memorias del calabozo · pdf filedel muro se daban aliento y consuelo, discutían,...

15
Memorias del calabozo Mauricio Rosencof Eleuterio Fernández Huidobro

Upload: truongngoc

Post on 18-Feb-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Memoriasdel calabozo

Mauricio RosencofEleuterio FernándezHuidobro

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 5

Índice

PRÓLOGO 15

INTRODUCCIÓN 19

“Los vamos a volver locos” 23Las leyes de la irrealidad 24“Pommery” 26La luna en el nicho 29Gavazzo nos comunica la condena a muerte 34“Para tenerlos así, más humano es fusilarlos” 36Lágrimas de una niña 37Golpe a golpe: 6 - 5 - 10 - 8 - 3 - 8 - 4 - 1 - 4 41Un traslado más de los 45 que tuvimos 45Donde el señor comandante dispone en qué posición

debemos defecar 47Agencia de noticias y ajedrez 49¿Rastros de compañeros desaparecidos? 55El general Gregorio Álvarez en los calabozos 57Resistir 59“Mi padre no tiene manos” 62“Compañero” 65Calabozos con frontera 67Donde los civiles son “pichis” 68El saqueo a los charrúas y la información

a los muertos 71Aquí también se lucha 76Hospital Militar, Sala 8 I 80Hospital Militar, Sala 8 II 85

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 7

Diálogo de locos 89Largo viaje hacia la justicia 91¡Sobrevivan! 93La pantera negra 95Los bienes terrenales 98De cómo el Ejército transforma

a un hombre en un soldado 101Nueva ronda de torturas 104Trabal 105El tiempo: ese jarabe espeso 107“¡Yo manejo mi ducha solo, carajo!”,

dijo Gregorio Álvarez 110La república del Goyo en pie de guerra 111Psicología del alférez 114Los “cowboys” del cuartel 118“El lacra” 120El capitán “hace la suya” 123“La suya” del señor mayor 125Comandante: “especies zoológicas” 128Historia de una pelela rosada 130Bloqueos y otras defensas 133El mundo de los sentidos 137Cuando la realidad está en los sueños 140Creolina: coronel. Perfumol: general 144Rosario, Willi, Toba, Zelmar 147Hambre y sadismo 149“No queremos hablar con ese sabandija” 153“Hay que hacerle la boleta a Carter” 156Solicitud a la justicia militar 158Una desgracia con suerte 160¡Tanto aparato para tres esqueletos! 163“Los hombres de bien no hablan

de derechos humanos” 165“Estos tipos son peligrosísimos” 168La mentalidad del Goyo 170Paso ganso 171

MAURICIO ROSENCOF - ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 8

Onassis 174Las claves del jabón y “Peguen, peguen” 176Los arquitectos del dolor 178Lo que vendrá 179La batalla del pelo 180El Centro de Instrucción de Reclutas (CIR) 182Mutilaciones 185“¡Mala suerte!” 188La monumental fajina 190Latas perdidas 193Pánico en los ojos 194Hasta la muerte venía falluta 196Agua por receta 197Las alpargatas de Punta de Rieles 198Los niños verdugos 199“Oigo pero no entiendo” 200El terutero 201“Filántropos” 203El maravilloso traslado del 1º de agosto 205Avances edilicios I 207Tres granadas 208Las barridas de Sendic 210El S1: sección clave 211Patrullas fantasmales 212La lucha de clases 213“El gorro del 75” 215La guardia canta Los Olimareños

y cuenta la barbarie 217Simbiosis Ejército-latifundio 218OCOA 4 221Queirolo: queso y dulce 224Te has posado en la reja, hijita 226Un tal Daniel Ortega 227La piedra de Pulgarcito y el caracolito 230Fuentes informativas 232La foto de Allende 234

MEMORIAS DEL CALABOZO

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 9

Opereta muda con la Cruz Roja 235Avances edilicios II: La Morgue 237El horizonte 239“No sea tan mimoso...” 240¡Párese firme! 242Amor a los animales 244Elecciones y los huevos de la pava 246Lectura e interpretación

de la Convención de Ginebra 248El plebiscito 250El día del plebiscito 251La noche del plebiscito 252Una experiencia horrible 255Cielo abierto 356Los cuervos de la quebrada 257El Pepe se nos vuelve lobizón 258La moto engualichada 262“¡Amaral! ¡Amaral!” 263Aspirantes 264Nuestro calendario: latas, mundiales

y presidentes 265El extraño “recreo” del 23 de octubre de 1981 267La ruleta rusa 270Las Malvinas 271La gran incertidumbre 275En el más allá del muro no existía nada 277

LA NOCHE 285En las catacumbas 287Los rastros de “jueves”Bajo el estrado del Papa 291“No hay macho que aguante” 294La visita 295Monedas de sol 296Hambre 296La amenaza 297

MAURICIO ROSENCOF - ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 10

Los rehenes 297Montevideo 299La milagrosa balanza del Sinaí 303Espejito de colores 304“Tengo que estar a la par, m’hijito” 305El inefable señor mayor 305Gomorra se salva por un justo 309La alpargata indiscreta 311Sanidad de las Fuerzas Armadas 313Estancia Las Taperas 314Tres Árboles 316Leñosas cortezas 317Los panaderos de Venus 318Extrañas elecciones: brindis 320

¡SOBREVIVAN! 321Mala suerte 323Milagros de la medicina 324Víctimas del mondongo 326Análisis político y plan de lucha 328Hambruna 331Oftalmólogo 338Grito de guerra: ¡Estamos vivos! 338Las claves de nuestra literatura 343“¡Sobrevivan!” 344

EL ALBA 347De las cacerolas y los desfiles 349Los asados de Alfonsín 350El Obelisco 351Con la música a otra parte 352Las tribulaciones de abril 355Vacilaciones 356Jueves 12 de abril de 1984 357Viernes 13 de abril 358Sábado 14 de abril 359

MEMORIAS DEL CALABOZO

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 11

Domingo 15 de abril 35916 de abril de 1984 360El traslado 361La “isla” 364A dos carrillos 366Los mamelucos 368Nepo 369La primera visita 370Televisión en colores 371El caracolito II 373Una gran conquista 375“Adiós, muchachos” 376La vida por cucharaditas 378La primera ventana 381Desaparecidos 382El caracolito III 383Condenados a muerte 385“Aún puedo hacer algo por mis compañeros” 386Cruz Roja 387El Pacto del Club Naval 389Sepultado en una cisterna 392“Con ustedes tendríamos que haber

hecho jabón” 395El paisano viejo 398Con la amarilla y negra en el pecho 401Leyenda del Churrinche 403El reencuentro con la palabra 404Mano a mano con el viejo Julio 405Con el tambero, mano a mano 406Sendic, Zabalza y Marenales 408El teniente y sus cadenas 409“No jodan más: ¡ríndanse!” 410Una huelga de hambre 412Largar de a uno 414La primera pregunta 416¿En qué país estamos, señor presidente? 417

MAURICIO ROSENCOF - ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 12

¡Guambia! El Dr. Forno ejerce 417El abrazo de Nepo 419“¡Wasem, escucha, tu lucha es nuestra lucha!” 421Las elecciones 422

EL AMANECER 425Del crepúsculo al amanecer 427Celda “Horacio Ramos” 429Las medias y las Naciones Unidas 431Año Nuevo: 1985 433El caracolito IV. Final de su historia 434Balmelli y el “buen trato” 436La música rescatada 437La carta a Sanguinetti 43915 de febrero de 1985: el Parlamento 440La cárcel despoblada 442El 1º de marzo de 1985 444La humareda 444Auschwitz 445El final de Punta de Rieles 447El ministro de Defensa 447La ley votada 449

EL DÍA 451Banderas en el horizonte 453Florecen las caléndulas en la pelela rosada 455Lunes 11 de marzo de 1985 458Martes 12 de marzo de 1985 461Miércoles 13 de marzo de 1985 462El último traslado 465“Fuersa que falta poco” 470Jueves 14 de marzo de 1985:

“Cielito de los tupamaros” 473De la cárcel al convento 476El barrio era una fiesta 479La guiñada del Viejo 480

MEMORIAS DEL CALABOZO

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 13

Prólogo

Alguna vez, a lo largo de estos largos años, pudieron mirarseal espejo: vieron a otro. Flacos como “fakires”, triturados por latortura incesante, los “rehenes” de la dictadura militar uru-guaya anduvieron de cuartel en cuartel, condenados a la sole-dad de calabozos poco más grandes que un ataúd. No podíanhablar ni siquiera con las cosas. En las celdas no había cosas,no había nada. Dormían sobre el helado suelo de hormigón,sobresaltados por cualquier ruido de rejas o paso de botas quepodía anunciar una nueva ronda de torturas. A veces no lesdaban ni agua, y ellos bebían sus propios orines. A vecesles negaban comida, y ellos comían moscas, gusanos, papeles,tierra. A veces ocurría un milagro: una ráfaga de aire frescotraía un aroma de naranjas por algún agujerito de la ventana ta-piada; o por el agujerito entraba un bichito de luz, o una plumade pájaro. Y a veces resonaba, en la pared, algún mensaje delpreso vecino: un mensaje dicho con los nudillos de los dedos.

Esta obra celebra una victoria de la palabra humana. Dosde los “rehenes”, Mauricio Rosencof y el “Ñato” FernándezHuidobro, evocan en estas páginas su experiencia en aquelreino del silencio y del terror. Cuentan cómo lograron sal-var su condición humana, prendidos a la vida “como la hie-dra al muro”, contra un sistema que quiso volverlos locos yconvertirlos en cosas.

La comunicación, lograda por un improvisado códigomorse, fue la clave de esa salvación. Tamborileaban los dedosy así ellos reconquistaban el negado derecho a la voz: a travésdel muro se daban aliento y consuelo, discutían, compartíanexperiencias y delirios, gentes y fantasmas, recuerdos y sue-ños. Aquella música de tamborcitos, aquellos ruiditos humil-des, eran la mejor sinfonía de Beethoven; en ellos resonaba la

15

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 15

maravilla del universo. Prohibida la boca, hablaban los de-dos. Hablaban el lenguaje verdadero, que es el que nace de lanecesidad de decir.

El encuentro entre Mauricio y el Ñato a través de la pa-red no solo revela la fuerza de dignidad y el poder de astuciade nuestros presos políticos: ese diálogo alucinante es, ade-más, el más certero símbolo del fracaso de un sistema quequiso convertir a todo el Uruguay en un país de sordomudos.

EDUARDO H. GALEANO

MAURICIO ROSENCOF - ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO

16

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 16

DEDICAMOS este trabajo a:

Simón Riquelo; Mariana Zaffaroni; Beatriz Washington yAndrea Hernández; hijos de: María Asunción Artigas, AídaSanz, Blanca Altman, María Emilia Islas, Yolanda Casco, niñosde nuestro pueblo, desaparecidos, estén donde estén.

A Adolfo Wasem, del MLN; Ada Burgueño, de los Gruposde Acción Unificadora; María del Rosario Carretero, del Par-tido por la Victoria del Pueblo; Eduardo Bleier, del PartidoComunista; Oscar Baliñas, del Frente Izquierda de Liberación;Luis Batalla, del Partido Demócrata Cristiano; Oscar Bazzino,del Partido Obrero Revolucionario; Gilberto Coghlan, de laResistencia Obrero Estudiantil; Oscar Fernández, del PartidoComunista Revolucionario; Roberto Gomensoro, del Movi-miento 26 de Marzo; Iván Morales, de la Organización Po-pular Revolucionaria 33; Manuel Toledo, del Partido Socia-lista; Zelmar Michelini, de la 99; Héctor Gutiérrez Ruiz, delPartido Nacional; Enrique Erro de la Unión Popular...

En ellos y por ellos, a todos los caídos de nuestro puebloen la lucha por su liberación.

Los muertos no tienen divisa: son la divisa.

CONVOCAMOS fraternalmente a los sobrevivientes detodas las clandestinidades, los exilios y las cárceles a dar sutestimonio. A levantar, entre todos, un gran monumento aldolor, el sacrificio y el heroísmo del pueblo uruguayo enestos combativos años.

Para que no se olvide. Para que se vea desde muy lejos. Paraque dé fuerzas. Para que alerte. Para que señale caminos...

LOS AUTORES[1987]

17

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 17

Introducción

En la década del sesenta, la oligarquía hunde a Uruguayen una profunda crisis económica como único modo de salvarsus privilegios.

Tras esa crisis se desencadenaron las demás: la social, lapolítica, la moral...

El pueblo uruguayo resistió pagar las tremendas conse-cuencias necesarias para el salvataje de intereses minoritariosy antihistóricos.

A partir de 1968 la oligarquía recurre a la violencia siste-mática. La represión golpeó sin piedad.

Entre las muchas formas de lucha que el pueblo opuso alavance del fascismo, estuvo la armada. Los tupamaros fueronuna de sus expresiones organizadas.

Durante 1972 se produce una severa derrota militar delMovimiento de Liberación Nacional (MLN). Tras ella, elEjército, última carta de la oligarquía, avanzó sobre las de-más posiciones populares.

Disolvió el Parlamento en junio de 1973, ilegalizó la Con-vención Nacional de Trabajadores (que mantuvo durante másde 15 días una heroica huelga general de resistencia al golpe deEstado), prohibió los partidos políticos, destrozó la autono-mía universitaria, liquidó las libertades, torturó y encarcelóen masa, asesinó llegando a las peores atrocidades...

* * *Una noche de setiembre de 1973, nueve militantes del

MLN fuimos sacados, por sorpresa, de cada una de nuestrasceldas en el Penal de Libertad.

En la soledad de la helada madrugada de ese invierno cre-ciente, hasta el motor de los camiones que nos aguardaban

19

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 19

parecía querer hablar en voz baja para que los demás presos(miles) no oyeran. Para que nadie se enterara de lo que allícomenzaba a hacerse.

Era, lo fue desde el principio, un traslado vergonzante.Allá, en el más hondo fondo de la conciencia tenebrosa de

quienes tomaron la decisión, pero también en la de los oficia-les, clases y soldados que nos ponían tapones en los ojos, cam-peaba la ideíta de que algo malo se estaba haciendo. Siemprecampea ese tipo de ahogado y tenue reproche.

Nosotros también lo intuimos y nos propusimos demos-trar que el ser humano, piense como piense, puede resistir taltamaño de crueldad sin pasar a ser bestia o planta. Sin mine-ralizarse.

Ese largo viaje de los nueve rehenes de la tiranía duró,exactamente, once años, seis meses y siete días. Hubo, en lahistoria de la humanidad, vastamente torturada, muchísi-mos antecedentes. El aguijón del dolor es el de ella. Dios nodebe haber soplado el barro para hacer a los hombres: lomás probable es que lo haya golpeado.

* * *

Adolfo Wasem, Raúl Sendic, Jorge Manera, Julio Mare-nales, José Mujica, Jorge Zabalza, Henry Engler, MauricioRosencof y Eleuterio Fernández fuimos los nueve señaladospor la pezuña de la tiranía.

Muchos de nosotros, presos y torturados varias veces en ladécada del sesenta. Todos presos y torturados en el año 1972.Algunos, torturados nuevamente en 1973 antes del secuestroque nos transformará, refinamiento nuevo, en rehenes.

Resulta descomunal e imposible tratar de encontrar cau-sas racionales en la conducta bestial de los mandos militaresque asolaron Uruguay.

Podemos, a pesar del riesgo, intentarlo. Por lo menos se-ñalando las razones obvias.

Una de ellas: nos consideraban dirigentes del MLN y, porende (de acuerdo al peculiar mecanismo de sus engranajesmentales), impedirnos toda posibilidad de comunicación conel mundo exterior sería decisivo para liquidar, no solo al MLN

MAURICIO ROSENCOF - ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO

20

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 20

sino a lo que daban en llamar “la subversión”, o sea, la protestadel pueblo uruguayo.

Vale la pena detenerse un poco en esto. Ellos piensan elmundo de acuerdo a sus parámetros; por lo tanto, el universoes un cuartel.

Liquidado el Comando Supremo, todo lo demás, desde queno piensa, queda aniquilado. A veces, cuando la realidadque enfrentan se parece a un ejército, la práctica les da la razón.Ello hace que se mantengan, macizos y contentos, en el error.

Otra, bien material y concreta: cualquier cosa que hicierael MLN sería contestada con la muerte o el castigo corporalen esos nueve militantes. Ergo: rehenes en el sentido neto dela palabra.

La última: fuimos detenidos en 1972. En ese momento lascondiciones no estaban dadas como para asesinarnos a pesarde que lo intentaron. Después, la única alternativa que lesquedaba era volvernos locos.

Pusieron manos a la obra con fruición y esmerada tenacidad.Para ello fuimos separados en tres grupos de tres y dise-

minados por los cuarteles del interior del país. Un trío encada una de las tres divisiones del Ejército emplazadas lejosde Montevideo.

El último año, siempre aislados, lo pasamos en el Penal deLibertad.

Cada división, dentro de un lineamiento similar de cas-tigo, usó estilos diferentes: en la número 4 el sistema consis-tía en cambiarnos permanentemente de cuartel, en formasorpresiva, cada pocos meses. El trío iba completo de acápara allá.

En la número 3, los rehenes permanecían siempre en los ni-chos de un sótano del Batallón de Ingenieros Nº 3 con asientoen Paso de los Toros.

Y en la número 2 cada rehén era clausurado, solo, en cuar-teles diferentes rotando también cada pocos meses.

Ello explica por qué es muy difícil relatar en un solo tra-bajo la experiencia de los nueve. Cada grupo vivió en uncírculo diferente y peculiar de aquel infierno.

Instalados en mundos aparte, razones accidentales, enfer-medades, incidentes, características personales, hicieron que

MEMORIAS DEL CALABOZO

21

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 21

cada trío viviera, dentro de un sistema represivo similar,experiencias distintas.

Por lo tanto lo único viable es que cada uno aporte su tes-timonio propio.

Este trabajo quiere ser un comienzo y una convocatoria alos demás rehenes para que lo hagan.

Y quiere ser fundamentalmente, eso: un testimonio.En el caso particular de nosotros dos existió, además, un

motivo especial para emprender el trabajo.Un día, cuando calculamos que no saldríamos vivos (o

cuerdos) de aquellas tumbas, nos juramentamos, hablandocon leves golpes en la pared, desde una mazmorra a la otra,que cualquiera de los dos que sobreviviera, testimoniaría...Para que el sacrificio no fuera en vano.

Ambos sobrevivimos... Pero Adolfo Wasem no.Con su muerte, el juramento aquel se hizo deber ineludible.Y no solo fue Wasem: muchísimos compañeros y compa-

ñeras cayeron en cárceles, calabozos y salas de tortura parasiempre. Quienes fuimos elegidos por el azar para quedar te-nemos el deber, por ellos y por nuestro pueblo, de testimoniar.

Nuestro testimonio es el de todos.A nosotros se nos dio, en este 1987, la oportunidad, bus-

cada para cumplir, de poder sentarnos ante un grabador yrecordar...

Decidimos no hacer “literatura” con la grabación. Reto-car solo lo imprescindible para eliminar superfluidades y ha-cer inteligible el lenguaje hablado al ponerlo por escrito.

Mantener, en lo posible, las virtudes y aun los defectos detoda recordación espontánea. Otra cosa podría, a nuestrojuicio, ser irrespetuosa para con el sufrimiento de tantos.

Los compromisos militantes ineludibles de Mujica, nues-tro compañero de trío, le impidieron estar con nosotros,mano a mano, en la tarea concreta. Si esperábamos estar lostres juntos para emprenderla, corría el riesgo de que se poster-gara quién sabe hasta cuándo. Mujica mismo nos alentó en laempresa y revisó los resultados...

MAURICIO ROSENCOF - ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO

22

MemoriasNueva 16/9/08 13:47 Página 22