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LOS SANADORES AZTECAS La caída de la civilización Mexica y la cultura sanitaria de la humanidad La comadrona recostó a la niña al lado de su madre, envolvió el cordón umbilical en un pañizuelo de algodón blanco y se puso a mirar a derecha e izquierda, sin saber que hacer. El rito requería que en el caso de una niña, el ombligo se enterrase cerca de las cenizas del hogar, en señal de que la niña se quedaría en la casa, ligada a sus deberes familiares”. Salvador de Madariaga. El corazón de piedra verde. La historia distingue a los humanos de la inmensa mayoría de los seres vivos. No es que el mundo sea ajeno al paso del tiempo, claro. Pero incluso a los animales dotados de gran encéfalo les está vedado acumular experiencias y habilidades más allá de las dos o tres generaciones que coinciden en el mismo espacio y comparten sus biografías. Desde la aparición del lenguaje, los conocimientos se pueden atesorar indefinidamente. Una base desde la que desarrollar la cultura. Lo que convierte a la historia en una herramienta de la evolución humana. Facultad exponencialmente incrementada cuando las experiencias y conocimientos se escriben. Los pobladores de Mesoamérica, olmecas, mayas y aztecas compartían la lengua náhuatl. Una lengua creada a partir de las que trajeron consigo algunos de los primeros pobladores

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LOS SANADORES AZTECAS

La caída de la civilización Mexica y la cultura sanitaria de la humanidad

“La comadrona recostó a la niña al lado de su madre, envolvió el cordón umbilical en un pañizuelo de algodón blanco y se puso a mirar a derecha e izquierda, sin saber que hacer. El rito requería que en el caso de una niña, el ombligo se enterrase cerca de las cenizas del hogar, en señal de que la niña se quedaría en la casa, ligada a sus deberes familiares”.Salvador de Madariaga. El corazón de piedra verde.

La historia distingue a los humanos de la inmensa mayoría de los seres vivos. No es que el mundo sea ajeno al paso del tiempo, claro. Pero incluso a los animales dotados de gran encéfalo les está vedado acumular experiencias y habilidades más allá de las dos o tres generaciones que coinciden en el mismo espacio y comparten sus biografías. Desde la aparición del lenguaje, los conocimientos se pueden atesorar indefinidamente. Una base desde la que desarrollar la cultura. Lo que convierte a la historia en una herramienta de la evolución humana. Facultad exponencialmente incrementada cuando las experiencias y conocimientos se escriben.

Los pobladores de Mesoamérica, olmecas, mayas y aztecas compartían la lengua náhuatl. Una lengua creada a partir de las que trajeron consigo algunos de los primeros pobladores de América, procedentes de Asia a través del estrecho de Behring y tal vez de la Polinesia muchos siglos antes. La polémica tiene su miga porque, mientras que los aztecas interpretaron la llegada de Cortés como el advenimiento del dios héroe Quetzalcóatl, el obispo anglicano James Ussher pensaba en 1650 que los aztecas eran descendentes de las tribus perdidas de Israel, llegadas supuestamente a América en el año 500 a.C.

El caso es que la nación Mexica alcanzó su máxima expansión entre los siglos XIV y XVI de nuestra era en la cuenca del lago Texcoco, donde fundaron Tenochtitlan en 1325. Según la mitología, la denominación mexica la adoptaron cuando el dios Huitzilopochtli les hizo abandonar su cuna legendaria en la ignota tierra lacustre de Aztlan, donde servían como pescadores y cazadores de aves a otro poderoso pueblo “narración que recuerda el éxodo bíblico”, y les dijo: “Desde ahora ya no os llamaréis aztecas, vosotros sois ya mexicas”. Pero también adoptaron un tercer gentilicio: tenochca, derivado de Tenoch, el cuadillo que

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los guió hasta el final de su migración en Tenochtitlan. Allí encontraron la señal que indicaba el lugar predestinado por la revelación divina: el águila devorando la serpiente encaramada en un nopal.

La sociedad azteca se basaba, como la helénica clásica, en las grandes ciudades de estado. Algunas muy próximas, como las gemelas y

adversarias México-Tenochtitlan y México-Tlatelolco, que llegaría a fusionarse; otras más alejadas como Texcoco o Tlacopan. Precisamente en 1430 estas tres ciudades establecieron una triple alianza que devino una coalición militar particularmente agresiva, cuya supremacía sobre el valle de México y un amplio territorio circundante se mantuvo noventa años hasta la llegada de Cortés, el cual supo sacar partido del descontento y las ansias de revancha de otras ciudades estado sojuzgadas o simplemente pretendidas.

Los monumentos, las pinturas, los códices (libros de pinturas y grifos), a menudo grabados sobre piel de venado, dibujados en tela de algodón o sobre el papel amate, junto con la tradición oral de los antiguos mexicanos, son las fuentes que permiten hacernos una idea de cómo vivían y morían los aztecas, de sus enfermedades y medicinas, y de la sanidad que desarrollaron para poder sobrevivir en una metrópolis de centenares de miles habitantes.FOTO 001 La medicina a través de los códices

La invasión española supuso la destrucción de muchos testimonios, si bien dio lugar a otros: las pesquisas de los frailes misioneros o los esfuerzos de los indígenas para no perder la memoria de su pasado. Aunque no es fácil comprender cabalmente los procesos y acontecimientos relacionados con la medicina náhuatl, debido a la intensa influencia religiosa en la cosmovisión azteca y en la vida cotidiana.

Sin embargo, no hay duda de la importancia de muchos de los descubrimientos aztecas en el campo de la medicina y la salud pública. Desde la alimentación al ocio, el deporte y el juego, pasando por la higiene personal y la colectiva, mediante acueductos y alcantarillas, que poco tenían que envidiar a las del Imperio romano cuando la peste se enseñoreaba de las angostas callejuelas de las sucias ciudades europeas medievales.

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Una civilización que no sucumbió tanto al ardor guerrero de los españoles, a los que igualaba o superaba en belicosidad y fiereza, como a milenios de evolución separada y a una escasa ganadería doméstica. Todo ello la hizo vulnerable a gérmenes que nunca antes habían aparecido por aquellos lugares, como el virus de la viruela.

El Dr. Andreu Segura Benedicto, nos decía que los vaivenes históricos y los flujos de un lado al otro del atlántico tienen un nuevo hito en el trabajo que sigue. Un resumen riguroso y, a la vez, amable y ameno de la sanidad azteca: desde su concepción de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, que han sido siempre el programa y el argumento del Cuidado, de la medicina, hasta la de la salud, pasando por la herbolaria y la botánica, la higiene y los estilos de vida o la alimentación. Dimensiones siempre vigentes de la cultura sanitaria de la humanidad.

La Salud y la Enfermedad entre los AztecasLas culturas precolombinas empleaban una intrincada mezcla de religión, magia y ciencia para combatir la enfermedad. La religión, porque determinados dioses eran los responsables de las enfermedades, y sus sacerdotes, los protectores de sus devotos. La magia, porque algunas enfermedades podían ser causadas por enemigos o rivales; de modo que la curación requería de rituales mágicos. Y la ciencia, porque gracias a ella y mediante la aplicación de remedios elaborados a base de animales, plantas y minerales, según determinados procedimientos médicos, algunos de ellos aceptados hasta hoy, lograban sanar al enfermo. Los códices precolombinos y las crónicas realizadas por los europeos acerca del nuevo continente dieron a conocer la exuberante y rica cultura náhuatl.

El legado botánico de la cultura náhuatlAdemás del oro y la plata, los conquistadores describieron la sorprendente flora y la rara fauna que habían encontrado en las Indias Occidentales.“Una vegetación que exhibía extrañas hierbas milagrosas que adormecían o producían alucinaciones, y árboles cuyas raíces crecían fuera de la tierra. De ahí que la Corona española proyectara la segunda fase de la conquista americana: la de sus productos naturales”.

El franciscano Fray Bernardino de Sahagún (1499-1590), compiló en el Códice Florentino, escrito en náhuatl y en castellano, el saber y las costumbres de los indígenas sobre las plantas curativas que la población autóctona empleaba. El legado azteca incluye calendarios y códices (Codex Mendoza, Codex Telleriano Remensis), elaborados en cuero y otros materiales, donde inscribían sus símbolos. Se servían para ello de tintes naturales, como la grana cochinilla o otros que obtenían de plantas como las coníferas.

“Los antiguos de esta tierra decían que los ríos todos salían de un lugar que se llama Tlalocan, que es como el paraíso terrenal, el cual lugar es un dios que se

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llama Chalchihuitlicue; y también decían que los montes que están fundados sobre él, que están llenos de agua, y que de fuera son de tierra, como si fueran vasos grandes de agua, o como casas llenas de agua; y que cuando fuera menester se romperían los montes; y saldrá el agua que dentro está y anegará la tierra; y de aquí acostumbraron a llamar los pueblos donde viene la gente altépetl, quiere decir monte de agua, o monte lleno de agua”. Fray Bernardino Sahagún. “Del agua de la mar y de los ríos”. Historia General de las cosas de la Nueva España.

La medicina a través de los códicesLos pueblos precolombinos no alcanzaron a conocer la escritura fonética. La expresión de su cultura lo realizaron a través de los códices pictográficos mexicas, que incluyen los pictogramas aztecas, cholultecas, mixtecas y zapotecas. La medicina de estos pueblos precolombinos era por esencia teúrgica y su concepto de la enfermedad, sobrenatural.FOTO 002 Dioses de la medicina azteca

Encontramos en los códices los elementos imprescindibles para la comprensión de la medicina prehispánica, de las enfermedades y de cómo se aliviaban éstas. El tratamiento de las enfermedades combinaba elementos mágicos, religiosos y empíricos. El Códice Badiano (1552), los códices (Historia general de las cosas de Nueva España) de Sahagún (1572) o el Magliabecchi contienen información de naturaleza médica acerca de la terapéutica que aplicaban los aztecas. El códice Magliabecchi es un manuscrito pintado de tipo calendárico ritual que contiene pictogramas de los dioses de la medicina, plantas alucinógenas, escenas de diagnóstico y pronóstico médico y autosacrificios de penitencia para algunas enfermedades. Está descrito los procedimientos para obtener sangre y ofrecerla a los dioses, según un ritual terapéutico azteca que perseguía la salud de los enfermos y el descanso de los difuntos.

Dioses de la medicina aztecaLos dioses aztecas relacionados con los conceptos de fertilidad, lluvia, salud y sus contrarios compartían legado cultural con otros pueblos (Olmeca y Tolteca). A cada dios le correspondía un aspecto de la vida de las personas, el trabajo, las ceremonias, la reproducción de la especie, de la comunidad y del cosmos en su totalidad.Quetzalcóatl. La imagen de Quetzalcóatl acompañaba a los médicos cuando emitían el diagnóstico de las enfermedades. Se le representaba con una mitra en la cabeza coronada de plumas, la cara pintada de negro, vestido con una camisa labrada, calzas de cuero de tigre con pequeños caracoles marinos y sandalias.Tláloc. Los aztecas creían que algunas enfermedades provenían del frío procedente de las montañas. Allí moraba Tláloc, el dios del agua y de la lluvia, quien producía los enfriamientos y catarros, así como también podía causar neumonía y enfermedades reumáticas. Se le representaba muchas veces junto a dos serpientes.

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Xochiquetzal. Flor preciosa, era la diosa del amor y la fertilidad. Representaba los vicios y las virtudes de las mujeres, por lo que se la consideraba diosa de las prostitutas. Según afirmaba fray Bernardino de Sahagún, provocaba enfermedades contagiosas, particularmente venéreas y complicaciones del embarazo y el parto. Frecuentemente aparecía muy bien vestida, portando capas muy finas y faldas bordadas, adornada con lujosa joyas y con el rostro cubierto por una máscara amarilla.

Los sanadores indígenasLa concepción de la salud y la enfermedad tenía un componente dual y complementario procedente no sólo del propio concepto que describe el omeyocan, dualidad masculina y femenina situada en lo más alto de los cielos, sino también de la propia cosmovisión.

Distintos tipos de sanadoresEntre los pueblos aztecas había distintos tipos de sanadores. El ticitlexaminaba a las personas enfermas y las curaba con remedios basados en sus conocimientos. Hoy sería nuestro médico de cabecera o de familia. El nahualli actuaba mediante la confección de horóscopos y era capaz de predecir el pronóstico de los males al mismo tiempo que curaba con métodos secretos y determinados rituales simbólicos. Se centraba más en el espíritu que en el cuerpo, y estaría más bien relacionado con lo que hoy en día tratan de hacer los psicólogos y psiquiatras.Otros sanadores destacaban por sus habilidades:el sangrador, tezoc o teximani;la comadrona, tlamatqui o temixintiani;el boticario, papiani o panamacani.

Sabían curar fracturas y mordeduras de serpientes. Las mujeres ejercían la medicina una vez alcanzada la menopausia. Porque la menstruación y el parto se consideraban impurezas del cuerpo y ponían, por consiguiente, en riesgo su práctica.

Bernardino de Sahagún dejó testimonio escrito de los atributos que él, a su entender, reconocía en la sabiduría médica azteca: “El médico suele curar y remediar las enfermedades; el buen médico es entendido, buen conocedor de las propiedades de las yerbas, piedras, árboles y raíces, experimentado en las curas, el cual tiene también por oficio saber concertar los huesos, purgar, sangrar y sajar, y dar puntos, y, al fin, librar de las puertas de la muerte. El mal médico es burlador, y por ser inhábil, en lugar de sanar, empeora a los enfermos con el brebaje que les da, y aún a las veces usa hechicerías y supersticiones para dar a entender que hace buenas curas”.

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FOTO 003 Sanadores y números

Los textos antiguos afirmaban que una de las herramientas que debía poseer el médico-sacerdote era la capacidad de impresionar a sus pacientes. Y ésta se conseguía mediante una extensa gama de objetos: plantas de tabaco, plumas de aves, cabellos humanos, conchas, etc., que legitimaban y creaban un adecuado clima de sugestión, misterio y magia entre el médico y el enfermo.

La educación de los sanadores aztecas se iniciaba en el Calmenac: la escuela para los nobles en donde se transmitía su propio acerbo cultural, su historia, los cantares a los dioses y la ciencia calendario. Luego, se continuaba el aprendizaje junto al maestro o temachtiani. El aprendiz debía saber interpretar el Tonalamatl augural y también, conocer las virtudes de las hierbas medicinales.

Algunos desequilibrios que amenazaban la saludEl “mal de ojo”Éste era un tipo de desequilibrio que respondía a diferentes supuestos y que causaba en el afectado algunas enfermedades que cursaban con inflamación, vómito, etc. Una acepción de lo que entonces se conocía como “mal de ojo” se refería a la afección que causaba el cansancio transitorio de los caminantes, los iracundos, las menstruantes y otros agentes que presentaban la particularidad de tener los “humores muy revueltos”; estados físicos que explicaban el malestar de las mujeres que acababan de parir o de sus recién nacidos.

El “mal de ojo” se podía transmitir por la sola presencia de los irritados, pero sobre todo a causa de la mirada de éstos.

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Otra afección, la fuerza del tonalli, una de las tres entidades anímicas, se transmitía a través de la vista. Se explicaba por la penetración de calor que las personas de “sombra fuerte” ejercían sobre las de “sombra débil”, por lo general niños.

También se relacionaban con el “mal de ojo”: el tlazolmiquitzli, una enfermedad que se originaba ante la proximidad de “el sucio” (ladrones, prostitutas, adúlteros, etc.); la chipilez, una especie de melancolía que causaba la mujer embarazada a su hijo y a su marido; elxoxalli, propio de las personas que roban el calor a su paso, y los malos aires que acarrean los caminantes.

Por último, la codicia y la envidia causaban el “mal de ojo”. Ésta es la acepción que más se asemeja a la concepción contemporánea de este mal y que, por lo general, tiene su origen en un deseo insatisfecho.

El conocimiento, el diagnósticoLos sacrificios humanos de índole religiosa que llevaron a cabo los aztecas favorecieron su conocimiento de la anatomía del cuerpo humano, que fue sin dudad el más amplio entre las diversas culturas precolombinas. Las frecuentes ceremonias en honor a los dioses incluían la extracción del corazón y el desmembramiento del cuerpo.

El diagnóstico de la enfermedad y su pronóstico combinaban el horóscopo y las circunstancias astrológicas que regían en el momento del nacimiento del individuo, y también las que existían en el momento en que aparecía la enfermedad. El médico analizaba todos los datos astrológicos del enfermo y a la vez examinaba los órganos y partes del cuerpo que se hallaban afectados.

Por ejemplo: el glifo del caimán influía sobre el hígado; el viento, sobre los pulmones; la casa, en el ojo derecho; la lagartija, sobre la cabeza; el venado, sobre la pierna derecha; la serpiente, sobre los genitales; el agua, en el pelo; el perro, en la nariz; la liana, en el intestino; la cuchilla de la obsidiana, en los dientes; la lluvia, en el ojo izquierdo; y la flor, en el pecho.

La salud en la mujer y en la infanciaLa población azteca solía contraer matrimonio sobre los 20 años, e incluso antes. La partera aconsejaba a la mujer en su primer embarazo. Y los consejos iban encaminados a evitar dañar el feto. Por ejemplo, la futura madre debía evitar mirar a un ahorcado y no debía hacer la siesta ni mascar tzictli; esto último para evitar que la criatura tuviera luego dificultades al mamar. No debía mantener relaciones sexuales con su marido dos meses antes del parto, satisfacer los antojos que tuviera y seguir una correcta alimentación. Se le recomendaba tomar baños de vapor o temazcalli. Las mujeres menstruantes, preñadas, puérperas o que se hallaban de parto tenían una condición de exceso de calor y eran muy

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vulnerables a los ataques de frío. Conocían diversas enfermedades ginecológicas y puerperales. Sabían, por ejemplo, que algunas infecciones en el aparato reproductor de las mujeres provocaban exudados purulentos.

El PartoDos meses antes del parto, la comadrona comprobaba la posición del feto. El parto se realizaba en cuclillas y se favorecía con la ayuda de algunas substancias como la cola de tlacuatzin o las infusiones de cihuapatli, una hierba con efectos similares a la oxitocina. La partera era asimismo quien se encargaba de extraer el feto en el caso de que éste estuviera muerto antes de nacer, así como de provocar el aborto mediante manipulaciones y hierbas. El nacimiento de gemelos se interpretaba como una señal clara de la muerte temprana del padre o de la madre. Y, por ello, uno era sacrificado.

FOTO 004 La salud en la mujer y en la infancia

La LactanciaPuesto que los aztecas no disponían de leche procedente de la cría de animales domésticos, la lactancia solía durar hasta los tres años de edad. El Códice Mendoza (1550) contiene textos e ilustraciones sobre la educación y la alimentación durante la infancia.

Los médicos prácticosHabía una extraordinaria variedad de médicos y sangradores que actuaban siguiendo procedimientos básicamente no mágicos, aunque no exentos de cierta liturgia o puesta en escena, Entre otros:Yerbateros (xiuhximatqui), que conocían empíricamente las propiedades reales o míticas de las plantas, animales y minerales.Sangradores; los que curaban de las picaduras de víboras y alacranes; quienes reducían las

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fracturas de los huesos; los que curaban los dientes extrayendo gusanos (tetlacuicuilique); cirujanos (cuatlapanque); comadronas (temixihuitiani) o parteras, que no sólo atendían a la parturienta, sino que también proporcionaban consejos y cuidados a la embarazada desde el comienzo de la gestación.

Así, a las parteras o comadronas se les prohibió el ofrecimiento del recién nacido a los dioses (uno de los primeros ritos náhuatl de la vida).

BIBLIOGRAFÍALa Medicina de los Antiguos Aztecas. María Estrada Campmany; Nuria Pérez Pérez; Jaume Serra Farró y Xavier Sorní Esteva. Ediciones ACV. 2007

FOTO 005 El viaje

AGRADECIMIENTOSAndreu Segura Benedicto. Doctor en Medicina y Cirugía. Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.Iván Gomezcésar Hernández. Doctor en Ciencias Antropológicas y coordinador de Enlace Comunitario de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.María Estrada Campmany. Llicenciada en Farmacia por la Universidad de Barcelona.Elsa Fujigaki Cruz. Licenciada en Sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México.Carmen Macuil. Licenciada en Antropología por la Escuela nacional de Antropología e Historia. México.Nuria Pérez Pérez. Doctora en historia de las Ciencias por la Universidad Autónoma de Barcelona. Licenciada en Biología y en Filosofía por la Universidad de Barcelona.Andreu Segura Benedicto. Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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Jaume Serra Farró. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona.Xavier Sorní Esteva. Doctor en Farmacia.

Aztecas fueron los primeros ortopedistas del México antiguo

Con infusiones de hierbas, los ‘sanadores’ nahuas podían restaurar cráneos partidos y todo tipo de fracturas.

Los aztecas fueron los primeros ortopedistas del México antiguo debido a las constantes guerras que tenían con otros pueblos, sostuvo hoy el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en un comunicado.

La cultura se especializó en la atención de lesiones óseas, comunes en las guerras, donde la más habituales era el traumatismo craneal, y en el caso de rotura unían las partes del cráneo con un hueso delgado, zumo de maguey (cactus), huevo y plantas, e incluso animales y minerales.

El historiador José Luis Gómez de Lara, autor de La ortopedia prehispánica: un acercamiento, asegura que los aztecas "representaron para la época uno de los pueblos más avanzados en el tratamiento de lesiones óseas, cuyos conocimientos se extendieron a otras provincias y que incluso benefició a los soldados españoles".

De hecho, el investigador cree que el remedio azteca para la rotura de cráneo fue aplicado al conquistador español Hernán Cortés cuando sufrió una herida en la cabeza tras ser perseguido por guerreros mexicanos en su trayecto hacia Tlaxcala, centro de México.

Cortés se refugió en esta región mexicana, donde fue atendido por médicos indígenas.

En esta provincia "estuve veinte días curándome las heridas que traía", contó en sus cartas de relación el conquistador Hernán Cortés.

Gómez de Lara señala que la cura aplicada a la herida del español resultó tan efectiva y quedó impresionado, que inclusive le solicitó al rey Carlos I, que solo le enviara prelados, sacerdotes y labrados, y no médicos, porque en sus expediciones sería acompañado por los ticitl (terapeutas) nahuas.

"La eficacia (de los sanadores aztecas) era tal que la propia medicina europea experimentó la aculturación inversa, al incorporar plantas, animales y hasta piedras en sus tratamientos,

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como lo refieren en sus obras Agustín Farfán (1579) y Juan de Barrios (1607)", indicó el especialista.

Fue tal la importancia de las plantas y los animales para los médicos prehispánicos que los tlatoanis (líderes) tuvieron que abrir jardines botánicos y sitios especializados para fauna, de los que se abastecían para desarrollar su labor terapéutica, concluye Gómez de Lara en el comunicado.

HISTORIA DE LA MEDICINA AZTECA

Algunas versiones señalan que el nombre de "azteca" proviene de un lugar mítico situado posiblemente al norte de la actual República mexicana, llamado Aztlán; más tarde se autodenominaron mexicas.

ORÍGENESTras la caída de la civilización tolteca que había florecido principalmente en Tula entre los siglos X y XI, oleadas de inmigraciones inundaron la meseta central de México, alrededor del lago Texcoco. Debido a su tardía aparición en el lugar, los aztecas-mexicas se vieron obligados a ocupar la zona pantanosa situada al oeste del lago. Estaban rodeados por enemigos poderosos que les exigían tributos, y la única tierra seca que ocupaban eran los islotes del lago de Texcoco, rodeados de ciénagas.

El hecho de que, desde una base tan poco esperanzadora, los aztecas fueran capaces de consolidar un imperio poderoso en sólo dos siglos, se debió en parte a su creencia en una leyenda, según la cual fundarían una gran civilización en una zona pantanosa en la que vieran un nopal (cactus) sobre una roca y sobre él un águila devorando una serpiente. Los sacerdotes afirmaron haber visto todo eso al llegar a esta zona; como reflejo de la continuidad de esa tradición, hoy en día esa imagen representa el símbolo oficial de México que aparece, entre otros, en los billetes y monedas.

Al aumentar en número, los aztecas establecieron organizaciones civiles y militares superiores. En 1325 fundaron la ciudad de Tenochtitlán (ubicada donde se encuentra la actual ciudad de México, Distrito Federal, capital del país). 

LA MEDICINA AZTECADe los muchos dioses que los aztecas reconocían y adoraban, varios de ellos estaban relacionados con la medicina; por ejemplo, Tláloc, señor de la Lluvia, producía enfriamientos y catarros, neumonías y reumatismos; Xochiquetzal, diosa del Amor y de la Fertilidad, enviaba enfermedades venéreas y complicaciones del embarazo y del parto; Tezcatlipoca o Titlahuacán era especialmente temible, pues se asociaba con enfermedades graves o letales; Xipe-Tótec, Nuestro Señor el Desollado, era especialista en enfermedades de la piel. Las mujeres jóvenes muertas en su primer parto eran adoptadas por Coatlicue, la diosa de la Tierra y de la Muerte, y convertidas en cihuateteo no subían al Séptimo Cielo sino que se quedaban residiendo en el Primer Cielo, desde donde bajaban a la Tierra,

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especialmente en los días 1-Venado en los cruces de caminos, para asustar a los hombres y producirles enfermedades a los niños, como parálisis facial, atrofia de miembros, enfermedades convulsivas y otros padecimientos neurológicos. Las cihuateteo más jóvenes eran las más malas pues se ensañaban con los niños más pequeños y hermosos, "para robarles su belleza"

Hasta cuando el padecimiento era algo tan natural, como una fractura consecuencia de una caída sufrida durante el ascenso de una montaña, los aztecas lo relacionaban con una causa divina, pues sabían muy bien que era precisamente en los sitios más peligrosos de la montaña en donde moraban los chaneques y otros espíritus malignos, expertos en empujones y zancadillas.

Con frecuencia el enfermo azteca no tenía conciencia de haber violado alguna ley o mandamiento religioso, o no sabía bien cuál era la deidad que había ofendido con su comportamiento, y entonces la consulta con el médico o tícitl incluía no sólo el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad, sino también la identificación del dios enojado. Esto era muy importante, porque los ritos sacrificios y exorcismos eran diferentes para los distintos dioses. Además de los rezos y las ceremonias religiosas correspondientes, el tícil también empleaba medios terapéuticos naturales, entre ellos principalmente la herbolaria, que entre los aztecas era extraordinariamente rica. Algunas medicinas que todavía se usan hoy provienen de la herbolaria precolombina, como la infusión de yoloxóchitl para las fiebres o la de toloache como abortivo, pero en la antigüedad se usaban muchas otras con muy distintas indicaciones. Es probable que dentro de esta riqueza tradicional todavía se puedan encontrar algunas otras sustancias con uso terapéutico real y efectivo, pero tal sugestión requiere estudios científicos críticos y religiosos.

Se dice en textos antiguos, que una de las premisas del Sacerdote - Medico era la de impresionar y subyugar a sus pacientes, así que se hacían acompañar de una extensa gama de extraña y misteriosa "panfernalia" de objetos que creaba un clima de sugestión, misterio y magia.

La citada "Utilería" se venía a componer básicamente de conchas, alas de aguilas, madejas de cabellos de muertos, plantas de tabaco y de docenas de elementos a cual mas llamativo y misterioso.

Otro de los nombres del sacerdote - medico, además de "Ticitl" era el de "Tetla - Acuicilique" que significaba: "Los que extraen las piedras..."

Y es que la primera acción del Sacerdote-Medico era la de reconocer con sus dedos, el cuerpo semidesnudo del paciente, ya que debía de "localizar" el lugar exacto de un punto denominado "La Saeta Encantada" es decir una especie de lugar en el que había entrado en el cuerpo del enfermo una diminuta "flecha" con el mal, sin que nadie la hubiese podido ver.

Con su innata habilidad y poder de sugestión en muchas ocasiones esos sacerdotes ya practicaban el denominado "Efecto Placebo". Es decir suministrar al paciente algo

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totalmente inocuo e ineficaz, pero que producía al paciente un efecto semejante al de la curación, y que después se ha seguido utilizando por la medicina moderna.

En muchas ocasiones, también practicaban al enfermo una serie de misteriosos masajes, cuando se veían incapaces de determinar el exacto origen de la enfermedad. El sacerdote suministraba al enfermo una especie de narcótico de la familia de la belladona, mediante el cual se conseguía dormir al paciente y por medio de hábiles y sugestivas preguntas inquirirle como habría sufrido "El Mal" para poder luego encontrar una manera de curarlo.

Cualquier mal físico o mental, nunca podía ser visto y considerado como una acción natural, ya que se consideraba que era enviado por "Acción Directa de los Dioses".

SANACIONESCuando el misterioso "Dios de las Lluvias" el llamado temerosa y reverencialmente se enojaba, podía extender milagrosamente enfermedades como la lepra y las ulceras en cualquier parte del cuerpo de cualquier persona.

Se decía que quienes practicaban "el incesto" podían ser castigados,  que venia a ser una "Muerte de Amor". 

El remedio más eficaz que efectuaban los Brujos-Sanadores era invocar la protección del "Genio del Deseo" . Después acto seguido conducían al enfermo a practicar una serie de misteriosos rituales que consistían en una serie de baños de vapor, junto con el rezo de unas misteriosas oraciones.

La medicina  tuvo un gran grado de desarrollo. Con su conocimiento de la naturaleza distinguieron propiedades curativas en diversos minerales y plantas. Los sacrificios humanos religiosos (que incluían la extracción del corazón y el desmembramiento del cuerpo) favorecieron un buen conocimiento de anatomía.Sabían curar fracturas, mordeduras de serpientes. Posiblemente hubo "odontólogos" encargados de realizar deformaciones dentales.Aunque la medicina era practicada por hombres y mujeres, parece ser que sólo las mujeres podrían encargarse de ayudar en los partos. La medicina estuvo muy ligada a la magia, pero el hecho de no atribuir la causa científicamente correcta a cada enfermedad no significó que no se aplicase el remedio conveniente.

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REMEDIOSDebido a la alimentación básica del maíz y a que consumían poca carne, los aztecas sufrían enfermedades originadas por este desequilibrio.

Otra enfermedad muy frecuente eran "Los Ojos Irritados" que se trataba con la raíz del "Metlatxochtl" mezclada con leche materna. Pero quien sufría esta enfermedad no podía mantener relaciones sexuales y estaba obligado a llevar colgado de su cuello un cristal y a sujetar en su brazo derecho el ojo de un zorro.

En una determinada fecha apareció un misterioso "Grimorio" llamado "Herbario Azteca de la Cruz de Badiano" que asombró a propios y extraños, ya que en sus paginas explicaba la forma de curar las cataratas y los tumores de ojos, con métodos que al ser examinados por la medicina actual, han llegado a considerarse eficaces.

Las enfermedades de resfriados y catarros se cuidaban con inhalaciones de la planta denominada "A-Toch-Ietl" que venía a ser muy parecida al poleo o poleo - menta de hoy en dia.

Herbolaria y dolor

Desde su aparición en la Tierra hasta nuestros días, el hombre ha luchado por paliar sus dolencias. Así, los primeros homínidos encontraron en la naturaleza un proveedor de remedios para sus enfermedades y dolores.

Lic. Ángeles Santiago Méndez

Clínica Dolor y Terapia

VOL III / No. 12 / AGOSTO-SEPTIEMBRE / 2005

ÍNDICE

Introducción

Fuentes Directas

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Árnica. Cacaloxóchitl. Cempasúchil

Cola de caballo. Chile. Epazote. Gordolobo. Huele de noche. Laurel

Matarique. Milenrrama. Pericón. Peyote. Ruda

Santa María. Té limón. Toloache. Yoloxóchitl

Referencias bibliográficas

Árnica. Cacaloxóchitl. Cempasúchil

En el campo de la herbolaria, como en muchos otros, hubo un choque de creencias y conceptos que más tarde terminaron por fusionarse; de manera inevitable a cada vegetal se le atribuiría una compleja combinación de propiedades curativas. Al final del siglo XVII la herbolaria medicinal mexicana era totalmente híbrida. Numerosas plantas europeas fueron adoptadas por los indígenas y actualmente son catalogadas como típicas de México, tal es el caso de la manzanilla, albahaca, hierbabuena, ajo, perejil y ruda, entre otras. Desafortunadamente, gran parte del arsenal terapéutico mexica se perdió ante la prohibición de la Iglesia de usar determinadas hierbas que eran consideradas instrumento de idolatría. En algunos casos se preservaron ciertas plantas convirtiéndolas al cristianismo mediante el cambio de nombre, por ejemplo, yauhtli por Santa María; ololihuqui por semillas de la virgen; yoyotli por codo de fraile; toloatzin por hierba del diablo.

Casi relegada durante los 400 años que duró la Conquista, la terapéutica medicinal indígena resurgió poco después de la Independencia de México, alrededor de 1859, cuando José María Vargas inició el estudio químico de nuestra riquísima flora. Tanto en el siglo XIX como en los primeros 60 años del XX la investigación científica sobre herbolaria se llevó a cabo sin ahondar en el saber popular. Fue a partir de los años 70 del siglo XX cuando el quehacer etnobotánico tomó en cuenta el conocimiento transmitido de boca en boca. En 1974, la OMS hizo un llamado para incorporar la medicina tradicional a la estrategia global de salud.

Antes, en 1933, Maximino Martínez publicó su libro Las plantas medicinales de México, en el que reunió información valiosa de los dos últimos decenios del siglo XIX. Esta obra no sólo se basó en la etnobotánica sino también en el uso que la población hacía de unas 300 plantas. Más tarde, en los años 50, con el hallazgo del barbasco, eminentes científicos mexicanos impulsaron la investigación en el área de la herbolaria. Actualmente el conocimiento que se tiene sobre las plantas medicinales empieza a recuperar la información no asentada en escritos, se está empezando a tomar en cuenta la opinión de especialistas en el campo o de los usuarios de la herbolaria. No se pretende aquí hacer un recuento de los proyectos e instituciones que desde la época independentista de México existieron sobre las

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plantas curativas. Basta decir que la historia y aun la ciencia han demostrado la valía de los recursos herbolarios que existen en nuestro país.

Tampoco se trata de recomendar el consumo indiscriminado de las plantas medicinales, ya que sus principios activos están lejos de ser totalmente inocuos. Lo que se desea es revalorar la medicina herbolaria, pasar del folclor a la evaluación farmacológica, pero sin ignorar la sabiduría de nuestros antepasados. Xavier Lozoya plasma claramente esta idea: “un renacer caracteriza a la medicina de nuestros días y es posible avizorar que en el siglo XXI ésta contará con novedosos medicamentos de origen vegetal y alternativas biotecnológicas para su producción, mediante una fructífera conciliación entre las ideas antiguas y nuevas, que servirán de base para la construcción de un nuevo paradigma médico”. A continuación se hará una breve descripción de algunas plantas que hasta el día de hoy se consideran útiles para el tratamiento de ciertos tipos de dolor.

Árnica

Nombre científico: Heterotheca inuloides Cass.

Nombres comunes: acahual, falsa árnica y cuautetenco.

Usos: esta planta de origen mexicano, que crece silvestre en regiones de clima templado, se recomienda para aliviar el dolor de muelas y el producido por contusiones, aunque su uso actual más generalizado es para lavar heridas. También tiene gran aplicación como analgésico en dolor de úlcera, dolor de la boca del estómago, de pulmón, de pecho, muscular, renal o de reumas.

Cacaloxóchitl

Nombre científico: Acutifolia poiret

Nombres comunes: candelerillo, flor de mayo y palo de oído.

Usos: en sus flores y hojas se han detectado componentes como monoterpenos, cumarato y el glucósido cumárico, lo cual hace del cacaloxóchitl un eficaz analgésico. Su látex, por ejemplo, sirve para curar el dolor de oídos, sacar espinas, eliminar verrugas y aliviar otras afecciones de la piel. Estudios farmacológicos han probado que el tallo ejerce una gran acción analgésica, antiespasmódica y antiviral.

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Cempasúchil

Nombre científico: Tagetes erecta L.

Nombres comunes: flor de difunto, flor de muerto y cempazúchitl.

Usos: tiene gran aplicación en el alivio del dolor de pecho provocado por afecciones del pulmón o del corazón. Asimismo, la flor tiene una útil actividad antibiótica para una enorme cantidad de bacterias y hongos. También sirve para curar enfermedades de tipo respiratorio, como catarro, gripe, bronquitis, y problemas ginecoobstétricos (desinflamación del vientre, frialdad en la menstruación, cólicos menstruales y baños posparto).

Las enseñanzas que aportan los psiquedélicos son un potencial, no constituyen una certeza. Puedo aprender pero no estoy forzado a hacerlo; puedo descubrir maneras de mejorar mi calidad de vida, pero sólo el esfuerzo individual traerá los cambios deseados…

Estoy convencido que existe una gran riqueza de información en nuestro interior, montones de conocimientos intuitivos acumulados en el material genético de cada una de las células.

Una especie de biblioteca que contiene innumerables libros de referencia pero de la que desconocemos la puerta de entrada.... Las drogas psiquedélicas abren la puerta de este

mundo interior.

Esta búsqueda de conocimiento ha sido parte de la vida humana desde los primeros momentos de la conciencia... Cada uno de nosotros, en un momento u otro de la vida, nos sentimos extraños en la travesía de la existencia y necesitamos respuestas a las preguntas que surgen del alma. Un buen uso de las sustancias psicquedélicas puede ayudar en este

vaje.

Alexander Shulguin: "La legalización de ciertas drogas debería de ir acompañada de educación"

Aunque el uso de hongos psicoactivos tales como Amanita muscaria y Claviceps purpurea no era desconocido entre los antiguos pueblos europeos, los primeros españoles que llegaron al territorio mexicano quedaron estupefactos al ver que los habitantes adoraban a sus dioses con la ayuda de plantas capaces de alterar la conciencia a las que daban nombres para ellos tan extraños como teonanacatl, peyotl, ololiuqui o pipiltzintzintli.

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Debido a su ignorancia, a su vocación católica monoteísta y a sus pretensiones de conquista, los españoles que llegaron siguiendo a Hernán Cortés prohibieron junto con el culto a los antiguos dioses mesoamericanos, el consumo de las "plantas diabólicas del Nuevo Mundo". En 1638, una instrucción del Santo Oficio español sentencia:

«Nosotros, los inquisidores, abocados a suprimir la perversidad herética y la apostasi, por virtud de la autoridad apostólica, declaramos condenada la hierba o raíz llamada peyote, introducida en estas provincias para detectar robos o adivinar otros acontecimientos, pues constituye un acto de superstición opuesto a la pureza e integridad de nuestra fe católica.» (22)

En 1656 aparece una guía para misioneros que ataca la idolatría indígena, incluyendo ahora la ingestión de hongos. Los escritos que condenan al teonanácatl se acompañan de ilustraciones que lo denuncian. En una de ellas aparece el diablo incitando a un indio a comer hongos; en otra, el diablo danza sobre ellos. (10)

Los jerarcas eclesiásticos hicieron un trabajo de persecución tan exitoso que durante cuatro siglos nada se supo sobre el culto relacionado con estas plantas. Ningún antropólogo o botánico fue capaz de descubrir las ceremonias rituales que continuaban llevándose a cabo clandestinamente. Fue hasta mediados de la década de 1930 que comenzaron a salir a la luz pública. Entonces se supo que las ceremonias rituales en las que intervenía alguna de estas plantas antiguamente satanizadas y prohibidas por los españoles, eran guiadas por un hombre sabio o una mujer sabia -comúnmente llamados chamanes o curanderos-, que dichas ceremonias incluían el ayuno previo como requisito para todos los participantes y que su objetivo principal era curar a personas enfermas.

Tanto los efectos de estas plantas, como los efectos de los brebajes que se preparan con ellas o los de sus respectivos alcaloides, dependen del contexto en el que se ingieren, la cantidad administrada, el propósito con el cual se utilizan, así como el control ceremonial que ejerce el chamán o la ausencia de éste; sin embargo, prácticamente todas ellas tienen en común la capacidad de generar lo que se conoce como visiones o alucinaciones, esto es: percepciones en ausencia de un objeto real (a diferencia de las ilusiones que son percepciones alteradas de un objeto presente, según las definen los psiquiátras).

La llamada Biblia de los médicos, el prestigioso manual farmacéutico Goodman & Gilman asegura que el rasgo que distingue a estos psicoactivos de otras clases de drogas es su capacidad de inducir estados de percepción, pensamiento y sensaciones alterados que no pueden experimentarse de otra manera, excepto en sueños o, a veces, en el éxtasis religioso:

Hay una conciencia intensificada de la entrada sensitiva, a menudo acompañada por un aumento de la claridad de percepción, pero con disminución sobre el control sobre lo que se experimenta. Con frecuencia se siente que parte del ser parece ser un observador pasivo

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(un 'yo espectador') más que una fuerza activa organizadora y directriz, mientras que otra parte participa y recibe experiencias sensoriales vívidas e inusuales... En este estado, la sensación más leve puede tener un significado profundo. Por lo general existe una disminución de la capacidad para diferenciar los límites entre un objeto y otro y entre el propio ser y el medio. Junto con esto puede haber una sensación de unión con 'la humanidad' o el 'cosmos'. (34)

Otra característica de los "alucinógenos" que destaca en este manual es su bajo potencial de abuso: "son sustancias que rara vez provocan dependencia y excepcionalmente desembocan en un hecho fatal". (34)

Etimológicamente, el verbo alucinar procede del latín halucinari, "divagar mentalmente o hablar sin sentido", y en esa lengua es sinónimo de palabras que significan estar loco o delirar. Así pues, el adjetivo alucinógeno impone de inmediato un juicio de valor negativo sobre la naturaleza de las percepciones alteradas, ya que alucinar significa "ofuscar, seducir o engañar, haciendo que se tome una cosa por otra". Debido a ello se han propuesto múltiples denominaciones científicas para tratar de abarcar etimológicamente sus efectos: psicodislépticos, eidéticos, misticomiméticos, psicógenos, psicoataráxicos, psicotógenos, psicotomiméticos, etc.

Desde la perspectiva de doctor Humprey Osmond y muchos otros investigadores, no se les puede aplicar el término dealucinógenos ya que pocas veces producen alucinaciones reales sino más bien ilusiones sensoriales, ni el de psicomiméticos, porque sus efectos son mucho mayores que la simple imitación de episodios de locura, por eso propuso el término depsiquedélicos. Él pensaba que podían propiciar una experiencia directa hacia los ámbitos espirituales y que los epítetos clínicos desdeñosos no debían oscurecer su verdadera riqueza, dado lo cual acuñó el vocablo psiquedélicos, un nombre con profundidad mística ya que etimológicamente significa "manifestadores o reveladores del alma", pues viene de los términos griegos psique, que es el denominativo de "alma o espíritu" y delos que significa, "manifestar, revelar o hacer visible". (98)

Por desgracia, los medios de comunicación masiva se encargaron de transformar a los psiquedélicos en psicodélicos, tal como tergiversaron muchas otras cosas respecto a estas drogas que terminaron asociadas con la rebelión cultural, los nuevos estilos artísticos y la apología del uso de sustancias psicoactivas durante la década de los años sesenta. Así fue como este excelente término cayó en desuso.

En virtud de mis experiencias personales, a mí me gustaría que se reivindicara el término de psiquedélicos, como intenta Richard Yensen (98), sin embargo, también me agrada mucho otro vocablo que un grupo de investigadores encabezados por Jonathan Ott propuso para referirse a "las drogas cuya ingestión altera la mente y provoca estados de posesión extática y chamánica":enteógenos. El vocablo de origen griego entheos significa "Dios

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adentro" y se utilizaba para describir los trances proféticos, los momentos de creación artística y aquellos ritos religiosos en los que se experimentaban estados místicos a través de la ingestión de sustancias asociadas con alguna deidad. De acuerdo a Jonathan y sus colegas, en un sentido estricto, "sólo aquellas drogas que producen visiones y de las cuales pueda mostrarse que han figurado en ritos religiosos o chamánicos serían llamadas enteógenos." (66)

No obstante, investigadores tan reputados como los Shulguin o Antonio Escohotado, señalan que las experiencias místicas o extáticas sólo son un potencial y no una garantía del uso de este grupo de psicoactivos. Adicionalmente Escohotado encuentra que el término entéogeno "es más ideológico que objetivo y recuerda excesivamente el ámbito de lo religioso"; dado lo cual se inclina por la palabra visionario, que le parece suficientemente secularizada o laica. Según explica: "la visión es una visión privilegiada del acontecer... cuando alguien dice que ha tenido una visión se refiere a que sintió o percibió lo que esa persona intuía que se podía percibir o sentir sobre cierto asunto, dejándose de lado todo subjetivismo". (3)

Dejar de lado todo subjetivismo me parece imposible, pero dentro de las gradaciones entre lo más subjetivo y lo menos subjetivo, quizá visionario sea menos subjetivo que enteógeno y sobre todo más genérico, ya que incluye las experiencais del conjunto de personas que no llegan a experimentar estados místicos o visiones que puedan calificarse como espirituales dados los parámetros convencionales. Por eso es que finalmente he optado por emplear dicho término para calificar al conjunto de plantas, brebajes y alcaloides que se analizan en este capítulo: los cáctus llamados peyote   y San Pedro , los hongos psicoactivos, los amanita muscaria, las semillas de ololiuqui, las hojas de ska pastora, la bebida denominada ayahuasca y dos alcaloides cuyos antecesores orgánicos tienen comprobada utilización chamánica: la dietilamida del ácido lisérgico o LSD, proveniente del hongo conocido como fuego de San Antonio y la dimetiltriptamina o DMT, principio activo contenido en diversas plantas psicoactivas de todo el globo terráqueo.

¿Por qué están prohibidas las sustancias visionarias?

En  Las puertas de la percepción, fruto de sus vivencias espirituales a la luz de una planta maestra, el escritor inglés Aldous Huxley escribió: "Ser sacudido fuera de las rutas de la percepción ordinaria, ser espectador durante algunas horas sin tiempo del mundo externo e interno, no como se aparecen al animal obsesionado con la supervivencia o al ser humano obsesionado con palabras y nociones, sino como son aprehendidos directa e incondicionalmente por la mente en su totalidad, es una experiencia de inestimable valor para cualquiera y especialmente para el intelectual." (42)

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En parte siguiendo este tipo de recomendaciones emitidas por líderes contraculturales, y en parte siguiendo una moda amiga de la disipación y la rebeldía, cientos de jóvenes occidentales se lanzarían en pos de algún chamán entre mediados de los años cincuenta hasta mediados de los sesenta. Salvo contadas excepciones, ninguno de ellos llevaba en mente el objetivo de obtener enseñanzas acerca del autoconocimiento, sino el de tener un buen trip bajo los efectos de las plantas mágicas de México y del Amazonas.

Olvidando la segunda máxima del Templo de Delfos: "Nada en exceso", los llamados hippies abandonaron la búsqueda de los chamanes e incluso el uso de las plantas mismas, sustituyéndolas por el consumo de sus alcaloides principales: mezcalina, dimetiltriptamina, dietilamida del ácido lisérgico, psilocina y psilocibina. Poco después, en 1971, a instancias del gobierno estadounidense asustado por la magnitud del fenómeno y especialmente por su asociación directa con el cuestionamientos al orden social imperante y la política contestataria de los jóvenes, comenzaría una nueva época de persecución y prohibición a escala mundial de las plantas maestras y sus alcaloides.

A partir de esta fecha las drogas quedaron técnicamente divididas en lícitas e ilícitas y conceptualmente estigmatizadas como buenas o malas. Como lúcidamente aseguró el poeta mexicano Octavio Paz:

Puede entenderse ahora la verdadera razón de la condenación y su severidad: la autoridad no obra como si reprimiese una práctica reprobable o un delito sino una disidencia. Puesto que es una disidencia que se propaga, la prohibición asume la forma de un combate contra un contagio del espíritu, contra una opinión. La autoridad manifiesta un celo ideológico: persigue una herejía, no un crimen. (70)

En virtud de esta neo-inquisición, los principios activos de las plantas maestras y por ende ellas mismas, caerían nuevamente en la clandestinidad o en la ambigüedad legislativa. Por arte y magia de la prohibición internacional aparecen entonces los cercos y retenes de la Policía Judicial Federal mexicana en las zonas en donde ellos suponen que estas plantas crecen ahora, aparecen los casos de jóvenes detenidos y extorsionados por querer transgredir el resguardo de las puertas de la percepción, aparece una nueva y quizá más peligrosa amenaza para la supervivencia de las tradiciones de ciertos pueblos indígenas de América: el exterminio de costumbres ancestrales debido al uso de plantas psicoactivas que autoridades ajenas consideran peligrosas... y peor aún, se dificulta el acceso y la investigación de fármacos de incalculable utilidad para la salud mental pública, como puede observarse en los apartados de Hechos interesantes de cada uno de los psicoactivos que se estudian en este aprtado dedicado a las plantas y alcaloides visionarios.

(Para encontrar más información relacionada con las plantas y alcaloides visionarios consulta también las páginas deChamanismo y las de Espiritualidad y Terapias con psicoactivos)

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¿Cómo se utilizaban estas plantas?

Se utilizaban básicamente de dos formas: para la sanación y/o para el autoconocimiento.

En el primer caso, el curandero las tomaba y a veces también el paciente. Durante el viaje, el sanador recibía la información que necesitaba darle al paciente, quien muchas veces recibía directamente la curación durante los efectos de la planta. Así trabajaba por ejemplo la curandera mexicana llamada María Sabina.

Los ritos de autoconocimiento de diversas culturas tinenen la peculiaridad de ser ritos anuales guiados por un chamán. Antes de llevar a cabo el ritual en el que se ingiere la planta, hay un periodo de preparación física (por ejemplo ayunos) y psicológica (por ejemplo una reunión catártica con todos los habitantes de la tribu en la que se confesaban y perdonaban las mutuas ofensas) y una peregrinación hacia el lugar donde crece la planta (como Wirikuta para los huicholes que consumen el peyote) o donde se lleva a cabo el ritual (como Eleusis a 20 kilómetros de Atenas para los antiguos griegos que consumían el kikeón).

Después de la toma hay otro periodo de reflexión e interpetación de la experiencia. Posteriormente, ya en la vida cotidiana, se procura darle una aplicación práctica a la información o visión recibida. Lo cual provoca un cambio o una transformación de la persona que tuvo la experiencia.

Una última característica digna de ser mencionada es que en la mayoría de estas culturas, las plantas son vistas como herramientas de trabajo temporales, que muestran al aprendiz de chamán o a la persona simple aquello que debe aprender a alcanzar por sí misma.

 

¿Cómo podemos utilizar actualmente estas plantas?

Mi recomendación consiste en seguir estas antiguas pautas para evitar cualquier peligro y hacer que funcionen para nosotros como remedios y no como venenos. Para estar seguros de ello hay que:

Llevar a cabo una preparación previa, a nivel físico (mediante ayunos o desintoxicaciones) mental (informarse de lo que se va a consumir), emocional y espiritual (siguiendo algún tipo de terapia o sistema de autoconocimiento).

Tener la experiencia una o máximo dos veces al año con una persona que te guíe y pueda hacerse cargo de cualquier eventualidad, como una crisis de sanación, un ataque de pánico, etc. Esta persona de preferencia debe ser un chamán experiementado o un terapeuta bien preparado.

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Llevar a cabo algún proceso de integración de lo vivido, ya sea hablando con el chamán o con un terapeuta preparado, inmediatamente o días después de la toma.

Aplicar dentro de nuestra vida cotidiana la información, la visión o la enseñanza que hayamos recibido bajo los efectos con la planta.

Recordar que las plantas son herramientas de uso temporal y limitado. La penicilina sólo se toma en casos en que verdaderamente lo amerita y si abusamos de ella deja de hacer el efecto que buscamos y produce síntomas indeseables. Igualmente hemos de tratar a las plantas sagradas con el mismo respeto y usarlas temporalmente durante ciertos periodos de nuestra vida, sabiendo que algún día las dejaremos por completo.

Antiguamente estas plantas maestras tenían una razón de ser debido a la densidad del planeta y la dificultad que teníamos para entrar en contacto con nuestrs propia sabiduría o para comunicarson con nuestros guíasen los planos invisibles, pero ahora, debido al aumento de las vibraciones de la Tierra y de la humanidad en general, es más fácil conseguir ese contacto y esa comunicación sin ayuda de las plantas. Por eso en la actualidad estamos asistiendo al principio del ocaso de su gran servicio en nuestro planeta.

 

FUENTES DE CONSULTA ACERCA DE LAS PLANTAS Y ALCALOIDES VISIONARIOS

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Entre los mexicas, cultura de la que mayor información tenemos, el tianguis (del náhuatl, tianguiztli) era el espacio donde se reunían un día a la semana 1os productores de sitios aledaños al lugar del establecimiento físico, para vender, comprar e intercambiar.La medicina tradicional constituye un conjunto de conocimientos y prácticas generadas dentro de la población, transmitidos de generación en generación desde la época de las sociedades prehispánicas, creadoras de grandes ciudades y centros ceremoniales, de una economía, una organización social y una religión complejas, que también desarrollaron una tecnología capaz de lograr la supervivencia y el crecimiento de la población. El comercio para las culturas prehispánicas fue una actividad económica de la mayor importancia, desarrollada por la mayoría de los pueblos, en sus distintos niveles -local o interregional-, fortaleció su economía, promovió el intercambio de conocimientos y propició difusión de rasgos culturales entre las diversas comunidades.

Entre los mexicas, cultura de la que mayor información tenemos, el tianguis (del náhuatl, tianguiztli) era el espacio donde se reunían un día a la semana 1os productores de sitios aledaños al lugar del establecimiento físico, para vender, comprar e intercambiar sus muy diversos productos. En el mercado se establecían los comerciantes que además de suministrar los productos propios de la región, traían de sus largos viajes exóticos frutos, ricas plumas y pieles de animales, cerámicas e instrumentos líticos de lujo y ceremoniales, piezas de joyería y por supuesto hierbas medicinales.

Con el correr de los años y hasta épocas muy recientes se ha venido designando como mercado al lugar permanente, con edificaciones casi siempre estables donde se pueden adquirir los satisfactores para la vida cotidiana familiar, mientras el vocablo tianguis se ha mantenido para aquellas vendimias semanales que se realizan rotativamente en un día predeterminado en poblaciones, barrios o colonias. En la actualidad estos lugares han

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sufrido los embates de la modernidad y el predominio de la cultura occidental y han ido perdiendo gradualmente sus esencias originales.

Por fortuna han ido surgiendo otros espacios que son los mercados tradicionales populares, que guardan una rica y abigarrada tradición. Son lugares físicos fijos o temporales en donde se da una fuerte articulación entre las esferas económica, social y cultural, pero también la política y la religiosa generando un rico y colorido lugar de convivencia humana, por excelencia.

En cuanto a la diversidad, México con sus 26, 000 especies, aproximadamente, es uno de los países de mayor riqueza en el mundo, en su inventario están representados prácticamente todos los tipos de vegetación conocidos y su aporte a la herbolaria se calcula -muy conservadoramente- en más de 5,000 especies vegetales con uso medicinal.

El universo de la herbolaria mexicana es infinito. En cada una de las regiones de nuestro país es posible encontrar en los mercados un área donde se conjuntan los puestos especializados en estos productos. Los lugareños son desde luego los clientes habituales que acuden en busca de la sabiduría de los curanderos y conocedores de las virtudes de las plantas y otros elementos que habrán de devolverles la salud, pero los estudiosos de la etnobotánica y aún los viajantes interesados en penetrar en algunos aspectos sustantivos de nuestras culturas habrán de encontrar sorpresas, vivencias y conocimientos sin cuento.

Herbolarios y curanderos, y hasta brujos y resabios de shamanes se asientan ahí al lado de sus costales y cajas de donde habrán de salir las hierbas maravillosas, los amuletos y componentes que habrán de curar no sólo los males físicos sino los padecimientos espirituales y las desazones amorosas. Igual se hallan las flores de árnica, las semillas de zopilopachtli, el anís estrella que los ajos machos que dan la buena suerte, los chupamirtos para atraer al ser amado que las veladoras que usan santeros y otros magos de la bienaventuranza. 

MERCADO MÉXICANO

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CAMINO AL MERCADO

“ LOS MERCADOS ATRAVES DE LA HISTORIA”

 México representa una parte importante de la economía nacional e internacional y a su ves un país lleno de historia y tradición  por contar. Retomando una historia tradicional y que hasta la actualidad lo seguimos teniendo son sin duda los Mercados, que se caracterizan por estar rodeados de coloridos entornos,  diversos sabores y un sinfín de olores.

El comercio ha sido una de las opciones que tiene la gente para enfrentarse a la pobreza o para generar riqueza, , los mercados o tianguis mas que un simple espacio de compra y venta para el abastecimiento diario, son una síntesis de la cultura y la historia de una región así como de la relaciones comerciales que tiene esta con otras poblaciones.

INICIOS DEL MERCADO

 Desde la época prehispánica existieron mercados importantes, a los cuales le llamaban <<TIANQUIZTLI>> lo que dio origen a la palabra TIANGUIS, se caracterizaba por ubicarse de manera semifijas en calles y días designados por uso y costumbre. En el siglo XV el tianguis se establecía en ciudades que tenían importancia, entre los cuales se encontraban los mercados de Huejotzingo, Tenochtitlán, Texcoco, Tlaxcala y Xochimilco.

Su forma de realizar cambios  de productos u objetos era por medio  de los lagos, una ciudad importante que conectaba algunos  puntos  era TENOCHTITLAN con cuatro barrios principales los cuales contaba con sus respectivos mercados, cuyos nombres eran:

     CUEPOPAN

     MOYOTLAN

     ZOQUIAPAN

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      ATZACUALCO

También existían jueces que impartían justicia en los tratos comerciales que vigilaban los productos. Las transacciones se efectuaban principalmente mediante el trueque o mediante de semillas de cacao, como dinero mercancía.

TIANGUIS DEL MÉXICO PREHISPÁNICO

En  1337, un grupo que no se sentía conforme con los terrenos adjudicados decidió buscar otro sitio  y se asentaron entre el lago y los carrizales, en una terraza (TLATELLI) o un XALTILOLLI, punto “arenoso” palabras de las cuales proviene el nombre de TLATELOLCO.

Establecimiento del mercado en Tlatelolco

 Los TENOCHCAS o MEXICAS controlaron el poder ideológico, político y económico; los TLATELOLCAS dirigieron el comercio y en 1428 luego de la liberación del señorío de AZCAPOTZALCO, los mexicas se reorganizaron para trasladar el mercado de Tenochtitlán a TLATELOLCO, ello originó el tianguis más importante del México prehispánico.

Un sector del grupo de los POCHTECAS, individuos especializados en el comercio, vendía e intercambiaba sus materiales y productos en el gran mercado de TLATELOLCO. En aquel tiempo el intercambio se hacía por trueque directo, ya fuera ofreciendo un producto por otro, o bien, cuando se trataba de objetos de gran valor, cambiándolos por cacao, por

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oro en polvo (en canutos), por hachuelas de cobre y ciertos textiles que funcionaban como una especie de moneda. Para mantener el control en el interior del mercado, los gobernantes del tianguis cuidaban que todos los puestos estuvieran perfectamente ordenados conforme a los productos que se intercambiaban.

Ubicándose en diferentes lugares por ejemplo:

 Los vendedores de animales, quienes ofrecían XOLOIZCUINTLES, o perros de los antiguos mexicanos, conejos, mapaches, armadillos, tejones y tortugas

Vendedores de aves  con plumajes de gran colorido; allí también podían obtenerse aves de rapiña, serpientes y carne de venado siempre presente en los banquetes de la nobleza.

Los puestos de comida preparada, donde las diligentes cocineras palmeaban las nutritivas tortillas que acompañaban los guisos de frijoles y chile; ellas ofrecían además tamales y atole, así como ricos tlacoyos rellenos de haba y frijol.   

A pesar de ser un poblado comercial dejo muy impresionado a varios españoles, uno de ellos fue Hernán Cortes, quien se maravilló al ver todo lo que se vendía y mucho mejor que en su país, los productos que el menciona en una carta enviada al rey Carlos V eran:

      Joyas de oro y de plata, de plomo, de latón, de cobre, de estaño, de piedras, de huesos, de conchas, de caracoles y de plumas

      Herbolarios, las raíces y yerbas medicinales ungüentos y emplastos

      Verduras como: cebollas, puerros, ajos, mastuerzo, berros, borrajas, acederas y frutas de muchas maneras: plátano, naranja, guanábana, zapote etc. .

       miel de abejas y cera y miel de cañas de maíz, melosas y dulces como el azúcar.

 El comercio fue extenso  y por los caminos no solo llegaba productos si no también usos y costumbres.

Durante la época colonial los mercados fueron transformados, ya que con la llegada de los españoles se ampliaron  las rutas y los espacios para la venta de productos.

En algunos barrios existían otros tipos de comercios como:

       AZCAPOTZALCO: En donde se dedicaba a la venta de esclavos

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       ACOLMAN: En donde se ofertaban perros de diversa raza en especial el XOLOIZCUINTLES,

       TEXCOCO: En donde se encontraba toda la fina loza y ropa en diversos colores

       CHOLULA: Donde se vendían plumas, piedras y joyas preciosas.

Incluyendo también la cultura azteca y los bazares del medio Oriente que llegan a América vía España.

EL MERCADO NOVOHISPANO

Los mercados se enriquecieron con los productos venidos del occidente, el mercado de Tlatelolco fue trasladado a la plaza de las Vizcaínas pero ya no tuvo el mismo éxito.

 A finales del siglo XVII el comercio en la ciudad de México  se fue dando por medio de gremios agrupados en determinados calles, plazas y barrios, como antiguamente  acostumbraban los antiguos grupos prehispánicos. Tales como:

CALLES,BARRIOS,PLAZAS OFICIOS

calle TACUBA carpinteros, cerrajeros, herreros

La PALMA los gamuceros

Barrio de San Hipólito, San Sebastián y San Pablo

los curtidores

Plaza  San Diego Los Canoeros

Calzada de Santa María  los alfareros

Otros  los panaderos, sastres, confiteros, peluqueros, pescadores

Surgiendo por primera vez el mercado del Volador, donde hoy se encuentra la suprema corte de Justicia,. En 1763 se inaugura el PARIAN donde los gremios comerciaban diferentes  manufacturas, en la última época colonial ya se habían establecido  “ESTANCOS”2o monopolios gubernamentales para la producción y el comercio de algunos productos como:  

       Tabaco                       Sal                               Pólvora

       Mercurio                     Nieve                          Pieles curtidas

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En 1793 se inaugura el mercado  de la CRUZ DEL FACTOR; al finalizar el periodo virreinal, los tianguis y los mercados se removieron en tres grupos:

1.- Correspondía al núcleo principal ubicado en  la plaza Mayor como el Parián, los Portales, las Flores, la Diputación y el Volador

2.-El grupo de mercados con cajones y puestos fijos de maderas ubicados en la periferia, como en las plazuelas de Santa Catarina, La Cruz del Factor y de la Vizcaínas.

3.- Consistían en un gran número de plazas  y plazuelas sobre petates, bajo las sombras sobresalían los tianguis como el de Jesús,  La Cal, Santa Ana, Carbonera, Burros, Mixcalco, La Paja o el maíz ubicado en lo que hoy es Pino Suarez. 

 EL MERCADO EN     LA INDEPENDENCIA

  1841 El gobierno inicia la construcción de un nuevo mercado el de San Juan, inaugurado en 1850.

  1863. Se edifica el mercado de la merced, sustituido más tarde por la construcción porfirista que marco el inicio de la modernización de los mercados

  1869. Se establece el mercado de la Guerrero

  1887. Se encuentran nueve mercado para abastecer a la capital . en el norte el mercado de Sta. Catarina, Sta. Ana  y Guerrero, al sur San Juan, al oriente La Merced y San Lucas, al Poniente Dos de Abril y San Cosme.

  1889. Se inaugura el mercado de Loreto

  1993 el mercado de la Lagunilla

  1912. Se edifica el mercado de Juárez, tras la Revolución Mexicana trajo un estancamiento en los mercados  y con ella transcurrir 22 años para su crecimiento

  1934. Se inaugura el mercado de Abelardo.

  1958-1964. Se edifican en total en México un total de 88 mercados durante el gobierno de Adolfo López Mateos.

 No cabe duda que los mercados o tianguis tiene su propia historia, la situación actual del comercio en la ciudad de México ofrecen un contraste  muy plasmado , por un lado el comercio   de las misceláneas, expendios de abarrotes, tiendas departamentales y por otro lado las grandes cadenas de autoservicios surgidos en segunda mitad del siglo XX.