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Metafísica y Persona Filosofía, conocimiento y vida Año 2—Número 4 Julio-Diciembre 2010

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  • Metafsica y PersonaFilosofa, conocimiento y vida

    Ao 2Nmero 4

    Julio-Diciembre 2010

  • Contenido

    Artculos

    La persona humana: razn y fe al servicio del hombre II: La comunidad humanaCarlo Caffarra 11

    Primum cognitum, primum volitum, primum electum (I)Toms Melendo Granados 25

    La metafsica y el ser personalJuan Garca Gonzlez 55

    La metafisica della creazione e le implicazioni antropologiche nel pensiero di Carlos CardonaFrancesco Antonio Laviola 77

    El crecimiento en la virtud a la luz del pensamiento aristotlico-tomista I: Las pasiones del almaGabriel Mart Andrs 99

    Apuntes sobre metafsica de la persona humana, segn Carlos CardonaRosario Snchez Muiz 119

    Globalizacin y relacionesRafael Mara de Balbn Behrmann 141

    La eticidad del acto humano segn K. Wojtyla: En el cruce entre la fenomenologa personalista y la metafsica de la persona Jos Ma. Madrona 169

    Notas

    Quin es el hombreJuan Fernando Sells 197

    tienne Gilson (1884-1978) y la Filosofa cristiana. Original de Thierry-Dominique HumbrechtIrene Melendo Milln 207

  • 169

    La eticidad del acto humano segn K. Wojtyla: En el cruce entre la fenomenologa personalista

    y la metafsica de la persona

    The Ethicity of the Human Act, According to K. Wojtyla: At the Crossroads betweenPpersonalistic Phenomenology and the Metaphysics of the Person

    Jos M MadronaDoctor en Filosofa

    Catedrtico Filosofa IESISCCRR San Fulgencio (Murcia)

    [email protected]

    Resumen

    La principal preocupacin intelectual de K. Wojtyla fue siempre de tipo tico. Precisamente para fundamentar la eticidad del acto humano inici sus estudios sobre Scheler. Pero no slo este autor, sino la fenomenologa en su conjunto, se mostrarn insuficientes para su propsito. Por eso, acudir de nuevo a la metafsica. Y, al final del proceso, resultarn enriquecidas tanto la fenomenologa como la metafsica misma.

    Palabras clave: Wojtyla, Scheler, acto humano, tica, fenomenologa, metafsica

    Abstract

    The main intellectual care of K. Wojtyla is always ethical. He starts his studies with Scheler in order precisely to find a foundation for the ethicity of the human act. But not just this author, but phenomenology as a whole, were not sufficient for his purpose. For this reason, he turns again to metaphysics. And, in the end, both phenomenology and metaphysics both gained.

    Keywords: Wojtyla, Scheler, human act, ethics, phenomenology, metaphysics

    Recepcin del original: 17/04/10Aceptacin definitiva: 22/05/10

  • La eticidad del acto humano segn K. Wojtyla: En el cruce entre la fenomenologa personalista y la metafsica de la persona

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    1. Introduccin

    1.1. Hiptesis de trabajo

    Comienzo en estas pginas una investigacin cuyo objetivo propongo de momento a manera de hiptesis: se tratara de analizar hasta qu punto Karol Wojtyla ha contribuido a incorporar la riqueza de las aportaciones fenomenolgicas a una ciencia de la accin moral que reconoce en la metafsica del ser su fundamento y marco de desarrollo. El modo como Wojtyla asuma inicialmente esta aspiracin, supuesto que al menos implcitamente la asumiera, lo englobaba en los movimientos de las corrientes llamadas personalistas, por las que no ocultaba una sincera simpata y de las que tomaba en prstamo indudables pa r me tros diferenciales.

    En efecto, en los comienzos de su tarea como intelectual, Wojtyla adopta una perspectiva fenomenolgica mediante la que pretende sacar a la luz las posibilidades que ofrece la experiencia del obrar humano para la comprensin del hombre. Pero, al situar la base de tal comprensin en la unidad expresada por el hecho el hombre acta, la ir viendo disolverse, pues no descubre ningn modo de tematizar fenomenolgicamente, en un lugar localizable, el encuentro entre el sujeto y el acto: con lo que este segundo no resulta concebible como producto de la eficacia prctica de su sujeto.

    Segn me parece entender, se trata de una prdida interna en la estructura antropolgica del acto, que lleva consigo, en opinin de Wojtyla, una consecuencia pareja de ndole tica, que constitua, al fin y al cabo, el inters ltimo de su especulacin.1 La mera experiencia fenomenolgica no alcanzaba ni poda alcanzar una comprensin en sentido propio; por tal motivo, pareca oportuno superar los confines de la presentacin fenomenolgica, desbordar esa misma experiencia, constituyendo lo que, en un principio, he llamado transfenomenologa. En este momento, si mi interpretacin no es del todo errada, la metafsica del ser habra de venir en su

    1 Se trata de algo puesto de relieve por prcticamente todos los que han estudiado sus escritos. Valga, como botn de muestra, el testimonio de su principal bigrafo: Reconstructing the foundations of the moral lifethat was the problem, posed by his earlier intellectual training and amplified by his pastoral experience, that Karol Wojtya now brought to his postdoctoral philosophical work. Weigel, George: Witness to Hope. The Biography of Pope John Paul II (with a new Afterword and Highlights of Jubilee 2000). New York: Cliff Street Books Paperback, 2001 (1st ed. 1999), p. 126 (tr. cast.: Biografa de Juan Pablo II. Testigo de esperanza. Traduccin de Patricia Antn; Jofre Homedes; Elvira Heredia. Barcelona: Plaza & Jans, 1999, p. 181).

    Algo muy similar afirma Buttiglione, uno de los mejores especialistas en el pensamiento de Wojtyla, pero referido a un momento posterior de la biografa intelectual wojtyliana, el de la relectura de Toms de Aquino: La lectura de Santo Toms que Wojtyla propone tiene como punto de partida esencial la tica de Santo Toms y su antropologa. Naturalmente, esto depende del inters sobre todo tico que gua a nuestro autor. Buttiglione, Rocco: El pensamiento de Karol Wojtyla. Madrid: Encuentro, 1992, p. 89. Ms adelante aportar nuevos testimonios en la misma lnea.

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    auxilio, saliendo del reducto donde tenda a recluirla su divorcio con las aspiraciones de ciertos personalismos.

    La verificacin rigurosa de semejante hiptesis no carece de dificultades. En particular, y recorriendo los hitos que marca la cronologa, la inspeccin de la ruta que siguen los recursos fenomenolgicos operantes en la obra de Wojtyla reclama un estudio de la fenomenologa, percibida no solo como mtodo, sino tambin en su aspiracin a transformarse en sistema. Conviene, pues, remontarse a su formulacin inaugural, so pena de edificar sobre injertos posteriores, no siempre aceptables como fieles al programa fenomenolgicowojtyliano. Y esto, de nuevo si no yerro, ras treando un marco de crtica ms amplio que el de la mirada un tanto reducida que el mismo Wojtyla ofreca en aquellos momentos y que se circunscriba metodolgicamente sobre todo, aunque no de forma exclusiva a Max Scheler.

    1.2. Esbozo programtico

    1.2.1. El punto de partida

    Estimo innegable que en la obra de Wojtyla muy particularmente en sus primeros aos se advierte una mayor dedicacin a la fenomenologa de inspiracin personalista y una ms modesta referencia a la lnea metafsica. Es, sin duda, un problema para mi propsito. Pero no insalvable. Considero que no impide llevar a cabo, al hilo de la valoracin del esquema fenomenolgico, una modalidad de anlisis que apunte a los implcitos meta fsicos.

    En cualquier caso, la elaboracin lgica de tal proyecto exige, antes que nada, dibujar el marco general de incardinacin del conjunto. Pretendo hacerlo en conformidad con un esquema habitualmente aceptado por los analistas de orientacin personalista y que podra resumirse as: de la fenomenologa a la metafsica a travs de una elevacin transfenomenolgica, que lleva consigo, como tambin veremos, al menos in nuce, una correspondiente elevacin o enriquecimiento de la metafsica.2 Semejante transfenomenologa se constituye como estricta zona de cruce, en respuesta al ttulo de mi estudio, y a ella, al cabo, se reducen las fuentes wojtylianas,

    2 Explica de nuevo Buttiglione: En estas notas hemos intentando ilustrar el modo en el que en el pensamiento de Wojtyla se presenta la necesidad de retornar a los principios fundamentales de la antropologa y de la tica de Santo Toms. Buttiglione, Rocco: El pensamiento de Karol Wojtyla, cit., p. 99.

    Las cursivas son del propio Buttiglione, que poco ms adelante concluye: La fenomenologa scheleriana (corregida en el sentido indicado por Wojtyla) permite desarrollar a partir de la experiencia de la persona una reflexin que termina reencontrando y confirmando la ontologa tomista de la persona.

    Esta es la tarea que Wojtyla se esforzar en llevar a cabo en sus obras principales, que sern un intento de filosofar a partir de la experiencia con el mtodo fenomenolgico y en la luz de Santo Toms de Aquino. Buttiglione, Rocco: El pensamiento de Karol Wojtyla, cit., p. 101.

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    de modo que la aspiracin metafsica queda en Wojtyla ms bien como programa que como desarrollo riguroso y cabal.

    En esta parte inicial de mi proyecto germinan dos motivos inditos, que posteriormente tendrn que ser cosechados ya en su despliegue: la presentacin wojtyliana de la objetividad y el objetivismo, y la ubicacin de tono metafsico dentro de la tipologa propuesta por Reale: paradigmas ontolgico, henolgico o personalista.3

    El artculo que aqu despliego concluye con un planteamiento de tipo lgicogentico, que activa a su vez indagaciones sucesivas: todo el inters de Wojtyla tanto el antropolgico como el metafsico implcito se subordina al anhelo tico, reflejado en el ttulo que encabeza mi estudio.4

    1.2.2. Posterior desarrollo

    Teniendo a la vista semejante elemento organizativo al que, con Wojtyla, denomino test tico, tratar de averiguar si la fenomenologa permite una eticidad prcticonormativa. Es la misma prueba a que habr de someterse la metafsica y que pide para una y otra la facultad de sostener el objeto tico: un objeto que, por la metodologa de Wojtyla, concurre con el momento subjetivo de la accin. La fenomenologa quedar a distancia del objeto por la misma razn que permanece apartada del sujeto: no los aborda en la experiencia trascendente e integral de la estructura el hombre acta.

    Weigel, por su parte, citando al propio Wojtyla, resume: As a confessor, a teacher, a writer, and a man with a wide range of human contacts, he also brought a natural phenomenologists intuition to his analysis of Scheler. The net result would be what Wojtya would call, years later, a way of doing philosophy that synthesized both approaches: the metaphysical realism of Aristotle and Thomas Aquinas and the sensitivity to human experience of Max Schelers phenomenology. Weigel, George: Witness to Hope, cit., p. 128.

    Algo parecido expone Reale: Le preferenze di Wojtya sono ben chiare: egli ama profondamente Aristotele e Tommaso [].

    La sua posizione personale, come subito vedremo, consiste nellaccettazione del metodo proprio della fenomenologia realistica per giungere a sbocchi metafisici aristotelicotomistici. Reale, Giovanni: Saggio introduttivo; in Wojtya, Karol: Persona e atto. Testo polaco a fronte. Saggio introduttivo di Giovanni Reale. Saggio integrativo di Tadeusz Stycze. Revisione della traduzione italiana e apparati a cura di Giuseppe Girgenti e Patrycja Mikulska. 2 edizione. Milano: Bompiani Testi a fronte, 2005 [1 ed. Citt del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 1979], pp. 89.3 Se trata del Saggio introduttivo a la edicin bilinge de Persona e atto, a la que acabo de referirme.4 Oigamos de nuevo a Weigel, en referencia a uno de los perodos de mayor actividad acadmica de Wojtyla, durante su ejercicio docente en la Universidad Catlica de Lubln (Katolicki Uniwersytet Lubelski o KUL): Convinced that a crisis in modernitys understanding of the human person lay at the root of the centurys distress, the KUL philosophers began to sketch out a philosophical initiative that would link together three large sets of questions: metaphysics (a general theory of reality, a way of explaining thingsastheyare) and anthropology (the nature and destiny of the human person) would meet in ethics (the question, What ought we do?). Weigel, George: Witness to Hope, cit., p. 132. Como es bien sabido, el lazo estructural entre estas series de cuestiones se mantendr a lo largo de toda la biografa de Wojtyla, tambin despus de ser elegido papa.

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    sta, que propongo como tesis de Wojtyla, se ir desgranando conforme esclarezca el alcance fenomenolgico de la experiencia, que no se identifica con la experiencia nominalista del empirismo, pero tampoco ser la experiencia wojtyliana, que denominar en el nudo. El mrito de Wojtyla radica en trascender, en la misma exposicin del programa, la experiencia diseada como fenomenolgica. Sobre el canon de Scheler, sta se perfila ajustada a la premisa emocionalista, que es precisamente la causa de su insuficiencia. Pero la exposicin apunta por doquier a un sustrato ms amplio, que afecta con mayor hondura a la fenomenologa: la experiencia como un darse en posicin intencional. De ah que, antes incluso de abordar la temtica de Amor y responsabilidad, estime conveniente analizar la segunda fuente de limitacin, buscndola en el fundador del movimiento, Husserl, y mostrndola retenida en el reformador, Heidegger, que de este modo se convierten tambin en objeto de estudios posteriores.

    En efecto, aunque en Husserl no encontramos la reduccin emocionalista, la tica normativa perseguida por Wojtyla tropieza en l con la rmora intencional de la forma como en suspensin, que arrastra el ya fundamental esquema fenomenolgico intencincumplimiento. Y, cuando Heidegger pretenda re basarlo mediante la crtica de la reduccin y la intencionalidad, la insuficiencia volver a producirse en el estrato ms hondo de la dialctica irresuelta entre hecho/esencia, que en el existencialismo impedir de un nuevo modo el objeto y, con l, la definicin de un sujeto verdaderamente autoragente.

    La triple fractura reclama una revisin del concepto fenomenolgico de experiencia como intuicin originalmente dativa, en busca de una nueva sede, que se aislar en un movimiento ascensional. Al emplazarla en los momentos ejecutivos, Heidegger condujo la intencionalidad hasta el umbral de lo prctico. Ahora, el predominio en la gnesis de la comprensin, que es la denominacin que adquiere el conocer en el clima de lo fctico, lo detenta la ejecutividad, entendida como estarentratocon. Y esto parece ubicar la nocin de verdad en el punto de mxima coincidencia con la experiencia que el sujeto tiene de su autora eficiente sobre el acto, algo similar a la experiencia en el nudo de Wojtyla.

    Se trata, pues, de elevarse, desde la nocin de verdad vigente en Wojtyla, hasta su terminacin en el acto prctico normable de un agente eficaz. Al intentarlo, aplicando su test tico, Wojtyla advierte cada vez ms claras disonancias y podemos comprobar que su experiencia el hombre acta no coincide con la heideggeriana explicitacin repetida de la significatividad en que vive todo ser humano.5 Descu

    5 Al distinguir la ejecutividad de la vida de la de la filosofa, se apela a un acceso, o forma evidente de tener el objeto, que no es la impropia de la vida facticia, pudindose expresar, recurriendo a una expresin de Rickert, como cierto modo de repeticin: Categories of life become visible when the takenforgranted intelligibility in which life moves (Heidegger calls it Diesigkeit) collapses and I can decide to come to terms with myself explicitly, ca

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    brimos adems que tal coincidencia resulta imposible, porque no se produce la salida desde el orden de las significatividades hasta el mbito propio del objeto.

    El que he llamado objeto suficiente de Wojtyla, reclama, en efecto, un conocimiento no desmentido por la ausencia de la complecin final de ser dado en experiencia saturadora. Y la razn es que Wojtyla no ha optado por la experiencia de segunda instancia como cumplimiento, originado por el espaldarazo que ofrece la vivencia, entendida como saturacin. A fin de cuentas, Wojtyla se lo juega todo en el campo de la verdad, confirmado por el test antropolgico una vez que el sujeto se eleva a agente, gracias a una objetividad que libera los propios materiales intencionales de su encierro en la intencionalidad.6

    En ese punto pretendo enlazar con los contenidos de las dos obras mayores de Wojtyla: Amor y responsabilidad y Persona y accin. Hasta llegar a ellas, las cr ticas y llamadas de atencin de Wojtyla solicitarn del lector una especie de acto de fe en que tal es la direccin del pensamiento wojtyliano, a la espera de ver confirmadas, all donde tiene especialmente su sede la pars construens de su pen samiento, cada una de lo que hasta entonces han sido tan solo alusiones programticas.

    1.2.3. La trama crtica

    Entonces ser el momento de comprobar in actu exercito lo que dan de s las aspiraciones que Wojtyla declara frustradas en un desarrollo moral que se sustentara slo en la fenomenologa. Y esto, en varios pasos.

    a) El primero consiste en explicitar en el terreno moral restringido del amor humano, en Amor y responsabilidad lo que luego podr generalizarse a toda eticidad en su conjunto: que la experiencia base ha de ser tal que permita la elevacin de la vida a virtud, trasunto de la superacin de la intencin por el objeto; ya que el fenomenolgico transmentar lo vivido no basta para hacerse con el objeto.

    b) A continuacin, ya en el terreno de la fundamentacin antropolgica, comprobaremos que la verdad, rescatada por y para la experienciabase en el nudo que Wojtyla llama irreductible, genera la autntica superacin de la dependencia del contenido, en vano intentada por Heidegger. Lo cual encierra la propia norma

    tegorially. Such categorial interpretation is, according to Heidegger, a specific kind of repetition of that movement of understanding locatable in life itself. Galt Crowell, S.: Husserl, Heidegger and the Space of Meaning. Evanston (Illinois): Northwestern University Press, 2001, p. 146.6 Al respecto, sostiene Weigel: Phenomenology, he argued, was an important instrument for probing various dimensions of the human experience. Phenomenology would drift off into various forms of solipsism, however, unless it were grounded in a general theory of thingsastheyare that was resolutely realistic and that could defend the capacity of human beings to get at the truth of things. Weigel, George: Witness to Hope, cit., p. 129.

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    de superacin del sujeto ya no por va ideal, sino operativa como trascendencia, por la verdad, dada personalmente en toda eleccin o decisin agente (Persona y accin).

    La comprensin more phenomenologico que surgir al cubrir con desarrollos concretos las alusiones de los pasos recin apuntados, nos pondr en condiciones de incorporar el inters metafsico a nuestro estudio. Al comprobar que tanto la fenomenologa como la metafsica del ser coinciden en su intento de superar el mero objeto, la posicin en que queda Wojtyla reclama un previo discernimiento del modo como se entiende en cada caso esa superacin.

    Nos encontramos, entonces, con un tratamiento diverso de la transcendencia. A la fenomenologa subyace la distincin de intencin y objeto; en la intencionalidad de cuo tomasiano, el objeto es directamente intencional. Esa identificacin de objeto y acto resulta coherente con la experiencia wojtyliana en el nudo, al tiempo que se sustrae al posterior objetivismo tardomedieval, de cuya tradicin bebe la fenomenologa. Cada una de las intencionalidades aborda de distinto modo lo que est en el ncleo del test tico de Wojtyla: la perfectividad propia de la tica.

    La intencionalidad fenomenolgica, en cuanto genera la estructura intencincumplimiento, no admite otra perfeccin en el conocimiento que la que idealmente aporta una resolucin intuitiva final, esto es, un acto sin objeto. De ella dista la de Toms de Aquino tanto cuanto la objetividad wojtyliana: esto es, tanto cuanto se separa un objeto diferido de un objeto suficiente por su formal interno, sin necesidad de remitir a la plenitud intuitiva en el final ideal del esquema intencincumplimiento.

    Ambos sealan el ms all del objeto, pero son diferentes en virtud de la va de la superacin que cada uno utiliza. Y la fenomenologa proseguir la tradicin de la ontologa del objeto en general, a la que no escapa el propio Heidegger, porque, en su reaccin contra el nominalismo, no se mover en el orden del objeto referente, sino en el del noema significativo u objeto mentado.

    1.2.4. A modo de conclusin

    El ltimo tramo de mi indagacin extraer las consecuencias, para la eticidad, de todo lo estudiado hasta entonces. El predominio de la mencin y lo mentado instala la fenomenologa en una lgica del sentido, que responde a una ontologa del verum y no del ens. De este modo, transcendida la posicin intencional, le impide tematizar la autodeterminacin como momento definitorio del acto. Al valorar su superioridad sobre el paradigma nominalista, Wojtyla no desdea el empleo de semejante lgica, porque el verum es del ens. Pero espero ilustrar, por medio de

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    paradojas, algunas de las insuficiencias que el confinamiento en el objetosentido provoca para la determinacin de la eticidad. Pienso que, al ha cerlo, no incurrir en infidelidad al autor estudiado, sobre todo si se tienen en cuenta y se actualizan sus crticas a la autenticidad como versin de sentido de la verdad y al amor significativo como techo fenomenolgico en el camino hacia la virtud.

    Mi intento final es poner a prueba la capacidad tica de ambos edificios a partir de la nocin de trascendencia, que, si no yerro, ha sido el trampoln mediante el que Wojtyla remonta la posicin intencional por la verdad y que Heidegger acoge desde la intentio, entendida ms bien como transitar que como inmanencia objetiva. Heidegger hereda, as, la transcendencia fenomenolgica de la esencia respecto del ente, que, en esa medida no la es; y, como veremos que parece sugerir Muralt,7 sustituye la identidad sustancial por la relacin.

    La diferencia en el tratamiento de la trascendencia habr quedado sealada, en una etapa anterior, de la mano de Caffarra:8 su pericia en el desarrollo de una tica con fundamento metafsico nos ayudar a advertir un punto que considero clave. A saber, que la fenomenologa transcendental abre una fisura por la que los actos categoriales no logran cambiar una opcin fundamental, que, more luterano, reside allende el obrar concreto, como marco transcendental definitorio, al estilo del horizonte scheleriano anunciado por el preferir, antecedente a su vez del anuncio formal heideggeriano.

    Se trata, entonces, de articular el fundamento metafsico que subyace a una y otra concepcin de la transcendencia. En el fondo, se ha invertido el rgimen tomista de analoga/univocidad. Como ha visto, entre otros, Fabro,9 Toms de Aquino adopta el modelo unvoco en la participacin predicamental, asegurando as con firmeza la predicacin esencial desde el punto de vista lgicometa f si co. Esta predicacin se pierde a causa de la inversin que traslada la univocidad al campo transcendental del ser, como nos parece detectar a partir del diverso tratamiento del noser que realizan Toms de Aquino, por una parte, y Eckhart y sus seguidores, por otra.

    De este modo, la semejanza inicial entre ambos enfoques se corrige en funcin del compromiso ontolgico divergente en torno al verdadero cumplimiento del par

    7 Me refiero en particular a Muralt, Andr de : Lide de la phnomnologie : Lexemplarisme husserlien. Paris: Presses Universitaires de France, 1958. Y, sobre todo, a Idem : La Mtaphysique du Phnomne. Paris : Vrin, 1985.8 Cf. Caffarra, Carlo: Etica generale della sessualit. Milano: Ares, 1992.9 Cf. ahora, Fabro, Cornelio: Tomismo e pensiero moderno. Roma: Librera editrice della pontificia Universit Lateranense, 1969. La nozione metafisica di partecipazione. Torino: Societ Editrice Internazionale, 1950. Partecipazione e causalit secondo S. Tommaso dAquino. Torino: Societ Editrice Internazionale, 1960.

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    menidismo, presente tal vez de forma implcita en la metafsica del don.10 El test antropolgico recoge el testigo del tico como patrn de comprobacin.

    Esclarecido lo cual, inicio propiamente el primer tramo de la larga andadura.

    2. Dificultades del cruce a que alude el ttulo

    2.1. Polivalencia del trmino personalismo

    Es complejo el campo de lo que se ha dado en llamar personalismo. La etiqueta no resulta universalmente reconocida fuera de cierta tradicin de pensamiento, y, la mayor parte de las veces, tampoco es del todo asumida por los autores que en ella se han visto englobados. Su misma difusa delimitacin hace que el personalismo contemporneo se resista a un tratamiento unvoco.

    10 Sintetizando y tal vez simplificando, Fabro defiende a menudo que lardimento del pensiero di Parmenide, non ha avuto seguito e la cui risposta a nostro avviso si trova soltanto nella metafisica tomistica della patecipazione (Fabro, C., Partecipazione e causalit, Torino, Societ Editrice Internazionale, 1960, p. 99). Por el contrario, lungi dal tornare a Parmenide, comegli pretende, Heidegger fa ritorno al nominalismo di Protagora, por cuanto el esse sustantivo lo intende come presentarsi puro, che non si rapporta quindi n allatto dellessenza aristotelica, n allesse tomistico (ib., p. 166). Ese nominalismo procede del intento de superar la obra de toda la metafsica occidental consistente en aver ridotto lesse alla entit dellente cio alla essentia, substantia (ib., p. 162) mediante una recuperacin fenomenolgica del ser como atto di presenza dellessente alluomo e non atto di essere dellessente: la presenza del presente forma e contenuto, verit e atto del suo darsi (ib., p. 61). Esa ausencia que ejercer como mediante de la recuperacin del ser como nada funda, desde la angustia, una modalidad de experiencia con carcter transcendental fundante, que ya no es la tomista sperienza del fatto di essere (existentia) od anche dellatto di essere ma nel senso di essere in atto dellesenza alla quale lessere (ch poi lexistentia) resta subordinato. Perci la verit dellessere posta nella conoscenza delluniversale (ib., pp. 62 s.).

    Hablbamos antes de que en la fenomenologa la esencia permanece transcendente al ente. Ahora, junto con las consecuencias nominalistas de tal actitud, descubrimos en Heidegger un esencialismo de nuevo cuo por el que no considera, ni seguramente admite, el papel limitativo (per accidens) de la esencia. Es ms, el ser del ente mediante la nada, ese ser como topos referencial accesible en la nada de contenido por el rebasamiento de lo ente pues la nada es el mediante entre ser y ente [] y es la nada la que, a su modo, (de qu modo?) constituye al hombre como posibilidad de ser (ib., p. 61), choca frontalmente con el ser al que nada le es exterior salvo el noser del De potentia de Sto. Toms. Es en este punto en el que puede, hablarse, no solo del parmenidismo del santo (lesse veramente il principio mediante trascendentale che fonda ed esige la causalit totale intensiva di Dio rispetto alla creatura; qui si potrebbe spiegare, mi sembra, il rapporto stretto che si rileva nei testi tomistici fra la causa formale e Dio stesso ove, con altissimo ardimento parmenideo, forma, esse e Dio son messi nel rapporto di appartenenza intima essenziale (Ib., pp. 441s.), sino tambin de la incapacidad de Heidegger para acoger metafsicamente la unidad causal de la creacin: lunit dellesse per essentiam richiama lunit dellagens per essentiam la quale si esprime ed attua in forma di totale e indivisibile presenza fondante, ch perci presenza fondante come causa producente en non una mera presenza del presente (Ib., p. 444).

    Ciertamente, la creacin es prototipo del don y principio regulador de toda metafsica del don. Por eso argumentaremos en otra contribucin que el dar personal sin prdida que hallamos en el pensamiento de Wojtyla proceder de una excedencia de actualidad, que descubriremos fundamentada en la metafsica del ser, en Fabro, Cardona y Melendo.

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    Dentro del personalismo de hechura fenomenolgica cabra distinguir una variante cristiana, que se remontara, al menos terminolgicamente, a los Discursos de Schleiermacher de 1799: en ellos se registra por primera vez la voz Personalismo,11 que encontramos en Amrica en 1863 y es divulgada en Francia con la publicacin en 1903 de Le Personalisme, de Renouvier, siempre en el contexto de estudios sobre religin. El terreno francs est abonado por el anticipo de fenomenologa en Maine de Biran y Blondel, a los que se suman las grandes figuras del espiritualismo francs, como Le Senne, Lavelle o Ndoncelle. El personalismo americano recibe un fuerte impulso con la escuela de Boston, alentada por Parker Bowne,12 influido en Alemania por Lotze,13 uno de los inspiradores de Husserl. En esta tendencia cabra englobar la fenomenologa realista de origen husserliano: von Hildebrand, Stein, Ingarden y, segn von Bal thasar, el Scheler medio.14

    Por otra parte, se da una variante hermenutica, que arranca con Heidegger, atraviesa los personalismos trascendentales (Fichte, Coreth, Rahner) y desemboca en los personalismos narrativos de fuente francesa (Blanchot, Levinas, Ricoeur, Marion), que ofrecen nuevas modalidades, con aportaciones existencialistas (de Kierkegaard, Marcel), deconstructivistas y otras, y protagonizan un renacimiento del neoplatonismo en Francia (Marion, Derrida, Levinas, M. Henry).15

    11 Knudson, A. C.: The Philosophy of Personalism: A Study in the Metaphysics of Religion (New York: Abingdon, 1927), 17. Cita tomada de Schmiesing, Kevin: A History of Personalism; se encuentra en http://www.acton.org/files/history_personalism.pdf, (23052010). 12 Los discpulos de Bowne extendern el personalismo por el pas, principalmente con la fundacin de The Personalist.13 Cf. Lotze, H.: Microcosmus: An Essay Concerning Man and His Relation to the World, trans. by Elizabeth Hamilton and E. E. Constance Jones. New York: Scribner and Welford, 1886, p. 25. Me sigo basando en Kevin Schmiesing: A History of Personalism, cit. (230508). 14 Cfr. von Balthasar, Hans Urs: Solo el amor digno de fe. Salamanca: Sgueme, 1988, pp. 38 ss.15 Cf. Ramrez, C. y Escobar, S.: Dilogo, verdad y comunicacin; los neoplatonismos ocultos; en Anuario Filosfico, 2000 (33), pp. 259270; Schmutz, J.: Escaping the Aristotelian Bond: the Critique of Metaphysics in TwentiethCentury French Philosophy; in Dionysius 17 (1999), pp. 169200; Narbonne, J. M.: Hensis et Ereignis: Remarques sur une interprtation heideggrienne de lUn plotinien; dans Les tudes philosophiques, (1999), p. 108121; Schrmann, R.: Lhnologie comme dpassement de la mtaphysique; dans Les tudes philosophiques, (1982), p. 331350. Pero, sobre todo, vanse las aportaciones especficas de Hankey: Hankey, W. J.: Cent ans de noplatonisme en France: une brve histoire philosophique, publi avec Levinas et Lhritage Grec, par J. M. Narbonne, Librairie Philosophique J. Vrin/Les Presses de lUniversit Laval, 2004; Hankey, W. J.: Neoplatonism and Contemporary French Philosophy; in Dionysius 23 (2005), pp. 161190; Hankey, W. J.: Le Rle du noplatonisme dans les tentatives postmodernes dchapper lontothologie, in Actes du XXVIIe Congrs de lAssociation des Socits de Philosophie de Langue Franaise, 2 vols., Paris/Qubec, Vrin/Presses de lUniversit Laval, 2000, pp. 3645; Hankey, W. J.: Neoplatonism and Contemporary Constructions and Deconstructions of Modern Subjectivity, in Philosophy and Freedom: The Legacy of James Doull, University of Toronto Press, Toronto, 2003, pp. 250278; Hankey, W. J.: The Postmodern Retrieval of Neoplatonism in JeanLuc Marion and John Milbank and the Origins of Western Subjectivity in Augustine and Eriugena, en Hermathena, 165 (Winter, 1998): 970; Hankey, W. J.: Le Rle du noplatonisme dans les tentatives postmodernes dchapper lontothologie, en Narbonne, J. M. (d.) Actes du XXVIIe Congrs de lAssociation des Socits de Philosophie de Langue Franaise, pp. 3643.

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    A todos los anteriores habra que sumar, por un lado, el personalismo dialgico de Buber y, por otro, el representante ms emblemtico y tal vez ms independiente del entero movimiento, Mounier.16

    En ningn caso se trata de tipos puros, y esto aade nueva complejidad a la que supone la falta de distancia histrica de frmulas que se estn desplegando ante nuestros ojos. De estas, solo algunas aspiran a cuajar en proyectos sistemticos.17

    2.2. Opcin metodolgica por la disposicin a priori ms favorable

    No est el ttulo de mi proyecto exento de problemas. Que Wojtyla represente la corriente personalista de ndole fenomenolgica parece discutible. Esto se de be, en parte, a su esfuerzo por tender un puente entre fenomenologa y metafsica, cuyo grado de xito pretendo valorar. La sospecha de que el puente no es factible sin menoscabo de uno de los polos, inclinara a una espontnea acusacin de eclecticismo. Pero nuestro anlisis no debe ceder a pesimismos a priori ni a euforias prematuras. De ah la intencin de no ocultar las objeciones, sino, ms bien, de afrontarlas cuanto antes y de manera directa.Con la historia de las ideas en la mano, la ms favorable disposicin para el cruce entre personalismo contemporneo y metafsica parece presentarse all donde el personalismo sea fenomenolgico y la fenomenologa sea metafsica. As las cosas, las dificultades inherentes a la tarea del cruce resultaran manifiestas si tal unin se comprobara incierta o inviable incluso en la situacin ms ventajosa.

    En pro de esa disposicin favorable, nuestra tesis se ceir al personalismo de cuo fenomenolgico, con la delimitacin y opcin teortica que supone ha blar de fenomenologa personalista. Manteniendo fija esta variable, aplicaremos el anlisis al segundo miembro de la disposicin, abordando las posibles dificultades inherentes a su cumplimiento. Se trata, pues, antes que nada, de es clarecer la viabilidad de una fenomenologa metafsica, o de una metafsica fenomenolgica. Para lograrlo de manera del todo legtima, el caso particular de Wojtyla abordado en estos trabajos sera slo un punto de partida, que recla mara una posterior generalizacin, a la que de momento no puedo ni pretendo atender.

    Ahora bien, segn he apuntado, metafsica y fenomenologa no son, por s mismas, objeto de la solicitud especulativa primordial de Wojtyla. El artculo La na

    16 Entre lo mucho que se ha escrito sobre l, me permito indicar, como mero punto de referencia, Daz, Carlos: Emmanuel Mounier: Un testimonio luminoso. Madrid: Palabra, 2000.17 Para una presentacin histrica que se extiende hasta el personalismo polaco, cf. Burgos, Juan M.: El personalis-mo. Madrid: Palabra, 2003.

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    turaleza humana como fundamento de la formacin tica manifiesta la prioridad de los intereses ticos, como muestra el empleo del principio operari sequitur esse, respecto al que comenta escuetamente:

    En la accin estn englobados [] los dos aspectos contenidos en el ser. La accin en cuanto accin es, en cierto sentido, una prolongacin de la existencia, una continuacin de la existencia. La accin, en cuanto determinado contenido que se realiza a travs de la accin misma, es una especie de manifestacin, de expresin, de la esencia de ese ente.18

    Pero no se tratar de profundizar en el operari desde el esse, sino ms bien de lo contrario e, incluso esto, no como pulcro anlisis metafsico. Las impropiedades de Wojtyla, atribuibles al carcter divulgativo del texto y reflejadas tambin en la terminologa de cuo escolsticoformalista, son pasadas por alto por R. Guerra, conocedor de los avances que han seguido, entre otros, a la obra de Fabro y, en general, al renacer de la filosofa de Toms de Aquino en los ltimos tiempos.19 Con todo, acierta Guerra en su definicin del empleo metodolgico wojtyliano de las premisas tomistas, mejor o peor esclarecidas:20

    El Aquinate no realiz una reflexin temtica [del todo explcita] sobre la importancia de utilizar el principio de dependencia del obrar respecto del ser como mtodo para explorar, desde la experiencia del obrar, la naturaleza de un ente. En este punto Wojtyla es original [o pretende serlo], al comenzar a insinuar que el obrar revela al ente en su ser y en su esencia.21

    18 Wojtyla, Karol: La naturaleza humana como fundamento de la formacin tica (1959). Artculo recogido en Wojtyla, Karol: Mi visin del hombre, Palabra, Madrid, 1977, p. 283.

    Como en otros momentos, modifico levemente la versin castellana, cuando estimo que eso permite comprenderla mejor; expondr de forma expresa ese cambio slo cuando afecte de manera sustancial al contenido: es decir, cuando la rectificacin no sea meramente de estilo o tipogrfica.

    En concreto, la versin italiana de la que traduce Pilar Ferrer, trae, para este pasaje: Nellazione sono contenuti quindi gli stessi due aspetti contenuti nellessere. Lazione in quanto azione , in un certo senso, un prolungamento dellesistenza, una continuazione dellesistenza. Lazione, in quanto determinato contenuto che si realizza attraverso lazione stessa, una sorta di estrinsecazione, di espressione dellessenza di questo ente (Wojtyla, Karol: La natura umana come fondamento della formazione etica, en I fondamenti dellordine etico, CSEO, Bologna, 1980, p. 127) 19 No es Wojtyla, sino Guerra quien, al exponerlo, pone al da la anterior afirmacin, apuntando que el acto fundante (esse) es, de esta manera, una perfeccin difusiva, o recoge el principio de que todo agente obra por la forma, por la que es en acto. Guerra Lpez, Rodrigo: Volver a la persona. El mtodo filosfico de Karol Wojtyla. Madrid: Caparrs, 2002, p. 133. 20 Acierta, sobre todo, si se interpreta Wojtyla desde la posicin de bastantes de los personalistas ms radicales y anti-metafsicos. Aunque muchos otros seguidores de Toms de Aquino (ms que los tomistas de escuela) no estaran de acuerdo con sus afirmaciones. Nosotros optamos por atenernos a la probable visin que, sobre todo el primer Wojtyla, tuvo de Toms de Aquino, al menos como lo muestran sus expositores. Estimo esta aclaracin imprescindible para medir el alcance de cuanto sostengo en las pginas iniciales de mi investigacin.21 Guerra Lpez, Rodrigo: Volver a la persona, cit., p. 134. Las anotaciones recogidas entre corchetes [] enlazan con lo que afirmo en la nota anterior e indican mis objeciones a la exactitud del enunciado de Guerra. En Toms de Aquino s que hay un paso claro desde el obrar (y, ms en general, desde los accidentes) a la esencia y el ser de cada ente. Obviamente, no lo plantea como una tarea fenomenolgica, entendida sta en el sentido que le otorga la corriente de filosofa contempornea a nosotros. Pero basta leer con detalle algunos de los anlisis que Toms de Aquino realiza sobre las emociones para advertir la finura y la riqueza de su conocimiento de la subjetividad,

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    Con esto queda expuesto el programa de Persona y accin. Un programa que parece exigir el ms all de la metafsica, en cuanto esta se detiene prematuramente a las puertas del sujeto. De nuevo Guerra nos sirve de gua, citando ahora el segundo de los dos artculos crticos sobre los lmites de la metafsica aparecidos en Znak en 1959 y 1961:

    La concepcin de la persona que encontramos en Toms de Aquino es objetivista. Casi da la impresin de que en ella no hay lugar para el anlisis de la consciencia y de la autoconsciencia como sntomas verdaderamente especficos de la personasujeto []. En Toms de Aquino vemos muy bien la persona en su existencia y accin objetivas, pero es difcil vislumbrar all las experiencias vividas de la persona.22

    Nada ms inmediato que apelar en este momento a la vertiente fenomenolgica del pensamiento de Wojtyla. Una bsica cautela pide, sin embargo, que no nos abandonemos sin ms a la imagen tpica del Wojtyla personalistafenome nol gico.23 Cierto que su inters eminentemente prctico permite aplicarle algu nos rasgos con

    aunque, en efecto, esta no sea explcita y suficientemente tematizada como objeto de indagacin fenomenolgica. Cf., a este respecto, Melendo, T. Mart, G., Elogio de la afectividad, Eiunsa, Madrid, 2009. Los aadidos entre corchetes son mos; su sentido quedar ms claro a la luz de lo expuesto en las dos notas anteriores y conforme vaya avanzando en mi exposicin.22 Wojtyla, Karol: Personalismo tomista (1961). Artculo recogido en Wojtyla, Karol: Mi visin del hombre, cit., pp. 311312.23 Segn G. Kalinowski, en buena medida la difusin de esa imagen se debe a la defectuosa traduccin americana de Osoba i Czyn (O&C), The Acting Person (TAP, 1979). En su artculo La Pense Philosophique de Karol Wojtyla et la Facult de Philosophie de lUniversit Catholique de Lublin (en Aletheia, an International Journey of Philosophy, vol. IV [1988], pp. 198216) puede verse un anlisis comparativo de infidelidades en la versin (p. 202), algunas de las cuales difuminan un conocimiento de la metafsica del ser mayor que el traslucido en el artculo de Znak: alors que, dans Osoba i Czyn, le cardinal Wojtyla fait sienne la thorie de Thomas dAquin selon laquelle lexistence (esse) diffre rellement de lessence, la phrase correspondante manque la p. 73 (TAP) et la phrase de la p. 101 (O&C) constatant que lexistence (esse) est lacte premier de tout tre est traduite, la mme page 73 (TAP): Coming into existence may, indeed, be seen as the first act of every thing (Ib.). Una expresin que seule une personne ne connaissant pas ou ne comprenant pas la philosophie de ltre de lAquinate [] a pu lcrire; comme on ne peut pas supposer que le cardinal Wojtyla, qui la connaissait et la comprenait en 1969, lignorait ou ne la comprenait plus en 1979 (mme sil ny adhrait plus cette date), force est dadmettre que sont responsables de la mauvaise traduction soit A. Potocki, soit A. T. Tymieniecka sinon les deux (Ib., p. 203).

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    que se identifican los personalistas,24 asumidos tambin por l.25 Cierto, tambin, que gran parte de la tradicin filosfica personalista y donal [] encuentra en Wojtyla una manera de expresin particular.26 Pero esto no puede distraer de las exigencias de un ms all de la fenomenologa, demandado por Wojtyla, si no cuando expone un programa, s claramente cuando prueba el sabor de su limitacin en la aplicacin tica:

    En la interpretacin de la experiencia tica, no basta una fenomenologa de la voluntad, aun cuando sea conforme a la experiencia []. Puede ayudar, colateralmente, a vencer ciertas concepciones erradas de la voluntad que se basen en una inadecuada relacin con los hechos empricos, pero no puede servir como medio para una interpretacin de la experiencia tica que permita fundamentar en ella la tica como ciencia normativa.27

    En Wojtyla, la preocupacin tica es en todo momento el motor de los recursos a la fenomenologa y a la metafsica, as como el criterio de su justificacin. Sintetizando:

    a) No hay, pues, ms compromiso de Wojtyla con la fenomenologa que el sostenido por la utilidad de su empleo. Y es aqu particularmente valioso que sus obje

    24 Sobre todo si se trata del personalismo que Burgos describe como filosofa realista en Burgos, J. M., El persona-lismo, Palabra, Madrid, 2003, pp. 170 ss. Aunque justo entonces parece que Wojtyla podra alinearse ms bien con las filosofas de la persona que con el personalismo mismo (cf. Coll, J. M., Karol Wojtyla, entre las filosofas de la persona y el personalismo dialgico, en Burgos, J. M. (ed.), La filosofa personalista de Karol Wojtyla, Palabra, Madrid, 2007, pp. 211220).

    El veredicto de Burgos es inequvoco y, en mi opinin, excesivo: Creo que no habra especiales dificultades en permanecer dentro del sistema tomista y tomar alguno de los cambios que Wojtyla propone en Persona y accin. Pero la cuestin cambia significativamente si se quiere asumirlos todos, porque las modificaciones que Wojtyla ha introducido son tantas y tan sustantivas que su articulacin colectiva y orgnica resulta imposible en el marco del sistema tomista. Es necesario adoptar un nuevo paradigma intelectual. Toms de Aquino no escribi una filosofa fenomenolgicopersonalista basada en la experiencia y atenta a la subjetividad, sino otra filosofa ms objetivista, analtica (no introspectiva), de tintes logicistas en ocasiones, intelectualista y metafsica. Y aade: Wojtyla, por el contrario, no dedica prcticamente ninguna atencin directa a la metafsica, por ms que a la edicin italiana de sus artculos se le haya dado el nombre de Metafisica de la persona (a cura de G. Reale y T. Styczen) (Burgos, J. M. (ed.), La filosofa de Karol Wojtyla, cit.).

    Repito que no concuerdo plenamente con las apreciaciones de Burgos; muchas ms matizadas y correctas me parecen, por ejemplo, las de Buttiglione, que citar ms adelante. En cualquier caso, importa considerar el asunto en los trminos que el propio Wojtyla plantea, obviando otras observaciones suyas de oscilaciones acomodaticias, segn sus destinatarios. Concedemos que las aportaciones de Wojtyla se mueven no pocas veces en la imprecisin de quien tantea una sntesis, pero nosotros hemos de esforzarnos por aclarar lo que, en la cosa misma, es susceptible de ello: qu factores esenciales si los hay hacen o no imposible la articulacin orgnica del tratamiento fenomenolgico en un marco metafsico.25 El personalismo no es tanto una teora particular de la persona o una ciencia terica sobre la persona. Posee un amplio significado prctico y tico: se trata de la persona como sujeto y objeto de la accin, como sujeto de derechos, etc. (Wojtyla, Karol: El personalismo tomista, en Wojtyla, Karol: Mi visin del hombre, cit., p. 304). 26 Guerra Lpez, Rodrigo: Volver a la persona, cit., p. 141.27 Wojtyla, Karol: El problema de la voluntad en el anlisis del acto tico (1957), artculo recogido en Wojtyla, Karol: Mi visin del hombre, cit., pg. 183.

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    ciones a la fenomenologa no sean atribuibles a un afecto pastoral por la metafsica tomista. Vienen sustentadas por la constatacin de su incapacidad para satisfacer las exigencias de una tica normativa. En el tratamiento formal de esta experiencia, Max Scheler y la tica cristiana no marca sino el principio de lo que llegar a su madurez terica en Persona y accin, y se encuentra ya implcito en Amor y responsabilidad.28

    b) Ni hay en Wojtyla un compromiso concreto con la metafsica. La fundamentacin de la tica es tambin ahora el mvil de su investigacin.29

    Precisamente por eso, por carecer de prejuicios pastoralistas aadidos a la bsqueda de la verdad,30 en el pensamiento maduro de Wojtyla salen ganando tanto la fenomenologa como la metafsica, aunque sobre todo esta segunda no alcance de la mano de Wojtyla un suficiente desarrollo. Por eso, anticipndonos ampliamente a lo que sern adquisiciones posteriores, como conclusin del presente epgrafe merece la pena transcribir el mesurado juicio de Buttiglione, al que ya antes alud:

    Partir de la fenomenologa de la experiencia moral e injertar la reflexin metafsica sobre los materiales y los problemas que esta experiencia pone en evidencia y que por su interna dinmica ha de dejar irresolutos, permite llegar al problema del ser a partir del problema del hombre y mediante el problema del bien. Por lo dems, esto respeta la dinmica de la investigacin humana, que no puede plantear el problema del hombre sin plantear al mismo tiempo el problema del ser en general, porque, en el hombre, la naturaleza problemtica que es de por s inherente al ser alcanza a la conciencia de s. En este itinerario el tomismo se encuentra purificado y ampliado: purificado de los aspectos contingentes de la mentalidad de su tiempo, del que es tributario, y ampliado, en el sentido en que se aade al tomismo esencial de la tradicin lo que podramos llamar un tomismo existencial, que puede ciertamente fundarse en la estructura teortica de Santo Toms, pero que la tradicin tomista no desarroll. De este modo, se manifiesta el carcter eminentemente creativo del retorno a las fuentes y de la fidelidad a la

    28 La existencia de un manuscrito de Persona y accin se remonta a prcticamente los tiempos de la publicacin de Amor y responsabilidad (1960). Styczen refiere, en efecto, que, en tiempo de las tertulias de los jueves, organizadas a partir de la visita de Wojtyla a Ingarden con motivo de la rehabilitacin acadmica de ste ltimo en 1956, Karol Wojtyla was already the author of the manuscript Osoba i Czyn (Cf. Styczen, T., Reply to Kalinowski: By Way o an Addendum to the Addenda, en Aletheia, an International Journey of Philosophy, vol. IV (1988), p. 224, n. 1). Puede que Tymieniecka se base en este dato al fechar como posteriores a Persona y accin los contactos de Wojtyla con Ingarden, en su Introduccin a la edicin angloamericana de la obra (cf. Wojtyla, Karol: Persona y ac-cin, Edica, Madrid, 1980, p. XVI). Sea como fuere, nosotros trataremos siempre en este estudio a Persona y accin como obra posterior, dada la elaboracin de que es susceptible un material a lo largo de nueve aos (1969 es la fecha de la primera edicin de Persona y accin).29 His principal interest in traditional metaphysics is, of course, in the role that it can play in the analysis of the moral act. (Schmitz, K. L.: At the Centre of the Human Drama. Washington: The Catholic University of America Press, 1993, p. 127, n. 15).30 Resultan pertinentes, a los efectos, los juicios de Pieper: Fruchtbar fr die Praxis ist die theoria nur, solange sie sich nicht darum sorgt, es zu sein wie der ans Licht steigende Orpheus alles verlor, als er sich umblickte nach dem Erfolg. Pieper, Josef: Was heit akademisch?: oder der Funktionr und der Sophist. Mnchen: KselVerlag, 1952, S. 75.

    Lo son, asimismo, las palabras de Gilson: Philosophy becomes impure as soon as it is prompted by any other motive than the will to know things exactly as they are and, in knowing truth, to give it an adequate expression. Gilson, tienne: Wisdom and Love in Saint Thomas Aquinas. Milwaukee: Marquette University Press, 1951, p. 28.

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    tradicin, que es gua para el descubrimiento y para la valoracin de las innovaciones exigidas por el clima espiritual de nuestro tiempo.31

    3. El cruce abordado desde el mtodo

    3.1. De la fenomenologa a la transfenomenologa

    En su introduccin a la edicin bilinge polacoitaliana sobre el texto cr tico definitivo de Persona y accin,32 G. Reale clasifica la fenomenologa, entendida como investigacin de las condiciones de las estructuras ms generales y bsicas de la manifestacin del singular, segn las dos vas seguidas en tal tarea:

    La orientacin idealistatranscendental (las estructuras del fenmeno son puestas por la conciencia en la que se resuelven las cosas mismas). Esta lnea nos parece proceder del Husserl de Ideas I, si bien ya se halla anunciada en la Investigacin VI, y es profundizada por Heidegger y Levinas, pese a las crticas de ambos al giro de Ideas I.

    La orientacin realista, que dirige sus anlisis al desarrollo de la teora objetiva de los valores. Estara representada por el Scheler intermedio, al que seguiran otros autores, como Stein, Hildebrand y Seifert.

    Dejando a un lado la debilidad de las correspondencias, sobre todo por cuanto no remonta la segunda orientacin al Husserl de las Investigaciones, punto de referencia de la escuela realista de Gotinga, la clasificacin nos parece sostenible. Incluso se muestra inicialmente aplicable, pero con reservas, al pensamiento de Wojtyla. Aplicable en cuanto que no cabe dudar de su compromiso con la fenomenologa realista.33 Pero con reservas, en la medida en que acude a la fenomenologa para corregir los defectos que ha encontrado en el mismo Scheler, de quien recibe inspiracin.

    31 Buttiglione, Rocco: El pensamiento de Karol Wojtyla, cit., p. 92. En la misma lnea se mueve el texto siguiente: En esta perspectiva aparece con claridad cun importante puede ser el preguntarse si las categoras fundamentales de la metafsica tomista pueden ser recobradas a partir de una reflexin sobre la experiencia tica de la persona llevada a cabo con el mtodo fenomenolgico. Si esto fuese posible entonces se recuperara la exacta y tradicional posicin antropolgicofilosfica cristiana, liberndola, no obstante, de aquellos elementos que la ponan en oposicin con la ciencia moderna y dara, por fin, una solucin definitiva al famoso caso de Galileo, que tan profundamente ha turbado la conciencia catlica en la poca moderna. Buttiglione, Rocco: El pensamiento de Karol Wojtyla, cit., p. 91.32 Wojtya, Karol: Persona e atto, cit.33 Los testimonios del propio Wojtyla, que destacan su inclinacin preferencial por la fenomenologa realista, encuentran una expresin notable en la intervencin para el VI Congreso filosfico internacional de Arezzo (1976), publicada posteriormente, en 1988: Es necesario aqu recordar, sobre todo, a Max Scheler []. El punto de vista de Scheler lo desarroll luego Hartmann, mientras von Hildebrand y otros lo han asimilado creativamente en la tica cristiana y lo han enraizado en el espritu del realismo []. En Polonia ha sido Roman Ingarden

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    En efecto, Scheler recuper el carcter emprico en la tica, perdido ya en Kant, cuyos presupuestos gnoseolgicos le impiden aceptar una construccin de la tica desde la experiencia. Wojtyla retomar su iniciativa, pero desligndola de la consecuencia que provocan en Scheler sus premisas emocionalistas: perder, esta vez, el carcter normativo de la tica. Merecki limita la reaccin de Wojtyla al emocionalismo de Scheler y salva el mtodo fenomenolgico, cuyos recursos Scheler no supo agotar, aunque s ofrecieron a Wojtyla el fundamento para descubrir la normatividad dentro de la experiencia del hombre.34

    Lo notable del caso es que, siguiendo a Merecki, los recursos empleados para el logro sinttico de una tica normativa y simultneamente experimental (una tica material de los valores [], que al mismo tiempo es una tica normativa)35 proporcionarn la base de una metafsica personalista. Por tanto, la resolucin del problema moral ser antropolgica, y la de la cuestin antropolgica ser metafsica, en un encadenamiento que puede trazarse as:

    a) La simple presentacin emocional del valor no justifica actitudes prc ticas normadas, porque la normatividad se cifra en la verdad.

    b) Si el valor me obliga, pero slo cuando y en cuanto lo reconozco como verdadero,36 es porque el deber moral se revela como una manifestacin experimental de la dependencia de la persona respecto de la verdad []. El hombre en cuanto persona es un ser libre, no depende de los objetos de sus actos intencionales, como los animales.37

    As pues, la recuperacin normativa (a) exige un replanteamiento de la relacin personal del agente con su acto (b). Y esto requiere reconocer un techo ms alto que la intencionalidad presentativa:

    Wojtyla est plenamente de acuerdo con la idea del acto intencional, pero al mismo tiempo est convencido de que en el campo de la tica el acto de la persona no puede limitarse al acto intencional []. Lo que falta a la tica de Scheler es precisamente un anlisis adecuado de la operatividad de la persona. El hombre, en efecto, se manifiesta como sujeto personal sobre todo en cuanto causa de sus propias acciones.38

    el que ha reelaborado la tica en el sentido de la fenomenologa. Wojtyla, Karol: La autoteleologa del hombre y la trascendencia de la persona en el acto (1976), artculo recogido en Wojtyla, Karol: El hombre y su destino, Palabra, Madrid, 1998, pp. 137 s., n. 8.34 Merecki, Jaroslaw: Las fuentes de la filosofa de K. Wojtyla, en J. M. Burgos (ed.), La filosofa personalista de K. Wojtyla, Palabra, Madrid, 2007, p. 22.35 Merecki, Jaroslaw: Las fuentes, cit., p. 22.36 Merecki, Jaroslaw: Las fuentes, cit., p. 21.37 Merecki, Jaroslaw: Las fuentes, cit., p. 22.38 Merecki, Jaroslaw: Las fuentes, cit., p. 20.

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    Si corregimos aqu a Merecki, poniendo cautelarmente en duda el alcance de ese acuerdo con la idea del acto intencional, no parecer tan claro que en Wojtyla se salve el mtodo fenomenolgico y que su reaccin afecte solamente a Scheler, a causa de su emocionalismo.

    Con todo, Merecki nos ha guiado hasta la primera resolucin, la de la tica en la antropologa. Pero habra que aadir un nuevo paso. Esta antropologa, de la que pende el alcance normativo de la tica, est reclamando un rango metafsico que deriva de la recuperacin de la experiencia, ya incoada, y, de nuevo, de la fenomenologa. Me parece justificada la extensin de la cita:

    Wojtyla sostiene que el mtodo fenomenolgico resulta especialmente adecuado para revelar cmo el hombre es persona. Este es precisamente el aspecto que permaneca a la sombra en la metafsica de santo Toms. As nace el postulado de Wojtyla para conjugar la metafsica con la fenomenologa, realizado despus en Persona y accin. Este planteamiento de la metafsica a partir de la experiencia del hombre lleva a Wojtyla a las mismas categoras metafsicas presentes en la filosofa aristotlicotomista, pero les da un colorido diverso. En efecto, una cosa es decir que todo acto realiza una potencialidad nsita en el ser y otra cosa es describir el paso de la potencia al acto partiendo de la propia experiencia. Esto resulta posible porque en todo acto el hombre vive en s mismo este paso: sabemos qu quiere decir realizar una potencia porque lo vivimos desde den tro. Lo mismo se podra decir a propsito del concepto de causa. Desde fuera vemos slo una sucesin de acontecimientos; qu significa ser causa lo sabemos por nuestra experiencia interna, porque en ella vivimos la causa eficiente de nuestras acciones. As empleada, la fenomenologa no es autosuficiente, sino que se convierte en una especie de transfenomenologa que, a partir de lo que nos es dado, conduce inmediatamente al umbral de las realidades que superan el mero dato emprico y al mismo tiempo lo explican ulteriormente.39

    Segn Merecki, la vena metafsica de Wojtyla se nos ofrece en primera instancia como transfenomenologa. En segunda, si bien ya no desarrollada en estudio especfico alguno, como respuesta more heideggeriano a la pregunta sobre el ser del hombre:

    Al plantear la pregunta sobre el ser, el hombre parte de su experiencia y formula una pregunta que se refiere sobre todo a su ser. Para responder a esta pregunta no puede, sin embargo, no hacerse la pregunta sobre el ser como tal, es decir, la pregunta metafsica.40

    3.2. De la transfenomenologa a la metafsica?

    La transfenomenologa ser una especie de paso previo y preparatorio. Los textos que confirman la nocin y funcin de lo transfenomenolgico son fre cuentes en Wojtyla. El segundo paso resulta ms aventurado. Nos retrotrae a las versiones

    39 Merecki, Jaroslaw: Las fuentes, cit., pp. 2021.40 Merecki, Jaroslaw: Las fuentes, cit., p. 23.

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    arriba vistas. Los desarrollos metafsicos propuestos, pongo por caso, desde la perspectiva de Marchal (Coreth41 o Rahner)42 y, entre nosotros, por GmezCaffarena,43 siguen la versin transcendental, en el que se ha llamado realismo transcendental.

    Pero, tratndose de Wojtyla, no parece que estemos ante un pensamiento transcendental. Aquellos temas fenomenolgicos concretos sobre los que volveremos frecuentemente en este trabajo y con los que, segn vimos, Wojtyla corrige a Scheler, no se emplean contra su realismo. Al fin y al cabo, la orientacin alternativa que apunta Reale brot de una base metodolgica comn a ambas y no recibe el impulso transcendental hasta que se implica en cuestiones metafsicas: es decir, cuando rebasa el quehacer descriptivo de los fenmenos reducidos a su esencia y se cuestiona sobre el estatuto ontolgico de esos fenmenos. Ahora bien, este mismo hecho torna problemtica la posible vocacin metafsica de la fenomenologa: para quien aspira a utilizar la fenomenologa como herra mienta metdica en una investigacin metafsica realista, las dificultades residirn en la paradoja de que la herramienta parece abandonar el realismo en el momento mismo en que se aplica a la dimensin metafsica.

    Da la impresin de que esta dificultad afecta slo al segundo paso y quedara en suspenso si en Wojtyla no hubiera ms que transfenomenologa. Pero, en el prefacio a la edicin inglesa de Persona y accin, en Analecta husserliana, el propio Wojtyla se declara deudor de los sistemas de la metafsica, de la antropologa y la tica aristotlicotomista, por una parte, y, por otra, de la fenomenologa, sobre todo en la interpretacin de Scheler y, a travs de la crtica de Scheler, tambin de Kant.44 La paradoja, entonces, se formula de nuevo: puede una meta fsica realista coaligarse, para un objetivo comn, con una metodologa que, en el intento de hacer metafsica, ha desembocado en el idealismo?

    Y una nueva fuente de problemas: qu metafsica?, la que responde al tr mino tal como lo emplea Wojtyla? Porque aqu confluye la problemtica histrica que el propio Reale plantea, en relacin con la determinacin ltima de la di versas metafsicas:

    Se piensa en general que la metafsica coincide con la ontologa y que la definicin que de ella da Aristteles, ciencia del ser [essere] en cuanto ser, es absolutamente paradigmtica. Pero no es as: la ontologa no es la metafsica, sino una metafsica especfica.45

    41 Coreth, E.: Metafsica: Ariel, Barcelona, 1964.42 Rahner, Karol: Espritu en el mundo, Herder, Barcelona, 1963.43 Gmez Caffarena, J.: Metafsica trascendental. Revista de occidente, Madrid, 1970; Metafsica fundamental, Cristiandad, Madrid, 1983.44 Wojtyla, Karol: Persona y accin, cit., p. XII.45 Reale, Giovanni: Saggio introduttivo, cit., p. 15. Conviene recordar que los filsofos italianos slo suelen distinguir entre essere (ser) y essente (ente) cuando se refieren a Toms de Aquino o a Heidegger. En los restantes

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    En este sentido, el comienzo no estara en los estudios aristotlicos del ente, sino ms bien en las filosofas del uno:46

    De los estudios contemporneos se desprende cada vez ms claramente que el paradigma metafsico de base, del que nace y en torno al que se desarrolla el pensamiento griego, es el henolgico, esto es, el de la metafsica del uno, junto al que se ha situado el ontolgico, esto es, el de la metafsica del ser [essere]. Este segundo alcanza su vrtice con Aristteles [].47

    El cristianismo recoge de diversos modos ambas orientaciones:

    La filosofa cristiana asumi ambos paradigmas: los Padres de la Iglesia intentaron una mediacin, manteniendo la superioridad del Uno sobre el Ser [essere]; los escolsticos dieron preeminencia casi absoluta a la metafsica del ser [essere].

    Con todo, precisamente en el mbito del pensamiento cristiano nace, en mi opinin, un tercer paradigma, el de la metafsica de la persona []. A mi parecer, este libro de Wojtyla [Persona y accin] se impone como un ejemplo emblemtico de metafsica de la persona.48

    Al margen de que resulte ms o menos oportuno incardinar a Wojtyla en el tercer paradigma, compete a nuestro trabajo discernir y valorar las constantes transfenomenolgicas en su obra. Y esto lleva consigo emplazar las referencias y determinar el alcance de sus requerimientos a la fenomenologa, as como la coherencia interna de tales exigencias. Por ejemplo, cuando en Amor y responsabilidad Wojtyla rechaza el subjetivismo del valor en la moral conyugal, apela al amorvirtud, entendido como:

    [] amor en el sentido integralmente objetivo y no slo en el sentido psicolgico y subjetivo del trmino. La dificultad que hallamos a la hora de explicar el principio de la monogamia y la indisolubilidad procede de que muchas veces el amor no se entiende segn la segunda acepcin. En tal caso, el amor no es el verdadero, sino el vivido.49

    Ahora bien, ese amorvirtud, que se ajusta al requisito de verdad por el que al decir de Merecki Scheler es superado, se emplaza en una objetividad donde la verdad se opone a la vivencia, con el consiguiente peligro para el momento fenomenolgico de la experiencia, aportacin final de la premisa scheleriana. Al parecer,

    casos, como tambin a menudo ocurre en castellano, essere puede significar tanto ser como ente. A su vez, Reale, profundo conocedor de toda la historia de la filosofa, muestra una clara preferencia por la filosofa griega y, en ella, por Aristteles y, ms an, por Platn.46 Va sempre pi emergendo dagli studi contemporanei che il paradigma metafisico di base da cui nato e attorno a cui si sviluppato il pensiero greco quello henologico, ossia quello della metafisica delluno, al quale si affiancato quello ontologico, ossia quello della metafisica dellessere. Questo secondo ha raggiunto i suoi vertici con Aristotele, ma in Grecia non si sviluppato, ed rinato solo con gli Arabi e con la Scolastica e poi sotto varie forme in epoca moderna. In Grecia ben si pu dire che sia rimasto predominante quello henologico. Reale, Giovanni: Saggio introduttivo, cit., pp. 1516.47 Reale, Giovanni: Saggio introduttivo, cit., p. 17. 48 Reale, Giovanni: Saggio introduttivo, cit., pp. 17 e 18. 49 Wojtyla, Karol: Amor y responsabilidad, Plaza y Jans, Barcelona, 1996, p. 256.

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    aquello por lo que Scheler resulta insuficiente (la verdad) invalida aquello por lo que es aceptado (la experiencia).

    Es preciso, pues, someter a juicio la aspiracin metafsica de Wojtyla. Sin embargo, conservamos de l escasos desarrollos metafsicos explcitos: fundamentalmente, en las Lecciones lublinesas, en particular las del curso 19551956, sobre el bien y el valor. Y, lo que resulta ms significativo, todos ellos operan en un contexto de exposicin histrica. Habr, entonces, que apelar a las propias obras de Wojtyla a la hora de decidir si subyace a su pensamiento una henologa o una ontologa, o si la relevancia de la verdad en su fundamentacin moral y an tropolgica manifiesta en l la variante aletheiolgica de la henologa, tpica del pensamiento fenomenolgico, principalmente de Heidegger.

    Podra ocurrir que, al trmino, lo metafsico en Wojtyla no fuera sino la transfenomenologa aludida. En tal caso, lo metafsico y lo fenomenolgico resulta ran inseparables en su ejercicio, imposible de analizar mediante la reduccin de uno de ellos al otro como bsico o conductor, por guardar la relacin indisoluble de mtodo a contenido.

    El trabajo filosfico se ejercita en un campo unitario, conjuntamente constituido por el contenido ontolgico y el mtodo fenomenolgico. Ambos no se mantienen indiferentes entre s, sino que se definen en su recproco remitirse. En efecto, por la misma naturaleza dinmica del hombre, la base ntica no puede alcanzarse mediante un anlisis metafsico de tipo cosmolgico, en que no se d razn del proprium personal del hombre, de lo que tenemos experiencia vivenciada como sujetos. Por otra parte, el mtodo mismo fenomenolgico no puede limitarse a una descripcin de hechos vividos por el yo, sino que debe considerarlos como momentos y factores de la realizacin dinmica del ser humano mismo, por lo que, finalmente, debe abrirse al nivel metafsico. Un nivel este que, reconquistado por medio del anlisis fenomenolgico, deviene ms directa y ampliamente comprensible, adems de fundar de manera ms evidente el mismo procedimiento metdico.50

    Es justo en esta direccin unificadora, en el instante mismo en que la subjetividad pretende ser fundamentada, cuando la metafsica se presenta transfenomenal. As, el concepto de suppositum:

    [] sirve para afirmar la subjetividad del hombre en sentido metafsico. Cuando decimos metafsico intentamos decir no tanto extrafenomnico cuanto transfenomnico. En efecto, a travs de los fenmenos que concurren en la experiencia para formar la totalidad del hombre como aquel que existe y acta, nosotros vislumbramos [] el sujeto de este existir y de este obrar.51

    50 Esposito, C.: Fenomenologia e ontologia nella prospettiva antropologica di Karol Wojtyla, en A.A. V.V., Karol Wojtyla e il pensiero europeo contemporaneo. Bologna: CSEO, 1984, pp. 2930.51 Wojtyla, Karol: La persona: sujeto y comunidad (1976), artculo recogido en Wojtyla, Karol: El hombre y su destino, cit., p. 49.

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    Paradjicamente, en el esfuerzo antropolgico de Wojtyla en torno a la subjetividad humana, la metafsica, que en la cimentacin de la tica normativa se presentaba como aletheiologa, ofrece el rostro ontolgico, ms all de la cuestin de la verdad del bien, en apariencia trasunto realista del sentido del ser hei deg geriano. Eso suceder, no obstante, en modo depurativo, tanto respecto de la metafsica del ser como de la fenomenologa de la conciencia:

    La filosofa de la conciencia parece sugerir que slo ella es la verdadera descubridora del sujeto humano. La filosofa del ser est pronta a demostrar exactamente lo contrario []. Se advierte la necesidad de encontrar un justo lmite.52

    Hasta bien avanzado nuestro estudio, con las lecciones de Lubln en la mano, no comprobaremos lo asimtrico de esta depuracin y la efectiva alineacin de Wojtyla con la metafsica del ser.

    3.3. La doble depuracin de fenomenologa y metafsica

    En la aplicacin de un mtodo que va fragundose al tiempo que se aplica y se descubre en su andadura, tanto la fenomenologa como la metafsica recibirn un matiz personal de mano de Wojtyla.

    a) Por un lado, la depuracin fenomenolgica tiende a corregir el devenir de la escuela:

    Qu ha sucedido en la fenomenologa husserliana (pienso en el Husserl de Ideas)? La forma experiencial, como vivencia de la conciencia, determinaba en definitiva no slo el horizonte perceptivo de la datitud fenomenolgica, sino la misma constitucin ontolgica del dato de la experiencia, en una absoluta identidad de modalidad perceptiva en el yo y de contenido percibido. Mientras que para Wojtyla, en la experiencia del hombre no se produce una reduccin del contenido experiencial, es decir, en definitiva, del ser del dato al alcance y capacidad de nuestro vivirlo, sino que queda siempre una suerte de alteridad e irreductibilidad []. Y no slo las cosas y los otros hombres [] son irreducibles a mi aprehensin de ellos, sino incluso el ms propio yo mismo, el ncleo vivido ms ntimo a m, no puede entenderse como producto de mi experiencia vivida. Sino como aquello de lo que tengo experiencia y que me constituye, no slo subjetivamente, sino objetivamente, en sentido pleno y real.53

    Como veamos ya en la cita anterior sobre el amorvirtud, el carcter irreductible de la experiencia del hombre no slo la libera del confinamiento en la vivencia de conciencia.

    52 Wojtyla, Karol: La persona, cit., p. 43.53 Esposito, C.: Fenomenologia e ontologia nella prospettiva antropologica di Karol Wojtyla, cit., pp. 3031. Un planteamiento anlogo es el realizado por MillnPuelles, Antonio: en La estructura de la subjetividad, Rialp, Madrid, 1967, uno de los libros ms logrados de este autor. El paralelismo resulta ms significativo por cuanto tambin MillnPuelles inicia su formacin filosfica en la fenomenologa (ms en particular, con Husserl) y avanza desde ella hasta la metafsica, con especial referencia a Toms de Aquino.

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    b) Por otra parte, la depuracin metafsica pretende salvar la antropologa del cosmologismo. Lo irreductible manifiesto en la experiencia en tanto que esta pertenece al hombre, teje una nocin de subjetividad que reclama nueva atencin hacia aquello a lo que la metafsica del ser pareca otorgar un inters secundario. Es el tema del importante artculo de 1978, titulado La subjetividad y lo irreductible en el hombre:

    Se ha mantenido en filosofa una lnea de divisin y oposicin entre la aproximacin al hombre de modo objetivo, que era, al mismo tiempo, tambin una aproximacin ontolgica (es decir, del hombre en cuanto ser) y la aproximacin subjetiva que pareca inevitablemente llevarlo fuera de lo real en el hombre.54

    Esta divisin responde a la desviacin metafsica que, iniciada con la definicin aristotlica del hombre como animal racional, ha orientado el pensamiento hacia una comprensin que podra ser definida como cosmolgica, por cuanto ya la definicin misma contiene al menos como evidencia primordial la conviccin de la reduccin del hombre al mundo.55

    Wojtyla no niega la pervivencia paralela, a lo largo de la tradicin metafsica, de una conviccin de irreductibilidad que fundamenta, desde el inicio, la concepcin del hombre como persona; pero reclama un primado de ese concepto, que tal vez justifique la nueva orientacin metafsica, tercera en la relacin de Reale. Desde la perspectiva del mtodo, tal primaca se sustenta en un protagonismo del papel de la experiencia, una vez depurada de toda reduccin:

    La categora de experiencia deber encontrar el lugar propio en la antropologa y en la tica, es ms, deber situarse hasta cierto punto en el centro de las distintas interpretaciones.56

    Ese protagonismo no implica una desconexin ontolgica. Como consecuencia, en el contenido programtico recogido aos ms tarde en este artculo, estara ya presente el que fue, en Amor y responsabilidad, el combate central por la dilucidacin de una subjetividad no infeccionada de subjetivismo.

    Vinculndonos con esta interpretacin, con la experiencia integral del hombre, no nos adscribimos a un subjetivismo, sino que, en cambio, garantizamos la subjetividad autntica del hombre, es decir su subjetividad personal, en una interpretacin realista de su ser.57

    54 Wojtyla, Karol: La subjetividad y lo irreductible en el hombre (1978), artculo recogido en Wojtyla, Karol: El hombre y su destino, cit., p. 26.55 Wojtyla, Karol: La subjetividad (1978), cit., pp. 28 y 27.56 Wojtyla, Karol: La subjetividad (1978), cit., p. 32.57 Wojtyla, Karol: La subjetividad (1978), cit., pp. 32 s.

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    La va que se pretende inaugurar apunta, pues, a una experiencia del hombre constituida no en la conciencia, sino a travs de la conciencia.58 Una experiencia que, siendo de una subjetividad, es experiencia del sujeto que se experimenta a s mismo. Fijarnos en ella equivale a detener el proceso reductivo

    [] que nos conduce a una comprensin del hombre en el mundo (comprensin de tipo cosmolgico), para poder comprender al hombre en s mismo. Este segundo tipo de comprensin podra ser llamado personalista.59

    En l parece prevalecer la ptica scheleriana, pero no en sus desarrollos ticos, sino metafsicos. A saber, por ejemplo, cuando, en Esencia y formas de la simpata, Scheler pone de manifiesto la ntima diferencia de esencia entre el amor al hombre [hu-manitas] y el amor acosmstico a la persona espiritual de todo (cualquier) prjimo en Dios, que apareci histricamente por primera vez en el Cristianismo.60 Y en l lo tico ser de nuevo piedra de escndalo, en la medida en que el fervor personalista de Scheler resulta inseparable de un rechazo de la teleologa, que el enfoque cosmolgico pareca garantizar. En efecto, un pancosmismo de nuevo cuo vendr sustentado por el acto sexual, como fuente de orden metafsico para un conocimiento en el que, en dicho acto, se halla como vivencia la clave natural para toda unificacin afectiva vitalcsmica,61 siempre que no interfiera la moral finalista del primitivo judasmo, habida cuenta de que el acto sexual en cuanto tal no pertenece a las llamadas acciones teleolgicas, sino que representa una accin expresiva.62

    Amor y responsabilidad ser escenario de una escaramuza dialctica entre la norma personalista y la ley natural, que llegar a su culmen en el tratamiento del matrimonio, del que Wojtyla resalta, adems de su dimensin personalista, la institucionalcosmolgica.

    4. Conclusin y plan de los restantes artculos

    La decisin final sobre la va seguida por Wojtyla no es fcil. Tal vez a lo largo de esta investigacin se perfilen matices que apunten en uno u otro sentido. El primado de la experiencia podra inclinar la balanza hacia un neoagustinismo lindante con la primaca levinasiana del dire sobre lo dit, refractaria a la definicin en el cam

    58 Wojtyla, Karol: La subjetividad (1978), cit., p. 33, n. 7.59 Wojtyla, Karol: La subjetividad (1978), cit., p. 34.60 Scheler, Max: Wesen und Formen der Sympathie, Gesammelte Werke, Band 7, Francke Verlag, Bern und Mnchen, 1973, p. 108 (p. 151 de la edicin castellana, Esencia y formas de la simpata, Salamanca, Sgueme, 2005, por la que citamos en adelante).61 Scheler, Max: Wesen und Formen der Sympathie, cit., pp. 117118 (trad. cast., p. 165).62 Scheler, Max: Wesen und Formen der Sympathie, cit., p. 118 (trad. cast., pp. 165 s.).

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    po antropolgico. En tal caso, la demarcacin henolgica se ra mxima y la lgica preponderante sera la de la verdad sobre el bien de Persona y accin, con inclinacin hacia el momento dionisiano, difcilmente concilia ble con la eficiencia autora de Amor y responsabilidad.

    Un predominio de la causalidad por exigencias normativas, conferira el puesto de honor a la demarcacin ontolgica, frecuente en las demandas metafsicas del WojtylaPapa, y a la recuperacin, ya en las clases de Lubln, del par metafsico potenciaacto, sin deponer por eso el nimo antropolgico, pese a la desviacin hacia el momento aristotlico. Una posible connivencia con la fr mula de Fabro, respaldara la sntesis dionisianaaristotlica en forma de predicacin por participacin.

    Finalmente, si el recurso que satisface el requisito ticonormativo de tendencia ontolgica colmara tambin la exigencia antropolgica de diversidad y conquista experimental de un sujeto no encerrado en la definicin, Wojtyla encaja ra en la calificacin de metafsica personalista propuesta por Reale, supuesto que se acepte esta va.

    En ltima instancia, la difcil decisin habra de superar la prueba de resistencia en su aplicacin, que el mismo Wojtyla disea al final del artculo de 1978:

    Sin embargo, queda siempre una serie de interrogantes: No se excluirn recprocamente la comprensin cosmolgica del hombre y la de tipo personalista? Se encontrarn la reduccin y la revelacin de lo que es irreductible en el hombre y de qu modo? De qu modo la filosofa del sujeto deber mostrar la objetividad del hombre y su misma subjetividad personal?63

    El esbozo de Wojtyla recoge las lneas maestras de su produccin, que sern tambin las del estudio que me propongo llevar a trmino. Y ese bosquejo se descubre, esta vez en negativo, en sus preocupaciones ticas, ms all incluso de su etapa acadmica e investigadora. En semejante sentido, no considero correcto despachar a la ligera parte del pensamiento de Wojtyla por el simple expediente de atribuirlo a Juan Pablo II; por tanto, acoger como vlido aunque con cierta reserva y distinguiendo si y cuando lo estime conveniente todo elemento puramente filosfico encontrado en cualquiera de sus escritos. De forma particular, en este momento, la jerarquizacin de las aportaciones aludidas en el siguiente texto:

    Se configura la urgencia insustituible de un dilogo fecundo entre la metafsica y las ciencias del hombre []. La primera palabra sobre el hombre la ofrece la ciencia la fenomenologa antropolgica precede a la antropologa filosfica como concreto punto de partida, pero la ltima palabra se reserva a la metafsica, que, al tiempo que recibe de las disciplinas cientficas un dato de base ms depurado, les ofrece un encuadre sinttico e integrativo, abrindolas a la perspectiva de los valores y los fines.64

    63 Wojtyla, Karol: La subjetividad (1978), cit., p. 39. 64 Juan Pablo II: Insegnamenti di Giovanni Paolo II, II (1979), Libreria editrice vaticana, pp. 541545.

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    Todava nos interesa ms otra declaracin, que puede hacerse coincidir con los mismos hitos de sus aportaciones. Cuando Juan Pablo II afirma que la crisis de la tica es el test ms evidente de la crisis de la antropologa, crisis debida a su vez al rechazo de un pensar verdaderamente metafsico,65 no podemos dejar de pensar en un proyecto especulativo iniciado bien pronto, como ya vimos, pero que las dos obras mayores de Wojtyla slo han incoado. Al mismo tiempo, establece tres eslabones que marcan el ritmo de fondo de mi propio trabajo.

    En l intentar, en efecto, determinar los lugares donde se torna apremiante el ms all, recogido en el prefijo trans(fenomenolgico), arriba analizado. Y para una valoracin de los esfuerzos por asumir la premisa metafsica junto a los logros de la fenomenologa en una fundamentacin tica normativa justificable, habr que empezar por aplicar el test tico a la fenomenologa. Seguir una ampliacin de esa prueba a las premisas que estn determinando su resultado: se trata del test antropolgico. Finalmente, habr que remontarse a los motivos metafsicos que Wojtyla exige para la funcin tica, apenas planteados en este primer artculo, y la dilucidacin de su cabida (histrica o de facto y terica o de iure) en la fenomenologa personalista, conforme al ttulo general de la investigacin.

    65 Juan Pablo II: Discorso ai partecipanti al Congresso Internazionale di Teologia Morale, 10IV1986, n 4.