momento iii la forma: paso a paso
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MOMENTO III
LA FORMA: PASO A PASO
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MOMENTO III
LA FORMA: PASO A PASO
1. INTROITO La búsqueda implica para el explorador dotarse de recursos y
mecanismos adecuados además de condiciones personales, preparación
física y espiritual, antes de emprender el proceso; en consecuencia, el investigador como un buen explorador, se prepara para la ardua tarea cuando su objetivo es obtener la verdad, que no es otra cosa que el
conocimiento. La puesta en marcha de toda investigación científica, conlleva seleccionar
el método, la metodología, las técnicas y las herramientas necesarias para
llevarla a cabo, especialmente, escoger los enfoques que sustentarán el proceso, así como el modelo, el paradigma o la tradición de investigación. Entre el siglo XX y el presente, el debate entre los paradigmas positivistas y
post positivistas de investigación, así como el surgimiento del pensamiento complejo, que sistematiza y conjuga ambos paradigmas; ha puesto de relieve
la conjunción de diversas metodologías bajo el modelo cualitativo, propio del paradigma post positivista, en el estudio de las ciencias humanas y de las ciencias sociales.
Así pues, correspondió a este momento superar la disyuntiva del paradigma de investigación, escogiendo aquel que mejor se adecuara para la obtención y creación del conocimiento científico o episteme aquí propuesto,
así como los enfoques necesarios, el diseño, las técnicas y herramientas aplicados en los datos, la información o teoría preexistente, la teoría
emergente y en las nuevas construcciones teóricas resultantes.
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2. FUNDAMENTACIÓN EPISTEMOLÓGICA
Las bases para la construcción del conocimiento orientaron la
metodología aplicada en la investigación, esto es, determinaron las
características metodológicas de la opción investigativa. De allí, Sandoval
(2002) afirma que, el abordaje de los enfoques de investigación en el terreno
de las ciencias sociales, busca establecer cuáles son las técnicas que se han
desarrollado para concebir y mirar las distintas realidades que componen el
orden de lo humano, así como también comprender la lógica de los caminos,
que se han construido para producir, intencionada y metódicamente,
conocimiento sobre ellas.
Dicho autor, citando a Taylor y Bogdan (1992), expresa que la
metodología significa la suma de la manera en cómo el investigador enfoca y
resuelve los problemas; definición que relaciona con la afirmación de Guba
(1990) a quien cita también, en cuanto a que los enfoques o paradigmas de
investigación se diferencian conforme a la respuesta obtenida sobre las
siguientes tres interrogantes: “1. ¿Cómo se concibe la naturaleza tanto del
conocimiento como de la realidad?, 2. ¿Cómo se concibe la naturaleza de las
relaciones entre el investigador y el conocimiento que genera?, 3. ¿Cuál es
el modo en que construye o desarrolla conocimiento el investigador?”.
Ahora bien, como antes se indicó, la forma de responder a las
interrogantes determina la opción investigativa y las características
metodológicas seleccionadas por el investigador. Por ello, a saber de
Sandoval (2002), las maneras de concebir la naturaleza del conocimiento y
de la realidad, para los buscadores post positivistas, implica diferenciar
realidad empírica de realidad epistémica; cuando la primera, objetiva o
material, puede existir independientemente del sujeto que la conozca.
Mientras que la segunda, construida a partir de la primera,
necesariamente requiere, para su existencia, de un sujeto cognoscente, el
cual está influido por una cultura y unas relaciones sociales particulares, que
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hacen que la realidad epistémica dependa para su definición, comprensión y
análisis, del conocimiento de las formas de percibir, pensar, sentir y actuar,
propias de esos sujetos cognoscentes. Para lo cual, el citado autor se apoya
en la obra de Putman (1994) Las Mil Caras del Realismo, así como en los
análisis de los filósofos contemporáneos Goodman y Quine.
En cuanto a las relaciones entre el investigador y el conocimiento que él
genera, expone Sandoval (2002) que existe también una marcada diferencia
en la respuesta planteada desde los dos grupos de paradigmas
investigativos, toda vez que tanto positivismo como post positivismo,
consideran esencial que el investigador adopte una postura distante y no
interactiva como condición de rigor, por cuanto permite excluir los juicios
valorativos o cualquier otra influencia derivada de la visión propia del
investigador y de los sujetos objeto de investigación, de los análisis e
interpretaciones, que dan origen a los resultados y las conclusiones de la
investigación.
No obstante, el indicado tratadista, diferenciando del paradigma post
positivista a quienes se sitúan en los paradigmas crítico social, constructivista
y dialógico; considera que estos últimos asumen que el conocimiento es una
creación compartida a partir de la interacción entre el investigador y el
investigado, en la cual, los valores median o influyen la generación del
conocimiento; lo que hace necesario “meterse en la realidad”, objeto de
análisis, para poder comprenderla tanto en su lógica interna como en su
especificidad.
Concibiendo, entonces, que la subjetividad y la intersubjetividad son los
medios e instrumentos, por excelencia, para conocer las realidades
humanas, y no un obstáculo para el desarrollo del conocimiento, tal y como
lo consideran, según el señalado autor, tanto los positivistas como los post
positivistas. Por lo que, con relación al modo de construir el conocimiento, el
mencionado Sandoval (2002), deslinda a positivistas, post positivistas y los
paradigmas crítico social, constructivista y dialógico.
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En efecto, expone que entre las principales herramientas que dispone
tanto el investigador positivista como el post positivista, son la estadística y el
experimento para construir el conocimiento, haciendo la salvedad de la
existencia de diseños pre experimentales, experimentales y cuasi
experimentales; puesto que el marco de observación y de análisis está
orientado por la formulación previa de hipótesis y preguntas, que se
mantienen invariables a lo largo de la investigación y pretenden anticipar el
comportamiento de la realidad objeto de estudio.
También, afirma que las hipótesis son sometidas, adicionalmente, a
verificación empírica bajo condiciones de control cuidadoso, en los casos de
investigaciones en las cuales el análisis se hace posterior a la ocurrencia de
los eventos o situaciones objeto de estudio, por lo que se recurre a
procedimientos de contraste y verificación, que suplen la imposibilidad de un
control directo de las variables, pero que le posibilitan al investigador, cumplir
la condición de demostrar, exigida por la visión de la ciencia desde
Aristóteles.
Todo ello a diferencia del constructivismo, la teoría crítica y el paradigma
dialógico, cuando la indagación es guiada por lo que algunos llaman un
diseño emergente, en contraposición a un diseño previo; por cuanto, a saber
de Sandoval (2002), el primero se estructura a partir de los sucesivos
hallazgos que se van realizando durante el transcurso de la investigación;
validándose las conclusiones obtenidas mediante el diálogo, la interacción y
la vivencia; las cuales se concretan por medio de consensos nacidos del
ejercicio sostenido de los procesos de observación, reflexión, diálogo,
construcción de sentido compartido y sistematización.
Cabe observar, lo que a bien de Sandoval (2002) se denomina los rasgos
epistemológicos comunes a las distintas modalidades de investigación
cualitativa, donde previamente señala la profunda confusión de la literatura
especializada, en cuanto a la agrupación indiscriminada en dichas
modalidades, de tradiciones filosóficas: la fenomenología, la hermenéutica, la
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teoría crítica y el interaccionismo simbólico; de disciplinas científicas: la
etnografía, la pragmática y la semiótica; de tendencias disciplinarias: la
sociología cualitativa (entendida en algunos contextos como
microsociología), y de estrategias metodológicas: el análisis de textos, el
análisis de la conversación y aun las historias de vida (que otros prefieren
llamar método biográfico).
De igual modo, acota la necesidad de aclarar que la etnografía en su
versión original (dentro de la tradición francesa) fue entendida como una
técnica al servicio de una disciplina que era la etnología; así como que la
fenomenología en la versión del último Husserl y otros autores posteriores, la
han desarrollado como método.
Vista la heterogeneidad antes expuesta, el citado autor aprecia como
preocupaciones epistemológicas comunes a las investigaciones cualitativas:
el intento de construcción de un tipo de conocimiento que permita captar el
punto de vista de quienes producen y viven la realidad social y cultural; así
como ubicarse en que acceder al conocimiento de lo humano, se relaciona
con un tipo de realidad epistémica, cuya existencia transcurre en los planos
de lo subjetivo y lo inter subjetivo, no solo de lo objetivo.
Es por ello, que dicho autor considera la necesidad de adoptar una
postura metodológica de carácter dialógico, donde las creencias, las
mentalidades, los mitos, los prejuicios y los sentimientos, entre otros, son
aceptados como elementos de análisis para producir conocimiento sobre la
realidad humana. En consecuencia, problemas como los de descubrir el
sentido, la lógica y la dinámica de las acciones humanas concretas, se
convierten en una constante, desde las diversas búsquedas calificadas de
cualitativas.
Por lo tanto, el indicado Sandoval (2002), señala entre otras, tres de las
condiciones para producir conocimiento que identifican las alternativas de
investigación cualitativa: a) la recuperación de la subjetividad como espacio
de construcción de la vida humana, b) la reivindicación de la vida cotidiana
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como escenario básico para comprender la realidad socio-cultural y c) la inter
subjetividad y el consenso, como vehículos para acceder al conocimiento
válido de la realidad humana.
Sin embargo, otros autores a diferencia de Sandoval, exponen que más que hipótesis, la lógica cualitativa parte de supuestos, los cuales de naturaleza diferente, su débil condición les impide ser determinantes en cuanto a los resultados que se puedan obtener en la investigación. Tales supuestos, en la investigación cualitativa, son denominados “anticipaciones de sentido”, toda vez que se vinculan a los propósitos de comprensión y descripción, propios de este tipo de metodología.
Así pues, Yuni y Urbano (2006), afirman que en las metodologías cualitativas, no se habla de hipótesis, por cuanto tiene una fuerte connotación deductiva, cuantitativa y atomista de los fenómenos, que se contrapone con los supuestos de la investigación cualitativa:
Cuando el investigador cualitativo formula su problema de investigación y establece sus objetivos, puede adelantar posibles respuestas a los interrogantes. Estas guiarán luego su trabajo de campo en las fases iniciales. A esas conjeturas se las denomina supuestos o anticipaciones de sentido. Y con ello se quiere significar que cuando el investigador se sumerge en la realidad lo hace orientado por una serie de categorías y esquemas mentales que direccionan sus procesos de observación.
Al efecto, Bisquerra (2004) coincide con los anteriores autores, cuando
afirma que la hipótesis no está presente en todas las investigaciones, a
saber:
Los métodos cualitativos con una finalidad descriptiva o exploratoria tienen un carácter inductivo y en general no formulan hipótesis antes de obtener los datos. Muchas veces permiten generar hipótesis como resultado (se trata de investigaciones generativas) y por eso hay quién les consideran una fuente importante de investigaciones explicativas posteriores dirigidas a comprobar estas hipótesis. A las hipótesis que surgen de las observaciones o reflexiones sobre la realidad se las denomina hipótesis inductivas.
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Todo lo anteriormente expuesto, permitió a esta investigadora situarse en
el sentido más amplio del paradigma post positivista como enfoque
cualitativo para abordar su estudio; esto es, donde la indagación, a partir de
los supuestos, fue guiada por la teoría emergente que se desprendió de los
hallazgos en el transcurso de la investigación, los cuales se validaron
mediante el diálogo, la interacción y la vivencia, para llegar a las
conclusiones que se concretaron por medio de consensos generados por los
procesos de observación, reflexión, diálogo, construcción de sentido
compartido y sistematización.
2.1. Enfoque epistemológico
En fin, por todo lo antes expuesto, fue dable a esta investigadora
comprender su estudio en una investigación o modalidad cualitativa, dado
que a partir del supuesto que la conciencia ética se forma como una
competencia humana, cualidad preponderante que distingue a la persona,
producto de su transformación; y, que dicha transformación se puede
verificar como parte del proceso de transferencia del conocimiento en
universidad privada; tales supuestos, como indagación, se construyeron de lo
hallado en la investigación, lo que generó la teoría emergente.
Vale decir, también, que tales supuestos parten de constructos teóricos
preexistentes, por lo que la experiencia previa de los temas, objetivos y
categorías afines a la investigación, la teoría científica y el estado del arte de
los conceptos inmersos en las variables, fueron contrastados con la teoría
emergente, mediante el diseño, técnicas y herramientas de investigación
correspondientes y de cuyo resultado se produjo la formulación de la teoría
sustantiva que aquí se propone.
De igual modo, se considera pertinente para acompañar al enfoque
epistemológico de esta investigación, aquellos referidos al gnoseológico, al
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ontológico y al axiológico; puesto que no basta en determinar cómo se
concibe la naturaleza de las relaciones entre lo investigado, el investigador y
el conocimiento que genera, lo que permite vincular o no al investigador con
la situación o fenómeno bajo estudio, cuando participa en la recolección de
datos y en el análisis de la situación y/o realidades a investigar; toda vez que
se hace necesario también determinar, entre otras cosas y como fundamento
ontológico, cómo se concibe la naturaleza tanto del conocimiento como de la
realidad y responder, igualmente, qué es esa realidad.
Asimismo, diferenciar y vincular al sujeto cognoscente y al sujeto
conocido, es permisible a través de los enfoques epistemológicos y
ontológicos. En efecto, Vasilachis de Gialdino (2009) previa caracterización y
profundización de la epistemología del sujeto cognoscente propone la
epistemología del sujeto conocido, que articula la identidad del sujeto
conocido y su situación particular, a pesar de que según la citada autora,
sujeto y situación constituyen dos conocimientos distintos, entendiendo que
ambas epistemologías se complementan, a saber:
Una de las condiciones del conocimiento científico para la Epistemología del Sujeto Conocido es que los sujetos no sean considerados como objetos sino como sujetos, pero sujetos con una realidad ontológica distinta de la presupuesta en la epistemología anterior, esto es, la del sujeto cognoscente. La resistencia del investigador a considerar como objetos a los sujetos que participan del proceso de conocimiento se funda, para la Epistemología del Sujeto Conocido, no en el hecho de postular una diversa concepción acerca de la naturaleza ontológica de la realidad social sino en la circunstancia de postular características ontológicas distintas respecto de la identidad del ser humano. Esta identidad posee dos componentes: el esencial y el existencial. Mientras el primero constituye el elemento común que identifica a las personas como tales y las iguala, el segundo constituye el aspecto diferencial que distingue a cada una y la hace única frente a todas las demás. Así, por ejemplo, en un contexto determinado, la identidad social, la política, la laboral serían expresiones del componente existencial de la identidad.
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Los dos componentes de la identidad necesitan ser conocidos, no se puede conocer uno a través del otro, por ejemplo, al componente esencial por el existencial, como cuando las características de la identidad terminan siendo asimiladas a las de la situación en la que la persona despliega esa identidad. Aunque el conocimiento de una persona no puede desvincularse del de su situación, para la Epistemología del Sujeto Conocido, la persona y la situación pertenecen a dos órdenes distintos de conocimiento y cada uno tiene sus consignas, sus presupuestos, sus formas de dar evidencia, su legitimidad, su ontología y, por tanto, su epistemología. Esta afirmación tiene importantes consecuencias respecto de todo el proceso de investigación, desde el propósito y la pregunta de investigación a la definición de las unidades de análisis; desde las decisiones de muestreo a las opciones acerca de las estrategias de análisis de datos y, asimismo, en cuanto a la posibilidad de apelar a la triangulación ya que cabría preguntarse: ¿se pueden comparar datos ontológicamente distintos? La Epistemología del Sujeto Conocido no constituye un producto acabado ni busca sustituir a la Epistemología del Sujeto Cognoscente. Por el contrario, la Epistemología del Sujeto Conocido se está haciendo como resultado de aplicar metodologías cualitativas. Viene a hablar allí donde la Epistemología del Sujeto Cognoscente calla, mutila, coarta, limita. Intenta que la voz del sujeto conocido no desaparezca detrás de la del sujeto cognoscente, o sea tergiversada como consecuencia de la necesidad de traducirla de acuerdo con los códigos de las formas de conocer socialmente admitidas. La Epistemología del Sujeto Cognoscente y la Epistemología del Sujeto Conocido se complementan sin excluirse en la Metaepistemología que postulo y que tiene las siguientes características: a) contiene a ambas epistemologías, b) está abierta a la incorporación de formas de conocer distintas a las aceptadas actualmente en el ámbito de la ciencia, c) incorpora la exigencia de intersubjetividad, propia de ese ámbito, y d) procura que el sujeto conocido sea tanto una parte activa en la construcción cooperativa del conocimiento, como una presencia no oscurecida ni negada, sino integralmente respetada en la transmisión de éste.
Adicionalmente, el enfoque gnoseológico permite establecer cuando se
está ante la verdad de la realidad o conocimiento de la realidad, no la
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apariencia sensitiva y perceptible de la realidad, así como su origen,
naturaleza y alcances; esto es, que el conocimiento puede verificarse,
justificarse, demostrarse y determinar su falibilidad. Con el enfoque
axiológico, se observan la naturaleza de los valores y los juicios valorativos,
presentes en la realidad social bajo estudio, en los sujetos cognoscentes y
conocidos, en la investigación, así como aquellos que se desprenden de las
teorías preestablecidas, emergentes y construidas.
La comunicabilidad del conocimiento científico al igual que su crítica, son
condiciones indispensables para lograr la intersubjetividad, puesto que está
regida por normas y valores, presupuesto base del enfoque axiológico en la
investigación cualitativa, la cual estudia la realidad, más que en sí misma,
cómo se construye la realidad y cómo comprender esa realidad; toda vez que
el fundamento humanista del paradigma cualitativo percibe la vida social
como la creatividad compartida de los individuos, que incluye también un
supuesto acerca de la importancia de comprender.
La importancia del enfoque axiológico radica en que los valores reclaman
tanto la experiencia subjetiva del ser humano comprendida, verbigracia, en
emociones, deseos y sentimientos, como sus rasgos objetivos determinados
por la inteligencia, el lenguaje, entre otros, esto es, de su ser total; puesto
que son relativos al individuo y su contexto, considerando la preexistencia de
conceptos y significados generales sobre los valores. Adicionalmente, los
valores además de manifestarse en la realidad concreta, la proyectan a
contextos y conceptos abstractos generalmente reconocidos.
2.2. Enfoque gnoseológico
Como antes se expuso, el enfoque gnoseológico de esta investigación
permitió establecer el origen y los alcances de la realidad social, verdad o
conocimiento de la conciencia ética, cuya conformación como una
competencia humana, puede desarrollarse como proceso de transferencia
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del conocimiento entre las organizaciones; especialmente, en el papel que
juega la universidad privada, sobretodo, en su papel de actor integrante e
integrador de la vida social, entendida su finalidad en la preparación de
además tecno – profesionales, en la de personas íntegras, competentes,
éticas y actores sociales útiles para la colectividad.
Este enfoque permitió también, deslindar los alcances, efectos y
limitaciones del conocimiento, de la conciencia de sí mismo y del entorno,
que guían la actuación de los sujetos, actores sociales y del papel que
desempeñan uno en el otro y con el entorno, la sociedad; cómo y de donde
se origina dicha conciencia y el conocimiento. Todo lo cual implica la
reflexión, la interpretación, el análisis crítico, la contrastación y la
sistematización de lo preexistente, de lo emergente y de la construcción de la
teoría; determinándose el grado de falibilidad de la verdad y de la realidad
del conocimiento, como parte de un todo.
2.3. Enfoque axiológico
En la formación de la conciencia ética, los valores, los juicios de valor y la
acción social se encuentran profundamente inmersos; constituyen parte de
los elementos o factores que determinan en el individuo y en cada actor
social, su percepción de la realidad, del deber ser y cómo ello influye en el
comportamiento, la toma de decisiones y su actuación.
El propósito final de esta investigación ha sido la construcción de una
teoría sustantiva sobre la formación de la conciencia ética, por lo que los
valores y los juicios valorativos de lo bueno y lo malo, del deber ser, de la
verdad, lo verdadero y lo verosímil, entre otras cosas, fueron sustancialmente
fundamentales para este propósito.
En consecuencia, el enfoque axiológico de la investigación sobre los
sujetos cognoscente y conocido, sobre su entorno, la realidad y su
percepción; juegan un papel preponderante para el abordaje de lo
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preexistente, de lo emergente y de la construcción de la teoría sustantiva
como fin teleológico del presente estudio.
2.4. Enfoque ontológico
Para estudiar el ser en sus categorías como sustancia, como cualidad y como relación, así como en sus regiones como real, lógico e ideal; conllevaron al abordaje ontológico de la universidad privada, para conocer su ética de las verdades, analizar sus dilemas éticos, caracterizar los elementos constitutivos de su conciencia moral, identificar sus estrategias para enfrentar el mal, analizar la transferencia del conocimiento, describir el proceso de las nuevas tecnologías orientadas a la transferencia del conocimiento, considerar el enfoque de sus recursos e identificar la ontología de producción del conocimiento.
Tal abordaje se realiza con el objeto de determinar la influencia de la universidad privada en la formación de un ser humano integral: profesional, responsable, ético, autónomo, protagonista y dueño de sus decisiones, capaz y capacitado, democrático y participativo; quien formará parte integrante de la sociedad moderna global. Esto es, en la estructuración y/o conformación de su conciencia ética, como una competencia y/o capacidad propia a su humanidad.
En fin, con este enfoque se verifica a la universidad como sujeto, como sustancia real, lógica e ideal, como cualidad y relación, vinculada y vinculante, integrada a la sociedad que aporta la formación de sujetos íntegros en cuanto a su conciencia ética, puesto que esta última determina su cualidad de actor social en una sociedad globalizada humanizada.
3. PARADIGMA DE INVESTIGACIÓN
A saber de Ortiz (2000), el paradigma de investigación se define como el
conjunto de normas y creencias básicas que sirven de guía a la
investigación. Para llegar a esta definición y evitar confusiones, analiza los
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veinte sentidos dados al término paradigma por Kuhn (1962) a quien cita, así
como a la agrupación en tres bloques o conceptos realizados por Masterman
(1970) a quien también cita, de los veintiún significados del paradigma de
investigación, a saber:
1. Paradigmas metafísicos o meta paradigmas, referidos al conjunto de
creencias, como un mito, como un punto de vista o marco de referencia; que
para el citado Ortiz (2000) conforman al paradigma cientificista positivista,
puesto que “orientado por los restos del paradigma positivista-lógico”, las
ciencias naturales (físicas), se caracterizan por ser mono paradigmáticas, en
cuanto existe un consenso acerca de un único paradigma, ubicando a las
ciencias sociales como multi - paradigmáticas, porque comprende una
pluralidad de paradigmas.
2. Paradigmas sociológicos, compuesto por el conjunto de instituciones
políticas o un estado de derecho, como logro universal científicamente
reconocido; que para el indicado autor, constituyen el paradigma ideológico o
crítico, por cuanto trata de coordinar a través de una racionalidad
comunicativa las diferentes pretensiones de validez del discurso y la acción
humana, mediante el consenso y que incluye al grupo científico, su ideología
y sus valores en la investigación.
3. Paradigmas de constructos: “Cuando se utiliza de una forma más
concreta, como una instrumentación o conjunto de artefactos, o como una
gramática o juego de lenguaje”, y que para Ortiz (2000) “Se corresponde con
el significado de paradigma de constructos como un conjunto de constructos,
modelos o artefactos. Por lo tanto estudia los paradigmas como diferentes
constructos, interpretaciones o juegos de lenguaje, refinándolos
hermenéuticamente y contrastándolos dialécticamente”, esto es, que lo ubica
como Paradigma hermenéutico (constructivista o interpretativo).
De lo anterior, esta investigación se ubica en el tercer concepto referido a
los paradigmas de constructos, que comprende al paradigma hermenéutico
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(constructivista o interpretativo), toda vez que como afirma Ortiz (2000)
apoyándose en Guba (1990):
El paradigma constructivista es un constructo más, como el resto de los paradigmas, y por lo tanto Guba no tiene ningún problema en ofrecer una solución al problema paradigmático en la forma de su paradigma Dialógico (Dialog), como un constructo de orden superior donde los diferentes constructos (paradigmas) de la investigación son reemplazados por este nuevo constructo…( ). Y este nuevo paradigma no nos aproxima más a la verdad, como quisiera suponer un (post)positivista sino que nos hace crecer epistemológicamente, en forma constructivista y hermenéutica, al considerar un paradigma más informado y complejo.
Y, como se expusiera en el punto 2 (fundamentación epistemológica) de este “Momento III”, el presente estudio se sitúa entre los paradigmas de investigación de modalidad cualitativa, donde la indagación, a partir de los supuestos, es guiada por la teoría emergente que se desprende de los hallazgos en el transcurso de la investigación, los cuales se validan mediante el diálogo, la interacción y la vivencia, para llegar a las conclusiones que se concretan por medio de consensos generados por los procesos de observación, reflexión, diálogo, construcción de sentido compartido y sistematización.
Por su parte, Martínez (1999) expone que la diferencia fundamental entre los paradigmas positivistas y post positivista, radica en la gnoseología o teoría del conocimiento, puesto que el post positivista considera el conocimiento como producto de:
Una interacción, de una dialéctica, o diálogo, entre el conocedor y el objeto conocido. Cada conocimiento, como cada punto de una elipse (usando una analogía), estaría determinado por las distancias a los focos, cuya suma es siempre constante. Cada conocimiento sería la resultante de dos factores (sujeto y objeto), cada uno de los cuales tendría un área de mayor influencia de acuerdo al campo de pertenencia de dicho conocimiento: ciencias naturales (por ejemplo, un "motor") o ciencias humanas (por ejemplo, la "justicia").
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En este diálogo, entre el sujeto y el objeto, tienen voz múltiples interlocutores, como los factores biológicos, los psicológicos y, sobre todo, los culturales: todos influyen en la conceptualización o categorización que se haga del objeto. Por ello, no se podría enfatizar la objetividad y, menos aún, la verdad, de algo sin señalar el enfoque, óptica o punto de vista desde el cual se percibe, ya que lo que se considera como conocimiento o lo que se estima verdadero se basa en un consenso, y éste se da en un contexto social e históricamente determinado. Esto, evidentemente, nos lleva a un relativismo, pero sólo a un relativismo parcial o, mejor, a un perspectivismo, ya que en la medida en que partamos de los mismos presupuestos y adoptemos el mismo enfoque, también lograremos un consenso y una validez intersubjetiva. El concepto de "intersubjetividad" reemplaza, así, al concepto de "objetividad" que, como ya señalamos, ─según Heisenberg─ hasta en la misma física "se evaporó".
En virtud del citado criterio doctrinal, se ubica la presente investigación en
el paradigma post positivista. Ahora bien, de todo lo anterior, así como
partiendo de la fundamentación epistemológica, se determina el enfoque:
introspectivo vivencial o dialéctico crítico, que orienta a la o las metodologías
seleccionadas. En este sentido, Padrón (2000) expresa que debe recurrirse a
dos criterios básicos para definir al enfoque, de los cuales se obtendrán tres
clases básicas de enfoque, a saber “Un primer criterio es lo que se concibe
como producto del conocimiento científico y un segundo criterio es lo que se
concibe como vía de acceso y de producción del mismo”.
Afirma que, de ambos criterios se obtienen tres enfoques
epistemológicos: el empirista inductivo, el racionalista deductivo y el
introspectivo vivencial. Este último, también lo significa por asociación: socio
historicista, fenomenológico, dialéctico crítico, simbólico interpretativo,
psicologista, hermenéutico, entre otros; a saber:
De acuerdo al primer criterio, en este enfoque se concibe como producto del conocimiento las interpretaciones de los simbolismos socioculturales a través de los cuales los actores de un determinado grupo social abordan la realidad (humana y social, fundamentalmente). Más que interpretación de una realidad externa, el conocimiento es
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interpretación de una realidad tal como ella aparece en el interior de los espacios de conciencia subjetiva (de ahí el calificativo de Introspectivo). Lejos de ser descubrimiento o invención, en este enfoque el conocimiento es un acto de comprensión. El papel de la ciencia es concebido como mecanismo de transformación y emancipación del ser humano y no como simple mecanismo de control del medio natural y social. Se hace énfasis en la noción de sujeto y de realidad subjetiva, por encima de la noción de objeto o de realidad objetiva. En cuanto al segundo criterio de clasificación (lo que conciben como vías de acceso, producción y legitimación del conocimiento), en este enfoque se tiene la convicción de que la vía más apropiada para acceder al conocimiento es una especie de simbiosis entre el sujeto investigador y su objeto de estudio, una especie de identificación sujeto-objeto, tal que el objeto pase a ser una experiencia vivida, sentida y compartida por el investigador (de ahí el calificativo de Vivencial). El conocimiento se produce en la medida en que el investigador sea capaz de "poner entre paréntesis" todos aquellos factores pre-teóricos e instrumentales que mediaticen la relación sujeto-objeto, de modo que pueda llegar a una captación de la verdadera esencia del objeto, más allá y por encima de sus apariencias de fenómeno (de ahí el calificativo de Fenomenológico y la expresión reducción fenomenológica). Cosas como la interpretación hermenéutica, la convivencia y desarrollo de experiencias socioculturales, los análisis dialécticos, las intervenciones en espacios vivenciales y en situaciones problemáticas reales, los estudios de casos, etc., son aparatos de trabajo altamente preferidos dentro de este enfoque.
3.1. Enfoque introspectivo vivencial
Por lo antes expuesto, la presente investigación se orienta por el enfoque
epistemológico introspectivo vivencial, considerando que su autora pasa de
sujeto cognoscente a sujeto conocido, cuando forma parte del contexto que
delimita este estudio, así como convive en el espacio que comparte con los
sujetos conocidos, toda vez que interpreta y comprende la realidad
compartida de conciencia subjetiva, lo que hace que el enfoque sea
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introspectivo. En efecto, como docente, profesional y alumna de la
universidad privada, sujeto también de estudio, se produce la interacción
subjetiva que además de percibirla como una realidad, la comparte.
De igual modo, dada la posición de la investigadora, se produce la
simbiosis del conocimiento del sujeto – sujeto (objeto), puesto que se
identifican, lo cual se constituye en una experiencia vivida, sentida y
compartida entre ambos y por ello, la cualidad de vivencial del enfoque
introspectivo, lo que permite la producción del conocimiento, traducido en la
construcción de la teoría sustantiva aquí propuesta.
4. METODOLOGÍA CUALITATIVA
Sandoval (2002) detalla cinco opciones dentro de la amplia gama que dispone la investigación cualitativa, a saber: “desde la perspectiva interpretativa: la etnografía, la etnometodología y la hermenéutica; y desde una perspectiva explicativa: la investigación acción y la teoría fundada”. De igual modo, considera pertinente que para describir cada método, se debe previamente observar las fundamentaciones teóricas de los muchos desafíos de la investigación cualitativa, como lo son el interaccionismo simbólico y la fenomenología, así como la teoría de la acción comunicativa desarrollada por Hoyos y Vargas (1997).
Con relación al interaccionismo simbólico, el citado autor enfatiza como rasgo resaltante de identificación, el estudio del mundo social visible de la misma manera que lo analizan y comprenden sus actores; esto es, que se interesa por el estudio de la interacción per se, no como estructura profunda de la sociedad; mostrando dos tendencias: la primera, preocupada por construir un vocabulario científico propio y la segunda, en conducir la investigación sociológica a través de la descripción y el análisis de los conceptos y razonamientos empleados por los actores.
En cuanto a la fenomenología, el indicado Sandoval (2002) citando a
Holstein y Gubrium (1994), se describe la experiencia sin acudir a
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explicaciones causales, es decir, describe la estructura del mundo de la vida
enfocada sobre la experiencia vivida, para lo cual establece cuatro
existenciales básicos para el análisis en cuestión, citando a Van Mannen
(1990): el espacio vivido (espacialidad), el cuerpo vivido (corporeidad), el
tiempo vivido (temporalidad) y las relaciones humanas vividas
(relacionabilidad o comunalidad).
Por su parte, Martínez (2005) afirma que la fenomenología aporta una
alternativa para el estudio de la conducta humana, cuando mantiene que
para comprender dicha conducta se debe entender “el marco interno de
referencia desde el cual los sujetos interpretan sus pensamientos,
sentimientos y acciones”. Para ello, según el citado autor, el fenomenólogo
debe tomar el marco de referencia propio del sujeto bajo estudio para
comprender su conducta y no el del investigador; a saber:
Para lograr tal visión, el fenomenólogo aconseja la puesta en práctica de la famosa reducción fenomenológica (epojé), que consiste en poner entre paréntesis (suspender temporalmente) las teorías, hipótesis, ideas e intereses que pueda tener el investigador, para poder ver las cosas desde el punto de vista de los sujetos estudiados.
Ahora bien, interesó a la presente investigación describir el método
etnográfico, propio de la modalidad cualitativa, por cuanto a saber de
Martínez (1999), la “unidad de análisis” para el investigador etnográfico,
además de una nación, grupo lingüístico, región o comunidad, puede ser
“cualquier grupo humano que constituya una entidad cuyas relaciones estén
reguladas por la costumbre o por ciertos derechos y obligaciones recíprocos”.
Por lo tanto, delimitado el contexto de la presente investigación en la
universidad privada, específicamente, la Universidad Privada Dr. Rafael
Belloso Chacín (URBE); este se corresponde con la descripción de la unidad
de análisis antes identificada.
Al respecto, Martínez (2005) afirma también que las investigaciones
etnográficas pueden considerarse cualitativas, tales como de tipo social,
61
educacional, psicológica, estudios de casos, antropológicas, entre otras,
cuando la observación participativa es su principal herramienta y/o técnica,
se enfocan en el ambiente natural, incluyen la intersubjetividad pasando del
sujeto conocido a cognoscente (de estudiado a investigar) y “evitan la
manipulación de variables por parte del investigador”.
Seguidamente, el citado tratadista responde y justifica a la aplicación de
la etnografía en las ciencias de la conducta, a saber:
Son muchos los estudios y las investigaciones que avalan la tesis de que la conducta humana está influida significativamente por el medio en que se da; que las tradiciones, roles, valores y normas del ambiente se van internalizando paulatinamente, generan regularidades, guían y hasta pueden determinar la conducta posterior. Es, pues, necesario estudiar los eventos sociales, psicológicos o educacionales en su ambiente natural. Por otra parte, dicha necesidad la demuestra también la diferencia de resultados entre los estudios de laboratorio y los de campo, conclusión a que han llegado igualmente los etólogos en sus investigaciones con animales.
En consecuencia, la (URBE) como organización y a su vez actor social
dentro de la sociedad con la cual interactúa, comprende en su interior a un
grupo heterogéneo de personas: estudiantes, docentes, personal obrero y
administrativo, entre otros; cuya conducta es el cúmulo de experiencias
asumidas y hechas suyas, producto de las tradiciones, roles, valores y
normas del ambiente, internalizadas paulatinamente, generando
regularidades, guiando y determinando la conducta subsiguiente.
De igual modo, vista la organización como estructura y sistema, Martínez
(2005) señala que para abordar la realidad de esa organización, debe
asumirse que las partes la conforman como una totalidad organizada,
fuertemente interactivas entre sí, puesto que constituyen un sistema, cuyo
estudio y comprensión requiere la captación de esa estructura dinámica, por
lo que necesita a tal efecto, de una metodología cualitativo – estructural; toda
vez que “la naturaleza íntima de los sistemas o estructuras dinámicas, su
62
entidad esencial, está constituida por la relación entre las partes, y no por
éstas tomadas en sí”.
En consecuencia, el indicado autor señala que se debe reconocer esta
situación en las ciencias del comportamiento y en las ciencias sociales,
cuando añaden en su investigación, “el estudio de los procesos conscientes,
los de intencionalidad, elección y autodeterminación, los procesos creadores,
los de autorrealización y toda la amplísima gama de las actitudes y
sentimientos humanos”. Para ello, resalta que lo que caracteriza a estos
procesos, es la relación de causa y efecto que surge de la actividad de una
parte en “la posición, estructura y función de cada uno de los otros
constituyentes”; y, cita a Köhler (1967) en cuanto a que “en la estructura
cada parte conoce dinámicamente a cada una de las otras”.
Por lo tanto, debe considerarse este proceso dinámico y la inclusión de
todo aquel otro, que permite conocer y reconocer la realidad de la (URBE)
como un sistema, de sus procesos y donde las partes que la componen, en
su interactividad, establecen una relación de causa y efecto, entre las
mismas partes.
Ahora bien, Sandoval (2002) afirma que las etnografías se identifican por
elementos comunes: holismo, contextualización y reflexividad; puesto que
están orientadas por el concepto cultura, tendiendo a desarrollarlo “y a
comprender las acciones humanas desde un punto de vista interno”. Al
efecto, considera que tratan de responder a la interrogante de cómo “los
miembros de una comunidad construyen activamente su mundo”. A tal fin,
citando a Atkinson y Hammersley (1994), distingue a las etnografías como
investigaciones sociales sustancialmente caracterizadas por:
Un fuerte énfasis en la exploración de la naturaleza particular de los fenómenos sociales, más que en llevar a cabo pruebas de hipótesis acerca de ellos.
Una tendencia a trabajar primariamente con datos “inestructurados”, esto es, datos que no se han codificado de manera previa a su recolección en un conjunto de categorías analíticas cerradas.
63
Una investigación de un número pequeño de casos, a veces solo un caso, en detalle.
Un análisis de datos que involucra la interpretación explícita de los significados y funciones de las acciones humanas, producto que toma la forma de descripciones y explicaciones verbales principalmente, con un rol de la cuantificación y el análisis subordinado al máximo.
También, el citado Sandoval (2002), describe otros rasgos
diferenciadores del enfoque etnográfico, tales como que su dimensión
temporal se identifica más con lo “actual cotidiano”, toma como fuentes y
medios de recolección de información los conceptos de “informante clave” y
de observación participante”; para la validación de los hallazgos utiliza
predominantemente la alternativa del consenso.
De igual manera, el señalado tratadista se plantea si la etnociencia, la
etnomedotología, el análisis componencial o antropología cognoscitiva, son
alternativas a la etnografía convencional; para luego exponer que desde ese
aspecto la finalidad del investigador sería la descripción o comprensión del
concepto abstracto, mediante un análisis construido desde la perspectiva de
los informantes, determinando como resultado los sistemas culturales, a
saber:
Así, los sistemas culturales se determinan a través del examen por parte del investigador de una serie de distinciones fenomenológicas que son significativas para los propios participantes. La acepción de cultura que subyace a esta perspectiva es la de un conjunto de estructuras psicológicas mediante las cuales los individuos o grupos de individuos guían su conducta, es en otros términos, todo aquello que cualquier persona debe conocer o creer a fin de obrar de una manera aceptable para los miembros de una sociedad. En la línea de ideas anterior, Garfinkel (1967) plantea como objetos de estudio para el caso de la Etnometodología, “las actividades prácticas, las circunstancias prácticas y el razonamiento sociológico práctico (...) concediéndole un lugar semejante en su análisis a lo banal-ordinario y a lo trascendental-extraordinario”. Agrega además, que lo social está en permanente construcción y que, por ende, los hechos
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sociales solo pueden concebirse como realizaciones de los miembros de dicha sociedad. Esta forma de comprender los etnometodólogos la realidad social conduce a detallar la mirada en los procesos que los miembros de una forma social utilizan para producir y reconocer su mundo, para hacerlo familiar al componerlo (H. Mehan. “Le Constructivisme Social en Psychologie et en Sociologie” En: Sociologies et Sociétés, (1982), Vol. XIV, No. 2, PP. 77-95). Por esta manera de proceder, la Etnometodología se aproxima a las propuestas del análisis institucional y de la pragmática.
En este sentido, para Sandoval (2002) la tarea del investigador se centrará en revelar los medios o mecanismos utilizados por los miembros para organizar su común vida social, lo que conlleva al establecimiento de aquella estrategia que le permita descubrir qué hacen tales miembros y dilucidar el significado de ese mundo social; para ello, requerirá primero “realizar un trabajo de muestreo cualitativo que permita focalizar las observaciones y análisis más pertinentes”.
Y, segundo, desde el primer momento hacer un seguimiento etnográfico: mapeo, muestreo cualitativo y validación consensual, que le permita observar las realizaciones de los participantes cotidianamente, qué expresan sobre sus realizaciones los participantes y qué significado tienen para ellos.
De igual modo, el citado tratadista refiere que la etnometodología para apoyar “su propuesta de trabajo cualitativo”, parte del supuesto que los miembros metódicamente construyen el mundo social, apoyados en lo recursos culturales que permiten además de su construcción, reconocerlo e interpretarlo.
Cabe pues ubicar en este contexto a la presente investigación, cuando se parte de supuestos tales como la prefijación de valores, políticas y códigos éticos en la (URBE), adicionalmente a los individuales de cada sujeto que en conjunto y como totalidad organizada se interrelacionan e interactúan en dicha organización social; que estos tienen sus propios símbolos y significados así como los dados por los sujetos que, a la vez se comunican entre sí y con el entorno, así como se trasmite a la sociedad.
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Por otra parte, entre las metodologías cualitativas se encuentra la de la
teoría fundada o fundamentada, que se considera pertinente describir, dado
el propósito final del presente estudio, como lo es la construcción de una
teoría sustantiva sobre la formación de la conciencia ética como proceso de
transferencia del conocimiento en el contexto seleccionado, es decir, en la
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín.
Sobre la teoría fundada, expone Sandoval (2002) que “es una
metodología general para desarrollar teoría a partir de datos que son
sistemáticamente capturados y analizados, es una forma de pensar acerca
de los datos y de poderlos conceptualizar”; por cuanto se desarrolla durante
el proceso de investigación a través de la interacción entre los procesos de
análisis y la recolección de los datos, siendo su base conceptual el
interaccionismo simbólico y los aportes teóricos en la sociología cualitativa de
diversos autores, tales como Erving, Goffman y Simmel.
Según el señalado Sandoval (2002), lo que caracteriza a esta modalidad
cualitativa es la aplicación del método de Glaser y Strauss (1967) de “análisis
comparativo constante”; toda vez que se diferencia de las otras
aproximaciones de investigación cualitativa, a pesar de su afinidad, por “su
énfasis en la construcción y el desarrollo de una teoría que se denomina
sustantiva”, a través de su distinción de los procedimientos de comparación
constante, tales como los de inducción analítica de Znaniecki, análisis de
contenido clásico de Berelson y descripción etnográfica de Spradley.
En consecuencia, a saber de Sandoval (2002) la teoría sustantiva se
construye alrededor de delimitados entornos o particulares de la realidad
social o cultural, donde no se ha desarrollado una comprensión y
conceptualización específica por parte de la teoría formal; por lo tanto, esta
teoría sustantiva demostraría realidades humanas singulares, alimentada
como fuera de los datos recolectados durante la investigación, de forma
dinámica y abierta, lo que la diferencia de los procesos deductivos de la
66
teoría formal o general, preocupada por la verificación que la mantiene en
una perspectiva estática y cerrada, apegada a la generalidad.
Todo lo cual, implica la tipificación de un estilo propio para la obtención de
los datos y de análisis teórico, con el objeto de verificar las hipótesis
emergentes, cuestión que se desarrolla desde el inicio y hasta el final del
proceso investigativo. Según el citado autor, además de distinguirse por
enfocarse en la construcción de teoría, también se caracteriza por el
procedimiento utilizado para aplicar la comparación constante, método éste
fundamentado en cuatro estrategias, a saber:
1.- “Un interrogatorio sistemático a través de preguntas generativas, que buscan relacionar conceptos”; 2.- “El muestreo teórico”; 3.- “Los procedimientos de categorización (codificación) sistemáticos”; y, 4.- “El seguimiento de algunos principios dirigidos a conseguir un desarrollo conceptual sólido (no solamente descriptivo)”.
Sandoval (2002), también se expresa sobre cómo se produce el
resultado; esto es, el éxito del propósito planteado, a saber:
Para el logro del último propósito anotado (Corbin and Strauss, 1988 y 1990), han conceptualizado y diagramado una herramienta metodológica denominada, “matriz condicional”, la cual busca facilitar la especificación de las condiciones y consecuencias, en una escala que va desde lo más macro hasta lo más micro, y que permite ir integrando los resultados de la teoría. Esta matriz, en palabras de Strauss y Corbin (1990) puede visualizarse como “un conjunto de círculos, uno dentro del otro, cada nivel corresponde a diferentes aspectos del mundo ”(...) En los otros anillos se colocan aquellos rasgos condicionales más distantes a la acción o la interacción; mientras en los anillos más internos se sitúan aquellos rasgos catalogados más cercanos a la secuencia de acción o interacción (...)”. En la herramienta mencionada, las condiciones que incluyen los niveles van desde lo internacional pasando por lo nacional, comunitario, organizacional e institucional, suborganizacional y subinstitucional, grupal, individual, y colectivo a la acción pertenecientes al fenómeno. En
67
determinados estudios, las condiciones de todos los niveles tienen relevancia, pero justamente como necesidades a ser rastreadas. “El investigador necesita llenar en los rasgos condicionales específicos para cada nivel que pertenece al área de investigación escogida”, sin hacer caso de cual nivel particular es ese. (Strauss and Corbin, 1990, P.161).
Por su parte, Hernández (2012) afirma que la teoría fundamentada tiene
como propósito desarrollar teoría sobre bases empíricas, cuya aplicación se
realiza en áreas específicas; se utiliza como método cualitativo y el resultado
es una teoría sustantiva o rango medio sobre una situación particular. La
distinción de la teoría formal la toma de Glaser y Strauss (1967), enfatizando
que la fundamentada tiene naturaleza “local”, puesto que se relaciona con
una situación y contexto particular.
De igual modo, el citado autor, señala que la teoría sustantiva resultante
aporta riqueza interpretativa y nuevas dimensiones del evento, la cual surge
de los datos obtenidos más que de estudios previos, generando el
entendimiento de fenómenos concretos tales como los educativos,
psicológicos, comunicacionales, entre otros. Su utilidad radica, citando a
Creswel (2005), cuando las teorías existentes no explican el fenómeno, el
planteamiento del problema o no comprenden a los participantes o muestras
de interés.
4.1. Método etnográfico
Visto lo anterior, la metodología etnográfica a saber de Martínez (2005),
establece como objeto de su estudio:
Sería la nueva realidad que emerge de la interacción de las partes constituyentes, sería la búsqueda de esa estructura con su función y significado. Esta realidad como ya señalamos no está en los elementos, sino que aparece por las relaciones que se dan entre los elementos, así como surgen las propiedades del agua que no se dan ni en el oxígeno ni en el hidrógeno por separado, o las propiedades del significado al relacionar varias palabras en una estructura
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lingüística, o la vida por la interacción de varias entidades físico-químicas, o la tercera dimensión en la visión binocular, etcétera.
Por su parte, Sandoval (2002) en cuanto a la propuesta metodológica de
la etnografía, afirma que una vez elegido el tópico de la investigación se
define su devenir y en el que la etnografía se fundamentará en la dimensión
cultural de la realidad social sometida a estudio, por lo que la metodología
implicará el sumergirse a dicha realidad mediante las herramientas básicas
de la observación participante y las entrevistas.
Dicho autor, citando a Spradley (1972) sobre la dimensión cultural de la
realidad humana, plantea cinco temas: “la experiencia cultural, las escenas
culturales, los informantes culturales, el significado y la significación cultura,
así como la descripción cultural”, como los aspectos prácticos que debe tener
el investigador social que aplicará la metodología etnográfica, considerando
como premisa que la tarea de la etnografía es describir una cultura particular.
Para ello, toma el procedimiento pautado por Spradley (1972), en cuatro
pasos que permiten el acercamiento a dicha dimensión cultural, a saber:
La adquisición de las herramientas conceptuales (esto implica entender el concepto de cultura y aprender algunos métodos de trabajo de campo), la gestión de la entrada al terreno (esto supone saber seleccionar la escena cultural pertinente y hacer contacto, con los informantes clave, previa identificación de los mismos), la realización del trabajo de campo (lo que plantea la captura y el registro de los datos culturales) y finalmente el desarrollo de la descripción de la cultura (lo que conducirá al análisis de los datos y a la escritura de la descripción de la cultura).
Plantea Sandoval (2002) que, “para estudiar las escenas culturales se
necesita observar las situaciones sociales, convirtiéndose estas, entonces,
en las unidades básicas del trabajo etnográfico”, cuando ese estudio es
metodológico y para lo cual conceptualiza la escena cultural apoyándose en
Spradley (1972) a quien cita, como “la información compartida por dos o más
personas relacionadas con algún aspecto de su experiencia en común como
69
miembros de un grupo humano determinado”; concluyendo que las escenas
sociales se vinculan a situaciones sociales recurrentes, como escenarios
para la acción y constituidas a su vez, por las personas que interactúan en
un lugar o localización, así como por los objetos presentes en el momento.
También Sandoval (2002) expone que, el conocimiento de la cultura se
convierte en una herramienta para la implementación del cambio bajo la
perspectiva de una etnografía estratégica. Ello involucra la conceptualización
de la cultura, tomando pues, la sencilla definición de Spradley (1972): “(…)
Cultura es todo aquello que ha sido aprendido o producido por un grupo de
gente (…)”, así como la definición desde el interaccionismo simbólico por
parte del autor que continua citando, como el “(…) conocimiento que las
personas usan para generar e interpretar la conducta social (…). Este
conocimiento es aprendido y gradualmente compartido (…)”.
En este orden, cabe observar detenidamente lo que a bien sigue, puesto
que se identifica plenamente con uno de los supuestos de partida del
presente estudio, que considera que la conciencia social puede formarse
como una competencia y/o cualidad humana, a saber:
(…) Se aclara más adelante, que decir que la cultura se usa para generar e interpretar la conducta social no significa limitar la cultura solamente a la situación cuando las personas están en grupo, sino que incluye también las acciones individuales que otras personas ya tienen aprendidas y comprendidas. Este conocimiento cultural está codificado en un sistema de símbolos complejo, que involucra, entre otras cosas, lo que alguien denominara “definiciones de la situación” y las cuales deben ser aprendidas por cada nueva generación mediante lo que se conoce como procesos de socialización cuya finalidad es convertir a cada nueva persona que viene al mundo en alguien “competente” para desenvolverse en el medio social y cultural en el que nació. Esa competencia tiene que ver, entonces, con una manera “apropiada y típica” de mirar el mundo, de actuar en el mundo, de pensar y sentir y hasta de hacer las cosas. El sentido práctico de todo lo anterior es que, con esa teoría tácita acerca del mundo socio-cultural en que nacen y viven,
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las personas pueden tener éxito en organizar su conducta, anticipar el comportamiento de otros y establecer un orden para la comprensión de dicho mundo (…).
Por ello, en ese contexto y a saber del señalado Sandoval (2002), la
etnografía plantea el “propiciar la reflexión de las personas sobre esas
creencias, sentimientos y prácticas para identificar el significado actual de las
mismas”; todo lo cual involucra que la etnografía debe regirse por un
conjunto de principios que contemplen las siguientes dos ideas
fundamentales:
1. Que el estudio de la conducta humana debe realizarse en el escenario natural donde se produce; y, 2. Que con el entendimiento del “mundo simbólico” donde viven las personas, que comprende el “tejido de significados” aplicados a la experiencia propia y desarrollados mediante patrones definidos del comportamiento, permitirá el adecuado conocimiento de la conducta social.
Bajo esta perspectiva “interna”, acota Sandoval (2002), la etnografía se enfocará en identificar las normas que regulan los vínculos en el escenario donde se desenvuelven los actores, cuyo descubrimiento permitirá descifrar los patrones de su conducta; lo cual implica, metodológicamente, la combinación de técnicas y procedimientos que involucre auténticas inter actuaciones sociales con los sujetos, la directa observación de importantes situaciones, la aplicación de entrevistas formales y numerosas informales, los conteos sistemáticos, la colección y análisis de documentos y artefactos; para lo cual cita a McCall and Simmons (1969).
Asimismo, el señalado autor, le otorga importante rol a las notas de campo entre los instrumentos metodológicos, mediante las cuales el investigador registrará sus observaciones, impresiones y sentimientos; pero, su utilidad radica en el “análisis secuencial” de Becker (1971), referido a la continua revisión de los datos durante el proceso de consecución de la información. Este proceso de observación permite el retroceso a partir de los datos, a los fines de “reflexionar” sobre sus posibles significados, con el objeto de “redireccionar o completar el proceso de búsqueda interpretativa”.
71
De igual modo, Sandoval (2002) toma como lineamientos básicos que se
esperan de los estudios etnográficos, a las tres conclusiones apreciadas por
Fielding (1995) a quien cita y, que surgen de tales estudios:
1. La capacidad del observador en “plantear declaraciones o proposiciones completas, sobre las condiciones que son necesarias y suficientes, para que un patrón particular de acción o actuación tenga lugar”; 2. La capacidad del investigador en tipificar algunos fenómenos “observados como básicos para la actividad, evento o situación estudiada”, en virtud de la influencia sostenida de tales fenómenos sobre la actividad, evento o situación en cuestión; y, 3. La capacidad del observador en identificar las situaciones que sirvan de ejemplo a los eventos y fenómenos, como una “mínima demanda de aplicación de la conceptualización elaborada”.
Tales lineamientos deben atenderse a condiciones de validez y
legitimidad, acota Sandoval (2002), para lo cual cita los planteamientos de
Glaser y Strauss (1967) sobre el reto del investigador cualitativo en
etnografía, a saber:
El desarrollo de un entendimiento sistemático, el cual es claramente reconocible y entendible por los miembros del contexto en el cual fue hecho tanto como sea posible en sus propios términos; no obstante es más sistemático y necesariamente más verbal, de lo que ellos generalmente son capaces de expresar. Usa sus palabras, ideas y métodos de expresión donde quiera que sea posible, pero que cautelosamente va más allá de esto.
Según Sandoval (2002), al definirse la intencionalidad y condiciones de
validez de la investigación, puede señalar como propuesta metodológica de
la etnografía al “trabajo de campo”, el cual mediante la observación
participante se accederá “al contacto vivencial con la realidad o fenómeno
objeto que interesa al estudio”, como recurso a través del cual se formará la
perspectiva del investigador y “de quienes experimentan dicha realidad o
fenómeno”. Por lo tanto, a saber del indicado tratadista, el trabajo de campo
atravesará cuatro etapas:
72
1ra. El acceso al escenario socio – cultural que se pretende estudiar; 2da. La identificación y focalización del fenómeno en el escenario socio – cultural en cuestión; 3ra. La selección de los sujetos informes y la concreción de las maneras de obtener su perspectiva de su realidad bajo estudio; y, 4ta. (...) el registro, ordenamiento, reducción, validación, análisis e interpretación de los datos recogidos”.
También dicho autor, incluye una quinta etapa, referida a la reformulación
o reenfoque sobre la base del conocimiento y comprensión de lo obtenido,
comenzando un nuevo ciclo, toda vez que las primeras cuatro etapas,
excepto la primera, se atraviesan continuamente durante el proceso, dada la
naturaleza cíclica de este último. E igualmente, analiza el modelo definido
por Agar (1992) a quien cita, que conceptualiza el trabajo de campo de la
metodología etnográfica en tres momentos: quiebra, resolución y coherencia.
La quiebra, como división entre el mundo simbólico del investigador y el
de los sujetos bajo estudio, donde se reconocen las distintas perspectivas,
referidas a la comprensión e interpretación de la realidad – “mundo de
referencia” – por los sujetos y su experiencia en dicha realidad, tanto del
investigador como de los investigados.
La resolución es el proceso que atraviesa la quiebra para su
comprensión; esto es, lo que ocurre entre dos perspectivas diferentes donde
la interpretación las une, puesto que se produce el acercamiento entre ellas
para encontrar una común. Y, la coherencia, que a saber de Sandoval (2002)
citando a Agar (1992), es la “resolución secuencial de esquemas, lleva el
análisis a niveles más altos de abstracción hasta que los patrones culturales
llegan a ser finalmente comprendidos”.
La anterior descripción por parte de los autores supra citados, de la
metodología etnográfica y parte de las técnicas con las cuales se apoya para
desarrollar la investigación de carácter cualitativa, permiten en este estudio el
diseño de la investigación y la determinación de las técnicas y herramientas
73
utilizadas, como lo es la aplicación del método etnográfico mediante la
observación participativa, la entrevista, las notas de campo, entre otros.
Ello, en la presente investigación, involucró un arduo trabajo de campo
para la investigadora quien, siendo sujeto cognoscente y conocido a la vez,
se sumerge en el contexto, al cual pertenece y forma parte habitualmente por
su desempeño laboral, profesional y personal; para entenderlo y
comprenderlo aplicando las referidas herramientas, más que desde su propia
perspectiva, ubicándose en la perspectiva de las otras partes que lo
componen, lo que le permite aprehender la cultura de la comunidad en la
cual se desenvuelve y como propósito del estudio etnográfico.
No obstante, dado que el propósito final de esta investigación es la
construcción de la teoría sustantiva sobre la formación de la conciencia ética
como proceso de transferencia del conocimiento en el contexto seleccionado,
es decir, en la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín; es menester
describir la metodología de la teoría fundada o fundamentada. En efecto, una
vez que el estudio etnográfico aporta sus resultados, estos ya han sido
codificados, sea simultánea o secuencialmente bajo la modalidad antes
dicha, para la obtención de la teoría emergente y realización de la
triangulación respectiva.
4.2 Método de la Teoría Fundada
A saber de Sandoval (2002) la propuesta metodológica de la teoría
fundada, se basa en la recolección de datos y el análisis comparativo
constante; puesto que, aun cuando reconoce que la teoría sustantiva es el
eslabón estratégico para la construcción o generación de la formal o general
y esto se puede realizar directamente desde los datos, considera la
necesidad de iniciar desde la sustantiva, en cuanto a que su “propósito
primario es la generación de modelos explicativos de la conducta humana”,
con base en los datos.
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De igual modo, afirma que la obtención de información y su análisis se
hace simultáneamente; toda vez que la teoría se fundamenta en el continuo
análisis comparativo en el proceso de captura de los datos durante el trabajo
de campo, entre y a partir de los grupos que interactúan en un área
sustantiva, por lo que citando a Glaser (1978 y 1992), mediante la aplicación
de la teoría fundada, sostiene que “el investigador trata de identificar
patrones y las relaciones entre ellos”.
También señala, que la característica común de la teoría fundada con
otras modalidades cualitativas de investigación, es el desarrollo no lineal del
proceso investigativo, por cuanto su dinámica es “jerárquica como recursiva,
porque los investigadores han de categorizar sistemáticamente los datos y
limitar la teorización hasta que los patrones en los datos emerjan de la
operación de categorización”, por lo que como método requiere:
La recolección de datos, la categorización abierta, la elaboración de memos o elaboraciones preliminares que interpretan los datos obtenidos, la determinación o identificación de una categoría núcleo, y haciendo un reciclaje de los primeros pasos en términos de la categoría núcleo, el ordenamiento de los memos y la escritura de la teoría emergente.
Igualmente, dicho autor citando a Glaser (1992), indica que la recolección
de datos y los análisis se vinculan observando cuatro criterios básicos:
pertinencia, relevancia, efectividad y modificabilidad; en virtud a la influencia
del escenario en la conducta y en las variaciones conductuales, de
simbolismos y significados ante un mismo evento o fenómeno, que deben
estar registrados en los datos, a menos que haya homogeneidad en el grupo,
cuestión que debe explicarse.
De igual modo, el indicado Sandoval (2002) señala expresamente que el
muestreo es teórico en la teoría fundada, toda vez que “se va haciendo en
dependencia de las necesidades evidenciadas por la teoría emergente y de
las claridades que se van obteniendo conforme avanza el proceso
investigativo”.
75
Asimismo, lo define como un proceso de recolección de datos donde la
teoría va emergiendo simultáneamente, determinando la selección de los
informantes, entrevistados y participantes sin un diseño previo; así como que
la descripción de conductas debe realizarse desde el ambiente natural donde
ocurren, entendidas desde las perspectivas de los participantes, que para su
comprensión hacen del investigador un participante más. Y, el método que le
sigue, es la comparación constante de los datos, categorizando los datos
abiertamente primero y luego exhaustivamente, por lo que para que no
pierdan su significado deben analizarse lo más pronto posible a su
recolección.
Tanto Sandoval (2002) como Hernández (2012), coinciden en que el
rasgo principal de la teoría fundamentada o fundada, es que los datos se
categorizan con codificación abierta, para luego organizar las categorías
resultantes en un modelo de interrelaciones, denominado codificación axial y
que representa a la teoría emergente, que explica el proceso o fenómeno
bajo estudio.
En consecuencia, la anterior descripción por parte de los autores supra
citados, de la metodología de la teoría fundamentada, así como parte de las
técnicas con las cuales se apoya para desarrollar la investigación de carácter
cualitativa, permitieron en este estudio el diseño de la investigación y la
determinación de las técnicas y herramientas utilizadas.
5. DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN
A saber de Rodríguez, Gil y García (1996), el proceso de investigación
cualitativa puede desarrollarse en cuatro grandes fases, vinculadas a través
de la retroalimentación entre sí, por lo que su proceso no es lineal sino
discursivo y las cuales cada una presenta varias etapas diferenciadas. La
primera fase denominada preparatoria, comprende a su vez dos etapas: la
reflexiva y el diseño. La segunda fase distinguida trabajo de campo, se
76
conforma también por dos etapas: el acceso al campo y la recogida
productiva de datos.
La tercera fase señalada como analítica, dada la naturaleza cualitativa del
proceso investigativo, puede sintetizarse en las siguientes tareas: reducción
de datos, disposición y transformación de datos, obtención de resultados y
verificación de conclusiones. Y, la cuarta fase identificada como informativa,
se corresponde con la difusión y la comunicación de los resultados de la
investigación.
Como quiera que la presente investigación se ubica en la modalidad
cualitativa, se desarrolla básicamente en las cuatro fases que, comúnmente
los señalados autores han distinguido en este tipo de estudio; por lo que en
la primera fase, referida a la preparación de este trabajo, se observan
claramente la reflexión y el diseño, cuando en los “Momentos I, II y III
denominados: Ser, Tener, Poder; Orientación Teórica y La Forma: paso a
paso”, respectivamente, se plasman tales procesos.
Así pues, el “Momento I. Ser, Tener, Poder”; comprende: El origen, tema
bajo estudio; La inquietud, planteamiento de la situación o evento; La
motivación, perspectiva de la investigadora; El contexto, delimitación espacial
(lugar y escenarios); La orientación, perspectiva del contexto y propósitos de
la investigación; El designio, propósito final o propuesta; El regalo, aportes
que justifican la investigación. Finalmente, de los propósitos se formula una
matriz de operacionalización que, mediante su respectiva tabla se expone en
el “Momento IV”.
En el “Momento II. Orientación Teórica”, se encuentra conformado por la
experiencia previa, que comprende la referencia de trabajos científicos, tesis
doctorales que sobre el tema, las variables, las categorías, los conceptos y
las definiciones, se han realizado previamente.
Ahora bien, cabe destacar que el conocimiento científico preexistente o
teoría referencial y estado del arte, comprenden las teorías contenidas en
obras y artículos científicos, que versan sobre los conceptos y definiciones
77
afines a las variables y categorías del tema objeto de estudio, los cuales
fueran recabados por esta investigadora y expuestos en el “Momento IV.
Búsqueda, Siembra, Cosecha”, con el objeto de realizar su contrastación con
los datos resultantes de las entrevistas realizadas, respectiva a la síntesis
teórica, propia de la tercera fase analítica.
En el “Momento III. La Forma: paso a paso”, comprende: Introito, es el
prefacio a la disyuntiva del paradigma de investigación seleccionado;
Fundamentación epistemológica, se establecen los enfoques epistemológico,
gnoseológico, axiológico y ontológico; Paradigma de investigación, se elige el
proceso de investigación cualitativa y el enfoque introspectivo vivencial;
Metodología cualitativa, se describen los métodos etnográfico y teoría
fundada o fundamentada; Diseño de la investigación, se selecciona la
metodología a desarrollar conforme a la variable y a los propósitos; Técnicas
e instrumentos, se refiere a los medios implementados correspondientes al
diseño de investigación, así como a la selección de los informantes.
De lo anterior se observa, que los Momentos I y II pertenecen a la etapa
reflexiva y el Momento III, a la etapa del diseño de la investigación; todas
correspondientes a la primera fase del proceso de investigación cualitativa de
este estudio, como lo es la preparatoria. En efecto, Rodríguez, Gil y García
(1996) consideran que la etapa reflexiva parte del propio investigador,
cuestión que se observa en el punto de La motivación contenido en el
Momento I de esta investigación, quien debe señalar su perspectiva y las
razones personales del tema seleccionado a investigar, desde su
“preparación, experiencia y opciones ético – políticas”.
Igualmente, según los citados autores, esta etapa reflexiva comprende la
postura del investigador frente al paradigma de investigación, la búsqueda de
la teoría existente del tema bajo estudio y hasta ciertas incursiones, amplias
y no precisas, en los escenarios y en el campo donde se desarrollan los
eventos. Al efecto, en el Momento I, se observan los conocimientos de esta
autora sobre el tema en cuestión, así como en el Momento IV,
78
específicamente en la síntesis teórica, se desarrolla la contrastación entre la
teoría referencial o científica preexistente, el estado del arte y los resultados
obtenido de las entrevistas.
Sobre el diseño de la investigación, como segunda etapa de la primera
fase identificada como preparatoria, exponen los citados Rodríguez, Gil y
García (1996), que es la planificación de todas las actividades a realizar en el
proceso investigativo, considerando la perspectiva de formación, experiencia
y posición ético – política del investigador adecuada a la metodología; el
objeto y los sujetos a ser estudiados; la selección de las formas de pesquisa
y búsqueda de la información; las técnicas, instrumentos y herramientas
pertinentes para acopiar y analizar la información; la elección de la
perspectiva o marco conceptual para la elaboración de los resultados y
conclusiones.
También, indican que el método es como una herramienta o “tiene
marcado carácter instrumental” dentro de la modalidad de la investigación
cualitativa, en cuanto a que se subordina a las inquietudes planteadas en el
estudio, a los propósitos de la investigación conforme a lo que
pertinentemente considere el investigador en razón a las posibilidades del
estudio, a la pluralidad metodológica que permita la flexibilidad y las
diferentes perspectivas. Por ello, la posibilidad de implementar varios
métodos, sea simultánea o secuencialmente, respetando su especificidad y
adecuación evitando el desorden.
Las alternativas de los métodos a utilizar, a saber de los citados
tratadistas, determinarán las modalidades de las técnicas, herramientas e
instrumentos a aplicarse en el proceso investigativo. De allí que, los métodos
seleccionados en el presente estudio: etnográfico y teoría fundada o
fundamentada, los cuales fueron ampliamente descritos anteriormente, se
debe a los propósitos perseguidos; por lo tanto, tal elección inciden en la
orientación, técnicas, instrumentos y herramientas implementados en el
proceso de análisis de los datos. Igualmente, esta es la oportunidad para
79
preparar los instrumentos que sean necesarios a los fines de acceder a los
escenarios donde se realiza el trabajo de campo.
El trabajo de campo representa según Rodríguez, Gil y García (1996), la
segunda fase de la investigación y que comprende la etapa de acceso al
campo y la etapa de recolección de datos. Esta fase se identifica con el
Momento IV de este estudio, en el cual se acude a los escenarios del
contexto delimitado, esto es, a las unidades elegidas que forman parte de la
organización que es la (URBE), donde se aplicaron las técnicas e
instrumentos: observación participante, entrevistas, notas de campo, entre
otros, con el objeto de recabar los datos.
Tales unidades fueron seleccionadas, de acuerdo a los fines y funciones,
propósitos y objetivos que se plantea la universidad, así como de las mismas
se eligieron a los informantes con quienes se celebraron las entrevistas; esto
es, uno (1) o dos (2) por cada unidad, a saber:
1. Investigación, para el primero, que comprende el descubrimiento y producción del conocimiento, a través de la investigación y transferirlo, mediante la enseñanza, divulgación y publicación; 2. Docencia, para el segundo, cuyo propósito debe ser la formación, capacitación y preparación de una persona integral, responsable, con alto sentido ético en la conducción de sus asuntos personales, profesionales, cívicos, ciudadanos y sociales; 3. Estudios a Distancia, para el tercero, referido a la integración al proceso de transferencia del conocimiento de las nuevas tecnologías y la innovación, lo que implica incursionar en otros métodos y mecanismos básicos e innovadores para producir conocimiento y divulgarlo, de manera responsable, moral y ética; y, 4. Extensión, para el cuarto, en cuanto al rol de la universidad para reconocerse y ser reconocida como organización y sujeto, transcendente, vinculante y vinculada, de manera activa, voluntaria, participativa, protagónica y democrática; en la sociedad.
La selección de los informantes, uno (1) o dos (2) por cada unidad, se
realiza conforme a los años de servicio y a las funciones que cumple en cada
80
unidad. Funciones estas referidas específicamente a los fines, objetivos y
propósitos planteados por la universidad para cada componente elegido de la
organización, los cuales fueran arriba descritos. Adicionalmente, se incorpora
entre los sujetos informantes, aquel que coordina las unidades encargadas
de llevar a cabo tales fines y propósitos de la universidad, como lo es la
secretaría.
Cabe observar, que en el presente caso además de la autorización que
requirió la investigadora para acceder a cada una de las unidades
seleccionadas y partes de la organización total que representa el contexto
(URBE) para desarrollar el proceso investigativo, se preparó individualmente;
esto es, según Rodríguez, Gil y García (1996) citando a Morse (1994) “la
investigación cualitativa será todo lo buena que lo sea el investigador”, que
“mediante su habilidad, perspicacia y visión” obtendrá la información válida
para el estudio.
Esto es, ser paciente, esperar y ser persistente, lograr la confianza de las
partes del escenario escogido, mediante la flexibilidad y confianza en sí
mismo y con la capacidad de reírse de sí; meticuloso y detallista, cuidando
de la verificación de cada dato; preparado teóricamente en los conceptos y
temas bajo estudio, así como en los procesos metodológicos aplicar. Con
todo lo anterior, el investigador está preparado para acceder al campo. Vale
acotar, que esta investigadora forma parte de la organización y, en
consecuencia, es sujeto cognoscente y conocido a la vez.
Dentro del escenario y lograda la confianza, el investigador implementa
las técnicas adecuadas para recoger la información: observación
participante, notas de campo, entrevistas; para lo cual los instrumentos son
imprescindibles: grabaciones de audio y anotaciones, entre otros. También,
implementa aquellas referidas al análisis de los datos obtenidos:
clasificación, categorización, codificación, muestreo teórico, mapeo, criterios
de selección de datos, entre otras; todas propias a la etapa de recogida de la
información.
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De seguidas, se procede con el “Momento IV. Búsqueda, Siembra,
Cosecha”, el cual se corresponde con la tercera fase, referida a la fase
analítica; siendo entendido y, como se expusiera anteriormente, el proceso
investigativo de modalidad cualitativa puede comprenderse en cuatro fases,
que se encuentran vinculadas a través de la retroalimentación constante, lo
que conlleva que el análisis se encuentra presente desde el primer momento
o primera fase.
Sobre la fase analítica Rodríguez, Gil y García (1996), exponen que el
proceso de análisis de los datos es de sistematización, cuestión implícita en
las actividades que despliega el investigador, a través de las tareas que
comúnmente caracterizan a los estudios cualitativos, indicadas supra:
reducción de datos, disposición y transformación de datos, obtención de
resultados y verificación de conclusiones.
Así pues, durante el trabajo de campo, además de los datos y su
inmediata codificación, se realizaron seis entrevistas en el orden previsto de
acuerdo a lo expresado en acápites anteriores, en las cuales participaron
ocho sujetos, toda vez que unas fueron individuales y otras en grupo,
compuesto por dos sujetos.
Posteriormente, se realiza el análisis de los datos obtenidos: cuadro
dialógico e interpretación dialógica, de los cuales se desprende la teoría
emergente, mediante la síntesis teórica que se realiza al conjugar las
unidades de análisis resultantes de cada entrevista, contrastándola con la
teoría científica preexistente recabada por esta investigadora,
conceptualizándolas y vinculándolas con las subcategorías y categorías
respectivas, así como mediante su interpretación fenomenológica o
“hermenéutica fenomenológica”.
Cabe observar que, los criterios de interpretación aplicados son diferentes
en cada entrevista, en razón a las características particulares que las
distinguen: 1) Criterio de anidación de unidades de análisis por subcategoría;
2) Criterio de anidación de unidades de análisis comunes a las diferentes
82
subcategorías; 3) Criterio por aparición de las unidades de análisis
identificándolas con la subcategoría correspondiente; entre otros. Todo lo
cual permite la interpretación antes citada: hermenéutica fenomenológica.
En efecto, para Heidegger (2002) tal interpretación obedece a un cómo
interpretar, para lo cual debe considerarse al contexto parte integrante de lo
existente y objeto hermenéutico, siendo este contexto de naturaleza
histórica, puesto que su existencia es en cada ocasión, que lo que
“determina el modo propio o impropio de la existencia del ‘Dasein’ dependerá
de cómo actualiza, de cómo realiza, de cómo dinamiza las posibilidades de
ser a su alcance”.
Así pues, para el citado autor el contenido real de toda interpretación se
logra cuando muestra la forma en cómo ha sido interpretado tal contenido:
objeto hermenéutico; aseverando que toda interpretación se despliega, en
función de su ámbito de realidad y de su pretensión cognoscitiva, desde tres
coordenadas, a saber:
…1) “un punto de mira”, más o menos expresamente apropiado y fijado; 2) una subsiguiente “dirección de la mirada”, en la que se determina el ‘cómo algo’ según el cual se debe pre comprender el objeto de interpretación y el ‘hacia dónde’ debe ser interpretado ese mismo objeto; 3) “un horizonte de la mirada” delimitado por el punto de mira y por la dirección de la mirada, en cuyo interior se mueve la correspondiente pretensión de objetividad de toda interpretación.
La primera coordenada se corresponde a una primera interpretación de
una realidad existente, al juicio emitido sobre algo, cuestión secundaria a tal
realidad que ya existe; la segunda coordenada se refiere al sentido y
comprensión de dicha realidad; la tercera coordenada señalada, muestra la
correlación que existe entre la vivencia intencional y el objeto intencional, la
copertenencia del mundo y del yo que existe en él.
Para Heidegger (2002) realizar la interpretación y hacerla comprensible
con la consiguiente apropiación del objeto hermenéutico, su aprehensión, se
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evidencia a través de las tres coordenadas arriba expuestas, donde se
clarifica la situación en la que y por la cual se hace la interpretación, toda vez
que la hermenéutica aplicada a la situación debe hacer transparente a esta
última, siendo que tal situación debe considerarse, tenerse en cuenta o
presente, desde el inicio de la interpretación. En tal sentido, el tratadista
sostiene que:
La situación de la interpretación, en cuanto apropiación comprensiva del pasado, es siempre la situación de un presente viviente. La inteligibilidad de la historia misma, a modo de pasado apropiado en la comprensión, aumenta de manera decisiva en función del grado de originariedad con que se determina y elabora la situación hermenéutica. El pasado sólo se manifiesta con arreglo a la resolución y a la capacidad de apertura de la que dispone el presente.
De los análisis realizados conforme a lo antes descrito, se arriban a las
conclusiones que conllevan a la construcción de la teoría sustantiva,
propósito de esta investigación, referida a la formación de la conciencia ética
como proceso de transferencia del conocimiento en universidad privada.
Luego, en el “Momento V. Cristalización del Propósito”, se desarrolla la teoría
sustantiva sobre formación de la conciencia ética como proceso de
transferencia del conocimiento en universidad privada, cuya estructura
esquemática se desenvuelve de acuerdo a las categorías, subcategorías y
unidades de análisis, obtenidas de los resultados y las conclusiones.
Ahora bien, para construir la teoría sustantiva se siguen los lineamientos
expuestos por Martínez (2007), quien señala siete puntos claves para la
estructuración de las teorías. En este orden, el primer punto se refiere a la
inconveniencia de iniciar la estructuración de una teoría de forma prematura
o inmadura, que a la larga pudiera resultar errada, sin antes haber
identificado un grupo relevante de categorías con sus propiedades; el
segundo punto, indica lo contrario, puesto que no se debe esperar hasta el
último momento para iniciar el proceso de teorizar, toda vez que se corre
84
riesgo de haber acumulado información en demasía, probablemente inútil y
que hará imposible iniciar la tarea.
Como tercer punto, el autor señala que la mejor formar de comenzar la
construcción teórica, es integrando categorías menores o más específicas en
categorías generales o comprehensivas, resultando la teoría construida
como una gran categoría asimilada al tronco de un árbol que une las ramas
que lo componen. Seguidamente, el cuarto punto dispone que la teoría
propuesta, deberá cubrir la mayor parte del cuerpo de conocimientos y
generalizaciones disponibles.
Luego, para el quinto punto recomienda el uso frecuente y en toda
oportunidad posible, de experimentos mentales, los cuales a su saber
cumplen un gran papel heurístico, por cuanto permite la eliminación o
sustitución de elementos o componentes, al visualizar si son o no esenciales
o simplemente secundarios, cómo pudieran afectar a una estructura: básica
o esencialmente, total o parcialmente, en nada.
Posteriormente, el sexto punto como consecuencia natural de lo antes
expuesto, es la ausencia de condiciones lógicas en las primeras etapas de la
construcción teórica, cuestión que expresa Martínez (2007) no debe ser
objeto de preocupación alguna, por cuanto la consistencia semántica y
formalizante de la teoría se hace en el trayecto, lo cual no se logra
plenamente, menos aún en las ciencias humanas, especialmente porque la
realidad frecuentemente se presenta de manera contradictoria.
Finalmente, el séptimo punto alude a la tarea final del investigador,
referida a relacionar la teoría con aquellas construcciones de estudios
paralelos, lo que permitirá su enriquecimiento, en virtud de la contrastación y
diferenciación de las diversas perspectivas de abordaje científico sobre el
tema de estudio.
Por su parte y en cuanto a la cuarta fase referida a la informativa de los
resultados, Rodríguez, Gil y García (1996) señalan que puede presentarse
en un informe, donde se expongan los resultados producto del análisis
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sistemático que soporten cualquier refutación, que puede ser escrito de dos
formas: “a) como si el lector estuviera resolviendo el puzzle con el
investigador; y b) ofrecer un resumen de los principales hallazgos y entonces
presentar los resultados que apoyan a las conclusiones”.
Es por ello que, como antes se expuso, este trabajo de investigación se
conforma por cinco momentos, antes identificados, los cuales se comprenden
en cuatro fases, que se encuentran vinculadas a través de la
retroalimentación constante, lo que implica que el análisis realizado se
encuentra presente desde el primer momento o primera fase.
6. TÉCNICAS E INSTRUMENTOS
Al inicio de toda investigación y si esta es cualitativa, se debe desarrollar
un proceso exploratorio o de documentación inicial sobre la realidad social
que se desea someter al estudio, para ello Sandoval (2002) considera que
las técnicas más apropiadas son el mapeo y el muestreo teórico, puesto que
permiten un acercamiento a esa realidad; definiendo el mapeo como el
trazado de lugares físicos, circunstancias, personas, eventos, entre otros, a
saber:
(…) si bien dentro de ese proceso de mapeo se incluyen lugares físicos, la verdadera intención es poder lograr un acercamiento a la realidad social o cultural objeto de estudio, donde se tengan claramente identificados los actores o participantes, los eventos y situaciones en los que interactúan dichos actores, las variaciones de tiempo y lugar de las acciones que estos desarrollan; en fin, un cuadro completo de los rasgos mas relevantes de la situación o fenómeno objeto de análisis. Es, en definitiva, un trabajo de “cartografía social”, como lo denominan Schwartz y Jacobs (1984).
El citado autor, define el muestreo como la etapa subsiguiente al mapeo
en la investigación cualitativa y que comprende la elección de situación y
eventos, sujetos, objetos, tiempo y lugares, escenarios, circunstancias, entre
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otros, con los que se iniciará el proceso investigativo; siendo entendido el
rasgo progresivo y cíclico del proceso propio de la modalidad cualitativa. Aun
cuando el muestreo se puede tipificar de acuerdo con la tarea: tiempo y
momento, espacio y momento; el señalado Sandoval (2002) acoge la
clasificación o modalidades de muestreo aportadas por Strauss y Corbin
(1990) a quienes cita, a saber:
Desde una óptica complementaria y tomando como punto de partida carácter teórico e internacional del muestreo cualitativo, Strauss y Corbin (1990) distinguen tres modalidades de éste: abierto, relacional-fluctuante y discriminativo. El muestreo abierto está asociado con la codificación abierta. Éste, más que especificar, guía las elecciones del muestreo. Este tipo de muestreo puede realizarse intencionada o sistemáticamente u ocurrir fortuitamente. Este proceso incluye el muestreo “in situ”. El muestreo relacional-fluctuante está asociado con la codificación axial. Su principio es maximizar el hallazgo de diferencias en el nivel dimensional, se puede realizar deliberada o sistemáticamente. El muestreo discriminativo está asociado con la codificación selectiva, su principio es maximizar oportunidades para verificar la argumentación o el argumento construidos, así como también las relaciones entre categorías, permitiendo alcanzar la saturación de aquellas que han mostrado un desarrollo insuficiente.
Siguiendo con Sandoval (2002), el tratadista reconoce que cada
metodología tiene sus propias técnicas y estas a su vez, los instrumentos
para aplicarla. En cuanto a la metodología etnográfica, resalta los cuatro
pasos para acercarse a la realidad donde se realizará la pesquisa de la
información para la comprensión de la cultura del grupo, cuando cita a
Spradley (1972), cuestión que fue expuesta anteriormente; así como el uso
de las notas de campo, entre los instrumentos metodológicos cuando se
realiza la observación participante, técnica propia para el acercamiento de la
realidad de esta metodología.
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También, señala que a través de esas notas de campo se realiza el
“análisis secuencial”, lo que permite la revisión nuevamente de las mismas y
de los significados de la realidad cultural para el momento; cuestión que
también fue explicitada anteriormente.
Igualmente, el autor citado distingue como herramienta metodológica
principal, la observación participante una vez más, cuando expresa “la
participación en la vida cotidiana de las personas involucradas en la situación
o fenómeno cultural y social objeto de análisis”; cuestión que también fuera
dilucidada al establecer a esta investigadora como sujeto cognoscente y
conocido, en virtud de su posición y funciones de docente, profesional y parte
de la organización, cuya realidad y cultura se someten análisis en este
estudio.
En cuanto a la recolección de datos en la teoría fundada o fundamentada,
se aplica también la observación participante, observándose los cuatro
criterios de Glaser (1992) antes expuestos de pertinencia, efectividad,
relevancia y modificabilidad, citados por Sandoval (2002) y los cuales fueron
mencionados en su oportunidad, a saber:
Esto se relaciona con el hecho de que el escenario elegido para la observación influye en la forma como la conducta se evidencia, por lo que esto ha de ser tenido en cuenta en el análisis de los datos; de otro lado es importante contemplar un muestreo adecuado de participantes que provean un rango completo de variaciones en relación con el fenómeno así como sobre las definiciones y las significaciones que se pretendan fundar en los datos obtenidos. Si los participantes se restringieran a un grupo homogéneo por alguna razón, este hecho debe explicitarse.
De la misma manera, tanto el citado Sandoval (2002) como Hernández
(2012), antes expuestos, establecen el carácter teórico del muestreo en esta
metodología de la teoría fundada; así como la comparación constante que se
ejecuta a través de la codificación como técnica, clasificándola en abierta,
axial, selectiva y el resultado como diseño emergente; es decir, la teoría
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emergente que surge del trabajo de comparar constantemente a través de la
codificación.
Sobre la codificación abierta, señala Hernández (2012) que es la revisión
exhaustiva de los segmentos del material recabado, mediante la
comparación constante, lo que producirá categorías iniciales de significado,
reduciéndose así, evitando la redundancia, desarrollando evidencia y
elevando el nivel de abstracción, en el entendido que estas se basan en los
datos recolectados a través de la observación participante, las entrevistas,
anotaciones y demás datos; de las cuales se extraen subcategorías.
En cuanto a la codificación axial, refiere el señalado autor que “parte del
análisis en donde el investigador agrupa las piezas de los datos identificados
y separados en la codificación abierta, para crear conexiones entre
categorías y temas. Durante esta tarea se construye un modelo del
fenómeno estudiado, el cual incluye: condiciones en las que ocurre o no
ocurre, el contexto en el que sucede, las acciones que lo describen y sus
consecuencias”.
Manteniendo la comparación constante, se realiza el análisis de las
categorías resultantes en la codificación axial con los temas bajo estudio, de
las cuales se desprenden aquellas claves o “códigos en vivo”, que permiten
la construcción de la teoría emergente, propia de esta metodología a partir
de la cual se conforma la teoría sustantiva como propósito de la
investigación.
Cabe resaltar y se reitera, que las técnicas e instrumentos antes
descritos, correspondientes a las metodologías seleccionadas que
conforman el diseño de esta investigación: etnográfica y teoría fundada o
fundamentada, para lo cual se realiza una interpretación hermenéutica
fenomenológica; se aplican en el Momento IV de este estudio,
correspondiente a la tercera fase, siendo la cuarta fase el producto listo, es
decir, el presente “informe” o trabajo escrito.
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En este orden, en el Momento IV se despliega paso a paso lo antes
enunciado, cuando en la búsqueda se exponen el cuadro o tabla contentivos
de la matriz de operacionalización de los propósitos, categorías y
subcategorías; el guion de la entrevista en profundidad; así como se realizan
aclaratorias de los cambios que surgieron en el discurrir investigativo.
Seguidamente, en la cosecha se expresan, mediante cuadros de diálogo y
de interpretación dialógica, datos y resultados de las entrevistas; la síntesis
teórica y la interpretación hermenéutica fenomenológica, para finalmente
concluir.
En consecuencia, las cuatro fases del procesos investigación se
componen por este manuscrito compuesto esencialmente por: “Momento I.
Ser, Tener, Poder”, “Momento II. Orientación Teórica”, “Momento III. La
Forma: Paso a Paso, “Momento IV: Búsqueda, Siembra, Cosecha” y
“Momento V: Cristalización del Propósito”.