modernidad, crsis mundial y fe religiosa

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MODERNIDAD, CRISIS MUNDIAL Y FE RELIGIOSA Taller de Formación Social y Teológica para los desafíos pastorales hoy, México, julio 2011. 1.- Estas notas sumarias se inscriben en varios puntos de partida: el primero es que la modernidad, desplegada con rostros diversos desde hace siglos, es una época antropocentrada y no cosmocentrada o teocentrada. ‘Antropocentrada’ remite al menos a dos alcances no necesariamente coincidentes: el obvio es que en esta época el ser humano propone ser su propio metro; pueden existir dioses o Dios, pero ninguna religión debe prosperar si no hace del ser humano un sujeto. Dicho en breve: el ser humano deja de ser creatura y criatura. Ha de ser creador y, por ello, responsable por lo que crea (produce). El ser humano es su autoproducción. Además puede querer salvarse, pero ése es asunto privado. Dicho más escuetamente todavía: ya no es obligatorio irse al Cielo o quererlo. Aunque no se asesine al Dios cristiano-católico, por ejemplo, su oferta de un reino trascendente es opcional y no elegirlo no implica ningún delito. Al ser su propia producción (el ser humano como autoproducción), las instituciones de la modernidad deberían potenciar esta autoproducción: es fácil (semi) verlo en el imaginario que constituye el Estado de derecho, el régimen democrático de gobierno, la noción de ciudadanía y el papel que se confiere en ella a derechos humanos. En América Latina no es tan (semi) fácil verlo porque la familia tradicional no potencia la agencia de todos sus componentes, el aparato clerical con más fieles, el católico, insiste en que el único creador es Dios y que los seres humanos deben someterse a él y al mundo que ha creado (esto nutre la sensibilidad cultural dominante). Si no se obedece a este Dios, se elige el pecado. Tampoco ayuda a ver a los seres humanos como su autoproducción el que la propiedad señorial y el Estado patrimonial y clientelar operantes entre nosotros hagan buena rima con el catolicismo (y muchos protestantismos) tradicional. Se agrega asimismo a las dificultades un ‘señorialismo’ cultural que se expresa también como dominación patriarcal y adultocéntrica (generacional). Añada que el régimen democrático apenas comienza cuando ya amenaza con fracasar (Honduras, México, recientemente) o no comienza del todo y se resuelve en simulacros electorales, etc., y porque la ciudadanía mayoritariamente no accede al ejercicio de sus derechos en parte porque no los conoce. En fin, porque a la modernidad, en América Latina se la creen (y la practican) muy pocos. Y esto se pone de manifiesto en las instituciones. Sin embargo, el punto no solo desafía a los latinoamericanos. La modernidad bajo su expresión propietario-capitalista tampoco crea ni menos consolida las instituciones que deberían potenciar universalmente a los seres humanos. La relación salarial (no todos pueden ser empresarios o accionistas corporativos) permite al obrero sobrevivir o malmorir, según sea su inserción laboral, pero también lo torna dependiente (sujetado y sumiso) de una relación económica, propiedad y apropiación, acumulación, que no puede alterar. El capitalismo combina su imperio económico con el sexismo (imperio patriarcal, reducción genital de la sexualidad, utilización del otro como objeto), lo que contiene la discriminación de todos quienes no se comporten como varones adultos (mujeres, niños, jóvenes, ancianos, homosexuales, etc.). Podría discutirse incluso si alguien es libre ante los requerimientos de la acumulación global y la concentración de riqueza y poderío. Las corporaciones transnacionales no lo son. Y con ellas tampoco sus ejecutivos y ‘propietarios’. Las corporaciones y sus ejecutivos no son libres “para dejar de ganar”. Al no serlo se someten no solo a la lógica de la acumulación global sino a sus exigencias de funcionamiento: guerras, crisis derivadas de “burbujas”, racionalidad instrumental y fragmentaria que lleva a la posibilidad de que el planeta pierda su capacidad para albergar la vida tal como la ha conocido la especie humana. Se podría decir que elegir la autodestrucción (el suicidio) forma parte de la moderna ‘libertad creadora’ de los poderosos. Eso podría ser un argumento. Pero no se lo utiliza. La receta consiste mas bien en ignorar (desconocer, despreciar) los límites del crecimiento y la concentración de riqueza porque ello supondría, quizás, reconocer los límites efectivos de la concentración de capital, de la acumulación global y de la razón fragmentaria e instrumental que dice sostenerse en la tecnología y las ciencias. De modo que el desafío sistémico, político y cultural, contenido en el despliegue de la modernidad sociohistórica no es solo para los latinoamericanos, aunque entre nosotros se exprese de manera peculiar. Sintetizado, el desafío es el siguiente: el imaginario moderno propone la universalidad de la experiencia humana y con ello propone al sujeto Pensar América Latina http://heliogallardo-americalatina.info Potenciado por Joomla! Generado: 17 August, 2011, 10:49

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  • MODERNIDAD, CRISIS MUNDIAL Y FE RELIGIOSA

    Taller de Formacin Social

    y Teolgica para los desafos

    pastorales hoy, Mxico,

    julio 2011.

    1.- Estas notas sumarias se inscriben en varios puntos de partida: el primero es que la modernidad, desplegada conrostros diversos desde hace siglos, es una poca antropocentrada y no cosmocentrada o teocentrada.Antropocentrada remite al menos a dos alcances no necesariamente coincidentes: el obvio es que enesta poca el ser humano propone ser su propio metro; pueden existir dioses o Dios, pero ninguna religin debeprosperar si no hace del ser humano un sujeto. Dicho en breve: el ser humano deja de ser creatura y criatura. Ha de ser creador y, por ello, responsable por lo que crea (produce). El ser humano es su autoproduccin. Adems puedequerer salvarse, pero se es asunto privado. Dicho ms escuetamente todava: ya no es obligatorio irse al Cielo oquererlo. Aunque no se asesine al Dios cristiano-catlico, por ejemplo, su oferta de un reino trascendente es opcional yno elegirlo no implica ningn delito.

    Al ser su propia produccin (el ser humano como autoproduccin), las instituciones de la modernidad deberan potenciaresta autoproduccin: es fcil (semi) verlo en el imaginario que constituye el Estado de derecho, el rgimendemocrtico de gobierno, la nocin de ciudadana y el papel que se confiere en ella a derechos humanos. En AmricaLatina no es tan (semi) fcil verlo porque la familia tradicional no potencia la agencia de todos sus componentes, elaparato clerical con ms fieles, el catlico, insiste en que el nico creador es Dios y que los seres humanos debensometerse a l y al mundo que ha creado (esto nutre la sensibilidad cultural dominante). Si no se obedece a este Dios,se elige el pecado. Tampoco ayuda a ver a los seres humanos como su autoproduccin el que la propiedad seorial y elEstado patrimonial y clientelar operantes entre nosotros hagan buena rima con el catolicismo (y muchos protestantismos) tradicional. Se agrega asimismo a las dificultades un seorialismo cultural que seexpresa tambin como dominacin patriarcal y adultocntrica (generacional). Aada que el rgimen democrticoapenas comienza cuando ya amenaza con fracasar (Honduras, Mxico, recientemente) o no comienza del todo y seresuelve en simulacros electorales, etc., y porque la ciudadana mayoritariamente no accede al ejercicio de sus derechosen parte porque no los conoce. En fin, porque a la modernidad, en Amrica Latina se la creen (y la practican) muypocos. Y esto se pone de manifiesto en las instituciones.

    Sin embargo, el punto no solo desafa a los latinoamericanos. La modernidad bajo su expresin propietario-capitalistatampoco crea ni menos consolida las instituciones que deberan potenciar universalmente a los seres humanos. Larelacin salarial (no todos pueden ser empresarios o accionistas corporativos) permite al obrero sobrevivir o malmorir,segn sea su insercin laboral, pero tambin lo torna dependiente (sujetado y sumiso) de una relacin econmica,propiedad y apropiacin, acumulacin, que no puede alterar. El capitalismo combina su imperio econmico con el sexismo(imperio patriarcal, reduccin genital de la sexualidad, utilizacin del otro como objeto), lo que contiene la discriminacin detodos quienes no se comporten como varones adultos (mujeres, nios, jvenes, ancianos, homosexuales, etc.). Podra discutirse incluso si alguien es libre ante los requerimientos de la acumulacin global y la concentracin de riqueza ypodero. Las corporaciones transnacionales no lo son. Y con ellas tampoco sus ejecutivos y propietarios.Las corporaciones y sus ejecutivos no son libres para dejar de ganar. Al no serlo se someten no solo ala lgica de la acumulacin global sino a sus exigencias de funcionamiento: guerras, crisis derivadas deburbujas, racionalidad instrumental y fragmentaria que lleva a la posibilidad de que el planeta pierda su capacidad para albergar la vida tal como la ha conocido la especie humana. Se podra decir que elegir la autodestruccin(el suicidio) forma parte de la moderna libertad creadora de los poderosos. Eso podra ser unargumento. Pero no se lo utiliza. La receta consiste mas bien en ignorar (desconocer, despreciar) los lmites delcrecimiento y la concentracin de riqueza porque ello supondra, quizs, reconocer los lmites efectivos de la concentracin de capital, de la acumulacin global y de la razn fragmentaria e instrumental que dice sostenerse en latecnologa y las ciencias.

    De modo que el desafo sistmico, poltico y cultural, contenido en el despliegue de la modernidad sociohistrica no essolo para los latinoamericanos, aunque entre nosotros se exprese de manera peculiar. Sintetizado, el desafo es elsiguiente: el imaginario moderno propone la universalidad de la experiencia humana y con ello propone al sujeto

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  • humano como principal metro de s mismo. Todos debemos alcanzar la estatura de sujetos. Pero en su prcticasociohistrica dominante la modernidad capitalista genera instituciones que no permiten al ser humano constituirse como sujeto libre (que elige los caracteres de su autoproduccin en condiciones que no determina enteramente), o sea nopuede concretar la universalidad de la especie. Se hace as sbdito de algunas de sus instituciones. Citemos tres: laacumulacin global, la razn instrumental y fragmentaria y una sensibilidad hiperemprica que asume el reinado de lasmercancas como realidad sin alternativa. En perspectiva teolgica estos son dioses falsos, es decir dolos, en nombre delos cuales se puede sojuzgar, humillar y despreciar al ser humano. Son dioses/dolos terrestres. Y los seres humanosdeben comportarse como sus esclavos.

    El desafo interno propio de la modernidad capitalista se acenta en la fase de mundializacin actual. Las tecnologasde punta hacen del planeta un nico mbito para el ejercicio de la racionalidad instrumental orientada por lapropiedad, la posesin y el mercado. La poblacin mundial entera se presenta a esta tecnologa y racionalidad comopblicos y consumidores y, tambin, como ganadores y perdedores. Se debe consumir con opulencia y producir coneficiencia aunque el planeta no pueda soportar este ejercicio. A este desafo objetivo-subjetivo se le puede consideraruna crisis de civilizacin que contiene retos socio/humanos, econmicos, polticos y geopolticos y, tambin, retos para lasexperiencias de fe religiosa y las iglesias y aparatos clericales que los cobijan o renen.

    Este primer acercamiento se ha hecho entonces desde una consideracin acerca de cmo la modernidad, lejos deconstituirse como antropocentrada, genera dolos que hacen de los seres humanos y de la Naturaleza objetos de un dominio sin lmites para su dominio y podero. El punto contiene desafos para las experiencias de fe religiosa y tambinpara los posicionamientos de los aparatos clericales.

    2.- Una segunda aproximacin, ms breve en su relato, se refiere a la situacin de Amrica Latina en esta crisis decivilizacin. Desde luego Amrica Latina es un nombre propio que invisibiliza la diversidad depoblaciones, territorios y espiritualidades/sensibilidades que se expresan en este territorio. Interesa aqu, sin embargo,dar solo algunas indicaciones sumarias sobre esta realidad compleja y particularmente conflictiva (si se excusa el lugarcomn).

    a) la regin latinoamericana y caribea no ha constituido nunca un lugar central para la organizacin mundial delcapitalismo. Se la ha posicionado como periferia y, por ello, subordinada a los ncleos de acumulacin global. Losprocesos latinoamericanos de industrializacin, cuando se producen, han sido inducidos. En trminos bsicosfuncionamos todava hoy como exportadores de materias primas y productos perecibles, competimossobre la base de una mano de obra numerosa y barata y nuestra proximidad/lejana de mercados importantes (EUA,China), exportamos capitales (y hoy, con ms fuerza que antes, individuos, gentes) y ni consumimos, en tantopoblaciones, con opulencia ni producimos con eficiencia. Hoy sentenciamos que el motor de nuestro crecimientoeconmico (y con ello de los mercados laborales) depende de la inversin directa extranjera y que ante ella se debe serpragmtico al estilo chino (nada de preocupaciones sociales ni ambientales): lo que importa es que elgato cace ratones, es decir que contribuyamos a la acumulacin global y a los buenosnegocios de los grupos locales y transnacionales que operan entre nosotros.

    Si quisiramos condensar este apartado, diramos: Amrica Latina nunca ha sido un lugar central (o ncleo principal)para el capitalismo mundial. Hoy da ni siquiera tiende a ser un lugar. Las tecnologas de punta (y lasrelaciones de poder) la van transformando en mltiples puntos (fragmentarios) para la inversin privilegiada de capital. Conviene recordar que la regin contiene importantes recursos naturales incluyendo las ms significativas reservas deagua del planeta. Una imagen sobre este punto podra ser una versin del antiguo chiste: Qu hermosa reginAmrica Latina Lstima que est llena de latinoamericanos!. Pueden adaptar el chiste aMxico.

    b) En el escenario ms penoso de su existencia, Amrica Latina ha sido lugar de desagregaciones y masacres. Suconstitucin como pueblos se deriva del genocidio ms grande e intenso de la historia al que acompa un etnocidio queno logr consumarse enteramente. Etnocidio y genocidio se hicieron en nombre de la codicia y del Dios verdadero y seasociaron desde entonces con impunidad e incluso con prestigio. Las vctimas de los crmenes, los espectaculares ypuntuales y los sostenidos y en sordina, han sido desde siempre los sectores populares.

    Desagregacin, superexplotacin, represin, discriminacin e impunidad se encuentran a gusto en el seno de unasensibilidad poltico- cultural seorial y oligrquica. Las prcticas seoriales y oligrquicas (a veces disfrazadascomo instituciones modernas) no pueden constituir nacin ni patria efectivas. Las mltiples y sostenidas violencias en Amrica Latina no han servido, como sirvieron en Europa, para generarnaciones, sino para reproducir imperios de minoras sobre mayoras a las que se desagrega o se juntasolo bajo las formas de clientela electoral o de rebao de ovejas, necesitado de hipcritas y arrogantes pastores, grupos clericales de oracin, sanacin y avivamiento que defienden del acoso satnico (muchoscultos protestantes), falsa ciudadana y el culto enfermizo a los valores y smbolos patrios. Ms recientemente la ausencia de emprendimiento colectivo, de solidaridad e identidad nacionales, se compensa con elespectculo de las selecciones de ftbol conformadas casi exclusivamente por jugadores que desempean suhabilidad en el extranjero porque aqu no puede pagrseles ni ellos desean desempearse en sus lugares de origen,

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  • excepto cuando ya estn por retirarse.

    Tierra de desagregaciones, migraciones no deseadas, golpes de Estado y violencias antipopulares abiertas oencubiertas ha sido y es Amrica Latina. Tanta es la violencia y la desagregacin que se han dado preocupacionesteolgicas acerca de cmo hacer creble a sus gentes ms humildes que Dios (la universal divinidad personal del acompaamiento y la misericordia) los ama. La explicacin ms corriente es que este Dios ama a los latinoamericanosy su Madre los cuida y acompaa orando, pero que tambin se trata de gente pecadora y que el pecado atrae ladesagregacin y el castigo. El cuerpo peca en el sexo y la fiesta, el pen y el obrero pecan (tambin los hacen los jvenesy muchas mujeres) con su rebelda y desobediencia a la autoridad necesaria y legtima (el Estado, elgobierno, el padre, la polica, el patrn, el gamonal, el esposo, el orden social). As, este latinoamericanovalle de lgrimas resulta inevitable. Necesario. Por fortuna el pecado tiene solucin: la absolucin poraparatos clericales que solo exigen a cambio de ella confesin (se peca incluso con el pensamiento), restitucin y unasumisin total. Dios proveer. Es la voluntad de Dios, hija ma. No te rebeles siquieres salvar tu alma. Contra el patrn y su propiedad avara, cruel y jactanciosa, ni un mal pensamiento. Desdeel cuerpo, ninguna fiesta ni alegra es virtuosa. En la vida eterna nadie tendr envidias, recelos ni resentimientos.Tampoco sexo.

    Tierra de masacres fsicas y culturales, el Dios celeste tiene en Amrica Latina sus emisarios terrestres: aparatosclericales, seores, propietarios, polica, ejrcitos, banqueros. La combinacin funciona porque estos pueblos, nuncaconstituidos como emprendimientos colectivos, han sido empobrecidos, explotados, golpeados, humillados, pero sequieren a s mismos tambin como intensamente religiosos. No extraa que en esta tierra haya surgido el sentimiento,el pensamiento y el deseo de que otro Dios, y con l otras iglesias, sean posibles. Ya no la fe en Jess de Nazaret,sino la fe de Jess de Nazaret.

    c) La mundializacin actual contiene una crisis de civilizacin (la no factibilidad de alcanzar la universal dignidad de laexperiencia humana) y, para Amrica Latina, acenta sus desagregaciones y frustraciones. En el mismo movimientotorna universales los dolos de la acumulacin global, la ganancia privada y el crecimiento y consumo sin lmites.

    Amrica Latina asiste de esta manera al curioso casamiento entre el fingido Dios del amor que odia los cuerpos yenaltece las almas, con los dolos del consumo, el espectculo y la cosmtica. Esponsales entre dolos: propiedad,poder, ganancias, terror de Estado, descomposicin, ausencia humana. Tiempo de ratas. Tiempo en que no es factible,por prohibida (no es buena para los negocios), la dignidad del ser humano.

    Esto ocurre cuando nunca ha sido ms necesaria la autoestima individual y la de los pueblos. Cuando ms serequiere del ser humano y de su universal dignidad, ms se le rebaja y atropella.

    Dicho en breve: la mundializacin capitalista contiene una crisis de civilizacin que plantea desafos tambin mundiales. El ms importante hoy, aunque no el nico, es el que resulta de la articulacin entre modelo econmico, polarizacinsocial y cultural mundial y deterioro irreversible del ambiente (social y natural). En este Tringulo de las Bermudaspodran desaparecer tanto la capacidad del planeta para sostener la vida como la especie humana tal como la hemosconocido hasta ahora.

    Un desafo mundial exige ser transformado en problema mundial. Un desafo se transforma en problema cuando setiene sensibilidad y conciencia de que se trata de un desafo radical, uno que compromete en los seres humanos suidentidad y existencia.

    Transformar los desafos mundiales en problemas es particularmente necesario para los creyentes religiosos cristianosporque su raz religiosa los vincula, en un frente, con una utopa trascendente y, en otro, con la necesidad de testimoniarla universal dignidad de la experiencia humana (la valoracin efectiva de la existencia del prjimo). Un mundohiperemprico, determinado por apariencias e dolos, y las mltiples desagregaciones y persecuciones contra personasy grupos sociales, los emigrantes no deseados, por ejemplo, o las razas y culturas inferiores, laviolencia sistemtica contra los empobrecidos y diferentes, deberan conmover profunda e intensamente a quienes sereconocen cristianos. Polticamente esta emocin permanente debera generar acciones profticas y liberadoras tanto enel seno de los aparatos clericales como en el mundo. El cristiano debe cuestionar y transformar sustemplos.

    La especie humana (homo sapiens) ha sido siempre una nica especie biolgica. Los primeros desafos efectivamentemundiales en su historia (el primero fue la creacin de armamentos de destruccin masiva en el siglo XX), le exigenavanzar hacia su autoconstitucin como una nica, aunque plural especie humana cuyas instituciones planetarias noalienten ni las discriminaciones ni las fragmentaciones ni las dominaciones sistmicas. El planeta ha de ser tierra paratodos (no iguales, sino diversos), hogar para todos, o terminar no sindolo para nadie.

    Los seres humanos, por primera vez en su historia, se enfrentan a la tarea de construir efectivamente su Torre de

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  • Babel. Esta torre no puede edificarse desde los valores (o antivalores) de los grandes propietarios, los consorciostransnacionales, sus polticos, idelogos y tecncratas, los ejrcitos y sus generales, sus aparatos clericales, porque losvalores, dolos y prcticas (instituciones) de estos grupos desagregan, enfrentan y rebajan la autoestima de laspoblaciones y los individuos. La torre solo pueden construirla estos mismos pueblos e individuos que han sidorebajados. La articulacin poltica y cultural constructiva de los diversos pueblos que constituyen la especie humana es almismo tiempo el inicio de un proceso de salvacin y cuidado de la especie.

    Se trata de revertir poltica y culturalmente el mito bblico significado en la Torre de Babel: que la especie no puedeemprender y completar un emprendimiento colectivo porque es inevitablemente diversa. Y porque es cultural ysocialmente diversa, requiere de un nico Amo que la aterrorice y discipline. Dios, la acumulacin global, la tecnologa yla ciencia, un nico trascendente Cielo. Un aterrador Infierno. La OTAN.

    El cielo de los plurales, de los diversos, debe construirse aqu en la tierra por los seres humanos. Por su mayora. Ojalpor todos.

    Dios, satisfecho con la obra de los seres humanos, vendr, como un igual, a sentarse a comer y beber entre ellos. Ytal vez, es una hermosa esperanza, les conceder ahora s, resurreccin y existencia eterna.

    Los pueblos del mundo, creyentes antropolgicos, es decir con autoestima legtima, creyentes religiosos, prjimos, hacesde relaciones que producen vida, deben construir las condiciones que hagan posible todas y cualquiera bella esperanza.Particular y universal. Tal vez haya muchos y diversos cielos. Si en ellos y entre ellos no se discrimina, sern todoshermosos. Entre los pueblos del mundo se encuentran los latinoamericanos. Ya se dijo que son de diversos tipos deempobrecidos y de intensa aunque manipulada fe religiosa. Pero entre nosotros no abunda la fe antropolgica. Nos lahan ido quitando una sistemtica combinacin econmico-poltica-cultural de dioses de la tierra (diversos tipos de amos) yde fingidas deidades celestes administradas no por iglesias (que son un tipo de comunidad social y humana), sino poraparatos clericales. Aparatos que contribuyen con la dominacin y desagregacin de nuestros pueblos.

    Transformarlos, o erradicarlos, es una tarea poltica nutrida de fe antropolgica (autoestima que se ofrece a otros) y, paraquien la sienta como raz de vida, de fe religiosa.

    Con este testimonio deberamos entrar latinoamericanamente en la historia de una necesaria produccin de humanidad.Una produccin que nos ha sido, interna e internacionalmente, negada.

    Que as sea. ___________________________

    Ciudad de Mxico, 26 de julio 2011.

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