marcas de ├®poca en la infancia actual

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Mar cas superpuestas Mario Waserman Mi intención en este escrito es proponer algunos temas para la discusión en lo que va ser un encuentro entre psicoanalistas sobre las marcas de época en la infancia. Es un escrito que presenta cierto desorden porque su motivación mayor es originar aportes y discusión acerca del tema con los psicoanalistas y todo aquél que tenga que trabajar en la salud mental con niños . Pospondremos pues el orden para un momento posterior. Es obvio, pero conviene mencionarlo que solo podremos nombrar y discutir algunas de las marcas de época pues si fuese nuestra intención nombrarlas todas caeríamos en una lista que tendería a hacerse infinita ya que en los tiempos en los que nos toca vivir van metamorfoseándose continuamente, y antes de que tengamos tiempo de pensar suficientemente en una ya aparecen otras insinuándose. Ante tamaña dificultad me he restringido a unas pocas que tienen relevancia en nuestro campo de trabajo.

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Marcas superpuestas

Marcas superpuestas

Mario Waserman

Mi intencin en este escrito es proponer algunos temas para la discusin en lo que va ser un encuentro entre psicoanalistas sobre las marcas de poca en la infancia. Es un escrito que presenta cierto desorden porque su motivacin mayor es originar aportes y discusin acerca del tema con los psicoanalistas y todo aqul que tenga que trabajar en la salud mental con nios . Pospondremos pues el orden para un momento posterior. Es obvio, pero conviene mencionarlo que solo podremos nombrar y discutir algunas de las marcas de poca pues si fuese nuestra intencin nombrarlas todas caeramos en una lista que tendera a hacerse infinita ya que en los tiempos en los que nos toca vivir van metamorfosendose continuamente, y antes de que tengamos tiempo de pensar suficientemente en una ya aparecen otras insinundose. Ante tamaa dificultad me he restringido a unas pocas que tienen relevancia en nuestro campo de trabajo.

He enviado asimismo un trabajo anterior sobre el mismo tema (de 1998) titulado Ser nio hoy que complementa este escrito y muestra las diferencias que tan pocos aos pueden generar en la mente de un psicoanalista.

La desaparicin del juguete?

La computadora a diferencia del televisor, no es slo una mquina de mirar sino que es al mismo tiempo y sobre todo un aparato de escritura, de ah que lo esencial de la computadora resida en el teclado aunque ste se reduzca a veces slo a dos o cuatro teclas. La funcin del tecleador- protoescritor- es fundamental a la esencia del sistema. El jugador se reconoce en la pantalla porque deja su marca all, lo cual define, en esencia, un acto de escritura. Lo novedoso es que su escritura no es slo la antigua marca de un trazo o de una letra sino la escritura de una accin. Un mal signo le puede costar al yo de ficcin al menos una vida en un juego. Se establece en ese juego una interaccin entre un humano y un autmata. Un jugador interacta con una mquina que le responde. Todo error de escritura y todo acierto queda marcado. Si el nio acierta el autmata lo recompensa con una felicitacin, si no acierta el autmata lo castiga. La mquina es el experimentador y el nio el animalito de la experiencia. El observador toma nota que hay muchos humanos que se vuelven locos cuando no le pueden ganar a la mquina, se enojan , explotan, la patean, la insultan , lo que muestra el poder emocional de esa interaccin con un organismo de silicio cuando sta no le entrega lo deseado. Y todos parecen tener un umbral de tolerancia a la frustracin al silicio muy baja. A diferencia del juguete este organismo que simula en si mismo lo viviente no puede ser roto en pedazos en este ataque de rabia ni puede ser roto para buscarle el alma como dice Baudalaire que los nios hacen con sus juguetes segn la versin de Agamben. Es un juguete demasiado costoso y poco maleable como para ser desarmado en pedazos.

Este aparato se ha convertido en el juguete preferido de los nios y la mayora de los pberes y jvenes de nuestra poca. A los adultos muchas veces hay que prohibrselos en sus trabajos porque tambin caen ante su canto de sirenas. Esta unificacin del juguete es un elemento a considerar en nuestra pregunta sobre su desaparicin. Al ser el juguete de todos, sigue an siendo el juguete especfico de los nios ? Otra rasgo a tomar en cuenta y por cierto el ms significante es que su realidad virtual es demasiado parecida a la realidad a secas, y se busca que este rasgo se incremente lo ms posible. Resalt ese demasiado porque se acerca peligrosamente a la esfera de la realidad prctica. Pensemos, como se vio acertadamente en un film que se llam juegos de guerra, que no hay mucha diferencia entre la guerra real que los generales dirigen desde una pantalla y la guerra imaginaria que despliega un nio que juega juegos de guerra. No hay mucha diferencia entre gobernar una ciudad verdadera y gobernar una ciudad imaginaria en el Sincity. Nunca fue ms cierto que el juego imaginario contiene algo de preparacin para la realidad futura porque nuestros nios se preparan para la guerra del futuro y la poltica del futuro con un juguete en todo similar al arma del futuro o a la ciudad del futuro. Si bien por su como si sigue siendo un juguete su corporeidad es demasiado real. Quizs eso tenga algo que ver con que es tan fcil pasar del juego al acto. Ya no es necesario aprender la tecnologa de la realidad prctica, los nios nos pueden ensear como se maneja la realidad prctica porque su juguete preferido pertenece a esa esfera. Viceversa, nos manejamos torpemente en la realidad prctica porque no tenemos experiencia suficiente en el juguete infantil.

Este plus de realidad no est en los juguetes tradicionales que nosotros estamos acostumbrados a ofrecerle. Este deseo de realidad en todos los planos es una marca de poca de la infancia. Con un scooter de juguete un chico podra ir a la escuela. Es el scooter un juguete? Con una computadora un nio dotado puede hackear un sitio que contenga datos bancarios o chatear con un adulto como si l mismo lo fuese. Es la computadora un juguete? Conserva el carcter esencial del juguete?

Si el televisor nos permita espiar lo que pasa detrs de la puerta cerrada y poner la escena primaria con sus escenas de sexo explicito delante de toda la familia , la computadora nos permite ms ,nos permite interactuar con las personas o personajes -no se sabe bien- que estn dentro de la habitacin y participar de esa escena . La amenaza de castracin parece haberse corrido del tocarse a entrar en un sitio pornogrfico. Pero una cosa es la fantasa masturbatoria y otra ese plus de realidad, ese demasiado que contienen los sitios de Internet al cual los nios entran, si no es en su casa es en la casa de sus amigos. Estar ah. Estar al mismo tiempo ac y all donde otros tan reales o virtuales como yo estn. Ese espacio es todava transicional? Es el espacio transicional propio del juego? Hay demasiado de la realidad externa para cumplir ese cometido. Hay mucha solucin de problemas prcticos, lgicos, mucho de pulsin espica y poco de creacin potica, de realidad interna, de fantasa.

El Chat, el ICQ, ahora el Messenger (los cual es en si mismo son ejemplo paradigmticos del mensaje de texto y de la ausencia-presencia) se transformaron en un elemento muy vital de la computadora que los nios usan. Son esos juegos ?Pueden charlar con amigos cuya identidad nos es conocida y tambin y sobre todo, lo ms excitante, con gente desconocida ,ya que su identidad est detrs de un sobrenombre como si fuera un antifaz detrs del cual puede haber cualquier rostro. Ha habido muchas casos donde seducciones de orden perverso se han desarrollado va Chat, lo cual muestra el enorme poder del discurso verbal y escrito en la maquinaria visual por excelencia.

El chat , sobre todo en el mensaje de texto del celular, lleva a otra gramtica y otra ortografa alejada de la construccin escrita que nos era habitual y por ello constitutiva . El desafo es acortar la frase lo ms posible, usar el poder del sonido de la letra al mximo por caminos alejados del placer del dibujo ,de la ortografa y la caligrafa, sta ltima en va de extincin. Asistimos a la creacin de una nueva ortografa. Cmo se corregirn esos dictados? Los nios que aprenden a leer y escribir pronto tendrn celular y mandarn mensajes de texto. A los tres aos ya se comunican con sus padres por celular. Es el celular un juguete? No es el celular de un nio exactamente igual al celular del adulto?

Parece que la tecnologa nos fuera llevando a una escritura de acciones sin relato oral. Una escritura de acciones lgicas, estratgicas muy alejadas de la escritura del inconciente, con una satisfaccin pulsin inmediata. Los milagros del marketing han conseguido simultneamente imponer a los nios la com-pulsin de comprar best-seller que pareceran una va de entrada al libro. No sabemos para nada que saldr de esa conjuncin de opuestos, la tecnologa virtual y el best-seller. La interrogacin nuestra pasa por la siguiente inquietud :Tendr este artefacto tan trado por los nios a las sesiones una influencia decisiva en la desaparicin del juguete? O se trata de una metamorfosis del juguete que no es tampoco sin consecuencias.

Recuerdo que los primeros juegos electrnicos que trajeron los nios a las sesiones estaban incorporados en pequeas maquinitas o en los relojes y los nios se pasaban parte de la sesin enfrascados en ese aparato. Como dije antes, nada de la realidad interna participaba en ese espacio transicional dentro de la mquina. Despus vino la apoteosis del game boy. Ya ahora el game boy es historia. Su nombre fue interesante, el juego nio o el nio juego, o la mquina que era un nio que jugaba .Ese nombre es todo un desafo- no es un play es un game, no es un play relacionado con el juego del teatro y el relato. Es un game, un juego de reglas. No es el play boy que quedo reservado como nombre emblemtico de la literatura ertica del siglo. Se trataba del game boy que luego evolucion a la play-station.

Un nio de nueve aos vino a la sesin con una especie de play station porttil al que llamaba por su potencia extraordinaria, la bestia. Era verdaderamente sorprendente el realismo de su grfica y su audio. Conjugaba el placer audiovisual del cine y de la interaccin virtual , es decir, la aventura. Qu otro juguete ms atractivo poda ofrecerle yo en mi consultorio. Todo luca tan anticuado, vaco, falto de vida. El es un chico muy amable y trat de restarle importancia a esa diferencia., tuvo que hacer para esto un importante esfuerzo. Tuvo que retroceder muchas pocas para retornar al juguete. Volver a ser un nio de m poca.

Por suerte, esperemos que esta bestia constituir para l una marca de su infancia, un recuerdo de infancia cuando est arrumbada en algn lugar de la baulera y con su recuerdo har comunidad con los nios de su poca, como nosotros lo hacemos con la nuestra. Si por un lado como vimos hay un plus de realidad que lleva a la desaparicin de juguete como resto, tambin es cierto que ese juguete que parece la realidad en su plenitud, tambin pasa. En la infancia contempornea, los Bay Blade , un juguete trompo que hizo furor de hace dos aos ya es historia de la infancia en la propia infancia , Los Pokemon ,el pasado reciente, los Transformers, la prehistoria, He man y Maszinger el comienzo de la humanidad. Un nio es capaz de olvidar sus pasiones y entonces hablar de su pasado. La infancia se va constituyendo constantemente como historia pasada. Los chicos muy chicos dicen cuando yo era chico Se sabe, afortunada o desgraciadamente, que no todas las marcas que se inscriben estn luego disponibles. An as, los primeros juguetes quedan arrumbados en un rincn del cuarto o son heredados por el hermano menor o en el mejor de los casos donados a un nuevo nio de la familia. En la infancia la historia de los juguetes hacen la historia de la infancia. Sin embargo, queda el interrogante en suspenso. Ese juguete de hoy es un juguete? .Y qu efectos tienen este tipo de juguetes y juegos en la constitucin subjetiva? Esta es una pregunta muy pertinente, porque tenemos todo el derecho a preguntarnos si estamos frente al acontecimiento de la desaparicin del juguete. Aqu hay que recordar consideraciones de Giorgio Agamben sobre el juego y el juguete. Esta pregunta es sorprendentemente pertinente para nuestra sala de juegos. Hay una decepcin en el nio con nuestros anticuados juguetes que exigen la potencia de la imaginacin animista para cobrar vida. Ellos desean juguetes que al tocar un botn estn vivos.

No estamos nada lejos del juguete robot que interacte con el nio como un semejante robtico. Ya hay mascotas que responden a este modelo. Quin ser entonces el pequeo otro para el nio, otro nio o el robot? Sobre que semejante construir su imagen, sobre que semejante surgir el yo? Qu pasa all con la esencia del juguete segn la interesante visin de Agamben. Conviene citarlo: Un vistazo al mundo de los juguetes muestra que los nios esos ropavejeros de la humanidad, juegan con cualquier antigualla que les caiga en las manos y que el juego conserva as objetos y comportamientos profanos que ya no existen... El carcter esencial del juguete- en ltima instancia el nico que puede distinguirlo de los dems objetos-es algo singular que solo puede captarse en la dimensin temporal de una vez y un ya no ms...el juguete es aquello que perteneci- una vez, ya no ms, a la esfera de lo sagrado o a la esfera prctico-econmica. (1) Es esto todava as?

Desaparicin de la infancia?

La pregunta por la desaparicin del juguete trae una carga en su cola. Desaparece la infancia? O por lo menos. Se est acortando la infancia? Hasta hace poco yo crea que haba sido tragada por adolescencia, ahora ya dio un paso ms.

Una colega me coment que una nia de siete aos le dijo a su madre a la salida de la sesin porqu la haba trado a lo de una psicloga inexperta. (Fjense ustedes el trmino) Preguntada porque era inexperta dijo no estar de acuerdo con una interpretacin de la psicloga sobre la normalidad del llanto de su madre. La nia haba dicho que la que necesitaba anlisis era la madre y no ella porque la madre haba llorado por su separacin durante ms de una hora y ella consideraba que eso era anormal, que debi haber sido mucho menos.

Este no es un caso nico. Las nias pequeas que mis colegas y yo vemos en la clnica y por pequeas nos referimos a primer y segundo grado no son las candorosas e inocentes nias que llenaban de ternura nuestras almas. Son digmoslo- no valorativamente sino descriptivamente: fieras. Por cualquier motivo se exasperan, discuten y gritan. Pero lo significativo es la manera de comportarse que une una conducta adolescente en la seduccin con una modalidad que copia las conversaciones de la mam con las amigas. Ella es todo un personaje. Los varones le van un poco a la zaga, pero slo un poco: un nio de ocho aos se dirige a su profesora de educacin fsica que diriga un partido de foot-ball con ademanes furiosos y gritos despus que l se sinti perjudicado porque la profesora no cobr un falta contra l : -Porque no cobraste? No viste lo que me hizo? -No, no lo v responde la profesora- Pero para qu ests ac? No ves que sos una boluda. No se trata de un caso aislado. Es una falta de distancia con el adulto que es endmica.

En un contexto social, el comportamiento encantador, pero absolutamente mimtico de lo adulto se puede ver en el canal de cable, en el programa Utilsima, donde un grupo de nias pequeas desarrollan una cocina gourmet y entretienen con canciones de moda. El programa se llama Cocineritas. Aqu no se trata de nios muy pequeos como los agrandaditos que divierten por su absurdo, sino profesionales del medio. Tan profesionales son esas nias, que cocinan y hablan igual que sus mams que dejan mal parada a la conductora, que debe tener sus treinta aos pero parece mucho ms infantil que las pequeas nias.

Cabe naturalmente, ante esa ruptura de la distancia entre lo infantil y lo adulto, preguntarse: se estar acabando la infancia? Se pasa directamente del kindergarten a la vida prctica

Qu pas con los nombres?

Los nombre propios nos muestran ms que otra cosa que somos el sueo de una poca Hay pocas de Martas, otras pocas de Beatrices, otras de Mario, otras de Gustavo. Modas de nombres que se forman en un reservorio del imaginario social que est siempre bullente. Pero entre nosotros, - es un fenmeno local que no s si se extiende ms globalmente- algo raro pas con los nombres. Somos, sueo de la poca con un ideal que yo llamara irreal. No hay una figura real detrs de los nombres sino seres de fantasa salidas de un sueo de gratificacin ingenua. Parecen nombres para vivir en el reino de la fantasa de Walt Disney. Como ejemplo paradigmtico recuerdo los nombres de las hijitas del Diego Maradona: Dalma Nerea y Gianina Dinora -seguramente, en la historia individual del gran jugador tienen algo que ver con su permanencia en Italia y el imperio romano, pero hay un ms all del caso particular porque hay una generacin entera de nombres muy extraos a nuestra tradicin- Cabe la pregunta: Qu pas con los nombres? Cual es el sueo para nuestros pequeos? Dnde pensamos que van a vivir? Qu races tienen esos nombres? Parece que hemos tenido con la globalizacin y el uno a uno una fantasa de un mundo de fantasa. En su opuesto, estn los nios fagocitados por la supertradicin religiosa, pequeos fantasmas salidos de las sinagogas de Rusia, Lituania y Polonia que vuelven a la vida tal como fueron antes de ser llevados al holocausto. Dos polos de una angustia de desubicacin, de una fantasa de saltar la poca, de saltar la realidad.

Marcas constitutivas de la contemporaneidad.

No puedo extenderme en esta presentacin mucho tiempo as que pasar a una nueva temtica para concluir la presentacin que como ustedes vern es muy limitada.

Somos una subjetividad que se construye a travs de las marcas .Somos nuestras marcas. Somos un libro marcado, un libro subrayado. Sus hojas en blanco son una marca tan fuerte como sus hojas escritas. Sealamos cada nuevo da que pasa con un marcador invisible que nos ubica en el tiempo. Sin ese marcador estamos perdidos en el no tiempo. Somos un tatuaje que habla y cuenta su historia. Somos una pintura rupestre colgada en la pared del living. Somos nuestros piercings. Somos nuestra circuncisin. Somos nuestra no circuncisin. Somos nuestro bautismo, nuestra comunin, nuestra bar mitzva ,etc. Pero tambin y an ms marcados estamos por nuestro atesmo, por nuestro rechazo a los ritos consagratorios de las religiones, por nuestro modernismo. La lista de las marcas es extensa e intensa. Pero yo pondra justamente al modernismo y al iluminismo como la marca inicial entre las marcas contemporneas. Si tenemos que hablar de marcas contemporneas tenemos que empezar por ah. Nacemos con las ideas-marcas del modernismo incorporadas. Con sus ideas de razn, cambio social y valoracin de la sensualidad corporal. No estoy diciendo que est en nuestro cdigo gentico pero si impregna la cultura occidental contempornea y est a la disposicin de la infancia muy tempranamente. Derechos humanos universales del nio forman parte del discurso social.

Aunque aun hoy en da, segn un informe de Bob Geldolf , se venden 5000 nios por ao en frica como esclavos este hecho es percibido como una aberracin y no como un estado natural de las cosas. Los nios de la calle son percibidos como una anormalidad social. Esta herencia se la debemos a las ideas revolucionarias de la modernidad. Si bien el comercio sexual y la prostitucin infantil estan en apogeo esto est ubicado como una afrenta monstruosa a los derechos del nio en tanto persona. El modernismo dej una herencia constitutiva de la contemporaneidad, de la que resulta difcil pensar en retroceder. Pues hasta los poderes ms conservadores no se animan a retroceder tanto.

Pero tambin hay marcas posmodernas surgidas por este fracaso del proyecto moderno y estas marcas posmodernas estn superpuestas a las marcas modernas, muchas veces tapndolas por completo, hacindonos temer por su disolucin. Las marcas posmodernas ponen en riesgo la igualdad y la fraternidad porque enaltecen al mximo el consumo y el logro individual. Las marcas de los productos de consumo son las marcas de la poca. El nio posmoderno, es el nio consumidor de marcas. Su ser depende de la marca que es capaz de portar. Ya no se trata de las insignias del padre, se trata de la marca del producto, o quizs, las insignias del padre pasa por los bienes que el padre le puede comprar. Se nota enseguida que no se trata de ningn tipo de identificacin introyectiva sino, a lo sumo, de una identificacin mimtica. El nio es un consumidor tan vido como el adulto, el sigue sus pasos y se sorprende de que existan cosas que no se puedan comprar, cosas que hay que fabricar en la propia mente. Los chicos ahora hacen sus trabajos sacando informacin sobre un tema en la Internet, cortan, pegan e imprimen sin siquiera leerlo. Internet es un gran negocio donde los chicos tomas conocimientos como si los sacaran de un kiosco. Milagrosamente, no necesitan leer ms que el ttulo para escribir un artculo de veinte hojas.

El DNI( cdula de identidad), el DNA y la IMAGEN.

En tanto marca contempornea somos un nombre sin tradicin y tambin un nmero , un nmero nico, un nmero de identidad .Sin ese nmero no tenemos existencia social. Nuestro nmero es nuestra identidad ms importante ante la ley. Los nios son ahora su DNI y su DNA No eran ninguna de las dos cosas antes.

No hay que olvidar el peligro del nmero, el peligro de ser, para el Estado, slo un nmero. Ser ese nmero ha quedado en la historia como un ejemplo mximo del terror. Ejemplo mximo de la marca en el siglo XX. La marca por excelencia de la niez del siglo XX. 1939-1945 (la marca en el brazo de la 2 guerra mundial).

El DNA est ya entre nosotros. Con su carga buena que permite la deteccin de trastornos tempranos evitando as mucho sufrimiento, pero tambin con el peligro de constituir una marca de superioridad-inferioridad que pueden determinar un destino. No sabemos nada sobre la identidad de DNA en la identidad del nio del futuro.

La imagen ha alcanzado su paroxismo. Los nios son maniticamente fotografiados y filmados desde antes de su nacimiento. Se construye sobre l un monumental archivo de imgenes. Y el mismo se ha convertido, con la cmara en el celular, en un documentador obsesivo. Que va a hacer l con tanta documentacin. Que exagerado narcisismo estamos construyendo? No contribuye esta mana a alejarnos definitivamente de la experiencia y alejar al nio de ella. La exhuberancia de la fotografa nos muestra paradojalmente- lo efmero que es el yo. Cuando observamos una imagen de nosotros despus de una msera dcada, como nos cuesta reconocer en esa imagen a ese que fuimos. Hay un cierto aire de familiaridad, pero est muy lejos. No es la imagen la que da continuidad al yo. Al contrario, parece alejarla.

Este el siglo de la fotografa y sus desarrollos, desarrollos que hacen popular la eternizacin de un instante en el espejo. Queremos ver esa imagen una y otra vez. Apresarla para mirarnos sin tregua. Y es constante la vivencia simultnea que el momento es efmero y que la experiencia es inapresable en esa imagen, como lo recuerda Agamben. Hacemos a nuestros nios modelos permanentes, hacemos que posen para nosotros, que se eternicen para nosotros, como si pudiramos capturar el tiempo y llevarlo en un CD a nuestra casa.

Algunas aperturas para pensar.

Nos interesan hoy las marcas de la poca en la infancia. Marcas que se superponen en la subjetividad, porque la infancia si bien es un perodo corto, es al mismo tiempo muy prolongado y en ese breve perodo las marcas se van sucediendo porque el nio crece y la cultura que para nosotros parece estable para l cambia vertiginosamente. Antes de nacer el nio est ya inmerso en una cultura prenatal dominante que lo envuelve. Su nacimiento se ver marcado por la onda del momento. No son las estrellas sino la moda lo que marcar la forma de su nacimiento, su lactancia, su control de esfnteres y la estructura de su Edipo. Estemos atentos a esos movimientos. El psicoanlisis de nios no est aislado, est inmerso en una cultura viviente. Si no lo percibimos corremos el riesgo de quedar encerrados en un museo. Por otra parte, la cultura de la comida rpida, quiere alimentar a los nios con terapias al paso y con medicacin.

El psicoanlisis es un producto muy sofisticado que necesita de tiempo para su coccin. Va contracorriente en nuestro tiempo, pero an as avanza. Avanza en un presente que se desarrolla entre dos polos. En un polo est el terrorismo y la inseguridad laboral. En el otro polo, tapando el horror, la fiesta del consumo.

Agosto, 2005.

(1) Giorgio Agamben: Infancia e Historia. Adriana Hidalgo Editora.2003.

Ser nio hoy

Mario Waserman

Este escrito fue presentado al XI Congreso Metropolitano de Psicologa que se desarroll en Buenos Aires en el ao 1997.Su ttulo duplica el ttulo del mismo Congreso. Esto me oblig a un trabajo de apropiacin al cual otorgo una importancia similar a lo que despus se constituye como el mismo trabajo en s. Presento este escrito casi tal cual lo present en el Congreso. Sin duda necesita de un trabajo de ampliacin al cual estoy abocado, pero, an as, me parece suficientemente elocuente como para intentar su publicacin.

Aunque el escrito es breve no puedo ir directamente al grano, necesito al comenzar un espacio para lo introductorio, un espacio para los juegos preliminares, en fin ,un espacio para el placer. Cuando termine de introducirme desarrollar el centro del trabajo, lo serio, que incluye un intento clasificatorio de los nios que el analista encuentra en el campo de su trabajo en el hoy, en cualquier hoy.

En cuanto a lo introductorio, se trata en primer lugar de un ejercicio ldico alrededor del ttulo. (el trabajo de importacin- apropiacin al que hice referencia)La levedad del procedimiento no debe ocultar su pertinencia y su seriedad. Rescato el juego ,lo ldico de la niez, como un momento en la produccin de conocimientos en un terreno desconocido y como antdoto de la elocucin repetitiva del discurso del otro. A travs de cierto juego con las cadenas de significantes entrelazados a un grupo conceptual es posible producir un nuevo conocimiento, un conocimiento indito que el propio pensante no puede anticipar; y sin ese procedimiento que repito, rescata una experiencia constitutiva del pensamiento en la niez no hay modo de salir del discurso ya constituido.

Juguemos pues con el ttulo del Congreso ser nio...hoy para que termine en convertirse en ttulo de este escrito. Ser nio ..hoy a me conduce inicialmente a buscar en mis archivos a ver cmo est,en que estado est o se encuentra, mi infancia ...hoy. Ya que como es sabido mi infancia, como la de cualquier otro, cambia de tanto en tanto.

Hoy mi infancia est un poco mejor que ayer ,cuando yo era un nio, pero no est del todo bien, sigue constituida por algunos rasgos definitorios sobre los que he trabajado toda mi vida. Voy a traerlos a colacin por motivos epistemolgicos que ustedes encontraran mas que justificados el motivo central es que creo que la investigacin psicoanaltica no debe estar muy alejada del fantasma que desvela al analista. Cuando estn muy alejados, su trabajo, por mejor construido que est ,por mas tcnico que sea , parece carecer de significado.

Y mi fantasma tuvo en su fondo el ensamble de la sexualidad infantil y la guerra del siglo. Recuerdo(encubridoramente) muy bien los terrores de mi infancia, de las que, como dije, no estuvo ausente, aunque yo entonces no lo supiese, la segunda guerra mundial, vivida en la Argentina por una familia juda que haba dejado la mayora de sus miembros bajo el terror nazi en Polonia. Terrores de mi infancia que ojal fuesen recuerdos y no repeticin como efectivamente lo son an.

Yo nac en 1941 pocos meses despus que los nazis invadieran Polonia. Si bien mis sueos, cada vez que se presenta la ocasin, me hacen presente, bajo todo tipo de disfraz esos terrores que me constituyeron y que trabaron y traban a su vez la constitucin misma del deseo, an as, repito, si bien mis sueos representifican mis terrores hubo muchas cosas maravillosas en mi infancia que creo que nunca me resignar a perder y que guardo en m para que me acompaen siempre. En primer lugar estar rodeado del amor incondicional de mis padres y de mi hermano. Esta vivencia, a la que yo considero el enclave fundamental donde se asienta el yo, pertenece metapsicolgicamente a mi infancia y yo debo ubicarme en el lugar de nio para reencontrarla en su prstina existencia. Considero esta vivencia - complejo al que llamo la sagrada familia- como una invariante de la constitucin subjetiva, es decir, como una experiencia que debe hacerse presente en la estructuracin de un sujeto para otorgarle lo que Winnicott llama,continuidad existencial.

Esta presentacin de mi archivo personal titulado :como es mi infancia hoy tiene una gran importancia en el modo en que yo visualizo a los nios, de hoy y de siempre.

Para mi, que de algn modo soy un nio del holocausto -como todos los nios judos que nacieron del 40 al 45- para mi , los nios, los verdaderos nios estn siempre dentro del campo de concentracin. Yo me identifico con los nios de las fotos del campo parados detrs del alambrado. Sus ojos estn muy abiertos y ninguna risa se dibuja en sus caras. Los nios que estn afuera, que concurren felizmente a la escuela y a los cumpleaos estn lejos de la realidad. Lo nico que me protege en ese otro lugar - en esa otra escena- es un inmenso amor maternal. Una madre transida por el dolor y la angustia, por un sentimiento desesperado de no tolerar ms prdidas. Lo nico que me sostiene es el complejo de la sagrada familia que se opone al complejo de edipo en cuanto lugar de enfrentamientos, incesto y parricidio.

Desde all, desde el cerco que rodea el campo, yo me pregunto: Qu hacen los nios alegres despreocupados y ricos? Ellos no parecen pertenecer a este mundo. Este mundo, la realidad misma, es ese lugar siniestro detrs del alambrado electrificado.

Este fantasma me ayuda hoy, a ver a los nios que an hoy ,permanecen en esa situacin en la cual, por supuesto... yo nunca estuve. Lo mo es slo, afortunadamente, una construccin fantasmal. Esta construccin me ayuda a reconocer a los nios que hoy debo rescatar del dolor. Hay muchos nios de hoy que estn actualmente viviendo ese ayer. No necesito nombrarlos, todos vemos sus fotos en los diarios. Yo abogo por esos nios, por la marca indeleble, por el fantasma desolador que les dej su infancia. Rescato asimismo la heroicidad del amor parental, nico refugio esperanzado de una realidad social abrumadora. Este es el marco que mi inconsciente impone a la realidad. Estoy seguro que ,de ese modo, me acerco a la realidad, mas que alejarme de ella.

Un segundo juego: Ser nio...hoy... es un deber .(Tomo aqu el nombre del ttulo como si fuese una mxima)En primer lugar lo primero que un nio de hoy debe ser, es ser nio. Ser nio hoy o no ser nada. Lo primero que debe hacer es resistirse a la adultificacin ,resistirse a las armas , a ser invadido por el sexo explcito de los adultos, a la carrera universitaria pensada desde el jardn de infantes,etc.etc.

En cuanto al analista ,el debe poder ser nio en el hoy. Ser nio...hoy para el analista, va la bendita disociacin instrumental que ment J.Bleger es un deber ser en un doble sentido. En el sentido metodolgico al cual me refer al comienzo: Debe preservarse en lo ldico, eso del nio, que se constituye como juego del pensamiento y como humor y como imaginacin. No veo al analista de nios haciendo el muerto en un psicoanlisis. Un nio necesita un analista a lo Winnicott que haya preservado una zona de juegos y la pueda poner en juego. En segundo lugar, ser nio ...hoy es un deber del analista de nios, en cuanto a la identificacin. Es decir, en cuanto a saber ponerse en su piel, sentir su lugar. Mas precisamente, debe saber ponerse en el lugar del nio ,que hoy, sufre.

A veces nos traen a la consulta nios que no sufren, y hasta que no nos conectamos con su sufrimiento poco podemos hacer para ayudarlo. Debe haber para una ayuda, la que fuese, un sufriente. Sin esa identificacin con el nio que hoy sufre no tiene sentido nuestro trabajo ni los congresos que se hagan alrededor de el.

II

Vamos ahora a dejar el juego y entrar en lo serio. En primer lugar tenemos que considerar el trmino hoy. Hoy es un trmino que apunta a lo temporal, pero en este caso no se puede disociar de lo espacial , en particular del espacio geogrfico ,poltico y social. El hoy de hoy es muy diferente para un nio de clase media alta que vive en Manhattan, de un nio de la clase media empobrecida que vive en Buenos Aires. Tambin es muy distinto el hoy de un nio que vive en Barracas del que vive en Barrio Norte. Y ni que hablar de las diferencias abismales de un nio del campo o de una villa de emergencia. Para la mayora hoy sigue igual que ayer, un mundo de hambre, miseria y genocidio, nios cuya fortuna es sobrevivir a la violencia extrema de un medio que vamos a denominar alterado aunque sabemos que este medio alterado es an hoy el ms extenso y el ms "humano" de los medios.

Existe, como se ve, una particularidad del hoy. Pero tambin existe una universalidad del hoy, que en la contemporaneidad tiende a hacerse ms extensa por la evolucin que tienen los medios de comunicacin. Pero sin ir tan lejos, hay en principio una universalidad del hoy para todos los que participan del mismo calendario. Sea un nio de Canada o un nio de Tierra del Fuego, si usan para ubicarse en el tiempo el mismo calendario, ya esto implica un significante que esos dos nios comparten. Estn en el mismo hoy aunque estn en distintos hoy. As como hay un hoy calendario que unifica a la humanidad y a los nios, los calendarios concretos de cada poca cuentan la concepcin del tiempo en que se forma la niez de cada generacin. Estos son los diversos tipos de almanaque con los que cuenta cada generacin. Los de esta generacin de nios son digitales y estn incorporadas al reloj que en el nio de hoy es un objeto muy significativo. Donde un nio porta hoy un reloj digital el estms en su tiempo que uno que nunca lo haya llevado en su mueca. Cada almanaque reflejara como cada cultura particular y cada clase social pinta- digmoslo as - su tiempo, el hoy en el cual vive. Hay una universalidad del hoy que va mas all del calendario, y que es un efecto de la globalizacin y una causa de la misma. Una universalidad que est dada por ciertos iconos que han alcanzado un grado de universalizacin: como el papel - dinero, la coca cola, Maradona, la televisin, los vdeo - juegos, iconos que introducen el hoy en nios que viven en condiciones socioeconmicas muy diferentes y que introducen elementos discordantes y concordantes en su subjetividad.

Esta apreciacin del trmino hoy me lleva a una triparticin clasificatoria que de algn modo implica el pensar el pasado en el hoy, el presente en el hoy y el futuro en el hoy.

El analista ,teniendo en cuenta lo que acabo de mencionar, puede entonces encontrarse con tres grandes grupos clasificatorios. En primer lugar a considerar, son los nios que sufren los efectos de medios sociales alterados, o efectos traumticos de hechos sociales. Estn en este grupo todos los nios vctimas del hambre, el genocidio, el subdesarrollo y la guerra. Considero al nio del abuso como tambin vctima de una catstrofe social. En estos nios son las condiciones sociales extremas los que introducen los padecimientos. Estas condiciones son en su gran generalidad productos del subdesarrollo y se producen en pases no desarrollados o en zonas marginales de pases desarrollados. Es la presencia del ayer como pobreza extrema o terrorismo de estado,en el hoy.Vemos estos padecimientos como una regresin temporal y tpica de la humanidad, en la medida en que la declaracin de los derechos humanos marca el momento temporal en el cual la humanidad formula un presente que debe estar libre de esos flagelos. El nio acosado por estos flagelos es predominantemente el nio que hoy sufre y constituye un gran campo de trabajo que no se puede realizar sino hay una decisin poltica de parte del estado o del conjunto de las naciones para hacerlo, porque el psiclogo no ve a estos nios ni en el consultorio ni en el hospital. Es un nio marginado que a lo sumo llega a instituciones de bien pblico que trabajan especficamente estos problemas, como el nio de la calle ,el nio del delito, etc. Hay un compromiso tico con estos nios porque han sido objeto de un dao social y es la sociedad la que debe hacerse cargo de su reparacin. La sociedad como un todo debe constituirse en un espacio teraputico

El segundo grupo es un grupo numeroso. Y es el que aborda principalmente el psicoanlisis. Es el nio del consultorio. Es el nio de la neurosis o la psicosis. Cuando recibimos a un nio en el consultorio lo pensamos inicialmente en trminos de sus sntomas y de su estructura. Solo despus puede surgir una circunstancia social traumtica que entonces cambia la consideracin del cuadro. No vamos hacia ese nio como cuando nos convocan para una emergencia social. Estos dos grupos debemos ser conscientes que siempre existirn y sern el objeto de nuestra reflexin psicoanaltica. Entonces, el segundo grupo es el nio de la neurosis o psicosis. Al igual que el anterior est influenciado por el hoy, pero no de un modo determinante. La familia aqu se convierte en un determinante clave. Le he puesto el nombre de familia persiniestra, cabalgante entre la perversin y la psicosis, al tipo de familia que produce los trastornos psicopatolgicos ms graves.

El tercer grupo es, por decirlo as, el grupo de la vanguardia, y es el que refleja con ms claridad cual es el verdadero hoy del hoy, es decir, la contemporaneidad. Para encontrarlo no hay que buscarlo en los textos psicoanalticos que se ocupan de los grupos anteriores .Para encontrarlo hay que salir un poco del psicoanlisis clnico y buscarlo en los textos de los historiadores, los socilogos, y los semilogos . A mi me ha sido muy til por su sistematizacin los trabajos de una semiologa argentina ,Cristina Corea. Ella tiene un trabajo especfico sobre el tema titulado Se acab la infancia?(1)en el cual plantea el fin de la infancia como consecuencia del fin del discurso social que tomaba la infancia como objeto, discurso propio del siglo XIX, que me ha servido para puntear algunos rasgos especficos del nio de hoy cuyo fenomenologa alcanza la clnica de nuestros consultorios. Por otra parte marca la tendencia que seguirn los nios en su estructuracin subjetiva en el milenio que viene. Podemos decir ,como tendencia general que el individualismo de la subjetividad se har ms creciente hasta que por el contra - peso surja alguna tendencia nacional - colectivista cuya violencia caracterstica deberemos soportar

Voy a trabajar ahora algunos de estos rasgos caractersticos de la actualidad en los cuales estaremos seguramente de acuerdo. Me detendr en cierto numero de puntos que me ayudaran a definir el nio de hoy. Esta focalizacin probablemente permita visualizarlo tambin en el consultorio psicoanaltico. Los puntos a considerar, con suma brevedad son: La imagen, El consumo, la opinin, el derecho, la familia ,el genero y la violencia. En muchos de estos tems trataremos de ver al nio como objeto y como sujeto. No puedo desarrollar aqu el marco conceptual la teora general de la relacin de objeto - que sostiene este tipo de anlisis. Simplificando, dir que la relacin de objeto debe ser pensado en trminos complementarios, donde el objeto ocupa alternativamente el lugar de sujeto y produce ,por lo tanto, consecuencias en el sujeto , en tanto objeto. Por ejemplo, el objeto de consumo dirige al sujeto a su eleccin y comportamiento. Una marca de cigarrillos crea un tipo de consumidor. Una ametralladora crea un tipo especial de gngster, etc. La televisin y la computadora con sus pantallas crean un tipo particular de nio, cierta ropa crea un tipo particular de cuerpo, etc.

En primer lugar, podemos decir que el nio de hoy es un nio objeto de la imagen y particularmente es un objeto de la televisin, as como mi generacin fue un nio del cine al cual recordamos con nostalgia. La T.V., te ve, tiene hoy con l una relacin de objeto- es su sujeto - y el mantiene una relacin de objeto -ella es su objeto- con la televisin. Donde antes estaba la fantasa, ahora est la televisin. Ocupa ,por lo tanto una funcin de la mente. Cuando la te ve termine de ocupar a la mente, la fantasa no existir mas que en la mente de los que escriben los guiones de la televisin. La televisin ama al nio ,se dedica a l casi todo el da y le da las buenas noches antes de que el se vaya a la cama. Se deja mirar cuando el nio desea mirarla y ella lo ve todo el da. Tanto lo ama, que aun cuando ella est durmiendo no deja de construir sueos para l. Lo acompaa en su pieza, no lo deja dormir solo. En realidad, hay una relacin de fascinacin mutua. Nunca dejan de mirarse. Ella mira a ver si l la mira. , sabe bien pronto que solo llegara a ser un sujeto de verdad cuando el mismo salga en la televisin. A esto se lo llama ,el nio como sujeto de la imagen. Salir en chiquititas o cebollitas es la mxima aspiracin de cualquier nio. Despus de la experiencia del espejo, la experiencia constitutiva del yo es salir en la televisin, que los dems lo vean all, en ese espejo social. Por otra parte sabemos que en nuestra poca tener la palabra es tener el micrfono. Sin micrfono nunca se llega a ser sujeto, nunca se tiene la palabra. El micrfono autoriza al sujeto, cualquiera que detente el micrfono puede hablar; sin micrfono no hay sujeto de la palabra, por lo tanto, es el micrfono el que lo constituye.

La imagen tambin constituye los archivos del sujeto, pero no en tanto representacin. Mas que recordar sus experiencias, mas que contarlas las guarda en imgenes, las fotografa ,y aun mas las filma para que su reproduccin de la realidad sea absoluta, un copiado riguroso. La imagen archivada tiende a sustituir a la representacin, ms cercanas al recuerdo y al dibujo.

Consecuentemente, el nio es menos escritura. Y menos lectura. La ortografa y la gramtica se van perdiendo. Solo se usan slogans fashion que se descartan rpidamente como cualquier producto. Las palabras son indicadoras de una posicin mas que articuladoras de un relato. Loco y boludo son los modos prominentes de interlocucin al otro. Toda una definicin del prjimo.

La imagen toma cada vez mas terreno cuando se introduce lo interactivo: la televisin interactiva o el vdeo - juego o la computadora y al limite la realidad virtual. All ya hay que hablar de un objeto de lo virtual y un sujeto de lo virtual. Este nivel implica una virtual desaparicin de la alteridad .El objeto y su representacin casi coinciden. Cuando dos nios juegan hoy, lo hacen uno al lado del otro ,cada uno con la computadora sin interaccionar. El otro aparece como un fantasma del otro en la pantalla. Los seres virtuales ya estn en circulacin e interactuando con los reales, como el perrito japons, el tomagoshi, al que hay que cuidar para que no muera mediante operaciones sobre la computadora, como se ve ,la muerte no deja de introducirse finalmente en el mundo virtual. Tambin hay una novia virtual en el mercado. La misma concepcin de lo vivo est rpidamente rotando. Creo que nos alejamos cada vez mas del viviente. El nio virtual no est aun presente, pero si lo est el que vive dentro de la computadora. Ese seria el lugar donde vivir. Un lugar alejado convenientemente de la realidad social y haciendo de ella una realidad de imagen , un espectculo. Cada vez mas alejados ,los nios de la experiencia real. Cada vez ms cerca del campo alucinatorio creado por la tecnologa. Cada vez mas dentro de una abstraccin creada por el Otro.

Hablemos un poco del consumo: Al igual que con la imagen, el nio es objeto y sujeto del consumo. En cuanto a objeto, el producto es su sujeto. El es el objeto atrapado por el producto. El producto lo hipnotiza y lo conduce y el se deja apropiar, entrega su cuerpo y su alma al objeto que lo consume. Por otra parte, el solo se hace sujeto si posee el objeto del consumo que lo haga sujeto. El nio de hoy es el nio Nike, el nio Nintendo, el nio de la camiseta de su equipo, pero una camiseta presentada como objeto de consumo y no de pertenencia, es la camiseta llena de marcas de producto. Si no posee tal o cual objeto de consumo, por ejemplo, si no viaj a Disney el se convierte en tanto sujeto en un deshecho. Cae como cae el mismo objeto que pasa de moda. El cae como un objeto ms.Ultimamente la t.v.ha incorporado a los bebes como sujetos de consumo. El bebe llora si no ve el cartel de Mac Donalds y se calma si lo ve. En otra, el bebe amado es el que toma Pepsi. Se apunta al bebe que el nio ha sido, o los bebes miran mas tv de la que creemos.?

El nio como sujeto - objeto de opinin y sujeto- objeto de derecho. Al igual que el adulto de hoy el nio quiere dar su opinin , es un fantico del talk - shaw. Es un sujeto de opinin. Se le pregunta su opinin y hoy es ms grave no escucharlo dar ninguna que interrumpir a los adultos para expresar la suya. Ha adquirido el derecho a la opinin y lo ejerce. Al mismo tiempo ha convertido a la ley en una materia opinable, lo que introduce una complicada posicin de la subjetividad frente a la ley. Digamos que el nio se prepara para que de la ley vaya quedando muy poco. Al mismo tiempo, y como siempre, es el eterno objeto de la opinin del otro, lo que parece una suerte ineludible, necesaria a su constitucin; nos referimos a la violencia primaria constituyente-(P.Aulagnier).Lo nuevo es que el discurso social incluye el discurso del beb como constitutivo de ser padres. Estamos cerca del ridculo y el exceso cuando el nio opinador se hace omnisciente, de todo opina. All mas que un derecho es un fastidio. Junto a este tem, est el derecho. Al constituirse como sujeto de derecho y no solo objeto .esto podra significar ,como dice Cristina Corea, el fin de la infancia. Se estara en el punto en el cual se abandona la tutelaridad de la infancia para que el nio pase a la defensa de sus derechos. Y realmente se ha visto al nio de la vanguardia hacindole un juicio a sus padres biolgicos y eligiendo a sus adoptivos. Ejerce sus derechos a travs de un abogado personal. Este ha sido el tema de muchas historias, hechos reales y pelculas. Esta conquista lo aleja sideralmente del nio de la antigedad y pone sobre la mesa la discusin de sus responsabilidades. Como dice Corea seguimos usando la palabra infancia pero deja de haber en el discurso social hechos que sostengan ese termino. El nio como sujeto de derechos es el que mas pone en cuestin la permanencia de la infancia como institucin social.

En cuanto a la familia, es un hecho que el nio de hoy es un componente de una familia dispersa. La familia nuclear estalla, como la bomba homnima, porque la carrera del individuo es cada vez mas poderosa. El individualismo que naci junto a la aparicin de la sociedad burguesa gana la batalla en todos los frentes. Los derechos del individuo, los derechos humanos son una bandera que levanta la humanidad entera. Y el matrimonio como institucin social ha sido una de las instituciones que mas se le ha resistido. El individuo deba sacrificarse por su familia y por sus hijos: Esa era la ley natural, la voz de Dios. Esta barrera tampoco ha podido resistir. El matrimonio moderno solo resiste solo si satisface la felicidad de cada uno de sus dos miembros. Y no parece satisfacerla mas que un tiempo cada vez mas breve. El nio queda supeditado al deseo de sus padres. Es el deseo de cada uno el que va a guiar sus pasos y el nio se tendr que acomodar a este mundo. He pintado el mundo del nio moderno como el mundo de la familia de Hamlet(2) El prncipe debe afrontar un matrimonio nuevo de su madre, est furioso con el intruso, pero duda entre matarlo o fugarse de esa convivencia incestuosa del intruso- nuevo marido que asesina al padre que debe irse de su casa- de su madre. El nio se subjetiviza incorporando el mensaje de tus padres: busca sobre todo tu propia felicidad, sigue el curso de tu propio deseo. El problema es como atravesar con ese mandato la castracin simblica ,castracin que el psicoanlisis muy sabiamente ha denunciado como la nica condicin posible de la asuncin del sujeto. El mandato inconsciente est cada vez mas alejado de la castracin simblica. La solitaria bomba de Oklahoma contra el estado federal en E.E. U.U. est mostrando el contenido del prximo terrorismo. El individuo contra el poder del control de estado. Es muy importante que detectemos estos procesos inconscientes que corren en el discurso social para entender la aparicin de los nios asesinos que pronto sern los nios terroristas..Si como dijo Freud, en todo delirio hay un fondo de verdad escuchemos esos delirios que nos sobrecogen y tratemos de ver que estamos haciendo, que le estamos diciendo a los nios.

En cuanto al genero. Lo central en este punto es el cambio de posicin de la mujer. No solo ha cambiado la mujer sino tambin aquel que ha tomado su genero, el femenino, como propio. Este posicionamiento ha generado una impasse en el mundo de la salud mental y en la mente del analista. La OMS ha declarado que para ella la homosexualidad no es considerada un patologa. Eso ,por si solo, no ha borrado el problema. Y sobre todo con el nio. Cuando se trae un nio a la consulta por la aparicion de rasgos pronunciados de un genero que no corresponde a su biologa :debe un analista tomarlo en anlisis? Est como se dice ante la eleccin de un sujeto? Yo creo que el nio debe poder hacerse sujeto en un analisis, debe drsele la oportunidad de hablar. No actuar prejuiciosamente ni negando la patologa, ni aceptndola. No guiarse por definiciones sociales o institucionales. El genero se ha transformado hoy da en un enigma y este enigma nos interroga.

En cuanto a la violencia, al igual que en los otros campos, la novedad es que el nio no es solo como siempre lo ha sido el objeto de la violencia, sino tambin su sujeto. Sufre los acontecimientos sociales y de un modo siniestro y misterioso los adultos han puesto a su alcance las armas lo que solo parece servir para hacerlos ms infelices. Durante muchos aos jugamos a caw-boys y espadachines. Desgraciadamente del como-si que nos dio tantas satisfacciones estamos pasando a lo real y esto es otro signo del fin de la infancia.

Cristina Corea:La infancia agotada:el nio como sujeto de derechos.

Mario Waserman:Pensando en Jugar.Revista de Psicologa N 33-1983