lotfi bouchnak, el guardián del maalouf

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Perles p5 n el origen de la música arábigo-andalu- sí se sitúa una leyenda que reúne todos los nombres míticos de la época dorada. Se dice que Abdulhassan Ali ben Nafi, también conocido como Ziriab, vivía en la corte bagdadí de Harun er Rachid, el califa omnipresente en el relato de las mi l y una noches. Ziriab era compañero de Al Kindi, el más grande teórico de la música árabe, y discípulo de Al Mawsili. Pero tan grande era su talento que el ma estro, muerto de celos, lo mandó desterrar. Así que Ziriab se fue a la otra punta del mun- do, que entonces era Al Andalus. Su llegada a la Pe- nínsula Ibérica supuso toda una revolución: se di- ce que a él le debemos el uso del flequillo y de la pasta de dientes. Pero, sobre todo, el legado de Zi- riab es musical: con él, bajo su influencia, nace la música andalusí, las venticuatro nubas (sinfonías), una para cada hora del día, para cada momento concreto de la jornada, para cada estado de ánimo. Con la caída de Granada en manos de los cristianos bélicos, toscos y analfabetos, y el de- creto de expulsión de los moriscos en 1609, Al Andalus se convierte en el paraíso (pe rdido) y los andalusís inician su éxodo por el norte de África llevando consigo los recuerdos en forma de músi- ca. Cinco siglos más tarde, la tradición sigue pre- sente en la vida cotidiana del Magreb bajo los nombres de música  andalusiyya en Marruecos,  garnati (literalmente, granadina) en Argelia o  ma-  alouf en Túnez y Libia. Y es aq uí, e n el  maalouf , donde añadimos otro nombre a la lista de mitos: Lotfi Bouchnak, tunecino autodidacta, laudista, actor ocasional, tenor de voz poderosa y extremadamente versá- til, reconocido internacionalmente como el me- jor cantante de  maalouf , famoso por sus improvi- saciones y por sus actuaciones en directo que le-  vantan pasiones en escenarios tan difíciles como El Cairo. Al hablar de  maalouf , nos remitimos siempre a los siglos de oro de Al Andalus. ¿Pero cuánto sonido de Al Andalus persiste hoy en día en el  maalouf ? «La música no ha cambiado tanto des-  de entonces. Precisamente ése ha sido uno de los trabajos realizados por músicos del Magreb durante todo este tiempo: fijar la tradición para conservarla» . Me sorprende siempre que en España ape- nas reivindiquemos la herencia musical andalusí, cuando es una tradición «nuestra». «Yo procuro no usar esos términos: nuestro, vuestro... A mí me entu-  siasma el jazz, que a priori es una música alejada de mi tradición. Pero el secreto de la música es é se: la entien-  das o no, la conozcas o no, tiene algo universal. Es el úni- co gran medio de comunicación» . Lotfi Bouchnak es un músico de tradición culta que ha prestado su voz, por ejemp lo, al En- semble Al Kindi en un disco de referencia im- prescindible ( classical chants from tuni- siaand middle east, Al-Sur Média, 1993). Pe- ro ello no lo convierte en un músico para las elites. Bien al contrario, en el Magreb, Lotfi Bouchnak  goza de la popularidad de las grandes estrellas del  pop. «A mí lo que me importa es la honestidad y la au- tenticidad en las interpretaciones, en la elección de re-  pertorio... Asumir unos orígenes, que en mi caso es el ma-  alouf, pero vivirlos desde el presente. Nada viene de la nada y yo tengo mis maestros árabes, pero también fla-  mencos, clásicos europeos o indo-pakistanís. En el mun-  do en que yo vivo existen Nusrat Fateh A li Khan, Ella  Fitg erald y Plácido Domingo, están en mi subconscien- te y deben fluir . El maalouf, como el mundo, no puede es- tancarse. Por ejemplo, soy el primer árabe que ha can- tado en árabe sobre piezas de Tch aikovski, de Strauss, de  Bizet...». Imagino que los ortodoxos musicales no aprecian demasiado estos experimentos. «Estoy en contra de todo fanatismo, incluido el musical. No en- tiendo de qué sirve coger una obra maestra e introducir nuevos arreglos hasta destrozarla. [risas] Pero inspi- rarse en una obra maestra, introducir elementos en ella  que la transformen en algo nuevo, es parte de la vida, es necesario para el mundo y para la cultura». Decía una vez Eduardo Paniagua, entre ri- sas, que el mayor enemigo de la música árabe ac- tual es El Cairo. La invasión de ritmos y formas basadas en el pop fácil, en los sintetizadores más simplones, hace que sea difícil imaginar qué jóve- nes pueden estar interesados en el  maalouf , quié- nes serán los continuadores: «Si he de ser honesto, el  mundo árabe vive un momento muy difícil de su histo- ria a todos los niveles. Cuando alguien me pregunta so- bre la situación artística, siempre digo que todo va mal:  la política, la economía, la v ida social... T odos los esla- bones de la cadena e stán oxidados, así que hay que cam- biarla al completo. Ahor a tenemos canales de televisión  que nacen cada día. Eso está bien. El problema es que  hay que llenar todas esas miles de horas de programa- ción y la televisión es un monstruo que lo devora todo. Y o necesito tres meses para preparar una gala y varios  años para preparar un disco, así que no intereso a las te-  levisiones. El criterio principal es la rapidez: músicos  que compongan rápido aunque no compongan bien, cantantes de usar y tirar ... Dices que soy una gran estre-  lla. Es verdad que podría permitirme un repertorio  más fácil, hacer muchas más actuaciones y cobrar mi-  llones por ellas, incluso cuando actúo en el extranjero,  podría tomarme las cosas con más calma... Pero volve-  mos al asunto de la honestidad conmigo mismo y con la  gente que viene a verme» . B! Lot Bouchnak El g ua r dián d el maalouf  E texto brigitte vasallo foto  archivo batonga ! QUE NOS DEJEN EN PAZ C reo sinceramente que la música hoy en día es el único lenguaje universal. Y no dejo de aprovechar cualquier oportuni- dad para decir a los dirigentes del mundo que los pueblos no tienen ningún proble- ma, que nos entendemos perfectamente utilizando el más maravilloso de los len- guajes que es el arte. Así que tien en que dejarnos en paz. Los dirigentes, los gran- des del mundo, son los culpabl es de todos nuestros males y debemos exigirles que nos dejen en paz. LOTFI BOUCHNAK

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8/6/2019 Lotfi Bouchnak, el guardián del maalouf

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Perfiles p5

n el origen de la música arábigo-andalu-sí se sitúa una leyenda que reúne todoslos nombres míticos de la época dorada.

Se dice que Abdulhassan Ali ben Nafi, tambiénconocido como Ziriab, vivía en la corte bagdadíde Harun er Rachid, el califa omnipresente en elrelato de las mil y una noches. Ziriab eracompañero de Al Kindi, el más grande teórico dela música árabe, y discípulo de Al Mawsili. Perotan grande era su talento que el ma estro, muertode celos, lo mandó desterrar.

Así que Ziriab se fue a la otra punta del mun-

do, que entonces era Al Andalus. Su llegada a la Pe-nínsula Ibérica supuso toda una revolución: se di-ce que a él le debemos el uso del flequillo y de lapasta de dientes. Pero, sobre todo, el legado de Zi-riab es musical: con él, bajo su influencia, nace lamúsica andalusí, las venticuatro nubas (sinfonías),una para cada hora del día, para cada momentoconcreto de la jornada, para cada estado de ánimo.

Con la caída de Granada en manos de loscristianos bélicos, toscos y analfabetos, y el de-creto de expulsión de los moriscos en 1609, AlAndalus se convierte en el paraíso (pe rdido) y losandalusís inician su éxodo por el norte de Áfricallevando consigo los recuerdos en forma de músi-ca. Cinco siglos más tarde, la tradición sigue pre-sente en la vida cotidiana del Magreb bajo losnombres de música  andalusiyya en Marruecos,

 garnati (literalmente, granadina) en Argelia o ma- alouf en Túnez y Libia.

Y es aquí, en el  maalouf , donde añadimosotro nombre a la lista de mitos: Lotfi Bouchnak,tunecino autodidacta, laudista, actor ocasional,tenor de voz poderosa y extremadamente versá-til, reconocido internacionalmente como el me-jor cantante de maalouf , famoso por sus improvi-saciones y por sus actuaciones en directo que le- vantan pasiones en escenarios tan difíciles comoEl Cairo. Al hablar de  maalouf , nos remitimossiempre a los siglos de oro de Al Andalus. ¿Perocuánto sonido de Al Andalus persiste hoy en díaen el maalouf ? «La música no ha cambiado tanto des-

 de entonces. Precisamente ése ha sido uno de los trabajosrealizados por músicos del Magreb durante todo este

tiempo: fijar la tradición para conservarla».

Me sorprende siempre que en España ape-nas reivindiquemos la herencia musical andalusí,cuando es una tradición «nuestra». «Yo procuro nousar esos términos: nuestro, vuestro... A mí me entu-

 siasma el jazz, que a priori es una música alejada de mi tradición. Pero el secreto de la música es é se: la entien-

 das o no, la conozcas o no, tiene algo universal. Es el úni-co gran medio de comunicación».

Lotfi Bouchnak es un músico de tradiciónculta que ha prestado su voz, por ejemplo, al En-semble Al Kindi en un disco de referencia im-prescindible ( classical chants from tuni-

siaand middle east, Al-Sur Média, 1993). Pe-ro ello no lo convierte en un músico para las elites.

Bien al contrario, en el Magreb, Lotfi Bouchnak goza de la popularidad de las grandes estrellas del pop. «A mí lo que me importa es la honestidad y la au-tenticidad en las interpretaciones, en la elección de re-

 pertorio... Asumir unos orígenes, que en mi caso es el ma- alouf, pero vivirlos desde el presente. Nada viene de lanada y yo tengo mis maestros árabes, pero también fla-

 mencos, clásicos europeos o indo-pakistanís. En el mun- do en que yo vivo existen Nusrat Fateh Ali Khan, Ella Fitgerald y Plácido Domingo, están en mi subconscien-te y deben fluir. El maalouf, como el mundo, no puede es-tancarse. Por ejemplo, soy el primer árabe que ha can-tado en árabe sobre piezas de Tchaikovski, de Strauss, de

 Bizet...». Imagino que los ortodoxos musicales noaprecian demasiado estos experimentos. «Estoyen contra de todo fanatismo, incluido el musical. No en-

tiendo de qué sirve coger una obra maestra e introducir nuevos arreglos hasta destrozarla. [risas] Pero inspi-rarse en una obra maestra, introducir elementos en ella

 que la transformen en algo nuevo, es parte de la vida, esnecesario para el mundo y para la cultura».

Decía una vez Eduardo Paniagua, entre ri-sas, que el mayor enemigo de la música árabe ac-tual es El Cairo. La invasión de ritmos y formasbasadas en el pop fácil, en los sintetizadores mássimplones, hace que sea difícil imaginar qué jóve-nes pueden estar interesados en el maalouf , quié-nes serán los continuadores: «Si he de ser honesto, el 

 mundo árabe vive un momento muy difícil de su histo-ria a todos los niveles. Cuando alguien me pregunta so-bre la situación artística, siempre digo que todo va mal:

 la política, la economía, la v ida social... Todos los esla-bones de la cadena e stán oxidados, así que hay que cam-biarla al completo. Ahora tenemos canales de televisión

 que nacen cada día. Eso está bien. El problema es que hay que llenar todas esas miles de horas de programa-ción y la televisión es un monstruo que lo devora todo.Yo necesito tres meses para preparar una gala y varios

 años para preparar un disco, así que no intereso a las te- levisiones. El criterio principal es la rapidez: músicos  que compongan rápido aunque no compongan bien,cantantes de usar y tirar... Dices que soy una gran estre-

  lla. Es verdad que podría permitirme un repertorio más fácil, hacer muchas más actuaciones y cobrar mi- llones por ellas, incluso cuando actúo en el extranjero, podría tomarme las cosas con más calma... Pero volve- mos al asunto de la honestidad conmigo mismo y con la gente que viene a verme» . B! 

Lotfi Bouchnak

El guardián delmaalouf E

texto

brigitte vasallo

foto

 archivo batonga!

QUE NOS DEJEN EN PAZC

reo sinceramente que la música hoy en

día es el único lenguaje universal. Y no

dejo de aprovechar cualquier oportuni-

dad para decir a los dirigentes del mundo

que los pueblos no tienen ningún proble-

ma, que nos entendemos perfectamente

utilizando el más maravilloso de los len-

guajes que es el arte. Así que tienen que

dejarnos en paz. Los dirigentes, los gran-

des del mundo, son los culpables de todos

nuestros males y debemos exigirles que

nos dejen en paz. LOTFI BOUCHNAK