menorca en los ritos de paso tradicionales
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MENORCA EN LOS RITOS DE PASOTRADICIONALES
JAU ME MASCARÓ PONS
LA DOCUMENTACiÓNANTROPOLÓGICADE MENORCA
La descripc ión de las práct icassociales que puntúan los momentosfundamentales del ciclo vital de laspersonas constituye uno de los capítulos básicos de toda recopilaciónetnográfica. Aunque la referenciaantropológ ica clás ica sue le sersiempre el ya famoso texto de A. vanGennep, Les rifes de pasage, de1909, la preocupación po r talesprácticas sociales tiene en nuestropaís un prestigioso antecedente enla reconocida encuesta, promovidaen 1901/2 por el Ateneo de Madrid.De hecho, tal cuestionario representa una de las líneas fundamentalesde la investigación antropológica enEspaña, la que Joan Prat caracterizó como «discurso antropológico»,de influencia naturalista e ilustrada,frente al «discurso folclórico», másvinculado a la tradición romántica dela vo/kgeist (<< el esp íritu del pueblo»), que influyó sobre todo en losprimeros traba jos etnográficos deCataluña, el País Vasco y Gaticia.'
Esta referencia histórica a las dosgrandes líneas de la antropologíaespañola es especialmente pertinente para iniciar una breve exposición sobre los materiales etnográficos referidos a Menorca. Por su tra-
1 Cfr. Joan Prat, - Historia. Estudio introductorio. , en Joan Prat, Ubaldo Mart ínez, Jesús Contreras, Isido ro Moreno (Eds.), Antropología delos pueb los de España, Tauru s Un iversitaria,Madrid, 1991, págs. 13-32.
dición cultural, la isla de Menorcaparecería más próxima a la influencia de los autores catalanes, quedesde mitad del siglo XIX iniciaronlos primeros trabajos de recopilaciónetnográfica en su ámbito cultural. Dehecho, las recopilaciones de tradiciones populares más amplias y sistemáticas, referidas a Menorca, sesitúan en la perspectiva de la tradición folclórica, dando especial relevancia a las prácticas expresivas, enespecial las relac ionadas con laexp res ión li teraria: na rrac iones ,leyendas, oraciones, refranes, canciones, etc., en las cuales el factorlingüístico es determinante y, portanto , su relac ión con la tradicióncomún del resto de la cultura catalana resulta fundamental." El texto del
2 De hecho la documentac ión de interésantropológico debe ria empezar por las notablesreferencias a usos y costumbres incluidas en laHistory ot the Island ot Minorca, del inglés JohnArm str ong , de 1752, o la notable topografíaméd ica de George Cleghom, de 1751, obras pioneras en su campo, escritas en plena ocupa ciónbritán ica de la isla. (Armstrong, John , Historiadela isla de Menorca , Col. Pauta , 5, EdicionesNura , Ciutadella de Menorca, 1978.- Cleghom ,George, Observations on the epidemicalDiseases in Minorca. From the Year 1744-1749, Printed forT. Cadell and D. Wilson , London , 1751).
Estos textos , junto con los 2 volúmenes sob reMenorca, dentro de la serie dedicada a las IslasBaleares, del Archiduque Luis Salvador de Austria (Habsburgo-Lorena, Archiduque Luís Salvador, La isla de Menorca en texto e imagen, (2vols .), Prólogo de Tomás Vidal , Edic ión de laCaja de Ahorros y Monte de Piedad de Baleares,Palma de Mallorca, 1980 -la edic ión orig inal alemana es de 1898-), presentan la documentación , que podríamos llamar «pre-antropol óqi ca - , más sugestiva y amp lia sobre Menorca,porque repres entan una mirada desde el exterior, una visión realizada desde el observador no.- indígena. y, por tanto , aunque puedan contener claros prejuici os etnográficos, sign ifican unsaludable contraste con los textos que, a part ir
folclorista Francesc Camps i Mercada l , que ut ilizaba el seudónimo«Francesc d 'Albranca », (18521929), Folk-lore Menorquín (de /aPagesia), editado en 1918, representa el documento principal de ladivulgación antropológica menorquina desde comienzos del siglo XX.3Pero, como he señalado al principio,la gran encuesta del Ateneo deMadrid tuvo una influencia notableen la descripción de usos y costumbres de la isla. De las respuestasrecibidas, 289 según parece, correspondientes a unas 350 localidadesespañolas, 4 fueron enviadas desdeBaleares" y, por lo menos, una deellas desde Menorca, de la que tenemos el texto completo, gracias a queel autor de la misma tuvo el aciertode publicarla por su cuenta. Se trata
de principios del siglo XX , van a describ ir lasociedad menorquina desde la perspect iva interior.
3 El texto de Francesc Camps fue elaboradopara el - Concurso de Folk-Iore menorqu ín», convocado por la Sección de Literatura y Música delAteneo de Mahón, en octubre de 1911, y falladoen oc1ubrede 1912. Al mismo se presentaron dostrabajos, el ya menc ionado de F.Camps y Mercada l, que obt uvo el prem io, y ot ro trabajo deAndreu Ferrer Ginard (1887- 1975), titu ladoRecull de Folklore, que obtuvo un accésit. El primero fue publicado, como se ha dicho, por el mismo Ateneo de Mahón , en 1918, excepto la partemus ica l. El segundo sigue en su mayo r parteinédito, aunque el propio autor público las partesreferidas a narraciones (1914), textos de cancio nes breves (1922) y costumbres y creencias(1927). Los textos de Camps i Mercadal han sidoreeditados en dos vols. por el Consell Insular deMenorca, en 1986 y 1987, a los cuales se ha añadido un tercer volumen (1987), con la parte musical que había quedado inédita.
• Tomamos los da tos generales sobre laencuesta de l Ateneo de Madrid de CarmeloUsón, - Una gran encuesta de 1901-902. , enJoan Prat, et alii, Antropología de los pueblos deEspaña, Taurus, Madr id, 1991, pág. 33-57 .
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NARRIAPRÁCTICAS SOCIALESY CICLO VITAL
grupo se manifiesta , ante todo, enla importancia que las comunidades humanas otorgan a la reproducción. De ello derivan los«modelos reproductivos», que parten de la creencia del carácter altamente negativo de la esterilidad yen consecuencia de creencias yprácticas sob re su prevención oreducción. En Menorca, el términoeixorc, -que en la expresión localsuena xorc- (estéril, sin descendencia) tiene todav ía hoy un valorsocial claramente negativo , y en laactualidad, cuando es ya muchomás frecuente que la ausencia dehijos en un matrimonio se base endec isiones conscientes, se evita ,sin embargo , utilizar tal término enpresencia de las parejas sin hijos.Hay una curiosa creencia sobre laalta fert ilidad de la poblaciónmenorquina, atendiendo al grannúmero de hijos que solían tenerlas familias menorquinas .y así lo
El ritual central relacionado con el nacimiento era, y sigue siendo, el Bautismo (Arxlu d'lmatge i Só de Menorca, CoMecció Xavier Martín)La necesi dad de
supe rvivencia de l
Nacimiento
La propuesta del Ateneo de Madrid,al establecer como objeto de su primera exploración social «el campode las costumbres populares y lostres hechos más característicos dela vida: el nacimiento, el matrimonioy la muerte», configuraba un esquema de aná lisis bien encam inado ,que la investigación antropológicaposterior no ha hecho más que revalidar, aunque a los tres hechos delciclo vital se añada en estudios posteriores el hecho de la pubertad y los«rituales de iniciación» relacionadoscon tal hecho. Los llamados «ritosde paso» representan los momentoscruciales del ciclo vital de los individuos, en tanto que sirven para socializar hechos biológicos individuales.De ahí que las prácticas socialesasociadas a tales fenómenos sigansiendo, todavía hoy, ricas en simbolismos, en creen-cias , en rituales ,más o menos transformados , .enraizados en tradicionesarca icas , q ueponen de reli evea lgunas de l a scaracter ísticas culturales más específicas de una comunidad. Es frecuenteque la descripciónde tales prácticastienda a centrarseen los aspectosmás exóticos y étnicamente dlterenciales, dejando delado, con frecue nc ia , el hecho deque las creenciasprofundas son muysimilares en ámbitos culturales másamplios.
5 Ballester Pons, Pedro, Costumbres populares de Menorca. Es!. Tip, De Bernardo Fábregues, Mahón, 1905. (Reproducido en PereBallester, Estudis d'Antropologia de Menorca ,Col. Capeer, 2. Conselllnsular de Menorca, Maó,1986.
El rnanuscrrtode Juan Vidal, que hemos podido consultar por deferencia de su nieto, TomásVidal Bendito, catedrático de Geografia Humanaen la UB, consta de portada y 40 cuartillasmanuscritas .
del texto de Pedro Ballester Pons(Mahón , 1856-1946) , abogadomahonés, experto en derecho foral,que elaboró una larga y minuciosarespuesta al prolijo cuestionario, loque le mereció una carta de felicitación del Presidente de la Sección deCiencias Morales y Políticas, el Sr.Rafael Salil las, el promotor de lamencionada encuesta. Sin embargo, hemos podido tener acceso aotra respuesta al cuestionario delAteneo, hasta ahora desconoc ida,elaborada por otro abogado deMahón, D. Juan Vidal, que se conserva en su bibl ioteca, en formamanuscrita. Aunque no incluye lasrespuest as correspond ientes adefunciones, representa un notablecomp lemento al texto de Ped roBallester," Estas respuestas reflejarían lo que, en su obra ya citada, J.Prat llama «el discurso antropológico», frente al «discurso folclórico»,que, en el caso de Menorca, estaríarepresentado por los mencionadosfolcloristas Francesc Camps i Mercadal y Andreu Ferrer Ginard.
Coinciden, por tanto, en Menorca,los dos discursos, pero hay quereconocer que el esfuerzo de estospr imeros autores por descri bir lasoc iedad menorqu ina tendría unimpacto limitado. De hecho, sus textos no han estado al alcance real delpúb lico , hasta sus reed icionesrecientes en los años 80 del sigloXX, período en el que resurge el trabajo antropológico, tanto en su vertiente más etnográfica de descripción y contrastación de los datosconocidos , como en la línea másetnológica, comparativa y reflexiva.
En la descripción que sigue, vamosa tomar como base informativa lostextos mencionados, añadiendo elementos de trabajos más recientes.
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recoge Ballester, citando la opiniónde un viajero francés del sigloXVII1.6 Sin embargo no parece queel hecho de la alta natalidad pareciese a los nativos una evidenciasuficiente para la natural fertilidadde las mujeres menorquinas, yaque la evidencia contraria de la altamortalidad infantil provocaba elmantenimiento de prácticas sociales, religiosas y mágicas, para evitar la esterilidad y «estimular» lafecundidad. Entre las prácticaslocales, más allá de oraciones ,novenas y septenarios a santosdiversos, merecen destacarse eluso del llamado «unqüent de lamar» y la «carabina». El primeroera una especie de betún , probablemente algún tipo de alquitrán,que los pescadores recogían en lacosta y que se utilizaba para ponerparches en algunas zonas del cuerpo. La llamada «carabina» (o másexactamente carabita) era una piedra de color oscuro, con propiedades magnéticas, que en la zona deCiudadela se llevaba en una bolsita, con limaduras de acero, atada ala cintura de modo que la bolsitaquedara en contacto con la regiónlumbar. No tenemos constanc ia deque tales prácticas se mantenganen la actualidad, por lo que no esfácil identificar con precisiónambos objetos , ya que incluso aprincipios del siglo XX, Ballester noparece conocerlos de primeramano. En los medios que conservan todavía hoy el recuerdo (y lapráctica!) de remedios «mágicos»no hay constancia del uso de losmismos.
Más interesante me parece, desdeel punto de vista socio antropológico, la práctica social de segundas yterceras nupcias, tanto para proteger la prole, en caso de muerte prematura de la madre, o de muerte de
6 «Las mujeres son allí raras veces estériles ygeneralmente más propias para la propagaciónde la especie que en los demás clim as cálidos .Passerat de la Chapelle , C laud e -Franlf ois ,Réflex ions general sur I'Isle de Minorque: surson climat. sur la maniere de vivrede ses Habitants, & sur les maladies qui y regnent. Paris ,1764 (Hay una trad ucc ión caste llana . impresa enMahón en 1901).
maridos jóvenes. Algunos estudiosrecientes de demografía históricahan puesto de relieve el bajo nivel desoltería, tanto en hombres como enmujeres." Pero sobre esta estrategiasocial volveremos al hablar delmatrimonio.
En el período del embarazo fuecomún, hasta épocas recientes, lapráctica de oraciones a San RamónNonato o el septenario a la Virgen delos Dolores. Entre las creencias queFe mantienen, aunque no se diga demodo explícito, está la de no nombrar madrina de bautizo a una embarazada , pues se consideraba quecorría el riesgo de abortar. Igualmentse creía, por un mecanismo claro deanalogía (la llamada «magia simpatética », de Frazer), que las mujeresembazadas no deben devanarmadejas, pues el cordón umbilicalpodr ía enrollarse en el cuello delfeto. Especial atención se daba alcumplimiento de los antojos de laembazada, pues de no cumplirse, elniño podría nacer com marcas en elcuerpo, parecidas en la forma alobjeto del antojo. Tal creencia la heoído, muy recientemente , de bocade algunas mujeres mayores queman ifestaban haberlo creído , eincluso visto, de jóvenes. Un ejercicio común, por supuesto no exclusivo de Menorca, es el del pronósticodel sexo del que va a nacer. Aunquelas prácticas médicas actuales hananulado totalmente el valor de talespredicciones, no dejan todavía depracticarse, con un aire casi lúdico,pero con el convencimiento del valorde los indicios tradicionales: vientrepuntiagudo, varón , y hembra encaso contrario ; cara deformada,hembra; si al subir una escalera laembarazada emp ieza con el piederecho, será varón, etc. Un juegoantiguo es espeCialmente significativo: se ponían dos sillas, debajo delas cuales se ponía un cuchillo, enuna, y unas tijeras, en la otra. Segúnla silla que escogiera la embarzada,
7 M.A . Casanovas Ca mps; Florenci SastrePortella . Estructura demográfica de Ferreries(1801-1850), Inst itut Menorqu í d'Estud islAjuntament de Ferreries, Maó, 1997 .
NARRIAsin haber dio advertida de la prueba,se pronosticaba varón , en el casodel cuchillo, y hembra, en el de lastijeras. Una vez más, clásicos mecanismos de simbolismo analógico ,comunes a la inmensa mayoría decreencias populares tradicionales.
En la asistencia al parto, era tradicionalla presencia de la comadrona,mujer experta en tal menester. Peroes importante subrayar que en algunas zonas de Menorca, sobre todoen Mahón, desde la segunda mitaddel siglo XVIII, todavía en período dedominio inglés, existió un centro deformación de comadronas, hechoque redundó en una notable disminución de la mortalidad infantil, hasta tal punto que algunos autores hanconsiderado que Menorca es probablemente el terr itor io español quemás tempranamente se incorpora almodelo demográfico europeo, deprogresiva reducc ión de la natal idad." Pero no parece que tal modelosea aplicable de modo general atoda la isla, ya que en los pueblosdel interior se mantiene el modelotradiciona l, que conjuga una altatasa de natalidad con altos nivelesde mortalidad infantil.
Pero el ritual central relacionadocon el nacimientoera, y sigue siendo,el Bautismo. A pesar del proceso delaicización, en Menorca sigue siendocomún la celebración del nacimientocon la ceremonia del sacramentocristianodel Bautismo, incluso en familiasno practicantes, pero que provienende tradición familiar cristiana. En laceremonia bautismal, era importanteutilizar vestidos especialmenteelaborados manualmente, con bordados,por abuelas o tías, o vestidos de bautizo conservadosdurante más de unageneración para estas ocasiones. Encua lqu ier caso , los aspectos demayor relevanc ia en la ceremon iabautismal era el de los padrinos y laimposición de nombre. En Menorca,siguiendo una tradición semejante alade Mallorca, el padrinodel primogé-
6 Vlda l Bend ito. T., Gomila Huguet. J., «Aproximación a la demografía histó rica menorquina - oBoletín de la Asociación de Demografia Histórica.lV, 2. Madrid. 1986 .
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NARRIA
los siguientes hijos recibían el nombre de los hermanos/hermanas depadre y madre, e~ l orden correlativo.Estudios históricos sobre transmisión del nombre indican que, por lomenos desde el siglo XVI hasta elsiglo XX , la regla se cumplía enMeno rca con gran regularidad , enespecial para los primeros hijos. Elsentido de cohesión familiar, representado por la repetición de nombres y apellidos, era intenso y, además, permitía una fácil identificaciónsocial de los grupos familiares, aunque, por otro lado, también favorecíala aparición de apodos (malnoms)para distinguir a personas concretasde sus parientes próx imos con elmismo nombre. Aunque la pautafamil iar dominante es la neolocalidad, los elementos nominales y simbólicos dibujan amplios círculos deparentesco , profundamente interrelacionados. De todos modos, esteúltimo aspecto no parece exclusivoni particular de las Baleares , engeneral, ni de Menorca en particular.Pero sí hay un aspecto en el sistemanominativo personal que merece sermencionado. La importancia de lnombre exigido fam iliarm ent e sepone especialmente de relieve en lapráctica de imponer el nombre delhermano fallecido al que nace posteriormente. Hemos podido comprobar en una familia concreta, en laque nacieron 9 hijos, de principiosdel siglo XIX, la imposición del mismo nombre por tres veces, repitiendo el nombre, en este caso del abuelo materno, por la muerte prematurade los dos primeros . Incluso hemosobservado curiosas estrat egiasnominativas, en caso de segundasnupcias, para satisfacer la permanencia del nombre de los abuelos. Alhermano que llevaba el nombre deun hermano muerto se le llamabagerma temós. Conocemos la existencia de tradiciones parecidas enalgunas zonas de Francia y sobretodo de Ital ia. Una de las consecuencias de la tradición del nombrees el número relativamente reducido
abuela materna _O> segunda hijapadre/madre _O> tercer hijo/hija
9 Jaume Mascaró , - Transmíssié de noms debateig a Ciutadella de Menorc a. Segles XVIXX - , Monografies Menorquines, 4, Consell lnsular de Menorca, Maó, 1982.
Jaume Mascaró, «Transmlssi ó de nom s iestrateqies Iam itiars », Estudis Balearics , SO. Palma de Mallorca, 1995.
abuelo paterno _o> primer hijo varónabuela paterna --> primera hijaabuelo materno _o> segundo varón
diese por la regla del orden familiar.En Ciudadela era tradición que elpadrino regalara al ahijado una cadenilla de oro con una medalla. Igualmente corresponde al padrino dar elaguinaldo (diners d'anous) por Pascua y hacer un regalo significativo enla boda del ahijado. De hecho, talesobligaciones se inscriben en el simboli smo genérico del padrinazgo ,común a toda el área cultural mediterránea, como protección y sustitucióndel papel del padre.
Reglas parecidas a las de designación de padrinos regían para la imposición del nombre. El nombre personal ha tenido durante siglos un valorpatrimonial y su transmisión seguíareglas estrictas, que en Menorca serespetaron hasta mitad del siglo XX,en que empezaron a introducirsenombres ajenos a la tradición de cadatamilia." El esquema era rígido:
~I ritual de la Pr imera Comunión en Menorca sol ía y suele celebrarse mayoritan am,:nte el domingo ~sterior a Pascua de Resurrección, llamado «Diumengedeis angels» pe ro podía celebrarse en cualquier domingo posterior del ciclo pascua l (Arxi u d'lmatge i SÓ de Menorca, Col-recc ió Xavier Martín)
nito era siempre el abuelo patemo y lamadrina, la abuela matern a. En elsegundo hijo se altemaban los papeles de los abuelos. Para los siguienteshijos se seguía el orden de los hermanos/hermanas de padre y madre. Laregla del padrinazgo de los abuelos,para los primeros hijos, era tan exigente, que no cumplirla podía representa r graves conflictos familiares.Hasta tal punto se consideraba, y enbuena parte todavía es así, que enBaleares, en general, pero especialmente en Mallorca, padrí/padrina significan directamente abuelo/abuela .En Menorca no existe tal generalización de nombre, pero con frecuenciaen una familia, se llama padrí/padrinaa los abuelos, debido al hecho de quelos hijos mayores así los suelen llamar, y ello conlleva la costumbre deque así los llamen todos los demáshermanos. Hacia mitad del siglo XX,en muchas familias numerosas, seintrodujo la costumbre de nombrarcomo padrinos de los hijos menores alos hermanos mayores, sobre todo silos abuelos ya habían muerto . Lasobligaciones de la madrina era llevaral recién nacido a la iglesia. Ya se hadicho que se evitaba cuidadosamentedesignar una madrina que estuvieseembarazada, aunque le correspon-44 _
de nombres propios de persona,tanto masculinos, como femeninos.A la ruptura de la tradición contribuyó, en aparente paradoja, el ConcilioVaticano 11 , que permitió en el áreacatólica la imposición de nombresbíblicos del Antiguo Testamento ,hecho que había sido expresamenteprohibido por el Concilio de Trento,en el siglo XVI, para diferenciarse dela tradición protestante. Así, a finales de los años sesenta , en Menorca, como en todo el ámbito católico,las familias se llenaron de David,Daniel , Rubén, Sara, Ruth, Noemí,etc. A la moda religiosa le han seguido modas políticas, cinematográficas, deportivas... que, en nuestrocaso, ya no permiten identificar lafamilia de procedencia, pero quedesignan, con pocas dudas , la época del nacimiento y las aficiones delos padres. Conviene señalar, detodos modos , que en Menorca,como en Cataluña, la tradición obrerista, en especial en los grupos deideología anarquista, fue habitual ,desde comienzos de siglo XX, y enespecial durante la República (193139), imponer nombres ajenos a latradición religiosa. Así en algunospueblos , es especial Alayor y Villacarlos (Es Castell) , encontramosnombres como Floreal , Liberto ,Espartaco , Acracia, Libertad , etc.
La celebración familiar del nacimiento se realizaba con motivo delBautismo y con posterioridad al mismo. Solía desarrollarse en el domicilio familiar y participaban sobre todolos parientes y amigos próximos. Eratradición que en tales celebracionesno faltaran los confits d 'ametlla (confites de almendra) y los macarrons(dulce hecho de azúcar, «en proporcionas alarmantes para las muelas..,según Ballester).
Un capítulo aparte merecerían loscasos de los hijos extramatrimoniales, tanto los expósitos, de padresdesconocidos , que eran entregadosa la inclusa, abandonados a la puertadel hospicio, como los hijos naturales, de filiación conocida , especialmente materna, pero consideradosilegítimos, hasta que en épocasrecientes la ley eliminó finalmente tal
distinción . En su texto, Ballester,como buen jurista, dedica un amplioespacio a tales casos, lamentando laindefensión de estos hijos, así comola consideración social degradanteque tenían que asumir. En Menorca,los expósitos solían recibir un nombre de bautismo que con frecuenciarepresentaba un estigma público, yaque los identificaba como tales. Elnombre habitual era Buenaventura.En cambio los hijos naturales adoptaban nombres de la familia materna,junto con sus apellidos, lo que permitía disimular mejor su origen considerado irregular. La frecuencia de talescasos es significativa, en una isla depoblación reducida, pero no disponemos de ningún estudio sistemático desu incidencia real, aunque Juan VidalMir evaluaba los casos de hijos ilegítimos, para el período 1895-96, en el6,69% de los nacidos, y el Archiduque Luis Salvador, lo cifraba en el4% , más o menos en la misma época.
Pubertad y matrimonio
Si los ritos de paso, los que marcan loshitos básicos del ciclo vital, representan la socialización de hechos biológicos, es decir, la transformación de unhecho natural en realidad cultural, elfenómeno de la pubertad, que significa la emergencia de la capacidadreproductiva , ha dado lugar, enmuchas culturas a rituales complejos,conocidos en la literatura antropológica como «ritualesde iniciación» , Peroen nuestra cultura, bajo la influenciadel cristianismo, tales rituales parecenhaberse escindidoen dos direcciones:por un lado , desplazando hacia lasegunda infancia el ritual de acceso ala comunión, hecho religioso fundamental, integrándolo en el ciclo sacramentalconfesión-comunión-confirmación, siendo este último el sacramentoque más directamente se relacionacon una originaria «iniciación.., en elsentido de reconocimiento , o «examen.., si se quiere, del correcto discern imiento del creyente; por otrolado, el ritual de iniciación se relacionacon el conjunto de fenómenos socia-
NARRIAles prev ios al matr imon io (cortejo,noviazgo, etc.) y que configuran todoun largo proceso, cuya regulaciónritual se ha ido diluyendo en un conglomerado de prácticas personales ,pero que se situaban, y creo que todavía se sitúan, en un marco ritual difuso, pero real, que marca etapas deacceso al rito de paso representadopor el matrimonio. En cualquier caso,la primera forma del ritual, desde elpunto de vista social, tiene como centro el hecho de la Primera Comunión,que durante siglos ha tenido un carácter de frontera entre la primera infancia y la aparición de lo que en el lenguaje de nuestra cultura psico-religiosa se llamaba «el uso de razón» ydesde el punto de vista social era unacelebración importante para la vida delas personas. De hecho, era la primera celebración en la que una personaasumía protagonismo consciente enel ritualy la fiesta social. De ahí, por suexplícito componente religioso, la dificultad de su sustitución como ritual laico, pero también la demanda social deun ritual altemativo, que en algunossitios se va configurando como fiestaescolarlfamiliar.
En los textos de los autores menorquines que tomamos como basepara esta exposición, no se hacereferencia a la celebración de la 1a
Comunión, como ritual de paso, porque no figura en el cuestionario delAteneo de Madrid y ello porque probab lemente se cons ideraba unhecho exclusivamente religioso, sinespecial sign ificación ritual. Pero ,como he querido mostrar en las consideraciones anteriores, para los individuos de nuestra cultura ha tenidoun claro valor ritual y social. Hastaépocas recientes las celebracionesde 1a Comunión han tenido, y creoque en algunos contextos socialestodav ía tienen , una sign if icaciónsocial notable, tanto en la práctica deregalos, como en el coste de la fiesta,que lo asimila a «pequeñas bodas» .
Hecho, por otra parte, no desmentidoen el uso de vestuario, cuyo simbolismo es claramente «matrimonial» ,
En Menorca, el ritual de la 1a Comunión no parece tener característicasespeciales diversas de otras comuni-
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Los rituales propios de la celebreción de una boda nopresentan en Menorca peculiaridades que merezcan serreseñadas (Arxiu d'lmatge i Só de Menorca, CololeccióXavier Martín)
NARRIAdades de nuestro ámbito cultural másamplio. Solían y sue len celebrarsemayoritariamente el domingo posterior a Pascua de Resurrección, llamado diumenge deIs angels, pero podíacelebrarse en cualquier domingo posterior del ciclo pascual. Es decir, quesiempre se ce lebra en primavera.Según las clases sociales, el esplendor de la fiesta social variaba mucho,pero en el contexto popular tradicionalera una celebración familiar, con elinevitable desayuno fest ivo menorquín de la taza de chocolate y ensaimada .
Más riqueza etnográfica presentanlos procesos que conducen al ritualmatrimon ial. En primer lugar, recordemos que en nuestra cultura, por lomenos de modo «oficial" , la elecciónde pareja es una cuestión personal ,pero como indica Ballester en su texto, oponiéndose a la opinión de Passerat de la Chapelle referida a la libertad plena de elección de pareja enMenorca, «No diré que haya estadoaqu í en vigor el priv ilegio del fueromallorquín, por el cual podía el padreprivar de legítima a la hija que contrajera matrimonio sin su consentimiento. Pero, especialmente entre la gentedel campo, hacen los padres pesar suautoridad en los proyectos matrimoniales, mucho más de lo que convieneal porvenir de sus hijos." 10 Y J. Vidal,en su maniscrito, indica al punto delcuestionario " Si es costumbre que lospadres arreglen el casamiento de loshijos sin contar con la voluntad deestos" , responde "Ya desapareciendo casi en absoluto tal costumbre" , locual es un reconocimiento de su existencia previa.
Hasta hace unos SO años, el proceso de noviazgo, por lo menos en lazona de Ciudadela, seguía una seriede etapas, en las que el papel de lasfamilias quedaba claramente establecida. El período previo, el de las primeros contactos y aproximaciones, seenmarcaba en los momentos festivosque permitían una cierta proximidadentre jóvenes, como Carnaval o lasfiestas mayores, como la de San Juan
lO Op. cit. Pág. 49. (subrayado mio).
en Ciudadela. Cuando una joven aceptaba que un mozo lacortejara, a vecescon serenatas , oacompañandolahasta su casa, sedecía que tetenqembes," comoquien lanza el cebopara conseguir" pescar" a qu iendesea. En esta etapa se perm itíaacompañar a lamujer hasta la puerta de su casa y, a lavez , mostrar públ icamente la aceptac ión mutua. Lospadres, que públicamente simulaban noconocer el hecho, dehecho ejercían laspresiones adecuadas para ev itar lacontinuidad de lare lación, si no lesparecía aceptable.Si no había objeciones, la siguiente etapa era demanarentrada (pedir entra-da) en la que el pretendiente pedíapermiso a los padres de la futura noviapara acompañarla oficialmente y ellole permitia acceder al domicilio de ellae incluso ser invitado en ocasionesespeciales. En épocas más antiguas,la confirmación de tal oficialidad de larelación exigía una visita de los padresdel novio al domicilio de la novia y lacorrespondiente devolución de visita.En épocas más recientes, este contacto formal entre familias se producía enla tercera y última etapa, que se llamaba demanar per casar (Pedir casamiento), en la que se fijaba la fecha ylas condiciones concretas,si las había,del contrato matrimonial. Es importante recordar que en Menorca, como entodo el ámbito histórico de la Corona
11 La expresión «fer gambes" designa, en ellenguaje popular, la pesca del crustáceo (<<gamba. o «camarón" ), utilizado como cebo por lospescadores. Por extensión des igna el cortejotodavía no oficial de una pareja.
de Aragón, en los contratos matrimoniales rige el sistema de separación debienes. Ello tiene peculiares consecuencias en los casos de viudedad, yaque la mujer tiene derecho a aquelloque ya figuraba a su nombre , o encaso contrario sólo tiene el usufructode los bienes «usados", como el domicilio conyugal, pero no el derecho depropiedad, que pasa directamente alos hijoS.12 Teniendoen cuenta que losnovios, si no eran de clase acomodada, tenían que disponer de los recursos para montar su casa, con frecuencia entre la segunda y tercera etapapodían pasar un tiempo considerable.Era el momento en que la Mura novia
12 P. Ballester dedica, en su texto, muchaspáginas al régimen jurídico del matrimonio y laherencia, ya que consideraba que el régimen deseparación de bienes perjudicaba a las mujeresde situación social inferior, porque quedaban ensituación precaria o de indefensión, en caso deconflicto con los hijos.
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iba preparando su ajuar, que iba aaportarcomodote, al matrimonio.
Un mayor interés folclórico ofrecenlos procedim ientos religioso-mágicos, descritos en la tradición, paraconseguir la pareja deseada. Entrelas prácticas religiosas, pueden enumerarse las oraciones a santos considerados " casamenteros" . EnMenorca, tenía tal consideración, demodo especial, San Antonio Abad,en cuyo honor se cantaban glosascomo «Sent Antoni Abat
anomenat de Viana,enviau-me un enamoratqui vengui de bona gana. ,,13
En Mahón era de especial devoción para estos casos San Onofre.
En el ámbito religioso-mágico quisiera menc ionar una práctica, nocitada por los autores ante iores,pero recogida, en cambio, con unacierta frecuencia, en las actas de laInquisición, mientras estuvo en vigoren la isla." Es una oración a SantaElena, descubrido ra de la SantaCruz y de los "tres clavos" de la crucifixión. El recitado de la oraciónacompañaba una práctica típica dela magia " por contag io" , llamadad'enclavar. Al decir " ese clavo conque os quedasteis!yo os lo vengo apedir/ que me lo empresteis [sic]!para enc lava r e l co raz ó n de__ __l. . .." Aqu í se indicaba elnombre de la persona deseada y elconjuro era plenamente eficaz y enaquel momento se clavaba un clavoen una huella que hubiese dejado lapersona anhelada, normalmente enla tierra de la calle o del campo.
Muchas otras práct icas suelenenumerarse para obtener los favores amorosos, no siempre con pre-
13 -ssnAnton Abad Alamado de Viana Imandadme un ena mo rado I que venga de buenagana».
14 Conviene recordar que en Menorca laInquisición fue abolida por los ingleses cuando laisla pasó a dominio británico por el Tratado deUtrecht, en 1713, es decir, un siglo antes que enel resto de España. Por lo que las referencias ala Inquis ición , que come ntamos , corresponden alos siglos XVI y XVII. Cfr. José Luis Amorós, Brujas, médicos y el Santo Oficio. Menorca en laépoca del Rey Hechizado , Insitut Menorquí d'Estudis y Torre del Puerto , Mahón, 1990.
Ramón Rosselló Vaquer, Menorca davant laInquisició, Conse ll Insular de Menorca, Mahón,1982.
tensiones matrimoniales: conjurossobre objetos de la persona (pañuelos, cabello , etc.), brebajes diverSOS ... Ciertamen te hay suficientedocumentación para afirmar que lascreencias mágicas fueron abundantes y potentes en Menorca, sobretodo en el siglo XVII, pero que sufuerza decreció en los siglossiguientes, quizá por el desar rolloeconómico que el siglo XVIII representó para la isla. Aunque tambiénes cierto que sigue habiendo unatradición latente, o menos pública,de curanderismo popular, hasta hoy.
Un aspecto relacionado con elmatri mo ni o , que requie re u ncomentario especial, es el referidoa la endogamia. La mayoría de losautores que han tratado el temadan por supuesto un alto grado dematrimonio consanguíneo, con frecuencia basándose en la inevitabilidad del mismo, dadas las dimensiones de la población y el natural(?) aislamiento de la misma. Perocon frecuencia tal conclusión no sebasa en datos y análisis empíricos.Cie rtamente , la documentac iónexisten te en la Curia ep iscopal,donde se guarda los libros sacramentales, en su casi total integridad, desde 1565 hasta hoy, juntocon los exped ientes de dispensamatrimonial, muestra que no eraninfrecuentes los casos de matrimonio entre primos segundos, peromucho menos entre primos hermanos. Como dice Ballester, " la gentemira con prevención y recelo lasuniones entre colaterales dentrode l cua rto gra do , reali zándosesolamente aquellas en la que lapasión lo avasa lla todo , ó las enqu e preside un móvil bas ta rdo ,interés o el afán de perp etuar lafamilia. " El análisis reci ente degenealogías fam il iar es , muestrauna estrategia de uniones muy cuidadosa para evitar la consaguineidad próxima, aunque sea frecuente, e inevitable, el hecho de compartir antepas ados comunes , enbuena parte de la población local. Ylos datos no avalan la existencia designificativas consecuencias biológicas derivadas de la endogamia,
NARRIAmás allá de lo esperab le en el azarde la reproducci ón ."
Pero más acá del ámbito de lalocali dad, los vínculos mat rimoniales tendían, en la tradición , arealizarse en el marco de grupossoc iales homogéneos . La payeses se casaban con payeses yraramente iban a buscar pareja enel medio urbano. La cont inu idaden las tareas de mantenimiento delcampo no deja de ser un argumentoimportante, soc ial y famili ar, quesupone una trad ic ión de conoc imientos y de prácticas . De ahí lamayor presión familiar en la elecc ió n de pa re jas . Ig ua l pres iónencontramos en las clases másaltas, en este caso como estrategiade conservación de patrimonios. Lapequeña nobleza de Ciudadela hamanten ido históricamente un altonive l de endogamia y de pactosmatrimoniales. Más abierta parecela situación en los grupos menestrales, que viven en los pueblos .Aunque en Menorca, es grande ladiferencia entre Mahón y el resto depueblos de la isla, ya que desde elsiglo XVIII hasta mitad del siglo XX,Mahón ha tenido casi la mitad de lapoblación. La evolución actual tiende a reducir las diferencias sociales, por lo menos a efectos de losposibles compromisos matrimoniales, aunque los sectores más deprimidos van siendo ocupados , progresivamente, por población inmigrante, y, en este caso, se reproducen sutiles fronteras para los vínculos matrimoni ales , con el consiguiente riesgo de guetos étnicos ,aunque no parezca evidente a cortoplazo.
En otro orden de consideración,ha habido un notable cambio en laedad del matrimonio, en una líneade evolución común con todo elentorno. Si en el siglo XVIII, Arms-
15 Habría que reflexionar más profundamenteen la afirmación de P. Ballester sobre el temacuand o afirma: - Creo que la conseguinidad noes sinó un modo más eficaz de transm isión hereditaria , y, por tanto, que si los padres están enpe rfecto equ ilibrio físico y moral, lejos de serdañosa, dará excelente s resultad os su uniónharm ónica.» Op.Cit., 48.
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Foto de una pareja el día de su boda a finales del siglo XIX(Arxi u d'lmatge i SÓde Menorca, Cololecc ió Xavier Martín)
NARRIAtrong decía que las muj er es enMenorca son muy precoces y quese casa a los 13 ó 14 años, a Ballester, a comienzos del siglo XX, leparece exagerado y afirma que laedad del matrimonio se sitúa entrelos 18 y 20 años. Un siglo después ,la edad media para el matrimonio,es en Menorca, de 30,57 años, paralos hombres y de 27,19, para lasmuieres."
Los rituales propios de la celebrac ión de la boda no presentanpeculiaridades que merezcan serreseñadas , aunque hay detalleslocales, sobre todo en las tradiciones rurales , como la entregaen la comida de bodas de regalosdirigidos a la novia, que se escondían entre dos platos , a medidaque pasaban de mano en mano .Otra costumbre citada por algunos autores como notable, que yadesapareció hace más de 100años, era la práctica de tap iar lapuerta de la casa de los novios,en la primera noche , sin dejarlossal ir al día sigu iente hasta después de muchas s úpl icas. ?? Seconocen también otras prácticasdestinadas a creas dificultades alos novios, con el simbol ismo deestar dispuestos a afrontar lasvicisitudes de la vida o, simplemente, como broma más o menospesada de los amigos. Hecho quetodavía se pract ica en muchossitios.
Considerac ión aparte merece laconstatación de la notable disminución del matrimonio religioso ennuestra sociedad. Según los datosde que disponemos, en Menorcalos matrimon ios civiles en 1986,representaban el 22,41 % del totalde matrimonios realizados , algopor debajo de la media de Baleares, que en el mismo año fue del25 ,84%. Pero 12 años después,
16 Datos del Instituto Balear de Estadística,para 1999.
17 El hecho es referi do por P.Ballester en suobra . Pero J.M. Gómez Tabanera , en El Folklore español , 1968, pág . 111 , cita esta costumbrede Menorca , diciendo que los mozos tapiabanla puerta de la casa de los recién cas adosdurante ..varios días», pero no indica la fuenteutilizada.
en 1998 , lasbodas civiles erane n M en orc a e l34,64%, siendo el31,87 en el conjunto de Baleares .!"La s refl exion essobre la evoluciónde la sociedadpodrían ser muchas,pero quisiera subrayar solamente elcontraste con lapervivenci a de lapráctica religiosade los otros rituales de paso Bautis mo y Defunción.La gran desigualdad en la adopciónde prácticas laicaso religiosas muestra la inercia de latradic ión , perotambién los sentimientos, miedos yvacilaciones queafectan a unasociedad antedeterminadascuest iones vita les.
Defunción y duelo
Describir las creencias tradicionalesde una comunidad con frecuenciaproduce la impresión de estar evocando viejas costumbres que ya notienen nada que ver con el presente,puesto que los comportamientosactuales parecen muy distintos delos antiguos y suponemos que lascreencias subyacentes están igualmente alejadas de aquellas formasde vida. Pero si en algún punto estaimpresión no parece correcta es enlas prácticas sociales relacionadascon la muerte.
La actitud tradicional básica anteel hecho de la muerte siempre fue elde su inevitabilidad y el de su «naturalidad ». Todas las épocas hanconocido momentos o episodios vio-
18 Fuente: Institut Balear d'Estad fstica.
llahÓll-Miranda {
lentos o traumáticos , pero este noera el modelo de la sociedad tradicional, para la cual muerte es algofamiliar, en el sentido más literal, esun hecho que se vive en el marco dela familia y que ocurre en el domiciliofamiliar. Todo el ritual tradicional dela muerte depende de este hecho.La previsión del momento final, seaen los casos de enfermedad, seamás habitualmente por edad, se realiza para hacer posible la adecuadaasistencia al moribundo, a través delritual religioso del viático y la extremaunción, así como de la frecuenteasistencia de los familiares más íntimos a la agonía. Afirmar que en lasociedad , como la menorquina dehace unas décadas, la muerte tieneun carácter «natural » no significauna actitud de distancia emocional.Precisamente una de las principalesfunciones de los rituales es canalizarlas emociones en momentos de altaintensidad afectiva. Quizá por ello elconjunto de los rituales funerarios se
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En los pueblos del interior de Menorca, era habitual vera la mayoría de la mujeres mayores de SO años vestidasde negro debido a que enlazaban un periodo de luto conel siguiente, de manera que tal modo de vestir acababaconvirtiéndose en habitual (Arxiu d'lmagen I SÓ de Menorca, Col-leccló Xavier Martín)
han mantenido con tan ta fuerza.Uno de los momentos clave era lacomprobación de la mue rte. EnMenorca era hab itual poner unacerilla encendida bajo la nariz, paracomprobar la ausencia de respiración. y enseguida alguien se encargaba de cerrar los ojos al difunto,pues se creía que si quedaba conlos ojos abiertos, algún miembro dela familia morira pronto. Por lo mismo, se instalaba en la habitaciónuna especie de altar con un crucifijoy se encendían varias velas.
A partir de este momento el ritualadquiría un rumbo claramentesocial. Se avisaba a los familiares yamigos y se iniciaba un período devela, que duraba unas 24 horas ,hasta la hora del ent ierro. En elsalón o comedor de la vivienda sedisponían los familiares a recibir elpésame de los más allegados. Eran,y en buena parte todavía es así,momentos para el recuerdo e incluso para el desahogo. La aparición delos tanatorios, que desplazan fueradel domicilio el cuerpo del difuntopara su preparación para el entierro,no ha hecho desaparece r, enMenorca, la obligación de la visitadomiciliaria, aunque haya eliminadoel hecho de velar, por lo menos porla noche.
La comun icación fo rma l de ladefunción se hacía a través deesquelas, que indicaban la hora delentierro y del posterior funeral, quesolía celebrarse al cabo de unosdías. Desde hace unos años se haimpuesto el funeral de cuerpo presente, previo al entierro, lo que permite «despedir el duelo», es decir,dar el pésame a la familia a todosaquellos que no lo han hecho en eldomicilio del difunto.
El entierro era antiguamente unaexpresión muy directa de clasismosoc ia l. Hab ía tres categorías deentierro, que se distinguían por lacantidad de sacerdotes que participaban, por los cantos, por los adornos de ataúdes y carros de acompañamiento. No tenemos constanciaque hubiera en nuestra tradición lapráctica de las plañideras. Las reformas litúrgicas derivadas del Concilio
Vaticano 11 eliminaron tales diferenc ias socia les enestos rituales. Encamb io, suele sertodavía de estrictocumplim iento queen el funeral, en laiglesia, las mujeresde la fam ilia ocupe n e l l u g arizquierdo, mientrasque los hombresoc upan el lugarderecho de los primeros bancos .Cuando al finalizarla ceremon ia losas istentes pasandelante de los familiares, en la mismaiglesia, los hombres reciben elpésame de p ie ,pero las mujerespermanecen sentadas.
U no de l o saspectos fundamentales del ritualde la muerte , enmuchas culturas,es la prolongacióndel ritual bajo alguna forma de «due-lo», es decir, la adopción de conductas que quieren manifestar el dolor yla importancia de la pérdida de lfamiliar. El duelo es la más profundasocializac ión del sentimiento y semanifiesta en todo un conjunto deprescripciones y obligaciones. Lasfamilias en período de duelo debíantener la ventanas cerradas , demodo habitual, y no podían emblancar las fachadas de la casa. Esto enMenorca, donde el cuidado de labla ncas fach adas se consideraimportante, representaba una manifestación muy visible y significativa.Del mismo modo, en este períodono se asistía a fiestas ni actos sociales. Los historiadores cuentan quehasta el siglo XVIII la importanciadada al duelo era tanta que en 1792,un gobernado r de Menorca, estableció por decreto la duración del
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duelo: 1 año para los viudos , conseis meses de duelo riguroso y seisde alivio, 6 meses para padres ehijos, tres más tres, 2 meses parasueg ras, nueras y hermanos, 1mes para tíos y sobrinos. Las viudas solía n vestir de duelo hastaque contraían nuevo matrim onio.En los pu ebl os del interi or deMenorca, era habitual ver a la mayoría de mujeres mayores de 50 añosvestidas de negro, de manera quetal modo de vestir acaba convirtiéndose en habitual. No parece que lasprescripcion es del gobernador sehayan cumplido estrictamente, perodurante mucho tiempo sirvieron depauta y marcaron el paisaje humanode nuestros pueblos.
En la actualidad se han abandonado las form as vest imentarias delduelo, pero perduran algunas limita-
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Falimia de luto (Arxui d'lmatge i SÓde Menorca, Col-lecció Xavier Martín)
ciones sociales, especialmente relacionadas con celebraciones festivasy así, por ejemplo , todavía se pueden ver ventanas cerradas, en Ciudadela, en los días de las fiestas deSa n Juan, por motivos de due lofamiliar.
Un último ejemplo sobre la importancia social del culto a los difuntosy, por tanto de su profunda significación en nuestra sociedad, es el cum-
plimiento masivo de la visita a loscementerios el día de Todos los Santos. El hecho es común en toda elárea cultural de influencia católica ,aunque tenga sus matices en cadacomunidad.
Describir la realidad de Menorca através de sus tradicionales ritos depaso encierra una incómoda contradicción o, por lo menos , una claraparadoja . Por un lado, se corre el
riesgo de caer en un discurso tradiciona lista , en buena parte folclórico, que no refleja la realidad actualde la isla, inmersa en un procesoacelerado de «terciarización», porsu casi plena dedicación a la industria turíst ica y sus derivados. Peropor otro lado, el conocim iento histórico de muchas de sus creenc ias,manifiestas en los grandes ritualesdel ciclo vital , debería parecernecesario para conocer la evolución de la mentalidad y la realidadprofunda de la isla. Y sin embargo,con frecuencia la conexión entrepasado y presente se nos difumina,se hace borrosa y nos cuesta reconocer en los comportamientos desólo hace unas décadas elementosimportantes de nuestras creenciasactuales. Y sin embargo, estoyconvencido que no es posible comprender muchos de los comportamientos actuales y el sentido de laevolución de nuestra sociedad , sinconocer las raíces profundas que lageneraron. Quizá una descripciónesquemática como la realizada noofrezca suficientes claves para talcomprensión , pero por lo menos haquerido aportar algunos elementospara intentarlo.
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