lotman, semiosfera

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A T Al lector: Sobre la selección y la traducción A la luminosa y entrañable memoria de luri Lot- man. A la vieja amistad de Jüri Talvet y Peeter Torop, quienes hicieron posible mi primer encuentro vivo con Lotman, la Escuela de Tartu y la hermosa Esto- nia. A la cordial generosidad de Mijafl Lotman y Liu- bov Kiseliova, así como de Arón Gurévich, Viaches- lav Vs. Ivánov, luri Levin, Borís Uspenski y otros re- presentantes de la Escuela de Tartu. Comencemos sin preámbulos: el libro que tiene en sus manos el lector es el primer volumen de una serie antológica en tres tomos que constituye la recopilación más completa de los artículos teóricos de luri Lot- man que se haya publicado basta ¡afecha: más de 50 trabajos de semióti- ca de la cultura, del texto, de la conducta, del espacio, del cine, del tea- tro, de las artes plásticas, etc. Incomparablemente más amplia, repre- sentativa y actualizada que las selecciones alemanas, japonesa e italiana de mediados de los años 70 y pnncipios de los años 80 1 . Y, por 1 Aufsátze zur Theorí; und Metbodologie dfr Literr.titr und Kulíur, Kronberg, 1974; Ar- tículos sobre semiótica de la literaturay la cuUura (en japonés), Tokio, 1979; Testo e contesto. Semiótica deU'arte e deüa culíura, Roma-Barí, 1980; y Kunst oh Sprache. Untersucbungcnzum '¿eicbencbarakíer von Literatur und Kunst, Leipzig, 1981, ediciones cuyo contenido va de los nueve a los dieciséis artículos. 11

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Al lector:Sobre la selección y la traducción

A la luminosa y entrañable memoria de luri Lot-man.

A la vieja amistad de Jüri Talvet y Peeter Torop,quienes hicieron posible mi primer encuentro vivocon Lotman, la Escuela de Tartu y la hermosa Esto-nia.

A la cordial generosidad de Mijafl Lotman y Liu-bov Kiseliova, así como de Arón Gurévich, Viaches-lav Vs. Ivánov, luri Levin, Borís Uspenski y otros re-presentantes de la Escuela de Tartu.

Comencemos sin preámbulos: el libro que tiene en sus manos ellector es el primer volumen de una serie antológica en tres tomos queconstituye la recopilación más completa de los artículos teóricos de luri Lot-man que se haya publicado basta ¡a fecha: más de 50 trabajos de semióti-ca de la cultura, del texto, de la conducta, del espacio, del cine, del tea-tro, de las artes plásticas, etc. Incomparablemente más amplia, repre-sentativa y actualizada que las selecciones alemanas, japonesa eitaliana de mediados de los años 70 y pnncipios de los años 801. Y, por

1 Aufsátze zur Theorí; und Metbodologie dfr Literr.titr und Kulíur, Kronberg, 1974; Ar-tículos sobre semiótica de la literaturay la cuUura (en japonés), Tokio, 1979; Testo e contesto.Semiótica deU'arte e deüa culíura, Roma-Barí, 1980; y Kunst oh Sprache. Untersucbungcnzum'¿eicbencbarakíer von Literatur und Kunst, Leipzig, 1981, ediciones cuyo contenido va delos nueve a los dieciséis artículos.

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sorprendente que resulte, incluso mucho más amplia —en el dominiode la teoría, repetimos— qtic la reciente edición en ruso, de las abar-cadoras Obras escogidas de Lotman en tres tomos (1992-1993), prepara-das por el propio autor para la editorial estonia Alexandra.

Este carácter tan excepcional de la presente edición española sedebe, por una parte, al resuelto propósito que le dio origen: el de de-dicar una antología exclusivamente a reunir todos los artículos teóríco-gene-rales importantes publicados por Lotman desde los años 60 hasta la fe-cha de cierre de la recopilación —fines de los 80, la de un primer pro-yecto, y, luego, principios de los 90, la de la presente versión,convertida en definitiva por obra de la siempre prematura muerte deLotman en octubre de 1993. Así pues, ella incluye numerosos textosteóricos que, obviamente, por su fecha de aparición, no podían habersido recogidos en dichas antologías alemanas, japonesa e italiana, asícomo muchos otros no menos valiosos sobre culturología, retórica, li-teratura, cine, teatro y artes plásticas que, por razones editoriales, nofueron incluidos por Lotman en su antología personal estonia. Pero almismo tiempo excluye, también a diferencia de las mencionadasObras escogidas, sus decenas de artículos estrictamente históricos sobreliteratura y cultura rusas o los no menos numerosos dedicados a ladescripción, análisis e interpretación de obras concretas (de EvgueniOneguin a El Maestro y Margarita), así como a la poética de autores (deLérmontov a Brodski), géneros (p. ej., el espacio en la novela rusa delsiglo xrx), periodos (p. ej., la palabra en la Ilustración), conductas (p. ej.,la teatralidad en el comportamiento de principios del siglo xrx), etc.,—muchos de ellos portadores, es cierto, de importantes ideas teóricasy metodológicas formuladas o implícitas, pero, por lo regular, entrete-jidas en filigrana con datos y debates histórico-concretos de la literatu-ra y la cultura rusas poco o nada conocidos por el lector no ruso o nodedicado a la msística o la eslavística.

Por otra parte, y ante todo, esta excepcionalidad de la presente edi-ción se debe precisamente a la amistad y la participación personal di-recta del propio luri Mijáilovich Lotman, quien no sólo nos suminis-tró durante lustros (por correo o personalmente —en Cuba, la URSSo Venezuela—) originales, fotocopias y observaciones2, sino que tam-

- Envíos aquellos de una generosidad sóio comparable con la de los realizados has-ta hcy desde Estonia por el hispanista Jüri Talvet y el teórico de la traducción Peeter To-rop, ambos profesores de la Universidad de Tartu, y el último, miembro activo de la Es-cueLí de Tartu y del consejo de redacción de su revista, Semeiotiké. A estas inapreciablesayuciií se ha sumado en fecha reciente la de Liubov Kiseliova, estudiosa y colaborado-

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bien nos concedió en exclusividad, en el más generoso y honroso re-conocimiento posible de nuestra labor de traducción y difusión de sustextos, todos los derechos para la traducción y edición en español desus artículos teóricos de semiótica de la cultura y el arte, cuando en fe-brero-marzo de 1992, en Caracas, en medio de una de las celebracio-nes internacionales de su setenta cumpleaños, revisó por última vez yaprobó el contenido y ordenación del proyecto de la presente antolo-gía, ya examinado por él en 1987, en La Habana.

Con todo, el volumen e importancia de sus cuatro libros teórico-generales, La estructura del texto artístico (1970), La semiótica del cine y losproblemas de la estética cinematográfica (1973), Culturay explosión (1992) yBuscar el camino (1994)3, así como de la parte teórica inicial de Análisisdel texto poético (1972), el grueso de la producción teórica de Lotmanestá constituido por decenas de artículos publicados independiente-mente en diversas revistas (sobre todo en la tartuense Semeiotiké, por élfundada y dirigida) y en recopilaciones de autores varios. Hasta lo quese considera su primer libro, Lecciones de poética estructural (Tarta, 1964),puede ser visto como un número entero, el primero, de la revista Se-meiotiké. Trudy po znokovym sistemom, que yuxtapone tres artículos o«lecciones» sobre temas muy diversos; y su antepenúltimo libro, ine-xistente en ruso como tal, Universe oftbe Mind. A Semiotic Theory of Cul-ture (Nueva York-Londres, 1990) es, en esencia, una refundición am-pliada de varios artículos publicados en ruso separadamente en losaños 70 y 80. Y si examinamos más de cerca La estructura del texto artís-tico, vemos cómo gran parte de ese libro está constituida por artículosde las Lecciones de poética estructúralo por bloques enteros de ellos y deotros publicados en los años 60, como «Sobre el problema de los sig-nificados en los sistemas modelizantes secundarios». «Sobre la signifi-cación modelizante de los conceptos de "final" y "principio" en lostextos artísticos», etc. Y es que el formato o, si se prefiere, el «género»del artículo ha sido el modo «natural» de existencia o, por lo menos,

ra de Lotman, también de la Universidad de Tartu, a cuya labonosidad los estudiososde la semiótica debemos agradecer la más completa bibliografía de las publicaciones deLotman por todo el planeta («Materialy k bibliografii trudov professora lu. M. Lotma-na», en Sbomik staíei k 70-letiiuprof. lu. M. Lolmana, Tartu, 1992, págs. 514-565, y, en unaversión aumentada, en el tomo III de I. M. L., hbrannye stat'i, Tallin, Alexandra, 1993,págs. 441-482).

3 No contamos entre estos libros teóricos mayores de Lotman el titulado Diálogocon la. pantalla,, escrito conjuntamente con luri Tsivián, publicado en 1994, y definidopor sus propios autores como «un alfabeto del lenguaje del cine, unas primeras leccio-nes del lenguaje cinematográfico» —pero excelente en calidad de tal.

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de aparición inicial del pensamiento de Lotman y de la mayoría de losmiembros de la Escuela de Tartu. Y ello, en nuestra opinión, se debe,por lo menos en el caso de Lotman, a una concepción de su papel deinvestigador teórico como el de un explorador de avanzada, que des-cubre un terreno, realiza un estudio inicial de éste, informa de sus re-sultados... y parte de inmediato al descubrimiento de nuevas tierras,dejando a otros el trabajo de colonización, de cartografía sistemática yexplotación.

Entre otras muchas, dos razones fundamentales hacían sumamen-te necesaria la elaboración de la presente antología para el lector delengua española en particular, en primer lugar, el estado del conoci-miento y difusión de la obra de Lotman y, en general,~de la Escuela deTartu entre los investigadores, críticos y profesores de habla hispana,y, en segundo lugar, la especial significación de la más reciente pro-ducción de Lotman, k de los últimos veinte años, que es precisamen-te la menos conocida y accesible entre nosotros.

Sobre lo primero, nos vemos obligados a retomar aquí, por suinalterada validez, algunas afirmaciones que formulamos hace dosaños al prologar una selección nuestra de trabajos de la Escuela de Tar-tu para un número monográfico de la revista mexicana Escrito^. A másde treinta años de su inicio, la vasta y variada producción científica deLotman y la Escuela de Tartu sigue siendo, casi en su totalidad, una ie-rra incógnita para la gran mayoría de los investigadores de lengua espa-ñola. Aún son muy contadas las traducciones al español de sus librosy de sus abundantes artículos, las cuales —hecho nada desdeñable—casi siempre presentan considerables, cuando no muy graves deficien-cias —entre otras cosas, porque por lo regular son traducciones de tra-ducciones (esto es, del ruso al francés, italiano o inglés, y de éstos a! es-pañol) y a menudo «inconfesas» (pero delatadas por la transcripciónfonética no española de las palabras rusas y por los italianismos, gali-cismos, etc.), o a causa del pobre conocimiento del ruso y/o de la teo-ría literaria y la semiótica por parte de los traductores. La extrema es-casez de estas traducciones puede ser comprobada echando una ligeraojeada a la más completa bibliografía de los trabajos de/sobre la Es-cuela de Tartu disponibles en español, francés, inglés, italiano, alemány portugués, realizada £>or el profesor Manuel Cáceres Sánchez, de la

4 «Mostrar la Escuela de Taitu como escuela: más allá de Lotman y Uspenski», enEscritos, Centro de Ciencias del Lenguaje, Universidad Autónoma de Puebla, núm. 9,1993, págs. 7-13. El volumen incluye once trabajos de la Escuela: de Lotman, B. A. Us-penski, V. Vs. Ivánov, V. N. Toporov, E. M. Meletinslá, 1.1. Levin y Peeter Torop.

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Universidad de Granada (Discurso, Sevilla, núm. 8,1993), a cuya laborde edición y organización debemos dos importantes momentos en ladivulgación del pensamiento de/sobre Lotman en España: el citadonúmero de la revista Discurso, de la Asociación Andaluza de Semióti-ca, dedicado por entero a Lotman y la Escuela de Tartu, y la ReuniónInternacional In Memoriam luri M. Lotman, (Universidad de Grana-da, 26-28 de octubre de 1995).

Por otra parte, la otra cara de estas traducciones «al cuadrado» esque están asociadas a una recepción pasiva, sin iniciativa propia, comoevidencia el hecho de que la dependencia respecto de las ediciones ex-tranjeras se extiende a la selección de los trabajos —y en el caso de unarecopilación se produce un calco del contenido de una o varias edicio-nes foráneas— con la consiguiente subordinación a una agenda ex-tranjera de intereses y necesidades teóricos —sea una del país media-dor que encargó o editó, o la del antólogo(-autor) que propone, ouna de transacción— y, además, con el consiguiente doble desfasecronológico —el de la edición propia respecto a la edición extranjeray el de ésta respecto a las publicaciones originales. Felizmente, los an-tólogos de las ediciones italiana (1973) y francesa (1976) en que sebasó la recopilación editada por Cátedra en 1979, Semiótica de la cul-tura, fueron los propios Lotman y Uspenski, y el más reciente de lostextos allí recogidos había sido publicado en ruso «sólo» cinco añosantes5.

La enorme laguna en materia de traducciones españolas de la Es-cuela de Tartu no ha sido reducida en mucho ni siquiera por la inter-vención divulgativa de la revista teórica cubana Criterios, ni, en gene-ral, por nuestra propia labor en Cuba y México en el dominio de la se-lección y traducción directa del naso, que desde 1982 "hasta 1995 habíapuesto en circulación en español un total de 17 textos de Lotman y 18de otros miembros de la Escuela (labor que había comenzado en 1972con traducciones indirectas a través del francés y del rumano). Lamen-tablemente, la deseada aparición de nuevos traductores de los textosoriginales de la Escuela no siempre ha tenido los benéficos resultadosesperados (como los meritorios de la reciente incorporación del tam-bién investigador y traductor cubano Rinaldo Acosta), sino en ocasio-nes todo lo contrario: traducciones deficientes e incompetentes desde

5 Lotman y Uspenski, eds., Tnruaux sur les sysíemes de signes. Ecole de Tartu, textos es-cogidos y presentados por J. M. Lotman y B. A. Ouspensld, Bruselas, Comploce, 1976;Lotman y Uspenski. eds., Rictjerche semiotiche. Nutrve tendente deUe sáenzt umaneneU'URSS, Turín, Einaudi, 1973.

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el punto de vista de la lengua y la cultura generales y de la terminolo-gía científica especializada, que sólo vienen a desfigurar y desacreditare! pensamiento de los semióticos de Tartu, a pesar de las incuestiona-blemente buenas intenciones de quienes las encargaron o las acepta-ron entusiastamente para su divulgación6.

A esta limitación se suman aquellas relacionadas con la distribu-ción y el mercado editorial, que a menudo hacen que permanezcandesconocidas o inaccesibles (física y/o económicamente) las dispersasediciones españolas de artículos y libros de la Escuela en la AméricaLatina, las mexicanas en España o en muchos países de América Lati-na, y las cubanas en casi todas partes. Ahora bien, los estudiosos his-panoparlantes que leen italiano, francés, inglés, portugués o/y alemánno están en una situación mucho mejor, y ello por razones análogas:las traducciones, en mayor número y casi siempre realizadas de la len-

6 Un ejemplo de estas traducciones puede ser la del texto «La historia y la semióti-ca. La percepción del tiempo como problema semiótico», de Borís Uspensld, realizadadel ruso por el prof. Rafael Guzmán Tirado y publicada en Discurso, Sevilla, núm. 8,1993, págs. 47-89. Allí siuzhet (sujet, trama, argumento) y siuzhetnyi son traducidos comotema, temático (aun cuando Uspenski destaca su equivalencia con historia); zerkal'nost'(especularidad), como tersura; skazka (cuento maravilloso fblclórico), como cuento a se-cas, en general; pcrezhivanie (vivencia, Erlebnis), indistintamente como concepción, experi-mentación, impresión; oposrcdstvovannoe (mediato, indirecto), como directo; retar myslennoobjodit mcsta (el rétor recorre mentalmente los lugares), como el orador evita, deforma cons-ciente, los lugares; prostranstvo preobrazuetsia vo vremia (el espacio se transforma en tiem-po), como el espado se forma en eltietnpo; lama (la divinidad hindú, de igual nombre enespañol) es convertida por el traductor en las Profundidades (en ruso, iama, palabra ho-mófona, significa «hoyo»); el gran clásico Tuddides es convertido en el cuasi japonés Fu-kidid (transcripción española de la fonética rusa del nombre griego), y as! sucesivamen-te a cada paso a todo lo largo del texto. Lamentablemente, también Lotman sufrió trestraducciones semejantes a manos de este mismo profesor. He aquí sólo dos o tres ejem-plos de una sola de esas traducciones, la del artículo «Sobre el papel de los factores ca-suales en la evolución literaria» (ibídem, pigs. 91-101): vnesistemnoe (extrasistémico, exte-nor al sistema) y sistemnoe (sistémico) son traducidos como extrasistemático y sistemático(en ruso: sistemaíicbeskH); rodaje otnoshenna (relaciones —sociales— gentilicias, del pe-ríodo de la gens), como relaciones patrimoniales, y EVM (abreviatura de eleklronnaia vychis-UleVnaia mashina, máquina calculadora electrónica, computadora), es traducida, por ho-mofonía y tal vez metonimia y antonomasia anecdóticas, como IBM (sigla de la cono-cida firma Internacional Business Machines, Compañía Internacional de Máquinas deOficina). Mientras escribíamos estas líneas, ha llegado a nuestras manos otra recientetraducción de un texto de Lotman por Guzmán Tirado («La biografía literaria en el con-texto histórico cultural», Signa, lq<55, 4, págs. 9-26), en la que, entre muchas otras gra-ves desfiguraciones conceptuales, hallamos la siguiente: donde Lotman afirma que elcreador del texto «se percibe a sí mismofakticheski [realmente, en realidad] no como au-tor, sino como mediador», Guzmán hace decir a Lotman que «él se percibe deformafan-ttística [en ruso Kñzfantastichfsk;} no como autor, sino como mediadon>.

gua original y con mayor competencia lingüística y científica, son, detodos modos, muy escasas en comparación con el corpus de la Escue-la, y también de muy (o más) difícil acceso por razones de distribu-ción y precios, así-como por su dispersión en decenas de revistas, an-tologías y libros de múltiples países. Y es que ni siquiera los muy con-tados investigadores hispanoparlantes que pueden leer directamentedel ruso han podido disfrutar de un privilegiado fácil acceso a la obrade la Escuela de Tartu: durante los años 60, 70 y 80, con rigor y éxitovariables, la nomenklatum y los apparátdnki soviéticos se esforzaron pordificultar o imposibilitar por todos los medios el acceso a los textos dela Escuela: reducidísima tirada, circulación restringida, ausencia com-pleta en las librerías y casi completa hasta en las salas de acceso con-trolado de las principales bibliotecas de la URSS, prolongados trámi-tes para obtener el permiso de enviar originales o impresos al extranje-ro... y la no concesión de permisos de viaje a Occidente o al extranjeroen general. Jamás olvidaremos que las primeras palabras de una perso-nalidad intelectual del prestigio mundial y la avanzada edad de luriLotman en el I Encuentro Internacional de Criterios (La Habana,1987), que tuvimos el honor de organizar, fueron para expresar su sa-tisfacción de que su primera estancia en Occidente se produjera en esavisita suya a Cuba; ni que para lograr esa salida a lo que era conside-rado oficialmente un «hermano país socialista» había sido necesarioun prolongado y duro forcejeo con la Unión de Escritores y el Minis-terio de Cultura de la URSS.

La otra razón fundamental que hacía inaplazable la preparaciónde esta antología es la urgencia de que se estudie en profundidad laproducción teórica de Lotman posterior a lo que se ha llamado su ini-cial etapa «tectónica», «neoestructuralista», que es precisamente la co-nocida gracias a los dos libros y la recopilación publicados en España,tomados equivocadamente en fecha reciente por algunos autores espa-ñoles como única base de sus generalizaciones críticas sobre «el pen-samiento de Lotman». En efecto, desde mediados de los años 70, perosobre todo en los años 80 y hasta su muerte en 1993, el pensamientode Lotman evoluciona hacia un enfoque cada vez más dinámico deltexto y de la cultura y hacia una concepción de éstos como generado-res de sentido y no como una especie de embalaje y de almacén deéste, respectivamente. En esta segunda, última y más importante eta-pa, que convencionalmente podríamos llamar «dinámica», «post-neoestructuralista» y hasta «postmoderna» en el sentido hassaniano, ycuyo concepto clave será el de «semiosfera», los intereses teóricos deLotman se dirigen cada vez más hacia el funcionamiento real de los

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textos, la pragmática literaria y la recepción, la literatura masiva, elintexto, el poliglotismo de la cultura, las ideas de Bajtín, la influenciay la interacción de las culturas, la función cultural de la memoria se-miótica, el discurso histórico, el progreso tecnológico y los miedos ge-nerados por la cultura, el papel de los factores casuales, y, finalmente,los problemas de la «lógica de la explosión de sentido», el trinarismo,la discontinuidad y la impredecibilidad en la dinámica de la cultura.

Son esos temas «dinámicos» de la última etapa (la más rica en ar-tículos teóricos) los que predominan en las páginas de nuestra antolo-gía, junto a muchos otros también nuevos y otros no tan nuevos en suobra, pero abordados de una manera nueva y más amplia: la lenguahablada, la retórica, el símbolo, el origen del sujet, las relaciones entreliteratura y mitología, el diálogo y la asimetría cerebral, la cultura y lainteligencia artificial^la biografía literaria, etc. Entre los temas nuevosa los que Lotmari dedicó artículos aquí también incluidos, debemosmencionar la retórica icónica, la semiótica del teatro, de la arquitectu-ra, de la naturaleza muerta, de los muñecos y de los dibujos animados.

Esperamos, pues, que con la ayuda de nuestra antología se gene-ralice al fin en el mundo de habla hispana una imagen fiel del pen-samiento de Lotman en su evolución histórica, y también en su di-versidad de intereses en cada momento dado. Sin embargo, no qui-siéramos que, en modo alguno, nuestra antología contribuyera al«lotmanocentrismo» de la recepción de la Escuela de Tartu en lenguaespañola, esa casi exclusiva concentración en la obra y personalidadde Lotman que también se dio y aún se da en otras lenguas. Todo locontrario: aspiramos a que, al descubrir tantos textos valiosos desco-nocidos, el estudioso concluya que probablemente hallaría otros mu-chos yendo más aM de Lotman, hacia la obra de sus colaboradores y dis-cípulos de diversas generaciones, entre los cuales encontraría otrasfuertes individualidades científicas —como Uspenski, Ivánov, Topo-rov, Meletinski, Gurévich, Levin o lampolski, tal vez sólo conocidosde nombre o por algún que otro texto aislado7—, decenas de valiososartículos y libros enteros de esos dotados autores y de otros —comoRevzin, Piatigorski, Tsivián, B. Gaspárov, Torop, Timenchik, Meizers-

7 Aunque los nombres de Uspenski e Ivánov son más conocidos, no ocurre así consu respectiva obra teórica, cuyos principales exponentes —en el caso del primero, laPoética de la composición (1970), un clásico de la teoría semiótica del punto de vista, y enel caso del segundo, libros como Par e impar. La asimetría del cerebro y de los sistemas sígni-cos (1978) o Ensayos Je historia de la semiótica en la URSS (1976)— aún permanecen inédi-tos en español.

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kii, Pliujánova, etc.— sobre temas y problemas que Lotman nuncaabordó en especial: desde la semántica musical o la intertextualidaden el cine hasta lo grotesco, la traducción, la «Nueva Historia» o la se-miótica de la mentira... Justamente el conocimiento de estos autores ytextos permitirá apreciar en toda su grandeza la hazaña intelectual querealizó luri Lotman en un contexto político-cultural tan hostil, al nu-clear tal número de talentos tan diversos en un diálogo que ya duradécadas y cuyos abundantes frutos apenas se están empezando a co-nocer en nuestra lengua.

DESIDERIO NAVARROLos Naranjos, Cuba.

Junio de 1996.

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Acerca de la semiosfera*

A la memoria de Román Osipovicbjakobson

La semiótica actual está viviendo un proceso de revisión de algu-nos conceptos básicos. Es de todos sabido que en los orígenes de la se-miótica se hallan dos tradiciones científicas. Una de ellas se remontaa Peirce y Morris y parte del concepto del signo como elemento pri-mario de todo sistema semiótico. La segunda se basa en las tesis deSaussure y de la Escuela de Praga y toma como fundamento la antino-mia entre la lengua y el habla (el texto). Sin embargo, con toda la di-ferencia existente entre estos enfoques, tienen algo esencial en común:se toma como base el elemento más simple, con carácter de átomo, ytodo lo que sigue es considerado desde el punto de vista de la seme-janza con él. Así, en el primer caso, se toma como base del análisis elsigno aislado, y todos los fenómenos semióticos siguientes son consi-derados como secuencias de signos. El segundo punto de vista, en par-ticular, se expresó en la tendencia a considerar el acto comunicacionalaislado —el intercambio de un mensaje entre un destinador y un des-tinatario— como el elemento primario y el modelo de todo acto se-miótico. Como resultado, el acto individual del intercambio sígnicocomenzó a ser considerado como el modelo de la lengua natural, y losmodelos de las lenguas naturales, como modelos semióticos universa-les, y se tendió a interpretar la propia semiótica como la extensión delos métodos lingüísticos a objetos que no se incluían en la lingüística

* «O semiosfere», en Semáotiké. Tntdy po znakovym sistemam, Tartu, Tartu RiiklikuÜlikooli Toimetísed, núm. 17. 1984. págs. 5-23. Reproducido en I. M. L, Izbrannyestat'i,Tallin, Alexandra, 1992,1.1, págs. 11-24. [N. ddT.]

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tradicional. Este punto de vista, que se remonta a Saussure, lo expre-só con extrema precisión el difunto 1.1. Revzin, quien, en los debatesde la Segunda Escuela de Verano en Ká'ariku (1966), propuso esta de-finición: «El objeto de estudio [predmct] de la semiótica es cualquierobjeto [ob'ekt} que ceda ante ios recursos de la descripción lingüística».

Tal enfoque respondía a una conocida regla del pensamiento cien-tífico: ascender de lo simple a lo complejo; y en la primera etapa, sinduda, se justificó. Sin embargo, en él se esconde también un peligro:la conveniencia heurística (la comodidad del análisis) empieza a serpercibida como una propiedad ontológica del objeto, al que se le atri-buye una estructura que asciende de los elementos con carácter de áto-mo, simples y claramente perfilados, a la gradual complicación de losmismos. El objeto complejo se reduce a una suma de objetos simples.

El camino recorrido por las investigaciones semióticas durante losúltimos veinte años permite tomar muchas cosas de otro modo.Como ahora podemos suponer, no existen pQLSi solos en forma aisla-da-sistemas-precisos y funcionalmente unívocos que fuñcioríáh real-mente. La separación de éstos está condicionada únicamente por unanecesidad heurística. Tojnadapor^eparadfl,_ningun^jde_elloi.riene^erirealidad, .capacidad de trabajar. Sólo funcionan estando sumergidosen un continuum semióticp^-compleíamejtite ocupade-por^fojmacio-

jies_semióticas dejiiversos. tip<os_y-quej£_ballari^^dÍYjLrs_oJUjÍYgles-deorganización. A ese continuum, por analogía con el concepto de bios-fera introducido por V. I. Vernadski, lojlamarnosjemiosfeía. Debe-mos prevenir contra la confusión del término~3é~noosfera empleadopor V. I. Vemadski y el concepto de semiosfera introducido por noso-tros. La noosfera es una determinada etapa en el desarrollo de la bios-fera, una etapa vinculada a la actividad racional del hombre. La biosfe-ra de Vernadski es un mecanismo cósmico que ocupa un determinadolugar estructural en la unidad planetaria. Dispuesta sobre la superficiede nuestro planeta y ahorcadora de todo el conjunto de la materia viva,la biosfera transforma la energía radiante del sol en energía química yfísica, dirigida a su vez a la transformación de la «conservadora» mate-ria inerte de nuestro planeta. La noosfera se forma cuando en este pro-ceso adquiere un papel dominante la razón del hombre1. Mientras quela noosfera tiene una existencia material y espacial y abarca una parte

• -La historia del pensamiento científico, del conocimiento científico [...] es, a lavez, la historia de la creación de una nueva fuerza geológica en la biosfera: el pensa-miento científico, antes ausente en la biosfera», V. I. Vernadski, Razmyshleniia naturalis-ta. Xaudmani'irrysl' kakplvictamof tavknie, t. 2, Moscú, 1977, pág. 22.

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de nuestro planeta, el espacio de la semiosfera tiene un carácter abs-tracto. Esto, sin embargo, en modo alguno significa que el conceptode espacio se emplee aquí en un sentido metafórico. Estamos tratan-do con una determinada esfera que posee los rasgos distintivos que seatribuyen a un espacio cerrado en sí mismo. Sólo dentro de tal espa-cio resultan posibles la realización de los procesos comunicativos y laproducción de nueva información.

La concepción que de la naturaleza de la biosfera tiene V. I. Ver-nadski puede ser útil para definir el concepto que estamos introdu-ciendo; por eso debemos detenernos en ella y examinarla más detalla-damente. V. I. Vernadski definía la biosfera como un espacio comple-tamente ocupado por la materia viva. «La materia viva —escribió— esun conjunto de organismos vivos»2. Tal definición, al parecer, da razo-nes para pensar que se toma como base el hecho con carácter de áto-mo del organismo vivo aislado, cuya suma forma la biosfera. Sin em-bargo, en realidad no es así. Ya el hecho de que la materia viva sea con-siderada como una unidad orgánica •—una película sobre la superficiedel planeta— y de que la diversidad de su organización interna retro-ceda a un segundo plano ante la unidad de la función cósmica —serun mecanismo de transformación de la energía irradiada por el sol enenergía química y física de la tierra—, habla del carácter primario que,en la conciencia de Vemadski, tiene la biosfera con respecto al orga-nismo aislado. «Todas esas condensaciones de la vida están ligadas en-tre sí de la manera más estrecha. Una no puede existir sin la otra. Estevínculo entre las diversas películas y condensaciones vivas, y el carác-ter invariable de las mismas, son un rasgo inmemorial del mecanismode la corteza terrestre, que se manifiesta en ella en el curso de todo eltiempo geológico»3. De manera particularmente definida se halla ex-presada esa idea en la siguiente fórmula: «La biosfera tiene una estruc-tura completamente definida, que determina todo lo que ocurre enella, sin excepción alguna [...] El hombre, como se observa en la natu-raleza, así como todos los organismos vivos, como todo ser vivo, esuna función de la biosfera, en un determinado espacio-tiempo deésta»4.

También en las cuestiones de la semiótica es posible un enfoqueanálogo. Se puede considerar el universo semiótico como un conjun-to de distintos textos y de lenguajes cerrados unos con respecto a los

2 V. I. Vernadski, Biosfera (izbrannye trndypo íriogiteojimii), Moscú, 1967, pág. 350.3 V. I. Vernadski, Izbramtyesocbineniia, t. 5, Moscú, 1960, pág. 101.4 V. I. Vernadski, Razmyshleniia naturalista..., t. 2, pág. 32.

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otros. Entonces todo el edificio tendrá el aspecto de estar constituidode distintos ladrillitos. Sin embargo, parece más fructífero el acerca-miento contrario: todo_el espaciosemiótico puede ser consideradocomo un mecanismo único (si no como un organismo). Entoncesjte^-sulta primario no uno u otro ladrillito, sino el «gran sistema», denomi-

*' nado semiosfera,Ía-semipsfera_es el espacio semióüc(xfiierajieL.cuales imposible ja existencia misma deJa.semiosis...

Así como pegando distintos bistecs no obtendremos un ternero,pero cortando un ternero podemos obtener bistecs, sumando los_a£z.—tos semióticos particularesrno-obtejng^mQsJurr^uniyerso .semiótica.Por el_cpntraripj .sólo la,existencia_de-tal-universQ_^de la semiosfera—-Hace lealidadl jlactp. sígn.ico_particular,-

La semiosfera se caracteriza por una serie de rasgos distintivos.

l.v Carácter-delimitado. El concepto de semiosfera está ligado a de-terminada homogeneidad e individualidad semióticas. Estos dos con-ceptos (hp_m.Qggneidad-& individualidad), como veremos, son difícil-mente definibles desde el punto de vista formal y dependen del siste-ma de descripción, pero eso no anula el carácter real de los mismos nila facilidad con que se los puede distinguir en el nivel intuitivo. Am-bos conceptos presuponen el carácter delimitado de la semiosfera res-pecto del espacio extrasemiótico o alosemiótico que la rodea.

Uno de los conceptos fundamentales del carácter semióticamentedelimitado es el de frontera. Puesto que el espacio de la semiosfera tie-ne carácter abstracto, no debemos imaginamos la frontera de ésta me-diante los recursos de la imaginación concreta. Así como en la mate-mática se llama frontera a un conjunto de puntos perteneciente simul-táneamente al espacio interior y al espacio exterior, la fronterasemiótica es la suma de los traductores-«filtros» bilingües pasando através de los cuales un texto se traduce a otro lenguaje (o lenguajes)que se halla fuera de la semiosfera dada. El «carácter cerrado» de la se-miosfera se manifiesta en que ésta no puede estar en contacto con lostextos alosemióticos o con los no-textos. Para que éstos adquieran rea-lidad para ella, le es indispensable traducirlos a uno de los lenguajes desu espacio interno o 'semiotizar los hechos no-semióticos. Así pues, lospuntos de la frontera de la semiosfera pueden ser equiparados a los re-ceptores sensoriales que traducen los irritantes extemos al lenguaje denuestro sistema nervioso, o a los bloques de traducción que adaptan auna determinada esfera semiótica el mundo exterior respecto a ella.

De lo dicho resulta evidente que el concepto de frontera es corre-lativo al de individualidad semiótica. En este sentido se puede decir

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que la semiosfera es una «persona semiótica» y comparte una propie-dad de la persona como es la unión del carácter empíricamente indis-cutible e intuitivamente evidente de este concepto con la extraordina-ria dificultad para definirlo formalmente. Es sabido que la frontera dela persona como fenómeno de la semiótica histórico-cultural dependedel modo de codificación. Así, por ejemplo, en unos sistemas la mu-jer, los niños, los criados no libres y los vasallos pueden ser incluidosen la persona del marido, del amo y del patrón, careciendo de una in-dividualidad independiente; y en otros, son considerados como per-sonas aisladas. Esto se deja ver claramente en la relatividad de la se-miótica jurídica. Cuando Iván el Terrible ejecutaba, junto con el infor-tunado boyardo, no sólo a la familia, sino también a todos suscriados, eso no estaba dictado por un imaginario temor de la vengan-za (¡como si un siervo de una heredad provincial pudiera ser peligro-so para un zar!), sino por la idea de que, jurídicamente, todos ellosconstituían una sola persona con el cabeza de la familia, y, por lo tan-to, el castigo, naturalmente, se extendía a ellos. Los rusos veían el «te-rror» —la crueldad del zar— en que éste empleaba ampliamente lasejecuciones entre sus hombres, pero la inclusión de todos los represen-tantes del linaje en la composición de la infortunada unidad era natu-ral para ellos. En cambio, los extranjeros se escandalizaban de que porla culpa de un ser humano sufriera otro. Todavía en el año 1732 la es-posa del embajador inglés, Lady Rondeau (que en modo alguno erahostil a la corte rusa y que describió en sus epístolas la bondad y lasensibilidad de Anna loannovna y la nobleza de Biron), al informarlea una corresponsal europea suya sobre el destierro de la familia de losDolgorúkov, escribió: «A usted, tal vez, le asombrará el destierro demujeres y niños; pero aquí, cuando el cabeza de familia cae en desgra-cia, toda la familia sufre persecución»3. Ese mismo concepto de perso-na colectiva (en este caso: de linaje), y no individual, se halla, porejemplo, en la base de la venganza de la sangre, cuando todo el linajede un homicida es percibido como una persona jurídicamente respon-sable. S. M. Soloviov vinculaba de manera convincente el mestnichest-vo a la idea de la persona de linaje colectiva:

5 Pis'ma ledi Rondo, dieny angliiskogo rezidmta prí russkom dvore v tsarstuovanie imp.Anny Ivanovny, ed. y notas de S. N. Shubinski, San Petersburgo, 1874, pág. 46.

* Mestnkbestvo: «En la Rusia medieval: orden de sustitución en los cargos en depen-dencia de la nobleza del linaje y del grado de importancia de los cargos ocupados porlos antepasados» (S. I. Ózhegov, Simar'russkogo iazyka, Moscú, 1973). [N. ddT.]

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Es comprensible que, siendo tan sólida la unión del linaje, sien-do tan responsables, unos por los otros, todos los miembros del li-naje, la importancia de la persona aislada desapareciera necesaria-mente ante la importancia del linaje; una persona era inconcebiblesin linaje: cierto Iván Petrov no era concebible como Iván Petrovsolo, sino únicamente como Iván Petrov con sus hermanos y sobri-nos. Con tal fusión de la persona con el linaje, si ascendía en el car-go una persona, ascendía todo el linaje, y con el descenso de unmiembro del linaje, descendía todo el linaje6.

La frontera del espacio semiótico no es un concepto artificial, sinouna importantísima posición funcional y estructural que determina laesencia del mecanismo semiótico de la misma. La frontera es un me-canismo bilingüe que traduce los mensajes extemos al lenguaje inter-no de la semiosfera y a la inversa. Así pues, sólo con su ayuda puedela semiosfera realizar los contactos con los espacios no-semiótico yalosemiótico. Tan pronto pasamos al dominio de la semántica, nos ve-mos en la necesidad de apelar a la realidad extrasemiótica. Sin embar-go, no se debe olvidar que, para una determinada semiosfera, esta rea-lidad sólo deviene «realidad para sí» en la medida en que sea traduci-ble al lenguaje de la misma (así como las materias químicas externassólo pueden ser asimiladas por la célula si son traducidas a las estruc-turas bioquímicas propias de ésta — ambos casos son manifestacionesparticulares de una misma ley).

La función de toda frontera y película (desde la membrana de lacélula viva hasta la biosfera como — según Vernadski — película que

,_r cubre nuestro planeta, y hasta la frontera de la semiosfera) se reduce a-.i limitar la penetración de lo externo en lo interno, a filtrarlo y elabo-^ rarlo adaptativamente. En los diversos niveles, esta función invariante

¿" se realiza de diferente manera. En el nivel de la semiosfera, significa lat separación de lo propio respecto de lo ajeno, el filtrado de lós-menSa-

4ej_e»terno£_y^Ja^ traducción de éstos al lenguaje propio, así como la" conversión de los no-mensajes extemos en mensajes, es decir, la se-

miotizacíón de lo que entra de afuera y su conversión en información.Desde este punto de vista, todos los mecanismos de traducción

que están al servicio de los contactos externos pertenecen a la estruc-tura de la frontera de la semiosfera. La frontera general de la semiosfe-ra se interseca con las fronteras de los espacios culturales particulares.

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6 Serguei Mijáilovich Soloviov, htoríia Rossii s drevnáshij vretnion, Libro tercero, SanPetersburgo, Obshchestvennaia pol'za, s. {., col. 679.

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En los casos en que el espacio cultural tiene un carácter territorial,la frontera adquiere un sentido espacial en el significado elemental.Sin embargo, también cuando eso ocurre, ella conserva el sentido deun mecanismo buffer que transforma la información, de un peculiarbloque de traducción. Así, por ejemplo, cuando la semiosfera se iden-tifica con el espacio «cultural» dominado, y el mundo exterior respec-to a ella, con el reino de los elementos caóticos, desordenados, la dis-tribución espacial de las formaciones semióticas adquiere, en una se-"rie de casos, el siguiente aspecto:. lasjDersonas que en virtud dejurudonespecial (los brujos) o d^tipQ^e_o£urjanojUherrero, jnolinero. ver:•dugo)_geitenecen a dos mundos y son como-ttaductGresr-se-fistabkcenenja pejiferiaJeiritp^rojjnienirasjque-el^antujjioji^ orga-nizan_elmundp se:.dispg.ne__en..eLcejatra._Cfr., en la cultura delliglbxix, la estructura social del elemento «destructivo» del cinturón de lossuburbios; además, el suburbio interviene, por ejemplo, en el poemade Tsvetáeva («Poema de la entrada de la ciudad»), tanto como partede la ciudad, como en calidad de espacio perteneciente al mundo quedestruye a la ciudad. Su naturaleza es bilingüe.

Todos los grandes imperios que lindaban con nómadas, «estepa» o«bárbaros», asentaban en sus fronteras tribus de esos mismos nómadaso «bárbaros», contratados para el servicio de la defensa de la frontera.Esas colonias formaban una zona de bilingüismo cultural que garan-tizaba los contactos semióticos entre los dos mundos. Esa misma fun-ción de frontera de la semiosfera es desempeñada por las regiones condiversas mezclas culturales: ciudades, vías comerciales y otros domi-nios de formaciones de koinéy de estructuras semióticas creolizadas.

Un mecanismo típico de la frontera es la situación de la «novelade frontera» del tipo del epos bizantino sobre Diguenis o aquella a laque se alude en El Cantar de las Huestes de ígor. En general, el sujet* deltipo de Romeo y Julieta sobre una unión amorosa que une dos espaciosculturales enemigos, revela claramente la esencia del «mecanismo dela frontera».

* A pesar de que el término ruso siuzhc suele ser traducido con las palabras espa-ñolas «trama» y «argumento», aquí y en adelante lo conservamos —en transcripciónfrancesa, dado su carácter de galicismo ruso— como una acuñación específica de lapoética teórica rusa formalista y estructuralista, inseparable de un contexto histórico dedefiniciones divergentes, oposiciones terminológicas (sujet / fábula) y discrepancias in-ternacionales (por ejemplo, entre las concepciones rusa y croata del mismo). Por lo de-más, en esa misma forma no traducida, el término ha entrado en el arsenal terminoló-gico de otras lenguas (checo y alemán, por ejemplo). [N. dd T.J

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Hay que tener en cuenta, sin embargo, que, si desde el punto devista de su mecanismo inmanente, la frontera une dos esferas de la se-miosis, desde la posición de la autoconciencia semiótica (la autodes-cripción en un metanivel) de la semiosfera dada, las separa. Tomarconciencia de sí mismo en el sentido semiótico-cultural, significa to-mar conciencia de la propia especificidad, de la propia contraposicióna otras esferas. Esto hace acentuar el carácter absoluto de la línea conque la esfera dada está contorneada.

En diferentes momentos históricos del desarrollo de la sermosfera,uno u otro aspecto de las funciones de la frontera puede dominar,amortiguando o aplastando enteramente al otro.

La frontera tiene también otra función en la semiosfera: es un do-minio de procesos sermoneos acelerados que siempre transcurren másactivamente en la periferia de la oikumena cultural, para de ahí dirigir-se a las estructuras nucleares y desalojarlas.

Con el ejemplo de la historia de la antigua Roma queda bien ilus-trada una regularidad* más general: un determinado espacio cultural, alensancharse impetuosamente, introduce en su órbita colectividades (es-tructuras) externas y las convierte en su periferia. Esto estimula un impe-tuoso auge semiótico-cultural y económico de la periferia, que traslada alcentro sus estructuras semióticas, suministra líderes culturales y, en resu-midas cuentas, conquista literalmente la esfera del centro cultural. Esto,a su vez, estimula (por regla general, bajo la consigna del regreso «a losfundamentos») el desarrollo semiótico del núcleo cultural, que de hechoes ya una nueva estructura surgida en el curso del desarrollo histórico,pero que se entiende a sí misma en metacategorías de las viejas estructu-ras. La oposición centro/perifeiia es sustituida por la oposición ayer/hoy.

* En ruso: zakonomemost', conformidad con una ley (zakon: ley, -mern-: conforme a,-ost: sufijo para la formación de sustantivos abstractos). Este término tiene sus equivalen-tes, entre otros, en polaco (prmeiálowoíc), checo (zákonitost), rumano (kgitate), alemán (Ge-setzmassigkfií) y húngaro (tdrvéryszfrüség) —estos dos últimos formados de la misma ma--nera que en ruso. «Regularidad» (o sea, conformidad con una regla), término español ha-bitualmente empleado para traducir «zakonomemost^ y sus homólogos en otras lenguas—a menudo a sabiendas de su no equivalencia y por temor a la comprensión de «legali-dad» en términos de leyes jurídicas y no objetivas o naturales—, aquí puede prestarse a in-deseables correlaciones con el término «irregularidad (semiótica)» [neravnomemost']. Noobstante, nos sometemos a la costumbre, al no disponer de un mejor término para llenarese vacío terminológico de la lengua española. Al tratar de llenarlo, convendrá tener encuenta que el rumano, una lengua latina, no vaciló en crear los neologismos legic y kgi-tate («légico» y «legicádad») con las respectivas acepciones de «Que está en conformidadcon las exigencias de leyes objetivas del desarrollo» y «Propiedad de los fenómenos dedesenvolverse en conformidad con dichas exigencias». [N. del T.]

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Puesto que la frontera es una parte indispensable de la semiosfera,esta última necesita de un entorno exterior «no organizado» y se loconstruye en caso de ausencia de éste. La cultura crea no sólo su pro-pia organización interna, sino también su propio tipo de desorganiza-ción extema. La Antigüedad se construye «los bárbaros»; y la «con-ciencia», la «subconsciencia». En esto, daba lo mismo que esos «bárba-ros», en primer lugar, pudieran poseer una cultura mucho más antiguay, en segundo lugar, desde luego, no representaran un único todo, yformaran una gama cultural que abarcaba desde altísimas civilizacio-nes de la Antigüedad hasta tribus que se hallaban en un estadio muyprimitivo del desarrollo. No obstante, la civilización antigua sólopudo tomar conciencia de sí misma como un todo cultural despuésde construir ese, por así decir, mundo «bárbaro» único, cuyo rasgo dis-tintivo fundamental era la ausencia de un lenguaje común con la cul-tura antigua. Las estructuras externas, dispuestas al otro lado de lafrontera semiótica, son declaradas no-estructuras.

La valoración de los espacios interior y exterior no es significativa.Significativo es el hecho mismo de la presencia de una frontera. Así, en lasrobinsonadas del siglo xvin, el mundo de los «salvajes» que se hallafuera de la semiótica de la sociedad civilizada (pueden equipararse a éllos mundos de animales o de niños, construidos de manera igualmen-te artificial —con arreglo al rasgo distintivo del estar situado fuera delas «convenciones» de la cultura, es decir, de los mecanismos semióti-cos de ésta), es valorado positivamente.

2¿Jjxegnlaridad-semiótica^De. lo dicho en el primer punto se ve queel espacio «no-semiótico», de hecho, puede resultar el espacio de otrasemiótica. Lo que desde el punto de vista interno de una cultura dadatiene el aspecto de un mundo no-semiótico externo, desde la posiciónde un observador externo puede presentarse como periferia semióticade la misma. Así pues, de la posición del observador depende pordónde pasa la frontera de una cultura dada.

Esta cuestión se ve complicada por la obligatoria irregularidad in-terna como ley de la organización de la semiosfera. El espacio semió-tico se caracteriza por la presencia de estructuras nucleares (con másfrecuencia varias) con una organización manifiesta y de un mundo se-miótico más amorfo que tiende hacia la periferia, en el cual están su-mergidas las estructuras nucleares. Si una de las estructuras nuclearesno sólo ocupa la posición dominante, sino que también se eleva al es-tadio de la autodescripción y, por consiguiente, segrega un sistema demetalenguajes con ayuda de los cuales se describe no sólo a sí misma,

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sino también al espacio periférico de la semiosfera dada, entonces en-cima de la irregularidad del mapa semiótico real se construye el nivelde la unidad ideal de éste. La interacción activa entre esos niveles de-viene una de las fuentes de los procesos dinámicos dentro de la se-miosfera.

La irregularidad en un nivel estructural es complementada por lamezcla de los niveles. En la realidad de la semiosfera, por regla gene-ral se viola la jerarquía de los lenguajes y de los textos: éstos chocancomo lenguajes y textos que se hallan en un mismo nivel. Los textosse ven sumergidos en lenguajes que no corresponden a ellos, y los có-digos que los descifran pueden estar ausentes del todo. Imaginémonosla sala de un museo en la que en las diferentes vitrinas estén expuestosobjetos de diferentes siglos, inscripciones en lenguas conocidas y des-conocidas, instrucciones para el desciframiento, un texto aclaratoriopara la exposición redactado por metodólogos, esquemas de las rutasde las excursiones y las reglas de conducta de los visitantes. Si coloca-mos allí, además, a los propios visitantes con su mundo semiótico, ob-tendremos algo que recordará un cuadro de la semiosfera.

La no homogeneidad estructural del espacio semiótico forma re-servas de procesos dinámicos y es uno de los mecanismos de produc-ción de nueva información dentro de la esfera. En los sectores perifé-ricos, organizados de manera menos rígida y poseedores de construc-ciones flexibles, «deslizantes», los procesos dinámicos encuentranmenos resistencia y, por consiguiente, se desarrollan más rápidamen-te. La creación de autodescripciones metaestructurales (gramáticas) esun factor que aumenta bruscamente la rigidez de la estructura y hacemás lento el desarrollo de ésta. Entretanto, los sectores que no hansido objeto de una descripción o que han sido descritos en categoríasde una gramática «ajena» obviamente inadecuada a ellos, se desarro-llan con más rapidez. Eso prepara en el futuro el traslado de la fun-ción de núcleo estructural a la periferia de la etapa precedente y laconversión del antiguo centro en periferia. Podemos seguir con clari-

C dad este proceso en el traslado geográfico de los centros y las «regio-> nes fronterizas» de las civilizaciones mundiales.

La división en núcleo y periferia es una ley de la organización in-terna de la semiosfera. En el núcleo se disponen los sistemas semióti-cos dominantes. Sin embargo, mientras que el hecho de esa divisiónes absoluto, las formas que reviste son relativas desde el punto de vis-ta semiótico y dependen en considerable medida del metalenguaje dedescripción escogido —o sea, de si estamos ante una autodescripción(descripción desde un punto de vista interno y en términos produci-

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dos en el proceso de autodesarrollo de la semiosfera dada) o si la des-cripción es llevada a cabo por un observador externo en categorías deotro sistema.

Las formaciones semióticas periféricas pueden estar representadasno por estructuras cerradas (lenguajes), sino por fragmentos de las mis-mas o incluso por textos aislados. Al intervenir como «ajenos» para elsistema dado, esos textos cumplen en el mecanismo total de la semios-fera la función de catalizadores. Por una parte, la frontera con un tex-to ajeno siempre es un dominio de una intensiva formación de senti-do. Por otra, todo pedazo de una estructura semiótica o todo texto ais-lado conserva los mecanismos de reconstrucción de todo el sistema.Precisamente la destrucción de esa totalidad provoca un proceso ace-lerado de «recordación» —de reconstrucción del todo semiótico poruna parte de él. Esta reconstrucción de un lenguaje ya perdido, encuyo sistema el texto dado adquiriría la condición de estar dotado desentido [osmysknnost'\, siempre resulta prácticamente la creación deun nuevo lenguaje, y no la recreación del viejo, como parece desde elpunto de vista de la autoconciencia de la cultura.

La presencia constante en la cultura de una determinada reservade textos con códigos perdidos conduce a que el proceso de creaciónde nuevos códigos a menudo sea percibido subjetivamente como unareconstrucción («rememoración») de códigos viejos.

La irregularidad estructural de la organización interna de la se-miosfera es determinada, en particular, por el hecho de que, siendoheterogénea por naturaleza, ella se desarrolla con diferente velocidaden sus diferentes sectores. Los diversos lenguajes tienen diferente tiem-po y diferente magnitud de ciclos: las lenguas naturales se desarrollanmucho más lentamente que las estructuras ideológico-mentales. Poreso, ni hablar se puede de una sincronicidad de los procesos que trans-curren en ellos.

Así pues, la semiosfera es atravesada muchas veces por fronterasinternas que especializan los sectores de la misma desde el punto devista semiótico. La transmisión de información a través de esas fronte-ras, el juego entre diferentes estructuras y subestructuras, las ininte-rrumpidas «irrupciones» semióticas orientadas de tal o cual estructuraen un «territorio» «ajeno», determinan generaciones de sentido, el sur-gimiento de nueva información.

La diversidad interna de la semiosfera presupone la integralidad deésta. Las partes no entran en el todo como detalles mecánicos, sinocomo órganos en un organismo. Una particularidad esencial de laconstrucción estructural de los mecanismos nucleares de la semiosfe-

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ra es que cada parte de ésta representa, ella misma, un todo cerrado ensu independencia estructural. Los vínculos de ella con otras partes soncomplejos y se distinguen por un alto grado de desautomatización. Esmás: en los niveles superiores adquieren carácter de conducta, es de-cir, obtienen la capacidad de elegir independientemente un programade actividad. Con respecto al todo, hallándose en otros niveles de la je-rarquía estructural, muestran la propiedad del isomorfismo. Así pues,son al mismo tiempo parte del todo y algo semejante a él. Para aclararesta relación, podemos recurrir a la imagen empleada en relación conotra cosa a fines del siglo xiv por el escritor checo Tomás Stítny. Delmismo modo que un rostro, al tiempo que se refleja enteramente enun espejo, se refleja también en cada uno de sus pedazos, que, de esamanera, resultan tanto parte del espejo entero como algo semejante aéste, en el mecanismo semiótico total el texto aislado es isomorfo des-de determinados puntos de vista a todo el mundo textual, y existe un

X claro paralelismo entre la conciencia individual, el texto y la culturaen su conjunto. El isomorfismo vertical, existente entre estructurasdispuestas en diferentes niveles jerárquicos, genera un aumento cuan-

s; c titativo de los mensajes. Del mismo modo que el objeto reflejado ent? 4 el espejo genera cientos de reflejos en sus pedazos, el mensaje introdu-"-̂ cido en la estructura semiótica total se multiplica en niveles más bajos.X El sistema es capaz de convertir el texto en una avalancha de textos.

'§ Sin embargo, la producción de textos esencialmente nuevos re-Q quiere otro mecanismo. En este caso se necesitan contactos de un tipo

esencialmente distinto. El mecanismo del isomorfismo se construyeA aquí de otro modo. Puesto que se está pensando no en un simple acto

de transmisión, sino en un intercambio, entre los participantes de éstedebe haber no sólo relaciones de semejanza, sino también determina-da diferencia. La condición más simple de esta especie de semiosis sepodría formular de la siguiente manera: las subestructuras que partici-pan en ella no tienen que ser isomorfas una respecto a la otra, sinoque deben ser, cada una por separado, isomorfas a un tercer elementode un nivel más alto, de cuyo sistema ellas forman parte. Así, por ejem-plo, el lenguaje verbal y el icónico de las representaciones dibujadasno son isomorfos uno respecto al otro. Pero cada uno de ellos, desde

i diversos puntos de vista, es isomorfo respecto al mundo extrasemióti-\ co de la realidad, del cual son un reflejo en cierto lenguaje. Esto hace

" ( posible, por una parte, el intercambio de mensajes entre esos sistemas,j y, por otra, la nada trivial transformación de los mensajes en el proce-(¿ so de su traslado.

La presencia de dos partenaires de la comunicación parecidos y al

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mismo tiempo diferentes es importantísima, pero no es la única con-dición para el surgimiento de un sistema dialógico. El diálogo entrañala reciprocidad y la mutualidad en el intercambio de información.Pero para eso es necesario que el tiempo de transmisión sea relevadopor el tiempo de recepción7. Y eso supone un carácter discreto: la po-sibilidad de hacer interrupciones en la transmisión informacional.Esta capacidad de entregar información en porcipnes es una ley uni-versal de los sistemas dialógicos —desde la secreción de sustanciasodoríferas en la orina por los perros hasta el intercambio de textos enla comunicación humana. Se ha de tener en cuenta que el carácter dis-creto puede surgir en el nivel.de la estructura allí donde en la realiza-ción material de la misma existe un relevo cíclico de periodos de granactividad y periodos de máxima disminución de ésta. De hecho, po-demos decir que el carácter discreto en los sistemas semióticos surgecuando se describen procesos cíclicos con el lenguaje de una estructu-ra discreta. Así, por ejemplo, en la historia de la cultura se pueden dis-tinguir periodos en los que tal o cual arte, hallándose en el punto másalto de su actividad, transmite [transliruet] sus textos a otros sistemassemióticos. Sin embargo, esos periodos son relevados por otros en losque ocurre como si la rama [rod\ dada del arte pasara «a la recepción»,fisto no significa que cuando describamos la historia aislada de un artedado nos toparemos aquí con una interrupción: éste, al ser estudiadoinmanentemente, parecerá ininterrumpido. Pero basta con que nosplanteemos el objetivo de describir el conjunto de las artes en los mar-cos de tal o cual época, para que descubramos claramente la expan-sión de unas y «como interrupciones» en la historia de otras. Este mis-mo fenómeno puede explicar otro, bien conocido por los historiado-res de la cultura, pero que no ha sido objeto de una interpretaciónteórica: según la mayoría de las teorías culturológicas, fenómenoscomo el Renacimiento, el Barroco, el clasicismo o el romanticismo, alhaber sido generados por factores universales para una determinadacultura deben diagnosticarse sincrónicamente en el dominio de diver-sas manifestaciones artísticas y —más ampliamente— intelectuales.Sin embargo, la historia real de la cultura da un cuadro totalmente dis-tinto: los distintos momentos de llegada de semejantes fenómenosepocales en las diferentes ramas del arte se nivelan solamente en el me-tanivel de la autoconciencia cultural, que se convierte después en con-

7 Véase John Newson, «Dialogue and Development», mAction, Gesture and SymbolTheEmergenceofLanguage, ed. Andrew Lock, Londres-Nueva York-San Francisco, 1978,pág. 33.

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capciones investiga ti vas. Pero en el tejido real de la cultura la no sin-cronicidad no interviene como una desviación casual, sino como unaley regular. El arte transmisor que se halla en el apogeo de su activi-dad, al mismo manifiesta tiempo rasgos de espíritu innovador y de di-namismo. Los destinatarios, por regla general, todavía están viviendola etapa cultural precedente. Suele haber también otras relaciones,más complejas, pero la irregularidad tiene un carácter de regularidaduniversal. Precisamente gracias a ella los procesos de desarrollo que,desde el punto de vista inmanente, son ininterrumpidos, desde unaposición cultural general se presentan como discretos.

Lo mismo se puede observar con respecto a los grandes contactosculturales entre áreas: el proceso de influencia del Oriente cultural so-bre el Occidente y del Occidente sobre el Oriente está ligado a la nosincronicidad de las sinusoides del desarrollo inmanente de los mis-mos y para el observador externo se presenta como un relevo discretode actividades de diversa orientación.

Ese mismo sistema de relaciones se observa también en otros di-versos diálogos, por ejemplo: el del centro y la periferia de la cultura,el de su parte de arriba y su parte de abajo.

El hecho de que la pulsación de la actividad en un nivel estructu-ral más alto aparezca como carácter discreto, no nos asombrará si re-cordamos que las fronteras entre los fonemas sólo existen en el nivelfonológico, pero en modo alguno en el fonético y no existen en el os-cilograma sonoro del habla. Lo mismo se puede decir también respec-to a otras fronteras estructurales —por ejemplo, entre palabras.

Por último, el diálogo debe poseer una propiedad más: puesto queel texto que ha sido transmitido y la respuesta a él que ha sido recibi-da deben formar, desde cierto tercer punto de vista, un texto único, y,además, cada uno de ellos, desde su propio punto de vista, no sólo re-presenta un texto aparte, sino que también tiende a ser un texto enotra lengua, el texto transmitido debe, adelantándose a la respuesta,contener elementos de transición a la lengua ajena. De lo contrario, eldiálogo es imposible. John Newson, en el artículo antes citado, mos-tró cómo en el diálogo entre la madre lactante y el niño de pecho tie-ne lugar una transición recíproca al lenguaje de la mímica ajena y delas señales del habla. A propósito, en esto radica la diferencia entre eldiálogo y el amaestramiento unilateral.

A esto está vinculado, por ejemplo, el hecho de que la literaturadel siglo XDC, para ejercer fuerte influencia en la pintura, debió incluiren su lenguaje elementos de pictoricidad. Fenómenos análogos ocu-rren también cuando se producen contactos culturales entre áreas.

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El intercambio dialógico (en sentido amplio) de textos no es un fe-nómeno facultativo del proceso semiótico. La utopía de un Robinsonaislado, creada por el pensamiento del siglo xvín, está en contradic-ción con la idea actual de que la conciencia es un intercambio demensajes —desde el intercambio entre los hemisferios cerebrales has-ta el intercambio entre culturas. La conciencia sin comunicación esimposible. En este sentido se puede decir que el diálogo precede allenguaje y lo genera.

Precisamente eso es lo que se halla en la base de la idea de la se-miosfera: el conjunto de las formaciones semióticas precede (no heu-rísticamente, sino funcionalmente) al lenguaje aislado-particular y esuna condición de la existencia de este último. Sin semiosfera el len-guaje no sólo no funciona, sino que tampoco existe. Las diferentes su-bestructuras de la semiosfera están vinculadas en una interacción y nopueden funcionar sin apoyarse unas en las otras. En este sentido, la se-miosfera del mundo contemporáneo, que, ensanchándose constante-mente en el espacio a lo largo de siglos, ha adquirido en la actualidadun carácter global, incluye dentro de sí tanto las señales de los satéli-tes como los versos de los poetas y los gritos de los animales. La inter-conexión de todos los elementos del espacio semiótico no es una me-táfora, sino una realidad.

La semiosfera tiene una profundidad diacrónica, puesto que estádotada de un complejo sistema de memoria y sin esa memoria nopuede funcionar. Mecanismos de memoria hay no sólo en algunas sub-estructuras semióticas, sino también en la semiosfera como un todo.A pesar de que a nosotros, sumergidos en la semiosfera, ésta puede pa-recemos un objeto caóticamente carente de regulación, un conjuntode elementos autónomos, es preciso suponer la presencia en ella deuna regulación interna y de una vinculación funciona! de las partes,cuya correlación dinámica forma la conducta de la semiosfera. Esta su-posición responde al principio de economía, puesto que sin ella el he-cho evidente de que se efectúan las distintas comunicaciones se hacedifícilmente explicable.

El desarrollo dinámico de los elementos de la semiosfera (las sub-estructuras) está orientado hacia la especificación de éstos y, por con-siguiente, hacia el aumento de la variedad interna de la misma. Sinembargo, con ese aumento la integridad de la semiosfera no se destru-ye, puesto que en la base de todos los procesos comunicativos se ha-lla un principio invariante que los hace semejantes entre sí. Este prin-cipio se basa en una combinación de simetría-asimetría (en el nivel dellenguaje este rasgo estructural fue caracterizado por Saussure como

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«mecanismo de semejanzas y diferencias») con un relevo periódico deapogeos y extinciones en el transcurso de todos los procesos vitales entodas sus formas. En realidad, también estos dos principios puedenser reducidos a una unidad más general: la simetría-asimetría puedeser considerada como la división de cierta, unidad por un plano de si-metría, como resultado de lo cual surgen estructuras reflejadas especu-larmente —base del ulterior aumento de la variedad y de la especifica-ción funcional. Y la ciclicidad, en cambio, está basada en un movi-miento giratorio en torno al eje de la simetría.

La combinación de estos dos principios se observa en los nivelesmás diversos: desde la contraposición de la ciclicidad (simetría axial)en el mundo del cosmos y del núcleo atómico al movimiento unidi-reccional, que domina en el mundo animal y es el resultado de la si-metría planar, hasta la antítesis del tiempo mitológico (cíclico) y eltiempo histórico (orientado en una dirección).

Puesto que la combinación de esos principios tiene un carácter es-tructural que rebasa no sólo los marcos de la sociedad humana, sinotambién los del mundo vivo, y permite establecer la semejanza de lasestructuras más generales, por ejemplo, con la obra poética, surge, na-turalmente, la pregunta: ¿no será todo el universo un mensaje que en-tra en una semiosfera todavía más general? ¿No habrá que someter auna lectura el universo? Dudo que alguna vez seamos capaces de res-ponder a esa pregunta. La posibilidad de un diálogo presupone, a lavez, tanto la heterogeneidad como la homogeneidad de los elemen-tos. La heterogeneidad semiótica presupone la heterogeneidad estruc-tural. Desde este punto de vista, la diversidad estructural de la semios-fera constituye la base de su mecanismo. Probablemente, así hay queinterpretar, con respecto a la problemática que nos interesa, el" princi-pio que V. I. Vernadski llamó «principio de P. Curie-Pasteup> y consi-deró uno «de los principios fundamentales de la lógica de la ciencia —de la comprensión de la naturaleza»: «La disimetría sólo puede serprovocada por una causa que ya posea, ella misma, esa disimetría»8.

El caso más simple, y a la vez el más extendido, de unión de laidentidad y la diferencia estructurales es el enantiomorfismo, es decir,la simetría especular, en la cual ambas partes son especularmente igua-les, pero son desiguales cuando se pone una sobre otra, o sea, se rela-cionan entre sí como derecho e izquierdo. Tal relación crea esa dife-rencia correlacionable que se distingue tanto de la identidad que hace

8 V. I. Vernadski, «Pravizna i levizna», en Razmyshkniia naturalista. Naudmaia myd'kakplíautamoeiavlenie, t. 2, Moscú, 1977, pág. 149.

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inútil el diálogo, como de la diferencia no correlacionable que lo haceimposible. Si las comunicaciones dialógicas son la base de la forma-ción del sentido, las divisiones enantiomórficas de lo uno y los acer-camientos de lo diferente son la base de la correlación estructural delas partes en el dispositivo generador del sentido9.

La simetría especular crea las necesarias relaciones de diversidadestructural y semejanza estructural que permiten construir relacionesdialógicas. Por una parte, los sistemas no son idénticos y emiten tex-tos diferentes, y, por otra, se transforman fácilmente uno en otro, locual les garantiza a los textos una traducibilidad mutua. Si podemosdecir que, para que sea posible el diálogo, sus participarites deben serdiferentes y, a la vez, tener en su estructura la imagen semiótica de sucontraparte [kontragent]10, entonces el enantiomorfismo es una ideal«máquina» elemental de diálogo.

Una demostración de que la simple simetría especular cambia ra-dicalmente el funcionamiento del mecanismo serniótico, es el palín-dromo. Este fenómeno se ha estudiado poco, ya que ha sido conside-rado como un entretenimiento poético, fruto del «arte verbal lúdicro»11,y a veces, de manera abiertamente peyorativa, como «malabarismo ver-bal»12. Entretanto, hasta un superficial examen de este fenómeno per-mite poner de manifiesto problemas muy serios. A nosotros, aquí, nonos interesa la propiedad que tiene el palíndromo de conservar elsentido de la palabra o grupo de palabras cuando son leídas tanto enuna dirección como en la contraria, sino cómo cambian en ese casolos mecanismos de formación del texto y, por consiguiente, de la con-ciencia.

Recordemos el análisis del palíndromo chino efectuado por el aca-démico V. M. Alekséev. Habiendo señalado que el jeroglífico chino,tomado aisladamente, da una idea sólo del núcleo matriz \gnezdo] desentido, pero, concretamente, sus características semánticas y grama-ticales sólo se revelan en la correlación con la cadena textual, y quesin el orden de las palabras-signos no se pueden determinar ni las ca-tegorías gramaticales de las mismas ni el relleno real de sentido queconcretiza la semántica abstracta muy general del jeroglífico aislado,

9 Véase Viach. Vs. Ivánov, Chiot i necbiot. Asimmetriia mozga i znakcnyj nstem, Mos-cú, 1978.

10 Véase sobre esto el articulo de Z. G. Mints y E. G. Mel'nikova, «Simmetriia-asim-metriia v kompozitsii "III Simfonii" Andreia Belogo», en Semeiotiké, núm. Í7, págs. 84-92.

11 A. Kviatkovsld, Poeticbeskii slovar', Moscú, 1966, pág. 190.12 L. I. Timoféev y S. V. Turáev (redactores-compiladores), Slovar' üteretturovedcbes-

kij terminéis Moscú, 1974, pág. 257.

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V. M. Alekséev muestra los sorprendentes cambios gramaticales y desentido que tienen lugar en el palíndromo chino en dependencia decuál sea la dirección en que se lea. En este «palíndromo (o sea, el or-den invertido de las palabras del verso normal) todas las sílabo-pala-bras chinas, permaneciendo exactamente en sus puestos, están llama-das a desempeñar ya otros papeles, tanto sintácticos como semánti-cos»13. De esto V. M. Alekséev sacó una interesante conclusión decarácter metódico: la de que precisamente el palíndromo es un mate-rial inapreciable para el estudio de la gramática de la lengua china.

Las conclusiones son claras: 1) El palíndromo es el mejor de losmedios posibles para ilustrar la interconexión de las sílabo-palabraschinas, sin recurrir a la experiencia artificiosa, sí, pero no hábil, rea-lizada sin talento, burdamente ilustrativa, de las permutaciones paraejercicio dé los alumnos en materia de sintaxis china. 2) El palíndro-mo es [...] el mejor material chino para la construcción de una teo-ría de la palabra y de la oración simple chinas (y tal vez no sólo delas chinas)14.

Las observaciones sobre el palíndromo ruso conducen a otras con-clusiones. En una breve nota, S. Kirsánov aduce auto-observacionesextraordinariamente interesantes sobre el problema de la psicologíadel autor de palíndromos rusos. Da a conocer cómo, «siendo todavíaun estudiante de bachillerato», «involuntariamente dije para mí: Tiu-len'neliut'*, y de repente noté que esa frase se lee también en el ordeninverso. Desde ese momento a menudo me sorprendí a mí mismo le-yendo palabras al revés». «Con el tiempo empecé a ver las palabras "enbloque", y esas palabras que rimaban consigo mismas y las combina-ciones de ellas surgían involuntariamente»15.

Así pues, el mecanismo del palíndromo ruso consiste en ver la pa-labra. Esto permite leerla después en el orden inverso. Ocurre unacosa muy curiosa: en la lengua china, en la que la palabra-jeroglíficose comporta como si ocultara su estructura morfb-gramatical, la lectu-ra en el orden contrario contribuye a la aparición de esa construcción

" V. M. Alekséev, «Kitaislai palindrom v ego nauchno-pedagoguicheskom ispol'zo-vanii-, en la recopilación Pamiati akademika Uva Vladimirovicba Shcherby, Leningrado,1951, pág. 95.

" ¡bulan, pág. 102.15 Semion Kirsánov, «Poeziia i palindromon», en Nauka izhizn', 1966, núm. 7, pág. 76.

En ruso: -La foca no es-feroz». [N. del T.j

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oculta, presentando lo integral y visible como un conjunto consecutivooculto de elementos estructurales. En la lengua rusa, en cambio, el palín-dromo demanda la capacidad de «ver en bloque las palabras», es decir,percibirlas como un dibujo integral, una especie de jeroglífico. El palín-dromo chino traduce lo visible e integral a lo discreto y analíticamen-te diferenciado; el ruso, activa lo diametralmente opuesto: la visibili-dad y la integralidad. O sea, la lectura en la. dirección opuesta activa el me-canismo de la otra conciencia hemisférica. El hecho elemental de latransformación enantiomórfica del texto cambia el tipo de concienciacorrelacionada con él.

Así pues, la percepción del palíndromo como «malabarismo» inú-til, ingeniosidad sin sentido, recuerda la opinión del gallo de la fábu-la de Krylov sobre la perla. Conviene recordar también la moraleja deesa fábula:

Los incultos juzgan exactamente así:Todo aquello que no entienden, para ellos es fruslería16.

El palíndromo activa las capas ocultas de la conciencia lingüística y esun material extraordinariamente valioso para los experimentos sobrelos problemas de la asimetría funcional del cerebro. El palíndromo nocarece de sentido17, sino que tiene muchos sentidos. En niveles más al-tos, a la lectura contraria se le atribuye una significación mágica, sacra,secreta. En la lectura «normal» el texto es identificado con la esfera«abierta» de la cultura, y en la inversa, con la esotérica. Es indicativa lautilización de los palíndromos en los conjuros, las fórmulas mágicas,las inscripciones en puertas y tumbas, o sea, en los lugares fronterizosy mágicamente activos del espacio cultural: regiones del choque de lasfuerzas terrenales (normales) y las infernales (inversas). Y el obispo ypoeta Sidonio Apolinario le atribuyó al diablo mismo la autoría delconocido palíndromo latino:

Signa te signa, temeré me tangís et angis.Roma tibi súbito motibus ibit amor.

16 I. A. Krylov, Poln. sobr. socb., t. III, Moscú, 1946, pág. 51.17 S. Kalachiova, en una nota escrita desde las posiciones del personaje de Krylov,

comenta así el poema «Razin» de Jlébnikov: «El significado, el sentido de las palabras yde las combinaciones de palabras deja de interesarle al autor [...] La composición de es-tas líneas está motivada exclusivamente por el hecho de que con idéntico éxito se lapuede leer de derecha a izquierda y de izquierda a derecha» (Slovar' literaíurovedcheskijterminov, Moscú, 1974, pág. 441).

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(Persígnate, persígnate; sin saberlo, con eso me ofendes y afliges.Roma, con esos signos-gestos de repente llamas hacia ti el amor.)

El mecanismo especular que forma las parejas simétrico-asimétri-cas está tan ampliamente difundido en todos los mecanismos genera-dores de sentido, que podemos decir que es universal, abarcador delnivel molecular y de las estructuras generales del universo, por unaparte, y de las creaciones globales del espíritu humano, por otra. Paralos fenómenos definibles mediante el concepto «texto», es, indiscuti-blemente, universal. El paralelo a la antítesis de la construcción sacra(directa) e infernal (inversa) se caracteriza por la especularidad espacialdel Purgatorio convexo y el Infierno cóncavo, que, en Dante, repitencada uno, como la forma y su relleno, la configuración del otro. Pode-mos considerar comg una construcción palindrómica del sujet la com-posición de Evgueni Oneguin, obra en la que, al moverse en una direc-ción, «ella» lo ama a «él», expresa su amor en una carta, pero encuen-tra una fría respuesta de rechazo, mas en el reflejo contrario «él» laama a «ella», expresa su amor en una carta y encuentra, a su vez, unarespuesta de rechazo. Semejante construcción del sujetes característicade Pushkin18. Así, en La hija del capitán el sujet se compone de dos via-jes: el de Griniov adonde el zar de los mujiks para salvar a Masha queha caído en desgracia, y, después, el de Masha adonde la reina de la no-bleza para salvar a Griniov19. Mecanismos análogos en el nivel de lospersonajes son los dobles que inundaron la literatura romántica y pos-romántica de la Europa del siglo m, a menudo directamente vincula-dos al tema del espejo y el reflejo.

Desde luego, todas estas simetrías-asimetrías no son más que me-canismos de generación de sentido, y, del mismo modo que la asime-tría bilateral del cerebro humano, al caracterizar el mecanismo delpensamiento, no predetermina el contenido de éste, ellas determinanla situación semiótica, pero no el contenido de tal o cual mensaje.

Daremos un ejemplo más de cómo la simetría especular cambia lanaturaleza del texto. N. Tarabukin descubrió una ley de la composi-ción pictórica según la cual el eje de la diagonal que va del ángulo in-ferior derecho del cuadro al ángulo superior izquierdo crea un efectode pasividad; y el eje contrario —del ángulo inferior izquierdo al su-perior derecho—, un efecto de actividad y tensión.

18 Véase D. Blagoi, Masterstvo Pusbkina, Moscú, 1955, págs. 101 y ss.'' Véase I. M. Lotman, «Ideinaia struktura Kapitanskoi dochki», en la recopilación

ü sbomik, Pskov, 1962.

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Interesante desde el punto de vista que estamos examinando esel cuadro, por todos conocido, La balsa de la Medusa de Géricault.Su composición está construida sobre dos diagonales alternas: pasi-va y activa. La línea del movimiento de la balsa, empujada por elviento, está trazada de derecha a izquierda hacia la profundidad.Personifica las fuerzas elementales de la naturaleza, que arrastran aun puñado de personas impotentes que han sufrido un naufragio.Por la línea opuesta, la activa, el artista coloca varias figuras huma-nas que reúnen sus últimas fuerzas para salir de la trágica situación.No han cesado de luchar. Habiendo alzado por encima de ellos a

• una persona, le hacen agitar un pañuelo para atraer la atención delbarco que pasa a lo lejos en el horizonte20.

De lo dicho se deriva un hecho confirmable experimentalmente:un mismo cuadro, trasladado, al imprimir un grabado, a una simetríaespecular, cambia su acento emocional y de sentido por el acento con-trario.

La causa de los fenómenos señalados consiste en que los objetosque se reflejan tienen en su estructura interna planos de simetría y deasimetría. En la transformación enantiomórfica los planos de simetríase neutralizan y no se manifiestan en nada, y los de asimetría devienenel rasgo distintivo estructural fundamental. Por eso la condición de pa-reja simétrico-especular es la base estructural elemental de la relacióndialógica.

La ley de la simetría especular es uno de los principios estructura-les básicos de la organización interna del dispositivo generador de sen-tido. Con ella están relacionados en el nivel del sujet fenómenos cornoel paralelismo de los personajes «elevado» y cómico, la aparición dedobles, los cursos de sujet paralelos y otros fenómenos bien estudiadosde duplicación de las estructuras intratextuales. También a ella están li-gados la función mágica del espejo y el papel del motivo de la especu-laridad en la literatura y la pintura. Esta misma naturaleza es la del fe-nómeno del «texto en el texto»21. También con esto podemos compa-rar un fenómeno observable en el nivel de las culturas nacionales

20 Nikolái Tarabukin, «Smyslovoe znachenie diagonal'nyj kompozitsii v zhivopisi»,en Uch. zap. / Tartuskii gos. un-t, vyp. 308, Trudy po znakovym sistemam, VI, Tartu, 1973,pág. 479.

21 Véanse les artículos de Viach. Ivánov, P. Torop, I. I. Levin, R. D. Timenchik yel autor de estas líneas en la recopilación «Tekst v tekste», Ucb. zap. / Tartuskii gos. un-t,vyp. 567, Trudy po znakovym sistemam, XTV, Tartu, 1981. [El artículo de Lotman al queéste remite se halla incluido, bajo el titulo «El texto en el texto», en la presente antolo-gía. NdelT.]

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enteras y que hemos examinado en otra parte: el proceso de conoci-miento mutuo y de inserción en cierto mundo cultural común provo-ca no sólo un acercamiento de las distintas culturas, sino también laespecialización de las mismas: al entrar en cierta comunidad cultural,la cultura empieza a cultivar con más fuerza su propia peculiaridad. Asu vez, también otras culturas la codifican como «peculiar», «insólita».«Para sí», la cultura aislada siempre es «natural» y «común». Sólo ha-biéndose hecho parte de un todo más vasto, asimila ella el punto devista externo sobre sí misma y se percibe a sí misma como específica.Así, las comunidades culturales del tipo «Occidente» y «Oriente» seconstituyen en parejas enantiomórficas con una asimetría funcional«que funciona».

Puesto que todos los niveles de la semiosfera —desde la personadel hombre o del texto aislado hasta las unidades semióticas globa-les— representan semiosferas como si puestas una dentro de la otra,cada una de ellas es, a la vez, tanto un participante del diálogo (unaparte de la semiosfera) como el espacio del diálogo (el todo de la se-miosfera), cada una manifiesta la propiedad de ser derecha o ser izquier-da y encierra en un nivel más bajo estructuras derechas e izquierdas.

Anteriormente hemos definido la base de la construcción estruc-tural de la semiosfera como la intersección de la simetría—asimetríaespacial y el relevo sinusoidal de intensidad y extinción de los proce-sos temporales, lo que genera el carácter discreto. Después de todo lodicho podemos reducir esos dos ejes a uno: a la manifestación de lacualidad de ser derecho—izquierdo, lo cual, desde el nivel molecu-lar-genético hasta los más complejos procesos informacionales, es labase del diálogo —fundamento de todos los procesos generadores desentido.

Asimetría y diálogo""

En el artículo «La asimetría funcional del cerebro y las capacidadesrepresentativas» de N. N. Nikolaenko**, se aducen datos obtenidospor la vía experimental sobre el cambio de la designación de los colo-res en el caso de su percepción unilateral dextro- o sinistrohemisféri-ca. En el caso de una conciencia dextrohemisférica unilateral, la per-sona sometida a la prueba se sirve de las definiciones cromáticas exis-tentes en la lengua en la forma básica y simplificada de éstas o remitea los colores objetuales de las cosas de la simple y habitual vida coti-diana. Los matices le provocan dificultades, y ella los trata de maneraaproximativa o se niega a nombrarlos. Sin embargo, en el caso de unaconciencia sinistrohemisférica unilateral el interrogado manifiesta unatendencia a una rebuscada inventiva en la clasificación de los maticesdel color: aparecen el «pajizo», «color carne», «terracota», «color de ci-ruela blanca», «color de ola marina», «color de luna». Se movilizan losdatos de otros sentidos: el amarillo pálido es llamado «ondulado» o«playa pálido». Viene a la mente una analogía. En la historia de la cul-tura surgen periódicamente tendencias a una designación rebuscadade los colores. Así, por ejemplo, en la cultura «de los petimetres» delsiglo xviii, que es uno de los componentes de la cultura preciosista pa-neuropea del rococó, podemos descubrir una evidente analogía. «Es-

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* «Asimmetriia i dialog», en Semeiotiké. Trujy po znakovym sisteman, Tartu, TartuRiikliku Ülikooli Toimetised, núm. 16, 1983, pigs. 15-30. Reproducido en I. M. L,Izbrannyestaí'i, Tallin, Alexandra, 1992, t. I, págs. 46-57. [N.ddT.]

** «Funktsional'naia asimmetriia mozga i izobrazitel'nye sposobnosti», en Semeiotikí,núm. 16, págs. 84-98. [N. ddT.]

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