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FIESTA DEL LIBRO Y LA CULTURA DE MEDELLÍN
X FORO DE LA SOLIDARIDAD DE CONFIAR: La cultura como herramienta de
transformación social
Entidades que participan: Alcaldía de Medellín – Cooperativa Confiar – Fundación
Confiar – Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini de Argentina
CONTENIDO:
1. Introducción
2. Sinopsis de las actividades realizadas en la Fiesta del libro y la cultura de Medellín
a. ¿Qué leen los dirigentes sociales? Invitados: Jorge Testero y Oswaldo Gómez.
Moderadora: Isabel Salazar.
b. El cooperativismo social y su labor cultural. Invitados: Jorge Testero y Martha
Restrepo. Moderadora: Sandra Jaramillo.
c. ¿Por qué no se lee de política en Colombia? Invitado: Carlos Gutiérrez. Moderador:
Carlos Mario González.
d. Una mirada a las publicaciones alternativas en América Latina. Invitados: Jorge
Testero y Carlos Gutiérrez. Moderador: Alejandro López.
3. Sinopsis de los eventos que acompañaron la realización del X Foro de la solidaridad: La
cultura como herramienta de transformación social.
a. Destinos del cooperativismo en el contexto de la sociedad capitalista. Panelistas:
Alejandro López y Camilo Martínez.
b. Historia del cooperativismo social y de izquierda en argentina. Invitado: Jorge
Testero. Moderadora: Martha Restrepo.
c. La construcción de redes en la región de América Latina como una forma de
generar transformación social y sostenibilidad de los procesos culturales.
Invitado: Jorge Testero. Moderadora: Isabel Salazar.
4. Sinopsis del X Foro de la solidaridad: La cultura como herramienta de transformación
social. Realizado el 21 de septiembre de 2011.
5. Reflexiones centrales de la jornada.
6. Invitados y moderadores.
7. Anexo. Documentos de referencia:
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a. Confiar en sus fracasos. Camilo Martínez. Fundación Confiar.
b. El cooperativismo en el contexto de la sociedad capitalista. Carlos Mario González.
CorpoZuleta.
c. Relaciones y funciones sociales de la educación y la cultura. Gabriel Jaime Arango.
d. Audio de una sesión adicional en la que Jorge Testero ofreció una charla sobre la
historia de la Unión Soviética.
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Introducción
Para la realización del X Foro de la solidaridad nos hemos propuesto encarar preguntas
fundamentales que apuntan a re‐pensar el núcleo mismo de nuestra acción como cooperativa,
como organización social. Durante más de 15 años hemos ubicado la cultura como un eje
esencial de nuestro trabajo en Confiar, pues creemos en la afirmación de Hölderlin
“Difícilmente abandona el lugar/lo que mora cerca del origen” y justamente ser leales y
cercanos al arte es lo que nos ha permitido, durante tanto tiempo, resistir a las presiones del
capital y recordar cada día que nuestro esfuerzo está al servicio de una mejor humanidad, de
una más sensible al otro humano y al otro natural, de una humanidad más compleja que no
tema encarar las preguntas fundamentales que signan su ser.
Ahora bien, hemos encontrado necesario hacer un pare a ese ir y venir de labores cotidianas,
de planeaciones, de acciones interminables y esforzadas, para abocarnos a la pregunta por la
transformación social a través de la cultura, pues si tras décadas de trabajo compartido no
hemos perdido la confianza de que es válido y necesario luchar por una sociedad diferente,
por una en la que se supere la dominación y la explotación de unos seres humanos sobre
otros, de una en la en la que todos los habitantes del planeta tengan derecho a una vida digna,
de una en la que la tierra no esté concentrada en manos de minorías…, es necesario saber si la
cultura podrá ubicarse como una de las estrategias para la conquista de esa sociedad diferente
que queremos.
Al servicio de estas grandes cuestiones estuvo nuestra jornada cultural del mes de
septiembre, la cual se concretó en alianza entre Confiar, la Corporación Cultural Estanislao
Zuleta, la Alcaldía de Medellín y la Fiesta del libro y la cultura de Medellín y a la cual se sumó
el apoyo del Centro Cultural de la Cooperación‐Floreal Gorini (CCC) de Argentina, poniendo en
escena invitados diversos, encarando temas variados y concretando metodologías disímiles,
tanto en el contexto de la Fiesta del libro y del Foro de la solidaridad de Confiar, como en la
realización de conversatorios independientes pero conectados con lo anterior que se llevaron
a cabo en el auditorio de la Cooperativa Confiar. Espacios de reflexión que incluyeron la
presentación y el análisis de experiencias cooperativas concretas, Confiar en lo local y el CCC
en América latina. A continuación nos proponemos ofrecer unas memorias detalladas de cada
uno de esos espacios y evidenciar algunas conclusiones o ideas fuerza que nos deja la jornada.
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Sinopsis de las actividades realizadas en la Fiesta del libro y la cultura de Medellín
Entre el 9 y el 18 de septiembre se llevó a cabo nuevamente la Fiesta del libro y la cultura de
Medellín, una de las acciones del Plan municipal de lectura que se ha concretado en el periodo
de las últimas dos administraciones de la ciudad. Se trata de un evento que empieza a gozar de
reconocimiento nacional porque trasciende la muestra comercial de libros y despliega una
verdadera fiesta que acerca a los ciudadanos del común al universo del libro: la lectura, los
discursos, el arte, la conversación, la imaginación… En el marco de esta fiesta quisimos darle
curso al intercambio entre invitados que representaran proyectos editoriales y sociales
alternativos, de modo que pusiéramos en escena eso de que los dirigentes no sólo están
ocupándose de la dirección y administración de las cooperativas sino que también avanzando
reflexiones teóricas y exposiciones públicas.
¿QUÉ LEEN LOS DIRIGENTES SOCIALES?
Invitados: Jorge Testero y Oswaldo Gómez. Moderadora: Isabel Salazar. Realizado el jueves 15
de septiembre de 2011 en la Biblioteca del Jardín Botánico de Medellín.
Se trataba de dos, dos dirigentes sociales, dos de verdad. Un forastero venido del sur del
continente, de la Argentina, ocupado en un centro cultural de gran importancia e incidencia
allá; el otro, uno propio de estas tierras, ocupado en un “inventico” que afecta la vida de no
pocos y que también, como el otro, es un forastero: ambos unos extraños del entorno regular
en que viven tantos otros que no llegan, como sí ocurre con ellos dos, a tanto en sus
respectivas entidades de las que son encargados; dos foráneos a un mercado en el que tantos
hacen lo que pueden y apenas llegan a ser hombres a la cabeza de unas transacciones
bancarias, monetarias, que no llegan a ser más que buenos y malos, duros negociantes. No así
éstos dos que fueron sometidos a una indagatoria cultural. Aquí una breve relación de las
preguntas que se dieron a contestar.
¿Qué lee un dirigente social?
Literatura. Para mí fue muy importante la lectura, cuando era niño, de un cuento de Oscar
Wilde, El príncipe feliz. Para mí, también cuando era un chiquito, la de El principito de Saint
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Exupéry. También se leen los fenómenos sociales, los documentos de análisis sobre esos
fenómenos y otros, los periódicos y algunas otras cosas.
¿Para qué se lee?
Para conocer el mundo. Para conocer la realidad. La lectura es una vía privilegiada para
conseguir eso, para conocer de lo uno, de la otra. Para enterarse de los modos de vida de una
región. Para imaginar mundos existentes y desconocidos, y los posibles. Para recrear el
mundo, las cosas que uno vive, las aventuras que viven otros. Para formarse; hay buenos
manuales que por ejemplo colaboran en el acceso a obras de interpretación exigente; para
preparar el pensamiento. Para forjarse una opinión de lo que ocurre y se vive. Para hacerse a
una palabra propia. Se lee para ver mejor. Se lee como forma de resistencia, resistencia que
consiste en apropiarnos del lenguaje que habitamos, que hace nuestro mundo, el castellano en
el caso de nosotros, y que tanto o tan poco, que bien y mal hablamos. Se lee para oponerse a
las tendencias que el sistema capital impone a los sujetos. Se lee para concentrarse; para
ausentarse al ruido de este mundo plagado de bulla y se lee también para aprender a estar
solos.
¿Qué leer?
Textos difíciles, que colaboren en la maduración de uno como lector. Un lector maduro es uno
que se propone la lectura de libros que se resisten a la lectura, a la interpretación, que retan
sin desmedro a la acción que el lector quiere operar sobre ellos, sobre el texto que contienen,
sobre las afirmaciones, dudas, interrogantes, hipótesis y perspectivas que hay en ellos. Se lee
lo que no nos propone el capitalismo, pues también de esta manera quiere determinar nuestra
sensibilidad, nuestro discurso, nuestra acción. Hay que hacer un “contrabando ideológico”
leyendo cosas distintas a las que leería un gerente al servicio del capital.
¿Qué leer para forjar a un dirigente social, para que uno tal esté mejor preparado?
Un dirigente social piensa y actúa con determinación, y con la celeridad que la situación le
impone. Uno de los rasgos más sobresalientes de un dirigente social es que es alguien de la
acción, que actúa, que “pone el cuerpo”. De ahí que sea muy importante, muy necesario y muy
conveniente que sea alguien comprometido con la lectura. Un dirigente social tiene que
estudiar la historia, tanto la de su sociedad como la del movimiento social del que hace parte,
a más de esa historia más general que le dé un contexto del mundo que quiere intervenir con
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su acción y su pensamiento, con sus ideas. Debe leer La ciencia de la lógica de Hegel, debe leer
por ejemplo cómo leyó Kant la historia de la Revolución Francesa o como leyó a la Revolución
Haitiana el mismo Hegel, debe leer los clásicos del socialismo, los autores vinculados a la
Revolución Rusa, debe leer literatura y poesía.
¿Qué acciones acomete un dirigente social que lee?
Una: reconocerse como agente responsable de instar a los otros a que se den a la lectura.
Vivimos una cultura, la que arma el capitalismo, que atenta contra las mejores posibilidades
de la humanidad. Otra: exigir la participación, no invitar a ella, de las gentes en la asunción
comprometida de su destino, personal y, más que ningún otro, del destino colectivo. Y más:
promover con grave entusiasmo el reconocimiento, en los individuos, de que cada cual es
responsable, con los otros, de la historia.
¿Algunos autores recomendables?
Horacio González. Álvaro Linera. Emir Sader. Atilio Borón. Simón Rodríguez. Simón Bolívar.
San Martín. Fidel Castro. Ernesto Guevara. Antonio García.
Una propuesta, otra, de un dirigente social que lee…
Reconocernos, los integrantes de América Latina, como hermanos, participantes de un idioma,
de una religión, de unas costumbres más o menos comunes. Esto, claro, sin eximir las
diferencias que nos constituyen, como por ejemplo la ascendencia indígena propia de cada
una de las regiones del continente.
Hasta aquí la relación de lo que se les escuchó decir a esos dos forasteros que a continuación
siguieron haciendo de las suyas, como dirigentes sociales preocupados por la lectura, por la
cultura, por la historia, por la vida de las colectividades de que hacen parte y en las que
intervienen, por la vida de lo humano en un mundo muy enrevesado que es muy descuidado
cuando no muy hostil a esas preocupaciones.
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EL COOPERATIVISMO SOCIAL Y SU LABOR CULTURAL.
Invitados: Jorge Testero y Martha Restrepo. Moderadora: Sandra Jaramillo. Realizado el jueves
15 de septiembre de 2011 en la Biblioteca del Jardín Botánico de Medellín.
“Una cultura comprometida con la emancipación, no puede ser una cultura del entretenimiento”.
“El único arte que puede unir la eficiencia y la democracia es la política”.
Jorge Testero.
Con la compañía de un público diverso y participativo, dimos comienzo al conversatorio con
un comentario de nuestra invitada a propósito del título del conversatorio: ¿hablar de
cooperativismo social es una paradoja o una redundancia?, se pregunta. Tal vez en nuestro
país sea más bien una paradoja porque si lo social alude al conjunto de la sociedad, podemos
ver que muchas de nuestras cooperativas limitan su labor social a sus propios asociados. No
obstante, lo social está en el origen mismo del cooperativismo porque es en los albores de la
revolución industrial, justo cuando se empiezan a crear los barrios obreros en los que había
mucha miserabilidad de los proletarios, que nacen las preocupaciones socialistas, las
preguntas por un sujeto social que contrastara ese sujeto burgués que empezaba a darse y que
se definía como alguien hijo de sí mismo, más no de la historia que tenía a cuestas como otrora
podía sentirlo un aristócrata que se debía a su linaje o un siervo que se debía a su señor
feudal. Son precisamente estas preocupaciones por lo social las que dan origen a cuatro
movimientos colectivos: el socialismo, el sindicalismo, el mutualismo y el cooperativismo, sólo
el último se ocupará directamente de lo económico.
Continuando esta amena conversación, se señala que en Colombia el cooperativismo tuvo
orígenes asistencialistas y participó el Estado, de hecho soltarse de esos orígenes
asistencialistas ha sido difícil y es frase corriente hoy por hoy entre la gente: “si entro a la
cooperativa qué me dan”; mientras que en Argentina se dio de manera más autónoma y
siempre conjugado con la cultura, pues son los primeros inmigrantes los que fundan
cooperativas y a través de ellas buscan resolver sus problemas de analfabetismo dotando cada
cooperativa que arman de un teatro y de una biblioteca. El cooperativismo en ese país es muy
antiguo y cuenta con mucha experiencia, la que traen desde 1850 los inmigrantes del sur de
Europa.
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Ahora bien, el riesgo del cooperativismo no tanto es que se vuelva asistencialista sino que se
vuelva una empresa más, pues ya hemos dicho que lo económico es clave para este
movimiento y la tentación de entregarse a la mera construcción de empresas eficientes es
mucha. Un dilema de hierro que tienen que encarar las cooperativas es la pareja Democracia‐
Eficiencia, pues a través de estas cooperativas se hacen ejercicios de manejo de recursos
públicos que exigen toda la transparencia así como mucha habilidad administrativa, no sólo
para garantizar la sostenibilidad de los proyectos sino también para demostrarle a los pueblos
que ellos mismos pueden hacerse cargo de sus empresas y minar el mito de que sólo puede
ocuparse de estas cosas el capitalista eficiente. Esta pareja mencionada llamó mucho la
atención en nuestro conversatorio y nos mostró uno de los problemas en los que vale la pena
ahondar, pues es una estricta balanza, si nos inclinamos hacia la eficiencia terminamos en
empresas capitalistas y si nos inclinamos hacia la democracia perdemos la sostenibilidad
general del proyecto, por lo cual hay que seguir pautas administrativas y financieras y
hacernos muy buenos en ello, al tiempo que debemos aprender a manejar la participación
democrática evitando que devenga en un democraterismo inoperante.
En algo se insistió con vehemencia: el cooperativismo no es un fin en sí mismo porque los
grandes problemas de injusticia social se resuelven en el terreno político, y la cultura y la
educación de la que se habla en el sector cooperativo tienen que estar comprometidas con ese
macroproyecto, antes que ser mecanismos para el entretenimiento. Por eso cuando se estilaba
en el auditorio la pregunta ¿qué es una cooperativa comprometida y comprometida con qué?,
nuestro invitado señaló que el hecho de que el cooperativismo tuviera en su modelo unos
valores que son antagónicos a los que promueve el capitalismo, nos conduce a la respuesta de
que una cooperativa comprometida con su propio modelo es una que al menos es anti‐
neoliberal pero que idealmente es anti‐capitalista. Una posición de crítica efectiva con ese
modo de producción no se puede sostener siempre al interior de una sola experiencia
organizativa porque la resistencia puede agotarse, por el contrario, hay que apuntar a un
horizonte político y para ello la estrategia de los partidos sigue siendo necesaria, así como la
articulación del cooperativismo con el movimiento social. El gran reto frente al que nos
encontramos es el de idear una sociedad post‐capitalista, algunos hablan de socialismo del
Siglo XXI, otros estarán en desacuerdo con ello, pero todos estamos ante el reto de
configurarla.
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Pero el capitalismo es eficiente ideológicamente y busca penetrar por los resquicios más
inesperados hasta hacernos perder en espejismos, tres de los cuales ubicó uno de los
asistentes: 1. Creer que el cooperativismo es, en sí mismo, una alternativa al capitalismo. Esta
ha sido una discusión clásica porque Marx criticaba a los socialistas utópicos que no se
ocuparan de la política concreta y se limitaran a pensar que con el cooperativismo bastaba.
Ahora, el cooperativismo ha de servir para apalancar los cambios sociales y ciertos
cooperativistas han superado esa visión inicial y han entendido que la política es
imprescindible. 2. Confundir la democracia con instrumentos democráticos. Por ejemplo, no
es suficiente con crear instancias para la participación de los delegados si la forma en que son
elegidos no es una forma que contribuya a la formación política y racional de nuestra base
social. 3. Valorar la educación y la cultura en abstracto sin preguntarnos de qué hablamos
cuando hablamos de educación y cultura, qué objetivos les trazamos, cómo las ponemos en
práctica, etc.
Muy interesante resultó nuestro conversatorio y al menos tres ideas fuertes quedan en las
reservas: la necesidad de aprestarse a la formación de intelectuales orgánicos al movimiento
social, la importancia de conectar lo social con lo político si es que queremos verdaderamente
una transformación, la delicada pareja Democracia‐Eficiencia como reto de la gestión cultural
que emprendemos en el movimiento social.
¿POR QUÉ NO SE LEE DE POLÍTICA EN COLOMBIA?
Invitado: Carlos Gutiérrez. Moderador: Carlos Mario González. Realizado el viernes 16 de
septiembre de 2011 en el Salón Humboldt del Jardín Botánico de Medellín.
“La ignorancia política nos hace más borreguiles”.
Carlos Mario González.
La pregunta que titula esta conversación parte de la afirmación de que no se lee de política en
nuestro país y esta afirmación no sólo fue confirmada sino acentuada porque la resistencia es
a leer, a hablar y a hacer política, lo cual se explica frecuentemente porque se la desprecia o
porque nuestra historia ha devenido a un gran escepticismo a ella, pero nuestro invitado fue
enfático en agregar que la ignorancia de la historia de nuestro país es una de las causas
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decisivas para que nos creamos ajenos a la política y no nos sintamos llamados a leer sobre
ella.
Ahora, el escepticismo que ha ido ganando terreno en nuestra sociedad es con la cosa pública
en general porque no tenemos un proyecto colectivo de país, no nos sentimos parte activa de
lo público, no contamos con un propósito democrático que esté dispuesto a que la gente
participe de los destinos colectivos y, de hecho, hay un currículo oculto que promueve la
despolitización y el desinterés por la sociedad. Esta situación es absurda, por decir lo menos,
en un país tan inequitativo como el nuestro que requeriría, mucho más que otros, de una
atención de lo colectivo. Además, en las últimas tres décadas se nos ha hecho en Colombia una
oferta neoliberal que promueve el individualismo, desincentiva la organización social y
privatiza lo público. Pero la politización de una sociedad es directamente proporcional a la
lectura y el entendimiento de la política a la que se apresta cotidianamente el común de la
ciudadanía.
En función de lo anterior, es importante resaltar el esfuerzo que hace ediciones Desde abajo y
el periódico Le mond diplomatique, pues la nuestra es una época que cuenta con mucha
información, información en tiempo real. Pero de lo que carecemos es de contextos que nos
ayuden a entender mejor esa información, de modo que podamos entender por qué pasa lo
que pasa, a qué intereses responden esos sucesos, cuáles son los contextos y los antecedentes
a los mismos. Así pues, la misión de los periódicos que dirige nuestro invitado es la de ir más
allá de la realidad inmediata, ofrecer interpretaciones distintas de la realidad que vivimos y
proponer elementos de juicio que ayuden a que la gente se haga a un criterio propio. Se trata
de publicaciones que tienen claro que asistimos a una crisis sistémica y se ocupan de
recordárnoslo todo el tiempo, aunque ello no deje contenta a la gente, sino al contrario,
preocupada por el porvenir del mundo. No obstante, asumir esa posición propia requiere de
un lector que se disponga a lecturas medianamente exigentes, pues como dice Ramonet: “el
que quiere enterarse le toca exigirse” y sabemos que no todos están dispuestos a preguntarse,
inteligir, auscultar…
En puntos suspensivos terminó nuestra charla, indicando no sólo la posición reflexiva en que
nos deja, sino también la necesidad de que sigamos en estas indagaciones y en estas
articulaciones en próximas oportunidades.
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UNA MIRADA A LAS PUBLICACIONES ALTERNATIVAS EN AMÉRICA LATINA.
Invitados: Jorge Testero y Carlos Gutiérrez. Moderador: Alejandro López. Realizado el viernes
16 de septiembre de 2011 en el Auditorio Estanislao Zuleta del Jardín Botánico de Medellín.
“Hemos de aportar al arcoíris de las ideas”.
Carlos Gutiérrez.
Este conversatorio trasegó por caminos muy pragmáticos, pues le interesó al moderador de la
noche llevar a nuestros invitados a la reflexión y expresión de su propia práctica como
editores, logrando develar poco a poco los nudos principales que tiene la aventura editorial
cuando se propone alternativa. Carlos Gutiérrez, el invitado nacional es el director de
ediciones Desde abajo y del periódico Le mond diplomatique en Colombia, el otro, Jorge
Testero, el invitado argentino, es el director editorial del Centro cultural de la cooperación –
Floreal Gorini (CCC).
Hablar de publicaciones alternativas implica necesariamente asumir que hay unas que no lo
son tal, pues el libro ha entrado también a jugar como mercancía en las lógicas de este
capitalismo que todo lo apropia y nos hallamos ante grandes librerías con ediciones masivas
en las que se ponen a circular discursos que de cierta manera pueden llegar a amplios
públicos: best seller, superación personal, por poner algunos ejemplos. Asistimos a una
creciente monopolización de los medios de comunicación y los libros, las revistas, las
colecciones, etc., no son ajenos a estas lógicas. Las publicaciones alternativas se proponen
poner en escena otros discursos, otras interpretaciones, otros autores y contribuir, por esta
vía, al pensamiento crítico. De entrada esta característica implica mayores dificultades para
que dichas publicaciones alcancen un mercado suficiente que les permita la sostenibilidad
económica, lo que se agudiza en una sociedad no lectora como la colombiana.
Cuatro problemas se ubican a lo largo de la conversación:
- La sostenibilidad económica. Este tipo de proyectos necesitan contar con un músculo
financiero o con la posibilidad de que haya suficientes compradores. Las publicaciones del
CCC funcionan en buena medida por suscripción, porque en términos generales la gente
valora el libro y paga por él sin mayores problemas. Hay que insistir en que el objeto libro
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es trabajo humano acumulado y, por ende, se requiere pagar por él, pues paradójicamente
en Colombia sigue siendo difícil que la gente más progresista entienda que la cultura
cuesta y no siempre puede ser entregada de manera gratuita.
- La sostenibilidad de contenidos. Muchas de las publicaciones entre nosotros intentan
abordar los problemas que incumben al movimiento social, de modo que ellas siempre
están requeridas de articularse a procesos investigativos, colectivos culturales y
académicos que puedan aprestarse a la producción de contenidos intelectuales. En
Colombia hay un problema bastante marcado con la escritura, pues la gente del
movimiento social puede tener muy buena experiencia y conocimiento pero no es
frecuente que avancen procesos escriturales o cuando lo hacen se requieren correctores
de estilo y gramaticales que puedan darle forma de palabra escrita.
- La distribución a través de la cual se llega al lector. Este es uno de los “cuello de botella” de
toda publicación. Pues los costos de distribución encarecen significativamente los precios
de venta y no siempre es fácil entrar en relación con librerías y distribuidoras. Los
argentinos tienen su propia librería en el CCC y acuden a las suscripciones. Los
colombianos tienen muy presente la exhibición en los eventos propios del sector social.
- Los derechos de autor. Una interesante polémica se esboza respecto de este tema porque
los panelistas se adscriben totalmente a esta reglamentación. Los argentinos pagan
religiosamente a los autores el 10% del precio de tapa y los colombianos negocian con
ellos la entrega de un número suficiente de ejemplares que equivalga a dicho valor.
Además, ambos se muestras reactivos a las fotocopias. No obstante, entre el público se
solicita incluir en el análisis los abusivos precios de venta de libros que se dan en
Colombia por la ausencia de una política del libro que busque favorecer efectivamente al
lector, así los jóvenes universitarios y mucha gente del común no puede acceder a los
libros. ¿Es tan condenable la fotocopia cuando muchos autores han hecho de su relación
con la escritura una forma de enriquecerse?, Gabriel García Márquez, es uno de los
ejemplos más palmarios de esto. Frente a esta intervención no tardan en llegar las
interpelaciones, una de ellas señala que los topes de ingreso no deberían ser sólo para los
escritores sino para todos los profesionales y son las fotocopiadoras unas nuevas mafias
que se benefician gratuitamente del trabajo intelectual y editorial de otros. También sale a
colación el “Copy left”, el cual es utilizado por Desde abajo con dos condiciones: que se
mantenga la leyenda y que el libro o artículo mantenga su integridad.
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De todas formas las publicaciones alternativas se llevan a cabo por generosidad de algunos,
por el goce que depara la producción de un bello libro y por la convicción de que ellas son
fundamentales para la batalla de las ideas y para la organización social. Pueden ser muchas las
dificultades de concretar las publicaciones alternativas, pero la salida no es abandonarlas sino
profundizarlas armando toda una cadena alternativa: los blogs, los programas de radio, los
espacios para la crítica, las librerías, etc. Además, de seguir pensando la forma de articular los
diversos esfuerzos que se hacen en ese sentido.
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Sinopsis de los eventos que acompañaron la realización del X Foro de la solidaridad: La cultura como herramienta de transformación social.
DESTINOS DEL COOPERATIVISMO EN EL CONTEXTO DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA.
Alejandro López y Camilo Martínez. Realizado el jueves 8 de septiembre de 2011 entre las
6:30 p.m. y las 9:00 p.m. en la Casa de la cooperación de Confiar.
Esta vez no quisimos que nuestro foro empezara y terminara el mismo día, así que
implementamos algunas jornadas previas que fueran generando condiciones para las
discusiones y reflexiones que queremos provocar, la primera de las cuales fue la que con el
título se señala. Nuestro primer panelista, Camilo Martínez, partió de una afirmación
sugestiva: “Confiar en los fracasos”, no tanto para detallarnos las situaciones en las que
nuestra cooperativa ha sufrido quebrantos sino para decirnos que los fracasos no tienen por
qué ser asumidos como derrotas absolutas que nos impidan seguir adelante en nuestras
luchas, sino más bien como experiencias que están muy conectadas con la utopía que tenemos
en el horizonte y con las cuales tenemos que contar, de las cuales hemos de aprender y frente
a las cuales no nos podemos derrumbar. De hecho, se trata de experiencias de las que
debemos salir re‐fortalecidos para que alguna cosa valgan. De otro lado, nuestro panelista
llama la atención sobre esa afirmación que tan frecuentemente repetimos: “queremos cambiar
el mundo”, afirmación que corre el riesgo de ser ingenua si no nos preguntamos con seriedad
¿por cuál sociedad queremos cambiar la actual? Y si no nos percatamos del valor y la
significación que pueden tener los pequeños cambios que promovemos, esos que podrían
verse como detalles irrelevantes, pero que en el fondo son las acciones puntuales que van
favoreciendo los cambios de mentalidad en una sociedad. También se nos señala en esta
primera intervención que es menester resignificar el concepto de cultura, pues se nos ha
hecho muy frecuente asociarlo con la lúdica, el arte o el entretenimiento y ello nos ha
impedido darnos cuenta que la cultura es también pensamiento, ideas, representaciones y
costumbres. Ahora bien, los cambios que nos proponemos y las intervenciones sociales que
pretendemos requieren el establecimiento de alianzas con otras instituciones y con otros
líderes con quienes nos identifiquemos en los proyectos y en las causas a encarar, de modo
que no sintamos, precisamente con nuestros aliados, que se hablan lenguajes diferentes, como
diferentes pueden ser cuando están animados por ideales disímiles o incluso antagónicos.
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Nuestro segundo panelista de la jornada, Alejandro López, se esforzó por mostrarnos que si
los objetivos que nos proponemos son amplios, nuestras estrategias han de ser ambiciosas,
hasta el punto de atrevernos a afirmar que otra humanidad es posible, tal como lo señalamos
cuando decimos otra economía es posible. Ahora, hablar de otra humanidad implica que nos ha
de preocupar el sistema de valores que rige la sociedad que queremos construir y las ideas y
concepciones que animan hacia determinadas prácticas, y es precisamente por ello que las
labores culturales y educativas del sector social no pueden dejarse en manos de los expertos o
académicos que hacen su labor reproduciendo el statuo quo, pues el primer principio que
tiene que cumplir un proceso de formación del sector social es creerse realmente alternativo y
actuar en consonancia con ello, tanto en materia de los contenidos a implementar como de las
metodologías a utilizar. Avanzando algo en materia de los contenidos es bueno recordar que
todo líder social, del que se espera la suficiente convicción, entereza y claridad como para
direccionar un proceso social, ha de asumir un proceso formativo que atienda a cinco saberes
básicos: el arte, la filosofía, la ética, la historia y la política, saberes a abordar en términos de
estructura de pensamiento más que de contenidos teóricos; por ejemplo, hablar de que un
líder social tenga una relación con la filosofía apunta más a que éste desarrolle una capacidad
de asombro con el mundo y con la humanidad que le impida caer en dogmatismos de cartilla
con verdades absolutas, que pretender que sea un experto en filosofía medieval. Otro tanto
pasa con la historia, saber que al ser abordado en un proceso de formación de líderes busca
que estos sepan del pasado principalmente para entender el presente y percatarse que esa
historia concreta la han hecho hombres y mujeres concretos que asumieron una acción en un
momento dado, así la historia queda directamente conectada a la política y no se restringe en
las casillas de los hechos históricos per se que sólo sirven para alimentar los depósitos de los
eruditos. Ahora bien, no hay que tener temor de que esos procesos de formación sean
asumidos y/o liderados por el movimiento social, y para ello es bueno volver la vista a
experiencias concretas que se han dado en este sentido, tal como lo ha hecho el Programa
latinoamericano de educación a distancia PLED que tiene lugar en el CCC y es dirigido por el
profesor Atilio Borón, programa que tendremos la oportunidad de conocer de cerca con la
visita próxima de uno de los directivos del CCC: Jorge Testero. Ahora bien, el horizonte
político que hay que mantener visible en la implementación de todas estas acciones culturales,
es imprescindible y también en esa línea es un referente importante el colectivo Carta abierta
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compuesto por intelectuales y líderes sociales argentinos que se juntan para convenir
acciones y respaldos a las coyunturas políticas concretas que vive su país.
Estas dos intervenciones de los panelistas fueron lo suficientemente provocadoras como para
animar discusiones y preguntas diversas, entre las cuales se resaltan las siguientes.
- No debemos olvidar que Colombia es un país en el que se han enterrado millones de
líderes sociales, pues esa ha sido la terrorífica estrategia de la burguesía. Por eso nos toca
asumir nuevamente el reto de formar líderes con el dolor que nos ha dejado la muerte,
aun impune, de muchos de ellos pero también con el valor y la convicción que nos impone
serles leales manteniendo las causas que ellos defendieron.
- Cuando hablamos de promover el arte y la formación intelectual no sólo en los líderes
sociales sino también en la ciudadanía, no podemos desconocer que nos encontramos con
el frontón que impone el orden de la necesidad, es decir, muchos de nuestros ciudadanos
están concentrados en la supervivencia material y es a ello a lo que dedican la totalidad de
su tiempo. Otro frontón fuerte con el que nos encontramos en nuestro trabajo social es el
imaginario tan arraigado de considerar señal de éxito y realización de la existencia la
consecución de dinero.
- Si nuestro afán es avanzar procesos culturales y educativos en pro de construir una
sociedad diferente, ¿cómo podemos saber si estamos logrando dichos objetivos?, pues los
indicadores que desde afuera nos imponen no parecen una forma expedita para ello.
- Hay que ser demasiado ágiles, demasiado audaces para identificar rápidamente las fisuras
por las cuales se nos filtra a diario la ideología que promueve la sociedad capitalista, pues
a veces se nos muestran como grandes riquezas aquellas que son sólo espejos de
distracción. Por ejemplo, en los últimos años las administraciones locales y nacionales han
destinado mayores recursos a la cultura, pero la entrega de dichos recursos a las
organizaciones sociales y artísticas está supeditada, en cierta medida, a que estas
enfoquen su trabajo según orientaciones externas y respondiendo, antes que nada, a
buenos indicadores económicos, contables y administrativos. Ahora bien, nuestras
organizaciones sociales han sabido armar “mundos paralelos” a esos que nos ofrece el
capitalismo imperante y eso lo tenemos que destacar mucho para mostrar a los otros y a
nosotros mismos que sí tenemos fuerza, que sí tenemos capacidad, que sí tenemos
experiencia, que no somos unos derrotados y que se nos unimos más podríamos llegar a
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ser una voz fuerte que influya en la realización de esas políticas y prácticas públicas en las
cuales se destinan recursos a la cultura.
- Hay que insistir una y otra vez en que si queremos transformar la sociedad que tenemos
hay que partir por entenderla muy bien y el primer paso para ello es asumir, sin ningún
reato, la caracterización de ésta como una sociedad capitalista que fue
extraordinariamente radiografiada por Marx, pensador que si bien hay que leer
críticamente, sigue siendo vigente y fundamental para nuestro accionar.
- Finalmente refrendar que lo social se ha central en el trabajo de las organizaciones y ello
sólo logrará efectos trascendentes, es decir, más allá de lo meramente asistencial, si se
conecta con lo político. Por eso no hay que hablar únicamente de sustantivos: educación,
cultura, solidaridad, social, sino acompañar siempre esos sustantivos de adjetivos:
educación crítica, solidaridad para lo social, etc. y de preguntas por el sentido de lo que se
hace.
Así concluyó nuestra primera jornada de reflexión pre‐foro en la que se dieron cita militantes
de organizaciones cooperativas y culturales cercanas a Confiar, y en la que se sembraron
inquietudes, preguntas y problemas que esperamos devengan en la concepción de estrategias
concretas de solidaridad entre las instituciones, a lo largo de esta jornada.
HISTORIA DEL COOPERATIVISMO SOCIAL Y DE IZQUIERDA EN ARGENTINA.
Invitado: Jorge Testero. Moderadora: Martha Restrepo. Realizado el sábado 17 de septiembre
de 2011 en el Auditorio de Confiar.
“Tenemos necesariamente que construir un mundo diferente”.
Jorge Testero.
El invitado internacional que este año hizo presencia en nuestro foro no se representaba sólo
a sí mismo sino también a un importante proyecto cooperativo de su país que encarna en su
historia particular la historia nacional de las tensiones, muchas veces atroces, entre las
organizaciones de la sociedad civil, máxime aquellas que se proponen economías alternativas,
y la burguesía que vela por los intereses del capital. Representa nuestro invitado una
organización amiga que se ha posicionado frente a nosotros de manera fraterna porque se
evidencian profundas afinidades entre ella, Confiar, CorpoZuleta y otras entidades cercanas. El
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proyecto cooperativo del cono sur al que nos referimos se materializa en tres instituciones: el
Banco Cooperativo Credicoop, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos y el Centro
Cultural de la Cooperación ‐ Floreal Gorini. Ahora, esa historia que ellos han vivido y que es
hija de su propia historia como sociedad, permite que a lo largo de todos estos años hayan
recogido una experiencia que hoy vale la pena compartir, de modo que podamos, las
organizaciones colombianas, vernos a nosotras mismas a través del espejo que nos propone la
historia de un país hermano. Por lo demás, Argentina ha configurado un tipo de sociedad que
tiene muchas cosas admirables: la capacidad de lucha; la resistencia que han hecho las
organizaciones sociales; la paz, el perdón y la reivindicación que han conquistado después de
atroces dictaduras; el lugar que el común de la ciudadanía le da a la política y a la cultura; y la
posibilidad de que se fortalezca en el tiempo un proyecto cooperativo de izquierda que
mantiene un combate en el plano de las ideas y la cultura pero siempre con un horizonte
político.
Evidentemente la historia del cooperativismo argentino está intrincada con la historia
nacional. Uno de los rasgos más determinantes de la argentina es su fuerte componente
inmigratorio. Fueron los fundadores quienes desde el comienzo incentivaron la llegada de
extranjeros. Ellos tenían la expectativa de acoger ciudadanos del norte de Europa que
aportaran al desarrollo del país, no obstante, la inmigración que llegó fue principalmente de
Europa del sur: italianos y españoles, además de judíos (hasta el día de hoy la comunidad
judía es tan numerosa en Argentina que todo lo que ocurre con este pueblo deviene en un
problema nacional y se encuentra en el litoral del país). Estos inmigrantes se integraron muy
bien –sin olvidar que también hubo conflictos en este proceso de integración y que hoy se
mantiene el gueto de los judíos sionistas de la derecha más radicales‐‐ y trajeron consigo ideas
socialistas, anarquistas, cooperativistas, a más de la cultura universal que permitió que la
ciudadanía tuviera siempre una visión amplia: el mundo no terminaba en las fronteras
nacionales. Estos inmigrantes tenían la costumbre de reunirse, tras las jornadas laborales,
para conversar, leer los clásicos de la literatura, así como los libros sagrados, generando
espacios de sociabilidad y de producción cultural que se propagaron y se hicieron
característicos de la sociedad Argentina. Fueron estos primeros inmigrantes quienes pusieron
en marcha las primeras experiencias cooperativas en el país, sobre todo agrarias, las cuales
estuvieron conectadas con el cooperativismo de otros lugares del mundo. Estas experiencias
se caracterizaron por hacer un énfasis en la cultura y no sólo en lo económico, de hecho, de allí
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nacen muchas experiencias artísticas importantes como el teatro independiente que hoy goza
de reconocimiento mundial. A más de la relación con la cultura que les dio gran fortaleza
espiritual e identidad ideológica, es importante resaltar otras dos características de este
cooperativismo inicial: se desarrolló de forma autónoma al Estado y fue siempre permeable a
la política por tener líderes con ideas socialistas.
Ahora bien, el cooperativismo ha sido promovido, perseguido o intervenido a lo largo del
tiempo, en función de la orientación política que hayan tenido los gobernantes. En particular
nuestro invitado resaltó cuatro momentos clave de la historia del país.
- En 1853 se empieza a conformar el Estado nacional después de la derrota que vivió el
gobernante Juan Manuel de Rosas en una guerra civil. En ese año se creó una
constituyente que dio curso a una constitución que en buena medida rige hoy y se armó
un protopartido llamado Partido Autonomista Nacional, que no era más que una liga de
caudillos locales que gobernaron autoritariamente durante un periodo largo que se llamó
la Etapa de la república conservadora.
- En 1890 esa organización política empieza a crujir porque socialmente la nación se había
desarrollado mucho. Fue allí cuando estalló la Revolución del 90 o la Revolución del parque,
que trajo consigo la conformación de los partidos políticos modernos: el Partido Socialista
fundado por Juan B Justo, quien era un cooperativista; de allí se desprenderá en 1918 una
fracción que funda el Partido Comunista; también se creó la Unión Cívica como oposición
al Partido Autonomista Nacional, el cual se dividió en la Unión Cívica Bonaerense y la
Unión Cívica Radical. En este momento vino la presidencia de Roque Saenz Peña en la cual
se promulgó la ley del voto universal y obligatorio (sólo para los hombres porque las
mujeres no votaron hasta 1952), se dieron conflictos de clase más claros, se desarrolló
una política de crecimiento económico, entre la cual estuvo la creación y consolidación de
cooperativas y en particular los supermercados cooperativos, Supercoop.
- En 1943 hubo un primer golpe de estado que dio surgimiento tres años después al
Peronismo, una corriente política muy populista que permanecerá hasta hoy y que ha
tenido tendencias contradictorias porque ha acompañado el movimiento obrero y al
mismo tiempo ha sido autoritario. Es en este periodo, 1958, en el que se funda el Instituto
Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), entidad que se creó para movilizar los
fondos entre las cooperativas al interior del territorio nacional, de modo que se generaran
articulaciones entre ellas, además, el IMFC promovió la creación de cooperativas. Fue
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tanto el desarrollo del cooperativismo con la presencia de esta institución y tanta la
autonomía del sector respecto del Estado y los bancos que estos empezaron a presionar
para que esto frenara. Este movimiento amenazaba verdaderamente la banca porque la
gente desmitificaba este sector y entendía que el manejo de las finanzas podía ser algo que
tomaran a su cargo. En 1955 cae Perón, pero el desarrollo del movimiento cooperativo se
prolongará hasta 1966.
- En 1966 hubo un segundo golpe de Estado que devino en la Revolución argentina, una
experiencia muy agresiva y de fuerte contenido ideológico de derecha. En este periodo se
persiguió frontalmente al cooperativismo y se apresó sus dirigentes. En particular los
líderes del IMFC fueron a dar a la cárcel con el pretexto de que su rentabilidad financiera
servía para financiar la Unión Soviética. Esta persecución a las cooperativas buscaba
restar la confianza de la gente en ellas y muchos ciudadanos se fueron a sacar su dinero,
descapitalizándolas. De 1400 cooperativas se quebraron la mitad. Finalmente fracasa ese
golpe porque se movilizó el movimiento social, pero al IMFC no se le permitió volver a
manejar recursos financieros, lo que lo condujo a que se convirtiera en una cooperativa de
segundo piso prestadora de servicios a las cooperativas de primer piso. Prestaban
asesoría administrativa, financiera, contable, tecnológica, de sistemas, etc.
- En 1976 vino el tercer y más brutal golpe de Estado que se ha dado en el país. Uno que se
espera sea el último. Llegó en el marco de una confrontación social mucho más fuerte y no
lo promovió un sector de los militares sino la institución en su conjunto. Uno de los
objetivos es la muerte del Estado de bienestar y se persiguió al cooperativismo aunque no
tan violentamente. Se encareció el crédito y se negó a las cooperativas prestar servicios
financieros, lo cual fue resistido por el sector cooperativo a través de formas alternativas
de la protesta que no implicaran movilización porque la dictadura lo impedía. Finalmente,
el gobierno le exigió a las cooperativas que optaran entre quedarse como entidades
cerradas de ahorro y crédito o convertirse en bancos y adscribirse a las entidades
reguladoras pertinentes. En 1979 se crearon 82 bancos cooperativos, lo cual se considera
una acción heroica del sector. Rápidamente empezaron a caer muchos de ellos, pues el
paso a estructuras administrativas grandes generó una alta burocratización que las
derrumbó. Uno de los bancos cooperativos que sobrevivió fue Credicoop, una entidad que
sostiene sus principios ideológicos y que ha sido clave para apalancar el proyecto del CCC.
Una de las estrategias que Credicoop ha implementado para soportar el crecimiento ha
sido la creación, por reglamento que no por estatuto, de unas Comisiones de asociados en
21
cada una de las filiales de la cooperativa, quienes a más de discutir las orientaciones
políticas, se ocupan de elegir los delegados que representarán los asociados en la
asamblea general de la cooperativa y entre los cuales se elegirá, a su vez, el Consejo de
administración.
Muchos de esos bancos cooperativos devinieron en empresas capitalistas adosadas al sistema
capitalista y otras conservan su posición crítica y de izquierda. Un hecho a resaltar fue un
salvavidas que hace algunos años ofreció Hugo Chaves a una de las grandes cooperativas
lecheras prestándoles un capital que les permitiera superar una crisis económica por la que
atravesaban, deuda que no está la lógica especulativa porque será subsanada con los
productos lecheros de la cooperativa, es este uno de los ejemplos de integración
latinoamericana que podría consolidarse con una estrategia como la del Banco del sur. Hoy el
cooperativismo argentino pasa por un buen momento, pues los últimos gobiernos han
favorecido la politización de la ciudadanía y la implementación de políticas sociales que
buscan apostar por un país más equitativo.
Este breve recuento de la historia argentina que nos ofreció nuestro invitado y en la cual se
observa el trasegar del movimiento cooperativo terminó con unas palabras cargadas de
mucha convicción en las cuales se señala el cooperativismo como un movimiento que está
llamado a apalancar los cambios sociales y políticos de nuestros pueblos, pues si se pone en
marcha con claridad ideológica, se mantiene a través suyo el combate en el plano de las ideas
y de los ideales que resisten el sistema de valores que nos propone la sociedad del capital. El
cooperativismo que es leal a sus principios, apuesta por la desmercantilización de las
relaciones entre los seres humanos y por la generación de confianza y solidaridad entre los
mismos. Por más difícil que sea mantener remar contra la corriente, es necesario mantener la
convicción de que vale la pena luchar contra el capitalismo y la obscena injusticia que él ha
concretado. En este contexto, la formación ideológica cobra gran importancia porque es la
forma de mantener vivas las convicciones y claridad política e ideológica.
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LA CONSTRUCCIÓN DE REDES EN LA REGIÓN DE AMÉRICA LATINA COMO UNA FORMA DE
GENERAR TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y SOSTENIBILIDAD DE LOS PROCESOS CULTURALES.
Invitado: Jorge Testero. Moderadora: Isabel Salazar. Realizado el lunes 19 de septiembre de
2011 en el Auditorio de Confiar.
“¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a traer mi corazón”.
Fito Paez (Cantante de rock argentino).
Una vez más fue esperanzadora la conversación que nos deparó Jorge Testero, el valioso
dirigente social argentino que supo transmitirnos, en su estadía con nosotros, la vitalidad de
un espíritu comprometido con su sociedad, con esta región latinoamericana, con la
humanidad en su conjunto.
Varios asuntos nos mantuvieron sentados, atentos, a la escucha de la experiencia de un
dirigente y líder social chileno, a propósito de la gestión cultural y la formación de redes en
América latina, partiendo de preguntas que anidan en toda comunidad que se forme en pro de
una transformación sistémica: ¿qué es eso de la gestión cultural? ¿Qué se requiere y qué exige
la conformación de estas comunidades, tanto a nivel de país, como a nivel de región?
Reconociendo en América Latina un territorio donde ahora emergen propuestas alternativas
al poderío capitalista, ¿cómo lograr configurar redes de trabajo mancomunado en los dos
niveles mencionados? ¿Cómo o de dónde nace esta idea de formar el Centro Cultural de la
Cooperación‐Floreal Gorini (CCC) que ha logrado articular el saber y la acción como es lo
deseable en toda organización social?
Gestionar la lucha cultural no tiene otro significado, una vez la palabra gestión es depurada
del uso neoliberal que las empresas privadas hacen de la misma, que el de promover el
combate que, desde la cultura y las ideas, debe hacérsele a este modelo capitalista, neoliberal,
de clases en conflicto que impera en nuestra época, modelo que trae consecuencias nefastas
para el planeta y la humanidad en su conjunto y que requiere ser intervenido desde su
semilla: la mentalidad. Para lograr esta intervención ‐‐y la paciente pero anhelada
transformación‐‐ se requiere de lo que nuestro invitado dio en llamar “bienes simbólicos”
como la creatividad y pensamiento crítico al servicio de un entendimiento más amplio de la
realidad para contar con más elementos que ayuden a acometer la lucha contra toda forma de
23
expresión de este sistema, una lucha que tiene unos antecedentes y una historia que bien vale
la pena traer hasta el presente. En primer lugar están los efectos de la caída del muro de
Berlín entre los cuales caben mencionarse la instalación del modelo neoliberal con todas sus
fuerzas desplegadas, las del capital, en todos los ámbitos de la sociedad, y con cuánta fuerza
en la cultura; en segundo lugar está la pérdida del paradigma socialista y del pensamiento
revolucionario que le dio al capitalismo las dimensiones mundiales en las que ahora se
encuentra instalado; y en tercer lugar encontramos el monopolio de los crecientes medios de
comunicación por donde circula sólo lo que conviene a los afincados en el poder.
Ahora bien, se nos proponen tres aspectos que deben propalarse desde toda organización
social: que la formación de una conciencia social es uno de los principales objetivos de esta
lucha y no es precisamente en el sistema educativo donde ella emerge como posibilidad para
todo ciudadano, una conciencia que le permita reconocer a cada individuo que si no se piensa
él, otros pensarán por él; unido a lo anterior, que en lugar de competir con la universidad en
donde ya no se encuentran maestros ‐‐aquellos comprometidos con su magisterio‐‐ ni
directivos atentos a las necesidades de la sociedad, lo que debe hacerse es la creación de
centros como el CCC donde la formación esté orientada hacia el debate, el pensamiento crítico
y marxista, y en consonancia con nuestras investigaciones, un saber de cara al mundo; y, por
último, reconocer el ambiente favorable en que se encuentra América Latina hoy día, un
territorio que con excepción de Colombia, Perú y Chile, se encuentra viviendo procesos
interesantes para la izquierda, la cultura y el pensamiento.
Nada de lo anterior, enfatizó a la manera de una sentencia nuestro amable invitado, se logra
en soledad. La vinculación y los contactos son muy requeridos en todos los niveles para lograr
tener alguna incidencia, así sea mínima, en los contextos propios y en la región. Son los
Estados latinoamericanos de la UNASUR un ejemplo de cooperación regional, y además,
generan una necesidad entre las organizaciones sociales de construir una base institucional
conjunta que pueda aprovechar lo logrado en dicho organismo. El Programa Latinoamericano
de Educación a Distancia ‐ PLED es fruto de esa necesaria articulación entre nosotros, vía el
pensamiento y las ideas, que nos provea y nos enriquezca para afrontar con más capacidad la
crisis civilizatoria que tiene en vilo al sistema capitalista y poder crear nuevas formas de
resistencia. A este propósito decía Jorge Testero, que el principal aprendizaje que nos ha
dejado el haber perdido los referentes para guiarnos en la lucha, es que ahora no dependemos
24
de nadie, y que no contamos sino con nuestras ideas y con lo que seamos capaces de hacer
juntos, conservando este proceso que ya se ha ido acumulando y desde el cual puede partirse
para tejer las redes de transmisión y trabajo colectivo. Pero tampoco se logra nada sin la
participación política, sin el entendimiento de que ella es piedra base para salir de esa
oscuridad a donde somos arrojados (con apelativos, con calificativos, con ironías insultantes)
y donde somos invisibilizados, cuando no silenciados, quienes generamos oposición y
pugnamos por una humanidad diferente. El ciudadano de común ha de dotarse de la
convicción de que las coyunturas electorales son una de las oportunidades para ejercer la
política.
En síntesis, dice nuestro invitado que un modelo de gestión cultural alternativo debería incluir
lo siguiente:
- Valoración del trabajo social, intelectual y artístico.
- Construcción de redes con organizaciones hermanas.
- Creerse la idea de que se puede cambiar el mundo.
- Mantener una lectura crítica del marxismo.
- Tener siempre en el horizonte lo político. Que lo cultural y lo educativo terminen en lo
político.
- Crecer sólo cuando se tenga el control político de la organización.
¿Cómo no esperanzarse con los reconocimientos e ideas que supo exponernos tan apreciable
dirigente? ¿Cómo no aplaudir la convicción que transmitió al decir con tanta firmeza que se ha
luchado, que se sigue luchando y que hay con qué luchar por mucho tiempo más, aunque no
son pocas ni pequeñas las dificultades actuales y venideras? ¿Cómo no llenarse el espíritu de
un convencimiento de que es la transformación de la humanidad una lucha justa, digna, que se
comparte con seres y organizaciones diversas y hermanas que sostienen causas similares a lo
largo de ese subcontinente Latinoamérica del cual es bueno empezar a sentirnos parte?
25
Sinopsis del X Foro de la solidaridad: La cultura como herramienta de transformación social. Realizado el 21 de septiembre de 2011
“Para lograr la utopía, la principal batalla es la batalla cultural”.
Fidel Castro.
“Atreverse es perder el equilibrio temporalmente, no atreverse es perderse a sí mismo”.
Oswaldo Gómez.
Cuatro panelistas acompañaron el X Foro de la solidaridad. En un primer momento dimos
curso a una reflexión personal de cada cual y luego nos aprestamos al desarrollo de un panel
en el que participaron todos acompañados por la moderación de Martha Restrepo, la directora
de Fundación Confiar, entidad que también este año conmemora los 15 años de labores.
Primer panelista: Carlos Mario González. ¿De qué educación hablamos en el movimiento
solidario?
¿De qué educación hablamos en el movimiento social? ¿Para qué se educa un ser humano? Son
estas las preguntas de partida que deben seguirnos acompañando. Un ser humano se educa
para tener mundos, pues los mundos en que uno se forma constituyen el horizonte para la
vida. Pero para estar en el mundo y construir otros nuevos un ser humano se sirve de ideas,
ideales y valores. Ideas porque de ellas depende su actuar, ideales porque configuran un norte
para la acción y valores porque desde estos se califica la validez y la calidad de esa acción.
Estos tres componentes fundamentales para un ser en el mundo constituyen en conjunto un
marco ideológico, nadie es neutro y, de alguna manera, con ese marco todo ser humano hace
unas apuestas y compromisos para con la vida. El ser humano puede estar en el mundo en
formas muy diversas: puede estar como pez en el agua, adaptado y acomodado en el sistema,
como mosca en el vaso, desadaptado pero finalmente resignado o como el conejo en el
laberinto, buscando otras formas para la humanidad, aunque no sepa con certeza si las
encontrará.
Cooperativismo y solidaridad por sí mismos no dicen nada, estos sustantivos no traen consigo
necesariamente esperanzas para la humanidad. Hay muchos tipos de cooperativismo: hay uno
26
que es adaptado porque no le hace nada al sistema, es como el pez en el agua, otro tipo de
cooperativismo es el sobreviviente, pues tiene mirada corta sin ambiciones y sólo ha logrado
sobrevivir como la mosca en el vaso. Estos cooperativismos sólo están por unos intereses
individualistas, no tienen ningún interés por la sociedad, por el país y menos por la
humanidad. Son respetables pero finalmente se reducen al dinero y al entretenimiento,
confundiendo este último con la cultura. Sin embargo hay otro cooperativismo: el resistente,
el que se organiza y junta con otros para luchar por un mundo distinto. Un ejemplo lo viene
siendo Confiar que como el conejo en el laberinto busca una salida. Confiar sabe que el camino
es difícil, que puede encontrarse en sin salidas, pero entiende que la lucha no está allí donde la
batalla está ganada sino donde hay banderas justas por levantar. Estas son razones más que
suficientes para acompañar y cuidar éste proyecto cooperativo.
No hay que valorar a secas la educación. Todo el mundo educa, por lo tanto dicho sustantivo
no significa nada bueno en sí mismo. Es necesario desglosar la educación en varias preguntas:
¿quién educa?, ¿en qué se educa?, ¿cómo se educa?, ¿para qué se educa?, todas estas preguntas
son necesarias pues no se educa ingenuamente. Decía Estanislao Zuleta que “una educación
para la democracia no se puede hacer sino en la democracia”. El sector social tiene que
preguntarse cómo se educa y posicionarse de forma crítica frente a la educación. Una manía
generalizada de nuestra época, y parte del sector cooperativo, es la de creer que sólo se puede
educar si de por medio hay un certificado. La cooperativa que tiene como propósito resistir
debe plantearse ¿cuál o cuáles son las formas de educar?, pues ésta constituye una
herramienta fundamental en la lucha por la transformación social.
Segundo panelista: Gabriel Jaime Arango. Relaciones y Funciones Sociales de la Cultura y la
Educación.
Nuestra nación, Colombia, tiene una historia y un devenir muy terribles. En medio de la
confrontación del conservatismo y el liberalismo que se sostuvo hasta avanzado el siglo XX,
los movimientos sociales nunca tuvieron una constitución fuerte, no más fuerte que la actual.
La falta de fortaleza en gran parte de los sectores sociales se explica por la concentración del
poder, tanto político como económico, en la clase política bipartidista. A pesar de las luchas
que se han realizado por una transformación social, en pos de unas formas más justas y dignas
para los habitantes de este país, no se ha logrado ningún cambio significativo. A partir de un
27
seguimiento de esas luchas sociales, se reconoce un rasgo común en quienes hacen y han
hecho parte de ellas y es que desconocen la importancia de la educación y la cultura como
agentes de transformación social.
Es una responsabilidad de toda sociedad preguntarse cómo y para qué está educándose y
educando a los individuos que la componen. Cuando se habla de sociedad, ésta
necesariamente se sitúa en un espacio y en un tiempo específicos, lo cual es posible por la
tradición, hecho que implica una unidad y una cohesión. ¿Cómo se constituye este carácter
espacial y temporal? La preocupación primera de una nación es la formación, y como
preocupación primordial es responsabilidad de ella unir fuerzas para promoverla. Sin
embargo sería equivocado exaltar la educación como motor de cambio. Si damos una mirada a
la historia de la humanidad en todas sus expresiones que han sido y que son las sociedades,
nos damos cuenta de que son muy diversas las formas en que se educa y es muy diferente lo
que se trasmite. Es ahí donde la cultura desempeña un rol primordial en conjunción con la
educación. Ese ámbito cultural, propio de la existencia humana, que con el tiempo se
consolida en tradición y acervo, es al que acude una sociedad para encauzar su función
educativa: la sociedad hace una encomienda al sistema educativo de culturizar esos
individuos que la componen. El ser humano gracias al pensamiento, la imaginación y la
voluntad puede crear y puede hacer cultura, sin embargo es necesario aclarar que éste tiene la
capacidad de crear tanto para lo mejor como para lo peor.
Existen formas muy diversas de entender la cultura. Puede entenderse como un conjunto de
signos que permite reconocernos dentro de una colectividad y poseedores de una mentalidad
común, de una identidad colectiva. También se habla de cultura como un complejo que
comprende los conocimientos, las ciencias, el arte, la moral, las leyes, las costumbres,
disposiciones éstas que el ser humano adquiere por ser miembro de una sociedad. Incluso una
institución de carácter social como la UNESCO planteó en 1982 una definición de cultura como
el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que
caracterizan una sociedad o grupo social, ésta engloba, además de las artes y las letras, los
modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las
tradiciones y las creencias. Todas estas definiciones que se han dado a la cultura dan cuenta
de aquello que es fundamental para una sociedad; signos particulares que permiten a un
conjunto de individuos reconocerse como parte de una comunidad, donde las ideas y los
28
valores tradicionales producidos a lo largo de la historia constituyen el núcleo principal de
ésta.
El ser humano nunca deja de formarse en tanto no es estático: no se puede llegar a afirmar
que esté terminado. Es por esto que la educación debe entenderse como un proceso de
formación permanente, personal, cultural y social, que se fundamenta en una concepción
integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y deberes. Tanto la educación
como la cultura son necesarias para los hombres y las mujeres como individuos y miembros
de una sociedad, ambas están ligadas entre sí y la sociedad debe garantizarlas. En Colombia se
reconoce que “La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una
función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los
demás bienes de la cultura”, y sin embargo asistimos en la actualidad a un fenómeno social en
que la función educativa no es construir cultura sino mercado. Las reformas políticas pueden
ser un avance o un retroceso en el escenario cultural. Un ejemplo de ello son las reformas
constitucionales hechas por el estado colombiano a la constitución del 91 (la primera del país
producto de un acuerdo político), que son contrarias a lo que inicialmente se reconocía en ella.
La misma cultura es un fenómeno social que puede construir conciencia social en una
comunidad que como conjunto social dispone de las formas de control para transformar. Pero
se debe luchar porque esas formas de control alcancen un accionar en el ámbito político: en
defensa de una mejor cultura y educación, donde se pueda afirmar el derecho que tienen los
pueblos a construir y dirigir su camino independiente de las potencias del mundo.
Tercer panelista: Oswaldo León Gómez. La experiencia solidaria y educativa de Confiar.
Confiar es una cooperativa que se crea en 1972 al calor de la lucha de los trabajadores de
SOFASA. Ella fue construida como un medio para lograr la transformación de las personas. Un
proyecto solidario, colectivo que va contravía al proyecto elitista, la cultura de la diversión y
del consumo. En este sentido ha mantenido su accionar en la cultura, haciendo una valoración
del mito fundacional del cooperativismo, creado por los obreros de Rochdale.
Aquello que pareciera un simple slogan para atraer mucha gente es sobre todo una campaña
educativa, una frase que va en el sentido opuesto a lo que promueven las entidades
financieras en todo el mundo: La gente que percibe con paciencia y disfruta con parsimonia es
29
gente de confiar. La cooperativa defiende su posición frente a la visión miope del espíritu de
nuestra época que cree que la solución de la humanidad está en el sistema actual y plantea el
cooperativismo como un medio para lograr la transformación de las personas.
Decimos mucho que es importante que el ser humano se forme y construya un saber, pero en
esa afirmación no hay una claridad de qué formación se habla, ni qué saber se espera
construir. Cada vez se hace más necesario conocer nuestro país, nuestras falencias, todo lo
que conforma y hace parte de la sociedad colombiana: el crimen, la violencia, la pobreza, el
desplazamiento, la exclusión, etc. Reconocer que somos el país con mayor desigualdad y que
al respecto no hay una preocupación por parte de quienes tienen el poder. No hay un interés
por parte de la clase política de redistribuir lo que se ha producido y devolverles a los
campesinos las tierras que les han sido robadas. En las mismas políticas de nuestros
gobiernos se sabe a quién está dirigido, si está dirigido a sostener el orden social que nos rige
desde antes de la independencia o a disminuir la desigualdad.
Un rasgo característico de los colombianos y las colombianas es el dogmatismo, desde el cual
no puede tener lugar una palabra que contradice y se termina utilizando cualquier método
para acabar con la discrepancia. Este es un rasgo que contribuye aún más a la atomización de
las personas que habitamos este país, donde tampoco hay una identidad con el territorio que
diera lugar a un sentido de pertenencia por éste y, por lo tanto, reconocimiento del mismo.
Tanto el dogmatismo como la carencia de identidad contribuyen a que ésta sea una sociedad
de personas que viven los problemas solas, que no se juntan, ni se organizan para luchar por
una transformación social que les permitiera tener una mejor vida.
Cada vez se hace más necesario intentar comprender la historia de este país para intentar
comprender nuestro presente. ¿Por qué hoy los sindicatos y sus dirigentes no están siguiendo
aquello por lo que se construyó y se formó el cooperativismo? ¿Por qué hay una ausencia de
movilización de parte de los trabajadores en Colombia (la gran mayoría de ellos no
pertenecen a movimientos sindicales)? ¿Cuáles son las razones? Es sabido, aunque el gobierno
no lo admite de forma abierta, que hay una represión a quienes se organizan o movilizan y
esos pocos que están organizados tampoco tienen un discurso con el cual fuera posible
convencer a otros trabajadores a unirse a la lucha por unas condiciones de trabajo más dignas,
más justas.
30
Sí, el panorama es desolador en la construcción de un país más solidario, lo cual ha llegado a
crear desesperanza. Ésto es necesario tenerlo presente para poder actuar porque nos exige
reconocer que es muy difícil transformar y, sin embargo, seguir afirmando que existe el
sentido de la posibilidad. Pero es un posible que aún no está materializado, por lo que se
deben tomar decisiones en las cuales hay una apuesta que no se puede descargar en otros.
El proyecto cooperativo aporta a la sociedad en tanto promueve y educa en solidaridad,
democracia y equidad. Sosteniendo esa lucha dentro de un marco empresarial, lo cual no es
sencillo, pues es el reto de no desaparecer en el empresarismo ni en la atomización de la
comunidad. Una forma de resistir que cada vez es más necesaria y que ha sido una de las
fortalezas y búsquedas de Confiar, es la de articularse, tanto internamente: en las actividades
culturales y formativas para sus asociados y empleados, como externamente: con otras
organizaciones sociales con las cuales se comparten visiones y proyectos.
Cuarto panelista: Jorge Testero. La experiencia solidaria, educativa y cultural del CCC (Centro
cultural de la cooperación, Floreal Gorini).
No se puede imaginar a un ser humano por fuera de la cultura. Somos seres que nacemos sin
saber nada y es preciso un grupo, un colectivo, una familia que nos forme y nos convierta en
seres humanos. Somos conscientes de nuestra mortalidad, conscientes que somos únicos,
diferentes y a la vez iguales. La consciencia sobre estos cuatro aspectos de la humanidad va a
acompañar una lucha ideológica que determinará su rumbo.
Bajo una concepción de la economía como una relación con los bienes escasos, contraria a la
visión capitalista de la economía que afirma que su desarrollo no tiene límites, los socialistas
hacen una defensa de la no explotación de los hombres por los hombres que es, en pocas
palabras, el reducto sobre el cual se basa el modelo económico actual. A partir del socialismo
se crearon diversos movimientos como el cooperativismo, el sindicalismo, el mutualismo,
entre otros. Los pioneros de Rochdale, fundadores del cooperativismo, no sólo querían
resolver sus problemas económicos, sino cambiar el mundo. Fue un movimiento que surgió
bajo la idea de transformar a partir de la democratización y participación de procesos de
producción con la construcción de las cooperativas. Una de las apuestas ideológicas que hace
31
este movimiento, bajo el precepto de que no hay proceso cultural, ni educativo que no tenga
que ver con el individuo, es la necesidad de incluir la lucha social contra el analfabetismo, la
educación y la cultura. Teniendo la cultura y la educación como dos pilares fundamentales
para la transformación social, el cooperativismo en Argentina buscó desde el principio un
espacio para la biblioteca, la lectura, la tertulia y otras expresiones culturales, ya que todo esto
se consideraba indispensable para la emancipación.
Argentina es un país diverso, cosmopolita y políglota, debido a las inmigraciones que llegaron
principalmente por las guerras europeas. Los primeros inmigrantes provienen de Rusia y
fueron exiliados por el régimen zarista, luego llegaron inmigrantes de Italia, Alemania y
España, junto con los judíos que vienen huyendo del régimen nazi. Estos últimos
posteriormente van a constituir un sector importante en el cooperativismo. Debido a las
vinculaciones de algunas comunidades judías con el socialismo y la izquierda, ésta fue una
comunidad muy reprimida por el sector tradicional y de derecha de la Argentina. Hubo
campañas ideológicas para satanizar los extranjeros a partir de la creación de un mito de
origen del pueblo argentino, por ejemplo el Gaucho como símbolo de bondad, libertad y
oposición al extranjero.
Un poco de la historia política y social de Argentina nos permite identificar cómo se ha
consolidado y qué crisis ha tenido el cooperativismo allí. En 1945 el peronismo fundó un
estado de bienestar del lado del socialismo, el cual cayó una década más tarde y con su caída
también se fue acabando el estado de bienestar, en cuya agonía continuamos. El fin del estado
de bienestar promovió la creación de cooperativas de crédito y se llegaron a crear unas 90
cooperativas. Paralelo al crecimiento del movimiento cooperativo tuvo lugar una división del
sector judío entre sionistas y no sionistas, el primero inclinado a la derecha y el segundo a la
izquierda. Esa fragmentación de la comunidad judía también afectó el sector cooperativo,
donde hubo un auge de cooperativas que desde su fundación se acompañaron de un proyecto
educativo que intencionara la formación de los propios dirigentes sociales. En 1966 hubo un
golpe de estado que afectó de forma muy dura el cooperativismo y durante esta dictadura
resultaron muy perjudicadas las cooperativas de crédito. Sólo tras el fin de la dictadura
comenzaron un proceso de recuperación muy largo. Diez años después la república Argentina
enfrentó un nuevo golpe de estado y aunque no hubo una persecución frontal del
cooperativismo, sólo estaba permitido el crédito a través de bancos cooperativos y se exigía
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un capital mínimo, obligando a las cajas de crédito a fusionarse entre sí de forma compulsiva y
no voluntaria, pues cada una tenía su historia, sus referentes, sus dirigentes, sus improntas,
etc. Por esas fusiones al final sólo pervivió un banco cooperativo, el cual ha respaldado de
forma decida la continuidad y consolidación del movimiento cooperativo en el país.
En este proyecto cooperativo de la Argentina surge un dirigente social muy fuerte: Floreal
Gorini, cuya apuesta era mantener la lucha cultural de la forma más amplia posible utilizando
los propios recursos. El movimiento se va fortaleciendo y llega a tener fondos propios
suficientes para construir un edificio que se ha convertido en un emblema a nivel nacional e
incluso internacional de la cultura Argentina, en la actualidad el proyecto lleva el nombre de
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, en honor a su dirigente que ya falleció. La
construcción de este movimiento por la batalla cultural se hace con la intención de avanzar en
la transformación social. En su momento Floreal Gorini toma las palabras de Fidel, que dicen
Para lograr la utopía la principal batalla es la batalla cultural.
A partir de los años 90, con la caída de la Unión Soviética, se desata el modelo económico del
neoliberalismo que se impone en todo el mundo, afirmando los preceptos de los primeros
liberales a propósito de promover el libre mercado y la no intervención del estado, de modo
que las fuerzas del primero actúen con libertad. Se trata de postulados que inicialmente
habían sido hechos por los liberales y a los cuales sólo se le han añadido los rasgos de la
modernidad reciente. Esta impronta se impone en el mundo principalmente por Margaret
Thatcher, primera ministra de Inglaterra, y por Ronald Reagan, presidente de EE.UU, trayendo
problemas no sólo a nivel económico sino también a nivel social por el individualismo que
promueve. Los países más débiles se ven obligados a cumplir la exigencia de abrir sus
mercados a los países más fuertes, de forma que las industrias y economías incipientes del
mercado interno son arrasadas por la inundación de productos externos. Lo anterior significa
para Argentina, y seguramente otros países, la caída de la economía, y el surgimiento de una
ola de violencia como producto de las dificultades sociales.
Estos problemas, sociales y económicos, se vienen combatiendo desde hace muy poco tiempo
a través de una salida política que no sólo busca solucionar los problemas sociales sino
también hablar sobre ellos y poner el debate sobre la mesa. Esa intención de discutir, pensar y
debatir sobre aquello que ha causado las problemáticas sociales y económicas, y lo que ellas
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mismas acarrean, ha abierto las puertas a la batalla cultural. El cooperativismo también
asume su papel en esta lucha y desde el Centro Cultural de la Cooperación, Floreal Gorini se ha
dado la batalla con los programas culturales y la formación de jóvenes en diversas áreas de las
ciencias sociales y las artes, tratando de abarcarlas todas o las más importantes. La principal
intención del centro cultural es formar pensadores de izquierda que encarnen la batalla de las
ideas, y para ello necesariamente tienen que conocer a los pensadores que son referentes en
las ciencias sociales, así como la historia, los objetivos de la instituciones solidarias y conocer
la lógica y los pensadores del sistema que se quiere controvertir. La principal actividad que
debe hacerse en materia de batalla cultural es formar jóvenes críticos, formar docentes y
dirigentes, pues en estos recae la tarea de crear conciencia social que en últimas es la que
debe convocar a la sociedad a luchar contra el sistema, a engrosar la población indignada. Por
último la batalla se pone en el accionar político, pues es allí donde puede tener lugar el cambio
social. Es necesario aprender, hablar y hacer política, rescatando el papel de ella, arrancándole
la corrupción y volviendo a confiar en ella.
Conversatorio Final. Moderadora: Martha Lucía Restrepo Brand. Panelistas: Carlos Mario
González, Gabriel Jaime Arango, Oswaldo Gómez y Jorge Testero
¿Qué retos tiene la ciudad frente al deseo de la transformación?
Debemos replantearnos el papel que cumple la institucionalidad en nuestro país. No para
adjuntarle toda la carga ni toda la responsabilidad en tanto operadoras y accionadoras de un
desplegar social, pero tampoco pensando que se trata de un terreno baldío sin posibilidad de
que de allí algo surja. Nuestras organizaciones tienen un interés social, un fundamento teórico
que nos da cohesión y coherencia, pero es menester pasar de las ideas —imprescindibles, por
supuesto— hacia una acción articulada entre todas las propuestas sociales, de modo que
empiece a perfilarse en un horizonte político; es decir, que nuestro quehacer no se quede en lo
local ni en lo micro sino que vaya configurando búsquedas de un cambio estructural, cambio
que es posible gracias al accionar político. En este sentido vale la pena decir que la
importancia de los jóvenes en los procesos sociales no es baladí pues son ellos quienes en su
desesperanza (desesperanza esta que aún no llega al pesimismo) han de hacerse con razones
por las cuales luchar, conocimiento con el cual pensar y diagnosticar este país y esta cruda
realidad que en suerte nos es dada vivir.
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¿Está perdida la lucha en el ámbito universitario? ¿Cómo hacer que la universidad vuelva la cara
a la sociedad?
En Colombia hemos tenido y de hecho tenemos una triste historia de asesinato de los líderes
sociales. Es más que obvio que la importancia de los líderes radica en que son de excepcional
aparición y formación, son ellos y ellas quienes convocan y logran que una comunidad actúe
con organicidad. Las organizaciones que nos reunimos hoy tenemos un claro horizonte en la
formación de líderes y dirigentes sociales que a su vez logran ver la política como herramienta
fundamental para el cambio estructural. Nuestro tiempo ha sumido las organizaciones
sociales en pequeñas luchas individuales o individualistas y muchas aún no pueden abrirse a
hacer un trabajo conjunto, máxime cuando las ambiciones que dan forma a su trabajo se limita
a realizar algún cambio en su comunidad y sólo en su comunidad. El individuo individualista
niega toda posibilidad a pensar y actuar la ciudad, éste sólo cree y ve lo que lo beneficia y va
en pro de ello perdiendo cualquier relación con la polis y con el semejante, presente también
en su mismo contexto y tan ciudadano como éste.
Quien tenga la posibilidad de acceder a los bienes culturales de la humanidad debe por
obligación socializarlos, hacer del conocimiento un asunto democrático y no de altas élites
académicas.
Así pusimos punto final a nuestra jornada cultural que empezó con la activa participación en
la Fiesta del libro y la cultura y terminó con el Foro de la solidaridad, mediando la palabra, la
planeación, la conversación, el entendimiento, y dejando en el horizonte un plan de acciones
compartidas y en el espíritu de cada uno de los participantes la convicción por la pertinencia y
valía de las causas que nos hemos propuesto defender.
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Reflexiones centrales que ha dejado esta jornada
“El futuro no es un porvenir sino un porhacer”.
Movimiento estudiantil chileno.
Mucho circuló la palabra durante estas dos semanas y mucho nos resta por agradecer a
quienes hicieron posibles tan nutritivos encuentros, no obstante, es posible ubicar algunos
elementos en lo que una y otra vez se insistió, pues son ellos los que nos dan luces para
acciones estratégicas que nos quedan para el futuro inmediato.
- La forma en la que se concreta el cooperativismo y el movimiento social en cada país es
producto de la historia propia, por eso el conocimiento y el entendimiento de ella es
imprescindible. Urge que en Colombia adelantemos procesos de formación que nos
ayuden a que los líderes sociales y los ciudadanos en general construyan sólidos relatos de
la historia propia, de la historia del mundo y de la historia de la propia organización. La
historia es imprescindible para la política, sin ella no podremos motivarnos a la acción
colectiva.
- Por más difícil que sea el panorama, por más oscuro que veamos el futuro, no hemos de
desanimarnos porque toda sociedad cuenta con reservas populares y eso permitirá que
en cualquier momento surja algo. Hay un carácter acumulativo en las luchas sociales, pues
aunque hay derrotas de ellas queda siempre un capital social.
- Ya es hora de que empecemos a pensar nuestro país como parte de una patria grande que
es América latina. Es el tiempo de superar ese aislamiento político y económico que hemos
tenido y que nos ha llevado a un aislamiento cultural. Por ello se hace imprescindible
entender a profundidad y, en consonancia con ello, articularse a proyectos como el
Mercosur, el Unasur y el Alba, los cuales se vienen proponiendo no sólo como estrategias
económicas sino también como culturales.
- Por sus orígenes socialistas, por los valores que promueve, el cooperativismo está llamado
a contribuir a la formación de una sociedad diferente que sea post‐capitalista, así que
todos los esfuerzos culturales y educativos que se lleven a cabo han de tener en el
horizonte la política, pues es en ese escenario donde se define la sociedad que logremos
construir. El cooperativismo no es una alternativa en sí mismo, sino un respaldo
fundamental para una experiencia política que sea alternativa. La experiencia de los
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partidos políticos sigue siendo imprescindible para este accionar político al que nos
referimos. Además, atender y aportar a la implementación de políticas públicas es una de
las estrategias a llevar a cabo.
- La pareja DemocraciaEficiencia es el dilema supremo que tienen que encarar las
cooperativas cotidianamente, pues son un proyecto colectivo que busca que la gente se
organice y participe, pero al tiempo se ocupan de lo económico y ello les exige que sean
muy eficientes para garantizar la sostenibilidad y para mostrar, con hechos concretos, que
también el pueblo puede hacer sus propias empresas y manejar sus propios recursos.
- Urge entender que al movimiento social y cooperativo le compete formar sus propios
líderes e intelectuales de izquierda, unos que sean orgánicos del movimiento social, pues
la formación universitaria se circunscribe a lo técnico cuando no a la reproducción
ideológica del capitalismo. Por eso la cultura tiene que ser entendida como algo que va
más allá del arte y se ocupa de las ideas y la formación. Ahora, un proceso de formación
requiere sistematicidad, metodologías, contenidos, articulaciones, prácticas coherentes
que contribuyan al pensamiento crítico y a la acción social y política.
- Un dirigente social es un hombre o una mujer que sabe hacerse a un amplio contexto
aprendiendo de la acción que ejerce, de la palabra que comparte con los otros y de los
libros que aborda. Algunas de las referencias bibliográficas y de pensadores argentinos y
de América latina que dejaron nuestras conversaciones son: Simón Bolívar, José de San
Martín, Juan Bautista Justo (Fundador del socialismo en Argentina), Simón Rodríguez, José
Carlos Mariátegui La Chira, Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Horacio González, Antonio
García, Álvaro García Linera (vicepresidente bolivariano), Emir Sader (Ideólogo del
Partido de los trabajadores del Brasil), Atilio Borón, Pedro Páez Pérez, Ricardo Foster,
Enrique Wolf (Periodista argentino muy combativo y referente importante para ese
gremio), Jorge Beinstein, Luis Britto García, Cecilia Garoti (Texto “Las muertes
silenciadas”).
Invitados y moderadores
JORGE TESTERO. Editor. Periodista. Ex Director del Complejo Cultural de la Cooperación de
Rosario. Miembro del consejo de redacción de las revistas El ABC de la lectura y Sissi (1988‐
1995). Docente de Idelcoop (1980‐2004). Miembro de la Cátedra de Crítica Literaria II, Esc de
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Letras UNR (1988‐1992). Director Editorial del Centro Cultural Cooperativo de Argentina
(2007‐actual).
GABRIEL JAIME ARANGO. Gerente Gestión del Conocimiento ‐ Comfenalco Antioquia. Filósofo
y periodista.
CARLOS MARIO GONZÁLEZ. Intelectual colombiano nacido en Medellín. Cursó estudios de
licenciatura en la Universidad de Antioquia y luego de Maestría en Historia en la Universidad
Nacional y en Historia de las Mentalidades en la Universidad de Buenos Aires‐Argentina.
Profesor de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín y miembro fundador y de la
Junta Directiva de la Corporación Cultural Estanislao Zuleta.
CARLOS GUTIÉRREZ. Director de Le mond diplomatique en Colombia y editor de las
publicaciones Desde abajo.
MARTHA RESTREPO BRAND. Directora de la Fundación Confiar.
SANDRA JARAMILLO. Directora de proyectos de la Corporación Cultural Estanislao Zuleta.
ALEJANDRO LÓPEZ. Director ejecutivo de la Corporación Cultural Estanislao Zuleta.
ISABEL SALAZAR. Miembro de la Corporación Cultural Estanislao Zuleta y coordinadora de los
proyectos Voz y letras y Club de lectura internacional. Maestra.
Edición de estas memorias: Sandra L. Jaramillo R.
Elaboración de textos: Andrea Jiménez, Aura Rendón, Camila Jiménez, Daniela Cardona, Diana
Suárez, Santiago Gutiérrez, Vincent Restrepo.
Integrantes Corporación Cultural Estanislao Zuleta.