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A muchas mujeres las han educadopara actuar siempre de la manera'correcta'… sin embargo, eseesfuerzo no sólo no las hace felices,sino que incluso les impide alcanzarlo que desean. Pero en cada mujerexiste una fuerza fundamental ypoderosa que muchas vecespreferimos ignorar. Es fuerte, esvaliente, no se anda con pañoscalientes, no se deja pisar… es, endefinitiva, la Cabrona Interior. Todamujer lleva una cabrona dentro:conseguir que emerja paraayudarnos a vivir mejor y lograr

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nuestros objetivos es sólo cuestiónde que aprendamos a escucharla yseamos capaces de superarnuestros miedos. Con humor eingenio, Elizabeth Hilts ofrece eneste libro los consejos básicos paraque, de una vez por todas, lacabrona tome el mando.

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Elizabeth Hilts

Manual de laperfecta cabrona

ePUB v1.0Elbert Villarreal 03.10.11

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Casa Editora: Sourcebooks Hysteria; TraeditionAutora: Elizabeth HiltsTitulo Original en Ingles: Getting in Touchwith Your Inner BitchLenguaje: EspañolGenero: AutoayudaISBN-10: 1402208871ISBN-13: 978-1402208874

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Este libro es para mi hija, SkannonHillory Hector, cuya visión y ayuda

fueron esenciales para realizarlo; y parami padre, Robert Gifford Hilts, a quien

sigo echando de menos cada día.

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¿Podrías aceptar más trabajo sin quete aumentemos el sueldo o teascendamos? Me gustaría que llamarasmás a menudo.

¿Podrías hacerme el trabajo deplástica para mañana? Si no lo llevo, mesuspenden.

¿Podrías parecerte más a la hija quesiempre quise?

¡YO CREO QUE NO!

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[INTRODUCCION]“Teníamos

tanto en común: yo lo amaba y él seamaba a sí mismo”

SHELLEY WINTERS

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Plantada, pero con losojos abiertos.

Dejad que os explique en unmomento por qué escribí este libro.

Todo empezó en febrero de 1993,con mi artículo "Ponte en contacto con lacabrona que llevas dentro», publicadoen Hysteria, una revista de humor paramujeres.

La revista se publicó, unapersonalidad en el medio de lascomunicaciones vio el artículo y mellamó para que diera una entrevista en laradio y, de repente, fui considerada

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como “la experta en la cabrona quellevamos dentro». Pues bien, lo soy.Pero antes de que «ella» se convirtieraen el objeto de mi especialización, eraexperta en encanto tóxico. Desde el díade mi nacimiento me entrenaron en lashabilidades del encanto. La frase que mimadre me repetía más veces era:«Elizabeth, compórtate», Y lo intenté.De verdad. Procuré ser un ejemplo deamabilidad: una Melania Wilkes, unaBeth de Mujercitas (¿o era Amy?), unaMary Ingalls... Aprendí de memoria losnombres de los componentes de lafamilia más tóxica, los Encanto: Actuar,Hablar, Sentarse, Pensar e, incluso,

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Vestir.Hablar con Encanto fue difícil.

Intenté mantener un tono de voz bajo ybien modulado.

Cuando eso no funcionó, lo subí unaoctava, lo que me obligó a susurrar. Yocreía que sonaba más dulce; todos losdemás, que tenía laringitis.

Vestir con Encanto casi me hizoperder la razón. ¡Encanto... cuando loque yo quería era usar blusas cortas!¡Escotes! ¡Ropa entallada! Pero, al final,fue el viejo Actuar con Encanto el mástóxico de la familia. Simplemente, nopodía hacerla. Me reía estrepitosamente;decía lo primero que se me pasaba por

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la cabeza. Cuando era adolescente, misamigas solían decirme: «¡Deja de hacerel ridículo!», y en los momentos en losque era necesario guardar unadiscreción extrema, me daban un codazoy siseaban: ¡Liiiiiiz!».

En privado se morían de risa alrecordar las (innumerables) veces quesaqué los pies del tiesto.

Además, todas sabíamos la verdad:eran las cabronas quienes se llevaban elgato al agua. Por ejemplo, EscarlataO'Hara: ella era la estrella de lapelícula, ¿no es cierto? Y se llevó lamejor parte. Puede que Melania sequedara al final con Ashley, ¿pero quién

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quiere un Ashley? Cualquiera con unpoco de visión puede darse cuenta deque Ashley era... Ashley.

Pero los convencionalismos delencanto siguieron acosándome hasta quesucedió ESO.

El incidente que por fin me hizo verque el encanto podía ser tóxico.

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EL MOMENTO DELA VERDAD

El suceso tuvo que ver con unhombre. En mi caso, la frase puedecompletarse si al final añadimos "porsupuesto». Confesar lo que pasó meresulta muy embarazoso, pero sé quedebo hacerla. He aquí lo que ocurrió:me dejaron plantada.

Sí. Me quedé sentada en mi sofá unsábado por la noche, después dehaberme probado y quitadosucesivamente cinco conjuntosdiferentes y fabulosos. Llamé a su casa,

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me respondió el contestador. Dejé unmensaje: «Hola, son casi las 9:00. Se teha debido de haber hecho tarde. Nosvemos aquí». 9:15, 9:45. Me fui a micuarto a las 10:30, me quité elmaquillaje y me metí en la cama, dondeme quedé dando vueltas, pasando de lapreocupación a la ira, y otra vez a lapreocupación durante toda la noche.

Al día siguiente, él llamó con unaexcusa muy poco convincente. «Mecomprendes, ¿verdad?».

Por supuesto. Lo comprendíatotalmente. Pero, aun así, lo perdonéporque era muy guapo y me gustaba deverdad. Y porque a nadie le gustan las

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cabronas. ¿Cómo podría una chica tanmaja como yo estar mucho ratoenfurruñada? Me pidió otra oportunidady se la di.

Sí, sí, habéis acertado: volvió apasar lo mismo. ¡Y esta vez estallé!Enfurecida, llamé para maldecir ydespotricar en su contestador hasta quese cortó la llamada. Después volví amarcar para gritar un poco más. Al final,agotada, el entrenamiento de tantos añoshizo su aparición. «Lo siento, pero estoyhecha polvo», susurré con voz ronca porteléfono. «Por favor, llámame».

¿Lo veis? ¿Habéis visto lo que hice?Ni yo misma puedo creerlo. ¡Pedí

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perdón! ¡Le dije a su contestador queestaba hecha polvo! No estaba hechapolvo, ¡estaba furiosa! Pero,

¿Sabéis?, él era guapo, y pensé que,quizá, me gustaba de verdad, y quejamás volvería a tratarme mal si ledemostraba lo maja que yo era.

A la tercera fue la vencida: ¡por fin,la gota que colmó el vaso!

¡Sí! Y cuando me di cuenta de lo quehabía hecho, decidí en el acto que habíallegado el momento de dejar a un lado elencanto tóxico. Había llegado la hora deemular a las perfectas cabronas que enel mundo habían existido. Tomaríaejemplo de las páginas del libro de su

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vida, como mi madre solía decir.Pero ese libro no existía.Hasta ahora.

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[I]“Ninguna mujer es toda dulzura”

MADAME RÉCAMIER

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Encanto tóxico

El encanto tóxico es lo que nossucede cuando interiorizamos a losdiferentes miembros de la familiaEncanto. Su efecto es similar al de lalevadura: ésta hace que la masaadquiera una consistencia suave y ligera,mientras que el encanto tóxico nos llevaa hacer de la vida algo suave y ligero...para todos los demás. Quienes lapadecemos nos empleamos a fondo paraendulzar el panorama o, parafraseandoel viejo dicho, utilizamos nuestro«azúcar personal» para preparar

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limonada con los limones de la vida.Con frecuencia, esto sólo se logra a uncoste terrible.

El hecho de que estés leyendo estelibro es una prueba de tu voluntad paraabandonar el encanto tóxico. Paravalorar correctamente sus efectos,tendrás que determinar primero si hassufrido durante mucho tiempo estesíndrome. Contesta las siguientespreguntas:

1. ¿Alguna vez has querido cantarlelas cuarenta a alguien y, en lugar de eso,has comido un pedazo de pastel?

2, ¿Qué tal el pastel entero?3. ¿Alguna vez has dicho: «¡No sé

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qué me ha podido pasar!»?4. ¿Alguna vez has rechazado una

invitación para salir un sábado por lanoche por esperar la de un galán másapetecible?

5. ¿Alguna vez te has quedado solaen casa el sábado por la noche porque elgalán más apetecible no se dignó allamar?

6. ¿Alguna vez has dicho «sí»cuando lo que querías decir era «yo creoque no»?

7 ¿Te disculpas con frecuencia?8 ¿Opinas que el escote palabra de

honor es atrevido y por ello has elegidoun vestido con tirantes para ir a la boda

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de tu mejor amiga?Si has contestado afirmativamente a

cualquiera de estas preguntas, seguroque estás utilizando demasiada miel.Pero no todo está perdido, tranquilízate.Si quieres, puedes librarte del encantotóxico.

La cabrona que llevas dentro teespera. Continúa leyendo.

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[II]“Hasta que no pierdes tu reputación,no te das cuenta de lo pesada que erani de lo que es realmente la libertad”

MARGARET MITCHELL

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¿Conoce a tu cabronainterior

Existe una parte poderosa y esencialen cada una de nosotras que no ha sidoreconocida hasta ahora, ni su energíaconvenientemente explotada. Años derepresión han ocultado esta faceta en losrincones y las grietas de nuestras almas.Como no la comprendemos, hacemostodo lo posible por mantenerla en laoscuridad, donde creemos quepertenece.

Se trata de la «cabrona interior». Note hagas la tonta: sabes perfectamente de

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lo que estoy hablando.Todas la conocemos. Flota

constantemente justo bajo la superficiede nuestra conciencia y nuestraeducación. Es parte de nosotras, esinteligente, segura de sí misma y sabe loque quiere. Nos dice que no nosconformemos con menos. Nos avisacuando estamos a punto de embarcarnosen una conducta autodestructiva.

La cabrona interior no es esa partede nosotras que a veces se muestraestúpida, o ruin o carente de sentido delhumor. No cae en el fatalismo, ni abusade sí misma ni de los demás.

La cabrona interior no se enzarza en

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discusiones de poca importancia, nisiquiera para pasar el rato. ¿Para quémolestarse?

La cabrona interior jamás es mordazde forma gratuita. Y nunca teme decir:«Que se vayan a freír espárragos si noaguantan una broma».

A mi modo de ver, hay una verdadabsoluta: al liberar a nuestra cabronainterior podemos utilizar su poder yenergía para nuestros objetivos máselevados.

Si la ignoramos, nos arriesgamos aque enloquezca cuando la presión porser encantadora se vuelve insoportable.Todas hemos sido testigos de ello y no

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es una perspectiva agradable.Cuando no reconocemos a nuestra

cabrona interior nos salen granos oengordamos, o adelgazamos demasiado,y nos volvemos controladoras,manipuladoras, lloronas o histéricas. Noinsistimos en practicar sexo seguro.

Nada de eso es productivo y algunasde estas cosas resultan francamentepeligrosas.

¿Cómo podemos terminar con estasconductas autodestructivas, en especialdespués de toda una vida de encantotóxico?

Lo único que se necesita es unapequeña frase:

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«YO CREO QUE NO»Todas lo pensamos y, sin embargo,

espantamos esa idea como si fuera unmosquito molesto. «Eso no estaríabien», pensamos, sin caer en la cuentade que el precio que debemos pagar acambio es muy alto.

Quizá te preguntes: «¿Puedo serencantadora sin ser tóxica?».

¡Claro que sí! De hecho, ponerte encontacto con tu cabrona interior teayudará a ser encantadora de verdad.Hay una enorme diferencia entre parecerencantadora y serio.

Tu cabrona interior no quiere queseas mala. Quiere que seas firme.

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Quiere que seas razonable. Y quiere queseas encantadora, sobre todo contigomisma.

DECIR «YO CREO QUE NO»Inténtalo. Empieza poco a poco.

Imagina una situación en tu vida en laque se pueda aplicar. Por ejemplo:

- Tu hija de 30 años quiere mudarsea su antigua habitación sin pagaralquiler, con su novio y la motocicletade éste.

Tú dices: "Yo creo que no».- El hombre con el que has estado

saliendo durante un mes te exige, en unataque de celos, que canceles unacomida con un cliente importante.

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Tu respuesta: "Yo creo que no».- Tu madre quiere que conozcas al

hijo de su amiga del club de jubilados.«Sólo una pequeña cena, hija. Os hemossacado entradas para el teatro».

Tú sonríes: «Mamá, yo creo queno».

- Tu jefe sugiere con insistencia queinviertas tu bonus en el último yenloquecido proyecto empresarial de suprimo.

Tú contestas: "Yo creo que no».DECIR MÁS CON MENOS¿Ves? Funciona. Nadie puede

malinterpretar el significado de esafrase. Argumentar en contra es inútil;

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¿cómo puede alguien insistir en quecrees algo si tú afirmas lo contrario?

Es suave. Es cortés, pero a la vezfuerte, firme e indiscutible.

Lo mejor de la frase «yo creo queno» es que puede utilizarse en cualquiermomento durante una conversación. Siadviertes que estás deslizándote por larampa del encanto tóxico, es muy fácildetener la caída. Y si olvidas decirlo, ono te atreves, no te preocupes: sin lugara dudas se te presentará de nuevo laoportunidad.

DECIR MÁSNaturalmente, habrá ocasiones en las

que decir «yo creo que no» no será

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suficiente. Es-ta frase es sólo uncucurucho sobre el cual construir unaespecie de helado verbal. Aña-de elnúmero de bolas que desees.

«No creo que te pueda prestar lospendientes de brillantes de mi abuela,pero tengo otros de cuarzo muy monos».

«No creo que me quede».«No creo que ese color me

favorezca».«No creo estar lista».También existen esos casos que

demandan cierta delicadeza combinadacon la habilidad de tener los piesplantados sobre la tierra.

Por ejemplo, estás en una fiesta. Un

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amigo de un amigo se presenta y te dice:«¿Sabías que Fulanito me ha dicho queeres la mujer perfecta para mí?». Esehombre no te interesa un pimiento, pero,por pura amabilidad, le contestas: «Yocreo que no, pero podemos charlar unpoco».

Como puedes ver, la frase es cortésy razonable, nunca resulta cruel y no esnada difícil de decir. Prueba condistintos tonos de voz. Dale un tonoreflexivo o intenta poner énfasis endistintas palabras: «yo creo que no»,«yo creo que no», etcétera.

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[III]“Sólo empiezan a llamarte

cabrona cuando alcanzas el éxito”JUDITH REGAN

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Un epíteto atrevido

A algunas de nosotras nos puederesultar problemático utilizar el término«cabrona» para referimos a nosotrasmismas. Podemos llegar a creer quehacerlo equivaldría a afirmar la imagennegativa que las mujeres asertivas hanllevado como un sambenito duranteaños. Es decir, si expresamos lo querealmente pensamos, debemos de serunas cabronas.

Analicemos con detenimiento estepunto. ¿Cuál es el problemaexactamente? ¿Nos estamos portando

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mal acaso? ¿O estamos yendodemasiado rápido, adelantándonos,liberándonos del papel que nos hanasignado?

El término «cabrona» nos asustapara que nos refugiemos cuanto antes enla tranquilidad del encanto tóxico.

Todo lo que puedo decir es: «Yocreo que no».

Por desgracia, muchas de nosotrashemos sido víctimas del prejuicio contraeste calificativo. Si reunimos a un grupode mujeres para que hablen de estacondición, admitirán que existe, inclusoaceptarán que en ocasiones han caído encomportamientos cabrones, pero sólo

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porque se vieron obligadas a ello, porsupuesto. En nuestros momentos mássinceros, sin embargo, aludiremos anuestra condición de cabronas congozoso orgullo. Porque, afrontémoslo,ha habido momentos en nuestras vidasen los que ser cabrona ha sido divertido.

Pero si nos preguntan si nosconsideramos cabronas diremosrotundamente que no.

«Ay, no, no, no, no, ¡NO!». Nosconsideramos chicas amables que, devez en cuando, se ven forzadas adefenderse actuando como cabronas.Son «esas otras mujeres» quienes deverdad son unas cabronas.

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De nuevo, yo creo que no. De hecho,pienso que esta dinámica lleva consigolas se-millas de la división. Por unaespecie de malévola y oculta maldición,el encanto tóxico funciona mejor cuandonuestra cabrona interior y nosotrasestamos separadas, cuando estamosdivididas y cuando entre nosotras noexiste respeto.

¿QUÉ CAUSA ESTADINÁMICA?

Esta pregunta podría mantenerentretenidos a sociólogos y teóricosdurante años, quizá décadas. Está bien.Necesitan motivos para justificar lasbecas y subvenciones que reciben. La

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verdad, por simple que parezca, es lasiguiente: en la raíz del problema quesupone para muchas de nosotras asumira la cabrona interior está el temor a quenos llamen así.

Permitidme que os recuerde unacosa: es sólo una palabra. Con palos ypiedras se puede hacer mucho daño,pero las palabras no nos hieren si noqueremos.

SI ME LO LLAMAS, QUIEROSERLO

Cualquier mujer que tenga éxito enalgo será llamada cabrona. ¿HillaryClinton? Cabrona. ¿Gloria Steinem?Cabrona. ¿Barbra Streisand? Cabrona.

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La lista sigue, sigue y sigue...El quid de la cuestión es que, si no

podemos evitarlo, ¿por qué no darle labienvenida?

Todas hemos tenido estaexperiencia: en algún momento decimosfrente a otras personas lo que pensamosde verdad sobre alguna cuestión opersona. Después, en alguna otraocasión, alguien nos dirá: «Fulanitorealmente pensó que eras una cabrona».(Si no te ha ocurrido todavía, sigueesperando: sucederá).

Entonces, la mayoría de nosotras seasegura de ser particularmente amablecon el tal Fulanito durante el siguiente

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encuentro. Incluso hasta podemostomamos la molestia de demostrar que elque nos haya considerado cabronas nosólo es erróneo, sino tambiénabsolutamente injusto. O nosdisculpamos dando explicaciones detodos los motivos por los que dijimos loque dijimos. «Estaba muy estresada laúltima vez que nos vimos» o «Vaya, ¡nosé lo que me pasó!». O incluso:«¿Sabes?, el síndrome premenstrual meafecta de verdad». En definitiva, nosretractamos.

¿Qué sucedería si respondiéramosenviando a Fulanito un ramo de florescon una pequeña tarjeta de

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agradecimiento en la que pusiera: «Nosabes cuánto me alegra que hayasreconocido a mi cabrona interior»?

¿Qué pasaría si dejáramos de temera esta dichosa palabrita?

Otro punto que debe analizarse, yque requiere una breve incursión en laretórica, es el siguiente: ¿cómollamamos a un hombre que habla por símismo, un hombre que es exigenteconsigo mismo y con los que lo rodean,un hombre que se comporta como loharía cualquier cabrona que se respetaraa sí misma? Triunfador.

¿A QUIÉN HAY QUE ECHARLA CULPA?

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Pues bien, a nadie. Quizá a todos.Sin embargo, existe un aspecto muyimportante sobre la cabrona interior quedebe plantearse con toda claridad: Laexistencia de la cabrona interior no tieneque ver con la culpa.

La cabrona interior simplementeexiste, así como el cielo simplemente esel cielo, y los platos, una vez sucios,deben lavarse. No hace falta señalar anadie con el dedo. Y tampoco existerazón alguna por la que haya que pedirperdón por estar en contacto con ella.Después de todo, es la parte de nosotrasmismas que sabe lo que en realidad nosimporta y queremos.

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Ella sabe que nos enorgullecemos denuestro trabajo y que exigimos ciertonivel, tanto de los demás como denosotras mismas.

Ella sabe que queremos que nuestrosamantes nos satisfagan en la cama (másadelante insistiré sobre este punto).

Ella sabe que queremos que nuestramejor amiga, la novia, entienda quevestirse con tafetán después de los doceaños es ridículo. Ella sabe quequeremos que el mundo mida nuestroslogros, y no nuestros cuerpos. Ella sabeque deseamos ser capaces de decir loque sabemos, sin recibir a cambiohumillantes epítetos.

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Mientras sigamos negando que lacabrona interior es parte de nosotrasmismas, mientras continuemosrindiéndonos al encanto tóxico, noconseguiremos nunca lo que queremos.No obtendremos lo que necesitamos, yninguna de nosotras alcanzará realmentelo que es bueno para todas.

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[IV]“La verdadera hermandad entre mujeres

[consiste en]un grupo de señoras en bata,

atiborrándose de M&M’s y haciéndosereír”

MAXINE WILKIE

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¡Podemos Hablar!

No hay nada mejor que un grupo demujeres reunidas con tiempo paracharlar. ¿Y qué hacemos nosotras, lasmujeres, cuando hablamos? Llegamos alfondo de las cosas. Es hermoso.

Empezamos en la adolescencia,cuando estamos en permanente luchacontra todo y contra todos. Ahí escuando descubrimos lo perspicaces queson nuestras amigas, lo bien que nosentienden.

Comprenden lo absurdo que es eltoque de queda impuesto por nuestros

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padres, y el imposible examen dehistoria; se compadecen de nosotras porel doloroso aparato de ortodoncia quenos vemos obligadas a llevar, por lacrueldad gratuita que demuestra el chicoque no llama y por el desastre de lablusa nueva que se encoge al lavarla; y,como nosotras, desfallecen ante la solamención de nuestros ídolos musicales ocinematográficos. Una vez recuperadasde nuestros años de adolescencia (cosaque la mayoría de nosotras consiguetarde o temprano), somos capaces deformar amistades fuertes y duraderascon otras mujeres. Nuestras mejoresamigas son aquellas con quienes no

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escondemos a nuestra cabrona interior.Mientras mis amigas y yo luchamos

contra nuestra tendencia hacia el encantotóxico, nuestra cabrona interior nosayuda a establecer fronteras quemantienen sana la amistad. ¿Chantajeemocional? ¿Revelar secretos?¿Cotilleo mal intencionado?

Yo creo que no.AMIGAS DE VERDAD¿Es fácil para dos o más mujeres en

contacto con sus cabronas interiores seramigas?

Yo creo que no, pero ciertamenteesa amistad es más significativa que enaquellas relaciones basadas en el

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encanto tóxico.Las reglas que rigen las relaciones

entre mujeres son tan complejas que, encomparación, el nudo gordiano pareceun juego de niños. Pero es precisamenteesta complejidad lo que hace este tipode amistades tan gratificantes.

Las amigas que están en contacto consu cabrona interior con frecuencia sonlas que nos dan más apoyo: son aquienes acudimos cuando sentimos quenuestro carácter empieza a diluirse antejefes poco razonables y fechas deentrega imposibles, frente al amante quede repente deja de llamar y ante latristeza por la pérdida de nuestros

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pendientes preferidos. Son las que nosrecuerdan la importancia de nuestrossueños y aspiraciones, y las que nosaniman silenciosa o ruidosamentecuando el camino parece demasiadoempinado o largo.

El principal elemento del vínculoentre las mujeres es el amor. Si no nosamáramos, no nos molestaríamos endecir la verdad. Simplemente nosdejaríamos resbalar de una decepción ala siguiente, con lo que acabaríamosreuniendo suficiente experiencia comopara convertirnos en cantantes de blues.

Lo maravilloso de entrar en contactocon nuestra cabrona interior consiste en

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que podemos escuchar nuestra propiavoz. La cabrona interior es muy sabia yno tiene miedo de decir las verdades,aunque depende de nosotras escucharla.El hecho es que, después de haber oídola misma melodía durante tanto tiempo,podemos saber cuándo va a empezar y,en ocasiones, podemos librar a unaamiga del peligro.

Por ejemplo, cuando el novio denuestra amiga le rompe el corazón alirse a Hawai para ayudar a su amigo aempezar un negocio, ¿le echamos encara que se lo habíamos advertido?Claro que no. Estar en contacto connuestra cabrona interior requiere de

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sensibilidad.Ella: -¡No puedo creer que me haya

dejado! ¡Y para vivir en un lugar dondehace calor durante todo el año! Quizádeba ir tras él.

Tú: -¿Sabes cuántas serpientesvenenosas hay en Hawai?

Después nos las arreglamos parareunirnos con frecuencia para verpelículas como Thelma y Lauise o Eldiario de Bridget Jones y pedir que noslleven una pizza o comida china,evitando cuidadosamente cualquieralusión a Hawai. Con el tiempo,cambiamos a películas extremadamenterománticas ubicadas en lugares como,

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por ejemplo, Alaska (siempre y cuandola ropa de abrigo permita apreciar losatractivos del protagonista).

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[V]“Ámame en todo mi ser”

ELIZABETH BARRET BROWNING

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La cabrona en la cama

Bueno, la cabrona enamorada... ¡Deverdad! ¡Cómo conservar a la cabronainterior en ese impetuoso carrusel de lavida que es el romance? Si es verdadque lo que buscamos en nuestras parejases la intimidad, entonces esindispensable que dichos compañerosestén al tanto de la existencia de nuestracabrona Interior. No podemos intimar deverdad con alguien que no conozca yrespete cada aspecto de nuestrapersonalidad (hecho abundantementedemostrado durante la década de los

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cincuenta).Afrontémoslo: el terreno amoroso es

el más propicio para el desarrollo delencanto tóxico, y también donde ésteresulta más peligroso.

Muchas de nosotras tenemos miedode que los hombres que amamos noquieran saber nada de nosotras sirealmente llegan a conocemos.

Pero cuando no conocen nuestroverdadero ser, vivimos con el temor desu desilusión si nos revelamos anteellos.

¡Caramba, aquí tenemos un círculovicioso! Estar en contacto con nuestracabrona interior rompe ese ciclo.

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EL CAMINO TÓXICO HACIALA INTIMIDAD

Éste casi siempre empieza en laprimera cita. A continuación, un guiónen el que el encanto tóxico tiene unpapel importante:

Posible pareja: -Estaba pensandoque por qué no vamos al cine.

Chica encantadora: -¡Genial!En realidad, la chica encantadora

odia el cine y preferiría hacer algo másinteractivo, como jugar al billar. Pero nose atreve a decirlo por temor a que supretendiente piense que es demasiadodominante o exigente o… La listacontinúa, pero siempre termina con la

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temible posibilidad de parecer unacabrona ante los ojos del hombre.

Durante la primera cita, la chicaencantadora sin duda alguna fingirá quese está divirtiendo, cuando lo que enrealidad quiere es una oportunidad paraconocer al individuo en cuestión. Esprobable que también le agradezcaefusivamente la maravillosa velada queacaban de pasar, sin dejar de pensar,eso sí: "Si de verdad le gusto, luegoharemos lo que yo quiera».

Por supuesto, eso ocurre muy raravez, por no decir nunca. La chicaencantadora continuará cediendo

EL CAMINO DE LA CABRONA

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INTERIOR HACIA LA INTIMIDADTodo es mucho más sencillo cuando,

desde el principio, olvidamos el miedo.Observa lo siguiente:

Él: -Estaba pensando en quepodríamos ir al cine.

Ella: -Me gustaría conocerte mejor.¿Qué te parece si vamos a jugar albillar?

De esta forma, el individuo está altanto de lo que ella quiere desde elprincipio. Y se abre el camino a lanegociación. Ella ha insinuado lo quequiere hacer y ha dejado la puertaabierta para una contraoferta. Estopermite que la posible relación

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comience desde una base de igualdad.Por supuesto, quizá él no quiera

transigir. Puede, de hecho, sentirseabrumado ante una mujer que no quieraacceder a cada sugerencia suya. Ese tipode hombre desaparecerá tarde otemprano. Y no importa lo más mínimo,porque no deseamos un compañero así,¿verdad? ¡Por supuesto que no!

EL SEXO Y LA CABRONAINTERIOR

Muy bien. Respira hondo. Ésta esindudablemente una de las áreas másimportantes de nuestras vidas en lo quea la cabrona interior se refiere. Enrealidad, el sexo es una de las

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cuestiones fundamentales. Punto. De ahíse deduce que es de suma importanciaestar en contacto con nuestra cabronainterior antes de acostarnos con alguien.He aquí el porqué.

SelectividadEstar en contacto con nuestra

cabrona interior nos garantiza queelegiremos cuidadosamente a laspersonas con las que compartiremosnuestros cuerpos.

Muchísimas de nosotras, sólo porser amables, hemos terminadoacostándonos con personas con las que(después nos dimos cuenta) noquerríamos tomar ni siquiera una taza de

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café. (Por favor, ¡sabes que es cierto!).¿Las justificaciones? "No quería

herir sus sentimientos». O: «No lo sé,sólo sucedió».

No hay necesidad de flagelarnos porlo que pasó. ¿Pero es necesariocontinuar haciéndolo?

Yo creo que no.OrgasmosEl encanto tóxico puede ser un serio

impedimento para la satisfacción sexual.«No quería que pensara que no erafeliz», dice la chica encantadoradespués de meses (o años) de sexoinsatisfactorio. Estar en contacto connuestra cabrona interior nos garantiza

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que llegaremos al orgasmo. Incluso conotras personas.

Y tampoco tenemos miedo de quenos digan lo que quieren que hagamos.Todo el mundo gana cuando la cabronaestá en la cama.

Sexo seguroEstar en contacto con nuestra

cabrona interior nos garantiza que,después de haber elegido con todocuidado, no supondremos que, en virtuddel encanto, sería imposible que nuestrocompañero (o nosotras mismas) tuvierauna enfermedad de transmisión sexual.El encanto no inmuniza a nadie.

Insistir en practicar sexo seguro

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puede ser difícil, pero considera lasalternativas.

Entonces, ¿cómo aborda el tema lacabrona interior? De frente.

Por ejemplo: todo es perfecto, laslámparas a media luz, la música quesuena suavemente y tú has pasado lanoche anticipando ese momento.Suspiráis, os miráis a los ojos... Nadiequiere romper el hechizo del momento,pero tú sabes que debes hacerlo.

-Querido -dices-, ¿tienes condones?-No, mi amor -contesta-, pero

puedes confiar en mí.-Yo creo que no -dices haciendo

acopio de todo tu carácter.

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Si su respuesta es:-No, pero voy corriendo a la

farmacia.Ofrécete a conducir.Y recuerda, ahora somos adultas.

Está bien tener condones en el bolso.

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[VI]“El efecto de comer demasiada lechuga

es soporífero”BEATRIX POTTER

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Maravillosa comida

P: -¿Qué hace para cenar la cabronainterior?

R: -Una elección.La cabrona interior es una poderosa

aliada en la constante lucha entre nuestramente y nuestro cuerpo. Por ejemplo, mimente dice: «Cereales, vegetales, fruta».Mi cuerpo tiende a decir: «Quesofundido, más queso fundido, chocolate».¿Qué papel desempeña la cabronainterior en todo esto? La voz de la razón,la voz del estómago.

Así es: la comida constituye una de

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las áreas en donde incluso la cabronainterior sirve a dos amos.

La diferencia es que estar encontacto con nuestra cabrona interiornos ayuda a con-templar la situación ensu justa perspectiva. Ella nos permitesatisfacer nuestras ganas de comer, sinque por ello nos olvidemos de manteneruna buena salud.

¿Te suena familiar esta frase?:«¡Qué mal me he portado!».

Por supuesto que sí, y no hablamosde sexo. No, casi siempre nos referimosa algo que hemos comido. Chocolate,quizá; pata tas fritas con alioli; espaguetia la carbonara. Si nos metemos en el

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cuerpo algo más que una ensalada delechuga sin aliñar y un refresco light,nos juzgamos con la severidad de loscalvinistas. Y normalmente acabamoscondenándonos a varios días deinanición, a base de agua mineral y uninsignificante pedazo de zanahoria oapio. Esto es «portarnos bien».

Pero es necesario hacerse estapregunta: ¿es bueno ser maniáticas yfrívolas?

¡Yo creo que no!¿Cómo podemos pensar y actuar en

nuestro beneficio cuando estamosobsesionadas por el recuento decalorías, básculas y cintas métricas?

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DE VUELTA A LOSFUNDAMENTOS

Nuestra cabrona interior nosrecuerda que la comida es básica para lasupervivencia, sin mencionar la pazmental. Algunas veces resultasencillamente consoladora. ¿Qué podríaser mejor después de un día realmentemalo que un gran plato de pasta consalsa? ¿O una bolsa entera de M&Ms decacahuete? En primer lugar, puede serque nuestra cabrona interior consigaevitar que pasemos un día horrible, perouna vez que ha sucedido, ella sabe quecualquier medida para salvar la jornadade ser un desastre total será siempre

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algo bueno.La comida también puede ser un

acontecimiento, una oportunidad paracomunicarnos con las personasimportantes de nuestras vidas.

Algunas de nosotras sentimos que elproceso de comprar y preparar lacomida es algo relajante y creativo.Otras, por el contrario, llegamos hasta elextremo de evitar cualquier cosarelativa a la comida excepto suconsumo. Realmente, no importa de quélado estemos, porque la mecánica de lacomida no es lo relevante. La comida esalgo de lo que debemos ocuparnos, ynuestra cabrona interior nos ayuda a

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entender los patrones alimenticios quefuncionan para cada una de nosotras.

Cuando estamos en contacto connuestra cabrona interior no tenemos queesforzarnos por cocinar un banquetepara esos parientes políticos que jamáshan sido amables con nosotras, o paraesos compañeros de trabajo quesabemos positivamente que no nostoleran o para esos amigos con unpaladar insensible.

Quizá el punto más importante seaéste: nuestra cabrona interior consideracon toda seriedad la comida, y todos losrituales que la rodean, pero no se dejallevar por las tiranías de la moda. ¿Está

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de acuerdo nuestra cabrona interior conlas dietas que someten a una mujeradulta a un régimen con menos caloríasque las adecuadas para un niño de dosaños?

Yo creo que no.¿Cuál es su respuesta a la exigencia

de que toda mujer, sin importar cuál seasu tipo de cuerpo, deba utilizar tallas deropa no superiores a la 38?

Yo creo que no.Nuestra cabrona interior distingue

muy claramente lo absurdo que resultamatarse por intentar parecerse a otrapersona, cuando cada una de nosotras esya una belleza.

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[VII]“Son sólo nimiedades lo que irrita mis

nervios”REINA VICTORIA DE

INGLATERRA

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La vida cotidiana

Quizá pensemos en nuestra cabronainterior sólo a propósito de ocasionesespeciales, como hacemos con unvestido de fiesta o un determinadopintalabios. Tal vez nos digamos algoasí: «Guardaré a mi cabrona interiorpara cuando la necesite de verdad.Después de todo, no quiero que se megaste». Como si la cabrona interior fueraun par de zapatos baratos con suelas demala calidad. ¿Podría algo tan poderososer tan frágil?

Yo creo que no.

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La cabrona interior es perfecta paratoda ocasión: informal, formal, privadao pública, como un traje negro. Es unaparte esencial de nuestra vida cotidiana.

Es necesario, sin embargo, utilizarnuestra capacidad de discernimientocuando usamos su poder.

ADVERTIR LA DIFERENCIASiempre habrá situaciones que no

podamos modificar (el tráfico, la coladel supermercado, el aumento deactividad en la superficie solar). ¿Nosenfurecemos por ello?

Yo creo que no.Saber que no tenemos poder sobre

algunas situaciones nos consuela:

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nuestra cabrona interior no se molesta engastar energía en aquello que trasciendesu control.

Al mismo tiempo, habríamos de serunas auténticas santas para noreaccionar ante la presión causada porlas cosas que están fuera de nuestroalcance. Y quizá no reaccionar sería unsíntoma de encanto tóxico. Sea como fuere, lo importante es recordar que lacabrona interior nos puede ayudar aresponder más que a reaccionar, asituaciones que se encuentran fuera denuestro control.

COMO LOGRAR QUE LAFRASE “YO CREO QUE NO”

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FUNCIONE PARA NOSOTRASPensemos en un día normal. Salimos

cada mañana para emprender nuestrasactividades cotidianas y algo sucede.Siempre sucede algo. Estamos de pie enla cafetería, esperando el turno parapedir nuestro café cortado (consacarina) y la tostada a la plancha (conmermelada), cuando el camareropregunta quién es el siguiente y alguiense planta enfrente de a nosotrasdiciendo: «Yo», y empieza a hacer unpedido para llevar que ocupa una hojade tamaño folio escrita a un espacio.

Vamos de compras al centrocomercial. Al entrar en los grandes

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almacenes nos topamos con lasempiterna vendedora de perfumes, consu veloz atomizador y su discursoensayado sobre la forma en que estafragancia cambiará nuestras vidas.

-¿Le gustaría probar Raison d´être? -pregunta.

Quizá nos encontramos con otroconductor en el aparcamiento. En estetipo de situaciones, cuando el otroconductor retrocede choca contranuestro coche. El impacto tira el espejoretrovisor, un inconveniente que (segúnsostiene el otro conductor) tendrá pocoimpacto en nuestras vidas:

-El espejo central es todo lo que

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realmente necesitas, querida.A cada una de estas situaciones

podemos responder: "Yo creo que no”.Esto requiere un poco de práctica.

Al principio, la posibilidad de unenfrentamiento directo nos puede llenarde temor; pero la práctica, ciertamente,hace al maestro. Y la mayoría de laspersonas responde bastante bien ante elmantra de la cabrona interiorpronunciado en voz alta.

-Discúlpeme -le decimos al que secuela en la cola-. No estoy de acuerdo.Creo que yo estaba primero.

-¿Raison d'être? No, gracias.Quizá sea necesario protegemos del

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baño de perfume que inevitablementesigue al ofrecimiento.

-Yo creo que no. Quiero los datos desu seguro -le decimos a nuestro nuevoamigo del aparcamiento.

En realidad, ¿qué pueden responder?¿Alguien va a discutir?

Bien, ciertamente existe unporcentaje de la población queprotestará. Hay muchas personas que seprecipitan en una absurda autodefensadel injustificable comportamiento aquídescrito.

¿Nos acobardaremos ante estaposibilidad?

Yo creo que no.

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El mantra de nuestra cabrona interiores especialmente útil cuando nos quierenmeter por los ojos facturas absurdas porreparaciones de poca monta del coche,cuando se nos pide «espere, por favor»por enésima vez, y cuando otros intentanintimidarnos para que hagamos cosaspor ellos.

De hecho, la frase «yo creo que no»se vuelve más poderosa cada vez que lapronunciamos.

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[VIII]“El lugar de la mujer está en la casa,

el senado y el despacho presidencial”ANÓNIMO

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Política personal

La mayor preocupación de nuestracabrona interior es, por supuesto,nuestra vida. El simple hecho de llegaral final del día requiere de tanta energíaque nos queda muy poca fuerza paracualquier otra cosa. ¿Lavar la ropa?Debe hacerse, entonces la lavamos.¿Dormir? Nos moriríamos si nopudiéramos hacerlo. ¿Trabajar? Bueno,nuestra supervivencia con frecuenciadepende de la habilidad paraproveernos. Se puede comprender muybien que la mayoría de nosotras no tenga

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tiempo para dedicarlo a la política.Además, ¿acaso importa?

Pues bien, echemos un vistazo a estacuestión.

PARTE DEL PROBLEMASi continuamos participando

activamente en la vida política al ritmoen que lo hemos venido haciendo hastaahora, pasarán 300 años antes de quehaya un número equivalente de hombresy mujeres en el Congreso.

¿Quién va a proponer leyes quebeneficien a las mujeres? Lo sé, es unapregunta retórica: sabemosperfectamente la respuesta. A la luz deesta verdad, debemos hacer más.

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-¿Más? -dices.Sí, digo yo. Y no estoy hablando de

colaborar con una ONG, o presentamosa las elecciones (ni siquiera las delAPA o las de nuestra comunidad devecinos) o hacer algo que supongaañadir más estrés al que normalmente yatenemos que soportar Estoy hablando deutilizar a nuestra cabrona interior parahacer de este mundo algo mejor.

PARTE DE LA SOLUCIONLo más sencillo es votar con nuestro

dinero. Así es: no compres esosproductos cuya publicidad subestima alas mujeres, nos insulta o nos eleva aparámetros aun menos realistas de los

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que ya nos rigen. Esto requiere reflexióny conciencia, y no ocupa mucho tiempo.S¡ las tiendas donde compramos nocuentan con los productos que nosagradan, depende de nosotras hacerlessaber nuestra decisión de comprar enotro lugar hasta no ver satisfechasnuestras necesidades.

Podemos apagar la radio cuandoempiece a hablar un locutor misógino.

Cuando haya un candidato digno derecibir nuestro apoyo, podemos asistir asus mítines o hablar en su favor ennuestro entorno laboral o familiar.

La próxima vez que algún concejalcuyo trabajo no vele por nuestras

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necesidades (sabemos quiénes son) nosenvíe una carta pidiendo nuestro voto,podemos devolvérsela con sobre y todoacompañada de una nota que diga: "Yocreo que no. No hasta ver algunosresultados. Por ahora, apoyaré a otrocandidato».

El mensaje llegará a su destino.Piensa en esto como si formaras parte deun "Yo creo que no» colectivo. Imaginalas posibilidades.

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[IX]“El poder puede tomarse, mas no

otorgarse”GLORIA STEINEM

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Fuerza de trabajo

El trabajo es lo que hacemos paraganar dinero. En esta sociedad, el dineroequivale a poder. Cuando sufrimos deencanto tóxico, tememos al poder. Nosparece poco atractivo. Podemosexpresar esta creencia en frases como«El dinero no me importa», pero larealidad es que tememos al poder. Estopuede explicar por qué decimos que sícuando que nos pide trabajar más sinrecibir un aumento de sueldo.

Si estamos en contacto con nuestracabrona interior no tememos al poder.

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Le abrimos las puertas.También aceptamos la

responsabilidad que acompaña al poder.Nos sentimos orgullosas de ser buenasen nuestro trabajo. Y aceptamos conentusiasmo nuevos desafíos. De igualmodo abrimos la puerta al dineroentendiéndolo como una manifestaciónde la energía que inyectamos en nuestrotrabajo. Merecemos todas lasrecompensas que nuestras habilidadesnos han hecho ganar.

PODEREl poder engendra poder, y el poder

puede utilizarse para realizar cambios.Cambios pequeños, grandes cambios.

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Todas sabemos eso, pero la preguntaes: « ¿Cómo obtenemos poder? ». Bien,podemos estar seguras de que nadie va avenir a regalamos nada, por lo tanto,quizá sea buena idea seguir los pasos deLenin, que dijo: « Vi cómo el poderyacía en la calle y lo levanté ». Mira a tualrededor, El poder está a nuestros pies,o quizá sobre el escritorio.

Quizá haya que buscarlo un poco,dado el estado de la mayoría de nuestrasmesas de trabajo, pero podemosencontrarlo. Lo vemos todos los días siabrimos los ojos.

¡Levántalo!« No lo reconozco», dices. No te

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preocupes: a continuación paso aresumirte algunas características delpoder que tal vez se te pasaron por alto.

Trabajo en equipoEl poder se construye a partir del

trabajo en equipo (piensa en la CapillaSixtina). Los equipos están formadospor individuos. Cuanto más fuertes seanlos individuos, más fuerte será elequipo. El encanto tóxico nos obliga acreer que ser parte de un equiposignifica estar de acuerdo con todocuanto dicen los demás. En realidad, serparte de un equipo requiere quevaloremos con honestidad cadasituación y que discutamos todos juntos

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los problemas.ImaginaciónEl poder proviene de la

imaginación. Nada se ha creado sinimaginación; ningún problema se puedesuperar sin ella. Nuestra cabronainterior no sólo nos pone en contactocon nuestra imaginación, sino quetambién nos infunde el deseo demanifestarla. Quizá no siempre estemosen lo correcto, pero tenor razón no es loimportante. Hablar sí lo es. Nuestracontribución puede provocar una idea enalguien más, y esa idea puede conducir auna solución o a una invención.

Conocimiento

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El poder es conocimiento, y elconocimiento es poder. Cada individuotiene un conocimiento que nadie mástiene. Combinar el conocimiento de cadauno engendra mayor conocimiento, delmismo modo que si se combinangarbanzos con callos se obtiene unaporte calórico mucho mayor.

CÓMO FUNCIONACada lugar de trabajo depende de

las personas que colaboran juntas haciaun objetivo común, sea sirviendocomida, publicando un periódico,fabricando estropajos o cualquier otracosa. Cuanto más poder aporte cadaIndividuo al logro del objetivo, mayor

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probabilidad existirá de alcanzarlo.El encanto tóxico nos va secando,

dejándonos sin poder. En consecuencia,también mina el poder de cualquiertrabajo que emprendemos. Podemoscreer que ser encantadoras hará que lagente acate nuestros deseos. Nada puedeestar más alejado de la verdad.

Esto no quiere decir que debamosgritar y exigir y damos demasiadaimportancia. ¡No, no, no! Recuerda,estar en contacto con nuestra cabronainterior no significa abusar de nadie.Tan sólo consiste en saber cuándodebemos ser firmes, cuándo podemosestablecer nuestra postura y poner de

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manifiesto que actuaremos de acuerdocon nuestras convicciones.

RIMA CON RICACHONASi es verdad que la gente empieza a

llamarte cabrona cuando comienzas atener éxito, entonces deberíamosalegramos de que nos llamaran cabronasen el trabajo.

Recibir el calificativo de cabronasignifica que tenemos razón, o queestamos exigiendo lo mejor a los demásy a nosotras mismas.

De acuerdo con algunas personas, eluso del término «cabrona» ha crecido enpro-porción directa al número demujeres que han alcanzado puestos

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directivos en su campo. ¿Cómo alcanzarla cima en nuestro campo? Haciendonuestro trabajo muy bien para asíavanzar al siguiente nivel. Por logeneral, esto requiere que trabajemoscon otras personas para, tarde otemprano, saber hacer bien lo que ellashacen.

Si les pedimos a las personas queestán a nuestro cargo hacer bien sutrabajo, y eso significa esforzarse másque antes, probablemente nos llamaráncabronas.

Si aquellas personas que están anuestro cargo no hacen su trabajo y losregañamos por ello, nos llamarán

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cabronas.Si hemos regañado a esas personas y

aun así no hacen su trabajo, sin dudaalguna seremos más firmes con ellos lasegunda vez. Definitivamente, nosllamarán cabronas.

Bien por ellos. Mejor por nosotras.Porque lo que esto significa en

realidad es que conocemos nuestronegocio. No te olvides de una cosa: noimporta con cuanta amabilidad pidas lascosas, si eres la jefa, serás la cabrona.

¿Qué es lo que tienes que recordarexactamente de todo esto? Que tú eres lajefa.

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[X]“Morimos por confort y vivimos por

conflicto”MAY SARTON

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Encuentros cercanos

Está escrito que sucederá. Y aunquea las no iniciadas les suene como uncataclismo potencial, un encuentro entredos mujeres en contacto con su cabronainterior en realidad contiene el germende algo grandioso.

Después de todo, ¿qué podría sermejor que nuestra cabrona interiorduplicada? ¿O triplicada, cuadruplicada,aumentada exponencialmente?

Reflexiona un poco: cuando dos denosotras en contacto con nuestra cabronainterior nos encontramos frente a frente,

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aparece el magnetismo. Podemossentirnos atraídas o repelidas. Decualquier manera, la dinámica es lasiguiente: ambas estamos reconociendonuestro poder.

Quizá jamás seamos amigas de lasmujeres a cuya cabrona interiordescubrimos, pero eso es secundario. Loimportante es que, lleguemos o no a unacuerdo, incluso si nos sorprendemosante la habilidad estratégica de la otramujer, o si nos invade la envidia oalguna otra baja emoción, nueve de cadadiez veces la cabrona interior de la otramujer suscitará nuestro respeto yadmiración.

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Lo mejor es reconocer que elenfrentamiento puede ser estimulante,que el proceso de encarar a otra mujerque está tan segura de su punto de vistacomo tú del tuyo es una oportunidadpara conocerse mejor a una misma. Unencuentro cercano con la cabronainterior de otra mujer no debe temerse,es algo a lo que hay que dar labienvenida.

Quizá lo más importante sea queesas interacciones en las que nuestracabrona interior se reúne con su igualtienen una gran potencia, no siemprepositiva. Es fácil estar con gente queconcuerda con nosotros; es cómodo,

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pero también provoca que bajemos laguardia y disminuya nuestra fuerza. Estopuede ser muy peligroso: llevarse biencon todos los que nos rodean seconvierte en un hábito, y Actuar conEncanto vuelve a atrapamos en susredes, reiniciando la espiral hacia elencanto tóxico. El siguiente pasoconsistirá en recaer disculpándonos portodo, esperar junto a1 teléfono lossábados por la noche y comemos elpastel entero.

¿Es eso lo que queremos?¡YO CREO QUE NO!

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[APENDICE A]“Estoy en el mundo para cambiar el

mundo”MURIEL RUKEYSER

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La cabrona que hay entoda mujer

La cabrona interior se manifiesta enmuchos arquetipos. En diferentesmomentos, tu propia cabrona interiorpuede parecerse a cualquiera de estosiconos de poder fe-menino:

KARALa reina cisne de las valquirias.

Kara. Apabullaba a sus enemigosutilizando sólo el sonido de su voz. Esuna cabrona a la que no convienesubestimar, especialmente si está alteléfono. Todos, incluidos sus mejores

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amigos, saben que no tiene pelos en lalengua.

LlLITHLilith iba a ser la primera esposa de

Adán, pero le echó un vistazo y dijo:«Yo creo que no». Así que huyó hacialas orillas del mal Rojo, donde pasó susdías apareándose con quien le placía,dando a luz a cientos de niños cada día.No hace falta decir que, con ese nivel defecundidad, algo del ADN de Lilith debede transitar por cada una de nosotras.

CATALINA DE MÉDICISCuando se casó con uno de los

Luises de Francia, Catalina llevóconsigo a su nueva corte a dieciocho de

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sus cocineros italianos favoritos. ¿Ospodéis imaginar el volumen de lassobras? Y su casa era su castillo:insistió en que todos los noblesutilizaran tenedores para comer, en lugarde las manos. Sí, mamá.

KATHARINE HEPBURNFuerte, insolente y muy digna. Jamás

se dio por enterada de que a las mujeresse les consideraba como el sexo débil.La próxima vez que te encuentres con unvendedor molesto, sé KatharineHepburn.

LISÍSTRATAReconocida organizadora griega.

Persuadió a las mujeres de su ciudad-

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estado a suspender las relacionessexuales hasta que los hombres dejaranuna guerra por demás ridícula. La claveaquí es que Lis se reunió con otrasmujeres que pensaban como ella.

Imagínate lo que podríamos hacer enel Congreso...

BUFFY, LA CAZAVAMPIROSElla es toda una estrella, además de

cazavampiros reencarnada. Está en muybuena forma y tiene un agudo sentido dela moda. Buffy no cree en patrañas.

Para apuntalar tu valor, al expresaresa frase llena de poder, «Yo creo queno», invoca a cualquiera de estasmujeres ejemplares en cualquier

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momento.

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[APENDICE B]“Macho no significa mucho”

ZSA ZSA GABOR

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…y los hombres quelas aman

Sólo para que quede constancia, hayque insistir en que la idea de que lasmujeres que están en contacto con sucabrona interior odian a los hombres odesean ser hombres o quieren ser comoellos puede calificarse con una únicapalabra: TONTA (tenía que aclarar estepunto). No, este capítulo es sobre loshombres que realmente admiran a lasmujeres que están en contacto con sucabrona interior. Todas conocemos ahombres así; normalmente viven con

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nuestras amigas... Está bien, quizá túvivas con un hombre como éste.

La cuestión es que existe un nombrepara llamar a los tíos que son así:príncipe (no confundir con los de loscuentos de hadas).

Un príncipe comprende la esencia dela cabrona interior. La entiende.

UN PRÍNCIPE NO ES UNDOMINANTE

Dominantes son los hombres quecreen que el machismo es la mayormanifestación de energía masculina. Sonlos hombres que nos dejan plantadas.Los hombres que cada vez reducen másla edad límite de las chicas con las que

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salen, hasta que sus hijas y sus noviastienen la misma. Los hombres que notrabajarían para una jefa.

Un príncipe es un hombre real, esdecir, un verdadero ser humano.

¿QUIÉN ES UN PRÍNCIPE?He aquí cómo reconocer a un

príncipe:- Un príncipe asume de verdad toda

su parte de responsabilidad en la crianzade los niños.

- Un príncipe entiende por qué losanuncios de cerveza son ofensivos(sabes a cuáles me refiero).

- Un príncipe jamás dará por hechoque nos encargaremos por completo de

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preparar la comida.- A la inversa, un príncipe no

asumirá nuestra incapacidad paracambiar una rueda pinchada.

- Un príncipe ofrece estímulo, másque consejos.

- Un príncipe sabe lo que sabe. Y almismo tiempo, sabe qué no sabe. No esun estúpido fanfarrón. De hecho, unpríncipe se da cuenta de lo atractivo quepuede resultar decir: « No lo sé».

¿DE DÓNDE PROCEDE?Pues bien, si las mujeres tenemos

una cabrona interior que es una partenatural de nosotras mismas, podemosdeducir que también existe un príncipe

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interior.Así como la mayoría de las mujeres

ha sido adiestrada en los caminos delencanto tóxico, a los hombres se les hainstruido en lo que sea que los estéinfectando. Existen muchos nombrespara ello; elige uno. Si has hecho bienlos deberes para sacar a la luz a tucabrona interior, lo más probable es queno necesites ser cruel. El punto esentender la dinámica que está en juego:a los hombres se les han enseñadoconductas que tal vez sean contrarias asu verdadera naturaleza.

NATURALEZA FRENTE AEDUCACION

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La experiencia me dice que serequiere mucho trabajo para que unhombre se convierta en príncipe, peroque la materia prima ha estado ahí desdeel principio.

Y escucha esto: incluso el hombremás macho tiene la capacidad deconvertirse en un príncipe.

VALORA TU COEFICIENTE DEPRINCIPE (CP)

Supongamos que eres un hombre queintuye la existencia de su príncipeinterior, y quieres medir lo activo que eseste aspecto de tu ser. A continuación, teplanteamos una pequeña prueba:

1. A las mujeres les gusta que las

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llamen «nenas». De acuerdo/Endesacuerdo.

2. Cuando una mujer es asertiva, laconsidero una cabrona. De acuerdo/Endesacuerdo.

3. Cuando voy a algún lado con unamujer en un coche, conduzco yo.

Siempre/La mayoría de lasveces/Rara vez/Algunas veces/¿En elcoche de quién?

4. Sé lavar y planchar la ropa.Verdadero/Falso/¿Para qué molestarse?Me la lava mi madre.

5. Tuve una reacción emocional alver la película Los puentes de Madison.

Verdadero/Falso/No la he visto.

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INTERPRETACIÓN DE TUSRESPUESTAS

Pregunta 1Si has contestado «De acuerdo» y

tienes menos de 65 años, podemosapostar, sin temor a equivocamos, a queno eres un príncipe muy desarrollado (-10 puntos).

Sin embargo, si has basado turespuesta en el hecho de que a tu madrey a sus amigas les gusta que las llamen«nenas», esto revela un nivel desensibilidad que implica la condición depríncipe (+2 puntos).

Si contestaste «En desacuerdo»,piensa un momento en la razón por la

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que elegiste esa respuesta. ¿Es porquealguna mujer te ha corregido cuando lahas llamado «nena»? (+2 puntos).

¿O tu respuesta se basó en tuspropias reflexiones sobre la importanciadel lenguaje, de las que has deducidoque llamar a las mujeres “nenas” no sóloes incorrecto, sino también insultante?(+ 10 puntos).

Pregunta 2Si estuviste de acuerdo, define la

palabra “asertivo” (-10 puntos si tusdefiniciones para hombres y paramujeres son distintas; + 10 puntos siestás en desacuerdo).

Pregunta 3

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«¿De quién es el coche?» es lapregunta que haría un príncipe (+ 10puntos).

«Rara vez» denota la condición deun príncipe sólo si tú tienes un coche(+7 si es así, -10 si no lo tienes).

«Algunas veces» parece equitativo(+5).

«La mayoría de las veces» puedeimplicar que tienes un coche grande(ideal para llevar a muchas personas ocosas) o que tienes uno estupendo en elque todo el mundo quiere subirse (Opuntos). También puede significar que lamayoría de tus amigas no tiene vehículopropio. Entonces, tú eres generoso y

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siempre las paseas. Esperamos que tusamigas paguen la gasolina (+ 10).

Si tu respuesta fue «siempre»,realmente debemos analizar las razonespor las que así es. Pero la respuesta nofavorece a tu coeficiente de príncipe (-10).

Pregunta 4Está bien, ésta era una especie de

pregunta capciosa, y no añadiremos nirestaremos puntos por ella; en realidad,yo no sé lavar la ropa. Y soyirremediablemente mala con la plancha.La incluimos en el formulario sólo paraver si lo estabas leyendo con atención.Por supuesto, si estás en el instituto y es

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tu madre la que te lava la ropa, eso noquiere decir nada.

Pregunta 5Otra pregunta capciosa. ¡Todo el

mundo tiene una reacción emocionalante esa película! «Reacciónemocional», después de todo, es unconcepto que cubre un gran territorio (Opuntos; no importa si lloraste o no). Sino la viste, estás disculpado y puedesapuntarte 2 puntos extra.

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RESULTADOS

Si tu puntuación fue de 32, eres unpríncipe completamente desarrollado yen contacto contigo mismo.

Si tu puntuación fue de 29, tienes unalto coeficiente de príncipe.

De 19 a 21 constituye un rangomedio para el coeficiente de príncipe.

Una puntuación de -32 muestra uncoeficiente de príncipe muy bajo. Elhecho de que te hayas sometido a estaprueba, sin embargo, es un signoesperanzador, porque la conciencia es elprimer paso. No te descorazones, no

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existe un caso irremediable.Puedes mejorar tu coeficiente.ESTABLECE CONTACTO CON

TU PRINCIPE INTERIORTodas las apreciaciones de este

libro que se aplican a las mujeres encontacto con su cabrona interior tambiénse pueden aplicar a los hombres en víasde convertirse en príncipes. Paradetallar un poco:

1. Cuando percibas una situación deabuso, no la disculpes dandoexplicaciones, llámala por su nombre.Incluso (o quizá particularmente) cuandose trate de tu propio abuso.

2. Si el deseo de actuar como un

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macho (ver más arriba) es abrumador,sólo di: «Yo creo que no. Contrólate,amigo». Esto funciona muy bien, porqueequivale a tomarse el tiempo deresponder cuidadosamente.

3. Aprende a distinguir la diferenciaentre ser amable y ser paternalista. Porejemplo, es amable decir «¿Te echo unamano?» cuando ves a alguien luchando abrazo partido por hacer algo como, porejemplo, meter en la cama a dos niñospequeños. Mostrarse paternalista esdecir: «¿Sabes?, cuando yo acuesto a losniños, les meto en la cama sincontemplaciones y apago la luz».

4. Súbele el volumen a tu príncipe

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interior. Siempre ha estado ahí,murmurándote cosas como: «Realmenteestá bien querer pasar tiempo con mishijos».

Nota: un hombre que pasa tiempocon sus hijos está ejerciendo su funciónde padre, no la de una niñera.

5. Reconoce que tu príncipe interiory mi cabrona interior se encuentransobre una base sólida y nivelada deigualdad.

Sólida y nivelada es una basemaravillosa sobre la que construircualquier cosa.

AMATE A TI MISMA

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[APENDICE C]“El éxito engendra confianza”

BERYL MARKHAM

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Cabrona en diezminutos

Éstas son algunas cositas quepodemos hacer durante el día paraagudizar los reflejos reprimidos por lainmersión en el encanto tóxico. Comosucede con cualquier tipo de ejercicio,cuanto más las practiquemos, másfáciles serán. Considéralas como partede un entrenamiento básico.

MIRARSE A LOS OJOSPlántate frente a un espejo y mírate a

los ojos. Piensa en la última vez quealguien te pidió algo absurdo. Para la

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mayoría de nosotras, esto habrásucedido en las últimas 24 horas. Algorealmente absurdo, como la vez que tuprima se fue a la India durante un mespara encontrarse a sí misma (¿quédemonios estaría haciendo tan lejos?) yte pidió que le dieras de comer a susgatos todos los días. A pesar de que estorequería un trayecto de una hora en trende cercanías, tú dijiste que sí, ¿no escierto?

Imagina que te lo vuelve a pedir.Escucha su voz, ve su casa. Ahorasonríe y dile: «Yo creo que no, prima».

Esto es especialmente instructivo,porque mientras recuerdas estas

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peticiones absurdas (hayas o noaccedido a ellas), podrás ver connuevos ojos tu patrón habitual decomportamiento. Éstas son las áreas enlas que el encanto tóxico esparticularmente fuerte en tu vida. Estainformación es importante porque laconciencia es el primer paso paraerradicar comportamientos no deseados.

ELEGIR CON NUESTROSBOLSILLOS

Reúne todas las revistas que tengasen casa. Repásalas hoja por hoja yarranca cualquier anuncio que te resulteofensivo. No necesitas justificar esesentimiento, sólo reconócelo. Una vez

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que tengas todas esas páginas reunidas(probablemente constituirán una granpila), llévalas contigo a la tienda lapróxima vez que vayas de compras.¿Queremos darle nuestro dinero a esasempresas? Yo creo que no. Tarde otemprano entenderán el mensaje.

ME AMO; CREO QUE SOYGENIAL

¿Te acuerdas de todos esos libros yartículos sobre dietas que hasacumulado durante años? Destrúyelos.Cada día arranca unas cuantas páginaspara quemarlas en el fregadero, mientrasdices: «Soy adulta. Yo elijo lo quecomo». Si no te gusta tu aspecto, adopta

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una alternativa razonable. Todostenemos suficiente información sobre laforma en que nuestros cuerpos trabajande verdad; utiliza la que te sirva. Pero lomás importante es que te plantes ysimplemente digas «yo creo que no»ante el ideal tan poco realista que todoslos demás fijan para nosotras. Lasmujeres deben verse como personas, nocomo espantapájaros.

LOS DIEZ MÁS BUSCADOSHaz una lista de todas las personas

que se han aprovechado de tu inmersiónen el encanto tóxico. No importa sifueron manipuladores, maliciosos omalos, porque su comportamiento no es

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el tema. El tuyo sí lo es. Una vez a lasemana elige a una de esas personas yestudia con atención la situación queaconteció con ella.

Ahora, recréala en la forma en que tehubiera gustado que sucediera, poniendoespecial atención en tu conducta. Notengas miedo; nadie va a ver esto jamás.El proceso es éste: al reescribir nuestrahistoria personal somos capaces decambiar nuestro presente y nuestrofuturo. Saber lo que hubiésemos deseadohacer en una situación nos prepara parala siguiente vez que ocurra algo similar.y siempre hay una próxima vez.

CON UNA AMIGA

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Esto es entrenamiento intensivo.Elige a una amiga que realmenteconozca tu vida.

Sentaos una frente a otra con los piesapoyados sobre el suelo y los brazosrelajados a los lados. Una debe ser elreceptor y la otra el emisor. El emisorhace una lista de todas las cosas a lasque le hubiera gustado decir «yo creoque no». El receptor entonces repite lalista, dando al emisor la oportunidad dedecir «yo creo que no» en voz alta.

El receptor añade un par de cosasante las cuales le hubiese gustadoescuchar que el emisor dijera «yo creoque no» (como aquella permanente que

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le arruinó el pelo).LA PODEROSA CANCIÓN DE

CUNANo sé vosotras, pero el tiempo que

paso en la cama justo antes de dormirmesiempre ha sido de reflexión. Solíafuncionar de esta manera: me acostabapensando en todas las cosas espantosasque había hecho, empezando desde elparvulario, y me flagelaba por todas ycada una de ellas. De hecho, algunasveces me sentía tan mal conmigo mismaque no podía conciliar el sueño durantehoras, porque una cosa me llevaba a otray, en el momento en que me sentía losuficientemente exhausta como para

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quedarme dormida, había llegado lahora de levantarme. No hace falta decirque ésos no eran mis mejores días.

Creo que he encontrado una maneramejor de lidiar con este tiempo dereflexión.

Pienso en todas las cosas que hehecho bien en mi vida, como todas esasveces en que he puesto atención a micabrona interior, y las veces en que mehe salido de la espiral del encantotóxico. Me quedo dormida con unasonrisa en el rostro. Y cuando medespierto por la mañana, me sientopoderosa.

Pensé que sería bueno compartir

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esto con vosotras.

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[Agradecimientos]Me gustaría dar las gracias a las

siguientes personas por habercontribuido a la realización de estelibro: Jim Motavalli (que creyó en mímucho antes de que yo misma lohiciera); Mary Ann Masarech; LauraFedele; Judith Gardner; Karen Drena;Piper Machette; Richard Howe; mi hadamadrina, Jocelyn K. Moreland; Felicia yDavid Robinson (quienes me dieronasilo en las primeras etapas de estelibro); Jeff Yoder; Tom Connor; SarahWaite y Lysbeth Guillorn, por su trabajo

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de investigación y edición; NicoleHollander, Marian Henley y MaryLawton; Mace Norwood (que ha estadoen lo cierto durante todos estos años); ya todos mis amados amigos a los que,por ser demasiado maravillosos (ynumerosos), es imposible mencionar porsu nombre.

Un agradecimiento especial aDeborah Werksman por su pacienciaextrema, su constante amabilidad, suentusiasmo ilimitado y, sobre todo, sugentil sinceridad e intuición.

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[Acerca de laautora]

Elizabeth Hilts es editora de unsemanario alternativo. Asimismo, sutrabajo aparece regularmente enperiódicos (también alternativos) deEstados Unidos.

Desde que definió el concepto de«cabrona interior» para el primernúmero de la revista Hysterial ha estadoen diversas emisoras de radio paraanalizarlo en antena.

La autora considera que la cabronainterior alcanzó definitivamente la fama

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cuando Rush Limbaugh la vituperó en suprograma de radio durante variassemanas. No hace falta decir que Rushno comprendió lo esencial.

Elizabeth Hilts ha fundado unaempresa llamada Inner BitchProfessional Communications, quedesarrolla talleres y seminariosdedicados al surgimiento de la cabronainterior en toda mujer. La autora seencuentra disponible para hablar enpúblico. Se puede contactar con ella através de Hysteria Publications (203)333-9399

(Estados Unidos) o por correoelectrónico: [email protected]

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A Elizabeth le gustaría ver queeste libro llega a toda mujer quequiera reírse a carcajadas y decir loque piensa.