, poco después su hermano Jerónimo entraba vestido de jinete

    Jero: Buenos días, hermana (Sentándose delicadamente en el filo de la cama)M: Buenos días ¿Vas a salir a montar?Jero: Sí, en un rato, primero quiero esperar a padre, cosas de negociosM: Pasáis demasiado tiempo trabajando y muy poco disfrutando del sol (Riendo yvolviendo su vista hacia la ventana)Jero: Debemos mantener el prestigio de los Wilson, Macarena. (Sonriendo orgulloso)¿Qué tal lo pasaste anoche? (Alzando una ceja interrogativo)M: Muy bien, aunque me agoté un poco con tanto valsJero: ¿Solo por el vals?

    M: Jerónimo, no sé que intentas insinuarJero: Vi como Fernando de Castro te sacaba de la fiesta hacia los viñedos... (Macarenasuspiró)M: Mhmhm... es un hombre elegante...Jero: ¿Solo eso? (Riendo) Tiene una de las mayores fortunas del paísM: Nosotros también Jerónimo... además... no es él. (Mirándole a los ojos)Jero: Uhm... ¡Claro! ¡El príncipe azul que vendrá en su corcel blanco!M: No te burles de míJero: Algún día entenderás que no existen los príncipes azules...M: Existen, serás tú el que lo vea. Y ahora vete, quiero desayunar tranquila (Jerónimose levantó y se acercó a la puerta)

    Jero: Tiempo al tiempo, hermana... (Cerrando sonriente tras de sí)

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    Macarena siguió desayunando, con un poco menos de placer que antes, odiaba cuandole decían que no existía ese amor puro, grande y sin fin. Y es que ella... creía en el amor,en ese amor, por encima de todo. Tal vez lo veía desde la perspectiva de alguien quesiempre ha tenido todo lo que deseaba, nunca le había pasado nada malo, nunca habíarecibido un no como respuesta, y ese amor, ese amor tampoco se le iba a negar, era

    Macarena Wilson, ¿Cómo se le iba a resistir? La cosa estaba en encontrarlo...

    Ella soñaba con una gran mansión, un marido encantador que se desviviera por ella, quele diese todos sus caprichos, desde el más pequeño al más grande, un par de niños,mejor niñas, que serían educados como ella en el arte de la danza y en la equitación,unas niñeras que se hicieran cargo de ellos mientras ella paladeaba lentamente el

     placentero sabor de tenerlo absolutamente todo, de ser feliz por todo lo que le rodeaba,y ese final feliz de las fábulas

    Obviamente Macarena desconocía como era el mundo real, era una mujer informadacomo se exigía en alguien de su status social, pero todo pasaba a través de los ojos de

    una mujer de 35 años que no sabe lo que es pasar hambre ni por asomo, en ningúnsentido. Aunque a veces, en raras ocasiones, aquella sonrisa se desdibujaba un poco,imperceptiblemente, a veces pensaba en el mundo. No en el que ella conocía, lleno delujos y copas de plata. No. El mundo de fuera, el real, el desconocido, el misterioso, enel que vivía más del 80% de la humanidad. Aunque solo lo hacía porque como toda niñacaprichosa, quería tenerlo todo, incluso lo que no conocía, y es que zambullida en un

     jacuzzi con una sirvienta preparada para abrigarte con la toalla al salir... era difícil tener pensamientos limpios de todo el oro que impregnaba su vida

    Terminó de desayunar y llamó al servicio para que le prepararan el baño, no es que nosupiese hacerlo ella, pero era algo a lo que estaba acostumbrada desde muy pequeña,mientras se lo preparaban consultó su agenda para aquella semana. Tenía una cita al díasiguiente, una cena en Madrid de un viejo conocido, todos asistirían al evento. Dos díasdespués empezaría el torneo de jinetes de Jerez, al que como apasionada de laequitación que era iba a ir, así que debía empezar a pensar en el modelo apropiado parala ocasión. Un par de compromisos con sus amigas y una cita con Fernando de Castro ala que no había podido negarse, aquel hombre podía resultar excesivamente seductorcuando se lo proponía, y en lo referente a Macarena, siempre se lo proponía, aunque ellase resistía al despliegue de encantos que le proporcionaba, sabía que aquel no era elhombre con el que pasaría el resto de su vida, pero a nadie le amargaba un dulce, nisiquiera a alguien como ella, y eso que aquel dulce se le antojaba amargo, como tantos

    otros, y no llegaba a comprender el motivoEl interfono de su habitación emitió un leve sonido, Maca apretó el botón distraída

    Servicio: Señorita Macarena, ya tiene el baño a su disposiciónM: Gracias. (Murmuró mientras dejaba la agenda a un lado y se dirigía al baño, deslizóel albornoz que llevaba puesto hasta que cayó al suelo, se desprendió del pijama yacarició la superficie del agua, estaba en su punto, con un ligero tono rosa por las leales

     perfumadas, se metió dentro y empezó a jugar distraídamente con la espuma, el teléfonosonó y sonrió al recordar que hacía poco había hecho instalar una línea en el baño, lotomó sin dejar de jugar con sus dedos) Macarena Wilson

    Antonio: Buenos días, hijaM: Buenos días, padre ¿Qué tal has pasado la noche?

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    Antonio: Bien hija, bien. (Ambos sabían que no era cierto, dormía solo desde que unmes atrás Rocío, su esposa y madre de Macarena, decidiera mudarse a una de lashabitaciones de invitados, de las numerosas que tenían, y su padre la quería, a pesar delos años y de que el amor no era algo propio de su clase, al menos el desinteresado, aúnla amaba) ¿Estás muy ocupada?

    M: Quería ir a montar, hace una mañana espléndidaAntonio: Bien, pero me gustaría hablar contigo en algún momento del díaM: ¿Algo grave?Antonio: Sabes que no hija, solo negocios. Disfruta del paseo, estaré en mi despacho

    La línea se cortó y Macarena sonrió. Trabajo. Desde hacía un tiempo se encargaba delas relaciones públicas de “Bodegas Wilson”, haciendo fiestas y entablando relaciones

    con influyentes miembros de la alta sociedad, contribuyendo a aumentar el patrimoniofamiliar, haciendo donaciones ‘desinteresadas’ a proyectos humanitarios, simplemente

     por la publicidad que conllevaba en los últimos años donde se había puesto de moda serricos compasivos y con conciencia, algo que no eran, pero que de cara a los demás

    debían fingir serlo, y otros detalles que ayudaban a que la empresa de su familia seencontrase entre las más poderosas e influyentes de las bodegueras españolas y europeas

    Por muy niña que pudiese llegar a ser en algunos aspectos, aquella ironía en lo quehacía no se le escapaba, sobre todo en la ayuda humanitaria, ella daba una pequeñísima

     parte de su dinero, algo tan imperceptible entre los millones y millones que poseían queno se daban ni cuenta, lo daba por el único motivo de la publicidad, anunciaban a cadadonación a bombo y platillo como todos los demás, utilizaba el hambre que jamásllegaría a experimentar, el horror que vivían miles de familias en el mundo para su

     beneficio, para tener más y más. Y para aquellas familias... les daban alimentos, ropas ymejoraban su calidad de vida, les procuraban medicamentos y todo lo que necesitaban...Eran héroes, hipócritas, pero héroes. Ambos se utilizaban, unos para sobrevivir... otros

     por pura ambición. Una vez le había entrado curiosidad, quería ver los rostros a los queles mandaban aquel dinero, o tal vez solo quería asegurarse que el dinero llegaba dondetenía que llegar y no se quedaba en manos de algún burócrata, pero después deinformarse un poco sobre las condiciones ‘salvajes’ en las que vivían aquellas personas,

    había desistido, una Wilson entre salvajes, impensable... y sin agua caliente ¡Que atraso!

    Removió un poco más la espuma, se acomodó y colocó un apequeña toalla sobre susojos, apoyó la cabeza en un pequeño cojín en el filo y suspiró. Sí, la vida era bella

    Cuando Esther estaba toda concentrada en ver como clavar la aguja para extraer sangrea un hombre que tenía tics en el brazo, apareció de nuevo Laura, le recordó a Esther queeran las once, esta la miró con una ceja alzada. Hay lo tienes... el amor. La doctoraLlanos estaba tan enamorada de Sotomayor, que si este estornudaba, ella ya estaba

     pidiéndole la baja, preparando un caldo y forzando la cerradura de farmacia para darlealgún medicamento... todo a la vez. Esther ya se la podía imaginar, en cuclillas delantede la puerta de farmacia, con un pasador del pelo en la mano y trasteando la cerradura.Aunque con lo torpe que era, seguramente acabaría por romper con una silla el cristal ydar un salto dentro al más puro estilo Lara Croft... y todo eso... por amor ¿Bonitoverdad? A Esther le entraban nauseas...

    L: ¡Esther! ¿Me estás escuchando?

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    E: ¿Eh? (Volviendo a la realidad en que Laura no pasaba de doctora) ¿Qué?L: Once. Javi. ¡Vamos! (Con una de sus mejores sonrisas)E: Sí, sí... (Dejando la jeringa a un lado y dándole la espalda al paciente)Paciente: Esto... ¿No me saca sangre? (Confundido, Esther le miró, puso una mediasonrisa y cogió la jeringa)

    E: Ala, majete (Dándosela) Que puedes tu solito (Dándole una palmadita en la espalday desapareciendo con Laura colgada de su brazo)

    Sí, quizás no era exactamente la actitud de una enfermera, al menos no de una buena, pero después de media hora intentando que aquel tic parase, o al menos no le afectasecada vez que se acercaba a él... ¿Qué esperaba? El tipo ya tenía suerte de que Esther nole hubiese cruzado la cara, como en las películas, para que reaccionara de una vez, ¡Quécon la tontería del tic la enfermera había recibido más leches que en toda su vida!

    E: ¿Qué quiere Javi?L: Pues creo que celebran su cumpleaños y nos invita a todos ¿No es genial?

    Uy... pensó la enfermera... sí, genial... Ir a una celebración Sotomayor, rodeada de genteque utilizaba billetes de 500 para secarse las manos, que no veían más allá de susombligos perfectamente retocados por todo un artista de lo artificial y que acudían a suclínica privada porque se habían roto una uña al salir del jacuzzi... vale, quizás estabaexagerando... también podía ser saliendo de la sauna, ¡No había que ser tan extremistas!

    E: Sip... estupendo... (Sarcástica total, entraron n cafetería, la enfermera se acercó alanevera y cogió un zumo, se sentó en una de las mesas, con Rusti mientras miraba comoTeresa pedía silencio para que un avergonzado Javier, que en realidad estabadisfrutando como un enano con recibir tanta atención, reía)

    J: Bueno... os preguntaréis que ascesis aquí ¿No? (Bromeó mientras Esther fulminabacon la mirada a Laura, ella sabía que hacía allí, y tanto que lo sabía) Mañana mi familiada una fiesta por todo lo alto con motivo de mi cumpleaños y he pensado que no haymejor forma de celebrarlo que con ellos y mis amigos, entre los que estáis todosvosotros (Varios aplausos, sonrisitas, caras de horror por no saber que ponerse yTeresita, que parecía brillar con luz propia de la ilusión que se le había metido en elcuerpo, ¡Lo que iba a poder cotillear con sus amigas!)

    R: Oye, Esther... en las fiestas esas... ¿Qué se hace?

    E: ¿Me ves con cara de ir a muchas? (Con una ceja lazada, divertida)Después de que Teresa se acoplará y no parará de hablar durante una media hora, decosas trascendentales, como que llevar a la fiesta y quién asistiría, Esther decidió queera el momento justo para desaparecer, fue a encerrarse un rato a enfermería con laexcusa de hacer el inventario. Había decidido que no iría a la fiesta de Javier, primero

     porque prefería pasarse la noche dándose cabezazos contra la pared que ir a una fiestade pijos, segundo, porque aunque quisiera ir ¿Qué se iba a poner? Su armario no seconsideraba precisamente una delicatessen en moda. Así que... no iría. Aunque claro, aveces el mundo conspira contra tus intereses, o te echa un cable, según como se mire, enaquel caso, y después de la llamada que iba a recibir, Esther podía afirmar que el mundo

    se lo pasaba en grande con ella. Y el mundo era Marisa, en aquella ocasión, la directora

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    de la ONG. ¿Quién se lo iba a decir mientras escuchaba la melodía de misión posible desu móvil?

    E: ¿Diga? (Masculló entre dientes mientras miraba una caja de antiinflamatorios)Marisa: ¡Esther! ¿Qué tal todo?

    Aquel ‘¿Qué tal todo?’ de Marisa, traducido por Esther, venía a significar: “Necesito tu

    ayuda... y por cierto, no te va a gustar” Así que Esther se preparó para lo peor, y siendo

    Marisa, lo peor... podría ser muy malo

    E: Bien...Marisa: ¿Sí? ¡No sabes cuanto me alegro!Traducción: “¿Sí? ¿No tienes nada roto? Entonces me vas a ayudar” E: Gracias...M: ¿Qué tal la familia? (Un escalofrío recorrió la espalda de la enfermera)Traducción: No te va a gustar... NADA

    E: Como siempre... Oye.. ¿Qué tal tú? ¿La familia? ¿La vecina del tercero?Marisa: Bien, todo, hasta la vecina (Risita de te vas a enterar) Que te he llamado

     porque quería preguntarte algo...E: Ajá... (“Y... ¡Ahí viene!”) Marisa: ¿Conoces a Sotomayor? (Otro temblor la sacudió, y casi se le escapa un taco

     por la boca)E: Mhmh... no sé... hay muchos Sotomayores... (Primera opción: hacerse la loca)Marisa: Cierto.. pero a mi me interesa el Dr. Sotomayor que trabaja en urgencias de tuhospital... (“¿Para que pregunta si ya lo sabe?”) E: Oh... ese Sotomayor... es que conozco varios ¿Sabes? Uy... en mi barrio hay uno, sellama Rober ¿Segura que no es él? Aunque ese creo que es Sotomenor, pero bueno,viene a ser lo mismo ¿No? (Tuvo un flash de aquella canción... “Tu dirás que estoy

    loco, loco, loco, loco, pensarás que estoy loco, loco de atar y es verdad que estoy loco,loco, loco loco...”) Marisa: Ya, sí, vale. Mañana es su cumpleaños, hace una fiesta, una fiesta importante,eres amiga suya ¿No?E: Bueno... amiga lo que se dice amiga... yo más bien diría conocida... ¿sabes? Es queestamos en diferentes ondas y eso...Marisa: Sí, sí ¿pero te ha invitado o no?E: Pues... (“ A ver realmente... ¿Qué posibilidades tenía de funcionar el plan de hacersela loca? YO te lo digo, cero patatero. Sobre todo conociendo a Marisa”) Sí, me ha

    invitado, voy a ir ¿No? (Ya solo le quedaba la resignación y la aceptación... vale,también despotricar durante media hora)Marisa: Esa es mi chica... necesitamos que una familia en concreto se interese mucho

     por nosotros, pero mucho, mucho ¿Eh? Y adivina... tú vas a despertar su interésE: ¿Grito de alegría ya o espero a que cuelgues?Marisa: Disfruta de la fiesta, te doy los detalles luego (Y colgó, total, ya habíaconseguido lo que quería, Esther iría a la fiesta de Sotomayor a lamerle el culo a algúnengreído rico para que subvencionase los proyectos de la ONG, refunfuño por lo bajiniy siguió con el inventario)

    Después de llamar al servicio para que dispusieran el traje de montar y una vez vestida, bajó cruzando el ala este de la mansión y utilizando la gran escalinata en la que solían

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    recibir a los invitados en las fiestas, no por educación sino porque verles en lo altoimponía mucho. Se encontró con su madre e intercambiaron una inclinación de cabeza,cuidada al milímetro, para que no pareciesen arrogantes a los ojos de la otra, fue todo eltiempo que se dedicaron. Macarena salió por la puerta principal donde un elegante pero

     práctico jeep la esperaba, de uso exclusivo para ir de la mansión hasta el establo, unos

    500 metros o así. Juan Pablo, el chofer, le abrió la puerta y Macarena sonrió levementeantes de subir elegantemente al jeep, hasta en casa debían conservar las formas. Notardaron ni dos minutos en llegar al establo, donde Federico, el encargado, la esperabaen la puerta

    M: Buenos días, Federico ¿Qué tal se ha portado esta preciosidad? (Acercándose alcaballo negro azabache que había junto a él)Federico: Muy bien señorita Macarena, su caballo es digno de la realeza. (Sonriendo deoreja a oreja)M: Espléndido. ¿Cómo se encuentra el pequeño?Federico: Hace dos días que apenas come, el veterinario ha prometido pasar después de

    la comida a examinarloM: Bien, manténgame informada. Vamos a ver como estás de forma ¿Mhm? (Sonriendoal caballo de raza árabe, una de las mejores, que la miró curioso y con la cabeza alzada)Federico: Señorita Macarena, su pata está algo resentida... (El semblante de Macacambió)M: ¿Resentida? Yo no le fuerzo nunca...Federico: Lo sé, pero su hermano Jerónimo...M: Creo que le di indicaciones muy precisas sobre ese tema. Jerónimo no monta micaballo, bajo ningún concepto. (Su tono era duro y su semblante serio reforzaba estasensación)Federico: Lo lamento, pero su hermano es muy convincente e influyente en la casa y...M: No quiero excusas. La próxima vez no me tomaré la molestia ni de avisarte, haymiles de domadores que estarían locos por tener a estos caballos a su disposición.(Federico agachó la cabeza abatido, en eso tenía razón, los Wilson poseían los mejoresequinos de España) Mi caballo, mi palabra ¿Entendido?Federico: Sí señorita Macarena. (Retirándose)

    Subió con cuidado al caballo y le hizo andar un poco, para comprobar cuanto de ciertohabía en lo que le habían comentado, no parecía que ‘Biscuit’, como se llamaba el

    caballo, tuviese problemas, intentó con un trote más ligero y notó como zozobraba deuna pata, suspiró y maldijo a su hermano antes de devolver el caballo al establo. No

    quería dañarlo por nada del mundo, era lo único a lo que podía decir que amabaRegresó a la mansión y se cambió de ropa para ir a ver a su padre, una de las mujeresdel servicio le comunicó que Fernando de Castro había llamado en su ausencia,Macarena empezaba a cansarse de las atenciones de aquel rico encantador, asintió a lasirviente y fue hacia el despacho de su padre. Los nudillos acariciaron la puertaemitiendo un leve sonido, suficiente para que al otro lado la profunda voz de AntonioWilson la invitase a pasar

    Macarena abrió encontrándose una habitación que conocía perfectamente, el granescritorio de roble, la butaca imponente de su padre, los numerosos libros que nadie leía

     pero que le daban un toque culto a la estancia y la alfombra tejida a mano en Marruecos.

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    Se sentó en una de las sillas que había delante de la mesa y esperó a que su padre dejaralos papeles que fingía leer atentamente

    Antonio: Bueno... tengo trabajo para ti. (Alzando la vista y colocando las manoscruzadas bajo la barbilla, con aire pensativo) Este año aún no hemos colaborado en

    ningún acto benéfico... (Sacando una carpeta y dándosela a Macarena) En dos mesestengo pensado entablar relaciones con DelValle, es uno de los nuevo ricos aficionado alrollo naturista ese, sin duda que llegue a sus oídos que hemos hecho una importantedonación nos beneficiará, al menos hará que las negociaciones sean más... fluidas. Miscontactos me han dado eso (Señalando las carpetas) Son proyectos por los que esehombre tiene un especial... interés. Como relaciones de la empresa me gustaría que lesechases un vistazo, a ver que sacamos ¿Mhm?M: Por supuesto, padre, en cuanto volvamos de Madrid las miraré. (Su padre miró seriohacia la ventana)Antonio: El señor DelValle es una persona importante, muy influyente... (Arrastrandolas palabras con pesar)... y si las negociaciones llegasen a buen puerto... me colocaría en

    una posición ventajosaM: Padre, ya estás en una posición ventajosa. (La mirada de su padre se clavó en ella, sedistinguía cierto toque de curiosidad)Antonio: Me sorprende lo poco que te pareces a mí a veces... (Suspiró levemente) Merefería a una posición aún más ventajosa. Cada detalle es muy importante... incluida túelección. DelValle asistirá mañana a esa celebración... quiero que hables con él, tenéismuchas cosas en común (Irónico) El amor por los demás... háblale del proyecto que

     para entonces ya habrás elegido, simpatiza con él, gánatelo. Creo que sería una buenaforma de romper el hielo ¿no?M: Sí, sin duda. (Su padre sonrió satisfecho)Antonio: Bien... tienes mucho que leer y pensar (Maca se levantó, aquélla era la formade decirle que la reunión había terminado, tomó las carpetas y se dirigió a la puerta,cuando ya tenía el picaporte en su mano escuchó de nuevo su voz) Macarena (Ladeó lacabeza para mirarle) confío en que has la mejor elecciónM: La haré...

    Una hora antes de la celebración, Esther estaba sentada en unos escalones de su casaesperando a Rusti y Teresa, que iban acompañados de sus parejas, Queca y Tomás. Alfinal Esther había conseguido un vestido... bueno, en realidad era un disfraz de unavecina, que quitándole cuatro cosas que colgaban (y que Esther no había podido

    averiguar que demonios eran) hasta le daba un toque elegante, con aquel color verdeque cambiaba de tono sutilmente con la luz y aquella sencillez, aunque claro... para queengañarnos, Esther llevaba media hora delante del espejo y lo único que veía era a unclon de la rana Gustavo... vamos, solo le faltaba abrir la boca mucho y colgarse un

     pañuelo verde más claro al cuello ¡Y ahí la tienes! ¡Doña Gustava!

    Así que con cierto complejo de rana (en cualquier momento se ponía a dar saltitos y acroar) y sentada en un frío escalón que le estaba dejando el trasero tieso, vio apareceruna furgoneta, que no era la de las tortugas ninjas pero vamos... poco le faltaba, quizásera más rollo equipo A, se estaba riendo ella sola cuando a través del cristal distinguióquien iba dentro. Genial... la rana gustava en las filas del equipo A... a lo mejor debía

     pedirle a su vecino rapero que le dejase algún medallón, para ir a juego más que nada.Aunque lo peor vino después, cuando Teresa y Qeuca se bajaron, Esther ya se echó a

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    reír por no llorar, adivinad lo que vio... Verde, por todas partes, lo llenaba todo. Eso y aRusti tirado en el suelo partiéndose de la risa. Eso también lo vio

    E: Gustava’s and company... (Soltó antes de acercarse a saludarles)T: ¡Otra de verde! ¡Rusti! ¡Llévanos a cambiarnos! ¡No vamos a ir todas de verdes!

    Queca: Mujer, no es para tanto... Esther (Acercándose a la enfermera) estás preciosa.(Esther puso los ojos en blanco y le dio dos besos, aquella mujer siempre tenía una preciosa sonrisa dibujada en los labios, Esther estuvo apunto de decirle lo de complejode rana... Pero es que Queca iba de verde chillón y claro... no hubiese quedado muy bien¿No?)T: Sí es que... ya lo decía yo, claro, estas también han leído el artículo de la revista. “Laelegancia de los colores” y claro... todas verde. (Refunfuñando mientras subía a la

    furgoneta)E: ¿Qué dice gollum? (Queca la miró confundida) Teresa, TeresitaQueca: Nada, que ella sacó la idea de una revista, la misma que he comprado estamañana cuando me lo ha dicho Rusti, y dicen que en las veladas de alto standing ahora

    se llevan los colores Burdeos, oro y verde, pero que sobre todo el verde, que ese es muyelegante y no se que tonterías más... (A medida que Queca le iba explicando la imagende su madre parada delante del quiosco se le vino a la cabeza... eso y su insistencia enque fuera de verde)E: La mato...Queca: ¿Qué dices?E: No, nada, que... ¿Subimos? (Mientras varios piropos hacia su madre sacudían sucabeza, cuando llegasen iban a impactar, y no quería llamar la atención, estaba allí porcosas de trabajo... pero bueno, peor hubiese sido si fuera en pelotas, porque con larallada que le metió su querida madre con tal de no escucharla hubiese ido hastadisfrazada de pipi calzaslargas)

    Esther se fijó en el detalle de que cada vez que las miraba por el retrovisor se partía dela risa, por no entrar al trapo y decirle que el parecía el hermano feo de chanquete, seconcentró en la ventanilla, primero reconocía las calles, la panadería de la Juani, el bardel Pablo, el callejón, luego calles que podrían haber sido las de cualquier ciudad y mástarde le dio una colleja a Rusti

    R: ¿Qué? (Frotándose la nuca)E: Te he visto ¿Eh? Guarda el sapo. (Señalando una ranita que Rusti acababa de colgaren el retrovisor)

    R: Mujer... es para ir a juegoT: Que poco respeto ¿Eh? Queca, dile algoQueca: ¿Esa rana no es la que llevaba mi hermana en el coche cuando se lo robaron?R: ¡Anda! ¡Ya hemos llegado!

    Esther volvió a mirar por la ventanilla, estaba claro, por allí no había pasado en su vida,todo eran casa con jardines y grandes verjas, y cámaras de seguridad que cada vez que

     pasaban con la furgoneta cerca les seguían. Para no seguirles, con aquél trasto en un barrio como aquel lo raro era que no les hubiesen parado ya

    R: Macho... fijo que tienen hasta policía propia... (Mirando alrededor como todos,

    Esther suspiró, parecía que estuviesen buscando un objetivo para mangarles hasta lacubertería)

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    E: Sí, seguramente... y como no aceleres lo vamos a comprobar. Además está entemucho dinero, mucho dinero, pero no tienen corazónT: Pues yo que quieres que te diga... (Mirando atontada por la ventanilla) si para tenertodo eso hay que perder el corazón... ¡Te regalo el mío! Mira, mira, cariño (A su maridodándole palmaditas) Aquellos tienes sauna ¿Ves el vapor? Y nosotros con el cuarto de

     baño que lo tenemos que arreglar desde hace veinte años por lo menos (Esther y elmarido de Teresa, Tomás, suspiraron a la vez, se miraron y se echaron a reír) Vaya dos,encima de guasa. ¡Uy, uy! ¿Aquella no es la casa del Raúl?R: ¿El futbolista? ¡NO jodas! (Frenando en seco y empotrando a todos con los asientosde delante)T: No, ese de la serie esa que echan por las tardes... chiquillo ¿Tú también la ves? Miraque te has emocionado...R: Anda, calla, calla, a ver ¿Qué calle era?Queca: Cariño, te dije que trajeras el mapaR: Que no mujer, yo sé por donde voy... (Mirando confundido a todas partes)Tomás: ¡Tío! ¡Sigue la limusina! (Señalando una que se cruzó delante de ellos)

    ¡Acelera que la perdemos! (Rusti pisó al fondo y giró, le faltó nada y menos paraempotrarse en el maletero de la limusina) Pa’ habernos matao...  E: ¡Eh! (Dándole otra colleja) No te pares, coñe, tira para adelanteR: ¿Por qué? Es aquí... (Mirando hacia una gran puerta con una alfombra roja y genteque no dejaba de entrar, en la puerta se leía el apellido Sotomayor)T: ¡Rusti, acelera, que se baja el chofer!R: Joder... (Dando marcha atrás y saliendo disparados, dieron un par de vueltas hastacalmarse) Venga, y ahora que...Tomás: Lo primero es deshacerse del vehículo...T: ¡Tomás! ¿Qué estás diciendo?Tomás: Que no pienso pasar por delante de esa fiesta con la furgo, la aparcamos poraquí y nos vamos andando, que como nos vea el chofer llegar con la furgo esos nosmeten en alcatrazE: Ahí la has dado Tomasín

    Media hora después llegaban cansados y sudorosos a la casa, la madre que parió aTomasín, ya lo podía haber dicho estando más cerca. El guarda les miró de arriba yabajo

    Guardia: Nombres. (A su lado pasaron una pareja a la que el guarda no pareció prestarles atención)

    R: ¡Eh! ¡Eh! ¡!que se cuelan! (El guarda alzó una ceja y en el mismo tono repitió)Guardia: NombresQueca: Rusti, dáselos y vamos a dentro, necesito sentarmeR: Vale, vale... (Suspirando le empezaba a dar los nombres, tuvieron que ensañarlehasta el DNI, llegaron a la altura de Esther)E: Me he dejado el DNI pero en las bragas llevo el nombre ¿Te sirve?R: Ahí, Esther, ahíGuardia: Señorita...E: Que poco sentido del humor, tintín. (Pellizcándole la mejilla al guarda y enseñándoleel DNI, este la miró de arriba abajo y suspiró)Guardia: Procure no enseñarle el nombre a nadie ahí dentro...

    E: Buf, no sé si podré con la tentación... (Riendo y entrando con los demás)

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    La limusina que el padre de Javier Sotomayor había puesto a disposición de los Wilson,grandes viejos amigos de otros tiempos, les recogió a la puerta del hotel. La familia alcompleto bajó, en parejas cogidas delicadamente del brazo, se acomodaron en losasientos de la parte de atrás y el chofer bajo el cristal que separaba os dos

    compartimentos

    Chofer: Llegaremos a la residencia de los Sotomayor en media hora, el señorSotomayor a dispuesto de un pequeño cóctel para el trayecto, desea que sean de suagrado. (Volvió a subir el cristal con gesto automático mientras Jerónimo les servía algode vino a todos)Antonio: ¡Brindemos! Esta va a ser una gran noche. (El padre de Maca estaba de unexcelente humor, siempre que preveía que los negocios iban a mejorar se ponía así)Jero: ¡Por empezar con buen pie y que DelValle caiga rendido a nuestros pies!M: Por Javier Sotomayor... es su cumpleaños ¿Recordáis?Rocío: Hija, no digas tonterías, le traemos un regalo, nuestra mejor cosecha.

    ¡Brindemos por el futuro!Jero: Un futuro muy prospero. (Remarcó él y todos dieron un sorbo a sus copas)

    Las calles de Madrid le resultaban frías a Maca, acostumbrada a la calidez del sur,estaban ausentes de brillo, siempre le daba aquella sensación, por suerte la capital no eraun lugar que pisase mucho, de hecho, ella evitaba desplazarse de Jerez, adoraba aquellatierra casi tanto como a los caballos. Aunque Madrid tenía algo que la seducía, aquelcontraste, aquella variedad cultural propia de las grandes ciudades, aquel ir y venirapresurado... todo tenía un toque de vida, una vida gris pero llena de movimiento. Encada rincón, fuese la hora que fuese, era capaz de encontrar algo que llamase suatención, bien eran cosas sin importancia, cosas de gente sin importancia, y es que enMadrid la clase reinante era la media, tirando hacia baja en algunos barrios, excluyendoobviamente al que se dirigían. Pero hasta la gente rica a veces se para a mirar a sualrededor, si bien normalmente para mirar si es el que más tiene, en raras ocasiones, porel simple placer de ver movimiento, más vidas más allá del propio ombligo

    Antonio: Hija, ¿Ya has hecho tu elección? (Aunque era una pregunta el tono de su padre le advertía de la respuesta que esperaba)M: Sí, padre. (Asintiendo levemente y mirando por la ventana al tiempo que Jerónimose acercaba a su padre para recibir su atención)Jero: Creo que primero deberíamos saludar a los Mercante, son buenos amigos de

    DelValle y tienen un hijo de la edad de Macarena, muy arrogante y muy bocazastambién, pero es un buen punto de partida, Macarena podría dejarle caer lo del proyecto,con las ganas que tiene de ascender ese tipo, seguro que ira a contárselo a DelValle,

     para ganarse su aprecio. Esperemos que Macarena se lo gane al mismo tiempo. ¿No, padre?Antonio: Me parece una estupenda estrategia ¿Macarena?M: Sí, si creéis que eso nos beneficiará... pero no voy a soportar al hijo de Mercantemucho tiempo. En lo de bocazas y arrogante te quedas corto JerónimoRocío: Aguantarás lo que haga falta. Es por el bien del apellido WilsonAntonio: Cariño, no creo que esa estrategia surta efecto con tu hija. Macarena... (Esta lemiró sabiendo de sobras lo que iba a decir) Sí haces esto... tendrás todo lo que desees...

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    M: Bien, padre (Aunque lo que deseaba era precisamente aquello que no estaba alalcance de las poderosas manos del patriarca de la familia... su príncipe azul, eso no selo podía dar)Antonio: ¿Y bien? ¿A quien vamos a tener que ayudar esta vez?M: Bien... (Había meditado largamente su elección, más que nada porque era la única

    forma de librarse de todo aquello) Todas las empresas colaboran con grandes ONG,organizaciones con un gran nombre y mucha reputación (Su padre asentía levemente)¿Y si fuese una pequeña? Una ONG con poco fondos... con pequeños proyectos quequieren hacer grandes, para lo que hace falta dinero, que aún cree en lo que hace, quelleve poco tiempo activa pues, una ONG que necesite (Remarcando el verbo) ese dinerocomo agua de mayo. Bien, si fuese una pequeña, contaríamos con la admiración delgran hombre por dos motivos, no ayudaríamos solo a esas personas que viven en lamiseria... también a la ONG, una doble contribución. Para un idealista como DelValleese sería un golpe de gracia. (Su padre sonrió orgulloso, sin duda, su hija era unaWilson, pensaba como tal) He estudiado los proyectos que me diste, y solo hay una quereúna estos requisitos. Sede en Madrid. Eso le encantará, podemos decirle que el motivo

    oficial de nuestra presencia no es la celebración sino una visita ficticia a la ONG, lloraráde emoción. Y por último, para ganarnos su confianza y su respeto, creo quedeberíamos mandar a alguien de nuestras bodegas a ‘supervisar’ el proyecto. ¿Qué os

     parece?Antonio: Una idea espléndida, hijaJero: Me parece bien... ¿A quien mandamos? Porque no te veo en medio de un montónde hambrientos MacarenaM: Alguien de las bodegas, de confianza, no un Wilson. Aunque si te ofreces voluntarioAntonio: No digas insensateces, tu hermano es imprescindible, y no pienso enviarte ati, un trabajador, algún encargado, ya lo pensaremosJero: Mientras Maca juega a mujer solidaria yo debería hablar con Montalbán, tambiénes amigo de DelValle, colaboraron en un par de empresasAntonio: Sí, hijo, yo tengo que hablar con algunas personas, viene bien recordar quienes Wilson...Rocío: No quiero espectáculos...Antonio: Sabes que en cuestión de negocios soy muy discreto, cariño...

     Notaron como la limusina se detenía suavemente y un fuerte frenazo detrás de ellos,miraron al conductor que había bajado el cristal para indicarles su llegada a la residenciaSotomayor y este se encogió de hombros, bajó del coche y los Wilson permanecierondentro. Poco después el chofer abría la puerta y descendían tranquilamente

    Chofer: Disculpen, hay gente que no debería tener el carné de conducir...Antonio: Rocío, ¿Vamos?Rocío: Por supuesto cariño.. (Ignorando al chofer, Jerónimo les siguió y Macarena sequedó un momento mirando al chofer, negó con la cabeza y actuó como el resto de sufamilia)

    El guarda que habían puesto en la puerta les hizo una leve inclinación de cabeza,correspondida más levemente aún por la familia, entraron por la gran puerta y fueron a

     para al gran salón de la mansión, la mayoría de invitados ya se encontraban presentes.Rápidamente localizaron a sus objetivos y cada uno se dispersó hacia su presa

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    Javier se acercó a la plantilla del hospital, que había replegado posiciones cerca de unade las numerosas mesas del catering y que no tenían intención de abandonar. Todos leshabía mirado, algunos aún lo hacían, Esther había comprobado que no iba en bolasvarias veces, topándose con Gustava, lo que la dejaba tranquila. Hacía rato que se habríaido, de vez en cuando les llegaban las voces de algunas conversaciones y le entraban

    ganas de plantearse seriamente el suicidio... o el asesinato ¿Cuántos años caían por eso?Y ni siquiera la comida le gustaba, porque piernas y dices... ricos... dinero... fiesta...muchísima comida... llegas toda ilusionada a la mesa esperando ponerte hasta másarriba y lo único que encuentras es un montón de cositas enanas, muy cucas eso sí, quese te cuelan entre diente y diente... aunque Rusti había ideado el plan perfecto, había

     pedido lonchas de pan de pagés y metía un montón de aquellas cositas entre loncha yloncha, nombrado oficialmente, ‘Bocadillos de cucadas’ por Laura, que iba y venía,

     bueno, moverse no se movía, pero Esther la pillaba casi todo el tiempo buscando aJavier. Pobre chica... lo que hace el amor

    V: A menos el vino es bueno...

    R: ¿Vino? Trae anda, que los médicos no sabéis de esto... (Tomando una copa)J: Rusti, no sabía que catabas vino...R: ¿Catar? Que dices de catar, esto de un trago entra mejor...E: Eso, a ver si la pillamos hoy ¿eh? Que luego tienes que conducir la furgo...R: Bah, por no ir donde la hemos dejado nos pilamos un taxi...J: ¿Os gusta la comida? (Riendo al ver como Vilches examinaba una de aquellas cosas)V: Ah... ¿Es comida? Yo que creía que eran las migajas de lo que hubiese antes...J: Perdona, pero eso (Señalando las bandejas) Son grandes obras maestras de chefs

     prestigiososE: ¿Grandes? Define eso. (Con una ceja alzada) Eran grandes y se han encogido antetanto lujo ¿o que?L: Pues a mí me encantan... (Metiéndose una en la boca)E: ¿Tu no eras alérgica al marisco? (Mirándola sorprendida)L: Sí... ¿Por?E: Porque eso llevaba gambas... Creo...Carlos: Sí, esas sí, y las de antes también. Chica valiente ¿Eh?L: ¡¿Qué?! (Salió disparada... hacia el baño seguramente, Esther suspiró resignada, esque el amor ciega, pero mucho)J: Esther, antes me has dicho algo de DelValle...E: Sí, que si no te importa... ¿Me lo puedes presentar?T: No me digas que te ha gustado, ¡Si puede ser tu padre! (La vista de Teresita se perdió

    entre la multitud) ¿Aquella no es la Kournikova? (Esther puso los ojos en blanco y miróa Javier de nuevo)E: Cosas de la ONG ¿Puedes?J: Claro, vamos en un momento...

    Mientras tanto en otro lado de la sala, Macarena aguantaba con una falsa sonrisa lacharla trascendental de Arturo Mercante, que le estaba mostrando las interesantesventajas del polo sobre la regata... Era tan típico en los hombres de su clase, queMacarena a veces dudaba que fuera a enamorarse de ellos. Por suerte llegó un conocido

     jinete, uno de los grandes de aquella temporada con el que mantuvo una más queagradable charla sobre hípica, a Arturo parecía que aquello le daba igual, no estaba por

    la conversación, sí por las piernas de ella, a lo que Macarena respondía con indiferencia.

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    DeLaCrua, un competidor del apuesto jinete, se acercó a saludarle, quedando cautivado por la señorita Wilson

    DeLaCrua: Señorita, Françoise DelaCrua, para servirlaM: Macarena Wilson, un placer. (Aceptando el beso que aquel hombre dejaba en el

    dorso de su mano) En un momento me he rodeado de los mejores jinetes del país, estoydeseando que llegue este fin de semanaDeLaCrua: ¿Sigue usted la hípica?M: Soy una gran aficionada, sí, lo suficiente para admirar su porte sobre el caballo y lafacilidad con la que ejecuta cada movimientoDeLaCrua: No con tanta facilidad como parece... pero es un halago viniendo de unamujer tan bella, tal vez un día podríamos salir a montarM: Tal vez.. aunque ahora estoy muy ocupada en un proyecto con una ONG (Arturo

     pareció interesado en esa parte)DeLaCrua: Además solidaria... es usted un ángel caído del cielo. (Macarena fingióruborizarse, aunque aquellas palabras no le decían nada)

    M: Es parte de mi trabajo...DeLaCrua: No debería ser tan modesta, señorita, es algo admirable en una mujer de laclase altaAntonio: Conozco a un hombre al que le encantará escucharte hablar de esa ONG.(Quería Lamar la atención de Macarena, aquellos dos empezaban a sobrarle)M: Hay mucha gente interesada...Arturo: Sí, pero él está muy interesado, de hecho busca nuevos proyectos en los quecontribuir, le agradará saber que alguien como los Wilson están ayudando a lacomunidadM: Será un placer conocerle, pues

    Se dirigieron hacia un pequeño grupo que había a un lado, Macarena distinguió a JavierSotomayor, el hombre con el cabello blanco y el traje negro debía ser DelValle, quehablaba animadamente con una mujer que llevaba un sencillo vestido verde, esta estabade espaldas a Macarena, pero sus movimientos la delataban como de clase inferior, sinduda una de las invitadas del pequeño de los Sotomayor. Arturo se paró a saludar a unconocido mientras Macarena le seguía observando. DelValle parecía muy atento conaquella mujer, ¿Una amante? Examinó bien a la chica, piernas esbeltas, con cierta clase,cuerpo fino, un lunar en el hombro izquierdo que podía resultar sensual, unas manosdelicadas por lo que pudo ver, demasiadas gesticulaciones con ellas al hablar, era elfallo que la delataba, pero por lo demás parecía encontrarse cómoda, la chica ladeó la

    cabeza para decirle algo a Javier y Macarena contempló el perfil de su rostro... eraguapa, no una belleza como muchas de las que había allí, pero tenía un algo que atraía.DelValle quiso llamar su atención enseguida, tomándola brevemente por el brazo.Amantes. Un nuevo punto de ataque. Hazte con la amante y te harás con el gran hombre

    Esther se lo estaba pasando en grande con aquél tipo, vale, le había pillado como un parde veces mirándole el escote... quizás más. Pero estaba ‘deseoso’ de participar en el

     proyecto, incluso se acababa de ofrecer como voluntario, por lo que Esther se estaba partiendo de risa por dentro, quedaba poco fino hacerlo delante de sus morros, pero esque cada vez que le miraba se le venía la imagen de aquel tipo rico, viejo y verde (casi

    tanto como su vestido) en medio de la selva, sin poder ducharse y luchando contra los piojos y los mosquitos... todo un espectáculo

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    DelValle: Pues sí, sí, señorita, yo ya he estado en otras misiones humanitarias, aunquela apariencia le engañe estoy echo todo un aventurero (Esther frunció el ceño con unasonrisita nerviosa ¿Aquel tío le acababa de guiñar un ojo)Antonio: DelValle... (Acercándose a aquel hombre, Esther se giró, un tío pijo con una

    tía igual de pija, con lo bien que se lo estaba pasando)DelValle: ¡Arturo! Ven, quiero presentarte a alguien increíble... (Mirando con ojitos aEsther, a esta se le vino otra vez aquella imagen y no le quedó otra cosa que taparse la

     boca con una mano)... esta señorita es Esther García, trabaja en una ONG ¿No esemocionante? (Sonriéndole)Arturo: Sí, eso es genial. Soy Arturo Mercante, a su servicio. (Esther intentó no tenerarcadas ¿A su servicios? Ese tipo no se escuchaba a si mismo ¿No? Porque vaya

     palabritas que usaba...)E: Un placer... (Consiguió decir sin apenas reírse)J: ¿Maca? (Al darse cuenta de la presencia de la mujer)

    Esther la miró mientras saludaba y felicitaba a Javier, era de aquellas mujeres quedescartaba rápidamente como posible amistad, bueno, era de aquellas a las que miraba yse sentía mal, tan altiva, con aquella mirada tan arrogante, una niña que lo había tenidotodo, y lo seguía teniendo, seguro que era muy superficial y que no miraba más allá desu ombligo... vamos... una pija de cuidado. Eso sí... como todas las pijas... Era guapa,seguro que tenía a un tipo de esos como los de las revistas, de esos guapetones, no esque ella quisiese uno de esos, de hecho... no quería ninguno. Pero le daba rabia quehubiese gente que lo tenía todo porque sí y otra que no tenía ni donde caerse muerta.Eso sí, muy guapa pero DelValle no le quitaba ojo a su trasero, ya se empezaba ponernerviosa

    DelValle: Señorita Wilson ¿Me equivoco? (Esther sonrió, se iba a librar de las miradascalenturientas de aquel tío)M: No se equivoca, aunque dudo que un hombre como usted lo haga alguna vez.(Sonriendo de oreja a oreja)

    Esa sonrisa es más falsa que judas, a ver si no va a ser pija y solo es una trepa, seguroque es amante de alguno de estos, así, como en la tele, que le quita todo el dinero a losviejos ricos... y claro, aquí el ‘cachondo’ encaja a la perfección en el tipo, sumida en

    tales pensamientos no se había dado cuenta de la mirada desafiante que le había echadoa aquella mujer, mirada que al darse cuenta esta fue correspondida. A Macarena no le

    gustaba que la desafiasen, mucho menos una chica de barrio como aquellaJ: Maca, te presento a una amiga.. Esther, esta es Maca una vieja conocida de lafamilia... Maca, ella es Esther compañera de trabajo y amiga. (Las dos mujeres seguíandesafiándose con las miradas)

    Macarena estaba asombrada del aguante que tenía aquella mujer, Esther se llamaba¿No? Lo debía reconocer, pocas eran capaces de soportar su mirada, quizás aún teníamás instinto de territorio que ella, se la imaginaba en uno de esos barrios llenos de

     bandas, por un lado aquella idea la asustaba, ella era muy buena tratando con los de suclase, pero los de clases más bajas... eran capaces de todo

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    DelValle: Arturo, le estaba diciendo a Esther que contasen conmigo para ir a unamisión, como antesAntonio: Esa es una idea estupenda. (Esther lo caló al instante, la palabra pelotaapareció en su mente en mayúsculas)DelValle: Sí, aunque me gustaría saber algo más del proyecto. (Esther se echó de nuevo

    a reír, ¿Cómo alguien tan educado podía ser tan descarado ¡Le había vuelto a mirar eltrasero!)J: ¿Cómo está tu hermano? (Pues vaya guardaespaldas se había buscado, ¿Javier estabatonteando con aquella pájara? Anda que como lo viese Laura, vaya... eso podía animarun poco la fiesta)M: Bien, seguro que en breve pasa a saludarte, ya le conoces, el sucesor de los Wilson.(Bromeó)J: Sí, ya me lo conozcoAntonio: DelValle, Macarena me comentaba que su familia va a hacer una importantedonación a una ONG de aquí. ¿No te parece interesante?DelValle: Mucho, aprovechando que tenía que venir a la fiesta para hacer negocios

    ¿No? (Riendo divertido)M: Lo cierto es que se trata de todo lo contrario, no te lo tomes a mal Javier.(Acariciando su brazo) Pero he venido a Madrid para hacer una visita a la sede quedispone aquí la ONGDelValle: Eso sí que es interesante.. (Mirándola asombrado) No esperaba eso de unWilson, ya se sabe... rumoresM: No hay que hacer caso a todo lo que se escuchaDelValle: Sin duda... ¿Y de que ONG se trata?M: Bueno, recién se acaba de estrenar ahora en proyectos grandes, de hecho, en el quevamos a colaborar es en Rwanda. (Una voz de alarma saltó en la cabeza de Esther¡Venga ya! ¿En serio? Su ONG era la única de Madrid que en aquellos momentos teníaen mente un proyecto allí)DelValle: ¡Eso es maravilloso! Esther trabaja en esa ONG. (Sonriendo a las dosmujeres, que volvieron a retarse, Macarena intentaba convencerse de que se la tenía queganar, pero aquella mirada no podía serle indiferente)M: Sí, espléndido...E: Sí, claro...Jero: ¡Javier! ¡Felicidades, hermano! (Jerónimo lo estrechó entre sus brazos) ¡Ay!Perdonad... es que a veces se me olvida eso del protocolo. (Macarena lo miró divertida,su hermano era un gran actor) Jerónimo Wilson señores, señorita...(Besando la mano deEsther)

    ¿Y ese? ¿De donde había salido? Al menos no parecía tan arrogante como el resto,aunque el apellido... era pariente de la estirada. ¿Tal vez el chico malo de la familia?

    J: Jero... ¿Ya terminaste los negocios?Jero: Sí, sí, buf... ya sabes, mi padre y sus cosas... (Macarena sabía a que jugaba suhermano, estaba ignorando completamente a DelValle, para que no se diese cuenta delinterés que tenían los Wilson en él, pero a la vez estaba grabando el apellido en lacabeza de aquel hombre, chico listo) Bueno ¿De qué hablabais? (Mirando a su hermanay a Javier)M: Hablamos del proyecto humanitario de Rwanda, al señor DelValle le interesa ese

    tema y esta señorita (Muérdete la lengua Macarena) trabaja allí ¿No te parece una gratacasualidad?

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    Jero: Sí, por supuesto. ¿Así que vas a ir a Rwanda? (Mirando a Esther juguetón, ¿Quéestaba haciendo? Aquello ya no le encajaba a Macarena... tal vez él hubiese notado loque ella, y también la considerase como un punto de entrada)E: Sí, y el señor DelValle también. (Jerónimo dudó un momento, al final optó por nomostrar su sorpresa)

    Jero: Eso es genial, me parece formidable, si no tuviese tantos compromisos comotengo con la empresa, yo mismo iría. (Macarena pensó lo falso que podía llegar a ser suhermano, aunque era algo de familia, ella lo llevaba siendo toda la noche)DelValle: ¿Y tu Macarena? ¿No te animas? Sería un honor ir acompañado de dos

     bellezas tan asombrosas como vosotras. (Jerónimo miró a su hermana sonriente,Macarena supo en aquel momento lo que pasaba por la cabeza de su hermano, peroestaba segura de que su padre no aprobaría aquella idea, una cosa era ser ambicioso yotra muy diferente era mandar a su propia hija a lo que debía parecerse al infierno)M: Pues no creo que pueda, a pesar de no cargar con tanto peso de la empresa como mihermano, mi agenda está bastante ocupada, mantener las relaciones con todos nuestrossocios y conocidos es una tarea a veces bastante complicada

    Jero: Bueno, pero siempre se puede hacer un huequito, además, seguro que te muerasde ganas por ir ¿No? (Esther rió divertida, a aquella pija la desafiaba hasta su hermano,le había caído bien el tal Jero)M: Sí, claroDelValle: Esther ¿Qué te parece si mañana nos pasamos Macarena y yo por la ONG ynos explicas más detalladamente el proyecto, o mejor... os invito a cenar al mejorrestaurante de Madrid, Esther te encantará ese sitioM: No creo que...Jero: ¡Eso sí que es genial! Maca, tranquila, que yo te respaldo ante papa ¿Eh?(Macarena miró con rabia a su hermano, era un manipulador, incluso sobre ella, miró ala mujer que parecía muy divertida con todo aquello)M: ¿Algún inconveniente, Esther? (Alzando una ceja)E: No, no... será interesante. (Mientras empezaba a imaginarse a aquella mujer enRwanda, eso sí que sería todo un espectáculo, aunque seguro que aquella pija se echabaatrás, en cuanto se informase mínimamente sobre la situación del país... aunque,

     pensándolo bien ¿Y si no lo hacía? ¿Soportar durante tres meses a una niña engreídaquejándose cada cinco minutos? Ni de coña...) Aunque, DelValle, debería pensárselomejor, lo de ser voluntario... será duro por todo lo que esta pasando allí...DelValle: Soy consciente de ello... pero contaremos con protección ¿No?E: Por supuesto, sería un suicido si no tuviésemos...

    Macarena empezó a asustarse... ¿Suicidio? Aquella barriobajera había dicho esa palabra? Pero.. ¿No era una misión humanitaria? Repartir algo de comida, acercarse aalguno de aquellos muertos vivientes y hacer una foto de recuerdo... cosas así...

    E: ¿Supongo que ya sabrás como están las cosas por allí Macarena? (Y encima aquellamujer tenía la desfachatez de volver a retarla, y esta vez no solo con miradas sino con

     palabras también, no iba a consentir tal cosa, su orgullo estaba por encima de aquellamujer y de lo que pudiese haber en Rwanda)M: Lo sé, por eso hago la donación y por eso intentaré hacer un hueco en mi agenda,aunque no lo crea posibleE: Ya... muy ocupada... (Sonriendo divertida, Macarena estaba a punto de abofetear

    aquel rostro, pero era demasiado educada y refinada para tal muestra de violencia,

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    apretó los puños y siguió sonriendo mientras deshacía con la mirada a Esther, o almenos lo intentaba)DelValle: Sin duda va a ser un viaje interesante si decide acompañarnos, Macarena.(Esta miró a su hermano, seguro que le estaba haciendo las maletas mentalmente)

    M: Sin duda alguna...

    El resto de la fiesta pasó entre miradas amenazantes entre ellas dos, aguantar la charlade un Rusti algo más que bebido en el caso de Esther y de un Arturo extremadamenteinteresado en la ropa interior de Macarena, era increíble que alguien de su clase semostrase así y Macarena ya había conseguido lo que quería de él, que le presentase aDelValle, además, empezaba a pensar que quizás aquella insulsa mujer era mejor puertade entrada que no el pequeño Mercante

    Esther tuvo que volver a casa en taxi, primero porque Rusti no estaba para conducir,segundo porque alguien había llamado a la grúa para que se llevase la furgoneta...

    seguro que alguno de aquellos pijos diciendo que rompía la estética del barrio, vale, noera algo que se viese normalmente por allí ¿Pero tan difícil era no avisar a la grúa?Porque vamos, hasta a un pijo con un mínimo de capacidad de razón se le hubieseocurrido que aquella cosa tenía dueño. Después de pagar un ojo de la cara y medio de laotra por la carrera se metió en el portal, tenía los pies que ya ni los sentía, vamos, sabíaque estaba ahí porque seguía de pie en vez de estar arrastrándose hacia el ascensor en

     plan zombie, que si no... para colmo al llegar a la puerta del ascensor vio un papelenganchado con un chiclet en el que ponía algo como:

    “La gorda de la becina sa empeñao en subirse y lo ha jodio... me cawén en su... ******”

    (Vale, censuraremos esta parte ¿Oks?)

    E: Genial, perfecto, joder... (Iba refunfuñando mientras subía las escaleras, en el tercerose encontró con una parejilla que creía haber encontrado un sitio intimo... ¡En medio dela escalera! Y ni siquiera se habían dado cuenta de que una sudorosa Esther los mirabacon mala leche, vamos... eso... o eran un poco bastante exhibicionistas) Perdón...¿podéis?

    Hombre: Tía no nos cortes el rollo... (Mirándola furioso)E: Tío, ponte en medio del rellano si te va que te miren, que aquí no dejáis pasarHombre: ¿Pero esta de que va?

    E: Mira, vengo de mal humor, así es... ¡O te muevo! (El tipo pensó que lo mejor eraretirarse... la vena del cuello de Esther amenazó con estallarle en la cara, así que muyamable cogió a su chica y se echaron a un lado)Hombre: Si te ha gustao... hay más

    Cerró la puerta de su casa de un portazo al llegar, mientras se prometía a si misma quetenía que cambiar de piso, eso o cargarse al vecino, aunque... ¿Quién era el tío de laescalera? No lo había visto en la vida... echó los tres pestillos de seguridad por si lasmoscas, su madre la había obligado a ponerlos. Lanzó aquellos zapatos creados poralgún malicioso chino como método de tortura lo más lejos posibles, se fue a la nevera y

     buscó algo decente que comer... a falta de comida una cerveza no le iría mal al abrió y

    se echó sobre el sofá. No sabía como al final cenaría con dos pijos, en una mesa pija deun restaurante pijo situado en una manzana pija de un barrio pijo ¿Dónde iba a acabar

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    todo aquello? La idea de ir a Rwanda le parecía cada vez menos atractiva... sobre todo siaquellos se decidían a ir, aunque si iban... ¡¡¡se iba a echar cien carretes de fotos!!!

    A diferencia de Esther, cuando la familia Wilson se retiró la limusina ya les esperaba yen menos de veinte minutos estaba en la puerta del hotel, sin ningún tipo de

    contratiempo, quedaron en desayunar juntos para hablar de los progresos durante lafiesta y cada uno subió a su suite. Macarena dejó su chaqueta en el ropero que había a laizquierda y miró hacia el dormitorio, le habían dejado unas rosas y una nota,seguramente Fernando DeCastro, suspiró y se acercó al despacho, encendió el portátil yenvió un mail a su secretaria urgente. Necesitaba saber la situación actual de Rwanda...y todo lo que pudiese encontrar sobre aquella mujer, tenía un mensaje de una amiga,había conseguido que un modista famoso las recibiera antes de las carreras de Jerez,Macarena no contestó, no sabía si por culpa de todo aquello podría asistir o no. Aunquese le ocurrió una pequeña idea en caso de que su padre le pidiese hacerse con aquellachica... si Mahoma no va a la montaña... la montaña va a Mahoma. Se acostó sonriente,habiendo avisado al servicio de habitaciones para que la despertaran

    A las nueve de la mañana se encontraban en la terraza de la suite de sus padres, con ungran desayuno delante al que no prestaban la más mínima atención y hablando de loacontecido la noche anterior

    Jero: Así que la semana que viene nos harán una visita a las bodegas, seguramentecerremos el trato entonces ¿Qué te parece, padre?Antonio: Muy bien hecho, naciste negociando hijo. (Orgulloso de su primogénito)¿Macarena?M: Sobreviví a la conversación de Arturo...Rocío: Hija, creo que eso no es lo que tu padre te preguntaM: Esta noche cenaré con DelValle y una trabajadora de la ONG. Él mismo nos invitóAntonio: Algo me comentó Jerónimo. (Mirando a su hijo un momento) ¿Qué has

     pensado hacer?M: Ir, hablar con ellos, mostrarme interesada, ganarme a DelValle y conseguir lo quetodos queremosJero: Hermanita, creo que lo ves demasiado fácil... (Desafiándola) Padre, DelValle semostraba mucho más interesado en esa mujer que en Macarena, de hecho, creo que lainvitación a cenar fue una mera formalidad, lo que él quiere es conseguir a esa chica.Creo que para llegar a él, hay que hacerse con ella

    M: No pienso hacerme con ella. No hará falta. Después de esta noche DelValle estará anuestros piesAntonio: No te muestres tan segura Macarena, yo tampoco creo que sea tan sencillo,además... corremos el peligro de que esa chica este interesada en el dinero de DelValle,y siendo un viejo falto de cariño podría llegar a dárselo todo, cosa que obviamente nonos interesa...M: Ya he pedido un informe de ella, por asegurarme de quien es, pero no creo que seanecesarioJero: ¿Y eso? (Frunciendo el ceño)M: Venga, es una muerta de hambre pero tiene valor, aguantó mucho anoche, lasmiradas de un montón de gente sin apenas inmutarse, es orgullosa y fuerte, no creo que

    necesite a un viejo rico para conseguir lo que quiereJero: ¿Y eso cuando lo describiste, antes o después de casi pegarle?

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    M: Lo sé y punto. Padre, no te preocupes, esta noche DelValle se interesara más por losWilsonAntonio: ¿Y si no es así? (A Macarena le dolió aquella desconfianza por parte de su

     padre, aunque era algo común en él)M: Sí no es así... voy a perseguirle hasta conseguirlo

    Jero: ¿Rwanda? (Sonriente)M: Rwanda, Japón o donde sea. Lo conseguiré. (Retando a su hermano)Jero: Eso ya lo veremos ¿eh?

    A las diez de la noche avisaban a Macarena de que el señor DelValle la esperaba en larecepción del hotel, ya estaba completamente arreglada y preparada, pero el protocolono escrito exigía hacer esperar al acompañante, por muy importante que este fuese,además, seguía dándole vueltas a todo lo que su secretaria le había enviado. Rwanda no

     parecía un lugar muy propicio para negociar, ni para nada en general, estaban encontinua guerra, el 80% de la población tenía enfermedades contagios y mortales

    algunas de ellas y el 99% estaba en la miseria. Se le escapaba como un proyecto comoel de aquella ONG podía ayudar a aquella gente, un país entero, era imposible abarcarlo.También le daba vueltas a la información que le habían mandado de Esther, una chicacorriente en un mundo corriente, no había nada destacable en su currículo, algo que lasorprendió, había esperado que alguien tan orgullosa como ella tuviese algo, pero locierto es que no tenía nada a parte de aquel título de enfermera y algunos antecedentes

     por posesión de droga. Una barriobajera común. Y una pregunta le comía dentro ¿Dequé estaba orgullosa aquella mujer? ¿De donde venía la fuerza que había visto en sumirada? Para alguien como ella, acostumbrada a que con un solo gesto la genteagachase la cabeza, aquella mujer suponía una duda razonable. Se sentó en la terrazameditando sobre todo ello, hasta que exactamente quince minutos después decidió bajar.Esperaba que DelValle la fuese a buscar primero a ella y luego a Esther, pero sesorprendió al ver a aquella enfermera plantada al lado de DelValle, con vestido nuevo,seguramente cosa de aquel hombre y mirando alrededor con desdén.. aquello le resultógracioso, el mismo desdén que ella misma utilizaba cuando se encontraba en un lugarque no era de su altura

    DelValle: ¡Por fin! Pensábamos que se te había olvidado... (Saludándola con unainclinación de cabeza y agarrado del brazo de Esther)

    Esther la miró con una ceja alzada, pensando que seguramente había tardado tanto

     porque estaba retocándose el pelo, pintándose las uñas o decidiendo si se pondría unvestido Armani o uno de Versace. Mientras que ella iba disfrazada de chica pija porculpa de que el viejo verde se había empeñado, para rematar la faena aquel viejo habíaescogido un vestido que le apretaba el trasero y con el que apenas podía moverse

    M: Esther... (Mirándola fijamente)E: Macarena... (Desafiante)DelValle: Señoritas, tengo mesa reservada en el restaurante Balzac. (Mientras sonreía ylas acompañaba hacia la puerta)

    ¿Balzac?¿Que nombre era ese? ¿Extranjero? Genial, Esther ya se veía volviendo a casa

    hambrienta y llamando a alguna pizzería, pero claro, con la gente que iban lo de ir aCasa Paco no era lo adecuado ¿No? Con los filetes que pone paquito, con su juguito y

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    todo... ¿Y la pija que estaba mirando? ¿La estaba mirando a ella? Vaya nochecita que leesperaba...

    Macarena la miraba, sí, eso no lo podía negar, se lo estaba pasando en grande con lascaras que ponía la enfermera, era muy poco sutil, sus expresiones lo decían todo. En

    aquel momento le decían que no le gustaba aquello y que quería estar en otro sitio. Y alver la limusina su rostro le dijo que aquel vestido no le gustaba, su rostro y la mano quese llevó a la cintura sosteniendo la costura, aquel tipo se había equivocado con la tala deEsther, una talla menos, lo suficiente para que se lo pudiera poner pero que le apretase.Esther subió primera y Macarena justo detrás de ella, no pudo evitar pensar en queDelValle era un viejo verde muy listo. No se había equivocado de talla, el trasero deEsther estaba enmarcado con precisión

    Cuando se tuvieron que bajarse Esther se lo pensó dos veces, más que nada porque ledaba la sensación de que aquel vestido se había roto, pero no, estaba de suerte, al salir lollevaba aún puesto, lo notó cuando se puso de pie y seguía sin poder respirar. Estúpido

    DelValle. Estúpida Macarena. Estúpido modista. ¡Estúpida jefa que se había ido a buscar! Ya cuando vio al tío disfrazado de pingüino que cogía la limusina y se la llevabatuvo un mal presentimiento, y cuando entró y vio el ambiente del local... pero lo buenofue cuando se sentó en la mesa y vio toda una cubertería a su disposición ¿Para que eratodo aquello? ¡Si con un tenedor, una cuchara y un cuchillo ya le valía! Se fijó en lamirada divertida de Macarena, aquella pija se lo estaba pasando en grande riéndose a sucosta, eso sí que no, jamás. Cogió decididamente la carta y la leyó fingiendo elegancia...aunque por dentro estaba pensando si tenía algún diccionario a mano, o una guía decocina para tontos ¿Qué eran todas aquellas cosas? ¿Y el otro pingüino? ¿Iba a seguirallí todo el rato? ¡Así no había quien se concentrase! A ver, Esther, no es difícil... pidealgo que te suene ¡Ya está! Ensalada de... ¿Eso que es? Bueno, el azar nunca falla, asíque mientras Esther cantaba el pito-pito gorgorito en su cabeza Macarena la observaba,igual que DelValle, que parecía querer a una Esther como primer plato. Al final tendríaque hacer ese viaje

    DelValle: Bueno, Esther, cuéntanos cosas del viaje. (Concentrado en sus pechos ylabios más que en lo que decía)E: Bueno, vamos allí, hacemos lo de siempre y volvemos. Más o menos. (Distraídamientras se decía que el pito-pito le había fallado)M: Creo que es algo más complicado que eso, ese país está en guerra, es un suicido irallí

    E: Vaya ¿Sabes que esta en guerra? (Sonriendo sarcástica)M: Sí, y que no vamos a poder hacer nada por ellos también. Es más, te sorprenderíasde las cosas que séE: Bueno, y si tanto sabes y es un suicidio... ¿Por qué vas?M: Aún no he dicho que vaya a ir...DelValle: Eso sería una lástima y Macarena sí que podemos hacer cosas por ellos.(Macarena miró a DelValle, maldijo, su hermano tenía razón, pelearse con Esther no era

     buena idea, tenía que hacerse con ella)M: No lo suficiente, es un proyecto poco ambicioso, ¿Qué abarca? ¿Una comunidad?¿Dos? El país entero se muere de hambre. Y no digo que no podamos hacer nada, algosí, y más contando con gente experimentada como Esther (DelValle sonrió complacido,

    genial, iba a tener que hacerle la pelota a la enfermerucha) pero no es suficiente

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    E: Macarena, nunca es suficiente, el mundo siempre estará así mientras haya sitioscomo este. (Señalado a su alrededor) Sí hay un sitio tan lujoso, tiene que haber unodesastroso. No puede ser que unos tengas tanto, el único motivo por lo que lo tienen es

     porque otros no tienen nadaM: Esther, todo esto está construido a base de esfuerzo y esa gente no se ha esforzado

    en mejorar, se limitan a extender la manoE: Eso no es verdad, están luchando por sobrevivir, y nosotros les estamos intentandoayudar en todo lo que podemos. Es el trabajo de una ONG ¿Sabías?DelValle: Hay tienes toda la razón EstherM: Tal vez sí, o tal vez no ¿Merecen que les ayudemos?E: Todos merecen unas condiciones de vida dignas. Tener un plato de comida, un sitiocaliente donde dormir y una salud buena. No puedes decir quien merece y quien no,nadie puede hacerlo. (En su mirada había enfado, igual que en la de Macarena, ¿Cómoiba a hacerse con aquella chica?)DelValle: Señoritas... ¿Pedimos? (Mirando al camarero)M y E: Claro... (Un respiro, Macarena pidió pensando en como hacerlo, como

    conseguir lo que se había propuesto, ganarse a DelValle para restregárselo a suhermano, como ganársela a ella...)

    Esther estaba harta, aquella mujer era una pija engreída sin corazón, ¿Cómo podían salirtantas tonterías de aquella boca? Con lo guapa que estaba callada la niña, pero no, teníaque abrir aquella bocaza, normal que el mundo fuese como iba, mientras hubiese gentede su calaña. Y encima aquel vestido seguía asfixiándola, por lo que su cabreoaumentaba. Si no fuera porque necesitaban el dinero de aquellos dos se iba de allímismo cagando leches

    Les trajeron el primer plato, Esther lo observó detenidamente ¿Aquello era unaensalada? ¡Venga ya! Suspiró y cogió un tenedor cualquiera y empezó a removerla¿Dónde estaba la lechuga? ¿Y el tomate? ¿Y las olivitas? ¡¿Dónde estaban las olivitas?!DelValle carraspeó mirándola, Esther frunció el ceño ¿Qué quería ese? Estaba ocupada

     buscando ¿Qué era aquello rosa? Ay, madre...

    DelValle: Esther... no es ese... (Señalando levemente el tenedor)E: ¿Cómo? ¿Qué más da? (DelValle sonrió avergonzado)DelValle: No da igual, cada tenedor tiene un propósito fijoE: Ya... (Miraba la pila de tenedores, miraba a DelValle, miraba a Macarena que parasorpresa no se estaba riendo de ella, eso sí que la chocó, se quedo allí, con aquellos ojos

    marrones sobre los suyos, notó como Macarena cogía un tenedor en concreto yempezaba a comer su ensalada, buscó el suyo, ¡Eh! ¡Es el que faltaba! ¿Dóndedemonios estaba? Vale, vale, calma, Esther... ¡¿Dónde esta?!)M: Si me disculpan, tengo que ir al tocador... (Típico de una pija, al tocador, ¿A que?¿A comprobar si sigues teniendo la cara esa?)

    Macarena rozó la servilleta de Esther con la mano, moviéndola levemente, Esther lamiró confundida, pero esta le guiñó un ojo y le dio la espalda camino al tocador, giró lacabeza y miró la servilleta ¡Allí estaba! Lo cogió sonriente y se lo enseñó a DelValle,este no pudo evitar reír un poco por aquella actitud infantil. Mientras Esther no parabade pensar en el mal rollo que le daba la pija ¿Le acaba de echar un cable? ¡Venga ya!

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    DelValle comenzó a hacer algo que si no fuese porque se trataba de un señor de buenafamilia hubiese pensado que era tirarles los trastos descaradamente...

    DelValle: Bueno, pero seguro que una mujer tan hermosa como tú deja encandilados atodos, incluso a los guerreros con los que nos encontremos, hasta el más fiero de los

    hombre se daría cuenta de tu belleza

    Vale, sí, le estaba tirando la caña, la caña, el cebo, el sedal y todo lo que encontraba a su paso el gran conquistador. ¿Dónde estaba la pija? ¡Al menos delante de ella se cortabaun poco!

    E: No, no, no te creas ¿Eh?DelValle: Eres demasiado modesta Esther, he visto muchas mujeres a lo largo de mivida, porque ya tengo una edad ¿Sabes? Y te puedo decir sinceramente que eres una delas más bellas

    Muchas dice, para no ver muchas, si tiene que tener por lo menos... como... no sé... ¿El bicho verde de las guerras de las galaxias? Por ahí andará...

    E: Gracias... (Esther miraba todo el rato hacia donde se había ido Macarena, ¿Quédemonios estaba haciendo aquella mujer en el baño? Oh, claro... las pijas necesitaríantodo un proceso para echar una meadita...) Bueno... ¿Ya le han dicho que salimos encuatro días? Si aun quiere venirDelValle: Por supuesto... (Cogiendo su mano por encima de la mesa y acariciándola) nome lo perdería por nada del mundo. (Esther sonreía mientras intentaba sacar aquello deencima de su mano, probó a echarla a un lado, pero aquel viejo tenía reflejos, la echóhacia ella, pero solo sirvió para que él sonriente se acercase más, intentó compensartirándola hacia delante y el tío se limitó a ponerla sobre su pecho, blando... muy blando.La enfermera estaba calculando la posibilidad de utilizar uno de aquellos tenedores paraapartarlo, pero la pija se ve que ya había cumplido con el ritual y apareció por arte demagia de pie entre los dos)M: Perdonad... (Cogiendo una botella de vino y arrastrándola por la mesa hasta ella,consiguiendo en su camino apartar las manos de aquellos dos, sonrió y se sentó botellaen mano, sirvió un poco a Esther y otro a ella y le pasó la botella a DelValle) A pesar deno ser un vino Wilson, no esta mal. Pruébelo... (Sonriendo de oreja a oreja y con unaEsther más que descolocada mirándola ¿Cuándo la habían abducido los extraterrestres?Aunque casi prefería a la pija... porque aquella le daba un mal rollo... ¿A qué venía tanta

    amabilidad?)DelValle: Tienes razón Macarena, es un vino muy bueno, aunque yo prefiero un buenWilson

    Ese tío coqueteaba hasta con la pata de la mesa, a Esther le resultó gracioso y una tímidasonrisilla apareció en su rostro, Macarena la vio y sonrió a su vez

    M: Bueno, Esther, cuéntanos un poco lo que haremos ¿No? (Centrando toda suatención, primero... como parte de su plan, segundo porque realmente quería saber si lainformación que le habían pasado era cierta o no, por aquello de preparar el testamentoy tal)

    E: Bueno, pues... a ver... (Macarena se percató de que los ojos de Esther cambiaban, un pequeño brillo aparecía en ellos, como si lo que fuera a contar la hiciese feliz, supo que

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    no se había equivocado con ella, que no quería el dinero de DelValle, y si lo quería... era para aquello) Primero llegaremos allí y pasaremos unos días en la capital, allícompraremos provisiones y agua, lo hacemos allí porque sale mucho más barato, lo quesignifica que por el dinero que llevamos podemos llevar más a los poblados quevisitaremos que no si lo trajésemos de España. Mientras algunos hacen esto, otros

    iremos a ‘negociar’ con las fuerzas armadas del país, intentaremos hablar con el presidente o con algún delegado para asegurarnos de que podemos adentrarnos en el país con cierta seguridad, al menos que no nos metan un tiro la primera vez que nosvean. Esa parte es muy difícil, ya que allí, el gobierno, cree que no necesita la ayuda denadie, mucho menos de extranjeros, y tal vez no acceda a darnos su beneplácitoM: ¿Y si eso sucede? ¿Volvemos a casa? (Esther la miró un momento, la pija parecíaasustada, aunque disimulaba muy bien)E: Bueno... si eso sucede, tendremos que ir con más cuidado, solo esoM: ¿Estás diciendo que si el gobierno no acepta nuestra presencia allí nos meteremosigualmente en un país que está lleno de soldados?E: Más o menos, sí

    DelValle: ¡Va a ser toda una aventura! (Esther le sonrió y Macarena lo miró con unaceja alzada, apartó discretamente la copa de DelValle, aquél tipo ya había bebidodemasiado)M: Es un suicidio...E: Eso ya lo sabías ¿No? (Divertida)M: Sí... ¿Y luego? ¿Llegamos al poblado y?E: Llegamos al poblado y empezamos a trabajar, lo primero es hacer una evaluaciónmedica a la comunidad, como son pueblos pequeños, con poca gente, no nos llevarámucho tiempo. Se determina quiénes son los que más cuidados necesitan y eltratamiento más adecuado, teniendo en cuenta cosas como la compatibilidad con elorganismo, la posibilidad de seguir con el tratamiento cuando nos vayamos y el preciode este, que viene a entrar dentro de la posibilidad de seguimiento. Al mismo tiempo, secontabilizan las raciones diarias que les toca a cada uno, sobre todo a los niños, porquesi ya crecen mal nutridos luego es muy difícil que se recuperen. También hay queempezar a echar una mano en lo que se refiere a la creación de infraestructuras, en ellotrabajan algunos de allí, así que simplemente nos ofreceremos para ponernos a susordenesM: ¿Infraestructuras? Algo así como colegios, centros médicos en los poblados y esoE: Exacto, aunque claro, un centro medico en cada poblado es un sueño, eso no loconseguiremos, seguramente ellos tendrán estudios de los lugares estratégicos donde

     poner esos centros. Ya sabes, para que queden a una distancia que se pueda superar en

    una jornada y cosas asíM: ¿Una jornada para ir al medico? (Sorprendida)E: Bueno... allí los vehículos son un bien preciado, la mayoría de la población setraslada a pie, si no tiene para comer mucho menos para gasolina, Macarena ¿Es delógica, no?DelValle: Bueno, Esther, entiéndela, nosotros no estamos acostumbrados a esas cosas,

     bueno, yo sí, ya te dije que he colaborado en otros proyectos, y creo que todo eso quevamos a hacer ayudará mucho a aquella comunidad, es un gran proyecto, síE: Bueno, lo ideamos entre muchosDelValle: ¿Participaste en su elaboración? ¡Eso es genial! Ya sabía yo que algo tan

     planificado y organizado debía provenir de alguien como tú. (Mirándola intensamente,

    Macarena miró a Esther que parecía no saber dónde meterse, no le gustaba DelValle esoestaba claro, y estaba aguantando mucho por conseguir el dinero para llevar el proyecto

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    a cabo ¿Cómo podía importarle tanto? No había visto a aquella gente nunca, y aunque lohubiese hecho, eso no explicaba aquel brillo en sus ojos, Macarena no lo entendía,

     preocuparse por agente a la que no conoces, gente que no sabe nada de ti, ni siquieraque existes, y aún así, ¿Preocuparse por ellos? Aquello le resultaba imposible, ella no se

     preocupaba ni por su familia... solo por sus caballos, y a ellos al menos les había visto

    crecer)

    La cena transcurrió bastante distendida, a pesar de las ganas de Esther de machacarle lacabeza a aquel viejo con la botella de vino y salir corriendo, a pesar de que DelValle eraconsciente de que no iba a mojar aquella noche y a pesar del miedo de Macarena a todolo que escuchaba. Se verían en cuatro días. Cuando saliese el avión haci