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Manual del área clínica II

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ANLISIS EPISTEMOLGICO DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIN,

TURISMO Y DE PSICOLOGA

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGA

PRACTICAS PRE PROFESIONALES II

PSICOLOGIA CLINICA

MANUAL DE LECTURAS

X CICLO SEMESTRE 2007-II

INTRODUCCIN

La terapia cognitiva es uno de los enfoques de terapia que ms se utilizan hoy da por los psiquiatras y psiclogos cognitivo-conductuales. Formulada por el doctor Aaron Beck y Albert Ellis en los aos cincuenta, sus aplicaciones a diversos problemas psicolgicos han sido numerosas. La TREC se cuestiona por qu las personas crean sus propios problemas y qu se puede hacer al respecto. Ofrece un mtodo cientfico de pensamiento racional para ayudar a la gente a disminuir sus problemas emocionales y llevar una vida ms plena y satisfactoria. Mantiene tambin una filosofa de vida, de modo que uno de sus principales objetivos es conseguir un profundo cambio filosfico en las personas que afecte a sus emociones y conductas tanto presentes como futuras.

A diferencia de la terapia racional emotiva, la terapia cognitiva enfatiza que los problemas de las personas se deben a la manera que tiene de percibir las situaciones estas percepciones son la manera que tienen de procesar sus ideas de manera generalizada o utilizando pensamiento errneo o distorsionados que generalmente llevan al sufrimiento de las personas, modificando estos esquemas errneos se puede aliviar el sufrimiento de las personas al hacer interpretaciones mas saludables de la vida.

Las prcticas Pre-profesionales II del rea clnica asume el Modelo cognitivo conductual. Esto explica sta introduccin.

ANLISIS EPISTEMOLGICO DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

Cecilia Salgado Lvano

Resumen

Se considera pertinente realizar una evaluacin epistemolgica, dado que el estatus cientfico de la Psicologa en general an es incipiente y en algunos casos polmico, por lo que urge la evaluacin de nuestras teoras y modelos.

En tal sentido, el presente trabajo de investigacin bibliogrfica tiene como objetivo principal realizar un anlisis epistemolgico de la Terapia Cognitivo Conductual, con el fin de evaluar las formulaciones tericas sobre las que descansa, as como su adecuacin emprica.

Se ubica a la Terapia Cognitivo Conductual como una de las orientaciones tericas/metodolgicas de la Terapia Conductual, por lo que en primer lugar se desarrollan algunas generalidades, definiciones y enfoques conceptuales sobre sta..

En segundo lugar, se abordan directamente los antecedentes, formulaciones tericas, caractersticas, clasificacin, investigacin, estado actual y proyecciones futuras, as como aspectos tico/legales de la Terapia Cognitivo Conductual.

Y en tercer lugar, se realiza lo que consideramos su anlisis epistemolgico per se, centrado en tres partes: (1) Estatus de la Psicologa y algunos aspectos tericos a nivel epistemolgico; (2) Evaluacin crtica de las Terapias Psicolgicas en general; y (3) Evaluacin crtica de la Terapia Cognitivo Conductual que comprende aspectos generales y especficos entre los que sobresale la Terapia Racional Emotiva y la Terapia Cognitiva de Beck.

Finalmente, se plantean algunas conclusiones que se caracterizan por su estado preliminar, dado que no se han encontrado reportes al respecto.

Palabras-Clave: Terapia Cognitivo Conductual, Anlisis epistemolgico, Teora psicolgica.

INTRODUCCIN

Dado que la Terapia Cognitivo Conductual se considera como una de las orientaciones de la Terapia de la Conducta, abordaremos en primer lugar algunas generalidades acerca de sta. En tal sentido, debemos sealar que algunos autores no diferencian entre la Terapia de la conducta o Modificiacin de la conducta, ya que si bien es cierto histricamente, estos trminos se han desarrollado desde distintos enfoques tericos, dependiendo de diferentes tcnicas bsicas de tratamiento, de la manera en que se aplican las tcnicas y de los pases en los que han surgido las tcnicas y de los pases en los que han surgido las tcnicas (Franzini & Tilker, 1972; Keehn & Websten, 1969; Krasner, 1971; yates, 1970). Sin embargo, dicha distincin y sus fundamentos no se han adoptado de forma conbsistente, por lo que se emplean en forma sinnima (Caballo 1991; Labrador, 1986, 1990; Labrador, Cruzado & Muoz, 1997; entre otros) al hablar en forma indistinta entre Terapia de la conducta y Modificacin de la conducta.

Como lo han sealado Franzini & Tilker (1972) existe una falta de consistencia en el empleo de estos dos rtulos. Por ejemplo, Kanfer &

Phillips (1969) y Bandura (1969) aparentemente igualan los trminos, mientras que Lazarus (1971) propone que la Terapia de la conducta generalmente se relacionan con el tratamiento de la ansiedad, utilizando los mtodos de contracondicionamiento, mientras que la Modificiacin de conducta destaca los procedimientos operantes (Citado por Rimm & Masters, 1980: 18).

En tal sentido, en el presente reporte se utilizan ambos trminos en forma indistinta. Segn Labrador, Cruzado & Muoz (1997) la Modificacin de conducta tiene como objetivo promover el cambio a travs de tcnicas de intervencin psicolgica para mejorar el comportamiento de las personas, de forma que desarrollen sus potencialidades y las oportunidades disponibles en su medio, optimicen su ambiente, y adopten actitudes, valoraciones y conductas tiles para adaptarse a lo que no puede cambiarse. El rea de la modificacin de conducta es el diseo y aplicacin de mtodos de intervencin psicolgica que permitan el control de la conducta para producir el bienestar, la satisfaccin y la competencia personal.

Refleja un enfoque de tratamiento de la disfuncin clnica y de la conducta desadaptativa. En la literatura contempornea se puede identificar una serie de posiciones conceptuales y tericas, enfoques metodolgicos y tcnicas de tratamiento, diferentes (Bellack & Hersen, 1985; Fishman, Rogers & Franks, 1988). El campo ha aumentado enormemente su especializacin a lo largo de los aproximadamente treinta aos transcurridos desde su origen. Cuando la Modificacin de conducta surgi formalmente, haba un consenso que se centraba en los aspectos comunes de las distintas posiciones. Hoy da, es difcil detectar los restos de un enfoque unitario y un solo movimiento. Con seguridad, los fundamentos de la Modificacin de conducta, reflejan diversas posiciones conceptuales sobre al conducta. Con el tiempo, stas se han vuelto ms explcitas y se han ido desarrollando ms en la literatura contempornea.

El surgimiento de la Modificacin de conducta puede rastrearse histricamente por medio de la discusin de muchas de sus influencias. Realmente, no se pueden ignorar los factores contextuales crticos, especialmente aquellos que reflejan la progresiva insatisfaccin, dentro de la psicologa clnica y de la psiquiatra, con respecto a los puntos de vista tradicionales sobre la conducta anormal y su tratamiento. Las posiciones psicodinmicas y ms especficamente las psicoanalticas, eran una fuente de descontento y proporcionaban un punto de arranque para el desarrollo de un nuevo enfoque (Kazdin, 1991: 27).

As mismo, se puede decir que tiene muchos orgenes y ningn fundados o punto de partida nicos. Ningn pas o escuela de pensamiento puede reivindicar en exclusiva el campo de la Terapia de Conducta y ninguna tcnica puede hacer lo mismo.

DEFINICIN DE LA TERAPIA DE LA CONDUCTA (TC)

Una definicin clsica de Terapia del comportamiento fue dada por Yates all por los aos 70 y consista en lo siguiente: Terapia del comportamiento es el intento de utilizar sistemticamente aquel cuerpo de conocimientos empricos y tericos que han resultado de la aplicacin del mtodo experimental en Psicologa y sus disciplinas ntimamente relacionadas (fisiologa y neurofisiologa) con el fin de explicar la gnesis y el mantenimiento de patrones anormales de comportamiento, y de aplicar dicho

conocimiento al tratamiento o prevencin de esas anormalidades por medio de estudios experimentales controlados del caso individual, tanto descriptivos como correctivos (Yates, 1987: 31).

Han pasado ya varias dcadas, y en la actualidad, algunos autores como Franks (1991) sugieren que se evite cualquier definicin comprehensiva y rigurosa de la Terapia de la Conducta a favor de alguna frmula general que subraye el hecho de que la Terapia de la Conducta es un enfoque enraizado, en la metodologa de las ciencias conductuales y con una fuerte, pero no exclusiva, predileccin hacia alguna forma de teora de aprendizaje.

Otros como Erwin, 1978 (Citado por Franks, 1991) consideran que en la actualidad no es posible una definicin de TC que sea aceptable para la mayora de los terapeutas conductuales, por esta razn, quiz, en vez de intentar una definicin, Davison & Stuart (1975) listan varias caractersticas unificadoras importantes.

As pues, la Terapia de la Conducta implica principalmente, la aplicacin de los principios derivados de la investigacin en la psicologa experimental y social, para el alivio del sufrimiento de las personas y el progreso del funcionamiento humano.

Rimm & Masters (1980) sealan que bajo el rtulo de Terapia de la Conducta se incluyen una gran cantidad de tcnicas especficas que emplean principios psicolgicos para tratar la conducta humana de desadaptacin.

Las distintas definiciones de la Terapia de la Conducta (TC) tienden a caer dentro de dos clases: doctrinales o epistemolgicas. Las definiciones doctrinales intentan vincular la TC a doctrinas, teoras, leyes o principios de aprendizaje. Las definiciones epistemolgicas se encuentran ms inclinadas a caracterizar a la TC en trminos de los distintos modos de estudiar los fenmenos clnicos. En general, las definiciones doctrinales tienden a ser ms limitadas y, por consiguiente, no se ajustan a toda la TC, mientras que las definiciones epistemolgicas tienden a ser excesivamente acomodaticias y, por consiguiente, potencialmente aplicables a muchas terapias no conductuales (Franks, 1991: 13).

Segn Labrador (1986, 1990) es aquella orientacin terica y metodolgica, dirigida a la intervencin que, basndose en los conocimientos de la psicologa experimental, considera que las conductas normales y anormales estn regidas por los mismos principios, que trata de desarrollar estos principios y aplicarlos a explicar conductas especficas, y que utiliza procedimientos y tcnicas que somete a evaluacin objetiva y verificacin emprica, para disminuir o eliminar conductas desadaptadas e instaurar o incrementar conductas adaptadas.

Esta definicin pone de relieve las caractersticas ms fundamentales del enfoque, como son:

a) La fundamentacin en la psicologa experimental;

b) La aplicacin tanto al campo clnico como no clnico (por la similaridad de principios que gobiernan la conducta normal y anormal);

c) La insistencia en la evaluacin objetiva y

d) El nfasis en la instauracin de repertorios conductuales (Citado por Labrador, Cruzado & Muoz, 1997).

La Terapia de la Conducta contempornea refleja una combinacin de procedimientos verbales y de accin, el empleo de mtodos multidimensionales en vez de abordajes nicos, una atencin cada vez mayor en la responsabilidad del cliente y en la del terapeuta, un nfasis en los determinantes actuales ms que en los histricos, un respeto hacia los datos y una prudente disposicin a ir ms all de los lmites restringidos del condicionamiento tradicional o incluso de la teora del aprendizaje E-R, para obtener su base de datos.

Otra caracterstica importante es que las actuaciones clnicas surgen de formulaciones basadas en datos y de predicciones comprobadas, en vez de prevenir de la intuicin y de la impresin clnica.

La Terapia de la Conducta actual es capaz de incluir a juicio de Franks (1991: 10) Una considerable variedad dentro de sus lmites conceptuales sin una aparente desintegracin. Estn aquellos que consideran a las teoras del rasgo altamente compatibles con una posicin conductual y aquellos otros que mantienen un punto de vista diametralmente opuesto. Tambin estn aquellos que piensan que no se debera hablar de autocontrol o control de s mismo (self-control), porque no existen cosas como el s mismo (self) y aquellos otros para los que el autocontrol o control de s mismo es una importante realidad. O tambin aquellos que adoptan una, quiz intelectualmente poco honesta, posicin intermedia, para los que no existe un verdadero autocontrol o control de uno mismo, pero que consideran que es mejor vivir sus vidas como si existiera. Igualmente estn aquellos que se apoyan notablemente en factores fisiolgicos, constitucionales y genticos y aquellos que piensan que esos determinantes no existen o son, como mucho, irrelevantes. Tambin se puede encontrar a aquellos para los que el marco de referencia es el conductismo radical, rechazando totalmente cualquier variable interviniente entre el estmulo y la respuesta y a aquellos cuy nica fidelidad se limita a la metodologa conductual. Para otros, los principios del condicionamiento clsico y del condicionamiento operante, con la posible aadidura del modelado, son suficientes, mientras que otros piensan que el condicionamiento es slo una parte de la pelcula. Para algunos, los datos son suficientes y la teora tiene poca importancia, mientras que para otros la teora es esencial para el progreso de la Terapia de la Conducta.

Parecera entonces, que han surgido varios modelos tericos diferentes de la Terapia de la Conducta, de los cuales la Modificacin de conducta cognitiva es uno ms. Dichos modelos incluyen, adems de la Terapia de conducta cognitiva, el Anlisis conductual aplicado, basado en el condicionamiento operante de Skinner; las terapias basadas en el aprendizaje o condicionamiento pavlovianos, filtradas a travs de la visin de neoconductistas como Hull, Spence, Eysenck, Rachman y Wolpe; la Teora de aprendizaje social, con Bandura (1969) como su principal representante, y la Terapia de conducta paradigmtica de Staats (1981).

Puesto que hay muchas dimensiones, es posible, lgicamente, que la Terapia de conducta tolere muchos puntos de diferencia dentro de su marco conceptual. Algunas de estas diferencias han dado lugar a disputas ms encarnizadas que otras. La Terapia de conducta cognitiva, considerada por sus defensores ms entusiastas como un cambio de paradigma, anunciador de una nueva era en Terapia de conducta, es un caso que merece una atencin especial.

En tal sentido, debemos recordar que la reaccin contra el estigma del mentalismo haba llevado a muchos de los primeros terapeutas conductuales a centrase en las respuestas manifiestas y a ignorar completamente cualquier forma de proceso cognitivo. La denominada revolucin cognitiva, introducida por lderes como Mahoney (1977) y Beck (1976) constituye un acontecimiento de notable significacin en la historia de la Terapia de conducta. Es cuestionable sin embargo, si hay algn paradigma que cambiar, sea como fuere, se considera a la Terapia de la Conducta Cognitiva como un nuevo enfoque de intervencin, enfoque que segn algunos ya no se clasificara como parte de la Terapia de conducta.

A criterio de Franks (1991: 11) Toda Terapia de la Conducta emplea la cognicin en mayor o menor medida. Lo que se necesita, si se quiere aclarar el tema, es que las cuestiones pertinentes sean trasladadas desde la escena de debate al ruedo de la investigacin emprica. Los prerrequisitos incluyen un consenso sobre la definicin de la Terapia de la Conducta, especificaciones tcnicas precisas de los mtodos empleados y una aceptacin de estos mtodos por los terapeutas de conducta. Incluso Mahoney reconocer ahora que todas las terapias son simultneamente cognitivas y conductuales, en mayor o menor medida, y que lo que se necesita es investigacin sistemtica ms que continuos debates (Mahoney & Kazdin, 1979):

Muchos avances importantes, algunos de ellos muy recientes, se han producido en este campo desde que el trmino Terapia de la conducta se introdujo. No es sorprendente que algunos terapeutas de la conducta no estn an de acuerdo en relacin con ciertos temas. Un tema polmico lo constituye el interrogante fundamental de cules tcnicas o enfoques pertenecen a la Terapia conductual y cuales no.

Segn Rimm & Masters (1980) desacuerdos de esta naturaleza caracterizan a todo campo que se encuentra an en estado de surgimiento y son saludables porque motivan un tipo de sobreanlisis que a menudo gua hacia conceptos ms rigurosos.

ENFOQUES CONCEPTUALES

La Terapia de la conducta o Modificacin de conducta no es una posicin uniforme o monoltica. En realidad, la modificacin de conducta es muy diversa. La diversidad era evidente desde el comienzo del campo, pero en los ltimos aos se ha hecho cada vez ms aparente (Kazdin, 1991).

Los aos setenta segn Labrador, Cruzado & Muoz (1997: 36) Estn marcados por la incorporacin de variables cognitivas en la explicacin de los problemas comportamentales y en el tratamiento. Se pueden distinguir dos enfoques: por un lado los que consideraban que estos eventos internos estn determinados por las mismas leyes E-R que las conductas manifiestas, como Cautela, que sobre esta base propuso las tcnicas de condicionamiento encubierto. Por otro lado, autores como Beck (1976), DZurilla & Goldfried (1971), Meichenbaum (1977) o Mahoney (1974) consideran que las cogniciones tienen un rol causal en la conducta y no se explican exclusivamente por procesos de condicionamiento. Pelechano (1979) seala la distincin entre estos dos grupos como continuistas -aquellos que aplican los modelos en la explicacin y modificacin de las cogniciones y rupturistas- los que incluyen modelos y tcnicas cognitivas especficas.

Otros consideran que ms bien dentro de la Terapia de la conducta se pueden identificar fcilmente distintos enfoques conceptuales, incluyendo un punto de vista mediacional del estmulo-respuesta (E-R), el Anlisis aplicado de la conducta y la Modificacin de conducta cognitiva. (Fishman & cols., 1988).

Por su parte, Labrador, Cruzado & Muoz (1997) consideran que dentro del desarrollo histrico de la Terapia de la conducta o de la Modificacin de conducta, se pueden distinguir cuatro principales orientaciones: el Anlisis conductual aplicado; la Conductista mediacional, el Aprendizaje social y el Cognitivo-conductual.

Dado que el inters del presente reporte es ofrecer un anlisis epistemolgico del Enfoque Cognitivo-conductual, nos centraremos en su descripcin.

TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

GENERALIDADES

Lo primero que debemos sealar es la diversidad de trminos que existen para referirse a esta Terapia, algunos autores le llaman, Terapia Conductual cognitiva, otros Modificacin Cognitiva de la conducta, otros Enfoque Cognitivo conductual u Orientacin Cognitiva conductual. Y dado que no existen diferencias tericas o metodolgicas claras entre ellas, sern consideradas como sinnimos.

Segn Kazdin (1983: 255) La Psicologa va perdiendo el pudor a dedicarse a reas especficas de investigacin que anteriormente no se consideraban cientficas. El inters en incluir variables cognitivas en la explicacin cientfica de la conducta forma parte de un cambio de actitud general dentro de la psicologa: Se ha reconocido a losa factores cognitivos la suficiente importancia en la explicacin de diversos fenmenos relacionados con la percepcin, el lenguaje, la memoria y el pensamiento, como para considerar a la Psicologa cognitiva como un rea de estudio formal.

Este mismo autor seala que los tratamientos cognitivos representan una orientacin nueva en la Modificacin de conducta. Esta orientacin se desarroll como consecuencia de la insatisfaccin con las explicaciones estmulo-respuesta, y como fruto de la investigacin que ha demostrado el papel de los procesos de pensamiento en el control de la conducta. Otra razn para reconocer la importancia de los procesos cognitivos en el cambio de la conducta es que muchos de los problemas que requieren intervencin teraputica tienen ellos mismos un fundamento cognitivo (por ejemplo, obsesiones, autocrticas, entre otros). Dado que las conductas manifiestas no siempre son el problema por el que una persona solicita tratamiento, es necesario centrarse en los pensamientos, los sentimientos, auto-verbalizaciones y otras experiencias privadas.

De este modo, la Terapia Cognitivo conductual representa la aplicacin de la psicologa cientfica a la psicoterapia, poniendo nfasis sobre el uso de una metodologa experimental con el fin de comprender y modificar los trastornos psicolgicos que perturban la vida de la persona.

En la mayor parte de las tcnicas cognitivas lo que se manipula son acontecimientos internos, privados, implcitos o encubiertos, centrando su atencin en la percepcin y en la interpretacin que el individuo hace de los

acontecimientos externos ms que en la influencia directa de sus circunstancias ambientales.

ALGO DE HISTORIA

Los mtodos comportamentales y cognitivos se han utilizado en todas las pocas, y han sido descritos por numerosos autores, Hipcrates utiliz, sin duda, el primer mtodo de exposicin para tratar las fobias. Locke describi en el siglo XVIII los principios de la exposicin a los estmulos ansigenos en un nio que presentaba una fobia a las ranas. El control voluntario de las funciones fisiolgicas fue puesto de manifiesto hace milenios por los yoguis, que no hablaban de biofeedback, de relajacin ni de contracondicionamiento. La modificacin cognitiva de los sistemas de creencias ha sido utilizada por todas las religiones y todos los partidos polticos, siendo entonces descrita bajo el nombre de conversin espiritual o bajo el de toma de conciencia ideolgica. La utilizacin de los sistemas de recompensa o de promocin es tan vieja como la humanidad, aunque entonces no saba que practicaba el condicionamiento operante. Se podra continuar sin ningn problema esta bsqueda de los orgenes, que simplemente viene a mostrar que los principios de aprendizaje y de la modificacin cognitiva se encuentran presentes en todos los intentos humanos de cambio (Cottraux, 1991: 15).

Los orgenes filosficos de la Terapia Cognitivo conductual se remontan a los Estoicos, en particular a Zenn de Citio (siglo IV a.C.), Crisipo, Cicern, Sneca, Epcteto y Marco Aurelio. Epctelo escribi en El Enchiridin: Los hombres no se perturban por causa de las cosas, sino por la interpretacin que de ellas hacen. Del mismo modo que el Estoicismo, las Filosofas Orientales, como el Taoismo y el Budismo, hay subrayado que las emociones humanas estn basadas en las ideas.

As tambin, hace ms de 2,000 aos, Cicern catalog los seis errores fundamentales del hombre del siguiente modo:

1. El destino de que el progreso individual no puede lograrse sin aplastar a otros.

2. La tendencia a preocuparse por las cosas que no son susceptibles de cambio.

3. La insistencia en considerar que una cosa es imposible porque no podemos alcanzarla.

4. La propensin por no desechar las cosas triviales.

5. El descuido del desarrollo y cultivo de la mente y negligencia en adquirir los hbitos de la lectura y el estudio.

6. El empeo en obligar a los dems a que crean y vivan al igual que nosotros.

Muchos siglos ms tarde, Beck (1961) fundaba la Terapia Cognitiva, que tom rpidamente impulso en el seno, o a veces un poco al margen, del movimiento comportamentalista. El habla actualmente de Terapia Cognitivo-comportamental, queriendo decir con ello que el centro de terapia, incluso si su finalidad es actuar sobre el comportamiento, es la modificacin de los pensamientos, de los sistemas de creencias conscientes e inconscientes y las expectativas de la persona.

ANTECEDENTES

La Psicologa de nuestro siglo se ha caracterizado por ser multifactica, en tensin dinmica entre tres poderosas fuerzas en la

experiencia humana: hacer, pensar y sentir (Mahoney, 1991). Para los conductistas la conducta o accin y sus consecuencias determinan la cognicin y el afecto: para las cognitivas el papel central se le da a la cognicin, de tal modo que su afirmacin esencial es que como t piensas, t sientes y actas. Finalmente, para los tericos emotivos, el sentimiento es primario y es lo ms poderoso.

El estudio de las experiencias privadas de las personas fue uno de los temas centrales de los orgenes de la psicologa cientfica desde Wundt. Sin embargo, dependiendo de la concepcin de la ciencia y de la psicologa ha estado inicialmente considerada como objeto de investigacin cientfica, luego apartada por el conductismo y, a partir de la segunda mitad de este siglo, se produce lo que muchos han denominado la revolucin cognitiva con el reconocimiento de los procesos internos y la posibilidad de su estudio cientfico.

Segn Kazdin (1983: 261) Aunque en muchos escritos sobre tcnicas concretas de modificacin de conducta puede verse este inters por los aspectos privados y cognitivos, ha habido, sin embargo, cierta resistencia a aceptar las tcnicas de cambio conductual basadas en teoras cognitivas. Parte de esta resistencia puede derivarse del papel nuclear que tienen los sucesos privados y cognitivos en el psicoanlisis ortodoxo que mantiene, naturalmente, que es el inconsciente el que gobierna la conducta. La dificultad de verificar los procesos inconscientes y de delimitar su influencia han suscitado muchos de los problemas metodolgicos que los conductistas han intentado evitar. Puesto que la modificacin de conducta ha sido siempre un movimiento antittico a la teora psicoanaltica y psicodinmica en general sus defensores han reaccionado exageradamente evitando cualquier tipo de acontecimiento encubierto o privado.

As mismo, Kazdin (1983) seala que la influencia de la cognicin sobre la conducta manifiesta se ha demostrado, por ejemplo, en la investigacin de laboratorio sobre el condicionamiento clsico y el operante, y sobre el aprendizaje vicario. Tambin se le ha atribuido un importante papel a los procesos cognitivos en la investigacin sobre la personalidad y en la psicologa social.

Becoa & Oblitas (1997), plantean que los elementos ms relevantes que han catalizado el surgimiento y expansin de la Terapia Cognitivo conductual en los aos 60 han sido: la filosofa griega, especialmente la socrtica y epicrea; el conductismo mediacional, con autores como Tolman y su conducta propositiva; Cautela con sus operantes encubiertos y Bandura con su aprendizaje social: los estudios de la psicologa experimental y social sobre atencin, memoria, percepcin, etc.; los cuales mostraron como estos procesos psicolgicos median la conducta humana y, por tanto, es necesario no slo investigarlos sino aplicarlos para el cambio de la conducta humana; el desarrollo de la psicologa clnica, con la ampliacin de su campo de intervencin, el surgimiento de nuevos problemas, y la necesidad sentida por muchos autores, como son representativos los ejemplos de Ellis y Beck, de desechar modelos inadecuados de la conducta anormal como el psicoanlisis, pero sin renunciar a los procesos mediacionales, como haca el conductismo tradicional, ni renunciar a la verificacin emprica de las tcnicas de tratamiento.

Las Terapias cognoscitivas y las Terapias conductuales han quedado integradas en forma de intervenciones cognoscitivo-conductuales (Kendall & Hollon, 1979; Mahoney, 1974; Meichenbaum, 1977. Citado por Kendall, 1988).

Segn Becoa & Oblitas (1997) entre los hechos que han facilitado la aparicin y rpida implantacin de las Terapias Cognitivo-conductuales, se pueden considerar:

1. La complejidad de los problemas de los clientes, la aparicin de nuevos trastornos clnicos como consecuencia de una sociedad ms compleja. Esto es una de las consecuencias de la adquisicin del rol del psiclogo clnico como terapeuta, ampliar su campo de intervencin (Clnico, comunitario, salud mental, psicologa de la salud, infanto-juvenil, adultez mayor, etc.), y solicitarle otros profesionales soluciones a distintos problemas.

2. La dificultad de eliminar, a pesar de la dificultad de su validacin emprica, de las intervenciones clnicas aspectos como valores, creencias, verbalizaciones, cogniciones, pensamientos, sentimientos, etc. Un clnico puede considerar la posibilidad emprica de tomar o no en consideracin estos constructos, la gran mayora inobservables, pero la realidad nos ensea que con ellos a lo largo de cualquier intervencin teraputica.

3. La Psicologa experimental ha mostrado que muchos de estos constructos que a partir de Watson (1913) y su famosa declaracin sobre el objeto y mtodo de estudio de la Psicologa fueron eliminados como objeto de estudio de la Psicologa, tambin pueden estudiarse a travs de distintas tareas o de las verbalizaciones de la persona. con ello se abre la posibilidad de estudiar junto a la conducta manifiesta la conducta encubierta, la mente en sentido popular, aunque esta dicotoma se ha mantenido y se mantendr durante mucho tiempo al tener una fuerte carga filosfica (Rachlin, 1994).

4. La mayor comodidad del clnico de trabajar en un modelo terico que reconozca la viabilidad de utilizar al mismo nivel, o en distintos niveles, tanto la conducta manifiesta como la encubierta y, dentro de sta, reconocer la utilidad de los pensamientos, sentimientos, creencias, etc.; como causales de la conducta en todas o en alguna ocasin.

Esta ltima razn, segn Becoa & Oblitas (1997: 51) Quizs es la mejor explica el gran auge de las Terapias cognitivo-conductuales, dado que la psicologa es todava una ciencia joven de solo 100 aos y an no tiene claramente establecidos sus pilares esenciales, aunque una parte de los mismos hoy ya estn claros (ej. procesos de aprendizaje, procesos de atencin, retencin y memoria; proceso de socializacin y desarrollo evolutivo, etc.). Esto explica que haya habido un trasvase de la consideracin de ser terapeuta conductual a terapeuta cognitivo-conductual en casi todo, hecho que explica que en el actualidad, siguiendo la encuesta ms reciente de los miembros de la Asociacin Americana para el Progreso de la Terapia de Conducta (AABT), el 67,4% se consideran de la orientacin cognitivo-conductual, el 19,9% conductuales, el 8,7% otros y un 4% cognitivos (The Behavior Therapis, 1994).

Uno de los hechos iniciales ms importantes en el surgimiento de las Terapias cognitivo-conductuales fue la publicacin del libro de Ellis (1962) titulado Razn y Emocin en Psicoterapia, como el artculo de Beck (1963)

Thinking and Depresin, que es otro hito precursor del surgimiento de la terapia cognitiva. Aos despus, a mediados de los 70, se publican los primeros manuales sobre las terapias cognitivo-conductuales (Kendall & Hollon, 1979, Mahoney, 1974, Meichenbaum, 1977), el Manual de tratamiento de Beck, Rush, Shaw & Emery (1979) aplicando la Terapia cognitiva a la depresin, producindose a partir de ah su paulatina consolidacin.

As pues, los antecedentes cercanos de las Terapias cognitivo conductuales se asientan en el descontento con el psicoanlisis, la limitacin del modelo conductual E-R, la insatisfaccin con los aspectos metodolgicos del conductismo primitivo, especialmente con la bsqueda de leyes generales a partir de la investigacin animal, la extensin de la psicologa clnica en la aplicacin de tratamientos psicolgicos a problemas cada vez ms complejos, y una base filosfica en la que se hace una consideracin global del ser humano en la que la conducta, sus pensamientos y sentimientos se consideran al mismo nivel.

FORMULACIONES TERICAS

La Terapia Cognitivo conductual hace referencia a los modelos surgidos a partir de las teoras del aprendizaje: condicionamiento clsico y operante y aprendizaje social, los cuales destacan la importancia de la modificacin de los comportamientos observables, es decir, comportamiento motor y verbal, como piedra angular de la eficacia psicoteraputica. Pero tambin hace referencia a los modelos cognitivos basados en el estudio del tratamiento de la informacin, esto es, a los procesos del pensamiento consciente e inconsciente que filtran y organizan la percepcin de los acontecimientos que suceden en torno al individuo. No obstante, el comportamiento y los procesos cognitivos no son los nicos puntos de intervencin teraputica, sino que ambos interactan con las emociones, reflejo fisiolgico y afectivo de las experiencias placenteras y desagradables.

En la actualidad son mltiples las expresiones empleadas para sealar el papel que los factores cognitivos desempean en los trastornos emocionales (distorsin cognitiva, creencias irracionales, construcciones alteradas, entre otros).

Segn Felix (1998) las variables mediadoras o intermedias son las que determinan el proceso individual de atencin, percepcin y reacciones afectivas o emocionales singulares, respecto de las situaciones o acontecimientos medio-ambientales, de tal modo que no es tan importante la conducta que la persona manifiesta sino las cogniciones que acompaan a dicha conducta. Bajo esta perspectiva el hombre vuelve a situarse como un ser activo, asumiendo una funcin y una accin constructivista basada en el aporte de destacados psiclogos como Vigotski, Piaget y otros.

El objetivo en esta terapia sigue siendo la conducta observada en la persona, pero en este caso abordando y focalizando la atencin en la complejidad del proceso cognitivo. Este proceso hace que la persona reciba, piense, evale y acte bajo patrones de comportamientos especficos, desarrollados a partir de experiencias aprendidas y nacidas de la interrelacin entre el individuo y el medio ambiente. Cualquier dficit, alteracin o error en el proceso cognitivo es considerado como responsable de la aparicin del trastorno o conducta desadaptada.

Por tanto en la Terapia cognitiva tiene una importancia determinante el tipo de pensamiento expresado por la persona y el componente emocional que lo acompaa. La alteracin de los procesos cognitivos son meras conductas

manifiestas y, por ello, son modificables. El objetivo de esta terapia es modificar los sentimientos y las acciones a travs de una influencia sobre los patrones de pensamiento de la persona. Aqu el terapeuta adopta una actitud y una comprensin activa, tanto en la investigacin de la distorsin cognitiva como en la programacin tcnica, promoviendo as el cambio en el sistema cognitivo y la consecuente adecuacin comportamental.

Por lo dicho anteriormente, es obvio que un concepto central para la Terapia cognitiva es el de cognicin. El trmino cognicin procede dela palabra cognitio, que significa obtener conocimiento, accin y efecto de conocer. Para Beck et.al. (1979) una cognicin es cualquier idea o evento con contenido verbal o grfico en la corriente de conciencia del individuo. As pues, la cognicin es el acto por el cual la persona logra saber y conocer acerca de s y del mundo que le rodea a travs de la experiencia. Las cogniciones se basan en los esquemas desarrollados en experiencias anteriores. Los esquemas seran las actitudes, supuestos o creencias que tiene la persona. Por tanto, las cogniciones estn supeditadas a estos esquemas.

Sin embargo, ha sido Marzillier, 1980 (Citado por Becoa & Oblitais, 1997) quien ha distinguido tres elementos de la cognicin: los eventos cognitivos, los procesos cognitivos y las estructuras cognitivas:

Los eventos cognitivos son los pensamientos e imgenes que ocurren en la corriente de la conciencia, que son identificables y conscientes. Incluira por tanto, pensamientos, imgenes y sentimientos.

Los procesos cognitivos ataen al modo como transformamos y procesamos los estmulos ambientales, lo que supone el modo en que nosotros automtica o inconscientemente procesamos la informacin, mecanismos de bsqueda y almacenamiento, procesos inferenciales y de recuperacin. Estos procesos forman las representaciones mentales y los esquemas.

Las estructuras cognitivas son caractersticas cognitivas generales, como las creencias y actitudes, asunciones tcitas, compromisos y significados, que influyen en la manera habitual de construirse a uno mismo y al mundo (Meinchebaum, 1985).

Las estructuras cognitivas pueden estimarse de un esquema que est implcito u operando a un nivel inconsciente, siendo altamente interdependiente, estando probablemente las estructuras ordenadas jerrquicamente. Los esquemas son organizaciones mentales de experiencia que influencian el modo como la informacin es procesada y el modo como la conducta est organizada.

Para la Terapia cognitiva es necesario conocer y evaluar primeramente los pensamientos y los tipos de procesos cognitivos que utiliza la persona. Estos, y su modificacin, cuando son disfuncionales, van a constituir el objetivo de la terapia, cuando son disfuncionales, van a constituir el objetivo de la terapia, aunque la misma busca que se den tanto cambios cognitivos como cambios conductuales en la vida cotidiana de la persona.

Meichebaum (1993) analiza las tres metforas que se han utilizado para explicar el rol que las cogniciones juegan para el cambio de la conducta, como son la cognicin como una forma de condicionamiento, procesamiento de informacin y construccin narrativa. Esto explica la conceptualizacin de la cognicin desde una perspectiva de condicionamiento, como propuso

Homme (1965) o Cautela (1973), a una perspectiva donde se hace el simil de la mente como un computador y, la perspectiva ms reciente, la constructivista, en la que se entiende que el cliente es un arquitecto y constructor de su ambiente, y por tanto, de su realidad personal y de sus modelos representacionales del mundo (Citado por Becoa & Oblitas, 1997:53).

Los procedimientos de intervencin que reflejan una postura Cognitivo conductual estn basados en los siguientes principios:

1) El organismo humano responde a las representaciones cognoscitivas del medio, no al medio propiamente dicho.

2) Esas representaciones cognoscitivas estn relacionadas con el proceso de aprendizaje.

3) La mayor parte del aprendizaje humano se comunica cognoscitivamente.

4) Los pensamientos, los sentimientos y las conductas son causalmente interactivos (Mahoney, 1977).

Por su parte, Anicama (1989) considera que en mayor o menor medida se pueden aceptar los siguientes principios en la Modificacin cognitiva de la conducta:

Los mismos principios generales, leyes y procedimientos del aprendizaje son aplicables tanto a las conductas pblicas como privadas.

Hay una continuidad o como prefiere Cautela, homogeneidad entre lo observable y lo encubierto.

Existe una interaccin entre los fenmenos manifiestos abiertos y los encubiertos.

El evento privado es ontolgica e histricamente evento social, es decir, el evento privado como tal, creencias, percepciones, actitudes, fantasas, estilos de pensar, etc., son el resultado de la evolucin de interacciones filogenticas esencialmente sociales.

Aunque generalmente los procedimientos de terapias cognitivas hacen hincapi en los procesos cognoscitivos de la persona, los terapeutas siguen tambin procedimientos conductuales como parte del tratamiento. Los procedimientos tales como la asignacin de tareas para hacer en casa, el ensayo, la autovigilancia y la prctica reforzada convierten los tratamientos cognitivo-conductuales.

Por otro lado, debemos sealar que las tcnicas utilizadas por los terapeutas actan en tres niveles: comportamental, cognitivo y emocional. A continuacin, basndonos en Cottraux (1991) abordaremos cada uno de los elementos:

A.Comportamiento:

El comportamiento, en el sentido de secuencia comportamental, no es concebido como el signo o el sntoma de un estado subyacente, sino como el trastorno en s mismo. La terapia no tiene como propsito el suprimir una secuencia de comportamiento, sino ensear al individuo una nueva secuencia no patolgica y a la vez incompatible con el trastorno presentado, lo que debe provocar una asimilacin de este nuevo comportamiento en el conjunto de la personalidad del individuo.

La terapia Cognitivo conductual no trata sntomas que intentan modificar unas secuencias de comportamiento con una finalidad o sea, unas

conductas. Desde este punto de vista, se puede definir el comportamiento como una cadena ordenada de acciones dirigidas a adaptar al individuo a una situacin la como l la percibe y la interpreta

El concepto de cadena corresponde a una secuencia comportamental compleja que tiene una organizacin y un objetivo. Las acciones motrices o verbales pretenden adaptar al individuo a un conjunto de estmulos ambientales, interpretados en funcin de esquemas cognitivos adquiridos y almacenados en la memoria a largo plazo.

B. Cognicin

La cognicin es el acto de conocer, consiste en la adquisicin, organizacin y utilizacin del conocimiento de s mismo y del mundo exterior. La psicologa cognitiva es el estudio de la actividad mental en sus relaciones con la percepcin, los pensamientos y la accin. Los fenmenos mentales conscientes e inconscientes que permiten al individuo adaptarse a los estmulos internos y externos representan su campo de estudio, centrndose en los procesos mentales ms elaborados: el pensamiento, la toma de decisin, la percepcin y la memoria.

La Psicologa cognitiva estudia de manera particular el tratamiento de la informacin. Esto se lleva a cabo a travs de esquemas mentales inconscientes situados en la memoria a largo plazo. Los esquemas son unas entidades organizadas que contienen en un momento dado todo el saber de un individuo sobre s mismo y sobre el mundo. Ellos dirigen la atencin y la percepcin selectiva de los estmulos ambientales, pudiendo ser definidos como representaciones organizadas de la experiencia previa que facilitan la evocacin de los recuerdos. Sin embargo, a la vez conllevan unas deformaciones sistemticas dela percepcin y de la atencin, y asimilan las nuevas construcciones mentales hacindolas compatibles con las que ya existen.

C.Emocin

Las emociones se caracterizan por las sensaciones fsicas de placer o desagrado, que corresponden a las modificaciones fisiolgicas que surgen como respuestas a los estmulos ambientales. Sin embargo, el organismo no responde pasivamente y en funcin de las caractersticas de los estmulos a los que se halla expuesto. Su percepcin de los acontecimientos depende de sus experiencias anteriores y del estado fsico en que se encuentre en ese preciso momento. La trasformacin de la emocin como fenmeno fsico en afecto, fenmeno metal (placer, tristeza, ansiedad, miedo), dependen de la interpretacin de la situacin, y no de la situacin en s misma. De este modo, el afecto depender de la cognicin. Aunque actualmente este punto todava se halla en discusin.

Finalmente, debemos sealar que de acuerdo a Ingram & Scott, 1990 (Citado por Becoa & Oblitas, 1997), todas las Terapias cognitivo conductuales se basan en siete supuestos:

a. Los individuos responden a las representaciones cognitivas de los eventos ambientales ms que a los eventos per se.

b. El aprendizaje esta mediado cognitivamente.

c. La cognicin media la disfuncin emocional y conductual. Debe sealarse que esta asuncin no implica una focalizacn lineal donde la cognicin es primaria, sino ms bien que las variables cognitivas estn interrelacionadas con variables afectivas y conductuales y entontes afecta a estas variables (y viceversa).

d. Al menos algunas formas de cognicin pueden ser monitorizadas.

e. Al menos algunas firmas de cognicin pueden ser alteradas.

f. Como un corolario de los nmeros c, d y e, alterando la cognicin podemos cambiar patrones disfuncionales emocionales y conductuales.

g. Ambos mtodos de cambio teraputico, cognitivo y conductual, son deseables y deben ser integrados en la intervencin.

CARACTERSTICAS

Como se ha sealado la Terapia Cognitivo conductual parte del supuesto de que la actividad cognitiva determina el comportamiento. No obstante, segn Labrador, Cruzado & Muoz (1997) dentro de ella existen muchas diferencias al enfocar los aspectos cognitivos, ya que unos se centran en estructuras, creencias o supuestos bsicos como principales entidades causales de las emociones y la conducta (Ellis, 1962; Beck, 1976), otros en procesos tales como solucin de problemas, distorsiones cognitivas, etc. (DZurrilla, 1986) o contenidos del pensamiento: auto-instrucciones, pensamientos automticos (Meichenbaum, 1977; Beck, 1976). A pesar de estas diferencias Labrador, Cruzado & Muoz (1977) sealan las siguientes caractersticas comunes a todas ellas:

El cambio conductual se halla mediado por las actividades cognitivas. Es decir, la identificacin y alteracin sistemtica de aspectos cognitivos desadaptativos producir los cambios conductuales deseados.

La aceptacin del determinismo recproco entre el pensamiento, el ambiente y la conducta.

La terapia est diseada para ayuda al paciente a identificar, probar la realidad y corregir concepciones o creencias disfuncionales. Se ayuda a los individuos a que reconozcan las conexiones entre las cogniciones, el afecto y la conducta, junto con sus consecuencias, para hacerles conscientes del rol de las imgenes y pensamientos negativos en el mantenimiento del problema.

En general, se utilizan manipulaciones ambientales como en otros enfoques, pero aqu tales manipulaciones representan ensayos de feedback informativos o experimentos que aportan una oportunidad para que la persona cuestione, revalorice y adquiera autocontrol sobre conductas, sentimientos y cogniciones desadaptativas, al mismo tiempo que practica habilidades entrenadas.

La relacin teraputica es colaborativa y se enfatiza el papel activo de la persona.

Por otra parte, Becoa & Oblitas (1977) las han caracterizado de la siguiente manera:

Las variables cognitivas son importantes mecanismos causales. Esto implica que no haya tambin otros significativos mecanismos causales, pero las variables cognitivas son importantes en la constelacin de los procesos que elicitan el comienzo y curso de un trastorno.

A partir de la asuncin de que las variables cognitivas se presume que son agentes causales, al menos algunos de los mtodos y tcnicas de la intervencin se dirigen especficamente a objetivos cognitivos.

Se realiza un anlisis funcional de las variables que mantienen el trastorno, particularmente las variables cognitivas.

Las aproximaciones cognitivo-conductuales emplean tcticas teraputicas tanto cognitivas como conductuales. Tpicamente, sin embargo, cada tctica conductual es dirigida a objetivos cognitivos, tal como es el caso de la aproximacin de Beck et.al. (1979) a la depresin,

en donde emplea la asignacin de tareas para la casa (elemento conductual) para ayudar a modificar los pensamientos y creencias disfuncionales.

Hay un importante nfasis en la verificacin emprica. Este nfasis esta manifestado en los dominios distintos. El primero es la investigacin emprica diseada para establecer la eficacia de los procedimientos teraputicos y ayudar a determinar los procesos por lo que estos procedimientos funcionan. El segundo es un nfasis dentro de la actual terapia empleando evaluacin objetiva para examinar el progreso teraputico.

Las aproximaciones cognitivo- conductuales son habitualmente del tiempo limitado o al menos no se consideran terapias a largo plazo en el sentido clsico.

Las aproximaciones cognitivo-conductuales son empresas colaborativas (empirismo colaborativo) donde el paciente y el terapeuta forman una alianza de trabajo para aliviar el pensamiento y conducta disfuncional. El terapeuta estructura la terapia segn un diseo especfico que requiere la participacin y colaboracin del paciente.

Los terapeutas cognitivo conductuales son activos y directos ms no pasivos y no directivos.

Las aproximaciones cognitivo conductuales son educacionales en su naturaleza. Esto es, los pacientes aceptan la validez del modelo cognitivo conductual de su trastorno con el fin de modificar su conducta y cognicin disfuncional.

CLASIFICACIN

Segn Kazdin (1983) dentro de las Terapias Cognitivo Conductuales se engloban todos aquellos procedimientos que tienen en cuenta los fenmenos privados o internos en su formulacin (Beck, 1970, 1976; Meichenbaum, 1974), es decir, se refiere al conjunto de tcnicas que se utilizan para modificar cogniciones, normalmente bajo la forma de patas de pensamiento, modificacin necesaria para efectuar el cambio conductual.

Existe un gran nmero de Terapias cognitivo-conductuales (cfr. Dobson, 1988; McMullin, 1986)que se han visto reflejadas en una importante aplicacin de las mismas a distintos problemas comportamentales.

Se han hecho varias clasificaciones de las Terapias cognitivo conductuales, una de las ms influyentes ha sido la de Mahoney & Arknoff, 1978 (Citado por Becoa & Oblitas, 1977) quienes las dividieron en tres grandes grupos:

1. Terapias de Reestructuracin cognitiva

Terapia racional emotiva de Ellis

Entrenamiento autoinstruccional de Meichenbaum

Terapia cognitiva de Beck

Reestructuracin racional sistmica de Goldfried.

2. Terapias de Habilidades de afrontamiento para manejar situaciones:

Modelado encubierto de Cautela

Entrenamiento en habilidades para afrontar situaciones de Golfried.

Entrenamiento en manejo de la ansiedad de Suinn

Entrenamiento en inoculacin de estrs de Meichenbaum

3. Terapias de Solucin de problemas

Terapia de solucin de problemas de DZurrilla & Goldfried.

Terapia de solucin de problemas interpersonales de Spivack & Shure

Ciencia personal de Mahoney.

As mismo, Hollon & Beck (1986) han sugerido tres categoras para clasificar las Terapias cognitivo conductuales: las que enfatizan la racionalidad como la Terapia Racional Emotiva de Ellis, las que enfatizan el empirismo como la Terapia cognitiva de Beck, y los procedimientos que enfatizan la repeticin como el Entrenamiento en Inoculacin de estrs.

Otros como Hollon & Beck (1994) apuntan como las ms relevantes la Terapia Racional emotiva de Ellis, la Terapia cognitiva de Beck, el entrenamiento en inoculacin de estrs de Meichenbaum y la terapia de solucin de problemas de DZurilla (vase tambin que los autores las destacan por su utilidad y aplicabilidad como las ms relevantes, por ejemplo, Haaga & Davison, 1991; Mahoney, 1993. citado por Becoa & Oblitas, 1997).

Segn Kazdin (1983:267) Algunos investigadores incluyen entre estos tratamientos cualquier tipo de procedimiento que maneje componentes internos, es decir, imaginacin, patrones de pensamiento y verbalizaciones (e.g. Mahoney, 1974; Meichembaum, 1974). Con una definicin as de amplia podran considerarse cognitivas tcnicas como la desensibilizacin sistemtica y el condicionamiento encubierto. Otros investigadores, por el contrario, tienden a restringir la definicin de la modificacin cognitiva de la conducta nicamente a procedimientos cuyo ingrediente fundamental son los procesos de pensamiento (e.g. Beck, 1970).

Labrador, Cruzado & Muoz (1977) consideran que a pesar de las diferencias existentes entre estos enfoques y procedimientos, existen concepciones comunes a todos ellos, tales como qye los seres humanos desarrollan conductas desadaptadas y patrones afectivos negativos a trabes de procesos cognitivos y que la tarea del terapeuta es la un diagnosticador educador que evaluar los procesos cognitivos desadaptados, y posteriormente, desarrollar experiencias que alterarn las cogniciones y los patrones afectivos y de conducta relacionadas con ellas.

CARACTERSTICAS DEL TERAPEUTA COGNITIVO

Segn Beck et.al 1979 (citado por Carrasco, 1997), el terapeuta cognitivo debe poseer unas habilidades generales que acten sobre sus actitudes y comportamiento a lo largo de la intervencin y posibiliten el desarrollo y mantenimiento de la relacin teraputica. Dichas caractersticas son:

1. Mostrar una aceptacin incondicional, preocupacin sincera e inters por el paciente manifestando a travs del tono de voz, los gestos, las expresiones faciales y las frases que se utilicen.

2. Ser emptico, ver y experimentar la vida como lo hace el paciente, entendiendo lo que est sintiendo, cmo estructura los acontecimientos y cmo responde a ellos. Si el paciente percibe que el terapeuta es comprensivo, sintoniza con sus sentimientos, sus actitudes y le acepta con sus defectos, se darn las condiciones para establecer un optimo rapport.

3. Manifestar autenticidad, franqueza y honestidad y tener la capacidad de poder comunicrselo al paciente. Si ste percibe la honestidad de su terapeuta, se facilitar la confianza en l y en su terapia.

Para entablar una buena cooperacin teraputica, Beck & Young (1985)

sostienen que los terapeutas deben ser autnticamente clidos, empticos, sinceros y atentos, y no representar el papel de experto absoluto. Deben preocuparse por no aparecer crticos o reprobadores y por mostrar una actitud segura y profesional, que contribuya a inspirar confianza y a contrarrestar la desesperanza que inicialmente puede tener el paciente (Citado por Safran & Segal, 1994:42).

Un interesante estudio realizado por Luborsky & colaboradores (1985) es particularmente pertinente. En este estudio se compararon la Terapia Cognitiva acompaada de prescripcin de frmacos, la Terapia psicodinmica acompaada de prescripcin de frmacos sola como tratamientos para la farmacodependencia. Aunque se encontr que los tres tratamientos eran igualmente eficaces, surgieron significativas diferencias respecto de la eficacia de los distintos terapeutas. La variable ms significativa que distingua a los terapeutas que obtenan buenos resultados de los que no lo obtenan era la capacidad para formar una buena alianza teraputica con los pacientes. En esto, a su vez, incidan ciertas cualidades del terapeuta, como la estabilidad personal y el inters en ayudar. Estas constataciones indican la inseparabilidad de la tcnica utilizada, las cualidades personales del terapeuta y la relacin teraputica (Citado por Safran & Segal, 1994).

Al respecto, hay pocos estudios empricos dirigidos a examinar la alianza teraputica como posible factor de prediccin de la eficacia del tratamiento en la Terapia cognitiva, y en la literatura cognitivo-conductual se han limitado a presentar la relacin paciente/terapeuta y los procedimientos especficos de terapia como componentes independientes, tericamente separables del tratamiento.

INVESTIGACIN COGNITIVO CONDUCTUAL

A continuacin se presentan algunas de las categoras de variables dependientes ms frecuentemente empleadas en la investigacin cognitivo conductual (Mahoney, 1988)

1. Diferencias en la ejecucin inducidas por el mediador:

La evocacin de temes en un experimento de memoria puede verse afectada por las instrucciones acerca de cmo mediar o memorizar los temes. Se invocan al menos dos inferencias: una relativa a las diferencias actuales inducida por la instruccin en la estrategia mediacional, y otra en relacin con las diferencias de ejecucin observadas atribuibles a estos mediadores variables. Las diferencias en ejecucin se pueden medir a travs de la magnitud, el tipo , latencia o duracin de la respuesta.

2. Correlatos fisiolgicos:

La investigacin sobre las propiedades inductivas de activacin de los pensamientos e imgenes, frecuentemente utiliza medidas de respiracin, respuesta galvnica de la piel (RGP), cambios cardiovasculares, volumen penil, entre otros.

3. Elementos encadenados:

Cuando se presume que un evento encubierto es un elemento temprano en una cadena de respuestas, el componente final (observable) de la cadena se utiliza algunas veces como un ndice indirecto de l. Por ejemplo, se presume que las conductas compulsivas frecuentemente son el resultado de rumiaciones obsesivas, como en el caso de la persona que se lava las manos en forma ritual y reporta temores a la contaminacin. Si los

procedimientos utilizados para modificar los elementos encubiertos de la cadena, llevan a cambios en los elementos explcitos posteriores, se considera que existe algn grado de justificacin inferencial.

1. Autorreportes

Cuando un individuo reporta que ha experimentado algn evento encubierto, esto se toma como una fuente indirecta de evidencia de su ocurrencia. Muchos otros factores afectan el grado de confianza asignado a esta medida: elementos que podran motivar engao, evidencia suplementaria del mediador, entre otros.

2. Correlatos no verbales:

Una variedad de fenmenos encubiertos se infieren con base en elementos de actividades correlacionales, tales como postura corporal, nivel de actividad, contacto ocular, ritmo del habla, conductas faciales, etc. La investigacin reciente sobre depresin, por ejemplo, ha sugerido variaciones sistemticas entre algunas de estas medidas y otros ndices de depresin.

El problema crtico al evaluar la precisin de las medidas sealadas como reflejo de variables inferidas, es que no existe un criterio simple que se pueda utilizar como ndice. Ya que por definicin un evento encubierto es inobservable, todas sus medidas necesariamente deben ser indirectas. Es posible naturalmente, alcanzar una confianza convergente hasta el punto en que varias operaciones sobre los procedimientos y medidas sobre la ejecucin impliquen un mediador inferido.

ESTADO ACTUAL Y PROYECCIONES FUTURAS

Segn Labrador, Cruzado & Muoz (1997)actualmente se investiga el nivel de eficacia de los componentes y la eficacia global de los Programas de Tratamiento. Ene este sentido, se lleva a cabo una evaluacin crtica de las tcnicas cognitivas que tanto haban proliferado en la dcada anterior y se insiste en adquirir un mejor conocimiento de su efectividad y sus procedimientos. A nivel terico, se cuestionan desde posiciones conductuales la fundamentacin de los modelos cognitivos imperantes, la ausencia de definiciones operativas y la circuralidad de los conceptos o de gran parte de ellos; as como el supuesto de que la actividad cognitiva determina los estados emocionales y la conducta motora sin excepcin (Kanfer & Hagerman, 1985; Eysenck & Martn, 1987; Wolpe, 1990; entre otros). En general, se reconoce la necesidad de incorporar variables cognitivas en la evaluacin y tratamiento que permitan mejorar los resultados de las intervenciones.

En este sentido, Kanfer &Hagerman (Citado por Labrador, Cruzado & Muoz, 1997) insisten en considerar que de la misma manera que el inicio y desarrollo de las tcnicas de modificacin estaban basadas en la psicologa experimental del aprendizaje, la moderna psicologa del procesamiento de la informacin debera fundamentar estrategias cognitivas innovadoras para el cambio conductual. Segn estos autores en los aos sesenta y setenta cuando se hablaban de variables cognitivas, se utilizaban constructos y tcnicas con escasa fundamentacin terica, alejados de la psicologa experimental (distorsiones cognitivas, esquemas, creencias irracionales, etc.) justificados ms por la experiencia clnica que por su base terica. La ausencia de base experimental de los mtodos de intervencin empleados y su fundamentacin en experiencia clnica hara dela modificacin de conducta una psicoterapia ms, ya que perdera su caracterstica bsica, que es su fundamentacin cientfica.

Por otro lado, nuestro conocimiento de los procedimientos teraputicos efectivos, slo se desarrollar si tomamos un papel activo en su recoleccin de datos. La antigua dicotoma entre clnico e investigador, debera ser enterrada, al igual que las muchas otras bifurcaciones que polarizan nuestra bsqueda del conocimiento. El terapeuta ms eficiente es aquel que se encuentra en permanente contacto con los datosy que sensiblemente ajusta sus estrategias teraputicas a la retroalimentacin relevante. En tanto que los anlisis de componentes y la evidencia controlada pueden tardar en llegar, no se debera subestimar la utilidad de los hallazgos logrados en los reportes clnicos de casos. Es preferible, en todo caso, contar con datos dbiles a no tener ninguno, especialmente cuando la evidencia de apoyo acerca de nuestras teraputicas previas, no es contundente. Por eso, es necesario distinguir entre la evidencia dbil, la de no apoyo y la inexistente. Los anlisis controlados acerca de un solo individualizado, realizados por un clnico experimentado, constituyen frecuentemente una fuente invaluable de conocimiento potencial para el rea. Los datos de un estudio emprico de caso, no necesariamente son ms dbiles que los que ofrece la investigacin de grupo. Sin embargo, los datos continuarn siendo escasos o inexistentes, en tanto continuemos considerando la terapia como un producto comercial y no como un esfuerzo exploratorio.

Al respecto, Mahoney (1988) propone un paradigma de supervivencia: El cientfico personal. Y seala que aunque sus parmetros y asociaciones autnomas pueden variar, existen pocas diferencias cualitativas entre un problema de investigacin emprica y un problema personal que produce molestias; sin embargo, frecuentemente dicotomizados sus soluciones. Los problemas profesionales se enfocan por medio del mtodo cientfico: la observacin sistemtica, la generacin de hiptesis las pruebas evaluativas y as sucesivamente. Los problemas personales, por otra parte, se tratan de forma diferente.

Este doble estndar no solo es injustificable, sino potencialmente daino para el cambio clnico ptimo. Deberamos tratar lo que empleamos como investigadores, al enfrentar y resolver situaciones problemticas. Es decir, deberamos compartir nuestro compromiso con el empirismo y considerar la terapia como un aprendizaje diseado para entrenar cientficos personales: individuos hbiles en el anlisis funcional y en el progreso sistemtico de su propia conducta. Deberamos modelar y ensear un empirismo intimo, repleto de entrenamiento en el anlisis de problemas, la generacin de hiptesis, experimentacin evaluativa, etc. Si el clnico considera el enfoque cientfico como un paradigma til para sus propios esfuerzos en la solucin de problemas, difcilmente puede desalentar un paradigma cientfico personal para su cliente (Mahoney, 1988:293). Se debe tener claro que el objetivo del paradigma es ser efectivo, no hacer las veces de cientfico; su rasgo fundamental es la utilidad de una autoterapia activa de superacin.

Otra postura que representa de algn modo toda una lnea de trabajo que recin empieza y que probablemente significa todo un campo de aplicacin es la que algunos llaman la Terapia Cognitiva Postracionalista, postulada por Guidano (1994) quien plantea que aunque el intenso desarrollo de las ciencias cognitivas que se ha producido en las ltimas dos dcadas ha logrado promover modelos ms articulados de la conducta humana y de los procesos de conocimiento, la naturaleza de la experiencia humana y del papel que en ella desempean la afectividad, el significado, entre otros, son aspectos que en gran medida se han seguido pasando por alto.

Segn Guidano (1994), en la perspectiva epistemolgica emprica que subyace en la dominante tendencia racionalista de la psicologa cognitiva, no siempre se ha preguntado sobre la naturaleza y estructura de la experiencia humana. Describirla identidad humana como un mero conjunto organizado de cogniciones, percepciones y recuerdos correlacionados con un repertorio de sentimientos, experiencias emocionales y patrones psicofisiolgicos equivale a explicar la naturaleza y estructura del s mismo. Si por otra parte asumimos una perspectiva no empirista, lo esencial pasa a ser comprender de qu modo nuestras caractersticas como observadores estn involucradas en el proceso de la observacin, y esto nos lleva a un cambio radical en la formulacin desarrollada hasta ahora. No se trata tanto de describir lo que sentimos o los ingredientes de la identidad individual, sino de preguntar porque sentimos lo que sentimos o por qu es necesario un sentido unitario de s mismo continuo en el tiempo para poder funcionar. En otras palabras, el interrogante inevitable para a ser Qu es la experiencia humana?. Y la nica respuesta posible reside en investigarlos mecanismos y procesos subyacentes que causan los fenmenos a explicar (es decir, la experiencia humana).

Como se aprecia se esta dando cambios en la actualidad en la Terapia Cognitivo conductual. Al respecto, Safran & Segal (1994:15) indican que Los terapeutas cognitivos estn cuestionando ciertos supuestos tericos ampliamente aceptados y experimentan con nuevas ideas y tcnicas procedentes de otras tradiciones en psicoterapia. La tensin subsiste, pues se mezclan demandas para desarrollar nuevas teoras y tcnicas (Guidano & Liotti, 1983; Mahoney & Gabriel, 1987) con crticas a la vieja teora por inadecuada y carente de una fundamentacin slida (Beidel & Turner, 1986; Coin & Gotlib, 1983), y los tericos comienzan a cuestionar las bases tericas en las que se fundamenta gran parte del tratamiento cognitivo. Por ejemplo, con el reciente estallido de inters por los afectos se ha producido un cuestionamiento de los supuestos cognitivos tradicionales sobre el rol que stos tienen en el funcionamiento humano y sobre la relacin que tienen con la cognicin.

Segn Safran & Segal (1994) otro punto que representa una incipiente postura que empieza a desarrollarse es la que resalta el papel de la emocin. En la teora cognitivo-conductual tradicional, la emocin se considera un fenmeno postcognitivo. Los tratamientos cognitivo-conductuales tradicionales de la emocin se centran en los estados afectivos negativos, como la ansiedad y la depresin, y en el desarrollo de tcnicas para controlarlos. No se busca entender la emocin como un aspecto integrado del sistema biolgico humano que tiene un papel particular que cumplir en el funcionamiento humano. Otros enfoques ms recientes sobre la emocin propuestos por algunos tericos cognitivos estn reparando esa omisin (v.g. Greenbderg & Safran, 1984, 1987, 1989; Safran & Greenberg, 1986, 1987; Guidano, 1987; Mahoney, 1983; entre otros).

As pues, hay un creciente convencimiento, apoyado por pruebas empricas, de que la emocin guarda una conexin intrnseca con las disposiciones a la accin o con los sistemas de conducta. Si bien, esta perspectiva de la emocin fue reconocida por Bowlby y por algunos tericos de la emocin; en los ltimos aos han profundizado ms en ella numerosos tericos de la emocin ms versados en la teora cognitiva contempornea del procesamiento de informacin (Buck, 1982; Lang, 1983; Leventhal, 1984 & Frijola, 1988). Esta perspectiva se dirige a integrar lo que se sabe sobre el procesamiento de informacin cognitivo con un enfoque biolgico y evolutivo

de la emocin: la emocin se considera una forma biolgica incorporada de informacin sobre el s-mismo en interaccin con el medio.

ASPECTOS TICOS Y LEGALES

Dado que partimos de la definicin que propone Bunge (1982) acerca de la epistemologa como una disciplina que estudia la investigacin cientfica y su producto: el conocimiento cientfico, siendo uno de los aspectos que aborda los ticos (adems de los lgicos, semnticos, gnoseolgicos, metodolgicos, axiolgicos, entre otros), nos parece pertinente abordar los aspectos ticos de la Terapia Cognitivo-Conductual, agregando a dicho abordaje los legales, con los cuales muchas veces existe cierta interaccin.

ASPECTOS TICOS

Kazdin (1983) seala que existe un temor respecto a lo que significa la posibilidad de controlar la conducta humana. Generalmente la modificacin de conducta ha sido diana de las crticas, por dos razones. La primera de ellas se podra denominar terminolgica, puesto que la Terapia de la conducta emplea trminos como control, condicionamiento, modificacin; la segunda se relaciona con el establecimiento de analogas con la investigacin animal de laboratorio, en la que existe un continuo control y manipulacin ambiental.

En otras ciencias distintas de la psicologa, el desarrollo tecnolgico tambin ha hecho necesario enfrentarse a los mismos problemas ticos que plante el control conductual. La investigacin bioqumica y farmacolgica implica una serie de cuestiones y decisiones ticas relacionadas con la posible aplicacin de las drogas a la guerra qumica y a los intentos de asesinato, e incluso al mantenimiento artificial de la vida durante perodos prolongados. De forma similar, los avances en la electrnica, en la neurofisiologa y en la neurociruga pueden estar constituyendo el primer paso de la aplicacin de tcnicas cerebrales utilizadas para implantar pautas de interaccin social, y posiblemente el control de la sociedad. El desarrollo de la biologa molecular, a partir del cual ha nacido la tecnologa de recombinacin del ADN, y sus implicaciones con respecto a la ingeniera gentica, estn provocando el replanteamiento de la definicin de la vida humana y la necesidad de abordar problemas tales como la posibilidad, o la deseabilidad, de crear un ser humano perfecto (Kazdin, 1983:279).

Sin embargo, la tecnologa difcilmente puede ser la nica culpable o el nico agente de control. En general, todas las tecnologas son susceptibles de abusos cuya consecuencia es la opresin del hombre por el hombre. Todas las instituciones sociales tales como el gobierno, las leyes, los negocios, la educacin, la religin y el ejrcito, intentan alterar de forma explcita la conducta humana, y todas ellas emplean tcnicas especficas para lograr sus fines. El control de la conducta significa simplemente influir sobre la conducta de los dems. Toda conducta humana est controlada de alguna forma. La inevitabilidad del control en la experiencia cotidiana significa que su existencia no puede atribuirse a la presencia de la modificacin de conducta o a los avances en otras tecnologas. Como sealaba Skinner en 1974 (Citado por Kazdin, 1983) Es imposible elegir una forma de vida en la que no exista el control. Lo nico que podemos hacer es cambiar las condiciones de ese control.

Otro punto de anlisis es el que merece el papel del terapeuta en las decisiones evaluativas. Este aspecto probablemente es an ms crtico en la

Terapia Cognitivo conductual, debido a la frecuencia con que se involucran los sistemas de creencias.

Qu debe hacer el terapeuta cuando el malestar del paciente es exacerbado por una posibilidad evaluativa que no comparte?, Cules son, por ejemplo, las obligaciones profesionales y ticas cuando un paciente devotamente religioso se encuentra ansioso y lleno de culpa debido a las discrepancias entre la creencia y la conducta?, Puede un terapeuta que apoya la igualdad de los sexos llevar a cabo consejera matrimonial sin marcar su consejo con propios valores?. Cuando sistemticamente evaluamos y modificamos los patrones de pensamiento Estamos persiguiendo un lavado de cerebro benevolente que es inadvertidamente subversivo y ampliamente inmoral? (Citado por Mahoney, 1988:303).

El paciente supuestamente elige sus propios objetivos teraputicos, y el terapeuta asume el papel de un consultor tcnico que sugiere los medios para lograr el objetivo. La irona, surge del hecho de que el conductista ve la eleccin desde un marco de trabajo determinista. Las elecciones de los pacientes no son manifestaciones de una voluntad libre, son productos de las influencias actuales y de la historia de aprendizaje anterior. La propuesta de la eleccin puede satisfacer algunos dilemas legales, polticos y de relaciones pblicas, pero no nos libera ni de la participacin ni de la responsabilidad tica en el dominio de los valores.

Segn Mahoney (1988:304) Deberamos dejar de engaarnos al pensar que nos podemos lavar las manos respecto de la implicacin tica, simplemente dejando la eleccin de valores al paciente. Incluso si esto fuese posible, y pudisemos eximirnos de la influencia de las decisiones teraputicas, esto en s mismo constituira un compromiso con valores. Al igual que no decidir es una decisin, relegar los asuntos ticos a la historia anterior de aprendizaje del paciente, es, en s misma, una decisin sobre los valores, pues implica que las influencias anteriores deberan tener primaca sobre las actuales.

Dada esta ltima situacin, Cules son las implicaciones para el cientfico clnico?, segn este autor sus obligaciones son:

1. Reconocer sus propios valores en la empresa teraputica.

2. Reconocer honestamente sus prejuicios ante el paciente, en todos los casos en que surjan asuntos relativos a los valores.

3. Ayudar al paciente a discriminar aquellos ejemplos de malestar personal y/o disfunciones en la ejecucin, que parecen relacionarse con un valor particular o un sistema de valores (p.e. una religin).

4. Proporcionar asistencia en la anticipacin de las consecuencias de las modificaciones de los sistemas de valores, cuando se consideran como una opcin teraputica posible.

ASPECTOS LEGALES

Especficamente abordaremos el problema del consentimiento, por ser a nuestro juicio uno de los ms importantes y menos tomado en cuenta en nuestra realidad peruana, para lo cual nos basaremos en Kazdin (1983).

Parte de las dificultades inherentes a la necesidad de recluir al paciente para poder mejorar su conducta pueden eliminarse si ste da su consentimiento a la administracin del tratamiento. El paciente puede, por ejemplo, renunciar a su derecho a disfrutar de distintas facetas de la vida del

hospital (e.g. dar paseos por los jardines), que de esta forma se convierten en reforzadores que pueden utilizarse para lograr alguna meta teraputica. En otras palabras, el paciente puede consentir someterse a las restricciones impuestas por la intervencin. Parece que este permiso podra resolver muchos de los problemas relacionados con el respeto a los derechos de la persona, pero se debe sealar que el tema del consentimiento es extraordinariamente susceptible a la ambigedad y no se ha definido claramente el papel que puede desempear en el tratamiento de poblaciones recluidas involuntariamente.

El consentimiento implica tres elementos fundamentales: competencia, conocimiento y volicin (Friedman, 1975; Martn, 1975; Wexler, 1975. Citado por Kazdin, 1983). La competencia se refiere a la capacidad que tiene el individuo para tomar una decisin despus de haberla razonado adecuadamente, para comprender la naturaleza de la eleccin en cuestin para dar su consentimiento intencionadamente. Es difcil que ciertos individuos que participan en los programas de modificacin de conducta (algunos pacientes psiquitricos, nios y personas deficientes) sean capaces de proporcionar su consentimiento siguiendo este proceso. En estos casos, son los padres, o algn otro responsable, los que pueden dar el permiso.

As tambin, no est demasiado claro que el consentimiento del paciente sea una garanta suficiente de la proteccin de sus derechos.

El segundo elemento del consentimiento es el conocimiento, esto es, la comprensin de la naturaleza del tratamiento, las alternativas disponibles y las posibles ventajas y riesgos de todo ello. Resulta difcil, si no imposible, proporcionar una informacin completa para cumplir todos estos requisitos, dado por supuesto que se conocer tan poco sobre una gran parte de los tratamientos utilizados. Una condicin extraordinariamente importante del consentimiento es que el individuo sea consciente de que no necesita darlo, y que una vez dado, est en su perfecto derecho a revocarlo.

El tercer elemento del consentimiento es la volicin, la persona debe estar de acuerdo con que se la trate. Por supuesto, este consentimiento no puede darse bajo coaccin. As pues, el dar al paciente la posibilidad de elegir entre someterse a un tratamiento concreto y sufrir algn tipo de deprivacin como consecuencia, no es una condicin legal ni adecuada para que el paciente d su consentimiento. Es difcil cerciorarse de que un individuo recluido involuntariamente en un medio institucional ha accedido a participar en un programa sin ningn tipo de presin. Una persona internada en una crcel o en un hospital psiquitrico puede sentirse obligada a someterse a un programa debido a las posibles ventajas que a largo plazo ello le puede proporcionar, relacionadas fundamentalmente con la evaluacin, cuyas opiniones tienen un papel muy importante a la hora de conceder la libertad o el alta al individuo.

El consentimiento voluntario puede ser en algunos casos totalmente imposible debido a que el ambiente institucional sea de por s coercitivo, por ejemplo, los privilegios y la libertad o el alta pueden haberse hecho depender de la cooperacin del individuo.

El problema del consentimiento implica una gran variedad de problemas en relacin con el tratamiento en general, y con las prcticas de reforzamiento en particular.

Kittrie, 1971 (Citado por Kazdin, 1983) ha propuesto una Declaracin de Derechos destinada a proteger al individuo que recibe tratamiento

psicolgicos, a la que podra adjudicarse la categora de Ley o servir simplemente como gua para las instituciones. Estos derechos, que se describirn a continuacin, abarcan y amplan muchos de los que han aparecido en las sentencias de los tribunales en los Estados Unidos.

1. Ninguna persona podr ser obligada a someterse a tratamiento excepto cuando se trate de la defensa de la sociedad.

2. Es inviolable el derecho innato de la persona a no someterse a formas exageradas de modificacin humana.

3. No podr recurrirse a sanciones sociales a menos que la persona sujeta a tratamiento haya manifestado, o vaya a manifestar de forma inminente, una conducta verdaderamente nociva, demostrando que representa un peligro real.

4. Ninguna persona podr ser sometida a tratamiento o encarcelamiento involuntario en base al simple descubrimiento de una condicin o estado general. Y tampoco basta la mera conviccin de culpabilidad por razones de inestabilidad mental, para recluir o tratar automticamente al individuo.

5. No se podr recurrir a sanciones sociales, sean de carcter criminal, civil o teraputico en ausencia del derecho previo a ser escuchado por la justicia o por otras personas, a consultar o pedir consejo, y a un careo sobre todas las posibles testificaciones sobre el comportamiento pasado del individuo y sus necesidades teraputicas.

6. Se prohibe la interferencia entre el proceso criminal y el teraputico.

7. Un paciente recluido en contra de su voluntad tendr el derecho a recibir tratamiento.

8. Cualquier tipo de tratamiento obligatorio debe ser el menos utilizado y slo por causas razonables de proteccin a la sociedad.

9. Toda persona recluida debe tener acceso directo a las personas que quieran consultar o pedir consejo, y el derecho, sin ninguna interferencia, a recurrir a la proteccin judicial.

10. Las personas que den su consentimiento para someterse a un tratamiento debern tener la garanta de que no se les obligar despus a realizar otro programa que no deseen.

La finalidad de esta Declaracin es proteger los derechos y libertades fundamentales del individuo, aunque permitiendo la posibilidad de la intervencin teraputica, y est formulada en trminos generales, sin hacer ninguna especificacin sobre el tipo de paciente, objetivos teraputicos o mtodos de tratamiento. Este carcter general obliga a una interpretacin cuidadosa en cada caso concreto.

EVALUACIN CRTICA

Para realizar la evaluacin crtica se ha credo pertinente en primer lugar, partir del estatus de la Psicologa y algunos aspectos tericos a nivel epistemolgico que pueden servirnos de gua; en segundo lugar, realizar una evaluacin crtica de las Terapias Psicolgicas en general; y en tercer lugar, abordar especficamente la Terapia Cognitivo Conductual y dos de sus principales clases, como son la Terapia Racional Emotiva de Ellis y la Terapia Cognitiva de Beck.

ESTATUS DE LA PSICOLOGA Y ALGUNOS ASPECTOS TERICOS A NIVEL EPISTEMOLGICO

En la actualidad segn Mahoney (1988:64) Nos encontramos con un exceso de modelos que pretenden integrar adecuadamente y predecir los principios de la conducta humana compleja. En verdad, como frecuentemente sealan los cientficos de otras disciplinarias, los psiclogos pareceremos tener una fuerte inclinacin por la construccin de modelos. Varias influencias posibles aumentan esta fertilidad terica:

1. Una se refleja en el hecho de que los reforzamiento profesionales en nuestro mundo experimental se dan ms generalmente a las investigaciones conceptuales que experimentales. La psicologa no ha superado completamente su herencia filosfica. Adems, esto se refiere a un tpico que conduce a interpretaciones y engalanamientos.

2. Un segundo factor que ha estimulado la teorizacin, es la ignorancia, una comodidad que poseemos en gran abundancia. Lo que no conocemos acerca de nuestro mundo, lo confabulamos rpidamente,

3. Lo cual se mezcla con un tercer factor, que es una tendencia activa a organizar y dar sentido a nuestras experiencias. Actualmente existe una extensa literatura que abarca las reas de percepcin, filosofa, aprendizaje humano y teora de la personalidad, que corrobora este conjunto conceptual para integrar, hipotetizar y organizar nuestro mundo de acuerdo con modelos conceptuales explcitos e implcitos.

Este mismo autor, seala que la abundancia desproporcionada de teoras en Psicologa, puede derivarse ms de la complejidad relativa y la ignorancia en esta rea. Hay poca duda de que la psicologa contempornea ostenta mas modelos que datos. La dificultad y la labor frecuentemente tediosa de la experimentacin bien controlada, ofrece una escasa recompensa profesional. An cuando el cientfico cambia de la construccin de teoras a la investigacin, esta ltima frecuentemente se limita a los trabajos innovadores o pertinentes al modelo. El laborioso trabajo de repeticin y refinamiento, as como el significado invaluable de los resultados negativos rara vez se reconoce.

Segn Rimm & Masters (1980:48) El principal problema con los constructos hipotticos, de acuerdo a la manera en que se les ha utilizado en Psicologa es que sus caractersticas definitorias no han sido especificadas al grado de precisin necesaria para permitir predicciones exactas. Dada una amplia teora con una gran nmero de constructos tan vagamente definidos, es posible explicar virtualmente cualquier conducta observable, despus de que ha sido observada.

Para estos mismos autores, el problema esencial con muchos constructos psicolgicos no es que pueda imputrseles el membrete de

mentalista, sino que no conducen a predicciones bien definidas resulta obvio, que la teora (en particular la postulacin de constructos hipotticos) realmente desempea un papel importante en la ciencia, incluyendo la Psicologa, a condicin de que dicha teora conduzca a prediccin comprobables de naturaleza no trivial.

Por otra parte, en este reporte postulamos que lo que ha ocurrido en la Psicologa es que no hemos alcanzado a tener mayoritariamente una actitud crtica o racional frente a nuesros propios postulados, lo que nos ha limitado an lo sigue haciendo. Al respecto Campos (1997) seala que frente al conocimiento cientfico, existiran las siguientes cuatro posiciones o actitudes:

1. Una actitud emocional: manifestada en una adhesin a las teoras, adhesin fundada en la concordancia que supuestamente aquellas deban guardar con nuestras cosmovisiones.

2. Una actitud dogmtica: Manifestada por la tendencia a asumir acrticamente los planteamientos, como si stos fuesen irreversibles y por ende inmodificables.

3. Una actitud cosista o territorialista: En la cual se tiene al conocimiento cientfico y an filosfico como algo tangible, como una cosa que se puede tocar conlas manos, o como un territorio al que se puede entrar y del que se puede salir, al que no se puede entrar o al que no se puede dejar entrar a otros.

4. Una actitud crtica o racional: Consistente en una disposicin a la revisin personal e intersubjetiva de las tesis y por consiguiente al replanteamiento de las mismas.

Dada esta clasificacin, nos atrevemos a caracterizar en muchos sentidos, a la Psicologa como hurfana de las actitudes crticas o racionales. Segn Mahoney (1988) el dilema estriba no en la teorizacin per se sino en la evaluacin relativa de la construccin de modelos versus la investigacin exploratoria. Nos enfrentamos a un dilema. Los seres humanos parecemos tener una inclinacin para generar hiptesis y teoras acerca de nuestro mundo. En cierta medida, esta tendencia es adaptativa; sin embargo, nuestras teoras influyen significativamente en la forma en que percibimos el mundo. Nos encontramos limitados por nuestras propias miopas cnceptuales. La nica solucin parece ser un compromiso: debemos examinar y evaluar nuesrso modelos para determinar su utilidad y adaptabilidad; y an ms: debemos permanecer permanentemente abiertos a las revisiones de nuestra teora, que puedan ser requeridas por nuestra experiencia subsecuente, y debemos reconocer constantemente que an tal experiencia ha sido distorsionada por nuestros supuestos tericos.

As mismo Mahoney (1988) considera que es posible sealar algunas guas prcticas generales para evaluar una teora, entre las cuales podemos examinar dos reas amplias de consideracin:

a. Los aspectos simblicos formales de una teora, es decir, sus trminos, postulados, etc.

b. Su adecuacin emprica, es decir, la sumarizacin del conocimiento existente, las predicciones heursticas, etc.

Este autor propone una dicotoma, en la cual la primera categora se refiere a las relaciones tericas, en tanto que la segunda se refiere a la correspondencia entre la teora y los datos. Por eso a continuacin se van a desarrollar cada una de ellas.

Aspectos Conceptuales de una Teora

Desde la perspectiva del anlisis de sistemas formales frecuentemente se evala un modelo terico sobre la base de varios criterios conceptuales, entre los cuales est:

La estructura simblica:

Se refiere a la arquitectura conceptual general. Este se encuentra construido verticalmente, es decir, jerrquicamente sobre varios axiomas bsicos, o se extiende horizontalmente a travs de principios de un mismo peso.

La terminologa:

Desempea un papel crucial en el anlisis conceptual formal de una teora. Especfica sta sus trminos en forma clara?, Se expresan sus variables tanto independientes como dependientes en trminos del lenguaje de los datos, es decir, se someten los procedimientos a una evaluacin objetiva o cuantificable?. En este punto se enfatiza la comunicabilidad. Rara vez se exige una adherencia estricta al operacionalismo formal debido a las reconocidas limitaciones de tal procedimiento.

Las premisas o supuestos:Son naturalmente muy importantes en su evaluacin. Muchas controversias tericas se reducen a la discusin de supuestos. Esto es particularmente cierto en reas tales como la filosofa de la religin y la tica.

La Consistencia interna:Se refiere a su manejo domstico conceptual. Cuando los postulados o principios de un modelo se contradicen mutuamente, se encuentra amenazada la coherencia lgica del sistema.

Las reglas de relacin:Especifican las operaciones formales que relacionan los conceptos o principios tericos. Estas reglas frecuentemente toman la forma de operaciones simblicas tcnicas, que van desde la deduccin y la induccin, hasta aspectos tales como las trasformaciones de equivalencia, la transitividad, las reglas commutativas, etc.

Las derivaciones predictivas

Constituyen el puente entre la teora y la realidad, aqu es donde el modelo asoma la cabeza. Las predicciones derivadas tericamente proporcionan oportunidades empricas para poner a prueba el modelo. Muchas teoras se aslan de los datos al ser incapaces de ofrecer predicciones claras. Este criterio es consecuentemente uno de los ms significativos en trminos de la adecuacin conceptual de un modelo.

Adecuacin Emprica de una Teora:

El segundo aspecto de importancia al evaluar un modelo, se refiere a su contacto con la realidad: Qu tan adecuadamente corresponde y predice las relaciones en el mundo real?. De nuevo se consideran varios criterios, de los cuales los ms importantes son:

Resumen explicacin: Uno de los principales aspectos para evaluar una teora, es el de la recopilacin: Es consistente el modelo con nuestro conocimiento

actual?, Abarca un amplio rango de relaciones demostradas?, Reduce (resume) los datos conocidos en una forma til?. En otras palabras Explica el modelo lo que conocemos?. Con frecuencia los modelos se evalan sobre la base de su capacidad para dar cuenta de (explicar o describir) las relaciones conocidas u observables.

Prediccin heursticas El modelo no solamente debe generar proposiciones fundamentadas en la investigacin emprica, sino que tambin deber predecir relaciones posteriores. Es decir, la teora debe ser evaluada sobre la base del nuevo conocimiento que estimula. El modelo no solamente debera resumir (explicar) los fenmenos existentes, al igual que (o mejor que) los modelos competentes, sino que tambin d