muy tempranamente surge en los escritos de p. poveda la figura de santa teresa. los avisos...

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Muy tempranamente surge en los escritos de P. Poveda la figura de Santa Teresa. Los Avisos espirituales de la Santa, recopilados por el autor en 1912, estaban dedicados a las profesoras de las academias de Santa Teresa de Jesús. Tenían como fin marcar los derroteros de quienes vivían en una sociedad secularizada intentando asumir el modelo de sabiduría, y de austeridad «de la mujer más docta y santa que dieron los siglos», y poniendo en práctica «la más alta y más generosa filosofía que clic

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  • Muy tempranamente surge en los escritos de P. Poveda la figura de Santa Teresa. Los Avisos espirituales de la Santa, recopilados por el autor en 1912, estaban dedicados a las profesoras de las academias de Santa Teresa de Jess. Tenan como fin marcar los derroteros de quienes vivan en una sociedad secularizada intentando asumir el modelo de sabidura, y de austeridad de la mujer ms docta y santa que dieron los siglos, y poniendo en prctica la ms alta y ms generosa filosofa que jams los hombres imaginaron, la de Teresa de Jess. Este espritu no deba quedar reducido a los claustros y no era en absoluto incompatible con el hacer de los primeros cristianos. (M Dolores Gmez-Molleda, en Cre, por eso habl, Presentacin de escritos de la etapa 1911- 1917) clic
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  • (Lo que sigue es una seleccin de la recopilacin povedana) AVISOS ESPIRITUALES DE STA. TERESA DE JESS Textos recopilados por S. Pedro Poveda en 1912, n 64 AVISOS ESPIRITUALES DE STA. TERESA DE JESS Textos recopilados por S. Pedro Poveda en 1912 Cre, por eso habl, n 64
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  • Pensis hijas mas, que es menester poco para tratar con el mundo, y vivir en el mundo, y tratar negocios del mundo, y hacerse como he dicho, a la conversacin del mundo, y ser en lo interior extraos del mundo, y enemigos del mundo, y estar como quien est en destierro, y en fin, no ser hombres sino ngeles?
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  • A cuanto yo puedo entender, la puerta para entrar en este castillo es la oracin
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  • Procurad, pues estis sola, tener compaa. Pues, qu mejor que la del mesmo Maestro? Representad al mesmo Seor junto con vos, y mirad con qu amor y humildad os est enseando, y creedme, mientras pudiredes, no estis sin tan buen amigo.
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  • Si os acostumbris a traerle cabe vos, y l ve que lo hacis con amor, y que andis procurando contentarle, no lo podris, como dicen, echar de vos; no os faltar para siempre; ayudaros ha en todos vuestros trabajos; tenerle heis en todas partes, pensis que es poco un tal amigo al lado?
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  • Y, si en un ao no pudiramos salir con ello, sea en ms; no nos duela el tiempo en cosa que tan bin se gasta, quin va tras nosotros?
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  • No pensis, amigas y hermanas mas, que sern muchas las cosas que os encargar, porque plega al Seor hagamos las que nuestros santos Padres ordenaron y guardaron, que por este camino merecieron este nombre; yerro sera buscar otro, ni deprenderlo de nadie. Solas tres me extender en declarar, que son las de la mesma constitucin, porque importa mucho entendamos lo muy mucho que nos va en guardarlas para tener la paz, que tanto nos encomend el Seor interior y exteriormente: la una es amor unas con otras; la otra desasimiento de todo lo criado; la otra verdadera humildad, que aunque la digo a la postre es muy principal, y las abraza todas.
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  • Yo no entiendo, ni puedo entender, cmo haya ni pueda haber humildad sin amor, ni amor sin humildad. Ni es posible estar estas dos virtudes en su perfeccin sin gran desasimiento de todo lo criado.
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  • Y si este mandamiento se guardase en el mundo, como se ha de guardar, creo aprovechara mucho para guardar los dems, sino que por ms o por menos, nunca acabamos de guardarle con perfeccin. Cuanto a la primera, que es amaros mucho unas a otras, va muy mucho; porque no hay cosa enojosa que no se pase con facilidad en los que se aman, y recia ha de ser cuando d enojo.
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  • Todo este edificio, como he dicho, es su cimiento humildad, y si no hay sta muy de veras, aun por vuestro bien, no querr el Seor subirle muy alto, porque no d todo en el suelo. As que, hermanas, para que lleve buenos cimientos, procurar ser la menor de todas y esclava suya, mirando cmo o por dnde las podis hacer placer y servir; pues lo que hicireis en este caso, hacis ms por vos, que por ellas, poniendo piedras tan firmes que no se os caiga el castillo.
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  • Ahora vengamos al desasimiento que hemos de tener, porque en esto est el todo, si va con perfeccin.
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  • Aqu digo est el todo, porque, abrazndonos con slo el Criador, y no se nos dando nada por todo lo criado, su Majestad infunde las virtudes, de manera que, trabajando nosotros poco a poco lo que es en nosotras, no tenemos mucho ms que pelear, que el Seor toma la mano contra los demonios y contra todo el mundo en nuestra defensa
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  • Dios nos libre, hermanas, cuando algo hiciramos no perfecto de decir no somos ngeles, no somos santas. Mirad que aunque no lo seamos, es gran bien pensar, si nos esforzamos lo podramos ser, dndonos Dios la mano; y no hayis miedo que quede por l, si no queda por nosotras.
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  • Manos a la labor, como dicen, no entendamos cosa en que se sirva ms el Seor, que no presumamos salir con ella con su favor. Esta presuncin querra yo en esta casa, que hace siempre crecer la humildad, y tener una santa osada, que Dios ayuda a los fuertes y no es aceptador de personas.
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  • En fin hermanas mas, con lo que concluyo es, que no hagamos torres sin fundamento, que el Seor no mira tanto la grandeza de las obras, como el amor con que se hacen; y como hagamos lo que pudiramos, har su Majestad que vayamos pudiendo cada da ms;
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  • y ms como no nos cansemos luego, sino que lo poco que dura esta vida (...) interior y exteriormente ofrezcamos a el Seor el sacrificio que pudiramos, que su Majestad le juntar con el que hizo en la Cruz por nosotras al Padre para que tenga el valor que nuestra voluntad hubiere merecido, aunque sean pequeas las obras.
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  • Plega a nuestro Seor nos tenga de su mano, y ensee siempre a cumplir su voluntad. Amen